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Imagen de apoyo de  Antología de la poesía minera chilena

Antología de la poesía minera chilena

Por: Javier Jofré Rodríguez | Fecha: 2025

En el mundo actual, las palabras que más se escuchan en la cotidianeidad tienen un fuerte componente de violencia, de sufrimiento, de locura. Son palabras agresivas, que prometen venganza, que quieren propagar el dolor y la muerte. Es inevitable experimentar un escalofrío cuando alguien pronuncia palabras nuevas y ajenas a nuestro vocabulario, como portonazo o turbazo, pero también hay palabras muy antiguas que están de moda, como corrupción. Tal vez, lo más grave sea mancillar el significado de palabras sagradas, como Amor y Libertad, llevándolas sin misericordia hacia lugares comunes, sin que importe mucho arrastrarlas por el fango de la vulgaridad. La poesía no está ajena a este fenómeno, desde siempre las palabras han sido usadas en uno u otro sentido por los y las poetas. Desde los poetas místicos como San Francisco, que expresa: «Señor, haz de mi un instrumento de tu paz», a los poetas malditos como Baudelaire que invoca al príncipe de las tinieblas diciéndole: «¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga miseria!». A través de esta antología, las y los poetas hablan del mundo minero, del mineral que sale del pecho humano, como dice Neruda, del eventual padecimiento de las rocas, según Gabriela Mistral, del padre minero que regresa a su casa en una noche de tormenta, como expresa Gonzalo Rojas, de los hombres y mujeres que día a día construyen con su trabajo nuevas puertas, para que el mineral pueda viajar desde la oscuridad a la luz y parir una y otra vez, la esperanza.
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In Vitro

Por: Yesenia Ramírez Fuentes | Fecha: 2025

En este libro Yesenia Ramírez Fuentes explora la profundidad de las emociones humanas y la complejidad de la existencia, a partir de temas como la fe, la libertad, el amor, la soledad, y la búsqueda de la identidad. A partir de varias secciones, desde la contemplación de la naturaleza y la introspección personal en «Desde la cofa» y «Libélula», hasta la crítica social y política en «Definiendum: Políticos» o «Nación sin dueños», cada poema es una ventana a hacia un modo de pensar el mundo a partir del lenguaje, de manera que es en la superficie de los textos donde aparece toda su extrañeza. Con un tono evocador, Ramírez Fuentes utiliza un lenguaje rico y metafórico para transmitir sus ideas, lo que da lugar a imágenes vívidas y poderosas que resuenan en el lector. Este libro es un aporte a la poesía y un testimonio de la capacidad del ser humano para encontrar belleza y significado en medio de la complejidad de la vida.
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
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Por: Marta Eloy Cichocka | Fecha: 2025

Simplemente descollantes, los poemas de / la imagen / puede / contener / de la poeta polaca Marta Eloy Cichocka van fijando a través de múltiples cruces de imágenes y palabras mediadas por la inteligencia artificial, unos retratos que en su crudeza, exactitud, compasión y horror, dibujan el retrato de la humanidad entera. Escrito originalmente en español, / la imagen / puede / contener / nos muestra que la patria del escritor no es su lengua, sino que son todas las palabras del mundo en las que se elige vivir en esta tierra. En esta tierra demasiada rebalsada de sangre y escombros. ~ Raúl Zurita ~
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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo II N. 13

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo II N. 13

Por: | Fecha: 28/09/1901

-~----0'~~-~ _.:::r"T.,_..,...• SJI Bogotá, Septiembre 28 de 1901 ~ +-®---®--- : ~ (~s- -~-+ oletin ilitar d tá , b. e ~ 0111 let Organo del Ministerio de Guerra. y del Ejército DIRECTOR AD HONOREM Francisco J. Vergara y Velasco G ncral de Ingenieros, Miembro de varia. Sociedades Ci ntífieas Son colaboradores de e io periódico lo Jefes y Oficiales del Ejémto DECRETO NUMERO 1 124 DE rgo1 ( EPTIE IBRE 24) por d cual se hace un nombramiento El Vzápresidenle de la Repz'tbHca, encargado del Poder Ejecul/t'o, en uso de sus facu.ltade,,· DECRETA Artículo único. Por renuncia aceptada al Sr. General Pedro Nel Ospina, nómbrase en propiedad Ministro de Estado, en el Des­pacho de Guerra, al r. Dr. José Vicente Concha. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 24 de Septiembre de rgor. JO E MANUEL l\IARROQUIN El Ministro de Gobierno, GuiLLERMO Qui.'TERo C. DECRETO NUMERO 1125 DE 1901 ( SEPTIE:\IBRE 24) por el cual e hace un nombramiento El Vzápresz'dmft de la Repltblú:a, encargado del Poder Ejecutz'vo, en uso de sus .facultades DECRETA Artículo único. Por haber sido promovido al cargo de Minis­tro de Guerra el Dr. José Vicente Concha, encárgase interina- TOMO II-25 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oletin romitar be ltolomtna \..._ 386. _. mente, en su carácter de Secretario de Hacienda, al Sr. D. ]ose Ramón Lago de la Jefatura Civil y Militar del Departamento de Cundinamarca. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 24 de Septiembre de 190 r. JO E MA UEL MARROQUIN El Ministro de Cobierno, G ILLER:\10 Q rxTERO C. NUEVO MINISTRO DE GUERRA Repltbl/ca de c:olombz·a- JvHn/sler/o de Guerra-Secdón I.o.-C/rcular 11/Ímero ... - B ogotd, 24 de Septz'embre de I90I Señor ... Tengo el honor d comunicar á usted que hoy me he encar .. gado de la Cartera de Guerra, puesto para el cual fui nombrado en propiedad por el Excmo. r. Vicepresidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo. ~ oy de u ·ted atento servidor, Jo 1~ VICENTE CoNCHA LA I FAME G~E I N VE EZ LANA Ofiú al-Barra?t qzúlla, I 2 de pil'em br e de I90I r Mini tro de Gu erra De pués de haue r dirigido á ·. ' . muchos telegramas ayer, resumo situación en lo · términos que siguen : Riohacha atacado por mar y tierra, probablemente bombar. deado impunemente á e ta hora. La mayor parte fuerzas acanto .. nadas en dicha plaza en la frontera, con posibilidad de triunfo. Santamarta guarnecida con unos 400 hombres. Esta plaza con buena tropa. Puerto Colombia fortificado. Bocas de Ceniza defen~ didas contra ataque probable de dos buques de guerra pequeño de Venezuela. Cartagena guarnecida y con unos 500 presos. Di - posición en defensor s Gobierno, especialmente militares, y con ellos el que suscribe, acompañado de tres jóvenes que colaboran inmensamente con él hasta sacrificarse. JOAQUÍN F. V ÉLEZ Crcrmfíúm o- Calamar, IJ de ept/embre de I90I Sr. Ministro de Guerra General Albán lleo-ó á Riohacha al amanecer del día 8 del presente con el Pinzón y el Alcxandro BT~·no, buque mercante francés Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin m'lintar be ~orombia '- 387 _) que llevaba á su bordo División Sicard Briceño. En la rada esta­ba el crucero de guerra francés Suchet, y frente á ella, á menos d'e tres millas, los buques de guerra venezolanos Mz'randa, Bolívar y Atalanta. Al ver éstos que el B1~·do trataba de desembarcar las fuerzas que conducía, se acercaron con intención hostil, pero el Comandante del Suche/ colocó su buque entre el Pznzón y el Bixz·o y envió un emisario que dijera al Jefe venezolano que si él hacía fuego sobre los últimos buque mencionados, él le contestaría con sus cañones. De este modo pudo alvarse la División en su mayor parte, con parque, monturas y sobre todo artillería. El día 10 el Ptizzón, que estuvo siempre amenazado por los venezolanos, levan­tó anclas presión y se lanzó fuera de la bahía. Los buques vene­zolanos, cogidos desprevenidos, no pudieron intentar darle caza sino una hora después, pero inútilmente. El combate de tierra en­tre brillante Ejército que está á órdene del General Ramón G. Amaya, y el invasor, á órdenes de un General Dávila, venezolano, se espera sea favorable á Colombia; pero Riohacha ha debido ser bombardeado, porque Suchd, que había impedido el atentado, salía el mismo 10 para Curazao con los ciudadanos franceses y con los que Francia protege, turcos, &c. General Albán siguió anoche de Cartagena para Panamá. La suerte de la Patria está en el mar; buques, buques, buques!!! Afectísimo, AuRELIO DE CASTilO Urgentísimo. - Barram¡w'lla, I9 de pliemb1 e de I90I Excmo. r. José Manuel larroquín, Mini ·tro de Guerra, Gobernadores umplimo con el d b r de daros cuenta de la fuerza del Go­bierno al mando del G neral Ramón . maya, y que obraba en la Provincia de Padilla y l territorio de la oajira : atacaron la inva ión venezolana al mando del eneral Dávila y colombianos sin conciencia que ayudaban. A medio día del 13 del present~ avistaron nuestra fuerzas á las del enemio-o á corta distancia, en un sitio llamado Cm·aguella, á seis leguas d . Riohacha. Inmedia­tamente se empeñó un combate reñidísimo, verdadera batalla, completa sobre todo por la fecundidad de los re ultados. e le to­maron al enemigo cañone , ametralladoras, abundante parque y más de 200 pri ioneros. Quedaron en el campo, que se pudieron contar, 170 muertos y muchos heridos, ~parte de una numerosa brigada. Los indio goajiro en su todahdad ayudaron, c?n una de­cisión digna de nuestra bandera, á la fuerzas del Gobterno, per­siguiendo con una tenacidad incan able á los derrotados, que to­maron unos el camino de Valledupar, otros el de la frontera, y otros internáronse en la Goajira. La carga dada por 50 hombres del Zzpaquirá merece colo­carse entre una de las más bellas acciones de armas : un Teniente murió sobre una ametralladora al botarse obre ella. El Batallón Libertador merece bien su nombre, al mando del nunca bien pon- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietitt !lJlititar be ~oiotttbia \.._ 388 _) derado General Féli , Navarro, quien cae mortalmente herido al dar una violenta carga. 1\!Iuy sensibles han sido las pérdidas que tenemos que lamentar. El entusiasmo que ha despertado y desper­tará este combate será fecundo y de grandí irnos resultados para la Patria. · Viva la República conservadora ! ¡ Viva la Causa de la li-bertad en la justicia ! Amigos y ~e rvidore , JoAQUÍN F. VÉLEZ-DANIEL ÜRTlZ ~ ~cáPña/~ LA DIRECCION DE LA GUERRA 1 , EXPOSICION SUCINTA DE PRI~ IPIO Y MEDIO DE EJECUCION, POR EL , GENERAL COLMAR BAR01 VON DER GOLTZ (Traducción para el Bolet/n llfditar) 'ontinúa. Al trazar las operacione , ólo importa po cer la seguridad del o-olpe de vi ta, para penetrar ha ta dónde puede ir e, y sobre todo hasta qué punto e pueden con iderar lo detall s. Hay que cuid r e mucho de admitir fa] a hipóte is para hacer de ellas e: punto de partida de la deducciones. Por ejem­plo, expuesto uponer qu lo primeros movimiento que se verifiquen han de er f lice , 6lo porque e tos movimientos hayan sido deducidos n buena ló CYica; en fecto, ya h e mos mostrado ante que en la guerra aun la mejores disposiciones conducen con fr cuencia á un d astre. ólo por rareza dispondremos de una entaja material tal que podamo estar eguros de aplas­tar al adversario á de ec ho de los errores que cometamos y de lo reve e. parciale qu xperimentemo . i e te fuere el caso, nos s ría muy fácil t. azar nu e tro plan y no tendríamos necesidad de combinacione muy e tudiada y muy hábiles. No e· fácil formular teóricamente el método que deba em .. plearse para encontrar con seguridad, estudiando la marcha pro­bable de una campaña futura, ent re todas la hipótesis posibles y realizables, la que nos prometa el éxito más completo. Para esto e necesita poseer un dón e pecial, el de la penetración ; este d6n nosotros lo reconocemo de ordinario por el golpe de vista exacto, y no es muy fácil dar de él una definición completa. Es cierto que e puede adquirir por medio del estudio y de la experiencia, pero esto no basta cuando la naturaleza lo ha rehu ado. Ya se abe que Napoleón pretendía que nunca había formado plan. Y sin embargo, vemos que desde el principio todas sus em­presas tendían hacia un propó ito grande y netamente definido, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietitt ~Hlit~tr be cr:orombin '- 389 _) que es fácil distinguir. Unas veces se proponía, como en 1805, cor .. tar al ejército enemigo su línea de comunicación ; otras, como en r8o6, amenazar á la capital enemiga, para defender la cual, en toda circunstancia, el ejército contrario se ve{a obligado á cerrarle el camino y á aceptar la batalla. En resumen, él siempre tenía en mientes un ob.JeHvo de esta clase. Se dice que Jomini penetró, on gran sorpresa del Empera­dor, antes de entrar en campaña en r 8o6, no sólo lo que se propo­nía Napoleón, sino también el camino que había de seguir. Así pues, un observador atento podía distinguir entre el fin y la línea de operaciones. Lo que se abstenía de prever el gran maestro eran las mo. dificaciones que inopinadamente había de introducir á su plan. Las dictaba durante la ejecución de dicho plan, en vista de las disposicio .. nes que tomaba el enemigo y en razón de los errores que le veía cometer. Esto explica claramente el pensamiento de Napoleón. El plan debe comprender lo que se intenta hacer y que ~e espera obtener con los medios de que se dispone. El no podría ordenar los movi .. mientas que e ejecutan, ni las empresas que se intentan para lle .. ~ar al punto fijado. Ante todo, es el primer encuentro con el ene .. migo el que decidirá lo que haya de hacerse ulteriormente. Oue se traslade úno sencillamente á I 870, á W rerth y á Spicheren. Son las consecuencias materiales y morales de toda batalla las que se­ñalarán la acción ulterior. Ahora bie n : las operaciones comenza­rán en la actualidad en el momento mismo en que la concentra­ción esté terminada, los primero encuentros seguirán inmediata­mente, y ya el plan se pondrá d e acuerdo, en general, con el des­pliegue estratégico. Para todo lo que siga, el Generalísimo no ten­drá sino que guiarse por una sola y única razón : el objetz'vo general que haya escogido, y hacia el cual deberán tender todas sus em­presas. Para el logro de u plan, será preciso, ante todo, que tenga una concepción neta y exacta de la situación general, tanto mili­tar como política, y también que sea experto para apreciar lo que puede dar de sí su propio ejército. El error fundamental que co­metió Francia en 1870, fue creer que podía sorprender al enemigo, acudiendo á una ofensiva estratégica, y esto con un ejército cuyas grandes unidades no debían constituírse sino en el momento mismo de su concentración, ejército á que no se le reuniría la tropa de la reserva sino en la zona de concentración, y que, por último, su administración estaba rigurosamente centralizada, de tal modo que, natural y forzosamente, no se podía mover sino con lentitud; todo esto enfrente de un enemigo que había puesto el mayor cuidado en prepararse por largo tiempo y con anticipación á la movilización y concentración de sus fuerzas ; con un enemigo á quien una descentralización administrativa sabiamente combinada le permitía ejecutar sus proyectos con extrema celeridad, y para el que las grandes unidades existían desde tiempo de paz, organi­zadqs de todo en todo, tal como habían de entrar en campaña. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. }Boictin 9JH!itcu: be ~oiomoia \._ 390 __} En la guerra de los Balkanes, los Turcos procedieron acerta­damente haciendo pasar su ejército, que frente de la ervia y del Montenegro había tomado la ofensiva, á la defen i va, en la gue­rra contra los Rusos, toda vez que la organización de este ejército le impedía avanzar á o·ran di tancia, y que el adversario era su­perior á él en cuanto á número y facilidade para moverse. ólo que los Turcos fueron dema iado lejos, renunciando absolutamente á toda defensa un poco activa, á toda empresa ofensiva que hubie­se podido estorbar la concentración del adversario. De este modo ellos hubieran podido muy bien ocupar el puente de Barbaschi, hacerlo saltar, ó intentar algunas empresas análoga . El que no dispone sino de reclutas sin cohesión entre sí, y cuyo Jefe no ha tenido quizá nunca ocasión de ejercitarse en tiempo de paz en el manejo de masa de tropa importantes, y que á pesar de e to intenta tomar una ofensiva que exige rapidez y energía, construye una ca a sin cimientos. E ta tiene que des­plomarse si no su ro-en incidentes particularmente favorables. Por el contrario, el que teniendo un ejército bien disciplinado, manejado por jefes veteranos y provisto de armamento fuerte y de fácil manejo, pretenda, en 1 resencia de un enemigo inferior, permanecer á la defen iva in que una mayoría numérica abruma­dora de parte de e te enemio-o lo obligue á llo, ése e parecerá al hombre que entierra un te oro. Nadie en verdad cometería semejante falta á abiendas y deliberadamente. I-Ia ta en un ejército del t do mal equipado, mal armado, mal alimentado, no h brá ino ue prestar oídos á lo que digan los oradores de la tropa, y la mayor parte de la veces ~e sabrá que la creen capaz de llenar las más arduas empre­sa y llamada á los más alt s e tinos, ya por falta de experien­cia 6 por orgull , le atribuirán las condicione requerida al efecto, y no teniendo base real sobre la cual puedan e tablecer su pla­nes, se conformarán con vanos razonamientos. egún ello , las faltas que puedan e.·i tir erán compen ada por done naturales, ó bien por fuerzas ideale tales como un valor heroico, el entu­siasmo lÍ otra emejantes. * Así pues, ante todo hay que conocer e bien uno mismo, dar­se cuenta e.·acta de su falta y de sus cualidades, para poder di­rigir su plan de operacione de manera de lograr el propósit de la guerra. Con frecuencia también habrá que renunciar á una empresa de suyo buena, porque dada la situación, el único hombre que po­dría encargarse de ella, no es capaz de desempeñarla. Si es el General en Jefe mismo quien elabora el plan de ope­raciones, tendrá que resolver, in hacerse la menor ilusión, y con toda sinceridad, si realmente e siente capaz de llevar á buen tér­mino las grandes cosas que él propone. ------- *'Lejos de nosotros la idea de no atribuir ningún valor á estos mó iles de la acción humana· pero se cometería un error mucho más grave al juzgarlos capa­ces de contrabJlancear todos los defectos del ejército, de que los hombres dot~. dos de juicio recto y de maduro cspírtu se hayan dado cuenta.. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~clctin mmtat be ~otombt(l '- 391 _} De este modo se decidirá el primer punto importante del plan de operaciones, que es saber cómo, d~ una manera general, se hará la guerra, si se puede tomar la ofensiva ó si es mejor man­tenerse á la defensiva hasta que haya cambiado ventajosamente la situación. Si hay que luchar simultáneamente con varios adversarios, se ha de estudiar también sobre cuál de esos adversarios dirigirá el grueso de las fuerzas, y cuáles serán aquellos contra los cuales se pueda proceder con menos vigor. Después habrá que indagar, según todas las probabilidades, qué partido tomará el enemigo. La teoría del arte de la guerra no prohibe de manera absoluta, es cierto, el arriesgarse confiando en las faltas que el enemigo pueda cometer, cuando, por razones especiales, se supone que no sabrá evitarlas del todo; pero no será menos prudente, de modo general, creer que las disposiciones que tome serán las buenas, es decir, que echará mano de aquellas que nos perjudicarán. Una vez que nos hayamos formado une idea netamente defi­nida de la manera como procederá el enemigo, podremos tam­bién figurarnos la concentración de sus fuerzas; para esta concen­tración, en efecto, el adversario se dejará guiar por las mismas consideraciones que nosotros tengamos para efectuar la nuéstra , El objei/vo que nosotros le supongamo , nos permitirá discernir la zona en que haya de tener lugar la concentración de sus tropas y que formará, por consiguiente, su base de operaciones. El cuadro del reparto de su guarniciones en tiempo de paz, que no debe­mos ignorar, y la situación y el límite de sus regiones administrati­vas militares, no darán los puntos iniciales de donde se pondrán en marcha sus tropas. Los ferrocarriles, las vías terrestres 6 navegables que de es­tos puntos conduzcan á la base, nos harán conocer las líneas sobre las cuales avanzarán estas tropas. En el punto terminal de estas líneas, podremos calcular el total de las tropas que le hayan se­guido, y formarnos de esta manera una idea de la concentración de las fuerzas enemigas. Si el trabajo se hace á conciencia, es im­posible que el resultado sea del todo inexacto. Este estudio nos hará distinguir al propio tiempo el agrupamiento de las fuerzas enemigas en ejércitos diferentes. En seguida es preciso arreglar nuestra propia concentración. Si estamos resueltos á tomar la ofensiva, ella deberá, ante todo, secundar el avance. Si nos decidimos por la defensiva, lo esencial será reunir todas nuestras fuerzas sobre la principal línea de pene­tración que supongamos siga el adversario, á fin de enfrentárnosle. A este propósito, es ventajoso escoger un punto tan cerca del ene­migo como sea posible, sin que por esto se comprometa la seguri­dad de nuestra concentración. Si la hacemos más á retaguardia, sacrificaremos una parte de nuestro territorio, de recursos y de tiempo. Si el plan de operaciones se establece en vista de la ofensiva, se podrá indic&r más cletalladameQte la direcdón que deberá asig Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietin ~mmtat be ~otomóia \._ 392 _) narse á las diferentes columnas; ademá , se precisará la zona res­tringida á que todas convergerán para el caso de batana, y e de­terminará el ob.fetzvo especial del ataque, como por ejemplo, una ú otra ala, uno ú otro flanco, ó el centro del ejército enemigo. Fuera de estas nociones precisas, no se podrán formular ino indicaciones completamente generales sobre la continuación de las operaciones. De ordinario se recomendará cortar al enemigo sus líneas de comunicación más importantes, sin las cuales no ten­drá seguridad de poder mantener su ejército. En efecto, este e el medio más seguro de acabar con el enemigo, según el entido que atribuímos á esta palabra en el lenguaje militar. Esta empresa será más difícil de resolver ahora que en el pa sado ; lo cual depende de la definición de la base de operaciones móvil, antes dada ; base móvil sobre la cual el defensor particu­larmente podrá apoyarse. Hace treinta año , poco más ó meno , en la larga guerra de secesión americana, pudo depender la suerte de un ejército del resultado de una operación que tenía por único objeto arrojarlo lejos de una sola ía férr a. n la actualidad esto ya no erá posible en ningún teatro de guerra de la ~ uropa occi­dental. Aquí se trataría de ai lar al ad ver ario de toda una parte del territorio nacional, de donde el ejército obteno·a principalmen­te lo recursos que le permitan vi ir. o e obtendrá resultado completamente decisivo, salvo en el caso en que se lobre rodear al ejército enemigo, obligándolo á retirar e sobre la frontera de un país neutral ó sobre las co tas de un mar que su flota no domine. El diseño del plan de peracione terminará forzosamente con la indicación de la ías y medio que hayan de mplearse para obligar al adver ario á la paz. El plan de peraciones para un ejército que tiene que per­manecer á la defen iva, podrá eñalar, con relativa claridad, cuál será la primera posición stratéo-ica en donde comenzará á en­frentarse al invasor, ó también, i sta resistencia no debe ser sino de corta duración, cuál será el punto en donde sea decisiva. Si el plan de operaciones está lógicamente elaborado, este punto coinci­dirá con aquel en donde se espera er surgir un cambio fa,orable en la situación general. Entonces e preciso señalar la fuente de donde vendrá el aumento de fuerza que producirá este cambio. Se e claramente cuán e encial e que el defensor, en tanto que continúe su movimiento retrógrado, tome una dirección que le permita acercarse á este punto, alejando de su ob.feizvo al adversario tanto como sea posible. Mientras más díficile sean e tas comuni­caciones, más ventajosas serán las nuéstras en el curso de las ope­raciones, menos se hará esperar el cambio. El plan de op raciones defensivas terminará, pues, con las consideraciones sobre este cam­biú y por la designación del punto en donde se supone que se efec­tuará. Este plan no abrazará, como lo hace el de operaciones ofensivas, todo el conjunto de la guerra; no nos llevará sino hasta el principio del segundo período, el cual e ·igirá un nuevo plan, un plan de operaciones ofensivas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~otetitt ~J1i1itcu: be ~oiomóia '- 393 _J El medio mejor de elaborar un plan de operaciones que ten­ga algún valor, consiste ante todo en mantenerse en prudentes lí­mites. i se pretende abarcar dema iado en relación al espacio y al tiempo, profundizar mucho los detalle que con frecuencia son del dominio de la casualidad, el curso de los acontecimientos hará en breve que se alteren. 'in embargo, deberá ocuparse también de algunos acceso­rios. Habrá de sumini trar instrucciones generale á los ejércitos que operen sobre teatros de guerra secundarios. E ta instruccio­nes tenderán á que lo acontecimiento que se desarrollen en estos teatros secundarios, no puedan ejercer ninguna influencia sobre la actitud del ejército principal, hasta que e haya librado la batalla decisiva. i existen plazas fuertes que hay que Yigilar en vista de las operaciones, es menester que el plan eñale la conducta que haya de ob ervarse respecto d ella , porque sta conducta obra sobre la concentraci6n. Un parque de sitio, como lo que existen en la actualidad, difícilmente podrá abandonar la dirección que se le haya hecho tomar al principi , para eo-uir otra. Así pues, habrá que saber con anticipación cuál de la plaza fuertes enemigas e pretende sitiar. El plan de operacione también habrá de deter­minar el punto sobre el cual se forzará la línea de los fuertes que no cierran el camino que conduce al principal ejército enemigo; n efecto, las tropas encargada de e ta mi ión necesitarán un parque especial. or último, deberá e tabl cer e la e rrelación entre las fuer­zas navales y las del ejército de ti rra n ca o de que é te haya de ser apoyado por la flota. El plan de operacione consistirá, pue , en un memorándum que comience por consideracione enerale. obre la ituación po­lítica y militar, especialmente por un para] lo entre la fuerzas de las dos potencia enemigas. Del e tudio de la ituación de este paralelo se deducirá la regla de conducta general que deba adoptarse. En seguida se e.·aminará lo que el enemigo pu(;de hacer, la región en donde se verificará el despliegue e tratégico de sus fuerzas; luégo se fijará la zona de reuni6n y el agrupamiento de sus propias fuerzas. En fin, se escogerá la dirección en la cual e verificarán los primeros movimiento , cuyo objeto debe er librar batalla decisiva . con el principal ejército enemigo, en las mejores condiciones po­Sibles. En este punto el plan de operacion ofen i as se aparta del de operaciones defensiva . El primero indica, de modo general, lo objeiz'vos que han de buscarse; pero a, in embargo, hasta la imposición de la paz. El segundo . e detiene en la época del cam­bio, y abre únicamente la perspectiva de la campaña ofensiva que ha de seguir. Finalmente, ambas tratan de las circunstancias accesorias que pueden ejercer influencia en el éxito.-( Contz'núa). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretm ~lititat be ~oromoia \.._ 394 _) LAS GRANDES BATALLAS DE NAPOLEON POR DICK DE LONG LA Y (Traducción para el Boletín Militar) Areola, I5, IÓ y IJ de Novz'embre de IJ9Ó En Noviembre de 1796 Austria, aterrada, no sabía á qué atribu{r sus desastres en Italia. Los últimos fracasos que habían experimentado sus ejércitos le descubrieron el gran peligro en que se encontraba en presencia de un adver ario como Napoleón. Re­solvió hacer nuevos y más vigorosos esfuerzo . Gracias á los triun­fos del Archiduque Carlos en el Rhin, de prendió una división de este ejército, trajo tropas d e las fronteras de Polonia y de Tu~·qu ' a, y con los restos de los ejércitos vencidos por Bonaparte formó en el Friul un cuarto ejército, fuerte de esenta mil hombres. El mando se confió al Mari cal de campo, Barón de Alvincy, magnate húngaro eptuagenario, como sus antepasados renom­brado á causa de sus conocimientos teóricos, de sus guerras contra los turco y de u campaña de F lande en T 794· · Hubo al fin la esperanza de r¡ue este nuevo ejército lograría destruír ó rechazar ha ia lo Al pe á e te infatigable y prodigioso Capitán, que desde hacía i m e arr g laba los de tinos de Italia y había obtenido ya los triunfo :'\I nt notle, Millesimo, Dego, Mondovi Lodi Lonato, a tio-lione, Roveredo, Ba ano y aint­Georges. Por su parte, Bonapartc reoro-aniza u ·jército, diezmado por el fuego, las fatigas y las enfermedade durante esta luchas sin cesar renovadas. Pide con insistencia refuerzos que no llegan ó que vienen con lentitud. De d que emprendió la guerra en Italia no ha recibido sino nueve mil hombre de tropas nuevas, y de ellos ha perdido la mitad cuando m eno . Apenas le quedan algu­nos miles, más de treinta, pero e te ejército de Italia es el mejor del mundo. Formado de lo primero contingente de los antiguos cua­dros de los regimientos reales, de batallones de voluntarios del Mediodía y de los contin entes de 1793, todos ardientes patriota de exaltada imaginación, atrevido como hombres avezados á las fa- . tigas, este ejército está admirablemente dispuesto para las más au­daces empresas. Desde hacía cuatro años sostenía una guerra de puestos sobre la vertiente meridional de los Alpes marítimos de los Apeninos, suelo inhospitalario, abrupto, erizado de rocas, cortado por precipicios y con frecuencia cubierto de nieve. La agilidad, la bravura del soldado francés afrontan todos estos obstáculos: se lanza intrépidamente á las montañas, se interna en las gargantas, las registra, penetra en ellas en todas direcciones, atraviesa los hielos y las nieves, y acaba siempre por desemboscar al enemigo. Los peligros, los sufrimientos, la miseria, no han apagado de ningún modo nue tro entusiasmo. Ninguno · TOMO 11-26 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oiet n ~JH(itar be ~o[om'óia ·-- 402 _) REGLAMENT() MEXICANO PAR.\ EL ERVICIO DE CAMPA A ( Contim(a ) 97· Alz'menlacz'ón durante el período dt• las operaúones aclt'vas -El ervicio de alimentación, durante el período de ]as operaciones ac­tiva ·, exige dos clases de operacicne : I .a Distribución á los Cuerpos de tropas, fracciones de tropas, ó :i los oldados aislados. 2.6 Abastecimiento de lv trene ó convoye . Distribudones-Por reo-la genera] los víveres e distribuirán diariamente al llegar á la jornada y al día iguiente se conserva­ri la parte de ración no consumida, y el soldado la lle ará consigo. La carne fresca de las re e matadas la ví pera, en la tarde, en la noche, ó antes de partir n la mañana, según ]a temperatu­ra, ó la que se adquiera por otros medios, se llevará á lomo de mula, inmediatament~ de pués de las tropa , con su tren de com-bate. Estos vívere de con umo diario serán los víveres del día. Las distribucione se harán, en cuanto ea posible, con los ví­veres de las seccione de equipajes. Los efectos que no e 11eYen n la ·ec iones de equipajes, se comprarán ó se tomarán por rer¡ut'úrión por lo Oficiale proveedo­re 6 por el sen·icio e dmini tración o-ún 1 que e té encarga­do de la explotación local. Re ·pecto á la carn fresca, si los re­cur os locales on in uficient , . e recurrirá al ganado que marcha con los convoyes. Los Jefes de uerpo ó de _ervicio fijarán el lugar y hora para hacer las di tribucione á . u r2 pecti va tropas. 1 Oficial pro­veedor conducirá á dicho luo-ar lo efecto y di tri uirá cada Com­pañía, Escuadrón ó :lt rfa, el número de racione que corres­ponda, en pre encía del Capitán de Día. En cada compañía, cuadr6n 6 batería, el argento ranchero hará la distribución ntre la tropa, bajo la respon abilidad del Oficial de Día. Este ficial e a egurará de que los oldado de servid~, ó au ent con motivo justificado, reciben lo que les co­rresponde. El Oficia] proveedor tien ara con lo aislado la misma atribucion ~ que lo Jefe de compañía, e cuadrón ó batería. Tod, Oficial · que con motivo del ervicio estuviere ausente de la fracción á que pertenece, percibirá sus víveres y forrajes en la fracc'ón en que se encuentre. Abasfecinu'enfo de la reccz'ones de equt'pajes de los batallones ó regt'­mz'entos- Las seccione de equipajes se aba tecerán con la mayor :tbundancia posibl , por medio de compras ó requiúcicnes que eje­cutarán los Oficiales proveedore . falta de recursos locales, se recurrirá á los almacene de retaguardia, cuyas provi iones se lle­varán por ferrocarril ó p Jr las das ftu, ia1e , i ]as hay, ó por los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin '-lHlitat be ~oromóia \.._ 403 _; caminos comunes cercanos á los acantonamientos. Allí concurrirán las secciones correspondientes de equipaje , á proveerse, á las horas que fije el General en Jefe. Cuando no pueda aplicarse ninguno de e tos procedimientos, el abastecimiento de las secciones de equipaje se hará por medio de los convoyes administrativos. La orden diaria indicará la hora y centros de abasteámiento (generalmente tres por Cuerpo de Ejér­cito) donde se operará el contacto entre las mulas descargadas de las secciones de equipajes, la seccion .s de abastecimiento de los convoyes administra ti vos. Sea cual fuere el medio de abastecimiento, deberán arreglar­se con el mayor cuidado por el que manda, los movimientos de las secciones de equipaje y los de lo con oyes. Cada cuerpo 6 servicio estará repr entado en el abasteci­miento de u sección de equipajes por cada oficial proYeedor. Un oficial de E taclo Mayor y un empleado de administración asistirán, siempre que ea posible, al aba tecimient de las seccio­nes de equipajes. Su misión consistirá en a gurars de la buena; calidad de los efectos, oír la reclamacione de los cuerpos, y re­solve• acerca de ellas. El oilcial de Estado Mayor presidirá las operaciones de abastecimiento y vigilará la ejecución de las órde­nes del General en Jefe. Abastedmz'e nlo de los convoyes-El abastecimiento de los convo­yes admini trati vo e aseo-urará por medio de los recursos loca­les no utiliza o por la ecciones de equipaje , ó por medio de los abastecimiento d r taguardia. 98. Dúpoúdoncs especiales para la caballería-La caballería, sobre todo cuando opere delante de la~ columna , deberá, más qu cualquiera otra tropa, ivir de lo recurso del paí . o lleva­rá vívere diarios. La di. tribucione e harán al 11 gar al acanto~ namiento, en la tarde, ó en la madrugada del día siguiente. En. una Divi ·ió n de caballería las eccione d equipajes po-, drán, por orden del eneral en jefe, deja1·se á disposición d los: Cuerpos en las mi ma condicione qu n las demá tropas, ó. reunirse en un solo grupo, formando el con oy de reserva de la. División. Cuando las di i iones de caballería vuelvan á la línea del ejército, se asegurará su alimentación por lo mi mo procedimien­to que para las otra tropas. En el ca ·o ·cepcional de que e'sta situación deba prolongar , s les destinará, i e n e sario1 un convoy administrativo formado con carruajes ó mula de requisi­ción. Este con oy se dará de baja luégo que la Di, isión marche al frente. TITUL l r 99· Requ!Sz'ciones-En caso de movilización total del Ejército, la autoridad militar podrá u ar del derecho de hacer r:equisrción desde ..: el primer día de la movilización hasta ]a vuelta del ejército al pie de paz. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~o(etitt ~Witm: 'oe G:olomóia L 404 ..J En caso de movilización parcial ó agrupamiento de tropas acordado por cualqui r cau a, el ecretario de Guerra determina­rá la época en que podrá comenzarse ó deberá terminarse el ejer­cicio del derecho de requisición, a í como la partes del territorio donde pueda aplicarse. Dicha di posicione erán publicadas n los Municipios respecti\'O . Cuando se decrete la movilización total, lo Generales en jefe de Ejército, Cuerpo de Ejército, Divisionc operando aisladamen­te, y tropas encargadas de una mi ión e pecial, gozarán del dere­cho de requisición y podrán delegar e ta facultad á los funciona­rios del servicio administrativo y á lo liciales que manden des­tacamentos. Si la movilización e parcial, la facultad de ejercer el citado derecho no pertenecerá sino á lo enerale con mando de un Cuerpo de Ejército, ó de tropa reunida por cualquiera causa, como se indica en el párrafo 2. 0 de este artículo. Las órdenes de requi ición se darán por escrito en un libro talonario, convenientemente legalizado por la autoridad que goce del derecho de hacer la requi ición y delegar e ta facultad. Toda orden de requisición, ntregada á la autoridad á quien va dirigida, exigir.i un recibo que ju tifique dicha entrega. Las requisiciones se harán ante la autoridad civil (ayunta­miento) y no á lo particulares; ólo en el caso d que éste no exista, se recurrirá á la per onas más caract rizada del lugar. El oficial que por delegación haya tenido el derecho de ha­cer requi iciones al terminar u mi ión remitirá inmediatamente su libro talonario á u J fe de uerpo ó de crvicio, quien lo hará llegar á !a comí ión ncargada de r conocer la indemnizacione debidas. Cada talón deb rá t ner la nota ele la re ui ición hecha y n­tregada, en la tra parte de la hoja, y en lla debe firmar el que entrega el efecto, hacien lo con tar su precio y cantidad ó á lo menos esta última, :i no e tuviere conforme en el pr cío. La requisición compr nderá 1 deber en que e tá la población en donde se hace, de facilitar al Ejército ó fuerza para que e or~ dena, los vívere , alojamiento , efecto de tran~porte, y en gene­ral cuanto sea preci o á la nece idade del Ejército. En principio, y cualesquiera que ean la circunstancia mili­tares, los que tengan tacultad de hacer requisicione no deben perder de vi ta que ant s de r currir á la requisición, e deberá emplear cualqui r otro medio, como compra directas, contratos amigables, &c. Toda requisición deberá hacerse n 1 mayor orden. Cual ... quiera que ea la p r 6na que al ejecutarla cometiere un abu o de autoridad ó un acto de pillaje, deberá er castigado con umo rigor. Por excepción, todo comandant de tropa ó de tacamento en operaciones aisladas, que no haya recibido el libro de requisi~ ciones y haya empleado todo lo medios apropiados para hacerse de justificados recursos, podrá hacer requi ición de lo que se ne .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin ~Jh!itm: be ~oromoin \._ 405 _J cesite, pero con la obligación de dar cuenta, por la vía jerárquica al General en Jefe de u División ó Cuerpo de Ejército. i las autoridades locales se niegan á cumplir una orden de re­quisición, la autoridad militar recurrirá á la fuerza, para tomar lo que necesit . Al efecto, las órdene que se den serán las más se­veras, para que lo que se tome sea lo estrictamente necesario. Las tropas empleadas para este acto irán siempre mandadas por ofi­ciales. De una man ra general, los principios y reglas expuesta en este artículo, son aplicables tanto en paí enemigo como en terri­torio nacional. En ciertas circunstancias se recurrirá á un préstamo en dine­ro, hecho en país enenugo, en lugar de requisiciones. Estos présta­tamos sólo podrá decretarlos el General en Jefe. En todo caso, el que ejecute una requisición deberá levantar un acta del hecho, que firmarán con él la autoridad civil y dos vecino caracterizados de la po laci n. TlTULO • -DEST.\C.\.:\!F., 'TO 100. Compoúcz'(m de los destacammfos-El ue ejerza el mando uperior podrá con tituír para la ejecución d ciertas misione es­peciales, de duración limitada, de tacamentos de tinados á operar aisladamente. La compo ición y fuerza de e to de tacamento e fijará en razón del objeto con que se forman, de las dificultades que tengan que vencer, del trayecto que han de recorrer y del tiempo que deba durar su mi ión. Pueden con tituír e con fracciones de diferente armas a o­ciadas en la proporción que más convenga, dada la mi ión que se les encomiende; pueden igualmente componer e con todo un Cuer­po de tropa ó con parte de él. La fraccione que entren en la formación de los destaca­mento han de ser iempre fraccione con tituídas, tale· como re­gimientos, batallone compañías, e cuadran , baterías, ecciones, pelotones, &c. Para organizar estos de tacamentos se e tablecerá en cada Cuerpo de tropas un turno de servicio entre lo batallone , escua­drones, compañías y baterías. ror. Mando de los destacamentos-El mando de un destacamen­to será siempre designado por la autoridad que ordene su forma­ción. Un destacamento compuesto de fracciones de diferentes cuer­pos, deberá, hasta donde sea posible, ser mandado por un Oficial de superior categoría á los oficiales de las fracciones. Los Jefes de los destacamentos tencirán la misma autoridad que los Jefes de los Cuerpos, en lo relativo á la policía, disciplina y servicio de las tropas que estén bajo sus órdenes. 102. Preparacz'!m de las operacz'ones-La autoridad que prescriba Ja formación de un de taca111ento dará al Jefe que deba mandarJ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~o(etin WHLitcu: b~ ~oromvia \.._ 406 _J instrucci-ones precisas y e critas (si esto fuere posible) sobre -la mi­sión que se le confíe ; le dará io-ualmente guías, si fuere nece ario: Para la elección de dichos uías e dirigirá de preferencia á lo hombre ~ que por su profesion e tén en condiciones de conocer mejor el terreno, tal como los cazadores guarda-bosques, arrie-· ros, &c. Es prudente tomar varios guías y preguntarles por sepa­rado, á fin de comprobar la veracidad de us informe . El Jefe del destacamento estudiará anticipadamente, s gún las instrucciones recibidas, la operación que le haya confiado, y preparará su ejecución, empleando todos los medio de qu pue .. da disponer. Antes de la partida, comunicará al que deba ustituírle en el . mando, las órdene , in. trucciones ó informes que haya recibido ó recogido. Al terminar u misión, dará cuenta á la autoridad superior con el resultado de u cometido. 103 .• erm'úo de z, s destacamentos-Un d tacamento puede te­ner por objeto atraer al enemigo en una dirección d t rminada ; llevarlo á un t rreno donde se 1 pu da batir e n ventaja; inquie-tado en su osiciones; destruírlc sus comunicacion ; quitar! sus puesto , almac n y convoyes; operar requisiciones á mano armada, &c. ce. La dir cción d los de tacamento , in dejar de ubordinarse á lo principios generale d lo ervicios de seguridad marchas y estacionamiento, a indicados epende n Cá.da ca o particular de la mi ión que tien ue llenar. Cuan o la operación t no·a 1 or obj to 1\e,·ar á abo una or­presa, la primera condición para el é.·ito con i tirá n a eo·urar 1 más completo secreto. Durante la marcha, 1 Jefe de de tacamento tomará toda la precaucione nece arias para ocultar su prc encía al enemig . e desviará de lo pueblo , ciudades y camino principal onllinía ESTRATEGIA Y T CTICA (Continúa) Rererva La palabra reserza tiene en l día importancia suma en su tr.!­ple sentido : _ oro-dn/ca, e. tratégica y tdchca. obre 1 primero ya se ha indicado lo que la índole de esta obra permite : obre los dos últimos no s rá inoportuno, iendo e te lugar de definiciones, ex­tenderse un poco y autorizár la parte estratéo·ica tran cribiendo al­gunos párrafo . "D~sde el g bierno que prepara las 1·eservas 11acz'onales, hasta el Jefe de una partida de tiradore , todo quieren tentr en el día su reserva. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~otetin 9J1Hitar be ~o(om~\a '- 407 _) · ·" Además de las reservas nacionales que corresponden á la parte que trata de la polítú:a mzlitar, y que no se forman sino en los casos urgentes, cuida un gobierno previsor de asegurar huenas re­servas para completar los ejércz'tos actzvos; y al General incumbe de pués el saber disponerlas cuando están en el radio de su mando. Un estado tendrá sus reservas; el ejérdto, también las suyas, y cada cuerpo de ejérdlo, y aun dzvz'sz(m ó destacamento, no se descuidarán en asegurar la que les corresponda. "Las reserva de un ejérdlo on de dos especies: las que están en la línea de batalla dispuestas al combate, y las destinadas á te­ner ese mismo ejército al completo; e tas últimas, mientras se or­ganizan, pueden ocupar un punto importante del lea/ro de la guerra y aun servir de reservas eslratégzcas. "De de que se resuelve la in va ión de un país, es natural que se piense en ta po ibilidad de ver e reducido á la defensiva ; así pues, el establecimiento de una reserva z'ntermedz'a entre la base y el frente de operacz'ones ofrece la misma ventaja que la reserva del ejérdlo actz'vo en un día de batalla, porque puede volar á los pun­tos importantes que el enemigo amenace, in debilitar por esto el ejército que opera. A la verdad, la formación de una re erva seme .. jante exige cierto número de regimientos que es necesario separar del ejército activo; no se puede, sin embaro-o, dejar de convenir en que uno que sea algo considerable tiene siempre que esperar refuerz0s del interior; reclutas qué instruír, milicia movilizadas qué ejercitar y de 6 itas de regimientos y de convalecientes de qué sacar utilidad; oro-anizando un istema de depó~ito centrale para la fabricación de municion e y d equipo, haciendo reunir á estos depósitos todos los destacamc:nto que salen y entran, perte­necientes al ejército, y agregando á e llos olamente algunos bata­llones de buenas tropa para darles alguna consistencia, es como e formará una rest.rt)a que preste bueno ervicio . "Estas reserva serán particularmente útiles en los países que presenten doble frente de operacümes, porque desempeñarán los en­cargos de observar el egundo frente y de concurrir, en caso nece­sario, á las operaciones del ejército principal ; si el enemigo ame­nazase sus flancos ó si un revés le obligara á replegarse sobre el de reserva. Inútil es añadir que se debe procurar no caer en des-membraciones peligrosas ..... . "Napoleón sobresalió en el acierto de emplear las reservas táctzcas, y de ver á la primera ojeada el nudo, el punto-llave y de­cisivo de una batalla. Tenía por principio que el que guarda tro­pas frescas para el día siguiente al del combate, casi siempre es batido, y que se debe dar hasta el último hombre cuando sea con­veniente ; pues al otro día de una victoria decisiva ya no hay obstáculos; la opinión sola basta para asegurar nuevo triunfos al vencedor." ( Jonunz·. Comp. Cit.). Marmont (Esprit des inst. mil., pág. 24), sin embargo, le acu­sa de ·haber sido infiel ,á sus mismos principios en la Moskowa y ~n Waterloo, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oTetin ~Jhlitm: be ~oiontbtet '-- 408 -' Conviene no confundir en tdctica, reserva con retaguard/a, ni con lo que n el io·lo pa ado olía llamarse tercera línea, ni con cuerpo ó tropa apostadas en esta tercera, ó en cuarta línea, como retén ó sostén, destinado á reforzar en el acto, á relevar tro­pas cansada á parar un o-olpe úbito. Esto implica cierta depen­dencia ó correlación ine,· itable con la · tropa de combate, que cabalmente e lo qu hoy e evita. Por reserva ó czwpo de reserva ha de entenderse una m a 'a de tropa, re petable por u compoúcz!m más que por u núm ro· independiente de la rimera y e la e­gunda línea, d cir, de las lfn eas, ean la que fueren, de com­balef cuya ma a, g-en ralm nte formada n columna y oculta, n cuanto el t rr no y lo_ suce o lo 1 ermiten, obra desde luego moralmente, "dando alor/' como decían nue tros clá ico , ha­ciendo espalda , conteniendo con w ola pr encía y su ejemplo el desorden parcial de cuerpos que conmueven, amilanan y cejan in moti\'0. La reserva e tá i mpre bajo la inano d 1 General m Jife, fre ca, d can ada, erena, iguiendo con atención, pero sin impaciencia ni inquietud, las vicisitudes de la acción, i norándola á ece ·. El que e tudie, por j ·mplo, la élebrc batallad Mar ng-o y v en lla la ll o·ada inopinada de la di\'i ión d De aix n el mom nto uprerno en que la batalla se pierde porque ]a guardia consular tien que cejar, encontrará perfectamente deslindado lo que aquí e pr tcnd definir. La reserr,a, pue , en te elevado entid tdcút'o, no s ola-mente n ce aria n al ca o xtremo d una d rrota: má indi pensaul , ·i cab , n la mi ma victoria, cuando e qui re qu ésta sea completa y aprm·echada. Contentar , como fr cuente, con vivaquear n la po icione poco antes defendida y abando­nadas por el nemio-o, · un honor téril qu no ati fac al huen General. La victoria ·tá en la per cución, n el aniquilamiento, en el xtermini . rvru ha vec no abandona 1 campo el ba­talla por en. iblc 1 érdida, ni por mi do, el organiza ión ó desor­den : más de una v .z ha ucedido retroceder, huír para volver de nue o con más urío. l\1ucha Yece. también la tr pas ncedoras han ufrido má u la vencida : quedan e tropeada , d orga­nizadas por mu rte · y herida de us Jefe , incapace de otra cosa que de pernoctar y de an ar, glorio a p ro inútilmente en el campo de batalla. hora bien : i ele pué de arrollada u varia líneas y des­pedazados todo u re orte ele re i tencia, al iniciar el ''encielo la retirada, un uerpo fre co, intacto, avanza pre u roso, acomete, aco a, no deja rehacerse, ,-a coo-iendo la artillería é impidiendo sobre todo que logr un punto de r po o, tan nec ario después de las fatio-a y emocione del día, se comprende que no le queda otro re~ur o que volver cara , empejiar nu o combate, en el que sucumbirá probablement , por u tado moral y material. Esto, como e ha indicado. no puede lograrse ino con un cuerpo ·' fre co, · el cir, que haya tado fuera del peligro y del fuego; que hombres y animales hayan ufrido poca fatiga y tomado buen alimento · e ta re erva, en fin, es un" segundo ejército.'' Bajo este Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oreti n 01iíitm: be ~o(ombia '---- 409 _) concepto, inútil es discutir i ha de er caballería exclusiva ó prin­cipalmente la que lo componga, como algunos sientan. Si es ejérdto, dicho se está que ha de t ner todas las armas: tropas li­gera , para escaramuzar; tropa. d. preferencia, mejor, de em­puje, para acometer · romper· artillería para destruír, y caba­llería, indudablemente respeta le, para aco ar, de trozar y per­seguir. En el caso opue to de derrota, xcu~ado es repetir que esa misma caballería con su carga r iterada , e a artillería con su erenidad y puntería, protegerán los scalone , los cuadros, los cuerpos di persa , que podrán ir dejando grandes e pacios interme­dios para perder cuanto ante de vi ta al que oca iona su desgracia. Este doble empl o de la reserva prescribe en su compos1'dón tropa de priferenda, no en cuanto á llevar uniforme con vivos ver­des ó encarnados, ino tropa sólidas, consistente , probadas, con jefe erenos y un eneral experto, refte 'Ívo y audaz á la vez. La fuerza de una reserva tácfl"ca ]a determinan los principios gene- · rale de organización, o cilando o- neralmente entre t y l del to­tal. Por lo demás, repetimo , icmpre que la historia de una guerra regi tra una victoria "d bid<.>~ al arte y al General en Jefe," forza ament e encuentra un hábil y oportuno empleo de reservas. E t<~ cierno trado, de de Ciro en Thymbrea, Epaminondas en Mantinea, Alejandro en rbela , ha ta Federic y r apoleón en casi toda sus batallas. En su lugar tendrán ·ta ideas oportuno de arrollo. En el Diccionario Militar se encontrarán más de en­vueltas la anteriore definicione , y en la Biblioteca Militar, pági­na 933, anota o los autore ~ xclu ivam nte pañol s qu tratan de Arte M1'lz'tar n general 6 en onjunto. Tdctica Para Federico n y uibert, n 1 último tercio del iglo pasa­do, tdctica era el arte de la rrmrra en todo u conjunto y xtensión: de d principios del pr ent , la invención 6 adopción de la eslra­ltg/ a, según queda definida fue restrin iendo el ignificado, de modo que hoy la tdcltca viene á quedar ubordinada á la eslrategz'a, puesto que ejecuta lo que ésta proyecta 6 di pone. E tá admitida la di vi ión de la tdcbca en dos partes: una ele­mental, particular, limitada, pequeña y iempre reglamentaria ; otra complexa, ilimitada, general, o-rande, uperior 6 sublime, aun­qu este último adjetivo parece algo hiperbólico. La táclzca superior, teniendo por e encía y fundamento las mtíltiples combinacione de la tres armas, y entrando en ellas, además, otro complicado factor, que e el leJTeno, no puede ya ser encerrada en reglamento, y u amplia y discutible doctrina rebosa en aluminosos tratados. obre ella pueden apuntarse breve con ideraciones. Desde luego, enlazándose por u parte más elevada con la estrategz·a .. la táctzca superz'or ensancha ca i indefinidamente u círculo de acción. Da incompleta idea definirla como 'arte e.'clu ÍYO eJe manejar las tropas en el campo de batalla, ó ( eo-ún la frase consagrada) á la vista del enemigo y al alcance de u cañón." No tiene por objeto único y limitado c9mbatir bien sobre un terreno dado,' ni "com .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~orettn ~JWitar be ~orombia '- 4IO _ _; binar sólo en el acto del combate la acción y efecto de las armas," ni atender "al simple mecanismo de las formaciones ó ejercicios de las tropas," como generalmente se dice. La tácll'ca supen'or ó general se desenvuelve en más ancha e fera, que incluye al peque­ño destacamento, á la brigada, á la di visión y al ejército entero. Positivamente la láctü:a gira sobre punto indicados por la eslrale­gz'a como favorable al éxito de una campaiza ~· pero ella tiene á su vez elección y libertad para determinar el más con eniente al buen éxito de la batalla, y como ésta, en la región de la teoría no debe ser de encuentro casual 6 choque ciego, sino empeñada á conse­cuencia y en virtud de marchas )' mam'obras, viene á resultar, en conclusión, que la táctica mpen'or es una e lralegia en pequeña esca­la ; que la táclz'ca resuelve en espacios reducidos lo mismos 6 aná­logos problemas que la es/raltgt'a en otro má dilatados, y esto es lo cierto. La tácll'ca, en toda u generalidad, el arte de ordenar, dis-poner, mover y combinar prdcl/camente la tropas ; ella enseña á formar, conducir y poner en jue o todo lo agentes y elementos de ejecucz!m ~· á repartir y arreglar la um'dades de fuerza; es el arte de lo órdenes y de la mant'obras aplicada y concordantes; ella da conjunto, movilidad preci ión á cuerpos diferentu; y he, terogéneos; ella imprime á un ejército rerdadcra actz'vz'dad y apti­tud guerrera; busca, ncuentra, y vence, y persigue al enemigo, 6 bien le burla y squiva si así conviene· ti ne mucho meno de conjetural, y mucho má d po itir , que la e: trateg/a; e el alma de las operaúoms stcundanas; e el arte de 1 s poúdoms de lo campos, de las marchas mam'obreras y difícil . La !del/ca reconoce y a valúa el terreno· lo utiliza, prepara y m difica imponiendo sus condicio­nes á la fortificación ; pr 'iene y anticipa al enemigo en sus d/spoS?Ciones de combate· obra in con fu ión, mant , niendo el orden en medio de un aparente lab rinto de hom re , ca a11o y máqui­na ; tantea y de concierta al enemio·o, le obliga á d scubrir su intento, ocultando el suyo 1 ropio; upl e la ziifen'orzdad numérica; busca sagaz el puntolla~'e de la po. ición, y 1 débil 6 vulnerable del enemigo; sobr él, como la eslrateg1·a, acumula fuerzas y esfuerzos reiterados de valor y de talento; acude á las reservas, y si al fin rompe con la victoria el e uilibrio y corta el nudo de la batalla ¡ay del vencido! disperso, ele baratado, sin un punto de descanso á la tenaz per ecución. i la fortuna no premia el valor, to­da vía es la táctica la 1ue di puta al vencedor, envanecido y ciego con su triunfo, algún resto de gloria en há il y sangrienta retz'rada. En resumen, la ldcll'ca supen·or, en su mayor latitud, compren­de : elección y aprovechamiento de posiciones, puestos, campos atrincherado , órdenes y línea de batalla; grandes maniobras; disposiciones pr liminares para el combate; combates, encuen­tros, choques imprevi tos; ataque y defen a de puestos; acciones parciales de vanguardia y retaguardia; ardide , estratagemas, sor_ presas, go1pes de mano : en fin, cuanta operacz'oms seczmdan'as se encargan á un pequeño cuerpo ó destacamento aislado. (ConHnúa) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin 9JWitat: he G:oiombia '-- 41 I _j MEMORIAS DEL GENERAL PAbLO MORILLO ( Conll'ntía) . E. el Conde de Cartagena, luégo de haber enviado nuevas órdenes á sus comisionad s para f1Ue apresurasen . u viaje, siguió su marcha. Al acercar e el enemigo, retiró de Agua de Obispos sus puestos avanzados, y poco de pués su vanguardia de Carache, fuerte de quinientos hombre ; no dejó en los alrededores sino un escuadrón de igilante , que fue puesto en completa derrota por dos compañías del reo-imiento de hú ares de F rnando vn. El ene­migo e replegó sobre 'Trujillo, y . ~. el ..-onde de artagena es­tableció u cuartel general en Carache. Los dos Generales se cru_.. zaron entonces la corr pendencia uc e leerá en eguida : " Repúbhca de olombia- Cuartel rrmeral de 1í-ztjillo, I9 de Noz,iembre de I82o '. im.)n Bolívar, Libertador, l ' C., á.·. E. D. Pablo Morillo. " He reci ido con la má viva atisfacción la nota que V. E. me ha dirigido de u uart 1 O'eneral e Humocarobajo, en donde el eneral ucre y el oronel Plaza han tenido 1 honor de con­ferenciar con V. E. en 1 relativ á la naturaleza y ba e del armis­ticio que nos. ha propue to. u Nos invitái d nuevo á una u pcn ión de arma., ue hace mucho he aceptad ; y i aún no está conclufda hay que culpar por ello á la circun tancias actuale y al retardo de nue tros co­mi ionados, más bien que á falta de dispo icione de parte del Go­bierno de Colombia, que hasta ahora no e ha cupado ino de dar á su tropas acantonamientos convenientes para la seguridad y los vívere . El Gobierno de Colombia no ha pensado nunca en hacer conquistas, él ha pensado solamente vol ver á e tablecer las leyes de su patria, destruídas y holladas por los pies de los invasore . " Desde hoy conveno-o con V. E. en una u pensión de armas. provisional, hasta la conclusión de un tratado con el Bri~adier Co­rrea, D. Juan Toro y D. Franci co Linares. Pero si avanzáis vues­tras posiciones como para venir á dictar las conveniencias de este armistici~, e tad seo·uro que n lo aceptaré nunca, y que vos seréis responsable ante la humanidad y nue tra patria de la continua­ción de esta lucha sano-rienta, cuyo fin debe er la emancipación de la América entera, ó el exterminio de todos su habitantes. "V. E. puede, si consiente en ello, suspender us operacionP.s; yo he suspendido las mía desde que he e tablecido en esta ciudad mi Cuartel general ; y permanezco apena á la defensiva, con la esperanza de una transacción entre nosotros. "Dios os ~uarde muchos años. 2odvAR" Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietin Whntar be CSo'Comóia '- 412 _J "A S. E. D. Simón Bolh·ar "En respuesta á la nota de V. E., de fecha 13 de este mes, tengo el honor de repetirle que el retardo de mis comisionados para establecer las bases de un armisticio, no puede atribuírse á negligencia del Gobierno español; bien al contrario, no ha omitido nada para apresurar la con el u ión de él. "Veo con placer que V. E., de acuerdo con las proposiciones y las miras conciliadoras del obierno español, acepta la suspen­sión de armas que debe ser el preludio de la paz tan deseada ; pero es indispensable que este armisticio sea general y se extien­da á todas las fuerzas que al mando de V. E. hacen la guerra en Venezuela y en el Reino de la ueva ranada ;~porque limitarlo á un solo cuerpo de ejército serí::t como ya lo hemos experimentado, muy funesto á los int rese de la ación. "Espero de vos una re pue ta cat o-órica y conclt.::¡·c:~c f2-:·a suspender los movimi ntos que h jecutado por los que S. E. ha realizado dcspué de . u omunicación del 2 I de Septiembre; y si no ha tenido otro moti\ o in o 1 d la subsistencia de sus tropas, yo no he tenido tampoco sino e te mismo y el de librar á Mara­caibo y á los otros puntos am nazaclo de inva ión. ' Creed que deseamos francam nte la paz; toda idea de su­perioridad ó de importancia política opue ta á mi manera de proceder. Nada ha e tado má 1 jo d mis intenciones que pre­tender fijar por la fuerza la a e de un tratado que, en razón de las grandes ventaja que 1 rom t ·, d be fundar e en la lealtad y en lo voto noble y di nos de un alma enero a, que quiere ver el término de una o-ucrra fratricida, ue no podría durar má lar­go tiempo bajo el go ierno lib eral el la Nación. "Espero con impaci ncia la re pue ta de V. E. para comuni car sin demora las órdene · nece aria á toda las divi iones de nuestro Ejército. " Dios o guarde mucho año . "Cuartel general d Carache á r 5 de oviembre de 1820 PABLo MoRILLo" "República de Colombt'a- Cuartel amera! de MoCO)', IÓ de Nov1'embre de I82o "Simón Bolívar, LibP.rtador, &c., á S. E, . Pablo 1orillo "Excmo. r.: Acabo de tener el honor de recibir la nota de V. E., de fecha de ayer, relativa á una propo ición de armisticio general tanto en Venezuela como en Cundinamarca. "Mi intención ha sido siempre que el armisticio sea general; pero para terminarlo e indispen able que V. E. apresure la llegada de los negociadores que había escogido, ó que nombre otros, por causa de su demora. Me parece conveniente que vuestros comi­sionados estén acompañados de oficiales autorizados por\,... E. para recorrer con mis ayudantes lo paí es amigos y enemigos, para Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietin ~JH(itat: be lación blanca, vio-o-rosa, de co tumbr patriarcale y nteram · nte con agrada á la tareas agrícola·, atPnta con lo f ra t ro , llena d re petuo o ca­riño hacia u buen Cura, uien o ti ne una cuela n que diez niños apr nden la primera. letra · e n mejor éxilo qu n otra , má llenas de vano aparat qu del verdad ro píritu d ense­ñanza. Para raduar la b Jnda<.l moral ele 1 betuliano , astará saber que n lo último d-..~ mese (d Mayo de 1 49 á .. layo de 1850) hubo dieci éi matrimonio. y e nta y tr nacimiento , de los cuale sólo cinco il
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo II N. 13

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Sierpes de luz

Por: Edgar Reyes-Montesinos | Fecha: 2025

Esta colección: De sueño en sueño, está compuesta por ocho tomos de la obra literaria de Sara Vanégas; la misma poesía que ha sido leída en la academia, ahora llega a las aulas de los colegios del país. A través de sus ocho tomos, esta colección, marcará el horizonte de sueños y realidades; inferencia y crítica literaria. Además, como una gran cartografía, mostrará al público joven los caminos a seguir para que disfruten de estos textos breves e intensos. Pensando en los lectores hemos generado paratextos que faciliten ese andar: ilustraciones, videos, canciones, notas al pie de página y, además, breves comentarios de escritores, críticos e investigadores del país que gustosos aceptaron ser parte de este proyecto. Estas herramientas interpretativas servirán al docente y al alumno y orientarán el proceso lector de los libros de esta colección. Estos modos de lectura e interpretación del texto que proponemos, están amparados en el modelo sociocultural que, en este caso, tiene como propósito generar prácticas lectoras activas y que el libro no sea un privilegio de pocos. En Sierpes de luz, reunimos los textos líricos que evocan, hacen alusión o representan a animales reales o fantásticos. Toda gran colección debe tener un bestiario y De sueño en sueño no podía ser la excepción. La técnica que usó el artista en este libro fue lápiz de color sobre papel. El objetivo, según Mao, fue explorar la expresividad del trazo, la luz y sombra a través del color y su descontextualización.
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
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Tu mano es una flor

Por: Edgar Reyes-Montesinos | Fecha: 2025

Esta colección: De sueño en sueño, está compuesta por ocho tomos de la obra literaria de Sara Vanégas; la misma poesía que ha sido leída en la academia, ahora llega a las aulas de los colegios del país. A través de sus ocho tomos, esta colección, marcará el horizonte de sueños y realidades; inferencia y crítica literaria. Además, como una gran cartografía, mostrará al público joven los caminos a seguir para que disfruten de estos textos breves e intensos. Pensando en los lectores hemos generado paratextos que faciliten ese andar: ilustraciones, videos, canciones, notas al pie de página y, además, breves comentarios de escritores, críticos e investigadores del país que gustosos aceptaron ser parte de este proyecto. Estas herramientas interpretativas servirán al docente y al alumno y orientarán el proceso lector de los libros de esta colección. Estos modos de lectura e interpretación del texto que proponemos, están amparados en el modelo sociocultural que, en este caso, tiene como propósito generar prácticas lectoras activas y que el libro no sea un privilegio de pocos. Tu mano es una flor; texto cuyo tema central es el amor. Bajo esta temática se han escrito muchas obras a lo largo de la historia, pero estos versos de Vanégas nos permiten acceder a lo más profundo del yo poético de nuestra autora y mirar cara a cara a la ternura, la emoción y la fragilidad. La técnica usada por el ilustrador fue tinta negra y pincel sobre papel. Estas ilustraciones tienen el propósito de representar el amor a través de personajes y escenas que involucran a gatos.
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El traductor de la muerte

Por: Arnau Burgada R. | Fecha: 2025

Un poeta que traduce a la muerte, un poeta que sobrevive a sí mismo.  Hay libros que se leen y otros que se sienten. El Traductor de la Muerte es ambos. El poemario no es solo un conjunto de poemas, sino un testimonio desgarrador de la depresión, un dolor convertido en palabras.  Los pensamientos mortales que invadieron a Arnau Burgada R. han sido traducidos en poesía, transformados en versos que hieren y cicatrizan a la vez. Con brutalidad y crudeza, sus poemas invitan al lector a experimentar en primera persona la melancolía que el autor enfrentó… y consiguió superar. 
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo II N. 13

Por: | Fecha: 28/09/1901

-~----0'~~-~ _.:::r"T.,_..,...• SJI Bogotá, Septiembre 28 de 1901 ~ +-®---®--- : ~ (~s- -~-+ oletin ilitar d tá , b. e ~ 0111 let Organo del Ministerio de Guerra. y del Ejército DIRECTOR AD HONOREM Francisco J. Vergara y Velasco G ncral de Ingenieros, Miembro de varia. Sociedades Ci ntífieas Son colaboradores de e io periódico lo Jefes y Oficiales del Ejémto DECRETO NUMERO 1 124 DE rgo1 ( EPTIE IBRE 24) por d cual se hace un nombramiento El Vzápresidenle de la Repz'tbHca, encargado del Poder Ejecul/t'o, en uso de sus facu.ltade,,· DECRETA Artículo único. Por renuncia aceptada al Sr. General Pedro Nel Ospina, nómbrase en propiedad Ministro de Estado, en el Des­pacho de Guerra, al r. Dr. José Vicente Concha. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 24 de Septiembre de rgor. JO E MANUEL l\IARROQUIN El Ministro de Gobierno, GuiLLERMO Qui.'TERo C. DECRETO NUMERO 1125 DE 1901 ( SEPTIE:\IBRE 24) por el cual e hace un nombramiento El Vzápresz'dmft de la Repltblú:a, encargado del Poder Ejecutz'vo, en uso de sus .facultades DECRETA Artículo único. Por haber sido promovido al cargo de Minis­tro de Guerra el Dr. José Vicente Concha, encárgase interina- TOMO II-25 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oletin romitar be ltolomtna \..._ 386. _. mente, en su carácter de Secretario de Hacienda, al Sr. D. ]ose Ramón Lago de la Jefatura Civil y Militar del Departamento de Cundinamarca. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 24 de Septiembre de 190 r. JO E MA UEL MARROQUIN El Ministro de Cobierno, G ILLER:\10 Q rxTERO C. NUEVO MINISTRO DE GUERRA Repltbl/ca de c:olombz·a- JvHn/sler/o de Guerra-Secdón I.o.-C/rcular 11/Ímero ... - B ogotd, 24 de Septz'embre de I90I Señor ... Tengo el honor d comunicar á usted que hoy me he encar .. gado de la Cartera de Guerra, puesto para el cual fui nombrado en propiedad por el Excmo. r. Vicepresidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo. ~ oy de u ·ted atento servidor, Jo 1~ VICENTE CoNCHA LA I FAME G~E I N VE EZ LANA Ofiú al-Barra?t qzúlla, I 2 de pil'em br e de I90I r Mini tro de Gu erra De pués de haue r dirigido á ·. ' . muchos telegramas ayer, resumo situación en lo · términos que siguen : Riohacha atacado por mar y tierra, probablemente bombar. deado impunemente á e ta hora. La mayor parte fuerzas acanto .. nadas en dicha plaza en la frontera, con posibilidad de triunfo. Santamarta guarnecida con unos 400 hombres. Esta plaza con buena tropa. Puerto Colombia fortificado. Bocas de Ceniza defen~ didas contra ataque probable de dos buques de guerra pequeño de Venezuela. Cartagena guarnecida y con unos 500 presos. Di - posición en defensor s Gobierno, especialmente militares, y con ellos el que suscribe, acompañado de tres jóvenes que colaboran inmensamente con él hasta sacrificarse. JOAQUÍN F. V ÉLEZ Crcrmfíúm o- Calamar, IJ de ept/embre de I90I Sr. Ministro de Guerra General Albán lleo-ó á Riohacha al amanecer del día 8 del presente con el Pinzón y el Alcxandro BT~·no, buque mercante francés Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin m'lintar be ~orombia '- 387 _) que llevaba á su bordo División Sicard Briceño. En la rada esta­ba el crucero de guerra francés Suchet, y frente á ella, á menos d'e tres millas, los buques de guerra venezolanos Mz'randa, Bolívar y Atalanta. Al ver éstos que el B1~·do trataba de desembarcar las fuerzas que conducía, se acercaron con intención hostil, pero el Comandante del Suche/ colocó su buque entre el Pznzón y el Bixz·o y envió un emisario que dijera al Jefe venezolano que si él hacía fuego sobre los últimos buque mencionados, él le contestaría con sus cañones. De este modo pudo alvarse la División en su mayor parte, con parque, monturas y sobre todo artillería. El día 10 el Ptizzón, que estuvo siempre amenazado por los venezolanos, levan­tó anclas presión y se lanzó fuera de la bahía. Los buques vene­zolanos, cogidos desprevenidos, no pudieron intentar darle caza sino una hora después, pero inútilmente. El combate de tierra en­tre brillante Ejército que está á órdene del General Ramón G. Amaya, y el invasor, á órdenes de un General Dávila, venezolano, se espera sea favorable á Colombia; pero Riohacha ha debido ser bombardeado, porque Suchd, que había impedido el atentado, salía el mismo 10 para Curazao con los ciudadanos franceses y con los que Francia protege, turcos, &c. General Albán siguió anoche de Cartagena para Panamá. La suerte de la Patria está en el mar; buques, buques, buques!!! Afectísimo, AuRELIO DE CASTilO Urgentísimo. - Barram¡w'lla, I9 de pliemb1 e de I90I Excmo. r. José Manuel larroquín, Mini ·tro de Guerra, Gobernadores umplimo con el d b r de daros cuenta de la fuerza del Go­bierno al mando del G neral Ramón . maya, y que obraba en la Provincia de Padilla y l territorio de la oajira : atacaron la inva ión venezolana al mando del eneral Dávila y colombianos sin conciencia que ayudaban. A medio día del 13 del present~ avistaron nuestra fuerzas á las del enemio-o á corta distancia, en un sitio llamado Cm·aguella, á seis leguas d . Riohacha. Inmedia­tamente se empeñó un combate reñidísimo, verdadera batalla, completa sobre todo por la fecundidad de los re ultados. e le to­maron al enemigo cañone , ametralladoras, abundante parque y más de 200 pri ioneros. Quedaron en el campo, que se pudieron contar, 170 muertos y muchos heridos, ~parte de una numerosa brigada. Los indio goajiro en su todahdad ayudaron, c?n una de­cisión digna de nuestra bandera, á la fuerzas del Gobterno, per­siguiendo con una tenacidad incan able á los derrotados, que to­maron unos el camino de Valledupar, otros el de la frontera, y otros internáronse en la Goajira. La carga dada por 50 hombres del Zzpaquirá merece colo­carse entre una de las más bellas acciones de armas : un Teniente murió sobre una ametralladora al botarse obre ella. El Batallón Libertador merece bien su nombre, al mando del nunca bien pon- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietitt !lJlititar be ~oiotttbia \.._ 388 _) derado General Féli , Navarro, quien cae mortalmente herido al dar una violenta carga. 1\!Iuy sensibles han sido las pérdidas que tenemos que lamentar. El entusiasmo que ha despertado y desper­tará este combate será fecundo y de grandí irnos resultados para la Patria. · Viva la República conservadora ! ¡ Viva la Causa de la li-bertad en la justicia ! Amigos y ~e rvidore , JoAQUÍN F. VÉLEZ-DANIEL ÜRTlZ ~ ~cáPña/~ LA DIRECCION DE LA GUERRA 1 , EXPOSICION SUCINTA DE PRI~ IPIO Y MEDIO DE EJECUCION, POR EL , GENERAL COLMAR BAR01 VON DER GOLTZ (Traducción para el Bolet/n llfditar) 'ontinúa. Al trazar las operacione , ólo importa po cer la seguridad del o-olpe de vi ta, para penetrar ha ta dónde puede ir e, y sobre todo hasta qué punto e pueden con iderar lo detall s. Hay que cuid r e mucho de admitir fa] a hipóte is para hacer de ellas e: punto de partida de la deducciones. Por ejem­plo, expuesto uponer qu lo primeros movimiento que se verifiquen han de er f lice , 6lo porque e tos movimientos hayan sido deducidos n buena ló CYica; en fecto, ya h e mos mostrado ante que en la guerra aun la mejores disposiciones conducen con fr cuencia á un d astre. ólo por rareza dispondremos de una entaja material tal que podamo estar eguros de aplas­tar al adversario á de ec ho de los errores que cometamos y de lo reve e. parciale qu xperimentemo . i e te fuere el caso, nos s ría muy fácil t. azar nu e tro plan y no tendríamos necesidad de combinacione muy e tudiada y muy hábiles. No e· fácil formular teóricamente el método que deba em .. plearse para encontrar con seguridad, estudiando la marcha pro­bable de una campaña futura, ent re todas la hipótesis posibles y realizables, la que nos prometa el éxito más completo. Para esto e necesita poseer un dón e pecial, el de la penetración ; este d6n nosotros lo reconocemo de ordinario por el golpe de vista exacto, y no es muy fácil dar de él una definición completa. Es cierto que e puede adquirir por medio del estudio y de la experiencia, pero esto no basta cuando la naturaleza lo ha rehu ado. Ya se abe que Napoleón pretendía que nunca había formado plan. Y sin embargo, vemos que desde el principio todas sus em­presas tendían hacia un propó ito grande y netamente definido, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietitt ~Hlit~tr be cr:orombin '- 389 _) que es fácil distinguir. Unas veces se proponía, como en 1805, cor .. tar al ejército enemigo su línea de comunicación ; otras, como en r8o6, amenazar á la capital enemiga, para defender la cual, en toda circunstancia, el ejército contrario se ve{a obligado á cerrarle el camino y á aceptar la batalla. En resumen, él siempre tenía en mientes un ob.JeHvo de esta clase. Se dice que Jomini penetró, on gran sorpresa del Empera­dor, antes de entrar en campaña en r 8o6, no sólo lo que se propo­nía Napoleón, sino también el camino que había de seguir. Así pues, un observador atento podía distinguir entre el fin y la línea de operaciones. Lo que se abstenía de prever el gran maestro eran las mo. dificaciones que inopinadamente había de introducir á su plan. Las dictaba durante la ejecución de dicho plan, en vista de las disposicio .. nes que tomaba el enemigo y en razón de los errores que le veía cometer. Esto explica claramente el pensamiento de Napoleón. El plan debe comprender lo que se intenta hacer y que ~e espera obtener con los medios de que se dispone. El no podría ordenar los movi .. mientas que e ejecutan, ni las empresas que se intentan para lle .. ~ar al punto fijado. Ante todo, es el primer encuentro con el ene .. migo el que decidirá lo que haya de hacerse ulteriormente. Oue se traslade úno sencillamente á I 870, á W rerth y á Spicheren. Son las consecuencias materiales y morales de toda batalla las que se­ñalarán la acción ulterior. Ahora bie n : las operaciones comenza­rán en la actualidad en el momento mismo en que la concentra­ción esté terminada, los primero encuentros seguirán inmediata­mente, y ya el plan se pondrá d e acuerdo, en general, con el des­pliegue estratégico. Para todo lo que siga, el Generalísimo no ten­drá sino que guiarse por una sola y única razón : el objetz'vo general que haya escogido, y hacia el cual deberán tender todas sus em­presas. Para el logro de u plan, será preciso, ante todo, que tenga una concepción neta y exacta de la situación general, tanto mili­tar como política, y también que sea experto para apreciar lo que puede dar de sí su propio ejército. El error fundamental que co­metió Francia en 1870, fue creer que podía sorprender al enemigo, acudiendo á una ofensiva estratégica, y esto con un ejército cuyas grandes unidades no debían constituírse sino en el momento mismo de su concentración, ejército á que no se le reuniría la tropa de la reserva sino en la zona de concentración, y que, por último, su administración estaba rigurosamente centralizada, de tal modo que, natural y forzosamente, no se podía mover sino con lentitud; todo esto enfrente de un enemigo que había puesto el mayor cuidado en prepararse por largo tiempo y con anticipación á la movilización y concentración de sus fuerzas ; con un enemigo á quien una descentralización administrativa sabiamente combinada le permitía ejecutar sus proyectos con extrema celeridad, y para el que las grandes unidades existían desde tiempo de paz, organi­zadqs de todo en todo, tal como habían de entrar en campaña. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. }Boictin 9JH!itcu: be ~oiomoia \._ 390 __} En la guerra de los Balkanes, los Turcos procedieron acerta­damente haciendo pasar su ejército, que frente de la ervia y del Montenegro había tomado la ofensiva, á la defen i va, en la gue­rra contra los Rusos, toda vez que la organización de este ejército le impedía avanzar á o·ran di tancia, y que el adversario era su­perior á él en cuanto á número y facilidade para moverse. ólo que los Turcos fueron dema iado lejos, renunciando absolutamente á toda defensa un poco activa, á toda empresa ofensiva que hubie­se podido estorbar la concentración del adversario. De este modo ellos hubieran podido muy bien ocupar el puente de Barbaschi, hacerlo saltar, ó intentar algunas empresas análoga . El que no dispone sino de reclutas sin cohesión entre sí, y cuyo Jefe no ha tenido quizá nunca ocasión de ejercitarse en tiempo de paz en el manejo de masa de tropa importantes, y que á pesar de e to intenta tomar una ofensiva que exige rapidez y energía, construye una ca a sin cimientos. E ta tiene que des­plomarse si no su ro-en incidentes particularmente favorables. Por el contrario, el que teniendo un ejército bien disciplinado, manejado por jefes veteranos y provisto de armamento fuerte y de fácil manejo, pretenda, en 1 resencia de un enemigo inferior, permanecer á la defen iva in que una mayoría numérica abruma­dora de parte de e te enemio-o lo obligue á llo, ése e parecerá al hombre que entierra un te oro. Nadie en verdad cometería semejante falta á abiendas y deliberadamente. I-Ia ta en un ejército del t do mal equipado, mal armado, mal alimentado, no h brá ino ue prestar oídos á lo que digan los oradores de la tropa, y la mayor parte de la veces ~e sabrá que la creen capaz de llenar las más arduas empre­sa y llamada á los más alt s e tinos, ya por falta de experien­cia 6 por orgull , le atribuirán las condicione requerida al efecto, y no teniendo base real sobre la cual puedan e tablecer su pla­nes, se conformarán con vanos razonamientos. egún ello , las faltas que puedan e.·i tir erán compen ada por done naturales, ó bien por fuerzas ideale tales como un valor heroico, el entu­siasmo lÍ otra emejantes. * Así pues, ante todo hay que conocer e bien uno mismo, dar­se cuenta e.·acta de su falta y de sus cualidades, para poder di­rigir su plan de operacione de manera de lograr el propósit de la guerra. Con frecuencia también habrá que renunciar á una empresa de suyo buena, porque dada la situación, el único hombre que po­dría encargarse de ella, no es capaz de desempeñarla. Si es el General en Jefe mismo quien elabora el plan de ope­raciones, tendrá que resolver, in hacerse la menor ilusión, y con toda sinceridad, si realmente e siente capaz de llevar á buen tér­mino las grandes cosas que él propone. ------- *'Lejos de nosotros la idea de no atribuir ningún valor á estos mó iles de la acción humana· pero se cometería un error mucho más grave al juzgarlos capa­ces de contrabJlancear todos los defectos del ejército, de que los hombres dot~. dos de juicio recto y de maduro cspírtu se hayan dado cuenta.. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~clctin mmtat be ~otombt(l '- 391 _} De este modo se decidirá el primer punto importante del plan de operaciones, que es saber cómo, d~ una manera general, se hará la guerra, si se puede tomar la ofensiva ó si es mejor man­tenerse á la defensiva hasta que haya cambiado ventajosamente la situación. Si hay que luchar simultáneamente con varios adversarios, se ha de estudiar también sobre cuál de esos adversarios dirigirá el grueso de las fuerzas, y cuáles serán aquellos contra los cuales se pueda proceder con menos vigor. Después habrá que indagar, según todas las probabilidades, qué partido tomará el enemigo. La teoría del arte de la guerra no prohibe de manera absoluta, es cierto, el arriesgarse confiando en las faltas que el enemigo pueda cometer, cuando, por razones especiales, se supone que no sabrá evitarlas del todo; pero no será menos prudente, de modo general, creer que las disposiciones que tome serán las buenas, es decir, que echará mano de aquellas que nos perjudicarán. Una vez que nos hayamos formado une idea netamente defi­nida de la manera como procederá el enemigo, podremos tam­bién figurarnos la concentración de sus fuerzas; para esta concen­tración, en efecto, el adversario se dejará guiar por las mismas consideraciones que nosotros tengamos para efectuar la nuéstra , El objei/vo que nosotros le supongamo , nos permitirá discernir la zona en que haya de tener lugar la concentración de sus tropas y que formará, por consiguiente, su base de operaciones. El cuadro del reparto de su guarniciones en tiempo de paz, que no debe­mos ignorar, y la situación y el límite de sus regiones administrati­vas militares, no darán los puntos iniciales de donde se pondrán en marcha sus tropas. Los ferrocarriles, las vías terrestres 6 navegables que de es­tos puntos conduzcan á la base, nos harán conocer las líneas sobre las cuales avanzarán estas tropas. En el punto terminal de estas líneas, podremos calcular el total de las tropas que le hayan se­guido, y formarnos de esta manera una idea de la concentración de las fuerzas enemigas. Si el trabajo se hace á conciencia, es im­posible que el resultado sea del todo inexacto. Este estudio nos hará distinguir al propio tiempo el agrupamiento de las fuerzas enemigas en ejércitos diferentes. En seguida es preciso arreglar nuestra propia concentración. Si estamos resueltos á tomar la ofensiva, ella deberá, ante todo, secundar el avance. Si nos decidimos por la defensiva, lo esencial será reunir todas nuestras fuerzas sobre la principal línea de pene­tración que supongamos siga el adversario, á fin de enfrentárnosle. A este propósito, es ventajoso escoger un punto tan cerca del ene­migo como sea posible, sin que por esto se comprometa la seguri­dad de nuestra concentración. Si la hacemos más á retaguardia, sacrificaremos una parte de nuestro territorio, de recursos y de tiempo. Si el plan de operaciones se establece en vista de la ofensiva, se podrá indic&r más cletalladameQte la direcdón que deberá asig Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietin ~mmtat be ~otomóia \._ 392 _) narse á las diferentes columnas; ademá , se precisará la zona res­tringida á que todas convergerán para el caso de batana, y e de­terminará el ob.fetzvo especial del ataque, como por ejemplo, una ú otra ala, uno ú otro flanco, ó el centro del ejército enemigo. Fuera de estas nociones precisas, no se podrán formular ino indicaciones completamente generales sobre la continuación de las operaciones. De ordinario se recomendará cortar al enemigo sus líneas de comunicación más importantes, sin las cuales no ten­drá seguridad de poder mantener su ejército. En efecto, este e el medio más seguro de acabar con el enemigo, según el entido que atribuímos á esta palabra en el lenguaje militar. Esta empresa será más difícil de resolver ahora que en el pa sado ; lo cual depende de la definición de la base de operaciones móvil, antes dada ; base móvil sobre la cual el defensor particu­larmente podrá apoyarse. Hace treinta año , poco más ó meno , en la larga guerra de secesión americana, pudo depender la suerte de un ejército del resultado de una operación que tenía por único objeto arrojarlo lejos de una sola ía férr a. n la actualidad esto ya no erá posible en ningún teatro de guerra de la ~ uropa occi­dental. Aquí se trataría de ai lar al ad ver ario de toda una parte del territorio nacional, de donde el ejército obteno·a principalmen­te lo recursos que le permitan vi ir. o e obtendrá resultado completamente decisivo, salvo en el caso en que se lobre rodear al ejército enemigo, obligándolo á retirar e sobre la frontera de un país neutral ó sobre las co tas de un mar que su flota no domine. El diseño del plan de peracione terminará forzosamente con la indicación de la ías y medio que hayan de mplearse para obligar al adver ario á la paz. El plan de peraciones para un ejército que tiene que per­manecer á la defen iva, podrá eñalar, con relativa claridad, cuál será la primera posición stratéo-ica en donde comenzará á en­frentarse al invasor, ó también, i sta resistencia no debe ser sino de corta duración, cuál será el punto en donde sea decisiva. Si el plan de operaciones está lógicamente elaborado, este punto coinci­dirá con aquel en donde se espera er surgir un cambio fa,orable en la situación general. Entonces e preciso señalar la fuente de donde vendrá el aumento de fuerza que producirá este cambio. Se e claramente cuán e encial e que el defensor, en tanto que continúe su movimiento retrógrado, tome una dirección que le permita acercarse á este punto, alejando de su ob.feizvo al adversario tanto como sea posible. Mientras más díficile sean e tas comuni­caciones, más ventajosas serán las nuéstras en el curso de las ope­raciones, menos se hará esperar el cambio. El plan de op raciones defensivas terminará, pues, con las consideraciones sobre este cam­biú y por la designación del punto en donde se supone que se efec­tuará. Este plan no abrazará, como lo hace el de operaciones ofensivas, todo el conjunto de la guerra; no nos llevará sino hasta el principio del segundo período, el cual e ·igirá un nuevo plan, un plan de operaciones ofensivas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~otetitt ~J1i1itcu: be ~oiomóia '- 393 _J El medio mejor de elaborar un plan de operaciones que ten­ga algún valor, consiste ante todo en mantenerse en prudentes lí­mites. i se pretende abarcar dema iado en relación al espacio y al tiempo, profundizar mucho los detalle que con frecuencia son del dominio de la casualidad, el curso de los acontecimientos hará en breve que se alteren. 'in embargo, deberá ocuparse también de algunos acceso­rios. Habrá de sumini trar instrucciones generale á los ejércitos que operen sobre teatros de guerra secundarios. E ta instruccio­nes tenderán á que lo acontecimiento que se desarrollen en estos teatros secundarios, no puedan ejercer ninguna influencia sobre la actitud del ejército principal, hasta que e haya librado la batalla decisiva. i existen plazas fuertes que hay que Yigilar en vista de las operaciones, es menester que el plan eñale la conducta que haya de ob ervarse respecto d ella , porque sta conducta obra sobre la concentraci6n. Un parque de sitio, como lo que existen en la actualidad, difícilmente podrá abandonar la dirección que se le haya hecho tomar al principi , para eo-uir otra. Así pues, habrá que saber con anticipación cuál de la plaza fuertes enemigas e pretende sitiar. El plan de operacione también habrá de deter­minar el punto sobre el cual se forzará la línea de los fuertes que no cierran el camino que conduce al principal ejército enemigo; n efecto, las tropas encargada de e ta mi ión necesitarán un parque especial. or último, deberá e tabl cer e la e rrelación entre las fuer­zas navales y las del ejército de ti rra n ca o de que é te haya de ser apoyado por la flota. El plan de operacione consistirá, pue , en un memorándum que comience por consideracione enerale. obre la ituación po­lítica y militar, especialmente por un para] lo entre la fuerzas de las dos potencia enemigas. Del e tudio de la ituación de este paralelo se deducirá la regla de conducta general que deba adoptarse. En seguida se e.·aminará lo que el enemigo pu(;de hacer, la región en donde se verificará el despliegue e tratégico de sus fuerzas; luégo se fijará la zona de reuni6n y el agrupamiento de sus propias fuerzas. En fin, se escogerá la dirección en la cual e verificarán los primeros movimiento , cuyo objeto debe er librar batalla decisiva . con el principal ejército enemigo, en las mejores condiciones po­Sibles. En este punto el plan de operacion ofen i as se aparta del de operaciones defensiva . El primero indica, de modo general, lo objeiz'vos que han de buscarse; pero a, in embargo, hasta la imposición de la paz. El segundo . e detiene en la época del cam­bio, y abre únicamente la perspectiva de la campaña ofensiva que ha de seguir. Finalmente, ambas tratan de las circunstancias accesorias que pueden ejercer influencia en el éxito.-( Contz'núa). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretm ~lititat be ~oromoia \.._ 394 _) LAS GRANDES BATALLAS DE NAPOLEON POR DICK DE LONG LA Y (Traducción para el Boletín Militar) Areola, I5, IÓ y IJ de Novz'embre de IJ9Ó En Noviembre de 1796 Austria, aterrada, no sabía á qué atribu{r sus desastres en Italia. Los últimos fracasos que habían experimentado sus ejércitos le descubrieron el gran peligro en que se encontraba en presencia de un adver ario como Napoleón. Re­solvió hacer nuevos y más vigorosos esfuerzo . Gracias á los triun­fos del Archiduque Carlos en el Rhin, de prendió una división de este ejército, trajo tropas d e las fronteras de Polonia y de Tu~·qu ' a, y con los restos de los ejércitos vencidos por Bonaparte formó en el Friul un cuarto ejército, fuerte de esenta mil hombres. El mando se confió al Mari cal de campo, Barón de Alvincy, magnate húngaro eptuagenario, como sus antepasados renom­brado á causa de sus conocimientos teóricos, de sus guerras contra los turco y de u campaña de F lande en T 794· · Hubo al fin la esperanza de r¡ue este nuevo ejército lograría destruír ó rechazar ha ia lo Al pe á e te infatigable y prodigioso Capitán, que desde hacía i m e arr g laba los de tinos de Italia y había obtenido ya los triunfo :'\I nt notle, Millesimo, Dego, Mondovi Lodi Lonato, a tio-lione, Roveredo, Ba ano y aint­Georges. Por su parte, Bonapartc reoro-aniza u ·jército, diezmado por el fuego, las fatigas y las enfermedade durante esta luchas sin cesar renovadas. Pide con insistencia refuerzos que no llegan ó que vienen con lentitud. De d que emprendió la guerra en Italia no ha recibido sino nueve mil hombre de tropas nuevas, y de ellos ha perdido la mitad cuando m eno . Apenas le quedan algu­nos miles, más de treinta, pero e te ejército de Italia es el mejor del mundo. Formado de lo primero contingente de los antiguos cua­dros de los regimientos reales, de batallones de voluntarios del Mediodía y de los contin entes de 1793, todos ardientes patriota de exaltada imaginación, atrevido como hombres avezados á las fa- . tigas, este ejército está admirablemente dispuesto para las más au­daces empresas. Desde hacía cuatro años sostenía una guerra de puestos sobre la vertiente meridional de los Alpes marítimos de los Apeninos, suelo inhospitalario, abrupto, erizado de rocas, cortado por precipicios y con frecuencia cubierto de nieve. La agilidad, la bravura del soldado francés afrontan todos estos obstáculos: se lanza intrépidamente á las montañas, se interna en las gargantas, las registra, penetra en ellas en todas direcciones, atraviesa los hielos y las nieves, y acaba siempre por desemboscar al enemigo. Los peligros, los sufrimientos, la miseria, no han apagado de ningún modo nue tro entusiasmo. Ninguno · TOMO 11-26 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oiet n ~JH(itar be ~o[om'óia ·-- 402 _) REGLAMENT() MEXICANO PAR.\ EL ERVICIO DE CAMPA A ( Contim(a ) 97· Alz'menlacz'ón durante el período dt• las operaúones aclt'vas -El ervicio de alimentación, durante el período de ]as operaciones ac­tiva ·, exige dos clases de operacicne : I .a Distribución á los Cuerpos de tropas, fracciones de tropas, ó :i los oldados aislados. 2.6 Abastecimiento de lv trene ó convoye . Distribudones-Por reo-la genera] los víveres e distribuirán diariamente al llegar á la jornada y al día iguiente se conserva­ri la parte de ración no consumida, y el soldado la lle ará consigo. La carne fresca de las re e matadas la ví pera, en la tarde, en la noche, ó antes de partir n la mañana, según ]a temperatu­ra, ó la que se adquiera por otros medios, se llevará á lomo de mula, inmediatament~ de pués de las tropa , con su tren de com-bate. Estos vívere de con umo diario serán los víveres del día. Las distribucione se harán, en cuanto ea posible, con los ví­veres de las seccione de equipajes. Los efectos que no e 11eYen n la ·ec iones de equipajes, se comprarán ó se tomarán por rer¡ut'úrión por lo Oficiale proveedo­re 6 por el sen·icio e dmini tración o-ún 1 que e té encarga­do de la explotación local. Re ·pecto á la carn fresca, si los re­cur os locales on in uficient , . e recurrirá al ganado que marcha con los convoyes. Los Jefes de uerpo ó de _ervicio fijarán el lugar y hora para hacer las di tribucione á . u r2 pecti va tropas. 1 Oficial pro­veedor conducirá á dicho luo-ar lo efecto y di tri uirá cada Com­pañía, Escuadrón ó :lt rfa, el número de racione que corres­ponda, en pre encía del Capitán de Día. En cada compañía, cuadr6n 6 batería, el argento ranchero hará la distribución ntre la tropa, bajo la respon abilidad del Oficial de Día. Este ficial e a egurará de que los oldado de servid~, ó au ent con motivo justificado, reciben lo que les co­rresponde. El Oficia] proveedor tien ara con lo aislado la misma atribucion ~ que lo Jefe de compañía, e cuadrón ó batería. Tod, Oficial · que con motivo del ervicio estuviere ausente de la fracción á que pertenece, percibirá sus víveres y forrajes en la fracc'ón en que se encuentre. Abasfecinu'enfo de la reccz'ones de equt'pajes de los batallones ó regt'­mz'entos- Las seccione de equipajes se aba tecerán con la mayor :tbundancia posibl , por medio de compras ó requiúcicnes que eje­cutarán los Oficiales proveedore . falta de recursos locales, se recurrirá á los almacene de retaguardia, cuyas provi iones se lle­varán por ferrocarril ó p Jr las das ftu, ia1e , i ]as hay, ó por los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin '-lHlitat be ~oromóia \.._ 403 _; caminos comunes cercanos á los acantonamientos. Allí concurrirán las secciones correspondientes de equipaje , á proveerse, á las horas que fije el General en Jefe. Cuando no pueda aplicarse ninguno de e tos procedimientos, el abastecimiento de las secciones de equipaje se hará por medio de los convoyes administrativos. La orden diaria indicará la hora y centros de abasteámiento (generalmente tres por Cuerpo de Ejér­cito) donde se operará el contacto entre las mulas descargadas de las secciones de equipajes, la seccion .s de abastecimiento de los convoyes administra ti vos. Sea cual fuere el medio de abastecimiento, deberán arreglar­se con el mayor cuidado por el que manda, los movimientos de las secciones de equipaje y los de lo con oyes. Cada cuerpo 6 servicio estará repr entado en el abasteci­miento de u sección de equipajes por cada oficial proYeedor. Un oficial de E taclo Mayor y un empleado de administración asistirán, siempre que ea posible, al aba tecimient de las seccio­nes de equipajes. Su misión consistirá en a gurars de la buena; calidad de los efectos, oír la reclamacione de los cuerpos, y re­solve• acerca de ellas. El oilcial de Estado Mayor presidirá las operaciones de abastecimiento y vigilará la ejecución de las órde­nes del General en Jefe. Abastedmz'e nlo de los convoyes-El abastecimiento de los convo­yes admini trati vo e aseo-urará por medio de los recursos loca­les no utiliza o por la ecciones de equipaje , ó por medio de los abastecimiento d r taguardia. 98. Dúpoúdoncs especiales para la caballería-La caballería, sobre todo cuando opere delante de la~ columna , deberá, más qu cualquiera otra tropa, ivir de lo recurso del paí . o lleva­rá vívere diarios. La di. tribucione e harán al 11 gar al acanto~ namiento, en la tarde, ó en la madrugada del día siguiente. En. una Divi ·ió n de caballería las eccione d equipajes po-, drán, por orden del eneral en jefe, deja1·se á disposición d los: Cuerpos en las mi ma condicione qu n las demá tropas, ó. reunirse en un solo grupo, formando el con oy de reserva de la. División. Cuando las di i iones de caballería vuelvan á la línea del ejército, se asegurará su alimentación por lo mi mo procedimien­to que para las otra tropas. En el ca ·o ·cepcional de que e'sta situación deba prolongar , s les destinará, i e n e sario1 un convoy administrativo formado con carruajes ó mula de requisi­ción. Este con oy se dará de baja luégo que la Di, isión marche al frente. TITUL l r 99· Requ!Sz'ciones-En caso de movilización total del Ejército, la autoridad militar podrá u ar del derecho de hacer r:equisrción desde ..: el primer día de la movilización hasta ]a vuelta del ejército al pie de paz. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~o(etitt ~Witm: 'oe G:olomóia L 404 ..J En caso de movilización parcial ó agrupamiento de tropas acordado por cualqui r cau a, el ecretario de Guerra determina­rá la época en que podrá comenzarse ó deberá terminarse el ejer­cicio del derecho de requisición, a í como la partes del territorio donde pueda aplicarse. Dicha di posicione erán publicadas n los Municipios respecti\'O . Cuando se decrete la movilización total, lo Generales en jefe de Ejército, Cuerpo de Ejército, Divisionc operando aisladamen­te, y tropas encargadas de una mi ión e pecial, gozarán del dere­cho de requisición y podrán delegar e ta facultad á los funciona­rios del servicio administrativo y á lo liciales que manden des­tacamentos. Si la movilización e parcial, la facultad de ejercer el citado derecho no pertenecerá sino á lo enerale con mando de un Cuerpo de Ejército, ó de tropa reunida por cualquiera causa, como se indica en el párrafo 2. 0 de este artículo. Las órdenes de requi ición se darán por escrito en un libro talonario, convenientemente legalizado por la autoridad que goce del derecho de hacer la requi ición y delegar e ta facultad. Toda orden de requisición, ntregada á la autoridad á quien va dirigida, exigir.i un recibo que ju tifique dicha entrega. Las requisiciones se harán ante la autoridad civil (ayunta­miento) y no á lo particulares; ólo en el caso d que éste no exista, se recurrirá á la per onas más caract rizada del lugar. El oficial que por delegación haya tenido el derecho de ha­cer requi iciones al terminar u mi ión remitirá inmediatamente su libro talonario á u J fe de uerpo ó de crvicio, quien lo hará llegar á !a comí ión ncargada de r conocer la indemnizacione debidas. Cada talón deb rá t ner la nota ele la re ui ición hecha y n­tregada, en la tra parte de la hoja, y en lla debe firmar el que entrega el efecto, hacien lo con tar su precio y cantidad ó á lo menos esta última, :i no e tuviere conforme en el pr cío. La requisición compr nderá 1 deber en que e tá la población en donde se hace, de facilitar al Ejército ó fuerza para que e or~ dena, los vívere , alojamiento , efecto de tran~porte, y en gene­ral cuanto sea preci o á la nece idade del Ejército. En principio, y cualesquiera que ean la circunstancia mili­tares, los que tengan tacultad de hacer requisicione no deben perder de vi ta que ant s de r currir á la requisición, e deberá emplear cualqui r otro medio, como compra directas, contratos amigables, &c. Toda requisición deberá hacerse n 1 mayor orden. Cual ... quiera que ea la p r 6na que al ejecutarla cometiere un abu o de autoridad ó un acto de pillaje, deberá er castigado con umo rigor. Por excepción, todo comandant de tropa ó de tacamento en operaciones aisladas, que no haya recibido el libro de requisi~ ciones y haya empleado todo lo medios apropiados para hacerse de justificados recursos, podrá hacer requi ición de lo que se ne .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin ~Jh!itm: be ~oromoin \._ 405 _J cesite, pero con la obligación de dar cuenta, por la vía jerárquica al General en Jefe de u División ó Cuerpo de Ejército. i las autoridades locales se niegan á cumplir una orden de re­quisición, la autoridad militar recurrirá á la fuerza, para tomar lo que necesit . Al efecto, las órdene que se den serán las más se­veras, para que lo que se tome sea lo estrictamente necesario. Las tropas empleadas para este acto irán siempre mandadas por ofi­ciales. De una man ra general, los principios y reglas expuesta en este artículo, son aplicables tanto en paí enemigo como en terri­torio nacional. En ciertas circunstancias se recurrirá á un préstamo en dine­ro, hecho en país enenugo, en lugar de requisiciones. Estos présta­tamos sólo podrá decretarlos el General en Jefe. En todo caso, el que ejecute una requisición deberá levantar un acta del hecho, que firmarán con él la autoridad civil y dos vecino caracterizados de la po laci n. TlTULO • -DEST.\C.\.:\!F., 'TO 100. Compoúcz'(m de los destacammfos-El ue ejerza el mando uperior podrá con tituír para la ejecución d ciertas misione es­peciales, de duración limitada, de tacamentos de tinados á operar aisladamente. La compo ición y fuerza de e to de tacamento e fijará en razón del objeto con que se forman, de las dificultades que tengan que vencer, del trayecto que han de recorrer y del tiempo que deba durar su mi ión. Pueden con tituír e con fracciones de diferente armas a o­ciadas en la proporción que más convenga, dada la mi ión que se les encomiende; pueden igualmente componer e con todo un Cuer­po de tropa ó con parte de él. La fraccione que entren en la formación de los destaca­mento han de ser iempre fraccione con tituídas, tale· como re­gimientos, batallone compañías, e cuadran , baterías, ecciones, pelotones, &c. Para organizar estos de tacamentos se e tablecerá en cada Cuerpo de tropas un turno de servicio entre lo batallone , escua­drones, compañías y baterías. ror. Mando de los destacamentos-El mando de un destacamen­to será siempre designado por la autoridad que ordene su forma­ción. Un destacamento compuesto de fracciones de diferentes cuer­pos, deberá, hasta donde sea posible, ser mandado por un Oficial de superior categoría á los oficiales de las fracciones. Los Jefes de los destacamentos tencirán la misma autoridad que los Jefes de los Cuerpos, en lo relativo á la policía, disciplina y servicio de las tropas que estén bajo sus órdenes. 102. Preparacz'!m de las operacz'ones-La autoridad que prescriba Ja formación de un de taca111ento dará al Jefe que deba mandarJ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~o(etin WHLitcu: b~ ~oromvia \.._ 406 _J instrucci-ones precisas y e critas (si esto fuere posible) sobre -la mi­sión que se le confíe ; le dará io-ualmente guías, si fuere nece ario: Para la elección de dichos uías e dirigirá de preferencia á lo hombre ~ que por su profesion e tén en condiciones de conocer mejor el terreno, tal como los cazadores guarda-bosques, arrie-· ros, &c. Es prudente tomar varios guías y preguntarles por sepa­rado, á fin de comprobar la veracidad de us informe . El Jefe del destacamento estudiará anticipadamente, s gún las instrucciones recibidas, la operación que le haya confiado, y preparará su ejecución, empleando todos los medio de qu pue .. da disponer. Antes de la partida, comunicará al que deba ustituírle en el . mando, las órdene , in. trucciones ó informes que haya recibido ó recogido. Al terminar u misión, dará cuenta á la autoridad superior con el resultado de u cometido. 103 .• erm'úo de z, s destacamentos-Un d tacamento puede te­ner por objeto atraer al enemigo en una dirección d t rminada ; llevarlo á un t rreno donde se 1 pu da batir e n ventaja; inquie-tado en su osiciones; destruírlc sus comunicacion ; quitar! sus puesto , almac n y convoyes; operar requisiciones á mano armada, &c. ce. La dir cción d los de tacamento , in dejar de ubordinarse á lo principios generale d lo ervicios de seguridad marchas y estacionamiento, a indicados epende n Cá.da ca o particular de la mi ión que tien ue llenar. Cuan o la operación t no·a 1 or obj to 1\e,·ar á abo una or­presa, la primera condición para el é.·ito con i tirá n a eo·urar 1 más completo secreto. Durante la marcha, 1 Jefe de de tacamento tomará toda la precaucione nece arias para ocultar su prc encía al enemig . e desviará de lo pueblo , ciudades y camino principal onllinía ESTRATEGIA Y T CTICA (Continúa) Rererva La palabra reserza tiene en l día importancia suma en su tr.!­ple sentido : _ oro-dn/ca, e. tratégica y tdchca. obre 1 primero ya se ha indicado lo que la índole de esta obra permite : obre los dos últimos no s rá inoportuno, iendo e te lugar de definiciones, ex­tenderse un poco y autorizár la parte estratéo·ica tran cribiendo al­gunos párrafo . "D~sde el g bierno que prepara las 1·eservas 11acz'onales, hasta el Jefe de una partida de tiradore , todo quieren tentr en el día su reserva. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~otetin 9J1Hitar be ~o(om~\a '- 407 _) · ·" Además de las reservas nacionales que corresponden á la parte que trata de la polítú:a mzlitar, y que no se forman sino en los casos urgentes, cuida un gobierno previsor de asegurar huenas re­servas para completar los ejércz'tos actzvos; y al General incumbe de pués el saber disponerlas cuando están en el radio de su mando. Un estado tendrá sus reservas; el ejérdto, también las suyas, y cada cuerpo de ejérdlo, y aun dzvz'sz(m ó destacamento, no se descuidarán en asegurar la que les corresponda. "Las reserva de un ejérdlo on de dos especies: las que están en la línea de batalla dispuestas al combate, y las destinadas á te­ner ese mismo ejército al completo; e tas últimas, mientras se or­ganizan, pueden ocupar un punto importante del lea/ro de la guerra y aun servir de reservas eslratégzcas. "De de que se resuelve la in va ión de un país, es natural que se piense en ta po ibilidad de ver e reducido á la defensiva ; así pues, el establecimiento de una reserva z'ntermedz'a entre la base y el frente de operacz'ones ofrece la misma ventaja que la reserva del ejérdlo actz'vo en un día de batalla, porque puede volar á los pun­tos importantes que el enemigo amenace, in debilitar por esto el ejército que opera. A la verdad, la formación de una re erva seme .. jante exige cierto número de regimientos que es necesario separar del ejército activo; no se puede, sin embaro-o, dejar de convenir en que uno que sea algo considerable tiene siempre que esperar refuerz0s del interior; reclutas qué instruír, milicia movilizadas qué ejercitar y de 6 itas de regimientos y de convalecientes de qué sacar utilidad; oro-anizando un istema de depó~ito centrale para la fabricación de municion e y d equipo, haciendo reunir á estos depósitos todos los destacamc:nto que salen y entran, perte­necientes al ejército, y agregando á e llos olamente algunos bata­llones de buenas tropa para darles alguna consistencia, es como e formará una rest.rt)a que preste bueno ervicio . "Estas reserva serán particularmente útiles en los países que presenten doble frente de operacümes, porque desempeñarán los en­cargos de observar el egundo frente y de concurrir, en caso nece­sario, á las operaciones del ejército principal ; si el enemigo ame­nazase sus flancos ó si un revés le obligara á replegarse sobre el de reserva. Inútil es añadir que se debe procurar no caer en des-membraciones peligrosas ..... . "Napoleón sobresalió en el acierto de emplear las reservas táctzcas, y de ver á la primera ojeada el nudo, el punto-llave y de­cisivo de una batalla. Tenía por principio que el que guarda tro­pas frescas para el día siguiente al del combate, casi siempre es batido, y que se debe dar hasta el último hombre cuando sea con­veniente ; pues al otro día de una victoria decisiva ya no hay obstáculos; la opinión sola basta para asegurar nuevo triunfos al vencedor." ( Jonunz·. Comp. Cit.). Marmont (Esprit des inst. mil., pág. 24), sin embargo, le acu­sa de ·haber sido infiel ,á sus mismos principios en la Moskowa y ~n Waterloo, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oTetin ~Jhlitm: be ~oiontbtet '-- 408 -' Conviene no confundir en tdctica, reserva con retaguard/a, ni con lo que n el io·lo pa ado olía llamarse tercera línea, ni con cuerpo ó tropa apostadas en esta tercera, ó en cuarta línea, como retén ó sostén, destinado á reforzar en el acto, á relevar tro­pas cansada á parar un o-olpe úbito. Esto implica cierta depen­dencia ó correlación ine,· itable con la · tropa de combate, que cabalmente e lo qu hoy e evita. Por reserva ó czwpo de reserva ha de entenderse una m a 'a de tropa, re petable por u compoúcz!m más que por u núm ro· independiente de la rimera y e la e­gunda línea, d cir, de las lfn eas, ean la que fueren, de com­balef cuya ma a, g-en ralm nte formada n columna y oculta, n cuanto el t rr no y lo_ suce o lo 1 ermiten, obra desde luego moralmente, "dando alor/' como decían nue tros clá ico , ha­ciendo espalda , conteniendo con w ola pr encía y su ejemplo el desorden parcial de cuerpos que conmueven, amilanan y cejan in moti\'0. La reserva e tá i mpre bajo la inano d 1 General m Jife, fre ca, d can ada, erena, iguiendo con atención, pero sin impaciencia ni inquietud, las vicisitudes de la acción, i norándola á ece ·. El que e tudie, por j ·mplo, la élebrc batallad Mar ng-o y v en lla la ll o·ada inopinada de la di\'i ión d De aix n el mom nto uprerno en que la batalla se pierde porque ]a guardia consular tien que cejar, encontrará perfectamente deslindado lo que aquí e pr tcnd definir. La reserr,a, pue , en te elevado entid tdcút'o, no s ola-mente n ce aria n al ca o xtremo d una d rrota: má indi pensaul , ·i cab , n la mi ma victoria, cuando e qui re qu ésta sea completa y aprm·echada. Contentar , como fr cuente, con vivaquear n la po icione poco antes defendida y abando­nadas por el nemio-o, · un honor téril qu no ati fac al huen General. La victoria ·tá en la per cución, n el aniquilamiento, en el xtermini . rvru ha vec no abandona 1 campo el ba­talla por en. iblc 1 érdida, ni por mi do, el organiza ión ó desor­den : más de una v .z ha ucedido retroceder, huír para volver de nue o con más urío. l\1ucha Yece. también la tr pas ncedoras han ufrido má u la vencida : quedan e tropeada , d orga­nizadas por mu rte · y herida de us Jefe , incapace de otra cosa que de pernoctar y de an ar, glorio a p ro inútilmente en el campo de batalla. hora bien : i ele pué de arrollada u varia líneas y des­pedazados todo u re orte ele re i tencia, al iniciar el ''encielo la retirada, un uerpo fre co, intacto, avanza pre u roso, acomete, aco a, no deja rehacerse, ,-a coo-iendo la artillería é impidiendo sobre todo que logr un punto de r po o, tan nec ario después de las fatio-a y emocione del día, se comprende que no le queda otro re~ur o que volver cara , empejiar nu o combate, en el que sucumbirá probablement , por u tado moral y material. Esto, como e ha indicado. no puede lograrse ino con un cuerpo ·' fre co, · el cir, que haya tado fuera del peligro y del fuego; que hombres y animales hayan ufrido poca fatiga y tomado buen alimento · e ta re erva, en fin, es un" segundo ejército.'' Bajo este Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oreti n 01iíitm: be ~o(ombia '---- 409 _) concepto, inútil es discutir i ha de er caballería exclusiva ó prin­cipalmente la que lo componga, como algunos sientan. Si es ejérdto, dicho se está que ha de t ner todas las armas: tropas li­gera , para escaramuzar; tropa. d. preferencia, mejor, de em­puje, para acometer · romper· artillería para destruír, y caba­llería, indudablemente respeta le, para aco ar, de trozar y per­seguir. En el caso opue to de derrota, xcu~ado es repetir que esa misma caballería con su carga r iterada , e a artillería con su erenidad y puntería, protegerán los scalone , los cuadros, los cuerpos di persa , que podrán ir dejando grandes e pacios interme­dios para perder cuanto ante de vi ta al que oca iona su desgracia. Este doble empl o de la reserva prescribe en su compos1'dón tropa de priferenda, no en cuanto á llevar uniforme con vivos ver­des ó encarnados, ino tropa sólidas, consistente , probadas, con jefe erenos y un eneral experto, refte 'Ívo y audaz á la vez. La fuerza de una reserva tácfl"ca ]a determinan los principios gene- · rale de organización, o cilando o- neralmente entre t y l del to­tal. Por lo demás, repetimo , icmpre que la historia de una guerra regi tra una victoria "d bid<.>~ al arte y al General en Jefe," forza ament e encuentra un hábil y oportuno empleo de reservas. E t<~ cierno trado, de de Ciro en Thymbrea, Epaminondas en Mantinea, Alejandro en rbela , ha ta Federic y r apoleón en casi toda sus batallas. En su lugar tendrán ·ta ideas oportuno de arrollo. En el Diccionario Militar se encontrarán más de en­vueltas la anteriore definicione , y en la Biblioteca Militar, pági­na 933, anota o los autore ~ xclu ivam nte pañol s qu tratan de Arte M1'lz'tar n general 6 en onjunto. Tdctica Para Federico n y uibert, n 1 último tercio del iglo pasa­do, tdctica era el arte de la rrmrra en todo u conjunto y xtensión: de d principios del pr ent , la invención 6 adopción de la eslra­ltg/ a, según queda definida fue restrin iendo el ignificado, de modo que hoy la tdcltca viene á quedar ubordinada á la eslrategz'a, puesto que ejecuta lo que ésta proyecta 6 di pone. E tá admitida la di vi ión de la tdcbca en dos partes: una ele­mental, particular, limitada, pequeña y iempre reglamentaria ; otra complexa, ilimitada, general, o-rande, uperior 6 sublime, aun­qu este último adjetivo parece algo hiperbólico. La táclzca superior, teniendo por e encía y fundamento las mtíltiples combinacione de la tres armas, y entrando en ellas, además, otro complicado factor, que e el leJTeno, no puede ya ser encerrada en reglamento, y u amplia y discutible doctrina rebosa en aluminosos tratados. obre ella pueden apuntarse breve con ideraciones. Desde luego, enlazándose por u parte más elevada con la estrategz·a .. la táctzca superz'or ensancha ca i indefinidamente u círculo de acción. Da incompleta idea definirla como 'arte e.'clu ÍYO eJe manejar las tropas en el campo de batalla, ó ( eo-ún la frase consagrada) á la vista del enemigo y al alcance de u cañón." No tiene por objeto único y limitado c9mbatir bien sobre un terreno dado,' ni "com .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~orettn ~JWitar be ~orombia '- 4IO _ _; binar sólo en el acto del combate la acción y efecto de las armas," ni atender "al simple mecanismo de las formaciones ó ejercicios de las tropas," como generalmente se dice. La tácll'ca supen'or ó general se desenvuelve en más ancha e fera, que incluye al peque­ño destacamento, á la brigada, á la di visión y al ejército entero. Positivamente la láctü:a gira sobre punto indicados por la eslrale­gz'a como favorable al éxito de una campaiza ~· pero ella tiene á su vez elección y libertad para determinar el más con eniente al buen éxito de la batalla, y como ésta, en la región de la teoría no debe ser de encuentro casual 6 choque ciego, sino empeñada á conse­cuencia y en virtud de marchas )' mam'obras, viene á resultar, en conclusión, que la táctica mpen'or es una e lralegia en pequeña esca­la ; que la táclz'ca resuelve en espacios reducidos lo mismos 6 aná­logos problemas que la es/raltgt'a en otro má dilatados, y esto es lo cierto. La tácll'ca, en toda u generalidad, el arte de ordenar, dis-poner, mover y combinar prdcl/camente la tropas ; ella enseña á formar, conducir y poner en jue o todo lo agentes y elementos de ejecucz!m ~· á repartir y arreglar la um'dades de fuerza; es el arte de lo órdenes y de la mant'obras aplicada y concordantes; ella da conjunto, movilidad preci ión á cuerpos diferentu; y he, terogéneos; ella imprime á un ejército rerdadcra actz'vz'dad y apti­tud guerrera; busca, ncuentra, y vence, y persigue al enemigo, 6 bien le burla y squiva si así conviene· ti ne mucho meno de conjetural, y mucho má d po itir , que la e: trateg/a; e el alma de las operaúoms stcundanas; e el arte de 1 s poúdoms de lo campos, de las marchas mam'obreras y difícil . La !del/ca reconoce y a valúa el terreno· lo utiliza, prepara y m difica imponiendo sus condicio­nes á la fortificación ; pr 'iene y anticipa al enemigo en sus d/spoS?Ciones de combate· obra in con fu ión, mant , niendo el orden en medio de un aparente lab rinto de hom re , ca a11o y máqui­na ; tantea y de concierta al enemio·o, le obliga á d scubrir su intento, ocultando el suyo 1 ropio; upl e la ziifen'orzdad numérica; busca sagaz el puntolla~'e de la po. ición, y 1 débil 6 vulnerable del enemigo; sobr él, como la eslrateg1·a, acumula fuerzas y esfuerzos reiterados de valor y de talento; acude á las reservas, y si al fin rompe con la victoria el e uilibrio y corta el nudo de la batalla ¡ay del vencido! disperso, ele baratado, sin un punto de descanso á la tenaz per ecución. i la fortuna no premia el valor, to­da vía es la táctica la 1ue di puta al vencedor, envanecido y ciego con su triunfo, algún resto de gloria en há il y sangrienta retz'rada. En resumen, la ldcll'ca supen·or, en su mayor latitud, compren­de : elección y aprovechamiento de posiciones, puestos, campos atrincherado , órdenes y línea de batalla; grandes maniobras; disposiciones pr liminares para el combate; combates, encuen­tros, choques imprevi tos; ataque y defen a de puestos; acciones parciales de vanguardia y retaguardia; ardide , estratagemas, sor_ presas, go1pes de mano : en fin, cuanta operacz'oms seczmdan'as se encargan á un pequeño cuerpo ó destacamento aislado. (ConHnúa) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oretin 9JWitat: he G:oiombia '-- 41 I _j MEMORIAS DEL GENERAL PAbLO MORILLO ( Conll'ntía) . E. el Conde de Cartagena, luégo de haber enviado nuevas órdenes á sus comisionad s para f1Ue apresurasen . u viaje, siguió su marcha. Al acercar e el enemigo, retiró de Agua de Obispos sus puestos avanzados, y poco de pués su vanguardia de Carache, fuerte de quinientos hombre ; no dejó en los alrededores sino un escuadrón de igilante , que fue puesto en completa derrota por dos compañías del reo-imiento de hú ares de F rnando vn. El ene­migo e replegó sobre 'Trujillo, y . ~. el ..-onde de artagena es­tableció u cuartel general en Carache. Los dos Generales se cru_.. zaron entonces la corr pendencia uc e leerá en eguida : " Repúbhca de olombia- Cuartel rrmeral de 1í-ztjillo, I9 de Noz,iembre de I82o '. im.)n Bolívar, Libertador, l ' C., á.·. E. D. Pablo Morillo. " He reci ido con la má viva atisfacción la nota que V. E. me ha dirigido de u uart 1 O'eneral e Humocarobajo, en donde el eneral ucre y el oronel Plaza han tenido 1 honor de con­ferenciar con V. E. en 1 relativ á la naturaleza y ba e del armis­ticio que nos. ha propue to. u Nos invitái d nuevo á una u pcn ión de arma., ue hace mucho he aceptad ; y i aún no está conclufda hay que culpar por ello á la circun tancias actuale y al retardo de nue tros co­mi ionados, más bien que á falta de dispo icione de parte del Go­bierno de Colombia, que hasta ahora no e ha cupado ino de dar á su tropas acantonamientos convenientes para la seguridad y los vívere . El Gobierno de Colombia no ha pensado nunca en hacer conquistas, él ha pensado solamente vol ver á e tablecer las leyes de su patria, destruídas y holladas por los pies de los invasore . " Desde hoy conveno-o con V. E. en una u pensión de armas. provisional, hasta la conclusión de un tratado con el Bri~adier Co­rrea, D. Juan Toro y D. Franci co Linares. Pero si avanzáis vues­tras posiciones como para venir á dictar las conveniencias de este armistici~, e tad seo·uro que n lo aceptaré nunca, y que vos seréis responsable ante la humanidad y nue tra patria de la continua­ción de esta lucha sano-rienta, cuyo fin debe er la emancipación de la América entera, ó el exterminio de todos su habitantes. "V. E. puede, si consiente en ello, suspender us operacionP.s; yo he suspendido las mía desde que he e tablecido en esta ciudad mi Cuartel general ; y permanezco apena á la defensiva, con la esperanza de una transacción entre nosotros. "Dios os ~uarde muchos años. 2odvAR" Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietin Whntar be CSo'Comóia '- 412 _J "A S. E. D. Simón Bolh·ar "En respuesta á la nota de V. E., de fecha 13 de este mes, tengo el honor de repetirle que el retardo de mis comisionados para establecer las bases de un armisticio, no puede atribuírse á negligencia del Gobierno español; bien al contrario, no ha omitido nada para apresurar la con el u ión de él. "Veo con placer que V. E., de acuerdo con las proposiciones y las miras conciliadoras del obierno español, acepta la suspen­sión de armas que debe ser el preludio de la paz tan deseada ; pero es indispensable que este armisticio sea general y se extien­da á todas las fuerzas que al mando de V. E. hacen la guerra en Venezuela y en el Reino de la ueva ranada ;~porque limitarlo á un solo cuerpo de ejército serí::t como ya lo hemos experimentado, muy funesto á los int rese de la ación. "Espero de vos una re pue ta cat o-órica y conclt.::¡·c:~c f2-:·a suspender los movimi ntos que h jecutado por los que S. E. ha realizado dcspué de . u omunicación del 2 I de Septiembre; y si no ha tenido otro moti\ o in o 1 d la subsistencia de sus tropas, yo no he tenido tampoco sino e te mismo y el de librar á Mara­caibo y á los otros puntos am nazaclo de inva ión. ' Creed que deseamos francam nte la paz; toda idea de su­perioridad ó de importancia política opue ta á mi manera de proceder. Nada ha e tado má 1 jo d mis intenciones que pre­tender fijar por la fuerza la a e de un tratado que, en razón de las grandes ventaja que 1 rom t ·, d be fundar e en la lealtad y en lo voto noble y di nos de un alma enero a, que quiere ver el término de una o-ucrra fratricida, ue no podría durar má lar­go tiempo bajo el go ierno lib eral el la Nación. "Espero con impaci ncia la re pue ta de V. E. para comuni car sin demora las órdene · nece aria á toda las divi iones de nuestro Ejército. " Dios o guarde mucho año . "Cuartel general d Carache á r 5 de oviembre de 1820 PABLo MoRILLo" "República de Colombt'a- Cuartel amera! de MoCO)', IÓ de Nov1'embre de I82o "Simón Bolívar, LibP.rtador, &c., á S. E, . Pablo 1orillo "Excmo. r.: Acabo de tener el honor de recibir la nota de V. E., de fecha de ayer, relativa á una propo ición de armisticio general tanto en Venezuela como en Cundinamarca. "Mi intención ha sido siempre que el armisticio sea general; pero para terminarlo e indispen able que V. E. apresure la llegada de los negociadores que había escogido, ó que nombre otros, por causa de su demora. Me parece conveniente que vuestros comi­sionados estén acompañados de oficiales autorizados por\,... E. para recorrer con mis ayudantes lo paí es amigos y enemigos, para Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oietin ~JH(itat: be lación blanca, vio-o-rosa, de co tumbr patriarcale y nteram · nte con agrada á la tareas agrícola·, atPnta con lo f ra t ro , llena d re petuo o ca­riño hacia u buen Cura, uien o ti ne una cuela n que diez niños apr nden la primera. letra · e n mejor éxilo qu n otra , má llenas de vano aparat qu del verdad ro píritu d ense­ñanza. Para raduar la b Jnda<.l moral ele 1 betuliano , astará saber que n lo último d-..~ mese (d Mayo de 1 49 á .. layo de 1850) hubo dieci éi matrimonio. y e nta y tr nacimiento , de los cuale sólo cinco il
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo II N. 13

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Y la ausencia y el silencio y el olvido

Por: José Ignacio González Lorenzo | Fecha: 2025

Y la ausencia y el silencio y el olvido es una colección de poemas que describen los distintos estados de ánimo suscitados por el encuentro con un ser excepcional que ilumina la aspiración sublime a la belleza, el bien y la verdad, y al que la barrera del tiempo y la distancia convierte en anhelo imposible e insoportable recuerdo.
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
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