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15/09/1905
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Año 11 So n ta Fe, Septl ernbt'O 15 de 1905 Núm. V
Vida Intelectual
REVISTA QUINCENAL
DE LITERATU RA, DER EC HO Y·CIENCIAS
SUM A R I O
Literaria
EL POETA- EL COSMOPOLITISMO LITERARIO- NECESIDAD
DE UNA ASOCIACION-ESQUEMATISMO-EL
AUTOR Y LA OBRA--Lul ~ V e n tu m !IIOilnndo Pág. 413
BERT A Y Rooouo-F.duar l nc icl. ..... .. 4i l
EN LA SELVA-J OI'~O l.Crt'O D lnz. ..• . . . • .. . • • • .• t li!
Júrfdica
LA POSE SIÓN- Ztlli<Í ll l\ln rtÍllllZ ..•. .... .. . . .. .•. .. .
Cientlfica
EL HOMBRE- José Oliva ............ .......... . .. .
LA CUESTIÓN SOCIAL - M . llllrn Úndcz \'lllaChC \lSll
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l m p 1 ,. Yt l .nrtoAI>- ·,¡n Luis (l'·,· : Próximamente é\parecerá
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PoR G. A. MARTfNEZ ZuvJRfA
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I NTELECTUAL, y á todos los s us critores d P. l a revis ta
que pague n uu semestre adelantado.
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O de Julio OOfl
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viDA INTELECTU)'lL
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dio parllcular en la scccclón bibliográfica.
- So onvla••ti. g t•utls un n úmot·o Onas que puedan Interesarse por ella. So e nviará á
todas lus personas deslgna vivo el fuego
que l os anima y sin'a de núcleo de irradiación á
todas las influencias, de palanca á todas las actividades,
haciendo más eficaces y positivos sus
r esultados y preparando por una transformación
l e nta pero segura la aurora intelectual.
EJJa vendrá no hay duda, cuando las necesidades
presentes lleguen al límite natural en
que es indispensable la satisfacción y en que
las circunstancias especiales de ese momento
de la evolución la exijan, como algo necesario
en el orden s ucesivo de los h echos. Vendrá ¡\
la vida colecti ~,-·a con el bagaje de fuerza y de
prestigio requerido para prosperar, difundirse y
cumplir holgadamente su misión. Pero mientras
no aparezca no podemos desconocer el valor del
esfuerzo que desplegan algunos escritores para
apres urar el m ovimiento. Día á día venciendo
preocupaciones y prejuicios dan á la imprenta
con una abnegación envidiable nuevas obras
inspiradas en el deber de difundir la cultura en
todos los órdenes sociales. Indicar los errores
de que adolecen para ev itar futuros extravíos y
señalar las b ellezas que contienen con e l desinteresado
propósito de incitar á delectarse en s u
lectura es ob ra enojosa pero ne<'esaria.
Entre los libros entregados recientemente
al juicio público de la vecina orilla se encuen-
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VIDA JNTELEC1' UAL 447
tra uno de \·erso- t i tulado E s quematis mo cuyo
autor es el j óven Faustino M T e y se ra.
Exam inando con d e te n c ió n y a pas i onamie ntos
una por una las pAginas d e la obra se llega al
com·encimiento de que s u nombre es impropio.
El esfuerzo no ha co rres p o ndido ~\ la inte nción.
Aplic ar las formas d e l entendimiento puro á
la s d e la sens ibilidad pura es r azonable, lógico y
plausible, pero d e ningún valor pos itivo Cllando
no se consi gue traducirlas en la est rofa con la
limpidez d e la imagen d e un c uerpo r eflejado
en un espejo.
D ejando esta prime ra impres i0n e n la portada
del libro, dese ntrai'\ e m os de s u conte nid o lo qu e
constituye s u estncia procurando con s umo c uidado
darnos c u e nta de s u natura leza. amplitud é
inte ns idad p:1ra poder mñs ta rde con e l conoc í·
mi e nto adquirid o juzgar con acie rto e l m é rito
ó d esmérito Ll e cad a una de las compos ic iones
que contie n e la ob r a.
Un amor s in h o rizo ntes. ora impetu oso y
lasci vo, ora tr a nquilo y plató ni co por la muje r
amada; profundo h asta e l o h · id o de l p e ligro, puro
has ta la ,rirtud y d <:c; inte resad o h a ta e l acrifi c io
p or la patria, la libe rtad y e l h oA"a r; e xag e rado
h a s ta e l o l vi do d e s i mis m o, elevndo y nob le
por la c ie nci a, la b e ll eza y e l a n e. V como corolario
un se ntimi<> nto d e repul s ión para toLlas la o:;
flaqu ezas human ac:;, d e p iedad para todn la
mi c;;cr ias, d e bondad para los humilde 1 ue d e .
prec io para los alli voc:;, d e protesth S para t odas
las tirnnia o:; y tk od io y d e \'C nganza parn l oe:;
tl éc:; potas o lvitland o ~ in tlud a e l prece pt o lntin<•:
S ummun y us , s ummun inju ria.
S i t\ la m an ifes tación de estos sentimi e ntos
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.448 VID.\ INTELECTUAL
que constituyen el eje de·la obra agregamos las
de las inquietudes de la juventud, sus melancolias
fugaces por los sueños des,·auecidos; las ilu·
siones de"-hojadas, las amarguras primeras del
corazón, la tristeza de la Yida mir ada~\ traves de
los p~sares y desengaños, las dudas que embargan
el espíritu en las horas ele prueba 1 especto á
los acontecimientos por venir; la idea diabólica
del s uicidio que suele cruzar como un relámpago
por la mente en los instantes de desfallecimiento
y de crisis profunda, la indiferencia con que el
espíritu preocupado por desconocidos temores
mira pasar las horas y observa las cosas que le
rodean, unido todo, al mundo de alegrías que
esa época de la existencia lleva consigo, á los
recuerdos hermosos del ayer, los goces del amor,
los placeres de la admistad las esperanzas por
realizar y la lucha perenne á que las energías
del cuerpo y del espíritu nos incitan á acudir
para defender un id~al, las satisfacciones que se
recojen y el afan continuo de obtener otras nuevas,
tendremos una idea general de lo que palpita
en las páginas del libro.
A veces la pasión escesiva perjudica el valor
de una descripción por un impropio recargo de
colorido y una desorde11ada aglomeración de
metMoras y comparaciones que en vez de poner
de relieve algunos de sus elementos la ,·uelven
confusa é irreconciliable con la realidad. Algunos
cuadros son incompletos. Una densa neblina
se cierne sobre los objetos y borra sus contorn os.
Las figuras son difusas La lectura de estas estrofas
descriptivas origina en el espíritu una
impresión tan \raga que se necesita el auxilio
de la imaginación para comprenderlas.
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VID.A INTELECTO.o\L 449
En cuanto ::\ l a mecánica del vers o hay va·
ríos defectos provenientes de una ligereza ó
des cuido repro: hables. Ln a s pe reza de a lgunas
es trofas, la falta d e cadenc ia en otras , r es ulta ~\
haber dado~\ los ve r s os una estructura inapropiada
y d e habe r c onvinado indife re nte me nte
cons onantes y as onantes s in re gla d e ning una
es pecie.
La h ermosu r a del verso repos a en s u claridad,
preci s ión y armo nía. La ele cción d e los
vocablos abs olutame nte necesa rios para expre s
ar las ide as, su coloc a ción or denada relativamente
<\ s us ace ntos y la estirpac ión de toda
a sonancia qu e pue da atenua r el ritmo, s on cond i·
dones que han d e obs ervar. e e n s u co ns trucció n
pa r a que r e sulte a c c esibl e al e nte ndimie nto y
ag radable al oído.
Sin ca er e n e l impe rio d e la p ose de s lumbrante
y s onora, inco mpre ns ible y hu eca, gntla
á los se ntidos pe r o tlesagradable á la inte Uge n cia
ni e n e l dominio d e pros aís mo s u tan c i oso y
canc;, ador, <\ s pero y fri o, se pu e de to mando al go
d e esto s dos e xtre mos ig ualme nte d esechabl es ,
conseguir una trans ic ión y dat· al p e n s~ mi e nt o
un atavfo ad ecuado :\ s u natura lezn, ~ in artific io
vano, p e ro prO\' Ís to d e la c; ~a la c:; indi spen a hl es
para dar es pl e ndor á las ideas. U n g r an núm er o
de escritores am e rican os s igui e ml o t e nde n cias
exó ti ca '> han olvidado el íntim o con.,o r cio d e la
fo rma y í!l fond o s nc riñca ntl o la u nn cí la o lra
s in escrúpulos.
A pc<.. n r de l e, fu ~ rt.o dc,pl egado po r e l autor
d e E s qtH'IIWiismo pura lihra r c:c d e est os ma les,
hn rendido s in emba r go s u tributo 1\ l,t vul gari ·
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450 VIDA INTELECTUAL
dad, publicflndo en su pequei'io libro algunas
composiciones prosaicas
No obstante los defectos enumerajos enaltece
n la obra innumerables joyas de posith·o
,-alor. etE l guitarrico• seduce por la sencillez
de su estilo, el derroche d e l sentimiento y la
dveza del colorido. La figura del baturro enamorado
que busca en el canto de su pena un
consuelo á las h eridas abiertas en su espíritu
por el desdén de Rosario, la joven á quien con
profunda adnegación salvara la vida y que ol vidando
s u antigua deuda acepta los mentidos
amores de Juan, un ricacho cobarde en demasía,
est}\ pintada con caracteres fe lices que al fijarse
en la me moria despiertan viejas Yisiones y recuerdo
· de ese tipo característico de una sociedad
lejana, original, rústico, sencillo y bueno.
El fin de esta hi storia es la deshonra de
R osario, la muerte del baturro ante la tamafla
afrenta inferida en s us métS puros sentimientos
y la vanaglorin de Juan.
Como se vé, el triunfo de esa luc ha entre el
amor, el interés y la concupiscencia, corresponde
ú esta última en vez de pertenecer al primero
como hubiera sido de desear mirando las cosas
de un punto de vista mas moral, pero es que el
autor no se ha propuesto sinó representar la
realidad y en ese sentido no se puede desconocer
que se halla en perfecta coucordancia con ella.
Sin hacer una larga enumeración de las
principales composi c ion es contenidas en el libro
indicaré al pasar la s que se recomiendan por sí
mi s mas.
P.1simismo es la exteriorización ~tcertada de
un estado mórbido del espíritu. Su lectura
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VIDA I NTELECTUAL 451
trae á la me moria el rec u erdo de aquel so neto
de P etr a r ca :
• No e ncue ntro paz ni me conceden guerra;
d e fu ego devorado siento frio;
abrazo el mundo y quédome vacío;
me lanzo a l cie lo y p r éndeme la tierra:»
En Vesleriana hay ese hastío de la vida que
causan las des ilus iones y conduce al desfallecimi
ento. «En Funerea» la plegaria del hué rfano
dolorida y triste e\·oca las melancolías del crepúsculo
y e n R osas y Besos la inspir ación retlesiva
oportuna y bre ve se deshace en cambiantes
de luz.
L\s tima que el autor si ha visto los defectos
de su obra no se haya preocupado de pulirla.
El jo,·en Teyse ra posee co ndiciones especiales
qu e el estudio y una obsen·ación mas atenta
d e la naturaleza y <.le la vida <.lesa rrollan\n paso
á paso hasta Jl eyarlo muy lejos .
Esta es la impresión que ha r ecibido mi
espíritu en s u peregrinación •\ t raves de las
p<\gina s <.l e la obra.
Lurs VE~TURA l\loHANDo.
100~. En BUt!llOS Aires
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45:3 VIDA INTELEC'l'UAL
BERTA Y RODOLFO
La tarde era quieta y apacible. El sol caminaba
lentamente al ocaso haciendo gala de sus
iulgurantes rayos; el cielo puro, limpio de nubes,
todo era atracti ''OS, poesía y esplendores en la
naturaleza.
Rodolfo y Berta-la hermosa y gentil novia
del artista soñador-hallábanse solos embriagados
en su infinito amor, con sus corazones henchidos
de esperanzas y s us mentes pletóricas de
ilusiones. ·El himno estaba en su preludio, como
el manso rumor en las hojas. El eterno poema
se reproducía como se reproduce en el cur5o de
la dda la ola tras la ola. Halh\banse comprometidos.
Debían separarse al día siguiente.
El partía para el extranje ro, ert donde durante
un breve lapso de tiem¡;o, debía tomar lecciones
de un hábil maestro; luego, á su retorno, ambos
se unirían ante Dios y ante los hombres con el
lazo indisoluble del ma trimonio, término de la
as piración del cariño, santa unión que convierte
á dos en uno, mientras hace vivir á cada uno
para los dos.
-Alma de mi vida-exclamó Rodolfo, r eprimiendo
una congoja que le oprimía la g·argantaejecutemos
una vez más, esa ária que tanto os
agrada y cuando nos hallemos separad os, á esta
misma hora de reljgioso encanto, recordemos
cada uno nuestra parte; quizás ello sea un lenitivo
para los dolores de la ausencia. Ella conmovida
accedió al deseo del elegido de su
corazón.
De s us ojos dulces y tristes como dos viole-
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VIDA IN'fELECTUAL 453
tns, brotó un a mirada de a m o r y de ternura
infini ta, que pa r a Rodolfo fu é a lgo co m o el preludio
de una d ic ha su pre ma.
Ejecutnron juntos una d ul ce y rara s info n ía.
Al finalizarla Hmbo llo raban. Ln mús ica es la
voz d e l a lm a. L as ca mpnna d el templo com e nzar
on á tai'l ir e l angelus. L os dos a m a n tes, como
impuls ados po r una mis m a fu e r za, se arrodill ar
on y t lenlro n a l cielo una pl e garia, m ezcla de
~ úpli cas de amo r y d e p esa r.
R odolfo pa rtió. A m bos fu eron fi e les á s u
pro mesa. T odas las tardes á la hora e n que se
vie r on por üllima y ez, r ecordaba Be rta e n e l
harpa la des pe dida d e s u a m ado y é l ta mbie n la
evocad a e n e l violin. E s t a h ora e r a sole mne y
mis t e ri osa. E l, por i nstantts se d e te nía, tré mulo,
confuso, p arecíale o ir m ezcln r e á los sonidos
del violín las vibraci o nes d e l h a rpa de s u a m a da ...
· Transc urrió a s i un a fí o. Unn t arde, á l a h o r a
co nsagrada 1\ lo s r ecu erdos, s intió B e rta que los
sonido:-. d e un v iolin la a c ompafb\ban . Detúvose,
turbada, para esc u c h ar ... Era R odolfo que estaba
de \' Ut!lta.
A l'ío s nH\s tarde, p oseían u na nifl a e ncantad
v ra , fru to q ue rido d e una unión qu e los padres
de B e rta h abían b e ndecido a nte de morir. Todo
presagiaba dulz uras y fe li c i d a des. R oclo lfo t e rminabad
e comprar una be ll a y modesta vivi en da.
La nii\a c r ecía-fr esca y loza na-herm osa c ual
un c;uc l'ío el e ven tu rn. Aque l h oga r respirahn
a mor y e~ p ~:: ran za-; in finiws. M1\s ¡a yl ta nt o e ncant
o y dulzura no d ebfn durar. Ln g undai\a
inflexible de In mu e rte tro nc h ó la d e licada, nii\a
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·454 VIDA INTELEC'rUAL
-flor nacida al primer b~so tibio de la primavera-,
y aquel hogar en donde era todo luz y
alegría tornóse en sombra y tristeza.
«¡Que bella aurora desvanecida por las sombras
del ocaso!. ..
Pocos meses después el pesar consumió á
Berta. Cuando comprendió ella que el término
de su vida se aproximaba, dijo á su esposo y
dulce compañero:
«En vano quiero vivir; es menester que emprenda
tambien yo el viaje del que jamás se
retorna; que vaya á unirme á nuestra hija y á
esperarte en una vida mejor; cuando llegue el
día de reunirnos, yo vendré á buscarte y nuestras
almas confundidas se el<::varán para no \'Olver
á bajar á este mundo. Cada año en el día
de mi cumpleaños, á la hora consagrada á nuestros
recuerdos, cuando nos bailábamos sepaPados,
tocarás el ária que tanto me agrada; ella
será para mi más melodiosa que los conciertos
de los serafines... Luego le abrazó y poco á
poco el hálito frio de la muerte invadió aquella
existencia buena y hermosa.
Rodolfo hallábase desesperado. Viajó durante
un tiempo; á su regreso se encontraba más
tranquilo; pero se apoderó de él una profunda
melancolía que jamás le abandonó. Encerrose
en su casa, sin querer recibir <í nadie, sin querer
salir éí. parte alguna. Había dejado el cuarto tle
Berta tal como se hallaba á la mue rte de ésta;
la cama sin tender, el harpa en un rincón ...
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VIDA INTE LECTO A~ 455
Llegado e l aniversario del natalicio de Berta
regó fl or es en e l aposento y llegad a la noch e,
se e n cerr ó e n él y ejecutó e l ária predilecta de
s u amada esposa. Al día sigui ente le hallaron
s in conocimie nto en el s u e lo.
Cuando YOlv ió en si, permaneció triste y
s il encioso. Q ui sie r on - sus allegados-indagar
l a ca u sa, inútil te ntativa. Rodolfo, como obedeciendo
á una fuerza s upe rior y mis teri osa, continuaba
impertérri to e n su mutis mo.
S us m ej ill as com e nzaron á hundirse, s us cjos
solo parecían vivos e n e l fondo de s us ór bitas y
p oseían un b rill o sobrenatural. S u vida íbase
agotando~\ fu e rza de sen tir y padece r. Aquella
n atura leza poco tiempo antes tan robusta y ll ena
d e sávi a, se consu mía en el abatimiento como
una l á mpara s in acei t e. Un a mi g·o que la casualidad
le había conservado e n s u desgracia, alarm
óse de s u estado y trató de consola rl o, de ll evar
á su espíritu la resignación. ¡Inúlil! Rodolfo díjole
que l a mue rte era e n r ealidad el princ ipio
d e otra vida. Que cuando tocaba s u violin la
sombra de Berta le acampanaba con el harpa.
Que se encontr aba feliz y que nada m1\s deseaba
ni pedía, ni al c i elo ni á los mortales!. ..
Entre tanto ll egó e l a ni versario del fall ecimiento
ele s u consor te. Esparció flores en el
cu arto, ador nóse el mis mo con un r amill e te,
cu b rió de fl ores el lecho de la d i funta. Luego
-al ponerse e l sol-entonó e l ária de Berta.
E l ami¡ro h abí ase oc ullado de tn\s d e una
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456 VIDA INTJilLECTOAL
cortina, estremecióse al oir que los sonidos del
harpa s e mezclaban con los del violín.
Rodolfo se arrodilló á orar. El harpa continuó
vibrando sola; vefanse que las cuerdas se
agitaban sin ser tocadas por mano alguna. T ocó
una música celeste-que nadie había escuch ado
y que tampoco escucha rá jamás nadie.
Luego comenzó á entonat el ária de Berta;
cuando la terminó, rompiéronse repentinamente
todas sus cuerdas y Rodolfo cayó al suelo.
El amigo permaneció algún tiempo tan inmóvil
como Rodolfo; luego, cuando fué á levantarle,
hallólo muerto.
EDUARDO HÉCTOR ÜUFFAU.
B. Aires, 1905.
EL A LMA DE L VERSO
(Conc lusi ón)
He repuntado en los matorralo ~? de los Crepúsculos
una majadita d e im~\genes á. cual mús disparatada.
Vamos á. parar rodeo y á examinatl~\ S1 para
aclarar el punto d e s i val e 6 no Vltl o la p enn el suic
idars e intelect ualmen te y pnsar:,c la vida trabajando
como un n egro, m a rtilla por aquí, lima por
allá., pam producir al cabo d e l os nflos mil . un
put1adito de estro fa s d e co mbinac ión , cuya clave
sólo ti e n on Jos iniciad os, una mC'dia docena do
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VIDA INTELECTUAL 457
Virgillos y Dantes, que comen ve rd e por esos
mundos {1)
Comienza el librito con esta mala r e dondilla:
Lector, este ramillete
Que mi candor te destlnn,
Con permiso do tu uslna
Y pe1·dón de tu bu f e te, ..
¿Enti en den V dos? ¿No? Yo tampoco lo en tendía.,
pero me lo expli caron. Verán Vdes. qué
clat·ito es todo.
El poeta (esto va por hipé rbole) ofr ece al
lector el manojo (él lo llama ramillete) d e ver dur
as de s u libro, candorosamente, co mo quien ofrece
co n la mayor inocencia del mundo u n a víbora,
c r eyendo ofrecer unst a n guila; pe ro d esconfiando
de quo el lecto r , ocupado en cosas nu\s útiles y ml\s
decentes que la d e lee r un libro a s í, Jo mande con
1st mús ica 1\ ot,m parto, pide perdón al bufete y
permiso á la usina (¡y llámesele castizo á este
afmnccsado! ) par a t'Obat·les un cuartito de hora
del t iempo que t\ ellos se dsstinn.
Como se vó, lo del candot· es un ripio barnizadito,
co mo para que no apa t·ezca tan ripio, porque si
n uestro héroe hubiera ofrecido s u manojo de hi erbns
con candor, no principiaría pidi endo permisos ni
pet·doncs, temeroso de molestar; el cando t· es ajeno t\
t oda. desco nfianza y cometo las mñs gmndos indiscreciones
con In mayor l'r cscut·a d el mundo, s in
ocurrirsele m ote t·se con los bufetes ni con las
usi nas .
Ya von , antes do entender cuntr o versos malo ,
porque son mnlos de r omnte los pobrecitos, sC' necesita
CtLicmtarse los cascos una m ed ia horn., escribir
(1) En tll-nclnn~o ltHll'l'l"" ~ l'"Jlornnzo~
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458 VJDA JN'l' EL.KC'l O AL
diez veces más que lo que se va á interpreta1·, para
fijar las ocurrencias del ramilletero, y columb ra r
apenas, tras este largo tn.\mitf' lo que ha querido
decir ¡ válgamc Dios 1 ¡ Jo que ha querido decir,
aunque no Jo haya dicho! Con la agruante de que
casi siempre la gracia de todo el pensamiento está
en ser una s impleza do marca, como l a ctel cando r .
Este no es un defecto de Lugones ¡oh, no! 1t
esto se le llama concisión ¡oh, Lugones, el conciso
que en un verso dice lo suficie nte para Jlena1· un
capitulo!
Si, conciso como una tabla d e logaritmos, ó
como un despacho telegráfico.
¡Ah, poeta, poeta! ¡qué concisión es la tuya!
Tu escabrosa poesía
Como fórmula algebraica,
F.n una pelliza at·calca
Envuch·e una tontería.
Comprendo que u os devanemos los sesos por
inte1·pr etaJ· un versículo de la Biblia que casi sictÍl ·
pre t ien e meollo, ó un e ndecasi lt\bo del Dnntc ¡p e ro
hacerse maln sangre una ho ra entcl't\ para no saca1·
en limpio más que lo del ripiosisimo candor ... !
Vale c ien veces más una rima tie Bécqucr,
escr ita llanamente, desalii'ladnmente si se quiere,
pel'l> llena de pensamiento, de jugo que puede ser
gustado por Lodo e l mundo. sin ne6csidad de andn1·
destripando diccionarios pam interprctarln , que
esa madeja lugoniana, enma t·m'lada como quiscas de
indio, infinitame nte má s que e:;a poesía labenntica
y quintaesenciarla.
Prueba al canto; allá \'a una rima d e Bécquer:
ll oy ol cicl o y la tiot•t•a mr sonden,
lloy llogn al fondo do mi alma el sol,
lloy In l•o vl~>to, In he vlt>to r me hn mirado!
,tloy creo eo Ol os!
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VID.\ INTELECTUAL
Lüase e3tOS cuatro ver·so~. este himno de amor,
triun fante como un día de sol en primavera, lleno
de ideas poéticas, lleno d e alma; saboréese ese extracto
de p oesía, que e l más le rdo puede comprender
y sentir, y des pués tráguese todo el fardo de pasto
seco á quo Lugo n es llama ¡ramillete! y á ver, si una
vez siquiera sus 1500 versos son capaces de producir
en el alma esa vibración s impática que produce
la rima do Bé cquer·, ese entusiasmo amoroso, noblem
ente amoroso ... ¡la h e visto y me ha mirado! ¡hoy
creo en Dios!... ¡Si h ay alli un poema lleno de freE cura
y de sin~eri dad que no puede haber en e l
aflip: e nte y árido bardal de los Crepúsculos!
Lo de Bécque r es concisión, es sustancia; l o de
Lugones es otra cosa: es un tasajo fl'io, putrefacto
muchas veces, se r vido sin gracia y con ripios, como
escabeche con munic iones.
Y aparte de la oscu ridad y de la trivialidad
del p ensamiento, á propó5 ito de los Crepúsculos hay
que notat· algo muy importante.
L a poesía ... tien e que ser poética.
- iPerogrulladol- dirt\ alguno.
-Concedido, porogrullado que conviene r e-frescar
en l a memoria, hoy que la manía modernista
hnco olvidar los viejos principios del buen gusto.
Para que una estrofa. pue da set• eternamente
bella, tiene quo ton ot• un alma in ti mamen to poética.
Todo lo quo n o produzca e n el lector una lSensución
do pena, de en tusiasmo do nmor, do lo que
~o quie ra, poro una sen sación nrth.tica, nlgo que
puodn hacer 0xclamar ni poeta touclu!l ¡tocnclol
hot'iclo en el alma! set•t\ machacar on hierro frfo,
lndt•ar A la luna.
llaco dos mil ai)o:; dijo lloracio: s; vis me fie1'c1
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460 VIDA IN1' ELECTUAL
dol endum est p1·im o tibi¡ s i qui e res hacerme sentir,
s ie n te prim ero tú.
¿Y có\no ba d e h acet· sentir nada Lugo nes que
nad a s ie n t é, ese cerraje ro d e la es t r o fa , que s e pas a
In vida mnchacando y ma c hacando, forjnndo e n frio
sus e nr('jados d e ve r sos pros aicos y ridícul os, torc
iendo y reto rci endo la idea hasta darlejustnmente
In forma d o un timbuzó n?
¿No vale c ie n v ec es más e l solo ve1·so de
Becque r. hoy la h e vis t o ¡la h e vis to y me ha mi r ado!
que todos los pe n 3a.mi e u tos r e t o rcidos. a lambicados ,
e nfe nuos d e epilcpsis de los dich osos ('¡· epúscu.losl
¡Oh, la n o bl e sencill ez , la dulce naturalidad la
e x p r esió n s in cera, es la mitad del arte poético!
¿Q uié n pue d e sentir s ino ganas d e r eirse del
antúr ley e ndo los s igui e n t es ve 1·sos ?
llagalcla jo,·ia l, sólo en In liza
De algún f útil amor su fri ó quciJ r anto,
Y ese htnll t' que l a indi vl flu uliza
Como e l tilde á la 1 forma su encanto (1 )
¡A v er! ¿q u ó h a q ue rido d e cil·? ¿qué p oesía puede
te n er es a imáge n ridículn y t o nta, que ni siquie1·a
ti e n e el méri to d e ser origiual d e l t oci o?
~[ uss et , c on un to n o s u t il d e broma c omi enza
s u B allade á la Dune, mil veces m ej o1· p or ci erto que
aquel d esa fo ra d o llim.n o á l a luna d e l vate sub }u dice,
C' étnl t, cl ans la nult b ru no,
S ur le c· locher jauní,
La lun e,
Co mmo un p olnt s ur un l.
¡A.hi Ct\hi el punto s obre la. i! ¿,Y es to es lo que
d es enti e 1·ra co mo una g 1·an n o vedad el a u to r de los
C1·epú s cn los~
!1) Lo s Crepúsc ulos d el Jard í n, pág. 13.
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VIDA l N'I~LECTUAL 46 1
P e r o esto no es nada en co m paración d e otras
imt\genes más ridícula s, v. gr. cuando co n toda s u
p r osopope ya de poe ta de á 3 pesos el tomo , dit·i gi
én d ose á una muchac ha que ha t enido la d esgracia
d e enr edarse en l a s c u erdas d o s n lira , le larga
e s te solemn e d is parate, en esos ver sos do in s opo r table
ar monía que ha inve ntado:
Bien me acue rdo cua nd o oras doncell n
Alta y fl'ia como ol Htm nlaya ... (1)
¡A v e María Pu rísi m a. 1 8.800 me t ros y 50° bajo
cer o ! ¡Inte r esante l a muchacha !
Y s igue con to da ser iedad :
Alta , f l'ia y bella
¡Y ~ún t iene co raje de llamule bella á e · e
e~ pantaj o d o 8 800 metr os d e al to !
Alta, fri a y bella
En la a l ti voz sajona d e tu saya
Be lla, f ria y pura ,
Y conser va ndo en ol a lcohol de t u cordul'a
Ideas d o nue•·a y do aya.
Vamos t\ c uenta :>. S ería curioso toma.t' d el
m ontón a n ó ni mo d e aplaudido r es de Lugones, u n a
m edia d ocena d e esos tilingos inconsci en t es que
se han d esoll a d o lu s manos batién d o la s y r epitien d o
en c or o s us n ecedades, para pe dirles que in te rpretaran
a l Maes t ro e n pasaj es como Jos d e l a l cohol,
y las ide as de n ue ra y d e aya.
Ser ía c u r ios ís imo ll a ma rlos ti co n curso pa r ll
que d escifrnra n los enigmas d o es a esfin ge, m. í, t\
p l'i mora vis ta, co mo d o b e in te t·protarso la poes ía
que se loo e n el idi oma do uno, .,i n necesid ad d e
r ecurrir d lns E n ci c lope d ia s para IW et·ig nal' e l
a lcan ce d o la~ pnlubras.
U) Pag 11 1.
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462 VIDA ~TELECTUAL
De cien no habrír. ni un o, qu e, sin hacer estudio
preliminar de lo s t érminos lugonianl.ls, fuera.
capaz de interpretados cumplidamente.
La poesía que ha d e leerse, diccionario en mano,
nunca puede se1· una poesí a popular; nunca
pasará. de ser una fraseología afe ctada y pedante.
L eamos otros versitos:
El crep ú ~culo ag uz a lloradas emociones,
La tierra perfuma bajo el riego,
Y fl ota un mórbido sosiego
En e l parque c hi s porroteado do gorriones.
Simpli fica e l An g elus pastoriles querellas,
Y llo l'econ l as estrellas
En tu Mes de Ma ría do las imp erfecciones. (ll
Una d e dos : ó es to es s igno innegable de desequilibrio
m e n t al 6 es señal de impudor artístico.
P o rque n o cabe s upone r que d e un cerebro
s an o pue da brotat· esa ris tra d e desprop ós itos, si no
es c on pl en a co n ci enci~ d e ell os, y por burlarse del
público, que si endo de él lo traga todo.
E:So n o pued e se r nunca una expresi ón si n cera
d el p ensamiento.
¡ l\l es de ~[aria d e tus imperfe cciones ! No .sé
p o rqué s e me vie n e ñ la me moria aquella humorada
d e Ct~mpo nm o r :
Para dh·o r ti r su a fán
Canta ba á s u reja un lo co :
e Unos a quí están por poco,
Y otros por poco no están
Y á p es ar d o todo al que hace eso se l e llama
poeta ñ boca ll ena., com o se le llt\maría á Víctor
Hugo, á .B écque r, á Campoamor ...
¡Milagros d el b ombo mutuo!
(11 Los c-re pti ~c ulos, púg. 11·1.
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VIDA I NTELECTUAL 463
¡ Oh ! abramos al acaso las obras de los verdaderos
po etas y compat·emos.
Leamos 1\ Víctor Hugo, cuando anepentido de
habet· blasfemado, clama á Dios: « Considérez ...
Qu' uno limo ainsi frappée a se plalndre cst sujettc,
Quo j'nl pu blasphemer,
r::t vous jetter mes c ris comrno un on fant qul jetto
Uno piel'l'e ¡\ la me•·! ( 1)
Leamos á Víctor Hugo cuando pinta la infancia
describiendo un nit'lo que cantn., en inco nsciente
regocijo, junto 1\ la •1ama donde acaba de morir
su madre.
La moro alla d ormir sous les dalles du c lottre;
Et le petlt onf.mt c;e remlt á ..:hnntor .-
La doulor est un fruit . Dlou ne le f.11t pas croltre
Sbr la brnncho ta·op f¡tiblo encor p our le port e t·. 12)
Leamos 11 Bécquer; todo el mundo lo sabe de
memoria:
1. Quó os poc'lla, di ce'!, micnt•·n s c lavas
En mi puplln tu puplln azul;
¡.Qué c-. poesln 1 ,. ~· hí m o lo ¡wcguntas 1
P oosl n ... e ,.,,s tü. 13)
Admiremos nquelln dclicioQa mnl'ina., magis-trah
ncnte pintada con un solo rnsgo :
Tu IHlplla es n/.ul, y c·unndo I'ÍC'i ,
Su c· ln•·idad ~un,·e me rccuot' fOI'Ill llr 1' 1 I'Omrrn paladino
y e l tti C~jancll'i no bt\ r bar o, e n e l icl i o m t~ m l\s a rmonioso
y e n <'1 met r o mt\s flex i ble y :p·ato 111 o ído,
d el m u n do en tero, que 1\ 1., :; ocho s ig los, a ll á po t· Jo ·
n i) os d e l Se11o1' de 190:>, u n don Leopo ldo L ugoncs,
se i bn á pon er e n In tnr cn d e e m pu,i~tt' pnm atr ás e l
a r·to poé t ico, h aciéndo lo r etr ogr np:tiiot.• ... , 1 \1 \'11, r•riz . ~!1 ,
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466 VIDA INTELECTUAL
DE "ALMA PORTEÑA"
BALADA EN PROSA
Luna ll e na, cuan bella eres, cuan fantás tica
i suaYe es tu lu z! Al verte m e parece que tu
~rjentado rayo acaricia la creación en un beso
indefinido, i que bañados en tu luz el árbol, la
pradera, la choza i los matorrales, duermen mecidos
por el soplo indefinible de tu ternura. Esas
bl~ncas nubecillas que bogan a l azar cómo góndolas
nevadas e n c ristalino lago, me producen la
impres i ó n d~ blancos cis n es cruzando fl ébiles i
graciosos la inmens idad d el E s pacio ...
M as, oh luna: dime! c uando yo era p equeño
mi p echo saltaba de alegría al contemplarte, i
hoi s i e nto oprimírseme e l co razón cómo apretado
p or titánica mano, i una e norme tristeza se apodera
de mi: tú no has cambiado, s i e mpre ostentas
lafríjida so nris a , s i e mpre las graciosas nubecillas
forman los c olores arjentinos al c ru zar fascinantes
el éter azul.. ¿Por qué e ntonces al mira rte,
s i e nto un frío de necr ópolis en el alma? ...
¡Ya m e has contestado : esa n ostalji a que me
invad e es el sedimento amargo que dejó e n mi
co r azó n e l primer e ns u e ño: tu r ayo al sombrea r
esa higue ra, m e ha dich o: «¡Mo rta l, mira aquí!
¿lo recu erdas? .. » Gracias, oh gracias, lo sé; al
pié d e aq ue lla hi guera vi alejarse esa noche la
r eina de mis ensuefl.os. Era e l mom ento de
h abl::tT: s u sonrisa franca lo d ecía ... Mas ¡ail ca ll é,
un obstáculo insalvable se inte rponía e ntre
nosotros... ¿A qué recordarlo ahora, a livia acaso
el odiar? ...
La vi a lejarse, segní con la v ista s us pasos
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VIDA IN'l'ELECTU AL 4.67
qu e so mbreaban la senda blanqueada por tus
rayos. Era un a noch e como e s ta, igua l, tu esta b
as y a a scendida e n la bóved a az ul-oscuro, i tu
luz eclipsaba las estre ll as, esos s oles mis teriosos
d e l V a cío ..
I al pe rde rla de v is ta, n o t é que una sába na
de nubes plo mizas c uaj a ba e l h orizo nte. T ambie n
en mi alma se conde nsaron nubarrones de tristeza,
e ra el adiós á la dicha.
¡Oh luna, d escie nd e; ó sinó retira de esa
higue ra la s ombra que proyectas , esa sombra
que d espi erta do lo r es a dormecidos!
CHUMBIOHA- ! Leyenda ele l a Puna)
H a i l eye ndas que en carnan el espíritu de
una raza , la es tirp e quichua n os h a legado un
c ie rto númer o d e e ll as, que circ ul a r á n por los
míse ro s c aseríos d e l a puna, hasta qu e la civilización
bla nca a bsorba los últimos r estos de ese
pue blo, levan ta n do e n las m esetas los postre r os
j a lones d e s u m a rc h a expansi va ...
Mezcl as d e l ind ife re ntts mo p e rua n o co n l a
c ruda be biosidacl calc haqui, a malga ma das á Yecescon
e l mis tic is mo c ris tia n o,son e lejias t i ernas
que brotan d e l a lm a ind íj e na cómo b rotan ma n ojos
de hie rba e n las brefi as d eso ladas ...
..... Un indio a nc ia no la relata:
Sentad o fre n te á s u r a nc ho. re fi e re a l g r upo
que lo rodea e l t r ájico fin d e l hér oe i e l misterio
indescifra bl e d e l quipu-ta li s mán d e la v ictoria.
• E ntonces,-dice- los bla ncos no hollaba n
e aún e<; t as tie rras, i nuestros a buelos leva ntaba n
e te mplos ni dios que d e rrite las nieves y fecunc
da los ma izn les; e mo nces vivíamos e n ot ra
, r ejió n pre dilec ta de ese di os que la co lm a d e
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468 VIDA lN'fELh:O'l'UAL
« arroyuelos, para fe rtilizar sus ,-alles sombrea<
c dos por nara njos, chirimoyas i Laureles ..
" Allá, hacia el Norte, en una ti e rra que el
« sol quema con s us rayos, donde las ciénagas
« exhalan miasmas de muerte, una tribu ayma rá
« se levantó impía cont ra el Hijo del Sol i le negó
« s us t ributos. E l Inca mandó contra ella á sus
« soldados, entre ellos iba Chumbicha, el jo,·en
« g ue rrero que entendió el leng·uaje del cóndor
« i las alondras, el que sorprendió el sentido
« arcano de la oración que modulan en la sel n1
« las auras de la noche, el que supo descifrar los
« signos mis teriosos esculpidos en la roca por el
« J enio de la Montaña.
« Lucha ron i vencieron e n las má rj enes de
« rios inmensos, que corren cómo leng uas de
« pla ta e ntre pa redes de boscl'lje g uarnecidos con
« pendientes de orquídeas. Un dia Chumbicha
« leyó en una peña, que otras j entes de luenga
« barba é impenetrables corazas invadirían la
« Tie rra Sag rada del Inca: entonces regresó,
« porque creía que todos los g uerre ros u nidos,
« cómo las flechas en un manojo, podrían triunfa t·
« del turbión, que vendría surcando las aguas
« del mar inmenso que batía las playas del Im
« perio ...
« Al llegar al Cuzco vió que el templo del
« Sol ya no existía, que el Inca no imperaba ya
« sobre los Andes, i que s u raza jemía e n la
« opresión i e n la miseria. Volvió á su valle i
a g uió al combate la juve ntud heróica de las
« sie rras calchaquíes, hasta que fué he rido de
« muerte, i al expirar g rabó sobre una peña con
« el fi lo de una fl echa, el quipu-talismá n de la
« victoria ...
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VIDA I N'ri!: L ~CTU .\L 469
« Hijos mios, jimió el indio, nin g uno h a snbi•
do descifrarlo; i por eso hemos abandonado
« nues tt-os campos i nuestras villas, por eso
« habitamos estos páramos de pedr egullo i gra
« nito, por eso cada aft.O' grupos de salteador es
« saquean nues tros pobres caseríos descuida
« dos... ¡1 s i n embargo somos c ristianos, he mos
« abjurado nuestra fe i besad0 esa c ruz que nos
e imponían ... ! ¿Q u é hem os de hacer e ntonces?»
AL CORSO!
¡Oh diosa de la in spi ración: hace un instante,
mi entras doblaba mi cabeza vencido por l os trájicos
pesimismos de Nietzche, ll egaste á mi,
diciendo:
- Filósofo de diez i ocho años, deja tus libros
impenetrables, no pretendas descifr ar el enigma
de la vida ... Ven conmigo, e l Cnrnaval ríe!
I yo te r epuse:
-Si, vamos!... El Carnaval canta s u letanía
de leticía c; inco mprens ibl es, vamos al Centro, el
suburbio mata con s u s ilencio de muerte !
Allí no hai sol, pero h ai lu ces artificiales,
i ellns hacen d e la noche día. El alma del pe nsado
r es s iempre tris te: ¿po't·qué no iluminarla
co n alegría ficticia?
1 he dejado mi cuarto de estudiante pobre,
i aquí estoi bajo una techumbr e d e serpentin a
cruzadas de balcón á balcón. A mi a l rede dor la
multitud compactA, inmensa, des bordando alegría,
bajo lu comba radiante de lo s arcos de lu z!
Cómo rumo rea la turbn, cómo lu ce s us di sft
·n ces i anima s us es triden tes sonidos ... !
Se c reerla que celebr an la res urección d e la
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470 VIDA INTELECTUA L
Justicia, se diría que festejan el tri unfo de la
Igualdad!
I sin embarg·o allí, en medio de la calle, la
procesión fastuosa de los carruajes aristócratas
parece burlarse de los míseros carro~ plebeyos,
tirados por escuálidos rocines, adornados con
andrajos i tiras de papel. ..
Muchos d e esos paseantes ue,·an en el alma
la nostaljia de su tierra lejana ...
Mwchos llevan en s u frente la arruga precoz
de los vencidos ...
¿Que fe puede alentarlos? ¿el cristianismo
con sus dogmas que parecen esculpidos en lozas
funerarias? ¿el socialis mo dejenerado de los modernos
vividores? ¿el anarquismo con sus desvaríos
estériles? ¡no, ninguna puede alentarlos!...
Pero basta ... ! Late en mi sa ngre el virus del
pesimismo, i á mi alrededor las flores i serpentin
as hablan el idioma inefable del sentimiento.
Cerca d e mi acaba de rodar una diamela, extraviada
mensajera de a mor. Entre dos carruajes
se cruzan diálogos de serpentinas r ojas, cómo
palabras de fuego. Todo ~i la luz intensa, diurna,
resplandeciente ... ! ... es la com par 3a !
Ante ella la doble hilera de carruaj es,- búcaros
d esbordantes de flores,-se detiene: es un
ejército que marcha á la conquista del placer!
Son parias en la vida, que se unen para marchar
á los torneos del Arte; acaso obedezcan á una
atracción inconsciente, e n esas noches el carruaje
aristócrata cederá su paso al obrero disfra-zado
... ¿i m añana? . . . . .
Mi lámpar a parpadea; al fin i al cabo ¿para
qué luchar?
Buenos Aires, 1005. VtRGJLIO MAGN:\NI.
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VIDA INTELECTUAL 471
ORAC I ÓN FÚNEBRE
!Continuaci ón)
Pero arrojad primero u na ojeada á las demás
partes de nues tro impe rio, para q ue veais los
estragos y ruinas que marchita ba n nuestros
laure les con deshonor d e la Nación. En las front
eras de Portugal un Ejército e l mas fl orido que
se vió jamás, s in h acer progreso alguno, y solo
batallando con las n ecesidades que lo co mbatían
y debilitaban por ins tantes. En la América septentrional,
entregada con la H abana la ll ave de
aquel imperio, y disipadas las fu erzas marítimas
que lo de fe ndían. El Erario de l todo exhaus to
y sin fond os para reparar tan funestos golpes; y
el e nemigo tan orgulloso co n las palmas de s us
tri unfos, q ue se dis ponía ya para d arnos como
vencedor la ley, qu e fu ese el padrón de nuestra
i gnomi nia. Apart ad ahora los ojos de este lastimoso
cu adro, y traed á la m emoria lo que e n este
mis mo tie mpo empre nd1ó, y ejecutó aquí vuestro
gener oso H é r oe. ¡Que de prodig ios no admi rar
eis obrados por la grandeza de su espíritu!
El se vé sin tropas bastantes para las e mpresas
que proyec taba; sin fuerzas marítimas q ue
opo ne r á las que e l enemigo le prestase, y sin
fondo s e l E r a rio para propo r cionarlas. Pero le
sobra el valo r, y en el celo que animaba s u
corazón, tenía lo que bastaba pa ra faci li ta r lo
necesari o. Si n pe rdo nar Lrabajo, ni fatiga, form a
y a rregla los Regimie nto<; de Milicias urba nas,
y por m edio de s u d isciplimt los pone en estado
de cooperar á s us altos designios. Ar ma una
esc uadra d e navíos me rca ntes q ue sostenida de
s u reputación, a rroja e l espanto, y encierra en s u
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472 VIDA INTELECTUAL
puerto la del enemigo. Ataca por mar y tierra
á la Colonia del Sacramento, la niña de los ojos
de Portugal, y e l almacén mas rico del Comercio
Británico; y después de 24 días de un vivo fuego,
se somete rendida por no experimentar su último
e xterminio.
En vano una escuadra inglesa orguHosa con
los triunfos de s u Nación pretende recuperarla,
para tomar despues las llaves de esta Amética
meridional. Su teme ridad tuvo sobre la marcha
el castigo de su arrojo en el invtncible ánimo de
nues tro H ~ roe, que aún hallándose á la sazon
desfallecido con un vértigo ocasionado de sus
fatigas, se encendie ron de tal s u e rte á la vis ta
del peligro los marci ales espíritus de su corazón,
que discurre como un rayo al descubierto de las
balas enemigas, infundía el aliento á los suyos y
no dejó de obrar,sinó después quevió incendiada
la capitana, que labraba el sepulcro de sus cen¡zas
donde pensó levantar el trofeo de sus victorias.
D espues d'e esto, todo cede el renombre solo
de nuestro Héroe. Las inexpugnables fortalezas
de San Miguel y Santa Theresa se le rinde n á la
discreción. La ciudad de San Pedro sobre la
margen meridional del Ri o Grande le abre obsequiosa
s us puertas, y le deja e l paso franco á la
banda septentrio na l, que somete á la Corona de
Castilla: infatigable nuestro H éroe pasa mas
adel~nte, y alarmado todo el Brasil no se recobra
del espanto de tan rápidas conqu istassinó cuando
lo vió s uspe nder á l a voz de su Soberano el curso
de s us victorias, y que retrocedía á r ecoger la
gloria de sus triunfo s. ¿Pero qué gloria podía
quedarle á quien toda la rendía al Dios de los
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VIDA INTELECTUAL 4.73
Ejércitos? En lugar d e aque l m agnífi co aparato
co n 4ue los h é roes munda nos r e leva n e l esple ndo
r de s us campañas, no se ve ían r es pecto d e
nuestro h é roe otras de m ostrac iones que los sag
r ados cánticos con que se le daba n al Altís imo
l as gracias por el buen s uceso de s u s e mpresas.
E s ta e r a la prime ra vo7. qu e an unciaba 1\. todas
las ciudades el tri unfo de s us armas, ó por m ejor
decir, el triunfo d e la Relig ión, que h acía conocer
á nuestro Dios por el único autor de s us v ic torias.
Su co r azón lej os de deslum brarse ni exaltarse
a ún cuando tocaba en la mejor a ltura de
s us apl a usos, se co nfundía y recogía de n tro de s i
mis mo para que solo s u D ios fu ese r econocido y
exaltado. .1 ccedil ll om o ad co r a ltum, et e:xjaltnbilur
Deus, se podCa decir mejor qu e nunca a l
ver á nuestro Dios tan m agnifi cado y alabado e n
s u Santa Sion por los g lo riosos tri unfos de nuestro
h é r oe.
¿\'que diremos de s u últim a expedici ón á
esta A mérica m eridiona l? ¡Ah cristia n os! la
gloria de esta e mp resa t u \' O circunstanc ias dema!'
iado Ji onjeras, para q ue otr o espíritu menos
grande dejase a l fin de idolatrar s u propio mé rito.
Ya se considere de parte de nuest r o Soberano,
que lo prefirió á tantos h éroes, ya de parte del
mi smo Dios que tan vis i b le le auxilió, y ya de
panc lle su co razón que i nt r épido y felizmente
colm ó los votos de la nación, y asombró á la
co mún espcctación; t odo parece consp iraba á
rete\ ar los estímul os del orgullo, que abrign
nuestra corr ompida n aturaleza.
Nuestro Sob eran o, id ólH tra, po r decirl o asf,
de s uc; pueblos, s intió que se l e r e noYn han lns
hc ridrts de la infcli .1. exped ición de Argel, co n
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474 VIDA 1'' E LECTOAL
los funestos golpes que nos descarga aquí la perfidia
enemiga, y s in ba lanzar un momento resuelve
el castigo de m testros agresores, para volver
por e l honor de s u corona: lleno de estas
generosas ideas tiende la v is ta por el dilatado
espacio de s us dominios, y entre lo s mu c hos
h éroes que se le presentan á su imag inación,
prefiere al que sol o había podido im'ertir el semblante
de la s u erte cuando mas esqui va se le
m ostra ba . Llá malo á s u presencia, y con aquel
aire, que solo alienta la maj estad; ya sabreis le
diría, que las ciudades y puertos que vu est ro
esfuerzo r evíndicó á mi corona, están hoy en las
manos de aque llos, que á la sombra de una fal sa
a mis tad sorp r e ndi e r on la buena fe de mis vasallos.
E sta irrupción h a arrojado el espanto y
consternación en mi s pueblos. La principal
pue rta para e ntra r en las ricas provincias del
P e rú se h a ll a co n este golpe a menazada y con mov
ida en lo s débiles quicios que la sostienen: y no
se rá mucho, que de tantas naciones envidiosas
de mi gloria, se atr eva h oy alguna á arrancarme
esta preciosa pi edra de mi diadem a; parte, pues
Cevallos á reparar tan fun estos ins ultos y á qu e
acaben de conocer mis e nemigos, que tengo e n
vos el mas fuerte muro, donde s i e mpre quie bran
e l impetu de s us fu erzas . Mi s tropas, mis t eso ros
y todos los honores que puede dispensar mi
poder están á tu disposición. Vos has de ser el
árbitro de las satis facci ones que aquieten mis
resentimientos, y e n la empresa que presenta r es
animoso, solo tu prudencia di ri girá s us p asos, y
ser á tu valor el mó vil de s us ejec uc iones, pues yo
no qui ero para mi otra g loria q ue la d e haberte
elegido.
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VIDA INTELECTUAL 47 5
- Nuestro h é r oe animadc de s u celo por e l
h onor d e s u sob e rano, fo rmó d esd e luego l a
h e r óica e mpresa de trans portarse de un polo á
otro para a taca r a l e ne migo e n e l m as rico f o ndo
d e s u patrimonio: y s in deslumbrarse e n el espl
endo r de t a nta luz se dirige al Dios de los ejé rc
i tos, é im p lora con la ofren da de s us m as puros
votos los auxilios de s 1.1 protecció n. S u providencia
~e le ma nifiesta ta n pr o picia que parecía
ej ecutar con é l l o que e n otro tie mpo anunciaba
del gran Ciro e l gran profeta I saias : «Veis aqui,
decía, lo q ue yo digo á Ciro, <í quien tomo p o r l a
mano para s ugetarl e l os pueblos: p o n e r en fuga
<\s u s e n e migos, y abri rle las pue r tn d e s u s ciudades.
Yo m archaré dela nte de YO s, humi ll aré
á los q u e se muestran ta n glor i oso~, y r omperé
l as puer tas d e m e t a l y barre r as de fi e rro que la s
defie nden.» Por que d eci dme, c ris tianos, ¿c u ~U
otra que la benéfica m a n o d e Dios puede h aber
conduc i do p o r millares ele legu as, y sobr e e l inconstante
pi él ago de las aguas una e cuadr a co mpues
ta de máquin as to rmicl abl es aun pa ra s i
mi , mas, y que t raían e n s u propi os mie mbros
los escoll os que<\ cada paso anunci:lban s u r uin a?
¿N i q u é otro esfu e rzo que e l d e la D ivina Provide
nc ia pudo inspirar t\ nuestr o h ér oe e l designi o
d e a rrojarse sobre la is la de Santn Catalina, que
cual otra Babil on ia se aplaudía d e inexpu gnable
con lo nueve castill os que l n coron aban?
A la ve rJad, t odo e l mundo se e trr m eci ó ¡\
la voz de tan osada r e o lución, y ;:. U m <\s bnwos
oficial es r ecl a maron co ntra la tem e ridad d e ac
rifknr a l fuego de tan tas fortaleza un a escuadra
y un t j ~.-c it o que nún no habían r epar ado
los q u l' brnnLos d e ci en d í n-; d e navegación, ni
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476 VIDA I NTELECTUAL
respirado el aire del descanso de sus incomodidades
y fatigas. Pero nuestro héroe sordo á los
gritos de un consejo que animaba la prudencia
del s iglo, solo escuchaba á su Dios, que como
á otro Ciro lo había tomado por la mano, cuius
appre ndi desteramJ y le decia al corazón, ego
ante t e ibo e t gloriosos terree humiliabo. Yo iré
delante de tí, y humillaré á los que tanto ensoberbece
la gloria de sus pasados triunfos. Estos
castillos, máquinas coronadas del cóncavo metal,
que al de un espantoso trueno arrojan los
más mortales rayos, y son las puertas que cen
·ando la entrada de su puerto, relevan su orgullo
y pres unción : yo las ro mpe ré, y abriré de
par en par el portas cereas conteram,· y quebrantaré
también las dem<\s fortificaciones y
baterías que como b arras de hierro refuerzan
s us cerraduras, eb vec/es.ferreos confringam.
En efecto, cristianos, desembar ca nuestro
héroe, y todo s u ejército si n oposición alguna
del enemigo. Al primer movimiento que hace,
corona e l primero de s us CMtillos, parece haber
pronunciado como el caudillo del pueblo de Dios
t"rruat st-~per eos formido et pabar i1t magnitudine
brachii tui. Tal fu é el pavor y espanto que
causó sobre sus ánimos, que sin esperar el ataque
cedieron fugitivos la s fuertes obras que
habían avanzado y abandonaron uno poruno
aquellos formidables baluartes, en que la muerte
había acopiado los instrumentos de nuestro estrago.
Todo se rinde á nu estro héroe, y abatido
el orgullo enem igo se vió á nuestro Soberano
en el espacio solo de tres días duefto absoluto
de aquella inespugnable Is la, y de todas las pobl
acioncs ele ti erra firme, que dependían de su
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VIDA l NTELEC1' UAL 477
juris dicción. Otro héroe menos cris tiano que el
nuestro, d eslumbrado con el res plandor de su
triunfo hubiera dicho c omo el impío allá e n e l
s ecre lo d e su corazón : manus uostra evuels a et
uou Dominus f ecit ll ec omuia. Nues t ra mano
excels a, y no la d e Dios hizo estos g randes prodigios
y mara vill as. P e r o o id co mo se csplicó é l
e n la notic ia que dió d e ta n s ing ular co nquis ta :
estos movimie ntos, dice, esp ecifi cando los qu e
ej ecutó para ba ti r e l prime r ca s till o, con e l principa
l de l ej é rcito «quiso Dios co nsternasen d e ta l
m odo á los P ortug ueses, qu e a ntes de empezar
el fuego abandon a ron e l cas t ill o, y se r e tiraro n
aprec; urada me nte», como s i dij e r a : L a voluntad
d e Di os, que ec; la e x cels a ma no d e s u Omnipot
encia, fu é la que lo hizo to do, f ecil lz ec om1úa,
porque e lla fu é la q ue a rroj ó sobre los e ne mi gos
el pa,·o r, y la que los r etiró ap res ura d a me nte
co n c:;o lo e l amago d e s u br azo.
Tal e ra e l le ng uaj e d e nuestro hé r oe en los
m ~\s be ll os d ías de su g lor ia, ó po r m ej or d ecir,
e l le ngLtn j e de In re li g ió n, que así a n im a ba y
soste ní a s u espíritu en e l mé\s a lt o g r ado d e s us
pros pe ridad es ; le nguaje <\ la ve rda d d i vi no, y
que no p otlia me n os que salir de un ca ra zón profund
a me nte pe n e trado de la s u mi ió n é\ s u D i os,
y de aque lla gene ros a h umildad que cn racter i zan
las g randes a lmas. Sí, cri stia nos: esta Yirtud
h e róicn de quie n e l mundo ti e ne las más erradas
iueas, r ele vab tt s u fe, que con la debilidad d e
s us fu e rz as le ma nifest aba l as ü-resistibles del
pod e r tlhi oo. E ll n ndnlbn su espe ra nza, qu e
con la d ec;co nfianzn d e sf mis mo le i nfun d ía la
m<\ cumplitla co nfi n nzn de In bo nd ad de u D i os,
y á la lu z de una y otra le h adn con•1ccr lo que
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VIDA INTELECTUAL
debía temer del Dios de los ejércitos, y cuanto
podía prometerse de s us misericordias. Los ojos
del S e11orJ le decía, solo se fijan sobre los que l e
teme1t .Y espera11. e11 su misericordia. Y jamás
nuestro h ér oe estuvo más atento á esta divina
Yoz, que cuando recogía el fruto de s us esperanzas.
Co1tt inuard.
EN LA SELVA
At r aves nndo el cielo de follnje
Brillan r ayos d el sol es plendor oso,
Que surje n en las grei'l.a 3 del rama;je,
Como dientes de un p eine luminoso;
E > el s ol , que has ta e l seno del bos caje,
Entra y r ealza el cor1junto voluptuoso,
Infundie ndo á la sávia en el ft·ondaje
E l calor d e su ali e nto vigoros o¡
Y es d e v er e n las h ojas sus pendidas,
Al r ocío, que en ella:; detenidas,
P o r l a luz se co nvi e rt e e n fulgurantes.
A tal punto, que 1í un1\ h o,j1t en s u gu irn alda,
S e le cree una placa d o esme ralda
Que sos ti ene la chispa de un brillante.
Buenos Aires, 1905.
JoRGE LEvRo DIAZ.
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VIDA INTELECTUAl,
Sección Juridica
LA POSES I ÓN
§VII
DE LAS DIVERSAS CLASES
DE POSESION
479
OIVILIS Y NATURALIS POSSESSIO
2 10. Establecida la verdade r a noción de posesión,
fijada su naturaleza jurídi ca y los elem
e ntos que la constituyen, corpus y animus, y
determinadas la s p e rsonas capaces de poseer y
las cosas susceptibles de ser poseídas, e l orden
lógico de las ideas nos indica la oportunidad de
tratar de las di\'ersas clases d e posesión y de l os
e fectos que produ ce n.
211. Ante tod o, debe distingu irse la posesióu
jur!dica de la s impl e rleleucióu, porque solo la
prime ra r e une l os caracte r es esenciales requeridos
por e l derecho para ser la condi ció n de los
impo rt a ntes efectos jurídicos que l os autores
dec;ignan con la expresió n jus possessionis, rlerecll
o d eposesióu, en oposición al jus posside1tdi,
derecho de poseer, qu e solo perteneC'e al propi etar
io, tenga ó no la posesión. ( 1) La s impl e
d etendóu es la sola re lac ió n física (corp us), á la
<'U:tl falta e l elemento vital de la Yoluntad, que,
segu n 'Vodon, H i ene co n s u soplo ~\ a nimar la
e relac ión ext e rior, el corpu s, y darle el pode r
e d e procludr dl'rccho::;, e fectos jurfdkos». (2)
1 11 S a,. l¡:m~ , Po-.'t''i. r ti.
121 Wodon Po" t 1. X o 3~ .
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•J80 VIDA INTELECTUAL
212. No debe confundirse tampoco la simple
deteu ció u con lajurispossessio ó cuasiposesión
d e Jos que, de h ecbo, ejer cen un derecho real
di s tinto de la propi edad, (jus in re aliena), porque
si bie n les falta el animus do111i1u~ voluntad
de disponer d e la cosa como propieta rios, tienen
el auimus r em sibi l!ab eudi, ó sea la. •ollintad de
dis po ne r de la cosa de ntro de lo s limites de su
derecho r eal, so metiéndo la parcialmente á s u
d om inación, con inde pendencia de toda otra
p e rso na, aún d e l duef'io mismo.
Pero, si l a cuasi posesión, 6 el ejercicio de
los jus iu r e alie"ta difi ~ r e d e la simple det
ención, e n c ua nto esta última carece d el eleme
nto Yitnl de toda posesión, co n todo, pre~e nta
esra partic ularidad, que los. cuasi poseedores
r eco nocen qu e otr o es propietario de la cosa y
conserva t odas aquellas facultades correspondientes
al dominio que no esn\n comprend idas
en s u derec h o rea l. D e esta man e r a, á l a vez
qu e e l cuasi poseedor ej e rce, para s í y á nombre
propio, s u de r ec h o r ea l fraccionar io, detenta la
cosa, ~i no mbre del propietari o, quien continúa
p oseyend o, po r s u interme dio, dentro de lo s
Jfmites d e las facultades residunrias que constituye
n l a nuda propiedad. (1)
213. Antes de o c up a rn os de las dh·er sas
clases de posesjón jurídica, y de determinar s u
e fectos, cree mos opo rtuno estudinr una cuestión
que, s í bi e n n o tie ne, e n d e r echo m o derno, la importanci
a que e n d e: rccho ro man o, no pu ede
ne garse qu e ha ej e rc ido una grande y decis iv a
influ en cia e n la inte rpre tación d e los t extos re la-
(1) Van Wettcr , Pos. N9. 2 1.
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V ID A lN'f l!:klW'I'U AL 481
tivos á la posesión, como lo obsenra Savigny en
su famosa obra, demostrando que, á consecuencia
del erróneo alcance atribuido por los come ntadores
del de recho romano á las expresiones
civilis y 11nluralis possessio, han incurrido en
graves e rrores de doctrina que han extra dado
la jurisprudencia y la legis lación. (1)
La fijación del verdadero significado de las
palabras civitis possessio, civiliter possidere,
naturalis possessio, naturaWe1' possidere ha
preocupado seriamente ú lvs comentadores, dando
origen á di versas escuelas, cuyas teorías han
sido prolijame nte analizadas por Savig ny.
21-L Aunque la cuestión no tiene en derecho
moderno la importancia que e n de recho romano,
DO la cons idero destituida en absoluto de valor,
pues nuestro Código, las Leyes de Partidas y la
legis laciones que le han sen-ido de fue nte se
mantienen fle te 1 e n lo ubs tancia1 1 á la doctrina
romana.
La obra de Savigny ti ene el mérito de haber
siuo In. primera e n desembrollar esta oscura
cuestión filol ógica. S us inves tig:1 ciones, al decir
de Molitor1 han sido va tio as para el progreso de
la cienr ia, pues me rced <\ ellas, enume ro os
e e rrores han s ido rec tificado 1 puntos oscu ros
« han sido acla rados, y lo que, por í olo1 bas •
taria para In repu tnd ón de su obra, la termi"
nolog!a de los juriscon ultos romanos ha s jdo
e definitivame nte fij ndn, con ese tacto y snga•
C'idad en que e reconoce al jurisconsulto con-
11) Snd ¡:ny l'o'lo;l!~lll o n , etilo' Ión t• lta dn. ~ 10, I':O!!''· 121, 135,
1 fl f'IC.
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~82 VIDA I~TELECTUAL
« s umado e n el estudio é intelige ncia de los
« textos•. (1)
215. Según el sistema adoptado por Savigny
p ara la solución de esta cuestión, se da el t ítulo
de posesión civil á l a que reune las condi ciones
r equeridas para la us ucapdón,es decir, á la poses
i ón co n anim o domini, de bu ena fe y fundad:l
en un j usto título, r eser v¡\ndose la expresión
posesi6Jt 11atu ral á l a que no tiene todos estos
caracteres, sea ó no, posesión j urídica arl i1lterdicta,
ya se trate de la juris possessio ó quasi
possessio cor respondiente~\ los derechos r eales
(jus i11 re aliena), ya de la tenenc ia á nombre
de otro. ó de la r elación fí s ica destitu ida de todo
yalo r jurídico. De dond~ r esu lta que la expres
ión naluralis possessio tiene un alcance tan
lato que comprende, no solame nte todos los casos
de detención s in animo rem sibi habe1zdi, sino
tambien todos los de posesión jurídica á lo s cuales
falte algún r equi sito para la us ucapción.
Por esto, en los textos, los términos 11aturalis
possessio tienen dos signifi cados, uno amplio,
c uando se contrapone¡', civilis possessio, y e l
otro restringido, cuando se opone á possessio
s implemente, pues e n es te último caso e lla s ign ifica.
la negación de la posesión jurídica, cum
auimo domiui. Lo mis mo debe decirse de los
términos amílogos ;\ naturalis possessio', tales
co mo ualuraliler lenere, corporal/ter tenere,
corpore iu fundo esse, iu possessione esse, y
otros empleados por los textos para designar la
s imple detención ó el s im ple podet· fíc:; ico dest i tuido
de todo ''alor ju rídico, como la tenencia de
{1 ) \lolltor, obra c itada, 1'\0 1.
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VlOA INTELECTUAL 48~
las cosas que están fuera del comercio, ó la que
se opera por un esclavo, por un d e m ente ó por
un iuJnns .
216. Entre los num e r osos s is t e mas que se
han ensef\ado, en dis ide ncia con el d e Savigny,
se cuenta e l de Burc h ard i, y Vangerow adoptado
por Van ·w e tte r con una m od ifi cación d e detalle
indicadaporBrunssegún la c u al civilis possessio
es la posesión jurídica, s i e mpre que r e una l as s iguientes
eondic iones : 1.a que sea ejercida cum
animo domiui, ó á título de propietario, y 2. a que
r epose s obre una causa reconocida por l a ley .
Por cons i guiente, no es necesario ni un justo
título, ni la bue na fé, como lo ex ige la t eo ría d e
SaYigny. Posesión natura l (11alura11~c; possessio)
se d e nomina, por lo tant o, á t odos l os casos qu e
n o están comprendidos en la civi!is possessio, ~\
sab e r: 1. 0 <\ la r e lación fís ica d estituida de toda
importanc ia jurídica (corpore r e111 a!li11gere,
sicut s i a!iquid dormienli i11ma nupo11nf), 2. 0 e\ la
m e ra tenencia de l depositario, comodl cnfitenta, s upe r ficiar io, u s u:lrio
y otros titulares d e derec h os r eales, así
como <:\ los po cedores derinldos pra:car/o,
secu estro, acreeclor Pl~ftuornticio), 4.0 <\ la detenc
ió n de cosas que están fuera del comer c io, ó de
p e rsona s in capaces d e poseer, co m o e l esclavo,
{'l .filius .familias exceptuando los bienes de los
peculioc; cn.,t rensc y cuasi castrense; y 5.0 fina lm
~ nte, ;\ lapo e ión jurídica cum a11im o domiui,
p e ro qu e no se fund n en un n causa autorizada
por el d c r t:c h o co m o la p oo;es ió n d e la muj e r
ca aun sobre las co nc: donndns por e l ma rido
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J84 VIDA I~rELECrUAL
durante e l matrimonio, contra la prohibición de
la ley.
217. Sin desconoce r el m érito de la doctrina
enseñ a d a por Sadgny, especialme nte en el acierto
d e la aplicación práctica el e los textos, que ha
salvado d e tantos errores la doc trina romanista,
e s me nester conve nir con Van 'Vetter ·en que la
s ignifi cació n a tribuida por aquel c u a ndo los té rminos civ thc; p osses s io
se e mplean e n contraposi c ió n d e posses s io simple
me n te, esta última expresión s ig· nifica toda
posesió n juríd ica, sea ú no ad us ucnpcio11 em, y
e n con t ra posic ió n á e lla, ualuralis p ossessi o
s ignifica la fa lta d e posesió n jurídica y es s inónimo
d e 11011 possfd ere.
219. D el exame n d e los t extos e n que es t as
e xpresion es se e mple an , c r eo fa c il deducir que,
descarta d os t od os aque ll os casos á los cual es se
a plica la d es ig nació n de 11alurnlis possessio, los
de m~\s c as os que de be n compre nder se bajo el
títul o d e civ ilis p ossessio n o se limitan á la po-
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VIDA. I N'l ELECTO AL 48.)
s esión ad usucapionem, com o lo e nseña Savigny,
s ino que comprenden toda posesión jurídica, á
título d e due ño, co n tal qu e no repose sobre una
causa reprobada por la ley.
220. Por lo demás no encuentro concluyente
la argume ntación a priori e n que los autores
fundan s us res pectivas teorías. No hay s uficie nte
fundamento para s uponer que lo s juriscons ultos
ro manos, que se han s ucedido durante el largo
periodo transcurrido desde la época clás ica has ta
Jus tiniano, di e r:m á lo s té rminos civilis y uaturalis
una s ignificación t éc nica invariable, ni que
la calificación el e civilis solo se aplicase á las
r e l aciones de de r echo que producen todos lo s
e fectos r econo cid os por el jus civile en conu
·apos ición aljus geulimu.
El mi s mo S:wi gny 1 econoce que la palnbra
civilis , unas veces se e mpleaba para designar el
d e rec ho privado en con trapos ic ión al derecho
crimiual, otra para distinguir la lex, el seuado
con s ulto, el d e rech o consu etudi nario, del jus
geulium. ( 1)
Prescin diré, puec:;, de toda co nsid eración a
priori que solo puede cont ribuir á extrav iar la
inte rpretació n ll eYá nd o la por la senda del prejui
ci o y d el espíritu de s ist e m;w y
de In belleza de las otras, y con o rgullo legítimo,
exclamó único e n el mundo : Yo.
A l come nzar desd e este mom e nto e n que e l
hombre sie nte con ce rteza s u indi\·idua lidnd, las
imé\ge nes rcpresent ati ,·as de los mo' im ientos,
de la s sens aci ones y d e los deseos, tomarán e l
as pe c to d e un mar sin orill as ag it ado por fu e r tes
vie ntos, qu e constante me nte soplan sin rumbo
fij o, c le,·ando a ltas olas cuyas alturns se n\n
alumbradas por e l so l concie nt e, mi entras los
valles y los fo ndos sen\n d ejado" e n In oc:;c uridnd
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490 VIDA I NTELECTUAL
ó pe numbra, has ta que á s u vez se eleYe n domin
a ndo Ulllo dl' In r iqu<'ZI\.o. lJn p<' n-
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VIDA I~TELECTUAL
sarlor tan profund o como Ot•ti y Lara. se expresa
así en la Introducción á la hermos a obt·a de Hitzo
El problema social y su solución: cHe dicho que e l
probl ema social es c0nsecuenciu, ciertamente ineludible,
d e la economín política libernl, porque esta es
una verdad que impo rta sobremanera evidenciar,
para que así sean conocidas y puedan se.-. extirparlas,
no sólo la t·uíz próxima del mal, · sino tambien
aquellas ot1·as raíces más profundas y venenosas de
donde proce den los grandes males y estragos que
ya e mpiezan á sentirse, y que no tardaremos en ver
y ll orar ama1·gamente, si po1· ventura no son con
tiempo conjurados.»
Ll\ E co no mht PolítiCll, como nueva y poderosa
rama del coujuntv de los conocimientos humanos,
nació en l~'rnncia, tras muchos y laboriosos tanteos.
Al principio, la nueva ciencia hubo de aparecer
e nglobada ou e l urto de la gobernación de los Estados,
pues su pl'incipal objeto consistí!\ en procJlrar
recursos económicos al Gobierno. P ero ya el
grnn mini str o de Enrique IV, Sully, hizo notar
qne la agricultura e t·a. el principal fundamento de
la riqueza social, echando con esto e l fundamento
de la escuela de l os ftsióc,·atas. " Ln labranza y el
pastoreo-decía-son los d os pechos que alimentan
l\ Fmncia , hts verdaderas minas y tesoros del Perú•.
P or su parte, Colbert, ministro d e Luis XIV,
atendió con pt·eferencia á lu indu:Stria y 1tl comercio,
quedando usi señaladas las tres principales
fueHtes d e la riqueza pública, la ng1·icultu1·a. la
inclust1ia y el comercio. Formóse e ntonces la prime,
·a escuela económica, 111 de l os {isióc1·alcrs, cuyas
doctrinas res um e así Vill eneuve de Bargemout:
cLcr tier1·a es lct única fuente de las 1·iquezas¡ de este
prin cipio dimanan todos los productos de la agri ·
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VID.-\ lNTKLECTUAL -!!) 7
c ultura, do la s manufacturas y del c o m e t·cio. LM
manufacturas y t>l c om e rci o a fi nden, e n verdad,
algún val o r ni producto d e In tien·n., p e ro este val01·
es precisamente el equivalente clel trabajo que ellos
han hech o . Es su salari o. . . El propietario d e las
tier r a · es el único que tie n e e l podPr de crear. La
contl'ibución d e b e set· un 1\ ~o la , e h a d e im po n e r
Sl.b r e e l pro ducto de l a tierra, y h a d e SE' r satisfecha
p u r e l pro pi eta rio de la fin ca•.
E vide n tem ente, se tomAba ttq ui 1 a parte por e l
todo, lo qu e era un grave e rro r ; ad e m ás, los fi s ióc
rat ns e r A-n acénimos partidarios d el principio
absoluto d o l libre cambi o ( lai ~sC I' {(ti1·e, laissc r
pasM•r ), y as í decía Ques tHly, e l primero qu e r eduj o
á Jfmitcs c ie ntífi cos la Eco n omía: « Pnra que la
agt'icultu n\ y l a indus tria prosper en es n ecesaril)
d eja1· ha ce1·, dPjar pasa1·•. Y $ U S discípul o ni\adian:
• No son neces aria- prohibicio11es ni aduanas, s in ó
una libt>ttnd uniue r·sal de co m e t cio • .
Llegó p o r entonces 11 Fruncin <> 1 fil ósofo escocés
Adnm S mith ( t723-17 90) , ~· f>O alió cst r echnmeute
con Turgo t., Quesnny y los ot r os j e fes d e la e cuelt~fi-.
iócrata. Adt\tn S mith ~t·n yn muy conocido co m o
proft''!O t' d <> Filosofi lt Mo r a l, cuya clllNlra d <'se mp
e i'\nb t\ en In Unin• r s idnd d o Clln scou, y p o r )o.ll
c·rrón t>n lt•o¡·ifc de l os srnfi mic•nlo.'lmomlt•s, st>gún In
cual, In m o t·a lidnd e fund a en 11\ simpalla . gntregó"<'
con nnl o t• tí lus n U<'\' OS t"'l ud ios t•con ó m icos,
;-· tl'l\'1 clit•z m)os de l nho t•iosth m ccl it tt cio n <'~, puhlkó
~:-u l'tt m n::>t\ o brn Iu t·esliyarión soú1·c la natw·alt•::n !/
lCls wu.~as clt• la l'it¡uí'::a ele las 11(teiout•s (1776), la
cunl , ndcm¡\:; d i' c r cnrl e utH\ r c> putnc ió n <>Hropo\, rs
co n ~ id o rndn t~o m o e l fund n nwn 10 d o In t•:.c ut·ln 1 i h t·t•cnmhi-.
tl\ y l1t caus n rem o ttl d e Lodo~ los co ntlictot>
J1l o el Ol' llO::. .
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498 \r!DA INTELECT UAL
En efecto, según Adam Smilh, el o rigen de las
riquezas eslú en e l trabajo. o. EI trabajo anual de
cada nació n-dice - es e l f·mdo que la sur t e ot·iginariame
ute d e t odas aquella"> cosas necesarias y útiles
pa r a la vida qu e se eonsumt'n a.nualmente en ella,
y que co n s isten s iempre, 6 e n el product.o inmediato
el e aqu e l trabaj o, 6 e n l o que c o n aquel preducto se
ndquiere d e otras naciones.» Cierto e.> que Adam
Smith hubo d e r ec o noce r , ad e nu\s del trabajo, otr a
fue nte de utilidnd y valo r , li saber, la naturale:ta
mis ma d e muchos o bjetos mate l'iaie.s, e.Ho es, la
tien a, e.:;e bien c omún qu1• Dios ha regalado a l
h o mb r e para que d e ella se ens eñ o r ee, y pued11 ap licarla,
con s u inte ligencia é indus tl'ia, al r emedio
d e s u s n cce:, idnd<'s y á su p et fecció n y f<'licidad ,
!:; icn d o al pro pi0 tiempo In b!l :; O fundam e ntal de la
propiedad y algo lhi co m o el hogar fij o y pe rman
e n te de las humanu s sociechtd <>s . P e r o no es men os
ciet·to qu<>, a~ i co m o los fi s ió crnttts c on s id e rnban _la
fie¡·¡·a c om o In única fue nte de r i queza, Adam Smith,
y sobr e tod o, los continuadorPs de s u obra, consid
e ra•·on el traúnjo com o el único m a nantial cde hls
c os ns n ece:;t\l'ias y útiles á la vidtl. » Lns con,ecuencias
inmediatns de este principio fu er o n la de:-trucci
ó n de In prop i ednd (por lo m <· n os e n p otenciA ) y
el libre cntnbio unin•rsnl, qno d e fendieron con
tesón sus di scípul o;; RiCHrd o, ~faltbu s (el n.uto r de
la fn mosn. inhumana 6 irrn cio nal ley de que la
cnusa d e In misCI'Ít\ y aún d e l vicio consiste en <'1
n ume nto de poblaci ón , que c r ece en p r ogre:.ió n
gco méL ri cn, mi c>n t ras las sub::. i ; te ncias lo hacen e n
progr<>s ió n nritméticA), St.ua•·t l\fill y Coldrn. E 'to
fun ncun·cnciH; e le n1.
injus tamente los p1·c c ios e n p e rjuic io do los co n~:-
umid o rcs, que c o mpo n e n la m a s a qu e los c o mpra,
y con:.tituye un pl'ivil egio que p c1•mitc 1\ alg un os
produ cto r es o bte n c1· b e n e fi c i os nn o rmal <'s • .
S e Y<' , pues, c¡n e <' s ta E con omía, nn t ura li s tn )'
pngnnn, c.s lñ fundndn e n el nu\s dc •sc nfrc nado eg oís mo,
y abre la puc r t t\ •\ to dn I n~ rc' Í\' indicacio n <.'S
pregonadas p o r la r evoluc ió n ::.oc inl. Preco niza <'1
d!'rccho d e l m :h fu e rte' y c ntronizu e l individualh.
mo mñ:S rndical y nbso lu to. Co n razón d ~cin
Onlllt, P t•es id e nte do lo::i E s tados Unido s, e n 1 ~7 !1 .
Jo ~ i guicnt c : • IJOS ingleses s nbian que nMia t e nit\n
que temer de es tn concunencin ; que c•·nn du e ñ os
de· In indus tria en el mundo, y que, n i pt·ocla m n r «' 1
libro .•nmbio, dt>~ pué s de hnb c r prop n r nd o pnc i c nl,
t>11H'n te • t>Us fuc r7.n ~, Jug•·nría n m u y pro nto n n ev as
y prf'cio::.n · s nlidns ~ .
. J tu\n Bn.utis tn Sny ( 1767- 1832 ), cl iscfpul o d e
,\clnm Smith , intt•o clu,i o l1\ nlll" \'11 cl octl'inn ccon (llni <'
1\ <'n l!' l'ancia. Sny fuó un en emigo fo rmidt~bl c d o
las pro hibiciones, dc los impuc::. t os do co ns umo y
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500 VIDA INTELECT UAL
de todas las tl'abas impuesta:; tí la industria y al
comercio. Sus o bt·as principal es Tratado de Economia
Politica ( 1803), Catecismo d e Economia Polttica
( 181 5), Garlas á Malthus ( 1820), y Curso completo
de E conornta Politica 1n·ácti¡;a ( 1828-1830), contribuyero
n p od e r os a m en t e á la p o pula1·izacíón d e la
nue va doctrina e n Francia.
Continuó la camp aña libre-cambista Fede rico
Bastiat ( 1801 -1850), autor d e la cel e b é rrima ob ra
Annonias económicas, que dejó it1completn; y s i
bien e n Fra n cia se inició una r eacción ben eficio sa,
á cuya cabeza figuran los in s ignes economis tas
Carl os Périn y s u dis cípulo lle rvé Bazi u , 1¿\ s doctrinas
d ominantes e n aquel país so n las naturalis tas y
r cvo lucion t\. ri a;; que constituyen e l fondo de la 1.\s cuela
inglesa.
Algo po r el estil o ha sucedido e u I talia, si bi e n
sus m 't > gr~1ndes cconomh:; tn s Beccaria, el conde de
Vel'l'i, Fil ~tn gie ri y Luzzat t.i, nunca profesM on e u
c t·udo l os pl'incipios de la escu e la libe ra l ú ortodo~.
al. como la lia man sus panegi r h~t11s .
E 3, pues , evidente que estos principios, desentl
·añados has ta en sus más ínfimos detalles p o r lo s
soci alista> y anarquis tas , b au contl'ibnido pod erosnmente
a l estado d e llonda perturbación en que so
e nc u entra n hoy las sociedades contempo t' ñneas.
MoDESTO H. VtLLAEscusA.
Barl'elona, 1005.
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VIDA INTELECTUAL ::01
Bibliografia
P r i ncipi os sooiol ójioos por e l D r.
Alfredo Col mo- ·Bnenos A ires, 1905.
Sin ser una obra fundadora de escue las, ó
aporcadora de nuevos principios e n e l vastfsimo
campo de la soriolojía, pue de a firmarse-sin
exager ación alguna-que, el docto r Colmo. ha
esc rito un verdadero libro d e alie nto , r evelador
d e un talento s uperio1-, a ltamente h o nroso par a
é l y p~ r a e l p según la
expr esión de Durkheim formulada á otro respecto,
pero rigurosam e nte se,,era en la sencillez
d e su modestia.
A nuestro entender el doctor Colmo deslinda
admirablemente el concepto de la sociedad, la
sociedad mis ma en la objeti vidad d e l criterio qu~
lo guía, en relación á otras colectividades y
modos de se r humanos, que guardan con ella la
más estrecha afin idad.
Adderte el autor-en el libro que comentamos-
qt,te en mate ria s socio lógicas-y esto á
pesa•· de s u modernis m0 -no h ay tratadista de
cualquier orden, qu e no tenga s u crite ri o
· p erso nal.»
Él no parte como tantos otros sociólogos, de
preconcepciones y subjetivis mos que, por eso
mismo, ti f'nen que diversificar en confo rmid ad
co n las variantes indivhlual cs. Va al g r ano.
De acuerdo con la esc ue la italiana, que es la
más práctica y expe rime ntal, s ien ta s us criterios
sociológicos sob re la observación, el ana lí s ic:
objeri ,.o.
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VIDA JN'l'ELEC'I'UAL 503
D e la caótica vorájine de tantos elementos
sociales dic;tintos, entresaca. contenido único y
enseñanza pos itiva, d esentrañando, con sorprendente
tacto de sociólogo moderno consumado,
la verdad, aisladamente, en relación al pueblo, á
la sociedad, á la nación y al estado.
Groppali, cuando e n su célebre libro EJemento
afirmaba que cuna s ociedad hum a na podrá
tener en s us bases y caracterís ticas de fondo,
e lementos y relaciones co munes con las sociedades
animales, y no por eso ha de te n er que
confundirse con ellas, porque no ha de dejar d e
i ntli v id ualizarse , ele es pecificarse, s iquie ra e n
\' Írtualidades de fondo qu e le son propi as» venia
éí establece r el verdadero cn r acter cie ntífico,
esencialmente humano de In sociología, a lejá ndola
de las tende nd.1 darvinianas.
Si cons iderase que la soci ología es hija d e
la ps icología, á nadie , por c ie rto , se le ocurrin\
que pueda existir, junto con la ps icología hu·
mana, una psicología animal. H e aqu( las itl e a s,
los principios, qu e informa n al Dr. Colmo e n
sus Pr/11cipios ife sociologln.
Por lo d e m ~\s convenimos que la socio logía
ti e ne mucho que a nd ar aún, pa ra asumir ca r ac teres
homoje n eos, que In hngan inco nm o,· ibl e.
El e V Congreso lnt'e rnacionn l d e P c; icolog la•
cele brado en Roma e n Junio ppdo., no lo ha
puesto en trans pnriencia. En contra de Binnc hi,
5cre,i, s urjió e l ct: lebre Lips d e Mónaco, e ncar
eciendo la neces idad de n o d esp r end e rse de In
metaffskn, en u tem a : Los cnmiuos ife In
psicologltt. No tuvo empac ho e n afirmar que ln
p~icolngía d ebe ron,·enirc;,c e n un a c1i ciplinn
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504 VIDA lNTELK C~U AL
puramente filosófica, haciendo materia de crítica
á la psicología fisiológica.
Es el caso de repetir: tot capita, quot
sententice.
RoooLFo BENuzzr.
santa Fe, 1905.
L as t res vír gen e s n e gras d e l A f'rica
·ecu a t o ria l por FL. BouHOURS,
traducción de JULIÁN Ro.oRIG0-3.a edición
-Juan Gilí-Barcelona.
Altamente dra.mátita es esta he1·mosa. novelita.
en que se describen con estilo encan tadoramente
sencill o, escenas de la vidas afdcana..
Ciñén dome á la verdad his tórica el autor ha.
sabjdo hacer una narración interesante y conmovedora,
que no d esmerece en ua.da de las magníficas
del P. Franco. illsto célebre escritor en «Le Gemelle
Africana», ba pintado magistralmente las angustiosas
escen11s de la trata de negros.
Bouhosas, con argumento análogo ha hecho
con más brevedad, pero no con menos maestría una
espléndida noveli ta. .
La traducción es esmerada, y el ser esta la
3.a edició11 espallol!ll del libro demuestra el aprecio
con que ha. sido acogida por el público.
G. A. M.
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VIDA INTELEC'l' OAL 505
V ida C riolla-novela p o r ALCIDES ARGUF.DAS
-Eulogio Córdova, e dito r , La p ,,z, 1905.
La última obru d e l distinguido escriWr boliviano
Dr. Alcides Argueda~ es una n o v ela d e costumbres,
en que pinta con ct·udo r ealism o la sociedad
d o la Paz.
Demas iado n egr os los tonos de la pin t u ru, demas
iadas somb rns hay en e l cundt·o que refleja la
n o vela. E s de ct·eer que el autor en s u d eseo de
mot·alizat· se haya e xcedido, y p or ser demas ia d o
c rudo s u r ealismo, n o co rre~ponde el r efl ej o á la
t•eal idad de la imagen r efl ejada.
P o t· lo demás , en la n ovela se echan el e ve r las
do tes del escritor; pluma f1\cil. est.i!o s u el to, quiz!Ís
amel'icanizndo en d ema•ia, talento fl exible para
cr ear y combinar las s i tuacione3 dram!iticas .
Wuatta Wuara, la obra anterior de Argue dns es
mtt s fresca y mús si mp á~ica por la hermosa pinLut·a
qne e n ella se hace d e las costumbres indias.
G. A. U.
D iscurso pot· CARLOS HOUAGOSA-Imp. • L n
I ta.lia• -Có rdoba 1905.
En un he rmoso f01lcto, nitidamenle impreso,
n os ll ega el discttrao qu <.' o n el ten.t r o R ivc1·a Inda1•l e
de C'órdoba, pt·on un ciar a. e l S r . Cnrlos Rom agos a,
con moti\· o d o nn concic t·to o rganizado por l1t Soci
edad •Dnm1'S de la Provicl en c in •.
I~s dific il en t r abajos d e In índole que necesariamen
t e deben t e n er discurso como ol quo n os o~upa .
hacor ob r a do arte, en toda la a ce pción d e la palnbt·n.
g ¡ Sr. RomagMa lo ha co mpre ndido, y sin pretender
hace rlo, lo ho ce p or I n s<'n cill<' z y e l S\IO Ye
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506 no.a IN'l'ELECTUAL
encanto que tlieuen s us párrafos, dulcemente elocuentes.
Pero el Sr. H.omagosa es literato de nombre ya,
y e.so y mucho más se puede esperar de quien ha
enl'iq uecido la Hteratura del país con libros como
«Labor Jite¡·aritt>) y «Vibraciones".
• G . .A. M.
Identificación.porla s impre siones
dígito-pa lmares (La D a ctiloscopia)-
por el DR ALBERTO IvERT,
A. Gasperini, editor-La Plata, 1905.
El señor Juan Vucetich, un compatriota
nuestro, cuyos trabajos antropométricos han
hecho célebre su nombre en los círculos científicos
europeos, m~\s que entre nosotros, ha traducido
recientemente la magnífica tesis del
joven doctor Ivert, presentada á la Univerdad de
L yon, que es, según unánime reconocimiento de
los· a utorizados para j uzgarla, el trabajo más
acabado y qu~ mejores datos ha aportado á la
aún incipiente, en la pn\clica, ciencia dactiloscópica.
, Lo que mayor interés da al erudito libro de
que nos ocupamos, es el grande aprecio y el
respetuoso homenaje de admiración con que se
cita á nuestro compatriota el señor Vucetich,
que es el que se lleva la palma como inventor
del más perfecto sistema dactiloscópico, para la
identificación de las personas por las impresiones
digitales.
Felicitamos al señor Vuceticb por su triunfo
de universal resonancia, y agradecemos el libro.
. , G. A. M .