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El archivo de Sherlock Holmes

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2023

«La carrera de Sherlock Holmes ha sido larga». Transcurridas más de tres décadas desde que la pluma de A. C. Doyle diera vida al detective más famoso del mundo en 1887, llega el momento de que los lectores nos despidamos de Holmes.El archivo de Sherlock Holmes recoge la docena de historias –la mayoría relatadas por Watson– que quedaron inéditas tras la publicación de Su último saludo, y que vieron la luz entre 1921 y 1927 en The Strand Magazine. Con «La aventura del vampiro de Sussex», «El problema del puente Thor» y «La aventura de Shoscombe Old Place», entre otros, A. C. Doy-le pone el broch...
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
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Imagen de apoyo de  Pack Sherlock Holmes. Obra completa

Pack Sherlock Holmes. Obra completa

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2023

La obra completa de Sherlock Holmes. Este ebook incluye todos los libros de relatos y las cuatro novelas que Sir Arthur Conan Doyle dedicó al más conocido y admirado detective de todos los tiempos: Sherlock Holmes. Este ebook incluye: - Estudio en escarlata (Novela, 1887) - El signo de los cuatro (Novela, 1890) - Las aventuras de Sherlock Holmes (Relatos, 1892) - Memorias de Sherlock Holmes (Relatos, 1894) - El sabueso de los Baskerville (Novela, 1901-1902) - El regreso de Sherlock Holmes (Relatos, 1903) - El valle del terror (Novela, 1914-1916) - Sherlock Holmes. Su último saludo (Relatos, 19...
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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 4

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 4

Por: | Fecha: 25/01/1902

• U e mbro d ~ Yariae e>ciedad a Científic as Oficial - DECRET .. UMERO 1299 DE 1901 (NOVIEMBRE 2 I) por el cual se establece una contribución de guerra El ViCepresidente de la República, encargado del Poder .E.fecullvo, CONSIDERA rDO 1.0 Que no es conveniente hacer todos los gastos que exige el restablecinaie nto del ord n público exclu ivamente emitie ndo papel moneda de curso forzoso é in eresa acreditar la moneda legalmente esta lecida or la Nación; 2.0 Que la justicia indica hace r recae r las calamidades de la guerra, no por igual entre todos los ciudadanos, sino p e cialmen­te sobre aquellos que han contribuído á fomentarla 6 la hayan ayudado con sus simpatías, us inte r e se s 6 sus p e rsonas DECRETA Art. I . 0 Establéce e una contdbución de guerra ha ta de once millones quinientos mil pesos (, • I 1 .soo,ooo), la cual, á juicio del Gobierno, y por simple Decreto ej e cutivo expedido por el Mi­nisterio del Tesoro, podrá imponerse periódicamente si continuare turbado el orden público. La contribución queda di tribuida entre los Departamentos de la República, en la siguiente proporción : TOHO 1-7 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \..... 98 -' Antioquia .............................................. $ Bolívar .................................................. . Boyacá ............................................. ..... . Cauca ............................................ ..... . . . Cundinamarca ......................................... . Magdalena ............................................. . Panamá ................................................. . Santander......... . .................................. . Tolima .................................................. . 750,000 1.250,000 I.ooo,ooo 750,000 4 ooo,ooo 500,000 750,000 I .500,000 1.000,000 Total. .............. $ 1 I.500,ooo Art. 2.0 Los Gobernadores de los Departamentos distribuirán la contribución extraordinaria de que trata el artículo precedente, entre los autores, cómplices, auxiliadores y simpatizadores de la rebelión, y determinarán la manera de recaudada. Art. 3. 0 Los empleados encargados de recaudar la contribu­ción de que trata el presente Decreto, serán auxiliados por las autoridades civiles y militares para el desempeño de su cargo. Art. 4.0 La contribución de guerra de que trata el presente Decreto, podrá imponerse en oro ó plata en los centros comercia­les donde el Gobierno lo estime conveniente, y se consignará á vo­luntad de los contribuyente , en una de dichas e pecies 6 su equi­valente en papel moneda al precio del cambio el día del pago. Art. 5.° Cuatldo los Gobernadores e timaren conveniente que la recaudación de la contribución e haga por un empleado espe­cial, y no directamente por los Administradores :le Hacienda na­cional, la consignación se hará siempre en la Oficina de Hacienda respectiva, y el Recaudador aceptar~ en descargo del intere ado los recibos que éste presente de la Oficina de Hacienda. Será obligación especial del empleado recaudador la publicación inme ­diata por la imprenta de lo que recaude, con >.presión cle los nombres de los contribuyentes y us consignaciones. §. Lo Gobernadores enviarán a l Ministerio del Tesoro todos los documentos 1 elacionados con el cobro de la contribución. Este Ministerio queda encargado de reglamentar por Resoluciones todo lo relacionado con el presente Decreto. Dado en Bogotá, á 21 de Noviembre de 1901. J E MA 1 UEL MARROQUIN El Mmt tro de Gobierno, GuiLLERMO QUl •. TERO C.-EIIVfinistro de Hacienda, encargado del Despacho de Relaciones Exteriores MIGUEL ABADÍA MÉNDEZ- El Ministro d Guerra, Jo É VtCENT~ CoNCHA-El lvfinistro del Tesoro, jo É MEot. ·A CALDERÓN-El Mi­nistro de Instrucción Pública, J. M. RJvA GRooT. Ratificado. Bogotá, 15 de Enero de 1902. El Ministro de Gobierno, FR.~ crsc.o M:t:NDOZA P.-El Ministro de Guerra, ARI TIDES FERNÁNDEZ- El Mini tro de Instrucción Pú­blica, Josi JoAQ UÍN CASAs-El Ministro del T esoro, AGusTÍN URI»E. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín 1vli1itar de o1 mbia '-99-' ECRETO UMER 20 1902 (E RO 11 ) or el cual se hacen do nombrami nto El Vlupreuiün/e dt la Reptíblica, encat gado dd Poder .K.Juu/J"tJtJ, DECRETA Artículo único. ómbra e á los Generales Luis M. Gómez y Manuel A. Esca116n Ayudantes del Ministerio de Guerra, y destí­nanse en comisión como Ins ectore de las Flotilla deJ alto y bajo Magdalena. Comuníque e y publíquc Dado en Bogotá á T 1 d Enero de 1 go2. JO E M EL MARR QUIN El !ini tro de Gu rra A 1 TID F R. ·Ál\TDEZ D CR TO 1 UMER 3 E rgo2 (E RO 13) por el cual se incorporan do Batallone en d Ejército Permanen e dos nombramiento e hacen El Vtcepre ülenle de la ReptíbHca, uuartTado del Podfr E.Jeculti o DECRETA Art. 1.0 Incorp6ranse n el Ejército Permanente Jos Batallo­nes Cazadores de vanguardia y Ma11uel José Uribe ert necientcs al Ejército or¡:-anizado por la Jefatura Civil y 1ilitar de Cundina­marca. Art. 2. 0 ómbrase 1.0 y 2.0 Jefes del Balall!Jn Cazadou de Vanguardia al Coronel José . Al ar z y Teni nte ronel José P. Ortega, respectivámente. Comuníquese y publíquesc. Dado en Bogotá, á 1 3 de Ener de 1902. J E ·IA UE RRO UIN El Ministro de uerra ARI TIDES FERNANDEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M il itar de C o lomb ia '- 100 -' DECRETO NUMERO 36 DE 1902 (ENERO 13) por el cual se dispone la organización del Batallón Mamul Casab1a1ua El Vü:epresz'denle de la Rlpttblú:a, e11cargado del Poder .EjecuHvo, DECRETA Art. 1.0 Organízase un Batallón que se denominará Manuel Casabianca, el cual hará parte de la 1 .• División de la Columna de Tequendama. Art. 2. 0 ómbrase 1.0 y 2 .0 jefes del expresado Cuerpo á los Sres. Coronel Agustín Casabianca y Teniente Coronel Campo E. Gómez, respectivamente, y Habilitado al Capitán Campo Elías Duarte, asimilado á su grado. Art. 3.° Facúltase al primer jefe del expresado Batallón para hacer los nombramientos de Oficiales, dando cuenta al Ministerio de Guerra para su aprobación. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 13 de Enero de xgo2. JOSE M NUEL MARROQUI El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNANDEZ Doctrinal LA GUERRA DE NOCHE Y LAS MANIOBRAS DE NOCHE POR A. CHEVALUE Jefe de ~atall6n, con diploma, del 65 Regimiento ~e Infantería (Traducción para el Bo/d{u ~fi/itar) (Continúa) Se necesita, pues, en alguna parte, una linterna sorda, de poca luz, oculta tanto como se pueda. Una linterna de velocípedo, disimulada de algún modo, lleva­da atrás por la columna 6 por cada regimiento, si la columna está formada de una brigada 6 más, pu.ode llenar completamente el objeto. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 101 _) Es de esta linterna de la que partirán las señales, silbos, lo menos estridentes posibles. Además, estos ilbos no serán repe­tidos sino por la mitad de los capitanes, aquellos, por ejemplo, cuya compañía ocupe una fila impar en la columna del batallón. Es entendido que la detención se verificará siempre conforme á los principios del reglamento es decir, que 'en el momento de J parada las tropas y carruajes debe rán cerrar sobre la cabeza deJa unidad." La velocidad disminuye naturalmente por falta de luz; tam­ién puede disminu(r por mal tiempo por la naturaleza de los cami­nos, y por último, en ocasione , por el estado de fatiga de la tropa. V oh ere m o á tratar este punto con ocasión de los combates de noche y de las marcha que los preceden. En odos los casos en que no se trate sino de recorrer cierto espacio importa poco que la duración del tiempo empleado con­uerde rigurosamente con las previsiones del jefe; la misma fatiga de las tropas debe considerar e en segundo término, con tal que llegue en las mejores condiciones posibles. Uno de lo grande inconvenientes de las tinieblas e romper la cohesión entre las unidades de marcha sobre todo en las gran-es columnas. El Reglamento sobre el servz"do de campaiia dice que "el camino van señalando cabo ó sargento inteligente , que se relevan ucesi amente de unidad de marcha en unidad de marcha. (Artí­ulo 148, Servido de campa1ia). Esta prescripción es in uficiente. De que un batallón, por jemplo, deje á un cabo en una de viaci6n del camino, no se des­rende que el batallón que sigue no sufra un retardo considerable 6 no se extravíe. EJ cabo que se deja así como indicador de la vía, va á mar­char hasta la parada horaria, con el batallón que sigue al suyo ; él se reunirá á su compañía cuando pueda, pero no hará saber al comandante de la columna si la cola igue r egularmente ó nó. En nuestra opinión, se necesitada asentar el principio de que toda unidad de marcha debe estar en relación constante con la unidad que le sigue, y que ella debe avisar inmediatamente que ha perdido el contacto con la otra. "Los que marchen delante, dice Ciro, no dejarán de advertir á los otros, uno á uno, que les sigan paso á paso, á fin de que no haya distracción ni vacíos." .. La hzslruai'!Jn prácli'ca sobre el servzcio de la infantería en campai'ia (artículo 30 segunda parte), pone un corneta á la disposición del jefe de la última subdivisión del batallón para llamar "cuando la oscuridad haga difícil la marcha." . La misma Instrucción añade : " Para evitar que le otgan á no de lejos, se emplea el sil ato de preferencia á la corneta. ' --- ---- --------- • Servuio de campana, aTticulo 141. • Jenofonte. (yropedi~. libro v. co E e Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colon1bia '- 10~ _J Esta recomendacione no e justifican mucho, como tampoco las de la mi ma clase reproducidas inútilmente en el Reglamento sobre el servicio interior (artículo 420) · no son de aplicación fácil, y pueden dar Jugar á grandes inconvenientes. Un Jefe de Batallón que se encuentra metido en un camino difícil, en el cual los hombres pasan con trabajo uno á un no de­jará n• .. mca de hacer más lenta la marcha de su cabeza de colum­na, y desde el momento en que el camino se haga más ancho para dat· paso á dos hombres á un tiempo, se detendrá, si dispor.e de los medios para reorginizar su Batallón en columna de camino re­gular. Todos los Oficiales del Batallón deben tener suficiente con­fianza en u Jef para pensar que él procederá así, y ninguno se atreverá á mostrarse ba tante timorato para alarmarse y desmo­ralizar á su gentes, ant una dificultad que se puede dominar con un poco de energía. En los caminos comunes, las comunicaciones entre el coman­dante de la columna y sus diversas unidades serán muy fáciles de organizar si se admite el i tema de lastran mi iones orales. Pongamos un ejemplo: Una Compañía de tinada de guardia de flanco en una vía la­teral se ha extraviado. Uno de los numerosos emisarios enviados por ella en todas direcciones da con la columna y comunica la .no­ticia al primer Jef~ de Batallón que se le presenta. El Jefe de Batallón participa esta noticia de la manera si­guiente: (La Compañia del 65. 0 enviada de guardia de flanco sobre el camino d Chauley, e ha ~xtraviado hacia el arroyo del Lobo. ( Un hombre de e .... ta Compañía, que acaba de reunirse á la columna, ha dado aviso al Comandante N., &c. &c." Luégo envía á su Oficial adjunto (Mayor Ayudante) á que transmita e te informe al Jefe de Batallón precedente. La not1cia circula así, como por posta, de unidad de marcha en unidad de marcha, de manera que el Jef de Cuerpo y el Co­mandante d la columna la obtienen con prontitud ; no se habrá alterado de su puesto á ningún Oficial duran~e largo tiempo; por último, todo Jefe de unidad ha sido advertido de que un flanco se encuentra temporalmente desguarnecido. El comandante de la columna sabe que no está ya completa­mente á cubierto el flanco; pero como el aviso le ha sido transmi­tido al pasar, por el jefe de cuerpo que había enviado la compa­ñía, no tiene orden ninguna que dar. Una nueva compañía va á ~eguir por el primer camino transversal con orden de acometer, / al partir por este camino y ha ta la llegada, la misión que le había sido confiada á la compañía perdida. 6Jo por recuerdo hablaremos aquí de los convoyes de noche. Estos convoyes, en las guerra futuras, n razón de los enor­mes efectivo de Jos ejército , erán muy frecuentes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia L- 103 ...J La panadería de campaña, los parques de artillería, ~&c., uedarán con frecuencia á dos ó más etapas atrás. A falta de '·ía férrea , no se podrá hacer llegar á las tropas, en el tiempo requerido, el pan los víveres y las municiones sino por m dio de la organización de relevo , gracias á los cuales los convoyes marchen de día y de noche. EJ comandante de un convoy no tendrá por Ja noche otras precauciones que tomar ino aquellas que se apliquen á las marchas de noche en general. e guardará bien de no caer en el error de gentes dema iado celosa , que pretendiendo defenderlo todo, llegan á diseminar de tal modo us fuerzas, que no conservan absoluta­mente nada. El paso de rand ríos por puentes militares, casi siempre se efectúa de noche· cerca del enernigo, porque hay que ocultarle el movimiento ; lejos de él, por ue nunca se cuenta con puentes en número uficiente y porque siem1:>re hay r¡ue reducir el número de la columnas. El Reglamuzlo sobre el servtczo de los ejércitos en cam.pa1ia ha omi­tido el <.;onsagrar un capítulo á esta clase de operaciones. Este es un vacío lamentable; los oficiales de las diversas armas no pensa­rán nunca en bu car n los Reglamentos de maniobras, para uso de los pontoneros, algunas de las líneas de prescripciones que con­ciernen á su tropa. A una marcha de noche puede seguir un acantonamiento de noche un vivac de noche, un combate de noche. El acantonamiento de noche ~erá verosímilmente la conse­cuencia de una marcha forzada. La tropa, por causa del largo ref>OSO previsto por el artículo 84 del Reglanunlo sobre el urvieto en campa1ia, se vol verá á poner en camino y algunos cuerpos podrán no llegar á su destino sino á hora muy avanzada. El acantonamiento en este caso se limita á un reconocimiento sc.,mero y á r partir lo locales que deban ocuparse. El oficial que manda el acantonamiento del regimiento ó del cuerpo, los ayudante y lo cabo bastarán¡ pero como este traba­jo no e po ible sino de día, deberán continuar camino sin demora, en tanto que el resto de la tropa descansa. Hombn:s y ca allos on generalmente incapaces de tal es­fuerzo. Habrá, pues, ocasión de hacer viajar en carruaje á los sar­gentos y tenientes y á lo oficiales que no cuenten con caballo de remuda. Los furrieles, luégo de recibir la indicación de los cuarteles asignado á u unida , se reunirán á gentes del país que les sirvan de guías para reconocer esos cuarteles, y luégo para que vayan adelante de la tropa á conducirla al sitio del acantonamiento. Los Ayudantes procederán de manera análoga para los Oficia­les superiores, la guardia de policía, el convoy del Regimiento, &c. Se concederá á los soldados una hora para tomar la cena ; en se<:ruida todos deberán acostarse. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 104 -' El vivac de noche e_ mucho más difícil de instalar. Aun en el caso de que se haya podido hacer un reconoci­miento previo, generalmente habrá que limitarse á reunir las tro­pas á derecha é izquierda del camino, sobre terrenos de fácil ac­ceso, de modo de conservar las relaciones de las unidades entre sí y con el comandante de la columna. En cuanto á buscar agua, leña, forrajes; en cuanto á aplicar las prescripciones del S(rvt'cio en campaña, lo más frecuente será no pensar en ello. Hasta será bueno, para evitar el desorden, mantener á los hombres hasta que amanezca, cerca de sus pabellones 6 de los ca­rros. Los caballos deben permanecer ensillados, embridados y amarrados. La vanguardia permanecerá escalonada para cubrir el frente de la columna; las fracciones de infantería del grueso del Ejército guardarán á corta distancia su flanco exterior y el de la artillería que vivaquée detrás de ellas. La comida de la tropa e asegurará por medio de las provi­siones de los víveres del morral y nada más. Tratar de hacer algo mejor sería exponerse á graves errores: lo mejor, con frecuencia es enemigo de lo bueno. Las marchas de noche que preceden á un ataque presentan dificultade s serias, á causa de la proximidad del enemigo, y de aquí la necesidad de escudriñar el terreno á medida que se avanza. El menor reconocimiento exige tiempo muy largo; los desta­camentos se ven obligados á tomar una multitud de precauciones, cuya inutilidad no se reconoce sino después, y por lo que no se les puede, sin embargo, censurar, á pesar de los retardos que oca­sionan. El estado de los caminos, el viento, el frío la lluvia, la nieve, las tinieblas, la profundidad de la columna, la longitud del trayec­to, &c., son otros tantos factores que influyen sobre la ligereza de la marcha, pero de los que es difícil determinar el coeficiente. Los guías no podrán dar nunca á este respecto sino informes errados; se hará bien, por muchas razones, en no consultarlos. Cuando se ordene una marcha de noche para un ataque, se deberá ordenar, en puntos escogidos, tiempos de parada bastan­te largos, en la duraci6n de los cuales se incluirán los retardos no previstos. S6lo de esta manera se pueden tener probabilidades de lograr ~1 objeto, poco más 6 menos á la hora indicada. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 105 _J CAPITULO III DE LOS COMBATES DE NOCHE Probabilidad de los ataques de noche en las guerras futuras.-Superioridad de las tropas vcteraoas.-De la cohesión.-Orden dd movimiento.-Empleo de las tres armas.-De la hora.-De la direcci6n.-Ej ccuci6n del ataque. -Papel de los di ersos esealones.-Ataque de localidades y de bosques.­Necesidad de gran decisión en el ataque.- taques de noche combinados con arias columnas.-De 1 defensiva.- Teccsidad de un buen servicio de seguridad y de trabajos de fortificación.-! etirada. Los combates de noche~ en la gran guerra, no han sido hasta hoy sino excepcione pero se encuentran numerosos ejemplos en la pequeña guerra, y sobre todo en la gu ::: rra de sitio. Nadie puede prever lo que el porvenir nos reserva; vivimos en una época en que las inversiones más extraordiparias vienen á cada in tante á asombrar al mundo. Cuando ya no sea posible la guerra de día, ¿quién abe si no se enccntrará 1 medio de alum­brar cuando uno quiera los grandes espacios, y volverlos á sumer­gir Stúbitamente en las tinieblas? En el estado actual de las cosas el combate de noche es con frecuencia un medio de quebrantar la disciplina del ad ersario y de adiestrar las propias tropas. No es sino por medio de un ataque de noche como se puede tomar una posición fuerte 6 bien defendida~ contra la cual un com­bate de día no tendría probabilidades de éxito ó costaría muchos hombres. Por último, una empresa de noche es con frecu ncía la única solución posible para salir de una ituaci6n difícil. u El que no puede vencer de lleno la fuerza y á tambor ba­tiente, ú oponerse á los de ignios de un enemigo superior por el número de sus tropas, encuentra siempre recursos en la astucia y el artificio." * u Con frecuencia acontece que uno se ve obligado á combati r con poca gente á un enemigo numeroso. Para esto, si te vieres en este apuro, te aconsejo asaltar de noche el campo y cabezas ene­migas, las cuales quizá estarán sin guardias, no esperando s r sor­prendidos y acometidos por tao pocas gentes como las que tienes. Y entonces debes tentar la fortuna de la guerra." t 11 Así, hasta cuando las probalidades de éxito son contrarias, no hay que considerar nunca imposible una empresa ni fuera de razón; debe intentársela, si no hay solución mejor y i no se puede sacar partido de otro modo de los débiles medios de que se dis­pone'':::. Federico el Grande era adversario decidido de los combates de noche. • De Puységur. Arle militar. t Miguel de Amboise. Le Gurdon du g~ns de guerl"e, 1543. t Clausewitz. Teorla de la gra11 guerra. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- ro6 ~ "En cuanto á mí, escribía yo no atacaré nunca de noche, porque la oscuridad causa muchos desórdenes,, •. En nuestros dia , Rustow ha dicho: "Hay que evitar los combates de noche, porque rara vez tie­nen bu e n r e sultado ' t. En las gue rras recientes de los ruso y de los turco · n Orien­te, los combate s d e noche han sido mucho más frecuentes de lo que eran otras vec e s ; en el Dahomey, los alemanes que dirigían el Ejército de B e hanzin nos atacaron de noche en Dogba. E incon­testable que en todos lo Ejércitos europeos exi te en la actualidad, en favor de las empresas nocturnas, una tend e ncia á la cual será inútil opon e r se . Todo e l mundo admite, pues, que un ataque de noche puede ser más ventajoso que un combate de día ; a v rigüemo en qué condiciones. En el Capítulo r hemos hab ado de la unión d e sentimientos, de la confianza ab oluta que en toda operación nocturna debe existir entre el J e fe y los soldados que él conduce. E ta unión ín­tima, esta confianza absoluta alcanzarán necesariamente u máxi­mum en toda situación e n u , sien o inminente el p ligro común la salvación d e e da uno e triba n el heroísmo de todos. ''Los soldados france e s cuentan con orgullo que el Mariscal Canrobert, cuando t e nía que desem e ñat~ alguna misión difícil en Crimea 1 prt>gunlaba comúnmente si se sentían capace de des­empeñarla. La respu e sta no era nunca neg tiva, y de e te modo, el éxito se ase~ut-aba doblemente; porque por una pal-te, el pro­yecto en cuestión pasaba á conocimiento del mayor número posible de soldados, y la ventaja importante resultaba de que del concurso de todas la voluntades para lograr el objeto se obtenía éste con mayor seguridad; por otra parte, el General se afianzaba en otra palanca moral, en la especie de compromi o contraído por las tropas." t "Hay que obten(';r de los oficiales y soldados la consa2"'ración más absoluta y una energía sin límites; para esto, el pensamiento del jefe d e be penetrar hasta el fondo del alma del soldado. Todos los combatientes han de saber antes de empeñar la lucha, lo que van á hacer y lo que se les exige." Esto no es posible sino con tropa ~ formadas de oldados a~ue­rridos, enrolados desde largo tiempo atrá , para que los hombres se conozcan entre sí, conozcan á us jefe y ean de Jlos co­nocidos. Los ejércitos a lemanes en I 870-7 I lograron éxito en los ata­ques de noche porque llenaban e ta condición, y 1 or ue, además, • InstrucCiones ucrdas d~i R~y de Prusia J sus Ct'n~ralu. Traducci6n del Príncipe de Ligne. t Rustow. La _ldJie guerra. l Príncipe Federico Carlos Eme tmbtarJ ,...\e Denksckrift. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 107 _J tenían que combatir con tropa bisoñas, poco in truídas y sobre todo mal organizadas. 1 i la oscundad de la noche e ventajosa para proceder en oculto de otro lado expone más á la confu ión y al d sorden. 'Por esto de e ser más exacta y circunspecta la ordenanza de marcha." (De Vigenere. Arl mz1ilaz·re d' Onosander). Este principio de la di ciplina rigurosa durante la marcha es todavía mucho más indispensable en el combate . Cualquiera que sea la autoridad de los jefes en todo los gra­do¡, cualquiera que sea el valor de la tropa, se puede star con­vencido de que en el primer encuentr , gran número de soldados perderán u unidad y no tendrán nunca la pre encía de espíritu necesaria para agregarse á una unidad vecina. Por esto habrá que tratar de conservar hasta 1 último mo­mento la mayor cohesión, para lo cual será bueno no apresurarse mucho, sobre todo en los movimientos preparatorios. "Por la noche es preciso marchar á su amaño in apresurar­se, tanto más cuanto que toda precipitación no deja nunca de ser acompañada de confus ión espanto y desord n." (De Vi genere. Art mib"'az·re d' Onosander). Una fracción que s anttctp pue d e p e rd r y sobre tod puede hacer malograr la empresa mejor concebida. De esto á acon ejar una lentitud sistemática, hay distancia. En ciertos momentos será necesario conducir el combate con grande acti idad · pero esto momentos no son de lar~a duración y cada oficial debe guiar personalmente su tropa en stos cambios de celeddad que son con ecuencia d la conducta general de la acción. El orden de movimiento debe, pue , once ir e en este enli-do, y aquí la fórmula puede también reducirse á tres puntos: El fin que se trata d alcanzar. La dirección que de a seguir El sitio y papel confiados á cada cual. (Reglamento sobre el ser­vicio nz campaíia, artículo 196). Lo do primeros puntos compren­den, naturalmente, los informei sobre el nemigo y el terreno. Esto será sin duda insufici nte para ir hasta el fin, pues vero­~ ímilmente el a unto no concluirá con un e fuerzo. Aun en el caso de que el enemigo cediera el ten·eno sin resi tencia, habrá siem­pre una segunda faz de la que no se puede prever con anticipa­ción todos los pormenore , y que impondrá de modo inevitable nuevas órdenes. En las pequeñas unidade , hasta el Regimiento inclu ive, la transmisión de órdenes y avisos de hombre en hom re es un pro­cedimiento que debe convertirse en hábito corriente. Este géner de comunicación, ue con frecuencia erá el úni­co posible, no deja de tener inconvenientes, porqu una orden puede alterarse así en el camino. Cuando se compromete el combate, ya el silencio no es nece­ario : \a voz de los Oficiales puede er oída á distancia ; esta VOl! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colotnbia ~ 108 _J es conocida de los soldados, y no hay que temer las astucia de los enemigos, como si e intenta e mplear lo toques de corneta. Ya hemos dicho que la infantería es el arma esenc.ialmente propia á las empre a nocturnas; las tropas del Cuerpo de inge­nieros pertenecen á la infantería á este 1·especto. 11 Una partida de infantería tiene mucho menos estorbos y precauciones que tomar, que una de caballería. Todos los terre­nos le son adecuados, y muy fácilmente e pone á cubierto 6 de emboscada. o hay proyectos « tre idos que una partida de infantería l:>ien manejada no pueda formar y jecutar, especialmente en un país montañoso. u ada detiene á una tropa de infantería que sorprende y ata­ca repentinamente á su enemigo, de noch , por superior que éste sea'' *· La caballería no puede apartarse mucho de los camino_ ; no es sino en ciertas circunstancias excepcionale , como en noche clara y en país de llanura , cuando le será dable meterse por los campos. Y en este caso todavía bastará una patrulla de infantería, emboscada en un foso, en una encrucijada ó en un hueco cual­quiera, para ponerla en derrota. u acción no podrá ser eficaz sino contra otra tropa de caba­llería 6 contra una de infantería que retrocede en desorden. 11 El e panto acompaña iempre á la retirada t; la caballería obrará, sobre todo, por la prontitud de su aparición : aumentará la derrota del enemigo. Para lo que es acuchillar 6 hacer prisio­neros, no hay que contar mucho con ella.' Toda caballería expue ta á un ataque nocturno de infantería puede considerarse comprometida seriamente. La artillería no puede ser empleada sino cuando sus baterías están en posición desde la ví pera y cuando han podido fijar de día el tiro de sus pieza . Aun en estas condiciones es probable que no consiga impedir que el enemigo se establezca y se fortifique en los puntos que se supone han sido batidos. Cañonear por l noche una posición contra la cual se preten­diese en s guida lanzar la infantería, sería una candidez. i se quiere utilizar la artillería, hay que mantenerla atrás durante la acción, y en seguida hacerla avanzar de manera que esté en condición d obrar al aclarar. Entonces podrá, ó continuar el triunfo de la infantería, ó ayudarla á replegarse. La cooperación de las tropas del cuerpo de H.genieros con frecuencia será necesaria para crear comunicacion.\ AL CONGRE O E LA 1 OCTEDADE Cli:NTIFICA REU. IDO EN LA SORBO 'A) (Traduci a para el Bold!n ~lfrhtar) La formación d lo drc ú anjittalros es una cuestión que in­teresa tanto á la g-eoloo-ía como á la geografía física. Da e de ordinario 1 n mbre de drco á esa especie de nichos de forma ensanchada fondo poco inclinado y paredes abruptas que en casi toda la montañas on el punto de partida de los to­rrentes y en lo lugares más altos de lo .A..Jpes aparecen con fre­- cuencia ocupados por diminutas helera . Para explicar el géne. is de esta particular forma del relieve e han forjado la má diver a t oría . Los primeros obser ado­res solieron confundirlos con los cráteres otros vieron en ellos cuenca tectónicas de hundimiento; cuále los creyeron obra de la erosión y los consideraron como cuencas receptoras de sendos to­rrentes; no han faltado quienes inYoquen la descomposición quí­mica 6 mecánica de las rocas y á las influencias eólicas. Sin em­bargo, en estos últimos años la teoría que priva mejor n el públi­co es la que mira los circos como la obra de la erosión glaciar. * i esto último es erdad, en el acto se comprenderá cuán im-ortante será el estudio de la repartición de los circos desde e l punto ele vista geolóo-ico. n efecto los partidarios de esta teoría de Ramsay (Hella'1d, Riththofen Penck, Lehmann, rücl ner, Lapparent, &c.), consideran los circos como una prueba de anti­gua exten i6n glaciar y n ellos e apoyan para sostener que los hielos han cubierto n otro tiempo montañas donde no se hallan morr na ni canchale . Deseando resolYer e te asunto de un modo definitivo, he h e­cho un estudio especial de los vall allos de los Karpatos meri­dionale para som _ter á un examen crítico sobre el terreno, las di­ferentes teorías acerca del origen de lo circos. Desde luego hube de reconocer, en visla de los argumentos en que se apoyaba cada una de esas teorías, que no era posible invocar la presencia de los cir cos como prueba de antiguos glaciares si previamente no se demostra a la r claci6n de esa forma del relieve con la presencia de los glaciare . Además, debo advertir que la causa principal de la divergencia de opiniones n la materia proviene de que no t o ­dos han mirado como drco una misma cosa, ues no se encuentra • Como se comprende, este asunto nos interesa muy de cerca, puc toque e l oteo existe en ~ r an número en nuestras cordiller as. - N . E . TOMO I-8 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia de él en ningún escrito una definición rigurosa y estrictamente to­pográfica, de suerte que en cada caso la definición oculta ya una idea preconcebida sobre el génesis de la forma del relieve en cues­tión. El caso no es único en morfología. La explicación de esta incertidumbre proviene de que la defi­nición precisa de una forma topográfica no es posible sino en pre­sencia de un levantamiento deta1lado de una región donde se haya realizado netamente la forma tipo de que se trata. Ahora bien: los circos no se encuentran sino en las altas montañas, y casi no existen cartas de esas regiones á la e cala de I: 25,000. Para col­mar este vacío, emprendí el levantamiento en escala de 1:10,000 de }os dos circos más completos del macizo de Paringu: 1 traba­jo, ejecutado con la regla-eclímetro, cubre una superfici de ocho kilómetros O, y no abarca menos de 500 puntos acotados, con cur­vas de nivel fijadas de 5 en 5 metros. Los otros circos ,·ccínos se levantaron con la brújula-alidada y el barómetro. De es a mane­ra pude construfr una carta del macizo de Paringu á la c::,cala de 1:25,000, de suerte que á un tiempo a arca el conjunto y el deta­lle de dos circos verdaderam nte característicos. Conforme á este trabajo puede darse del circo una definición puramente topográfica, á a~er: ' .el dtco orográfico e una depre­sión que forma una especie de n1cho en el flanco de una altura (montaña) de ordinario cerca á la ere ta, con fondo plano ó de muy escasa pendiente y dominado á lo lados 01· escar as que disminuyen en altura con,·ergi ndo hacia el desembocad ro de la cuveta ue forma el nicho. a pendi nte d 1 fondo nunca e con-tinua ino que presenta depresion ocu adas por lagos, laguna ó turberas, ó por una erie d r alto que figuran algo así como una serie e calonada de circos más p queño . ' Los lementos esenciales de la topografía d los circl. pued n reunirse n cuatro grupos : a) Perfil transver al en [ y pc.rfil longitudinal n scal ra. b) Lín as de máxim pendiente de las ared convergentes no so re un punto sino sobre una líP a d ruptura de la cndiente que rod a un fondo plano ó d p1·imido. e) i p ición g-eneral de las cunas de niY 1 completa m nte diYerso d la qu e obscn·a n Jos ,·alle orclinan . : cuadrada en los huecos (circo ), y de áno-ulo agudos en los relieve 6 lomos que los s paran. d) Independencia dd trazo de lo lecho de los arr ) con re pecto á la dis osición g neral de dichas curv~: de nivel. Así d finido 1 circo c.:s una fot·ma topográfica aract rístíc:a que Jo. montañeses de todos lo ¡ aí es designan ccn alg tín nom­bre espe !al : Oule, ·n los PiJ·in o ; Kare en Al mania · Caldare. en Rumania; Cvmb, en Inglatcn·a, S:c., y que fácil di tinguir de la for-mas vecinas con la uale pudiera confundirse : cráter do/tita ó cuenca le hundimi nto cu nca de recepción torrencial, &c. ( oncluye) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B Jetín Mil i tar de C lombia '- 115--' LA U RRA E !VIONT (Continúa) i penetra e 1 que defiende un paf montañoso que no presenta sino gargantas desfilad ro pa os difíciles alle pro­fundos y Il nos de precipicios, de la entaja que tiene sobre su adver ario no ería fácil que éste e empeñase sin mucho de­tenimiento en una empr a tan ardua y llena de peligros · pero e tas mismas circun ancia2 que favorecen al ue lo defiende, pro­porcionan al que lo ataca 1guales v ntajas, cuando se halla dota­do de a tant habilidad y g nio para aprovechar e de eJla . El contrario astuto que espía su movimientos y conoce las posicione que ocupa su enemig debe e .. ·cusar cuanto le sea po i le atacar­le de fr nte. Cuerpos destacados en djferentes direcciones con el mayor sigilo, deben procurar flanquear los pue tos de los enemi­¡:- os: ntretenidos al frente y imulando quererlos atacar en esta dirección no se efectuará el Yerdadero rompimiento hasta tanto que ~1 fu go de los cuerpos de ~acados dé á conocer que se halJan situados en Jo puntos determmados. on á la verdad expuesta. semejantes operacione , y más i el enemigo llega á conocerlas, pues entonces procurará batir las fuerzas en detal ; pero como en este caso e verá obligado á abandonar la posición ventajosa ue ocupa, no se hallará entonces tan fuerte por lo que rara vez eje­cutará e ta maniobra ; temiendo, además, que lo cuerpos de ta­cados del grueso pued n caer obre él n el momento que esté ocupado en destruír los del frente; dando tiempo é tos para que lleguen aquéllos colocándose en una buena posición, adoptando el medio de hacerla más fuerte con lo~ atrincheramientos tan fáci­les, prontos é insuperable de un corte de árboles con los que pue­den cubrir su frente retardando con su valor 1 é ito de la em-presa. un cuando á primera vista paree que lo mo irnientos de flanquear á los enemigos en posici6n montañosa, son tardos y difí­ciles no es tanto conto se cree, si consideramo la naturaleza de sem~jantes terrenos. Todas las situaciones de éstos están enlazada de un modo articular; los valle se comunican unos con otros las cadenas de montaña se entrelazan y unen recípr camente; i se presenta un preci icio por un lado, iguiendo su direcci6n se n­cuentra un paso por el que rebajándose y haciéndo e acce ible e puede ganar la otra montaña; siguiendo la falda de ésta á media ladera, se le da la vuelta y se cae á la es alda el nemig · u­hiendo direc amente á ocupar u cresta, se d minan las po icion del contr:ario; en fin, no hay terreno en el cual no se encuentre un pa o ó medio para llegar al punto que se quier ocupar. La dificultad 61o consiste en que los oficiale JU d ben desempeñar semejantes operaciones, sean de aquellos á quiene los obstáculos más grandes, que por lo regular aumenta la imaQ"inaci6n, no sean capaces de arredrarl es n i detenerl es en s u m archa . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín l\1 ilitar de Colombi '- 116_} En la guen·a de montaña e má preciso un duplo de valor y vi­gilancia, que en otra cualquiera. La facilidad con que el enemigo puede llegar ha ta los puestos de su contrario sin ser visto ni sen­tido, atacarlos de impro is-v, meter la confu ión y el de orden, sjn que sea fácil contrarre tarl , pues oculto entre las breñas y bos­ques no po emo calcular u número y clase de tropas con que amos atacados, produce una sorpre a extraordinaria y de difícil remedio, i el ofi'"'ial que se encuentra en sta situación no está do­tado de una ser nidad á pruelJa y de un valor poco común. En estos ca os yo aconsejo á todos permanece¡· y fender la posición por a\0 ún tiempo seguro de qu á poco in tan tes conocerán la fuerza é intención del ncmigo, y podrán entonces con algunas bases a razar el parti o que crean má conveniente .. i se halla coloca o en una buena po ición, e vidente que e ta frialdad de alma impon ¡·á al en migo, de tal mane ·a que ea má circun pec­to en el ata ue. i á todo milita¡· de cual uiera clase se le pudiera inculcar el principio de que el peligro y el riesgo s 1 ,~ ¡u 6 d otro d e ta mi. ma (.la d<~ t rr no para e ta guerra pu • lt.mlwado la l n~ña ~ y _ itio frago o , nada .} ca i in fatigar · . E~~tendidas a las idea n general de la guen·a de montaña oy á u aplicación proponiendo alguno casos en que ueden ha­llarse 1 oficiales que manden tro a . upongamo un de filadero que debe atrave ar un· u rpo le oo hombr s ó a un batallón: 1 jef de él . plorará desd luego u ntrada apoderándose de ella in de ampararla ha ta ten r libr la salida; hará que la guerrilla d los flancos se abran cuanto ea p ible, ero no á tanta di tancia que dej n de ampar dos los costado de la alum­na, ue ue éstas con Ja que marcha á vanguardia de n cu rir la e. ·ten ión del grueso de la tro a, la que irá formada en do ec i ne i uale , colocando ntr ellas el bagaje que iem r d l1e er Jo menos posible, y ojalá fue e nincruno. -4 n te orden · n que con tan te m nte de e marcharse si e pr nta e 1 nem io-o po1· ' 'anguardia inmediatam nte e di on rá u la guerrillas. d ambo flanco marchen obr 1 nemigo procurando cogerle de revé para ostener el at que de la rimera ección qu á pa o d caro-a marchará sobre él a uerrilla de vano-uardia a oyará con un fueu-o vivo e t mo\'imi nto, cubrí ndo 1 fr nt de la co­lumna hasta la pro. imidad de uno se nta pas nt rl lle ar á la mano , ue e a rirá á der cha é izquierda para d jarl 1 paso li re, inclinándose dicha o uerrilla cuant le s a posibl hacia lo flancos d J nemig a o án c::e _o r la otra d lo co ta- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M ili ta r d e Co lombia '- rr8 _; do . i tenaz el enemigo, so tuviere la posición, las guernllas des­plegadas en toda direcciones, harán un fuego vivo sobre él ma­niobrando de manera de doblarlo y atacarlo por la espalda, para lo que la reservas de dichas guerrillas se aproximarán á las líneas e é·ta , y romperán sobre el enemigo el fuego graneado. i á pe ar de este esfuerzo, que no es de esperar, no se le pudiere esalojar de la posición, entonces la mitad de la fuerza que com­pone la retaguardia, pues nunca debe quedar desamparado est~ punto, pasará á vanguardia para dar calot· á la acción, sostenien­do y reforzando la columna de ataque. puremos la cuestión y supongamos ue el enemigo cede por el frente, y que pot· un movi­miento de flanco carga á la retaguardia que ve más débil y des­guarnecida. En e te caso es preciso el mayor ..,alor y serenidad de parte d e l que manda, y ampará.ndo e de la posición que ha abandonado el enemigo, que es el punto capital de sus operacio­ne , ejecutar lo que An(bal en otro caso igual hizo á la entrada de los lpes, cuya narración creo oirán mi lector con gusto. El ata u e ue este Gran Capitán sostuvo contra los altobro­gues á la entrada de dichos montes, es uno de los movimientos más difíciles que puede citar e en la guen·a de montaña, y donde se da á entender la intrepidez y conocimiento de e te héroe, que se halló en el mayor apuro, y en el momento más crítico de ser des­truídas y perdidas todas su esperanzas de pa ar á Italia. 1ien­tras tanto que e te famoso guerrero marchó por las llanuras, los jefes de los allobrogues no le inquietaron, ya porque temiesen la caballería cartaginesa, ó porque los contuviesen los bárbaros del mismo país que le acompañaban. Ma , luégo que é tos e J etira­ron y que Anfbal principió á entrar en los e trechos de las mon­tañas, los allobrogues corrieron en gran número á apoderar e de los sitios por donde nece. ariamente debía pasar el ejército. ¡ Qué hubiera i o .de él si los allobrogue hubieran sabido ocultarse con más cuidado y formar us embo cada ! A vertido An(bal de la estratagema de los bárbaros, acampó al pie de las montañas y envió algunos guía galo á reconocer la di po ición del enemigo. Volvieron ésto noticiando á níbal que durante el día los enemi­gos guardaban exactamente sus puestos y que por la noche se re­tiraban á una po laci6n inmediata. Con te relato, combinó desde luego su plan, é hizo avanzar us tropas, de día, al pie del desfila­dero, sentando u campo cerca de los enemigos. Llegada la noch , mandó disponer muchos fuegos, y d jando la mayor parte del ejército n el camp mento, atravesó el desfiladero á la cabeza de un cuer o elegido de tropas, haciéndose dueño d las posicio­nes que los enemigos tenían des l.mparadas. Al amanecer, viendo \os bárbaros que su puestos staban ocupados abandonaron su primer .de ignio ; pero e m o la caballeda y bagaj af retado e n este estrecho guían 1 ntam nte el moYimiento e ampararon de e ta coyuntUI·a para caer n todas dir cciones obre la retaguar­dia. La caballería at·tagine a taba á punto de er destruída a í como todo el bagaje, pues no pudiendo o~tencrse sobre una Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 1 19 _J rocas tan escarpadas, el más p queño choque les hacía precipitar­se : el ríe go e aumenta a por la ca allerías muertas, que ca­yendo n - ndas tan estrechas obstruían el paso, ó bien rodando se llev ban delante de sí cuanto enc ontraban. Aníbal, á fin de re­mediar este de ordtn é impedir la pérdida de su caballería, muni­cione y bagaj que iba á exponerl al ri e go de no poder alvar-e ni aun con la fuo·a corrió á la cabe za d e aquellas tropa que por la noche e habían h e cho due ña d e las altura , y desde é tas se precipitó sobre sus enemigos, n los que hizo gran carnicería; pero e n el tumulto y onfusión, ue e aumentaba con el choque y gritos d e lo e mbati ntes perdió gran número de sus soldados; in embargo, quedaron te ndidos en el campo de batalla la mayor parte dl: lo allobrog-ues y lo demás huyeron precipitadamente. Aun uand Aní al mostr' e n esta acasión todo el valor y pericia d u e e capaz un grand hombre como él, tal vez si los bárbaros no se hubieran entr t ni o e n saquear los equipaje , hu­biera ad ecido mucho más, y aun puede asegurarse que habría quedado en estado de no pode r lle ar adelante su empresa por la falta d e us municiones y equipo. Este es pues, uno de los medios estratébicos que mucho Generales han puesto en práctica en casos apur dos, de abandonar sus equipajes al pillaje del enemigo, para. que engolfado en el saqueo no atienda á su defensa y sea más fácil d eshacerlo y de truírlo.- Confin tÍa EL COMBATE Pt ,R MA "UEL l\T RE O CHURitUCA {Continúa) o~rBATE DEFE. s1vo-El batallón á la defensiva puede comba-tir en dos situacion distinla , ó por encuentro, 6 esperando en una. po ici6n d antemano cogida. En el prime1· ca o, lo ordinari e desplegar dos compañfas in sostene , dividida por igual n guerriJJa y reservas, para que aquélla sea fuerte desde el principio, reduciendo la distancia entre los escalones hasta uno 1 50 6 200 metros en terreno despejado, 6 menos i por ser muy fragoso proporciona suficiente abrigo. En el combate previ to y librado desde una posición, se da desde luego gran esarrollo y fuerza á la línea de fuegos desple­gando tres compañías, mitad en gu rrílla y mitad en re erva y algunas veces la cuatro i hay otras tropas n segunda línea. En po iciones de pendiente muy pronunciada conviene instalar dos 6 más 1ín a su erpue ta , con lo que 1a más elevadas, dominando mejor la t:ona que atraviesa 1 asaltante podrán batirlo á má• distancia. El fuego de la defensa debe empezar antes que e l del ataque }' con má variable intensidad, pue to que la ituaei6n ventajosa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bo1etí n Mil itar de Colombia '- 120 _.1 de las tro a y la inmovilidad en que esperan, per·mite metodizar­lo y asegurar us efectos. Las descargas mucho má útiles que en la ofensiva, d en empezar á 1 200 metro y continuar hasta los 6oo, empleándola contra los gr·upos compactos que forman las reser\'aS del agresor cada ' z que queden descubierto . A esta última di lancia se rompe 1 fuego á di creción lento, con alza de 500 y n dándole una intensidad g1~adual creci nte como · n la ofen iva, ino intermitente, es decir, que se acelera cada vez que el asaltante atraviesa un e pacio descubierto, y vueh·e á er lento cuando desaparece á la vi ta. Durante e ta pau a e r ctifican las alza , con lo que, i e h~ tenido la precaución de medir las distancia del cam o de ataque se obtendrá gran ñcacia en lo fuegos. Llegado el a altante á lo 300 metro de la po ición, empie?.a el fuego rápido sin alza concentrándolo obr u grupos má numeroso ó los más a ,·anzados y preparán lo la fuer7.as á tomar la ofensi\'a. En 1 combate por encuentro, e proc de de i ·ual man ra durante este p ríodo, hacie ndo entrar n Hn a las r~servas par­ciales al mpezar el fuego á discreción, y una de la compañía de la reser a de batallón al empezar 1 rápido con obj to dt; da1· gran oliclez á la Hnea de com bat y xtend rla algo m á en pre­visión de un desbordamiento. La última compañía u ·. da i la es­pectativa de un ataque de flanco, para lo que e aproxima al ala más amenazada y se di pone á rechazarlo. Roto el fu ego rápido, conviene espera1· á qu haya producido todo su fecto en el a altante para tomar la of n i ·a pcr Jo que, si á pesar de las baja que forzosamente uf.-irá continúa avan­zando, e le deja llegar á so ó 6o metro y se cae entonce obre él á la a yoneta. En rincipio todo contraataque de fr nte e dd.>e combinar con otro e terior de flanco, dirigido por un extremo de la línea coptra el corre pondientc de la del enemigo; ma un a tallón que combate unido á otros, no puede obrar a f, como no ea el prime­ro ó el último de la línea general, y aun n e te caso lo probable es que forme todo él el martillo ofensivo, y ataque de frente en la dirección d 1 flanco enemigo. Por otra parte, un batallón interca­lado con otro , ue mplea su reserva en un contraataque interior de flanco, la e.·pone á ser cogida del mi mo modo por la del bata­llón contrario que tiene enfrente, y de reYés por la del inmediato· así es que fuera de lo ca os en que se produz.can sali ntc muy pronunciados en la línea del agresor, 6 que é te mbista débil­mente y sin apoyo , no se d be echar mano de e to movimientos int riores, hmitándose á tomar una ofen iva franca de frent . Rechazado el asalto, 1 fuego rápido completa eJ éxito, persi­guiendo al agre 01· mientras está al alcance cl 1 fu 11 pero sin abandonar la posición y preparándose á d fenderla de un segundo ataque. Cuando la reacción ofensiva no b sta á impedir que la po i­ción sea invadida, la Hnea de combate se rctir,t á retaguardia de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 1~1 -' la re erva ó de la tropa de segunda línea, y éstas intentan una egunda y más enérgica reacción, antes de que el asaltante haya podido recibir refuerzos que consoliden u conquista. E posible que con e te e fuerzo se recupere la posición perdida, pero si no se logra, será preciso abandonar el combate y apresurarse á or­ganizar la retirada, previniendo los peligro de la persecución que no se hará esper·ar. Un batallón ai lado se d tiende de un modo análogo con dos compañía e plegada e n guerrilla y re en·as, á las r¡u se aproxima una de la otras dos, para reforzarla oportunamente y proteger us flanco extendiendo 1 frente lo bastante á impedir que s a de bordado y oderJo hacer con el del enemigo. 1 tomar la fen iva, una arte de la última compañía que ueda en reserva sigue d cerca en orden cerrado, apoyando el movimiento, y el re to sale por un extremo de la Hnea y cae sobre el flanco d 1 asaltante. Si el terreno es muy cortado ó cubierto, convi ne en ocasio­nes mboscar e ta fuerza á vanguat·dia sobre un ala y hacerle romper 1 fuego rá ido en l momento n que el agresor, próximo á lanzar á la ayoneta, llega á u altura ó la rebasa, porque la sorpres que seguramente le producirá e te ardid, paralizará or lo meno u acción y ase ;urará l re ultado del contraataque que debe tener lugar inmediatamente. CO~[B,\TE DE:\IOSTRATIVO-Un batallón libra combate demostra­tivo cuando imula un ataque falso mientra otras fuerza ll evan á cabo J verdadero· cuando espera refuerzos para poder empeñar­se decLi va mente, ó cuando forma la vanguardia de una columna que ataca cubre su marcha n un movimiento de flanco 6 protege su r etirada. egún los casos y la forma ostensible que e quier dar al combat , así Yarían las dispo icion i es la defen iva, d plie­gan do ompañfas; pero si simula la of n iva con ien desplegar tres, para dar gran desarroJlo al frente y a van zar poco á poco, fingiendo que _e di pone un ataque formal y atrayendo la atención d e l enemigo, si así conviene, pat·a ue desatienda otros punlo . El tallón de vanguardia de una columna despliega una compañía, forma segunda línea con otra do , y deja otra n ter­cera como re n'a. Hecho por la primera e l r conocimiento del enemigo despliegan á su altura las dos de segunda línea bien por ambo lados, bien por uno solo, egún el t rr no y ituaci6n que conviene adoptar para m jor cubrir al cuerpo principal. En algún caso i é te e tá muy pr6.-imo y u d pli gue s breve pue e n de p 4gar la cuatro compañías, contando on su inmediato apoyo, lo que dará mayor frente demo trativo. Las guerrilla d 1 cuerpo principal se adelantan ha ta rebasar á las del batallón de vanguardia, que se r ep liega entonces sobre una de la alas 6 sobre amba , de 1 jan o 1 frente y pa ando á segunda 1 ínea. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia i por circunstancias especiales, el batallón de vanguardia tiene que tomar una ofensiva franca, debe llevar unida y á una al­tura uniforme toda su línea de combate, y en el caso de que algu­na compañía se vea detenida por una resistencia superior á la que encuentran las otras, continúa el avance de éstas, y la más inme­diata adelanta su reserva y la rebate sobre el flanco enemigo, para cubrir el suyo y obligarle á ceder, ó cortar parte de sus tropas. Un batallón que combate en retirada prot giendo la de una columna, adopta di posiciones puramente defen iva , sobre todo si le ayuda en la mpresa alguna fuerza de caballería, y retrocede por scalones alternados, deteniéndose á prolongar y extremar la resistencia, cuando acosado de cerca alcanza una osición venta­josa. En las partes del terreno muy de pejadas, debe ceder antes que en las quebrada ó cubiertas, pr )curando que 1 adversario se adelante por aquéJlas ha ta descubrir el flanco, para batírselo desde éstas En ciertas ocasiones, una compañía emboscada pu - de escarmentarlo y suspender ó interrumpir u persecución; ma el recurso requiere, por lo conocido, gran tacto y prudencia, porque ie expone á ser cortada si el ene migo es sagaz y precavido. En Jos desfiladeros ~ donde debe desplegar toda su energía y tenacidad hasta que Jos ha franqueado el cuerpo principal, reti­rándose luégo por ambas alas 6 por la más distante de la entrada. La fuerza que cubre esta, protege con fuego vivo ó rápido el des­file de la demá compañía , que llegada á la salida despliegan de nuevo y á su v z protegen la retirada de la última tropa. La protección de una marcha de flanco es operación que raras veces tiene lugar, porque en el supuesto de que la marcha obedece á una maniobra, ésta no se debe ejecutar en presencia del enemigo; pero, excepcionalmente, puede un batallón encar­garse de cubrir un movimiento de este género, como preparatorio de otro envolvente, 6 bien en la retirada para oponerse á una per­secución de flanco. En el primer caso, su conducta, semejante á la de una vanguardia, requiere disposiciones que cubran, di imulen y entretengan. En el egundo, debe obrar como una retaguardia, escalonando sus movimientos en sentido de la dirección que lleva el cuerpo principal, y procurando que las posicione en que resiste sucesivament , á más de flanquearse con eficacia, faciliten la acción ofensiva de la reserva sobre las fuerzas enemiga que se atrevan á adelantarse para cogerlas
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 4

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Sherlock Holmes. Su último saludo

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2021

Su último saludo es una colección de historias que Conan Doyle atribuyó al esmero recopilador del doctor Watson, quien con esta obra ofrece los relatos de los casos resueltos por Sherlock Holmes con motivo de la guerra con Alemania, cuando el famoso detective se puso a disposición del gobierno abandonado su voluntario retiro en una granja de los Downs, a cinco millas de Eastbourne. Conocedor del aprecio de los lectores por el famoso detective, Watson confirma con esta obra que pese a su silencio, Holmes sigue vivo y con buena salud, evitando de esta manera la reacción que su desaparición provocó con la publicación de «El problema final».
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Cinco casos para Sherlock Holmes

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2021

«El vuelco de su naturaleza le llevaba de una languidez extrema a una energía devoradora [...]. Era entonces cuando de pronto se apoderaba de él el afán de la caza y su brillante facultad razonadora ascendía al nivel de la intuición, hasta el punto de que aquellos que no estaban familiarizados con sus métodos buscaban apoyo en él como en un hombre cuyos conocimientos no fueran los de los demás mortales». Doctor Watson, sobre Sherlock Holmes¿Quién no ha oído pronunciar alguna vez el nombre de Sherlock Holmes o el de su leal ayudante el doctor Watson? En estas cinco trepidantes aventuras, en medio de la niebla de un Londres a veces bullicioso, otras veces siniestro, el más famoso y excéntrico de los detectives intentará resolver casos imposibles sin dejarse intimidar por los muchos peligros que le saldrán al paso, ya sea la mafia o inquietantes mensajes en clave, en apariencia inofensivos.
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Cinco casos para Sherlock Holmes

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El intérprete griego

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2020

Cuento de la serie del famoso detective Sherlock Holmes en la que se lleva a cabo un secuestro y en donde la participación de un personaje políglota es el eje central, ya que fungirá como intérprete de un hombre de origen griego al que mantienen cautivo. Además del ágil y perspicaz olfato de Sherlock Holmes y del doctor Watson para resolver el misterio, el relato es importante porque Conan Doyle introduce por primera vez a Mycroft Holmes quien, además de ser el hermano mayor de Sherlock, posee una inteligencia superior a él y contribuirá a la resolución del caso.
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El intérprete griego

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Cuentos góticos completos (1880-1922)

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2020

Aunque fue sin duda Sherlock Holmes quien le dio su fama y su lugar en la historia de la literatura, Arthur Conan Doyle se sentía un poco molesto por esa identificación tan absoluta con el relato detectivesco: de hecho, él siempre quiso que se le recordara como novelista histórico. Pero fue el género gótico el que quizá ocupó más ampliamente su imaginación. Darryl Jones ha reunido en este volumen sus Cuentos góticos completos, treinta y cuatro piezas que, de 1880 a 1922, revelan la original contribución a ese género que acabó sacando a la luz algunas de las obsesiones y tensiones no resueltas de la cultura victoriana: la posibilidad de que lo familiar se convierta en monstruoso, el temor a una venganza colonial que destruya el Imperio británico, la existencia de espíritus más allá de la muerte que se comunican con los vivos, la duda –en fin− de que el pensamiento científico y racional sobre el que se asiente la sociedad pueda explicarlo todo. O quizá lo siniestro y lo infame formen...
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Estudio en escarlata

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2020

Tras una herida de guerra y las secuelas de una enfermedad, el Watson volverá a Londres donde se mudará junto a su viejo amigo Sherlock Holmes. Juntos empezarán una fructífera carrera como los investigadores mas famosos del siglo XIX. Considerada como el primer cuento sobre Sherlock Holmes y el Watson, el estudio en escarlata presentará el caso de un misterioso asesinato. Una persona envenenada, sangre en las paredes y un misterioso mensaje serán los retos que la pareja investigativa tendrá que enfrentar para encontrar la verdad de lo sucedido. Atrévete a escuchar el primer cuento de Sherlock Holmes, cuento que impulsó su fama a nivel mundial y dio paso a una serie de interesantes novelas de misterio y audacia.
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El misterio de hayas cobrizas

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2020

Una joven chica acude con un dilema laboral a la oficina de Sherlock Holmes y el Watson. Le han ofrecido un trabajo de niñera en el corazón de Hampshire. Le pagan tres veces mas de lo normal, con la condición de que viva allí y haga exclusivamente todo lo que la familia demande.La chica acepta el trabajo y después de 15 días de trabajo, una carta con un macabro contenido es entregada en la oficina de Holmes.Tras una interminable monotonía de casos investigativos sin sentido, este caso en especial llama la atención del mejor detective Inglés del siglo XIX.
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El dedo pulgar del ingeniero

Por: Arthur Conan Doyle | Fecha: 2020

¿Hasta que punto se puede tapar el sol con un dedo? Esta novela policial te intrigará con una enigmática situación, en donde una mezcla de violencia, enigma, odio y pasión darán como resultado un misterio sin resolver.Un paciente Inglés acude a su doctor ya que su dedo a sido amputado misteriosamente, tras las insaciables preguntas sobre la procedencia de lo ocurrido, el paciente miente ocultado una oscura y perversa realidad. Te sorprenderás por la creatividad del famoso detective Inglés Sherlock Holmes, quien junto a su fiel compañero Watson harán todo lo posible para deducir los misterios mas ocultos y remotos de la sociedad Inglésa.
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