Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Cargando contenido
¿Qué estás buscando?
  • Escribe palabras clave como el título de un contenido, un autor o un tema que te interese.

  • Búsqueda avanzada

Seleccionar

Contenidos y Experiencias Digitales

Filtrar

Formatos de Contenido
Tipo de colección
Género
Idioma
Derechos de uso

Selecciona contenidos según las condiciones legales para su uso y distribución.

Estás filtrando por

Cargando contenido

Se encontraron 42 resultados en recursos

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Los cuadernos de don Rigoberto

Los cuadernos de don Rigoberto

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2013

La obra definitiva de Mario Vargas Llosa sobre el erotismo. Rigoberto, un maduro empleado de una compañía de seguros, combate su banal existencia con una rica imaginación que va plasmando en cuadernos. Todo lo que Rigoberto no se atreve a hacer, no se atreve a vivir por sí mismo, sus audacias y aventuras imaginadas, sus deseos ocultos, van quedando reflejados en estas anotaciones que lo distancian cada vez más de su vulgar existencia. Los cuadernos son como un baúl del que se van extrayendo inesperados relatos, atesorados por el personaje con mayor celo que si fueran reales, y constituyen un refinado compendio de la imaginación erótica. Pero la particularidad de estas fantasías es que parten siempre de pinturas, obras literarias y piezas musicales conformando un verdadero y exquisito índice de la pintura y la literatura eróticas de todos los tiempos. Como contrapunto al florido universo de don Rigoberto está el inquietante y perturbador ambiente que se forja alrededor de su hijo, Fonchito. Obsesionado con la vida y la obra del pintor austríaco Egon Schiele, el muchacho se sueña como la encarnación del pintor maldito y su misterioso mundo de niñas perversas y autorretratos angustiosos. Entre ambos personajes, la madrastra. Una mujer que es para ambos la figura principal de ese doble mundo de deseos y realidades. Una mujer a la medida de sus más exigentes fantasías. En Los cuadernos de don Rigoberto (1997) se despliegan ante el lector las claves que nuestra memoria cultural ha dado, a través del arte, sobre los misterios del placer sensual.
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

Los cuadernos de don Rigoberto

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  La Casa Verde

La Casa Verde

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2013

La novelaque supuso la consagración definitiva de Mario Vargas Llosa como uno de los más grandes escritores de la literatura contemporánea en español «Lacasaverde es maravillosa». Julio Cortázar La historia que narra Lacasaverde transcurre en dos lugares muy alejados entre sí: Piura, en el desierto del litoral peruano, y Santa María de Nieva, una factoría y misión religiosa perdida en el corazón de la Amazonia. Símbolo de la historia es la mítica casa de placer que don Anselmo, el forastero, erige en las afueras de Piura. Novela fundamental en la historia del Boom latinoamericano, supuso la consagración definitiva de Mario Vargas Llosa como uno de los más grandes escritores de la literatura contemporánea en español. Lacasaverde fue publicada originalmente en 1965. Recibió al año siguiente el Premio de la Crítica y, en 1967, el Premio Internacional de Literatura Rómulo Gallegos a la mejor novela en lengua española. La crítica ha dicho: «La escritura de Mario Vargas Llosa ha dado forma a nuestra imagen de Sudamérica y tiene su propio capítulo en la historia de la literatura contemporánea. En sus primeros años, fue un renovador de la novela, hoy, un poeta épico». Per Wastberg, presidente del Comité Nobel «Bienvenido sea [...] el gran recreador de la novela realista, que leemos con el mismo entusiasmo con el que otros leen los excesos imaginativos -bienvenidos también ellos- del realismo mágico». J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia «Sus libros contienen la más compleja, apasionada y persuasiva visión de la novela y del oficio de novelista de la que tengo noticia; también contienen el mejor estímulo que un novelista puede encontrar para escribir, un estímulo solo inferior al que contienen las propias novelas de Vargas Llosa». Javier Cercas, El País
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

La Casa Verde

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Travesuras de la niña mala

Travesuras de la niña mala

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2013

Creando una admirable tensión entre lo cómico y lo trágico, el Premio Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias de las Letras, Mario Vargas Llosa, libera en esta novela una historia en la que el amor se nos muestra indefinible, dueño de mil caras, como la niña mala. Ricardo ve cumplido, a una edad muy temprana, el sueño de vivir en París. Pero el reencuentro con un amor de adolescencia lo cambiará todo. La joven, inconformista, aventurera, pragmática e inquieta, lo arrastrará fuera del pequeño mundo de sus ambiciones. Testigos de épocas convulsas y florecientes en ciudades como Londres, París, Tokio o Madrid, ambos personajes verán sus vidas entrelazarse sin llegar a coincidir del todo. Esta danza de encuentros y desencuentros hará crecer la intensidad del relato página a página hasta propiciar una verdadera fusión del lector con el universo emocional de los protagonistas. Pasión y distancia, azar y destino, dolor y disfrute... ¿Cuál es el verdadero rostro del amor? La crítica ha dicho... «Una novela de amor de hoy, de erotismo, con encuentros, separaciones, sufrimientos, engaños, entrega, y también mucha verdad, y en la que Vargas Llosa, a modo de entomólogo, analiza minuciosamente la condición humana, como su gran admirado Flaubert en La educación sentimental, obra que se cita en la novela, entre otras muchas referencias literarias a las que alude el autor. Y es que la idea de novela para Vargas Llosa es "la experiencia totalizadora de la condición humana".» El País «La niña mala recuerda a los amorosos de Sabines: buscan la felicidad sin nunca encontrarla, pues encontrarla equivaldría a perderla sin remedio. Muy recomendable esta novela, en apariencia modesta, pero que en realidad rasca con saña exquisita en nuestros más íntimos deseos y frustraciones domésticas.» Javier Munguía, Revista de Letras «La escritura de Mario Vargas Llosa ha dado forma a nuestra imagen de Sudamérica y tiene su propio capítulo en la historia de la literatura contemporánea. En sus primeros años, fue un renovador de la novela, hoy, un poeta épico.» Per Wästberg, presidente del Comité Nobel «Sus libros contienen la más compleja, apasionada y persuasiva visión de la novela y del oficio de novelista de la que tengo noticia; también contienen el mejor estímulo que un novelista puede encontrar para escribir, un estímulo solo inferior al que contienen las propias novelas de Vargas Llosa.» Javier Cercas, El País
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

Travesuras de la niña mala

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  ¿Quién mató a Palomino Molero?

¿Quién mató a Palomino Molero?

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2021

Mario Vargas Llosa crea en ¿Quién mató a Palomino Molero? una intensa novela policial donde el suspense y la tensión recorren toda la historia. En un escenario dominado por la corrupción, y donde los prejuicios y desigualdades conforman la realidad social del país, la verdad acaba convertida en verdades diversas que se confunden la una con la otra en un alucinante juego de espejos. A través de una atmósfera que deslumbra y atrapa, este libro refleja fielmente el clima de una época y denuncia los excesos del poder. «Escribí ¿Quién mató a Palomino Molero? por la indignación que me produjo el asesinato de un joven avionero de la base aérea militar de Talara que quedó misteriosamente silenciado por la burocracia oficial.» Mario Vargas Llosa
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Audios
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

¿Quién mató a Palomino Molero?

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  El Católico - N. 55

El Católico - N. 55

Por: | Fecha: 21/06/1864

TRIM. I. AÑO II. Bogota, 21 de junio de 1864, NUMERO 65, i 11 CIRULAR. 1 AnQUiorocESis nn: SANTAFE DE BvGOTA.­SECRETARIA l>EJ... GoBIERNO ECLESIASTI-piritual, encadena la práctic.a de la Relijion a los caprichos ele aquella,i destruye la jerarquía i con ella la soberanía espiritual, base funda­mental de !a libertad relijiosa. Segundo, por­que, metiendo la mano aun mas adentro en el santuario de las conciencias, conced'=' a la po~ t es t ad temporal el derecho de imponer a los Prelados en el ejercicio de su ministerio, no ya preceptos negativos, sino preceptos positivos como lo es el de suspender la ejecucion de. las penas puramente espirituales a que los :fieles hayan podido hacerse acreedores. .Tercero, porque exije todavía un juramento como condi­cion para el ejercicio del ministerio sacerdo­tal. Cuarto, porque priva a una clase numerosa co, 15 DE JUNIO DE 1864.-NuM. 85. Selior Cura de ...... El Illmo. Señor Arzobispo, por resolucion de 17 del próximo pasado, i facultado especial­mente por la Santa Sede, ha concedido una indu1jcncia plenaria, para el dia del glorioso Apóstol San Pedro a todos los :fieles católicos de ésta ciudad que, verdaderamente contritos i confesa1los, comÜlgaren dignamente i visita­ren la iglesia Parroquial, rezando con toda de­vocion una estacion al SANTISIMO SACRA­MENTO i pidiendo por las necestdades de la Iglesia i por Nuestro Santísimo Padre el So­berano Pontífice Pío IX. Las Relijiosas gana­rán la induljencia visitando su capilla, i en las demas Parroquias del Arzobispado se ganará la misma gracia en el segundo domingo des­pues ue que haya llegado a noticia del res­pectivo Párroco ésta concesion, para que la avise anticipadamente a. sus feligreses. 1.,engo la satisfaccion de ponerlo en su cono­cimiento de órden del mismo Illmo. Metropo­litano. Su mui atonto scrvidor.-MIGUEL ARIAS. i respetable de la sociedad, de los derechos de ciudadanía que concecle aun a Jos vagamundos ;. i quinto en fin, porque, en abierta oposicion con el inciso 4. 0 del artículo 15 de al Consti­tucion; autoriza a los funcionarios del ramo ejecutivo para imponer a los eclesiásticos sub­sidiariamente, una pena severa, que no se aplica del mismo moclo ni aun ~ los asesinos, aun cuando se les haya sorprendido IN FRA- , GANTI en la perpetracion del delito. Decimos que la lei en cucstion encadena la práctica de la Relij ion a los caprichos de la potestad civil,porque, aun cunndo la misma lei deter"lline los motivos porque ésta puede ne­garle el pase a las bulas de los Papas i a los cá­nones de los Concilios ¿qué leí ha definido las A VISO OFICIAL. 1 maJ?-eras como pue~e ~er atacada la: soberanía ; . nacional o la paz pnblica? ¿ante qUién pueden . Estan~lose vend1enno en las calles de esta r~clamar los Pre~ados cuando el Poder Ejecu­CIU 'lad Escapularios de la hermandad de Nues~ hvo declare caprichosamente contrarias a esa tra .. ~eíiora de la Merce~, se hace not~r .que las soberanía o a esa paz las leyes de la Iglesia? rel iJIOsas ~e la Conc~~c1~n son .las umcas en . Ese d~recho de VETO .A:SSOLUTO que el Go­el_ la que t1enet: el privileJIO de d~ch~ Confr~ter- l1lerno eJerce en Jo espuJltual, esa facultad de mdad a que estan anexas las gracias Iespectlvas. determinar los casos en que los fieles pueden REDACTOR, YENANCIO ORTIZ. Rabiamos prometido ocuparnos de la res­puesta dada por el señor doctor Murillo a la representacion que le dirijieron muchas sefío­ras de é sta ciudad, pidiéndole que trabajase por la libertad de la Iglesia católica; i hoi. cumplimos nuestra promesa, aunque en el aná­lisis de algunos de los puntos que esa respues­ta contiene, no podamos hacer otra cosa que re~ petir lo que hemos dicho ya mil veces. Dice el doctor Murillo, i con mucha razon., que su deber como Majistrado es hacer cumplir las leyes: i que, "siendo la primera de ellas la Constitucion, es ese Código· el que princi­p< tlmente debe hacer que se res·pete. " Pues bien ; la lei de 17 de mayo último,. es contraria a esa Constitucion, en cuanto ella garantiza la libertad rclijiosa. Primero, porque erijiendo a , la autorid.ad civil en censor de la potestad es-obedecer a sus Prelados: iDO hace completamen­te nugatoria la independencia de éstos i con ella la libertad relijiosa? N esotros creemos de buena fé que el señor M:tuillo no abusará de las facultades que le concede la lei en cuestion para torturar las conciencias; pero i quién nos garantiza que no lo harán los funcion :t rios subalternos a quienes toca exijir el juramento i mandar suspender las censuras ? En cuanto al juramento; es cierto que, se­g~ n l!l nueva lei, los Prelados deben jurar obe­dienCia al Poder en lo temporal, i pero a quién le tocará fijar la línea que separa los dosrórde­nes? naturalmente lo hará el que tiene en sus manos la. fuerza., i la misma lei S{)bre "inspec­cion de cultos" está probando que nuestro Gobierno no está mui dispuesto a encerrarse en sus justos limite~. Continúa el scfíor doctor Murillo suponien­do que entre nosotros no se tienen ideas (;larí.& acerca de la libertad relijiosa. Segun compnn­demos ella no es otra cosa que la completa in_ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 60 E CATOLICO. dependencia de los fieles i Prelados en la prác· tica de su culto i la predicacion de su doctr:na; la completa prescindencia de ~odo. Poder estra· ño en lo que afecte a la conctenCia de los cre­yentes. I luego dice : "UU. (las señoras ) saben tanto como yo, que el paffido- llamado liberal ha desconfiado siempre del Clero, que debería representar la libertad relijiosa, porque éste, desacordadamente, se mezcló en las cucs· tiones meramenté políticas, i que de esa Jes· confianza han venido las providencias que el celo por la libertad civil i política dictó en la efervescencia de la guerra civ1l. I como con la idea relijiosa se mezcló la defensa de intereses del órden temporal, la confusion fué inevitable i los derechos periclitaron. n Este lenguaje no nos sorprendería en el vulgo d? los escritores liberales; pero el actual Presidente es dema· sindo ilustrado para ignorar las íntimas rela­ciones que exiHten hoi entre la. cuestion reli­jiosa i la cuestion política. A él no puede ocul­tarsele que el problema que se ventila no es un problema puramente local en que solo estén comprometidos .. i_nter~ses. del mo~ento, sino una cuestion reliJloSa 1 social que a)lta al mun­do entero en el siglol9. No son solo dos par­tidos que se disputan un poder efímero o el salario inciNto i mosquino de nuestros emplea­dos; son dos escuelas que luchan para. adue­ñarse de la sociedad e imprimirle el lhOVlmlen­to que les es propio: la escue la racional~stn. i la escuela cristiana, incompatibles por sus 1deas como por sus tendencias. El Clero, como re­presentante de la escuela cristiana i guardian de las almas, tiene el deber de oponerse ~ la invasion de las d octrinas que le son contranas, combatiendo de todos m odos la influencia de 13Sas doctrinas i de los hombres que las repre sentan. Pretender que mire impasible a éstos asaltar el Poder i reducir a leyes sus ideas1 es exijir de un centinela avanzado que deje ocupar libremente al enemigo la posicion que debe darle la victoria. A un cuando los liberales no hubieran ma­nifestado ya mil veces estar de acuerdo con nosotros sobre el verdadero carácter de la cues­tion, los hechos bastarían par:t demostrar que no estamos equivocados en lo que acabamos de decir. En efecto; el J eneral Santander era Presidente cuando se mandaron enseñar en los colejios doctrina~ anti-cristianas. Cuando en 1849 el mismo partido volvió al Poder, la lu~ha volvió a empezar i no por parte ~el Clero. B1.en lo sabe el señor doctor Murillo a quien no se le oculta tampoco cuan hostil ha sido siempre al Catolicismo la prensa de su partido. En cuanto a la falta de tolerancia de que se acusa al Clero, es preciso dar una esplicacion. Si esa tolerancia consiste en la indiferencia por todas las doctrinas, es claro que no la tie­ne, porque él, como maestro de la ver~ad reli­jiosa, no puede dejar pasar los errores 1 los ab· surdos sin denunciarlos i condenarlos como contrarios a la enseñanza divina. La acusacion hecha a los representantes del Catolicismo de '' servirse de la libertad que demandan cuando están oprimidos1 contra ia libertad civil i polí­tica de sus adversarios, luego que la obtienen," es altamente calumniosa, i mas c-alumniosa. to­davía entre nosotros uonde la influencia pol í­tica del Clero hD sido siempre tan limitada. "De ahí, continúa el escritor liberal, la ne­cesidad en éstos de tomar precauciones que son muchas veces ineficaces e inconvenientes, i que el Clero califica de tiránicas e implas, aunque en realidad no sjgnifiquen sino des­confianza, no una hostilidad real.'7 - ¡Con que son simples medidas de precaucion en que no hai tiranía ni hostilidad el despojo de los bie­nes eclesiásticos, la espulsion de los Jesuitas, i de los Obispos, la pcrsecucion tenaz de !os Sacerdotes obligados a huir a los montes, la bárbara esclaustracion de las JVIonjas! ¡Con que no hai tiranía en hacer sufrir toda clase de tormentos a personas inocentes, desvalidas i rc::;petubles por mil motivos ! ¡no hai hostili­dad en las violencias ni en los insultos! ¡no hai impiedad en hollar todo lo que el pueblo tiene por venerable i sagrado, en trabajar de todas maneras por descatolizar i corromper las masas! ¡ I es por simple medida de precaucion que en un país donde se dice que el pueblo es soberano i que debe reinar la mayoría, se sa­crifican a los intereses de un club o de una secta la tranquilidacl i el bienesta1· de la inmensa m ayoría, i s e tienen en natla sus creencias mas arrai gadas t "Esas (lesconñanzas desaparecerán si el Clero se decide a coperar a la paz i acepta de buen grado la libertad civil o políticu, no solo para t: í sino tambien para sus adversarios.'' El Clero no ha deseado nada tanto como la paz; pero como la f alvacion de las almas es pri me­ro que todo, i para trabajar en ella n ece sita independencia; él ha t e nlJan, que escnben, acumula en las esferas diversas a donde lleva sus 9-ue ~~ >aj~tan entre éste C?J'to número, (, .hai _?na pasos ésta crítica devorante i que muestran la a m­, mtell.)encm~ una convencwn, un sant~ ~ sena? bicion implacable que la domina de quebrantar Puede set· .• El hecho es que ellos se ad1vman, se. todas las bases, ue disolver todos los cimientos, comprenden i se p1·estan co11tra Jesncl'isto i los de co1·tar todas las 1:aices po1· las cuales las gran­. ·- suyos, un mútuo socorTo. El insulto, el engaüo, des verdades conservadoras de todo órden , se · la calumnia, se ot·ganizan de nuevo para batit· en mantienen, viven i crecen en el fondo del alma brecha las t1~es cosas del Cristianismo que mas humana. Yo uo hago cuenta aquí sino de Jo que temen, la~ doctl"inas,, las institucio~es i las. pel'·- toca directamente a la Relijion i a 1 Cristi-anismo, senas. Qmen no vea -e sto demost1·ara estm· ctego; i afirmo mui alto i con toda la enerjía de mi con­¡ quien despucs de haberlo visto tema decirlo, viccion since1·a, que la cdtica es en medio de vo­demostt ·nrá cobardía. sotros un trabajo demoledor de toda relijion i de Como quiet·a que sea, en esta ag•·esion anticris- todo crislian~smo.. 1 tiana la crític_a ~iene su lugm· .~ lleva su _band~t·a. Véamos, pues ·! esta crítica que se proclama tan Una cosa la ~lstmgu~ en la le~wn voltenana, l es relijiosa,la relijion pot' excelencia ¿ qué dice i qué ' que no s~ . ·~le numa. Su gt ~vedad de ~an~o pretende hacet· de la Helijion, de ésta " alta cum­hace s~mea a .los demas, P~ 1 0 ell~ no 1 '~' s~.n bre de la vida pot· la que, la humanidad toca mas que pot ,<'S? sea ménos d~ ~a I aza. T.Iene el 1 asbo a lo ideal ? , La Relijion no es una cosa superior (llla ph,nsa de la Reli­jion en jeneral, bien se pu ... Je adivinar de antema­no lo que debe pensat· del Cristianismo en particu­lm ·. I desde luego, seüores, dejadme deciros que lo que lastima aquí mas mi corazon de Sacerdote e indigna mi conc iencia de cristia no, es oít· a la ct·ítica pn ro.d iat· ele una mane m tan sacrílega el grito famoso de Polyeucte: " Yo soi cristiana. " 1 Es oírla repetir con los acentos de una piedad que no cree en Dios, "sí, nosotros somos cristianos aun cuando nos sepat·emo.s en nuestm creencia de casi todos los puntos de la t radicion que nos ha precedido. " Veamos, pues~ ¡ o.h grnn d es cristianos ! Jo que decis del Ct·istianisrno i sabremos de vosott·os mis­mos cuál es Yuestro cristiunis mo. Hablais sin cesa¡· de él, de la gl'an relijion, d e la t·clijion d efinitiua; hnblais a s í a cada püjina de vuestros libros, ¿pero para qué? Para deJar escDpar a traves de vuestras admimciones equí voca s 0 hipócritas, la e s presion verdade ra de un anticristiani s mo sincéro. ¡ Qué 1 vosotros amais el CrisU: mi s mo i sois vosotl'Os, sus admit·adores apasionados los que en­contrais que " el espiritualismo c ristiano es en el fondo mas sensual que el mate rialismo antiguo:" vos otl'Os que a cusais al Cristi a nism o de " e nt re­garse a lo estraño i Jo p:ll'adojnl, rniéntras que la antigüedad pagana era recta i simple : '' voso~¡·os que descubrís así a la vez con vuest1·o desprecio por tod~ lo que es cristiano, vuestras simpatías i p redilecciones paganas. ¡ Qu é 1 vosotros ndmit·ais el Cri s ti a ni s mo i sois los que nomb¡·ais a la Iglesia, a ésta gran re¡H'e­sentacion del Cristianismo en el mundo, " una cosa de ántes, una cosa vieja, una anligu.alla ino­cente que no provoca sino un a somis a de IJeneYo­lencia. "I hablDndo del Evanjelio, de éste Código divino del Cristianismo,osais decit· "que estt·ayen­do de los cuatro Evanjelistas lo que conticn en de l'e:-JI, apénas se obtendria sobt·e Jesucl·isto una pá ­jina de historia." I sois vosotros aun Jos que nom- 1 brais los milagros sobre que se apoya el Cl'istianis­mo " fm·zas de poseidos, prestijios (¡ue no sedan ' hoi pl'Opios sinó de jug lares i charlatanes " 1 ••• ¡ Qué! vosotros admirais el Cristianismo, i nuesti'Os Profetas que han anunciado su ad veni­miento no son pnra vosotros sinó " - iconoclastas furiosos, haciendo a los Reyes de lsrnel una oposi­cion ncre-, violenta i anárqui-ca. ,, l nuestros san­tos, éstos jigantes de la humani-dad, éstos héroes del Cristianismo ¿qué son pat·a vosotros? " A ven­turet ·os i corredores en Irlanda, vividores en Italia_, vif'jos esplotadores del pueblo en to.das partes i ca· nonizados por su. bella cara.'' ¡Qué! vosott·os admi!'ais el Cl'istianismo? i qué viene a set· a lQs ojos de vuestl·a cdtica tan c-ristia­na la fundacion, la historia, los dogmas,el culto,.los saeramentos,el altar i la jerarquía del Cl'istianismo? Su fundacion,. "el engaño feliz del fundador triunfante por e} fanatismo de Jos Apóstoles. " Su historia, "una sublime leyenda que creó el entusiasmo popula1• por un hombre víctima de- su. idea i divinizado por su muerte. " Sus dogmas, •' mitbos i símbolos que sirven para envolver bellas quimeras i para encojer los espíritus que se llpl'isionan en ellas. " Sus sac1·amentos, "figuras sin realidad, en que el pueblo encierra todo lo que quiet·c, i simpJes ob­servancias de que la crítica debe trabajnr po1: de-· purm· la H. el ijion. " Su culto, " uua reunion de ceremonias, de es­pectáculos, de perfumes,de inciensos i de armonías, ' que hacen del Cristianismo un sensualismo mas gi'Osero que el materialismo de Ja antigüedad. " S u jerarquía, "una organizacion estrecha, des­tinada a desaparecer. '' ¡ Qué! ¿ Vosott·os admiJ·ais e] Cl'istianismo i-· sois Jos que insultais aun en la Eucal'istía, el miste­t'io mas centrn! i mas sagmdo del Cristianismo ? 1 Vosott·os que nos anunciais en vuest1·a pt·osa ele- , jiáca la próxima destruccion de los templos i de los tabernáculos, en que ''los cristianos creen tener la carne i la sangt·e de Jesucristo" 'l I a la hom en que nuestra fé se rejenera, en que nuest1·as basílicas t·enuev an su juventud, vosotros finjis ve­ni¡ · a llora¡· sobre nuestt·as ruinas i venis a rríostt·ár· nos irónicamente '' el techo del edificio ya abier­to en parte i el agua del cielo entrando por las grietas pam moje1· el rostro de los ct·eyentes a-rro­dillados." l Así es como la cdtica tan cristiana admim el Cristianismo! Todo Jo que ella toca de él lleva el rastro de sus injurias, el golpe de sus ódios i ~~ es· tigma de sus desprecios. Sobre qué, pues, os pregunto, p1·etende la críti- C:l a poyar sus •·esp etos tan pt·ofundos i sus admi­raciones tan sinceras por el Cristianismo? ¡ Ah! Puede se1· que despues de haber paseado sobre to­do lo que es cl'istiano sus ultrajes i sus desprecios, se detenga verdaderamente respetuosa i adoradora delante de la fi gura de Cl'isto mismo. Puede set· que d espues d e tantas negaciones i demoliciones , 1 quiera al méoos dejar subsistit· a Aquel que es el fundamento único de todo, a fin de reconsti'UÍI' so- ¡ bre É L el nuevo edificio que ella promete a lasjene­raciones futut·as; pe¡·o ¡ ah! desengafwos: ésta piedra angular es cabalmente la que trata de que­brantar ; porque una vez quebrantada, nada en el edificio cristiano se podr·á sostener. Es a Jesú­crist. o a quien ella quiere destrui1· ante todo ; es al Cristo Dios a quien ella aspira a destruir; es éste gt·ande ídolo de los pueblos cl'istianos el que ella a su turno pretende echar pol' tiena, así como el Cl'isto hizo caet· un dia en el polvo- las estátuas, los alta1·es i los templos de los falsos dioses. Vosotros no habriais podido ct·eet·, señot·es, al ver é sta inocente crítica, proseguir sus esploracio­nes lejanas al rededor de la-cuna de las razas, de J;:¡ s. lenguas i de las relijiones, que ella pensase lle­gar ~llá pat·a intentm· una agresion tan descarada contra JesucristD mismo ; pe~o seguidla aun en todas sus evoluciones oblícuas i tortuosas, en sus mar.cbas i contramarchas mas o ménos simuladas; considerad bien los golpes que dil'ije i las ruinas que amontona i vereis que de léjos como de cerca, es a Jesucl'isto Dios a quien ataca ; es a Ér., a quien ella quiere herir en la cabeza ; es a ÉL, a quien quiere abatir i con ÉL al Cristianismo entero. Por­que Jesucristo no es solamente el fundamento úni­eo, es tambien el cot·azon viviente del verdadero Cristianismo ; i para darle la muerte, era necesa­rio bel'il'lo en el cot·azon. Así el misterio de sus pereg1·inaciones filosóficas i literm·ias a t1·aves de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATÓLICO. Jos odjenes de las relijiorres, ~ ha revelado al fin. De agr·esion en agr·esion i de negacion en negacion, es decir·, de ruina en ruina; la Cl'ítica anticristiana se ha encontrado al fin cara a cara con el mismo Jesucristo. Tomando entónces al siglo 19 por tes­tigo ele su amor i su respeto pot· el Dios de los cris­tianos, ha herido a ese Dios en el rostm, intlijién­dole con sus eloj-ios., aun mas que con sus injurias, una solemne bofetada cu.yo ruido parece un eco de aquella que recibió en su pasion de mano de un criado sacdlego. i Hé c1qui el trabnjo de Ja crítica modema ; hé aquí el Cristianismo que ella nos dá !..El Cristianis· mo ménos tos dogmas, ménos los miste1·ios, ménos los sflc¡·amentos, ménos el culto, ménos el sacer­docio, ménos J.iEucaristía,ménos la jerarquía i la orgauizaCion instituida pol' .fesucl'isto;el Cris,tianis­mo en fin, ménos Jesucl'isto mismo! •• Esto es Jo que la crítica moderna llama injeniosamente, depurat· el Cristianismo. ¡Oh! pul'itanos ya os conocemos, -os conocemos demasiado ! Seguid. Vosotros habeis quea·ido velaros con vuestras frases i ocultaros detms de las palabr·as ; pel'O nosotros os hemos penett·ado, os bémos adivinado ; i delan­te de nuestra razon., de nuestra conciencia i de nuestm Dios, hemos hecho el juramento de dtsen­mascaral'Os. Sí ! a todos los que tienen ojos para ver i orejas para oír, i sobre todo, una intelijencia para comprender, denunciaremos con \'Uestro seu­do- cristianismo, vuestt·as maniobras anti-cristia­nas. De lo alto de ésta gr-an tribuna a la cual, apesat· de nuestt·a debilidad, Dios dá ecos lejanos, dit·e­mos mostrando vuestra obra : u Lo que haceis no tiene mas que un nombre en la lengua humana: se llama tl'abajm· en la ruina del Cristianismo. 1 por qué he de temer proclamarlo dr.lante de voso­tros mismos? Sinó teneis el valor de vuestt·os principios porque no teneis principios, tened siquie-_ ra el valot· de vuestras obms ; arrojad vuestra máscara i osad decirnos frente a f¡•ente, a la mane­ra como yo os miro: "nosotros somos anti-cris­tianos i nuestra crítica e~ el anti-cristi.anismo. , - Pet'O nó! esclama la m·ítica anti-cristiana, "nó, yo no quiero Ja ruina del Cristianismo, no soi una máquina de demolicion, soi nn instrumento de pro­gt: eso."-¡De progt·eso! pero a qué progt·eso ¡ gr·an !>tos! pretendeis ir a pamr? .Con vuestras dudas 1 vuestras negaciones, con esas ruinas acumuladas sobt·e ruinas, n dónde pretendeis conducimos ? ¿Qué cosa es ese ideal que nos 1\lOStrais i ese pro­greso que nos aJabais? ¿Cuál será ese edific~o que 11os dejais entt·ever en hol'izontes lejanos i de que os gloriais de poner a nuestra vista las primeras piedr·as ? ¿qué otra cosa es ese pretendido trabajo de constr·uccion, que la perpetuidad de la destruc­cion, que la ruina sucediendo a la ruina? ' La cdtica proclama que las jeneraciones viven de dogmas i de convicciones profundas, i zapato­dos los dogmas i quebmnta las convicciones. Pro­clama la soberana necesidad de la moral, i hace vacilar en el fondo dt' las almas los mas firmes fundamentos de toda moral. Reconoce que las relijiones son necesarias i las glorifica como " la mas alta cumbt·e de la humanidad,'' i se encarni­za en establecer que todas las t·elijiones son igual­mente falsas. Reconoce que el Cristianismo es la m~s ~··a!lde de las relijionesc' i zapa por su base el Cnstiamsmo. Reconoce, en fin, que la humanidad ha vivido de Jesucristo i se ha engrandecido por ÉL, i ataca i deshonm a Jesucristo. En nombre del cielo ¿en donde está vuestt·o po1·venh·? Lo que esplica hoi las_ vacilaciones de r Europa i del mundo entero, lo que hace que hoi las sociedades inciertas de sí mismas marchen bamboleando, es la ausencia de principios i la di­minurion de creencias¿ i paraelp1·ogt·eso del mun· do trabftjais en a1Tancar Jo que nos queda aun de principios i de creencias ? ¡Qué! Lo que nos roe, Jo que nos devora, Jo que nos abate, lo que amenaza p1·ecipitarnos, es preci­samente la estindon progresiva del Cdstianismo en las multitudes ¿ i tr·[!bajais en an·aneat· a éste pueblo ya semi pagano lo que Je queda aun de Cristianismo? ¡ Qué 1 Os veis fot·zndos a convenir en que lo que por todas partes ha elevado a la humanidad i la ha adherido a lo ideal por su Indo mas sublime, es la cr·eencia en lo sobrenatural i diviuo, i traba­jais con todas vuestras fuer·zas en decapitar· nues­tra humanidad de lo divino i de lo sobrenatnt·al ? ~ Qué ! Proclamais que nuett·o Cl'isto ha tévan­tado la humanidad a lo mas alto, que el estableci­miento de su reinado sobre la tierra man•a en la historia el advenimiento del mas grande de todos losJ>rogresos, que la humanidJd ha vivido de ÉL, se ha engrandecido en ÉL i pot· ÉL ¿ i es a éste mis­mo Cristo aquien emprendeis abatit· entre las Na­cio- nes i arrancarle la ameola divina qua hace su gr·andez.a i la nuestra? ¡Ah¡ Es demasiado : sí, es demasiada insolen­cia en la paradoja, demasiada audacia en la im­piedad. ¡ Atras ! Nosotros no lo permitirémos. :Esta crítica tan loca en sus pensamientos como sacríte­ga en sus empresas, que vaya siquiere a llevar hasta la t·aíz de todns las instituciones su gran cmiosidad ; que Jleye tambien si quiere la zapa de la demolicion en la mano p,ara ca var bnjo las estátuas de todos los fal os dioses i minar la tie­rra bajo todos los templos que abrigan el errot· i el engaño; Nosotros no la turbaremos en el tra­b~ o de sus esploracion€s ni en el pla~r de sus descubr!mientos. Pero cuando- ella anuncia qne vá a ponet· su mano helada sobre nuestro Dios mismo~ cunndo osa delante de la tierra i del cielo toca1· a nuestros propios ojos la piedra angu­lar · que sostiene todo el edificio en que 1<1 adora .. cion nos prosterna ante ÉL. ¡ Oh ! eutónces le gritamos ¡Sacrttega, deteneos! Delante de la razon i la_ historia dad cuenta de yuesti'Os insultos, de vuestras blasfemias i de vuestros respetos que son todavía insultos i blasfemias. Negais en el Verbo viviente mismo la verdad sustaucinl i sereis cas­tigada con el mas lejítimo de los castigos. Con la antorcha de la historia i ele la razon, il'l'adiando para confundiros su mútua claridad, la humani­dad verá en plena luz, que pretendiendo quitar a Jesucristo la corona de su cHvinidad, parareis en conquistar pam vos misma el oprobio de la contradircion i de la absurdidad. I la voz de vue&tras blasfemias no hará sino eng•·andecet· mas ese canto triunfal que proclama en el universo la divinidad de .Te.sucl'isto: El Cristo ha vencido, e) Cl'isto reina, el Cristo manda, el Cristo es Dios. m rrliJJJ.J~Jlm ®$1~ ·---- DUELO DE LA AMISTAD. Et1tt·e las personas que han desaparecido de en medio de nosotros en estos ultimos dias, se cuen­ta un nomb1'e simpático i digno de respeto: el de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 56 EL CATOLIGÓ. _,....__ ,......_ .... .-.. .-.... ,....,_..,, ,.....,./""..,..... ............ '' .- .;-- -. r 'r r /"'../"' ,....... ,... r ·' J'' ..... _,_......_" ,.... r r ,.._ ,...., - -. -.... .• ~~ ra :r:·~:~~n:::: n~-~~:·~~;,:;. mm·ió al C~~isario réjio español seño1· Maza.l'l'ed~, a su ~ ~e~~~el corrie~te- despues de una peQo~a enfer- paso por allí, i al. Cónsul franc~s ~n cuy~ casa ~e e d 1 ' babia asilado. Siempre el patnottsmo llbet·t11 se me_ ~~1:a reciso decir a los habitantrs de Bo¡;{)tá exhibe en rnsgos d~ ést~ .e~pecie que cu.rs.~~n al u~ ésta ;cüora~ llena de virtudes i de cualidades país hun~illaciones 1 .sacnhcws. El bu.en. )~1CJO, la i'stimal)les en alto g1·ado, fué lat·go tiempo feliz ~1 cot·d.m·? 1 la prudertct.a qu~ son la :s~t c.-s.wn ~e~. lado de su esposo ·rodeada de su numerosa fam1- patt:wttsmo vercTad€t o~ nlE>.Jan .las. des.gract~s que 1 lia i consaoTada ~1 cumplimiento de sus deberes ese hábito b1 Cardenal Antonelli fueron a pngar la visita a los Empera­dores, i a lns cuatro salieron ésros de Roma para reembarcarse. El 24 ilegai'On a .Jibraltat•, de don­de partieron,. en, fin, el 26 p;Ha Méjic~, d01~de. se 1 halla1 án descansados hace muchos eh as, st Dws les ha :.-oncediclo. un ''iaJe feliz. Se dice que el Emperadot· será consagrado, en nombre del l~~pa, pot• l\{onseñot• Labastida, Al'zobispo. d~ 1\h".J~co, quien. será préviamente elevado a. la d1gmdad Car­denalieia. - El Gobierno t·uso ha. pm·mititlo el estableci­miento. de ¡o·lesias católicas a los franceses resi-o 1 dentes en Sanpetet·sbu,.go, ast como Jo s . rusos tienen en- Pads. su iglesia griega ortodoJa. El mismo Empet·ador Alejandt·o les ha he~llü dona­cion g¡·atuita de un hermoso terreno, sttuado ~n. el centro de la ciudad, m~1i cerca del nalacw. Michel. -Aseguran vados diat·ios que -los j<'snitas va~ a fundar un gt·ande estable€.irniento en Constanti-n- La esotátua de Epduardo lJennear, invent.o1· d,e · la vacuna, iba a ser colocada en el mes de juuio, .· en B~ut~gne- sur.- me!~' Pa~is. _ __ __ IIII:PBENTA CONSTITUClONAL.-J>Oll N. PO~TON · -----· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

Compartir este contenido

El Católico - N. 55

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Sables y utopías

Sables y utopías

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2016

¿Cuáles son los postulados liberales de Vargas Llosa? ¿Cuál es su posición ante la realidad latinoamericana? ¿Son los peligros y esperanzas que vislumbra para el continente? ¿Cómo han tomado forma sus ideas y compromisos? El recorrido intelectual de Mario Vargas Llosa. «La selección de ensayos que compone este volumen pretende aclarar estas cuestiones. En ellos, además de verse reflejado el recorrido intelectual del escritor, se analizan todos los grandes acontecimientos que han marcado la historia reciente de América Latina. No están ordenados cronológicamente sino por temas, ilustrando las batallas que Vargas Llosa ha dado por la libertad, desde su oposición frontal a las dictaduras, su ilusión y posterior desencanto con las revoluciones, sus críticas al nacionalismo, al populismo, al indigenismo y a la corrupción 'mayor amenaza para la credibilidad de las democracias', hasta el descubrimiento de las ideas liberales, su defensa irrestricta del sistema democrático y su pasión por la literatura y el arte latinoamericanos.» Carlos Granés
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

Sables y utopías

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Los cuentos de la peste

Los cuentos de la peste

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2015

Una pieza teatral del Premio Nobel Mario Vargas Llosa que recrea de forma magistral los relatos del Decamerón de Boccaccio. «Desde la primera vez que leí el Decamerón, en mi juventud, pensé que la situación inicial que presenta el libro, antes de que comiencen los cuentos, es esencialmente teatral: atrapados en una ciudad atacada por la peste de la que no pueden huir, un grupo de jóvenes se las arregla sin embargo para fugar hacia lo imaginario, recluyéndose en una quinta a contar cuentos. Enfrentados a una realidad intolerable, siete muchachas y tres varones consiguen escapar de ella mediante la fantasía, transportándose a un mundo hecho de historias que se cuentan unos a otros y que los llevan de esa lastimosa realidad a otra, de palabras y sueños, donde quedan inmunizados contra la pestilencia.» Mario Vargas Llosa Los cuentos de la peste es una pieza teatral inédita de Mario Vargas Llosa inspirada en el texto de Boccaccio. El amor, el deseo, el poder de la imaginación y las relaciones entre las clases sociales son las claves de esta obra que recoge la esencia del espíritu del Decamerón: la lujuria y la sensualidad exacerbadas por la sensación de crisis, de abismo abierto, de fin del mundo. Una recreación magistral de un clásico de la literatura europea.
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

Los cuentos de la peste

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Pantaleón y las visitadoras

Pantaleón y las visitadoras

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2016

En esta novela, el premio Nobel Mario Vargas Llosa subraya el eterno debate entre verdad y mentira, entre necesidad y virtud, y las perniciosas consecuencias que depara a veces la observancia rigurosa del deber. Pantaleón Pantoja, un capitán del Ejército recientemente ascendido, recibe la misión de establecer un servicio de prostitución para las Fuerzas Armadas del Perú en el más absoluto secreto militar. Estricto cumplidor del deber, se traslada a Iquitos, en plena selva, para llevar a cabo su cometido, al que se entrega con tal obcecación que termina por poner en peligro el engranaje que él mismo ha puesto en movimiento. Concebida y ensamblada con pericia de maestro, Pantaleón y las visitadoras supone un giro en la obra narrativa de Mario Vargas Llosa. El realismo social presente en sus primeras obras da paso a una precisa dosificación del sentido del humor, la sátira y la ironía que enriquecen sin mesura el desarrollo de su peculiar universo literario. «Intenté al principio contar esta historia en serio. Descubrí que era imposible. Fue una experiencia liberadora, que me reveló las posibilidades del juego y el humor en la literatura.» Mario Vargas Llosa
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

Pantaleón y las visitadoras

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  El hablador

El hablador

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2016

«La imagen de esos primitivos habladores que recorrían los bosques llevando historias de aldea en aldea me acompañó urgiéndome cada día más a fantasear una historia a partir de ellos.» Mario Vargas Llosa En El hablador Mario Vargas Llosa contrapone con extraordinario virtuosismo técnico dos mundos que parecen vivir enfrentados, el de las sociedades modernas y el de los pueblos que viven en armonía con la naturaleza. A su vez conduce al lector a un viaje vertiginoso por el imaginario colectivo de los indios machiguengas, que le sirve para desarrollar, una vez más, una de sus obsesiones: el papel de la ficción en la vida de los hombres.
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

El hablador

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  La guerra del fin del mundo

La guerra del fin del mundo

Por: Mario Vargas Llosa | Fecha: 2016

La primera gran novela histórica de Mario Vargas Llosa: un libro fundamental de la narrativa en español del sigloXX «Esta novela me hizo vivir una de las aventuras literarias más ricas y exaltantes». Mario Vargas Llosa «El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo». A finales del siglo XIX, en las tierras paupérrimas del noreste de Brasil, el chispazo de las arengas del Consejero, personaje mesiánico y enigmático, prenderá la insurrección de los desheredados. En circunstancias extremas como aquéllas, la consecución de la dignidad vital sólo puede venir de la exaltación religiosa y del quebranto radical de las reglas que rigen el mundo de los poderosos. Así, grupos de miserables acuden a la llamada de la revolución de Canudos, la ciudad donde se asienta una comunidad de personajes que difícilmente desaparecerán de la imaginación del lector. Frente a todos ellos, una trama político-militar se articula para detener con toda su fuerza el movimiento que amenaza con expandirse. Publicada originalmente en 1981, La guerra del fin del mundo es la primera gran novela histórica de Mario Vargas Llosa, un libro fundamental de la narrativa en español del siglo XX sobre el que el propio autor ha declarado: «Si yo tuviera que escoger una entre todas las novelas que he publicado, probablemente elegiría ésta, porque la considero el proyecto más ambicioso que me he planteado». La crítica ha dicho: «La escritura de Mario Vargas Llosa ha dado forma a nuestra imagen de Sudamérica y tiene su propio capítulo en la historia de la literatura contemporánea. En sus primeros años, fue un renovador de la novela, hoy, un poeta épico». Per Wastberg, presidente del Comité Nobel «Bienvenido sea [...] el gran recreador de la novela realista, que leemos con el mismo entusiasmo con el que otros leen los excesos imaginativos -bienvenidos también ellos- del realismo mágico». J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia «Sus libros contienen la más compleja, apasionada y persuasiva visión de la novela y del oficio de novelista de la que tengo noticia; también contienen el mejor estímulo que un novelista puede encontrar para escribir, un estímulo solo inferior al que contienen las propias novelas de Vargas Llosa». Javier Cercas, El País
Fuente: Odilo Formatos de contenido: Libros
  • Etiquetas:
  • Premio Nobel
  • Autor peruano
  • Temas:
  • Autores peruanos
  • Otros
  • Literatura peruana

Compartir este contenido

La guerra del fin del mundo

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

¿Deseas limpiar los términos de la búsqueda avanzada?

Vas a limpiar los términos que has aplicado hasta el momento para poder rehacer tu búsqueda.

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones