Por:
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Fecha:
16/06/1900
lftO IV Bogotá, Junio 16 de 1900 NUM.'156
__ ,. . ......, __
ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO
DIRJ:CTOR AD•HONOREM, FRAt~GISGO J. VERGARA y V.
General. Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros
Son colaboradores natos de este periódico todos los J'rf~s y
Oficiales de1 Ejército de la Reptiblica .
OFICIAL
:CEOitE~O Nt1 :m O .. :CE 1900
(6 DE JUNIO)
por el cualAe organiza una Compañía especial de jnfantería
El Presidente de la República
DECRETA.
Art. 1. 0 Organizase en esta. cintL el nna Compañía de infantería,
que se denominará La Vni6n, y se co~npondrá dejóvene
voluntarios que sepan leer y escribir) hasta en el número
de ciento cincuenta.
Art. 2. 0 En e ta Compaílía, dada la calidad del personal
gue habrá de componerla, y por cuanto no durará organizada
sino mientras termine la presente guerra civil, se pagarán loa
siguientes sue1dos: .
Oapitáu, Comandante de la Uompaíiía, el ele primer Jefe
de Batallón ; .
Teniente, el de segundo Jefe de Batallón;
Subtenientes, cada uno ........................... $ 100
Sargentos primeros, cada uno. . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . 80
Sargentos segundos, cada. uno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Cabos primeros, cada uno...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Cabos segur. dos, cada uuo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Soldado , cada uno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Art. 3.• Los individuos que quieran prestar sus servicios
incorporándose en esta Oompañía, deberán solicitarlo perso-
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722 BOLETfN MILIT A.R
nalmente en el Ministerio de Guerra, y comprometerse á. esempeñar
cualquier servicio que e les imponga.
; En caso de marcha es entendido que el Gobierno no les
suministrará. bagajes ni monturas.
Art. 4. 0 Nómbrase Comandante de esta Compañía a l Sr.
Gerardo Pulecio, á quien se autoriza para nombrar los Ofciales
inferiores, dando cuenta al Ministerio de Guerra pam su
aprobación.
Art. 5.o El Ministerio de Guerra pondrá á órdenes del Jefe
de la Compañía el local para cuartel, el armamento y el ve8-
toario del caso.
Art. 6. 0 La Compañía tendrá un Habilitado especial, que
devengará el sueldo a~ignado en este Decreto á los Sarg tos
primeros.
Art. 7.o La Oompañía La Unión dependerá exclusiva en-te
del Ministerio de Guerra.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 6 de Junio de 1900.
Por delegación del Excmo. Sr. Presidente,
El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIA1f0A
1 • • .
SOBII.E CIRCULACIÓN DE TARJETAS TELEGRÁFICAS POSTALES ENTR.E :.os
HABILITADOS D.E LA CAPITAL
c~manáancia en Jefe del Ejército-.Bogotó, Junio 8 de 19oo
La Comandancia en Jefe del Ejército, teniendo en cuenta las
dificultades con que tropiezan los Habilitados de la guarn"ción
para cambiar billetes grandes por pequeños; considerand que
el cambio de unos por otros presupone fuerte gravamen para el
Tesoro, que debe evitar e en cuanto fuere posible; cou iderando
que en el Estado 1\Iayor general existen obre 280,00 tarjetas
telegráficas postales del Yalor de 10 centavos á 1, rreglada.
s como tiquetes de cambio por la extin~uida In peeción
del servicio de plaza; considerando que la Habilitación del
Ouartel general puede servir d<~ oficina rle cambio pa la
mencionadas tatjetas, si para ello se cuenta con los fondo~ necesarios;
y, en fin, teniendo en cuenta que con tal objfto el
Ministerio de Guerra ha situado una fuerte suma, en billetes
del Banco Nacional, en dicha Habilitación, en prueba de que
estima conveniente la medida que se trata de tomar,
RESUELVE
l.o Permitir que el Habilitado del Ouartel general cambie
á los Habilitados de la guarnición, por las mencionadas tarjetas
telegráficas, debidamente reselladas, los billetes grandes
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BOLETíN MILITAR 723
qme reciban en ]a Pagaduría Central, á fin de facilitar el pago
dro haberes y raciones. Dicho cambio se hará en cada semana
en1 la proporción y cantidades que determine la Mesa de Contalbilidad
del Estado 1\fayor general ;
2. 0 El Habilitado del Cuartel general cambiará en su oficima
y á su presentación, por billete del Banco Nacional, las
mooncionadas tarjetas telegráficas. Tal cambio se efectuará todols
los días uurante una hora por lo Ineno¡o;, y de él se encarga¡,
rá exclusivamente uno de los Ayudantes del Habilitado del
Cwartel general, á fin de que lo intere ados no hallen tropiezo
en la conversión de las mencionadas tarjetas por moneda legal.
El cambio de que se trata en este inciso principiará á las
2 IP· m. de lo~ días no feriados ;
3.0 Los Habilitados de la guarnición pueden pagar habare
y raciones en las mencionaía en la despensa 18
rrobas de carne de muy bueua calidatl. En despensa separada
e bailan las papa , pauela, plútano , granos, etc., eu cautidales
n fici u tes, y e u otra. la l •eh e qne so con u me diariamente.
E do e."pen rs que el lini ·terio de Guerra ordene la
con trncción de un p quoiio pal>cllón para las operaeiones quirúrgicas
que s practican con frecnenci: , p~ ra ai lar á los enfermos
operado y ponerlo· en mejore· c~oudiciones higiénicas,
fuera do la. i uflnencias patoo·é nica. de las emanaciones de las
cnfermerí~ s; allí podría peruoctar no practicante para in vigilar
al operado y segnir la iudicacione lel cirujano. Creo que
para ste pabellón, pedido por el Sr. Cura., Dr. Forero1
despachada por ia Farmacia uel I)r. Abraham
Ap~ricio, y entregadas al Sr. Cabrera para su re-mlsión.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 595 50
llfarzo 15-Factura de drogas cmnpradas en
la Farmacia del Dr. Abrallam Aparicio, para remitir
al Ejército 'lel .1. orte en .Pamplona; fueron
llevadas por el Sr. Miguel Arbeláez, adjunto á la
ambulancia del Norte, en compañía del Sr. Daniel
Ortiz ... - . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3,297 50
Afarzo 16-Drogas despachadas por Buendía
y Herrera, para el Hospital de Ibagné, y entregadas
al Sr. de La Cuadra, comí ionado por el Go-bernador
........... -.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,609 50
llfarzo 17-Factura de drogas para las fuerzas
aeantonadas en Villa.vicencio de pachadas
por García 1\fedina, y entregadas al Mayor Moisés
Ortega Lleras . .... . ...................... . _... 655 70
1J.larzo 17-Factura de drogas para el Hospi-tal
l\Jilitar ele Zipaquirá, despachada por García
Pasan ..••... _ ... * 17,682 65
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728. BOLETíN MILITAR
Vienen ............ $
Medina & O~, y entregadas al Dr. CarJos Aguirre
PI ata .•........................................
Marzo 27-Para las fnerzas antioqueñas á órdenes
del General Lesmes, y remitidas con el Oo.
ron el Miguel Murillo.. . . . . . • . ............... .
Abril 7 -Factura despachada por García 1\ledina
& O.•, para la Divisi6n Holguín, y entregada
al Médico Elisio Valdés ........................ .
Abril 11-Factnra despachada por García
Medina & o.a, para la . fuerzas .acantonadas en
1\fediua, á órdenes 'del G~neral Jesús García; fueron
entregadas al Comandante Geranlo M el o ....
Abrilll-:Factura de drogas despachadas por
García ~fedina & o. a, para la fu rzas de Villeta,
y remitidas al Jefe Civil y Militar .... . ........ .
.A.bt·il 16-Factur.. de pachada por Garoía
Medina & c.•, 1 ara el Ejército del Norte, según
el telegrama en que las pide el Dr. Pntnam . .... ..
.Abril19-I aia el Ejército d l Norte, según
factura del r. Putnam, despach .. d~~ por García
Mediua & 0.", y remitida en un convoy eu\iado
por el Mini terio de Guerra ................... .
.A.b'ril 30-Para el Ej rcito antioqueño en el
Norte, factura de droga despachada por García
Medio a & O.~, y remitidas con el Coronel Baena ..
Mayo 4-Por factura de drogas compradas á
Buendía y Herrera, para el Hospital de Guaduas,
y entregadas all\Iédico Julio Uricoechea ....... .
. ill.ayo 23-I.,or las drogas de. pachadas por
García 1\fedina ... u.•, egún factura, para la guarnición
y 1Io8pital de Villeta, y entregadas al r.
Daniel Gaitán . _ .... _ . . . . . . . . . . . ............ .
Mayo 23-Por las droga despachadas por
García 1\'Iedina & C.a, para la fu rzas acantonadas
en Villaviceucio, y entregadas al :Mc: .yor Moi-sés
Ortega Lleras ........................ _ .... .
J1¿nio l.o- or las drogas para la División
Bolívar, despachadas según factura por Buendía
y Herrera, y entregada~ al Dr. Bernardino Vargas
Junio 5-Por la drogas compradas á Barberi
y Durán Borda, para la Di visión del General
Ospina Ohaparro, que marchó al Occidente, y en-tregadas
al Dr. Ricardo Uricoecbea. _ .......... .
Junio 5-Por iu trumeotos, hilas algodones,
etc., comprados á García fedina y entregados al
Pasan ............. $
17,682 65
552 80
387 60
1,131 80
372 80
525 70
1,949 60
2,560
2;724
1,038 70
484 20
282 40
770 50
1, 796 ..
32,208 65
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BOLETíN MILITAR
Vienen .....••..... 8
Dr. Ricardo Uricoechea, 1.Iédico de la División
del General Os pina Chaparro ..................•
.Además ele las partidas anteriores, se compraron
las siguientes drogas que se han ido distribuyendo
proporcionalmente á las diversas Am·
bulancias:
El día 4 de Abril se compraron al Sr. Pablo
Díaz ocho libras y tres cuartos de algodón yodo-formado
........................... . . - .... . .. .
El día 10 de Mayo se compraron al Sr. Moisés
Angulo ochenta onzas de sulfato de quinina, á
$14cada. una .......•......... . .... ·····---·
J 'u,nio 5-Pagado á la Farmacia del Dr .
.Abrabam Aparicio por las drogas y recetas despachadas
para los presos politicoo pobres del Panóptico,
según convenio hecho con el Ministerio
de Guerra .....•............•....••...........•
Suma total. ........... e
129
32,208 65
337 80
122 50
1,120 ..
52 30
33,841 25
Bl Inspector en el servicio médico científico militar,
LIBORIO ZERD A.
-··-
SECCION DOCTB.IN AL
La bravura es una cualidad tan indispen able á los militares,
que sin ella casi es impo ible que el hombre pueda permanecer
bajo banderas. Esta virtud no es natural : ella se
adquiere desde la edad más tierna, y se desarrolJa á menudo
hasta el punto de convertirse en una ciega temeriuad.
Ciertamente antes de arribar al mando de los ejércitos, el General
habrá podido, por el hábito de los peligros y de los azares,
destruír los últimos gérmenes del temor y la debilidad,
r cibidos de la naturaléza; habrá, in duda, mostrado varias
veces su bravura persona] ; así pues, no entra en nuestro plan
aquí tratar de inspirar el valor al General, sino solamente mostrarle
el empleo que debe hacer de él.
"Bl valor, dice Iviontaigne, tiene sus límites, lo mismo que
las otras virtud e , los cuales una vez frauqueados, se está sobre
la peudiente del vicio, de mauera que el valor se expone á convertir
e en temerión, berilio mortalmente en el ataque
de Roma, ordenó que se le cubriera con un manto, á fin de
sustraerse á la miraua · ue u soluado , que nada ~abían del
accidente ocurrido á su General ; e .~ notorio tam l>ién que él
mismo respondía á lo qne pa auan á.~ u inmediación, inquiriendo
por su general : seguid, seguid, Bo,rbón se halla á la vanguardia.
El abate Vertot refiere en su hi toria de las revoluciones
de Portugal un hecho tan instructivo en este géuero, que viene
la tentación de suponerlo imaginario. J\fulley Molluc libraba una
batalla decisiva á .M.ulley l\lalwmet, su rival al trono de Marruecos;
atacado repeutiuamente por una enfermedad mottal, se
mnostra, sin embargo, á sn olrreno á
vanguardia. En resumen, en el centro el combate no pasó de simple
é inútil tiroteo durante toda la jornada.
Hacia las dos de la tarde los restos de los highlanders que no
se habían movido después del fracaso de la mañana, fueron presa
de inexplicable pánico. Entre la una y media y las dos el fuego de
fusilería, que durante algún tiempo había sido bastante lento, de
repente se encendió en toda la línea, y al mismo tiempo el terreno
unido que ocupaba la izquierda inglesa cambió de aspecto. Un ·
granadero que del ala opuesta observaba por casualidad esa parte
del campo, donde estaban los highlanders, como viese de golpe
surgir torbellinos de polvo en la llanura, supuso que los boers salían
de sus trincheras para atacar á los ingleses. Un oficial que estaba
cerca de dicho sargento miró con su binóculo, y afirmó que la polvareda
la levantaba la caballería imperialista, que tomaba el galope
para copar al enemigo. En realidad lo que sucedía era que los
highlanliers se p,:mían en salvo á toda carrera. La fuga fue tan espantosa,
que ningún oficial pudo contenerla. Del montículo que
ocupaba la batería montada podía vérsele arremolinearse al través
del veldt (llano) como un enjambre de abejas, hasta que se p--rdieron
de vista. A causa de este pánico las baterías rodadas quedaron sin
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BOLETÍN MILITAR 737
sostén en mitad de la llanura. Lo que acababa de suceder "era el
espectáculo más triste que nunca ha presenciado un soldado inglés;
un espectáculo inolvidable." *
Aun cuando expuestas al fuego eficaz de los fusiles boers,
las baterías inglesas se portaron con bravura y cubrieron de proyectiles
las trincheras enemigas hasta que aquel fuego disminuyó en
intensidad. Por fortuna parte de los Gord:ms, que apenas distaban
I 30 metros dt las trinchtras enemigas *, permanecieron en su puesto,
y á pesar de la retirada general, no cedieron una pulgada de
terreno, y contestaron con brío el tiroteo de los republicanos.
La buena suerte de los fugitivos quiso que los boers no los
acribillasen á shrapnels mientras huían. En ese momento llegó uno
de sus jefes con una orden del General Methuen para los highlanders,
la que más parecía súplica que mandato. Todo lo que el General
en Jefe pedía era que la brigada permaneciera en su puesto
hasta la venida de la noche; pero aquella fuerza estaba tan desorganizada,
que el portador de la orden (que era de la misma) no
pudo hallar un sol<> oficial que le ayudara á comunicarla á los dispersos
soldados.
Verdad que no era poco pedir á lo<; highlanders permanecieran
aún expuestos durante cinco horas al mortífero (?) fuego de los defensores
de la trincheras, á pe ar de lo cual la tropa se reunió al
toque de cornetas y cornamusas, y los restos de la brigada, recogidos
por los Scots guards, volvieron cerca de la artillería, en punto
donde no estaban expuestos al fuego de fusilería que chisporroteaba
en la c:ima de los kl)pjes.
En el ejercito inglés se creía que á la entrada de la noche
la guardia iba á cargar á la bayoneta, apoyada por el grueso de los
Gordons, y se repetiría lo sucedido en Modder River, es decir,
que los hoe'rs evacuarían sus posiciones ante dicha carga. Los corresponsales
dudaron de tal re ultado "á causa del serio obstáculo que
formaban las redes de alambre, aun cuando los granaderos se habrían
lanzado ciertamente al ataque sin cuidarse de las balas, para
abrir el camino á los demás. Sin embargo, la suerte dispuso lo
contrario, y debemos darnos por satisfechos de que se hubieran salvado
de una destrucción completa tropas que se habían batido
hasta entonces con tanta bravura."
• Entre lo:; profesionales se habb temido mucho, de tiempo atrás, esta tendencia
á prorlucirse pánil!os en las bat:lllas morlern11s, y pl)r eso en este semanario ee
llamó tánto la atención sobre el particular antes de que estallara la presente guerra
civil.
• El famoso Ju~m de Bloch afirm6 (tomos 1 y VI): "A fuerzas iguales puede
dejar~e acercar al asaltante h::tsta doscientos metros, pues bast:1 entonces á los defenso·
res tirar los cinco proyectiles contenidos en el almacén de ·u fusil para anonadar á
6US adYersarios." También dijo que 100 tirado re ba~tabun para destruír en cuatro
miOLltos una batería situada á 1,000 metros! La experiencia de la m!lyor batalla
litltada hasta ahora en et Ttansvaal lo desmintió, como era de esperarse.
2
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738 BOLETíN MILITAR
Hacia las 5~ de la tarde la artillería boer, que hasta ese momento
había permanecido silenciosa, rompió repentinamente su
fu~go, disparando sobre las cajas de municiones de las piezas inglesas,
las que se encontraban al abrigo de las balas de la fusilería en
un pliegue del terreno.
Ese inesperado cañoneo fue el golpe de gracia para los highlanders:
apenas estalló el primer shrapnel boer, cuando los restos
de la brigada Wauchope, presa nuevamente del pánico, huyeron
hasta dar con las ambulancias: esta vez ya no podía pensarse en
volverlos al fuego ; la dicha brigada se habh dispersado de un modo
irremediable, dejando de existir como unidad combatiente.
En tales condiciones el asalto nocturno habría sido una temeridad
por parte de los ingleses, porque los highlanders no podían
ya ni aun guardar su propio convoy, y la guardia, á la cual pertenecían
los Coldstreams, que habían peleado recio durante el día, nu
habría podido cargar sino en el caso de contar con un sostén.
La batalla estaba, pues, perdida por parte de los ingleses,
cuya artillería disparó sin cesar durante veinte m in u tos para cubrir
la retirada, y la batería de grueso calibre, para cerrar el drama,
disparó una descarga de granadas con lydita, que hizo temblar el
suelo. La artillería fue, pues, Je gran provecho á Lord Methuen
en esta jornada, en la que estuvo en acción casi durante trece
horas tirando, término medio, algo más de mil proyectiles por batería,
ó sea unos 170 por pieza, lo que justificó la doctrina alemana del
nuevo reglamento del arma, que señala 200 como dotación ordinaria
de cada cañón de tiro rápido para una batalla.
Cuanto al globo cautivo de la sección de aero táticos, hizo
varias ascensiones en el curso del día, con duración de uno á diez
minutos, sin provecho bien marcado.
En esta batalla, como de ordinario, cierto número de tiradores
boers escogidos se ocupó en apuntar especialmente á los
oficiales ingleses. Un soldado del batallón 3.0 de los Seajorth Highlanders,
que cayó herido en esta jornada, contó lo siguiente: "Vi
á un boer de aspecto alemán, correctamente vestido, con calzado
muy limpio, que se paseaba con un cigarro en la boca, y escogía
mucho el bulto á que apuntaba. Estaba solo, y con frecuencia se
servía de un binóculo para mirar los oficiales y hacerles fuego.
Como yo tenía un brazo roto, no pude usar contra él mi fusil."
"En nuestras filas-escribía un boer-la brillante victoria
que acabábamos de obtener no produjo exaltación alguna; un profundo
silencio sucedió á la terrible experiencia del día."
A pesar de su fr:1caso, las tropas inglesas pasaron la noche en
el campo de batalla; los cuerpos de la guardia establecieron su
vivac sobre sus propias posiciones, pero prolongándolo hacia la izquierda,
para ocupar el terreno abandonado por los highlanders. Algunos
soldados de dicha fuerza se adelantaron por la noche hasta mu¡
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BOLETÍN MILITAR f39
cerca dtlas trincheras boé"rs, y pudieron observar que éstos se entregaban
á sus habituales libaciones de ginebra.
La lluvia de la noche anterior resultó menos desagradable que
el frío penetrante de ésta que seguía á la batalla, de suerte que se
estimaron dichosos quienes tuvieron una manta para abrigarse,
pues fueron muchos los que durmieron sobre el duro suelo. "Pensábamos
con tristeza, dice un corresponsal, en los numerosos heridos
que yacían en el campo y á los cuales fue imposible recoger
esa noche." Empero, debe hacerse justicia al servicio de sanidad,
que cumplió bien y valerosamente su deber: uno de los médico3
pereció sobre la línea misma de combate, mientras allí recogía
heridos. "Cuando una batalla dura hasta la llegada de la noche,
inevitablemente quedan en el campo algunos heridos, por cuanto
escapan á las investigaciones de los camilleros." El cadáver dd
General Wauchope no se halló h¡:1sta la mañana del r 2, bien que
hubiera perecido en la noche del ro al I I. Muchos heridos permanecieron
veinticuatro horas sin auxilio alguno: jefe hubo que
cayó tras un matorral á las 7 de la mañana, y no se le halló hasta el
siguiente dfa á la 1 ~' ósea estuvo sin socorro durante treinta horas.
El silencio de la noche fue turbado pronto por los gritos de
los cafres, los chasquidos de las fu tas y el sordo rumor que producen
las ruedas de los furgone,:,. Era que los convoyes ingleses se
replegaban rápidamente obre el río Modder, á fin de anticiparse
á las tropas, cuya retirada debía principiar al amanecer.
Al nacer el 12 los boers rompieron otra vez sus fuegos, que
la artillería inglesa c:ontcstú sin demora; pero ese combate sin efecto
duró poco, pues á las r r principió el repliegue sobre el Modder.
En el acto en que los cañones ingleses s pusieron en marcha el
enemigo aceleró sus disparos, y los que se retiraban fueron el blanco
de una lluvia de proyectiles que las piezas que cubrían la r~tirada
no pudieron dominar. "La brigada de la guardia estuvo mao-nífica:
á pesar de tan tremendo fuego se replegó en perfecto orde~1,
como si sólo se tratara de una maniobra en H yde Par k." *
Después de medio día hubo una suspensión de armas para que
el servicio de sanidad cumpliera su lúgubre tarea : los carruajes
ingleses fueron hasta el campo boer á recoger sus heridos, varios de
los cuales se hallaban en las trincheras enemigas, y durante ese armisticio
la conducta de los boers fue irreprochable, no obstante un
incidente que pudo producir desagradabilísimas consecuencias: á lo¡
sirvientes del cañón de marina no se avisó el armisticio, y rompieron
el fuego precisamente contra las ambulancias inglesas, cuando estaban
en las líneas enemigas, pero por fortuna se le pudo hacer cesar
• O los boers no son los famoso tiradores que nos pintan los periódicos, 6 el
fusil de calibre reducido es un instrumento muy mediano en el combate cuando esta
operación no costó á los ingleses centenares de bajas. Parece que ambla coaaa son
v rdad.
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740 BOLETÍN MILITAR
casi inmediatamente. ''Este incidente hará ver que no somos infali
bies, á pesar de lo cual siempre estamos listos para censurar á los
boers cuando han incurrido en análogo error."-1'he Morning post.
Las pérdidas de los ingleses las resumimos en el siguiente
cuadro:
OFICIALIDAD TROPA
CUERPOS .,., 0'2 U> "" .;,.
~ e:> e:> e:> ~o """ .... ~ .,-::l
-~ ... - 4.> .,u = = = '-------- :=rl = = A~ -- ----
Caballerfa (lanceros) ........................ . ........... ... ... 6 24 .. .
Artillería .•.... ...... ........ ...... .. .................... . ... 2 .. 7 .. .
Batallón 2.0 Royal lli~hlande rs . . .. ......... , ..•. 5 11 70 203 68
Batallón 2.• Seaforlh Righlander s .... .............. 5 7 44 137 22
Batallón l.• Argyll and Sutller·land 1/ig hla nder s ... 3 4 23 69 2
Batallón 1.• Gurdo11 Hig hlanders .• ..• , .. ........ . 3 2 6 33
Batallón Highland Light i n/alllrí .. . .......... . ........ 2 7 12 59 6
Batallón 1.0 de Coldslream g uards ....... .. ....... ... 6 1.) 42 5
Batallón 2.0 de Coldstrenm guards .. . ............. .. 1 ... 2 22 1
Batallón Yorkshire Liglit i1ifcmtri ...... ... ........ . ... ... ] 10 .. .
El resto de la inf nter{a (7 cu er p os) . .............. 3 2 3 8 ...
~====================~T==o t=a=lg=e=n=e=ra=l.=.= .. = .. = .. = .. : .. ===9=i=.l====~• E. M., etc ..... .............................. ...... ..... 2 5 ... .. . .. . ----· - · - -
24 45 18~ 616 J 04
Las pérdidas de los boers no son conocidas con detalles.
En Magersfontein las fuerzas en lucha se diferenciaban poco:
á lo sumo 12,000 ingleses con 22 cañones, y ro,ooo boers con 10
piezas de artillería, por lo cual, si prescindimos de las pérdidas producidas
por el combate de la noche, tendremos que en un día de batalla,
con armas modernas y lucha cercana, apenas se produjeron de 6
á 700 bajas, ósea á razón de 50 por hora término medio, lo que presupone
el ~ por 100 cada 6o minutos, resultado que por lo mismo
anula y reduce á la nada no pocas de las teorías escritas en los últimos
años sobre la batalla moderna.
Conforme lo dice Painvin, es muy difícil criticar juiciosamente
una operación militar cumplida en sitios distantes cuando
aún se carecen de todos los datos del caso; pero las impresiones de
un vencido, escritas á raíz del hecho, indican siempre el estado
moral de la tropa después de la derrota, y por lo mismo debe ser
conocida la carta escrita el 13 en Modder River por un oficial de
la guardia:
"Partímos, libramos la batalla y estamos de vuelta derrotados,
cuando en mi concepto pudimos envolver al enemigo y anic¡
uilar sus fuerzas. En vez de obrar, hicimos lo que es más funesto
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BOLETíN MILITAR
en la guerra, no hacer nada, y nos hemos retirado por añadidura.
El General no ejecutó las grandes operaciones que todos esperában1os,
y ha perdido la confianza de la tropa.
"El ro dejámos el campo para efectuar una marcha nocturna:
ahora bien, cuando se marcha de noche no puede ser sino con
un solo objeto: el de sorprender al enemigo. ¿ Y qué fue lo que hicimos?
Dc.sde meJio día plegamos bs tiendas, á la vista del enemigo,
p/ira que supiera que nos íbamos á poner en marcha; después
adelantámo la artillería á que cañoneara la posición boer para
dar al enemigo segundo aviso de nuestros proyectos, y por último,
antes de abordarlo, le dimo tiempo para que se rehiciera de los
efectos del bombardeo, si algunos produjo éste.
Hl\llás tarde se nos informó que nue~tra brigada debería poner
e en marcha una vez entrada la noche, á fin de esguazar el
!VIodder por vado y vivaquear en su rilla Norte; allí debíamos
descansar hac;ta la una de la mañana, y en seguida cargar sobre la
posición bocr.
"¿Por qué no pa ámos el río en pleno día, cuando el vado
apenas di taba una milla de nuestro campo, y el enemigo no podía
observar tal operación? Lo ignoro. ¿Que sucedió? Como era difícil
por l.. oscuridad distinguir las piedras que debíamos pisar para
cruzar el río, la operación, para nue:;tra ola brigada, duró dos
horas, y la mayor parte de los soldados se mojó en e la hasta los hueso
. Consecuencia de tal demora fue la de que no pudimos entrar
al vivac sino á las ro, principió á llover entonceg, y volvimos á
partir á la I. La noche era oscurí ima, y á poco de movernos ~upimos
que nos habíamos extraviado; la cabeza de la columna había
desaparecido en las tinieblas, é ignorábamos dónde estábamos.
"¡Y así es como un General lleva sus tropas al asalto! Al clarear
el día oímos tremendo fuego de fusilería hacia nuestra izquierda:
parece que la brigada de los Highlandtrs, marchando eri
quater column, se e tre1ló obre las trincheras enemigas cuando menos
se lo imaginaba, lo que naturalmente le ocasionó enormes
pérdidas. Cuanto á nosotros, ignorando lo que sucedía, no pudimos
movernos en su socorro: nos desplegámos y llegámos sobre las posiciones
del enemigo sin ver otra cosa que una fila de alturitas, ni
oír sino un vivo fuego de fusilería. He oído decir que en estos
momentos los hí'ghlanders, á quienes fue imposible reunir, atacaron
varias veas, y en ocasiones po,~ grupos tan solo de 20 Ó 30 hombres, las
posiciones boers, por lo cual todas sus intentonas fueron rechazadas,
pues el enemigo e taba muy bien atrincherado. Nosotros~ entre
tanto, tendiclos en tierra, nos entreteníamos en observar los efectos
de las gr· nadas cargadas con lydita.
"Aquí, como en l\1odder River, me llamó especialmente la
atención que no recibíamos orden algun/l. El jefe de la batería montada
nada sab1a sobre la marcha general del combate, é ignoraba qué
objetivo debían batir sus fuegos: se redujo á disparar sobre los pun-
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BOLETÍN MILITAR
to! que le parecieron más dignos de ser atacados. Al venir la noche
dicha batería se replegó y vivaqueó con otras tropas en el revés de
una colina. Se suponía que el enemigo había sido quebrantado
de un modo serio, y evacuaría la posición esa noche como lo hizo
en Modder River. A la mañana siguiente se sospech0 que los
boers no se habían replegado, y entonces nuestro General creyó que
lo mejor era reconocerse vencido y batirse en retirada.* ¿Por qué
no intentámos envolver al enemigo por uno de sus flancos ? No
lo sé. ¿Por qué no permanecer á lo menos en las posiciones ocupadas
y seguir bombardeando al enemigo? También lo ignoro.
El General mandó enviar algunas granadas á los boers, y como éstos
respondieron con energía, nos replegámos más que de prisa,
pero en orden, á nuestro antiguo campo, y dejámos al enemigo en
paz para que reforzara sus trincheras y se regocijara de su victoria.
lt is monstrous!"
La carta copiada no necesita comentarios, por lo cual dijo con
razón el periódico inglés que la dio á la estampa: "La derrota de
Magersfontein es el acontecimiento más grave producido hasta
ahora en esta guerra. El ejército ha sufrido un rev;;s serio, en un
momento en extremo crítico de la campaña." En efecto, el General
Methuen, cuyas tropas sufrieron gran quebranto en la jornada,
quedaba en incapacidad de proseguir su movimiento ofensivo, se
veía obligado á retroceder, á ponerse á la defensiva en Moder River,
hasta la llegada de refuerzos suficientes, y la liberación de la
asediada Kimberley, que era su objetivo, resultaba aplazada hasta
fecha desconocida.
Y con todo, esa situación delicada iba á convertirse en favorable,
porque los boers> en_migos de la ofensiva, resolvían, haciendo
el juego á Inglaterra, no sacar partido de su victoria, arguyendo
"que no tienen soldados que perder, y un boer no se reemplaza,
·en tanto que á Inglaterra sobran los soldados/' precepto que puede
ser todo lo humano que se quiera, pero que en el campo de la guerra
y de los bien entendidos intereses de un país, no pasa de ser una
herejía militar, cuyas consecuencias han palpado á la fecha los boers.
Ambos partidos quedaban, pues, á la defen iva, y durante semanas
enteras la situación tenía que ser de estancamiento; de
pérdida de tiempo, espacio y dinero por los boers, quienes se reducirán
á fortificar sus posiciones y reavituallarse sobre J acobsdal, en
tanto que los ingleses, dueños de un ferrocarril, pronto podían obtener
lo que necesitaban para recuperar la victoria. Más tarde, con
" U na batalla ganada es una batalla que el contrario cree h~tber perdido," decía
Suwaroff. Y en todas partes-de ello aquí tenemos pruebas recientes,-aun vencido
un ej€rcito, si el jefe resuelve no estar denotado, de diez veces nueve suya será la victoria,
que en síntesis es cuestión de moral. Al contrario, por perseguir bicoca~, pueblos
en vez de tropas enemig s, ~it10 don.le hacer oratoria desperdiciando las ocasiones
que la fortuna esr¡ulva no brinda sino d~ tarde en tarde, se pierden no ya
batallas, sino campaiias de cierto resultado con un poco más de milicia y un poco
melios de naidad.
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14.8
esfuerzos inadecuados, en vano intentarán los boers copar las comunicaciones
de Methuen: al contrario, por no sacrificar á tiempo
algunos cientos de soldados, debí'an á poco tener que entregarlos
por millares, en una capitulación que abrió las puertas del territorio
patrio al invasor. La lección no puede olvidarla la táctica experimental.
EN EL COMBATE
El batalló:-t obra aisladamente, ó formando parte ae una
fuerza mayor.
El jefe de un batallón aislado, ademá'> de las disposiciones que
le corresponde ordenar en caso de combate, y de la conducta que
debe observar durante la acción, ordenará también todo lo necesario
respecto á la impedimenta*, los heridos *,la reserva de municiones,
y tántas otras cosas de que sus soldados necesitarán después del
combate (lo víveres, por ejemplo); á él incumbe hacerse cubrir
por avanzadas, y dar las órdenes convenientes para la persecución
del enemigo, ó para la formac· ón de una retaguardia; y por último,
también le compete la redacción del parte de la acción, la ae
la relación de las bajas y pérdidas de material, de las propuestas
para recompensa , etc. cte.
Cuando el batallón está reunido con otros, son distintos sus
deberes, según que sea vanguardia, sostén, parte del grueso, reta-guardi
:1 ó tropa de persecuci6n. .
lmpórtale en estas diversas situaciones (que con arreglo al
estado general de las co.:;as pueden exigir una conducta defensiva ó
un servicio de expectativa, de demostración, de reconocimiento, ó
por último, una ofen i\'a decisiva); impórtale, repetimos, en lo que
respecta al mando de su batallón, cuidar con esmero de que su tropa
esté constantemente bajo su mano, sin imponer á la independencia
de las compañías otros límites que los absolutamente prect~
os.
Refiriéndonos á las eventualidades del campo de batalla, rara
vez se emanciparán los batallones de la autoridad de sus jefes, á no
ser en el caso de ofensiva y de retirada, por lo cual es útil indicar
aquí los medios convenientes para remediar, en cuanto cabe,
este inconveniente.
• Los carru,tjes de ~mbulancia y los de municiones deben situarse lo mlis cerca
posible. Lo restante , más lej os á retnguardin, de mnnera que puedan circular en
todas direcciunea, aunque sin obstruír los caminos.
• Para las primeras curas se elegitán empl nzamientos en 1ugart!S cubiertos, lo
m' cerca po ible del campo de batalloa, y que tengan agna en sus inmediaciones.
Las casas situlldas dentro delalcauce de Jo proyectiles de la artilleda no eoavienen
para recibir heridos, á no ser después de terminado el combate.
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744 BOLETÍN MILITAR
Ante todo, no creemos sup~rfl uo manifestar que en un simple
combate expectativo ó demostrativo, y en la defensiva, ningún
jefe de .batallón mandará con más ventaja que el que domina intelectualmente
toda la situación, y que, lejos de dar órdenes contradictorias
ó incoherentes, sabe hacer ver ( cowo lo demostrarán sus
prescripciones) que tiene en su mente un objeto determinado y
único, y que desarrolla hasta el fin las disposiciones que ha adoptado.
La formación en que el jefe de batallón ha de llevar sus cuatro
compañías á la zona de los fuegos de la infantería, debe responder
al objeto para que las emplea, sin lo cual, aun en la situación
más sencilla, perdería en breve la dirección moral de las
mismas. Por ejemplo, si solamente ha de contener al adversario, ó
efectuar una demostración ó un reconocimiento, conseguirá, del
modo más fácil, impedir todo empeño formal por parte de los comandantes¡
de compañía demasiado emprendedores, no comprometiendo
más que una de éstas y ordenándole avanzar simultáneamente
contra el enemigo por varios puntos á la vez. En semejante
formación será muy dificil, aun para el capitán más audaz, hacer
otra cosa que una simple demostración *.
Y si sabe contener las otras tres c o mpañías (probablemente en
masa en una posición á cubierto) ha ta el momento de etnplearlas,
dispone entonces de las fuerzas necesarias para pasar, sin transición,
de la demo~tración al ataque decisivo.
De un modo casi diametralmente opuesto debe proceder
cuando su misión consiste en preparar con su batallón el ataque
que han de emprender masas mayores, ó en reconocer á viva fuerza
la posición enemiga. lmpórtale entonces atacar vigorosamente
el centro y las dos ala ( ó una sola, si Ja posición es muy extensa),
y obligar al adversario á desplegar la mayor parte de sus fuerzas.
En semejante caso, el jefe de batallón debe dirigir simultáneamente
varias compañías sobre puntos diferentes, recomendán-
• El despliegue total de un:1 c-ompañfa en un extenso frente es siempre una
formación poco propia para obtener re u ltados deci 5ivo ; mientras que, por el contrario,
conviene admirablemente para un reconocimiento 6 una demostración.
Ha habido cas<'s, sin embargo, en que alguno com andantes de compañías aisladas
han aplicado e. ta formación obteniendo sorprendentes rcaultados; pero sólo
en el caso en que el movirniento iba dirigido contra un objetivo visible para todo•
(como, por ejemplo, una granj<~, una \.att!ría , etc.l, y en que el comandante de la
compañía era lo bastante Hfortunado para, termina d o el combate, disponer del tiempo
necesuio para reconcentrar su tropa bajo su mano.
En general es conveniente recordar que, cuando se trata de una ofen i va formal,
y que el enemigo se encu e ntra todaví.1 muy dist'lnte, e siempre una falta desplegar
fracciones enteras en un l a rga línea de tiradores. L os sold a dos así di puestos
escapan á la acción de sus jefes, y ya no es posible, en se guida, emplearlos en
una acción enérgica y uniforme .
¡Se quiere desplegar una tropa con el único objeto de diaminufr las bajas?
Preciso es eutonces, para darle toda u fu etza ofensiva, indicarle de antemano un
punto de concentración. En otras condi<'iones, nun la tropa más hiz a rra, desplegada
sobJe un extenso frente eu los momento de la acción real, no s e rá capaz, por sí sol a,
sino de una demostraci6n, y no puede tener el arranque necesario para una vigoro~&
ofensiva, si no es por el impulso que recibe de las tropas qub la xefuen:an.
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DOLETÍN MILITAB f45
doles que conserven por lo menos un pelotón como sostén, y él, á
su vez, se quedará con otra compañía á sus órdenes, para dirigirla
sobre el punto que, con arreglo á la marcha del combate, le parezca
más importante.
Por analogía, en lo referente á la persecución, y cuando sabe
que tiene á su espalda mayores masas, hará bien el jefe de batallón
en ocupar un frente muy extenso, por medio de tres compañía~t,
empleando la cuarta como sostén; y si, con el fin de envolver á un
enemigo que se bate en retirada, se siente inclinado á servirse
también del sostén, su conducta está en este caso plenamente justificada,
puesto que le siguen de cerca otras fuerzas que le apoyarán
oportunamente.
En la defensiva parece que la tarea del jefe de batallón es infinitamente
más sencilla, y sin embargo no es así. Las mejorea
posiciones han sido perdidas, ora porque los sostenes fueron empleados
demasiado pronto ó demasiado tarde, ora porque se tomó
la ofensiva fuera de sazón.
Necesario es también aquí que eljefe, si quiere ser realmente
dueño de la situación, se dé cuenta de antemano y claramente de
la manera como piensa desempeñar su misión. Debe pesar loa
medios de que disponga, y aumentar sus probabilidades de buena
defensa mediante los auxilios de la fortificación pasajera y del
campo de batalla, y la creación de abrigos, á fin de poner por
todas partes el terreno del ataque bajo la acción del fuego más eficaz:
dará las reglas de tiro convenientes para dicho terreno, y las
prescripciones particulares conducentes á asegurar el rápido empleo
de los sostenes y toda la eficacia de los mismos al ser puestos
en acción.
No sólo debe evitar la mezcla de las compañías, sino además
facilitar á cada una de ellas la ejecución particular de su
cometido (nada de frente demasiado extenso), y por último, recomendará
que todas las peticiones de refuerzos (á menudo prematuras)
no sean acogidas sino con la mayor reserva.
Cuando un batallón no ha de atender sino á la defensa de un
frente de unos 300 ó 400 pasos de desarrollo, debe poder, por
poco que las circunstancias se presten á ello, rechazar el ataque de
frente de tres batallones, lo que no será posible cuando pueda ser
envuelto por una parte de esos batallones.
Si se halla expuesto á la posibilidad de un flanqueo, también
está en las atribuciones del jefe de batallón el cuidado de
pensar con antelación en adoptar medidas tales, que el enemigo,
en su movimiento envolvente, encuentre los flancos tan capaces de
resistirle como en un frente bien fortificado. A este resultado precisamente
es al que debe contribuír la formación de una reserva.
Si, por el contrario, el frente por defender es de tal extensión
con relación á la fuerza del batallón, que da al atacante la posibilidad
de mo::;trarse con fuerzas superiores sobre varios puntos á la
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BOLB~íN MILITAR
Y.ez, es entonces doblemente importante sacar partido de todas las
ventajas de la posición, é inducir al agresor, por medio de ciertaa
medidas, á adoptar inconvenientes ó falsas disposiciones de ataque.
Estas medidas son, en general, las siguientes:
1 .a El establecimiento de grupos de tiradores, apoyados por
pequeños sostenes, instalados á cubierto, pero á su alcance, en los
intervalos que separan á las fuerzas principales que permanecen
concentradas en el punto más importante. Tiene por objeto esta
disposición aparentar que la ocupación es más fuerte de lo que en
realidad acontece;
2 ... La prescripción de romper el fuego sobre los destacamentos
-enemigos, lo suficientemente á tiempo para ofenderles cuando
todavía se hallen en orden cerrado, y obligarles así á desplegar demasiado
pronto. Para lograr este resultado puede ser conveniente
destacar pequeños piquetes á 300 ó 400 pasos y aun más, al frente
de la posición, resguardarlos en puntos convenientes y darles
orden de no tratar de resistir á un empuje superior, sino que, por
el contrario, en vez de esperar el ataque decisivo, procuren, retirándose,
llevar al agresor en falsas direcciones, ó inducirle á dispersar
sus fuerzas en toda ]a línea;
3.a La cesación completa del fuego contra los tiradores del
adversario cuando hayan tomado posición á 300 ó 400 pasos, con
lo que se les atraerá á exponerse á un fuego más eficaz;
4·· La prohibición á los sostenes de dejarse ver antes del
oportuno momento de su empleo, pues es preciso que el contrario
no pueda darse cuenta de la situación de dichos sostenes. Con esto
ae logrará muchas veces que apareciendo de repente un sostén en
la línea de tiradores, consiga desconcertar el ataque del enemigo,
aun cuando le sea superior en fuerzas.
Con este último objeto es con el que se conserva el último
sostén (cuando todavía queda alguna esperanza de rechazar un
ataque), en orden cerrado á retaguardia de las guerrillas, hasta el
momento en que el agresor emprende su ataque general y decisivo
*· Pero si se prevé que no será posible sostenerse, no se esperará
el último asalto, sino que, ó se hará (como lo acostumbran los franceses)
una corta salida (ataque) para engañar al atacante y retirar
rápidamente las fuerza'l principales á favor de ese movimiento, ó se
designará sin dilación el destacamento que habrá de so tenerse y
formar la retaguardia. Los 30stenes se replegarán en se uida sobre
un emplazamiento de recepción, haciendo que les sigan sus guerrillas,
las que se reunirán inmediatamente á retaguardia de la posición
precedente. Entonces procurará la retaguardia engañar al
• Una carga de caballer!!t, ejecntad1 de improviso por el defensor, puede ser
en este momento de impottancia decisiva; pero conviene no darla demasiado pronto.
Un solo escuadrón podría introducir el deaorden entre los tiradores ea los instantes
de su último ataque.
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BOLETfN MILITAR
enemigo mediante un fuego nutridísimo en toda la extensión del
frente, y desaparecerá sucesivamente antes del postrer asalto.
Pero si el batallón no es sino una fracción de las tropas encargadas
de la defensa de una posición, el jefe que lo mande deberá
intentarlo todo para no comprometer el punto cuya custodia
y defensa se le ha confiado; y si sabe calcular bien el empleo de las
fuerzas de que dispon=, en la defensiva, sobre todo, es donde podrá
multiplicar la importancia de las mismas.-(Continúa)
VON ARNIM (alemán)
.....
HISTORI~tt
PARA LAS MEMORIAS SOBRE COLOMBIA Y LA NUEVA GRANADA
(Continuación)
'El repo o y el orden, acompañados de la justicia y de la
legalidad debíc u aniquilar el de I oti mo y la anarquía, y fun·
dar el honor y crédito de la. ueva Or· nada; sobre el repo o y
el orden debía fomeutars y extender ·e la in ·trucción pública,
proteger ·e la agricultur,, avivar ·e el comercio, e timular e la in·
dnstria, regularizarse la recaul s y . in r e . trieción al,.!.UIJa; t>ll otro ·, dt• pojar
á los 1\tagi ·trado. legítimo de ·u autoridad, ucender e la
guerra civil, armar. e y combatir; y eu ca:i tollo ' entoqwcerse
la acción del vertlaclero i terna repr lJltaUYo. To debemo8
de conoc r que el alejamiento roviía estallar la revolución:
tomé las medidas convenientes para npr hender infraganti
á los conspirntlore , y Jo habría logrado sin la fatal y lamentable
muerte dada á mi noble y buen amigo el Coronel
José 1\ianuel Montoya..
El proce o contra los delincuAntes se siguió por lo, tt·ámites
legales, concediéndole tollo los recur "OS nece. arios para
su defen a. El Juez de primera. iu ta.ncia, Dr. ! , 01 tu nato Gamba,
pronunció sentencia de muerte, y el Trihunal Superior de
.Apelacione , compue t de los abogados Dre . Vicente Azuero,
Ezequiel Rojas y Oipriano Cuencn, la confirmó por los términos
debidos. • El Tribunal, usando ele sus atribuciones, no so~
licitó conmutación de l· p na. para diez de los reos; y, según
la. Constitución, el Poder Ej cntivo conmuta la pena capital
sólo cuando la solicita· el Trilmnal que la impone. Los diez su~
frieron el castigo de la ley con iete más á quienes por su conducta
anterior no juzgué que h conveniencia pública exigía la
conmutación. Ooufieso que tuve que hacerme una fuerza supe~
riot p';lra no ceder á lo clamo re de las familias de ésto des • .
graciados reos, y al espectáculo de 17 víctimas sacrificadas al
o1•den, al honor y á la estabili