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  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  HAYDN, J.: Piano Concertos (Ax, Franz Liszt Chamber Orchestra)

HAYDN, J.: Piano Concertos (Ax, Franz Liszt Chamber Orchestra)

Por: |

I. Allegro (09 min. 41 sec.) / Haydn -- II. Largo (06 min. 12 sec.) / Haydn -- III. Finale: Presto (04 min. 03 sec.) / Haydn -- I. Allegro (09 min. 16 sec.) / Haydn -- II. Adagio (07 min. 12 sec.) / Haydn -- III. Finale: Rondo (03 min. 53 sec.) / Haydn -- I. Vivace (07 min. 36 sec.) / Haydn -- II. Un poco adagio (06 min. 09 sec.) / Haydn -- III. Rondo all'ungarese: Allegro assai (04 min. 22 sec.) / Haydn
Fuente: Naxos Music Library Formatos de contenido: Audios
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HAYDN, J.: Piano Concertos (Ax, Franz Liszt Chamber Orchestra)

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  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  PROKOFIEV, S.: Piano Sonatas Nos. 1, 4 and 6 (Bronfman)

PROKOFIEV, S.: Piano Sonatas Nos. 1, 4 and 6 (Bronfman)

Por: | Fecha: 1994

I. Allegro moderato (08 min. 57 sec.) / Prokofiev -- II. Allegretto (04 min. 49 sec.) / Prokofiev -- III. Tempo di valzer lentissimo (07 min. 33 sec.) / Prokofiev -- IV. Vivace (06 min. 49 sec.) / Prokofiev -- I. Allegro molto sostenuto (05 min. 30 sec.) / Prokofiev -- II. Andante assai (07 min. 04 sec.) / Prokofiev -- III. Allegro con brio, ma non leggiere (03 min. 33 sec.) / Prokofiev -- Piano Sonata No. 1 in F Minor, Op. 1 (07 min. 01 sec.) / Prokofiev
Fuente: Naxos Music Library Formatos de contenido: Audios
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PROKOFIEV, S.: Piano Sonatas Nos. 1, 4 and 6 (Bronfman)

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  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  LISZT, F.: Beethoven - Symphony No. 6, "Pastoral" (Gould)

LISZT, F.: Beethoven - Symphony No. 6, "Pastoral" (Gould)

Por: | Fecha: 21/11/1907

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. A~O XI\'.-CALI, (República de Colombia J NO\'IEl\1BRE 21 DE 19ó7.- .0 310 h !B Bii!EEI y fotiaio¡o Be.Ltu:rukV k-~~nili~ ( tf&um de " fEi ~\\eo dd nfte 11 ) 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3364 1 EL CORREO DEL VALLE ~'ías de la montaña Horas de amable sencillez; florida paz de mis campos ; luminosa huella que abrieron en el fondo de mi vida, el sol, la tarde, la montaña y Ella. El sol que desde el ápice ledano C!el monte, se deshoja en la penumbra de la noche (crepúsculo caucano á cuya luz la ca a se vislumbra como una garza en la mitad del llano ). La tarde-gris y púrpura-harmonía Que reflorece al margen de mi año dulzaina de mortal melancolía; fuente que reza; bíblicos rebaños hacia el apri 'CO, en el morir del día. La montaña : el silencio, la arboleda borrándo. e en el trág-ico horizonte que ennegrece la noche ; obscura seda de 1-:ineño y ele can ancio que se enreda en la cabeza. ecular del monte. Ella : la Yida en Ella solamente ha florecido diez Y ei abrile ; nn traje corto aú"n y alma riente donde encontró mi ensueño un incipiente jardín , pleno en detalle. infantiles. :-:3n nombre e. una mú ica. lejana en mi vida. Quizá yá no recuerde qne cuando el alma azul ele la mañana abrió sobre no onos u ventana, juntos cruzá.mos por el campo Yerde. Xi que en la tarde gris, cuando re~mena In Yoz del pPno ó el clarín del gallo, ha.cin hl l'asn pH tr-inrcal ~· amena In ví tornm· por In cxtem;ión ~erena sobre el JHll':iO g·l:'ntil ele su caballo. Quizá yá no se Acuet·cle ele que nn mo nznl C'ri. talerín Y ele qne el huerto en flor no~ encendía In. misma RE'd ele ncnchilla.r naranjas. Su nombre ps R6lo pa1·a mí; lo siento en mi jardín, como un rosal divino Y s~ m nRiea liza en mí sn acento romo In \'OZ efímera del ,·iento Pnt1·e PI n>sndo (•nrnf'ol m:¡J·inn ....... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE Aeaso i'lll palabra haya querido crnC'ificnr mi ensneño con la llaYe fa ta 1 q ne n bre las puertas del oh·iclo: , iempn"', en mi senda estéril, hP tenido c¡nien me diga: quizá, tah·tz, cp1it'>n sahe! Pero ni vo!Yer el ánima encendida haC'ia PI <'nmino en donde está sn hnclla, mP a le~~;ra rá con sn ,·erclacl florida toclo el paisaje qnP sintió mi Yicla : el Rol, la tarde, In montaña y Elln. CARLO~ YILLAFAÑE. ANTIFACES E:-; EL SILENCIO DE {1;-.: P.\RQt'E SOLITAI!IO, EN UN.\ TARDE ESTIYA. ELLA Y ÉL H .\N YllELTO .\ E:\CO NTR .\RSE, EN l ' :\ .\ .\L.\MEO.\ DE PJNO!'l QUEJUMBHOSOR. CERCA DE ELLOS LLORA EL.\ L~L\ DE U;-;".\ FUENTE. A LO LEJOS, EN UN DESCOLOR.\~UENTO DEL OCASO, E:\TRE M.\:\CHAS DE ORO PÁLrDO Y DI•; ~lALY .\, . E Y.\ PERDlENDO EL SOL ..... . ESCENA UNICA -¡ Ah ! ¿eres tú ? .. . .. -¡ Ah : ¿tú eres? .... . . -Ya lo \'es ...... Yo soy y yo . oy la mi:-:nHl . -En cambio, yo no soy el mismo. SiPn1o <¡ní' hP cnmuinclo tánto ...... -AHí soi.· ·los homl>I'P:-:. -Lo qne no deja ele l->er nna feli eiclncl. -Gt·acias. -¡Bah ! .. .... no lo tome. tan ñ lo ,.;erio Fip;ú1·;~te que hnbloPn lu·oma. Cuanc~o te dig.·o qne IH• (·amhiaclo tñnt~> ... ... ¿ I'..:ro te ha:-: fijculo en la coin-tidencta de e. te encnPntro? Est¡\moH a .. .. .. -No . iga.- .. .... . -¿ Por c¡ni\ ? .. .. .. Despnés clP toclo, ¿qné mÍ\s cln? ¿ Hecnerdns ? ...... Ha-ce preci umcnte ;TE :) -Dicen que recordar es viyiT·. i\Ientit·a . Hcconlar es morir. -No seas tonta. Al fin de cuPntAs, ¿ qni\ fueron nuestros nmore, ? ..... 1 P eh !. ..... flor de un clía, nada serio, nnn tont!'ríu nnéstrn ....... ¡ Yaya! confiesa que fue una tolltPrítt nnéstra (Dtllt '.J.\:\DOSE E · st ·s L.\IIIOS l'NA LEYE SONRISA). -Eres muy malo. Yo te quise; yo te quise mucho. ¡ Eh! uo falt.aba má.'l sitiO que fuérn.mos Íl entristPcemos ...... Serío ue­cio, ¿ verdad ? -¿Pero e que á tí no tP dne!(' el alma, rpcordanclo aqnE>llOR días ? ...... -¿ Pot· qni> ha rle dolerme ? ...... Lo pn.saclo, pasado. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3366 EL CORREO DEL VALLE . -Y lo dices tan fríamente! En cambio, si supiems lo que yo sufrí cnanclo todo concluyó ...... Lo que yo sufro rcconlándolo . -¡Bah!. ..... PnlnlH·as ...... pnlabrnf-l ...... como deda Hamlet. PiPnso que si c¡uisiet·as pon tristeza, lleno de triRtC'za ps(.alln HiC'm¡H'<'. Hoy qne ya ha ¡><1sado todo, nngran re­poso ocupa <'HtP lug-ar flllP antes ocnp6 mi cornzélll. Siento lo flUe deben sentir eHas agnas de superficie inmó,·il. ¿ Es esto la muerte ó In vida? ..... . No lo sÍ'; en todo easo lo mismo m0 dn. Sé solamente que yú no teng·o penas, que no sufro y c:;:;to yá es una gm.n feliciclacl. ¿ ([uc loR cadáYere tampoco :mfren ? ...... bnN10; ¿ quii\n ¡nwcle afirmar qne no sean felices los cadáveres ? ... ... ¡ Oh ! nw acuerdo hoy nmos ntesnmi-gm.;: er uo e:; conocer la, vida y diestl'anwnte ex p licnr su::; principios ca. tegóricamen te ; eso para los otro:,; sauios, para Jo¡; sabios que súlo tienen ojo::;, y p ensamiento y lnl>ier no cs c:ono<'el' sino sentir la vida, y hay que sufrir sintil>nclola, si 11ó yú no e· Yivitla: y hay que :,;entirla, en csa.s melaneól ic:nH cosn::, (l u e ::;ufrcn en silencio: por ejemplo: las rosa:; cmtndo se mueren; nada. máH tris le ....... Sinem bnrg-o c:uántosjunto á las rosas muertas pasan de larg-o! ...... ¿ Y el alma ? ...... No :.;é nada; yo :.;úlo sí' que exi:,;te alg-o que no se explica pcr,_, que siempr~ e:,; triste. lna Yoz nl oítlo me diee tiernamente: -¿Y el amor? ...... 1 'un. e:.;irclla hrilla idílica mente junto <Í ot t'nln .\¡(untleza si es amor, 110 0slé licuo zn. ¡Oh, sí ! ...... El dolor . hn:;;;tn c11 <'1 beso nnsin(lo porque se arnhn <>1 l>Pso. -¿Y el amor? ...... Continúa ln voz ií. mi oítlo .. y yo res¡><>JHlo : súlo del amor he Yi\·itlo. Amo. Por t•so todo \ 'Í\'!' entrP mí de modo nwlnneúlieo y I.!,TtlYe ...... ¡ J\li nmor lo llcnn. todo! l\Jj <1.111<1 dn <'H el l'CS\li11C11 <1P todas ('SHH ('USHS qtw li los caminoR por donde ayer llegaba el amor ...... Tengo amarga el alma. ...... La alametln e · muy triste.'' mu,Y larga ! Despues : Ame~cla. lwg:umo:-; ntwstro ataúd eon e::;os át·bole::; del camino que guardan Huest1·os be::-:o::;. Lns HoHADO VJ<;GA. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 3369 ------------- ---------- LA ALEGRIA DE LOS CIEGOS Una de las cosas que más me han sorprendido en mi existencia y que en Madrid tengo frecuente ocasión de observar, es la alegría y el exce­lente humor de Jos ciegos. En Méjico encontraba yo diaria­mente parejas de muchachos ciegos, de la escuelainmediata á mi casa, que salían de paseo. Casi todos sonreían, como si contemplasen un bello paisaje interior, ó pensasen pensamientos armoniosos y apaci­bles. Tnve en mi niñez un maestro de música, ciego. Su sutileza era tal, que cuando entraba en una habita­ción, sabía inmediatamente si en ella estaba alguien, y saludaba. Era en vano callar. El continuaba di­rigiéndose á la persona aquélla, hasta enfadarse porque no se le res­pondía, y preguntar irritado: -¿Es usted sordo? Al trasponer el umbral de una puerta sabía ya si la pieza á la cual entraba era reducida ó espaciosa. El ambiente de la misma se lo decía. Pues bien, este ciego era excesi­vamente feliz; jamás le vi sombrío, á pesar de toda la sombra que lle­vaba en las muertas pupilas. Theóphile Gautier, en su viaje á 1 España (adorable antigualla), ha­bla de un ciego que le guió en su visita al Escorial. "Era verdaderamente maravillo­sa de ver, dice, la precisión con que se detenía frente á los cuadros, de­signándonos su asunto y su autor, sin vacilar y sin equivocarse ja­más". "Nos hizo subir á la cúpula y nos paseó por una infinidad de corredo­res ascendentes y descendentes, que igualan en complicaciones al Con­fcssionnal des Pemitents Noirs ó al Chateau des Pyrénées de Anne Ra­deliffe. Este buen hombre se llama Cornelio-añade Gautier-y disfru­ta del más bello carácter del mun­do. Parece alcgrísimo de su enfer­medad". En días pasados, en un tren, un matrimonio, fortuita relación de viaje, referíame de cierta parienta á quien iba á visitar: -"Es una anciana, decíame la se­ñora (y el marido lo confirmaba), que hace algunos años era intrata­ble. Tenía un insoportable carác­ter; pero desde que se quedó ciega se volvió angelical. Su buen humor y su dulzura no se desmienten ja­más". Si me pusiese á citar todos los testimonios y ejemplos que abonan la verdad de este hecho, inverosí­mil pero exacto, no acabaría nunca; más quienes me leen saben sin du­da de muchos casos y confirman in­mediatamente lo que digo. ¡Sí, se­ñor, los ciegos son casi siempe ale­gres, los ciegos son casi siempre fe-lices! , Así, como canta más bellamente según afirman, un ruiseñor cuando un salvaje le arranca los ojos, así gorjea el alma de un cie}!o en la per­petua noche que le circunda. ¡Qué sabemos nosotros de esas misteriosas compensaciones de la naturalezr- para los miserables á quienes en apariencia azota! ¡Qué sabemos si es madre allí donde la hemos creído manrasta! ¡Cómo podríamos adivinar los paraísos interiores de aquellos á quienes está negada la visión de la vida! ¡Quién sabe si la tristeza está en las cosas, como está en ellas la con­sistencia, como está en ellas la ener­gía, como están en ellas tántas pro­piedades físicas! ¡La cosas son tristes, sí, y la vi­sión de las cosas es acaso lo que nos conturba y llena de melancolía! Tras de mirarlas y remiradas, la angustia se nos entra muy hondo. Cnando ya no las vemos, la an-gustia se va con la luz ..... . El horror supremo de los ciegos de Maeterlinck es puramente ima­ginativo; ¡está pensando por un hombre que ve! ¡La realidad no es Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3370 EL CORREO DEL VALLE así! En las grande catástrofes, los ciegos son quienes más segura­mente escapan. lles, para ellos sólo visibles, sonríen tes y serenos! Por todas e tas cosas y por otras muchas, no me sorprende la sonrisa ele lo ciegos, divorciados ya de las apariencias del mundo, la enigmá­tica !iOnrisa de los ciegos, que van por las caJies de l\lad riel, haciendo sonar sus desmadejadas orquestas. Ellos están en connivencia con las tinieblas. La sombra es su cóm­plice. ¡Cuando en Londres cae la terri ­ble bruma negra, mientra la metní­poli agoniza y se debate como un gran monstruo en una trampa, ellos marchan por el dédalo de ca- .b.IADO NERVO. 1 La luz vaga ...... opaco el día ..... La llovizna cae y moja Con sus hilos penetrantes la ciudad desierta y fría; Por el aire, tenebrosa, ignorada mano ¿u·roja Un obscut·o velo opaco, de letal melancolía Y no hay nadie que en lo íntimo no se aquiete y se recoja Al mirar las nieblas grises de la atmósfera sombría, Y al oír en las alturas Ielancólica y obcuras Los acentos dejativos Y tristísimos é inciertos Con que suenan las campanas, Las campanas plañideras, Que les hablan ú los vivo De los muertos! Y hay algo angustioso é incierto Que mezcln ú ese sonido su sonido. E inannúnico vibra en el concierto (luc alzan los bronces ni tocar ú muerto f'or todos los que han sido! Es la voz de la campana Ouc va marcando la hora ÍÍoy lo mismo que mañana , Rítmica, igual y sonora, ITna campana se queja Y la otra campana llora; Esta tiene voz ele vieja V ésta diez. :. Y hoy día de muertos .... .. ahota que flota En las nieblas grises la melancolín, En que la llovizna cae gota ú gota Y con sus tristezas los nervios embola, Y envuelve en nn manto la ciudad sombría; 3371 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3372 EL CORREO DEL VALLE- - - - - ------------------------------- --- - 1 Ell~, que ha marcado la hora y el día En que á cada casa 16gubre y vacía 'l'ras el luto breve volvió la alegría; Ella, que ha marcado la hora del baile En que al año justo un vestido aéreo Estrena la niña, cuya madre duerme Olvidada y sola en el cementerio; Suena indiferente á la voz de fraile, Del esquilón grave y á su canto serio; Ella, que ha marcado la hora precisa En que á cada boca de dolor sellada. Como por encanto volvió la sonrisa, Esa precursora de la carcajada; Ella que ha marcado la hora en que el viudo Habló del suicidio y pidió el arsénico Cuando aún en la alcoba recién perfumada Flotaba el aroma dtH ácido fénico; Y ha marcado luégo la hor;:t en que mudo Por las emociones con que el gozo agobia, Para que lo unieran su ¡¡agra-do nudo A la misma iglesia fue ·con otra novia; Ella no comprende nada del misterio De aquellas quejumbres que pueblan el aire, Y Jo ve en la vida todo joco-serio; Y sigue marcando con el mismo modo, El mismo entusiasmo y el mismo esgaire La huida del tiempo que lo borra todo ! Y eso es lo angustioso é incierto Que flota en el sonido, Esa es la nota irónica que vibra en el concierto Que alzan los bronces al tocar á muerto Por todos los que han sido ! Es la voz fina y sutil De vibraciones de cristal Que con acento juvenil Indiferente al bien y al mal, Mide lo mismo la hora vil Que la sublime y la fatal, Y resuena en las alturas Melancólicas y obscuras Sin tener en su tañido Claro, rítmico y sonoro, Los acentos dejativos Y tristísimos é incierto~ De aquel misterioso coro Con que suenan las campanas ..... . Las campanas plañideras Que les hablan á los vivos De los muertos ...... ! J. A. SILVA. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL \'ALLE 3373 L1\ INVIT1\eieN Isidoro Rabilaud, empleado en el Banco de Ambos l\lundos, entra tí­miela mente en el cuarto de Carolina, su esposa. A pesar de ser las nueve de la mañnna , va ve tido de gran gala: frac, corbata bl<111ca, sombre­ro ele copa y zapato de charol. Carolina lle,·a una bata de lana color de rosa y estA sin peinar. En­cima de la cama hay un Yesticlo ver­de con Hdornos negros y un enorme sombrero llenodecintas, flores y fo­llajes. Justina, la cocinera, se ha trasformado por el momento en rlon­cella y ayuda á vestir á su señora. Carolina.-¿Estásyá listo, Isidoro? I idoro.-Sí, y si llegamos tarde, tuya será la culpa. C.-Estoy lista en eguida y no perderemos el t1en. Invitados á al­morzar en el campo, en la intimidad, por el Director del Banco de Ambos ~Iundos,tu porvenir está asegurado. Indudahlemente van á aumentarte el sutld o en proporciones fa hulosas. Míra, Isidoro, abre el secrctaire. En el segundo t:ajón está la carta del Director, vui>h·c á leerla. 1. (leyendo)- "1\li querido Rabi­llaucl: l\le complacerá usted en ex­tremo si el próximo domingo viene usted á almorzar á \'alcreu e con su espo a. Deseo hablar á u ted de un proyectoquepuede interesarlegran­demente. Tome usted lo. billete - en la estaci(m de San Lázaro, para San Ililario de Valcreusc. Trc cuartos de hora de camino. Hav un tren á las 10 y 43 de la mañ-ana. ~o lo pierda usted, porque no hay otro." C.-¡QuP hombre tan amable! I.- on las 9 y 10. Se nece itan diez minutos para ir en coche á la es­tación. 'os queda m{is de una hora. Pero el caso e que no estás lista todavía. C.-Dentro de cinco minuto · he terminado. Isidoro Rabillaud se sienta y se pone á leer un periódico. C.-- o te sientes porque t.c \'as á arrugar los faldones del frac. I. (poniéndose de pie)-Tienes ra­zón. C.-Pero, Justina, me estás arran­cando el pelo. ¡QuP estúpida eres! J.-¿Ah, sí? Pues me voy inmedia­tamente ele esta casa. La señora me tomó para la cocina y la limpieza y no para que le rizase el pelo. C.-¡Insolente! ¡Sál de aquí ahora mismo! (Retírasejustina). I.-¡Tén calma, hija mía! Despides á esa muchacha cuando más falta te hace. Mira que el tren sale á las 10 y 35 y son las 9 y 40. C.-¡Justina! ¡Justina! ¿Dónde estás? ¡Vén en seguida! J.-Estaba arreglando mi ba61. C.-\ amos, te perdono por esfa vez. I. (en \'OZ baja á justina)-Y te aumento el salario. C. (á la criada)-Dame el blanco de perla. Y tú, Isidoro, anda á ves­tirte. I. -¡Cómo á vestirme! ¿ o lo es­toy yá ? C.- í, pero me parece altamente ridículo que vay~s al campo de frac y corbata blanca. V é á ponerte el traje gris y el sombrero ele paja. l.-Pero si t(t misma me dijiste .. ... C.-Pue he mudado de parecer. l. (lnnzando un su piro)-¡\'am .)S á poncmo el traje gris ...... ! C.-\' rln te pri a, porque \'amos á llegar tarde. L-Es cuestión de cinco minutos. Pero t6 ..... . C.-En un periquete estoy lista. Pónme el vestido, Justina. A Jo. · poco momento seprc enta el marido con su traje gris. l.-Date prisa, hija mía. Son las diez y cinco. C.-¿Crees ¡uc tardo mucho en vestirme? ¿Quiéres que vaya á al­morza¡ · con tu Director hecha un mamarracho? Tú sí que parece un títere ... .. . l.-Si tú misma ..... . C.-Creí darte un buen consejo, pe­ro veo que me he equivocado. Anda Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3374 EL CORREO DEL VALLE á ponerte el frac. ¡Vivo! ¡Vivo!. ..... . l.-¿ Otra vez ? C.-¡No hay remedio! ¡Y a6n tie­nes el valor de decirme que estoy atrasada! ¡Cuidado, Justina, al abrocharme las botas! ¿Qué pasa? ] .-Qt~e ha saltado un botón. C.-Pronto, el hilo y una aguja. ¡Qué triste es estar servida por una criatura tan torpe! J.-¿Torpeyo? Sepa usted, señora, que no he veni_do á _esta casa ~ po­ner las botas a nad1e. ¡Ahora s1 que me despido de veras! l. (entrando vestido como al prin­cipio )-¿Pero, qué pasa? C.-Esta pavota que rompe todos los bot0nes de las botas. J.-La señora ha vuelto á insul­tarme y estoy decidida á no tole­rárselo. L-Se nos va á escapar el tren, Carolina. Son las diez y Yeinticinco. (En voz baja á]ustina) Te aumen­taré aún más el salario. Córre, Jus­tina, cón·e á buscar un coche. C.-Necesito que ante!:i me pongas el sombrero. l.-Pues entonce iré yo. C.-Justina, pónmelo más á la de­recha. To, más á la izquierda. Aho­ra está bien. l. (entrando precipitadamente)­Ahajo eslá el coche. Corramo::;; no hav tiempo que perder. C.-Tn tienes la culpa ele la tar­danza. Has lenido que \'es tirte dos veces. Lo que es yo, hace media ho-raque estoy lista. Espera un mo­mento. Tengo que ponerme la pul­sera. I.-A este paso no llegaremos nun­ca. (En la ca /le a 1 cochero )-Coche­ro, tres francos de pmpina si llega­mos á la estación á tiempo para to­mar el tren de las 10 y -!-5. El cochero.-Pierda Ud. cuidado, El coche corre como viento, y los esposos Rabillaud llegan á la esta­ción á las 10 v 40. Isidoro paga al cochero y correal despacho. C.-¿ Pero, á dónde vas? l.-A tomar los billetes. C.-Pero si no es ahí. El despa­cho está en esa otra sala. l.-Te digo que no. C.-Te digo que sí. Conozco muy bien la estación rle San Lázaro. Entran ambos en la otra sala. Dan vueltas por todas partes y no en­cuentran ventanilla alguna. Inte­rrogan á un emplead o y éste les dice que el despacho se halla én la prime­ra sala, donde ha estado. l. (en la rentani!la)-Dos billetes ele primera para San Hilario ele Val­e reuse. El emplearlo.-Es tarde. Ya ha salido el tren. I.-¡Pue eñor, estamos fresco ! C.-¡Ya lo ves! ¡Has perrlido mi­serablemente tu porvenir! ¡Y todo por culpa tuya, idiota! S. BOl'CHERIT. ------------~~~------ Sonetos Envue)\'en las casitas de mi aldea Con velo gris las nieblas oloiialcs ; t;imc el ,·icnlo ; entre rojas e>opir;lies El fuego en el hogar chisporrotea. Las mujeres de la amplia chimenea Rezan en torno preces funcntles; J !ay en las tumbas flores sepulcrales, Que riega el llanto y el n m bien le orca Pero á pesa•· de lágrimas y duelos La familia se agrupa en estos días Para ulvidar la iniqnicl:1d )'el dolo. Oflt'Ct: :unur, ccu·icia~ y consuelos, Los niños <.:spcrauzas y aleg-rías, La R<-ligi6n piedad··· ··1 \'yo estoy ~oln! Cuautlo suena la lltn Hl v silba el viculo \' ruge la lormcnla ¡Ht \'o l~o ·a, Desde el lecho, en la noche tenebrosa, Como un aullido c¡nc me llama, sien lo. :\le incorporo es:uehnndo sin :di en to .\quclla ,·oz lciTihlc y qu<:jnmbrosa ..... . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3375 ------------------------- Ah, la conozco, sale de una fosa! ¡ \'oz implacable, ele tenaz lamento! \' lorlo en la ciudad duerme entretanto; Y el sueño de que nunca se despierta Reina en la san la paz ele! ('amposanto. ¡Solo tu ; sólo tú \'el as alerta Desde la tumba, y con carifto santo 1\le esperas y me llamas! ... ¡ Pobre muerta! STECHETTI. DIARIO DE UN LADRON 1 O de Diciembre He comPtin• honno~tlo . Pe1·o mi:-; IH'! 'P~il H IJtlil dÍllPl'O \' \'0 no hP podido nPg·n r nunu1 mH'In. 8 m i s n ('1 Ped o n~>'. Mi p1·i me r in ten 1 o In e ir a 1 Lou­vre; JIP I'<> d es istí rl<> tnl prop<Ísi!o Hl recor los ol1jetos Pstiín nllí mny esnnpnlosnmentP Yip:ilndos, reROl\'í dirigirme ñ Cluny, clonde reina extrnonlinnrin tnmquilidncl y ln c·nstodia dt- ln s C'OIP . C'iones cl<~:t mnc·ho qnc d ese<1 1' . :'lli <1lmn · no 1C'nín In intrepidp ;~ propin clP Jo., ¡rn111des C'l'imiiHllf'R. Al Pntr;J r r>n c•l :'llusco mP Pch{· i"t temuln r. No e legí PI ohjt>lo que clPbía ro­hnr. ¿ 1 o tc·nínn todos 0llus i<10n­tieo n:tlo1· ? :\li turln1ciún ibn <-'11 fllli11Pn1o á nwclidn q11e nc]plnntnliu <>1 (> nto es!nba f'Clltnclo junto {(, nnn m!'sa IIPJHl d e ohj<>l OH·, clPHtimHlo", :-;in ntP t>nH)('innaclo me <1Cf'rCJ11P ¡i, ]¡) lllPSH, l'Og'Í Jo q llP J>l'Í ­mPl'O mp \' in o á In mn no \' mE' lo m<>tí Pn el boloüllo. si n !( ne Í· tiPmJ)() rlP \'P I' lo lJ ne Pl'fl . 15 rle Du:it·mhre. :'lfi I'(Jho eH l]p 11111\' o~-;. Es posibl!' que sea de plata. La sala de donde la cogí está consagralla al siglo XVII y la tabaquera debe pertenecer á eRn épocn. Pero ningún tn1 ficau tP ele nntigül'dndes qniPJ·e compnírme­la . :-{ospPc-ho q1w me lw lle\'aclo un so le m u ísi m o e ha Reo. 20 de Diciembre. Dec-iclíclamnnte, mí robo hn sido inútil. :'lli tal¡¡_lqne¡·a no se n•ncle. Tos un peri6llico me ha da­do mil qnínirnttls pesetas por una no\·eln . Comprendo ahora t.oda la feH lclnta mnñnna he emtlaquetado cuirlndm;a_mente la tabaquera y se h1 he Pn \ ' ltU lo al c·onse1TastHha mi deHeo dereg-alner algún \'a lor hi:-:tóri<:o. P01· prudt>n cia. firmé ~-;pncilamente: •·ru ndmirador''. 27 de Diciembre {' n periódico de la mañnna publi­( ·a PI ::;i~·uie11te snPlto: "Un cRuallpro tan genero o co­mo modP~to c:~cnhn dP hacer al i\Iu­seo ele Clunv 1111 donativo en extre­mo rnro y- precioso. Consiste f'n unn tnbac¡nf'ra de plata que, con urrpg·lo á nn <1Ptenido exámen, ha l>Prtenecido á. Xapoleón l. Es inú­til pondera¡· PI ínterP, que ofrece tan vnliosísimo objeto". Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3376 EL CORREO DELVALlJE 1.0 de Enero. He sido condecorado por el Go­bierno. Los redaetores de periódi­co que insertó el suelto anterior­mente copiado han descubierto mí paradero y mi nombre y los han dado á conocer con entusia taR y expresivos elogios. He sido ag-raciado en la promo­ción ele Año ~uevo. 5 de Enero. Dicen que una fuerza misteriosa obliga á lo malhechores á YOl>er siempre al sitio donde han realiza­do su crimen. Para obedecer á esa lev común me dirigí á Cluny in temor de nin­guna especie. Entré en la sala del siglo X' II. Todo estaba igual y el guardia se hallaba en el mismo sitio, sentado j1mto á la mesa. Me puse á, hablar con ~1, y cuan­do le preguntP con aire de indife­riencia lo que pensaba acerca de los ladrones que saquean las coleccio­nes nacionales, hizo un movimiento de Yehemen te indig·nación y con voz entrecortada contestó: -¡ Ah, caballero ! ¡ No puede us­ted figurarse cuán grande es la hu­dacia de esos bandidos ! ¿ Creería usted que hace pocos días, uno ele esos tunantes se atre,·ió á robarme mi tabaquera, una tabaquera que me había costado noventa CPntí­mos, y que tenia á mi lado, sobre esta mesa? B. GERVAISE. CERCADO AJENO ACRÓSTICO }t '11\l 1 impulso de mano omnipotente Z acido tu para excelsas realidades, ~ iempo há que tus nobles cualidades O rnas fiel con virtud continuamente. z iño eres si se mira tu ternura, ~ a,hciano si miramos tu cordura; Orgullo eres de tu noble esposa, 00 ostén y apoyo de tus hijos caros¡ P.. mas la ciencia y ella genet·osa z uevas cimas te ofrenda y nuevos faros; g oz no te dé este acróstico s.in arte, trj s que mi musa, de caprichos raros, N afia h 1>y se muestra, pero sabe amarte. MANUEL J. MAZA, Pbro. Cali, Noviembre 15 de 1907. Á CALI Cual una hermosa reina reclinada eA su .lecho de perlas y de flores, ostentas de tu cielo engalanada la luna con sus mágicos fulgores. Y decoran tu valle la florestas; el sol su majestad mue tra ereno; tus Yírg·enes amantes y modestas perfuman el ambiente ele tu seno. Es todo grato al corazón humano en torno de las dio. as de tu erlén, todas bellas encierran un arcano de dulzuras y goce para el bien. Cali, oviembre de 1907. ENRIQUE E. MURILLO. _______________ SUBLT0S ..;...__ _______________ ~ Teatro Borrero.-El domin­go en la noche hizo su estreno en esta ciudad la Compañía Reyna, con tres obras en un ac-to del repertorio español, titula­das Arte y Corazón, Chateaux .Z\1 argeéwx, La Sombra Negra. La mayor parte del público Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 3377 salió satisfecha, no obscante la prevención que se manifestaba en contra de los · artistas, por ser casi todos ellos colombia­nos; pues sabido es qtte nadie es profeta en su tierra. La tiple, D~ Dolores Álvarez, tiene dotes sobresalientes para la escena; su voz es clara y armo­niosa. El señor Reyna. á quien yá le hemos tributado nuestro mejor aplauso, es un actor de mérito indiscutible. Las Sras. Cuadros y Arredondo y los ca­balleros Martínez Casado, Díaz y Peña desempeñaron bien sus respectivos papeles. La Orquesta buena en lo ge­neral y especialmente en la zar­zuela titulada "La Sombra Ne­gra". La concurrencia numerosa. El bello sexo, salvo honrosas exce-pciones, brilló por su au­sencta. Somos de opinión que {t las obras no se les debe recortar nada. Decimos esto porque al Ch::.tteaux Margeaux, queestan conocidp de nuestro público, le fue ceréenada una pequeña parte. Sería también de desearse que la venta de las boletas no se hi­ciera á la hora de la función en el pasillo estrecho del Teatro, lugar incómodo y que se presta á muchos abusos. Para el domingo 24anuncian La Ducha, en dos actos, y El Gorro Frigio. Felicitamos á la Compañía ppr el éxito en su primera repre­sentación y le auguramos mu­ch: fts palmas para las venideras. Damos el cordial abrazo de bienvenida al simpát.ico facul­tativo . y singular amigo nués­tro, Dr. Jorge Camacho, quien después de algunos meses de permanencia en la Costa,'ba re­gresado á esta ciudad. A ejercicios espirituales han . partido para la capital del De­partamento los Pbros. Uladis­lao González, Víctor M. Boni11a, . Manuel de J. Maza, Manuel de J. Manrique, José Ramón Veja. rano, Nereo Piedra hita y Fran­cisco A. Salazar. - Para el Tolima siguió el no­table escritor D. Francisco de P. M ufioz. Desgraciadat;nente fue muy corta sn estadía en este lugar. Up valioso obsequio.-De Méjico nos ha enviadoeldistin­guiqo literato Luis Rósad'o Ve­ga su hermoso Libro de Ensue­ño y de Dolor. La obra, nítidamente i~pre­sa en los talleres de "La Revis­ta de Mérida", está dedicada galantemente á los poetas y li­teratos de Centro y Sud-Amé­nca. En cada una de sus páginas se revela el estro poderoso del delicado artista que ha sabido traspasar al papel, en selecta prosa y aureas estrofas, el alto vuelC? de su imaginación soña­dora. El Director de El Correo del Valle, al agradecer debidamente al inteligente bardo mejicano el envío de su libro, se da el honor de reproducir en estas páginas dos bellas producciones de ese opúsculo, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3378 EL CORREO DEL VALLE "AIERICA ANUNCIADORA" Aduro lanriqne & Ca. · BOGOTA-COLOMBIA CAJILLA DE CGRREOS Y. C. Recibe anuncios para periódtcos co­lombianos. Establece canjes entre pu­blicaciones de Europa y América y Agencia en Colombia de suscripciones de toda clase de periódicos extranjero in' e puntalmente, sin •·e.:argo de tarifas, su cripciones de periódicos co­lombiano . Soli ita correspondencia y en\'ÍO de publicacioocs. J Unlcél en 11 eh e en Colomhia Agencia de" El Correo del \' a llc " __._ , TIPOGRAFIA MODERNA ·-o- PALA , VELÁZQUEZ & C9 Cali.-Cal/c 13.-Númcros 9 )' 11 · Por tclegrafo : Ioo'ERNA - • [ ~~- Este acreditado Estable~ i miento cuenta con lo elementos necesarios para toda clase de trabajos, como pe­riódicos, hojas sueltas, folleto , pro­gramas, cartelones, e queleto para 1 ~ctr_as ~e cambir~ y reciho., cuadros, mntac10ncs, tarJetas, etc, etc. · W'lr El Correo del l':d/e se t·dil n en l:a T1po_grnfí:t 1\locleJJt!t ELOY L. BOLAÑOS (Diagonal al Hotel Central) Mantiene completo tll-ticlo de pnpckríns, de útiles pan1 e. cntorio; e scuelas y para flores; sombreros, cuellos, ca mi -·as, t'oJ h : 11 as, caLwdo 1 ibros para escuela y colegio , mí tÍl'os; ve tido.;; p:• ra !wn1 hr_·s, jó,· ene ~ y niño y otros muchos artículo Telegrn mas.-ELBO. Cali, Octubre de1 !l07. :.'(l 7 COLLAZOS DR. JOAQrL . COLLAZOS -OH. J{'STINIA O LLO '"l: D \ E critorio: A continuación del~ Ilr)l n , de t h· ~r •n ch ro : ~~ ·, 11 ;~ , m Colegio ele la señora Dolores Delga. s y 1 :í 1 do Carvajal. ); Telégrafos: Co LLAH. ~ .lpartado N. 29 ----CALI, CA CA, COLO lBI -- Lo pod(;.re deben conferir e á amhos ocio , y aquella - pe1· sonas con quiene uo e haya hecho co11trato pant so, tcne1- aré laciones ant 1 Tribunal del Norte c1 1 auca, deben mandado provistos de lo correspondientes fondo para atender á lo gas-tos necesarios. 12-7
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 310

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Imagen de apoyo de  STRAVINSKY, I.: Symphony of Psalms / Symphony in C Major / Symphony in 3 Movements (London Symphony Chorus and Orchestra, Tilson Thomas)

STRAVINSKY, I.: Symphony of Psalms / Symphony in C Major / Symphony in 3 Movements (London Symphony Chorus and Orchestra, Tilson Thomas)

Por: | Fecha: 05/12/1907

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ¡ \ \ l J 4 1 1 1 IEi\1DRE G DE 1907.-N.0 312 rra¡ rm ~tl1JL14~ y "oticioao Pln·ctu¡ IlL R R, iC \ ll l'R 1 '-!'!\ S úo1·n ele Fct..-cyros Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3396 gL COHREO DEL VALLE LA INMACULADA CONCEPCION DE MARIA Queriendo Dios. salvar al mundo y habiendo escog1do desde toda la Eternidad á la que debía ser lama­c1re de su Hijo amado, le concedió un privilegio único y maravilloso. Cuando todos los hombres nacen marcados con la mancha original, Jlaría fue exenta .. de esta mancha: ella sola entre todas las criaturas fue Jnmaculadn ele ele el primer ins­tante de sc1 concepción. ¿ Se comprendería, en efecto, que el demonio hubiera podido tener ba­jo su imperio, aunque no fuera más que un momento, á Aquella que de­bía llamar á Jesú. : ":\li hijo?" ~o olamente Dios prese1TÓ á su :\la­clre del pecado original, sino que también. e complació en enriquecer­la con gracias superabundantes, á las que ella correspondió perfecta­mente, lo que hizo ele ella la mú. san­ta de la criaturas. La creencia en la Inmaculada Con­cepción estaba encerrada en el L' tus di\ inos ojo!"' al calor' Ln E~pct·nnzn l'~ la ~e nda, ~Jndn:· tnia! Que de esla 1·ida uos conduet· á llios. I\' \ uch l ' hacia n1í tus ,-¡r~inaJcs OJOS, Qnc me predig-an dios el i~<·rclón, · \'a que tú <:res la Espcnwzn mín. CoudLlct·tnc li Jcs(t~. tni Snh·nrlor ' /l IX A. S.(: trocnndo \..'ll jo_vl'lc~ l'l sudario !Juc <:11 1 ud 1 e al pccnclor, \!,· Jl>>Slro n:IL'L'11lc · hahln1· 110 puedo, Y h:dhucc mi !nhio quedo, quedo: j' E 'U l 'S ntadn: ch.· Dio~ ! .... '· ExiH!.!UE Rm;TREPu G Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 3397 ------------------- fa __gnm~culada ¡z:,cm,cepcién Si Jesucristo es Dios, pura es l\laría Desde la eternidad, y en todo instante De su sér natural ; y semejante En esto al Dios que en sus entrañas cría. Porque si Cristo es Dios, Dios se gloría En ser Cristo también, y el tiempo andante Es para Él eternidad constante Y Dios fue iempre lo que fue algún día. ~ Jy'[aría ¡Oh i\ladre de jesús de Galilea! Tú hablas al corazón y al pensamiento Del graYc artista que en trabajo lento Calla, medita, se estremece y eren. Que en tí el mí tico artista se recrea, Y á ritmo ó mármol, al soplar tu aliento, Da el eterno ideal del sentimiento Y el sentimiento etemo de la idea ! Y al dejar el artista los enojos ~esta Y!da infeliz tras luchas tantas, Cuando entrega á la so m hra sus despojos, Más allá de los c1 tros lo leYantas, Y haces que el aiclo se abra ante sus ojo <¡ uando se abre la tierra ante sus plantas. 1 J. Hn•.\ . GIWOT. Ah ;:eterno ordinata. surn SALO:IIÓX, ProY. Cap. 8<1 1\Jatría peperit a seculo Salvatorem S. Jt:A'I CRJSÓSOI'OMO. Luego fue siempre Cristo concebido De su ~ladre en el seno eternamente, Alla, en el seno eterno de Sí mismo. Luego si hasta 1\lARÍ..\ osó atrevido El pecado llegar, forzosamente Llegó hasta Dios ...... ¡ Absurdo y ateísmo! RAFAEL POMBO. ¡ Oh \'irgen l\laría! Oh l\1 adre clemente ! Tu eres el ama apacible que apaga El fuego que encienden humanas pa iones Allá en lo más hondo y obscuro del alma. Tú eres la fuente de nda, y en ella Abre,·an tus hijos sedientos ele gracia ; Alli las dolencias del cuerpo se curan, Allí los dolores del alma se sanan. Tú tt'aes á los hombre la rama de oli\' O, Tú eres la níYea paloma del arca, Tú eres la Aurora del ol do la Yida Tú alumbras tus sendascon luzdecsperauza Consuelo de todo aquellos que sufren, Refugio del triste que llora en tu aras. Confiado en tu auxilio, yo \'Cngo á pedirte ¡ Oh Madre querida, que sah·cs mí a lma ! ( 'ali , Dbrc. 1907. jLA.:\ A. $,\XCHEZ. Jy'[aris 5teUa Yo soy un pereg-rino Que va mart.:hando con incierto paso Del Dolo1· por el áspero camino ; Y me acc1·eo al Ocaso, No como el sol r¡ue despidió In aurora Inundando la esfera cristalina Con clhl\'ios ele luz rcparauora, Sino como ln sombra mortccina, Que desde enhiesta cumbre Descienuc á los abismos de la nada, Huyendo d n:~planuur de excelsa lumbre. ca.·gndo de tristezas, A 1 anzo de ·peña do á la Ycnlura Entre las sombras de b not·hc oscura; \' cegados mis ojos, ro ruiran las espinas y tnalczas Que desgarran mi fdtgil Yestidunl, <'c·diendo al aguijón de las pasiones, A Y,uo traficante de placeres, En tnar ctnbra , .. ecida \'a mi na\e cargada de ilusiones Al puerto del ol \'ido : Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3398 EL CORREO DEL VALLE \'en la playa remola Brillar Oi,·ina Estrella Que cierra los eonfi nes ele la ,·icln, Triste despojo mi cspe1·anza flota ; 1\las, náuf,·ago y pro crilo, Próximo á perecer, miro lt lo lejos Que g-uía mi nicicm brc de 1907. RonERTO DEr.G ADO. EL VIEJ0 DE L1\ SELV1\ Y o tuye un amor. ¿ Por qué extrañas, Yiajero, que yo hubiese tenido un amor ? 1o siempre fue ele lino esta barba que pesa con sus años sobre mi pe­cho. Parece un peso ele tumba. 10 sicn--)re estas arn.1g-ns acuchillaron esta frente y estas manos y es­te cuerpo. La ju,·cni.ud cantó en mis ycnas su recia canción y me clió á b - ber el licor cálidamente rojo ele sus ,-iñas inmortale . ¡ Oh! haber ido ..... . haber sid'()! Hé ahí la fórmula clel más grande dolor ele la Yida : ¡Haber sido! Yo tuve un amor. De entonces acá ¡ uántos lustros han enne,·eciclo mis cabellos y han cansado mis ~jos .. ... . ! Fue una niña p11ra como el ,·cllón ele los corderos que tarde á tarde llevábamos ú se, tear al campo. ¿Su nombre ...... ? :No lo sé: nunca supe cómo se llamaba, ni quién era, ni ele clónde hahía yenido. A í se ama, señor ..... . (na tarde ella no fue al campo á llc,·ar susconlcros. Lo que había pa­ado era muy SC'ncillo : había mncrto. ¿ Queréi : seiior, una cosa mfts sencilla ? Por este camino La traje fl enterrar. Junto ele este pino Descansando est:í. ..... De entonces acft-¡ y han pasado, señor, muchos, muchos lustros!­car¡, to clehajo de c:>tc pino mí utnci<'m ele clolm. De tare] como ele maña­na, de día como ele noche, e11 in' iL rno y en estío, en toclas las horas, en te­do los momentos, cnnto bajo este' pin-o mi canción ele dolor. Ella duerme aquí junto al tronco y sé qne me escucha ... me Yiene e-­cuchanclo desde hace muchoc; aúo<;. ¡Ah! pero yo también h estucl·o :t ella. ¿Oís, se!wr.. .... > El pino se mece ¿verclacl? Y sns n~hilc•; J"'llll[ls modulnn como 1111 lejano c:t11to ele mar. Cualquiera clirín qne es Ll 1 ino el que se queja . Pues no, no es el pi­no, es Ella que el yue!Ye mis canciones con las suyas .... ¿ Oís ..... ? lelos en paz rle Dios, lnJlll cnmin~nte. -No 1J,-. ele irme, \~i.·jo d• !:1 '-'eh n. D(¡ me utl lng;¡r llajo tu pino, y el á­me un po o rlc i.t1 contz.'111 y eh 111<' 1111 p1 ll'O ele clolm .' cl{¡mc un po ·o el tu canto. \'o también tengo un ¡•it1o ¡ l n pino qut llora ct.tre mi corazón! Lns RosA no YEG.\. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ' 1 EL CORREO DEL VALLE ~arid.ad Dad al pobre, dad al pobre paz, consuelo, alivio, pan, á las niñas miserables cl'aclles pan y claclles flores. Bondadosas y discreta 3399 ¡ que recobre la esperanza y la alegría con la ayuda que le clan ! dad un beso al-pobre niño ..... A las mano bondadosas desde el cielo Dios enda ¡Dios bendiga, Dios bendiga las violetas el perfume ele los rosas que se arrancan clel corpiño para darse á la mendiga ! ele ]a eterna Alejandría . Dad limo na al que se agita por crüel miseria opreso ; Si á los tristes dais con uelo, sensitivos corazones, tenc1 réi!S alas en el cielo á la triste cieguecita y en la tierra bendiciones. cladle un beso. Damas bella y adorables RunÉN DARío . que vivís entre é plcndores, Palma de :\lallorca: 1907 ._d:\ una a.1ma l.eju.na En la paz del crepúsculo, ñ la hora en que del ol al taciturno lampo, se acluenue el cmnpo y vibra como una ls. y ]JPJ'(lidos ]m:; hermo­ROs ojos en vap:n lejnnía, semPjahn una estfl tnn entregarla á un ensueño dolo1·oso hnjo Plum ln·ío pn bellún el el bosque. Me detuYc á contemplarla; los bu­cles ele sn pelo, q nc no proteg·ía la sombra. ln·illa hnn.ilnminnclos por In luml))'e vespe1·t ina, <·on fnlgorde oro fundido, vc-oronaban como ¡·on dia­dema de -trinnfo sn rostJ'c> entrist('­cirl o. :\li roJ·azé>n voló luwin elln, con t->1 entusiasmo q ne sipn te <>1 priHionern al Yf'r hrillnr, en la puerta el<> sn c·el­< la, rinwros ra\'OH dP lln spl primavercil. · Ella pnreci<'> no YPr·mc; mis lnhios se en ti-en 1 lJ·ic·J·on pa rn el n r pa :-;o (l. una sñ p]i('H n rd ÍPntP, y p;u·N·ié>nw q1w Sll YOZ, 1'01101'11. ('01110 ('] !'C'O c]p \111/t cnmpann ele nistal. rPilP;nhn ungnH-tia y clolor. · OsP c•ntonces Yerla, y Plln, paHa n­el o sus d('clos ele rosa por sus Jl<Í 1'­pnc] o:-;, snli{) cleAu l>xtnsis. y me elijo: -(lniPnqnient qnP sp{lis, lmícl, dP­jaclmP. Soy la de:-;grncin: sppm·iíos de mí. Xo me miréis :-:;i nm{li:-;laaiP· g-rfa y ROñáis con la die ha. En mí palpita el dolor. ¿ SoiH mm princt"sa eonclenncla por un hada injw.;ta á RI!PrtP tan C'l'lJPl? ¿ Padeci>iA la desdicha el(' Ye1·os abandonada por un amnnte eAtúpi-do? O sois un ánuel que sufre el do­lor inconsolable ele ~uspirar eterna­mentp por el percliclo cielo? Su voz fue entoll( l'S una súplica: -Dejndme, si amáis la calma de \·uestra vida. si tl•m.Sis el tormento clecacln día. clecacla hora,decacln mi­u u to,decuda inHtHnte; tormento que en Yenenn ní \'IWstJ·o corazón, que no os dará reposo ni tregua; tormento inPmPclia !>le y etPmo. Ah! dejad me, y no me intenog;uÍ>is siquiera. -Pero, quir.n !;OÍI"? -l'or nwr-;tl'a dicha, no lo sepáis. IdoR. -.:\i aun permitís que os dirija la palabra? -En Yue:-:;tro interé está el no oírme. -Y me contlemíi: á ese otro tor­mento de no ,·en1s m á~; ele no acl­mirm · YUeRti'OR hPI'1110HOS ojos que hacen morir héiH \'PI'tne tnflS. . (~ niíon sois? l'(ll' fn Yor decid me· -Si os lo clijem. rolcwnría en Yues­trn fr('nte Pl Pstip:nm de ·n 1 erpetua inf<'licitlnd. -Aun á pse prPcioqniero !'Rberlo. -,'oiR tan im pi'tHlentecomoteme-rn rio. Pn1· 1íltima yez, retiraoR. 1o! dPC'irlme qniÍ>n sois. -PuPA hil'n: to¡la In culpa Rerá Ylléstra. Dentro ele nnn hora lades­espPracton :-:e habl'á :llojado en Y \le ·ti·o pecho v OR n rrepentirPis ele hn berme enC'onhndo. Y uez;;tra in i - ten<'in L'S v;l, PI c·omienzn de YliPRtra desgra C'in. -.·o mP n JTt>pentircS. y nnteR bien, bendeciré elmomPntoE>n qlwtn\·e la dicha de \'CI'OH. -Lo queréiR? -Lo rnt>go. -<~ni(>n :-oy yo? (~nien mnta.rá en \'11Psi ro pec·ho In alegría y ahnrá n (>] In fnPntP de turlaR In deRgracia : SO\' In mniPr mfis hermosa del mun-clo...... . \', PsplÍ>nditln ele belleza, le utó­se nl PxtitJ~nirse en snM labi 1 úl­tima palabra. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL 'ORREO DEL VALLE Salió ele la penumlnn del ho:,;que y la luz ilumin(J de lleno la lersn al ­bura de s11 freute. Sus ojos, negros y profundo:-:, bri ­llaban con mHjL•:-:tnd rt>n] ln1jo t>l ru­bio manojo ele sn omlulnnle <:tille­llera. Soy la más bella., ¿lo oís? la mu­jer má.'< hermosa clel nHilHio. Y no teméis todaYía mi poder. mi trititP poder? ([u<' esperái:s aún jt1nto fl mi? Toclada es tiempo de¡ 1011eros á salvo. Un sopor clP tlu]('(,• llll'OII;..c:ienc·ia me emburg<:tua los Hentidos. -Sí-responclíle- sois la mujer má;.; bella de la creaeiúu, PI sér por qnicn suspiraba hú tiempo mi alma soña ­dora, el c"tngel e¡ tll' desea lm y que hoy me enYueh·e con sus alas luminosas. Sois la más hermo~n y ú vos rindo mi corazón :os amo (o>' amo! Riósc de mis ¡m lnl>ra:-:, Jl<'I'O su ri­sa era sólo In e11\·ollura hrillnntc· de nn ¡.;ollozo, que rt'pPn·uti(, <'11 l'l aire con lét :-;uprPmn tristezo yo (·omo nua injllrJn1 o. Sois como lo;.. d ~­m{~ o.o; hombres : lo t¡llP os :-:cd tll'l' <'11 mí son mi-; ojo:-:, mi:-: <' mi sét·. lo <¡tH' JIU me pt•ricn<'ee. Quisicnl tJ ·oc·uJ· <•sl:-:C:-I'Pil! Jía. -Y por quP de:--es¡H,•n\,is de hallar ese amor \'ercladPranwnte pnro y ;..im·ero '? - Porque e;.. 1111 po;..ible a mar á la m ujl't' m á:-: lwrmusa el el muudo, Fin qtw al ludo c1P (',e amo1· naz<·a. ~om­brín, la duela; eluda más nuel cuan· io mñH profnndn se cn•e lu pasión : y !] llC, aleiHH't'Hllde vos, si me amáis y me lo decís. -Tratáis de engañarme. -Nó: digo lo que siento. -Tenéis la presunción de creeros más fuerte que los demá . -0 el único que os ha amado. -Cuando no se ama, el hastío, que sigue á lo primeros días de la embriaguez amarga toda la vida. Evitémonos esos disgustos sepa rán­donos desde .:~.hora para siempre. -Imposible! ¿Cómo dominar el amor? Dadme Yuestra mano para conduciros al altar. -.l\li conciencia me ordena no ac­ceder porque se trata ele vuestra fe­licidad. -Es que no comprendo la dicha sin vos. -Pero os aseguro que no muy tat-­de os arrepentiréis, y entonces 111 i dolor igualará á vuestra desvell­tura. -Ponclre1nos con nuestro afecto una valla á la aflicción. Juntos los dos ...... -Bien. l\le habC>is rencltdo. Oja­lá no o hayáis engañado. Algunos meses clespu{>s era mi es­posa. * * * Con todos los encantos de nn día prinwveral tn1scurrieron dtpidn­mente para nuc:;lra mutua cltcha Octubre, No\·iemht-c y I>icicmhrc. Tres meses que no fueron sino un sueño rlelicioso, tt·es me eH de amor y ele veni.ut·a, suficientes para llenar ele luz lochl una existencin. A 1 día siguiente de cfcct. uadn tlttes­tnt h_oda emprendimos Yiajc, muy cerqu~ta el uno del otro, por (.'1 iti ncrano que mat·caba uueslt·o c:tpri­cho y que había de conntros que otra alg-una: la so­ledad. Eramos felices. pues confiftbnmos en lo pen.lt1rablc de la dicha que aca­bábamos ele conquistar, y no nos preocupaba el pon·cnir. -Llévame lejos del bullicio del mundo, muy lejos de Jos hombres,­me hahíaclicho ella; á un sitio don­ele P?clamos amarnos sin que nadie nos 1111pC?rtune. ¡ Nolos los dos, qué mavor cltcha! E"n Pbocide, donde nos llevó la ca­sualidad fue donde transcurrieron e c;s tres meses de qu~ he hablado; y a fe que no podíamos haber en­contrado itio más delicioso· todo allí nos hablaba de amor: cada pie­dra. cacla oculto rincón evocaba un recuerdo lejano y melancólico. Cuando, múl> bella que nunca, pa­saba cerca ele la fuente de Castalia y se detenía como interrogando el pasado, yo respondía por éste di­ciéndole: - inguna ele las ninfas que se han lwíiado en esa fuente era ni más be­lla, ni más cautiYadora, ni más atrayente que tú ...... Pero llegó el día en que me vi for­zqclo á dejar mi nido de amor, don­de t.an felices se deslizaban las ho­r~ s. a handonando tántas cosas que­nclas, para rcgre ar á París, llama­do por mis negocios. La víspera de nuestra partida nos clelu\'imos delante ele las melancóli­cas tumbas de los Atridas, y 111i amada habló así <Í una ele ellas: -Oh ! ~¡icen as, quisiera no a han­donarte nunca, clormit· aquí eterna­ntcnte y enterrar conmigo cu mi tumba el recuerdo ele la<> delicio. as horas r¡uc he pasado junto{¡ tí. ,· D<'>tHie estaba el Dios IJondaclo­so que no c~ntch{> este ruego? * * * Cunnclo lkg<1mus fi Pat ís. caÍd la nic\'e acolltp<~iwda de utta llu\'ia g·l: -¿ .l\Ie amnn\s siempre? -Niclllprc !-le respondí. \'a en I'ai'Ís, tuvimos que enlrnr en la nl'liva vida social, que t t·ocó nne tt·o idilio encantador en la tri - te realid a el tlc las co~as. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3404 EL CORREO DEL VALLE El dolor no se hizo esperar mucho tiempo, cuando mis negocio me obligaban á pasar algunas horas separado de mi mujercita, una inte­rrogación muela me golpeaba sin cesar el <:ráneo: ¿Dónde estará aho­ra? ¿Qué hace en este momento? Y estas dos preguntas me seguían á todas partes, atormentándome. Cuando salía á la calle, pensaba yo que atraería sobre ella todas las miradas y que, á su paso, recoge­rían sus oídos, en palabras de admi­ración, el himno que arranca la su­prema hermosura. Creía más: que alguno, más osado que los otros, la había galanteado y que ella, por no afligirse seguramente, nada me decía. ¡Cuán engnñado estaba! Su con el ucta generosa no me eximía del martirio que ya se preparaba á in­vadirme, que ya me había invadido. Sufría horriblemente, y eso que lo que existía era sólo el temor de la sospecha. Ay de mí si ésta entraba ele pleno en mi cornzón ! * * -::· Concluía Febrero. Estábamos in­vitados á un baile que tendría efec­to el último día de ese mes. Muchas \-eces, pre. a mi alma ele presentimientos extraños, estuve á punto ele decirla que no fuéramos á la fiesta; pero mi amada parecía 1.an feLiz en sus preparativos para el bai­le, que desistí el(' ello. Ella sería la reina del sarao, la más hermosa de toc1as las mujeres, y qué? Eso mismo era un moti YO más ele placer para ella, que yo no le negaría. Llegó por fin la noche del baile, y mi muje¡- triunfó de todas las belle­zas! Disputada y halagmln porto­dos, apenas si pude hablarle en esas mortales horas; no obstante, las--­guía en todos los torbellinos del val­se, loco ele rabia, celoso hasta la des­esperación. Trataba de razonar, pe­ro el mal no estalm sólo en el cere­bro: mi corazón era la víctima ! En este estado de sobreexcitación ner­viosa, vagando á la \'entura porlos salones, llegué á un jardincito, Oh dolor! Sentada á la sombra de un arbolillo estaba una pareja. l\1iro mejor y descubro á mi mujer que con\·ersaba con un joven. ~entí en el corazón una cosa ho­rrorosa, como si me lo hubieran atravesado con un clar.do envene­nado. Al acercarme, el joven salió del jardín, y ella, sonriente y enamora­da, vino á recibirme. El sufrimiento había descompues­to de tal modo mis facciones, que al verme de cerca me preguntó sobre­saltada: -Estás enfermo ? Que tienes ? Hice un signo negativo. Volvió á interrogarme y no lecon­testf>; el dolor, ag·arrándose á to­das mis entrañas, me impedía ha­blar. Por último vol\'Í en mí, y co­mencé á llorar. Suplicóme de nue\·o que le dijera qué tenía, y entonces, con toda la -.:ergüenza ele mi debili­dad y de mis sos.pechas, le dije ; -No me amas sino á mí solo ¿no es cierto? Repítemelo una, mil ve­ces. Que lovueh·aáoír detuslabios. Su rostro se contrajo como bajo la influencia ele un sufrimiento atroz, y sin decir una palabra, clm·óen mí ~ u mirada incierta. -Respóndeme, te lo ruego ; res­póndeme !-díjele en el colmo de la exaltación. -Para qué ? No creerás nada de lo que te cliga ni te sati fará nada de lo que haga. Laduda ha tocado á las puertas de nuestra dicha, y la estimación ya no exi ste; ha huído a \'C:~rgonzacla. Estamos en presen­cia (lel terrible final previsto por mí, que cnYctH::nar:í. por siempre tu exis­tencia. I'Hra dicha nuéstra, gozá­mos algunos días de completa felici­dad, y ellos Ynlcn por toda una \'Í­cla de placeres. Pobre amigo mío ! l\le arrojé ú sus plantas y le pedí perdón, pero me rechazó dicién­dome: - 1o, no puedo perdonaros, pues ten!>is razún : amo á 0tro! 1\lc levanté enloquecido de rabia, y la agarré furioso por los brazos; la angre que sofocaba mi. corazón Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / EL CORREO DEL VALLE suhié> ú mi cerebro y ptt o un velo 1·ojo ante mis ojos. -Eso fine has dicho no es verdad ...... Dí que mientes ...... Respondiú ('011 tal dulzura á esta imprecación, que em preciso que yo est u\·icra com pl<:tmncnt loco para no haber adivinado que aquella criatura se inmolahn generosamen­te por mi felieidacl, nrro trando to-das las consecuencias de mi furor. . 'o supe adh·inar que prefería la muerte antes que vivir separada de mí por la duela, cuando cayó de sus labios esta sublime mentira: -Amo á otro! .Me presentó su garganta ...... ¡y la maté! LEÓN MALTICE. EL FRIO DE LA TARDE En In mitnt·soJJnjel', un viejo C"arg·ndo elP año!' y clP penal' qne .·e apoya en un nncloso Y fornido IJnstón de via­je. y clos nn-C"innns Indina¡.; que hnn snli clispone á \'<•lar f'l clesfilp r)p :ns horas no<'fur­nn¡.;; 111111 palomn sp queja con voz de mujf'r, y lo;; grilloH alternan bnjo la ,\"Pdm 1-'\ls ng·tHlns c·n neionPs. Pm· 1111 I'Hlllillo distante !]llC uuja. rcpta11rlo ni poblado, Sl' n· pnsiu· 1111n pnll·esi(nt dP l'lllll)lPSÍilos quP clc>H<"i<'IH )e len t 11111!'11 t 1'. Dic·p la llllH dP las nutwhtl': -¿ YPs, ~lug-cluiPIIfl ? Alllí YHII á Pnternn :1 DoloJ'Ps, In JtoYia ciP An­tuc ·o. l'11a linda nnlf'hnc·hn muerta Pll hora mula. Yú es la ¡.;pg·undn .... ¿ HN·tH•J·clns? l\lnl nfHl estP· para mozas c·nsaciPJ'Hfl ...... -l\lnloH años tocJo¡.; y . iempre; hnPn año PHtP Jllli'H las muchacha¡.¡ con novio ...... A t.riijtezas de olvido prefiero el deRcanRo bajo la rosas y los mirtos. -¿ Por f1UP dices e o ? .Juilta Yil110IS Ja deseRperacÍÓn dE:' aquel mozo que enYindó ·in ca ar e· jun­tas le Yimos cubrir á la difunta de ramaH florecidas, como para¡ impe­dir que la tiel'l'n hedionda ma:q~li~ ra In pa 1 id ez de aq u.ella .car­ne mue1·ta. Además ha tra plf.\nta­clo ni cementerio todos e o 11fio rojos de In montaña que e ,abren po1· la tardecita como lagrimone ele sangre que llorara el ol mori­bundo; v en la noche de lu han lleg·iulo á orprenderlo, a<;qda­do c·n el Larda] mnsgG o, e ~l'an­do algo que ni él mismo habrá lo­gTado e.·plicarse ...... -Por e o prefiero la muerte ...... E tas muchacha que de aparecen PU el alborear de la pube ncia, d - jan g-rabado u recuerdo d una mnnt>ra borrosa pero indeleble· di­j(> rnsc un jir(m de neblina que e po­ne i\ s y mp C'Scribn:-; mucho; ya ver(ts, cuándo vuelnts, cómo sct·cn;ws felices: pHdt·e no e.· i· ¡;?:e impo ible: un p€'dazo de tierra de labor para que uo 110s coma la miseria ...... " - TalYez no le escribiría iR, inf'i­núa con Yoz muY clf'bil una de la · abuelitas. · ·-¿ Para qutS? yo coufiaha Pll rP· gresftr á los pocos mer-w:-; haciendo cascabelear en 111 i bol:-;a muchas monedas de oro, y oh·idé quP con­migo ,·iaja ría la infelicidad. Nufrí mucho, padecí demasiado, y al fin He cenó en mi corazón ese hueqneci­to donde anida la Yentura. Hoy . .. tras de tá.ntos año::;, YnelYo ft mi tierra, sólo á buscar un rincón 1le paz donde son polYo lo::; hnesos de los que me engenchn mn. 1\Iagda-lera ...... 1\tla.gJalena habrá. muerto .. . Una ue la abuelitas se siente nw­la, se levanta, y se Ya con su mucha­chito de la mano. La otra la igue. -Adió , buen señor; si entráis al pueblo, en mi ca a hallará cama y cena. En la lumino idad de la tanlP. qne ha tomado un Yivo color de namuja el río, lamiendo la barran­ca 11e¡2:ra, brilla con brillo me tálico. Los satu::es cabecean lentamente y se be ·an co11 rumoreo pa.:-;ionai. Las dos ancianas ;.;e alejan dejam1o marcadas en el polYo del camino la::; huellas Je :-;us pa:so ' , como la::; cuC'nüts de un rosario de tl'ÍJ:"teza rezado cu :-;ilencio. -¿ Por q u<' lloras ? ¿ Te d nelc ::;n abandono ?-Sí, me tlnclc .... E inclinándoHl' al oído do su com­paiiern, muy par-;o. como para e,·i­ün que lo e;.;cnchen los niiios que lleYnn clC' la mano: - Yo soy c:-;n :\lag·dalpua- le <1icc­.... .. ¿ no había:-; eom¡n·l'JJtlitlu ? Ll'IH T ,\ liLA 'd',\. SUELT0S Nutnerosa y selecta fue la concut·f·encia que solemnizó con su presencia la cc¡·cmonia nup­cial del simpático caballcw clon 1\II.amH.J ::'daría Buenaventura y de ·la clisi.ingnida seiiorila clo­íia \.na I?.osa Lalincle. Enlace que se Yerifico con toda pompa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 3407 -------- ----- ---- --- -------- ---- ------------- ~ --- - -- --- - .. ------ ---- ..... ------ ... -- .. -......... -...... ---....... en la iglesia de San Pedro el día 28 de Noviembre. Las fa­milias de los contraventes con la cultura que los ~aracteriza, hicieron que las horas pasadas á su lado, nos fueran intensa­mente gratas. Que la felicidad les sonría, y que el dios A mor deshoje sus mejores flores á los pies de la n oble pareja. Nuestros colegas y finos amigos d on Alberto CanTajal y don Francisco !' ... Palau, han partido para el Sur d el Cauca en Yiaje ele recreo. De eamos r ecojan buenas im­presiones en la Capital. Los admiradores y amigos del in olvidable d octor Zenón Fabio Lemos, se pt·oponen pu­blica r una Cot-ona Fúnuhre, en el pt-imet- a ni \'e t·sario el e su muerte. .1\tluy justo nos pare­ce el h omenaje que se le piensa tribu ta1· á uno ele los hijos m?ts esclarecidos ele Cali. De la nwnct·a. más afable da­mos la bien \'Cn ida al int.elis ele intentar todo lo posible para curarlo ele tan ori­ginal dolencia, dijo un día al con­tramaestre: -La primera .-ez que te vea en ese ! ~staclo,. lo consignarf> en el libro de á bordo. DuraiJte muchos · días el conüa:­m aestre no bebió, }Jera llegó al fin u11o en que volYió á caer en su .Yi­ci o, y aquel mismo día el capitáu e cribió en el libro de á bordo: "1 :2 de Ago ·to ele 1900. 60 ~:raclos lon­gitud ~orte, ()(j grados latitud Oe - te. El contramaestre Jones ef'tá hoy borracho''. El pobre contramaC'!'tre supli<..:ó al capitán que i"uprimiera e ta úl­tima nota, poco honrosa para PI, y que sería cau ·a de que no aclelantn­se en su carrera. El· Capitán le cante tó : -Pero ¿ es Yerclad lo que uice la nota? -¡;í-replicó Pl otro:-pero ........ . -¡Basta! Nad~ lHIPdo hacer. Lo e. crito. esc-J:ito e tá. . Jones no dijd'nna ' palabra, pero pensaba en la ''enp;anzn. Ocho día má. de la humanidad; la me­jor cm tilla para lo!S niños; el \'C r­claclero amigo ele! pueblo; el mayor enemigo de quienes violan la leves morales. - El vijía que {t tmln hora vela por el bieu público: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE !H09 La distracción más agradable en cualquier situación de la vida. Aprended ú leerlo; vecl en él el es­funr. o perenne de hombres que sí aman sn patria; dintlgad ~us noti­cia ; aprovccluíos ele sus enscñnn­za~; aco~lumbrad ft ,·ncstros hijo~ ú que jamÍls se pri\'en de ese pan cotidiano. y tened ~cguriclad de que a:í lwbréis cumplido uno de los de­beres más sagrado. y m{t n:pro­d tlClÍ \'OS.-j E .. ~~- -E:-: FR.\. TI.\ se clevnrá dentro de peco un "Faro parhnte" que comunicará, en rro fosl~1tos y otras sal~·s. Las espittaca::-;, ;al ck potasio y hicr'\'o. Los especia 1 istas en al i nH.:n· tos estiman que este e~ d miis pn.:- cioso ele Jos yegetales. El repollo, el coliflor y las espina­cas son beneficiosas para las perso­nas anémicas. Los tomates estimulan la acción snluclahle ele! hígado. Los cspft rragos son prcn·echosos ú los nfiones. El apio sin·e para el reumatismo y la nen ra lgia y tiene propiedad e:.; ClllCLHI gúgica . La zanahoria forma sangre y em­bellece el cuti". La remolacha y los nabos purifi­can la sangre y dan apetito. La lechuga es buena para los ner­vios cansados. El perejil, la mostaza, la Yellori­ta, el rábano v eldientedeleón, lim­pinn la sangre y regulan el sistema. -PE.·s.\:.IJJ-:.'TOS JAPONE E'.-Si quien:- conocer ú un hombre, tóca­lc l:t cuerda del interés pecuniario. -Lient cada rlía al mismo punto un cesto ele tierra y con ·eguiri>is ha­ce¡ · una montaña. -. tutea hable ele tí mi mo t•n htcn ni en mal: en bien, porque no te cn•erún; en mal, porque todos clarún crédito. -Dí, "quiero ser esto" y lo scrús :tlgún dín _'o permita que ningu­no clig<' "l.!' me debe lo que es". .\lgm.n::-; YCC!'S los muchos amigos JH.IJtHii~·< tll mús que no teuc1· nin­guno - , ·o te dejes alucinar por gntos cid populacho ni por los a hu. os de Jo~ ell<:umhradt ~- -, ada temns de los homhn~s li­bres pero tiembla de lo:,; e.cl:t\'OH que romp{'n sus L' ELOY L. BOLAÑOS (Diagonal al IIot.el Centrnl) Mantiene completo surtido de pnpclcríns, de (ttilcs pam escntorio; escuelas y parn flores; sombreros, cuellos, ca mi as, corbatas, caL~;auo. l¡b~os para escuelns y colegio., místicos; ,-cs lido pam homhr.:-8, jóvenes y niños y otros muchos artículo Telegra mns.-ELBO. Cali, Octubre dc1 !107 . 20-~ C EOC S '• '• Llegaron instruTilcnlos ele mú..,ic~t muy finos, ele t o d :t cl:t ,'e, gn ntuli­zados y ha •·a t os. ucrda ele v;u ias dn e", se \Tilden clondc Hay un mae lro que se ene¿¡•·ga ele eopin1 m(t;;tcn . :~- 1
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 312

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Imagen de apoyo de  BEETHOVEN, L. van: Violin Concerto, Op. 61 / Romances Nos. 1 and 2 (Accardo, Orchestra Filarmonica della Scala, Giulini)

BEETHOVEN, L. van: Violin Concerto, Op. 61 / Romances Nos. 1 and 2 (Accardo, Orchestra Filarmonica della Scala, Giulini)

Por: | Fecha: 12/12/1907

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 , ( RepCi'blica de C0IombiaJ DICIEMBRE 12 DE 1907.- N. 0 3 13 y Director, RL 1g ,\!, ~.C 1 llPE l 'fA LL ~GCtGr .Joaquín d€' Caicedo y Caicecln, con cuyo ¡·etrah> honra ho~r El Correo riel \':¡1/e su~ rolnmnas, cum­plió ddolllin~:onltimoíl niios; nació en Cali, ell-4 de Dic:iembrt:> defamilia ilustre . Fu<>ron sns 1HHlreRP1 Coronel don Xico­lá." . El-prilllCI'O, niiio n ún ele 1-1 ;ll Hlll' y Pll In, tomS . L'urliÍIIliÚ Pll PI He¡· \'ieio v l'nP 11110 rlP los hiH'l'l ncl(lf'!'"i del Pe· rú, e1! <·tJyl ~ra. A Hll rpgreso fue u.-.m - hrado GobPnHulor el€' la f'¡·ovinria del Pacífico. ,,- cjen·ipndo e -de cnrg·o muri6 en Iscnn.ndl>, joY€'11 t()(]aYÍfl y pocos n iins clespu0s 1 Cm·onpJ,JoRqníu de Cay­zedo y Ctwro, abtwlos p~terno y matf'l'no re:-:;ppctin:~nwntP, del doctor CnicPclo y CaicPdo, fuei'On fm:ilndos por ¡mt1·iota:-:;, el primero en Popa­/ yán en 1 Rl n .Y €'! sep:nn Hll tío el doc·tor I\Ia111rel Cuero y Cuicedn, hermano del IlnHtrfHimo señor Ff'rnanclo Cner·o y Cuyzedo, Obispo de Pop;1yán. De pa­so ttpuntamos que Cali y el Cmwn entero deben gnltitntl á dichos seño­res, JHlPS t1 on M H n uf'! r·Pghizo el ])l'imeJ' pot,¡·¡:>ro de gnincn. en el Cnncn .• eon semi­lla traída. ele Cartflgf'na por Rn hpr·mnno el ObiPpo. Dicho potrero es el ele Sa.lento, conoc·irlo con el noflll>re de "potTero ele los toros''. La educaci6n del doctor Cuicedo fue diri~~;idn por su t.ío don Fernan­do d€' Ca.yzC:'clo y Cnmn.c:ho, padre del actnnl Arzobispo Uf' l\Iedellín. Cur­só con los .Jesuitas, })l'imPro en Bogotá., despué:-: en Jama.icay ñltimnmen­te en Guatf'mala., además d<> los est.udios Jitp¡·ario generales, len~:uas vi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :3412 EL CORREO DEL VALLE va, ~- mnrrtns, ciencias natnrale:-:, filosofía y teología, y matemáticas pa­ra obtener el título ele IngeniNo c:iYil en la Universidad de San Carlos de Guatemala. A u reg-re ·o del Exterior se ocupó en trabajos de ganadería y en a notos de su Jn-ofesión hasta 1 ()0 en que tomó armas hasta la termi­nación de aquella guerra en el Canea, con el combate ele Santa Bárbara de Cartago. RPcibió el grado de doctor en Derecho en el Coleg·io de Santa Librada ele Cali en t1onde regentó por mnc·hos año.· varias cátedras. Entusia ta el doctor aiceclo y Caicedo por el progre o del Cauca, empleó dinero, tiempo y energías en pro de la realización del Ferrocarril del Pacífico. Con e te fin hizo Yiajes á. los E tactos lTnido , en donde ocu­pó la mayor parte del tiempo en hacer conocer nuestro país, y d-emos­trar por medio de conferenc:ias la- grandes utilidades que aquí obtendría el capital extranjero desarrollando m nchas empresas. Esto le valió gran­de' encomios de la prenst1. americana. Fue .Juez y lllag-i traclo del Tribunal en Popayán en 1 78, ha colabo­rado con actividad en varios diario y actualmente redacta en Palmi­ra, lugar de su residencia, "El Compilador". periódico hebdomadario, compendio de la historia de la Revolución francesa, extractado principal­mente eiPlm; ú la tierra. i c¿u(• paisajes lo:-< paisajes que rett-ntn PI nnoynf'IO ! Entre e. pumas nrgenlnda · Se adivina nto, siempre limpios l.'omo sueños de inot:enein. Cnnl imágPnes lal.J¡·ntlns por In infnneia, LnH pilttarlas pit> impurezas, Y allí riman el aliento ele los munclns. Y en las noclws consteladas Fingen risas de 11ereiclns Y sn. piraR corre fl compás H, Cual los años qut> sP a lejnn n tratando los candores infantiles, Las pujanzas y ambiciorws De la hermosa adolescencia, Y las luchn y ciesma:vos ele las tJ·istes senectndes Que e extinguen del Mar Muerto En las áridas riberas. 34Vl Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3414 EL CORREO DEL VALLE ------------------------------------·-- Es la vida como el ag·ua, Es el agua como espejo, Como espejo en que la vida se refleja. Y en el ogua y en la vida Hay un rayo luminoso Que en las olas y en la. almas cabriiiea, Y hace nácar de la espuma, Y del nácar hace perlas Y las graneles amarg'uras las convierte en dulce llanto. Y las lágrimas benditas Sube al cielo transformadas en estrellas ..... . ¡ Ay del ag·ua sin el ROl c¡ne la abrillanta : ; Ay del hombre sin carifios Que embalsamen é iluminen su existencia!. .... M R BLANCO-BELM:ONTE. CON MARCO BLANCO Sobre una barranca, á la orilla de nn camino, está sentada nnn mujer ::on el descuido del c¡ne ,·iaja. por el infinito, y así comoc¡ned(ln.J Rentar-e : sin componer un Rolo pliegue de la ropa , porque eRUten el cnmpo y en medio ele cuatro niños c¡ne en todo se han fijado, menos en c¡ne su mad1·e deja ,·er con casto abandono una piema, t ·o dill~t abnjo. Los.clos niños m<1yorPs apuPRtan al qne má..-.; sAlte por sobre nnn zan­ja, tomando antes can-era ; In her mÁ.na q llf> Jps Rigue, los ch•tif>nP JH1t 'n mostnnleR en lns nubes clP OcTin PI f>spinnzo; mas como Rus hermanos no \ 'Pn tal co:-:a, lla. se :=tfann. g1·ita. sPiialn. manotea . f>n tanto c¡nf> PI nnimnl de los c·if>los sP clPS\'ílllf>f'P, se flps]íp y f'Jtr·nrnn en otrn fig:urn .-¡ ~o YPJ;, tontos, yn se volyi(l parPC'iclo nl clia­blo! El meno•· dfllos niñoR. tf>nrhclo ho­C'n- nrrihn Pn el regazo clp In mndre, mirn ('nn '~Tan inclifPrPnc·in el fomln somhr;u 1ll'l C'iPlo clf>l Cl'C')ltlSf'lllo y Re l'f>hlC'l'<'P ('01110 nn gn~Hll nn pie, clf•inndo qnc PI \·ipnfo clP In tnrcle le inflf> la C':=lmiRn. Y )p Ol'PC el Cllei')W{'i­tO, curvado como si le hnbieran cla-do modelación entre nn caracol ma­rino. La madre masca hojuela::; c¡ue co­p; P sin mi1·arlns, pnP. toR lo. ojos er. nn l'f>Codo del camiuo : de cnamlo en cua nclo se aparta el pelo que el viento 1<' botn ~1. la frente, mira, sin verlo, un elf>fnntP c¡ne le muf>strn la niiin, y torna á ponet· lo ojos en las vueltas del camwo, mascando siem­prE> hojaH cogidnR n.l acoso. De re­pente nsomFL nJI{\ nn hombre c¡ne urrPn nna Ynen; dice In mujer¡ por fin! g:rittl la niñn ¡ papú! detienen los mnchnchos In npnestn, y cambia el ('llnclro : ... Dñme In cuerda ;-1 mí, c¡ne yo sf> HJTPnrlcL · - ~o S<' h1 ), porq ne Ya R ti­ra rla ele la cola. - A mí, papá, á mí: eJia me cono­c ·P. mít·n cómo 1<' toco el bnelw. T'no sp qnitn f'l snco y ln torea, pnniPnclo~eiP clPlnntP, o1ro k dn pa 1- mndn~ en lH nhrP, f'l ehic¡ni1ín le en­clerf> Za nn R<'rmém en Nlldt>o, Jleno clP lHl ha s, .Y la. madr le pn. ·n la ma­no por Robre el lomo 1 h~jo 0stn non>lpra pori•·~l'ñrobnren lo ltjf>no. A la easn, ! -¿ DémdP In t-ncontrnste, pnpñ? Pregnnian á nna Jo¡;¡ niiios . Estaba en tif>nn de Jnliftn, el ami- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO DEL VALLE 3415 go querido de la casa, y tan contem­plada; .Julián la tenía á sombra, habíale buscado cuidos por esas ve­redas y sazonádole todo con unos dedos ~de sal : tan á gusto mascaba que había olvidado ef ternero. Oyendo allí á sus dueñotl, remas­ca lo que ya ha andado por entre las telas del estómago, dejando ver en sus ojos de esclava el ::;ol, como una reliquia de oro guardada en transparente medallón. Allí la. ueltan, y como ''ió niños, se acuerda uel . uyo y da á trotar por Pl ca.mino zangoloteando la ba­rriga, aporreándose la ubre contra las piernas y bel'l'ea que berrea ; el PCO le re ·ponde melancólico y miste­rioso all<:'i. en las quiebra::; sombría: de un monte de cedros Y bambúes. A media luz lleg-a la gente á la ca­sa, caballeros ur.os en otros los mu­chacho::;, hablando marido y mujer del amigo .J ulián como de un sér ex­traordinario, viéndolo circundado por un fulgor de virtud, al ig·ual que los santos, y prometiendo ser por siempre mw amables y bondadosos con él. K o era eso de cuidarles la vaca extraviada el primer rasgo ele caridad qne gastaba para con ellos; había muchas dulzuras que apun­tarle. Esa tarde, en un rato decon­versaci6n habida entre los dos ami­o ·os mientra::; le cambiaban la.cuer­da ¿l.l animal, pn•guntúle Julián al c·oilíipuñero cnáuto le había costado tatJ hermoso presPJlle, y co11 q u(> otros bienes hal>ia aumeutado la hacienda. É::;te le hizo recuento de sus empresas, de su• e::;peranza::; y del deseo que tenía de que :::.UI:i hijo · hicieran papel en Pl mundo. Yiendo Pl placer que .J uliáurccil>ía :o;e e:,:pou­laneó hasta fijar <>1 niÍmcro de unas monedillas que su mujer g·uardalm f'll el se>no de un armario, eonmutho n mor, porqne enm íntimoH rl'<.:orlc::; de lo que todos nece::;itanpan1 YÍYir. .J ulíi\,n ::;e no-n("hó ú oír y He l'JHlere­ ¿() l11ég·o, vnl:ItoH Jo¡.; ojo~ <1 DioH, <Í ¡wclirlP que derr de her­manas. ¿ (.[ué han hecho ellos para conseguir todo e. o ? 1 irando la ~ombra sugestiYa or­preude H J nlián el lucero de Occiden­te, y un Yiento frío que pasa carg-a­do de :-:HPños y aromas, y Hc leYan ­ta tlil'iet~do :-¿ Qn?' han 'hecho para conHl'gllll' todo eHo ¿Qué familia tan feliz 1 La ,-ipt·a él en p::;te monH:'tlto : to­do PlmmHlo parece YC:;Lido de oro l'll torno ñ la <'Hndelnda del foo·ón · 1 1 l. . . b ' a p:o te H'JOHO ltcne entln cual CJlll' t·ontar, y He atropcllnu lo::; Yersos. y chispean lo:-: ojo:-;, y forman rimn::; btH t·m·c·njnthts. y PI thitplitín se im- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3416 EL CORREO DEL VALLE pacienta, porque no le o:yen eso que no se lo entiende sino la madre. Ya les aquietará. á todos la lengua lo mismo que se las trae tan hg_era y movediza; la cena que burbuJea al fuego con un ronquido plácido y uniforme. Una hora después se van tornan­do inofensivos, dulce·, cogidos por la o·arra sedosa del sueño ; hablan tre~ ó cuatro palabras más, aisla· das leuta~, ensalzando á Julián el amigo que pide misericordia para ellos; ponen elalmaen Dios, y aho­ra el uno, aquM después, se duer­men, y queda la casa sil~nciosa, inerme, elocuente; e:; la úmca gue está despierta; pero como no tiene voz de esa qué se repercute eu el oí­do, sino de otra que vibra en el al­ma, no puede avisar á sus dueños que les llega una visita : ha visto moverse los rosales de un modo ex­presivo y fugaz. El perro sílaanun· cía y va á encontrarse con el extra­ño visitante, ma á poco enmudece y en tl"ágico silencio pasa coniendo por el patio, y salta al camino, y e va desesperado, y Yueh·e lut'>g-o á echarse junto á la puerta con ·a­grán~ ole su último ¡Jensami~nto á los mños del hogar. l\' ada le nn por­ta va ; un hombre alta por enci­ma de él, empuja levemente la puer­ta y se detiene, sintiendo en tibia ola que le acaricia la faz, el aliento de lo:; que allí duermen ; aguza el oído y oye la respiración de todos en plácido concierto con el aleteo ele los bichejos que rondan por las pa­redes. El chig uitín sueña q uP está bravo con un pájaro, porque se le llevó una miaja ele pan aquella tar­de y entre la cuna parlotea su en· redo de cuentas; e queja aqut51 y torna á callarse ; saborea el otro algo que no tiene en la boca, á no ser su propia saliva ; ronca el 1m-dre, la e. posa sueña, y la luna pren­de rosetones de plata cincelada en el suelo y en las mantas. El \'isitante pasó un trago de ajen­jo de tilado en su misma boca, de­tuvo el aliento, para que el corazón dejara de aletear un momento, que­brantándole las alas; avanzó ten­< Jiendo una mano, tocó la fl"ente de la esposa, leYantó el arma y ........ . -¡E un santo el amigo Julián ! Dijo :;oñando la madre con una voz dulce v atarclecida como para un secreto. Semejante al cohete que su­be incendiado y baja humanamente arrepentido, ca.)'Ó desde sn trágica altura el puñal, haciendo un cabri­lleo al cortar un rayo de la luna; Yi­bró .·uavementecontra el sueloyto­do quedó en silencio. Como el ángel del misterio se es­tuvo Julián toda la noche cuidando el sueño indefenso de los que tánto lo amaban. Al alba salió al patio y miró al cielo. Todas las estrella embria­~ radas del perdón que al traYé ' de eJiaH dejaba caer Dios titilaban con extt·aña alegría derramando una uun1 de paz. -¿Y tú? Dijo .Julián volYitSndose al perro r¡nP dormía pura siempre bañado de rocío, abierto~; los ojo ·, y opacos y rizados los labios en un gesto de amarg·nm, dPjando Yer las perla, fina · y ag-udas que de nada le sinieran.-¿ Me perdouas tam­biiin ? Le t:ogió In ea beza entre la manoB, y bañándole llc lá¡.!.Timas la frente, le tlió en ella un be ·o largo. dolorido, profundo . . \ poeu e jun­taron ·us labios v escondió lo:; dien­te ' . Í<~l ütmhit'n ÍJerdonnba. Allí lv eneontr<) la familia como un holontusto tcnllitlo :;obre el ara del nmor. SA.MUEL \'EL.\sn, re plandecien­te, con sn campamta ele argentino ún, que anuncia el alba como los ptijaro . Y po1· la tarde, en In atmó~fera ·rcpnscular. balbucea el toque de ,·lngeltt:o con una pureza ideal, como oract (Jn ele Yírgenes y ele ni­i'los ..... Dirigían . u c.·1guo rcbaii.o, de arnscacla La hra . J acintillo; el e ovejas mansas y dócile ·, ~laría el 1 Heposo. Entrambo eu el alborear Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3418 EL CORREO DEL VALLE de la juventud, en los primeros vu~­los ardientes del espíritu. Y entráronse los dos rebaños en el monte. Las eabrns con la flor de los arbusto~, llenas de miel, henchi­das de pólen. Las humildes OYejas paciendo la yerba olorosa, pegada al suelo, que perfumaban con el olor de las semillas, con el áureo polvo de sus pétalos. -A \"Cr tú, so trapajo, si ladeas la piara, y echas para allá tu_s co­chinas ovejas. ¿ No estás viendo que estoy yo aquí con lo mío ? -Es que dan en juntarse ........... . -Ayúdame tú, pedazo de carne bautizá. Y después de todo, todos comen: unos la flor que da el mon-te, otros la yerba que da el suelo ..... . adie se estorba. Así debíamos ser el ganao que va por el mundo. -¡Qué sabes tú lo que es gana o del mundo, muñeca estripá.! A reco-ger la primera sarnosa, ó ..... . Y Jacintillo, con tu-{:ayac.la en al­to, se fue hacia la zaga la con á ni­mos revueltos y sanguinarios. -¡ Contra ! que todos los días ha be m os de tener la mi m afie ta ... ¿ No quieres largarle? Pues yo te echaré pa siempre, así ..... . Y se quedó con el palo levantado. Sin saber por qué, no lo descarga­ba sobre aquella carne débil, ro a­da, resplandeciente como la pared de lút ermita, y como ella indefensa y humilde. -¡ Pégame, bruto ! ¡ Pégame, bruto ! Y no decía más la angustiada Mariquilla. Y lo lkcía llorando! con una aflicción convulsn, como SI ya tuviera en su piel ros::íxeu la hue­lla cárdena de los palos. --¡Qué te hnbín de pegar so ton-ta ; ...... fueras tú un zagal ¡y ya ve-ría. ·! Pero á tí muñeca blanca, flor 1 de jat·a, amarga y dulce, cogollo ele romero, que sudtns n1iel ~· eres fts-pera como la madroñera ¡qué te ha­bía de pegar ! Parece mentira! Y súbito, en un arranque de amor juvenil, de amor primitivo que pal­pita en la especie, Jacinto tiró la cayada, fués;e al barranco, cortó una rama de adelfa florida, y con el cuchillo de partir pan hizo una flauta maravillosa, de encantado­ra armonía, que despertó á la vida el valle pacífico y estnnuló en sus nidos á los pájaro amantes. -¡ Toca tú, so tonta, así por es­te bujero! Y ella ponía sus labios en el peda­zo tibio, humedecido de la flauta de adelfa, amarga y dulce á un mismo tiempo ..... . ¡ No sabía ! Y el pícaro Jacinto, anheloso ele oír el estallido eco y ardiente de una melodía que enton­ces deseaba, puso sus labios en el mismo trozo de la flauta ..... y .... ¡ Así, así, decía á punto en t}ue el ansiado aleteo de algo amoroso que llenaba el ambiente, rt>stallaba en los labios al través del palo de adelfa, sonoro y admirable. Las cabra y las ovt:ia pacían · juntas, confundidas en una frater­nidad de mundo primitivo. Losal­tos pinos parecían gemir en el cre­púsculo dorado y apaciblP. Vaga columnas de humo azul se le\·a nta­ban ele las chozas grisc~. de las en­sitas blancas. Y el gemido rcligio-o, balhuciente. de la eampana de la ermita, llamaba al espíritu ii. lo alto, ;i,lo horizontes crepusculares teñidos de oro, ensangrcn taclos de púrpura. En tanto, D:dni~ \' Cloe, ittOCl"ll tl' • amon>sos, felices ctt medio de la naturaleza, infinile ser Dios cuando ha fornl'lclO h tuya! :\i el amor, ni t:l poder, ni l,t fortuna, son ya dchilidadcs que me acosan: tne resta una tlaqucza: ;toda\'Ía cst.oy enamorado de la (;Jnna' 3-:1:21 liaba na. :\1.\:\l'LL S. PtCJL\lWO. --------~·~------ c:I'empest:tdes ( ,\ :\l.\!{(,.\ H ¡•¡ ·') \o t.:ra la tnar <.:11 indnkute calnla . ""o turbaban )u!"i ratulo.., aqniloliL' ~ lk tndóulcs pa,.wncs La soledad innu:nsa dL nú abna, !Joqmcr mi pcnsauut:nln llu'-'cilha sóln de la deucia d lar<> Y en la lucha tenaz cohraha ali~nt<> lk ese itkal al poderoso amparo .\l1 \ ul~t l 'ttlolll'l:S , t~H .. ·itttrtl,l y fria, H.otlal H\ t'l\ p.tz, !-ói1l pen j \~ ui nkgda. Pt.:t•o tt.' \ i par .. t 1111 tnal. en \ <.\l\l) ~ut. · l· cou UP esfuerzo sohn:hunH\110, llntr eh tus t.'tH.: .. 11lto~ Y~nccdor~~~ su~tr:v·rmc· :'i lo~ dn,los fulgorc,.. De tus radiant~~ OJO!-., Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 3422 EL CORREO DEL VALLE Burlar la magia de tu voz cadente Y continuar sereno, indiferente De mi eñal hollando los a brojo ¡ Esteril presunción ; pueril empeño, i sojuzgado estaba Y de >olver atrás no era yá dueño ! También así la tímida ancilla De si lencioso bosque rnoradora, Herida por la flecha voladora De diestro cazador, busca sencilla u caro nido, de la muerte huyendo: En vano,¡ay triste! en vano, que el horrendo \'eneno de la pérfida saeta Con angustia agónicas la inquieta. Y tú que de las recias tempestades Despertaste el furor a mi despecho, Tú que prendiste del ,-olcán la llama Rebelde que me inflama Y perenne ha de arder dentro mi pecho, Con majestad de diosa El cetro riges de tu ideal belleza Y miras impasible y desdeñosa Que doble á tus hechizos mi cabeza Y ofrende en el altar de tu hermosura Mi más rica presea : Un a lma noble, generosa y pura Que rinde culto fen-ido á la idea . Pero no, corazón, no te traiciones; No te muestres cobarde á sus desdenes; Tú eres digno
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 313

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BEETHOVEN, L. van: Missa Solemnis (Arroyo, Forrester, Siepi, Lewis, Singing City, Philadelphia Orchestra, Ormandy)

Por: |

Kyrie: Assai sostenuto (Mit Andacht) (09 min. 59 sec.) / Beethoven -- Gloria: Allegro vivace (17 min. 04 sec.) / Beethoven -- Credo: Allegro ma non troppo (17 min. 48 sec.) / Beethoven -- Sanctus: Adagio (Mit Andacht) (17 min. 12 sec.) / Beethoven -- Agnus Dei: Adagio (14 min. 07 sec.) / Beethoven
Fuente: Naxos Music Library Formatos de contenido: Audios

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 314

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PUCCINI, G.: Tosca [Opera] (Highlights) (Carreras, Marton, Hungarian State Radio and Television Chorus, Hungarian State Orchestra, Tilson Thomas)

Por: |

Act I: Sante ampolle! Il suo ritratto! (Sagrestano, Cavaradossi) (05 min. 20 sec.) / Puccini -- Act I: Mario! Mario! (Tosca, Cavaradossi) (03 min. 01 sec.) / Puccini -- Act I: Non la sospiri la nostra casetta (Tosca) (04 min. 19 sec.) / Puccini -- Act I: Ah, quegli occhi … Quale occhio al mondo (Tosca, Cavaradossi) (05 min. 52 sec.) / Puccini -- Act I: Tre sbirri, una carrozza (Scarpia, Spoletta) (04 min. 09 sec.) / Puccini -- Act II: Aprite le porte (Scarpia, Cavaradossi, Tosca, Spoletta, Sciarrone) (03 min. 51 sec.) / Puccini -- Act II: Nel pozzo … Del giardino (Scarpia, Cavaradossi, Tosca, Sciarrone) (01 min. 46 sec.) / Puccini -- Act II: Salvatelo! … Io? … Voi! (Tosca, Scarpia) (02 min. 08 sec.) / Puccini -- Act II: Se la giurata fede debbo tradir (Scarpia, Tosca) (03 min. 45 sec.) / Puccini -- Act II: Vissi d'arte (Tosca, Scarpia) (03 min. 33 sec.) / Puccini -- Act II: Vedi, le man giunte io stendo a te! (Tosca, Scarpia, Spoletta) (03 min. 44 sec.) / Puccini -- Act II: E qual via scegliete? (Scarpia, Tosca) (06 min. 55 sec.) / Puccini -- Act III: Io de' sospiri (Hirte) (05 min. 44 sec.) / Puccini -- Act III: Mario Cavaradossi? A voi … (Carceriere, Cavaradossi) (04 min. 29 sec.) / Puccini -- Act III: E lucevan le stelle (Cavaradossi) (03 min. 17 sec.) / Puccini -- Act III: Ah! Franchigia a Floria Tosca (Cavaradossi, Tosca) (02 min. 46 sec.) / Puccini -- Act III: O dolci mani mansuete e pure (Cavaradossi) (01 min. 44 sec.) / Puccini -- Act III: Senti, l'ora e vicina (Tosca) (04 min. 06 sec.) / Puccini -- Act III: E non giungono (Tosca, Cavaradossi) (03 min. NaN sec.) / Puccini -- Act III: Come e lunga l'attesa! (Tosca) (02 min. 25 sec.) / Puccini -- Act III: Presto! Su, Mario! (Tosca, Chorus, Sciarrone, Spoletta) (01 min. 19 sec.) / Puccini
Fuente: Naxos Music Library Formatos de contenido: Audios
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PUCCINI, G.: Tosca [Opera] (Highlights) (Carreras, Marton, Hungarian State Radio and Television Chorus, Hungarian State Orchestra, Tilson Thomas)

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MOZART, W.A.: Violin Sonatas Nos. 17, 32 and 35 (Stern, Bronfman)

Por: |

I. Largo - Allegro (07 min. 49 sec.) / Mozart -- II. Andante (07 min. 52 sec.) / Mozart -- III. Allegretto (06 min. 50 sec.) / Mozart -- I. Allegro vivace (06 min. 13 sec.) / Mozart -- II. Andante sostenuto (05 min. 14 sec.) / Mozart -- III. Rondo: Allegro (04 min. 01 sec.) / Mozart -- I. Molto allegro (07 min. 06 sec.) / Mozart -- II. Andante (09 min. 51 sec.) / Mozart -- III. Presto (07 min. 14 sec.) / Mozart
Fuente: Naxos Music Library Formatos de contenido: Audios
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MOZART, W.A.: Violin Sonatas Nos. 17, 32 and 35 (Stern, Bronfman)

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Violin Concertos - BACH, J.S. / VIVALDI, A. (Baroque Violin Concertos) (Schulrufer, Sidorenko, Stang)

Por: |

I. Allegro (04 min. 07 sec.) / Bach -- II. Andante (06 min. NaN sec.) / Bach -- III. Allegro assai (03 min. 53 sec.) / Bach -- I. Vivace (04 min. 08 sec.) / Bach -- II. Largo ma non tanto (06 min. 19 sec.) / Bach -- III. Allegro (04 min. 53 sec.) / Bach -- I. Allegro (08 min. 19 sec.) / Bach -- II. Adagio (06 min. 26 sec.) / Bach -- III. Allegro assai (03 min. 06 sec.) / Bach -- I. Allegro (05 min. 40 sec.) / Vivaldi -- II. Largo - Adagio (06 min. 31 sec.) / Vivaldi -- III. Allegro (03 min. 55 sec.) / Vivaldi
Fuente: Naxos Music Library Formatos de contenido: Audios
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Violin Concertos - BACH, J.S. / VIVALDI, A. (Baroque Violin Concertos) (Schulrufer, Sidorenko, Stang)

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