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Colección institucional

Fondo Anselmo Pineda

Esta colección reune una serie de impresos tempranos del siglo XVIII y XIX que dan cuenta de la vida política del país. El legado del coronel Pineda es una fuente indispensable para el estudio de la vida política y social del siglo XIX colombiano. Por su importancia histórica esta colección se encuentra inscrita en el registro regional para América latina y el caribe de la UNESCO.​

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  • Creada el:
    • 30 de Julio de 2019
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A los jenerosos [sic] habitantes de Bogotá [recurso electrónico] / Liboria Acevedo de Neira... [et al.]

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La asistencia a las exequias funerales del benemérito coronel Neira... [recurso electrónico]

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El jueves 14 del corriente se harán las exequias funerales por el benemérito coronel Juan José Neira [recurso electrónico]

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Nos Manuel José Mosquera por la gracia de Dios i de la Santa Sede apostólica Arzobispo de Bogotá [recurso electrónico] : a los venerables párrocos i demás eclesiásticos

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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 156

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 156

Por: | Fecha: 16/06/1900

lftO IV Bogotá, Junio 16 de 1900 NUM.'156 __ ,. . ......, __ ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO DIRJ:CTOR AD•HONOREM, FRAt~GISGO J. VERGARA y V. General. Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros Son colaboradores natos de este periódico todos los J'rf~s y Oficiales de1 Ejército de la Reptiblica . OFICIAL :CEOitE~O Nt1 :m O .. :CE 1900 (6 DE JUNIO) por el cualAe organiza una Compañía especial de jnfantería El Presidente de la República DECRETA. Art. 1. 0 Organizase en esta. cintL el nna Compañía de in­fantería, que se denominará La Vni6n, y se co~npondrá dejó­vene voluntarios que sepan leer y escribir) hasta en el núme­ro de ciento cincuenta. Art. 2. 0 En e ta Compaílía, dada la calidad del personal gue habrá de componerla, y por cuanto no durará organizada sino mientras termine la presente guerra civil, se pagarán loa siguientes sue1dos: . Oapitáu, Comandante de la Uompaíiía, el ele primer Jefe de Batallón ; . Teniente, el de segundo Jefe de Batallón; Subtenientes, cada uno ........................... $ 100 Sargentos primeros, cada uno. . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . 80 Sargentos segundos, cada. uno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Cabos primeros, cada uno...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Cabos segur. dos, cada uuo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Soldado , cada uno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Art. 3.• Los individuos que quieran prestar sus servicios incorporándose en esta Oompañía, deberán solicitarlo perso- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 722 BOLETfN MILIT A.R nalmente en el Ministerio de Guerra, y comprometerse á. es­empeñar cualquier servicio que e les imponga. ; En caso de marcha es entendido que el Gobierno no les suministrará. bagajes ni monturas. Art. 4. 0 Nómbrase Comandante de esta Compañía a l Sr. Gerardo Pulecio, á quien se autoriza para nombrar los Ofcia­les inferiores, dando cuenta al Ministerio de Guerra pam su aprobación. Art. 5.o El Ministerio de Guerra pondrá á órdenes del Jefe de la Compañía el local para cuartel, el armamento y el ve8- toario del caso. Art. 6. 0 La Compañía tendrá un Habilitado especial, que devengará el sueldo a~ignado en este Decreto á los Sarg tos primeros. Art. 7.o La Oompañía La Unión dependerá exclusiva en-te del Ministerio de Guerra. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 6 de Junio de 1900. Por delegación del Excmo. Sr. Presidente, El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIA1f0A 1 • • . SOBII.E CIRCULACIÓN DE TARJETAS TELEGRÁFICAS POSTALES ENTR.E :.os HABILITADOS D.E LA CAPITAL c~manáancia en Jefe del Ejército-.Bogotó, Junio 8 de 19oo La Comandancia en Jefe del Ejército, teniendo en cuenta las dificultades con que tropiezan los Habilitados de la guarn"ción para cambiar billetes grandes por pequeños; considerand que el cambio de unos por otros presupone fuerte gravamen para el Tesoro, que debe evitar e en cuanto fuere posible; cou ideran­do que en el Estado 1\Iayor general existen obre 280,00 tar­jetas telegráficas postales del Yalor de 10 centavos á 1, rre­glada. s como tiquetes de cambio por la extin~uida In peeción del servicio de plaza; considerando que la Habilitación del Ouartel general puede servir d<~ oficina rle cambio pa la mencionadas tatjetas, si para ello se cuenta con los fondo~ ne­cesarios; y, en fin, teniendo en cuenta que con tal objfto el Ministerio de Guerra ha situado una fuerte suma, en billetes del Banco Nacional, en dicha Habilitación, en prueba de que estima conveniente la medida que se trata de tomar, RESUELVE l.o Permitir que el Habilitado del Ouartel general cambie á los Habilitados de la guarnición, por las mencionadas tarje­tas telegráficas, debidamente reselladas, los billetes grandes Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MILITAR 723 qme reciban en ]a Pagaduría Central, á fin de facilitar el pago dro haberes y raciones. Dicho cambio se hará en cada semana en1 la proporción y cantidades que determine la Mesa de Con­talbilidad del Estado 1\fayor general ; 2. 0 El Habilitado del Cuartel general cambiará en su ofi­cima y á su presentación, por billete del Banco Nacional, las mooncionadas tarjetas telegráficas. Tal cambio se efectuará to­dols los días uurante una hora por lo Ineno¡o;, y de él se encar­ga¡, rá exclusivamente uno de los Ayudantes del Habilitado del Cwartel general, á fin de que lo intere ados no hallen tropiezo en la conversión de las mencionadas tarjetas por moneda legal. El cambio de que se trata en este inciso principiará á las 2 IP· m. de lo~ días no feriados ; 3.0 Los Habilitados de la guarnición pueden pagar haba­re y raciones en las mencionaía en la despensa 18 rrobas de carne de muy bueua calidatl. En despensa separada e bailan las papa , pauela, plútano , granos, etc., eu cautida­les n fici u tes, y e u otra. la l •eh e qne so con u me diariamente. E do e."pen rs que el lini ·terio de Guerra ordene la con trncción de un p quoiio pal>cllón para las operaeiones qui­rúrgicas que s practican con frecnenci: , p~ ra ai lar á los en­fermos operado y ponerlo· en mejore· c~oudiciones higiénicas, fuera do la. i uflnencias patoo·é nica. de las emanaciones de las cnfermerí~ s; allí podría peruoctar no practicante para in vigi­lar al operado y segnir la iudicacione lel cirujano. Creo que para ste pabellón, pedido por el Sr. Cura., Dr. Forero1 despachada por ia Farmacia uel I)r. Abraham Ap~ricio, y entregadas al Sr. Cabrera para su re-mlsión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 595 50 llfarzo 15-Factura de drogas cmnpradas en la Farmacia del Dr. Abrallam Aparicio, para re­mitir al Ejército 'lel .1. orte en .Pamplona; fueron llevadas por el Sr. Miguel Arbeláez, adjunto á la ambulancia del Norte, en compañía del Sr. Daniel Ortiz ... - . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3,297 50 Afarzo 16-Drogas despachadas por Buendía y Herrera, para el Hospital de Ibagné, y entrega­das al Sr. de La Cuadra, comí ionado por el Go-bernador ........... -.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,609 50 llfarzo 17-Factura de drogas para las fuer­zas aeantonadas en Villa.vicencio de pachadas por García 1\fedina, y entregadas al Mayor Moisés Ortega Lleras . .... . ...................... . _... 655 70 1J.larzo 17-Factura de drogas para el Hospi-tal l\Jilitar ele Zipaquirá, despachada por García Pasan ..••... _ ... * 17,682 65 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 728. BOLETíN MILITAR Vienen ............ $ Medina & O~, y entregadas al Dr. CarJos Aguirre PI ata .•........................................ Marzo 27-Para las fnerzas antioqueñas á ór­denes del General Lesmes, y remitidas con el Oo. ron el Miguel Murillo.. . . . . . • . ............... . Abril 7 -Factura despachada por García 1\le­dina & O.•, para la Divisi6n Holguín, y entregada al Médico Elisio Valdés ........................ . Abril 11-Factnra despachada por García Medina & o.a, para la . fuerzas .acantonadas en 1\fediua, á órdenes 'del G~neral Jesús García; fue­ron entregadas al Comandante Geranlo M el o .... Abrilll-:Factura de drogas despachadas por García ~fedina & o. a, para la fu rzas de Villeta, y remitidas al Jefe Civil y Militar .... . ........ . .A.bt·il 16-Factur.. de pachada por Garoía Medina & c.•, 1 ara el Ejército del Norte, según el telegrama en que las pide el Dr. Pntnam . .... .. .Abril19-I aia el Ejército d l Norte, según factura del r. Putnam, despach .. d~~ por García Mediua & 0.", y remitida en un convoy eu\iado por el Mini terio de Guerra ................... . .A.b'ril 30-Para el Ej rcito antioqueño en el Norte, factura de droga despachada por García Medio a & O.~, y remitidas con el Coronel Baena .. Mayo 4-Por factura de drogas compradas á Buendía y Herrera, para el Hospital de Guaduas, y entregadas all\Iédico Julio Uricoechea ....... . . ill.ayo 23-I.,or las drogas de. pachadas por García 1\fedina ... u.•, egún factura, para la guar­nición y 1Io8pital de Villeta, y entregadas al r. Daniel Gaitán . _ .... _ . . . . . . . . . . . ............ . Mayo 23-Por las droga despachadas por García 1\'Iedina & C.a, para la fu rzas acantona­das en Villaviceucio, y entregadas al :Mc: .yor Moi-sés Ortega Lleras ........................ _ .... . J1¿nio l.o- or las drogas para la División Bolívar, despachadas según factura por Buendía y Herrera, y entregada~ al Dr. Bernardino Vargas Junio 5-Por la drogas compradas á Barbe­ri y Durán Borda, para la Di visión del General Ospina Ohaparro, que marchó al Occidente, y en-tregadas al Dr. Ricardo Uricoecbea. _ .......... . Junio 5-Por iu trumeotos, hilas algodones, etc., comprados á García fedina y entregados al Pasan ............. $ 17,682 65 552 80 387 60 1,131 80 372 80 525 70 1,949 60 2,560 2;724 1,038 70 484 20 282 40 770 50 1, 796 .. 32,208 65 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MILITAR Vienen .....••..... 8 Dr. Ricardo Uricoechea, 1.Iédico de la División del General Os pina Chaparro ..................• .Además ele las partidas anteriores, se com­praron las siguientes drogas que se han ido dis­tribuyendo proporcionalmente á las diversas Am· bulancias: El día 4 de Abril se compraron al Sr. Pablo Díaz ocho libras y tres cuartos de algodón yodo-formado ........................... . . - .... . .. . El día 10 de Mayo se compraron al Sr. Moisés Angulo ochenta onzas de sulfato de quinina, á $14cada. una .......•......... . .... ·····---· J 'u,nio 5-Pagado á la Farmacia del Dr . .Abrabam Aparicio por las drogas y recetas des­pachadas para los presos politicoo pobres del Pa­nóptico, según convenio hecho con el Ministerio de Guerra .....•............•....••...........• Suma total. ........... e 129 32,208 65 337 80 122 50 1,120 .. 52 30 33,841 25 Bl Inspector en el servicio médico científico militar, LIBORIO ZERD A. -··- SECCION DOCTB.IN AL La bravura es una cualidad tan indispen able á los milita­res, que sin ella casi es impo ible que el hombre pueda per­manecer bajo banderas. Esta virtud no es natural : ella se adquiere desde la edad más tierna, y se desarrolJa á menu­do hasta el punto de convertirse en una ciega temeriuad. Ciertamente antes de arribar al mando de los ejércitos, el Ge­neral habrá podido, por el hábito de los peligros y de los aza­res, destruír los últimos gérmenes del temor y la debilidad, r cibidos de la naturaléza; habrá, in duda, mostrado varias veces su bravura persona] ; así pues, no entra en nuestro plan aquí tratar de inspirar el valor al General, sino solamente mos­trarle el empleo que debe hacer de él. "Bl valor, dice Iviontaigne, tiene sus límites, lo mismo que las otras virtud e , los cuales una vez frauqueados, se está sobre la peudiente del vicio, de mauera que el valor se expone á con­vertir e en temerión, berilio mortalmente en el ata­que de Roma, ordenó que se le cubriera con un manto, á fin de sustraerse á la miraua · ue u soluado , que nada ~abían del accidente ocurrido á su General ; e .~ notorio tam l>ién que él mismo respondía á lo qne pa auan á.~ u inmediación, inquirien­do por su general : seguid, seguid, Bo,rbón se halla á la van­guardia. El abate Vertot refiere en su hi toria de las revoluciones de Portugal un hecho tan instructivo en este géuero, que viene la tentación de suponerlo imaginario. J\fulley Molluc libraba una batalla decisiva á .M.ulley l\lalwmet, su rival al trono de Marrue­cos; atacado repeutiuamente por una enfermedad mottal, se mnostra, sin embargo, á sn olrreno á vanguardia. En resumen, en el centro el combate no pasó de sim­ple é inútil tiroteo durante toda la jornada. Hacia las dos de la tarde los restos de los highlanders que no se habían movido después del fracaso de la mañana, fueron presa de inexplicable pánico. Entre la una y media y las dos el fuego de fusilería, que durante algún tiempo había sido bastante lento, de repente se encendió en toda la línea, y al mismo tiempo el terreno unido que ocupaba la izquierda inglesa cambió de aspecto. Un · granadero que del ala opuesta observaba por casualidad esa parte del campo, donde estaban los highlanders, como viese de golpe surgir torbellinos de polvo en la llanura, supuso que los boers salían de sus trincheras para atacar á los ingleses. Un oficial que estaba cerca de dicho sargento miró con su binóculo, y afirmó que la pol­vareda la levantaba la caballería imperialista, que tomaba el galope para copar al enemigo. En realidad lo que sucedía era que los highlanliers se p,:mían en salvo á toda carrera. La fuga fue tan es­pantosa, que ningún oficial pudo contenerla. Del montículo que ocupaba la batería montada podía vérsele arremolinearse al través del veldt (llano) como un enjambre de abejas, hasta que se p--rdieron de vista. A causa de este pánico las baterías rodadas quedaron sin Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 737 sostén en mitad de la llanura. Lo que acababa de suceder "era el espectáculo más triste que nunca ha presenciado un soldado inglés; un espectáculo inolvidable." * Aun cuando expuestas al fuego eficaz de los fusiles boers, las baterías inglesas se portaron con bravura y cubrieron de proyec­tiles las trincheras enemigas hasta que aquel fuego disminuyó en intensidad. Por fortuna parte de los Gord:ms, que apenas distaban I 30 metros dt las trinchtras enemigas *, permanecieron en su pues­to, y á pesar de la retirada general, no cedieron una pulgada de terreno, y contestaron con brío el tiroteo de los republicanos. La buena suerte de los fugitivos quiso que los boers no los acribillasen á shrapnels mientras huían. En ese momento llegó uno de sus jefes con una orden del General Methuen para los highlan­ders, la que más parecía súplica que mandato. Todo lo que el Ge­neral en Jefe pedía era que la brigada permaneciera en su puesto hasta la venida de la noche; pero aquella fuerza estaba tan desor­ganizada, que el portador de la orden (que era de la misma) no pudo hallar un sol<> oficial que le ayudara á comunicarla á los dis­persos soldados. Verdad que no era poco pedir á lo<; highlanders permanecieran aún expuestos durante cinco horas al mortífero (?) fuego de los de­fensores de la trincheras, á pe ar de lo cual la tropa se reunió al toque de cornetas y cornamusas, y los restos de la brigada, recogi­dos por los Scots guards, volvieron cerca de la artillería, en punto donde no estaban expuestos al fuego de fusilería que chisporrotea­ba en la c:ima de los kl)pjes. En el ejercito inglés se creía que á la entrada de la noche la guardia iba á cargar á la bayoneta, apoyada por el grueso de los Gordons, y se repetiría lo sucedido en Modder River, es decir, que los hoe'rs evacuarían sus posiciones ante dicha carga. Los corres­ponsales dudaron de tal re ultado "á causa del serio obstáculo que formaban las redes de alambre, aun cuando los granaderos se ha­brían lanzado ciertamente al ataque sin cuidarse de las balas, para abrir el camino á los demás. Sin embargo, la suerte dispuso lo contrario, y debemos darnos por satisfechos de que se hubieran sal­vado de una destrucción completa tropas que se habían batido hasta entonces con tanta bravura." • Entre lo:; profesionales se habb temido mucho, de tiempo atrás, esta tenden­cia á prorlucirse pánil!os en las bat:lllas morlern11s, y pl)r eso en este semanario ee llamó tánto la atención sobre el particular antes de que estallara la presente guerra civil. • El famoso Ju~m de Bloch afirm6 (tomos 1 y VI): "A fuerzas iguales puede dejar~e acercar al asaltante h::tsta doscientos metros, pues bast:1 entonces á los defenso· res tirar los cinco proyectiles contenidos en el almacén de ·u fusil para anonadar á 6US adYersarios." También dijo que 100 tirado re ba~tabun para destruír en cuatro miOLltos una batería situada á 1,000 metros! La experiencia de la m!lyor batalla litltada hasta ahora en et Ttansvaal lo desmintió, como era de esperarse. 2 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 738 BOLETíN MILITAR Hacia las 5~ de la tarde la artillería boer, que hasta ese mo­mento había permanecido silenciosa, rompió repentinamente su fu~go, disparando sobre las cajas de municiones de las piezas ingle­sas, las que se encontraban al abrigo de las balas de la fusilería en un pliegue del terreno. Ese inesperado cañoneo fue el golpe de gracia para los high­landers: apenas estalló el primer shrapnel boer, cuando los restos de la brigada Wauchope, presa nuevamente del pánico, huyeron hasta dar con las ambulancias: esta vez ya no podía pensarse en volverlos al fuego ; la dicha brigada se habh dispersado de un mo­do irremediable, dejando de existir como unidad combatiente. En tales condiciones el asalto nocturno habría sido una teme­ridad por parte de los ingleses, porque los highlanders no podían ya ni aun guardar su propio convoy, y la guardia, á la cual perte­necían los Coldstreams, que habían peleado recio durante el día, nu habría podido cargar sino en el caso de contar con un sostén. La batalla estaba, pues, perdida por parte de los ingleses, cuya artillería disparó sin cesar durante veinte m in u tos para cu­brir la retirada, y la batería de grueso calibre, para cerrar el drama, disparó una descarga de granadas con lydita, que hizo temblar el suelo. La artillería fue, pues, Je gran provecho á Lord Methuen en esta jornada, en la que estuvo en acción casi durante trece horas tirando, término medio, algo más de mil proyectiles por batería, ó sea unos 170 por pieza, lo que justificó la doctrina alemana del nuevo reglamento del arma, que señala 200 como dotación ordina­ria de cada cañón de tiro rápido para una batalla. Cuanto al globo cautivo de la sección de aero táticos, hizo varias ascensiones en el curso del día, con duración de uno á diez minutos, sin provecho bien marcado. En esta batalla, como de ordinario, cierto número de tira­dores boers escogidos se ocupó en apuntar especialmente á los oficiales ingleses. Un soldado del batallón 3.0 de los Seajorth High­landers, que cayó herido en esta jornada, contó lo siguiente: "Vi á un boer de aspecto alemán, correctamente vestido, con calzado muy limpio, que se paseaba con un cigarro en la boca, y escogía mucho el bulto á que apuntaba. Estaba solo, y con frecuencia se servía de un binóculo para mirar los oficiales y hacerles fuego. Como yo tenía un brazo roto, no pude usar contra él mi fusil." "En nuestras filas-escribía un boer-la brillante victoria que acabábamos de obtener no produjo exaltación alguna; un pro­fundo silencio sucedió á la terrible experiencia del día." A pesar de su fr:1caso, las tropas inglesas pasaron la noche en el campo de batalla; los cuerpos de la guardia establecieron su vivac sobre sus propias posiciones, pero prolongándolo hacia la iz­quierda, para ocupar el terreno abandonado por los highlanders. Al­gunos soldados de dicha fuerza se adelantaron por la noche hasta mu¡ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR f39 cerca dtlas trincheras boé"rs, y pudieron observar que éstos se entre­gaban á sus habituales libaciones de ginebra. La lluvia de la noche anterior resultó menos desagradable que el frío penetrante de ésta que seguía á la batalla, de suerte que se estimaron dichosos quienes tuvieron una manta para abrigarse, pues fueron muchos los que durmieron sobre el duro suelo. "Pen­sábamos con tristeza, dice un corresponsal, en los numerosos heri­dos que yacían en el campo y á los cuales fue imposible recoger esa noche." Empero, debe hacerse justicia al servicio de sanidad, que cumplió bien y valerosamente su deber: uno de los médico3 pereció sobre la línea misma de combate, mientras allí recogía heridos. "Cuando una batalla dura hasta la llegada de la noche, inevitablemente quedan en el campo algunos heridos, por cuanto escapan á las investigaciones de los camilleros." El cadáver dd General Wauchope no se halló h¡:1sta la mañana del r 2, bien que hubiera perecido en la noche del ro al I I. Muchos heridos per­manecieron veinticuatro horas sin auxilio alguno: jefe hubo que cayó tras un matorral á las 7 de la mañana, y no se le halló hasta el siguiente dfa á la 1 ~' ósea estuvo sin socorro durante treinta horas. El silencio de la noche fue turbado pronto por los gritos de los cafres, los chasquidos de las fu tas y el sordo rumor que produ­cen las ruedas de los furgone,:,. Era que los convoyes ingleses se replegaban rápidamente obre el río Modder, á fin de anticiparse á las tropas, cuya retirada debía principiar al amanecer. Al nacer el 12 los boers rompieron otra vez sus fuegos, que la artillería inglesa c:ontcstú sin demora; pero ese combate sin efec­to duró poco, pues á las r r principió el repliegue sobre el Modder. En el acto en que los cañones ingleses s pusieron en marcha el enemigo aceleró sus disparos, y los que se retiraban fueron el blan­co de una lluvia de proyectiles que las piezas que cubrían la r~tira­da no pudieron dominar. "La brigada de la guardia estuvo mao-­nífica: á pesar de tan tremendo fuego se replegó en perfecto orde~1, como si sólo se tratara de una maniobra en H yde Par k." * Después de medio día hubo una suspensión de armas para que el servicio de sanidad cumpliera su lúgubre tarea : los carruajes ingleses fueron hasta el campo boer á recoger sus heridos, varios de los cuales se hallaban en las trincheras enemigas, y durante ese ar­misticio la conducta de los boers fue irreprochable, no obstante un incidente que pudo producir desagradabilísimas consecuencias: á lo¡ sirvientes del cañón de marina no se avisó el armisticio, y rompieron el fuego precisamente contra las ambulancias inglesas, cuando esta­ban en las líneas enemigas, pero por fortuna se le pudo hacer cesar • O los boers no son los famoso tiradores que nos pintan los periódicos, 6 el fusil de calibre reducido es un instrumento muy mediano en el combate cuando esta operación no costó á los ingleses centenares de bajas. Parece que ambla coaaa son v rdad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 740 BOLETÍN MILITAR casi inmediatamente. ''Este incidente hará ver que no somos infali bies, á pesar de lo cual siempre estamos listos para censurar á los boers cuando han incurrido en análogo error."-1'he Morning post. Las pérdidas de los ingleses las resumimos en el siguiente cuadro: OFICIALIDAD TROPA CUERPOS .,., 0'2 U> "" .;,. ~ e:> e:> e:> ~o """ .... ~ .,-::l -~ ... - 4.> .,u = = = '-------- :=rl = = A~ -- ---- Caballerfa (lanceros) ........................ . ........... ... ... 6 24 .. . Artillería .•.... ...... ........ ...... .. .................... . ... 2 .. 7 .. . Batallón 2.0 Royal lli~hlande rs . . .. ......... , ..•. 5 11 70 203 68 Batallón 2.• Seaforlh Righlander s .... .............. 5 7 44 137 22 Batallón l.• Argyll and Sutller·land 1/ig hla nder s ... 3 4 23 69 2 Batallón 1.• Gurdo11 Hig hlanders .• ..• , .. ........ . 3 2 6 33 Batallón Highland Light i n/alllrí .. . .......... . ........ 2 7 12 59 6 Batallón 1.0 de Coldslream g uards ....... .. ....... ... 6 1.) 42 5 Batallón 2.0 de Coldstrenm guards .. . ............. .. 1 ... 2 22 1 Batallón Yorkshire Liglit i1ifcmtri ...... ... ........ . ... ... ] 10 .. . El resto de la inf nter{a (7 cu er p os) . .............. 3 2 3 8 ... ~====================~T==o t=a=lg=e=n=e=ra=l.=.= .. = .. = .. = .. : .. ===9=i=.l====~• E. M., etc ..... .............................. ...... ..... 2 5 ... .. . .. . ----· - · - - 24 45 18~ 616 J 04 Las pérdidas de los boers no son conocidas con detalles. En Magersfontein las fuerzas en lucha se diferenciaban poco: á lo sumo 12,000 ingleses con 22 cañones, y ro,ooo boers con 10 piezas de artillería, por lo cual, si prescindimos de las pérdidas produ­cidas por el combate de la noche, tendremos que en un día de bata­lla, con armas modernas y lucha cercana, apenas se produjeron de 6 á 700 bajas, ósea á razón de 50 por hora término medio, lo que pre­supone el ~ por 100 cada 6o minutos, resultado que por lo mismo anula y reduce á la nada no pocas de las teorías escritas en los últi­mos años sobre la batalla moderna. Conforme lo dice Painvin, es muy difícil criticar juiciosa­mente una operación militar cumplida en sitios distantes cuando aún se carecen de todos los datos del caso; pero las impresiones de un vencido, escritas á raíz del hecho, indican siempre el estado moral de la tropa después de la derrota, y por lo mismo debe ser conocida la carta escrita el 13 en Modder River por un oficial de la guardia: "Partímos, libramos la batalla y estamos de vuelta derrota­dos, cuando en mi concepto pudimos envolver al enemigo y ani­c¡ uilar sus fuerzas. En vez de obrar, hicimos lo que es más funesto Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MILITAR en la guerra, no hacer nada, y nos hemos retirado por añadidura. El General no ejecutó las grandes operaciones que todos esperá­ban1os, y ha perdido la confianza de la tropa. "El ro dejámos el campo para efectuar una marcha noctur­na: ahora bien, cuando se marcha de noche no puede ser sino con un solo objeto: el de sorprender al enemigo. ¿ Y qué fue lo que hi­cimos? Dc.sde meJio día plegamos bs tiendas, á la vista del enemi­go, p/ira que supiera que nos íbamos á poner en marcha; después adelantámo la artillería á que cañoneara la posición boer para dar al enemigo segundo aviso de nuestros proyectos, y por último, antes de abordarlo, le dimo tiempo para que se rehiciera de los efectos del bombardeo, si algunos produjo éste. Hl\llás tarde se nos informó que nue~tra brigada debería po­ner e en marcha una vez entrada la noche, á fin de esguazar el !VIodder por vado y vivaquear en su rilla Norte; allí debíamos descansar hac;ta la una de la mañana, y en seguida cargar sobre la posición bocr. "¿Por qué no pa ámos el río en pleno día, cuando el vado apenas di taba una milla de nuestro campo, y el enemigo no podía observar tal operación? Lo ignoro. ¿Que sucedió? Como era difí­cil por l.. oscuridad distinguir las piedras que debíamos pisar para cruzar el río, la operación, para nue:;tra ola brigada, duró dos horas, y la mayor parte de los soldados se mojó en e la hasta los hue­so . Consecuencia de tal demora fue la de que no pudimos entrar al vivac sino á las ro, principió á llover entonceg, y volvimos á partir á la I. La noche era oscurí ima, y á poco de movernos ~u­pimos que nos habíamos extraviado; la cabeza de la columna ha­bía desaparecido en las tinieblas, é ignorábamos dónde estábamos. "¡Y así es como un General lleva sus tropas al asalto! Al cla­rear el día oímos tremendo fuego de fusilería hacia nuestra izquier­da: parece que la brigada de los Highlandtrs, marchando eri quater column, se e tre1ló obre las trincheras enemigas cuando me­nos se lo imaginaba, lo que naturalmente le ocasionó enormes pérdidas. Cuanto á nosotros, ignorando lo que sucedía, no pudimos movernos en su socorro: nos desplegámos y llegámos sobre las po­siciones del enemigo sin ver otra cosa que una fila de alturitas, ni oír sino un vivo fuego de fusilería. He oído decir que en estos momentos los hí'ghlanders, á quienes fue imposible reunir, atacaron varias veas, y en ocasiones po,~ grupos tan solo de 20 Ó 30 hombres, las posiciones boers, por lo cual todas sus intentonas fueron rechazadas, pues el enemigo e taba muy bien atrincherado. Nosotros~ entre tanto, tendiclos en tierra, nos entreteníamos en observar los efectos de las gr· nadas cargadas con lydita. "Aquí, como en l\1odder River, me llamó especialmente la atención que no recibíamos orden algun/l. El jefe de la batería mon­tada nada sab1a sobre la marcha general del combate, é ignoraba qué objetivo debían batir sus fuegos: se redujo á disparar sobre los pun- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR to! que le parecieron más dignos de ser atacados. Al venir la noche dicha batería se replegó y vivaqueó con otras tropas en el revés de una colina. Se suponía que el enemigo había sido quebrantado de un modo serio, y evacuaría la posición esa noche como lo hizo en Modder River. A la mañana siguiente se sospech0 que los boers no se habían replegado, y entonces nuestro General creyó que lo mejor era reconocerse vencido y batirse en retirada.* ¿Por qué no intentámos envolver al enemigo por uno de sus flancos ? No lo sé. ¿Por qué no permanecer á lo menos en las posiciones ocu­padas y seguir bombardeando al enemigo? También lo ignoro. El General mandó enviar algunas granadas á los boers, y como és­tos respondieron con energía, nos replegámos más que de prisa, pero en orden, á nuestro antiguo campo, y dejámos al enemigo en paz para que reforzara sus trincheras y se regocijara de su victoria. lt is monstrous!" La carta copiada no necesita comentarios, por lo cual dijo con razón el periódico inglés que la dio á la estampa: "La derrota de Magersfontein es el acontecimiento más grave producido hasta ahora en esta guerra. El ejército ha sufrido un rev;;s serio, en un momento en extremo crítico de la campaña." En efecto, el Gene­ral Methuen, cuyas tropas sufrieron gran quebranto en la jornada, quedaba en incapacidad de proseguir su movimiento ofensivo, se veía obligado á retroceder, á ponerse á la defensiva en Moder Ri­ver, hasta la llegada de refuerzos suficientes, y la liberación de la asediada Kimberley, que era su objetivo, resultaba aplazada hasta fecha desconocida. Y con todo, esa situación delicada iba á convertirse en favo­rable, porque los boers> en_migos de la ofensiva, resolvían, hacien­do el juego á Inglaterra, no sacar partido de su victoria, arguyendo "que no tienen soldados que perder, y un boer no se reemplaza, ·en tanto que á Inglaterra sobran los soldados/' precepto que puede ser todo lo humano que se quiera, pero que en el campo de la guerra y de los bien entendidos intereses de un país, no pasa de ser una herejía militar, cuyas consecuencias han palpado á la fecha los boers. Ambos partidos quedaban, pues, á la defen iva, y durante se­manas enteras la situación tenía que ser de estancamiento; de pérdida de tiempo, espacio y dinero por los boers, quienes se redu­cirán á fortificar sus posiciones y reavituallarse sobre J acobsdal, en tanto que los ingleses, dueños de un ferrocarril, pronto podían ob­tener lo que necesitaban para recuperar la victoria. Más tarde, con " U na batalla ganada es una batalla que el contrario cree h~tber perdido," decía Suwaroff. Y en todas partes-de ello aquí tenemos pruebas recientes,-aun vencido un ej€rcito, si el jefe resuelve no estar denotado, de diez veces nueve suya será la vic­toria, que en síntesis es cuestión de moral. Al contrario, por perseguir bicoca~, pue­blos en vez de tropas enemig s, ~it10 don.le hacer oratoria desperdiciando las oca­siones que la fortuna esr¡ulva no brinda sino d~ tarde en tarde, se pierden no ya batallas, sino campaiias de cierto resultado con un poco más de milicia y un poco melios de naidad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 14.8 esfuerzos inadecuados, en vano intentarán los boers copar las co­municaciones de Methuen: al contrario, por no sacrificar á tiempo algunos cientos de soldados, debí'an á poco tener que entregarlos por millares, en una capitulación que abrió las puertas del territo­rio patrio al invasor. La lección no puede olvidarla la táctica expe­rimental. EN EL COMBATE El batalló:-t obra aisladamente, ó formando parte ae una fuerza mayor. El jefe de un batallón aislado, ademá'> de las disposiciones que le corresponde ordenar en caso de combate, y de la conducta que debe observar durante la acción, ordenará también todo lo necesario respecto á la impedimenta*, los heridos *,la reserva de municiones, y tántas otras cosas de que sus soldados necesitarán después del combate (lo víveres, por ejemplo); á él incumbe hacerse cubrir por avanzadas, y dar las órdenes convenientes para la persecución del enemigo, ó para la formac· ón de una retaguardia; y por últi­mo, también le compete la redacción del parte de la acción, la ae la relación de las bajas y pérdidas de material, de las propuestas para recompensa , etc. cte. Cuando el batallón está reunido con otros, son distintos sus deberes, según que sea vanguardia, sostén, parte del grueso, reta-guardi :1 ó tropa de persecuci6n. . lmpórtale en estas diversas situaciones (que con arreglo al estado general de las co.:;as pueden exigir una conducta defensiva ó un servicio de expectativa, de demostración, de reconocimiento, ó por último, una ofen i\'a decisiva); impórtale, repetimos, en lo que respecta al mando de su batallón, cuidar con esmero de que su tro­pa esté constantemente bajo su mano, sin imponer á la indepen­dencia de las compañías otros límites que los absolutamente pre­ct~ os. Refiriéndonos á las eventualidades del campo de batalla, rara vez se emanciparán los batallones de la autoridad de sus jefes, á no ser en el caso de ofensiva y de retirada, por lo cual es útil indi­car aquí los medios convenientes para remediar, en cuanto cabe, este inconveniente. • Los carru,tjes de ~mbulancia y los de municiones deben situarse lo mlis cerca posible. Lo restante , más lej os á retnguardin, de mnnera que puedan circular en todas direcciunea, aunque sin obstruír los caminos. • Para las primeras curas se elegitán empl nzamientos en 1ugart!S cubiertos, lo m' cerca po ible del campo de batalloa, y que tengan agna en sus inmediaciones. Las casas situlldas dentro delalcauce de Jo proyectiles de la artilleda no eoavienen para recibir heridos, á no ser después de terminado el combate. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 744 BOLETÍN MILITAR Ante todo, no creemos sup~rfl uo manifestar que en un sim­ple combate expectativo ó demostrativo, y en la defensiva, ningún jefe de .batallón mandará con más ventaja que el que domina inte­lectualmente toda la situación, y que, lejos de dar órdenes contra­dictorias ó incoherentes, sabe hacer ver ( cowo lo demostrarán sus prescripciones) que tiene en su mente un objeto determinado y único, y que desarrolla hasta el fin las disposiciones que ha adoptado. La formación en que el jefe de batallón ha de llevar sus cua­tro compañías á la zona de los fuegos de la infantería, debe res­ponder al objeto para que las emplea, sin lo cual, aun en la situa­ción más sencilla, perdería en breve la dirección moral de las mismas. Por ejemplo, si solamente ha de contener al adversario, ó efectuar una demostración ó un reconocimiento, conseguirá, del modo más fácil, impedir todo empeño formal por parte de los co­mandantes¡ de compañía demasiado emprendedores, no comprome­tiendo más que una de éstas y ordenándole avanzar simultáneamen­te contra el enemigo por varios puntos á la vez. En semejante formación será muy dificil, aun para el capitán más audaz, hacer otra cosa que una simple demostración *. Y si sabe contener las otras tres c o mpañías (probablemente en masa en una posición á cubierto) ha ta el momento de etnplear­las, dispone entonces de las fuerzas necesarias para pasar, sin tran­sición, de la demo~tración al ataque decisivo. De un modo casi diametralmente opuesto debe proceder cuando su misión consiste en preparar con su batallón el ataque que han de emprender masas mayores, ó en reconocer á viva fuer­za la posición enemiga. lmpórtale entonces atacar vigorosamente el centro y las dos ala ( ó una sola, si Ja posición es muy extensa), y obligar al adversario á desplegar la mayor parte de sus fuerzas. En semejante caso, el jefe de batallón debe dirigir simultá­neamente varias compañías sobre puntos diferentes, recomendán- • El despliegue total de un:1 c-ompañfa en un extenso frente es siempre una formación poco propia para obtener re u ltados deci 5ivo ; mientras que, por el con­trario, conviene admirablemente para un reconocimiento 6 una demostración. Ha habido cas<'s, sin embargo, en que alguno com andantes de compañías ais­ladas han aplicado e. ta formación obteniendo sorprendentes rcaultados; pero sólo en el caso en que el movirniento iba dirigido contra un objetivo visible para todo• (como, por ejemplo, una granj<~, una \.att!ría , etc.l, y en que el comandante de la compañía era lo bastante Hfortunado para, termina d o el combate, disponer del tiem­po necesuio para reconcentrar su tropa bajo su mano. En general es conveniente recordar que, cuando se trata de una ofen i va for­mal, y que el enemigo se encu e ntra todaví.1 muy dist'lnte, e siempre una falta des­plegar fracciones enteras en un l a rga línea de tiradores. L os sold a dos así di pues­tos escapan á la acción de sus jefes, y ya no es posible, en se guida, emplearlos en una acción enérgica y uniforme . ¡Se quiere desplegar una tropa con el único objeto de diaminufr las bajas? Preciso es eutonces, para darle toda u fu etza ofensiva, indicarle de antemano un punto de concentración. En otras condi<'iones, nun la tropa más hiz a rra, desplegada sobJe un extenso frente eu los momento de la acción real, no s e rá capaz, por sí sol a, sino de una demostraci6n, y no puede tener el arranque necesario para una vigo­ro~& ofensiva, si no es por el impulso que recibe de las tropas qub la xefuen:an. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILITAB f45 doles que conserven por lo menos un pelotón como sostén, y él, á su vez, se quedará con otra compañía á sus órdenes, para dirigirla sobre el punto que, con arreglo á la marcha del combate, le parez­ca más importante. Por analogía, en lo referente á la persecución, y cuando sabe que tiene á su espalda mayores masas, hará bien el jefe de batallón en ocupar un frente muy extenso, por medio de tres compañía~t, empleando la cuarta como sostén; y si, con el fin de envolver á un enemigo que se bate en retirada, se siente inclinado á servirse también del sostén, su conducta está en este caso plenamente jus­tificada, puesto que le siguen de cerca otras fuerzas que le apo­yarán oportunamente. En la defensiva parece que la tarea del jefe de batallón es in­finitamente más sencilla, y sin embargo no es así. Las mejorea posiciones han sido perdidas, ora porque los sostenes fueron em­pleados demasiado pronto ó demasiado tarde, ora porque se tomó la ofensiva fuera de sazón. Necesario es también aquí que eljefe, si quiere ser realmente dueño de la situación, se dé cuenta de antemano y claramente de la manera como piensa desempeñar su misión. Debe pesar loa medios de que disponga, y aumentar sus probabilidades de buena defensa mediante los auxilios de la fortificación pasajera y del campo de batalla, y la creación de abrigos, á fin de poner por todas partes el terreno del ataque bajo la acción del fuego más efi­caz: dará las reglas de tiro convenientes para dicho terreno, y las prescripciones particulares conducentes á asegurar el rápido em­pleo de los sostenes y toda la eficacia de los mismos al ser puestos en acción. No sólo debe evitar la mezcla de las compañías, sino ade­más facilitar á cada una de ellas la ejecución particular de su cometido (nada de frente demasiado extenso), y por último, reco­mendará que todas las peticiones de refuerzos (á menudo prema­turas) no sean acogidas sino con la mayor reserva. Cuando un batallón no ha de atender sino á la defensa de un frente de unos 300 ó 400 pasos de desarrollo, debe poder, por poco que las circunstancias se presten á ello, rechazar el ataque de frente de tres batallones, lo que no será posible cuando pueda ser envuelto por una parte de esos batallones. Si se halla expuesto á la posibilidad de un flanqueo, tam­bién está en las atribuciones del jefe de batallón el cuidado de pensar con antelación en adoptar medidas tales, que el enemigo, en su movimiento envolvente, encuentre los flancos tan capaces de resistirle como en un frente bien fortificado. A este resultado pre­cisamente es al que debe contribuír la formación de una reserva. Si, por el contrario, el frente por defender es de tal extensión con relación á la fuerza del batallón, que da al atacante la posibi­lidad de mo::;trarse con fuerzas superiores sobre varios puntos á la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLB~íN MILITAR Y.ez, es entonces doblemente importante sacar partido de todas las ventajas de la posición, é inducir al agresor, por medio de ciertaa medidas, á adoptar inconvenientes ó falsas disposiciones de ataque. Estas medidas son, en general, las siguientes: 1 .a El establecimiento de grupos de tiradores, apoyados por pequeños sostenes, instalados á cubierto, pero á su alcance, en los intervalos que separan á las fuerzas principales que permanecen concentradas en el punto más importante. Tiene por objeto esta disposición aparentar que la ocupación es más fuerte de lo que en realidad acontece; 2 ... La prescripción de romper el fuego sobre los destacamen­tos -enemigos, lo suficientemente á tiempo para ofenderles cuando todavía se hallen en orden cerrado, y obligarles así á desplegar de­masiado pronto. Para lograr este resultado puede ser conveniente destacar pequeños piquetes á 300 ó 400 pasos y aun más, al fren­te de la posición, resguardarlos en puntos convenientes y darles orden de no tratar de resistir á un empuje superior, sino que, por el contrario, en vez de esperar el ataque decisivo, procuren, reti­rándose, llevar al agresor en falsas direcciones, ó inducirle á dis­persar sus fuerzas en toda ]a línea; 3.a La cesación completa del fuego contra los tiradores del adversario cuando hayan tomado posición á 300 ó 400 pasos, con lo que se les atraerá á exponerse á un fuego más eficaz; 4·· La prohibición á los sostenes de dejarse ver antes del oportuno momento de su empleo, pues es preciso que el contrario no pueda darse cuenta de la situación de dichos sostenes. Con esto ae logrará muchas veces que apareciendo de repente un sostén en la línea de tiradores, consiga desconcertar el ataque del enemigo, aun cuando le sea superior en fuerzas. Con este último objeto es con el que se conserva el último sostén (cuando todavía queda alguna esperanza de rechazar un ataque), en orden cerrado á retaguardia de las guerrillas, hasta el momento en que el agresor emprende su ataque general y decisi­vo *· Pero si se prevé que no será posible sostenerse, no se esperará el último asalto, sino que, ó se hará (como lo acostumbran los fran­ceses) una corta salida (ataque) para engañar al atacante y retirar rápidamente las fuerza'l principales á favor de ese movimiento, ó se designará sin dilación el destacamento que habrá de so tenerse y formar la retaguardia. Los 30stenes se replegarán en se uida sobre un emplazamiento de recepción, haciendo que les sigan sus guerri­llas, las que se reunirán inmediatamente á retaguardia de la posi­ción precedente. Entonces procurará la retaguardia engañar al • Una carga de caballer!!t, ejecntad1 de improviso por el defensor, puede ser en este momento de impottancia decisiva; pero conviene no darla demasiado pronto. Un solo escuadrón podría introducir el deaorden entre los tiradores ea los instantes de su último ataque. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR enemigo mediante un fuego nutridísimo en toda la extensión del frente, y desaparecerá sucesivamente antes del postrer asalto. Pero si el batallón no es sino una fracción de las tropas en­cargadas de la defensa de una posición, el jefe que lo mande de­berá intentarlo todo para no comprometer el punto cuya custodia y defensa se le ha confiado; y si sabe calcular bien el empleo de las fuerzas de que dispon=, en la defensiva, sobre todo, es donde podrá multiplicar la importancia de las mismas.-(Continúa) VON ARNIM (alemán) ..... HISTORI~tt PARA LAS MEMORIAS SOBRE COLOMBIA Y LA NUEVA GRANADA (Continuación) 'El repo o y el orden, acompañados de la justicia y de la legalidad debíc u aniquilar el de I oti mo y la anarquía, y fun· dar el honor y crédito de la. ueva Or· nada; sobre el repo o y el orden debía fomeutars y extender ·e la in ·trucción pública, proteger ·e la agricultur,, avivar ·e el comercio, e timular e la in· dnstria, regularizarse la recaul s y . in r e . trieción al,.!.UIJa; t>ll otro ·, dt• po­jar á los 1\tagi ·trado. legítimo de ·u autoridad, ucender e la guerra civil, armar. e y combatir; y eu ca:i tollo ' entoqwcerse la acción del vertlaclero i terna repr lJltaUYo. To debemo8 de conoc r que el alejamiento roviía estallar la revo­lución: tomé las medidas convenientes para npr hender infra­ganti á los conspirntlore , y Jo habría logrado sin la fatal y la­mentable muerte dada á mi noble y buen amigo el Coronel José 1\ianuel Montoya.. El proce o contra los delincuAntes se siguió por lo, tt·ámi­tes legales, concediéndole tollo los recur "OS nece. arios para su defen a. El Juez de primera. iu ta.ncia, Dr. ! , 01 tu nato Gam­ba, pronunció sentencia de muerte, y el Trihunal Superior de .Apelacione , compue t de los abogados Dre . Vicente Azuero, Ezequiel Rojas y Oipriano Cuencn, la confirmó por los térmi­nos debidos. • El Tribunal, usando ele sus atribuciones, no so~ licitó conmutación de l· p na. para diez de los reos; y, según la. Constitución, el Poder Ej cntivo conmuta la pena capital sólo cuando la solicita· el Trilmnal que la impone. Los diez su~ frieron el castigo de la ley con iete más á quienes por su con­ducta anterior no juzgué que h conveniencia pública exigía la conmutación. Ooufieso que tuve que hacerme una fuerza supe~ riot p';lra no ceder á lo clamo re de las familias de ésto des • . graciados reos, y al espectáculo de 17 víctimas sacrificadas al o1•den, al honor y á la estabili

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 156

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