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 Imagen de referencia Cómics, manga y novela gráfica
Colección institucional

Cómics, manga y novela gráfica

Asómbrate y practica tu inglés con lo mejor de la narrativa gráfica en sus distintos géneros: aventura, terror, no ficción, romance, aventura y más.

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    • 16 de Diciembre de 2021
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Imagen de apoyo de  Catalyst Prime: KINO #5

Catalyst Prime: KINO #5

Por: Joe. Casey | Fecha: 2018

Alistair Meath, a.k.a. KINO, has been pronounced brain-dead. Or at leastthat's what Aturo's computers and lab techs claim. Inside Meath's mind is a swirling of horrific mind-bending layers all fighting to make sense. As Meath struggles to make sense of his reality, Gilmour and Coal work to uncover Meath's whereabouts. Is Meath one step closer to escaping his virtual prison? Or just digging himself deeper into the madness?
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Catalyst Prime: KINO #5

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  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Catalyst Prime: Superb #9

Catalyst Prime: Superb #9

Por: David F.. Walker | Fecha: 2018

Everything Kayla Tate and Jonah Watkins have been working towardhas come down to this moment. They've taken the hits, they've done the training, now they're ready to hit back with full force. Their mission to save their parentsand everyone else captured by Gomez's forces is reaching its climactic end. Foresight is about to learn not to get between two teenagers and what they desire the most. Especially when those two teens have superpowers. Don't miss out on the final issue of the second arcof Superb!
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Catalyst Prime: Superb #9

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Imagen de apoyo de  Catalyst Prime: Astonisher #6

Catalyst Prime: Astonisher #6

Por: Pop. Mhan | Fecha: 2018

After Magnus escapesthe mental facility with the help of Sasha and Adila, the three takerefuge with FBI agent Charles Cleaver. Magnus, however, is less than content to settle down in hiding and seeks solace in the familiarity of the nightlife. He gets a rude wake-up call when he sees his brother, Drew, living the life Magnus believed was his. Worse yet, his brother is still after him, and Magnus isn't ready to go quietly.
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Catalyst Prime: Astonisher #6

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Imagen de apoyo de  Hunters

Hunters

Por: Ramon. Sierra | Fecha: 22/09/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. _ --____ ----;z;z;--¡: ¡;::::. <:. (' ~ ? ?-<'"?J~--:jr------- PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA UD Serie 1. Bogotá, 22 de Setiembre de 1874, Número 3, Al\. DE. REVISTA DE LA CIUDAD. Con que al fin desperió el Fisgon u('spu ue un sueiío de largo ticmpo : "icmpre cl mismo, cUl'io'o co­me el que má. , ob ('nador r ávido de noticias. Al­guno ha dicho, y con l'azon : C:Il:íctel' y fig ul'a hasta la Rcpultura. En e tn ,ez e hn cncontl'ado en un teatro bi en di tinto, t!1 ha dCó'pertacl0 e11 un cementerio, rodea­do por todas p~rt e;;; de losa s pulcralef' , y cubierto con las sombra. de la muertC', tenienuo al frente el ángel del extC'l'minio, inexorable en su labor de de' ­truccion, pronto á arrebatar vidas precio as, como el huracan que con, u fu erz'l asoladora de pedazo. lo :\rbole'5, de;;troza los j ardi nes lll)dndo~e en 11 em­bate flores y renue\"os, botones que apénas han reci ­bido el aliento de la "iua para eael' inan en la noche ue la. etC'rnidal1. Cuad!'o pavoro o donde si se desliza un rayo de luz es para hacer resaltar la das figuras de huérfanos y de viuda, con mil deudos mú!', á qui ene el dolor y la afliccion lle::¡an de amar'gura y cubren dp lu to el corazon, Aye!' no más e: poeta del sentim ipnto, lluest!'o :!migo Fa­llon, uC'plol':\ba In muerte de la, señora. Dulores A, de Posse, y boy In. li ta de 1a defuncione se ha au­mentado con lo nOUlures de las señora Fau tina Po­sse de A, l;;iuora Loz:mo, y con el del simpá­tico jlÍl-en Oamilo An¡;el, miembro de una distinguid familiu, y cnya muerte ha sido generlmente sentiu,\ en e ta capital. El Fisgon c1C'~perl6 en la ta!'de de la .ida, quiso reh y emprender ue nueyo su carrera in,e~ti ga dora; pero al dar 105 primer()~ pa o. le sorprC'nrlieron las sombras de la nor']¡C', y sólo al pálido refl l:jo de las e trellas ]ludo contemplar la ciudad que él habla (lc­jado al abrigo de la dicba; muua y velada por la. g, >:\ Y el crespon. Mañana lo vel' emo~ r eaparecer ante una decora­cion nuC',a y animada_ Allí y rá que nI abrigo de la benéfica som]¡ra de la paz, lns hijo de Co­lomhia t¡'abajan :i porfía por 1:\ prosperidad del pa dando impu' o á las mejol'ls materiale y llev,1l1c!0 1 a luz de la in ~ tl'll ecio n á la generaciol] que se levanta; íer.í. empeñados á los di~t.il1guiuo ciuuadano en cu­ya mano hn confi:ldo el pueblo su poder, en fomen­tar el desarrollo inrlust¡ ial con el e tablceimlCnto de vias fél'l'eas, pr01l10vÍl'I1r1o la fundacion de 13111CO' y Imeiendo cruzar todo el pais con líneas telC'gr:í­Hcao;; cercn de 00 e5c11C'las C'n e, ta sola ciudad, oonde 4,157 niños fortalecen u inteligel1ci'¡ co., la in truceion y ele, an himno') nI reacIor del uni­verso; yarios establecimiento de instl'Llceion secun­dnria, donde ,e Lacen dpi(los en el apren ­dizaje de ca ' i tuda las ieneia ; un in tituto de ar ­t :r oficios para los p()bre~, y :i pocas legua de la ciudad, y en una magnillca quinta, una. eseuC'la doncIe lo jó,enes pueden ap¡'C'nder prácticalllentC', los "ono­cimientos Imis indisl'('Jl,'a bles ele la inrlu tri:! ngl'Íeola. No tendrá que nu rlar mucho ~in queIÍ. su po. o e cn­cuentro con el edificio de Santo Domingo, refol'mado • en toda su cxten, ion, en curo patio princip:!l, mil flo­rC's ue yariarlas formas y ma tices, le di pu tan la pree­minC'ncia :i la 1'0 a y :í, la dalia, ü la, ioleta y nI cl:!l'e l fi)rmando lo las un lila, aico encan tador, dc cuyo yer­de fondo lCY:\l1tn 11 sus corola. para l'e"ibi l' la bri sa húmeda qlle \lna fuente 1C'5 en l'la, brotando el agu'\ como lige ra I1m-ia por encima de \lna cop ¡ húbil 6 in genio amC'l1te cincelada. En ]:¡ plaz'\ de la C 11'titucion poclr.i contemplal' b :!ntigua Ca. n de correo., cOIll'('rtirla hoy 11 un ed ifi cio cómodo r el egante, d C'eorado con Ulla eomia. que el lIlal g\l~to habia mant,~ nido oculta por tanto tiempo; y si dirige la yi ,ta al Capitol io, obra quo di ­rige C'I in te ligen te y mode 1,0 Olar:!, se llenani de orgullo al considel'at' que en esta capital pueda al fin t erminari;e un erlifieio de tales proporcione, cuyas primera muestra del hermo"o fri o r arquitmve y las ::olumna jónicas que forman el pórtico, ltadeil conocer d e5l1e ahora, cuánta no ser:í la elegancia y belleza de e. ta ob¡'a, la cual una vez terminarla hará honor al pai s, Haciend frente al Capitolio e levanta airo a la ca. ¡. de Gutiérrez Jie to, y luego en dife­¡' entes calles eneontnrá la ca a de Ospina, Dávila, l\Iogollon, Suárez, Fon<;eca, obms de reciente con<;­t ruccion, ) q uo sirven de adorno á la ci udad, Hallal'iÍ. adoquinada. la calle nal y In de In. Oapuchina, y en via. de serlo la de Florian ; macadamizadas las de la. arrera. y la. quc de la plaz:l. de la OOD<¡titucioll conduce á la de los i\Iártire ; á donde de seguro no llegad el FisgoD, sin habc¡"o detenido ántes á contemplar el hermo o arco escar"ano de piedra, le­vantado sobre el rio de San Francisco, por el acre­ditado ingeniero Ponco de Leon, y entónce no podrá prescindir de ir á VOl' lo" otros do quo sobre diebo rio ti ene easi concluido' el mi.~ tUo i y u ph-cer llegad al colmo, cuan de al al' por a calle de "La arTer,l," se encuontre en la plazuela macacla­mizad~\ de , an Ag u~tin, sombreada. por dos hilera d frond()~os árboles, didúida por un riach uelo á cuyos lados se construyen boy murlllla , que bnb!',ín l' dC'tener la. fuerza clestl'uctora con que la corriento baja á veces, furio'a r cargada de pi eu ra y de louo, Pero qué dil',í cuando I'i"i ite la f.ibrica. de :ieido sul­fú!' i o y 1:1 de dl\ tilacion de li co re , ob~el'\-e la refor, ma que e e. tá haciendo en el lo al de S m Franeisc y In q\l(' han alcanzarlo lo C'stahlC' imientos do B e­neficencia, parti cularmente C'l IIo pital y el IIospiei , donde un1S pocas IIermanas, ll ena, de sublime abne­gacion, )" animau[\ ' por el mác¡ noule sentimiento, rinden el culto má aceptable á Dio, qne'n:tll rlo in ­eien<; o sobre la' nra de la ~al'ida<1; cntónce;; podni C0nvcne('r~e de que Bogol<í no C' la necnípolis, dO:lllo pOI' un momento creyó baILIl':e; c¡ne, i n.quÍ como donde quiel'J hay una p1\'te de la ociedad mísera y de ,¡¡Iidn, \'ario" sugelos I espctable y :Z). Lo que es e tal' ocioso. 08 hallábamos de::;ocll pa· dos un dia, conversa ndo de mil tIifercntes cosn~ , en una tienda de baté, y no . é pOI' qué circu ns tanci a o atr:wesó el nombre de Muzo y us min as. Esto di,) márgen para '1ue uno dij que t enia mudlOs do­se03 tIe conocer aquello, para q ue otro a.- r egase q uo tIo muy buena gana i ria, el t er cero que él t enia uu aSll1lto que arreglar por allá y , por ú lt.imo. para que 61 mús desocupado (q ue era un humilue ser vidor do us t ed) dijeEe que contal'an con su compañía. El viaje quedó :uTeglado, y al terce l'O dia, despues de haber preparado ranch o, li cores, chocolate y ci­garros, 110S pusimos en marcha más contentos que e tudiantes en vacaciones. Pasamos el camell on que conuuce h ácia el !orte, y que atraviesa uno tIe los valles mlls fértil es y her­mosos que ti ene la altiplanide. Aquel vall f', tan va­lioso hoy, cubierto de dehesas, semente ras de papas, maiz, trigo y ce b ~ dn, saipi cndo de cas itas con huertas que las rodean, y ll eno de animal es que pas­t an par todas partes , forruando todo aquello un cua­dro b ermosÍt;imo y lleno de animacion. Despue de haber pasado alguna parte de camino por el cerro, empezamos el ascen o del volador <1e Fú­quene y desde allí contemplamos el lago y sus exten­sas ribereñas comarcas. Este lago, descrito ya por otros viaj e ro!', se extiende á la derecha como un grantIe es pejo que copia el ci clo, ora diáfano y bri­llante, ora l'evuelto y oscuro. De. de allí se divisan lo;; campos de Oucllnubá, parte de los de Lengllasaque y á. la márgen del lago los que corre ponden á U baté, Guachet á, Ráquira, Tinj acá, Ohiquinquirá, Simijaca, Susa y Fúquene. Puede calcularse cuán hermoso será aquel paisaje, visto desde la cumbre del cerro. Vense allá las diferentes casas de las haciendas ri­bereñas si tuadas en las faldas de las colinas; acá, laS filas de sauces que parecen nacer de entre las aguas y que se miran en ellas; en otra parte el rio serpen­teando pOI' sobre una verde alfombra para ir á per­der¡: e en el lago. Hácia el frente los o curos r oble­dales que forman las azulosas montañas de Quic:l­gota, San Onyetano y Sema, y por último, al pié del espectador los ranchos de los indios pescadores y sus sementeras que van á confuntIirse casi con las aguas que las humedecen. Si á este cuadro quiere el lector agregar el pueble de Fúquene, compuesto solo de su templo y unas pocas casu..", situado en una pec¡ueiía falda; una quo otra barca que suavemente se desliza al impulso de su remero; los ganados con urnitIos en­tre los pantanos con la cabeza alta en bus ca. de laa hierbas que las orillas crian, algunas garzas que cru_ zan el espacio con vuelo tardío; un cielo despejado y un sol brillante completará este bellísimo cuadro, Acaso no esté muy lejano el dia en que la columna de humo de la. locomotora (no locomotiva como es­cribimos varios) rodee el lago por las faldas de Sema, punto senalado hoy como trazado para que el ferro­carril riel NOI,te salga al valle de Saboyá. y ya que se habla de esperanzas, bueno es consignar aquí c¡ue el emprendedor 5eñor José M. Sara vi a Feno, dueüo hoy de todos lo pantanos de este lago 6 de su mayor parte, tiene entre ma:lOS la lucrativa empresa de dar salida á las aguas excedentes á fin de utilizar los in­mem~ os terrenos que los de bOl'des inundan é inuti­lizan, sobre todo en invierno. Ouantiosa será la suma que en aquello se gaste, pero tambien es cierto que la utilidad recompensará el esfuerzo. Llegados á la cúspide del cerro que forma el vola­do?' ,tuvimos á la izquierna el valle de Susa. y Si rni­jaca, de no mén')s belleza y alegre perspectiv3, y des- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - LA TARDE 19 ;:ues de un su:\"e descen o pu imo nuestros caballus á galope en la llanlll·a. Quien baya pasauo alguna vez por entre la au- ~edas de imijaca no la,> olvidará jamas. Imngín e un ~nm~llon amplio, com de média )Pg'w, ele larg , per­fectamente plano y en med io de un'\ pared tupi {);L de verdura; pero qué venlura ! La que prodllc n lo. uño- 60S sauce de recto- tronco, largas melenas, murmu­llo melancólico y a pecto impático. auce- que su,;­piJ'an al deiar.-e e tremecer por la bri , y que sue:­tan U " amarillenta b ajas en f0rrna de encll rrujadcs bilos para que vayun .1 alfl,mbrul' el suelo. Imagí nense los pa tos nul.3 verdes y tiel'llos vi -tos por en tl'e 10- tronco y los 1'0 ale- que crecen á la orilla de los va­lIados; tdigase á la imaginacion al go de eso de que se Jena el alma :tl entrar en un templo solital'Ío Ó Ulla 'Arboleda umbría, pero. in más con,pañia que uuo mis­mo, y se t endd un'\ itlea de las sauceda de imijacn, que van e trecb:lndose en fuerza de In. perspecth-a á medid preci­picios con la velocidad de las piedras que le arroja­ban. El baberse enredado en lo,> bejucos de unos árboles que coronaban aquellos precipicios fué lo que le salvó la vida, pero no una pierna ue la cual ll\led6 cojo parJ. to'la su vida. Desde entónces se llama aquel punto de la peña el 8nlto de Olaya. En Simij<\c!l, despues de un refl'igerio, dejamoS nuestros cahallos y en las mula que p!lra el efecto traiamo<" emprendimos el camino del monte que con · duce al pueblo de Bucnavista á donde, despue de un largo descenso por entre p<Ír:11110 solitario y nu­LIado y luego mont.aña fangosa, llegamos al termi­nar el ciia E-te pequeño pueLlo sentado en un de,eanso de aquella escaler.\ qur' de. cicnde 'in interl'Upcion elesde la Boca delmont3 11 ¡..:ta cIrio Cantino, es como too dos los que se encuentran en situaciones emcja.ntes : sin suelo en donde edificar m.l", p bre y escaso de ecursos. Sólo la ig;les ia y unas pocas casas pajizas orman lo que e Il:lma el pueblo. AlIi empieza el límite entre la temperatura fda y la média. L,) primero arboles de plHano, los fra­gantes jazmineo; y la~ alegres anémonas anuncian que ~mpi e7.a la tiena caliente. Se me olvithb:1 un r eq\liii ito. Pido perrlon, lector benévolo, pOl' habel'lo traido durante un dia ('n com­pañí: 1 de \:lri03 viajeros in hacer la pre entacion d ~6tilo. n"y no se puede, á usanza europea, tra tal' á nadie in q\le haya sido ántes presentauo por al gnn conocido. Pero esto con i tió en que pOI' la precipi. tacion del viaje todo se olvidó y luego, como hemo Tenido tan ent.retenidos, ni en la, cuenta cai de tal formalielad. File bien, los cuatro viajeros son, un señor robusto, gordo, muy gordo á quien llaman Bl~· c1101I, otro señor hermano, idem, eadem, idem, á qui('n ll:unan del mismo modo, quizá por padecer d~1 mis mo mal. Estos dos j ó venes (in illo tempaTe) el'an y son gente sumamen te fr.mca , li;,tas para. 13 divel ion, el chiste y buen humor, y amables has. t:l donde se puede ser amable. Era tambien el otro, un jóven de imaginacion indagadora, de genio audaz é inquieto, amigo tan pronto de ai s larse á UD estu­rlio, como de emprendel' una broma y llevarla al cabo inmediat.\mente. Y el cuarto era ...• no; es un hu­milde scrvi(lor de usted. El muchacho de estribo 'y d emas servidumbre no merece presentacion; pero sí será bueno advertir á usted que el jefe de los arrie­ros era un h ombre ladino entromelid y amigo de meter su cuarto á e'padas cuando los s .:ñores esta­b!\ n conver:ando, sin que por esto dejara de ser hu­milde y servicia l. Abara sí será bueno que continuemos la marcba De,pue- de una noche tr,l11f)uila emprendimos el des· censo al dia siglliente pOI' ent;'e fang;aks profundo' ~'de s filaderos peligro> os, hasta lIeO'ar ca frente de Turtur, sitio que no deja de tener su importancia eu la hi -toria de la conqui.3b, pues fué donde pe­netrlÍ en 1540 el denodado capitan L'I Lanchero á someter á los musas y cJUmas, tribus belicosas y con­siderable.; y de las que más trabajo dieron pam su sometimiento. Figuróse Lanchero, á quien en>Íal"On á espe-dicion p rque ('11 Santafé le temian, que emprender de e'itas campañas era lo mismo que pelear en guerra n;-glllarizada, y que nada le costaba ser valiente y triunfar, comu nada le habia costado tumar á saco lÍ. Roma ú órdenes del condestable de Borbon. Y Ter­dad sea di cha, se llevó un clavo. Dícese que este sol­dado era de e tirpe clara, y que solo la fama de las rique7.as del J uevo Mundo lo hizo dejar al empera­dor Cárlos V, de cuya guardia era capi tan. Cuarenta hombres de infantería y uno pocos de cahallería formal'on el ejérr;i to que tenia que hallér­selas con millares de indios de los más aguerridos y dominadore- de los parajes más agrios y montañosos. Quien no baya viaja o por nuestras cordilleras no puede tener id ea de lo que es un camino malo. pero verdademmente malo. El viajero por lo reguiar va cün el credo en la boca temiendo á cada instante ro ­dar por un precipicio 6 quedar cuando ménos sumido ha ta el gollete entre el balTO. De pues de mil tl'abajo de los cuales habiamos sa­liuo sin gran novedad, llegamos á una palizada en donde las mulas habian de pasar haciendo maroma puc al errar una pisada, mula y gineta iban á d:ll~ quién abe á. dónde. Al llega l' allí nos miramos todos las caras como para preg;untarnos por dónde nos entena riamos mé­nos. 1\1i compañeros se apearon, tomaron 6US mulas de d tro, y empezaron á bu car alguna orilla auor­dable. Yo, que tenia coufianza en mi bestia acordán­dome de ';1n adagi,o de los al'l'ie¡'os SocolT~nos dije: á los barnale- y a las .... -Por en m3d1O no se bote! me gritó un compa­ñero, pel'o en este mom nto i prt'ruum ! hizo la mula al caer en un verda(let·o océano de burro. -:- bdre mill y señOl'a de Chiquinquil'á! gritú el arrle¡'o. Tente! tente! Aflójele la rienda, gl'it6 otl'o. Aquella batahola fué horroro-a. La mula al verso en tal itll'\cion biza U:l e -fuerzo supremo y dando un acudan violento fLlé á. dar de un salto sobre una piedl'fI, y )'0, p"rdido- ya lo') e. tribos, salí tambien per para olro lad,), q nedando sumido entre el barro ha ta el pe;;cllezo. ' (Ccn¿·inl);(uá .) J. D.\vID GUARIN. EL CENTINELA DEL POTOMAC. 1 Na la acontece en la. exten·lid .\ líuea Del Potom'\ ~. '1' ;111 solo 01 centinela Qu gu'\rd,\ fi I u limitado e'pacio De un guerrillero ocul to ell la maleza • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 20 LA TARDE Muere al tiro fatal. o es nada. i Aca o Un hombre más se cuenta en la pelen? o es jefe el que sucumbe, es un oldado Quien solitario al e tertor se entrega. II ada esta noche en la extendida línea Del POt0111::1C sucede. Alegre sueña El dormido recluta. Olara alumbra. La. luna del otoño blancas ticnda , y arden los fUE'gos del vivac. Suspiros Trémulos da la brisa cuando juega Con 1m; hojas del bo que. El campamento Oentcllantes custodian las estrellas III N ada el silencio turba, sino el lento Paso del avanzada, que á la peña Va y vuelve ele la fuente, y en ~a cuna Piensa del niño y en la madre tIerna y del monte apartado en la cabaña. Flojo el fusil mantiene y su morena Faz baña el llanto al murmurar un rezo Por sus dormidos hijos y por ella. IV Igual parece que la luna hoy brilla Que aquella noclle azul de primavera En que el callado amor brotó del labio, y un juramento murmur:lI1uo apénas Para icmpre bastó .... Rápido enjuga Oon el brazo sus lágrima", y l\prieta. Oon fuerza el rifle al corazqn, ilueriendo Así, aunque en vano, dominar sus penas. V Pas:l. la fuente y el rasgado pino Con tardo pié, y hácia la opaca selva Sigue avanzando entre la luz tranquila ¡Oyes!. " . ¿ Será el rumor que en la floresta Produce el viento? ... '1 Es rayo de la luna. Ese lampo fugaz que mi ojo ciega? ¡ Fué un tiro! i Adios ! i por siempre adios, María! La sangre escapa de las rotas venas. VI ada esta noche en la extendida línea Del p(ltomac sucede. l\1uda reina. La paz en torno que interrumpe e l rio Oon su pet'petua voz, miéntras la muerta Faz del olllado el húmedo rocío Baña en ilencío, y solo las e trellas 00ntémpla111e piado as .... Ya su guardia 'Terminó para siempre el centinela. e BATIBOR.RILLO O BATURRILLO. Nuestro cofraue el (( DiaTio de Cundinamar • ca," al darnos su galante saludo,dice que tal vez por error tipográfico apareció el vocablo batibo- 1'rillo, que no es sino corl'upcion vulgar ameri­cana de batu?"?'illo, que es la palabra castiza. Debemos coutestar que en el uso de tal vocablo hubo intencion y estudio y que por tanto el ca­jista no tuvo parte alguna en aquello. Viendo que por lo general entre nosotros se dice im­propiamente batibul'rillo,quisimos presentar una palabra bien parecida para que así se corrija con más facilidad el defecto, tanto más cuanto que los dos vocablos en disputa son sinónimos en todos los diccionarios em pezando pOlo 1 de la Academia. Tu vimos en cuenta tam bien que escritores de grando autoridad han usado así aquella voz como podriamos demostrarlo en caso de necesidad. Para concluir esta explicacion, quo nada de agradable tendrá. para los leetoros, dirémos que solo el desacreditado diccionario compuesto por una sociedad de literatos, no trae ?ATfBOnnr­LLO, acaso por aquello de que en caso~de herrero asado?' ele palo. PE D R O. (CONCLUSION). Pedro Aubel't estaba de pié en la popa de su lan­Cbll, fijos los ojos más que nunca en la ca;;itn. Evidentemente babia en todo aquello una noveln. Al momento hubiera podido descubrirla pregun­tando á cualquier vecino, á cualquiera vecin::l, y acaso pariicularmenta á la Oesarina. Pero por gt'ande que fue e la impaciencia de mi curiosid,td, me dije á mí mismo: -Aguardemos .... Nada quiero saber como no sea por el mismo Pedro! Quince días despues h::dJ¡ibame con mi patl'On á bordo de la lancha. Hacia una noche hermo bima: el ciclo estaba todo tachonado de e",trel!a::" la mal' sere­na y transparente corno un espejo. El grumete y el marinero dormían en el banco, ínterin In. brisa penni­ti ese echar las redes. Pedro, de quien ya me había hecho amigo, vino á sentarse junto á mí sobre una vela y tomó la palabra en estos térm inos .... ó á lo ménos casi en estos términos, pues tal vez no lograró conservar á su narracioll la delicada flor de su tiernn y patética sencillez: VII Desea mted saber por qué no estoy alegre... la causa es muy sencilla y acaso le hará á usted sonreir­se, pero no illlporta.-La diré Amo á María! •... acaso era excusado decirlo, pues bien lo sabe usted •... i Oómo ha nacido este amo!" en nuestra almas? ... Sin duda Dio le puso en ellas dcsde el momento en que porque )¡\ verdad es que áun éramo muy niños cLlando ya nos amábamos y nuestro amor ha aumentado con la edad .... Siempre se nos veia juntos en el mismo surco, al pié del mi IDO árbol, en el mismo rayu de luz, en la misma ola! ..•. -Primeras palabral', prime­ros juegos, primeras lágrima.>, primeras sonrioas, todo nos fué comün. Ouando habiamos e tado largo tiempo sin hablar, y uno de no (ltros hablaba de pronto, el otro decia al momento :-" Estaua eguro." 'rentado e toy de creer que tenemos un mismo entendimiento, una misma alma .... ancianos hay en el pueblo que lo han dicho muchas veces. En un mismo dia hemos hecho nuestra primera comunion, al mismo tiempo, uno junto lÍo otro: todas esta cosas unen, créame us­ted. Ouando empecé á ir ai mar, nunca salí sin quo ella roga_e por mi feliz regreso en la cruz de la playa; nunca volví sin que ella entra e en el agua hasta la cintura para abrazarme más pronto: luégo la. cogia yo á cuestas, y la llevaba hasta el arenal, donde todo era risa y algazara. Oh! í, ¡LUY felices hemos sido de niños! Dios mio, ¿ porqué pasan tan pronto esos harmosos años? Nuestra juventud tampoco fué mala sin embargo, en invierno, siempre juntos en las veladas; en prima­vera, siempre juntos en los fresales; juntos íbamos- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 21 en verano á la ieg-a, juntos en otoño tí coger la ave­llan3. Pue y los dio de fie~ta ! Cuántas veces h bailado en corro con mozos y mozas del,.pueblo María y yo! Cuúnta vece' nos hemos vuelto 010 por los campos :~ la luz de la luna! i Qué l' promesas para el lWrv nir, qué e peranzas del paraiso, que, 1u ermoso uen- o .I .... Luégo lle"'ó la cdad de tomal' e tanda .... ni uno ni otro hubiér:lI11os pen-ado en ello, se lo a. eguro á us­ted: no nos conia prisa .... éralllo tan felice ! pero los demas en nosotros y el primero el eño!' cura. -Corriente, dijim María y yo ... pero i qué nos importa? ya no podemos querernos más. ! La co a, inombargo, ofrecia algunas dificultade . La madre de M aría era rica, y yo no, y ademas era huérfano: mi hermano mayol' Cesór o me habia creado ••.. i qué buen hermano! .... el fué quien con el señor cura fué in rodeo á tratar con la madre de J\IaI'Ía la cue tion ue ca ~ amiel1to. -Firme propó ito me 'tenia hecho de que mi hiju se babia de ca al' con uno que tuviese tanto como no otro, pero ¿ qué le berno de hacer? ... María y Pedro se quieren tanto.! .... Razon tenia la buena anciana! •... VIII Al llegar tí esta úl tima frase, un sollozo ahogó la voz de Pedro y una lágrima a omó á ~u ojos. Puro era hombre firme mi marinero! Apénas ba­bia teviJo yo tiempo para apretarle la mano, cuando ya habia recobr~do su dominio sobre í m , pro· siguiendo en e tos términos: . . .. .. . .. .. . . .. ... .. .......................................................... .. -i Con idere usted si e tariamos contentos María y yo! y mi hermano Ce áreo .. y el eñor cura .. y todo el pueblo ... porque éramos generalmcnte muy querido. Ya se \'e! es uno tan bueno cuando ama! Fué aquello una fic tao .. Luégo llegó el dio de to­marnos los dichos ... Oh! qué dia aquel! por desgra­cia fué el úl timo fel iz para nosotros. :raturalmente aquellos días yo no fuí á la mar; tambien Ce áreo qui o quedarse, pero la esarina exigió que saliese .... Alguna la han acu ado por esto, diciendo que el trabajo en días de fie ta trae des­gracias •. pero es una inJ ticia. La Ce orina era ma­dre •.•. tenia que mantener dos niiíos pequeño y era preciso ante todo traer pan á casa! El día se pasó bien inemb [\rgo: á la caida de la tarde el cielo se cubrió de nubes; todo anunciaba borrasca ... pero no pensábnmos en los que c taban en alta mar .... la felicidad no hace egoista. Bai­lando estábamos cuando de repente brilló un relám­pago •... lu.é go , \} oyó un trueno terrible .... luégo una gran gntena .. -Una barca en la costa ..•. en peligro de perdi cion •. " la barca de Ce áreo ! Ya. estaba yo en la. playa. Qué tempestad ~. . .• Jamas ...• no, jamas se ha~ hia visto otra igual! Yo hice todo, absolntarnente todo lo que un hom­bre puede haccI' en tal ca O •••• 'fres veces me arro­jé á la Ular embr!l.Veelda; á la última estuve á pique de perecer .... me sacaron quebrantado, sin sentido, ca i muerto .... Pero no., .• no •••. ah! no em yo quien debia morir •... Era Cesáreo! Cuando volví en mí, lo ví á mi larlo tendido entre las peñas, todo en angl'entado .... Apénas le alcan­zaron las fuerzas para decirme: -Pedro! sé el hermano de mi mujer, sé el padre de mis hijos! -Cesáreo, le respondí, te lo juro! y á lo ménos murió tranquilo. : IX Bien conoce u. ted que este suce o ió los preparativo de la bod:l. María y yo nos habíamos dicho al de pedirnos :­na ta 1 uégo. Al vol ver á casa, abracé tí los hijos de mi herma­no •... á mis hijos. y dí la mano á. Ce arina. Tan ligado e taba con ella, como si nos hubieran unido todos los contrato dcl mundo. A í tran curl'Ícroll sei . y lo vecinos empczaban á hablar nuevamente de mi interrumpidas boda con María. Pero no sé por qué ... sin duda por un secreto pre­entimiento .... no me atreví á desplegar sobre esto mi labio •... ni con la esarina ni con la madre de María. Ella rué quien me habló la primera. -Pedro, me dijo, has adoptado á los hijos de tu hermano? -Sí, tia Juana. -i y á su mujer tambien ? -Tambien. -i Enteramente? -Enteramente. -¿.Tu intencioll es pues no abandonarlos Dunca 1 -N unca •... Se lo he jurado á mi helmano mori-bundo. Siguió un breve ilencío, lleno de angu tia para mí. -Escucha, Pedro, repuso la anciana. E. toy muy léjos de oponerme á que de~tines ti. la "inda y á IOti huérfanos una parte del producto de tu pe ca ... tan grande como te lo aeon eje tu buen cOl'uzon ... Ya. ve::! que no es el interes lo que me mueve ... Pero conoz­co muy bicn á la C~. arina ... y dejar que mi hija va­ya. á Sl¿ casa Ó ver á la Cesarina instalarse aquí .... oh! lo que e eso, jamas! Estas últimas palabras abrian un abismo delante de m pi ••.. yo tambien conocia. á la Ce orina ... Yi) tambien comprendia que cra imposible que aqueo llas do mujer~s vivieran junta. -Tia Juana, murmuré inembargo. -No me opongo á vue tra boda, prosiguió con lenta solemnidau la vieja labradora.; te digo la con­dicioll que pongo para ella y nada más. Ya .abes que no tengo más que una palabra y una volnntad ! y es co a de todos sabida •... la tia Juana es una mujer de las que se ven pocas. -DecíJe pues de tu uerte, añadió, y de la de mi hija 1 Levanté la cabeza •... Allí estaba i\IaIÍa. mirán­dome de hito en hito. • Era p . ó cometer un peljurio Ó perderla pal'a siempre. ¡Oh! no comprendo que se pueda sobrevivir á mo­mentos como aquel. ... Los oído me zumbaban co­mo en una. fuerte calentura .... llamas rojas y azules me po aban por delante de lo ojo •. me parecia que me estaba ahogando •... mi cabeza, mi corazon, mi alma, todo e me figuraba que iba á tallar á la vez. -Pedro, repi tió la tia Juana, ¿ Quie-res vivil' solo con la CesarÍna? ¿ Quieres vivir sin ella aquí? Elige. D pues de una lucha horrible conmigo mismo, re pondí con firmeza: -Tia Juana, cumpliré lo que he jurado. X Sinem bargo, en mi delirio sentí la mano de María estrcchar mi mano y oí su voz quo murmuraba en mi oído: -Bien Pedro bien •.•• eres un hombre honrado! Durant"e un año entero me repett. estas pll l a b ras, que me han parecido la esperanza, si no la pro~esa de que Marí~ lograria con el tiempo ablandar a su madre. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 23 L A TARDE Esto me decia, sí, pero evitaba encollLrarme con Maria. En aque lla época aun éramo jóvenes ... y yo p~d(> e ia tanto I r rt\r I darme V..I.lor miraba á mis hijos, los abrazaba, cdoblalJa d o cal'mo bácia · llo s. , ... i Ay! eran á mi lado los únieJs obj e to de mi amor. .A veces sinembargo hauia. m omen ' os .•.• momen­to' en que me sen tia impulsado p o r un ciego frene í IÍ. !' e chazarios, como la causa yiva de todas mis pen:ls, c o mo el insuperable obstáculo tÍ. mi fL'licidad. i Pobres niño~ ! pronto me volvía la rallon ; pronto me anrmaba en el cumplimiento ele mi deber. lli e n sabo Dio~ que tC'ngo en mi con c iencia la segu ­ridad d e baberle cumpli rlo bi tm, r mi hermano Cesa, roo, que me mira desde el cielo, debe estar contento de mí. i No es verdad, ca~lalI('ro, no es verdad? stod me ha vi to.... oy para la Cesarina un hermano como hay pocos .... Soy para los b llérfanos un verdadero pad¡'e! Creo que los quiero doblemente p orque son los hi­jos de Ces areo, y pore¡ ue son el recuerdo iem pre aca­riciado de mi eterno dolor. Pcro "oh'amos á sus primero dias, tÍ. lo;; ¿ias que , ignicron ,í aquel en que salí huyendo oc la cabaña. de la tia Juana .. , . En la época en que Molría y yo no nos habiamos aÍln vuelto tÍ. bablar. i Cuintos meses pa aron a í? lmp me bu-biera sido decirlo C'nt6nces. , .. pues me sen tia como alelado .... como una especie de idiota. Mi pobre corazon sinernbargo empezaJ.¡a :í. calmar­se, tÍ. adormecerse con el tiempo .... Cuando llega á lllis oídos un rumor : ~Lll'ía se ya :i casar! ¡Oh! cómo conocí entónces que la amaba con tuda mi alma! Entónces la busqué; acaso ella por su parte me buscó tambien, pues es lo cierto que nos encontramos una noche cara tÍ. cara en el camino que va á TI'ou­ville. i Oh! ni aun tuve necesidad de habla¡" pues me leyó en los ojos la pregunta. que iba á hacerla y me respondió: - la verdad! Luégo añadió precipitadamente: -Pedro, soy tu novia, siempre tu noV'ia .... y has­ta que tú mi mo me digas: cásate con Santiago, per-maneceré s0ltera .... Pero mi madre me suplica ... . mi madre es muy anciana .... está muy enferma ... . Acaso es un deber en mi obedecerla., ... No pude reprimir un gri to de dese peracion. -Pedro! exclamó María anegada en llanto .... Te amo .... DO puedes dndarlo .. , . te amar é miéntr~ viva .... Pero no puedo siuembargo por tí dej:w mo· rir á mi madre! Aquel grito de amor filial, no ménos doluroso que el mio, hubiera debido caer á su.~ piés, COIl . euti!' en lo que me imploraba y gritarla yo mismo: i gna­cion y valor! Pero no .... no .•.. yo habia p erdido lacllhe· fia •••• y prorrumpí en duras reconvenciones, odio­sas amenazas y l oco arrebatos. -Mal haces, murmuró dulcemente María, mal ha, ces .... pero no puedo ofenderme porque hablas así por exceso de amor ... Pronto recou"arás la J'azou ... pronto .... ConflO en ello .... r entónces mo darás mejor respuesta .... La espe raré. y me dejó, sollozando y q nebrantado, en la orilla del camino. XI En efecto, pasados algunos dias, reflexioné. No pudiendo ca arme con ~hría, tenia yo por ven­tUI'a el derecuo de impedir u boda con otro y de condenar así, de un solo golpe, á la hija á la soledad y á la madre al sepulcl'o? Por otra pnrtc, yo ,eía que todos en derredor de mí COI o;ian mi conducta y lajuzJaban desfayorable-mente. adie se acercaba á llablarmej nadie me alar~aba la mano como án Alguno, ineOlbargo se decidieron á acon ejarme va lor y re- ignacion ; otro.':I ap e laban al s~rcal'smo, compllrándome al perro del horLclano, que ni come ni deja. comer. A vece oía yo decÍ!' á l:\s mnjere del pueblo con cierta intcnclOn, cuando pa. nba pOI' junto tÍ. ellas: -La tia Juana igue mal esta noche .. , . mucho peol' que ayer. Llegó al fin el turno dC'1 señor cura, que me xhor­tú paternalmente con )a santa autoridad de la rC')j- • glOn. Aun no me atrevia, aun no queria, aun no podia , ceder! Por último mI:: dijo la Ce arina : - T O habrás cumplido completamente)o que pro­meti ' te:í tu bermano, no serlls verdadera01cnto el padre de mis bijos, ha ta que tú mismo autorices á lIIaría tÍ. ca ar3e con otro. Aquella palabra me decidieron .... aquellas pa­labras sonrieron á mi dolor .... Hay momentos así en la vida en que parece que uno se recrea en hacer sangrar su pobre corallon ya en angrentado .. en que, á fuerza de babel' sllfl'ido, acoge uno con loca alegría. todo lo que puede hacerle ufnr má . En el acto resolví devolver á Mu.ría su libertad. Pero ¿ cómo hacerla saber mi resolneion 1-Verla, hablarla, era un sacrificio superÍvr á mis fuerzas ...• -La escribiré! dije para mí. XII Con esta intencion compré un cuadernillo de papel de cartas, me encerré con llave en mi cuarto y PUS& manos tÍ. la obra. Aunque apénas sabia escribir,~eran tantas las ideas que lJUllian co nfu amente en mi cabeza, qlle mi mano­cubrió en un momento de gruesos cal'até¡'es las cua­tro carillas. -Bien, bien, dije entre mí, no es tan difícil como , yo crela. Pero cuando leí lo que babia escrito, advertí estu­pefacto que no era aquello lo que yo hubíera querido, lo que yo hubiera debido escribir, ni por asomo. y volví á empezar. Otras cuatro p:íginas escribí .... pero que tampo­co eran la expreslOll de mi pensamiento, de mi deber. -Borremos 10 que sobra, me dije, y veremos lo que queda. En aquel la f'egunda lectura, despuef. de releer ca­da frase, me paraba un momento y la tachaba. y en suma, tanto tacbé .... tanto .... que de las cuatrC' carillas no quedaron más que estas tres pa­labrn~ : " Cásate con Santiago." . Ay! i' Y qué más podía decirle 'l XIII Transcribí, pues~ este supremo adíos en un tercer pliego de papel. i Cuánto tiempo emplee en doblarle, en cerrarle!. • Luégo con mi carta en la mano, eché á andar. Ya e taba e:cdta, pero aún no estaba. entregada .. _ Esto era 10 más terrible! ¿ Con quién en .... iársela 1 Cabalmente pasó en esto nn grumete. -He! grumeii 110! toma esos dos cuartos y vé á llevar esa carta. á la bija. ele la tia JURna. Rápiuo como una centella, el muchacbo cogió lo~ dos cunrtos con una mano y quiso con la otra coger la carta. Yo titubee en dá!' ela .... se me resistia romper de una vel con toda mi- esperanzas de feli­cidad .... Al cabo se la llevó y yo me quedé 'mis muer·to que vivo, viéndole encaminarse á casa. de la tia Juana, .• Entró en ella, Ya no ha hia remed io ! Vol ví la cara á otro lado y ecbé á correr fuera do • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 23 mí con direccion al campo, murmurando con voz aho­gada por lo sollozos: - ;~ tieno mi carta .. . . ahora la estará abri endo ... . ya la. lt!e .... ya ll ama á. 1 tia Juana .•.. y luégo ... . y luégo ...• y luégo, hasta el amanecer, andando sin cesar para aturdirme ciego, calenturiento, loco, me iba repitien­do á mí m mo aquellas tres palabra., que por todas partes veía circular en las tinieblas: " Cásate con Santiago! cásate con antiago!" XIV . Líeg6 en fin el dia de los de po!'.orios. Ya desde la vi pera me habia yo echado al mar en mi barca, y toda la noche habm andado enando á la "Ventura. ~ Pero nI caer la tarde, hubo en Ins olas una especie de empeño cruel de arrojarme por fuerza á la costa de Villerville .... y pronto divisé las luminarias di pues­tas con ocas ion de la boda. Muchas veces he oído bablar de los horribles su­plicios que se usaban antiguamente .... del tormen­to) del potro, de la I·uerla .... de los infel ices á q uie­nes arrancaban la lengua y las uITas, á quien tl'itu­raban los lluesos ó los de ollaban, ó los quemaban vi­, QS, pero juro á usted que todos aquellos nlártires pa­decieron ménos de lo que padt!cí yo aquella noche .... En fin, no pude más .... eche el ancla y salté E'n tierra .... y me fuí desl izando con furti vos pasos por detras de las tapias ha ta. el prado en que se e tab::u celebl'ando las bodas con baile y cánticos .... Pobre Mal'Ía ! La habian obligado á entrar en el corro y á bailar y cantal' como las demas ...• En esto un marinero que acabab,~ de encender la pipa, tiró junto á mí el papel conque la habia. encendido y su llamo. ilurnll1ó mi rostro .... :Marín me vió, y lanzn.ndo uu grito ca­yó s que debieran cubrir mis huesos. j EnHaquezro vi s iblemente! Hoy reza el almanaque San ~fanueJ. Mish l\1anuela Z. debe t"ner ambigú. Ya por 10 qu e hace á hoy n o será. aire lo qu e únicamente entre I'n mi estómago. Algo m,is sucull'nto se confecciona á e t os horas e n la cocina de mí protagonista de boyo 2 DE ENERo-Ayer fué un magnífi co día. Como me lo prometí, el ambi o- ú de l\Iisia Manuela fué C'splénditlo. o Cuc~í a l¡!o y t1'aje tr:mbicn al go para ca a. De, de qne l eí la fábula ele la cigarra r la bormiga, tengo la costumbre de traer cualquier cosa para el granero. j Qué se ha de 1lacer! La lectura de lo buenos Ji­brC' !' edifica un t anto ! Para boy t engo víveres; pero mañana'? ... Pa· ciencia y barajar. 3 DE ENr::Ro-Santa Erígida! las di r z de la noche y sin dar siquiera un mordizco! Ko hay duda, se me yan n tomar los dicate ! IJ oy me a ce rqué á Juancbo y l e pedí \111 pequeño auxilio :í mi sítu'lcion; pero i cosa e~traiia! me dijo que estaba ordo! Ya 8e ye; le be hablarlo tnnto nI oído •... El p o bre ! .... es preei o conre ar, sinembargo quo hasta ah ora había "ido un buen ami g0 ! Di ce el refran que al caballo yal amigo no hay que apl\rarl os . Este está c:msado, no cnbe dudn .... Se le quitará la silla, y dentro d e p oco e. tará de montar. D lA 4-1\1n1 principio de semnna tienen los que ah o rcan en 1 únes. H oy ha desertado Miguel. Si la b.lja continúa en la li s ta de mi s protector¡·1', prunto hnbrá que r ecu rri!' a m e dirlas I'xtl'emas. En fin ve-remos. Dios da de comer al pajarillo. .. . ' DIA 5-Ayuno y abstinencia completa, basta de cigarro;;. Fíat 'volllntas tua. DrA 6-Eien hice en niri g irme hoy á la Tesore ría. Le paga r on su lista á Pedro y me ha pre tado un par de fuertes . Algo es al go. En cuanto á este, aun no está cansado; yeso que ('s ín¡;álido ! T e de1Vfn la1¿cZc¿7nUS . DIA 8-Dos dias que 110 escribo unn letra en este diario, e-p~jo fiel donde quedan impresos mis pesares y mis ilusiones. A illstancia~ ?'epelidas ue Diego, que se ha casado pocos dias ha, he ido á pa al' cste tiempo con los no­yi os en el campo . Qu é d e licia! Si la vida fuera toda así, aunque vi­nieran años! Pero todo tiene su término. . Ayer, paseando en coche, se me ocurri6 que de las vldas arra tradas era aquella la mejor; si n saber que esa vida alTastl'ad:t sobre rueda no debia dUI'ar para mí sino momentos, y que muy luego debia tener que arra trarme para dormir. Ayer sé han ll evado mi cama! El cantinero de la esquina se ha becho pago con ella de uná pequeña suma que debia yo en su el>tablecímiento 1 i Ay ! Los a nigo ' son cau a de esta catástrofe que me obliga á dormir C011 la or~ja en el suelo como un geólo¡;o que oye ruidos subterránE'os. i Los amigos arruinan! Pero no, qué necio soy! No; los amigos son nues­tra providencia! Du O-IIubo un santo que durmió toda su vida sobre una vieja tarima . i Qué virtud! Yo declaro que sin ser viejo el suelo de mi cuarto no e t oy dispuesto á seguir durmiendo ni á lo sant¿ ni á lo geólogo. Medidas extremas .... medidas extremas ...• Da lO-Vigilia y abstinencia. ,Eclipse total de alimentos, visible para mi en Ca ¡'acaso DE U-Hoy he tomado la r evanch a. Se graduó el doctor N. y me he dado por convida­do al banquete; y únicamente al banquete pues que la ceremonia del grado me pflrece monóton~. He comido algo, ó mejor dicho, he de'\"orado mucho. :El hamhre estaba en relacion COD el deseo de hon-rar la mesa. Rppítese la f,ibula de la llOrmiga. Para mañana hay pro , isi olles . DrA J2 ·Nocbe de circo y in un centavo. ITa ll egado el general X** Le abordaré, y estoy seguro de la E'ntrada. Es muy generoso y cabnllero; y soLre todo ...• no lo be ocupado nunca ...• Atlons ! ( Concluirá.) • •

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 3

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Mae #1

Por: Gene. Ha | Fecha: 2018

Mae's older sister Abbie ran away from home eight years ago. Long enough that Mae has gotten on with her life, and come to terms with being her aging father's only family. So when Abbie reappears one night, wearing an outlandish outfit complete with golden axes at each hip, and explaining that she's been living on another world--where she was queen of a species of talking cats--Mae is sure her sister's lost her mind. That is, until strange and menacing creatures start showing up in Mae's hometown... and her father suddenly disappears. Now Mae must follow a sister she barely knows into a world she never could have imagined to save her only family, and maybe discover something about herself in the process.
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Wormworld Saga FCBD 2018

Por: Daniel. Lieske | Fecha: 2018

Enter the Wormworld, at the very beginning. A mysterious painting. A wooden sword. A hidden world. A time before conflict. Two friends in search of magic and adventure. This is how the saga begins. This exciting all-new prequel to Daniel Lieske's hugely popular webcomic The Wormworld Saga will entice new fans in time for the series' first US print release in May 2018, and tantalize existing readers with hints at secrets yet to be revealed.
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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 3

Por: | Fecha: 22/09/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. _ --____ ----;z;z;--¡: ¡;::::. <:. (' ~ ? ?-<'"?J~--:jr------- PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA UD Serie 1. Bogotá, 22 de Setiembre de 1874, Número 3, Al\. DE. REVISTA DE LA CIUDAD. Con que al fin desperió el Fisgon u('spu ue un sueiío de largo ticmpo : "icmpre cl mismo, cUl'io'o co­me el que má. , ob ('nador r ávido de noticias. Al­guno ha dicho, y con l'azon : C:Il:íctel' y fig ul'a hasta la Rcpultura. En e tn ,ez e hn cncontl'ado en un teatro bi en di tinto, t!1 ha dCó'pertacl0 e11 un cementerio, rodea­do por todas p~rt e;;; de losa s pulcralef' , y cubierto con las sombra. de la muertC', tenienuo al frente el ángel del extC'l'minio, inexorable en su labor de de' ­truccion, pronto á arrebatar vidas precio as, como el huracan que con, u fu erz'l asoladora de pedazo. lo :\rbole'5, de;;troza los j ardi nes lll)dndo~e en 11 em­bate flores y renue\"os, botones que apénas han reci ­bido el aliento de la "iua para eael' inan en la noche ue la. etC'rnidal1. Cuad!'o pavoro o donde si se desliza un rayo de luz es para hacer resaltar la das figuras de huérfanos y de viuda, con mil deudos mú!', á qui ene el dolor y la afliccion lle::¡an de amar'gura y cubren dp lu to el corazon, Aye!' no más e: poeta del sentim ipnto, lluest!'o :!migo Fa­llon, uC'plol':\ba In muerte de la, señora. Dulores A, de Posse, y boy In. li ta de 1a defuncione se ha au­mentado con lo nOUlures de las señora Fau tina Po­sse de A, l;;iuora Loz:mo, y con el del simpá­tico jlÍl-en Oamilo An¡;el, miembro de una distinguid familiu, y cnya muerte ha sido generlmente sentiu,\ en e ta capital. El Fisgon c1C'~perl6 en la ta!'de de la .ida, quiso reh y emprender ue nueyo su carrera in,e~ti ga dora; pero al dar 105 primer()~ pa o. le sorprC'nrlieron las sombras de la nor']¡C', y sólo al pálido refl l:jo de las e trellas ]ludo contemplar la ciudad que él habla (lc­jado al abrigo de la dicba; muua y velada por la. g, >:\ Y el crespon. Mañana lo vel' emo~ r eaparecer ante una decora­cion nuC',a y animada_ Allí y rá que nI abrigo de la benéfica som]¡ra de la paz, lns hijo de Co­lomhia t¡'abajan :i porfía por 1:\ prosperidad del pa dando impu' o á las mejol'ls materiale y llev,1l1c!0 1 a luz de la in ~ tl'll ecio n á la generaciol] que se levanta; íer.í. empeñados á los di~t.il1guiuo ciuuadano en cu­ya mano hn confi:ldo el pueblo su poder, en fomen­tar el desarrollo inrlust¡ ial con el e tablceimlCnto de vias fél'l'eas, pr01l10vÍl'I1r1o la fundacion de 13111CO' y Imeiendo cruzar todo el pais con líneas telC'gr:í­Hcao;; cercn de 00 e5c11C'las C'n e, ta sola ciudad, oonde 4,157 niños fortalecen u inteligel1ci'¡ co., la in truceion y ele, an himno') nI reacIor del uni­verso; yarios establecimiento de instl'Llceion secun­dnria, donde ,e Lacen dpi(los en el apren ­dizaje de ca ' i tuda las ieneia ; un in tituto de ar ­t :r oficios para los p()bre~, y :i pocas legua de la ciudad, y en una magnillca quinta, una. eseuC'la doncIe lo jó,enes pueden ap¡'C'nder prácticalllentC', los "ono­cimientos Imis indisl'('Jl,'a bles ele la inrlu tri:! ngl'Íeola. No tendrá que nu rlar mucho ~in queIÍ. su po. o e cn­cuentro con el edificio de Santo Domingo, refol'mado • en toda su cxten, ion, en curo patio princip:!l, mil flo­rC's ue yariarlas formas y ma tices, le di pu tan la pree­minC'ncia :i la 1'0 a y :í, la dalia, ü la, ioleta y nI cl:!l'e l fi)rmando lo las un lila, aico encan tador, dc cuyo yer­de fondo lCY:\l1tn 11 sus corola. para l'e"ibi l' la bri sa húmeda qlle \lna fuente 1C'5 en l'la, brotando el agu'\ como lige ra I1m-ia por encima de \lna cop ¡ húbil 6 in genio amC'l1te cincelada. En ]:¡ plaz'\ de la C 11'titucion poclr.i contemplal' b :!ntigua Ca. n de correo., cOIll'('rtirla hoy 11 un ed ifi cio cómodo r el egante, d C'eorado con Ulla eomia. que el lIlal g\l~to habia mant,~ nido oculta por tanto tiempo; y si dirige la yi ,ta al Capitol io, obra quo di ­rige C'I in te ligen te y mode 1,0 Olar:!, se llenani de orgullo al considel'at' que en esta capital pueda al fin t erminari;e un erlifieio de tales proporcione, cuyas primera muestra del hermo"o fri o r arquitmve y las ::olumna jónicas que forman el pórtico, ltadeil conocer d e5l1e ahora, cuánta no ser:í la elegancia y belleza de e. ta ob¡'a, la cual una vez terminarla hará honor al pai s, Haciend frente al Capitolio e levanta airo a la ca. ¡. de Gutiérrez Jie to, y luego en dife­¡' entes calles eneontnrá la ca a de Ospina, Dávila, l\Iogollon, Suárez, Fon<;eca, obms de reciente con<;­t ruccion, ) q uo sirven de adorno á la ci udad, Hallal'iÍ. adoquinada. la calle nal y In de In. Oapuchina, y en via. de serlo la de Florian ; macadamizadas las de la. arrera. y la. quc de la plaz:l. de la OOD<¡titucioll conduce á la de los i\Iártire ; á donde de seguro no llegad el FisgoD, sin habc¡"o detenido ántes á contemplar el hermo o arco escar"ano de piedra, le­vantado sobre el rio de San Francisco, por el acre­ditado ingeniero Ponco de Leon, y entónce no podrá prescindir de ir á VOl' lo" otros do quo sobre diebo rio ti ene easi concluido' el mi.~ tUo i y u ph-cer llegad al colmo, cuan de al al' por a calle de "La arTer,l," se encuontre en la plazuela macacla­mizad~\ de , an Ag u~tin, sombreada. por dos hilera d frond()~os árboles, didúida por un riach uelo á cuyos lados se construyen boy murlllla , que bnb!',ín l' dC'tener la. fuerza clestl'uctora con que la corriento baja á veces, furio'a r cargada de pi eu ra y de louo, Pero qué dil',í cuando I'i"i ite la f.ibrica. de :ieido sul­fú!' i o y 1:1 de dl\ tilacion de li co re , ob~el'\-e la refor, ma que e e. tá haciendo en el lo al de S m Franeisc y In q\l(' han alcanzarlo lo C'stahlC' imientos do B e­neficencia, parti cularmente C'l IIo pital y el IIospiei , donde un1S pocas IIermanas, ll ena, de sublime abne­gacion, )" animau[\ ' por el mác¡ noule sentimiento, rinden el culto má aceptable á Dio, qne'n:tll rlo in ­eien<; o sobre la' nra de la ~al'ida<1; cntónce;; podni C0nvcne('r~e de que Bogol<í no C' la necnípolis, dO:lllo pOI' un momento creyó baILIl':e; c¡ne, i n.quÍ como donde quiel'J hay una p1\'te de la ociedad mísera y de ,¡¡Iidn, \'ario" sugelos I espctable y :Z). Lo que es e tal' ocioso. 08 hallábamos de::;ocll pa· dos un dia, conversa ndo de mil tIifercntes cosn~ , en una tienda de baté, y no . é pOI' qué circu ns tanci a o atr:wesó el nombre de Muzo y us min as. Esto di,) márgen para '1ue uno dij que t enia mudlOs do­se03 tIe conocer aquello, para q ue otro a.- r egase q uo tIo muy buena gana i ria, el t er cero que él t enia uu aSll1lto que arreglar por allá y , por ú lt.imo. para que 61 mús desocupado (q ue era un humilue ser vidor do us t ed) dijeEe que contal'an con su compañía. El viaje quedó :uTeglado, y al terce l'O dia, despues de haber preparado ranch o, li cores, chocolate y ci­garros, 110S pusimos en marcha más contentos que e tudiantes en vacaciones. Pasamos el camell on que conuuce h ácia el !orte, y que atraviesa uno tIe los valles mlls fértil es y her­mosos que ti ene la altiplanide. Aquel vall f', tan va­lioso hoy, cubierto de dehesas, semente ras de papas, maiz, trigo y ce b ~ dn, saipi cndo de cas itas con huertas que las rodean, y ll eno de animal es que pas­t an par todas partes , forruando todo aquello un cua­dro b ermosÍt;imo y lleno de animacion. Despue de haber pasado alguna parte de camino por el cerro, empezamos el ascen o del volador <1e Fú­quene y desde allí contemplamos el lago y sus exten­sas ribereñas comarcas. Este lago, descrito ya por otros viaj e ro!', se extiende á la derecha como un grantIe es pejo que copia el ci clo, ora diáfano y bri­llante, ora l'evuelto y oscuro. De. de allí se divisan lo;; campos de Oucllnubá, parte de los de Lengllasaque y á. la márgen del lago los que corre ponden á U baté, Guachet á, Ráquira, Tinj acá, Ohiquinquirá, Simijaca, Susa y Fúquene. Puede calcularse cuán hermoso será aquel paisaje, visto desde la cumbre del cerro. Vense allá las diferentes casas de las haciendas ri­bereñas si tuadas en las faldas de las colinas; acá, laS filas de sauces que parecen nacer de entre las aguas y que se miran en ellas; en otra parte el rio serpen­teando pOI' sobre una verde alfombra para ir á per­der¡: e en el lago. Hácia el frente los o curos r oble­dales que forman las azulosas montañas de Quic:l­gota, San Onyetano y Sema, y por último, al pié del espectador los ranchos de los indios pescadores y sus sementeras que van á confuntIirse casi con las aguas que las humedecen. Si á este cuadro quiere el lector agregar el pueble de Fúquene, compuesto solo de su templo y unas pocas casu..", situado en una pec¡ueiía falda; una quo otra barca que suavemente se desliza al impulso de su remero; los ganados con urnitIos en­tre los pantanos con la cabeza alta en bus ca. de laa hierbas que las orillas crian, algunas garzas que cru_ zan el espacio con vuelo tardío; un cielo despejado y un sol brillante completará este bellísimo cuadro, Acaso no esté muy lejano el dia en que la columna de humo de la. locomotora (no locomotiva como es­cribimos varios) rodee el lago por las faldas de Sema, punto senalado hoy como trazado para que el ferro­carril riel NOI,te salga al valle de Saboyá. y ya que se habla de esperanzas, bueno es consignar aquí c¡ue el emprendedor 5eñor José M. Sara vi a Feno, dueüo hoy de todos lo pantanos de este lago 6 de su mayor parte, tiene entre ma:lOS la lucrativa empresa de dar salida á las aguas excedentes á fin de utilizar los in­mem~ os terrenos que los de bOl'des inundan é inuti­lizan, sobre todo en invierno. Ouantiosa será la suma que en aquello se gaste, pero tambien es cierto que la utilidad recompensará el esfuerzo. Llegados á la cúspide del cerro que forma el vola­do?' ,tuvimos á la izquierna el valle de Susa. y Si rni­jaca, de no mén')s belleza y alegre perspectiv3, y des- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - LA TARDE 19 ;:ues de un su:\"e descen o pu imo nuestros caballus á galope en la llanlll·a. Quien baya pasauo alguna vez por entre la au- ~edas de imijaca no la,> olvidará jamas. Imngín e un ~nm~llon amplio, com de média )Pg'w, ele larg , per­fectamente plano y en med io de un'\ pared tupi {);L de verdura; pero qué venlura ! La que prodllc n lo. uño- 60S sauce de recto- tronco, largas melenas, murmu­llo melancólico y a pecto impático. auce- que su,;­piJ'an al deiar.-e e tremecer por la bri , y que sue:­tan U " amarillenta b ajas en f0rrna de encll rrujadcs bilos para que vayun .1 alfl,mbrul' el suelo. Imagí nense los pa tos nul.3 verdes y tiel'llos vi -tos por en tl'e 10- tronco y los 1'0 ale- que crecen á la orilla de los va­lIados; tdigase á la imaginacion al go de eso de que se Jena el alma :tl entrar en un templo solital'Ío Ó Ulla 'Arboleda umbría, pero. in más con,pañia que uuo mis­mo, y se t endd un'\ itlea de las sauceda de imijacn, que van e trecb:lndose en fuerza de In. perspecth-a á medid preci­picios con la velocidad de las piedras que le arroja­ban. El baberse enredado en lo,> bejucos de unos árboles que coronaban aquellos precipicios fué lo que le salvó la vida, pero no una pierna ue la cual ll\led6 cojo parJ. to'la su vida. Desde entónces se llama aquel punto de la peña el 8nlto de Olaya. En Simij<\c!l, despues de un refl'igerio, dejamoS nuestros cahallos y en las mula que p!lra el efecto traiamo<" emprendimos el camino del monte que con · duce al pueblo de Bucnavista á donde, despue de un largo descenso por entre p<Ír:11110 solitario y nu­LIado y luego mont.aña fangosa, llegamos al termi­nar el ciia E-te pequeño pueLlo sentado en un de,eanso de aquella escaler.\ qur' de. cicnde 'in interl'Upcion elesde la Boca delmont3 11 ¡..:ta cIrio Cantino, es como too dos los que se encuentran en situaciones emcja.ntes : sin suelo en donde edificar m.l", p bre y escaso de ecursos. Sólo la ig;les ia y unas pocas casas pajizas orman lo que e Il:lma el pueblo. AlIi empieza el límite entre la temperatura fda y la média. L,) primero arboles de plHano, los fra­gantes jazmineo; y la~ alegres anémonas anuncian que ~mpi e7.a la tiena caliente. Se me olvithb:1 un r eq\liii ito. Pido perrlon, lector benévolo, pOl' habel'lo traido durante un dia ('n com­pañí: 1 de \:lri03 viajeros in hacer la pre entacion d ~6tilo. n"y no se puede, á usanza europea, tra tal' á nadie in q\le haya sido ántes presentauo por al gnn conocido. Pero esto con i tió en que pOI' la precipi. tacion del viaje todo se olvidó y luego, como hemo Tenido tan ent.retenidos, ni en la, cuenta cai de tal formalielad. File bien, los cuatro viajeros son, un señor robusto, gordo, muy gordo á quien llaman Bl~· c1101I, otro señor hermano, idem, eadem, idem, á qui('n ll:unan del mismo modo, quizá por padecer d~1 mis mo mal. Estos dos j ó venes (in illo tempaTe) el'an y son gente sumamen te fr.mca , li;,tas para. 13 divel ion, el chiste y buen humor, y amables has. t:l donde se puede ser amable. Era tambien el otro, un jóven de imaginacion indagadora, de genio audaz é inquieto, amigo tan pronto de ai s larse á UD estu­rlio, como de emprendel' una broma y llevarla al cabo inmediat.\mente. Y el cuarto era ...• no; es un hu­milde scrvi(lor de usted. El muchacho de estribo 'y d emas servidumbre no merece presentacion; pero sí será bueno advertir á usted que el jefe de los arrie­ros era un h ombre ladino entromelid y amigo de meter su cuarto á e'padas cuando los s .:ñores esta­b!\ n conver:ando, sin que por esto dejara de ser hu­milde y servicia l. Abara sí será bueno que continuemos la marcba De,pue- de una noche tr,l11f)uila emprendimos el des· censo al dia siglliente pOI' ent;'e fang;aks profundo' ~'de s filaderos peligro> os, hasta lIeO'ar ca frente de Turtur, sitio que no deja de tener su importancia eu la hi -toria de la conqui.3b, pues fué donde pe­netrlÍ en 1540 el denodado capitan L'I Lanchero á someter á los musas y cJUmas, tribus belicosas y con­siderable.; y de las que más trabajo dieron pam su sometimiento. Figuróse Lanchero, á quien en>Íal"On á espe-dicion p rque ('11 Santafé le temian, que emprender de e'itas campañas era lo mismo que pelear en guerra n;-glllarizada, y que nada le costaba ser valiente y triunfar, comu nada le habia costado tumar á saco lÍ. Roma ú órdenes del condestable de Borbon. Y Ter­dad sea di cha, se llevó un clavo. Dícese que este sol­dado era de e tirpe clara, y que solo la fama de las rique7.as del J uevo Mundo lo hizo dejar al empera­dor Cárlos V, de cuya guardia era capi tan. Cuarenta hombres de infantería y uno pocos de cahallería formal'on el ejérr;i to que tenia que hallér­selas con millares de indios de los más aguerridos y dominadore- de los parajes más agrios y montañosos. Quien no baya viaja o por nuestras cordilleras no puede tener id ea de lo que es un camino malo. pero verdademmente malo. El viajero por lo reguiar va cün el credo en la boca temiendo á cada instante ro ­dar por un precipicio 6 quedar cuando ménos sumido ha ta el gollete entre el balTO. De pues de mil tl'abajo de los cuales habiamos sa­liuo sin gran novedad, llegamos á una palizada en donde las mulas habian de pasar haciendo maroma puc al errar una pisada, mula y gineta iban á d:ll~ quién abe á. dónde. Al llega l' allí nos miramos todos las caras como para preg;untarnos por dónde nos entena riamos mé­nos. 1\1i compañeros se apearon, tomaron 6US mulas de d tro, y empezaron á bu car alguna orilla auor­dable. Yo, que tenia coufianza en mi bestia acordán­dome de ';1n adagi,o de los al'l'ie¡'os SocolT~nos dije: á los barnale- y a las .... -Por en m3d1O no se bote! me gritó un compa­ñero, pel'o en este mom nto i prt'ruum ! hizo la mula al caer en un verda(let·o océano de burro. -:- bdre mill y señOl'a de Chiquinquil'á! gritú el arrle¡'o. Tente! tente! Aflójele la rienda, gl'it6 otl'o. Aquella batahola fué horroro-a. La mula al verso en tal itll'\cion biza U:l e -fuerzo supremo y dando un acudan violento fLlé á. dar de un salto sobre una piedl'fI, y )'0, p"rdido- ya lo') e. tribos, salí tambien per para olro lad,), q nedando sumido entre el barro ha ta el pe;;cllezo. ' (Ccn¿·inl);(uá .) J. D.\vID GUARIN. EL CENTINELA DEL POTOMAC. 1 Na la acontece en la. exten·lid .\ líuea Del Potom'\ ~. '1' ;111 solo 01 centinela Qu gu'\rd,\ fi I u limitado e'pacio De un guerrillero ocul to ell la maleza • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 20 LA TARDE Muere al tiro fatal. o es nada. i Aca o Un hombre más se cuenta en la pelen? o es jefe el que sucumbe, es un oldado Quien solitario al e tertor se entrega. II ada esta noche en la extendida línea Del POt0111::1C sucede. Alegre sueña El dormido recluta. Olara alumbra. La. luna del otoño blancas ticnda , y arden los fUE'gos del vivac. Suspiros Trémulos da la brisa cuando juega Con 1m; hojas del bo que. El campamento Oentcllantes custodian las estrellas III N ada el silencio turba, sino el lento Paso del avanzada, que á la peña Va y vuelve ele la fuente, y en ~a cuna Piensa del niño y en la madre tIerna y del monte apartado en la cabaña. Flojo el fusil mantiene y su morena Faz baña el llanto al murmurar un rezo Por sus dormidos hijos y por ella. IV Igual parece que la luna hoy brilla Que aquella noclle azul de primavera En que el callado amor brotó del labio, y un juramento murmur:lI1uo apénas Para icmpre bastó .... Rápido enjuga Oon el brazo sus lágrima", y l\prieta. Oon fuerza el rifle al corazqn, ilueriendo Así, aunque en vano, dominar sus penas. V Pas:l. la fuente y el rasgado pino Con tardo pié, y hácia la opaca selva Sigue avanzando entre la luz tranquila ¡Oyes!. " . ¿ Será el rumor que en la floresta Produce el viento? ... '1 Es rayo de la luna. Ese lampo fugaz que mi ojo ciega? ¡ Fué un tiro! i Adios ! i por siempre adios, María! La sangre escapa de las rotas venas. VI ada esta noche en la extendida línea Del p(ltomac sucede. l\1uda reina. La paz en torno que interrumpe e l rio Oon su pet'petua voz, miéntras la muerta Faz del olllado el húmedo rocío Baña en ilencío, y solo las e trellas 00ntémpla111e piado as .... Ya su guardia 'Terminó para siempre el centinela. e BATIBOR.RILLO O BATURRILLO. Nuestro cofraue el (( DiaTio de Cundinamar • ca," al darnos su galante saludo,dice que tal vez por error tipográfico apareció el vocablo batibo- 1'rillo, que no es sino corl'upcion vulgar ameri­cana de batu?"?'illo, que es la palabra castiza. Debemos coutestar que en el uso de tal vocablo hubo intencion y estudio y que por tanto el ca­jista no tuvo parte alguna en aquello. Viendo que por lo general entre nosotros se dice im­propiamente batibul'rillo,quisimos presentar una palabra bien parecida para que así se corrija con más facilidad el defecto, tanto más cuanto que los dos vocablos en disputa son sinónimos en todos los diccionarios em pezando pOlo 1 de la Academia. Tu vimos en cuenta tam bien que escritores de grando autoridad han usado así aquella voz como podriamos demostrarlo en caso de necesidad. Para concluir esta explicacion, quo nada de agradable tendrá. para los leetoros, dirémos que solo el desacreditado diccionario compuesto por una sociedad de literatos, no trae ?ATfBOnnr­LLO, acaso por aquello de que en caso~de herrero asado?' ele palo. PE D R O. (CONCLUSION). Pedro Aubel't estaba de pié en la popa de su lan­Cbll, fijos los ojos más que nunca en la ca;;itn. Evidentemente babia en todo aquello una noveln. Al momento hubiera podido descubrirla pregun­tando á cualquier vecino, á cualquiera vecin::l, y acaso pariicularmenta á la Oesarina. Pero por gt'ande que fue e la impaciencia de mi curiosid,td, me dije á mí mismo: -Aguardemos .... Nada quiero saber como no sea por el mismo Pedro! Quince días despues h::dJ¡ibame con mi patl'On á bordo de la lancha. Hacia una noche hermo bima: el ciclo estaba todo tachonado de e",trel!a::" la mal' sere­na y transparente corno un espejo. El grumete y el marinero dormían en el banco, ínterin In. brisa penni­ti ese echar las redes. Pedro, de quien ya me había hecho amigo, vino á sentarse junto á mí sobre una vela y tomó la palabra en estos térm inos .... ó á lo ménos casi en estos términos, pues tal vez no lograró conservar á su narracioll la delicada flor de su tiernn y patética sencillez: VII Desea mted saber por qué no estoy alegre... la causa es muy sencilla y acaso le hará á usted sonreir­se, pero no illlporta.-La diré Amo á María! •... acaso era excusado decirlo, pues bien lo sabe usted •... i Oómo ha nacido este amo!" en nuestra almas? ... Sin duda Dio le puso en ellas dcsde el momento en que porque )¡\ verdad es que áun éramo muy niños cLlando ya nos amábamos y nuestro amor ha aumentado con la edad .... Siempre se nos veia juntos en el mismo surco, al pié del mi IDO árbol, en el mismo rayu de luz, en la misma ola! ..•. -Primeras palabral', prime­ros juegos, primeras lágrima.>, primeras sonrioas, todo nos fué comün. Ouando habiamos e tado largo tiempo sin hablar, y uno de no (ltros hablaba de pronto, el otro decia al momento :-" Estaua eguro." 'rentado e toy de creer que tenemos un mismo entendimiento, una misma alma .... ancianos hay en el pueblo que lo han dicho muchas veces. En un mismo dia hemos hecho nuestra primera comunion, al mismo tiempo, uno junto lÍo otro: todas esta cosas unen, créame us­ted. Ouando empecé á ir ai mar, nunca salí sin quo ella roga_e por mi feliz regreso en la cruz de la playa; nunca volví sin que ella entra e en el agua hasta la cintura para abrazarme más pronto: luégo la. cogia yo á cuestas, y la llevaba hasta el arenal, donde todo era risa y algazara. Oh! í, ¡LUY felices hemos sido de niños! Dios mio, ¿ porqué pasan tan pronto esos harmosos años? Nuestra juventud tampoco fué mala sin embargo, en invierno, siempre juntos en las veladas; en prima­vera, siempre juntos en los fresales; juntos íbamos- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 21 en verano á la ieg-a, juntos en otoño tí coger la ave­llan3. Pue y los dio de fie~ta ! Cuántas veces h bailado en corro con mozos y mozas del,.pueblo María y yo! Cuúnta vece' nos hemos vuelto 010 por los campos :~ la luz de la luna! i Qué l' promesas para el lWrv nir, qué e peranzas del paraiso, que, 1u ermoso uen- o .I .... Luégo lle"'ó la cdad de tomal' e tanda .... ni uno ni otro hubiér:lI11os pen-ado en ello, se lo a. eguro á us­ted: no nos conia prisa .... éralllo tan felice ! pero los demas en nosotros y el primero el eño!' cura. -Corriente, dijim María y yo ... pero i qué nos importa? ya no podemos querernos más. ! La co a, inombargo, ofrecia algunas dificultade . La madre de M aría era rica, y yo no, y ademas era huérfano: mi hermano mayol' Cesór o me habia creado ••.. i qué buen hermano! .... el fué quien con el señor cura fué in rodeo á tratar con la madre de J\IaI'Ía la cue tion ue ca ~ amiel1to. -Firme propó ito me 'tenia hecho de que mi hiju se babia de ca al' con uno que tuviese tanto como no otro, pero ¿ qué le berno de hacer? ... María y Pedro se quieren tanto.! .... Razon tenia la buena anciana! •... VIII Al llegar tí esta úl tima frase, un sollozo ahogó la voz de Pedro y una lágrima a omó á ~u ojos. Puro era hombre firme mi marinero! Apénas ba­bia teviJo yo tiempo para apretarle la mano, cuando ya habia recobr~do su dominio sobre í m , pro· siguiendo en e tos términos: . . .. .. . .. .. . . .. ... .. .......................................................... .. -i Con idere usted si e tariamos contentos María y yo! y mi hermano Ce áreo .. y el eñor cura .. y todo el pueblo ... porque éramos generalmcnte muy querido. Ya se \'e! es uno tan bueno cuando ama! Fué aquello una fic tao .. Luégo llegó el dio de to­marnos los dichos ... Oh! qué dia aquel! por desgra­cia fué el úl timo fel iz para nosotros. :raturalmente aquellos días yo no fuí á la mar; tambien Ce áreo qui o quedarse, pero la esarina exigió que saliese .... Alguna la han acu ado por esto, diciendo que el trabajo en días de fie ta trae des­gracias •. pero es una inJ ticia. La Ce orina era ma­dre •.•. tenia que mantener dos niiíos pequeño y era preciso ante todo traer pan á casa! El día se pasó bien inemb [\rgo: á la caida de la tarde el cielo se cubrió de nubes; todo anunciaba borrasca ... pero no pensábnmos en los que c taban en alta mar .... la felicidad no hace egoista. Bai­lando estábamos cuando de repente brilló un relám­pago •... lu.é go , \} oyó un trueno terrible .... luégo una gran gntena .. -Una barca en la costa ..•. en peligro de perdi cion •. " la barca de Ce áreo ! Ya. estaba yo en la. playa. Qué tempestad ~. . .• Jamas ...• no, jamas se ha~ hia visto otra igual! Yo hice todo, absolntarnente todo lo que un hom­bre puede haccI' en tal ca O •••• 'fres veces me arro­jé á la Ular embr!l.Veelda; á la última estuve á pique de perecer .... me sacaron quebrantado, sin sentido, ca i muerto .... Pero no., .• no •••. ah! no em yo quien debia morir •... Era Cesáreo! Cuando volví en mí, lo ví á mi larlo tendido entre las peñas, todo en angl'entado .... Apénas le alcan­zaron las fuerzas para decirme: -Pedro! sé el hermano de mi mujer, sé el padre de mis hijos! -Cesáreo, le respondí, te lo juro! y á lo ménos murió tranquilo. : IX Bien conoce u. ted que este suce o ió los preparativo de la bod:l. María y yo nos habíamos dicho al de pedirnos :­na ta 1 uégo. Al vol ver á casa, abracé tí los hijos de mi herma­no •... á mis hijos. y dí la mano á. Ce arina. Tan ligado e taba con ella, como si nos hubieran unido todos los contrato dcl mundo. A í tran curl'Ícroll sei . y lo vecinos empczaban á hablar nuevamente de mi interrumpidas boda con María. Pero no sé por qué ... sin duda por un secreto pre­entimiento .... no me atreví á desplegar sobre esto mi labio •... ni con la esarina ni con la madre de María. Ella rué quien me habló la primera. -Pedro, me dijo, has adoptado á los hijos de tu hermano? -Sí, tia Juana. -i y á su mujer tambien ? -Tambien. -i Enteramente? -Enteramente. -¿.Tu intencioll es pues no abandonarlos Dunca 1 -N unca •... Se lo he jurado á mi helmano mori-bundo. Siguió un breve ilencío, lleno de angu tia para mí. -Escucha, Pedro, repuso la anciana. E. toy muy léjos de oponerme á que de~tines ti. la "inda y á IOti huérfanos una parte del producto de tu pe ca ... tan grande como te lo aeon eje tu buen cOl'uzon ... Ya. ve::! que no es el interes lo que me mueve ... Pero conoz­co muy bicn á la C~. arina ... y dejar que mi hija va­ya. á Sl¿ casa Ó ver á la Cesarina instalarse aquí .... oh! lo que e eso, jamas! Estas últimas palabras abrian un abismo delante de m pi ••.. yo tambien conocia. á la Ce orina ... Yi) tambien comprendia que cra imposible que aqueo llas do mujer~s vivieran junta. -Tia Juana, murmuré inembargo. -No me opongo á vue tra boda, prosiguió con lenta solemnidau la vieja labradora.; te digo la con­dicioll que pongo para ella y nada más. Ya .abes que no tengo más que una palabra y una volnntad ! y es co a de todos sabida •... la tia Juana es una mujer de las que se ven pocas. -DecíJe pues de tu uerte, añadió, y de la de mi hija 1 Levanté la cabeza •... Allí estaba i\IaIÍa. mirán­dome de hito en hito. • Era p . ó cometer un peljurio Ó perderla pal'a siempre. ¡Oh! no comprendo que se pueda sobrevivir á mo­mentos como aquel. ... Los oído me zumbaban co­mo en una. fuerte calentura .... llamas rojas y azules me po aban por delante de lo ojo •. me parecia que me estaba ahogando •... mi cabeza, mi corazon, mi alma, todo e me figuraba que iba á tallar á la vez. -Pedro, repi tió la tia Juana, ¿ Quie-res vivil' solo con la CesarÍna? ¿ Quieres vivir sin ella aquí? Elige. D pues de una lucha horrible conmigo mismo, re pondí con firmeza: -Tia Juana, cumpliré lo que he jurado. X Sinem bargo, en mi delirio sentí la mano de María estrcchar mi mano y oí su voz quo murmuraba en mi oído: -Bien Pedro bien •.•• eres un hombre honrado! Durant"e un año entero me repett. estas pll l a b ras, que me han parecido la esperanza, si no la pro~esa de que Marí~ lograria con el tiempo ablandar a su madre. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 23 L A TARDE Esto me decia, sí, pero evitaba encollLrarme con Maria. En aque lla época aun éramo jóvenes ... y yo p~d(> e ia tanto I r rt\r I darme V..I.lor miraba á mis hijos, los abrazaba, cdoblalJa d o cal'mo bácia · llo s. , ... i Ay! eran á mi lado los únieJs obj e to de mi amor. .A veces sinembargo hauia. m omen ' os .•.• momen­to' en que me sen tia impulsado p o r un ciego frene í IÍ. !' e chazarios, como la causa yiva de todas mis pen:ls, c o mo el insuperable obstáculo tÍ. mi fL'licidad. i Pobres niño~ ! pronto me volvía la rallon ; pronto me anrmaba en el cumplimiento ele mi deber. lli e n sabo Dio~ que tC'ngo en mi con c iencia la segu ­ridad d e baberle cumpli rlo bi tm, r mi hermano Cesa, roo, que me mira desde el cielo, debe estar contento de mí. i No es verdad, ca~lalI('ro, no es verdad? stod me ha vi to.... oy para la Cesarina un hermano como hay pocos .... Soy para los b llérfanos un verdadero pad¡'e! Creo que los quiero doblemente p orque son los hi­jos de Ces areo, y pore¡ ue son el recuerdo iem pre aca­riciado de mi eterno dolor. Pcro "oh'amos á sus primero dias, tÍ. lo;; ¿ias que , ignicron ,í aquel en que salí huyendo oc la cabaña. de la tia Juana .. , . En la época en que Molría y yo no nos habiamos aÍln vuelto tÍ. bablar. i Cuintos meses pa aron a í? lmp me bu-biera sido decirlo C'nt6nces. , .. pues me sen tia como alelado .... como una especie de idiota. Mi pobre corazon sinernbargo empezaJ.¡a :í. calmar­se, tÍ. adormecerse con el tiempo .... Cuando llega á lllis oídos un rumor : ~Lll'ía se ya :i casar! ¡Oh! cómo conocí entónces que la amaba con tuda mi alma! Entónces la busqué; acaso ella por su parte me buscó tambien, pues es lo cierto que nos encontramos una noche cara tÍ. cara en el camino que va á TI'ou­ville. i Oh! ni aun tuve necesidad de habla¡" pues me leyó en los ojos la pregunta. que iba á hacerla y me respondió: - la verdad! Luégo añadió precipitadamente: -Pedro, soy tu novia, siempre tu noV'ia .... y has­ta que tú mi mo me digas: cásate con Santiago, per-maneceré s0ltera .... Pero mi madre me suplica ... . mi madre es muy anciana .... está muy enferma ... . Acaso es un deber en mi obedecerla., ... No pude reprimir un gri to de dese peracion. -Pedro! exclamó María anegada en llanto .... Te amo .... DO puedes dndarlo .. , . te amar é miéntr~ viva .... Pero no puedo siuembargo por tí dej:w mo· rir á mi madre! Aquel grito de amor filial, no ménos doluroso que el mio, hubiera debido caer á su.~ piés, COIl . euti!' en lo que me imploraba y gritarla yo mismo: i gna­cion y valor! Pero no .... no .•.. yo habia p erdido lacllhe· fia •••• y prorrumpí en duras reconvenciones, odio­sas amenazas y l oco arrebatos. -Mal haces, murmuró dulcemente María, mal ha, ces .... pero no puedo ofenderme porque hablas así por exceso de amor ... Pronto recou"arás la J'azou ... pronto .... ConflO en ello .... r entónces mo darás mejor respuesta .... La espe raré. y me dejó, sollozando y q nebrantado, en la orilla del camino. XI En efecto, pasados algunos dias, reflexioné. No pudiendo ca arme con ~hría, tenia yo por ven­tUI'a el derecuo de impedir u boda con otro y de condenar así, de un solo golpe, á la hija á la soledad y á la madre al sepulcl'o? Por otra pnrtc, yo ,eía que todos en derredor de mí COI o;ian mi conducta y lajuzJaban desfayorable-mente. adie se acercaba á llablarmej nadie me alar~aba la mano como án Alguno, ineOlbargo se decidieron á acon ejarme va lor y re- ignacion ; otro.':I ap e laban al s~rcal'smo, compllrándome al perro del horLclano, que ni come ni deja. comer. A vece oía yo decÍ!' á l:\s mnjere del pueblo con cierta intcnclOn, cuando pa. nba pOI' junto tÍ. ellas: -La tia Juana igue mal esta noche .. , . mucho peol' que ayer. Llegó al fin el turno dC'1 señor cura, que me xhor­tú paternalmente con )a santa autoridad de la rC')j- • glOn. Aun no me atrevia, aun no queria, aun no podia , ceder! Por último mI:: dijo la Ce arina : - T O habrás cumplido completamente)o que pro­meti ' te:í tu bermano, no serlls verdadera01cnto el padre de mis bijos, ha ta que tú mismo autorices á lIIaría tÍ. ca ar3e con otro. Aquella palabra me decidieron .... aquellas pa­labras sonrieron á mi dolor .... Hay momentos así en la vida en que parece que uno se recrea en hacer sangrar su pobre corallon ya en angrentado .. en que, á fuerza de babel' sllfl'ido, acoge uno con loca alegría. todo lo que puede hacerle ufnr má . En el acto resolví devolver á Mu.ría su libertad. Pero ¿ cómo hacerla saber mi resolneion 1-Verla, hablarla, era un sacrificio superÍvr á mis fuerzas ...• -La escribiré! dije para mí. XII Con esta intencion compré un cuadernillo de papel de cartas, me encerré con llave en mi cuarto y PUS& manos tÍ. la obra. Aunque apénas sabia escribir,~eran tantas las ideas que lJUllian co nfu amente en mi cabeza, qlle mi mano­cubrió en un momento de gruesos cal'até¡'es las cua­tro carillas. -Bien, bien, dije entre mí, no es tan difícil como , yo crela. Pero cuando leí lo que babia escrito, advertí estu­pefacto que no era aquello lo que yo hubíera querido, lo que yo hubiera debido escribir, ni por asomo. y volví á empezar. Otras cuatro p:íginas escribí .... pero que tampo­co eran la expreslOll de mi pensamiento, de mi deber. -Borremos 10 que sobra, me dije, y veremos lo que queda. En aquel la f'egunda lectura, despuef. de releer ca­da frase, me paraba un momento y la tachaba. y en suma, tanto tacbé .... tanto .... que de las cuatrC' carillas no quedaron más que estas tres pa­labrn~ : " Cásate con Santiago." . Ay! i' Y qué más podía decirle 'l XIII Transcribí, pues~ este supremo adíos en un tercer pliego de papel. i Cuánto tiempo emplee en doblarle, en cerrarle!. • Luégo con mi carta en la mano, eché á andar. Ya e taba e:cdta, pero aún no estaba. entregada .. _ Esto era 10 más terrible! ¿ Con quién en .... iársela 1 Cabalmente pasó en esto nn grumete. -He! grumeii 110! toma esos dos cuartos y vé á llevar esa carta. á la bija. ele la tia JURna. Rápiuo como una centella, el muchacbo cogió lo~ dos cunrtos con una mano y quiso con la otra coger la carta. Yo titubee en dá!' ela .... se me resistia romper de una vel con toda mi- esperanzas de feli­cidad .... Al cabo se la llevó y yo me quedé 'mis muer·to que vivo, viéndole encaminarse á casa. de la tia Juana, .• Entró en ella, Ya no ha hia remed io ! Vol ví la cara á otro lado y ecbé á correr fuera do • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 23 mí con direccion al campo, murmurando con voz aho­gada por lo sollozos: - ;~ tieno mi carta .. . . ahora la estará abri endo ... . ya la. lt!e .... ya ll ama á. 1 tia Juana .•.. y luégo ... . y luégo ...• y luégo, hasta el amanecer, andando sin cesar para aturdirme ciego, calenturiento, loco, me iba repitien­do á mí m mo aquellas tres palabra., que por todas partes veía circular en las tinieblas: " Cásate con Santiago! cásate con antiago!" XIV . Líeg6 en fin el dia de los de po!'.orios. Ya desde la vi pera me habia yo echado al mar en mi barca, y toda la noche habm andado enando á la "Ventura. ~ Pero nI caer la tarde, hubo en Ins olas una especie de empeño cruel de arrojarme por fuerza á la costa de Villerville .... y pronto divisé las luminarias di pues­tas con ocas ion de la boda. Muchas veces he oído bablar de los horribles su­plicios que se usaban antiguamente .... del tormen­to) del potro, de la I·uerla .... de los infel ices á q uie­nes arrancaban la lengua y las uITas, á quien tl'itu­raban los lluesos ó los de ollaban, ó los quemaban vi­, QS, pero juro á usted que todos aquellos nlártires pa­decieron ménos de lo que padt!cí yo aquella noche .... En fin, no pude más .... eche el ancla y salté E'n tierra .... y me fuí desl izando con furti vos pasos por detras de las tapias ha ta. el prado en que se e tab::u celebl'ando las bodas con baile y cánticos .... Pobre Mal'Ía ! La habian obligado á entrar en el corro y á bailar y cantal' como las demas ...• En esto un marinero que acabab,~ de encender la pipa, tiró junto á mí el papel conque la habia. encendido y su llamo. ilurnll1ó mi rostro .... :Marín me vió, y lanzn.ndo uu grito ca­yó s que debieran cubrir mis huesos. j EnHaquezro vi s iblemente! Hoy reza el almanaque San ~fanueJ. Mish l\1anuela Z. debe t"ner ambigú. Ya por 10 qu e hace á hoy n o será. aire lo qu e únicamente entre I'n mi estómago. Algo m,is sucull'nto se confecciona á e t os horas e n la cocina de mí protagonista de boyo 2 DE ENERo-Ayer fué un magnífi co día. Como me lo prometí, el ambi o- ú de l\Iisia Manuela fué C'splénditlo. o Cuc~í a l¡!o y t1'aje tr:mbicn al go para ca a. De, de qne l eí la fábula ele la cigarra r la bormiga, tengo la costumbre de traer cualquier cosa para el granero. j Qué se ha de 1lacer! La lectura de lo buenos Ji­brC' !' edifica un t anto ! Para boy t engo víveres; pero mañana'? ... Pa· ciencia y barajar. 3 DE ENr::Ro-Santa Erígida! las di r z de la noche y sin dar siquiera un mordizco! Ko hay duda, se me yan n tomar los dicate ! IJ oy me a ce rqué á Juancbo y l e pedí \111 pequeño auxilio :í mi sítu'lcion; pero i cosa e~traiia! me dijo que estaba ordo! Ya 8e ye; le be hablarlo tnnto nI oído •... El p o bre ! .... es preei o conre ar, sinembargo quo hasta ah ora había "ido un buen ami g0 ! Di ce el refran que al caballo yal amigo no hay que apl\rarl os . Este está c:msado, no cnbe dudn .... Se le quitará la silla, y dentro d e p oco e. tará de montar. D lA 4-1\1n1 principio de semnna tienen los que ah o rcan en 1 únes. H oy ha desertado Miguel. Si la b.lja continúa en la li s ta de mi s protector¡·1', prunto hnbrá que r ecu rri!' a m e dirlas I'xtl'emas. En fin ve-remos. Dios da de comer al pajarillo. .. . ' DIA 5-Ayuno y abstinencia completa, basta de cigarro;;. Fíat 'volllntas tua. DrA 6-Eien hice en niri g irme hoy á la Tesore ría. Le paga r on su lista á Pedro y me ha pre tado un par de fuertes . Algo es al go. En cuanto á este, aun no está cansado; yeso que ('s ín¡;álido ! T e de1Vfn la1¿cZc¿7nUS . DIA 8-Dos dias que 110 escribo unn letra en este diario, e-p~jo fiel donde quedan impresos mis pesares y mis ilusiones. A illstancia~ ?'epelidas ue Diego, que se ha casado pocos dias ha, he ido á pa al' cste tiempo con los no­yi os en el campo . Qu é d e licia! Si la vida fuera toda así, aunque vi­nieran años! Pero todo tiene su término. . Ayer, paseando en coche, se me ocurri6 que de las vldas arra tradas era aquella la mejor; si n saber que esa vida alTastl'ad:t sobre rueda no debia dUI'ar para mí sino momentos, y que muy luego debia tener que arra trarme para dormir. Ayer sé han ll evado mi cama! El cantinero de la esquina se ha becho pago con ella de uná pequeña suma que debia yo en su el>tablecímiento 1 i Ay ! Los a nigo ' son cau a de esta catástrofe que me obliga á dormir C011 la or~ja en el suelo como un geólo¡;o que oye ruidos subterránE'os. i Los amigos arruinan! Pero no, qué necio soy! No; los amigos son nues­tra providencia! Du O-IIubo un santo que durmió toda su vida sobre una vieja tarima . i Qué virtud! Yo declaro que sin ser viejo el suelo de mi cuarto no e t oy dispuesto á seguir durmiendo ni á lo sant¿ ni á lo geólogo. Medidas extremas .... medidas extremas ...• Da lO-Vigilia y abstinencia. ,Eclipse total de alimentos, visible para mi en Ca ¡'acaso DE U-Hoy he tomado la r evanch a. Se graduó el doctor N. y me he dado por convida­do al banquete; y únicamente al banquete pues que la ceremonia del grado me pflrece monóton~. He comido algo, ó mejor dicho, he de'\"orado mucho. :El hamhre estaba en relacion COD el deseo de hon-rar la mesa. Rppítese la f,ibula de la llOrmiga. Para mañana hay pro , isi olles . DrA J2 ·Nocbe de circo y in un centavo. ITa ll egado el general X** Le abordaré, y estoy seguro de la E'ntrada. Es muy generoso y cabnllero; y soLre todo ...• no lo be ocupado nunca ...• Atlons ! ( Concluirá.) • •

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 3

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Puerto Rico Strong

Por: Fabian. Nicieza | Fecha: 2018

Puerto Rico Strongis a comics anthology that explores what it means to be Puerto Rican and the diversity that exists within that concept, from today's most exciting Puerto Rican comics creators. All profits will go to towards disaster relief and recovery programs to support Puerto Rico. Despite being a US territory, Puerto Rico is often thought of as a foreign land, if it's even a thought in the mind of the average American at all. Its people exist in all corners of America; some of them have parents who immigrated from the home island, others are a part of families that have been on the mainland for generations. Then there are those who have come to the states in search of a dream but struggle to integrate into an unfamiliar culture, while there are those who have lived in the United States all of their lives but still have the same struggle because of the color of their skin or their sexual identity.These stories follow individuals from diverse walks of lifebut are all part of the culture that is Puerto Rico. Puerto Rico Strongfeatures art and writing byRosa Colon, Vita Ayala, Naomi Franquiz, Javier Cruz Winnik, Sabrina Cintron, Ronnie Garcia, Fabian Nicieza, Joamette Gil, and many more!
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Catalyst Prime: Incidentals #7

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  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Infinity 8 #1

Infinity 8 #1

Por: Dominique. Bertail | Fecha: 2018

The city-sized, deep-space cruise ship "Infinity 8" stops halfway en route between the Milky Way and Andromeda, blocked by a massive field of debris containing wreckage and artifacts from countless planets, cultures, and possibly dimensions.The captain of the ship calls upon eight of the ship's top security to investigate the anomaly, each one sent out in a parallel time-loop to collect information which can then be assembled to hopefully discover the truth before disaster erupts.But danger reveals itself within the interspecies population on the ship, some of whom may know more than they lead on . . . A far-out, pulpy, sci-fi series of parallel adventures by some of the most popular creators in France, in the tongue-in-cheek tradition of the original Heavy Metalbut for a new generation. Eightdifferent 3-issue miniseries collections, all by a different creative team, led by legendary Lewis Trondheim and Olivier Vatine. Part One of the first 3-part arc, "Love and Mummies."
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Infinity 8 #1

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