Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Cargando contenido
¿Qué estás buscando?
  • Escribe palabras clave como el título de un contenido, un autor o un tema que te interese.

  • Búsqueda avanzada

Seleccionar

Grupos de contenidos

Filtrar

Tipo de colección
Tipo de contenido
Idioma
Licencia

Estás filtrando por

Haz seleccionado nuevos filtros para tu búsqueda. Para aplicarlos, haz clic en “Aplicar filtros”.

Se encontraron 4634 resultados en recursos de contenido

Con la frase Poesía.

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Últimos poemas en prozac

Últimos poemas en prozac

Por: Fabián Casas | Fecha: 2019

… A un poeta/ se lo olvida más rápido que a un paraguas./ ¿Y a un marido?" Suerte de aleph borgiano con ecos del Prufrock de T. S. Elliot, todo parece caber en este nuevo libro de poemas de Fabián Casas: el amor, el rencor, la paternidad, la angustia, los tranquilizantes, los celos, el deseo, el paso del tiempo, la impermanencia de las cosas, la filosofía de Nietzsche y de Kierkegaard, el clonazepam, el matrimonio, el fin del matrimonio, el cine de Cronenberg y de Kaurismäki, la meditación, la poesía de Donne y de Pound, el humor, las canciones de los Beatles y de José Luis Perales, la soledad… Como dice un poema al hablar de Aki Kaurismäki, cada línea tiene un sentido profundo y vertical en su sencillez. Con una conciencia de sí y del mundo exacerbada, de a ratos compasiva y en otros feroz, Últimos poemas en Prozac traza el derrotero de una separación y el viaje tentativo del dolor a la redención, que llega de la mano de la farmacéutica, de la sabiduría budista, del amor filial y de la poesía, ese instrumento a medida que Casas fabrica para procesar la experiencia del dolor y transformarla en pura belleza."
Fuente: Planeta
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Últimos poemas en prozac

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Compartir este contenido

Últimos poemas

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Ópera lecta. Antología poética

Ópera lecta. Antología poética

Por: Pilar Paz Pasamar | Fecha: 2001

Pilar Paz Pasamar nace en Jerez de la Frontera. Sus primeros poemas ven la luz en el diario Ayer de su ciudad natal. A los dieciocho años publica su primer libro de poemas Mara, prologado por Carmen Conde. Junto a autores como Fernando Quiñones, José Caballero Bonald, Julio Mariscal y José Luis Tejada, entre otros, constituyeron el grupo Platero de Cádiz. Pertenece a la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz y a la de San Dionisio de Jerez. . < La voz femenina -y poderosa- más alta de la actual poesía española es Pilar Paz. La he escuchado desde hace demasiado tiempo para equivocarme. Ya en...
Fuente: Digitalia Tipo de contenido: Libros
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Ópera lecta. Antología poética

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Ó

Ó

Por: Nuno Ramos | Fecha: 2014

"Entonces algo como canto sale de algo como boca, algo como una o, un ó enorme que toma primero los oídos y después se extiende por la espalda, el vello del vientre, hecho un escombro bonito, un naufragio en lo seco, un puñado de arroz lanzado hacia lo alto, y es en nuestra voz el llamado lejano de una campana, canto y me asombro con eso…" "En Ó, la habilidad para entrelazar voces diferentes ubica el texto en un área del lenguaje en la que las diferentes olas de géneros se encuentran sólo para perder, cada una, su especificidad –escribió Florencia Garramuño–. Ni narrativa ni poesía, los textos...
Fuente: Digitalia Tipo de contenido: Libros
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Ó

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Íntegra

Íntegra

Por: Gonzalo Rojas | Fecha: 2013

Volumen que reúne la obra completa del poeta chileno, ampliamente reconocido en el ámbito hispánico y considerado heredero de las Vanguardias Literarias del siglo XX. Se incluyen, entre otros, textos de la La miseria del hombre (1948), Contra la muerte (1964), Oscuro (1977), Transtierro (1979), Del relámpago (1981), 50 poemas (1982), El alumbrado (1986), Antología personal (1988), Materia de testamento (1988), Antología de aire (1991), Desocupado lector (1990), Las hermosas (1991), Zumbido (1991), Río turbio (1996) y América es la casa y otros poemas (1998).
Fuente: Digitalia Tipo de contenido: Libros
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Íntegra

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Ínsulas forasteras : Canarias desde miradas ajenas

Ínsulas forasteras : Canarias desde miradas ajenas

Por: Victoria Galván González | Fecha: 2009

ínsulas forasteras. Canarias desde miradas ajenas explora en la escritura de una serie de autores foráneos -artífices de la palabra, marineros, eclesiásticos, historiadores, hombres de acción, viajeros, botánicos, científicos...- que en algún momento de sus vidas han imaginado, construido y proyectado el territorio canario en sus obras. Se examinan así no sólo la visión de los que han pisado esta tierra situada al otro lado de las Columnas de Hércules, sino la de aquellos que nunca la han visitado pero que, sin embargo, han especulado en torno a ella.Esta constante literaturización a través del tiempo es lo que ha llevado a analizar diversas formas literarias como la novela, el relato y la poesía, aunque también otras escrituras como las crónicas, el diario o el ensayo.
Fuente: Digitalia Tipo de contenido: Libros
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Ínsulas forasteras : Canarias desde miradas ajenas

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Ínsulas extrañas y famosas en el Siglo de Oro (Ínsula nº 901-902)

Ínsulas extrañas y famosas en el Siglo de Oro (Ínsula nº 901-902)

Por: AA. VV. | Fecha: 2022

Ínsulas extrañas y famosas en el Siglo de Oro Simone PINET / Islas caballerescas: de la ínsula al archipiélago Marcella TRAMBAIOLI / Islas mágicas y hechiceras insulares en La hermosura de Angélica de Lope de Vega Rafael MALPARTIDA / Islas extraordinarias en el Jardín de flores curiosas de Antonio de Torquemada Rosa PELLICER / Todas las islas del mundo: el Islario general de Alonso de Santa Cruz Gabriel ANDRÉS / Verdadera relacion de los sucedido en 1565 en la isla de Malta, por Francesco Balbi da Correggio Aurora GONZÁLEZ ROLDÁN / Tenochtitlán, la isla ignota Omar SANZ BURGOS / Conquista de las islas Molucas: crónica de la lucha por las islas de la Especiería Miguel ALARCOS MARTÍNEZ / Ténedos, isla real e imaginaria. De su percepción en la Antigüedad a su concepto virgiliano y su influjo en Ercilla Jesús PONCE CÁRDENAS / Sea, sex and sun: Sicilia en la poesía aúrea Aurora EGIDO / El archipiélago cervantino Julián GONZÁLEZ-BARRERA / Lope de Vega y Cipango, la isla del Oro José Enrique LAPLANA GIL / De Santa Elena a la Isla de la Inmortalidad en El Criticón de Gracián: "poco antes nada, y poco después humo"
Fuente: Planeta
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Ínsulas extrañas y famosas en el Siglo de Oro (Ínsula nº 901-902)

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  El Montañés: revista de literatura, artes y ciencias - N. 11

El Montañés: revista de literatura, artes y ciencias - N. 11

Por: | Fecha: 01/01/1898

---------------- ----- Revista de Literatura, Artes y Ciencias. D l l~ EUTO 1~ (§ 1!Jttel I: 1fDtt:e. AÑO l. Medellín, Julio de 1898. Número 11. Negat;vo de G. Escovar. Cliché de Rodríguez y Mesa. EDUARDO ZULET .. -L! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 414 EL IOXTA5JÉ "DIAS OB CUROR" RI: , ya que u tedes han leído tánto escritos di­ferentes obre la novela de Eduardo Zuleta, poco trabajo les dará leer uno má , que no e ni en favor ni en contra ; del autor, tono muy difícil de hallar tratándose c1e Tic - 1rr~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DE NI~O Es noche de rumores; Desde el azul del cielo, titilantes, Las estrellas en ían sus fulgore Están las calles solas; 1 través de las rejas se dilata El murmul:o de tiples y bandola. · La luna envía claridad de plata En impalpables, luminosa ola · e percibe el lamento Del río, en cuya. ondas . e dibuja Jirón de nube que remece el viento: Un iris temblador, cada burbuja Y un uspiro parece cada acento. Duerme aturaleza, Y pcrfu mes y notas confundidos De su entrañas á brotar empieza; Tiritando de amor ntre u· nido Lo pájaros sacuden la cabeza. Sueña el torrente que en su claras ond:. Pálic!a ninfa de belleza extraña La cabell ra de gued ja blondas Y el fin mármol de su seno baña. En las noche. de luna, Cuando el cielo está azul y el alma sueña ¡Cuánta dulces escena , u !la á una, He i to de filar de la risu ñR Morada n donde se m ció mi cuna ! Como grata quimera, el fondo del recuerdo sonr'icnte Resurge Carmencita, la hechicera, Con un mar de ilusion s en la frent , Y en los purpúreos labios una hoguera. A u solo recuerdo, palpitante , Reviven en mi sér dichas sin nombre, Y vuelvo entonces á creer-co mo antes- En Dios, en la mujer. ___ ¡y hasta en el hombre ! Radiante de hermo ura Ella; y yo radiante de alegría, alímos á vagar por la llanura. ¡Oh Dios! que mi razón enloquecía Con su gesto de regia trave ura! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DE NIÑO La gasa tembladora del corpiño Sobre su blanco cuello descubría Un pequeño lunar que parecía Como a ustado en ese mar de armiño. Recuerdo la mañana: Todo luz, todo amor, todo sonrisas; De rica urna de encendida grana Se elevó el sol; la vagabundas brisas Traían perfumes de re o- ión lejana. P rezo a las nieblas y en jirones Flotaban por el aire, blanquecinas ____ _ _ Tal a. í he vi to bellas ilusione. Deshacerse de mi alma entre las ruinas. Corrimos largamente Por hu e rtos y campiñas, animo os; la orilla del límpido torrente Admirámos los tumbos capricho o Bañados por un sol r plandeci nte; La vieja selva y us altivo tronco \ isitámo , de mágica frescura; La catarata con sus grito broncos, La enhie ta cima, la feraz llanura ___ _ Con mírnica estupenda, Y por lar á us fuerzas un ali i , l\1c convidó, baj la agre te tienda desean ar, de protector suribio. -Como quieras-la dije, y, complacient<.. u pasos guié con reprimido anhelo Pensando que brillaba de repente Más luz n s us pupilas y en el cielo. Gozando anticipado El triunfo más hermoso de mi orgullo, Y tambi 'n por oír el delicado Acento de su voz, que era un arrullo, La pregunté, onriendo enamorado: -Con qui 'n va á casarte cuando crezca:? Dímelo á mí, puesto que soy tu amigo . __ _ Brilló el rubor en sus mejillas frescas Y-"Yo no sé-me respondió. _____ ¡contig '" ¡Oh, cuán dulce es la vida Del recuerdo! ¡ Oh, cuántas cicatrice 4:27 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ·L. EL ")IONTAXÉ Honda-;; el alma, sin saberlo, olvida, Cuando los ojo vuelve á las felice , Lejanas horas de esa edad querida ____ ! ¿ Dó están los sueños de mi edad temprana? ¿ Cuáles viven de aquellas ilusiones ? U nos murieron como e puma vana, Y otras viven ¡oh sí! pero en jirone FEDER IC C. HE~ O. EL PERDON (Para El Jlfontai'it!s. ) La borra co a mar, domando su ira, Extendióse convulsa, y miró al sol. Luégo, sintiendo u amargura inmensa, Su soledad sin límitcs, ______ llor'. Y de la e encía amarga de us onda , Del a tro rey unida al resplandor, Como gota de llanto, en sus abism os Bellísimas las perlas e parció. El tempe tuo o ccrazón humano, Por la injusticia herido y la traición, Con toda la amargura de sus lágrimas U na perla no más, una formó. Y negra fue como el dolor, brillante Como los grandes sacrificios son, Y tánto su valor, que en su corona La puso Dios, y llámase perdón. ADOLFO LEó T GÓMEZ . Mayo 2 de 1898. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. U.J. DE:~IONIO ANFIBIO 429 ----------- UN DE :\I OX IO ANF I J ~I O donde el Porce corre, libre é io·norado, entre sel­va desierta , de de el gran cobertizo de paja, sin paredes, ' ituado en la última eminencia de un contrafuert de la cordillera, divi aba yo, en medio de la noche oscura y rena, en la e trecha playa del · Cagi.ií, recientemente de montada, numer . a luces, que parecían andar sola , ncontrar e, eparar e y volver, de tiempo en tiempo, á refun-dir e en un arupo má numero o, que perman cía e tacionario á la orilla del río . .... quella tarde habíamos terminad el caballo, ólido dique que el min . ro del Porce, á fuerza de habilidad y de audacia, e nstruye de de la orilla ha ·ta el centro del río, con madero , fr ndas de palma y b juco , ape antado · p r t neladas de pie­dra que se uspendcn d i aparato mismo, con el fin d aman­ ·ar en aquella parte la ímpetu idad le las agua·. r\cosadas y comprimida ' ta n la otra mitad del cauc , forman hervide­ro y r mpiente , que con t rrible e . tré pito ·e atropellan, e. ta­llan, se derrumban, azotan lo peña co , 1 arraigan lo árbole , y in ce . ar renace n, para alejar e, entretejiéndose en e pumoc:;a y gigante ca trenza. ía y noche amenaza aquella vorágine arra trar el dique, y con él á lo hombres que así se atreven á profanar al rey de los t rrentes de nue tra montañas, para dis­putarle u te oro~. uando se logra domeñar la corriente del Porce, e nece­~ ario no perder minuto en la ej tracci ' n del ca ca jo aurífero que contiene su lecho; porque cu3.lquiera avenida intempe ti va arra­. ará las costosas con truccione , que sólo podrán rehacer e Cü el verano siguiente, á co ta de nuevos sacrificio . Por este moti\ o, la mitad de mi cuadrilla de vcrancadorcs, en ntímero de quince, hacía el primer cuarto de la noche á la escasa luz ce la velas que titilaban en la playa. egros retinto~ de la orilla del echí; mulatos de tipo gipcio; tal cual indio e pigado, ágil y altanero, como on todos los nué tros, y, predominantes en número, lo blanco de las cordillera , de frente y nariz rectas, y tupido bigote; todos lo tipos, en fin, que pue·blan el Departamento, están allí repre en­tados. Con excepción de tres ó cuatro ca~·maucs, viejos del río, tuerto el uno, manco el otro, todos señalados con cicatrices, y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 430 con dedos de meno en las man , marca· glorio a de la l11Cha · c on el río, y de las barberas y machete os. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. -±34 EL ~IO).fT XÉS Dios, y de perder . una suerte tan bonita, e pu ieron á char bal o , con linterna de cala\·era pintada·, y con boletas pa los que estaban má abajo, diciéndoles que de ocuparan pronto, que el río reclamaba sus ladera . Siempre será el aguardiente que les ayuda ..... -¿Y en qué paró fío Antolino ?-preguntó, con voz no muy firme, un muchacho de Belmir2, primerizo en los \ eraneo del Paree. -Cálle e la boca! Si e o fue lo peor de todo! Yo siempre creo que lo que lo agarró no fue el Diablo, . inó algún dijunto · porque en lugar de ganarle fiebre y calor alto, lo que le cayó fue un hielo y un pasmo, que desde e a mi ma noche . e pus de no apagarle ela. Yo le acudí con coladitas, con caldito de co­< fOte, con sustancia de gallina vieja; yo le hic'- toda clase de medecinas c:alient : que yá sahumerio. de bagazo· que yá be­bidas de brctónica y de ruda de ca. tilla· pero ¿ pa qu '? uan­do lo saqué á Zea e:taba que se ·entaba ·i 1 ·entaban; y pa echarle de comer había que abririe la boca con el cabo el mo­lenillo. Todo el oro que habíamos sacado lo ga té en la enfcr­medá; y con el último castellano pagué el entierro. Lo que fu yo, quedé de jíquera. Cuando la vieja terminó u relato, dio u e trident llama-da el dt:spcrtador, que había ido pue. t n la doc . Yo me in-e rporé en mi cama de palQ ·, que . ólo . diferenciaba de la otra en u po ición ai lada, pue eu aquella. lucha.· del trabajo, que pa an ignorada. en el fondo de nue ·tro · hondo valle·, rei­na la más completa dcm cracia. Llamé á lo miner para el segundo cna; to, que yo debía a istir pe¡-- na! mente; pero, con­tra todas mis pre isioncs, ninguno e movió. Era claro que la historia de ntonino había producido 1 efecto de. eado 1 or la narradora, y que aquel día no tendríamo trabajo. ¿ ....... uién hará trabajar á un antioqueño contra u voluntad? Poco clcspué vi alir del rancho el bulto negro de un hom­bre alto, delgado, con largo brazo·, que pendían lán ruidc: men­te. alí tras él, para averiguar quién era, y para ir á informarme del resultado del primer cuarto. Era Ba ilio, 1 zaragozano lla­mado, por antonomasia, el Baja·o en nue tro campamento. -H:ombre, Basilio,-le dije-á ti no te da miedo de que te lleve el Diablo, zabullendo en día de fie ta ? - J esú, pue qué me va á dá, ca ca jo! Si yo fu í er Diablo que enaañotó á ño Antolino, cascajo! -Cómo así, Ba ilio ? -Pue, señó, que mi escalbadero etaba colgao de arena, ca ca jo ! y yo metí travesía pol debajo de agua, ca ca jo! pa co­jé una cateá en er de los an"ibeilos, ca ca jo; cuando liega er Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA. PL. NT ELÉCTRICA. mardito lanúo ( 1) y me aguanta de una canilla, cascajo! y 1 no lo er;cuello, me joga, ca cajo! N o pude contener la risa, al Yer la cándida imprudencia con que el Baje1~o se declaraba autor de la muerte de Antonino; y como me detuviera, para encender mi linterna, el bellaco del negro echó á andar adelante, cantando, á , -oz en cuello, el ,-iejo cantar popular: Dicen que yo oy el Diablo, Y o no o y el Diablo, nó! Yo me confie o en Remedios Y oigo m1sa en \ olombó. Junio de 189 . T ' LI DB 1\1 l'])ELLÍ . :PI ·.\. r mucha crente· que píen an que en. e. tos paí es de e. ca ·a civilización mat rial, no puede realizarse ninguna mcj ra trasc ndental, ino echánd se en brazos de ex­~~~ tranjero , en contratos que salen á la Punchard. Tal '" pcr uasión va co tándonos lo uficientemente cara para que empccemo. á preguntarno si . erá verdad que, a o­ciando prudentemente nuestros recur o·, pecuniario y persona­le , no tenemos bastantes probabilidades de buen éxito en em­presas de cierta cuantía, SL!perior á los recursos aislados d nues­tras indi idu:tlidade . Y como el éxito favorable de la Compa­ilía Antioq?teila de Instalac-iones Eléctricas parece er un moti­\' O para animar á cuantos se sientan confiados en los propios me­dios de acción, quizá ea útil hacer conocer la historia de la Empre ·a, y la Planta misma. La historia de la Compañía puede ervir para mostrar á otras, que probablemente se formarán en condiciones análogas, los desaciertos habidos en é ta, como en toda empresa nueva; la descripción de la Planta y sus acceso­rio , re ponderá á un fin de vulgarización científica del ramo de lo conocimientos eléctricos, tan ignorados entre nosotros. ( 1) Lo Baj~.·ros llaman lanudos ::í. lo Arribcíios, 6 habitantes de las cordillera -, por ser é to s barbudos y Yelluclo ·. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 436 Medellín ha debido tener una instalación eléctrica, para luz y fuerza motriz, hace ya bastantes años, por do razone peren­torias: tiene con qué pagar tan útil obra; y e tá excepcional­n1ente bien colocada al pie de grandes caída de agua, propias para una instalación de e ta clase. N o es excusable que mien­tras ciudades de menos importancia se alumbran en la Repúbli­ca con luz eléctrica, Medellín siga con sus faroles de petróleo. En dos ocasiones, al menos, hubo conatos de contrato para montar una Planta eléctrica, y por fortuna, aquello no tuvo rea­lización. Y digo por fortuna, porque si alguno de aquellos con­trato hubiera tenido efecto, hoy quizá e taría el monopolio eléctrico en mano de extranjero . y á cambio de planta minús­cula , el Di trito tendría el dogal Puuclzard al cuello por años y años. Hallada la forma de contrato apetecida, cada entidad de las tres que figuran en la Compañía tiene moti o para estar sa­ti [! cha, y el patrioti mo puede alabarse de un~ obra bien ej - cutada. Para zanjar las dos grandes dificultades que pre entaba la Empre ·a, á aber, la consecusión de un capital y una admini - tración adecuados, se acudió á e te expediente: formar tres gru­po iguale entre los cuales e colectarían lo fondo::, de la 1 m­pre a por terceras partes, y confiar el manejo de la ompañía al grupo formado por los partic1:1lare , que es el que da m ay re: garantías de acierto. A e to equivale la di tribución de la · 1 o,ooo acciones de la Compañía, dando al Departamento y al i trito de á 3,333 á cada uno, pero limitando lo oto á oo, como máximo. Los particulare pueden así llevar la ini­ciati a en las A ambleas, con ólo u 3,334 otos. Esta disposición es la clave de la existencia de la ompa-ñía, porqu las exigencia de la política banderiza on el peor enemigo que pu da tener una empre a cuyo empleos hayan de er provi to por quien tenga que pagar á lo suyos ervicios de partido. Y aquí cabe parodiar al sublime manchego diciendo: " n os lo digo porque os acuitedes ni mo tredes mal talante que el mío non es de ál que de ser iros." E to es una simple verdad que nuestra ida política ha comprobado á aciedad, en­tre tirio y troyano , y ya que tan cara no cuesta, recordé- . moslá a:l inénós,· y · aproveché.mosla ·opoi-ttinárrierite. · · · · · · · Decía, pue , que la garantía de tener una admini tración independiente de las alternativas políticas ha hecho gran papel en la Compañía, la que ciertamente no habría logrado el concur­so privado sin la juiciosa cesión de la administración á que te­nían derecho las entidades pública , según ·el número de accio­nes que suscribieron . Hay quienes ven en este feliz acierto, el fruto de la labor de la Junta Directiva del Ferrocarril de An­tioquia, empresa que debe su prosperidad á e tar administrada Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELÉCTRICA 437 ú distancia de lo intere es político , y por per onas competente . ería casi impertinencia recalcar sobre cosa tan clara , si no fuera que hay alguno que toda\"Ía no aprecian en lo que valen e sta cosas dadas por el Cabildo de la dura e , ·peri e ncia; ahí es­tá11 la· sesiones de la Honorable Asamblea, que me sacarán Y rdadero. El capital de la Compañía se fijó en $ 250,000 pap 1, como mínimo. Lo· pre upuestos eran juici o os, y la suma citada ha­bría bastado si no se hubiera notado, al hacer los estudios preli­minares, que había recurso , en arruas r caídas, para una planta m~í.s capaz que la contratada, y que, á la larga, úna m;Ís gran­el e s ería no sól má barata ino también de más pingües r ncli­m ie n tos que una chic-t. Con lo: $ :2 so,ooo e habría podicl te­ner una planta capa ·~.: de los I 50 focos de arco contratado. y al­g · un o cientos de lámpara incandescentes para 1 uso particular; p ero e n una planta chica -e habría inutilizado la e pl 'ndida caída le 200 met ros que ofre ce la l cali lad. Para la planta con tratada, habría ba taclo un acueducto de I, 500 metro ele longitud y aparatos de mucho meno p e so que los actu·lles, má. barato· y en menor número. l\1a una planta chica e locada en la parte baja del terreno, oblio-aría á colocar otra, chica también, mús arriba, para apro\·echar 1 r sto de la caída d 1 ag·ua, y la o¡)eración al ría di -pen lio ·a e n t do entido. Contando con la pro peridad, \ i iblemente creciente, de la ciucla 1, e q ui o poner una planta d e re e u r ·o: e l á . tico · hasta donde fuera po. ible; y al efecto e tomó e l agua del riachuelo antaelena en Boc ná y e eligió para la colocación del edificio de la maquinaria un punt que se halló á 200 metro verticalc. má. abajo. El lía en que convenga, e podrá aprovechar la fuer­Z't el l agua de -ele caná para arriba con un nu e o edifici al pie del alto, y una maquinaria relaci nada con la e s tación actual. De de el punt en que hizo la repre a para echar el ag-ua del Santaelena ha ta el en que empieza la tubería, el agua va por una zanja de unos o centímetro le ancha por otro tantos de honda, costeando la falda para no tener pérdida inú­til de declive. e le pu o de de ni,·el uno y medio por mil, tér­mino medio, y en verdad que habría bastado menor caída. El efecto cie per ·pectiva producido por la· profundas hondonada del t rreno, hace aparecer el acueducto con declive a cendente en vez del que debe tener, á tal punto que el que lo trazó tuvo que aguantar me es enteros las 'indirectas de lo niveladore á ()jo, que preguntaban i aquella agua tendría que correr falda -arriba. i\.1 fin, un día llegó en que al soltar la tupia se ,-io que el nivel Gurley tenía razón contra la perspectiva ,·isual, y que el agua iba zanja abajo á bu. carla estrecha cárcel de los tl.lbos. 45 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 438 EL MO~TAÑÉS Y se ganó una batalla , aunque no tan completa como ha­bría deseado quien la peleó: la de economizar la pendiente para tener mayor fuerza en las máquinas, y, por ende, mayores entra-as pecuniaria para la Empresa. Ya dije que habría bastad0 dar al acueducto menor de nivel; y para el que quiera aprove­char la experiencia adquirida, le indico que con un promedio de medio metro n kilómetro queda bien un acueducto en nuestras montañas. El largo total de la acequia resulta de unos 4,000 me­tro ·, que salen costando como$ 55,000 en conjunto. El may r co to relativo se hizo en tres túneles de unos 270 metro·, .·ten ión que hubo que reves tir de bóveda ele ladrillo, y en el pa o de una garganta rocallo a en el punto de La Castro. ~ 1 to del acueducto cue:ta men , proporcionalmente, pero ca­meno estable, dan·i mayore ga to de so tenimient . En ob equio de los no iniciado en asuntos mecánico , va­ya una digre ión de tinada á dar idea de los efecto de una caí­da de 400 litro de agua por egundo de de 200 metro de altura. upog-ámosno en el nivel del acueducto, en el sitio más al­to á que puede llegar la tu be ría por donde bajará el agua á la rueda P lton, y que aplomo debajo ele nosotros están las má­quinas, 200 metro má bajas. i de arriba hacia abajo hay un tubo ertical por donde caiga el agua, aquélla golpeará obr 1 f rmd del tubo en proporción de la cantidad que le caiga, y de la altura de donde cae. En nue tro caso, el fondo resiste la fu rza que le hacen 400 litro. de agua caycn o esde 200 metro d e altura, y como cada litro de agua pesa dos libras, rá como . i recibiera el choque de 32 arrobas á cada ins tante de de una al ­tura de 200 metros. Pues tál es el esfuerzo que han de recibir las paleta le una rueda que apare el chorro de que tratam . Cuando la altura de donde de ciende el agua es má · grande que en nuestro caso, se producen efectos muy curio o s n lo· chorros que al tan del agua fuertemente comprimida, tales como el poder de taladrar con el chorro cuerpos duros, y la rigidez de la vena líquida, que no e deja cortar ni con cuchillo. Llaman kilográmetro la medida de fuerza nece aria para le­vantar un kilogramo á un metro de altura en un segundo d tiempo. La uma de 75 de estas unidades la llaman caballo­' zmpor, y computan la fuerza de las máquinas en caballos, e de­cir, en u ni dad es mecánicas de á 7 5 kilográmetros. Lo 400 litro · de agua, cayendo d un metro de altura, pro­ducirían un efecto equivalente á 47~, ó sea á cinco y tercio ca­ballos; do cientas veces esta cantidad, asciende á 40 ;¿-oo = 1066 caballo , que sería la fuerza total producida, sino hubiera reba­jas debidas á las pérdidas por frotamientos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA PLANTA ELÉCTRIO.\. 439 --------------------------------------------------------- El trabajo que puede hacerse con un caballo-vapor se esti­ma diferentemente, según lo casos; equivale, según unos, ::tl que podrían ejecutar tres caballos comune , de gran talla, ó á la labor mecánica de veinte hombres. Sea como fuere, es lo cierto que un caballo-vapor efectivo, puede pagarse entre nosotros á peso papel por cada día de diez horas de trabajo, con evidente ventaja para el comprador. Por el mismo dinero no se obtiene igual esfuerzo ni empleando animale , ni á brazo de hombre. Según esto, los cinco caballos que con nuestros 400 litros produce cada metro de desnivel, pu den producir, convertido en energía mecánica ó en luz, un valor de unos $ 10 diario , ' ea $ 240 al me , lo que equivale al interés de $ 24,000 al uno por ciento mensual. De aquí la conveniencia de economizar ha~ta la pulgadas de caída al tratarse de una planta impor­tante. La Planta actual no utiliza todo su recurso , ~ino sólo los que necesita para obtener 1 so foco de arco de á 1,2 so bujía , y 2,SO:::> lámparas incande cente de c.~ r6 bujías para el alumbrado privado. Má tarde, cuando las nece idacle . 1 requieran, aprove­chará toda la caída disponible y el total lel agua. H y las má­quina · sólo con u m en u no 3 o caballo , menos de la mitad de la fuerza que puede obtener c. 1 hacer el pedi o de la maquinaria e partió de la base de que había que parar la agua de La Castro de las de Santa­elena. E ta condición que luégo quedó innece aria, co tó á la Compaiíía n meno de $ S ,ooo oro, n pago de un duplicado de rueda elton y tubería de que no se hace uso. Un día ú otro, e e dinero e recobrará, por la venta de la rueda, más no así el que costó otr e rror de apreciación, n que se pagó 1 apren­dizaje, y que e nviene eñalar para que otras compañías lo e vi ten. Como se no ha propue t que sin hablar gabacho no se acierta en nada en cierta obras, dimos en que era preciso hacer Yenir los ingenieros e .. ·tranjer s desde un principio, para que dijeran dónde y e' m o !-'e construían los edificios para las má­quina . Qui. o, ademá , la mala estrella que se diera con unos comí ·ioni ta que .. __ ténte, pluma!-despacharan las cargas á los seis meses de recibidas, y eso gracia5 al envío de agente es­pecial. De aquí que el ingeniero electricista y el hidráulico, vi­nieran á Medellín á cruzarse de brazos largo tiempo, mientras la maquinaria dormía en Cartagena. Y como cada uno de aque-· llos caballeros tenía su contrato en que constaba que venía á determinado trabajo, no á lo que se quisiera ponerlo á hacer, hubo que acudir á los antioqueños al cabo de las mil y quinien­tas, para que se encargaran dé los trabajos de ingeniería co­rriente. Si desde un principio se hubiera pensado en esto, y hu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 440 biera habido alguien á quien e hubiese encargado que si<>uicra un plan nieditado, lo· edificio habrían estado más pronto y me­jor colocados, no como ahora en qu hay áng·ulo agudo entre el eje de la galería de las máquina y la dirección general de la tubería. No es esto hacer cargos á nadie, sino decir que se pagó el aprendizaje. Supongo que las co aspa arían así: el Alcalde e­ñaló por donde iba la calle, el albañil abrió las zanjas para ci­mientos donde le seiíalaron, y nadie pensó en fijarse en cómo vendría la tubería, porque á nadie se había encargado le que cuidara del conjunto. Para que no q u de títere con cabeza, mi en tras me desea­bezan á mí por metido en tod , he de hacer la crítica del con­trato de la Em¡ resa en lo relati,·o al tiempo otorgado para la instalación de la Planta, y á la calidad del alumbrado público pedido á la 'ompaiiía. Los do años concedid s para 1 montaje bastahan para la in. talación, i no se atraviesan los comisionistas d marra , con :u ·empiternas embu teras promc as. Per con este plazo ha­br ·í iempre que hacer 1 enorme di parat que hicimo : pedir la maquinaria al primero que ofrezca v nderla, y pagarle lo que pida por ella. Si la Junta ir-..ctiva abre concur y e pone en situación de e coger acertadamente, dando la preferencia éÍ la ca. a que la merezca, el montaje no estaría á lo do. aiios de flrmaclo 1 contrato, ino me liando circunstancias muy favora­ble .. Porque mientras van los plano· y la. especificacione., y la. fábricas e.·tranj ras mandan proyecto. y pre upuestos, y la Junta estudia propuestas, y comunica sus b'en·acionc ·, pasa bastante agua por debajo de los puente . Lo. 1 so foco de arco de á 1,250 bujía para alumbrado ptí­hlico, y · u colocaci 'n á foco por esquina, me recuerdan un ras ­go de determinaci 'n del trazado de un ferrocarri 1 ru ·o . Era me upongo, una esión de altos dignatarios, de tina­da á di ·cutir la condiciones de una vía ~'rr a del Imperio mos­c vita. El inrreniero contratado asiste, pronto á suministrar su concurso de hombre de ciencia, á fin de que la vía. quede buena y barata. Despué de que, previa e ·citación del autócratél, cada cual ha dado ·u parecer, el Zar pide la carta del Imperio, toma la pluma, cñala en el map't, y dice: por aquf. El ingeniero . e inclina, y el ferrocarril se hace pasando por donde seííaló el tra­zo imperial. Así de la determinación de la cantidad ele luz, y de su di - tribución, para alumbrar esta pacífica villa. Dos casos se presentan al e tudiar el proyecto de alumbra­do eléctrico de una población, según que ·e disponga de la ca- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA PLA~TA ELÉ 'TRICA 4l1 pacidad ele la planta, ó que se trate de crear planta suficiente­mente capaz para una población dada. En el caso en que e tiene la cantidad de luz, se hace la di tribución de la manera más conveniente, economizándola hasta don le es posible, á fin de que alcance á cubrir el arca to­tal por alumbrar. Cuando se puede ten .r toda la luz que se necesite, se cal­cula la distancia de los foco , la altura á que han de colocar e, la intensidad que han de tener, etc., cte., para que cacia sitio tenga la cantidad de luz apetecida; y se da á la planta una ca­pacidad mínima que alcance para todo. omo un parque requiere condiciones de alumbrado dife­rente de la de una calle, y las calles más concurrida· deben qu dar má · claras que las calleju las, es natural que no todos los foco: tengan una mi ma intensidad, ni ean colocado~ ú cualesquiera distancias, y á alturas caprichosas sobre el uelo. ¿Quién ha preví ·to, v. g., si las esferas lumino as de lo._ foco de nue. tro parqu s van á dejar sobre el suelo fajas oscu­ra ? ¿ ~uién garantiza que haya suficiente luz en parque y calles? Pues, in much n go de qu dar mal, puede anunciarse que el alumbrado · rá e ca o en l\1edellín. En un proyecto de alumbrarlo que discute L. Vigreux para una población ele 20,000 habitantes de. tina 500 caballos para producir luz sufi­ciente, mientras aquí tenemo. 380 para alumbrado púllic y pri\'acio, por 1 pr nto. Y sin embargo, ahí sobra á la Compa­iiía la mar de luz. Ya que la empresa es casi íntegram nte del Distrito y del Departamento, bien hubiera estado consultar á tiempo á alg-ún F. Gómez, que calculara cuánta luz se requería, y cómo había de di tribuírse, y pedir ese alumbrado á la Compañía, en catn­bio de la suma mensual que se le paga, y las otra gangas que tiene. e dirá que más fácil que meterse en tantos dibujos es echar á foco por esquina. ___ 'so mismo pensaba en su caso el Zar e marras, me figuro, cuando trazó su rasgo sobre el mapa, lo que tampoco es mucho acertar, que digamo , en el manejo ele asuntos eríos . Y para que se vea que en todas partes se cuecen habas, y \'Olviendo á la instalación, señalaré un defecto muy visible en la colocación de las máquinas, consistente en que todas las co­rrea tiran de un mismo lado del eje principal. o ha habido quien apunte en abono de tan extraño montaje otra razón sino la de que así consta en los planos enviados por la casa fa­bricante. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 442 EL :::'IIOX1'A~ÉS Esto, por supue to, es una razón tan poderosa como la que habría habido para colocar, in remachado , unos tubos que ,.¡­nieron con costuras longitudinales por entre las cuales cabía el dedo meñique, y que habrían dejado escapar la mar de agua, ólo porque así los enviaron los místeres. Y á propósito de cierre de los tubos, haré constar con suma complacencia, que la remachada se ejecutó por obrero del paí á maravilla, mucho mejor de lo que se prometía el ingeniero hidráulico enviado por la ca a Pelton.. E te seíior hablaba de r-- ···-~·· ~- -- ----~=:....:..----___,-__ 1 ¡ que habría que echar en ~1 tanque serrín de madera para tapar las salidas que era de creerse quedaran en la remachada de los tubos, y el hecho es que los tales tubos no se salen por ninguna parte. La remachada de los tubos fue obra verdaderamente labo­rio a, que con istió en unir, unos á otro , 420 tubos de 24 pul­adas de diámetro, metro y medio de largo y hasta medio cen­tímetro de grueso en la lámina. Cada tubo lleva cosa de 8o re- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA PL.ANT 44B maches en la juntura con el vecino, y gran parte de aquellos re­maches se amartillaron estando al rojo. Dejemos los tubos y bajemos á la rueda motora, que es de hierro fundido, de unos 4 pies de diámetro. En la uperficie de la rueda, en vez de los cajones que tienen las ruedas de lo trapiches que todos conocemos, tiene ésta unas como cajita abiertas, de hierro, aseguradas firmemente á la llanta, y en ella, recibe el choque del agua. El rasgo típico, y lo que hace el m'­rito de la invención de esta clase de ruedas, está en que el cho­rro, que sale recogido por una boquilla ang-osta, pega á cada cajita en la dirección má fa\'orable para producir movimiento, es decir, en la dirección de la tangente á la circunferencia en aquel punto. Cualquiera puede notar fácilmente al voltear una rueda, que sólo en determinada dirección se aprovecha con\ e­nient mente el e fuerzo muscular; y de este hecho se apoderó un ob. ervador atento para crear una rueda que ha hecho una revolución en la industria. Por supuesto, aquella idea debió pro­ducir dinero al in\'entor, mediante alguna patente, como e ele u o en t0das parte , i no es que otro le hubiera salido al pa o de muy original manera, como pretende una versión que oí, pero de cuya \ eracidad no re pondo. E e l ca o que el in entor original, tupido algtín tanto al calcular la consecuencias de su hallazgo, no se fijó, al pedir su patente , sino en la condición de tangencia del chorro, y lo ech ó á la rueda por la parte de arriba. Apenas se conoció d bu sili de la cosa, cuando otro, más listo, e fijó en que haciendo ll egar el chorro por la parte de abajo, se ganaba en todo ca o una caí­da igual al iámetro de la rueda. Pedir una nue a patente d e mejora, y anular de un g lpe la original, fue todo uno. Y aquí, l e ctor, " i dijerde ~ er comento, como me lo contaron te lo cu e nto." La r·ueda lleva un adminículo llamado regulador, tan útil como curioso. Parece un animal vivo, cuya tarea fuera estar re­parando si por la boquilla pasa más agua de la precisa, para ce­rrar un poco la salida; ó si está pasando algo menos de la que las máquinas requieren, para agrandar el orificio de la boquilla. Consiste el tal regulador, idea del insig·ne W att, en un par de pelotas metálica que cuelgan á uno y otro lado de un eje ver­tical que las pone en movimiento. El movimiento giratorio aparta las esferas del eje, más ó menos, según la rapidez con que se haga; y aquel subir ó bajar de las esferas hace mover una palancas que obran sobre el orificio de salida del agua, au­tomáticamente, como dicen los mecánicos. Da gusto ver como aquella maquinita agarra ó suelta yá uno, yá varios dientes de un engranaje, cual si supiera lo que está haciendo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Fig. I . Tomada ele la :\fccánica de lo. Hermanos Cri. tiano ·. A A', je vertical, con movi­miento rotatorio. A C, ~ D, yarillas articula­das en A, con movimiento de subida ó deseen o. lli, .~.W', esferas pe actas unida á A C, ~ D, en lo extremo:, y que giran alrededor d A /1'. C E, F D, varilla. ar~icuh­das en C, JJ, unidas á un co­llar E F, que sube ó baja á 1 largo de 1 ~1', según el aseen­. o ' d scen. o de la. m a a· llf, ~f'. G O JI, palanca con codo, cuya acci 'n abre ó cierra mfts ó meno. el orificio de salida del agua. El regulador de que e habla, hace un par el muy impor­tante en una instalación eléctrica, porque de la con ·tancia de la rapidez con que ·e muev n las máquina , dependen muy pe­cialmentc la· buena condicione· ele la luz eléctrica. El eje prin­cipal el be mo,· r:c á 420 vuelta. por mir.uto en la maquinaria de . ta Planta, para ten .r una· 920 rc,·oliiCionc<.; en los dinamo .. Al eje de la rueda Pelton, que e el eje principal de la Jna­quinaria, de una 4 pulgadas de diám tro, Yan adh rila: polca· qu comunican el movimiento á las máquin·t · eléctrica , ó . e C.J ~ --t: ¡..... ~ ':~3 cr. ~ ;.:..¡ ~ < ~ ¡..... Q % .,. < ....... ~ ~ ~ ~ < ::.... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA PLA..l~TA ELÉCTRICA 449 U na vez salida la corriente al alambre exterior, se lleva á las lámparas, ó á otros dinamo!: invertidos, que la vuelven á trasformar en movimiento, destinado á ser utilizado en lo ta­lleres, á grandes distancias si es preciso. Siguiendo la corriente á través del alambre al separarse del dinamo, hay que distinguir el caso de llegada á una lámpar?. In­candescente, del de llegada á una lámpara de arco. En una lámpara incandescente, la corriente tiene que atra­, ·esar un hilo delgado de bambú carbonizado, que por lo del­gado, y por ser mal conductor, se calienta hasta ponerse lumi­noso. N o se consu1ne rápidamente por estar entre una ampo­lleta de vidrio sin aire. La corriente, al llegar á una lámpara de arco, penetra por uno de los carbones, le arranca en la punta innumerables partí­culas que saltan al carbón opuesto encendidas con luz vivísima, y pasa en ese flujo de menudísit:1as chispas que forman lo que llaman arco. Siete son las máquinas montadas actualmente, unas para la lámparas de arco y otras para la luz incandescente. Con el ti m'po, y cuando el pedido de luz ó de fuerza lo requieran. la Compañía montará más dinamos, hasta agotar el alcance de la caída total, capaz de unos I .ooo caballos nominales, como se dijo Es incalculable el beneficio que una población como Mede­llín, puede derivar de una Planta eléctrica tan capaz como la actual. La luz, que sale mucho más barata que la común, que no calienta ni corrompe el aire, aunque es lo que más ha llama­do la atención entre nosotro , tiene menores resultado benéfi­co que el uso de la fuerza, fraccionada y abaratada hasta que­dar al alcance de todos. P:ua tener una potencia de unos tres ó cuatro caballos­vapor, suele requerirse en el caso común, ó una rueda de agua, ó una caldera de vapor. Para lograr la rueda hidráulica, hay que tener agua suficiente, con declive considerable, y espacio para colocarla, etc. etc., condiciones que no se hallan á la vuelta de cada esquina. La caldera no requiere tnenos condicione , pues pide maquini ta, combustible, etc. Al revés pasan las cosas con la fuerza que proporciona una corriente eléctrica: por una pulgada de agujero le entran á Gualquier prójimo un alambre á su cuarto, y en un rincón le acomodan un aparatico que, sin ruidos, sin polvo, sin más que \'Oltear una palanquita, le suministra uno, dos, tres ó más caba­llos de fuerza. U na comodidad semejante puede cambiar por completo la faz de una población, haciendo brotar industrias que, dando ocupación á innumerables brazos, traigan el bienestar á muchos hogares. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4.)0 EL )IO"NT AÑÉS Esta es una de las face:::. más halagadoras del porven1r d e la Planta medellinense, que, Dios mediante, erá eguida d e otras análo c.rct en las poblaciones del Departamento en que hay comudidade para montarlas. Una. de la riquezas naturales más abundante en el territo­rio antioq ueiio, e la fuerza motriz que puede obtener e de la_ corrientes de agua que bajan desde grandes alturas á hondona­das profundas. Las comodidades de todo género, propia par.1 hacer fácil y amable la vida social, así como el bienestar gene­ral, preci o para vacar á las labores de la cultura intelectual y artí tica, dependen, en mucha parte, de que nue tros industria­les aprecien en lo qne valen las inmen a fuerzas almacenada. por la naturaleza en las laderas de 1iue tras montañas. El aprovechamiento mismo de e to recur os naturale , e­ría un estímulo para tánto jóvenes ingeniero , capaces, como los q u " m á , de familiarizarse con los detalle de la ciencia el 'c­trica, y que hoy care cen de e.' tímulo para perfeccionar e tudi que sólo nece itan el sello de la práctica para er perfect o . El porvenir pecuniario de la Empre a no e meno halaga­dor, por su lado, que el aspecto de interés social. E! ingeniero Sr. Zapata y D. Gregorio Pérez, han calculado que las entrada. probable.s de la Planta actual, sólo 386 caballos de fuerza, cu­bren todo. lo gastos de explotación y · l jan una utilidad d e m ·'ts de $ 78,ooo anuales. Esta suma a · ciende al 30 ° ¡ 0 d e $ 250,000, y com o á un 22 ° ¡ 0 anual d e l verdader capital em­pl ado qu e e · de $ 350,000. ~uedan la e ventualidade · que hay el e que en un p o r venir pr , rimo e aproveche mayor c anti­dad d e la fu e rz·t con eguida. acta uno e a ún u temperamento y su c o n o cimiento d e lo recur. os locale , aluará e ta co ntin­gencia en m á ó en menos. Y o, com ptimi ' ta con vencido , ten o por s guro que no pa arán diez años in que se haya agotado íntegramente la capaci ad de la Planta, y e aprecie lo que h~cía 1 que di putó las pulgada de caída al ni elar la accqllla. Junio 30. Cuajaban yá las sombras de la tarde del 7 de Julio de 9 . pretada y nerviosa muchedumbre colmaba el Parque de Berrío, contando impaciente los instantes que acercaban la hora señala­da para la inauguración de la Planta. Lo mil vagos murmullos de la multitud . cesan de repen-te. ___ Algo como un soplo de la región de lo desconocido pa a por sobre las cabezas de aquel pueblo, y una repentina claridad reemplaza á las tinieblas. Un inmenso clamoreo desahoga los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REsE:S{A 1\fE~ T: L 461 pechos comprimid os , y saluda la aparición de la corriente eléc­trica. Confundido entre aquella muchedumbre, me sentí s acudid o cual i me hubiera atravesado la corriente. Con los ojo. fijo s en uno de aque llos fanale de limpia luz, que atraían mi vista cual 1 imán al hierro, dejé vagar mi fansasía calculando las conse­cuencias de aquella hora en el porvenir industrial de Antioquia. ¿Comprenderá este pueblo-Titán Laborador-que ha con u­mido su energía en lucha desigual con la naturaleza, la talla del nuevo in trumento que se le ofrece? ¿Cómo dudarlo en momen­tos n qu e aclamaciones atronadoras impiden oír el Himno de la Patria , tocado en honor del huésped maravilloso? i lo du­daré nunca! No sólo cuando se oye el I-Iimno Nacional se tiene fe en lo s de tinos de la Patria. Julio . ] M . Esc ov P. ( Dl P P E .' I O ~E ." PEP ·o. '.\LÍ SL\L \ . · ) ~é <•úrno pndi rn, mpezar hoy 1ni traqn t atlo r '<' Üar. in P. ontar {t lo: qn hnn de ·ufrírm lo, al pn bliqnito nlÍo, (1lH' ~ ,,, ... ,-.,-~ ........ apar eió . á lu p rada nov la u amn l \ lá. 111 z-cl \~rf?~qn e :s ·ribió ~fcub·e !- cal o d le r Al Pie del Ru iz . "( y ____ . . y {l m pezar tra v z, pu toy mp ·ñantrañarl lo defecto. -qn ha d tenerlo -y en l
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Tipo de contenido: Prensa

Compartir este contenido

El Montañés: revista de literatura, artes y ciencias - N. 11

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Érase un verso

Érase un verso

Por: Lawrence; . Schimel | Fecha: 2021

De la mano de algunos de los mejores poetas de los siglos xx y xxi revisitamos en verso cuentos de hadas tan conocidos como La cenicienta, Caperucita Roja o Rapunzel. Algunos de los ilustradores que han trabajado en la editorial en estos 15 años de andadura dialogan gráficamente con los poetas en un volumen maravilloso que es también un muestrario del concepto de libro ilustrado que tenemos en Nórdica.
Fuente: Digitalia Tipo de contenido: Libros
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Érase un verso

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Églogas

Églogas

Por: Garcilaso de la Vega | Fecha: 2016

El amor y el descubrimiento de la naturaleza, aparece en las tres églogas. En la primera, el autor habla por boca de dos pastores: Salicio, que se lamenta de haber sido rechazado por Galatea, y Nemoroso, que llora la muerte de Elisa. Ambos personajes corresponden a dos períodos biográficos de Garcilaso, el de su amor no correspondido por Isabel Freyre y el de la tristeza causada por la muerte de ésta.
Fuente: Digitalia Tipo de contenido: Libros
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Églogas

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

¿Deseas limpiar los términos de la búsqueda avanzada?

Vas a limpiar los términos que has aplicado hasta el momento para poder rehacer tu búsqueda.

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones