Luego de la crisis económica del año 2099, nace un pequeño animal, fruto del trabajo en el Laboratorio Marshe. Con dientes afilados y tan duros como el diamante, poco a poco fue convirtiéndose en la mascota predilecta de las familias. Estos seres conocidos como "Mini-mineros" tienen la habilidad de viajar por el universo, explorando asteroides y planetas en busca de sustento, pues su dieta se basa en materiales exóticos y minerales preciosos dispersos por el cosmos. Al regresar a la Tierra, toman un descanso y defecan heces que contienen dichos materiales, convirtiéndolos en una fuente única de riqueza. La sociedad empieza a considerar dichos materiales como la nueva moneda de cambio, con un valor que depende directamente de los destinos intergalácticos visitados por el animal. Este sistema monetario, inimaginable en el pasado, ha transformado por completo el comercio, creando un mercado donde las familias prosperan basándose en los viajes espaciales de sus mascotas. Ahora las mascotas son quienes mantienen a las personas, no al revés.

Descripción del proyecto

Partiendo de la pregunta ¿qué pasaría si no existiera el dinero?, Nicolás exploró la ingeniería biológica. Dentro de los escenarios resultantes de la ideación, surgió la idea de crear un bicho capaz de hacer minería espacial. Dicho animal sería cuidado como una mascota, tendría la capacidad de visitar asteroides u otros planetas, comería distintos materiales con sus dientes afilados y fuertes como el diamante y, al volver a la Tierra, excretaría el material preciado. La moneda de cambio variaría en su valor dependiendo del lugar en el espacio que haya explorado el bicho. Este proyecto, teniendo en cuenta el cilindro de escenarios, se ubica en los futuros absurdos.

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La tierra desprevenida, por su trama que involucra la minería.