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Imagen de apoyo de  Los Lunes del Correo - N. 7

Los Lunes del Correo - N. 7

Por: | Fecha: 29/01/1906

RepÚblica de Colombia LOS LUNES DEL CORREO SUPLEMENTO LITERARIO A "EL CORREO NACIONAL" Dlreotor·Redaotor, B. PALACIO URIBE ¡SERIE i.' ~ J30GOT t ~NE~O 29 DE 1906 Los cuatro Sargentos de La Rochela, traducción de J . D. .Monsalve.-Flor d e pesadilla por Manuel Ugarte.- Capri· choe de la luna, por Charles Baudclaire.-En unas boda•, por Antonio Gómez Restrepo.-Sensaciones de autom6vli, por Mauricio Maeterlink.-La melo.ncolia de Simón Boli­var, por Pedro Emilio Coll.-?distica, por Alfredo Góm cz Jaime.-Flor negra, poesia Inédita por Jullo Flórez.- Sol de invierno, por A. Fernández Garcia.-De mar á la mon· taña, poeafa por Diego Dublé Urrutia.-Una biografio. de Edgara Poe, por Am@de Barine.-La fortuna y el arte, por Joeé Nogale.-El Cisne, por Enrique lbacn. }:OS o ... ~ SA~GENTOS DE t.A .ftOCHELA (Boriu, Gouoin, Pommier, Ra.ouZa~) 6 una conspira. ción en 1822, por Charles de Negrondes, tradu. cido por J. D. Monsalve. Loa cuatro sargentos de La Rochela son cuatro cadetes condenados á muerte en 1822 por haber conspirado contra el Gobierno del Rey. El espíritu de partido se hizo dueño de la piedad que inspiran lá desgracia y la ju­ventud, para hacer de ella un arma contra la autoridad legítima; se les ha compuesto una leyenda gloriosa, una apoteosis; han venido á ser, en los retratos de fantasía, vfctimaa, héroes, mártires del patriotismo, de la libertad. Estas cuatro cabezas dejó­venea y desgraciados conspiradores fueron recogidas al pie del cadalso para seli arroja . das á la cara. de los soberanos que quisieron destronar. Pero esas leyendas, inspiradas por la pasión, no duran más que un día; lapa­sión no tarda en desaparecer, y con ella la leyenda. Esas apoteosis flamantes no pueden demorar sino unos pocos días la obra de la historia, de la justicia. y de la verdad. Esa obra p~eciosa sobre los sargentos de La Ro­chela está hecha. El fallo de la historia se ha dictado, y si algunos espíritus se apegan aún á la leyenda que cens'ura al Gobierno aquella ejecución como un crimen, ésos no aon más que los ignorantes, Jos crédulos en­gaiiados con evidente malicia. Víctimas, sí, Jos cuatro sargentos lo fueron ; perv sola­mente de los intrigantes que los impulsaron al delito y luégo los abandonaron en su des­gracia; m•rtires nó: no es m4rtir sino el que ae inmola por la justicia y la verdad. El año de 1822 . fue el de las conspiracio­nes ; no se hal1ará otro en el siglo. XIX que baya alcanzado número tan grande. A pe­sar de sus errores y defectos, la realeza le· gítima era entonces el gobierno más favora . ble á la religión, es decir, l\ 1 bien en ~1 más lato y elevado sentido de la palabra. Sin embargo, todos los enemigos del bien se de­clararon 11outra ella destle el primer tlía; Jos antiguos revolueionarios, humillados con .La. vuelta de los reyes, Jos irreligiosos, los diso­lutos, los sediciosos, los turbulentos, estaban encarnizados en su desesperación; se les vio el 20 de Marzo de 1816 celebrar el regreso de Bonaparte, con gritos que á él mismo lo sorprendieron. ''Yo creía, decía, que se ha· bían abierto totlns las cárceles, y me sentía rotleado de banditlos." En tanto que el trono restaurado dejó el GobiMno en manos de sus antiguos adver­sarios corno los LaVI\Iette, los Touché, los Talleyrantl, los Decazes; en tanto que, gra­cias á su influencia, la Uámara, renovada por quintas partes, veía engrandecerse el número ue los Diputados hostiles á ladinas · tfa fueron más raros los complots. Seguras de una victoria próxima, las facciones se n•signaban á la acción legal de la oposición por meuio de los comités y de los periódicos; apenas se vislumbra ha una que otra conspi· ración bonapartista. Pero cuando, después de la elección del regicida Gregoire y del asE'sinato del Duque 1le Berry, el Rey Luis XVIII abrió al fin los ojos y depositó su con• fianza en los amigos fieles del trono, la opo­sición desesperó de llegar pronto á sus fines, recurrió con una especie de furor á los medios violentos, á las conspiraciones, á las sedi­ciones. Al mismo tiempo, la muerte del Em­perador, que no dejaba más que un hijo en­fermizo, hizo fácil la fusión del partido bo· napartista con las otras ramas de la oposi· ción. La destrucción del trono de San Luis vino á ser el único objeto de una acción rigurosa· mente unida; se dejó para el día siguiente de la victoria el cuidado de elegir un nuevo Gobierno, y este acuerdo, hasta entonces incompleto, tlobló las fuerzas del enemigo, que aun más sensiblemente fueron aumen­tadas con el concurso y el concierto de los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Los .Lunes del O orreo revolucionarios españoles é italianos, quie­nes lanzaban sobre la Francia emisarios de sus sociedades secretas y en particular la de los Oarbona1·ios, la más ardiente y la más ra­dical de todas. Entonces el Gobierno se vio envuelto en· tre una t·ed de tramas enemigas. Los gran­des Cuerpos del Estado que debían ser sus sostenedores, comenzaron á volverse contra él ; hubo en las Ventas de los Oarbo­narios y en las logias de los franc masones militares, magistradrs y profesores. Enton­ces fue también cuando aparecieron los com­plots en todas partes. El nacimiento del Duque de Bordeaux, que parecía asegurar para siempre las Iises, aumentó más las im­paciencias y las audacias de partido. Bel­fort, Saumur, Colmar, Brest, Thouars, Saint Malo, Strasbourg tuvieron su complots ci­viles y sus revueltas militares casi simultá­neamente. La lucha era entonces difícil de sostener, y la victoria del Gobierno, ordina­riamente acompañada ue suplicios inuispen. sables, inflamaba y exasperaba el iuror de los enemigos. ll.allábase el trono sobre un volcán cuyos levantamientos no parecían sino erupciones parciales, presagios sinies­tros de una explosión más general y terrible: el Gobierno, hostigado por estos asaltos cuo­tidianos, estaba siempre sobreaviso y se sen­tia compelido por el sentimiento oel peligro á la más inexorable represión. El 21 de Enero de 1822, el 45° ele línea estaba de guarnición en París, -cuando de repente el Marqués de Foustain recibi6 or­den ue conoucir su Regimiento á La Hoclle­la. Sin prueba suficiente de que se prepara· ba una sedición, el Gobierno estaba adverti­do ue que varios cadetes estaban posefdos del espíritu de insubordinación y de que ellos tenían relaciones alarmantes con los civi­les. Habianse notado señales misteriosas de inteligencia, reuniones sospechosas y eva­siones cuya razón era difícil de explicar. Alejando este H.egimiento de la. capital se creía ponerlo en seguridad, ó en todo caso sustraerlo de las influencias perniciosas. Habiendo partido el 22 de Enero, y después de pasar por Orleans, Fours y Poitiers lle­garon e112 de Febrero á su destino. Sin embargo hubo en Orleans riñas y querellas entre muchos soldados de este Regimiento .y los suizos, que estaban acuartelados en el mismo edificio. • Un joven sargento primero llamado Bo­ries, que se había mezclado calurosamente en el desorden, recibió una herida leve en la frente y fue arrestado por el Ooronel. Este arresto fue cambiado en La Rochela por p.ri­sión militar; pero el Coronel supo bien pronto que Boriés se había ganado la guar­dia y que había saliuo ourante algunas ho­ras después de haberse presentado pre:o. Esta circunstancia llamó la atención, y se supo que había habido otras muchas eva. siones de los cadetes después de la hora re­glamentaria, que eran multiplicados los pa­seos y que tenfan reuniones sospechosas. 70 El Coronel creyó de su deber ponerse de acuerdo sobre estos hechos con el General N agle, que era el Comandante de la plaza; juntos informaron al 1\Iinistro, quien dio or­den de que fueran arrestados otros tres ca­detes llamados Goubin, Raoulx y Pommier. Fueron ronuadas sus piezas de habitación y se les encontraron en sus camas puñales, cartuchos y papeles en que constaba su afi­liación en ~ la sociedad de los Oa'rbonarios. Evidentemente, se tramaba un complot. Entonces se inició la instrucción, extendié­ronse varias declaraciones, y bien pronto fue imposible dudarlo. Se tramaba una cons­piración entre muchos suboficiales del 45,0 ; esta conspiración se relacionaba con la que acababa de fracasar en Saumur y de la cual era Jefe el General Berton; no era más que un hilo de la vasta urdiembre de conju­raciones civiles y militares que desde hacfa varios meses se estaban descubriendo por doquiera. Luis Francisco Leclerc Bories nació en 1794 en Villefranch ue Aveyron. Entró en 1816 como conscripto en el 45~ Regimiento de infantería y llegó hasta obtener el grado de sargento 1~ Sus opiniones democráticas eran ardientes, leía los periódicos más exal­tados, y no tenía más amigo~:~, lo mismo en­tre los civiles que entre Jos de su Regimien­to, que á los más apasionados enemigos de la cua ue Borbón. l\Iuy pronto entró en la sociedad secreta de los Carbonarios, y tales pruebas dio de sus sentimientos, que se le nombró diputado á la Venta central, presidi­ua por el abogado llaradere; y aun fue presen­tado á más altos personajes que manejaban las cuerdas ue aquella vasta. conjuración. También tuvo relaciones con el General Berton, Jefe de~ insurrección que debía es tallar en la Vendee. Su falta. fue la ue haber­se ganado á los otros suboficiales, y por me­dio de ellos á los sold~\dos. Raoulx, Goubin y Pommier aceptaron sus propuestas; y Jos cuatro formaron una pequeña Venta militar con el objeto de atraer poco á poco todo el Regimiento y preparar una insurrección, que estallara al mismo tiempo que la de la Ven­dee y otras varias. Cuando el Regimiento hu- - bode abanuonar á Pa.ós, estaban aguardando la señ-al de una sublevación. Bories, provisto de una gran suma d~ dinero, invitó á comer en Orleans á varios injciados; les dijo que babia llegado el momento de mostrarse dig· nos del nombre de Oarbonarios; que el Regi­miento no iría sino hasta La Rochela; que no lejos de Tours comenzaría la empresa, por la cual todos deseaban derramar su sangre; y que él iría á reunirse con los conjurados de Saumur, cuyas puertas le serían inmediata­mente abiertas. Fue al salir de esta conferencia, con la cabeza trastornada por el vino, cuando tuvo lugar la reyerta con los suizos y fue arresta­do por el Coronel ; y fue entonces también cuando pudo salir de la prisión durante al­gunas horas, de que se aprovechó para dar • sus instrucciones á Goubin y confiarle el en- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 71 cargo de reemplazarlo durante sn cautivi tla.d . Una junta de personajes de consid eración tuvo lugar en La Rochela, lugar adon prÚ:im >) FLOR OB PESADILLA J.....,...,... •• _ .. ,,.,.,,,,,uo-•• ·•-••• •·•Ut• ••• •• En la alucinaciÓfí(lel crepúsculo, la terra· za del café parecía un jardín de fuego tendí ­do ante el bulevar azul que hufa en la bru. ma salpicado por inverosímiles siluetas de transeú)ltes. Como brotaban á lo largo de lA. acer.\ los primeros focos de luz blanca, yo me incliné al oído de Gaby y lfl silbé en un vértigo: -Esta noche te tengo que matar. El agua azul de sus ojos ondeó más que solía bajo el huracán de nuestras tempesta­des. Dos lágrimas pequeñas cayeron sobre el mármol. . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Los Lunes del Oorreo -¡Por qué me quieres matar 7 suspiró la música lejana ele sus sílabas. -Yo no soy quien te mata; es tu pasado. Los ojos de mi amiga se llenaron de san­gre, como si surgiera tras ellos un crepúscu. lo de muert(l. -Mi pasado es anterior á nuestro en­cuentro, murmuró con pesadumbre· si pu­dieras ver mi alma, sabrías que s61~ te he querido á ti ..... Los violines de la orquesta lloraban sus angustias hondas envolviendo el café en una atmósfera de ensueño .... . Reviví viejas visiones .... . -La ciudad está sembrada de tus caídas insistí reconcentrado en mi locura· ¡ten e~ moa que morir! ' . Y aunque en los ojos de Gaby habfa un CJelo, la arranqué del café y nos alejámos . . . . ¡Qué habría de inquietante en la ca. llejuela estrecha, obstruida de sombra Y ¡Fue­ron las ventanas cerradas y las puertas os­curas las que empujaron mi brazo! .... No lo sé ..... ~o único que recuerdo es que Gaby me mJrÓ etra vez ron los ojos encen­didos por las estrellas de su llanto ..... -¡Si pudieras ver mi alma! murmuró de nuevo. Pero yo Ja tapé la boca y acaricié el pe­queño puñal de hoja afilada. -Sólo renunciando á la vida me puedes probar tu amor, desafinó la demencia .... Los ojos de Gaby so llenaron de luz como si todos Jos mundos se agruparan e~ uno solo. Sus brazos me ciñeron el cuello ..... Y en una indecible inmolación de mujer se resignó á la sombra. ·-Mátame ..... • • • Un grito, un relámpago de acero y la adora~a c!"yó dormida. sobre las piedr~s .... Almchnarme para besar por última vez sus rizos de oro, algo más frágil me rozó Je­Tem~ nte •.... El l'lma inmaculada de Gaby $urg1ó en un chorro de la herida roja ..... Y de ese lirio ideal que puso en fug~ mis aospechas, brotó..,¡a voz tranquila llena de perdón y de ternura . . ... -Es justo que yo muera ¡pero vive tú! Entonces comprendí la inmensidad de aquel amor y caí de rodillas, sacudido por los sollozos. 1\I~s _lágrimas rodtt.ron en gotas gruesa~ y preCJpitadas sobre la herida que fue palideciendo como si la savia de mi do- • lor neutr_alizara I_a _ m~~erte..... Sospeché que en mi llanto Iban Jirones de mi vida y que esa vida entraba en Ga.by para resu'ci­tarla. Una loca esperanza. me sacudió. La calle se:ha.b!a. transformado en un jar­dín ; los muros gnses habían desaparecido y la góndola de luz de la luna se alejaba en la noche dejando un gran surco de estrellas .... ¡Qué ocurría en torno t Gaby empezó á renacer •.... -¡ Has visto cómo era blanca mi alma t preguntó su voz frágil de dolorosa sen ti. mental. Y yo, oprimido, murmurá : ¡ me perdo­nas t Los labios se unieron otra vez. Sin embargo, un dolor amargaba la glo­ria de mi amada en el alma naciente. -Te has matado á medias, pu~sto que me has dado la mitad de tu vida •.... Tuve que desvanecer sus escrúpulos : si somos inseparables, ¡ no basta para los dos con una sola! Y en el paisaje impreciso é indefinible que se esfumaba en perspectivas de ensue­ño, nos besámos largamente sin inquirir dónde estábamos, puesto que estábamos juntos. MANUEL UGABTE La luna, que es el capricho mismo, mÍI'Ó por la ventana mientras dot·mías en tu oama, y se dijo: -Esta niña me agrada. Y bajó despacito !u escalera de nobes y pasó sin hacer ruido al través de los vidrios. Luégo se extendió sobre ti con la suave ter· nm·a de una madre y depositó sus colores en tu faz. Las niñas de tus ojos quedaron \'ardes y tus mejillas pálidas. Contemplan­do elita visitante fue como tos ojos se agran· daron de un modo tan ext1'8ño, y te oprimió tan tiernamente la garganta, que te quedó para siempre la gana de llorar. Mientras tanto, en la expansión de su gozo, la luna llenaba todo el aposento como una atmósfera fosfórica, como un pez lumi­noso; y toda esta luz ¡,ensaba y decía: -Sufrirás eteroamen-t~ la influencia de rui beso. Serás bella á mi modo. Amarás lo que yo amo y lo que me ama: el agua, las nnbes, el silencio y la noche; ~1 mar inmen­so y verde; el agua infot·me y multiforme; el lugar en que no estés; el amante Á qnien uo conozcas; las flores monstruosas; los per­fumes que hacen delirar; Jos gatos que se pasman bajo 1 pianos y gimen, como las mujeres, con voz 1;onoa y dulce. -Y serás amada por mis amantes, oot·te­jada por mis cortesanos. Serás la reina de los ojos verdes, cuya garganta yo estl'eohé en mis caricias nocturnas, de los que gusten del mar, del m~n· inmenso, tumultuoso y vor. de, del agua informe y multiforme, del lu­gar en que no estén, de la mujer á quien no conozcan·, de las flores siniestras, pareci­das á los incensarios de una I'eligión desco­nocida, de los perfumes que turban la vo­luntad y de los animales salvajes y volup­tuosos que son los emblemas de su locura. Y por eso, maldita querida niña mimada, estoy ahora tendido á tus pies, buscando en toda tu persona el reflejo de la temible di­vinidad, de la fatídica madrina, de la nodri­za envenenado1·a de todos,los lunáticos. CHARLES BA.UD'ILAIBE Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 78 EN YNAS BoDAS Ouando la na ve rápida se aleja Seres queridos poi' el mar llevando, Los va el adi6s lloroso acompañando \ De amantes prendas que en la playa deja . Así también cuando gentil pareja, " • De la ilusi6n las velas desplegando Al reclamo de amor parte cantando, Algo, en la sombra del hogar, se queja. ¡Do va la barca ico en el abismo y el mágico aparato la precede; los árbole~ que ~e tánt~s años la flanquean plácidamen. te, parecen JUntarse, agrupar 2us verdes ca. bezas y conjurarse ante el fenómeno que surge para cerrarle el paso; pero como ven que no se detiene, se retiran, se alejan se contorsionaD, vuelven á encorvarse s~bre mi1 y con voz sumisa. y arcana, sus miles de hoJaS murmuran á mi oido los cánticos volu. bies del espacio, que admira y exalta á su viejo enemigo finalmente vencedor: la velo­cidad. En los trenes el espacio l:levorado pasa ante nuestros ojos, pero pasa lejos de nos. otros ; no lo tocamos, no lo podemos gozar. pero aquf, en este carrito de fuego, dócil Ji~ gero, milagrosamente infatigable, entre 'las ala~ replegadas de este p'jaro de llama, que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Los .Lunes del Correo vuela desflorando la tierra para admirar sus flores, que acaricia los campos de grano, que aspira los arroyos, que conoce la sombra de los árboles y entra en las aldeas, aquí el es­pacio se hace verdaderamente hermoso, se hace proporcionado á nuestros ojos, á los de­seos de nuestra alma, insaciable y meticu­losa. Ahora no se espera ya la llegada que rea­bre los ojos é invita á la aleg!ía del mirar; todo el camino es una llegada continuada, y los goces que pregustan, al alcanzar la meta se multiplican, porque todo toma la adorable forma de la meta. &!AURIOIO MAETERLINK --~!o!~- ~¡ MELA:r-{COLÍA DE plM6N J3üLÍVAR ~ '-"' ~"'-""-~--....----.--.....---~ El treinta y uno de Diciembre, á las doce de la noche, cuando la campana canta con su lengua de bronce la epifanía ~1 Año Nuevo, en la Plaza Bolívar todos se abra­zan, y Jos ojos de la estatua se iluminan con una maravillosa ilusión; cuando la campa­na, cual una gran flor sonora, deja caer sus doce pétalos sobre la multitud, el Liberta­dor ve á sus pies el pueblo que soñ6: unido al fin en un abrazo generoso y fuerte, y _ siente entonces renacer la esperanza que perdió en los tristes oías de San Pedro Ale· jandrino, cuando sus manos de agonizante reposaban en el lecho con infinita pesadum­bre, cuanuo lofli8ollozos del mar eran un eco de su propio corazón. . El resto del año, Simón 13olivar en su corcel olímpico, sufre una incomparable me­lancolía.. El ha oído las palabras de los fal­sos patriotas, de los falsos héroeos, de los falsos apóstoles, y su espada no puuo herir· los en el pecho ; él conoce al espía, al trai­dor, al que compra la hija del pobre y bebe en copa de oro las lágrimas que el misera· ble vierte en su desolación, y no pudo gol­pear sus frentes con los cascos de su caba­llo ; él ha visto marchitarse las coronas que pusieron en el granito del pedestal y disi­parse los más bellos entusiasmos; él escu· cha el grito que implora misericordia, y no puede llevar el pan y el agua á los que tie­nen hambre y sed de justicia. Pero el bron­ce siente la santa cólera y · la suprema pie­dad: ¡oh tranquilos parroquianos de la Plaza Bolívar que por una moneda de níquel com­práis el derecho de vivir sentados bajo el parpadeo de las lámparas eléctricas, bajo los cielos color de violeta y Jos árboles que deshojan sus :flores de sangre I Las noches de retreta el alma lírica de Simón Bolívar se llena con la divina em­briaguez de la música, y recuerda las tar­des dofadas de Lima, y el rumor de los bosques, y los crepúsculos de las p'mpas, y la nieve de las cor Jilleras, y las verdes pal­mas de la victoria, y los besos de Manuelita Sanz, y sus juegos infantiles, y su casa pa· terna, ahora destruida por los mercaderes. 74 Gusta que los nifios jueguen á su rededor, y ae divierte con las bombas de papel, las guirnaldas de fanales y los lirioa de fuego que se abren en el terciopelo del espacio. Un tiempo fue menos desdichado porque dos golondrinas hicieron un nido en su tri­cornio .... En el silencio profundo de la media no­che, cuando la ciudad duerme y sólo algún perro cruza fugitivo por la plaza ó algún mendigo reposa en un escaño del pedestal, un sueño loco se apodera de su espíritu : sueña que su caballo se convierte en Pegaso, que su capa bate el éter como un ala, y que en vuelo vertiginoso va á arra-ncarse de la tierra y á perderse más allá de las estrellas, dejando un reguero de chispas en el camino de los astros. PEDRO EMILIO COLL Jv'iÍSTXCA Envidio á esos monjes de oscuras edades, aquellOB fantasmas de melancolía, que huyendo á la vida y á sus veleidades amaban las grutas y las sole~ades, el- húmeño claustro, la celda sombría. Aquellos tocados de fe prodigiosa que hallaron deleites en rudo suplioio, y, como se ciñe de espinas la rosa cual de un armadura, su carne gloriosa, ciñeron las puntas de agudo cilicio. Aquellos espectros de faz amarilla, de voz cavernosa, de barbas de invierno; filósofos graves con alma sencilla que s6lo buscaban del bien h semilla y amaban la gloria temiendo el iufiet·no. Aquellos que amantes oraban de hinojos ante el Cristo, pálida flor del mutil'io ; aquellos de fieras sangrientos despojos, aquellos donceles de tímidos ojos aquellas doncellas de manos de lirio 1 Felices los tristes, felices los graves, que amaron al Cristo, que amaron al cielo; viajeros que á puerto llevaron sus na ves; su vida fue el paso de místicas aves que á climas dichosos sesgaron el vuelo ! Oh! pobres de aquellos, que atrás, en la (senda, perdieron el rumbo, perdieron la guía. ¡ Qué iner"mes estamos en ruda contienda l De internas bonasoas en noche tremenda es luz que se apaga la filosofía l ¡ Oh ancianos, oh niñas de castos fervo1·es, felioea vosotros, feliz vnestra suerte; los dulces, los tristes, ya sois vencedores ; y en tanto, en la cárcel de eternos dolores el vasto rebaño le teme á la muerte t ALJ'B.DO GOMEZ JAIME 1906 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 7fj . Los Lunes del Correo FLOR NEGRI! (INÉDITO) ¡No dudes más de mí! Yo sé que lloras "Y: que la duda agranda tu tristeza: Tiene esa duda garras destructoras Que arrasan el jardín de tu belleza ! No dudes más de mL ... Glaucas auroras Tus ojazos, rocían la maleza ' De ortigas y de zarzas punzadoras Que en mí se m br6 la suerte. Mi cabeza ' Sueña con los miríficos asombros De una dicha inmortal, siempre que toca La tersa y tibia curva de tus h~mbros! Yo no amo más que á ti ! .... ~lor es tu boca,' Que habré de trasplantar á mis escombros .. _. Porque es la única flor que me provoca ! JULIO FLOREZ ... -.. ................................................................ ...................... ~ ...................... .. ..................................... .......... ........... ................. .... .. .................. .......... ........... ............. ..... ............. . , .. ,.,_ ¡Qué oro tan pálido, qué oro tan lívido, qué oro tan exangüe, el oro de este sol de invierno! Oaracas amaneció vestida, como una hada, de vaporosas lllUselinas. Desde las agujas de las torres caía la neblina sobre Ja ciudad, en claros, vaporosos pliegues. Y por sobre ár· boles y casas, de cada rama, de r.ada alero, parecía estar prendida por millones de ma­ravillosos alfileres. Rompiendo los claros velos sutiles una campana que llamaba á misa, tiritaba de frío; la llamn de un farol de gas, parpadeante como una pupila, se helaba; y en un tímido l'Byo do sol que se aventuró por el..aire, mhó la palidez y la meluncolía de un convaleciente. ¿Por qué está el sol tan pálidof ¿Pot· qué está el sol tan triste? ¿Se habrá cansado de alumbrar tántas miserias? ¿Acaso nó' existe ya el amor? ¿Por qué sufre de hipocondría? ¿Por qué padece de murrias? ~am.inando á la ventura en el pálido día de mvterno, entl'o á un bazar de cosas vie­jas: muebles, joyas, armas, toda suerte de oachivaohes en heteróclita confusión. En estos viejos bazares de Oaracas, en es­tos bazares de cosas viejaf!, está la vida de la ciudad y casi la historia de Venezuela. En un rincón miro un arcabuz. Es un vie­jo arcabuz, mordido por la herrumbre, de­vorado por el orín, lleno de cicatrices ...... ¿A quién perteneció este arcabuz? me p1·egunto. ¿Qué español lo trajo á Améri­ca en tiempos de conquista? ¿De su boca infame y negra salió la bala que pntió el corazón de nuestro abuelo el Cacique? En un armario veo un libt·o, forrado en pergamin.o amarillo, de ouya pasta no se ha borra~o todavfa la huella de los dedos qne lo hoJearon. Es nn libro místico y es el li­bro de una monja. En la primera página hay una~ iniciales, y luégo .una inscripción en tU'Cinoas letras que diCe: Convento de Cat'melitas descalza3. ¿Fue acaso un recuer­do? ¿A qué monja perteneció? ¿Cuántas noches de insomnio, pobladas de tentacio­nes, no mató aquella lectnra? Medula mística es tu nombre, viejo libro conventual! ¿Eran bellas, eran grandes eran ojerosas, eran profundas las pupilas d~ la monja, hoy convertidas en polvo, que te leyeron, ¡oh viejo libro místico? Y más lejos, aquí y allá, espadas, retra­tos, zarcillos, aldabas, cerraduras y llaves · llaves enormes, llaves gigantescas, llave~ monstruosas, llaves fantásticas, llaves fabu­losas, de todos los tiempos, de todas las épo­cas, llaves bistól'icas, llaves crueles, llaves místicas, llaves de iglesia, llaves de calabo. zos, llaves de casas solariegas, pesadas, ma­cisas, formidables ...... El día de invierno penetraba tímidamen· te a.l bazar y ponía su beso triste en todas las cosas. Al beso de la 1 uz adquiere el ba­zar no sé . qué vida intensa y profunda. Todo tiene allí sn historia. Todo tiene allí 1 su dolor. Aquello tiene aspecto de hospital. Y es un hospital, un hospital de cosas vie­jas. Aquel piano de teclas ahumadas debe estar asmático . .. Al tocarlo, al oprimir so viejo mecanismo, debe toser con una toa cas­cada y afónica. Aquel violín, enjuto y ra­quftico, debe padecer de t·euma, sin dudR. Pero por sobre todos los instrumentos, los que más tristezas evocaron en mí fue¡·on aquellas guitanas, aquellas viejas guitarras españolas, manchadas de vino, estropeadas por el uso, con la huella de mil dedos infa­mes. ¡Cuántas cosas me hicieron pensar aqoe-' llas pobres guitarras enfel'mas, oolooadas tn ringlas, huérfanas de cuerdas, llenas de te­larañas y polvo! Al verlas en tan lamentable estado pensé Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Los Lunes del Correo en los vet·sos de Darío, en aquellos versoé q!l~ la describen de manera tan bella y tan hr1oa: Urna amo:JOsa de voz femcmina C&ja de música de duelo y placer, Tiene el acento de una alma divina, Talle y caderas como una mujer. Aquel talle, aquellas caderas, estaban aja. dos; aquella voz femenina se había apagado t So música, sn voz, su alma, que era un can­to de cigarras dormido en los bordones, ha­bía muerto, había volado, se había desva­necido! No quedaba allí sino un cadáver, un armatoste frío é inerte, un ruin esque­leto de madera. Y aquellas guitarras hijas del sol, herma· nas de los claveles, de la sangre de los to­ros, del vino, de los puñales y del amor, me hicieron ver el día cada vez más pá'iido, cada vez más triste como si la tierra fuera un inmenso hospital y el sol una triste vela amarillenta ..... . A. FERNÁNDEZ GARCIA ~ N O V 1 A El amor es golondrina que -á aquietarse no se allana ni en collado ni en colina ; hoy anida en tu ventana y mañana en mi alero se avecina. La amistad es yedr.a eterna que en verano adhiere á un muro y en el mismo muro invierna, y que al cabo sj su tumba halla el muro, de seguro con el muro se derrumba. A la amistad nada arredra . .. . así1 pues, flor peregrina, no te olvides. de esa yedra cuando seas golondrina! DIEGO DUBLÉ URRUTIA ••••• P. .~.~ .... ~~~.~.~.~:..~~ .. ~~ .... P..~~~~~ .. f..~~. (Traducido para Los LuNEs) M. Emile La u vriere consagra á Edgard Poif, su vida y su obra, un hermoso libro tan fecundo en observaciones originales como rico en razonamientos. La vida de este ilus­tre desgraciado ha sido estudiada desde el punto de vista patológico, el único que permite ser justo con él ; es difícil indicar cou mayor'J)recisión la repercusión del estado 78 morboso del hombre sobre la obra del poeta. He ahí un feliz ejemplo de lo que puede dar la alianza de la ciencia con la crítica litera­ria, por la explicación de ciertos genios oon­fusos, visiblemente manifiestos á la locura. Edgard Poe ha sido un{) de estos des­afortunados, y no hay otro cuya memoria haya permitido tánta intromisión de la cien­cia en el dominio de la psicología. Antes que ella se hubiesé mezclado, los admiradores de Poe le hacían tanto perjuicio como sus enemigos : los unos y los otros es­taban de acuerdo en ver en él una especie de genio del mal. Se le admiraba por su sa­tanismo cuando era un Baudelaire y se cu­bría la cara ante él cuando era un Reveren­do americano ó la Revista de Edimburgo. Los progresos de la patología han pres­tado á Poe el inapreciable servicio de hacer­lo descender de su pedestal de perversidad. El " perverso de cuenta" de la Revista de Edimburgo en 1858, no es para nuestra ge­neración más que un enfermo, un pobre en­fermo que no tiene nada de bello pero tam­poco nada de criminal, porque ha detestado su abyección y ha luchado á brazo partido por separarse de ella. Su desgracia fue la de nacer de una ma.· dre tísica y de un padre alcohólico y tísico también, nacido, á su vez, de una raza be­bedora en que la degeneración estaba ya avanzada. Edgard Poe fue un niño anormal en sus acciones, con una herencia terrible que hubiera sido necesario combatir con la higiene y la educación. Tenía una hermana con tres cuartas partes de idiota y un her­mano pernicioso. Hace un siglo no se cono­cían ni el daño ni sus efectos. Huérfano an. tes de haber cumplido tres años, Poe fue recogido por una familia absurda que hizo precisamente todo lo que se necesitaba para acabar la destrucci6n de su sistema nervioso y de su buen sentido y que se indignó por haber sembrado vientos y recogido tempes· tades. A los diez y ocho años se enganchó en el Ejército americano en donde su con­ducta fue "irreprochable,'' según su hoja de servicios que aún existe. "No tiene malos hábitos, añadía su Jefe, no bebe y es digno de toda confianza." A los veinte años se re­cibió en una escuela militar. Su mala estre· lla parecía conjurada. .En trabajos recientes sobre el alcoholis­mo se ve que no todos los alcohólicos son ebrios. Existen diferentes maneras de em­briagarse, bien caracterizadas y descritas ya para que sea posible confundirlas. Habiendo tenido que ocuparme de Edgard Poe, hace algunos años, llegué á la misma conclusión de M. Lauvriere. Atenuamos, aunque por distintas vías, la responsabilidad de Poe en el exceso de dilirium tremens que terminó con aquella gloriosa vida miserable. Veamos c6mo vivía Poe. Se lee en una de sus cartas escrita á los treinta años: "Yo no encuentro ningún placer en_ estos estimu­lantes de los cuales he pretendido separarme muchas vece e. N o ha sido por amor al plaeer Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 77 por Jo que he expuesto mi vida, mi reputa­ción .... y mi razón." Con efecto, jamás había bebido por pla­cer ni aun al principio. ''No fue el gusto del brevaje lo que lo atrajo-explicaba uno de sus amigos de la U Diversidad ;-apuraba un vaso lleno y lo vaciaba sin gustarlo." No era tampoco Ja excitación que podía producirle el alcohol, porque después de...be­bel' caía cQmo somnolente. En su vaso no encontraba sino Ja supresión de una apre· miante y dolorosa necesidad que se presen­taba de manera irregular con algunos meses de intermedio. Poe se imaginaba entonces estar curado y regocijábase. Hacía que en ello tomasen parte sus amigos y daba gracias á los dioses. Cierta vez le sobrevino una de­presión física y moral, que apenas conocía, y su júbilo, oscurecido con su salud, le dio un nuevo aspecto que le dejaba más enfermo y más avanzado en el camino de la locura. Estas extravagancias toman en medicina el nombre de dipsomanía. " Los ebrios, dice el Dr. Trelat, son gentes que se embriagan cuando encuentran la ocasión de beber. Los dipsomaníacos son enfermos que se embria­gan siempre que les sorprende el acceso." Y el Dr. Magnan : " Todos los autores dis­tinguen hoy el alcoholismo de la dipsomanía que es una forma particular de la monomanía instintiva, cuyo primer origen reside en la herencia." Según los mismos sabios, el acceso hace del dipsomaníaco una especie de enajenado. El Dr. Trelat hace notar el caso de una mu­jer á quien esta enfermedad lo había costado su fortuna y su situación : " N o se podía oír sin compasión el relato
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Los Lunes del Correo - N. 7

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Margarita

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Alma Joven: órgano de la academia Menéndez Pelayo

Por: Manuel De Sandoval | Fecha: 1906

A finales del siglo XIX y principios del XX las funciones de las revistas culturales se encaminaron en la divulgación de obras literarias de autores locales y extranjeros, publicación de poemas, cuentos y novelas. En general, su objetivo era acercar al público, a las producciones culturales que circulaban en el momento. Las revistas entonces se convirtieron en medios y nichos para la creación de nuevas vanguardias literarias que se popularizaban, sobre todo, en el público joven universitario. Durante transición de siglo, la mujer estuvo relegada de la participación política, tanto en temas de sufragio como en de opinión pública, por esta razón muchas de las revistas literarias estaban dirigidas al público femenino, considerado con: “tiempo y espíritu” para las cuestiones culturales. En las páginas de la revista “Alma Joven: órgano de la Academia Menéndez Pelayo” fundada el 24 de junio de 1917 por los miembros de la academia literaria bogotana, bajo el epígrafe "Pro Patria et Verbo" (Y la palabra por el país), se invitaba abiertamente a las mujeres colombianas a “ser parte del desenvolvimiento de las ideas modernas", por medio de la publicación de sus trabajos literarios.
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Vida Intelectual - Año II N. 23

Por: | Fecha: 15/07/1905

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Ailo 11 S:lnl:l Fe, Julio 15 de tOOS Núm. z! <\) ida Intelectual ~ J REVISTA QUINCENAL ~ DE LITERATURA, DERECHO Y CIENCIAS SUMAR I O DECADENCIA MORAL-Domingo G. Silva ......... . c-.RA BLANCA-José Zahonero ...•................. LA HIJA DE ESPANA (poesía)- AibOI'( O Risco . . ... . EN LA TABERNA lpoesia)-Lols V. M ohando .... .. ALUIZIO AZEVEOO Y PtREZ OALOÓS - G. A. M ar- UnC.t zu, iría ................................ . HACIA LA CUMBRE (pocsia)-JUU\l Aymerlc h .... . LA ODISEA DE UN QUINTO- IIe rnúndoz VillaOSéUSll. PRESAOIOS (poesía)-A. M lguén s Pnrrado ...•. .• EL CAUDILLAJE AROENTINO- J OSÓ M. !llonzón •.•.. FLORES Y NIDOS (poesia)- F. A COl> la y Ltll'll. .. .. VISIÓN PAMPEANA (pOObÍU)-JosÓ M. Queved o ... . UNA CARTA JuliO Vt•rn c ............. .. ......... .. lES CESIBLE LA ACCIÓN REIVINDICATORIAI-ZullÓO :.t:utlrtl'/. ...................................... . VOCES IJIIJl'SÍ:II-CUsiUIIO :\IOOC~al ............... . LA UNICA AMIQA LEAL (poos ía)- J. S. LÓpOz dO Gvlll!ll'll ....................................... . • • • (pvt"•ÍIIl Antonio NQricga V u roJa ........ . LA LENOUA DE CERVANTES-AntoniO d O Val buena EL POEMA DE MI TIERRA(POOSÍU)-l'cdr o N. B orr o ttn LA SOBERBIA DEL CÓNDOR (pOOSÍil)-Luls !lhll'tilll':t. ~l:trc·v;, ....................................... ·· CORO NEL JOS~ M. AOUIRRE- H:tUIÓII J 1...1.,'Íll)-C"arlo., 0 \"ÓIIJI: ... EL MINISTER IO FISC,t.L Julio A . llU.,:tlliCh€' .••••. PROVINCIAS HERMANAS (f10CSÍ3)··0lllldl ll o VÚ:t.IIUCZ l.mhwiin . . .. . .. ........ .. Pág. 1 S li zo 30 39 ~o ~ il s.; g¡; 87 89 113 JIS ll:i II G m 139 ll:l 151 IGI 1G8 170 l i l 11 i li!l JH8 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL EL ANGEL DE LA RESIGNACIÓN-Eduardo 11 . Du ffau LOS VOLCANES- V. López Bormú<.lezoo. oo. oo 00 oo .. CREER EN SI MISMO- José G. Paz .. oo .. oo oo oo oo 00 • EL CANALIZO DE GEL VES-AntoniO Cursachoo oo oo DE LIRIOS Y NENÚFARESSpoesía)-Ramón Bergman SECRETO MÉDICO- José l. Pi cazo ... .... . .. .. • •.•.. INGENUIOAOES-AlcidCS Arguedas ............... . MARIANO MORENO-Nicanor llloHnas (hijo) ••... . · ZAPIOLA-5. Ecllegaray ................... ....... . YO PECADOR-Carlos Maria Ocanto:¡ ............ . NUESTRO ANIVERSARIO· ........................... . SANTA FE Imp. LA VELOCtoAo-Umberto 19. y·s. Luis 1e o es Acaba de aparecer 199 202 205 209 213 215 228 230 213 248 249 Rimas be Amor P oR G. A. M ARTfNEZ ZuviRfA 2.a EDICIÓN AUMENTADA EJEMPLARES DE LUJO En papel d el J npón, encuadenwción piel de Hus ia, cantos dorados, agotada. En papel Yelin, ene. AmateUJ', S 3.00 En papel de hilo » , Edición común, rúst.ica, .. )) 2.00 1.00 Se remite fl'an co de por te al que envíe su importe en bonos postales al Sec•·eta•·io de VIDA INTELECTUAL, y á todos los suscritores d<> la rovista que pag.uen un semestre adelnntndo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Año 11 Santa Fe. Julio t s ele t 90S Núm. 23 VIDA INTELECTUAL LITERATURA- DERECHO - CIENCIAS Olrect o,.e a: DR. RAMÚ:'< J . LASSAG A DR. Ju1.10 A. BUSANICHE RAMÓN J. DoJ.DAN Secr•tarJo: Adml nlttrodor: G. A. MARTÍ :' • corazón que lo noble sólo e nct e rra, enamorada música del nido, Dios e n la eternidad! m ad r e en la tierra! ¡Ay! del huérfano errante, en su locura, cuando e l pesa r s u corazón taladre busca r á en vano con filial ternura los e ntreabi e r tos brazos de su madre! Y ante la realidad desoladora - e ntristecid a e l a lma hasta la muerte,­fuera de sf, ma ld eci rá la hora que vino al mundo con tan n egra s uerte!... Cuando in vade al espíritu agi tado una amar g·a y g lac ial m e lancolía, y e l corazón en fe rmo y a ngustiado apaga e n nu es tros labios la alegría! Buscamos las felices e m ociones, y al hallar solamente s u s des pojos , se ntimos que se Yan las ilus ion es y se ll e n a n d e lágrimas los ojos! V e n m e dio á ese destierro tan profundo, no pudiendo s ufrir ta nto d es ,·elo, levantamos los ojos d e est e mundo pidie ndo una palabra d e cons u e lo. En ese instante, e n que al do lor se entrega la voluntad y e l co razó n estalla, ¿qui é n es e l ángel q u e á an imarnos lle o-a •· desafiando e l furor de l a bata lla? l:> Es nu estr a madr e. Una muj e r s incera que po r s u hijo h no:; ta •m v ida inm o la ... Y o la perdí! ... y mi ex istenc ia di e ra . ' r o r mtrarla una ve.%, una \'e% sola! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INT'ELIWTUAL I V L as lágrimas moj a ron las m ejillas, miré á Egmundo, y 'lo v i que solloz aba,­l a luz a bría s u broc he, y e n puntillas la rubia auro r a e n l a t a be rna e ntra ba. Es~e nio, dij o e nto n ces: «S i los bue n os d e b e n s ufrir, c u a l bestias, r esigna d os, y o prefiero se r mal o , porqu e a l m e n os tendré la libe rtad d e los m a lvados ! Y presinti e ndo una desdic ha e te rna, co nte mpló á s u adve r sario d e hito e n hito, y a b a ndo n a nd o Juego la ta be rna se a lej ó r e pitie ndo «estoy m a ldito !» Llevaba la m e le na a lb o rota d a, y e n s u a ltiva actitud, so le mne y ruda, parecía aquella alma desolada e l espectro dolie nte d e la du da! E ra inme n so s u grave d escon s u el o, é invadió nuest r as a lmas ele t a l s ue rte, qu e sentimos s u gélido desve lo c on e l tris t e sil e nc i o d e la mue rte . H ast a que v in o a l fin á d ecid irnos e l sono ro tin-tá n d e un a ca m pan a, y juzgam os prude nte de s pedirnos con la fra nca es pres ió n: ¡ha s ta maí'ía né\1... A fu e ra. P o r la s call es, e n legio nes, multitudes de h o mbres y muje r es, o s t e n tando s us rús ticos b la s o n e s d es fil a b a n ca n tando á lo s ta ll e r es. Mi e ntras e l ast ro-re y, des p a rra ma ndo sobre el mundo s u lumbre tan qu e rida , ihn tra nquil a m e nt e de s perta ndo <:\ los p o bres me nd igos de la \·ida. 29 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ' 30 VIDA I NTELECTUAL Las brisas al pasar l os arru ll aban con plegarias de amor y de consuel o, y las o-randes usin as salpicaban la magestuosa claridad del cielo. Lms VENTURA MoHANDo. En Buenos Aires, lOO& . ALUIZIO AZEVEDO Y PtREZ GAiDóS l CASUAL IDAD Ó PLAGIO r Acabo de leer Doita Perfecta de Pér ez Galdós ¡Rara coincidencia! Hace dos días l eí la última página de El lllulato de Aluir.io Azevedo, en la Diblioteca de La Nación. Y digo rara coincidencia, porque á n o haber sido casi simultán eas ambas lecturas, creo que n o habría observado la semejanza sorpren dente de las dos novelas, la exacta cot't'espondencia d e los tipos que en ella figuran. Voy á d emostrarlo, sin entrar ni por un mo­mento en las peligro::.ns honduras de la originalidad artística; qui::.iera alejar h n<, ta la más •·cmota idea del vlagio, que ::.iempro deja ver tímidamente l a punta de una oreja en lu s lontananzas imaginativas d ol l ecto r malicioso. Hago constar únicamente que Dona Pe,.fecta es del allo 76 y El ~,lfulato del 80. Y con todo, á no conocer estas fechas, s i se ofre ­ciera la duda, habría ascgurndo que Pérez Galdós, lomó de Azevedo los Ct\I'ACtercs y hasta el argu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA IN1.'ELECTUAL 31 menlo de su novela, tan vigorosos y sueltos se pre­sentan en El Mulato los mismísimos personajes que se asoman descoloridos y algo enredados en Dof!a Pe1'{ecta. En la novela de Galdós, cedámosle la primacía por su mnyor ednd, las principales figuras son las de Pepe Rey, Ro sarito, el Canónigo Don Inooencio y Dofta Perfecta. En la novela de Azevedo son las de Ra.imundo, Ana Rosa, el Canónigo Diego y .... en r ealidad hay otras. pero estas tres bastnu. Pepe Rey es un ex celen te joven, que frisa en los treinta y cuatro nftos; de complexión fuerte, arrogante, todo un buen mozo. Lo que más se ad­mirli en su rostro son sus ojos, que parecen negros sin serlo. Sobrio de palabras, no admite retrué­canos en el pensamiento. No conoce la dulce to­let ·ancia del condescendían te siglo que ha in ven­tado singulares velos de lenguaje y de hechos para cubrir lo que á los vulgares ojos pudiera ser de­sagradable. Este es en extracto la pintura que de Pepe Rey hace su creador. Lo que sigue no lo dice, pero se desprende. Educado en el más revolucionario de los siglos, en todas sus obset'Vtl.Cioncs se adivina un a t·dien te anhelo de ver renovado el mundo y hechos nilicos los antiguos moldes de ai\ejas conciencias, para fundit· las modernas en modei'Oos troqueles, con la marca dol L'iglo. Mucho aftin por regenerar ni hombre, mucho amor á la humanidad, mucho des­precio por las creencias que á él se le antojan su­persticiones. Item más: es honrado, caballero y simpt\tico. Ct·ee en Dios y ha viajado mucho. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 32 VID A I NTELECTU AL El Dt•. Raimundo J osó Da Silva, t ambi én li a viajado much o y tambi6n cree en Dios, allá, en un Dios á ~u manera, dulzóu y acomodaticio. Tiene veintis éis a t1 os, es alto y elegante; as­p e cto de fuerza é inte li~encia. El r asgo ca rac ­terís tico de sh fisonomía son sus ojos gran des, lle nos de sombrns azules. Sus modales son cultos y sobri os, s u manera de hablnr es en voz buja y si n vueltas, a l pttn, pan y al vino, vino, no importa qué efecto produzcan s us pn labt·a:s. Es t e es ol r er.rato quo hace el autor. .Además se cl esprende que es hijo ama n te de ~u s iglo, que od ia la sup <'rst'ición , y po r odia1· la Sl;pcrst.ición, des precia la r eligió n; qu<' quie!·e libertar las con­c iencias d e los viejos yugos, s njett\udola , pQr su­puesto, 1\ los m od ern o::; ¡ qu e quiere regene r a t· la humanidad y que ama al h o mbre. EH do s pal!tbras : Raim.tlndo es ol mi¡¡ mís imo Pept> Rey, un p oco más j oven , y 111\da tm\ s. Hosnrito <'3 UlHI. muchacha d e apariencia d eli ­cada y d é bil , que anuncia inclinacion es á lo que l os portuguesel.> Jlaman sauclacles. No es preci s n m ente h e rm osa , pero al verla tan dulce y tan m odesta no se echan d o me nos l as perfe cciones de que cn. rece. E~ m u y apegada á las cosas de r e ligi ón. · Ana R osa es una mucl1n chn no h ermosa d e l todo, P<'l'O linda y agradable; un poco so t)adora. muy dulce, muy amante y muy r c ligios n. Su ecl nd es más ó menos la d e Ros arito, t\ In que ('H J' CSl.lll1 idas e u en Lns os en todo igual. El Oanónigo Do n l uocencio es un s anto ntrón, algo m 1\s qu e scx.agcn nr io1 viejo amigo do la casa, en la que s u pnlnbra es la m :\s auto rizada de spués d e la U<' Oio s liábil, s ugn z, it·ónico y antip1\t ico, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL 33 - como suel e n serlo todos los sacerdotes que in Yen tan estós mansos novelistas volterianos. El Canónigo Don Diego es otro santo varón, de sesenta. ailns á lo menos, bastante ilustrado, bas­tante sagaz y bastante antipático. Muy amigo de la familia de Ana Rosa de l a cual es consejero y para la. cual sus conse,ios son ieyes, y muy amigo también de sazona.¡· s u conversación con latines, exactamente lo mismo que Don Inocencio, a l cual se parece como si l os dos fuer an jemelos. Tenemos, pues, que los t 1·es personajes princi­pales de la novela. de Azevedo son los mismos que figuran en la do Galdós. Queda e n la do éstn Doíla Pel'fecta, madre do Rosarito, carácter amasado con religiosidad ex­trema, altivez y blandu1·a, que MB i en junto, no tiene similar, digamos, on la n ovela de Azevedo, poro que podemos reco n st1·uir amasando las cu.a­lidades que tienen pot· su parte 1\fan u el Pescada, padre de Ana. Rosa, y Doila l\laria Bárbara. s u abuela, que suministra por s í sola toda la b1 •a.vezn. y a ltivez y religiosi dad del carácter d e Do11a. Perfecta. En l a. novela de Galdós hay dos ó t1·es perso­najes más que no dejan de encontrarse entre los doce 6 t r ece quo aún nos quedan en la de Azevedo. P er o para la masa , tanto ele Doíla Pe1'(ecta, como de El .Mulato, tenemos ya la. harina, la. leva.· dura y la sal. P epe Rey va t\ Orbajosa á conocer á su prima Rosa.rito, con quien debe casarse, por haber sido asi dispuesto por sus solícitos papt\s. La muchacha es do perla:;; 61, buen mozo; y es claro, se enamoran , y Jo que a n tes fuera voluntad do li)S padr·es se t r ansforma en anhelo de l os hijos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 34 VIDA I NTEL I!lOTUAL E l mismo día de la llegada 61 se lo dice, y e lla le contesta, usí, sobre e l pucho, comv par 0s que a lgún lecto t· q uisqu illoso podl'ia poner á aqu e l amo r f ulminante como e l pict•nto de potas a. Azevedo, más conoc~dor de l cot•azón b um~mo ó más paciente que Pét·ez Galdó:S para elabo r a r las pasiones de s us h éroes, no 11os so rp r endo<\ las p ri­mer as da cambio con una d ecla1·ación tan i n ver osí­mi l; con todo su Ana Ro ~ a r•s mas adelanLada que Rosar ita, pues so le declara t\ Rtlimun do· antes qua el primo le haya dicho : «p o r ahí te pud t·ac::. » ·Pero el caso es el mismo. En la novela de G a ldóR, Dorul P e rfecta favore ­ce los a mores de s u ilija con s n obl'ino, pePo d o gcrl­pey zu mbido: IMtitnada po r unn observació n d o P epe R ey acerca d e l os inconvenie ntes de po n e r pantalones A los Nii'los Dios y t~zuzuda po r e l can ó­nigo D. Inoce ncio, que pon e de re!it>ve In irt·cli gio­s idad de l sob t in o, r esu elv e aco rtat·la rienda~¡ aque­llos desbocados corazones y ha~ta r omprr d e una vez el n oviazgo por e ll a amas ntl o; y e n cuatno é l rendid o galán acude á. so li ci tttt' la mano el e la mu­chacha, l a r esq uemada señ o ra se la nit>ga r e d o nda­m ente. En la novela de .Azevedo n o h ay n i ngu na Dotla Perfe cta que favorezca l os sec1·etos amores do Rai ­mundo y Ana Hosa; pero en cuanto trn cicnden afuera, lns circunstancias se nive ll\n: e l pad r e d e l a muchaclta y su abuela. azuzados t a mbién por el omni'p ote nte canón igo D. Di ego, so op onen y quie­r en co t·tnt·l os á to do trnnCl', nunque por n\ZOnos más só lidas qu e las de Doi\a P orfecLn. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL 35 Los pes puntes d e P é r ez Galdós son muy flojos; e l lectot no halla razonabl e que la graq s e)'l.ot·a s e e ntre tenga en jugar á escondidas con los co razon es d e los muchachos, fraguando un matrimo nio y rom­piéndote des pues p o'r s i fueron ó no fu eron artísti­co s l!nos calzo nes pues ~o<. p or ella al ;Nii19 Dios de l~\ Cate dral. La n o v e la de Az ev e d o e3 d e co¡; tut·a más firme. Cuando e l e namorado Raimtt11d o pide t\ Ma;nu e} P escada In mano de s u hija, él se la nieg a, al prin­ci pio s in d e cir p orqué, d espués d a ndo la r nz ó n: s u hija no pue d e c a sarse co n un mul11 to . Rnimundo J osé da Silva es hijo d e una esclnva . , P e p e Re y, fui·~oso co n la n egativa d e n tía, se muda d e :, u c n ~a y c omi e nza á fr aguar po r c n.r t as un plan para casarse co n s u pri mn, con t t·.a vie n to y mare a. Raimundo da Silva, furi oso con la n cgntiva d e s u t-ío, s e muda d e s u casa y comie nza á ft ·agua r po t· cat·tas un plan para c a~ ar.s o cr> n s u pl'ima, ~o ntnt vion to y runrea. En ambas nove las loJ dos padres buscan d os novios para s us tituir t\ los d eE airud os primos. En ambas s e ins inúa el escáncl tl lo c o m o callej ó n sin raás salida que el matrimonio. P e ro e n In no v el!\ do .Aze vedo, )nas cruda, e l esc1\n da! o se vu e lve un hecho cuando en la d e Galdós n o p á.; A. d e un a mur­muración. Los d os pt·et endi cn te3 proyoctnn un rapto. La n och e d es ignada p a ra e ll o, a l ll egar lll lll>t 'a, Aq1\ R os a, e n un 1\ c t·u el indecis ión, c~ t 1\ 1\ pnnto el e r eve­lt\ rsel o t od o¡\ s u padre. Rosarito e n me dio d e h\ mi s ma crudclis imu ang us tia, so lo c ue n t a t o d o t\ u mndre. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 36 VIDA I NTELECTUAL Pepe Rey á media noche snlta las tapias de l a. casa de su tía y p e n etra en 11\ quinta. Detrás de él viene Caballuco, un semi bandido, á quien guarda e n la casa D. l11oCencio y á qui en el poco favoreoido canónigo ha la nzado contra Pepe Rey, lavándose antes las manos , como Pilatos. P e pe Rey es muerto de un balazo por Caballuco y se hace c ircular la noticia d e un s uicidio. En la n ovela de Azevedo también se frust r a e l rapto, y también po r la inte rv e nci ó n d e l otro canó­ni go que bnce sorprender por la policía á Raí­mundo . . E sa noche mis ma, vagando el desvenrurad o p o r las calles, es mue rto de un balazo po r Diaz, el p r e­sunto novio d e Rosarito, á quien ha armado y d eci­dido el también poco favorecido canón igo D. Diego, que, como el otr o, se la vtt las manos, aunque no lo haga notar el autor. La mue t•t e de Raimundo se hace pasa r por u n s uicidio. Las dos novelas están completas en su acción principal. En las dos juegan las mismas pasiones: amor y ambición; en las dos enredan la trama las m ismas iutl'igas: el fanatismo y e l descreimiento; en las dos el escrúpulo 6S h ábilmente sembrado pOl' dOS Can ó ­nigos en e l co razón d e dos p ad r es, que se oponen a l matrimonio de dos hijas, con dos pl'imos: iguales personajes é id énticos cat·actercs. Otra casualidad: el teatro de la acción es el p ueblo d e origen de lo s do s pl'imos, e l Ma rañón y Orbaj osa. Allí se los a is la, se los odia, se les arma intrigas, porque con s u espí ri tu !\lLivo, co n s u cere­bt ·o p o<\er oso, CQJl s u corazón n obl e, hace n so mbra 1\ l os vecinos ignol'antes, ta im ndos y vulgares de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA ~ELKCTUAL 37 aquellos anincouados poblachones de provincias: pueblo c:1ico, infierno grande. Viendo tantas casualidades en las dos novelas, se me ''ier.e á la memoria el cuento de aquel palut·­do que tenia la camisa llenE! ... ele casualidades. La tesis en la novela de Galdós se resume en sus últimas línea.c:: •es cuanto por ahora podemos decir de las personas que parecen buenas y no lo son». -Doña Perfecta. El alma de la novela de Azevedo,es una canden­te diatriba contra los prejuicios de raza.-El Mulato. Las dos me desag1·adan por su carácter de po­lémica anti-religiosa. En esto Galdós es tibio y di­solvente; Azevedo es brutal y explosivo. Pero como obra de arte prefiet·o El Mu-lato á Dofla Perfecta. Pérez Galdós es una de l as grandes figu1·as de la novela contemporánea espadola; su obra es colo­sal; ha sido traducido muchas veces¡ Dofla Perfec­ta, no más, tiene á lo menos diez traducciones ... y sin embargo (diganme hlas femo, trátenme de bát·­baro los feroces adalide3 d el naturalismo galdosia­no, no importa) n o puedo leet· sin bostezar, sus no­velones pastosos, chirles, en que su estilo d esmaya­do, leñoso y flojo va envolviendo u.l lector en una niebla de aburrimiento desesperante. Confieso que para mi Pórez Galdós es opio. Yo no sé si influirá en ello la parte material del libro, impreso en esa edición característica de las ohras de Ga ldós , en papel amarillento, sucio, lus­troso, con t ip os pesados, s in asomo de esa elegante resurrección elzeviriana que ha inundado la tipo­grafía mode1·na, edici()nes plagarlas de er1·ores tipo­g ráficos á pesar de anunciM en la carl\tula una esmerada corrección que no aparece. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 38 VI DA I NTELECTUA L S us d escripcio n es-exac tas tod o lo que se quie­¡ ·a- so n abt·uma. d o ra. s, hechas á mat·tillazos, en f rio. com o el g ar.p a c ho, s in mno r d e a t·t is ta. L os d iá logos-r eales tod o l o qu e se quiera-so n ma tad o r es. Sus perso naj es n o habl a n co mo ~1 común d e l as g e n tes : di ce n el iscu r sos. ¡Qu é en o rme dif~re n cia entre es tos d iálogos y l os ditUogos d el 'inimi t abl e P et·e da, esos diálogos ll e n os d e sang r e, d e vida, d e ue r\li os d e l g rll.n mon ­t a t1 és, e n que tan d e r eli eve se d es ta c an aquell os impag- ables tipos d e s n Li e l'l'u c a ! . P et·ed a es tod o fibra y colo r is ta exim io . bolo ma es vibra nte, Mmoni oso y s ttb y ngado r. A larcó n es elegan te y am e no . La Pat·d o Ba z 1i n es traviesa y cálida. P é r ez Ga ld ós, frío si empre, en oca si o nes ama­n e t·ado, con sus t ira das d e una pi eza . s in articu la­cion es, p eca mi l veces de r a mpl ó n. Ado t·o los e.>t il os flu id os y c ali e ntes que corren com o b r o::c e den et!d o con mús ica d e campanas . Ado r o las plumas q ue g r a b a n co mo buril e s en la im agi nncíón del lccto t· I M fi g uras y los pai saj es d e sus cr eaciones. Alu izio Azoved o es maestro en ~:> ll o . Alicer s u Mu lato, u no se d etie n e sor·prendido y a dmit·ado de q u e aque l lib1 •o t a n bi e n ca rpin teado como n ovela y tan bi en escl'i to, sea obra. d e un ce­r ebt·o de vein te ai'i os . E3 d e lamentar h ondnme nte qn e sea tan cr u d o e n a lg un os do s us pasaj es y tan brutal en s us accesos d o hid t·o f1> bi a a n Li-t· e lig io a . San t u v~·. 11)05 G. A. MAR'rtNE Z Zm·r RtA . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL HACIA LA CUMBRE 1 Alta la frente en que la luz chispea De ins piración a ugus ta y soberana, A conquistar los la urns del mafiana Va el excelso cruzado de la idea. No le arredra la lu c ha gigantea: Bajo e l mis t e rio de la noche arcana, Ya vislumbra la me t a no lejana Donde el sol de la gloria centellea 39 Los <\s p e ros zarzales de l camino Ensangrientan los pies del per~gdno Que ya la cumbre de s u sueiio alcanza. Huye la sombra por la luz vencida, Y alumbra el derrotero de s u vida La g randiosa v is i ó n de la esperanza! JI Helo en la cumbre. Su acti tud se r e na Es la del fiero gladiador des nudo, Cuando e mbrazaba e l fulgurante escudo Del ci r co antiguo en la sangrienta arena. H ondo clamor bajo s u s plantas suena, Y el o rbe entero le contempla mudo, Al yer que a l fin de s us fatigas, pudo Asi r el lauro y a nulat su pe na. Allí, desde la c umbre solita ria, Escruta s u pupila visionaria D el universo e l s ingula r prosceni o. Y es e n la roca de s u excelso rito, Sacerdot e que e leva al infinito La hos tia co nsagr ada de s u genio. Córdohn, l!IOS JuAN AYMt::RtCH. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 40 VID A I NTELECTUAL LA ODISEA DE UN QUINTO Después de la Misa mayor, todo el pueblo se había re unido en l a plaza, fr e nte á la pue rta del Ayuntamiento, esperando que se abriera para ver cóm o terminaba la fun c ión: la guerra civil ard ía más encarnizada que nunca, e l Gobi erno había decretado una quinta numerosá, y el Do­mingo aque l era el sei\ alado para el sorteo de lo s mozos. . L a con curre ncia se h abía disgregado en corrill os, entre los cuales pululaba un e njambre de beduinos desarrapados con los ojos encen­didos y las orejas de á palmo, atisbando sem­blantes, r ecogiendo palabras, y dispuestos á tomar por asalto los b,1 ncos de la esc ue la , ins ta­lada e n e l salón de sesiones de la casa concejil, con el propósito d e no perder detalle alguno de aquel espt::ctácu lo tan interesante, y ser los primeros e n esparcir á los cuatr o v ientos l os no mbres de los seis quin tos con su núme ro correspon di en te. En todos lo s semb lantes se pintaba la · a n­s iedad propia de las circuns tancias; e l Gobierno pedía tres soldados, caso nunca visto en el pueblo,y cualesquiera que fuese n los conden ados á cargar co n el maldecido chopo, despertaban v ivísim as s impatías en a que ll os sencillos cora­zones, entonces oprimidos por l a más terrible incertidumbre. D e aqur que apena s se habla ra entre los h ombr es, pues la cnridad prohibía echar cálc ulos sobre materia tan espi n osa para 110 (orsar la s u erte,· en cambio, un grupito de dejas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VI DA I NTELECTUAL 41 . que nada tenían que perder ni que ganar en el as unto habían hecho ya el sorteo varias veces , aunque no de una manera definitiva. · - ¡Apuesto y gano-decía una bruja más fea que Lucifer-á que el número uno le toca á Colás! Colás era el mozo más apuesto, el tai'iedor de guitarra más notable, el jugador de pelota más valiente, incansable y ágil de l pueblo; pero con un alma tan pura, con un corazón tan sencillo, que todo el mundo lo amaba por su candidez de nii'io de dos ai'ios,por su encantadora ingenuidad, por sus nobles y ger.erosos sentimientos. Una de sus frases favor itas lo retrataba de cuerpo entero: estaba tan convencido de su inutilidad para to:lo lo bueno, por lo mis mo que e ra bueno de verdad, que al echarle en cara alguna de sus muchas y meritorias acciones, contestaba al cnnto, más rojo que un pimiento.- «¡Pe ro s i yo no sirvo pa m\, pa naica de es te mund o !• En cambio sabía amar con toda s u alma á Rosalía, una rosa á medio abrir, pequei'iita, com­pungida, con cara de Magdalena p e nite nte y ufl.itas de gata melindrosa. La afirmación de la bruja fué aceptada sin oposición. por las comadres. -Lo mesmico pienso yol-dijo otra vieja cuya nariz de ave de rapifl.a abrigaba propós itos de artic u larse en breve con el extre mo de s u barba. -¿Querréis creer lo qu e he sofl.áo es ta noche?-agregó una te rcern. - Figuraos qu e ese bendito de Dio es tU\' 0 ronda ndo la c all e de la VJrgen hasta las dos y cuarto d e la madrugá, y copla \' a, copla viene, pos que en tóa la Qo che me Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 42 VIDA IN'l'EJ, ECTUAL h a dejáo pe gar e l ojo, has ta qu e se des colgó con la siguiente, s a c á de s u cabeza, por supuesto: Ca ll e cica de la Virge n, ¡cu á ntas v eces te h e r o ndáo y l as que te ronda r é, s i no me ll e v a n soldá o! A bando nó la ca ll e; m e d o rmí en s eguía con e l á nim a e n un puño de puro acongojá por el sentimie nto d e la co pl a , y e n el mesmo ins tante, m e se a parece e n s u efl. os ese v e nturáo de Dios, vestfo d e me litar, co n una g orra azul llena 'de ga lones, un s abl e á la c intura y unas botas de m o ntar que relumbra ba n como un s ol. ¡Reina S a ntís im a, qu é g u a po mozo es taba! --¡T oma ! -excla m ó l a de la nariz de cimi­ta rra-¡Com o que no h ay o tro e n cien leguas á la la r eónda qu e l e m oj e la o r eja! -Pues d ej a á ése y t o ma al otro, á Vicentillo O liY~\ -a ñ a di ó 1a bruja de los s ue ñ os-Yo' lo s i e nto po r l a p obre Juana. ¡Mujer, lás tima da de ve rl a ! ¡Qu é p oc a co ncenc ia tiene n los go­bie rnos !.. .. ¡Desc rís mese os t é e n c ri a r un hijo pa que luego ve ngHn con s u s ma nos limpias es o s sef"i orones d e l os Ma<.l ri les á ll e v á r selos á la g uerra !.. .. ¡M a l ra yo los p a rta!. .. . ¿Porqué no van ellos con s u tro m pa? -¿Ellos?.... ¡G üe na es ésa!-ex c lamó una a lfe ñ i que co n más bilis e n el c uerpo qu e s angre e n l as ven as.-¡ P os si el qu e má s y e l que me nos es tln calzo nazos que e n S il vida le ha vi s to las o r ejas a l lobo! -¡ Pos que vavan sus hi jos! - ¡P e ro s i los gobie rn os no ti e n e n hijos , muje r! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INT{!:LEOTUAL 43 - ¡Pos que r evienten! - ¡Am~n!-conte s taron todas con profundísi-mo r ecogimiento. La aparición de los quintos en la pla za mató en seco todas las conversat'iones. Pre entáron­se e llos muy. engala nados y animos os , p e ro las sonrisitas de conejo qu e se dibujaban en s us la­bios demos traban bien á las cla ras que la proce­s ión iba por dentro. Descqll a ba sobr e todos Co­lás por lo airoso y varonil de s u pe rso na y e l convencimiento d e que todas l as miradas iban dirigidas á él como no vio presunti\'o que era de la h e rmos a y dis putada Rosalía. Abrióse l a pu e rta d el Ayuntamiento para dar paso al alca ld e, á los concejales y al secr eta­rio, qu e ll evaba un lío de pape les bajo el brazo. L os quintos atravesaron lo s co rrill os: la ansie­dad e ra muy grande; lo s hombres desfilaron l e n­tame nte cq n el co razón oprimido y e l semblante taciturno como c: i fueran» presenciar una catás­trofe; las muj er e > se ar r e m o linaron e n l a puerta ávidas de vislu 11brar lo que pasaba dentr o ; á Coh\s se le oyó m urmurar por lo bajo: •¡Si juera posible ... si eso juera po sible ! ... • Era de tod o punto imp os ibl e lo que deseaba e l bu e n Colás, y así se lo hic iero n co mpre nde r a l ma nifes tar él i woluntariamente su nobilís imo propósito. •¡Si jue r a ¡10S ibl c, - murmuró e n voz alta, co mo .:; i soi\ ar a, - si juera pos ible ... iría yo por tóos!• -Te has gtle lto loco?- le dijo un vejete en­t.- nrándo se con é l. Coll\s se sobresalt ó, comprendiendo a l punt o, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 44 VIDA INTELECTUAL no que había dicho un dis parate, sino que era un dis parate muy laudable, indigno de s u nulidad. Abie rta la sesión y leídos los artícu l os de la ley, r efe rentes a l acto y otros muchos papelotes que solo tiene n por o bj e to prolongar la agonía de lo s quintos, un nif'ío de seis años sacó un nom­bre, el de Colás, y otro de la mis ma edad, un nú­me r o, e l seis: e ra e l m~\s a lto. Todo el mundo se extrañó: Colás bajó humi­llado la cabeza, y al verse libre, no se alegró; le parecía imposible tanta s uerte. --¡Vicente OJival - leyó el secretario des do­blando la s egunda papeleta que le alargaba el nif'ío. -¡Eluno/-murmuró al instante enseñando el número. En un ex tre mo d e la sala se oyó resonar un soll ozo co mprimido: era el padre de Vicente. Dirigióse hacia é l e l mozo, con la cara más ama­rilla que la cera y tambaleándose como un beodo; estrech ó al viejo e ntre s us brazrJs, y sacando fu e rzas de fl aqueza, díjo le: -¡Animo, pa dre, qué d emonio ... no mueren tóos e n la guerra, y c u a ndo no; con aflojar la m osca ! ... Y soste niéndose mútuamente, se dirigieron á la call e. Colás l os vió salir co n tanta p ena, que, no pudiendo r eprimir un impuls o de su corazón, ech ó tras e llos. -¡Colás, aspérate un ins tantel-gritóle un co mpa ñ e ro, con el rostro desencajado porque acababa de escuc ha r su n o mbre s acado de la · urna. -¿Y qué tengo yo que hacer aquf?-le con- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL 45 testó vol viéndole la espalda, a l mismo tiempo que el sec retario decía: -¡El dos! -¡Es verdál-exclamó el otro.-¡Ná tenemos que hacer aquí los dos! Y siguió á su compaflero Un instante des pués, otro quinto abandonaba el local sonriéndose con expresión tan forzada, que daba ganas de llorar el verlo. 11 No fué necesario prego nar e l resultado; bien claro lo demostraban l os quintos, muy á pesar suyo, con la a legría ó la tris teza que r evelaban s us semblant es. Pero aunque parezca inconce­bible, el más angus tiado de todos era Colás des­de que el alcalde l e había asegu r ado que era im­posible ir por todos á la guerra; no le cabía aque­llo en la cabeza, ó mejor dicho, en el co razón. cNo soy hombre pa trabajar por cuatro?-se decía?-Pos ¿qué razón ha de haber pa que no pueda ir uno por tres? Se dirá: cc uantos más hombres vayan, má s t iros tirarán•. No está mal pensáo; pero vamos á cuentas: supongamos que en la primera, ó en la segunda, ó en la t e rcera batalla matan á lo s tres; pos he aquí que ya tene­mos al gobierno sin nenguno. Y pedirá más? ... No por cierto. ¿Y no pierde con esto?... Segura­mente, porque, á lo qu e yo pienso, más fácil es matar tres que uno, porque al fin y al cabo, tres hacen más bulto ... ¿Y cuántos gas tos no se a horra­ba el gobierno? ¡Y aún dicen que esto es im­posible!...• Y cuando pensaba no s ólo en que no iria por los tres, sino en que nj siquj e r a había caído s ol­dado, exclamaba en s u interi9r lleno de asombro. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 46 VIDA INTELECTUAL «¡Eso si que es imposible, pachol» ~sta ba tan ac.o.stumbrado el pobrecillo á los n dos embate3 de la sue rte!. .. No había conoci­do á s us padres, y de los veinte años que tenía, quin ce al menos lo~ b~bía pasado cotno up. perro vagabundo, sin de.recho ni (l pens~r en las deli-, c ias que lleva consigo ·la vida de familia. Es ver­dad que amaba á Rosalía con toda la fogosidad de.su apasiqnado y s!ncero corazón y que á los. ojos de sus c~!lve~inos pa?;:toa. por novio s uyo, pero ,«J?aCh91 S ~ bie.fl á erechas no le habia dicho entoa~í~ !1-á,_l,o que se dice nál... ¿Quién era él pa_ Ro.s.alía? .. » .- · . Dornin~clo por sus incompa rables sentimien­tos, se entretuvo en dar tumbos por la plaza, re­cibiendo lol5 plácerl}e~ de todos, 1 asta que (ué á topar de manos á boca con el · grupito de las brujas . · - ¡Coh\s;_-díjole de sopetón ~a de• los· ·sue­ñqs- tú debes ser soldáo! -¡Eso mesroo pienso yo, pacho, y no lo quieen cr eei-! -¡Tú debes ser soldáo, ·porque esta noche pasá te h e visto en sueñ9s vestío de melitarl -¡Pero si se lo he <;lícho al alcalde y ma dicho que no! ... -¡H as de ser melitar ... y de á caballo! «Toma;-murmuró para sí Colás viendo ful­gurar en su mente una idea favorable á s us ex­t rañas teorías-¡pos si los tres son de á caballo, vaya un gasto!, .. ¡Ahora si que no me dirán que es imposible!» Y como una flecha, se dirigió á casa del al­calde. Hallábanse en aquel momento comentando Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL 47 graciosa m ente la·s!llida de Colás : Vicentillo OH­v a, sobrino d e l alcalde, se encon t r aba alli, más rt bien mue rto que vivo. -Córc holi s,r- dijo-s i quis i é ra ir por . mí , de gtiena ga na lo dejaba; ve rd~í , p adre? -¡No está mal pensáo! -contestó éste lanza n­t. do un s uspiro tremebundo. Entró Co h\s, y ya iba á so lt ar e l disparate corregido y aume ntado con la nueva idea, cuan ­do oyó qu e le decía Vicentillo Oliva. - H o mbre. ya que tantas ga nas ti e nes de ir ¿porqué no vas e n mi lugar? - P.os ¿c uántas veces lo tengo que decir, pac ho? Encontrábase por· fortun a en la r e unión e l seí'i.or cu ra, y co mprend iendo que entre todos ibanle á jugar una mala pasada a l pobr e mvzo, díj ole: -Mira, Colás : quítate d e la cabeza eso de ir por tres , p e ro s i á tanto ll ega tu buena volunta d, y hay alguno que, p udiendo, no qui e ra ir, que p ague In sustituci ó n. - ¡A tóo m e conformo, sef\ or c ur a! P oco des pu és, que daba ce rrado e l trato: por cien duros, iba Colás en lu gar d e V icentillo Ol i va. De casa del alcald e fuese derech ito e\ yer á R osaliu . Entró co n decis i ó n, como por tt:rreno co nquistado, é l, que siempre pasaba po r aquella pue rta mi rando<\ hurtadilla s y como s i lo persi­guiera un t oro; pero e ntonces ca min aba Yiento e n popa; en prime r lug Rr, porque i lo r ec ibía co n cn ra d e vin agre ... ¡co n to mar las de Villadie­go y largarse a l quinto in fier no donde pudiera d evo rur e n s il e ncio s u amargura!... ¡y de p ués, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 48 VIDA INTELECTUAL porq~ee :ya había servt'do df algo bueno en este muttdo. Vicentillo Oliva lo había abrazado llo­rando de alegría ... «¡Pacho, qué alientos daba aquello!» Así que entró, le salió al paso Rosalía, y enseñándole una escarapela, le dijo: -¿La ves? .... La guardaba para tí por si te tocaba bola negra, pero, gracias á Dios, ya sólo si rve para el fuego. Aquella revelación lo anonadó: dos lágrimas asomaron á sus ojos. ¡Rosalla se había acordado de él! ¡Rosalía lo amaba!.. . Aquello era una de­claración á quemaropa, clara, terminante, cate­górica. Por un momento, vió fulgurar en su fantasía todo un mundo de ventura: una familia, un hogar, una· mujer amante, hijos cariñosos, amigos fieles; todo, todo el poema de felicidad que encerraba él como un tesoro en el fondo de su corazón temeroso de que alguien se lo robara, asombrado de que pudiera poseerlo, ruboroso de pensar tan .sólo en él. Largo tiempo estuvo sin saber qué contestar, y únicamente cuando Rosalía complacida del efecto que habían producido s us palabras en su amante, se dirigía á la cocina para echar la esca­rapela al fuego, logró salir de su abstraccióÓ. -¡No;-exclamó abalanzándose hacia ella­no la quemes, dámelal La joven se detuvo extrañada de su actitud y de sus palabras. - ¿Porqué lo dices?-preguotóle. -¿Porqué? ¿porqué?-murmuró con deses-peración-¡ Porque soy soldáo!.... -¡Pe ro eso es imposible!.. .. ¡No, no: imposz"ble era lo otro! .... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. YIDA INTELECTUAL 49 Y luego, cambiando radicalmente d e tono, exclamó: -¿A qué pensar en ello? .... ¡Estaría de Dios! - Pero ¿qué ha pasáo? .... Mi padre me ha dicho .... -Que tuve el núme ro ~eis. ¡Es verdá, pero me he ,·endío!. ... -¿Tú has hecho eso s in contar conmigo? Colás sintió que le desgarraban las en-' trañas .... ¡Ella tenía derechos sobre é l, y él nada sabía! La compungida Magdalena echaba fuego por los ojos: Colás te nía miedo. Ella avanzó pas ito entre pasito ha la colocar s u adorable cab"'cita debajo de la barba del jigante, y exten­die ndo e l brazo hac ia la puerta. díjole con nterradora deci<;ión. - ¡Sal de aquí, y no t e acuerdes ni del santo de mi n o mbre! Colás no se movió: bastábale un so plo para anonadar la figurita que te nía debajo ele &u s ojos; pero só lo Yeía aquel braci to de e u bierto ha ta el codo, rígido, fulgurant e, co mo una flecha tendida en d arco y dispue<>ta á atravesarle el co razón. -¿Has oído?-exclamó ella ton m nyo r fi e­reza-¡ U\rgate de aquí! Cohls dió media vuelta, y se dirigió ni portal: allí se detuvo, volvió la vistr., y al notar que oscilaba entre los dedo tembloroso de lajove n, cual enc;angrentada banderola de una lanza, la roja ec;carapela, díjole con humildad enter­necedora. -¿1\le la da ? - ¡Vete al diablo con ella! -exclamó la fie-rccilla. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 50 VIDA INTELECTUAL Y arroj!\ndosela á los pies, le volvió la es­palda. El p obrecillo la r ecogió, y como s i fuera una reliquia venera ble, la besó y se la metió en el seno. Aque lla noc he los tres quintos organizaron una ronda monumental. Pasado e l primer mo­mento de angustia y d e dolo r, se e ntrega ron á la· más frenética a legría, quizás para a bogar e n ella sus p esar es. Los otros dos tenían n ovi a: uno de ellos cantó e n la pue rta de la suya No llores porque m e a usente ni porque á la g u e rra vaya, · que mientr as m e quieras tú no h a de tocarme una bala. Coh\s s uspiró pensando que nadie lloraba p or é l. En una de las vueltas, cantó el otro debajo de la ventana d e s u a mada, la tan celebrada seguidilla El a mor que te tengo p a r ece sombra, cuanto más apartado más c ue rpo toma, la ausencia es aire que apaga e l fu ego c hico y aviva e l grande. c¡Ay!- decía Colás para s us ade ntros-si yo pudiera apaga r el mío!. ... » La r o nd a se dettnro e n frente de la ventana de R osali a : e ra ya muy tarde. - Ahora te toca á t í, Colás-le dijo un com­p<. i'\~ro. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VJDA IN TELECTUAL 51 -¡Es tará durmie nd"'!-murmuró e l pobre­cilio, no s abiendo cómo d is imular s u cru e l infor­tunio. -¡Ni p e ns arlo!-replicó el otro. Colás se animó, y con toda la delicadeza de s u alma, cantó la siguiente copla: En las andas d e la Virgen h e d e c olgar mi guitarra. s i vengo, te güelvo ~\ve r y no t e encuentro casada. Todas las novias habían salido á las ventanas á d espedir oficialmente á s u s novios : Colás esperó e n vano. La comitiva emprendió d e nue vo s u carre ra; él fu é retrasando e l paso por si podía Yi lumbrar una espe ra nza a ntes de abandonar la calle: n ada se movi ó; las tinieblas h e n chían e l espacio, y únicamente á la vuelta d e la esquina se oían co mo un pre ludio de amor los armoniosos acordes d e las gu itarras. Colé\s lanzó un s us piro y se in co rporó á s us compañeros. 111 "¡Una, dos, tres, cuatro! ¡Una, dos, tres, cuatro!'' ¡Sie mpre lo mis mo! Co lás no ente ndía palota y se equivocaba á cada p aso. El ofici al que dirigía e l ej e r cicio se r eía, porque e r a un bue n h o mbre y sabíH lo que rost aba meter e n ci ntura aquell a pobr e gente acos tumbrada ~\ r espirar el aire libre y á tende rse <\ la pata la llana donde le venía~\ m a no: adem ás, le había cobrado afecto á aquel zangua ngo, que parecía un leó n d e ma zap<\n; pero e n cambio un a fig urilla biliosa, un mequ e tre fe d e tres a l c ua rto, me tido Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 52 VIDA I NTELEC'rUAL en unos pantalones fenomenales y en un chaque­tón de empeño, con un gaÍoncito en cada boca­manga, le tenía una tirria endemoniada, porque el bueno de Colás, con 'aquella santa inocencia que era su nota mas fuerte de carácter, al ente­rarse de que aquel hombrecillo era su jefe, dijo todo asombrado á sus paisanos. -¿Quién, ese? ... ¡Si paece un espantajo me­lonero! La bromita no había caído en saco roto, y el irascible cabo había jurado cobrársela con creces. Al tercer día de ejercicio, Colás; poseído de una murria imponde~able, ni veía ni oía nada: se acordaba de Rosalía, y ensimismado y abstraí­do · en sus recuerdos dolorosos, no echó de vet~ que se quedaba rezagado sin marcar el paso, en tanto que sus compafieros avanzaban murmuran­do sordamente: «i Una, dos, tres, cuatro/... ¡Una, dos, tres, cuatro/» «¡Estaría de Diosl»-murmuró el infeliz corno si despertara de ün profundo sueño y dando un s uspiro profundísimo, se plantó. Pero en el mismo instante vaciló. dió media vuelta y se oscureció su Yista como si hubiera anochecido repentinamente, á la vez que le zum­baban los oídos con estrépito infernal. ¿Qué ha­bía sucedido? El hornbrecín de los galones que marchaba detrás del pelotón de los quintos, al reparar en la distracción del J;>Obrecillo y en la ausencia del oficial: díjose: «¡esta es la rníal»; y apretando el paso, akanzó á Colás, enderezóse sobre sus pies, y descargó sobre la mejilla del in- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , VIDA IN'l'&LECTOAL ó3 feliz una terrible bofetada, pillándole de m edio á m ed io toda la oreja d e r echa. -¡Pac ho, qu é bruto! -exclamóCoh\s acaban­do d e dar la vuelta. Y s in quererlo, s in imaginarlo siqui era, mo­vido por e l ins tintivo se ntimiento de defensa, impul sado por el do lor atroz d e l castigo y la ver­güt:: nza del oprobio, ciego, o fu scado, loco, alzó su tremenda mano y la dejó caer, c ual maza des­tructora, sob1·e la cabeza del me que trefe; y tanto apretó, que reduc iéndose con rapidez s u per­sonilla como un anteojo que se encoje, dió con ella en tierra, dejándola red'lcida á un fardo mal forjado. Aquella noche Colás durmió e n el calabozo: todos le auguraban co n razón un resultado la­mentable . Pero co mo en a qu ellos g lorio sos tiem­pos la disciplina militar no andaba por las nubes; como e l alcalde d e s u pueblo, que, p or c as uali­dad, se enco ntraba en la capital de la provincia, temeroso por s u· sob rino Vicentill o, re m ov iera cie lo y tierra, y co mo e l oficial que dirigía el ej e rc icio se e mpe ñara e n salvarlo, la cosa no pasó á may.ores: trasladósele al arma d e caba­ll e rla para salvar las apariencias, y todo qu.edó en calma, contentándose é l con murmurar al r eco rdarse d e l s u e fl. o d e la vieja: •¡ E s taría d e Dios!• A l os tres mese sali ó ¡\ campafl.a, y p ocos días después rec ibi ó el bautismo de fuego. Mucho le había cos tado aprender rt tenerse sobre la s illa, p e ro no habían \'li Cll o 1\ in ultar man os humanas aquella cara vir~e n d u la injurias de s u sem e­jantes, s i dejamos<\ un l ad o l a brutal agresió n d e l espa ntajo m elo n •ro de infant eríu; grandes Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 54 VIDA INTELECTUAL vergüenzas le habían producido sus caídas del caballo e n los prime ros días de ejercicio, pero había acabado por m o ntar co mo un gaucho, y a unque h a bía adquirido fama de cobarde, porque temblaba e\ la sola idea de qu e s u sabl e pudiera h e ndir un cráneo hum a no, s us j e fes lo querían muc ho por su incomp a r a ble bondad de corazón, y porqu e nadie le aventajaba e n cuidar con ver­dadera ternura á s u caballo , a l que d edicaba s us canciones favoritas . El bautis mo d e fuego fué terrible: habla e m­peza~ 0 el fandango con un ligero tiroteo de las gJ.IerriPas sorprendidas á la entrada de un valle po r el e nemigo que h a bía tomado posidones á uno y á otro lado, a l ab rigo de un espeso pinar que poblab a ambas ve rtientes; p e ro la cosa se gen e r a lizó a l punto: rug ió e l cañón, y las d es­car gas cerradas h acía n r etemblar el s ue lo. El escuad r ón se h ab ía co locado e n una pequefta llanura cubriendo e l ala izquierda de la columna para evitar un movimie nto envolvente, e n tanto qu e la infantería trataba de d esalojar al enemigo de l as ventajosas posiciones que ocupaba. Al prime r caft o nazo sintió Colás un esca­lofrío terrible en t odo e l cuerpo, mudósele e l colo r , erizósele e l cabe llo , y puso un gesto de v inagre que daba espanto. Algunas balas per­didas pasaban por e ncima de s u cabeza; Col}tS vol vía instintiva m ente la ca ra al otro lado cada vez qu e el estrid e nte s ilbido tl e l plomo pas aba p o r cerca el e s u or eja; s us bruscos movimie ntos llam a ron la atención de un - a rge nto veterano quien le pregun t ó so nrie nd o burlonamente: -¿Ti e nes miedo, r ec lu ta? .... ¡La 4uc silba no m ata! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELEC'rUAL 55 El pobrecillo lo miró azorado, p ero en el mis mo ins tante e l s arge nto lanzó un grito, abri ó los brazos y cayó desp lomado d el cab allo: estaba muerto. Colás no sabía darse cuenta de Jo que le pas aba: aquello l e parec ía un suefio; tenía el corazón e n un pufio, y s us ojos, desmes urada­me nte abiertos, se vohrfan á todas partes como preguntando s i la humanidad se había vuelto lo ca, ó había pasado é l r epe ntiname nte á vivir en un mundo imagin a rio. Oyó una orden que sabía de m emoria, y aprcsuróse á cumplirla s in que pud ie ra darse ct:e nta de s us movimie ntos; el escuadrón cambió de fre nte, y se alejó de l punto de p eli g ro s in cuidarse del sarg e nto ni de tres ó cu atro infe­lices que qued aban e n e l campo. Agrupados en una hondonada espe r aba n la hora propi cia para lanzarse sobre el e ne migo; éste, e nvale ntonado con aque lla retirada, abandonó s us pos iciones y cayó como un alud sobre las guerrillas que tu­vie ron que replega r se á la carr era sobre el núcleo de la columna. Trabóse una lucha formidabl e cu erpo á c u e rpo; pe rdiér on se los cafiones y empezó la desbandada, p ero e n aque l mom e nto, e l j efe d el escuadrón g ritó : - ¡Ahora, ahora!.... ¡A la ca rga! Y co mo una tro mba, sali ó d e la ho ndona da el pelotón de caballos, y come nzó ;l acuchillar c;in piedad á l os que se ll e,•aba n los ca ti o nes. La victoria pareció po r un mome nto decidida, pe ro todo aquello no h abía s ido más que un nrdid admirablemente prepa rado p o r el e nemigo que dec;e abn atrae r 1\ In rabnll e rí a ni ca mp o del combate, convencid o de 4uc no podía vencer sin Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 5G VIDA INTIDLECTUAL exte rminarla . Pronto la estratagema s urtió su efecto: un centena r de excele utes tiradores se habían posesionado de l os primeros pinos, y desde ell os fu s ilaban á l os húsares con perfecta impunidad; n o hubo otro r e medio qu e ceder y volver grupas, mome nto que aprovechó e l ene­mig. o p a r a d a r o tra ca rga vigo rosa y rec uperar d e o u evo los cañon es. C o n v e rdadero asombro obsen·ó Colás que ll e vaba la h oj a del sabl e tinta e n s angre ; había cargado en prime ra fila y no se había portado del t0do mal, pe ro la sa ngre ardfa todavía en s us ·venas, y no se apresuraba á seg uir~\ s us compa­ñ e r os, á pesar de qu e e l e n e migo iba á la zaga, y d e que multitud d e combates parcia les, horro­ ·r osame nte encarnizados, trabábanse po r do qllle ra. D e r e pente oyó una voz amiga que -gritaba: -¡Colá s, Colás; sáln\me, ten piedad de mí! · Era su paisado, e l d os, as í ll a m ado por el número que le tocara e n e l so rteo. Colás vol vió la cabeza, y vió que se lo lle,·aban pris ion e ro. Sin e n com e ndarse á Dios ni al diablo, di ó media vuelta, y car gó con biznrría s in i g ua l sobre el e n e migo; descuidado ést e, n o pudo hacerle 'frente y soltó la presa: e l dos, listo como e l pe nsa­mie nto, saltó á la grupa del cab a ll o, y dijo á s u sal vador con un pav o r que daba ri sa: . -¡Co rre, corre, que van á Yolverl - ¡Nad a temas!-contestó é l con la serenidad ,d e un esparta no. Decididam e nte había d ejado de ser cobarde; s u n oble y vale rosa acció n fué celebradá por s us compa í'\. e ros q u e e m pezar on á mirarlo co n r es­p e to, y tu vo la sa tisfacción de que e l mis mo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELI!:CTO AL 57 comandante pus i era e l sello á s u fam a, dicién­dole al frente del escuadrón. - ¡R ec luta, eres un valie nte ! Colás no lo quería creer, p ero al observar que todos lo miraban con en,·idia, pre guntóse á sí mis mo. • ¡Si se r á verdáb• Luego p ensó que l o que acababa d e hacer no tenia importancia alguna, y murmuró en un arranque de s ublime conformidad con una vo­luntad infinitamente superior á la s uya: «¡Estaría de Dios!» Porque • ¡Paclrlo, s i é l no servía pa mf, pa ·naica de este mundo!.... • IV Cerca de un año se pasó Colc\s d e H e rodes á Pilatos, p er s iguiendo al enemigo, y si e ndo pe r­seguido por él: ll evaba ya me dia docena de escaramuzas, aunque ninguna tan enconada y tenaz como la prime ra. A pesar d e todo, seg uía s ie ndo tan bonachón como a ntes : te mblaba como un azogado al oir el primer tiro; le daba horror la sangre, y r eza ba tod as las n och es para que los hombres n o se mata ran co mo perros. Pero tocaban ~ cargar y nu estro ho mbre se tra nsfo r­maba por completo, e mbis ti e nd o co mo un toro h ostigado po r e l tába no. Sus j efes, qu e le co­noc ían á fondo , le daban muc h a broma po r s us cambios r e pe ntinos, y él se co nt e ntaba con r esponde t: -¡Pacho, cuando se trata de s al '' ar la p ell eja, t óos se mos vali e ntes ! Su constante preoc upaci ó n era la c hiquiti na Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 58 VI DA INT~LECTUAL ·Rosa lía; soñaba con ella cada noche, y junto á un escapulario que le diera el señor cura, guar­daba él como oro en paño la maltratada esca­rapela, allí , cerquita de s u corazón. ¡Era todo lo que poseía e l infe li z! Rabiaba por escribirle alguna carta y contarl e sus proezas, que al fin y al cabo, hombre era, y de barro como los demás, y s i tenía su alma en su almario, ¿porq u é no en­vanecerse de ello? P ero, pacho, cómo hacerlo, s i nunca había saludado é l d jesús, y no sabía distinguir las l etras del silabari o? ¿Había de irle con e l cuento á otra persona? ¿Pa qué? ¿Pa que no comprendiera sus sentimientos y se le burlara en sus narices? ¡Pacho, qué gusto! Y aluego, que él pudiera decirle al escribiente: «E s to y lo otro y lo de más acá y lo de más allá quisiera yo escribi rl e;» pero seguro estaba de que no abriría la boc~t, y se moriría de \·ergüenza antes que manifestar lo que ocu ltaba é l como un tesoro en el fondo de su corazón. Y aluego, que ella recibiera mal la cana y juera peor lo r oto que lo d escosí o. ¿Quién era é l pa Rosa lía? ¿Qué derechos tenía sobre ella? ¡Si él hubiera sabido escribir, del mal el m enos! Pero ¡s i n o le habían hecho cabo porque le estorbaba lo negro de los ojos!.. .. ¡Pacho,qué burros son algunos hombres!. .. En una de s us muchas y penos as correrías llegaron muy cerca de su idolatrado pueblecillo. ¡Ah, cómo le latía e l corazón al acercarse á aquella tierra tan querida! ¡Si pudiera ir, aunque fu era un minuto! ¿Qué es un minuto de tiempo en la vida? Antes sabía algunas noticias por s us compañe ro que reci bían d e \'CZ e n cuando ca rtas d e s us familia s en la que le daban expre­s i o ne s¡ pe ro como él no te nía ni paure ni maure .... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELEC'l'OAL ~9 ¡ni á nairle en este mundo, pachol, y como á sus paisanos los habían tras l adado á otra columna, hacía ya medio af!.o por lo menos que vi vía en el limbo, sin saber s i e r an todos mu ertos ó todos YÍYOS. Se atr evió, y en un descanso, pidió audiencia, y dijo: -Mi comandante, de aquí al pueblo, si­guiendo la carretera, hay dos h oras de camino; pero, s i osté me diera pe rmiso, por unos veri­cuetos que yo me sé, en media hora me plantaba ~tllí, y antes de que la columna se pus ie ra en marcha, estaba yo de güelta. Creyó volverse loco de alegría cuando el comandante le contestó: - Maf!.ana á las diez en punto has de esta r de vuelta. Al otro día al áma necer e mprendió Colás l os vericuetos, y a l salir el sol e ntraba él en el pueblo caballero s obre su caballo, con toda la proso popeya de un paladín d e la Tabla Red o nda. ¡Qué maf!.ana tan h ermosa! É l había visto tefiirse e l firmamento de purísimo a rrebo l y baf!.arse en doradas tintas la s c imas d e los monte s; allá, e n el fondo de la vertiente, se de­sarrollaba el d elicioso valle donde pasara los días más fe lices de s u vida, co m o un jardín e n­cantado, tapizado d e verdura, esmaltado d e sob e rbins a lam edas, s urcado por un rí o cris ta­lino, cuyo curc;o tonuoso indi caba una espesa capa de bruma parecida al humo de l caiión que se ag lomern e n e l espacio para qu e los c i e lo s no contemplen las iniquidades d e los h o mbres; multitud de invis ibl e ruiseñor ec; cantaba n e n los bos ques y en ramadas que g uarn edan los ve ri - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 60 VIDA INTELECTU AL cuetos .que hacía escalar y descender á su caballo¡ las casas abrían s us puertas para recibir el saludo de la aurora; era domingo y sus pai­sanos se dirigían pres urosos a l pueblo para oir Misa, y el so nido de la campana de s u pueblo r esonó en su t'Orazón co mo un himno de gloria, cual s i celebrara su ll egada pregonando s us proezas .... ¡Qué ma ñan a tan hermosa aquella inolvidable m a í'tana d e su vida! Colás e ntró e n e l pueblo saludando á s us ve­cinos con su s impática sonrisa¡ corrió la voz como una exhalación, y todo el mundo salió á su encuentro; los chiquillos lo miraban embobados, los grandes le ha cían mil preg untas á las que le era poco m e n os que imposible contestar; él es­taba loco de aleg ría , pero de vez en cuando sen­tía en mitad del corazón a lgo así como la mor­dedura de una víbora, y se preguntaba interior­m ent e: «¿á qué he Yenid o yo? ¿po rqué m e mira n con lás tima? ¿qué ha pasado aquí? » No sabia dónde dirigirse, pero, como buen c ris tiano, pe nsó qu e lo m ejo r que podía hacer e ra entrar en la i g lesia, oir Mi sa y rezar una sal­ve á la Virgen del Rosa rio, s u patrona. Y _dicho y hecho: ll egó á la plaza, en co me ndó el caballo á un m oz uel o amigo s u yo, y penetró en e l t e mplo. E l señ or cu ra decía la l\Hsa, y sobre la tarima del presbiterio vió Colás arrodilladas c uatro pe rso ­n as, dos muj e res y dos h o mbres; detrás de ellos había también arrodillada muc ha gente. El co razó n l e d ió un sa lto terrible, como es­taban d e espa ld as, npenas i podía co no cer á al­guno, pero su corazón acababa de advertirle d el p eligro, y aquel pobre corazón no se e qui\·ocn ba nunca. Era segurr1 su desgracia: orientóse y lo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAl. 61 comprendió todo; Rosalía se casaba, pero ¿con quién? Un hombre pequeñito como ella, pero ex­ces ivamente grueso, estaba é\ s u d e recha. Colás mi r ó bien, y lo conoció: era Vicentillo Oliva. E l casamiento de Rosalla y la llegada de Colás había r e unido en la igles ia !1 casi todo el pueblo. El primtr impuls o del pobrecillo fué huir, volar por aquellos vericuetos, i ncorporarse á su columna y no volyer á pisa r de nuevo aque­ll a tiern1. No tu,·o valor para tanto, y se quedó pl antado allí, s in ver ni oír nada, pero devoran­do, devorando hasta las heces el cáliz de amar­g u ra. Poco des pués, todo había t e rminado: la boda salía de la igles ia, y me dio pu e blo detn\s de ella; el otr o medio prefirió contemplar el s uplicio mo­ral del infe liz. De r e pente se levantó, y se diri­gió á la s acris tí a: el señor cura se qu edó muerto al contemplarlo. • • •••• o o •• o •••• o •••• - ¡Si! -contestó é l tartamudea ndo--una güel­ta pa ver á los amigos!... E stabamos ce r ca, y ¿qué ha de hacer uno, s ino aprovechar las circuns­tancias? - Que porqu é he venío?-volvló ~\ co ntes­tar.- Pos ya lo s abe osté; pa ''er á los amigos. · -¡No, no sabía ná del caso!... Y dígame osté, se fi o r c ura; ¿me guarda osté aquellos c ien duros( ¿Que qué quieo ha cer con ellos?.. . ¡Pos dár­selos á Rosa lía, esa es mi voluntál • o • • • • • • • • • ••• o • • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 62 VIDA INTELECTUAL Pos mire os té: si e ll a no los quiere, se los degüelve osté á Vicentillo, y pa el caso es lo m esmo. Besó la man o al seño r c ura, y apretando l os die ntes para no dar paso a l comprimido llanto, s alió de la sacristía, y se dirigió á la puerta de l a igles i a. Antes de s alir, Yolvió sus ojos á la iz­quierda, y vió en una capilla la im ~\ gen veneran­da de la Virgen de los Dolor es con s u Divino Hijo muerto e n brazos. Torció e l rumbo, y arro­dill< índose á s us pies, rezó con todo el fervor de s u al ma una salve á la d esco nsolada Madre de los a fli gidos. Se le\antó con el corazón más sose­gado, y sali ó d e l te mplo: g ran parte del pueblo le esp e raba en la plaza. Colás montó e n su ca­b a ll o, y sin mirar á nadie d ij o: - ¡Si no n os vemos m ás, r eza r un padrenues­tro por mi a lm a! Y partió como una exhal ación . V Desde aquel mo m e nto, t odo cambi ó para Colás. No era é l hombre que s upier a dominar s u corazó n y po r Jo mis mo, e l r ecuerdo de R osa lia seguía llen a nd o s u exis t e nc ia ; pero co nye ncido de que nada podía ni debí a esperar de e lla, y s iéndole im posible vivir por otra parte sin objeto d eterminado que absorbi e r a la actividad y ener­g ía de su corazó n , pus o todas s us complacencias en su caballo, al que a mó desd e entonces con toda la ternura y fogosidad de s u a lma purísima y s in cera. Aquell a mi s ma noche, al retirarse á descan­sa r después de una inútil corre rí a e n busca de enemigos, tuvo el infe li z un amago d e tris teza Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL 63 que po r p oco acaba co rr s us días. H a bía proc ura ­do n h ogar e n e l fo nd o d el a lma s us pesa r es, aco­g otando con d ecis i ón improp i a de s u débil v o­luntad Jos rud os e mbates de s u corazón qu e pugna ba n po r e nsefi o rearse de é l y r e ducirlo á afiicos; e l s ue fi o huía d e s us pá r pados, y un a a n­s ieda d mo rta l le devo r ab a l as e n t r a fi as. C o n ve n­cido d e que no d o rmiría e n toda la noch e, se levantó y co m enzó á p asea rse po r e l pa ti o de s u a loj a mie nto donde e l escu adró n t e ní~ los caba­llos. Hacía u na l una m agnífica, y e l canto d e los g all os y e l lej a no la drido d e l os pe rros y e l a pa ga ­d o r um or d e una acequia qu e la mía las p a r edes d e l e difi cio, des pe rta ba n e n s u m e mo r ia r ecu er­d os t a n q ueri dos, q u e el alm a e nt er a, pr esa de h orro r·osa a ngusti a, a menazaba escap~\rse l e del c ue rpo. D iri g i óse á su caba ll o, y dé\ n do le un gol­pecito carifioso e n la fre nte, d íj ole co n expresi ón co nm o v e do r a . -¡Tú solo m e quedas e n el m undo!• El n o bl e bruto pa r eci ó com pre nde r la aflic­c i ó n d elinfe Uz; un te mblo r co n v ul s i vo se apod er ó d e él, y r e linc h a ndo so rda me nte, r efr egó s u ga­llarda ca beza co n t ra e l pech o de s u a mo. Co lás se a brazó á s u c ue ll o, no sabi en do demostr ar le de otro modo s u m uda g ratitu d, y mojó con s u escaldado ll a nto las pequ efi as o rej as del caba ll o. A"i pe rm a n ecieron ambos largo r ato, cual s i tra ta ra n de consol arse m útuamente de sus do­lo rosos info r tun ios. De r e pente el caballo se estre m ec ió y de s us n arices pa lpi tar.tes brotó u n tr e me ndo reso plido de co r aje; Coh\s p restó o idos, y á poco el rumor de un a des<'arga le ind icó lo qu e ocurría; e l e n e mi go nmagaba un n sorpresa. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. 64 VIDA IN'l'ELECTUAL El g rito de los centinelas y el sonido de las cornetas puso en movimiento á todo el mundo: la confusión era espantosa; los soldados corrían por las galerías y los patios á medio vestir con las armas en ln mano; los de á caballo abalanzá­ronse á s us monturas, y empezaron á ensillar medio dormidos; todo el mundo gritaba y nadie se entendla, y entre tanto el enemigo forzaba las puertas del alojamiento, y se apoderaba de los puntos extratégicos del pueblo. U na compañía logró á fuerza de heróicos esfue rzos despejar la pequeña plaza que ho.bía delante del cuartet; un cuarto de hora más tarde la caballería se formaba en la puerta, sin saber á dónde dirigirse: aquello era un infierno; las balas silbaban por todas partes¡ las d"escargas se oían en todas direcciones; órdenes contra­dictorias corrían de un punto á otro, y los sol­dados, sin dirección para el combate, disparaban sin concierto, se fusilaban mutuamente, ó arro­jando las armas, huían presurosos hacia el campo,·donde caían prisioneros. Al ver que todo estaba perdido, la caballería salió del pueblo, abriéndose camino '\ sablazo limpio; C o l~\s no se descuidaba, pero un terrible presentimiento se había apoderado de él, y más que de matar enemigos, cuidábase de rezar por su eterna salvación. Emprendieron la can·e­tera que corría por una espaciosa llanUI·a, esmal­tada de huertas y sembrada de trigo, pero á medio kilómetro del pueblo, vieron formado en apretado núcleo el grueso de las fuerzas ene­migas, cerrándoles el paso: era necesario pasar, ó rendirse á discreción, pues en el pueblo sólo se Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELE CTU AL 65 o ía n ya a lg unos tiros d esperdigados, lo que in­dicaba que la columna acab a ba de capitula r . El j e fe del escuadrón dió orden de cargar: l a luna a lumbraba el campo de batalla, r e flejando s us plateados r ayos sob r e l as bayonetas ene­migas y los bruñidos aceros de la cab allería: el escu adrón se la nzó á la carre r a sobre l a fuerza que cubría e l ca min o, p e ro una terrible descarga de l as avanzadas oc ultas e n l os sembrados y parapetadas e n los árb ol es y e n las cercas, sembró la co nfus ión y el espa nto e ntre los bú­sHes, a l mi s m o tie mp o qu e e l e ne migo for maba el c uadro e n la ca rrete ra y reci bía la embestida con una llu via de plomo. E l grito fatídico de «¡sálvese e l que pu eda!» c undió entr e las fila s, y lo s so ldados, abando­nando la fo rmación, huí a n á uña de caball o por las hue rtas, sembrados y senderos de la llanura. Colás, que era de los últimos, entróse p or un seoderillo veci nal que atr avesaba un hermoso campo de trigo: h"lb [a m etido el sable en la vaina y no se preocupaba g 1 a n cosa de salvarse. D e repente sintió que la luz huía de s us ojos, y soltando las rie ndas, murmuró: «¡Di os te nga piedá de mil • In s tintiva me nte se h abía ll evado las m a n os á la cabeza, pero al instante perdió e l ap lomo, y cayó a l s u elo com o un peñasco que se derru m ba d e la c umbre. El caball o se detuvo, y dando m edia yue lta, inc linó la cabeza, encogi ó e l cu erp o, humill ó s us patas d e l a nte ras, y r e lin ­chando tris te m e nte, co nte m pló con expr esió n do lo r osísima a l infe liz. Cuando d o~ ho ras después, á la clara lu z del sol, un gru po de e ne mi gos acertó <\ pasar por Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ,, 66 VIDA IN'I'ELIW'l' UAL aquel punto1 encontraron e n la mis ma actitud a l n~ble bruto que parecía velar y proteger e l cadáver de su dueño, demos trando co n s u dolor e l sentimie nto de no haber podido seguir s u mis m a suerte. MoDESTo H. VILLAEscusA. Barcelona, Mayo de 1905. PRESAG IO S Detén-hl hermosa y grande Argentina viril, hija del Aude-un momento e l rol ó de tus destinos; detén ese desbande de esperanzas que pueblan tus cami n os! Quiero ver si respon d e á mi voz el mi ste1·io que se esconde e n tu seno de v irgen impoluta; quiero 8aber á dónde va á p a r a r el secr eto de tu ruta. Con tus r egios pensiles, tus mineros, y campos y r edi les tal vigor ft>cundie:,imo prego nas que en requiebros gen t.il es demandan tu favor todas las zonas. Ayer nacidn, tienes en t u seno la fuente de los bienes y en tus venns los rí os de 1~ vida; tianes magia de eden es y larguezas de Tierra prometida. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL 67 ¿Por qué fibra no vaga la pas ió n de que r e rte? ¿A qui é n no halaga l a visión d e tus graci a s y d o naires? ¿Quión no admint ¿\tu maga, tu opulenta, tu r e gia Buenos Aires? L os que e l santo embe l es o en e l al m a sentís d e l cas to b eso del átomo de luz que s e d esata en el sol d el progreso, ¡ve nid á ver la náyade d e l Plata! D e s u afanar, apenas el son or· o trajín d e las colme nas !ov o icloa e n l os ánimos evo ca ... ¡Tal corre po r s us v e nas del inten so vivir el ans ia IOCtl! C ual se es po nj a la blanda ola d el an c h o m a r , e ll a se agra nda y dispo n e e l albergue placcnte r·o que e n continut'l d e manda t\ s us puertas m e ndig a <'1 o rbe e nter o. En la brega diiirna el fr·agor el e las máquinas &o turna con las vo ces que a so rdan los es pac ios, y e n ~a. calma n o cturna s on man&i one.;; d e fada s us pal aci os. Las r·azns d e In ti e rra, con el ft'i o ego ís mo e n san tn g u e rra, &e r ocueb tan á un tie mpo <'ll b U r t-gazo: ella los brazos c ie rra y las fundC' al calo r d o aque l a b razo . ¡Mir·ad c u á l la profi e re <'ntro mil ol Progr· cso, y In r c qui c- r·c­dc amo r es, y el e g é rm en es lu inlliHitl! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 68 VIDI). INTELECTUAL ¡Mirad c ómo la quiere y la h~ce d e s u luz madre fe cnndal ¡Oh Pueblo! ¡Ya adivino á dónde yas ! ¡Ya sé p o r qu é camino te condúce n d e Dios las hondas trazas! ¡Ya leo en tu des tino, o h criso l d e n acio nes y de razas! Oye, pues o h divina. ti erra d e b endición , tie rra Argentina d e tu excelsa misi ó n mi buen pres agio ! ¡En ti oh a1·c a ced1· ina, _ salv a1·ánse los restos ele wn naufragio! D e aquel naufrag io enorme que ha de sumir la. Euro pa en un informe y caótico m a r d e tempes tades, que su solar t r a ns fo rm e e n purgado so la r d e áurea s edades . En éxodo grandios.o, á través del a t lante proceloso, arribará á t u s playas bienh echoras un mund o bullicios o de esp e ranzas ri s ueih\s y canoras. Ento n ces ¡c ó mo al punto d e tu fu t uro o límpi co e l trasunto v er ás de t u presente e n l(•S d e tall es ! ¡Qué col osal co njunto, e l de tus se rranías y tus vall es ! Y en to n ces ¡qué fragancia tus ti e rras manarttn , y qué abundancia d e l arado al sentir el h ondo taj o! ¡y co n qu é exubcrnn cia colm a r ils In e~ p c nm za d e l trnbnjo! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA INTELECTUAL Sen\n fértiles huertos tus m edrosos y vírgenes des iertos: y al hacer tel'l'aplenes y desmontes tesoros encubier tos te darán las entrañas de tus montes. Tu Pampa florecida vcráse on mil sentidos recorrida por la esbelta y audaz loco motora que alzará en su corrida el rubio cereal que el mundo adora. P a ra que por tus ríos conduzcas tus riquezas, de navíos te surtirán tus bosques seculares, y tus cerr os brA.víos, de lanas que tejer en tus telares. De tus fi e ros torren tes y cascndas las rápidas vertientes sumisas baja!·án por nuevos tramos, y on saltos imponentes moverán maquinarias y dinamos. Los pueblos que hoy aldeas, y ni aldeas acaso, giganteas ciüdades serán, ricos e mporio s en dondela~ideas con el músculo harán suS: desposorios. Y seguros baluartes del Progreso -vendrán de todas partes los productos del mar, selvas y campos á p<'d i 1' 1\ tus a r·tes é industrins el1·etoque do s us In m pos. Y templos de las ciencias-como lámparas santa<> hw con ciencias 69 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 70 VIDA INTELECTUAL radiarán e l amo r de un Ideal solo, que en divinas cadencias los hijos cnntarán del bello Apolo. Cttntar1\ n ol sublime ldenl que ge n era~· quo redime, y los pueblos asienta y fortifica, y 1\ la$ a lmas exime del dolor, y á los hombres dignifica. ¡Esa es la PAz! ¡La calma que endulza el ccrazón é inunda e l alma de armoniosos aco r des soberanos! ¡la v icto ri osa palma de la santa igualdad de los hermanos ! ¡Esa es la P Az-¡ Oh T ierra enemiga sublime de la guerra! ¡Tu porven i r encierra ese gran día! ¡Tu po r venir enci crr~ la auro ra boreal de la armonía!.. .. ¿Qué no lo ves? ¡No impor ta! ¡Después la humanidad l o ver á absorta! ¡Ya lo marca el retó de tus destinos! ¡Ya lo vé quien te e xho rLa á seguir adelante en tus camino~! ¡Adeln.n te, y no ceses de manar de tu seno oro de mieses, de crecer tan viril, tan fuerte r grande, que la cúspide beses del huma.no progreso, h1jn del Ande! ALEJANDRO .MmoÉxs PARRADO. Córdoba, Junio do 1905. PI'OShÍlCl'O, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VIDA I NTELECTO AL 71 CO NTR I BUCIÓN AL ESTU DIO DEL CAUD I L LAJE ARGEN TI NO Apuntes críticos-La Comtuistn Americana fuá obra de los caudí llos españoles­Hechos quo convien e establecer para determinar el orlgon dol caudillaje. L eyendo los opúsculos escr i tos á propósito de l caudillaje argentino, (de nota bl e factura algunos) un espíritu ecu<\nime e nco ntrará que hemos e mpeza do por donde deberíamos co ncluir. En efecto: no solamente los escritores d e a í'i os atn\s, s ino los de hoy, han se dejado dominar á menudo por el espíritu m eta fí s ico de l as v iejas escuelas, desdeñando lastimosame nt e e l mé todo científico de investigación, p erfectame nte apli­cable á la hi s toria. En vez de reunir e l may o r núme ro de h ec h os posibles para deducir, después de analizarlos, sus exactas r elaciones d e causas y efectos según ya lo aconsejara Baco n (afo­ris mos) para las Ciencias Naturales, lo s esc ri­tor es argentinos, en s u g ran m ayoría, partiendo de pretendidos princ ipi os abso lutos y de s u­pues tas verdades, no dem os tradas, h a n cr eído posib le llegar á las grandes sín tes is y conclu­s ionep extremas; s uced iendo que, p ar a demostrar lo previamente determinado, h a nse visto ob li­gados á s uplir muchas veces los h ec h os con afirmaciones antojadizas, desp r ovistas de todo valer científico, cuando no á ad ulterarlos por defici e ncia s de info rm ación ó ca r en<' ia de espí­ritu c rítico . E n tre nu estros his tori adores, e l Dr. López, por ejemplo, afirma que la lu c ha p or In or ga- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 72 VIDA INTELECTO AL nización nacional fué un Simple levantamiento de caudillos bárbaros surgidos de los bajos fondos sociales, sin más propósito que el de ahogar en sangre la civilización; y que el loca­lismo de las provincias era un 11sentimiento estrecho", mientras el localismo de Buenos Aires era un u noble y elevado localismo na­cional". ¿Eso es his toria? El General Mitre, más ecuánime, considera á los caudillos como simples representantes de turbas anárquicas. El Deán Funes, olvidando haber sido por­t. ador de la nota con que el presidente Rivadavia investía al General Quiroga de un eminente cargo en el Ejército Oriental, vé en los caudillos los únicos obstáculos de la organización na­ci0nal. E l Dr. José Manuel Estrada no vé surgir de entre «las turbas provincianas», sino tinieblas, miseria y sangre. Sarmiento, aun cuando sujeto al lirismo de joven atiborrado de revoluciones griegas, ro­manas, francesas, se detiene un momento en medio de sus magistrales apóstrofes contra la barbarie, para dejar un rastro de su genio y de la honradez de su alma: (
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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Vida Intelectual - Año II N. 23

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Imagen de apoyo de  El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 202

El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 202

Por: | Fecha: 23/02/1905

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 P.pítblica de Cvlombia).-FEDRERO 23 DE 1905.-N~ 202. ,~~¡JI~ y ¡~uaia~ll Director, BLM! S. SCARPE':Fl'A ~~ · ~orrtn btl 1 nllt · Hubo en la India, allá en los 1 tieml)OS de la princesa Sita, un bramín poeta. Vivía reti,·ado en las orillas ru­moros.:: J.s del Ga.nges, y alternaba sus horas entre la oración y la poesía; es más, su poesía se tro­caba mul'!has veces en oración. Así había cantado en su lengua sabia, la primera que se habló en el mun­do, lus hermosuras de su patria, bella entre las bellas: el río sagra· do, el de las ondas verdes sem­bradas de flores de loto, y las are· nas áureas; los montes preñadvs de plata y pedreda; los bosques de paln).eras, y los campos de ca­nas. Y sus cantares eran como in­cienso de accíón de gracias, que se al~a eu homenaje á Brahama el creador. Cantando y adorando fué feliz el bramío mucho tiempo; pe1·o un día sintib nacc'l' en su interior in­quietud dc::)usada; estaba descon­tento de su obra. Releyó aquellos versos, que hasb entonces le lu¡.­hían parecido hermqsos~ y los l}a:­lló escasos da id a, pqbres de for· m a. -Estos temas-se dijo- son co-sa baladí. Es preciso que yo can .. te algo más bello; lo más bello, lo más grande que exista en el mun­do de las criaturas. ¡ Podl'Ía cantarlo ! ¡Y a lo creo [ Precisamente bullíanle ahora en el cerebro las fuerzas creadoras centuplicadas; sentía est~llar, co­mo chispas, centenares de bellas metáforas, y los conceptos pro­fundos se despeñaban en su ima­ginación abundantes y rumorosos, corno aguas de torrente. Temblan· do de respeto, asistía el bram~n al florecimiento de su alma, fecun­dada por milagrosa primavera. Sí; podría cantar; pero bcuál es el t~ · ma, digno sobre todos de sf}r ca71- tado? Dióse á la oracion co~ nuevo ahinco, maceró su ca1ne ppn la penitencia, y su espíritu pon la contemplación de abstractas ver­dades. Pedía á sus dioses que le revolasen aquello que ardiente­mente deseaba conocer; y su ora­cion ftre oírla porque era f8rvorosa. Una noche, en ando la luna tra­zaba senderos de plata sobre las froudas del bosque y estelas de nácar sobre las nguns del río, en ln hora en que el silencio er,,·uel· ve á la tierra en olas de misterio, presentó e á los cjos del bramín poeta una hermosísima mujer. Era blanca, éle b iancnra jam ts :Jo­ñada en la. India~ H~stida üou am· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1997 EL CO:Ll:BEO 2JEL 'YALLE -·······--···-······ .. -······"""" """" """"" """"""-··· ·····""""" "" "" """" """""" " """ """"" """""""""""""" "" """" """"-------------- plio ropaje, ceñida la fr.ente de frescos laureles. Traía en la mano á guisa de cetro, una rama de obs. curo tronco y hojillas duras y pla· teada-s, como si ]a luz ' de la luna se hubie8e dormido sobre ellas. -Salve, bramín,-dijo con YOZ sonora. -¿Quién s ois ?-bn!!:>uceó el poeta, más temeroso que CC\ID pln.­cido ante la luminosa aparición. -Soy la sabiduría; diosn de otros países, en los cu ales el cie­lo es hermano de la tierra. He oí do tu clamor, mientras tus dioses, sumidos en éxtas~ secul ares no pensaban en tí. Sé lo que quie­t ·es . . .. Si deseas cantar algo dig­no de la soberat:!a ·belleza, canta ''El Trabajo". Tarnbiéu el traba­jo es dios An nuestro Olimpo, y me en vía á tí. -¿Cómo podré cantarle digna· mente 1 -No he de decírtelo. Unica­mente, recibe esta señal: el día en que tu canto sea digno del dios á qmen lo elevas, surgirá en el cen­tro de tu huerto un árbol dfl ra­JDaS pl,ateadas como esta. El bramín contemplaba el ama­ble c·etro de la diosa; el árbol que debía producir tale3 frondas era desconocido para él. -Es el olivo-dijo la Sahidu-­rfa- el ~rbo1 que en mi patria sim· boliza la paz· entre los hombres, y la abn udancia de la tierra. Desapareció, y las aguas del Ganges se conmovieron y murmu­raron irritadas por aquella int!'u­sion de la vida y del movimiento .én el país de la forma rígida, y de la mllir>Y ;hdad Gecdar. A la mafhna, despertó el bra­mín enajenado de gozo. -Tiene razón la diosa; el tra­bajo es la soberana belleza del mnndo ¡ Cantémosle! Y cantó:-Tú eres ¡oh Trabajo! -decían sus sabias estrofas-el sober11no de la tierra, la voz de los dioses que se resuena en el mundo. Po e tí vive el hombre, por tí, como el cielo ~e siembra de est!·ellas cuando el sol se ocul­ta, se si e m hraa ] os ele si ertos de ciudades; por tí en los arenales brotan ja1:dines; por tí las aguas, que e¡·an destrucción, son vid¡:¡, y los vientos, que eran muerte, son fuerza. Por tí los hombres arran­can sus tesoros á los senos del mar y de la tierra; por tí el vellón del animal ariHco sirve de relica­rio al pudor de la henno~a; por tí la ciencia ha bajado desde la rr.en· te de Bl'ahama al espíritu de quien le adora ¡Salve, oh Trabajo! Puli() el poeta sus estrofas; sem­bro sobre ellas como pulvo de oro, las bellas imágenes; ajustólas al rjtmo que apreudi() de'laspalmas cuando gimen heridas pnr el vien­to; puso er. ellas rugidos de tor­menta y suavidades de gorjeo y agudezas de trino. El alma can­taba y lloraba e u los versos. U na vez terminados, Jeyolos el bramín en su huertu hincado de rod illab, vn el to el rostro á Occi­dente, en viandolos como oración hacia aquel Olí m po donde lo& dio­ses son amigos de los hombres; pero la tierra permaneció estéril y el arbol de ramas plateadas no brotó . Descomolóse el poeta. Al cabo su canción era hcrruosa, y él la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 EL CO!lt:REO 1JEL 1-'.JlLLE 1998 amab~ como á hija predi lecta. Pe· ro dP.spués reflexionó y d1jo;-Or­gnlloso como hom.bre, he can tado el trabajo o el hom hre y mi soh~r­bia habr:í eno¡ado á los inmorta­les. Ensalzaré. d trnb·1jo de la na­turalc~ a~ Yt-'stidnra y cu¡;:todiu de la eseneia de B~thnma. Y nuevus estrofas ~ubierou de su corazún á sus labios. Decían el trabajo ince­sante de la t1erra, que á cada nue­vo sol se cubre de nu~va hermo­sura; el agitar.sc de los mares so­bre los cuales se cierne e l Espíri­tu de lo alto, dando vida á infini­tos seres; el trabajo de los ríos que muerden sns orillas y arrastran las areuas á lejanos pahes; la fe cun­da lauor de loo; v1entos, que van llevando los gérmeGes de viáa de selva Po selva; el afannr incesan­te de hormigas y abrjflS, la ~oli­citud del uve que. forma el nido, el furor de la fiera que de~:>truye para sacinr su prole. El h lrnno desenvohía sus es­ttm• jas sonoras con majE.stad se­rena; era la ondulación de ~u rit· mo como cabecear pausado de campo de higo. Lcyú el brnmín su obra. Sn al- 1ll1a se eonmo\' ÍÓ de LlH'VO ~r en­viar al dios desconol'ido el home­nnje do su C'Ulwióu. La naturaleza 8gradecida le p8gó con sus ruejo res armonías; pe1 o en el huerto no brotó el árbol promet1do. El bramín poeta no de&m::¡yó sin embargo :-Hay un trabajo más subl irrie que el esfuerzo gi­gante de la Naturaleza : es el tra baJo d~l alma q11e se esberza por alcanzar la perfecc:ióu, y lleg·n· á confundirse con la esene1a di \'Ína. Y cantó las luchas del espíritu y la carne, de la humilrlad contra la soberbia, del amor contra el odio. D:jo el trabajo de Ja peni­tencia, Ir st•milla de h1grimas, las 1krvs del é:xtasis, los frutos de virtnt1; Cl1Soy por la desierta YÍa , ...::Nave ~in rumuo entre revueltas olas­Péllllando en las Ú'is.tezas t.lel ócaso Y en lt\s tristezas de las almas solas. En torno la mirad:t' no columbra Sino aspereza y pína'mos so m bríos ; Los nidos, en la nicYc, están vacws, Y la estrella que amárncrs, ya no alumbra El azul de tus sueños y los míos ! Partiste para ignoto:' l'ontananza Cuando empezaba á descender la sombra. . . . .. Recuerdas? Te im'plo;·aba ml esperanza; ¡Pero yá mi esperanza no te nnmbra! No ha de nombrarte! .. . Para' qué .... Vacía:1 Está el aro:, y la historia yace trunca. ¡Ya para qué esperat' que írrádi'e el' día!· ¡Ya para qué decirnos: 1odavta, Si una voz grita en nuestras almas : 1Vunca/ . Dices que eres la misma; que en- tu pecho' La dulce llama , de otros tiempos urde; Que el nido' d~l amor no está deshecho, Que para an1arrcos olra vez, no· es tarde. Te engañas! ... No io c'reas!. . : .Ya la duda: Echó en mi corazón fuet•tcs raíces, Ya la fe de otros años n ó me escuda ..•. ¡Quedó de sueños mi ilusión' desnuda, y no puedo creer lo que me d?ces ! No lo p'UCdo creer!. . :. Mi fe burlada, Mi fe en tu amor perdida, Es ancla de una nn.ve dcstróiada,· Ancla en el fouclo ue la mar caída ! Anhelos de un amor, <•tlstos, risueños, Ya nunca vol·veréis .. . . Se van .... Se eséohdcn !· Los llam'as? .... Es inútil. ... No responden ... ¡Ya loa cubre el sudario de mie stl.eñ·os 1 Hace tíempo se fue la primavera .. .• Llegó el invlérno, fúnebre y sombrío! A ve fue nuestro am0r, a've viajera, ¡Y las a,·es se van cnando hace fl:ío ! ISMAEL ENRIQUE ARciXIEG.AS.· (J~~'.JJ(' LA VIEJA CANCION' lDe Lectu1·a .Amena) Esta es la vieja canción que en una Vieja guitann; - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 1 1 un coplero viejo y ciego á quien quiere oírla, cauta : "La Muerte es una madre, la Vida una madmstra; • mortal no te importe sufrir en el mundo, el muu'do es un valle. de J[Lgrimas"; " ltesígnate á ser pobre si pobre eres, y aguárda .•.. Los pobres del inundo son ricos del cielo, Los ricos allá, uo son nada .... " Esta es la vieja canción Que en una vieja guita.rra la Ilusión, músico ciego, á quien quiere oírla, canta. .¡c. Es la vieja. canción, mas por vieja yá no priva: nadie escucha al pobre diablo que la espeta en una. esquina; La humanidad yn. no sueña y de su fe desprovista, más quiere un "ten!" aquí ll.bajo que dos "te daré .... "allá arriba ! Tú y yo, Damiana; los últimos Abencerrajes del Sueño, somo& acaso los solos que oímos ¡¡,) pobre ciego. La calle está 6ilenriosa, la noche tiende en el ciclo sus alas imponderables agresivas de misterio .... Marchamos los dos del brazo por el bulevn.r desierto, y mientras que la canción sigue sonando á lo lejos, nos hundimos en la ~ombra, pensando: "Si fuera cierto .•. . " AMADO NERVO. COLOMBIA (DPdicacio aJuUo E. Delgado.) e •¡Jombia e~ u llll. ticrm de leones, El e~plendor tic! CJClo es su orifia111a; Tiene 1111 tmeno perenne, el Te(juedama, Y un Olimpo divinó, sus canciones . ::;icmpre serán soberbio 5US pendones Bajo la :llll'0rn. que á la Gloria ihflama; Siempre será la patria que ociTamtt La sabia de los grandes corazones. En sus bisto'rias nobles y trhlllfales Resplandecen egreg ios palad'incs Coronadus de lauros fraternales; 2000v Y se oyen en sus campos y confines Boyacá y sus tambores inmortales, El santuario y sus épicos el arincs. RUBEN DAR10, EL CASTILLO DE LA SANGRE AZUL JULIO Vl'I"ES GUERRA 1' :Noble dueña, omíllorne yo vuestro servidor ... Todos vos obedecen como á su fa.cedor, Reyes, duques é conc~;es é toda criatura, vos temen é vos s•r­ven como á vuestra fechura. EL .ÁRCHIPUES'l'E DE HITA. 1 El viejo castillo se erguitt en las rocas como centinela de aquella comarca, y aJ lí la condesa de cabellos rubios su vida pasaba. II Un anciano fraile preguntó le un día : \-¿Dí, por qué estás triste, condcsita pálida? ¿Con des ita rubia, dí, por qué tus ojos se llenan de lágri1nas? ¡Pobre condesita! Se por qué estás triste : pobre el bardo moro de la piel tostada te dijo llorando que el duelo sombrío ie clava sus garras ; . que tll.ñc su guzla de cuerdas de oro y ca ll ta tus gmcias ; que lleva tu imagen grabada eh el alma; que es tuya su vida¡ s\1 amor y su suerte, que es tuya su vida, su amor, su eBperanza ! ! ! Todo eso te ha di cho, y tú sonreías mientras el poeta de tez bronceada al són de su guzla de cuerdas de oro • cantaba, cantaba., . Mas llegó el orgullo de tu alti vn madt·e, el orgullo ran cío de la castellana, y truncó de un golpe tus dulces amores y tu it.lilio casto lo trocó por ltÍf?I'imas. ¿Por qu6? J>orque el barclo monsco no tiene los ojos azules, ia frente n evatla!. ... Nada importa la sombra en el rostro Si Re lleva la luz en el alma! No sabe tu madre, la altiva condesa, -que los pergaminos de las viejas •·nza$ 'los roe el g usano, y que de ellas quedan ~ólo cronicones en antigua fa bla ! . . . . . . . . . . . . . . . . ...... . ' .. . . . . . . . . . . . . ~ . . . . t. III Y la condcsita de cabellos rubios lloraba, lloralm ! .... IV El viejo rastillo no existe en las roMs; j'a no ~s cPntincla do aquella com,trca ¡ ya por los ¡•st·omhros muestt·an los lagartos 13lls Yerdcs etiCltlllas l Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2001 EL CO:R:BEO :IJEL Y.11LLE V Ya la condesitn de cabellos rubios pas6 con s•1 l'nngre de cadncas razas; de la adusta cmH.Iesa quedaron los huesos de nudos en la criptll, blanca; con los pergaminos los voraces gusanos se sacian, y de aquellos nobles tan sólo subsisten viejos cronicones en antigua fabla. Del bardo morisco de te~bronceacla VI aún viven los cantos que triste entonaba al són de su guzla de cuerdas de oro en las noches claras, cuando las estrellas desde el alto cielo su brillo le enviaban. VII Y dicen las gentes de aquella comarca que por esas ruin as en las noches vaga la sombra doliente de b condesita de la frente pálida, que tenue murnlura con voz de plegaria: "N o dcspreci es, madre, las frentes tostadas ! ¡Nada impo1·ta la sombra en el rostro si se lleva la luz en el alma !" DE "PERLAS NEGRAS" De pie, sobre la roca, que n.Jtanera Cubre la mar con sus espumas blondas, Veo surgir la luua-¡esa viajera Tan pítlida y tan triste !-de las ondas. A,í, del océano de mi vida, Disipando la sombra t>n que me pierdo, Se leV(t.nta una est1 ella, rcve~t.ida De fulgores divinos: ¡tu recuerdo 1 * ** .AMADO NERVo. • MEDIA LUZ Sofioliento de, vino y caricias Al chocar de marfiles y copa:> Sobre el rojo diván del garito Doblaba el mancebo La cabeza blond>t. Un clavel cu su pecho inclinaba La n[vea corola, Un elavcl que con mimo de uiña / Robó á loo ca ilcllos Temblando, s11 UO\ ia. 1 ~o soñaba en la niña el maneebo, Soñaba. en las ho1:das Ten1urns rl• un acrf' Sal>o(., (¡uc la 'i,ht emponzoñan. ~ohrP Pl húmedo labio lJcrmcjo La nnri',l loca E,·ocaha b Jtinfi1 morena De beso punzante, Evocaba los senos de rosa. Y en la atmósfera tibia de 1 mustio Clavel de la JJOYia, :Muy tenue, tan dulce Como una caricia flotaba el a1•oma. V. ~f. LONDOÑO. ~ TRAJE PARA LEER VERSOS A principios del a.ilo de 1867 Halía de Vemcruz rumbo á Buropa, un Ya· por francés conduciendo á. Yario::; per~ sonajes que dnlmiuaron en el ya vaci­lante imperio rezrt. Pa rjE'tos de la ca.sa dotada de cnanto exige el unen parecer {L una fa,­milüt bieu relaeionada. y de li.mpia en· 1H1. Yo, que fní liberal desde que tu...-e uso de raílón y que admira,ba, y qnería á Juá.rez, obtuYe de C'SO grand~ hom· brc uua beca., entré á. b EHcncht Pre· pm•atoria, comencé á eRcribir Yersos y llegó nn 15 de SeptiembrE' en qne, ele­gido por mis eamaraie· ran hecho neg['o. - .._ o era posible, me rospOlHlió; ya te contaré {t su tiempo esa historia. El 16 tle Septieml.H·e de8perté satis­fecho con q1ie has ido anoehe á leer tns vcr;;o·;, por eso es amos larga y grata estadía en Cali. NUEVOS CONFIN A DOS Por vio1ació:-: iid Decreto so­bre alta Poli9ía Nacion:-d, hnn si­do coníi.nados á Oroc:ué los seño· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2003 lf¿L CO:B:BE'O 2JEL VALLE ~·~; .. ·~·~~·~~·~ .. ·¡~~~-~·i·~ ... i~~·~·i·~·~~~~~·~-~·~ ..... f_ ........ -... -.................... --~~;~;~·~;~:~----- Reaactor d~ '·El Santo y Sena'', !. Para Popayán siguió el Presbí­don Anton\o M. O campo y don tero doctor Cesat co Caicedo y pa­: n.uberto Pineda, Redactores de ra Francia el :Presbítero doctor los ;'Ensayos Republicanos'c y D. Manuel A. Arboleda. Anhelamos He1iodoro Ruiz Ramos, D. An- para eHtos nobles amigos un feliz. tonio M:: Rodríguez, D· Francisco viaje. Jiménez V. y D. Aureliano Arrie­ta por manifestaciones subversi­vas dadas en Oartagena. DIPUTADOS .Á tA PRÓXIMA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE. Po?' el Oauca : D. J. M. Quijano Wa1lis ,, Fernando Ang"Jlo ,, Manuel Carvajal V. Pm· Antioq1lia: D. Rafael Uribe U. , Tulio Ospina ,, Víctor M. 8alazar Por Boyaca: D. Sergio Ca margo , Salvador Fnmco , Ignacio R. Piñeros. Por Santander : D. Benjamín Herrera , , Luis Cuervo Márq uez ,, Luis F. Uribe Toledo 1 Po" eZ Tolirna : :b. J:Xafael Camacho ~, Enrique Restrcpo Gatcía , Maximiliano N eira Ilasta ahora no sabemos cuales sean los nombradoE por los otros Departamentos. Los supler:1tes por el Cauca son los señores: D. Evaristo Garda, D. Alfredo Vásqu ez Cobo y D. Nareiso N. Cabal, primeros ; uon Francisco K1lfi !:'Z U., D. Ilernando Ilolguíu 1 y O. y don Simón Hurtado, se­gu~ d u s. BIBLIOGRAFÍA Damos las más efusivas gracias al aventajado poeta José Santos Chocano, por el envío de sus be­llas estrofas que con el nombre de Evangeleida ha publicado en la Capital del Perú. Igual m en te agradece!nos a[ in­teligente escritor y compatriota D. S. Cortés Durán la remisión que desde San Salvador nos ha hecho de su importante '~Almaque Lite· rario Centro-americano." Oomo canjes hemos tenido el honor de recibir "El Americano'' de New York, redactado por el atildado liter ato don César Zume · t1; ('El Latino Americano" diaiio bien servido de la República del Salvador; "La Escuela Primaria'1 dE: Panamá, un folleto que contie­ne el informe que el señor .Tu1io R. :Jelgad.o Gerente del Banco del Estado, prest:nta al Directo­rio del mismo Establecimiento; y el programa para la recepción é inhumación de los restos de Cal­das, Ulloa, Montalvo y Buch, edi­tado en Popayán. ARTE NUEVO Con este nombre y exquisito material hemos recibido de .Bv­gotá una hermosa revista ilustra­da dirigida por el señor don A. Quij~no 1,ones. Hacemos votos .. --- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ' · porque ta1i ameno periódico per­dure lár!?;os años. POR HIGI,ENE Señor Alcalde: todo~ los veci­nos de la parroquia de San Nico· lás se quejan de los desngües que baen al do. Es deber de justicia atender esta solicitud de los va11a­nescos, que constituyen gran par.:. te de hi. población. ÍNSTITUTO LITERARIO Este centro intelectual de da.~ ii, hiz¡j la elección de los digna­tatios que han de i·egi1~ el próxi­inti periodo reglaméntario; le elec­ción i~ecayó ert los siguiA11tes se-ñores: . . . Para Presidente, dcii Bias S. ~carpetta; Vicepresidenté, dori Teófilb Bori'ero B., . BiBliotecario, dül~ Gabriel. Montan0 T., Tesor8- i·o; D. Ramóu Hernandez y Sect·~· larib; don R.atnón tedesma: BAII.E DE DISFRAZ Sabe:inos que un grupo de jó­venes de lo más se lecto de n u es.:. / tr~ sociedaa; dad. ún baile el 1.0 del entrante nies en tasa del doc­tor Teófilo Botrerd. Condcedot·es de la cultura do las damas y de los cabal1etds que concurrirán á él, les auguramos desde ahora un feliz:pasatiempo. TÉLÉGRAlliAS . Medell~n, Pebrerc 16 de 1905. Blas S. Scarpetta-Cali. . . , Ayer •erifi.cóse sdemneinente irlhumación restos JolwE lsAAcS. Sallidolo; Gamboa. Auténticb, bíaz. Ofl. Bogotá, :;ll de Febrero de 1905. General Belieario Zamorano.-Cali. Como amigo suyo y do otros signa­tar~ os de telegTama del 18, permíta.me decirles que en los actuales momentos de reconstrucción na-cional, cuando el Gobieruo ha tenido que confinar a Oro­cué hasta amigos personales mios pa­ra pre,·enir iurbación orden público, la existencia ir las socie­dáde~ uemocúticas del Ca.ilca, que lo bañarmi en lágrinuis y eri sangre si el Gobierlid no estuviere rest-ielto á pre\e· nir y castigát· sin contemplaciones tan g:ravl3 maL . REYES.'' EL G ENÉRAL t}RIBE URIBE J:ia. sido nombrado EnYiado E}ttraordi­nario y .l\'Iihistro Plenipotenciario ante los Gobiernos de Chile, Argentina y Brasil¡ y Secretario de la LegacióiL e1 señor Samnel Ramírez .Arbeláez. UN A. OA.RTA DE :t\roRALF.S PINO Va ya pi1ra se!nauas <]UC Yiehe éo­rriendo una noticia dolorosa,. la tle la muerte ue PEDltO l\1dRALES PINO. A.lgun<1s rumores en coutrai'io han circulado lnég·o; Coll todo, la iudMi­sión no deja de ser desesperaute. Al1.ora; Diego Uribe, nuestro tlulco poeta sentimental, a.c¡tba de aclantr­nos el puntO; De Guatemala. le Yirne · una carta reciente de .M<1RAL~:s PINO, signo anté11tico do qtte el g·enial com­positor COlombiano YiVe to patrias. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~005 .B·L C07?2lEO 2JEL YALLE Gnatcmcda, Oct·uúrc 30 de 1904:. ''S1·. D . Diego U.ribe- Bogotú. Yo sigo aquí contento con mi hueua eompaüera. y el trabajo constaute do retratos al crayóu y l a~> cla¡;es qne doy, pel'o la patria uo :-;e olYida., y siPmpre ((ttNhL eu el corazón uu constante an­helo . En estos países de la <'intura. de la América, el seutido práctico va mejor qne por allá .. Acaba de pasar una ex­posicíóu que lm demostrado bastantes <'lle1·gías en el país. Dicha exposi<.nón se repetirá cada año, en celebraCion de la feell.a de la independencia (15 de Septiembre). Te il1cluyo el programa ~1o m1o tlc los couciertos r¡ue se efec­tuaron en los obre Colombia en esa .. snitte. Yo qui:sicra que t-odos n¡:;tedes me enYiar,l.n lo qne produce[! intclcrtnal·, m éll te, para ta. Oosta RiC<1 y lnégo se va dellilitaJl(lo al llegar aquí. EíltO es JlOr c¡ue uo t'e emban:a el pensamicuto, 3· :Bop;ot(t {·!!\t<Í nmy en el COl' :tllH k un a l.>razo it C(llombia, y tú recibt el eal'ifio Lle tu afcctíRimo amigo, P. MoRALES PINO '•Yi<'t>n(0 1\In-Í't.itl('Z, llUeRtro ('OllJj)a.- / >.1cl'o, u.ntri.ó aquí eu J nlio próxi·mo pa-saclo, en el asilo de dementes, como te dije." ,JUJ.JIO li'LÚREZ El hnma.no y divino poeta, ele arpa. llen~t de :sonoridadPs gloriosas y !'lnge:s­tioue: s bouc1a.s, entrará nmu vez; m{t:5 al palenque de la prensa. en Ja lucha por los idea los nuen1s de cesar lo;-; dolores in¡;;tautáuea­mente, la enracióu fné l'ápida. ANIS! A1~is! ANIS! de la últiJna cosecha y al _1.J7'ecio 7nás b0jo de la plaza y ende mt pequeilos y gra1l­cles lotes. 5-4 FRANCISCO l\l.ALO. ALI, CALLE D.E STA. ROSA HACIA S· PEDRO m,¡ .R~~inu.nfl~on DELASALLT:O Este célebre purificador de la sa'llgre y t e/}u.lador 4ellt~r¡ado se halla de pen­ta en casa de J u &N A. SANCBEZ. AGENTR nE l\L A. vVrNTER O? 1 El que suscribe pone en ronorimiento de público y ae los; iajeros e11 ¡;articltütr que encon­trará/ t ?Uto•a;nente eJl su. a esa de Ita-bilacion, buen aro})u;do, ?JI esa y ?nan­gaje para las cabrtlledrrs. CÉSAR O. VEL.\FQrEz R. El Ccnme?l~ Oclnbre 25 de 1.90~. :2Jireceión telegrdjtcrt: "Celd.u¡uezn BOMBAS TENEMOS LA :REPimSENTACivN DE RIDER ERICSSON ENGINE Co. qttz'eJzes fabrz'can las bonz­bas JJzcís econóJJzicas y d-:t­rables, 'JJZOPulas por az"t·e calentado con leila) caroóJZ, lcerosini &: en ttlt lto,f?ar de fáczt aliJNentació'll . ..li/lfwau el ag~ta á conside¡·able at­tzt7 ·a.y de larga d/.,\'lr..tucta. El.[/asto dia/'lO en coJnbus­tzbte no escede de 11Jl peso oro en el ,ipo de boJJlbrt qup, S'll?Jl'ln-istra 17.500 lliros de agua por llot·a. Olot:9aJJlOS cot, cesiones.) ?'es o l J! e Jlt os coNsultas y ltacelJlOS re Jlte­sas de dicha.~ boJJlbas. Modesto Garces~ Carrera 7." Xúme1·o 728. BOOOTA ELOY L. BOLANO~ (:O .. ~fE R CI.IlJYTE Ocnpa el local de la esquina de Ja casa del Sr. Fernando Zainora­no, diagonal al Hotel Central. Direcci6n telegrafica: "ELBo" 1 0-o Cali, Sepbre, de 1904; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL V A.LLE Ve'rdades sobre el (1/ZÚCft?' de ~'LA ~iANUELITA" --o-- - f El az'¡jcq?' de -44 M4NVELITA está empacadct en bonitas tale~ ga8 cosidas. E_stá ernpacada en la (áb1·ica y abie1·ta en el hogar; 1u~ hay ?nanoseo ÍJ'¿tf~?·rneibia?·io)· po?· CO?~siguiente, no hay desaseo, no hay des­P~ rdicio, no !wy ~tdulteraciun posib,le. Cc~~lct talegq briUa como un 11'?-0?~tó~?> de diamante~; el1·es1.t!tado de su c1·istrdización perfecta . . Oó­mod~ en fqrrn0, pm'f(JctCt en calidad, b1·illante en aparienciu, ninguna azúca?' lr~ 1guala en · excelencia: Ouando cpmpre usted esta azúcar, ac1,-h~rdese que ~a talr:ga cosida lleva el l~t'J'e?'O de .¡La 1!1,.anuelita", co­w, o también el 'J'?Omb1·e ~le los fapripantes. !Jsted esta1·a scttz's(echo en el momento en q1.te ab1·e 1.mq, tqlega: Ust(Jd esta1·á más sa#ifedw cnando lahayct ¡H·obado en su café, dulce.::, etc. E8ta de venta en toda,s las po­blacior ¿es, despte .f!opqyán hasta JJ!{aniza?e~, y es Ít71-icamente (ab1·icada po'r la · C.J1. l7 C.71 Y.J1.L L; .E Y .?1. G :BI C l7 L Y l7!R.J1..I; Co. SUC~SC?~ES J:?E SANTIAGQ M. ~DER:- PALMIRA-C~UCA, 1~-ll ---------------------------------------------' ------------ A~nncla do Abo~acía DE 1 04 A~O~IfO C@R,~~B~ Oficina: .Al cost~do Norte 4e la plaza pl'iÍlCipal, bajos de la ca­sa 4e Sit'lTa Hermq.nos: 5-3 VICENTE OLAI\T.E CAM4CliO 1 ' •• ABOGADO Y COMISIONISTA ~OGQTA- QO~OMBIA 1 ¡ Especial}d21!d ~n negocios administra~ tivos, Reclamos de extranjeros :Reclamaciones por suministros, e'ID: - préstitos, y expropiaciones. Baldíos, Minas, Pensip~es, Re~ompen~as. Apartado nume~Q ~59 Telegramas: V()Q. V NDO Un lote de terreno de tre~­C? entas pl,azas) ciase 'll~ag­nijica) entre las ( ( 2í'erras Colaradas'' y la hacienda de ( (La Patla"'. en la· P:ro- ' . ' pz"ncr,a de 2íthui , part~ dé l/aJ?O J' pa7 te 7Jzontuos~JC01l rzguas del7 io de J;a Paila~ MAJ.'{UEL ZomtiLLA CóRDO~A.~
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 202

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La oración para todo

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La Patria. Suplemento literario

Por: Armando Solano | Fecha: 1905

Desde 1915 y hasta 1917, el periódico La Patria editó el suplemento literario dominical La Patria Suplemento Literario, que estuvo a cargo del político liberal Armando Solano y bajo la redacción de Roberto Liévano. Era una separata compuesta casi siempre por ocho páginas, cuya portada estaba encabezada por una ilustración o grabado de una figura cultural o literaria nacional o internacional. Algunas de las figuras que publicaron en el suplemento fueron: Henri de Regnier, Olavo Bilac, Ismael Enrique Arciniégas y José María de Heredia. En esta separata predominó el ensayo literario y la poesía con piezas de Rubén Darío y Delio Seravile, reflejando la inclinación por el modernismo tanto de Solano como de Liévano.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa
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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 164

Por: | Fecha: 31/03/1904

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. La poesía de la Biblia I Un dí:l, al caer la tarde, 111e tocó escucha una conversación deliciosa entre personas disting uidas. La más notable expresab:t sus juicios con táuta sencillez, había tal encanto en el modo qe decir la~ cosas. ,que sin darme cuenta de la sugestión que despertaba en mi espíritu, no sé pre­cisamente si por el brlllo majes tuo­sn de las ideas 6 por la frescura del leno-uaje, · hube de r et ener períod os 'Y c~nceptos que después he re petido con íntima satisfacción uc mi me­moria. Recuerdo que di curría con admi­rable facilidad sobre asuntos litera­rios; la atención de sus compañeros revelaba el respeto que infunde el maestro, y con el vivo interé, de una narración embellecida por lo.s por­menores de una: brillante fantasía y por el buen criterio de quien conoce á fondo la materia que refiere, con­taba sin detenerse importantes su­cesos, citaba fechas gloriosa s , evo­caba nombres ilustres. Aquello era J.)ara mí comq un cinematóg rafo que me permitía la contemplación de per­sonajes célebres, e . ~pecial mente de poetas de fama universal, como Ho­mero, Virg·ilio, lv'Iilton, Dante, T asso. .. \llí po r ia. primera vez oí recitar las b~ 1k 2 a ~ de la Ilíada, y me entu-sias n1é con el asunto del pnema re­ferido cor..1o un cuento maravilfoso; supe así mismo la admiración del mundo intelig ente por esa obra m~es ­tra del genio, y como las descri pcio­nes eran tan naturales, por una es­pecie de~ alucinación de mis sentidos, creí contemplar el sublime ademán de H éctor acariciando á su hijo an­te~ de partir á la batalla; aun pare­ce qpe se de~lumbraron mis ojos con el incendio terrible y amenazador que quería destruír las naves grie· gas; casi estuve á punto de gritar co.n ím~etu de cólera cuando ví ata-do al carro del vencedor el cad<íver • del héroe, imagen del vencido en las· luchas del odio; y mi alma experi­mentó sin duda honda tristeza cuan-do en reclamación del m á::; rico teso-ro de su amor, se alzó de un modo augu~to la figura de Priamo, en pre­sencia del tremendo Aquiles. Al llegar á e,' te pasaje del po~ma el diálogo interrumpido por la magia del conversador se reanudó con vi­ve7. a, y cada uno de ~os concurrentes comentó á su antojo !os ·primores del canto, y alabó á quien reconocen los intelectuales com·o el padre de los. poetas. En seguída el literato complaci~n­te, á instancias de sus amigos, reci­tó trozos selectos de la Eneida, de la Jerusalén Libertada, del Paraíso Peruido, haciendo la recitación y las observaciones oportunas, no como el cucnti ta vulg-ar, sino á semejanza. del historiador que hermosea con la propia luz de su int~ligencia ~na ac- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL .CO:iRBO~{DEL VAtLE ción memorable, co'mo el crítico que á sabiendas de las leyes de la esté­tica señala los ·puntos culminantes, v coloca con p2rfección eu el campo artístico la' producciones del in­: genw. D0spués, como obedeciendo á un impulso natural, irresistible, habló de los Libros sag·rados, y rnás com­placido c0n este tema que con los anteriores, desen ,·ol vió rápidamente el ideal de las escuelas poéticas, ajustáud(1se en su .exposición al aná­lisis de la crítica moderna par1a for ­n1ar compa1aciones bellísimas entre la poesía lírica de los poetas grjegos y latinos, y 16s Salmos estupendos de la Biblia. Por último, como si hubiera ~ne­; r~do re::Jumir sus impresiones en un solo pensamiento, exclamó con la na­tural1dad de un sabio: nada tan bello en la li terct tura como la poesía de la Biblia. Ir Nada tan bello como la· poesía de la Biblia, dijo el pensado~, y yo re­petí esa frase para grabarla en 'mi cerebro, no con el de-,eo de hacerle bombo -entre mis camaradas, sino con el propósito de inquirir por mi propio esfuel'zo si esa opinión era la de un místico que se nfana con l?~S creaciones de un ideali smo re)igioso, ló si en verdad la herm o~ ura del libro era una fuer{te im>piradora de lo ex­celso. El hecho es que conse&(uí la Biblia en una edición española, y cuando es tu \-o en mis manos, expe­rimenté aquella desconfianza tan co­mún de no hallar en la realidad lo prometido, y la razón es obvia, aun­que parezca pueril: me sabía al de­dillo muchos versos y párrafos amo­rosos de novelas, los cuales :::onside­raba en mis apreciaciones fctntásti­cas como el non plus ultra en mate­ria de ~ncautamiento literario. A la vista tenía-3e~ún el maest ro-la tierra de promisión; pero antes de penetrar en ella lo primero que hice­como si fuera un muchacho-fue exa.:. mimtr¡)as láminas que adornaban la obra. Al abrirla encontré en la por­tada las dos fignrcts primorosas d el relato; esos séres que forma·n un so­lo corazón, un ::;olo pen ·amiento, y que en el desarrol lo natural de los gérmenes constituyen e1 más fecun­do de la vida. Ella, la hembra etla­mcirada, dulce con la perfección del más casto de los sueños; desnuda con la pureza de la nieve la forma escultural de su cuerpo; blanca de espíritu·, en plena primavera, creada así como un sol de am0r por el divi­no Artífice bajo la sombra de un ár- . bol corpulento, mostrando en el ros­tro con ja expresión incitante del re­clamo el deseo de vÍ\'Ír sobre el cés­ped florido, despidiendo en torno de ella el aroma virginal de la inocen­cia, y bajando con su ma.uecita, encantadora, umi rama en flor, verde como la esperanza! Y él, el macho adorable del idilio, indiferente á to­das las delicias del bosque primiti­vo, viéndose no más en las p upilas brillantes de la hembra, fascinad·o por élla y por lo mismo hambriento de ~us besos, del tocamiento espiri~ tual de sus carnes y rendido como es­clavo á los pies de la diosa, esperan­do recibir e.n aquella actitud supli­cante del rueg·o la fruta del deleite, _ el manjar de ·los afortunados, ese como ensueño pecador que cruzó por su mente cuando al través de los en­cautos de la virgen, vió en f>.lla algo como un cielo no explorado, algo co­mo un panal de miel en su boca en­treabierta, más dulce que las uv:as de parra que á manera de racimos colgaban á su alcance del folla je fresco . · Con un estremecimiento nen'ioso Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - EL CORREO DEL VALLE 1.304 pasé muchas hojas del libro, y atraí­do por una fuerza superior,- me de­tuve ante el cuadro soberbio, triun­fal, en que Josué hace parar el sol. Y detener ese monarca poderoso, mirarlo cara á cara como de igual á igual, é impedir que sus rayos alum­bren en sociego el Univ~rso para que caigan en forma de coro11a sobre una sola frente , es la alegoría m:ís su­gestiva que puede concebirse del po­der humano, porque en los dominios de la voluntad donde se fabrican to­das las ambiciones y se realizan to­das las victorias, esa aleo-oría repre­senta el alumbramiento moral de un pueblo, el triunfo de la raz-a esco­gida sobre las tribus bárbaras. Y luégo, como si tales ideas de or­gullo y de mando no debieran pre­valecer en la mente, sino huír como una sombra, tropecé en breve con aquel lienzo conmovedor en que Job, lleno de lepra, caído con el fardo mis pesado, lanza las quejas inmortales , esas que son como 1 resumen de las paras negras, el epílogo de las lu­chas pavorosas. De suerte que la sola contempla­ción de los cuadros bíblicos produce sensacione vi vas, avasalladoras, y hace que el hombre medite un poco sobre las grandezas y vicü;itudes del linaje. Con esas ideas altruistas de filó­sofo en agraz, y con la inquietud de una curiosidad no sati f echa, em­prendí la lectura de la Biblia . . III Fijo el libro sobre una mesita de 11ogal donde apoyaba los ~odas, leí las primer;:ts líneas, y seguí je,·oran­do pen amientos. Aquello fue un encanto, aun pudiera decir una re­velación que produjo en mi s ér im­prf'siones análogas á las que debe experime:d a r el descubridor cuando roto el v0· u mi::.tc ric o, C(;Ute:npla el • panorama real, tang-ible, que empe­zó por idealizar en la fantasía como alejando la sombra, y que luégo á g-olpes del cerebro surge con vesti­do~ de. luz. El Génesis, como bs demás pro­ducciones del famoso israelita, tiene ver.dadcramente los atractivos de una leyenda oriental, todos los em­blemas de una cuna, siendo la origi­nalidad el c;ello principal de su re­nombre. Allí lo nuevo de la natura­leza y lo nuevo del pensam~ento; el Bien como en s2.ntuario de granito, la Verdad como en lecho de flores; todo risueño, palpitante de amor, bajo un cielo que en forma esférica. mostraba la primera línea azul del horizonte y los primeros estremeci­mientos de la aurora al fecundizar la tierra virgen. Allí las pasiones en su comienzo, semejanuo el cerebro unas veces el mar en bo¡rasca, otra¡;; un lago tranquilo; ya remontándose el pensamiento como el águila en la& • mayores altura~, ora arras trándose como una "'Crpiente maldita por los aritros del vicio, como si el hombre no fuese suficientemente fuerte para soportar todo el peso de la criatura: va cou ella al desierto para recoger en sus ánforas lo:,; raudales de armonía _que brotan de c~e cer('bJ-o colosal y que á manera de Hu via benéfica cae so­bre la ti.er·ra; le sig-ue al templo d-on­de di!'>putan Jos doctores y presencia 'el asomb-ro de los sabios cuando el discípul-o les enseña .cosas que nun­ca habían oído y les cuenta maravi­llas de otros mundos donde no se ocultan los a:-,tros; diRfru'ta de la alegría .d~ lo:s niños cuando el maes­tro los llam-a y los envuelve en cla.-' ridades como de aurora boreal; en..­ca!' na su suerte en el ángel consola­doi- cle los OJi,:os cuando el mártir "quebrantó su :íuimo y se abis­m. ó á sí mismo pidiéndole á su Pa­dre fortaleza"_; marcha en pos del a póstol ti 1a gruta de ~áza ro y ':e cuando auitáudole el sudario frío le infunde Ía vida; entre los perfumes de la Siria escoge los de fragancia exqui~ita y lava con ellos los pies del predilecto en la hi';:;tórica cena de Bethania; y cuando la poesía hu .. bo agotado todos los tonos de la ter­nura, al ver tronchada trágicamen­te la mejor de laf-> vidas, iuclipando la cabeza con la· auréola mística, buscó como final del más hermoso poema, el corazón de aquella Madre inmaculada de donde extrajo en so-­liosos inconcebibles como el dolor' en tero de las razas oprimidas, V Cerré el libro de los broches dia_, m an ti nos, el de la :fi 1 igt:ana rel U"' ciente, el de los éxtasis grandiosos; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 1536 y de súbito se escapó de mi alma un monólogo de admiración, im po';ible de recordar con la fidelidad del ca­so porque el fueg·o vi ,·i:ficador del pensamiento es fug· i ti vo, deja sólo reminiscencias vaga:3 . En ese discurso á solas con mi•po­bre numen en que consideré la Bi ­blia nada más que desde el punto estético, pensando en su influencia poderosa en la poes1a antigua y mo- . derna, quizá expuse aunque somera­mente que la escuela reali ·ta, á pe· sar de su hermosura plástica y de e. cena seductora::>, uo ha dicho na­da nuevo después de que la narra­ción mosaica cuenta que la bella egipcia, en transportes voluptuosos, He quedó con la capa de aquel ado­lescente que huía de las tentaciones de Cupido; nada nuevo después de esos grupos tentadores de mucha­chas árabe~ de cabellos dorados y de túnicas blancas, qu.e en los pala­cios del rey sabio se tendían con ·el a.Pandono del amor travieso, soht·e cojines carmesíes, ·s;ti picados los pies al parecer con gotas de rocío, caídas en las sandali¡J,s hechiceras, levantando con la respiración del pecho la gasa de seda transparente, fuego pa ional que semejaba en los labios de esas divinas, el ansia loca de encender los rayos del sol en las cat·icias del amado. Quizá dije_también que los román­ticos no Lan exhibido vírgenes más pudorosa que las doncel las hcl.weas­y eso que las purifican con el nimbo del ángel. Y como en el movimiento de· las ideas, á medida que babia ba, la Bi­blia surgía, en el delirio como el ~ímbolo de una colmena inmen~a ­mente rica, adonde lleg-an lo.· pen­sadores como abeja · en busca de dulzura, rememoré trozos- poéticos de algunos de nuestros granJes ins­pirados, y comprendí entonces por qtH~ el poeta de la. raza judía, delan­te de las injusticias, exclamaba con el vengador de los oprobios : •• Y quebraba los colmillos del inicuo; y de sus· dientes)acía soltar la presa"; sospeché por qué el poeta suicida, el decadente dolorido, al sentir la agitación de su alma, decía recor­dando la ternura del Salvador: .. ,..re cubrirá con sus alas pod~rosas; en seguridad . estarás bajo su abri­go" ; dtscubrí por qué el poeta loco de la mo"ntaüa sentía posar sobre el ho!Y'bro la paloma d el Arca en los días eJe ventura, presintiendo acaso que tras la n'oche tremenda en que yace, esa mi:sma pal(lma habrá de ofrecerle la verde oliva, pues ''El ave antnngninaria ele judíos ; Se cubrieron de tri steza los l ejanos horizontes Y temblaron las montañas y hts rocas y los montes, Y_gimieron las patoma.s y las fuentes y los ríos ! 1902. FnANcrsco REs·mu;ro G. BIBLICA '2<>cultas radenciones ; El mundo de maldad estaba henchido, y en el GólgCJta en SOQJbras convertido En sus cruces se hallaban t1·es ladrones. De un laclo' y en terribles contorsiones Se encontraba un ratero empedernido, Y del oti-o un ladrón arrepentido, Y en medio un robador de corazones. De luto se vistió la vasta esfera : Gestas, el malo, tie rétuercc y gime; Dim~ts, el bueuo, en su tortura espera; Y aquel, el de la luenga cabellera, Que su.fre, que perdona y que redime Be robó al fin la humanidad entera. E. A. H. -- RAZA MALDITA J esús el N azaren o, A la ciudad de Sión hace su entrada En medio del aplauso de las gentes, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 1538 Las que al mirarle jubilMa.s claman : "Bendito sea f'l que viene Fnnombredel Señor, HosanM,Hosl:lnna". X con flores tapiz:m su camino ). agitan en los aires verdes palmas. Después las mismas turbas Ante un Pretor a l Na7areno ultrajan. '' Crucifícale, g ritan, y su s:wg re Que sobre nos y nuestros hijos caiga.'' Y Pilato, el cobarde, El Juez que tiem bla a-pte la turba ai1·ada, A morir en la cruz condena á Cristo, Lava sus manos pero no su infamia. La humanidad voluble No degene ra nunca, al que hoy ensalza HunC:e en seguida, y una cruz re:;erva Para cada. caudillo que la salva! JUAN A. SÁNCHEZ. SONETO No me mueve, mi Dios, para quererte, El cielo que me tienes prometido, N i me mueve el inii.erno tan tc~ mido Para dejar por eso del ofe nd ert~ . Tú me mneves, Señor, mnéveme ver te Cla,·aJo en una cruz y escarn ecido; Muéveme ver tu cue rpo tan herido; Muévenme tus afrentas y tu muerte. Tu me mueves, en fin, de tal manera, Que, aunque no hubiera cielo, yo te amara, Y au1nque. no hubiera Infierno te tLruiera; No me tienes que dimo amor con fherte lazo, Quiero junta r mi pecho con tu pecho, Quiero moi'ÍI'. contigo en un abrazo. ¡Oh, si mi vida en tí se refundiera! P ercfido eternamente en el oceano De tu v,ivir, contigo yo viviera En el seno de Dios, _ft.:era tu hermabo! ¡Ventu rosa fusión! ¡suerte en"vidiable! ¡Disfraz de muerte! ¡miste_riosa viriat ¡A1·cano á la razón im penetrable! ¡Vida inmortal, de la de Dios nacida! Pero en la cruz __ ¡Oh, sí ! con .T esús muerto En la desnuda roca del Calvario, La cabeza inclinada, el pecho abierto: Ancha puerta de místico santuario. ¡Logre yo penetrar po·r esa entrada Basta el retrete del arnor divino, Y apura r con la Espúsa enamorada De su bodega el regalado vino! E m bl'iagado dn amor duerme el Esposo De la ernz en el Tálamo sagrado, Para sns blandos ll1Ícmbros ¡cuán nudoso! Para su corazón ¡cuán delicaJo! Es un lecho de rosas purpuriuas Y nc cárdenos lirios y azucenas: Rosas nacen debajo las espinas, Lirios brota la sangre de sus venas. Hav rosas en sus manos ¡cuán ft-agantes! Y ro"sas en s us piés y en su costado: Todo. él es una rosa. Al mas amantes, &No aspirá is la f ragancia del amado~ ... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 1539 EL CORRE~ DEL VALLE ¡Infeliz quien no siente tn dulzura!. ¡Dichoso el que te. abraza, dulce amigó! &Qué tesoro rnayor que tu t trn ura~ &Qué alegría mejor que esta!· contigo1 i Allí ·Jerusalén yace sombría, • Allá brilla del mundo la señor·a!. ... ¡Qué oscuridad me cerea en pl eno día! ¡Me ofusca el rayo que sus techos dora! Nada allí me fascina, nada llena l\fi cotazón; placer tan sólo aspiro Y al ai!Spir.arlo el alma se en ve nena, Presa de h,)rrible vértigo, deliro ¡l\Iisera~le de mí! morir me sien to Astixiado del mundo eu el vacío. En tus cumbres ¡oh G-<'>lg-ota sangriento! Volvedl. á su'spirar el ped10 mío. Vuelvo á tu altar·, Jesús crucificado: Aqui morar yo quiero en tanto viva; .Tu vista me hace bien, Cristo llagado, Tu víata el fuego de mi pecho aviva • • Unirme quiero á tí. Mi único anhelo, Desfallecer de amo¡· como la E~posa Eres mi Dios, mi ventu ranza y cielo; En Tí mi alma se pierd~, en Tí reposa. N. CÁCERES, S. J. LA ORAClON De la ig!esia en la nave solihria, Oras buscando á tu dolor consuelos, Y se e\ava al Eterno tu · plegaria Como sube el incienso hasta. los cielos. La luz del cirio amarillento que arde Ante el altar, confunde sus destellos Con un pál.ido rayo de la tarde, Que temblando acaricia tos cabellos. Reviste la oración tu faz hermosa Con su'aves tintes de infinita .c:alma. Tu plegaria es la escala mistúiosa Por donde asciende hasta su Dios el alma. El Dolor se refugia en la penumbra, El corazón palpita y se ~giganta; Unalrna en oración .. astroque alumbra, Flor que_p erfuma y pájaro ·que canta. Ante el pequeñv altar lleno ele flores El espíritu ofrece de rodiilas Su' amargura y sns íntimos dolores Con el llanto que baña tus mejillas. Chisporrotean los cirios con el viento. Se va la tarde. En tanto conmovida1 'Dejas que se remonte el pensamiento Lejos de las tristezas de la vida! Es 'tu plegaria misterioso canto, Queja angustios!" qu<:J del alma exhalas; Y el Angel del consuelo al ver tu llanto Te acaricia y te cubre con sus alas . . Postrada ante el alta¡· oras de hinojos, Mient!'as la tarde expira en lontananza Y enjuga ·el llanto de tuá negros ofos El Angel del Amor y la Esperanza. EDUARDO ECHEVERRÍA.. PIEDAD R8LIGIOSA El llama111iento que 11uestro inte­ligente y virtuoso párroco Dr. Ula­dislao González hizo á los católicos de Cali, ha sido fiel mente atendido para asistir ·á Jos ejercicios espíri­tu~ les que para hombres han tenido lugar en el espo.cioso templo de San P edro durante diez días. Y no po­día ser de otra manera, dada la fran­queza y sinceridad de nuestros ver­dadero. s sentimientos cristianos que se sobrepo11en á:' toLas las contrarie­dades de la vida y ahogan las afec­ciones mundanales. Lujo de piedad se ha exhibido en este gran certa­. men de recog-imiento, en el cual han llevado la mejor parte los venera­bles sa.cerdotes Dr. González y RR. PP. Frs. L. Lópe~ y A. Acevedo, que han sabido inocular la savia de la verdad evangélica en el corazón de sus numerosos oyentes. C0mo fruto de esta saludable cosecha re­cogemos entre muchos otros, la pro­testa espontánea del Sr. José J O'L­< tuín Ayala, quien se retracta de los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ( EL CORREo- DEL VALLE 1540 errores en que volu,ntaria ó involun­tariamente ha incurrido contra la Religión, la ~oral y las buenas cos­tumbres durante su vida, y rétir.a sus firmas donde están mal puestas contra los dogmas de la Relig-ión de nuestros mayores. · El ~jemplo áel Sr. Ayala es edifican'te, y habla en estentórea frase en favor de la ar­dua tarea de sacerdotes ilusfrados y virtuosos como los que hoy tene­mos en Cali, encargados de encarri­lar nuestra sociedad. Al propio tiempo felicitamos al amigo Sr. Ayala por el paso concienzudo q_ ue ha dado públicamente hacia la tran­quilidad de su vida. Merecen tam­bién nuestras más ardientes felici­taciones el ilustrado párroco Doctor González, sus dignos colaboradores los humildes franciscanos, así como la damos con verdadero entusiasmo á · todos los caleños. . · Algo así como cuatro mil hombres asistieron á la procesióp. del Jubileo • que se verificó el domingo de ra­mos. Hubo patetltes demostraciones de devoción, recogimiento y disci-plina cr.istiana. · -:+ 7~ -x- CONVENTO DEL CARMCN De Bogotá ha.n llegado última­mente cuatro Monjas Carmelitas qu~ en asocio de la Hermana Merce­des Garcés, van á fundar aquí un convento de esa orden de penitencia. Les presentamos nues tro res petuo­so ·s:J.ludo de bienvenida y felicitamos á la Hermana :Mercedes por su lar­ga é incat•sable perseve rancia en de­sear llevar á buen proveclto la fun­dación de esa benéfica orden. -:+ * .¡(- NUEVO GOBERNADOR Hemos sido informados de que es­tá nombrado para este im •)nrLwt e )U ~ sto el __ Dr. L~cio A . eomb0, q l11en segun se d tce no ha tomado posesión del puesto por estar g-ra­ ·vem.ente enfermo e)l Bug-a. Al tener otros mformes, quizá los de la po:.>e­sióu, los comunicaremos oportuna­mente á nuestros lectores. -)(- . * -:~ . MINISTRO DE GUERRA El lunes último llegó á esta ciu­dad el señor General don Alfredo Vásquez Cobo, acompañado del Dr. Carlos Tanco y algunos ott os caba­lleros, á qui~nes ' presentamos nues­tro atento saludo de bienvenida. El General Vásquez está in~esti­do de las fuhciones de Ministro de Guerra, y como tal, esperamos ha;:á valer su influencia política y social en obsequio de los intereses genera­les · del Cauca que se ufana en tener hijos que son esperan?.a para laPa­tria como el Gener,al Vásquez C. . * * ·)(- 6• SALUDO Lo presentamos muy cordial á los señores don Julio y don Miguel An­gel Cuadros quienes con sus dignas familias vienen á establecerse en Ca­li. Nos comp1acemo~ por ello, y d~­seamos que las fuentes del comercio • y de la industria sean favorables en un todo á los intereses de los seño-res Cuadros. · También saludamos al buen ami­RO don Joaquín Mafia que vimo.' m ty de carrera y ha regresado á B te, ~­ventura lugar de su residenciJ. .. Le de3eamos viaje feliz. ·:+ -::- * LUCÍA VALLEIO G. Este era el nombre de un1. primo­rosa niña que se había inicw.do e 1 el camino d" la vida bajo los bue 10: aus picios de sus dignos padces cb.n Alejandro Vallejo y doña Cilia ';-~ n­zá1ez. El vi ernes veinticinco .voló -:;,1 ·1..'­ma al Creador, dejando en e1 ·' , u ei aroma de su pureza y el a t1. h. LJ de sus encantos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1541 EL CORR.F¡O DEL VALLE BnP!t:wcntnra, .:uarzo 26. de 1904 Sr. Director dt> "El Cor rpo del Valle" -Cali. T odos aquí espe rá bamos que muy pronto habríamos de 'i'olver á con­t empla-r, zu rcando las ag uas de nues­tra bahía, al ú nico re pr eseutante de nuestra arr:1ada de g uerr::t en el Pa­cifico, al bajel «Bogotá», el ú nico que pudo s a lva r s e d e la~· taición de P ana­má y d·e caer en las g-arr 1s de la co­ ·dicia yanqui; mas hoy, con la 11eg·a­da del vapor inglés procedente del . Sur, ha,u quedado disipados aquellos anhelos to.:-'a vez, que el Coronel Ma­nuel S. Caicédo, que había ido á Guayaquil comisionado por el Go­bierno para recibir y ::raer el buque á este puerto, hubo de regresar sin conseguir aquello, porque el Sr. Mi­nistro de Colcmbia en Quito se abs­tuvo de impartir las órdenes para que l a. na ve vol viera á Buena ventura mient ras no rrecedieran órdenes ter­minantes del S u premo Gobierno de Bog)tá . Bien pudiera el S r. Mini stro estar en sus' r a zones por aqu ello de • que él solo es Eepresenca nt e de su Nación y las órd.enes su p remas son las que deben obrar en el á nimo de sus actos oficiales ; pero sí hay que tener en cuenta que el C auca ha su­M ·ido una enorme cachetada con tal procedimiento, porque con él se jus· tifica y at..llJ se aplaude la r u in con­ducta del Capitán de JVa-uío Jorge Martínez, q u ien p:1ra ll evar á cabo su fu g-a, hubo de inventar u na farsa r idícul a , la cuestión separa ti ::;mo, para q uf'l-er ir á r ruza r los mares y hacer papel á costa de nuestro ex­hausto Tesoro, para i r á vilipendiar ant,e naciones ext ranjeras á pueblos altivos y enérg-icos como et Canea, y á Magistrados í nte~~r os y honra­dos como los q ue ho J g-obiernan á este pueblo heróico y valeroso .... Verdad sabida y buena fe guardada • . . . . El «Boo-otá» ha quedado, pues. bien aseg-urado en Guayaquil, de­pendiend'ü de las órdenes del señor CÓnsul colombiano; habrá que ha­cerle reparaciones indispensables, y como no hay objeto de que fluctúe por ahora en aguas colombianas, vendrá en momentos oporturtos cuan­do las urgencias del tiempo lo re­quieran; y como allá en las cos.tas. del Ecuador no hay á quien guardar respecto de lo~ intereses patrios de Colombia, el Coronel Caiccdo tuvo por mejor traerse gran parte de la tripulacíón compuesta de soldados. colombianos, para que vuelvan á bm.car la benéfica sombra de su pa­tr, ia Bandera. --Parece que el Gobierno ecua fo­riano desea quedarse-comprándolo se entiende-con el consabido «Bo g otá». Si el neg-ocio fuere prove­choso, quizá no sería de. mal g-usto que no,; entrasen algunQs sucres por ·el inmueble «Bogotá», que andando los tiempos, sabe Dios á mar.os de qué'otro propietario vaya á parar, quizá sin provecho alguno para nos­otros. Más vale pi jaro en mano ...... -Sabemos que el General Alfre­do Vásquez C., Ministro de Guerra, lleo-ará en breve á ésa, y que entre los~ a~untos especiales que viene á ·Ventilar, trae el que atañe á nuestro suspirado Ferrocarril, y que, á pro­pó ' Ít o, viene acompañado de un no­table ino·eniero de la Sabana de Bo- 1':> o·otá. De todos modos nosotros cree- ~10S que la visita del General Vás­quez al Cauca, en estos momentos de supremas ang-ustias, ?erá de pro­vechbsísimos fin es, y por eso desde acá le damos nuestra cordial enhora-. buena, por hallarse ae nuevo entre los suyos y amigos que saben apre­ciar sus méritos. Como de cercado ajeno le <.;omuni- 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 1542 co las siguientes noticias que no ca- 1-ecen de alguna importancia : "--Puerto Arthuro, 17 de Marzo. Ra llegarlo aquí hoy una persona de crédito que asegura haber cruzado el Y alú la mayor parte de las fuer ­zas rusas y que sólo han quedad o pequeños destacamentos en Autung y otrós puntos para resguardar los diferentes pa~os del no. Hace quin­c'e días algunos.espías estuvieron en Autung, pero cesde entonces no han vuelto los japoneses por esos con­tornos del Yalú. L'os repetidos ata ques de los japoneses han hecho ne­cesaria la ocupación permanente de la península de Liastung. El último bombardeo ha dejado á los fuertes en estado de inseguridad y dicen los .residentes óe ese lugar que los frag- 1 mentes de las bombas japonesas des-tru verou varios edificios. --Chefoo 17.-Al entrar ayer á puerto Arturo el destructor ruso Skowy tropezó con una mina que lo hizo volar. Cuatro de sus trip:.:dan­tes salváronse. Confirma el Almi­rante Alexieff el daño sufrido en puerto Arturo con el bom barde.o del día diez (10), pero niega terminante­mente la noticia del incendio. Se confirma con insistencia. la noticia de que '1l os r' usos h an m.m ado las en-tradas de los puertos en la Penínsu­la de Liaotung, y que las n<1:ves neu­tn. les están oblig-adas, en tal vir­tud, á enarbolarsus respectivos pa­bellones á cinco kilómetros de tierra, y e.sperar que un pilÓto ruso los con­duzca al puerto. -Sanpetersburgo, 17.--Dice "La Ga~eta" que el Japón hr~ perdido toda esperanza de que le ayuden los Estados U nidos, y qúe ahora ha vuelto á tentar vado hacia otras na~ ciones. Como que los japone, es no fás tienen todas consigo. -Quizá la cosecha de la pascua nos regalo.rá con opimo frutos y para entonces me prometo enviarle algo menos ins1pido, y que p0r lo menos sirva 'le algún pasatiempo á los lectores de su periódico. Que los gol p'es de pecho y los ac­tos de verdadera compunción íe sean á usted, señor Director, de mt. cho provecho pe7 saecula.c<; y me . r nito como siempre su amigo affmo., • CO?-responsal. JUNTA DE AMORTIZACIÓN Bogotá, 23 de l\lurzo de 1004. Presidente Junta Departamental. --Cali. Hoy veri-ficó esta Junta nueYo re­ma te de letra á noventa (90) días vis­ta, por valor de mil (1.000) libras esterlinas al cambio del nueve mil seiscientos por ciento (9.600%). Hoy mismo :fijaré el cambio s8bre or_o americano amonedado al nueve mll novecientos por ciento (9.900%). (Fdo.) DRÍAS PARDO. Auténtico.-Fenzández. PROG.R&.lUA de la retreta que tendrá lugar el domingo de pascua en la plaza de Bolívar á las 6 y media p. m., P "Paso doble y Habanera·"-lVlarcha de Cádiz. · Valverde (hijo) y Estdlés. 2~ e: Congirna." ........ Ernani. G. Verdi. 3~ "Veidir."-Valse. E.. \Valdtenfel. 4?- "Para marchar.-" Buga."· 1\Ja,:cha. E. Lucchesi. El Director, Agustín Payán. BncnaYeutura, 21 de i\la.rzo do UJ04. Señor Director de "El Correo del Valle". -Calí Por una casunlidafl, ha venido á mi me­sa el núrnerv lü(dcl periódico de que es Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1543 EL cig-nifi­cantes servicios á mi causa y la PATlUA en la pasada guerra, prim ero. como Co­~~ andantc de esta plaza en los memora• bies sitios de que fu e vtctitna por el Ejér­cito que comandó Cicerón Castillo, pri­mero, y despu és pot· todo el .Ejé-rcito LIBERAL de la Costa, comandado por sus expertos y vaiientes J efes, 'y en el los no alqmzaroo ni un palmo de nuestras posicion es, sino ve rgonzo,¡a derrota, obra exclusiva de los denodados J efes Goqier­nistas, pu1 s yo cumplí so lo con 'mi de be r. D espués de la jornada de Tumaeo al~an­zada ¡.> ~J I' los Gene rales Carlos Albáu y Asnoraldo Rojas, de quienes fui Ayudan­te con el grado de Teni<:>nte .Coronel, el primero de étltos gr·ande¡¡ hombres, me exigió siguiera á Panamá, y por esta ra­?' Ón fuí al ISTMO, en dotJde después de haber desempeflado algnnas comisiones C\]ando los <.:ombates del SILENCIO, se me nombró en comisión para :>egui r á Bo­cas del Toro, con el objeto de averiguar los r espon~ab l es de malos manejo's del Tesoro públ!co¡ en esa tiudau me d~jó el -------------------·------------------------ Genm·al ALBÁN como Reeaudador de Rentas. qnanrlo la toma de Coló~ por la Rev·o­lueión, tuí nombrado Comandante del Crucero "PINZON" única ttave qne te­nía el Gobierno en el Atlrintico, puesto que 'dejé ~esptiés de la muerte del Gene­ral ALBAN, por haberse puesto la na,-e á órdenes del Gobierno de Bollvar y con este motivo volví nuevamente á Bocas del Toro á hacerme cargo del puesto de Colec:tor de Haciend-a, el que tenia cuan­do estalló el movirqieqto separa~ista en Panamá. . El dÍa siete (7) de Noviembre, ocupa­ron la r>laza las fuerzas de la nuév::¡ Re­p1ú bliea y el o;tisrno día exigí al señor Car­los Clemant J efe de ellas, cabatlero c,um­pliun y ú r¡u en por primera v~z conoct, desígnara el ind ividuo que 'debiera reem­plazarme y e! S. entregué la oficina al Dr. BenjatÍJÍn A'!'li lera, de;;pu és de lo cual perrnaned :>: • •1n os dh.s en eM1 ciud:-:d arreglando, ~'() MIS H.AICgs por que no he sido ni pre tendo ser PULPO, sino mi'> pequeüos a::,untos personales; termi­nados ésos seguí pari\ Colón con ánimo do hacer rumbo li esta tierra, pero en esa ciudad hallé al señor Julio J. Fábrega, ~li11istro de Iostru<:ción Pública investi­do de facultad es ~xtraordinarias y en viaje para Bocas del Toro, qnien me exigió que lo acompal!ara par() arreglar las cuentas de rni IUanejo de6nitivamen­te; como hombre uonrad.u y libre 'de pe· culado tan en moda en estos tien1pos, agradecí al seí'JO!' Fabrega, y sin v er par­te de mi familia que ·se encontraba en Pa-. namá, seguí con él , y como amigo perso­nal le ayude en lo poco que hizo en esa región , logrando terminar mis cuentas corno empleado de Hacienda, pues :;olo me quedó ¡Jendiente un contrato particu­lar · con el J,\lunicipio, euya p érdida la es­timo en más de$ 3.000 moneda de 0,835, pues me encontraba como falto de aire en esa tierra y solo deseaba salir para respi rar los ajres de rui Patria. Dice el Sr. Vergara que firmé adhesión, que iuí Secretario del ~linistru Fábrega, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 1544 que fu1 Prefecto, etc. Si tal cosa hubiera rasado, en prime¡· lugur no hubiera vuel­to al Cauca, como lo he hec ho, y en se­¡; undo, que habría disfrutado de una gran posición, pot· mis antecedJnte'l y bu.eoas relaciones, sin dejar de haber abandonado mis insignificantes asuntos personales. .Debe saber el sueltista y el público, que tengo estrechas relaciones no sólo con dos ministros de la nueva República, sino que las tengo estrechas con el Ministro 1 Fabrega, Don Pablo Arosemena'P., hijo del primer Designado para la Presidencia de la nueva República, Don Pablo Pinel, uno de lós Jefes del movimiento, y muy buenas con los señores A t ias, Arango, Dt·. Arosernena, Domiodiaz, Obanio etc. todos, de lo mlis connotado de la sociedad de la nueva República, lo que debe ser­virle de tel'mÓmetro al Slleltista Sr. Ver­gara para juzgar de mí, pues aun cuando d ichas personas són hoy harina de otro costal, oo por eso pierden su honorabili­dad é in)portancia." Debe saber también el sei:iot· Vergará que los sei'iores ,Arosernena, Fábrega y otros personajes de la. misma talla, me exi­gieron vat·\as veces que m~ quedara entre elloB ofreciendo hacerme el nombramiento del puesto que yo deseara ocupat•, a lo que siempre contesté, después de agradecer sus ofrecimientos, que lo que deseaba era regresar a mi tierra., es decir, al Cauca; hay más, el 5 de oviembre fuí nombra­do por el distinguido caballero don Pot·­firio Meléodez, Secretario de la Gober­nac! ón de Colon, nombmmiento qúe como todos los 'demás ofrecimientos, rehusé, agradeciendo á los IST1\1EÑOS todos, el interés y buenos deseos que tomaron por· que me quedara entre ellos. No sólo se limitaron á mí las exigencias, pues fueron mayores para con los doctores Eleuterio Cárdenas y Goenaga, Magistrados del 'l'ribunal ~uperior cuando estalló el mo­vimiento, doctor Ricar·do Pizarro, Sect·e­tario de la Oficina General de Cuentas, don Ramón Payán, h rmaoo m10 y á otras muchas personas de la talla de ias que l uejo nombradas y quienes rehusaron tales ofrecimientos y hoy se encuentran en Co­lombia. El señor Vergara es:ampa en su escrito palabras de doble sel1tido; ¡tero debe ~a­ber · él y todos cuantos de igual manera prensen, que aun cuando, los traidores en Colombia estl'ln á la orden clf'l día, yo no lo seré y tal es así que no fuí partidario del movimiento del 31 de Julio con el cual se vio1ó la Constitn~o:ión y Sf' acrificó al inmaculado doctor SANCLEMI!:~TE . l\fi carácter como mis antecedentes son bien conocidos y pór eso mis opiniones las manifiesto sin reserva de ninguna cla­se, pues en este pner to, saben todos lo que pienso respecto de pollttca, y declaro hoJ, que si en el Cauca se estableciera un Gobierno serio, honrado·y prog!·esista, libre de la. vorágine de BOGOTA, seria uno de los primeros .soldados que ofre n­daría mi v1da en .atas del bien del CAU­CA, para vedo dichosamente constituido en NACION ind epend.iente, en vía de sa­lir del caos á que nos ha conducido la incompetencia del gobierno ceotl·al. No he sido ni pretendo ser traidor, pues pa-ra serlo ocasión r.:o ha faltado. · Si el Cauca se separa, con.fl.o que no se­rá con nn golpe dt euartel, pues estos son de fatales consecuencias; si no élígan­lo los que encabezaron el movimiento del 31. Por lo que dejo expuesto, el pablico juzgará con imparcialidad mis procedi­rnientoR, y el señor Vergara debe tener en cuenta que la ponzoña del reptil in­mundo no llegará á manchar mi repu­tación.- No tengo para qué tergi ·' 11· ante el público y el Gobierno mi conducta obser­vada en Panamá, pues no he aspirado á que se me considere como víctim::t. pot·que no lo he sidoJ ni á q11e el GOBIERNO me dé algún destioo. · · Soy del señot· D1rector affmo. y s. s., RAFAEL CuEv.As F. .· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE • AlARMANTE LUIS G-. Br1RRAGAN Compra y vende toda ciaD so de n1uebles. DriJ y recibe dinero á in­teréb con bqenas segurida-. des. TODO POR OOThfiSION. 5--3 ~·~ ((1}p({i)ttituJ~J1idíad Vendo en "El ·Saladito" una casa de ~uenas condiciones pJra temperar y para negocios. 6'-2 Eduardo Sierra F. BUEN NEGOCIO hará qnien compre una fiinca si­tuada:. á orillas del río "Frai] en, di strito de F lorida, compuesta de 10 snertes de caña, un mag­nífico trapiche de bronce, cafe- ; tal, platanera, potrero de .guinea y pasto natural, y caballería& ~nficientes para el servicio. Para pormenores entenderse con F1'Ctncisco J. S a ndoval. Cali, Marzo 7 de 1904 3-3 ---------~ OFERTA Alqui lo una casa cómoda para nnmerosa familia, frente á la de Rai'1el Jiménez, media cuadra " ntP$ de la plaza de San Nicolás. 3-2 Catalina Lo1·a. LIBRE ESTIPULACION V éndo 6 pennuto una ca,.., sa con1od~, recientemente construida. 6--l - Eduardo Sierra F. -------- l QUiERE USTED Buenas cuentas de venta? Diríjase á Mancha & C.~ de Londres. --------~---- Luis Cabranes C. OOMEROIANTE..-COMISIONISTA. Agente de los señores­MANCHA & C.~, De Londres. EUSEBIO ARROYO, De Palencia, España~ MANUEL FERNÁNDEZ & c. ~' De Jerez. BUENAVENTUR.A.-- OOLOl\1BIA, GANGA En buenas condiciones se ven· de un magnifico ''Piano". Enten­derse con el señor. Ulpiano Lloreda. Uali, :Marzo 9 de 1904. 2-2 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EiL CORREO ~EL VALLE EN LA F ABRICAC:!"ÓN DE AZÚCAR Verdades sobre el azúcar de LA Jl!!ANUELITA El azúcar de LA MANUELITA eRtá emracn (la en honitas talf'gas cosi· tlas. E~tá empacada en la fc'tbricl"l y abierta en el ft ¡),.; .r ; no h lJ rn 1tHHt'O intermediario ; J'Or consigui .... nte, nn h -\Y ~18Si1Seo, no h l)' de..;perdicio, no hay adulteración posible. Cr~da talega brilla como u11 mo11t<1n .le diamantes; el r8Stdtado de su cristali;.;aci )n pet fecta. Cóm~,da en formn, perf~ct.:l Pn cali­dad, brillante en n¡¡~rieueiH, ninguna azúcar la igu;da f'll t>Xcelenci~>. Cuando compre usted (~stn. dZÚcar, acuérdt•se que la talrgd <'o!>Ída lleva eT letrero de ''LA MA!'-. ELITA", como también el nomLrr> dt> ios f¡bricantf's. Ust·d e~ta ... rá sati-,fecho en el momento ~>E qut> abre una tdlega. Usted estará más s.a­ti..; ft'cho cuandci la ha prob~Hio en su C3fé, dulces, t'tc. Está de ventd en to­das las poblaciones, desLie Popayán hasta 1\bnizalcs,,y es únjc11rneute fa­bricada por la CAUUA ALLEY AG1> !CULTURAL C.o Sucesores de Saptiago M. Eder. Pa 1 rn i t'a.--Cau ca. EN $·72.000 V en do una finca en 1a montaña de "La Leonera." Se compone de platanar, cafetal, caíiad uzal, trapiche, casa regular,. y además sementeras, manga y terreno su­ficiente para trabajar. 4-3 Patrtcio López. _... 12-8 ____________ F id e 1 . IZO V éO ,]A una c;t!':a cómo lH, de sU prnpit dad, en l•l ),<~t t'l! d 8an Ni· col á:. ~~ntl:'nc.t'rS l: 1'oll 1 " ñllr Fntn· c·ÍI"Co G11ern. r~ ('ll ~lhltt b 1 1 1Í I'OD el señor Joaquín Paln< s Jl ~u Es ­tdbl~ ·cirui c~ JJtó lit' p(•lt,.¡tt ~-' 11 1 1' 1! la plaza ue ruvr<'adu de e:St.l Íllll.hl. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ·. 1 EL CORREOt ·DEL VALLE· BONILLA & ll¿RNANDEZ --·CALI-­. Direcc.ión telegráfica : BA.ND A. .Aparta io .. l\~ 0 7 7 • ' · BONILI)A & HI~R.Ni\NDEZ venden una casa en €l.barrio de San Antonio, de conR~ trucc1ón nueva y propia para una familia numerosa, y otra en el b. arrio de San Nicolás . EZ .A.caQ¡tn de recibir : Lámparas colgantes y de sobremesa1 de diferentes estilos. Pa­pel de colgadura. Pinturas 1~ uy finas, de diferentes colores. Loza de toda clase. Cristalería. Espejos para salones y tocadores. Mon­turas americanas. Oalzado francés y ameri~ano para señoras. · Han recibido un buen surtido de Perfumería. Polvos para la ca.-­ra y Aguas para tocador. . venden á precios que no tienen c.ompetencia : Vinos en barrileS~· Vjno tin-to y blanco en cajas y el afamado OHAMPAGNE MONTEBELLO. Bonill ·a & Hernandez son los únicos que introducen las grajeas de Arsiquinina que cu-ran rápidamente el paludismo; · " ACABAN DE RECIBIR : un espléndido surtido de drogas en general 12-3 ...
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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 164

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El Telegrama: diario de la mañana

Por: | Fecha: 18/03/1904

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Fora de Col mbla Pésame Paseo al 'l'equendama Lu ta le) ro 'ChO<' "' r di r Vlctor u ndoño uno d" 1, di caluroso aplau_ . el r' Juan 1 CI ,ti l. e dlr~::rI6 n una bn­lIanle ImpruvlsaCión. Se bnn~ó r Colomblil, por la litt::ratura colombiana' T Chocano poeta. D pu ' I po ta Pf'TUano reCitó una com­poski'n á Be: rutá, sublime, compue la de íonnas d licada y ele !antes, don ~e dt.>SCTi­be la 11 gada de los Tres conquistadores ~ Santaft., con ht;rnlosas figuras llenas de poesía. Nueva Agencia Defnnc on TIPOGRAFIA EL TELEGRAMA La reforma monetana en M~co pi, " r a m rt en granJ !i1O detr"m nt de q J su p ndad !l' t'1 ro haya de d t rml r e Con el aL, tl de tatJl c r I estado de co. s que s d se , r como nda la Comí­! i. n la e1au U" de las ca .. de acuñaCl6n )' la prc:hlblc. 'n de r importar p sos meXl~ canos n I p.8IS, por cuyos medio' se I creando gradualmente una escasu de di_ chos pesos, cuyo Cecto s r' Ir d "doles m~s '1110r, de acuerdo con las leyes de oferta y demanda . La Coml I.)~ r C mlenJa que I propor­Cid" que hala de ser adopt ,se hase en el {'alor de los pe os en m re dos txtran­jeras durante l dlumo d cenio, con un aum nto que no eda de diez por el nto. Propones e la ac",ñacI n de moneda nu. t"a Ig~al en ~so y cal :.Iad ~ la presentE.. _C senalart una f eha par I d smo'lelizaci5n de I m n J actual. y s f tuará la par el c:mJc de los pesos nI guas pur 1(;5 nue ·os. R coml nd se la creacl n de un fO:'1do d~ re n-a en oro, fin d colocar al Gu.. blerno en cc.ndlClones de podér realitar los cambi~5 1 un tipo fojo, por _1 1 gare el caso de que circunstancias especiales de especulac 'n tuviesen efecto d hacer su­bir los t pos de cambio F.o ca de car cerse la plata e'l m r cadas f.o tranjeros, lo bastante para dar á los pesos ma)'or 'alor que la proporci °n Jada.. d monel.lrari la pi ta, y imult - n amente s adop' d, el patrón d oro. con libre a 'uñad JO par dICho metal y su u~ regular como mf;:dlo Circulante. Op6ne e resueltamente la Comisi'n á que el GobLrno tome acción imediata le­gislando arbitrariamente püra fijar a10r á I moneda de plata, sÍ'l tener en cuenta d alar de ese metal en barras. Btas recomendaciones no son obligato­rias para el úobierno; pero indu~able­mente han de· tener gran peso en las reso­luciones finales qu hayan de adc;ptarse. l'1timam nt ha faIl cldo en DefunCIón . I Barran IUlila l muy r peta-bl C ballero r. V. Domingo Gondltz RuLlo, funrJador de El p" /(;r de a1;ju lIa cluJnd, uno de I s más anuguos pen ,x¡IOOS del pa En i3m :1 su iamihcl nue tro .nc ro pé-meo p'.r e - hace dul-d un coco, no m ... punto; I an d n l) "ma cocina y mIga d' bIzcochuelo. le Recetas de \ u h i dar punt alto, y se ino de J r .. z:. Tudu e o se e loca n un J J{) l. cubre con batIdo blanco y mete al horno R I1 -Se tt''1 mucho hasta que que­den ca!ii bl ncas Cl.'lCO yemas de hUt '"O, c.on seis cucharadJlas de azú~ r bien mohda y seca. _ oott::n a rte \"cmt claras como para biz:c huelo; en segui-:la se reúntn ambos batido y le añaden á la mezcla seis cucharaditas d hanna de trigo, la ras­padura d dos limon , el zumo de uno, y un poquito de bIcarbonato d soda. Se untan dos lataS comune'i, de las de meter 01 horno, de mantequilla, y e €Cha en cada una la mitad de la anterior mezcla y se met n al h mo; un , q" se sacan de él, e COlO- • una taLla t pul or d de azu· p ne ma un relleno t1 I dulce nrollnn ) It. p r La marina mercante snglesa mI;' '} b MEDITEMOS Para cualquier trabajo de Tu ,RAFi, o(;urra u tt:d .1 la ele A, ca)!e 12, número ~ 16 (Pa ~j~ Hern~indez, pi:,a bajo) y que ar: calidad del trabajO y modICIdad de lo precios. --- [u: Pnll . Phi I PAPELERIA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. CONDICIONES Para cnSla la en ell! s de f laS a. frutas en u Jugo. B lxne.. e '1 du: es fino, Pasas d Dos eh Hon 58 r: r •• 101 ,. to dulce > Chale u 11" Chaleau un ... n J neo da ene"l Imana P.' I 's era -. d Ca- .lar O 190 E t bl e IDI n [) h. Ce; er.lO E ta 10 13 esplátdd e ¿ ez H R A BLANCA" uir{. Ik> '. 'PllfOl la n.cjor ChiC¡l in- ID. PORFURA ALAVERADA de a~- EL TELEGRAM Núñez~ Caballero & e: 1104 ~J)¿t Pt ·jh la cal r; d 1'arij( . IIlódica '. .... ~ r ¡In port;: ci ' 11 llUG07 A P It. iÓII ClIlI --t. - l. ROLDA .... . I.j )-BuyottÍ Por t Jégr t .. 350 o1norel ( illglé:. tillinul 1Hoda, '''"1/ }II"), para I"Jlu b,.e . lte' lo n . t1' e mi eh,! 1 h . en J~ 1 flO, I'all'a Segunda e le Real, numero 305 Ilernáude-::. ra la Srm ú..:.J -Botella, 50 I~ REALIZACIO. r en la 3: llille Rcl, s. 542 y 544 AJ,'RIE.\'DA E ca~ o;~ a, .... ""_ a . n-:. ll.e Chaves LersuntJl, carrera 8:-473· 5- • El Banco \ Acc a, .o. ........... mbr re. (am gr nJe, COrbnas .......... .. de n ¡;al, ~ fSOlla .... Cam co me' d (crú) . tu [ante Cande - úmero 1 ro or ) ra !'Iy .J- 1,000 6000 12 1000 30,000 2.000 12,000 -, 55 (- 3D 2 25 s ..•..•. " ••••.•• ,000 " 2 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 157

Por: | Fecha: 11/02/1904

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 FEBRBfW 11 DE l!lOt --:'fo. 1.'>7 Y' Din·ctor, BL\% S. SO \Hl' RcT1' \ ~=========e-- =----·· -~=--------==-...-......=----- LA SOLED \D Prólogo i la colección ele cnntares de Augusto Ferrin y F0rniés. I Leí la última página, cerré el li­bro y apoyé mi cabeza entre las manos. un soplo de la brisa o e mi país, u~a onda de perfumes y arm,m:ías leJanas besó n11 frente v acarició mi oído al pasar. J Toda mi Andalucía, con sus días de tranquilas y sus s1estas de fueg-o, sus alboradas colo1 _ de rosa v sus crepúsculos azules· Se_villa, con todas las tradiciones qu~ vemte centurias han amontonado sobre su frente, con toda su pompa y la gala dE' su naturaleza meridio­u~ l, c.on toda la poesía que la ima­g: waclón presta á un recuerdo que­ndo, apareció con~ por encanto á mis ojos, y penetré en sn recinto. y crucé sus calles, y respiré su atmos-fera? y oí 1 o~; can tos que en tonan á 111ed1a. n1t las muchacbas que cosen detd.A de las celocías, medio ocul­tas etltre las hojas de la" campani­Jl_ as a~uíc- s ; y a:,;;piré con voluptuo­stdacl la frag-auc1:1. de las nndresel­, ·as que con-en por un h ilo de· balcón á balcón, formando toldos de flores· Y. t?rné, en fin, con mi espíritu á vtvn· eu la ciudad donde he n::t~ido, y de la q uc tan viva gu::trdaré siem ­pre la memoria. No sé el tiempo que trascurrió '11ienb·as soñaba despierto. Cuando me incorpot·é, la luz que ardía sobre mi bufete oscilaba próxir"a á espi­rar, arrojando sus últimos destellos, que en círculos, ya luminosos, va so m bríos, se proyectaban te m blan­do sobre las paredes de rni habi­tación. La claridad de la mañana, esa ciaridad incierta y triste de las nebulosas mañanas del invierno, te­ñía de un vagc azul los vidrios de mis balcones. Al través de ellos se divisaba casi todo Madrid. :Madrid, en \'Uelto en un3. ligera neblina, por entre cuyos rotos giro­nes 1evatJtaban sus crestas oscut as las chi.mene::ts, las buhardillas, los campanarios y las desnudas ramas de los árboles. Madrid ucio, negro, feo como un esqueleto descarnado, tiritando bajo su inmenso sudario de nieve. Mis miem.bros estaban ya ateri­dos, ·pero entonces tuve frio hasta en el alma. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ]_450 EL CORREO DEL VALLE ------- --~-----~·- -------- ·--------------- Y sin embarg·o yo llabía vuelto á 'respirar la tibia atmósfera de mi ·Ciudad querida; yo había sentido el beso vi v1ficador de sus brisas car­g ·ad:ts de perfumes; su sol de fueg·o había deslumbrado mis ojos al tras­poner las verdes lomas sobre que ·se asientan el convento de Aznal­, fYL rae/te. .. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . : . ~ . . Aquel m un do de recuerdos 1 o ha­bía evocado como un conjuro mágico un librn. Un libro impregnado en el per­fume de las flor e~ de mi país: un libro, del que cada una de las pá­ginas e un suspiro, una sonrisa, una lágrima ó un rayo de sol; un libro, pur último, cuyo solo título aún despierta en mi alma un senti­miento indefinible de vao-a tristeza. ¡ La soledad ! La soledad es el cantar favorito d el pueblo en•mi Andalucía. II Aquel libro lo tenía allí para juz­garlo. Como cúestión de sentimiento, para mí ya lo estaba. Sin embargo, el criterio de la sen­sación está sujeto á influencias pu­ramente individuales, de las que se debe despojar el crítico, si ha de llenar su mision dig-namente. Esto es lo que voy á hacer, si me es posible. Hay una poesía magnífica y sono­ra; una poesía hija de la meditación y el arte, que e engalana con todas las pompas de la lengua, que se mueve con una cadenciosa majestad, habla á la imaginación, completa sus cuadros y la conduce á su aüto­jo por un sendero desconocido, sedu­ciéndola con su armonía y su her­mosura. Hay otra natural, bre~ e, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere P] ·entimienta con una palabra y huye, y desnuda de arti:6.cia1 desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que la · toca, las mil ideas que duermen en el océa.no sin fondo de la fantasía. La primera tiene nn ~>ra lor dado: e:-:; la poesía de todo el mundo. La segunda carece de medida ab­soluta; adquiere las proporciones de la imag·inación que impresiona; puede llamarse la poesía de los poetas. La primera es una melodía que nace, se desarrolla, acaba y ~e des­vanece. La segunda •es un acorde que se arranca de un arpa; y se quedan las cuerdas vibrando can un zumbido armoniOso. Cuando se concluye aquélla, se dobla la hoja con una suave :sonrisa de satisf:.cción. Cuando se acaba ésta, se inclina. la frente cam·ada de pensamientos sin nombre. d La una es el fruto divino de la unióu. del arte y de la fantasía. La otra e la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la.pasión. Las poesía~ de este lihro pertene­cen al último de los dos géneros, porque son populares, y la poesia popular es la síntesis de la poesía. G . ./i. BECQUER. LA APUESTA [Leyendas i:péditas de Hei~ e ] Pedro y B énder apur·an la cerveza. Bénder dice:-" Tus cantos arrebatan : apuesto á que coo e llos· no seduces á 1\ietta, mi adorada". Ped.ro c;lice :-.. " Yo ~ a.puesto mi .cabaUo contra tus perros: ;: al1.-venn· ·\'3:l,,albff; {1? ; _; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 1451 ya Meta, seducida por mis cantos, Habrá iqo á mi· cai::wña." ** * Cuando se :-~proximó la media noche !Salió Pedro, ca11tando; sus estaneias turbaron en C'Oncierto de armonías el silencio del valle y la montaña. Despi értanse las aves en sus nidos, atentas por si viene la alborada, Jas estrellas asoman en el cielo, el torrente se callF!. Meta despierta:-~ Quién está cantando al pie de mi ventana 1 Vístese aprisa y sale. En el destino hora fatal se marca. Sigue la virgen el rumor del canto que al lejos en la noche se dilata __ Va á su cabaña el seductor poeta, y ella._ va á la cabaña. •* • Al otro día, Bénder que b espera la ve llegar inquieta y agitada: -De donde vienes~"-Veng 1 de la fuente" .. -De la fuente .. ! y el cántarof y el agua~'' -Ah! .. no .. Estuve en el río con Jo¡;¡ silfos, donde fui á ve1· sus danzas"· -Mientes, mientes! Ahora es el otoño y es en Abril cuando los silfos bailan. Tus vestidos etStán d0spedazados y llenos de rocío; tus piés sangran_­Hojas en los cabellos !. .. Mientes, mientes, Est~s temblando y páilda." -Ay, no; perdón, perdóname! Fue Pedro: él cantó : y es tan dulce cuando canta, que salí, y en la noche lo be seguido al través de las peñas y las zar;-;as. Sus canciones-placer envenenado­turbñn el corazón : sus versos matan ... ¡ Ya soy suya, soy suya ! Y o me m u ero ... ¡De hmor muere mi alma 1 .En la tarde, en la torre del poblado doblaban lentamente las ce panas. -Alguien ha muerto"-Metta!" En,la capilla yacía su cadáver ante el ara. • Y á los pies del <'adávf'r, Bénder, triste, hablaba en sn dclor :-Perdí mi amada, ¡-erdí mis ti eles Ferros." Y corrí a por sus rudas mejillas nna lágrima ! ll:iAÍAS G AlllBO.\. JNGENUIO;\DES TRISTES 1 Como lirios acuátiles de cinco p éta los, cada uno, así tus manos, y tus ojos, dos vínculos hermanos en que mi buenaventuran;~,a finco. Todo me inquieta en tí, pero mi ahinco es vano y todos mis anhAlos vanos, aunque ante tus hechizos extrahumanos deshojo el alma y las rodillas hinco. Haz que en mi olvido tu mirar florezca, ven, oh risueña encarnacion ~1 ar te, á redimir la sed de mis empeños, y verás como vuelan á encontrarte y á ufanarse de tí, cual tu1 ba fresca de parbulitos rubios mis ensueños. II Ya tú lo has comprendido: desde antaño busca la ingenuidad de mi deJ¡rio, de tu glorioso amor, el blanco lirio por quien mi flauta bizantina taño. ¡ Oh mi casta pasión ! qué injusto daño le has suscitado á tan devoto cirio! en tu idilico altar solo un martirio encontró y en tu soplo, un desengaño. Mus ¿por qué be de~ejar~ aun no emigro de tus dominios, ven á do mis hondas voces, te llaman en lenguaje raro, y de mi ingrato mar sobre las hondas serás en la inminencia del pPligro mi piloto, mi brujula y mi faro! CARLOS VILLAFAÑE. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1452 EL CORJ.\EO DEL VALLE E N EL " TE Q U E f\ DA ~'l ,\ " ( Hdm'!T,\) Hoy, qne la Patria de amargu•'a llena Solloza en Pi umbral del o tracisrrío, En el ant•·o más hondo dt>l 11 hismo Tu estruendorosa láo·rí;na resuena l Y on tanto c¡ue los ámbitos atruena El eco de tu horrible paroxismo, Aseiende tu p t·otesta al cielo mismo, De tus onda,, t:ltal trásfuga sirena. Pero luégo pensando en el altivo Dé-;potu, que tu margen desflorara, Bu:;c:as en el d es ¡.>ret:io u o leniti ~-o ___ _ ¡Un momento tu t:óle ra s~ p:ua, Contemplns tua murallas de eautivo Y escupes la negrura en plena cara! LUIS EDUARDO CA LO ERÓ N, • F U B: G O F :\ T U O l Inédita 1 Dejémonos de risa que de un amor estlí.n en el entierro y como no era un pet'I'O le cantan un responso y una misa. Nada de avisos, coehes ni t ~lrjetas f'n letras gorrlas y cnlut 1dos sobres. Pesengañans, daos prisa, y en alas de la brisa Como al amor de todos los poetas llevadlo al cementerio de los pobrt's! CLÍ~IACO SoTo BoRDA. RETO NO Es el olvido un ave y ella an·anca del eorazón el ml'll y va muy lejos .... El ala negra del olvido es blanca cuando se lleva los dolores viejos. Jr LIO FLOREZ. i\ SOLAS i Imitación l -¿Y qné m!ras f me nijo con anhelo, Acercando hac1a mí los labios rojos. -l\Iiranclo es toy, la dije, el puro cielo, Porque es a~. ul COliJO tus lindos C>jot>. -1':~ qué pi t>nsasV me elijo seria y fría. -En que el cielo no tiene ese rolor, Y.como miente el ciPlo, hermoba mía, Así tus ojos mentirán de amor. ALEJANDIW VEGA. Tu osc~ura cabellera cae sobre tus hornb•·os de alabastro lo mismo que un follaje en primaver-a· brilla en tu:> ojos el fulgor de un asko: y en tus labios, botones encendidos, aletean los b~ sos, como si fueran pájaros traviesos que pugnan por volc. ,. hacia ot1·os nidos. VICTOR RACAliiONDE. DOLOR ITA Le pusiste tan raros pareceres á nuestro mutuo amo1·, que, según veo, de tus labioe me be vuelto tan ateo, que si acaso me juras que aun megniet·es, juro que, aunque me quieras, no te creo. ENRlQUE ALVAREZ HENAO. "" ** Una mujer envenenó mi alma ·Y <,tra mujer envenenó mi cuerpo; ninguna de la;; r:los vino á buscarme, yo de ninguna de las dos me quejo. Uomo el mundo t>S rt>dondo, el mundo rueda ... si alguna vez, rodando ese veneno envenena á sn vez lo por qué culparme' no he de dar más de lo que á mí me dieron. GUSTAVO A. BÉCQUER. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 1453 VE MI LIBRO I Tus negros ojos y tus labios tersos me cauti'va ron ; como buen orfeb're seguí tus pasol:l y en la intensa fi Pb rc de 11n s ueño azul, te comulgué con versos. Mas hoy que en tí la llama dl?genera d el espíritu, y algo que divulga tu prosa ingrata, en tu mirada impera .... fispera mano, de bru ta! mane ra ~on ru eoas de molino te comulga! H Baja e l f'X:pe rto buzo hu sta la flntraña más rP.mMa del mar· y busca el g~:~ j ·~ de su arte ro peligro; entre la saña de las aguas lo encue .. tra: perla ex traña ó eneend ido coral : no pie'rde el viaje. Y yo, poeta crédnlo in vest igo cómo á mi sed tantá lica respondo buscando en tí un e'lral ó un or·o amio-o b de tu riqueza espiri tnal testigo, y no hallo á m1 pes~r, lo que persigo porque-y e;;; la verdad-na tienes fondo. CARLOS VJLLAl!'l>ÑE. EL PUDOR---- Clnéuita..l La Noche, , pasional y seductora, Ante e l prado florido se embelesa Y les ba.ce á las flores la promesa De amarlas como el angel de la aurora: Tiemblan l a~ flores a l ll ega r· la hora En que la Noche con pasi0n las besa, Y su alma virgen, de inqui etudes presa, Rechaza la caricia tentadora·. Al fin se va la negra desdeñada ... Y las esqu ivas flores en capu llo Se estremecen de amor con la a1borada! 1 Llega la aurora, les desgarra el b ·oche .. Ln égo el sol las rnnrebita ... y de su orgullo S"e v enga, dcshoj ~n dolas, la nol'lH~ !., 1903 EDUARDO FEtRER. LAS FLORES DEL ABE MO • El h echo pasó en ,·erano, en la éroea en que la vida de las eneinas, de las bayas y de los abe tos estall a en toda su tuerza. La montarw , eon yerbas cortas, pl a n~i­tas apretadas con tra ;,:1 suelo, prodi ga ba como l'Ontraste todos los lujos de la flor, una furia de tuatices frescos, d~:: pulpas luminosas. Marciana, entre el océano de bálsamos y pe rfumes, se s intió úe pronto con una extraña amargura. Por prim e ra vez en sn vida sintió un va¡.{o descon ten to 'contra esa hermana bri­llante cuya belleza y gracia no sólo reco­nocía ella, sino que las proclamaba alta­men te. · Al verla marchar· cerca de Francisco Darganco y rozárse con tinuamente con el joven , se e ntris tec ió. ~ Paula amaba á Francisco del mismo rnodo que á tantos otros á qni en ~s había atraído enloquecido y d t:!ses perado. Pero & no hnbi era podido notar que esta vez robaba á su hermana nenor una d icha posible~ .Antes de habe r intentado fascinarle, Franeisco hacía casi la corte a Ma rciana . Al menos, se ntía un placer sincero en compañia de la j oven. ¡Hubiera sido tan fác il no hacer caso de' ese recién ven ido, dejar una endeble es­peranza á la que se in c linaba con tánto gusto al resplandor· del corazón ! ¡Pero nó, e lla no q_uería dejar escapar á ninguno! Nece.; ita ba á toda costa esa presa nu eva por el ún ic·o pbl:et· de atormentarla. Y l\Jareiana miraba oblicuamente Ta mareha a lac!a de su her·mana, su tez más fresca que la de los niños, toda la irra rJia­ción misteriosa, toda la enigmá tica armo­nía que la hacia irresi~tible. ¿,Cómo luchar <'on ,ra esa seducción con un ro;;t ro agradable, pero sin brilio, ojos ti ernos, lindos, pero no d eslllnJbrantes, ·nn cuerpo elegante, pero modesto de líneas y de rit mo~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1454 EL CORRto DEL VALLE Se sintió perdida, y, ademfÍs, vió todo lo qne es<· pobre Francii'co, de alma de­masiado sensi ti va, iba á s ufrir. Salió la parr:•ja rlel camino y ~:>igu ió por un sendero de pastor. La yerba era más corta aún, pl'ro la 11 fl ores e ran más nume­rosas: la g· unas, lagos, torrentes de flores. Una zanja los detuvo, vertiginosa, en cuyo fondo se oía la aiPgre voz cristalina d e una onda. Paula tJe indinó y dijo lan­zando nn ligero g rito: - ¡ Qné de licio as so ldan elas! Sob re un Ps trecho saliente, á pe>cos me­tros de !a orilla, ha bía, en efe~to , un gru­po exqui s itú de esas flores de las nieves. L evantaban sus cabecitas brillantes ha­cia la luz: su vista daba á la vez una im­prt> s ión de belleza y de vértigo. Al otr e l g rito de Paula, Marciana se est re ru e ció: cunocla 1 a maldita coq uete­rfa de su l. ermar.a ; temió qu e indujera á Francisco para qu~ se apoderara de ese ramo del abismo . La cusa no era imp o~ ible pa ra un hábil trepador de rocas; p ro el menor paso en falso e ra lo mismo qn" ir á la mue rte. Es indudab le que Paula debio pensar­lo; es probable también que apartara la t entacion. Un iigero aceidente vino á comp\icar el estado de ánimo de los paseantes. El brazalete de Panla, m·d cerrad o, sin duda se abrió brusearneute y rodó sobre ' la mura lln granltiea. Por una de esas ca­s ual idades que parecen una obsr.u ra ma­licia de las cosa , la joya ~e detuvo prc­~ isamente en !a misma plataforma: allí. encontró u .. a superfi c te blanda, saltó d é- - bilmente y se detuvo entre las flores ape­t ecid as. -¡Qué lástima !-exclamó Pauta, con c ierto pe::;ar.- ¡Era mi tal ismán! -¡.Siente Ud. do veras su p érd ida ~- preguntó F rancisco. -De veras que si-di jo e lla. Pero se contuvo inm d iatamente. -No tiene ningún \ a lor _____ _ ._Una chuche ría _______ . Sería absurdo conce-derle la menor importancia. t Pet·o en su mirad~1, fija sobre Fra uds­co, estallaba un deseo ardiente : el de que se sacrifica~·a á su capricho, que arries­gara su vida por una sonrisa de ella. El joven dio un paso hacia el abismo. Marciana lanzó un gt·ito de espanto y se puso dela .1te de é l; una luz pet·versa ilu­mino los ojos de Paula que, sinembargo, protestó: -&Está usted loco, señor Dargance Y Francisco, con una sonrisa extraña, cedió á las súplicas de Marciana. Los tres d eshicieron el eamino andado, ha­blando cosas indiferentes. En el chalet, Francisco fingió subir a su cuarto: pero, pocos minutos después, volvió á salir furtivamente en direc~ión al tol'l·ente. Por casualidad, Marciana lo divisó de lejos, entre las hayas y abetos. Adivinó todo, y se quedo atónita un instante, in­capaz de hacer un movimiento. La reacción le devolvió su energía. Cor·rió al cuarto de Paula, y la aga.rró con violencia del brazo, diciendo: -¡Pronto! F•·anciseo ha ido á la mon­taña. Tú sola puedes impedirle que arries­gue su vida; vol ver· á á tu voz. Paula, domtnada por la emoción de iU hermana, la siguió; las dos echaron á eo­rre r, pero la mayor prete xtó muy pronto el cansancio y contuvo el paso. Francisco había previsto la pe rsecu­ción: fué pot· el atajo, f1·anqueó obstácu­los donde las jóvenes no hul)Jeran pod1do pasar, y ellas llegaron en el mismo mo­mento en que él desce11dla al abismo .... -¡Qué locu~a!-exclarn ó Paula; pero toda su persona respiraba la alegria más bien que el te;~or, mientras Marciana lloraba amargamente. Cinco horrible:; minutos trascurrieron: desp ués surgió una silueta lentamente en­tt ·e las pi edras, y Francisco se presento llevando en una mano las flores codicia­das y en la otra el fatídico brazale te. Pasado su tenor, Marciana se sintió llena de una amar·ga tristeza. El acto in­sensato que alababa de cometer el joven Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • EL CORREO DEL VALLE 1455· ----------- - ---- - --------------- 1rf>velaba ha taqué punto había desapa­recido toda e peranza para ella. Esperaua Marciana, triste. desespera­da y ha ·ta celo a. U u y pronto estuvo á su lado Francisco. Se det:JvO cerca de Paula, le alargó el brazalete y le d!JO : -Aquí está el talismán, señorita. Es­pero que le dará la d1cha . Mareiaoa, mortalmente pálida, intentó sonreír ~1 triunfo de su hermaua, pero de pronto su corazón se detuvo: una alegría fresca coruo el agua de los manantiales, penetró en su sér. Francisco se volvió hacia ella y le ofre­ció las flores, murmurando: -Soy supersticioso. He jugado mi destino sobre esas flores d<·l abismo .. _. Me ba parecido que, al arriesgar no poco mi vida por ellas, la arriesgaba también pur usted . J. H. ROS.NY. NUBE NEGRA Aquella noche, como de costum­bre, estábamos reunidos en el salon­cito de nuestra casa de campo, en uno de cuyos muros pendía un reloj, que marcaba el tiempo con el vaivén acompasado de ~u péndulo. Mi pa­dre estaba sentado á la cabecera de la me~a; yo leía en Vcltas, d·~ Becquer; los demát'; oían. La noche estaba oscura v á inter­valos llegaban á nuestros ·oídos los misteriosos ruidos del campo: el le­jano ladrido de los perros, el paso de rt.lguua ave nocturna, el quejido de una rama que se quiebra y la con­fusa algarabía de los grillos y las ranas ocultas en el juncal vec- no. De pronto no~ sorprendió el b1 il~o de un relámpago y se desató una tormenta; el• viento , il haba afuera é inclinaba las 'co-pas de los árboles; la lluvia. caía á torrentes, y el trueno retum­baba á l0 lejos encontrando eco en lo5 Yecinos montes. ¡Los elementos desatados afuera­uuestras al mas unidas por el amor adentro;-afuera la furia y el desor­den, adentro la armonía y la paz ! El cielo estaba negro y encapota­do, pero aquel mi pequeño cielo es­taba limpio y puro! Al sentir levantada mi alma por la sana lec~ura, y ensanchado el pe­cho por aquella atmósfera de amor; al escuchar aquellos corazones que palpitaban al unísono, en tanto que se desataba la tempesta.d afuera, sentí el deseo de que el tiempo de­tuviera su paso, y comprendí que la felicidad puede encontrarse entre las cuatro paredes del ::;alón de una ca­sita de <::ampo. Oblig-ado por estos pensamientos, suspendí la lectura y contemplé aquel cuadro vivo, paseando la mi­rada. alegre en t0rno de la habita­ción. Pero al tropezar mi vista con el reloj que, pendiente del muro, se­guía marcando el tiempo, cruzaron como una nube neg·ra por mi mente estas palabras: Y mañana? Cuán distinto fue entonces el ctia­dro que se presentó á mi imag-ina­ción- en vez de cabellos neg-ros y ca­becitas rubias-vi cabezas encaneci-· das; en vez de ojos con fulgor de sol de oriente, vi ojos con indecisos res­pL-• ndores de ocaso. Pensé cuán triste sería el recuer­do de esa deliciosa velada, pasados muchos años, quizá en el mismo apo­sento de la p;-ttern'l casa, en una no­che semejante, en que se escucharan los ecos de la sorda tempestad, que resonaran en las mismas llanuras y montañas, porque entonces al pasear };:¡ vista en torno de Ja habitación ¡cuántos nombres de séres queridos, separados ror Ja distancia, y cuán­tas tumbas hadan parte en la fúne- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lt EL CORREO DEL VALLE 1456 bre proce:->ión de recuercos que cru-zarían por mi mente! . .. .. . Enjug-ué una lágrima q ne a ·c,mó á mi pupila y recometJcé la lectura. Et viento siguió sih·ando é incli­nando las cop-as de los árboles, la lluvia sig·uió cayendo á torrentes, el trueno ' ig-uió resonando y encon­trando ·eco en los vecit1os · montPs, 11uestras almas siguiet·on elevándo­f'e en ala.s de la ima . ., ínaci6n del poe­ta sevillano, y el reloj, con su impa­sible tictac, siguió marcando el tiem po que nos conduce indefectiblemen­te al porvenir, á lo dt~sconocido. D1EGO u RIBE. LA LUi\ A J. liii ESl'CJS,\ Ya del Orient~ en el conf1 n profundo La Luna aparta el nebuloso velo; Y leve sienta en el dormido llllllldo ~u casto pie cun virgi11::tl recelo. Absorta ::~llí la inmensiclacl <>dnrla, Ru faz humild,, al cielo lcYanta.ci:J; Y el hondo azul uon eloc:uenc;a muda Orbes sin f1n ofrece á su mirada. Un lucero no más lle\'a por guía, Por himno funeral silencio santo, Por sólo rumbo la reg!ón va<:Ía, Y la insondable soledad por manto. ¡Cuán Leila, oh Luna! á io alto del espacio Po1· el turquí del éter lenta sube'~ Con ricas tintus de ópalo y topaeio Franjando en torno tu clo.sei de nubes! Cubre tu marcha grupo silencioso De rizos copos, que tu lumbre tiñe; Y de la Noebe el iris vaporoso La 1egia pompa de tu trono ciiie. De a!lí desciende tu ealltl~a lumbre, Y en argPn tinas ga&as se el .>¡: l1ega De la nevaJa sierra por la eurnLre Y por los senos de la umbrosa vega. Con se,go rnyo pOI' la falda osenra A largos tre('hos el foll~tje toeas, Y tu albv re;,plandor sobre la ;.dtura En mármol torn3. las desnudas roea.;; O :..l ¡Jic del eer:·o do la roza our,Jea, Con el matiz de la azucena bañas La blanca torre de vecina aldea En su uido de sauce;:; y cabañas. Sierpes de plata el valle recorriendo, Vér.se :í. tu luz las fuentes y los rlos, En sus brillantes roscas envol\'iewlo Prado$, florestas, c:hozas y plan tíos . Y yo en tll lumbre difundido, ¡oh Luna! Vuelvo al tra\·és de solitarias bre1-1as A los lc>janos vallc;o, do en su cuna De umbro::.os bosques y erwumbradaj J)<:'ñaR, El lago del D es ierto reverbera, Adormeeido, n1 tid o, sereno, Sus montai'las p i11tanno en la ribera, y el lujo ue los cielo.;; en su seno. ¡ Ob ! y estas son tus mágica~ rf'giones, Donde la hnn1ana voz jam ,)s se e.seucha, Laber intos de selvas y peñones En qne tu rayo eon las :;ombras lucha; Porque lns sombras odian tu mirada ; Hij;;¡s del Caos, por el mundo e!Tante3 ; Náufra~os restos de la aroti~ua Nada, Que E:ll el mar de la luz vagan flotantes. Tu lnlllbre, empero, entre el ,·a por· fulgura, LLwe del cerro en la áspera pendiente ; Y á. trechos ilnminá. en la espesura El Ímpetu salvaje del torrente; En luminosas perlas se liquida Cuando en la espuma del raudal retoza; O, con la fuente llo1·a, que pet·dida EJtre la oscura vOiedad solloza. En 1:~ mansión oculta de las Ninfas Hendiendo el bosque á penetrar alcanza; Y alumbra al pie de despeiiada'l linfas De las Ondinas la noctul'l1a danza. A tu mintcla SU!'ipPtHiido el viPnto, 1Ji :lrbol ni flnr <'11 e>l DesiPrtO ag·ita: No hay en los s~res voz ni tnovi1nieuto; El corazón del mundo no palpita .... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 14S'l EL CORREO DE!. VALLE ¡Se are rea e l c e ntin e la de h l\fn r:> l'te! ¡Hé fl q ní e l S il(> n <· i" ! Só lo en ;;q pt·t> e ncía Su pro pia d Psnud e 7. el nlnw advi e •t e, ~ Su pr.,p ia voz esc uc ha la coociPn c ia. Y pifln so aún y con pavor medito Que del Silencio la in so ndable e alma De los s e pulcros es tr emendo grito Que no oye el cuerpo y estremece el alm-a. Y á su muda s eñal ele Fantasla Rasg·and o al tiva su mortal sudario D < 1 in ti 11 ito á la exte ns ión sombría Ren1onta audaz e l vu e l,o solitario. Ha:;ta e l confín de los espacins hiende; Y dt'sde a llí c or.t e mpla fiJT ebatada E¡ pi é lflgo de mundos que se e ~tiende Por e l callado abis •no de la Nada! .... El que vi s tió de nieve la alta si e rra, D e o:;c uridad la s selvas see ulares, V e hi e lo e l polo, de v e rdor la ti e rra, Y de hondo azul los ci e los y lt•s ruares, E e!Jó tambi <'n so ure tu fHz un Ye lo, T e mblando tu ful g·o r para q ne e l hombre Pueda los or bes nume rar d el ei el o, Ti emble ante Oios y su pode r le asombre. Cruzo perd ido e l v::¡,¡:;to firmam ento, A sume r g- irme tor·no ent r·e m1 1ui smo; Y se pi c· rde otra vez mi pe ns l'ltni ento D e mi pro pia e xi s te ncia en e l :::.u !smo. D e l iri os si en t o q ne mi men t e a t erran ... L os And.Ps á lo l<>jo;; en lutados Pi en so q ue son la:; t um LHtll clo se enci e rran L as cen i z1.s d e m undos y a juzgados .... El ú ltimo luce ro en e l Levan te Asnma, y tri ste tu pa r t ida ll ora : Cayó de t u diadema ese dil'l. rnante, Y adorna rá la fre nte de la A ur ora . ¡ Oh Luna, adiús! Qn isiera Pn mi -lrspecho El vll leno- u::tj. e maldec ir del homb1·e o ' Qnc tanta' emocionr:>s en su pecho Dtja que broten y les n iega un nomhre. S' agita mi ::~lma, Jesc;;rpra .Y g-i ue, Sintién lot>e en la c.< nrnfl .o t·ísinnet·a ·' R ·c·nerda al Vl"rtc sn tnisiún !'nblíme, Y el f rági l polvo sae udtr qui s iera . l\hs si del polvo libre se IHnZfll'a E sta que si e nto. im::~gen de Dios mismo, Para t"'nd Pr su vuc~lo no basta•·a Del firmamento el infinito abismo; Porque Psos astros, cu_yfl luz d('. maya Ante el brillo dl-ll alma hija del cielo, No son siquiera arenas de la playa Del mar que se abre á su futuro vuelo. DIEGO FALLON. SALUDO El inteligente escritor Carlos Vi11afañe, compañero del chis­peante Soto Borda en la redacción de La Barra, ha estado por unos pocos días en esta ciudad. u.L\.1 pre­sentarle nuestro cariño~o saludentO J'. Opina el doctor Glenf,·li, autnr del hallazgo, que se trata de un EvangPiio no publica­do y atribuído por la tradición al Após­tol Santo Tomás. Hóllanse en la coleceión sentencias cuya sustancia ::se oncuent~a en los Evangelios. conocidos, pero c~on notabl e. variaciones, y otras de que no. han hecho traslado los cuatro Evangelis­tas . Entre los papiros ha ll ados los hay anteriores á la Era cristiana en siglo y medio, flrrojando mucha luz sobre la his­toria de aquellos tiempos, y un epítonie en latín de lo se is libros perdido~> de Tito Livío. Otro papiro menciona el het>ho de qne á un muchacho esc·lavo se le iba á enseñar taquigrafía por 130 dracmas. El más notable de los dichos atribuidos 3. C1·isto es: "Que el -que busca, no cese de busC'ar hasta que <~ncuentre, y cuando. enC'UPnt re que se lllaravil~c; porque mnra­villándo -e hallará el Reino, e:-to es, el Reino de los Cielos, y cuando alcance el Reino, descansará. " SA CION Como en todas partes los juegos quP se consideran ptohibido;;, imprimen rna.'- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 1459 ca de oprobio sobre los que en eltos se ejet·citan, bPmO podido observar q11e en 1\léjico, como en el l~cuadur y la Argen ­tina, lo<> diarios publican la lista de los ju~aderes sorprendidos pot· la Policía en oficw, para poner á di::.tancia de la gente honrada IJs hijos del vicio. El jugador e:11peña no sólo lo propio sino también lo ajtlno-pruebas saltan ~ la vista aquí como en todas partes. El jugador, decía un pensador, principia por· ser robado y acaba por ser lad('(>n. El ju­gador se hace p etardista y trctmpo o; y es capaz de sacr ifica•· hasta e l honor de la familia en ar·as del vicio. Cuántos ma­les se evitarían; cu·l ntas desilusinnes no nos sorprendieran, si la mano de la autori­dad e hiciera SPntir en esos asilos del deshonor y del crimen. ARTE DE AGRADAR No habléis jamás de vosotros ni de vuestras cosas. Escuchad sin interrumpir jamás á los que hablan, aunque hablen d'3 ellos mis­mos . . Después de C'sto medid vuest1·as fuer­zas para hablar y escoged ti e m f'O y asur.to. Escuchad á los sabios, y con ellos sed pan~os con vuestras palabra:;. Hablad cosas serias con los hombres sensato . "ed prudente y sufrido con los necios. Ved solo en todos lo que haya_en ellos de bueno. . Haced la vista gorda para sus defectos. 'fened, en fin, pt·esente que vivís en sociedad, no por vosotros sino para com­placer á los demá . Si no ten éis valor para observar esta conducta, si os repugna, dejad el campo y retiraos. ,R. ~~! 1·1 rr J:r J~ rr ,D--O-~-~o1 BAZAR DE SAN NICOLÁS El mal t iempo de los últimos dtn" de Dieiembre impidio la completa y fnltz realización del Bazar á beneficio del Nne~o templo. I-Iabieodo quedarlo la mPjor y más abundan' e existencia de ob­j e tos, se reserva su a11 ertura pat·a el d1a de Pascua (3 de Abril) en el espacioso local del Colegio de Santa Librada. El Cura de la Pal'l'oquta da las gmeias n las personas que tan bénevola y gt>nPro ·a mente correspondieron á la excrtal'ión que se permitio hacerles en favor de la obt a en construr:ción y conft a en que In< que no pud .e ron llena r sns deseos eu la época sei'lalada entonces, podrán' sat1:;f.1 cer sus buenos se11timiento1 hacia la Igle;ia en la próxima o·~asión. Los objetos vnch·en á qtt~1ldar d<'po-;i­tac! os en casa del señor uon .L\lanuel Ca 1·· vajal. CIRCULAR Cali, Enero 27 de 190-!. Sr. Director de "El Correo del Vall,.l'-:·. l\[uy seño t· nué::;tro: Tenemos e l .honor de parti cipar á n~ t.ed que por escr itura pública nlÍnlPr" 3g de e:sta misma fecha, otoqrada 11nt• ,.¡ Notario número 11? de> este Ctrcuito .Y ¡o(lJ' común acuerdo y mutuo convenio, lw '''' disuelto la soc1edad mercantil que> p ·ra­bl •cimos en esta ciudad de ·de el 1 '? de Julio de 1903 bajo la razon social de BEPLA1' & HOLGU1N El activo y pasÍ\'O de dicha casa ha quedado única y ext·lusivamente á fa,·or y á cargo d el socio Otto Ih•plat. Rogamw i\ u'lted tomat· notad<· la ¡ re sente cireula r· y nos SLISc ribi nlOS de u"te muy atentr:s y S. S. ÜTTo BEPLAT. · -HENt~tQUE HoLG ÍN. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORRED DEL VALLE 1460 GRATIFICACION 8·~ dará una muy l;wena á quien 0ntregue en la casa del doctor Tg·nacio Palaú, una cartera de <'U f' I'O de rusia, perteneciente al señor C. Villafañe, la cua 1 se ha nf'rdido con varias rartas y tar .:etP 'l, $ 4,550 en billetes de $ 50 ;:r $ 100; y una letra girada á Bogotá por Honor]o Villegas & \]~p or$ 10,000y úfavor del mis­mo señur Villafañe. Cali, Febre10 9 de 1904. CONDICIONES El o•·rco del Valk fundado en 1§94 Se publica lo~ jueves ele cada semana. A't! <.uc s(! le envía. ... e 'ar.jea con todos los pt'riódieos nacronales y ~ t ra n jeros. Apartado de correo m'imerr· fl5. Agente general, Mateo Gamboa. Dirección telegráfi:-a: BLASCATIPETTA.-C:ali. --------- LUIS G. BARRAGAN Ofrece llevar agua á do­micilio y piedra de toda cla­se para edificar. También se compre1nete á trasladar, en su carro, de nn punto á otro de la ciu­dad, toda clase de o~jetos. 5,-3 ---------------- SUCESION INTESTADA St> nvisa á los (pe ~P. crean con de recho á l?t RnceRión intestadH de las fina ::hu:; st>ñori tas E l oisa y F ~llt~­tina Llanos, q 11 e 2e ha d~elaraclo ~bierta por auto de f'StH Juzg::lrlo dt"l Ci>~eltito con fecha veintiot'bo de Noviembre de mil uov ec iento~ tres. Cali, :Febrer0 8 de 1904. El Secretario dPl Jt¡zgado, J'o&é 1Wa1'Ía Va.?'o1za Ll. Se vende una casa bas­tante cómoda y situada cuadra y media arrriba de la esquina del puente. Pormenores los dará jORGE PiNEDA C. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE Cómprela Usted Se vende una casa inmediata á ]a plaza de San Nicolás, contigua á la de Primitivo Romero. ÜJns­trucción nueva y bastante solar, con árboles frutales. Enteuderse con Blas Scarpetta ó Alejandro Guevara. 3-3 ISNIAEL ESCOBAR B. Vende en Palmira por la mitad de su valor : Una r.aSC\ eh~ ::~dt>h 0 , C'ubierta de teja ('n la cr> lle d!:' l l\I ut:,dero, á tres r.undras y nwdfa O\, la ¡•L-1za princip;=d. Un est<1h lecimi<-' nto clt: Gai¡:>ón con sns t>ll;,eres, sitttr.cio en '' lA• f'orl;::~da de S<~nta Earh;:~t'l1, '' con casa de habitaeiótl. ( Pr<·pied< des habidas antes de la gut>rra pa!lada.) Acepte ttna permu ta por una casa 6 una finca de cnmpo en Cali. Eoterdt'rse '"'n Palmira, con Da· mit: n Mora, ó '~n Caii con el vende­dor, frente á las Galerías contiguo al Estanco. 4-2 ----------------- F i d e 1 Rizo Ven ,]e una casa cómoda, de Rll propiedad, en el barrio de San Ni· colás. Entt>nderse con el St ñor Fran· cil'co Gnerrero en dicho b;;rrio ó con el senor Joaquín Palacios en su Es· t ilblecimi entó de peluquería en la plaza de mercado de est.J ciudad. LIBRE ESTIPULA O_! JN. Vendo ó permuto una ca­sa cón1oda, reciente1nente construída. Eduardo Sierra F. 6-:3 SE VENDEN 1 Ochenta mulas de El Alisal y San J e rónimo, acostnmhradas á pasto de lo !~'! r~ Pueden verse en la hacienda de "La E:, ­ned:: t". El señor Franeisco A. Lozach da­rá inform f's en Cali y Enrique Sant:1m :, ­ría en Yumbo. 4-0 Dr. Pacífico Rivara G. ABOCADO y agente de negocio§ UALI.-ÜAUCA.-UOLOMBIA. Telegrafo : Adalmar. 12-7 SE VENDE POR ORO O POR BILLETES Una finca en el Distrito dt· P rt v;:¡s compuesta de cafetal [más ó me nos 50-00 árboles) en muy buen estRS firF>S. Polvos de arroz MlliOa-Lescaut, Ro-y1. le y Veioutine. Pa ñ1H:Ios de ~eda y de lino. Pic¡oé blanco. Paños n g-ros y cte c·.olor. Puños parfl homb1 e y para st·ñont. Rasetes. Satinetas. Sumb1 eros de fieltro, ala dzwa. S?mbreros finos para señora. Tir~ntas. Telas de st!da para traje¡;; y parA fa~das. V I N () T I N T O en cu r.~rtos y t>n medi ns bPtt>llas W 1 S K E Y "American Club " y "Brandy Hennessey' 6--6 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL, VALLE EN LA FABRICACIÓN DE AZÚCAR ! ! Verdades sobre el azúcar de LA MANUELITA Elnúcar de LA M ANUELIT A está empacada en bonitas talegas cosí· ~ as . E~tá empa<·Hda t-!n la fábrira y ::~bierta en el bognr ; 1,10 uay manost () inte rmt'di ;uio ; ror eonsig-tJÍ'-' nte, nn hMy rl esaseo , no h;:¡y desperdicio, no ha y acl ultel'rfecta. Cómoda en forma, perfecta f'n cnli dad, brillante ~:.n l'lp:'\rient·ia, ninguna azúcar la iguala en f'X ce le ncia. Cu?. ndo cotn pn· usted t>Rta az(wnr, acuérdese que la t a ltga cosida ll eva e l l <:> tr ~ru dt-~ ' 'LA MANUELITA", eomo también el nombl"f3 de ios fabri ca ntes. Ust{>d estH­rá snti sfec htl en ~ 1 momPnto f'[¡ que- abre una talega, Usted estará más sa ­tisf t>cho cuando la lw probado en su café, dnlces, etc. Está de venta en t o· das las poblaciones, desde Popayán hasta Manizáles, y es únicamente L­bricada po r !a OAUUA VALLEY·AG.KICULTURAL C.o Sucesores ele Santiago M. Eder. Palmira.-Cauca. ENRIQUE RODRIGUEZ V ende una casa, dos cua­dras abajo del Hospital. En­tenCL rse con él 6 con Roberto Valencia. le -conviene a Ud ? Se vende la casa de J usla Roías, v. de Caicedo, distante tres cuaci 1 :~s y media de la ¡t!Rza de la Constitu ­ción, t:alle de San Nicolás. Entenderse eon Ernesto Gavírt"a. Cali, Febrero de 1904. 5----_4 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 1 EL CO~"REO DEL VALLE ¡ 1 L A.brirá sus operaciones el l. o de Febrero próximo. Desde esa fecha abonará las siguientes ratas: Cuentas corrientes ó depósitoR á la orden 6 ozo anual. , 2 meses 9 o¡o , ., 3 " 12 ozo " ,. 6 " 18 0}0 " " 12 " 24: 0]0 " Los intereses se abonarán por trin1estres vencidos para las CUENTA~ CORRIEN'l1E8 ó DEPOSLTCS A LA ORDEN, y por mensualidades, también vencidas, para los DEPOSITOS FIJOS. . El BANCo hace operaciones en participación; abre créditos flotantes; afianza obli~aciones; reendosa Letras y Pagarés; hace préstamos y descuentos; co1npra y ven­de Letras sobre el Exterior y plazas con1er0iales del país. El 30 del presente mes debe cubrirse el primer ins­ta1an1ento. El 29 de Febrero queda cerrada la suscrip­ción de acciones. Local : CALLE DE SANTA BÁRBARA, media cuadra al Occidentt> de la plaza. Palmira, Enero 18 de 190+. El Gerente, Lurs FELIPE RosALES. El Director l. 0 Alonso JJiadriñán. 12--3 El Director 2. 0 Rito Antonio Medú~a. L
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 157

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