Por:
Adriana Sáenz Forero
|
Fecha:
25/11/1899
A~Olll Bogotá, Noviembre 2 5 de 1899 NUM. 127
ORGANO DEL MJNISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO
DIRECTOR AD-HONORJI:M, FRANGISOO J. VERGARA y V.
Cor.'Jnel, Miembro de la. SoCledad Colom'l)icma de Ingenieros
Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y
Oficiales del EJército de la República
OFICIAL
~RDEN GENER'\L DEL EJÉRClT PARA H Y s/8'\DO 18 DE NOViEMBRE DE I 899
Repúb/i.-11 de Colombia-Ejército Ntuiona!-EsttJd? M.~yor General
Servicio
Art. 474· El Sr. Coronel Heliod">ro Pieschac6n, primer Ayudante
General del Esta lo :\1{yor d~.: la 1. 11 División del Ejército, á la~
órdenes del Sr. G ... neral Miguel Montoya, Jefe d operaciones sobre la
Provincia de Choconn y Orienle del D..::p :utamento de B >yacá, murió
en el Boquerón de Machetá el 15 del corriente, cumpliendo heroicamente
con su deber y haciéndose notable al frente del enemigo por su
valor y lealtad en defensa del G1bierno de la Repúb lica y de las instituciones
patrias, sagrada consigna que supo con gloria defender con sus
armas y sellar con su sangre.
El Ministerio de Guerra, la Comandancia en Jefe y este Despacho,
deploran su pérdid"l y lo mucstnn fl sus camaradas en d Ejército como
ejemplo de notables virtudes militares.
El Genera Jefe,
RICARDO ACEBEDO
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482 BOLETÍN MILITAR
Conferencias de los Oficiales de la Misi6n Francesa
EJERCICIOS Y MANIOBRAS DE INFANTERfA
VoeeM de nta11do
(Continúa)
JNSTRUCCION DE LA ESCUADRA
Principios dt: alineamiento
Dos hombres de la derecha (ó iz-quierda),
tres pasos al frente,
Marchen.
Tres (cuatro, cinco, etc.).
Sobre la línea.
Firmes.
Alineación derecha (ó izquierda).
Derecha.
Firmes.
Dos hombre'i de la derecha (ó izquierda),
cuatro pasos á retaguardia.
Marchen.
A retaguardia, alineación derecha
( ó izquierda).
Derecha.
Marchas
Marchar á vanguardia (estando á pie
firme)
Marchen.
Marchar á retaguardia (estando á pie
firme)
Guía á la derecha.
Paso atrás.
Marchen, 6 se hace dar media
vuelta y después se manda como
en el movimiento á vanguardia.
Marchar dia~onalmente
Diagonal á la derecha (ó izquierda).
Marchen.
De frente.
Marchen.
Guía á la derecha (ó izquierda).
:Marchar á retaguuardia (utando en
marcha)
A retaguardia.
. Marchen (en el momento en que
el p1e va á sentarse en tierra).
Guía á la d~recha (ó izquierda).
Dirección á tal pumo.
Cambiar de direcci6n á pie firme
E scuadra, á la derecha (ó Íz'!uierda)
(movimiento á pie firme,
con eje fijo, alineación del lado
del eje).
Marchen.
Firmes.
Cambiar de dü·ección sobre la marcha
Giro á la derecha (se da esta voz
cuatro pasos antes del punto en
que se va á ejecutar el giro). El
eje describe una pequeña curva
marchando. Todos dan \·ista al
guía que debe estar en el flanco
saliente.
Marchen. (Se da la voz en ei pun-to
mismo en qur debe girarse).
De frente.
Marchen.
Gufa á la derecha (ó izquierda).
Dirección á tal pu11to.
Yariar á la derecha (ó i:zqll:erdll)
Variación á la derecha (ó izquierda)
(se da la voz cuatro pasos
antes del punto en que se debe
ejecutar la variación),
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DOLETiN MILITAR 483
Marchen (se da la voz en el punto
mismo en que se quiere ejecutarla.
Arrodillar la escuadra 6 acostarla ( est ando
en marcha)
Rodilla en tierra.
Alto.
De pie.
A tierra.
Alto.
De pie.
Deshacer laformación
Rompan.
Filas.
Restablecer laform'lci6r&
Formen (el centro á e uatro pasos
frente del Cabo, alineación por
el centro)-Firmes.
llfarchas de jla1lco
Flanco derecho-Derecho.
Flanco izquierdo-lzq uierdo.
Cuenten cuatros.
Cuatros á la derecha-Derecha.
De frente-Marchen.
Cuatros á la derecha-Marchen.
Escuadra-Alto.
Cuatros á la izquierda-Izquierda.
Diagonal ;Í la derecha (6 izquier-da)-
Marchcn.
De frente-Marchen.
Cuatros á la izquierda-Alto.
üuatros á la derecha (ó izquierda)
en batalla-lVIarchen.
Por dos-Marchen (siempre por
la derecha).
Por uno-Marchen (siempre por
la derecha).
A formar dos-Marchen (siempre
haciendo diagonal izquierda).
A formar cuatros--Marchen (siempre
haciendo diagonal izquierda)
Derecha de frente, cuatros á la derecha-
Marchen (á pie firme ó
en marcha).
Por la izquierda al frente en batalla,
guía á la derecha- Marchen.
lnstrucci6n de combate para la escuadra
Por hileras.
En una fila.
Por hileras.
A formar.
Por hileras á cinco (seis, ocho, etc.)
pasos.
En una fila.
Instrucción para la sección
La sección maniobra según los principios
enseñados para la escuadra,
sustituyendo esta voz por la
de sección e uando fuere necesario;
guía último (quinto) (furriel)
Formación en batalla
Los jefes de sección á la derecha'
en la primera fila de su sección·
Sus guías detrás.
Alineación
Guías á stu puestos-S~len los 5
guías frente al Capitán y se colocan
una cuarta adelante del
punto donde debe situarse el número
1 de su sección. El guía
último en el lugar de la última
hilera.
Alir.eaciÓIJ derecha-Cada jefe vigila
la alineación de su sección.
Firmes-V u el ven los guías á sus
puestos detrás de sus jefes (que
dan un paso hacia adelante para
facilitarlo).
Columna ele compañía
C olttmlla de CtJmpaíiÍa- I. a (sección)
Firmes. 2.'', 3.•, 4.a-Cuatros ó la
derecha Derecha.
Marchen-Cuatros ó la izqttierda
Alto.
Firmes-Los jefes avanzan 2 pasos
al frente del centro.
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4:84 BOLETÍN MILIT A.R
+ 0, ___ + ___ ''·· ..
6 pasos ..... ,
+ o + ...... · ...................... ,
6 pasos+ 0 + '····,'···.,·.. -.,,'···-...
6 pasos ·······... '···· .. --·~--- + 0------- -----· +
~
Por la izquierda en batalla-2.\
3·\ 4: Cuatros izquierda, izquierda.
Marchen-Cuatros á la derecba en
batalla, marchm.
Sección alto.
Firmes - Todos vuelven á sus
puestos.
---··········-·········--·--t---···························- ¡
+ ·········----7--·····-··-
Estar1do la comp<~ñía en marcha deteuerla
Marcha en hatalla. Dirección nJ
tal puntq.
Guía derecho, de frente, marchm.
El jefe de la 1. • á 2 pasos adelante
de su sección, su guía en
la I.a fila. El guía último á la
izquierda de la 4.a sección.
.////
O+
_.,/",.
Para marchar ulamlo en columlla de corn-pañía
Guía deruho.
De frenff.
Marche!).
Compañía, alto-Alineación derecha
(sin voz). Los jefes dos pasos
afuera.
1
~
i +
Compañía, alto-Alineación dere·
cha (sin voz).
Firmes.
Marchando e11 batalla
Por secciones, dtrecha de frente.
c11atros derec,ta, marclun.
Guía deruho-Cada sección ejecuta
el movimiento como si estuviera
sola.
/ / 0+
Firmes-Vuelven.
Para cambiar de dirección, marcha11do
Giro izquierdiJ, marchen-La primera
sección gira de acuerdo
con las voces del Capitán.
De frente, marchen, guía derechoLas
otras tres conforman su mo-
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BOLETÍN MILITAR 485
vimiento con el de la sección
anterior; sus guías salen oblicuamente
hacia la derecha, de
manera que caminen siempre
detrás del guí4 anterior.
................................................. +f$\\0
---+--
----0 +
----· ---0 + --------0
Para cambiar de direcci6n á pie firm6
Columna á la izquitrda.
Cur1tros á la derecha. DerechaLas
cuatro secciones ejecutan
cuatros derecha.
Marchen- La primera sigue á su
guía en la dirección escogida
por el jefe, que manda: Cuatros
izquierda, alto, de manera que la
úlnma hilera se le sitúe junto y
atrás (él no se mueve). Las otras
tres hacen lo mismo, deteniéndose
los jefes al llegar A la línea
formada por el Capitán y los
demás jefes.
/ +
//·-.a...--+~----
/
........... ·······, +
............... ·•· ~-~~:-:----
+ +. + +
Finnn-Los gu(ac; vuelven á la
izquierda (excepci6n única).
11-farcha de ft meo pnrliemlo de la cnlumn t
de compañía
CurJiros á l.z derecha, derecha.
Guía izqtúerdtz (dirección)
De fren:e.
Marchen-Los guías y las cabezas
de las cuatro secciones avanzan
en la misma lfnea.
Cambiar d~ dirección ( marcha~tdo por los
fl~txcos)
Columna izquierda, marchen-La
sección del eje maniobra como
si estuviera sola, pero tiene que
esperar á la del O:tneo saliente
an:es de r0mper la marcha en la
dirección nueva.
.Marchnndo de frente la columnn d1· compnñía,
seguir en la mi.smn dir(;cció''
par cw;tros
Derecha de frente, cuatr~s tÍ la derecha.
Marchen- La primera
maniobra como si es~uviera sola.
Las demás se detienen, y ejecutan
después el mismo movimiento
después de q•.Je el oficial dé
la voz del caso.
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486 BOLETÍN MILITAR
Derecha de frente, cuatros derecho,
marchen, de manera que cada
sección sigue marchando inmediatamente
detrás de la anterior.
Columna con distancias
Columna con distancias.
] J +
____ ............ ·
....... / +
Esta11do en columna con distancia, volver
á formar en batalla
Batalla izquierda- Sección á la
izquierda.
Marchen.
Firmes.
Estando e1. columna co1~ dislm1cia, vohe
á la columna de compaiíí.a
Columna de compañía-La 1. a sección
se detiene; la otras siguen
el movimiento. Guía derecho,
de (rnJte.
Marchen - Las otras seccwnes
continúan la marcha hasta que
el respectivo jefe dé la voz 8ecciÓ1t,
alto, lo cual ejecutan á 6
pasos de la anterior.
Firmes.
Marchar de frente lo mismo que
se dijo de la col u m na de compatiía.
Cambiar de dirección.
Giro derecho-Cada jefe, al llegar
al punto, mandará:
Giro izquierdo.
Marchen.
De frente.
Marchm.
Guía derecho.
Cada sec. ión maniobrará como
si estuvi~.:ra sola.
ltfarchando la columna ~ort distancias, seguir
por cuatros
Derecha de jrente-(Lo mismo que
á pie firme). A la voz del Capitán
Frmte á la aerechd.
Sección á ltJ derecha.
Marchn1-Alineación derecha (sin
voz)
Firme¡- Los jefes dos pasos al
frente del centro.
+ +
cada sccci6n maniobra como
si estuviera sola.
Cuatros derecha.
Marchen.
Marchando por cuatros, volver á la columna
con dist aucias
Columna con distancias, por la iz-quierda.
Por la izquierda, de frntte batalla
Marchen.
A pie firme las mismas voces de
mando, pero después se agrega
la de:
Finlles.
!lfarchando en rolnmna con dist a11cias
formarse en batalla sobrr la den•rha ó
la i~quierria
Marchando con guía derecho.
S obre la derecha en batalla.
El jefe de la 1. a sección mandará:
f/ ariaciÓ11 derecha.
Mt1rche11.
De manera que la primera hilera
de la sección llegue junto al
apit~{n.
Los demás oficiales mandarán lo
mismo de modo que se apoyan
sobre la última hilera de la sección
anterior.
Alineación derecha sobre el último
guía ya colocado desde antes
por el Capitán.
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BOLETÍN MILI'l'A.R 487
7
o----=+---
0 +
o---+-:----
0-----
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: 1 l
\ ¡ ¡
¡ 1 1
¡ + 1
l 1 1
• ••....•..•.••.... !. 1 1 -·······L/
_ .......... _/
~-········~)
~-··········7 .,..,.
E.~/autlo t•n columna de cumpañÍ(J
Co!ttm/1,7 contra ca/;,¡//ería, 11nrchen
La 1 ~ sección se detiene ó no se
mueve.
Las 2.• y 3.• dan por mitades respectivamente
frente á la derecha
y á la izquierda.
La 4-.a se acerca á la 3.a y da frente
á retaguardia. Todos arman.
Firmes-CJ:odos por el centro).
Para volve1· á columna de compañía
Columna de compañía-Movimientos
contrarios.
Marche.,J.
Para formar
.A formar-Cada jefe se coloca
unos diez pasos·detrás de su pueste
y manda á formar.
Después coloca su sección en su
ruesto con alineación sobre el
guía respectivo.
Firmn.
,---:""+--4
¡
i
1
i
l--------3
+o!----------------- 4 +
3 +o
----~--2
+
2 + 0-----------
+o--------
7
Guías en la ll~:ea
Ultimo guía [,
o
[, [, [, [, ¿ Guías frente al Capitán.
·~==~====~==~ U O O O Jefes de sección.
AfimiJCi(JI! derec h a. F irmes---A Jineación por sc..:cción . Vuelven los
guías derr s de su j_fc respectivo, el cual da un paso adelante para
f..tcilitarlc el paso.
Abrrw fas ji!llJ-Los 5 guías se colocan 4 pasos atrás, dando
frente á retaguardia para contar esos 4 pasos y vucl en á dar frente.
Marchen-Los guías vigilan la alineación de la segunda fila.
Firmes.
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488 BOLETÍN MILITAR
·Columna de rompuñía
Cuatros á la derecha (dcrechrt). Mandan los jefes de sección, á
excepción del de la primera.
Marchen- Acompañan los jefes de sección á su guía y mandan
cuatros izquierda, alto.
Firmes- V u el ven los jefes de sección á colocarse al frente del
centro de su sección.
Por la izquierda en batalla, cuatros á la izquierda.
Marchen, cuatro'> derecha en batalla, marchen.
Firmes, sección, alto.-(ContiJm1rÍI)
- - ·--· - -
PARA LAS MANIOBRAS DE CABALLERIA *
Escuela del Escuadrón montado
(Continu ción)
Cargas.-El escuadrón carga en batalla y en columna ; en
orden compacto y en forrajeros (orden di pero). Los principios
señalados para la carga de pelotón son aplicables al Escuadrón.
En los ejercicio el enemigo erá representado por cuatro hombres
á órdenes de un cabo, los cuales se e. pacian de modo que figuren
los cuatro pdotones de un escuadrón. El Comandante- hace enristrar
la lanza ú de env::tinar el sable, y después de que la tropa se
ha puesto al galop , manda: para att1car, y e sitúa ~n el alineamiento
de los jefe de pelotón. Cuand > el escuadrón llega á 50 ó
6:> pasos del enean;go gur.tdo,a{JU ·1 ordl!na: CARGUEN, a cuya voz,
repetida por lus jetes de pelotón, la t1 opa , e onft rma con lo prescrito
en su lugar, y los jinete que repre ·entan al advcr ario dan
media vuelta y , e retiran rápi.lamcntc.
El Comandante detiene l.t e 1rga con la voz de: reunión, que
también repiten 1 jefes de pel )t6n · en lo ejercicios manda Escuadrón,
ALTo, ~uando lo jinet .~ han pue. to de nuevo 5u cabalgaduras
al trote. Para reunir el escuadr<ín á retaguardia se procede
conforme se prescribió para ·1 pel tón . ..t.n un ataque de frente,
cuando el Com.tndante quiere envolver al enemigo rodeando una
de sus alas, mandará al jef< de pelotón de la derecha ó de la iz-·
quierda se aleje oblicuamente durante la marcha ofensiva que precede
á la carga, lo cual hará dichr> jefe apurando el g-alope para en
seguida volverse, por medi · de una conversión, sobre el ala enemiga.
• Esta instrucción sumaria, prep~rada por orclen superior, e:tá destinada á servir á
la instrucción ele las trop'ls de cab:t lena t 1ientns el :\1inisterio ele Guerra no disponga
citra cosa, por cuanto á la fecha no hay tác-tira (reglamento de maniobras) de caballería
adoptada oftcialmentf"
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BOLETÍN l\IILITAR 489
También puede el escuadrón combinar un ataque de frente con
otro paralelo, lo cual se ordenará con la voz: primer (cuarto) pelotón,
FLANCO OF E , ·s¡v~...>. A 1 contrario, cuando el escuadrón se encuentra
amenazado en una de sus alas, durante la marcha ofensiva
el Comandante ordenará al jefe del pelotón amenaza1o se separe
del grueso meJiante una conversión y h aga frente al enemigo,
con la voz de: primt·r (cuarto) pt!lotón, FLA ·co DEFENSIVO. Para
ejercitar el escuadrón en esta última maniobra, se designan algunos
jinetes que fguren el enemigo que amenaza por el costado.
Regla absoluta: todo cuerpo de caballería que ataca deberá
constituíru una reserva. El e cuadrón aislado no dejar:~ en reserva
un pelotón entero sino cuand0 el Comandante lo juzge conveniente.
El escuadrón carga p2rtiend0 del orden en columna cuando
no tiene tiempo 6 espacio suficiente para desplegarse, ó cuando se
trata de romper á cualquier precio un cierto punto de la línea
enemiga. Estando la columna en marcha, á la voz de primer prlotón,
CARGUEN, dada por el Comandante, el jefe del pelotón designado
se lanza á la carga, y el resto sigue á 100 pasos de distancia
para apoyar el movimiento. Lo.; otros pelotones se forman en
línea si el terreno lo permite, ó cargan sucesivamente partiendo
del orden en columna. La naturaleza misma de este movimiento
indica que la r~: unitn de los pelotones rechazados se hará á retaguardia
de las fracciones de ti nadas á sostenerlo', y el Comandante
dirige la carga del pelotón que en su concepto va á ejecutarlo en
el momento más propicio para alcanzar el fin que se persigue.
FoRRA] ER OS .Estando el escuaJrón en batalla ó en columna,
se le ejercitará en la carga de forrajeros, ya íntegramente á la
vt.:z, ya por uno ú varios pelotones que de ~ ignará el Comandante
entre lo que forman la línea ó la columna. A la voz de en forra-j
eros, el escuadrón 6 los pelotone~ de ignados se dispersan, cargan
y se reunen conforme se prescribe en la e cuela de pelotón, y el
Comandante procede de modo análogo al señalado allí al jefe del
pelotón.
NoTA-E peligroso lanzar grandes líneas en este orden,
porque despué del ataque no se rl'Únen entonces con rapidez sino
la tropa m u y veteranas. De ordinario será preferible conservar
un pelotón en reserva, ya para que sirva de núcleo de reunión, ya
para hacer frente ¡Í los contraataques dd enemigo. En los ejercicios
la carga en forrajeros se combinarán con cargas en orden
compacto, cuidando en especial de que los forrajeadores, rechazados
ó rt.:unidos, de ·e u bran rápidamente el frente de la tropa que los
sigue. El enrmigo se representará siempre á fin de asegurar la dirección
de las carga, pero e mpletando el imulacrocon la hipótesis
del caso, puesto que en la aplicación las reglas gcnerale:; del combate
se modifican según que se trate de cargar infantería, cf.lba/lcría ó
artillería.
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BOLET !N MILITAR
ExPLORADORES- El e cuadrón en el combate irá precedido
siempre á 200 metro de distancia por do jinetes que e llam.aq
exploradores y tienen po1 con igna señalar los obstáculo que pueden
dificultar la marcha: buscan lo pasos, y llegado el caso, con
una señal (quitarse la gorra y saludar) indican que el escuadrón
tiene que reducir u frente nara poder avanzar. En tanto que uno
de los dos exploradores sigue marchando, el otro se detiene junto
al obstáculo, y si fuere preciso, hasta retrocede para informar al
Comandante y servirle de guía en el mal paso.
En el momento del ataque el papel de los exvloradores es importantísimo,
pues les corresponde impedir que la tropa que carga
vaya á caer en un terreno impracticable. Al llegar á proximidad
del enemigo los exploradores se dejan alcanzar por el escuadrón
y cargan con él.
CoMBATE Á PIE -El escuadrón se ejercita en el combate á
pie de acuerdo con lo prevenido en la escuela del pelotón. Por regla
general, tres pelotones se desmontarán para combatir usando el
fuego, y el cuarto permanece á caballo como reserva y garantía de
seguridad, pero estará listo para aprovechar cualquier oportunidad
que ofreciere el combate. El Comandante tomará el mando
de los soldados de montado~, y un Teniente ó Capitán queda al frente
de los que permanezcan á caballo. En caso de que los pelotones
combatan á alguna distancia uno de otro, los caballo formarán
otros tantos grupos que se mantendrán con respecto á los combatientes
conforme se enseña en la escu ela de pelotón.
VocEs DE MANDO Y SE.~ALEs - El timbre de la voz de mando
será animado, la pronunciación clara y la entonación proporcionada
á la cuantía de la tropa. La voz atención s e dará á todo pecho, íipoyando
la primera sílaba y prolongando la última. De igual manera
se manda carguen. Las voces ejecuti nts se en un ciarán en tono
más fuerte que las preventivas, y se prolonga su pronunciación,
para que el movimiento que los ha de eguir se tran smita de l hombre
al caballo in sobre altos, y de este modo se eviten los vaivenes
y encontrones en las filas. Las voce preventivas refe,-entes á los
aires deben quedar separadas de l..ts ejecutivas por un intervalo
de tiempo corto y a la vez apreciable. En ejercicios á pie y en
el manejo del arma, la voz cjecuti va se dará en tono firme y breve.
La voz jinete de frazte, M -\RCHFN, sirve de tipo en la entonación de
los mandamiento que terminan en sílaba llena; la voz jinett', obfiCit?,
á r etaguardia, M RCH E ' , lo será de los que acaban en sílaba
Seinimuda. La dicción d~·sca~lS f, RMA, es tipo para las voces del
manejo del arma, la carga y el fuego á pie. CuanJo el mandato es
á un tiempo indicativo, preventivo y ejecutivo (por ejemplo, doblar
el fondo, pasar al trote), e pronuncia como la meramente indica-
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BOLETÍN MILITAR 4:91
tiva *, ó sea sin ninguna inflexión de la voz y en tono menos
fuerte que los mandatos de ejecución.
SEf:tALES.- En la caballería se usará el pito, que es un
auxiliar útil para el Jefe en los detalles del servicio ordinario, y
sobre todo cuando se necesite que la tropa disimule su presencia ó
sus mcvimientos, como en los reconocimientos, avanzadas, operaciones
nocturnas, emboscadas, y en el combate á pie.
A fin de evitar la confusión que resultaría del empleo de señales
numerosas, que tendrían que parecerse, no se adoptan para
el Ejército sino las siguientes :
Un pi tazo: atención; dos, marchen: cuando se está al trote ó
al galope significa que debe seguirse al paso; tres, alto; cuatro,
al trote ; cinco, al galope ; seis, á la derecha ; siete, reunión ; ocho, á
la izquierda; nueve, retirada ; diez, media vuelta; once, romper el
fuego; doce, cesar el fuego.-( Continúa). __ ..,.... ___ _
SECCfON DOCTBIN AL
LOS VALLES
¿ Que serían las mon taíías sin los valles? A esta pregunta, que m á~
de una vez se han hecho los geólogos, la respuesta es unánime. Considerem
s por un momento las agrestes breñas y encumbradas mesas de
Pasto y Túq u erre , é imaginemos que lo enhiestos ne ados y volcanes se
precipitan unos contra CJtros y cierran las inmensas hendiduras que separan
:;us bases; en el acto quedaría dcstruída la economía geográfica
de la comarca. A lo" valle pint rescos ó grandiosos; á las gargantas por
donde ruedan furiosas las agua , ramifican las cresterías y facilitan su
í-lCCe o reduciéndolo al del puerto; á lo lagos cuyas aguas reflejan toda
clas~ de paisaje.:;; á las altlllanuras cubiertas de pastos que las flores esmaltan
y pacen los ganados; á ese mtmdo, en una palabra, sucedería una
mesa desierta, inho!>pitalaria, batida de continuo por el huracán y azotada
por el granizo. Además, los valles no soi"! únicamente el ornato y la
condición de la viabilidad de la montai'ia: la flora y la fauna se abrigan
y escalonan en ellos en busca del calor y de la humedad que necesitan,
rehuyendo siempre las cumbres de máxima altitud, dominio de )as tempestades
y el perdurable invierno.
Los 'allt.:s, e decir, los lwuos simétricos de los rdicves, las depresionc
· que ahlan ó separan las rnon tañas, no son un problema de geografía
fi ica re ·udtoen absoluto, porque ni todos los valles provienen de
que existan csa:salicntcs que denominamos montañas, ni los dos elementos
pueden e tudiarse desde un mismo punto de vista; el geógrafo esru-
----------
La voz indicaliiJa sirve de señal para fijar h atención ele la tropa; la preve~&tiva
indica el movin1iento que h ·, de ejL·cutarsc, y l:t ejl!cutiva, que llegó el momento de
ejecutar lo mandado.
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492 BOLETÍN MILITAR
dia la rno11taña en su arquitectura y agrupamiento, en tanto que analiza
el valle para darse cuenta del perfil de sus flancos y las vicisitudes de
su fondo.
El diagrama de una línea de cumbres, ó sea de una crestería, en
verdad no figura sino el coronamiento, el caballete del edificio. ¿Y á
qué horizonte referirlo? Sin duda ninguna que al fondo del valle, por
más que éste se levante c.1 movimi~nro parabólico hacia el corazón
mismo de las serranÍa'>, por cua.nto de ordinario el mar ó la· llanura se
encuentran á enormes distancias. Quien ha viajado en las cordilleras y
comprende ha sido frecuentemente víctima de extrañas ilusione, comprende
también la necesidad de horizontes cercanos, de planos de comparación
próximos para no errar en los cálculos sobre valor de la! pendientes,
distancias de los objetos ó altura de las cumbres.
Desde el punto de vista orométrico el conocimiento de un valle
reposa sobre la comparación de dos elementos: las ariscas del marco ó
sea de los costado~, y el perfil de la vaguada ó thalweg ; pero como en
la práctica las dificultades de semejante estudio no son pocas, basta conocer
algunos jalones bien escogidos: cumbres y puertos, ensanchamientos
(circos) y angosturas (desfiladeros) del 'hueco ó depresión que
dominan aquéllos.
Desde luego que grandes son las diferencias que presentan los valles
entre sí; porque ora son cisuras en un mic;ruo terreno, ora grieta
sobre la lfnea de contacto de dC's formaciones diferentes; aquí la fractura,
allá la denudación, les han dado el sér. Sin embargo, las causas y
proporciones de los contrastes que ellos nos presentan merecen tanto
más nuestra atención cuanto no son el resultado de caprichos de l:t naturaleza
sino de las leyes que rigen la formación y desarrollo del relieve
del globo.
En efecto, y dígasc lo que se quiera, la geografía no se encuentra
escrita en las cartas de una comarca, en esFecial cuando no son precisas,
sino sobre los caminos, y sobre todo en los menos frecu ·ntados de
ellos. Quienes despu6; de estudiar las falsas teoría hidrogdfic as que se
enseñan en los colegios ó malíc;imos textos elementales de que se dispone
en el paí·, viajan por una de nuestras cordilleras, cruzan sus c que dan verdadera idea del magnífico
edificio.
f/alle y cadma son palabras qu~ carecen de sentirlo preciso: la cadena
es, por decirlo así, el elemet1to molecular de las masas montañosas,
y sin embargo, todos abusamos y la aplicamos á !iistcmas enteros;
¿dónde está la escala que dentro de la palabra valle separa 6 expresa la
diversidad que hay entre el valle de Tenza y el valle del Cauca, el
valle de U par y el valle de Aburrá, por ejemplo? En vano para rehuír
la dificultad, para e capar á lo indeterminado, se multiplican las perífrasis
y los calificativos. Una bola de marfil es, sin duda ninguna, una
bola, pero una bola de marfil: tal precisión no la hallamos cuando, para
describir un valle, se dice que es angosto, profundo, estrecho, de flancos
abruptos y rocallosos, por cuanto exJ!>ten centenares de valles que tienen
esas condiciones y sin embargo no son semejantes. ¿Dónde hallar
eso que se llama el color local del objeto? Unicamente en los caracte-
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BOLETÍN MILITAR 4:93
res geológicos; hay que remontarse á sus orígenes. Aquí estará tallado,
por ejemplo, eu el espesor de bancos calcáreos fracturados y violentamente
separados, el río que lo surca rueda al pie de taludes de escombros
y abre su lec:10 en una cinta de aluviones; además, las hiladas de
calcáreo, d1spuestas en gradería, di vi den los Banco-; en una serie de terrazas.
En el acto la idea toma cuerpo, el valle se perfila á nuestros ojos, y
si se agregan los prio~cipales elementos numéricos, las cotas que nos dicen
cuál es su clima y por ende su vegetación, cuál su desarrollo y la altura
del marco, y también la obra que en él han realizado los hombres,
grabaremos en la mente una imagen correcta del dicho accidente geogr
Uico que nos perrnitin reco•10cerlo sin vacilar si de repente nos
transrortuan á su seno. Los caracteres geológicos y matemáticos han
desvanecido las brumas de lo ge11eral y determinado los caracteres plásticos
de lo pt~rticular.
• Y no se objete qu- la geografía no puede escudiar desde punto de
vista tan elevado todos Jos val/u, porque es claro que con tal palabra no es
posible abarcar sino los que merecen dichu calificativo, y no las hendiduras
de unos pocos kilómetros de exten::;ión, que por lo común estrian
el flanco de las m1sas levantadas que f rman la cuenca de un río,
porque ellos sf ofrecen caLacteres propios en grandes extensiones, ósea
en tanto que atra\•iesan el mis m) terreno ó siguc.:n el linde de formaciones
geológicls dalas; del punto 11 al punto b, por ejemplo, sus caracteres
geológicos son tale-; dd punto b 1l punto e se presentan estos
otros, ere. Las expresiones geológicas tienen valor decerminado, por lo
cual valle de fr.!C[IJra, de pliegue, de dislocación, de erosi 'm, etc., recuerdan
á un mismo tiempo el hecho original y las form 1 especiales, y
absurdo sería no adoptarla , sobre todo cuando ya hacen parte del lerlguaje
común de las gentes del oficio allende el Atlántico.-(Colltinúa) . '
LA FRONTERA DEL SUR
Extracto de conferencias á los oficiales de la guarnición
Necesario es sin duda alguna para el militar, y en primer
término, aprender á leer y analizar los documentos cartográficos
para confrontarlos, elegir ó aceptar con juicio las correcciones ó modificaciones
resultantes de informes, trabajos ó estudios posteriores.
Del mismo modo que hemos visto al estudiar la historia de la guerra,
que la crítica desempeña en ese ramo del saber humano papel
princi palísi m o, puesto que ella nos en eña á encontrar las razones
en virtud de la cual aceptamos, rechazamos ó modificamos los relatos
de los cronistas, previa confrontación con los documentos de
la época y las fu.1d,unentales cuestiones de tiempo y espacio, del
mismo modo también en geografta, y sobre todo en cartografia, la
crítica llevada hasta los último., detalle;; nos en.>eí1a á valorar debidamente
las cartas para no deducir de ellas otras enseñanzas ó
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494: BOLETÍN MILITAR.
referencias que las que pueden deducirse exactamente, ó en otros
términos, á diferenciar en ellas la verdad del error, señalando á
un tiempo los límites de una y otro.
Tomemos como ejemplo la frontera del Sur en su parte principal,
ó sea en la región de Túquerres y Pasto, famosa desde cualquier
punto de vista que se la considere, digna de estudio cual ninguna
para el geógrafo, y aún por desgracia apenas medio explorada,
no obstante que ha sido teatro :le clásicos estudios.
Pongamos de presente la carta corográfica del Cauca, y á pesar
de que ella nos dice ser edición oficial, podemos romper trabajo
con esta rotunda afirmación, respecto de la zona mencionada:
carece de todo valor científico, y día llegará en que los colombianos
se asombren del singular proceder de quienes la dibujaron,
pues tal parece que se hubieran propuesto burlarse del país, lo que
sería el cargo menos grave que pudiéramos hacerles. En efecto,
en esa zona, por desidia ó por descuido, están vueltos al revés los
rumbos, y de seguro los moradores de ella cavilarán y cavilarán
en vano cómo llevan el Oriente á su derecha cuando marchan caminos
que ven pintados cual si corrieran de O. á E:, ó viceversa.
En vista de semejantes falsedades, con aparente justicia la obra
de Codazzi se ha desacreditado, porque nuestros flamantes cartógrafos,
aun cuando suprimieron el nombre del ilustre geógrafo
al publicar una tergiversada reducción, en lo que hicieron por lo
mismo muy b1en, se apresuraron luégo á achacarle los errores crasos
que pululan en las cartas im pre as y de que ellos son los únicos
responsables.
Tan grave afirmación debe probarse, pero antes de demostrarla
conviene una observación. Codazzi, á partir del momento
en que principió á levantar la carta, n pudo ejecutar un trabajo
seguido y sosegado, y murió ante de terminarla, es decir, de haber
recorrid todo el país y pue to en limpio su colo al labor, por lo
cual las cartas que sucesivamente entregaba de las Provincias no
pueden mirarse sino como borradores utilizables, como valio· o re?
ertorio de dato, que e:peraban su definitiva organizacióa y revisión
; pero en vez de acometer esa labor indispensable, nuestros
pseudo-cartógrafos se limitaron á reducir los originales al pantógrafo
y á la cuadrícula, y á compaginado á la diabla sin revisarlos
y confrontarlos con los cálculos numéricos que habían servido
para establecerlos. Y como en esos borradores-mal dibujados por
añadidura por gentes legas en el oficio-se encuentran errores extraños,
aparentemente tienen ra7Ún quienes critican la obra de
Codazzi sin estudiarla ni entenderla, y mucho menos sin acometer
la delicada y paciente revisión que demanda la parte dibujada
confrontándola con la parte numérica, por decirlo así.
Esto sentado, entremos en materia. De Túquerres á Cumbal
la 'arta da 5 leguas, y los itinerarios indican 32t kilómetros¡
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BOLE'fÍN MILITAR 495
basta leer éstos para comprender que el dibujante olvidó una
legua de Túq u erres al Espino ; los itinerarios dan de I piales á
!mués 37 kilómetros, y la carta sólo indica 27}, faltando el resto
entre Pupiales é !les; los itinerarios mencionan 36 kilómetros de
Males á Funes, que en la carta se convierten en otros 27t. Ahora
bien: como se trata de tres caminos próximamente paralelos y dirigidos
de N. á S., la mencionada supresión, unida á errores inverso
en las direccione transversale , ó sea <.le E. á 0., dio por resultado,
como era natural, trastrocar las dimensiones y dirección
de todos los acci~entes geográficos intermedios, pues sabido es que
Codazzi calculaba é to por e tima con respecto á lo puntos cuyas
coordenadas conocía ó calculaba. Y no se alegue que los itinerarios
no son prueba decisiva en da unto, porque fácil es replicar que el
error existe igualmente entre el dibujo y la coordenadas que en
tablas acompañan á cada dibujo: en la carta impre a las latitudes
de Ipiale y Funes sólo difieren 4', y en las tabla esa diferencia
sube á cerca de 9', 6 sea ca i r r kilómetros de error; las de Túquerres
y Cumbal, consideradas del mismo modo, dan un error de
4', ó sea de 7 kilómetros.
La prueba es, pues, concluyente, y queda explicado por qué en
la carta el río S apures corre de O. á E., y en el terreno lo hace de
á S. SO. á N. N E.; porqué con el Guáitara sucede en partes cosa
análoga; por qué el San Pablo rueda de S. á N. y e tá pintado de SE.
á NO. En una palabra, el terreno comprendido entre el Sapuyes y el
Blanco-Guáitara, á partir del cuello de Guachucal, que es un óvalo
de esca a anchura (E - 0) y con iderable longitud (S-N), quedó en
la carta no Rólo invertid,> - la máxima 1 ngitud de O. á E.-sino lo
que es peor, de figurado, poniendo al Guáitira en vez de un arco dos
porciones que delínean un ángulo recto. Ya puede juzgar e lo que
habrá sucedido con la geografía de la · tierra aledañas, en especial
si se considera que en estas, á los errores transportados de la zona
de Túquerre , se suman otros nuevos: por ejemplo, del Peñol al
J uanambtí el dibujante olvidó otra legua. Lo dicho explica de sobra
los ab urdus que á la simple vi ta presenta el diseño de los caminos
directos entre multitud de poblaciones, y al pronto hace suponer
sin criterio alguno á quienes los abrieron ó trazaron.
Y dicho ea de paso, la obra de Codazzi, para quien la estudia
á fondo, es admirable y revela en su autor un profundo conocimiento
de los caracteres topográficos de nuestro suelo, por cuanto
en las porciones que personalmente no pudo recorrer, interme~ias
en su red de triángulos, de ordinario adivinó lo que no veía, y sus
errore provinieron en esos casos de las nunca bien maldecidas
teorías hidrográficas, tan aceptadas por todo el mundo entonces y
tan contrarias á la verdad de los hechos. Además, como la obra de
Codazzi consi te principalmente en itinerarios apoyados de trecho
en trecho en coordenada cuyas cifras conocemos, con los lugares
intermedios ó aledaños determinados por estima, llegamos á la
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496 'BOLE'l'1N 111IL1TAR
conclusión importantí ima de que al calcular directamente las
coordenadas intermedias si resulta error, este, por regla general, es
igual en su especie para ambas ordenadas, de donde que al rectificar
las coordenadas de los puntos base si hallamos que es preciso
mover su posición sobre la carta, sin gran dtf1cultad pero sí con
paciente trabajo, fácil es hacer la corrección del di~eiio de la región
geográfica natural de que se trate. De modo análogo podemos
aprovechar el resultado de cualesquiera otros trabajos de exploración
ó reconocimiento posteriores, y aun rectificar en éstos
los errores de rumbo, mucho más comunes y graves de lo que el
público imagina, como lo comprueban sin réplica los juicios que
sobre el particular cursan en nuestros juzgados, y revelan que el
conocimiento exacto de los puntos cardinales no abunda ni aun
entre los ingenieros.
En una palabra: las cartas impresas adolecen de gravísimos
errores porque la obra de Codazzi no se supo poner en limpio
antes de pu blicarlc, y las incorrecciones ó equivocaciones en que
cayera el ilustre geógrafo fácilmente s~ sub·anan con los trabajos
posteriorP.s. Por lo dicho me habéis oírlo siempre hablar con profundo
respeto del único General de ingenieros que ha figurado en
el escalafón de Colombia, y en verdad que sólo repetidos viajes, cerrando
circuitos sin ce ar, en nuestras montaíias, enseñan las dificultades
y tropiezos técnicos que debe vencer un hombre para formar
cartas de alguna corrección, y permiten apreciar en su justo
valor una obra como la citada.
Por lo pronto, á estas conferencias acompaña el que habla,
una tabla de coordenadas de los pri nci palcs lugares de la me. a de
Túquerres, tal como él las arreglara para construír la carta del país
y escribir la geografía del mi mo *, dejando para luégo discutir los
número que encierra; pero que de de ahora os permitirá formar
un buen croquis de la comarca, en el que poJrci3 introducir, sin
gran trabajo, los detalles que figuran la carta oficial.
"* Geoarnfla. de Colombia; Cnrtn {!eOf!rá/ir:a rfe Colomhifl por F. J. V. y V.
(inéditos). El autor se reserva el derecho ele permitir ó nó la circulación de cart:~s 'ue se
construyan con las coordenadas por él arregladas, cnte11clienclo que modificaciones que
aólo Ja¡, afecter. en m,.nos de un minuto, si no provienen de cálculos sobre el terreno,
constituirán simplemente un plagio.-F. J. V. y V.
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BOLETÍN MILITAR 497
Coordenadas geográficas de la mesa de Túquerres
PUEBLOS PUEBLOS
Longi- Lat ittud 1 Longi- ~
Norte. tud O. de :--.
1
Bocrotá. -.:
Y SITIOS
O> O' O" O• O' O" jMdros
---1------,- -
TÚQUERRES. l" 5' 20" , 3.31' 5" 3.060 -Chiles .. 0.5l.30
Guachuc ·d •. 0.5~.35 1 ~.~o·.J~" 3.0?0 - Orej<~ ... 0.,5~.30
Mnellauues .. 0 . 5t.4U 3.39 2.; 3.130 Pa!:t,l Hu.1ca. 0 .4 3.35' 3 010 Id .... (\'olcán) 0.59.30
3.19 3 50
3 . 14.30 3.400
Poto í.. .. • .. O 51'00" a.25' 50" 2 7 O - 2. -80
1
lera ........ 1.13'
Gnacha;c" ... l.l~: ,. ~·:~~-3;) ~· .'.íO L 1111:1 Alb .. l.lii'
Cu:trchu ..... \l 1 15 .3 2 .l.S .3.:W 1 Consacá .... 11.1 2.35
~lall 11\ ,1 .... . 1. •1 25 ;) t-:~ :w 12.:3135 1 .'.tltdoná ..... 1.17
Picdnnc h ... l. 6. 3 16.15 l.S.jl) P~iio l .. . ..... 1 1S
lticuurtc ..... I.H'30" :3 t-8 .2.3 l.I:JO Pbo Gtn.c.li.;J;i'30"
:\lit dhrt!: ... 0.58.111 :1.-t- !J.IU 2 700 ' P.lllg.t ......... 1.26':10"
3 .21 1.700
3.1 !).15 2.730
3.17 .25 2.6+0
3.5 3.400
3.19 4.120
3.23. 30 3.~ 11•
:3.2(; 50 1.(j55
3.27.10 l.liJ5
3.23 50 1.6 .j
3.26.30 485
3.27 6811
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0.51-.L) :~. :;~ 1•1 ' .Ou.) Lin .m:s ....... 1.2:.1'20''
Cctt o;\ :t. ufr.tl l. 6 JO 3 .39 f 070 .\u cuy t ...... l. HLI5
- Cu•nhal.('!>fi.3U a. J.;, ;}O 1·.7!.10 .\lt• · ......... l. 1\).30
3.28.20 835
3.29.50 1.37 ,)
3.'l7.30 2 1011
F . J. V. V.
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BOLETÍN MILITAR
ARREGLADA PARA EL" BOLETÍN MILI'l'AR"
(Continuación)
Btbidm.- Este es uno de los puntos más importantes en campaña,
puesto que del agua que se incluye en las bebidas, sólo la porable puede
beberse sin peligro, y no toda la que se encuentra es buena para beber.
El agua potable carece de olor, tie!'le un sabor fresco y agradable, es
dulce y no insípida; hierve sin enturbiarse ni formar pozo; cuece la
carne y las legumbres sin endurecerlas; disuelve el jabón sin formar
grumos, por lo e u al basta di sol ver en ella un poco de jabón para reconocer
si es ó nó potabl ~.
Mas como en campaña no siempre se consigue lo que se desea,
preciso es saber utilizar lo que se halle á mano Para atenuar la crudeza
del agua que lo sea, se le mezcla un poco de aguardiente ó café; el
paso del agua al través de arena basta para purificarla del limo ó materias
terrosas: para ello se la vierte en un barril ó caja llena de arena fina y
apretada, y se recoge la que !>alga por la parte inferior. Las aguas pútridas
é insípidas ~ueden filtrarse en carbón ( 1 kilogramo por 1 o libras),
pero en este caso hay que aercarlas antes de usarlas. Las aguas corrientes
cargadas de caliche lo pierden al hervir; las pantanosas se purifican
dejándolas reposar una noche mezcladas con alumbre á razón de dos
gramos por medio litro.
Para purificar grandes cantidades de agua fétida ó sucia, tomada en
un arroyo ó zanja, se establece una canal, de suerte que el líquido ~uavemente
llegue á un tonel cuyas paredes superior é inferior estén agujereadas
yel interior lleno de series de capas alternadas de arena fina, carb6n
y alumbre, separadas por trozos de tela de tejido fuerte. El agua de este
tonel se recibe en un receptáculo donde se acrea antes de distribuírla.
A ser posible, se la hace pasar por un segundo tonel antes de recibirla
en el depósito. Si el tiempo urge, se puede improvisar un filtro colocando
en re cuatro telas una capa de carbón molido entre dos de arena.
Si es preciso que los caballos beban en un pantano fétido, conviene
arrojar antes al agua un poco de carbón vegetal.
En las tierras cálidas y húmedas el mejor medio de evitar el paludismo
es hervir el agua; pero como este sistema es lento, conviene que los
jefes lleYen clorhidrato de quinina disuelto en alcohol y viertan algunas
gotas en el agua sospechosa que va á beber la tropa. Sitios hay donde
es preciso redoblar las precauciones, porque las aguas corren cargaclac;
de sales cobrizas, que son un veneno para el orgJtnismo Los oficiales
harán bien en proveerse de uno de esos pequeños fi 1 tros que se encuentran
en el mercado, y que les prestará grandísimos servicios.
Debe cuidarse que tropas de tierra fría que han hecho campaña
en tierra caliente, al regresar á la primera no beban agua unos días sino
con parsimonia y quitándole la crudeza; otro tanto se hará en el páramo
con todos los que sufran el más leve accidente catarral.
Los licorn tomados con moderación ayudan á la digestión, levantan
las fuerzas y disminuyen la fatiga. El aguardiente es bueno en lot
'
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BOLE1'ÍN MILITAR 499
climas húmedos y fríos : mezclado con seis 6 siete veces su volumen
de agua, es tónico y combate el sudor abundante. En tierra caliente
debe usarse con s,.una cautela, pues dernCJstrado está que el alcohol facilita
á la fiebre amarilla su acceso al organismo humano. Un mal alcohol
es un veneno, afecta los centros nerviosos y produce esas borracheras
furiosas que siempre ocasionan escenas trágicas : para averiguar si el
líquido es puro, basta frotarse rápidamente las manos apenas humedecidas
con él : si está adulterado, se obtendrá un olor fuerte y desagradable.
En las tierras cálidas y húmedas conviene· mezclar al alcohol un
poco de quina y beber un trago una media hora antes de las comidas.
En estos climas una de las bebidas más sanas es la cerveza pura. El guarapo
es nocivo -usado en la marcha para calmar la sed, pues produce
enfriamientos y es causa de cólicos y diarreas para los naturales de tierra
fría. La chicha es de ordinario nociva por la manera como se prepara ;
en todo caso se impedirá que se la tome con exceso y fuera de las comidas.
El café es hoy parte indispensable de la ración de todo ejército
bien organizado : en tierra caliente es tónico contra la acción debilitante
del clima, conserva el buen humor y hace olvidar las privaciones
de la campafia ; hace menos larga y dura la fatiga nocturna ; tomado
antes de la marcha, con pan, da fuerza5 ; mezclado con agua y lJcvado
en la cantimplora, calma la sed durante la jornada. Empero, como
el café obra sobre el sist~.:ma nervioso, no debe abusarse de su empleo,
y conviene evitarlo en la tierra e ilida y seca, re~mplazándolo por una
infusión de algunos granos sin tostar en una tan de agua.
Cuanto al tabaco, agradable compafiero d~... fatigas para quien lo
usa, y útil en los p á ramos, en los terrenos pantanosos, en tiempos de
epidemia, etc., es lln Yeneno si rle él se abusa. En todo caso es una necesidad
ficticia y conviene combatir su uso, pues si llega á faltar á quienes
lo acostumbran influye de un modo inconveniente sobre la moral
de la tropa.-(Oontinuani)
---·· .... ---
(PROYECTO)
(De la &vista Militar de Lima)
Hasta ahora no ha habido entre nosotros verdadero Estado Mayor
por la dificultad para reclutar el personal llamado á cumplir sus difíciles
funciones, pues no puede darse este nombre á las oficinas que llevan
la estadística del Ejército, ni á las agrupaciones imperfectas de
oficiales que lo han formado en las épocas de guerra.
Leyendo la organización y el reglamento de esta Academia especial
del Ejércio ruso, que ha producido notables Generales y cuyos trabajos
son apreciados por las primeras potencias militares de Europa,
hemos extractado las bases fundamentales de su sencilla organización,
que podrían adaptarse perfectamente á nuestro modo de ser y á nuestro¡
recursos.
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1)0(} BOLETÍN MILITAR
El Gobierno cuenta, para llenr á efecto esta idea, con un hermoso
local dotado del material necesario, con un presupuesto de 2 s,ooo soles
que importa la Escuela de Aplicación ; puede aprovechar útilment<7
los conocimientos de Jos Jefes que componen la Misión Francesa, y sin
aumento de gastos, con economía quizás, fundar esta institución, y hacer
práctica la reorganización del Ejército.
La Escuela de Aplicación tiene hoy un Batallón de T nfantería, un
Escuadrón de Caballería, una Batería de Artillería y una Sección de
Zapadores; e te inmenso personal, que llega á formar la cuarta parte de
nuestro Ejército, sólo tiene razón de ser como una medtda de circunstancias,
para tener en todo caso una fuerza regular, disponible para sal.
ir á campaña, pero de ninguna manera responde á las necesidades del
Ejército y al fin práctico que debe perseguir su establecimiento; pues
si suponemos que dentro de dos años esta tropa haya concluído su instrucción,
había más del perso.1al necesario para reformar los cuadros
de todo el Ejército, y como en adelante cada e uerpo deberá ser una
escuela de la misma clase, tendremos que concluír forzosamente que
una vez instruído el primer contingente, la escuela carecería de objeto.
Creemos, pues, que reduciendo el personal de tropa á la mitad,
siempre tendríamos más de las clases necesarias á la cifra del Ejército,
lo que permitiría, sin gasto para el Gobierno, fundar la academia que
proponemos, que sería el centro intelcctua de nuestro Ejército y de
donde saldrían oficiales instruídos y estudiosos, capaces de señalar á
nuestros soldados el camino de la victoria.
Nuestro proyecto se reduce, pues, á disminuír el efectivo de la tropa
de la Escuela, quedando el resto en la mi sma condición con el nombre
de .Academid de Clases, y á establecer una sección para oficiales con
el nombre de .Academia de Estado Mayor, en cuya organización y bases
fundamentales nos vamos á ocupar.
PERSONAL DE ENSEÑANZA
La Escuela estará bajo la autoridad inmediata del Jefe de Estado
Mayor General, al mando de un oficial superior, auxiliado por un Secretario.
La Academia de Estado Mayor estará al mando de otro oficial superior,
á las inmediatas órdenes del Comandante de la Escuela.
Un Conseio, compuesto de todos los profesores y presidido por el
Comandante, coo2erará á la preparación de los programas de instrucción.
La Academia se dividirá en dos Secciones : de Estado Mayor y
Geodésica.
El personal de enseñanza se compondrá de oficiales de todas las
armas para la parte técnica y de profesores civiles.
Habrá sólo diez profesores principales (inclusive los jefes de la misi6n)
y dos adjuntos, todos militares, que dictarán los curso iguientes :
Arte é Historia Militar, Táctica y E trategia, cuatro principales y un
adjunto; Administración Militar, un principal y un adjunto; Geografía
y Estadística Militar, dos principales; Geodesia, tres principales.
De los cuatro profesores que enseñen el Art.e y la Historia Militar,
c~da uno se dedicará á una rama especial. No hay curso especial de
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DOLETfN MILITAR 5 01
Estado Mayor: este estudio se hará en los de táctica y en los trabajos
de aplicación.
El curso de Administración militar comprende el estudio de los
ferrocarriles y la movilización.
Todos los alumnos están obligados á seguir el curso de Geodesia,
pero Jos de esta sección deben poseerla á fonrlo.
La parte técnica de Artillería y Fortificación se ensefia por oficiales
especiale .
Los cursos de HistCJria general son dictados por profesores civiles.
Los cursos de Dibujo, Geografía, Idiomas y Telegrafía son también
dictados por profesores civiles de menor nngo.
Organizado d~bidamente el Estado Mayor, se adjuntarán por grupos
los al u m nos á los Oficiales para que dirijan su instrucción práctica
durante un año, lo que permite gue los alumnos sean apreciados directamente
por un jefe que puede obtener los mejores resultados bajo el
punto de vista de la instrucción. •
Los Oficiales profesores de la Academia desempeñan al mismo
tiempo otras funciones en el Estado Mayor General, en armonía con el
curso que regentan.
ENTRADA Á LA ACADEMIA
Al fin de En ero de cada año el E stado Mayor General indicará las
modificaciones del programa, é invita ;Í los candidatos al examen.
Los Ofic iale de todas !a s armas gue hayan sen·ido en el Ejército
dos años pueden presentarse á la ~\cademia, hasta la e la~e de Teniente
(inclusive).
La edad máxima es de veintiséis años.
El examen de admi s ión comprenderá los cursos iguicnres:
Reglamentos !ll if.."tt~re.r.-(T1 c tica de infantería, caballería ó artillería,
in s truc c ión de tiro y e rvicio interior).
Fortificac ión pasajera.
Elt'1!1er. l os de orgtw i z ,;ción mi / i tar.-(Heclutamiento, organización
de la Admini stración, di sciplina y Tribunales militare ·.
Jll tJ!tmlít icm tlemmtales.-(Has ta trigonometría plana inclu sive)_.
Historia general y particular.
Geografía fí sica y poi ítica.
Idiomas (Traducción con diccionario).
ORCA . " lZAC IÓN GENERA r, o ;:: LOS CURSOS
La in s trucción comprenderá dos ail os de estudios teóricos y trabajos
prácticos.
Los cur~os se di\·idirín en principales y accesori vs. Cursos princi-pales.
Sección de Estado Ma;•flr
1. Táctica-2. Estrat<'gia-3. Historia Militar -4. Administración-
s. Estadística (Gcografía)-6. Geodesia y Topografía-7. Telegrafía
y Dibujo.
IANCO o lA
TICJ\
El UfSliCA
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502 BOLETfN MILITAR
Sección Gtodésica
1. Astronomía-2. Geografía ffsica-3. Geodesia, Topografía y
Dibujo-4. Car:ografía-5. Estadística-6. Táctica-7. Estrategia-S.
Matemáticas superiore~-Astronomía.
Cursos accesorios de Estado Mayor
1. Idioma nacional-2. Fortificación-3. Artillerí t---4· Historia
política y nociones de Derecho internacional.-S. Geografía física-
6. Idiomas-7. Astronomía.
Curs6s accesorios de la Sección Geodésica
1. Idioma nacional-2. Fortificación-3. Historia militar-4.
Idiomas.
ENSEÑANZA EN EL PRIMER A~O
'Táctica de las tres armas y táctica general-Historia del arte militar
hasta Napoleón.
'Topografía-Geodesia y Astronomía para todos los alumnos.
Dihujo topográjiro en hachuras y curvas, ampliaciones y reducciones
.
.Administración-Organización de las cropas de los servicios admi-nistra
ti vos-Ejércitos extranjeros.
FortijicaciÓJJ .
.Artillería.
Idioma nacional.
Idiomas (sólo los alumnos que no hayan tenido el calificati\rÍg; J dier D. Ramón de Correa, llamado
al cargo de Jefe de Estado layar General interinamente. Este
Coronel reunía bajo sus órdene los dragones de la Unión, los
guías del General, los lanceros venezolanos y los Batallones de
Victoria y Numancia: su Divi i6n ocupaba la margen del Apure,
N u trias y los 2.lrededores. La quinta se formaba del Batallón Barinas,
dragones fieles á Fernando vu, y de varios Escuadrones de la
mi ma arma, organizados según la co turnbre del país, ituada de
San Fernando á Camajuán, y tenía por Comandante al Coronel D.
Sebastián de la Calzada.
La segunda Divi ión comprendía el Batallón de Burgos, dos
Batallones del Regimiento de Navarra y un E_cuadrón de lanceros
del Rey. La tercera ocupaba el Virrei11at de la N ue a Granada.
Tenía bajo mis órdenes inmediatas, en Calabozo, una parte de los
Regimientos de Navarra y caballería del Rey, y el Batallon de la
Unión, que hacía parte de la primera División.
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Las principales fuerzas enemigas se reducían á dos cuerpos
de alguna importancia: .Bolívar ocupaba la Guayana con algunos
pequeños destacamentos de caballería y numerosa infantería; Páez
se mantenía entre los ríos Orinoco y Apure, en las llanuras;
Zaraza, Infante y varios otros guerrilleros ocupaban particularmente
la margen izquierda del Orinoco. Esas fuerzas, compuestas
de mil do cientos hombres de caballería y de ochocientos de infantería,
se encaminaban al centro del país por Chaguaramas. En
Casanare, el atroz cura Mariño y el mulato Donato Pérez tenían
bajo su órdenes una partida de siete á ochocientos hombres.
La fuerza de Bolívar amenazaba á San Diego y San }ernando
por el curso del río; la de Páez comenzaba sus operaciones á favor
del verano, por el ataque de los puestos avanzados de N u trias,
donde dejaba más de quinientos hombres de caballería para observar
la cuarta División.
Doy estos detalles generales para el conocimiento de los sucesos
de la campaña cuya r{'lación va á seguir.
Recibí en Calabozo los despachos del Coronel D. Sebastián
de la Calzada, en que me anunciaba de Camajuán, que el rebelde
Páez tomaba la dirección de S~n Fernando. Esta noticia me decidió
inmediatamente á ponerme en marcha con el Batallón de la
Unión, un Escuadrón de lanceros dd Rey, y alguna caballería
del país, reclutada por el Te11iente Coronel D. Rafael López.
Mi objeto era prevenir la unión de la fuerzas de Páez con las de
Bobvar, CJUe segtín diversos informes, avanzaba sobre San Fernando
por el Orinoco.
A mi salida orden " al Brigadier la Torre . e dirigiera al encuentro
del rebelde Zat aza, quien se aproximaba á Chaguaramas.
Le dejé para e ta expedici6n el cgundo Batallón de Navarra, el
de Ca ~ tilla y los b1í ares quipado egún el uso del país.
En Camajuán encontré al Coronel Calzada con lo dragones
lealc , una parte del Batallón de Barinas, el Escuadrün de Gu~·abal
y algunos guerrilleros. A la cabeza de todas estas tropas reunidas
. eguí la orilla izquierda del Apure; fue necesario pa ar ut número
onsiderable de ríos )' lagunas. Al fin, después de nueve jornadas
de marcha, llegamos á San Antonio.
Era en e~ te lugar donde, según todos los informes que me llegaron,
creía encontrar los enemigos; mi preví i . Después recibió
orden de dirigirse á Chaguaramas, haciendo un movimiento combinado
con las tropas del valle de Orituco. En esta nueva marcha
infligió al enemigo nu evas pérdidas, batió al rebelde Rondón, y
se apoderó de varios j cL: s de partidas.
Sin embargo, un de::;tacamento de tropas del cuerpo reunido en
las orillas del Apure, bajo las órdenes del Coronel Aldama, ocupaba
á Apurito, y d re to estab,t acantonado cerca de San Antonio.
El enemigo recorrió y atacó varia vece á Apurito con alguna
caballería y su dcbil infantería; iempre fue rechazado hasta la sabana
vecina, donde tenía reunidas todas sus fuerzas; ordené entonces
al Coronel Aldarna se acampara para rehacer su caballería,
que se encontraba en un triste estado. El 25 de Diciembre se dirigio
al Jobo, y siguió has ta Santa Cruz, donde permaneció
algún tiempo, con la precaución de enviar exploradores hasta Nutrias,
entre tanto que el Coronel Calzada pacificaba el interior y
levantaba caballena.
A principios de Febrero me vi en la necesidad de permitir
al Cor nel Aldama abandonar ~u mando para restable cer su salud.
Lo reemplace inmediatamente con el Coronel D. Scbastián de la
Calzada, á quien confié al mismo tiempo las funciones de Jefe po··
lítico de la Provincia. Este oficial trasladó pronto su Cuartel general
á N u trias, donde permaneció hasta la época de la cual hablaré
más adelante.
El 5 de Enero salí de Calabozo con una parte de mi Estado
Mayor de camino para Victoria, donde se reunía una junta de las
principales autoridades de Venezuela, para arreglar los medios de
proveer á las necesidades del Ejército. En seguida me encaminé á
Valencia, de donde hice partir para España mis despachos, confiados
á mi primer Ayudante de Campo el Coronel Villavicencio, y
. al fin llegué á San Carlos, para observar los movimientos de Páez~
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510 BOLETíN MILITAR
quien según los últimos informes que recibí, amenazaba la Provincia
de Barinas.
Las cartas del Teniente Coronel López me anunciaban que
Bolívar continuaba por tlerra su operación proyectada, siguiendo
la margen izquierda del Orinoco. Pero esta noticia no se verificó,
pues Bolívar, aprovechando un viento favorable, subió rápidamente
el río, saltó á tierra en la Urbana, y se reunió con Páez, que
se encontraba con todas sus fuerzas en San Juan de Payara. Todos
estos detalles me fueron comunicados por ~relésforo Gutiérrez,
soldado de mi Ejército, hecho prisionero pero que logró escaparse,
y me fue envi..tdo por mi Jefe de Estado Mayor General D. Ramón
Correa.
Gutiérrez me encontró en San Carlos. Partí inmediatamente
para Calabozo, donde llegué el 10 de Febrero, despué~ ·de haber
prevenido al Coronel Calzad:1 del movimiento que debía ejecutar
sobre el Gua dar rama. Igualmente había ordenado á todas las tropas
acantonadas en el Sombrero y otras posiciones, marchar sobre
Calabozo para reunirse al Ejército é ir precipitadamente al socorro
de San Fernando.
Envié .orden al T~niente Coronel López de trasladarse al
Guayabal, y atacar de paso, si era necesario, los restos de las tropas
de Zaraza y Rondón que se atrevieran á aguardarlo. Todas
las guarniciones y partidas volantes recibieron sus instrucciones,
y establecí puestos de comunicación entre Calabozo y los sitios
avanzados de Camajuán y Guayabal, donde dejé alguna caballería.
Estas avanzadas fueron rechazadas el mismo día que llegué á
Calabozo, y se replegaron sobre la plaza.
El día siguiente, al entrar la noche, llegó el Regimiento de
húsares, que para más grande comodidad de los caballos, acampó
abajo de la ciudad, donde quedaban aún algunos pastos.
El mismo día supe que una partida del enemigo se había
pre,:;entado en el paso del río Orituco, poco apartado de Calabozo.
Se creyó que eran solamente algunos exploradores, porque no era
probable que los rebeldes hubieran levantado el sitio de San Fernando,
que emprendieron con tanto ardor; además debíamos descansar
en los avisos de nuestras avanzadas.
Durante la noche preparé una orden de marcha sobre San
Fernando, para comunicársela á las tropas al día siguiente, 12 de
Febrero, por la mañana.
Pero desde las ocho de la mañana los enemigos se presentaron
en la llanura de Calabozo, primero en pequeño número, luégo
con todas sus fuerzas, consistentes en 2,500 hombres de caballería
y cerca de 1,soo de infantería, y dos piezas de campaña.
La infantería enemiga estaba apoyada con la artillería en el
camino de Guardatinajas, y la caballería formaba una especie de
semicírculo al rededor de la ciudad, interceptando el camino entre
·los dos campos, y se dejaba ver hasta la orilla derecha del Guairia.
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BOLE'.L'fN MILITAR 511
En la orilla izquierda de este río el enemigo no tenía smo
algunos destacamentos, pero en número suficiente para estorbar
nuestras comunicacionas con el interior.
En este estado de cosas, el Batallón de Castilla y los húsares
se encontraban separados de mi cuerpo de Ejército, así como
una compañía de cazadores del Regimiento de Navarra '1ue
se había reunido á ellos. rrenía en la plaza do:. Batallones del Regimiento
de Navarra y de la Unión con tres p~czas de artillería.
Desde la primera descarga monté á caballo con mi Estado
Mayor y me dirigí á la sabana, donde tomé las medidas del caso
para facilitar á los cuerpos separados los medios de replegarse á la
plaza.
El Batallón de Castilla logró e~te fin sin resistencia, no obstante
que el enemigo pudo impedírselo; pero su buena presencia
de ánimo en columna cerrada se impuso á los rebeldes y rechazó
toda esta parte de su circunvalación.
Los húsares y los cazadores de Navarra. fueron menos afortunados:
todas las fuerzas enemigas se dirigieron á su encuentro ;
habían comenzado su marcha en el mejor orden posible, y ya llegaban
á la sabana limpia cuando la totalidad de la caballería les cargó
en todas direcciones. Como los h1ísares no excedían de 300, es
fácil adivinar cuál sería el resultado de una lucha tt~n desigual.
Los húsares sostuvieron valerosamente varias cargas; pero, siempre
acometidos por tropas frescas, perdieron 40 ó 50 hombres entre
muertos y prisioneros. El resto logró retirarse á la plaza, con excepción
de algunos soldados que fueron obligados á dispersarse y
huír á los bosques.-:.._(Ccntinuará}
PvZO'O'ln~DOS
DE LA CAMPAÑA DE 1876 Y 1877
(üonclusi6n)
El General aprobó el convenio y de una vez empezó á darle
estricto cumplimiento; las armas y municiones fueron entregadas
á satisfacción de la persona encargada de recibirla~, y los bagajes
que existían se devolvieron á sus dueños, todo lo cual satisfizo
plenamente á los Comisionados del Gobierno, quienes expidieron
en seguida los salvoconductos para la seguridad personal de Jos
amnistiados. Disolvióse inmediatamente el ejército de la Regeneración
que existía en la Provincia de Ocaña, reservándose cada
uno de los jefes y soldados la divisa que había usado durante la
campaña; y con aire de vencedores, que era el que correspondía á
aquellos valientes que durante ocho meses habían soportado con
estoica resignación toda clase de sufrimientos, regresaron á sus
hogares) haciendo antes á su Jefe la promesa de acudir al prim<:r
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512 BOLETÍN MILITAR
ll~m~miento que les hiciera para defender la causa de sus convlccwnes.
Es de ocasión consignar aquí que los. Comisionados del Gobierno,
en particular el Dr. Salvador Camacho Rold.ín, desplegaron
patriótic0 interés en celebrar las negociacione á que no hemos
referido, y en que fueron efectivas para los con ervadores ]as
promesas de paz y de seguridad personal que se hicieron en el
convenio. La conducta de aquel republicano sin tacha fue admirada
y aplaudida entonces, e mo merecía serlo ; y nosotr s, que
como conservadores ocañeros gozámos de Jos b ... neficios que ella
produjo, nos consideramos en el deber de manife tarJen uestra gratitud,
lo que hacemos hoy con po itiva sati ' f-icción.
D.:!spués de pacificada la Provincia de O caña, se retiró el
General Quintero á vivir con Lt mo estia que ha acostumbrado
siempre, y que tánto satisface sus humildes aspiraciones, al pueblo
de La Cruz, donde se dedicó á trabajar con notable interés y acierto
por la reorganización de su partid ; en esa época fue cuando
se hizo conocer, por su correspondencia epi tolar, del Dr. N úñez
y de otros personajes, á quienes llamó la atención el talento y el
juicio con que desde el retiro en que habitaba, juzgaba iempre
la situación política del país.
En ese pueblo permaneció el General hasta el año de r 883,
en que, habiendo sido elegido miembro de la Junta de Delegados
del Partido Conservador, vino á e ta capital á asi tir á las sesiones
de tan respetable corporación.
En la guerra que estalló en Santander en r 884, contra el
Gobierno del General Wilches, no quiso tomar parte el General
Quintero, porque consideraba que era sumamente peligroso para
los conservadores hacer causa común con lo libe rale, y a í lo manifestó
á una Comisión que, e n el objeto de conocer su piniones,
le enviaron varios copartidarios de B ucaramanga que tenían
interés en apoyar la rebelión, y á quienes hizo retirar de sus filas.
Vamos á terminar la tarea que nos impu irnos, y por la relación
que hemos hecho de lo· actos de valor y de arrojo ejecutados
por el General Quintero y u, compañPro durante la campaña
de 1876 y 1877, se verá que no hubo exageración de nuestra parte
al decir en el primero de estos rn~l forjado e crito , que esa
campaña es una de las más importantes que se han ejecutado en
el país en nuestras guerras ci vi le ; por esta relación se p drá tafnbién
apreciar de qué magnitud fueron los servicios pre· tados á
n4.estro partido en aquella época por el Jefe á quien, andando el
tiempo, vimos luégo ocupar, aunque por pocos días, el solio en
que se sentaron Bolívar y Santander en los tiempos de la Gran
Colombia, y Márquez, Mallarino y 03pina en los buenos tiempos
del Partido Conservador.
IGNAUO S. HOYOS
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Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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Publicaciones periódicas