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Imagen de apoyo de  Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia : Reconstruyendo Saberes - IED Colegio Las Américas

Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia : Reconstruyendo Saberes - IED Colegio Las Américas

Por: | Fecha: 19/12/1907

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Ll, (República ele Colombia) OTClEl\IBRE 19 DE 1007.- N,0 314 - ID ~@~~ .. ~~ ~J~U lf.JjU(l@! fuerzas qu ' s.: re­pelen. Cada cual se recogió en ~' c1~ :1rlo ; llamó á sus criado , empaquetó eles­ordenadamente lo má necesario é interesante, y con poco minutos de diferencia, y in ver e, alnnclona­ron el domicilio. Media hora después, con el tiempo tasado para tomar el tt·en, Alberto partía en el el 1 Norte con clirec ión á Francia, y ristina en el del l\[e­diodia, C·>n dirección (t Cádiz, don­de resid ,tn su padre . Cuando los amos hubieron alido con lo criados de confianza, el úni­' O •;in' io::.tle que qucclú en h < a ~· n l'<'­rró tras sí la puerta, re · o;~· ió las lla­ve , y llevándolas á un pariente ccr-cano de la señora, abandonó tam­bién la casa desha hitada, tanto porque allí no se comería al clía si­guiente, cuanto por aprovechar pa­ra sus recreos aquella huelga ge­neral. * * * Cristina no volvió á acordarse de Alberto sino para odiarlo ele. de el hondo del corazón, con ese odio in­justo que todo criminal siente, má• que contra u delito, contra quien lo descubre. o era yá, ni podía ser, la espo. a ele Alberto, pero era siempre madre \' á los cinco día ele la separación comenzó (t de,·ornrla el hambre m a tema 1. Nece, ita ba noticias del hijo Como no se atrevía á httscarlas di­rectnmente ele Alberto, le telegrafió por conducto de un pariente cerca­no. La conte tnción fue rápida · "El niiio e. Uí con . u mnclre; ella es la que me debe noticia. de él " . Al recibir este telegrama, Cri tina se aterró sin . aber por qué. \' en el acto dirigió á Alberto otro telegra­ma : "El niño está contigo. ~in du ­ela quiere ocultarlo para que no lo vea más, o te lo r clamaré; pero clime, á lo menos, cúmo cstft ". Cinco hora después, Cristina) Alberto sabían cicrtnmcnte que 11 hijo no estaba ni con el un• • ni c()n la otn1. y sallt> en ambos un presen­timiento horriblemente angustioso . Cristina, al abandonar el clomicilio , crcyú que Alberto pennnnecería en él, y por eso elcj(> nllí al niñn Albe1·Lo pens(> é hizo lo propio res­p <:to ele e,; tina . Era, pnes, ele te mer, que el hijo pennanecicra en compm1ía del único criado qu que cló por dueño ele aquella casa deshe­cha v a banclonacla. Lo e posos, sin pedir ni clar ma­yores xplicacione , se pusieron si multán amente encaminoparal\la­ch; cl, y uno por el tren el 1 nrte y otro por el tn:n del Tecli• d ía, lleg t· ron casi ií In mismn hor;1 v se hnll:l - rnn cklanl< c ('ualla pluma de un a YC, \ tau blanda es tu mano Como un 1·ellón de lana, Y no hay en la cercana i\lontaña, un solo pino tan ufauo Como tu cuerpo esbelto y adiestrado En saltar por el risco y el cercado. Por eso, mi pa tora, Este pob1·e zagal tánto te adora, Y gime y dese·p.ra Porque de nue1•o torne !'rima Yera. Tertdrás en mi majada Fresca lcche ...... y blanca y delicada Para comer con miel, suaYc cuajada ; Y eu las horas de i<:sta, C'uando muy fuerte el sol quema y retuesta, Busca1·emos la sombra en la floresta Al pie del Yiejo tronco de una enciua. De estiradas raíces y amplia cima, Hasta que empiece á dibujar el ciclo Los a tros en el fondo del riachuelo; Y al asomar la luna sobre el risco Irán nuestras o1•eja al aprisco Al són de la dulzaina ...... y como un lazo A tu cintura enredaré mi brazo ! :.JATOS lJ URTADO. f.,a hermana meLancG Ía En un convento \'Í\'Ín una monja que pa.-aba por santa y que se llmnaba la hermana mela ncolín : fruto de savia Lardíc; que olvidó la prima\'e ra, su rostro de lirio Pra y sus pupilns umbro ns dos nocturnas mnriposns en ese lirio de cera. adie la vió sonreí1·, porque quiso, en su entereza ennoblecer ele tristeza la ignominia del vi\·Ír: tan ólo cuando al morir miró In faz del, 'eñor, arrojando su dolor como se arroja una cruz, mcstró en su frente la luz de un relámpago de amor. Y aquella monja sombría que nunc9 se sonrió, cuando en u cripta clut·mió, sonreía, son reía .......... . Hermana melancolía, dame que siga tus huella., clame la 1.\ 00 ~EilYO. ANTES Y D E S VUES .Jnanito mira {1 Isolinn . bolinn m ira ú Juan i1 o. Doiia , 'PYeri pronto .JtlHnito Slii-'Jlit·n. -¿ <¿ut> tiene~ ?-le preg:unt;l bo­/ linn. -ERtoy pensando en lo tlicho:o;os que \'HillOH Ú Ht'l' (;llttlldU IIOH t·a:-;c. moo. Ella lHlju lo:-; ojos, pt·p:-;a ele! mt t 11· ¡·a 1 ¡·u bOJ·; í'l Pntonc·c>s ]p pn'gnn1 u c-on nepnto c-onmoYiclo: -¡, l\Ic> nnw:-; ? -l\l ñs que <Í mi vidn, diee elln. Dofin ~e,·prinn nnu nmip:n l'nriiiosn, una hermana feliz, una ..... . l tn caRa< lo.·, como si nchnen­sc la ocasión de hincarles el diente. -¿ :\le qni rcR ? preguntn Isolinn á ,fnnnito. -¡ lucho !-conte:->tn 1-1, apretan-do la ,·en ·iJietn contra sn eo raz6n. -¿ En> feliz ? -· :\lucho! -¿ M oh·idarás ? -¡ Xuuunca! Doña SeYeriana se n•vneh·e <'11 su asiento como Ri Re hnhiese sentado ::;ubre nnos versos le t•omo si fuera el propio Hacedor de todo lo ereado ...... HoY ma. Esta nut iinun IP hns li!'o. quP 110 os qnitalm ojo dcHde la L'~>H ¡uimt. -¿ Y qué'? -Qnc estái1:1 abUI:lfllHlo de Vtlt'H· tras pren·ogntiYn~. J un nito frnnee el ceño. DespwO:s HP come una patata frita s1n deeu uun palnbn:t. lsolinn murmura ni oído dt• HU espo:-;o: - :\o snfraH, Jnanito. ¡ Ln polH'e mamá ....... ¡ Como me quiere tan-to !. .... . .J na nito esb1 tan fnrioHo qne en Yez de morder un pedazo de pan, Re muerde el cledo íudiee: al Hentir el dolor acude In mano, y i> ·tu Ya {1, chocar con la cara de u mamá po­lít icn. -¡ Yillano !-exclama doña SP­,- eriann.-¡ Has puest.o en mi faz tu mano ! 1:-;olina trnta ele tranquilizar á su madre; .J 11 a n i t o protesta de su amor {¡ doña SPYerinnn, y In t>Htre-ha contra ::ve1·innn ~e t m nq nilizn tri fin, pero envu >lye In enbl'zn en 1111 pañuelo. -¡ PohrP mnmÁ mín-diee lsDli­nn t'11 Yoz hnjn á HU nw rido.-¡ Co­mo t>s tan buem1 ¡ ¿ Yt•nlnd ,J tUl­nito ? \' .J uH nito murmura: - ¡ Hum ! lll .J uanitn cntrn Pt. cnsn de mnl 1n­lnntP y nrrojn Pl Homl>rC'ro Hobn• 111111 sJIIn: :,;p ~ie11tn; HIU'H un J>Pl'Í!ídi­c ·o y HP ponl' (t. kPt' pn nt Hí. l :-;o linn. C'OHP. Doiin t4eYPriaun se nhnnit·a en un ri IH't'm c·on 111111 pn 11 tnlln de q uill­q 11~. ¡ Tnl PH In pn'm·upnl'it'm que In domi1111 ! ~ S!' lllllllii'I'Zil {¡ lltl HO lthiiUPl'Zil <'11 PHt!l !'aHn ?-proguut11 Juunito. Se n lmm·zn r{t e un u do H\'11 horu ('Ullt est11 dotin Hcverinnn. Yo no hnl>lo 1' \>ll UHtcd. ¡ .Junnito! ¡ !'(Ir Dio:-~ 1--tlil'e lsoltlln ~·on IH'I'tlto Huplknntl·. D!;jniP, mujer aimdP duün :-le- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3434 EL COid~EO DEL VALU~ vel'iana-i Déjale CJII!:' me ppg·ne, quP me Hse:sine, que me dl'\"01"<' ..... ,Juanito :-;nplln un (p¡·no v pntrn en el comedor parn lihrnr~e de la oclio~a pre:-;encin de :-;n nHlmú. pulí. ti ca. -i Mírnle, mírnle <'omo llllYe !­sigue cliC'ien1lo doii.l SeYet·i,-UHl­ ·' CobanlP <'O m o todo.· lo~ hom­bre " que ciic-e la .l\lendoz¡~ Teno­rio! La cri:ida.-E! almuerzo e:-;t{i en lame a. Doña Sereriww.-Andn Isolina; ven á almorzar y uo snfnlH. que e:-;e hombre no nwrel'!~ ron>-iliPnwione:-; de ningn11a especie. Iso!imt.-i _\y ! -] uanito.- ( Len1nt <Í l!do:-;p hrn s camcnte dt> la 11ll'HH)-¡ 1•::-;to yn 110 se puecll' d la li~tFl . .Jnnnito I"E'JHI~a la Ji ta ccn ínte­r(•:-;; ul <" a... La pobrecita claba al mit-arla un dolor~ In rlije · \1(· .tl'l'l"(jlll y ~·o11 \'O/. turbndn 1 'onlioHl'l"Íln, <. s¡¡hcs Ltl lo que es amor' .\le 111in'¡ lllll\ asolllbrnda \ l'ontestt>. ~o ·ciior. \' 1 Hl j(, ];¡ ! r1slc Cru1 k, d, lllll'\'CJ ít llorar ¡·onlpÍo, l:1 null Íl Íl d u kcmcnlc y lll:i l'lil "'l'"('s !fll<: l~<>ndamcntc me miré> ' ¿ , 'o] ¡,¡_ · (lid o ]Hll diosl'J ;¡ lllllll' ;¡ llll il rn 1 se de illll () r ) \' l'Oil MI \"OZ p]añidcnt me respondiú: 1'\o sciior. \o In dije· l'onlio.scra \"O te :tdoJo ponliosl:l":l tú eres i..od:'¡ -mi j)¡¡:-;il>n . ' P_Ct·o dillll', ¿ pot· qu~ llorns .... . 1 'os~. no :-;0 por qul- lloro, sll'tlto una cosa tnn clnkc y rant en el cor:tzÍ>n ..... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. J l t t 1 1 EL CORREO DEL VALL~ .: ... ------------------------------------------------------.------------------. -- .~ --- Quise besarla y la dije : ¿ Tú sabes lo que es un beso; lo que es un beso de amor? -Señor, yo n.o sé qué es eso, no sé qué es eso, señor. La besé. No ~ijo nada, mas cuando sus pobres ojos hasta mts ojos al~ó, estaba como espantada, quiso reír ...... y lloró ! La muchedumbre salía del templo y la pordiosera con su quejumbrosa voz qué tristemente pedía una limosna por Dios. Y cada quien le fue dando limosna, pero ¡oh! dolor, ella se quedó llorando porque no hubo quien le diese una limosna de amor. Deja que nadie te quiera ...... y calma tu honda aflicción ; yo te querré, pordiosera, con todo mi corazón ! Lt:Is RosABO EGA. '· ULTIMO discurso del señor S. Pérez Tria na, Delegado de la Re¡•ública de Colombia, en la sesión de clausura de la segunda ('onferencia de la Paz, celebrada el dla 18 de Octubre de 1907. Sr Presidente, señores: Esté' es la sesión de clausura df! la segunda Conferencia de la Paz; el momento e solemne y será me­morable. La 1·eunión por primera vez de torb las Naciones del orbe en 1111 común esfuerzo hacia la paz y hacia l:.tjusticia,cs un hecho tras­cendental cuya imporlancia tecUI1- cla crecen.1 todos los días. Hasta aquí la humanidad ha o­ñado el suci'io rojo de la violencia. Ella ha venido al travé ele los si­glos doblegada bajo el peso dP la ¡_!;Uerra. Nuestra civilización mate­rial moderna ha aumentado los (')e­mcntos ele destrucción . La suavi­zación de la antigua ferocidad ohc· de~e generalmente al cálculo que su­pnme lo que es inútil; eso es tácti­ca, pero no es picdacl. En u-atán­dose ele la victoria, es lícito ensayar-lo lodo. Desde la cuna hastlo\ la tumba, el espectro ele la guerra nos acecha co­mo un centinela despiadado. Re­yes y puPblos son esclavos tt) o,. Cada gencmción encuentra la CHI­ga inás pesada c.¡uc la generación precedente, ~uyas faltas y cuyas desgracias hereda. Cuando suena el toque de llanu1d:.t no. es preciso abandonarlo tocio. Es el deber su­premo que exige el supretl}O ,sacrifi­cio: ilusiones, ternura, amor, sue­ños de la juventud, triunfos de la edad madura, todo desaparece en el abismo sangriento; la guerra nos arrebata todas las rosas del jar,dín y todos los gajos ele lauJ;cl. · , •.td Por todas partes resuena una que­ja que parece anunciar el fin de la resignación; la humanidad ya no puede más. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3436 EL CORREO DEL VALLE Desde la eminencin augusta y so· litaría de su trono, un poderoso monarca escuchó el rumor sordo, diríamos amenazador, de esta que­ja. Su alma atorment~Hla por ese dolor infinito ha querido aliYiarlo. Esa lágrima de piedad vivirá en la memoria de Jos hombres en un sen­timiento de gratitud 1m perecedera; esa lágrima es má precio a que las prerrogati.Yas diná ticas y que los diamantes d~ la corona imperial. De esta suerte nos hemos reunido aquí, traídos de todos los rincones del mundo por el viento de la histo­ria, que ahora nos ha de dispersar hacia todos los rincones del mundo, como las hojas caídas de las ramas. La tarea de e tablecer la paz so­bre la tierra e ardua y difíc-il; no puede ser realizada en un día ni por una generación; pero los hombres están acostumbrado á atraYesar el valle sombrío de la Yida. conten­tos y satisfechos, con tal que un so­lo rayo de esperanza ilumine la da. Esta segunda Conferencia de la Paz ha mantenido el fuego sagrado de la esperanza en el corazón ele los hombres; así ella ha cumplido su deber en la medida ele ns fuerzas. Volveremos á nuestros paíse con la fe robustecida 5. predicar la pala­bra de estímulo. Lo que aquí he­mos representado á la América La­tina, podremo decirle ú nuestro pueblos que hemos tomado nue tro puesto entre la grande y la anti­guas potencias del orbe, que hemos cumplido con nuestro llehcr y que, de hoy más se contará con llOSolro como elementos útiles en toda labor en pro de la humanidad. Se ha dado prueba rle una gmn sagacidad política internaciounl a¡ permitirnos tener voz en e. la .\sam­blea. Entre las naciones como entre los hombres, las hay que ya han lle­garlo á la cumbre ele la montaña, otras que están á mitad tic la ;¡s­censión, otras que apena . comien­zan. La posibilidad indiscutible del porvenir equivale á la - glorias ele hoy pueden convertirse en los grandes de maña­na. Cuando se trata de corregir los abusos c¡ue oprimen á los hombres y ele preparar su felicidad futura, bien puede correspondernos un pues­to entre las naciones, á nosotros que podemos ofrecer á todos los desheredados de la suerte y á todos Jos náufragos ele In nda, Ún puesto al sol, un hogar libreen la extensión inmPnsa de un continente en que la ProYidencia generosa se ha compla­cido en de1-ramar con mano pródt­ga sus dor1es y beneficios. Abiertas están nuestras llanuras á todos los Yientos del espacio ; abiertos están nuestros territorios á tod¡:¡' las corrientes de la vida, á todas la emigraciones de los hom­bres. Antes del fin ele la primera mi­tad ele este iglo, la América Latina está de. tinadn á convertirse en una constelé\Ción de naciones grandes y libres. Hemos tenido en cuenta esos hechos al definir nuestra actitud en esta Asamblea histórica. Nosotro.s amos losd.epositariosdel pon·enir, los ·guardianes de la independencia polític:t y ele la libertad de los mi­llones ele hombres que habrán de poblar nuestro territorio. Resuena frecuentemente la pala­bra pesimi ta que condena el ideal de la paz universal, como una ilu­sión peligro a; se nos dice que la lucha existe en todas parte , que la violencia y la fuerza son suprema , que esa e la ley de la ,-ida. ~o escuchemos á esos profeta de ele gracia. Preci amente la ·upe­rioriclad del hombre con iste en que puede su trncrsc á la ley de la Yio­lcncra arbitraria. El día en que por primera ycz un hombre se e treme­ció ele clolo1· ante el dolor de otro hombre, ese día comenzó la eYolu­ci(> n ele la piedad, ese día apuntó en 1 horizonte la aurora inmortal ele la pa7. y ele la justicia. Hnn l'"tos priueipiot-i lot-i qne E't-ila ConfPrPlll'Ín de l'OIJHng-rar so­lemnPmcu (e. .\ \'n.ncemot-i hncin el iclPal sin de¡.;fnlleeimientoH ni Ynciln­c ·iolws, :-;in c·onilll' los obstáculos ni los sal'l'ilicios. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 3437 Para robu tecer nuestra fe y pa­m. inHpinlrno::; Yalor, nos ba tará segui1· el ejemplo de e::;te pueblo hos­pitalario, en cn~-o bogar nos halla­mo::;. l n día ::;e cneontró frente á frente del océano que inYfldía . u terr·ito­rio . Era un reto de lo · elementos á lo::; hombre::;. Los hombres le di­jeron al océano; ·'tenemos necesi­rlad ele! mismísimo Jecho soLre que ruedan tns hondas para nuestl'os campos de labor~· tle pastoreo, pR­ra uuestras aldea y ciudades''. Y la lucha comenzó; fue una lucha de siglo~. tn:lu::;mitirla de g·eneración en genPra.eión, eomo una hel'eueia temible y ennoblecedora. Ho~- por fuera de las murallas que protegen el suelo couqui tado, el océRno ~a­cude ::;u crin ele honda yloshuraca­neH rugen; clirÍHSe que es el himllO á conYocado, por la Augu ta Heina la Yictoria de una de las luchas más nobles ele que la humanidad puede enorg·u llecerse, en la cual ningún snfrimiento fue maldecido por la crueldad, ni ninguna lágrima fue Yertida en la amargura, y enlacual el heroísmo tranquilo y Yencedor se yergue delante de los hombres como una bendición y como una promesa. Hé ahí un ejemplo digno de er imitado por todos los con­quistador~ s. Aprendamos nosotros también esa lección, y al separarnos consig­nemos la expresión de nuestra gra­titud por el Soberano que nos ha que nos ha dado su generosa hospi­talidad, por el ilustre Pre idente de los E ·tados Unidos, y por todos los demás homl>res eminentes y ele Lue­na ,-olnntad que han prestado su concur o precioso á la labor de re­dención y de justicia ". ·--========================= SUELT0S "Sur América" v EL Co­RREO DEL VALLE.--D~emas-iado benéYolos y lisonjeros son lo· conceptos que acerca de EL Co­Iumo DEL V_\.LLE emite desde la columnas de Sur Americ.7 el connotado l-iterato y probo ciu­dadano c1octor Atlolfo León Gó­mez. Conceptos valiosísimos para no otros dada la honra­dez y sinceridad de la persona que no los c11rigc. Hé aquí sus f¡·ases: " EL C.\'l'CA.-El e timable ca ba­llero y amigo seño1· don Federico Con-ea nos ha hecho un valioso re­ga! o: una colección ele bellísimas vistas del ()auca, esa región privile­giada de Colombia, que tanto he­mo anhelado conoce1· y que pro­bablemente ya no conoce1·emos nunca. Cuando, casi en la infancia, leí-mos por primera vez la ivlttria, la más brillante joya literarirt colom­biana, nRció en nuestra alma una honda simpatía hacia el Cauca: y esa simpatía fue creciendo más y más cuando, al e tucliar la hi toria de la patl'i::t, supimos que ese suelo, donde la na tui-aleza derramó todos sus dones, es, Rclemá , la af01 tuna­da cuna de muchas ele la más ilus­tres familias v de muchos rle los má. distinguidos cololllbümos. Más tarde conocimos :í. varios caucanos eminentes, entre los cua­les, y p::tra no nombn1 r . in o á los muertos. recorclamo ::ti inmoi-tal Jorge Isaacs, que nos honró derli­cánclonos una poe ía, {t los docto­res Mnnuel A. Sanclemente, Lucio A. Pombo. Abrah[lm Fernández c]p Soto, jurisconsultos reno m hrad os, y á Isaías Gamboa, ti senticlu poeta á cuva memoria aún estamos de­bienclo unas líne::ts en señal de cari­ñn y g-ratitud imborrables. Y esos nombres y los de muchos otros ca- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3.!38 EL CORREO DEL VALLE balleros que hoy son nuestros mni­gos y que por su hidalguía nos ha­cen juzgar bien de todos sus paisa­nos, han aumentado la admiración que tenemos por el Cauca. Por e o leemos siempre con tanta complacencia los peri(Jclicos de allá; por e o g-uardamos con especial ca­riño el simpático Correo del l'alle, de la hermo a Cali, ú nuestro juicio el mejor ele los literarios que tene­. r,t10 ; y por eso consen·wJ­clm. Al fclici lar al sct1or Hc\'lHt y ú la sci'íont Al \'a t-ez po~· el buen éxito en el dcsclllpciio <.le sus respcelÍYos papcle ·, nos es grato hacer extensivo nu<.,>stt·o aplauso al sei'ior Pci'ia, que le tocó inteqJretar en h'/ :~junr de bauLizo á llllO ele los pt·incipalcs personaje ele la obra. Hemos tenido el guslo c]c oit· poncle1·ar á los fumadores la excelencia de los Cigarrillos . l11- duws e¡ u e recientemente han si­el o inlroduciclos á e ta plaza. Se nos dice que son elaborados con picadura de la Habana y que pueden ri,·alizar con los ele Ln Lcgitiwidnú por lo frescos y buena clase ele sus materiales. Saludamos á los siguientes caballeros que han llegado á es­ta ciuclacl: De Ieclellín, el doc­tot · Francisco Bdancourt; ele Buenan:ulura, d señor don Jo­sé \.ngel Capurro; ele Buga, el cloclor Vnknlín Ossa y ele la C_apital, Fray José ele J. 1\Iu­nle~ a. Deploramos la inmensa pérclicla c¡ue ha sufrido el Cau­ca con el f~dlecimiento del dis­tinguido Ueneral y hombre de Lelras Sl.'iior D. GABRIEL UHIBE. ,\ su · cleuclos y muy especial­nH. nte al apreciable amigo clon J tHlll 1 at ía, enviamos nuestro ~enliclo pé ·mue. El sabado 14 e reunió el Consejo ele Guerra que había ele fallat· en la causa que por nl­rio'> homicid íos se seguía con­tra el Ca¡,iL<ín José Clauclio \'e­coche. C01. un \' ereclici.o abso­lutot io se dieron por t~nninn­cla~ l~ts sesiones el día lH ele los eonil'nlcs. Fncnllt \'Oc~tles los seiiorcs \..quiliuo Aparicio, Lcopoldo Trian a, José 1\laría Tolnu·, li­gue] Yalcncia L. y Antonio Ri­yera Defensor, (;cneral Jo ·é Yúsqncz L'oho. .\uclitor, <1ou R<ímn1o Ar<1gón y Fiscal don l\Inuucl José tTnutin. "El .\rtista ".-Este si nt pático colega de lacapilnl clcla Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. gL CORREO DEL VALLE 3439 Hcpúhlica nos dit ige las, ignicn­tc. palélhnts que ngraclcccnws en muy éllto gTaclo : 'Conm~o DEL VALLE'-" Vercladc­rrtmen te so rprend icl os y com placi­clos hemos quedado este• enC'nr­go con :-;n hahit nal düd inf'iún, ol>­tenienclo 1111 grn n 1 rinnfo oratorio, qne ha n•niclo ií simentln sn nltn rc•pu(¡H·ic'nl, y ú clnr nwy01· brillo nl pníH qne rPpresentú. Thc Trihunc. de Londrf'R, refiriPndo e(¡ eR(e cliR­r ·UJ'HO, flE' expresa nsf: " El clisr·n r»o rlPl sciior P(>rc>z '1 ria­na fnc el (t n ico t ¡·innfo on11 orio <·nrso~->. El Hc>iim· l'érPz 'l'rinnn pronmH·iú PI su­yo dPHclP In trihnnn, sin nnn tloln, f"Oil \'07. jll"OflllldH, l"iC'n ; pPro c·on PlloR hn q liPdnclo C's1 n hlPI'icln su re­pntnc ·ié>n clP p1·irncr 01·nclor li<·o :-;e• c·IIC'Ill"/.!,"ll<' ele nnw­llizar Pl pPriúclico. f';r¡·;¡ ello se \'11 ]pn del sisl<'llHl clP <"llll:-.lllfur. nl>J·ic·udo 1111:1 c·~)H'c·ip dP Í111c-io p1íblic:o, :-;obrP t1nn (·tH•Ht.ión nrtí:-;ticn, polítil'a e) sociaL ,\hom nn rcpórier de Filadelfiia ha tenido la humorada de dirigir á hiR prinlPrns notuhilidacl s ele dicha pohlnc:ic)n, <Í. !oH más :sip;nificados en In políti!'n, In. literatura, las eienf'in:-;. In:-; n l'tes, la inchJRtria, el C'Omer<'io, la ]>I'Pg·u n1 a . iguipn te: ¿ Pm· r¡ 1H~ :-;e en R6 nsted ? . En c·tullquif'r parte, . i 11n ppno­clis1n se hnbif'R<' ·¡ermiticlt> la tal pn'gnntn, la eonte:oo;taciún fuera di:' fijo In mi:-;mn JHH" pnrte de los inte­JTogncloH. ¿ \' ií u;-;1 !'el C] né clpmonioR le im­portn ? J>pJ·o en N ortenmÍ'rica, la cm·io:-;i­dnel clelrepórter filnclelfiano no ha pnrericlo tnn impcdinentP como en otro lngn1· hnhiPI"fl npnrecido, y las cim·nentn notnhiliclncle:-; intPrroga­cl< IH hnn <·onlc~->lnclo eon mucha romplnH<'nc·in ií la prrgnn tn lwcha . Hf'¡H·odnzenmo:-: <1 hm·a alg·nnaH ele ps(ns rcsp1wst n:--;. -?11!' r·nsí•. clieP 1m profesor de de­rec ·ho, por coJlsidet n ¡· Rumamentc inmornl el p:--;tndo ck c·élibe. · ¡Oh. nu·ón ,·idnoso! - lf' lw <'flHfHlo, c·onte~tn. un mÍ'­clic ·o. pnrn numentnr mi cliPntPla. Pn médií·o :-:;oli<'I'O no inspira nfi­c ·icnte confin nzn. 1 n dc>n1 istn di('e: .\1!' <·;1:--;c~ por lPllPI' nn interiot· do­mí ·sl i<·o limpio, conl"ortn blc y d<'· C'Cll[l'. l 'n nbognclo: -;\ ](' <"Hsé, pm· tenf'l' hijos,_' no s(· Hi mi c·ú.kulo rue muy pmdente; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1440 EL CORREO DEL VALLE tengo ya once y empiezo á asus­tarme. -¿ Porqué me cast> ?-exclama un ingPniero; Si usted me lo dice, me dispensará un verdadero obsequio, pues por mi parte no he podido ~:weriguarlo toda da. Un fabricante manifiesta inge­nuamente que se ca ó "por costum­bre ". Y añade: -Es esta la quinta mujerqne ten­go, y eso que soy joven, pue no he cumplido todavía los cnarenta­años. He enviudado dos ,-eces, me he divorciado otras dos ...... Y más adelante Dios dirá. · Tiene gracia ese fabricante de en­C\ ll·tidos y de matrimonios. La sig·uiente respuesh1 eti ele ml opulento banquero: ' Me casé por tener·una esposa que. con su lujo y su elegancia consoli­dara el crédito de mi casa. Senci11a, breve y probablemente sincera, es esta otra: Porque fuí un imbécil. Dos arti ta pintores coinciden en la misma contestación: Porque el matrimonio es nna dis­tracción comn cualquiera otra. -Yo me cast>, dice un rico comer­ciante, porque amaba á una chica que se enamoró de otro. Entonces dí por despecho mi mano á una mujer que me ha hecho el hombre más feliz de los Estados Unidos. l n noveli ta inglé · asegura que se casó por UJmol'. T n doctor en ciencias afirma otro tanto, añadiendo que se ha casado tres veces y siempre per el mismo motivo, único que considera acep­table y legítimo. ¡ Qué alma tan hermosa debe te­ner ese buen doctor ! -Yo me casf\ <1eclara un respeta­ble enador, porque la respetabili­dad de un hombre político necesita. de esa sanción ciYil y religiosa. Un Gen~ral retit·ado, glorio. o veR­tigio de la guerra ele secesión , con. fiesa con noble franquezFt qne se cn. ­só por tener alguien á su lttclo, q~1e le diet·a, fit·iccione; en sus piernas reumáticas v escuchara el relato de sus hechos de armas. l n antiguo marino,¡que ocupó un cargo eleYado en la a1·macla. dice: -Me he casado t.res Yecef': la pr-i­mera, por amor; la segunda, por cálculo, y la tercera porque sí. Y pongamos término á las citaR, con esta última, debida á. un millo­nario: Me casé porque estaba ya fasti­diado de la Yida ele soltero. Y he ele reconocer que hice u na tontería, pnes me fastidio mucho máR ahorn que antes. El repórter á quien t1ebemos estas relacionef", , e propone dirigir la .miRma preg-nnta á cincuenta deJa¡.; principnlés c1amaR dP Fi !n c1elfin. - UN l\IÉDICO materialista quiso sus. tentar contra un sacerdote la negH­ción de la ex-istencia del alma, con cuyo motivo le hizo esta pregun­tas: -¿Habéis visto alguna vez un al-ma? -No. ...,...Habéis olido un alma? - o. -Habéis gustado un alma? -No. -Habéis sentido un alma? -Sí, á Dios gracias, elijo el Padre. Pues bien, prosiguió el médico, aquí tenéis tres sentidos contra uno, en prueba de que no hay alma. Entonces el sacerdote le replicó: -Habéis visto el dolor alguna vez? -No. -Habéis oído un dolor? -No. -HabPis olido un dolor? -- o. -Habf'is gustado un dolor? --No. --Habéis sentido un dolor --Sí. Entonces continuó el Padre, aquí tenemos cuatro sentidos contra uno que evidencien que no hay Clolor; y sin embargo, sabéis que sí existe dolor. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 1441 REMITIDOS 0: ota cie h.ie ¡Oh ;;ncr te! ¡oh su.:rtt' m in 1 ~luy confnnnL" t""Otl t igo t~$t•" YiYic...~ri(ln; nu1~, t.~otno ~ic...1npt~l' tt..\ nntC$trn .. t:1.n irnpín. piC'nsu que- li tu l\t'J.!I'U7.l''o ahrig-n .. ... ¡ t'~tny 11\UI ic.:nc.lt"'! .\l:ts, , qué hnc'Ct' ~n d !lltltHln .. i l,lS ""'it:1ns nst yn lo hnu di:put' ·ttL .... ? ; A). 1 yo ~t.'rin un 1 l<:'nfr.t celos "~un c.lt::~.gns.tc.' fttnl~sto l"tltl1nlgt' pt''lr tu C~ln.;.""'a, ; oh su~rtc 111ia ~ [..1 mi esposa en su 27' cumpleaños.] Permíteme siquiera ¡ oh~suerte impía 1 que de mi pobre musa surjan palabras dulces, de consuelo para aquella que dice noche y dia ser la ro ita rus.a de un sér que en infinito descon uelo se \'a á morir por tu causa, oh suerte mi a! Llé,·alc de mis \'ersos en su día la c~encia, con la lágrímas de mi alma, y ...... díle ....... i tú quiere ...... no le cuente que yn perdí la calma .... .. que mi lwras sonrientes nturit!'rnn pttr tu can-a, oh suerte in1pía! ,TE:UA GOTRL'. l'ali, Diciembre 16 de 1907 -------------.... ~------- Nll\IIEDADES RISUEÑAS E~ unn de lo.' prim ros días de Dtci,mhn. Cl:1 n"> Y hrillnntc,lleno dt> sol, ¡J,• 1 ,¡._,,~ :-~r~1madns. de músi­cn~ •k :n, -. Ci~-rtn nleg-rfn inde,­críp thle :-~. • t.\ l'll t, e],\ lo: , m­hl: n t<:S ck ,.g·ulte:>qne \':ln de n11n :l
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 314

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 315

Por: | Fecha: 02/01/1908

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 'Pbro. ~r. Ulaclislao 0(on.sále.s Q:. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 344± EL CORREO DEL VALLE en el momento fatal é ine,·itable de la partida del Pre hí­tero doctor Ulaclislao González C., nuestro querido Cura párroco, y cuando yádese perábamos, llega á nuestras manos el fotogTabaclo que con antelación encargámos á Bogotá, pues que el retrato del doctor González no podía faltar en la galería de perso­nalidades que se ha propuesto formar El Correo del Valle. ació el doctor González en Buga, el 16 de Abril de 188'"3, fruto del ,-irtuo o hogar de don Pantaleón González Q. y doña Carmen Concha P. Hizo sus primero estudio en el Seminario lvienor de Popayán desde 1 73 hasta 1 76 y fue de pués alumno distinguido del Colegio de don Alejandro Dorronsoro, en Bug-a, hasta el año ele 1878; de ahí pasó al, e­minario de losJesuítas, en Bogotá, hasta 1881 que regresó al Seminario l\Iayor de Popayán, en donde recibió las, agradas Ordene , el 30 ele Ju­nio de 1 9. Inmediatamente y en premio á sus relevantes méritos, fue designado para desempeñar el curato de Cartago, que in·ió durante ocho años ; dotó á dicha ciudad ele una buena casa cura!, y al retirarse para fundar y hacerse cargo del curato de la Parroquia de la Trinidad en Palmira, de­jó casi concluído el cementerio. En 1900, y para reemplazar al austero doctor , eyero González, por muerte de éste, fue promovido á la curia parroquial de Santiago ele Cali, puesto del cual se encargó el 22 ele Abril del mi mo año, y que ha de em­peñado hasta la fecha, con creciente beneplácito de toda nuestra ociedad, que ha sabido apreciar en cuanto ,·aJen las múltiples cualidarle del doc­tor González, y que á fuer de g-rata bien qui iera retenerlo para iempre en su seno. Esto no lo desconoce el doctor González, y es público y uná­nime el esfuerzo que e ha hecho por ver de conseguir de Su Señoría Ilus­trisima la revocatoria de la disposición en virtud ele la cual se le promue­ve á la alta y merecida dignidad de Prebendado del Yenerable Capítulo de Popayán. o sabemo cuál ea el íntimo querer del doctor González en este , en­tido ; lo que í sabemos yá es que á Cali no le queda más recur o que re­signarse á la voluntad ele la Arc¡uiclióce i y el sear un sustituto capaz de llenar el vacío inmenso que en el corazón ele . us hijos cleja ni eparnrse su dignísm1o párroco. Fuera ele lo beneficios que la inteligencia y el e píritu conciliadór del doctor González han procluciclo, en lo moral, entre nosotros, le somos deudores del esfuerzo que ha h cho por convertir nuestro arruinado ce­menterio en uno que sea cligno de Cali, amén ele la construcción del coro que ornamenta la iglesia pnrroquinl de San Pedro, y de la implantación de los trabajos para la ensa cura] en el terreno adyacente á la misma iglesia. El doctor González, además ele las funciones ordinarias ele su minis­terio, ha sido también \'iecrrectot- de la Uniyersiclacl ele Popayún y ha rc­g- ent entonces la. einelaclcs ,.n homhrc-deeín: "Dej~1d :í Jqs niiiosqnc \·cn¡~nn{tmí". I'enníl :1111" IISil'cl el os p:d;~brns Dl'lll :1 Sil j 'l'lll', \ llll' \'Cl\', o, Y el á me el jugnctc precioso Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE Que noche lrns noche me has Yi to soñar! Y dáme galletas y dulces tambií·n ! .... Cuidado no oh·irles !m; pasas !-.\.mén. I;L 1.""'0 Jh~(s Dejad á los niíios c¡w.: vengan á mí, Venid pequl'i'!uelos, Que sois de los e ielos Las mueslrds aquí. Ilablád: ¿tú qué q uicre!:>, chic¡ uilla preciosa? , 'epamos, chiquillo, qni· cosa Te arranca suspiro:; á tJ. r~ • J:\"o i tienes gallitos que :sepan antar El quiquiriquí, ~le puedes mandar, .Jesús, uno ú mí. u.·.\. .·IÑ.\ Y á mí una mui'ieta muy l111da" oro 1da Que alnomfne res1Jonda De .\licia ú :\Iimí, Con una can11la :\luv bien temliclila Que hú noches en nei'ios yo \'Í. l'X.\. lL\1'.\ZA Y ú mí un e!-ipejito de límpida luna Que diga de mí: '·Jmnú~ niña alguna Tan linda como esta se vi(, por aquí. " l';\ H.\.P.\Z Y á mí una cornela, Clarín ú t.rompetn O al meno:; dulzaina que :;uene re-mí, La-sol-fú-do- í 1· . \ )OYE . . ; TnmhJcll ;, nosotra~ nos OYe!>, Jc~ús? l'ues di k al gnlll Santo HL ,\guarda, hijo mío, que quiero l'ec1irle en tu nombre . ¿ L11c dejas? El, .J0\'1~ .. LA l\1.\I>IU: .. 'o dejes ¡Oh Cristo, mi I>ios Yertladcro, Que nunca mis hijos se npnl'len EL CANO. La Doctora, :21- tle DieiemlJrc de 1 !.HHi. 3±47 • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 34-! EL CORREO DEL VALLE - ---·-------- ------------------- NOCHE BUENA " La 1oche Buena se Yiene, La Noche Buena se ,·a, \' nosotro nos ircmo Y no ,-ol\•eremos más." E:-;tol:l eran lo· versos que la abue­la de Alarcón cantó r>n una. 'oche Buena, que el poeta pnsó al calor de la lumbre, e!)tre lo· g·oces ínti­mo del hogar. El narra en un mag­nifico n rtícn lo. la profn nda mela n­colía que oprimió l:in alma, cuando oyó la voz cascada y monótona rle la anciana, que en el oca. o ele la vi­da, lanzaba aquellaH notas triste:-: que traducían las palpitaciones fú­nebres de, u corazóu, y que. el vif'll­to ele Diciembre. ·e lleYal..nt allá le­jos, muy lejo ·. La escarcha de lo" años 'e hal>ía amontonado en aque­lla cabeza blanca y por e:-;o conmo­'' ía el tono , entimental ('On qne re­petía : "Y 11osotros IIOH ir·emo.· .Y no Y oh-eremos más." E a es la ley del munclo: ngitar:-;e de continuo, queriendo alcanzar lo que uno llama su iclP ll; ludun int'e· santemente por conl:legnit· :iqniern un mendrugo d amor ó ele glori<-1, y luf>go, cuando el espejismo ele la felicidad ca.lma un tanto mwHtro afán. cae1· Pll se profnnclo agujero de la mnerte. Yo no sf> qué efi cto mágico se opera en mí cuando escnt'hocl gTito ele la rnnltit u el q llf' an unC'ia la ~o­che de Xa.Yidad. ER esto para mi¡..; recuercl OH e o m o 1 a t I'O m pa i¡;n, :,;u:,; m a ticp:;; su aH' . Ni el torl>ellino su cerebro su rg·irá. ra­tlinnte la creencia consoladora que entre b.e,·o:::; ~- lágrimas apr enc1iera del lnlno materno. Para el que paRa la Xoche Buena en playa¡.; extranjeras, es noche ele tristeza; la Patria est{"l. presente en su memoria, recuerda la YOz lenta y c<~tlenCJol4a con que la mujer ama­da traducía Jos proff'tit:os aeentos clel arpa ele DaYid; con ·ern1 su OÍ· do la impre. ·ión de aquellas vibra­ciones dulce que alegraban t'l ho­gar, ~- entonce. las penas, a y es ne­gras que de. garran su corazún, for­man en ;;u derredor nna atmósfera ele melant:olía c1ue le oprime y le so­foen. conYirtienclo en intensos pesa­re¡,; ele nostalgias, lm; got:es clult:ísi­mos de los lares pa tríos. Ocasión magnífit:a es esta para 1 os enamoratlo. · dichosos. .Jiien-tras fnera, el Yiento murmurador se llent el eco de los Yillancico~:; con que el ferYor relig·ioso celebra laYe­niela cl el SalYador ellos, dentro, en el n brigado salón, repiten sus deli­CJ uios amo ro. ·os, ,Y la jo.~ en que es­en el m sn declaración cree que e ta Yez In promesa ele cariño eterno tie­ue tonos más delicados, y que el pacto de n.mor es más ~':lolemne, porque lo acompaña el rumor in­ten o, patente y uniYe1sal que se desborda del corazón de la Huma­nidad c>utern, que anuncia la llega­da del ~l e. ín. ·. Bien venido seas ~iño-Dio~, fl.Ue \'llelYes mi pen amiento al cielo azul de la infancia, y que, como la Yarita mágica de Mois~s, arrn.ncas de In roen ele mi infortunio el ao·ua crü:tnlina de la E'~peranza . o ~ÜL>.'ADOR CALDERÓN. N0eHE BUEN1\ Non hija y mnclre, y lni-i dos, t:c!n fl'Ío, con hambre y pena, p1clen en la X o che-B nena una limosna por Dios. -Hoy los ángclPs querrán­In mache á sn · hij~l dcda, que comamos. hija mía. por ser Xoclw-Btiena, pm1. Y al anuneío l pcclnzo ele sus PntrañaR neuPHlrt. Al pie ele un fm·ol Rentn In madre extn iada ..... ma;; In niiin quedó echada como un pájaro en su nielo. ¡Llama .... \ llanw ... ! ... ¡DeRnnío! wula hay yíl que In ele. piedc: clnct·nw; Pstá hPinmlo "la muprte ¡ :-:<'>lo PH un ;;ueño c·on tl ·ío ! La toen. Al verln tn n Yerta :;e alza: hnc·in In lnz In ti trae. He e. punta, ntcila ... y ene (\ plomo la niña muertn. D<:l :-;u el o, clP ¡¡ ugu:::;tin lll'nn, la madn' ú :::;u hija, Jeyanta ... "Pll tnnto un clit:ho o eanla: ~¡ EHtn noc·he es ~oche-Btwna! .. H. DE CAJ\lPOAl\1011. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3450. SL CORREO DEL VALLE LA VIEJA HILANDERA 1 Hay una extraña Yiejecita que hi­la sentada al borde del camino. Sus ojos tristes, de un azul om­brío, fosforecen como un temlbor de luna en el fondo de un pozo. Sn rue­ca es de madera de sicomoro, y. on grises los vellones que se de trenzan lentamente desde el huso. Canta una balada de estribillo harto Habi­do que parece nuevo cuando lo en­tona su voz antigua. y ibilina. Es un ritornello penetrante ~- coufuso como un rumor de olas que van y ,-ienen. Es siempre el mismo y siem­pre diferente, y su manos proff.ti­cas y misteriosas, us manos cloc ­tas de sortílega, iguen tejiendo, ü>- jiendo ... .. . Y las estrellas y las flores , la voz de las fuentes y el rumor del viento cantan y se funden en la gama de una misma armonía. De la alta to­rre caen las horas, las horas ... Y caen temblando como lág..-imas en'ei va­cío de la noche. -Viejecita que hila. sentada al borde del cammo : ¿Has visto á la esperada de mi corazón ? Hns ojos celestes y cá,ndidos . on radiante como una gloria mística ; ::;u voz es dulce como una música lejana. y . n nombre es tan g-eJwroso que perftl­ma mi labio al ;)ronunciarlo Las hm·aH hu~·en, huycnpn melan­cólica cabalgata. La ,-ipjecita no re poude y us manoti pálidaR y mortales, donde las finaR venas étzu­ladas trazan una flora de enr-meiJO, sus manos de dedos largos y esctHt· !idos como lentas arañaf-1 melancúli­cas, van tejiendo la tela. II La luna mira á su. poures locos con sus (·rucles ojos Yt'nle1-1 y mues­tra una maligmt sont·isn funamllll­lesca como m1 em·i116n de CanHwal. En las calleR azules de luna, las fip:u ­ras totlo negms t n•nzan una Pxtra­ña y absurda. zu rabu.nda., en la que cada giro y cada tiempo parece te­ner un oculto y solemne sentido de rara liturgia. Pasan riendo y des­aparecen en seguida, y pasan otras sombras iguale que tampoco vuel· ven. Sus risas son una Yibrante al­gazara de panderetas de plata. y sobre todas triunfa una risa deán­gel y diablesa encantada por una boca femenina, maligna y banal, co­mo flo•· de cinismo. Nieztsche hu­biera dicho que era la perra ensua­lidad. Los ba.ilariueA han dejado, al pa­sar, una estela de perfumada frivo­lidad, un rastro de beso y cancio­nes. Pero en los rostros borracho de j 6 hilo había hue11a. de un hondo. implacable y trágico dolor como si ·fuesen protagonistas de un sainete sangriento. -¡ Madre. Locum ! Prf.stame tu escandalosa caperuzade cascabeles. Míra lo triste de mi soledad, lo a­margo de mi cordura esperando á esa amada incógnita que ha de ve­nir, que ha de venir ..... !y por la que Ríento un amor profundo, misterio­so y magnífico como la muerte. ¡Madre Luna ! BPsame con tu ra­yo verde y fatal, embriá.ga me de ese ajenjo visionario que hace delit·lu á los p;atoR, qtH hace soñar y rPít· á los tristes bailarines del mundo. La luna muda, con su gTan risa estática, pnn•cp el ro tro amortaja­do <10 un clown. Ila.r una extraña \" Í<~eeitahilantlo al borde del camino. Los grises \ 'E'· llones de -cicndeu lentos desde el hn- 1-'0 que gint eternamente, y la · ma­nos, de dedos escuálidos y nuufile­ños, como leutas arañas van tejien­do la tela. 111 Las hon1s forman un eÍI·culo en torno mío, y ginlll, pmutn, huyen con un ritmo cspanLosamenteig·unl. Sns ro;;iros son idl>ntil'os, sus ves­iPs y sus cantos unáninws, y al des­lizurse alzan un rumor hondo y me­lancólil ·o t·omo un g·ran río eami­nnndo hnc·in el mar. -Deeidme, hermanas tristt•s y g:e- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ÉL CORREO bEL VALLE 3451 --------------------------------------------------------- mela · : ¿ habéis Yisto á la esperada de mi corazón ? Su cuerpo es blan­co y perfumado como la flor de la acacia, y sus ojos radiantes como un apoteosis. A lo lejo : el camino hollado eR una monótona cinta polvorienta, in flores y sin fnentes, abrasada por un sol implacable, extenuador como una inmensa fiebre. ¡El can anciQ ... el hastío .. .la mise­ria! El corazón ha llamado á toda la puertas, ha preguntado á los a - tros y á los lirios por ese gran inac­cesible que nunca llega, estrella por lo que tiene ele ideal y lejana, diYi­na mentira por lo que tiene de felici­dad, y mi alma, como un surtidor todo música, ha cantado su nom­bre por el mundo. Ha;r una extraña Yiejecita tejien­do al borde del camino ; canta una balada milenaria y monótona como un rumor de olas que van y vienen. -¿ Qué tejes, inquietante Yiejeci­ta, ~:;entada al borde del camino ? Tu rostro parece de marfil antig·uo v el ruido de tu rueca es sombrío éomo una alegría. Alzó la cabeza. Las cuencas hó­rridas fosforecían como un temblor de luna en el fondo de un pozo. y me mostró una gTan tela gris, dolo­ro amente gris, implacablemente gris, que era mi vida. EMILIO CAHRERA. En pos d.el ensuenc De la tarde la luz, irisada Nos e onvida á s urcar el espacio, Del poniente en el mar de topacio, De una nube en la barca rosada. A esa barca saltemos apri a! A ese copo de espuma, que vuela, E l anhelo nos prcsla s u \'ela, Y su remo in \'isihle la brisa. ~lirm·e m os la tumba clel Dia Desde un n1a1· s in escollos ni o leaje, Contemplando el rosado paisaje, De un a vaga, sut il leja nia. Llegaremos a ll á, donde encierra La Verdad, el a•-cano profundo, Do no lleguen los ecos del mundo, Y sea un astro lejano la Tiena. Al Dolor, le diremos que aguard e, Y una tregua obtendremos de calma, i\lientras va consagrauclo nuestra a lma, La solemne quietud de la larde ...... Ya la harca tenemos al frente , ( 'icrra un punto los ojos, y nllllO~. Que es preciso que junto~ tendamos, De los ojos cerrados el puente! Oh ! ya estamos aniha, los remos Sin recuerdos ni llauto ni pcuas. Corleu ya la corriente serena, Y a l Pais de los sueños boguemos! .~l Jo' <~¡t ,Pojn. que lucha, -Es la queja del mundo que llora ! Al dolor le dijimos que aguarde, Y una tregua obtu,·imos de calma. Dí, ¿no sient~s que ha ungido tu alma, La solemne quietud de la tarde ? Si me llora tu amor cuando muera, Y te fijas en estos ponien~es, La canción de las almas ausentes, YtH~h·e a oír, séca el llanto y espera. Ya el sol se hunde, la tarde se muere, Y la sombras la Yan sepultando, Y hay un eco que pasa cantando Y que dice al pasar, .\liserere ! \' á la par que la e pesa negrura, Del ol bona los 6ltimns rastros, Nuestros sueño se truecan en astros, De la noche en la cántara oscura ! DIEGO uRIRE. -------- ---- LUZ DE VER1\N0 Hoy el día. ha sido claro y enYuel­to todo él en una luz de Yerauo. Sol ele oro y sombra azul. Por la · calles han pasado como risas de boudacl trajes blancos y bocas ro­ja . Lo · árboles tienen ya su pleno Yerdor, y la · silla y los veladores ele los café<~ ~e ha11 ctesborclaclo so­bre las aceras. erano ha llegado como un sím­bolo de ideal que se hizo lujuria de beso amante. Y ahora que e no:!he, una noche plácida, con bruma ue calor ,Y cielo lumiposo, he pensado en tierra del Sur y he pensado en tL ¡n·oyinciana. Tendrá una frente aneha v azu­lina- opulencia de oro ó \' iucle7.. de ébano;-tus ojos, que tal Yez sean azules por amor de mar, que qui­zás sean negros por milagro ele car­ne morena, sabrán de min:¡das lar­ga ·, de éxtasis y crispamientos ale­gres. Tendrás labios pan~ la ri"a. para la canción y pal·a el ue o. Serás alta., ondulante, y ahora en estos días en que el sol gu:;ta como nunca de la tierra, Ye ·tirás unos trajes blanCO!' y entre los encajes SP asomará la promesa rosa de tu piel. 1 'rus manos las sueño pulidas y con hoyuelos, con uña cun-adas que rasper. sin ruido las teclas del pia-no en los \'alses g·alantes, y ·u blan­cura ha de hacer bien en la roja ene u a dernación ele un libro de \·erso~. en la negrura del deYocionario y en la policramía de un ramo ele flores. Aca o tengas noYio, y acaso f-1 sea empleado y te llame loca en tus . ·ilencio.·, en alg·uno de tus llantos inesperarlos y sin moti,·o, ó en una ri ·a inmotiYacla y sorprendente pa­ra ocultar un rubor ó agradeeer un gozo. \'ivirás en una casa blanca de po­ca altunt, con azotea florecida r1e tiestos, y desde la cuu.l se \'erá el mar y lo.· incendios del cielo en In~ horas bendita del cr púsculo. l"na tcnclf'-Pll'ol encobrece Pn ro­jo las torres de las igle::;ias; ponf' 1111 temblor de oro en las últimas nl­mas de los árboles, empuq.mra las pnnt.as ele la \'ela latinas y sepa· ralos aznle del cielo y del mnr '011 nn ra. gón íg·neo y nngriento-tc llega la Yisita de nne, tra reYista. (La costura níeYa sobre los tPs­tos. Tu madre se ha tendido en la mecedora y con los brazos enarca­do::; hacia el respaldo, piensa en do. mésticos desYelos. Tu hprma na me­nor se ha asomadc al balcón v re­costada de pecho:,; :,;obre el G,l.run­dal de hierro, charla y ríe t:on una Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3-!53 Yec-inn. l'nn~ npun~ vnntan canc-io­tws ingenua~ y antig:uas. Acaso una ;.;ÍJPII1 Kio;.;eo. Oinh; misa clP doce siem­J> l'E' en In misma i¡.¡:l<•,;ia, cnga íia ndo tu impacieneiu de salir por entre la clohle filn ele muchnchos conocidos. 'lus padres se abonarán al teatro cuando la feria. Y <.>n la baranda de la platea npoyaÍ·á. tu· brazo en­g ·uautado~. y jugará~ con el abani­('() y lo~ g·enwlos de COJ1(·ha. Y quizás en un clía inoiYi<.lable. ,-i­Hitando 1111 cañonero que Yeníaóiha de ó á tierras preFenti'THEI'll (;Ó~IEZ --------~----~-------- EL VALS AZUL ¡Con <¡uÍ' indecible ati facción tomaban poco ú puco el café, oh i­c)¡ ínclosc de la fiesta, como i, de mutuo acuerdo, hubieran preferido el placer de la soledad ! Luis y Julia habían bu ... cado el si lencio ele aquel saloncito. l n biombo chino, cli cretnmenle dispue to, lospre Prvaha dcinopor­tuna miradas, un enorme ramo de violetas perfumaba el amh1ent y entre tanto, en el a!(Jn, continuaba el baile, hullicioso, dcshonlantc ele alegrías y llega han hasta ellos las notas dulcemente melodiosas del \'al Azul. ..... * Luis amaba úJulia, y la amaba con delirio, con ese nmor sublime, capaz ele todo sanificio, que e pl·i­\' Íiegio ele muy pocas almas. . . \'pensando en su amor, se fOIJ e:::e amor, el único que podría !le,·ar ese nombre en aquella alma, sería para él solo. Pero veía por otra parte un por­Yenir espléndido para ella, que él no podría darle. Enrique era realmen­te un ca ballcro, la haría feliz y a­bría rodearla de comodiía !'ll­friado en lasta itas niponas, _, en el salún se ext.ingnía11 las úll:inws notas clukcmentc melodiosa tlcl Vals Azul ......... CnESCENClO ÜAL\'ÁN Y GoNZ.~LEZ. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ... EL CORREO DEL VALLE 13455 SUELT0S o.;n lud n m u_r rz lentnmente tí s 11s eo­Jn/; ornrlores .'' amigos y le. desea ¡Jrospcridnclcs en el UEVO AÑO Nos complacemos en pre­~ cnUu· nt:cstra cordial bienveni­da n 1 scño r Gcncml E mesto Ho­rrero, Sec retario de In strucción Pú hlica el el Ikpa da m nto, á sn apreciH hk cspo. a cloña Filo­mena y á sn encantac!ot·a hija Clem 'ncia. Alcalde Municipal.- Ha sido aceptada la renuncia que ele dicho puesto presentó el pun­clonoroso caballero clon Ezc­c¡ n icl Gamboa. Sensible que la sociedacl de Cali, se prive de nn empknclo ele lns aptitudes del scilor (;amhoa ií quien debe queclarlc ln íntima sa li. facción de lwhlt cu mpliclo ho nrada­mente Caíns Ierca­clo f2., don José Angel Capnrro, don Arcesio (;om~:í lc z v don Li­bot ·io II n rtaclo ; ele Cisne ro., c~on Lisandro A. Jiménez y de PopayÍin, clon l\[iguel Angel Lazada, Sce¡·ei.ario General de la Gobernación. Para Bogotá, ha partido el señor General Joaquín Caieedo Albán. Ascensos.-E 1 Ilustrísimo señor Arzobispo de Popayán ha hecho los siguientes: Tesorero Dignidad, Presbíte ro Adolfo Perea, Vicario Gene­ral. Doctrinal, Presbítero Manuel M. 1\ialo. Primer Porcionero, Presbíte­ro Jesús M. Cadavid. Prebendados, Presbíteros Uladi lao González C., Cesáreo Caicedo y Alcides Falla. En el próximo número de El Correo del Yalle, pn hlicare­mos el retrato de una señorita caleña. De nuestro estimable colega e! Correo del Cauca, reprodu­cimos las siguientes Hneas por estar identificados nosotros en las misma. ideas: "El E'·ang-elio clice CJUe nadie es profetn en su patria ni en sn casa. Por nue tros c·anjes de Popayán hemos sabido que las señorita Cór­dohas que dirigían en e a ciudad la Escuela ormal de Institutoras, han sido llamadas por el Gobierno cu1:1toriano para encargarlas deuu Colegio en Quito, lo que demuestra la iclonei
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 315

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 316

Por: | Fecha: 09/01/1908

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 AÑO XIV.-CALI, (Rep6blica de CQ!ombia) ENERO 9 DE 1908.-N.0 316 y foUaiuo Dlrootor, BL \8 8 . 8-G \ll'PE1'TA S ñori ta Leonor V á~q uez O;o cuyas miradas irascibles Éxtasis dan al alma 6 desvaríos, Ojos negros, profundos y sombríos Como dos amorosos imposibles. --o-- Co111prende vuestra dueña los enojos Que il. quien os mira dais, y en desagra\'ios Ofrece la sonrisa de sus labios Tras de lus tempestades de sus ojos. MATEO GAMDO,\. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3460 EL CORREO DEL VALLE L1\ MERe1\Nei1\-VERI0Dle0 [ De El Bien Social] Nos parece haber Yisto tácita­mente formulada por Yarios órp:n­nos de la prensa, esta pre¡rnnta: ¿ En qnP consiste que mientrns algunos periódicos nacionales han bajado su precio hasta nn centaYo oro el eje m piar v tiran erl iciones ele lujo, otro", ele iguale. ó menore:-; di­mensiones, no han podido hacer lo mi mo y sig·uen YencliPnclo. e al do­ble ó triple ? La re. pue. taha Rielo dacln tác·itn­mente tambiPn ~-equi-vale á esta: A que, por obra ele las circuns. tancias, á unos no les ene. ·ta ::-;n ostenimiento tánto como á otros. En efecto, distintos meclio, ele subsistencia. tienen los óro·anos l fn YO!' del pú­blico. En el primer ca o, la labor e tle fácil ele empeño y producti,·n; en el segundo, es mucho más arel na. ele lo qn~ gent~~ i~·naras. e suponen. l n per'HHltCo gne ha . ido funclaclo poy in_terr._s patriótico y C]Ue no re­fleJa smo tcleas consciente· re<¡niere i~fi~1icl ad ele esfnet·zos pa {a poder YtYll' y prospera1·. En prinwr !u ga r, necesita un Director ó Re y amPno; de honmdez njo ele 11n pPrioclis ta rle tnlPs elotes Yale tánto <·omo PI ele 1111 juez e~c·1·11pnloso. En ~P gundo ln~~:nr, neeesitn n11n impl'Pll­tn. T'nn imprentn l'e •riJ im· cuPst·¡ nl rede lrll·de dos mil d c~ln r . .:, (¡ ~P:\11, cinco mil ¡><>~o~ p!a {¡¡ e'> dw-wi•·nt o~ mil pn] ~>1 tn()llerln. Es: ,. :atidilcl «JIII'dtl nhí p,..,(;111(', cln. r i'· 1 ~e:il ncln <'11 ob,r•t o~ e¡ 11!• 1 u ]lile J¡•Jl J'p ;¡)j ;:Hl'''l' ('llillldo SL' ljllÍI'Ill s 11 >. C'on.;1111ln nw11 tp y r·r 11 pf.rd irln j se_llnl, ) zas, ni arte­facto para todas las manos. E e capital clebP cleYengar además un ínter{>¡;; aunque sea módico. La imprenta necesita un local, ~­p] arriendo ele ese local equivale po­co más 6 menos al interés del capi­tal inYerticlo en ella. Necesita empleados que no Yiven sino ele su oficio Y cuYos ueldos ha.'- CJUe pagar en 'moneda sonante Y contante. · ~ece:-;ita papel y tinta y el papel .Y ln tinta equiYale entre nosotros á una enarta parte del co to ele la tiracla ele un periódico. :\ecPsita éste ele ag·entes y vocea­el ores, quienes deYeng;an una c-omi­sión que no baja cle110 por 100 ele los producto de la Empre a. • 'ecesita franquear su corre. pon­rlencia y los canje::; para el Exterior, y e:::;to implica un gasto nada des­preciable. En cambio las entrada de fon­dos no Ron ele todos los días, ni ele toclas hu~ semanas, ni ele todo:-; los meses. No todos lo~ ~nscritot·es y anunciaclore;; pagan las cuenta ~ presentación y las } .. gencius. e tar­clnr. en rendirlas en Yirtud ele las distancia , aún despu(Ss ele termina­cht. nna serie. Es decir: hay que fiar la mE'rcnncía-peri l'e otra cnntillad. no ya repre­sentn< ln Pn nnn mnqninuria dentro clP las ]Hli'f'' pnrnmenü> materia­le~. impre~eimlihh·~ nl so:,tenimien­to <1<> 1111 pNiódi('(>, hny qnc nñndi1· otros dP orden mural. dP Ynlot· in­(" ll(·uln hk :--\1 <·omo ncgo('io ~P tom los c¡ne ef;tán dedicac'lo á un noble oficio mn teriH l. pueden du­rante P1 distraer l"llR mentes; el ofi­cinista 110 tiene que prPocupn1·se si­no ele IH fideli ts<~do, ~lr. y Macla­me L¿:¡ugier ocupaban en la desem· boci'lclur.t rld RHnce, enfrente del Saint JlHlo, una ele las más hermo­sas quintns de In comHn.:a. l 1n día Juana mostró deseos de hacer una excursión á Jersey. Nada tan fácil, tod¡:¡ \'ez que trps veces á la semana parte ele Silint­Malo un yapor para la capital de la isla inglesa. li Una mañana se embarcó tuda la familia y á los pocos miuutos e lll­prendió el buque su majestuosa mar­cha. A la mitad ele la travesía, Macla­me Laugi~r se sintió de pn.> Jtto in­dispuesta y llamó á su mando, que en aquel momentoestaba hablando con un joven, á quien ha~lía conoc~­do la víspera en el camtno ele Dt ­nard. Carlos Labín, que así se llamaba el interlocutor ele Laugier, siguió á éste y reconotió desde luego la cau­sa del malesta r de la paciente. -Permite usted, señora, á un es­tudiante de medicina, que está á punto ele tom:tr la liccnciatum, que le dé un e<>n::.ejo ?, dijo Carlos La­hín. -Con mucho gusto, calJ;:¡llero. -Nada tRn dicazcontra el mareo como la a ntipin·ina. Como hom­bre precabido traigo en el bolsillo un frasco ele ese medica.mento.­ ¿ Quiere usted una dosis? l\1. Laugier pidió un vaso de agua y su esposa tomó la medicina. A los diez mtnntos todo habí;:¡ cle.·­aparecído como por encRnto. En Saint Heliet-, capital mpnñero de \'Ü1je, con el secreto el cReo, 11:1 tu­ral en todos los ricos, de hHcer alar­de del lujo y de léts cotuorlicl yo ele lo demás. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3±65 IV Al cabo de tres meses celebr<-"tbase una gran velada en casa de los se­ñores Laugier. Los salones esta­ban espléndidamente ilunünaclos y á las once y media ele la noche el gentío era verdaderamente inmen­so. -¡Qué dicha 1-exclamó Juana en alta voz, arrojándose en brazos de Carlos y dándole un beso en la bo­ca, ¡Al fin podremos casarnos! En un momento dado quedóse sorprendido ~lr. Laugier al ver á Carlos Labín entre los concurrentes á pesar de no haber sido compren­dido en la lista-de los convidados. Después de un respetuoso saludo, acercóse el joven á l\lr. Laugier y le dijo: -Ha mostrado usted siempre tan­to interés por mi, <)Ue no he vacila­no en venir á darle á usted una bue-na noticia ..... . Soy ya médico y ten-go mi correspondiente título en el bolsillo! J\1 ás de cien personas fueron tes­tigos de aquella escena. M r. Laugier se quedó "l. terrado ante el escándalo; pero hombre de IJt~en sentido ante todo, aquella m1sma noche anunció á sus atni ndole beber una cucharada de calmante). ¡Quién habla de morir! ¡Vaya nna idea ! El enfermo, clavando las manos crispadas en su descarnado pecho : -Aquí lo siento ..... . El médico, en tono per uativo : -Siente usted un poco de angu~- tia porqueestá nervioso (Rii>ndose) La verdad es que cuando uno se va á casar no es extraño que esté emo­cio~ ado. Pem le aseguro que no hay pellgro,} que de esta escapa usted. El hombre, con ardiente mirada : -¿Lo cree usted así? E! médico, sonriendo : ¡ Cuando se lo a eguro ! ... (Se ale­ja de la cama y dice al oído de Lu­cía :) -¡ i pudiera ir á buscar el Alcal­de! ¿Está lejos la alcaldía? Lucía también bajito: -Se puede tardar un cuarto de hora . El médico con desaliento : -Entonces que no vayan; sería inútil. ..... llegaría tarde. Jo hay más remedio que esperar ...... Confiemos en que no tardadt. Pasan diez minuto , diez siglos. :-:\uena un campanillazo, y al oírlo, todos los angustiado corazones la­ten fuertemente. Luda entra precediendo al alcal­de, al que acompañan el ecretario y un escribiente que trae unos pape­les y un gran libro. El alcalde, abarcando de una mi­rada la escena y comprendiendo e¡ u e e preci o apresurarse: -¡ Señora! Bueno días, caballe­ro . Sí, gracias; la mesa está bien. ¿Quiere usted hacerel favorde man­dar abrir las puertas, señorita ? La ley Jo exige ....... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3469 El hombre, tran figurado, mien­tras obedecen lo que manda el ma­gi:; trado : ·Ah, seilor Alcalde, temía que lle­gara tarde! ..... :\le horrorizaba la idea ele nmrcharmc . in haber podi­do reparar, :,in dar nombre á estas pobre:; criaturas, á mi. hijas. (Con ternura ,. e trechanclo la mano ca­riflOsa q~c no ha soltado la uya). Y ú ella.(¡ la Y;lkro a compailera ele mi Yicla ... C:dcuh: u ' tec! ·í vo hu­biese muerto ~in poder...... - El Alea ele, dulcemente: -Y amos, Yamos, cálmese. E. tá usted muy bien, el aspecto no puc· de ser mejor. El enfermo: -Sí, sí, el doctor me a egura que no me muero ...... ¿ Xo e yerdad, doctor? Pero aun icndo a í, quie­ro casarme ·in e perar mA . ¡He te· nido tánto miedo! ¡ Imagine u tecl i le hubiera dejado solas, sin dine-ro, ·in nombre, sin asilo! ...... \' todo por cobardía; por temor al mundo, á mi familrá, á un montón de indife­rente . 'o, no; yo quiero ca arme al momento ...... (debilitándo e) al momento 'e deja caer sobre la al­mohada, jadeante y ri ueño. El médico, inquieto y al oído al magi trado: -.\.pre úre e, eñor Alcalde. Hl .\.lcalcle á lo testigos: -Vamos á proceder al ca amien-to. (Lec rápidamente las fórmulas del Código y llega {t lo nombres) Julieta :\laría Colombet, ¿conHientc u i.ecl en tomar por cHposo á Pablo Eduardo Dortier ? La mujer ollozanclo: -Sí, eñor Alcalde. -El Alcalde . - Pablo Eduardo Dorthier, ¿ con-siente u ted en tomar por esposa á Julieta l\laría Colombct ? l ' n ilcncio espanto o, que pe a como una losa obre lv corazonc , sucede {1 la pregunta . 1a die rcs­pon• le. El hombre, sonriente ·iempre, con la cabeza apoyaúuen la almohada, los ojos fijos é inmóviles, sigue muelo. El ecretario murmura : -.'eñor Alcalde, i parece que lm muerto ..... . La mujer, horrorizada, y querien-do abalanzarse: -¡¡Dio mío!! Las hijas: -¡ Papú! El Alcalde, deteniéndolas con un u-e to de autot·idad, y con voz lige­r< Jmentc .alterada pero resuelta, rlijo : -¡O lo suplico ! Después de un segundo de reflexión se ' :uelve hacia l~s testigos, y pali­deciendo ante la tdea de su determi­nación, pero fortalecido por la con­ciencia, añadió : -.\.unque el sí ha sido un poco dé­bil, todos lo habéis oído, ¿no es \·er­dacl. señores '? El médico, un poco pálido tam­bién: -¡ Ya ...... lo hemos oído! ..... . l'n te tigo de pné de un instan­te de vacilación: - í, ei10r Alcalde, lo hemos oído. Lo otros tres a ienten con la ca-beza . El Sect etntimos á un pobre y este me dice: ¡ Dios le dé salud á u tecl y ú :sus hijos ! iú no puedec;; comprender la dulzura que siento en mi corazón con aquellas palabras, y la grati­tud que aquel pobre me inspira. Me parece que, con aquel buen pre­sagio, voy á conservar mi salud y la tuya por mucho tiempo, y vuel­vo á casa pensando: ¡ Oh, aquel pobre me ha dado más ele lo que yo he dado á él ! Pues bien, ha:c tú por oír alguna vez bueno augurios análogos, provocados, merecidos por tí: saca ele vez en cuando un cuarto de tu bolsillo para dejarlo caer en manos del viejo necesitado, de la madre sin pan, del niño sin marlre. A los pobres les gusta la limo na de los niños, porque no les humi­llan, y porque los niños, que :1ece­sitan de todo el mundo, se les pa­recen. Hé aquí por qué hay hom­bres pobres en las puerta de la::> escuela~< La limosna del hombre es acto de caridad; pero la del niño, al mis­mo tiempo que acto de caridad, es una caricia. ¿ Comprendes ? Es como si de su mano cayeran al mis­mo tiempo un socorro- y una flor. Piensa en que á tí no te falta nana mientras que á ellos. les falta todo; que mientra tú ambícioues ser fe­liz, ello con viYir ~e contentan. Píen a que e un horror que en me­dio u e tan los palacios, en calles uoncle pasan carruajes y niños YC - tidos de terciopelo, hay mujerc y niños c¡ue no tienen qne comer. ¡,ro tener qué comer, Dios mío! ¡i\i­iio como iú, como tú bueno.; inte­ligentes como tú, en metlio de unt i t lHles del señor Gamboa, fi quien debía r~ucclarle In íntima satisfacción ele hnher Ctlm­plitlo honradamente con sus debe­res dentro ele los límites ele la Ley. ¡ Estas frases obedecen al concepto que nos hemos formado del señor Gamhoa como particular y como emplea.tlo: si en él hay error, es error de criterio ;r no ele cornzón; y en ello no hicimos sino ratificar con conocimiento de causa, lo que er digno periódico Sur América en su . 0 11-!, dijo al tener noticia del nombramiento hecho en el Sr.Gam­boa. Se produjo así: "Este hono­rabilísimo caballero y notableescri­tor ha sido nombrado Alcalde de Cali." No sabíamos que el señor Arango hubiera sido dctirna de abusos de autoridad ele parte del Sr. Alcalde; por qu(>, pues, con liviandad de sín­cléresi~, D. Marcelino nos atribuye un acto que no ha estado dentro de la esfera ele nuestra voluntad? El hombre honrado y ele venlade­ro carácter se abstiene de juicios te­merarios, de juicios ligeros. * * * Dice: "E l abuso ele FJ.utoridad [matraca] con un forastero [judío?] que ha respetndo [las murallas ele Jerusalf>n] y querido [como la bí­blica pecadora] á la ciudad ele Cnli [triquiñuelas], es considerado co­mo título honorífico por un perió­dico de nota (remerciment)." i es broma, puede pasar; pero obras son amores y no buenas razo­nes, ó como el iría Bartrina: "No te pido tu querer i quiero que amor me implores, Yo no quiero que me adores Sino que me lo hagas \'er." Los que en el corazón tienen un sentimiento y en lo labios una pa­labra que no traduce ese sentimien­to, á e os son- si nrJ nos engaña­mos- á quienes el Evangelio llama .epulcros blanqneatlos; y ay de ellos! porque la peor hipocresía es la que se desliza bajo la. apariencia ele una franqueza sincera. * * * Dice: "La g loria de un empleado, lo que lo hace apreciable, lo que da garantías á la sociedad, es la obe­diencia á los superiores jení.rquicos!" Si es una obediencia sensata, ra­cional, convenimos; si es una obc- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3472 EL CORREO DEL VALLE diencia paf'iva, servil, negamos. En lo militar es donde, por la necesi­dad de una disciplina rígida, el infe­rior está incontrastablemente su­bordinado al Superior; pero en las otras esferas la orden del Superior, ilícita, ilegal, no exime de _responsa­bilinad al inferior que la ejecuta. La obediencia tampoco debe ser ad pedem literre, <'le tal manera que no permita el uso ele metá.fon1s. La obediencia no debe ser como la del Capitán Paiva á órdenes del General Salaherry, quien undía, por vía de pena correccional, mandó á dicho Capitán que llevase á Cuculí al cuartel y que lo fusilase entre dos luces, en la creencia de que antes ele amanecer- que es lo que Re entiende por dos luces- ya habría dado la orden de libertad; pero Pai\'a á la hora regresó dando cuenta de que Cuculí el doméstico de Salabtnv, había sido fusilado entre dos faro­les encendinos. Pobre Cuculí, el em­pleo de metáforas al servicio de su­balternos fidelísimos, como los quie­re D. Marcelino [bienaventurados] lo hizo sacrificar! * * * Dice: "El empleado que no respe-te y obedezca á sus superiores (ana­tema sit) es indigno del puesto. A í entiendo yo mis deberes y así los cumplo, (relevo de prueba), aun­que me lleven á la cárcel ( ó sea al Toboso) y aunque periódico que debieran ser imparciales (ay! ya­yay, yayay, yayay ), aplaudan los ultrajes que se me infieran (J ere­mías sin lágrimas). " Qué entenderá el señor Arango por imparcial para que el nué tro no lo sea? Preci amente nos pare­ce que tiene todos lo caractere pa­ra serlo : en sus aspiraciones es mo­desto, modestísimo, pero en sus pá­ginas no suena la música ele la adu­lación ni el canto ele la lisonja; no lo desvela ni lo ha ele velado el afán ele una subvencíón oficial; no orilla pérfidamente el presupuesto, para disfrazar el acento de la verdad, ni lo orilla de ninguna manera; no le hace guerra a l Gobierno, porque no es insensato ni loco ; habla confor­me á sus impresiones y conocimien­tos sin la vanidad del aplauso y sin temor á la censura de la maledicen­cia; su vaso es pequeño, pero en él bebe, que dijo Musset, y no cacarea como la gallina de la fábula. O será que las costumbres y el len­guaje estén tan trastrocados que el señor Arango como el Simplicio del cuento llame vicio lo que es virtud ? Nihil admirari! * * * Dice : "Sólo un profundo senti-miento de justicia forma los gran­des caracteres y hace graneles á los hombres y á 1 os pueblos". Ripiorrea se llama esta figura. Hay palabras que á fuerza de oír­las y de repetirlas se vueh·en mule­tilla y ya no nos tomamos el traba­jo de desentrañar su genuina signi­ficación. Qué es justicia ? Es caucho ó es embudo ó algo que inspira y dirige la acciones del hombre en el cami­no de la verdad y el buen obrar, pa­ra no levantar fal os testimonios y abstenerse ele juicios ligero ? El sentimiento ele justicia que anima á los grandes caracteres es el que les da fuerza para luchar con la energía del propio mérito intrínseco y no desvanecerse ni engreírse con el res­paldo del elemento oficial ; el senti­miento que anima á los grande ca­racteres es el que los impulsa á so­breponerse á todos lo obstáculos que les crean la miserias humanas, y á sobreponerse con erenielad y cordura. El que para apartar las zarza el el camino de la Y ida no de - pliega loR Ímpetus de un yerdaclero valor civil, e e ni es gran carácter ni lo aguijonea la inspiración ele la justicia. El gran carácter procede como aquel monarca que h~hiéndole jura­do muerte á un enem1go suyo, des­pués ele ha,ber ascendido al olio del poder y haberse avistado con él, le dijo: te salvaste, porque me han hecho monarca. Los caracteres de cartón proceden , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3473 á la inversa : extreman su saña, amenazando con el auxilio de la fuerza oficial y á toda hora quieren que tercie á su fm·or. Los caracteres falsos, los caracte­res de similor, como no tienen una noci(m exacta de lo que es justicia, ele lo que es der cho, de lo que es moral, juzgan las cosas con criterio desorientado y á premisas erróneas encajan consecuencias acomodati­cias, y desempeñan el papel de víc­timas para decir que "el aplauso que las malas pasiones suelen tribu­tar a l delito, pasa como la sombra (velut umbra) y deja siempre tras sí vergüenza y remordimiento." Escritor palabrero y visionario, porque donde las premisas son hi­potéticas, las conclusiones tienen que ser contingente . Como dicen que el diablo sabe má porviejoque porotracosa,don 1\Iarcelinodehía ele saber que "á pe­rro que no seconoceno se lecogedel rabo". A í es que si estas palabrejas no le asientan, cúlpese á sí mismo ; y, como "la consigna es roncar", bajo la mano. A u re•·oir. El domingo en la noche en ca­sa del estimnble amigo non Ismael Hormaza S. fue obsequiado el seño r General don Ernesto Borrero y su digna señora con un magnífico bai­le gal<]ntemente of1 ecido por los apreci¡tblcs caba lleros don Henri­que Caicedo Albán, don I mael Hor­maza S., don Pedro Pablo Caicedo, doctor Oswaldo Scarpetta, don MartiniaJJtl Zamorano, clon Julio Giralda, doctor !\!ario de Caiceclo L., don Jorge Pineda C., don Mario de Fntncis o, don Césnr Córdoba, don Jo.·f. !\l aría Rc-stt-epo, don Fran­cisco A. Fernández, clnn Evaristo L. de la Cadena, clon Enrique Ilolg uín, don Juan Roa, don Emiliano Otero, don Emilio Gómez, don Luis R. Ló­pez, don Bernardo Posada, don Ro­dolfo Rodas, don Miguel Guerrero G. y don Guillermo Triana C. El señor d on Ismael Hormaza y su encant¡:¡dora esposa, con la gene­rosidad y cultura que los distin­guen, colmaron de exquisitas aten­ciones {t los numerosos invitados que habían asistido. Va nuestra cariñosa bienveni­da p ara el Presbítero Alfredo Pérez, quien ha regresado de su gira porel exterio r. 'I'ambién saludamos al señor doc­tor Alfonso Borrero y á su señora doña Julia C. de Borre ro, recient€'­mente llegados del Cerrito. Ha sido nombrado Alcalde Mu­nicipal el apreciable sujeto D. Apa­ricio Figueroa, quien {\ su vez á llamado como Secretario al señor D. Luis Sinisterra. La elección de Dignatarios, de la Sociedad de Medicina del Cauca que tanto honra á este Departa­mento, recayó en 1 os siguientes miembros: Presidente, doctor Eva­risto García, Vicepresidente, doctor Agustín Escobar, • ecretario, doc­tor Pablo García, Tesorero, doctor Pablo Borrero, y Redactores del Boletín,cloctores Pedro P.Scarpetta y Carla olarte. Muy concurrida estn\·'o la rela­ción ele los Reves, efectuada en la plaza de Santa Rosa el día 6 de los corrientes. El próximo domingo será el be­neficio de la primera tiple doña Do­lores Alvarcz ele C. Para su fun­ción de gracia ha escogido Puñao de rosAs, Sómbra negra y¡ Quién fue­NI libre! Puede que por ser las últi. mas representaciones la concurren­cia al Teatro sea más numero a. C I·,RC ADO AJE O 1 HA LLEGADO DE PASTO en YtUJe panl Bop;otc'i. f>l distin­g nido cabnllero y muy npr(•c·iado a. mig-o nuestro, Genera 1 cl on Pablo .J . Monroy,qui n despuP. de clPsem­pcñar en el Departamento de " n- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 34:74 EL CORREO DEL VALLE ------------------------------·····-··· riño " el importante puesto de Ins­pector Militar y como tal le tocó cumplir por orde11 del Gobierno una delicadísima comisión hasta nues­tra frontera con el Perú, en donde con su tino, y firmeza de carácter dejó bien puesto el honor de Co­lombia; y después de luchar contra lainclemencia y rigores de aquellas salvajes regiones, regresó nueva­mente á Pasto en donde el Excelen­tísimo General Reyes lo distinguió con el nombramiento delntendente General del "Putumayo " y Jefe Milit.ar de la colonia penal de ''Mo­coa", en cuyos puestos se distin­guió por sus conocimientos y peri­<' ia militares. Eliminada la colonia. penal de "Mocoa ",el Gobierno tuvo á bien nombrarlo .Jefe Militar de Nar·iño, puesto en el que se ha captado el aprecio de todos los mandatarios de aquel progresista Departamen­to y en general de toda la culta so­ciedad. Hoy nuestro apreciable amigo General Monroy, Ya en uso de li­cencia temporal qne él ha solicita­do con el justo motivo ele Yer á su familia é informar al Gobierno so­bre alg·unos asuntos importantes de su comisión al " Putumayo ". Nos complacemos en presenta.r á nuestro amigo Monroy, atento y cordial saludo, deseándole grata permanencia en los pocos días que esté entre nosotros y que Ueve fe­liz viaje y regrese pronto á donde tánto y con tánta justicia lo esti­man.- E. R. EN breve se comenzará á usar en Europa el aire líquido en las bebi­das. Dos gotas bastarán para dar­le una frescura exquisita. La nueva bebida tiene sus peligros, pues si se toma antes de la evaporación del aire líquido causará la misma sen­sación que si se tomara todo el mar polar, amén de que los efectos pro­ducidos en la boca serían los de una terrible quemadura. No se conoce aún ningún animal terrestre cuya carne sea venenosa; pero sí existen en cambio algu­nos peces cuya carne es activamen­te mortal para quien la coma. AVISOS 1 Zapatería de SANTIAGO G. VELASCO cont1g-na á la Botica . del doctor Pedro P. Sea rpetta. <...a n-era Ga. Número 114-. Ofrece al público esmero y puntualidad en las obras que se le confíen.-Garantiza la duración de sus trabajos.-Precios módicos. 10-4 .... , 11 _,.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 316

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Convivencia Escolar Cuestión Humana : Reflexión acerca del rol y función de la orientación escolar en asuntos de convivencia

Por: Bogotá (Colombia). Alcaldía Mayor. Secretaría de Educación | Fecha: 2015

El módulo […] tiene como objetivo brindar herramientas para potenciar el rol de facilitadores en la construcción de convivencia escolar. En la primera parte se presentan referentes conceptuales e históricos sobre la convivencia y específicamente sobre la convivencia escolar, adicionalmente se presentan tres tipos de tensiones relacionadas con este tema. En la segunda parte del documento, basándose en la idea de que la convivencia escolar trasciende lo que sucede al interior de la escuela, se describen las dinámicas de otros territorios que se relacionan con la construcción de convivencia. La tercera parte, hace una descripción y análisis de la orientación escolar: el perfil de orientadores y orientadoras definido a partir de un diagnóstico de su realidad, las tensiones –epistemológicas, metodológicas y políticas- de su rol y finalmente, una proyección de la orientación escolar como facilitadora de convivencia.
Fuente: Centro de Documentación y Memoria de la Secretaría de Educación del Distrito
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Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia : Reconstruyendo Saberes IED - Paulo Freire

Por: Mauricio Álvarez | Fecha: 2015

La Educación para la Ciudadanía y la Convivencia es una apuesta fundamental en la política educativa de Bogotá, como proceso que consolida la educación pública de calidad, la excelencia académica y la formación integral. Se desarrolla principalmente a través de la implementación del Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia -PIECC-, en cada Institución Educativa Distrital de Bogotá. Los PIECC promueven reflexiones en torno a las relaciones de poder y la construcción de ciudadanía y convivencia, para generar procesos de transformación social desde la escuela. A través de este documento se sistematiza la experiencia de construcción del PIECC, reconstruyendo los saberes construidos por el Colegio PAULO FREIRE (IED) que a través de la implementación del método pedagógico Reflexión-Acción-Participación analiza su realidad, define su núcleo articulador como horizonte de sentido y constituye un equipo dinamizador de facilitadores y facilitadoras de ciudadanía y convivencia que impulsan transformaciones en la realidad del colegio y sus actores. De esta manera se comparten los aprendizajes obtenidos y la proyección que propone la comunidad educativa para la sostenibilidad del Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia
Fuente: Centro de Documentación y Memoria de la Secretaría de Educación del Distrito
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Guía para acompañar la recuperación psicosocial en comunidades educativas distritales después de una situación crítica

Por: Bogotá (Colombia). Alcaldía Mayor. Secretaría de Educación | Fecha: 2015

Esta guía busca brindar herramientas pedagógicas y didácticas para el acompañamiento a las comunidades educativas de las Instituciones Educativas Distritales, después de la ocurrencia de situaciones críticas y de su atención inmediata por parte de los equipos RIO. Utiliza como herramientas metodológicas la lúdica, la recreación, el arte y el juego como elementos fundamentales para la recuperación psicosocial ante situaciones críticas que han afectado la cotidianidad de las comunidades educativas distritales, realizando así un acompañamiento a estos procesos, con el fin de fortalecer las capacidades de las personas para superar el impacto ocasionado por el suceso en particular.
Fuente: Centro de Documentación y Memoria de la Secretaría de Educación del Distrito
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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 317

Por: | Fecha: 16/01/1908

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ENERO 16 DE 1908.-N.0 317 ;I:Qlt!~~ iJD ~<1)1 P&riadiuo 'i\~ruiQ, ladualrial y lotivioaa Director, BL ·\8 ,jj, 8.faRPE1'TA 11 1 Doctor Víctor Borrero Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3476 EL CORREO DEL VALLE _x EL CoHREO DEL VALLE, bajo la pluma· de su im­portante colaborador Otoniel Suárez, ha perfilado en su~ colum­nas la figura intima de Víctor Borrer.o, el brioso batallador que en plena juventud y en plena lucha fue suprimido por la ma­no torpe y brutal de la muerte, suceso que, como tantos otros sugiere la ingrata idea de que hay un hado fatal cuya consigna es segar en flor las mejores esperanzas de esta hermosa y desva- 1 ida tierra canean<~. Mas como algo faltaba para el colmo de nuestros deseos, los llenamos hoy exhibiendo en las páginas de esta Revista el retra­to externo del doctor Barrero y también una copia del hermoso monumento que para depositar sus huesos y perpetuar material­mente su recuerdo le ha levantado su digno padre en lugar prin­cipal de nuestro Cementerio, y al lado clelqueguanla las cenizas de sus antepasados. La obra es de mármol de Can-ara, ejecutada con maestría por un insigne artista italiano, y, como se ve, representa el bus­to de Víctor en propot·ciones naturales y en la actitud á un tiem­po arrogante é inquisiti,·a que le era peculiar, como sien el inte­riot · de su bien puesta cabeza de gentil-hombre se hubiese estado ,-erificandoá todas hot·as un problema clegt·ayedad trascendental. Yá era justo que esos restos valiosos salieran de la húmecla oquedad de las montañas y vinieran á ¡·eposar "bajo el sol del Valle", arrullados por el rumor de nuestros boscajes, refri .ge rn.­dos por las brisas nativas, al alcance del dolorido amor de los padres ancianos y á la vera del camino por donde nn día ha de cruzar, desp ,-tándolo, estruendosa y triunfante Y hecha n.>ali­dacl, la hermosa quimera de Víctor; la locomotot·a, futuro lazo ele unión de las comarcas ,-alle-caucanas. Los resto~ fueron ti-asbclaclos ayer tarde entre nn lucido grupo ele amigos y admir[lclores de- Víctor, preYia celebración ele nna solemne misa ele ¡·eqnicm en ln iglesia ele San Pedro. Un coche colnwclo de hcllL imas coronas precec11a el fúnebre cortejo. . No en vano se alza allí sn gnllnnl[l figura escrutando el ho­rizonte, á\'icla ele distin,e;ni1· po1· sobr~ las CJTSÜl" ele las sien·as lejanas el prime¡· penacho rlc h11mo de Tos trenes cuyo estrncnclo SC'I'Ú una C"IITHjada ÍrrÍ:->OI"Í ~.?1 brazo que allñ, entre el fragor ele la gt1etTa y pot· solwe las abruptas rompientes y espantables simns que enracle­nan a 1 DagwL lenclía pnenles y ¡·iclcs y demarcaba el camino po¡- / donde ro¡·zo::.\amente Ü'JHll·Í;tll c¡né ahrirsc paso el pt·ogTCSO y la felicidad del Canea. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. l : .. .;. f!j .~ ·,·: ~~.P:~ 1 1 ..... • ~. • ~ ~ • ••• :1 ' • , .) l ~ __ ' ~·- .t; '. . l ~ ~ ¡-..-· ''" --~ . !-§ o • 1;!o ' • • :::0 :::0 .gs o ti:l ~ < > ~ ' rrc ~ ...,.. ~ F t • • I I MONUMB~Tu erigid ·> á la.m ~ m>riadelo3Da3.Jo3 é Aut?nioyVíctorB o rrer<> en el C e mettterlo de Cali. 1 ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO PEL VALLE ~igüeña.s blancas Ciconia pietatis cultrix P ETRONIO De cigüeñas la tímida bandada recogiendo las alas blandamente paró sobre la torre abandonada á la luz del crepúsculo m u riente; hora en que el Mago de feliz paleta vierte bajo la cúpula radiante pálidos tintes de fugaz violeta que riza consusoploelauraerrante. Esas aves meinquientan; en el alma reconstruyen mis rotas alegrfas; evocan en mi espíritu la calma, la augusta calma de mejores días. Afrenta la negrura de sus ojos al abenuz de tonos encendidos, y van los picos de matices rojos á sus gargantas de alabastro, unirlos Vago signo de mística tristeza es el perfil de su st-doso flanco que evoca, cuando el sol se despereza, las lentas agonías de lo Blanco. Con la vestede mágica blancura, con el talle de lánguido diseño, semeja en el·espacio su figura el pálido estandarte del Ensueño. Y si, huyendo la garra que la asecha, el al~ encoge, la cabeza extiende, parece un arco de rojiza flecha que oculta mano en el espacio tiende. A los fulgores de sidPrea lumbre, en el vaivén de su cansado vuelo, fingen, bajo la cé>ncava. techumbre, bacantes clel azul ebrias de cielo ... .. . Esas a ves me inquietan; en el alma reconstruyen mis rotas aleg·rías ; evocan en mi espíritu la calma, la augusta calma de mejores días. Y restauro del mundo los abriles que yá no volver:ín, horas risueñas en que lig(¡ sus ansias juveniles aliento crotn,·:u de las cigüeñas. Ora cll·jar¡ 1 • lns heladas brumas á Grecia piden su dorarlo asilo ; ora baten el ampo de sus plumas en las fangosas míírgeneR del Nilo. Yn en el Lacio los cármenes de Oriente olvidan con sus lagos y palmares para velar en éxtasis ardiente al Dios de la piedad en sus altares. Y junto a l numen que el r omano adora abre las alas de inviolada nieve ; en muda admiración, hora tras hora, ni canta, ni respira, ni se mueve. Y en reposo silente sobre el ara, con su pico de púrpura encendida tenue lámpara finge, de Carrara, sobre vivos corales sostenida. ! Ostro en el pico y en tu pie desnudo ostro también! ¿Corriste desalada allá, eme usted i le he hecho e ·perar, dijo á Jacobo, iba á a.·ar una· castaña ....... Hemo · conYida­clo á do::; amigas mías, y ncabare. mo. el año con una soberbia castct­ñada. , 'i quiere n.·ted acompañar­nos ...... -l\1ncha:; gTacias, conte ·t() el in­quilino, mucha~ g racia¡.;. Xo rechaza1Ja la in,·itaci6n por­que le de ·a a¡ ndase la compañía dt• i\lat·celina, sino porque c1eReaba 'UStra.erse á todo g{'nero de i Pll ta­ciones, temeroso de it· clemm-;iado lejos con aqnelln mujer que, sin du­da, s61o pen:saba eu c·asarse. X o era -insen.·ihle Jacobo á los Pll­cantos- elE- ~1arcelina: pen.1 le tenía miedo 1:'11 matrimonio, pnreei{'nclosp á esos niiios qne al lomar 1111 baño fi'Ío retiran varia~' YeCC~' lo~" pi1;:--: y l"e resu elven á snnwrg·irse de pronto en el ag-ua. - lucha· g-racias. rPpit..i<Í jac·obo mientras subía la escalera. ¿ .\o hay ninguna carta pnrn mí? o, Reñor .Jacobo. i\acla ha tnlí­do para ustecl el cartero. -Decidida.mente. todo el mundo ·e oh·ida de mí. pensó melancólica­mente .Jacoho, introduciendo la lla­"~ en su cena el UJ'a. * 1 .Jacobo e:::Jtab ..; cl: mu,· mal hn­mor aquella tarde. 'l'oclo, al pare-cer, le salía mal. Se le había apa­gado la chimenea, el quinqué no alumbraba bien, ,v por la · rendijas de las \'entana , entraba un Yiente­cillo glacial que le helaua hasta los hue. o . -Pn pen ador, creo que .Joubert, murmuraba Jacobo mientra:::J en­cendía Rll pipa, ha dicho que la tris­teza y la melancolía son la· fatales con ·écuencia · del celibato. Tengo cuarenta y tantos año ·,y mesiento acobardado, sin atreverme á nada, , ólo en mi cuarto ele soltero y de­plo rando s iempre la· oca iones de ser dichoso, que he perdido misera­blemente en mi jtlYentud. * * .,. En aquel in tante . e oyeron ale­gres Yoce y onora · carcajadas que partía.n del pi ·o bajo, y en me­dio de aquel e t rnendo di.,;t.inguió Jacobo la risa de l\1arcelina. -!Cómo se di,·ierteu !, penó nuestro hombre lanzando un ·ns­piro. Beben á la salud de un nueYo año. y para ello.· un año CJne cH.:aba y un aúo- que empieza no t1espi 'l'tan en su t>~píritu ningún pcn~amiento me­laneúlico. .\.ún no e:::ltán en la edad en que las semana, y los me ·e· pa­sall con In rapidez del nielo ele las g-olondrinas. Y larcelina ha. cum­plido ya YeintinueYe años. ¡ Pobre muc:hn<"hn ! Poeo á poco se mar­t• hitnl'án su.· mc:jilla . perderán el brillo sus minulns, :;u Yoz penlerá su hel'moso timbrP, Y al fin y nl ca­Lo, esa mujer, qnc ai.m no htl CllCOD­tl'ado e:;po¡.;o .·entirá támbií-11 las tristezas del cplibato. ¡ Compadez­l'O más á las -,olt<•rorws que á lo:::J soltero nel'l ! La ·á n.: e 1 del ai la­miento es pe1rn cl>ls más ob,curn ~· e.·trechn y la socieL ad más 'eYern y cruel. Para sofocm la. ternura que en sí mi:::JnHl. t ienen, :;ítTenles llc au. tems rejas el deber, lA. religión Y las ·onYeniencias oci les. · Eso e:; lo <1ue le pasa,:,:¡, á .nla.rce­lin a. si no encuentra un .10mbre que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3481 ln ame v la. redima dúndole su ma­no de e.~poso. Pues en e::;e ruso, mi­sentble, segnía peLsnndo Jacobo, ¿ Por qué uo eres tú ese homh1·e ? Estás harto ele tu hog;ar y te abru­man la, tri,·<.eza y ln solecLHl. ¿ Por qué' no haces de eRa mujer la cam­pa ñera de tu Y ida ? -:f * * .Jlientras acariciaba estas ideal", iba perdiendo .J acabo la noción de Jos fenómeno~ exteriores. rn esca­lofrío que esüemeció todo l'!U SPr le volvió á la realidad de In existen­cia. ;\otó que no había encendido la chimenea, que se le había apag·a­tlo la pipa y que no cerraban bien las ventanas. AlleYantarse á tientaf-> la ef-'C"alera y g·uiaclo por las carca­jadas que oía, llamó la puerta de su casera . • \1 entmr en la hal>itaci6n y á la luz ele llnft hermosa llatna, \#ió en tomo de In, chimenea un grupo de ¡2;entejo,·nn consagrada á la tarea de asar castañas. -Señores, dijo .Jacobo, les oía á u tecles ele. de mi cuarto, v me ha contagiado la alegría de ~ue aquí l'!e disfruta. ¿ Quiere us-:.ecl Marce­lina hacerme sitio á su lado ? :\las apenas hubo pronunciado estas palabras, notó que aquel si­tio estaba o:::upaclo por un joYen de unos treinta ai'io , que hablaba a l oído ele Marcelina. Mient.ras mi amigo procuraba dominar la profnuda emoción que embF~rg·alJa su e. píritn, la casera le dijo adelnntando una silla: -Siéntese usted á mi lado, .Jaco­Lo, que Yoy á el a rle á usted una gran noticia. Hepa ustetl que en este momento matamos dos pája­ros ele nn tiro. Celebramos la en­trada del nue,·o año ,. bebemo::; á la salud ele! próximo casamiento de .J!arcelina c:on el seiior de Sauda:x, aquí presente. Tome usted una co­pn. y bebn u:;tecl con no otros. ¡ Se casarc1n dPntro de quince tlía::;! .\~WRi~. TIIEl'RILET. .\.qnelln tunll' florc('ió Pll 1111 e~lmn toe lo un jardín ele el u lec:; ngouías ...... Ella estaba ú mi lnclo dulcemente mutáudonw ele amor. Alg·o sin uomure sentíamos' ivir dentro nosotros llornnclo en 11\JeHtl'o sr.r. Ella c·allnba con un silencio nmarg·o. Yo Yeín suH ojos y clf'spnÍ>H mirn ha nl cielo, v sns ojos Y el eiPio estnban 11-istes ~-omo todas las g1·amles lejanías. El boscpw cstnlm muelo, ni un In tido ::;e eseudwl>a en In::; frondas. Solnnwntc el pnlpitu.r eu.n ·mlo de nuestros clo::; t:unsndo~ eonuwues, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3482 1 EL CORREO DEL VALLE ·onaba en la quietud ele lu arboleda como un ritmo lejano de la Yida ...... Fue t:uanclc el dulce otoño: t:ayó una hoja silenciosamente, la mil·amos cner ...... Y en el momento en que el suelo tocí>.'moclnló el aire una de esas hi. toriaR sin palabras que se oyen una YPz y no se o1Yic1nn ...... Y luego se l>ns<·aron nnestrm; ojot:> y ttUlHJU<' estaban henchido~-; de pregunta·. ca llá bamm> ..... callá llamo:> ...... cnll<'UJa m o::> .... .. ! De pronto He escapé> ele la arboleda, forzando el Ynelo, nn pájaro. 'renía nn ala rota ! ...... Fatigo. amente alcanzó la m á.· próxima montaña Y allí cavó- Su canto entristecido ~e dilató en lo aires. ¡Era el último ! Fue un cantar misterio ·o el clulcc(lumLres del recuenlo cantadas <.:on el cauto ele la mu rte: In, fronda, ei nielo, el césped, la fontana, lo espacios, la. · ri<·as sementera , :" Jos granos do trigo y los m~trojos y hasta aquello lnl>rie~:os <¡ue Yeía mn.ñam-t tnls mañana ir á, lo:-:; eampo::> á eommrnir .·n:-:; fuerza:-; ¡.;antamente. :.lnrió el fl. u linde Y :-;e fue como un hÍ'l'00 clestPJTc-Hlo. ku }>OI"trero fulgor 1Pmbló en lu .· cumbres y en aquella en qlle el pájaro muricnt, put:>o como una ráfag·n ele :-:;nngrc ...... Despul-s se n pagó 1 o do ..... en PI e~par·io se difundió el crepú,wnlo ...... enín en la nat nra1Pza como un duelo sin e·ppt-anzn ...... \" todo estabn tri:-;te, y todo e;;tabn piíliclo, .Y eH t.odo haLía como nn nl~.!,'O fugitivo, nlgo r¡uP se hol'l'nhn, que sp ibn ...... ¡ En todo ! ...... en ntw.·tro mismo J>en.·amicnt.o Y Pll Jn. faz dilatncln de las cosas. EllajunVJ sus mauos eou mit:> mant>t:>, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 34:83 miré sus ojm; y entí en los míos toda la etemidad que ví en los suyos. Todo cnllaba ...... Y todo parecía que ¡;e estaba muriendo ...... ¡ hasta nosotros! Nos alzamos, y entonces nos sentimos dos jirones de aquel mismo c1·epúsculo, dos sombms solamente de las muchas en que la naturaleza ~:~e envolYía. · Dos ombra¡; ...... ;v emprendimos nuestra marcha, y otra vez se encontraron nuestros ojos, y aunque estaban henchidos de pregunta. callábamo · ...... callábamos ...... callábamos! Lms HosADO VEGA. BECQUER A Diego Uribe E ta noche, revolviendo papeles olvidados y polvosos, he tropezado con un libro que me ha traído mu­chos recue::-dos insepultos y muchas esperanzas ya muertas. on la Ri­mas de Bécquer. ¡Pohre libro! us hojas han toma­do el tinte amarillento de los lirio marchitos; de sus páginas medio borrosas se escapa cie.rto olor á co­sa vieja que habla al corazón de los seres amados que sefueron,dela adolescencia desvanecida v ele los días claros y luminosos eñ que, á orillas del agua, recitábamos en voz baja los versos sencillos del poeta. Lo he tomado con religioso re peto y lo he lle\·ado á los labios. Es un viejo amigo, y ¡hay tánto placer en volver á encontrar ele pué de mu­chos años al condiscípulo en quien depositámos nuestros secretos v á quien hicimos confidente de mÍes­tro pnmeros amores! Al tomarlo en mis manos he sen­tido re ucitar algo de mi propio sér que ya creía muerto. Una ráfaga de juvent.ud,- olorosa á yerba del campo y á tierra húmeda-ha pene­trado en mi piezasolitaria. He olvi­dado el problema algebráieo que me pus.o á revolver papcle · auce donde e enredaba la niebla en la mañana ele itwier­no ; pensé en Nih·ia, mi compañera de juego ; pen é en 1 ominejo, el bu­rrito en que cabalgaban lo mucha-cho por las tarde , y pen é ...... cn Bécquer, mi pobre Bécquer, qnetam­bién e hauía quedado allá como un perro abandonado ..... . Y, metiendo la cabeza entre las al­mohada , me puse ii. llorar. ..... l~ICARDO i\IE'L'O. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3485 }J'ecino curioso. Ahí está: dd bakón entornado Veo la luz tras el terso cristal Y á tra \'és de la blanca cortina La veo rezar. ¡De rodillas y al cielo los ojos! Talvt>z busca á sus penas la paz. Largo el rezo y fen·iente parece .. . ¿ Por quiPo rezará? Ya acabó; de su lecho en la a lmohada Un objeto la miro buscar .. ... . ¡Una carta! sentada en su lecho Leyéndola está. Se sorprende; ya dobla la hoja; Terminó; ya la vuelve á empezar .. . Ya se anubla su frente serena ..... . ¿Quién la escribirá? El papel otra vez ha escondido ... Pensativa quedándose está; e levanta, se acerca á la mesa .. .. . La veo buscar ... ........ . Una carta á escribirhaempezado, Que interrumpe de llanto un rauda l ¡Una carta en que lágrimas vierte! ¿ Para quién será? Oh ! cuán bella en su llanto la admiro, Y en su amante infeliz soledad, Al espejo mirando llorosa Su pálida faz! Ya del pecho se arranca las flores, Un clavel se la ve deshojar Y otra vez ásu llantoseentrega ... ¿ Por quién llorará ? Suelt0 flota abundante el cabello, La ancha bata despréndese yá; Así Venus al mundo aparece Surgiendo del mar! , obre el lecho crujiente se arroja. Ya nohay luz. ¡Oh venturafugaz! ¿Dormirá ? Tal \'ez sueña ...... Dios mío. ¿Con quién soñará? EusEBIO BLAsco. Eterno Todo acabó ! .. .... .Ylentit·a, es llu orio Qur te pueda oh·idar; La llama que en mi pecho has encendido Radiosa eterna mente bri llara! ...... Primero, gota á gota, han de extinguir e La ondas de la mar; Primero la · estrellas á la noche u '' acilante lumbre negarán; Primero el uni\·crso desplomado \' muerto rodará, Que o h·idarme de tí, prenda querida, Ni dejarte un instante de adorar! Que si eterna es la vida y no con umc La tumba el sér moral, Y á regiones de luz 6 de tiniebla Por misteriosa ley las alma nw, Jnmen o, ardiente, puro, inextinguible, -En ese" más a lllt, .,_ El fuego de mi amor, yo te lo juro, Será, como mi espíritu, inmortal.. .... ALf CASAXO\' A UNA HOJA SUELTA El homl.H·e es el colmo del egoís­mo. Para ·atisfacer su apetito YO­raz todo lo sacrifica. No se satisface ·on los frutos (lue le da la :\aturaleza; persigne á os 1 demás animales Y los devora Hi son sabrosos. · No per lona al l'~::~isán por I.Jcllo, ni al cordero po1· inofensn ·o, ni ul !Juey por út il. Gracias {1, un antiguo pre ·epto re­ligioHo respetó d n 1'1:111 te :-~ig-loH cí los ca bailo ·; los despedaza·" engulle ,va, eomo á. los cerdo·. De todos los éres qne destina á su alimento casi nada de perdicia. , 'esoH, lengua , pulmones. corazón, híga.do, ·angre, Lodo lo tra iegu ú Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 34 6 EL CORREO DEL VALLE ·u insaciable est6mago. AprO\'echa hasta lo:-; intestinos; e recrea con la carne del ]meso sa­cro. Para coger á los animales, nsí los del mar como los ele la tiena ,. ¿ á gu0 medios no recurre? De la caza y ele la pef'ca ha hecho artes sobre las g u e se hu, escrito grue::;o \'Olúmene::;. Ag uí . e y ale de la fnerzu, allí rcito~ numero­::; o:-; ;r eañone. que Yomitan fueg·o . Por In Yioiencia los conduce á los e~1mpos ele batalla y por la Yiolen­cm los obliga á que se batan y atTo~;tren la muerte. Tiránieo y cruel con los demás sé­reB, lo fue con sn propia raza. Cohonestan los cristiano· su con­d neta para con los ele m á animales alegando que Dios al crem· al hom­bre se lo~; dió por alimento. J?ios, seg·ún el Génesis, no dió lo anunale por alimento al hombre· cli6 por alimento las plantas al hom~ bre y á lo· clemá · animales. Es, ~in embm·go, indudable qne el hombre no pueclu Yivir sin la conti­DllU matanza de otro· ~ i>re::;. ~...-!j Acaba rían con Pilos inRectos que le atormentan ·i no los matara. Le tenchínu en constante peligro lns fieras de su, bosque· y su mon­tes si no lo::; per::;iguiera 'ele muerte. Le asolarían de contíuuo lo cn.m­pos y los viñedos, la lano·o, ta y la filoxera sino trabajara para extin­guirlas. Le atajarían el paso en tierra y mar ef.>pecie::-; que proclio·iosnmenie :-;e multiplican, si para {f nutrición no lo. utilizara. Ya nl parecer en el planeta hubo de luchar eon nnimnatlo el mundo ú perpP­tlHI hwhn, y ('] hom bn• <·umple como :-] Pll un n 1'1 í­cnlo qne pnllliqné en <'1 Correo del Cauca. Ahora comprPllclo, cle~;¡lllés de que El Correo del Véillc rli< ·P: ·' To :-:n­bíamos qnc el f-'Cñor A mngo lntlJipr·n sido Yíctimn ele nlm~- origPn ú mi mal humor. pudo P~rril¡i¡ ·¡..;p sin n(·onla1·~p elP que yo fuer·n homhrP ele este mmHlo. Pn m su t isfneción dPl spñor Di rcf'- 1 01', clecl;no SÍIIC'Cl'H111elltP CJilP l'Ptiro mi~ palabms, que siPn1o pe;;nr por haberlas esc·rito y cpw mP P.·cnsnrn. La, zurra que me cln El Correo del l'nllc ln C'onsiclPJ'O c·omo nnil ¡·cpr1•. salia pPrmitida, y no hngo cnrg:os por ella. Rienclo mi cleReo qne el se­ñor Direetor qnl'de segnro ele In me­r ecidn estimnción que tengo por sn semanario y por el mismo sPñor Di­rector, ele quien me ¡.;nscriho, A tPnto y 8. S., .\l. AnANGo. Culi, Enero 13 ele 1908. Señor Dr. D. J\larcclino Arango-E. L. C. Mi muy estimnclo doctor: Sólo ayer doce recibí lü importan­te~- npreciablf' cnrta snyn, en la que, con Yistn ele mi esc;t·ito ¡m1Jlicn­c1o en l'l número 31() el!' El Correo rlell';¡/Je, rcc·onoN' que" \'ió los ob­jetos c·on anonmllidncl ele im lliHl!-i c·twntns fra~es agresiYM; C'Ontra eRte pobre serYidor sn~ o. Y, c·omo eF:tH Pir ·nnstanc:in le (la <'oyuntura pnrn retirar sus pala­bnls, para pre, entnr pxcnsns por Pila;; y para m n nifestnr que la re­pre~-< nlin de qtw hice uso ct? de buen l'Pc·iho y que no me hace ningún rm·­g: o JH>l' pila, c:réamelo mi doctor que cprPdn Pxcusndo ele tocln. ligereza C'O Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3488 EL CORREO DEL VALLE que haya incurrido y que el recono­cimiento espontáneo que ha hecho, lo honra mucho, porque si hay mé­rito en no cometer falta alguna, lo hay mayor en repararla, una vez que se haya cometido. Y en los tiempos que corren son raros los casos en que se pospone al orgullo y á la vanidad el senti. miento de Yerdadera justicia: el do­minio sobre si mi 'mo es una de las principales Yirtudes que el hombre debe cultiYat· Y la carta stwa á que me refier~ veS Una manifeRta­ción de esta verdad. A mi \'ez también, mi muy respe­tado doctor, si en la represalia hu­bo alguna extralimitación indebi­da, le pido mil perdones y de cora­zón recojo todo lo qne haya podido ser mortificante para usted. Y como siempre, quedo de usted atento y S. S., BLAS S. ScARPET'l'A. Director de El Correo del Valle. En el próximo número de nuestra Revista publicaremos el retrato del nistinguido hijo de Cali, doctor ZENÓN FABIO LEMOS. Con motivo del primer aniversario de su muerte la fa­milia del extinto p1·epara para el 21 de los corrientes, unos ofi­cios fúnebres que se verificarán á las 7 a. m. en la iglesia de San Francisco. El doctor Griseldino Carva­jal contrajo matrimonio el 9 del presente con la señorita do­ña Rataela .BorreJ-o Q., y con el mismo vinculo unió hoy su suerte en la iglesia de San Pe­dro el señor don César Córdo­ba á la de la señorita doña 1\tia­ría Firmat. Se dice que ha sido nombra­do Prefecto de esta Provincia el señor doctor don Dolcey Gar-cés P., Secretario General de la Gobernación el señor don Enri­que Caicedo Albán y Anminis­trador Departamental de las Rentas Reorganizadas el señor doctor don Miguel Angel Lo­sada. El nomingo próximo pasa­do, la Compañía Reyna puso fin á su te m por a da en esta ciu­dad, con el beneficio de la sim­pática tiple doña DoloresAiva­rez ele e- El éxito fue completo en el el ese m peño ele las piezas " El Puñao de Rosas ", repre­sentado por cuarta vez en la temporada , merec.ió si se quie­re más aplausos que en el día de su estt-eno. La Compañía seguírá para la Capital nel Departamento donde cosechará nueyos triun­fos. Le deseamos prosperidad en su vtaJe. ·Felicitamos á nuestro siu­gular amigo don Luis Fischer quien ha sido nombrado por el Imperio alemán Cónsul, con residencia en este lugar. Dos joyas literarias hemos recibido de la República de Cos­ta Rica: " Topacios " y " Poe­mas del alma '', la primera ne estas obras, viene prologada por] ulio Flórez el Príncipe de la poesía lírica de Colombia. Ambos libros han merecido honrosos conceptos de hom­bres de la talla de un Vargas Vila, de un Manuel Ugarte, de un José] oaquín Palma, ne un J nan de Dios Peza, y de un sin número de notabilidades en el campo del Arte. Mucho agradecemos alt10t'l- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3489 ble literato don Rafael Angel Troyo, el envío de su libros, y nos prometemos engalanar las páginas de nuestra Revista, con su retrato y con algunas de sus mejores producciones. .. --------------------------------------------------------------------------------------------- ~ C l ~ RCADO AJENO Cali, 11 de Enero de 1908. Sr. Director del CORREO TlEL \'ALLE.-Ptc· Estimmlo señor: Ruego ft usted ele ciar publicidad al siguiente comunic.:Hclo por do ,·eces en sn acrcditnclo periódico. "Tengo el honot· de ;:n·isar ft ns­ted que por despachó de 31 ele Agosto 6ltimo próximo pasado ele su Iaje!->tad el Emperador de Ale­mania he sido nombrado Cónsul clel Imperio, con domicilio en Cnli y jurisclicci(>n en el Departamento del Cauca. El exequatur me fue concedido con fcchn 4 ele Diciembre último por el Excelentísimo Gen era 1 Reyes, Presidente ele la República, y refren­dado por el oficio ele! cñor General don Julio CRiccclo. Gobernador ele! Departamento, con fecha 23 del mismo mes de· Diciemh1 e próximo pasado. Este consnl<:clo que he representa­do unos años p< r encargo, me fue confiac}o en propiedncl ahora. También me permito ponet· en su conocimiento que el \'ice Consula­do alcmtín de Palmirn. á cargo del señor billermo \'011 Brevman, fue suprimido y en cmnbio se ha eren­do un \'ice Consulado del Imperio Alemtín en Tumnco, porcl Departa­mento ele "Nnriño" ú cargo del señor l'v1a,'\. Hcimann, comercinntc residente en c:-e ruerl o ". Lt•rs FtsCilER. EL FIN DELMUNDOSEGÚ.:\' L.\ IGLE­STA.- Ilc Yisto et~ varios periódico,;; _11e1 país inform~Aciones tomadas ele la prensa extranjera, re peclo de la proximidad del fin tnígieo que ha ele sufrir nuestro globo, y, ~obreel par­ticular es necesario puhli(·ar algunos datos pct·tincntcs al en so, 1 omnclos de los libros sagrado!", como son el Antiguo y Xuevo Testamento y de obras de publicistas católicos, para cnseiinnza y aviso de las gentes. Pero antes creo indispensable dar noticia del siguiente dato cu!'ioso que encontré en un almanaque espa­i'iol, para el año de 1897. Dice, encabt-zando un cuadro cro­nológico: "El año dos md, termi­nar< í en domingo iil de Diciembre, es decir, terminan el siglo XX, y el segundo milenario de la era cristin­na. A este respecto, el Abate Gau­me en su obra "Estudios sobre los ncontecimientos ele Francia en 1R71 ''se expresa así: "San Berna­bé, discípulo de Ran Pablo, quien gozaba de altísimo dónde profesión, en su EpíRtola que copiamos con to­das sus palabras dice: "Atended hijos míos á aquellas palabras, el Seí'íor acé1b6 todas sus obras en seis días." E tn, y su con versi6n a 1 cris­tianismo. A este respecto el apóstol San Pa­blo es explícito en su Epístola á los romanos, expresándose así: " Jo todo el pueblo de 1 rae! serú deHc­f'hado; sus reliquias serán salvas porque Dios tendrá misericorclin. de él por amor á sus padres." El Abate Gaume en su rderida ob1·a dice lo siguiente sobre el parti­cular: "Por una parte tenemos veinte profecías á cual más claras, anunciando que, al fin de los tiem­pos, los judíos recobrarán la tierra de sus padres y será reedificada con nueyo esplendor Jerusalí'm, que vol-verá á ser la Ciudad Santa. " Esto no se ha cumplido aún, pero . por el movimiento que se verifica hoy con el i>xodo de los judíos á Je­rusalém, procedentes de Rusia, Mol­davia y otros puntos de Europa, parece que principia á verificarse aquella predicción, siendo más fácil deducir que su cumplimiento no de­morará más de diez años, por las facilidades que presentan los medios ele transporte empleados en la tSpo­ca presente. En tiempo de San I:-;idro, Arzobis­po de 8\'i.lla, un Santo :\lonjc pre­dijo que en Jerusalém. lwcin d fitt ele los tiempos, se cantarán los hilll­nos de la Iglesia en hebreo, e11 griego y en latín. Según el orden de sucesión de los Papas, que dejó predicho San i\lala­quías, Obispo de Irlanda. le corres­ponden nl actual Pnpa laspalabrns la tinas: "Ignis ardens ", al siguiente ''Re­ligi depopulat ", Rl tercero "Fieles intrepida ", al cuarto ·• Pastor an­gélicus ", quien trasladará la Silln , pontificin á Jerusalém, siguiendo allí el gobierno ele la Iglesia, bajo los Pontífices siguientes, ele ignados con las palabras "Pa tor nauta'', "Flos florum ", "De meclietale lu­nrc", "De labore solis", "Gloria Oliva>." Los prec dentes datos no son ca­sos de fe, pero no ~e oponen á que se les dé piadosamente alg6n a en­timiento. Pueden tomnrse como puntos de meditación. Pero es cnso singular, que allí: donde tuyo su ongen la Iglesia ca­tólica, después ele predicar y en c­íinr el E,·nnp:elio durante dos mil años á todas lns nacione , vuel\'a {t nquella región, al fin ele lo tiempos, J·ccibienclo en su seno !ns reliquias ele Isrnel; de los de cenclientes ele aquel pueblo que desechó al Mesías prometido á él primero, para termi­nar su mi ión sobre la tierra. EDUA ROO CROSTWHAITJ!;.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 317

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Con buen modo se saca el cimarrón del monte : Oralidad, oralitura, literatura, lenguas criollas y variantes dialectales afrocolombianas

Por: María del Carmen Ararat Córdoba | Fecha: 2015

El cuaderno lleva por título “Con buen modo se saca el cimarrón del monte III”, y corresponde a una tercera versión o nuevo libro de la maestra María del Carmen Ararat Córdoba, docente del Colegio Carlos Arango Vélez y miembro de la Red de Maestras y Maestros Etnoeducadores Tras los Hilos de Ananse. El cuaderno aporta contenidos y actividades selectas, como una motivación o pretexto, para que las y los docentes bogotanos inicien el camino de los estudios afrocolombianos y contribuyan a que estos saberes conformen la gama de conocimientos de las escuelas bogotanas.
Fuente: Centro de Documentación y Memoria de la Secretaría de Educación del Distrito
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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 318

Por: | Fecha: 23/01/1908

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 . 0 318 DOCTOR ZENON FABIO LEMOS 1 tas con tinen tales fronteras. 3{ ace un año que esta estre­lla de potentes pero apaciblesful­guraciones, se extinguió en las re­giones Rielera les de la intelectuali­dad caucana. Hoy la obscuridad imp!'lsibe de la tumba guarda si­lencwsa lo despojos orgánicos del eminentejurisconsulto v buen ciudadano, y la ignota y "miste­riosa eternidad su espíritu selec­to y elevado. Era el extinto una de las prime· ras ilustraciones y una de las pri­meras virtude de 1 legendario Cauca. en la Ppoca presente ; de ese Cauca vigoroso, tan tecunclo en la producción de grandezas en todos los campos de la actiYidad humana, y en cuyo firmamento mental ya no brillan aquellos as­tros_ de primera magnitud que, en ttempos más felices difundie­ron sus de tellos luminosos en to­dos los ámbitos de la América inocente, y más alh'i. ele sus remo- Por la opulenta y cultinHla mente del doctor Zenón Fabio Lemas no cruzó la más ligera sombra de un pensamiento malévolo ni Yulgar; sus labios no se man..:hilroiljam(ts con la contumelia, el dicterio ni la mcntirn,; su nobilísimo coraz61 n0 palpitó un sólo instante al impulso <------ BAJO EL SOL DEL VALLE EN EL JARDIN [Esta página la arrangui> á una hoja empolvada y amanl!a que dor­mía el sueño del olvido entre los papeles de un poeta amigo mío.] Era en verano. En el janJín principia h;111 á enn-.jecerse la vercle. ma­cetas de las hortensias. Ella estaba ft mi lado. Bajo la sombra de las pestañas obscuras brillaban sus ojos dulce!" como des c¡:¡rboncs encen­didos; para sus labio parecía que hubieran robado carmín á las rosas de un crepúsculo de Agosto, y á la noche abenuz para teñir su cabelle­ra; su sonrisa era como el abrirse ele una flor roja, tentadora y alegre, y las curvaturas armoniosas ele su cuerpo pedían el incienso de los capullol" que, ?11 roce ele su falda, se agitaban como con raros e. tremecimientos. Se apoyó en mi brazo y por el F'endero que salpican de nie,·e los lirios de ese huerto donde he orado después, pidiendo al Padre que aleje de mí el recuerdo de las horas pasadas, buscámos la placidez ele un oto silencio­so que besan las ondas clel río, en cuyo fondo nos abismámos tántas ,·e­ces en las tardes y mi.-ámos columpiarse la luna entre blancos cor­tinajes ele nubes. En uua de esas tardes, interrumpiendo el susurro del Yiento, que decía sus querellas á la fronda, y el dolido lenguaje de las hojas secas que se re,·olvían sobre la tierra negra, murmuró {¡,mi oído: -La luna ...... Yo la amo. ¡Es tan buena la luua! Cuando te alejas me consuela, porque ella sabe de mi tristezas y de mis cuitas íntimas, y en mis noches ele insomnio, si solitaria en mi alcoba alimento mi espíritu con tu recuc1·do, filtra sigilosamente sus rayos de nácar por las rendijas de la Yentana y me habla al oído de tí ... Es tan buena la luna! :\lírala .... parece sonreirnos ...... Pero qui> triste es su sonrisa! Me ocurre á yeces que añora muertas glorias y quisiera entonces preguntarle por muchas tragedias per­didas tras la bruma del tiempo. Ella Yióllorar en el desierto á Tais arrepen­tida y díjo sin duda palabras de consuelo á Eloísa, bajo el cielo de París, cuando, encerrada en su monasterio silencioso, soñaba en Abelarclo. A través de las ondas parece una Yirgen que se hubiera quedado dormida Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL V ~~IJ~ 3±9€) . ---------------·----------------------- entre los cortinajes de un lecho de novia. Sus últimas palabras sonaron en mi oído con la armonía de una campana de plata que aterciopelara la distancia y resolviéndose en suaves ond'l.lla- -. ciones fueron á perderse en la más íntima prpfundidad de mi espíritu. Bajo la sombra discre1.é. de una,.. C< ·iba se sentó ·á mi lado. Siguió un sil.len-' cio. La miré, y así bañada por la luminosa ~a,l\<;l,ez de 1-a luna, me pareció '·· una Venus cristiana que surgiera fresca y sonriente de entre el verdor de la floresta, incensada por los nat'd'os y las azucehas· del Valle. En IR fronda vecina se arrullaban dos -palomas .. Las miró ruborizada, y luégo con un leve aire de tristeza, me dijo, mientras alargaba la mano- pa­ra señalármelas y cJayaba en mis ojbs sus ojos uavemente obscuros: -Así ent1endo la felicidad. Pero ...... nó! ... (y su voz\'aciló) oh·idaba que esas dos palomas son dos enfermos, heridos de ese mal unirersálmen-te conocido con el nombre de amor. : La miré sorprendido. Sus labios habían soltado, como un reproche, esa frase maldita que que yo dejé e~capar el otro clígo, con \·o;~ que parecia confundirse con el susurro de las hojas secas, murmuró: -En nombre ele esn enfermedad quedas n hsuelto. Un inst<~nte cle·pués purificaba mis labios en la pira de su boca. La luna, que He había escondido tras la opacidad de una nube plomi­za, esplencliú de nuevo, ahora más lnminosn que antes, y desde el fondo del río, asomándose por entre los cortinajes de su lecho de novia, nos mi­ró sonrif'ndo con una sonrisa bondadosa é irónica . Dicen que en sus ens~eños de delito El anarquista Satanás quisiera \'er sobre d ataiid del infinito Hecha cadá,·er la creación entera; Y en ese funeral horripilante, Velado por glacial melancolía, Tremulo, como cirio agonizante, El sol, con luz amarillenta y fría. Y sobre aquel cadá,·cr, inclinado, Puesta la mano en su angustiada frente, Con la infinita sombra ya enlutado i Sollozando el Creador Omnipotente ! Que formaran los cantos funet·ale Del Yiento melancólicos uspit os, Y que brotaran formas sepulcrales Para danzar en caprichosos giros. LíYido el mar, inanimado y yerto. En ataúd de rocas sepultado, . ·\.LBERTO CARYAJAl. Como por losa funeral cubierto l'un su rígido dot· ocongPlado. A la tierra-sepulcro den-uid o­La humanidad roda todo macil~nta, Con su orgulloso corazón herido, Y !'U morlnja, ele rencor sangri..:nta. \' r¡uc los astros que en la noche giren Parezcan ser pupihs del misterio. O fuegos fatnos que paYor inspit·~n En aquel infinito cemcntct·io. Ecos de tempestades funerarias En Alas de las hl'isas gemidoras. Y enlutadas-en tumba!' solitarias Con harapos ele noche, la nurora~. Y después ...... que furiosas con,·ulsiones Agiten la rna tcria di. greg-nda, Y que trombas inmensas de pasiones ¡ La arrojen en el seno de la nada ! EDL'AilDO T.\ LERo 1 IÍ: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3496 EL CORREO DEL VALLE IDILie En la alameda tranquila que bordea la laguna, nos dió alcance la pupila soñadora de la luna. Las parejas se alejaban tras los árboles espesos y en la atmósfera dejaban como estela muchos besos. Te apoyaste obre el brazo que en silencio te tendía y anduvimos largo plazo con la luna por espía. Las pisadas resbalaban sin dejar ruido ni huellas, nuestros ojos navegaban en la noche como estrellas, y tu cuerpo tan pequeño como silueta divina, engarzado en el ensueño de la blanca muselina, te hacía más hechicera que todas las ricas galas ...... y parecías ligera como si tuvieras alas .... (En la alameda tranquila que bordea la laguna, nos dió alcance la pupila soñad-:>ra de la luna). Y por rutas tentadoras bajo la noche estrellada, anduvimos muchas horas sin poder decirnos nada. MANUEL UGARTE. ---------------~------------- L1\ SEREN1\T1\ Me dijo usted, intelig·ente y her­mosa amiga mía, hace pocas noches, que deseaba ver un cuadro copiado por mí, del natural, tan fielmente y de tan honrada manera, que no se alcanzara á columbrar el fotó­grafo por parte alguna. Porque, clespuP.s de todo, añadió, nada hay más difícil que hacer una cosa igual á otra, tanto, que no existen dos cosas iguales entre sí en las que hi­zo Dios ni en laR que hacen los hom­bres. Y como el arte no es otra co­sa que una copia cabal de la • atu­raleza, ahí quiero Yt>rmelas e o n quienes empuñan pluma, escoplo ó pincel. 'fodo eso es Yerdad, y, por lo mi - mo, no le parece á usted, señora, que me ha puesto en la empresa de hacer que llnevau diamantes ? Pero como una indicación ::;u;ya equivale á una orden, ó punto me­nos, á cumplirla voy, haciendo cons­tar primero que tengo tanta con­fianza en el parecido al ot·iginal de la copia que voy á intentar. como en el que hay entre la mágica y adora- / l>le fig·ura de usted y la ele una ne­gra del Congo. Me esconderé pues; no retocaré la impresión; dejaré actuaria vida con toda la fuerza de sus colores, así sean atreYidos como los de las or­quídeas salvajes; dejaré que mis gentes hablen y se mue,·an como á bien tengan, y no uaYizaré un solo contorno, aunque . ea tan á ¡Jero como el de una sierra, :y salga lo que saliere. En esta ocasión, como en todas, soy g.Teda modelable en­tre sus manos ducales, bellísima se­ñora. Paran, ted e este cuadro. Allá, en el extremo de la calle, donde principia el camino, estaban un domingo por la tarde tres atte­sanos frente á una casa en cuya puerta charlaban un grupo de sir­Yientas. ¿ QuP será que no llega el as? dijo uuo de ellos llamado Fran­cisco, y á, quien todo el mundo lla­maba. Quico. :\[e tiene picado e a bandida. con Bus melindres; después de que me conespoudió á dos ma­nos e me corrió,~, estoy queme las pelo por bajarle el moño. -Pero. en fin, le respondió nno de sus compañeros, te envolvió el ca­bezal en el pescuezo y te echó por delante; de modo qu 1 o que les Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 3497 Yas á hacer no es otra cosa que re­sollar por la herida. -Ah, bestia que es éste! A la ho­ra que te parezc¡¡t 'pong·o á Felicia como cuero de cabritilfa. Quítame de en medio á la maldecida Yieja de su madre, y yo te cuento un cuento. -Qué hombre tan caliente !. ....... . Cuando la gracia está en saltar por sobre la Yieja y llevarse á Felisa. Pero. ¿ quieres que te diga la ver­dad ? Aunque la abuela no andu­viera en la procesión, la lunareja se cuidaría sola, porque te quiere como yo er obispo. Y él a, al! á viene el Demonio de mujer más linda, Yirgen del Carmen !. ..... Vt>ar.Ia el camina­do. Te C)Ueda muy ancha de cnello, hijo; déjate de eso. -Conque ...... déjate de eso ! r es­pondió Quico con la. caraencenclida. haciendo traquear uno por uno laR derlos de nna mano v mira.nrlo á la joven con el ciesh11nbramiento que traen las vi~iones; nhora verá.", f'On­tiuuó, como !:;e le vn el mundo, por­que me coquetea, (>el hijo ele lama­dre mía no tiene calzones. Yo . é que la vieja es la que me está ha­ciendo ma,l tercio. La joven se acercaba paso, á paso al grupo de sirvientas, retorciendo unn punta del delantal. Iba á pie li~pi o, y eran sus piés grandes, lylancos, de blancura desvanecida, én un sonrojo que acababa en !afio\ extremidades de los dedos y se me­tía por debajo de lo talones. El corpiño de muselina de pinturas ar­diente , apenas se las tenía para contener aquella marca de curvas, y por todas partes las costura pe­dían socorro. La cara era nn mila­gro de salud y alegría: redonda, constelada de lunares y con unos ojos á modo de alhu·e" ddnz en que oficiaba la Y ida con pompa. mm·a Yi­llosa. La boca, límpido brochazo de fuego, no se sabía si era p_Tande ó pequeña, porque Yivía en nna risa perpetua. Eso no sirve ! elijo uno de los amigos de (¿uico con descu­bierta ironía; con un lunar que te diera podías irte á recorrer mundo; es que, francamente, es bonita por todos los ~arrias, y tiene uno que buscar qmen le ayude á verla, por­que es mu<;:ho para dos meros ojos. -Pero también se pinta para dar un espaldazo; arriba Quico á to­marle medidas. Las sirvientas empezaron un cu­chicheo sazonado de gestos y carca­jadas en que sólo destacaban frases aisladas .r uno que otro recorte de diálogo: . -Ca.llen la boca que eso es pe-cado. · ' -AYe i\la.ría, que imprudencia ! -Yo sí que tengo pena; yuph·ete, no seas repelente. -Yo, por qn~? :JJe tiene más aburrida ese descolor1do. -Pcr Dios, que te oyen. -Yo qué saco ? -Y el lombriciento mío por qnl-no habrá a parecido ? .b·, ta 11 lill­do ! Ese modo que tiene' de mane­jar la ruana, y tanto que le ~rnsta pelar los dientes. -Pero no se mete á lo hondo, que,ricla, ó ya te propuso ? -Yir~;en SantíRima! dijo Felicia palideciendo; allí viene mi madre, se va á encontrar con este cabecidu­ro en la esquina y esta noche me arranca. el pescuezo. Que tenga yo que aguantar una moliencreto-Vé, le dijo, te dejo como un nazareno si sig·ues haciéndole fi­guras á este arrastrado. -:--ladre, por Dios, no va.ya á ha­cer un esc{tnclalo aquí ¿no Yé, pues, el diRimulo mío? -Cuicladito; lo único que te digo es que te :oabe á cobre la fiesta. Voy á entregar esta ropa aplanchacla, y si cuando YnelYa está por aquí ese figurín te lo pongo de la Yi~ta de los pervoR. -Pónga.lo, :,;i quiere; harto lo aborrezco, pero es más cabecipor­fiad. o que el clial>lo. Convencido Quico de que Felicin no lo miraría en toda la tarde, ad­mitiéJ las bromas ele SUH compañe­ros, y M mismo se estableció nna zuml>u. ele su.rcasmos, pero eon voz que eHtal>a mu:v lejos cibido en otro tiempo un e pejillo, un pañuelo y tres YA,ras de cinta. l\Iañana le cleYneh·es esos cnchintche Y ánda viendo uno de posibles; en· e lo me muero ~·o y quedas á la cuarta preg-unta. Aho­ra, sí, duérmete. A poco rato un perro que la tía en la mitAd de la ealle se alarmó v. 11· biendo el diapa ·ún de lo:-{ latido:,;, se puso en guardia contra la. puerta de h"t c·asa. al llegar los múRicos. Ya Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3±99 las de. pertó este sarnoso del infier­no, dijo Quico en voz baja, quitán­do e la ruana y sacudiéndola. El perro, aterrado: salió á la carrera chillando como si lo hubieran medio matado, y allá lejos se plantó á ge­mir con un desconsuelo profundo. -Arriba, muchachos, con una pie­za muy triste, elijo Quico. Para se­renatas no me gustan piezas albo­rotosas, y mucho meno ' cuando uno tiene como un tapón de lágTi­mas en la gar~-anta . ConYinieron en yoz de se:!reto en tocar primero El Suspiro, y después de afinar con mañosa suaYidad los instrumentos, rompieron en una co­mo elegía cuyo aire dolm·ido lo sos­tenía la flauta entre arabescos y bordados del bajo y las guitarras. -¡Oiga, madre, por la Virgen, an­tísima ! elijo Felicia sentándose rá­pidamente en la cama. -Ya e tás a lebrestada, respondió la eñora enderezándose también; acu6state, ó meleYanto y le tiro con la tranca de la puerta á ese Yaga­mundo. -¿Qué hago yo ahora? elijo Feli­cia á media voz, amarrándose el pe­lo por detrás con una cinta; este Quico si que es topante, pero qué pieza tan linda; ni para lo r¡ue le irá á co;.:tar a l pobrecito. H.ematado El Suspiro, quedó to­do en silencio, y vino después una cancj'(m, el Ultimo ,!diós. Fe licia no pudo eontenerse, y empezó á bajar­se no acabas? -Es que enteramente ..... . La joYen lo~Tó acercarse á. la Yen­tana y la entreabrió con infinita blandura. Al instante surgió en la sombra una ruya, de luz opaca, y nl la,clo l1e afuera se codParon algunos de 101'4 concunentes Íl. In : Felicia ;-t ven­derle <1. una vecina una pollita, y a,.-hí mismo mandó á un chico á que re consi~uiera un pliego de papel y una cubierta muy hermosos, todo sin que lo supiera 'H madre.-Ay, mi amor, le dijo á la vecina, te ase­guro que me tullú anoche aquel hombre; no tiene idea dP nn en­canto de serenata. -Sí, de aquí la oímos. -Y qué dlCes? -Que yo en tu lugar ...... mejor e callarme la boca; francamente, no sé qué estás esperando. ¿No te pa­rece muy querido nn hombre ele esa laya? -Felicia, gritó la señora, ¿ qut> es el disimulo? -Ya..voy, señora. Y en voz baJa: Espéreme, si le da la gana. ; erá porque no me ha tallaclo de ayer á hoy. Conque mi bien, continuó di­rigiéndose á su amig-a: recibe le el pa­pel al niño y guárclamelos; :yo ven­g ·o á las doce y tú me ayndas á es­cribirle á Quico; anda pensando co­sas bien lindas, porque le Yo;r á de­cir que se aviente. r.rú no te imagi­nas cómo amanecí! Tengo gana de llorar, de cogerlo y mPdio matarlo á los apretones, de acabarlo á be-so~ ...... yo no st> ...... de volarme con t>l. Si hubiera visto lo bello que es­taba anoche; como mu;r triste y me(litabundo, recostado á un ami­go ; con la luz de la luna tenía cara de blanco. Y yo tan pencleja, creyendo que lo había olvidado ..... . si ado ...... Cuando apenas sonó la primera cuerda se me rebotó todo el cariño como si me lo hubieran zang-oloteado con un palo; era que lo tenía aoentado, sin cat>r en la cnentn. Lo más que te pneclo clecir es r¡ne amanecí.. .... a~-. querida. qué barbaridad! Y tengo que decirte otra cosa: la mú ica es la intrigan­te mús endemoniada que yo conoz­co. lo mismo que los olore~ lmeuo · ; debían prohibir e o; te aseguro qne anoche ,·eíayo á Quico como 1 hom­bre más lindo, el má sabido. elmás rico, el m á necesitado ele cariño .... . qué te digo ? como un . erafín. -Sí? Pues te lle,·ó un trueno, hi­ja mín. -Creo que sí, porgue me agarró una uspiraclera, un dolor en 1 co­razón, tal ele. asosiego Y una rabia contra mi madre, que la Yeía chi­quitica, y así amanecí. ¿N' o te da lástima ele esta ituación ? -Qué cuentos ! Para quererlos nos hizo Dio , :-.· á llos para que no!'l­quieran. -¿Y mi madre? -¿ 'l'u matlre ? Tu madre afloja. verás. -Lo que ha8 de hacer es venir temprano, para que saquemos una carta bien conmovedora. -Felicia! Yoldú á gTitar la se­ñora. ¿ Qué es lo que t1ene hoy es­ta mvjer ? l\Iíren qutS horas ele na- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 3501 dar pa eando; será porque en la ca­sa no hay oficio. -Déjate de retahílas, viejita, t·es­pondió la joven en voz baja, porque esta noche te hago mascar, ó tra­gas entero. A las doce salió la madre á un q uehacer callejero y se quedó Feli­cia en la casa, fingiendo un insopor­table dolor de cabeza; á poco esta­ba con su amiga en la función de es­criba · la carta, sentadas en el suelo y con un baúl de bufete. El papel era unamonada: orlado con un encaje en relieve, tenía en una de las esquinas d osmanosamo­rosamente enlazadas entre una co­rona de mio~otis, pero presentaba el inconveniente de no esttLr ravado, por lo cual la amanuense comenzó á escribir en rampas, unas;-eces ha­cia abajo y otras a l contrario. Felicia escribía, ladeaba la cabe­za, mordiéndose la lengua, empuña­do el mango por la mitad de la plu­ma y con letra encogida y pequeñi­ta. De acuerdo las dos confecciona­ban las frases, mordiendo Felicia distraíc1nmente una punta del man­go, y pintándose la otra un lunar delante ele un espejo, hasta que lle­gó el momento de firmar. ¿Sabes lo que hay? dijo Felicia lamiendo una gota de tinta que le cayó a l pa­pel: que si él me aturdió con su se­ren qlt:a , yo lo voy á atraYesar con a espada, y esta firma ese! cruce­ro, porque hasta aquí le va á entrar. -Léela á ver qué tan sabrosa nos quedó, para que la mandemos lige­rito, no sea que en esto llegue tu m a el re. -Sabrosa? Pues no se diga; oye y ve rás. •· Jobcn de,¡ mayor y pensar y tormento tomo la pluma en mi trémula mano para signiftearle que e mudado de parecer y que dcspues de aber pasado una orrihle t.oche en una triste y mal formada cama de duros pa. los e resuelto corresponderle aunque me de­suelle mi mndre le aseguro que enteramente me remató usted con su serenata v amanecí solo Dios y yo sabemos así es c¡ue puede ahcntarse contando conmigo pero por Dios no se dicimule porque dejamos cojer biento á mi madre y yo arriesgo á enfriarme otra bes y se nos buelhe esto como el rosario de la Buena muerte ya sí ya usted no sabe co­mo está este corazón sumido en Jos orripi­lantes dolores de la mas amarga Des bentu­ra o noches de fantástica agonía de modo que lo espero á la nochesita para que hable en forma con mi madre y si ella no quiere por las buenas entonces yo le planto y hao-o que q uiera por las malas pero no me vav:a dejar me~ida mientras tanto me quedÓ sin mas oficiO que retratar todas sus facciones o avise si no biene para mandarle los regali­tos que me hiso ay que trabajo me ba á dar desprenderme de esos queridos recuerdos que formaron mi dicha y mi a legría. Suya hasta más ayá de los confines de ul­tratumba Felicia Lo espe:o mas o m:nos á las seis y m~dia y venga bten asentadtto v fom1al á ver s i lo­gramos que mi madre no haga muchos re­n; ilgos y cspavic~tos :r diga al comienso LJUe 51 pero aunque dtga que no cuente con migo. Papelito papelito has tu lo que yo no puedo ay \os te vas il. la gloria y yo en el infierno quedo agame el favor de quema•· esta misiva y re­gar in trepido sus sen izas melancolicas -en el manto del espacio ". Terminada la lectura, - exclamó Felicia con profundo desencanto: -Pero, niña, por Dios, esto sin un mero puntico, ni una coma, ni nada parecido ...... -Y no te metas á ponerle porque es peor. -Qué trabajo es >'er uno tan ta­pado! -No, niña, el tra.hajo es ser s::lbi­do ; pero no se re dé nada, c¡uc Qui­co no está mny rompiendo el día para descolgarse con un primor de carta. -Y esta letra que pareceuna pro­cesión de hormigas ...... -Eh, no seas boba, que la ele Qni­co parece de marca de fardos. En\·oh·ieron lac:trta en un pañue­lo Y la mandaron á u destino. ..::..y tú por qué está tanemperen­dengada? 1 preguntó á Felicia su madre á eso de lassiete. ¿ Korlizque te estabas muriendo de dolor de ca­beza? -Y se puso blanquete ft cuatro manos, dijo Liborio pelando una aa­ranja. -Y la b lusa nue\·a, añadió una niña, v se echó todo el frasco del p atchou lí. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 1 3502 EL CORREO DEL VALLE -Y eso qué contiene? volvió á preguntar la señora, arrimándosele con una luz. ¿ Para dónde te vas? -Es decir que uno no puede darse un filito, ni cambiar un trapo, por­que está de viaje ? A esto tocaron en la puerta; ,·oló Liborio á ver quién era, y en segui­da se presentó Quico en la sala, dándole rueltBs al sombrero en las manos y con un ligero temblor. en todo el cuerpo-Buenas noches, dtjo. -Prosiga, jo\·en, hasta más aden­tro, respondió Felicia con la voz trf.mula. -Y esto qué contiene, verdad ? Pt·eguntó la señora alarmada. -Era que yo venía ........... . -Siéntese, caballero, le interrum-pió Felicia, señalándole un baúl. El mozo se sentó dándole siempre vueltas al sombrero, v á lo último sacó del bolsillo un pañuelo. -Como le iba dictendo, señora, yo venía á ....... .... . -Y es bobo este Quico para dar una serenata, volvió ái!1terrumpirle Liborio, atragantándose media na­ranja. ¿Cuánto te costó, hombre? -Un plata!, pero ¿ qué le hace ? Pues sí, señora, co~no, le iba dicien-do, era que yo vema a ........... . - una Yerdadcra enseña con su Nocturno, que tenemos todos á manos en la Corte de Jos poetas. El primer parnasiano en Amcrica, es Gui­llermo \'alencia, muy clási-::o en la cultura y muy modernista en la forma , como puede YCr e en su libro intitulado Ritos. También e~ bogotano Julio Flórez, poeta repentista á cuyos labios acuden acentos. melancólicos al són de las cantatas populare.o, con e:otpt>ntaneidad y frescura. Pero su gran facilidad lo hace indomeñable, que ni quiere cultura ni modernismo, ni ataduras de nin­gún género. Es,pues, poeta popular que ni si­quiera se ha cuidado de recoger los •crsos que deja Yolar á los cuatro Yientos como el ruiseñor suelta y no recoge sus notas. Cla­ro e ta que todo ello da bien á entend. r lo mucho que tcndrian que retocar sos poc:~las Y. lo:, altibajos y desigualdades de su ente na· C!Ón ... .. . R E :\1 I T I D O S LA VERDAD DE LO HECHOS Sr Director del Correo del Cauca--Cali. l\1 u y eñor mío: En el número 3(>0 ele su muy re­nombrado bisemanar!o, a par -ce en la secciém de los sueltoti, üno titula­do Líne;¡s rojas en el cual se acusE> á José ~la ría Lenis Jel hecho de ha­ber atacado á ma(httazqs á la au­toridades en m o n;t~Jtos en que es­tas pretendieran capturarlo. y jus­tifica el procedimiento empleado por el Alcalde de esta población, se­ñor Manuel D. Satizábal. para ob­tener su captura. Como esto su­pone una torcida información, al señor Director, de la verdad de los hecho , creemos de justicia hacer una aclaración relatando sucinta­mente la manera como ellos se cum­plieron. Lo que agradecería al se­ñor Director, si se iniesc darle pu­blicidad en su bien servido perió­dico. Dicho suelto es como Rigue: "En Yumho. José M. Lenis, de­sertor del ejército, cuando los agen­tes de la autoridad trataron de capturarlo los atacó á machetazos, logrando herir á uno mortalmente. Fue preciso para rendir al desertor que el Alcalde le rompiera una pier­na con un tiro de revóln:rs ". Vamos á probar que el desertor Lenis no ha incurrido en la fq_Jta de atacar á Agentes de Policía en mo­mentos en que éstos pretendieron su captura, y que en cambio sf hu-boa taque deliberado contra él E ay mucha distancia entre :.tacar" ser atacado. - El desertor Lenis se encoutr:• bét tranqt;ilamente en 18 ~squinn Lkl E ·tnnco atraído por los ngocijo públiccs que se celebraron el día primc-1 o ele los con-il"nt~-. y depar­tíH con yarios amigos suyos. cuan­do lué sorprendido por C'l .\lcalde, señor Satizábal, qui n iba acomra­ñado pot· una turba de fiestero reunidos ele antemano por él. El expresado Satizábal e aproximó á Lenis y lo aprehendió de la run na, por lo que éste pudo de a irse fácil­mente y huir. En la fuga es perse­guido por el Alcalde y u compa­ñeros á quienes grita con ímpetu de autoridad: "Iláganle fat•go .' Jfátenlo ! "; mandato que cumplió uno de los perseguidores disparán­dole á Lenis dos tiros de reYóh·er, á tiempo en que (Sste sah·aba una cerca, Y con los cuales no le ocasio­naron -daiío alg:ur:o. !\o se sabe qué motiYos tendría el Alcalde para dar orden tan sal­Yaje y criminal. Estando Leni en el solar de Cor­nelia ". de Olaya, es acosado por l\lanuel González (de 1ulal6) quien lo perseguía de á pie y sin ser Agen. te de autoridad; lo ataca con el ga. rrote de que este ibn armado y rre. tende humillarlo á gan-otazos. Te_ nis hace poco caso de eso y conti_ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3506 EL CORREO DEL VALLE núa su fuga; salva cercas y entra al solar de Manuel A. Muñoz, en donde se vé rodeado por sus nume­rosos perseguidores de á caballo. Allí es atacado nuevamente por Gonzúlez que lo perseguía de cerca, y á quien Lenis le observaba que no se acercara porque lo obligaba á hacer uso del machete que llevaba en el cinto; pero González no le atiende y continúa en sus ataques con el garrote. Lenis, en efecto, y en su propia defensa, hizo uso de su arma é infirió varias heridas á González. En tales circunstancias entra el Alcalde Satizábal cou mano arma­da de revólver, y sin intimarle ren­dici<> n ni ser atacado avanza sobre Lenis, quien espera resignado el si­niestro ataque; se le coloca á corta distancia, y empieza á dispararle á mans1.lva y sobre seguro los tiros de su revólver, con los cuales le cau­só varia heridas; una en la parte superior del muslo derecho; otra en 1a piema izquierda que le rompió los huesos, y un raspón debajo de la barba, el cual basta por sí solo para comprobar la intención crimi­nal con que éste hizo uso de su arma. Una vez tendido en el suelo, el jo­ven Lenis, con las piernas destroza­das, entran los per eguidores, quie­nes habían presenciado impasibles el sangriento espectáculo, y uno de ellos, un tal Clímaco Cuero, [de lu­laló ], pretendió, lleno de cólera, arrebatar á sus compañeros el ma­chete de Lenis para ultimarlo con él, lo que si no es impedido por al­gunos de ellos y por las súplicas de algunas mujeres, habría consuma­do el hecho más bárbaro y crimi­nal. Esta es, señor Director, la histo­ria sucinta de los acontecimientos ocurridos el día primero de los co­rrientes en esta población, á causa de las medidas poco prudentes del señor Alcalde, puesto que la captu­ra del desertor Lenis pudo obtener­la sin la menor efu ión de sangre, en ocasión más propicia. El joven Lenis era perseguido só­lo por el hecho de haber desertado del Batalión 9. 0 acantonado en esa dudad, y como era natural, debía temer los rigores del castigo que se le esperaba, en caso de ser captura­do, por cuyajusta razón hubo de pretender su fuga por cuantos me­J. ios estu\·ieran á su alcance. En todo caso, creemos que el Al­calde, señor Satizábal, es el único responsable de todos estos hechos, que bien pudo evitarlos obrando con la debida cordura y con menos prevención. Quedo del señor Director, S. . y amtgo, A. B. C. Yumbo, Enero 13de 190~. --o-- vez DE 1\LIENT0 Enviamos nue tras felicitaciones muy sinceras al señor General don Aquilino Aparicio por su oportuna y desinteresada cooperación en lo que se refiere al templo de San :\'ico­lás que merced á los esfuerzos de nuestro progresista párroco señor doctor Víctor Bonilla, será una rea­lidad dentro de pocos ai'ios. El in­forme rendido por el Ingeniero se­ñor General Aparicio y su decisión en ese asunto, e unh mue tra de ¡ sus talentos y de su competencia que merece);:¡ aprobación unánime y las felicitaciones de todos los ha­bitantes de la ciudad, que debemos hacer extensivas al Gobierno por rodearse de empleados tan progre­sistas y modestos como el señor Ge­neral Aparicio, pues á más de e tas prendas, reune la de ser leal soste­nedor de la gran obra ele paz y con­cordia, llevada á feliz término por el Excelentísimo ~eñor Gral. leyes. T ~o. C\.LE"\'os.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 318

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Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia : Reconstruyendo Saberes - IED República Estados Unidos de América

Por: Paola Andrea Triviño Heredia | Fecha: 2016

La Educación para la Ciudadanía y la Convivencia es una apuesta fundamental en la política educativa de Bogotá, como proceso que consolida la educación pública de calidad, la excelencia académica y la formación integral. Se desarrolla principalmente a través de la implementación del Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia -PIECC-, en cada Institución Educativa Distrital de Bogotá. Los PIECC promueven reflexiones en torno a las relaciones de poder y la construcción de ciudadanía y convivencia, para generar procesos de transformación social desde la escuela. A través de este documento se sistematiza la experiencia de construcción del PIECC, reconstruyendo los saberes construidos por el Colegio REPUBLICA EEUU DE AMERICA (IED) que a través de la implementación del método pedagógico Reflexión-Acción-Participación analiza su realidad, define su núcleo articulador como horizonte de sentido y constituye un equipo dinamizador de facilitadores y facilitadoras de ciudadanía y convivencia que impulsan transformaciones en la realidad del colegio y sus actores. De esta manera se comparten los aprendizajes obtenidos y la proyección que propone la comunidad educativa para la sostenibilidad del Plan Integral de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia
Fuente: Centro de Documentación y Memoria de la Secretaría de Educación del Distrito
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