Por:
|
Fecha:
12/01/1908
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REPUBLICA DE COLOMBIA lB ~ o{ ~;:;, /o~¿¿j
~mmmmmmmmmrnm~wrnmmmmmmmmmrummmmmm~
Mis padres, ~~~i~~~;a~?aldi; Garibaldi, l. por Ed"ardo Lockroy; E lmuodo Cervant~s, por
Reg; Ottu Drinker, por Edmundo Cervantes; El
Dr. R M. Carrasquilla, por Luis María Mora;
Francisco J Fernández, por R~g; De lejus I poeslal,
por F Rivas FraJe; Anivcrs.no (poe,ia), por VIC· ~
tor M Londono; c.n La Unión (poesta), por Ed· El
mundo Cervanle'; En aquel tiempo ,. (poesía), E!
por Ismael L"p~z; Suello Illanco (poesía), por i Eduardo Castillo; Panteón; En el b1lsque (poc.
sIal, por Guillermo ¡:'os ,tia; G.deTÍa Dip omálica"
por RI!I{; Cafétale.; en Columbia, por Gabriel Dr.
IIz \Y ; An, nuevo, bailes, teatros, bailarinas, too
ro·, ttc. etc.
Ilustraciones: Garibaldi, Fdmundo Cer~'an.
tes, Ur Raf",1 Mar a C.lTrasquilla, Francisco J.
F~rnqndcz. Viclor 111 L 'ndoño, Ismael López, t D. ~
Enrique Sancl~ment ·, General t.lalee'id no Var, ~
gAS, l>r Juon E Manrique, General Rafael Uribe I Uribe, Deshierba del c,fetal, Cusech _ del caf!!,
Casa de la Hacienda, [diticil de las maquinas, etc.
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Bogotá, Enero 1.0
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E Soscl'i ') ión á la serie de 5 números ... 100
1,.13 Aviso ', p
~ OEUTSCH COLUMBIANISCHE BRAUEREI G m, b. H. ~ ~
El Gerente, LEO SIEGFRIED XOPP I ' ~ ~ iI
DD~~~U~U~ggg~ggDOg~~DDDOS
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Serie 111 REPUBLICA DE COLOMBIA Número 12
~~
Bogotá Ilustrado
~----.. ~.~.~.~ .... ~, .. ~-----~ .~~
.Jf G'V'Íembre de 1901
5lJi'tecto't y 8bedacto '{., abafaeL l nidad; idioma en que todas las palabras, sin ra ces,
afines, ni derivados, tienen la significación exacta, de manera
que se habla á las plantas ó á las piedras y entien?en,
se llama al bruto y re ponde y con el cual e comu~lcan
los espíritus. i Fléchier, Bourdaloue. Dossuet y Ma slllon,
qu~ apenas estaban ,iz mente Dú, hubieran ido de e a poca,
cómo se le. habría hecho la boca agua por aprenderse
aquel discurso para salir á repetirlo por esos púl(Jitos.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOGOT A ILUSTRADO 191
Capaces hubieran sido de pedir permiso para bajar á la
tierra á traducir, aunque imperfectamente, {, lenguas vulgares
la Divina palabra. Como se sabe, los franceses son
las gentes más vanidosas.
Abogados de estos de nuestros días no se usaban; los
pocos procuradores y escribanos que merced á la intriga
habían logrado deslizarse en el Paraíso estaban aterrados.
De acuerdo con las nuevas teorías ya no se podía citar
el artículo tál para condenar al pobre que se robó una
gallina, ni con el Código en la mano declarar yacente la
herencia dd rico que dejó sobrinos ó parientes colaterales,
ni se formadan aquellos expedientes de artística maraña
con que se prolonga un pleito por años y años pára delicia
de los curiales: la profesión quedaba perdida.
El Padre Eterno, que lee los pensamientos de los Santos
como los de los hombres, cayó en la cuenta, á propósito
de abogados, de que Otto no había tenido ninguno
ese día; y dirigiéndose á San Gregorio, á la sazón encargado
d el Gobierno interior del Cielo, le preguntó:
-Nu habrá entre los Santos alguno que se interese
por ese Drinker ?
-No, Señor, contestó San Gregorio, hasta ahora no
ha ll egado á mi Despacho memorial, ni petición, ni cosa
que se le parezca, en relación con ese prójimo.
-Con perdón de Su Santidad, dijo San Rafael, metiendo
su cuchara, vengo de la tierra y al pasar por la
Selva Negra oí los lamentos de Drinker, y como estaba
perdido del camino, qui e hacer algo por él porque creí
que estaba en mis atribuciones socorrerlo; mas por desgracia
no es de los que me están encomendados.
-¿ y por qué no pasó usted al Despachoá darme aviso
inmedia tamente? preguntó San Gregorio.
-Santo Padre, respondió el Arcángel, porque este
hombre no se halla en artículo de muerte, ni creo que en
caso tal merezca los honores de la recepción!
-No importa, usted ha debido ponerlo en mi conocimiento;
usted entra en el Cielo como Pedro por su casa,
sin tener en cuenta que en mi calidad de J efe de la suprema
Policía debo estar informad0 de todo lo que sucede para á
mi turno poder dar las noticias que se me pidan.
-Yo no estoy á las órdenes del Despacho de Gobierno,
dijo el Arcángel amoscado, mi misi ón es protf'ger á
los viajeros, y a (, sólo debo dar cuenta del resultado de
mis comisiones por conducto del Ministerio de Relaciones
Jix teriores.
Es de advertir que el Arcángel hacía días estaba de
mala guisa con San Gregorio porque éste no había querido
hacerle Caballero de su Orden, la cual se acababa de
instituír en el Cielo, y tánto se había de vulgari mr después,
que hubieron de mandarla á la tierra en tiempo de
• Gregorio XVI. San Pablo, por el contrario, JI'! había concedido
la Gran Cruz de la Orden Militar de San Miguel.
Viendo el Señor que las cosas se agriaban entre su
Ministro y San Rafael, intervino:
-Tenga paciencia el Sr. Arcángel, dijo, que á San
Gregorio no hay que levantarle la voz, porque no solamente
en la tierra fue tan gran Papa, que le apellidaron
el M agno, sino que es Magistrado de primera categoría
en eü~ Reíno; y mírese en el espejo de su col ega Luzbel,
para que no venga con soberbias; y dígame, ¿por qué no
socorrió usted á e!te pobre Otto Drinke r .?
El Arcángel agachó la cabeza y con mucha humil-dad
res pondió:
-No le protegí porque .. porque ...
-Veamos por qu é .
-Pues, Señor, porque ese hombre no está pe rdido por
viajero, sino por borracho .. _ y como no ti ene oficio ni
benefici o, él mismo no sabe á qué santo encomendarse.
-Malo, malo, dijo el Señor, ¿ de man e ra que hay en
el mund o una clase de gentes que no tienen padrino en
estas alturas? Vamos á ver. ¿ Quién se hace car~o de
abogar por e llos?
-Nadie, respondió. Ningún santo quería que se le tachase
de andar en malas compañías ó exponerse Á q\,;e le
acusasen de haber l.ido aficionado á empinar el codo .
A todas estas el Padre Noé, vi endo por dónde iban
tablas, callaba como un sordomudo y le provocab ha-liarse
á centenares de pies debajo de la tierra : es decir~
en el Limbo.
-¿ No hay quien se apropie esta defensa ? volvió á
preguntar el Señor.
Silencio en las barras.
. -¿ Cómo e~ esto? ~quí tenemos á San José, que !>e
Interesa por media humanidad; á San Antonio de Padua
que tudos los días viene á empeñarse por las solteronas'
por los perdidosos, y hasta me ha metido a.quí, valiéndo~
se de sus influencias, á algunos rábulas á cuento de que él
también tuvo su pleito; no se pu ede rebullir un poquito la
tierra sin que San Emigdi? clame por IflS despanzurrados;
los pes r adores se encomiendan á San Pedro ; los cazadore3
á San H~berto; por los agricultores ruega San I si dro;
los Evangelistas defienden á Jos escritores; á Jos músicos
Santa Cecil~a; Santa Luda me pide ojos como quien pide
cuentas de vidrio; San Juan de Dios ruega á cada triquitraque
que abra las cataratas del cielo; Santa Rita todos
los días quiere remediar imposibles; Jos tahures nombran
á Santa Polonia y hasta los ladrones tienen á San Dimas.
¿ Cómo hacemos? No en balde se ha de decir que Dios
da la llaga y da la medicina. Hay que buscarles un apoderado
á éstos, que son más desgraciados que perversos. La
mayor parte de los que se entregan á este vicio lo hacen,
según ellos mismos aseguran. por disipar sus penas.
-Si Vuestra Divina Majestad me da permiso, dijo
San Juan Crisóstomo, me atreveré á indicar un medio para
encontrarles defensor.
- Hábla en buena hora y pruébanos que por algo te
llaman boca de oro.
-Me parece, dijo el Santo, que hay una manera
muy sencilla de saber á quién se le debe n adjudicar. Puesto
que este Otto Drinker es un modelo en su género, la
cuestión se reduce á averiguar cuál es el Santo á quien
acude en sus aprietos, y designarle para que cargue con
todos los bebedores.
Adoptado el consejo, se envió una comisión para que
buscara en los archivos la minuta de la vida de Otto Drinker
á fin de saber cuál era su devoción favorita.
De la investigación resultó que la invocación que con
más frecuencia empleaba Otto, era la de "Ave María."
-Entonces á mí me corresponden, dijo la Virgen,
y con esa sublime .ternura de Madre amorosa para quien
no hay vicio que no encuentre di scu lpa ni falta que no
trate de atenuar, la Reina de los Cielos y de la tierra se
hizo cargo de la defe nsa de esos hijos d esamparados.
- Hé aquí, agregó Slxtfl , por qué los borrachos son tan
afortunados: Son para la Madre de Dios, como los hijos
cala veras en las familias: los más consen ti rlos.
-Ahora que ya saben usted~ s esto no vayan á abusar.
No se debe mortificar, por de licadeza, á la Madre
Excelentísima y Mis e ricordiosa.
RmruNDo CERVANTES -.
El i?'r . ..Rafael .Jyt. CSarrasc¡uilla
(ÍNTIMO)
No queremos en estas breves .lí neas esboza~, .c omo
otros, en atildado estilo, las allas Virtudes, mereCImientos
y lauros del Dr. Ca~rasquilla. Quédese ~so para plumas
más avezadas que la nuéstra . Deseamos 610, con los ojos
del alma, recordar el claustro á cuya sombra querida yislumbralnos
las primeras lu ces de la ciencia, afianzamos
lélS creencias nacidas al cal0r de! hogar y oímos las saludables
lecciones del patriotismo.
Bajo las aulas del Colegio del Rosario se destaca en
nuestro espíritu una figura imborrable' la figura del Rector/
á la vez que del amigo: su negra vesti?udra talar, su
majestuo. o ademán, su frente alta y despeja a, u rostro
lleno de bondad inefable.
En la cátedra su voz O'rave de orador sagrado suen a
co n el timbre austero de 1: verdad. El discípulo. pr~ndido
á los labios del maestro, no pierde una sola frase. Su ~azo
namiento se de.envuelve con el laconi mo g eométnco
\
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOGOTA ILUSTRADO
de la lógica de Aristóteles. El espíritu del gran te610go
de la Edad Media vivifica esa enseñanza como el calor '
del sol la fecundación de la naturaleza.
Pero apenas suena la campana y la conferencia se
suspende, en torno de nuestro caro Profesor de Metafísica,
se agrupan sus discípulos, deseosos de oír una última
palabra, para aclarar un problema ó resolver una duda;
y entonces él, á todo atento, mezcla á la profunda lección
el saludable y cariñoso consejo. Para el Dr. Carrasquilla,
vivir es enseñar, vivir es educar, vivir es estar en comunicación
con el alma enamorada de la juventud, ansiosa de
servirle algún día á la Religión y á la Pa tria.
I y qué grande y verdadero amor por el joven! Como
nuestros padres por la sangre, el más rehacio, el más díscolo
es en su corazón el discípulo más querido. Para el jo-
- ven de levantada inteligencia, voces de aliento, á fin de
ués de largos estudios conduce á ellas á
la joven novia que lo ha de acompañar en los rudos embates
de la vida I
I Con. cuánto placer ha mirado el Dr. Carrasquilla la
verde hOJ"- de laurel que ya ha empezado á orlar las sienes
de algunos de los hijos predilectos del antiguo Colegio
en esta última éra de gloria I '
Hemos co.mprendido las dulces fruiciones qU'e el sabio
pro!esor expenmenta cada ~ez que uno de sus discípulos
asciende con honor ·Ios pnmeros peldaños del foro del
profesorado, de las distinciones públicas. '
Muy yocos serán los que sin honda pena han sentido,
al desped.lrse ya de las aulas, el apretón de manos del Dr.
Car.rasqullla. El padre quedó ahí. ¿ Y el hijo volverá?
¡Quién sabe I Queda orando aqu~ y tal vez éste jamás torne
de regiones distantes.
\ .
¿ y la casa del maestro, la modesta casa rectoral? Es
la de todos los discípulos del Colegio.
¿ y por qué estos recuerdos? Ah I Porque hoyes el
día en que los estudiantes celebran el santo onomástico
de su Rector I Maestros y alumnos se empeñan en darle
pruebas de gratitud: una velada literaria la víspera, una
cena frugal servida en el vetusto refectorio del Colegio, la
íntima satisfacción de todos. y por coronamiento hoy, por
la mañana, una misa ante el ara de la Bordadita.
Vayan estas líneas para el maestro, para el protector
y el amigo. Bien sabemos que lastimarán su modestia;
pero cuando en la lucha por la existencia, penalidades y
contratiempos han empezado á cubrir el cabello de canas,
hay que volver los ojos á los tiempos venturosos, por más
que diga Dante que no hay mayor dolor ~ue un recuerdo
de felicidad en la desgracia .
LUIS MARI ... MORA
Octubre 24 de 1907.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOGOTA ILUSTRADO 193
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3{ embres d.e acci 6n
Ninguno COlliO el Sr. Fernandez puede reclamar con
mejores títulos la satisfacción de haberse formado por sus
propios y únicos esfuerzos, hasta conqui tar puesto envidiable
entre los escogidos y afurtunados de la tierra. E l
camino de luchas incesantes y de triunfos sucesivos, cada
vez mayores, recorrido por el ~ r. Fernández, es claro
ejemplo de lo que pueden la con tancia y el amor al trabajo,
servidos por sólida instrucción y clara inteligencia.
D. Francisco J. Fernández
Muy joven hizo estudios teóricos y prácticos de telegrafía,
buscando seguramente un trabajo que le diera medios
de afrontar la diaria lucha por la existencia, y pronto
tuvo á su cargo importante oficina telegráfica del país, y
al contrario de lo que tantos otros han hecho, que en el
empleo sacrifican aptitudes y aspiraciones, se dio á la tarea
de mejorar sus conocimientos, como Inspector de las líneas
de Santander, y preparándose para la instalación de
nuevas líneas y nuevas oficinas, y consultando siempre la
perfección del .'.lervicio y la economía para establecerlo.
El Gobierno supo apreciar los méritos del nuevo constructor,
cuya habilidad para organizar crecía cada día, y poco
á poco fue entregándole lineas más y más importantes,
que dejó instaladas satisfactoria y correctamente.
No fueron obstáculo para sus trabajos ni los malos
climas, ni las naturales resistencias que opone nuestra bravía
naturaleza á quien trata de dominarla; al contrario,
sus fuerzas crecían con las dificultades que las contraria_
ban, y gracias á su constancia prodigiosa, logró comunicar
á Bogotá con la Costa Atlántica y con Orocué, estableciel'\l..
do líneas en lugares no habitados por el hombre, si bien riCO"
en dones naturales, pero de climas deletéreos, y donde
cada poste clavado significaba un triunfo sobre la muerte,
que despiadada amenazaba á los zapadores del progreso
empleados por el Sr. Fernández. Hoyes fácil nuestra comunicación
con aquellas apartadas regiones, y no todos
pensamo~, cuando nos servimos de ella, en la inmensa suma
de esfuerzos empleados para. conseguirla, por el Sr.
Fernández, que vivió mucho tiempo á las orillas del Magdalena
ó en las pampas de Casanare, sin preocuparse por
las inclemenr:ias del clima, que más de una \'ez pusieron en
peligro su xistencia, y soportando abnegado la ausencia
de la familia y las escaseces de la vida, allf donde faltan
toda clase ne alimentos y de comodidades.
Entonces, cuando la batalla fue más ruda y más peligrosa'
el éxito cid r. Fernández fue brillante y fue compl(
to, y de ahí para acá arranca la base de su fortuna y
de la importante p05ición que merecidamente ocupa entre
los empresarios del país, y que le permite consagrar su
atenrión á las varias importantes negociaciones que tiene
iniciadas y en cuyo de$arrollo acaba de hacer un viaje de
estudio por Europa.
Siguiendo sus primeras aficiones y sin abandonar el
vasto servicio telegráfico que tiene á su cargo, se ocupa
en el establecimiento de cables en el río Magdalena y en
la Costa Atlántica, para lograr nUestra comunicación directa
con las líneas inlF~ roceánicas entre Europa y América,
que, como es sabido, hoy no llegan á ninguna de nuestras
ciudades del Jitoral; además, ha fundado una empresa
de colonización en las desiertas montañas del Carare,
y aquí tiene á su cargo la Gerencia de la Compañía de
hilados y tejidos de Samacá, la de la Gran Panadería de
Viena, La Imperial y la del Mercado de Las Nieves. Bien
se comprende el inmenso mérito del Sr. Fernández como.empresario
y como organizador, cuando, con plena confianza
en el porvenir, echa sobre sus hombros el peso de '
tamañas empresas.
Hombres como el Sr. Fernández son los que Colom-.
bia necesita par¡~ su redención económica y fiscal, tan inteligentes
como emprendedores y tan activos como generosos.
El Sr. Fernández es ejemplo vivo de lo que vale el'
esfuerzo propio para alcanzar buen éxito en la lucha por"
la existencia, y como tál lo presentamos á los lectores de
BOGOTÁ ILUSTRADO, al honrar con su retrato nuestras columnas.
Séale de hoy más feliz el resultado de sus numerosasempresas,
que si acrecientan su propia fortuna y las co.
modidades que merece quien trabaja como él, también
acrecienta la fortuna y la prosperidad del país.
+
9?e 1ejes
i Cómo se aleja el tren! j Cómo se aleja
y decreciendo va y al fin se pierde,
y sólo el humo en espirales deja
en la extensión de la llanura verde I
i Así se van las dichas de la vida!
i Así se van las horas de ventura I
y dejan sólo en su fugaz huída
de los recuerdos la espiral oscura.
Los dos que en el andén se despidieron
largo tiempo en los ojos se miraron,
mientras las manos trémulas se unieron
y en silencio las almas se besaron .
En la hora fatal de la partida
no hablaron de promesas ni de agravios;
que en las grandes tri5tezas de la vida
hablan mejor los ojos que los labios.
Ella está aún en la estación mirando
del humo los confusos espirales,
y él, que ya no la ve, sigue agitando
el pañuelo á través de los cristales.
y cual de un mismo sufrimiento heridos,
con un acento de profunda queja,
quedo exclaman los dos entristecidos :
1 Cómo se aleja el tren! i Cómo se aleja 1
Noviembre 18 : 1907. F. RIVAS FRADE
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
194 BOGOTA ILUSTRADO
g@:e::.===
I
~===,g@
~V'ersariO
BaJo la a1,diente bóveda nocturna,
Al repasa1' la frecuentada senda,
Dialogo en la arboleda taciturna
Víctor M. Londoño Con tu pálida sombra de leyenda.
Te miro como entonces, y me ag1'avia
La risa de tus labios abrileños ,.
Tu voz me dice, en los augurios sabia:
- V1·gíla en el umbral de tus ensueños!
j Cuánto sangr6 mi corazón desnudo
Ante el oblicuo sol de tu mirada!
j Oh ta1,de de Noviemb1'e, cierzo rudo,
Frigido como el hie1'1'o de una espada!
Cuando la esfinge interrogar quisimos,
Mú'é en la faz palidecer las rosas,
y al fondo de una cripta descendimos
Mudos y con las manos temblorosas.
AlU fue el beso iniciad01'. Procúra
De aquella voz que t1'ansfigura y pasma
Recordar el murmurio en tu clausura,
y t6rna á mi Jardín como un fantasma.
ev. 8JTG. JJondoiio
NOVJ1m BRE DE 1907
g@=== ,=c===g@,
En " fa Unión"
1
Vuelvo la vista atrás, y entre los velos
De la niebla confusa de los años
Van pasando ilusiones, desengaños,
Luchas, triunfos, placere5 y desvelos.
(Para Req)
Hondas congojas, íntimos desvelos
Que tánto me agitasteis: hoy extraños,
Vanos fantasmas os perdéis huraños
Bajo el palio impasible de los cielos.
Pálido, sin color, todo esfumado
Se ofrece á mi memoria vacilante,
y no sé si es verdad ó lo he soñado:
I P ro lu imagen n6 I Pura, radiante,
Como una estrella en el confín distante,
Viste de luz las sombras del pasado.
II
Ya no soy lo que fui : surcan mi frente
Hondas a rrugas j mi cabello cano
Revela los estragos del verano
Que consumió mi juventud ardiente.
"Inven i portllm .. '"
Cuán rápido bajé por la pendiente
Que subí con empuje soberano:
Toqué la cumbre y al volver al llano
Me encuentro solo, exánime y doliente.
Pero ya veo la postrer morada
y desdeño las burlas del destino ;
Amor, gloria, poder : humo, aire, nada.
k ecojo mi bord6n de peregrino
y rindo con la espalda doblegada,
Las últimas etapas del camino.
EDlIUNDO CERVANTES
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
\
·BOGOTA ILUSTRADO
Ismael López
NOVIEMBRE DE 1907 SB,=·===
Sueñe b lance
El alma mía tuvo un sueño blanco, un sueño
nupcial. Bajo el risueño
azul de una mañana de primavera todas
C. aquel tlempe ...
Entonces las sencillas zagalejas
vivlan sin rubor y en. sus bermt:,jas
bocas melijicaban las abejas.
Libre de yugo en las llanuras vasta.
pacla el baey mientras las ninfas castal
enguirnaldaban sus torcidas astas.
Era la dulce edad en que las {uen tes
arrastraban en fáciles pendientes
sobre guijarros de oro sus corrientes,
g el hombre sobre el haz desmesurada
de la tierra espaciaba la mirada,
lin Dios ni Ley, y no pensaba nada.
Tras el pastor por la rosada vla
al amoroso silbo descendla
la grey paciente alfallecer el dia,
ó tañendo sus p(fanos ltgerJs
la cena aderezahan los cabreros
al pie de clamorosos cocoteros.
Leche y miel deslilaban las encinas
y en sus ramas las águilas divinas
posábanse en. las horas vespertinas.
Dichosa edad y liempos lisonjeros
cuando los zaga lejos lastimeros
de valle en valle andaban y de oleros
en oteros, y al sol de rayos vivos
modulandu campestres leimotivos
Pan bicorne haela danzar los chivos,'
y en lasfloreslas las desnudas diosas,
de luengas cabelleras y golosas
bocas de miel como entreabierlas rosas,
bajo grulas de opacos oxiacanlos
con sus manos, en llmidos quebrantos,
apenas recalaban sus encanlos.
albores eucarísticos, albor de los manteles
sagrados, claridades pacíficas de estrella
remOLa, terciopelos de 'lirio intacto, mieles
de los panales áureos del HibJa: eso era Ella.
las más dulces campanas de mi parroquia en clara
vocinglería dieron su fresco reír para
solemnizar el día felice de mis bodas.
Su alma como las flores ingenua é inconsciente
liMaba, sin saberlo, dentro de sí una fuente,
de dulzura, un tesoro
de amor inagotable y de bondad sencilla:
Al soplo de las auras pacíficas, de cada
naranjo desprendíase en lluvia perfumada
-tal un revoloteo ¡naravi llosa y leve
-de plumas de palomas,-el azahar de nieve
para alfombrar la ruta g loriosa de mi amada.
I Mi amada! Dos colinas
·de nardo eran sus senos nevados: dos divinas
azucenas del monte
sus manos, cuya albura
estaba penetrada de luz, y la dulzura
de un diáfano horizonte
Ella era en su ignorancia como una cieguecilla
muy dulce, que tuviera las manos llenas de oro.
Así, bajo la risa sonor~ de los bronces
la vi pasar: entonces
mi alma se llenó toda de sol y de cariño
y me sentí lan bueno como ((uando era niño.
Sueño divino, sueño nupcial: cuando me asomo
á tu ventana, cede la pena que me agobia,
. me lorno puro y f"anco . _. _
y mi alma .se adormece tan blandamente como
si ~a pacifical'an los ojos de la novia
cenlda de azahares que vi en mi sueño blanco.
J95
azul, llenaba el cerco de sus pupilas francas:
juntad todas las cosas más dulces y más blancas;¡ EDUARDO CASTILLO
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOGOTA ILUSTRADO
(, I ~ ... I I I
Panteón
Una larga vida, dedicada, sin restricciones de ninguna
'clase, al amor de Dios y al servicio de la humanidáa,
fue la de la Reverenda Madre Gertrudis, Sup~riora de las
Hermanas de la Caridad en Colombia, quien por más de
treinta años consagr6 las luces de su privilegiada inteligencia,
las energías de su voluntad y la ternura de su coraz6n
á la formaci6n de las abnegadas hijas de San Vicente de
Paúl y á la eduoaci6n de la niñez. Ni la ancianidad, ni los
quebrantos de su salud debilitaron el vigor de su fecunda
obra, yal bajar al sepulcro deja imperecedero rec\!lerdo
de virtud y noble ejemplo de laboriosa propaganda.
El fallecimiento de la Reverenda Madre Gertrudis ha
sido un verdadero duelo social, y de él participamos nosotros
sinCeramente.
Entre los muertos conocidos, amigos muchos de ellos,
que reposan en el seno cariñoso de la tumba, queremos
recordar aquí á Arturo Rozo Laverde, que muy joven nos
dio la eterna despedida; al Sr. Luciano Fonnegra, padre
de nuestros amigos D. Miguel y D. Juan María, que rindi6
en Medellín la larga jornada de su existencia; á
Eduardo Herrera Ricaurte, médico muy distinguido, que
también muere en la plenitud de la vida ; á Bernabé Arbeláez,
miembro estimado del comercio de la ciudad; á la
Sra. Josefa María Jimeno de Robles, virtuosa matrona,
oriunda de la Costa Atlántica, que de tiempo atrá!? se había
establecido entre nosotros; á Marco Aurelio Uribe Toledo,
joven santandereano, muy ap;-eciado por cuantos tuvimos
el honor de tratarlo, que muri6 en Ciudad Bolfvar,
desempeñando a\lf el Consulado de Colombia; á D. Manuel
Reyes Valderrama, patricio boyacense, que después
de larga existencia consagrada al trabajo que enaltece,
muri6 en la ciudad de Sogamoso; al Sr. Pedro Avendaño "
Coronado, respetable miembro de la sociedad tunjana ;
al Sr. Luis Felipe Angulo González, muerto en las cercanías
de Lisboa, Portugal, que anteriormente había sido
confinado á nuestra Colonia Penal del Caquetá, por causas
políticas; á D. Clodoaldo Mora Bernal, activo comerciante,
que sufri6 graves pérdidas cuando la suspensi6n de pagos
del Banco Internacional; al Dr. Antonio María Restrepo
Cada vid, distinguido abogado de Medemn; á la
Sra. Teresa Herrán de G6mez, apreciada dama de esta
sociedad; á la estimable Sra. Ernestina La verde de Rodríguez,
muerta en Vichy, Francia, adonde había ido por
causa de salud; al General Juan González Monroy, veterano
militar de los tiempos de la Nueva Granada; al interesante
joven Fernando Angulo Valencia-hijo de nuestro
amigo el Dr. Fernando Angulo,-que en la edad de
las ilusiones acaba de morir en Cartagena; á Manuel
Franco Izquierdo, muy querido amigo nuéstro, muerto en
Sogamoso después de larga y penosa enfermedad; á D.
Luis Patiño Jaramillo, trabajador infatigable y cumplido
caballero, y á D. Pascual Uribe R., honorable ciudadano
antioqueño, que muri6 en Rionegro. A las familias de
todos ellos enviamos nuestro respetuoso saludo de pésame.
Además, honramos hoy nuestro PANTXÓN con el retrato del
Sr. Enrique Sanclemente, de cuya muerte dimos cuenta
en el número anterior, y lo acompañamos de las sentidas
líneas que nos ha enviado uno de sus amigos y admiradores,
y son éstas:
t. Hay seres que la n¡¡turaleza dot6 con raros privilegios
y que, debido 4 éstos, se imponen á la admiraci6n y
aprecio de los demás. A este escaso número de varones
dignos perteneci6 Enrique Sanclemente, cuyos méritos ha
venido á justipreciar la muerte.
Eran los tiempos de nuestra alegre juventud, cuando
nos fue dado conocer en Buga á Enrique, que por ese entonces
disputaba con Julio Campo-alma gemela-la soberanía
de los caballeros en nuestra sociedad, partía con
éste los torneos de la elegancia, y sabía conquistar la estimaci6n
de todos con la instintiva dignidad de su carácter,
que á ninguna otra cediera ventajas y que algunos interpretaran
como orgullo; con la rara gentileza de sus actos,
que hacia pensar en antiguos caballeros de alta estirpe)
con sus naturales elegancias y exquisitos refinamientos,
que ~o scñ9,reaban de nues~rqs salon!:: aristoor~ticos ; con
su ínLeligE:r~i" I generosa~~e pr6diga ~ro{l,Indidad 1 en, ~atos
l' "' ) \" .. I l' .,1 • 1 I J ¡"' l." • "
de esparcimiento, en que hácfa las delicias de los' que le
rodeaba!l; con su hermosura varonil y noblemente altiva,.
de que apenas hay ejemplo, que le ' atraía la admiraci6C1o
indiscreta de las mujeres y el obligado elugio de los hombres
; con las auténticas ejecutorias de familia que lo condecoraban
de nobleza, sin que de ello hiciese alarde ; con
el dona ire ha bitual de sus pensamientos y la galana festividad
de sus palabras, que no escasas simpatías le g ranjearon.
Pero aparte de estas co.nsideraciones sociales, con
la honradez y rectitud tradiciona les, de las cua les nunca
bastarde6, condiciones muy dignas de exaltarse por ser
tan valiosas como raras en los tiempos que alcanzamos,.
plegados bajo el sentido de cálculo que los corroe.
,~
En rique Sanclemen Le
Vencidos ya los fogosos años de su juventud, torn6
Enrique al valle del Cauea-todo luz y fecundidad,-que
si no le vio nacer, era la cuna de sus mayores y el regazo
de su familia; pero no ya con el mismo optimista sentimiento
de la florida edad, pues una precoz experiencia comenzaba
á platear sus cabellos, é inundaba su espíritu de
esa taciturna melancolfa que atraen los desengaños y losplaceres
idos, con su sombra de recuerdos. A poco tiempo,
uni6 su destino al de una virtuosa dama de esta sociedad,
á la cual 10 ligaban de antemano los lazes de la sangre,
y era para él, desde temprana edad, señora de sus·
pensamientos. Bajo los mejores auspicios plant6 su hogar,
dechado de todas las virtudes, timbre de la sociedad caucana,
y que ha sabido tejer la guirnalda de sus propios
merecimientos. Desde entonces finc6 las mejores esperanzas
en el porvenir de aquel hogar, le consagr6 sus redoblados
esfuerzos y aspiraciones, y obtuvo, en recompensa,
considerable número de descendientes, que forman hoy,
al amparo maternal, una familia modelo, en donde arraigan
y compiten el deber y el honor de sus antepasados.
Para ellos ha dejado Enrique como único pero inestimable
patrimonio, la tradici6n de su piedad, que alcanzó la
victoria en los combates de la fe; la enseñanza de su lealtad,
á toda prueba, y las credenciales múltiples del caballero
; patrimonio más preciado en verdad que el de efímeras
6 deshonradas riquezas, que el tiempo destruye con
sus ácidos y la tarda jllsticia con sus vindicaciones.
Deber de nobleza es para la amistad exaltar la virtud
de los que á ella fueron d6ciles, y trazar con cariño
y sinceridad el tipo de los nobles que perecen, y que viven
en nuestro cora~~ij. Vaya par~ ~ndque esta modesta
corona de recuerdQ~/ "" \ . . , '
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
'1
BOGOTA ILUSTRADO 197 ~ , .¡ 1. ' . : 1 ! I "j J , "J
En el bGsgue
Déjil dans t'úwonnuje t'épOllse elje t'aime~
Tll m'appal'tiens dJs le passé,
Fiancée invisible el dontj'ignore méme
Le non sans cesse pl'ononcé.
SULLY PnuDlIoMME
Déja pOI' hoy la perfumada alcoba
de ambiente virginal que es tu capilla;
quede el polvo en lo~ Inuebles de caoba
y alte entre las edas la polilla.
La ol'ación interrumpe en un momento,
esté un rato la alondra abandonada
y vén ¡Í contem piar el firmamento
que e quiere mirar en tu mirada.
Vén ¡Í aspirar la matinal fl'e cura
que surge del fol1~je y de las flores,
á esparCIr tu corola ingenua y pura,
oh ro a del jardín de mis amores.
Este día, e Le puque y esta bri a
para tu hermosa juventud se han hecho;
que e talle entre los árboles lu risa,
que resuenen tus f, ases en m i pecho,
Verás ahora que Diciembre empieza
con sus fie~las, su sol y sus retamas,
de prender. e del tronco la corteza
y filtrarse el azul entre la ramas.
Mientras Helios avanza en su camino
Mirarás descorrersen las cortinas
Del escenario s-igllDtesco andino
y en dorado zlg-zag las golondrinas.
Oirás cómo celebran nuestra cita,
primaveral, risueña la mañana,
la campana en lo alto de la ermita
y las ondas del río en la sabana.
Como en la noche del poeta, á solas
no puede verse del Señor la obra;
Le formará, si vienes, aureolas
toda la luz que á mis pupilas sobra.
Ji;scucharas las aves que en sus trinos
(no importa si es ya cosa repetida)
formando el eco de tus pie divinos
te darán cariñosa bienvenida.
y en tanto vamos bajo el palio verde
yo le diré cuan to ~oñé y an helo ;
copa del árbol que la vista pierde
cual flecha que partiera para el cielo.
Tal mi pasión. miasmático terreno
la dio vie,-or y la tornó más pura,
una águila me dijo cuánto es buenO
el respirar el aire de la altura.
Sí, de la altura del inmenso espacio
do no llegan los míseros reptiles;
los que presas inmundas al palacio
llevaron de mis años juveniles.
Seles envenenado por la envidia
no v:\eilaron en llenar de cieno
el brillo de mis arma CI1 la lidia
y mi blanco cO ' urno en el terreno.
Serás un preciosísimo amuleto,
con todas tus virtudes y lus dones,
al fango que destilan en secreto,
sierpes del mal, algunos corazones.
¡Ah 1, ouántas confidencias á tu oído,
á tu alma más bien dirá la mía;
conocerás la vida que he vivido
sin tener el amor de cada dla.
Confiado en la bondad que te reviste
- tú erás más discreta que un hermanote
diré del papel que hago tan triste
en el baile de máscaras humano.
y sabrás que doliente y errabundo,
seguitlo por euménides rabiosas,
crucé huérfano y solo por el' mundo
persiguiendo dorada mariposas,
Niño por un jardín iba tras ellas:
deseos de ambición, sueños de gloria. _ ••
es larga, mas al ver ya las estrellas
te habrá contado el carazón su historia.
!
)
, • I , Del mar conozco lodos los colores
y he visto los orepúsculos más bellos.
Hoy de un odio implacable á los ardores
la sombra quiero hallar de tus c&bellos.
Como cubre la madre con sus alas
los polluelos temiendo á los raptores,
con el calor del verso 't con us galas
yo oculLo mis más lntlmos dolores.
Buscal'emos el trébol que felices
á todos hace, cuando tú lo cojas
ba tarán á cerrar mis cic-atrices
en blancas mano diminutas hOJ3s.
El Heliotropo al sol se torna y llena
de luz y dc calor todas sus flores;
al irradiar en mi tú, hermosa y buena,
el astro- rey setás de mis amores,
Cual la araña del hilo suspendida
así quedaré yo de tus encantos;
tendrás en el banquete de la vida
muchas rosas y músicas y can los.
y en el futuro libro de mis versos
tú la musa gen tiI, ni 5a hechicera,
serás, aunque se opongan los ad vel'SOS,
la dulce encarnación de una quimera.
GUlLLEIUro POSADA
~=====~
CSo~, ' y agregan: ¿ Qúiere conocerla ? .. .. Es
,,~q~~¡ll~ . v!frjr~itt Q.u.e, ,yive ~o.)a. yeJl~a.qe •••
í l
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
202 ,B0GQT a. 1 LUSTRf.\DO
Yo soy la hija de la Manuda. nos dice una mujer
agraciada y pizpireta, que está de cfljlra en una tenducha
ele la parroquia.
En medio de su progreso care~e la región de vías de
comunicación. Los caminos son malos. El esfuerzo particu.
lar ha hecho mucho, pero no ha podido completar la obra.
Afortunadamente el actual Gobierno se preocupa para llenar
ese vacío.
Un grupo de propietarios acordó llevar á término una
()bra de utilidad pública con la apertura de la vla denomi~
nada Camino del Subia, vía qUé acerca enormementp. á Bo'
gotá la rica región que principalmente abastece de víveres
esta plaza. El bajo precio de los artículos de primera necesidad
como plátanos, maíz, miel, etc., afecta aqll{ de
modo alarmante al productor, por causa del flete, f.n oca·
siones superior al valor del artículo, resultado de largo y
elifícil transporte del lugar de producción al de venta ó
consumo. Por el camino de que se trata, se reduce en dos
terceras partes del actual en distancia y por consecuencia
en valor; cuando la iniciativa particular lleva á cabo trabajos
de esta naturaleza, es deber de patriotismo dar á conocer
los nombres de quienes las iniciaron. Consagremos un
recuerdo á Neponuceno Santa maría Herrera, que fue alma
y brazo de la empresa, y á los fundadores que de ve-ras
·desc!lajaron montañas, al grupo de vanguardia que
nos precedi6 en el camino del eterno 'viaje: Nicolás Si~nz,
Eusta~io de la Torre N., Enrique Iregui, Jorge D.Ortiz,
J,.uis Durán; Ignacio Tobar, Francisco Núñez U. y Munuel
J. Abondano, muertos en el curso de los últimos ocho
~ños, todos ellos amigos, vécinos y colegas.
No es de nuestr.o resorte el pesimismo de ,L.arra, ni
mucho menos. Escribimos estas Hneas con fe, en espera de
mejores días. Los que vivimos, sostenemos todavía el fuegu
sagrado. Hemos recogido la bandera que ondea todavía
bajo el sol de la espera nza, como un jirón de ilusiones
rotas, como un saludo de los héroes oscuros del trabajo
que recomienda á la Patria los esfuerzos meritorios de sus
hijos.
Mas si por desgracia el negocio del café se coloca al
lado de la quina y del añil, todo este bello cuadro se iría á
tierra. Entonces podría el poeta cantar sobre las ruinas, y
decir con Rodrigo Caro:
"Estos, Fabio, I ay dolor 1, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa."
GABRIEL ORTrz WILLlAJISON
Carretera de SubiA, conslruída por los Sres. Núñez \.l' C,·, para comunicar su hacienda con el camino nacional
~:== := : :==:: :== == : := == ===: = =::: :==:= := = :== :== =~
Al fl rall poeta Guillermo Valencia
Corcel y caballero
(DE ANTERO DE QUENTAL)
Rse negro corcel cuyas pisadas
escucho f'ft Sf/f'f/O !/ en la , ombra crece,
y pasrl!ulo á galopr .'la aparece
por la noc!l,' ('1/ las !"fu'úres calzadas;
¿de dd {}¡efU''i ¿r¡ur! márganes sagradas
!I {er,.iÓ/es Cf'llI:rJ, que asl parece
hosco y sublime, en tanto le estremece
no sé qué horror las crt'nes agitadas?
Un caballero de expresidn pujante,
dlllce y p lácl'do. al par que altivo y fuerte,
vestido de armadura relumbrante,
en la bestia cabalga ún temor.
EL corcel negro dú.'e : - 1 oy la Muerte!
y el jinete responde :--1 Y yo el amol' !
MANUEL S. PJCllAl\DO
llabana, 1907,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
lLUSTRADO
~~~P~.~~·':--C~loiJ~bia :el
sido el tte 1907, Y
~J .... : "Ul'" de páginas nobles y i!1()/iO'Sas
DtVln'tE-Pasado el mes de Noviembre con
IIF,caFln05éiLml~nte doloroso á os muertos y á. los
estudios para honrar los eertámepor
los campos y villas de veraneo se
principales familias, que en v~lióIól.
um::::. con alguna fiesta, cuyo eco perduen
Tos meses de silencio y de soleausencia
de sus dueños. De este mimero,
~ •.• ~rr, .. ~ Elicechea y su distinguida esposa la Sra.
~·~(ti!~~'J:;~!lrl!~O de Torres Elicechea, que antes de ponerse
la ciudad de Apulo, en donde actualmente
de solaz. y de descanso en el tibio ambiente
.~"'IIh·,í"'n •• n valle que animan el Bogótá y el Apulo, al
·~~~@~&ii¡i~~~~i~ aguas en besos de oleaje, repetidos imtante
quisieron celebrar aquí la fiesta de ~anta
de sus numerosos amigos y relacionael
día 28, habrían de celebrar en la
naturaleza, la del jefe del hogar.
EN Jt~ TEATR? de Va.riedades hemos tenido, jun to
co~ muy buenas vistas de cInematógrafo, dos bailarinas espanoles,
llenas de sal andaluza, que no sólo han complacido
a! com~n de los mortales q~e las han admirado y aplaudIdo,
!.I~O que les han sorbido el seso á sus más inmediatos
admiradores, que han creído ver en sus picarescos bailes
la satisf~cción . de anhelos supremos y de las más elevad
ªs mamfestaclOnes de la belleza artística. De seguro
que nosotros no estamos por tales exageraciones, que traídas
á lA Prensa, .dicen mal de nuestra cultura atemense
pero sí hemos visto con gusto el espectáculo del Yarieda:
des, y lo hemos aplaudido con sinceridad, siquiera hallemos
que podría tratarse en la escena á Tersípcore con
máv consideraciones y. más respeto.
EL TEATRO MUNICIPAL, abandonado por la Compañía
Dramática Nacional-que se fue á correr aventuras por
el Norte de la República, y parece que ha sufrido algunas
bast~nte desagrad!lbles por falta de preparación en el
público para apreciar el teatro moderno,-ha tenido cerradas
sus puertas durante todo el mes, y no ser:i sino hasta
la semana entrante que las abra de nuevo para estrenar
un ~inematógrafo con ampliador de voz, c~mo aquí no
se ha Visto otro. Le a uguramos éxito magnífico.
EL CIRCO DE SAN DIEGO, en cambio, ha estado abierto
para doble servicio; de noche, con cinematógrafo popular
á precios inverosímiles por lo bajos, que ha dado bueno~
ratos de expansión á nuestro pueblo trabajador y de dla .
los do~i.ngos, con la Cuadrilla Mixta de toreros' y torera~
que dmge el matador Gorde/, y que habría trabajado con
buen "éxito si enc~en.tra con toros de verdá ve1'dá para su
faena, pues los chICOS !Jon de buena ley. Desgraciadamen_
te entre nosotros hasta los toros son mansos y ya no queda
animal, que embbta ni aun cuando le' arranquen un
pedazo... Es lástima.
Los PESEBaES, que .e~ esta época debieran ser de rigor
para. recordar las tradICIOnes de la madre patria han lucido
por su ause:-:cia, á lo menos para el público: y mucho
será que en tres 6 cuatro casas particulares los hayan tenido
Yc allf, af s6n alegre de los villancicos, hayan artorado
el nacimiento del Niño Dios. También es lástima que se
nos vayal\ estas viejas costumbres, de rancios olores, pero
!iabrosas, muy sabrosas.
Duelo
Impresa la página de nuestro Pan/eÚ1t, hemos tenido
la pena de ver desaparecer de entre los vivos otras dos
personalidades distinguidas, que por conceptos varios merecen
el recuerdo de la sociedad en que vivieron. El Dr.
LUIS FONNEGRA, médico muy notable, amigo leal y caballeroso,
murió en V:illeta en la plenitud de la vida, sorprendido
por la muerte en los trabajos agrícolas de su hacienda
de Ctene .: aquí, después de larga vida, encanecido en el
trabajo de to~o momento, murió el Sr. D. ENRIQUE ALFoRD,
extranjero laborioso que hiio de Colombia su segunda patria.
Vaya nuestro pésame á los deudos de estos distingui-dos
caballeros.-REO. -
BODAS DE PLATA-COn suma géllanterfa y aristocracia
celebraron I~s suyas nuestro distinguido amigo D. Antonio
María Dfaz y su encantadora esposa D,n Elvíra Aya de
Díaz, por medio de un regio baile, al cual azistió buena
parte de lo más culto de nuestra sociedad.
Pocas dejarán entre nosotros' recuerdo tan
El 2 de los corrientes se hallaba su casa de la carrera
9." convertida en un pedazo de cielo donde todo convidaba
á la ft!licidad : la amabilidad sin rival con que recibieron
los esposos Dlaz, sus pri morosas hijas las Sritas María
Elena y Alicia, y los Sres. Ruperto y Max Aya y su se ñora
esposa; la deleitable orquesta; el perfume embriagante
de abundantes y hermosas flores naturales y humanas ;
los manjares exquisitos y los exqu;sitos vinos, y la profusa
luz, que iluminando al gzorno las encantadas salas, difundía
en todos los ánimos, estrechamente unidos por alegría ostentosa,
vapores de juventud, de .cariño y de afabilidad.
agrilitable como el que guardamos del baile de la Sra. de
Torres Elicechea, y no por la elegancia de su preciosa
rt1anSlón. J'dornada por manos de hada para esa amable
noche, pi menos aún por la exquisitez del servicio, correcto
CDmo el que más pudiera serlo; que todo e\lo' era de
rigor, 1 por natural, inadvertido en su casa y en su día,
sino por la aristoorática galantería con que recibió á s~s
• vitados, por la oelleza de las gentiles damas que la rbde
ton; y p'or los mil encantos de la princesa del país dtrl
I levante, que presidió el cotillón con gracia inimitabl~.
Hor,,& como fas pasadas esa noche en casa del Dr. To.
res Elicechea, no se olvidan jamás. I
(
·Plegue al cielo, en una palabra, que tan deliciosamente
así cambie siempre el rudo batallar de lá e.-istencia,
y que siempre "oches haya como la qu e Dfa z y Ayas
dejaron indeleblemente impresa en nue stra agradecida
memoria.-ElI.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
Formatos de contenido:
Publicaciones periódicas