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Se encontraron 5024 resultados en recursos
Con la frase Poesía.

Estas manos que incendiaron Notre Dame/ no son las mismas que dispararon contra el zar Nicolás II/ en aquel sótano oscuro en Ekaterimburgo, en Julio de 1918/ ni las del aprendiz de Rembrandt / alcanzándole claroscuros en el lienzo. En los años noventa encontré un poema de Andrés Bohoslavsky que se titula Paré la guerra, lo copié y lo colgué en mi escritorio, frente a la computadora y ahí se quedó, manuscrito ante mis ojos un par de décadas, hasta que el papel se gastó. Desde aquellos años lo leo, primero buscándolo en la virtualidad, en antologías compartidas y luego ya en intercambios directos de libros. Andrés es un poeta (una persona también) atípico en el panorama de nuestra poesía. Aunque publicó una decena de libros, colabora en revistas extranjeras, fue traducido al inglés e incluido en antologías de poetas latinoamericanos está al margen de los circuitos de lectura, festivales y jornadas. Sus poemas son también breves relatos sobre circunstancias de la historia, sobre el...
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El mundo es un poema inconcluso
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Obras Completas de Edgar Allan Poe
Este estuche reúne la prolífica obra de Poe en tres tomos dedicados a sus cuentos y relatos cortos, su nouvelle y toda su poesía. Un escritor que sigue fascinando y enganchando a lectores en la actualidad, igual que lo hizo en vida y a pesar de una difícil trayectoria. "A Poe le debemos el cuento de terror moderno en su forma final y perfecta. Antes de Poe, la mayoría de los escritores fantásticos trabajaban a ciegas, sin entender los fundamentos psicológicos del horror, y con la traba de un conformismo ante ciertas convenciones literarias[...]. Por el contrario, Poe percibió la esencia impersonal del verdadero artista, y supo que la función de la literatura creativa era la de expresar e interpretar los sucesos y las sensaciones tal como son, sin importar lo que prueban -bueno o malo, atractivo o repulsivo, estimulante o deprimente-, con el artista actuando siempre como un atento e impersonal cronista, lejos del tendencioso profesor o del vendedor de opiniones" H.P. Lovecraft
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Obras Completas de Edgar Allan Poe
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Jugar con la noche
Cuando el Imperio romano dominaba la tierra, en la época de César Augusto la poesía escrita en latín alcanzó cimas fabulosas. En un plazo brevísimo de tiempo coincidieron Catulo, Horacio, Tibulo, Propercio, Sulpicia, Ovidio y Marcial. Poetas del amor y de los banquetes, de la ciudad y de los paisajes campestres donde retirarse, del culto religioso y las brujerías y los filtros de amor. Poetas de enorme personalidad y técnica prodigiosa que a la distancia de siglos nos hablan como si fuesen nuestros contemporáneos y amigos de los celos, la euforia, el enamoramiento, el descanso, la derrota y la furia. Por primera vez en español reunimos los mejores poemas líricos del periodo romano, presentado el original en latín y una traducción en verso castellano a cargo de Dalia Alonso, que también firma la introducción. Poemas de extensión muy variada (de los tres versos a los cien) donde se explora el cruce entre una intensa vida personal y la vía pública en la ciudad que ha dominado el mundo. De la seducción a plena luz del día a los juegos de la noche, los cálidos ocios del amor (sus éxitos, servidumbres y fracasos) son el hilo conductor de un libro donde el lector verá despertar por primera vez la conciencia lírica e introspectiva que alimentará para siempre la poesía occidental.
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Jugar con la noche
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Guardé el anochecer en el cajón
PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2024 La autora que ha cautivado a millones de lectores en el mundo con novelas como La vegetariana y La clase de griego nos sorprende y deslumbra también como poeta. «Una de las escritoras más sublimes que pueblan el escenario contemporáneo». Berna González Harbour, El País Premio Nobel de Literatura en 2024, Han Kang se revela en Guardé el anochecer en el cajón como la gran poeta que alienta tras sus muy celebradas ficciones. El «anochecer», ese espacio ambiguo entre dos luces, se convierte en el escenario en el que una voz dolida e inteligente nos habla de la soledad, la enfermedad, el encuentro entre muertos y vivos, la fuerza frágil de la palabra, la necesidad del arte. Sin conocer en detalle la anécdota que genera el poema, el lector ingresa sin embargo en un ámbito de inmediata y poderosa intimidad que acaba haciéndole partícipe de una especial trascendencia cotidiana. Se trata de una poesía delicada, oscura, inquietante y tremendamente visceral, que pone el cuerpo y las emociones en su mismo centro. Como ha dicho la autora en The New Yorker, «el lenguaje es como una flecha que siempre falla el blanco por un margen estrecho y es también algo que transmite emociones y sensaciones que producen dolor». La crítica ha dicho: «Una poesía continuamente atravesada por una concepción del lenguaje como territorio del error y de la insistencia. Su mirada incisiva sobre eventos a priori ordinarios y su extraordinario talante para comprender la psicología humana emergen también con fuerza más allá de sus sofisticados entramados narrativo». Zenda «Sinuosa y extraordinaria [...]. Han Kang es una escritora incomparable. Con unas pocas líneas atraviesa la experiencia humana en su totalidad». Katie Kitamura «Kang posee una voz seria, comprometida con la literatura y la historia, sin otra agenda que la investigación de la forma literaria, la exploración de las contradicciones del lenguaje, la indignación serena ante la barbarie y el azoro ante el milagro cotidiano de la vida». Juvenal Acosta, Letras Libres «En los poemas de Han Kang el dolor sangra lenguaje y silencio [...]. Una voz de la desolación humana y un espejo ante nuestro ser vulnerable para que se mire arder y al mirarse, en su dolor despierte». Roberto Amézquita, Círculo de Poesía «Los libros de Han Kang dan fe de una atrocidad concreta a la vez que plantean cuestiones universales sobre lo que significa ser humano, con todo el potencial de ternura y crueldad que eso conlleva». The Times Literary Supplement «La literatura de Han Kang es un género en sí mismo». Eun-Gwi Chung, World Literature Today «Han Kang transforma la manida idea de la desconexión entre cuerpo y mente en algo nuevo y significativo». Michele Filgate, Los Angeles Times «Han Kang siempre ha sido una de las escritoras más lúcidas: ensancha el cielo de los sentimientos». Max Porter
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Odilo
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Guardé el anochecer en el cajón
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La nave de Nausicaa: poemario [reseña]
"De la vieja disputa entre sentimiento y razón que fatigó tantos espíritus y suscitó arduas pesquisas sobre ese aliento vital que conduce a la obra de Arte, y que de algún modo la modernidad denunció poniendo en franco desuso el avieso vínculo con los poderes sobrenaturales, recibimos de ofrenda una herencia de moldes literarios con los cuales los poetas de diversas épocas registraron su aplicación consciente al trabajo poético, disminuyeron la superstición según la cual la poesía era un asunto de musas, un diálogo inesperado y fortuito con la divinidad y propia de seres escogidos. El sentimiento más elevado del hombre era atributo de Dios y sólo Él, el innombrable, guiaría la escritura. Muy pronto los poetas advirtieron que la forma en que la obra debía acontecer le pertenecía sólo a los poderes humanos, era la razón del creador hurtada al creador del origen. La jornada cruzó los siglos hasta que de sublevación en sublevación le fue sustraída a la divinidad lo que aún era de su dominio, el gobierno de la sensibilidad…"
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Biblioteca Digital Feminista
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Artículos
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La nave de Nausicaa: poemario [reseña]
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Hazte el muerto
La verdadera intención de los poemas de Hazte el muerto es conducirnos a una mutación antropológica del lenguaje literario, una renovación estilística en el sentido más amplio, para comunicar en palabras un surrealismo latente e impactante que pretende sacudir al lector y hacerlo entrar en un mundo de renovación formal de las normas literarias establecidas. Sergi García Lorente sabe adentrarnos en esta mutación lingüística de la poesía, es el artífice de la recreación de imágenes que solo un poeta puede lograr, y con él asistimos a la enervación de la palabra y del concepto, en un estilo propio y que no por ello está desconectado de lo cotidiano, sino más bien forma parte de lo cotidiano. El lector vislumbrará un influjo apasionante hacia la belleza de lo innombrable, sentirá una atracción hacia la carnalidad divina y en todo momento se sentirá atrapado por unos poemas únicos y cruciales. No nos debe extrañar nada al acercarnos a esta mutación, tal vez, es solo un proceso en el...
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Hazte el muerto
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Hogares impropios
Hogares impropios es una obra sólida escrita sin miedo. Jorge Pozo Soriano ha logrado que sus versos dialoguen con la herencia literaria a la que se suma. En contra de la ausencia poética que tantas veces aparece en las redes sociales, el autor piensa, medita y construye su propia identidad para convertir la palabra en un espacio habitable por el lector. Su búsqueda evidencia la lucidez de una poesía que hila el lenguaje a nuestra voz. J. SANTATECLA El primer poemario de Jorge Pozo Soriano sorprende por su madurez, su perfección formal, la elaboración que se trasluce entre versos aparentemente sencillos y directos. Impecable y estremecedor. La belleza y el escalofrío. Un mensaje claro, hondo, necesario para los tiempos agitados que nos consumen. En medio de esta agitación, el autor apuesta por la profundidad, la lectura, el reposo y el temblor. Por la verdad. Se trata, pues, de una auténtica teoría poética cobijada en una obra que brillará en el panorama nacional. MARINA CASADO
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Tierra de promisión
José Eustasio Rivera fue poeta antes de convertirse en novelista y ser una de las principales voces de la denuncia contra la explotación cauchera. Con la poesía empezó a ganar reconocimiento de figuras como José María Rivas Groot y Miguel Antonio Caro, sin cuya aprobación y recomendación posiblemente no habría publicado este libro. Tierra de promisión fue el primer compendio de la obra poética del escritor huilense. Apareció en enero de 1921, en Bogotá, bajo el sello de la Casa Arboleda y Valencia, de Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda, editores cercanos a Rivera y promotores entusiastas de su obra.
Esta edición de 123 páginas incluye 55 sonetos que Rivera escribió a lo largo de casi una década durante sus viajes y recorridos por el sur del país. La contraportada incluye una lista de futuras obras del autor a publicar (el segundo volumen de Tierra de promisión, el drama Juan Gil) y de otras que estaban en preparación (el tercer volumen de Tierra de promisión, un poemario titulado Los cantos, y los dramas Los escarabajos, Las arrepentidas y El virrey). De esos proyectos, sólo Juan Gil llegó a la imprenta, y ya cuando su autor no estaba vivo. El libro también incluye una fotografía de un joven José Eustasio Rivera, que tenía 33 años cuando publicó el libro, y una dedicatoria a sus padres: “Padres míos: A perfumar vuestra santa vejez va el primer retoño de este arbusto que disteis al mundo”. Esta es la misma dedicatoria que aparece en el manuscrito de la pieza dramatúrgica Juan Gil, recuperado en 2024 por la Biblioteca Nacional de Colombia.
Como refieren, entre otros, Eduardo Neale-Silva (1960), Ricardo Charria Tobar (1963) y Ordoñez (1987), los primeros poemas para Tierra de promisión datan de 1908, cuando Rivera se recibió como maestro y regresó al Tolima Grande. Pese a sus dificultades económicas y el duelo por la muerte de su hermana Inesita, empezó a componer sus primeros poemas, que no solía escribir, sino que se los aprendía de memoria y los pulía sobre la marcha. Rivera dejó ver sus imágenes, texturas y metáforas recurrentes en versos tempranos como “Gloria”, “Águila andina”, “Tocando diana”, “Ante el ara” o “El mirlo viudo”, que publicó en revistas y periódicos del Huila, Tolima y Bogotá. En cartas y documentos, fechados en 1911, Rivera ya hablaba de una obra concebida orgánicamente, distribuida en tres partes temáticas (selva, llanura y cumbres) y compuesta por 100 sonetos. Serían, escribió, “descripciones de esa tierra (el Caquetá y el Casanare) que sólo conozco en la imaginación”. Para 1918 esa cifra llegaba a 168 sonetos, de los que mantuvo 55, conservando esta última distribución con la apareció el libro en Bogotá en 1921 (Neale-Silva, 1960).
Desde su aparición, Tierra de promisión tuvo buena aceptación de críticos y de lectores. Por ejemplo, el poeta Rafael Amaya escribió sobre la conmoción que produjo la obra de Rivera en la capital colombiana: “Era como si el viento de la selva hubiese penetrado de improviso en una sala hermética, donde las flores raras rimaban con los cortinajes exóticos”. Pero no todo fueron elogios, Manuel Antonio Bonilla, bajo el pseudónimo de “Atahualpa Pizarro”, criticó fuertemente al libro desde las páginas del periódico Gil Blas y acusó a Rivera de no ser un verdadero poeta, sino solo “un hacedor de versos”. Rivera contestó estas críticas con igual intensidad y también mantuvo polémicas con otros críticos como Eduardo Castillo (1921), que desde las páginas de Cromos dijo de Rivera que su “cultura mental es una deplorable deficiencia” y que era “un cantor de cosas desmesuradas y sublimes”.
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Biblioteca Virtual Banco de la República
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Tierra de promisión
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Antología de mujeres poetas afrocolombianas
Mujeres Poetas Afrocolombianas. En 1986 llegó la primera afrocolombiana al Segundo Encuentro de Poetas Colombianas, que se celebra desde hace veinticinco año sin interrupción en el Museo Rayo de Roldanillo, Valle del Cauca. Fue la caleña Ana Milena Lucumí Orosteguí. En 1988 concurrió María Teresa Ramírez, hoy una de las Almanegras, como se les conoce en este encuentro. Luego se integraron Mary Grueso y Elcina Valencia. El sello característico de la obra de estas poetas afrocolombianas es la estructura rítmica musical del poema. En esta antología se incluye una selección de más de cincuenta poetas de varias generaciones que dan cuenta de la enorme vitalidad de la poesía femenina afrocolombiana.
Es en el ritmo autóctono de la poética afro en las Américas en donde se escucha la percusión de los tambores africanos y en especial del tambor yoruba. La complementan la utilización de onomatopeya y palabras musicales inventadas. Este ritmo se viene transmitiendo a través de la música y del canto, pues la estructura cantada es dominio de voces femeninas. Al lado del cuentero, el decimero y los rezanderos, las cantadoras rememoran al griot africano, relator de cosmovisiones, de historia y genealogías, de sabidurías sagradas y profanas.
Guiomar Cuesta Escobar y Alfredo Ocampo Zamorano, prologuistas, valoran así el trabajo de las escritoras: "Estas poetas afrocolombianas están renovando y subvirtiendo con su obra un viejo canon de poesía. Ellas no sólo recogen la tradición rítmica de la poesía que heredaron de sus vertientes africanas, transmitida en forma oral y musical, sino que establecen una nueva perspectiva con su dicción, con su intención, con su transignificación".
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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El lago
«La obra más prodigiosa de Doctorow: maravillosamente valiente, cautivadora, la mejor novela americana que he leído en bastantes años.» Susan Sontag Joe, un joven que sobrevive como puede a las penurias de la Gran Depresión, intenta conciliar el sueño al lado de unas vías de ferrocarril. Un vagón privado pasa a su lado; su interior está iluminado y Joe ve a varios hombres bien vestidos sentados a una mesa y, en otro compartimento, a una hermosa mujer desnuda que sostiene un vestido blanco delante de ella mientra se observa en un espejo. Joe seguirá las vías hasta la misteriosa propiedad del lago Loon, donde los entcontrará a todos: la chica, un empresario de éxito, un aviador, un poeta borracho y unos gánsteres. Qué hacen juntos y por qué se aíslan en la casa del lago es el material con el que el gran maestro de las letras norteamericanas construye una ficción fascinante. E.L. Doctorow ha escrito una novela que brilla con pasión y poesía, iluminada por la antorcha de la humanidad. «Doctorow es el gran alquimista. Cada libro suyo le devuelve a la historia la dignidad literaria que otros intentan robarle cada día.» Juan Gabriel Vásquez
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Digitalia
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El lago
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