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Se encontraron 3044 resultados en recursos

Incluye biografía del compositor y comentario de la obra
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Biblioteca Nacional de Colombia
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Partituras
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Marimba en el bajo [recurso electrónico] : sobre una base de mapalé y melodía en aire de currulao / Jesús Orielso Santiago
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Vida y embajadas de Girolamo Farnese, veneciano
Incluye comentario de la obra
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Biblioteca Nacional de Colombia
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Partituras
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Sonata no. 1 [recurso electrónico] : para violonchelo y piano / Alvaro Ramírez Sierra
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Un diplomático
Entró la camarera, bandeja de plata en mano, y presentó a la duquesa el correo. Había en él periódicos franceses, Ilustraciones metidas en su fino camisón de seda, dos o tres cartas de satinado sobre yheráldicotimbre, y, nota desaliñada en aquel concierto, otra carta más, cerrada consigo misma, sellada con obleas verdes, regado de gruesa arenilla el sobrescrito. Quizás la propia extrañeza que le causó ver tan tosca misiva moviese a la duquesa a echarle mano, anteponiéndola a las demás; pero aun no bien puso los ojos en ella, cuando dijo festivamente: — ¡Si es para el ama! . . . Que venga, que...
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Libros
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Un diplomático
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El contador
Allá en tiempos, fue el conde de Montiel hombre de sociedad, "sportman", espadachín, y hasta tuvo sus ribetes de político. Hoy le imponían vida metódica los años y los achaques, y ni aportaba por teatros ni aceptaba invitaciones. Su único solaz era una apacibletertuliapor la tarde, al amor delbraserotachonado, enorme, en la tienda de la anticuaria conocida por "la Galana", donde se reunían otros aficionados, y hecha abstracción de la vida moderna y actual, se respiraba el polvo de varios siglos, más o menos remotos. Embozados en las capas o sumidos en el cuello de piel del abrigo, los buenos señores...
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El contador
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Fraternidad
— El lance fue serio. . . Contaba yo veintiséis años — empezó a referir el ministro residente— cuando fui de secretario de Embajada a Tánger. En apariencia, va poco de un secretario de Embajada a otro secretario de Embajada. Todos son amables, correctos, buenos muchachos. Pero yo era un diplomático de menor cuantía, complicado con un intelectual y casi un científico. Las aficiones que ustedes me conocen al estudio de las razas humanas acaso las tenía entonces más arraigadas que ahora, a pesar de mis quince o veinte folletos y mis dos libros voluminosos publicados por eleditorAlcan....
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Diálogo secular
El XIX: Escarmienta en mí, hijo mío; cumple lo que ofrezcas, que prometer y no dar hace a los tontos alegrar. El XX: No seré yo quien falte a mis compromisos. Pienso ofrecer poco, que más vale un toma que dos te daré. El XIX: Cuando te apunte el bigote, mocoso, verás que del dicho al hecho hay un gran trecho. El XX: Amanecerá Dios y medraremos. El XIX: Más sabe el diablo por viejo que por diablo. El XX: A vejez llegada, cabeza cansada. El XIX: De los viejos, los consejos. El XX: El vino añejo y la sangre moza. El XIX: (Aburrido. ) ¿Quieres hacerme el favor de no hablar como si fueses el XVII? En mí,...
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Diálogo secular
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Cuentos trágicos
La caravana se alejó, dejando al camellero enfermo abandonado al pie del pozo. Allí las caravanas hacen alto siempre, por la fama del agua, de la cual se refieren mil consejas. Según unos, al gustarla se restaura la energía; según otros, hay en ella algo terrible, algo siniestro. Los devotos de Alí, yerno y continuador de la obra religiosa y política de Mohamed, profesan respeto especial a este pozo; dicen que en él apagó su sed el generoso y desventurado príncipe, en el día de su decisiva victoria contra las huestes de su jurada enemiga Aixa o Aja, viuda del Profeta. Como no ignoran los fieles...
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Cuentos trágicos
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Los de mañana
La institutriz acababa de entrar en el dormitorio, acompañada de la doncella, que, dirigiéndose al gabinete contiguo, abría las maderas y los grifos del baño, y preparaba toallas, frascos y enseres de tocador. La niña se metió los dedos entre la melena, abrió la boca en un desperezo y se dispuso a dejar las sábanas. ¡Qué bien se estaba en la cama! Y no había remedio. . . Madame — la institutriz era una viuda cuarentona— no transigía con esto. . . Bueno; ni con nada. ¡Sí, transigir! — Allons, mademoiselle Solange! Antes — esteadverbiose refería a tiempos felices—...
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Los de mañana
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El llanto
Esta perfección era justamente lo que traía muy inquieto al rey, su padre. No tenía otra hija sino aquélla, y habíala conseguido tarde ya, cuando llegaba al límite que separa la madurez de la vejez; por lo cual hubiese anhelado resguardar con un fanal a la princesita, elevar alrededor suyo paredes deaceroy, sobre todo, recubrir su corazón tierno, palpitante de presentimientos y de emociones sagradas, con la triple coraza de cuero batido del egoísmo, la indiferencia y la soberbia. — Padre y señor — dijo un día la princesita, colgándose del cuello del rey— , si es verdad que me...
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El llanto
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El enemigo
El díaen que por primera vez vestí el uniforme fui, ante todo, a visitar a mi tía Flora, que en cierto modo me había servido de madre. Entré pavoneándome, y ella me tendió sus brazos flacos y sus labios marchitos. — Estás muy guapo, Fermín. ¡Vas a hacer muchas conquistas! Se levantó, abrió un escritorio antiguo en que brillaban bronces y, caída la curva tapa de un cajoncillo, sacó un rollo envuelto en papel de seda. Eran centenes. . . Siempre a ración de dinero, que mi tutor me regateaba, me alegraron las pajarillas aquellas monedas de oro. ¡Al fin podría probar fortuna en el juego! De todas...
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El enemigo
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