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Fecha:
11/02/1830
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Pág. 17 •
LA ESPADA DE HOLOFERNES . •
[ Núm. 3.° ] , E Trim. l.0]
SantaJé de Bogotá 11 de Febr¡;ro de 1830 .
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Heu! patior telis vulnera Jacta meis.
Ay de mí! que padezco herida con mis flechas.-0vIDIO.
Contillúa el Parágrafo 5.0 del núm. allterior.
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R qussealt. En los misterios que chocan con la razon,
su coutradiccion misma la ohliga á .entrar en sus ti.
mit~s. Ella tiene todas las penas imaginables, para sentir
que no existen. Por que aunque no se pueda ver una cosa
absurda, nada es tan cTaro como el absurdo. Todo hombre
que dijera que creía seo)ej.antes misterios,. engaña y
no sabe Jo que se dice.
Tales son los principios adornados con todas las gracias
de la poesía, con todas las riquezas del estilo, y que
no se pueden tener por sospechosos.
Pero, ¿ quien no ve quan victoriosos son contra los Deístas
? Todo pues" hasta el mismo Atéo, sirve con utilidad al
christianísmo. El nos enseña lo que nos importa saber, que
los Deístas no son mas que una tropa de charlatanes, que gritan
alta y continuamente ,·azo//., VErdad; pero que despues
de haber prometido la evidencia, ellos mismos se ven obligados
á exclamar con nosotros: i oh abismo! i oh profundidad!
Sus quiméricas promesas podian seducirnos: ma3 el
Atéo nos con"\'ence de que la verd ad estaba solamente en
los lábios dtl Deísta, no en su corazon: que conserva el
nombre y no la realidad. Así, el chri~tiano tranqu ilo combate
al Atéo con el Deísta, y al Deísta COll el Atéo. Hi ere
el eslabon la piedra, y salta la (·hispa; del mislllo modo,
del choque del Atéo y del Deísta se ve salir luciente la
verdad.
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Objeciol;~s
§. 6.°
desp¡'eciables, porque nacen de
y son nuLas para el Sabio.
z• gl1oral1Cz•a •
Cuantas cosas hay que á los ignorantes les parecen
grandes dificultade , y argumentos incontrastab!t!s contra la
Religion, y esto sucede por que la ignorancia. es la que los
propone á la ignorancia. Donde el vulgo ignorante vé una
gran dificultad, el Teologo profundo y el filósofo sensato ilustrados,
el uno por la fé, y el otro por la razon, no ven sino las
maravillas de Dios en el órden de la gracia, y en el de la
naturaleza.
Oigamos lo que dice el Canciller Bacon: "La pocafiloso/
ia puede hacer á un Ateo, y La //lucha conduce al conocimiento
de un Dios" Cuando se cree, con Epicuro, que el acaso
lo hace todo, y que el mundo se gobierna por si mismo con
la materia y el movimiento, no se puede creer que hay providencia;
pero luego que se supo bien que un hongo es obra
de una abiduria infinita, del mismo modo que el mundo entero,
los que piensan han adorado donde sus antecesores bla -
femaron. Los 6 icos han llegado {¡ ser los heroes de la Providencia:
y desde que se estudia y se conoce algo la naturaleza,
casi desconocida de lo antiguo, se vé que nada puede nacer
sin gérm en; y de consiguiente que hay una causa primera,
que es el principio de todos los seres. ¿ Qué recurso le
queda al . ?
j Cuanto errores han inundado el campo de la 610s06a,
que ulla ignorante malignidad, ha querido transmitir al del
Evangclio ! Uno han querido contar las estre lIas, otros moyer
los cielos, quienes poner inmoble el 01, quienes la tierra:
para uno la materia es di 'isible l asta lo infinito, para otros
indivi ible. El de partido ha sembrado no solo la
di cord ia, sino que ha producido tambien el espíritu del error:
él ha atribuido {, la lnquisicion ex esos de horror, que no há
cometido. Se halla en mucho libros, que Constantino Por.ce,
contesor de Carlos V. fué acusado al santo oficio ante Felipe lI,
por haber dic tado el testam nto del Emperador su Padre.
Todo esto es falso . Eslo tambien lo atribuido á. Felipe III
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con motivo de haber asistido á un auto de Fé. Estas y
otras muchas falsedades, se cuentan solamente en libros sin
reputacion, 'y en aquellas falsas memorias impresas en Holanda
bajo tantos nombres falsos. ( Ensayos, tomo 4.°) .
Pero aun cuando la lnquisicion haya cometido excesos
¿ la Religion los há aprobado? ¿ Qué parte há tenido
tampoco en las desavenencias sobre lo acaecido con el Obispo
de Saltsburgo sobre la existencia de los Antipodas, y
sobre otras muchas cuestiones de este jaez? Acriminar sobre
estos puntos á la Religion, es confundir hechos en que
ella no ha tenido parte, porque ni las decisiones particulares
de algun Papa, que 6 por prudencia, 6 poco advertido
haya dictado, son dogmas de la Religion, como parece
quiere suponer el autor del sistema de la Naturaleza •
A pesar de todo, la juventud insensata se sonríe desdeñosamente,
des pues de proponer tales dificultades, é insulta
lo que ella llama necia credulidad de las gentes de
Iglesia. Objeciones de esta fuerza, no hacen triunfar sino
á la ignorancia 6 á la incuria. ,. Son suaves estas dos almohadas,
dice Montaigne: si se echa en ellas la cabeza, es
seguro el dormirse, y aun soñar toda la vida."
Seríamos interminables, si tratáramos de aclarar infinitos
hechos desfigurados ya por la ignorancia, ya por la
malignidad de nuestros enemigos. No podemos omitir el
hablar sobre la poblacion de la América por los habitantes
de la Asia. ¿ No separa estos dos contillentes un espacio de
ochocientas leguas? ¿ Se podia navegar atravesando el Oceano
en pequeñas canoas? ¿ Podrian unos salvajes hacer una
navegacion tan larga y peligrosa? Esta objecion tan repetida
se halla especialmente en las btvestigaciollesjilosijicas sobre los
Ame/·icanos. El célebre marino, el mas famoso navegante,
des pues de Cristoval Col6n, el Capitan Cook, en sus viajes
ordenados por el Rey de Inglaterra, determin6 esta distancia
de la Asia á la América, y resol vi6 esta duda de
una manera sin réplica. Rectific6 el engaño de los que discuten
sobre el Asia y la América, pero desde Sus gabinetes.
Es constante, segun su relacion, que los dos continentes
solo distan á lo mas trece leguas. Hay harta distancia de
trece á ochocientas, y no puede justificarse este error de cál-
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cu 10. Aun este corto espacio de trece leguas está lleno de
islas intermedias. Hay mas: las innumerables poblaciones
ael Occano Pacifico hablan los idiomas de una misma
lengua, lo que tambien prueba el mismo origen . He aquí
r.educido á. menudo polvo el argumento de los que han
pretendido hacer creer á los menos advertidos, que Moisés se
habia engañado cuando pone por Padre de todo el género hu mano
á Adan. ¿ No es tambien una extravagancia ridicu la
y afectada q Ilerer tiznar la verdad de la Reli gion, por
que el , Obispo de Maguncia haya declarado por herege á
Virgilio, ántes de que f,llese Obispo de Saltsburgo, por que
enseñaba que habia Antípodas? Solo una ignorancia crasa,
t anto de los bechos históricos, como de la Religion, puede
acriminarla de este modo. Esta declaratol'ia no se versaba
sobre si habia 6 no antípodas; sino inferirse de aquí que
estos no serían en tal caso descendientes de Adan . Asi es que
el autor del sistema de la IITatul'ale::.a escribiria con mas verdad,
si no tuviel'a tanta malignidad.
¿ y qué dirémos del enmascarado Milord Bolinbrock? el)
En su E.ráme/l importante, dice que Jeremías babia ayudado
á Esdras en la composicion del Pentateuco, siendo así, que
J eremias habia muerto cerca de mil y trecientos años <Íntes
de la llegada de Jos Reyes á J e l'll~a lén; y el Pentateuco, como
lo saben hasta lo niño de escuela, no es obra de Edra, sino
de Moysés. La exactitud de Milor.d Bolimbrock en sus
AnacronIsmos es muy parecida á la del autor de la historia
C'r!'ica .lfe J esltchristo, pues tráta de Prote tante á lIelvidio
que xisti6 en los primel'os siglos de la Igle ia, siendo
así que los Prote' tantes tuvieron su principio en la luju ria
de Enriq ue Octavo, Rey de Inglaterra, y en la soberbia
eJe Lutero, Frayle Ap6 tata en Alemánia, ~en el siglo 16.
El autor del Christianíslllo sin velo, escribe que se puede
oponer á los milagros de Moyse , y á los de N. S. Jesuchri
to, los que hizo Mahoma delante de toda la Meca
junta: y segun el Alcorán, y por confesion del mismo 1\1a-
( 1) Mr, Voltairc ha escrito vDri •• cosas bajo el nombre de Milord Bolinbrock,
~e ha enma.carado para poder RlIIS libre 6 iopunemeute decir meutiras
COI1\t& la Rcligion.
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homa, este nuevo legislador no hizo mil agros. Por un descuido,
harto singular, MI'. Voltaite transform6 un hombre
en un libro. Zoroast,·o, dice él, en sus escritos conservados por
Sudder; siendo así que Sadder es el mismo título de la
obra, y el autor de Sadder es conocido bajo el nombre de
Melischah. El Mago ni aun pretendi6 conservar los escritos
de Zoroastro, sino hacer un compendio. Yo apostaria á
que MI'. Voltaire no ha leido el Sadder.
~. 7.°
Los aóusos y e.vecesos cometidos óajo la capa de Religiol1,
nada argll!Jfll contra ella.
Cuando el Leon vi6 la pintura de otro Leon vencido
por un hombre, como cuenta la Fábula, dijo: que
bien se conoce que entre los leones no hay pintores. Nosotros
exijímos no como gracia, sino como justicia que se
nos debe, que no se forme juicio de la Religion por la
pintura infiel, que nuestros enemigos se complacen en ha-
cer, los cuales la pintan con rasgos diferentes de los que
la convienen. Ella es santa, razonable, justa, acomodada
á las necesIdades, é intereses del hombre, es dulce, caritativa,
y consoladora: no confundamos pues, los Ap6stoles
con los hereges, no sus augustos misterios, y sagradas
-ceremonias cou las ridiculas supersticionps, no el zelo ardiente
con el fan asolador: observémos su fiel retrato
en el Evangelio, y en las decisiones de la Igl es ia de
todos los siglos desde el Concilio de J erusalen ha ta el ele
Trento. Es perfecta su uniformidad en la enseñanza, y e
ve reinar en elJa el mismo espíritu de paz, de moeleracion
y de caridad. ¿ Es este el retrato que hacen de- elJa
sus enemigos?
"Estos, dice RO/lsseou en el Emilio, burlándose los
unos de los otros, t6elo lo quieren reducir á su pal adar,
no pudiendo nada, feroces, afirmativos, dogmáticos, no presentan
mas que los ininteligibles ~istémas, que ellos han
criado en su imaginacion. ¿ C6mo su moral podria ser á
U11 mismo tiempo sana, y filosófica? Con sus desoladoras
doctrinas, los filósofos aniquilan, destruyen, y hollan con
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sus pies todo lo que los hombres respetan; ellos quitan á
los afligidos la última consolacion de su miseria, á los poderosos
opulentos el solo freno de sus pasiones; ellos arrancan
del fondo de los corazones los remordimientos del
crimen, la esperanza de la virtud; y sin embargo se alaban
de ser los benefactores del género humano. "
N ada parece que habia que añadir á las expresioJ
Des de este Corifeo de la impiedad, y cualquiera que haga
un paralelo entre los males que ha causado la feroz filosofia
de nuestro siglo, y los que falsa 6 equivocadamente
se atribuyen á la Religion, conocerá hasta la evidencia la
diferencia enorme que hay entre ellos.
" Yo abro los anales de la Iglesia, decia un célebre
eSe/·jtor el! la Francia, desde su orígen hasta nuestros dias.
j Cielo ! cual es mi sorpresa! Infieles pintores, vosotros'
me habeis engañado! Veo que la sangre de los christanos
es la que no se ha de derramar: á ellos es á quienes
no se ha dejado de atormentar. ¿ Y qué oponen á
la persecuciones? La mansedumbre del Cordero. ¿ Las maDOS
de los Ap6 toles vencedores del mundo están armada
de espadas, 6 e hallan penetradas por ellas? Lejos de estender
su Imperio 6 de triunfar por la violencia, $olamente
se valen de los consejos y de la persuasion. Los primeros
discipulos de Ap6stoles, se vengaron de sus enemigo
deseandoles la bienaventuranza y proporcionándo ela.
Nada hay mas sufrido, ni mas dulce que los mártires. ¿ Se
quejaron jama, le dieron en cara alguna vez sus enemicon
la rebelion? ¿ Se hall6 un solo christiano entre
tanta sediciones, entre tantas guerras civile, entre tantas
conjuracione como hubo en el espacio de tres siglos? No,
no se verá uno que haya sido c6mplice en las conspiracione
formadas contra tantos emperadores, que ca i todos
ensangrentaron su trono. Siempre persegu' jamas perseguidore
, se mo traron lo ma sumi o de lo hombres."
y yo digo que cerrarla de buena gana los anal e de la historia
por no leer en ello los sangrientos horrare , y lo males
incalculables que han causado lo enemigo del chri tianísmo
en todo el mundo. Dejando aparte los que cau aron lo Emperadores
Romanos en los tres primeros siglos de la Iglesia, y
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oe que triunfaron tan gloriosamente mas de trece millones de
Mártires; ¿ quien puede oir, sin llenarse de herrar los estrágas
de los hereges Arrianos, la .supersticiosa crueld ad de
los Jacobitas, la execrable tirania del ).\1ahometísmo, las
impías persecuciones de los Iconoclastas, los furores de los
Calvinistas, las crueles liviandades de Henrique VIII, Rey
de 1 ngl.aterra, los estrágos, crueldades, tiran ías, impiedades,
abominaciones y ,todo género de maldades de los libertinos
Jacobinos en Francia, España, Italia, y casi en el
mundo entero?
.¿ Y qué respondeJ:l á esto los enemigos de la Cruz
de Christo? Qué? Nos recuerdan millares de Americános
as.esinados con el , pretexto de que no querian hacerse
christianos: nos dicen que al frente de un exército
.con.tra los Val.denses, se vieron r.eligiosos animandu 'á
cometer homicidios, y prometiendo indulgencias por ellos:
DOS traen á la memoria los estr{lgos de los españoles en
la conquísta del nuevo mundo, paliados con el sagrado velo
de la Religion; excesos reprobados aun por el mismo Monarca
que los .enviaba, N os ponen á la vista los crímenes
de algunos Papas, que deberia ocultar el respeto filial:
Ya nos hablan de las guerras llamadas de Religion, nacidas
en las C.6rtes, y nutridas por los intereses de Jos
Grandes: ya nos hacen ver las espadas ensangrer¡tadas
.en la horrible matanza de San Bartolomé, en la que
no tuvo parte el Clero, Y responder así, es responder de
buena fé? ¿ Acaso la Religion es la que ha puesto la
espada en las .manos de Conquistadores ambiciosos, de Prin,
cipes feroces, y de religiosos fanaticos? Y qué, ¿ habrémos
de creer cuanto nos dicen sobre estos puntos, escritores
apasio,nado.s, faltos de crítica, que imputan muchas veces
los hechos de los tribunales legos á lo,s Eclesiasticos, y que
lo desfiguran todo, por acrimin'arlo todo ? I
¿ Y 110 es una malignidad conocida la que exajera
los abusos inevitables en un gobierno ejercido por hombres?
Mr, Voltaire lo confiesa,
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Sé que en la Iglesia abusos han reynado,
El Fleury con franqueza lo ha nQtado,
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Cargar la mano en ellos yo he podid",
¿ Pero que autor en esto es comedido? J
Suponer todos Jos abusos en el par~ido que se ataca,
y no suponer ninguno en el suyo, es un sofisma bien torpe,
grosero y ordinario, de que debe guardarse todo hombre
sensato.
Se puede decir de todas estas acriminaciones y de
las guerras de religíon, lo que dice Rousseau de las de Francia.
"Examinad todas estas guerras, llamarlas gue/Tos de
religion, y hallaréis que no hay nada q~ e no haya tenido
su orígen en la C6rte, y en las intrigas de los Grand es.
Las intrígas de gabinete suscitábati las discordias; y despues
los gefes amotinaban los Pueblos á nombre de Dios" (Nono/
arto Re/igioll. )
El espíritu del Evangelio es espíritu de paz, voces.
de paz fueron las que resonaron en el. nacimiento de su
Autor, la paz fllé el legado que dejó en herencia á los
suyos, mi paz os dijo, la paz fué su carácter, y siendo Maestro
de todas las virtudes, quiso serlo especialmente de la..
humildad y de la mansedumbre. ¿ Y se podrán gloriar de tan
dulce y suave privilegio las falsas religiones que no se
vieron coronadas en su nacimiento con Ja verde oliva de
la paz, sino ensangrentadas con las espinas del furor y de
la rabia? La paz es la felicidad de esta vida y de la otra.
Así Jo observa Montesquieu: "Mientras que los Prlllcipes
Mahometanos, dice, dan sin cesar la muerte ó la reciben, la Religion entre los christianos hace los Principes menos
tímidos, y por consigui ente menos crueles. El Príncipe cuenta
con sus vasallos, y los vasallos con su Príncipe. i Cosa admirable!
El christianlsmo, que al parecer no tiene otro
objeto que la felicidad de la otra vida, nos hace tambien
dichosos en esta. " ( CO/lti/luará. )
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CON LA LICENCIA NECESARIA.
• ¡"'pr, de B,.ullo Espinosa, por JOjé ,Ayarza.
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
Tipo de contenido:
Prensa