Por:
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Fecha:
13/02/1903
EL RE A I NI
Año I-Serie 1
DUt.ECTOIt
PEDRO JOSE GOMEZ C.
Dirección cable:ráfica: Rltl'IACnUEIL
No hay sucripciont"s.
Número suelto...... .... ......... ... .. ..... .. ..... 1 .. .
Número .. trasado ........ :.......................... 1 S.
Pua anuncios, .rre:105 partic1l1ares.
Remitidos, collAmna .............................. l •...
No se dene1ven ori:inalts.
La correspondencia debe rot.tarse.1 Directer.
Oficina: Pasaje Hernáadez, piso alto, aú.ero 5'1.
i:ontratado al. aTiso por determinado nÚlIlero de
Teces, se hará efecti.,o el .,aler de ellas .uqlle se
_Ileae IiÚ liuspensi6n.
DELITOS POLITICOS
Contintía
Il'I
¡ Cuáles son los delitos políticos!
i El} qué consisten sus diferencias
con 'los delitos comunes! Punto es
éste de Derecho Penal universal,
que aún no ha sido esclarecido con
toda la precisión que su importancia
le merece. ,
"No habrá pena de muerte por
delitos políticolI : la ley los definiJ;á,"
dice la Constitución; pero nuestro
Código Penal, aunque define y castiga
algunos de los delitos que en
general toman la denominación de
delitos polítz'cos, no contiene disposiciones
terminantes. que puedan dar
una idea clara en el particular.
- El Código Penal francés tampoco
ha definido los delitos políticos, si
bien han establecido las leyes que lo
reforman una escala penal especial
para esta clase de infracciones, de la
cual se ha_n valido los expositores
para establecer la clasificación, teniendo
en cuenta a-demás el carácter
político ó no político del hecho pu.
nible. •
... h La infracción puramente política,
dice Garraud *, es aquella que
por su carácter predominante y por
su fin' exclusivo y único, tiende á
destruir, modificar ó turbar el orden
público en uno ó varios de sus elementos,
sea en cuanto al orden exterior,
como la que ataca la independencia,
la soberanía ó la integridad
del territorio de la N ación, ó
sus relaciones con otras potencias;
sea en cuanto al orden interior, en
-cuanto afecte la forma de Gobierno,
la orga'nización de los Poderes públicos,
sus respectivas atribuciones,
ó los derechos políticos de' los ciudadanos."
De aqui el que sea sumamente
difícil, cuando no imposible,
presentar una enumO!ración completa
de las infracciones políticas, pues
SRm tantas cuantas puedan ser las
combinaciones sociales que regulen
el organismo del Estado, y cuantos
puedan ser 'Ios medios criminales
que lleguen á emplearse para destruir
ó modificar esas mismas combinaciones.
El hecho de mantener relaciones
con el enemigo, el de llevar armas
contra la patria; las conspiraci~nes
para derrocar un Gobierno, la afiliación
á sociedades secretas, los abusos
de la prensa, el fraude en elecciones,
&c., son otros tantos delitos
puramente políticos, como que afectan
sólo el derecho ó el interés político,
y caen bajo una jurisdicción es-
• GU.UVD. Dr,il trim;,.,1.
- ••. .. -- -- . ... .. --- - -.- . ;::.:.:::; ::=-=~::: :: : ::::::::.-.-:::::.-:.-::.-::::: : : : ::: ::: : :::: ::: : :: ::: ::::.: :----.-- ..... 0 _____ •• _- - ..
. Oficina, Pasaje Hernández, piso alto, número 57
República de Colombia-Bogotá, viernes 13 de Febrero de 1903
pecial, mereciendo también especiales
penas.
Empero, cuando estas infracciones
del orden legal van acompañadas de
otras circunstancias que afectan el
interés privado; cuando atacan á un
mismo tiempo el orden público y el
derecho común; cuando tienden á
fin meramente político, pero que
para llegar á él se han empleado
medios lesivos de la vida. de la propiedad
ó de la honra de los ciudadano,>,
entonces el delito toma un
carácter mixto ó conexo, agravándose
en proporción á la naturaleza de
esos medios, y lo que fue su esencia
primitiva ya no viene á convertirse
sino en un'mero accidente.
Cierto que los móviles de un delito
político, tomado aisladam~nte,
pueden ser tan nobles y desintere'
sados como se quiera; cierto que la
guerra puede ser justa y regular,
~xcusable y aun benéfic'a, en señaladísimos
casos; pero de ahí á tolerar
las infraccÍones políticas con todo su
cortejo de crímenes nefando:,: y sangrientos,
hay mucha diferencia. La
impunidao de los delitos políticos
, trae consigo la impunidad de los delitos
comunes que á su sombra se
han perpetrado; y una sociedad que
nO,hace respetar sus derechos y no
castiga á los delincuentes, sustituye
la fuerza bruta á los fueros de la
justicia, y no tarda en llegar á la
barbarie.
La escuelá que proclama el santo
dencho de insurrecCf,'ón, párte del
errÓneo principio de que el grado de
culpabilidad de un delincuente sólo
puede ¡nedirse en atención á las causas
que lo hayan impulsado á ejecutar
el hecho material, sin tener para
nada en cuenta las consecuencias de
este acto ni las circun~tancias, á las
veces funestIsimas, que hayan obrado
en su desarrollo. Y así, c n el
sofisma de que en todo delito político,
cualesquiera que sean su alcance
y su naturaleza, se defiende una
causa justa y se busca un fin noble
y desinteresado,.apenas habrá un
hecho criminoso, aun de los' más atro·
ces, que no merezca premio y lisonja,
en vez de merecer todo el peso de
l.a vindicta pública.
Ni aun en los delitos de derecho
común dejaría de haber excusa para
el delincuente cuando sólo se atendiera
al elemento moral Ó subjetivo
del mismo delito, haciendo caso omiso
del elemento objetivo ó material
y del elemento legal que constitu ·
yen su esencia. Si el fin justifica los
medios; si para llegar á un resultado
práctico pueden ponerse en jue~
go todas las maquinaciones que alcance
á concebir el entendimiento
humano; si para cambiar la faz de
la administración pública y el orden
de cosas existente, es lícito atropellar
vidas y haciendas, talar los campos,
incendiar los poblados, tender
celadas, arrebatar los caudales públicos
y privados, - entonces debe
empezarse por abolir el Código Penal
y cuantas leyes amparen el derecho y
la justicia, que de nada sirven, sino
de irrisión, en una .sociedad que proclama
Ó. consiente tan absur das teorías.
A la verdad que no es posible decidir
si las legislaciones modernas
han dado un paso liacia la ci viliza-ción,
ó, por el contrario, han desandado
muchos en ese camino, al
atenuar el rigor de las penas impuestas
á los delitos políticos. En las épo:
cas primitivas, el pueblo tomaba venganza
de los atentados contra la re-
. ligión ó contra la tribu, deportando
ó decapitando al delincuente. La le_
gislación romana castigaba con la
muerte ó con la privación del agua y'
el fuego á todo el que incurriera en
el delito de lesa ¡flajestarl. Pero á
medida que avanzan los tiempos y
se modifican los sistemas penales, va
notándose cierta clase de tolerancia
por esta clase de delitos, que sin
duda no es la causa menoc; eficiente
de las turbulentas agitaciones con
que el socialismo y la anarquía conmueven
hoy al mundo enterQ,
Comoquiera que sea, y dígase lo
que se dijere respecto á móviles elevados
y nobles de las infracciones
políticas, queda siempre en pie la
cuestión de saber cuándo una guerra
civil tiene el carácter de regular y
justa, cuándo ha sonado la hora de
la reparación. y cuándo esa reparación,
que no puede lograrse por medios
legítimos, excusa y justifica la
rebelión á manq armada, como últi.
mo recurso contra una intolerable
tiranía. Quizá lo que en un principio
se tuvo como nefando delito de "in.
surrección. se convierta después en
título glorioso, en pedestal de la apoteosis
ele sus caudillos, cuando la
victoria los ha favorecido, y se' han
realizado sus ideales, más ó menos
nobles, según se les considere; y
quizá también, lo que en sus comien-'
zos fue brote de patriotismo y ab ·
negación, degenere en crimen exe~
crable. Pero téngase entendido que
ningún expositor, ninguna autoridad
verdadera en estas materia') ha excusado
la guerra civil, sino cuanclo
agotados TODOS, absolutamente todos
los medios pacíficos, no queda otro
para salvar á una sociedad que se
derrumba bajo ' el peso de un usurpador
ó de un tirano.
y aun en este caso, es decir, cuando
la guerra se legitima por razones
justificativas, están proscritos aquellos
actos de infame atrocidad, re.
probados por la ley natural. y que
en ningún caso pueden considerarse
como ejecutados jure úelli; porque
no todos los deberes ni todos los
• vínculos de humanidad se rompen
entre las dos entidades beligerantes.
Pero si desaparece hasta la sombra
de la nobleza y desinterés de
esos móviles, si jamás Jos ha habi.
do. 6 si sólo han sido privilegio de
unos pocos de los conspiradores, y
si muchos de ellos, impelidos quizá
por legítimos ideales, abandonan
luégo sus filas y huyen de sus campamentos,
convencidos de que han
sUfrido un engaño, y aterrados con
los siniestros desmanes de sus compañeros"
entonces para éstos, para
los contumaces y depravados, no
.debe haber conmiseración, no puede
haber otra cosa que todo el ~igor
de la justicia y toda la gravedad de
la condenación penal.
Hay indudablemente falta de lógica
al legislar con excesiva amplitud
en tan delicada materia. Y en
esa falta hemos incurrido nosotros,
querie'ndo aplicar un principio gene~
ralísimo ,que, si bien adoptado por
Número 14
las legislac'iones modernas. no ha
producido en la nuéstra sino fatales
consecuencias. Esas legislaciones,
propias de países que van á la van·
guardia de la civilizacÍón, doncle I~s Á
conmociones intestinas se han extinguido
por completo; donde el orden
y la tranquilidad interior se guardan
como la base de todo progreso; donde
las guerras, si las hay, no toman
Ips atroces Caracteres de las nués~
tras; esas legislacion es modernísimas
han teniclo que pasar por una
gestación laboriosa en relación con -
las etapas por que ha ielo pasando la ~
humanidad en sus distintos periodos,
hasta llegar al mayor grado de cub
tura que Plleda apetecerse. Pero nosotros,
que empezamos á yivir; no!'j~
otros que estamos en él período de
la corrección y qne necesitamos poderosas
vallas para no desbordar en
el instinto ciego de nuestra inexperiencia
y de nuestras desattntadas
ambiciones, no podemos con s a~rar
un principio tan general y absoluto
que ponga en peligro hasta nuestra
propia existencia. Queremos Il.egar.-,{
per saltu71t á ese grado de cultura
que nos fascina, y lo que hacemos es
apartarnos más y más de él con nuestros
idealismos y nuestras exóticas
imitaciones. •
Si la guerra es el mayor mal que
puede sobrevenir á Un:l Nación, si
es la suma de todos los males y de ;
todas las calamidaaes" imaginables,
preciso es no ahorrar medios para
evitarla; preciso es reprimirla á todo
trance una vez iniciada, y preciso es
castigarla con una pena proporcional
á la gravedad del delito, es decir,
con la pena más severa, con la más -
rigurosa, y si toca á los extremos de
la barbarie, castigarla con el ültimo
suplicio.
Nótase asimismo falta de lógica
en nuestra legislación al imponer la
pena de muerte para el asesinato, el
incendio, la' piratería y el asalto en
cuaclrílla de malhechores, y prohi",
birla absolutamente para el conjunto
de todos estos delitos execrables,
que aquí se denomina simplemente
rebelión. O es que tales hechos"no
qüedan comprendidos, como no deben
quedarlo, el) 'Ia denominaci6n de
. delitos polfticos, y entonces lo que
hay es deficiencia en nuestra legislación,
falta de desarrollo de nuestra
Carta fundamental. y consecuencial
predominio de un principio absoluto
que, aplicado como exclusivo y sin
lógicas restricciones, ha producido
funestas consecuencias.
Pero si es que á todo trance quiere
sostenerse ese canon constitucio_
nal como modelo de liberalidad republicana,
entonces debe hacerse
una saludable distinci6n : ó el delito
es puramente político, de modo que
ni en su desarrollo ni en su ejecución
hayan entrado hechf)s criminosos
de otra naturaleza, y entonces
cae bajo el dominio de una jurisdicción
· determinada y se le atribuye
un carácter especial; ó al delito político
se agregan circunstancias de
naturaleza diferente, que constituyen
delitos comunes, y entonces debe
quedar comprendido entre éstos,
tanto para el efecto del juzgamiento~
como para el efecto de la pena. Esta
dece aplicarse en el más alto grado,
correspondiente al mayor de los de-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
h
litos cometidos, siguiendo el sistema
de la acumulación juríd:ca.
Importa además restringir el de ·
recho de gracia á sus límites precisos,
y cuando este derecho se ejerce
por el Poder Ejecutivo en forma de
indulto, limitarlo únicamente á la
ejecución de la pena, en todo ó en
parte, y sólo en lo que se ',re~era ~
las. turbaciones del orden publtco. SI
mirada la cuestión por el aspecto
meramente político, puede haber
convenienci;¡ en dar al olvido ciertos
hechos atentatorios del orden
social. renunciando el derecho á castigarlos,
ya ¡;lara buscar la paz por
medios incrueptos y breves, ya para
alejar toda so¡¡pecha de una odiosa
re~Jresalia, ho median las mismas
circunstancias con relación á los he·
chos atentatorios del interés privado,
cuyo carácter perjudicial reviste
distintas proporciones, y cuyas consecuencias
merecen una expiación y
Ion fuente de d~rechos adquiridos
por los lesionados, que el Poder público
no puede borrar con una plu·
mada.
Ya se otorgue la gracia en forma
de amnistía ó de indulto, las infracciones
comunes deben perseguirse y
castigarse con todo el rigor de la
ley, y la acción civil y la acusación
particular deben dejarse á salvo,
para que esos derechos, que son la.
base del organismo .social, no queden
á merce9. de los revoltosos y de
los malhechores disfrazados de tri.
»unos. J. J. G.
______ •• ~·~14 ___ ----
Reminiscencias Políticas
La idea conservadora, después de
la restauración de 1831, y de la reacción
que era de temerse, se va
. acentuando gradualmente y tomando
vida y fuerza, al par que la idea
radical va declinando.
Al calor vivifican te de aquel prin.
cipio, los gobiernos se van haciendo
más serios, fuertes y respetables; la
idea conservadora, como una nueva
sangre, va calando en el cuerpo social
y preparando. el país pa ra un
adelanto regular y constante. Los
obstáculos inmensos para];:¡ organización
de una nacionalidad que había
nacido al choque de las espadas
y que había visto correr S1l infancia
en el desorden del campamento, se
van venciendo; las heridas se cica.
trizan. Colombia va cumpliendo su
destino. .
Veamos rápidamente los signos
del 'adelantamiento del principio conservador,
revelados en la formación
de gobiernos y constituciones,
La Constitución de 1832, no obs-,
tante ser dict~da' por un Congreso
en que formaban mayoría los convencionistas
de Ocaña, no se aleja
sustancialmente de las de 21 Y 30 j
pero la influencia radical se deja
sentir en 'ella, debilitando la acción
del Gobierno.
La i'dea conservadora estaba representada,
durante la vida del Libertador,
y mientras duró la Gran
Colombia, por el Partido que se llamó
Boliviano ó Colombiano, una de
cuyas bases fundamentales fue la
conservación de la integridad nacional.
)VIuerto el fundador de la Gran
República y disuelta aquélla, ese
Partido quedó subyugado. El Partido
llamado entonces Liberal ocupaba
el Gobierno. Aquél estaba representado
por el General Santander
como Presidente de la Nueva Granada,
y, en la oposición á su Gobiern'o
se mantenía la idea conservadora.
El Congreso de 1835 declaró
electo Vicepresidente al Dr. Márquez.
en competencia con el Dr.
EL RENACIMIENTO
Azuero y el General Obando, que
formaban en el Partido opuesto, lo
que manifiesta el adelanto de la
idea conservadora; y como más cla
rOl señal de su marcha progresiva,
vino luégo la candidatura del Dr.
Márquez para Presidente de la República.
Esa candidatura fue combatida
rabiosamente por el ,Gobierno liberal
de Santander; se habló, se es·
cribió, se peroró, se amenazó con la
guerra para impedir la posesión del
Dr. Márquez, caso de que resultara
electo: la principal razón que se le
oponía era la de que, siendo Vice
pre!'!idente, no podía ser elegido Pre.
sidente, y para aprobar el punto.1
hacer inconstitucionál la elección de
antemano, se torturaron leyes y
constituciones, se sofisticó, se alega.
ron tinterilladas y bachillerías, se
invocaron melodramáticamente el
sentimiento republicano y el sagrado
nombre de la libertad, como siempre
que se quiere oprimir y aterrar; se
predijeron desgracias y desastres
pavorosos. El Dr. Márquez fue elegido
Presidente, y i pesar de los siniestros
pronósticos del Liberalismo,
que pretendió imponer á Obando,
la Administración del Dr. Márquez,
según confesó más tarde el mismo
General Santander, fue "época de
orden, de tranq'uilidad y de dicha
ge~era1."
El principio conservador sIgue
siempre ganando terreno: en el
Congreso de 1 8 38 se pospusieron,
como Presidentes de las Cámaras,
los Sres. General Santander y Dr.
Vicente Azuero, á los Sres. Rafael
Mosquera y Mariano Ospina, perte.
necientes ambos al Partido de Márquez
ó Ministerial, como entonces se
decía.
El General Santander murió en
1840, Y murió como cristiano, auxiliado
por el Ilmo. Sr. Mosquera. La
Jefatura de la oposición revolucionaria
pasó, por muerte del General
Santander, á manos del General
Obando. Vencida la funesta Revolución
de 1840, que Obando encabezó
y llevó' á cabo, y con ella las doctrinas
que su Jefe representaba. el
principio conservador tomó preponderancia
decisiva, y dio á la Nación
largos días de paz y bienandanza. A
su sombra se expidió la Constitución
de 1843, expresión genuina d~ las
ideas conservadoras. Las Adminis-
. traciones de los Generales Herrán y
Mosquera. fueron un respim, un
punto de reposo. que se concedió á
la Nación, tan trabajada y llena de
agitaciones y quebrantos durante
épocas anteriores. La del General
Mosquera, sobre todo, inaugurada
en 1845, es de las más pacíficas,
progresistas ' y brillantes que registran
los anales de la Historia ~olombiana.
. Si Colombia hubiera' seauido bajo
ese régimen, estaría ho;' por su
adelanto moral y material, á la ca~
beza de las Repúblicas hispanoame.
ricanas. El orden y la paz, que em.
pezaban á arraigar, se habrían ase~
gurado cap vínculos poderosos; la
guerra y las convulsiones intestinas,
que han venido á ser nuestro estado
normal, serían extrañas entre oosotros,
como pueden serlo los fenómenos
polares; al ampam de las
instituciones, los torrentes de inteligencia
y brío, que se han desviado
y dermchado lastimosamente, habrían
ido á fecundar las ciencias, las
industrias, á arrancar á la naturaleza
sus tesoros, en lugar de derramarse
de extremo á extremo, por todos los
ámbitos de la República, como una
lava ardiente, infecunda, asoladora.
El sacudimiento de 1848 se pro ..
dujo en Francia inopinadamente. De
un incidente sin importancia, de la .
prohibición para cele'brar un banquete,
de un cambio de Ministerio,
resultó una revolución completa: el
cambio de forma de Gobierno y de
la Constitución del país. Los que
habían preparado la revolución no
pensaron ir tan lejos; ellos mismos
quedaron sorprendidos del resultado.
Y es que las agitaciones políticas
son más misteriosas y temibles
que las del mar, porque éste tiene á
lo menQs linderos que no traspasa
nunca, mientras que las tempestades
de la opinión no los tienen.
C",lin4a
Exterior
Casamientos de militares
en Alemania
En el mes de Julio pr6ximo pasado el Emperador
de Alemanih firmó un Decreto en que'
fija las condiciones que han de reunir los militares
que deseen contraer matrimonio. Los
Captianes, que dbfrutan como sueldo 5,625
pesetas, han de justificar poseer una renta
anual de 1,875 peseta~. Los primeros y segundos
Tenientes, 3,125. Todos los oficiales,
asimismo, declararán bajo su firma qu~ ni
ellos ni su prometida han contraldo deudas.
Están también obligados á facilitar datos
precisos y minucios<.s acerca de la fortuna,
antecedentes, profesilÍn, edad, &c., de la novia
y del futuro padre polltico.
Estas minuciosas precauciones, para garantizar
la sittlación moral y material de
las familias militares, contrastan con las dedsiones
adoptadas últimamente en Francia,
donde, como es sabido, el Ministro de Guerra
suprimió el año pasado las condiciones
de forma que, con anterioridad, se exigían
para los casamientos de los oficiales subalternos
(renta de 1.200 pesetas anuales).
Varios diputadcs opinan que aún esto no es
suficiente, y persisten en su pretensión de
que el oficial se case como y cuando le parezca,
sin estar forzado á solicitar la autorilaci6n.
En todos los Ejércitos de Europa esta
autorización es obligatoria, y no se concede
si la novia ó su familia no reúnen tod.as las
condiciones deseables de honradez y de fortuna.
En Alemania, de hoy en adelante, ningún
sarg-ento podrá casarse sin justificar que dis-pone
de una renta de 375 pesetas. .
Los soldados mismos han de disfrutar una
de 187 50 pesetas, Y de 300 si eligen
por esposa tí una extranjera.
• '* •
Interesantes descubrimientos
arqueológicos
En las excavaciones que desde hace ·alg-
ún tiempo se vienen efectlJando en la necrópolis
de Cumas, se han descubierto dos
sepulcros de la época prehelénica, los cuales
encerraban gran cantidad de objetos en
alto grado interesantes, objetos de adorno,
trabajos arque.ológicos
El hallazgo principal consiste en una especie'
de urna funeraria de plata maciza,
con bajorrelieves y cierres del mismo metal.
La urna contenía numerosas flbulas y bastantes
cosas de adorno, trabo jada s artísticamente
en plata y oro.
Estos descubrimientos son una prueba de
que Climas fue habitada por un pueblo ya
civilizado mucho tiempo antes de que empe.
zara el período helénico.
• • •
El comercio de Exportación
en la Argentina
Hace notar la prensa inglesa 'lue la expor_
taciéÍn de ganados, carnes frescas yen conserva
á los mercados de Europ , aumenta
en la Argentina de un modo considerable.
El vier~es último zarpó de Buenosaires
el vapor inglés havú'sham Grange, que con.
ducía oí. hordo 80,000 carneros muertos y
5,000 vivos, más 15,000 cuarto~ de vaca,
1,000 mulas y 300 caballos.
Forman parte del cargamento 3,500 quin_
tales de manteca y SOG toneladas de forraje
para el ganado vivo.
El cargamento ha sido as\!guradó en
300,000 libras esterlinas.
~. . ..
Divorcio -
BUer/csQI'res, Seplt"fmbre 6-La Cámara de
Diputados ha rechazado el proyecto corrcerniente
al divorcio,por 50 votos contra 4.8.
..
En memoria de Shakespeare
Copenhague (Dinamarca ) .- Se ha formado
un Comité para que se encargue de
los trabajos de la erección de la estatua de
Guillermo Shakespeare, en el espacio abierto
que queda frente á 111 llamada terraza de
Hamlet, en el castillo dI! Kromberg, en Elúmore,
'donde Shakespeare describía la escena
del encuentro de Hamlet con el espíri_
tu de su padre asesinado. .• '.
< Adquisición de una valiosa
biblioteca
Roma-Por la cantidad de [00,000 pesos
el Vaticano ha comprado la famosa biblia.
teca de Barberrni, que comprende libros y
manuscl itas que se remontan á la época de
Urbano V, Pontífice.
El Papa León XlII quiere establecer una
biblioteca á la cual tenga libre acceso el púo
blico. • • •
El testamento de la Reina
de Bélgica
Bnmlal.-Abierto el testament~ de la
difunta Reina María Enrí;lueta, la soberana
declara que quiere ser inhumada al lado de
su hijo, y pide que sus exequia5 sean fJuramente
privadas.
Deja 12 caballos á 'su secretario particular,
el Barón Coffinet ( á quien e l Rey aca_
ba de discernir la Cruz de Comendador de
la orden de Leopoldo, en recompensa de su
adhesión á la Réina),
. Sus otros legados son de un caráG1er ent~
ramente particular.
•••
La crisis de la industriarelojera
en Alemania
B(rlín.-La industria relojera alemana,
cuyo capital representa cuando n.enos la suma
de 8 . 750,000 pesos, está en vísperas de
la ruina á causa de la comJ.letencia que le
hace la American D¡amond Malc co
Las fábricas de relojes de Manheim están
obligadas hoy, p~ra continuar trabajando, á
vender á un precIo mucho más bajo que an_
tes. •
Seg-ún toda probabilidad, e~ta situación
terminaría por la incorporación de las fábri_
cas alemanas en la gran Compañía america-na
precítada. ~
Ya cuatro Ó cinco grandes manufacture_
ros alemanes han hecho ofertas acerca de
• esto á dicha Compañia.
NOTICIAS FRES.CAS
¡Ex'lletes! Hé aquí una palabra
que todos aborrecen en Colombia.
Decir billetes es tanto como decir
pobreza, y á la pobreza nadie, nadie
puede hacerle buena cara, pues como
dice la copla:
La pobreza Dios la amó
Porque no sab(a lo que era;
Mas cuando la conoció,
Pegó tan fuerte carrera
Que hasta el cielo no paró,
Copla que tiene mucho de falso, pero
también mucho de verdadero, pues
es evidenté que la tal señora Pobreza
es más terrible que cualquier
suegra, que es cuanto decirse puede.
Hoy, que nadie piensa en Colombia
en otra cosa que en enriquecer,
nadie recibe tantas maldiciones co-
. Jlw esa pobre Pobreza, y yo, francamente,
soy uno de los que con más
frecuencia ~ se las echa, péles ha ct-:2do
en cogerme un cariño tan grande",
que ya _ no quiere separarse de mí, ........
como novia celosa; en dondequiera
tropiezo con ella, y me echa unas
sonrisas capaces de matarme de
miedo, pues revelan el profundísimo
cariño que me tiene.
Pero estó es lo que se llama perder
el Norte: iba á hablar de los billetes,
ó sea papel moneda, y vine á
dar con la ¡Jobreza, hecha que demuestra
que 10 dicho anteriormente
es evidente hasta lo sumo.
i y vuelta con la pobreza! No,
señor, ahora no la volveré. á nombrar
por nada del mundo.
Iba á contar á mis lectores que
muy en breve se suspenderá la emi-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
sión de papel. moneda. pues el Go·
bierno, deseoso de mejorar nuestra
situación, y convencido de que el
mejor modo de hacerlo es tomar esa
medida, está dando. pasos que á tal
fin encaminan, y, según aseguran
muchos, el mes entrante, si Dios
quiere, se suspenderá el trabajo 'en
la Litografía.
Esto quiere decir que el horizonte
se despeja. En ef~cto, su~pendida la
emisión, la baja del (:amblO sQbre el
Exterior, que ya ha principiadó, se
acentuara, notableme'"n te, y ya po d re-mos
conseguir, sin gran sacrificio, las
mercancías que necesitemos. Entonces,
es natural que los artículos del
país bajen tambiénconsideTable~ente,
pues teniendo más valor el bIlle-te.
es inevitable el hecho. . -
Esté\. medida, pues, entraña un
gran alivio para todos, y con otras
análogas, la situación en breve será
más llevadera.
Cúmpleine felicitar por ello á mis
compatriotas y á las personas encar-
gadas de regir los destinos del país,
que tantas muestras han dado de lo
mucho que desean el bien de la
Nación y de los esfuerzos que hacen
por lograrlo.
Algunos de los, art~culos de,1 ,País
han alcanzado un precIO elevadlslmo,
sobre todo algunos víveres, oí causa
d~la escasez, pues la guerra, entre
tQ~Os StlS males,. traj.o el de interrumpir
los trabajos agrícolas. Con
la paz vendrá de n~evo !~ abundancia,
y esta penosa .51tuaclOn 110 durará
ya mucho. Pero es bueno que se
~pa que. á pesar d~ las c~usas
mencionadas, los precIOs en dIchos
artículos son exagerados, y que se '
sostienen gracias á la ilimitada am~
idón y á la poca conciencia de los
que con ellos trafican. A esos tales
.. debernos- todos. abrirles una recia
campaña, y como en. o.tr.a ocasión lo
dije, la Prensa lo ha 1OICIado ya. Es
necesario ayudarla, á 11n de que se
logre cuanto antes el d~eado fin.
Grande usura se notaba también
en 103 precios de carruajes el: la ci~dad
y fuera de eHa, -y para ImpedIr
eso, el Supremo Gobierno dictó ya
un Decreto que reglamentará las ta-riías.
Con la reuni6n del Congreso aca'"
barán de remedia:rse tantos males, y
mucho será si al fin de este año no
ha vuelto Colombia á ser la de otros
días: rica y progresista. .
Quiera el Cielo que tenga cumph.·
miento mi vaticinio.
.....-- "*
* * Según una nQta publicada en El
Nutvo Tiempo, la Sociedad Constructora"
de Bogotá y Chapinero ha
fijado la su~a- de $. ~,ooo para premiar
el mejor'trabajo escultural que
se presente en la Exposición de Bellas
Artes, que se abrirá el 2\J de
Julio. . .
y según la misma nota, dIcha So-ciedad
está dispuesta á fomentar el
cultivo del arte por cu¡mtos rr.edios
es~ á' SU alcance.
Yo ... amigo del arte, no pue?,o menos
de aplaudir tal resoluclOn. El
arte ~n Colombia es mirado con mucho.
desprecio por la mayoría de las
gentes, y sus cultivadore? no hacen
papel ninguno en esta tle~r~. ~s.to
constituye una suprema lOjUStlcla,
pues él es algo como la muestra de
la cultura intelectual de un país.
Por fortuna, no faltan aquí quienes
se interesen por él, y la Sociedad
mencionada ha dado una prueba.
... ¡Bravo por ella!
** " * Me vi obligado en días pasados á
1h~er uso de un carro de tranvía,
eosa-que evito siem pre, pues se pasan
malísimos ratos en esos benditos
vehículos.
EL R E N A e 1 M 1 E N T o
Entre los viajeros había un jovencito
muy bien puesto. pues vestía
con todas las reglas de la moderna
pnda: charol ita muy lustroso, guantes
color cereza perchudí,simos, cuello
recto irreprochable, corbata de
seda ídem, sostenida por ganchos de
oro con extremos de perlas; bastón
con empuñadura del mismo metal;
pantalón cl.u-o de moderno corte,
sacolevita negro envidiablel &c.
_ Iba acompañado de un amigo tan
bien puesto como él, y sostenían una
conversación capaz. de hacerle salir
los colores á la cara á la persona
más desvergonzada del mundo.
En el mismo carro iban algunas
damas, quienes, no pudiendo resistir
tal conversación. se vieron obligadas
á abandonarlo.
Casos como el que cuento se ven
todos los días en Bogotá, y los tales
vehículos, dentro de poco no serán
ocupa:dos sino por la última clase de
la sociedad.
Los conductores debían impedir
tales abusos, haciendo bajar de los..
carros á las personas cuyo manejo
no sea perfectamente. corre.cto.
Y nada más por hoy, mis queridos
lectores.
E. BARCOS R.
SECCIOH RELIGIOSA
Matrimonios mixtos
ÓSEA ENTR!: GEN'US D&
DIVERSA RELIGIÓN
ConNmía
Cuand.o á porfía me alababan los
astros de la mañana, y se alegraban
todos los hijos de Dios.
Si el ~om?re t;stuviese solo, permanecenan
mactlvas sus más nobles
tendencias. No podría ejercer su be
nevolencia, ni com.padecerse del desgraciado,
ni admirar 'Ia virtud: no
h~bría he:oís~o, .ni sacrificios por el
bIen comun, nt Virtud alguna social.
El hombre, si hubiese quedado solo
no podría ejercitar su largueza ó ge:
nerosidad, por las cuales tanto se
aproxima y asemeja á su Creador.
Pero si el hombre había de tener
c~mpañeros . que perfecc-ionaran sus
Virtudes, ¡ de· dónde habian de venir'
Ind~dablemente' que Dios habría
podIdo creár inmediatamente
otros millones de hombres. si así lo
hubiera querido; pero su sabiduría
encontró otro medio más convenien-
. te, en el cual reinara la unidad en
medio de la variedad, y así resultaran
un orden y una belleza univérsal.
T,a} es el divino concepto de la
famt1la. El hombre debía partICIpar
de' la gl.oria de Dios Padre, "de
qUIen se derIva toda. paternidad"
(EpI., m, 19), Y Adán no había de
t~ner sólo esta facultad de producir,
S1l10" que por la más misteriosa semejanzacon
la SANTÍSIMA TRINIDAD, viene
á ser pr~mero origen de otro sér
semejante á sí ~ismo, y luégo, por el
lazo de amor, viene á unirse con su
imagen tan estrechamente, que son
dos en uno, con la fertilidad cle in agotables
retoños.
"Envió, pues, Dios, un pl"Ofundo
sueño á Adán, y cuando éste se halló
perfectatnente dormido, le arran.
có una de sus costillas, llenando el
hueco de carne. Con esta costilla que
el Señor había tomado de Adán
formó una mujer, y la presentó á
Adán. Y Adán dijo: este es hueso
de mis huesos y carne de mi carne:
será llamada Eva, porque fue forma~
da del hombre. Por 10 tanto, el hombre
abandonará á su padre y á su
madre, y se unirá á su esposa; y se,
rán dos en una sola carne." (Gen., n,
21-2 4). Así, la primera familia fue
la imagen creada de la increada Trinidad.
La familia, por tanto, consicler~c1a
en su onigen, es una institución sagrada,
sOlnta; la santidad debe, por
consiguiente, ser su ornamento in,
dispensable. Todas las cosas son
santas en proporción á la relación
que tienen con Dios; así, un lugar
es santo cuando está dedicado á
Dios, una acción es santa si nos con·
duce á Dios, &c.
El matrimonio, pues"debe tender
á Dios; debe llevar á EL unidos 1(')$
corazones durante su vida temporal
sobre la tierra, y disponerlos á m~s
perfecta unión con Dios en el cielo.
Ahora bien: si uno de los consortes
futuros está' desviado de Dios.
i cómo puede al unirse acercar á
Dios al otro? Luego considerando
sólo el matrimonio natural, la false~
dad en religión destr~ye su mayor
belleza, y lo prIva de toda santidad.
.... COAtinúa
Sección Li teraria
LA LOCURA DEL DESENCANTO
Adolfo había sido un buen muchachoacostumbrado
al trabajo: su padre le había en.
señado que" quien trabaja no come paja,"
y con esta buena lecci6n leg61e una herencia
regular para establecerse y vivir honrosa.
mente
Muerto su padre, qued6 Adolfo solo en el
mundo, joven, rico y con buena figura, y ca.
só con una hermosa chica de buenas prendas
morales y reluciente marco
Si la suerte no se hubiera opuesto, con
estos dos capitales hubiera podido llegar
á ser millonario; pero esta pícara señora
murmur6 al oído de Adolfo la frase embriagadora
: "Con el juego alcanzarás en una
noche lo que no será posible logr.ar con el
sudor de di-ez años."
Aquel infeliz no pudo resistir la tentaci6n:
puso su capital, y en seguida el de su espo.
sa, en manos de aquella dama, que hizo de
las suyas. Deseués de perder al juego todo
el dinero que ericerraban las arcas de su
patrimonio, arrojó sobre el tapete verde,
adornado de cuadros é iniciales de oro, sus
firtcas. y las de María Luisa; luégo hipotec6
haciendas, casas &c. ; por último, lo fue vendiendo
todo, hasta qlledar reducido á vivir
en una inmunda m.azmorra del arrah.~1 más
pobre de la ciudad, adonde--.o ~iguió su es.
posa sin proferir 'una queja . sin _dirigir la
menor protesta.
**.
El esposó de María Luisa vacil6 mucho
aquella noche, antes de decidirse á entrar á
la casa de jue~o: el combate entablado etl
tre la fiebre de jugador y razón que le sal.
taba á los ojos, fue rudo pero corto: tenía
una esposa enferma á causa de las privacjo •
nes de la miseria, y tres chicuelitos que no
hacia n nocne y día otra cosa que bostezar,
pidiendo pan, y llorar de frío: había que
jugar el todo por el todo.
¿ Qué se potlta H.¡{cer con un miserable
duró?
-O comemos bien esta noche-se dijo,
ó haré cuenta que fue una ilusi6n de óptica
producida por la distancia del foco; me
empeñaré e_n creer que al agacharme no
hallé nada. '. I Vamos 1 I va'lor 1. ,. I e_ntremos,
que aquí está la vida con su oro, 6 la
miseria con sU frío y su hamore sempitern<)
s .... ¡Probemos!
Llegó' á la puerta, iluminada por un fóco
de luz incandesceiite, la que el portero, un
viejucho pequeñito y soñoliento, cuya cabezi1
parecía ulla madeja de hilo enmaraAada
por las ratas, abrió sin necesidad de qu~ se
tomara el trabajo de llamar. I Lo conocía
demasiado! Hada ocho años que no faltaba
dos noches seguidas allí.
Atraves6 un patio; subi6 I!na escalera
~Iumbrada por otro bombillo eléctrico; cruzó
loégo urr pasillo; penetró en una- sala pro.
fusament~ iluminaua, en la cual encontr6 á
un Viejo dormido en un sofá, con un cabo de
cigarro convulsiva mente apretado entre los
dedos... soñaba con la ganancia, y en su
enajenamiento, aquel chicote se había con.
vertido en ·oro .... I Peor para él, el despertar
sería más duro, la realidad mayor!._.
Un joven pálido, con las manos sudorosas
entre los bolsillos del pantalón, el sombrero
ecpado atrás, el cabello desg:reñado y los
oj. Pensó no jugar más; ya
había para cenar aquella noche y comer
bien durante ocho días, pero lo agarr61a fiebre
del desquite. A las ocho de la noche te.
nía frente de él cuatrocientos cincuenta mil
pesos.
Después de perder cuatro paradas de á
mil pesos cada una, se encolerizó. con la
suerte: I quería que esa noche no le hiciera
más que caricias 1
-¿ Cuánto admite usted como mayor
apunte?, preguntó al auefio de casa.
-Cincuenta mil pesos, señor, respondió
el otro, un viejo rechoncho de grandes pati.
lIas,y ojos sanguinolentos por el seteno y el
alcohol.
Adolfo recontó su dinero, y dijo con voz
resuelta: .
-¡¡Juege !l
-1 Tiro /, contest6 el tallador lacónica.
mente, y agitando los dados entre la mano' ¡{
medio cerrar, los ech6 por la boca del chirimbolo.
Los dados rodaron, A Adolfo le pasó por
el roslro un velo con todos los colores d~1
iris: las pupilas se le difataron, abrió desmesuradamente
la boca, tambale6 ....
Los pres~ntes creyeron que iba á caer
sin sentido, estaban pendientes de aquel
arriesgado jugador á quien mimaba la suer.
te aquella noche.
Adolfo, haciendo un esfuerzo sobrehuma- no, se tuvo en pI. e, y esper6 . .. ;. ~
Los dados rodaron por entre el chirimbo.
lo, cayeron sobre el tapete, y dando dos cabriolas,
el Ulio pintó un tres y el otro marcó
un cuatro. •
Adolfo, lleno de emoción, quiso retirar su
apu~te, pero el tallador,sin darle tiempo, re.
cogI6 los dados y los volvió á arrojar sin
voltearJos entre la mano.
Los cuadros de marfil rodaron sobre la
carpeta, y dando un brinco nervioso, el uno
se volte6, dejando ver un cinco y el otro os.
tent6 un seis_
Había ganado nuestro afortunado juga_
dor, llegando á ~er dueño de novecientos mil
pems; recogió sus fichas, llam6 al cajero, y
se hizo cambiar por dineroel puñado de tarjetas
que tenía. Salió resuelto á no volver á
jugar más; habla recuperado una parte de
lo perdido de su capital, y no volvería á
arriesgar un sulo peso. Al pasar á la otra
sala para salir de allí, se encontr6 con un
caballero alto, gordo, de cabellos de plata
cortados al rape, bigote blanco, la tez bronceada,
y que iba correctamente vestido de
levita y sombrero de copa: lo detuvo por
un brazo, diciéndole: .
-¿ Quiere 4sted comprarme este anillo?
-Era un hertnoso solitario, montado ele.
gantemente en una -ancha argolla d_e oro.
-1 Su anillo es muy hermoso, pero no
compro joyas, señor 1 .
-¿ Quiere usted jugarlo contra quince
mil pesos? .
-1 No, señor, no juego 1
-Juegue usted, hay que aprovechar las
sonrisas ,de la suerte, y esta noche, por lo
visto, no esti con usted muy seria, que diga.
mos.
Observó mirando el mont6n de bílletes
de bafi'co que Iievaba Adolfo, y tocándole
amigablemente el . hOmbro.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
-Voy á dar gusto á u,ted, lo juego contra
doce mil pesos.
-ji Pago l!
Se acercaron i una mesa redonda que
había vacía en una pieza á la derecha del
pa~i110, empezaron á rodar los dados y á rodearse
la mesa de jugadores, que iban qui.
tándose prmdedol'es y joyas de todas el ' ses,
valores y tamaños, las que seguramente iban
á parar á manos de Adolfo, el héroe de
aquella noche. •
A las doce y media t.enla entre dinero y
joyas Igo más de un millón de pesos; aque.
110 era un derroche de fortuna, una ocasi,;n
deslumhradora.
Se levantó, recogió su dinero y sus joyaQ
,
y pasó á la cantina, donde compr6 rancho y
vino en abundancia, guardó todo entre los
e-rasiento$ bolsillos de su raído sobretodo. y
salió llevando una opípara cena·á su mujer
y su~ tres hijos, que lo esperaban tiritando
de frío y desvelados por el hambre ....
La cena aquella noche fue. digna. de resucitar
muertos: carnes)" vinos desaparecieron
de sobre la tosca mesa en un cerrar
~~m. .
Con el estómago lleno y el corazón gozose
se rindieron de sueño los tres (Jequ~ñitos;
entonces comenzaron los consejos de Maria
Luisa á su esposo.
-Ya que Dios nos ha devuelto lo que habías
perdido al juego, y que con e$tQ tene_
mos para establecer un trabajo honrildo
para subvenir á las necesidades de nue~tros
hijos y las nuéstras, olvídate de esa pil~ión
fatal, haz cuenta que nuestra pasada miseria
fue un mal sueño, y que hoy despier '
tas á La vida real con más fe en el trahajo,
mayor horror al juego .. i Prométeme que
no volverás á jugar en. la vida!
. -Sí, guárdame esta noche esto; que yo
tP. prometo no volveré á jugar jamás.
-Mira: mañana temprano vé á casa del
Sr. Miranda, quien nos compró nuestra an~
tigua casa, y cómprasela de nuevo; ofrécele,
si es menester, el ooble de 10 que te oio
por ella, pues es lo único que he sentido de
nuestra antigua comodidad, y esto por ha-
. bérmela regalado mi madre.
-Sí, mañana al despertar iremos juntos
á comprar la. casa, y además un buen mo.
biliario y trajes para ti y para nuestros hijos.
Volveremos á tener amigos, porque é~tos
llegan al olor dé las fiestas, y daremos un
gran baile en que haya cuatrocientas pa~
rejas; nos abonamos al teatro, paseamos
en coche, y, en fin, viviremos como un par
de Príncipes.
María Luisa guardó debajo de la al.
mohada todo el dinero y las joyas ganadas
aquella noche por su marido; no lenla armario
ni cosa parecida: la mano de la des.
gracia lo había arrollado todo en aquel
hogar desyenturado,
La fuerza de esta frugal comida en U'l
estómago débil, produjo á María Luisa un
sueño pesado aquella noche.
Adolfo, después del primer sueño, empe.
zó á cavilar: ,
-La suerte está conm'igo esta noche . ..
soy un tonto en haberme venido con tan
po~a ganancia, yo que he perdido siempre ...
es una locura no aprovechar la ocasión, que
es calva . .. Una ho~a más de juego. me dará
el doble de la suma que poseo .... 1 Nada,
no hay que desperdiciar! 1 Vamos l
Con gran cuidado se levantó, sacó la!>
joyas y el dinero de. bajo la almohada de
María Luisa, que acaso soñaba con las delicias
de una vida de regalo, y dn hacer
ruido, salió encaminándose á la primer casa
de juego que halló al paso.
Dos horas más tarde regresaba con tres
reales y medio entre un bolsillo del pantalón.
Dinero y joyas habían pasado á manos
de otro capricho de la suerte, que quizás al
día siguiente habría de ceder á otro más
afortunado, y aquél á otro; esta es fa ley
del jugador: botar mañana lo que hoy re~
coge
La suerte le había volteado la espalda á
Adolfo, escupiéndole al rostro su antigua
miseria l ... ....
A la mañana sigui"nte, María Luisa des.
pertó radiante de alegrfa ;
I Adolfo, levántate, vamos á casa del
Sr Miranda;
Íl:ste, medio incorporándose sobre un ca.
do, respondió á su mujer con indiferencia:
_¿ Qué quieres que vamos á hacer en
casa de ese buen señor?
, Hombre, ¿ no me ofreciste anoche
comprar la casa que me regaló mi madre 1
¿ Y con qué quieres que te compr~ la
casa? ... ¿ Te has vuelto loca? . .. ¿ Ignoras
que la gente arruinada no puede darse
el lujo de comprar casas?
E'L RENACIMIENTO
-1 Tú eres el loco, que has olvidado el
dinero que trajiste anoche, y las joyas tan
bellas!
-rSi toda esa fálula rw la has inventado
tú, ¿ quiéres decirme en dónde está todo ese
dinero y tudas esas joyas!
-Mí ....
No pudo continuar, había levantado la
cauecera de su lecho. y al encontrarlo va.
cío, se le ahogó la palabra en la garganta.
Mas creyendo que era una broma de Adol-fo,
continuó: '
-Haz guardado todo en otra parte por
darme un susto; pero voy á probarte que
no son mentiras mías }o del 'dinero y las
alhajas, mostrándote 105 re'tos de la cena
que también trajiste anoche.
Corrió por toda la cas>\, revolvió los po.
cos tra&tos de ella en todas direcciones,
buscando un mendrugo de pan, una lata,
un casco de botella, y no halló nada.
. Adolfo, al regresar aqu~lIa madrugada,
después de haber perdido hasta el último
ocha va, ideó h'1cerle creer á Milría Luisa
que todo ¡labIa sido t¡n su eño. y había hecho
desaparecer todg rastro de cena.
Al convencerse María Luisa de que ha.
bía soñado aquella noche.una ventura inalcanzablt>;
al I ersuadirse de c¡ue 'enía que
s~guir viviendo en aquel tugurio húmedo,
vl. 'ndo eternamente bostezar, lIorall.do de
hombre, á ~us tres pellueñitos, ~il1lió hielo
en las venas, un lancetazo en el cora7.!Ín y
un peso in~ofJortable en d cerebro . Dio un
grito desgarrador, se mezó los cabellos, regados
por la ceniza de los dolores, y soltó
una carcajada hí,térica. que despertó á los
tres chicuedtos. que dormían en un rincón
d~ la pieza. sobre un jere-ón medio des.
hecho. , 1 Se había vuelto loca I
• •*
Adolfo,enfermo, demacrado, con los ojos
pegados al cerebro, las mano.s y las pier.
flas temblorosas. y cubierto de un harapo
informe: hecho un demente n :corre las ca.
lIes de la ciudad, mencligando la cad dad
pública pa"a aplacar el hambre.
Sus tres hijos han ingresado al hospicio
en calidad de huérfanos, y su esposa, perdi.
da la razón por el resto de su vida, se encuentra
en el manicomio.
Puede ser que los hijos de esos desdichados
nunca sepan la historia desgraciada
de sus paclres,.y que si algún día hay quien
se la refiera, ella les sirvél de norma para
no errar el camino que conduce á la tran.
quilidad y á la ventura: 1 EL TRABAJO!
No hay pan más blando y blanéo que el
amasado con el sudor de nuestras frentes.
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Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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