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Imagen de apoyo de  El Católico - N. 1

El Católico - N. 1

Por: | Fecha: 16/05/1863

ptldemos cnllflr porque seriamob crim:nales delante de Dios i de' nuestra conciencia. Los E nt:aqlles bruscos 1 repetidos que se dan hoi al Cato­licismop, son la :ínica causa que pnede ponernos la pluma en la nm¡ no para haccrnos de nuevo periodi:otns. Amamo~ nuestra 1 relijion como 11 •n.em ni a de nu~:.~tra mad re: aun mas: Ulas quue nuest1·a libertad. Creemos gue este sentimiento es univvers 1!. N tda hai in as gr.ude. ma!l uhlime para el corazonn humano que es 1 creencia s.mtu, llt·n·J ele consu~l 'S, llena dde esperanzas. Todo puede perd~rse i Cl)n toda pérdi da puedde conformar'c una alm'l bien form'lcla, pero con la pérdida 1 de su relijion,nuncn. Ella es el únicr) patri nr)tlio del desgracci do; i patrimonio tan rico, que' los pobre!" de here. dados <'de la tierra si tienen fé, alzan sus ojos al Cielo i pueden 1 compadecerse de los opulento.~ i felices. Con la creencia santa !)ne vnnws n drfcndrr fut; mccicn nuestral cuna. La 111UJl'r cri,tiana que nos di '1 ¡1 ln7., no~ la hizo mamar con la leche de sus pechoq. Es<\ creencia ha emi..ulzado nuc~tro~ suft imit~ntc;s, nue ·tra!l mi.;erias. ¡Es tan 1 dulce rogar a Dios! ¡ E~ tanto consnel.l e!lperar en su rmi eric0rdi~ i en su justicia ! - 'fiene llc1 ta poeQin el Cato licismo, bl fuerza la verdad de suq doctrinas, que no sube!mo~. no acertamos a esplicürnos cómo puede haber hombrees qut•, dC5fliH·s el,• haber Vtsto;los prodijios de la :varc1 1jen nun p >lvo al Cielo. No compren­demtlS c~omJ puedt\ h tb~r hom 1 >rc.~ r¡u·~. de pite•: de h 1ber hecho ccorrer rt >!1 ele M111gre i 1, grin1:1q, quieran r11m ,>Jjar; al p.1e'Jl J de !o Ú;-¡ic > <¡ 1e 11! r¡tt ·d-1, sn rclljion. L·J h lbri 11no~ duuacl) aprs tr el.:! lo.; hechos que he n lS ¡nrcseuciado i qu nos h1n hecho r.riza1 de horror¡ lo h 1hrimmos (ludarlo a¡J~~nr de la proclama del Gohcr­bador dtcl di-;tritu feúl!r·l! . 111. 1d 1 ;1! pulJ!ieo con ·OL'I\•Ion (fe la e Jllll ion de ln'l mnnj de StiS ll1'l'l\l'ltórioq ; lo babri.am•os dudado aun d "llll ' leer ], hoja sueltél ulJJ¡ca,<,t;a en C. 0!1, dins j firmada p~r ." una cnlJcza fresca, en <¡ue etot&.n C. tampados Jos ~l{;Ulentes concep- OS : " Como dc~cuajAr un árbol tres vece!l secular sin conmovcer el huerto t¡uc lo encierra? ¿ Era lójico, con· eniente! o posible 11uspender tnn delichda operacion al primer dloloroso grito del paciente ? . • • . . . . • . . • . . • " '' Dejjar la semilla (bs mona!lterios ele monjas) para ue fecmndara mas tarde, tro'nchar el árhol ~or mitad, para que retoñara en seguida con mas vigor, era tanto como hrucer e5tér illa medida. Hecucrdcse que la revo­lucio~ t nudole Los sacerdotes a quienes, de derecho, tocaba esta mision, están aterrados por la persecucion de que son víctimas, i por eso nosotros acometemos la empresa. Dio·s nos fa,·orecerlt. por que defendemos su cnusa, pnr que no podemos creer que él envejezca, porque tenemos las misma!'\ ideas qhe espresa el elocuente Poujoulat en el sig-uie11te parrafo de su "Historia de Jerusalen: " •• " :.\luchos e cng11ñan en punto al carac•l'r i a ll\ naturaleza de la Relijion Católica, la relijion de los pro. jenitores, no viendo en ella mas 'lUe una forma necesaria, mente destinada a recibir diversas modificaciones segun las Yici5itude de los :iglos. El Catolicismo no es como una vestidura de J eQucristo e¡ u e puede cambiar como t11das las imájenes del mundo cstcrior, sino la misma doctrina cr:~t · . 1 1 e'13eÍHIre clel Dio Renentor. Siendo esta düctrina In verdad, debe per everar i ::-cr eternamente la misma, porque la ve1 dad pen>e\·cra una e inmut:lhle encima de la vida i del tiempo, encima de hs remolinos de polvo que levanta el error, encima de Jos perpetuos trastomos que se verific·tn en el mundo. No es, pues, filusofi.co, ni lójico, ni ad111isiblc dccír que puede haber una nue:•a verdad relijiosa adecuada a cada grand~~poca de la hls­toria de la humnnida 1cer ese análisis, se :1ace nece!lario abrir las pO.­jinas ( 1 ·' istoria del mundo i prtsentarlo tal como era al tiempo ,.1. la venida d~ Jesus. . Como la <1teri11 es mu1 vasta,la trataremos en una sene de artlculo~.- cer, el bsurdo de que esta relijion de caridad i ' paz es n.t",!'ria a tocia idea de progt·eeo i de verdadera libertad. unet\ e prueba este aserto, pero se repite siempre para aperlo penetrar bien en la masa del pueblo que no medita. te h~t sido el sistema de nuestros liberales. Nosotros ovoéamos la polémica, los escitamos formalmente a que nden E'n razones estos conceptos, i no3 comprometemos i rebatirlos.-- Bien sabemos el riesgo que corremos, eear de las garantías que nos aseguran tener. Pero no V'amos a empezar.--Despues de muchos años de luchas i de sanrrre, el pueblo rei que habia empe~ado por ser una colonia~ de bandidos, era dueñc del mundo. Tiberio era el César i el mundo era romano.-Nadie resistía al poder del coloso que to~o lo hahia absorbid~, i los pueblos sufrian el yugo c.ontentaudose con una sonnsa de :¡u se­ñor.- La piones que se ven al rededor de una mesa de juego, i las matronas romanas presencia­ban esos espectáculos, e insultaban al gladiador caido.­Cnanto mas alta era la ola de sRngre vertida por aquellas víctimas de la ferocidad romana, mas se encomiaba la munificencia del César.-Diez mil gladiadores murieron en una sola de esas fiestas que embriagaban de placer a lo!! espectadores. La satisfaccion de la venganza, era una virtud. La debilidad, un crímen. La compasion, objeto de burla, i la desgracia no en-contraba un eco consolador. Un solo pueblo, confinado en un rincon del mundo, tenia idea de la inmensidad de Dios i de sus atributos.­Sabía que este. Ser único i omnipotente se hab1a revelado a sus antepasados en melio de prodijios, habia celebrado con ellos un pactn, les había dictado su lei i los habia mantenido por muchos años en medio de un desierto, de un modo milagrosa; pero este pueblo de dura cerviz habia prevaricado tantas veces, i babia pasado en castigo por tantas peripecias, que la lei de Dios estaba ca11i olvidada.­Los setenta ancianos que Moises habia elejido en el desier­to para que le ayudaran a gobernar el pueblo de [srael, babian venido a reducirse al Sanedrín, especie de Senado compuesto de doctores que tenian la mision de esplicar la leí, pero que no pqdian fijar su &entido.-Habia varias sectas en el pue.:>lo escojido, pero las principales eran cuatro:- La de los fariseos, que no creían nada eo el fondu i po­nian todo su conato en las esterioridades. La de los saduceos, que creían que el alma humana perecía con el cuerpo, i que la resurreccion universal se refería a las masas, no a los individuos, porque Dios no se curaba de las personalidadc~. La de los eseniaoos, e:. p .ci c de monjes que practicaban algunas virtudes ape~ar ue cree r en ¡,, infalibilidad del destino, pero que encerraban sus creencias en un e trechu círculo i se cuidaban celosamente de los no iniciados. 1 la de los terapeutas, que tenía puntos de contacto con la de los esenianos, pero cuyos individuos eran mas místicos. Tal era la situacion moral del mundo, cuando un jóven oscuro, nacido de una familia pobre, tan pobre que bu madre lo babia dado a luz tn un establo, empezo a predi­car contra todos los vicios, i llamándose hijo de Dios i Dios él mismo, esplicó la lei que solo el pueblo escojido eono~ía, disipó las oscuridades en que el tiemp(l la había envuelto, i probó su mision sobrenatural con milagros &orprendentes i con una conducta sin tacha. En vez de la venganza, enseñó la humildad. Encomió la castidad, i hablo con las cortesanas para hacerlas castas. Elevó a la mujer a la altura del hombre, e impuso a este el deber de respetarla. Santificó la pobreza, i ofreció a los desgraciados un reino eterno en compensacion de sus padecimientos. Hizo caer la argolla de los esclavos, mandando a los hombres amarse como hermanos, i prohibiéndoles hacer a los demas lo que no quisieran se hiciese con ellos. 1 finalmente : hizo conocer a la humanidad su destino, su dignidad i su mision. El hombre Dios que enseño esta nueva filosofía en medio del único pueblo que podía comprenderla, fué lle­vado "por ese púeblo al patíbulo del esclavo, i espiró en él rogando a su padre por sus verdugos. Tres dias despues, los hombres rudos i cobardes a quienes se había asociado i que llamaba sus discípulos, aseveraban IR reeurrec.cion del j6ven carpintero, i los ue guardaban el sepulcro, no pudiarn, en cadáver cot1fladu a su custodié\. es rudos i cobarde~. siguieron en­tónces. con talento pasmoso i con \'alar ~in igual. la habor· del nazareno crucificado; i todos de consuno reconuci1eruu en Pedro al Jefe de su Iglesia. Esa Iglesia iba: tomando de día en dia proporcitone!l aterradoras para los jentiles i para los judio{, La $Htngre del Nazarenu, semilla fecunda, iba fru~tificando, i el ¡patí­bulo infame en que murio, iba civilizat)do al universo sor­prendido, i convirtiénduse en objeto de adoracioh. Las sectas en que est.tba di,·idida lu creencia judlia se unieron entonces en un odio comun contra los cristiamos, i la sangre de estos empezó tambieu a correr i a ha .:.:. &ucesor de Pedro por su Jefe e~ptritual. . . (J mo nosotros creemos que Jesucristo es D10s, 1 ~ue Dios es la verdadera sabiduría, creemos que la doctnna que él predicó es la que encierra la verdad. ComG la ~er­dad es una i eterna, no creemos que deje de converm a ningup paia del mundo, ni podt';mos imajina:-~os qu"' haya hombres que puedan hacerse, en sus concepciOnes, pe. riores a Dios. Sinembargo : hasta allá llevan algunos la insen ~tez Ch. 11u orgullo, i otros su codicia i su mala fé. . ¿I qué es lo que pretenden darnos en camb1o del ~a~o­licismo ? ¡ La reforma protestante, la nada !-Su umco fin, diglt.moelo t~Ín rodeo, es ¡10der continuar 1 ob;mdc a maneah·ll. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. i Quiera D:os, tener misericordia de ellos, i cegarlos 1 ¿A qu6 ~e reduce una rehjion sin dogm::~s, sin misterios, como a Saulo! sin sacerdotes. ~in culto, sin un centro de unidad ? Los -o- innovadores afact<~n no desconocer Jos inmensos bienes ES REALMENTE INCOl\IPATTBL~~ EL CATOLl- que la idea cri~tiana ha hecho a la libertad i a la civiliza- CJSMO CON LA LIBERTAD? cion, pero distinguen maliciosamente entre la relijion cris­El eimple exámen de su doc~rina i de su carácter no• baetaria para probar hasta la sacredad que no .. Pero no~ proponemos ir mas allá, i, apesar de nue~tra JUventud r nuestra ignorancia, nos cre~mos cap~ces d~ demostrar tambien que ninguna creenc1a arm~Uiza meJOr los dere ­chos del ciudadano con los del meJIStrado, los del que obedece cun los del que manda¡ i en fin, que la influencia del Soberano espiritual residente en Roma i que dá uní­dad a nuestra fé, no es temible para los ciudadanos que desean ser libres, sino para los ambiciosos que aspiran a 11er omnipotentes. · V éamoslo.-Mandándonos obedecer a las potestades aunque séan díscolas, ee n~s impone un precepto que pro­hibe la rebelion i garantiza los derechos de los soberanos, reconocidos. El mismmo Cristo mandando '' dar a Dios lo que es de Dios, i al César lo que es del César,, i san pedro i san Juan respondiendo cuando se les prohibía predicar " prirne~o _está obedecer a D!os gue ~ los hom­bres," pusieron l1mrtes a nuestra ohed1encra, r. n_os ense­ñaron a ser sumisos sin ser abyectos. ¿Qué hrcreron los cristianos durante tres largos siglos de atroz pcrsecucion, bajo el yugo de esa larga série de monstruos CNO­nados, i degollados luego por la soldadesca desenfre­nada, que se babia hecho señort1 de la señora del mundo ? Bastante valerosos, bastante independientes para desafiar el rigor de lo11 majistr ndos i la ira. de los J óspot~s, ~uando se les mandaba una co8a contrarra a su concrenc1a, se dejaban descuartizar sin resistir, sin quejar~e siquiera, respetando el poder que los heria, a pesar de que por su nÍimero, que crecía de dia en dia como la espuma de los torrentes, hubieran podido hacer pagar bien caro a los adoradores de estátuas su fanatismo sanguinario. Esta resietencia pasiva triunfó al fin de los amos de las nacio­nes, que veian ya con terror la potencia moral que había de servir mas tarde de barrera contra las usurpaciones del poder civil i de freno al despotismo. Desde su cuna, la e1posa del Cristo ha contado siempre entre sus mas encarnizados enemigoe a 1os ambiciosos i a los tiranos. Ninguna teoría deslinda mejor que la doctrina católica las funciones de lo:> poderes civil i espiritual, los deberes del ciudadano i los del relijip'riario. Ella nos manda amar a Dios sobre todas las cosas i al projfmo como a nosotros mismos, i como consecuencia ·del segundo precepto, nos prohibe hacer a otro lu que no qni.si.eramos qu~ nos hi­cieran a nosotros. El poder espmtual debe .hacerlos cumplir entrambos, su influencia se ejerce sobre los cora­zones i las conciencias, su medio de hacerse obedecer es la persuacion, su sancion está en el Cielo. El poder civil debe hacer cumplir el segundo ; pero ~iendo por su na­turaleza incapaz de influir directamente sobre los espl­ritus, tiene por apoyo la fuerza i por sancion las penas corporales. Estando destinados entrambos poderes a mantener el 61den i la moral entre los hombres, i siendo la m o. al única, no puede haber lucha entre los dos, sino cuando el segundo, olvidandose de su mision, ordena la maldad. .Entónces el cat6lico resiste la obediP.ncia deJ manduto que vi-olenta su conciencia, i se somete resignado a la pena que se le impo.nga por su desobediencia.Obrando así, ni es abyecto, :ni reHelde. En Dios encontrará la reeompensa de su sacrificio, en Dios, cuya justicia infinita tomará cuenta de sus actos a tc;>dos los príncipes, a todos los gobiernos. i Puede hermanarse de otro modo la su­mision del súbdito leal con la noble altivez del hombre libre? Los impíos del siglo pasado, atacando el cristianismo en todas sus formas, fuerorl mas lojicos, mas francos que lo• partidarios de esa nueva secta que pretende hacer y.e uweetra fé un aietemn filoeófico, i del CristCl Lll demagogo. tiana i la católica romaua; suponiendo en esta una ten­dencia a destruir lo! buenos efectos de aq11ella. Pero nos otros preguntamos ¿son estus buenos efectos obra de los tres últimos siglos? pueden atribuirse al protes­tantismo, conjunto de millares de sectas nacidas ayer, diferentes i enemigas unas de otras? Nosotros asegura. mos que no; i si hai quien nos contradiga, Balmes, Frai­sinous, Sir William Cobbett, i otros, nos suministrarán abundantes i poderosos argumentos para probar que la llamada reforma no ~olo no ha activado sino que ha en­torpecido la marcha progresiva de la civilizaeion moderna. Prcgu11ternos a la historia ¿cual es el oríjen del poder político de los Papas? ¿ Cuales la causa 1 los efectos del grand e ucre cent nmiento que tuvo en la edad media? ¿Cuál el motivo de las luchas entre la tiara i las coronas P T últi tnam ente ¿ es peligroso boi ese poder para la libertad de los pueblos o para la estabilidad de los gobiernos ? Ni aun los niiios ignoran que, a la caída del imperio ·de occidente , la Italia, destinada desde entónces para ser el teatro de los combates i el premio de la victoria eu casi todas las guerras europeas, era presa de la mas horrible anarquía. Roma, acometida sucesivamente por los griegos, i las diversas tribus de bárbaros, no estaba tr anquila bajo el yugo de ningnn señor. El que la toma­bA, d e~ pu es lle 10bar i degollar a sus m01·adcres, se apr e. su raba a reparar las brechas de las murallas para resistir al que ven ia tras el. En medio de tantas calamidades, los romanos no encontraban amparo sino bajo la capa de los Pont ífices. E stos tomaban las alhajas de las Iglesias, las entregaban al vencedor como rescate del pueblo, i hac ían ce sar la matanza i el saquéo. Cuando el oro no bastaba, el príncipe de los creyentes se presentaba casi solo, con la cruz en la mano al enemigo, ofreciéndose plir vlctima a su furor, e implorando su clemencia en favor de los ciudadanos. Nadie ignora que de este modo hizo an Lean volver a su vaina la espada de Atila. El pue­blo se acostumbró poco a poco a obedecer a su único protec tor, al único poder estable en medio de tantos cam. bios. Pi pino no creó, sancionó el poder· civil de los Papas. Continuemo~.-EI mundo había dejado de ser romano. En Roma acababa de cumplirse la tremenda leí de fspia­cion de que el Set~or no ha eximido a ningun pueblo conquistador : arrastraba ya la misma cadena que SllS esclavos. El imperio sufría el castigo de la asquerosa disolucion, de las horribles abominaciones con que se había manchado bajo el reinado etc los predecesores de Constantino. Los bárbaros, despues de haberlo llevado todo a sangre i fuego, habían sustituido a todos los po­deres i a todos los. der~chos su v?luntad i su espada. Cada roca, cada emmencra, cada colma sostenia un cas­tillo, i cada castillo tenia un Señor, dueño absoluto de las vidas i de las fortunas de los infelices habitantes de los alrededores. En tiempo de guerra, ( i este era enton. ces el estado normal, porque cada señor era enemiO'o de !!U vecino ) los castillos se convertían en fortaleza~, ¡ los castellanos en bandidos; i los infelices esclavos no sabian qué temer más, si las espoliaciones de su señor o las re­presalias del contrario. Los monarcas, revestidos solo de una soberanla nomin_al, i tan bárbaros, por otra pflrte, como sus turbulenlos vasallos, eran con frecuencia meno~ poderosos que estos. En medio de tanto desórden no había otras leyes conocidas que las canonicas; entre tantas tinie. bias no babia mas luz que la de la Iglesia, más tribunal respetado q~e el del Po~tífice de Roma. Oigamos lo que sobre esto dtce Mr· Ancrllon. "En la eda;1 media, en que no babia órden social, él pontificado ~alvó tal vez a Europa de una entera barbarie. Creó relaciones entre las naciones mas lejan~:ts; fué un centro :comun, uó lazo de union para Jos Eatado~ aisl11dos; fué un tribunal !!Upremo, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 l~L CA.TOLICO. elevado en medio de la anarquía universal, i cuyas sen­tencia! fueron algunas veces tan respetables como re¡,pe­tadas : previno i contuvo el despoti!;mo de los emper ado­res, reemplazo la falta de quilihrio, i. disminuyó los• in-convenientes del réjimen feudal. · "El poder pontificio, disponiendo de las coronas, im­pedía al despotismo hacerse atroz; así eu aquel tiempo de tinieblas, no vernos ningnn ejemplo de tiranla compa. rabie a la de Domciano en Roma. Un Tiberio, era im­posible, Roma le hubiera aplastado. Los grandes des­potismos llegan cuando los Reyes se persuad'en de que no hai nada superior a ellos; es entonces que la embria­guez de un poder ilimitado enjendra Jos mas atroces crí­menes." Qué uso hicieron los PontíficPs de su poder ? Hacer de los monasterios otros tantos asilos para las ciencias ol­vidadas i para los inocentes per~eguidos, i, estableciendo la trégua de Dios, conceder algunas horas de respiro en cada semana a los pueblos oprimidos. N un ca amenazaron a estos con la cólera del cielo; nunca lanzaron sus terribles anatemas sino en castigo de las maldades de los grandes. Si alguna vez apoyaron a los príncipes, fué contra esos ambiciosos turbulentos que se rebelan contra todos Jos poderes invocando el nombre del pueblo. Despues de larga i sangrienta lucha, el nombre del pueblo vaga todavía en sus labios, la sangre del pueblo tiñe sus manos, i llena sus arcas el fruto del sudor del pueblo, rniéntr11s este, hambriento, de~;nudo, diezmado i oprimido, les demanda en vano la libertad i el bienestar que le ofreci~oran cuando se armaron en su nombre. La dictadura pontificia fué, pues, hija de las circuns­tancias i benéfica para las naciones. La ambician inmo­derad~ l .se conci~~ fácilmente en un mon11rca que espera trasm1tn a sus hiJOS el poder que se adquiera con la vio­lencia o con lu intriga, rero no en un Papa a quien debe suceder un estruíio, tal vez un desconocido. Siendo el despotismo el unico sistell)a político i la relijion la única hase social; resulto una confu!!ion de que los monarcas quisieron aprovecharse mns de una vez para usurpar los derechos lejítimos de la 'l'inra. Queriendo d?mi.na~ sobre las almas como sobre los cuerpos.quisieron drstnbUlr los cayados de lo8 pastor~s de la Igles1a entre aus favoritos, por. lo comu~ ~an ineptos ~omo corrompidos. Algnnos pretendreron dec1drr en rnatcnas de fé, i ol>li,.11 r a los prelados a recibir en sus iglesias a los hcre ikrc~s . n?die ignora las pruebas a. que estuvo sujeta la m11gná~ mm a firmeza de san Atanas10. Esta lu1 sido ca~i siempre la causa de las luchas entre In Tiara i las coronas. Si no temiéramos prolongar demasiado nu€.stro artículo mucho podríamos decir a favor de nuestro tema consul: tanda la historia de las guerras relijiosas. Tr~l vez en otra ocasion p~drémos combatir l.a idea de los que suponen al protestantismo capaz de meJorar la condicion de todas las. clases sociales, i especialmente la de las clases prole­tanas. ¡ Pobre.s Irlandeses! ¡Que vuestras lágrimas, que vuestros gntos de dolor no puedan salvar el mar i llegar hasta no_sotros! . Así los infelices a quienes se pretende enganar, venan lo que es el protestantismo para los pobres, verian el espectro haraposo i descarnado de la miseria, oculto tras las biblias doradas que se le ofrececen tan baratas ! Concluyamo11 con la ultima cuestion. ¿Qué gobierno ee cree hoi amenazado por la influencia moral de la Corte de Roma sobre sus súbditos? Creemos que ninguno. Varios de ellos, en momentos de conflicto, se han apode­r! ldo de los bienes que la munificencia de los fieles había destinado para sostener el culto del Dios vivo i para man­tener a los sacerdotes i a los pobres. La Iglesia Romana no ha usad() de su ascendiente para sacudirlos. Solo cuando se ha pretendido hacerla esclava, ha defendidocon enerjia su independencia, porque hoi tiene que cumplir como ha c:.umplid siempre el mandato divino que le orde-na ll·enar su mision de llevar las almas al cielo, sin atUen­ritl i aun a despecho de los fuertes de la tierra. -o- • REPRESENTACION QUR LAS SBÚORAS DE BOGOTA,NO SE ATREViERON A FUMAR Señores diputados a la Convencion constituyente: Aunque las mujeres no gozamos de derechos dt eiu­dndan, ia porque nuestra mision es otra sobre la tiera, st ?~s d~ ~a naturaleza el . derecho de clamar contrr. una lnJ~S~rcra monstruo~~. 1 a vosotros os impone, ¡J>r la posrc10n en que estars. colocados, el deher de atendlfnos. No es un~.~alanterra lo 9u~ pedimos de vosotros no : es que os extJrmos e[ cumphmrento de vuel!tra misim. . ~.no de los ;aracter.es que distinguen a los pteblos clVlhzados es, Senores D1putados, el respeto por la n ·e L 1 b . 1 . llJ r • . a 1ar ane es a ún.rca que_ induce al hombre a abu:ar de su fuerza para ultraprla, La cr.e~~~cia ~elijiosa de cada pueblo e~ otra de la~cosas que la c1vrlrzac10n hace respetar. No es 1~ libert~d de los salvajes la que quereis esta­b~ ecer aqUJ. As1 lo creemos, así debemos creerlo Pues b1en, salvadnos. En los dias 6 i 7 del corriente. los hombres abwando de su fuerza, han arrancarlo viol~ntamente de sus a1ilos ¡ hmzado a las calles de esta ciudad a las virjenes nrida­des, violencias i rleprepaciones que so han coll!etido. ¡Gloria. al Sr. Ancíza¡· autor ele! proyecto 1 , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Católico - N. 1

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Por: | Fecha: 16/05/1863

ES T ADOS-UN IDO S DE C OLOl\1 BIA~ • e TA OFICIAL 110 I ~ MEDELLlN, lG DE MAYO DE 1863. ~ NI'llll 7 .;. • ~ ( t· ======~======~=========================== SUMARIO GOBIERNO DE LA U~ION. Exposicion del Pbro. Dr. Frnnriseo de P. Orvegozo .. ' , . 27 Circ~lar del Din'elor jrnl. del sen 'icio de correús na~Ionales .. 28 CJI'ctlar del Secretario de Gobierno, a los Jefes J}lUnlclpales 1 AI,aldes, relati va a la anterior. 29 GOBIERNO DEL ESTADO. l\'()la tic! l'resitlente del Tribunal Superior. 29 LEiISLATURA @;O~STITIHENTE. Acta • 29 Lista de Jueces de hecIJo. 30 GOBIERNO DE LA UNION. EXPOSJCW~ QUE EL PRESBíTERO DR. Fn.~NCl5CO P . ORVEGOZO HACE DE LAS RA­ZO:' iE5 QUE JUSTIFICAN, EN SU CO:',sde entónces estoi inmóvil en lil ol'illn Ye­nezoann del Túchira mirando de hito en hito para los horizon­tes de la ql1erida patria, suspirando por olln, deplorando Ja gller­ra que 111 Jew'llye i aramIo a Dios por In pal. Lo; comb,ttes mnrchnron del Selentrion al Mediodía de la Re­púbJ¡; a; el Node (mi suelo nalal) i centro de ella recobraron i gozan de trallquilidad, i en el Snr, segun co municaciones Ilni­fonms parti':l¡\:¡ res, i de la prensa, se ha cel ebraJo o se está aj us­lüud\ i la pazjencral. Si he de volver a mi patria ha de ser pron­to, porque mi vida septlIajenaria i achacosa se está acabando, asi como los medios de sostenerla en pals eslranjero i l0s cle res­lltuille nI propio ('1 Hlllmo retazo de el13. La nOotaljia por otra parle es enfermedad mas violenta en la YI>jf" f., yne tiene poco suj'3to para el rel ledio. Tal es la necesidad Jc regresar a mi patria, que sinjuzgar mas que por lo poco que he indicado, la lIecesidad es de nqueJlas que dispe¡:¡snn nI cristiano de los pre­ceptos de la Jglesia ; i por eonsigl:liente a un simple sacerdote Ilnciano corno yo, de ejercer mis funciones, si esto fuera preciso para suln'enir a aquelln premiosa i vital necesidad. Ya empieza J ,"crse la inocencia i aun el deber de mi reconocimiento al Go~ bierno nclunl de mi pa lria i de mi slljecion a los decretos qUe r.i,len en elln, deno lllillad03 de .' tllicion ,~ ~ de "desnmortizaclO.n de bienes de manos muertas)) ; o mas bien, que este reconocI­mien to i esta snjecion no se oponen a mis deberes de sacerdote cristiano, reconocimiento i sujeclOn sin cnyo reqnisit.o, miénlras subsi,tan los decretos, no me es dado voher a mí patria en dOIl­de únicamente puedo atender a mis últimos dias. Para re~ol\'(~ r­me obre esta mnLe!'Ía llevo p['e~ellt8:i 105 tres siguientes orá­culos di\·JnQ~. .Mi reino no es de este mundo)) ; .Obedecer a las áutoritlades establecidas)) ; "Dad al César lo que es del César i a Dios lo que es ¡Je Dios". Jesu-Crislo 110 dió constituciol'les ni leyes polilicas pal'n los pue­blos, ni organizó ni dió reglas para organizar sus gobiernos, «mi reino, dijo, no es de este mundo)), dejando así estn materia en las manos i poder de los pueblos misnJOs, con entel'il indo­penclencia de toda auloridad sobre la tierra, i dp.jnlildo en e,tas sus sagradas paljlbras santificada i sancionada C01110 único princi­pio de la lejitimidad i autoridad de los gobieruos del siglo, la so:,¡beralilla de los pueblos. Ilai o tra palabra en la santa niblia que consagrando tambien la supremasia de los gobiernos del mupdo. es una regla de la moral cristiana; esa palabra es: Itobediencian. Debemos obe­l'lecer: "obedecer a las au toridades establecidas,· ; no nos es per­mitido resistir a ellas, porque el que resiste a la potestad resiste a la ordenacioI'J de Dios. Solamente se esceptúa de esta regla en caso ¡je que el mandato de la autoridad temporal sea contrario al mandato de Dios, pues entónces -es p"'imero obedecer a Dios que a los hombres ••. Pero los decretos de 4:luicionll ¡ de "desa­mortizacíon de bienes de manos muertas. se hallarán respecto de mi en contradiccion con algun precepto de I.lios? El decreto de utuicionll i sus aelal'aciones se redneen a pro­hihir, bllJo la pena de e traliamiento del territorio. que los mi­nistro~ de un culto, cllal'1uiera que este sea, ejerzan sus funcio­nes sin el pase o aut@rizacion de la resFectiva autoridad ci\'il. Concedt'r a Uta sacerdote el pase para que ejerza sus funciones, no es imstituirlo en dignidad ni en beneflcio, ni comur.Jicnrle el Espíritu Santo, ni confel'irle la gracia i la potestad espirituales, lo que seria una usurpaclOn de la potestad eclesiósticil, sino con­cederle el permiso secular para que en el territorio de la Nacion ejerla las fUllciones que ya tiene recibidas de la 19lesin. El de­creto mismo reconoce esto, \' i~to que reconoce que el minislro, óntes de oblener el pase, ya tiene sus funciones par:l cuyo ejer­cicio es que necesita el pa~e: EJERCER "es Ft;i'\CIO:\'ES, dico el d ecl'l~ to. "Pnse" quiere decir: no IlId dificultad p(yrpnrte del Gobierno; el Gobierno no le impide, el Gobierno le permite &. Usa el decreto igualmente de la palabra "/llltorizacion" que podría prestarse a otra intelijencia; pero la u a claralllentecomo sinóllimo de "pase", "el pase o autonzacion", dice el decreto; i como esta p¡¡labra es la espre~i0n con que se signifka qlle 1.J autoridad ciril no impide que el ¡;j1inistro ejerza las fUllciones qlle yn liene seglln Sil rel ijlO n, la palllbra "aulo¡iz:\cion" que la sigile COIIlO sinónimo o aller:HltIvamente tiene la misma ,igni­ficaci0n en el decrelo . No terno error abrigando CSlR intdiJen­cia, i menos temo, viendo que el único Iilue puede declilrar el sentido de una disposicion es el que la dió, i el Gobiern@ que dió el decreto lo declaró en el mismo sentido despues en pit'zas oficiales i mas aun en el modo de ejecutarlo, pues cllondo lo ejecuta no conflcrc facultades ni otra cosa hace que recibir el sometimiento n la condieion de l pase. Un Gobierno puede i debe dictar todas las pro\'idenriílS filie juzgue convenientes para la segnridad i buen órden, i el Go­bierno de los Estados-Unidos de Colombia declaró que hal.Jia dictado, en cumplilJliento de este deber, el decreto de "tllicion-' para impedir que 105 mir.Jistros del culto que inspira en fundn­das sospechas contra la segllridnd u órJ('n ::llblic05, perj IIdica­sen con la nutoridad de sus funciones. El Gobierno no infirió. dalia ni injurill, porqne el que cumple HI deber 11 nadie ofenúe Pienso 14ue se equivocó en snponer en pI clero una inllllellcia i uisposicion terribles ; pero al Gobierno le tocaba j nzgor de ellas. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 28 GACETA OFICIAL Un Gobierno puede prohibir en su terrilol'io el ejercicio de una o mas relijiones; i si puede pr@hibirlas alJsolutamenlc, mas bien puede imponer restricciones o condiciones a su ejercicio. En cuanto al decret0 de "desamortizacion Ele bienes dE: manos muertas": corresponde a la socie'llad, i no se puede dejar de reconocerle, el eminente dominio sobre todos los dominios i pl"Opiedades civiles o particulares, el cual consiste en poder dis< poner de todos los bienes i de toda cosa con tenidos en su ter­ritorio, si la s31ud o la conveniencia de la sociellad lo requieren~ sall!ld i c0nveniencia que solo el Gobiel"t~o debe pesar i juzgar sin responsabilidad, sino ante la mi~ma sociedad conforme a las leyes; haciéndose, por lo tanto, todas las enajenaciones i ad­quisiciones de bienes, gravadas siempre C0n la superioridad i preferencia de aquel eminente dominio. Las manos muertas no adqttirieron sus bienes por aIro derecho que el establecido flor las leyes civiles, como los habian adquirido las personas l'larti­culares que se los h';¡smitieron, ni por otros títulos que los ci­viles de compra-venta, cambio, donacion, legado &, como es- 1as personas los habian cOlIseguillo, i cou la misma condicion con CJue los poseian, de permanecer sujetos al eminente domi­ni0 de la sociedad civiI; i como las manos muertas no ad'1ui-rieron elil los bienes un derecho mayor que el que tenian los que se 105 tras~nitieron, se tiene que conocer que las manos Jnuertns han poseido sus bienes sLIJet6s al eminenle dominio, a quien pertenece disponer de ellos en ciertos casos: "Dad al Cé­sar lo que es del César". Por tanto, las manos muertas RO tie­nen mas derecho contra la desamortizacion de sus sienes, q~e las personas particulares· contra las desapropiaciones que han sufrido de los suyos. "Dad al Cesar lo que es del César"; esto en cuan to al derecho. curado manifeslar la mellar conlradiccion que les ha sido pIDsi­I ble en sus acciones i su lenguaje en el momento de su adhe!ion. so~ hombres piadosos, adictos al rei 1 a la monarquía, aunqué tienen sus debilidades como todos los hombres. El santo Concilio de Trer~to en la ses. 22, cap. 11, 110 5e opone D la opinion que at.:abo de emiti!', ánles bien lo encuentro mui de acuerdo. El lanza CXCOll11lnion contra les que presumieren ill\"e!'tir en Sil pr de 20 de enero cle·lS62 que uno en pos , oc otro dice así: "Al:t. 3l. Las autoric.lades locales d~1 tránsito ' I tienen obtjgaci~n de proporcionar una pcrso~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DE ANTIOQOIA: 29 ---------------------------------------------------------------------------------- na que siga conduciendo la balija, bajo com­petente indemnizacion, cuando por enferrÍle­dad u otra causa no pueda continuar su viaje un conductol'. "Art. 32. Cuando el correo lleve intel'eses i haya fundados motivos para temer que sea a­saltado por ladr0nes o malhechores, la auto­ridad política, del lugar, que al efecto fuere requerida por el Ajente de correos o conduc­tor I'espectivo, tiene el deber de proporcionar individuos que custodien i escolten el correo hasta que salga del peligro, i en estos casos se tomarán pOI' dicha autoridad así como pOI' el Ajente do correos i el conductor, touas las me­didas que sean coducentes para evitar el deli­to. En el caso de asalto o ataque, es una obli­gacion de losconductores i de la escolta, en su caso, <{efenderse con valor, usanuo de sus ar­mas hasta donde fuose necesario". Bogotá, 28 de abril de 1863, JosÉ MAníA GRAU. DESPACIIO DE GOBIERNO.-CIRCULAR NÚMERO 27.-Medellin, 12 de mayo de 1863. Señores Jefes municipales i Alcaldes. De órden del S,,, Presidente del Estado re­quioro a Vd. para que observen i cumplan pun­tual i fielmente los artículos preinsertos. MANUEL POS.\DA ARANClO. GOBIERNO DEL ESTADO. ESTADOS-UNIDOS DE COd'Ol\IIHA-N.o 17--Es­TADO SOBERANO DE ANTIOQUIA--PUESIDEN­CIA DEL 'rRIBUNAL SUPERIOlt--MEDELLIN, 13 l\IA YO DE 186:1. Sr. Presidente provisorio del Estado. .En esta fecha se ha integrado (11 Superior Tribunal, i ha nomurado para su Prf!sidente al infrascrito Majistrado, i para Vice · Presidentc~ al Dr, Francisco E. Restrepo. Lo que pongo en conocimiento del Sr. PrlClsidcnte, e1l cum· plimientode lo que dispone el artícult> 11 de la leí de 17 de diciembre de 1859, orgánica del Poder judicial del Estado. SINFORIANO VILLA VERGARA. LEJISLATURA CONSTITUYENTE. ACTAS. SESION DEL 23 DE DICIEMBRE DE 1862. En la ciudad de Medellin a veintitl'es de di­ciembre de mil ochocientos sesenta i dos a las once,ménos cinco minutos de la mañana, pre· sentes a la lista los diputados Ba'Tientos, Bra· vo, Bernal, Cevállos, Córdoba, Echeverri, Es­cobar Ramos, García, Gómez, Gónima, Hel'­nández, Lara, Llano, Mejía, Obregon, Rami­J'ez Gómez, Sañudo, Toro, Trespalacio, Villa Domingo, Villa Nicolas F, i Villa V CI'gara, sin haberse escusado los Diputados Diaz Grana­dos, Estrada, Lonu.oñ~! !tójalS Gurrido i ha: biendo mas del quorum necesario, se declaró abierta la sesion, Se leyó i aprobó el acta ('le la sesion estra. ol'd~naria de anochQ, i dado cuenta con el ór­den del dia, pasó la Lejislatura él ocuparse de los negocios siguientes: 1 o. El Biputado Me­jía fijó la siguiente proposicion: "Altérasc el ór­den del dia para tomar en consideracion el proyecto de leí sohre arbitrios i rtntas del Es­tado". Se leyó el informe de la Comision espe­cial a quien se p3SÓ el mencionado proyecto con el objeto de ponerlo en limpio para el 2.°, debate. Dicha Comision propuso se l'econside­rase el artículo 1.0 sustituyéndolo el que sigue: "Aí't. 1.0 Desde la publicacion de esta lei i hasta que so expida por la L'ejislatura la orgá­nica de rentas i bienes del Estado, se pagarán al contado los impuestos i derechos siguientes: 1.0 Cuatro pesos por cada carga de tabaco que se dé al consumo. 2." Cincó ¡¡>-esos p'()r c'ad-a cal'ga de mercan­cías cstranjeras que se introduzcan al Esta­do para ·su eonsum0 en él, esceptuando' Jos efectos mencionados en los siete primeros in­GÍsos dol artículo 7,° de la lei de tres de di­ciembfe df' 1857 sobre l'entas. 3.° .ll0s pesos· eÍncue.nta écntavos· por cada carga (fe ÚlOl'Ca.t1éÍas man~facturad'as en el pam.q-u-e se introduzcan en él para su censumo. 4.° Cuatro pesos por cada carga de tabaco fJ le se dé al consumo. 5.- Dos pesos por cada bestia mular o caba­llar que se introduzca al Estado. 6.° Cinco pesos pOI' el denuncio i cinco por cl' título de cada mina de oro que so rejistre. 7,0 Veinticinco centavos pOI' cada arroba do cera de laurel q'ue se introduzca' al Estado o se pt10dllZC.a en 61 i se dé al consumo. S.o Dos pesos por cada carga .Jo harina do trigo que 8e dé al consumo. 9.° Cinco centavos por cada arroba de sal' que se cté al consumo. lO, Los derechos de rejist.ro de ipstrumen­tos púb-lkos i los de anotacion .de hip.otQcas sé cobrarán como está prescrito en la lui de vein­tidQS de diciembre de 1859. Propuso igualmente la Comision que el ar­tículo 3.° del proyecto quede de segundo. Que el cuarto se reconsidere i se adopte en los tér­minos siguientes: "Artículo 3.° a Jos empleados públicos i fuerza pública en servicio, se les pa­garán, por lo ménos las tres cuartas partes de su sueldo en dinero; a los de mas acreedores proporcionalmente" i en fin que el artículo 5.° debe quedar de 4,° i el 6.° de 5.°. Leido el artículo primero propuesto pOI' la Comision i el orijinal del proyecto se votó i apt obó la proposicion de reconsideraCÍon. 2.° Puesta a discusion la primera parte d(i}1 artículo 1 ° propuesto por la Comi:;ion, el Di­putado GarcÍa pidió la lectura~ i se hizo, del artículo 17'8 del I'eglamellto. En su virtud el Sr. Pl'csiucnto decidió que no era ya de este Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 30 GACETA OFIClAL luO'ar aumitit· nuevos artÍcul0s al proyecto. El D~1Utado l\l ejía apeló de la decÍsion para ante la l.A8jis la t ura, i ella la improbó. ~l.() Abrióse la discllsion a la primera parte 'lel a rtí culo primero i al incis0 primero pro­puesto por la Comision, i el Diputado Obregon lo mndifieó de este modo: "Desde la publica­cion de esta lei, i hasta que se ponga en ejecu­(' i01l la orO';Ínica de bienes i rentas del Estado, e filie expida la Lejislatura, se pagarán al conta-do los impuestos i derechos siguientes" i así se aprobó; siéndolo tambien el inciso primero. 4.° El inciso 2.° fué modificado pOl" el Dipu­tado Bra,vo poniendo en :vez de "cinco pesos" ":eís pesos" en cuyos términos se aprobó. !l,O El inciso 3.° fué aprobado. 6.° El <;:uarto lo modificó el mismo Diputado Bravo p0niendo despues de la palabra '~taba­co", estas: "del Est.ado". El Diputado Londoñ@ Jo submodificó poniendo en vez de "tres pesos", "cinco pesos", i suprimiendo las palabras, "del Estado". El Diputado Bravo hizo esta otra sub­modificacion: "cinco pesos por cada carga de tabaco producido fuera del Estado,i tres pesos por cada carga del producido dentro del Esta-do que se den al c.onsumo. (Continuará). SECRETARIA DE I1AIECNDA. CO¡UBUSTION DE BILLETES. En la ciudad de Medellin a treinta de abril oe mil ochociontos seseuta i tres, para cum­plir lo dispuesto en el artículo 4.° del decre- l.' to ejecutivo de 19 de enero de este año, se reu- :' nieron en la oficina de la AdministracÍon Je- ' neral del Tesoro de Antioquia los Sres. Se- . cretario de Hacienda i Contador Jeneral del Estado, i en su presencia i la del Administra­uor, fueron destruidos por combustion los bille­tes elel empréiitito amortizados en la Adminis· tracion durante el mes que termina: NUlllERO tIc los billetes, 7 8 9 10 11 J2 20 ]23 149 187 " CAPITAL. $ 115 500 200 200 100 100 ]00 15 l OO 120 50 Suma$ 1550 50 INTERESES devengados. 2 27 7 40 2 37 2 65 J 35 1 35 1 35 » 20 » 37 1 50 ] /2 1/2 1/2 20 82 ]/2 1 firman la present.e dilijencia. El Secr('tnrio de Haeienda.--LuCRECI6> Gó­l'll: z.--EI Contndor .Tcncral.--FRANCI~CO A. (~\) '1.la 1 LT~A ·o.--EI Administrador Jenel'al del Tesoro.-O;';CAR DE G RElFF. LlST,\ DE ,TURCES DE' HECHO DEL CInCUlTO DE SAL\)lI~\ Lista de los ir,dividuos que en el Circuito de Salamina pue.l.>1I scrJueces de hecho en las causas crimioales. en el corriente añu de 1863. formada por la 1\1 unicipalidad en cumplimicn LO del Ilr­Hculo 30, de la lai de '28 de enero último i con arreg lo al capitll-lo 2 o de la de 16 de diciembre de 1856, sobre j urauos, SEÑORES 1 Alejandro Escobar. 2 Afluilino GOllzález. 3 Agustin Llano. 4 Antonio M. Toben. 5 Atenójenes Gaviria. 6 Anjel Mal"Ía Duque. 7 Bartolomé Ga vida. 8 Cárlos Castaño. 9 Crisanto Hóyos. lO Eustasio Ospina. 11 Estévan Guti é rrez. 12 Ezequiel Gaviria. 13 Eusebio Robledo. 14 Eleuterio Vetancllrt. ] 5 Franciseo Garcia de Lla no. 16 G.·egorio Gu~iérrez Alvarez , 17 Hijinio Marlllanda. 18 Juan B. Gutiérrez. 19 Joafluin Berna!. 20 Joaquin Hóyes. 21 Jesus María E. Agudelo. 22 Joaquin López Ortíz. 23 Juan de D. Gaviria. 24 Juan de la C. Cevállos. 25 Lucio Berna!. 26 Miguel Agudelo. 27 Martin Duque. 28 l\Jigllcl Domingo GaJlG). 29 Norberto Gaviria. 30 Prudencio Vetancurt. 31 Pantaleon Escobar. 32 Pantaleon Ortiz. 33 Rafael Ospina Puches. 34 Vicente Gómez Arvelaez. 35 VenaneÍo Vet.anellrt. 36 ,Mariano Ospi na D. 37 Celestino Tovon. 38 José l\'l;uÍa DUflue Arbelacz. 39 J esus Antonio Villégas. 40 Vicente Bernal 41 José l\Ia r ía Villa Palacio. 42 Pedro l\lojía de GarcÍa. 43 Jurm de D. Botero. 44 Vicente Bernal, Salemina, 8 ne abril de 1863. El Pre¡¡;idente de la l\lunicipalidad. l\lARIAl'w OSPIl\' A D El Secretario, AQUILINO GONZALEZ. E,..; fie l copia.-EI Secretario de la J·fetllra municipa l, Au~o.NSO l\lASÍAS. LUCAS ARANGO Ejerce la profl'sion de abogndo, en jC'nern!; i mili ('~rf'r.iidtn('nte ell los ramos de C.: .. PC­LL. NIAS i MORTUORIAS. r. ('dellin, mnyo 12 de H~ft:l Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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Gaceta Oficial de Antioquia - N. 7

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The Men of the Last Frontier

Por: Grey Owl | Fecha: 2023

The modern hunter has to cover more ground, largely by means of trails laboriously cut through tangled under[8]growth, sometimes not setting over three or four effective traps in a ten-mile line. The country so far North is more broken, the rivers rougher, the climate more severe; the forest, amounting in some places to little more than a ragged jungle, offers resistances unknown to the traveller of earlier days. Steel traps have supplanted to a large extent the wooden deadfall, and the snare, and better firearms have simplified still-hunting; but game is scarcer, and harder to approach, except in...
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Las rosas olvidadas

Por: Martha Hall Kelly | Fecha: 2021

En 1914, Eliza Ferriday, una socialité de Nueva York, viaja a San Petersburgo junto a su amiga Sofya, una prima de los Romanov, la dinastía que controla el destino de Rusia. Cuando Austria le declara la guerra a Serbia y empieza el declive de la dinastía imperial rusa, Eliza consigue regresar a su hogar, mientras que Sofya y su familia huyen de la violencia que se ha adueñado de las calles y se instalan en el campo. Como necesitan ayuda para las tareas de la casa, contratan a una joven criada, Varinka, sin ser conscientes del peligro que representa. Tras la llegada a Estados Unidos de ciudadanos...
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
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El baile de octavo y otros recuerdos = The Eighth Grade Dance and Other Memories

Por: Ada de Jesús | Fecha: 2019

Eleven-year-old Ada De Jesús was on the cusp of her teens when she moved to the Estados Unidos from Puerto Rico. Hurricane Hugo had just decimated the island and her father couldn't find a job. In Chicago, the white dress she arrived in didn't protect her from the snow and frigid temperatures! Constantly exposed to new things, she developed a resilience that served her well. "From one place to another, like riding a bike, if you keep pedaling, you won't fall. " Ada discovered that students in the Estados Unidos were frequently disrespectful to their teachers. At school she often felt like a...
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Manhattan Beach

Por: Jennifer Egan | Fecha: 2019

La escasez de mano de obra causada por la segunda guerra mundial generó un vacío que propició que las mujeres norteamericanas dieran un paso adelante y ocuparan los puestos reservados a los hombres. Aquella transformación social sin precedentes es el núcleo de esta inconmensurable novela de Jennifer Egan, su primera obra de ficción desde que ganó el Premio Pulitzer con El tiempo es un canalla en 2011.Alejándose de la emblemática Nueva York de los rascacielos, la autora traslada el foco a la primigenia ciudad portuaria, la de los muelles del West Side y los astilleros de Brooklyn, un mundo saturado de salitre y yodo en el que pululan gentes de toda laya que viven del mar. Allí, en ese abigarrado universo de luchadores solitarios, se desarrollan las vidas de Eddie Kerrigan, un empresario del espectáculo castigado por la gran depresión...
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Salvaje

Por: Cheryl Strayed | Fecha: 2013

Un libro poderoso e incendiariamente honesto: la historia de los 1800 kilómetros que la joven autora anduvo en su recorrido a pie por la cordillera del Pacífico de los Estados Unidos. Con veintidós años creía que lo había perdido todo en la vida, tras tomar la decisión de separarse y de que su madre muriera de cáncer. Sus hermanos se dispersaron y ella se quedó sin pilares sobre los que construir su vida. Cuatro años después de la muerte de su madre toma la decisión más impulsiva de su vida: recorrer el camino del las Cumbres del Pacífico, una ruta de senderismo que recorre toda la costa oeste de los Estados Unidos, desde el desierto Mojave en California y Oregon al estado de Washington. Y decide hacerlo completamente sola. Sin ninguna experiencia en senderismo, y ni tan solo habiendo pasado jamás una noche al aire libre, para ella se trataba de? una idea, vaga y extravagante y prometedora? Pero esa promesa se convirtió en la necesidad de volver a juntar las piezas del rompecabezas en que se ha convertido su vida. Narrada con suspense, estilo, sentido del humor y ternura, Wild consigue atrapar el miedo y los placeres en la vida de una joven que se encuentra en el proceso de forjar su vida contra toda expectativa, en el viaje que la volvió loca, que la fortaleció y que acabó por sanarla.
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Guía de Kashgar para damas ciclistas

Por: Suzanne Joinson | Fecha: 2012

Una conmovedora historia sobre mujeres aventureras y sobre la vida en un rincón remoto de la Ruta de la Seda a principios del siglo xx.«Un cuento cautivador, original y maravillosamente escrito.» Paul Torday, autor de La pesca de salmón en Yemén . «Un relato épico-colonial asombroso que encima nos ofrece una reflexión moderna sobre cómo conectamos con el mundo y cuál es nuestro lugar en él. No podía dejar de leerlo.» Helen Simonson, autora de El mayor Pettigrew se enamora.En 1923, Evangeline English, una entusiasta dama ciclista, y su hermana Lizzie llegan a Kashgar, en la Ruta de la Seda, para ayudar a establecer una misión cristiana. Mientras las dos intentan adaptarse a su nuevo hogar, Eva empieza a trabajar en su libro, Guía de Kashgar para damas ciclistas . En el Londres de hoy en día, una joven, Frieda, se encuentra a un hombre durmiendo en el portal de su casa una noche y le proporciona una manta. A la mañana siguiente se ha ido, pero en la pared hay un dibujo exquisito y una línea de escritura en árabe. Y es justo entonces cuando Frieda descubre que es la heredera de una dama a quien no conoce.
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
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Felicidad familiar

Por: Laurie Colwin | Fecha: 2016

Polly es una treintañera neoyorquina casada con un exitoso abogado y madre de dos hijos encantadores. Criada en el seno de una familia judía de muy buena posición, se ha hecho adulta de la noche a la mañana, convirtiéndose en una versión moderna y más perfecta de su madre. Sin embargo, su vida dará un vuelco inesperado cuando se enamore de un pintor algo bohemio: de pronto, las ideas en las que había sido educada y su visión del mundo dejarán de tener sentido. Felicidad familiar nos cuenta la historia de una esposa y madre feliz que se ve embarcada de pronto en una impredecible relación amorosa.Tras escribir sobre el comienzo del amor en su celebrada Tantos días felices, Laurie Colwin se ocupa en Felicidad familiar de la dificultad de cumplir las expectativas que uno se marca durante la juventud.
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El destino de los O'Brien

Por: Lisa Genova | Fecha: 2016

Joe O'Brien es un oficial de policía de cuarenta y cuatro años del barrio católico irlandés de Charlestown, Massachusetts. Marido amantísimo, orgulloso padre de cuatro hijos veinteañeros y profesional respetado, comienza a experimentar ataques de confusión mental, inhabituales estallidos de mal humor y extraños movimientos involuntarios. Al principio atribuye dichos episodios al estrés de su trabajo, pero a medida que los síntomas empeoran acepta ir a ver a un neurólogo y recibe un diagnóstico que cambiará su vida y la de su familia para siempre: sufre la enfermedad de Huntington, también conocida...
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