Por:
Ramon. Sierra
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Fecha:
22/09/1874
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA
UD
Serie 1. Bogotá, 22 de Setiembre de 1874, Número 3,
Al\. DE.
REVISTA DE LA CIUDAD.
Con que al fin desperió el Fisgon u('spu ue un
sueiío de largo ticmpo : "icmpre cl mismo, cUl'io'o come
el que má. , ob ('nador r ávido de noticias. Alguno
ha dicho, y con l'azon : C:Il:íctel' y fig ul'a hasta
la Rcpultura.
En e tn ,ez e hn cncontl'ado en un teatro bi en
di tinto, t!1 ha dCó'pertacl0 e11 un cementerio, rodeado
por todas p~rt e;;; de losa s pulcralef' , y cubierto
con las sombra. de la muertC', tenienuo al frente el
ángel del extC'l'minio, inexorable en su labor de de' truccion,
pronto á arrebatar vidas precio as, como el
huracan que con, u fu erz'l asoladora de pedazo. lo
:\rbole'5, de;;troza los j ardi nes lll)dndo~e en 11 embate
flores y renue\"os, botones que apénas han reci bido
el aliento de la "iua para eael' inan en la
noche ue la. etC'rnidal1. Cuad!'o pavoro o donde si
se desliza un rayo de luz es para hacer resaltar la
das figuras de huérfanos y de viuda, con
mil deudos mú!', á qui ene el dolor y la afliccion
lle::¡an de amar'gura y cubren dp lu to el corazon, Aye!'
no más e: poeta del sentim ipnto, lluest!'o :!migo Fallon,
uC'plol':\ba In muerte de la, señora. Dulores A,
de Posse, y boy In. li ta de 1a defuncione se ha aumentado
con lo nOUlures de las señora Fau tina Posse
de A, l;;iuora Loz:mo, y con el del simpático
jlÍl-en Oamilo An¡;el, miembro de una distinguid
familiu, y cnya muerte ha sido generlmente sentiu,\
en e ta capital.
El Fisgon c1C'~perl6 en la ta!'de de la .ida, quiso
reh y emprender ue nueyo su carrera in,e~ti ga dora;
pero al dar 105 primer()~ pa o. le sorprC'nrlieron las
sombras de la nor']¡C', y sólo al pálido refl l:jo de las
e trellas ]ludo contemplar la ciudad que él habla (lcjado
al abrigo de la dicba; muua y velada por la. g, >:\
Y el crespon.
Mañana lo vel' emo~ r eaparecer ante una decoracion
nuC',a y animada_ Allí y rá que nI abrigo de
la benéfica som]¡ra de la paz, lns hijo de Colomhia
t¡'abajan :i porfía por 1:\ prosperidad del pa
dando impu' o á las mejol'ls materiale y llev,1l1c!0 1 a
luz de la in ~ tl'll ecio n á la generaciol] que se levanta;
íer.í. empeñados á los di~t.il1guiuo ciuuadano en cuya
mano hn confi:ldo el pueblo su poder, en fomentar
el desarrollo inrlust¡ ial con el e tablceimlCnto de
vias fél'l'eas, pr01l10vÍl'I1r1o la fundacion de 13111CO' y
Imeiendo cruzar todo el pais con líneas telC'gr:íHcao;;
cercn de 00 e5c11C'las C'n e, ta sola ciudad,
oonde 4,157 niños fortalecen u inteligel1ci'¡ co.,
la in truceion y ele, an himno') nI reacIor del universo;
yarios establecimiento de instl'Llceion secundnria,
donde ,e Lacen dpi(los en el apren dizaje
de ca ' i tuda las ieneia ; un in tituto de ar t
:r oficios para los p()bre~, y :i pocas legua de la
ciudad, y en una magnillca quinta, una. eseuC'la doncIe
lo jó,enes pueden ap¡'C'nder prácticalllentC', los "onocimientos
Imis indisl'('Jl,'a bles ele la inrlu tri:! ngl'Íeola.
No tendrá que nu rlar mucho ~in queIÍ. su po. o e cncuentro
con el edificio de Santo Domingo, refol'mado
•
en toda su cxten, ion, en curo patio princip:!l, mil florC's
ue yariarlas formas y ma tices, le di pu tan la preeminC'ncia
:i la 1'0 a y :í, la dalia, ü la, ioleta y nI cl:!l'e l
fi)rmando lo las un lila, aico encan tador, dc cuyo yerde
fondo lCY:\l1tn 11 sus corola. para l'e"ibi l' la bri sa
húmeda qlle \lna fuente 1C'5 en l'la, brotando el agu'\
como lige ra I1m-ia por encima de \lna cop ¡ húbil 6 in
genio amC'l1te cincelada.
En ]:¡ plaz'\ de la C 11'titucion poclr.i contemplal'
b :!ntigua Ca. n de correo., cOIll'('rtirla hoy 11 un
ed ifi cio cómodo r el egante, d C'eorado con Ulla eomia.
que el lIlal g\l~to habia mant,~ nido oculta por tanto
tiempo; y si dirige la yi ,ta al Capitol io, obra quo di rige
C'I in te ligen te y mode 1,0 Olar:!, se llenani de
orgullo al considel'at' que en esta capital pueda al fin
t erminari;e un erlifieio de tales proporcione, cuyas
primera muestra del hermo"o fri o r arquitmve y
las ::olumna jónicas que forman el pórtico, ltadeil
conocer d e5l1e ahora, cuánta no ser:í la elegancia y
belleza de e. ta ob¡'a, la cual una vez terminarla hará
honor al pai s, Haciend frente al Capitolio e levanta
airo a la ca. ¡. de Gutiérrez Jie to, y luego en dife¡'
entes calles eneontnrá la ca a de Ospina, Dávila,
l\Iogollon, Suárez, Fon<;eca, obms de reciente con<;t
ruccion, ) q uo sirven de adorno á la ci udad, Hallal'iÍ.
adoquinada. la calle nal y In de In. Oapuchina, y en
via. de serlo la de Florian ; macadamizadas las de la.
arrera. y la. quc de la plaz:l. de la OOD<¡titucioll
conduce á la de los i\Iártire ; á donde de seguro
no llegad el FisgoD, sin habc¡"o detenido ántes á
contemplar el hermo o arco escar"ano de piedra, levantado
sobre el rio de San Francisco, por el acreditado
ingeniero Ponco de Leon, y entónce no podrá
prescindir de ir á VOl' lo" otros do quo sobre diebo
rio ti ene easi concluido' el mi.~ tUo i y u ph-cer
llegad al colmo, cuan de al al' por a calle de
"La arTer,l," se encuontre en la plazuela macaclamizad~\
de , an Ag u~tin, sombreada. por dos hilera
d frond()~os árboles, didúida por un riach uelo á
cuyos lados se construyen boy murlllla , que bnb!',ín
l' dC'tener la. fuerza clestl'uctora con que la corriento
baja á veces, furio'a r cargada de pi eu ra y de louo,
Pero qué dil',í cuando I'i"i ite la f.ibrica. de :ieido sulfú!'
i o y 1:1 de dl\ tilacion de li co re , ob~el'\-e la refor,
ma que e e. tá haciendo en el lo al de S m Franeisc
y In q\l(' han alcanzarlo lo C'stahlC' imientos do B eneficencia,
parti cularmente C'l IIo pital y el IIospiei ,
donde un1S pocas IIermanas, ll ena, de sublime abnegacion,
)" animau[\ ' por el mác¡ noule sentimiento,
rinden el culto má aceptable á Dio, qne'n:tll rlo in eien<;
o sobre la' nra de la ~al'ida<1; cntónce;; podni
C0nvcne('r~e de que Bogol<í no C' la necnípolis, dO:lllo
pOI' un momento creyó baILIl':e; c¡ne, i n.quÍ como
donde quiel'J hay una p1\'te de la ociedad mísera y
de ,¡¡Iidn, \'ario" sugelos I espctable y :Z).
Lo que es e tal' ocioso. 08 hallábamos de::;ocll pa·
dos un dia, conversa ndo de mil tIifercntes cosn~ , en
una tienda de baté, y no . é pOI' qué circu ns tanci a o
atr:wesó el nombre de Muzo y us min as. Esto di,)
márgen para '1ue uno dij que t enia mudlOs dose03
tIe conocer aquello, para q ue otro a.- r egase q uo
tIo muy buena gana i ria, el t er cero que él t enia uu
aSll1lto que arreglar por allá y , por ú lt.imo. para que
61 mús desocupado (q ue era un humilue ser vidor do
us t ed) dijeEe que contal'an con su compañía.
El viaje quedó :uTeglado, y al terce l'O dia, despues
de haber preparado ranch o, li cores, chocolate y cigarros,
110S pusimos en marcha más contentos que
e tudiantes en vacaciones.
Pasamos el camell on que conuuce h ácia el !orte,
y que atraviesa uno tIe los valles mlls fértil es y hermosos
que ti ene la altiplanide. Aquel vall f', tan valioso
hoy, cubierto de dehesas, semente ras de
papas, maiz, trigo y ce b ~ dn, saipi cndo de cas itas con
huertas que las rodean, y ll eno de animal es que past
an par todas partes , forruando todo aquello un cuadro
b ermosÍt;imo y lleno de animacion.
Despue de haber pasado alguna parte de camino
por el cerro, empezamos el ascen o del volador <1e Fúquene
y desde allí contemplamos el lago y sus extensas
ribereñas comarcas. Este lago, descrito ya por
otros viaj e ro!', se extiende á la derecha como un
grantIe es pejo que copia el ci clo, ora diáfano y brillante,
ora l'evuelto y oscuro.
De. de allí se divisan lo;; campos de Oucllnubá,
parte de los de Lengllasaque y á. la márgen del lago
los que corre ponden á U baté, Guachet á, Ráquira,
Tinj acá, Ohiquinquirá, Simijaca, Susa y Fúquene.
Puede calcularse cuán hermoso será aquel paisaje,
visto desde la cumbre del cerro.
Vense allá las diferentes casas de las haciendas ribereñas
si tuadas en las faldas de las colinas; acá, laS
filas de sauces que parecen nacer de entre las aguas y
que se miran en ellas; en otra parte el rio serpenteando
pOI' sobre una verde alfombra para ir á perder¡:
e en el lago. Hácia el frente los o curos r obledales
que forman las azulosas montañas de Quic:lgota,
San Onyetano y Sema, y por último, al pié del
espectador los ranchos de los indios pescadores y sus
sementeras que van á confuntIirse casi con las aguas
que las humedecen. Si á este cuadro quiere el lector
agregar el pueble de Fúquene, compuesto solo de su
templo y unas pocas casu..", situado en una pec¡ueiía
falda; una quo otra barca que suavemente se desliza
al impulso de su remero; los ganados con urnitIos entre
los pantanos con la cabeza alta en bus ca. de laa
hierbas que las orillas crian, algunas garzas que cru_
zan el espacio con vuelo tardío; un cielo despejado
y un sol brillante completará este bellísimo cuadro,
Acaso no esté muy lejano el dia en que la columna
de humo de la. locomotora (no locomotiva como escribimos
varios) rodee el lago por las faldas de Sema,
punto senalado hoy como trazado para que el ferrocarril
riel NOI,te salga al valle de Saboyá. y ya que
se habla de esperanzas, bueno es consignar aquí c¡ue
el emprendedor 5eñor José M. Sara vi a Feno, dueüo
hoy de todos lo pantanos de este lago 6 de su mayor
parte, tiene entre ma:lOS la lucrativa empresa de dar
salida á las aguas excedentes á fin de utilizar los inmem~
os terrenos que los de bOl'des inundan é inutilizan,
sobre todo en invierno. Ouantiosa será la suma
que en aquello se gaste, pero tambien es cierto que
la utilidad recompensará el esfuerzo.
Llegados á la cúspide del cerro que forma el volado?'
,tuvimos á la izquierna el valle de Susa. y Si rnijaca,
de no mén')s belleza y alegre perspectiv3, y des-
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LA TARDE 19
;:ues de un su:\"e descen o pu imo nuestros caballus
á galope en la llanlll·a.
Quien baya pasauo alguna vez por entre la au-
~edas de imijaca no la,> olvidará jamas. Imngín e un
~nm~llon amplio, com de média )Pg'w, ele larg , perfectamente
plano y en med io de un'\ pared tupi {);L de
verdura; pero qué venlura ! La que prodllc n lo. uño-
60S sauce de recto- tronco, largas melenas, murmullo
melancólico y a pecto impático. auce- que su,;piJ'an
al deiar.-e e tremecer por la bri , y que sue:tan
U " amarillenta b ajas en f0rrna de encll rrujadcs
bilos para que vayun .1 alfl,mbrul' el suelo. Imagí nense
los pa tos nul.3 verdes y tiel'llos vi -tos por en tl'e 10-
tronco y los 1'0 ale- que crecen á la orilla de los valIados;
tdigase á la imaginacion al go de eso de que se
Jena el alma :tl entrar en un templo solital'Ío Ó Ulla
'Arboleda umbría, pero. in más con,pañia que uuo mismo,
y se t endd un'\ itlea de las sauceda de imijacn,
que van e trecb:lndose en fuerza de In. perspecth-a á
medid precipicios
con la velocidad de las piedras que le arrojaban.
El baberse enredado en lo,> bejucos de unos
árboles que coronaban aquellos precipicios fué lo
que le salvó la vida, pero no una pierna ue la cual
ll\led6 cojo parJ. to'la su vida. Desde entónces se
llama aquel punto de la peña el 8nlto de Olaya.
En Simij<\c!l, despues de un refl'igerio, dejamoS
nuestros cahallos y en las mula que p!lra el efecto
traiamo<" emprendimos el camino del monte que con ·
duce al pueblo de Bucnavista á donde, despue de
un largo descenso por entre p<Ír:11110 solitario y nuLIado
y luego mont.aña fangosa, llegamos al terminar
el ciia
E-te pequeño pueLlo sentado en un de,eanso de
aquella escaler.\ qur' de. cicnde 'in interl'Upcion elesde
la Boca delmont3 11 ¡..:ta cIrio Cantino, es como too
dos los que se encuentran en situaciones emcja.ntes :
sin suelo en donde edificar m.l", p bre y escaso de
ecursos. Sólo la ig;les ia y unas pocas casas pajizas
orman lo que e Il:lma el pueblo.
AlIi empieza el límite entre la temperatura fda y
la média. L,) primero arboles de plHano, los fragantes
jazmineo; y la~ alegres anémonas anuncian que
~mpi e7.a la tiena caliente.
Se me olvithb:1 un r eq\liii ito. Pido perrlon, lector
benévolo, pOl' habel'lo traido durante un dia ('n compañí:
1 de \:lri03 viajeros in hacer la pre entacion d
~6tilo. n"y no se puede, á usanza europea, tra tal' á
nadie in q\le haya sido ántes presentauo por al gnn
conocido. Pero esto con i tió en que pOI' la precipi.
tacion del viaje todo se olvidó y luego, como hemo
Tenido tan ent.retenidos, ni en la, cuenta cai de tal
formalielad. File bien, los cuatro viajeros son, un
señor robusto, gordo, muy gordo á quien llaman Bl~·
c1101I, otro señor hermano, idem, eadem, idem, á qui('n
ll:unan del mismo modo, quizá por padecer d~1 mis
mo mal. Estos dos j ó venes (in illo tempaTe) el'an y
son gente sumamen te fr.mca , li;,tas para.
13 divel ion, el chiste y buen humor, y amables has.
t:l donde se puede ser amable. Era tambien el otro,
un jóven de imaginacion indagadora, de genio audaz
é inquieto, amigo tan pronto de ai s larse á UD esturlio,
como de emprendel' una broma y llevarla al cabo
inmediat.\mente. Y el cuarto era ...• no; es un humilde
scrvi(lor de usted. El muchacho de estribo 'y
d emas servidumbre no merece presentacion; pero sí
será bueno advertir á usted que el jefe de los arrieros
era un h ombre ladino entromelid y amigo de
meter su cuarto á e'padas cuando los s .:ñores estab!\
n conver:ando, sin que por esto dejara de ser humilde
y servicia l.
Abara sí será bueno que continuemos la marcba
De,pue- de una noche tr,l11f)uila emprendimos el des·
censo al dia siglliente pOI' ent;'e fang;aks profundo'
~'de s filaderos peligro> os, hasta lIeO'ar ca frente de
Turtur, sitio que no deja de tener su importancia eu
la hi -toria de la conqui.3b, pues fué donde penetrlÍ
en 1540 el denodado capitan L'I Lanchero á
someter á los musas y cJUmas, tribus belicosas y considerable.;
y de las que más trabajo dieron pam su
sometimiento.
Figuróse Lanchero, á quien en>Íal"On á espe-dicion
p rque ('11 Santafé le temian, que emprender
de e'itas campañas era lo mismo que pelear en guerra
n;-glllarizada, y que nada le costaba ser valiente y
triunfar, comu nada le habia costado tumar á saco lÍ.
Roma ú órdenes del condestable de Borbon. Y Terdad
sea di cha, se llevó un clavo. Dícese que este soldado
era de e tirpe clara, y que solo la fama de las
rique7.as del J uevo Mundo lo hizo dejar al emperador
Cárlos V, de cuya guardia era capi tan.
Cuarenta hombres de infantería y uno pocos de
cahallería formal'on el ejérr;i to que tenia que hallérselas
con millares de indios de los más aguerridos y
dominadore- de los parajes más agrios y montañosos.
Quien no baya viaja o por nuestras cordilleras no
puede tener id ea de lo que es un camino malo. pero
verdademmente malo. El viajero por lo reguiar va
cün el credo en la boca temiendo á cada instante ro dar
por un precipicio 6 quedar cuando ménos sumido
ha ta el gollete entre el balTO.
De pues de mil tl'abajo de los cuales habiamos saliuo
sin gran novedad, llegamos á una palizada en
donde las mulas habian de pasar haciendo maroma
puc al errar una pisada, mula y gineta iban á d:ll~
quién abe á. dónde.
Al llega l' allí nos miramos todos las caras como
para preg;untarnos por dónde nos entena riamos ménos.
1\1i compañeros se apearon, tomaron 6US mulas
de d tro, y empezaron á bu car alguna orilla auordable.
Yo, que tenia coufianza en mi bestia acordándome
de ';1n adagi,o de los al'l'ie¡'os SocolT~nos dije:
á los barnale- y a las ....
-Por en m3d1O no se bote! me gritó un compañero,
pel'o en este mom nto i prt'ruum ! hizo la mula
al caer en un verda(let·o océano de burro.
-:- bdre mill y señOl'a de Chiquinquil'á! gritú el
arrle¡'o.
Tente! tente! Aflójele la rienda, gl'it6 otl'o.
Aquella batahola fué horroro-a. La mula al verso
en tal itll'\cion biza U:l e -fuerzo supremo y dando un
acudan violento fLlé á. dar de un salto sobre una
piedl'fI, y )'0, p"rdido- ya lo') e. tribos, salí tambien
per para olro lad,), q nedando sumido entre el barro
ha ta el pe;;cllezo. '
(Ccn¿·inl);(uá .) J. D.\vID GUARIN.
EL CENTINELA DEL POTOMAC.
1
Na la acontece en la. exten·lid .\ líuea
Del Potom'\ ~. '1' ;111 solo 01 centinela
Qu gu'\rd,\ fi I u limitado e'pacio
De un guerrillero ocul to ell la maleza •
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20 LA TARDE
Muere al tiro fatal. o es nada. i Aca o
Un hombre más se cuenta en la pelen?
o es jefe el que sucumbe, es un oldado
Quien solitario al e tertor se entrega.
II
ada esta noche en la extendida línea
Del POt0111::1C sucede. Alegre sueña
El dormido recluta. Olara alumbra.
La. luna del otoño blancas ticnda ,
y arden los fUE'gos del vivac. Suspiros
Trémulos da la brisa cuando juega
Con 1m; hojas del bo que. El campamento
Oentcllantes custodian las estrellas
III
N ada el silencio turba, sino el lento
Paso del avanzada, que á la peña
Va y vuelve ele la fuente, y en ~a cuna
Piensa del niño y en la madre tIerna
y del monte apartado en la cabaña.
Flojo el fusil mantiene y su morena
Faz baña el llanto al murmurar un rezo
Por sus dormidos hijos y por ella.
IV
Igual parece que la luna hoy brilla
Que aquella noclle azul de primavera
En que el callado amor brotó del labio,
y un juramento murmur:lI1uo apénas
Para icmpre bastó .... Rápido enjuga
Oon el brazo sus lágrima", y l\prieta.
Oon fuerza el rifle al corazqn, ilueriendo
Así, aunque en vano, dominar sus penas.
V
Pas:l. la fuente y el rasgado pino
Con tardo pié, y hácia la opaca selva
Sigue avanzando entre la luz tranquila
¡Oyes!. " . ¿ Será el rumor que en la floresta
Produce el viento? ... '1 Es rayo de la luna.
Ese lampo fugaz que mi ojo ciega?
¡ Fué un tiro! i Adios ! i por siempre adios, María!
La sangre escapa de las rotas venas.
VI
ada esta noche en la extendida línea
Del p(ltomac sucede. l\1uda reina.
La paz en torno que interrumpe e l rio
Oon su pet'petua voz, miéntras la muerta
Faz del olllado el húmedo rocío
Baña en ilencío, y solo las e trellas
00ntémpla111e piado as .... Ya su guardia
'Terminó para siempre el centinela.
e
BATIBOR.RILLO O BATURRILLO.
Nuestro cofraue el (( DiaTio de Cundinamar •
ca," al darnos su galante saludo,dice que tal vez
por error tipográfico apareció el vocablo batibo-
1'rillo, que no es sino corl'upcion vulgar americana
de batu?"?'illo, que es la palabra castiza.
Debemos coutestar que en el uso de tal vocablo
hubo intencion y estudio y que por tanto el cajista
no tuvo parte alguna en aquello. Viendo
que por lo general entre nosotros se dice impropiamente
batibul'rillo,quisimos presentar una
palabra bien parecida para que así se corrija
con más facilidad el defecto, tanto más cuanto
que los dos vocablos en disputa son sinónimos
en todos los diccionarios em pezando pOlo 1 de
la Academia. Tu vimos en cuenta tam bien que
escritores de grando autoridad han usado así
aquella voz como podriamos demostrarlo en
caso de necesidad.
Para concluir esta explicacion, quo nada de
agradable tendrá. para los leetoros, dirémos que
solo el desacreditado diccionario compuesto
por una sociedad de literatos, no trae ?ATfBOnnrLLO,
acaso por aquello de que en caso~de herrero
asado?' ele palo.
PE D R O.
(CONCLUSION).
Pedro Aubel't estaba de pié en la popa de su lanCbll,
fijos los ojos más que nunca en la ca;;itn.
Evidentemente babia en todo aquello una noveln.
Al momento hubiera podido descubrirla preguntando
á cualquier vecino, á cualquiera vecin::l, y acaso
pariicularmenta á la Oesarina.
Pero por gt'ande que fue e la impaciencia de mi
curiosid,td, me dije á mí mismo:
-Aguardemos .... Nada quiero saber como no sea
por el mismo Pedro!
Quince días despues h::dJ¡ibame con mi patl'On á
bordo de la lancha. Hacia una noche hermo bima: el
ciclo estaba todo tachonado de e",trel!a::" la mal' serena
y transparente corno un espejo. El grumete y el
marinero dormían en el banco, ínterin In. brisa penniti
ese echar las redes. Pedro, de quien ya me había
hecho amigo, vino á sentarse junto á mí sobre una
vela y tomó la palabra en estos térm inos .... ó á lo
ménos casi en estos términos, pues tal vez no lograró
conservar á su narracioll la delicada flor de su tiernn
y patética sencillez:
VII
Desea mted saber por qué no estoy alegre... la
causa es muy sencilla y acaso le hará á usted sonreirse,
pero no illlporta.-La diré
Amo á María! •... acaso era excusado decirlo, pues
bien lo sabe usted •... i Oómo ha nacido este amo!"
en nuestra almas? ... Sin duda Dio le puso en
ellas dcsde el momento en que porque )¡\
verdad es que áun éramo muy niños cLlando ya nos
amábamos y nuestro amor ha aumentado con la
edad .... Siempre se nos veia juntos en el mismo
surco, al pié del mi IDO árbol, en el mismo rayu de
luz, en la misma ola! ..•. -Primeras palabral', primeros
juegos, primeras lágrima.>, primeras sonrioas, todo
nos fué comün. Ouando habiamos e tado largo tiempo
sin hablar, y uno de no (ltros hablaba de pronto, el
otro decia al momento :-" Estaua eguro." 'rentado
e toy de creer que tenemos un mismo entendimiento,
una misma alma .... ancianos hay en el pueblo que
lo han dicho muchas veces. En un mismo dia hemos
hecho nuestra primera comunion, al mismo tiempo,
uno junto lÍo otro: todas esta cosas unen, créame usted.
Ouando empecé á ir ai mar, nunca salí sin quo
ella roga_e por mi feliz regreso en la cruz de la playa;
nunca volví sin que ella entra e en el agua hasta la
cintura para abrazarme más pronto: luégo la. cogia
yo á cuestas, y la llevaba hasta el arenal, donde todo
era risa y algazara. Oh! í, ¡LUY felices hemos sido
de niños! Dios mio, ¿ porqué pasan tan pronto esos
harmosos años?
Nuestra juventud tampoco fué mala sin embargo,
en invierno, siempre juntos en las veladas; en primavera,
siempre juntos en los fresales; juntos íbamos-
•
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LA TARDE 21
en verano á la ieg-a, juntos en otoño tí coger la avellan3.
Pue y los dio de fie~ta ! Cuántas veces h
bailado en corro con mozos y mozas del,.pueblo
María y yo! Cuúnta vece' nos hemos vuelto 010
por los campos :~ la luz de la luna! i Qué l'
promesas para el lWrv nir, qué e peranzas del paraiso,
que, 1u ermoso uen- o .I ....
Luégo lle"'ó la cdad de tomal' e tanda .... ni uno ni
otro hubiér:lI11os pen-ado en ello, se lo a. eguro á usted:
no nos conia prisa .... éralllo tan felice ! pero
los demas en nosotros y el primero el eño!'
cura.
-Corriente, dijim María y yo ... pero i qué nos
importa? ya no podemos querernos más. !
La co a, inombargo, ofrecia algunas dificultade .
La madre de M aría era rica, y yo no, y ademas era
huérfano: mi hermano mayol' Cesór o me habia
creado ••.. i qué buen hermano! .... el fué quien con
el señor cura fué in rodeo á tratar con la madre de
J\IaI'Ía la cue tion ue ca ~ amiel1to.
-Firme propó ito me 'tenia hecho de que mi hiju
se babia de ca al' con uno que tuviese tanto como
no otro, pero ¿ qué le berno de hacer? ... María y
Pedro se quieren tanto.! ....
Razon tenia la buena anciana! •...
VIII
Al llegar tí esta úl tima frase, un sollozo ahogó la
voz de Pedro y una lágrima a omó á ~u ojos.
Puro era hombre firme mi marinero! Apénas babia
teviJo yo tiempo para apretarle la mano, cuando
ya habia recobr~do su dominio sobre í m , pro·
siguiendo en e tos términos: . . .. .. . .. .. . . .. ... .. .......................................................... ..
-i Con idere usted si e tariamos contentos María
y yo! y mi hermano Ce áreo .. y el eñor cura .. y
todo el pueblo ... porque éramos generalmcnte muy
querido. Ya se \'e! es uno tan bueno cuando ama!
Fué aquello una fic tao .. Luégo llegó el dio de tomarnos
los dichos ... Oh! qué dia aquel! por desgracia
fué el úl timo fel iz para nosotros.
:raturalmente aquellos días yo no fuí á la mar;
tambien Ce áreo qui o quedarse, pero la esarina
exigió que saliese .... Alguna la han acu ado por
esto, diciendo que el trabajo en días de fie ta trae desgracias
•. pero es una inJ ticia. La Ce orina era madre
•.•. tenia que mantener dos niiíos pequeño y era
preciso ante todo traer pan á casa!
El día se pasó bien inemb [\rgo: á la caida de la
tarde el cielo se cubrió de nubes; todo anunciaba
borrasca ... pero no pensábnmos en los que c taban
en alta mar .... la felicidad no hace egoista. Bailando
estábamos cuando de repente brilló un relámpago
•... lu.é go , \} oyó un trueno terrible .... luégo una gran gntena ..
-Una barca en la costa ..•. en peligro de perdi
cion •. " la barca de Ce áreo !
Ya. estaba yo en la. playa.
Qué tempestad ~. . .• Jamas ...• no, jamas se ha~
hia visto otra igual!
Yo hice todo, absolntarnente todo lo que un hombre
puede haccI' en tal ca O •••• 'fres veces me arrojé
á la Ular embr!l.Veelda; á la última estuve á pique
de perecer .... me sacaron quebrantado, sin sentido,
ca i muerto .... Pero no., .• no •••. ah! no em yo
quien debia morir •...
Era Cesáreo!
Cuando volví en mí, lo ví á mi larlo tendido entre
las peñas, todo en angl'entado .... Apénas le alcanzaron
las fuerzas para decirme:
-Pedro! sé el hermano de mi mujer, sé el padre
de mis hijos!
-Cesáreo, le respondí, te lo juro!
y á lo ménos murió tranquilo.
:
IX
Bien conoce u. ted que este suce o ió los
preparativo de la bod:l.
María y yo nos habíamos dicho al de pedirnos :na
ta 1 uégo.
Al vol ver á casa, abracé tí los hijos de mi hermano
•... á mis hijos.
y dí la mano á. Ce arina.
Tan ligado e taba con ella, como si nos hubieran
unido todos los contrato dcl mundo.
A í tran curl'Ícroll sei .
y lo vecinos empczaban á hablar nuevamente de
mi interrumpidas boda con María.
Pero no sé por qué ... sin duda por un secreto preentimiento
.... no me atreví á desplegar sobre esto
mi labio •... ni con la esarina ni con la madre de
María.
Ella rué quien me habló la primera.
-Pedro, me dijo, has adoptado á los hijos de tu
hermano?
-Sí, tia Juana.
-i y á su mujer tambien ?
-Tambien.
-i Enteramente?
-Enteramente.
-¿.Tu intencioll es pues no abandonarlos Dunca 1
-N unca •... Se lo he jurado á mi helmano mori-bundo.
Siguió un breve ilencío, lleno de angu tia para mí.
-Escucha, Pedro, repuso la anciana. E. toy muy
léjos de oponerme á que de~tines ti. la "inda y á IOti
huérfanos una parte del producto de tu pe ca ... tan
grande como te lo aeon eje tu buen cOl'uzon ... Ya. ve::!
que no es el interes lo que me mueve ... Pero conozco
muy bicn á la C~. arina ... y dejar que mi hija vaya.
á Sl¿ casa Ó ver á la Cesarina instalarse aquí ....
oh! lo que e eso, jamas!
Estas últimas palabras abrian un abismo delante
de m pi ••.. yo tambien conocia. á la Ce orina ...
Yi) tambien comprendia que cra imposible que aqueo
llas do mujer~s vivieran junta.
-Tia Juana, murmuré inembargo.
-No me opongo á vue tra boda, prosiguió con
lenta solemnidau la vieja labradora.; te digo la condicioll
que pongo para ella y nada más. Ya .abes que
no tengo más que una palabra y una volnntad !
y es co a de todos sabida •... la tia Juana es una
mujer de las que se ven pocas.
-DecíJe pues de tu uerte, añadió, y de la de mi
hija 1
Levanté la cabeza •... Allí estaba i\IaIÍa. mirándome
de hito en hito.
•
Era p . ó cometer un peljurio Ó perderla pal'a
siempre.
¡Oh! no comprendo que se pueda sobrevivir á momentos
como aquel. ... Los oído me zumbaban como
en una. fuerte calentura .... llamas rojas y azules
me po aban por delante de lo ojo •. me parecia que
me estaba ahogando •... mi cabeza, mi corazon, mi
alma, todo e me figuraba que iba á tallar á la vez.
-Pedro, repi tió la tia Juana, ¿ Quie-res
vivil' solo con la CesarÍna? ¿ Quieres vivir sin ella
aquí? Elige.
D pues de una lucha horrible conmigo mismo,
re pondí con firmeza:
-Tia Juana, cumpliré lo que he jurado.
X
Sinem bargo, en mi delirio sentí la mano de María
estrcchar mi mano y oí su voz quo murmuraba en
mi oído:
-Bien Pedro bien •.•• eres un hombre honrado!
Durant"e un año entero me repett. estas pll l a b ras,
que me han parecido la esperanza, si no la pro~esa
de que Marí~ lograria con el tiempo ablandar a su
madre.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
•
23 L A TARDE
Esto me decia, sí, pero evitaba encollLrarme con
Maria. En aque lla época aun éramo jóvenes ... y yo
p~d(> e ia tanto I
r rt\r I darme V..I.lor miraba á mis hijos, los abrazaba,
cdoblalJa d o cal'mo bácia · llo s. , ...
i Ay! eran á mi lado los únieJs obj e to de mi amor.
.A veces sinembargo hauia. m omen ' os .•.• momento'
en que me sen tia impulsado p o r un ciego frene í
IÍ. !' e chazarios, como la causa yiva de todas mis pen:ls,
c o mo el insuperable obstáculo tÍ. mi fL'licidad.
i Pobres niño~ ! pronto me volvía la rallon ; pronto
me anrmaba en el cumplimiento ele mi deber.
lli e n sabo Dio~ que tC'ngo en mi con c iencia la segu ridad
d e baberle cumpli rlo bi tm, r mi hermano Cesa,
roo, que me mira desde el cielo, debe estar contento
de mí.
i No es verdad, ca~lalI('ro, no es verdad? stod me
ha vi to.... oy para la Cesarina un hermano como
hay pocos .... Soy para los b llérfanos un verdadero
pad¡'e!
Creo que los quiero doblemente p orque son los hijos
de Ces areo, y pore¡ ue son el recuerdo iem pre acariciado
de mi eterno dolor.
Pcro "oh'amos á sus primero dias, tÍ. lo;; ¿ias que
, ignicron ,í aquel en que salí huyendo oc la cabaña.
de la tia Juana .. , . En la época en que Molría y yo no
nos habiamos aÍln vuelto tÍ. bablar.
i Cuintos meses pa aron a í? lmp me bu-biera
sido decirlo C'nt6nces. , .. pues me sen tia como
alelado .... como una especie de idiota.
Mi pobre corazon sinernbargo empezaJ.¡a :í. calmarse,
tÍ. adormecerse con el tiempo ....
Cuando llega á lllis oídos un rumor : ~Lll'ía se ya :i
casar!
¡Oh! cómo conocí entónces que la amaba con tuda
mi alma!
Entónces la busqué; acaso ella por su parte me
buscó tambien, pues es lo cierto que nos encontramos
una noche cara tÍ. cara en el camino que va á TI'ouville.
i Oh! ni aun tuve necesidad de habla¡" pues me
leyó en los ojos la pregunta. que iba á hacerla y me
respondió:
- la verdad!
Luégo añadió precipitadamente:
-Pedro, soy tu novia, siempre tu noV'ia .... y hasta
que tú mi mo me digas: cásate con Santiago, per-maneceré
s0ltera .... Pero mi madre me suplica ... .
mi madre es muy anciana .... está muy enferma ... .
Acaso es un deber en mi obedecerla., ...
No pude reprimir un gri to de dese peracion.
-Pedro! exclamó María anegada en llanto .... Te
amo .... DO puedes dndarlo .. , . te amar é miéntr~
viva .... Pero no puedo siuembargo por tí dej:w mo·
rir á mi madre!
Aquel grito de amor filial, no ménos doluroso que
el mio, hubiera debido caer á su.~ piés, COIl . euti!' en
lo que me imploraba y gritarla yo mismo: i gnacion
y valor!
Pero no .... no .•.. yo habia p erdido lacllhe·
fia •••• y prorrumpí en duras reconvenciones, odiosas
amenazas y l oco arrebatos.
-Mal haces, murmuró dulcemente María, mal ha,
ces .... pero no puedo ofenderme porque hablas así
por exceso de amor ... Pronto recou"arás la J'azou ...
pronto .... ConflO en ello .... r entónces mo darás
mejor respuesta .... La espe raré.
y me dejó, sollozando y q nebrantado, en la orilla
del camino.
XI
En efecto, pasados algunos dias, reflexioné.
No pudiendo ca arme con ~hría, tenia yo por ventUI'a
el derecuo de impedir u boda con otro y de
condenar así, de un solo golpe, á la hija á la soledad
y á la madre al sepulcl'o?
Por otra pnrtc, yo ,eía que todos en derredor de
mí COI o;ian mi conducta y lajuzJaban desfayorable-mente.
adie se acercaba á llablarmej nadie me
alar~aba la mano como án Alguno, ineOlbargo se
decidieron á acon ejarme va lor y re- ignacion ; otro.':I
ap e laban al s~rcal'smo, compllrándome al perro del
horLclano, que ni come ni deja. comer. A vece oía yo
decÍ!' á l:\s mnjere del pueblo con cierta intcnclOn,
cuando pa. nba pOI' junto tÍ. ellas:
-La tia Juana igue mal esta noche .. , . mucho
peol' que ayer.
Llegó al fin el turno dC'1 señor cura, que me xhortú
paternalmente con )a santa autoridad de la rC')j-
• glOn.
Aun no me atrevia, aun no queria, aun no podia ,
ceder! Por último mI:: dijo la Ce arina :
- T O habrás cumplido completamente)o que prometi
' te:í tu bermano, no serlls verdadera01cnto el
padre de mis bijos, ha ta que tú mismo autorices á
lIIaría tÍ. ca ar3e con otro.
Aquella palabra me decidieron .... aquellas palabras
sonrieron á mi dolor .... Hay momentos así
en la vida en que parece que uno se recrea en hacer
sangrar su pobre corallon ya en angrentado .. en que,
á fuerza de babel' sllfl'ido, acoge uno con loca alegría.
todo lo que puede hacerle ufnr má .
En el acto resolví devolver á Mu.ría su libertad.
Pero ¿ cómo hacerla saber mi resolneion 1-Verla,
hablarla, era un sacrificio superÍvr á mis fuerzas ...•
-La escribiré! dije para mí.
XII
Con esta intencion compré un cuadernillo de papel
de cartas, me encerré con llave en mi cuarto y PUS&
manos tÍ. la obra.
Aunque apénas sabia escribir,~eran tantas las ideas
que lJUllian co nfu amente en mi cabeza, qlle mi manocubrió
en un momento de gruesos cal'até¡'es las cuatro
carillas.
-Bien, bien, dije entre mí, no es tan difícil como ,
yo crela.
Pero cuando leí lo que babia escrito, advertí estupefacto
que no era aquello lo que yo hubíera querido,
lo que yo hubiera debido escribir, ni por asomo.
y volví á empezar.
Otras cuatro p:íginas escribí .... pero que tampoco
eran la expreslOll de mi pensamiento, de mi deber.
-Borremos 10 que sobra, me dije, y veremos lo
que queda.
En aquel la f'egunda lectura, despuef. de releer cada
frase, me paraba un momento y la tachaba.
y en suma, tanto tacbé .... tanto .... que de las
cuatrC' carillas no quedaron más que estas tres palabrn~
:
" Cásate con Santiago."
. Ay! i' Y qué más podía decirle 'l
XIII
Transcribí, pues~ este supremo adíos en un tercer
pliego de papel.
i Cuánto tiempo emplee en doblarle, en cerrarle!. •
Luégo con mi carta en la mano, eché á andar.
Ya e taba e:cdta, pero aún no estaba. entregada .. _
Esto era 10 más terrible!
¿ Con quién en .... iársela 1
Cabalmente pasó en esto nn grumete.
-He! grumeii 110! toma esos dos cuartos y vé á
llevar esa carta. á la bija. ele la tia JURna.
Rápiuo como una centella, el muchacbo cogió lo~
dos cunrtos con una mano y quiso con la otra coger
la carta. Yo titubee en dá!' ela .... se me resistia
romper de una vel con toda mi- esperanzas de felicidad
.... Al cabo se la llevó y yo me quedé 'mis
muer·to que vivo, viéndole encaminarse á casa. de la
tia Juana, .• Entró en ella,
Ya no ha hia remed io !
Vol ví la cara á otro lado y ecbé á correr fuera do
•
•
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LA TARDE 23
mí con direccion al campo, murmurando con voz ahogada
por lo sollozos:
- ;~ tieno mi carta .. . . ahora la estará abri endo ... .
ya la. lt!e .... ya ll ama á. 1 tia Juana .•.. y luégo ... .
y luégo ...•
y luégo, hasta el amanecer, andando sin cesar para
aturdirme ciego, calenturiento, loco, me iba repitiendo
á mí m mo aquellas tres palabra., que por todas
partes veía circular en las tinieblas:
" Cásate con Santiago! cásate con antiago!"
XIV
. Líeg6 en fin el dia de los de po!'.orios.
Ya desde la vi pera me habia yo echado al mar en
mi barca, y toda la noche habm andado enando á la
"Ventura.
~ Pero nI caer la tarde, hubo en Ins olas una especie
de empeño cruel de arrojarme por fuerza á la costa de
Villerville .... y pronto divisé las luminarias di puestas
con ocas ion de la boda.
Muchas veces he oído bablar de los horribles suplicios
que se usaban antiguamente .... del tormento)
del potro, de la I·uerla .... de los infel ices á q uienes
arrancaban la lengua y las uITas, á quien tl'ituraban
los lluesos ó los de ollaban, ó los quemaban vi,
QS, pero juro á usted que todos aquellos nlártires padecieron
ménos de lo que padt!cí yo aquella noche ....
En fin, no pude más .... eche el ancla y salté E'n
tierra .... y me fuí desl izando con furti vos pasos por
detras de las tapias ha ta. el prado en que se e tab::u
celebl'ando las bodas con baile y cánticos ....
Pobre Mal'Ía !
La habian obligado á entrar en el corro y á bailar
y cantal' como las demas ...• En esto un marinero
que acabab,~ de encender la pipa, tiró junto á mí el
papel conque la habia. encendido y su llamo. ilurnll1ó
mi rostro .... :Marín me vió, y lanzn.ndo uu grito cayó
s que debieran
cubrir mis huesos.
j EnHaquezro vi s iblemente!
Hoy reza el almanaque San ~fanueJ.
Mish l\1anuela Z. debe t"ner ambigú. Ya por 10
qu e hace á hoy n o será. aire lo qu e únicamente entre
I'n mi estómago. Algo m,is sucull'nto se confecciona
á e t os horas e n la cocina de mí protagonista de boyo
2 DE ENERo-Ayer fué un magnífi co día.
Como me lo prometí, el ambi o- ú de l\Iisia Manuela
fué C'splénditlo. o
Cuc~í a l¡!o y t1'aje tr:mbicn al go para ca a.
De, de qne l eí la fábula ele la cigarra r la bormiga,
tengo la costumbre de traer cualquier cosa para el
granero.
j Qué se ha de 1lacer! La lectura de lo buenos JibrC'
!' edifica un t anto !
Para boy t engo víveres; pero mañana'? ... Pa·
ciencia y barajar.
3 DE ENr::Ro-Santa Erígida! las di r z de la noche
y sin dar siquiera un mordizco!
Ko hay duda, se me yan n tomar los dicate !
IJ oy me a ce rqué á Juancbo y l e pedí \111 pequeño
auxilio :í mi sítu'lcion; pero i cosa e~traiia! me dijo
que estaba ordo!
Ya 8e ye; le be hablarlo tnnto nI oído •...
El p o bre ! .... es preei o conre ar, sinembargo quo
hasta ah ora había "ido un buen ami g0 !
Di ce el refran que al caballo yal amigo no hay que
apl\rarl os .
Este está c:msado, no cnbe dudn .... Se le quitará
la silla, y dentro d e p oco e. tará de montar.
D lA 4-1\1n1 principio de semnna tienen los que
ah o rcan en 1 únes. H oy ha desertado Miguel. Si la
b.lja continúa en la li s ta de mi s protector¡·1', prunto
hnbrá que r ecu rri!' a m e dirlas I'xtl'emas. En fin ve-remos.
Dios da de comer al pajarillo. .. . '
DIA 5-Ayuno y abstinencia completa, basta de
cigarro;;. Fíat 'volllntas tua.
DrA 6-Eien hice en niri g irme hoy á la Tesore ría.
Le paga r on su lista á Pedro y me ha pre tado un
par de fuertes .
Algo es al go.
En cuanto á este, aun no está cansado; yeso que
('s ín¡;álido ! T e de1Vfn la1¿cZc¿7nUS .
DIA 8-Dos dias que 110 escribo unn letra en este
diario, e-p~jo fiel donde quedan impresos mis pesares
y mis ilusiones.
A illstancia~ ?'epelidas ue Diego, que se ha casado
pocos dias ha, he ido á pa al' cste tiempo con los noyi
os en el campo .
Qu é d e licia! Si la vida fuera toda así, aunque vinieran
años!
Pero todo tiene su término.
. Ayer, paseando en coche, se me ocurri6 que de las
vldas arra tradas era aquella la mejor; si n saber que
esa vida alTastl'ad:t sobre rueda no debia dUI'ar para
mí sino momentos, y que muy luego debia tener que
arra trarme para dormir.
Ayer sé han ll evado mi cama! El cantinero de la
esquina se ha becho pago con ella de uná pequeña
suma que debia yo en su el>tablecímiento 1
i Ay ! Los a nigo ' son cau a de esta catástrofe
que me obliga á dormir C011 la or~ja en el suelo como
un geólo¡;o que oye ruidos subterránE'os.
i Los amigos arruinan!
Pero no, qué necio soy! No; los amigos son nuestra
providencia!
Du O-IIubo un santo que durmió toda su vida
sobre una vieja tarima .
i Qué virtud!
Yo declaro que sin ser viejo el suelo de mi cuarto
no e t oy dispuesto á seguir durmiendo ni á lo sant¿
ni á lo geólogo.
Medidas extremas .... medidas extremas ...•
Da lO-Vigilia y abstinencia.
,Eclipse total de alimentos, visible para mi en Ca
¡'acaso
DE U-Hoy he tomado la r evanch a.
Se graduó el doctor N. y me he dado por convidado
al banquete; y únicamente al banquete pues que
la ceremonia del grado me pflrece monóton~.
He comido algo, ó mejor dicho, he de'\"orado mucho.
:El hamhre estaba en relacion COD el deseo de hon-rar
la mesa.
Rppítese la f,ibula de la llOrmiga.
Para mañana hay pro , isi olles .
DrA J2 ·Nocbe de circo y in un centavo.
ITa ll egado el general X** Le abordaré, y estoy
seguro de la E'ntrada.
Es muy generoso y cabnllero; y soLre todo ...• no
lo be ocupado nunca ...• Atlons !
( Concluirá.)
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