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Women of the Andes: patriarchy and social change in two Peruvian towns

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Letras y Encajes

Por: Cecilia González | Fecha: 2019

Letras y Encajes publica su primer número en 1926, esta revista fue fundada por mujeres de la clase dirigente de Medellín, muchas de ellas socias de la institución cultural Centro Femenino de Estudios (Sofía Ospina de Navarro, Teresa Santamaría de González, Ángela Villa de Toro y Alicia Merizalde de Echavarría) a lo largo del tiempo se consolidó como la revista femenina más importante del país, dirigida a mujeres de la clase alta y media, abordaba temas que giraban alrededor del hogar, la religión, la literatura y la moda de la época. La revista circuló mensualmente hasta 1959. Sus principales redactoras eran mujeres, pero contaba con la colaboración ocasional de algunos hombres y con traducciones de autoras(es) extranjeras(os).
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Libros
  • Temas:
  • Ciencias sociales
  • Otros
  • Mujeres

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Letras y Encajes

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Imagen de apoyo de  Puntadas para recuperar la utopia de la salud: para iniciar algunas preguntas

Puntadas para recuperar la utopia de la salud: para iniciar algunas preguntas

Por: Marcela Rodríguez Díaz | Fecha: 2019

¿Cómo abordar el campo de la salud de la mujer? ¿Cómo repensar las categorías y criterios habituales de su diagnóstico? ¿Cómo conceptualizar desde otros referentes paradigmáticos 10 que enferma a las mujeres? ¿Cómo construir una modalidad de atención y de intervención que represente realmente una verdadera alternativa a la salud integral de la mujer? ¿Cómo aportar a la concepción de la salud como un estado de bienestar en todas las dimensiones de la vida? Son algunas de las preguntas que acompañan el recorrido del Proyecto: Una Mirada de Género a la Salud de la Mujer; desarrollado en los espacios del Sistema de Salud del Distrito (CAMI de Tunjuelito, CAMI de Altamira y UPA de Nueva Candelaria). Hasta la fecha más que respuestas acabadas, podemos compartir un horizonte complejo de relaciones diversas entre tésis básicas de la perspectiva de género, enfoques alternativos de atención en salud y procesos de prestación de servicios; que nos permiten avanzar en la reflexión, el análisis y la evaluación de la integralidad de las políticas de salud.
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Artículos
  • Temas:
  • Ciencias sociales
  • Derecho
  • Otros
  • Investigación de género
  • Identidad sexual
  • Expresión de género

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Puntadas para recuperar la utopia de la salud: para iniciar algunas preguntas

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Imagen de apoyo de  La Resistencia desde la espiritualidad: El caso de Bojayá

La Resistencia desde la espiritualidad: El caso de Bojayá

Por: Nubia Castañeda | Fecha: 2019

Definir la espiritualidad de un pueblo no es fácil, sin embargo, podemos decir que espiritualidad es tener cada día una razón para vivir, para humanizarse e intentar alcanzar los sueños. Esto es palpable en el ambiente del pueblo chocoano. Pueblo en constante utopía... un pueblo de una espiritualidad recia, porque cuando se siente derrumbado, encuentra nuevas razones de vida y de resistencia. Y precisamente, cuando más razones tiene un pueblo para resistir, es más fuerte y más profunda su espiritualidad, y a la hora de asumir una definición de lo que significa la capacidad espiritual, se puede afirmar que es: aquella capacidad propia que tiene el ser humano de tomar conciencia de su fortaleza para superarse día tras día sin desfallecer. Es así como el día 2 de junio, un mes después de la masacre del municipio de Bellavista, en el marco de un entierro simbólico, y acudiendo a la convocatoria de la cadena de luto, de solidaridad y resistencia; en medio de hombres y mujeres del pueblo chocoano, y de otras partes del país, dos mujeres, madre e hija, con voz entrecortada, recordando sus 47 familiares desaparecidos entonan este alabao como una forma de manifestar su voz de protesta y de dolor: “Al cumplirse el primer mes -- de todos nuestros difuntos -- les aconsejo a los chocoanos -- que luchemos todos juntos (bis)”…
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Artículos
  • Temas:
  • Otros
  • Ciencias sociales

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La Resistencia desde la espiritualidad: El caso de Bojayá

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Imagen de apoyo de  Cambios en las trayectorias de fecundidad masculina en Córdoba, Colombia

Cambios en las trayectorias de fecundidad masculina en Córdoba, Colombia

Por: Orlando Scoppetta Díaz-Granados | Fecha: 2019

Mediante entrevistas a 16 hombres de tres generaciones en San Antero (Córdoba, Colombia), se buscó conocer cuáles han sido las fuerzas que han promovido el cambio en el número de hijos y cuál ha sido el papel masculino en esta transformación. Con la investigación se quiso conocer, desde la perspectiva masculina, cuáles son las explicaciones para los cambios en el comportamiento reproductivo. El estudio muestra patrones de comportamiento sexual y cómo condiciones de atraso en la educación sexual y el défi cit de comunicación entre generaciones constituyen tendencias atávicas que llevan a los hombres de la región a una posición marginal en cuanto a las decisiones sobre la fecundidad.
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Artículos
  • Temas:
  • Ciencias sociales
  • Otros

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Cambios en las trayectorias de fecundidad masculina en Córdoba, Colombia

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Fichas técnicas Colección Cine Mujer

Por: Clara Riascos | Fecha: 2019

Este documento es un catálogo con las fichas técnicas de la colección de películas de cine mujer. El proyecto Recuperación y Conservación del Material Audiovisual comprende materiales producidos por el colectivo Cine Mujer, vinculados a la Escuela de Estudios de Género de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. Clara Riascos fue la realizadora de cine y video, documentalista y gestora del proyecto; presenta una obra completa especializada en películas y videos sobre la mujer colombiana y latinoamericana. El objetivo de los videos es el de desmitificar esas imágenes estereotipadas y mostrar una mujer que aportaba al desarrollo de la economía del cuidado.
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Otros
  • Temas:
  • Ciencias sociales
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Fichas técnicas Colección Cine Mujer

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Más por menos: El trabajo precario de las mujeres en las cadenas de producción globalizadas

Por: Claire Harvey | Fecha: 2019

La globalización ha introducido a millones de mujeres de los países en desarrollo en el mundo del trabajo. Trabajan en las cadenas globales de producción de las empresas multinacionales, produciendo mercancías que impulsan el crecimiento de las exportaciones: recogen y envasan fruta, cosen prendas de vestir, cortan flores y montan juguetes. Estos trabajos podrían aportar a las mujeres los ingresos, la seguridad y el apoyo que necesitan para salir de la pobreza junto con sus familias. Por el contrario, se les niega sistemáticamente la participación que les corresponde en los beneficios que genera la globalización. Los contratos –en el caso de que los tengan– son de corta duración y la mujer trabaja a un ritmo frenético a cambio de un salario muy bajo, en condiciones insalubres. Se ve obligada a realizar muchas horas para ganar lo suficiente como para sobrevivir. La mayoría no goza de baja por enfermedad o por maternidad, pocas están amparadas por alguna cobertura sanitaria o de desempleo y aún menos consiguen ahorrar para el futuro. En lugar de apoyar el desarrollo a largo plazo, el comercio fomenta la inseguridad y la vulnerabilidad de millones de mujeres trabajadoras. La dura realidad a la que se enfrentan las trabajadoras pone de relieve uno de los fallos patentes del actual modelo de globalización. A lo largo de los últimos 20 años, se han ampliado y fortalecido espectacularmente los derechos (jurídicos) de las poderosas entidades corporativas. A través de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de los acuerdos comerciales regionales y bilaterales, las empresas disfrutan ahora de protección para sus derechos de propiedad intelectual a escala mundial. Como inversores, estas mismas empresas están protegidas jurídicamente frente a una amplia gama de posibles acciones de los gobiernos. Los derechos de los trabajadores han evolucionado en sentido contrario. Y no es casual que el ascenso de los contratos “flexibles” haya ido parejo al aumento del número de mujeres trabajadoras, a menudo inmigrantes. El resultado es que los derechos de las empresas son cada vez más fuertes, mientras que los derechos y la protección de las personas en el trabajo se debilitan, y las mujeres están pagando los costes sociales de todo ello. El núcleo de muchas estrategias de empleo de las cadenas de producción globales es la explotación de las circunstancias de la población vulnerable, ya sea de manera intencionada o no. Es evidente que los grupos sociales vulnerables necesitan desesperadamente trabajar para poder salir de la pobreza y la desigualdad. Pero si la manera de contratarlos convierte su vulnerabilidad en una excusa para pagarles menos, haciéndoles trabajar más horas y en condiciones más duras, sin darles los subsidios que les corresponden legítimamente, el trabajo no les servirá para salir de la pobreza. El resultado es un cambio gradual, pero fundamental, en el beneficiario del comercio bajo el modelo de globalización imperante. Las ventajas de la flexibilidad de que gozan las empresas al final de las cadenas globales de producción son a costa de la precariedad del empleo en el otro extremo de la cadena. Si éste es el futuro del trabajo orientado a la exportación en los países pobres, el comercio no cumplirá con su auténtico potencial para reducir la pobreza y la desigualdad de género. El estudio llevado a cabo por Oxfam con socios de 12 países, ha supuesto la realización de entrevistas a cientos de mujeres trabajadoras y a muchos jefes de fábricas y de explotaciones agrícolas, a agentes de las cadenas mundiales de producción, al personal de empresas minoristas y de grandes marcas, a sindicatos y funcionarios gubernamentales. Ha puesto de manifiesto cómo los minoristas (supermercados y grandes almacenes) y las marcas de ropa utilizan su poder en las cadenas de producción para trasladar sistemáticamente los costes y los riesgos a los productores, quienes, a su vez, los desplazan a las mujeres trabajadoras. En el Capítulo 1 se explican las repercusiones de todo ello en las mujeres y en sus familias: • En Chile, el 75% de las mujeres del sector agrícola trabaja con contratos temporales, recogiendo fruta durante más de 60 horas a la semana durante la temporada. Pero una de cada tres sigue ganando menos del salario mínimo. • Menos de la mitad de las mujeres empleadas en el sector de la exportación de textiles y de prendas de vestir en Bangladesh tiene contrato de trabajo y la gran mayoría no tiene bajas de maternidad o cobertura sanitaria... Pero el 80% teme el despido si se queja. • En la provincia china de Guangdong, una de las regiones industriales de crecimiento más rápido de todo el mundo, las jóvenes hacen 150 horas extras al mes en las fábricas de confección, pero el 60% no tiene contrato de trabajo y el 90% no tiene acceso a la seguridad social. Las repercusiones de esta inseguridad en el empleo van más allá del lugar de trabajo. Todavía se considera que las mujeres deben ocuparse de criar a los hijos y cuidar a los familiares enfermos y a los ancianos aunque trabajen fuera de casa. Soportan una doble carga y apenas reciben ayuda de sus gobiernos o empresarios para llevarla dignamente. La presión que sufren puede acabar con su salud, desestructurar a su familia y minar las posibilidades de que sus hijos accedan a un futuro mejor. El resultado: precisamente a las trabajadoras que constituyen la columna vertebral de la generación de riqueza en muchos países en vías de desarrollo se les arrebata su parte de los beneficios que el comercio les podría deparar. Sufren las consecuencias los trabajadores tanto de los países ricos como pobres. Las mujeres e inmigrantes de las comunidades pobres de los países ricos –como las trabajadoras agrícolas de EE.UU. y Canadá y las que se llevan el trabajo a casa en el Reino Unido y Australia– padecen igualmente condiciones de contratación muy precarias en los sectores sometidos a la competencia comercial. La presión de la competencia que ejercen las importaciones de bajo coste es claramente una de las razones, pero también interviene la presión que comporta trabajar en el eslabón más bajo de la cadena de abastecimiento mundial de una gran cadena de venta al público, tanto si ésta compra en el extranjero como en casa. Una de las causas básicas de estas condiciones precarias es el nuevo modelo empresarial que ha surgido con la globalización, y que se describe en el capítulo 2. Las empresas minoristas y las grandes marcas se han erigido como la poderosa bisagra entre los consumidores y los productores del mundo. Sus cadenas de producción globales se extienden desde las estanterías de los supermercados y de las tiendas de ropa de los principales centros comerciales del mundo a las explotaciones agrícolas de fruta y verdura de América Latina y África y las fábricas de confección de ropa en el Norte de África y China. Wal-Mart, la cadena de hipermercados más grande del mundo, que lidera este modelo, compra productos a más de 65.000 proveedores de todo el mundo y los vende a más de 138 millones de consumidores cada semana en sus 1.300 tiendas repartidas en 10 países. La globalización ha reforzado enormemente la capacidad negociadora de las cadenas de tiendas minoristas. Las nuevas tecnologías, la liberalización del comercio y la movilidad de los capitales han aumentado de forma espectacular el número de países y de productores a los que pueden adquirir sus productos, creando un sector productivo de proveedores que crece indefinidamente y que se disputan un puesto en las cadenas de producción. Al mismo tiempo, las fusiones y adquisiciones internacionales y las estrategias agresivas de fijación de los precios han concentrado el poder del mercado en manos de un puñado de grandes grupos empresariales que ahora construyen imperios internacionales. Éstos tienen un poder enorme a la hora de negociar con los productores y lo utilizan para trasladar los costes y los riesgos del negocio a los eslabones más bajos de la cadena de abastecimiento. Su modelo empresarial, centrado en el máximo beneficio para el accionista, exige cada vez más flexibilidad a través de una entrega “al momento”, pero con un control más estricto de los inputs y los estándares, junto con unos precios cada vez más bajos. Bajo estas presiones, los directores de las fábricas y de las explotaciones agrícolas desplazan los costes y los riesgos a los eslabones más débiles de la cadena: la mano de obra que contratan. Para muchos productores, la estrategia laboral es muy sencilla: que sea flexible y barata. Para hacer frente a la oscilación de pedidos y a la caída de precios, contratan trabajadores y trabajadoras con contratos de corta duración, exigen objetivos exagerados y subcontratan en la economía informal a productores que están fuera de la normativa y son invisibles. Presionados para cumplir plazos de entrega muy ajustados, exigen que los trabajadores inviertan muchas horas para cumplir las fechas de envío pactadas. Y para minimizar la resistencia, contratan a las trabajadoras con menos probabilidades de sindicarse (mujeres jóvenes, a menudo emigrantes e inmigrantes) y amenazan o despiden a las que se atreven a defender sus derechos. A la vista de estas fuertes presiones comerciales, los gobiernos deberían fortalecer la protección de los derechos de las trabajadoras. Por el contrario, muchos han comerciado con ellos hasta vaciarlos de contenido, ya sea por medio de leyes o en la práctica. Presionados por los inversores locales y extranjeros y por las condiciones de los préstamos del FMI y del Banco Mundial, con demasiada frecuencia han permitido que las normas del trabajo se definiesen de acuerdo con las exigencias de flexibilidad de la cadena de compra: mayor facilidad de contratación y de despido, más contratos de menor duración, menos subsidios y más horas extras. Ello genera una ventaja a corto plazo para el comercio, pero con el riesgo de un coste a largo plazo para la sociedad. Cada vez más, las empresas exhiben “códigos de conducta” que aseguran a los consumidores que se preocupan de que se respete la legislación laboral a lo largo de toda la cadena. Pero las auditorias que realizan en sus fábricas y explotaciones agrícolas siguen centrando su atención en documentar los problemas laborales que existen sin preguntarse por qué persisten. Intervienen muchos factores, desde una dirección deficiente a una legislación nacional laxa. Pero una de las raíces del problema, ignorada durante demasiado tiempo, es la presión de las empresas distribuidoras y de las marcas debido al tipo de prácticas de compra que imponen a la cadena de proveedores, que deterioran las mismas normas del trabajo que dicen apoyar. Cuando nos quedamos horrorizados de las condiciones de trabajo infrahumanas de las fábricas de confección deberíamos preguntarnos ¿quién las generó? La presión que sufren las trabajadoras se inicia lejos de los locales de la fábrica y va bajando por la cadena de compra a través de las estrategias de las cadenas minoristas y marcas comerciales descritas en el Capítulo 3. Su exigencia de entrega “al momento” ha reducido un 30% los tiempos de producción en cinco años...y genera pedidos más pequeños y menos previsibles y costes de transporte aéreo elevados en los casos de incumplimiento de plazos. Las fábricas de Marruecos que producen para Induyco y El Corte Inglés, la cadena de grandes almacenes más importante de España, deben entregar muchos de los pedidos en menos de siete días. “Las tiendas tienen que estar siempre llenas de diseños nuevos”, decía un responsable de la planificación de la producción. “Hacemos lo imposible por cumplir los plazos... Nos jugamos la imagen”. Pero la imagen que ocultan es la de las jóvenes que trabajan hasta 16 horas al día para cumplir esos plazos, recibiendo un 40% menos por las horas trabajadas fuera de su horario habitual. “Una de las chicas está embarazada de siete meses y trabaja diez horas al día”, comentaba una trabajadora de la confección, “y como tiene que hacer un montón de piezas por hora, el encargado no le deja ir al lavabo. Para ella es una auténtica tortura, pero no se puede permitir el lujo de perder el trabajo.” En todos los países, la caída de los precios (para los productores de prendas de vestir ha sido del 30% en tres años) aumenta la presión para recortar los costes; la solución preferida, aunque oculta, es subcontratar la producción a talleres cuyas condiciones son mucho peores. Y cuando los compradores no aseguran pedidos para el futuro, sus intenciones de mejorar las condiciones laborales suenan huecas. No es de extrañar que muchos directivos falsifiquen los documentos e intimiden a las trabajadoras para que contesten las preguntas “correctamente”. La industria de productos frescos –fruta, verduras y flores– es intrínsecamente arriesgada, pero las duras negociaciones que imponen los supermercados pueden incrementar todavía más esta apuesta. Como muestra el capítulo 4, los campesinos de todo el mundo se ven obligados a cargar con los costes y riesgos cada vez que los supermercados establecen los precios mucho después de que se haya embarcado el producto, cuando exigen relaciones de exclusividad pero anulan el pedido, y cuando hacen promociones a precios bajísimos para alcanzar sus objetivos de ventas. “Es la única parte del pastel que nos queda, los costes de la mano de obra”, decía un productor de manzanas sudafricano que exporta a Tesco, el mayor supermercado del Reino Unido. “Si ellos nos exprimen, ese es el único lugar donde podemos exprimir nosotros”. No es de extrañar pues, que los agricultores como él contraten temporalmente cada vez más a mujeres para que trabajen 11 horas al día en el campo a cambio de salarios de pobreza, sin bajas por enfermedad o maternidad y sin seguridad en sus ingresos. Ya es hora de conseguir un comercio con justicia En la campaña de Oxfam Por un Comercio con Justicia estamos uniendo esfuerzos, con organizaciones de todo el mundo, para exigir que las mujeres que trabajan en las cadenas de producción de algunas de las compañías más poderosas del mundo obtengan la parte que les corresponde de los beneficios que genera el comercio. Sus experiencias y luchas constituyen el núcleo de este informe y de nuestra campaña internacional. Todos nosotros exigimos: • Que las compañías respeten los estándares laborales en toda la cadena de producción, también en la parte que sea deslocalizada y que su política comercial considere especialmente el impacto que tienen sus prácticas de compra y aprovisionamiento en la forma en que los productores contratan y tratan a sus trabajadoras. • Que los productores y proveedores de todo el mundo ofrezcan puestos de trabajo dignos a sus empleados, lo que incluye respetar el derecho de las trabajadoras a sindicarse y a negociar convenios colectivos y a eliminar la discriminación de las mujeres trabajadoras. • Que los gobiernos del Norte y del Sur dejen de comerciar con los derechos de los trabajadores jurídicamente y en la práctica, y que hagan cumplir las normas internacionales del trabajo para fomentar trabajos dignos que favorezcan la reducción de la pobreza, la igualdad de género y el desarrollo. • Que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial promuevan los derechos de los trabajadores en todas sus operaciones, en tanto que es una herramienta fundamental para la reducción de la pobreza y para una mayor igualdad de género. • Que los inversores institucionales –accionistas y fondos de pensiones– utilicen su poder en los mercados de inversión para promover prácticas en las cadenas de producción que respeten las normas internacionales del trabajo. • Que los consumidores reclamen a las cadenas de distribución y grandes marcas que garanticen que sus prácticas de compras respetan los derechos de los trabajadores en lugar de deteriorarlos.
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Otros
  • Temas:
  • Ciencias sociales
  • Otros

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Herramientas para la incidencia política de las mujeres en la construcción de paz

Por: | Fecha: 2019

Hace dos años se iniciaron las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC a fin de buscar una salida negociada al conflicto armado. En este contexto y ante la posibilidad de lograr un acuerdo es importante fortalecer alianzas, intercambiar entre mujeres herramientas para la exigibilidad de derechos, visibilizar las demandas y propuestas de las mujeres y el impacto diferencial del conflicto en sus vidas, así como propiciar espacios en los que estas iniciativas sean realmente escuchadas. En este escenario ONU Mujeres en Colombia asume el mandato de la Resolución 1325 para fortalecer el papel de las mujeres en la construcción de paz y contribuir a los procesos de gobernabilidad sostenible y equitativa a través de su participación. Para contribuir a ello, acuerda con la Corporación Humanas, que desde 2011 hace seguimiento y evaluación a la implementación de la Resolución, desarrollar el proyecto “Herramientas para la Incidencia Política de las Mujeres en la Construcción de la Paz”, con el objetivo de fortalecer los espacios de interlocución política y concertación entre las mujeres y el gobierno, y la articulación de procesos y organizaciones a nivel regional y nacional. En el marco del proyecto, esta publicación presenta los cuatro módulos, el primero “Proceso de cualificación de capacidades de las mujeres para la construcción de agendas de paz”, se centra en la construcción colectiva de un diagnóstico que permita la elaboración de una agenda de paz contextualizada, en donde los temas centrales para la garantía de los derechos de las mujeres estén claramente identificados. El segundo módulo denominado “Herramientas para el diálogo político y la participación de las mujeres en el post conflicto”, aborda las nociones de conflicto, violencias, paz, seguridad, derechos humanos de las mujeres y normas e instrumentos nacionales e internacionales para la protección y promoción de los derechos de las mujeres, así como para favorecer la participación de ellas en procesos de construcción de paz y de seguridad. El tercer módulo denominado “Proceso de cualificación en justicia transicional- Por una Justicia de Género”, está enfocado en la justicia transicional, las implicaciones que tiene en el proceso que se adelanta en el país y busca motivar a las mujeres a promover cambios y analizar de manera crítica la forma en cómo desde allí se han abordado los intereses de las mujeres. El cuarto y último módulo denominado “Estrategia de Comunicación para la Incidencia”, aporta en la cualificación de las competencias comunicativas de las mujeres a partir del diseño de una estrategia de comunicación para el posicionamiento de la agenda de paz.
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Libros
  • Temas:
  • Ciencias sociales
  • Procesos de paz
  • Conflicto armado
  • Otros

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Herramientas para la incidencia política de las mujeres en la construcción de paz

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Ley 1232 de 2008

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Gestando la paz, haciendo memoria: iniciativas locales de construcción de paz en Colombia desde la perspectiva de las mujeres

Por: Johnny Enrique Meneses | Fecha: 2019

La Cumbre Nacional de Mujeres y Paz tuvo lugar entre el 23 y el 25 de octubre de 2013 en Bogotá D.C., fue convocada por nueve plataformas y organizaciones de mujeres en Colombia y contó con el apoyo de diferentes embajadas, organismos internacionales y el Sistema de las Naciones Unidas bajo el liderazgo de ONU Mujeres. Su principal propósito estuvo orientado a “convocar a la sociedad colombiana en general y a las mujeres en particular, a la participación activa en la construcción de paz, dimensionando el proceso de refrendación, implementación y verificación de los acuerdos de la Mesa de Conversaciones en La Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, y contribuir a su discusión a través de propuestas de mujeres colombianas representantes de diversos procesos y experiencias organizativas, referidas al Punto 6 del “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la Construcción de una Paz estable y duradera”. En la Cumbre participaron 449 mujeres representantes de organizaciones feministas, de Derechos Humanos, campesinas, de víctimas, indígenas, afro-descendientes, estudiantiles, juveniles, ambientalistas, lideresas del sector empresarial, iglesias, representantes de los sectores educativo, académico y cultural, y centros de investigación, centrales y organizaciones sindicales, organizaciones raizales, medios de comunicación y deportistas. El presente documento sistematiza 42 experiencias locales de construcción de paz, participantes en la Cumbre Nacional Mujeres y Paz, cuatro de las cuales fueron seleccionadas como panelistas para un intercambio dialógico con experiencias nacionales e internacionales en torno a: 1: El papel de las mujeres en la refrendación y verificación de acuerdos de paz en clave de lecciones aprendidas, riesgos, oportunidades y caminos viables, y 2. Las implicaciones regionales de la implementación de los acuerdos desde las voces de las mujeres.
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Otros
  • Temas:
  • Ciencias sociales
  • Otros
  • Mujeres

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