En el año 3000, la tasa de natalidad de los seres humanos es casi nula: la gran catástrofe dejó vivas sólo a diez personas y surgió entonces la necesidad de reproducirse. Nazaret crea la máquina reproductora de seres humanos que, lejos de ser un vientre, busca integrar características de otros animales con las personas. Esta máquina, fruto de avanzados estudios en genética y comportamiento animal, permite dotar a los humanos de rasgos comúnmente asociados con ciertas especies. Por ejemplo, una persona podría obtener el sentido de organización de una hormiga o la imponente dominancia de un águila. Las otras nueve personas, fascinadas por esta fusión entre humanos y otros seres vivos, ven en esta máquina no solo una herramienta de mejora personal, sino también un puente hacia la comprensión profunda de los animales con los que comparten el planeta.

Descripción del proyecto

Partiendo de la pregunta ¿qué pasaría si pudiéramos clonarnos?, Isabella exploró la clonación. Dentro de los escenarios resultantes de la ideación, surgió la idea de clonar el alma de los animales como una forma de hacer tregua con la naturaleza. Dicha clonación estaría mediada por una máquina por la que pasan los animales y salen sin ningún daño; al mismo tiempo, sale un ser humano con características del alma de dicho animal. Como en la película Tierra de osos, las personas entonces tendríamos características de personalidad –que normalmente se han atribuido sólo a los seres humanos– de otras especies animales. Según la niña, así valoraríamos otras vidas que durante millones de años hemos dejado a un lado. Este proyecto, teniendo en cuenta el cilindro de escenarios, se ubica en los futuros absurdos.

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Nunca me abandones, por su trama que involucra la clonación.