Por:
|
Fecha:
1887
j:--.
REPUBLlCA DE COLOMBlA'-DEPARTAMENTO DE ..l.NTIOQUlA
LA MHGELANEA
ORGANO DEL LICEO ANTIOQUEÑO
Ns. 5~ Y 6~ '{ MEDELLfN, .JUN:rO DE 1887. } SE1tl. In:
1"."" NIEVE
[CONCLUSIÓN]
{NOVELA TRADUC'lDA PARA. La Xt"$celánea, POR N. R. R.)
Al ' sa.lir de la aldea, conducido por mi guía, tomé un atajo por donue
~minábamos con mucha dificultad. Un cielo sin lnna, sin estrellas, de un:,
lobreguez que daba miedo; la tierra helada., dividida pur cercas de malltla,
se extendía á lo lejos cubierta por una espesa capa de nieve. La IO ll
.Je la linterna que oscilaba ante mí mp- fascin&ba, yen vano trataba il4:
Tloner el pie en lila huellas dejt~das por los graudes zapatos de 1!'mncisco.
Ya he dicho que no me gustaba andar por la nieve cuyo aspecto me causaba
aiem pre un terror supersticioso, y cuyo frío penetrante y particular,
me recordaba, ademas del acontecimiento que tan hondamente pesaba !IJbre
mi vidu, los hort"orosos días de la guerra de Rueia. ~obre todo aquella
nocho Rle sentí:\' muy mal y tuve necesidad do envolvel'mo en mi capll
J de recurrir á toda mi energía. El pensamiento de que iba quizás ft sal .
• l'r un enfermo me reanimó; hacía cinco ullos que, siempre que tenía esa
felicidad, experimentaba un alivio singular, como si así hubicra arranca do
á la Providencia una )1arte de mi pertión.
Ya comenzaba ¿¡ hacérseme hlrgo el tiempo y pensaba que mi gnü,
me había ocultado 1:\ distancia que debíamos recorrer, cuando oí unos ladridos;
lejanos al pri nci pio, !:teron Ilproxi mándose hasta q ne aparacieron
dos enormes mastines que casi apagan de nn golpe la linterna del paIsano.
,uien gritó: Vamos Turcol Con malla T",eónl No tengá.is cuidado seIlor,
seguidme. Francisco golpe6 con el aldabón y uua voz cascada flllpondló
á esta sen al:
-Quién va?
-Yo, abre Ursula.
-'1'me8 al médico? preguntó una vieja, descorriendo dos gruesos ce-
.rojos y haClondo crujir la puertA sobro sus goznes.
-Traigo uno, poro no es el Dr. Berthier.
-Ah! dijo la vIeja en tono contrariado.
Me puso la bugia. en la cara J 000 miró estupefacta.
Después, diciendo que iba á prevenir á los duenos, me introdujo :!
ana pieza del piso bajo.
Era un salón sin fuego, alumbrado solamente por una lamparilla cu Ja
mecha habían bajado por economía y que yo tu ve el cuidado de snblT.
En la chimenea dos enormes ramilletes de margaritas y tie mal va-roslIs de
mano, en globos de "idrio, formaban cUlldro al reloj. Sobre este monumento
de mármol negro habín una Urania de cobre sentada sobre la esfera el.'Jgto,
con un oompáa en la mano) mirando al fondo. Pegados á la p3-
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red, uos grandes cuauros representaban El C01l8eJo de Aldea y
apestadas de Ja.tr.a. En la mesita redonda cubierta con un tapiz verde
con ramos rojos, babía varios libros de piedau, E'~ Hombre del cmnpo
dc DelillEl, las Poesías de llimtane,s y Los Incas de l\fi~rnlont('1. En un
rincón nu piano Luis XVI. Una persiana con paisajes suizos que t.allaba
la chimenea, una arafia envuelta cn sn cllberta Je sc::la 'fel'de, las
butacas:y lils sillas, ool<>cndas á Jo largo de la · pareu lonudas en tela de
percalina blanca, todo en fin r~elab!l nno· de esos salones deshabitadas,
en qne el poh'o, echad.o por la escoba de. un ri.t¡cón, va á. posurse en otro;
respetables santl1urios de familia, impJ'egnados {]el perfume de esa meulanía
campesína¡ que no ubre sus puertl.ls {jo dos hajas ·sino de mal humor y
forzados por graves cir.cllllbtancius.
Pronto entró un homure como do cincnenta anos, de baja estatura"
l'obnsto, de color subirlo, .los cabellos ya.blancosl con g.l'Hndes zapatos de--·
heLillas que no dejaban ptrder ni nna p~l1garla de. su estatura, medills chinas,
camisa ' do,puno y levita.. gris con botones 00 metal. Se negó á mí
con ese .alre- tranquilo y sencillamente afable que da la vida campesina, y
me hizo sen tal'.
-Mil gracias c1oy .. al oielo, sslior, que os ha ¡¡nviado á nuestro pueNo
precisamente cuando nuestro médico ha tenido Ilue ausentarse y estnmo¡.
anlcnazados ue perder un hijo ....
Su voz ·tembl&,y no pudo continuar. ,
-El cielo, sonor,. no tiono. nada que Ter en eso, le respomlí.
-Oh! síl , El es.qllien osenvÍl\ ..•. Pero, agregó después de haberme
mirado, parecéis muy joven.
-No. tengo sino veintlséis·allos, pero he vivido mucho y además ..• '
he visto m nehos enfermos.
-Oh! seilol', no c1'eais._ .. Exousadme;.: yo no duuo .... Poro es mi
hijp, sefiol'; un nino de qninee allos.
-Si lQ permitís, iré l\ vedo, y esto será. meiqr que todo lo que po-liáis
uoeit'.mp ..
-Ah! ya,lo creo. Vamos,.
Subimos. un piso y entré en un ·vasto aposento, donde no distinguí
illQ tres .ó cuat-ro mujeres q ne se ngiLabau eouIuslIlmmt.e en la penumbra,
y, en ol ·centro de la alcobl\, noa lorma vaga en un gran l~ho. La madre
del enfe~·mo,-OIuy . bien comprendí cu:í.1 era-se roe aceroó, me cogió
las manos·y me las estrech6 fuertemente Sin poder bablllr; los sollozos le
cortaban la, voz. Traté ele tranquilizarla, tomé IllfOl'OleS sobre la í'nfcrmelind,
pl'Ogllnlé. qué Lmtamie.ntoso. hubía seguillo, y uespués supliqué que
me dejurau .sol{)
Tolios- se retiraron.
El t!ufcrmo cm un ado1esoente, gtnlldG yrobnslo, ntacatlo po.r una
,iolentf~ fiebre wiuidea. l)esplllÍs de haber conocido el período en que ostabl\
elmnl y de. haber .fijado los re.me.dios-qutl deLínn emplellrse, mil'é
más de cen:a uLpehrc diablo 'lue se revolcaba Y' dejaba escupar palnbru&
incoherGntes. Sus faccione .. eran .l'egularea, bastRut(1 ,bellas, y,-lo que
me imllre.siouó,...,-me reeordalJUll. lllgp que yu, había ui.~to. Pero, dónde ha·
bría conocido yo á ese uillo? En llingnn¡~ parte evjdente~nento, ... y .sin
embargo, senba que no mo 91'11 enteramente extruüo o basta á veces
cualquier incidente pam llespertar en nosotros un mundo de recuerdos
c1ormecidos ql!~no espcraban sino una palllbra, un gesto, mIli mimds,
para reMludar la caUCHa UO I:lUS anillos rotos? Quedé lllrgo ruto sentado
u\ pie del le.cho, ~Oll los OiOi fijos sohre el joyen, escndriiiaudo · 109 más
houd03 sOCl'.etoi ue mLcoueic.ncill . . El enfermo había vuelto ti ('Iltc.o.r • .ell
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LA :r.nSCELÁNÉA.
delirio y en medio de sus gemidos dejaba oir algunas palabras: "Pedro!
.... Ped ro .... vol verás .... vol verás á consolarlos?" Creería el pO_
bre dillblo que iba á moril'? "Peuro! .•.. vuelve á r\Íempl~í.mrme ... .
Vuelv-el. ... Qué- haceS"' pues ·allá.' .. ' . .. en III nieve?"-
TI' n ternLló~ que me recorrió 'el ouerpo me hizo IeV'flt1tat' instantáneamente.
Fui ii I¡\ chimenea donde ardía ull' grnwflleg01' Hegllií á la ventana
y aparté Ins cortinas: la campiffa, se extendía á lo lejos; pOI' toda.
partes blanca cubierta por'un cielo negro.
-Sthal y llaller tienen razón, me elije, la· nieve ejerce uoa inflnen ~
cia par,ticulur SObl1() nuestro ollganismo y especia.lmente sobre el de los en~
fennos. :ruste la sien te; la adi vina .... suefln con ella.
No sé por qué "COgl ladámpam y la acerqué arjo\'en· pal'a. considernr~
lo con atenci6n. Inmediatamente retrocedí.
-Pera .... ('sa fisonomía ..... esos ojos., ... es- imposible! Es que'
Ja nieve me ha trastomadb.
Fuor~ la nieve úobral coStl; .~ me sentiR. muy maL Avergonzado de
mi timidez, rccorrÍ á pasos ('ontados' 01 aposento en toda su longitud" y,
]N\cióndome refiéxiont,s, había lagmdo trtluql1lliMI'lbe, cuando por casua~
Jidad, tendí la vista á un retrato colg.¡¡do en la pared, .y no pude cOllterrel'
un grito dlYespa.n~. , 'Uemb!ttbll, sin' atrel'el'Ule (¡'¡'lev~ntur loS' ojos, cla~
vado en'aqtH;]' punto.
-Es él r. . ' 0> grlln Dios! : . " Ese ooifhrme,< esas' fáeciones"qll6'" snlle
ha.n grabarlo tan hien . •.. )' que nUTlca se bOl'nll\~n elo mí.
y me lIió miedo, miedo verdadero. Toqué una campana y no' me
había repuesto del todo, cuando entró la madre.
-Qus fin)'? preguutú"Con ansiedad.
-Sellora, dije recobrándome un poco, el estado es grave sin duch,
pero no dllse3porado., lLa crisis será talvew>máe fal'orable que ad~·QrsQ.
-Ahr scflor, Dios os esouche! '
-Necesito, prosoguí, eseribiJ: una fbrmnlapara que mllndell pronto Íl
la ciudad por medicllmcntos.
Bajó á escribir al sa.JÓn. Encontré la cstufa encendida y los muebl~s '
sin los fOlTOS que Jos cubrían" como si hubiese despertado de 811 sueno
ordinurio.
- efio!', dije al padre dol enfermo, despllÚd de haber dauo 11\ fórmu-la
tí un criudo, . deseo hablaros •.
-A,mi?'-
-A vos 8010.
La puorta se cerr6 y yo dije : .
-Mo pormitís haceros una ' pregunta? El médioo ,tíene algo de in.
quisidor, y . •. .
-Heblal1, sen'or.
-Cómo se llama.. vullatro hijo?'
...:..Jacobo,
-El repite con frecuencia eu su delirio' uu nombre,.el de Pedro • .
-Ayl sí ~f1or; así se llamaba su hiM1ono. Lo llama ....
-Su hermano está .... al~sonte?
-Murió, murmuró'el pobre hombre, bajando·lll,cabez8. '
-Ah! Perdonadme ~i he de:tpal'tado, sin quererlo, un recuerdo
crueL
-Al contrario; siento l'Ili'vio cuando hablo de mi Pedro. Era un
mozo tan bUllno, tl\U S'uapo, sel1or! Quiso ser soldado del emperador y
le alistó; después plll'l;ió,con su regimiento para Rusin . ... J hace scis.ano&
que no s¡¡beruos de él!
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6t6 LA MISCELÁNEA.
-Pero> ..... no me mueve solamente la curiosidad r. preguntaros,
creedme; tengo un vivo interés. Estáis seguro de que mnrió?
-Nó, y mi pobre muj~r lo espera toda\"ía ... . Es cierto que aun
"fuelven algunos de esa Dlalditll campana. Pero yo no quiero esperar
más. Murió, no lo creeis? De lo contrario nos hubierll escrito .•• Mi
pobre hijo nos quería tanto!
El anciano se detuvo; IlIs lágrimas rodaban de sus ojos. Yo no me
atrevía á interrogarlo temeroso de saber la yerdad, pero ya no podía auportar
más tiempo :\qnella dnda.
-A qué rcgimiento pertenecía? le pregunté.
-Al 3? de Voltígel'os.
-En nombre der ciclo, cómo os llamáis pues'
-Yo' .... Dumestrc.
E~te nomure me hizo estremecer.
-No os lo habían dicho? agrrg6. Aquí me llamaD el Sr. Felipe, pero
ese es solamento mi nombre de pila .... Pero qué tenéis, senor' estáis
pálillo; os sentís mal?
'j'uve que apelar á. toda mi energía. Aunque babía sentido un deaunecimiento
rep~ntino, me levanté.
-Excusadme, balbucié. Yo tl)mé parte en la horrible campana de
que habláis, y siempre que me la recuerdan ... .
-Dios mío! .... habéis conocido {L mi hijo'
-Nól. ... nó, os lo juro .... Pero esos recuerdos son tnn horribles .. ..
PerdoDodme otra vez: necesito un poco de aire, dc Boledad.
Salí brUSC¡lmente, dejándolo atónito. Apenas me YÍ afuera me pule
á correr, sin saber adonde iba, por las avenidas de un jardincillo cu·
bierto de nieve, qlle había detrás de la casa.
-Es posible? me decía en voz alta. La casualidad ó la Providencia
me conducen lÍo la casa de los parlres del desgraciado á quien asesiné!
No pUello dudarlo .... El retrato, el nombre de Pedro Dllmestre, . . .. es él,
sí él. Y nada me lo advirtió! No tuve el menor presentimiento al pi sar
el dintel de su puerta, yo . ... yo, su asesino. Pero, qué hacer' .. .. y
esta nieve que me rodea, esta nieve que me persig~e por do~uiera como
,1 testigo de mi criml:n! . .. .
Encontré un banco y me senté en él agobiado, con los ojos cerrados.
En aquel instante, volvieron a mí todus las ideas de suicidio que el tiempo
había alejado y mil pareció 10 mejor hacerme justicia por mi propia mano.
Además, veí!, el porvenir tan mi~erable que la muerte habría sido
para mí una dulce libertad. Todo me Ilbanuonflba entonces, la concieneia
de mi jllyentud, mi amor á 111 ciencll\, la esperanza de expiar una ho'
rll, un minuto de locura criminal, el decto á mi familia, á mis amig08,
todo desaparecía, todo 8e desmoronaba ante mí. Me senUa arrastrado
irremisiblemente á un abismo insondable. Iba Í\ desfnIlecer ccando
oí ruído de pasos en la nieve; abrí los ojos, y ví una sombra erguida á
pocadistancia . .. . Di un grito de horror ... . Emel Sr. Dumestre.
-Qué tenéIS pues, mi querido senor; estáis enfermo?
-Nó .. . . nó, dejudme!
-Dejuros yo! Ay! tengo mucha necesidad de vuestros aOJ:iliol.
Vamos, entremos; mi hijo os llama.
- V ucstro hijo? . . • . Ah! el senor J acobo! Sí, tenéis razón.
y me dirigí rápidamente Í\ la casa repitiendo: "Es cierto .... es cier·
to, tieneu nccesidnd de mí, y recalcaba sobre esta idea, como el que va
"ahogándose se ase desespemdo á. la mano que le tiendeD.
Encontr~ al enfermo algo mejor, c.1lmudo J sumido en un aneno po-
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LA MISCELÁNEA. 647
~o agitado. Ya habían tmído los remedios do la ciudad; los apliqué, 1
después, tranquilizando ú. los padres de Jllcobo, dije rotundamente que
velaría solo y exigí que todos fueran á acostarse.
Aunque estaba abrumado de fatigo!!, tenía lo, nervios muy excitado.
para poder dormir y me senté al pie del lecho con los ojos fijos en el nino,
absorto en profundas C':avilaciones. Un si lencio absoluto reinaba en
la casa, y nada turbdba el vuelo de mi pensamiento que pasaba oontinuamente
de mis aventuras pasadas á mi situación pl·esente. Nó, me decía
yo, no es la casualidad la que me trae, dcspués de seis aflos do rE'mordimientos,
del lugar del suplicio de un hermano á la cabcc('ra del hermano
moribundo. No debo bendecir á la Providencia que me grita en este
momento: Matas!;(, al uno, cura al otro' Esta misión que me impone
no es el principio del perdón' .... Pero, qué digo? Lo maté!. ... Será
posible? ... ~crá cierto? ... Yo no lo ví, pero oí; oí los tiros. Y aunque
mI crimen no se hubiera consumauo, no soy un asesino dE'sde que tuve
intención de serlo? Por qué el cobarde temor de la muerte, que tántaa
'feces desafié, me inspiró esa idea de locura homicida' Tendía 101
brazos al retrato y exclamaba: "Ah! si fuera posible! Si te viera volver
aquí, á tu casa, entre los tuyos! Cómo me arrojaría á tus pies! Cómo
besal'Ía tus man08 gl·itando: Pérdón! perdón!! Ah! Dios clemente!
Ili 10 permitiel"uis!
A la triste claridad de la lámpara, me puse á ver á Jacobo y sentí
que poco á poco me invadía una tornura indefinible por ese nino. No
me había visto sino en medio do su delirio, yo no lo conocía sino desdo
un momento antes, y sin embargo, ninguna persona en el mnndo me era
tan querida desde ese instante. "No tengas miedo le decía, yo te ealnré;
la muerte no se atreverá á arrancarto de mis brazos. EI·os mi única
esperanza, mi rehabilitación, mi honor que al fin vuolvo á encontrar.
Quiero, quiero que vi,as.
Un rayo luminoso penetraba por las rejas; nacía el día y abrí la ventana.
El camino que pasaba delante de la casa, 108 verdes árboles cuyo.
largos ram08 tocaban á tierra, los campos que se extendían hasta el borde
de los bosques que ceflían 01 horizonte y se perdían en las nieblas de al~odón
:le la maflana, todo estaba cubierto de nieve; nieve espesa, compacta,
mate, rudiante en la calma ab!oluta de la atmósfera, llena de luz con
los tintE's rojos del 601 naciento y que sin embargo me op.·imía siempre el
corazón por su aspecto helado, por su impasibilidad de testigo obatmado
de mi deshonor.
Cené la vcntana, y vol,iendo el rost ro hnera el lecho, comprendí que
en aquel momento estllba allí mI úni ca espomnza de salvación y de repo.
la. Por eso, no bien f'ntraron los Srs. D umestre les dije:
-La noche ha sido buena; pero la c risis que acabamos de vencer puede
volver; voy, pues, á haceros una propu<'sta .... tal vez extmna, que podéis
urlmitir ó rechazar, como gnst[iis. Arlemás del interés natural que
me inspira vucStl'O hijo, su enfermeclud ofrece algullos caracteres e8feciales
que teugo interés en estudial'. Deseo quedarme algnnos días, a meDOS
haa~.a que vuelva vuestro médico, y os qlledaré muy ngradecido 8i me.
lo permitís.
La8 buenllS gentes me miraron ~Igo admirndas y se 10 consultal'on
con los ojod; me pareoió adivinar 8118 tomorf's y 8US escrúpulos.
-Yo practico, les dije, la medicill cumo aficionado, y "ea en ella,
no una profesión, sino una ciellcia digll ll de profundizar.
Después de nlgunas vacilacioncs exigidas por la cortesía aceptara"
J al punto me instalé á la cab.ecera del enfermo. llabía consegmdo mi
•
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t>48 LA MISC!ELÁNE:A..
objeto, y sin f'mbrgo, me decía yo, "estoy pidiendo hospitalidad á 101
padres de mi víctima! Este pensamif'uto Ole hacía. sentir una vf'rgüenz&
sorda, que hacía ,'acitar á veces mi firme ,'oluntad de sllhar al hermano
del que hnbía. mnorto por mi culpa. Fingí un estado de salud particn.
lar, horas 8e .comid~t ,d i'Íeve[lt~, y aSí. vi·ví apll1r.teen cierto modo, en cea
Cllil:.\ honrada y plWriarcal, proourando :~l¡>jar.me lo ·mcnos posible de eso
lecho, puesto de honor confiado á mi cnidlldo y qne no debí1\ abandouar.
El primer dh, había venido (, sentarGe á mi lado n nl1 jov,en alta, de
tez pálida. La ilamaban JUAna y ella ¡-¡tlBlnba á 108 seflOl'cs Dnmestre
padre y mfl,d1'l~. 'Supe mU'~ pronto.(Jne lu:.blll. sido la novil1 iOtle suoeclld.Q Ry{)r. Ell pleno medio día,
a~oyado en d bnlZo ~.e ~u h~lJllana JTlilana. J aOQbo 1¡ba por la grande ave-niela
del jUiI:dín. eon eee pfl80 débil Y vacilante ele loo enfermos. 'lJo! padres
albol'ozadosle segllJanj después Iba yo d~trás con los cria~03 qne ba~
bían ido "á ver alld·8.ll' al Sr. Jucobo."
-No debes fatigartf', le gritaba la madre.
Ohll1u poeo iIIll.ás, b.&li.tl\ ,el ballco d.el viejo eocuo .. "Mirad, Juana
me aleYa casi e¡l1'gado.
Me CO/~SllltarOll con la mirada, 'Y dí el p01'lniso doe ir hasta el ,iejQ
eCI·czo. Reconocí el bancoj era el mismo en que bubía caído, I1gobiad~
de ,fatiga y de terror, la noche de mi llegada. Reprcsentaba un gran pa.¡
pcJ.en .el jardín-qué di.go?~e.n la fnmilia; en esa familia, Ulla de ta.utu
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'LA 'lllSCELOOA.
~! en toJa liU fuerza; semilléro8 de sacerdotes, de sol<
Jados, CJue al'l'er salvauo á mi berm,mo.
Ella pronll:)("iaha con tolla ttaturalidañ ufJuellas palahl'lls rleparlres y
herman,o. ,"! qué, no era y sería siempre la 111ujel' del póbre Pedro? Lné'
go pWBJgulO:
....lEI [ladO que hoy doy, pneoe pnreceros 'edraBo. .r o sienta bien,
,lo sé, á nna jovoo quc-éntrc a!Í al cuarto de un hombre; pero eoy una
.C1lmpE'sinl\ y no comprendo los usos del mundo. Y ancm{ls, dijo 60m1en,
do tl'i"tementr, ya no soy llfilt nifla, ooy VIuda. En fin, en' fin, .... qllit!-
1'0 tener nna conferencia con "08.
-lIablad-sin temQr, seflorita, Y'lJi está en mi poder ... _
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650 LA MISCELÁNEA..
Yo estaba agita.do é inquieto. Ella pareció recogerse y luégo di~ •
bruscamente =
-Vos 1mbéis algo de PedroL ...
, Siempre! . • •. Siempre este suplici{) de los recuerdos, de 108 rcmordi~
ientos que sólo mE: habían dejado un momento de reposo para volver
1t1égo más violentos {¡ torturarme por boca de esa muje, tan bella, tan conmovedora
eft su dolor! IlIh estaba am, inmóvil, con esa mimda fija queme
iba al alma, con la mano tendida á mí, pidiéndome de limosna una
palahra de esper:lIlza, que yo le habría dado si hubiera podido aunque fuera
á precio de mi vida. Creyó que mi turbación era una semíconte'si6n.
-Sí, no es cierlo? Algo sabéis. Ah! muy bien lo había adivinado
. . .. Con sólo veros, desde el día que llegasteis, tijar á cada momento
Jos ojos en el retrato de Pedro. Pero, yo creía .... -Sin duda DIe enganaba
y os pido perdón,-creía descubrir en la expresión de vuestro rostro
algo tRn triste, tan e:xtrallo, tan .... sí, tan Il.'\haje, que DO me habia atrovido
á interrogaros. Ah! cuánto lo he deseado, pero me daba miedo; meparecía
I}ue estábais unido al ser querido por un misterio horroroso; ya.
pOdréis juz.gar, senor, cuánto hnbnl divagado, cuántas quimeras se h:lbrá
forjado la cabeza de una pobre joven .... Tenéis que perdonarme, no e~
cíortot La desgracia que cayó sobre mí como un rayo me ha dejado anonadada,
y á veces me },rcgnnto si estaré loca.
En efócto, había en sus ojos un fuego extralio, y ya yo tenía iemor
de que perdIera la raz6n.
-Entonces os \'igilé, prosigtú6, y, 0& Jo confieso,. espié l'uesbas acciones.
Ayer os ví cuando establtis en la alcoba de Jlleobo y os despedíailJ
de él con esa amistad tan dulce y tan tierna. Mi hermano se adormeci6
\In el sill6n y todos salieron. Eutonet:s, creyendo qllC estabais solo, oa
acercasteis al retrato de Pedro, y allí permanecisteis, in pei, contemplándolo
mucho, mncho tiempo, como si tmtaseis de fijar bIen sus fllCClone*
en vue~trl\ memoria antes de separaros de él. Y () os estaba mirando por
la puerta entreabierta, ansiosa de entrar, de cog!:'r08 infraganti y de obligaros
ú hablar, pero quería ver hasta el fin qué hacíais ... . De J('pente.
ocultásteis ellostro en las manos; y luégo, cayendo de rodillas, 103 brazoa
tendidos ÍI la imllgen del pobre nlÍu,til', murmurasteis p'.\labras que no pn- '
de oir, ... Pero, por el acento, eOffi}Jrendí que eran una oración y quo llo-rabais,
.. .
Yo también 1I0raoo .. . . iba (\ decidirme á entrar,. cnando oí que alguno
Sl! bia la escalera y huí á mi enarto azornda.
Yo escuchaba esta relaci6n, sin saber qué responder, é interrumpiéndola
á veces blllbucielldo palubras entrecortadlls.
-Pero no, sefiorita, .. .. os lo aseguro. nuda sé • ••. Calmaos,. os lo.
suplico.
Llljos de calmarse, se eXflltaba mns J más:
-No me digáis que n6; conocisteis á Pedro .••. Sí, hnblnd, namos!
Muri6, no es cierto? ... Sí, lo sé; si no hubiera muerto. si quedara la me·
nor esperanza, ya )0 hllbríllis dicho ó al menOS nos hnlJ.loruis hubludl> C&
eSII malchtu campanil; un soldado enentll siempre sus campañas, y al con··
trario, vos habéis evitado decirnos UDa sola palabra.
-Pero, sel10rita J nUIlU, \'nestm mente se extmTÍn. Crecdme, si
11 unca hr.blo de esu horri ble guerra, es porque conservo de ella tremendo¡¡
l'ceuerdos que 110 puedo evocar.
-Pero entoncea, por qué llorar ante ese retrato .... por qué tenderle
los brazos? Nó, no me estÍlis diciendo la verdad; me creéis muy débil
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L en llUIl'cltrta que ·dejasteia
olviclada en casa .... Peco .llf) 'iropoJ;t;a! gran Domci.d, ,_ .Aüi".nad!. ... . '
¡Qllé!.. _.no-uoivináis?
-Perdonadme,._ ,
-Vive dectoi'! V.uelve.; está on Estrasbul'go, 'en é1. hosprhll, enfe1'-
mo aún .... pero no bCly cuida~Q, lo curaréis, porque ronéi. que iros conmigo,.
"Enifin, ben¡:¡rto 8e:\ TIi08! La Stbel'i¡¡ soltó,su ¡presa.
-l~n nombre·del ciclo ..... , ,de quién habllils1'
-Plll'S de lRedl'o!
-PedroL _. ,
-1Sf1 mi pobre hij6!. .. , .Mi queriaa, .mi ,santa -mujer tema razón
cuando, como recm'daréis, no.qnería.creer fIliO había muerto:y lo agnardalla
siempre. Ah! lo que ell:lllurgo. No exLl'l1.fiúis el no h:tber sabido 111\Il
¡~ de él durante cinco alios, pC)l'qlle ('stllvO jll'lmel'o prisionero y luégo
'fué man,laclo á las min:l6 du Sibr rif\ desde d¡HH]e no podía escl'ibic, por
más qne lo intentasc, pOl'qu (1);¡, pol icíill'usa ilTtelCl'ptab¡¡ todas las comn,
llictwiones. .Ahora l'stii libre, y aunqne enfoTlllo tlrl n·na her ida en 1/\ lIlano,
pud(, atravooar1a kll' tn:mia y lleglH' n(juÍ; eSJI! I'a potlCI' ponerse ('n
eamino ,¡('utro de pocos mas rara 'voh'('r al hog,if p; r t' rno. 'Oorno 1'0 t i("
11& rCCllr~os, 06 611plica le en viéiS á lu. m.'l.yorbl'cyc'l;., c inCU(' lltll cscudos
p:s.ra pagar los 'gastos del viaje que ha de Tlevado :L \' lI ".:tr08 br¡(lms. . e1',
íos enviar esa suma dirigida .á mí, pues 01 no plleGe I'¡'c ihitlu por imp'·dirle
Sil herida firmar d reeillo, Os 'abraza til'1'nameni.o, mientras tiene
hddicidad de ver á RU íllmthn. !Ii'lignaos aceptr.r los scn"imientos de COl1-
"tdaración ·de :vuostro ¡úectísimo servidor,
ill'ñLIX G17EREAU.
íEmpleotlo .• n 01 hosprtalreal de E "tl'asbnrgo.
Al momento de leer la carta, mi primera impresión fué oe a1egl'ío.,
la o.legría de un muerto quc hubiera renacido 'á la vida, .í si no hllbicr& .i.
dopol' el.escupGicismo de que .Jo me ,glolliabn .Y que CQ11lczuLa á cUDL.ir y.a
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'LA UISGELÁNEA
.~ntre los estudiantes, me habría putsto de rndilllls para dar ferVlentell
.;gracias al ciclo. Pam mí no existía cielo y ,me arrojé en bra7.os del Sr .
. Dumestre.
_y I1ho;'a qné ·decís·amigo mío? CiXc1amó. Ah! bimnyentnrada era.
.esta cart!l! ·La he loído y 'nlleÍlIo veinte \teces y no puedo acabarla sin
"ti orar. 'romad, leed la otra vez.._ . ..
El pobre viejo estaba -raditmtc.j ,las lágrimas rod~ban de sn6-ojos en.
l'oj ecid os.
-Ya os imttgiuaróis {j\1é -untf.ho1a habría e11 casa , aquel pel"ro qne eOl1ol:éis y qne cRsi
.(lB.devora clllía que llegásteis, 'rurcl> rmismo lQdr,llm .... \.h!fllistcia VOM
quien nos trajisteis la felicidad esa noche. Jacobo curado", :eedl'o que
ya "oelvé! Dios núo! es tl!'mnsindoj vel'dntlet'amente deull1.siad0!
"Y el buon hombre me IIbrilzaba y sliltaua como si t Ilviel'l1 también
Temtr ¡~fioa. Ihb:b sacado de lIn arrun:rio 's1l8 mejores vestidos; yo nunca
lo habia 'VlstO to.n gal{m. tEstaba en 'braje de fie~ta; leSe cm, ~l'gúu d.
cía,Bu lado flaco y muy bi(,ll podía'conrlescendar con l'Be peeanitlo en Sf\
·nal de alegría y permitírselo-u,!ul. vez ll1:\B '(permetrc eneo1'l'). lo que pronunciaha
pehmette encalte, 00. no ']'0 hacíl\ en su jnventnd á ('si ilo de lo.:
inc1'eíbles {1) Derecho, con la cabcza lel'3n taoa, hacia girnr sn ta[¡:lq~lf'·
1]':\ entre 10B ...•
La duo,\ lO oprimió el coru7.6n 'y.creí quc una tltlbe negra se cerni"
.¡óbre el cuarto en qne e,Mtl)llmos.
-Quú lr¡(,a! no es clCrto'? PN!O /1.men l'egaflo te hns Ilcn,lo.Tó:mib('
Venir 'Po tu rb>\r n l1estra alegría! Dlln¡u' de ('RE' bnf'n Sr. G orn'un, de et'
.gunpo mozo r¡tte escl'ibe ,ClIl·tl\s tan belluR, tan excelentes! .... ~f lIy mlll hr.
cho es rso! Os rcpito qn.e está loca .... N o'{\s ycn]¡\rl:'
-Sin dl1nr~ ser inerúdl!]
0. Se h¡\ anllneiado bml:t6 .~60ce 1<1 vl1eha de alguno de esos ~1obres 501-
-dados rle H).l~ .... y desllllf.s ....
-Pero cQmo, estais aliado con eria? .. • dijo el Sr. Dnrue~tl'e asom-brudo;
no el'( (~ i8 ('11 ('sta aarbt!
....::.Oierto. prfo ....
_ TobaulrOloB mas, dijo; os l1e\'0 IÍ. Estra~bnl'go 'P0rr¡ne 08 nece8il~
'para qua lo cnidéls en 01 crumino. No ulvldéis que mi pobre hijo snfr,.
.aún rle su hcriJa. YJo no ,~Irvo ~ino p:lra IIp,arle sus cinc\lPJü" r~,,\Ul.)s, '!
;aún m{¡s si neccsita. A fe HI·ía r¡ue mi viaje no era iDdi~ , u. "t'lf, pertl
muy bien puedo hecerlo porqno nl1estll~ "inillo bllillco de 'l'ul'ena 8(; ye¡..
dió á buen precio es.te ano ....
(1) En 1.'1 rigl0 pasado ·se di601 Jlom'bt'o ae increiblts íincroyahll'~) á ~i('rta8 1>1'1'.
'WOll&ij que, pretendiendo hacer más suave la pronunciación dr-l fr&l1ré~, introdujer(\n
.en ella o.lgUll(lS v:u-i.a,cioDc.s J)O.InO la de sUjlrimir la r, la do cambilU' la eh 6 .la j
¡por L, • .t.c.
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LA MISCELÁNEA.
-Vamos, prvnto, doctor. Por qué os quedáis mirándome' ProD- '
to, os lo digo; la diligencia parte á medio día y ya tengo 1011 008 mejorea
puelltos. Almorzad, arreglad vuestro equipaje y dentro d03 media hora
Tengo por vos. Mientras tanto, 'fi0Y á. dar un paseo por lae galería8 del
Palacio Real y ti emiar un regalillo á mi mujer. Y bajó con presteza
la eselllera tarareando: OM mimado de 1M dam.as.
No pude defenderme y tuve que ceder. Pero, cuán lejos ~8taba de
abrigar la confianza del pobre hombre! La senorita Juana tenía razón:
euántas veces se había anunciado á los parientes de algltno de los héro81
de esa retirada fatal, que aún vivía! Y cuaudo los que le lloraban esperaban
verle llegar á Fl'ancill, cuántas veces habían sufrirlo un cruel d..
engano! Ya era un hijo único dejado por sus camaradas cuando venían
de Alemania en Dresdc ó en Leipsik, enferOlo de alguna herida, pero ya
en vía de curación; ó bien, habían visto un padre, un marido gozando de
plena salud, ocho días después de la batall/\ en que había muerto. Y
por qué no esperar, .i allá estaba la Siberia con SUB minas en que trabajaban
nuestros poures soldados, agobiados de fatiga, lemntados á golpea
de knollt cuando caían bajo el peso de su miseria, vero que al menos vinan
J que pronto serían puestos en libertad, aunque ha8ta ese tiempo no hubiesen
podido d;l,r ni recibir noticias? Pero pasaba el tiempo y la dnda,
Ja inqUietud, la tristeza lIumcnta011n díll trll8 día, aunque In certidumbr.
de la desgracia no podía caber de Ilcllo cu algnnl' "lmu8 repletas de esperam:
a. Porque la esperanza hace parte del aire que respiramos, de la luz
que nos alumbl'll, recorre sin cesar la tierra y lleva consigo á todos loa
que sufren acogidos á los IInehos pliegnes de su túnica azulada. La huulimidau
no puede vivir sin ella y le ha dado el pri\'ilrgio de ser la única
diosa del m undo antiguo cOllsagrólda por 1~ ley cristiana y elevada por
.lla al puesto de virtud.
Yo también esperé. En el camino de Estrasburgo, la companía del
Sr. Dumestre Rle hizo abrigar la confianza c3nrlida y serena oel anciano
que me contaba sus ilusi::nes sobre el porvenir de ese hijo h"lladr', In época
probable de su matrimonio con Juana, su e8tabl ecimiento (:11 una de
lus dependencias de su propiedad; mientras que Jacobo sería comerciant.
})orque e8as erlln sus inchnaeioncs; en resumen, me contaba todos ceoa
castillos en el aire que se forjall en un momtnto de felicidad. Nada ea
más eomunicatiTo, y ya pensaba yo enánto trabajo me costllría no saltar
al cuello de ese ,-ali ente P edro y pedirle perdún, lo quc parecería muy
ntrano. Y Il1égo me ponía á pensar .. . . ~le reconocerá' . . _ . Imposible!
En todo caso, aliviaría mi conciencia para siempre haciéndole mi confesión.
Eran ya las cuatro. Ln flecha de Estrnsburgo se dt'stacaba hacía.
~iempo ñ. nuestra vi sta en un ciclo gr is, sombrío y limitado, cuando comenzó
á caer la niE'Ve. Sentí que, conlO siempre, su aspecto hacía
t'stremecer todo mi cuerpo y yolví á concebir dndas; su acción disohente
hizo disipar una tl'aij otra las quimeras qne me había forjado. Ví á eso
aluciano alborozado por una fulsa noticia que talvez no era SillO unn baja
fJspeculación; y lnógo aquella casita que volvía á tomar su aspecto entris!.
ccido, tod08 8US morlldores sumidos en el luto, la pobre madre que sucumbía
de dolor, y á J nana, J llana cnya imagen se erguía linte mí, COn 8U.
largos vestido! negros y Bll mirada de acero tija en la mía . ...
Pero llegamos y no Be trata de sonar, sino de obrar. No bien baja
el Sr. DlImestre del coche, me arrastra al hospitl'l, cuyo camino había
lI'fcrígusdo con anticipación; yo le lo habría porlido indicar porque había
•• tlldo allí seis uleses después de conclnída la guerra. El s~lperior me re-
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LA MISCELÁNEA. 655
eonoce, introduzco á' mi companero al interior del triste edificio, y para
llegar más pronto al despacho del mé.:lico principal, atravieso nnn de la.
grandes sa11\8. La puerta se abre, luégo le cierra, vemos uoa larga fila
de lechos, un olor particular, el olor acre y pel1etrante de la virnela casi
nos sofoca.
El Sr. Dumestre, pálido, .ueh·e el rostro á un lado.
-Quiera Dios que no esté aquí! .... me dice en vOz baja.
-Quiera Dios que esté! .... murmuré sin responderle.
De ropente se me Qscapa y se rlirige á uno de los enfermeroll.
-Está aquí PeJro Dume.tre?
--Dumestre? ... nó.
-Cómo que nÓ! .... Que fué .oldado del 3! de Voltíger08 .•.. qne
~iene de Siberia.
-Ah! Dumestré' .... Ven puel, Guereau! dijo el mozo en tono burlón
á uno de sus cama~das .... en buena te llUs metido! Aquí están tu.
cincuenta escudos .... Lo que no te irá á gustar mucho es que te 108 tr ••
un pariente.
El Sr. Dumestre queda inmóvil, como idiotizado. Yo, que com-prendo
todo, cojo por el cuello á ese hombre.
-Cál :ato miserable, cállate.
-Eh! me soltaréis? ... sois tan bestia que creáis en una chanza! .. . .
A estas palabras, el anciano lívido, vacilante, puede IIpenas bal bucir:
-Luego no es sino .... una burla .... es .... Ohl Diol! mío!. ... te-ned
piedad de nOlotrosl
Se doblegll, lo levanto, 10 cojo en mis brazos, le arranco los vestido.
y le pongo la mano en el corazón; luégo aterrado, sin fuerzas, lo dejo caer
. tlomo una masa inerte. Su frente va á dar contra una cam!\ y un chorro
de aangre brota de Sil herida ..•. , pero no había ya peligro; habia muerto
de una apoplejía fulminante.
No he podido nunca evocar recuerdos precisos de lo que pliSÓ en
aquel momento, y s610 sé que estuve pronto en el cuarto del mMico principal
que me dería:
-YII edtá lejos el miserable que causó la muerte de vuestro compa·
l1ero. Creeréis, mi querido colega, que este es el vigésimo que despido
por el mismo motivo! Esas pícaros buscan en las listas de companía.
que traen los oficiales que entran al hospital, el nombre de a.lguna persona
muerta en la guerra; escriben, por aventurnr, Í\ sus familills, y como no
faltan personas tan .... cándidas que les envien dinero, ee animan á repetir
estos hechos.
Estoy de nuevo en camino Ite EstraebUl'go á París, lllégo en Toun,
en uua silla de posta, que lleva atms ulla cuja de pino larga, elltrecha ....
Qué Tilljel Si agobiado por el suetl.o cierro los ojos, Vl)0 bailar ante mí
un vejete que gesticula, llora, me sonrie maliciosamente .... Si estoy despierto,
cada para¿a, cada legllll me recuerdan al desgraciado padre: hace
leis días que, CUAndo almorzábamos en esta posada, me con tuba la historia
de BU juventud, su matrimonio, 8U vida en los tiempos de 111 Revolueión;
cuando subíamQ8 aquella colina, me referia la partida de su hijo,
.le 8U Pedro pRra el Grande Ejército, el interés qne le inspiraban BU' cartas
hasta que había dejarlo de escribir ....
Al fin, estoy en el reJucido campo santo de Turena, arrodillado ano
M una fosa aún abierta. La nieve, 81empre 111 nieve, cae lentamente, en
eopos espeso. sobre la hoya. y blanquea la. paletadas de tierra que arrojan
en ella, como lágrimas que llora el cielo sobre UDO de lo. mayores infor-
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650 LA.' M:TSOELÁN2A:
!Ul1ios de este miserable mundo. Junto á la puerta del campo de reposo'
lJt!VIlIl det;·uayad:.¡ una mudre, una cSP?&'i {, mi lado Jncobo, ahognuo en.
lollozos; yal otro hoo. de la fosa, Juana con loa- ojos secos, ardientes,.
3icmpro fijos en mí,.de pié; erg.\üdll,.con. su vestidlll'3 negra <{pe Ilune.,
deja ....
No los, yolví á ver. Sulo supe que-.f.llnn"fsiguió "ivlendo con-lw setlora
DUlIlestl'e hasta que le ccrró l08.oj'Ps; libr de vencraClúu. y ¡tieuad.
Ocho días despuós, ucoUl puM su cadáver al cemeu terio. Termina.
da la ceremonia , ct .sul rasgó las nubes y mc dirigí á C:L2tl absorto en sut!·
nos trístes y dulces, en una de esas · noches sorouas db invicl'Ilo, alldando"
lobre la nieve endurecida Y: qu ebmdiza, cuyo aSIlcoto m(J recordaba el S6-
creto del Dr. Amue.rL; pero el cielo estaba. puro, tachonado de esttelhts,_
abierto é infinito como la misericordia divina,y p:1n:cía l'ecorda~ las últill·
mas palabras de Wllltcr Scott al hablur de su héroe RoL Ro)':' "Hay en·
la vídu de algunos hombres mucho bueno y mucho mnlo {da vez para<·
que podllmos ju&g;\rlos. Dios 101 j!lzgu.l'á."
ALEHNDRO ROOOJ/',VORT.
& 1111 01.,& CJOt'f~B&. -
Hija, yen i besar la 8ugnsta mano'
Que en 01 desierto mundllnal me guía;
Sé amaute y ti!:l'na con el noble anciullo
Culto y sos Léll-¡le l!.í existencia mia . .
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:LA" ?tIrSCELÁNE"A.
Le debo cnanto soy, él ha sentido
Más que yo mis "entums, mis dolorcs)
Por 61,.8&10 por él, siempr& han tenidoLu~
miJ;CerebroY.' mi c.'\IDino flores •.
A 811 frcnte ue CRnllS coronada '
Dí\ tus ósculoa-·llrnos dc inocencia;
Su frente, com.o tú, .no estlí. manchada;
Limpia co:
¡Que siemnrc amparen tu ninez dlCho;iA
8us canas -que. con hígrimas bendigo!
Méjico, Marzo 3 de 1884 • .
65T
JUAN ·DB- Dr.. Plu ...
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.658 J.A. MISCELÁNEA.
, LA. OBRA. DOCJTRINA.L DE LEON XIII
(EsCRlTO PARA :ú O,sucristo había coufiado [, la IgIe",
ía debiera haberlr\ inspirado deRdén PQr los andrajos de. yerda<1es que
la razón humana había logrado conservar 6 conq,listm , QUb eont.r1l.Ste,
1.'11 efecto, I.'ntrc la estl.'rilidad definitiva de la razón? la fecundidad
del Evang¡;lio! Después del esfuE'rzo de la filosofía antigua para. devolver
á la razón alguua vislumbre de 811 luz primitiva, llega el imperio
de la dl.'pravaeión de los corazones, r bajo este influjo todo se apaga, qm'da
reducido á densas tinieblas en las que permanecería sin el socorro de
la fe victoriosa. La Iglesia no abandona ála razón pues saue que el Uristo
lH~ yenido á perIeJcionar, no fl destrllir, .Y que la fe suponc la razón como
el ingerto supone la planta, La naturaleza, obra de Dios, ]¡¡, sillo uendecida
y'aprobada por su antor, quien después de haberla creado declaró que
ella era b!lena, afirmacióA que no ha sido retractada, Y CODlO dc todos los
dones de la nat.uralezlI el más precIso es la razón, y b filosofía es la razón
en acto, aquelllLs uendieiones recacn sobre la filosofía,
La Iglesia no 19uora estas eosal>, y VOl' esto las abcr"aeiones de la 1':1-
zón no lo han hecho descono(!el'la nntnral dignidad de esta facultad. León
XIII, órgano de una tl'l1dición constante reconoce la fller~il de la raúnl
puesto quc afirma que "á su sob luz los filósofos paganos han conocido,
demostrado y sosteni·.lo cierLas verdades natumles que Dios qncría hao<'r
acccsiblcs á to escolástica resumiendo ÍL
los padres do la Iglesia, como éstos hubÍlIn resumido á los filós.ofos ulltigU0S
..
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LA },fISCEL . .\.NEA. 661
En la E,l¡vl ¡¡redia, el espírittl humano hacc alto, y deja ver en to(lo
J:¡ necesiclad ele una sin tesis. Gregario YIf había. soñado la sínteais
sccial bajo la forllla del Santo Imperio romano. cuyo apogco marca el
pon tiflcado ele Inocencia IIl, }Jn el dominio de lo bello, el art.e au tiguo
y 1:1. in pirilción eristiana se encuentran para la obra de Dante, y la de e iatto. En fin, la Suma ele Santo 'l'om{ls realiza para la verdad el
ideal pcr:"l'gnido por el siglo del Dante' y de Inocencia lIL
La SUllla cs una síntesis parcial, sin duda alguna, é iuC'omplda, porque
nllnca la sÍnLesis completa se hará alltC'g del llía en qne la ra7.ón, que llalmí.
aleanzarlo su objeto, descanse en Dios, y vea ~n la luz Lliyina toda lu7.,
1\ o CJ u iere eslo decir que carla siglo, C:llln. generación no dcba Lrah:ljal' en
trazar las grnndrs líneas de la gran síntesis, en perfeccionar sus detalle~,
y aun el! agrandar la base por la snstiLución Je un principIO aún mús gelleral
al principio f]ue sen'Í;( Je guía ro es esto. sino que on LoJo caso,
cn el siglo t1'l'ce sc hizo ul1a dÍ!~tc,is purcial, y esta síntE'sis ha quedudo
hasta hoy la oLra maestril. Jel eSIlÍritll hnmano, Allnnno esta ~íllt()SIS sea la
,'lima lerilú,q¡crt, es una obra fi 10.>6 fiea porq ue la teo logía, seglul la herllJosa
ibliotccas, como desde más le;os aún, las tumbas de los mÚl'ti-
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662 LA. MISCELÁNEA.
res yacían sepultadas bajo los escombros de la Roma imperial. Y nuestro
siglo de negaciones rotundas debía asistir á la resurrección de las catacumbas
y á la restauración de la filosofía tradicional.
La gloriosa. iniciativa de León XIII, Lha encontrado s610 3dmir3dore1l
y dóciles adeptos' No nos atreveríamos á afirmarlo, mas creemos que
las contradicciones expresas ó calla¡]as han tenido por causa alguna mala
inteligencia r¡ue nos toca disipar. Para conseguirlo, seualelllos tres rasgos
,ll? la obra de Santo 'fomáe, que formall como su carácter, y por los cuales
10do pensador rcconocer{~ una obn\ de la razón fiel á la íe.
Ante todo, diremos que la filosofía del Santo Doctor es tradicional.
~. CuÍlndo se llegl'rá :í convenir en que el progl'eso no puede ser edificio leyantado
sobre ruinas? S" echl\ en cara á la fe cl ser enemiga de la razón
})ol'que le inspira el rcspeto ue b verdad conseguida; pero lo cierto es que
los verdaderos enemigos de la razón son los que la mantiencn en tal yacilación
que jam{ls ln fijan en ninguna de sus conquistas, y la obligan Íl estar
siempre remo\'iendo unos mismos problemas, sin pcrmitirle reposar ni
aun en soluciones parciales. La tradición no es ni debe ser UIl límite sillO
un ]Junto de puttida.
Por lo qnc hace á definir lo quc siendú yernad descubierta por los
antiguos investigadores, cOllstittl}e verdaderamente la traélición, queremos
que sea. asunto de discreta critica personal. Si el respeto por el pusauo
es un principio, In. filosofía no serÍl 1111 pcrpetuo comenzar, una inyestigaciór.
sin fin porque no tiene conclusión. Es esto 10 que Santo 'TolUns
ha comprendido, y por lo mismo ha realizarlo nna obm (ln yez de hacer
un cat{dogo. Y con qué amplitud y profundidad ne crítica! A los
que se imaginan y repiten de Lueua. fe que el "Angel de las E . (":e:/ls" ha
crilitianizado á Aristóteles, y nada m{\s, les recomen¡}amos la lectura. d('l
hermoso libro que Monseflor 'l'alamo. t1nl1 de las más grunues 111lnbreras
de la Italia contemporánea, scgún el juicio poco sospechoso dú Bonghl, ha
rscrito para refutar aquella l'reocupación: "l' Al'istolrlislIlo della scol(l .~ -
tica."
En segundo lugar, la filosofía. de Santo Tomás es la obra de la. f37ión
1I In iga de let fe.
Es esta la oeasión de destruir otra preocupación arraigada: la crecn-cia
de que esta alianza de la razón y 1/1 fe es una servidumbre. Observaremos
que la raz6u se asegul'fi por sí no' 'I1n de la autenlicir1au de los títulos
de la fe, puesto que por Ul¡a pnrte Vucc1e demostl'il\' In existencill de
Dios y su yemcidac1 infillita, supremo motivo ue fe; y por otra parte,
uplicaodo eiertos criterios, puede cereiorarse de In reafidad de los hechos
de la revelnciÓn. No entrar en la inycsligaeión uel problema propuesto
por el primer hecho es nn deseuido culpable; no aceptar las consecuencia!!
de la soluci6n que al prooll'ma se dé, es para la razón, llrglll'Se á sí misma.
Ahora bien, aceptar lns consecuencias de la solución es 1'0conoce1' el deber
de seguir el caml110 trazado por la fe en la investigación de la verdad; la
alianza dc cstos dos iusirumcntos, mejor núo, de estos dos 6rganos de la
verdad, cstá evidentemente en el orden. La prueoa de que !tsí es, se halla
en la fecundidad dc rsta armonía,: la razón y la fe se entreayndan hasta
que las 001':13 respectivns se confunden á causa de los puntos de contncto
de los 3suntos que tl'f\tun; en adelante la más noble, la fe, se abre un calDino
por entre regiones misteriosas dcsJc las cuales envía á la raz6n ensenanzas
quo confirmatl y completan las COllqU istas I{ue ésta ha heeho por
sí misma. A quien temiera la alianza de ln l'I\zón y la fe por causa de ltl
1ibertad de la primrra, lo citaríamos lo 8ucediuo en los grandes siglos erisbanos,
en que los pE:llsadores se alrevÍan á todo, y en los que todas las te-
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LA MISCELÁNEA.
mcridades fueron contenidas. La obra de S mto 'l'omás tiene este otro
- Jl'ito, de haber sitio hecha eonfol'lne á esta alianza," Al mismo tiempo
que distingue, dice León XIII, perfectamente, como conviene, la razón
tic la fe, las une con los lazos de la Inás estrecht\ amistad, Conserva a~i
:'\ cada upa sus derrchos y ,"ela pOI' su dignidad á tal punto quc la razón
llenlda por Santo Tomás hl1sbl la mayor perfección que pueele alcauzar en
la natumlcza human!l, no puede casi subir más; y quc la fe puedc apenas
esperar de la rHzón auxilios 111:'\S poderosGs y multiplicados que los quc
recibe en las olm,s ue Santo '!'om{¡s,
En terccr lugar, la filosofía cristiana y tl'allicional, quc es tafIa uno,
tiene por rasgo peculiar el abrazar todo su asunto, para definir las relaciones
que existen entre Ills c:liferente~ partes: 11} srllsible y lo intcligible,
lo rclativo y lo absoluto, lo finito y lo infinito, No podemos en verdad
comentat' aq'tÍ nuestro pcnsamiento por <:1 estudio comparado de las tloctri
11 as rI i versas que se reclaman antores célebres, .En Lodos los asnntos,
la dI; Santo 'l'omAs evitando á la VE'Z el e 'callo del idealismo y el dtll seuSll:
IIISIlIO, escapa al doble peligro Je abn1tuarse en la materia y al de cxtraviarse
en lo il1laglU:trio,
Tales son los cal'rl.:!teres principales de la Sllma, obra cn la que mn.
ehos deLalles necesitan evidentemente el retoqnC', pcro que en sus graneles
líueas es el mOtlllmento graudioso dd genio católico, más aún que el de
un genio personal.
La Reforma ha rlesLrllído esta sin tesis, com,) ha echatlo á perder las
otras. Preconizando rllibre examen, ha destl'nÍreehll
,1)01' cOI\(jui, tal' (¡ defender. Si pucs yetrlos que se prolonga la lucha entre
la Iglesja y ht pote-starl civil, con. perjuiclO de limbos combatiellt('s y ('on
i1ellgro de la vida del más annatlo. d(lJemos juzgar que HjlarenLelllente
lucbm por la. existencia. Entonces, .qué es lo que pasa? La preot:upación
que mantIene la Illcha es pat· dlJ~¡;ra(;ia oemasiado lcal, plles la 80ci(o@
ciYil juzga que el derecho social -<¡ne la Igles!a reclama es incompati-
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G66 LA. MrSGEL,\NEA.
ble COI1 lns costumhl"('S y la civilización modernas, es decir, con la mism¡,
socicdad ciril. 'l'rlltemos de dar, ó más bien de inicial' la solución ql1~
León XIII ha dado Ú esta dr.tTcultlul.
¿Qué pi oc el esphitn 1ll0deJlllo? Quiere el :Estado soherllllo é inde]'
tnc1iclIte. ]~l derccho Boeral raeionll) y cl'istiuno qniel'e esto lnismo!"
Las 110s sociedades, diceLeci)n XllI7 llllciG-nuosc el eco ce 1\ tradición, son
s0brrulllls7 c¡ul'a. ulla en Sil oruel.l. Citda un.;;t estil cirC"rtnaeritl\ :í limites
p('r.fcct~mentc determinudos, conforme á su natLlralezu y á su objeto espt
·rial __ . _. . lIu)' pues corno ODa esfera tletcl'lJIi'l'lJada en la qne cada una.
c'jcrec Slt ncrión .lure :PrtJll1'io. J7
Edtí\ claro, y e~ dificil encontrnr nadll más preciso y cntegó¡-}co €litee3t:¡.
ufinmlcibll nI' l~ aobel'lmía del EstaU-O. En cuanto ¡Í, deDllir los dominios,
ii selialar las fl'Ol1teras, ya es otm cosa: es una cuestión de hechO'
dl>t11 inada pUl" n n derecno: una de las potenciaa- es espiritnal, h. otra temporal.
Que S0 tracen los límites partiendo de' este prinCIpio, y <¡no en loe¡
no se l't:-1iera :í, esa ZOftU vaga en que bay derechos inci~1l't{)s de llUO y otro,..
se cC'lebl'e un concordato, especie de tratado amigable en el que Lcóu ~"1E
,.~ "un medil) elO' gal';lI~t¡'~lr la pllZ y ];\ liuertatl.'T
:::le- oujeta flue el espíritu molllerno 110 comosicnte la llIT-lall'm\ demasfauc.
íl~tima do la Iglesin y el Estlldo,. a}ianza necesaria según el derecho social
crisliane (¿lIé se entiende por esbl a]Lan:a-a demasiado Íntima? Cuand(~
la "lilosofb del evangcli~", pa.ra emplcM" kl cxpresión de León XliI, es.
~cir, cnanllo la llílzón bi~n 011iel'lt3ld:1 ha determi'l1udo el vrigen diVinO do
la sllciedad y del pode)', se siguo necesarÍamenie (JI'" el poder y 1 .. socicdrtd
tienen (lEUeres reli¡óosos, por qlle l:.L ley ruligi",;;t cl'l'l1siste en que toc1()
lo Cjue "irne de D¡o~ Vl,ehl\ ú él. y COP'IO ele hecllo. Iglesir. .v \'crdwlC':·¡~
rcli !ión es todo nno, la' sociedad civil}' el E~tado tieneJa d .Jeres par-J Cúh
la 19lesill. ¿ eu :íles son ~tos debere~ ~ Al menos e. de reconocer los de)'('
ehos de la Iglesia, y íneT.I ~le este ?JI Í;li1l~1m/' otros que pon no podel' determinar
se comprollden en l~ fórmula general de la aliane sn origen, sa
ll:ltul'alczu, y ilesc()Il~IlCl.ll)Olt ttmto Jos Iímite:l do- srt jrPñsMcci&.n .
.Mas SIJ dir(, (ll1O la .I'NlI'tl'0<' implica conuicrooos de sIlboJodiuación como
las que han presenta !O las cdadeR tasadas, y que el espíritu modern()
110 p\'lCtle )'/\ !lCeptar tal Jll~-
Es ¿-sia UII¡I oujecióu mUJ mCl1(juina, COD'W>.,n & ye;TSe. :ES:I$ forma
de subort!iotll\ción eran las condieion-es. de otros 1ri{lmpo~ erdO ()t)i!ltingcn~cs,
y han pasado. :El pl'iuc:ipio de que e)l!';a.l~:\U:l- ts lo ÍfnÍ>eQ que 00 ~I\~daao .
]lorrjllC cra otl> olulo.
Qlle se» usí , se cf:mtestarn, mas ql'loiFa~ nÍPt'I; ciertos l'¡'Ú!'1C¡'Pros o~mi C'N
ne las-- eonsti tuciones moJemas q ne parecen eu QpDsicroll rMIJiclt1 CO!l.
t'I dOl'cehe 20cilll c)";'8tinno= tales SOIl la 1i bcrtud de l'a plllabl'a,}lI ele i¡~
ll)'ellsa, 1:\ de culto,;. IInu sin mencjonar I:r:-l li-hei'taiks pol~~icas. '
JLs est'll 1mh objeedln fnmctl, sin amblijes, y que .~flll'¡'ere por lo Dlismo
lUl.U rcsIH1Csta categóricll, que la Iglcilia La dlltlo desdo hat'C lllrgo
fiNll Po!' Y (lIto en la 000» de León XIII 1111 asumido el carácter de respuesta
oncill!.
En cuunto :í la libertad de la palnbra y la de la prenSil, sólo pt'uim1>S
(jll€' se nos con~ 11\ }íOOi'tud de apreculrlas moralmente según nu-o~r.¡.
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cOJl(;iellci~, y nos someteremos .t':mcamente al régimen de hecho (lll~
las concede. La Iglesia euseDa qllg lales libertades sólo son ili1llil((da,~
cuando se ejercen sobre los temas n'C'seencia de las luchas l'('\¡giosas ('j).
;, La tolerll \1eia )1l1c(10 Ilegal' á ser objt·to (le ¡mcto ó promesa f¡ ne eom)
1rolt1ela el pOJ'yenir? Sí porque se Pllodc prometer lícltaTllente una cnsa
jlL t,t cnanuo para ello no hay o¡'~t¡'t'::lllo, Y como la loleranci:l de 1;( hel'ejí
:1 es enteramente lí('ita, ell las eil'cunstancias :t 'lile hemos allldido ya,
el po,ler ('i"il pno,le hacer ele est:L to]erancia el objeto de IIlHt promesa para
el ponenir. Yel !l0(].er ci"il esLar:í oblig1' Injusto."
ApliCjneuws osI ¡l doctrina ~(·()I{¡.2'i(·a, y Fea ]lOI' cj('H1pl'l, el I"USO ele los
.d;sic1enteR f\'i1l1ec.es en 01 aflo lRSfi. Es patrnt,e f¡no elcile tolcnírsell's.
por tCtlllo por l'ls hen:dt'ros de los disinenl('s
(1e1 ai\o 188(). VerJad es quc la soeicd:td crisf iana IIl) in:~ugllrnría este
ri:giml'n en 01 nue,o medio ql!e ~llpOlleIl10S, péro Gll1Jlple lo pactado. por(
IUO la tolerancia ha sido jUl'HÜ;\ y lo lJl'()ll1cti,lo es legítimo en vil'tnd dd
antigno interés público '1ue le ha dado n:\r'imicllto. La callsa ¡Je que la
sOClCd:Hl cristlaila por I'i no inauguro la tolerancia 'lile hemos pintado
yi(,lle dc que ni d crror ticne uerechos, I!i el bieu público pedía lIrjuelhl
toloranei;l.
Si ee t.rata (le terminar prácticalllente la ditlcnltad 'lile {'llede nnCCl'
do las eXlgo::('ias actuales dcllJien público. din'I1l03 que (',.. te ('s !lll r:\FO lItconciellcia
socialmn.y delicado que no nos :ltreVl~lJlOS Ú rl'soII"Cr. BOSSll"~
y Fenclón ('n el siglo diez.\' siete no tenían una mislll;\ opini0n sobrc l.
Opol'tullirlad de la tolel'ftnci:l, lli sobre si cm I:cito ('()nccderb. Hlll', l'n
pleno siglo diez y nue\'c, no sCI'hl an'ntnra
lIClW8:II'IO l'S lllltt 6ltnaci6:1 <¡IIC dC'be 1:1I111.'IItI11'8(', ¡'ero la le)' misllla qne
conCl'(h' h llhertad ('8 burila, de I\lodo (¡lle h )'l'3petnrC'1l1Os para sil'llI]lre,
y «]]a ]lJ'OIl-g(:l'(\ ha~ta al último de \11(', tro (le,:C(lII!JClIIU,'.
Pal'('ce <¡lll' 1111 disidente 110 t(,ll flría TllPtiyo para hallar este lellgtllljo
.)rmui:u!o fiel'f) ó pocn trnllquillzaclor. tQllé 01:'13 Pllrrle prdir~er ~ (}
1 ,o,lda exigí I'SO que el estado Hocia! en r¡ 110 IlIt}' 1 i berla(l de cultos fnC'l';4
1lI irado por LO¡]flS como nn idcal dI' prl'f('rC'iílll \'11 este )ll1l1to, porqni' esto
sería IIna persecucióll, ulla ,iulaeióu ¡Jo la III1crt1l(1 de pcn"al'. Al IHleC'r
Ú un lli illelül) cbta ¡ll'gu mCll faeión: sólo la verdarl ticne derecho', mi religión
es In \'crdad, II1Pgo mi religión lielle tleJ'ec]¡oR, y 110 la nlCstra, )10
lo ofendo porque dejo á sn buel1a fe qlle so coloqllo en la misma POSiClÚll
('11 'll1e me hallo. Si es hombre ~enstlto'y aRícllte {~ la mayor, y tieno
Lastante sineeri(lad p¡lm creer que la menor lo fa,orree, deLe retoreer mi
argumento y considerarme tan errado como yo lo cOllsiJero, y por lo
(7) An X, serie IV, 1'01. I V, p, 434.
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6íO Tu\. MISCEIu\NEA.
mismos motivos, por )0 que ninguno de Jos UOS ofende al otro, ni tiene
derecho para exigirle <¡ue lwga el sacrificio de su convicción.
Dc este modo, en la doctrina de la Iglesia católica, los principios inmutables
se acomouan :í. todas las exigencias contingentes. El error de
los adversurios cst:í según hemos visto, en partir de un sólo principio,
mientl'Hs que nosotros partimos uc muchos en cuyo punto de con\"ergellcia
brota la luz.
¿ Dónde está. pues el antllgonismo real del derceho social eristioIlo y
el edl'íritu moderno? Una V('7. rectificadas las apreciaclOlIes crrónens, resulta
<¡ue 1'11 diferpncia CIÜl·e los clos está en que el U 110 es el derecho cun
Dios, y el otro el dereehu sin Él. ¿De qué parte estará el unlen racional
?
Lc6n XIII ha SOlH]C!U]O el a\¡ismo :1 (pe lIem :1 111 sociedad 01 dero-
(Jito lluevo, palabra prelc!!ciosa r¡ue nI) pasa de ser un lar.o; hemos uem",..
tmtlo que el derccho eri.liano, por tener raíces y bases inmortales
e acomoda rL toJo progreso, y hasta llega á contemporizar cou ciertos
males iuveterlldos.
En el ordell sucial, cl derecho cristiano es análogo [~ lo rllle es 1l1rRzón
ilustr;L(j¡L por la fe, en el orden sicológico. Las in tituciones sociales Jo
los ]1m'b los modernos son oum del 11crcuho cristiano, y uunque csta obm
sólo estú empe7.ada lUuesLm ya udmimules progresus: el l11atrimonio cristiano
Ilovadu á su ley y sosleuido en su pUre7.3, la abolición de la esclavitud
y L1e la scrvic1111l1Ure, IHe! fruur¡lIic:ias LUuuiulpales, el millisl.erio de la
ca1'1ll:~d ejercido bajo lllll f,n·ouls. Estos son en lo pasallo la conr¡ni,ra
de ulla civilización qne se flltlLla en lo principios cristianos y la pr:íctiea
de las virtll,Jes s(l-:iales, f¡ u to del e\'angel io, Para lo ven idero, ¿~uánto
no porl r(¡ esperarso de es" ,1c¡·(I:hu eri,~tialllJ re;;tallnlllo Clegím sus principios
inlllutables, y ('on h . la" b~ fll \:n:as I1IlCVaS qU0 el desarrollu Je la
ci 1'111 ¡,:ación material traLJ Ú la ci \ jJi :m¡;iúIl cr.,¡,iana?
IV
Lfl Ens('!'hnza de León XIII termina con el euanro grnl1rlioso de b
civili,mciún cristianil contrapuesto al de 111 civiliímeión materialista. El
1llan e~t(¡ lomado (le J::¡. Uiltdad de Dios quo ua de reconstruirso. j,:IS gtlléraciunes
(\e católicos (IUIJ León XUI trabaja en formlll" Sé!"ún las IhnuaIlas
á secundar la I'e:dización de la ompre~a. Paralelamento (~ su labor
r!oclrinHI, León XlII sostieno otra de elemlhl educación c\I.I'osprinci]liv3
expone al ll1iSfllCJ tiemjlo quc hlleo Sil aplicación prúetica. DeulOs sir¡nicla
uua mirada :L esta parle de I.\ em 'ilanzlI pOlJtdlcal, ya qllo o, partiJa1'lo ardien~e oe los
gralldes estudios católieos, "La Igll'sia Ilova consigo la l'icncia. como tI
sullleva la lu~. " (8) Porqlle "la Iglosia, segÍln palllbra do León XIII,
simpatiza con lodo lo hermoso, hOllostO y laudable"; (9) ella quiere el
desarrullu do las uobles facllltades Jet hombro, y da :'~ la illlcligeneia las
:das de la Le para eler·u·su í\ la eima en que la CIencia humana se ilustra ó
(8) Dupnllloup.
(9) Carln sobre los estudios literarios.
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LA MISCELÁNEA. 6il
!e completa por 1:1 ciencia divina. En Jesucristo se reali7.a la unión de
csas dos lnees, y por esto se le llama "el l'esLaul'ador de la ciencia" (10).
La ciencia católiea tit'lle lll1a historia paralela á la de la Iglesia! Qnc
entusiasmo anima la palabra de León XIII, cuando pintn In nda ardilJllte
de csns ~randes llniv(lrsitlades de la edad media hacia 1m'! cuales el Porttífice
"vnelve sus miradas con encanto supremo." La hu: 8e ha amort.iguado
porqno otra ciencia ha )'ecmplazado á la ciencia cristl:wa. La (¡ue
110)' qneda es una ciencia hija de UD:~ filosoiía recllflzada pOI' Dios, ft qUlell
ella desconoce ú su vez, ciencia que reina en una sociedad que se J¡:t des·
cntlÓ ndidu do lo bello para 110 peusar sino en los goces materiales.
En semejantc crisis, las obras dc caridad no bastan: los católicos necrsitau
la cicncia, cuya corriente deben segnir hasta hallar el sitio on quo
(JI error la ha hecho desriar, quizii porque aquellos que represent:!b:\1l la
verdad no la dofendieroll suficientemente. Está onteramento eu el orden
de la Pro"i¡]encia, dicll León XIII, que para llevar al Plleblo á la fe y la
salvnción 80 busquo el concurso de la ciencia humana (11). Y si nlgull1\
vez la restanr:\ción Jo la yirla mteledual en la "ioa cristiana fllé un ueber
illeludibl(·, es en una epoca cn que es prcciso rehabilitar la sociedad
por mcdio de 1':1 Iglesia, dpj>urando la razón por una sana filosofía.
Rste deber ineulllbe á todo católico y sobro todo al sacerdote, en 1"
hora en q\Hlla hlCha moral se complica con \lna IncIta intelectual, y on
que es preciso defender la f(, COII las armas de la cieneia. ASÍ, una de
las prcocnpaciones de Loón XIlI, su obra ospecial, es fortificar los estn!
lios de 'os jóvelles leritas y elo"ar sus almas por esta grande y austora
}lie¿[nrl de que 1:1 congl'('g,lción de San Sulpicio le pre entaba un foco y
una 'eseuI·Ia. LeólI XIII exhorta :í. los jóvenes leyit.1 á eOIl'luistar la
('ie!lcia, cllyas yastas proporciones lrs descubro después de haber seiiaJauo
sn baso on el estndio de Santo Tomás.
)fas importa comproll!ler biell la aUlplitncl oe mims con que 01 Pontífice
ha eoneclJido esb restauración de la Jilusofía tJ'¡[d ie iunal. La l'ilz(¡n
se ha desviado de su camino, y 110 es hacerla l'drogmr1ar el llevarla otr"
YeZ á la "Ía. Por otra parte, linda habl'(t ]>enlitlo en la labor dui eSl'íritll
)lU nuno. y vlviendo á adoptar 11\ trad iClón do la filosofía oristiana, IIJ8
maestros de nuestros tiempos hlll'lÍll lo r¡ne el TJlaestro de la filosofía escolúslica
ha hecho por la ciencia antigua. Hccogcrím la parte ue "N'dad quc
se me~cb al error cn las gl'llnde8 hipóLesis de los filósofos modornos. y una.
YeZ más se veriu los despojos del Egipto llorados al tOJllplo uol nrdmlcro
Dios.
Esto es 10 que concibe León XnI. "Lejos do mirar con destlén los
progrcsos de nue tra CiVl1i7.'1ción intelectual J mnterinl", el gran Papa
quiere des.'J.l'J'ollar todas sus conquistas dándole nn faro quc la oriente hacia
:1uevos progresos, mas !!unca una barrera <¡ue la detenga C1J su legítimo
crecimiento. Su v<'l'dlldel'o pensamiento. quo expoue en 1m ll'lIg11nje
admirable, cs el de propol1er á la ciencia Dlo,lernll al nI'. A.ngél1co "como
se propone á los que cnlti"an I!lB artes y los letras el modelo de los graDdes
muestl'os do lu untigüedad" (12)' Purquc según lo ha dicho COII i Q-
(10) A?/crni Patr¡'3.
(11) A?temi Patr ••
(12) Carta ul CurdcD:l1 Ziglillfll.
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6 ~<) ( ... LA :lHSCELÁl'i'lsA.
sistellcia, o~esióu de si lllisma, razón quo volverá {L hallar (,1
principio ele las cienciasllatlll'ales con la nocióli do Dios Greador y con b
de la C¡lusa ejcmplar dol Universo, así como hallarú el pl'incipio de lad
ciencia morales cun la uOClón del ])io~ 1'l'ovideneia, y (jue hal:arÍl en el
h~ch(¡ mismo de la sociedad un 11('(;ho lIccL'sal'io 8ollletido á una ley im·
}ll'cs¡;riptlulc. La fe tllIl'<Í una alma á toda citlllcia al I'ebcl:trle uu tipo
ideal ell la persolla del Hombre-Dios. L!\ 'íntesl8 de la rllzón y de la fe
]101' la cielJeia telldrá Ulllll'C:dl)(u,¡;iún purale]¡¡, un la Rant.idau; porque h
llilutiJad también, con llll elcUlellto uLsoluto, til'lIC' otro rclatll'o á la mi·
¡¡ilÍn de la Igle~ia ti trale1. tle los tiempos. Parece que la slIntidad 110
lllle,lra ép(J¡;¡( haya sillo tldinida por ::;a¡¡ Pablo en las p¡tlabrlls: Qux.
('/¡,lt'lue qU.rl·/tll1qllo pudica .. _. ú qua drllls, ,~i qua lalls disclj¡li1lCc ....
t/'{le cogilitle.
. Yol\'l'remos:'l yer S¡lllto que S<'fin saLios y nrti,tas. Ycrl~mos ga-lIleos
que ~c harán comprender tic sn siglo, fm Angélicos que sabrán ex·
}lrcaJ' la~ inspiraoiollt,s de su ideal COll la ciencia técnica del arte moder·
HO. En todas lus tlirl'cciones de la vitla moral y de 1.. . viJa illtelectual, la
Iglesia yolverá Íl tomur la ul1torchu que alllmura y que guía.
Del arte antiguo 8e ha dicho que murió de tristeza; la filosofíu mo·
derna mucre de ilUpotencia. 1\1. Curo no yacila en reconocer la banc;¡·
nota rld racionalismo, como :MI'. Taine y :MI'. Montegu III de la revolu·
ción. La 1i!osofía ha querido reemplazar á 1:1 Religión, y la ciencia ha
dado muerte Ít la filosofía. Esta hija elel pensamiento hu mallo se ha
'Vuelto contra su madre, ) la potcnéia que tlebía tl'uusfigul'al' almundo
(18) Cardenal Cspecclatro en la dedicatoria de sus obras ú Le6n XIII.
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674 LA :mSCELKÑEA.
terrestre se convierte en el instl'lImento de la fuerza material, cuya uOll1illación
Ilevar:t este mundo á la barbarie.
La hora de este gran peligro ha sido la eseo:;:lla po\' f..Jeón XIII pata
vohel' {¡ mostrar en totla sn luz la relación cntre la razón y la fe, es dccil'
}1ara rcstablecrr la jerarqnía de las inerz¡lS rotlls por el elTor, y restaUl'llr
]a obm (}el santo de genio que ha determinado la ley de estil relación.
Santo 'rom{ts se nos mnestra sobre las alturas de la edad media como
('} Prof<.'ta de la lluera Jcy. --_... . _---
LOS HO:lIDRES E'~:t..S'.l'ICOS
Aqul como en tona tiel'l'3.
])e J!!'oclamas y jaleos,
»e c1lselnsos y de empleos,
Poca luz y mncha guerra
H:\\" lJllencs mo'zos y feos
ne "tal tOlDple y calidad)
Que lli les (',~hran 80n
])e n.lta represcntaeióu,
Pe/' pum elaslicirlad,
y crhi,gracia, nOl\ GUSPlll\
Hombre a1llante cl-el pl'f~J,'eM
y que, dieJ\o es!'ú con eso,
Conocido tiene el mar,
(.'01110 yo el PeJoponeso ..... .
)'or 11\ V <.'1 1 n n tad [Jeml ina
Del ¡"'pujar Prrsidel1te,
Hcsllha elristicame71lc
Secretario de marii¿ bHj(~, porque U, sabe (¡ne el del:ol'o de mi elllpleo me prohibe
avanzar opinión aeen;!\. de lo qUll debo dueidil' en ju~Li(',i¡l,
EXClll:itl USla, dijo el otro, sin vcnlt'I' la <~nlma eusi beatífirll, de su
Rcmbl<1l1te, y con cierta fil'mezl1 me:\duda (Ir Reneille:l. que revelaba en
íil ltl. éi l'cull~tu.nci .. de scr un l'etlolaudo In'ibón ó. pCl'l:iOllil de inm¡j,eulada
i lloceulwl, l!"}x(;use U"íll, si me atrevo á }lIwerle algulln!; r eflexiolItiS
q l:C pmeball, ú. nO dejar dllUIi, lu..lpgitimid;ld de roi del'C(:ho, Creo
(lile ll¡ty dispot-lieioncs en uuc::;ü'a sabia Lcglslaeióll patl'ia qlltl me fu.VO\.'
C(',Cll, y si U8íu no lo lleva {¡ llJal. ... , .
-i~;; inút.il tqdo lo quc U, pueda, y qllieTa deeinne "oote el pa.rt,i-
(!~1 11lJ' Pienso que sel'ú mejol' p1l.1'¡1 U. renunciar iI la pl'etensiÚll de
Cn SCÜ¡Lrme á COi.lOCl'l' laA leyts de mi país, á las CUUll'::; ajusLo siempre
d cumplimiento do mi:,: ncueres.
Oll!\lldo e»to dijo d SI', OidOl', tocaron de n upvo {¡, la plH'l'ta, y en-
(.1:¡u'()[I CH flc~\lida litO de otr() hasLlt trcs iu(1i\'iduo:; quc veníall ÍJ. ti fon)
U~t'S 11 ,,!-\,OCIO , y á di,.;tinl¡\s ¿¡ili¡reHeias eon el Docto!'.
GÚllll~?' lllle \l1)(.0 ('1\ la Ii:-;Ollomía del to~all() p,l (1t'~flO de tru.t.l1' con
J.lIJ (,(r(JR de ull.uwdo I)i'('l\!rent.e, se aneg6 ¡'~ él Y le dijo l~a~i en s(:l;rcLo:
f Se['lll illllH'udcllt:ia ó ill,J¡"H_a'c~iól1 dI' p~H-tC mía, l'O/!.'!LI' al SI', Mngist1'alÍú
que 1110 permita ¡lIH' \Ul lIle mwb), mieut.rclS ¡;,~ OIWP¡\ (~fHl e~ws cahalle
ros, ua hbl'ü de :;¡¡ h,bllOtecil tille llccosit,o COu¡;ul.tal' urgcnte-lllC
Llt.\.I?· ,
-1';I\{,1'c U. !tl :;¡.1,')1l Vlllino y consulto cu:~uto::; liiwo::l ql1iCl'U, le 1'e8-
pvlldtú el ~!', ::hm!¡I'j)j/),
BJ \11l(} be ui¡'ig;ó g b bilJlio!,ccu., mientra.s el ut.ro ~~o ent.endía con
l.J"; rC":l~1l 11 t;¡:;,ld "S,
aÚllle70, t.OIllIl nao de es!>' illfolios qno t.:\1I fl'i.'(·llent¡os , eran en hUI
hihli Jlt'(::tS (le 11):,1 1'1JOg',d,,:-¡ antigllo.->, tÜ'ú (~tHI a }H_nt un rini~{,n del
:'J.lÚ.l, ¡¡;} eo111c(¡ ,)1)1''; n:lil Imln:'l, VII, o el eÚlligo ,mhl'" l(¡~ mu:"los y
s'n !t:c,' p;¡, al,)'.)-, ni L,(, l.: ll.tl1W ¡dtCl'uattV!tlIlCllle en los lJolsillm; dI.: bU
gr,1U Cillllc.;,), y (;OllL'II,;Í) {¡ ~¡Wu\', Sili haeeJ' l'u:t!o, tilla tt',,::; otl',\, 11lUdl'l~
O'\~~: S tll' oro y fl ('o[oual'l,ls OH fiill beFél.it1¡~ CllLr.: dos hoj ' ti alJier'
1,1" <.l .. 1 li bro.
Cuuda .lo q,\t,; h:11:o (~::;¡~ op~rari6n, cerró eOll mufla el tomo, !JIle lo
(¡-.l (le Ia.r; !.,',Ye$ lIt! I':lrti:la, lo (!olouó soul'n \lU!l Illesa q tlC c:;Lal.¡¡¡, 1'11 la.
p.u'L':I (:clltl'Jl.l iimo J ((('z, Ir. ¿¡ijo:
mi l g,';i('¡U:-i Hcilnl'j h(l Vi::l'i!il'Mo mi cOll"¡lllt,a,~- ('t'/:'v b -d)l~r Ilttllaüi¡ en e l
v J!tlllHm qll': ,h:ju solJ1'l! l.l 1I1t~,-m, variob ¡trt¡c:u!os de 1\'y (jUC put'tlrm fu-,
v )n~~l~l'lm', l' : .. UIl C:~'CO q~lt;. cou r:lw.-or diligc!1-!i:1, \:¡i~n 1;0 pudiera hulbr
:I)[;V 1ll;Í-; Cl~ mi f¡, vot', .
eDn c:.:t:> y ¡:Oll m'ly l'evcrene',lsa saltü,wióu Sf:l a lejó el litigal.te.
i'.lg~ U.':"iUUi.\. D. !':.f::cl Silnnil.lllto dI! emilic!ILI.'lHl.:llt.c i'l::ltO \:11 114
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Ley de PI1.l'tiJa señalaua. P01'\1110 IL~ep:urll.n las cr6ni(~as n1l3.ii\'au~ que
tI':'!:! día,; de!::pués, lu senteu0la I'~tab!l. !lrOllullcü.da y el pieito ganado
por o-ómez,
U¡H'hos años dl'spné,~ e1(' lo rd:1t'ionallo en lo que precede. y poro
11.llte" de qnC' en d N Llevo R 'i1l0 t!(, (hallada se Jícse 01 grito de emall\'
ipil.cióll I1bsol11tn, dt· 1.1 lY!()U<11"tlI1Úl. l't--pafloll1, 1111 hUI1I br(!~lto de media-
1IIJ. e8"ntura, do t,id mO'·CnH. de mirada uH:lallcólicl), :-- tranquila. vestido
de flite ll(,~~I'O, (;hah~co blnl1co. cOl'hata t1cl IlIismo coh,r, pant.alón OSCIl)"
0 y zap:hO:i con hebilla de pluta, ¡;,.,;talllt sentado cn un sillón de ltumi/
lIt· ('uarto p('t'L"lleei"litt~ Ó. ll1t¡c!C'6ta e:lsa en la. Ciuaat't dú l'opnyún.
Jé\'i$:mdlJ r()n C$Il¡ll'O ,- atátl val'ios lil,r(J¡; de lcvl's, pOl"uue era Ju('~
" f-Slllm en VísP"I'¡l,,, '(l(~ ¡JrollulleiHI' :antencia ej) 1111 pl~iL(I de no pv-
1':1. im¡Ni'iilllcia. 1,IIPS::;i bicn el illtúl'é' qtl\~ en d se (~i6j1l1t:Ll>a alf"un.
l:¡;,\! ,tperw,s Ú -1 Ó C,OOO IW:;o~, los litig-illlh',; erUII, de lUla [,;u'te Ull hu;,¡J·
lIl'C f,~auclllllldo, y de tJ~t'il , ulla d('s','('ut1lI'nua vinJIt que al pel'tlul' .,u
t',!ll,;¡, qtwJarí:t sumei'gitla ~Il la l:l:H; üeplol'al¡le tni:,!' '¡a.
U Juez (¡ qnipll alndilllO:; pasnbil (le cOI\::;ulta Ó. üO!lsnlta. de med:Uleiúll
tl lUe(libl(,iúlI v de I'aWllUUlil,nto á l'aZOIUlllienlo, ~";\)(.(nl 11(' la mujer 5' ud dt'I·('dlO perfeew
dtl ('onlr:'rio. lIn:'ía:-i('j\~ '¡¡'¡¡'(J ('olldpllar Ú pol¡:'(:l.ll al¡¡;.olllta á lltia
lI\uj,:r desv"lid,\ ,1':1 tiel'l1os hi.io,~ \le ('1Ia. t--umidll~ ('11 ol'fmcl:ulj p(;ro
.\b"i, trJoo l't~eL{), l:",dayo tk 1ll 1 t.'.\', \'it,::¡!lo de Iu cOJ,.:iu\('ia. ()¡wero (te
h \'Cl 1:111, y ~{Jkl: (ouo, hij(, ,¡1Il1i;,:) ll~ la jn:::t:eia. no l."dill torcerla
ui ':llIlbiül' d fallo por lIlot.ivo~ di' e:OJll.!l:\::;ioil Ú r:ll'it:ad .
.. ' IgUllO,< días (¡(,,;;l\l;" la lil'r.tl'IH'i:t {'6bdl!l }lrolllllJf,¡a:c en ()lJra¡; de \ ¡¡'[)Id,
'!'I)dn :-;i¡!Ll;O 1\'"' ::IglUI ti"!Jl'!H) l'llltlO 411l't'l:t di,'}¡o, h:l;;rl qur un
día (\} céle1',e .iuri 'Ilt'l'itt>, Cj!le sí¡'ve de lllllli 'o pilla (."ni:,i.' l,,,t.l lugar.
JltI/¡,·j • (':;t,·L.I (1!tl'('~¡ulo, (',>1110 de' l'o:-;tillltln'c, nI e::ot:lllio .Jt'l::, lcycti y
al I'J<'l' ,¡\:¡o l:ol!~la¡ttl' do tmb,lj"" /le )!l'J1:,:lllliellto, ('n.tIldo al I~'r (;11
l!'ltl J., ::('í:J.:
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{anCla; pero como me pal'e~e más oportuno ha"erlo ('u mi casa y I)scritorio
que en la hahitaei(m do U., e!-'prro me excuse y t('np-a la. condflstondencia
de vcrse ?ollmi~() ~l~)Y. mismo á la 111m de la tarde."
La señora h qnwn fue dIrlglda esta. eBqueh~ 01"11. la vmda de que btlhlúmo.
al irl1tar del pleito á qne antes nos r eferimus, y la misma que
fué fiel á l:1 cita que ::;0 le hizo.
Cnando ('1 Dortor y la mujer múnrionur1a estuvieron renuidos en
el escritorio del pl'ill1(,I"o, éste le dijo con calma.Y ~;cllcillez las siguientes
palahl'as: "Señora: he comct.ir1o mm gran falta eoa U. y para tranquilidad
de mi COllciclwia,le suplieo me absuelva d('~p,I('" no darle debi d[
1, reparación. St'ntcncié 1111 pleito en contra dI' lf., b:t"ac1o en la disposición
de nna ley que no era aplicable. Ayer mo conveneÍ por el
tpxto de otra ley f'X(l!'('sa, qno el derecho esbha de su parto y que la
scntencia que dí fllé inj llsta, La snma sohre que \'L'l's:1.ha el liti~io era.
tanta, el tÍl~mp() que huce cO!11('tí mi erl'or tanto, l'l inter('~ leg¡ü Jel
dinero éste, y la suma para t'ubl'ir capitn] i1 inLel'c:,:es ?sf.¡t." Y le ::;e·
ilftlÓ algunas talegas llenas de pc,;os fucrtes que ha.bía colocado sobr~
la ruesa,
Llamó en seguida eRte probo ~lagistt'fl.(]o, éste d ec11nd o de honra-dez,
esta pl'E'eiosa joya de nneslra histol'i:t lHwional, Ú ano oe Hns sirvientes
y le dijo: "Aeompaile U. (:,~la SeflOrl\ Ú su casa; llcvo U. este
dinero qne le pel'tel1('ce, r entrégnesdo al llegar."
La pobrc nluj('r no habló: lloró pOl' única respueRtn, siguió para su
rasa, y d(' ese día en adelante, hubo en su hogar pan y abrigo, tranquilidad
y dicha.
:g'l hombre de quo Ü'utn.mos se Ilomaloa JOi'Ú Félix: de Restrepo,
hij(l esclarecido de Alltioquia y ciudadano ilustro de Colombia.
MANUEL UJUBE A,
NUESTROS CillTiCOS DE TEATUO
Una de las mnchas flaqnezas de la fTagilísim!L hnml1ni<1o.d es la
pretrnsión de conocel' de m{u'¡ea y de teatros, Alguien ha cal('uhHlo
(ll1e cnt! c la cseogirlll. ('oneUlTl'IH:ia qu(' llena los teatros ue las cnlta.
('inun
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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Prensa