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La piedra angular, deEmilia Pardo Bazán, relata la historia de un verdugo, su hijo y un hombre que intentará redimirlos. Ambos padecen todo tipo de vejaciones en unaEspañaen que se aceptaba lapena de muerte, y se repudiaba con hipocresía alos verdugos. La piedra angular, es una novela de lucha moral y superación. Rendido ya de lo mucho que se prolongara la consulta aquella tarde tan gris y melancólica del mes de marzo, el doctor Moragas se echó atrás en el sillón; suspiró arqueando el pecho; se atusó el cabello blanco y rizoso, y tendió involuntariamente la mano hacia el último número de la Revue de...
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La piedra angular
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La madre Naturaleza
La madre naturalezaes unanoveladeEmilia Pardo Bazánpublicada en1887. Fue consideradauno de los ejemplos más emblemáticos delnaturalismoenEspaña. Es la conclusión de la historia deLos pazos de Ulloa. Pardo Bazánusa en esta obra unaprosamás poética y descriptiva. Los protagonistas del relato son Perucho y Manuela, y en su segundo plano Gabriel. Este libro es una defensa del naturalismo cristiano, ante al imperio de la naturaleza humana. Aquí se relata el amorincestuoso de los hermanos Perucho y Manuela. Las nubes, amontonadas y de un gris amoratado, como detintadesleída, fueron juntándose, juntándose,...
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La invisible
De todas las mujeres que han podido preocuparme en este mundo — dijo Cecilio Ruiz, en un momento de expansión, de ésos que son como válvulas por donde el alma busca respiro— , una me ha dejado recuerdo más persistente, por lo mismo que casi no hubo ni tiempo ni ocasión de que me lo dejase. . . La memoria — continuó— es muy extraña. Sin que se sepa por qué, se borran de ella un sinnúmero de cosas, y hasta años enteros de nuestra vida pasan sin dejar rastro. Momentos en que creemos que nuestra sensibilidad está en paroxismo, no marcan después huella en el recuerdo. En vano...
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El balcón de la princesa
ésta era una de lasprincesasmáslilialesy exquisitas que la imaginación puede concebir, no acertando laplumani el pincel a trasladar su imagen, de puro idealmente bonita que la había hecho Dios. Figuraos una carne virgen y nacarada, como formada de hojas de rosatéy reflejos deperlaoriental; unacascadade cabello fluido, solar, esparcida por la espalda y juguetona en dorados copos ligeros hasta el borde de la túnica; unas formas gráciles y castas, largas y elegantes, nobles como lasangre azulque le corría por las venas y se transparentaba dulcemente al través de la piel de raso; unos ojos inocentes,...
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El azar
No había conocido Micaela, la de Estivaliz, otro colegio, otros profesores, otras maestras de costura. Cuanto sabía era aprendido allí, ante aquella mesa y haciendo funcionar aquella máquina. Y, naturalmente, sabía poco. Sin embargo, la adoctrinaba en varias cosas, malas y buenas, exaltándole la sensibilidad, el cinematógrafo, su recreo del domingo. Por las enseñanzas del cinematógrafo había llegado la obrerita de apretadas trenzas a comprender, o a figurarse que comprendía, el uso de lo que fabricaba durante la semana entera. Del taller, donde, mezclados los alientos, juntas las rodillas y los...
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El alma de sirena
Ya loscipresesdelcampo santono resaltaban sobre fondo de púrpura, sino sobre el lánguido matiz de agua marina que precede a la oscuridad. Leonelo, llevando en un cestillo su cosecha de flores de muerte, salió del recinto, y por el sendero, apenas abierto entre lahierbahúmeda, se dirigió a la quinta, en cuyasvidrierasaún espejeaba el último rayo del Sol poniente. Llenaban y acentuaban la soledad ruidos extraños, cadencias amortiguadas, suaves, que sugerían algo no perceptible para los sentidos. Eran quizás susurros de follaje estremecido por los dedos de sombra de la noche; revueltos de aves...
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El abanico
— Como deseaba escrutar el corazón de mi novia — díjome Sandalio Aguilar, en la terraza del Casino, en la hora propicia a las confidencias, cuando los acordes de la orquesta se desmayan en el aire, aleteando débiles, a manera de fatigadas mariposas— , y en las conversaciones de amor casi todo es mentira, decidí practicar una experiencia que me ilustrase. No había asistido ella nunca a unacorrida de toros. ¡Su tía la educaba con tal rigidez. . . ! Compré un palco, y las invité galantemente. La tía transigió, convidando a su vez a unas amigas que la ayudasen a llevar, según ella...
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El abanico
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Jactancia
Si aquella mesa decafétuviese discernimiento, su opinión acerca de la Humanidad sería amargamente pesimista. Y cuenta que, generalmente, en esos puntos de reunión donde la gente, tratándose con la mayor confianza, se conoce a medias y es de rigor la pose, cada cual hace la rueda del pavo lo más posible; cada cual alardea de arrogancia, valor, acierto en las profecías, fortunas con las mujeres, lances en los viajes, tino en los negocios y amistad estrecha con personajes a quienes ni ha saludado. A veces, el aire sopla del lado opuesto, la jactancia se satura de cinismos y se hace gala de descaros...
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Jactancia
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Irracional
El deber de Cleto Páramo en Madrid era estudiarDerecho. Para eso, y no para otra cosa, le había enviado a la Corte, con el subsidio de cuatro pesetas diarias, su tío el señor cura de Villafán. Si hemos de ser enteramentefrancos, el cura hubiese preferido verle ingresar en el Seminario de ladiócesis, tenerle allí bajo el ala, cuidar de su alma y de su ropa interior y hacer de él un misacantano. ¡Porque ese Madrid! ¡Esaperdición! ¡Lo que allí hará un muchacho suelto! ¡Y cuando vuelva al lugar, qué va a traer sino las camisas y los calzoncillos en un puro jirón y en la conciencia un cargamento...
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La clave
Calixto Silva se enteró — al regresar de un viaje que había durado cuatro meses— , de que su tío y tutor, aquel excelente don Juan Nepomuceno, a quien debía educación, carrera, la conservación y aumento de su patrimonio y el más solícito cuidado de su salud, iba a casarse. . . , ¿y con quién? , con la propia Tolina Cortés. . . , la casquivana que de modo tan terco había tratado de atraerle a él, Calixto, mediante coqueterías, artimañas y diabluras, cuyo efecto fue contraproducente, pero cuyo recuerdo, ante la noticia, le causaba una impresión de temor y repugnancia. Su tío no le...
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