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Nuevo pensum de estudios antropológicos

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Imagen de apoyo de  El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 339

El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 339

Por: | Fecha: 13/10/1910

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ALI, (nep6hllcn de Colombia.) OCTUBRE 1:1 DE 1910 LUIS TABLANCk De antaño data la creencia de que sólo la capital di:' la Repúulica es campo propicio para las ciPncias y las artes. Yo creo .v seguirÍ> crf'yPndo, mientras no !!le mP pruebe lo contrario, que la vida siiPnciosn )' model-ta. de provincia es más propicia para. el ensueño y para el el-ltudio deteniJo -:.• consciente de las almas y de las cosas; su silencio, su calma de remanso espiritual, invitan á todas horPs á la mc?ditación y al ensueño; .ro creo que los que nacimos lejos de esos grandes cE:ntros donde se agit~1. presa de todas las preocupaciones, el colmenar humano. y corrimos con los pies desnudos por lae ubérrimas !'abanas y los sotos floridos, que hemos sen­tido más de cerca las palpitaciones de la Naturaleza, uuena mad1·e é in­mejorable consejera y, oído desde niños las voces amorosas y saludables de la tierra, hemos tenido más fortuna. ¿,O creeis que es en Yirtuu de un sacrificio de renunciación que Francís Jammes, p0r t--jl:'ruplo, no quiere dejar su rincón "agazapado entre un grano de arer~a: los Pi1·ineos, y una gota de agua: el .\tlántico ", para ir á vi_vtr á París? Recordad <Í Zozaya: "Cuando la vejez !'e aproxima no son ni loe:: triunfos ruidosos ni los alborotados rl:'gocijos ni las fiestas deslumbradoms. las qne dt:jan un recuerdo imborrable en el I:'Rpíritu. Son los momentns de soled~Hl qne pa­samos en rincones humildes, son los hechos que parecieron insignifican­tes, los inocentes juegos con objetos minúsculos, los que c!e_ian su huella imborrable en el corazón. Un vil'jo port(m qne se cierw. la ahumada. campana de un hogar campesino, un gTupo de :nbuRtos, nnn flor guP. en­treabre sus pétalos, una estrella errante que rnbJ'JCa (~or. lumbre ~idcral eh el cielo, unas voces acordes que rememoran no ~é qu(> ya viejas melo­llías, todo ello nos saeude :r nos sobresalta, recordH.ndonm:1 soledades in­olvidables, antiguos monólogos en que supimos desposarnos cuu lo ab­soluto". Ese amor entrañable al sol, al agua, á los campestrales amnnecerl:'s ;.· á los crepúsculos desfallecienteR, ese persistente inquirir de loa misterios de la Naturaleza y el empeño tenaz, en veces torturante, de aprisionar en un orden de palabras el alma indecisa del paisaje, que se nota en los poe­tas que nacieron y dieron rienda. á sus primeros ensueflos ni ampo ro de llL grata serenidad de la vida de prodncia, tienen no sí- qné st>clucción que Re impone. Esos trovadoreR con sus cautos que, a trnvPR de lns efltrofas cinceladas conforme á los modernos proced im1entos, dt>jn n traslucir alg·o de espontaneidad primiti\'0, son parn. decirlo en una pnlnhra, qnizús me· nos artistas, pero como má.s poetas. De&stos eR Luis 'l'r\hla tll'#1, g·entil bar­do de Ocaiia, la vieja ciudad cuya~ brisas tibias arrullaron la e' una de .Jo:,:e EuaebioCa.ro.CEsa ensoñadora ciudad qne "seciiie un anillo ele montaflas triunfales" para emplear el hermoso verso de E:dmnn,]o YPlú~guez, y quo recibe todos los días el baño lustt·nl de un sol cariñoRo, ha sido el escennrio estrecho es verdad, pero familiar y propicio donde se lm desarrollado el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 4:72() EL CORREO DEL V ALLS proceso mental ue qne es ~alioso producto ese bello libro tan bien bauti· za.Llo con el nombre atr:.•j·Pnte ue Cuentos sencillos, la primer·a cose­dm "co~ida con el sol de la mn,ñann." por el poeta de su huerto que os un reflejo de los jardines de Or.::añ:t, de los ribazos soleados que perfu· man los azucenas sih·estres y sombrean tupidos Pncinares. Decidme si t¡uien llenL eu el alma uu jardín odorante que ostenta todos los mati~es, destle el blanco do los. jazmines y las ::nargaritat:l hasta el rojo encendido de los claveles, quien se embriaga con exquisitos a1·omas y exterioriza con admi1·able habilidad la \'ibraciún de sus nerdos eJe artista, las mís­ticas visiones de SLl espíritu esencialmente poético, no resulta un portalira. ~etlnctor. Porque Tablanca se nos manifie~ta como uu poeta de att.o co­turno en sus versos .r en sus prosas; quizás mt\s en éstas qut3 en aquéllos: Allí están uiciéutlolo, eutre otras, las tres páginas que forman el mejor hi­lado .Y más poético de sus cuentos: Jlada Dolorosa., y las consagradas á esa ·'Cl1arca sonámbula que en una altiplanicie andina, abre en las no­elles sn pupila glauca ansiosamente, llenándose de una consolación cre­ciente, hasta que un pastor misterioso que ninguno ha soñado, trae á abrevar en sus ag·uas las siete cabrillas de oro". Ta.ulanca coge un rasgo, un recorte de la vida al parecer iusignilican­tJ, un suceso trivial y con ello hace un cuento, una página original d~ ex­quisita sencillez artística en que con vi,..i6o honda anota las palabras y los h~>chos que casi sielllpre tienen en .a vida una ~ignif.lcación más trat:!­ceutlente de la que les da el comi\n í:!entir. En estos días últimos, acaba de publicar El . ..YUe!'o Tiempo Litera· río, el siwpatico suplemento del diario del poeta .\rcinieg·as, una llOvelita de Tablar" snjestiva y uella como sua cuentos. Se llama El fWJOl' pasajero. S .. arg"um::-nto 'es sencillo; casi C]L'e no lo tiene. Un amor á uordo, incidental y efíruei'O despertado por una mujer des­couot: ida y ajena "una de esas mujeres que más de una ~ez pa­sau por el paisaje de nuestros sueüos como la estrella que orilla y cone, .1esvauecif'11dose en una, ray¡L de luz", pero que no por int:itlentttl dejú de merecer la ofrenda de unas lfi.grimas. ¿ i'io son aca~o muchas ve­ces las más fugaces de las emociones lai'l que ch•jan una huella más honda en el espíritu, y no resultan, otras, máR bellm. y queridas las cosa~ en cuanto ellai'l sean más efímeras y pasajeras? Y este senci!lo argumento t it~ne su snjestión y ~;u simbolismo. 1'\o era pos:ble que no lo tu viera. Creo habe1· dicho ya que sobre la. más trivial de las página~ del libro de 1'ablan­ca paslo es dada ñ temperamentos de elección. )<~::o.. tracto al acaso: " La noche AP hizo con suprema"!~' f.>Hl'atli>~iaca uelloza. Una ilnmina­f! ÍÚU fantástica haufu. quedado flota ntlo sobre la Hombt·a de las moutu.­iias .Y la¡; altas palmeras eran percrptihle,.¡ dif:.Hmmf'ntc C'oruo en 011a yj. sión de en¡;ueño. Corría una ,.Pntir>c•l nllwantc, pahíJi,·n, que l'ra c01110 la reopiración do las anchas cií·nagn>~, y traín. diluido el olor dP ln~ pe'lcas lojanas y de las serojas podridas. l~lrío no lf'\"Ontal..Hl elm:\s lJ\'t'! rur:wr y 111 o~:~ traba los lomos seruiplateatlos tle las o11cl a::~ corriendo r-tPI''Ja m en tl'. La:; mosc·as \le luz rojiza hadan figm·as geomr-tricas y se apao:aban pan~ rosuciLar incausaules. .\lg·unas chicharras roncad cantabru1 su celo en lori rastrojos, y mus lejos. tlonde la noche er~. impenetrable unjo las 1':!1.· ruus, las bestias y las a ves uoctur.na¡¡ lanzaban ~:~us gritos ú~llil'orero.s ". Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4728 EL CORRF.O DEL VALLE A UNA NOVIA La novia es como un pétalo rosado de la aurora ... .. . Oh alondra matutina, despiértate, J ·, .,. hora 1 Re~nonde á las querellas que lanza el ruiseñor; Un ~ido entre las hojas del barandal se mueve, La novia es como un pétalo de rosa emre la nieve ....•• La alondra matutina que canta es el amor ! Señora: un verso e.-raut-:. pequeño y delicado, Muy quedo á tu ''eotaoa de novia ha golpeado Y espera tu permi~o pa~:~ ooder pasar; Por sus alitas de oro parece mariposa, La novia· es como un pétalo caído de una rosa Sobre el abierto cáliz de un nítido azahar. El ruiseñor ya canta : yo soy la melodía; La alondra le responde ; ya viene el claro día : Julieta enamorada ya espera en el balcón; De músicas y aromas el saucedal se puebla, . La novia es com@ un rayo de luna entre la mebla ..... . Oh, alondra ¡patutina. preludia tu canción 1 RICAJII.DO NIETO. ORAClON DE LA TARDE LAS ILUSIONES DE GLEYRE rara ttna caucrrna Crepúsculo piadoso, dulzura vespertina Del mar en la ribera contemplo un vate Que triste arroja al suelo bastón y lira, Que vas subiendo á mi alma con taciturno vuelo, Dáme el opio balsámico de la quietud divina Con que embriagas á montes y llanuras y cielo. Es azul y p10funda tu mirada bovina qu<> sugH"Ie á los hombT"S el incógnito anhelo De Jisolver;;e en casta la~itud de neblina, Y abrcza1 se á las cosas sobre el húmedo suelo. Yo vengo fatigado de la fórmula humana, De las fals.'ls virtudes de la ciudad liviana En mi pecho los cuervos del dolor hacen presa. Busco. austero crepúsculo. sinceridad, descanso. Fortaleza de árbol, hondura de remanso Y la misericordia de tu unciosa tristeza. M. A. CARVAJAL Y amadas ilusiones marcharse mira En barco cuyas velas el viento bate: La mitad de la vida son ilusiones. Soñad ! Todo es cadUCQ, todo es fungible. Real cual la existencia de lo tangible Es el sueño que forjan los corazone!. Dos mundos, el uno adentro y el otro fuera. Pero ambos nacen, mueren, cual toda cosa, Y es proceder imbécil de alma medrosa Dar puntapié á la dicha porque se muera. Paisana de María, que he imaginado Candorosa y amante como caucana. (¿Me engaño ignota amiga?) soñad, hermana, Que al fin sólo ha vivido quien ha soñado. GABRIEL LATORRE ->+<-- UN MILAGRO DE AMOR Ci\.RTA l. Q~icres q_ue te cscri_ba, hcnnosa Elvira, yo', pobre ciega, que tengo que clt_ctar mts peosamtentos; y ¿no temes que te causen tristeza mis car­t;; ts, dtctadas entre tinieblas? Que!·id_a E~vira, ¡qué feliz eres tu! ¡tú, que puedes ycr! ...... ¡ah! i'·cr! poder dtstmgmr el azul de los cielos la verdura de los campos, los arre­boles del poniente! ¡qué bello es tod¿ eso, gran Dios! ti Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 4729 Y de todo eso disfruté mientras tuve mi vista; pero., .... después ...... ¡ay de mí! ¡palpando tinieblas! Entonces tenía once años, ahora cuentu veintitrés. Procuro en vano darme razón de la hermosura de la naturaleza; mis ideas de la forma y del colorido de los cuerpos son muy confusas, tal ,·ez equivocadas. Huelo una rosa, por ejemplo, y adivmo su forma por me­dio del tado; pero su color tan admirado, al que comparan la tez de lao hermosas, se me olvidó del todo, y no acierto á describirlo. ¡Mira! El otro día puse casualmente la mano, y uo adi,·inarías sobre qué, si no te lo dijera: ¡sobre un espejo! Me senté delante de él)' me puse ~ordenar con esmero los rizos de mis <;a bellos. jCu1nto desea0a ycr m~ Imagen, _para desengañarme y saber st soy tan hermosa co:uo dtcet', tH mi tez es tan blanca como ponderan, si mi .color se parece al de .a ro"q, y si son muy largas y crespas mis pestañas! l\Ie preguntas en tu carta, que me leyeron, si es positi,·o que mi padre está en quiebra. No he oído hablar de tal cosa. Creo que mi padre es muy rico, porque á mí, no sólo no me falta nada, sino que me sobra todo. A donde quiera que extiendo mi mano, no toco sino razo y terciopelo, flores y telas de gran precio. En la mesa me sirven exquisitos manjares, cuanto puede regalar el gusto; é infiero, por lo mismo, que mi padre go­za de muchas comodidades. Escríbeme, Elvira, ya que has vuelto de tu viaje á !bagué. T·.1s nr· tas serán para mí encantadoras, como los cuentos de las hadas. Escr!­beme, tú que tienes compasión y amas tanto á tu pobre CIEGUECLLL CARTA II Sé, dulce El vira mía, que al leer esta carta te reirás á carcajada::: y juzgarás tal vez que me he vuelto loca. No importa, te he de contar lo que me pasa; pero ¡cuidado con guardarme el secreto! Te lo digo en el oído: ¡Tengo un enamorado!. .. Sí, ¡queridita! la niñ.l de los ojos sin luz, la cieguecita. tiene también su enamorado, y tan asiduo y suspiraclor cual pudiera tenerlo uu:.t tl:.:­queza. No sabre explicarte cómo son esab cosas del amor, pero ~ucedió qu~ ~1 otr0 di a comía con !'0".-'t!''·& nn ~;'!j~~· ·y !.!!•: ~en·~:~ ~::::n eGI''"-o ;¡ fimstma atención. 1 -Señor, le dije, la primcr:1. '.:tz es ésta que tengo el honor de ectar cerca de usted . . -Es cierto, señorita, pero Lace mucho tiempo que conozco y apre"io á los padres de usted. -!vfe ale;r!'o mucho, y más si usted sabe apreciar á c:.os ángeles que Dios me ha dr do, cual se lo -r _,.··-:en. -No só!o siento por ellos ..... respeto profundo, mezclado de vcr.:iade. ra estimaciór... -:. ...tad ió, con una vocesita tan su a ,.e, que me hacía rdozar la risa por. tc.do el cuerpo. -¡Ah! coutesté atolondradamente, entonces ¿quién más le agrada á usted en esta casa? -Usted, me dijo resueltamente. -¿Yo? y ¿qué quiere usted darme á entender con eso? -Que la amo: que la amo con delirio. -¿A mi? ..... . ¿ustcd? ¿á mí? -Con la más ardiente pasión. -¿Entonces será usted mi pretendiente? -Sin duda. Al oír sus últimas palabras me cubrí con el chal, y seguramente me pondría colorada, pues me ardían como fuego las mejillas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4730 EL CORREO DEL VALLE -¡Dios mío! ¿Y tiene usted valor para decirme todo esto? • -¡Oh! Eso se echa de ver en mis miradns, en mi semblante, en toda mi conducta! -Puede ser, caballero, pero achierta usted que soy ciega, y á las ciegas no se les hace la corte como á las 0tras mujerc~. -¿Y qué importa la ,-ista? me dijo con un acento de'adorable ingenui­dad. Aunque sus ojos no puedan ver la luz ¿no es esbelto el talle de us­ted, no es microscópico su pie, no es elegante su andar? ¿no es melado su cabello? ¿y no es su tez de alabastro, y su color de carmín, y no son sus manos blalJcas como unas azucenas? Había acabado de hacer esta descripción, y todavía me parecía que la estaba oyendo. Luégo, según afirmaba ese .señor, yo tenía talle muy elegante, bonitos pies, una cabellera blonda y sedosa, y la piel blanca y rosada. ¡Oh Eh·ira! ¡Elvira mía! para las muchachas cualquiera que des­cribe Rus perfecciones puede ser un enfadoso; pero para una pobre ciega, el que le habla de su uelleza no es un impertinente, es un espejo. -¡Cómo! señor, seguí diciéndole, ¿con que soy tan bella así? -Y mucho más, señorita. -¿Y á qué a<>pira usted? -A que sea usted mi mujer. Al oír esto, no pude contenerme y solté la carcajada. -¿Piensa usted, añadí, que haya matrimonio posible entre una cie­ga y un hombre que ve claro? Eso sería como sise casara la noche'y el día. ~ería preciso que yo cogiera á tientas mi corona de azahares para ponér­mela en la cabeza, ei día de las bodas, y me quedaría mal puesta. 1 'o, no, mil; padras son ricos, el celibato no me disgusta: viviré solte­ra, 1~1e quedaré para vestir santos, y tanto peor para ellps t1Í quedan mal yestJrlos. El hombre se retiró sin añadir una palabra más: ¿qué me importa? pero me dijo que era buena moza,·y no sé por qué me admiro de que le he cobrado algún cariño á ese señor espejo. ¿Será por gratitud? ¡Adiós! CARTá. m s¿ucrida amiga: es evidente que mi padre está arruinado: los usure­ros le.~ han sacrifica, según dicen; pero el de mis padres és sublime. A nadie he contado que estoy impuesta en tan fatal secreto. 1Cómo sentiría mi madre, si supiera que todos sus cuidados por ocultarme la penosa situaci6n de la familia, han sido inútiles! Por tanto, sigo haciendome !a engañada; pero he resulto sctlvarlos. El señor Gúmez, que así se apellida mi pretendiente, volvió ayer á \'ÍFitarme. -¿Sigue usted profesándome la misma veneración? le pregunté -Sí, me respondió, la amo á usted con toda el alma, porque usted es tan bella, tan casta, tan modesta! -Vamol:! á ver. ¿como es mi talle? -Elegante, flexibe como una liana. -¡Ah! ¿y mi frente? -Eflpaciosa y tersa como el marfil. -¿Y rniH ojos? - · Susp1ró y dijo: color de cielo, tienen pupilas negras, unas cejas que r~¡uec·en. dibujadas [t pince~, .runa:~ pest!'lñas divinas. Al no saber que us­tecl e~ ctega ...... ¿ qlllén puchera clectr ...... ~ -¿De veras? ¿y mi boca?' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 4i31 -Su::; labios son gruesos pero muy encarnados, y no pueden darse en-tre mil dientes otros más bellos que los suyos. -¿De veras? y me puse {1. reír. -¿De qué se ríe nsted? señorita. -¿De qué me río? de la idea que me ha ocurrido ahora mismo. -¿Cuál? -Que usted es mi espejo. -¡Ojalá i.o fuera siempre! -¿Y se resolviera usted á semejante sacrificio? -Sí; á ser su compañero, su fiel esposo, el espejo en que se reflejaban todas sus excelentes cualidades y tojas sus virtudes. Convenga usted ser mi esposa: soy bastante rico, y j~ro por lo más sagrado dedicarme con todo mi corazón á hacerla á usted feliz. Cuando él me dirigía estas palabras, pensaba en mis padres, á qttic­nes mi casamiento libraría de una carga muy pesada, y cuyas miserias se remediarían con el apoyo de un homl>re que, amándome con tanta pa­sión, no podía menos de servirles de grande alivio. Si consintiera en lo que usted me propone, s1· trnor propio sufrida mucho sin duda, le observé, porque no podría ve .v. -¡Ah! debo confesar á usted una cosa, me üijo el señor Gómez. -Dígamela usted prontamoote. -Que soy muy feo. ¡Caramba! -Más feO' de lo que usted puede figurarse. Soy un hombre suma­mente infeliz por ese lado. No tengo airoso cuerpo, ni buenos ojos, ni buen color, di nada que Jo valga para cautivar el corazór. de una mujer tan hermosa como usted. Soy Yizco del bjo derecho, tengo '57 años, co­jeo de una pierna, y como me dieron las viruelas en el año de 1840 ...... Así es que nada tendría que sufrir mi amor propio. Cuando hubo dicho esto, le presenté mi rñano, Jiciéndole: usted me quiere; ¡bien! pues yo lo recibo á usted ·con todas esas imperfecci0ncs que dice, y confío en su t:orazón leal y g·eneroso. Al menos no nos molesta­rán los celos. ¿Hice bien 6 hice mal, amadísima Eh·im? r'o los~; pero sí que libro á mis padres de muchas tribulaciones, y por eso sin su consentimiento. 1 he empeñado solamente mi palabra. IIe sido generosa no reparando en los defectos que mi no,·io ttt\"O la. franqueza rle confesarme. Adiós, mi buena amiga. · CAllT.\ IY. l\lil gracias, dulce Eh·ira mía, mil gracias por tus felicitaciones. Dos meses hace que me casé, :r cada día soy mtis feliz. Nada tengo que de­sear: amada de mis padres y sin separarme ele dlL1s, y adonH1a de Gú­mez, ni aun echo de menos la yista. Dios lo ha querido así; ¡y cu:íntns criaturas no gozarún ni de la milésima pnrte de Jo~ beneficios que calla día me clispensa su mano generosa! Por las tardes solemos pascar mi marido y yo por lo::; jardines, y r.r,. mez me hace 'tdmirar las llores por su perfume, las ::n·cs por su canto, y las frutas por su sabor, ¡Ah! ¿Qué me importa que él sea tan tco? Yo no acierto á distinguir lo feo de lo bello; pero sí que C.l es complaciente, bueno y afectuo:.o. · ¡Hasta qne vengas, Eh·im! y procura Yenir pronto. Siempre tuya, JJA ('lL<1tTEC!TA. C'A H'l'.\ Y. ¡Ah, ingmta Eh·ira! te cstu\·e esperando en las mañanascleAbril,cnel mes de Junio, entró el invierno eu Noviembre, y no te ~speré entonces, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4702 EI, CORREO D~L V .\LLE porque creí que ,·endrías con los hermosos días de Diciembre: así se ha ido pa~ando el tiempo, y hoy, llena de orgullo, de vanidad y de alegría, voy á comunicarte una nueva feliz. Sov madre ...... y de un uiño preciosísimo, seg6n dicen los que le ven: de un serafincito que ele los brazos de mi madr..: pasa á los de mi padre, y ele éstos á lo> el~ G.>rnez y d ~spuésál os míos. L t familia está llena dt> rego­cijo y de gala con este ángel de Dios, que se h't aparecido en el hogar do­méstico. A-,eguran que es mi vivo retrato: Gómez no se cansa de repetír­melo. ¡A::.í será! ¡Qué grande es el amor de una madre! de b~ten grado estoy resigna. da con no Yer el sol, ni el azul de la bóveva estrellada, ni las llanuras del Punza; con no Yer las flores, con no ver á mis padres, con no ver á mi es­poso; ¡pet·o no YCr á mi hijo! ¡Oh! ¡que cosa tan cruel! Si este fúnebre crespón que cubre mis ojos, como dicen los románticos, cayera por u!l breve instante, por el tiempo que gasta un relámpago en recorrer el hon­zonte, veloz como el pensamiento, y en el instante que dis-o pudiera yo ver á mi hijo, n>mo fe ve un relámpago que de~aparese súbttamente, sería la más feliz de todas las criaturas y estaría orgullosa toda la vida. En vano dice Gómez que mi querubín, que mi adorado cielo tiene los cabe­llos de oro, los ojos picarillos y la boquita de carmín: en vano. ¿De qué sirve que me lo diga? Yo no quedo satisfecha y crecen mis deseos de ver áeste hijo idolatrado cuando gime, cuandoextiende sus bracitos buscan­do el seno de su madre, de tu amiga la triste CIEGUECITA.. CARTA VI. iGómez es un ilngel! Hace meses que, alegando varios pretexto.:;, me hace purgar y dar baños, porque quiere volverme la vista. El es mimé­dico: ha estado haciendo un estudio prolijo de tui enfermedad y dice que sabe mejor que todos los médicos que hay en Bogotá abatir la catarata; que ~e ha ejercitado ya con varios pacientes que han recuperádo la \'ista. Los 1nstrumentos que había encargado á Pari-; acaban de llegarle, por· que no quería ernplear para mis ojos los que le han servido para los otros emiermos. :'Xo se cansa dH estudiar; ha consultado á lus doctores Cheyne y Vargas Reye,;, de cuyos conocimientos hace grande aprecio, y jura por nuestro s·~rafin que si tengo valor y le dejo obr,tr con entera libertad, res­ponde de mi curación. Yo no la espero, y haría mal en formarme ilusio­nes qne no han de realizarse; sin embargo, le he dicho que soy suya y que puede hacer <.le mí lo que guste. 1\lira hasta clónde llega su ternura: dice que me he puesto más hermosa o:on los baños v con las purgas: que mí color t>stá más brillante y más e 1cendido, y mi cutis más despercudido. ¿Qué debo creer? Que el amor que me tiene le h.1ce ''er visiones. A.-er me dijo: • -¡ Sabes nna cosa'? -,~ Cu(tJ? -Qnc mis esp..:ranzas crecen de día en día. -; FL1cno! no hay que p:.-rclerlas amiguito. -Tú \'cr.'ts, y muy pronto. ' -¡Oj.dít lo permitieran Nuestro Señor y mi Señora de Chiquinqnirá! -~í: lo han ele permitir; y al decir esto me abrazó c<.>ntrn su corazón. I~é.iame gozar de e~ta dicha, añadió, porque cu,tndo veas ¿cómo será po­stble que me ames? -Cuando ''ea te querré lu mismo que te quiero h()_v, aunque seas tan f~.o comn una tarasca; y si no crees á mi lenglla, ¡mira! no me hagas tal operación, cleja, déjatue entre tinieblas, con tal de que vivas segttró de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 ETJ CORHEO DEL VALLE 4783 que te amo. Al oír estas palabras me besó una mano, y sentí que sus me­jillas estaban humedecidas de llanto. No puedo continuar, porque me enternezco al referírtelo.-Soy tu amiga. ÚL'l'I:\IA CARTA ¡Eh·irn! Tm·o lugar la operaci(m ...... ¡hará dos meses! al sentir eJ hierro en mis ojm,¡, lancé dos gritos; y estú Gtm1cz? ¿d(>nde está mi marido'? grité. -Esconcli!lo, porqn~ no le \"eas, elijo mi madre. Entonces me acordé ele sus cincuenta y siete, del ojo vizco, de las vi­rudas \" ele toda su fea ldar1. -¡i>olJrccito! dije inm"cliatamente; que \·enga, que salga del escondi­te, porf(uc quiero verle• y ahrnzarlo: que salga pronto: que venga. -En tanto r¡ne lleg;t tu marido, acércate al espejo, dijo mi madre. Obedecí, tnuto por complacerla, cua._nto por curiosidad. Si soy fea, 1 pcnsnha al ac..::rcnrme al espejo, si tal vez so.r un monstruo, y me ha.n es­tado cngaíi pudiendo fijarlos de seguida, porque me parecía que tcmiJ!aba el espeJo. ~!in~ dctrús ,. Yi un jo\·on muv tJicn \"Cstido con casaca azul, concha­lcc:<> blanco, con- p ;t n tal~·~n color rle pe da, seg(an me han dicho después. Su celad sería como de t rcinta años, y tenía unos ojos muy negros, y la frcnte·mny cll'sp<:j:llla y nohll'. Al ,·erlo tu \ ' C' tlltt<'lw \' C'rgiienza. -:\f:tm·'t, <' .· <·lamí· seíial;índole detrús clel espejo. ¿.r¡ madre, di~tmíd:t, cogiiÍ tillO s los tuyos tnn hlnncos y tan gordos, que parecen de una dtiiJIIl"Za. . l'ero mam(t, repare ustccl que aquí hay un señor. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4:73! EL COgREO DEL VALLE ¿Cu(ll? -Ese, le dí á entender con una mirada. -¡Simple! ¿no ''es que e'5 tu marido? -Gómcz, grité, cayendo en sus brazos casi desmayada. Al reponerme, me zafé de entre sus brazos, porque me parecía ta:t hermoso ...... Ciega lo h:1bí~l amado con confianza, creyendo que era fto: ahora un nue\'O amor hacía latir mi corazón, amor que crecía de punto al saber que un hombre tan escogido había hecho correr la YOZ de que era un monstruo, sólo con la mira de consolarme en mi ceguedad. G6mez se arrodilló delante de mí, diciéndome: ¡qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! -Embustero, le responcH, cayendo otra vez en sus brazos -No tanto, me respouclió, mírate en ese espejo. pues de aquí en ade-lante no tendrás necesidad de que yo pinte tu hermosura Esta es la historia de mis dolores y de mi felicidad, querida Eh·ira. Ven á aumentarlo con tu presencia. EL POETA Buscaba el poeta De pálida frente Con sus cantos nacidos del alma Corona á sus sienes ; Pero hallaba sólo Desengaños siempre Y en los labios del mundo veía Sonrisa insolente. Al cabo, á la sombra De negros cipreses Un espectro le dijo una tarde Con acento breve : - Temprano coronas De glo ria pretenrles, Que la envidia rastrera del mundo Guardadas las tiC'ne 1 Rara vez alguna Avara discierne; Pero en cambio las da juntas toitas A aquel que yo llc''l" Camina á mis brazos Que el que en ellos duerme, Lo que anhelan en vano los gr:nios En el acto obtiene. - Oh! ven. elijo el bar< lo. Y ciñe á mis sienes La corona de gloria que ansío. A dime quién eres ? Ciiióle el espectro Sus brazos de nie\'l' 1 Murmurando con burla al oído -Mellamo .... I~a Muerte! ADOLFO LEÓN GÓMEZ PRIMERA CITA Medió una cita al Parque, y entretanto Que la esperaba en. la alameda umbría De pinos y de sauces. me decía, Pensando en Ella con secreto encanto: --Si llega por los pinos. me ama tánto Como es ciega mi inmensa idolatría, - Mas toda su pasión no será mía Si llega de los sauces bajo el manto. El tiempo fue pasando poco á poco Mientras miraba aocioso hacia el camino, Y así abstraído en mi delirio loco Odiaba al sauce y adoraba el pino, Y al fin por el pinar Ella no vino Y por los sauces ...... no llegó tampoco, F RIVAS FRADE LA BORRASCA No está el árhol caído, ni harán leña Los que quieren alarlo 1 Firme y recio Sube al azul. conversa con la brisa. Cubre al vil leñador con su desprecio. Y todo lo de abajo lo desdeña! Al aire lanza su triunfal sonrisa, Se alegra con la luz, y dan canciones Al són del \'Íento sus vibrantes hojas. Villano talarlor · tal vez no sabes Que no se ha muerto Dws, que hay corazones Como el árbol aqu61. r¡ue no despojas De sus trutos. sus flores ni sus aves ; El árbol esta en pie. viles roedores Del ajeno dolor : i lavad el hacha En ese corazón ! El sus dolores Pagará, cuando el bien sople una racha, Con una lluvia de perdón y flores ! CLfMACO SOTO BORD.\ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4736 1 EL CORREO DEL VALLE LA COSTURERA A B . Sa11!n Cano Ya la noche va vencida, y la 01na cose y cose, Y se mira de la seda que produce suave roce Los cambiantes con la luz artificial, Y se escucha E:'l eco sordo que á la estancia llega y muere De los vientos que modulan su lejano miserere De la aguja de la máquina al compás. 1 Cómo agitan su cerebro mil extrañas emociones ! Y desfilan por su mente las doradas ilusiones, Como el hilo por el blanco carretel ; A intervalos un suspiro de su herido pecho brota, Y da el llanto á sus pupilas los cristales de una gota, Gota triste, gota amarga como hiel, Piensa acaso en sus felices y mimadas compañeras.! En aquéllas que en la vida sólo encuentran primaveras A través de lo diáfano de un tul, O recuerda los q:.te viera cuando fue á coser un día, Recatados camarines donde reina la alegría, Adornados con ei blanco y el azul. Cose y cose, dominando la fatiga que la agobia. Que es el traje de la virgen, que es el traje de la nGlvia, El que pasa bajo el corvo pisador. Y le dice, mientras pasa, de coronas de azahares. De las horas apasibles, del calor de los hogares Y del ósculo sagrado del amor 1 Si levanta la cabeza, ven sus ojos, ya marchitos, Los jergones donde duermen sus pequeños hermanitos Arrullados por el ritmo del pedal; Cruza entónces su cerebro cual relámpago una idea, Y volviendo á su trabajo. sin descanso pedalea. Que mañana, si despiertan. hallen pan 1 El instinto de la vida á sus miembros vigor presta: 1 Cose, cose! que es el traje de la reina de la fiesta Que reclama ligereza y pulcritud. 1 Cómo le habla aquel :a tela, de los talles cimbradores Que se mecen con el valse, de diamantes y de flores, De perfumes, y de notas. y de luz ...• Ya la sombra de la noche con sus rayos rompe el día, Y se escucha la lejana. la confusa algarabía Que le dtce que despierta la ciudad: Aún no tiene terminada la mitad de su tarea, Y vencida por el sueño, ya la niña cabecea De la aguja de la máquina al compás. Con las toldas de remoto y animado campamento, Surge dtáfana y hermosa la figura de un sargento. De los pliegues de su herido corazón ; Una turba de recuerdosque su pecho le centrista Surge cutónoes. mientras lentas van pasando ante su vista Las mortajas de la came de cañón. ¡ Ctímo agitan su cerebro mil extraíias emociones 1 Y desfilan por su mente las doradas ilusiooes. Como el hilo por el blanco carretel ; A intervalos un suspiro de su pecho herido brota, Y dá el llanto á sus pupilas los cristales de una gota, Gota triste, gota amarga como hiel. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO D~L VALLE 1 Pobre oiña que eo la vida sólo hallaste sinsabores 1 Cose, cose, y la miseria coo los viles seductores De la puerta de tu estancia mira huir ; Sigue, sigue eo tu bohardilla, pobre y lioda costurera, Eo la lucha comenzada, lucha larga, lucha fiera, Cooquistáodote el derecho de vivir 1 .... Y á esa oiña que ha cosido taota seda, dao los aiios Privaciones y miseria. amargmas, desengaños. Y uo humilde trajecito de percal ; Y por último, se torna su pupila turbia y seca, Y la vida se le escapa eo uo golpe de tos hueca. De la aguja de la máquina al compás ..... . DIEGO URIBE EL DRAMA MAS CORTO DEL MUNDO 4737 Muchas naciones se disputan el honor de haber producido la tragedia. 6 el drama mejor del mundo, pero ninguna habla de la producción dra­mática más pequeña. Creemos que ésta es la que reproducimos en segui­da. y que se debe al poeta italiano Giovani Ventura., que la dio en Milán y Turín, con gran éxito, hace setenta años: "ROSMUNDA" Tragedia en cin::o actos, por Giovani Ventura. Personajes: El Rey Albión¡ Rosmunda, hermana del RPy Kunimond y esposa de Albión; . Peridens, esclavo. AC'fO I Alblón (presentando a Rosmunda el cráneo de su padre lleno de vino): -¡ Bébe! ¡Es el cráneo de tu padre 1 Rosmzmda. (horrorizada).- 1 Oh 1 / Albión (impet·iosamente).-Yo lo mando. Rosmunda (bebe).-¡ Infeliz de tí 1 .ACTO ll Albión _(con afecto· á Rosmunda).­ ¿ Por- qué tan triste? Rosmunda..- ¿Puedo estar de otra manera? Albión. -Olvidemos el pasado. Rosmunda.-¡ No me toquéis l Albión.-¿ Me odias? Rosmunda.-¿ Cómo evitarlo ? ACTO lll Rosmunda (examina cuidado!?amente un puñal, luégo Jlama).-Es-cla vo !. ..... Pflddens (acude y se arrodilla ante ella).-¡ Mi soberana l Rot:imunda (con fuego).-¡ Te amo!. ..... Peridens (admirado).-¡ Oh, mi reina l Rosmunda. Vén conmigo (lo besa). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4738 EL CORREO DEL VALLB ACTO IV (De la estancia contigua llega fuerte ruido de respiración). Rosrmmda, (tiende el puñal á Peridens)-Vé, mátalo l Peridens (dudando).-Es el Rey ...... Rosmunda-Es el rival. Peridens (con valor y determinación) -Morirá! (entra en.el aposento de Albión). ACTO V Albi6n (en un grito).-!Socorredmel Rosmunda.-¡ Muére, muére, muére t Peridens (entra con el puñal ensangrentado).-¡ Ha muerto 1 Rosmunda (le arrebata el puñal y lo levanta al cielo)-Ahora, bébe, oh! padre! ¡.Bébe 1 DISFRACES 1 Todo es disfraz l Bajo una frente hermosa descubro un pensamiento pervertido, allá contemplo un sér empedernido con tristes ojos y la voz llorosa. Aquf la corrupción con faz de diosa; y allí, en risueño y apartado nido de amores. el rencor vela escondido. i Todo es disfraz 1 Con cara placentera cual víbora en el cáliz de una rosa y en el labio de alegre carcajada, la horrorosa perfidia nos espera. i Tuvo siempre el cobarde audaz mirada 1 1 Piel sedosa y brillante la pantera ! Y resplandores la traidora espada ! MANUI!.L REINA [Telón] SILENCIO Tú sabes que tu afán es prematuro; Tú sabes que no es tiempo todavía De que derrame el suspirado día Luz de Justicia sobre el antro osc~ro. Si el porvenir es sordo á tu conju·o. Si es inútil tu ardor en la porfía, Calla y contempla con mirada fria Las penumbras inquietas del futuro ••• • Canta al sol cuando el sol bese la oumbre ; Pero hoy, sumido en ti ; sella tu boca : 1 Y que ruede á tus pies la muehedumbre 1 Más vale ser. guardando el pensamiento, mudo y firme á la vez como la roca que hablador y voluble como el viento ! .. . • JOSÉ s. CHOCANO. SUELTOS Un año Más. Con el pre­sente número entra EL Co­RREO DEL VALLE en el año XVII de su vida. Mucho tene­mos que agradecerles á los in­teligentes colaboradores; á los colegas de la prensa Nacional y Extranjera y al público lec­tor, por la benevolencia con que han atendido nuestra Em­presa. Sírvanos ésto de pode-roso estimulo, para luchar con bríos en las faenas de la prensa. Damos las gracias por los siguientes libros que nos han remitido: "Claro-obscuro" poesías de Aurelio Correa, editadas en Londres. "Fugitivas'' del poeta Fran­cisco Herrera Velado, libro im­preso en Centro América en la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL COBBIGO DBL Tipografía "La Unión,' de San Salvador. ''Causa y Efecto'' del u.t¡p ble escritor Enrique Péii:P.'III~-­prólogo de Enrique Olaya; rrera y un folleto de 1;L H o­ria y Geografía de YumbO por M. M. Sánchez V. y otro de nuestro es'timado amigo don Manuel S. Caicedo C. en refu­tación de varias publicaciones que ha dado á la 1 en esta ciudad,~ ~eijor · Ad Grata Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4740 EL CORREO DEL VALLE·. nos anticipamos á darles la cor­dial bienvenida. El lunes 10 terminaron los los Ejercicios espirituales que para el distinguido Clero del Valle, vino á presidir el Ilustrí­simo · y Reverendís1 m o señor Arzobispo de esta Arquidióce­sis. Además de su Señoría Ilus­trísima, asistió el señor doctor Maximiliano Crespo, Obispo electo de Antioquia y treinta sacerdotes de lo más granado de nuestro digno clero. Acep­ten ellos nuestros parabienes. Nuestro talentoso amigo don Alberto Carvajal, ha reci­bido de la "Academia Nacional de Historia." un voto de aplau­so por su i~portante libro so­bre la vida del doctor don J oa­quín de Cayzedo y Cuero. Feli­citamos al amigo por tan hon­rosa distinción. Seales muy placentera la es-tadía en Cali, al Pbro. José Ra­món Beja rano C. y al ~eñor ge­neral Ramón .Buendía. quienes han llegado del Pacífico. He1nos tenido el honor de ser favorecidos con la siguiente tarjeta que mucho agradece­mos: BOH~IER & Llt ·zE ... ' Agentes Banqueros de ''La Equitativa de los Estados Unidos" .._<;ociedad de seguros sobre la vida, tienen el honor de anun.cz'ar d Ud. que el seftor don ARTURO RIVERA, ..-1gente Especial de la Sociedaa, ha abierto su oficina en la Carre­ra fl Ns. 203 y 205. en donde le será onzto dar detalles y exp!icact''ones sobre las p6!izas nwdernas que expide "La Equitativa." Cali, Octubre 7 de I9IO. H ~ij~~fij ~fl ~~llf P[RIODICO llUSlRROO, llHRRR\0, INOUSlRml Y NOTIGIOSO (Fundado en 1894) Se publica todos los jueves.-Edici6n 2.ooo ejemplares Valor del ejemp~at· ................................................... .. $ 0,05 cYs. oro Anuncios, página entera ........................................... , 2,00 Las repeticiones.................................... . ... . .. . . . . . . .. . . .. , 1 ,;)O Gacetilla palabra ...................................................... , 0,01 , R em1' t1' d o's , co1 u mna ............................. · .............. ·· ·.... , -'> · GO " J,...os anuncios del Exteriot', pagarán clo~ y medio centn\'OS oro,yor centfmetro lineal al ancho de columna ó el doble si el ccnlílllcl ro l1nea ocupa el ancho de la página. t
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 339

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 340

Por: | Fecha: 20/10/1910

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / 1 Director, J!I.AS S· 1&.6.Rl'E't1'.6. LA SANCION RELIGIOSA I Hermanos: seamos tolerantes r Comenzaré por deGil'leR á. mis lect ore& que no hay que tenPrle miedo 1i. las idPas, porque ellas en sí mit>~mas fOD inocente~. Ellafl, como-el relám­pago que en noches tenebrosas ~;eiinla por iustarttes lu. ruta al dPsviado viandante, alumbra también, de cuar do Pn cu11ndo, la ruta oscura del humano pensamiento. Ellas, como .. 1 Muisé8 de la LPyenda, golpean con tesón en los áridos cerebros de lo~ hombres. Y de ello saltan, á Yecel'l, chiHpaF> que deslumbran, á vece!'! fltPgo que incendia. Pero e -a es la Ley: hacPr y deshacer, crear y destruír. La saución religiosa no existió sino cuando ya lu. eoncif'ncia de la hu­manidad había. tornado, digámo!"lo así, forma concret.t. CtHliH.Io el de@­envolvimi~ Jnto de los centros nervio8os había he~ho g"Prminar en el alma Je los iudividuos un sentimiento hondo, una aspiración ignota., un desa­sosiPgo espiritual. La. '!'anción religiosa es menos poderosa que la snnción moral, porque aquella perdona y ésta. nó. La sanción religiosa tiPTle tautol-1 g-rados de inteusidarf, t11uta ,·ariedau de fol'lnas, como ha.r ele in,lividuai.JadeR. Pe. ro ante todo debemos saber qué es Relig&ón y qué es la Snuricín religiosa. PorquP la primer·a es la cuestion sustant-iva .Y la spgunda la obJetiva ó proeedimeutal. La religión no 2s otra coHa que elencuuzanltent.o ordena. rlo de aquel sentimiento primiti\'O quP, en vir·t,ucl de la Ley de la Cu.usali­dacl. nace en espír:tus relativamente avanzados. Y e el sah·aje pnr primera Yez la luz de nn rayo; buRr.a la causa, no la encuPnlra: entonces lo enuios;l. llalla u•1a pllln ¡.:e teme la JlPllll futlll'lt.. Vieudo d~ este mon til-'llen su relig;iúu? ¡,.\caso lo SHbPmos? ¿La. ' nHll'i¡Jo~a que, uLt·aída po1· una llama, se cOU\'iPJ't~> Pll t:t>n!zas, no será. quizá nn FOUc!rií!cio qtw !mee en holocausto ít l:'sa su Diosn'! ¿Lus an'B que en el despertar ele! día entonun Rus sentiurPnt.aiPs moclulacioueR, no será la oruciúu que elevan ú tm Diosa la Aurora? ¿Acatio lo sabemos? Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4742 EL CORREO DEL VALLE Veamos ahora qué e!'! la tolerancia religiosa; la tolerancia en general es el modn.s ri;·pndi que los seres tiener~ naturalmente para poder vivir eu paz. Pero la tolerancia, como todo, es del más fuerte.- Eso se nota. hasta en los animales. Ved á un perro de '.rerranova: el g-oZ(}Ue le ladra, él apenas lo mira. de reojo y, en Yez de atacarlo, le compadece. Hé ahí la tolerancia.. El débil es intoluante, porque comprende su debilidad y no se conforma con ella. Le hierve la sangre en las venas y siente ímpetufl de c6lera. ¿Quer(;is snber entre dos individuos, ó entre dos Naciones, 6 doq partidos, cual es mc1~ débil? .Juzg;adlos por eso~ movimientos espas­módicos: el que rabie mi\~, el más sn::¡cept,ilJle, e~e f';erá el más débil el más impotente. La toiPrancia. religio~a Ps una de las primeras condiciones para el progreso de esa religi una religión, por ejemplo, no hal>r~a intoleruntes. La tolerancia debe ser la mansedumbre, la mag­nanimidad, la bondad de procederes, la ecuanimidad en una palabra: la amplitud de ideas y de sentimientos! ~:=tda de estrecheces, nada ele pusiones b{trbnras, nada de miras egoís­tas. El mundo avanza y con él tenemos que a>anzar. Y cnaJH.lo llegue la última hura en que todo.3 r::os confundamoR en el Infinito, en que no bn;ya abajo ni arriba, en que todo l!!ea Causa y Efecto á la vez, no podremos menos de exclamar: ¡Hé aquí la verdadera tole­rancin.! ¡Hermanos: seamos tolerantes! . .... . li LA SANCION SOCIAL Relatividad de la mora) r.rampoco <'reo en la moral individual ú colPcti\·n, ni en In. sanción so­cinl como acciones altruistas. La moral yar'ia como Jas olas de un mar revu{:'Ito, sPgún la idio.sincracia individual. No '!lólo Yaríu. de una región á otrn; de una tribu salYaje á nnn. colertiYidad civilizada. "\ aría tam­bién Pn nnn. misma sociedad. ¿QuP. digo? Varía en un mismo indidduo. según tenga que amoldarse ó no a ciertas exigencias sociales. De aquí aqusl exi<>ma popular: "al pueblo que fueres has lo que Yieres." ¿No ve­mos actualmente á media España, luchando contra la otra mitad, pro­clamando unos y otros la moral? ¿La. inquisici6n, con t.odos sus horro­rP~, no llevaba por lema la moral? Y no se me arguya que confundo la relig·ión con la OIOral, porqne una rPlig·ión que no fuera moral no merece­ría ser proff'f':ada por miles clP g·entes. ;,Pero quP PS la moral? E", sencillamPnte el derecho natural que toda. unidad, racional(> irracional, tiPne de vi,•ir, conformP.á ciertas reglas pa­ra SPr feliz material y espirirunlm•·ntP. Ona persona entregada á la in­rernrwrane: ia, es un sér in•uoJ";tl lllnt,,·ialmente, porqneel alcohol destru;\·e su organismo. Un escritor q u•· P ~ v•·,L>e un libro olJceno, es inmoral espi­ritualmente, porque l'>U lectura auonada la pureza de los pensamiento!". ¿Pero la moral es igual en todas partes? No. ~i para todos Jo..; sPrP~. Para nosotros es mmoral andm· desnudos; 110 así para las tribu" htu·ba­ras. Dentro de millares de siglos esta vesti1uenta. que llevamo~ 1-'•·r;) in­moral. P~1ra nosotroA es inmoral In. poligamia, no así para aqn•·lla.s . .Para unos horubres es inmoral la pena tle muerte: para otros no. En la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 tn.J CORREO OKL VALLE 474::t India se quema á las espoBnt=~ de los difuntos. Entre nosotros las esposa9 se casan apenas pasa el novE · t~~uio. Los kafires matan entre mil torturas á los hechiceros; uot'otroA n<'~" ~ntrPgamos voluntariamente á éllos. Para un artista, una veJJus es el iguiría la humanidad. Y entoner !':! s0 tornarían los )H1p"les, habría. cambio total de palabt·as y de acciones. ¿ Entonces, se me preguntará, hay otros seres má.s morales que el ~owbre? Y me veré ohli~ado :'t contestar q,ue sí. Hay muchos animales trracionales,-casi todos-que tieueu uua moralidad envirliable. Ahí~ :1eis al buc,y: manso, trabuj~:~,Jor incansable, no trasnocha, behesólougua, se alimenta ft·ugalmente, :r J.,_.jos de hacerle daño á. alguien, ayuda al ho~br~ á ser feliz. AhÍ teneis al palomo -y como él muchas aves-que só­lo ttenen amores con una sula hembra. Y cuando uno cito> lo8 dos se mue­re, el otro también se muere, dP tristeza. Ahí tenéis al alacrán, eunl hem­bra, se deja deborar por sus hijos, cou un exquisito amot· mater'í•l hombre, lleno de >icios. de cálculo ptH'SOUtll, de ambicío­u~ s sin límites. Y cuyos más-;ll ¡.mrecer-puros sentimiento~, van envuel­tos en una f'Spesa nube de hipoct·esía. PorqnP ¿qué e~ la tlanción social? ¿Porqué un individuo que se dPsgraci6-homhre ó mujer-es seiialado por toda la sociedact con la marca infamante ede que nace, en mayor ó meuot· cantidad, y que no es otr;t cosa que egoísmo. Es porque le cony,J'ene 11 su trauquili­dad é interPSPS personales, quP ha.Ya ebl'ios, ladron~. jugadores ó ase­Rinos. Hi uo fuera pot· eso no existida la sanci6n social. Desr:le luego, téngase en t.:ueuta, que .ro 11!) impruebo uada. que yo uo afirmo q ne esto sea bue.no 6 q ne s~a malo. Bnseo apeuas las causas \'er­daderas de ciertos fcnón1enos. Puedo concluir, pueA, afir111ando que la saucrún social uo es otra cosa que Plmá~ retinado Pg;oisiiJO i11dividual! . .... . El nlt.ruismo indh·idnl y coleL:Lin> es uu mito. SALUDO A A M ERICA Yn Vf'OS " d,. una tierra hesarla pc>r cto. mat·c s. con f o ld n~ lit'" n <.lra nins \' alfnn1hrits d..- ar.aharc~ . dt!l pueblo en qu• · he cl c i:>dn mio; híjus y mí ho¡{ar , <1-< a •l'l•Jlla vie¡a E5pañil , de hí~tóricus blasones, que fu ,. fecunda madre de razas v naciones ·, lit-va el,. d os muutios <'1 timbre secular. p,, all\ te odi mi vuelo y allí dejé mi nido. busca ndo Iras \ao; brumas del mat· embra.-ecido e spacio á mi!l impulsos de <"rrante trovador. Yo os trai go . menc¿¡ je ro dt!l pueb\0 que m~ envía. su lu.r. y ·,u. lcycnd ns. ~ u s ca u l<>:; su poc!>fa y os traigo a u te~ dé su amor. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4i44 1 EL CORREO VALLE Y todo. tradiciones y canto y luz y aroma, envuelto en el ropaje ue nuestro hermoso idioma, que es fueg<' y es dulzura, que es bronce y es cristal; en el vibrante y rico lenguaje castellano, la forma más g;tllarda del pensamiento humano la lengua que en Cervantes es cántico triunfal. De cuantos lazos pueden juntar á los nacidos, • dejándolos en ellos eternamente unidos, hay uno del que todos los otros vao eo pos: la lengua. lo que expresa cuanto concibe el hombre. la lengua en que decimos de Patria el santo nombre y eu que de-::imos «madre> y en que decimos «Dios.» En ella. eo ese idioma, que eo mí no más es rudo, yo os traigo un fuerte abnzo y un íntimo saludo ele aquella hermosa tierra que fue la vuestra ayer; de aquella madre buena. de aquella reina augusta de aquella noble España que á todos nos dio el sér. Y viene¡¡ eo mis \'ersos conmigo á saludaros sus cosas más diversas, sus hijos más preclaros. Toledo con su Alcázar y Burgos con el Cid: mujeres de ojos negros que adorna la mantilla. rosales de Valencia, claveles de Sevilla. la vega de Granada y el cielo de Madrid. Veréis callejas moras y pueblos medioe\·ales, palmeras del deo;ierto. severas catedrales, llanuras ele C:tstilla, montañas de León; y oiréis junto al :\Ioocayo, cual eco de su sierra, aquí cantando amores y allá buscando guerra, la copla de las copla.-;, la jota de Aragón, Conmigo viene todo: la España del. pasado, lo cierto y lo dudoso, los triunfos del soldado, las suertes del torero que alegra el redondel; la raza inconmovible. ele sangre ardiente y moza, que ríe entre el estrago si muere en Zaragoza. que llora entre alegrías si canta en el Perche!. Yo os traigo á España entera. pues toda va conmigo; oiréis sobre los campos dorados pot· el trigo. la alegre calesera <]Ut: entona el mayoral: \·eréis cubriendo ~í un tiempo collados y campiña!!, los pámpanos frooclosos, guirnalda ele las viñas, la nieve perfumada del verde naranjal. .'\']UÍ. dt• los colmados riquísimo tesoro, la caña y los toneles y el vino como el oro; la bata almiclonada y t:1 rico pañolón; all.i, el" viejos siglos mostmndo los linderos. con st:quit<> dll reyes. de sabios}' guerreros surgiendo augusta y santa la sombra de Colón. ¡Colón! Su nombre ólo cJ, spierta en la memoria la página m;\s hclla del libro de la historia, la empresa m;1<; ¡:iganlt• <"JIIC vieron Tierra y :'Yiar: coo nave~ y soldarlos rle un pueblo de valientes, y vino en cst.ts co t:ts la Tierra á completar. Por él á vida nueva nacieron aquel día cien pueblos cuyas almas la niebla oscurecía Colón alztí en los aires un lienzo r una cruz, Volviósc hacia la altura gozosa su mirada, besó la blanca arena, la Tierra inmaculada ..•... ly abrieron esos pueblos los ojos á la luz • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 - • EL CORREO DEL VALLE América g randiosa. sob e rbio contine nte. del ósculo que un día ~ clló tu c asta frente brotó tu culta fuerza. tu n o ble redención. 4745 JUA!>( ANTONIO CAVESTANY (español) -~-~- EPISTOLA INTIMA Le contesto con una montaña rle trabajo -encima. :\Ie pide usted, pa­ra el número lírico de su revista RE. ·.\Cl;\fiE:-lo sabe el público) que durnntetorh. mi vida, casi ha sido mi pan, y el de los míos, mi plnm'l: y es uon cosa muy distinta tener­que sacar de la pce3ía el vivir de varias persónas á hacer la poesía como re­creo y sólo comoun lujo pnn1ele~píritu. Seacualfuereelfülloque,en difini­tiva, dicte la opinión venidera. sobre los que hoy ...-ivimos, siempre ten­drán que poner en mi expediente esta nota: Este. remnndo con una plu- 1 ma, tuvo, ;1, diferencia de los otros, que sac¿u· su barc¿¿ adelante, carg 1ni s :\nt:• macln:, 1nis hcrmnnos; pnnPr­lo touos los <.lías ele toclo~ los años que vid, sin que haya t~lltndn nno si­quiera, y sin que jamfls, ni por urw rf'7., haya yo hecho 11 nadie la <.lema n­da de un céntimo: eso, lo que de dolor v abnegación y amat·gnra. repre­senta, no lo cambia mi corazón, que ha. sopor-Uuln tan grandes dolores, por la celebridad de ning•ín poeta, ni por la inmet·t>cicla q 11~ medió el mnn­do. De las puertas adentro de mi casa he procurado \'aler siempre mu­cho más que de puertas afuera. Tal vez; la eclnca.ción, rígida hasta lo in­creíble, que reciuí ele niño; a ca.,;o ln austericL1cl broncinea qne en mi espí­ritu encarnaron de>;cle que empecé á conocer, cletenninaron en mi alma, de poderosísim-:> temple d e acero, esas talJI:ls r/~ !u ley de la fc'lmilia y del deber. No he tenido ni una hont ele juventud: d~ niño, he trabajado en mi casa pobrísima, como un hombre; de joyen, tu \'c que hacerme cargo, por la muerte de mi padre, de los ql1e nmnba mi corazón; de hombre, bre­gué como un loco, como un desesperndo, por ele\·ar sobre mis- hombros tan sagrada custodia, á la ve?. que he sostenido la espantable lucha de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EIJ COURRO DEL VALLE fuera con la pluma, brega de cuarenta y nueve años, durante los cuales, todo el mundo disparó sin misericordia, :;in el menor resto de piedad, sobre mi yunque, que en vez de saltar, se endureció, se enriqueció de ener­gía y se hizo inmutable á los martillazos. Pues esa historia íntima quejamás purlo el público traslucir, y que está amasada con valor cívico, con ansteridad inconcebible, con lhtnto corrido en ~ilencio, con sangre iua de tqdas mis arterias, no la cambio yo absolutamPnte por nada de la tierra. Ser poeta es cosa extraordinaria, pero es también dificilísimo ser hombrP. Esta gravedad de mi carácter, mil veceo:; espartano en lo de soportar y \encer los dolorPs, explica miles de cosEts ele mi arte y de mi poesía; por el contirJUo e~pectácnlo de la podredumbre moral en frente de la trabajo­sa cnesta 4ue Pscalé, Jos labios se me han rPeltn un carbón bíblico, •·omo ha dicho un alto crítico, y cuando tiro ascuns en laR estrofas y bago de la lira un látigo de fuego, es que Pl impulso hrota de la complexión ~eve­rísima de mi ética, ~in que yo pueda remedinera ele ;llOIÜeF~, ha canta­do siempre á mis pies y ha desliado ~n" . ulJiimcs ~twPsiones de olas repletas de armonías; he leído en él deHk la soledad absoluta de los abruptos paisajes, y acaso el mar me sembró la poesía en las profundida­des del espírutu, encontrándose la lección clt-1 mnr con que, nrrtes, la babia grabado Dios en lo íntimo de mi ser. De nir'ío, mnnejé en un templo los vasos sagrados, incens:;trio~, mísnle'i, allws. casullas, conch:Hl de bautis­mo, campanas, candelahrot", a trile~. y¡ quifn sabe si tnmhién me n1:1ce desde entonces la devoción por la religiosidad vo sin salida, Como un rumor de río subtcrraneo. Entonces, pre!la del pavor .... y yerto Como un cadáver, mudo y pensativo. En mi abstracción á decifrar no acierto . Si es que dormido estoy 6 estoy despierto. St un muerto soy que sut·ña que esta vivo O un vivo soy que sueüa que está muerto .. JULIO FLOREZ SALYADOR RUEDA PRIMAVERA Abre la puerta jardinera 1 Quiero las ros;~~ que perfuman tus jardines ..... . Yo te tmig-0 también de mi senclerp;io, ~- h1 llt>rmana ~In ría Get·i".rudis-la Hermana Tules, como In apoda. cariilosa,nPnte ~u:-. clisdpulos-sP lan­za g·alvaniramente lar la cnl>Pcera dP nn chiqui­llo enfermo, r-;e ha aeostnclo vestida, y no h;ilJa OJ<ÍH eumplicaci(lll dP to­cador que calzan;e los burclos zapato':! y t(l ·nrse cnn la llÍ\'l'H. conwta. de lino. Ll6~tnsr> al rerlina1orio flllP rstit nl fn•attr> dPl nltnretto ,¡ c·uyo piP se desgranan las oraciones, se arrodilla é intaaedittbutwntl• su-; lnl>ios musi­tan lltt11ario de nnwr divinn-,JPspnt-ruma treH b('tlllit:ioues que ;tbarean toda· ·l·'s c·;tntit;\s d1~ lt)H nilto!"', ltH"g-r, <•tt·a butH]i¡•j(¡:¡ m(t.;; JlllUH e~" alg:o impalp:tbJ,•, t,•rnw, puro, d,! )aH rc>spir·1eio· lteH c·onerTtadas rle los niiio,.; q tlt' duerllaen. l-\ut• :\lnría Jl'' un ang: .... lito rPvllltoso ha."tn l'tl , •• l..,llPJJos. IJll<' ho~ ('<'ltt\'Pt:ttdo la-1 (;()bi_iaK 1!11 tlllO como ni• lo c!cspellazadv; allí, en11 PI erav,;,- d ... ia !'ol,·ha. l'lljll'.!'il la rr·.·ntt• dP 1111 rnhiu C'anijo: allil, ('lll•n· pt!dOfllt-:lillll'lltl' In ('il: SOII!"Ít' {¡ \"I"'ÍIIIlf';-' dPI l'ÍPfo: ill'IJI]¡Í, l11•~a UllHH ltlPjilla", tt'l'sa:; <: )1110 flores tewprurit•ru:::. t-itJU\'ellH'lltl', Iuuteruul· meute, casi tri tl'mentij, • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 • . EL CORRr.:O DEL V .-\JJLE 4749 Porque la IIer:nnna 'rule!'!, it re~Ar de su impoluta vir~inid~Hl jnll11ÍS maculada ni por la sombra levísima dP un mal peusamieuto Ri~:>nte. Hllá en lo más hondo de sn Aér, de su rec61idito femenino, y sin dar·He cuPnta de E>Ilo, no sabe c¡ue v:=t~os rnariposeos de un espíritu dP- maternidnrl no satisfecho, nu espíritu sitibundo de cariciaA inf::lntiles. Porque ama Á los niños con adoraciones de madt·e, con pt·otPcctollt'S d~ hermanita muyor. La luz d€ la aurora va prestándoles á las vidrieraA dPS\'anecidoR to­nos dorudos, y los chicos comienzan {1 despertar. Se oyen bostezos, risaA, suspiros, fraces I'IUeltas; gorgeos á media lE>ngua: -Hui ruana, donde están mis pantalones'? -I-Ielmana, no encuentlo la camisa. -Re me perdió una bota. -Buc110S días, Hermanita. -Helrnanita, d~jeme do/mil otlo latito; y la quiP!o corno l't mi agüAlita. -Se roe enredó el cúrdón de la bota. -Hermana, Jaime está d'ciéndome feo. -Luis me robó mi trompo, Hermana. -Hermanita .. ... . -Hermana ..... . Y la HermA na .l\Iaría Gertrudis va de lecho en lecho. diAtribuyenrlo cuidados, sonrisas, besos y re>spuestas, y conte>mplando arroharla ac¡ue· llos cuerpos infantiles, tendidos en sus camas corno una fila de lirios caídos. Cuando termina la faena de la le>antacla, salen todoA para la. capilla, y allí, con las manos juntas, aquella lechigada de ang·eiillos alza, en coro con la Hermana, una oración, que se percibe corno el murmullo de una colmena. Se oye una voz débil f)He llega: del dormitorio: -Hermana Tules ...... Uermamta 1 La Hermana se levanta r~ípidamente y vuelve al dormitorio. Carlos, el enfermito, la llama de nuevo. Su cara, roja de fiebre, se destoco. ag:re· sivamente sobre la blancura de la almohada; sus cabellos rubios ~'>e arre· ruolinan, hu medos en las sienes; la mirada Aaltona dJ sus ojos azules torna cierta fijeza aline:I.da al posarse en la Hermana. Y llega un diálogo. La liermann. A \'er ¿qué es lo que desea su Majestad d RPy del Colegio? Carlos (delirando). Hermanitn. ... ¿ no sabe? ...... VPngn de mi cal':n ... ~Ie fui por el ait·e \rolando .... Y mi pap·1 me dijo q UP en la S ~mana. H,t n ta. vi•~ne por mí. ..... He venido por el aire ... volandn .... volando .... Llegué en un rtuve de no,·io con mi rnumá; pero pelié cnn ('lla por­c¡ ue no l ui80 compi'Hrmo unas botus liudns que había eu BJ Buen Torw ... ~ao fue cuando ella y mi papá vinieron del puel>lo á traerme al Colegía . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4750 EL CORREO DEL VALLE H-Hola, ¡10la, Carlitos. Conque el noviazgo con tu mamá era por interés? C.- To, yo estuYe bravo con Pila un Jía ¡;.o más ..... Cuando eutré.á este Colegio me entablé con la Virg-en, y fuimos novios como quince días ..... .le rezabn .... v ella RH sonreía cua.nclo ltt luz de los cirios le daba en la cara ...... No se ha' fijado? No se ha fijado, henoana, en que la Virgen se sonríe cuando la luz le da Pn la cara? ...... Se sonríe y espabila ..... IJ.-Ya no eres novio de la Virgen, Carlitos'? C.-No, HPrmana Tules, porque ahora '? C.-¿ Cómo que en qué ? ...... Pues en que usted me parece la Hermanita más bonita y la mas buena y la que más me contempla ...... A.!!lí le C'scribí á mi mamá, que me casaba con usted ..... . H.-Qué te con test.(¡ tu mamá? C.-Que sí, que estudiara. para que usted se casara conmigo, porque si me qu~>do bestia, 'Jsted no se casa ..... . H.-¿ Es por eso por lo que estás tan estudioso? C.-Natural, por eso ...... Cuando yo sea grande ...... ¿ se casa conmigo, Hermana'? El chiquillo medio se incorpora, huncleel codo en la almohada, apoya en la mano la cabeza y mira ansiosamente la as\!ética fisonomía de Sor María Gertrucl is, q ne Honríe. H.-Cálmate, Carlitos, que te hace daño. Acuéstate, Garlitos. C.-Bueno, pero ¿quieres que seamos nodos, aunque yo esté chiqui-to ... .. Ya estoy mtl)' gr están arrodilladas al pie del lecho donde.C'urlos ng;c)nizn. Un señor ele barba corrida confecciona po­tigues junto <:1 la mPsa. La oscnridad invade lentamente el dormitorio. Afuera se oyen cnchielwos vPlados de los niños que aguardan la muerte del que E'e muf•rP. . f{Pnnnna, .Julia-He moririí? .Mf.dieo-Sn rnnPre, I lermnnn, pero ya. llenuamt Tulr•"' (sollOí:nndo ruidosanteute) ¡ Pobrecillo! ¡El que más me quería! Un.rlus (dt'HJlflrp;..:(tndos" y sentántlosp)-~Ie clnele ln cabeza Hermar.a ¿Me morir(.'? ...... No c·H Yerdnd c¡nP. no? En Pste monH'IIto sf' Pnc·iPtHl~ el foco que pendP. del plnfondo. G.-Mirl' ...... lieJ'Illann ..... va. Hnle la lu'la ...... ntire ...... la. luna está col· garla del c·ielo razo .... .. R!' tllllr.iÍ> la luua del cielo? á ..... . A/.-Es PI dr:lirio de la ag·uuía. 1 JI. T.-('nrlit.oR ncné>statP. C.-¿ Pan~ qné? Si ya e!;to.v sano ......... En la Semana Ranta me voy para mi casa ...... l"\o~-; nuuo!:i juntos, Hermana Tules ......... Yo en el caballo • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 • EL CORREO D:E:L VAuLE 4751 moro de mi papá ..... usted en. la mula n~gra.de mi mamá ...... Es muy man-sita ...... No crea cpw la tumba ....... En· mi casa la enseño á cantar li usted, Hermanita ...... ~o Rahe cantar bambueos? Son muy bonitos ...... Oiga ..... . (Canta con YOZ entrecortada): «¡ Ci>mo C]Uieres f]Ue la olvide si al darle la Extremaunción, en y~z de mimr al Cristo, mir<'lnclorne r.;e murió ...... » Es lindo eso, HPrmnna ...... mu.v lindo ...... Estoy abogándom~ ...... Será que voy á. morirme? Cuando mi abuelita Re murió, parecíaoque se ahoga· ha ...... Ca perucit.a le pt f'gnntó f]Ue por qué tenía los diente tan blancos ... . Pstedps no me dPjan mot·ir, Hemanitas ...... ni URted d' ctor ......... ni se sabe lo que llornría mi mam:). ·'·mi papá ......... Umelita, por qué t1enes los dien-tes tfHI larg·os ? ...... Ron para comf'rte; hija mía ...... Allí entra mi mamá ... . l\tamacita ..... e3toy enfermo, pPro no memuero ..... Soyel niño Pnlsarr.i~lo ... . No te \'UPh·as tnn pronto, mamá ...... que me voy contigo ...... M1 mamá se desapnrec~i<'> como humo de inc~i~nl"'o ........ Est.o_v ahogánrlome ...... como la nbuelíta ..... .. ¡, pnt• fllH-; tiPnes los ojos tan abiPrtos ........ Partt verte mt-jor hi.ia rnía ...... Allú. ('ntr(, 111i papá ...... ¡, TrajisteR la. mula para la Hermana Tules ...... ? [<~.,mi no\'ia ... ... Papacito, no tf' Yl.lyas ...... me voy contigo ..... l\fi pnpá tambifin P~ hu111o de incienso ...... El incienso es lo qna se come en el cielo ...... Me abo~;6 ...... ~le ahogó ... , como la abuelita ...... Yo soy el niño Pulgar•·illo ..... ¿ Porf]llt· t.iene!" los clientes tan largos? ...... Para comerte mejor hija. mía ...... Y ellouo se comió á Caperncita ...... ~fe ahogo ...... como abuelita .... :. Se deja e er soure ht almohada, se rétuerce y muer~. Cuando la IL mana Tules q ue¡Jn. sola, arrodillada al pie del leche> donde el chiquillo dnel'me el enorme I'HJeño, murmura, puestos los brazos en cruz y evocando los tiempos en que fue dama delicada, reina de los ¡,¡alones y artista aristocrfltica: -Mi ruLio Loheng:rin, supiste amarme con la pureza de tus s~is años y la vehemencia cnst.a. de tn corazón de niño ...... Duerme en paz ...... Tu EJi. sa de un día no puede ol\Tirvir de base á la libert.nd. Aquí no se conoce el dolor: y los que penetran á lahnrrica'Ja, por el mismo hecho hncen abdicación de su e:"~tis· tencia! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4752 EL CORREO DEL VALLE Y el jo,·en capitán revolucionario, blondo como un sol de estío! agi­taba en J¡¡ diestra nua uancleru color dJ s;lngre, y en la siniestra la bayo­neta salvadora. De súbdito gritó: tA lns arrnas! 1 ci. su voz, veinti~iPtP jón•ncs como él se prepararon á recibir con re-signación de con \"enc.:idos lu.s hotTorosas cargas de los pretorianos. i Qué jó>·enes ta.n bellos, tan entusiastas y valerosos! i QnC> Sd ngre tan I'O.ia y tan nueva necesita para alimentarse ~:l. libertad ! La fusilería de los cu:-;acos-!o<: bcírba.ros al servicio del delito-abrió surcos profundos en los flancos Je la barrir.ada. Aquello en1. una epopeya . El trnPno de los fnsiiPe, los grito3 de nliento de los rebelu9s, las ban­dera& despleg:·Hl ·1.s s.., rnejan tes U. enot·mes pájaros ele piÍ.rput·n., la Marsellesa brotando ele lai> gnrg:ant.no..; infcüigables; las bellas <~.rengas de que esta­ban cn.rg·ados los labio,; del capitán revolncions.rio, el humo de lu pólvo. ra, todo, en fin, era allí gmnclio~o, épico, sublime. Entonces liPg-aron los granrles cañones de máquina, vomitaron una tempestad el& proyectiles ~obre los revolucionarios ...... y la barricada fue barrida. ¡Barrida con suB hom l.> res v sns banderas! , Los co ~ ueos se precipitaroÍ1 sobr~ los despojos y no se encontrar~n mas que con muRios tr~mcos, fragmentos de brazos, con una carnicena, en fin. Sólo quedaba nn cadá:ver más ó menos completo: el del capitán. La soldadesca rió ante aquella hecatombe. Rió porCJne aquellos blondos jÓ\'elles habían muE:>rto en holocausto de sus a~pirarionE:>B igualit:1rias y justicieral'l. f:lm embargo, sns riRas se apag·aron Je .súbito. ruando el jefe cosaco observó que 1n it>n t. ras ellos r aían. en el ojo abierto, com ')un ñl timo fulgor de expre >ión, de nquel cad <'í.n~ r que eBtaba. masó menos comrleto, en ese ojo triste y doliPnte había brotai.lo una lágrima redonda .r luminosa como una pPrla dP VlacliYostock. ¡Una lág-rima entre tantos charcos dP sangre! ¡Una p<•rla eu un lngo fle rubíes! _El jefe cosa co orrlen<> un rv:inucioso registro del cnd;l.\•er; y ese joven rubto como no sol de estío, valiente ·como un Pspartano, que hab1a pros­c: ito las láp;rimas porque eran déuiles para sustentc1r la. libertad y que sm embarg·o, 61 había derramado una dfLspués de muPrto; esf' jo\·en ¡oh eiudadanos de tocloH los pneblos! ese joven no era un jo\·eu. gra una. jo· ven ... ... l>elln y blonda como un sol do e tío. LTna jovl:'ll á quieu arran<'nun. una Jiígrima la yergiicnza de lasHusias! LOS TELEGRAMAS ~o es cosa f;\cíl inchar un perro; pero cs.todada más difícil redactar un teleg-ramn con sentido común. El deseo egoísta ele economizar palabras Ruele i.raer resultndos com­pletamente negativos, porque hay quien recibe un parte telcgrático, lo lee, lo estudia, Jo esculpe en la imaginación ...... y se queda tan fresco. 1 A io mciorestá usted descuidacto;y¡le entregan un telegrama que dice así; ((Vigo 8.-Véase ecn Hamona, comadre Espero azote11.-Pepell Y se Yttclvc usterlloco, pensando quién podrá ser aquella Ramona, y 4uién aquella comadre, y por qué espera Pepe aquellos azotes. • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 • • - Por de pronto, usted no salle quién es Pepe do está lleno, y er. Vigo habrá unos mil setenta. y ::fJI IJ entre chicos y grandes; hasta que recibe usted uua :n_ .. ¡;.,-;;a:t confirmándole el telegrama, y allí viene la solu~6tl. cHe telegrafiado á usted-dice Pepe-para uul!!· mtl!!' á ver á doña Ramona nuestra paisana, que · ~~~~ calle de la Comadre, y le pide usted un ejemplar he dejado olvidado sobre una silla cuando fu e Quiere leerlo mi esposa antes de salir de su cufciado caerá en cama del lunes al martes, á eso de las ocho y Esto'J q)le telegrafiaD al buen tunt6n, creen qJ.te 'tenemos bastante, y que conservamos en lá memoria dos los sujetos que nos han hablado dos veces en este autmlrot:·~ .. Surge:Cualquier conflicto en el seno11de una &a.LuuM:L, cesante al amo de la casa, y el .pánico:_ cunde¡ uq;oll'••-!:u"'u''....., Joc~lm~~l:r tra,. ticia coméntasl! el suceso en las tertulias, y la ·esJI)OIIa mediata mente: -Lo primero que hay que hacer es telegrali.ar á Madrid pat-._ q'! entere todo el mundo, de esta picardia. Pónleun telegrama á ~ duña el periodista contándoselo todo. -¡Pero si es muy posible que y á no recuerde mi .nombll 1 -No seas necio, Eudoro, que por tener ese carácter tao pasa lo que te pasa. Escribe ahí lo que yo te diga. Y el esposo escribe lo siguiente: •Juan Garduña redactor de 'El Organo de los- Prestamistas. Cesantía inesperada. Yo víctima del salvaje atrop Jo; Mini tt tiene en cuenta mis servicios en ramo de Penales. T o el pueblo dis­gustado. Yo tuve palabras fuertes con Presidente com1 é; por pOCO bo.. fetadas. Gobierno no respeta méritos, antigüedad, ni tiene presdte que mi espo11a se crió con actual Gobernadpr.-Eudoro Cacharro.• -Ahora cuénta las palabras, dice la esposa. -Una, dos, tres ...... cincuenta y siete, cincuenta y ocho ..... . -¡Qué atrocidad! Eso va A subir mucho. Y la esposa coge la pluma y comienza á suprimir vocablos hasta de­ja, r ~1 telegrama reducido á · lo siguiente: «Garduña, Organo Prestamistas: Cesantía inesperada, y salvaje, Ministrg tiene servicios penales. Pa­labras Presidente comité, bofetadas Gobierno; e~posa crió Gobernador cacharro.B Juanito Garduña recib6 el telegrama, y en los nr1,mf!roa. está á punto de volverse loco; pero al fin cree y amplía el texta en la siguiente form~: Nuestros telegJraJna:$..--~:eti>Ol"llCI~!I.-. 11 (8.30 m. )-En esta población se ha. cometido virtud de la cesantia mesperada de un Ministro antecedentes penale~t, éste atribuyó el hecho al 1-"r, ... ,. ... _,.,,.. después de insultarle de palabra le descargó vario r~=~4l:l::J~¡,~. á su esposa y al ama de rlA. del Gobernador. Dicha a número de heridas con un cacharro.-El Correspons . Hasta este punto puede <;oncfucirnos el afán de los despachos tel~gráficos . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4:754 ELCORRfjO DEL VALLE ECOS SI.MPATICOS ~UE AGRADECEMOS Al rmrti\' para Buenaventura el Pbro. José Ramón Bf>jarano, digno Cnra y Yif'nrio de aquella parroquia, nos ha dejado para su publicación la eiguiente despecliJa, la cual sabremos agradecer como caleños y como ad­miradoree sinceros del Pbro. Señor don Bias S. Scarpetta. 11/fi buen amigo: Le agradezco muy de veras el saludo que me dá EL Co­RREO DEL VALLE; así mismo le doy las gradas por la tarjrJta de su digna seftora y de usted. Ojalá algún día pueda manifestarles nú cariflo y grati­tud. Si van á Buenaventura, me consideraré feliz atendién· dolos con la mayor b-uena volutdad. Para satisfacer los deseos de usted, apenas me sea posi­ble, le enviaré alguna simpleza para EL CORRgo DEL VALLE, que cada día se granjea más las simpatfds de los corazones delicados, por su tono apacible, por la elegancia del esti!oJ y sobretodo porque á nadie hiere. Ese ameno periódico, para. el cual deseo larga vida, refleja ef carácter de usted. Esté seguro de que lo primero que escriba. será para Ca· ti. Aquí es donde !te pasado las Izaras mds dulces de mi vi­da. Con solo pisar los umbrales dE- es/a ciudad amada, me olvido de enojosos cuidados y florece en mi alma la alegría. Es que aquz tengo muc/ws buenos r! inteh~g-entes amigos: en­tre ellos figura usted.- ¡'C6mo quisiera prolongar mi perma­nencia bajo este hermoso cielo, junio al alegre y bullicios,., río/ Mas esforzoso partir para las playas del Pacffico, don­de tambzen hay q~tienes me guardan a lÍ n ca r il7o fiel,· donde. gracias á la maravillosa generosidad de 11npueb!o llamado á grandes cosas, !te logrado dar cima á algunas obras. Al despedinn.e de Cali, siento profunda tristeza: la del hijo que rhce adi6s al sér querido en quién contempla á su madre. De usted adicto amigo, 1 Cali, I.f de Octubre de I9IO. Cura y Vicario de Buen<1n•ntura • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 • Dice el de Ca1i: Nuestro apreciado colega Bl ti• ,-::-1:í6DtU)Cg rreo del Valle cumplió a)YU d aeia años de existencia, por 10 le preeentamos nuestro at~tdda do de felicitación. Dice ''El Día " de Nuestro ,.querido colega. Correo del Valle entró coil el niimero del jueves en el d~mo eEptimo año de e:l:istencia. Con este motivo le en· viamoa nuestra mAs cordial felicita­ci6tt y hacetftos votos .Porque viva muclios años para b~en de esta amada ciudad y para solaz de sue numerDSos lectores. Dice "La Idea Liberal ,, de Cali. Diez y eeis años acaba de cumplir nuestro importante colega El Co~no Felicitamos de la manera más cordial al señor doctor don Miguel Triana por la intere· san te entrega de ~a " Revista de Colombia n consagrada á la Re­píablica en el centenario de su independencia. El citado volu m en contiene la diadema de la Patria en sus festiVJúla(Jes de cumplealf.os secular. Agrade· cemos el obsequio de tan rico presente. De Buga ha llegado el Pbro. Dr. Víctor Saavedra, de Tulu4 el Pbro. Dr. Víctor Bouilfa y_ del Cerrito .el Pbro. Dr. J. de Jesús Manrique con su seiiot"a madre y su señorita hermana Isabel. sean bien venido . El Sr.. . Dn. Jorge Reinales. .. int,eligente y veterano 2_etjodis· ta de la Capital de la ~1\l)li­ca, ha llegado con ánimo egán Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4:756 EL CORREO DEL VALLE tio Lozano y don Manuel Brice­ño, que próximamente darán á la luz publica -en esta ciudad~ una interesante Revista, con el nombre de "Vida y Arte''. El Correo del Valle, se complace . en anticiparle su afectuoso sa­! udo. RE~ITIDO A UNA RUBIA «Amarillo, las auríferas tierras colombianas; azul. los mares de Colombia; y rojo la sangre de sus hijos.:. Ostentas en tu rostro con gentileza y gracia Los tres colores puros del raso colombiano, Que surge aunque tardío, de su fatal desp:racia, Por eco de batallas de un siglo, despertado. Esos dorados bucles, que por tu frentejuegati Y que la brisa. roza con sus sutiles alas, ,<...emejan nuestras tierras que mil a.rl'o_vos riegan Y el oro que á torrentes abunda. en sus entrañas. Los mares colombianos son tus azules ojos, Sus olas indementes tus pesarosas lágriwns, ,)'us negras tempestades semejan tus enojos Y tus pestañas tersas sus arenosas playas. Y tu boca, esa boca. peq11eña y desdeñosa En c11yo rojo fondo tus dientes se recatan, De España sintetiza la sangre generosa, Como tus labios, roja; como tus dientes, blancu. Calí, Octubre de 1910. CARLOS n. ZAMORA~O S. EL CORREO DEL VALLE PfRIODI~O llUSIR~DO, llUR~RIO, INDUSTRIAl Y NOIIGIOSO (Fundado en 1894) Se publ·ica todos los jueves.-Edici6n 2.ooo ejemplares Valor del cjemp~ar ..................................................... $ O,OG cvs. oro Anuncios, página entera ...................................... ...... , ~.oo , Las repeticiones ....................................................... ., 1,00 ., Gacetilla, palabra.............. ........................................ ., 0,01 , Remitidoe;, columna......... .. ........................................ ,. 2,50 , ¡ Los anu?cios del Exterior, pagarán, dos y med.io centa;·os oro,. por centímetro lmeal al ancho de columna o el doble s1 el ccntunel.ro henal oc-upa el ancho de la página. • • •
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 340

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 341

Por: | Fecha: 27/10/1910

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ~/ • • 341-CALI (Rtpública de Cc,lombia) OCTUBRE 27 DE 1910 D l111ue111 illeD 1111 fariQdiaD ~ilenfim, fadlatrial y fGUaiou Director, DLA8 8· 8G.ARI'&TTA LA SANCION MORAL Y LA CONCIENCIA e: Conciencia nunca adormida. Mudo y pertinaz testigo, Que no dejas sin castigo Ningún erimen en la vida.:. l\loral!. ..... Conciencia! ..... He aquí dos palabras que se confunden, dos siguos materiales que no dicen nada a los espíritus vulgares, á los espíri­tus mediocres que, como los caballos sabios de los circos, sólo pu~den dar vueltas al rededor ele ellos, al compás del látigo del amo. La concien~ia es la summa de la Sabiduría Eterna. Es más: es la misma sabiduría. Si yo tu viera la facultad de poder endiosar algo, no vacilaría: la conciencia sería mi Diosa. ¿Sabéis por qué? Porque eJia ~s el centro del Unirverso. Porque ella es materia y espíritu A la \'ez. Por­que ella modda la materia, y á su vez se deja dominar por ésta. Porque la conciencia es un éter luminoso que ora brilla en las alma~ de los hombres, ora germina en las entrañas ele las cosas. Porque es la reguladora. Por­que es la que equilibra el mundo moral. Digo más: porque es la que jun­talos átomos; porque es la fuerza centrípeta que los atrae á cierto pun­to, y es así mismo la fuerza centrífuga qtte espolvorea. la materia por los espacios. ¿Qué acción buena ó mala, del hombre no es moth·ada por eso que llamamos la conciencia? Ríe úno ó llora. ¿Qué produce la risa? Los nervios que se sienten tranquilos. que sienten placer. Porque la concien­cia en un momento olvida su tarea de verdugo y deja vibrar las almas acompasada~, su a ve, normalmente. ¿Qué produce el llanto'? La concien­cia, nada mas que la conciencia, que con su puiial en\·enenarlo hace que la E>angre de las venas se convierta en agua, y que el espíritu de las almas, si así puedo expresarme, se torne en lágrimas. Y o no tengo conciencia verdad e m ni aun de mi propia conciencia, y sin embargo qui. iera sondear la de los demás. Pero no la de los demás hombres, porque la de todos, grados más, grados meno!:!, recorre la mis­ma trayectoria. Lo que quisiera crasondear las conciencias de los irracio­nRles y ele las cosas. ¿Un lobo, un tigre una pante:-a, sentirán la coJJcien­cia del Lrimen? ¿Tendrán, como los humanos, sus noches de pesadilla, sus momentos de cruel arrepentimiento, de intensa tortura? No creo que las tengan. Porque los animales irracionales matan siempre por nececi­dad: para alimentarse 6 para HO dejarse matar. En esto obran de acuet·­do con Natura. Pero los hombres matan unas veces por uccccidad, otras por placer. ~....uando matan por nececidad, para <:omer, por ejem­plo una res, ó una planta 6 ttn <;emejante, no sienten remordimientos de conciencia, porque está cumpliendo leyes naturales imperiosas. Pero cuando matan _por pla_cer, por mimar sus instintos feroces, por comJ..>Ia­cer !IUS tendencmli \'Jctnnan;:¡s, entonces la Natura se subleva., la concteu­cia se revela ,y hrinca y salta y se retuerce entre su estrcdm cán.-el hasta romper el molde de uarro que la llacc <.lcliuquir . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4758 SOLA 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. .. 1 1 • • • EL CORREO DEL VALLB Mas ¡ay! sólo responden á su pena Y á su mirar profundo y anhelante, El gemir de las olas en la arena Y el aletear de la gadota errante. Porque allí nada le habla del ause~te, Nada le dice si aún alienta :y dónde! Uue natura al dolor indiferente Se envuelve en su mudez, y no responde2 Ent6nces recordó. La mente humana Cuando contempla el porvenir nublado, Abandona los sueños rlel mañana Y vuelve fL reYivir en el pasado . Tornó á mirar cuando al vapor saltaron Los tripulantes, esa tarde fría; Tronó el cañón, las anclas se levaron, Y el buque se apartó de la bahía. La muchedumbre que el temor refleja De ser mañana de la mar despojos; El vaivén de la nave que se aleja Vista á través de humedecidos ojos; El adiós que de un mástil de la barca Un marinero con amor le envía; Las turbias olas de la inmensa charca; La escasa luz del moribundo día; Después, la calma de la playa sola Y el cruel dolor que:sus entrañas muerde, El eterno gemido de la ola, Y en lontananza un buque que !5C pierde. Luégo, el incendio, la tormenta airada, Su mente forja y el delirio crea, En tanto que se pierde su mirada En esa inmensidad que la rodea. Todo es iuutcnsitlad: ese que sube Blanco ceudal de la mariua bruma, El cielo arriba v su dosel de nube, Abajo d mar y-su crespón de espuma! Pero {t C111fJCl!tteñecer en esa hora La inmensidad del cielo y del océano, Una lágrima vino quemadora, Fiel exprcslóu del sufrimiento humano . 4769 • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 4760 EL CORREO Dll:L VALLE Que ese fruto de amargos desconsuelo@, Y fruto de recónditos pesares, Copió el azul inmenso de los cielos Y el agitado Yerde de los mares. Que son más grandes que la mar airada Y que la plo_ya de tostada arena, El amor de la esposa infortunada, Su soledad y su profunda pena! DIEGO URIBE •) '~0<:;:-·•·--···~· +- GLORIA, AMOR Y MUERTE Histórico. Sucre fue derrotado en Guachi: la fortuna, hembra al fin, y como tal volublP, quiso poner á prueba la fortaleza del constante amador de la g-loria. Hetir11base el futuro .\inriscal á tra,'és Je los bosques, seguido de dos oftciniPA y nnusdiez soldados, cuando su cnballo, rentliJopor una carrera de Of'ho horas, cayó para no volverse á lt>vantar. Uno de lug oficiales desmontó en el acto y exclamó: -Siga Ud. en mi caballo, General: b vida de Ud. es mAs preciosa que la de tocios nosotros. Yo trataré t.le orientarme y mañana llegaré A un punto poblndo. Sucre pareció dudar un momento; mas·de pronto estrechó la mano del valiente oficial, saltó sobre el corcel. qu• cubierto de espuma arranca­ba los tiernos tallos de los troncos de los arboles, sacudiendo el freno, y dijo: -Dos hombres se quedarán con el Cllpitán Gómez. Y los designó. En seguida, el joven Ge>neral cla,·ó las espuelas á. su nueva montura ~ - partió á escape, saludando amistosamente á Góme>z con la mano. Cuando el oficial se quedó solo con sus dos acompañantes les dijo: -Es necesario que nos orientemos. Pem los miserables, r¡ne lHtbían hablado r1~pidamente entre sí, se lanzaron ele improviso sobre Pl Capitán, y antes de que pudiera defen­derse, le cltn-aron las bayonetas en el pecho. En Reguida le deApoja ron ele las prendas de ,-olor qno llevaba encima: nn reloj, una bol~a de seda con cuatro onza~ y un medallón con el retrato de una rnuj ... r. Todo esto 0(;Urri6 en meuos tiempo del que hemos empleado en contarlo. Las so muras de nna nociJ.., tPmpPstnosa invadían Pl bo!"'que entre tanto. Los do& asesinos se pt>rdiPrnn Pntn' Jos negro~ troncos, dPjando ten­dido y casi desnudo E-1 cndá , ... ,. dt·l que había sido su jefe y su amigo, allí en esa BoleJad aterrn.dora. * Sucre llegó á Guayaquil .Y se ocupó inmP1liatamente en rPor¡:rnnizar SU destrozado ejPrcitO. 1< e)izmente tOdO eP había perdido, nWII< .s P) pO· t.riotiSIDO de los guayaquileños, qnieneA en aqtnlla época lll~-'lllomble dieron pruebas de ser el pueblo mus noble, mí~s constante y mú~ viril de la tierra. • • • t Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 47G1 En medio de sus preocupaciones no había olvidado el General á su salvador, el Capttán Gómez. Cuando al cabo de quince díal'l de E>~pera no le vio volver, juzgó que babia caído en alguna emboscada y qu~ había perecido. Entristeció:se el valiente y nobilísimo hijo de Cumaná, y ofrecio una crecida recompensa á quien le diera noticias del joven Capitán. ¡ Pero uada logró descubrir ! Parecía que la tierra se babfa tragado á Gómez y á los dos soldados. * Pasó el tiempo y con el tiempo el invierno, que foo crudo en aquel año. Sucre tomo la ofeusi\·a y marchó sobre Q111to. Desput>s del glorio~o combate de B.iobarnba, en el que la caballeria argentina se cubrió de gloria, vino el día de Pichincha El sol de los incas ilumiuó af)uel campo de batalla .r queb¡·ó sus rayos sobre el tricolot· coloru bia.no, sobt·8 la ba.ndera de ~laye, Mohre el tricolor del Perú y sobre el pabellón de fajas blancas .Y azules de Guayaquil. Cuando Sucre recot-ría fatigado el cam¡...o de batalla, encontróse de pronto con un grupo que rodeaba á un soldado español, herido. El General. ..... Sucre ...... d€'cía P.St:l f'loldado entl'e los estertores de la a_gonía. Quiero ...... verle ...... d€'cidl€', dectdle ...... qn9 yo y ...... HamírE'Z ase. amamos al Capitán Górnez por robarle ...... ¡ .l\le muero ...... ! En ese instante vió á Suct·e; sus ojos se abrieron desmE>suradameote y rodó cadáver al pie del caballo que montaba el arrogante \'eucedor. El General había oído todo. Lleno ue justo dolor det-ramó lágrimas préciosas por el pobr9 Capi­tán, lágrimas que el ángel de la victol'Í'-i recogió en una copa de oro, para llevarlas al trono del Eterno. * Ent.re lo~ prisioneros s~ ancontt·aba. Ramírez. Sucre Jo supo .Y orchmó que se le pasara por las armas. La sentencia debía ejecutarse (;uatro horas después. Hallába3e el General en su tienda dtl campaña, cuando se le dijo que una muier deseaba verle. -¡ Úua mujei' en este sitio! -SI, señor, dijo o! edecán, é insiste de tal manera que no he creido poder excusarme de ..... ¡ -Que pase. Entró uaa hermosa mujer rubia y pálida, CJlle al ver á Sucre cayó de rodilla9, exclamando : -Perdón, señor, perdón para él. -¿_Para quién, señora? -Para el soldado distinguido Junn Rumírez. Rucre lanzó un grito y se lc\·antó. -¡ Imposible ! dijo. -Es mi amante, señor, eR mi prometido ...... ; Cómo! ¿Seríais capaz de manchar vue!:ltra victoria ? Y la hermosa se retorda las manos con desesrwración. -Ha asesinado al Capitán Górnez, señora, le ha asesinado villa­namente. -Eu la guerra no hay asesinatos. Sucre, conmovido por aquel iumenso dolor, contó á la bella lo que queda narrado en las líneas anteriores. 1 Cuando terminó su relato la vio caer d€' nuevo de rodillos y 1~ OJ'Ú • exclamar: -¡ER un miserable! pero yo le amo! ;Perdón! • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4762 EL CORREO DEL VALLE ---···--------------------------------- Alzó el General los ojos al cielo, como demanilando consejo á. Dios. -Perdón! ¡Señor! ¡Perdón! -Habeis vencido, señora. No morir{t! -Graeias, ¡oh gracias! · Y la pobre mujer se desmayó. 8urre orden6 que se condujera á. Ramírez á. su presencia, en tanto que hacía sororrer a la desespera:la hermosura. qoo así lo había arrostrado todo por ~al var á su amante. Cuando Ramírez entró en la tienda, elln. gemía de pie, rígida atónita. -Estáis perdonado, dijo SncrP, sin mirar al miserRule. Esta señorA. ha conseguido salvaros la vida. ¡ irlos! . Ella entonces se precipitó á los pies del General y le Le~ó la mano. F.n seguida levantándose se·volvió á namírez; -Ahora, asesino, dijo, ¡ véte! Y salió de la tienda, altiva y hermo~n, como una de esas mujeres de Esparta, para quienes el valor y la homaU::H"es preludios de serenata Ruido de alas en mi balcón! Mientras su duro rigor no ablande La suert" impía. negra y fatal. Yo n que en la casita Vive inclinando su frente cana; Las dos se rinden con el a"obio De una existencia, larga m~y larga. Son mis dos madres: mi amante pecho, Dulce cariño para ellas guarda: Y. cuando en Mayo ,·uelvo á mi tierra, Para acogerme miro, entre lágrimas. Que abre sus brazos mi anciana madre, Que abre sus puertas mi vieja casa. Beso las manos que tiemblan mustias Beso las piedras ya des;l':tstadas, ' Y la ternura sube á mis ojos, Y la ternura late en mi alma Para la madre de blancos muros, Para la madre de frente cana. Y cuando tengo que separarme De mis dos madres y abandonarlas, La una, llorando, mueve el pañuelo Dándome adioses desconsolada. Y la otra yergue sobre el camino. Cual d~pedida, su mole blanca 1 Y habrá una tarde triste. muy triste, En que con llanto me pondré en marcha, Y nunca, nunca veré de nuevo Esa casita blai•Ca, muy blanca. Donde el rosario de su existencia Reza mi madre bendita y santa. Risueña casa donde he nacido: A los que habiten en tí mañana. Dales amparo benignamente, Tú c¡ue amparaste mi alegre infancia; Y tú. terruño, sé compasivo Cuando á tu seno mi madre vaya. ¡Qué en tus escombros Dios siembre flores Cuando perezcas, casita blanca! ¡Qué mis recuerdos canten cual nidos Ante tu fosa, madre adorada! o o o o o o o o o o • o , o ~ • a ~ o o o o o o o o o o o o o o • • o o • O 0 • 0 0 Voy por la ,-ida peregrinando. Soy peregrino de la Esperanza. Tal vez sucumba lejos. muy lejos, Y tal vez nunca tOt"ne á mi patria: Mas cuaúdo el cuerpo se torne polvo. i Acaso el viento de las borrascas Lle"e ese pol"o lejos. muy lejos. Hasta una tumba triste y callada Y hasta la tierra donde se erguía Una casita blanca. muy blanca! M R BLAi\CO-BELl\10.1.\TE CRONIQUILLAS Lo primero qne hizo Deyunii'O alle\·antarse. como buen cristiano, fue 1 persignarse, Luégo bostezó largo y tendiuo cümo si estuviese oyendo la pi a no la, y salió. ' Era día.domiug-o. Pasaban para misa unni:l mncha.:hn.s, muy compue~o· ticas ellas, taconeando, y al verlas, Deyaniro, que es indinado á los HI· sos, recitó: "Cómo resuena su taconeo en las baldosas. ¡Con qut> meneo luce su talle de tentación! ...... Deyaniro siguió camino muy resuelto á calmar <~on nn trago el tranf· nocho, porque Deyaniro estaba mn.) trummor·hnclo. . . Un trago se lo toma c.:unlquiern, y no hay qne culpar lí Deyamro por ese deseo, aunque una rasca también ~e la amarra cualquiera. y es loque De.vaniro le pasa: rascai'~ú undomingosíyott·otambién, sin rocordar que el beber tiene su Jím;te. Se tomó un tmgo Deyn.niro )'sintió que se le entraba el sol al espíl'i­tu. Lo vio todo de eolor ele rosa, límpido, sin manc:ha~; sonreín. jnbilosa­mante, contemplando eltlesfile de gento p¡u·a In miRa, y todo lo hallaba bello, tánto, que le ;laban ganns ele r;¡·itnrlC' ·l íilas niñas: "Pero que bon1tas van u-,teJe,¡ con lm-1 Rombreros kioskos! Le dabu.n ga.nns de r!.Tit.arles, pero no les gTitabn, porque Deyaniro se t,oma sus tragos sin otender. ;,QniÍ'n? ¡,Deyaniro'.' 1·~1 borrachito más bien educado. Al pr·imer trago sonríe con torios los transe1inte~; al segundo; ae pone á la orden ele cualquiera; al tercero se cree el primer cach~co¡ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4764 ELCORREO DEL VALLE al cuarto l{lllSJera ser rico para reg·ala '' hart3. plata, pero harta."; al quinto, aunque no esté completamente copetón, sus pies vacilan; al sexto ...... al sexto lo llevan á la cárcel. Y fue eso lo que le pasó al infeliz Deyaniro. Acababa de tomarse el sexto, y como su paso no fuera muy rPgulnr, llegase a él un policía y con e'3a finura del gremio, le dijo: · -::;ign pa la cárcel. Eot6nces Deyaniro, que no piPrde ocasi.)n de recitar, contestó: "En In cchcel estoy, Dios de mis padres! ..... . ¿Qu\'i mi paclrP? le grita el guardián dd ordPn. Siga pala cítrcPl por in respetuoso. -Hombt•e. ¿pero por quP ma lleva? preguntóle DPyaniro. -Porqud Pst.ó muy alz~10. En este momPnto pa3aha una señora con el trajP elegantemente cogido y mo3trando triunfalmente las pantor·illa s Deyaniro la vio, miró al policía y díjole: Joven policía: ¿TTd. mE> lleva pnrque est.oy alzado? -Sí, por eso! Entúnces lleYese aquella señol'a que está más alzada que yo! Cuando DeJ·aniro salía de ln cárcel allnne~ E>iguiente cantaba entre dientes No enseñes en la playa la pantorilla Que hay muchos tiburones .Tnnto tí la orilla. LEYENDO AL DANTE De codos en la mesa. la mejilla apoyada en el dorso de la mano. vueh•o á sentir como una pesadilla la calentura de tu amor lejano. Mis ojos no te veo, pero te siento disipar el sopor en que me postro, y estás tao cerca que me quema el rostro el cálido perfume de tu aliento. t:jLa boca mi bació tutta tremaote!» Sobre las N1vas páginas del Dante ciegos á nuestro iostin to nos besamos ..... . Vimos una mirada de agoofa ... . El libro melancólico cerramos ... . i Y no leímos más desde aquel día ! F . VILLAESPESA • _.. r~~ RIMA BLANCA Pálida flo'r, bien sé que no me amas, que rompiste mi canto lisonjero y en el borde tranquilo del sendero, ya no h:1.y rosas ni olores de retamas Ya no sueltan los pájaros sus gamas en las 1 rondas del verde limonero, oí el hálito rlel dento mañanero forma líric<•S sones en las ramas. 1\Il dulce y amorosa cantinela. como antaño buscándote no vuela con arrullos de pájaro canoro. Pero si el corazón me has deshojado, no importa, pues mis versos hao llorado gotas de luz y lágrimas de oro! I.Ull' fPUARDO ZULETA EL PANTALON NEGRO Era en 187G. (De El Trabajo) Yo cursaba entonces mi cuarto afio de estudios y teuía g1·andes difi­cultades para costearme la vida, pues carecía de recUJ sos casi por complet.o. 1 Mi existencia era una lucha perenne con las nf>('esidades y una serie interminable de ardides que tnf> daban poi' re::;u)tndo el no podel' Sll­fragar} as, • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 47Go EL CORREO DEL VALLE Solamente una persona que no tenga más que un ejemplar de esa importante prenda de vestir comprenderá mi dolor. ¡ Fue mudo, pero terrible ! . Lleguó á mi cuarto y me eché en la ~ama á llorar m1 desventura; en es.ta operación me sürprendió el sueño. _ _ Al ch·spertarme li, lu mañana sig-uiente, la desgracia ce la manana anterior Yino á mi mente con todo su horror. ¿ Con qué YO,Y á clase? me preguntaba. ¿Cómo salgo á la calle para pedir á alguien me haga aunque sea un remiendo '? Lloraba y me desesperaba sentado al borde de mi cama. . De repente UJHt idea surgió en mi mente; me tir~ al suelo _gntando: -¡ El pantalón negro ! ...... mi sah,ación ...... ¡la Providencia! Fui tras el baúl, y cubierto de telas de araña y de tierra, recogí el abandonado. Después de o;acudirlo cuidadosamente lo extendí sobre mis piernas y me quedé mirándolo y diciendo: -¡ Pero si est<í nue\"O ! ¡Mire que e:.oy bárbaro, para qué lo tiraría! ... ¡ Voy n estar hecho un dandy ! ...... ¡ P0ro si est{t nuevito ! En tanto el pobre pantalón, en peor estado que a(]uel en que yo lo había dejado, caía íláciJo, arrugado, á Jo largo de la cama. Al ir ii. ponérmelo .r por un fenómeno que no me explico, me pareció oír voces coufusu.s que salían de¡;¡ y me gritaban: 1 Nunca u.rrumues <.'1 nadie ni nada; todo vale en este mundo, por pe­queiio y miserable que sea ...... Jarnás digas de esta ugua no beben> ...... no seas soberbio. Apro,·eché aquella lección dada por una ilusión de mis sentidos, y desde entonces cc~mbi6 totalmente mí modo de ser ...... fuí otro. . C'u_án tus veces, al ver las cosas de la tierra, hu. venido á mi mente la h1stona del pantalón negro, y he dicho. -¡Oh! si todos la supieran por experiencia propia ...... ¡r¡ué feliz sería la humanidad! -~-~- ARIAS TRISTES Esos novios que se besan cerca de mí, tras mis árboles no pensarán alle floreciente. donde vive un corazón sin amante. Y como nunca he laba del asunto, meneaba la cabeza sin resolv 'rse á nada. ~líen­tras n1cilaba él sin decidirse, corría el tiempo, el aniversario se venía en­cima, estaba ella. en ascuas, y cuando ~alía á la calle se détenía frente ií. los escaparates de todos los joyeros. -)lira aquE-lla, le decía! Nó, esa no, esa PS muy uelgadita, _ui se Ye y es vulgar ... la otra, la gruesa ... Eotra por gusto y pregunta cuauto Ynle ... por gusto .. . Era tímido el marido; se sentía más tímido al recordar la escasez en que Yivían y se quedaba un momento sin resolverse ií. entrar en In fHlE'rtn.­de la joyería ... Al volverla á mirar le veía las ganas en los ojos, color de avellana; entraba, toclo colora.do y confuso, y salía mús turbado de lo que había entrndo, 'balbuceaudo: -Piden ciento diez pesos ... -No me parece cara ... decía ella con aire muy convencir]o ... ¿.Díme, me la compras? F3í, no es cierto? ... Si no me la compras, enfermo de la pena y creo que ya no me qnieres ... Til ya. no me quieres. cuando no haces ningñu esfnerzo por darme gnsto. j 81 pobre bajaba la cabeza como hacen los qua sienten que pesa sol>re la suya. una ,-olnntac1 enérgica, y cogía cierto aire taciturno ... ¿Que no la f]Uería"? ...... Ya lo croo que la qnería, y que le proYocnbn. de Yeras regalar-le la pulsera, la cuesti.~m no era esa, sino que ciento dtez pesos snn ciento Jiez pesos, y qne para UTJ empleado pobre ..... . A veceH Re lo cncontral>a contando en los dedos de la mano derecha como si estuviera hnciendo alg·ún cálculo d.fícil, se le acercal>a, y echúo­clole el llrüzo por In Papnlda le decía: -¿Cnánto rle apuesta á qne estás pensando en la pulsem? 'l'onía ga-nas de hacer un n•stido azul, de color qno te g·usta, oye~? ...... un vestido azul, pero eon tal qne me lo compres d<:>jo de hacerlo ...... ¿Dime, no eti mu-cha gracia? .. -Por supuetito que eA mucha gracia, le respondía t•l, ¿pct·o uo me di­Jtst~ el otro día qne las r:iñas están escasas de ropa l>lanca, y 1¡ue como el mño está creciendo le están quedando cortos los calzones·~ -¿Cor·tos? ...... Sí, un poquito, decía ella, pero se le pueden alargat· ..... El marido so reconcentr11ba y duraba mefhtando un par de día!';. ¡('(). mo se pondría de contenta, le decía una vocesita. por dentro !. ..... Sí, pet•o es DPcesnrio tener juicio, le contetttaba. oLt·a. voz mib g-t·a.ve ... , .. Una mañana entr6 ella en la aleaba, sonrosada y fi·esca., por el bailo qne acababa de tomar, J sentándose en la orilla de la cama en q·1e esta­ba acostado todaviu, le preguntó con mucha seriedad: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4768 RL CORREO DEL VALLE -Díme una cosa: ¿Qué diría'3 tú de la compra de la pulsera si ,ro te diera una parte de lo que piden, ah? ..... . El otro abrió tamaños ojos y sig-uiú ella: -Es que yo teng·o unos reales gu;lrduuos . .N"o quería gue lo supieraR, pero te ~·eo hace días con una cara tan triste que me ha ocurrido ayu~arte ...... son unos reales que he ido economizarx.lu en 1 casa, uno por uno, desde hace tiempo, oyes ...... Bueno, yo te ayudo con veinte pesos Míos, de l\11 plata, que es lo que tengo, y la compramos, no? La compra-mos esta tarde cuando salgas de la oficina ...... Por supuesto si rebajan. Cuando pasemos entra moR, oyes? ...... Y yo le pido rebaja· al joyero, le le regateo un raLo, sí no rebaja pues no se ccmpra, pues no se compra. Nada se pierde con ver, no? Por la tal'(le se clet-u\'Íeron frente al escaparate. -i ~líra como es de lin.Ja! decla elln ... ¡Nó, si es que tmeutrus más la. miro, más me gusta! Es un primor, verdad ? ... EntremoF, til no digas na­da, porque nos piden mil~ caro. DP.jame regatear á rní. .. Cstede.:; los hom­bres, no saben regatear. ..... Una vez adentro, Re hizo mostrar lo pulsera, se la pn5o, la •mcudi6 haciendo lmllar el oro, le limpió los en~astf's con PI paflllelo, y del:lpU~s de tantearla con la mJno para Yet· cuó.uto pesaba, la mir6 con aire tal de cariño y haciendo taleR monerínR, qne el joyPru, nn horuhre p;orJo y calYo, se puso á sonreír encantado al ,·erla: notó ella f]Ue le había caído en gracia, y nprovechú.ntlose tle eso. le dijo: -Bueno, y cuánto es lo que vale'? ... Seril.n no\·l'nta pesos, no? -Son ciento diez, le reRpondió t>l '"etHJedor con una sonl'isn. dulcísima y una suavidad aclorn ble. -Ay! ciento diez pesos! Irnposible ...... E!>o PS carísimo ..... . -Nó, señora, no es caro, absolut:-tmen~,f'. En primer lug-ar, le vn á us-ted il la perfección, y lné>go, fíjese ustl'cl, es nn tr·abajo primo1·oso :No só· lo no le gano nada, sino qna pierdo al \·en¡lerla ... En fin, por ser {t usted, la pondré rn eiento ocho, n:;?;rep;ó, haciendo la misma cnm c¡ue habría puesto Ri es tu \"Íera chupando un cnranielo ..... -¿Dime, no te parec·e mny cara todavía en ciento ocho? le preguntó al marido, haciendo la \'OZ rnuy RtHWe y cogtendo sn aire de mosquita muerta .. Sl, sí es cara, pero ~ con ella ..... . Págala ...... Ah! tle ve1·as c¡nP t0 Inltn, no? ...... Y mientras que sacaba f>l los billet,es ele la cartera. mir·ll.nrhln, sac(, muy Jespncio el portamoneda y cante) Jos veinte pesoR. -A<]ní están, elijo, JIOnii'nclolos sobre el mostmuor y mirnnuo siem-pre la pulsera, que le lncía mueho ..... . -Estl'is content,n? le pregnnt() el mariuo al salir ..... . -Feliz! feliz! OyPR 'l ¡ Hi no Pstuviéramos en lo calle te ubrazn.ría del gusto! Tú sí f]Ue ereR bueno eonmig;o! A los cinco minutos ~e detuvo cerca. ele un pico tlr gaR y se puso á ,-er ]a pulsera -Dímc una cosa, IP preg:unt(,, ;,rn quí• consistir•¡'¡, qnr ruc parecía co­mo mas ancha y más ntnc:iza cuando esta bu en el escapat·ate '? ¡,Dí, será ~misma e¡ u e vi m o.,; nyrr '? -Ya lo creo, ya lo ('t'uo, lo que me había parecido muchísimo más bonita cuando estaba ~n el escaparate. Se quedó pensando un rato, le brilln.r·on otra \'ez los ojos como en la puerta de la joyería, ;y agt·egú: -¿Sabes de lo que tengo ganas para de aquí diez años? De un anillo de oro con una pe iu. tan grande como un garbanzo, rodeada de diaman­títos bien blancos, oyes? Se quedó callado el otro, y entonces dijo ella: -Es que es tan sabroso tener bastantes ganas Je algo!• JO~É A. SILVA PRISfONERO Existe nn calabozo siempre obscuro y en él un prisionero que golpea con mano ardiente el inflexible muro. Cual si tuviera músculos de hierro, prosigue infatigable su tarea de romper las murallas de su encierro. Allí nació: su cuna es también fosa; bajo las sombras atrevidas lucha, tiembla y no se fatiga ni reposa. Cuando la muerte cierra nuestros ojos. sucumbe al fin. aunque jamás escucha voz de guardián ni ruidos de cerrojos. El pecho es ese obscuro calabozo; el corazón .... el triste prisionersto consistía su mayor iCiicidarl porque alejándose un poco ele la heredad de sus mayores podín. con libertad dar escape á esos tan hondos susoiros recordadores de sus blancas y no marchitas ilusiones: Pensabn. ¿n su novio,en Ru ausente, en aquel.que más tarde debía ser el compañero ins(parable de su vida. El prado humedecido por ln.lluvin. no convidaba al paseo acostum­bmdo de Blanca, aumentándose por esto su tristeza. Las :n-es de la selvas ,·ecinas como si hubieran adivinado sus congo· j:u-:, cantaban más dnke y armonizaban nwjor sus melodías ...... Blanca \'CÍa en esas seh as y esas aves sus mejores amigos y m{ls fieles confiden­tes de las horas secretas de su vida y en algo disipaban sus profundas pe­nas. Pero imposible llenar el vacío, el gran vacío que en su alma presen· iaba la ausencia de su UO\'Ío, de su futuro compañero que estaba para Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4770 EL CORREO DEL VALLE concluir una carrera profesional y que debido á su consag·ración al estq­dio v á su afán por abandonar el claustro y poder así realizar pronto sus ensueños, se había quebrantado un tanto su salud. Por esta circunstan­tancia no \'Olvió á escribir á Blanca. Sus fuerza se agotaban con ese intenso y constante padecer que le producía el silencio de Pablo, el joven estudiante. Por Jos rigores tlcl invierno las aves de las selvas veci1 as huían: Iban en busca ele mejores climas y abandonaban á Blanca dejándola sola con sus tristezas, su~ pensamientos y sus meditaciones. Pronto empezó á \'erse en el semblante de aquella virgen que al mun­do había oh·idado, la palidez que trae com,igo el sufrimiento cuanuo éste se:apodera de las al01as ~ensibles. Sus padres, alarmados con ese cam­bio repentino, acudieron á un médico, el que después de un detenido cxá­men, encontró en ella enfermo el corazón, el centro onde radican los afectos ...... Habrian transcurrido quince días cuando recibió la triste nue\·a de la muerte de Pablo :r fue entonces ~uando se sintió impotente para vivir esta Yida de martirios. Parece que su primer pensamiento hubiera sido el de acabar con con su existencia, pues cada día se acentuaba más en ella el deseo de acompañar á su querido muerto. · El dolor había ya marcado sus huellas en el rostro de la jo\·e 1: el insomnio, el llanto, los permanentes recuerdos de sus mejores díus, cuan· do ella se consideraba feliz al lado de aquel joven á quien amaba tanto y la absoluta indiferencia con que wiraba toJo, la habían ido consumien­do lentamente. Una noche retiróse á su alcoba más temprano que lo de costumbre; á la mañana siguiente no pudo levantarse y creyéndose muy gnwe, como al efecto estaba, llamó á su madre para darle el adios eterno que clan los moribundos. l\lomentos clespllé::l había espirado; y al cielo fueron á unirse esos dos amantes soñadores. HEHNÁN COPETE SUELTOS Por galante tarjeta de in­vitación que nos dirigieron los señores Henry J. Eder, Edward 1\lasson, Ulpiano Lloreda y Be­nito López, Empresarios de la luz eléctrica, tuvimos el honor de asistir á la ceremonia de la bendición de la planta, imparti· da por el Ilustrísimo señor Ar­zobi~ po de Popayán. Ayer á la una ele la tarde, la entusiasta comitiva, r:mpn:n<1ió 8U desfile desde la casa del Ilus­trl. Simo :-;eiíor Arzobispo, hacia la "Piedra Grande>" lugar dou-de se encuentra la instalaci6n de la expresada planta eléctri­ca. Recorrimos luego el trayec· to de la acequia que tiene dos kilómetros de largo, obra pro· dígíosa de ingeniería con sus cuatro clesarenaderos y con sus correspondientes compuertas e icntíficamente arregladas. Junto al edificio de la Planta Eléctrica, hay una casa de tres pisos. donde rccide el I11geniero en Jefe. La acequia tiene 150 pies de caída y desa­rrolla por ahora 250 caballos • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL V c\LLE 4771 de fuerza, pudiendo aumentar su potencia en 1000 caballos más. La Turbina Pelton se re­gula por medio de un goberna­dor de última inveución. La tuberb por donde va el agua á la máquina tiene 42 pulgadas de diámetro. La Empresa no ha ahorrado gasto alguno para traer _los ?lejores materi.a~es y maqUtnanas que se constguen, ha procurado que todas las obras sean de carácter perma­nente y muy pronto cambiaran los postes de madera por otros de fierro que ha pedido ; y la elegante columna que existe en la plaza principal de esta ciu­dad fue obsequiada por la Em­presa al Distrito. A las 3 p. m. con toda la 80- lemnidad del rito católico, se dió principio á la bendición, en la cual actuaron como madrinas las d-istinguidas damas de nues­tra sociedad, señoras María de Borrero, en representación de doña Ana M. de Lloreda, doña Angela de López, doña Benilda de Eder y Miss Masson. Ter­mjnada la ceremonia religiosa e! señor don Henry J. Eder pro­nunció un expre ivo discurso á nombre de la Empresa el cual fue justamente aplaudido. El acto terminó con un espléndido Lunch ofrecido galantemente por los señores Empresarios. El día pues, ele ayer, fue de júbilo para los habitantes de Cali. A las 7 Yz de la noche, en medio de los acordes del "Him­no Nacional" la encantadora niña Elisa Eder, apretó el bo­tón trm;misor y la ob cura ciu- -dad recibió el bautizo de la luz en toda su extensión. El Par­que tenía en el centro un bellí­simo pabellón ele luces r esta­ba iluminado por 250 focos. Terminada la retreta de gala, el cu~to caballero don Jorge Pi­neda, abrió los espléndidos sa­lones del '·Gran Club" y obse­quió á la selecta concurrencia con una amena tertulia, en don­de hubo derroche de armonías, de luces, flores y mujeres bellas. Nuestros parabienes á Cali y muy especialmente á los Em­presarios de la luz eléctrica por la manera brillante con que han coronado sus esfuerzos. Hoy á las nueve de la maña­na, salió de esta ciudad, con dirección á Popayán ·el Iltmo. señor Arzobispo -de la Arqui­diócesis. Hacemos \'Otos por· que el Cielo, nos conceda la gracia, de Yolverlo á ver muy pronto en esta ciudad, donde goza de tan merecidas sim­patías. El último domingo, e:.1 el templo de San Francisco, reci­bieron de manos del Ilustrísimo señor Arzobispo Arboleda, las órdenes sacerdotales, los muy inteligentes jó\·enes ; Fray Al­fonso de la Concepción Peña y Fray Carlos Delgado Z. De la manera más cordial, enviamos nuestros parabienes, á estos dos nuevos Ministros del Altar. Pasaron á mejor Yida, nues­tro apreciable amigo don Pr<:· DRO MARiA SALAZAH. y lac:; es­timables señoras doña MARÍA IGNACIA BENiTEZ y doña SAR.\ HORi\lAZA. Recibat; las respcc· ti vas familias nuestras palabras de con suelo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4"172 gL CORRgo fiEL VALLE Atenta bienvenida, pre· sentamos al jóven don Jorge Losan o y los señores V ergez, llegados recientemente de Eu­rop~. También deseamos grata per­manencia en esta ciudad, á nues­tro amigo don Elias Herrán G. Como lo anunciamos en nuestra edición del jueves. el domingo 22 po obstante el mal tiempo. dió su primera· corrida la Compañía Torera que dirige Moreno de Valencia. Desgra· ciadamente el ganado fué pési­mo y por consiguiente la corri­da no pudo haber estado peor. Para el domingo 301 está anunciada la 2~ corrida de ía temporada. con toros de la ha­cienda de "Vitela" escogido~ cuidadosamente por uno de los banderilleros de la cuadrilla. Para Bogotá partió con dos de sus hijas, el señor Coronel don Manuel M. Caicedo V. Con prólogo del distingui­do literato doctor Antonio Gó· mez Restrepo y dedicado á la bella memoria Juliá# el Ca· sal, ha publicado, don ulio C. Gaitán n exquisito maaojo e rimas, el nombre de ''Evo­caciones del camino" Al agradecerle al jóven poe· ta el envio de su expresado li· bro. nos damos el placer de re­producir en seguida las dos primeras estrofas de sus I•· presiones del ocaso: "Veo, amada, 4 sofiar por las traitquilu Alamedas que adornan los senderos. al risuelio sonar de las esquilas y al doliente balar de los corderos. Cantan los ruiseñores; el tomillo riega el d6o campesino de su aliento, y un sereno rumor de caramillo viene en 1' ala pacífica del to' · · "' Damos las gracias por las ga­lantes palabras ue nos dedica 1 ' El Doctrinario y que dicen así: El Correo del Valle. Esta impor· tante Revista de nuestro estimado amigo Bias S. Scarpetta, cumplió yá 17 añ<;>s de vida. Felicitamos al colcaa por haber llegado á una edad que pocas vecee t'orona el pe riodismo entre nosotros. EEJY.riTIDO DOLOMIA ULTRAPATRIA Su ideal pendón humanizado; 1 oh Bardos 1 Izado por Aotioquia en alta cumbre. cou gusto comtemplad. dando la lumbre! Vosotros fuisteis dalias y ellos nardos; as( es que se ama la arrogante altura como éllos su vital candidatura. Ya que el tiempo extinguió nuestro «b~la;¡~. caos que en luz bafiaodo onestro sino hizo diamante luminoso y ñuo, la inspiración lucid de Echegaray. Bntre la. duda a6o, bajo la cahna, lumbre da el genio como el mar da perla 1 y esa lumbre del verbo. ea, poseerla, como el oro la frace es hoy al alma. Y sinembargo el periodismo espejo es, do el lector contempla como Frigo, rem_ota alli la rP.denci6n amiga. Porqué el pérfido al verse en él perplejo la virtud decapita en el pedaote y oculta en la ziQ!Ia al iguarao&e? Rebosante de amor -y acawuieillto por libertar su espf1'itu suplica, la prole graoadida; y multiplica por oaestro olvido lo pasado y cruento. Y en don Quijote observa al idealismo sin lo corpórea y Yiceversa. nulo; como quieo dice eo ello: te enjaulo, satélite pals en tu organismo, • • ~
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 341

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 342

Por: | Fecha: 03/11/1910

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 de Cdombia) NOVIEMBHE 3 DE I')ro llirr·•·tor, JlL S 8· 8~ \RPETt'A EL CIUDADANO DE UNA REPUBLICA (De El Fonágra(v de l\Iaracaibo) 1\lttchos }' llltl) clin~rSOS SOtl los uerechos UC que disfrutad ciudadano de una república, como nutuenJsos é ineludibles los debere· que sohr ú t·espctar la dm• las lcLtitwlcs; lo que sucede ~s que el E t.aclo, en l'sas comliL·iunes, ,\.·uenta con ttt! lltlllll't:•• de buenos ctudadano-:, en paz de l'icc lkl l'.tlllill•l que le indicad honor y que bcnc perfu ~ Üt .t'otwicn..:i.t dC' l'tlÍtndo y cúnw !le itn ade11 lu"l pri, ilc· gios que k ColllCden l11!' it~slilttei•JIICs d"m"er.ítil..'a". En catnbio, c..uando sólo es capnz dP eslu la 1\.•n:u-.t p<~rk de los t'Íttdatl:tuus; tttfis at"nt, l'tHill· do pueden ~.:il.tt·t; e cur11u lllll\" m:tn.·adn!' e.-n't•Lionc lu' qu "P h;tllan cu este caso, la tep(dJlic.t tHJ ¡~.~~~ de ~l'l ttna utupt.t, ¡nte to que s ask·uta SObre baSeS 111U,Y UclCS ttle ucompnii:uoiPntu. Porque la sombra tieue un alma, y se reviste de fantást:cas forlllas que amed rautan al triste; la lluvia tiene l>razos que arma, con furia y dolo, de sutiles puiiales pnrn. matar al solc.l; el Yiento tiene bocns qne t:larnnn: des~;rn.cindo dd que cruzc1lu noche solitnrio y callado. Hé aqul que dt• prnuto el espacio se ptwbl:\ de fantasmas cou lur¡ros ropaj1·o de tinipl.J]u de extravagantes nJoustrnoH que en muda caravana correu hasta perdt>r~<' por la ¡•.:\tensión lejnun; ele gig·antes airados quP t'll combate bradn, luchan, y se cleRht•tJ <' ' ' ,.¡ ntre so1ubdo; de enormes bnn:na uí·, ·. t~l eu lltl fi1nPln·c pií·lng·o: de aquelarres dinbólif'OH y de nlas de murci!>bi.go. Y en la noche cPrrntla que cruza el pPt't•griuo, solo, triste y callntlo, por el up;l'io ('U :u in o pasa, irnpalpal>le y hosca, la cnrnYnttn. JJubia. blandiendo los sutiles puüaljls eJe la lluYiu. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 1- .. / EL CORREO DEL VALL~ Las mil Locas del viento gt·itan y clamorean; son voce~ in<.:mditas, voces que silabean palabras mistertosas de u.1 lenguaje profundo que se quPja con todos los dolores del mundo: árlJoles que hirió elrnyo, roca~ que se descuajan hojarnt-icm; que subeu y tol'l·entes que bajan. Y entre aquellos rums? Y nosotroR sufrimos y es fuerza que tú sufl'as: y nosotros sentimos el implacable estignm de un gran dolot· profundo que llena lo::; espacio:;.)' es el ulma del mundo. ¿.Y quién eres tú para e\·adirte al castigo? 'rórna tu parte, súfee, llóra, sé nuestro amigo, recibe tus dolores, y fóude tu tristeza Pn la tristeza augusta de la Naturaleza.­y así por el fangoRo y empinado sendero, en medio ele la noche cerrada iba el viajero. y en tanto, entre la sombra, la caravana nubia blandía los sutiles 1miinles de la lluvia. De pronto, bruscamente, algo informe y oacuro cortó la ruta; e11tonees palpó el viajero uu muro. Buscó la lHlPrtu .. \1 g·olpC: bronco, tenaz y seco del al<.lauón, y cuyo rumor repit16 el eco, una voz clulc:e y ~a11ta, una voz adoraule, 4775 uua voz exqnisitn, una \'qz inefable, pregunL6:-¿Dí, qnién en~~. que bu.·cas?-Un viajm·o l)UP. ha pPrdidu la rut.L,-('Ontest.ú PI eal.>allero. -¿Y no cncuutral-itu alherg;ue'?-¡.\y, no! Lo busqué en vano; veng·o triste y rendido; soy el Dol01· humauo! La yoz, un'1sica angMiea.-¡Oh catuinaute! púsa -griló-YÍ\'e, cowntél ¡tte, alíl>nta: l>sta es tu casn. Y el I>ofo¡·, que Pll la ¡;;(•tHia que Ke tuerce y se empina era una nttUJ<"ha qu<> auda, earniua que c:uuiua, al cruzar la iru¡m•\'Í~:>ln rndiosa puerta ft·aucu, •nít·ó una illlng<·u bi~HH'H, lllli.Y blallca, toJa blanca. Y o_yó la Yoz ¡u~gl;licu : - \'í•n, C>ut.ra, eres mi hermano: esperátJtlutP L•stnlm; RO,Y l'l amor humano. Hecobrur:ís lat! fuerz:u>, Hcnt.in'ls la ale¡2;l'Ía, repoRa, perl'griuo, miPntl'aH que \'Uehe el día. l la frente iüdiuuda de la fatiga ul peso, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 417G 1 EL CORREO DF.L VALLE se irguió al sentir el tibio soplo de amor el~ un beso . . \.fuera, entra la soml>ru, la cnravana nul>ia blandía los sutiles puñalef' de la lluvia. II Este es el Yiejo cuento, In fábula tontuna, con que nos arrullaron al uorde de la cuna, lleuos ele cristalinas cadencias celestiales, esos Pel'l'aults di,·inos: lo~ !ubios maternales. -¿Qui(>u ,·oh·i0rn ít cseuclwro~. cri ·talinn.s cadencias rl's, por fatal suerte, clesrsperado l1wha con la sondJra .Y la lllUPI'te. Tocan, nurid, ft>lil'l'S, tenuelllcs \'Uesti'ntras qne Yif'll\·olncit>n no eR planta exótica. En 13~.) Fernando el Bg .. ntr>, 0'' Leonor 'féllez de Gnzmun, y fundó la ditwRtía ele A\'Í!:'t, bajo la -enal Re hicieron lo~ g-ran­des Yiajes qne tanto nomhrP .Y poderío diPrun á Portugal. En 1;)i8 PI Príncipe D. Hf:'ha ti;1n, C'll_YO nollllu·e l~:t sido tan cnro il la leyPnda, mu­rió ú se pertliú Pn el .\friC'n, cl"siH1P" eh• la ha talla de Jos Alcñznres, ~- el fiero Duque de .-\.lbn r.onc¡ni~tcí PI Port11gal para su sf'ñor D. 1•\-•lipe u; se­Renta años dur·ú la dominnci6n espaiioln; ni c·nho clePllos los ~PflOres por­tug~ tese:-; anojnron del país á D'' .\Jargarita de Saboya, quien en nombre de Hn Católica :\Iajestad lo gobern lenuJtar la ~ariún y encaminarla por la ~enda de la pro~peridad, ]H'l'O en 1~07 los Ejc>reitos napoletmic-os ciestru;yel'On esa obra de paz y oblig-aron á la Casa Heal :í refug;iarse en AmtS!'ica; en 1H20 una reYoluci el Gobierno eonstitucional; en 1.'~22 el Brasil se indepP.ndizó y proclarn<'> Emperador á uno de Jos hijos del Rey; en 182:J el Conrle de .\marant3. auxiliado por Fe!'llando YII, t;e Je,·antó cou­tra. la C'onstitueit>n. y fue entr-e PI e. trtH·ndo de las-- armas como D. Miguel ciiíó la corona en 1S2G, contando con el apnyo de los reaccionarios; vuelto del Brasil, l>. Ptdro emprendit> lm·hn contra su hE'rmano O. Mi­guel y rescató el trono para ,.;u bija D" l\Jarí:l, la Psposa de Fernando de• Hajonia Cobur·g·o.(lt>tltn, y de entoneP. acá Portugal ha ,.¡,·ido en la so­zebra, nmeuazndo si·•llt¡>l'E', ya por los miguelistas qne allí inv0can priu­cipios an<Íiogos á los de los carlistas en Espaiin, ya po1· los rppublicauos, · qne cnda día han col.n-:1do nH'ls fne¡·za. De Jos hijos ele IV :\la ría lJ, eilll:lYOr, D. Pt>dro Alc;íntnra, murió Pll 1861, sucPdiéndolo su hermano D. Ltli~ I, ca~acio con lY' ~Jar'a Pía de Sabaya; e hijo de PI c~ ra P.] pol>re n. ('¡Hios J. pintor, ~portman, marino. j que entre~el lnjo cb sn Corte snntuo~a e>xpPriment(, tan grnndes dec~:>p­cioncs y tc'Lntos sufrimiento:::: por la mal¡¡ ~itmwitlll política del país. Efecti\·amente, Portu~·al es un paí,.; rlontle b mnyor partí~ de la 110· blaci611 PS totalnwutc> iletrada y clondP la polltit'n Ita sido siempre dirigi­da por una camarilla de per,.,onajl''-' que rstablf'eit·ron l'l C'{Jmndo sistema. ele la " rot.acicín", seg:ún el cual loe; dos partirlo~. rf'g·eneracior ¡.· progre­Hista, se ucedían por tumos en eiiH)U PI". trat:HHlo ..;tr.-l hombres de obte­ner · PI mayor beneficio posil1lr. rle su 1'Pt'Íoclo d · ruar t1 1, lo qn de~acrel]:. tó grandemente la Cf:'s visibiPIIWiltP ~in que IJ.¡starall par·a rnPjnmrla lus P!-ftll'rzos de Hintze Hi­beiro y de Castro doR nut,~nticos hombns dP f'stndo. Er11os prirnPro · aitos de p-;te ¡_ig-lo ftH:' tan Jllig-ado {¡ cgnceder á Juan Frnnc:o,.ll'f~ ele lo,.; n•genE'riulcH'e:--:, tal suma de porler y de iutiuPncin, que Í>st.c se constitny(¡ eu n11 \'l'l'chult>ro l>ictador: disoh·i{¡ las Cortes y clnt·nuto tres aiius ;:;ollernó el país á su autCJjo. sin que fuE-ran basttJntes ;\ c·ontenci' sms clestuatH'S ni la moderaei(Jrt dt~l illonar·cn ni In cenada opo­Hi< ·iún que el país Pll tnasn le !tizo. Y l!aeo algo ntÍt'l dl' clos aiios-·PI 1" de Ft•br·ero de 1 !IOH-en unu tar-r ele hHrmosa, lleua ele su! ,Y de luz, la ciudad de Lisbon. fue teatro de una Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 4778 ELCORREO DEL VALLE roja tragedia. En carroza descubíerta Yol dan de su granja ele Villlni­ciosa Jos Reyes D. Carlos y DI). Amelia., ron us hijos el Duque de Bragan­za y el de Beja. La multitutl, que hneín, c·nrg·o ele la mala situación al Ministro y no al Rey, fos saludaba con enrii10; la Heina nmable y buena. ora obsequiada por sn pueblo con camelint; y dalias, y bnjo la calma me­lancólica del crepuscnlo parecía que la ca~a de Braganzn. a\'anzaba tran­quila hacia el porvenir. De la multitud se destacaron varios hn111bres delgados, Etucios y ta­citurnos, que de entre sus ropas destrozadas sacaron pistolas y carabi­nas con las que ultimaron al Monarca, mientras c¡ue la infortunada Reina trataba "de evitar, f'Ubriéndolo con Rll cuerpo, que el hijo también fuera asesinado. Pero fue inÍltil ~~1 empeño el;:- la heroica madre y D. Luis Felipe de Braganza sucumbió tambiéR, cayendo, ensangrentado y mudo, cnbierto á manera de sudario, por la nube \"aporosa de ilusiones que su juventud había forjado mientras la vida parecía sonreírle con misteriosa y plácida sonrisa de Esfinge. Y fue así como por obra de la suerte D. iliauuel de Braganza, Duque de Beja, vino á ser Rey de Portugal. Apenas contaba diez y ocho aiios ·~:le tocaba afrontar una sitnaci6n casi clesr>sperada, sin estar preparado para la lucha, sin contar con más apoyo qnc la fidPiidad de .:~u pneblo ." los consejos dP su madre. Por fortuna Moría-Lnisa-Amelia dr> Francia. Princesa clr. Orleatts­Borbón, hija del Conde de París y c.lescendiPnte, pÓr tanto, del Rey-ciuda· dnno, C'asada en 1886 con el Rey de Portugal, tiene toufHl las grandeti cualidacies de su estirpe, (JUe no en vano pn;;aron los siglos claucio lustra Y grandeza á la Casa de Francia y haeiPn.!o de sus Heves los amos del "inundo. Prudente y generosa, la Reina MMlrP hizo qne su hijo concedie- •ra una amplia amnistía á los comprometidos Pn el tPrrible ate~tado y sust,ituyem al Consejero Franco por PI Alruil'ante Ferl'ei1·a de Amaral. La jn ,·entud del Monarca., su df>sg-rrt>~. c·iPrto rariño, y le proporcionaron un triunfo brillantE> en lnsr·h·r·c-ionPs n pn.rceió no contnO\'r'rSP. Y dc>sru0s In propn:2,·nnda ·¡·ppnblicana se ha. heeho con tal nrti\'idacl, f'On tal pc>l'icia qut• Pll lns 1 hl'lP!-l altas el mí­mero llo adeptos ú. la Rep!'thiea HP haJ,ía nnnH•ntado t'lt 1<>~ óltimos niíos de una. manera aRn rn hrosa . . Por hoy, &cg1ín lns cp.l>IPs, flot.n In l>nncl••¡·,¡ nwl y \'C'rd~> ele la Heptí­bhca en el Pnlaco das .\eressJI/np,o.; ,. PI ~C'iilll' 'Jnchn.tln pl"Psirlr~ PI Gobier­no provisoriO, mientras los JlOC'O!'I soltlnarco bras1leno, para vol V PI', sr.g:u r·n mPn te, puPR no ;.¡p 1t uye dt•l¡wl igi"O temen do en las venas sang-re de Saboya y de Orlean-<. Pero. ¿ serii estable la Re­pública lusitana? Habiendo tan gmndes analog-ías entre gspaña y Por­tugal, ¿_no correrá la RepúbliC's ~eiiores ele Francia. Y es·-t Casa. de Bragaoza pat·ece que estuviera atormentada por PI mismo adverso sino que persigue á lus Hapsburgos y á los Príncipes de Baviera: 0~ Jnanít de C1stro asesinaJ Duques de Parma y de ~Iódena y de tántos otro; sob.'ranos qua nunca incJi.oaroa la cnbeza cuando sopor­tabn. n el peso Je nn:t corona y q 11e alnr C'Oil tal gr.wclezn. .v 111 Ji·~qta.rl, ennobleciendo su de.:>gra.cia. qn!'! la. e tíd'L d.:! él h'tC"', :í. mis ojos, e! efecto grandioso de una puesta de sol, cntndL\ el astt'O brillante y or.s-ulloso se 1·esignn á caP.r en occidente, sin d,,j tr u11 instante de u.lumbl'dr la negrura en que se hunde. CUANDO ME VAYA Cuando me vaya para siemp.-e, entiérra Con mis despojos tu pasión ferviente: A mi recuerd0 tu memoria ciérra: iEs ley común '1Ue á c¡uien cubrió la tierra El olvido lo cubra eternamente! A nueva vida de pasión despierta 1 Y sé feliz. que si un amor perdiste Otro cariño llamará á tu puerta: lPor qué impedir c¡ue la esperanza muerta Resurja ufana para el bien del triste? Ya ves, todo renace: hasta la pálida Tarde revive en la mañana hermosa; Vuelven las hojas á la rama escuálida Y la tumba que forma la crisálida Es cuna de pintada mariposa. Tornan las flores al pensil g-alano Que arropó con sus nieves el invterno; 1 Hasta el polo disfruta del verano! 1 Por c¡ué no más el corazón humano Ha de sufrir el desencanto t:ternol F. J\IARl~O llEllRERA Ama de nuc\'O y sé feliz, sofóca Hasta el perfume ciP. mi amor. si existe: Sólo te ruego que no borres. loca, Oprimiendo otros labios con tu boca. La huella de ar¡uel beso que me diste: A~IADO N ERVO ---;t<- DE FEDERICO BALART ~o. no es :lvlor lo que mi pecho siente! Es insaciable. ha brumador hastío: El arrebata á mi existencia el brío, El me couducc á senectud doliente. Turbia mi vista, l;inguida mi frente, De: todo afecto el corazón ,·acío. Cruzando voy por p;l.ramo somboio. Sin flor ni aroma ni parlera fuente. .A ,·eces en ilusa prima\'cra Torna ;i hala¡::arme mágica quimera. Torna á urillar mi ci<:lo cnlutecido: :\Jas ay! cuan poco dura esa bc•nanza! Que es una an:J de• paso mi esperanza <_Íue va á las tumb:ts á formar su nido. PAGINA INEDITA · ¡Poeta yo! Lhtlllnnnc ii mí con el mismo nornhrc con que los hom­~ res han llamado ú Esquilo, á Homero, al Dante, á. Shakcspearc, á She­lley ...... ¡Qué profanaci6n y qué error! ..... Lo que me hizo escrihir "lllis v~r· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 47~0 EL CORREO DEL VALLE sos fne que la lectura de los gmndes poetnc;; me produjo emociones tan protunclns como son tod s las mías; quP C"rts emocionPs subsistieron por l-argo i.iempo en mi espín u. se imprPgnn. rnn ele mi sensibilidad, y se con­, ·irtieron en estrofa~. Uno no hace los vcrs, '"· se hncen dentro de úno 1 salen ...... El que meno~ ilusione~ puede fnnn~t n'e respecto el el ntlor artistJ-co de mi ohrn. soy yo mismo, qne C'onozco el secreto de su origen ...... Viví uno~ meses con la imaginación en la Grecia rlc Pericles, sentí la belleza noLic y sana del arte heleno, con todo el entnsinsmo ele lol'l yeinte años, y b~jn esa o; impn•sioncs escribí loR Jlocmns p:1g:1fJOs; ele un lluvioso otoño pasncln en el cnmpo, leyen(lo fi Leop~rdi y ,\ntero de Qu~ntal, salió la se­rie de sonetos que llamé después DnR nlnws mut'rins; en los Días diáfanos cualquier lector inteligente a el i ,·in a la in fluctH:in. ele los místicos españoles del siglo XYI, ;\'mi ohm mncstra, los taks P.wmas de la Carne, que for­man pn.rtc de los Cnntos r)p m:ís nll:i, que 111' hn.n \·alido la admiración de los crítico'! de tres al ctnl'to, y cuatro i) seis imitadores grotescos, ¡qué otra cosa son sino un~ tcntati,·a mediocre parn. decir en nuestro 1dioma nclor~ble lnA sensaciones mún·iclas y J,>s sentimientos complica­do8 c¡ne en formas periectn.s PXpresan en los suyos Baudeln.ire y Rosetti, Verlaine y Swimlmrne ...... ¡t 'ó, Dios mío: yo no soy poeta . .., .. Soñaba an­t.! s y l"tlcño tncladn. ú \·ece~ en aducñanne de In. forma, en fOJjar estrofas qne sugiern.n mil cosas oLscnras que siento lmllir dentro de mí mismo y qtlc quidts 'alrhiau la pena de decirlas; pero no puedo consagrarme i eso ...... 1 ¡ Pndn! puE>cle ser ...... Ese tiquete fnc el qne me tocó en la clasificación. l'ara d píthlico hay c¡ue se1· algo. Pfmeles el yulgo nombres á las cosa· pam poderlas decir, y pega tiquetes ::í los inrli,·irluos para poderlos clasi­iienr. !Jcspnés el hombre camhin. de alma, J•ero le r1ueda el rótulo. Publi­qné- un tomo de malos ...-erRos á los ...-einte al.os, y SP 'endic) mucho; otro ele \'CrR0.l" regulares á los \'cintiochn, :.·no se ,·ei1dió nn.da; me llamaron pocln desclc d primero; rkspués del segnnclo no he yuelto fi escribir ni una línen. y he lteclto nue ... ·e oficios cliferentes, y ;í j>L·sar de eso lle,·o todavía el tiquelc pegado, como nn em·asc que al estrenarlo en la farmacia conttt\'O mirr:t y que mús tn.nle, lleno por dC'ntro de cantárirbs, de linaza 6 de opio, ostenta por fnéra el nombre de la balsámicn. goma. ¡I'oc;otn! pero nó: no son las facultades mwlítica:-; In. razfln íntima de mi cstPriliclacl.. .... E;.~ que como me fa eina y me atrae la poe. ía, así todo me n.lrac y me fascinn. irresi tihlementc: t < .. bs las n.rles, todas IRS cien­cias, In políi.ica, ln ('speculaeic'lll, el lujo, Jos placeres, el mi-1ticismo, t'l nnJOt', la guerra, toclns lns formas ele la nd i1·irln.cl humana, todas la~ for­mas el:: la vtcla; la lllisma ...-icln ma1.eri:ll, lns n1ismns sens:u·ionel'l que por una exigencia ck mis sentidos necesito de clí.1 en dí:1 lll:í intPnsas y más delicadas ...... BAJO EL CREPUSCULO 1 erra Jlaft·o (,,,nboa A orrilln~ d!! la fuenlt· te encuentr" mi ~errnna, Yo Vl.'ngo cleStle l<·jos buscando tn qnert•r, Por ti dejé mis lan·s nna alegr~ tnailana Y á mis lares c¡u~:rido<, no quiero 1 a 1·nh·er .. , ... Te busr¡ué largo tiempo ...... 1\!i tristczn es hPrmana J)., tus ojos dolientes como un atarclect•r. Sentémonos, amarla. r cerca á la fontann Con tus manos clementes me darás de beber. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. í 1 t r ' EL CORREO DEfJ V A LLE Después, cuando la noche aduerma su ternura Seremos dos ensueños que cruzan la llanurá Llevando en nuestras almas la flor de la alegría. Porque sé que eres triste .... Porque sé que eres buena; Y miro en el cansancio de tus ojos mi pena, 4781 · l\1e acojo bajo el manto de tu melancolía 1 J. A. SANCHEZ GARCIA ALMA TRISTE Lentamente, aqne]la idea vaga y tenebrosa rechazada al principio por la índole de su carácter, fue actntuándose y penetrando en su espíri­tu hasta infiltrarse en él por completo, como cancro que se ramifica cada ,·ez más hondo cuando se apodera del organismo. En realidad, la vida le era ya insoportable. La miseria, más agresi­va y dura cada dí:3., amargada .todos sus instantes, y Jos padecimientos de aquel pequeño sér á c¡uien adoraba y al cual tocó en suerte compartir su desdicha, redoblaban su angustia hasta llevarle á los s nnbríos limi­tes de la desesperación. Era una pena silenciosa, tenaz; muda como ese sufrimiento de las pobres bestias heridas que sucumben de dolor y cansancio sin exhalar una queja. Nad:e hubiese podido sospechar que aquel mustio semblante de ciego, tan apacible y resignado ero apariencia, fuese máscara de una extrema y espantosa resolución. Aquella mañana, en compañía de su hijo, abando· nó del todo la miserable guardilla de la calle del Tribulete, de donde fue arro1ado por no pagar el alquiler de varios meses; unas cuantas pesetas, tan imposibles para él como si ~e tratara de las suntuosidades del Rey de Lidia. Ahora, sentado en uno de los bancos de la plaza del Progreso, tenicn. do á su lado al pequeñín, el hijo único en quien había concentrado todas sus afecciones, callaba taciturno, sin cambiar de actitud, mientras la tristeza de la tarde iba desmenuzando en torno sus oscuros vellones, en tanto que las tiendas y los almacenes se iluminaban con vi,·aces reflejos, como si un enjnmbre de manposas de oro fuese despertando en las calles al aproximarse la o.,curidad. Dolorosas evoc~cioues cruzaban por la mente del ciego. En esos su­pr~ mos instantes en que ya su voluntad habíadictadoun fallo clcfiniti,·o, sin que la conciencia pudiera ele,·ar una sola YOZ ele protesta, aquel hom­hre repa<;aba sn ,·ida, ,Y, como en una interminable, película Je cinemató­grafo, Yeía desfilar ante los ojos de Slt c!'lpíritu aquella jU\·entud que le parecía lejann, nquellos sneños de ambición y de gloria que ncnrici<'> en otro tiempo. Dttrantc la niñez, los triunfos escolares presagiábanle días hermosos. Y después sus pequeños éxitos literarios en los periódicos de prali­dad, es:ts pequeñas intrigas odiosas que amenguo.n todo impulso noble y ahogan todo entusiasmo. Conoció la dureza del desvío y lo desesperante ele la injusticia.. Luégo, como un relámpago l'vSa en cielo dt: tempestH.d, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4:71::12 EL CORREO DEL V ALLS cruzó por su mente, fresca y Yiva, la imag.:m de la que fue su esposa; la dulce y bella mujer que llena de abncgnción y de aft>cto sin límites unió á él su suerte, dispuesta á todo. Recordó el nacimiento de su hijo, aquella sonrisa de la vida que iluminó su horizonte, rosado beso de la felicidad que cayó sobre su tristeza infundiéndole mejores bríos. ¡Cuánto trabnjo. cuántas zozobras para poder vivir! La celebridad no llegaba. i Qué había ele llegar! Camina tan despacio pam Ic,s venci­dos, que sí alguna vez se acerca á ellos, es en forma de e~tatua de piedra que, fría y muela, s()!o sin·e pam api<;onar suR huesos hechos poh·o. Acle­más, ya entonces no pensaba en lucir ni en figurar; content{lbase con lo­grar lo indispensable para Yi\·ir tranquilo en unión de ios rlos seres, Ílni­cos afectos que le restabnn sobre la tierra. La vanidad, la gloria, t>SO ya había muerto para él. La miseria acaba con esas. tontcríao;;; y él enton­ces sólo se preocupaba en mejorar siquiera en algo su condición de prole­tario intelectual. Pagaban á tan bajo precio sus artículos! Y c¡uc dificul­tad para que hl\'icsen en birla en periódicos el onde fuesen remunerad os. Un L1ía notc'> que algo ao;;í como una pequeña mariposa negra cruza ha ante sus ojos. Insistió en mirar y aquellv no desaparecía. Esta anonna­lidad de su \"Ísta fue acentuándose luégo. mas él por no im¡.m:·sionar ii la dulce compañera, delicada y sensible como ninguna, calló pot·;tl,~ún tiem­po. ¡Qué amargura sintió aquella tarde en que no le fue posible escribir. Los caracteres se escapaban ante sus ajes. Innumerables manchas ne­gras bailaban sobre el papel como un ejambre de moscas inquietas, l'nn· fundiendo los signos que trazaba; y como él insistiese en escriJ,;r, mo\·ido por tenaz empeño; un dolor vago y sordo al princiqiu aleteó sohre su:; párpados y luégo atroz, intolerable, se apoflerú de sus sienes clej:í.ndole exánime y de.:;trozado durante muchas horas. Al recobrnr&e de aquel angustioso marasmo, estaba c:icgo, completa­mente ciego. Al buscar la claridad del día, s(>lo hallaln una sima in~on­dable, donde no temblaba ni una sola hebra de hu, ni tlll solo cabello del astro rubio al cual pudiera asirse una esperanza sobre d abisltlo negro. Después, la muerte ele la esposa adorada; la miseria, d ah:11Hlono c:tda vez más amargo,y, por 'Íitimo, la hez de aquella desesperación infinita que lo impulsaba h:1cia su término. Sí, su resolución estaba tomada. ~e iría con stt hijo. ).lnrcharían á juntarse con la muerta el esposo y el huérfano. Sí, se marcharían de la vida, ele b Yicla odios<\, cruel, implacaule~ \'sus labios conndsos n·pc· tían sordamente: :-;¡,juntos, juntos; nos nunosjttn~,os. El niño, ateclia(]o con aquel silencio tan sólo interrumpido por o"eu­ras palabrns, comcnzú {¡ hablarle. El conte~taha con monosílabos miL·n­tras la argentina \' oce_ita tejía en torno ele su mutismo mw ¡·ccl itwca­baulc de preguntas que en su mayor parte quedaban sin respue;;ta. i\luy honda, muy lacerante debía fle ser la preocupaciún ck aquel hombre, cuando la '·oz ele! ncloraclo pequeñín, compaitero ele miseri:ts, gnía de sus pasos y único norte ele su \·ida, no lograba conmo\·crle ni fijar :m a lcueión. De rcpct,tc se lc\·nntó con nn movimiento nen·iosn y seco como el de aut6mata.-\'nmvs, elijo al niiio-A c16nde? l'regnnt.í éste. El ciego no respondió. Sabio conocedor ele la vía que iban ú recorrer, se limitó {l im­peler á su hijo en dctenuinaelo rumbo, apoyftmlole lrt mano en el homl1ro con inusiü1da hrnsquc imperioso el repetido campanilleo ele los tran\"Ítl!' al abrirse pnso. Risas ck mujer ,·ibraban argentinas como el golpear rrnahdo ese conjun. to inarmúnico en que flota el artificioso placer de las tnultitudc·s. El niiio miraba con {l\·iclos ojos la tropa de chieuelos que cruzalHl an­te él. :--tcguía ~ns juegos. sus tra \·esut·&s; mns, cuando tm taha de dete­nerse nn instnntc, embebecido por aquel espectáculo, la ,·oz bn've y me­tálica a por completo. Su padn~ i·upacien­te. quiso continuar, pero al sentir la inmovilidad del niiio, que parecía no oírle, pregnnVllc con yoz menos elura:-Qué pasa?-E. to)~ yÍenclo ju­guete.;;; reo;pondiólc !,1 \'OZ infantil con un acento tan sigular, que la lihr·as más ocnltas \"Íbraron en el pecho del mendigo con un t>_tn:mceimiento lacerante. · Y por una fuerza superior á su ,-oluntad permancci(J inmú,·il. in atreYer·sc á impulsar ú su hijo como en las \'eces anteriores. · Los ojos inoceo.tes, asoml>rados ante Jos primoro~ que n•Ír!iur·a del luminoso cri ' La! y ii tr:n·és de C'la ni..:hla se e'l1umaha el L'llcanltl. Su pcqueila mano horraha cntouec~ inquidtt la llorosa hrutlla qnc se <·.·lcnclía opncn sobre la bruilida supcr·ftcic y de 11\IC, \'O surgían ante ~n<; c~jc',s lns v:uiadas siluetns ele colores. I' ro lnl-g-o­ac¡ nella maniobra fnc in(Jtil. Le era imposible ver nadn. :\[a.' 110 1·a !'11 aheni.o al qncjarsc s(IIIIT l'1 cristal lo que horrnhn sus vicionc dnlu:.: era 1111 llnnlo inl:tnlil, hondo y amargo que, estand111closc sobre. us pupilas ~drJ(¡ y hon·(, tnclas ¡¡qudlns figuras risueñas é inquietantes. La \"tJZ tkl ciego rc"'on(, olra \'CF., J(¡guhre é imperiosa· Vnmos! dijo. 1:,1 p qneilo si. guió dóc:ilmentl' .\" c-..;os dos seres tan unidos entre si, intern;íronsl' por t.':t­llejuclas solitarins, donde ú trechos sólo :;e oía resonar un hn ·t(,n sohn• las lusas t•mpap:t- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4784 EL COLtR O via, arrojándose por enci!Pa de la alta velja de hierro que obligados á custodiar. Lm-go rato hacia que no p¡¡saba. sitio, cuando de pronto, por el extremo que mira haeia el vieron penetrar en el puente un hombre precedido p_or un tardo y desigual con que el primero avanzaba, les Jifzo c;.o1m¡1., se tr ba de \ln ciego. Más bien por hábito que por siguiendo con gus ojos á esos dos E:~eres qne se mternaban gilable y algo inusitano devieron de observar, pues por to empezaron 'á aproximarse lentamente á los recién ueJra.CJOII?-,; instantes el hombre preguntaba á su couduct on da:-¿Estamos en el centro?-Sí, respondió el pequeño, y más ato¡ si uno cayese c6mo q'uedaría allá entre las ..,..·. .. "" ........ A estas palabras, el ciego nada repli Se acercó de palparla y apercibiese de su altura, a~arr6 al niño levantandolo sobre el barandal. El chiqutll sorprendido zó un grito de angustia y en vano quiso con sus manecitas a,=~= cuello de su padre ál ser arrojado al vacío. Toda esta escena· sese en breves segundos. No babia tocad<> quizá la tierra el ~i-lk: infortunado lazarillo, cuando el ciego con nervioso salto ,;o••co•u pronto á seguirlo Su tentativa fue inútil. La fiera de 1 su presa y sus garras cla váronse en ella en el instante en pársele. Cuatro mnnos vigorosas, cayendo de pronto atenazaroiJ su debilidad y lo arrancaron de allí á pe arde s~j~~=e da resistencia y de los gritos desgarradores que lan~aba al ·., sollosos: ¡Hijo! ¡Hijo! ¡Ya voy! Nos vamosjuntos!juntos ...... NINAS DE LA EPOCA l no Je los defectos de In. educac'ón de nue tros tiempos, es que la niiíez entre al río de la \·ida, mucho antes de tener conveniente para ello. · En lop tiempos nntiguoR, In ni:la e a niña ha ta cierta e d tal era tt~tada. Ho~ no hay limitA, se ha progre ado taa o 811 no de la libertad, que no faltan h .. S que dan lecciones O SUS prop 8.- dres, por hacer á su hijas, señoritas antes de tiempo. • De esto tiene mncha culpa, casi toda, la cla e de in uueci9n y caduca· ción que se da, que hace creer sabio co untado y duefios del · mu do entero, á los que nun no han pi ado los dintele de la vida, la culpa tienen tambilin, en partf.>, la mi madres. A\ln bien no saben \'Pstir e sola , cuando ya qu1eren luzcan el talle y que ado ten cierto modo ds andar notabl á las reuniones, ñ los o t•os, ñ tos bai1e , que son el donde muchas bajan a las regiono tenebro a del küori~(fr.afoJ'{tllrl1[G. ARí no .e~ extraiU:J encontrm· pof' toda pa , .. Cid-~, añod que figuran señoritas d diPz y ocho 6 vein giendo miradas y SOD.l'Í t1. á D qne paso.n a Hablan de nov(os y amor-ro cuando aún e raJ.iugar coa las ~uñecas y ocupar e en hacer' á,1as visita con 1&6 demA& oom añ~ras. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Diri isla á nuestro muyapr - ciado amigo don Ignacio Patau, hemos tenido el ~u to de leer en el 'Correo del Cauca", una interesante carta del señor don Hen-ry J. Eder, Gerente de la Empre a de la luz eléctrica. Indudablemente, es el seño Palau á quien se Je deben tos insuperables e fuerzas de la ini­ciativa en la implantación del alumbra to eléctrico de esta ciu­dad, y u nombre merece que la gratitud de un pueblo agra­decido, lo acója con cariño. De aquí, que nosotros al felicitar efu~ivamente, á los socios se· ñores Eder, Máson, Lloreda y López hagamos extensiva nu • tra enborab ena al inteligente redactor de "Correo del Cau­ca". Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 • EL CORREO DEL VALüE 4787 No hemos tenido todavía el placer de abrazar á nuestro apreciado amigy don Liborio Hurtado, á quien le deseamos muy grata permanencia en esta ciudad. Damos las gracias al señor don José Joaquín Bueno por el obsequio que nos ha hecho de sus "Entretenimientos Grama­ticales". Libro que clebiera adoptar. e en la -· E. cuelas Ofi­ciales de la República. El 19 de los corrientes se efectuó en el Teatro Barrero una gran reunión de consen·a­dores con. el móYil de eligir re­presentante por Cali en la J un­ta de Delegados de los Distri­tos del Departamento. Salió electo como principal el doctor Ignacio Rengifo B. y como su­plentes don Ricardo Nieto y el doctor Carlos Holguín Lloreda. En dicho acto hicieron uso de la palabra respecti\·amente los señores don Ricardo Nieto y doctor Adolfo Córdoba. De la manera más especial ,damos el pé~ ame á nuestro que­/ rido amigo don Alejandro Be­nítez por la muerte de su seño­ra madre ocurrida en Palmira. Atento saludo presentamos á lo¡3 di . tinguido - caballeros Dr. don Pedro Antonio 1\lolina, don Carlos 'Ecler, clon l\Iodesto Cabal )' don Rogelio Corrales. .Con el objeto de ad.>itrar fonclos para la creccic'ín de la Sede Episcopal de CaJi, el ~e­ñor Vicario .B'oránco com·ocó ü tltla Junta en la cual fueron nom­l.> ra x icu. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 4781; EL CORREO DEL VALLE PAISAJES CAUCANOS Edición en tarjetas postales con ilustraciones en colores y ver­! OS de Mateo Gamboa. La cole.ción se compone de los siguientes paisajes: · Cali, El Cerro de las Cruces, El Rio Cauca, El Valle, El ne­vado del Huila y Las dos Cor­dilleras. Se venden á S 30 la colección en los almacenes de Miguel y Mar­celiano Calero S. EL CORREO DEL VALLE (Fundado en 1894 ) Se pubUca todos los jueves.-Edición 2.ooo ejemplares Valor del ejemp~ar ..................................................... $ 0,05 ·c\·s. oro Anuncios, págioa entera ........................................... , 2,00 , Las repeticiones.................................... ..... .............. , l,GO , Gacetilla, palabra ...................................................... , 0,01 , Ren1Ítidos, columna................................................... , 2,50 , Los ·anuncios del Exterior, pagarán dos y medio ccnta\·os oro, por centímetro lineal al ancho de columna 6 el doble si el centímetro liena ocupa el ancho de la página. i!TTODO PAGO DEBE SER ANTICIPADO~ Contratado un aviso por determinado número de yeces, no se indem­niza suma alguna aun cuando su dueño ordene suspenderlo. Los autores de remitiuos están obligados á pagar el valor de las rec­tificaciones 6 explicaciones motivadas por ellos. La colaboración debe ser solicitada por el Director del periódico y la que no llene este requisito se PUBLICARÁ EN LOS HE~II't'WOS y pag·arú su importe según tarifa. En ningún caso se clevuel ven originales ni se dan explicacioues del porqué no se publica algo de lo que se le en da. He canjea con touos los perióuicos uacionalcs y extranjeros. Los ejemplares que se pidan para el exthio1·, serán recargados con un centaYO oro, Yalor del porte. Los ag8ntes ganarán el diez por ciento de comisióu y los uúmeros que ¡ no se venuan serán devueltos inmediatamente al Director del periódico. No se admiten suscripciones uentro de la Repf¡blica Diríjase la correspondencia á BL.\.S S. BcallPETTA.-Ca!i-ColomLiu. Por telégrafo : Bias.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 342

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Por: | Fecha: 10/11/1910

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Js{f II. NI' :Jolll'!"'-CALI (H,.púulica de Cc,lombia) NOVIEMBRE ro DE rgrd EL PERIODISTA (De Horizont~s) Saccn]ote de un Templo •lunde sólo debe respirar~e la orobia perfu­mada ele la integridad y la Yirtud; defensor de sus fueros; propagador constante de prolífica simiente de adelanto y de cultura, su túnica debe consernu la blancura del armiño, pnra que así, impoluta é intocada, sir­Yd de albergue bienhechor ú todo grande y noble ideal Je civiliwci6n y de jnst.icía. PAra manejyes, de muchas monar· quías. De muchas viejas preocupaciones. De mul:hos vetustos blasones. De muchas tristeza;;. De muchas amarguras. Entre sus antepasados cuen· ta sabios, locos é imbéciles. Pero este Rey era muy joven cuando empuñó el timón de su reino. Y tenía un corazón muy grande y un valor á toda prueba. Y el día de su matrimonio con la sin par Vic-toria, al salir de la. Iglesia una bomba de dinamita le dió las felicitacione11 de ordenanza. Y eae Reicito, P.nclenque y atrevido, se levantó de su asiento con la impavi· dez dé un héroe leg·endario y quitándose el sombrero, saludó á la multi­tud: ¡ Viva España! Y llégo al fondo de mi cuento. Un día le di6 por visitar al Presidente de Francia. Llegó á. París y cruzaba con gran velocidad la plaza de mercado. Y con ojo de águila alcanzó á divisar entre la muchedumbre de fruteras, noa chica de quince años, de cabellera rubia y ojos azules como el cielo. Y este Rey, que lleva. en el fondo de su alma toda la fiereza, toda la altivez, todo el orgullo, toda la arrogancia de sus antepasados, hizo uetener rápidamente su ve­hículo. Y haciendo conducir basta el á esa hija del pueblo bajo, le dió un IJeso, un sonoro beso en la mejilla pudorosa de la niña afortunada. Y el r able crugió por el munuo anunciando la tueca nueva. Cuando yo ví la noticia, mi alma se entristeció porque esto me pare­ció cursi, de una simplicidad absoluta, de una ridiculez estulta. Pero ¡que falible es el criterio humano y qué falto de comprensión ... ! ¿Sabéis por gné? Porque ese beso no fuP un beso aislado, no fue un beso carnal, no fue una nimiedad, uo fué una vagatela. ¿No comprenuéis qué significaba. ese beso cuyo eco resonó por Jos ámbitos del munuo'? Ese beso no fue otra cosa que el bPso quy ante las plantas de una porJ.iosera. Allí ese beso oxigenó, si así puedo Pxpresar­me, la sangre del Hey Alfonso. El microbio de la libertad se intilt ry viene trajiuandv por otrus sendas, nur.ra vis- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 Bf; CORREO DEfJ VALLE LA CITA Ya se \'a el sol: cuando haya anochecido al bosque vé de la cercana hacienda, que ancioso ya de \'erte, dulce prenda allí te esperar.! de amor rendido. No te asuste el paraje ensombrecido ni la hora de la cita te sorprenda, ni al escuchar del bosque la leyenda acelere tu sangre su latido. No temas, no. Que la presión sintie;ndo. de tu pie sobre el cespelldose llllltnn: maldades, se zam­l. mllíau en una misma poz;l dP las dPI río y jnntos iba u á pe cnr vinjncas: y riéntloso á carca.iadas se subían ií las mataR de mango , mejor dicho, "e sub~a Luis al árbol y recogía ('ariuacllos maagos. No conocía In escuela ;;arque los ner\uuos brazos •le Luis eran nece­sarios al cultivo de la. tierrn. y las uelieauas manos Ul' l'aridatl para lim­piar de hierbas la planta cll'l tabaco. ~Estas comunes lalwres, les e ·tre­charon. Caridad poseía u u hermo~'n los ratos que huhiem querido que l'uridud jug·ara, saltarn y eol'l'íera (OD él y no con('] gamo. PrestnLíron~é los qnitH'l' aiios. Cc>Rarou la-: fri\'<>li~lades y dieron co­mienzos )m; uiúlogt~S Sl'I'ÍIJ:'i. Luis hablabn :'t ( 'andud de proyectos que realiz:uía euanclo fuera h01uhrt>, de sus ;unbieiOJws ......... l't>r·o no se ntre­Yía ú decirlP lo que quería, ui quP A los lli'O,YPetu-; t~uyo' uuía ~~~ nombr·p, ¿Para qur. '!-se decla tlesp·rr•-; ;Í sí ntÍSlliO.-(. :\u Jo l ompJ'{•ntle Pila'? Cunn­do unestras miradas SI' en .·¡¡ .. utr·nu y sostlf'lJC'Il una interrog,ando ~~la otrn, ¡,no Jo dieen tollu '? .i\lts LlJidado::; y 111i l'eiditJ'Oil festejarla con un viaje ít la Ilabnna, que ::;, Luil:l. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 Rr~ C'ORREO DEL VALLE 479il -Auiós, C'nridad. Voln~cl pronto. -Si pudieras tú venir cou uosotrO '"'············ -Padre uo quiere. -Cuídame el \'enaJo. Y se dieron un abrazo. -~o te quedes tristt>, "bollo,'' ,·oy tl.la IIauaua,-exclam6 sin disi­mular su alegría Caridad. Y saltando encima del mulo desaparecieron por la vereda que condu­ce al camino real que llen1 al paradero del ferrocarril. 1 1 Luis conoeit'> Jo que era el pesar. BI bohío, su::; ¡..>adres, sus hermanos' la veg-a, no suplía u la n usencin dP Caridad. Y miró al venado con sincera tristeza. Este no abandonaba ít Luis, y seechaua,cuando Luis dormía, al • pie de la hamaca. Todos los Jías salía á. la Yereda con el venado. -~ .)viene -suspiraba. Y vol da á sus labores. Al fin, un día di,·is6 á los Yiajeros. A la \'ez, corno si iguAl sentimien­to les impnlsase, lauzút·onse Lui~ y el ,·enadito úla carrera. Etecti\·amen­te, eran los padres de Caridad, peTo esta no \'enía con ellos. A c01·ta clistaneia Luis ,·oceó: -;y raridad? -Caridad se ha quedado en la Hauat a. -En la ...... -Sí, si~:?;amos pilra la cn.sa. Allí te contaremos. Luis observó qu, Jos lágrimas saltaban de las mE>jillas de la madre. -¿Por qnG lloráis"? ¿Que ha sucedido á Caridad? No pudieron contPnPrse los dos >iPjos. Casi llorando Pxclamaron: -Caridad nos ha sido engañada., robada. Una expresi6n de terror, de asombro r de dolo1· se asentuó en el rostro·de LuiR. El can1iuo fue tl·isie .. \.1 eutrar en la casa, abrazándose los vieios a Luis repitieron. · -Caridad nos ha sido engañada, robada en la Habana. Yive con un hombre. Le conoció en la casa en que<< moriibamos. n ~o nos pudo contar elja y no supimos cotno fue .... .. -¿_Y ustedes qué hicieron? - ·Buscarla y llorarla. -Y¿ nada más? -Nada mús. ::\o somo'! nosotros (< gPHte de andar en justieia 11 y me· nos en la Habana que nos t~:>ní11n aturdidos ........... . En ur¡uella ensa reinabaaím más trbte1tu.<¡ue en los días en r¡ue había quedado ~ola. Ah.ora alber¡riilm penas. El ven~do seguía salieudo todos los días íila \"ereclH. Luis lo miraba f. insensiblemente, tnmlJién fijaba su vista ú lo htrgu doleamino. ,\caba­ba por abrazar al venado. -Y á no lP separar(. más el ma~tigual para que la zarza uo rasgue su piel ni su Yestido,-exelanw lw L11is. Al amn.nc>r-Pt' de un tJeYnloso Jín aparaeió muerto el venado en la vega C'ornn si Luis no 0 p~>rara más qnelamuertPdPI cariñoso animal para In. resoluci()l), He dcRpidi(> PI mismo día. para la Hahann. 111 lnmeclwta1nente de haber llegados~ dirigió <Í una ageneia de c!>Joca­ciones ;y solicitó que lo coloearan lle mozo de limpieza en uu ahunct>n d~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4-7!)4 EL COlW.EO DEL VALLE la calle del Oui::Jpo. Aprendió á ]Per, ob~r¡·v(> inE>prochable c:onrlnctn. y rr nsrenrlió •> Á. rlrpf'n,]ientr ele mostrndnr. IV Arnha Luí"! dn ]Prr nna rarta de los pndr·N; de Carirlnrl, Pn la que por <'Pntésimrt vez le clerínn C)Ue nn.dn. sabían li•• ella. El trunpnc•o ~auía nnda ií pesar dr RllA ~Pstiones. Pijó indiferrmtem >nte la \'i.'lta 1'1 la c·alle, cuando Yió detPnerse un c·of'hP ií la puert.t. De sn intrrior llnnwron un depen­diente .. \t'nclir) Lni'> y al nc·err.n.J·se reronoe;j,', (t Carirlacl en nna de las do!'! ~PiioraA C)llP OI'UJ1:l:n ,•! 1';\I'l'll:ljP. HetrorPrlic'> pero ser.,n(tndosP pretrndió repenLin:t indisposieión y !P rog·ó <Í un I'Ompaiiero C)lle ¡,, sustitll,YE'Re. So retirrí á 1111 lngaJ' desde-donrlP exn.miní> ií. la" dos damás sin ser vi.;¡to y por el portP clP Pllas I'Pronorió qn~ el tono, que la clistinc·iún eran falsns, <¡llP f'nrirlnd y sn rompniJPI':t parodiaban PI brillo, c¡ne tPnían aspecto de PJJtrC'tf'nirln" ........ C'narHlORr> rrfir-nron llnmrínl rnmpafiero C)lle la !taLín. iH'hncln: -PPJH', qnr> hnn ¡1Pclirlo'l -'l'nnt,as var·as dP gr-;nPro, t.n.n1.n.s otra< de cint.n~, rnrnj ·s pnsnnJa- JlCJ'In;; ...... -;,SP Jo h:ln IJPvarlo'? -.\o . • -;.ITI'ly c¡ne 1 lP\';1rsE>lo :í su rnsn? -·Sí. -;D6nr1P es? -n~·r'J;:.J :1n t.. · - Y11 \'oy :'t htH'Pl' rl pnc¡netP. ya qne nn{t> ... no mr ha Rido pnsiJ,Jp tlPil-pnr ·ltar·. -Como quip¡·ns. L.• dio el dPpl•JJcliente ;Í. Lni"l los g<-;llci'O:l'\' 0-;f'f' l1izo PI pnc¡nf'tP ,,-se lo rn tn•g-<í n 1 :n e ,zn m a ud nrlcro. ' \' -SPñOI'c•sen,·oh-iú <'aridad el paquete .r Pn Jnp::1T' dt•;:;p<]:J«, <·iutns y IJnl'lru'l, sP e1H·o1ntrt, co11 una hl'rmosa piel ele \'enndo. qne I'N·onot'ió ....... l'onnJlsn, niJ!·i{, nn Hourc dt> tarjrtn y }py{,: "Tn \'emtdo no sÓbre,:i\·il> :í tn ansrnci;l; tns parlrt's no sou¡·evi,·ie­ron ni diH,!.!,'ll"lto; yo Ln.mpoco solHo\·iviré al dolo¡·, Ya tP h" <'llt!ontrasahogúenJ<í~t·imns su Pmoci(m. ~l'n,·o nna noC'llP viohmtísima. I~n un sillón se \'I'Íll la piel del ve· nnrlo, y í'll In uwRa ¡]p noche> 1111 frasco ron ,·pnenc, ...... Hex<í, llot·(J, no qni-flo qne nndie la ar·ompaiia!-lí' ......... Co~i6 Pi pomo tm rPpcticfns Ol'aciones. P!!l'O no ·e clecidiG. ,\1 amanPcer sintiósP m,.ior y 11' ! el PI ''enado y salió :'t In 'r·n 111'. Ln ciuclad mío dor­mía. Entró en la ig·leRia ,Jel _\ng·el y proRtPrJH)se antP el alt.ar dt• 1:1 Virgen de la Curiliarl. Hez(, un buen rato y al snlit· rlP. In i~IPsia, se sintió más tranquila. 'l'olll6 llJl rocho y se cli1:i~ió ;) la Pstnf'ir'JIJ di' ('¡·istinn. He~l'OSf) ni bohio de sns padres (t Holicitat· el perd!Íil qne obtuvo, que ¡ los padres jnmás Jo niegn ll. . No U1rdú tampoco en rp~resn.r Luis Íl la vep;n .Y encontró 1í Caridnd que \"e tía el h:tbitn del Carmen: cumplía In promPsa hec:ha (t la Virg·en de la ('arHin.cl Pn la iglesia del Ang-el, de reyefitir el ir·ho luí hito l'ii r<'gTesnha \ Luis ii. la. Yega. .¡ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ( EL CORR!!.:O DEL VALLE 4795 -No nos podemos casar. Yo te quería pura de alma y de cuerpo. Pe­ro juro no casarme con otra. Acabaremos la vida si no como la princi­piamos, saltar.do, riendo y cantando, siendo buenos amigos, trabajando y consolándonos mutuamente, y moriremos no muy lejos uno del otro, como nacimos ........ RETO Si porque á tus plantas ruedo como un ilota rendido y una mirada te pido con temor .... casi con miedo; si porque ante ti me quedo extático de emoción. sintiendo que el corazón se va en mi pecho á romper, piensas que siempre he de ser esclavo de mi pasión ..... . Te equivocas, te equivocas. -fresco y fragante capullo­yo quebrantaré tu orgullo como el minero las rocas' Si á la lucha me provocas, dispuesto estoy á luchar : tú eres espuma, yo mar que en sus cóleras confía. l Me haces llorar? Algún día yo también te haré llorar! Te haré llorar y .... des pues de que tú también rendida. me ofrezcas toda tu vida perdón pidiendo á mis pies, como mi cólera es CARLOS MAR'l'l formidable en sus accesos .... ¿sabes tú lo que haré en esos instantes de indignación? -Arrancarte el corazón para .... comérmelo á besos. JULIO FLÓREZ --;¡,- ELARBOLBUENO Señor: tu sabes que soy bueno; buer.o Como un árbol con frutos y con flores. Ni hay en mis frutos jugos de sencores, Ni hay en mis flores gotas de veneno 1\li corazón es fuerte y está lleno. De hojas frescas y pájaros cantores: - No tendrá nidos. pero tiene amores. Y es como una protesta sobre el cielo. Si el sol me ha dado savia de poeta, Tuyo es, ¡Señor' el numen que me inquieta, Tuya es. ¡Señor! la fiebre que me abrasa. Un árbol soy. con alma y con sentidos: Y mis versos, apenas los rüidos Que hace el viento en las bojaa cuando pasa. ¡ost s. CHOCANO 1 ,.(ñ). - ·~ ~----~···~------' j. ESTA ES LA JUSTICIA ..... . Para Alberto Carvajal. literato y poeta I Es á fines del siglo XFIJI. La ciudad colonial se anima. Ln ¡·etusta pln.za rie bajo la l'i~a del poniente deslumbrador. Los cuatro tamariu­rlos de Jos cuatro ángulos, se rewecen ni soplo de la brisa c;í/ida. Desde la torre de la iglesia, las campanas desgranan tristezas de responsorio. Juan García, el negro ese/aro, tí horcajadas en un asno, con las ma­nos atadas sobre la espalda desnuda y con la crespa cabeza encorazada, esparce miradas melancólicas en torno. Un .1/guacil, trujcado de negro, tira del ro11zal del pollino. La chiqwJJeria alborotada grita y se empuja por contemplar á rego· deo la,. escena. El clarín deja oír su nota prolongada, en recl11mo de silencio. El silencio llega. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DF-L V.\LLF: EL AT/~1'.\('JL Oíd ...... oíd ...... oíd ...... Estn. es la Juslicia que mancln hacer la muy Ca­túlica l\lajestad del Rey Don Carlos IV ...... (La multitud se rlescllhrP.) Oíd ...... oíd ...... oíd ...... Estn er.; la justici:1 qnc mnncla hacer la mu_: Ca­tólica ?\lnjestad ele Don Carlo~ J\', Pey de Cnstilla, ele ,\rag-ún, de las Ca. J>O ii:,\ HERE. ' <:t:El ,,\ ¡,C6mo no \'<'nir •;i pn r mí snfres .... .. y si por tí padeY.l'O? Jl',\X t,.\Ht Í \ l'or \'OS sul ro , seiiura . f'ot· mí padecéis .. .... ¿porqué? nn."·.\ TlEHg. 't , I'Ef..\ ¿Crees qne tu pil'les mfis tklic:ula que la Jnía ? .Jl'.\:-i ( ~ \ 1:<..'1 \ .:\o, Dt>ita Hereng m·l,t. \uestra pid no hubiera suportatlo el martirio ele 111i piel. 110:"' .\ liJo. lHL t,l ' l: l.,\ ¿,Piensa s qtw l·l n ·nlug o es 1n fi.,.; piado. o qut 111i brazo impiarloso? ,Jl'.\ . t : .\ HL'Í.\ \ ' ue"'tro bra zo, ~eitnnl, t'S stta \'e como los pétalos, n>mo los \'e:lont·s, como lodo lo s u:t\'l'. \ ' uestro IJrazo es la 111adeja de seda ...... l>t> .- A IIIWl: .'<:t •Er. \ ;'\líra .. 111íra la 11tatl• jade secl;l. ( ( 'on su!Jiinlc Ílll{lt((/oJ:, st· suc/l;¡ el :,dr¡uiccl t¡ttc in t'IIl'IIChc. ¡~·¡ briul r¡ucd:t .-.r,sfcnitlu ¡uJI' el c:t•fiirlo! n:r·;uJwclo. J,c: l ' llcln• /¡¡ c:.¡wlchz A~'~' ... pico) de aquella a~e parlanchina, sus sentimientos M(>D~irt;¡t\id~F. que algún sábado, al regresar la Reina de la salve sonreír al escuchar los vítores del loro. Vino la Re,·olución de Septiembre, y al día si~ruiente de Madrid In noticia de la batalla de Alcolea, despertó el lorito con un estridente y JWligroso ¡Viva Isnbel III -V~vase u~ted al cuerno!-le dijo RebuHez asustadisimo. Y el j)Qbre animal fufi. condenado á reclusión en una de tadas, oscuras:,· recónditas piezas da la casa, sufriendo así cias de haber c'lído la monarquía. Preparó luego Rebullez la maleta, y despu~ de dar órdeoes nantes á su ama de llaves de que no sacara al loro de su encierro por gún motivo, desa panoció nuestro hombre de la escena mad ileija,. Ausente esttnro mucho tiempo, como que cuando volvió esf¡IJ.ba .lllllllllall1'·"·~, ña en plena Rept'lblien. Al entrat· en la celda donde flaco· y alicaído languidecía. el Jol'O éste, al reconoeet· á sn amo, le espetó el consabido b·Viva. Isabel 1 -Váya~e usted al cuerno!-le volvió .á decir Re ullez a'ínenaztindole­.\ horn. ha.r que npr('ndtlr Psto: ¡Vi\·a la. República! Y cautivo siguió el bicho, vícti.lna inocen~e de las vt>leidad~ polfticas de su amo, el cual SP habia propuetlfto tenerle allí encerrado hasta que ol­vidara el peligroso ,·ítot· ,Y se. oltase á chillar el que exigfa el nue d.Dl'den ce las cosas. Dumnte algunos meses, siempre que iba eballez al cuarto del loro, comenzaba la sesión por el signi~nte. diálogo: -¡Yinl I ahel II!-deeía el loro. -¡Yáyase lld. al cuerrfo! contestaba el maestro.-¡ Viva la tibllcar A fuerza de paciencia y de tie o consiguió e n icJta realizar u pro­pósito y un día pudo ya sacar ellorito al balcón, donde se despepitaba gritando: ¡Vi\·al Uepública! _ Pasi) más tiempo, sobrevino lo de Sagunto a Restauración, pre­tendiendo Rebullez variar la cantata, inaugurósusleccioneadee te m Q; -¡Viva !fonso XII! -¡Váyase Ud. al cuerno!-gritó entonces el loro. LOS ACCIDENTES DEL TUNEL En pleno túnel, en la noche espe a interrumpida por luces ,_~u~,..1~~ las ventanillas, el tren ~e detuvo bru camente, con una Amodorrado en las almohade l'de micomparttminto, meen4ileJ•~·&,f:IJ•rliG. cipio inquieto, después tranquilizado por la inmovilidad, la ~1~11; acolchnclo morado tihio, en que e tnba solQ, de ~ mt. lid&. Bajé los cri~tales y rne incliné hacia afuera. lo apatecieron cabezas espantadaR, ilbidos breve vedas de piedra, al alcance, casi~ ele las manos. Loa .nu~~.:~:~-~k¡;,··~ andaban brillantes y Ji os, eo barniz de una e~~t:at'dia -.;: jo la luz de mi compartimiento. Mi reloj marcaba media noche; consultado .utdicador, que estábamo á unn hora de Dijón. Debíamos encontramos ~n Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4800 EL COTillEO DEL YALLE de Blaisy-Bas; una. larga galería de cuatro kilómetros, punto culminante d<: la línea París-Lyon. En el compart.iÍnicnto contiguo, coche dormitorio, había gente que se agitaba. Voces apagadas llegaban hacia mi. ¿Qué hay? ¿Dónde es­tamos? «No te inquietes, querida.>> De pués, se oyó el ruido de un cris­tal bajndo, y muy cerca, en la Ycntanilla, surgió la ~abeza de una mujer joven, flor rubia, en el revoloteo de cabellos finos; OJOS azules se abrian inquietos, con los párpados pesados aún por el sueño. Un inspector pasó á lo lu rgo de los vago...,cs, corriendo y sin aliento, con la bolsa ele cuero que resonaba sobre su cndcra. -¿Que sucede, scñor?-preguntó mi vecina. El empleado no contestó, y se apresuró hacia Blaisy-Bas, la Esta­ción que habíamos pasado antes ele la entrada al túnel. Lo seguí con la mirada. En sentido inverso, y viniendo hacia noso­tros, un hombre de la cuadrilla se aproximaba lentamente. Charló un instante con el inspector, después continuó su camino, examinando las ruedas que golpeaba con una llave que había .:meado del bolsillo. Le interrogué: -¿Tenemos por mucho tiempo? -No creo, señor. -¿Qué ha sucedido? -El 41o ~no del vagón de carga, detrás de la máquina, acaba de rom-perse- me dijo el inspector.-Los mecánicos sacan una rueda. que se ha trabado. Después, se fue, haciendo vibrar como campanas las ruedas de los vagones. Yold á ser:tarme, escuchando los ruidos extraños que corrían debajo de la bóveda estrecha. La máquina pal¡1itaba ahora á largos inten·alos: era como un enorme su piro c¡nc \'Íbrabn á lo l¡1rgo de aquella enorme ca yerna, dondP, según me parecía, se respira b~ malamente un aire pesa. do, cálido, Y fastidioso. Los viajeros resignados c.1.llaban; se oían solamente voces, sordas y bajas, como á la cab~cera ele un moribnnrlo. Ideas siniestras de catástrofe me \'inieron á la memoria ...... ¡Rierupre que las señales funcionen! Sabía que había detrás de nosotros un segun-do rápido, que debía estar á peco~ minutos de nuestro tron ...... ¿Qué esta-ba pensanpo? Era demasiado tonto, al fin; y volví á ponerme de pié. Abrí la portezuela, y quise bajar. Pero, apenas hube pueRto un pié sobre el suelo húmedo, d peón ele la cuadrilla. que me había informado sol>re el accidente, se accrct\ y me dijo: -X o se puede bajar, ¡:eñor: el tren está porsalirde un momento á otro. Y se quetlí> allí, vigilando la da micntr<.tS que yo obedecí stt orden. hse hombre tenía unas fact·iones extrañaR, :í. la ve7. curiosa y plúci-das: el ccmjunto era honrado, pero los ojos, pequeiios y twgTos, se agita­ban sin cesar, vi,·os, in\·estiga1lorcs. Tenía la uariz lliUY lnrgn, puntia­guda como el hocico de un perro de caza, para olfatear á lo lejos. i\I i curiosidad ha hía si el o el espertac1a. y en f.n hl~ una con Yersación. Me rdiri(> que había asistido ú varios nccidcnt.cs fl-J-ro,·iarios, al de Velars particularmente, nqnd lcrrihlc nplnstamieuto, :í ,Jos pnsos de nosotros. \'ida ú un paso ú ni,·cl (lcspu~s de la Est.aci(,n clP Blaisy, y era el cncargndo de la consen·ncit,n y de la Yigilancia del tlÍnel. Con\'ersndor, mi hombre Re expresaba f{icilmcnte, y l~tseinnha mi ate9ción. · - 1Ah, dijo-menen1Hlo la cabeza con misterio-se eueucntraneosas en un túnel! Los vinjeros npmvechan ese pasaje paw clcshncerse de todos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 :mJJ CORREO DEL VALLE 4801 los objetos molestos ó comprometedores ...... No hablo de los víveres aban­donados, de pañuelos ó de .,;crvilletas; pero, de diez años á esta parte, he recogido pares de calzados, sombreros, y hasta trajes apenas usados. o sé,-continuó en tono chocarrero-lo que obliga de esta suerte á los ia­jeros á librarse en <, cargados consus ani- 11os y semejantes á pequc.t1os cadáveres, fui cogido por un terr 1, que me puse á temblar como un anciano, y á mirar atrás, con un sa or frío en la espalda, corriendo sin parar, hacia la Estación, pa.11a dar parte de mi hallazgo. Se hicieron averiguaciones ...... Se instruyó un sumario; pero no se encontró nada. Ud. ve, señor, que esa mujer así mutilada-y debía de ser muy joven y muy bonita, afirmaron los peritos, á juzgar por la. forma de sus dedos-no parPcía tener interés en reclamarlos. Y yo he pen­sado siempre que no se trataba en el incidente de un crimen ordinario, sino que ha debido de haber, aquella noche, en el túnel de Bla.isy, lo q_ue se 11ama un drama íntimo entre esa joven mujer y su marido, 6 su novto, acaso. Y estas cosa~. que no tienen nada que ver con la justicia., se las oculta cuidadosamente ..... . Un silbido puso término á la historia del buen hombre, que, mientras el tren volvió á emprender marcha, se arrojó prudentemente en un hueco á lo largo del tune!. La noche le em·oh·i(J, y yo quedé solo con la vición extraña y penosa de la. mano mutilada, de los dedos separados, ca1dos, y arrojado sobre los neles. Respiré mejor, y mi angustia se ate1m6 á la salida del túnel; pero has­ta el amanecer no pude conciliar el sueño. Y todavía ahora, á pe ar mío, mi pensamiento se detiene frecuentemente en la escena trágica doude, en ese túnel eternamente im·adido de sombra, un hombre ,~ortó, en algún horrible gesto de odio, de amor exasperado, ó de celos, los dedos afilados de una desconocida. PIERRE VER ou EL CANTO DEL RUISES'OB El ruiseñor cantaba. Al comienzo fue eo~o explosión de alegria me­lodiosa, un chorro de a"rpegios fáciles, que se despeñaba como un sonido de perlas rcbotantes contra el cristal de un armónico. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4802 ELCORREO DEL Pnmera pausa. En seguida elevóse un trino extraordinariamente sostenido, df'l que se ................ ""~ gía-ensay:o, un arrebato de valor, un desafio deaconoc1do. Segunda pausa. Después un tema de tres notás, terrogadora, desarrolló la cadena de sus variac:ioues ·Jttref~¡.:. como delgada flauta de caña en un camarillo de pa tor. Tercera pausa. El canto se tornó en alegria, se~ ~~~~ un suspiro, desmayado como una queja, tradujo la solitario, la desolación del deseo, de la esperanza mamiento final, desofdo, punzaute como un grito d~ extinguió. Otra pansa más prolongada. Entonces fueron n.o J?arecían brotar de la misma garganta; y eran " s imploradores, y eran otras flemejantes á .,-<:NlllteR nacidos, adiós de pequeños gorriones, mirable, estos acentos se transformaban en un "tUFDlOJHlle. ti~MU~J vez más (>ompactas, que deslumbraban en chisporroteos han con trémulos ofu antes, ductilizJ.ban en períodos a;1:110fiC'Bf; dían, se elevaban, enlazábanse en alturas prodigiosas. El cantor se embriagaba en su canto, con pausas tanht!oPV1l.c.·rtua!M41~· han á las notas apenas el tiempo de extinguirse; briaguez en una melodía sin cesar, variada a y lálllgll!l.id~~~ y vibrante, ligera y gra\•e, entrecerrada de to pol' débiles 511;~~--~,.- súplicas quejumbrosas, de pronto por bruscos..arrebatos líricos, premas abjuraciones. El jardín mismo paredá escuchar; el cielo .paft!~ inclinarse sobre el árbol venerable, cuya copa a"bngaba al poeta ...,._ .... ble que derramaba aquellos torrentes de poesías y las flores tenia respiración profunda y silenciosa. U Zl EL SOCORRO DE UN LADRON l. Una noche negra, hacia el Egipto, al través del desierto n ga. nado, sin bueyes, sin carneros y con las ánforas ,·acías, lo viajeros ca­minaban impelidos por el viento, sobre las inmensas sabanas de ar. na. II. L< noche estaba muy pavorosa y negra, y tortura os por el hambre, la sed, y fa aflicción, los viajeros gemían no snbieJJ.do á qui implorar. III. Entre las tinieblas de la noche se distinguía un árbol, Jestis di­jo: <(Yo subiré á ese árbol para ver si luce al~una entana, a mu ~os ó muy cerca." Y jesús subió al árbol y Mana le pr guntó:-«¿No al· guna ventana?" Y Jesús contestó: «~ólo veo las tini bias e-} no h Después de algunos instantes, 1\Iaría vo! ió á pr guntar: « o e lu r la ventana de ninguna casa?• Entot:ces Jes6s ontest6: « eo una luz pe-. queñísima allá muy lejos; pero dudo si ea uoa str lla que luc ntre las nubes negras ó la luz de una entana.11 IV. Y era la luz de una ventana, cuandatos 1 jeroa frente á la casa, José llamó á la pue t y ap recióun tPja 11 lámpara. V. Y habló Maria, la madre deJ jo el techo de tu casa hasta que salga el do ~estros labios! :uuestra piel, y la 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1 EL CORREO DEL VALL~ 4803 somos un anciano, una mujer y un niño de dos años, que nos hallamos sm asilo' y lo imploramos de tu bondad.» VI. Pero la vieia: Huíd pronto, contestó; huíd porque mi marido, 6. quien llaman Tito, es el más terrible y el mi'ts crueldetodoslosladronesdel desierto y se complace en asesinar á los viajeros que despoja. Huid pronto porque está comiendo, y si os escucha \·endr{t ú mataros. VII. Y acabando de decir estas palabras, Tito salió, mostrando su rostro negro, sus cétbellos erizados, y sus gritos semejaban rugidos de león: ((Oh noche feliz, gritó, que trajiste á mi casa estos viajeros para que los despoj~. :r si la cena que prepara mi mujer no es de mi agrado, talvez la carne de esa mujer ó de ese niño satisfarán mi hambre. u VIII. Y los viajeros temblaron. IX. Pero cuando el bandido femz hubo visto al Divino • ~iño, se es­parció por su rostro una expresión de inefable bondad y :sus miradas se trocaron de feroces en amables. ((Venid, dijo al anciano y á l\laría; entrad" á mi casa y cenad y dormid, no os haré ningón daño; sólo pido como reo compensa que me permitáis tener soure mis rodillas á ese mño, el más be­llo y el más encantador de Jos hombres, y besarlo Wla yez, si aeaso- no tiene miedo á mi inculta barba. X. Lo!:! viajeros entraron y cenaron y durmieron; y el malhechor en­ternecido miraba extasiado á su didno huéspel!. XI. Cuando salió el sol los viajeros se despidieron del bandido, y és· te se desolaba y gemía porque pensaba que iamfts voh·ería á ver aquel niño encantador. Pero Jesús, volteándose hacia él, le envió un beso con los dedos de su diestra infantil. nTito, le dijo, 'terrible mttlheehor que con tánta bondad me has dadr albergue: tú me volverás á ver, te lo prome­to en nombre de mi PaJre.•, XII. Y cuando Jesús fue crucificado, Tito fue crucificado también á la derecha del Redentor. CATOLLE MENDES SUELTOS "Resurrección"-Esta obra formidable del Conde Tolstoy, el filósofo ruso que tau mere­cidas ovaciones ha recibido, subió á la escena por primera vez en esta ciudad en la noche del domingo 6 de loscorrientes. A la Compañia Dramática Nacional, que cada día alcanza nuevos triunfos, tocóle la inter­pretación de la referida pieza y á la verdad que los esfuerzos de los actores contribuyeron eficazmente á lu cidez de la obra; distingiuéndose sobre ma­nera la Sra. Guiott en su papel de Catalina y el Señor Dclmar en el de Di mi tri Ivanovich. Muy sinceramente felicitamos á la Empresa por esta representa­ción y ~úlo nos permitimqs suplicarle que en lo sucesivo, procure que los entre actos no sean dema. iadamente largos como en la primera noche, pues no hay paciencia humana que pueda re istirlos y los pobres músicos son los que pagan las impertin ncias del público azo· rado. Con igual lucimiento fue representada el martes último la obra de Echegr..ray titulada ''De Mala Raza''. De plácemes la Empresa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 480± EL C()H.H.EO DEL VALLE por eléxito brillante de la ·P co­rrida ele loros de la te m puracla. Con una tarde espléndida")' un ganado de excepcionales condi­ciones para la lidia. los simpá­ticos dic. tros ejecutaron con . ingular arrnjo las suertes más atrevidas de la tauromaquia. .1Jforeno de Valencia, cstu­\' O felicí ·imo en la e.;;tocada, en el cambio de rodillas v en el capeo por detrás; Solai·i!lo no lo fue menos en los saltos ele la garrocha; en el "'imulacro de muerte y en las banderilla" al quiebro. Sevi!!ano y 11/orenl!lo trabajaron sin descanso y tam­bién recibieron justas palmas. Además de las suerlcs men­cionadas, JJforeno, Sola ril!o y Sevillano, ejecutaron una de rodillas que fue de gran sen-sa­ción. Tanto So/arillo como JI o­reno pusieron un buen par de banderilla de á cuarta y este último s::tcó unos ' lances á la li­món en compañía de Sevillano. En resumen, el bello sex.o e~­ca o, pero bastante hermoso. Muchos claro· en ambos tendi­do . . ~lú 'Íca ..... á la altura de siempre. Presidencia, honrada por el .señor Gobernador del Departamento ; una tarde o­focante y en fin una corrida · ue podría exhibirse en cu,tlquier circo de la Hepública. El 2'2 Octubre, á la.: diez y media ele la maiíana se cclhn\­ron en Bognlá, en la Capilla del Sagrario, la· e.·equias por el descanso elerno del alma rio y la señorita doñre -J. tk 1<>10. EL CORREO DEL VALLE (Fundado en 1894) Se publica todos lo.<> jueves.-J::dición -'.ouo t:Jemj>lares \'afor del ejcnlp:ar. . . . ........................................... $ 0,00 c\·s. oro ¡ Anuncios, p~gina ~:uh:l'
Fuente: Leyex.info Formatos de contenido: Otros
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