Por: Sonia Verónica Mortis Lozoya
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Fecha: 01/01/2014
Soy de los que piensan que es falso el viejo dicho que se conoce en las instituciones dedicadas a la formación y el perfeccionamiento del profesorado, el cual señala que si un cirujano de comienzos del siglo xx entrara en un quirófano actual, no sería capaz de hacer nada debido a la fuerte presencia de la tecnología en la medicina; pero que, si por el contrario, un docente de la misma época también viajara en el tiempo, sí sería capaz de actuar en las aulas actuales. Desde mi perspectiva esto es falso, porque nuestras aulas han cambiado más de lo que nos podemos imaginar y es en ellas donde vemos cómo las tecnologías han penetrado fuertemente en nuestras instituciones educativas: pizarras digitales, videoproyectores, conexiones wifi, tablet o salas de cómputo ya no son aparatos extraños para los docentes y discentes, en donde algunos de ellos empiezan a adquirir la categoría de "invisibles", que es el momento en el cual se puede considerar que las Tecnologías de la Información y Comunicación (tic) se han integrado paulatinamente en los escenarios formativos, pues el docente los moviliza cuando de verdad con ellos resuelve problemas de comunicación con sus estudiantes y en su aplicación crea una nueva escenografía para la enseñanza.