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El Mosaico - Año I N. 47

Por: | Fecha: 26/11/1859

EL MOSAICO (AL CUAL E STA UNIDA LA B I BLIOTECA DE SEÑORITAS.) • TRThIESTRE 4.0 Bogotá, 26 de noviembre de 1859. NÚMERO 47. 'O o N"TE N":J::J:>C>. El Dlosalco. REVISTA, por el Fisgon .. . .. . . . . . . .. . • .... .. ' . . . . Nj.·¡ 373 ) Seccion literaria. CUENTOS DE COLOR DE ROSA, por don Antonio de True· ba (contlnuacion) . . . • . . "' . . . . . .. . : .. , . ... . , " 374 EN EL ALBllM DE LA. SEÑORITA DOLORES ARGÁEZ, pO(l' sía, por D. D. Granádos .. . .. . .. .. . . . .. . . . . . . . 37G ) BmLIOGRAFíA. NEO- GRANADINA ( Seccion litcra ri .. ) por Areizipa .. .. .. .. .. .. . .. •.. . '" . . . .. . , . . . . . . . . 377 NI DEN1'RO NI FUERA. DE CA.SA., pOI' Mudan a .. .. . . 377 ME VOl DE BOG.OTA ! por Quién? .. .. .. . . .. ...... . 379 Section musical. EL 1,{OSAICO, valse, por M. M. Párraga, dedicado respe· tuosamente a los señores EE. de este periódico. , EL lUOSAICO. REVISTA. Si el porvenir de un pueblo, me decia ayer uu amigo, se juzga por la educacion que se da a la juventud, rungllll pais tiene .derecho a espe­rar tanta felicidad como ,el nuest ro. Los esta­blecimientos de educacion son innumerables i los deseos de aprender son j enerales en todas partes : lástima me da estar tan viej o, que sí no, yo aprovecharía hoi tan buena opor tuni­dad para aprender algo. ~Sí, le contesté, es imposible qúe en Bogotá haya niños pa.ra tantos plánteles. En ~sta sema­na hubo cQrtámenes de niñas donde las señoras Salazares, í a la verdad que bien merecen un eJojio; los hai tambien en el Colejio de los J e-' suitas, en el de la Merced, donde el señor P ar­ga, el señor Nfulez Conto i Ricardo Carrasqui­ll¡¡.. Todavía faltan los de muchos otros colejios i escuelas., ' . - Ahora que dice certámenes voi a mostrar­le unos versos que quisiera publicar, pero sin que sepan de. quién s?n. Dicen así: CERTllIENEi:l. -Qué es .. . • ( el primer señorito ) Gramática castellana ? . -Es la ciencia de los números. - No, mi pregunta no es clara ; 1 es por eso que usted No ha podido contes tarla. - La gramática será . ... -Señor?:-El arte que trata De hablar i de escribir bien ...• - Cuál lengua ?....,.La castellana. -Bien, mui bienl- EI señorito Que sigue, dígame cuántas P ar tés tiene la, oracion? -Son cuatro, la Europa, el Asia . . , • No, no, no l Dice usted bien: Todas esas son pala.qr as Qne entran en las opaciones. ¿ Qué jénero "tiene rdna ? - Si es mujer o animal macho . . .. - Bien, esa es la tcgla, basta. El'siglliente, - ¿ cómo forma El plural de gato ?- Gatas. - Gatas, dice usted mui bien. Qué es prosodia ?-La que trata , Del órden i dependencia De las . .. • -Sí, de las palabras. 1 usted sa.be conjugar? - S1, señor, yo amo, tu amas: . . . - Continúe conjugando Ese tiempo- Ellos amaban . ... . -Perfectamente I Usted Cambió el tiempo, e importaba Hacerlo para mostrar . Que los sabe todos.- Basta. 'l'io, t il in, música, música . . - Qué bonita contradan7.a ! El para bien, don Facundo : Sus niños son nnas águilas. - Solo h"n estudiado un año. - Sinembargo, es mucha gTacia ! -Lo'hicicron divinamente ! -Mi señora doña Pacll a, Mucho se lució su nhlo: Debe usted estar ulima.. Mui bien, Cm'li tos, mui bien! -Niño, dig'a, muchas g't'acias. -Los de esta jeneracion Nos llevan mucha. ventaJa. -Hoi sabe mas un mocoso Que á ntes un hombre de bo.rbas. - V:ilgame Dios ! llue,'e a chuzos. -1 yo no traje paráguas. - 1 esta agüita ya se sabe Que no escampa hasta mañana.. -Qué buenos están! démelos para mi r evis­ta, que yo le prometo 110 decirle a nadie de quién son. -Luego si hará usted revista en esta semana? - P ues aunque casi 110 hai qué contar, sin-embargo pienso recoj er algunos datos i escri-bir .algo. . - Sí, eso es necesarisÍlilo ; porque suponga . usted que a Bogotá 110 interese nada la r evista puesto 9,ue todos saben lo que sucede, pero !lO es lo mIsmo fuera, donde Ulla noticia, la mas §encilla, se agradece tanto t es necesario ha.ber vivido algu~ tiempo en otra par te para saber con cuánto mteres se lee lma noticia. -Pero hombre ! aun aquí mismo en Boo'otá se ignOl~a en un barrio lo que pasa en el gtro. En la semana pasada asesinaron a tUl hombre en las Niéves i a otro hirieron gravemente i por aquí en la Catedral nadie sabe t:ü cosa. ' - Eso consist e e,n que hfi,i ciertas cosas que por su gravedad ahogan a las demas. La espec­tativa en que están todos acerca de lo que re­solverán los jurados que deben condena?' a Ma­lo) i que ya están sorteados) i la noticia de la toma de Mompos por los revolucionarios no de­j ll:I?- pens'ar en otnll cosa. 1 entienda usted que diJ ~ que debe1J conlienm' porque eso está r esuel­to 1t odo lo que Si haga es puramente pro j'(w- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. E~ ~O,S¡A~~~~ ~~~~~~~~~~~~~~~ 374 mulet, Otra'desO'racia tambien' hai. que l\l'men­tal' i es la mueJ't~ ·d.el10ctdi! Antonib Díaz, 'Cura de 'Tabio que cayó' ~n el tio Chia "el \sábacTó i hasta ay~r no se''lé habia bncoiltraao, ' _ .),.~I -Dicen que el juéves fué el jurado de ese hombre que tambien mató a s?- hel:?lano con una hoz, i que lo condenaron a siet e anos de pre­sidio. -Ahora, dígame otra ?osa ¿ qué piensa ha­, cer en el diciembre ? -Pues en el diciembl~e creo que no tendré t iempo para fisO'ar todo lo que pasa, porque em­pezando por la~ llovenas de la Concepcion a las ocho en San Francisco, las iluminacion es, ban­deras, misa~ de aguinaldo, fLmciones de la Zar­zuela, tertulias, i en fin, tanto, tanto como para entónces tendré que decir, creo que me veré apu­rado. -Lo lindo seria que usted diese cuenta de las apuestas de aguinaldos, el modo como los ganan i lo que pagan. , -Déjese usted, que' yo le ofrezco no deJar cosa de que no dé cuenta el ' FISGON, SECCION LITERARIA. ClJEN1'OS DE COLOR DE ROSA, POR DON' AN10NIO DE TRl:!EUA,; 1 FINAL DE LA OTRA VIDA, CUENTO DE YIEJOS POR DON l OSE DE CASTRO 1 SERRANO. - (Continuaclon.) V. DuraDte este último período de su vida, escribió Trueba El libro de ws CwntarlJli.-No queremos hacer la ofensa a lectores literarios españoles, de esplicarles lo que es este libro: seria compararlos a cierto periodista que ocupáDdo­se de él, motejaba de impio su título, por estar sacado de la Biblia. El tal escritor ni había leido El CántiC(J de W8 CÍJlntiC(Js de SalomoD, Di El Libro de ws Canta?'e8 de True­ba; i nosotros creemoS' siDceramente que el que recorra estas líneas CaD aficioD, si DO ha leido muchas veces el primero, se ha deleitado mas de una vez COD el seguDdo. ¿Necesitaremos tampoco hacer su crítica ?- Cuatro edi­ciones lejítimas i hasta seis U ocho frauduleDtas, veDdidas' eD poco tiempo; aTtículos eDcomiásticos escritos por lite­ratos franceses e italiaDos sin que Dadie se los encargue; los CantarlJli traducidos a.l aleman i al ruso; hombres comn Hartzhenbuscb, Pastor Diar¿ i GOl).zález Bravo subieDdo al humilde albergue del poeta para tributarle admiracioD i ofrecerle su amistad; el duque de MODtpeDsier honrándose en cODtribuir a costear UDa nueva edicioD del libro; todo esto, i lo que vale mas todavía, niños de seis años que aprendaD los versos de memoria i mujeres honradas que los tengau por su lectura favorita, cuaDdo tambieD la tie­neD los ancianos.i los académicos, todo esto escusa Dues­tro análisis, i haria palidecer Duestro juicio caso de que lo emprendiésemos. No: El Lib'l'O de los CwntwrlJli está juzgado. Pero el de los Cuentos ele color de rosa, que es su hijo DIl­tural, auda todavía en maDtillas i ca.rece de propia. reputa­ciaD. Hácela prestado desde luego el Dombre que figura en su portada i el cODocimieDto que de algunos cueDtos se tenia; mas publicados hoi eD conjunto, formando digámos­lo así, cuerpo de doctrina, exijeD un detenido estudio, siquiera se haga por maDOS taD torpes como las que lo empreDden. "Llámoles Cuentos de color de rosa (dice el aú tal' éD el prólogo) porque SOD el reverso de la medalla de esa lite­!' atura pesimista que se complace eD presentar al mUDdo como un infinito desierto eD que no brota UDa flor, i la vida como una perpetua Doche eD que DO brilla una estre­lla,"- 1 en una Dota auterior a la publicacioD del libro, añadia :-"1 por ir dirijicl1>s a una rosa de mis pensamientos en quieD es injéDita la ternura," He aquí retratado al antor pOI' sí mismo, i justi.fkado lo -qne llevamos dicho de él. ITe aquí ta¡nl.Jien una franc.a ma­D ifestacioD de pa.rcialidad,. que escusa poner de m~l1lfiest? la parte falsa o escesivameDte calfdorosa dcl escnto.- SI, pues hai quien se entn!tii?ne en ' conta~' lo malo, .yo me Jl1'op~ngo' no evideDciar SillO' lo blVeDo. SI, p'ues, hal qUIen mienta para hacer daño, permítaseme meDt!r alguna. vez "para proporcionar alivios i consuelos a mis semeJaD tes. Esta es la síDtesis filosófica del libro. Abre la marcha del tom.o, un cuento qne se titula La . rlJliurreccion del alma. La accion de este cuento, como la de todos los otros se refiere a la patria del autor que, aun · 'cuando no se . Do~bra, es las Encartaciones de Vizcaya.­Un pobre ltluchacho del pueblo en cUY!1 ~b.eza bullen peDsamientos estravaga.ntes d~ grandeza 1 feJ¡cldad .. m~lI~­danas, cs llamado por Cierto tlO suyo, comerclUlIt~ llq~SI­mo de Méjico, para seguir la canera de los negocIos, I he­redar con el tiémpo su crédito, su Dombre 1 tal vez sus riquezas. Santiago parte enloquecido. ~ras de~ fantasm~ fascinador de sus sueños. Llega a Amen ca; olvida su on­jen i su patria; se lanza desa.tentado a cuanto cr.ee que ha de propor.cioDarle g{)ces; eDnquece, be~eda, realiza su for; tuna' viaja, compra, conql1lsta; ve siempre un 'TrW8 allá mejo~, tras el preseDte iD cierto i poco . saLisfactor.io q~le ~e rodea; viaja mas, compra mas, conql1l~ta mas, s~ an~dir UD quilate' a su dicha; enferma, se entristece, vacila, pier­de la fe del alma al perder el reposo del cuerpo; i cuando una casualidad le lleva a su patria, está tocando el borde de la desesperacion.- Su aldea, por el contrario, sigue pa­cifica i dichosa como cuando la dejó; faltan sus padres, pero DO ha desaparecido Catalina, UDa pobre inclusera; su hermaDa de leche, con quieD Santiago teDia sus confianzas áDtes de partir, i que lloraba mucho al recibn:las.-Cata­lina se espaDta al cODtemplar el rostro de SaDtiago. Todo lo ve i lo comprende todo: Santiago DO ha muerto COD s~ cuerpo, pero su alma murió COD sus ilusiones. N~ amor,. Dl fe Di lágrimas. j SaDtiago seria UD mÓDstruo SI Catalina p~diera considerarlo así I-;-Dedícase la tierna mu~hacha: a resucitar UD muerto ; i ¿ como ?- Nada -qne DO sea lo IDlS­mo que se practicaba en el lugar áDtes de la marcha de Santiago, ,El sol, el campo, lasilores, 10$ ganados; la ca­ridad que se puede ejercer, los recuerdos que se pue.de~ evocar el trabajo constaDte que se puede pODer eD practi­ca; lo; goces lejítimos de la vida que alientaD al espíritu i robusteceD al cuerpo; los consejos de la relijion ejecutados eD sus mas seDcillas maDifestaciones; el amor saDto i puro, la ?:oDtemplacioD de los hombres i de la Daturaleza, tales . son las medicinas que el enferma recibe sin apercibirse de ello, por cODducto de la ignoraD te niña a quien I?io~ ha concedido el dOD de los preseDtimientos. UD día Santiago al atravesar el dintek de la iglesia, para oir misa de boca del anciano sacerdote que derramó. sobre su freDte el agua del b¡lUtismo, tropieza CaD la losa que cerraba el sepnlcro de sus padres; i al verse rodeado de un sinnúmero de re­cuerdos que le patentizan toda una vida de inocencia en su niñez, toda UDa vida de'disipacioD eD su juventud, toda. una vida de tranquilidad posible en su preseDte; al refie:ci.o­Dar eD lo que perdió i eD lo que podía haber cODservado, eD lo q ue desdeñaba eDtóDces i ahora en vida, se sieDte desfallecer, dobla sus rodillas, dirije la vista al cielo i ve correr, CaD amargura i delicia al mismo tiempo, lágrimas de sus ojos. El alma de SaDtiago se abre de Duevo a la percepcion de los placeres i pesares, resucita, vive . .A.Jgun tiempo despues, SaDtiago i Cataliria son la provideDcia de la aldea i el regocijo mútuo de su casa. - VI. Tal es el seD cilla apólogo que sifve de estructura al primer cueDto, i casi podriamos decir a algunos otros con.. cortas variaDtes eD su esencia. El autor Do-ha estndiag.o complicaciones, DO ha procurado fábulas enmarañadas, no ha iDtroducido graD Dovedad eD sus bocetos. PeDsamieD­tos cristianos que se ocurren a todo hombre refie",;vo, son los peDsamieDtos de sus historias : el p a rpa de la moral; lo que se ha dicho mil veces eD Ihil partes. Pero ¿ cómo se desa,rrolla esa accloD ? ¿ cómo se presen­taD esos personajes? .¿ cómo se piDtan esos ouadros?­ ¿ Quereis ver cómo sale i se pODe el sol, cómo se viste el campo de primavera i éómo se desnuda eD otoño, cómo se oye misa eD la aldea, cómo se trabaja eD casa del labrador, c6mo se sieDte cllaDdo se tieDe fibra ¡lara, seDtir, cómo se disfruta cuando se tieve alma llara disfrutar, cómo hablan las madres con sus hijos, oó1!lO pieDsan los que no saben i qué saben los que no pieDsail, cómQ juegan los m'tcha- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL MOSAIC'O. 375 chos, cómo se hacen entender los animales domésticos, cómo palpita, cómo bulle, cómo rie i cómu llora el pueblo? ¿ Quereis saber cómo sucetlen los reg,ocijos i las calamida­des públicas, cómo se pasa del bien al mal i del mal al bien, cómo se desliza la vida feliz o desgraciada segun la buena o mala senda que se elije para hacer el viaje '1 Quereis sa­ber todo esto, marchando interes¡¡dos en la relacion, sin monotonía en el discurso, sin díficultad en la frase,; riendo sin rubol'izaros, 1I0ra.ndo sin 'estt\lmeceros, ántes bien, sa­turados, digámoslo as í, :de 1II¡a aurOl:a placentera i armó­nica que presta reposo ni cuerpo e inefable tranquilidad al espíritu ?-Pues leed La ?'esurreccion del alma o por mejor decir, los Cllento.s de color de rosa, Ahí está la ' orijinalidad del autor; ahí está la gl'an májia de Trueba, Un literato de mucho talento, nos decia una vez :' "Yo admiro la mitad mép.os al que inventa bien la mentira, que al que reproduce ~xactamente la verdad_ El primero tiené por suyo lo verdadero i lo fal~o, el mundo i la fantasía; miéntras que el segundo no puede salir de imitar a la na­turaleza, i el que imita bien a la natqraleza, tiene algo de divino," Estas palabras se pueden aplicar perfectamente al autor de que vamos hablando, Veillo endeble en sus invenciones, trivial en sus. recursos, .i hasta si se quiere torpe cuando necesita del artificio para enlazar sus fábulas ; pueden irse señalando con el dedo los pasajes en, que falta a la verdad; pero desde el instante en que copia ( i la índole de su li te­ratura estriba en esto ), desd~el instante en que dirije su máquina al pueblo dc quien saca sus bocetos i sus cuadros, principia a refiejarse en el escrito la fotografía física i mo­ral de las personas o sucesos de que se ocupa. ¿ Quien echará de ménos en La Madmstra la carencia absoluta de argumento, la indecision en el lance, la falta de recursos dramát icos de ese cuento que no es cuento; de esa historia que no es historia; pero que sinembargo, se lee desde el principio hasta el fin con la sonrisa asomando a los lábios, con las lágrimas asomando a los ojos, i C(\I1 el propósito fi rme, la que sea madrastm, estamos seguro dc ello, de no dar mala vida a los hljos de su marido, i el que sea viudo i padre, de no dar madrastra a los bijos de su esposa difunta ?-Porque la literatura de Trueba es tras­cendental, i mas trascendental que la de otros que lo pre­tenden négando verdades antiguas, afirmnndo mentiras nuevas, i sacaudo de quicio a las so&iedades para que sean lo que no quieren ser ni serán nunca. La literatura de Tmeba consuela i regocija cuando se ~ee ; pero no queda alú, sino que corrije i enmienda despues en la vida prác­tica, a la manera que corrije los inarmónicos acentos de un aprendiz de música escrita, el canto caprichoso del mi­señor que melodiza sin pentágrama desde las copas de los árboles. ' Siempre hemos profesado nosotro's la doctrina de que el vicio deforme i repugnante) presentado eh literatu ra, causa gravísimqs m~les auu cuando se le castigue calorosamente al fiual de una historia; porqu\l conocemos la soberbia del hombre, i sabemos que el qUe se sienta predipuesto al mal, no deja de imitarlo si le agrada, pOI: miedo de un castigo que las mas veces considera ilusorio, Un escritor dramá­tico, por ejemplo, que es ~é dotauo de gran inventiva, pue­de imajínar el medio mas agudo de falsificar let ras de cambio, para que jire sobre este hecho, el eje de uua accion interesante ; i aun cuando al terminarse la comedia se le corten las manos al falsificador, i caigan ~obre él las iras divinas i las humanas, es mui posible que a.!guno de los espectadores se haya marchado con el secreto sin esperar al quinto acto, o que si 10 ,ve sea para reirse del torpe cri­minal qne no supo ponerse a tiempo fuera del alcance-de la justicia. " La literatura qUll cultiva el autor do los Cuentos de colol' de rosa está libre de ese escollo : evita,lo deforme cuanto puede ; i si alguua vez lo pl'ésentl\ pl!-~a contraste, es bajo la forma mas vúlgar, que es ,tambien a nuestro juicio, la gue mas debe impresionar ay. áuimo, P9r lo,mismo que mo­lesta ménos al cuerpo. ¿ Quién, pues, no optará por esta literatura ? Regocijémonos de que la teñdeoyi¡\ de los escritores contemporáneos sea jeneralmente favor¡¡,ble a esta reaccion del buen gusto i de la buena mora~;, pues aun cuando en nnestros dias ha nadilo tambien esa escuela llamada 1'ea­lista, quizá porque de las jleridas enseña la sangre i de las úlceras la materia, esa es~uela, o mejol' dicho, esa ¡accion nace desacreditada por sí misma i no está sirviendo sino' para avivar el ardor de los que a un pesimismo ciego, quie-ren oponer un optimismo racional i cristiano, Sí; la lite­. ratura coutemporánea es mas de Federico Bremer i de Antonio Trueba, que de Alejandro Dumas ( hijo ) i de Octavio Feuillet; prefiere Los vecinos i Los- Cuentos de color de ?'osa,<á lJalila i r:a lJama de las Cam,elias ; imita i aplau­do con mayor entusiasmo una escena que hace sonreir de sentimiento, que otTa que hace llorar de rabia ; cree mas en la mayoría de la verdad que anda libre por l~s calles, que en la minoria de la verdad que está en las cárceles i en los presidios. La literatti ra vuelve a ser honrada.. -VII. Haces bien, querido Antonio (i dispense el lector que se desemboce de su impersonalidad el que va escribiendo es­tas líneas, porque así lo Cl'ee conveniente ahora)' haces bien en ser de los literatos que se viston de limpio el alma, aunCJl!e descuiden algun t:tnto el adorno del cuerpo: pero no creas que por esta sola razon todo voi a pasártelo, ni que una pasion exajerac1a me quita el conoc~rniento de tus lunares. Lunares tienen tus obras, i yo qUfl los veo claros, voi a ver si con clal'idad tambien los pongo a tq vista. Para ello principiaré contándote un hecho. Cuando rna­darne Gimrdin, no la actual e?posa del célebre publicista frauces, sino la interesante .JJel/jJhine Gay escribia sus pre­ciosas revistasJiterarias en La, PQ'esse, acertó a publicar su primer libro un escelente poeta contemporáneo, ~f/'. Arsé­ne Housaye, cuyo nombre es hoi tan conocido como bien ,reputado en .Europa, El tal HOllsaye se parecia no poco a tí en sus ve~sos, sobre todo por el entrañable amor, por la pasion violenta que sentia ácia todo lo de su pais, i mui especialmente a los molillos de que estaba sembrado el va­lle donde nació. Apénas asomaba en sus versos el campo, salian detras los molinos, como el mas culminante objeto de la belleza campestre; describia la noche, i lo que mas se destacaba en sus sombras, era tino o mas molinos de su pais ; pinta.ba la hermosura de una zagala, i aquella zagala era molinera o estaba scntada a la puerta del moli­no ; en fin, las mas bellas imájenes, lós mejores pensamien­tos del poeta, iban siempre envueltos en molinos_M:adamc ' Girardin, que no admiraba ménos a Housaye de lo que yo te admiro a' tí ; que elojiaba sincel'amente su's obras, que las daba a conocer en Francia como las mejores, esclama, sinembargo, al Ilegal' a este punto :- Escusad, mi querido Arsenio, la reproduccion constaute de vuestros molinos; i no por.que me enfaé1e su p.intura, nLdeje de encontrar mui bellas sus descripciones, ni de sentir con el sentimien­to q'le os inspiran; sino porque temo que un dia distrai­do, i cuando esteis escri bieudo de otras materias, en vez de punto i coma, como signos ortográficos, vais a poner punto i rno.lino. ,¿ Entiendes, Antonio, el chiste de Delfina ?-N o quiero yo que desaparezc31~ de tus obras el recuerdo del r io, la pintura de la casa, ,el grupo de los árboles, las memorias _ de tu niñez, la campana de la aldea, las flores de la Vírjen, la mañana de San J uan .. ", ,¿ ni cómo habia de quererlo si esas pinturas, si esos recuerdos i memorias son siell\pro el mas bello pasaje de tus cuentos i la mas bella pájina de tus cantos ?- Lo ,que quiero cou madame Gay, es que vengan cuando deben veuir ; que no abuses de la frescura hasta convertirla en humedad; que cuando debes escribir punto i coma n9 escribas punto i molino; i que tengas presente, pa-r¡t no incurrir en amaneramionto i monotonía, que seis cuentos has podido componerlos en seis años i bajo seis diferentes influencias de la vida que te han he­cho olvidar el primero al estender el último, pero que el lector los repasa en una hora, cuando constituyen un vo­lúmen de trescientas pájinas, 1 ¿ sabes por qué t~ copias i te repites i en ocasiones te annaneras? Porque basta hoi no bas salido de tu valle, ni dejado 'tus pcrsonales compañías ; tii tratado con otro que -contigo _mismo para la espresion literaria de tus pensa­mientos i i esto despues dé ser un ma!; es una injusticia, porque I santo ~ bendito I que desde la patl'ía al cie,lo, como dices; pero todo el mundo tiene patrÍ>1 ; la patria de los demas es tan hermosa como la nuestra ; campos hai fiori­dos léjos de nuestros campos ; costumbres hai honradas fuera de )lU~stras costumbres, i hasta los negrillos de .Arri­ca tieuen madre que cuando pequéñuelos les parece tan blanca i tan hermosa,-Es necesario que por sencilla que sea la literatura, no carezca de elevada i verdadera filosofía.. He nOll1brado el cue~to que se tit úla lJesde la pat?'ia ql cielo i V9i a detenerme ,en él, porque necesito condenar Sil tendencia filosqfica, de,mostrarte que no dices lo que quie- I Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 376 EL MOSAICO. res, i que te has dejado llevar de un exajerado sentimien­to patrio. -Ya comprendes que no aludo a Iu primera parte; he~­mosa i sublime descripeion de la vida campestre de nues­tras sociedades; maj istral pintura de una dichosa familia de aldeanos, perturbada en su tranquila existoncia por las locas ilusiones de un ch ico mal dirijido en su educacion. Ya comprenderás que aludo a la vida de Pedro en s u ~vía ­je desatentado por el mundo. -Bn p·rim er lugar" Antonio, la Buropa que describes no es la ¡,mopa, las costumbres de que lJablas no sou las costumbres de esos pueblos, las pequoñec:es de que te ocu­pas ·no GOU ni ló bueno ni lo malo de que el escritor i el lllósofo deben ocuparse. Que un camp('Sino n·ances no se­pa nada de Cario-Magno, es la cosa mas natural del mnn­do ; que. una pobre muchacha de Bayona se corte el pelo i lo venda eu cierto dia, no pasa de ser una cosium bre IDas o méuos loable, pero que no quita pureza, ni virtnd, ni ga­llardía a la muchacha; qne en Suiza tenga pelos la leebe de algun vaso, no se opoue a que Suiza sea el pais mas hermoso i mas sano i mas limpio de l!Juropai que las mu­jerrs de los clérigos protestantes suelan ir embarazadas por las calles, no significa mas sino que los clérigos pro­testantes son easados, lo cual no impide qne constituyan en muehas partes un clero modelo, i I ojala no lo fuese ! pues otro air(l llevaria el protestanti smo. Por último, tan­to te ciegas, que uo ve tI! personaje nada bueno hasta que llega a VERACRUZ. r Horror 1 Pedro, vuelvo a decírtelo, es nn chico mal educado i que lleva en la cabeza la lectura informe de una parcion de li­bros peligrosos que no sabe dijeri r. ·Hus hecho mal en sa­carle a viajar, o mejor dicho, en contar minuciosamente su viaje. Pedro, pue ·to que así con venia a tu pensamiento, pudo leer los libros que leyó, heredar la fortuna que le de­jaron, abaudonar con ella sn casa., su aldea, su madre i su amada, i salir a viajar como .. deseaba: ; pero sentadas las premisas que sicntas en la pT: .lera parte del cnento, déja­lo ;viajar solo, no nos digas lo que vió ni lo que pasó i qne para almas como la de Pedro, para educaciones e insbintos viciados como los suyos, los trabajos i las penas que le espemban no tenian su oríjen en los paises que recorriera, sino en el alma, en la edueacion, en los instintos del via­jero. La rosa de su madre haBada sobre el sepulcro del ' iudiano en Veracruz, que no el desdichado puerto de la rCPl'iblicn. mejicana, haria ,olver los ojos de Pedro ácia la hermosa aldea de las Encartaciones; i HU al'J"epoutimiento 1 i una lágrima serian el primer paso para la vuelta del hijo ]Jl'ódig'o. Adernas ¿ qué quiere decir en absolnto desde la patria alci~lo? ¿Qué quiere decir el venerable Lista cuando es­cribe i tú copias, Feliz el que nunca ha visto mas rio que el de Sil patria, i duerme anciano a la sombrn do peqlleñuclo jugaba? Bsto, Antonio, es negar la sociabilidad del hombre es negar el progreso, i las ciencias, i las artes, i la indus~·ia . na civilizacion que, en último término, es la moral huma: na: Pues que ¿ no hai mas que nacer, sabe Dios dónde, pegarse como un hongo al árbol del hogar, hacer la vida­del patriarca i morir ignorante e ignorado, sin provecho pam los demas i pensando únican¡ente en el provecho o mlscelánea en verso, por un jóven antioqueño. Bogotá. Imprenta del N eo- Granadino,por B. Goi¡,.. zález. 1850. ·16vo. , - Verc1ades de Pero Grullo. Bogotá. En­p¡' enta ele lJfm'áles 1i O.a 1850. 16v·0. (Continuará.) - Canciones en honor de la paz i del' J:erois­. . mo, para la fiesta cívica de Bogotá, por va-rias musas bogotanas. Imp'enta de J A. • - .. Oualla. 8vo. NI DENTRO NI FUERA DE (JASA. - Cancionés en obsequio del benemérito jene- Con que ustedes señores R. S. i S. R. son ral Tomas C. de l\1:osquera. Bogotá. Im- hombres de echarse a r enegar por un domingo prenta de J. A. Oualla. 1841. 8vo. pasado en casa o fuera de ella, a causa de per­-..- El Pájaro o celos entre dos amantes finos. canees de tan poca monta como el encuentro de Panamá. 183'6. Imprenta de José Anjel los sastres, i el tropezon con un gordo Ministro, Santos. 8vo, . . i la muerte de tilla mirla, i el dulce hallazgo de - Hojas perdidas. Imp'renta del Neo- Grana- un ¡1creedor? Cómo se conoce que no son us-díno. 1855. 8vo. tedes hombres hechos a las armas ! o en otros - La Fé, poema. Bogotá. Imprenta de Lm'a.. términos, que han sabido gozar en toda su ple- 1835. 16vo. nitud e~ dol?e farniente ! Sin riesgo de perder . ~ La Boliviada, poema en tres cantos. Bo- apostana SelS contra dos, a que ustedes por mas gotá. Imp¡'enta de Lora, 1831. 16vo. 46 que lo juren no han sentido todavía el s~¿ave pájinas. ·. . yugo matrimonial, o que por 'lo ménos se en­- El Año Nuevo. Imprenta' de A ncíza¡'. cuentran en la luna de miel, cuando por tan 1849, 1 volúmen en 32vo. 64 pájinas. poco hacen el asco a la vida. Véanse ustedes (ACEVEDO DE G6MEZ JOSEFA.) Poesírui de una en mi espejo i sabrán lo que es bueno. N o me grauadina. Bogotá. 1854. Imp'enta de T6v- quejo yo de un domingo, que para eso i mas re¡; Amaya. 1 volúmen 16vo. 129 pájinas. tengo espaldas; quéjome, sí, i con razon de ALVAREz LOZA~O.RAFAEL., ~l Trovador de Bo- una gruesa de domingos, que por tak~s juzga gotá, composlCIOnes poetlCas. Bogotá. Im- sils sesenta di as de asueto mi precioso Domin­pr~~ o por Ayarza. 1841. 1 volúmen 32vo. 78 guito, ' fruto de mis primeros amores, blason, páJlTIas, timbre i honor fut~ro de mi pobre casa. ARBOLEJ?~ JULIO. G~nzalo de Oyon, poema.. Si supiérais, seño 'es lectores, culÍnto lo quiere (Edie .. n d, L. Pe,,,,,). Bogo'ó. Im¡H,,"". mi ,in p". PiOqni( .I.,i hubi"''', vi" " los p, .. , . \ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. \ . 378 EL MOSAICQ. parativos qU? hizo para disponerle s,u .asueto mingo pasado, con rubor lo confieso, me quedé despues de (hez mcses de tareas escolastlCas! 1 sin misa, como pudiera haberlo hecho el mas cómo no? pobre muchacho! era un gusto verle, d,escomunal herejote, i por qué? 'me pregunta­tan juicioso como un santo, en la sala dc los·cer- rán usted cs, pues, señores, porque el diantre del támenes; con su gracioso dorman ele pana negra muchacho me dejó sin ca.lzoI).es. N o me dejó en sobre el cual contrastaba su carilla rosada co- ellos ni un solo boton a vida, porque dizque los mo un durazno i alegre como unns pascuas ján- necesitaba para jugar 111 ta1'ro con otras vibori­j el de Dios! En todo el imperio Chino no hai Has qtie llama amigos, i 'al ir a ponérmelos el chucherías suficientes con qué pudiera premiar- domingo, me encontré ya se 've ..... en calzon­se tanta lindura i tal juicio. P ero es el caso, cilIos. hrútil seria relatar todas 'Ia~ fechol'ías de como diria un romántico, que las ilusiones S011 1 que es héroe entre casa; basta deCir que e~ ~lla humo, i el tal muchacho es u~ diablillo cojuelo no ha dejado, títere con cabeza, 1)i alma .Vl~en­en ca1'l1e humana, capaz de hacer renegar al te tranquila. Pero no ha parado en eso, ~mo .que mundo entero, si todo el mundo tuviera .que movido tal vez por es¡¡, fu er~a de e~pansJOn ~ no lidiar con él. El'a la noche del dia 2 de no- bastándole tan estrecho recmto, dló en subIrse viembre i primera de los asul?tó~, cuando un a los tejados por sobre cuyos caballetes asoma­olor de humo i luego despues una alta llama- ba la cabeza, al puro rayo del sol, curioseando el rada prendida el). un rincon del j ardin, pusieron interior ~e las vecinas casas,. tiranclo pepas a en la máyor confusion a Pioqninta i a mi suegra todas las Maritornes, cójiendo-las curubas i los i a las criadas i a dos vieja!>, que a la sazon es- tomates de las huertas i hasta esponiendo su taban de visita encajilándose tranquilam~nte tm vida. Mas de cuatro 1'ecados han mandado de la par de tazones de hirvi ente chocolate. "Que se vecindad a Pioquinta, suplicándole que contenga quema la casa!" Jesus! incendio! incendio! que almuchacho, i el Cura de la casa adyacente llegó \ vayan a tocar a fuego ! gritaba desacordada la a iI1timarle que abandonara al punto el tejado i tropa femenil, i entrándose luego de l'ondon a lui si no le hacia un tiro. Varió ent6nces de rhm­desmantelado' cuarto, me sacaron a ver aquel bo, asustado con la paternal amonestacion del estrago, a mí que ni entenilia sus gritos ni com- párroco que no entra por el consejo aquel de prendía la causa de tan terrible alboroto. PUés prcedicate super tecta, i le puso la puntería a los bien! el tal incendio no era cosa de cuidado. burros que sueltan los chircaleños en las calles Mi Domingo, deseando gozar de los a~uetos a para que se solacen con la yerba que borda las todas sus anchas, babia formado una lioguera orillas de Ips caños, i milagro ha sido que aque­con" el fin de quemar aHí a sus mas implacables llos pacientes aniina.les no le hayan hi.mdido ya enemigos-los libros; i lo peor de todo, es que una costilla con cuatro pares de coces j tanto i no solo quemó Jos suyos con la mas abominable de tal modó los ha jeringado! Pa,ra .evitar m.o­sangre fria, sino que al Iado de su N ebrija. i su lestias, i deseoso de distraerlo algUÍl tanto de Urcullu, quizo tambien purificar por medio de sus ~onstantes trave,suras, le compré un castañi­las llamas e1 Tempoml i eterno de lni suegra, to de la Calera; pero lo sofocó de taI modo lle-í mi libro de cuentas. El mas empedernido In- vándole de una sola carrera hasta Foritibon, dán~ quisido~' no babria visto con sonrisa de tanta dole rejo i .sofrenadas, que al fin el caballo lo ten­satísfaccion arder una docena de herej.es, qué dió en el suelo; i ahora lo tienen ustedes tendido digo ? el mismo N eron no hubiera visto con en cama i siD. saber hasta cuándo. P9r .10 dernas, tanto gusto consumirse la ciudad de Roma, co- no es nada esto de tener que llamar médico por ~o Dominguito veía las azules ondas de humo una pa1te, i aguantar las pestes de Pioquinta, Jlrando sobre la hoguera en que ardia la causa protectora acérrima ele Dominguito, su niño de de SU tormento. oro, como lo llama, la cl1al no se cansa de dis- Despues de eso no ha quedado rincon de la culparlo, diciendo que es que le tengo tirria i casa en donde no haya dejado la huella de su que qo lo sé llevar, paso destructor: es un Atila · en miniatura;; Quince dias van a contarse de asuetos hásta cuanto coje lo despedaza i se rie del mundo ahora i ya ven ustedes a dónde me da el agua: ente!"? Una tarde al entrar a casa le encontré por lo visto falta todavía mes i medio, i seguro sangnento, arañado i con una de mis navajas que aI concluirse o se ha matado, o me ha aca­en la n;tano. Pues qué era:? Pilló el estuche, i bado a mí con cucbillito de palo. no temendo pelo en la barba, echó mano del Bien puede conocer el lector que lo que cuen­gato pardo que medio dormia tomando el sol to no es cosa de broma i diversion. Es porque sob~'e la' baranda d'el patio;' púsolo entre las ya estoi seco de tanto sufrir, i quiero poner un rodillas,. despues de haber ecbado llave en el aviso para ver si hai maestros dé escuela su­cuarto,. 1 ~oU.lenzó a. afeitarlo, es decir, a zajarlo: pI entes, que se encarguen de los mp.ch'achos en pero M~Clflú a la pnmera rebanada que le coi:tó asuetos. Yo les prometo que cojérán tanto di­el desplac~ado .barbero, le saltó al cuello furioso, nero, como los que han trabajado los otros diez por ~Jos 1 nances I.e clavó las uñas i por poco n:eses, i por ~ parte me. CO~pl'0IIl:eto a dar el tamTblen .me lo deguella, ejemplo, haClendo que el pruner discípulo que l' o SOl tan devoto, por lo ménos como los les entre sea el mio. N o mas vacaciones! seño­señores R. S. i S. R . i ni por una onza d~ oro, res maestros de escuela, no más' vacación es ! qt~e es cuanto se puede ~ecir, dejaria de oi'r la Bastante hai que sufrir en la vida, dentro i fuera ~sa. En cuarenta naVIdades que adornan ya de casa; para que tengamos que cl:itiparnóS 'ese ~l cabeza,. CO\l alguna que otra cana plateada, otro tornillo de tener a los niños encima i de III r~volllclOn, !li p,ilseo, ~i có~cos, ni mal d~ vagabundos: nervIOS me hablan lm}lec11c10 Olrla, Pero el do- MUDARR.A. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL MOSAICO. 379 ' DIE YOI Dl; nO,GOTÁ! I -Hombre! Agustin, qtlé es eso, p::¡.ra d6nde te vas,? le dije a. ,llll antiguo conoci ~10 que sabia que habia llegado la vísp ~r::¡., por primera vez a Bogotá. Ue hice tal pregunta, porque lo v eía , como si fuera de posta: en un caballo mas flaco que los que alquila Osuna, con maletera al apca i sq buen acopio de ruanas, atádo sobre los co-jinetes. ' " :..!...Para mi tierra, me contesiA -Pero eso no pu.ede s,er, hombre! si ayer n9 Ilfas viniste;" c61110 quieres irte hoi? -Sí, mi amigo, me voi de Bogo,tá! Ni un mowento mas aq'lí, i ántes de que llegue mi arriero -con las cargas, voi ,a que, se vuelva del camino. , I -:BElro hombre! yo no acierto a esplicarme e¡¡a a~rracion... Despues de que llegas por pri­mera, vez .... -Con Bogútá me ha suéedido, me dijo como sonriendo, lo qu~ sucede con las mujeres ,: na­c~ ao en uba p'¡'oVÍJlqia, n,o ansié otra cosa que cono,cer la capital, qile me la figuraba en sueños, Ilfas preciosa qu.e la vi6 San Juan, i apénas lle­gué donde ella, me recibi6 con un desengaño que' me ha ,llegado hasta q ién sabe , dqnde. AhB,ogotá! de?ia a cada insta~te, moyiendo la cabeza. - ' ~Eso c~ñsistid!L en,., ... -En ll:ter Q, que de seguro ma~ug6 mas, ~e, brindo. u~?S b.otines que me veruan como bec1l,os.,a ,:¡ID pIe; SID regatear, le di ¿ei~pesos por _ el,los" me los p\lSe i me preparé para 11' a cono'cer a Bogotá. , -Le atlV¡erto una cosa, me dijo a e~te tiempo la dueña de casª, que se habia en~rado a mi cu&rto para hacerme lás amonestaciones nece­s,+ ri¡ts;.i es, que venga a hora¡;; a comer i a dor­mj: r, Esta. es la lla~E) 'del , cuarto; para cerrarlo no se necesita de ' ella, P9rque con solo aj~star queda cerrada la puerta, i tan segura que aun­que quisieran falsearla, no podrian. -Mire I le dije yo, en eso no se parece a , u stedes; pero ella no dando por entendida la sátira como si , fuera, Gobierno, sigtú6 hacién­dome advertencias, hasta que al fin 'me dej6 eJ;l libert~d de pod.erme Salil; a ver lo qúe tanto deseaba. , ' ' Cuando me ~ en la calle empecé a caminar, sin rumbo ningullO, i solo en leer letr~rOi;l i ver casas preciosísimas, al lado de otras ' como las que vi, en Tunja li. Ía venida, se me pas6 toda la mañana;, pero aqordánq.ome de la lista de encargos que tenia, me puse a buscar la aljen­terí! J, que me encarg6 la sobrina del Cura, que, seg~ ,me dijo, es para hacerle un velo a la Vírjen, e1 serrucho para el ' maestro Pablo, el , Bacr~stan, lo s zarcillos de mis hermanas i en fin, tanto, tanto que me encargaron i que tenia que manda)' con mi- peon, que pensaba mandarlo pasado m!Lñana, con l,as bestias i los encargos. , " Apónas asomé a la esqnin!L de la plaza me cle- ' tuvo un muchacho diéndome: ":"'F6sforos, mi 'amo, de cera i 4e palito. -No compre, le dij e, i seguí. N o habia vuelto la esquina cuando me rede6 una nube d e hom­bres con zamarros d esde los piés hasta la ,cabe­za. Por mi desgracia me detuve a verlos, i tant6 me molest6 un hombre, que tuve que GOmpnLr­selos, mas por salir de él, que porque yo los necesitara. Seguia mi camino preguntando por la tienda de don Justo, cuando acert6 a pasar Ambl'osio, a quiep dí de comer en casa en la re­volu cion pasada, i no queriendo hacerme el des-conocido, le gritó ': ' -Adios, mi doctor Ambrosi,o. -Mire,.me dijo, coj~endome de un bra:¡;o tan fuertemente, que por poco que me hace ~ ritar; entiepda- usted que yo no sO,i doctor-oyo? S0i sim)?lemente Ambrosio Pe)áez. , Dicho esto, se fué dejáJ;ldQme en seria~ re­flexiones. V álgame Dios! pensaba" c6mo estarán de a,esacreditados por aquí .los doctores, cuando ya es il1sn1to llamar a unp, así! Este hombre por pocos me parte un brazo, i por , alhí en mi tierra se desviven tod.os por n:¡andar a sus hijos para acá a ' que estudien, i fueran capaces de perdonarles el volver hechos, burros, ántes que verlos llegar sin título. - Mi amó, un fi'enito, me dijo un herrero, cow,o para despertarme. -N o compro, le contestó. -Los de guardia, SU exelencia! gritaron en un cu~rtel. Volví a mirar en el instante para ver c6mo es una exelencia i no la habia distin­guido todavía de entre la jente, lo que a veces es mui difícil, cuando sentí un golpe tal por d,etras, que creí me hubiera anancado un cua­dril: volví a mirar lleno de rabia, i eFa una buna con 'su cal'ga de adoves que tambien venia por la misma calle, pero CO~l la diferencia de que los unos gritan 'sin haber pa,ra qué, puesto qu~ las ex~lencias son inofensivas i los blU'rÍqueros se ca~a..n aunque vean que uno va a ser desba­ratado . En todas est~s se me pasaba el tiempo, i yo no habia empezado a comprar mis encar­gos; me fuí, pues, para la calle real i empecé a preguntar tienda por tienda por el cerrncho, hasta que llegué hasta la otra punta, i no ,hubo qnien me lo vendiera, ent9nces-me volví pregun­tando por la aljentería, i por fin en una tienda la encontré, i como el hombre de los zamarros me seguia, se los pagué i me hice cargo de ellos. N o era mi intencion sino la de comprar pura­mente mis encargos, i lo cierto fué que cuando méno¡¡ pensaba tenia un cerro de cosas que no !!le resolvía a quedar sin eUas . Busqué un mu­chácho, lo cargué con mis cosas, lo heché por delante i me fuí para mi posada. A la media cuajlra no mas, encontré con un señor AlIérez que tambien lleg6 a casa, no sé si victorioso o derrotado, que por aquí todo suele ser igualposa, i como allá me prometi6 tanto para cuando yo viniera, me detuve a sa­ludarlo, pero sin atreverme sino a llamarlo con el apodo de caballero, no fuera a ser que se me enojara como el doctor; sinembarO'o, en ménos l b , de nada me hizo saber que ya ,era teniente, lo que me, prob6 que la(vergüenza es relativa: lo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 380 EL MOSAICO. que para unos es oprobio, para otros es ·honroso, ~ cesita de la llave? Ahora qué hacemos? Habrá i si no fuera así no hubie~·a alguaciles ni otros l que' romper la puerta, no ha:i remedio. . . ' empleos de la laya. ' En ayunas como estaba, SIendo ya medio dta; Cuando volví a mirar al muchacho con los ) con. la cabeza tonta, dolor en todas las muelas, encargos, ya no lo ví ; le pareció mas fác il ir a l que creí que s'e me habian vuelto peda~os, el su casa que a la mia, i con filzon, pOl'qne yo l cuadril medio desprendido i el alma condenada mismo no sabia dónde era. Busca por aquí, ¡ ya ele cóleras, no sabia ni dónde estaba parado; busca por allí, i acaso pareció? Como mula ro- ) así fué que no supe a qué h~ras metieron un bada en fi estas, ni el ra, t ro quedó siquiera. ( muchacho por la ventana para que sacara la lla- Cuando ·yo veo que nna cosa 1<0 t,iene reme- ve. Luego que estuvo' abierto, entré, me acosté, - dio, procuro darle de mano, mot~vo por el qne i le dije a la señora:-H,ígame U. el favor de nunca me incomodo con una mujer que me diga : mandar por mi -mula ahora mismo porque esta ya no lo qtúero. Procnré buscar qué comer, tarde 111e voi. pensando en qne ya seria mni tarde para que la ) -Bueno, contestó corrÍo alegrándose de sal].r patrona me diera ,de almorzar, i para esto me de hombres como yo. entré a una tienda a la que veía llegar a mu- A la media hora, en cuyo tiempo habian veni­chos hombres, me senté en un canapé sin ani- do dos señoras mas majas que yo a pedirme li­marme a decir que me-dieran de almorzar, i a mosÍla, i cuarenta chinos a ofrecerme fósforos, poco rato me trajeroll Ull .. vaso con un manjar, frenos, jabones &.a &.a, volvio el muchacho que no acerté a descifrar qué seria. Desde que di ciéndome que habian roto las -paredes i robá­tomé la cuchara i soplé (porque veía que lo aca- dose la mula. Figúrate, hombre! la mula que le baban de sacar de una paila ) empezaron a compré al cma .para venirme, figúrate cómo se­reirse los circunstantes. Entónces cojí la cucha- ria aquel animal; la mula del recreo del cura! ra i me llené la boca con aquello, fUl a mas- Esto sí no puede ser, dije, i salí corriendo a bus­car i en el acto dí el grito mas espantoso i dije cal' al Alcalde. En el camino dí un tropezon, i la desvergüenza mas grancl e. Boté el plato so_o 1in botin sufrió tal avería, que tuve que arran­bre la mesa, me cojí a dos manos la boca i salí carle la zuela porque quedó como jeta de dra­a la calle a escupir no las muelas sillb las moro-' gon. Anduve media ciudad i no encontré Alcal­nas de las muelas, pues sentí que todas se me de, porque creo que eso es escaso aquí como habian vuelto astillas. Todos salieron corriendo cosa buena. Corrí, anduve i me desesperé, pero tras de mí, preguntándome qué me habia. suce- no encontré a quien darle las quejas. En todas dido. Yo no hice 'sino abrir la boca i, como quien estas dilijencias me cojió la noche en la calle i, dice cee homo ! esclamé : he ahí donde tenia podría ll()gar a casa? Si acaso. S~bes dónde las muelas que se me han vuelto pedazos con el pasé la noche? En los portales, allí me sorpren­helado ! . dió el dia acurrucado, yerto de frio i con mas Una .ieneral i estrepitosa carcajada )]le corrió hambre que un empleado en viérnes. ,A esas t anto, que no supe qué era lo que me decia la h9ras busqué un caballo de alqu,iler, fuí a la casa, muj er, viendo que me iba sin pagarle el vidrio ensillé, i miéntras que me despedia de la señora . i plato que habia roto al salir corrien'do. ~us- me ·roba¡'on un estribo en el zaguan. Tuve que qué la bolsa para pagarle i no la encontré ; en comprar estos de cuero que ves, i procurar salir la tienda donde compré los encargos me la ha- ántes de que me robaran a mi tambien. Figúrate bian robaelo, eso era seguro, sin embargo, bus- cómo iré de abmrido; en uD. dia me metieron qué entre todqs los bolsillos i entónces ¡oh for- por las narices cuantas arretrancas i gruperas tuna la mia ! hasta él pañuelo me lo habian 1'0- bubo, me brindaron cuantos zamarros i frenos bado. Le dije a la ventera que mandara conmigo hai; al volver de éada esquina un muchacho con a un muchacho i que de la posada le mandariitlo fósforos o Tanpyo con almanaques ; limosneros, , que le estaba debiendó; consintió en ello i nos vergonzantes, diablos, demonios, todos me co­ftúmos. ' nocian a leguas como si llevara letrero diciendo Llegué a la casa a fuerza de preglU1tar, i que no soi de aqüí. . cuando estuve en la }merta de nii cuarto emp,ecé Ahora, díme ¿ tengo razon para irme, o no ? a empuj ar, i nada que se abria. Yo no hice otra cosa que ladear la cabeza i es- -Tendrá algun secreto? me decia el mucha- tenderle la mano para despedirme. cho. Entónces tenté cuanto clavo tenia la puer- Solo falta que mi al'1'iero me esté buscando ta a ver si por fin se abria, i nada ; me separé aquí miéntras que yo me voi a ver si lo encuen-un poco i me le fuí encima, pero nada,' parecia tro en el camino. , . - de hierro ; ni siquiera se movia. -Si seria al tuyo al que vi esta mañana con Oyendo aquello la señora vino a ver qué era i . dos mulas ~ me encontró en tales apuros muerto de rabia, -Es caratozo? me pregunto. contra la s~g urid acl de la puerta. - Sí, i la una mula es rucia i la otra baya. -Dónde está la llave? fué la pregunta con --:-,EI mism,o! grit6 i salió corriendo sm ~es-que contestó a todas mis iras. pedIrse de mI aqu~l pobre desesperarlo, a qmen . ya no le faltaba sino tm punto para volverse loco. -Luego no me elijo qué no se necesitaba de Esto pasó hará unos cuatro años i todayía ella? ahí adentro sobre Uila mesa la dejé, i gra- me acuerdo como si fuera hoi, tal fué la impre­cias a tal precaucion, que sino tambien me la sion que me causaron las desgracias de ese po-habriau robado. bre forastero. - J esus cl:edo, ah.llombre torpe! esclamó la señora. Pnes no ve U. que para abrir sí se ne- QU1ÉN? IMPRENTA DE PIZANO 1 PEREZ. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Mosaico - Año I N. 47

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La Nación: periódico político, literario y noticioso, órgano de los principios de la regeneración - N. 436

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Imagen de apoyo de  El Mosaico: periódico de la juventud, destinado exclusivamente a la literatura - Año I  N. 9

El Mosaico: periódico de la juventud, destinado exclusivamente a la literatura - Año I N. 9

Por: | Fecha: 30/03/1871

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :;~ l,u1>!i03 h"'Ju(·,,¡ ••• M call1~. 111 _ <1 '.~"·.I .menle ~ l'~!~ I ~Q ,h h. tri" ..... "'. l ••• 1""""'.' '1",. pal't""" un "nO .'!~I."'A.!" ..dlol,~" ~ ... II .. d" J.lh""h·ln' ft,,,,·, "d,· '.1,,0<, ~~Il.' Cnrta,< '. '\JI~h.~ lO", .. I, lO""CI" Duno ... I'JWIÚDlCO DE LA JU\'ENTUD, DESTINADO EXCLUSIVAMENTE A L A LITEIUTUR .\ . CQ:STI::SIDO. l';\~' l'oeob blLli ..... ~:!, R rDAt'T.f. )It·~oz y GAl·' .. ' .•.•• •. . f.oIl RIl"b~, de'~ oi"""d. t:L U""ACTO" ........ . .. ... .... 69 4. >:.1111" d~ 'a. huja.. l~nnl'U<) S"¡¡RU ...... ... . ... 10 I ~,..,o I ....~ d~ ~out«:r,.to. JUAI! DulIO '-~ ........... ,\) (·.' ...... pondeodB .......... ',' ........................ n Cu,lro •• ' .. ¡>Pti .... d~ la lotero' ''''' """01:11<>- ALUI;' ....... b. ICo"uou:1\­tro In admiraeioll, á traves do los tieJUlm ~ . ¿No roco r\lui ~ i\ eso foliz do la ticrra rodcutlo do familia y vi\'ie1\(lo tm la opu­loncia? ¿ No lo recorc1ais, cuando deS¡lUeS (lo perderlo todo, bO prostoJrull y adora ni /:5oñor? " El hombro uacido de mujer yi\'e po· cos dia5 y osb r<.'pleto de Il\i~erins. Cruco como In 1I0r y <.'5 hollado por Ins ¡)Inutas; huye COlUO In sombra y no so dúticnú jnm~ s." 'fo({o (>so libro destila la amarguI"B do,) los dolores y S\LS r:lllidas pinceladas d<.'jall \'er csn :lIma hastilltla d<.' In vida, ora con g;:mido.i desgarrado re~, om con ill\ ~lgC'll (,!I sublimes de la gml\llcza tlo Dios. y" el unn ligora muestra do Sil e1l6rgico ¡ell­guaje: " Yami alma csM consumida en mi; el (I i (~ do la atl.iecion pesó sobre mi cabeza. La noche roo mb huosos: el dolor quo me de\'ora no duermo. Su violoncia lllt' eubrt:! l"Omo nn vestido y llle estrecha CQmo una t mica." El di ¡;en r~o d,,¡ ~illlor ;i J ob tiene tnl magnificencia, t¡ lto lllldic hu }Jodido igua. Inrln ni pinml' cvn mas esplendor el po­dOlo elo Dios. "Echa los ojos soh1"O los implos :' epI(' senn confundidos! H u,;Ualos en cllu¡pr elo su glorin. Ocúltalos en el ¡¡oh'o, desfigur.l :;:.u~ enClrpos en el sepukro." lié ahi frases C¡UO no han "uoltO:l ;,J. uar (>n los labios dil lo:> hOlllbr('~. T,a poquoñez elcllwlubl"o y la grandezA do Dios; lo. glorificueiotl do In humuuitlml por medio del dolor, (Iue la purifica y CIl'lalza: h ~ ahí les r e~Ol"tcs que hacen del ll~mn de Job, el mas grand<.' y m:\s interesante elo todos. Bajo osto as¡>C{.:to, In lectura ele J ..,b so reCOmienda tanto á lUi:!literntos y aman_ tos do la \'ercllldem pocsia, como:l 103 f¡!ósofoi:l y á las n.lml\~ n.ciuaraclas por c.~o,; dolores iUlUúnl:>o~, por c~as enH.:rmc· datl<.'s horribles, por <.'sa desolacion .,in límites que hacen (¡ t.'lntos hombres refra­t03 ycrdaderos ele Job. &anos pormititlo concluir cstas cuatto lineas, insertando la ¡lintul"a del cal milo mil \'ocos traducida en ¡lrOtia y \'crso ún distintas lenguns; "¿Sabias dar al caballo la valentía quo tiOlle o fuerzn á su cueUo, para que mucs­tro su lrio en el relincho? Lo har~s dar salto:l im,it..nelo en la li­gereza á la langosta '~ Sus bufidos lo dlln majestad, son indicio do su ira, y can an en Jos que lo miran, espanto. Fatea y escarba la tiorra, acomoto con brio y llono do corazon so entrn por me­dio do los escuadrones nrmados. No conoce miedo, ni lo haeon volver atras las puntas de las cspaela.s. Aunque SUBn<.' y sientn soure SI la al­jaba, yibrarso la lanza y ma!lejnrse el estudo ; Arrojando Csp'lma por su b~n y reliu-chando, levanta la lit'rra con la~ mann. ; 110 hneo caso do la ll'OllIlJota cuu nclo IOt:a t'i. rotimda. J .llego quo oyo la ~eii lll ~I o Aeolll('{f\1', dice, mostrando su nl..,gl'ia; Ha! Hu! " ('l'rcUbICciQIl j)at"fl./i·ús, ictl dc 8,'j/í). Ningull otro poema ha nlcan7.ado 11 b sublimidad de este, lliugUIlO ha podidv igualarlo en 10 ¡)O(!tico elo su expresion. La fllosofia oontempla en GI lila huma­niua( 1 <.'ntregalla á IllS ganas del dolor, lacoraela on Sil parto fi sica, humillada NI tllt orgllllo, ni¡;]¡ula on la tierra quo mir;j, como su trono, s\l\ubn, úu Jin, y de ro'l i· lla ~ nnte su Soñor. Cu<.'stion lJtbt\'riosa aquella de los fllI· frimicnto:l lId hombre, y sobro todo dd hom bre \'irt\lf,~o mi<:ntras \'i\'e en la tierrn! Lamurtino la l"eslwlvo heruticnlUento en Sil análi"is clcll ibro do Job. Do Maistro h~ !t'ata muy Lion ou sus '/ ~(rdtS de S (n¿ I't tCT,~¿III"!JO. "Ningun hombr<.', diec esto snLio, <.'s castigado en Sil enlielnel do jll~tO, sino en Sil enlidml de homlll"C; IUl'go es fll.ltio (JIIO la \'irtuel sufra <.'11 ('sto mundo." y quién !lOt"lrá e·ulifi .... ar,;o tl0 justo! (¡t1i~ll no habr:l merecido su frir ? i"i In virtud tu\'iC'~o siellllJrO su promio eu In tierra, todos sedamos "irtuo~os ll!ua udquu'ir I.>ienes y ('Ua vorclcria todo hU mérito y toda Sil ~\lblimidacl. La creeucin en la cuida de la JnulIanj. ,Inll y on su rchabilit:\tion, cs una croen­tin universal. E,o es lo quC' so \'0 (oll Job: l"('nlillnd tlt' dolore:; S\Lfridos con resiguaeioll y pre­miados con USUl"a; l:l. lnun::lIli(hd ('1I(ora ¡)asada llor 01 crisol del > {If' la boliNa 1',« ~ ) moral; h comna dO) nl'j' ¡,rilla 01 \1:1 siullfJS j Silo Illauo~ plll ,:\n I:~ lira cld pt)P~,1. n"llNselltnnln \l C'1 limo!", m:n e11 lo,; ('X' trado~ ele esta lIoble p:hioll, le :\lJl:\mo~ eu tiU$ clia5 do juvúntud imlient" y bulli· du.,n., le acompmlmlLo.~ ('n ~u~ u,,,'hes d dudo y de 1llT<'I,entimit'nto; <.'s d p:h!,)r ,Id munte Oreb, es el bcllo j' valiente David. Mu!:> ni Sil bcllezn (ibicn, ni Sl1 corOlla roal han guardado su nomLre en Ja his· toria del illg~nio humano; sino S il libro tic poesías, sus psa llllo ~, In pO<.'SII\ de mns alt:\ illspirafion q lle elo los labios elol hom­bl" ha ¡mbido hru.ta Dios. Do i\Inistr<.', on su parangon do Davitl y !lindaro, llama los versos elo ('stc, t~· pccic elo cadáveres, do elonele se ha reti­ra( lo para siempre la vida; porquo ¿ (JIu:: ¡meden ya interesar al lUllllllo los coree­h's do Rioron y lns mulas de Ag('l~in~, 111.'1 hazañas de los dio"es, ni la 1I0ble/,\ Jo la~ ciudndes a!lti~nns~ Mal Dnvid es poeta tlo teJ(los lo~ ~lglos, porque es el¡)()('tn ,!,·1 alma y do Dio..;. E~¡;l~ poc~il\l han ¡;ti,lo tr.'l,llIdd.l las le llano por {j 5t·"or Carvajal. qlliplI pa~ ¡ hr<,;os ailo$ cm \1 0\"1':1, comQ ~l mi Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lIlO lo <1ic{': mas yo aconsejaría \lcuDlUir. Asi como Alistówl{'s fuu el g~nio on­{' idO¡lédiCO do la Grecia, nsi ~nlomon lo fu ~ < 01 Ol'ionte. Sus poesillS y sus tratn­dos de histOl'ia naturnl se l¡an ¡lerdido: lus 11I'i,lcipales obras suyns que so con­sonan $OlI: Los Pro{'crbio.~, h'l .E'de- 1I;(llIf¡,: }·.Hl Canlar de los ('(mlares. 1~1. pi·j¡n('rll de ostas obrn~ C'S un C<.Jdigo de moral e~(;lito en sentencias cortas y conci!;.'ls, Uo,) tan á propósito pnra leerso ole seguido porque fatiga, COlIlO apto para (\('¡;nrrollarse por hombres erllditos. El J!.',·lt'sia8/rs es la fnellto do In 110('­sin d('~gal'tndora y sin e~I)("l'nll:1:n, (1"0 rOlltl'l1>ll]a la tierra como el \'allo de lae lliSte~n~, y ~e Imstia con la !;elloza y la gr{lda, ('on 01 lujo y los Illaceres, con el g~nil) y la rirneia. En ~l b"bi('ron 01 jugo (lonnmado on MI~ ¡láginn~ mas melancólicas d inglés lJyroll y el nlrlllan Goethe, salidos do esa Fociedatl de fines del siglo llnsad(), quo d,"~pu('~ (le haber vivido on el odio y la ("lora, se e('hó cn los placeres sensuales. ('nn~ado'l de lo que les rodeaba, hallando ¡;Il alma vnda, cayeron bajo ('lll('80 <101 1Ia<;lIo 4l im¡lrrgnaron sus cantos ron úse di~gusto d() la vicia y esa falta de espe· ranza on lo pO\Tenir. Mas olmagnlfi{'o libro (10 Sul()mon 110 t1<'jn 01 alma bajo esn imllTesion do (lolol' sin presentarle el consuelo, como lo hace 1.\ pn(,'Ihl rx('~rtica :'1 que aludimos. ,.. Entre hl.i ~ra\'C" y majestuosns con· ('elleiolll's d('llibro rey, se abl'rn las Il:'l. ginns fres('as y perfumnllas de l:.'l {;(llitur ,Ir. 1Q8 Cmlll/rt/l, COII todo el lujo oriental do imágenes, <1e dh'ina scutillez y do J'r(X1igio~a l'iquNa. l 'arécelo al alma, al leerlo, qllC sosegadll, A o 1Ir.¡, y BI'g'llro, Por !J ~il()ret¡¡ c-SI'"lu di,rraz:llin, Oh! di"ho"1I \'cntur~ 1 Á OS<:UfM y PIIP(,I\l3 1IO"',gadU, En la noche .JkhIl5~ , En H~reto quP n'u!i" me I"r.la, :Si yo miraba OOt! ni guia Sino];a qnp fU d {"r:lZOIl anli!! Aquc\bm('gubba Jlla.3 ciert."> 'lile la lul. del medio diu, Á donde me (~f'I"r;¡l, I Qui~n yo bien me l!II\.Jh En Il:ute dow!n aauie patcda, Oh 1 noche quo gui1l"t(: ! Oh! noche o,maLlo 1!l;;S <¡ue lo. alborad,d Oh! noche quo junlMto Amadll ceo" IIh.n,I,I, .... m~da t!l d 'U'M1.r':bb.l, AlJI 'luc,M c]'mnido, y yo k rcg~J:.kI y d "entalle de ctdro, airo dab!!. El niro de la nlmenrt, Cllando ya Ul~ cnbdlOll esparcia, Con el4 mano ~o'e"a En m; cucllQ ¡,eria, y todQS mis tiCntidQB suspendia. Qucd"mt y ohddlme: El r()!ilro tlotlinc IIObre el amauo ¡ Ce<;Ú t()(10 y ,kj(m~, Th:jnnull mi euldaull, Entre la, n;n¡~n,:tS Qhidado. J.AS V!SI'EHAS SICILIANAS. Jo' En 1Il1a hermosa tarde del mes de mar­zo, los sohlndo'f fran('escs de guarnition en Palermo, H' enh'ctienCll en bebor y jugar:l la pueda {¡ndoso para salir al cncu{'ntro de dos ofidnles. ¿ No es verdad que todo es Utlestro en Palenno I}C)' derecho d{' conq\¡istn, mi oficial? -Antes do contestarte permanece en pi~, ¡mes v{'o que el \'iuo comienza 4 ha­cor Sil efccto, contestú Bothunc. Si, todo to }le1'tonec(', si lo quirJ'os tomar. -y las mujeres tnlllbien? -Lo mismo, bi dlas (Juieron. -I>ues lo que es yo por mi parte, las quiero n tonas. -1'1'1'0 cuidado con los maridos. -El W"uCi!dol' no parte con nadie, mi venceelor. A csto I\Ullto Uega la coll\·or~n.cion, eunndo sr pr('senta en la pinza la duque· sa Elena, "ctiti\la (le negro, con el libro do omrion rl1 la mauo, y seguieln d{' Ni­nota, Sil camarom, y Danieli, lino (le los sicilianos (1 no están f( su servióo. ToclQ¡¡ los sicilianos <¡ue e¡;t~n en la plaza (le~· cubren S11S cabezas respetuosamente al l)(l. ~ar In eh¡(llle~a, Vnudemont se dirigo ti. llethune y le llfl'gunta qui(n es aque· lln 1,ien (le~rono"';da. -Es la duquesa Elena, 10 contesta, que lIuestro jrfe tirno (,lJ rehenes dl1sde (Iue IIH1rit', !Su honllano Fedcl'it'o. -F.l amigo {le Coradillo, cuyas cabe­Z¡ IS Ili,,¡(lió la (·\\('hilla clcl \'erdu~o. -Un)' lll'('cisamonte es su alll\'ersario y r;iu (111411\ viene de la iglesia do l'ogar por Sil henllnllo. -y de pedir al cirio quo caiga Sil sangre sobro lIuestras cabezas. -Tienes I'nzon, nuestro· jofo fll~ muy cl'llel. La duquesa EI{'ua ¡niéntra!l tanto so p:'lrn ~ sn\!L(lar á los sicilianos, que con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 01 mayor re ~llet() In preguntall por el (':I­t~ flo dn ~II l'alU(t, r otl'O la ermit;l (lo S,mta R osalia, UI1 jó\'oll lla­mado Pr,"cida, rOcleado do coujurados u('UCI'da c'on dIos el mmIo de dar libor­Ir, 1 :"1 ~idliil., cuando la duquesa Elena y l:l:rirptc ~.:> I¡rc~ontan :\ ~u \·i~t,l. l!L MOSAICO. -o", e!\])Cr3btlluoJ:, dU{lu«~a, .r n "05 tambicll, El\I'i(pw, dice l)róeitla ¡lirigiCln­do~() i su encuentro, -Quó habllis IH:,cho. r r.·!Ci,la '! - 110 recorl'i(lo h }~sllaña sin ronso- ~\Ji r mi objoto, solo el l,t,y (Ion PodI'O do Aragon nos pl'estal'á su auxilio on 01 mo­mento en quo so suble\'o en masa toda la Sicilin, -Contnis con los sicilia llo ~? -Soñora, harcmos yo y c~to~ valiell-tes quo me TO(I('an t,xlo lo ¡lO!;tn eol')1Uiu es intllrnnupiu.) por 11\ Ile"'ada cId capit.\1l lltlthul\\l acompañado do °vuios soltlado:l, eí cluC' so dirigo 3 Enrique l'rcsenUmlolo un pliC'go cerrado con el sello dol gobúl'llacl01'. _El vir!'}' gQbornaclnr (i-uy {lo Mont­fort 1110 oncarga os clltregllo esto llliogo y C¡;}lNO conteshciou, -Para mí? dico Enri'luc admirado tomando el pliego y ley':'nclolo 1'3llida­monte, Es ulla invitacion lmrn CtllO "aya á su palacio, DeciJlo do mi pm·to qn\! no qnioro ir. _Cl,mo, rohus:üs somejanto fa\'or? -Si, lo rohuso, -Pues cntúnccs no:> voremos cn la pl'ecisioll de hacoros ir :\ h fuerza, -Cómo? oxclamó ]~IlI'i'lu O lleno uo cMora y ochando lUano :\ su espatta, \"0- rODlos qui~n so atrovo n tOCRrmo! A una socal do llethuno 10l solt'iiCtra? dico l'r"ci,t\ 80st{1uifllrlola. - Lo:> soldado!:! do la guardia so lll'\'an á nuestro amigo Enrique. -Nue~h'o plan ost:\ tlostruido, dlCO Pr(¡cilla, IlC'ro aún me queda la ('~Il('rnll­za do t)tlC' huy t'n la Jiesta estalle la iwm­n- cc{'ion y podrf'nlns rccII¡Jer:u- :í Il\Il.'~trl) amigo EnritJ\H'. H..tirémonos:l. un la!ln, dUfJ.Ill'~a, la fiesla \',1:\ ompez:\r y ptll'lh:n obSl'rn\rno~, Yarios grupos tlf' sicilianos y"iciliauns ollllliezan á llenar la plazoleta do la 1\'­mitl\. La ukgro (l/mI/uta resuella ('lula vez Ula~ cerca, r las jóvenes {'spomn con impaciencia la llogada do los músico". 1::stos no so hnCl'lI aO'uardar mucho tiom­po, y ~(' c'olor'l\n cn 111\0S bancos propa· nulos al "bjdn. 1~1 bailo {'mpieza y lall ~icilin nn ~ bl' buyan 11 lit con ardúr, El l'C'dol,lo tlo lIU t,lmbor !:iO dt·ja oir. y IOJ:i siciliallOS snJ:pl'wlt'l\ su baile. Es 'l'hibaut con ~u cOllllmfil;\. -:\0 8U~¡¡en,lt'r C'I baile, y vo~otro., dico n sus snldn,ltJ~, romped filas y lO­mad llnrtc> l'lI la l¡in'niOll. Skilinnos, sicilianas i ~oldados empie­zan otra "C1. ('\ bailo con alc>gria. A una B(lñnl dt'1 ('npitan los soldados 60 nl'l'ojnn 50bl'(l la,> &icilianas, las eogC'1l Cl\ sus ¡'ra~os i IUlyon ¡¡:'tcia la ci\Hlad, Hob('rt (llIic>rc> ('('\larso sobro Elcna, I1N'/) l)rúeicla y lInnicJi so llreparan á defen­derla, -1\0 tengas ('uidado, uoctor, f'sa \'~ pal'a ti, ~·o 1Il0 l!f"'o ~u camarera, y c'o­gicntlo á Xitwl:\ en SIIS brazo;; huyo evu lU\l ,It'mn" -nlt\¡lIlos frnnccse~. Los ~i, iliaJlu", ~orJlrcndido;; 11Qr d uTUSCO atntllle (In lo~ sol,lados frallce,· " ~acan sus puüalc- y so preparan á ]lt'r­seguirlos cU(\llClo l'rb('idl\ 10::1 detieno, -Jllremo~, ~i('ilian()~, vcngar IlUeSll'O. afronta, i lli lIl\O '010 ha de qaodal' CQU ,-ida! - 1,0 juramos! l'f'pitcn todo:> bl,m­di(' l1rlo su'! pufiu!e.;¡. -Pu(>s c:\ armas do Pal('rlJL(l, lee (.vn marcada cmecion un }llitgo '11\<' }loco :'tntos lo ha entrognclo un urrplC'ro. -Si halm~ loido mal? No, c:)tu rlil'U esto )lupo!. " y crdugo do la :';itilia, no tOql1C>~ '1 ]~Il1'ique, porquo C\l inoconto; (\f'lTa· "mando su "ungro (ILlfumaric.cS la tUJ:l l' l'¡('l,in, (S t\l hijo ~" -UiI'll me lo ckrin d cora2ún, r'xdall .. l COI1n:;úüc\,', l"r t~O IIllmiraua ~\1 llth i~, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. G8 roOr eso cuando debin castigarle, uoa Juer7.n 801m.'Jlaturalmc lo impedía. -&-llo1', dice Bethune al cntrar en el gabilloto, el jvnm que nos hn\){)is man­dado buscar, se ha resistido, no qucri~l \'cnir, pero mis arqueros, cumpliendo "\I('5Ira8 órdenes lo han trnido. Ahfest.-\.: ¿ qué castigo q\lcrois que se lo im¡longn? -Ninguno. Mandad que en ¡¡nIMio !JO lo tmlo con toda considcrncioJl ; id pronto, qUQ liada le falte, quo todos lo ubcdczcnn. ¡ Soy feliz, he encontrado á mi hijo! exclama nI quedaN«l solo. l .. '! ¡lIIerla se entreabre y np.'1I'N'O En· rique. -j Di ~ílDula, eoraron, si es quo 1)\1 0- ¡les, tu al(l~Tia! c:'II:clnma Monf'lrt n\ vcr· le entrar. No querias ven ir ? dico diri· giélHloso á Enrique. -No, y lo s toma y Ice, y al mismo tiempo lo entrega un pa}!..,!. -Ah! sois mi padre! dice rayendo a('_~fnHeti(lo ell 01 8illon, ho pcrdi(I,) para "il'mpl'e :\ ElolLa. -)lo \'¡cne~·fI arrojarto onmis brazos? Yen, hijo mio! -No, dieo }Jllrir¡uc reeh.:u'~~nc1olo eon honor, la somlml. J\lC' se l,''he:). solo y mclnnc,-,¡ito, (ubier· tn ron 1111 autifnz. por IllIO de 10.~lIngull'9 muo,; I'\l!irn,!os d,'! ~nlol\. Dos mll~l'arnlllo ~ig-\I('n do ecn:a; \lila de ollns so a\h-Inn· In, y tom:ilUlolc IigcranICntc on 01 hum· 1,1·", lo diefl: -Emi'JIl(,! -!'luis \·o~, El('!)a? dice F.nrirl1\o km· l>lan,l" (le pllw,'r, -Yo ,y mis IImig'o'i qu(' vrl:Jmo~llorYo •. -~¡, di~o ]>l~:'cidn de~(;ulll'i, l!(lo~~', y EL MOSAICO. : quo osta nacho osperamos vcngarnos do : nadie, Ull ju,·en ~Iido y con el sem'b!ao' lluestros enemigos. Tomnll esto 111.1.0 amI, te dcsencajado se dirige }¡:lcia la verja, es el signo do los conjurados, por N nos -Atrtls: no so puÑo pasar, grilB. el conoccreis y sereis reconocido, todo el cenlim,la. que no lo lle~e morirtl, -Yengo do parte ,lel gobernador, di· Enrique so e:stremeee, tomo por la vi· co 01 jów:n onselinllllo Ulla órden. dn do su 1l3drO. El ofieinl de gunrdia reconoco la firma -Cubríos con el I\ntiCn1., Elena. Mont· dol gobornador y malilla quo entre. Cort so aeercn; nos !)IIedon reconocor, Y -Quoreis '"01' :1 la dU(pleslL El ona'~ nI mismo tiempo PI'ÓCidn eogo (Iel brazo Ahorn voudrá; y salo seguido 110 vnrios fI In duquosa y deSallarcco elltro la COII· can-elcros para buscar fI fa duquesa. fusion. -Voy á \'orln otra "01., no puedo. (le' ; MontCort, separflndoso do un grupo de 6C<:har ¡le mi imagiuncion sus terrlLlea . oficiales franceses, SlIjur:ulo!l le imitan, y ya . pitncioo fI In dU{lIlCsa. yan 11 de~cargar el goll}() mortal sobre' -80iiorn, nos hemos snlva(lo, lln ami. Montfot, ellau(lo Enrique, iU!l\l'poni6n. : go fiel 1111 llt'Cho Ilegllr 1. mis manos 111la dose entre los eonjurl'l(tos y :;11 lladre, ! cnrla on quo 1Il0 dicen que un navio on . exclama: ': ,-Ítu1lo l'or e r ('y u'O1Il ' od ro u., e •\ ragoll , -Dctcnf'os ! : true el oro y anllns quo neeesitam06. Y Blamor filial ha triunfado del amor ;\ ; cstoy lll'oso! ¡ Una hora de libertad l,ara In patria. : sah·ar fI mi patria, Dios mio, y luego -'l'raieion! oxclamaron los conju·. quiladmo la "ida! rado~; : ... ContruI conmigo, dieo Enrique diri· -.\ mi, franoo~es! grita Montfort (le- : giélldoso Meia Prúeida. s('m·ainando la e~pacla, y mil espadas, ... AI"Mtnto traidor, \',:: á reunirte ron brillau sobre las cabezas do los conjll' : tu~ cómplices. Míraloa. l'(Hlos. En e fecto, 01 gobernador, segni(lo '1ue sean momento. coudu('idos:' I:lS 111 isionl's ,1(' la eiudado., •.. Capitan, (liee el gobornnclor, I}uo r l la. Al salir EIt'na lam..lln(lo una mirada. VI'l'flugo cst6 ¡lronto, IlHlutlad Jlmuar un de ue.'iprcúo á Enriqll(', le (lioo: : :;a('(;rdoto tambiNl. -To ab01TCl,eO, luidor! ... Señor, el ¡lu('hl0 Jnurumrll ...... -l':'i<'ucha(l, Elena. . .. Col{)('n¡} los wlflados en la plaza, y -Xada e!rlnallo!l, ('onel'lkdme esa gracia y soy dichOl'O. .-. y a lo o¡~, dijo Elona ¡]i.rigi~mlo~o :'i , Prócida. ··- 1.05 traidores cIeben morir, l'('ro Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. nunca PI'6cido. so\'ornIll01l10. Las verjus 60 abren do pur en llar y se deja ver 01 verdugo con sus snto!llitcs. -Vuestra última hora ha llegado! di­ce GIL)' do Montfort, marchad! Un sacordoto so coloca ni lado do los reos, 01 desternIllado y ronco 5011ido do uu tambor so deja oir, y la comitiva se pone en movimionto. -Pcrdouudlos, señor! dice Enrique postr:\ndosc do rodillas delante del go' bernador, ¡no \'ois que si ella muero, moriré yo tambion ! -No implorcis á 109 vordugos, dico Elena volviendo la cabeza. -Porrlonndlos, señor! repite Enrique apretando la mano del gobcrua(lor. -Dadme el dulco nombre de padre, y 109 perdono! e1':ClaiUll MOllfort COll­mo\ ido. - No lo digas, Enrique, y tléjanos mo­rir! replicaba la duquosn. -Oh! Dios lUio! osclamQ Enrique en ~l colUlo de In desesperacion, q\i~ huC()r~ ... Ya van á (1 uo seau las COll­h'ilmciones, no necesita sino pocos e$­fucrzos para hermosen l'se. En q u~ so consullIelllaseonhibueiones? Cuál es el giro IplO 5e da al lllnllOjo de sus rentas? Lo ignormnos: poro la experiencia. maestra ctCr!l:l. do los hombres, bion claro osta gritando que es preciso vuriar do direcóon. !-o~ facultativos reconocen que la cansa llrwclpal del ~lfus y do otl'as c-llidoDlias quo pueblan SIll cesarolcemonterio es1:1 on el (lesaseo elo 1u. ciudad. ' y sincmbargo, las calles y las taber­nas'y las tiendas do habitacion continúan con la mnyor frcscura Ol! ellllislllO esta(l" Las calles est:\n de nocho COlllO boca. de lobo, y aun on osas noches {lile llOr lo eSlleso so podrían partir con cuchillo, solo uno quo otro roborbcl'O pcnetra timida­mente las densas tinioLla9. ]_ns (lemas calles contiuÍ\aJl como on tiempo del vi­roy 801is. El sistema do contratos para asco y alumbrado (10 las callos po(lria dar Un!­cho mejores resultados que la directa atlministracion del go'Lierno mUllícilla]. Con el derecho de cobrar Itna ligera contribacion sobro cada lmerta y cada ventana, los contrniistas podrian hacer un bU(lIl negocio .r Ull sOl'vieio enorme ;t la capital de Colombia. .¡. El scñor E. Sant..'lmaria dico ennna ,11.1 sus (,01'rc~pOndeJ1Cias: (. Cuando el lIa­vro csll\"o amenazl\(lo por los alcmall<.'~, val'ios colombianos l'efugiu(los al].ui re­solvieron trasladar sus penates á Lóndrcs; y almalocharso sc les dijo por nlgulla>l gentes dcl puoblo, quo el'ílll UIlOS in},,­mes, o/'o'Tox. Fué \IDa de las brillantes Jll1l­jercs (le nuestm alta socieda(l y no Iwy nadie quo no haya sellti,lo su 1Il11erfe. j Con q tle la. bcUclla, laja H'lltlld, In g'1'l­cia y la dulzura de~nll!\rc(:cn al al\¡())'",ar apéuas, y viyon cutre tanto la COlTUll(')Ul\ y In miseria! Misterio tan triste romo illdr. (·ihal'!l·! . Encauccc la frcnto dclmcmligo '1110 I)() ~ieno dónde llO~nrsc y so dobla h;tju la untode la que ucscansnhn cn 1111 , Im,,\¡a-nunca por su llntria, contesto. campana de la capilla anuncio al puo­blo quo a- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ufici"lllp, ni la< rontas Iicallz!ll" ,11 lIara mstellürlos á todos. De .¡!Ji IillC['r;\ la mayO!' d~'~grileia do 105 llan dl.'~almrccido. J~a llh ll(li­r: !au c~:· ya rl!d\!{·ida. :l. nlgunas mujer C's 'iUf' 1\. <; !ar¡)" ~rr~n rccogida', como lo t, \1: ,..;' ], \"'" rou(" LA C.\TDA DE L.\S HOJAS. (m: )!JLI.E\·OYC~. De I~ ¿~, ¡,,'jA [dJos del boRqut' J:\ t>10\10 ála Hum h"bin cubierto, y dcl60to l '.l~ cco~ 110 voll'inn Lo .• C1ntoa melodiosos d .. 1 jil;'"llero. A rao;o brdo y 1.'011 mirlr in";crlo ru:! \"e~ m', d bo~que rclir:i.do eUrola !;oInLr~~ gunr,lnoon Kll~ recuerdo~. r. Adio.;: dijo. lugar ,le mi, jn potitrem que arrane6 el otolio Fu~ do 8n muerte procuNOr r.illh:.,tro, y con la Int de la ]Jriulcr aurora LM aurlUl sus 8dio6('~ recibieroll. A lo cnlhwa sombro tIo In encina AJ.u¡ron BU ignor.l.do 1ll0numcnt oJ, Pero nunca su amanlo &oilndora. Vino fi oV()Cllr BUS pálid08 recuerdo. Sobl1l 01 sel,ulcro que nrranev SH vid:!., Hoy ()Culto en las sombras del ~i1cncio. HODEltTO 13t·.\m:z. 24 de octubre de 18.0. LA CONDESA DE MONTECIUSTO. (C1lsTlln:.\eIOS .) Sil a~ado, uno de los jÓ"cneg mas cólebrcs dol foro de Paris, se osfurzó en vano por reconquistarle las simpatías qlte SIl iUl lJl'mloIlte salida lo habia enajenado; mns aunqualabrt\l\, ql\e- fue-ron eonsicloradas lmi\'t:r~nlmouw como 1I11a coufe!iioll. rOl' lo IIe-lIU1Q, por un fu ,'01' lllll'ticulal', la penn !lo Elcna fuéconll\uj¡lda e-JI Ullntlotclleioll porprtlla, :r }IOI' uu favor masJmrtiCUlar 1\ÚII, so lc d('j'" la compañía o 6U ficl HO$R, sun\'idad debida en slllllayorparto :\ la intCl'\·cnci .. m (lel se-iior Maury-Du. qncsn('l, única pOI'sona quo 110 uojll.ba ¡lo tOllel' algltllaS dudas sobro uua sentencia tnn flieilmento obtenida. La ,'crdacl deno acentos que 110 enga­iian jamas:\ unn alma recta, )' aUlHl'lO todo demostraba la euIpabilidn(¡ do la sefiorn de llaucogne, esa actitud do sou­tilla rcsignaeion no habia dojado de COII· mO"er al magistm{lo. J,:1. accion criminal fué seguida nntll· rnllllente de Ima nocion eh;'l, ell que so trataba de rcsolvor sobre la suerto do nanoognl', pobro niña, condenada :\ no uonouer jauds :\ su madre, so pona de teu<.>r quo dosl'l'ccinrla. En <.>sto nSllnto, I[<'ircu.1os Chnmllioll cstu\"o admirable: ni el mcnor r~ncor mostrú por la o.liosa acusacion quo la madl'o le habia lan~aJ.o y se preselltó co­mo el defensor mas ardiente de lo!! inte­reses de la hijn. SitlClUbnrgo, por un sentimiento do delicadeza tul voz o;"l:agerado, pero quo no se cehó en saco roto, se deneg,') abso· huamento á s0to. Cuando ::1.1. guien lo decia: -y nmos, padre, decidnos la verdad: EL MOSA I CO. ¿ "uestra penitente elo la. prision ora culo lmulo ? n e~pondia movicndo la cabeza: -Quién !iflbl\ 1 Culpable Ó 110 en olro tiompo, In. se"om do Rancogne es hoy una SlInta. E,¡tn declaraeion pasaba tambien por una eOllfosioll I;íeitn, porque ¿:1 qué lil¡ tanta virtml, sino para. expinr el edULen? Nacla tellia que ~x llia r, siuombargo, la pouro oonde~a; pero sI dorramaba abull· dnutes higrimas }lor sus muertos qucri. dos, }lOr Jorge, do cllya mucrto lu habian acusado, á clln ! ...... por Octa\'io, sepul-tado en los abismos hcladClS {lo los hor­nnguel'OSj por su hija, por su pobro hija, muerta talllLien lIara ella, PIlO!;tO que no habia de ,"crla nuuca! Si, habia den"tl­mado (lcmnsiadM Idgrimas para que llU' diese to<1avíu disfrutar do colISltclo. ~IIS ojos estnban ya IIOCOS, pcro olla perma· neda en cOllteULlllacion llOrpetlla anto su gC1I1l llé~gl"Rtia y no pasaua un sCljllmlo :,in quc l'ellSa¡;e cn olla, Por la \loche tenia su<,fio~ r .su rostro p<.>t rilicarlQ con­s<, rvaLa una ~xtrnña npnriencia de é:;tu­por, como si a.,i~tie~o sin eo~ar :\ Ull os­pcct:\ culo hOl"rendo y para clla &ola "isi. blo. Aquello, ompero, no em locura. En lo!'! ráros lUomentos 011 lIue la tC'rnurn do Hosa ó la visita sesllf'ra,'ioll im·u· rahl ... lIuC la ('uH,I"ia llara siemlll'C. D,'s· ¡mes ""hian :\ Cl.'rl"tll"SC las pucrtus sobro a prisionera como el rui(lo do UI1 f0reh'O quo dUVUll, y llAgando caro oste minuto do oh-ido, \'olvia a cnor mas lll"ofuudll' 1IIonto en 01 abismo do su amargura. Entónccs al yerln lJUSilr, «Ombría, con In mirada fijn, resbalando como ulla fun. tasma por las loms do la acera, 10$ otros presos se decian on voz baja: -Es elrcmor(limiento! XITI. r.'J: TOllAS. Habitaba Tomas:\. orillas cId bOYluO do Dl"anuognc, una antigua cnsa que mas bien deboria llamarso una ruina, y las parodes do esta casucha, grosera mento hechas do una. tierra do color l'Ojizo, so distinguían difícilmente á ¡lfirncrn vista. do una rocn. natural, meti(las como csto.· ban y como esf.:\n aon (porquo CI'CO que todavía quedan algunos rostos on pió), en el fOllcIo do un vallo csb'Ccho y roealloso. Nada mas tri$te que (1(11 1lI0bi- InrIO. .En realidad, la morada clo TomM no em aquel estrecho lI~ilo, sino mas Lien todo el bosquo, en donde llasnba los (Iias ontúros, dcsde el primol' rayo d~, 1 alba, llRsta (¡uo el último brillo del el'ell(¡~culn so c:o::tillO"uia. naLilua .. lo desde !tll ma'! tiúma c" como nadic, los sitios quc embaha· IIIR In \'ioletn y los (ll1C so ellroj"ccn WI\ la,; frc ~a~, y !ns llelldienics don,Ic ~e ,'n­Cllenh'a el hongo carm c~ ¡ y el ~aj¡ro",) ce¡lelIo.JI\. Sabia tambil'n lo que (k"i:t 1'1 " iento Cilios :IrLolt's y 1115010 ruido ,In h hoja, habria podido deuir aUIl (·U mc,ji' de la noche mas e~(:um: -.Es un fre sno ...... ó un ca~t[\iio.,. ó una haya. (Co nUl/ldrll ) conRl·:~rO~DF.NClA. !'!R. CII·liI.\1S"O G, nlll.\; ¡.:". i¡"':>j -Co,. tamos (lornplnduOll m grnla Cl.rta, t!~nd(,I,· l.:& gr,,("í,,~ Y a\"í:<ándol~, que .. :m lt<>l' (o,t.' u,rr •• 1.. 01 NU! cuatro 8u,rridoueR. l',lralo rdllt;·. , ;, "l:J Mll<'llico," ¡HIede Cnl.<'IHli'tl'¡". tomo 1" ¡ll', .1, c··u el bNl"r pg~nte d,' Mul,'l1iu. Sil. C,\LIJ,OS M.IIITOll;¡O;: JIt¡hUill_1: '111, L'· rue á 1(1. índic:.d"n tld ~i¡or JUlln dr S. Mnrtln.~. tl'Uf"mOS el g'lht..;o 11,· <"",,!luuar em·¡:lll'l., á u " I dOCQ llu9f'ricion("~ de ,. El ~to;,nico," ~ I"~,,, .tI'l ejcml,brps del nÚ'R' ro 4. o que ~:\Ii, r ll.I i~l· ando. Lo da.mO>lIM grada~. Recilo¡r,IJI('~ ,Id Ij(:flOr N. rf"TClra y C." lo~ ~ 12..85. Su. l\I.\llTl:s" J, GOX¡r;'\LE~: &U"O-Cnntt'i­WJIIO" ~u grata carta, ll;'ndolc las graei:l8 y (11' úamlolc la nueva slIlj('rldon que nos \,i(I(". Ta­da" J¡" ~user;douc~ l!l.b r.:l\LitirlUIOS.~ tion~:""N. Rlcibid,,~ ¡;:: 3-00. Sil. :n.\Xt:F.I, A. O~l'l:-;.\: S,dmniJUI-Lcen· \";aIl1\l" 6d~ suseridon{. ¡le nuc~tro l' ,Ti:,Ji"o y le u,,,n,,~ ha f,'TIlcia". f'n. S.\='Il.\I.1Q C.\};CIXO: ,Soro,·/"O-A¡,'T:"l·· ffmo' muc¡'¡'imo aus "·"ti",i~,,to~ III favor ,1 " 1;1 M,,~aiC(l.~ Le cll"ialll08la nueva m~"rkí .. ". El c:l"je IIl\o"lido ­t: lmns ~,,~ conuicionra y 1(1 damos h :.rTvi .. SI! RO,t::-;DO C.\lIlt.\I,¡,s: &da:uJ.¡·-\lit 1'"' .. ' olas por 10$ cOllceptos omit;lloB cn 1'11 l"~lirn:¡LI" carta. Scg\liremo~ l!Ia!l¡I{¡mlole !na trc. ~"ri· ciou,,~. Hablaremos con nuestro :uní"", ,l·,,, ::-;,. colas Ponto" fC~lll'Cto de l()!l $; 3-00 l¡tl<" no: vhllsll·d. ~1\.1·. A='TO:-;IOJ, CI1TIF.IlREZ: lWJl«<,{}-l'cr ;lI\1icl\cíon dd HCfior l'ulceio le sogll¡r~m(o.l '.n· vinlul" dos 8Ilscríc¡"nc~. A LOS SESOllES AGEl\TE:;. ('((.~i lQd(M lO¡:S,¡¡Me.8 aywtc8 I¡IM ", llrolmesto que les c¡¡vicmw C/I n".,IIlL· ,.(ldo)! de SI/S SO'oídos tilla SIl,~CI'h-¡'", ,¡ ".El JJfosaieo" ó ellO % y [01") ¡!lJi"tUJ d,' COl'I"CO. AClptllmos csU' l wOl,IICSti¡ y {" ¡"I'·,.· filOS c:rtwsi1.'a á tOl/03, siempre '1',. ¡, Meren colocado JII(I
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Mosaico: periódico de la juventud, destinado exclusivamente a la literatura - Año I N. 9

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