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Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá - N. 235

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Registro Municipal - Año LII N. 252

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Imagen de apoyo de  La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 29

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 29

Por: | Fecha: 27/03/1897

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • _. ------¡:,:--¡~~ s: ~ 2 ? V311 ni anto Sepulcro e.lrgad08 con los pesares y tormen tos q uo r ecogen ell e l 11l ulldo ; y aquella amarguras .o cOI1\'i rt o n sobre la I:ípitla sagrada en no sé qué suavidad, que 1)ar­ticip' tic las inefab,es dulwras de la vi da et r­n ' . Despues do Ul i breva mcion al Sa II to 'e­pulcro, p1sé:"L be3ll" la columna on que azot:l­rOIl al Señor, y lile pu o do rodillas en 111 capi­lb ele la Virgen Dolorosa, con ánimo ele ha cer m éd ia hora de meclitaciol1, :í,lltes de eolebrar la S'lnta misa; pero confieso dolores de Jesus; ninguno presenci ó sus mortales agonías, ni sin­lió su roca bañada con la. sangro divina. del Redentor. En los decretos del l~terno estaba ordenado, que la vida del horr.Lre dependiese de la muorto elel Criador; y por eso fué para la humanidad como un cántico de alegría y de felieidatl el último gemido de su Dios. Al ba­jar al sepulcro el sacro ncelltos de tristeza que parecian los queji(lo" lejanos de un cora~on at,ríbulado, on­tóaces si Ilor.! ; lloré mucho; dulces lágl'im:ls de compasiony de tJrnur:l, que consrgró á los dolo­res de Maria, que hubiera quel'ido enjugar en su maternal y amoro"o llIanto; y le roguó que no las olvidara en la aflicciones de mi muerto; y que me diera un consuelo de madre, en cam· bio de aquellas lágt·ima de mi filial amor. El domingo de ramos me levanté muy tom­prano, y dije mi8:l en 01 altat· de Santa Maria Magdalona; y salí á tomar el dcsayuno para volver :í. los oficios de aquel memorable dia. llenuijo las palmas el patriarca y pontificó en meuio de Ha gran conCUt"ilO cn que eshlban presentes tod,ls la' nacionea del mundo, ropre­sent- tuas pOI' algun indiviu.uo. Despues dc la bendicion solemne, se hizo la m:\. augu~ta y tierna procesion con los ramos ell torno do la c 1 pilla; y se pusieron todas las palmas sobre el Sa.uto Sepulcro, donde per..¡¡auecieron durante la funciono No es posible comunicar las impresiúnes que se experimentan al Oil' cantar la Pasion junto al Calyario y el Sepulcro; es decir, en los mismos lugares donde se verificaron las es~enas doloro­sas de la. muerte y sepultura del Redentor. 'fer­minada la funcion, el patriarca. reparti6 los l'amos; y yo Ncibí una palma, que traje á mi país con dificultad; pero con interes y afecto, como un precio o y etorno recuerdo de aquella fiesta que no olvidaré jamas. El lúnes santo entré tí ejercicios en el conven­to que está contiguo :1. la iglesia, para dispoDer­me al cumplimiento del precepto auual!de la con­fesion y para decir lUim en el Santo Sepulc:·o. Dos dias de retiro tuye en aquel sitio donde pa­s6 las dos noches en vela, y visito,ndo los nrios lugares sagrados que encierran aquel templo. Al :l.lÍlanecer el mtlrtes santo dije la misa de • • resurt'eecion, porque el Santo sepulcro tiene ese privilegio, que en cualquier dia que se celebre en él, la misa os la del domingo de Pascua. Qué impresicn tan profunda siente el alma, al pro­nunciar la3 primeras palabras del introito: " Resucitó como lo habict dic!t? !" Le parece al celebrante que siente mover la losa que le sirve de altar, y qua vé los resplandares de Jesucristo, que se levanta glorioso del sepulcro. El miércoles se dió principio á la. funeíon con la misa. solemne por la lOañfl.na, y con las tinie­blas, que se cantaron ántes de anocheoer. Cuando el pntriarca ooupó una silla forrada do tt-reiopelo negro, revestido de alba, capa y mitra, pero .in solio, q1l0 no 10 hay en la. iglesia, todo el clero del país y el extranjero ó innume­rables peregl'in03 do todas las naciones, ¡;e colo­caron en derredor del venerablo pontifice. Des­lJues do haber cJntau.o los snlmos del primer noctul no, hubo unos momento de suspensioll en que no se oia 1lI:.l'! ruido quo el canto de las golondrinas que revolotoaban bajo la cúpula i \lO se veian mis que semblantes meclitabundos, que dabau bion :í. cnl10cer la tristeza que enlu­taba intorinamonte los espíritus. Un religioso español de nrlmirnble voz, pero ciego, porque habia perdido complotamente la vista en la pOI'secucion qut: sufrieron los frailes en E paña, rompió el silencio, entonando las meditacionos do Jet'amias, con un:t voz tan me­lancólica, que produjo un s (!ntillliento uuánime en aquella COllculToncia úlenciosa. Aquel pa­dre, á quien la carencia !lb oluta de la luz hacia concebir las ideas uuís tri ' tes, y recoger en su corazon los sentimientos mi lúgubres, arranca­ba :í. su pecho acentos tan (1:>1010S0S, que vcrda­uel'amente parecía la voz del profeta que atra­vesab: l la nocho (¡terna de los siglos, y resonan' uo por entre las tumbas de mil y mil genera­ciones, venia á espirar con agonía en los oídos de J erusalen dusgraciada y de la humanidad afligida al pió del Oal\':1rio. BI juéves santo pertenece oxclusivamente ti, los católicos; y se hace el depó i to sirvibndo de monumento el Santo Sepulcro. Eu aquel dia no funcionan alli las sectas, y yo ví muchas veces hs fuerzas del Sultan colocallas en la¡,; puertas del templo, con el fin, no solo de mantener el órden, sino de dar proteccion á los eat6licos contra toda agresíon que pudieran hacer los otros individuos de diferentes religiones. Si, yo fuí testigo presencial de los hechos que refiero; yo "í durante la Semana Santa y particular­mente el ju6ves, ir el Bajá de Jerusalen al San­to Sepulcro, para ver que no so inquietnra á los católicos en el ejercicio de su culto. Oonfieso, sin embargo, que me dlbo. un pesar profundo ver aquella conducto. de parte de los gobiernos desp6ticos y no católiccs, y compannla eon la de otros quo se llaman republicanos, liberales, civilizados, progresistils y tolerantes. Si, yo pen­só quo son Dlás libros y felices los que viven ba­jo cl resplandor de la Media.-Luna y con la ca­beza inclinada bajo el cetro de la sublime puer­ta, que los que viven en modio d? las farsas despreciables quo se llamau repúLltcas. Bl juéves pOi' la tarde, estando yo en la sa­cristía, revistiéndome para asistir á la funcíon del lavatorio, me llamó el maestro de ceremo­nias, de parte dcl Patr~arca, que ~st:\bu y.a en la iglesia. Fuí con prontttud, pero sllllmagmar­mo el objeto de aquella órden: lleguó y me colocó en m(~dio de once sacerdotos que estaban ya preparados paro. representar á los apóstoles, en aquella funeion lo. más tierna. sin d.uda de la pasion, por encenar el mis subltme ejemplo de hu mildad, de amor y de fraternidad, que nos dejara 61 divino maestro á sus discípulos en el mundo. Nuevas impresiones de gratitud y de ternura para mí, que llegaba de las remotas regiones de América á. representar el clero de mi pa.ís en el Apostolado de J erusalan. Concluida la. funcion, el Patriarca me dió una hermosa cruz Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • 228 LA TARDE quo contenía muchas reliquias de la pasion ; y ]0 mismo hi7.o con los otros, que eran todos sa­ccrdotes de difel'enbs naciones, que habian ido, como yo. en pel'egrinaeion :i J el' u 'alen, Aqnolla cruz recibiJa en 01 Calvario, r etooa ­da e11 el Santo, epulero, llena de reliquias de los Santo" Lugaros y tl'aicla por mí mi mo do Jerusnlen, os UI1 objeto muy caro 6 inte r esa nte tí mi corazon. Ella 010 a compañad, todos los dias de mi vida i en olla fijarán mis (¡jos 11I01'i­bundf\ s sus última' miradas; reooger.í. el pos­trer suspiro de mi corazon; d c¡:¡eans al'ü .. obre mi pecho despues de mi Muerte y bajará con , migo al se pulcro para Cll>t ldiar mis cen~zas y reanimarlas, cnando resuene la v o z de DIOS, en cl último gran dia de la resmeccion. Despues hubo el canto ue tinieblas como 01 dia antorior, y la funoion tel'mir.ó á Id ' siete de la noche, hora ell que todos los UI'i s tolltes \Jos retiramo"', quedando los religio sos sola melJ te on· cargados de la custodia y adol'aciou del Santí· simo Sacramento, á puerta cerrada. El vi6rnes se col ocó al fren te del Sepulcro 01 altar portátil, donde cclobró el Patriarca y se hizo la procesío n solemne con la SJgraua Hos· tia, para poner fin á los oficios de la mañana, A péllas puedo dar una idea muy imperfeota dc las sensaciones experimentadas p or mi alma durnnte dt:l la Semana Santa 0n Jerusalen, El pensamiento de qua está uno en la ciudad santa, sobrc el monte Uulvflrio, entre el suplicio y la sepultura del Rodentor, en los mi, mos dias y lugares dc su pasion; el aspecto ruinoso del templo y sus galerías oscuras; 01 I' uido le· jano y confuso de los tambores de los soldados otomanos, que se relevan en guardia, y que pa, rece que vicnen con Jesus por la calle de la Amargura; los arrullos de las palomas que ani· dan en ellel>ho ; la voz de los cantores repitien· do los lamentos de los profetas, y 01 órgano exhalando acentos d9 dolor y de agonía; los vestidos extrai'!os y tantas caras diferentes, pero todas silenciosas y tristes, y los sollozos y gemidos que se oyen por todas partes; sí, todo se reune para forDlar un concierto doloroso de indefinibles y misteriosas memorias. Por la tarde se cantó el oficio de tinieblas, como los dias anteriores, y ya entrada la nuche se dió principio ti. la procesion más imponente, solemne y aterradora que pueda imaginarse: el vía Crucis, para llevar al Señor al monte . Calvario y lcvantade 'en la cruz. En seguida la ceremonia del descendimiento y conduccion del Sagrado Cuerpo al lugar de la uncion, y pasar de allí á encerrado en la sepultura. El patriarca dirigía la procesion y rezaba las estaciones, y el coro respondia con melodías lúgubres. '1.'odo el clero, formado eu dos fihs, llevaba antorohas encendidas, y soguia. el in­menso concurso en profundo silencio. Al frente iba un religioso, vestido de luto, que conducía <'n nlto un gran crucifijo, cuyo aspecto inspira­ba compasion y terro\'. Comenzó la procesion en 1'1 capilla donde el Señor apareció á. su santa madre, ya resucitado; y allí tuvo lugar el primer sermon en italiano, de los siete que se predicaron en diferentes len· guas aquella noche ... "" .............................. . MANl1BL C. RESTREPO. LA ENVIDIA. ITay pasionos terribl es quo 1I0van en sí cl gél'lllon do cierta grandeza que las hnco digllas de admir:1cion. Ellos habitan por lo COlllnll on alm'lS do elevndo tomple, Como el t'll'1'euto des· bordado, que an eg'a los campos, r¡uc :n'rnstra en sus nguas h omb re , y brutos, nrboles y cho· zas, que a so rda los ecos de la montaña con sus muO'idos de fier:\ cólora y d~ja sus e ' pumas cn b , las cimas do la arbuleda , e, as pll 11111es, una vez deslJ ordaJas, todo lo atl'OpelInll, todo lo devas­tan, y dej'¡n las huella d e sus pasos on lus l'ui­na s que nglumel'an. Al jandro, po eido de una ambicion insaciable, sombró el A!>ia do cadáve­r es, y habria inundado en sangl e el 0 1 be todo, si la muerte no lo hubiese contenido en su carre­ra de destruccion. Q'lé impollentese !lOS repre· senta c~o hOIll bro en la valien te ex presion bíblica: d · . I"} " y la tierra on01U OCIÓ en 5U presencia, ~a alll bicion de Alejandro i nspi ra idea s sublimes, como las que brobn de una nln11. poéti ca, uando se holla en preseneia de un ... ·olca n mugidor, de un abismo sin fond , de una gigantesca. catarata ó del inconmensurable océallo," cerco fo l'aS quo lo e nvenc­nau, como guarda la. flor en I'U c;,iliz gusanos r oe dores: que la ei enci't lo habrá d escubierto todo, ménos el problema de la folicidad : que los apbu!'os arrancad os pór In gl oria no p agan los afan es que e lla cuesta: si su piera todo estu, cn ven'ad que no se atormentnria túnto á sí mismo rabiando por las agenas dichas, gimiendo cuan~ do los demu$ ri en, ren egando cuando los demas cantan. ¡Hay tautas sonri , as que no son ino la careta que sirve de disfraz en lo~ festines so­ci¡~ l es! j Hay tántos cantos que no son sino el gnto de corazon es que pretenden aturdir SH dolor !. ..... Qué Lay e nvitliable sobre la tiel'l'a ? No sabe el envidioso que :í. las yeces el duoño de un palacio suspira por una 'hosa? que el potentado tiene nocLes de in omnio que no co­D? re el humildc labrador? qlle un hombre sa­CI. ido por la gula envidia al hambriento que le pide un mendrugo do pan? Dóude está, pues, esa felicidad que tanto lo desazona? El envidioso no deja de comprender EU im­potencia. para llevar :í cima sus proyectos de d~struwlOn, y acaba por morderse :í sí mismo, Clego en su loco furOI·. Quioro reducir á p olvo la fe l ic~d.ad que cree poseen los d ema ; p ero a y! e:a feh cIClad va tomalldo progresi vamen te, ÍL sus OJos, pl'opol:cioncs colosales, sin que él pueda poner térmlOO :í ese gigantesco crecimiento. L o que entónces suÍl'e el infeliz, no lo puede com­PI'ender sino el diablo, su maestro. Su\.:ede :í las veces que los planes y mrLl]uinn­ciones del envidioso, elaborados con el fin de aniq uilar una reputaeion, prod ucen todo lo cont~ario de lo que él se propone. Aquel que ha .sldo el b.lanco de sus tiros, gana más repu­taClOo, debido á tales calumnias, porC).ue, por una parte, él se cuida con mayor solicitud de no caer en algo realmente indigno, y por ot!'a, sus h?c~os, ql.le de otra manera pasarian des· aperCIbidos, fijan la atencion general, excitadas por las habladul'ías del envidioso. Muchas re­putaciones ruidosas se deben ála envidia. Har­zentbusch exprimió atinadamente esta idea en la siguiente fábula: " Magnífico manzano En el corral de un clérigo crecía, Un vecino de envidia se maria, Viéndolo tan feeundo y tan lozano; Él ni ma.nzano ni corral tenia. y ya. C). uo uo otro mouo No supo de, fog , l' su en cono fi er o, Al'r j aba a l corra l d esdo un gran ero El de p ordicio de Sil casa t lJd o, IIaciendo d el conal esterculero. B ien en uci6 el ramaj e ; Mas la 1 'uvia:í su t iempo lo limpi tlba ; La tierra con la 1.)1'0 7.:1. se abon ab a, y e l r esultado f ué del yil ultrajo Que mÍls fruto y mejol' el ár b ol daba. lllás {(,tU r¡ue n ociva J.!/s la {/eilt~ m ordaz que tanto aúunrla, I)u es hace c",n S il rabia fur iúunda Que el íntegro L'u r O¡¿ m.ás cauto vwa - y más pronto á sus él/Ht!OS confunda." COJ/c/ttÚ'á. ----c~o=---- LOS GUANTE S . Conclusion. Otros nnales ménos t ri st t.!s y de fecha más racie d e, n os han d ej ad o ese r ecued o. D espucs de un bri ' la n te t rnoo en que se distinguió la n obleza fran co a, se r e'ohió ter­minal' las fiestas, que so dieron en ¡¡cluella na­cion, con una lucha de fi eras á l a. manera anti­gua. Ya en el circo un a ltivo lean, r ey de la arena , h auia desganado á touos los a n imales que acababa'} de lanzar sob:'e él, y h a bia pues­to fu era. de combate á dos céle bres gla diadores: en todas las miradas so pintaba el espanto, los corazones eran presa d e : terr0r. Bajo el régio dosel donde estaba colocada b corte, se veía tí la noble señora de Chalys, la flor de las hermosas. En medio del te rror gene­ral, una sóla idea ocupaba bU a !llla, un pensa­mien to de org ul lo. E l i nstante en 'lun todos se e~ tr e m ec ian fué precioso pa ra mostrar el poder de su bell ez'\ soberan a . J u u to tí !la estaba el vali e nte de Long e, ca ba lloro fran co. De pronto la seiiora do Chal j's tI ja caor su guaTJ te en la arena, y con la c ll cantad ora. mano que ha pues­to al descubierto, señalando : --Id á cogerle! me caso con vos, dice á de Long. Con p eligro de su vida se lanzó. Un estremo­cimi ento d i) muerte pareció circular por la mul-ti tlld. . Hubo un ¡'udo combate en cl circo; hiciéronse ardie n tes votos estre los espectadores. Ligero y valiente, de Longe excita á su aclvcr s81·io. con­sigue cansarle, y al fin sc ve caer al lean dando el último y honoroso rugido : habia sido h erido en el corazon. Asi d guante fué conqui t auo valerosamcnte, pero el noble soñar DO se casó. Acaso temía comprometerso con un casamiento que oomen­zaba con tal capricho de muje l·. En el siglo XVI fué sobre todo cuando en las clases nristocrliticas llegó :í ha0erse indispensa­ble el guante, y en la clase media comenzó el modestG miton á suplir ese adorno. Ni un no­ble, ni una señorita. de alto linoje hubiera de­jado de ruborizarse viendo sus manos sin guan- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , 230 LA TARDE tes, El buen t o no de l os caballeros do la corte ' diatos i In. cal'l'utera ¡\ fin d e preservarse del calor y y de lo s cJ b al lero ,:; del camp , pres c:'ibin.n el del p olvo, , guau t e c o m parte os e oci ,tI dol t r aj e , En tre los ,En llnfl de e 'os , c nel e ros b O I'l]~,l.os ele encma y ta" - ' ¿ 1 d I IJlzado,;; ,10 corto ce, pcu, e p e rclllHl1I, eparado como s e n o r es ora una e s p c c,o , e (c s nu ez no tener os, :\ llll O ~ cin c u c nta pa s o s r~, ea dos so lUCI e ron c é !ebre~, y el de bellota de :í q u ienes on e e momento Re podia comparar 1\ dos 01' 0, que so escopa y juega e n t re l os d e d o R de las cUC' l'p OS cele" tes atr aitlo~ fat:thnente p or un:l fuerza má s li ndas, pl'u eb:l la rara imaginucion dc esos in vi s ible ~ e ntr ec ho ca~'se, Asi, ucedió: 1:1 fu e~7;a d e l genios de la. eleganGia 'obe rana. clHlr¡uc fLlt: tal que el hbro volo pOl'...un la celes t e ~ se pusieron :í mer1ir ,~e con h ,i5t:\.; ta~l.Jl e n cuando se qu e l'l!l. adornar eompasama- luego, desplles de un mom : llto de s¡ l~n cio consagrad() n,erltl, de elegantos arabeseos do guantcs de 50- por amba~ parte!> al asombl'o, el hom~r e de In s?tana cleclad. iba á abrir la. boca cuando su antogo fil o; ta, estl'uJnndo En nuestros dias, si el guante no pertenece su", pape les con c ó le ra, le lanzó brutalmente este ya á las Illagnificencias de la vida historica per- ap ost ro~e : - 1 t' t t d t' é d t dI' - ' 010":\ u ste d senor abate; ustec es muy 01 pe • enece, P?r e~ mos ~ nos mo e s os e o, que -bab~dl ero, l~e plic6 esto con muctH~ dulzura, creo S6 ?ree, a I~ Vida ,pl:lv~da, Eotl'O las n,aclOnes qu e la falta es recíproca, Sin embargo, m e di s ponia á. vecluas, ~s SIgno distintivo de la eleganclD. y del h'\cel' á usted mi:; eSCllS:l - por la parte que me con­buen gu s to, En Ing l a t e rra, la ari stocracia d e cie l'J1 e, y tengo el mayor gu to en J\en~l' este ueber, perga min os y In. de fortuna, s~ ha aficionado al aunque, en ¡'i go r, pu eda. dispensarrue de eno el len-inevitable guante alll l~ rillo , y al blanco pal'a so- guajc de \l ,ted , " '. cibdad; c o n más i ndepen dencia e n los colores Poco s.ntls,recho de ~3ta r espues ta tan corte::., el Jo- 1" ,'t ' ' 1 'd bl 'vcn contmuo en el lUlSrnQ t o n o , e .. ans oc ra eta a ema na gasta conSl o ra emcn- C d t' , ted di stracciones ver- t t ' 1 I - uan o \l1l0 ltn E:', como , e e n es ~ artlCU o e eg;a n~e , , ,daderas ó fal;;a s , (hlbie ra ¡'guardar ú catar en su casa H o y ,e ,t~ a~orno prlDCl pal d e l CUl to exterIOr p ara leer su brc\'in ri o , en 1 ugal' de poner~e de ,espec­de la clv!lIZI1CIOn mod e r o a, ha iDvadido todo , tácul0 á fin de edificar ú l os transeuntes o dernbarlos I? esdc el salon, el guante ha penetrado hasta la 'Jor tierra, tienda; 01 talle r hace sus ensayos sobre ellos: ' Estas gl'Oseras palabras hicieron encendcr la ?ar:" cl guante está. por todas partes. del eclesiástico; p e ro léjos d e do'concertase, prlllCl-pió pOI' examinar d e pié:; :í cab<:> za nI que ,de esa suer­te acababa de injurial'le, y acabó por d ec irle: -Amigo mio, i pretcnde usted nrmarme Ulla camo­rra, ó bien me ha pre pamdo usted un lazo? JosÉ l\fuÑoz y GAVIRIA.. EL DUELO DEL CURA. A fines de Agosto de 1849 y en una de sus más her~osns mañana s, e l sol lanza ba SUR rayos sobre los admm\bles arbolados ,del bosque de Fontainebleau, y los ocultaba. altel'l1atlvam e nte ti'as <.le d~nsas nubes blancas que la brisa parecia. amontonar expresamente bajo la bó'i'eda celeste. La ca 7retera que atraviesa el bosque para. ir á Mo­ret y Vllleneuve,la-Guyard estab,a casi desierta ca-d ' " mo suco e en muchos puntos desde ]a existencia de los ferro-carriles. Los raros transeuntes atraidos hácia ese lado por su') negocios 6 c')n objeto ile p!\searse, tenian cuidado de elegir los senderos c\lbiertos inme- A csta pregunta fOl 'mulada n etament~, ~I descopo­cido se enderezó cuan alto era, y le r epltco : _' A quién llama u.~t ed ain igo? Primeramente sepa ~Jsted que yo Il? so~ amigo de un ~l.el'Ízonto, Lue­"' o acaba u sted de I11sul tarme, supon¡endome capaz b" , d' h de tenuer lazos, Lo pruDero que u." te va a acer, es recojer este paqu e te; despues yerem,os , , . A esta órden intimada con alTogonclU, el cl,}rtgo dió un paso, se baj ó y recogió Sil breviario diciendo con un tono entre severo y burlan: --Si no es Ul,ted un malhechor, tí 10 ménos me pa­rece un jóven muy mal criado, Vamos: haga usted 10 que yo: recoja!iu paquete, y soparómon?s. -Le repito; i qui«:re ,u,sted l:ecoger mI paquete gritó el extranjero prmClplando a enfurecerse? Por toda. respuesta, el eclesiástico se encogió de • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 231 llOmbros ligcI'nmente, y ¡:;e d ponia á nlejarsr, cuan- pIe ob'erncion ncnbaba de producir t'1 rfcc to de un do,lI advrrsario se plnntó de un nIto delante de él calmnnte. Pero, aiiadió al punto, er:í fácil pror; urÍl r­y levantó la mano como para darle un . opapo; p ro n05las. Yo soy extrnnjno n este p'-'I ~ , y u5trd debe no hnbia hecLo m:í. que In !11itnd del ndeman, cuan· ~(>I' conocido, y c o n ~u medi:!ciLln prCt nto , e nllnnnd la do se, intió agill'l'ntlo por cl brazo, hi7.o una doble pi- diliclIltad, V~lnlOsjuntos .-í Fontainebl ea u, d on de hay rueta y fué á caer ~entado:í clIatro pn:o elu allí. Con arll1n~, y .... no Illéno prontitud, e halló en pit" jadeante de ra- -j 'ingular comí. ion Yil usted á tl a rmr, pllrn un hin, y con YOZ olocad:\ y solemne a¡ ' ticuló estas pa- min: · tro de paz'y l'l'ligion; intelnnnl'i lí el nlwte lien-labra': do ¡o,in qU<>fer, sted no lo rejj(' xio1la bicn. -j U , ted acabn. de hacerme \lll doble insulto que · te¡} trarn 'mn de c s c:lp:ír eme, pero en vano; 110 puede invar ~e sino con ngre! A m~ll os que ,e n le he de segu ir ha tn. las entriliias de la tierra. ted el m:1 cobarde de 105 hombrl's, no podria usted - o tendr:í u s ted ese trab:ljo, nrti c uló el eclesiás-rehu. nrme la nti. f.lccioll que le piJo ! tico con un ncento de re. olucion iITl·VllC:ll;!t,. Primo- -C()mo! ¿ Q".t: ted proponermo un duelo l in- ramente, arreglcmo, In s condiciOIlt'. el!'1 cumb: tp, y terrumpió el ecle~iá tico. i onquo no ye u."tcd mi en eguida ya vcremos ¡J e hnllar nrlnas. En efl!l'to, tal unje? \'('7. podró yo encargnrmo rle (' s e cuidado; pero ya ve -Su traje no debe sen'ide de salngnardia para wted que con el cadeter de que <' toy r e \ e t idu, nos ofender á 10 - dema : j e , o l>eria cómoc!o :i fe mi:l ! I ,PI' ia impo"iule t ene r padrino, porque nadie querl'Ía -Pero, caballero, objetó el ecle - U. tico con dul7.u- pres t:lr;;c á e so . De co 1,iguiente \lOS lJatirt'mus in ra u;:tcd pretende sel' el ofendido, y me p a rece que padrino. us'ted trueca lo pnpeles. De to cIos Uiodos yo perdo- I -ne acu('nlo, ml1rt:1uró so rclr.m en to Hl nd\·crs :;rio. no á usted de todo COI'nZOI1; le ruego que me imit<" I -Queda entendido, seiio r Yal ent ill Dubre uil, que y continuemos cada uno nue tro camino. I u, t <>d va á for7.ar,ne: :t cometer UIl doble crimen .... -j _ ada de e_o nada de ei'o! gritó el desconocido. i Plegue nI cirio quo el castigo no caiga sobre I} s ted i Es I~ccesario que yo le arranque á tI ted la vida, ó solo! Ahora ocupémoncs de las armas: Yoy yo sólo :í. que u ted 1I1e arl'nnque la mia! voy á seguir á usted uu carlas, sus pa o~, y ya sabré forzarle, .. , -Si, pero estnré yo nI larlo de u s ted como su som- -i Decitlidamcnte, querido, está Ilsted loco! ex- bra, niiadió I'esueltilmente 1)1 extranjero. clamó el a~nte impaciento ya. En fin, déjeme usted -En cuanto á 0.0, es usted duoiio de hacer lo quo el1 pn, pue' me están nguardanclo. lo cOlwenga. Sin embnrgu, no es á Fontainebleilu -Ah! no crea usted escapárseme! vocifl'ró el des- donde Yanto!>: porque, como usted dice mur bien, to­conocido exasperado. Dell1e usted una satisfaccion, 6 dos me cOllocen alli, y nuestro paso excitaria o!' pochas de lo contrario .... Y miéntl'as esto decia teltÍ:l el y nos seguirian, Yo tengo un medio de ulln <'jccucion aire de un presi,lario capaz de lI<.'gar á todos lo mñs f:lcil, que es e"te. cxce. o , Yo soy cllra de un puublo iluadn á tres cuartos do -Pel'o á lo ménos, caballero, dijo el abate, me pa - lC:'gua de nquí; nlli .Ile será f:icil prop o rci o I~ a rmc los rece que me ruiste el derecho de sabor con quién ten- in, trumentos de que deberemos ¡;:cnil noi', sin que na­go que hauél'melas. die tenga que snbtrlo. De consiguiente, vengn u ted -Nada má justo: prevengo:í. usteu que yo no conmigo ha, ta mi casa rectoral, y luego Yolrerem o~ soy un noule, al sitio del bosque que más agrade á u ted, Acepta -Ya lo creo, ob rrvó el abate sonriendo; bien sa- u tt'd? be u ted que hoy no hny ya nobles. Aquel á quíen se diligia esta preguntn, reflexionó -COIl gran pe¡;:ar de usted, no es ,-erdad? roco un momento; luego, rompiendo de súbito el ilencio importa, soy aun de ba tante buen linaje )la rn tencr y rnt'11:Inndo la cabeza, dijo: la preten ion de medir mis fuerzas con un CUl'a de -Señor cnr:t, ,u plOp sicion seria en efecto acepta­: t1dea. E t:í u t.ed viendo nI hijo de un nntigllo oflcial ble, si la. cosas debie en pasar et'ruo usted lo anun­de dragone!', aposentildor cuando dejó el servicio, cin. Sin ombargo hL rechazo, 110m bratlo má¡:; ta rde reca udador de con tri buciones -POI' qué? del di. trito de Auri!lac, cuyo empleo t'jt:;rcin aun cuan- -l)or~ué! porque una ,ez hubiese llegado á su do tuve la desgraci.\ de perderle. LlanHíba e Jorge, pueblo, haria Il ted que me prendiesen como á un y yo me llamo Vnlrntin Dubreuil. En 10 qlle mc con· tnnjaclero, y nuestro negec io se hallaria terminado cierne periwnalUlente, soy licenciado en leyes, ex-pa- con gran sati faccion ele usted. sante de notario, luego hombre de letra5 y pel'iodistn. -Cabnllero! exclamó vivamente ",1 eclesiástico: A e tas huras, viajo, y no :lcecho :í lo transeunte;; ¿puede u ted sospechnr do mi lealtad brl ta e e puno en el bo. que. A mf.yor abundamiento, aquí tiene to? Yo le prompto á u!'ted á fu de sacerdote ... usted mi tmjcta. Está usted at.i.feeho} -A fe de saCCl'dote! repiti<Í el jÓ\'en con irOnJa, Miéntl'as exponia su jenenlojía y .u po ' icion social, -Prometo:í u , ted:i fe de hombre honrndo, á fe de el hijo del drn.;on recnudadOl', el ex-p,l':;:lnte de nota- ciucl:1d:1I10, si u¡:;tecl lo prefierr, que se gunrdal'á el rio, palccia dOlllinatlo de Ulla \'Íolenta excitacion fe- secret0 má invio1:lble, y quo mi influencia en mi co­hril ; su decir ern breve y su actitud mngnífica, muna 5010 se rmplcnd ell proteger:l ustl·d, si fuese Su interlocutor le cOllternplabrl con plll ticlllal' aten- llece ario. ¿ ~le cree usted nhol'n. ? cion, cual i procurnse defini¡' al extr pel'"ol1aje (; na declara e illll tan enél'glca hizo en su novel' ario que tonia dl'lante, ciertn impre, ion, alll1i)ue trató de disimularla con Estas palabras: "está usted snti. fecho?)) sacaron (!sta. cJe s ueiiosa re: (lispllne : un negocio inpredsto me llama ,í Ini en a. Lo iellto pOI' mi pobre compaiíero el cura que me nguardnba :í come1", y toy seguro de que me reconvendrá por J.abl' l' raltado á mi pala­bra. Bien hubiera querido avi(ial'lc ..... --Nu quede por eso, dijo el alcaidl', voy á mandar á mi muchacbo que monte á caballo, y estad encan­tado de desempciíar la comision de u ted, qu:! le ser­virá de pa eo. .-Es. uema iada atencion, 'i,e üol' al calde; la acept.o . In ceremonia, y ya que cs a l, ru<'gue u!>ted á Sil hi-jo oe mi par tevq ue (liga :i mi cofrade que ya trataré de desquitarme m~:iana. - ::\le guardar¿ bien de hacerlo, re pI icó el [,leal de, puesto que mañana retengo :i usted tí. comer conmigo. Tengo Uil:\S pit'za- de caz;, primorosas que exigen su pre. encia, de otro modo la CMla eria dI:' graciaua to­do el res to de la <' tacion. P ~ ro se puede conciliar todo: mandaré decir al cura que cuento tambien con é l. Así, pue , quedo entendido, tengo la promesa de usted. -y la cumphré ciertamente, añadió el cura, si soy aun de este mundo. -Ya estamos allá, diju para sí Valentin Dubreuil j mantengámonos firme. Su pensamiento fué interrumpido por la ,oz sonora del alcalde que gri taba dejando c capar una risotada: -Si es usted de este mundo! Pardiez! espero que lo sed y tod;, la comuna tambit·ll. -Hasta otro rato, señor alcalde. -H~ ta la vista, mi maestro, respondió este con una e pecie de atect;lcion que n ', dejó de fier notada pUl' el j úycn ~in comprender su importancia. Esa segunda prueba habia rehabilitado en parte al cum en la estimacion del ex-pasante de notario, quien se p regu ntó Jlor la primera ver. si no haLia andado algu imprudc:nte; pero ya no babia medio de retro­ced .. r. Esas nuev,~s impre~ ione5 fueron de corta duraci. n, porq "e casi en el mismo momentu llegaron delante de la puersa de la casa rectoral. Era una casa muy asenda y elegnnte, situada en el tondo de un patio sepa rado de la calle por Ul\a velja. No hubo necesidad de tirar de la enmpanilla, por­que al punto acu(li6 una j6vell de notable hermosura, vestida con ulla sencillez del mejol· gusto. Su cara expresaba la alegria. y la solicitud. . -Dios miu! De vuelta tan pronto, señor tlO! ~ Qué le ha sucedido !Í.usted? éxclamó uproximánuose. -Señor tio! dijo pura sí el extranjero. Una sobri­na h ech icera; <,s la. compnñem obligada de todos 103 • curns . y sal ió ue su retlexion por la respuesta del pastor que dijo: -Nada me ha sucedido, tr!lllquilízate, querida mia! pero he encontrado á este señor con quien tengu quo tratal' sobre ciertos negocios. Durante esto, se habia abierto la verj ¡', y Jos tres personajes haLian ntravesado el patio y se hallaban en la snla de entl'ada. L~ jÓl'en examinaba furtivamente al desconocido, cuvas trazas no le inspiraban grande conHanza, con tañta más raZO\1 cuanto que habia notado el aire gra­ye de su tic. o obstante ese exámen rúpido, que es uno de los in tintos de la mujer, baj .. ba los ojos y parecia. agunrrlar una órden. Casi al mismo tiempo, exclamó con amabilidad co­mo es cost.umbre en la aldea: -Ustedes van i refrescar. -No ahora, bija mia, respendi6 el cura. Dame la llnve cel pabellon: r al mismo tiempo hacia seña al extranjero para que se sentara. (Cuntinu ará.) •
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 29

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 12

Por: | Fecha: 27/11/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - -~ ____ --<:c;;--¡¡;:::::-.,g !i ~ 2 9~'--;:S¡--------~ PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA Serie l. Bogotá, 27 de Noviembre de 1874. Número 12. • REVISTA DE LA CIUDDAD. El hombre no naoe más que una vez, de abí el que nunca en la vida encuentre segunda madre. La. natu­" a leza no ba presen tado sin{) rad ' i mas excepciones 's e11 la humanidad; el cOl'pion que hace ,tad, el amor frenético y delirante yel repusado y hone"t(, del matrilll()nio. 'rodos ellos <:omo en u n ea Icidu,sC'opo, cam Lían, se confunden, des­. aparecen muchas "CCl'!i, sin que en la vida \'uclvan á presentar,'e otro, iguale )', cuánto dO'icngaño! eu,ín­ta amarglll'a en el lonuo de ellos! El cend,al de la fe y la. inocencia llega tÍ la tlln !.J;t C\lIhO un ududo d - pedazado por la zarzas de la traicinn, el de engaño y la bipoere ia que lo desgan'an n el curso de la vida. Los amore. de hoy ~c confunden con los de mañana, como las vi"ione, óptica de un feLricitante, ó se borran como la e tela que d in~ecto deja en el agua tranquila al cruSlar'la dpido; pero el afecto que nunca se borr:l, que no se eoulunde, que no se aja y que muere con quien lo Hevn, és el arnor maternal. Felices de los que tienen un el' en la vida á quien dar tan dulce nombre; desgraciados los que tenemos que mirnr hácia una. tumba para mitigar nuestra bol'­fandad! ne aquí el sentimiento que predomina. y se rrolla en el drama repre entndo en nuestro teatro, lla­mado " La Carcajada," Ull jóven pobre y que gana un miserable ueldo como escribiente en la de un banquero, viendo ,í su madre en peligro de muer­te y sin teller con qué acal'la. á otro clima, unico re­medio que podrá salmrla, egun lo dico el médico, olvida á su novia, de quien o tá loca mente enamora­do, olvida sus debore de gratitud para con quien le da el pan, olvida sus deberes de hombre de bien y hurta de la. caja de su patron una Sllmn pnra salv:;u­á su madre. La. suerte hace q lIe pocos dias de pues obtenga una suma igual ó mayor que la. que habia extraido y en el acto aprovecha un descuido inten­cional del cajero y corre ¡¡, devolver los mil francos. No hay que decir sino que lo sorprendiel'Oll el ban­quero, el padre de su novia, el C3jc1'o y otro depen- , Mf' ....... diente, quien desea vindicarse de la so pecha que so­bre él hnbia ,obrevenido. Como i le bubie e caido un rayo á pié~, aquel hombre perdió en e l acto el juicio ante e~a de, g racia inepamLle, ante e l Ianta,'ma terrible y sangl'hmto de la vcrgüenza. na risa con­vulsiva y 3rdónica hace que el j óven arroje una car­cajada mucho má cruel que lo ' gritos que una con­ciencia la timada pudiera producir en un caso seme­jante, Loco ya, vienen todos á convencer e de la fal ta ju. tificada y de lo honroso de su arrepentimiento y entónce rocuran salvarlo. Las escenas siguiente ' son las que poncD al espectador en la tortura más terribl e. El loco rie irónicamente con u horrorosa carcajadn allte las lágrimas de su desventunH.la ma­dre, ante los e fu~rzo de su prometida y in querer proj(~ rir' má palabra que su propia acu ¡¡cion, por to­das partes ve e cl'itn la suma de mil Í1'anco" y como para atonnenta rse i temente e cribe y borra, y yualve:i e¡,cl'Íbir eon pedazo de ti)r,[I la suma fatal. Aquí el gnlnde e fuerzo dd actor. Sin e to, el draDla no valdria. la pena de un juicio. E tn pieza pue ta en manos de un inexperto, caeri.! irremediablemente en medio de una frialdad abrumadora. El señOl' Ol'tiz ha con eguido un tl'Íuufo envidia­ble, porque apénas habria en aquella. noche concu­n'enLe (hablu de la gente decente porque ha ta para. el' sen 'ible :se nece ita el' culto) que no lI ol':ll'a 6 no inticr:.l el COl'azon al dc d,)lo1'. Con qué pro­piedad de empeñó, u dificil papel. El extraviall1iento, el en, la con la tencia maniátien, el extrayi mo de la locura, la lucidez pasajera; aquel rel!' y r(!il' tan extraño cuando miraba sin vel' á la madre y amante anegada en lágrimas, fueron tall bien imitad",', que levantaron el drama á 111 altura de una bu na "lira literaria que leida Ó Ulal represcu­tada no alcanzaria. -Irás á teatro e ta noche 1 -Ni me lo propongas, hombre. -Po,' qué '1 -Porque yo no quiero ir á /mfrir' all:i; para dcs-gracias, ba tante tiene la. vida y ba, tnute$ t engo dentro de mí mismo. E to de ir uno á divt'rLir e y no sacar ino que lo bagan llorar, dcspues de pagar', no es mu 7 agradable. -Flsgon, me dice otro, es necesario que ustedes Jos que e-cl'iben, ca tiguen e ta mUllía de lo tales co­mediones con que no r'egalan en el teatro. Dramas de earáct.el· j' de la la f!'Un ce-a on lo' que deben representarse, Para comedia, las vemo diariamente in tener quo pagar. Cojnme U'ompo en la uña, señor público sen-ato. A qué nos atendremo ? E tlÍ furlllado el gusto en materia de teatro? Yo no é, pero l h eeho es que ean comed iones ó dramones, la COUculTcl]cia es cada y z má numerosn. e me p6 e te episodio, yo no é de dónde, pe-ro ya que e salió lo dl'jar'émo ra al'. uiindo ha de ser todo tnn njustado que no le permitan :i uno 111\ deshago. Vuelvo á poner la cara f>eria como un de­moniu y continúo llablanuo de las comedias r'epre-cu­tadas el dOlllingo, " Don 'foma "es una comorli,~ bienja[ada como di­jera un tahur de billar. Atcutlida su c:stl'uctura y S.J. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 90 LA TARDE versificacion fácil basta la naturaiidad y u cbi te lle­no de pimienta y de sal basta bacer r ei r á má no p0' del', es seguramente una pieza de mérito literario, Juegan al rededor de un don Tomas que 1 da de hombre de mundo, y de expel'ienciu, pero qUE: rea l· mente no e sino un bienaventurado, por no decir otra ca a, juegan digo unos cuantos caracteres de 10 má curioso para bacer contraste, Son una tia á quién le ba dado porque muy señora de su ca a y que ba de gobernarla como ella quiere, entrando en las cosas gobemables su marido que no es ino un viejo alma de cántaro y maniq uí de su e posa. Una prima á q uíen lo que le f¡tlta en años le sobra en hermosura y picar­día para ponerle la peras á cuatro al más pintado, y la cocinera que, andá cociuera má ladina. Propia e,'i­tá para bacer un par con el ordenanza dcl Capitun don Tomas y mandJí.r elo como l'egalo al diablo, En· tre todos estos envuelven al Capitan á quien de pues de tanta bravata, lo bacen poner de rodillas delante de la niña y luego cantar la palinodia, Qué quiere usted? Lo casan. No obstante lo dicho, la comenia tiene su lunar; cuándo no! Un sermon, sátira ó moraleja es dirigida al público para que aprenda á conocer, mÍren á quie­nes! pues á las mujeres, Sabido es basta por los rué­nos aventajados, que el público jamas ba de entrlll' en cuentas con los actores. Dirigirse al público es ha­cerlo actor, y que tome parte exponiéndose á que cual­quiera baga u 'o, y con mucba razon de la palab!'a co­mo apoderado del público y conteste á quien lo regaña con dos piedras en las manos; y qué bien que lo haria, Entónces sí volveriamos al tiempo de las tragedias de aquel entónces cuando los espectadores no deja­ron fu ilar por los chapeton~s á la Pala. La en eñanza en el teatro ha de caer de sí misma, razonada y en sazon como la fruta madura, sin que el público se aperciba de que son indircctillas para él. Ya que to­qué este punto, i cuándo dejaremos de ver en los ,,:li· netes que el autor pida para él y para los actores algunas palmadas? De buena gana se las diera yo, Abí tiene usted; lo que realmente es una piecesita de hacerle á uno chupar los dedos es la llamada" Las médias Naranjas" Qué enredo tan fácil, qué uesenvol­vimiento tan natUl'al, qué situaciones tan verdadera­mente cómicas, qué cListe tan nacido del asunto mismo, 1\1uy bien salió de su cuidado quien tal dió á luz, He oido tacbar de poco ingeniosas y complicadas en el artificio estas comedias, No señores: la e ce­nas reales de la vida comun, corren siempre así; cuan­do se á mayores se convierten en comedias de carácter 6 en tragedias, De donde se viene á acar en limpiu que es mucho más difícil hacer una buena comedi:l. que un d1'amOl1, como aquí los !lamamos, Con dificultad se encontrará hoy una comedia tan estric­tamente ajustada como" Las médias naranjas," La Compañía ha continuado haciend() esfuerzos pa­ra agmdar al públi co. Sabido es que el señor Ortiz su scñvI'a, la señol'a Fernández, el señal' Sig:J.rroa son lllae tras en el oficío, y que excepto una que otra no­che, como en la de la represen tacion de " Es un ángel" en que estuvieron flujos hasta dejar caer la pieza, cap· tan la at.encion del público agl'adablemedte, El señor Angula Heredia cada dia hace m¿s progresos, y la se· ñorita Fornaris estuvo en la última noche feliz en el desempeño de su papel. N"ótase aficcion y deseo de buen de, empeno en los demas actores; el señor Tó­rres, sobre todo, ruerece mencion especial. • - E tú ya cerrado el arco del puente llamado del Telégmfo ; el que se llamó siempre puente nuevo y que hoy á vuelto á serlo, está transitable ya; los ci­mientos del que haya de conducir á la plaza de los Mártires por la de mercado, se activan diariamente; de ~uerte que, dentro de poco, tendrá el rio de San Francisco diez puentes sólidos y elegantes. El banq ueto dado el mártes 24 bace honor nI país y á ' lo caballeros que concibieron tan santa idea. Los seiíol'es miern bros del Consejo de on primaria ue' p'H!s d" la larga sél'Íe de triunfos que la ciudad regucijada ha presenciado con motivo de los certáme­ne ' pre. t'ntado por lo alumno ·mae. tro primel'o y luego por In escuelas elemento.le , dieron un ban­quete en el Ilotel Danies en honor de los Directores y Directoras de las e cuelas. Lo que aquí refiero lo ví yo, el Fi gon, con e tos mi~mo ojos que se han de comer la ticLTa, pésele á más de cuatro que están jubiladas por ello', A las cinco de la tarde llegaron las señoras Isabel Buncb, de Cortés, la señora Biviana Várgas de Rueda, la se­ñora Josefa ROlOel'O de Zapata y la señora Ignacio. de E, guerra quienes en un salan elegante, bici eran los honore de la cafa con la galantería propia de tan di -tinguidas dama, Las jóvenes Directoras, fueron conducidas al lIotel en comunidad por la señora Eus­toquia Cal'l':I quilla, Directora de la E cuela Normal, y allí fueron recibidas con las consideraciones debidas por la señoras y pOI' el Presidente de la Repúbli­ca, los señores Cortés, Gamboa, N Esguerra, Guar­ni7. o, V árgas Il, Pal'gn, miembros del Consejo, yel se­ñor Zapata, Director de instruccion pública, Entre otros caballeros recuerdo que e taban los señores Vi­llamizar Gallard:!, PI'e idente de la Corte federal, el señor doctor Iriarte, Secretario general del Esta· do, el señal' Juta Bl'iceño, Presidente de la Munici­palidad, el señal' Gutiérrez Nieto, y otros empleados en el ramo de in truccion, Una compañía de la guar­dia colombiana custodió las puertas y una banda mi­litar tocó durante la fie ta, que duró basta las diez y média, Inútil Eerá decir que entre tales convidados dejara de reinar la galantería, el órden y la cordill­Iidad. Hablaron los señores Cortés, á nombre del Consejo, la s ::ñora Carrasquilla, Directora de la Es; ­cuela, normal, el ciudadano Presidente de la Repú­blica, el señal' Rvmualdo B, Guarin, Directur de la EscLlela número 4. o y algunos Otl'OS. Fuel'0n trein­ta y , iete las personas que se sentaron á una rnes~\ elegantemente preparada y serviua. A la hora del café y pll1&-caf~ varias /Señoras se sentaron succ"iva­¡ nente al ]Ji ano y ejecutaron algunas obertul'as y pie­zas de gran llléri to, ada, pues, les sucedió, como lo creyó alguien, á la senoras illvitadas. Ahora pl'cgnntll: II ted seiíol'a lectora y señor lec­tor que COIloció al ellte más dc::preciaule de la sucie­dad. al mae tro de escuela, no e enternece de orgullo al leel' la sencilla y ll0-=: -- El tributo de sangre. - .Dicen que la ley lo manda, y te arrancan de mis brazos! Oon el alma hecha pedazos Partir allá te veré. j Anda, y calla, y obedece Esa ley que Dios maldijo, Que roba á la madre el hijo y el báculo á la vejez! Hijo mio ¿ volverás ? ..... : Tres veces caido, Jacob se levantó tres veces; hasta que al fin de pié, vino tí ser el padre de _ Que á su tierra Pocos vuelven, y á la guerra Muchos van ...... ¡ 11" vas á la guerra Juan! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 94 • • LA TARDE - ¿ Quién labrará nuestro huerto, Que es encanto de mis ojos? Mañana tristell abrojos Bañará del solla luz. El pan faltará á tu madre Que, al sonar las oraciones, No oirá las dulces canciones Que tambien cantabas tú. H'" 1 ? - lJO mIo ¿ vo verás ....... Que á su tierra Pocos vuelven y ú la guerra Muchos van ...... Tú vas á la ~ue1'1'a, Juan / -Mira que viene del valle, Ella que iba á ser tu esposa i Ni más gallarda. es la rosa Ni más hermoso es el sol. Al léjos tus compañeros Trabajan con alegría ...... j y tú pierdes en un dia Madre, amistades y amor! H" , '1 ? lJ o mIO ¿ YO verás ... '" . Que á su tierra Pocos vuelven y á. la guerra Muchos van ...... I Tu vas á la guerra Juan / -Mira, reza por las noches A la vírgen del Rosal'Ío, Al pié de este escapulario Que ella me dió para tí. Colócalo sobre el pecho Y, al marchar con firme planta, Su imágen bendita y santa Será tu escudo en la lid H " . 1 ? lJO mIO ¿ vo verás .•••.•• Que ;í. su tierra Pocos vuelven y á la guerra Muchos van ...... i Tu vas á lu guena Juan / -Zagal mio, ¿ porqué lloras? ...... Es por ver á tus hermanos Levantar las tiernas manos Amparo pidiendo á Dios? AsÍ la tórtola gime, Cuando con vuelo torcido La roba el pobre nido Algun gavilan traidor • H .. . 1 ? IJO mIO ¿ vo verás ....... Que á su tierra Pocos vuelven Y á la guerra Muchos van ...... i l'u vas á la guerra Juan / -Quién sabe! Acaso mañana El azar de una pelea Te arroje á incendiar tu aldea, La que te ha visto nacer Y ...... j ll-Y 1 á la voz de tu jefe Voz tremenda, inexo1;'able, • • N o perdonará tu sable Ni á. tus hermanos, tal vez Hijo mio ¿ volverás? ..... Que á. su tierra Pocos vuelven Y á la guerra Muchos van ...... i Tú 'Vas á la guerra Juan! -Adios prenda de mis ojos! Vete en la fior de tu vida A la guerra abon'ecida Que así lo manda la ley. Hambre, fatiga y miseria Tfl aguardan ...... j pobre soldado! Pero la ley lo ha mandado ..... ¡ Confúndala Dios, amen! • i Adios ! ...... ¡ Tú no volverás! Que á. su tierra Pocos vuelven Y á. la guerra Muchos van Tú vas á la gtte7'ra ¡Juan / V. RUIZ DE AGUILERA. • LA VIDA DE DOS MUJERES. , CU ADRO INTIMO. Por A 1 d e b a r.a n . ( Contimtacion.) -No diga cosas que no piensa, contestó él con frio acento. -Sí las pienso _ ••• y cada dia me be ido con ven­ciéndo de que ya yo no le convengo á usted, repuso ella con voz conmovida, añadiendo con más firmeza: con fácilidad encontrará usted una persona másjóven t más bonita y más sana. que le hará feliz. -Habla usted con serierlad, Juana? -Yo siempre hablo con seriedad, contestó ella. Es decir, dijo él, que usted, con entera volunta.d annla n'Jestros compromisos? -Sí, los anulo y rompo, exclamó ella. con exalta­cion, y le aseguro que de hoy en adelante no quiere> ser para usted sino una amiga ...• una hermana. tal­vez, a.ñadió en voz ba.ja, volviéndole la espalda y ca.­lIlinándo hácia la alcoba en donde yo estaba. • -J uana ! dijo él llamándola. ; J uani ta, escuche us­ted! pero no pudo ocultar su gozo, pues su acento era de alegría. Ella lo comprendió así probablemente, porque sin quererle ¡'esponder empujó la puerta. del aposento, y entrando en él se tiró sollozándo sobre la cama, mién­tras que yo salia sin que me viese por la puerta que da al patio. III Más roja que una flor de granado, sumamente con­movida y sin at¡'everme á meditar ea las consecuen­cias que podira tener para mí el rompimiento de mi hermana con don Ramon, fuímo á esconder en mi sitio f:n'orito, bajo el emparrado de jazmines •• _. Al cabo de un momento oí que se acercaban pasos acele­rados y quicse huír sin saber porqué, pero la voz de don Ramon, pronunciando por lo bajo mi nombre me clavó en el sitio. -Ya. estoy libro, querida Andrea! dijo él acercáll • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 95 dose, y mirándome con ternura añadió: si, ya puedo aW:l.rla á las clara y in remordimiento! -Libre de.amarme! repetí como un eco, mirándole até que le tenblaban los labios y que se ipclinaba para ocultar su agitacioll; pero hacielldo un e fuerzo para afirmar su voz me conte t ó : turbada. _ - í, Andrea, cante tó él, y e to·no puede orpl'en­derla, puesto que bace dias que sin bablar nos com­prendiamos ¿ no es cierto '1 Yo bajé los ojos que se me llenaron de lágl'Ímas y empecé á temblar, -Yo sé que u ted me ama, añadió i Quiere ser mi y hacerme el más feliz de los mortales? -y Juana. '! dije. -Ella mi ma. me acaba de decil' que renuncia á su enlace conmigo, y qne anula nue tras compromisos, por eso le decia q ne e taba. libre, -y qué dirán mi pad ? --Daran su consentimiento sin inconveniente, 'Traté de con tarle pero no pude, y temblando me dejé caer sobre la viga que me habia servido de asiento cubriéndome la cara con las manus. El se en­tó :t mi lado y de cubriéndomf' la cara con dulce vio­lencia, dijo con una voz tan dulce que nunC:l be olvi­dado: -Andrea, ángel mio, mi precio o y blanco jazmin, dígame que no se opone á ser mi •... Creamc, Juana es exelente y un modelo de virtudcs, de talen­to y de juicio, pero jamas la amé como á usted, la ternura que me inspira es inexplicable, y nunca la he sentido por ninguna mujer .... Yo sé que mi Andrea me corresponde, así dígalll~ con los labios lo que tan­tas veces he leido en $\1 lindos ojos. No sé qué le cante té y estaba tan turbada que ja­mas pude recordar lo que le dije, pero seguramente seria lo que queria don Ramon, pOl'que apretándome la mano con ternura y llevándo ela á los labios me dijo: -Gracias, gracias, ángel mio! En e te momento iré á buscar á su padre para darle parte de lo que ba sucedido. Al decir esto se alejó y una média bora despues me llamó mi madre á la sala, preguntándome delante de mi padre y Ramon, si en I·ealidad yo estaba pronta á aceptar la mano de ese caballero. -Es qué, añadió mi madre con enojo, hasta ahora poco rato era el novio de tu hermana. -Señora, dijo Ramon, la ,cñorita Juana mi!'ima y con su entera voluntad anuló nucstn,s compromisos, , -Tiene rozan, don Ramon, añadió mi padre que era un hombre pacífico y enemigo de disputas, Juana renunció volunturiamente á la mano del caballero; i qué culpa tiene Andrea y porqué ech;írselo :í ella en cara? -Yo me entiendo, repuso mi madre, pero lo que queremos saber ahora es si Andrea acepta el cambio de parejas_ Chocada con el jira que tomaba la pregunta bajé la cabeza y no contesté. -Rija mia, dijo mi padre con ternura, Je sin temor si aceptas la mano que dun Ramon te ofrece, -Si su merced, padre, no tiene inconvenieute y si mi madre tampoco lo tiene, haré su gusto y el mio, -Esto se llama bablar! exclamó mi padre quién DO babia visto gustoso el matrimonio d~ Ja. bija que más falta le hacia y aceptaba complacido el cambio. Y para decir verdad, añadió Juana hizo muy bien, porque el estado de su salud no es propio parÁ el ma­trimonio, - Mi madre me babia ya dado cuenta de lo que pasaba .... y como don }{amon se com prome tió con tigo apénas se vió libre .... e' decir, apéna rompí yo con éL. Ademas, me dijo que tú no habias vacilado en aceptar su mano. -Así fué, dije, pero siempre que tú no te opongas á eso proyccto. -yo oponerme! exclamó, fijando en mi su mirada. desdeñosa. No se te figure que él me abandonó pOi ti .... 110, yo, yo misma le notifiqué que nmllnciaba su mano. -Así fué, contesté, y celebro que no tome á mal que yo ocupe su lugar, -Encontrarás, Andrea, repu o con creciente des­den, el campo enteramente libre; pero te advierto que aunque seas má jóven, más bonita y más amable que yo, nunca serás la compañera de su pensamiento, no lo creas! Jamas podrás distraerle con tu conversacion porque bien sabes que eres ignorante y poco inte~ ligente. -Todavía soy muy niña, re pondíle nn tanto cho­cada, a í tendré tiempo de instruirme y pueda ser quo cuando llege á contar tantos años como usted no sea tan ruda é ignorante como ahora, POI' otra parte, añadí levantándome, ape al' de mis defectos y falta de inteligencia, yo le gusté así más á don Ramon que u ted con toda u sabiduría, Al acabar de hablar me salí de mu.v mal humor, pero apénas estuve f'lera, me pesaron mis palabras h" ta el fondo del alma y resolví no volverme nunca á dejal'lJe\Tar por un sentimiento indigno de mí. .1: un­ca volvimos á tener mi herm::na y yo la menor reyerta con moti YO de e te tan delicado asunto: elJ a era de­masiado orgullosa y re ervada para manife tarse celo­sa y yo estaba, al principio, demasiado feliz para no tenerle conpaRion á ella que no babia logrado conser­var Slb corazon. Don Ramon iba á casa diariamente y cuando yo le oia conver al' con tanta gracia y taleuto llO podia mé­nos que enurgullecerme al pensar que aquel hombre, cuyos concep eran leyes para todos los habitantes del pueblo y cuyo mérito era apreciado 11 Bogotá, que aquel caballero tan importante é iJu. trado se ha­bia fijado en mi ! Natul';,lmente Juana 110 FC presen­taba ya en la ala ú las hora en que él no visitaba, pero él ni cayó en cllenta <Í le fll~ indiferente aquella cil'cunstancia. lUi madre, que e habia ruanife tado cnojada con la conducta de don Ramon, c 1110 te refe­rí, jama permitia que él hablase conmigo {\ parte y nunca perdia la. ocasion de decirle alguna co a desa­gradable, e to lo sufria el sin qucrer hacer alto en eIJo; pero yo comprendia q<1e el tono ivo de mi madre le dLgustaba sobre manera, y que tenia que hacer un esfuerzo para no estallar. i:lin embargo era feliz y es­taba sati fecha con la per uacion de que todas us pa­labras eran didgidas á mí y llevaba mi recuerdo to­dos los dias bajo la. fOl'ma de un ramo de jazmin, cu­ya bJ:¡ncllra, me habia dicho, y su perfume virginal eran la imágen dc-mi humIlde persona. , .. en cambio me dejaba el recuerdo de su m:rada, iluminando con ella mi e. píritu basta el siguiente dia, Creí necesario bablar aquella tarde con mi hermana á. solas; la encontré en su aposento sentada en una silleta baja, al parecer leyendo, pero notó cuando le­vantó los ojos del libro que los tenia colorados, Yo me senté frente de ella y le dije: La ca a de Raruon (cuya concfu ion no babia acti­vado nada durante los últimos me es de u compro­metimiento con Juana) marchaba ya á toda y todos los albañiles y artesanos e taba n ocupados en ella, en tanto que yo cuidaba con el mayor e ~ mero un pié de jazmin que tenia preparado para embrar en el patio principal de la ca a nueva como un dulce recuerdo para lo porvenir .•.. Un ramo de ese m arbusto, que jamas salió de esta calia, fué el que puse esta noche ('u IIquel ataud! .. _ • A i, bija mia, conclu­yen 111. mayor parte de los proyecto de los hombres .. Pero no anticipemos .•. ,Miéntras que Ralllon activa­ba la obra de la casa yo procurabll instruirme y e tu­diaba cuanto podia con el objeto de rivalizar a Juana, . pero fué en vano, porque ademas de que los libros me -Hermana, vengo á darle parte •••. -i De tu matrimonio con don Ramon 'J dijo ella interrumpiéndome; ya lo sabia. Y fijó los ojos otra vez sobre el Ji bro, -Queria tambien decirle, repuse, que si este casa­miento no es de su gusto •••• no se hará, aunque se me despedaza el coraZOD. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 96 LA TARDE fastidiaban para decir verdad, lUuchns veces no enten-dia bien 10 que leía ni tomaba el menor in en ello. Le habia suplicado á RaI!10n que me ra france , pre tándo e él con gu to á mi de eo, pero en breve no o ám bo. , porque pOI' una parte él veia que el e tudio me taba. mucho tmbajo, y por otra. yo me sentía humillada. al encontral' que Juana habia aprendido aquello y mucho má sin la menor dificultad. Pero lÍo pes:!r de todo, Ramon tenia con migo la mayores con~ideraeíones y me mani ba el cariño m:t. tierno. Lo único que turbaba á mi tranquilidad era la evidente antipatía que habia entre mi madre y Ramon el que oportaba cada dia con ménos paciencia las frecuente de co a que mi madre u aba con él . De re to, mi novio era natu­ralmente altanero y orgulloso con todo, ménos con­migo, tratando á los miembro.- de mi familia con ciel'­to aire de proteccioFl, que no siempre d mulaba, pel'O in permitir nunca la má leve familiaridad ni confianza. con él ; e ta. conducta me humillaba. y dolia muchas vece, record:í.nrlome lo que contaban de grandes Señore- del tiempo de la colonia, y del moco como trataban á los vecinos pobres c1~. us pueblos. Pocos meses despues de mi compromi o con Ra­mon, nos anunció que la ca a estal.H1. enteramente ~oncluida, faltándole tan 010 la pintura, los mueble y otros enseres nece al'ios que debian tl'aer-e de Bo­gotá pa\'(l que el nuevo menaje empezara con toda la decencia y buen gu to po ibles. En ca a me habian preparalio un mode-to ajuar que me parecia. el colmo del e plendor. Ln. boda e debia celebrar al principio del siguiente año y al regre ar Ramon de Bogota. Un tl'i te pre entimienlo me hacia min\r con de confian· za aquella au encia, y todo los dia. hallabn nuevo pretexto para impedirle la partida, á l' de que siempre, cuando lograba hablarme á parte, me t1ecia que no fuera tonta, porque miéntl'as m¡\s pronto p'l­diera h .. CCI· el viaje más pronto regre¡;nria . Al fin me avi ó que el lí de :.>etiembre (i bien re­cuerdo la fecha!) partiria sin falta. Como yo de!'eabn hacerle alguna recomendaciones á !'ol:1s y ú él le u­cedia otro tanto, le propu'e que la ví. pera de n par­tida fuer:\.:í. ca a :í. una hom inusitada y que le saldria á. reciLir á la ,!\la y a. í lograr hablar con él ántes de q ne llegasen los demas. Calló e tia Andrca como para recoger us rceuer do ...• La luna que habia e!'tado oculta entre la nubes se dejó ver pOI' un momento, y su blanqueci­nos rayos iluminaron la ajada fi -onomía de tia An­clrea, la que, inspirada por su pensamiento retro. pec­tivo habia. tomado tal exprc -ion, que por un in tante creí vol ver ú verla de IG año~, tal como e habia des­crito ella mi ma. Pero aquella ilu~ion duró el espacio de un segundo, y la luz e vol vió á perder tr:\s el cor­tinaje de negros nubarrone . Ella continuó n relacIOno -No le e peraba tan temprano, dijo suspirando, así no habia salido aún á la e:ala, sino que entada aquí mI 0\0 me dejaba llevar por mi pen"amiento y no vi que Ramon llegaba ha t a la puerta misma de la alcoba, y viéndome tan distraida, se acercó de re­pente y tomándome la mano con cariño se sentó :í. mi lado, en esta mi ma. tarima, .r empezó ú conver al' de sus e, pernnzas y á eXpnc.1rme cómo seria nuestra vida matrimonial, preguntándome lo que de eaba me trajera de Bogotá ...• Yo le e cuchAba encantada y oía u voz como si fue e la mú-ica más deliciosa. Pe­ro de improvi o rompió el ilencío una voz dura y e tridente y levantando ambos los ojo vimos á la puerta. de la estancia á mi madre, la. que, con aire iracundo exclamaba: -Qué es esto, don Ramon! Cómo se atreve u ted :i entrar al apo ento de mi hija. sin mi consentimiento y hablar con ella. á sólas '! - enora! .... conte tó peniéndose de pié mi in-terlocutor y palideciendo. , -No me explique usted, gritó ell1l, el procedi­miento de usted es indigno del que se precia de ser un cumplido caballero! - eñora, repuso Ramon, i En qué le he faltado á u ted ó á . u ]¡ ij a ? -Ya le hl) dicho á ti ted que no me replique, sino que al momento alga u~ted de ese aposento, grito mi madre más y má furio a. Ya Ramon no e-taba pálido, iuo lívido y trémulo de rabia, y tomando I ombrero que habia pue to ob¡'e una me. a al entrar, dijo con supuebta serenidad: - enora doña Mana .... Oigame u ted por la vez, pu e tn . el'IÍ. la última n que ponga mis pié en la ca n. de u ted: epa usted, , enora., quo me ha ofendido en lo más sensible de mi alma, ust.ed olyida que e ta. no es la manera de dirigir e á un ca.­ballero como yo. A i, repit.o que no solamente aldré de e te apo ento, ino tambien de la ca a para. sl• empl·e .... Y . in añadir alguna, ni mirarme siquiera, e fué ... e fué de mi ca a pllra no volver :i ella IIlO diez año de pue á hablal' de un m'gocio de linderos de u t.ierra con las nue tras .... Aquel dia yo me quedé AnonadAda y mi madre se sintió tan confu a que olvido reconvenirme. Mi pa­dre no e taba en el pueblo y cuando volvió y upo lo que habia ucedido, rcconvino :i mi madre por u exe lva .everidad y ,e rué inmediatamente á bu. cal' :i Ram 'n, pero ya no le halló y le dijeron que habia partido parn Bogotá, dt'jando una carta para mi pa­dre, en la que explicaba lo que habia sucúdido, aña­di endo que no iendo é,tn la primera vez que mi ma­dre le trataba mal, con e ta reconvencion tan inju. ta habia pue to el colmo á!'lu poca prudencia, avergon­zándole delante de, u futura e pO~l\ y humillando u amor p1'opio por consiguiente e le patentizaba que él jama podria hacerme felíz, porque ve' a la impo i­bilidad de guardar armonia con mi m1dre. Ademas comprendia que su cal"Ícter era dema iado indepen­dient' para hombre casado y que debería renunciar defillitiyamrnte al e tado mat¡·imonial. -Tia, le dije, me parece inve. o"imil que e to con­cluya a í ! Y cuando regre ó don Ramon de la capital, qué hizo? -Xada •... Permaneció . eis meses au en te .... ' eis llle ' cs que fueron pam mí los má amargos de mi vida! A medilla que se pa aban los dia sen tia más y má el pew de la ausencia, y . e me patentizaba. lo irnpo. ible que !'eria una reconcilincion; y el de enga­ño, el desaliento y la tri tf'za ~e apOtlerllron de mi COI'azon y reinaban en mi alma dia y noche. inem­bargo, habia día'" en que se me figuraba oirle entrar rl:'pentinamente á 1:1. sala, y corria de alada. :i reci­bide .... otra oñabn ,er.e:i mi larlo como en otro tiempo, amable, ticl'l1o y bonu,tdoso. Parecíame como si me llamara en el cOl'l'edor y alia:í. él llena de es­peranza para encontrar que. el "iento silvaba. entre la flores y que todo ba para. mí lúgubre y soli­tario. Con freeuencia despertaba llorando porque ha­bia soñado veerle pasllr :i mi lado frio, indiferente é impasible, ó creIll. que le oía conversar con alguna ele­gante jón!n de la ¡¡pi tal mofándose de la provinciana á quien hauia auandonado. Durante aquella au encia de Ramon tuvimos el do­lor de ver morir á nue tro padre, y entónces recibi-una carta de mi antiguo novio dándonos un cere­monioso pé ame dirigido ,¡ toda la familin. Bn seguida. partim para la hacienda del Chamizo á pa al' algu­no me es y durllnte e e tiempo no tuve la menor no­ticia de Ramon, ni me atrevia á preguntar por él á los que nos iban á taro e habia pa ado un año rlespue de nue tra. separn­cion cuando el primer domingo, despues de nuestro regreso al pueblo, e tando en la igle ia. oyendo misa. le sentí pasar cerca de mí y ental'-e en un no léjos de nosotra ; pero su ojos no me buscaron y u frente permaneció erena, y aunque á mí se roa llena­ron los ojos de lágrimas y tem bIaba de angustia, el no me miró una ola vez .... y ni entónces ni jamas su mirada se cruzó con la mia •••. asÍ pasaron dias, se­manas, meses y años. (Conclu irá.) •
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 12

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 30

Por: | Fecha: 03/04/1875

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , - -------<,;---¡;c;:;::::-,,~ S' ~ 2 ?...-=::::)..-:>:> -----. - PERIODIOO DEDICADO A LA LITERATURA. Serie IIl. Bogoti, 3 de Abril de 187·5. Número 30. Af\. DE. HISTORIA DE UNA FLOR. " Cercadme dc florcs" decia no sé qué grnn­de hombre, al cerrar los ojos á la luz del dia, abriéndolos sobre el estl'ccho hueco de la tumba que lo iba á recibi... Y por cierto que tenia ra­~ on: porque las flores son nucstras compañeras, nuestras nOligas y más de una vez nue5tras g , ­bntes é inmejorables servidoras, Su colando nos encanta la vista; su aroma nos llega hasta el cOl'azon! y, aun cuando están marchitas, nos conservan recuerdos 6 historias queridas_ Son tan lindas, tan dulces, tan aromáticas que efuc­tivamente nuestra cuna y nuestro sepulcro de­bian estar euLiertos de fiares. Qué val e n ante ellas los más ricos encajes ni las maderas más soberbiamente enchapadas? * * * Hé fi'luí en dos palabras la historia de una de esas preciosidades que brotan en la tierra, para envidia. del ingenio y del arte humano. ApénnB quedaba cn el cielo, en un cielo azul y tranquilo como el mar pacífico cuando lo be­Slln las brisas dulcísimas de abril, una ligera nube de color de fuogo, franjada y escarmena­da con colores de t o pacio y perla j ap é nas co­menzauan :í zumbar en los rosales las auras de la. no('hc j apénas se despedian dol sol, pico­teando la corteza de los árboles, los p3jarillos eomo otras tantas cajillas de divina música j euando el boton en que estaba encerrada una mosqueta se abrió y aquella. dulce flor quedó meciéndose, coronada por un rayo de luna, a ca­riciada por las brisas, embalsamada por ot¡;as mil floros, y proclamada rei na por todas ollas. .', '.' * ;le: Cinco soles se pasaron así, entl'e la vida de la infancia y los albores de la. juventud j el ciclo continuaba sereno y azul, las brisas frescas y dulcísimas; las otras flores se inclinaban al \'Cl'­la en señal de vasallaje y de nmol'. Empero, qué suerte tan diversa les esperaba IÍ una y otras! Todas ellas, escepto una, debian morir en breve, azotadas por el huracau, tosta­das por el 801, nrrastradas por la lluvia, a.hoga­das entre el lodo! Asf perecen tantas cosas bellas en el mundo! No hemos de creer en que hay estrella? Do todas eaaa Boros la mosqueta ta.n sólo se sal vó ! Unos lindos ojos se prendaron de su her­mo s ura y una linda mano la desprendió del ta­llo sobre cuyo verdc ramaje so r e costaba como en un tapiz de terciopelo. Y otra ve? pregunto ¿, no hemos de creer en que hay esh'ella para las flores y ...... para lo s hom bres '? * .. * Mas que el oro y el carey me gusta ver una. flor en la cabellera e s pléndida dc una mujer hermosa, ya ruede en ondao do 01'0, ya aventaje la s ombra nocturna; y más que los ricos pren­dedores de esmeraldas y brillantes me gusta un ramo dc flores en el blanco pecho de una mujer. Será p or eso que la mosqueta me pareció tan hermosa la primera vez que la vi? Porque no era en l os cabellos, ni en el pecho, donde airo­sa desplegaba su encDnto: era, nada ménos que en la más linda boca que Dios ha croado on es­tos últimos tlempoF, cn una de esas boquitas que merecen y l'em e reeen la quintilla de Cam­poamor: Para formar niña. hermosa Esa boca angelical, Hubo competencia igual Entre el ela vel y la l'osa La púrpura y el coral. Más ... p obre flol'! m va acercando á la muer­te con la velocidad del rayo, sin que noda pue­da. detenerla, simbolizando así b brevedad de cuanto existe debajo del sol! Su infancia se ovapoló en un instante; su juventud pasó como una. sombTa ! ? Qué es ya de la encantadora flor, que doró con sus rayos la luna, que besó la bri:m, que las otras flores aclamaron por reina? Qué es ya tIe la cncantadora mosqueta, bace un momento tan feliz y tan ufana en unos labios de color de l'OSa.? Ya no exi s te ...... De los labios de la beldad cayó sobre un ca· razon Poro ese corazon estaba yorto, como un prado que los yelos cubren, tristc y son. brío como un prcsentimiento de mu erte, melancólico como el sauce babilonio que inclina cl ramaje sobre un mármol sagrado i y ya e. taba marchi­to ese coraZOIl, que no habia amado jamas; y sin embargo las flores, para "ivil- y dilatarse necesitan de luz, de calor y en la pared floretes, es ­padn:;:, sables, careta, petos: andalias, todos los pcr­trechos, en fin, del maestro de esg1'Íllla mejor mon­tndo. Miéntra contemplaba todo con ojos asombrados, el cura, sin pouer notarlo, le dirigió tranquilamente estn. alocucion: -Caballero, está usted víendo que hallaremos aquí casi todo lo uesto que usted se empeña, pero no quiero nsesinar a usted, No le debo ocultar, que en mi juventud he tenido mucha aflcion {l bs arma : y aun hoy me uí. tl'lligo ell la esgrima con uno 6 dos amigos, cntre otros con el eñ01' aJeal· (]r, ,t quien a c,l ba u tNI de vel', y que le a~egurv e:5 un t erri ble j u taclo r. -Le dejo 1\ tl s te!l la Iilt ertad de la eleccion, pues l11e e5 indirl' r ente, Pero línte;; que 11 ted so decida, ,amo ~t probar cl o floretes, s i gu ta, y mi conciencia me elir<Í si puello permitirme el manC'jar la espada co,~trn 1I 3ted. Al mismo ti e mpo, de c:llgó dos fl ol'etel', y pre en­tó el puño ele uno :í. Sil advC'l"' ario que e - taba alh co-mo petrificado p oI' t'I de u orpresa. Este último parcció in c ieno al priucipio; pero 1'0- primiéndo e al punto, p0rque no 13 ,o~pcc ha e cobar­de, :tgal'ró el ama con mano convul 'iva y so puso en guardia. -Vamo , caballero, aguardo á u s ted, dijo el cura viendo que iba :\ ~ tacarle. Parar el ataque, dar un primer bote, hacer yolrlr el arma de su ad l'erEario contra la pared, fué negocio de un in tantC'. El cura. corrió al punto á recoj e l' el florete, y lo presen tó de nuevo á su ndvel'sario diciendo: -llace calor, usted hn. caminado mucho, y esta primer prueba n o SC' elebe contur. Vamos á principiar de lluevo, si u tecl lo tiene :\ bien. Picado en lo vivo, el jcíven se apoderó del floreto con U!l adC'I11:1I1 de impaciencia. -E-s d fuerte, señor cma, dijo con orgullo, pe-ro yo sé defenderme tambiell: oy di cipulo de mi Jl:ull'e que era prim e l' maestro do 'Ull en su re­g imiento, El el1m le miraba con particular atencion; pero viénclole arremcter con furin, le a~uaruó friamente, le dió un botonazo en medio nel pecho, luego otl'O, IUl'g:o otro y le hizo salta¡' el florete por segunda vcz. El jó\'e n quedó a terrado. -E~tá usted viendo, caballero, dijo trnnquilamen­te el cura, que con h mejor voluntad del mundo, no hay medio de hacer la partida igual, á lo ménos á la C' pada. Vamos :i ensayar otra armas. y diciendo y haciendo, subió I istamente In e~calc­ra y hnjó ca i al punto con una caji~ de pistolas en cada mano, -Aquí. tiene usted dos pares de pistolas de com­bate; le garantizo que son de la mayor confianza. Yo las cOn'lnco, u ted va á probarla" :í. su vez. Al mismo tiempo abrió la puel'ta, salió del pabellon y se dirigió al lado de tras de un muro constl'Uido á seis paso del que er,ia de cercado. El jó,en le seguia in abrir la boca, como si hubie­se perdido el uso de In. palabra. -Aquí tiene ted un tiro que he mandado con~­truir para mi recreo y el de algunos amigos. Allí hay un blanco, muñecos; :tquí pól\'orn, bala ~ , pistones y todos los accesorios, Vn. usted á di parar algunos tiros, lo que crea necesarios; y para que mi presen­cia no estorbe á usted, me permitirá que le deje por un momento, pucs tengo que dar alguna órdenes en mi casa, Creo que puede ha.cerlo sin inconveniente, y que no tiene ya dudas sobre mi lealtad? -N i la más le\'e, respondió el ex-pasante do nota­rio con un tono casi re- pe tu oso. Apénas se nlc:>jó el cura, nuestro héroe principió á palparse para asegurarse de quo no estaba soñando. -¿ Dónde diablos me he metido 1 murmuró nI fin ... i Yo que queria dar una leccion á un clérigo! Preciso e5 convenir en que he dado con la horma de mi zapa­to! Vn, no extraüo que aquel viejo alcalde le haya llamado su maestro, Luego mirando las dos cajas que tenia uelante so­bre una mesa, añadió: _tI Entendemos á usted, señor cura," decian aque­llos buenos campesinos", Hé aquí los instrument08 que toca el señor cura, el contra-bajo y el se1 penton. Sin embargo, despues de reflexionar algunos inlitan­tes, dijo con resolucion : -Vamos I vamos! Es igual, no me conviene el pa- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 239 sar aquí por necit', ó un cobarde, aun cuando hubi ese de costarm e la vida. Prob la pIstolas, puede que ten g a mej o r sucrte. Abrió la caja y excla m ó : -j A fe mj:~ quo son una's pisto.las h erm osas! Se Te que s u dueiío e conocedol·. y al punto la cargl) todas cua 1' 0 , la!; di paró S\l­ce i"am e nte, no pareció muy s ati lecho de s u punte­ría, y principió y YQlvi ó :i prin cipi m' de nuevo . e hnllauaen Iacunrta prueua ellando ll egó e l c ura. - y bien, caballero, le dij o , i e ti uste d contento de esas annns ? -De In5 nrmas sí, r cspondi ó cl tiraclor. Preci o seria ser descontentadizo para decir n o; pero de mí, eso es c onfo rme; y Ri II s ted maneja las pi s t o las tnn bien como la espada ..... -La obse rva c i o n de u t ed es ju ta, dijo el cura: debo mnnifes tar mi habilidad. Ru ego:í. usted tengn la b o ndad d e cnrga r las cu atl'O pi"tola~, mi~ntras)'o " oy á c olocn1' lo s c U3.tro muñecos en e l fo nd o del tiro, para ervirme de blanco. A peticion, nu es tro h é roe se s inti ó como fa s-cinado por tanta sangre frin. Sin embargo principió á cargar las armas , in saber muy bieIl lo que hacia. Apénas babia acabado, cuando se hall ó con el cura que acababa de colocal' los muüecos elI ó rden de ba­talla á dos centímetros uno de otro, -i. Usted ha concluido, caballero, y no ha olvida­do las balas? Muy bien, doy á u ted las gracins. Y agarrando, por dos veces, una pistola en cada \nano, se puso á contar: uno, dos, tres, cuatro, haciendo yolar cuatro cabezas egun el número indicado, El j óven palideció á pesar suyo, El cura no tu,o el aire de notarlo. -Caball e ro, le dijo, convengo en que estoy al.,. o familiarizado COII las armas de fuego ; pero ten go Im' iba otras que me 1'on m é nos familinl'es; t c n~a la bondad de \'enir :í escojl'l' usted mi s mo, Vnmos :í subir estas dos cajas; tenga usted á bien trr.cI' unll, y yo llevaré la otra, Sin aguardar la res puesta, entró "ivamente en el pabcllon y se dirigió hácia 1:\ escalera seguido de su advel'sario á quien, en e e momcnto, se podia compa- 1'al' á IIn sonámbulo que obra bajo el impe1'Ío del magnetizador, Cuando llegaron :í 10 alto ele la. escalera, el cura empujó una puertecita ya. entrc:\bierta, levantó una cortina de nnchas rayas blancas y enca\'llnda~, la sos· tuvo ('n su brazo, Lizo selia nI j ó ven para que pa s ara adelante, y entró detI'as de él dejando caer la cor­tina. Entónces el extranjero salió de su estupor para caer en otro, La picza, lo mismo que la. de abajo, tenia toda. la dimension del edificio. En el fontlo, enfrente de la ventan:\ del centro, se hallaba UI~ reclinatorio de cn­cina coronado de una pequeña cruz dc la misma ma­dera. A la derecba habia un armnrio de vidri e ra qu e formaba biblioteca, gual'l1ecido de libl'os r e li g io. o bien encuadernado y de algunos objetos de devocion, A In izquierda del reclinatnrio, habia un lll'lnario semejante al primero, pel'O destinado á los libros de ciencia y literatura; numero as piezas de hi tOI'Ía natural, minerales, animal e s di eeados, lI e nabnn la parte baja del armario en que estaban di s puestos con órden al borde de lo estantes, En la pared dc la derecha y encima. de una especie de aparador, se percibian do'! rico trofeos ue armas francesas y extl Sables , pi. tola, fu iles al'a ' bes y ya taganes, puiíales, hachas de armas: uada fal ta bao Contra la pared de la izquierda, habia un al'mal'io con vial'Íeras parecido á los otros, pero ruayOl', en el que se veía suspendido uu casco de oficial de drago­nes, y abajo el uniforme completo con las charreteras de capitan. 1\1as abajo, un sombrero apuntado, una casaca de oficial de estado mayor adornada con una cruz de la Legion de Honor, sardinetas de oro, es­pucias, un tahalí con su cartuchera, UD pantaloD ga-rance y hasta botas, completaban aqu el almaccn do equipo militnl'. En la parte in~ ri o r d 1 nrlll t,l'Ío efltaba ng l'llpauo con arte todo lo necesario pam lo arneses de UIl ca ­ua 11 0 ue o {icin 1. 1'nra t,mninar la descrip cion dt'1 mu pblaje, nií .' dan­s r do poltronn y cuatro silla,> con nc i C' llto,; de celcl a , una me a en el cent r o que s enia ele bufe t e , una e ti tu ­fa. de p orce lana al lad o de la puerta, y en fin obre e l tillado un tapiz marroquí, dos pieles uc pantera y una de l e o n, Valentin Dubreuil estuvo largo rato ex tas iado an­te c l singular espectáculo que tenia. :i la vista. De a ombro e n asombl'O, habia ido per diendo toda la as­p e r eza del bo r¡ue, y ya n o era más que un mu chacho timido, Si n embnl'go, la "iveza de su cadcte¡' acabó por prevalecer y r eco r darle u po ic iOlI. - sted ha s i do milit;\l', señu r ~llrll, dijo co n una firlllC7.a que di imulaba mal 1;\ ilOpl'csi o n que s enti:l. -O r co haberlo s ido con h o n o r, l e po ndió 111 0c le s ta­m ente e l c ura; y por eso 'Con s e rv o 1)l' ec io ;; am e nte Sll'l r ecue rdo . Ya está u ~ted vientlo, he r e uuido n e~te , pabellon t odo lo que pucde ocupa r agradablemente • • mis OCIOS , Des pu es de l oe:; deberes de mi mini - tel'io y la . h o ras consagrada á mi s feligreses, vengo ar¡lIl á entr eganD O ti la m e dita c io n, ú la o racio n, al trabajo, tÍ bien á bus­car un mom e nto de di tracc ion e n cOlllpaiiía de al "u ­nos amigos, Aquí GOy r e y abso luto, r e ino por la fu~ r ­za del ",able; p e ro u o hago la guelTa. lTlás que á Ia.~ Ill OSC ' lS y las araiías. H e dicho ú u teu que t oda mi vidn he tenido alj cio n á la al'm as, y es a afi c ion pro. bablemente se acabará conmigo. lIace tiempo que me he dedicado :i fo rmar esta co l ecc io n que u tecl ,e' y algunas p e r -o nns, que co n oce n mi debilidad lil e l~alI traido su tributo :i ti tu l o de r ecu e rd o , 'l'odo 10 que est;í u s t ed vicndl) aquí, C5 p¡:ra mi un objeto de CI1 - r ios irlad y de e Ludi o . lIace mu cho, años que e l u so d e las arma,; no es para mí mas que un entretenimien­to, l~n ejercicio nc? ~s nrio :í mi salud, y me habia pro­m etIdo qu e no se na nun c a ot ra c osa ; pero no siem­pre hace el hombre lo qu e quiere. !lIi é ntras a s í hablaba, e l c ura abria la s do' h oj llS de la alhacena de que se ha u e:ho mencion yen un flanco se perci bia un " e rdad c I'O arse nal. ' -Vea u s ted ahí ad c ntro, caballer,), pl' O ig ui 6 . Ahí hay pi tolas que tal vcz pre fi c ra u ted á las que a ca ­ba de prob nl'. -Es inútil, r e plicó friam e nte e l j ó ven' " co que usted maneja IJi e n t o da s la armas; yo tmtaré de arrC'g larme con cual es qui e rn. - omo u s ted guste, añadió el cur". Ahora señO!' Dubre~il, ántes de ponerme á liS ó rd e n t engo que bace r a u ted \lIla doble pregunta: l o ~ acontecimien­tos de esta mañana so n cnu. a de que me halle en nyunns. E mi hora ordinaria do COl11el' y llle siento con grande npetito, . , i qui e re mted pe;'mitirme quo me l'e ~ taure un poco? -Como u sted g u;;te, señor cura. -Muy bien; doy :í u,ted gracias por haber acce-dido á mi prim e ra peti ~ i o n, y pac;o á la segn nda. Us­ted se ha bailado tambl e n en la s mi s ma circunstan­cia; que yo, r d e be expe rim enta r la s misma sensa­ciones. ¿ O~al'é r oga r á ustcd que participe d e mi co­mida '1 El j óyen hizo un movimiento, y como el cura Jo nota e 8e apl'e UI'Ó á aiiadil'. -Ob ! esto no le compro mete á usted á nadn como tnmpoco el habel' ,en ido :í m i casa: Itabr:i ust~d ce-dido ú la dad y nada m .IS , . A e t 7 invi~l\cion fU\'lnulad~ con franqu e zn y urba­l1ldad, "\ ale~1tI~, .a~nque ~entla que su po ic io n em cada. yez mas dificIl, hallo ba tan te apl o mo parJ. dar una respuesta conveniente. -Seüor cura, dijo, no tengo necesidad de nada y doy á usted las gracia!'. -Lo extraño, replicó el cura. A la. edad de usted yo tenia un estómago muy exigente. En todo caso no pretendo contradecir á usted de ningun modo; sólo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , 240 LA TARDE le haré observar que creeria cometel' una falta de ur- anchas alas, '1 trAje desordenado y hru;ta la poblnda banidnd d\:jando Ú u ted aquí ólo, miénlrns que voy barba, aunque la tenia tí la vis ta, ú comer, A lo 111éno' Yeng:\ sted a .en t.ar e á llll .m e.! ';l, r eni u ted libre de no t omal' nada, pues no . , 10SI tll'e. Era ya impe ible torla obgecion. T,lubreuil hizo un signo de a. l.'n 0, r sigu i!) el cu ra . ilenciosamente, in saber de que mudo ~all\¡ia del atolladero en quo so babi:\ m tido. Ambos ntrnrlln luego en un comedor en que esta­ba preparada una mc,,,a on tres cubierto~, Lajóven que habia llamado la atenclOn de Du, Lreuil al Ilega l' tí 1.\ casa rectoral, so bailaba allí y pareci" nguan];,r. . Una vieja el iada, :í qui<,n ~in d'lda hablan nado las ól'dene COI Te. pondi ente. , traia b sopa. El cl1I'a habia pr
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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 30

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 14

Por: | Fecha: 12/12/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • .:--' -----.c;-¡R>\!. c: P- 2 ~r~:S'------- PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA . • " Serie Ir. Bogotá, 12 de Diciembre ele 1874. Número 14 . • • , POR AQ.UI, POR ALLI· y dijo nuestro amigo don Venancio: No haya. más 11ecrología' . Pero e" el caSo que hubo más candidatos par'\ el cementerio que para la próxima pl'e irlencia de la República. R"l' cuyo motivo no pudo quedar compla­eido el 'tor de " La Caridad,' y los muerL si· ~uieron y iguieron los entierro y siguierun la ne­crulogía . Hoy la cosa ha variado. La muprte está de luto. Dicíembre ba tremolado. u pabellon de azul y estre· Hl\s. uestros campo. y nut'stro ciclo;;, que im'oca- 1"1an los canto~ de Virgilio y de Anaereoni:e, nena­JlIan pOl')1) cuatro pnntos del bol'Ízonte y no invitan á. vivir, y lo que es m't'jor, á gor.ar de la vid". lú icos, agentes mortuorios, sepultureros, á di, vertiros, estais en a uetos. C¡\jista :r e cri tores echad .á un lado la lmea negra, no má<; necrología. - . Yo tnmbien, humilde c¡'i álida, quiero sniir á luz de mi tumba de dolore;; en que por un afio he yacido y de b cual me he eSC" de ello, hé aqUl que nos vemos precisa.do ,i modificar nuestro anuncio ncerca de muertos en el PI c:::ente diciembre; nndie ha muerto en su cama, es verdad; pero sí yn.rios fue­ra de ella.. En un bai!e por Siete vueltas al són de la tambora y los clarines, un oficinl Bonel se fué al otro mundo. -j. Cuál fué, preguntamoi", el motivo de la riña? -No sabemos quien es ell:l, se nos contestó. Un semi-drnma. l\I. C. jóven bondado 'o y p'l.cífico al pasar una noche por la calle de las iéve<¡, sc sien­t e atacado por cuatro hombl'cs de ruana. Al sentirse herido, se desprende del cinto el revolvers, v paf! dispara sobre el gru po. Uno de los adversarios cae al suelo, los demas huyen al punto. -La fi esta de la Concepeion tan lujosa. cn los años pasados por celebrarse el aniversario de la definicion de aquel dogma, estuvo poco rui dosa en este diciem­bre. Cohetes, repiq y alegría en 10<; Rem­blantes; con algunas ilu minaciones ; pero nnda de banderas ni de coronas poéticas. Porqué enmudecie­ron los bardos! Ln Reina. de los ángeles no es siem­pre fuente de tierna y amorosa poeáa ? -Los gastrónomos empiezan á agitarse t:1mbien . Fuera ele los banq. plÍvados y de las cenas opí, paras que tienen lugar en los hoteles Daniés y F ran­ces, ha tenido lugar Ull0 solemne y con el cual los profesores de la niversidad celebraron la tel'mina­cíon del año escolar. -En la ca a de la familin Valenzuela tuvo lugar un lujoso baile, y no duelamos que habrá otros de la misma natural eza. -Recomendamos las admil ables poesías que ha dado á luz últimamente el señor don 'l'emístoeles Tejada, llenas de verdadero sentimiento, de uneio!) y ternura y escritas en un lenguaje que no desdeñarían los cantores del Geni l. - Aún no ba llegado á nuestras mano la coleecion que acaban de publicar los dulces y conocidos poetas J. I gnacio Trujillo y lIanuel de J. Fllíres. Se anuncia tam bien la próxima publicacion de una Gramática Castellana, escrita por el jóvcn literato don Enrique Al,arez. El t eatro nos ha obsequiado con la represent3cion del" Hombre de mundo" que como saben nuestros lectores es la obra maestra de don Ventura de la Ye­ga, sol de la escena española y gloria de la .AmérÍl:a, en donde vió su Drimera 1 uzo • El exámen de esta pieza no puede encerrarse en los l igeros rasgos de una revista de periódico y lo re servamos para más tardo J. J. B. TU Y YO. Como perfume de la flor oculta Entre el ramaje del espeso bosg ue, Como el cariño que de ajenos labios Oye el que sufre en silenciosa noche j Así yo siento ~u sonrisa de ángel Cuando al acaso sobre mí se rompe; A sí yo escucho de tu voz el timbre, Que llega y hiere mi frialdad de bronce. Yo bien quisiera. resistir tu halago Como la roca que en violento choque Siempre sufriendo, más terrible siempre De la ola vuelve furibunda el golpe. Quo tí mí la suerte con cansada mal'cha, 1\1e está llevando sin saber á. dóndo, y lÍ tí el de tino te propara siempre Gentil guirnalda de olorosas flores. Mis dichas son las lucos vesportinas Anuncios ay! do silenciosa noche; Son tus sonrojos la temprana aurora, De tu alma pura, angelical y noble. Bien lo ves : los acentos oe mi lira En otro tiempo de armouioso acorde, H oy so me e~capan con tem blor tardío, Sin que les baste ni tu dulce nombre. A qué engañarme? La inconstante suerto Hora por hora me a cibara y rompe, L as ilu iones que mi mente forja En mis tan largas, silencio, as noch os. Yo d ebo huirte aunque el valor me falte Si es que no quiero mancillar tu nombre, D ebo insistir en el tenaz silencio Oon que á tu vista mi pnsion se esconc1e_ Si no naciste p ara mí, señora, Si mi desgracia entre los Jo se opono ¿ A qu6 elecirte que mi amor te sigue? A qu6 turbar tus inocentes goces? 1872. J. DX>In G UARIN. Une,· it.gina. de la vida de Bolívar El hf'cho que vamos á referir pasaha el año de 1823. Bolívar, al frente de cuatro ó cinC'o mil "0- luntarios marcuaba sobre Carácas, su ciuda'l natal que pronto debia quedar libre del yugo de 105 es.~ panales. A olguna distancia del llano en que aC:lInpaha el jefe ele lo:> independientes, pocos dias ántes ele la to­ma de Cólrácas, ballába e una colina doblemente eé­lebro por un manantial de agua cal:ente y pOI los milagros de una Yirgen, conocida bajo el nombro de la Yírgen do Agu(t Caliente, Tumerosos peregrinos quo llegaban de todas partes iban á implorar la pro­teecion de la Vírgen y la ofrecian ricos presentes. La. capilb se hallaba, pues, llena de objetos precilJso1'. La reputacion de esta madona se habia extendido áun allende los mares. En efecto, hallándo e enfermo un rey de Esp:lña, se habia dirigido como un simple ~ub­elito {¡ la Yírgen de A[Jl{(t Calielt!p, y le habia en\'i'\!lo una hermosa corona de ()1'O, en accion ele gracias ]lor u re tabl~cimieDto. E te dón habia ido el mQ.tiyo de una gran ceremonia; la corona babia sido colocada solemnemente sobre la cabezn ele la Yíl'gen de 1m; milagrof', cuya fama babin aumentado con ~iue rable­mente á con ecuencia de tal acontecimiento. Entre tanto, nada. babia cambiarlo en el rampo de Bolívar desde la llegad:\. ele los independiente.~ á las cercanías de Carácas. El libertador de la Colombia acababa de pagar, como de costumbre, los sueldos atrasados de sus tropas, (las cuales pedian víveres y vestido ) leyéndoles una nueva proclama. De esta manera pagaba de de hacia mucbo tiempo, en vista de las azarosas circun tancias en que se bailaba, á los bravos voluntarios que componian u ejército. Los soldados provistos de uniforme completo forma­ban la fior y nata de sus tropas y marchaban en las primeras filas; los soldados que llevaban zapatos pantalones y sombreros, pero que carecian de casaca' formaban una division muy recomendable despue~ del cuerpo selecto, y marchaban en las segundas filas j los soldados que llevaban zapatos y pantalones, pero • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 107 que no tenian casacas ni ombreros, marcbaban en una ch'cu atenuante en favor de los culpables las terccra filas; los soldados que tenian pnlJtalone~ , flue se ucjuban tCllll'r por la ocasion al ver el oro. pero que carecian de las otras parte;; del uniforme, J30linll' hubiera queJido salvar a l cabo, pero no que­marchab: m n cuarta fila; ftnalnl entc, los que estaban ria rehusar jus ti cia al Arzol>ispo y ponerse en guerra. ~\ÚI~ ll1 énos ves tido, se perdian entre las últim:ls lilas. al>i erta con él. Ahora bien, 13olíval' habia acabado de escI ibir ele llajo la influencia de una cólera que ni aun siquiera. antemano la última proc;J¡llua para pllgar los sueldos procuró domcñar, el general Lizo llamal' al cabo. de! mes corriente, luego que se hubiese ,,('neido el - i Ah! ! ahí e;;tás 1 le dijo Bolívar con un acento plazo, cuando vinieron á decirle que un extranjero tenible; i ahí estás, pícaro, bigardo, bribon ! siéntate, degeal>a llabJarle. que tenemos que hablar. Este extranjero cra José Ruiz Cebá ll os Jardines Sin chistar palaura, sentóse cl cabo en el extremo de Alfandign, gran vicario de mon, eñol' el Arzobispo de un banco, de Curácas. - ! EI'CS tú, facineroso, continuó Bolívar, qui en no El rostro de Bolí val' hn bia tomado el asp..ecto de ha t emido cometer el más indigno sacl'Í logio, al robar la inquietud; parccÍale qne el Arzobispo de Cal'ácn :i la ~anta ma(]oml de Agua Caliente? Pues bien! 110 hul>iera hech0 molestarse á su gran vicario para serás fu ilad0, lo oyes? anunciarle una buena noticia. El cabo gual'(1:.lla silencio. El padre don José ItuÍz el'<\ un bombl'e gordo, que -iTriple m '>lItl~cato ! i Creias sin duda que el Ar-frisaha en los cuarent.a. Aunque de inteligencia limi· zouispo se vcría I'\JIJlc, y que este culpable se escaparia. á su humor jovial y conciliativo, r gracias tambien á del G:1stigo ! u lucillliC'nto de carnes que le ha<:ia sim[H\tic0 á pri- -No niego mi f.'\lta, mi general, y estoy r esignado lllel'lt vi ... la, á t ocio. Cuanclo entró Bolíval' el1 1:1 tienda en la cual le - i Linda ref. ign:lcion, linda muerte para un sol-e taba e<\pc rilndo el gran \'icado, acaba,ba de fumar dado de la independencia, y sobre tildo, cn el nlO­éste nn cig:llTo, lo '1ue ('st:1ba en uso en aquel elltón- mento en '1ue huuieras podido scrme útil para la. c<.'1', aÚII elltre 1:1" c1:lm:\S, toma de Cadcus ! Yo te contaba entre mis amigos, ])011 .J o~é (le "\Ifalldiga presentó, ,, cun la -Es menester en primer lugar, replicó el gran vi- eabeza perdida y el corallOl1 tra to rnado, tuve el fa­c:- lrio, obtener del criminal la restiwcion de esta pre- tal pen amiento (le apoderarme de la corona de la. ciosa reliquia, ó por lo mén0s, de los pedazos que madona, que cllvié á mi madre para socon l' su ne­pueden hallar e aún en su podel'; despues, ol>teniclo cesidad. ese ret malicio, a sati:;,faccion rorlóen, us Jabios. vema que él mismo viniese aquí, para 'ir en me- -Lo que acaLas du contarm(', Francisco, repuso dio del campo al tribuna,l que debe juzgar al r eo, con tono severo, no puede ju-;tificar t.u conducla; l\lañana, á medio dia, el Arzobispo y yo nos halla1'e- si tengo compa, ion de ti en el fondo de mi cCll'azou, IDOS aquí, si en ello no tenei embarazo. como hombre, no puedo absolyerte como ju('z, Lo que Fué necesario resignarse. puedo promete rte, es suavizar la pena en con:;:iuel'a- Luogo que se balló solo en su tienda, Bo]í"al' se cion á tus buenas intenciones y á tu alTepentimicn­puso á reflexionar sobre el lIlal efecto que produciria to: se te fusilará al salir de la. audi encia, para no la ejecucion de muerte de uno de sus soldados la vís- hacerte pennl'. Pero p011g0 una condicion á mi con­pera. del ataque decisivo que estaba pr('para.ndo. descendencia: y es qut', delante del tl'iuunal, re pon­Francisco era amado por sus camara.da.,; era el sol- derás afirmativamcnt) á t odas mi prcguntas. dado más intrépido del ejército, y sin quer ee cliscul- -Sin <.'mbargo .... mi general .... pude, Bolívat' encontraba en la miseria de los so\da- -Cuidado con la réplicas, voto á bríos 1 ya abes dos, que no se aliment<'\ban más que con pro claro as, que no soy amigo de obscnaciones. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 108 LA TARDE --EstO. bieD,mi general. - i Ea ! es cm.a convenida.; retíl'utll y hasta ma- -llana. -Está bien mi general El dia iguiente por la mañana, Bolh'ar e cribió otra prociaroa nutritiva, despue de la cual e hlzu ,ervir un buen almuerzo, e puso de grande uniforme, m,.ndó que levanta en un t~blado para los juece , que s u E - tado Mayol' se reunic e á médio dia, y esperó con inquietud :i que llega e el Arzo A la doce en punto, los cl:u'ines y trumpetas anun­ciaron la llegada de monseñor el Arzobi s po de Oarú­cas, de su gran vicario y un sé.quito compuesto de un capuchino, de un carmelita descalzo, de un benedictino y de un fraile de la órden tan rico de los mendicnntes. Bolívar se dió prisa á salí¡' al encuentro del piauoso cortejo, y besó respetuosamente la mano del Arzo.­bispo. -Todo está pronto, monseñor; pero V. E. tendrá labondad de excusarme si no me es posible recihirie con más dignidad. -Un tribunal en un dia no puede estar instalado, dijo el gran vicario, como el tribunal dela inqui icioll de Oarácas, en e l cual, á Dios gracia nada falta <Í. l os jueces, como tampoco á l os acusado!;. Habiendo subido el co rtejo al tablado colocó e el Arzobispo en un sillor. de honor; el gran vicario se sentó á su izquierda y Bolívar tOlDó a iento en el lado opuesto . E l capuchino, e l carmeli ta d calzo. el be~1edietino y el fraile mendicante se in talaro n en un banco, del lado del gra n vicario, y e l estado ma­yor del gen eral se sentó enfrente de los r e l igiosos. A un lado se hallaba e l banco ocupado por ('l1'co. J301i val' t omó la palabra. - LReol sabeis de que horriblo crimen se os a cus a? -:SI, mI genera l. -Este crímen merece la pena capital, y t engo la ('ertidumbre de que e l tribunal se mostl'al ... i inflexible cont ra un a cto que llenó de indignacion á todo pecho honrado. A estas palabras volvi óse el Arzobispo del lado de Bulí var y le hizo una señal de aprobacio n. - i Oonfesais dijo B olívar continuando el interro­gatorio, el habe r p e n etrado en la capilla. de Agua Oaliente, el dia en que desapareció la corona 1 -Sí, mi general. - i Oonfesais t ener esta. corona en vuestl'O poder? -Sí, mi general. - i Es cierto, cabo, corno aseg uran los testigos, que hab e i- e nviado la corona d e la madona lÍ. vuestra madre, quien dicen hall:use en la mayor pobreza y miseria. ? -Sí, mi gen e1'll 1 - i Es cierto que babeis implorado á la madona al entrar en la capilla? Sí, mi genera l. - Es i cierto que hab e is experimentado una emo-cion estraordinari a al verla '1 . -- Sí, mi gen era l. -i T cneis una fé viva en la inagotable bondad de la. madona ? - Sí , mi general. - i C :'éeis que nadie la. implora. en vano '! - Sí, mi genera l. - -i Oréei en su p oder? - Sí, mi general. - i Es cierto que despues de la ínvocaci on que le lJabeis hecho, su divino r ostro se iluminó de repente, como á efeoto del úl timo ray o del so l poniente 1- " í, mi general. - i IIabeis creido reconocer on esto hecbo una in­terveneion divina y como una misteriosa advertencia e n vuestro favor '1 - Sí, mi general. .. y no es csto todo. Me dicen que sosteneis el ba­ber creido ver, al mismo tiempo, sonreir á la madona, hue tom ó ella. misma la corona cJ.e su cabeza. y os la tendió,dícicmdoos: "T6mala, yo te la d oy para t.u fin lana madre. " i Pers is tís en alegar ste hecho, qllO "e r ia p l'O di g ;of;o , p o ró que por otra parte nada. ten­ell in d e illlP O" ibl c pal'a una rnadona cuyo/! milagro., 0 11 tan lIum e r o. () ? ,. ". per:si tis n ello 1 - í, III ¡ g eneral. .r\ I oir esta aflrmncion incn pe ruda, hubo un movr­mi C' nto de pC'rpl ejidad en la sllla; /o. ofi c iales del E,,,tado Mayol' de B o líval' cuchi c h e aron entre s í, y 10 reli g iosos , m o vidos por un mi . mo pen amiento, obse rva ron a tentalll c nte al arzobispo. - f é mia ! es un milagro má ! o apresuró á de­cir Bolíva¡', para ha.:er ce - al' toda ince¡·tidumbre. -En efe cto, replicó el gran vicario. bien podia sel' este uno. - i E un mflagro! exclam aron todos los oficiales~ Ú u na seña d e l gen e l' a 1. Du ran te es te tiempo, el Arzobispo gnardaba silen­cio; fruneia la cejas, pa eaba una mirada. llena de inquietu rl en el auditorio y lrl'ecia agitauo por un combate interio¡'. Rompió al fin el sile~lcio . -Sea t xolamó dejando oir un su piro; es un mi­lagro. un milagro! repitieron entúnces todos Jos relígio- os, juntando la manos y levant:tJ1do los oj.os al ei e lo. -Sí. ", .pros ig ió lentamente e l Arzobi po, aca1'Í­ciándo e lí¡?:e,ramente la barba, como un hombre que intenta "ali l' de un paso dificil; sí, e un gran mila­gro •. ,. Fundarf mos una ceremonia en conmem o ­raoi o n, y el pruducto de la colecta servirá para mil" otra corL)na á la madona - a lu OIS Juan Francisco, continuó á su YCZ Ro-­l¡ var, cuyo semblante, aunque serio, dejaba "el' un. a legría iD tel'ior, el tribuna I o l'eCOll0ce inocen te poI." unanimidad. La. jn ticia humana no puede méno de iucltnarse ante los decretos del cie lo . [tI ell paz y continua. mereciendo la e tima eion de vuestl'o eou­ciudanos y los favore. divinos mostrándoos como en el pasado, buen soldaclo, buen c:ttólico, y buen hijo, El aeusado se l evantó, sal mIó á l os jueces y se dis­ponia á r e tirarse. Al atra vesa r la puerta, e l arzobispo, que no babia cesado d e acariciarse maquinalmente la barba, lo llam o diciéndole: -Esperad un poco, cabo, tengo que deciros algu­nas palabras, -E toy á vuestras órdenes, monseñor, respondió Francisco., volviéndo."ie de} lado del arzobispo. -Escuchad lo que voy á deciros y no lo olvideis. Si al g un otro santo os ofrece o.tra cosa, alguna vez, no la acepte i. ]0 g us tan los santo siempre de .q~e les tomen por la. palabra, yes de buen tono reSIStIr en semejante caso. Es ne cesal'lO no ahusa r de su ge~ neros idad, pues :i veces tal abuso pueue causar vues­tra perdicion. La ola. y la roca. Con ternura, una no che oscura y fria, Moribunda una ola así decia, A la roca ti el mar: Q. G, -¿ QU é haré en la inmensidad tan olvidada? y respondi ó la ro ca d espiadada: -i Lloral'! ¡ llorar 1 i llorar! Lanzó la ola un lúgubre gemido, y con profundo acento, dolorido, Vol vióla á repetir: -Ay! y qué hac e r cuando hasta el llanto acaba.? y la roca, impasible, contestaba: 1\~ . , ., • , -i lll.Oflr. i mOrIr. j monr .~ - - - 1873. XEMÍSTOCLES TEJADA.. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 109 TODO SE 01 VIDA. on propú"i tos Yanos 1,0 que los hombres tIenen? Cuando al calol' del Clltu, ia"IlJo e haccn ; Lo · hados inhumanos. Tarde ú tem prano vienen y cual neblina fdp;il lo de hacen. A poco dias que pa en En ta tri ·te vida, Con muy rara excepcion, TODO SE OLVIDA. El bri 110 de la gloria Que en ,eductor halago Ayol' no mas el cnlll i:l. mo hiere, Hoy vuel ve :i la m maria Como un recuento yago Quc entre la. ombras del pa~ad(l mucre; y con angu, tia inq ui el'o El alma dolorida Por qu6 tan pronto aCJ.uí TODO E OLYIDA. Todo cambia ó per(>ce En la cxi tCllcia humana Sometida al vai"en Je la fort una.. El lirio que hoy flo,ec& Marchito e"tll mañana. Qu6 cosa hay durauera? cuál? ninguna. Si ('l'cC'mos que hay alguna, E il usion II1cnlH];¡, QUQ maiíana ó de pucs TODU SE OLVID.\. La cdad de la i nOCC'llcia La eu ad de c, o ;¡ tl1 ores Que acarician la almn<; canduI'o ' as, e va como la e. cncia De las g3lana flol'e Que arrebatan la bria l'um Las horas yen tUI osas De nue tra cdad florida Pasan ay ! y de pucs TODO SE OLVIDA. Lajuventud bu cando Victoria del ruOlDC'lÜO Corre tras la. vi ion que b ennjena, En su ilu ion j uzgnndo EstaLle el sentimiento Que á su encanto las alma encadena. Ma la vision serena Le dicc en ida Cuando huye á no volver: TODO SE OLVIDA. Qué mocho que olvidemos "El sueño de vent.ura Que en ricas galas la exi tCllCia visto, i tantas yeces ycmos Que inmensa de "entura Al contacto del tiempo no ¡,esi ·te. Verdad es, y 111 lly tri to Que en esta table vida, TODO SE OLVIDA al fin, TODO SE OLVIDA. ARSENIO ESGUERRA. EL TREN INFERNAL. (LEYENDA DE LOS FERROCARRILES.) Scüor José Mllría Quijano Otero. Muy querido amigo: " Todas las grandes cosas tienon su leyonda, lllistel'ioso barco que las recibe en su nacimion-to y las traspoIta á traves do las edad~s." Ebta verdad no podia Ü)1) r u xc pcion en los fer'" rocarriles, y el barco ha venido á reciLirlos para eonducirlo& tambien á los futuros ti empos. Vea usted, pues, lo que de notablo cneontIará la historia que han de leer generaciones que per­manecen escondidas en 01 insondable abismo dol porvenir. I Todo marchaba bien desde el principio del mundo y las acLÍollcs del infierno estaban en alza, cuando un ruido repentino despertó eco hasta en los profundos' abismos d el sombrío imperio . Llegaba ha tu allí la nueva de qUE> una inmensa red de ferrocarriles enlazaria bien pronto toda la !.-uperficie de la tierra. V amo, exclamó atanás fuera de sí, un progre o más y el m;ts extraordinario de todos! Comenzaba á consolarme con la iDyencion de la impreuta, y ved una locomotora que cae so­bre mi cabeza. Ah ! señores iuven tores, vamos • • a r011'nos. De pronto Satan:ís mont6 en u unicornio, es­caló las alturas de los cielos y se presentó anto el tribunal de Dios. -Qué hay, atanás? le preguntó el Altü,imo, me parec s colérico. -Tengo de qué. Ah! Ya ospecho ____ Los maravillosos rie-les por medio do los cuales los hombres van (\ fratornizar de un polo á otro. í, una fraternidad universal. -Es impo&ibJe, Satan:\s, voh'el' atraso -A lo m6nos pOlmitidme encender la pri-mera hornillll con un tizon del infierno. -Imposible. la vida de muchos millones de hom ures no puede confiarse tí tus cuidados. Satanás dijo para í: los administradores se encargarán por mí, y con voz humilde preguntó: -¿ Al ménos me confiareis la direccion de un tr n? -Sea, pero uno sólo; no dejo á tu diserecion "ino la vida de una víctima, y para que nada cambie en los decretos del ciclo, qui n s610 tie­ne derecho dc vida y muerte sobre la tierra, te concedo que esto. existencia puedo.s devolverla :.í. otra criatura. Satanás bajó contento, y h6 aquí por qué un tren, propiedad uel diablo, el tren infernal, re­corre hoy y recorrerá siempre, las líneas de los ferrocarriles. Este tren gasta treseion tos se­senta y cinco di as en recorrer toda las líneas del globo, y no se detiene sino algunas horas, lo. noche de los muertos, on lo. vieja ciudad ue Gante. ------------------------------------ --- Veamos cómo organiza Sa taná~ el tron in­fernal. TI El G de Enero del año de 1 25, en una no­che fria y oscura, llegaba de la Bohemia á la. ciudad de Bruges un pobre diablo llamado Spanziceff, con su mujer y sus dos hi,ios, uno. niña. y un niüo llamado Fl'itz. La familia"pasó la primera, noche en una posada. Al dia 8i- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 110 LA TARDE - - g.uiente ~pan7.ikoff habia comprado una casita' l a voz de Blondinetn, la nieta d e l campo.nero :11 lada, SItuada á algunas centenns de metros d e la catedral de Brugos . de la cat~d 1' 31 de San Sal:rador. Este hombre Blondineta, en o~e sttblimo conoierto do ánge ­~ e sconoeldo de todos, t~nla costuJ?bres extra- l es era el ángo l más encantador y más puro. Era. nas : fr ec u en te y sec;'et?-mente dOJaba su casa rubia-y por pasar su mano sobre su cabellora para no aparece r .al.lt ')smo al. cabo d~ algu?-os durada como las espigas maduras, :Fritz hubiora mes~s . De q.u 6 VI VIO. .. Qué mdustna t eUla? dado su vida presente y tambien la otra-era N adle lo sabIa : sus vecmo~, á causa ne sus r os ada, blauca; blanca, rosada y r ubia como l~rgas ~ frecuentes ausenCIas, no lo conocian Margarita ...... Ouando entonaba sola el O saLu ­sl. no baJO ~ l nomb.l·o d e e l Judío c1'ran!e . Un taris lw tia ; cuando entre divinos suspiros s e d:a su nH~J.e r mU1'l6 i poco dospues mul'lÓ tamo xha l aba, uh! ntónc s ~'ritz so sentia a1'1'e­bwn .. su hI~~, y el ~udí O e rr a~te quedó s610 ~on batac1? por .mi steriosas alas hácia regiones d es - su b I~ .O, el Joven Fntz, al que llam aba n tamlnen c on OCIdas, ldeales ___ -y l 'l1'go tiempo d espues Jnduto enante. de haberse apagado el canto do Blondinela, ese Ouán r ara era l a fisonomía de F ritz ! En l a canto murmurabn. en su corazon, yel ro stro de época de Federi co , hubi era sido un h éroe de Blonrlineta quedaba en s u memoria, quedaba. Praga ó de L e uth e n; con Blüch e r , se hubiera presente á sus ojos_ - -- señalado entr e l os h úsa r es d e la muerta. Ha· D es pu es, cuando se sen tia d e r e p e nte desper­bien~ o VClJ.~u? demasiado tarde á un ?nltlulo de - tado de su éxta,is, cuan~o se .v eia arrojado l éjos 91wstad? v~eJo , como lo ha llamado un p oeta, de su recuord? por el stlenclO que sucedia al no 'p o.dla tener s ino una e.ústenci a perezosa, can t? de l ~s hllnnos santos,,ro r el fr~o y la noche antlpatlca á, s u t e mperamento inquie to y mo- que l1lyadlan e l templo, Fl'ltz quena co ntinuar bible, á. s~s n ecesi d : y buen tono unidos á ese no 8~ qué invi. ibJe é impalpable, que no se ve; pero que se sie nte y penetra y despierta t odas nuestras s e nsaciones y que se llama btten {justo, hacian de aquella fi es ta el más hermoso palenque para. recog e r ó marchi t al' los frágiles laureles en que el hwe pié de nues tras bellas se desliza al pa­sar triunfante sobre todas las tristezas y pesa­res de nuestra vida. El trato e piritual y sensible que ha hocho de la senora Valenzne la una de las matronas m ás di s tinguidas de la capital; la gracia y en­canto de sus hijas i la afabilidad y honores e l e gan t es h e ch os por n ne3tros amigos Alfredo y Pablo Vale n zu e la y por el simpático y dis­tmguiuo seilo,· Scldoss, contribuyeren n. hacer
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 14

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 9

Por: | Fecha: 06/11/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , - -" ------¡c:--¡R>C s; Q 2 ? sabemos cual) d~ FI­lipo. Nuest¡'o colaborador el senor O. A. E. en el ~U1ne­ro 8 ha dicho alO'unos conceptos que acaso no sientan bien para nuest~ periódico, segun la opinion de El Dia1·io. Aquello no fué culpa nuestra, p~es segu,n lo expresa el mi mo Sr. O. A. E. en su pnmer ar.tl­culo titulado "Lo que salga" uno de nosotros, al lll­" it.a~lo á colaborar le suplicó no tocase la política. Sirva esto de ~xplicacion, pOI' lo que El Dia1'io dice y de advertencia á los que nos quieran favorecer con sus escritos, pues que deseamos pre~ent~r un ca~n­po escogido á los escritores y un solaz a qUle~es qUIe­ran leer nuest ra h oja. Cuando queramos batu'uos en campo extraño, armas y suelo sobran; y valor á buen seguro no nos faltará hoy si. fuere necesario, como no nos ha faltado eu otras ocaSiOnes. - REVISTA DE LA CIUDAD. He hecho un descubrimiento que á la verdad, no sé si me produzca alegría ó tristeza: tengo vergüenza! Si señores, tengo vergüenza! Qué fenómenos tan ra­ros los que e ven en la humanidad. La vergüenza, pudor instintivo que viene con la niñez, que acompa­ña á la juventud y que como si fuera un bamiz que realza y da. hermosura, se aja. y empaña. con la vejez, , en mí como con las muelas cordale~, ba venido despuell de grande. Yo, que me he metido en todas partes con permiso ó sin él, que no he dejado cosa que no vea, que no tiente que no eche fuera, al entrar el 24 del mes pasado en San Juan de Dios, por pocos me caigo de vergüenza. Y no er,l para ménos la cosa. Señoras y señoritas de lo mas re"petable, sentadas en la puerta al frente de una mesa, y como las beneficiadas en los teatros, iban diciendo á quien ent.raba: "la limosna para el Hospital". Todavía me zumban los oidos. Al oir esa descarga á quema-ropa quedé allí empo­trado como poste, con los carrillos rojos, la vista tur­bia, la lengua torpe y las piernas tem blorosas. Y. c6- mo no, si en el acto me acordé de que mis bolsillos y la limpieza han hecho pacto de no separsejamas. Qué hacer '~ Tartamudé alguna torpeza en son de discul­pa ú oferta, y por en medio de un numeroso corro de cachacos que formaban la barra entré. Ouando en el interior en.:ontré quien me diera pres­tado, volví á depositar mi ofrenda á la ca1'iclacl. Nada. le exijo á Dios por este acto, porque mi conciencia di­ce que yo lo hice forzado por el..9.ué dirán. El resul­tado puede ser muy conveniente, pero puedo asegurar que ninguno de los que allí dan 'volunta1'iamente una limosna dnn lo que sin testigos habieran dado. Y como el evangelio dice que la caridad debe practicarse con tal sigilo, con tan sin ninguna ostentacion, que la una mano debe ignorar lo que la otra da, no creo muy conveniente e te sistema de pedit' limosna en los tem­plos, cuando las personas que la piden son de aquellas á quienes sin pasar un sonrojo, que con nada se paga no se I es puede decir, señora ó señori ta, no tengo que dar. El sa~rificio hecho por las señoras no tiene pre­cio, es una virtud iIwaluable, pero la humillacion pOlo la que suelen pasar algunas personas, no tiene califi­cativo. El que quiera ver lástimas que vaya á San Juan de Dios, se decia antiguamente; hoy se puede decir lo mismo, pero no con la intencion de aquellos tiempos Nada lisonjero se puede ver en donde se albergan to­das las dolencias humanas, pero si en aquel entónces se decia así, era porque daba grima ver el hospi tal. Qué enfermerias, qué camas, qué alimentos, qué a is­tencia, qué todo! Hoy, á la holgura, al arreglo y ,í la comodidad, se unen el 6rden y los progresos de la ci­vilizacion. Por entre un sin número de gentes que se codeab!lu, se apeñuscaban, se apretaban, se compactaban; que subian, bajaban, salian, entraban y que colmaban las galerías, patios pa adizos, enfermerias y hasta los úl­timos rincones pude peuetrar primero en la sala obs­tetrical. Las enfermas estaban en sus camas bien abri­gadas con colgaduras y, cerca de elbs tenian sus res­pectivas cunas. Esta es nueva ó de no muy remota creacion y, puede asegurarse que 1015 resultados obte­nidos son de grande influencia para la mOl alidad y el progreso humano. Los infapticidios y el abandono do niños han disminuido notablemente. Pasé despues, por las demas enfermerias acompañado del señor ~1ayordomo, quien tuvo la bondad de infor­marme acerca de todo lo más notable que allí bayo Como eSi natural, las enfermerias están clasificadas con separacion no solo d~ sexos sino de ellfcrmedadcs. Sobre la cama de cada enfermo hay ademas del nú­mero que á. cada cual le toca, una papeleta impresa en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 66 LA T A R D E la que eLá el nombre dd enfermo, el lugar de u na· cimiento, nombre de lo padres, u e tad J civil, clia en que entro al e tablccimientn, nombre de ]¡L enfer­medad, el rlia!!;nó tiro hecho por el practicante y, la hi (.oria. cllllica llevada bao la 1 dia en que le pal'a su ca a ó para el cementerio. E -ta boja recogida::. son la que forman a la larg:t In hoja de ervicio dd practicante para tener pre ente en el dia del grado. Todo esto lo bacen lo ' tudiante de medirina bajo la direccion de lo prore Ol'e" que di rigen el bo pita!. Despues de haberme enternecido al ver la. ala en donde e tan lo nino enfermo" cuidado y nti­do por lAS Hermana. ,quiene lo tratan como i fue­sen u bijos, de e;endimo al departamento de buérfa­na . 24 Ó 30 niña r eciben allí educacion y adema de las en -e::ñallza de lectul'a e cl'Ítul'a &c. de empeñan oficio en lo. diversos departamentos, ya en la boti­ca preparando droga, ya en la roperia, de pensa y co ina, La educacion que á e ta niña:: se da es cia 1 como para el ervicio doméstico, de manera que dentro de poco pre~tarán todo lo ser vicio' económi­co del bo pita!. E te departamento e ti atendido por Hermana. Qué aseo I Qué órden va en todo! Honra á lo que con tanta abnegacion y comtancia se dedic-an á aliviar las dolencias de la humanidad! La cuestion de los encerramiento alarma. Ya la policía ha de cubierto por casualidad una mujeJ', á quien bacia cua tro años t enian encerrada en uoa pie­za , segun parece, para di frutar de alguno babere­que la infeliz po ee. E de calcular cómo saldria esa anciana de. pues de tanto tiempo de aislamiento. - El señor J Ortiz actor drAmático de gran r epu­tacion, en compañía de u estimable esposa: :a señora Candelaria Tardo de Ortiz, de pue de babel' hecho gran co echa de triunfos en Europa y America, abrirá la e cena COil la comedia llamada "El Tejado de vi­drio". La compañía de aficionádo que aquí habia em­pezado á dar funcíon más una dama jóven y el se­ñor Sigarroa, compañero d ~ l enor Ortiz forman el elenco de esta nueva compañia. El Fisgon por su parte e da los plácemes, y se los da al público Bogotano, por tan famosa adq ui icion. Quien como el señor Ortiz no solo ba estudiadu lo di­fícil del arte de repre entar, ino que con la péñola en la mano ha llamado la atencion como autor dramáti­co, no puede méno que ser notable, Quien como la señora de Ortiz obtuvo diploma de primera cla e en el Ateneo de Madrid y de la naturale7.a de gra­cio a y galana, no puede ménos que encantar á quien la oiga. Ahora de ué se quejarán los aburrido con la vida'? El teatro abierto, si no e di traen es porque no les da la gana, :i no ser que ca por falta de cual'tillo, pues entónces sí, eso no puedo yo remediarlo. A consecuencia de un banqu )te que el Gobernador de Oundinamarea dió á los miembros de la A amblea del E tado, tuvo lugar otro en el Hotel Frances en la semana pasada. Uno y otro fu eron untuoso, y en ámuos lució la concurrencia del Pre idente de la Re­pública, los ecretarios de E"tado y de otros altos empleado. A propó ito de Gobernador, el lamenta la falta de reglamento que hay aún en ciudad, refe-tal empedrado convexo sino cónca o so intieron 108 que dijeron aquello y paró la obra. ' - Con urna at i faccion hemo vi to el lujoso progra­ma, que el Director de inlStruccion pública, Dr. Dá­lIla~ o Zapata, ha becho di ' tribuir n la ciudad pecto de lo' acto Iitetarios que lo alumno d~ las do e cuela, normal o tendrán, dUl'ante los dias 4 á del corriente me ', en l alon de gra.dos. . Llamn~n o lujo o dicbo progl'ama, pOI' la importan­cIa y varwclad de materia que en él e anuncia erán defendidas pOI' lo alumno" y por la multitud de es. cogido tro7.O de mú ica y de canto con que queda-rán amenizado dicbo, acto ; lo cuale i o ha de J. uz~a r por 1O S trabajo~ que hemos vi Lo' j ecuLar á vanos de Jos alumno de ámba uela, darán un re ul tado e pl éntlido, digno de sta cul ta capital, y de Jo e,fuerzos que el Gobierno baco en el sosteni­miento y mejora de tan notable plantele . De de ahol'a no pl'ometemo que la concurrencia que baya de contribuir á la olemnizacion de estlW fi esta ó triunfos de la inteligen ia, será tan numero­a y lucida como n año') pa ado . lIa ·ta otm vi ta; hoy no cuento m:ís !Jorque me voy para el R o picio á Yel' la Ca a de refutrio y echar aful:'ra lo que allí baya. o EL FrsGo • LA TUMBA DEL SOLDADO. El yencedor ejército la cumbre alvó de la montaña, Yen el ya solitario campamento Que de amarilla luz la tarde baña, Del negro terranova, Compaüero j ovial del regimiento, Re uenan los aullidos Por los ecos del valle repetidos. Llora sobre la tumba del soldado, Y bajo aquella cruz de leño Lame el césped aún en angrentado Y aguarda el fin de tan profundo sueño. despue , los buitres de la sierra Rondaban todaVla El valle, campo de batalla un dia. Las cruces de las tumba ya por tierra .... Ni un recuerdo, ni un nombre .• Oh! no: sobre la tumba del soldado, Del negro terranova Cesaron los aulltdo , Mas del noble animal allí ban quedado Lo huesos sobre el césped dos 1874. JORGE IsAACS. ----c:~~:--__ Mi querido Da.vid. liedellin. octubre 12 de 1874 Ya que no te he dirigido una carta privada, como tanto lo deseaba, y aun acaso lo debía, te dirijo esta carta pública, por extraño que te pa~ rezca que haya cartas pl'ivadas y cartas públi~ cas, ni más ni ménos que colegios, escuelas, &c. Y no vayas á preguntarme por qué no había satisfecho mi deseo de escribirte, si éste era en realidad tan vehemente' por que á la verdad no sabria que contestarte. rente á las be tia y dema animale de ervicio, En dias de mercado, obre todC', bay calle, que no se pueden tran itar sin exponel' la pa ó la vida muchas veces. El eñor General algar acaba de re­cibir nna coz de un bney que le ha di loeado una pierna. Si lsucede con el Gobernador, qué e pe­ranza puede tener un pobre Fisgon que en donde qnie­ra se mete f Qué hubo de adoquinamiento de la calle de Flo­rian f Dijo alguien que no debiera ser cóncavO si no convexo, los ingenieros dijeron que no debía ser Pero sea de esto lo que fuere, has de saber que me entró una comezon irresistible de escri­birte, al leer la carta que te dirigió nuestro co~ mun amigo Nepomuceno, en el número 2. o de " La Tarde," peri6díco que he leido COll. in- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • - • • LA TARDE 67 finito placer, y en cuy'as columnas pido posada para 6sta carta. Nuestro amigo Nepomuceno ha, permíteme la palabra, y ruégale á éste que me la perdone, ha calumniado i la tarde, al disculparse con ella de cierto error tipográfico, que hace un perverso contraste con los colores de rosa y de zafir, en su precioso artículo" La Tarde" publicado en el primer número de la id- El nos sale ahora con que por causa de los snaves tintes, de los variados matices, de los caprichosos arreboles, con que aquella graciosí­sima coqueta se adorna al despedirse del astro que se hunde eu las profundidades si!' límites del espacio, no pudo ver el gaya, que en lugar de un gualda se le escapó, en la correccion de las pruebas de aquel pulido y bien elaborado escrito. y si tú eres tan bolonio que aceptes esta disculpa, yo no la acepto, aun para descargo de mi conciencia, confieso qne soy más bolonio que tú y que el público iliterato. N o, señor, no hay tal. No es la suave y á veces dulcemente melancó­lica claridad de la tarde; no son los variadísi mos tintes con que la luz crepuscular se re.fll'lja en los caprichosos y escarpados cerros que do­minan la capital; no son los encendios arrebo­les que allá á. lo léjos, muy muy léjos en el occidente, detras de las cúpnlas de inmaculada blancura del Tolima y del Ruiz, se alcanzan á divisar dcsde esa ciudad muellemente recostada en el amoroso regazo del Guadalupe y del Monserrate; no son no, los culpables de la omision de nuestro amigo. quiere echar de jóven, at'.lDido á que no ha in­gresado aún en el gremio ó no figura en el mar­tirologio conyugal; y prefiere quedarse en tinie­blas, á usar las insignias del hombre grave y y sesudo, pues reconocc con lealtad que ha asis­tido á todas las revoluciones políticas de esta ta patria infortunada. Espero que háyas comprendido, porqué ra­zon se le escapó el vocablo aquel que lo ha mortificado tanto; y porqué ha querido decli­nar su re. ponsabilidad echándole la culpa á la tarde, por lo cual, á fuer 'de buen caballero, he prestado voz y caucion, casi indignado por la injusticia con que se la acusa, y por la cobardía que hay en aprovecharse de su completa inde­fension. Nada hay comparable al tiempo! y pídele á álguien que te lo defina, y te que­darás á oscuras, como si te quisieras dar cuenta, de la esencia íu tima de la 1 uzo La luz es la cosa más Oscura en el estudio de la fíilica. ¿ Quieres convencerte de ello? Toma á Ganot en la mano, abre por allí á la pájina 391. de h edicion española de 1871, y lee: "Luz 6 hipó­tesis acerca de su naturaleza," y te preguntarás desalentado, casi desengañado por los mentidos progresos de la ciencia, de que tan ufano se muestra nuestro siglo. "Qué ¿ no hay más que hipótesis sobre la esencia de este flúido imponderable, que se lla­ma luz, vida del universo, sin el cual viviría­mos en perpetuas tinieblas, en eterna noche? y el sabio te dirá: " No más." Para ver, son neccsarias tres condiciones Pues así sucede con el tiempo: pretende de-coexistentes ó simultaneas: objeto, luz é ins- finirlo, p illletrar su esencia; y no 10graráA, por trumento visual. . más esfuerzos que hagas. Si una de estas tres condiciones falta el fe- Y sin embargo, el tiempo es un Océano en nómeno vision, es imposible. cnyas aguas estamos sumerjidos; es, empleando Cuando los objetos están muy distantes, no la bella expresion que M. Chevalier les atribuye los vemos bien por dos razones: por la debi 1i- á los Yankee, la estopa de que está hecha la dad de los rayos luminosos, y por la falta de vida. potencia del ojo. Por. él tenemos recuerdos, y esperanzas, ilu- Entónces tenemos necesidad de ocurrir á los siones y desengaños. anteojos de larga vista, que nos hacen creer El forma esta cadena misteriosa, esta suce­que los objetos se acercan por que los agrandan; sion de dolores y de goces, de dolores eternos y así como aplicado el anteojo en sentido inverso, de goces efímeros, que al huir en las alas im­creemos que los objetos se han alejado inmen- palpables é invisibles del tiempo, clavan una samente, porque los vemos infinitamente pe- espina en el corazon, le arrancan una esperanza, queños. le muestran el esqueleto de la realidad ó le cica- Cuando el instrumento visual no es perfecto, trizan una herida que hacia manar incesante­sea por un vicio congénito, sea por haber sufl'i- mente" esa sang¡'e del alma: las lágrimas." do alguna alteracion, la vision es imperfectit ; El tiempo! y llega á ser imposible, si no se ocurre á algun Reflexiona bien. El tiempo es el clemen to instrumento que corrija ó modifique el vicio 6 indispensable en la vida del hombre y de todos la alteracion del instrumento natural. los Aéres que lo rodean. Tal les sucede á los miopes y á los p?'ésbitas. El hace germinar la simiente; él desarrolla Tú sabes que la 2J?'esbitía es un percance de la planta, matiza las fiares, madura los frutos.' la edad; y que el que no echa mano de las an- Por él se cumplen todos los fenómenos de la tiparnts, cuando el tiempo en su fria é impla- existencia: la gestacion y la lactancia, que cable saña, ha alterado las formas del instru- preceden á esos dias sin noches alegres y risue­mento visual, se queda á oscuras en medio de ños, rrue llamamos la niñez. la. luz y en presencia de los objetos, que no al- Por él llegamos á la juventud, tomamos po-canzan á pintarse en la retina. sesion de la vida; nos dejamos engañar por las Falta así, una de las condiciones necesarias falaces ilusiones, por esos celajes de púrpura y para ver: falta el instrumento óptico. grana; ó extraviar por las pasiones borrasco- Ahora bien, .nuestro amigo Nepomuceno las. sas, yendo algunas veces hasta las fétidas sen- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 68 LA TARDE tinas del vicio, y hasta los antros tenebrosos del crímen. Por él llegamos ú, la edad madura, ascende­mos al zenit de la vida, y luego decliDamos, bajamos á la tarde de la existencia y nos hun­dimos en el océano eterno de la tumba. Felices! los que tengan tardes tan bellas co­mo la descrita por nuestro amigo Nepomucen y nn ocaso de vívidos arreboles, como los que se ven extendidos muy más allá de la cordillera tlon tral, cuando el observador se extacía desde el altozano con el berlo espetáculo que ofrece el sol, en UDa de esas tardes de Bogotá, al po­nerse tras esas crestas atrevidas, tras esas mo­les gigautezcas, que hunden su diadema nítida, en el azul desvanecido del cielo! ! El tiempo! He aquí el amigo leal y el ene­migo implacable, por extraña quo te parezca esta an títesis. Ouando amamos, cuando el corazon siente ese deliquio inefable, deseamos que el tiempo pa­se con rapidez para que llegue la hora anciosa­mente esperada, acaso la tarde, en que tene­mos la dulcísima ilusion ó la gratísima espe­ranza de ver á la mujer amada_ Cuando estaOlos al lado de este ángel (para los enamorados siempre es un ángel la mujer amada) deseamos que el tiempo pase su vuelo misterioso, para prolongar esas dulces quimeras de que vive el coraZOD. El tiempo nos arranca las ilusiones y nos mnestra la falacia de nuestras esperanzas. Es el gran Ministro de la Providencia, que les quita la careta á los hipócritas; y desvane­ce las brumas con que la caluOlnia y la mentira eclipsan los vívidos resplandores de la verdad. El tiempo simboliza para el desgraciado la esperanza: "mañana, dice, no será así." y ese mañana suele ser para él algo tan fa­laz como el límite del horizonte. Los afortunados lo temen, porque trae de continuo en sus senos oscuros y misteriosos, in­sólitas mudanzas y espantosos cataclismos. El dolor mismo se gasta con el tiempo; y las aguas del Leteo, no son más que una alegoría del tiempo. Ouando la muerte nos arrebata una persona querida; cuando la eterna separacion enlutece el hogar y amarga la existencia, el tiem po vie­ne á curar estos crueles dolores, que si no per­dieran á su influjo su acerba intensidad, rom­perían el hilo de su vida. Pel'O ¿ qué es el tiempo? Un gran filósofo dijo que es una idea relativa, qua tiene por elemento el presente. y el presente es un instante fugaz; es ménos, comparado con la interminable sucesion de los siglos, que el punto matemático comparad.o con el espacio infinito. Qué misterios tan pavorosos, que arcanos tan profundos: ellos nos muestran que" la ciencia humana es un punto luminoso en un infinito de tieblas_" Nuestro amigo Nepomuceno pret"'nde, por medio de un sofisma, haberse sustraido al in­flujo todo poderoso del tiempo; y si lo lograra ¿ no le consideraría como Oalipso, desgraciada por ser inmortal? Así es el hombre; todo 10 cansa. Su anhelo es ir más allá. A veces echa de ménos el tiempo que pasa, porque se lleva en sus alas de tinieblas las di­chas quo acariciaron su alma; pero nadie qui­siera empezar á vivir do nuevo. Más de una vez habrás lamentado el tiempo que te quito con obligarte á lcer esta larga. misi va, pues tú tam bien eres de la escuela. mercantil que ha popularizado el adagio; "El tiem po vale dinero." Perdona á tu amigo OÁRLOS. LAS GOLONDRINAS· EN EL ÁLUU~[ DE MI AMIGA LA SEÑORA LUISA , ALCALá DE BORDA Ouando las golondrinas La pa tria dej nn) Van cruzando los aires Oon tristes quejas, Quejas que duran Ouanto en lejanos climas La ausencia cruda. En vano de otros cielos Ven los encaDtos, y las fuentes, las flores De hermosos prados i Siompre la patria, Ah! la patria por siempre Oautiva el alma. Comprendo que tus labios Aunque sonrian, La nativa morada Jamas olvidan, y alas quisieras Con que, hendiendo 108 aires, V olar a ella, Más que tu venturoso, .- Por cortos dlas Dejé de mis hogares Flores y brisas, Pero aunque cortos Ya, Luisa, me parece Que no retorno. ¡Ay de tí que has labrado Léjos tu nido, Y al verme alzar el vuelo Das un suspiro Sobre mie; alas Tus ardientes deseos Llevo á la patria. A vecilIa del Guaire, Bella avecilla, Adios! á sus riberas Retorna aprisa. Ah ! yo quisiera Dejarte mi contento, Llevar tus quejas. ARÍsTIDEs CALCARo. Bogotá S'etiembre 18 de 1874. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • LA TARDE 69 EL TIEMPO. • A MANUEL. POMBO. IV. El tiempo es, segun varias autoridades respeta,bles, presente, pasado, Ó !l¿tm'o. Lo presente es ('1 anillo que une lo pasado con lo • porvel11r. Nadie hay, ni el niño sin mun~o, ~i el cachifo T?a­licioso, ni el hombre aperreado, DI el 19norante, Dl el sabio, que no diga lo que digo yo. Pero cuanuo hay autoridaues que afirmen una cosa ¿ debemos creer en ella, pOl' eso y nada más? Oh! o. Me quitaría hasta el nombre, si fuera yo capaz de respetar autoridades que me manden creer lo que no creo. Salvo los mi terios y dogmas de nuestra augus­ta reliO'ion, los cua.les confieso y sostengo, no me se-paro u~ punto de Santo Tomas: Ver y creer. . Yo, mecido siempre por mis dudas, pregunto: E x<¿s­te lo pasado? Y respondo: No: puesto que ya pas6, ya muri6-¿Existe lo 1JOTVeni?''7 Y respondo: No: puesto que no ha llegado, no ha nacido. Luego cl pl'esente es un anillo que une dos cosas que no existen; una supuesta verdad que nace de dos mentiras; un sér que debe á dos nadas su existen­cia' una vida consecuencia de la muerte y del no ser. P"e ro es asi que todo lo del párrat o ainte·rIO r es a b - .urdo é imposible, luego el presente no existe, ¿ Ouándo, c6mo podría existi.r ~l. presente si, ~un al pronunciar su nombr~, y.a la p llliclal es~á hundida en lo pasado, cuando la ul tIma e no ha salldo de lo por­tien ir' '7 - Mira Manuel cuando y0 me dejo llevar en alas de estas cdnsideraci~nes profundísimas, y rindo mi vale­roso ingenio ante estas demostraciones evidentes, no puedo ménos de admirarme de que haya unos hom­bres que hagan y otros hombr-es 9-ue compren, relojes. El reloj no dice que horl1. es, SIllO que.hora el'a . y así sucede en todo, ¿ Ouándo se acaba un dia, 6 un mes, 6. un año,.6 un !iglo'7 ¿ Ouándo, en qué momento preCISO, comlenza nn período cualquiera? Nadie puede saberlo. Y esto prueba que el alma­llaque es tan embustero como los relojes. Porque, una vez demostl ado qu.e esos períodos n~ tienen principio es preciso dednclr que no duran 111 mueren, puesto que, fuera de Dios, no hay existencia alguna que no haya comenzado. Tenemos pues averiguada una gran verdad, á saber: que no hay pasado, pl'esente, ni,po?:ve?1~1' ; y que los relojes los almanaques y toda maquilla u obl'(\ de esas con qu'e se pretende medir 6 calcular el tiempo, s.on meros sofismas inventados para. explotar á los lD­cautos. - A mucho andar, y emplea;tdo el lenguaje figurado del corazon pudiéramos deCir que el pasado es el do­lor' el por;enir la de confianza; y el presente, un tor:'ente de sobresaltos que se hunden en el abismo tenebroso del temor. Porque á la verdad. ¿ Quién no sufre 6 llora en este mundo? Nadie, El que logr6 atrapar una fortlln~, llora l.as hambres que pasó; el codiroto que se caso con rIca, llora la vida de sus cuñlld os, y la buena salud del sue­gro; el suegl'o llora su capili~ t:liminwio, porque el yerno lo volvió hijo de .f~~miha; el emple::ado U.ora maldICiendo la alternablhdad de los goblernos, ~l tendero pOI' el abamtamiento; las beata¡:, de rabel. hipocondriaca; las ~olteronas, pOl' eso;. las ~~ un año de casada su perdIda libertad; la Viuda Joven, su labol'iosa c~sUdad, como la llam6 sábiamente San J e­r6nimo. Oon razon llaman v(¿lle de lágr'&m(¿s á este ruin bo> doque que habitamos. - El presente es el af~n. ¿No habeis visto al Tequendama, lectoras y lecto. res mios? No habeis hecho (los segundos) y dejádo03 ha.cer (la- primeras) un paseo al Salto? Oh l Sin uuda todos los que hayais podido habreis cumplido con el deber de visitar la sublime maravilla . Pues bien: e~s aguas espumosas que, cual mana­das de blancas ó~ejas per;;eguidas, se lanzan en tropel al abismo rugidol'; esos vellones que se deshebran; esas espumas, que se vnel ven niebla, vapor, nada, son la imágen vi Vl1, elocuente y eterna del presente. - Ahora pregunto ¿ Qué puede ser, qué cosa bue­na puede ser el presente, ese hijo de las lágrimas de lo pasado, que se alimenta con las amarguras de lo por­venir? Ay! El presente es la agonia. { Por eso El Oreador, en su sabiduría infinita, le ne­g6 los goces, la fuerza, el placel' real, y le concedió tan solo la espel'anza. . La E spemnza ! : Prueba, regalo, caridad de Dios! L a espel'anza, esa dulcísima coqueta que se sonrie con t.odos, pero que á todos los engaña, se representa geométricamente, por aquella curva incansable que andn. sin cesal', acercándose en cadn. punto al centro, sin poder, i(¿mas, llegar á él. Pudiera tam bien compal'árseln. á la f6rm ula 9 : 7 Aproximad, esa fraccíon por el cálculo decimal; id au­mentando ceros de siete en siete; sin duda en cada operacion os aproximais al término; pel'o la eternidad misma. seria demasiado corta paaa alcanzar al fin del cálculo. Qué portento! Qué puerta tan luminosa y tan modesta, para entrar, con la mente, al infinito! , - Iba yo con G. G. G. de MedelJin á Caldera. Yo llevaba un volúmen de poesías de ese vate inmortal. Luego que desensillamos las mulas y nos quitamos las espuelas y zamarros, nos sen tamos en la huerta al amor de ese sol vespertino á quien los niños monta­ñeros llaman"elsolecito de los Venados". El rio bramaba en lo hondo, y se veian á nuestros pies las aguas coronadas de espuma, que se deslizaban 6 se perdian saltando, entre los negros pedrones. El aire estaba tibio, adormecedor y perfumado. El cielo estaba azul y adornado acá y allá por nu­bes inm6biles, blancas como el mármol, que presen­taban figuras caprichosas. -Qué belleza! -Incomparable! respondí. -Qué tienes por ahí qué leer '7 -Te tengo á tí, elije sacando el libro. -Pues, sino hay otra cosa ménos mala, Zeámosme, agreg6 el poeta sonriendo. Eso mismo digo ahora: L eámosme. Abramos "El Oásis" de Medelhn y tomemos en el número 7. o "LA ESPERANZA." ........................... lo ............................................................ .. .. .. .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . ... . . . - Mas esto de plagiarme á mí propio, se parece á lo del tabernero aq~tel que aguaba el agua., ó á lo de aquel compatriota que, por la noche, se robaba del aparador la tabla de cacao que se habia de bebe?' por la mañana. E cribiré, pues, algo original y nuevo. . , Pero vamos andando porque, como la mIU0l'la de los lectores sabe, al'S longa, vita bl'evis. No hablemos de La Esperanza, hablemos de La Desesperacion. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , '70 LA TARDE Digo, en primer 1 ugar, que la D esespe¡·(tcion es eso que siente el que l eyendo e5te artícu.lo, vien­do que, de pretexto en pretexto, voy baciéndolo mas largo y dejando al l ector sin eepuanza de verle el fin. E ta e la d ese peracion pasiva ,q\Je forceja y cJa· roa; que á veces,gime; pero que jamas se irrita ni ba­ce mal. Hay, emper o, otra espeeie de este mismo género: hay la D esespe¡'acion Active,. Esta es todo tempestades. E Milon de Crotona co­gido e n la prensa de la enciLla bendida; es la última gota de sangre de un corazon quebrantado; es la. úl­tima pluma de las alas de un alma viajadora, enloque­cida) es eso que hayal otro lado de las puertas del infierno. La boca del desesperado vive seca y solo 'Se abre para maldecir. Su labíos e Lún siempre. tostados: si alO'o como una sonrisa los mueve y los dIlata, ellos se '" rajan y cchan sangre. - La de esperacion constituía la naturaleza del Dia­blo en los primeros siglos de su juvellt.ud. Negra no ' che en torno! l\Iüuc1o impalpaLle y sin barreras! So ledad absoluta y, por única compañía, su dolor sin es_ peranza! Despucs la co a varió y el pobre Satanás tuvo al­gunos ratos de consuelo. Coger á una beata y zamparla de cabeza e n In cal­dera; jugar con los maridos; enganar á lo cándi­do:::; correr con la ornamentaclOn .Y el cornisamento de las alcobas de los celosos; probaL' á los bellacos y á los tacaños quc él sabe mas quc todos ellos juntos; fo­mentar guerras, rebel ion es, pecul ado y prevariea tos; quitar su blanco velo á la virtud; disfrazal' hipócri­tamente el vicio; encen1er la sed de los avaros; tirar lodo á la fr ente de la verdad; levantar el Bece no de oro ; soplar en los corazones el fuego egoista de un interes ruin; tirar su red á la IgI . Y sacar de cada tiro una docena de infames 'Santurrones .... toJo esto debe aliviar las penas del precito y hacer s u existen­cia casi envidiable PO?' ahora . y digo po)' ahom, p o rque,como todo el mundo sabe este mundo no es eterno, y tendrá su dia final; Dies' Í'/' CB , d ies illa ! Ima g ínome que el Diablo le tend~á miedo pánico ,,1 dia <.Iel juicio final, porque en ese dla luctuoso se le acabarán el destino y su renta de peca y tend.rá que yolver á estar de balde: su mayor dolor consIs­tirá, sin duda, en la consideracion antwi}Jada de la pérdida de su reino. Si el género humano fuera eterno, el Diablo seria casi feliz. - ¿ Quién no ha visto al raton 6 á la hiena, en la tram­pa. ó en la jaula, cómo and a n, de uno á otro lado, to­cando, con ánimo de mov e rlas, las baLTas de u ~"tre­cha cárcel? Sabei , por qué no se detIenen jamás y vuelven y revuelv e n sin cansarse nunca '1 Es porque e peran. Eso hace el vi ejo mendigo que d ejó una piel'lJa. , e? el campo ele batalla y que arrastra su cuerpo e cuah­do com ido dc 1I agas cancerosas. y aqllel j óve n de veinte años "Maldita edad de amargos desengaños !" ? p or qu é se detiene en la n.1Ítad del valle y de la prima,era de la vida, y mueve en torno la mirada ,a­ga, y arroja, con d esdeñoso desaliento, el peso de la carga de us dias '1 ¿ Por qué? Porque no e~pera. Para el que perdió la esperanza no hay cielo azul, ni campo abi erto, ni camino trans itable. Reniega de la .ociedad y se sale de ,u seno, para vivir solo con su corazon, que es su enemigo. Pero ¿ qué es, quó papel hace en la vida humana, EL CORAZO. '1 eámo¡; lo. P ero ya e TIF.MPO de terminar este artículo . 1 74. Octubre 30. C . .A.. E. CON LOS BIENES DEL DIFUNTO ¿De qué le s irv e tí don Juan Converti l'se en usurero y buscar tanto dinero, Con angu tia, con aran, d lu ego su ni eto .A.brahan Que e beredero presunto En una hora pondrá punto A s u g ran ecoporoía, Diciendo con alegría : "Son los bienes del difunto" '1 ¿ De qué le sirve á Paulino Comer de pan malo sopa, y no tomar una copa De algun excelente vino, Si la muerte en su camino Habrá de ponerle punto, y el dinero todo junto Pasará á manos de extraño, El cual gozará buen año Con lo s bienes del dif~¿nto '1 Don Quintin el cnpa rota, De lo s piés á la corona Revelaba en su per ona U na horrible bancarrota, Pasó la vida en p elota Fuá de miseria conjunto, y al fin murió; pero al punto Su caudal cogió un pariente, y marchó para el oriente Con los bienes del difu?!to. Yo por eso bebo y como: Si hallo jamon, adelante, Si tintilla de Alicante, Que lo sirvan, yo lo tomo: A las penas hago lomo Mi éntras concluye el a~unto. ¿ Qué tal mi plan '1 yo pregunto: Gomer beb er y gozar, No vayan luego á bailar Con los bienes det difunto. MARTlN GUERRA . • :::: o Escenas de los Alpes. EL Cá.Z.á.nOR DE Gá.MA US;\.S. ( Con clusion,) -Enhorabuena, interrumpió Job; pero reanímate y arriba. Todavía no .... dentro de un rato .... murmuró el j óven cuyos ojos se cerraban. -Dentro de un rato no seria tiempo, exclamó Job sacudiéndole con pres teza. Levántate Ulrico, es ne­cesario; las fuerzas te vol verán andando, y descanRa­remos en la primem que encontremos. ,i per­maneces aquí, eres muerto. En pié, de ello depende tu vida. y al decir e"to habia obligado á su sobrino á lenn­tal' e y le arrastraba, uyo, por el ventisquero con la cabeza flotante, tré mu 10 y medio cerrados los párpados. El viejo trataba de reanimarle con pre­guntas; Ulrico, cuya sangre se fué poniendo en mo- • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , LA TARD E 71 vimiento poco á poco, pudo contarle en fin con pala­bra entrecortada su fuga de la ví pera empujado por el f(/Jhu, su caida .en el golfo, amortiguada por ~a avalancha que Je Ilabla arrastrado, y su larga agollla en el abí mo; sólo guardó silencio sobre el encuentro de llans. J ub se sorprendió de que con su poca experiencia se hubiese aventurado de aquel modo hasia las al­tura . -Te creí má prudente, dijo meneando la eabeza, pero sucede con 1 aire de la montañas e01110 con el vino; la mayor parte de lo bebedore no se hartan ha ta embriagar e. Habría deMdo acordarme que tenias angre de lo Hau el' en la vena y que de de hace cien año todos han tenido su temeridad por mortaja. i Dios me perdone! me figur6 que solo Hans estaba po eído de la fiebre de la caza. -¿ Le habéis visto? preguntó U1rico. -Nu pero he reeonocido la huella de sus pi é", res-pondió ~l tio Job; .ta mañana la he visto sobre la nieve detras de una PI ta de gamuzas. _. Ah ! es el rebaño que buscaba, exelamó Ulrico, el qule vió anteayer guiado 101' una emperatriz. -Quizá. ; la pista iba hacia el norte. -i Al pió del .\!:iger ? _: o más cerca de nosotros, allí, á. la dereeha. La m~no del tio Job inrlicaba una de las laderas del ventisquero que iban co teando haci~ algunos il!s­tan tes y por la cual reinaba UI,a e peCle de C01'11I a quebr~da por muchos sitios. La cuesta que h~bi~ de­bajo cortada primero bru'3camente, conducHl. a un larg~ r epecho abrigado donde la nieve deshelada ha­bia dejado á descubierto una yerba muy fina y de esa tinta azulada particular de los pastos de los Alpes. El jóven escultor' e habia detenido; s~s ojos err~ban por la verdura encajonada entre las pIedras y hle.los de aquellas al tas cumbres, cuando de· repente obligó á su companero á esconderse tras de una pena. _¿ Qué hay? preguntó el tio Job bajando la voz instintivamente. _ Iirad, mil'n.d, murmuró Ult'ieo, allá abajo, en el recodo del pecho. . El viejo montañés se puso la man? en .for~a ~e VI­sera sobre sus ojos y VIÓ, en la dlrecclOn mdICada nueve gamuza que volvian la montaña con la empe­ra triz á la cabeza. En la rapidez de su carrera se a~ivina fáciJm~nte que debian venir perseguidas. Ull'lco y el anCl~o buscaron primero al cazador á la falda de la mO~ltaDa, pero sólo le di tinguieron despues en la corlllsa de que hemo hablado. En tanto que laf; gamuzas cruzaban la yerba, TIans las costeaba, por decirlo así, desd~ aquella altu:a es­forzándo e por adelantarlas. El tlO Job Y Uh'lco le vieron con espanto correr por la estrecha cornisa sal tanda unas veces las más anchas brechas, otras suspendiéndof;e á un pico de la ,roc.u, y otr~s arras­trándose junto á la pared re~baJadlza: lla~H~ en su audaCIa yo uo sé que desprecIO du lo Il?poslble, .q~e daba vértigo. Impelid? por un~ esp~ele d.e deJ¡r~o, marchaba delante de el como SI hubIera SIdo dueno absoluto del espacio bin oir nada, sin ver nada, y con los ojos fijos en su presa. Por fin logró adelantar u.n poco á la gamuza, y á fin de. cojer con má~ segun­dad á la emperatriz que la glllaba, se lanzo sobre el último pico que habia separAdo de la corlllsa. Job se apoderó de la mano de Ull'Íco conteniendo una exclamacion y sin hacer un movimiento, IIans se habia acul'l'ucadado sobre el zócalo estrecho que le sostenia y apuntaba: en este momento las ga.muzas pasaban á sus ; dI paró y cayó la emperatnz ! El cazador lanzó un grito do victoria que á pesar de la di tancia fué oido por los otros; pero al endel:e­zarse con la carab:na humeanoo en la mano. tO?R:vm, la pecie de en que se apoyaba, pl'lUClplÓ a hundirse; extendió los brazo, pero era tarde •.. : sus manos se deslizaron sobre aquel muro de rocas hma­do por el invierno, b¡'incando de puntaen punta. y llegó deshecho hasta la praderilla. á veinte pasos de la gamuza que habia malacIo. Alguna hol'US despnes llevaban á la casita del En­gel' el cuerpo desfigul ado de Hans. La vieja Trina, advertida ya por el tio Job, recibió el cadáver á la puerta de la cabaña; miró al muerto durante largo rato con la faccione crispadas por un dolor feroz y murmuró con acento entrecortado : -Otra más .. pero así debia ser .. habia visto co­mo el padre de N eli un rebaño de gam~tZa8 pe1'di­( las . • era un anuncio! El íritu de las montañas es el má fuerte; el último de los Hauser va á. dormir en la tierra. y sin añ1.dir otm palabra más se ent6 cn una ro­ca con la frente apoyada en su dos mano. Freneli y Ulrico quisieron acel'carse, pero ella les hizo una se­ñal para que la dejaran. Solo cuando ::<0 disponia la ceremonia fúnebre, se levantó lentamente, entró en la casa y se ocupó ella misma en amortajar al cazador difunto. 'l'ambien veló ella sola al pié del lecho mor-tuorio ha ta el dia de los funera Los habitantes del valle y de las colinas advertidos de la que habia sucedido en la montaña, cordel'on todos á us exequias; los restos del cazador rueron extendidos en unas angarillas de rumas, y la cabeza lleyaba por almohada á la emperatriz de las gamuzas que le habia o la vida. Detras marchaba la abuela con el rostro desencaja­do, Ull'Íco conmovido, y Freneli que no podia con te­ner su lágrimas. En el momento en que la comitiva llegó al sende­ro que conducia á la casa, el sol apareció sobre las altas rocas donde no se habia mObtrado despue:s de cuatro meses y lanzó ha ta el valle del Enge uno de sus dorado rayo. La muchedumbre hizo un movi­miento: todas las manos mostraban el alegre resplan­dor; hasta la vieja Trina e estremeció, pero mir9 involuntariamente al muerto, y sus ojos áridos se hu­medecieron. La pérdida de IIans fué el último golpe para ella; todos la vieron doblegarse y debilitarse de hora en hora, hasta el dia supremo que apénas e hizo esperar algunos meses. La 'l'rina murió con los ojos fijos en el sombrío armario de nogal que habia mandado abrir en su agonía, y donde se habian depo itado con los otros los despojos de la última gamuza que IIans ha­bia matado. Sola y dueña de su suerte, Freneli se casó con Ulri­co y se dejó llevar á. llIerengen, donde el viejo Job no tardó en seguirlos. El que recorre los valles de Hasli, !us altUI'UE del Branih y de la G rando Scheideck, puede tal' segara de eneontrar al infatigable viejo buscando sus cristales, errando por los más recónditos senderos, y cantando á las de la montaña 109 antiguos salmos que acompañan como un órgano pro­digioso el ruido de las cascadas y el rumor de los tém­panos de nieve. Al Cotopaxi. l. E. SOUVESTRE. Yo te saludo, monumento eterno Del Dios inmenso y bueno y sempiterno Que gobierna los mundos y la mal' ! Tu pedestal descansa aquí en la tierra ...... El cielo azul tu excelsa frente encierra Y escucha tu bramar! n. ¿ Acaso fuiste <'l atalaya augusto De albos cabellos y semblante adusto, Que Dios cual centinela aquí fijó Para cuidar el snelo americano Y protejer al inocente indiano Que en paz aquí nació? • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 72 LA T A R D E. Tú eras, oh monte, la. potente egida De esta nacion feliz que adormecida Bajo tu guarda, el gran rumor no oyó Del poderoso paso de extranjeros De rudas almas y a emanes fieros e tu altivez holló. IU. ¿ Atahualpa no viste con ternura Cruzal' desprevenido la llanura De la traicion que le esperaba atroz, y que albergada en pechos ~a~tellanos Pudo infamar á todos los onstlanos Por su crueldad feroz? IV. ¿ Por qué con tus volcánicas ent::añas No hiciste derrumbarse las montanas Oon estupendo, h01'l'ísouo fragor? Fácil te fué desde la etérea cumbre DEljarle ver la hambrienta muchedumbre A tu infeliz señor! Pudiste bien en espantoso abismo Sepultar para siempre y aquí mismo Al grande Inca modelo de lealtad, y librar al hispano de una afrenta y á tu rey de una muerte asaz sangrienta Que le dió la maldad. y aún más oh Ootopaxi, tu pudiste ...... ¿ Por qué cad clara voz no le dijiste A tra:;, guerrero! el fratricida ardor Oese y unido c,on tu hermano al punto Defe'nded vuestros lares en conjunto Salvaos del deshonor? v. Mas, ay gigante! tu iml(otencia entiendo, y tu grande estupor tamblen comprendo. - -­Era llegado el término fatal! Que ni en la tierra ni en el mar profundo De Dios la voluntad que rije el mundo , Nada pudo burlar. VI. En el relój de justa Providencia Sonó la hora, y la fatal septencia. El eco en tus entrañas devolvió, De tu garganta &n el feroz bramido, y en el clamor del indio desvalido Que todo lo perdió. De Viracocha asi la profecía Mostró cercano el anunciado dia, y con ronco rugir y rebramar Diste al indiano la esperada seña • Que repetida de una en otra peüa Perdióse en la ancha mar. y del Inca en su hora postrimera Te estremeciste con violencia fiera; Tu inmenso imperio atónito tembló, y ántes que ver la hoguera funeraria Con prolonga.da y lúgubre plegaria Tu cumbre al mar rodó. VII. Y la tierra feliz de tus mayores Entre alegres y vivos r esplandores', A otro pueblo, Atahualpfl, albarga ya! la Ootopa 1 en su clamar rugion to un alto orgullo á la futura g eute Tu nombre enseüará ! Quito, se~iembre de 1 74. J. M. MALLARl O. --o-o~()<)-- Un desafio de Lamartine Lamal'tine tuvo siempre un caráctel' noble y ca balleresco, y no pocas veces en BUS oscursiones literarias expuso 'u vida. Hallándose en Florencia, abrió se de repente una mañana la puerta de su gabinete. -¿ Quién se atreve á entrar de este modo? preguntó el poeta, levantándose de su silla, mi­rando con sorpresa á un militar de alta gradua­cion que entró enfurecido y con un libro en la mano. - ¿Sois l\Ir. de Lamartine? pregunta el des­conocido. -Si contestó el ilustre poeta. -Habeis escrito el Ultimo canto de la pere-g1" inacwn ele Hm·olcZ ? -Oiertamente, contesta Lamartine. Pero Ol! ruego me expliqueis el motivo ...... -¿Qué me ha C'onducido hasta aquí? Me pa­rece que este libro os lo indica sin género de duda. Soy el coronel P ...... hermano del gene­ral del mismo nombre. La Italia es mi pais na­tal, y vos habeis insultado la Italia. • -Pero, señor ..... . -Acaso no os acordais del pasaje, y conven-ga ayudar vuestra memoria. y abriendo el coronel su libro, leyó los versos en donde el poeta dice que la Italia tiene hijo! que no heredaron la sangre de sus abuelos,y que los viles aceros hieren escondidos en la sombra. -j Vive Dios! añadió el coronel. j que yo soy jóven y siento correr por mis venas sangre aro dorosa, y,sabed ...... que mi espada os probará que hay aceros que no hieren en la sombra, pues ahora mismo nos vamos á batir, en pleno dia, tí la luz del sol, á no ser que barreis de vuestra obra versos tan ignominiosos! ! --Dispensadme, contestó Lamartine, con cal· ma : yo cedo facilmente á los ruegos, pero nun­ca á una amenaza. -i Iuy bien! Pero ved aquí otros versos en que decís que en valde buscais en Italia hom­bres y solo ha113is su polvo ...... i Yo os haré morder este polvo, caballero! -·-No lo creais, respondió el poeta. Intentais intimidarme y no lo lograreis. Absolutamente cambiaré nada en mis versos, y desde luego estoy á vuestras órdenes. --Marchemos, gritó ul ('oronel. --Inmediatamente, dijo Lamartine. En el jardin de la misma habitacion se de­safiaron y batieron, pero el autor de la Peregri­nacion ele Fiarold, fué gravemente herido. La. sociedad de Florencia !:e interesó vivamente por el restablecimiento del poetá, miéntras qUQ su vida e. tuvo en peligro. •
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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 9

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El Heraldo: comercio, industria, literatura y variedades

Por: Lázaro María Pérez

“El Heraldo: comercio, industria, literatura y variedades” fue un bisemanario fundado el 4 de Julio de 1889 por Lázaro María Pérez y su hijo José Joaquín Pérez, comerciantes de origen cartagenero dueños de una firma de agentes de negocios, comisionista y directores de la librería Torres Caicedo fundada en 1870. Inicialmente “El Heraldo” se dedicó a la publicación de variedades, textos literarios y noticias sobre comercio e industria, no obstante, a lo largo de su existencia tomó el carácter de órgano de opinión pública adscrito a la doctrina conservadora del ala histórica. En sus páginas colaboraron intelectuales y políticos como Eduardo Posada, José Rivas Groot, Rafael María Carrasquilla, Soledad Acosta de Samper, Eduardo Gutiérrez, Pedro Castro Manrique, Aníbal Galindo, Enrique Villar entre otros. Esta publicación era editada por la casa editorial de J.J Pérez en Bogotá, en la carrera 8 No.314 y 316, la primera y última página contenía avisos publicitarios nacionales e internacionales, algunos de alta riqueza gráfica, la segunda y tercera página traía temas repartidos por columnas sobre noticias nacionales, literatura, crónica exterior, comercio y comentarios del director. Su último número fue publicado el 10 de Julio de 1936.
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El Heraldo: comercio, industria, literatura y variedades

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El Mosaico - Año IV N. 8

Por: | Fecha: 18/03/1865

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. = AÑO I V. .oogotd, !ilibilrlO la llc mnno) 1:1f: 186;). Nt'Jl.8. C' ONT1~ N 1 D O. I sobre 10('-1\:\1 pro,lujo (prja ante dYil'ci. Dc l\'luf ll.OIA, Q-,.\, fillC )-;1 t1cbi:1 Il~ CO:lüc{'r J,il'li d ¡l,'s('(luóNto en • I.jllC d ramo d~ la ill~tr\lc{·i"lI l'(,hlie:t ~e hallaba, CmeBU '11 DE J)O ~ fa \~{'J.:CO A:no:.iJO ;,IO!lE.:m. l'0!lle tió :'l.1 tici"ior .;'\lol'cOO la I'ormucicll Je un 'oncl!l~i'm pbn ,le t~tlHlio'" . ])", 1lI1'cil,j'::l ~11 ('l'1Ini~i~ln oon el lucimiento ." l. quc (le !'u c::ljl:lci,l:\(t ('1":\ de ('~Jl("r:l!'¡;C; i al k'('r No h:u quiell ignore cll:in \"icindo se halbh:l :.Hj1!clla ohl':1, :ll'('n:\~ P\\(.'tl,· Cl'ce!"~c quc!'oc dch& (!} sistclIll\ de lo~ c~tll!lios ('!! la ':'po(':\ dt' 'IIIC I :l un 1'<)JlIh~'e (k hl {-I,('>('a ('11 (\H(' ~" hizo. Ya '!lIno~ tratando. ].o~ c{)lljio,," e¡':lll e11 tiempo do en I:! jr¡It'¡"lucdoll ,hoja, ('r l'lIl'C'Cdo !le 'Ino "01 oonclu~iones pah'~l1oas ¡lo.,; actos litt'l'!lrios Im-' escolasfi('i'lllo i (,1 :lpego '1 ';\" c~cl1cla~, tan te­taHas Ctl qU& los comblltientcs 1I:wi!1Il IH.:«I\I1- n:\z i t.m :Illto!"iz:lllo" fe opnllg':\ allog'l'o de lo~ teseo nbl'ue ,lel hlizcl'zo de !>us J1l1ll1lone~o .El fines (PI{' nI eruJ'r('!lllc!" ~n ohm ti"IW I,rc;;cnt('~. c.'lmpcou (lile r<,>!,cti:l un Ial'!:~o j l'tlll1:"lrafl,ldo ~i- :'>Li, a,ld:Ultü ('ll('::r,'('(' b u'cccsi'!:1<1 de \'ijilnr lojismo proplle;;to po\' MI :Hh'er~!\1'io; (1 'pw r~r:\ (¡ne •• HO F" iul, .. (('n r'l'; eoltjio>l eOIl 103 ;lcerla\;a ano dejarse envoh\!r, neg;uulo, ('011('1,," I 1j(lrJ1it'i(''l.:ial tl.'lIÍ:l la "iln]'!c ¡i¡cnl­de la Mancha c(m los mo1ino~ i COIl I:L" o\"e.ia", I::ul dI' COnICfi\' 1"'1\1,108. PI.' lIal'ia arro\.CfI<1o lo!\ uo ]l:lrabnu mi,jntes ~' n la ll(',!csidad Ill) (Iifundir fue¡oo~ ,11,) tLnin!r~i,Ia;l, lo que estaba tI:mdo lU~:lr los eonociulicuLOS útil"s i do reforlllar j J¡:ICl'!" a IlUlllC'rosos ah\l¡'o~. :accesible a. todó!I cl (;~ttltlio de I:l!l ci(;JLcias qul,l Ya ('\ mi~mo m:ljisÜ'at1o Ilahirl ('o!"'"Icli1:n(lo:\ e n los e;;l:¡bledmit'litos se <.>11~efll\h:J.l!o lrnIJ:lj:lI' a till do que a'1(1(01 dC'~(II'dt'n H' cortasc Gl':m dicha fu~ pam el \¡:lis quo al esp'riLu de l':¡i~o En ~2 ,le diclúmh!"e do 1,';,0 hnbia t"oformau o!O c ilusLloado de Befio!" bloreno !le il1fo\'1)\fI(10 n la ('flrtp sohro 1m; :¡Ull'<()S que:'le h ubic~e presentado co)'unt.m:¡, COIllO cu efcclo collle!ian cn b cobcion d(·lo~ l!l':¡dM i ~('ohl"e la lSe Ic !>n:.«cnt6, pal':! illlern~lIir en el nlTl>glo Je !Ic(,6id:ul de er('nr una tmin'uidnu. ] hhia es· Jos estndiOB públicos. ¡m('"to la inOOUHllicncin ,lu l]lI" I<)~ l'('gtllal'e:. Como y:¡ lo tencmos di('ho. él fu'::, ajente del COllfiril>seu lo!! gratlo~ i pUllid" SI' forilla"ell C0I18- Gobierno do 1.'1. mctrópoli pal'a \:¡ ocupacion do titneione" p:ln\ la lJlli\'('r~i·lad i r('"damento las tt'mpof3lidadcs de losjl·suita". P:ll':l la coladol! de los gr.l,lo,,; i, últimamente, Ap~U:1lI fueron estos cspub:lJo~, dictó pro,i- llUbi:l¡lropue~l<) !'j1\(' ~c !<1lhdniC'~e 11 ltlS gasto'i d elicias a fi ll de (¡tiC no ~c illte!'l'I11UJlil"~(.'n 10:1 que a([u('( CSlahll'I'imicllto ,lc111:\nt1n113 cou In!! cstuili08 que cn el eolejio dc San Jhl'tolomú i tcmpoJ"alid::hlcs de lo~ .ie~l1itn", (.'0:\ ('\ 1l0HmO do bajo In. di!°l?'ccioll de aqllcllo~ re!j.iio~os ~(' haelnn; los di('zmoli lId :lrl'.obi~\,:nlo i al' 10:1 ohi~padog, Teglament6 provisionalmcnte 10:1 ,,!-otUllio~, e lIi- ' i con 1,)" 11ored,os 'IIIC hahÍ:ln de I,n<:!tlr IO:'l~ra. y.o se nomhra'oc reeLor a IlU caf¡H S(l le ]¡:¡bia COlltc."'lndo Antonio babel!a, eclcsi:istieo di~tillglli(l o , quc, pidi'::'lldolc ll1a~ fllHplio" illlo}"llll'" ~o¡'rc el Munto. años dC"-pUCIl, ocupó Ulla i'\illa episool'al. El plan Jo 6tUfli(l"~ :"jll1' uoah:IY' (01 ~l.!iíOl" Mo- }¡bs tarde i cuando co!'ria el Mio 1,7,4, se l'('lIO et'n provisiou: 1. 1"¡'"" r:\ !! cioLJ('s, de CU)':'I eompete\!(·ja habb vcuido:1 f'el" I no el":1 a~c(ll1ihl(' !:-i 1\0 M' fliIlO:.bn Ulm unÍ\"et­lo concel'lliente ni !"amo ¡Jo (·~tuaio~, ¡le 1111 eS[le- ~i d n,l; ('1 GobienLO hahia dc m¡(','1) I'\olieitado rl1o;; dc ofl'c('('r n lo!'; leclol'cti predicaJores, a llombre de la U Ilil"cr/Oillad, 1,al'a Ilnll not i"b :\U:I1fliea de tOllo d plan dc l,~tu(lios: otro :'I.clo en (lile ~e prol'onin imllugn!\l'lo; i I a.~ i,k:\~ d(o!';enl"llclta" ,'11 {I I"~n ~idtl 01 ~u IMI­< 1irijió con par ticula ridad lln n¡;crto al dC>CtM I rOl" !':trte adopt :I,la"~ cn 10H plauf':.i '111(' posteriolo. dOIl J o ~,J Celc¡,tino MÍl tis ('111e el'a quien bahia l' mcutc km nojillo. ¡así, 1'0\" lHui buen:¡s, par,,­promo\' i,lo el ¡lrimel" act o ), ('cnsul'fludo el dicho ccn hoi tr i d"alc~, N vs eO/1!i,:nlal'cmO'l con apH!1- ! istema como opue~t o a J :t.~ <1oCtl'iU:15 católiea.q , tar I~ e~l'eeic~ quo mas n ... " llnn Ibmado h Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 58 EL nI OS AI CO. . " ......... _ ..... ~~ .................... " . " .... ......... , ........... " .... ',,' ...... , .... .. " .. oO • •• " ..... , .... ", ... ..... , ....... '~ ..... ,,' ...... • .......... m ....... __ • ....... !\tC'nciOIl al leer aqud documento; las que, si vicinr Jos C'IlIC!HlimiClltos do lo~ lJrillcip;:mtl"S Denso Cflrcecn dc ¡nteres, IlIicdcn cOll~iclcr:lr~c obli¡..-.ñmlolos 1\ ~il(lji1_'Ir :intes .lu 1<>IlCf itk:\s i a lo 1tl.!110S ~omo (I:11o~ 1':1.1":\ la Jli~lorja do los :lco~tl\ml)f;¡l1aolos a illtcl'prt't:u rmilltlcutc los esl1Hlios i ut' Ins lctl':ul el! h N llC"!\ (Jr;umu:l, textos s:lfr,:tdos i :l nplicarl<,s con imrropi<,d:ul 3lanitic;:;tn el :\1Itor 'JIU' la l:n~rii:tnl~'1 'ltlC J)I\. en Jo~ "m mOlles i di!'('ur~os torcll~Cs, I Il ,alcrsc tliel'a llnmarlL'l'virl\e jukio~nmel\te el Plnll qu[' en mnle­que deloia r('jir ellllll'YO ]fl:m d~ estudios; pues ri:'lS fil(l~",lica~ ~e ~iga (·Im':toc\o ecléctico i so 11 IriS .COHlliIlilladcs relijiosas ~c b:l dl'jab:l ell huya de lu~ si~tellJ:l~, uo admitiendo como prin­lil¡.(: I'tn,1 pnra r('gbrnentar los ~uro~. Er:m a/llle- cipios "inu I:.s, cr!l:1I1cs eumprobadas por la ou· lla" c:ítcdms esca~a~, hul]:ih:lJIse l!Iez'luiuameute I'er\":\('ioll i b e,~peril'nri!l, (]olada~, i no se auri:t eul'~O de UU!'I. I:lcultad ][í, :.qui CÚIlIO!le e~llr('sa:.l tratnr ae b {i"icn: hastn que el :mteriol' se hubieRe condllillo; 110 "~:\lln tio:lI() tIc fisica lo que Iln"t:. aquí ~e ha ob:>lanle que, por ulla corL'll]Lto.'la de deplorables ensl'iiatlo en nuC'~1 \':l~ e~e\lcbs con ese 110Ill­consecllcncb.<:, ,,"olia Ilermitil'~e a los que solo bre . ,. ,~in Il'atar de los il1lÚIll('1l0S naturalC'l', habian ganado lnl primer !Iño tIc mosoría ]laS!H' ¡ (1lIico ohjeto .-.Ic ('sta ('iencia, ~e hall ventilauo Il Ihculla~l IIH1 \'01'. ]~!U:l matc\'i:)~ que ~c cur~l\ han cuestiones abstracla"." eran laliuiaaS, liIo~ofirl, teolojb i jHri~pr udcn- Ho.'comielldn lIiui cRpecialmellle p:lra 10M qua cb, J1] estuaio ael dOl'c('ho canÓnico estaha hall !le !)('!..!;uir la carrera eelt'l'i:'istica i han do incluido eo el de las d05 (lhirn:lS lilcultatlcs. De I ser cllra~,'los l mcno~ estudio!! (Ine pucd!1II ha· llleu icin:\!lO se dabllll lecciolle!) ¡;ino en Ima clase cedos h:ibiles para llifulltlir ('o!:ls l,oLlaciollc8 \ 1l1U! ell el Colejio del Hosarior~¡c!lt:\ba dOIl J lIan del camilO los conocimientos útiles concernien· :U, Ylírga~, quo ¡muia sido gr!llluado cn aquella les n la agricultura i a la minería, materia por los relijio!a~ando a tnotar dc los e~tlldios tcolójicos, plan dispono qU(l se ciene e:sln clase i que toda "bi('n conocida es ya, dice, la inutililb\ abril' e~lablecimientos tle esludio ~obl'o esla materia d conocimiento do ,cllsci'íallza. KlIpollieudo ell lo.~ padres . para que d petbntuelo mas adocenado fne~e De lo que tI sefior :Moreno e~pone en ór(í('n tenido por hombre dCl letras i lle injenio, (;on a la juri~Jll'llclclleia, se infil're qlle> en sn estudio cst(l antecedente cualquiera. ruecle di"eurrir no ~olian lo~ profesores th.'j:u'"o il' a las austral'· cuán fitcil era que los paoJre$ Je f:uuilia fllc~en I CiOlI('~, ~ !:LS !;lllilez:ls i a la p('(l:lnlcsca o!ctos tan cominuamcnte comhatidos por preyiaU¡mlte cX:lminado i aprohaao. el doctor Moreno, 3b~orbia lodo el tiempo quo F omenta del Illi~mo modo b ill~lruC'cioll pri- se desliLlaha para l:lj\ll'i~prudencia, i el aerceho ll1ari:-; g L'atuita, e~t2blccielldo lns rcgl:ls <¡ue civil em mirado C'omo cosa :lCCesol'ia, :El y lau d eben obscl'\'arse en la escnela pi! hlien de Jlri- inlrodllCC ('n e~to todas hs rt-lorlllas compatlbl~s meras letr:.s que Illantellian los ]ladros je~lll l as con ell\"lliritll de las rl'ale!! ~I'denes a qutJ tema i que, merced al célo llcl señor )Jorel\O, so ha· que nimtflrse. 1tl:ls el C'Stlllho de los dnollCl!, bin consery.:;¡do de~lmes ele la eSllUlsioll. léjos de Jl!\(lcecl' dctriJll(>nto con talu refo\'!n:l~, E n d ('!\\)itulo destinado n reglamcLltm' los ell reglll:l\'i7~'\.{}O en d pbll, con Ill::mi~e~to }>I"O. c\U'Sos de ji osofí!!, d(-j:l' el' el a1\lor (\e U/1 modo ,'el·ho pm'a los que a {'l h:\y:tl\ de ~ledleal'~e. csl,ccial SIL tendencia a su~tituir a bs vau:l.S es- llaC'e el !l\Itor ({el P lan la electiOn ne textos peCl(J:-lciollC~, a las sutilezas metafísicas i a las de ensei'írI\1Z[¡ COI\ esnwradn d ilijencia i demos­c uestiones sin fil\Sl:llLl'Ía, cst\ldio~ s61illos i de tr:llldo tanto su~ cOliocimiLntos bibliográficos aplic:\ciou pdctirn. ")[:\l1teni<:udo, dicC', la Ii,) como su 1!I1\1('a de~melllid:\ a,tcnciol,1 :1 11l'eferir losofía de los ~iglos nnteriores se impo~ibilil!l a :-; lo me-jor lo mM hacedero I p~aetLcab!o . 108 jó\'cnes para cuhiml' 51\ ent('IHlimiento," Hejia en los eolt:iios la pdct,\C:l dc dIctar Ins "Debe el 1lI:\C~tro, miadc, pl'oC'ellel' POI'lll·ccep. lecl'iollCS, !f­tos clm'os i IllclÓtlicos absteniéndose del lIlal did:1 de tie>Il.lll0 i los demas inconl'eJllent Qs q\lc mét odo introducido ¿n 1I110.,tr31 escudas, en es r:icil di~{'1\rrir, ]~~tc si~tema queda pros­flue se ncosLmubra .l i111lltar sobre todas bs llla-j orito en C'll'hlll. i 01\, H so dispono :;.e l>idm Il l erias con ca\'ilaciones i ~ofil't ('TfaS ill(lt ile¡;. , " Em'opa todos los hbros sef¡alnd ~~ como t~~. }Insta ahOl'n ~e ba teniclo por (¡ tilla lmtctic:I de lo!!, i qllr de los fondos !le 105 colaJ los se nnhcl· , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 59 ....... ' ...... "',""., .. ".,,' .... ,,,.,, ...... ,,.,.,,.,, ... ,, .. ,,,,,,,,,,' ... ,,.,,,,,,,, .. ,.' .. '""""""""'"'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''',,, .. , ...... ',,,,,,,'" ..... ,,' .. ', .. ,,,,,,,,. pe Sil importe p:m\ 11110 109 (,,.!tIllitlUlcs pttCtlnll l\IIC!i nl\e~tra in· YTT ('liria i los trastornos que h:lU ocurrido despues El <') 1 ,1 · ~ (", 1 Ji', ' de la 1111\CI'lO del sefior .Moreno la hall hecho \ -? t e n~!ll7.o < o 1,'7 j.? )111': ; 011~ ,I,~!IOI~e~ de~ap!ll'eeel', Pllccle ~1~cg\l ra1'Se que se ha \)('rdi. ) ,lItOIllO ][Oleno, pro.mo\ Id~ a n. ... (, l:l" ~ do lino de Illlt'slros Illl'jorcs mOlll\mNlto~ listó. el Íl~len en la Andl~llc.a do, allt[lfl', 1 d 1: de !'ico'" En cI~('to, ¿quién podi:l-eSCl'ihir la historia abril tI? 1, ,¡SO :\1 nll ~mo empico (,II~ :\ de 1.1U1:\. lad:H-loabn q\Il clfl !lclr\ \d:1I (Il, c01'11·01 Iq ue,\,I.U,1 SU S \l'1,1l' l,_~ ,\·,' 1 el el m'\l1e'o t:ldo en do :ulqnirir 1111 inmenso caudal de ;tn. m:l.JI ~llat\lla nplic[lr la mento :l \'arios ohjC'tos !;l!Imltanea. tomó pose<;lOn el 10 ,lo nO\ICmbro ¡Jc 1,780. mente COlllpr(!nUO IlIlO cómo puao d l'spachar Ha1l6 8obre~ll:m.el·!l l'cc:lrgfldo d despacho en I t:lntos' i tan \'nri:ldos llegocios eJl los 2'; aiiOfl aqudla A lI.alell ~la, ¡"lOr sel' Sil, prcd eée>;Ot' sumn· quo lll('aial'oll entre su regreso de ESll:\fi!\ i SIl mente an.cl:lllO I ae l~e?~o, .o lll ~:1pn: pOI' L'lnto fallecimielllo. de e~\lnphl' c?n SIl mHlt:~teno. ]'.l,~ell.Ol: :\[?r~no, Si la glori:t do una n:'iciOll ~S IR de SIlS hijos, m.e~1t:lllte su '~,?05tl1mh~:lda ln1,ollosld,¡(~ I e~pc. ~:\cUllil' el poh'o quo ha cuhlOl'to un nombro d!elOll, lo d('J" al COI'I'1('llte en P?CO~ t1i:l.~, I BO ilusll'o e!leulpido en la losa de llIl sepulcro es dlco .ro j úrlluda, pucs 110 le vicio a la Jlllc<:tm es lo (lile nos hélllOS l)rop\105. h:lhl:11I .quecbdo negocIOs ell.q uo oCI~pal'lie. to al e!lcribir t'sta noticia biognitiea. De eler!.o documento_que hemos \"Isto p3rece Oj:lLi que el descmpefio do la tarea que nOfl debe colejJT~e quo el senor ;\10.reno e~tu\·o ten~. imp\I!limos hu"lriern. Jlodido ser t3n hlleno como p01'?II1!('nto encarg:lll.o del go1,ICt"lIo de la caPl'l blil.l!\ble c.s el fin con que hemos trabnjado, tan1fL jenernl tle Olule; 1Il:lS sobre esto IHmto T }\[ • .' "[ , • n3da 1'.0Jemos afirmar, oJ, 1 ,~:SUJ.L.Il J.!t¡WQ\l t". '!;'1IT. I _l. Don FrnnciA('o Antouio .aroreno Il\mió ell Ll nlO:\'T!S,\ UF. SO~SOY. Santiago do Chile el 21 de febrcro de 1, 70~ [l El p\le"lrlo riea,loH por una apremian­ignoradas todo el I' lIa,la tiPII(' que tlea, pue:!l:\ alli Il:U':1 ligur,\r un c:lmino, COIllO tC\ll('r d ,i!ljcro de h a~pero¡;,'\ dl' la" l¡relms, el tr:\7.O iwkci>\o 1[11<' HU j,iutor .It-ja ~'II d licll7.o, ,le hs Clle~tas cll1l'irlat1a~, de lo!> hondos I"dar,a- 110 p\\('dcn npreciar dcbidamenle to,lo cllll'l"ois· I le" dc 108 :J!:!"lldos [/r1J1t'1108 clcl gmlChllll ido 1110 do los quP, !'in otro :mxi]in (lile b fllerz.:l de ~ toJos los !iufrimic,nto" c.m (lile ~e hlCh:1 de cerca ';115 pil'1"I1as, i ddclulid·)s bl'al':ullcutl' 108 lJi"" I t'n la prolouga<:h ll·:lYC~h\. El pil', rCRg'u:irchdo ('011 la Illal t"jida alpnl"g:lt:\, 1;0 :J.\"Clltlll':ln ClJ por IIlla illl)!l'ilclraLlc sul'la natural i l·n('h\fI,do !1uaOI', \111:1. lij ... ra piczn Jo al/?o¡]oll, ('ou el loso i !'c contempla la fm'io"n \ivlenda dI.: ~IIS nomhre oc rI!iS1X', qlle cubre!ill clIllllra. (}ndni', 'lile 110 c,;~l'('lla!l en l::ts ]"Oen:; 11:\('ilJ1(lo~e .. \1 \ orlo;. de.~lil:Il·, agobiados bajo el d llro mil petlnzo~, i "\-cncida~, \'ol\"jcu,lo a caCl' ell ))('<;0 qne 11\'\":111 sus eSllal,la", sc mira p:\~(,lIti­got~ crisl:\linas; cuallu" ¡::e mir:m hls rvb\l~tn,; z,ilh b terrible mal<1icion qUl.; hil'iú a b Imma­encinas Cjue C COllli,r~I. de 1111 PIll'I,¡O: b CRA.TITULI, que lo cscl"ilJc en silla que 1<) d:m 1:0'1 cana!!. .::> los CQrnzo nc~. - Tio Ba..,tiull, no se amle tl~tcd !){Jr b!l ra- Jn ,¡octol' Cribe Aujd r('unió en un pr(}rioso lIlas:!l. la rail.. He !! IIUO nil'.acion el jenio cSJlnftol, "ll Incll:1 ('un l:t natu- G:¡bricl e.~ completo; i que otro ) C"1I0 lila>! ralell:l. in('uIL'l. i br:wía de uu teji,lo ine~triC:lblc :ll':ll'l.mte no 1«' tu 11:\ t1c }!I·l':wlltar. de cordilh:ras, desplcg"ú tod:1 la í'llCljh de \'0- - Tia Ha'lliall . 1':11':\ cmp:ll"cntar no miro so· luut!\d i la constallC\n inn.:lll'ihle \lescspcl";h.1:ls i bn- h:leer si te ~'ml,('Hill:\s III 110 tlcj;\1"lo~ ca! lo que ('~t·í ;li"il'wl0, tio t:lntos r cspeeLOs, uo h!l}'a \ isto h luz l,úJ.¡li<::I; l h~tian? }; i (.ahrid ni .\na ch'jar.iu 11111l(':"\;l0 porque "abemos que r eport:lria honra :\1 l'ai .. i ;watar ti patrb Jlot{"~l:lll , ni saltlr.in ¡lc Sil crian. que calh cual podia retirar ~I{' él mili útiles l'.a, obrcs 1U1I· <1110 opone)' a Gnbriel , quo es una }J1'ellíb, sino chaehos'~ ~'[¡ra, .1 \lnn, '111(' el q\te quiere caballo 'lile cs induBcro? siu tacha, e¡:.c se :\l\lla a p:lla. - ¡ Gomo <¡ uien 110 ¿¡ice n:l¿¡a ! -1 [e dicho :¡ Il ~tel l IJuo no 'ltliel"o e:lbií:ls ni - P or lo visto . . como tú crcs un mda mui manclra~ en In sangre, qua limpia lllc<1ioroo mia cou8idel'ahle . . huscas un ycrno qlle tungB la padrcs; ni qniel'O Jlunerle rútulo. S:lngro mui calific...'l.da; quiel'cs uu don dOIl. j '!les - ;,Conquo no he dioho nada? i cres tÍl eo .. mira, hijo, en los t iempos (lile corrCIl, cn tc· mo mi montern, qlle llIiúntr:ls Ill!l.S }):liíO se cella­ni('\ I.(\O un:l camisa limpi:\ i veinto te:lles cn la 1m, mas chica cm':' _ 'I'ú uo sueles t encr CS:I'i faltriqller!l, se t ieue un dou como una cas:l: ten·iblel'.lI.s,Junn, And3, hombre, :I\"Cnte!l.lgus­trMI: lllO:l don J 05& I. Hoi pOI' hoi nndnn los to de todos i a In r:l1.on, i dí 'lue!'-1. . dit(rios .. t ir':ldos i }H1estos en rifa. Una E... - T io B3l>ti:m, - dijo en \'oz gr:l\'e i dccl· colenl'ri:l \':\Ie dos cuartos; un Uli"a <1os lila- didtl J1I3n,- ni Jcsus p3~Ó dc In CfU7., ni yodo r:l\"edises. No h:li mas ! est:'is con mil:; fuel'os que I1n grande, i con mas 1,0 ocul'rido de~!IZonó hondamcnte :l Cubrícl, l,r?~~Jl?JleYII (IU~ w! M:U' de ,Ana, r;1 :lrriero sc fué en f'egui(]a .en busca dc E~- Un :\glHlo l'cllIorelimiento penetl'ó en 1m alma tcf;llIi:1 a la qne ¡li.io: ni cOlIsidernr cuan imprn,lelltemenle llahia \lIIi. - .Xi on l'aris sin apela, to lilas sentida«, pol,ticw, i l\ell:l~, aUIH!uo a clOn que 1111 consejo de gllcrra . T eso que ni '\'ece~ se enU'etoja en cllas la miseria, que lo 5011 ]):1oiz i V obrde armaron ma~ b:lterias (!lit' yo; las existellúias de b ju\'enllul cn los cultos i pero .Tuan )farlin en dicicl1110 llIln eosa echa corrompidos eentl'OS do pobbcion i en una es­rnice~, 1,., si nI fin i a In postre l1e\':\ r:lzon . " fera superior, j':n estos suele el joí\'en empezar ¿ qué se hr.ee? Agacll!l,r hs orejas, i srmtns pns- por oon~tit\lir el nmor en ,icio, ahuyentadv así cuns! P o\' mí" , me \'oi como se fué Barrido, ese e~tético i dulce scntimicnto de SlI corflZon. desail':ldo i clesllleido. 1'01' lo cunl se burla de él de~plles si es puro, i An:l sc echó a llorar, acaba por cOll\'ertirle en uoa espceulncioll, se. - i Cómo ha de ser, hija! le dijo el tio TI:!.s- grcgando del matl'imonio al amOl', hermoso Ci­tiau.: N IIncn vienen las cosas como a nosotros nos rineo que concedió la l'ro\'idcllcia n \:¡ pesada parcce que deberian \'cl1ir: las cosns estlÍll ('1l cs· cruz de! reno\'adOl' de las jenel'aciones, Así te mundo como cuernos ell un costal; todos de pues, cuando la usurpan en el COtaZOll del hom. punta, bre su puesto el degradante "icio, el miserable Hicn notó Gabriel que Ana habia 1I0ra(10, eceptici~lllo i la c~pnnto~a codicin, huye el Era esto un ncontccimiellto tan IlUO\'O i estra, amor; j si es que no que(ln preso i aislado en el Eo en la tranquila i pací/iea cxh;tencÍ!l de aquo- ('or:1zon de algtwa. infeliz víctima de los anlG­lla f:lInilia, que sintio Sil COl'!'\)';on oprimirse por dichos vicios! un nngustio~o presentimiento, 1\'0 ob.';tanto, El l'esultado de las penosas reflexiones de cuando recojida la casa, se de~lizó silencioso i Gahriel, fu6 el rleseo do saber Sil oríjell, 1 sa, slll ser sentido, para ha\.llrtr por lrt \'c11tal1a COII biendo que ~oJo Jou J osú Kíncller. cra el quo Sil querida, ésIa, con la. delicadeza qel amor, podr'ia ilustr:lrle en este asunto, detcl'lllinó iL' qne siente ¡nas lo~ golpes que recibe el coraZOll a h:1hlarlo personalmente; Il:\I'a ver si él, sien­de la persona. a quien amn, que los qne recibe el do el intel'csado, podría inspirar mas intCl'cs i suyo propio, nada de lo ocurL'iJo respecto a merecer mas confianza a aquel duro e indife_ a looijo; i cneubrió sus J<ígrirnas i nb:ltimiento rcnte {¡rbill'O de Sl¡ snel'te, (¡ue los que lo ba. con la ¡¡elicion que habia hecho el tio Bastian, bían intentado anterionuellu', la que dobiendo scr de gusIo de sus padres, 110 Al domingo siguiente, Jll1e~, sc vistió Sil me- !>odl'ia ménos elo traerlo sinsabores, jO!' ropa, i marchó a Aracenn. -: j Tns padres quert':ín qlle tú te cases con r ero úntes ele introducir a Gabriel el)n 1:\ Andres! - , POl'lJUO ~e hau - 1',0 seré mi0ntras lo seas tú; i cuanelo tú ajonciaao un;l.S alns con las qne no s:1ben elevar· no 10 sca\':, seNuiré yo si{'wlolo, El qllerel-te cs se, Asi es que vuelnn torpemente, ontl'o el liec~ el)!} mujel o ])on Jos(' :-;,¡lIdll.'z cra el Jllas l'omntn(lo tipo llljos, p:\I':J. (11Ie ~c dinol'tau lo~ que h:\u a~r('n­< le b e"!Jceit, .. Ru ¡)'olrlletl1l'a ('1':\ cU:llh-nda i tos- ¡ .-Iallo c~o" l,il'!H'S de I'rol,io~, qa~ SOIl de 10JO.i ca;,teni:t los l,i~·,¡ i las ('~I':\J.I:1S to'\Il tmeho!', (¡IW los ,,('dllos? Uil'pong:a Sil mere':-, por 3bría IHlt:lall tlpllrt'el'r a SIL dudio apto i I,reparado ~aZlt¡"'im:¡. "cfior .\Ioalll(', que los selioritos ca. p:ll'a r ecibir IIn f:\l'do, CO\lIO lo ('st:i. IIn pedes- een o dl'jl'U (','IZar. tal pnm recibir \llIa est:ltua, 'j\'lIi:\ la C:lr1t fln-¡ - ¡ 1'ut'" cw f:t1t:\hn! COn!0sti; con altivcz chn-, basta, mQrClla i .. ill I>onl'iila~, eomo c~clllpi- don .lo~(', :--i os int'olllod:1!\ los coU(jo~, ai,adió lb. de pie{ha tosca i ~iu pulir, Su pelo e!'pc~o i ,-o!, k'ndo la.,> c!lpalda~ al illfcli¿, llouedes Lo. cort:ldo IUlli COI'to, era entrCC:lllO, i ~e malltcula z.'llc~.· derecho, como h.crincs d(' 1111 cepillo de lim- Al pobre hOl'telnno snlió de~e!'opel':\!10 i csela-l, iabot:ls, Tenia I:Is eéjns t:lII I:Irgas i p01.oI!\t1:I~, ill:\llllo: que jlnrcci:m ('cj:l!! poslizns <1\' earn:wnl, i C~- - ('\lamlo esn cl ellC~:l era bnUb, cm una eondidos dctl'ns de elbs unos ojos ~in bl'i!lo ni bendirion para el Jluchlo; ahol'n quo In km c~prcsion. que no I:mzab:lH por cierto, las 1:11110- ncotado, e~ )\1\ perdieion! !'ns mira,]ns lH.llctmntcs COIIIO dardus, (le que D on .J os(o, flue ncahahn (}(' :llTendar d ramo 1l0~ otros los lIo"eli~las tenemos un gran repu('s· del aguanlicllte, estah:l mui c,mlx:hido en sus lo para ob~equiar con clla~:1 nuestros L('roe~, cáJcu[o~, i ~c 1':lLb ,",It,ltO:l ~elll:\r l'n ~II mc"¡~ lo mismo a Ag::II11enoll el gr:t1ulc quo n ~\ galllc- de e~cribir, hahia eojillo la pluma i hacia CIten­non el chiquitito, J.as lIIiraibs tle don .Jo~é t:\s f-in llotal' b Jll'('~enda de (;abriel. Cl'!l1l dUl":I~, cuando b!! quel'j:¡ hncer nnogantcs ; - :-idiol' dOIl J o~,.., (lijo ",:;te. cseudrulauor:I<:, Cllando I:I~ r¡ucl'ia Ilaccr 11 ... 1\(>, -Otr:\ te pl.:go! c~l.'blllú l'illlc\'antnl' b (,:¡l,¡e1. .'. \ tr:lntcs ; ¡con !lns sllpcrion's el':lll thllia:\ ~, b ditlJUt (II1(Qrirlml, ¡ l.ijl'l'o! . .. que no tengo ell:\nuo las qucri:\ 1I:\eer :llll:¡"le~. tiempo (lile /lCnlcr. 1\'1'0 parai)lIe no lo pier- Don JoS('>, que no tenia ~iiluicr:l elnCl'yio qlle das tíl, tu * ,ierto, por :ei 1101,) salol'!', 'IHe no I\ccc.~ita el ol'gullo pftrn ost('llt:H'~e, IlIcia el ~u."o prc~to; i que 110 recibo, ni hago ellll't'fio)\ . .l\ ho­en gl'oserÍ!ls e~pollt:¡IlC!lS i en ,Im'czns pre!nc'li-¡ ra, :\1 C!lSO. tndas. Conociendo cuánto 11.' !:\ltaba parft eslnt' Gabriel tenia esa í!ulole e~p:lfiola fucrtc i dig­a In altlll'a de otms llotnbilid:ltle.~ lllurciaf/!/(l8 !l:l, a la éunl no intimida la ilUpel'til1eneia, i e~c mas ci\'iliz!ltb!<, 11 las I -;';l.:iiOI', contestú con elllm!l; CUaJlto tíntes lIubc!'l de In 1II011\·"tin, i cll"i tomaba el nil'e, la Ille de~pnch eis, tanlo :¡I\tt'~ dej:mJ th~ mole~t!l­voz, la mil'ada i la actitud do 1111 Jlordio ~el'o. ro~. l l:t poco mns (le veinte idos afios IllIe en­] 'ero ~c de~1\1it!lba de esto eclip!'e de su l,re- trcg;i~teis:\ :1faría Jo ~el¡, Mo!'ello un niüo p!lra pomlerallcia, I de esta ¡,:ordilla puesta n !'u ha- :l.cho,:\1 q\lC en­c: l.min:\ron a Gabriel CU!lndo IH'el¡\'UJ1tú IJor 01 :uno. CU!llldo entró, "ió eel'e!l de la puerta un infeliz hortelano, \iejo, que c,tab!l diciendo al Nnbnb lugarcl1o: - :::ieiior Alealdc, yo i los JelU,'\s que tcnc­mos las ¡'uel'ta~ !llrededor de ¡Hluc! ciclo de agu:l de V!llIe[bno, nOIl \e!110f.l Jlerdidos. - ¿ Qué emheleeo es e~c l' ¡, I qué? ¿ plle­do yo remediarlo l' re~llOmlj{, d Boudo Cadí. - Señor, como lillda!l las JlIIc!'tas COI1 la debes,'\ de Prol,iM, que ¡¡nte! era hien comun, i que tlhora ha di~puesto S\I mercé que se ard~'n­de, i la t icl1~ tomada.sn hijo de usted, i IOIi de­) ll:lS "eüoritos del lJlleblo 1l:lr!l. emm, i la han acotado, i ni nllorl:\1\ 1'01' lllhi, ni dcjrtu a :11111a , ivicute lil'nr en elln un tiro, so ha ellC!lsur1o de tal sucrte de couej05, que 8e comen euallto pl'escucifl. DOII Jost" que Il:lstn entóllces L:lbia tenido 1.'1 cspalda ca~i vllelta a !ill illtürloclltor, so vol­vió h:í('ia [,1, haciendo fuerza con la m:lno del lado opucsto cn el bmzo re de IS~l. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. G·¡ EL ilfOISA feo. ..... -,"."~~~ ............ _.... ................................. ' ...... ~ .. ~., ......................... , ........... " ........... ' ........ , ...................... ,." .. " .. ' ....... ,.~ .. ".~. '. j'or c:i1cul0, otros por co;:.tnmbre, otros por CII'I Mas t'~I:'\~ !'csn!twiOIl('S rai:m de"hccha'" ante el tral' eH b. ~:'li:mjc,.(IUC cicrtntlll'n'c t~~'lU, h {'llor- agndo (~olm: d" .\lIn, clI!lnuo se Ip.s p!lttil·i¡lah:l. 1IlÚ n::ntap, la Imncnsn prt:r".~:ltl\·n, b gr:lll - ¡ (.abrld ~ (-,c1am"ha: j lmm lo que ha­di~ lincion de c~t:1r ti [,t d,m¡¿,'t:, i to.lo.> d dti~ ú .. ~; por/]lIe tu ¡ll:¡ abre mi ~t'i'uh\lr:l! {!uieres llIü,!crno. irt{·, i i tlil~¡" qne me quiere,;! X o :1m:!. mucho J,a F()('icaad de la P:l?, a la 111(' (le tollo co- quien 10 Ili('(', ~ino quien mucho padece. r:\1:'lll i al111a pcrt('ncc('ri:\Itl{~, ~l no ~Q no" hu- -.\n:\, r"'~roJldj{¡ Gahri(·¡; mm eo~a tiene el bie:;c \'eni,lo, cada \'e7. Il1w lo hr1Uo~ iutrutauo, homhr(·Il1:l.~ iHlpedo:;a ¡mas fucrle que el amorj iJlOpOJ'lllnhilll:llllclltc lL 1:\ mí'moría, b ¡¡i\lula i es ~II lIcuel'. del toho qll(l corol1,.\{lo dll oliva, pel·sl!:..,,!i':':t1 -'1'11 ,loLer es mir:1l' por mf, GaLriel, respoll- ~::\U a (Iue se quit:lse la c:u!:wca, (:.':1 ~oci(laad, dia Ana. tan rica el\ di~cllrsos, P(>1"O j:\i! 1:111 pohre CIl En (A~l III('h:1 terrihle> pa~6 Gabriel nlgullo'l rc<¡ulta(lo~! ,Icheri:. ofn¡ccr 1111 premio alti t'l1 el di:l~, di';l'ulpan,10 ~ielllllfl' a 511 padre cualHlo Jlai.; Je los illn:llto~, al (1110 in\'Hlt:\~c nna Ill:\g- .\11:\ su 'Jnejaha rlt' su rigor, ha~la c:\cr cn d ne~ia no d'er\,('sccnte, buena par:\ combatir 1:1 m:l<¡ profm\(lo aLalimiclJto, YiénJo~e en aqud hms 1lI0l';1l 'lile I:ujolllra d humor a~rc~i\o; i amargo piéJ:¡go, ~in C~per:\lIzas eH ningullo tlo ~ulminiJ;;tfilr,.e dla Illi~mll una IJ1I\·ll:'. tOIll~. Co- sus hori7.0111es. (C"llIlnallliÍ.) mo JOIl Jo.;;,é 110 habia comhati,lo (~Oll liada c~:\ ...... _ __ _ ¡,¡u !)rOpemioll, dijo al (':\ho de 1111 rnto:11 ver (¡lIe LISTA el l olorosamente <:O)'Il\'('!l(!irlo (:alu'ic\ c:\lbh:\; dI) lo. CI~.hr~" I",l,.,l .... ,n lo. r,·,nent.erloopÍll>I""" de Br~N l~ - Y a tc he dicho '1uo llO lo I>é: ¿ c¡uG lilas 1lO1I1I!!f:S. (lllieres? l'o1ipo Wro7. L1~raa. ls;¡ía~ M,-.jia. - ¿ QUe! 110 lo sabei5? pl'Cglllltó con descon- .! u_~tQ I'¡Ur.l. Joaquin Ilaujcl. 111(>10 H:lhricl. Si.~!(. . Ih[X'z. AllrcliQ Era/.o. _ Q,iC no lo s(:, toru6 a nfirlll:\r ('ll'i('o (1111'0 tirl .. 'I"tlan MRurir¡nc. Antonio 1I~rt'din, l!amoH _\_ GarC'ÍoI Ar<Ínn~. T~l""f<>r(l .\roilo. j cruel, q\l('lo <:nbil'l, I'ero (111(> Fe m:1ntll\'O :Iho- Ju~" O', ~r 1~'I'y. OUQrre Xi~o. ru por l'cU"xion en ti crimiunl mcntira que ha- 1~;/Jlro M.·l'l·r""Orr~llli~_ Dellletriu Ilod.riguez. hin "nlitlo ('~pont:.íl1eam('lItc de sus b\¡io.~. .\ ~tHiu R,,,lr; !U,·r. l'u"t'\·o. Julio La'·CI'! J11l1rmur6 Til.m~iodc la TQrrc. H"tos ROj::.,. Ik-lIjamiu Ft~"ro, (;"bino P",ll"('fO. flbat¡'¡o Gahl'il"i. i au;\(li':. l'll HIZ I'cdn: 1~1\:h~ MartiDe7~ lb'.ard" H.Jro. mi crianl.:\ 't ,\lgl111 iulen's lé'uiai!!, pues, 1'01' lUí. XqloOml>C'C"" !.Ido. Tornu~ Ganon. )bldilo d 'l\le tel)Í:I, \"PPltSO el )ll1('reO ('~pill. :Fmnciont'f'p<:ianTo\·~r. ~• J' .• Doctor l'edro Cork~. Juno JJ. IlodrIKUez. e ce I,U'on a mi puerta; te reco.JI; )!:1gue por I Allrclio Am~ya. I,con«io Vnn~;.,rtI~. comp:l.llti3. rece que b:\!!t:\lIte ¡le he!cllO. Si llatb'le$ muchos I ~!lJJI~R);S. quc le lI\[llltu\'iesell e\latro II\{',;(·~. te ]li\'n~o hae(-'I' mn~ ' l J"cohn C¡'~!*d~,. .r"rlrúdis SaIR'Ul'ro. v . I Dolo.lrc~ Cnbn.'r::t \',¡rgn~. ~[aría de' Jco>lS D.¡\'i!", - 1 O 110 \'cngo, 1'('I1\ISO Oahrw eon :1!tiv(>z, I.uif'l (;. lIwl..amanl(l de F. Mllría S.:intos Cani~u!l.ll. n pc,liros que me malllell~:l.i-;. 'l'cngo 1I1':l.7.0", ¡ ~latjlde P'JIo.!O dI! ~1~<Ír;\l:". Tuma~a lolo\'~. I!ciior j i:rJ l)Ue DiofO le da 1.11':17.0';, le ,1¡~pell'>3. 1.('\\ilde :::vtQOrte .... J, Joscf:., Dconiv.z. del sonrojo de b lilllO~n:l. ,. ello""!) :\ I,(' rrobo 1 mora, c(> o':!o ( e\Cn~or ('IClUcutina C'la"ijo, M.O de ¡\la ",lutos Alv~rGdo. de los Ilnp:l':ldos ller(>cho~ del ]l1wulo i do I:t li- ~L>rb Fr~" .. j,é'Il Rodríguez. roo('(·r'::;úu Diaz. bcrt:\r¡.le I:t )l:l.tl'in, i :wd.,; hijo ,le tus oLras, A"tl~tinR Fan~. ll'i<1ora Qu;ror,ra.. s b pro('(>deneia 'lile honra. ] 'or lo d(-,1ll3<:, n cadoi"~rca !nas de 1011 bo.;;piules. TOI~¡: 100. t¡ue sefl~ hijo dd \·(>r~lugo. O !le \In ])1I(I1w; de ~ ~ un mulato, o lle WI Wandc; dd fimor o dd m:¡· A V 1 S O S. lrimollio j p~"s! ¿ qll(' lU:l.!:I da ? SA)l P EH 1 URlBE, NL"Mlmo S6, l.'" O.i.U,E nF. .H •• GnbriC'l, :l.l oir a le Il:'ll'cci6 un3 bUI'-¡ la crucl, >ie "nlió ~il! I'i:!hubr, {h'~l'idiel1rlo b puer­ta. con tal "iolenó:L, <1110 lpito. --I I<:t demonio del irre\-el't.'1ltc ]Jntan! ~lijo I Ac:·\B,\~<1"rccjbirlos~jg~icnl{lll"rt¡~nIO'I'OrA!\Cilnta~. don ,J osé J, c:!llI-bi'a]1 Hlo su tOllO declamat01'io en I (.orrnf'-I'III"'~ nt.ar n C1Ihüllo--Trn· un ~r(¡t~~co gTlI1I.~\ O. . jQ3 de' un"'''ml.ir¡\!'' i d" bnrc¡:'!-CorICS dQ Im,iUIi.' fraut'\"."" Ga\¡1 1l'18e \'oh 10 dellei ~'On franjQ~ do t<'Tri"pelo i Ik.XIII rico~ ¡ , Ador~". i ,,~:<'CiUa, ""mi,, cabez~-Ciul"!"'nC"_l'n')"tlitu~ que :l.los bicnheelaofb J·(·ueroso:, (Iue en su H:nO de' .ra~ P~o:n ~l pet:bo-Pa~udo~ d.6 ~.da-l"rb en {'".a (':1rrem tlc11e I cucnjC!\ I.>ol'l,\a'!06 i ~in I.>ordar_Cnpitna pnra n;f,iU!. S-2 el homl)re \:llicnlo dos per"pectiras; la uua, l'jue no le arredra; la otra t]lIe le :l11iUla. I UlrRI:lIT.\ DE " EL lJQSAICO:'
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Mosaico - Año IV N. 8

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El Mosaico - Año IV N. 32

Por: | Fecha: 18/09/1865

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Núm. 32. :Bogotá, lúnes 18 de setiembre de 1865. - Preoio: 10 centavos. Afio VI. RI6DICO DE 1 TDUSTRIA, CIENCIAS, ARTES, LITERATUH,A E INVENTOS. A CARGO DE UNA ASOCIACION PROGRESISTA. CONTENIDO. El Nillgora-Curlosa i yerldicn rclaciou-EI pájaro azul-Poesia. Una buena respuesLa-L\ elll.a -Errata sustancial-Avisos. EJIItI •• VIAlES POR EUROPA 1 AMERICA. EL NIÁGARA. . La. catarata del Niágal'a ?s un espectáculo gran· dIOSO, que gana mas a medIda que se le estudia i contempla mejor. El Niágara no tiene mas rival en el mundo, que nuestro salvaje salto de Tequen. dama; pero cuánta es la diferencia entre las dos maravillas! El caudal de aguas es mucho mayor en el Niá· gara (caen cien millones Je toneladas en cada hora) i el espectáculo mas variado, pues la cascada se di vide en tres ramas, mas o ménos hermosas para hacer su descenso; i, tanto ántes como des: pues de él, presenta cuadros sorprendentes, ya en sus raudales, llamados r'á;pidos; ya en sus grandes remansos i remolinos, de cerca de cien metros de profundidad! Sus bordes a uno i otro lado son de roca viva, en partes revestida de pinos, i en partes de plantas trepadoras de un oscuro color. La som­bra de las nubes, el receptáculo del cauce, los jue­gos de luz i de sombra combinados i la reverbera­cion vejetal, dan a las espumas del monstruo, segun del lado que se miren, un tinte de esmeralda mui bello, i que hace un juego hermoso con los albos copos de la onda despedazada i de la bruma. Abajo en el lecho del rio este color es mas pronunciado. Los íris de la tarde i de la mañana, léjos de tenderse como un disco de piedras preciosas sobre la catarata, como sucede en el salto de Tequen­dama, tiéndense como una alfombra o como una cinta a sus pies sobre la lámina de lás aguas; pero es lo cierto que la aridez jeneral del lugar reyela la proximidad del polo; que no hai aUí esas seb'as de robles vírjenes que hai en el Tequendama, ni el matiz precioso de los bosques americanos, ni su perfume, ni su aliento adorn1ecedor. Escasean las flores; las aves no aparecen por ningun lado, i la aglomeracion de palacios, puentes i hotcles en me­dio a su circuito, da al lugar el tinte de una obra del hombre en vez de ese sello de grandiosidad na­tural, agreste, oculta i hasta difícil que tiene nues­tra cascada andina. Allá es el humo de un turbion desbaratado, el fragor del trueno, la aspereza de los montes, el encanto de dos naturalezas, la cáli­da i la fria; las flores arriba i las aves abajo, todo ~scondido como una fuente de los jenios superio­res. Acá es la voluptuosidad de una rcina que se desmaya; la música de una ola que juega; la obra del hombres en faz de la obra de Dios, el mármol labrado sobre el mármol bruto; el puente de hie­rro sobre el abismo; el humo de la locomotiva opuesto al aliento brumoso de las aguas; el riel en vez de la breña; la monotonía de las rejio­nes heladas; la ausencia de los cantos i de 101> , perfume!, i la vjEta absoluta de todos loa detalles. Allá el misterio, acá la claridad. Allá todo el vigor varonil de la creacion en la altura, la fuerza. i la forma; acá todos los caractél'es dulces i sua­ves del sexo del amor. He ahí por qué, cediendo a las instancias del autor de Edda que me acom­pañaba en la con~emplacion de aquella belleza, escribí en un libro destinado a recojer las inspira­ciones de todos los viajeros, la cuarteta siguiente, que no tiene :lo mis ojos otro mérito que la esacti· tud de la comparacion : . l Salud, ártica reina, cuyo manto Sacudes en tu tálamo de rocas l Salud del Tequendama ondisonante JenLil i bella americana esposa I La catarata del Niágara está dividida en dos trozos principales, americano el uno, inglés el otro (este último es el de mas caudal) quedando entre los dos Goat I sland. La ca·tarata americana tiene 900 piés de ancho i 163 de alto; i la inglesa 2,000 de ancho i 154 de alto. El nombre Niágara es de un orijen incierto, pero se cree ser de estraccion iroquesa, i significar tnteno de aguas. El descubridor de esta marávilla fué un miem­bro de la compañía de J esus, frances de naci­miento i nombrado el padre Hennepin, misionero en aquellos..,parajes en 1678. Algunos dc los que dan estos informes, agregan que el reverendo se enloqueci6 a la vista del gran poder de Dios! Dicen que cuando una ave se aproxima a las fiores sus hermanas, canta para agl'adarlas; que lo mismo sucede cuando oye que las otras aves, sus compañeras de melodía, hacen resonar la selva con sus trinos. De la misma suerte yo,.quc estaba contemplando cl Niágara a la luz de la luna del lado del Canadá, solo i en altas horas de la noche, veía cernerse-en los aires i otear sobre mí a los poetas que han cantado esta obra de la creacion, i la música de sus versos penetraba en mi oído como u~a voz del cielo. Veía los pinos destacados a uno i otro lado como las sombras de los centi­nelas de la diosa, i repetia con Heredia "Ni otra corona que el agreste pino A tu solemne majestad conviene ..... " Veía igualmente la una i la otra ribera del rio, separadas por un abismo sombrío, i la una inglesa i la otra americana, i esclamaba con el inspirado lord lHorpete: "Que la lucha obstinada que mantienen tus andas en el abismo, desfogue allí su rabia podero­sa sin trepar nnnca a tus bordes circulares; pu­diendo las dos J?,aciones que demoran sobrc tus . márjenes, ser'en paz miéntras cesa el conflicto!)) La poesía estranjera despertó en mi el númen, i escribí los versos siguientes a la luz de la Osa, que estaba tan cerca de mí que me parecía poder­la cojer con solo levantar la mano. Sentado esLoi so'bre el abismo undoso, Bañado pQl' su bruma i por su alisDLO' PAIO D~ está, con él Il]i .pensamiento Sino coun;r" ~~pírit\l de 'amor! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 250 EL MOSAICO. De la luna los pálidos ful gores Rielan sobre las aguas mil colores; El bosque duerme, duerme el aql, ilou. Todo es aquí magnífico l In noche, La hora, la soledad, el grito horrendo De este arco de agua esplend ido, cayendo En su tazou de roca secular I , mundo se han hecho el deber de poner allí, como un I ex-voto a la maravilla, o como un tributo a la va­nidad. Empero, los muros de aquel edificio no son un libro sino un mosaico inintelijible. El Terra­pin tieue 45 piés de alto, i fuó construido en 1833. Mas ¿ qué vale 'su horror i su grandeza, Qué de su pompa la ártica belleza, Si tú conmigo, ausente bien, no estás? De esmera lda i aljófar es su veste; Su esqueleto el grauito; su habla el tru eno; El pino es la guirnalda de su seno, 1 los íris la cinta de sus piés I Bello es sin duda, i grande ; es imponente, Cap richo al fin del Ser omllipotente Que bizo el volca n, i se sentó sobre él I ],{arcbita i descompuesta la corona, " El an eho nupcial traje de&ga rrado," Ronca la vo?, el paso apresurado, Semeja en Dido el fie ro desperta r. L0s diamantes i perlas a su paso Saltan a un lado i otro, cruje el raso ; Nlas ella solo marcha, i marcha mas 1, Tambien remeda a Safo enamorada Una mano en la lira, otra en el pecho, Buscando en la onda del turbion deshecho, Tumba o consuelo a un bárbaro desden, Una u otra, no impor ta ! mas sí sabe Que dentro mi alma solo tu alma cabe, Unica maravilla de mi ser I Oh I si a mi lado te encontraras ahora, , Aquí, sobre la roca, entre la espuma, Nuestros cabellos sueltos a la bruma, 1 entrelazados como tronco i flor, Nuestros labios, mi bien, se juntarian, 1 en un beso no mas esprimirian l'odo el jugo de amor del corazon I Yo quebraría en las olas, uno a uno, Los ebúrneos engastes de mi lira, Ya calcinados en la ard iente pira De tus ojos, de 1 um bre desigual I ..... ¿ Por qué no estás aquí, mujer amada, En vez de aqllesa sombra iluminada, Ánjel inmóvil que conmigo va ? Antorcha núbil la esplpndente luna Nos fu era entónces; ara santa, el rio j Sacerdote, el amor; templo el vacío, 1 tálamo el abismo aterrador! Oh I i mañaua cuando el sol luciera Del Canadá por la índica pradera Sonriendo luz i derramando amor, Linda como ningüna i mi steriosa, La náyade del Niágara serias, 1 en sus sirtes, saltando, estamparias La diva lmella de tu enano pié. 1 nuestras sombras por el agua errantes, Mitad deidades i mitad amantes, Al ser del monstruo mezclarian su ser I En invierno el Niágara se petrifica a causa del frio, i entónces su vista es semejante a una gruta de alabastro construida por las hadas. Un dia entero estuvimos viendo el Niágara des­cle los diferentes puntos de vista que presenta la escena. Contemplamos los r áp t'dos sobre un puen­te de hierro que la mano del hombre ha levantado sobre ellos para gozar del espectáculo con mas co­modidad. Fuimos despues al Ten'apin, que es una torre de picdra en forma de faro, i con una escale­ra interior que conduce a una plataforma con pa­samano. Desde allí se domina bastante bien la catarata. Llamaron mi atencion en esta torre los millares .le nomlwcR, ya grabados con n:n~.ia , ya escritos ('011 l('piz. que los yin,ieros --- A ELLA. Bendito amorque en májica delicia Arroba dulcemente el COl'azon; Bendito amor que coú,'irtió en alegres Mis horas de afliccion! Nació este amor como íris bonancible Despues de la deshecha tempestad, Como 'la nube que en la negra. noche Riela 'sobre el mal'. Como el límpido arroyo en que mitiga. El caminante su sediento ardor; Como el coposo arbusto que le ofrece Abrigo .contra el sol. Vivia sin amOl', i era mi vida Campo que no fecunda el manantial; Pero, niña, te ví; te amé sincero, 1 se acabó mi mal. Desde el in_stante en que por tí palpito Es mi existencia un cielo sin confin, Que ostenta del color de la esperanza El plácido matiz. Admiro mas la claridad del !lia, :Me es ma~ hermoso el firmamento azul, l\1as apacible dc la blanca luna . El rayo de su luz. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 256 EL MOSAICO. Bendito amor, qt{e al ánimo abatido Devuelves luz, inspiracion i fe; B endito amor, que borras del recuerdo Las horas que lloré! Pasan las horas i los días pasan 1 solo pienso en mi pasion i en tí; 1 Eoi con e. ' amor i este recuerdo Cual ninguno feliz. ROBERTO. ---........... --- ERRATA SUSTANCIAl, DEL TRA.DlJCT()R. En el número 4f6 del " Diario Ofic ial," pájina 1,624, en el artículo cualidades del cedron contra los venenos, debe learse: cualidades del liman con­tra los venenos, i debe sustituirse en todo el artí­culo la. palabra liman a la voz cedron. h·~ . '·.'..:.J· .. ·U .· .• ·V·H·'.·'.·, .. , ... , .......................... " .... ,. ............ u •• • " • •• ,. A VISOS . CAS.\ DE EUUC \l~ION PlUeTlCt Primera especialidad de est~ jénero fu ndada en el pals. ----44 ...... --- Bajo la direccion del infrascrito se abrirá al públi­co este establecimiento <)115 de cnero de 1866, i se darán en él las enseñanzas profesionales siguientes: 1 .° Agricultura. 2 .° COlDercio. 4 .° Aboga cía. 3 .° Iujcuh\.t1.u."a civil . 5.° Litel·at~·a . Cada una de estas cnseñanzas tendrá sus corres­pondientes escuelas prepamtorias, pero los niños que tuvieren los conocimientos requeridos, harán su cur­so profesional en mucho ménos ti empo que el exijido por este programa. AGIUCULTIJRA:-2 años de estudio. RAMOS DE ENi?EÑANZA. CLASES PREPARATORIAS. l. • Nociones jenerales de jeo- , lojía. I 2.° Cul~ivo .de los ?ampos i for- Escritura-español- arit- ~am on I mane)/) de las ba- mética práclica-jeogra. mendas. I f ' " . 3.0 Horticultura. r la patrlU I nocIOnes de 4.° Veterinaria, i arte de man- JI la universal- contabi­tener, multip licar, mejornr i . lidad. cebar toda clase de ¡rana-dos, aves domésticas &." j tOUERCIO-3 años (le estudio. 1.0 Inglés i frances. , 2.° Contabilidad mercantil i siS-l terna métrico. Escritura - español- arít- 3.° Jaograría universal. ' t" 4.0 Lejislacioncomercial i ad ua- lile lca en todas sus nera. I aplicaciones. 5. ° Economía política i esta- I dística. ) INJE~UTURA-3 años de estudio. l.0 Las dos je?rñetrías. , ' ,.' _ . 2 .• Las dos tngonometnas. ~Escl ltura - espanol - Jeo- 3.° Dibujo lineal i topográfico. grafía patria-aritmóti- 4.° Agril~ensnra. ca en todas sus art _ 5.0 ArqUitectura. . l. p es 6.° Cálculo i aplicaciones. ) álJebra. ABOGACH-Dos años de estUllio, l.0 Lej islacion i ciencia consti-, tucional. I 2.° Derecho civil i dejeutes. r Escritura- español. 3.° Procedimientos. J 4.° Leyes patrias. LITERATURA-3 años tle estudio, 1.° Inglés, frances e italiano. 1 2.° R.i,storia universal i crooo- I Escritura - español - jeo- 10Jla. J fi ... 3.0 Ciencias intelectuales i gra- gra I patna I UUlvar-mática jeneral. sal- aritmética. 4.° Retórica en todas su:; partes ~ Las clase de relijion ¡ urbanidad serán jellerales i c¡bligatorias para todos los alumnos. OBSERVACIONES. Dos son las objetos que se han tenido en mira al hacer e~ta clasificacion en los estudios: el primero evitar que los niños pierdan el tiempo (i los padres su dinero) en el aprendizaje de materias que despues no les s irven para nada en la vida pdctica j í el se­gundo dar el primer paso en el establecimiento de cspecialidades profesionales, consu' tanda nuestras nece idades sociales i el justo lucro de los que se de­diquen a cllas. 'fambien se ha tenido ' en cucnta facilitar a los hijos de los pobres el medio mas cspeditivo posible, para hacersc a una profesíon industrial, honorable i provechosa, en poco tiempo. Habrá dos clases de alumnos en el establecimiento: los que permanezcan todo el año escolar en él, i los que solo asistan de dia, de las seis de la maüana a las seis de la tarde. La pension de un alumno interno en el año escolar, es la de 200 pesos de lei, de los cuales $ 100 se pa­garán el dia en que viniere al colejio el alumno, í $> 100 el dia 15 de junio siguiente. La pension de un alumno estema es de 180 pesos de lei, que se pagarán el dia en que viniere al colejio el alumno. En cualquiera época del año se admitirán alumnos tanto internos como es ternos j i de la cantidad del primer pago se hará la deduccion correspondiente al tiempo del año cscolar conido hasta la fecha de la admision del al U1"\l no. Pero el segundo pago se hará. siempre integrnmente, aunque el alumno salga del colejio, sea cual fuere la causa, ántes dc terminado el año escolar. Cuando sean col-ocados en el establecimiento dos o mas hermanos, se hará la rebaja de un cinco por ciento en el total de la pen ion. En ningun otro caso habrá derecho a rebaja o a deyolucion de la pension, aunque el alumno o alum­nos se retiren t emporal o absolutamente del colejio, i sea cual fuere la causa de su r etiro o salida. Solo en el caso de que se le consigne anticipada­mente la cantidad necesaria, el establecimiento se hflrá cargo de dar a los a,lumnos libros, ropa, calza­do, U otros efectos que deba tcner segun 1:1 órden de sus padres. Sin esa circunstancia, toda recomenda­cion sobre el particulal' se mirará como no hecha. 'fado pago se ha,rá en moneda de talla mayor. Para que un niño sea admitido en el estableci­miento, es indispensable: 1.0 que no tenga enferme­dad crónica o contajiosa: 2.° que sepa leer; 3.° que sus padres o los representantes de estos 6e obliguen a conformarse, en todo i para todo, con las reglas de la disciplina interior. En el establecimiento no se dará mas que los ali­mentos i la instruccion j 19S niños deberán pues lle­var a él su ropa de uso, útiles de aseo, cama, baúl, libros &." El lavado i aplanchado de la ropa sC'rIÍ. de cargo de los padres de familia, j lo mi mo los gastos de asistencia médica en caso de enfermedad_ Dirijirse con tiempo al infrascrito, en su casa de habitacion de esta ciudad, de las diez a las cuatro de la tarde. Las personas dc fuera de la, capital podrán haccrlo por medio del correo. Bogotá, 12 de setiembre de 18G5. FELIPE PÉREZ. 10-1 SIL V A & V ALEN ZUELA. ACABAN de recib ir el mui tino i acredita­do Chámpaña "Comte de Villefort, prés Rheims," en medias botellaR de cuello dorado. 1to venden por mayor i por menor, a p r ecios equitativos, en RU almacen, carrera de V cne­zuela, calle 2.a número 65. 3-2 Il!PR E::\TA DE "EL )IOAICO. "
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Mosaico - Año IV N. 32

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