Por:
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Fecha:
04/03/1899
AÑO lii Bogotá, Marzo 4 de 1899 NUM. 89
--....... ·---
ORGANO DEL :Mlr I TERIO DE GUERR Y DEL EJERCITO __ .....,. __ _ _
DlRECTOR AD-HONO.REM, FRANGISGO J. VERGARA y V.
Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros
~R~2~~Q~~~~~9~ ~9.~~~9~~~~~~~~~ .~~~~~~~Q~~~~9. ~~~~R~~~~R~~~~~~R~
Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y
Oficiales del EJército de la República
o~~~ ~~~~~~ ~ G~~~~~ob ~~~o~~~~~ 6 -~ ~o~~~~~6~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
OFICIAL - - ··-
que reforma la marcada con el número 8, de 10 de Febrero de 1899
Minist~rio de Guerra-Secúón I .•- Bogotá, 23 de Febrero de I 899
Habiendo solicitado el señor General Con1andante en
Jefe del Ejército, que este Despacho reconsidere la Resolución
nún'lero 8, dictada el ro de los corrientes, sobre
arrestos militares, en atención á Ja conveniencia de restringir
la facultad concedida á los Ayudantes generales de Estados
Mayores, para castigar correccionalmente á los Jef~s
de igual graduación, por desaca~os ó desobedecimientos ;
y encontrando este Despacho razonable la insinuación
mencionada,
SE RESUELVE:
Refórn1ase la Resolución nun1.ero 8, de 10 d los corrientes,
en l sentido de que un J c:fe en servicio no puede
castigar correccionaln1ente á otro d igual grado, sino
á los de inferior en1pleo, con previ pernüso del superior
respectivo. Los dernás Oficial s pued~"n ser castigados sin
necesidad de venia sup rior, pero sí se ará aviso del arresto
al Jefe de q uiet1 dependa directan1ente el Oficial cas-tigado.
·
Publíquese en la Orden general d 1 Ejt=rcito.
El Ministro, JORGE HOLGUIN
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82 DOLETÍN MILITAR
República de Colombia-Departamento de Boyacá -Ejército Nacional-
lnstruccifJn Givil del Batallón Granaderos número 8.0
Número s- Sogamoso, Enero 31 de 1 899 .
Señor General, primer Jefe del Batallón
La manera en la distribución de la enseñanza y su
resultado en este mes, y de lo que tengo el honor de daros
inforn1e, es con1o sigue ;
Secció11 I .a-De Aritmética, resolvieron problemas de
regla de con1pañía ; Urbanidad, n1odo de conducirse en la
calle; astellano, continuación de Ja sintaxis del verbo ;
Dibujo, estudio de las líneas, ángulos y triángulos.
Sección 2."-Estudio, la multiplicación de números
denon1inados ; Dibujo, conocin1iento de las líneas, circunferencia,
radio, dián1etro y cuerda ; lectura en libro y
escritura en papel.
Sección 3:-Ejercicios de multiplicación con números
enteros ; lectura de palabras y frases en el tablero, y escritura
de palabras en papel.
OEedo vuestro atento servidor,
ALIPIO NOSA M .
República=de Colombia-Ejército prrmanentc-x.• División- 3 . • Brigada-
Batallún 7. 0 de Sucre- ]nstruccion Civil- Tunja,
Entro 31 de I 899.
Señor General, Jefe de Estado Mayor de la Brigada
l\tle es n1uy honroso el presentaros el informe sobre
la instrucción dada á la tropa d 1 Batallón durante el mes
que hoy termina.
Sección superior-Lectura, escriLura en papel, resolución
de problen1as con nún1eros enteros y regla de tres
sin1ple, Geografía de Colon1bia y Urbanidad .
Sección media- Lectura d palabras y escritura en pizarra,
multiplicacion y división en cantidades de tres cifras,
y Urbanidad.
Sección iJift'rior-Estudio y escritura del alfabeto, conocimiento
de los nún1eros dígitos, y Urbanidad.
Soy vuestro atento servidor,
El Instructor, c. CORREA
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BOLETÍN MILTAR 83
SECCION D CTBIN AL ---
AI3ASTEOIMIENTO
DE :MUNICIONES E T EL co tB.ATE
N o existe en Colombia disposición alguna oficial sobre
abastecin1iento de n1uniciones en el campo de batalla,
cuestión de in1portancia capital que conviene sea fijada y
resuelta de un n1odo normal desde tiempo de paz, á fin de
que la tropa aprenda y practique Jo ordenado, ya que una
disposicióm deficiente ó incon1pJeta en Ja n1ateria, vale n1ás
que el caos ó la anarquía, ó la falta absoluta de prescripciones
sobre el particular .
Los reglan1entos y disposiciones en vigor en los ejércitos
europeos no pueden transportarse en bloque al país
por razones potísin1as: allá, de ordinario, los ferrocarriles
y carreteras facilitan dondequiera la solución del terrible
probletna, y los cuerpos e tán en capacidad de lJevar consigo
furgones ó carruajes tnilitares atestados de cartuchos,
de suerte que, salvo especiaJísimas circunstancias, durante
el fuego es nuty raro falten n1uniciones á una tropa en1peñada
en un combate decisivo. s preciso entre nosotros
buscar sistema sencillo y de fá cil juego, pues todo otro camino
nos conduciría forzosan1ente á un desastre, y á tratar
de llenar vacío tan hondo se encan1inan las siguientes líneas,
cuya meditación se in1pone á la oficialidad, á fin de que en
en su día pueda corregir Jos defectos que entrañen, y coadyuve
á la expedición de disposiciones reglamentarias perfectas
sobre la provisión de n1uniciones en el combate.
Es obligación elemental de todo je{l y en todo tiempo,
en campafia, Ja de asegurar á su tropa las n1uniciones
necesarias: en el con1bate se en1plean todos los medios posibles
para hacer llegar los cartuchos á los soldados que
están en la línea del fuego, y con tal objeto cada cual debe
desplegar la n1a yor inicia ti va que ]e sea dable, SO pena de
incurrir en tren1enda responsabilidad n1oraL
Tan h.iégo con1o se juzga probable un encuentro serio,
se dan órdenes para acercar las colun1nas de n1.uniciones
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84: BOLETÍN MILI'.l'AR
cuanto sea posible á las tt·opas, pero n1anteniéndol as fuer a
de la zona peligrosa; sin embargo, una parte de las acétniJas
s arlelanta hasta el terreno que ocupan los combatien tes,
y su situación, en especial la de la~ má5 avanzadas, se
hace saber incuediatamente á los batallones de primera línea.
Entre tanto llegan n1uniciones del parque, se puede
disponer con1o reserva de los cartuchos de las cargas que
lleven consigo los cuerpos aún no empeñados.
Los sitios ocupados durante el día por las columnas
de municiones, se indican con una bandera, y por la noche
con un farol: en los mon1entos del combate esas señales se
colocan de n1anera que no sean visibles para el enen1igo, y
n todo caso se sitúan á alguna distancia sobre el flanco de
las cargas.
En la infantería es preciso vigilar d un modo especial
para que no falten n1uniciones en el combate á cortas
distancias.
Tan luégo con1o la lucha es inminente, se distribuye á
los soldados 1 n1a yor nún1ero posible de cartuchos, sin recargarlos,
se entiende, d manera que se aminore Ja rapidez
de sus n1ovin1ientos . Estos, sea á otros del ejército, sin exigir petición por escrito
ni recibo.
A Jos jefes de cuerpo incumbe hacer reen1plazar Jos
cartuchos de sus acén1i1as distribuídos á los tiradores. Tan
luégo con1o una acén1ila es descargada, s dirige al trote á
la seccion de parque más próxima, de donde en su reenlpla~
o se envía al re pectivo cu rpo otra cargada.
Por su parte, los je(i s del parqu tan1poco esperan
aviso ó petición de n1unicinnes, ó J legada de ac "' n1ilas vacías,
para enviar por propia iniciativa c:\rtuchos á tropas
empeñ~das en recia lucha.
Después del con1bate J1.s n1uniciones de hon1bres y
acémilas de con1pañta y batallones se completan por 1 parque
á la n1ayor brevedad po ibh:.
La caballería y los zapadores totnan sus provijones
del parque de infantería n1ás e rcano, i no obran d un
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8G BOLETÍ~ MILITAR
mod~ independiente y por lo mismo no llevan parque
propto.
En la artillería los prin1eros escalones de municiones
siguen inmediatan1ente á las piezas, los segundos escalones,
reunidos por grupos de baterías de un n1ismo cuerpo, al
mando de un oficial~ se sitúan unos 8oo metros á retaguardia,
fuera de los can1inos pero en un Jugar fáciln1ente
accesible. menos de órdenes contrarias, tan luégo como
esos segundos escalones toman posición, envían una caja
de municiones á los prin1eros. .os con1andantes de los se gundos
escalones no pierden de vista Jos emplazamientoq
de las baterías, y cualesquiera que ellos sean, les enviarán
sus n1uniciones á tiempo.
o se recurrirá á la carga de n1uniciones de cada cañón
sino en último extremo, y entonces se Ja hace reemplazar
sin den1ora, en especial cuando se ha consumido
íntegra una de las ajas. En el combate se principia por
consutnir las municiones del primer escalón, que se habrá
situado junto á las piezas; desde que una de las cargas se
ha con ·un1ido, la acénlila, al trote, se envía al segundo escalón
para ree1nplazarla por otra cargad~.
Las cajas del segundo escalón se recargan en las colun1nas
de parque, y en caso de urgencia son directamente
reemplazadas por Jas de éste. La artiJlería montada, al
cambiar de posición, se sirve de las n1uniciones del avantrén
n1ien ras llegan repuestos.
Durante las n1a1·chas, el oficial que en cada grupo
n anda Jos segundos escalones se mantiene en relación con
ei jefe del grupo para estar al corriente de los movimientos
de las baterías.
in fin, los oficiales y soldados armados de revólver
deben encontrar reserva de cartuchos de esta arma en alguna
de las acénlilas de parque de cada batallón.
---·~--
:MÉTODO DE UttV LI ~ R, JEI• ~; DEL EJ'É.l~CI1'0 BELGA
I
Todos reconocen que la instrucción de lo recluta influye
de modo sensible sobre la de 1 s compaii1as, de la cual depende á
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DOLETÍN l\riLITAR 87
su turno la de los batallones : importa, pue , realizarla con el mayor
cuidado.
Las primeras leccione que se dan al recluta se confían á los
Cabos y argc:ntos, y los jefes no ie mpre pueden pre tar atención
á lo detalle infinitamente p equeño en que se fundan aquélla
. De la mi ma maner que es precis o vivir con el oldado para
aprender a conocer u co tumbre y de ell as sacar ventaja, es indispen
able penetrar e de los secretos de la in trucción y de la
educación práctica, y in una observación constante y minuciosa,
el progreso es impo ible.
La buena instrucción del recluta es la base de la di ciplina,
forma el carácter y de arrolla el sentido práctico del soldado ; por
Jo cua1, cuando esa base se establece mal, resultan impotentes para
formar un buen ejercito aun lo má sabio reglamentos. De todos
los método usados hoy en los cua rteles, indudablemente el del
trabajo individual es el mejor : en él los progresos son r á pido , y
el soldado se familiariza facilmeute con el movimiento enseñado.
Esto es verdad obre to<., o pa.-a e1 manejo del arma, porque la demostración
de la in trucción no es sino una especie de pantomima
que e] oldado acaba por imitar con facilidad . Con este mctodo
la instrucción gana en rapidez, sin entrañar inconveniente para
la regularidad y la pnfoccirm, condicione inherentes á todo método,
evitándose a í perdida de tiempo y fa tidio a los reclutas.
Lo que el soldado comprende mejor es el ejemplo dado al fin
de cada explicación . No hay ningún soldado, por inteligente que
sea, que no e impaciente e perando la voz ejecutiva, y quiera sujetar
el espíritu á comprender las explicaciones que la preceden.
De ordinario el instructor, má preocupado con lo que recita que
con lo que enseña, ejecuta el movimiento de fi g urante con tánta
rapidez, que en cierto modo e camotea su arma ante los deslumbrado,
ojos de lo pobre reclutas, y e en vano que e tos e esfuercen
por comprender lo explicado : obedecen la voz de mando ron
vacilación, limitándo e ejecutar poco más o menos lo que no
pudieron adivinar, y nunca estan eguro de 1 mismos.
Adema , la inmovilidad que se obliga t guardar á los recluta
mientras el instructor corrige á uno de ellos y repite sus explicaciones,
los fatig y predi pone á contrat:r po icione ' · iciosas.
Hay, en efecto, nada má peno o par el pobre recluta que
permanecer horas entera en la rni ma posición, inmóvil, temeroso,
ante el in tructor, á quten el manejo del arma e tan familiar,
que "' él le parece impo ible llegar nunca al mi mo grado de perfección
?
Las costumbres del sold do, antes de entrar al cuartel, son
conocidas: lo que ha aprendido lo aprendió á fuerza de verlo hacer
y de ejercitarse en reproducirlo, por lo cual nunca empleó su
inteligencia sino como guta de un imitacion mee nica y servil ;
que, agricultor· ú obrero, e ha hecho h bil en su arte por una co -
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88 BOLETÍN MILI1.'.AR
tumbre constante de repetir sus diverso detalles; que en e pecial
gusta de ]o que hiere sus ojos, y sólo exige aptitudes corporales
por la facilidad con que Jo aprende. Mirad ese taller: ¿ no admiráis
la precisión, la armonía de los mil detal1e que componen una
obra hecha por tántos brazos ? ¿ Cómo se con ' iguió ese resultado?
No fue en verdad demostrando á los obreros los principios
del arte á fuerza de pulmones, sino poniendo ante los ojos de cada
uno de ellos la dificultad que debía vencer, y guiando su mano
inexperta sobre la herramienta de que tiene que servirse. Ejercitar
al obrero á hacer lo que ve hacer y á que lo repita hasta ejecutarlo
perfectamente, ese es todo el secreto de la obra admirada.
¿ No es más sencillo dirigirse al soldado en el mismo len
guaje que le hablan en el taller ? E el mismo hombre : ¿por
qué no instruírlo por el mismo procedimiento ? Tiempo es de
concluír con las inútiles explicaciones técflicas, y de reemplazarlas
por demostraciones materiales al alcance hasta de las inteligencias
más obtusas. . ....... .
ITINEJ?..,ARIOS MILITARES
IPI LE (FRO ... TERA DEL SUR)
(Según A. Codazzi, inéditos. 1853)
I-Ipiales á Tulcán
Ipialu al Pu~nte de Rumichaca-Desierto, frío. Llano con
sólo una bajada para llegar al puente. Di tancia, 3 kilómetros .
El Puente á Tulcán-Parroquia, frío. Se sube una pequeña
cuesta, algo resbalosa en invierno, luégo se baia, y por una explanada
llana, que va entre dos ríos, con algún barro se llega á esta
parroquia, donde hay recursos para tropa; distancia, 11 ~ kilómetros.
ToTAL, r 4-i kilómetros; horas de marcha, 4-; por l1ano, 3;
de bajada, i; de subida, ! ·
I I-Ipiales á Mayasquer (do s jornadas)
PRIMERA JORNADA - -lpiales al Río Blanco-Desierto, frío. Se
pasa una quehradita de mucho barro, y por terreno llano se llega
á este río que da vado aunque muy hondo. Distancia, 5 kilómetros.
Río Blanco a Carlosama-Parroquia, frío. Camino llano orillando
el río y zanjas, también de mucho barro, que sirven de
vallados; luego se asciende una colinita llana hasta el pueblo, de
donde párte un camino de ro kilómetros á Tulcán y á Guachucal.
Distancia, 1 o kilómetros.
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:BOLETiN MILITAR 89
Carlosama a Cumbo/ - Parroquia, frío: camino llano en que se
sttbe una lomita algo re balo a ; e pa sa po r un puentecito una
quebrada con atascadales; por llano que cas i e a niega en in ierno
se llega al río Blanco que e pasa cgunda vez y por sabana se
alcanza al puc:blo: en la ubida e une otro camino que viene de
Tukan por unos cerritos y pa a por Cu spud . Distancia, I I k.il6metros.
ToTAL, 26 kilómetro ; horas de marcha, 7 ; por llano, 6 ;
de subida, ~; de bajada, ! .
SEGU DA JORN DA- Cumbal á lo cumbre del Páramo- Desierto,
frío. Camino llano en la primera legua en que sube sensiblemente;
luego e toma una cuesta no muy á pera y algo pedregosa
hasta la cumbre. Distancia, 10 kilómetros .
Del Páramo al Tambo- Hato frío . Camino que va bajando
medio tendido con muchos ata cadale ; e pasa al pie del cerro
Oreja, v luego }a bajada se hace mas pendiente hasta este punto.
Distancia, 7~ kilómetros .
Tt~mbo á la qu,brada Portachuci/J- Desierto, frío . Es una ba jada
pendiente con mucho barro y malo pasos. Distancia, 8 kilómetros
.
Portachuelo á Mayasqu er-Aldea, templado, sano. Béljada por
una loma llena de barriale , salto y algún ata cada!, con callejones
muy estrechos en unos puntos y piedra5 en otros hasta llegar
al pueblo, que es de indio y encierra pocos recursos . Distancia,
7~ kilómetros .
ToT L : 33 kil6metros ; horas de marcha, 1 1 por lJano,
2; de subida, 2; de bajada, 7 ·
ToTAl~ CE ERAL, 59 kilómetros; horas de marcha, 18;
por llano, 8 ; de subida, 2!; de bajada, 7i ·
II I-Ipiales á Funes (dos jornadas)
PRIMERA JOR NADA - lpiales al Puente d~ Males-De ierto,
frío. Camino llano regular, con poco barro; á la derecha se deja el
que va á La Laja, y poco despué otro que de ese mismo punto va
á Pupiales, y otro que de este pueblo guía al puente; entonce e
deja la dirección del camino que va hacia lle , y ·e toma la bajada
pendiente que conduce al no, que se pasa por un puente muy elevado
. Di tancia, 9 kilómetros.
El Puente ti )V:lalcs - Parroquia, frío. Es una subida no muy
pendiente; luégo, por un plano inclinado y resbalo o, se sube una
cuc tecita con barro, y por una llanada con bastante fango se llega
al pueblo en donde se encuentran algunoA recur o . Di tancia, 7
k:ilometros .
1 OTAJ., 16 kilómetros; horas de tnarcha, 5; por llano, 3; de
subida, I · de bajada, I .
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90 :BOLETÍN mL IT AR
SEGUNDA JORNADA-Males á Puerres--Aidea, frío . Por una
bajada tendida se llega al río Tescual, que se pasa por puente, y
luégo se asciende una cuesta pendiente hasta llegar al plano en que
está el lugar. Distancia, 5 kilómetros.
Puerres al río Angasmayo-Desierto, frío. Se cruza la meseta
de Puerres, se baja y se pasa una quebradt1 hon~a, y se sube un repecho
para llegar al borde de un como precipicio, en cuyo fondo
corre el río. El camine• baja por entre peñascos que sirven de trinchera
natural para defender el paso; hay muchas piedras y angosturas
hasta el río, que se pasa por puente. Estos barrancos, es
decir, márgenes, son perpendiculare , y ~e prolongan hacia arriba
y hacia abajo del paso. Distancia, 62 kilómetro .
Angasmayo á Chitarrán-Casa, frío . Subida muy escarpada y
peligrosa, con pequeños callejones, saltos y despeñaderos yue quedan
expuestos á lo fuegos directos de trop:ls que estén enfrente
para impedir la bajada al río, cuyo paso es imposible cortado el
puente. Distancia, 5 kilómetros.
Chitarrán á Chapal-Casa, frío . El camino va por una cañada
pedregosa, entre cerros, con algunos atascadales. Distancia, 4i
kilómetros.
Chapa/ á Maicera-Casa, frío . Se sube y baja una cuesta con
callejones estrechos, y se pasa la quebrada de este último nombre.
Distancia, 4 kilómetros .
Maicero á Puebi9'11Íejo-Casa, templado, sano. Se sube y baja
una cuesta con callejones estrechos, y se pasa la quebrada de este
nombre. Distancia, 4 kilómetros .
Puebloviejo á Punes-Parroquia, templado. Por un plano inclinado
hacia abajo va el camino, que es regular, hasta el pueblo,
donde hay algunos recursos. Distancia, 2 kilómetros.
ToTAL, 31 kilómetros; horas de marcha, r r; de llano, 3; de
subida, 4; de bajada, 4 ·
TOTAL GENERAL, 4-7 kilómetros; horas de marcha, 16; por
llano, 6; de subida, 5; de bajada, s.-(Continúa).
--··--
Lucha sangrienta, injustificable, castigo inmenso para las nac~
ones, hazaña ~e bárbaros, ruidoso festín de carne humana, pendtente
re baladtza que conduce al abism'"> asilo de indolentes y
pérfid~ . , caverna ensanchada para ocultar despojos, y en donde la
<:onfustón r el espanto, el robo y el pillaje, se halJan Íntimamente
hgados.
¡Oh! ¡qué de crímenes no ha hecho cometer su dt! enfreno!
Aquí vemos un mon truo tiñéndose Jas manos con la sangre de
su propio padre, ó llevando el puñal al seno del hermano para sa-
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DOLETÍN MILITAR 91
ciar la sed ardiente del poder; allá un guerrero seguido de un puñado
de audaces, invade todas las naciones, trastorna todos los
tronos, }' amontana cadáveres sobre cadáveres para satisfacer su
ambician de conquistas; más allá una cuadrilla, profanando el nombre
santo de la Libertad, arrebata á la madre que llora al hijo incauro
que, dejándo e sorprender, cambia la piqueta y el azadón que
le daban sustento y esperanzas, por el rifle que hien: y r:1ata: en
una palabra, la guerra hace olvidar la doctrina de lA caridad cristiana,
convierte en cuartel el templo, regocijo de los fieles, enmudece
la cátedra sagrada, quita á la con~iencia su valor, implanta la
malevolencia, convierte la vida de las familias en suplicio continuado,
arrebata en contribucione de guerra el resultado del trabajo
honrado acumulado en muchos años de fatiga, consigna como esclavos
de lo abogados de boardilla á los vecinos maliciosamente re..
lutados, quiene ., para conseguir su libertad, tienen que pagar un
crecido rescate. Obliga á los institutvres á clausurar los establecimientos.
de educación para que los alumnos, vueltos políticos, t-omen
en vez de los libro el rifle y la cartuchera; po pone el poder
civil al caudillaje, que funda como doctrt:la las terribles palabras de
preparen, apunt~n, fuego .
El horrendo trueno de la fu ilería, repercutido en los ámbitos
de la Republica, destruye las vías de comunicación, interrumpe
la navegación de los ríos-fuente de riqueza y prosperidad general,-
vulnera los pre ervativos del padre, para salvar á sus hijos de
Jas agontas del hambre, y nos mue tra como única divisa la espada
y el fusil ; una vez desmoralizados los partidos políticos, convierten
los tipos de imprenta en proyectiles para matar hombres;
al soldado disciplinado, instruído, constante, leal y valeroso, en fu rioso
enemigo de la ociedad ; y el Gobierno, benéfico motor de
todo el organi mo social, para conservar sin debilidad ni presun ción
la tradición historica de su legitimidad amenazada hasta en
el interior de la casa presidencial, obligado á reclutar á la luz meridiana,
y á agotar u recur o en un cortejo de Generales, Directore
en Jefe, Mayores y Tenientes Generales, Inspectores y Subinspectores
de. di' ersas armas, Intendente del ejército, Tesoreros
de guerra, Comisarios pagadore , Médicos, Cirujanos Mayores,
grandes cuerpos de ambulancia, Hermana de ]a Caridad, Contralores
enfermeros, AuditOJ-es generale , Ingenieros civile y militare
, Proveedore , Conductore de equipajes, Aposentadorc~, Gobernadore
del Cuartel general, Cuerpo de guías, Zapadores,
Bomberos y prácticos en el conocimiento del paí , Comandantes
Gc-nerales de caballerías, Jefes de Brigadas, Guardaparqucs generales
y particulares, Jefe de l\1aestranza , Jefatura civile y militares,
Séquito<: de Jos Generales en ] efe, Cuerpos de espionaje, y
¡qué horror! los clerigos sueltos, los depó itos y los encargados
de rondar las poblaciones.
La aparición del primer boletín de la guerra; los partes tele-
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62 BOLE1.'Í MILIT .AR
gráfico como lava hirviente d~l volcá~; el an_unci? de haberse
dado la primera batalla y obtemdo la pnmera VlCtona, llenan de
horror y e panto lo hogare , produciendo el desbarajuste de la
bomba explosiva en campamento de organizado.
Las víctima inmoladas y el eco profundo dd herido con sus
ayes t}ue nadie e cucha, porque son en la guerra pequeño tnctdente
; el grito de dolor del moribundo escapado en el e pacio y
los cadáverc insepultos, on otro rantos e cándalo q_u~ conrnueven
el alma y hacen renegar de la guerra por la inju tiCt':l que encierra
contra la gentes desvalidas; las venganza personale ; el
rejo de enlazar; la pa iones enardecida ; las e peranzas burladas;
lo sembrado de hecho ; abandonado el cultivo de la tierra, la
má uinas enmohecida , los mayordomos di poniendo á u antojo
de las hacienda , los pere7,osos suspirando por un día de guerra
para recomp ensar sus vdndns IIO"cturnas; los jornalero v agricultores,
hechos Jefes y ficialcs; el petardi ta y hambr~>ado, al estallar
la guerra, acaudalado al toque de fagina; la t nj uria de hombre
á hombre, de mujer á mujer, de niño á niño; la vía publica
sin seguridad, favorecier~do frecuente a esinato ; la justicia encargad
de reprimir los crímene , e crita sobre arena con una
caña mojada en lagrimas amargas; la mi c:ria uncida como trofeo
á la boca de los cañone ; la iuda y huc:rfanos sintiendo h3mbre
y frío en los umbrales de las oficinas pagadoras y in recibir siquiera
el re peto que in pira el infortunio; el crédito en el exterior
postrado, y los reclamos extranjeros, eguido de acorazadas fragata
de guerra con sus pabellone y bandera de- corneta , marcando
el puerto indefcn o que deben bloquear, etc. odo e to nos
previene que no debemos confiar en los que blasonan us victorias,
ptro no la filicidtul tanta; veces prom ·tida; ni en aquellos que para
eternizar su memoria, nos muestran en pleno iglo de ci v ilizacion,
sus magnífica culebrinas como la ultima rnzon de los RtJ't'S.
RIC ~DO ACEBEDO
( Oont in·ua·rá)
P RTE EJ.. E ~ER L ESI A -OL AL VI REY ·x-
ExulrtJIÍ.rhno Stiíor:
Situado al frente de los enemigo en los potrero de Bonza,
ólo e peraba que dejasen u intacables posicione p ra libertar de
un todo este país de los disturbios JUe en el han ocasionado. En
•1 p:trte republicano qu e t.i publicarlo en el número 30 •le e te Bolrl iu. como
inérlito1 e h:abí. publicado y:t en l ; 1/i~lorin de Groot, lo J) rumtWIIJ' par.-. J;¡ hittori
ele l:t vit.l.1 públic., •lel Libert;ulor, de Bl.mco. )' l.t 1lfnnoriru de O'Le ry, y or lo tanto
no es pic.:L.l ouc:v.1.
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DOLETÍN MILl~'A..R 93
el día de ayer supe que hab1an pasado el Vado y se dirigían sobre
el Salitre ; dispuse al momento que el Batallón del Rq y la caballen
corrieran á impedir el que se posesionasen de aquel lo que
efectivamente se consiguio desalojando su caba llería, que ya estaba
situada en el. La Divisi ó n continuó su marcha hasta alcanzar al
enemigo en el PolJtcmo dt f/argas: aquel hizo alto y tomó posesion
de los cerros al E ., que están dominado por otros mayores;
me situe en una pequeña altura frente de su posición, y, reconocida
est:a, di la orden al Tenieute Coronel D . Nicolás López
para que con su Batallon pasase á tomar los cerros á la espalda del
enemigo, y caer por u retaguardia. Este bizarro Cuerpo, á pesar
de lo e · cabroso del terreno y de la multitud de enemigos que acudieron
a impedirle el paso, se apoderó de todas las alturas con la
misma prontitud que si no hubiese hallado obstáculo, destruyendo
á las bayoneta cuanto osaron hacerle frente, y poniendo en vergonzosa
dispersion á los demás ; en este esttt.do, n:> pudiendo contener
el ardor de la tropa, di la orden á la Compañía de granaderos
del 2 . 0 de Munancia, para atacar, lo que ejecutó, desalojando
:al enemigo de sus posiciones, en una borrasca inexplicable y sin
detener su marcha: en vano empleo sus reservas para volver á
ocupar, pues la primera Compañía del mismo Batallón, rivalizando
en valor con la de granaderos, los contuvo y precipitó nuevamente
á la hondonada en que e hallaban reducidos : la columna de
reserva recibió la orden de flanquearlo , y la de caballería, la de
cargarlos en el desfiladero p•>r donde se hallaban preci ados á retirarse
: su destrucción era inevitable y tan completa, que ni uno
solo hubiera pod1do escarparse de la muerte. La desesperación les
in piró una resolución sin ejemplo: su infantería y u caballería,
saliendo de los abismos en que se hallaban, treparon por aquellos
cerros con furor : nuestra infantería, que por su ardor excesivo y
por lo e carpado de la posicron, se hallaba desordenada, no pudo
resistir su fuerzas ; sin embargo, les disputo á palmos el terreno,
y cedieron la posicion al Pnemigo despues de la más obstinada
defensa : reforzadas por otras dos e mpañfa de la reserva,
tres veces tomaron y perdieron, á la bayoneta, Ja posición. Por
desgracia, otras cuatro Compañ1as que debtan reforzar las anteriores,
e extraviaron y no llegaron á tiempo; por lo que me vi
preci a do á de tacar los Granaderos, 6. • y 4! de Drag nes, para
que contuviesen al enemigo, lo que verificaron echando pie á
tierra, y, unidos á la infantena, los extrañaron nuevamente de su
po ición : aun no de confiaba de u tot 1 exterminio, pue el Batallon
dtl Rey debía caerle por su espalda ; peto á este le faltaron
las municiones, que no puqieron seguir por lo escabroso del
terreno. Un fuerte aguacero impidio la continuacion del fuego, y
sobreviniendo la noche, me vi preci ado a reunir la:> tropas, y, tomando
posic1ón sobre el mismo campo, esperar la· municione de
que está enteramente la tropa Jesprovist • . La perdida del enemi-
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94 BOLE1.'lN MILr.I'AR.
go fue horrorosa. La desesperación precipitó sus jefes y oficiales
sobre nuestras bayonetas, en las que recibieron los más una muerte
que tienen tan merecida; y sin el excesivo ardor de la tropa,
que ocasionó la desunión, los insurgentes hu hieran sido totalmente
destruídos en el dta del Patrón de las Españas. La infantería
hizo prodigios de valor : no hubo un soldado, un oficial, un jefe
que no se mostrase con acciones heroicas. El terreno no permitió
á la caballería dar muestras de su ardimierrto; pero sufrió un fuego
horroroso, de que muchos fueron víctimas ; y las Compañías
Granaderos y 6. • se distinguieron haciendo el servicio de infantería,
como tengo anunciado. Nuestra pérdida fue de poca consideración,
y luégo que los Cuerpos me pasen los estados de ella, tendré
el honor de p nerlos en conocimi~nto de Vuestra Excelencia.
Los enemigos se retiraron con la noche, media legua de su
posición, teniendo el frente, la espalda y el flanco derecho cubierto
de un pantano inaccesible, y apoy~ndo su izquierda con
alturas casi insuperables : tengo observado que Bolívar, poco
satisfecho de la buena voluntad de sus tropas, elige siefTlpre posiciones
sin salida, para que la desesperación produzca los efectos
del valor.
Como la conducta heroica de la oficialidad y tropa ha sido
tan general, no puedo hacer mención particular de algunos : así,
prop0ndre á Vuestra 'xcelencia los que creo más acreedores á
ser premiados, no habiendo individuo que no lo sea á la consideración
de Vuestra Excelencia. Estoy reconociendo el campo y
recogiendo cargas de fusile .
Dios guarde á Vuestra Excelencia tnuchos años.
Campo del Pantano de Vargas, 26 de Julio de 1819.
]OSE MARIA BARREIRO
P. D. Son las once de la mañana, y el enemigo hace movimiento
retrógrado, y seguiré luego que me entere de su dirección.
(Gacettl Oficial de Santafe)
--···--
SOBRE EL TIR0 DE LA INFANTERf EN .EL EJERCITO ALEMÁM *
• Introducción
1.0 Lo~ ejercic:ios de tiro tienen por objeto dar á la infantería
el grado de tnstruccwn que en este ramo ncce ita para emple-ar
con provecho el arma eJe fuego en el combate:.
Aprob;ulo por el .Emp;r.tuor Guillermo c:l 9 rle eptiembre de 1893, y ain modificacionca
hasta l.t iech:1. No c~ta á dcma r ·corcl,ar que e.te Regl.lmcnto ae r.imo numero.
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BOLETÍL'{ MILITAR 95
Tales ejercicios con tituyen uno de los puntos más importantes
del servicio de guarnición, y por lo mismo deben practicarse
con el mayor cuidado, dirigiendolos de tal suerte, que el soldado
en el primer año de su ervicio resulte die tro en el tiro de combate
. En los años siguientes se completan y perfeccionan los conocimientos
que en el primero haya adquirido.
La in ' trucción del tiro comprende:
a) Los ejercicios preparatorios;
b) El tiro de in trucción;
e) El tiro de combate;
d) El tiro de demostración;
~) El tiro de examen .
I
TE O RÍ DEL TIRO
A-Generalidades
a) Generalidadu sobre la Jorm(J d e la trayectoria
2. 0 El trayecto ó sea el camino que en el aire recorre el proyectil
(la bala), ó más exactament(", su centro de gravedad, se llama
trayectoria.
3.0 La forma de la trayectoria depende : de la velocidad del
movimiento; de la dirección del movimiento; de la pesantez que
hace caer el proyectil ; de la resistencia del aire que disminuye la
velocidad ; de la rotación que se imprime al proyectil.
La velocidad, dirección y rotación la dan al proyectil la fuerza
de los ga e de la polvora que lo arrojan del cañón del arma.
4.0 La impulsión qu~ dan los gases de la pólvora es de tal
naturaleza, que puede comunicar al proyectil un movimiento hacia
adelante, recti lJ neo, uniforme y soste11ido, sobre la prolongación
del eje del e ñon del fusil.
La accion de la pe antez, hace que el proyectil baje, es decir,
caiga durante u marcha : la velocidad de dicha caída aumenta con
la duración de la misma.
Ademas, como el proyectil etnpuja y arroja hacia los lados el
aire que encuentra en u e tnino, á la vez que dicho aire le opone
resistencia, el proyectil sufre continuada perdida de su velocidad de
marcha, de donde que recorr e pacios iguale en tiempos m ás y
más largos.
De lo dicho resulta que la trayectoria es una lu1ea curva , con
curvatura mayor ha ia el fin qtte hacia el principio.
5 .0 Para alcanzar un blanco c. un altura determinada se debe,
pues, colocar el cañón del arma n una posición tal, que 1 prolongación
Jcl eje del n i · mo pase sobre el blanco la cantidad exacta
que el proyectil debe e t:r antes de llegar al dicho blanco.
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96 BOLETÍN 1\ULITAR
Sea ah el eje del cañón prolongado (figura 1. •); h, f"l blanco;
be, la altura que desciende ó cae el proyectil en el trayecto a c.
Para alcanzar el blanco b, la prolongacion del eje del cañón
debe levantarse la cantidad he, es decir, que e debe dirigir sobre d .
El án ulo bad, que indica lo que el cliñón debe levantarse, se
llama ángulo de elevación: en el fusil se obtiene por medio de
la alza.
6 .0 Para que el proyectil, que es cilíndrico y muy largo, describa
una trayectoria definida y regular, es preciso que avance
siempre con la punta hacia adelante, y ese re ultado se consigue
dando al proyectil, dentro del cañón, un rápido movimiento de
rotación en torno de su eje mayor, por medio de rayas ó estnas:
el movimiento así impreso se conserva durante todo el trayecto
recorrido por la bala .
Aparato de puntería
7 .0 El aparato de puntería comprende e] alza y el guión. La
línea ideal que une el centro de la ranura de la mira con la punta
del guión, se llama línea tle mira. Dirigir esa línea con el ojo, sobre
un blanco d e t e rminado, se llama apuntar.
El punto sobre ~ue debe dirigirse la prolongación de ]a línea
de mira se llama punto d e apunte; el punto sobre el cual se halla
realmente dirigida la prolongación de la línea de mira al partir la
bala, se llama punto ;rpuntado; el punto herido por el proyectil á su
llegada al blanco se llama punto tocado ó posición del proyectil ó
impacto. Según que el punto de apunte se halle sobre el blanco ó
en su borde inferior ó superior, se dice que e apunta al blanco, al
pie del blanco ó á la cabeza del blanco.
8. 0 Si la línea de mira fuera paralela al eje del cañón, se podría
en rigor alcanzar el blanco apuntándole alto y eligiendo entonces
el punto de apunte fLtera del blanco . in embargo, como
tal manera de apuntar sería con frecuencia difícil y á menudo imposible,
es preci o que el punto de apunte se pued elegir sobre el
blanco ó á lo sumo inrnediatament<:: encima de el. Para que sea
posible tocar el blanco en esa condiciones, es preciso que, á la altura
del blanco, el ej~ del e ñón se halJe debajo de la línea de mira
(figura 2), y por consiguiente que corte esa linea de mira. Lo dicho
se consi g ue colccando la ranur ó ventanillo de la mira m "s alta
que la punta del guión, con relación al eje del cañón, y arreglando
de tal 11JOdo la altur. del ventanillo de mira obre:: el eje, que pueda
aumentarse de acuerdo con la di tancia, en tanto que la ltura del
guión permanece invariable. Para la puntena, el cañon toma tal
posicion, que hace pasar la prolon g ación del ejes bre el bl neo, la
mi ma cantidad ó ltura qu e d proyectil baja por la pesantez para
que pueda herirlo.
El ángulo formado por la línea de mira al inclinar e sobre la
línea de tiro (a b e), se ll m ángul de mira (figura 3.4
)
(C()ntinuará)
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Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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