Por:
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Fecha:
26/11/1859
EL MOSAICO
(AL CUAL E STA UNIDA LA B I BLIOTECA DE SEÑORITAS.)
•
TRThIESTRE 4.0 Bogotá, 26 de noviembre de 1859. NÚMERO 47.
'O o N"TE N":J::J:>C>.
El Dlosalco.
REVISTA, por el Fisgon .. . .. . . . . . . .. . • .... .. ' . . . .
Nj.·¡
373 )
Seccion literaria.
CUENTOS DE COLOR DE ROSA, por don Antonio de True·
ba (contlnuacion) . . . • . . "' . . . . . .. . : .. , . ... . , " 374
EN EL ALBllM DE LA. SEÑORITA DOLORES ARGÁEZ, pO(l'
sía, por D. D. Granádos .. . .. . .. .. . . . .. . . . . . . . 37G )
BmLIOGRAFíA. NEO- GRANADINA ( Seccion litcra ri .. ) por
Areizipa .. .. .. .. .. .. . .. •.. . '" . . . .. . , . . . . . . . . 377
NI DEN1'RO NI FUERA. DE CA.SA., pOI' Mudan a .. .. . . 377
ME VOl DE BOG.OTA ! por Quién? .. .. .. . . .. ...... . 379
Section musical.
EL 1,{OSAICO, valse, por M. M. Párraga, dedicado respe·
tuosamente a los señores EE. de este periódico. ,
EL lUOSAICO.
REVISTA.
Si el porvenir de un pueblo, me decia ayer
uu amigo, se juzga por la educacion que se da a
la juventud, rungllll pais tiene .derecho a esperar
tanta felicidad como ,el nuest ro. Los establecimientos
de educacion son innumerables i
los deseos de aprender son j enerales en todas
partes : lástima me da estar tan viej o, que
sí no, yo aprovecharía hoi tan buena opor tunidad
para aprender algo.
~Sí, le contesté, es imposible qúe en Bogotá
haya niños pa.ra tantos plánteles. En ~sta semana
hubo cQrtámenes de niñas donde las señoras
Salazares, í a la verdad que bien merecen un
eJojio; los hai tambien en el Colejio de los J e-'
suitas, en el de la Merced, donde el señor P arga,
el señor Nfulez Conto i Ricardo Carrasquill¡¡..
Todavía faltan los de muchos otros colejios
i escuelas., ' .
- Ahora que dice certámenes voi a mostrarle
unos versos que quisiera publicar, pero sin
que sepan de. quién s?n. Dicen así:
CERTllIENEi:l.
-Qué es .. . • ( el primer señorito )
Gramática castellana ? .
-Es la ciencia de los números.
- No, mi pregunta no es clara ;
1 es por eso que usted
No ha podido contes tarla.
- La gramática será . ...
-Señor?:-El arte que trata
De hablar i de escribir bien ...•
- Cuál lengua ?....,.La castellana.
-Bien, mui bienl- EI señorito
Que sigue, dígame cuántas
P ar tés tiene la, oracion?
-Son cuatro, la Europa, el Asia . . , •
No, no, no l Dice usted bien:
Todas esas son pala.qr as
Qne entran en las opaciones.
¿ Qué jénero "tiene rdna ?
- Si es mujer o animal macho . . ..
- Bien, esa es la tcgla, basta.
El'siglliente, - ¿ cómo forma
El plural de gato ?- Gatas.
- Gatas, dice usted mui bien.
Qué es prosodia ?-La que trata ,
Del órden i dependencia
De las . .. • -Sí, de las palabras.
1 usted sa.be conjugar?
- S1, señor, yo amo, tu amas: . . .
- Continúe conjugando
Ese tiempo- Ellos amaban . ...
. -Perfectamente I Usted
Cambió el tiempo, e importaba
Hacerlo para mostrar
. Que los sabe todos.- Basta.
'l'io, t il in, música, música . .
- Qué bonita contradan7.a !
El para bien, don Facundo :
Sus niños son nnas águilas.
- Solo h"n estudiado un año.
- Sinembargo, es mucha gTacia !
-Lo'hicicron divinamente !
-Mi señora doña Pacll a,
Mucho se lució su nhlo:
Debe usted estar ulima..
Mui bien, Cm'li tos, mui bien!
-Niño, dig'a, muchas g't'acias.
-Los de esta jeneracion
Nos llevan mucha. ventaJa.
-Hoi sabe mas un mocoso
Que á ntes un hombre de bo.rbas.
- V:ilgame Dios ! llue,'e a chuzos.
-1 yo no traje paráguas.
- 1 esta agüita ya se sabe
Que no escampa hasta mañana..
-Qué buenos están! démelos para mi r evista,
que yo le prometo 110 decirle a nadie de quién
son.
-Luego si hará usted revista en esta semana?
- P ues aunque casi 110 hai qué contar, sin-embargo
pienso recoj er algunos datos i escri-bir
.algo. .
- Sí, eso es necesarisÍlilo ; porque suponga .
usted que a Bogotá 110 interese nada la r evista
puesto 9,ue todos saben lo que sucede, pero !lO
es lo mIsmo fuera, donde Ulla noticia, la mas
§encilla, se agradece tanto t es necesario ha.ber
vivido algu~ tiempo en otra par te para saber
con cuánto mteres se lee lma noticia.
-Pero hombre ! aun aquí mismo en Boo'otá
se ignOl~a en un barrio lo que pasa en el gtro.
En la semana pasada asesinaron a tUl hombre
en las Niéves i a otro hirieron gravemente i por
aquí en la Catedral nadie sabe t:ü cosa. '
- Eso consist e e,n que hfi,i ciertas cosas que
por su gravedad ahogan a las demas. La espectativa
en que están todos acerca de lo que resolverán
los jurados que deben condena?' a Malo)
i que ya están sorteados) i la noticia de la
toma de Mompos por los revolucionarios no dej
ll:I?- pens'ar en otnll cosa. 1 entienda usted que
diJ ~ que debe1J conlienm' porque eso está r esuelto
1t odo lo que Si haga es puramente pro j'(w-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
E~ ~O,S¡A~~~~
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mulet, Otra'desO'racia tambien' hai. que l\l'mental'
i es la mueJ't~ ·d.el10ctdi! Antonib Díaz, 'Cura
de 'Tabio que cayó' ~n el tio Chia "el \sábacTó i
hasta ay~r no se''lé habia bncoiltraao, ' _ .),.~I
-Dicen que el juéves fué el jurado de ese
hombre que tambien mató a s?- hel:?lano con
una hoz, i que lo condenaron a siet e anos de presidio.
-Ahora, dígame otra ?osa ¿ qué piensa ha,
cer en el diciembre ?
-Pues en el diciembl~e creo que no tendré
t iempo para fisO'ar todo lo que pasa, porque empezando
por la~ llovenas de la Concepcion a las
ocho en San Francisco, las iluminacion es, banderas,
misa~ de aguinaldo, fLmciones de la Zarzuela,
tertulias, i en fin, tanto, tanto como para
entónces tendré que decir, creo que me veré apurado.
-Lo lindo seria que usted diese cuenta de las
apuestas de aguinaldos, el modo como los ganan
i lo que pagan. ,
-Déjese usted, que' yo le ofrezco no deJar
cosa de que no dé cuenta el '
FISGON,
SECCION LITERARIA.
ClJEN1'OS DE COLOR DE ROSA,
POR DON' AN10NIO DE TRl:!EUA,;
1 FINAL DE LA OTRA VIDA, CUENTO DE YIEJOS POR DON
l OSE DE CASTRO 1 SERRANO.
- (Continuaclon.)
V.
DuraDte este último período de su vida, escribió Trueba
El libro de ws CwntarlJli.-No queremos hacer la ofensa a
lectores literarios españoles, de esplicarles lo que es este
libro: seria compararlos a cierto periodista que ocupáDdose
de él, motejaba de impio su título, por estar sacado de
la Biblia. El tal escritor ni había leido El CántiC(J de W8
CÍJlntiC(Js de SalomoD, Di El Libro de ws Canta?'e8 de Trueba;
i nosotros creemoS' siDceramente que el que recorra
estas líneas CaD aficioD, si DO ha leido muchas veces el
primero, se ha deleitado mas de una vez COD el seguDdo.
¿Necesitaremos tampoco hacer su crítica ?- Cuatro ediciones
lejítimas i hasta seis U ocho frauduleDtas, veDdidas'
eD poco tiempo; aTtículos eDcomiásticos escritos por literatos
franceses e italiaDos sin que Dadie se los encargue;
los CantarlJli traducidos a.l aleman i al ruso; hombres comn
Hartzhenbuscb, Pastor Diar¿ i GOl).zález Bravo subieDdo
al humilde albergue del poeta para tributarle admiracioD i
ofrecerle su amistad; el duque de MODtpeDsier honrándose
en cODtribuir a costear UDa nueva edicioD del libro; todo
esto, i lo que vale mas todavía, niños de seis años que
aprendaD los versos de memoria i mujeres honradas que
los tengau por su lectura favorita, cuaDdo tambieD la tieneD
los ancianos.i los académicos, todo esto escusa Duestro
análisis, i haria palidecer Duestro juicio caso de que
lo emprendiésemos. No: El Lib'l'O de los CwntwrlJli está
juzgado.
Pero el de los Cuentos ele color de rosa, que es su hijo DIltural,
auda todavía en maDtillas i ca.rece de propia. reputaciaD.
Hácela prestado desde luego el Dombre que figura en
su portada i el cODocimieDto que de algunos cueDtos se
tenia; mas publicados hoi eD conjunto, formando digámoslo
así, cuerpo de doctrina, exijeD un detenido estudio,
siquiera se haga por maDOS taD torpes como las que lo
empreDden.
"Llámoles Cuentos de color de rosa (dice el aú tal' éD el
prólogo) porque SOD el reverso de la medalla de esa lite!'
atura pesimista que se complace eD presentar al mUDdo
como un infinito desierto eD que no brota UDa flor, i la
vida como una perpetua Doche eD que DO brilla una estrella,"-
1 en una Dota auterior a la publicacioD del libro,
añadia :-"1 por ir dirijicl1>s a una rosa de mis pensamientos
en quieD es injéDita la ternura,"
He aquí retratado al antor pOI' sí mismo, i justi.fkado lo
-qne llevamos dicho de él. ITe aquí ta¡nl.Jien una franc.a maD
ifestacioD de pa.rcialidad,. que escusa poner de m~l1lfiest?
la parte falsa o escesivameDte calfdorosa dcl escnto.- SI,
pues hai quien se entn!tii?ne en ' conta~' lo malo, .yo me
Jl1'op~ngo' no evideDciar SillO' lo blVeDo. SI, p'ues, hal qUIen
mienta para hacer daño, permítaseme meDt!r alguna. vez
"para proporcionar alivios i consuelos a mis semeJaD tes.
Esta es la síDtesis filosófica del libro.
Abre la marcha del tom.o, un cuento qne se titula La .
rlJliurreccion del alma. La accion de este cuento, como la
de todos los otros se refiere a la patria del autor que, aun ·
'cuando no se . Do~bra, es las Encartaciones de Vizcaya.Un
pobre ltluchacho del pueblo en cUY!1 ~b.eza bullen
peDsamientos estravaga.ntes d~ grandeza 1 feJ¡cldad .. m~lI~danas,
cs llamado por Cierto tlO suyo, comerclUlIt~ llq~SImo
de Méjico, para seguir la canera de los negocIos, I heredar
con el tiémpo su crédito, su Dombre 1 tal vez sus
riquezas. Santiago parte enloquecido. ~ras de~ fantasm~
fascinador de sus sueños. Llega a Amen ca; olvida su onjen
i su patria; se lanza desa.tentado a cuanto cr.ee que ha
de propor.cioDarle g{)ces; eDnquece, be~eda, realiza su for;
tuna' viaja, compra, conql1lsta; ve siempre un 'TrW8 allá
mejo~, tras el preseDte iD cierto i poco . saLisfactor.io q~le ~e
rodea; viaja mas, compra mas, conql1l~ta mas, s~ an~dir
UD quilate' a su dicha; enferma, se entristece, vacila, pierde
la fe del alma al perder el reposo del cuerpo; i cuando
una casualidad le lleva a su patria, está tocando el borde
de la desesperacion.- Su aldea, por el contrario, sigue pacifica
i dichosa como cuando la dejó; faltan sus padres,
pero DO ha desaparecido Catalina, UDa pobre inclusera; su
hermaDa de leche, con quieD Santiago teDia sus confianzas
áDtes de partir, i que lloraba mucho al recibn:las.-Catalina
se espaDta al cODtemplar el rostro de SaDtiago. Todo
lo ve i lo comprende todo: Santiago DO ha muerto COD s~
cuerpo, pero su alma murió COD sus ilusiones. N~ amor,. Dl
fe Di lágrimas. j SaDtiago seria UD mÓDstruo SI Catalina
p~diera considerarlo así I-;-Dedícase la tierna mu~hacha: a
resucitar UD muerto ; i ¿ como ?- Nada -qne DO sea lo IDlSmo
que se practicaba en el lugar áDtes de la marcha de
Santiago, ,El sol, el campo, lasilores, 10$ ganados; la caridad
que se puede ejercer, los recuerdos que se pue.de~
evocar el trabajo constaDte que se puede pODer eD practica;
lo; goces lejítimos de la vida que alientaD al espíritu i
robusteceD al cuerpo; los consejos de la relijion ejecutados
eD sus mas seDcillas maDifestaciones; el amor saDto i puro,
la ?:oDtemplacioD de los hombres i de la Daturaleza, tales
. son las medicinas que el enferma recibe sin apercibirse de
ello, por cODducto de la ignoraD te niña a quien I?io~ ha
concedido el dOD de los preseDtimientos. UD día Santiago
al atravesar el dintek de la iglesia, para oir misa de boca
del anciano sacerdote que derramó. sobre su freDte el agua
del b¡lUtismo, tropieza CaD la losa que cerraba el sepnlcro
de sus padres; i al verse rodeado de un sinnúmero de recuerdos
que le patentizan toda una vida de inocencia en
su niñez, toda UDa vida de'disipacioD eD su juventud, toda.
una vida de tranquilidad posible en su preseDte; al refie:ci.oDar
eD lo que perdió i eD lo que podía haber cODservado,
eD lo q ue desdeñaba eDtóDces i ahora en vida, se sieDte
desfallecer, dobla sus rodillas, dirije la vista al cielo i ve
correr, CaD amargura i delicia al mismo tiempo, lágrimas
de sus ojos. El alma de SaDtiago se abre de Duevo a la
percepcion de los placeres i pesares, resucita, vive . .A.Jgun
tiempo despues, SaDtiago i Cataliria son la provideDcia de
la aldea i el regocijo mútuo de su casa.
- VI.
Tal es el seD cilla apólogo que sifve de estructura al
primer cueDto, i casi podriamos decir a algunos otros con..
cortas variaDtes eD su esencia. El autor Do-ha estndiag.o
complicaciones, DO ha procurado fábulas enmarañadas, no
ha iDtroducido graD Dovedad eD sus bocetos. PeDsamieDtos
cristianos que se ocurren a todo hombre refie",;vo, son
los peDsamieDtos de sus historias : el p a rpa de la moral;
lo que se ha dicho mil veces eD Ihil partes.
Pero ¿ cómo se desa,rrolla esa accloD ? ¿ cómo se presentaD
esos personajes? .¿ cómo se piDtan esos ouadros?
¿ Quereis ver cómo sale i se pODe el sol, cómo se viste el
campo de primavera i éómo se desnuda eD otoño, cómo se
oye misa eD la aldea, cómo se trabaja eD casa del labrador,
c6mo se sieDte cllaDdo se tieDe fibra ¡lara, seDtir, cómo se
disfruta cuando se tieve alma llara disfrutar, cómo hablan
las madres con sus hijos, oó1!lO pieDsan los que no saben
i qué saben los que no pieDsail, cómQ juegan los m'tcha-
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EL MOSAIC'O. 375
chos, cómo se hacen entender los animales domésticos,
cómo palpita, cómo bulle, cómo rie i cómu llora el pueblo?
¿ Quereis saber cómo sucetlen los reg,ocijos i las calamidades
públicas, cómo se pasa del bien al mal i del mal al bien,
cómo se desliza la vida feliz o desgraciada segun la buena
o mala senda que se elije para hacer el viaje '1 Quereis saber
todo esto, marchando interes¡¡dos en la relacion, sin
monotonía en el discurso, sin díficultad en la frase,; riendo
sin rubol'izaros, 1I0ra.ndo sin 'estt\lmeceros, ántes bien, saturados,
digámoslo as í, :de 1II¡a aurOl:a placentera i armónica
que presta reposo ni cuerpo e inefable tranquilidad al
espíritu ?-Pues leed La ?'esurreccion del alma o por mejor
decir, los Cllento.s de color de rosa, Ahí está la ' orijinalidad
del autor; ahí está la gl'an májia de Trueba,
Un literato de mucho talento, nos decia una vez :' "Yo
admiro la mitad mép.os al que inventa bien la mentira, que
al que reproduce ~xactamente la verdad_ El primero tiené
por suyo lo verdadero i lo fal~o, el mundo i la fantasía;
miéntras que el segundo no puede salir de imitar a la naturaleza,
i el que imita bien a la natqraleza, tiene algo de
divino,"
Estas palabras se pueden aplicar perfectamente al autor
de que vamos hablando, Veillo endeble en sus invenciones,
trivial en sus. recursos, .i hasta si se quiere torpe cuando
necesita del artificio para enlazar sus fábulas ; pueden irse
señalando con el dedo los pasajes en, que falta a la verdad;
pero desde el instante en que copia ( i la índole de su li teratura
estriba en esto ), desd~el instante en que dirije su
máquina al pueblo dc quien saca sus bocetos i sus cuadros,
principia a refiejarse en el escrito la fotografía física i moral
de las personas o sucesos de que se ocupa.
¿ Quien echará de ménos en La Madmstra la carencia
absoluta de argumento, la indecision en el lance, la falta
de recursos dramát icos de ese cuento que no es cuento; de
esa historia que no es historia; pero que sinembargo, se
lee desde el principio hasta el fin con la sonrisa asomando
a los lábios, con las lágrimas asomando a los ojos, i C(\I1 el
propósito fi rme, la que sea madrastm, estamos seguro dc
ello, de no dar mala vida a los hljos de su marido, i el que
sea viudo i padre, de no dar madrastra a los bijos de su
esposa difunta ?-Porque la literatura de Trueba es trascendental,
i mas trascendental que la de otros que lo pretenden
négando verdades antiguas, afirmnndo mentiras
nuevas, i sacaudo de quicio a las so&iedades para que sean
lo que no quieren ser ni serán nunca. La literatura de
Tmeba consuela i regocija cuando se ~ee ; pero no queda
alú, sino que corrije i enmienda despues en la vida práctica,
a la manera que corrije los inarmónicos acentos de
un aprendiz de música escrita, el canto caprichoso del miseñor
que melodiza sin pentágrama desde las copas de los
árboles. '
Siempre hemos profesado nosotro's la doctrina de que el
vicio deforme i repugnante) presentado eh literatu ra, causa
gravísimqs m~les auu cuando se le castigue calorosamente
al fiual de una historia; porqu\l conocemos la soberbia del
hombre, i sabemos que el qUe se sienta predipuesto al mal,
no deja de imitarlo si le agrada, pOI: miedo de un castigo
que las mas veces considera ilusorio, Un escritor dramático,
por ejemplo, que es ~é dotauo de gran inventiva, puede
imajínar el medio mas agudo de falsificar let ras de
cambio, para que jire sobre este hecho, el eje de uua accion
interesante ; i aun cuando al terminarse la comedia se le
corten las manos al falsificador, i caigan ~obre él las iras
divinas i las humanas, es mui posible que a.!guno de los
espectadores se haya marchado con el secreto sin esperar
al quinto acto, o que si 10 ,ve sea para reirse del torpe criminal
qne no supo ponerse a tiempo fuera del alcance-de la
justicia. "
La literatura qUll cultiva el autor do los Cuentos de colol'
de rosa está libre de ese escollo : evita,lo deforme cuanto
puede ; i si alguua vez lo pl'ésentl\ pl!-~a contraste, es bajo
la forma mas vúlgar, que es ,tambien a nuestro juicio, la
gue mas debe impresionar ay. áuimo, P9r lo,mismo que molesta
ménos al cuerpo. ¿ Quién, pues, no optará por esta
literatura ?
Regocijémonos de que la teñdeoyi¡\ de los escritores
contemporáneos sea jeneralmente favor¡¡,ble a esta reaccion
del buen gusto i de la buena mora~;, pues aun cuando en
nnestros dias ha nadilo tambien esa escuela llamada 1'ealista,
quizá porque de las jleridas enseña la sangre i de las
úlceras la materia, esa es~uela, o mejol' dicho, esa ¡accion
nace desacreditada por sí misma i no está sirviendo sino'
para avivar el ardor de los que a un pesimismo ciego, quie-ren
oponer un optimismo racional i cristiano, Sí; la lite.
ratura coutemporánea es mas de Federico Bremer i de
Antonio Trueba, que de Alejandro Dumas ( hijo ) i de
Octavio Feuillet; prefiere Los vecinos i Los- Cuentos de color
de ?'osa,<á lJalila i r:a lJama de las Cam,elias ; imita i aplaudo
con mayor entusiasmo una escena que hace sonreir de
sentimiento, que otTa que hace llorar de rabia ; cree mas
en la mayoría de la verdad que anda libre por l~s calles,
que en la minoria de la verdad que está en las cárceles i
en los presidios. La literatti ra vuelve a ser honrada..
-VII.
Haces bien, querido Antonio (i dispense el lector que se
desemboce de su impersonalidad el que va escribiendo estas
líneas, porque así lo Cl'ee conveniente ahora)' haces bien
en ser de los literatos que se viston de limpio el alma,
aunCJl!e descuiden algun t:tnto el adorno del cuerpo: pero
no creas que por esta sola razon todo voi a pasártelo, ni
que una pasion exajerac1a me quita el conoc~rniento de tus
lunares. Lunares tienen tus obras, i yo qUfl los veo claros,
voi a ver si con clal'idad tambien los pongo a tq vista.
Para ello principiaré contándote un hecho. Cuando rnadarne
Gimrdin, no la actual e?posa del célebre publicista
frauces, sino la interesante .JJel/jJhine Gay escribia sus preciosas
revistasJiterarias en La, PQ'esse, acertó a publicar su
primer libro un escelente poeta contemporáneo, ~f/'. Arséne
Housaye, cuyo nombre es hoi tan conocido como bien
,reputado en .Europa, El tal HOllsaye se parecia no poco a
tí en sus ve~sos, sobre todo por el entrañable amor, por
la pasion violenta que sentia ácia todo lo de su pais, i mui
especialmente a los molillos de que estaba sembrado el valle
donde nació. Apénas asomaba en sus versos el campo,
salian detras los molinos, como el mas culminante objeto
de la belleza campestre; describia la noche, i lo que mas
se destacaba en sus sombras, era tino o mas molinos de
su pais ; pinta.ba la hermosura de una zagala, i aquella
zagala era molinera o estaba scntada a la puerta del molino
; en fin, las mas bellas imájenes, lós mejores pensamientos
del poeta, iban siempre envueltos en molinos_M:adamc
' Girardin, que no admiraba ménos a Housaye de lo que yo
te admiro a' tí ; que elojiaba sincel'amente su's obras, que
las daba a conocer en Francia como las mejores, esclama,
sinembargo, al Ilegal' a este punto :- Escusad, mi querido
Arsenio, la reproduccion constaute de vuestros molinos;
i no por.que me enfaé1e su p.intura, nLdeje de encontrar
mui bellas sus descripciones, ni de sentir con el sentimiento
q'le os inspiran; sino porque temo que un dia distraido,
i cuando esteis escri bieudo de otras materias, en vez
de punto i coma, como signos ortográficos, vais a poner
punto i rno.lino.
,¿ Entiendes, Antonio, el chiste de Delfina ?-N o quiero
yo que desaparezc31~ de tus obras el recuerdo del r io, la
pintura de la casa, ,el grupo de los árboles, las memorias _
de tu niñez, la campana de la aldea, las flores de la Vírjen,
la mañana de San J uan .. ", ,¿ ni cómo habia de quererlo
si esas pinturas, si esos recuerdos i memorias son siell\pro
el mas bello pasaje de tus cuentos i la mas bella pájina
de tus cantos ?- Lo ,que quiero cou madame Gay, es que
vengan cuando deben veuir ; que no abuses de la frescura
hasta convertirla en humedad; que cuando debes escribir
punto i coma n9 escribas punto i molino; i que tengas
presente, pa-r¡t no incurrir en amaneramionto i monotonía,
que seis cuentos has podido componerlos en seis años i
bajo seis diferentes influencias de la vida que te han hecho
olvidar el primero al estender el último, pero que el
lector los repasa en una hora, cuando constituyen un volúmen
de trescientas pájinas,
1 ¿ sabes por qué t~ copias i te repites i en ocasiones te
annaneras? Porque basta hoi no bas salido de tu valle, ni
dejado 'tus pcrsonales compañías ; tii tratado con otro que
-contigo _mismo para la espresion literaria de tus pensamientos
i i esto despues dé ser un ma!; es una injusticia,
porque I santo ~ bendito I que desde la patl'ía al cie,lo, como
dices; pero todo el mundo tiene patrÍ>1 ; la patria de los
demas es tan hermosa como la nuestra ; campos hai fioridos
léjos de nuestros campos ; costumbres hai honradas
fuera de )lU~stras costumbres, i hasta los negrillos de .Arrica
tieuen madre que cuando pequéñuelos les parece tan
blanca i tan hermosa,-Es necesario que por sencilla que
sea la literatura, no carezca de elevada i verdadera filosofía..
He nOll1brado el cue~to que se tit úla lJesde la pat?'ia ql
cielo i V9i a detenerme ,en él, porque necesito condenar Sil
tendencia filosqfica, de,mostrarte que no dices lo que quie-
I
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
376 EL MOSAICO.
res, i que te has dejado llevar de un exajerado sentimiento
patrio.
-Ya comprendes que no aludo a Iu primera parte; he~mosa
i sublime descripeion de la vida campestre de nuestras
sociedades; maj istral pintura de una dichosa familia
de aldeanos, perturbada en su tranquila existoncia por las
locas ilusiones de un ch ico mal dirijido en su educacion.
Ya comprenderás que aludo a la vida de Pedro en s u ~vía je
desatentado por el mundo.
-Bn p·rim er lugar" Antonio, la Buropa que describes
no es la ¡,mopa, las costumbres de que lJablas no sou las
costumbres de esos pueblos, las pequoñec:es de que te ocupas
·no GOU ni ló bueno ni lo malo de que el escritor i el
lllósofo deben ocuparse. Que un camp('Sino n·ances no sepa
nada de Cario-Magno, es la cosa mas natural del mnndo
; que. una pobre muchacha de Bayona se corte el pelo
i lo venda eu cierto dia, no pasa de ser una cosium bre IDas
o méuos loable, pero que no quita pureza, ni virtnd, ni gallardía
a la muchacha; qne en Suiza tenga pelos la leebe
de algun vaso, no se opoue a que Suiza sea el pais mas
hermoso i mas sano i mas limpio de l!Juropai que las mujerrs
de los clérigos protestantes suelan ir embarazadas
por las calles, no significa mas sino que los clérigos protestantes
son easados, lo cual no impide qne constituyan
en muehas partes un clero modelo, i I ojala no lo fuese !
pues otro air(l llevaria el protestanti smo. Por último, tanto
te ciegas, que uo ve tI! personaje nada bueno hasta que
llega a VERACRUZ. r Horror 1
Pedro, vuelvo a decírtelo, es nn chico mal educado i que
lleva en la cabeza la lectura informe de una parcion de libros
peligrosos que no sabe dijeri r. ·Hus hecho mal en sacarle
a viajar, o mejor dicho, en contar minuciosamente su
viaje. Pedro, pue ·to que así con venia a tu pensamiento,
pudo leer los libros que leyó, heredar la fortuna que le dejaron,
abaudonar con ella sn casa., su aldea, su madre i su
amada, i salir a viajar como .. deseaba: ; pero sentadas las
premisas que sicntas en la pT: .lera parte del cnento, déjalo
;viajar solo, no nos digas lo que vió ni lo que pasó i qne
para almas como la de Pedro, para educaciones e insbintos
viciados como los suyos, los trabajos i las penas que le
espemban no tenian su oríjen en los paises que recorriera,
sino en el alma, en la edueacion, en los instintos del viajero.
La rosa de su madre haBada sobre el sepulcro del
' iudiano en Veracruz, que no el desdichado puerto de la
rCPl'iblicn. mejicana, haria ,olver los ojos de Pedro ácia la
hermosa aldea de las Encartaciones; i HU al'J"epoutimiento 1
i una lágrima serian el primer paso para la vuelta del hijo
]Jl'ódig'o.
Adernas ¿ qué quiere decir en absolnto desde la patria
alci~lo? ¿Qué quiere decir el venerable Lista cuando escribe
i tú copias,
Feliz el que nunca ha visto
mas rio que el de Sil patria,
i duerme anciano a la sombrn
do peqlleñuclo jugaba?
Bsto, Antonio, es negar la sociabilidad del hombre es
negar el progreso, i las ciencias, i las artes, i la indus~·ia
. na civilizacion que, en último término, es la moral huma:
na: Pues que ¿ no hai mas que nacer, sabe Dios dónde,
pegarse como un hongo al árbol del hogar, hacer la vidadel
patriarca i morir ignorante e ignorado, sin provecho
pam los demas i pensando únican¡ente en el provecho o mlscelánea en
verso, por un jóven antioqueño. Bogotá.
Imprenta del N eo- Granadino,por B. Goi¡,..
zález. 1850. ·16vo. ,
- Verc1ades de Pero Grullo. Bogotá. Enp¡'
enta ele lJfm'áles 1i O.a 1850. 16v·0.
(Continuará.)
- Canciones en honor de la paz i del' J:erois.
. mo, para la fiesta cívica de Bogotá, por va-rias
musas bogotanas. Imp'enta de J A. • - ..
Oualla. 8vo. NI DENTRO NI FUERA DE (JASA.
- Cancionés en obsequio del benemérito jene- Con que ustedes señores R. S. i S. R. son
ral Tomas C. de l\1:osquera. Bogotá. Im- hombres de echarse a r enegar por un domingo
prenta de J. A. Oualla. 1841. 8vo. pasado en casa o fuera de ella, a causa de per-..-
El Pájaro o celos entre dos amantes finos. canees de tan poca monta como el encuentro de
Panamá. 183'6. Imprenta de José Anjel los sastres, i el tropezon con un gordo Ministro,
Santos. 8vo, . . i la muerte de tilla mirla, i el dulce hallazgo de
- Hojas perdidas. Imp'renta del Neo- Grana- un ¡1creedor? Cómo se conoce que no son us-díno.
1855. 8vo. tedes hombres hechos a las armas ! o en otros
- La Fé, poema. Bogotá. Imprenta de Lm'a.. términos, que han sabido gozar en toda su ple-
1835. 16vo. nitud e~ dol?e farniente ! Sin riesgo de perder
. ~ La Boliviada, poema en tres cantos. Bo- apostana SelS contra dos, a que ustedes por mas
gotá. Imp¡'enta de Lora, 1831. 16vo. 46 que lo juren no han sentido todavía el s~¿ave
pájinas. ·. . yugo matrimonial, o que por 'lo ménos se en-
El Año Nuevo. Imprenta' de A ncíza¡'. cuentran en la luna de miel, cuando por tan
1849, 1 volúmen en 32vo. 64 pájinas. poco hacen el asco a la vida. Véanse ustedes
(ACEVEDO DE G6MEZ JOSEFA.) Poesírui de una en mi espejo i sabrán lo que es bueno. N o me
grauadina. Bogotá. 1854. Imp'enta de T6v- quejo yo de un domingo, que para eso i mas
re¡; Amaya. 1 volúmen 16vo. 129 pájinas. tengo espaldas; quéjome, sí, i con razon de
ALVAREz LOZA~O.RAFAEL., ~l Trovador de Bo- una gruesa de domingos, que por tak~s juzga
gotá, composlCIOnes poetlCas. Bogotá. Im- sils sesenta di as de asueto mi precioso Dominpr~~
o por Ayarza. 1841. 1 volúmen 32vo. 78 guito, ' fruto de mis primeros amores, blason,
páJlTIas, timbre i honor fut~ro de mi pobre casa.
ARBOLEJ?~ JULIO. G~nzalo de Oyon, poema.. Si supiérais, seño 'es lectores, culÍnto lo quiere
(Edie .. n d, L. Pe,,,,,). Bogo'ó. Im¡H,,"". mi ,in p". PiOqni( .I.,i hubi"''', vi" " los p, .. , .
\
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
\ .
378 EL MOSAICQ.
parativos qU? hizo para disponerle s,u .asueto mingo pasado, con rubor lo confieso, me quedé
despues de (hez mcses de tareas escolastlCas! 1 sin misa, como pudiera haberlo hecho el mas
cómo no? pobre muchacho! era un gusto verle, d,escomunal herejote, i por qué? 'me preguntatan
juicioso como un santo, en la sala dc los·cer- rán usted cs, pues, señores, porque el diantre del
támenes; con su gracioso dorman ele pana negra muchacho me dejó sin ca.lzoI).es. N o me dejó en
sobre el cual contrastaba su carilla rosada co- ellos ni un solo boton a vida, porque dizque los
mo un durazno i alegre como unns pascuas ján- necesitaba para jugar 111 ta1'ro con otras viborij
el de Dios! En todo el imperio Chino no hai Has qtie llama amigos, i 'al ir a ponérmelos el
chucherías suficientes con qué pudiera premiar- domingo, me encontré ya se 've ..... en calzonse
tanta lindura i tal juicio. P ero es el caso, cilIos. hrútil seria relatar todas 'Ia~ fechol'ías de
como diria un romántico, que las ilusiones S011 1 que es héroe entre casa; basta deCir que e~ ~lla
humo, i el tal muchacho es u~ diablillo cojuelo no ha dejado, títere con cabeza, 1)i alma .Vl~enen
ca1'l1e humana, capaz de hacer renegar al te tranquila. Pero no ha parado en eso, ~mo .que
mundo entero, si todo el mundo tuviera .que movido tal vez por es¡¡, fu er~a de e~pansJOn ~ no
lidiar con él. El'a la noche del dia 2 de no- bastándole tan estrecho recmto, dló en subIrse
viembre i primera de los asul?tó~, cuando un a los tejados por sobre cuyos caballetes asomaolor
de humo i luego despues una alta llama- ba la cabeza, al puro rayo del sol, curioseando el
rada prendida el). un rincon del j ardin, pusieron interior ~e las vecinas casas,. tiranclo pepas a
en la máyor confusion a Pioqninta i a mi suegra todas las Maritornes, cójiendo-las curubas i los
i a las criadas i a dos vieja!>, que a la sazon es- tomates de las huertas i hasta esponiendo su
taban de visita encajilándose tranquilam~nte tm vida. Mas de cuatro 1'ecados han mandado de la
par de tazones de hirvi ente chocolate. "Que se vecindad a Pioquinta, suplicándole que contenga
quema la casa!" Jesus! incendio! incendio! que almuchacho, i el Cura de la casa adyacente llegó \
vayan a tocar a fuego ! gritaba desacordada la a iI1timarle que abandonara al punto el tejado i
tropa femenil, i entrándose luego de l'ondon a lui si no le hacia un tiro. Varió ent6nces de rhmdesmantelado'
cuarto, me sacaron a ver aquel bo, asustado con la paternal amonestacion del
estrago, a mí que ni entenilia sus gritos ni com- párroco que no entra por el consejo aquel de
prendía la causa de tan terrible alboroto. PUés prcedicate super tecta, i le puso la puntería a los
bien! el tal incendio no era cosa de cuidado. burros que sueltan los chircaleños en las calles
Mi Domingo, deseando gozar de los a~uetos a para que se solacen con la yerba que borda las
todas sus anchas, babia formado una lioguera orillas de Ips caños, i milagro ha sido que aquecon"
el fin de quemar aHí a sus mas implacables llos pacientes aniina.les no le hayan hi.mdido ya
enemigos-los libros; i lo peor de todo, es que una costilla con cuatro pares de coces j tanto i
no solo quemó Jos suyos con la mas abominable de tal modó los ha jeringado! Pa,ra .evitar m.osangre
fria, sino que al Iado de su N ebrija. i su lestias, i deseoso de distraerlo algUÍl tanto de
Urcullu, quizo tambien purificar por medio de sus ~onstantes trave,suras, le compré un castañilas
llamas e1 Tempoml i eterno de lni suegra, to de la Calera; pero lo sofocó de taI modo lle-í
mi libro de cuentas. El mas empedernido In- vándole de una sola carrera hasta Foritibon, dán~
quisido~' no babria visto con sonrisa de tanta dole rejo i .sofrenadas, que al fin el caballo lo tensatísfaccion
arder una docena de herej.es, qué dió en el suelo; i ahora lo tienen ustedes tendido
digo ? el mismo N eron no hubiera visto con en cama i siD. saber hasta cuándo. P9r .10 dernas,
tanto gusto consumirse la ciudad de Roma, co- no es nada esto de tener que llamar médico por
~o Dominguito veía las azules ondas de humo una pa1te, i aguantar las pestes de Pioquinta,
Jlrando sobre la hoguera en que ardia la causa protectora acérrima ele Dominguito, su niño de
de SU tormento. oro, como lo llama, la cl1al no se cansa de dis-
Despues de eso no ha quedado rincon de la culparlo, diciendo que es que le tengo tirria i
casa en donde no haya dejado la huella de su que qo lo sé llevar,
paso destructor: es un Atila · en miniatura;; Quince dias van a contarse de asuetos hásta
cuanto coje lo despedaza i se rie del mundo ahora i ya ven ustedes a dónde me da el agua:
ente!"? Una tarde al entrar a casa le encontré por lo visto falta todavía mes i medio, i seguro
sangnento, arañado i con una de mis navajas que aI concluirse o se ha matado, o me ha acaen
la n;tano. Pues qué era:? Pilló el estuche, i bado a mí con cucbillito de palo.
no temendo pelo en la barba, echó mano del Bien puede conocer el lector que lo que cuengato
pardo que medio dormia tomando el sol to no es cosa de broma i diversion. Es porque
sob~'e la' baranda d'el patio;' púsolo entre las ya estoi seco de tanto sufrir, i quiero poner un
rodillas,. despues de haber ecbado llave en el aviso para ver si hai maestros dé escuela sucuarto,.
1 ~oU.lenzó a. afeitarlo, es decir, a zajarlo: pI entes, que se encarguen de los mp.ch'achos en
pero M~Clflú a la pnmera rebanada que le coi:tó asuetos. Yo les prometo que cojérán tanto diel
desplac~ado .barbero, le saltó al cuello furioso, nero, como los que han trabajado los otros diez
por ~Jos 1 nances I.e clavó las uñas i por poco n:eses, i por ~ parte me. CO~pl'0IIl:eto a dar el
tamTblen .me lo deguella, ejemplo, haClendo que el pruner discípulo que
l' o SOl tan devoto, por lo ménos como los les entre sea el mio. N o mas vacaciones! señoseñores
R. S. i S. R . i ni por una onza d~ oro, res maestros de escuela, no más' vacación es !
qt~e es cuanto se puede ~ecir, dejaria de oi'r la Bastante hai que sufrir en la vida, dentro i fuera
~sa. En cuarenta naVIdades que adornan ya de casa; para que tengamos que cl:itiparnóS 'ese
~l cabeza,. CO\l alguna que otra cana plateada, otro tornillo de tener a los niños encima i de
III r~volllclOn, !li p,ilseo, ~i có~cos, ni mal d~ vagabundos:
nervIOS me hablan lm}lec11c10 Olrla, Pero el do- MUDARR.A.
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EL MOSAICO. 379 '
DIE YOI Dl; nO,GOTÁ! I
-Hombre! Agustin, qtlé es eso, p::¡.ra d6nde
te vas,? le dije a. ,llll antiguo conoci ~10 que sabia
que habia llegado la vísp ~r::¡., por primera vez a
Bogotá. Ue hice tal pregunta, porque lo v eía ,
como si fuera de posta: en un caballo mas flaco
que los que alquila Osuna, con maletera al apca
i sq buen acopio de ruanas, atádo sobre los co-jinetes.
' "
:..!...Para mi tierra, me contesiA
-Pero eso no pu.ede s,er, hombre! si ayer
n9 Ilfas viniste;" c61110 quieres irte hoi?
-Sí, mi amigo, me voi de Bogo,tá! Ni un
mowento mas aq'lí, i ántes de que llegue mi
arriero -con las cargas, voi ,a que, se vuelva del
camino. , I
-:BElro hombre! yo no acierto a esplicarme
e¡¡a a~rracion... Despues de que llegas por primera,
vez ....
-Con Bogútá me ha suéedido, me dijo como
sonriendo, lo qu~ sucede con las mujeres ,: nac~
ao en uba p'¡'oVÍJlqia, n,o ansié otra cosa que
cono,cer la capital, qile me la figuraba en sueños,
Ilfas preciosa qu.e la vi6 San Juan, i apénas llegué
donde ella, me recibi6 con un desengaño
que' me ha ,llegado hasta q ién sabe , dqnde.
AhB,ogotá! de?ia a cada insta~te, moyiendo la
cabeza. - '
~Eso c~ñsistid!L en,., ...
-En ll:ter Q, que de seguro
ma~ug6 mas, ~e, brindo. u~?S b.otines que me
veruan como bec1l,os.,a ,:¡ID pIe; SID regatear, le
di ¿ei~pesos por _ el,los" me los p\lSe i me preparé
para 11' a cono'cer a Bogotá.
, -Le atlV¡erto una cosa, me dijo a e~te tiempo
la dueña de casª, que se habia en~rado a mi
cu&rto para hacerme lás amonestaciones neces,+
ri¡ts;.i es, que venga a hora¡;; a comer i a dormj:
r, Esta. es la lla~E) 'del , cuarto; para cerrarlo
no se necesita de ' ella, P9rque con solo aj~star
queda cerrada la puerta, i tan segura que aunque
quisieran falsearla, no podrian.
-Mire I le dije yo, en eso no se parece a
, u stedes; pero ella no dando por entendida la
sátira como si , fuera, Gobierno, sigtú6 haciéndome
advertencias, hasta que al fin 'me dej6 eJ;l
libert~d de pod.erme Salil; a ver lo qúe tanto
deseaba. , ' '
Cuando me ~ en la calle empecé a caminar,
sin rumbo ningullO, i solo en leer letr~rOi;l i ver
casas preciosísimas, al lado de otras ' como las
que vi, en Tunja li. Ía venida, se me pas6 toda
la mañana;, pero aqordánq.ome de la lista de
encargos que tenia, me puse a buscar la aljenterí!
J, que me encarg6 la sobrina del Cura, que,
seg~ ,me dijo, es para hacerle un velo a la
Vírjen, e1 serrucho para el ' maestro Pablo, el
, Bacr~stan, lo s zarcillos de mis hermanas i en fin,
tanto, tanto que me encargaron i que tenia que
manda)' con mi- peon, que pensaba mandarlo
pasado m!Lñana, con l,as bestias i los encargos. , "
Apónas asomé a la esqnin!L de la plaza me cle- '
tuvo un muchacho diéndome:
":"'F6sforos, mi 'amo, de cera i 4e palito.
-No compre, le dij e, i seguí. N o habia vuelto
la esquina cuando me rede6 una nube d e hombres
con zamarros d esde los piés hasta la ,cabeza.
Por mi desgracia me detuve a verlos, i tant6
me molest6 un hombre, que tuve que GOmpnLrselos,
mas por salir de él, que porque yo los
necesitara. Seguia mi camino preguntando por
la tienda de don Justo, cuando acert6 a pasar
Ambl'osio, a quiep dí de comer en casa en la revolu
cion pasada, i no queriendo hacerme el des-conocido,
le gritó ': '
-Adios, mi doctor Ambrosi,o.
-Mire,.me dijo, coj~endome de un bra:¡;o tan
fuertemente, que por poco que me hace ~ ritar;
entiepda- usted que yo no sO,i doctor-oyo? S0i
sim)?lemente Ambrosio Pe)áez.
, Dicho esto, se fué dejáJ;ldQme en seria~ reflexiones.
V álgame Dios! pensaba" c6mo estarán
de a,esacreditados por aquí .los doctores, cuando
ya es il1sn1to llamar a unp, así! Este hombre
por pocos me parte un brazo, i por , alhí en mi
tierra se desviven tod.os por n:¡andar a sus hijos
para acá a ' que estudien, i fueran capaces de
perdonarles el volver hechos, burros, ántes que
verlos llegar sin título.
- Mi amó, un fi'enito, me dijo un herrero,
cow,o para despertarme.
-N o compro, le contestó.
-Los de guardia, SU exelencia! gritaron en
un cu~rtel. Volví a mirar en el instante para
ver c6mo es una exelencia i no la habia distinguido
todavía de entre la jente, lo que a veces
es mui difícil, cuando sentí un golpe tal por
d,etras, que creí me hubiera anancado un cuadril:
volví a mirar lleno de rabia, i eFa una buna
con 'su cal'ga de adoves que tambien venia por
la misma calle, pero CO~l la diferencia de que
los unos gritan 'sin haber pa,ra qué, puesto qu~
las ex~lencias son inofensivas i los blU'rÍqueros
se ca~a..n aunque vean que uno va a ser desbaratado
. En todas est~s se me pasaba el tiempo,
i yo no habia empezado a comprar mis encargos;
me fuí, pues, para la calle real i empecé a
preguntar tienda por tienda por el cerrncho,
hasta que llegué hasta la otra punta, i no ,hubo
qnien me lo vendiera, ent9nces-me volví preguntando
por la aljentería, i por fin en una tienda
la encontré, i como el hombre de los zamarros
me seguia, se los pagué i me hice cargo de ellos.
N o era mi intencion sino la de comprar puramente
mis encargos, i lo cierto fué que cuando
méno¡¡ pensaba tenia un cerro de cosas que no
!!le resolvía a quedar sin eUas . Busqué un muchácho,
lo cargué con mis cosas, lo heché por
delante i me fuí para mi posada.
A la media cuajlra no mas, encontré con un
señor AlIérez que tambien lleg6 a casa, no sé
si victorioso o derrotado, que por aquí todo
suele ser igualposa, i como allá me prometi6
tanto para cuando yo viniera, me detuve a saludarlo,
pero sin atreverme sino a llamarlo con
el apodo de caballero, no fuera a ser que se me
enojara como el doctor; sinembarO'o, en ménos l b , de nada me hizo saber que ya ,era teniente, lo
que me, prob6 que la(vergüenza es relativa: lo
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380 EL MOSAICO.
que para unos es oprobio, para otros es ·honroso, ~ cesita de la llave? Ahora qué hacemos? Habrá
i si no fuera así no hubie~·a alguaciles ni otros l que' romper la puerta, no ha:i remedio. . . '
empleos de la laya. ' En ayunas como estaba, SIendo ya medio dta;
Cuando volví a mirar al muchacho con los ) con. la cabeza tonta, dolor en todas las muelas,
encargos, ya no lo ví ; le pareció mas fác il ir a l que creí que s'e me habian vuelto peda~os, el
su casa que a la mia, i con filzon, pOl'qne yo l cuadril medio desprendido i el alma condenada
mismo no sabia dónde era. Busca por aquí, ¡ ya ele cóleras, no sabia ni dónde estaba parado;
busca por allí, i acaso pareció? Como mula ro- ) así fué que no supe a qué h~ras metieron un
bada en fi estas, ni el ra, t ro quedó siquiera. ( muchacho por la ventana para que sacara la lla-
Cuando ·yo veo que nna cosa 1<0 t,iene reme- ve. Luego que estuvo' abierto, entré, me acosté, -
dio, procuro darle de mano, mot~vo por el qne i le dije a la señora:-H,ígame U. el favor de
nunca me incomodo con una mujer que me diga : mandar por mi -mula ahora mismo porque esta
ya no lo qtúero. Procnré buscar qué comer, tarde 111e voi.
pensando en qne ya seria mni tarde para que la ) -Bueno, contestó corrÍo alegrándose de sal].r
patrona me diera ,de almorzar, i para esto me de hombres como yo.
entré a una tienda a la que veía llegar a mu- A la media hora, en cuyo tiempo habian venichos
hombres, me senté en un canapé sin ani- do dos señoras mas majas que yo a pedirme limarme
a decir que me-dieran de almorzar, i a mosÍla, i cuarenta chinos a ofrecerme fósforos,
poco rato me trajeroll Ull .. vaso con un manjar, frenos, jabones &.a &.a, volvio el muchacho
que no acerté a descifrar qué seria. Desde que di ciéndome que habian roto las -paredes i robátomé
la cuchara i soplé (porque veía que lo aca- dose la mula. Figúrate, hombre! la mula que le
baban de sacar de una paila ) empezaron a compré al cma .para venirme, figúrate cómo sereirse
los circunstantes. Entónces cojí la cucha- ria aquel animal; la mula del recreo del cura!
ra i me llené la boca con aquello, fUl a mas- Esto sí no puede ser, dije, i salí corriendo a buscar
i en el acto dí el grito mas espantoso i dije cal' al Alcalde. En el camino dí un tropezon, i
la desvergüenza mas grancl e. Boté el plato so_o 1in botin sufrió tal avería, que tuve que arranbre
la mesa, me cojí a dos manos la boca i salí carle la zuela porque quedó como jeta de draa
la calle a escupir no las muelas sillb las moro-' gon. Anduve media ciudad i no encontré Alcalnas
de las muelas, pues sentí que todas se me de, porque creo que eso es escaso aquí como
habian vuelto astillas. Todos salieron corriendo cosa buena. Corrí, anduve i me desesperé, pero
tras de mí, preguntándome qué me habia. suce- no encontré a quien darle las quejas. En todas
dido. Yo no hice 'sino abrir la boca i, como quien estas dilijencias me cojió la noche en la calle i,
dice cee homo ! esclamé : he ahí donde tenia podría ll()gar a casa? Si acaso. S~bes dónde
las muelas que se me han vuelto pedazos con el pasé la noche? En los portales, allí me sorprenhelado
! . dió el dia acurrucado, yerto de frio i con mas
Una .ieneral i estrepitosa carcajada )]le corrió hambre que un empleado en viérnes. ,A esas
t anto, que no supe qué era lo que me decia la h9ras busqué un caballo de alqu,iler, fuí a la casa,
muj er, viendo que me iba sin pagarle el vidrio ensillé, i miéntras que me despedia de la señora .
i plato que habia roto al salir corrien'do. ~us- me ·roba¡'on un estribo en el zaguan. Tuve que
qué la bolsa para pagarle i no la encontré ; en comprar estos de cuero que ves, i procurar salir
la tienda donde compré los encargos me la ha- ántes de que me robaran a mi tambien. Figúrate
bian robaelo, eso era seguro, sin embargo, bus- cómo iré de abmrido; en uD. dia me metieron
qué entre todqs los bolsillos i entónces ¡oh for- por las narices cuantas arretrancas i gruperas
tuna la mia ! hasta él pañuelo me lo habian 1'0- bubo, me brindaron cuantos zamarros i frenos
bado. Le dije a la ventera que mandara conmigo hai; al volver de éada esquina un muchacho con
a un muchacho i que de la posada le mandariitlo fósforos o Tanpyo con almanaques ; limosneros, ,
que le estaba debiendó; consintió en ello i nos vergonzantes, diablos, demonios, todos me coftúmos.
' nocian a leguas como si llevara letrero diciendo
Llegué a la casa a fuerza de preglU1tar, i que no soi de aqüí. .
cuando estuve en la }merta de nii cuarto emp,ecé Ahora, díme ¿ tengo razon para irme, o no ?
a empuj ar, i nada que se abria. Yo no hice otra cosa que ladear la cabeza i es-
-Tendrá algun secreto? me decia el mucha- tenderle la mano para despedirme.
cho. Entónces tenté cuanto clavo tenia la puer- Solo falta que mi al'1'iero me esté buscando
ta a ver si por fin se abria, i nada ; me separé aquí miéntras que yo me voi a ver si lo encuen-un
poco i me le fuí encima, pero nada,' parecia tro en el camino. , . -
de hierro ; ni siquiera se movia. -Si seria al tuyo al que vi esta mañana con
Oyendo aquello la señora vino a ver qué era i . dos mulas ~
me encontró en tales apuros muerto de rabia, -Es caratozo? me pregunto.
contra la s~g urid acl de la puerta. - Sí, i la una mula es rucia i la otra baya.
-Dónde está la llave? fué la pregunta con --:-,EI mism,o! grit6 i salió corriendo sm ~es-que
contestó a todas mis iras. pedIrse de mI aqu~l pobre desesperarlo, a qmen
. ya no le faltaba sino tm punto para volverse loco.
-Luego no me elijo qué no se necesitaba de Esto pasó hará unos cuatro años i todayía
ella? ahí adentro sobre Uila mesa la dejé, i gra- me acuerdo como si fuera hoi, tal fué la imprecias
a tal precaucion, que sino tambien me la sion que me causaron las desgracias de ese po-habriau
robado. bre forastero.
- J esus cl:edo, ah.llombre torpe! esclamó la
señora. Pnes no ve U. que para abrir sí se ne-
QU1ÉN?
IMPRENTA DE PIZANO 1 PEREZ.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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Prensa