Por:
Patricia del Carmen Peralta Benítez
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Fecha:
2020
En Colombia, los cambios en el sistema climático nos llevan a períodos de lluvias intensas y largas sequías, que desatan la fuerza de la naturaleza impactando la vida y estabilidad de los ecosistemas. Colombia por su ubicación geográfica, sus características físicas, socioeconómicas, su diversidad y porque la mayor parte de su población se encuentra asentada en suelos inestables e inundables, es altamente vulnerable a estos cambios.
La industria aseguradora colombiana se ha visto afectada por el aumento de la frecuencia y severidad de eventos que pueden ser atribuidos al cambio climático, afrontando el pago de indemnizaciones por eventos catastróficos en los últimos 50 años. Sin embargo, las pérdidas pagadas son bajas con respecto a la magnitud de las tragedias, porque la cultura aseguradora y por ende los índices de penetración y masificación de los seguros son tan pequeños, que no se han visto impactadas sus finanzas y sus resultados. Las pérdidas han sido asumidas por la población afectada, con recursos propios, teniendo que recurrir a endeudamiento, disminución de dineros destinados a la alimentación, educación, entretenimiento o ahorros y de los contribuyentes, de los cuales el gobierno paga los costos de reconstrucción e indemnización sufridas a las personas e industrias afectadas.