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Con la frase Poesía.
… A un poeta/ se lo olvida más rápido que a un paraguas./ ¿Y a un marido?" Suerte de aleph borgiano con ecos del Prufrock de T. S. Elliot, todo parece caber en este nuevo libro de poemas de Fabián Casas: el amor, el rencor, la paternidad, la angustia, los tranquilizantes, los celos, el deseo, el paso del tiempo, la impermanencia de las cosas, la filosofía de Nietzsche y de Kierkegaard, el clonazepam, el matrimonio, el fin del matrimonio, el cine de Cronenberg y de Kaurismäki, la meditación, la poesía de Donne y de Pound, el humor, las canciones de los Beatles y de José Luis Perales, la soledad… Como dice un poema al hablar de Aki Kaurismäki, cada línea tiene un sentido profundo y vertical en su sencillez. Con una conciencia de sí y del mundo exacerbada, de a ratos compasiva y en otros feroz, Últimos poemas en Prozac traza el derrotero de una separación y el viaje tentativo del dolor a la redención, que llega de la mano de la farmacéutica, de la sabiduría budista, del amor filial y de la poesía, ese instrumento a medida que Casas fabrica para procesar la experiencia del dolor y transformarla en pura belleza."
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Planeta
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Últimos poemas en prozac
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Últimos poemas
Obra que recoge buena parte de la última producción inédita de Huidobro y que, desmarcada del creacionismo y del surrealismo, tiene la gravitación de lo real.
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Digitalia
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Últimos poemas
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Ópera lecta. Antología poética
Pilar Paz Pasamar nace en Jerez de la Frontera. Sus primeros poemas ven la luz en el diario Ayer de su ciudad natal. A los dieciocho años publica su primer libro de poemas Mara, prologado por Carmen Conde. Junto a autores como Fernando Quiñones, José Caballero Bonald, Julio Mariscal y José Luis Tejada, entre otros, constituyeron el grupo Platero de Cádiz. Pertenece a la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz y a la de San Dionisio de Jerez. . < La voz femenina -y poderosa- más alta de la actual poesía española es Pilar Paz. La he escuchado desde hace demasiado tiempo para equivocarme. Ya en...
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Ópera lecta. Antología poética
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Ó
"Entonces algo como canto sale de algo como boca, algo como una o, un ó enorme que toma primero los oídos y después se extiende por la espalda, el vello del vientre, hecho un escombro bonito, un naufragio en lo seco, un puñado de arroz lanzado hacia lo alto, y es en nuestra voz el llamado lejano de una campana, canto y me asombro con eso…" "En Ó, la habilidad para entrelazar voces diferentes ubica el texto en un área del lenguaje en la que las diferentes olas de géneros se encuentran sólo para perder, cada una, su especificidad –escribió Florencia Garramuño–. Ni narrativa ni poesía, los textos...
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Ó
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Íntegra
Volumen que reúne la obra completa del poeta chileno, ampliamente reconocido en el ámbito hispánico y considerado heredero de las Vanguardias Literarias del siglo XX. Se incluyen, entre otros, textos de la La miseria del hombre (1948), Contra la muerte (1964), Oscuro (1977), Transtierro (1979), Del relámpago (1981), 50 poemas (1982), El alumbrado (1986), Antología personal (1988), Materia de testamento (1988), Antología de aire (1991), Desocupado lector (1990), Las hermosas (1991), Zumbido (1991), Río turbio (1996) y América es la casa y otros poemas (1998).
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Digitalia
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Íntegra
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Ínsulas forasteras : Canarias desde miradas ajenas
ínsulas forasteras. Canarias desde miradas ajenas explora en la escritura de una serie de autores foráneos -artífices de la palabra, marineros, eclesiásticos, historiadores, hombres de acción, viajeros, botánicos, científicos...- que en algún momento de sus vidas han imaginado, construido y proyectado el territorio canario en sus obras. Se examinan así no sólo la visión de los que han pisado esta tierra situada al otro lado de las Columnas de Hércules, sino la de aquellos que nunca la han visitado pero que, sin embargo, han especulado en torno a ella.Esta constante literaturización a través del tiempo es lo que ha llevado a analizar diversas formas literarias como la novela, el relato y la poesía, aunque también otras escrituras como las crónicas, el diario o el ensayo.
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Digitalia
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Ínsulas forasteras : Canarias desde miradas ajenas
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Ínsulas extrañas y famosas en el Siglo de Oro (Ínsula nº 901-902)
Ínsulas extrañas y famosas en el Siglo de Oro
Simone PINET / Islas caballerescas: de la ínsula al archipiélago
Marcella TRAMBAIOLI / Islas mágicas y hechiceras insulares en La hermosura de Angélica de Lope de Vega
Rafael MALPARTIDA / Islas extraordinarias en el Jardín de flores curiosas de Antonio de Torquemada
Rosa PELLICER / Todas las islas del mundo: el Islario general de Alonso de Santa Cruz
Gabriel ANDRÉS / Verdadera relacion de los sucedido en 1565 en la isla de Malta, por Francesco Balbi da Correggio
Aurora GONZÁLEZ ROLDÁN / Tenochtitlán, la isla ignota
Omar SANZ BURGOS / Conquista de las islas Molucas: crónica de la lucha por las islas de la Especiería
Miguel ALARCOS MARTÍNEZ / Ténedos, isla real e imaginaria. De su percepción en la Antigüedad a su concepto virgiliano y su influjo en Ercilla
Jesús PONCE CÁRDENAS / Sea, sex and sun: Sicilia en la poesía aúrea
Aurora EGIDO / El archipiélago cervantino
Julián GONZÁLEZ-BARRERA / Lope de Vega y Cipango, la isla del Oro
José Enrique LAPLANA GIL / De Santa Elena a la Isla de la Inmortalidad en El Criticón de Gracián: "poco antes nada, y poco después humo"
Fuente:
Planeta
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Ínsulas extrañas y famosas en el Siglo de Oro (Ínsula nº 901-902)
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El Montañés: revista de literatura, artes y ciencias - N. 11
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Revista de Literatura, Artes y Ciencias.
D l l~ EUTO 1~
(§ 1!Jttel I: 1fDtt:e.
AÑO l. Medellín, Julio de 1898. Número 11.
Negat;vo de G. Escovar. Cliché de Rodríguez y Mesa.
EDUARDO ZULET ..
-L!
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414 EL IOXTA5JÉ
"DIAS OB CUROR"
RI: , ya que u tedes han leído tánto escritos diferentes
obre la novela de Eduardo Zuleta, poco trabajo
les dará leer uno má , que no e ni en favor ni en contra
; del autor, tono muy difícil de hallar tratándose c1e Tic -
1rr~
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DE NI~O
Es noche de rumores;
Desde el azul del cielo, titilantes,
Las estrellas en ían sus fulgore
Están las calles solas;
1 través de las rejas se dilata
El murmul:o de tiples y bandola. ·
La luna envía claridad de plata
En impalpables, luminosa ola ·
e percibe el lamento
Del río, en cuya. ondas . e dibuja
Jirón de nube que remece el viento:
Un iris temblador, cada burbuja
Y un uspiro parece cada acento.
Duerme aturaleza,
Y pcrfu mes y notas confundidos
De su entrañas á brotar empieza;
Tiritando de amor ntre u· nido
Lo pájaros sacuden la cabeza.
Sueña el torrente que en su claras ond:.
Pálic!a ninfa de belleza extraña
La cabell ra de gued ja blondas
Y el fin mármol de su seno baña.
En las noche. de luna,
Cuando el cielo está azul y el alma sueña
¡Cuánta dulces escena , u !la á una,
He i to de filar de la risu ñR
Morada n donde se m ció mi cuna !
Como grata quimera,
el fondo del recuerdo sonr'icnte
Resurge Carmencita, la hechicera,
Con un mar de ilusion s en la frent ,
Y en los purpúreos labios una hoguera.
A u solo recuerdo, palpitante ,
Reviven en mi sér dichas sin nombre,
Y vuelvo entonces á creer-co mo antes-
En Dios, en la mujer. ___ ¡y hasta en el hombre !
Radiante de hermo ura
Ella; y yo radiante de alegría,
alímos á vagar por la llanura.
¡Oh Dios! que mi razón enloquecía
Con su gesto de regia trave ura!
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DE NIÑO
La gasa tembladora del corpiño
Sobre su blanco cuello descubría
Un pequeño lunar que parecía
Como a ustado en ese mar de armiño.
Recuerdo la mañana:
Todo luz, todo amor, todo sonrisas;
De rica urna de encendida grana
Se elevó el sol; la vagabundas brisas
Traían perfumes de re o- ión lejana.
P rezo a las nieblas y en jirones
Flotaban por el aire, blanquecinas ____ _ _
Tal a. í he vi to bellas ilusione.
Deshacerse de mi alma entre las ruinas.
Corrimos largamente
Por hu e rtos y campiñas, animo os;
la orilla del límpido torrente
Admirámos los tumbos capricho o
Bañados por un sol r plandeci nte;
La vieja selva y us altivo tronco
\ isitámo , de mágica frescura;
La catarata con sus grito broncos,
La enhie ta cima, la feraz llanura ___ _
Con mírnica estupenda,
Y por lar á us fuerzas un ali i ,
l\1c convidó, baj la agre te tienda
desean ar, de protector suribio.
-Como quieras-la dije, y, complacient<..
u pasos guié con reprimido anhelo
Pensando que brillaba de repente
Más luz n s us pupilas y en el cielo.
Gozando anticipado
El triunfo más hermoso de mi orgullo,
Y tambi 'n por oír el delicado
Acento de su voz, que era un arrullo,
La pregunté, onriendo enamorado:
-Con qui 'n va á casarte cuando crezca:?
Dímelo á mí, puesto que soy tu amigo . __ _
Brilló el rubor en sus mejillas frescas
Y-"Yo no sé-me respondió. _____ ¡contig '"
¡Oh, cuán dulce es la vida
Del recuerdo! ¡ Oh, cuántas cicatrice
4:27
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·L. EL ")IONTAXÉ
Honda-;; el alma, sin saberlo, olvida,
Cuando los ojo vuelve á las felice ,
Lejanas horas de esa edad querida ____ !
¿ Dó están los sueños de mi edad temprana?
¿ Cuáles viven de aquellas ilusiones ?
U nos murieron como e puma vana,
Y otras viven ¡oh sí! pero en jirone
FEDER IC C. HE~ O.
EL PERDON
(Para El Jlfontai'it!s. )
La borra co a mar, domando su ira,
Extendióse convulsa, y miró al sol.
Luégo, sintiendo u amargura inmensa,
Su soledad sin límitcs, ______ llor'.
Y de la e encía amarga de us onda ,
Del a tro rey unida al resplandor,
Como gota de llanto, en sus abism os
Bellísimas las perlas e parció.
El tempe tuo o ccrazón humano,
Por la injusticia herido y la traición,
Con toda la amargura de sus lágrimas
U na perla no más, una formó.
Y negra fue como el dolor, brillante
Como los grandes sacrificios son,
Y tánto su valor, que en su corona
La puso Dios, y llámase perdón.
ADOLFO LEó T GÓMEZ .
Mayo 2 de 1898.
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U.J. DE:~IONIO ANFIBIO 429
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UN DE :\I OX IO ANF I J ~I O
donde el Porce corre, libre é io·norado, entre selva
desierta , de de el gran cobertizo de paja, sin paredes,
' ituado en la última eminencia de un contrafuert de la
cordillera, divi aba yo, en medio de la noche oscura y
rena, en la e trecha playa del · Cagi.ií, recientemente
de montada, numer . a luces, que parecían andar sola ,
ncontrar e, eparar e y volver, de tiempo en tiempo, á refun-dir
e en un arupo má numero o, que perman cía e tacionario
á la orilla del río .
.... quella tarde habíamos terminad el caballo, ólido dique
que el min . ro del Porce, á fuerza de habilidad y de audacia,
e nstruye de de la orilla ha ·ta el centro del río, con madero ,
fr ndas de palma y b juco , ape antado · p r t neladas de piedra
que se uspendcn d i aparato mismo, con el fin d aman
·ar en aquella parte la ímpetu idad le las agua·. r\cosadas y
comprimida ' ta n la otra mitad del cauc , forman hervidero
y r mpiente , que con t rrible e . tré pito ·e atropellan, e. tallan,
se derrumban, azotan lo peña co , 1 arraigan lo árbole ,
y in ce . ar renace n, para alejar e, entretejiéndose en e pumoc:;a
y gigante ca trenza. ía y noche amenaza aquella vorágine
arra trar el dique, y con él á lo hombres que así se atreven á
profanar al rey de los t rrentes de nue tra montañas, para disputarle
u te oro~.
uando se logra domeñar la corriente del Porce, e nece~
ario no perder minuto en la ej tracci ' n del ca ca jo aurífero que
contiene su lecho; porque cu3.lquiera avenida intempe ti va arra.
ará las costosas con truccione , que sólo podrán rehacer e Cü el
verano siguiente, á co ta de nuevos sacrificio . Por este moti\ o,
la mitad de mi cuadrilla de vcrancadorcs, en ntímero de quince,
hacía el primer cuarto de la noche á la escasa luz ce la velas
que titilaban en la playa.
egros retinto~ de la orilla del echí; mulatos de tipo
gipcio; tal cual indio e pigado, ágil y altanero, como on todos
los nué tros, y, predominantes en número, lo blanco de las
cordillera , de frente y nariz rectas, y tupido bigote; todos lo
tipos, en fin, que pue·blan el Departamento, están allí repre entados.
Con excepción de tres ó cuatro ca~·maucs, viejos del río,
tuerto el uno, manco el otro, todos señalados con cicatrices, y
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con dedos de meno en las man , marca· glorio a de la l11Cha ·
c on el río, y de las barberas y machete os.
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-±34 EL ~IO).fT XÉS
Dios, y de perder . una suerte tan bonita, e pu ieron á char
bal o , con linterna de cala\·era pintada·, y con boletas pa los
que estaban má abajo, diciéndoles que de ocuparan pronto,
que el río reclamaba sus ladera . Siempre será el aguardiente
que les ayuda .....
-¿Y en qué paró fío Antolino ?-preguntó, con voz no
muy firme, un muchacho de Belmir2, primerizo en los \ eraneo
del Paree.
-Cálle e la boca! Si e o fue lo peor de todo! Yo siempre
creo que lo que lo agarró no fue el Diablo, . inó algún dijunto ·
porque en lugar de ganarle fiebre y calor alto, lo que le cayó
fue un hielo y un pasmo, que desde e a mi ma noche . e pus de
no apagarle ela. Yo le acudí con coladitas, con caldito de co<
fOte, con sustancia de gallina vieja; yo le hic'- toda clase de
medecinas c:alient : que yá sahumerio. de bagazo· que yá bebidas
de brctónica y de ruda de ca. tilla· pero ¿ pa qu '? uando
lo saqué á Zea e:taba que se ·entaba ·i 1 ·entaban; y pa
echarle de comer había que abririe la boca con el cabo el molenillo.
Todo el oro que habíamos sacado lo ga té en la enfcrmedá;
y con el último castellano pagué el entierro. Lo que fu
yo, quedé de jíquera.
Cuando la vieja terminó u relato, dio u e trident llama-da
el dt:spcrtador, que había ido pue. t n la doc . Yo me in-e
rporé en mi cama de palQ ·, que . ólo . diferenciaba de la
otra en u po ición ai lada, pue eu aquella. lucha.· del trabajo,
que pa an ignorada. en el fondo de nue ·tro · hondo valle·, reina
la más completa dcm cracia. Llamé á lo miner para el
segundo cna; to, que yo debía a istir pe¡-- na! mente; pero, contra
todas mis pre isioncs, ninguno e movió. Era claro que la
historia de ntonino había producido 1 efecto de. eado 1 or la
narradora, y que aquel día no tendríamo trabajo. ¿ ....... uién hará
trabajar á un antioqueño contra u voluntad?
Poco clcspué vi alir del rancho el bulto negro de un hombre
alto, delgado, con largo brazo·, que pendían lán ruidc: mente.
alí tras él, para averiguar quién era, y para ir á informarme
del resultado del primer cuarto. Era Ba ilio, 1 zaragozano llamado,
por antonomasia, el Baja·o en nue tro campamento.
-H:ombre, Basilio,-le dije-á ti no te da miedo de que te
lleve el Diablo, zabullendo en día de fie ta ?
- J esú, pue qué me va á dá, ca ca jo! Si yo fu í er Diablo
que enaañotó á ño Antolino, cascajo!
-Cómo así, Ba ilio ?
-Pue, señó, que mi escalbadero etaba colgao de arena,
ca ca jo ! y yo metí travesía pol debajo de agua, ca ca jo! pa cojé
una cateá en er de los an"ibeilos, ca ca jo; cuando liega er
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LA. PL. NT ELÉCTRICA.
mardito lanúo ( 1) y me aguanta de una canilla, cascajo! y 1 no
lo er;cuello, me joga, ca cajo!
N o pude contener la risa, al Yer la cándida imprudencia
con que el Baje1~o se declaraba autor de la muerte de Antonino;
y como me detuviera, para encender mi linterna, el bellaco del
negro echó á andar adelante, cantando, á , -oz en cuello, el
,-iejo cantar popular:
Dicen que yo oy el Diablo,
Y o no o y el Diablo, nó!
Yo me confie o en Remedios
Y oigo m1sa en \ olombó.
Junio de 189 .
T ' LI
DB 1\1 l'])ELLÍ .
:PI ·.\.
r mucha crente· que píen an que en. e. tos paí es de
e. ca ·a civilización mat rial, no puede realizarse ninguna
mcj ra trasc ndental, ino echánd se en brazos de ex~~~
tranjero , en contratos que salen á la Punchard. Tal
'" pcr uasión va co tándonos lo uficientemente cara para
que empccemo. á preguntarno si . erá verdad que, a ociando
prudentemente nuestros recur o·, pecuniario y personale
, no tenemos bastantes probabilidades de buen éxito en empresas
de cierta cuantía, SL!perior á los recursos aislados d nuestras
indi idu:tlidade . Y como el éxito favorable de la Compailía
Antioq?teila de Instalac-iones Eléctricas parece er un moti\'
O para animar á cuantos se sientan confiados en los propios medios
de acción, quizá ea útil hacer conocer la historia de la
Empre ·a, y la Planta misma. La historia de la Compañía puede
ervir para mostrar á otras, que probablemente se formarán en
condiciones análogas, los desaciertos habidos en é ta, como en
toda empresa nueva; la descripción de la Planta y sus accesorio
, re ponderá á un fin de vulgarización científica del ramo de
lo conocimientos eléctricos, tan ignorados entre nosotros.
( 1) Lo Baj~.·ros llaman lanudos ::í. lo Arribcíios, 6 habitantes de las cordillera -,
por ser é to s barbudos y Yelluclo ·.
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Medellín ha debido tener una instalación eléctrica, para luz
y fuerza motriz, hace ya bastantes años, por do razone perentorias:
tiene con qué pagar tan útil obra; y e tá excepcionaln1ente
bien colocada al pie de grandes caída de agua, propias
para una instalación de e ta clase. N o es excusable que mientras
ciudades de menos importancia se alumbran en la República
con luz eléctrica, Medellín siga con sus faroles de petróleo.
En dos ocasiones, al menos, hubo conatos de contrato para
montar una Planta eléctrica, y por fortuna, aquello no tuvo realización.
Y digo por fortuna, porque si alguno de aquellos contrato
hubiera tenido efecto, hoy quizá e taría el monopolio
eléctrico en mano de extranjero . y á cambio de planta minúscula
, el Di trito tendría el dogal Puuclzard al cuello por años y
años. Hallada la forma de contrato apetecida, cada entidad de
las tres que figuran en la Compañía tiene moti o para estar sati
[! cha, y el patrioti mo puede alabarse de un~ obra bien ej -
cutada.
Para zanjar las dos grandes dificultades que pre entaba la
Empre ·a, á aber, la consecusión de un capital y una admini -
tración adecuados, se acudió á e te expediente: formar tres grupo
iguale entre los cuales e colectarían lo fondo::, de la 1 mpre
a por terceras partes, y confiar el manejo de la ompañía al
grupo formado por los partic1:1lare , que es el que da m ay re:
garantías de acierto. A e to equivale la di tribución de la ·
1 o,ooo acciones de la Compañía, dando al Departamento y al
i trito de á 3,333 á cada uno, pero limitando lo oto á
oo, como máximo. Los particulare pueden así llevar la iniciati
a en las A ambleas, con ólo u 3,334 otos.
Esta disposición es la clave de la existencia de la ompa-ñía,
porqu las exigencia de la política banderiza on el peor
enemigo que pu da tener una empre a cuyo empleos hayan de
er provi to por quien tenga que pagar á lo suyos ervicios de
partido. Y aquí cabe parodiar al sublime manchego diciendo:
" n os lo digo porque os acuitedes ni mo tredes mal talante
que el mío non es de ál que de ser iros." E to es una simple
verdad que nuestra ida política ha comprobado á aciedad, entre
tirio y troyano , y ya que tan cara no cuesta, recordé-
. moslá a:l inénós,· y · aproveché.mosla ·opoi-ttinárrierite. · · · · · · ·
Decía, pue , que la garantía de tener una admini tración
independiente de las alternativas políticas ha hecho gran papel
en la Compañía, la que ciertamente no habría logrado el concurso
privado sin la juiciosa cesión de la administración á que tenían
derecho las entidades pública , según ·el número de acciones
que suscribieron . Hay quienes ven en este feliz acierto, el
fruto de la labor de la Junta Directiva del Ferrocarril de Antioquia,
empresa que debe su prosperidad á e tar administrada
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ELÉCTRICA 437
ú distancia de lo intere es político , y por per onas competente .
ería casi impertinencia recalcar sobre cosa tan clara , si no
fuera que hay alguno que toda\"Ía no aprecian en lo que valen
e sta cosas dadas por el Cabildo de la dura e , ·peri e ncia; ahí está11
la· sesiones de la Honorable Asamblea, que me sacarán
Y rdadero.
El capital de la Compañía se fijó en $ 250,000 pap 1, como
mínimo. Lo· pre upuestos eran juici o os, y la suma citada habría
bastado si no se hubiera notado, al hacer los estudios preliminares,
que había recurso , en arruas r caídas, para una planta
m~í.s capaz que la contratada, y que, á la larga, úna m;Ís granel
e s ería no sól má barata ino también de más pingües r nclim
ie n tos que una chic-t. Con lo: $ :2 so,ooo e habría podicl tener
una planta capa ·~.: de los I 50 focos de arco contratado. y alg
· un o cientos de lámpara incandescentes para 1 uso particular;
p ero e n una planta chica -e habría inutilizado la e pl 'ndida
caída le 200 met ros que ofre ce la l cali lad. Para la planta
con tratada, habría ba taclo un acueducto de I, 500 metro ele
longitud y aparatos de mucho meno p e so que los actu·lles, má.
barato· y en menor número. l\1a una planta chica e locada en
la parte baja del terreno, oblio-aría á colocar otra, chica también,
mús arriba, para apro\·echar 1 r sto de la caída d 1 ag·ua, y la
o¡)eración al ría di -pen lio ·a e n t do entido.
Contando con la pro peridad, \ i iblemente creciente, de la
ciucla 1, e q ui o poner una planta d e re e u r ·o: e l á . tico · hasta
donde fuera po. ible; y al efecto e tomó e l agua del riachuelo
antaelena en Boc ná y e eligió para la colocación del edificio
de la maquinaria un punt que se halló á 200 metro verticalc.
má. abajo. El lía en que convenga, e podrá aprovechar la fuerZ't
el l agua de -ele caná para arriba con un nu e o edifici al
pie del alto, y una maquinaria relaci nada con la e s tación
actual.
De de el punt en que hizo la repre a para echar el
ag-ua del Santaelena ha ta el en que empieza la tubería, el agua
va por una zanja de unos o centímetro le ancha por otro
tantos de honda, costeando la falda para no tener pérdida inútil
de declive. e le pu o de de ni,·el uno y medio por mil, término
medio, y en verdad que habría bastado menor caída. El
efecto cie per ·pectiva producido por la· profundas hondonada
del t rreno, hace aparecer el acueducto con declive a cendente
en vez del que debe tener, á tal punto que el que lo trazó tuvo
que aguantar me es enteros las 'indirectas de lo niveladore á
()jo, que preguntaban i aquella agua tendría que correr falda
-arriba. i\.1 fin, un día llegó en que al soltar la tupia se ,-io que
el nivel Gurley tenía razón contra la perspectiva ,·isual, y que el
agua iba zanja abajo á bu. carla estrecha cárcel de los tl.lbos.
45
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438 EL MO~TAÑÉS
Y se ganó una batalla , aunque no tan completa como habría
deseado quien la peleó: la de economizar la pendiente para
tener mayor fuerza en las máquinas, y, por ende, mayores entra-as
pecuniaria para la Empresa. Ya dije que habría bastad0
dar al acueducto menor de nivel; y para el que quiera aprovechar
la experiencia adquirida, le indico que con un promedio de
medio metro n kilómetro queda bien un acueducto en nuestras
montañas.
El largo total de la acequia resulta de unos 4,000 metro
·, que salen costando como$ 55,000 en conjunto. El may r
co to relativo se hizo en tres túneles de unos 270 metro·,
.·ten ión que hubo que reves tir de bóveda ele ladrillo, y en el
pa o de una garganta rocallo a en el punto de La Castro. ~ 1
to del acueducto cue:ta men , proporcionalmente, pero cameno
estable, dan·i mayore ga to de so tenimient .
En ob equio de los no iniciado en asuntos mecánico , vaya
una digre ión de tinada á dar idea de los efecto de una caída
de 400 litro de agua por egundo de de 200 metro de altura.
upog-ámosno en el nivel del acueducto, en el sitio más alto
á que puede llegar la tu be ría por donde bajará el agua á la
rueda P lton, y que aplomo debajo ele nosotros están las máquinas,
200 metro má bajas. i de arriba hacia abajo hay un
tubo ertical por donde caiga el agua, aquélla golpeará obr 1
f rmd del tubo en proporción de la cantidad que le caiga, y de
la altura de donde cae. En nue tro caso, el fondo resiste la fu rza
que le hacen 400 litro. de agua caycn o esde 200 metro d e
altura, y como cada litro de agua pesa dos libras, rá como . i
recibiera el choque de 32 arrobas á cada ins tante de de una al tura
de 200 metros.
Pues tál es el esfuerzo que han de recibir las paleta le una
rueda que apare el chorro de que tratam . Cuando la altura
de donde de ciende el agua es má · grande que en nuestro caso,
se producen efectos muy curio o s n lo· chorros que al tan del
agua fuertemente comprimida, tales como el poder de taladrar
con el chorro cuerpos duros, y la rigidez de la vena líquida, que
no e deja cortar ni con cuchillo.
Llaman kilográmetro la medida de fuerza nece aria para levantar
un kilogramo á un metro de altura en un segundo d
tiempo. La uma de 75 de estas unidades la llaman caballo'
zmpor, y computan la fuerza de las máquinas en caballos, e decir,
en u ni dad es mecánicas de á 7 5 kilográmetros.
Lo 400 litro · de agua, cayendo d un metro de altura, producirían
un efecto equivalente á 47~, ó sea á cinco y tercio caballos;
do cientas veces esta cantidad, asciende á 40 ;¿-oo = 1066
caballo , que sería la fuerza total producida, sino hubiera rebajas
debidas á las pérdidas por frotamientos.
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LA PLANTA ELÉCTRIO.\. 439
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El trabajo que puede hacerse con un caballo-vapor se estima
diferentemente, según lo casos; equivale, según unos, ::tl
que podrían ejecutar tres caballos comune , de gran talla, ó á la
labor mecánica de veinte hombres. Sea como fuere, es lo cierto
que un caballo-vapor efectivo, puede pagarse entre nosotros á
peso papel por cada día de diez horas de trabajo, con evidente
ventaja para el comprador. Por el mismo dinero no se obtiene
igual esfuerzo ni empleando animale , ni á brazo de hombre.
Según esto, los cinco caballos que con nuestros 400 litros
produce cada metro de desnivel, pu den producir, convertido en
energía mecánica ó en luz, un valor de unos $ 10 diario ,
' ea $ 240 al me , lo que equivale al interés de $ 24,000 al uno
por ciento mensual. De aquí la conveniencia de economizar
ha~ta la pulgadas de caída al tratarse de una planta importante.
La Planta actual no utiliza todo su recurso , ~ino sólo los
que necesita para obtener 1 so foco de arco de á 1,2 so bujía , y
2,SO:::> lámparas incande cente de c.~ r6 bujías para el alumbrado
privado. Má tarde, cuando las nece idacle . 1 requieran, aprovechará
toda la caída disponible y el total lel agua. H y las máquina
· sólo con u m en u no 3 o caballo , menos de la mitad de
la fuerza que puede obtener c.
1 hacer el pedi o de la maquinaria e partió de la base de
que había que parar la agua de La Castro de las de Santaelena.
E ta condición que luégo quedó innece aria, co tó á la
Compaiíía n meno de $ S ,ooo oro, n pago de un duplicado
de rueda elton y tubería de que no se hace uso. Un día ú otro,
e e dinero e recobrará, por la venta de la rueda, más no así
el que costó otr e rror de apreciación, n que se pagó 1 aprendizaje,
y que e nviene eñalar para que otras compañías lo
e vi ten.
Como se no ha propue t que sin hablar gabacho no se
acierta en nada en cierta obras, dimos en que era preciso hacer
Yenir los ingenieros e .. ·tranjer s desde un principio, para que
dijeran dónde y e' m o !-'e construían los edificios para las máquina
. Qui. o, ademá , la mala estrella que se diera con unos
comí ·ioni ta que .. __ ténte, pluma!-despacharan las cargas á
los seis meses de recibidas, y eso gracia5 al envío de agente especial.
De aquí que el ingeniero electricista y el hidráulico, vinieran
á Medellín á cruzarse de brazos largo tiempo, mientras
la maquinaria dormía en Cartagena. Y como cada uno de aque-·
llos caballeros tenía su contrato en que constaba que venía á
determinado trabajo, no á lo que se quisiera ponerlo á hacer,
hubo que acudir á los antioqueños al cabo de las mil y quinientas,
para que se encargaran dé los trabajos de ingeniería corriente.
Si desde un principio se hubiera pensado en esto, y hu-
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440
biera habido alguien á quien e hubiese encargado que si<>uicra
un plan nieditado, lo· edificio habrían estado más pronto y mejor
colocados, no como ahora en qu hay áng·ulo agudo entre el
eje de la galería de las máquina y la dirección general de la
tubería.
No es esto hacer cargos á nadie, sino decir que se pagó el
aprendizaje. Supongo que las co aspa arían así: el Alcalde eñaló
por donde iba la calle, el albañil abrió las zanjas para cimientos
donde le seiíalaron, y nadie pensó en fijarse en cómo
vendría la tubería, porque á nadie se había encargado le que
cuidara del conjunto.
Para que no q u de títere con cabeza, mi en tras me deseabezan
á mí por metido en tod , he de hacer la crítica del contrato
de la Em¡ resa en lo relati,·o al tiempo otorgado para la
instalación de la Planta, y á la calidad del alumbrado público
pedido á la 'ompaiiía.
Los do años concedid s para 1 montaje bastahan para la
in. talación, i no se atraviesan los comisionistas d marra , con
:u ·empiternas embu teras promc as. Per con este plazo habr
·í iempre que hacer 1 enorme di parat que hicimo : pedir
la maquinaria al primero que ofrezca v nderla, y pagarle lo que
pida por ella. Si la Junta ir-..ctiva abre concur y e pone en
situación de e coger acertadamente, dando la preferencia éÍ la
ca. a que la merezca, el montaje no estaría á lo do. aiios de
flrmaclo 1 contrato, ino me liando circunstancias muy favorable
.. Porque mientras van los plano· y la. especificacione., y
la. fábricas e.·tranj ras mandan proyecto. y pre upuestos, y la
Junta estudia propuestas, y comunica sus b'en·acionc ·, pasa
bastante agua por debajo de los puente .
Lo. 1 so foco de arco de á 1,250 bujía para alumbrado ptíhlico,
y · u colocaci 'n á foco por esquina, me recuerdan un ras go
de determinaci 'n del trazado de un ferrocarri 1 ru ·o .
Era me upongo, una esión de altos dignatarios, de tinada
á di ·cutir la condiciones de una vía ~'rr a del Imperio mosc
vita. El inrreniero contratado asiste, pronto á suministrar su
concurso de hombre de ciencia, á fin de que la vía. quede buena
y barata. Despué de que, previa e ·citación del autócratél, cada
cual ha dado ·u parecer, el Zar pide la carta del Imperio, toma
la pluma, cñala en el map't, y dice: por aquf. El ingeniero . e
inclina, y el ferrocarril se hace pasando por donde seííaló el trazo
imperial.
Así de la determinación de la cantidad ele luz, y de su di -
tribución, para alumbrar esta pacífica villa.
Dos casos se presentan al e tudiar el proyecto de alumbrado
eléctrico de una población, según que ·e disponga de la ca-
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LA PLA~TA ELÉ 'TRICA 4l1
pacidad ele la planta, ó que se trate de crear planta suficientemente
capaz para una población dada.
En el caso en que e tiene la cantidad de luz, se hace la
di tribución de la manera más conveniente, economizándola
hasta don le es posible, á fin de que alcance á cubrir el arca total
por alumbrar.
Cuando se puede ten .r toda la luz que se necesite, se calcula
la distancia de los foco , la altura á que han de colocar e,
la intensidad que han de tener, etc., cte., para que cacia sitio
tenga la cantidad de luz apetecida; y se da á la planta una capacidad
mínima que alcance para todo.
omo un parque requiere condiciones de alumbrado diferente
de la de una calle, y las calles más concurrida· deben
qu dar má · claras que las calleju las, es natural que no todos
los foco: tengan una mi ma intensidad, ni ean colocado~ ú
cualesquiera distancias, y á alturas caprichosas sobre el uelo.
¿Quién ha preví ·to, v. g., si las esferas lumino as de lo._
foco de nue. tro parqu s van á dejar sobre el suelo fajas oscura
? ¿ ~uién garantiza que haya suficiente luz en parque y
calles?
Pues, in much n go de qu dar mal, puede anunciarse
que el alumbrado · rá e ca o en l\1edellín. En un proyecto de
alumbrarlo que discute L. Vigreux para una población ele
20,000 habitantes de. tina 500 caballos para producir luz suficiente,
mientras aquí tenemo. 380 para alumbrado púllic y
pri\'acio, por 1 pr nto. Y sin embargo, ahí sobra á la Compaiiía
la mar de luz.
Ya que la empresa es casi íntegram nte del Distrito y del
Departamento, bien hubiera estado consultar á tiempo á alg-ún
F. Gómez, que calculara cuánta luz se requería, y cómo había
de di tribuírse, y pedir ese alumbrado á la Compañía, en catnbio
de la suma mensual que se le paga, y las otra gangas que
tiene.
e dirá que más fácil que meterse en tantos dibujos es
echar á foco por esquina. ___ 'so mismo pensaba en su caso el
Zar e marras, me figuro, cuando trazó su rasgo sobre el mapa,
lo que tampoco es mucho acertar, que digamo , en el manejo ele
asuntos eríos .
Y para que se vea que en todas partes se cuecen habas, y
\'Olviendo á la instalación, señalaré un defecto muy visible en
la colocación de las máquinas, consistente en que todas las correa
tiran de un mismo lado del eje principal. o ha habido
quien apunte en abono de tan extraño montaje otra razón sino
la de que así consta en los planos enviados por la casa fabricante.
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442 EL :::'IIOX1'A~ÉS
Esto, por supue to, es una razón tan poderosa como la que
habría habido para colocar, in remachado , unos tubos que ,.¡nieron
con costuras longitudinales por entre las cuales cabía el
dedo meñique, y que habrían dejado escapar la mar de agua,
ólo porque así los enviaron los místeres.
Y á propósito de cierre de los tubos, haré constar con suma
complacencia, que la remachada se ejecutó por obrero del paí
á maravilla, mucho mejor de lo que se prometía el ingeniero
hidráulico enviado por la ca a Pelton.. E te seíior hablaba de
r-- ···-~·· ~- -- ----~=:....:..----___,-__
1 ¡
que habría que echar en ~1 tanque serrín de madera para tapar
las salidas que era de creerse quedaran en la remachada de los
tubos, y el hecho es que los tales tubos no se salen por ninguna
parte.
La remachada de los tubos fue obra verdaderamente laborio
a, que con istió en unir, unos á otro , 420 tubos de 24 puladas
de diámetro, metro y medio de largo y hasta medio centímetro
de grueso en la lámina. Cada tubo lleva cosa de 8o re-
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LA PL.ANT 44B
maches en la juntura con el vecino, y gran parte de aquellos remaches
se amartillaron estando al rojo.
Dejemos los tubos y bajemos á la rueda motora, que es de
hierro fundido, de unos 4 pies de diámetro. En la uperficie
de la rueda, en vez de los cajones que tienen las ruedas de lo
trapiches que todos conocemos, tiene ésta unas como cajita
abiertas, de hierro, aseguradas firmemente á la llanta, y en ella,
recibe el choque del agua. El rasgo típico, y lo que hace el m'rito
de la invención de esta clase de ruedas, está en que el chorro,
que sale recogido por una boquilla ang-osta, pega á cada
cajita en la dirección má fa\'orable para producir movimiento,
es decir, en la dirección de la tangente á la circunferencia en
aquel punto. Cualquiera puede notar fácilmente al voltear una
rueda, que sólo en determinada dirección se aprovecha con\ enient
mente el e fuerzo muscular; y de este hecho se apoderó
un ob. ervador atento para crear una rueda que ha hecho una
revolución en la industria. Por supuesto, aquella idea debió producir
dinero al in\'entor, mediante alguna patente, como e ele
u o en t0das parte , i no es que otro le hubiera salido al pa o
de muy original manera, como pretende una versión que oí,
pero de cuya \ eracidad no re pondo.
E e l ca o que el in entor original, tupido algtín tanto al
calcular la consecuencias de su hallazgo, no se fijó, al pedir su
patente , sino en la condición de tangencia del chorro, y lo ech ó
á la rueda por la parte de arriba. Apenas se conoció d bu sili
de la cosa, cuando otro, más listo, e fijó en que haciendo ll egar
el chorro por la parte de abajo, se ganaba en todo ca o una caída
igual al iámetro de la rueda. Pedir una nue a patente d e
mejora, y anular de un g lpe la original, fue todo uno. Y aquí,
l e ctor, " i dijerde ~ er comento, como me lo contaron te lo
cu e nto."
La r·ueda lleva un adminículo llamado regulador, tan útil
como curioso. Parece un animal vivo, cuya tarea fuera estar reparando
si por la boquilla pasa más agua de la precisa, para cerrar
un poco la salida; ó si está pasando algo menos de la que
las máquinas requieren, para agrandar el orificio de la boquilla.
Consiste el tal regulador, idea del insig·ne W att, en un par de
pelotas metálica que cuelgan á uno y otro lado de un eje vertical
que las pone en movimiento. El movimiento giratorio
aparta las esferas del eje, más ó menos, según la rapidez con
que se haga; y aquel subir ó bajar de las esferas hace mover
una palancas que obran sobre el orificio de salida del agua, automáticamente,
como dicen los mecánicos. Da gusto ver como
aquella maquinita agarra ó suelta yá uno, yá varios dientes de
un engranaje, cual si supiera lo que está haciendo.
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Fig. I . Tomada ele la :\fccánica de lo.
Hermanos Cri. tiano ·.
A A', je vertical, con movimiento
rotatorio.
A C, ~ D, yarillas articuladas
en A, con movimiento de
subida ó deseen o.
lli, .~.W', esferas pe actas unida
á A C, ~ D, en lo extremo:,
y que giran alrededor d A /1'.
C E, F D, varilla. ar~icuhdas
en C, JJ, unidas á un collar
E F, que sube ó baja á 1
largo de 1 ~1', según el aseen.
o ' d scen. o de la. m a a·
llf, ~f'.
G O JI, palanca con codo,
cuya acci 'n abre ó cierra mfts
ó meno. el orificio de salida
del agua.
El regulador de que e habla, hace un par el muy importante
en una instalación eléctrica, porque de la con ·tancia de la
rapidez con que ·e muev n las máquina , dependen muy pecialmentc
la· buena condicione· ele la luz eléctrica. El eje principal
el be mo,· r:c á 420 vuelta. por mir.uto en la maquinaria
de . ta Planta, para ten .r una· 920 rc,·oliiCionc<.; en los dinamo ..
Al eje de la rueda Pelton, que e el eje principal de la Jnaquinaria,
de una 4 pulgadas de diám tro, Yan adh rila: polca·
qu comunican el movimiento á las máquin·t · eléctrica , ó . e
C.J
~ --t:
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':~3 cr. ~
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LA PLA..l~TA ELÉCTRICA 449
U na vez salida la corriente al alambre exterior, se lleva á
las lámparas, ó á otros dinamo!: invertidos, que la vuelven á
trasformar en movimiento, destinado á ser utilizado en lo talleres,
á grandes distancias si es preciso.
Siguiendo la corriente á través del alambre al separarse del
dinamo, hay que distinguir el caso de llegada á una lámpar?. Incandescente,
del de llegada á una lámpara de arco.
En una lámpara incandescente, la corriente tiene que atra,
·esar un hilo delgado de bambú carbonizado, que por lo delgado,
y por ser mal conductor, se calienta hasta ponerse luminoso.
N o se consu1ne rápidamente por estar entre una ampolleta
de vidrio sin aire.
La corriente, al llegar á una lámpara de arco, penetra por
uno de los carbones, le arranca en la punta innumerables partículas
que saltan al carbón opuesto encendidas con luz vivísima,
y pasa en ese flujo de menudísit:1as chispas que forman lo que
llaman arco.
Siete son las máquinas montadas actualmente, unas para
la lámparas de arco y otras para la luz incandescente. Con el
ti m'po, y cuando el pedido de luz ó de fuerza lo requieran. la
Compañía montará más dinamos, hasta agotar el alcance de la
caída total, capaz de unos I .ooo caballos nominales, como se dijo
Es incalculable el beneficio que una población como Medellín,
puede derivar de una Planta eléctrica tan capaz como la
actual. La luz, que sale mucho más barata que la común, que
no calienta ni corrompe el aire, aunque es lo que más ha llamado
la atención entre nosotro , tiene menores resultado benéfico
que el uso de la fuerza, fraccionada y abaratada hasta quedar
al alcance de todos.
P:ua tener una potencia de unos tres ó cuatro caballosvapor,
suele requerirse en el caso común, ó una rueda de agua,
ó una caldera de vapor. Para lograr la rueda hidráulica, hay
que tener agua suficiente, con declive considerable, y espacio
para colocarla, etc. etc., condiciones que no se hallan á la vuelta
de cada esquina. La caldera no requiere tnenos condicione ,
pues pide maquini ta, combustible, etc.
Al revés pasan las cosas con la fuerza que proporciona una
corriente eléctrica: por una pulgada de agujero le entran á
Gualquier prójimo un alambre á su cuarto, y en un rincón le
acomodan un aparatico que, sin ruidos, sin polvo, sin más que
\'Oltear una palanquita, le suministra uno, dos, tres ó más caballos
de fuerza.
U na comodidad semejante puede cambiar por completo la
faz de una población, haciendo brotar industrias que, dando
ocupación á innumerables brazos, traigan el bienestar á muchos
hogares.
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4.)0 EL )IO"NT AÑÉS
Esta es una de las face:::. más halagadoras del porven1r d e
la Planta medellinense, que, Dios mediante, erá eguida d e
otras análo c.rct en las poblaciones del Departamento en que hay
comudidade para montarlas.
Una. de la riquezas naturales más abundante en el territorio
antioq ueiio, e la fuerza motriz que puede obtener e de la_
corrientes de agua que bajan desde grandes alturas á hondonadas
profundas. Las comodidades de todo género, propia par.1
hacer fácil y amable la vida social, así como el bienestar general,
preci o para vacar á las labores de la cultura intelectual y
artí tica, dependen, en mucha parte, de que nue tros industriales
aprecien en lo qne valen las inmen a fuerzas almacenada.
por la naturaleza en las laderas de 1iue tras montañas.
El aprovechamiento mismo de e to recur os naturale , ería
un estímulo para tánto jóvenes ingeniero , capaces, como
los q u " m á , de familiarizarse con los detalle de la ciencia el 'ctrica,
y que hoy care cen de e.' tímulo para perfeccionar e tudi
que sólo nece itan el sello de la práctica para er perfect o .
El porvenir pecuniario de la Empre a no e meno halagador,
por su lado, que el aspecto de interés social. E! ingeniero
Sr. Zapata y D. Gregorio Pérez, han calculado que las entrada.
probable.s de la Planta actual, sólo 386 caballos de fuerza, cubren
todo. lo gastos de explotación y · l jan una utilidad d e
m ·'ts de $ 78,ooo anuales. Esta suma a · ciende al 30 ° ¡ 0 d e
$ 250,000, y com o á un 22 ° ¡ 0 anual d e l verdader capital empl
ado qu e e · de $ 350,000. ~uedan la e ventualidade · que
hay el e que en un p o r venir pr , rimo e aproveche mayor c antidad
d e la fu e rz·t con eguida. acta uno e a ún u temperamento
y su c o n o cimiento d e lo recur. os locale , aluará e ta co ntingencia
en m á ó en menos. Y o, com ptimi ' ta con vencido ,
ten o por s guro que no pa arán diez años in que se haya
agotado íntegramente la capaci ad de la Planta, y e aprecie lo
que h~cía 1 que di putó las pulgada de caída al ni elar la
accqllla.
Junio 30.
Cuajaban yá las sombras de la tarde del 7 de Julio de 9 .
pretada y nerviosa muchedumbre colmaba el Parque de Berrío,
contando impaciente los instantes que acercaban la hora señalada
para la inauguración de la Planta.
Lo mil vagos murmullos de la multitud . cesan de repen-te.
___ Algo como un soplo de la región de lo desconocido pa a
por sobre las cabezas de aquel pueblo, y una repentina claridad
reemplaza á las tinieblas. Un inmenso clamoreo desahoga los
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REsE:S{A 1\fE~ T: L 461
pechos comprimid os , y saluda la aparición de la corriente eléctrica.
Confundido entre aquella muchedumbre, me sentí s acudid o
cual i me hubiera atravesado la corriente. Con los ojo. fijo s en
uno de aque llos fanale de limpia luz, que atraían mi vista cual
1 imán al hierro, dejé vagar mi fansasía calculando las consecuencias
de aquella hora en el porvenir industrial de Antioquia.
¿Comprenderá este pueblo-Titán Laborador-que ha con umido
su energía en lucha desigual con la naturaleza, la talla del
nuevo in trumento que se le ofrece? ¿Cómo dudarlo en momentos
n qu e aclamaciones atronadoras impiden oír el Himno de la
Patria , tocado en honor del huésped maravilloso? i lo dudaré
nunca! No sólo cuando se oye el I-Iimno Nacional se tiene
fe en lo s de tinos de la Patria.
Julio .
] M . Esc ov P.
( Dl P P E .' I O ~E ." PEP ·o. '.\LÍ SL\L \ . · )
~é <•úrno pndi rn, mpezar hoy 1ni traqn t atlo r '<' Üar. in
P. ontar {t lo: qn hnn de ·ufrírm lo, al pn bliqnito nlÍo, (1lH'
~ ,,, ... ,-.,-~ ........ apar eió . á lu p rada nov la u amn l \ lá. 111 z-cl
\~rf?~qn e :s ·ribió ~fcub·e !- cal o d le r Al Pie del Ru iz .
"( y ____ . . y {l m pezar tra v z, pu toy mp ·ñantrañarl lo defecto. -qn ha d tenerlo -y en l
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
Tipo de contenido:
Prensa
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El Montañés: revista de literatura, artes y ciencias - N. 11
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Érase un verso
De la mano de algunos de los mejores poetas de los siglos xx y xxi revisitamos en verso cuentos de hadas tan conocidos como La cenicienta, Caperucita Roja o Rapunzel. Algunos de los ilustradores que han trabajado en la editorial en estos 15 años de andadura dialogan gráficamente con los poetas en un volumen maravilloso que es también un muestrario del concepto de libro ilustrado que tenemos en Nórdica.
Fuente:
Digitalia
Tipo de contenido:
Libros
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Églogas
El amor y el descubrimiento de la naturaleza, aparece en las tres églogas. En la primera, el autor habla por boca de dos pastores: Salicio, que se lamenta de haber sido rechazado por Galatea, y Nemoroso, que llora la muerte de Elisa. Ambos personajes corresponden a dos períodos biográficos de Garcilaso, el de su amor no correspondido por Isabel Freyre y el de la tristeza causada por la muerte de ésta.
Fuente:
Digitalia
Tipo de contenido:
Libros
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