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Imagen de apoyo de  Lecturas: ciencias y letras - Año 1 N. 2

Lecturas: ciencias y letras - Año 1 N. 2

Por: | Fecha: 31/10/1904

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - 57-- n ·te pa '( j , ~'lncm al intinitiYo d .;puntar directamentt roo ifiv do p 1r el ; ljflt" v ce lifit•ati v 1·ojo, y por un cotnplement< con d ' d>l dta." l poc dormir y d 1 n1ucho lee1· se le s eó el cet·ebr ' á D. Quij )t ." ÜER A ITE. ). Si decimos a 1 poco u ño r d . la mucha 1 ctura et 11 zan lo lo. 'nfit iti os do17nir y leer con lo u tantivo ah.· o.· .·ueñ y lectura, no habr mo aria o u nnda J entid , ná. , ¡, bo i finitivo. 1H1llnn m o lifi ados or e] artícul• defi ido, n :u tennin· ióu mn culina (tJ g '11 r l t.ro no e ·i t . en e Lstellaao, iuo ,n eu uto á 1 r produc ión de id ¡Jr ce­den , ), y p r los , dj .tiv . o o y nucho re ·pectiv meu . Un dar, l d r infini i o mo ifi a os por los artículo ind fin id fini 1 prin1 r d lo. cual el uj to del verb<, "me agrad( ," y el egundo ( l den·) modifi a al primero, como pre­dica o p r m lio del verbo r. in e t cuRtro j rnplos .n1os claram nt que 1 lnfiniiiv( se b de. pojado, en a. so1ut , de las construccio11es del vPr o. pue no ti ne sujeto, ni es tnodificado por complem D~)S aeu ativos . dativos, ni por a v rbio. ; no lleva, afijos ni enclíti ·o· ; no denotl1- el atribut de ]a proposición, y no tielle las indicaciones de l!Úm - ro, pera na y ti m1 o, que Bello enumera, como característica · del verho. Si por una parte ha perdido todas las construcciones verba­] es, y por otra, acepta las del st stantivo, como son : ser,'Ír de su­jeto ( jemplo. 19 y ~), ~r n1odificrulo por adj tivos tanto califica­ti YOS COIDO deterl.llÍllati VOS ( jen.1 }1loo ~'~, Bg J 49 ), y por COm plemen­tos (ejemplo 2'?), es lógico deducir, con BeBo, que en e .. t >s caso y en los análogos, s un mero eustantivo. Confirma mejor, si ca.be, este carácter que el lnfini(vo toma. en ocasiones, la forma plural con que se usa frecuent.ente : par - ceres, decires etc. Pero sigamos el análisis. 50 Cu:intaa veces con sustos y con¡ojas1 Entre las verdes hojaa, (;ruJir sentimos 1~ insegura rama ...••. " ( UÑEZ DE Aao&-JcJilio). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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Lecturas: ciencias y letras - Año 1 N. 2

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Imagen de apoyo de  El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 47

El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 47

Por: | Fecha: 03/04/1875

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. ( -~.--~~-~---N-ÜÑÍER.o47-. ~--~-~-~~~---~-------~-~-"" A:\O 1!. ~ • POPAYAX, 3 DE ABIUJ, DE !Si.'i. t TRI~. YIII. -~~"'"'"""vv"'""""'"*-~~.,._.., .. .,.,..,.,., ..,.,.,.,.,.,.,.,.,.,,_..,.,.,.,.,..,.,., .. ..,..,.,..,.,)11.,.,,..,..,.,..,_,¡.,,.'-"'""-"'""'"""'"'"'"'-",¡v"'.,;'"'vv"" - _,_.,.._..,,.,.,.,.., .. ..,..,,. RA:UíltEZ • IUVEllA, I::DITOREs. ble: y lt6 aquí porque t:lnto en el antiguo co­mo en el 11nevo Tel)t:uncnto, nos ha presta· do modelos acabatlo~:> de la rchabilitacion de· 1 EL SIWUU:no hitla á b penitencia, en DuviJ y en María )lagaalena. DE S.\XT.\. ~L\.RÍ.\ ~L\.ClDALE~.\.. Difícil parecía que David pudiese ser ex:· Por el PnJrc Ln-or.lairc. cedido; t:'lnta era la ternnrn, tímla la profun· El sepulcro de Santa jlaría .:.\Iag.blena, en •la maestría con que el'taba dt>lineada nquclla San jbximino, e::s el ten·ero dei mtlll•lo. Vie- hermosa ügnra. Pa. tot· sencillo tpte apacec.· ne inmediatatnenle de~pnes del de N ue ·tro taba su t·e;baiio en la' colina~ de Belen, Pe ~eiíor J esttcri to en J cru::tlcn, y el tle 'au cOtl\'irtió en ·oltla lo por venga1· una injuria Pedro eu Roma; pues l:i ~antísima Vírgen. heuha al Dio' tle sn patria: :\ J ehovah. IJa 1\Iadre de Dios, no ha teuitlo 'epnkro eutre pieclra lanzatla de su hon sn jnventnd; y atot·menta del cn.-tt:\111 ·m o j y que desde to U e ll destino j y UllÍ!ÍrhlO:sC UO esta mane· el poYO donde yace oculto: l'Olleado de e~>· ra la ami tad, el infortunio y la religion; a· plt:-ntloreH in< le ·criptibJe_,, ve y oye p:l'ar la que! ubió por fin al trono que debía ser lb· perenne plegaria ele las gencracione,; y en maclo eternamente el trono de Davitl. Allí fin, el peridatl, benuecirlo que el de San Pedro, re·pecto á sn gerarquía; ele Dios rnús que 1\brahan, qne Isaac y qno pero má!! cercana i\ J eilttcri to en cuanto al J acob, el abuelo p:·ctlcstinado del Onsto, t'a· corazon, y al que uallie P'tctle disputar el } .) de súbito en el adulterio, la traicion y el tercer Jugar entre estos granues homi.Jres, en ltomici•lio. ¡ Dicho8a caída que hizo del rey la etlad evangélica. culpai.Jle el rey inmortal do la peuitencia, y Al vernos próximos al tórmino do nues · nos ha dado ll todos Jos pocauores que t1 ;í:1 tra tarea, R'l nos pregttutará quizá, por qué él hemos venido al mundo, Ugrimas para llo­el divino Maestro quiso escoger para amarla ra1· nuestras faltns. y acentos con que of1·ecer con preferencia á una pobre pecatlora, y le· nuestro llanto á Dios! ;, Qnó cl'istiano no ha gi1roosla como el ejemplo m:ls elocuente de llora1lo con l.Javid? ¿Quién uo ha hallado la santidad. La razon de ésto es bien send- en stt poesía la uncion nccesat·ia para su al· Jla. La inocencia es eu el mundo, como una ma? El propio Evangelio no ha podido bo· gota de agua, miéntras que el arrepcntimien-¡nar la cabeza Jc los ~almos; y el rey decaÍ· Lo es el ocóauo ¡¡ne lo iunnda y lo ·al va. E1·a, rlo por el crímen, es á cada momento el pa­pueti1 muy propio do la botlllad de Dios enal-¡ dre u\3 nuestras virtudes. tcccr el arrcpeutimiento, cuanto fuc:se posi· '!'al fuú en el auligno Testamento el motle Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3i0 ELC1UCA. lo que Dios nos ofreció del pc0ndor arrepen­ti< lo; y ciertamente nadie hubiera podido preveer lo qne Dios haría en el nuevo para ro locar j11nto á Jesucristo otra figura más be­lla aún de la penitencia. Y así ha sucedido Ain embargo: .Maria :Magn~lena siendo mu­jer, no tiene más historia que su peeado; no tiene ni la espana, ni el cetro. ni el arpa, ni la inspirncion de los profetas; es una peca­dora como los demás. N o habla sino una "cz en el Evangelio, junto al ~r.pnlcro de sn Maestro, y sn palabra nada tiene de notable. P(•ro desde luégo es una mujer, es decir, per­tenece fl aquella claRe de séres en quienes es tnús'difícil borrar la mancha del prcado; y esta dife1·cncia entre el antigno y el nuevo Trsta· mt>nto, es por sí so 'a nn progreso sublime en la misericort1ia. Y a no es el hom 1)J'e el que F~e salva por el arrepentimiento, sino la mu­jer. Ninguna mujer mancillaalvador. N o tenia sino u u va o, pero c~to Y aso con te· nia el perfume con que embalsamó el cnerpo del Hijo de Dios. La sencillrz es aqui ma­yor, y l a temura más profunda : ya no es un hombre qne llora y que ama sino una mujer r¡ne ha vi to fi Dio~, que Jo ha reconocido, y qne comparando Hll purt•za infinita con la de­gradacion en que ella había caído, no ha cln­dntlo qne le seria potiible aleauz:n el pcrdon , !1 fuprza de amor. Ilumilclo y oHenrecida cl('bpues de haber hallatio gr:wia, no JIÍ!:'J'de ya de vista aqHellos piés cnyo contacto la ha purificado. N o utiliza la familiaridarl qu e I'C ha adquirido sino para scgni r y servir á Jesucristo. Le sigue hasta la cruz y hasta el sepulcro. Y separada al iin de aqnd l\lacstro que <'ra la única asj.liracion de su vida, se aleja de los lugares donde babia VÍ\'itlo, junto á él; y buRcando un asilo co11tra lo~ últimos vestigios del mundo, va ft se nltar en una cueva i¡;· norada su alma y los recuerdos qne la alimen­tan. ~ólo Jos ángeles puedcu descuurirla, y le traen deRde lo alto el rna~á invisiblo que produce sus éxtasi~ y arrobamientos; basta t)UC !JOr úlLUno muere de nuwr ,rerib10udo de mnnos de un ohiRpo, cnviallo por Dio~, el sa­grado cuw·po de su Hijo. Y ahorn 1 ¿qué más diré? ¡Oh! diré que• esos lugares t.an céleb1·es y tan venerados que be descrito; esa gruta, ese sepulcro, esa ca· tacumba , e a ba~<ílica, e.-e monasterio, y, en fin, ese conjnnto de moonmentos que la natu­raleat y el arte, los Rig)¡¡s y los ¡•eyes -habi:m levantado á la gloria de Maria Magdalena¡ que todo ésto, si bien ~rmanece aún E'n pi~1 está pobre, d<' snudo , desolado, cnlli<'l'to de la~ cieatrices de un siglo que se ceba en las ruinas, como los anteriores se deleitflban en la edificacion. En el dia se 11ub<' al Bálsamo Santo por unos escalones de pierlras mutila­das y entre unas parecle~ que amenazan rpi­na : el aposento de los reyes de Francia ya no existe; y el más humilde y modesto pe­recrrino npénas encuentra allí un albe1·gne do~ile des<,ansar de las fatigas de su romería. El hospicio no conserva sino lo~ agujeros abiettos en las rocas donde desean~auan las vigas ele su armazon ; y el oonveilto, restau• rado á la ligera, no ofrece fi los religiosos si­no unas cuantas cellla cahooa en la que el hermano de ~- Lnis, Cár­los I de AnJoú, colocó su corona real de Si· cilia; y á cuyo pié se había hecho re pro eu· ~ar, de roJillas, y en una e'tátua de oro, Ana de Bretaña, dos veces reina de Francia. Ver­dad es que la mano de uu obispo (1) há Lor· J'ado las huellas de tiempos más calamitosos y ha devuelto á la frente de María .Magclale· ~a ul)a pa1·tc del esplendor que le dierou los hombr11s y los siglos. Pero ¡cuántas ruin:ts dolorosa hay que reparar! ¡ Cuántas mise­ri:} s ha. y que remedi·u·! 1 Cuúntas sombras hay .que tr\A figurar y vvlver á la vida l IYOCESn.\. A mi preciosa amiguita Maria Josefa Samper. -Niun. ¿de las bellas flores qne tu dcvantal oculta, permites á este viajero llevar una ...... sólo una? -Estas no; fo.On de la Vfr~en .. 00 00 pero en los bosqnes abundan -Alza del suelo csoR ojos que en vnno rnis ojm1 buscan: ¡azules como los lagos ¡;elvosos de la llauum l ¿ La" elll•ina de lo¡¡ bosque11 tus desnudos piés no punzan ? ¿De tu cabellos, las zarzas, no dañan la ondn:i I'Ubias ? -Yo busco lo!! alfonbrados con yerbecillas menudas, y no creeccr. lo:~ zarzales ni aramos en 1¡¡ espelltll' ;l. -¿Bola vas por esos montes ? ¿la Rol edad no te asusta? -Uautando se espanta e! miedo, pero no hay duendcR ni bruja~. -¿Quieres llerarme :\ la umbria dond~ e as aguas murmullan y cantará las canciones que laR palomat~ te Cllcuchan? ~lié aquí la. senda. -Detente l ángel de las tronza!! rubia~, llévala al templo ttls flore!!, sn altar con ellas perfuma . 00 .. y huye de las caballeros que tu verde ralle cruzan. JORGE lSA.lCS. A mi estimable amigo el señor D. Joaquln Rebolledo, Gracias t~ doy 1 Dios mio ! porque te dignas ve1·mo con clemencia, pues aunque es hoy cual siempre mi hado impío, nada turba la vaz tic mi conciencia. Y o siempre, compasivo, flel huérfano infeh:.:: calmé las penas, socorri al miserable, y el cautivo me vió mojar con llauto sus cadenas. 1 Oh! vos, quien yuiera•que seais, el que lea e~tas página ; si habcib conocido alguna ve:.:: la:~ lágrima:~ del arrepentimiento ó del am or, no negueii á .María Magdalena, que tánto ha Amado, una gota ue aquel perfume con que embalsamó los piés do nue~tro l:ialvarlor. N o nhautloncis esa gruta donde Jos áogeleA la vi· sitaron; uo olvideili esa tumba en que Jesu· crsto la lib .·J•tó de l:ls injurias do lotl bárba· ros pat·a rOiltituirla ú la vanerauion de las e­dudes c¡·i~;tianas; no desdcüeis esa cabeza que ha !IObreviviter.a que hoy domim tu alma, y que cual fuego lento va quemando y tu existe11cia ::;in piedall mnt:wdo: es la marca f.'ltal del deshonor. Tal vez ay! á la horu en que tú llora'J auismada en tu am'l.go sufrimic 'nto, y cuando ya total clcsprenclimieuto la vida te hace odiar, reclin~ el hombre que for:jó tu pena su criminal caheza sobre el seno ele cátHlidas mujeres, que veneno ignoran que en ¡;ns be. os han de hallar; Ó tnll'ez entre elrnulo de la orgía: per egui rlo de atroz remordimiento, quiere matar con vino el desaliento de su alma criminal ¡ ó pretenfle, insensato, entre loR gritos de fieotag, de algazara y de alegría, escapar á la mano helacla, fria de la conciencia, de ese juez fatal. Y si alguna vez vagando llega á encontrar el tecinto do se halle tu pobre \osa, tal vez lágrima amorosa • ' 'Crterá. 6 espantado al leer tu nombre, él huirá dese perado, hasta que al fin fatigado y á su crimen entregado, morirá. Palmira. 1875. JOS~ AZULEJO. DE ASTA Y REJOY. ORIGEN TRA.DIOIONH DE UN ANTIGUO RE Jo'RAN LIMEÑO. Supongo. lector, que tienes edad para ha­ber conversado con contenporáneos del vi· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. 173 rey Pe:>:nela y qne, hablándo~e de alguna hija : de Mesía. Era doña Fcliciana lo que se llama 1ma mujer muy ele su casa, y que npcsar lle .ser rica hasta el punto de sacat· al sol la bagd la de plat'l labrada y los zurrones do pesos du­ros: no pensaba en emperejilarse, sino. eu aumentar sn caudal. Duciia de una haclen­da en los valles próximos ú la ciudad, y de la panadería del '· cnanó," tenia en el pa­tio ele su casa dos vastos almacenes donde ven:a del le­cho, y de una esquina del cuarto tomó una a ta 6 varilla do palo n cuyo extremo adaptó un puntiagudo rejoncillo de hiel'l'o. Era es­ta el arma con que · acostumbraban salir al campo todos los hacendados. A í prevenida, nuestra hcroina se colocó en aozcho trás de la puerta, y apénas la ven· tosa hnbo dejado expedito un gran agnjel'O,· asomó por él una cabeza. Doña Feliciana, sin dar el quién vivo, le clavó ol rejoncillo en la nnca. El ladron exhaló un grito de muerte y sus compañero!! ptrsieron piés en pnred· En­tónces la señora tlió voces, alboroiósu el ve­cindario, acudió la ronda y con nniYcrsal sorpresa hallaron moribundo al honrado Víl­ches, quieu cantó de plano y denunció á sus compañeros do empresa. III. Todo~ se hicieron lenguas tl cl arrojo de doña l<'eliciana,y en Lima no se hablaba dt>otra cosa. A haber bauido pcrióLlicos la habriaa consagrado nu estrepitoso Lombo en la crQ· nica local. La fam.a de Sll hazaña la babia preced;dQ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 374 J~I.CAUCA. A lea, á donde llegó una .. mañana) arruada de 1111ta y rejou, y abocándose á su marido le dijo: -A Lima, señor mio, y á sn casa, sino quiere usted que haga en su personita o.tro tanto de lo que hice en la de Vill!bes. El Eeñot· de N:esía te~:~1bl6 como azogado, mandó ensJllar la mula, y sin chistar ni ll1ÍS· tar, dócil como uu cordero, obedeció el pre­cepto. Desde entónces ella ll~vó en la casa lot~ pantalones, y él tné el ruáa fiel de los mari­dos de que hacen mencion las historia sa· ¡,{r-adas y profanas, como 9ue sabia qne le \b~ la pelleja en el primer tropezon ~n que lo pillase madama. Mucho cuento es tener por compañera \lQa m11jer de osta y ?'~jon. lllCARDO p J\ L:llA., ~OS PEN§.\ltii~~TOS~ ~ UNA AMIGA. De un manojitQ las flores suaves como lns violE\tas, vura!l como los amores de poetas, decían (na11ie se espanto porque eran pensamientos} á otra flor semejauto estos ó iguale~:~ acentos: ''Bienvenido scM, hermano; Juzgamos hayas nacido CI~jariJo por niiia de suave mano, la que despues te ha teuic)o, para evitarte un agravio, en su labio." _:e Agrader.co los favores, significó el pen 'amiento¡ mis colores no han pulido ~1 t~ol ni el viento : vo nad á los resplandores ele Ul108 ojos, J al aliento Ue Ull nohle Re!lO en que ardía 4e ami~tad la potjf.ía."· · . -"Quié? creyera! .Mas tu cáliz y tus hoJaS?" -''Atended~~ qniéu m • hiciera " -•:Por nuestra duda te enojas?" -'·N o, si aJabais los primort's del piuccl que me ha pinta11o, mil olores dando al sét· que os ha copiado." ,-''Bien haulas por q11ien te hizo ! Y quién niega que es pulida )a mano que con tu hc~hizo eternir.a nuestra vida? Si élla es cual tú nuestra hcrmana1 si es del reino de las flores iliLlad, potente, pavorosa tormenta, con rUllo són y g¡-:wcda.d profunua, anotJadarme intenta ... ¡Oh, incredulidad! tu espesa niebla con honoroso pasillO me amedrenta; y mi alma, que ·sólo en Dios se sauin, al qnerer adorarte, tlU eHper!lnza ya pierde su eficacia : empieza á vacilar uon la mudanza. Ah! si! detente, y Jeja ya la oeuda de la existencia osctu'a ; eaiga ya Je mié ojos la auuba veuda que ocnlta la verdad á mi mirada, y vuelva yo, feliz. á ver la pnra de mi niñe;!; creí:ln.cia ipmaculada ¡ disfrute yo la calma de mis autiguos, apacibles días en que gozaba el alma: á mis dejados goces y alegrías, de tan grato recuerdo, fácil torna; que áun es el tiempo, es hora : ánn en mi frente p:\lida me adorna, con lnz couso\atlora, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Et CAUC.\. por el pc!l~l' njada y ánn marchita, la sencilla corona scducto,·a que tegc la niñ<>z. Ella acretlit .a h purez:l gnardaéla con constancia. Disfrute, si e¡:; poFible, ·de las t1·anquilas hor~ de la infancia, de ese dulce correr tan apacible. ¿ Po1· qué clrjár loPtien)pos tan amenos, de dicha y de paz llenos, ilc ¡:;acro scntimiE>nt(}, en qne e clivinir.a el pensamiento? ¿ Po1· qué trocar mi vida así apac1bl~, ¡;f, mi tranqnila Yidn, • t¡ne siendo religiosa es muy senRiblc á toda obra bnena y dc~prcncHJa, por interés mcr.qnino de pasion desmedida1 quo buscando los goce~ del cnmino ln. abncgacion c1eApret.Jia y ánn olvi~Ll? N o ! que yo no n:tci para vileza : nacido en el quebranto, !ni co1·azón encuentra la grant1eza en el martirio santo¡ y demasi:Hio noble y cle\e\do, con el goco grosero de este mundo envilecido queda y deg,·alhl!lo. (,Por qué dcj:ll' In r0le. tia! rrrcnein. de rnis ancianos ¡•:tdrcs ~ ¿ Ya olvidaste, tan pronto, la dolenda, ~lma mia, qne en horas no llojanas, estuvo Rl sncumiJirtc, y qne afrontaste con las de esa nocion fuerzas lozanaH? N odon ccle!lte y snntn, de mis goces más puros y mejores autora sacrosanta ! torna á alentar mi fe con los fulgores -de tn sublime lnr. ind('ficiente ... 'l'enmc píed::~rl!... perdona ni hijo que á tu amor inJifercnte, casi, fiOl11·ado ingrato, te abandona! Popayan, .\Iarzo de 1874. P. ANÉCDOT ,\S. EL ALDENO ASTtTO. Un labrador fuó á consnltar nn nsnnto con un abogado de aquellos que toélo lo defien­den: éste, despues de bien cnterano, le Jijo qne tenia buena cau!la, y que la. ganaria: nueatro lalJraclor pagó al ahogado sil consul­ta, y le preguntó: a ahora que está su merced pagado, dígame sinceramente, ¿ cree !ln mer­ced todavía qne el asunto tiene buen sem­blante? :• EL TIAN"F.\RRON'. Un milita1' se encontró con un amigo muy g1·acio1-1o, y se pusieron á contar sns proezas ·: el primero dijo, entre otras cosás, qne en un combate naval habia él solo muerto con su espada 3,000 hombres sobre un navío : pues yo7 diio el otro, hllllándame en Suiza me in· troduje por nna chimenea pa1·a ver una veci­nita á quien amaba. -Poco fl poco, amigo mÍ<\ repuso el otro :¡ porqne en ese pais no hay chimenea~!. -Pues, Bciior mio, yo he rlejndo qlle ma· teis (conteRLó el segnndo) 3,000 hombres con vuestra espacla en nn comLate naval, y juPto será qnc me permitais bajar por una chime· nea en Suiza, al ménos por una vez, para ver una mUallldalJie ,¡ su y el olicto de h Scmamt Santa y udonuulo cou ;n ¡,¡. la. orgunizacion gettCI~tl. mtnns finf~imn~. llugiicufo llollowa:r.-Este mnm1·illoso b:il- Moral,¡ sean1míximas ,¡ rcfiexioncs · trte, corrcg;do y mcjorntlo por el Ilmo. 'r. ArzolJispo do pacto com:~lcci~uto y de,apnrcccn. Jama~ dt'j:t l'Ste Un- B~g•Jbi Dr. lllanucl Jo•· ~O>~l_ncrn, precedida dtl ~ua guen~o rcfrtgerau~o ogados y en general pnra. todos los hombres cstudio~os. Se reciben suscriciones :t "El Cuuca," único peri•ídico literario r¡ue s_e publica en el Estnd~ y ~e v_cn?en tomos de lo~ ntios 1mmero y seguutl.o de chcho pcnodiCo. Tnmhicn se reciben suscridones tí el HEPERTORIO E­CLEiliÁSTICO, hello periódico religioso destinado á sen· ir do úr¡;Jno de h Diócesi~ de :Mcdcllin. Contiene en su parte no oficial producioncs de alto mél'ito litcr:lrio. Popuynu, l. o !le Marzo do 1875. Lo~ alumno3 intem0s pugartín nnuulmcnte .... 8 180 SE VENDE Semi-internos.............................. 160 Extcmos .. · ...... · · .... · .. · · · ........ ·.... 30 'Una ca.~a dotejn situada en In colle del Empetlrudo. La S E R V 1 CI O DO l!l ES TIC O. pen;ouac¡ue quicm hacer postumocurru. á e~talm¡•renla Se servir,¡ ti los alumnos, ú las siete do la lll,!lií.nn , de- por más por menores. sayuno ; ,¡las nuc\'e y n.éiliu.. almttert.o; :í las doce, fru- -------- tas; ,¡ las tres, comida, y á ltiS sieto de la noche l'Cíesco. A VISO. OBSERVACIONES. Este colegio sigtt'B en todo lus cnEciilmzns de la. iglesia cnj;,,l!c;l; J?Cro no tiene color político. La pcnswn debe pagarse ~~~ monedu. de plata de tulla. mayor dclt_nollo sig~lient_e: la mit_ad ~1 cr~trar el uluruuo y la otra 1n1tud el chu. c¡uutw de JUUiu, titcudo esta uua ::-~ d:t en arrenrlnmicnto una cas:t baju. central. Hliblcse cou el seiior Hicurdo Y lljarauo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 47

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Imagen de apoyo de  El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 45

El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 45

Por: | Fecha: 20/03/1875

f/(;.¡RIODICO LITEHAIUO DEDICADO A LA JUVE1 ~TUit ., ----:~~-~~~}=·M~~=~~~:~~::~5f~;~-~~-l~j~~;~~~;~~- · ~w~~---~--~· --;;;~~~~;~.-- RAMIREZ•RIYEUA, J:tHTo i: ::s. 1 d10qncc; de e la rspccie; ~in embargo, las palabras se dnplicar :> n, y al Ronar las Beis de ' la mañana, el hombre que hemos señala,Jo };L \-'f(.'lU Df.l. JU::1;n. , por las <::llln~ que <'11 sn cabeza brilla~an, ha perdido todos sus canclale~. totlns ~u$'j)(iJlC· 11 Hemosleiclo una carta eserita en \'al- t-iouci'> y ha emhlanqueciuo su cabeza en po· paraíso, doudo se rrliPre un (ht1lll:\ qnr. hit- ca~ horas. la la ¡;angr·e, sublC\"llltlo loo sentiruieuto~ . "La :nubicion le aominn. el \icio p08CO wáe puros ~del corazon. tHt corawu y <'1 juego le ocd u ce: no tiene 11 IIalJiamos creído qne sólo en novelaRé dinero que exponer al azar, y siu cmuargo rn l•:l !Ji,,b[o mnnclo de .Espr·oncccl:l se re •)llÍC're jugar. ]>re~cntahan r. as escena. rcpn~nantrs, cr Dcspecluulo golpa1 la meRa y exehm:l : que el vieio prostituye la~ tn:ís ·antn'> alt•ceic · -·' St•iiore~, tl.:r ·go una hija y la pongo al ncs y acalla los más tiernos y legítimos ~cnti · cuatro de espacla .. micntos. ' --'' 1\c:t•pto In paratb contra f>O.OOO oqz1s, "Búhln o fle un j•rg:H1or dc · csperatlt • <>Xclama precipitadamente un Jóren de apoA · y de profcsiou: c•n Chile, donde los rico~ tura ~allar•la y ~uc silencioso habia s<·~liJo \·en<'l'Oll Je rnetnl torm:tn rios de fllata ~obre -elmo\'imiento ele la~ carta!:! gauatlo oicmpre, arenas de oro, se ha \!erado:\ la exngcracion y ~iemprc jn~:mtlo. el vicio de poner :'runa carta 6 expou et· {¡ lo~ - " .:t':l: dijo el anuin:~tlo, y na clie iutcnl t'l c11prichos tiC h rult.la nnn for tn11a qut• !'IIC· colltrnclccirlc. eic·rto~ sin (]uJa de que l'oeo de traer (!(ro~ pnii:vlo. tic oro, eomo ]'lle\11.' l'ahlrian .u. protexla . contra e ·e ataque a l:t ucjar en la intliguwi R la f:unilia •¡ue . e IC· uatuarleza y t\ lo:; scntirniento . to\los. creaba en los placer e de •a ('Omvd ttlatl y ·1 IJas cartas \'.111 c·aycndo , ]¡js juga\lorcfl, dc·l lujo. I'IISJH' ll~O el al ie nto , e~pcran c. pautador; el ....................... : .. ................................ 1 dc~cnlncc del terrible tlrnmr1 que tan :ttrc1 ¡. ''Un lwmbr~ qne ur:m·a HIS ario¡; por al- damcntc ~e dl\>·en,·ueln'. guna~ eanaR q:rc debilitan c•l ntgro dP su ca · '' ~ aclie h ·bh, ua.lic invoca l:l fortuna; to­bcza; J.trotegit!o por lo~ Íal ' t¡l'l· ~ de la liJ!' ·I dos<' tán heri,Jo s por nn rel:ímpago de nr­tuna, y padre de una bellí~inra mnjer·, Re ha · 1 tnd qnc momeqtánearncnao ilumina sus era· lla rsent:vlo á 111111 rnr~a jnnto eon otro" de 1 pnlo ~as eoncicncias y les aterrorizan. IIU sexo, igu:cnclo con n\'idcz el lllO\'Ímicnto 1 -" IIe ganaclo. sciior, o ice pausada mete de un uaipo que lentamente !ic mue\ e en el jóveu, dc~;pues OU ou.,as á una <'a la,: pecho a.urillanta snH ojos. "llli hija-Por· última vez va{¡ implorar- -" Do!:! nul onzas al as, señores, dice cou "te tu pa1lre, tamhien exigiblllotc la rc~ig · arrojo. ~ '' u:1cion m:'ts gr:rudl•, lo mfts caro qne La -"Acepto, le contc~ta r.u coutrario cal- "1)1)tli1lo darte: lto cmpciiado mi Lonor, y mor;amcute, y ~igue l'l movimicuto dt• bs "ese lronor me ordena <·otregartc al bomurc carta~!. L' u r.linutu dt•~'pues el c:nco de co- "<¡u e te ,Jé e~> tos reglones. 1\Ialuleeme, pe· par; caía en la mctm, y la pérdida del juga· '·ro no rl'cbaccs el Jcúur que to d_oy.-Tu ,J0r cu Jc~grMcia tmbia :i Q,OOO onzas Jc oro. "p:Hlr<' '!:\. 1".'' ~o hay J(JJtun;¡ ba ~ tantc tu(:rlc 'J" '.: re : . .ta luanJv :u, hul•v cuuchwlo, L:icó cna Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 354· ti CAUCÁ.. llave de au bo lsillo, y dfrig¡ónLl osc al jór en, minnnte del que lo t1 i6 la vida y habili sor' le dijo: . prendi do lo qne le oc nl t:~ ba. -".Esta liare es de mi casa; esta carta " i\Lirah a al hombre generoso y le ofreoii para mi hija: es !a escritura Jc ruc:;t ra pro· su mano r A u nombre. a pesar ele los dere• piedad. eh os qu e sob re ella tenia, y miraba 11.1 pádre . a Cuando clc cia estas palabra s no ll oraba: f) ll e tlmto la amaua Yeá cp1ien el Yicio, lle­llll! l ealJellos ~ e bhian erizado y sn ro stro no \'fl ndolo á la d l)se~ p e rac.non, habia p1·eci· exprt' ~aha r.ada de humano. pi tad o f1 un crínH' n atrw. : á un atentado con• '' Eljóren tomó la ll:wc y la carla, y des - tra toda g las ley C's ch·iles, l'oeiule!l y natu• pnes de haber hahlado al oido con otro de nd es. 'l'o J o lo comprenuia y est:\ba inde• los jugadores, Ralió á la callt.•. ci sa. "Al poco rato estaba en '11 Aala tlc l:l C:l· "!>refirió t le~pn es de nlgnnos momentos ea en t¡ttc vil'ia la trnjer que los naipes le fing í~· que natlll eompr cnd ia, y C'ntóncetl di• habinn dac.lo. jo, rlirigiéiHl ose al jó\·en que la había int.crro• '' El alba iluminaba la cinchtl en e ~os mo· gado. tnentotl, y <'1 cntt·egnba á lu ~;irvienla la C1lr· Y o conozco á nst¡~ado en ~ilencio, y pnra recompcn~armo el hnherlc salvado la vhla me da :\ ttR.lerl en matrim onio. Si este es tnncho sacrificio, no le acC'pte: ustccl es h· bre y su ve~ ' untazos, sus pasos ... sus acentos~ Vivre alln, y ltoras1 y ya l'ág•·itnas ' nunca les negarás á ruis dolores: 11gotadas rtc¡t1ellas qno de ditba; · de amor, de grátitud, lloraste ent611etsi ¡ agotadas aquellas qne baiiu1·ou la sorda tumba que á mi amor la esconde; de Hpie rlaa al oír la voz doliente ele u u cor azon que ¡:u al scntist t aitnte. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. E 1. e A u e.\. .Ah! no pretendas de nativo vallo oirls tntJrmut·ar en los desiertos, en las cnnicntes del amado rio ni en los follajes tiel veuiuo humto : ya de tan deleitables armonías nnn<:a tal vez cscn~Jarñs un ceo; A el nngel de tus ultimes amores la freut e. ciüon c~ranjeras flores. Cuántas horas de angustias y combates, miéntrns mi yerto corazon dormía, troqué por gloria mí~era pagnda . con los mejores aiioB tle mi \'i•ia! Cnáotos séres queridos intentaron ese sueño turbar en que y:wia, ya ile rey en oselavo eonrertido, mujer, el oorazou que has con 110vído! .Alma p11ra. divina., soíi~nto, · y sujetó á 1;u influjo mi albe.lrío y eneacleoú {~ till ti('!' mi pcn~amiento. }Jéjo~, mny léjoR me llcvú la sncrt<>, mas volrí corno nlllH:a nan.orn n Instttutu en la im é lltpoc ra - la• in :-/Jw,i i11 u'• c/J,i t¡ui mwulucant pepia­teR con ~us ilfvl'ismos en lat in, tengo para ni. rní, que dehian deja t' poco jn go eu la inteli- En literalnra el gongo ri sm o estaba de mo­geneia rlc los ef!colarea. Y no lo digo porc¡ne 1h, y los e:>cl itores se disputaban á cnál raya­pi P~e ¡Dios me libre de tal bnrbaridaJ! que, ria mil~ :alto en la cxtraragancia. Ahí e~;~tán, en los t.ic mpos que .fueron, no hubo cutre .no- panl no düjanne Je mentiroso, las ouras oc sotro3 hombres enuncntes en. letra: y ~ten- Lios ilustres poetas limeiios :-el je:mi ta Ro· <:ias, sino porqu e me est:arabnJca e!Jm agtna r· dricro T :aldez y el enciclopédico Peralta, rnny me una acttlacion unive1:-:>i tnria en la f;.nal se npt~tiable. b:1jo olro pnnto 1le vi ta. leía, duran te sesenta •;tmntos, nna téblS _tloc- Por los tiempo~ del \'ir cy conue de Supe­toral, muy aplanrli,]a temprc, por lo ~Jsmo runda tuvimos 1111<1 poetisa. hija Jc este ver­<¡ no el coneur. o de damas y persotHIJel! no jel luneiio, llamaJa nza A. í, no era extrafio que los eslndi~ntei! sa píthl~a, ilOr<¡ue (y penlóue~eroe la _fa'lta de licscu de las aul;~s cou poca ~u st:mcta. en el g:t:ant< •ría) los \' Nsos qne de mi pat i' ana l10 meollo, pero muy carg:Hlos de ergousmo y le ido ¡:on de lo malo lo nH•jm·. La de Anura· n111r pcdat~t~s de lengua. . . de y :Sotomnyor borron~ú jiu!' rcsmns pn~ol En medJCma lo g:tlenos á fnerza de lat11Ja· tic cataluiia y l!usta cscnbió loall. y comed111s jos ro fl~ q1~o de r ecetas, enriaban a_l l!r ógimo e¡ He se r epresent aron en u uc~ lro e o !i!'CO. A­á pndnr ttena. Los enf~t·mo prelcnau mo- ca~o un dia me ~ienta cot coraie para em­rirse en castellano; y de esta prefercn_;in en prender un juicio crítico svhre t{n:~ poe!lins y el gn~to nat:ió el gran p1 estigio tic los 1 eme- las de do1ia \'iolanto de U ísnéro~, monja Je­tlios c:bci·os y · Y 1n e tfcjo ~n el tintero hablar, entre ot~as tiana. :lbí, al at:wado de un t:.ÜJardillo lu re- limeiíns que t uvi<'ron relaciones íntimas con cctauan ilua salce, que, en el candoroso S<'ll· ln8 trariu as uinfns qu e en ci Parnaso tnoran, tir de nn e&u ·o s :-tbu<.:lo~, em co ·a mú:~ fresca do diJíía ltosalía AsLndillo y Herrera, de sot· v desinitnnte que una orehata <.le pepita:¡ de I:wa Uorbalan, monja de la Uonccpcion, de ;uclon . En camiJio el c.tedo se rcpn talJa eomo tloií:l Jo&efit Hraro de L3 g· uuas, :1bade~>a de remedio cálit!o y era mejor euuorítico que el Santa Clara, lle la capuchina sor .!'l1al'ia Jna· agua el e uorra,iaR y el f¡lorittdo. Y dejo en el na, de doiia .Jlanuela Orrantia y de doüa Ma­tintero qne los .Eran¿t que su majestad don l!'ernando el Deseado uos los mandó en lugar de la vi­ruela, tifus ú otra plaga, dándoles carLa blan­ca para que nos tratasen como á moro sin señor. Dice un auLorizado historiador qne fué un talaYerino qnien, encontrando en la calle á la nraitóorata viuda de un general, señora de exquisita belleza, se cnadró¡ militarmente ante ella y la dirigió est;1 galantería de cuar­tel :-Abur, brigadieral Que no te comie­ra un lobo y te vomitara en mi tarima! 1~ señora se quejó de la ineolencia del soldado {¡ Maroto, que era ol coronel del cuerpo¡ per.o r.Iaroto, á quien estaba reservada la trist.e celobrir1ad fiel abrazo de Vergara, contestó á la noble dama :-N o sea gt1zmo· ña1 señora, que el requiebro es de lo lindo y prneba qtHl mis muchachos son decidore~ á su manera y no bañan con almizcle laR pa· labras : agradezca la. intenciou y perdone la rn(leza. El pueblo tomó profunda tirria á los ta· lavel'inos, les llrmó celadaa, y frecuentcmen· te se veía el eadáver de algnno en la Barran· ca y otras calles extremas de la ciurlad. En­tónces, b-1aroto ordenó qne no ~alieaen del cuartel sino por grupos do á cinco y arma· dos de bayoneta. La vida de osos bandidos en Lima era VS• gar mirando desvergonzaclavo no valía uu pepinillo ni merecía t~m- Don )fartin Callej:l era, en 1815, capitan ta alh:tnlC:l, y qne á lo más que podía obli­de la qoínta compañia del uatnllon Tahwcra. garso á <1on Martín c'a á pngat· al amo del Era el don Martín hombre de treinta y cin- negro cnatrQcientos ¡ esos por el muerto y co año~, de pequeña estatura, cnrga<1o de Yeínte por el IJnno. , espaldas y ele vulgal'Ísimo rostt·o, e eondido Abnoc.:al, vieuo P.\.LMA. ra de la vereda, pero con tan mala snerte, J .. ima: Diciembre G tle 1874. puso el pautalon en condiciones de inmoLlia-que metió el pié en un charco y el lodo le 1 to relevo. pJ;:vs,ulmN·ros strf:LTOS. Apénas se vió Calleja tan mal ataviado, s~o~ifo~ de Vltrio~ autores, po¡· Joso hlal'fa Yclasco se acordó de qtie por a:go era capitan 1lo ,u, 1 o.) talave1·as, y dcsenrainando la c. pa(la, se fné La caricla.rescnciaron esta ér,leldad sin nombre, se indignaron basta el punto de acometer l\ pedrad:ts al asesino. A la sazon venia por la callo de San Bario­lomé un grupo ele talaveras que, vienJo ú BO eapit.an en: atrenzaK, desenvainaron la ua­yonetas y se lanzaron sobre el paisanaje, hiriendo á roso y bello~>o. · I .. a sociedad limeña, que hartos motivos tenia para aborrecer á los talaveras, acabó de exaltarse con este suceso, y personas res · p<'tables fueron don~llos encanczcnn, i1 que sus wrnas se dcl!llJlcn y:\ que Ru corazon haya ~otndo las más dulces ilt1~nes en el mar mpc~tuo~o de la experiencia. El ca.a· iento no requiere solamente amor ~ino mLien jnrcntud. ' CCtlo,me. Be ha xlicl:o r¡uc no hay guerra!'\ más terri· les que las de religilln, y e to e cierto. que en merliantlo los int<'rc~es re) itrio ·o· hombre. ~o . icntc impnlHa contestó Poppe. \na señora so tcuiu que la mujer era más pel'lecta que el homh¡·c porque iendo la úl­tim~ obra r¡u.e hizo Dios, era de creer que lmb1eJ·a rcumdo en ella todas las pedeccio· ncfl llc las demás criaturas. -Dios era un gran arquitecto, repuso nu caballero, porque despucs de haber conclui­do su obra, pusv en la cúspide una veleta. Una j(l\·en. ha p<'ditlo qno In permitan ha· ccr los cstudws para obtener el O'J'ado de ba-c! lillera. b ¿Será posible que sicnt1o mujer no tenga ya ese grauo ? n predic:tLlor, c¡nc explicaba el evanO'elio de l,n :amm~t~oa, rimera travesía ?-Rccomendadlo con fer­YOl' qne se enamore de todas las mujeres. Un marido se presento temblando y lleno de tris~cza á las puertas del f¡araiso ¡ su es­posa le babia reprochado tautas veces su in­dignidad , que él babia terminado por creer­lo. 'l'an frecuentemente le había repetido que no mereoia la dicha de tener una espo­sa, que era del todo imposible quA pudiera espemr las sonrisas de setenta huris que Mahoma promete á sus creyentes. Pero cuál no fué su asombro cuando el Profeta mismo vino á su encuentro y con inefable dulzura le dijo: -Entra, po re márt¡r; tú lias sida t.n gran .pecador, pero has.snfl'ido mucho en la tierra. Aqu[ serás bien recibido y jamas encontra­J ·ás á tu mujer. Un iusLante despues, nu segunilo marido ee presentó con toda confianza, haciendo constar que se babia casado dos veces. -N o, no, le dijo el Profeta; mi paraíso uo se ha ll'echc. -.)ara los imbéciles. Padre, qué cosa es caRar ? preguntó un hijo á su padre. , -Hijo, aguantar á tu madre, sufrir, gruñir y rabiar. (De La Tarde.) AVlSOS. En la Agenr.ia general de libros y periódicos de Rurr .. fe~~~ ~~:~!fia~zae~cuentran de venta los 5iguiente• Elementos de Gramática castellana, por D. Die¡;o Herranz y Quiros. Nueva reimpresion, conegida y au• mentada. Esta. obrita ha sido adoptada como texto en todas las escuelas primarias ele la capital del Estado._, Valor de cada ejemplar 30 centavos, y la docena 3 S. E.conomfa do la vida humana, 6 sean máximas y re flex10nes adaJuadas para formar el eorazon de la juvcn !~!nt~~=~~~J~:.r vale 20 centavos, y la docentt un pes · Catecismo da Doctrina cristiana, por el P. Gaspnr AsJ tete, precedido de las priuc1pales lecciones de la HistoiaJ sagrada. por Fleury. Este pt·~cioso liuro, esmNaclamen~ correcto, ha merecido la aprobacion eclesitísti<·;¡ y so ven• de á 20 centavos el e~emplat• y á 1 S 60 cent. ln docena. N~ovo. metodo de, ectura pttlctica sin deletrear. H~stor~a del ~erecn~ romano, por D. Pablo Diago. Histor~ade Colombia en compendio, por D. José Joa. quiu Borda. Novena en l10nra del siempre inefable á incompren.Bi. blc misterio de h augustfsima TRINIDAD. lleligion demostrarla, por Batmes. Manual de Urbanidad para señoritas, por D. Rufinc Cuervo. En la mism~t A~encia se reciben snecricionea tí • (,'auca, único periódiCo litérarit> que se publica en el E tado. TambiCJl se venden tomoH del primCl' año por módica suma de 3 pesos 20 centavos. Il!LDORAS Y UNGUENTO HOLLOWA Y. Pilclorns Holloway.-Millnnes ele, personas, e toda~ las partes del mundo, rocomiomlan dichas Pfld rns como el mejor r~staurativo de la salud que se conoc Ellas e u ran todas lus afecciones del cOJ·azon, del hfgad del estomago, de los riñones y de los intestinos y rcmu ven la acrimonia, la flautulencia y la cnrdialg!a, ex pul sanfto de la. sangre toda impureza, fortaleciendo comple tamente el sistema nervioso y da.ndo un tono saludable la organizaciou general. Ungüento Holloway.-Este maravilloso bál samo sana infaliblemente las heridas an tfguaa, las llaga y los males de piernas y do pecho. Por medio de su in tluencia las úlceras vinllentas toman muy pt·onto un pedo convaleciente y desaparecen. JamM deja esta U güento refrigera.nte de producir una cura perfect~t de 1 afecciones de la piel, los costipados, las toses y el reum tismo, ú un cuando se ha apelado en vano á todos los d más remedios. o\LM medicinal! de n empteal'Se dQ l n;tanem que i ~~~~u las instrucciones de que van sie~pre acoi!Jpañ1 Véndeme por todos loa principales boticarios do! mnt do, y por su Propiet~rio, el Profesor liolloway, ·633, O ford Street, Lóndrcs, W. C. D1P.REI\TA Vi'L ESTADO. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cóndor: periódico literario

Por: Juan C. Aguilar |

“El Cóndor: periódico literario” fue una publicación que circuló durante el periodo 1870-1871 en Medellín. En la página final del periódico se incluía una lista de sus agencias dentro y fuera del Estado Soberano de Antioquia, entre las que destacaban: Buga, Barranquilla, Buenaventura, Cartagena, Guayaquil, Honda, Ibagué, Mompós, Manizales, Neiva, Ocaña, Panamá, Popayán, Pasto, Quito, Sucre, Tuluá, Tunja, entre otros. El título se presentaba como una tribuna abierta a la difusión de piezas literarias, la participación de los jóvenes de la región y el beneficio del “bello sexo”. Una de las grandes particularidades de “El Cóndor” fue su constante reflexión sobre la importancia de la literatura y especialmente de las publicaciones literarias. Sobre este punto, Luciano Rivera G., a petición de los redactores del periódico, indicaría en el número 16 del título, que dichas publicaciones permitían “educar el corazón por medio de las gratas deducciones del sentimiento, civilizar la sociedad con el culto lenguaje del verdadero proceso, enseñar la moral cristiana, enaltecer el bien y condenar el mal”. Sumado a lo anterior, es preciso mencionar que en el periódico se publicaron breves reseñas de publicaciones literarias, en que se destacaba su relevancia para la sociedad, entre ellas encontramos: “El Bien Público” de Bogotá, “La Esperanza” de Guayaquil y “El Hogar” de Bogotá, dirigido de José María Samper, por citar algunos ejemplos. En las páginas del periódico se recurrió constantemente a la publicación de textos históricos, ensayos y piezas literarias por entregas, como fue el caso de: la “Pequeña descripción del río Atrato y sus fuentes”, “Los indígenas el Darién”, “Conocimiento ó historia natural de las abejas”, entre otros. A partir del número 25, el título incluyó un índice de su contenido en la primera página.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 8

Por: | Fecha: 27/06/1874

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. ítAMIREZ Y RIVBRA, EDITORES. LA FLOR EN EL OJAL. Ilé aquí una costnmure que siauen todos los pollos de profesion. 0 Dice Alfon~o Ka1:r que el hombre que He­ya una flor en el OJal, parece, á diez pasos, condecorado, y á cuatro pasos ...... un necio. Cri~icamo á las mujeres porque se ador­nan s_m tregua, y no rac;ilamos en apel.lr a los m1 mos recursos para hacemos los inte- ?'esantes. • • N o otros si que podemos exclamar: -Justicia, mas no por mi casa! Somos el mismí imo diablo, caballeros. ¡ IJas flores! ¿ po1· qné no las dejamos quie­tas en sus lev es tallos ? ¿ Qné maluos han hecho para que les de-mos tan fiera muerte? ¿N o perfuma u el a m bien te? ¿ ... ro embellecen los jardines? ¿ N o dan contento al ánimo ? ¿ r T o recrean los ojos ? ¿Pues, por qné las annncamos de su deli­cado tallo , si en nucst1·as manos exhalan su últ1mo perfume, q~te es su último su piro, y muel'en seca y tnsLes? ¡Pobres fl ores! N o puede ser, ó estaba distraído cnandO' las creó. Sólo las mujeres tienen derecho á sns per· fumes, porque son sus hermanas en belleza. La flor que mucre en el seuo de una her· mosa: debe bendecir su ventlll a en sus pos­treros instantes. La que mucre en el ojal de nuestra levita debe tener un iin rabioso. ' ¿ qué tien(•n de comun ellas con nosotros? ¿ Con qué derecho las co1'tamos cuando se mecen_ felices en los verjeles, cantadas por lo& páJaros, _anullada por el céfiro, amadas por las rua1 1posa , acaricitv1as por la cl'istali. na fuente que la euvfa ::.us besos de e ·puma? Y todavía pase que las ananqnemos de su tallo para oti·ccerlas á !n dam1s, porque son el bello símbolo de nuestros amores. j re ro pa1:a :lUOI'Ilf\1' nuestms leY ita ! ...... Esto no twnc c:..plic:wion, ni disculpa ui perclon de Dios. ' ~e nos dirá q~te muc;hns de esas flores que lmllau en lo OJales de las lev1tas, han sitio regaladas por las mnc;hachas. ¿Y no pued u llevarse en la mano? Incomodan, se no contestará sin duela. Pues tirarlas, ya que no se sienten ustedes· con suficiente valor y abnegacion para bace1' tamaño sacrifirio. i. Incomod~J' las tlores ! ....... N o, lo que se qmer~ es luCIJ'las sobre la lev1ta, perque sien-y no es esto solo. tan bten. N o contentos con separarlas de sus her- Partientlo de esto principio, no tardaré-manas, Je alejarlas de los blanJos céfiros y mos en adornarnos la cabeza con flores, co­las pintadas mariposas, adornamos con ellas mo hacen las mujeres. 11uestra prosíüca levitgo desvalido , y Débora tras él rautla se lnnza , boga la la11eha al barco pen~ las molestia!!. Cuando tal razon oi, me dieron ganas de oarle al criado en la cara con la caja de dul­ce; pero aun no había contestado, cuando lle­gó otrn mandadem, quien despues de los bue­nos dios, agregó : -Mi amo, que cómo lo ha pasao que qné tal noche tuvo, y mi se~ ora, qr1e aqní¡le manda estas granadas, y estos tabacos, que son pal niño Carlitos, qne está en el Seminario: y es ta8 dos libras de azafr:m pa doüa Mariana Pérez. Dicho lo cual , fué cnll'(~g:lndome cosa por co~a. que yo iba recibi<'ndo, Clisfrazando mi mal humo1· , y el disgusto que me cansaba la vista de aquellos costalc de almidon, choco ­late y a;~,afran; de Jos ca~ncs de dulce. mal acon11icionanos, Yertienclo almíbar por entre las junturas de las tablas, ae los atados de cigarros envueltos en papel. y por último, do las dos docenas (le granadas afol'l'adas en cnscat·oncs de plátano, todo lo cnal formaba tm hulto de un tercio por lo ménos. Contestada la razon de las criadas, ent(ime en mi cuarto, tratando de idear cómo aromo­oaria en mi baules semejante monton de en­cargos; pero no tuve mneho tiempo para de­( Jiearrno :\c. ta meditacion, porqne apénas me había Rentado, cuamlo entró á la pieza don Macario, y despucs de haberme saludado, dándome un apreton de manos, de aquellos qne acostumbran los 01'ejones, inició la con versacion, diciéndome de llano en plnno que no teniendo mucha confianza en el correo, ha­bía determinado m&ndar por mi conducto dos mil prsos que debía entregar á un comercian­te. Yo yue siempre he tenido repugnancia á hacerme cargo do plata ajena, traté de ex­cusarme, alegando que tardaria runcho tiem­po en llegar á Bogotá; todo fué inútil, el hombre me tenia preparada la puntería y no podía escaparme de aquel cañonazo. Tuve, pues, que hacerme cargo de aqnel dinero¡ dinero qne me iba á llenar de cuidados y á rob~r mi tranquilidad durante mi viaje, y en la cual entrega de'uia yo poner de mi bolsillo una que otra peseta en reemplazo de las que iban á resnltar falsas, y aun de ménos. H.e­comendacion es esta de la cual nunca sale uno bien librado. Descmbn1'azado de don Macario , quise ir­me para la calle, á yer si con el airo puro po-dria disipar el mal humor, y tambien, por li­brarme de otros encllrgos é impe1 tinencias; mas, npénas habría crnzado la primera esqui­na cuando me encontré con don Martín Ga· llégos, hombre de gran v11ler, en el distl'ito, y que me homaha con el título de primo, siempre qne necesitaba de mi algun servicio. Todo foé verme se me botó encima como el águila sobre su presa, prendióme por la sola­pa de la levita, de la cual me dió algunos tiro­nes en prueba de confian?.a y acendrado cari­ño, y pasando luego á arreglarme la corbata, dió principio al siguiente diálogo: -Couqne se vá pa1 a Bogotá? -Si señor, le eontesté>, tratando de zafar· me de sus traviesas manos. -Pus, hombre, voy á aprovechlr esta o­portunidad para mandar con nsterl, ú mi tia Salustiana, qne hace tiempos anhela por ir á ym·iar de temperamento, y no ha podido rea­lizat · Ru de co pot· falta do un compañeJ'O; y como yo no puedo ~al ir ...... ya ve, primo ...... los achaques de la vejez .... . Muerto de aclmiracion creí quedarme por el momento con el'ta nueva antífona. J e­sus 1 cargar yo con nn petardo, y sobre todo, con una vieja. lun'ntica como aqnolla, me pa­recía el mas tenible de los contratiempos qne h1bia sufrido en mi vida Qué dirñ la gente al verme con af¡uel vestiglo 1 ... Yo, qne siem· pre he huido de salir con mujercR, tocarme ahora por compañera de viaje una solterona. acartonada y llena de re ·a bios ... Estas con­RideracioneR me dejaron pasmado y sin resue­llo. Don Martín, continuó cou la mayot· sangre fria, sin advet'tir qne yo sudaba :i ma­l'CS, y qne tenia erizado hasta el último polo de la cabeza. -Pus rnü·e, ya tengo todo dispnesto, ella se irá r.n mi mula, y para la poca ropa que debe llevar; esa cabe mny bien en sus baules. -En mis baules! exclamé fuera de mí­ ·-Si, mi primo, la crinolina la echamos por tuera, y lo demas queda bien acondicionado. Allá verá, las mujeres saben mucho de eso. -I,o que siento es, le interrumpí, que debo hacer el viaje muy ligero, y temo mucho que ella no pt eda marchar á mi paso. -Nada de eso, lo deja atras; si es unn águila para andar, parece una muchacha de quince, agregó sonriéndose y poniéndome su callosa mano sobre el pecho¡ allá iremos es­ta noche. Con que hasta luego, y marchó, dejándome como petrificaJo en el puesto. I­nútil me pareció continuar adelante, asi que determiné volverme á la casa resignado ya bajo el peso de tanto infortunio :pero allí me aguardaban nuevos sin!labores: apénas babia entrado vbserYé amanado á nn pilar un 1}9· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. rtJ) v .... J rro terranova, de nariz partida; viendo á es­te animal, q11e levantaba la casa con sus aulli­dos, le pregunté al muchacho, qué significaba la presencia de aquel perro en mi casa .. -Fué el clotm· Co¡·onao, qne se lo mandó, pa quesque liltaga el favor de lleYárselo á Bo­gotfl, oncle el señor dotor Mejia, y ay en la mesa le dejó nna carta. A semejante noticia caí sentado en una si­lla, la respiracion me taltó y creí m6rirme. Al cabo de un buen rato pncle restablecerme; pe •·o ya la a egría, el entusiasmo por el t>uspirado viaje babian desaparecido com­pletamente. Rodeado de encomiendas, con un perro, que aullaba sin cesar, A la vista, y por perspectiva una vieja ende­moniadamente fea y caprichosa, el cuaJro que se me pres, en nn banquete y en cualquiera otra reunion, en que la religion y el buen to: no exigen el mayor respeto, recogimiento y buenas maneras. Pero la rlescortesfa llega en algunas seño: ras á tal punto, que al concurrir á una visita de cumplido, 6 á un salon de baile, se pre· aentan acompaiiadas de todas sus criadas, pe­rros, muchachos y basta niños de pecho, los eua es forman un· alboroto capaz Je echar la <·a~a al suelo, se me?.Cian en todo y fastidian á los demas conclil'l'entes. Á propósito de e!1to, me aCt1erdo de la O· cunencia que tuvo no ha mucho tiempo, el señor M ... al corresponder la visita que le hizo un amigo acompañado do "Cupido," te­nanova qne le hacia inseparable compañía. N o habiendo hallado en fiU casa dicho señor M ... á su amigo: hízole la visita á la señora de éste, y despucs de un rato de animada convers11cion, le suplicó manifestara á sn es= poso y al señot· Cupido el sentimiento que experimentaba por no haberlos hallado en casa, y colocando luego sobt:e la mesa dos ta1jetas, se despidió afectuosamente, dejRn­do á la señora azorada con aquella severa leccion dada á su marido. 1869. Tomado de las "Flores del Campo.'¡ Á JESUS CRUCIFICADO. SONETO. Salúdote tres veces, J esus mio, pendiente en esa cruz por mi pecado¡ mi boca impura besa ese costado, ese rostro mortal pálido y frío. N o muestres á mis lágrimas desvfd por verme en tantos vicios anegado; préstame tus auxilios, Dios sagrado, préstamelos, Señor, que en ti confio. Torna hácia mí, J esns, aquellos ojos llenos de sangre y lágrimas preciosas; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. . EL CA. UCA. con que aplacas del Padre lo!! enojos: Reciban esas mano,; cariñosas mi alma y corazon, tri tes despojos de mil y mil pasiones criminosas! . FRANCISCO. U RQUIN AÓN A. Bogotá. EL ÁGUILA Y.EL C.<\.R.-lCOL. FÁBULA. Vi6 en la eminente cumbre en donde anida el águila real, que se le lle un torpe caracol de la honda vega, y exclama sorprenuida : " cómo con ese andar tan perezoso tan aniba subiste á Yisitarme? ,, "Subí: señora, contestó el baboso, á fuerza de arrastrarme.~' J. E. HARTZE~BUSCH. CANT 1lRES. 'Una mujer y una liebre se apostarou á coner, y como el premio era un hombre, ee Jo llevó la mujer. Dices, Ines, que el alma se te ha perdido ¡ mira á ver no la tengas en el bolsillo : que muuhas veces t1onc1e ménos se piensa salta la liebre. M. DEL P. --·---- EPIGRAMAS. Dije á Ines: dulce embeleso, no me das un beso; di ? -a y ella exclamó:-¿ á quien viene eso 7 ¿ porqué le he de dar un beso, que tantos me da usté á mí ? . II Baldado estaba Narciso snfrienélo la pena negra, cuando le llegó un aviso del funeral de su suegra. "S iento andar en piés de palo, ' c0ntestó con ceño adusto . "Si no esturiera tan malo irin con ?nttcho gusto." ,J. ~I. V lLLEltG á. S. AGENCU.S DE "EL CAUC.\." DENTRO Y F UERA. D:EL ESTADO Lngares. Señores. Caloto.. . . . . . . . . . . Presbítero Eduardo Caicedo. p l · 5 Zoilo Rivera.. a mtra · · · · · · · · · · ~ Alcibitides Rómos. Cali... . .. . .. .. . .. Migijel Y oung. Janmndí .. . . . . . . . . Fray Leou Sardi. Bumaventura . .... 5 Francisco.Guevnra. 1 Leonte M1colta. Bttga ............. Fernando Slinchez. Cm·tago. . . . . . . . . . . Simon Arboleda. Cerrito . . . . . . . . . . Presbítero Patricio Parédes. Buenosaires ...... . Gabri~l Manrique. N6v~ta............ OctaVlo Burlado. Quibdú.. . . . . . . . . . Salomon Posso. Almagttcr ....•.... S Leopoldo Fontal. 1 Amador V. Crespo. Bolírar .... . . . . . . . Eudocio Constain. ]~asto. ... . . . . . . . . Juan E. Moncayo. 1 úqum·es.. . . . . . . . J uho Tomas. Ipiálcs.. . . . . . . . . . . Ramon Ceron. !barra.. .. . . . . . . . Tomas Guerrero. lliobamba ......... Vicente Espinosa. Ttmja. . . . . . . . . . . . . Ttírros Hermanos. Cartagcna. . . . . . . . Felipo S. Pnz. s~mtamm·ta. . . . . . . . Sábas Lltínos. Panamá........... José María Alemnn. Barbcte6as ........ • lluefonso D. del Clllltillo. ltlanizá/éz... .... .. Miguel del Valle. Como ofrecimos á nuestro abonados pn . blicar la lista ue Jo suscriLores de este perió. dico, empezamos á hacelo desde este número, esper¡mdo que los agentes que aun no la han remitido lo hflgan expresando los nombres de los que han toma.lo snscri · cion anual, para el efecto de obsequiarles una prima con que hemos pensado correspondet· {dos que con tanta benevolencia han acogido nuestra empresa. Tambien suplicamos á los que no han arre· glado sus cuentas, se sirvan hacerlo, se~alán· donos en la lista quo remitan Jos nombres de los suscritores que no hayan cubierto las suyas. J~os EDITORES. CARTAGO. .Agent e, Señor Simon Arboleda. Suscritores. Señores Miguel N á vas C. Elías Rodriguez. Faustino L. de Guevara. Rodolfó Moriónes. :Manuel Lalinde. J esus .M. Eseovar y Simon Arboleda. ( Conthwará ). l.'dl'RE~TA DEL BSTA.DO. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 8

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 17

Por: | Fecha: 29/08/1874

PERIODICO LITEHARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. A.ÑOII ( • NUM€ROI7, ' ~ POPAYAN, 29 DE AGOSTO DE 18i4. ~~~~~~~~ RAM1REZ y RIVERA, EDITonz:s. V,\NIDAD, ORG(TLLO. {l'OU D. PEDRO FELIPE MONLA.U.) TRI?!!. VI. sis de orgullo y de ~anidad mucho mayor que el resto de los demás mortales. La vanidad se refiere al instinto social de­nominado aprobativ1'dad (necesidad de a­probacion ), que todos sentimos; y el orgu­llo, al instinto del aprecio de si mismo y que Gall designó bajo los nombl'es de orgullo, altane1·ía, fir;reza, amor de la autoridad, ele· vacion y buena opinion de sí mismo. Vano suena y vale lo mismo que vacío : nsí es la vanidad tan miserabl,, que no se le puede decir cosa peor que sn nombre. 1Wa misma, como nota bien Cbampfort, so da por lo qne os. Del influjo de la nacionalidad depende que cada.pais, c.ada pnebl~, haya tenido y tengn s~1s pretenswne8, part~eularee y más ó ménos ndiculas, de superioridad intelectual, 6 de nobleza, ó de hermosura, de ''alor, 6 de ga. lautería &. Los ca1·a?t.éres de esas dos pasiones ~on muy conoCJdos. El ohser\'ndor ménos ejer­citado cali.fica de~de luégo al orgulloso que se eleva, y al van1doso que so hincha. Basta el trato mús superficial, basta una sola con­ve¡ ·sacion, basta /1 >eces fijarse en el aire de andar, ó en el modo de veAtir de alguna por· soua, para poder graduar al punto su vani­dad ó su orgullo. De la familia de los vanidosas son: el ami­! JO de la glo1·ia, el susceptible, el jactancioso, el magnífico, el petimetre, el fanjm'ron, el en,r¡reiclo, el necio, el m(Jjadero, el fastidioso y la coqueta, tipos comunísimos en touos los países. La adulacion con los superiores el des· precio con los inferiores, la falsa :nodestia, la terquedad, la dureza de corazon, la hipo­crecfa, los ex ceRos de 1 ujo, la envidia. los celo~, la cólera, el rencor, la venganzá, el asesmato, la locu1·a y el suicidio, son los tris· La presuncion~ la suficiencia, la soberbia, la MnclUlzon, el desden, la an·or;ancia, la fantasmonena &, son variedades de la pa· sion ó enfermedad moral llamada O?'{JIIllo, perfcctamcute caracterizada por La Bruyero y otros moralistas. La vanidad y el orgullo son pasiones muy generalizadas y profundamente arraigadas en el corazon humano. El ol'gullo es ot1·a de las raíces pl'incipaJe¡¡ de las demás pasiones, y la causa primaria de nue!!tra degradacion original. Las causas que más de ordinario trastor­nan el recto ejercicio de la!! facultades de a­probatividad y del aprecio de sí mismo, Ron: la mala educacion, los honores, las riquezas, el talento, los conocimientos á médias, y, so: bre todo, la adulacion. ·Por lo tocante al sexo, es de observacion 1 que los hombres se inclinan más al orgullo, y las mujeres á la vanidad. En órden á la!! profesiones, creyó notar ILa Rochefoucanld que los poetas ( genus l irritt~bile vaturn ), los autores y los artistas, . los monarcas y los filósofos, tienen uua dó-tes efectos del orgnllo y do la vanidad. El orgullo y la vanidad pueden coexistit· desdo &us pnncipios; pero las más veces el un vicio enjendra el otro, y los dos jnnt.os producen la arnbicion .-Si el vanidoso logra los aplausos que apetece, suele perdc1· la ca­~? za, y se Yuelve orgnlloso, si ya no lo era. S¡,.el ergulloso l.ogra hace~ á .la mnltit1td par­tiCipe de la profunda conv1ccwn en que él ea. tá de su mérito personal, llueven sobre él los ?logio~: s~ le p10diga el incienso de la lison­Ja: este. muwnso, se le hace muy luégo tan neoesano como el ail·e qne reRpira, y tiene que buscar á toda cost~ la ''ana-gl01·ia, más qne sea paRando por mil bajezas y ridicule­ces: ántes no tenia más qno orgullo, y ahora se ha vuelto vanido¡.;o por llñadidura. Esto e¡; lo que sucecle con la vanidad y el orgt~llo felices ó satisfechos; pero en la ad. vor~1dad es otra cosa peor. Despues do nna crítt~a, de ~n chasco, de un tropiezo, el amor propw humillado se ¡·epliga de algun modo dentro de si mismo, y se ocnlta avergonzadÓ 6 corrido do su derrota. El orgullo sale eu !IU socorro, y le induce á que det~precie el fa • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 430. IL CAüc.t; llo pdblíoo ¡ acon!léjale que prescindR de los elogios del vulgo, que no sabe conocer su Talor y que admire él solo los tes()ros de su ingenio. Mas el orgulloso que tiene que re· baJar 6 disminuir en algo la encumbrada O· piniou qt1e de sn capacidad tenia, se ahogará ó reventará infaliblementer si no llegan á , tiempo algunas mañoAas lisonjas qne dilaten su corazon. Así es eomo las heridas de la va· Jlidacl se alivian por medio del orgullo¡ y co· mo éRte, humillado 1 uusca uu desquite en la unidad. ( Conclllir6 .) ,\ ELMIR.o\.. De tue mil eoledadca, oh vida. humana! aólo me c~panta una., y ee la. del a.lmo, y es la. del alm11. que á eu imnortal destinO' va. solitaria. . ANTONXO D:& Tnu~nJ. . 1. Annque el arpa son-ora que entre mis mano! vibraLa en otro tiempo, se hizo pcdar.os, se hizo petbz~a como mitt venturosos amantes lazos¡ Con lágrimas y cantos alivio encuentro para mi sér clo •iente, para mi pecho, p-ara mi pecho que está como mi arpa pedazos hecho ! Arpa do mis cancionea y mis delirios, hoy resbala en ttls cuerdae el llanto mio .... (, el llanto mio, como en una flor mucrt:t cae el rocío. JI. '\"a una semana, oh niña, que estoy ent€mno y encerrado en mi casa cual }1tisionero ...... cual prisionero, pues nadie á mí se acerca ni á nadie espero¡ Y hasta la fecha en este triste retiro, tlc mi dulce amignitli no he recibido ..... . no he recibido tm recuerdo siquiera- r' sólo eso pido ! ¿Por qué al olvido hecbarme,. por qné me dejan abandonado y solo con mi tristeza ? con mi tristeza y hondos r¡cuerdos que ara!l en mi cabeza. .Aquí de noche y di:t flOrennes vagan ! ecos de mi pasado que en toda el alma ,· que en toda el alm81 tcsnenan sin dejarme quietud ni calma , Ay 1 arpa de&templacla de mi amargura, tus notas y mis dichas una por una ...... una por una pasaron ¡ fné una mism~ · nuestra fortuna ~ 1 III. Si de cuantos me quicre11 á veces buyo y vengo á refngiarme léjos ele~ mundo, léjos dell!lundo hli dolor es tnfi gr:mue· y más profundo ( La soledad entónces,· como un sudario; !Ue envuelve, y es más hone mi frente yl\ helada en las arrugas TcrAn las hondas huellas de mi amargura ...... de esta amargum inmensa cual fué inmensa mi desventura. VIII. Arpa del desconAitelo y del m1u'tirio~ gaarda, guarda en tus cuerdas el llanto mio ...... . el llanto mio, como una rosa muerta guarda el rocio. Ay 1 arpa lllido, aunque resplandeciente do satisfao .cion el semblant~. Subió al púlpito, sin em­bargo, y con voz apagada dijo esta-s pala· bm: · . -Hijotl:· para vuestro bien y para el mio, ·me vali el penúltimo .lomingo de un piado· so engaño1 Y o necesitaba atraeros al bien, .Y no atinaba ooo la manera de conseguirlo. Mi vida ha tenido dos pattes: dedicada al vicio la · .primera, á la virtud 1~ seg\tnda; y Ja' una fué tan desdichada, tan fiena de COii· gojaH y amarguras, como de consuelos y san­. taa·alegrlas la otra. Y o compt·endia esto y ~e lOO'l'l\'La hacéros.lo comprender á vo~o - tros. Meditando profundamente en ello, me dije un dia: ¿ qué atraccion · tiené el vi· cio, tan {u·ido, tau costoso: para llevar trás · de si más partidarios que la virtud', t.an-het'· mosa y tan fácil Y Ji~l¡¡ombre; la prohibi· cion ~el ser vicio.,. Si los vicios fn~ran vir• tudes. ¿quién tendría bns!ant.e valnr para ser virtuoso? ¡N adié J ••• Y penetrli\do de l~t. verdAd de mis ;reflexiones, se me ocurrió po · ner por obra el medio que tan felices resul ­tailos ha producido. La voz y las fuerzas me faltan para seguir, hijos mios: llevadmo á mi casa; me quedan 01uy corto.s instantso de vida. Y trasladado á su morada, y despues !\ su lecho, en los brazos de sus feligreccs, que temblando por ol peligro que parecía oo· rre1· la existencia de su santo pastor, y tré­mulos ele emocion '/ CJltusia smo por los be ­neficios que r.u sab1duria les proporcionaba, mezclaban las lágrimas á los vícto1·es, el pa­clt- e Daniel, sonriénd0so beatíficamente y eoo los ojos eleo,~ados al cielo, qtte sin duda se abría ya para su . ~iradas, iba espirando lentamente ... lentamente, y recogiendo en sus oídos el murmullo del pneúlo que reso . naba en ellos como la. nbsolncion da sas pa· sados e~travios . ÜÁRLOS ÚOELI,O A MEUCEDES • J1as brisas del Guaira tu cuna mecieron1 la luz do tus ojos te uió nuestro sol; t\t infancia pasaste eo medio do tlorell que ufanas te dieron s1,1s bellos colores, prestando á tus labios suavísimo olor. 'fe dieron las palmas su gracia y donaire. formaron tus dientes las perlas del mar; y allá entre los bosques de anllina ribera llevó, juguetona, tu ris.a primera la blanca corriente de arroyo fuga2:. Te dieron las aves sus voc.ea canoras, la nieve del Ande tu seno formó; tus negros cabellos los vientos rizaron, los Cielos propicios .tu frente marcaron con touos los signos de tm ángel de Dios. Cuando eras mny niña B\lrcaste los mares, dejando tu patria, por aiemprc talvez; tu gracias mostraste en ¡;uelo extran 'ero, aqui.. .donde al verte senti. .. no, no qu ero) no puedo decirlo, bendita mujer 1 JUA.N N. W ,\LLtS o . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / ttC .4tC . 13~ SONETO. Dices que yo te olvido; Ce1io, y mientes en decir que me acuerdo de olvidarte, pues no hay en mi memoria alguna parte en que, áun como olvidado, te ptesent.es; Mis pens:lrnientos son tan diferentes y eh todo tan a.jere>s de trntarte, que ni sabtm si pueden olvidllrte, t1i !!i te oltidan saben si lo sient11s. Si tú fueraR capaz de ser querido, fueras capaz de olvido, y ya era glortu al ménos la potencia de haber sido ¡ Mas tan léjos estáFI de esa victoria, que aqueste no acordarme no es olvido 1 !lino uua negacion de la memoria. SoR JuANA ÍNHs DE LA Cnuz , PENS..lMIENTOS S1JE1Jtó8. (To~anos PARA uEL CAUCA..") J,uzbel no es el ri~al, es el esclavo del AJ . tfsimo. El mal que inspira é infunde, no le infunde y no le it1spira sino permitiéndolo el Señor¡ y el Señor no lo permite sino pa­ra caatiga¡· á los jmpios; 6 para purificar B los justos con el hierro candente de Ias tri· bulaciones . .Tttan Donoso Cortés. Corit11mplemos con el pensamiento la tie· na en el momento en que sn Rey sucumbe . una negra noche domina el espacio, la in mensidad estí1 entregada á las tinieblas, eo· mo ántes del instante en que la luz fué he· cba; nuestro globo se desploma como si aca· base iie perder st1 punto de apoyo ; las mon· tañas se agital1 y lúgubres murmullos salen de sus profundidades¡ la yefh~ de las coli· nas se seca, las planta~ y l&s flores perece'll, las aves gimen y las fie1·as aullan en el inte· rior de sus cuevas : el cauce de los rios so trastorna y st1s 11gnas corre11 sin renovatse ; los mares, abriendo furiosos sus abismoe, lanzan en sus rnugidos imprecaciones con· trá el hombre y an1enazan sumergit por se· Cuando síntais uh bten impulso én ei M· gunda v~z la tierra, cu 1pablc de la tnnctte tnzon, el deseo de enjugar una lágrima, de de su Mesías. En aqucllla hora el esplritu soconer una desgracia. de partir Tnestro del mal estaba victorioso en este muntlo ¡ pan con el hambriento, de hm:aros á la muer· ent6í1ces ni una btieóa accion se cumplió; ni te por salvar !11 vida del prágiruo, "(roh•eos, un t1oble sentimiento vino al corazon, n~ u:na y encontrareis á vuestro lado, cortro el ángel sola irnpresion de felicidad tuvQ el hombre¡ de la gnar'da que os inspira el pensamiento uo se babtiá podido encontrar en una sola del bien, la sombra querida do vuestra ma- cabt~za un pensamiento : todo se acabó en dre. Emilio Castelar. aqúella hora. úrtica entre bs }toras que com· Ah! cuán bello es él amo,., tal como se le ponen ertrel1lpo, haRta la firtud y el inge· siente en el alma, de noche, bajo los sauces! nio. Un terro'r deRcondcido 11e habia apode· El amor misterioso que so escapa del cora- tado de la gran familia hnmaná en todas las :ton y se n1elve al cielo 1 Cufln bello y noble régiotJes }Jabitad~ts por él hombre¡ todo ha· y puro! Alfonso Kan·, bia empalideddo y todo gemia en la natura:· 'l'ened suficiente valor para hablarle á un Teza. En el mundo moral las almas estaball amigo pobre en la ca:lle, áun cuando esté por vacías, las inteligencias solitarias é intecmr ahí carta un conocido rico. El esfuerzo da~:~; y en fin, én toda: la inmensa creacio~ M que hay que hac:ei' para el1a no es tan grfln· babi~ más que noche, lágrimas y suspiros f de como algnnos imaginan, y el acto·, vistos Poujoulat. los tiempos qtle corren, es digrrO' de on rey. La. vida sin debe1·es os eetéril y tristé, más Del Family Rerald. triste que la que tiene rudas obligacionés El magistrado que no escnrm·ienta á los que llenar. J-Jctría del P. Sinvé8 de Mm·co. tnalhechores, teme ó esperá algo de ellos. En LcJ's poetas son liras que suel'an á todos el primer caso es débil y merece el despre· Jos viento.s; lagos que cambian los tnaticea eio; en el segundo es, ha sido ó quiere ser al paso de cada nube; son algo de incom· Cómplice del delito, y mereCé el ddio de· la prt>nsible, como las prófesías, como lo!l pre· nacion cuyas esperanz1l.s burla y cuya digni· sentim~entos, como los sueños. La& ideas dad ofende. Julia Arboleda. más eontr~trias batallarán en su cabeza. y sal· La mt~er para sor dichosa, ne'cesita ele am- dtán á borbotones de en pluma. Su genio paro y proteocion, material y moralrnente marcb'ará con la fatalidad del .torrentA; ya hablando·, y el día qoe la elude, puedé deeit• humilde, ya ruidoso; ora. despeñánoose por fJU6 ba srrojado al abismo todas sus proba· las oscuras breñas en espnrnosa cascada, ora bilidades de dicha, y resignar8e á nM .Vida durmiéndose tranquilo y celeste en murmu· solitaria y triste, qu~ deb'o conside'rarse co· rador arroyo, para repetir las e¡¡trellaa de la 1no una tnut>rtc moral. .21laría del Pilar B. 1 noche¡ ora entrando, poderoso l'io, en el ooé!'· J.e Jf'urco. 1 no inson
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 17

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 20

Por: | Fecha: 19/09/1874

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. RAM1REZ y RIVERA, EDITORES. EL (1ALVJ\RIO. ( FRAGME:NTOS DE UNA COMPOSICION.) AL SEÑOR DOCTOn JOSÉ llfARÍA SAn:I!IENTO. Oh! si tuviera ele! cantor profeta l:l ardiente iuspimcion, la melodía, con dulcísimo acento cantaría la muerte uel divino Salrador ¡ y cantm·ia de la tierna Madre la cruel herida y el pesar insano, pues mi sensible corazo! cristiano palpita lleno de etetml amor. Mas ay 1 no puedo, no¡ soy impotente ]>ara oautar tan doloro&a escena¡ y aunquo está mi alma de ternura llena, talrez mi Jira en vano pulsaré ...... Pero basta, Señor, tu dulce nombre, tu tlombrc que conmueve el alma mia, para Jar á mi c:\ntico armonía ó in11piracion al bardo ...... Cantaré! ························································· ~En dOIHle eotlin, ,ToruiH~lon, tu¡¡¡ tobre el pecho la cabeza, l'evelando en sus ojos la tristeza que abriga St\ doliente corazon. Todo acabó, Jeru al en maldita! Y a no se oye la voz de tus profetas, y donde ayer cantaron tus poetas hoy se derrama llanto de afliccion ! Pobre ciudad ! el c01·azon se oprime y se llenan de lágrimas los ojos, mirando levantarse mil abrojo!! donde ulUI flor sul:i pétalos abrió! Cayó sobre tus hijos maldecidos la sangre de Jesns inmact1lada, y en el piélago inmeuso de la nada tu admirable grandeza se perdió! ····················································· ··· Jernsalcu! en mi aLatitla mente miro tul:i calles, tri:stes, silenciosas, y contemplo tus ruinas pavorosas de un sol opaco á ln uudosa lnz ¡ y paróceme ver allú en el Gólgota, circundado de olivos elevados, entre mudos peñascos escarpados siniestra alzarse la afrentosa crnz. Empañado& los ojos apacibles y cubierto de sangre y allagado, contemplo en ella el cuerpo inanimado del Hombre-Dios ...... agonizante ya! Muestra en sus sienes la fatal corona que el bárbaro sicario le ciüera pam mayor dolor : su cabellera bañada en sangre y en sudor está 1 N o oís? Son los escarnios repugnantes de la guardia brntnl de pretorianos, que goza en ver de las abierta manos oon·o¡· la ~:mugre eu uugro bo,·boton ...... ¡ Y más se mofa cuando más padece la víctima infeliz de sus furores ! ..... Piauoso lledentor 1 ¡ cuántos dolores destrozaron tu amante corazon 1 ¿Quién es aqut~lla Vfrgen angustiada de apacible mirada suplicante, po1· cuyo bello angelical semblante se ve un raudal de lágrimas coner ? Qué hace al pié de la cruz? Por qué contempla con pesar tan intenso al Encla\'ado? Qné causa su ademan desesperado? Qué motiva su horrendo padecer ? ¡Ay ! i por qué cada herida qne descubre en el cá1 den o cuerpo desgarrado, es un agudo .:lardo emponzoñado que punza su alma sin cesar, por qué? N o lo ~a beis ?-La que doliente gime es la hendita ...... ln sin par MARÍA 1 " ¡ Oh madre de mi maure y maC!re tria ! '' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~LCAUCA. sielllpt'e con entusiasmo te amaré! ¡Oh Madre escogida del V crbo encarnado! pensando en tu inmenso y amargo quebrahto 1 derraman mis ojos rautlales do llanto, que brota el corazon ! A tí yo tne acojo : tú sola e11 el mundo serás mi esperanza, mi norte, mi gula ...... Oh 1 nunca me apart.es, piadosa 1\'lat·ía, tu santa protecciou 1 La Victima espirante I'US ojos apqgaclos dirige hácia los tronos de eterna cluracion; y en férvida plegal'ia, del Padre omnipotente implora para todos los homu1·es el perdon. Despues ... hácia BU. Madre éonvulsa y dolorida, BUS ojos impregnados de lagrimas volvió ; fijó en AUs victimarios terrtiRima mirada. y en brazos del Ete111ó su eepiritu entregó ..... . 1 Entónces del Sahí11ario rasgA1'onse los veles. partié1·onso l~s piedras, el sol se o enreció¡ 1 las aves entonaron cantares lastimeros, que el eco de la tarJo gimiendo repitió. Vistióse de tinieblas el ancho firmamento, la tierra estrcmecid¡t cubrióse de afliccion ; de admirácion Jos hombres doquiel'a enmudecieron , y vióse por doquiera mortal consternacion ! .......................... , ........ . Dulcísimo J esus! cuando sus rayos oculta el régio sol en Occidente, me postro ante tu cruz, y reverente te dirijo una férvida oraeion. Pido en ella por todos los qtie siguen de la Yil impiedad la senda oscura1 y te suplico que conserves pui'a la fe de mi creyente c01·azon. Yo te bendigo! Por salvar al hombre t1el hondo auiemo que le abriera el \'Ício , te ofreciste piadoso en sacritlcio Y fuiste de sus cuipas la expiacíon. Y aunque te amo, Seiíor, y aunque te admird como Criador del univei·so entero, te adoro más muriendo en un made1·o por i'editnit• al hombre pecador 1 J. M. VELasco CasTitLó. Popaya11. • UN ( :HASCO. I. LE aeesinaron en la misma esquina de 111 casa en que está usted alojado, -Pero ...... cómo? -Del cómo sólo se sabe que á puñnlada111 po1·qne bien se vieron ellas ni examirtat• 111t cadáver. Tenia tres heridas mortales: la más espantosa era en la csp:dda. -Qué bárbat·os l -Recuerdo bien, dijo nn te1·ee1'o, q110 el dia que amaneció asesinado el pobrecito, rnc hicieron madrugar las mnjei'es de casa par:l que saliese á tl'aeJ]es pormenores de aquel triste suceso. Al parecer le corrieron r11ás de cuadra, pues algunos vecinos decla1·aron ha­ber oídos gritos y tropel á média noche, hor¡¡ en qt1e el finado se l'etiró de l!i te1'tulia ga • nando algunos pesos. El infclii fué comple­tatneilte desnudado despues de muerto; po " ro ni raett'os dejaron sus asesinos. -Cosa boniblc! Felizmente ltatt pttsado e os tiempos eu q1to rtlataban hombres por aquí , tan li a y llana111eutc como en mi pní~ se pide una limosna. Aunque recien llegado1 pienso conocer bastante e te pueblo para creer que semeJantes delitos :ya no se come• tan. -Usted 1o cree? A fe ruia que sP. equi" voCA · Ahí está el señot que le coutsrá lo qna le sncedió no M mnchas noches. -Cómo ! ¿ Quisieton asesinarle á usted taml>ien? -No jruaré q11e sí, ya que gracías á rni9 piernas, no me vi tali cerca de ellos que. ptt• Jiese cotlvencertne de sus intencioitéS' .. Pero tres hombres embozados intentaron, hace hoy quince noches, detenerme ett la calle. Al rer que se dirigían hácia mí, tratando de· l'o­deanne, di média vuelta y voló hasta: enttar en la pieza pidiendo á gritos auxilio al cuer­po de guardia. Los disfrazados me persignie• ron á carrera por más de cuadra y média. -Y no pudo ttsted conocerlos? - ! Qué conocerlos, hombres de Dios, si estaba la noche coma ahora: no se veían las mai1os! -Caramba .. . ! ¿ni tampoco llevaba usted armas? Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CA UCA. -Ninguna otra que las que me pusieron en salvo. -Pues yo ni eon esas cuento pot· ahora. Mis pistolas se han quedado en mi alojamien­to¡ puñal no lo uso nunca: bRston con esto· que no pueda cargarse andando uno de viaje; y lnégo mis piernas, jm•o á ustet1es que me estorbarían en un ca~ semejante, lo mismo qne la artillerfa gruesa á una division que marcha en retirada. ~Antenoche, dijo el dnoño de la casa) me recogía á eso de la una, y en la esquina del estanco, dos mujeres muy tapadas y de esta­tura gigantesca, empezaron á llamarme con esos silbidos qne usan los m1tchachos para .atraer los jilgue1·os á sus trampas. El cebo de una grata aventuril'a oasi me tentó A ha· cer un reconocimiento, pero el tamaíio nte y de fiores,rÍ\·alizando en mo­vimiento y animacion con Paris, estaba aho­ra solitario; y cuando salia á recorrer sns ca-lles las encontraba desiertas, ó si había algn· nos grupos eran de gentes de gnerra. Su po· de1·osa Garona, aquel rio que cantó Marcial y que gemía bajo el peso de cien y cien naves que trainn á la hermosa ciudad los ricos pro· dnctos de América y de Asia, para llevar en retorno los brillantes géne1·os franceses, no tenia ahora sino unos pocos barcos que aguardaban la hora de la salida para volver á recorrer los mares, con las velas caidas 6 las chimeneas apagaJas, como aguardaban los caballos en el establo y los perros en el pa· tio, con las orejas caídas y los fuertes múscu­los en reposo, á que vuelva á empuñar la trompa de caza el amo enfermo. Ay ! en es­ta vez el amo enüwmo era la Fmncia; y sus caballos y sabuesos del mar ya no podían sa· !ir á cazar la g:oria 6 la fortuna en las olas. Quince dias pennaneci en Burdeos aguar. danJo á que hubiese buque pat·a Inglaterra, para donde se iban mis compañeros de viaje, á qnieneA no quería abandonar sino cuando los hubiera visto eu camino 13egnro para Lón· clres, donde debíamos volver á juntarnos, pues yo me iba por tiena á buscar otro puer· to (despues diró por qné) para pasar el Oanal. Quince dias aguardamos, y la comunicacion fintes diaria con Inglaterra permanecía muer· ta. Durante aqncllos días entretenía el ocio en ver los preparativos qne se ha~ian en el elegante edificio clel Teatro para convertirlo en local de la Legislatma, que se había de reunir alli a representar la última escena del sangriento drama Je la guerra prusiana. De vez en cuando conia el pueblo á vm· entrar los actores que venían á representar sns pa· peles ensayados. Uno de ellos traia camisa roja y una cara do anciano: so llamaba Gari· ha.lcli. Otro, t:tmbicn con canas y arruga~, pero vestido con trajo civil,llcgó en esos días: et·a Víctor Hugo. Otros dos ancianos vi en· tra1· tambien : nno de ellos ágil y de miradas juveniles: era 'I'hiors; y otro lleno ya de ca· na , pero ménos viejo que los que he nom· brado: era Julio Fa\'re. Asi vi desfilar de uno en uno muchos de esos hombres á quie­nes ha tocado la triste suerte de asisLir á sus mismos funera 1es y do poder hablar con sn posteridad. Todo en anfllogo en ac¡nellas escenas: el rigor de la cstacion y el de los destinos de Francia; la nieve que cubria los árboles y la barba de los pcrson!\ies, y la tris· tcza qne se sentía en la atmósfera y en los ánimos. Salí de Burdeos en los momentos en qua la larga agonía de Francia terminaba por un consw,wwtum est ('n el tratado que Thiers no pudo anunciar á la Cámara porque los so· llozos le embargaban la voz. Yo no quería Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CAUCA, llnlir de Francia por aqnel puerto, Aino por otro que iba buscando para visitar memorias y tumbas¡ iba á embarcarme en San-Maló. En el miRmo día llegtté á N ántes, que no me recordó en esta vez aomo Pn lo primera que la vi, su famoso edicto, ni sus tel'l'ibies osce­JJas de 1791, ni el nombre del monstruo que ¡¡alió da su seno. Recuerdos ménos lúgubres y solemnes me vinieron en el momento en que saltaba del tren á los anchos andenes, y me dirigía desde la orilla del Loira pot· su viejas é históricas calles á buscar mi antiguo 11lojamiento. U o amigo, que estaba en l:l campaña, había regt·esado por casualidad y con una licencia de pocos días á sn ciudad natal y llegaba á ella en los mismos momen­tos que yo. Pasé la noche con él y con otro 11migo que firmaba humilde y modestamente con un gran nomlJre: era á lo reou~rdos; pues asl como el añeros ya completamente humani­r. ados conmigo: Un dia un paisano vuestro , un brcton, tomó tamoieo tin trago en mi A­mérica, y hoy lo tomo yo cóu sus bnitories,cn los momentos en que yo toy á bu car su tumua. ¡Por la gloria de Francia clltólica! añadí lletando á mis labios la botella : la Francia no hubiera sido vencida ei , cotrio en tiempo de Juana de Arco, hubiese llevarlo una cruz en su.s pendones y en la empuñadn-j ·a de sn espada 1 . :Figúrense ustedes, mis l~ueilos amigos, có · tno seria recibido e e brindis úor un sacer­dote ventleano y po'r dos zuav~s de Chailzy ! Cuando Hegamo á ia Estacion próxima, ba jó el clérigo con otf'os compañeros. Nos quedamos solo-s mis dos zua:vos y yo, y apé­nas se cerró la portezuela me d~o tillO de ellos : -A pr6sent, á nous cieux! . E. to quería decir que había qtie concluir con la botella, y el compromiso era todavía más urgente porque el otro tnavo tomando la bote!la ag1·eg6: --A .la gloire des he1·os de Queseras del ..Me• (lio! (Las Qneseras del Medio). Yo les había contado esa batalla pará ame· nizar el ocio del viaje, ó el ocio de mi cora­zon . El sacerdote á quien babia contadd que en nuestra gnena de independencia ha­bíamos tenido un padre Coronel Mariño: qua combatió como un breton , se babia interesa­do en nti relato : á los uos zuavos á quienes babia 1'eíerido que 150 compatl'ibtas mios ba­biart batido 5,000 vencedores en Bailen, se les hacia la boca agna, Las cuet·dns de la re ­ligion y de la independencia resueuau simn · pre en los corazones bretones, y á juzgar po1' el mio en el de los colombianos. JOSE MARÍA. VEJRGA.RA y V . ( Contil¡uará.) RECUERDOS (A RODOLFO CANO.) Tdste al acabar ei día, voy recorriendo los campos y dejo salit· del alma amargas gotas de llanto, porque Jos dulces recne~·dos de las dichas de otrt1s años¡ hojas marchitas de flores que en otro tiempo b1·illaron; pidie1tdo uri rit-go de lágrimas al coraz;on vari llegando. Í;á dulce voz de las ft10ntes; eltwl que mucre en ocaso, la flor, la brisa; las aves. los verdes monLcs leja110s .... :; todo; tddo es un retnedo de lai> belleias qel campo que Yió correr de mi ~ida los dulces primeros años En est>s tiempos felices; eran mis sueño dorados como esas nubes qnc vagaH por al ciclo retozando ; y como ellas se dan besos; me daban dulces abrazos amigos que ya se fueron, y en cnyas tumbas mi llaotd principió á brotar del alma, Para acabar ...... no sé Ctlaudo! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 160 Los sencillos labradores que dejan ya sus trabajos, á las fuentes que murmuran acompañan con su canto. Tarubien en mi edad primera yo me sentaba cantando junto á los mansos anoyos que cruzaban por el llano. Entre los verdes maizales, que remedan bellos lagos Cuyas aguas de esmeralda riza el viento perfumado, se muestran blancas casitas de labradores honrados, pequeños barcos de plata que van las aguas surcando. Tambien mis campos tenían de esos barcos y esos lagos ...... En donde están 1 Se perdieron ...... Se los llevaron los años. Entre los pliegues azules del horizonte lejano, los espléndidos yarnmos extienden sus ricos mantos, como nubes en un cielo de azul oscuro pintado, 6 como cisnes de plata sobre las aguas do un lago en cuyo fondo se mira del firmamento el retrato. Oh ! cuántos recuerdos tristes en estos árboles hallo ! Al verlos, cuando era niño, sobre loR montes lrjnno31 en su ramaje veia mi porvenir retratado ; y hoy mo recuerdan la infancia, el único punto blanco que brilla en el fondo oscuro de mi vida sin encanto. Un torrente baja limpio ele las montañas al llano, o tentando sus cristales de ricas perlas cuajados, dando besos á las flores y ensayando dulces canto ; dcspues se pierde á lo lójos pol' rocas apri. ionado, y agitado y tormentoso sigue su marcha llorando. 'l'ambien aqní se encadenan mi presente y mi pasado: nyer canté como canta el Lonente sobre el llano, y á su grito entre las rocas hoy so asemeja mi llanto ...... EL CAUCA. E de noube, las estrcltiR van en el cielo brotan\lo, y las tinieblas extienden sobre la tierra sn manto, que con las pálidas luces de los cocuyos bordando parece el palio del cielo t.en ecto dama iallo poético para mí. Aquel Ji- vidar. Su mi¡,ion en Francia fné solemne y bro hubiera oonveuido á un caráctet• austero dolorosa como la de un p1 ofcta: él alzo más para darle ternura. el mio se hizo soñaJot· y altares que los quo alcanzó á denocar una exageró todo lo que podía exagerarse en mi generacion entera; pero al aspecto de tantas n juveniles, y ~uc, por lo tanto, lo fuct·on para l!'mncia á média~, y sin emhargo fueron viR- . .el mio, más débil qne ott·o alguno. ¿ Di.ie tos como un progreso. Como diplomático .que habi:! leido esos doii libt·os? Hice algo pudo l1aber salrad (,JUe cobré por el autor contaba ochocientos aiios de edad. Como .Oe esos libros me hizo lr>er despncs tonas sus poeta ct·eó un reino de poeMía en doude na­- demás obras. Por fortuna, u El Genio del die ha vuelto á reinar despues de él y en 'Cristianismo,. me sirvió de cota contra los rlonde están su trono y su tu m ha. Reedificó "" .Estudios filosóficos ," y por desgracia Atala los altares al sonido de sa lira como Anfioa roo hizo desabrida la lectura de los dramas y las murallas de Tébas con !:J. suya, y hubiera pveeías. Al fin Uegó á. mis manos aquella vuelt(} á llevar los huesos do sus Reyes á San obra tardíf.l, innecesaria, tan llena mbebi(•ndo~c en los fle U.recin, .J crnsalc.:n y de tez ebúmca y labio sonro~arlo. Granada. \'iú nacrr In !!ran Hcpública del Norte y morir rl gran Itrprrio de ÜC'cidcn-l Por 1n prndiente (le la <>st~ril Iom~ te; empt>zar !n gloria de Washington y nca- trC'pa el lahri<>go, clilig<'ll1<', manso , })ar la rle loe; BorhoneP. 1-apoleon, su ene· :'1 labot·at· tennY. sn cctn('n\cra . .migo y n ri,·al, sn amor y su odió, rupo qne tiene lí·jos de sn pol•rc rancho. dentro de sn vida como una pnlahra dentro • de un pnrtsntc~i!'; y el hr•ro (le :-;anta EIPna. 1 Y cnnnrlo el sol ocn!ta suR fulgorrs mfts que de ;\farcugo, murio sin haberse atrc. y ha terminado sus trabajoK yflrio~>, vi1lo ú ;, di\'i 1 la rcligion ele Cri to inmacul:Hlo, ~Hplieg-a de In noche el manto, 'Vllció en ese criRol de borrascas. Yace hoy á 1 el pueblo todo se diqpcr11a <'11 gntpos, .orillaR do él y por primera '<'Z rle¡;cnnsa, por- ¡ con tlns b. andol;.¡s bajo el fnerte braw; qtH' para e~to eqpíritn no po1lia haber otro .___,.. ;rrpo o qne el de In tumbH. Y lnégo entona con di::tintas roce~ ''u tumba era h qne y.o ibn á Yi. itar, pen- pnsa('rrl/es alegre~ y s:Jlaflos, &.'\n1lo todo esto miéntra · atra\·e¡:nha la de- 1 que hahlnn del can¡po, ele! amor y el gn~tQ -Rierta y arenosa playn, flondc qucclab:m por 1 ó de Asnncion, 1\'l.ercérle~ y Hos¡trio. t~n mom<'nto señaladas las huellas de miP ~. - piés, qne no dohiau cxi:t.ir fl mi Yueltn. Po - Yo clisfrntaba 1le ~u canto ameno co d~t~·ar era este; pero mueho mrnos seril d y me SC'ntin sati~techo, ufano . .
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 20

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 21

Por: | Fecha: 26/09/1874

PERIODICO LITERAIUO DEDICADO A LA JUVE~TUD. " L.>\ 1'ARDE." El último correo de la Cnpital nos trajo una nueva hoja liter:tria, redactaclh por tres de nuestros más distioguido8 escritores : Quijano Otero, Guarin y Navarro. N os hemos solazado mnchas veces con laR elegantes y castizaA produccioues de Quija· no; h('mos reído con los magníficos cuaJro!! oe costumbres de Guarin y lo hemos aumi· rado en su admirable soledud; por último, si es poco aunque bueno lo que nos ha llega ­do Navarro, hemos aspirado el dulce perfu ­de las flores del campo, quEe con tanto tino supo escoger él. }i'ormará La 1'arde, con las ol11·as de sus Rcc actores, y las de tnntos escritores nota­ble~:~ como hay en Bogotá,· una rica colecciou de bellezas literarias. Por 1 primer número se puede jnzgar lo que serán los otros. Todas las ¡Jiczas qne en él e puulic::n encierran mérito en nuestro con· cepto; y el Entónces do Quijano y las Remi· niscencias de Fallon, son dos poesías primo rosas que hemos leido varias veces, sabo· reáudolas más y más en cada una t!e ellas· A coniinuncion verán une tros abonados el mod('sto prospecto del nuevo periódico. Cuando aparece por primera vez uno po· l!tico, uos abstenemos de decir nada acerca de él, de mostrarlo siquiera, por que sólo tiene el carácter de un nuevo batallador en en el triste campo de nuestras discucionEls domé ticas; miéntras que nn periódico lite· rario sirve de inocente recreo, ameniza las veladas del hoga1· é instrnye deleitando. J.a lite1·atura no se ha prostituido entre noso· t1·os: no se ha visto en Colombia el literato que enaltezca viles pasiones, que reniegue de la fe de sus mayo1·es. Reciba La Ta-rcle nuestro afectuoso salu· do. Bien venida sea ! PROSPECTO. Excitatlos por varios amigos y deseosos de contribuir por nuestta parte en alrro al soste· nimiento de la literatura nacional,"hemos de­terminado fuuuar un periót!.ico, que sirra de órgano á la juYentnd P tndtoRa é illt.cligente del paifl, 1 á los escrit?res quu por la pureza de s_u estllo y produccw11es de in<1isputable tnént_o h_an aicanzado renombre y fiuna, y contnbmdo con su pluma al brillo y pt·csti· gio de la Nacion. . A todos ello , muy eRpecialmente á las es­tnna]¡! es señoras qne han e~rnaltado de flores el ~~ Par~aso Graun;lino" y agt·egado perlas de mcstt.mable mét:t~o.á la corona poética de la An.lénen, no~ .dtng1mos pidiendo su coo­pcraCJ~ n y d<'t:Jdido apoyo. La literatura o¡¡ el alma de las nacion<'s. ;- y alumbra mi UlCllttl C:Otl luz inmortal. ¡ Jo dCSt.:OIIOUÍl]O, y 110 sal.Jia lJOI' Cttál calle ha- AVJ:I.\XO Sc.UtPETTA. 1 bia ele tomar.;. pero mis clos zuavo se ade~ l'~ :u.\. 'OH'fO Di~ IIIEUR:l.. CARTA DIRIGIDA A LOS •;¡(íOC.l:S DO:I' JO~J! JO.~QUIN OHl'lt Y DO~ ~1.\X!:.!O VERO.Ulol. Juntaron á 1111 uwerticlumbrc, y tomando ca.­cla uno 11ua de mil:\ maletn8, me dijeron: por' aqt1í, y ec.:haron á audar. A pié, como no l' ttrdadero peregrino, entré á la ciudad de San-)laló. n. ( CO:i n•UACIO~. ) 1 l'.l.\ '\. :ll.\.LÓ. Y siguió la c urillantcs de negros y 'a-¡ li·l'tica _y rapiJa las de los jóvenes? Porque Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .en los primeros los rcr.tH.'rtloR son má~; pt o- 1 piano, mién 1rr.s la~ ilrmñs convct·san Ctjnegnn funoos y se enlazan e 11 toe! os loA otros ca- 1 al ec:nt<•. 'o me enrolo en el grupo Je 1~ minos que ¡:urran el <:Mnzon, como !o ,; eami- · nuulre y de las niiios, y convert~an~os ~1ast~ Jtos cornunal<'s que s:llen á uu nmmo real; laR c!o¡;e tle la llot:h1 en t¡ue me rcttro a nH al pasn que en el corazon de los jórl'ne. h:1y cn!lrto. un solo caminc1 recto. Por e. o mi relacion 1 A 1 día ~iguÍt'nte nl nl,rit' mi vcnt_an!l, lo es tamhien l. rga. l;u jl'n·cn hubiera cm]'e- 'primero qne v.:o Pll la pl:tt.o!Ma e¡¡ mt r-navo ¡.:~tlo ¡;or coutar lo que i~a :'l conl:lm to· , 'e IIPII't y rctil~t· C'sta 1·ez pnrt:tn: <·uaorltl ~t· agita, ~e etH'tH·ntran las me sirvió de prólogo p!lr;l Hnir á n•r uua nares, 1111a 'Jne ::.uue en la ola c¡uc la lleva. o­. tumha, y por c>so ]q be cont:~1o. Lrn que baja :.1 alJi. mo c¡nc se nbre ahí jnntCl. Kstúbamos ya en Sun·.:\Lllú. Yo halJi:l en· Amba~ van í1 percec1·, y por ~so ~e lJn,can en .contraclo frliztnc>nte p0~a la rn l:t mi·ma ea- lt':r. de huir una de otr:1: <"ltl:t una e~pPra lle que habia designado á mis <·olllp:uim 0s; que la ntra la K:livnrit: at~1uas obetleeen al im­.(.• n ella un .l;ucn <· ¡;uto, y ('11 él nn:l ·cntaun pulst) 'Jllll 1:·~ arr;lstra . . tic·sc!e donde . e abra7.:tba el !tori:t.oute en un:t Lc·ida h , arta, me nguanla ntro momrnto grande e. let). ion. t na parte dl' h ciudad, agradable. , ':tlen los ;tiuos y me . aludan co­la mumlla diez \·ce s :Jecular, los ~ubnrhios 1 mo :'1 amigo \'il'jo: nnrslra mni~t:ul tiene do­. cubicrtos por la m!lrra, y que por la m:ul:uw .:e horas de rtlad; pl•ro ya e:· nmistad- -f'e ven RCl'O., una pnt·tc de la co~ta 'j clrl mar; 1 N O' va m o!; (l misa. La igle~ita (•::.t:'t llena: todo e8to se ve desde mi vcntaua. Por pri · el pueblo breton e!' no sólo tatolico sino ue­Jnera prcgnntn hago la de si parte por lin t'l roto. Tomo mi ~;illa y abi'O mi libro. Al .huqne para Tnglnlcrra m:~ñ:un, como me lo tiemp0 flc rrp:m.ir el pan bendito ( costnm· Í como me lo as<'"ttra mi hnéH· lm~ frntemal fJUC kllh:>i~tu en h Y rnMa y rn p ed, no partirá pori]llU es domingo, y los la Brrtaiin) el bedel tiene In corte ia ele no lle· JHOtellt:mtefl, duciios de la lí~1ca, guardan el vanne en el <·t>sto lleno de pcdnzos para todo rlin. Hcspue~tl\ nebl\.'ltirn: no haun\ viaje Itas el puehlo, ~>i.no una t rta en nnn Lnnn San-Mnló. Qnó contrariedad nznles, les hauia dicho segnramrnte que ~oy tnn agrarl~ble 1 Nunca estn\'O más contento fora~tcro y mr ha~cn lml honorns de tal. un prisionero. J,laman fl comer y IJ:~jo al co Dl'15JH1CS de la mi~a me roy ton mi con!ltan­medor. La f.·Jmilia mi~ma :1 Cjniron pert"nrce te znuYo, (que iné mi compaiier{) por toth, el la cnsa corne < on lo lwé~pede : por lo tnn cliH) ú n·coger mi e1uipaie en la Estneion y to, es nna comida de Jhmilia la <¡ue voy ft ha traerlo ¡•ara ('Onsignarlo <•n la oficina de la rer· . .Esto tiene ·n mérito para un 'injt'ro lím•n de rnporc~. Lo consigné á debe parf\ Busco asiento ele Jll'drc ~e ha dré png:trlo.-btes entúu¡;eR, me conteRLÓ fijn •io en que ell.ué~a sn se11o~a::l trenza~, frente de arrriiño, 1 eSJ.ICCtáculd m:\ conm<"l'edor que pueCnsacionef uwes v ca~ta . /iu:dié. N o hay dicha po. iule sin el t·espeto de IPS' deben~., . in la Lendicion G. MORAN. t;ORRESPONDEN('U. SelofPresbílero Eduardo Cuicedo.- C.u.OTO.--El señor Duniel Cu.icedo nos entr gó juntamente con su fuvorcci· da.~ 11 d~l pasado agosto, los $ 6 70 centavo&, por sus­érictones 11 "El Cauca," en esa localidad. &ñor do11 Zoilo Rtl•era.-P.u.Mnu..-Con su favo­roc:. ida de 13 del pasado agosto, recibimos el libramien­to por 8 8 80 centavos, los cuales quodan abonados ii su cuenta. .Señor don Ramon Cero11.-IPLALEB.-Con su favo­recida de 19 del pasado agosto, recibimos el libramien­to por S 4 valor de suscriciones á este periódico. Señor don Juan Jrfo?lcayo.-P .t.STO.-QuedRmos ente· tados del contenido de su estimable carta de 10 del pre­eente; y esperamos se sirva remitirnos por el correo los 8 8 80 centavos, que nos dice existen en su poder. · Sr. don Julio Salcedo.-PALM1JJ.A.-Con su estimable de 14 del presente recibimos los 4 S que U. nos envia, ¡;or euscriciones al trimeetre en curso de este periódico. Damos IM gracias á los señores Agentes que con tnnta bondad nos han apoyado en el sostenimiento de este pe­riódico,. y suplicamos á los que no han arreglado sus cuen­tas se strvan hacerlo, remitiéndonos tambien la lista do suEcritores anua.les para. enviarles la prima ofrecida, á la cual no. t_endrún derecho sino aquellosquc haynn pagado la suscrlcton nnual ánteH del 30 del presente. JOSÉ MARÍA VELASCO CASTILJ,O da Iec(:iones de Oratoria y Poética, ¡•or un precio sumamente módico. VICENTE RIZO ha a~ierto ¡;u estableci¡iento de ~astrerfa en las p1ezaR altas de la casa de la seüora El vira Fino de R., plazuela de San Francisco. ¡AL PUEBLO IIISPA~O-AMERICANO! CUIDADO. Tengo el l10nor de anunciar il hecho de que 11\S Pfldo· ra.q y el Ungüento Holloway no se elaboran ni venden en ninguna. parte de Jos Estados Unidos. J,a.s caja.s y los botes de di chus medicinas nevan inva­riablemente el sello del gouiarno brit,;nico, en el que aparecen t,rrabadas las palabras: "Holloway't Pills and Ointment, London." Ha. llegado á ser necceario el dar puulicidnd á estos hechos, porque la "l:ompañ!o. Qurmica de Nueva York," quo jamas pa~aha sus deudas, habiendo a.clquirido mala reputacion, g1ra. hoy bajo In razon social de ••llollowav y Cai ; pero áun así nadie qnicro comprarles dh·ectameñte sus prcparaciOJles, do suerte que esto sugetos verifican todas sns ventas actu:¡j.~s J)Or conducto de los ~eñorc1 Henry y C.al, de Nueva)'.ock." Vendo mis Prldoms y Ungüento cuando ol importo del pedido ascienda á. L 20, á raton de Ss. 6d. , 22s. y 34• !adocena de cajas y bot e.: debiendo rcmitírscme antioi· parlamente el •alor de mi facturn. Puhlicar6 al pie de ruis anuncios los nomllrr~ de loa boticarios y demas vendedores de mis venladrro~ reme· dio~, con tal que aquellos mo expresen ol deseo de que así lo hag11. TOMAS fiOLLOWAY. 7 do abril, tle 1874. 533, O:x.ford Street, Lóndrcs, W. C. AVISO. En la Agenda. general de lihroR y periódicos de Ruu. REZ Y RivEn.&., se encuentran de V(;nta. los siguiente• textos de enseñanza.: Elementos de GromiÍtica. castellana, por D. Diego Herrnnz y Qniros. Nueva reimpresion, corregid& y au­mentada.. Economía du !& vida humana, 6 sean móximns y reflc· xiones adecuadas para. formar el conzon de la junn tu d. Ca.teci8mo de Doctrina cri~tinna, por el P. Gnspar A$· tete, precedido de las principales lecciones de la Historia sagrada. por Fleury. Nuevo método de lectura ptñctica sin deletrear. Historia. del Derecho romano, por D. Pablo Diago. Historia.de Colombia. en compendio por D. Joaé Jo11.· quin Borda. Religion demostrada.. por Balmes. Manual de Ua.banidnd para. señoritas, por D. Rufino Cuervo. En la misma. Agencia. se reciben suscriciones á El U auca, único periódico literario que se publica en el 'Es­tado. Tnmbien se venden tomos del primer año por la módica suma de 3 pesis 20 centavos. NOVÍSii\10 DEVOCIONARIO, esmeradamente empastado y en edicíon de lujo. Se vende en la agencia general de !ibt·os 1 periódicos de Ramírez ~ Hiv(:ra . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 21

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 25

Por: | Fecha: 24/10/1874

PERIODICO ~ITERARlO DEDICADO A LA JUVENTUD. RAMÍREZ y RIVERA, EDITORES. ¡UNA VEZ ltUS I Con el presente número empieza el sétimo trimestre de este periódico. Ojalá los agen­tes que aún no han arreglado snR cuentas, nos eviten, arreglándolas inmediatamente, el seguir suplicándoles por la prensa cum­plan con esta obligaciou. BIBLIOGIUFIA. • LA S POBS ÍAS DE NICOLá.S BALCÁZA.R G. En forma hermosa y nítida edicion, acom­pañad:! del retrato del autor, ha salido de la imprenta del Estado, una preciosa colcccion de las poe s!asde nue tro malogrado y distin­guido bardo, señor Nicolas Balcázar G. Nosotros, que estrechamos su m:tno de amigo, que contemplamos condolidos y no pocas vece& consolamos Rus amarguras, que admiramos su génio poético, y qne sentimos vordade1·o entusiasmo en presenuia de los esfuerzos que hace la juventud de nuestra Patria por remontarse á las regiones en qu e la gloria discierne sul:i coronas á los obreros del pensamiento,al través de los obstáculos y de la esterilidad positiva q ne en nuest1·a tierra tienen esta especie de trabajos, qtleremos consagrar unas pocas lineas á recomendar el bello y nuevo libro con que el laborioso ecñor Juan Clímaco Rivera, bajo el modesto título de un tributo amistoso a 1~ memo­ria de su infortunado amigo, ha venido á ob­seqniar á las letras colombianas. Recorriendo esas páginas, hemos en contra · clo ~n 'ellas el retrato moral de su autot· Su vida corta, tempestuosa á ' 'eces, pacífica y oculta en otras, pero casi siempre melan­cólica y anhelosa de uu porvenir mejor que su génio le inspiraba y su imaginacion pinta­ba, pero que siempre la caprichosa fortuna le borraba, se manifiesta cort toda claridarl en sus versos. Á veces, dtuce y melancólico, dobla sn cabe1~ bajo el peso de sus negros pensamiento& y destempla su lira con la11 lá-grimas que deja caer sobre sus cuerdas otras, desesperado, es el eco de Lord By" ron, buscando en las tempestades de su pen· samiento y sus palabras, un medio para des· cargar la electricid~d formada en su espíri­tu por tantos combustibles que el mundo 1~ presenta. La amistad,, I)Oble pasion [que s1empre modesta, pero Siempre perfumada, como la violeta, se anidó en su pecho, le ins­pira tiernos y sentimentales cantos. El amor á la Patl'ia y ñ la Gloria, sublimes sentimien­tqs que se posan como adherentes naturales, o? el alma de todo hombre de génio, le IHL'Ven de temas }Jara desatar en armoniOSOS versos, la nube de pensamientos formada en su cerebt·o. N o pocas vece!l su Musa, fuertc· mentemente conmovida, canta 6 más bien llora los hirientes contrastes del mnndo, las miserias humanas, las profundas y silencio­sas amarguras que devoran los deshereda­dos de la sociedad y en la contemplacion do tantos contrast es socialns, par ece qne se va engolfando en la desesperacion y en el escep· ticismo de donde 1mlta repentinamente,como súbitamente despertado, su espiritu cristia­no para buscar en el seno paternal de Dios paz á su inquieto pensamiento y religioso consuelo á su atliccion. La cont0mplacion filos~fica,los sontimientoR tiemos que inspira la amistad,el amor á 1:. Pa­tria y á la Gloria, y la resignacion cristiana, las más nobles y puras fuentes de inspiracion, son los temas fllvoritos de las composicione~ de Balcázar; pero el distintivo característico tle ellas, el tipo de sus creaciones poéticas, e& la poesía melanyólica inspirada por una vida agitada y casi siempr~ de. dolor y de contem­placion; y es por eso que sus versos son tan tiernos, tan fluidos y sentimentales,y tan em­papados eu ese delicadísimo perfume, en esa especie de opio espiritual que distingueJlas emanaciones verdade1·as del alma,las hijas le­gít ·imas del sentimiento, tan diversas ~e las producciones del arte forzado del versificador. En este valle de lágrimas, no se a,lcanzan s-in el martirio las victorias del espíritu,y el poé­ta, como dijo otro , es ave de paso, ave del porvenir qntJ no cosech~ en su noble tarea Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 19~ Et CAUCA. sino crueles espinas. Por eso las creaciones del es))iritn, brotadas fl impulsos de amargos pensamientofl, fundidas en el molde del do­lor, son las qtle revelan mejor el génio del poéta, y, por lo regular, los mejores florones de su corona de gloria. Ho,mero, mendigan­do el pan de puerta en puerta, ciego y sumi­do en la miseria, produjo sus inmortales obras. Milton no reveló el génio del autor del Paraiso Perdido, cuando era Secretario do Cromwell y eRtaba en la opulencia, sino cuando, pobre y perseguido, huyó la lnz de tms ojos para resolverse en torrentes de luz interior como elementos de su imperecedera oroacion . Eloisa, en las soledades del olans­tro y torturada por el dolor causado por la separacion de Abelardo, dejó exhalar sus más duloes y lastimeras quejas. ilvio Pelli­co y Cámoens y Corvántes, parece qne escri­bieran con el hi~;ITO de sus prisiones los mo­numentos de literatura que no dejarán mm­ca perecer su memoria. Y Petrarca y Byron, y Andres Chenier y otros muchos grandes poetas, ¿, no han vaciado en sus produccioneR, todo el fuego y grandeza de su alma cuando ésta Re ha hallado opri­mido bajo el peso del dolor ó la dcscspera­tion ? Tal le pa 6, en pequeña C!lcala, á nues­tro amigo. Su alma, ansiosa do flmplios ho ­rizontes, se hallaba ROfocada en el e tre­cho circulo de hieno que al g~nio ofrecen nuestras pasiones y millerias ociales. Sin estímulos de ninguna especie, sin ningun apoyo, careciendo de fortuna material, en uua época de suyo fria y metalizada, pe­ro dotado de génio verdaderamente poé­tico y de alma dclicaJa, Balc:\zar se sen­tia, con fuertas y ambician para lanzarse, co­mo !caro, á regiones mny elevadas, pero bien pronto la realidad abatía las alas de BU espirita y lo obligaba á arrast.rarlas por el tmelo. Por eso sus versos son una continua y sentida queja á ese 8ér mi~terioso que lla­man los fatalistas des tino, los poetas mala estrella y el mundo infortunio; pero que en realidad, en casos como el de Balcázar, no es otra co~a que indifi!rencia social para con el verdadero m6rito. Ningun pais del mundo puede contar con más ricos elementos para formar un gran poeta que nuest:·a patria. Natura­za tropical y espléndida, costumbres puras en lo general, despejado cielo, anales glorio­sos y epopeya grandiosa en nuestra h1storia, tradiciones inmortales, ternura y sentimen­talismo en todas las clases tSociales, todos, en fin, loa mejores materialeR, arlmirahlemeute combinados por la Providencia en la gran paleta de la creacion para Rervir, á ese ins­pirado pintm· del alma y de la naturaleza1 que se llama Poeta, en el trabajo de gran· diosas obtas. Y,s in embargo. nne.,tJ'OR más preclaros gó· nios, por falta de elltímulos, han tenido quo dejar tan ing1·:tta tarea para abandonar¡¡~ nnos á los brazos del mercantili mo en bus­ca de fortuna que la poesía les negaba, y otros, á las tempestades politicaa , solicitan ­do un nombre que los concentos de su !ir:), a sus ojos, no formaba. Talvez la tl'iste consideracíon de que, e11 nuestra Patria, los tl'l\bajos intelectuales na pasan de ser apreciados !!ino como una chis· pa fugitiva de génio que hoy merece una alabanza y mañana es olvidadll, alejó A nuea· tros máR distinguidos poetas. de la gloriosa tarea á que el génio los llamaba, disgustados de lo estéril que les parecía su labor. Quizá esa falta de estímulos condujo, por una séria de acontecimi(>ntos, á Várgas Tejada á se­pnltar su lira do oro en las turbias aguas del CaRanarc, huyendo de la cólera del Liberta• dor ¡ á Caro á morir en el ostracismo, arro­jado por el soplo airado de la tempestad po· litica, y á Gutiérre:l: González, el más sentido poeta colombiano , á colgar su liJ·a para llo• rar y morir en modio do crueles aflicciones. Balcázar, sin cstimulos ninguno, en sn!t pocos años de vida, anduvo errante en bu ca de e e desconocido que anhelaoo su 'espirit.nf pero _gne, como Rll sombra, huiB delante do él. Esa inquietud lo Hevó fuera de SU ciu• dad natal. Parccia que babia encontrado, al fin, en el matrimonio con una digna compañera, un consolador reposo á su agi • tada vida¡ pero la muerte lo sorprendió en media de las dulzuras de- su luna de miel, á los veinticuatro años y cuando apénas se en • treabria para él úl'I nuevo horizonte da tran" qnilidad y de legitimas placeres, IAl C()leccion de casi todas sus p'Ol1sias, iné'· ditas y publicadas en diversos periódi{)oa, eft no sólo un tributo consagrado á In memoria del malogrado vate, como lo dice et modeB-< to Editor de la obra, sino un rico obseqnia hecho á la literatura del paist y un llama­miento á nuestra indiferente t~ociedad para que en lo ttucesivo prE-ste su eficaz apoyo ~ sus hijos que revelen gé11io y puedan ayll-' darle á teger su corona de gloria, en el coll" curso de todas las naciones, sin dej1nles vegetar en el olvido ó extraviar en los abis­mos de la desesperacion. Bajo este punto de vista, la obra formada por el señor Rive • ra, qne revela la angustiada vioa de Balcá· zar, es de grande interés social y filosófico. Por Jo demás, los amantes do las lectums Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. i95 poéticae,encontrarán en ella una preciosa co­leccion de versot~, todos tiemol:!, fluido~, suel­tos y sentimentale~ ¡ y será una delicada y propia lectum del hogar, qne, por otra parte, uo figuraría mal en 1¡ bilioteca de un hom . bre de letras. At~so llevarán á mal nuestros lectores que, por recomendar ~a obra, not~ hayamos extendido en tantas consideraciones !:!obre la vida y el caníter del poeta; pero al leet· sus tristes y tiemos versos,no hemos podiJo mé nos que dejar á cada paso el libro para peu­sar en la corta y fugaz vida de su autor, quien, si al través de las insondables soleda­des de la eternidad, alcanza A penetrar el sentimiento que ha brotado estas líneaR, en­contrará en él toda la ternura y sinceridad de un recuerdo amistoso enviado para más allá de la tumba. Popayan, Octubre 20 ele 18i 4. J.M.Q. W. EN EL TEMPLO. • N o es un sueño!. .. he vuelto á verla, como entónce arrodillada, en el templo en qne mis ojos de!!lumbmdos la miraran cuando ardió en nu pecho vh·gen del primer amor la llama ...... Mas hoy luce en su alba frente de azahar una guirnalda y un mancebo con la uya tm pequeña mano enlaza . Un anciano sacerdote, que los ve con dulce calma, el solemne juramento les recibe al pié tl l ara, y en seguida los bendice con su mano sacrosanta! ...... A los nuevos desposados colma ¡oh Dios! oe venturanza, y apiadado fortalece mi existencia solitaria! J. M. VELASCO CASTILLO. Popayan. Setiembre. 18 ...... THADI{:IONES PERU.lNAS. IGLESIA liE LLAMO. Al doctor dou Juan Antonio Ribeiro. I. En una casa de los arrabales de la ciudad de lluamanga, hallábanse cong¡·egados en cierta noche del año de gracia de 1575, y en torno á una mesa, hasta doce a1·entureros es­pañoles ocupados en el nada seráfico entre-tenimiento de hacer coner los dados sobre el verde tapete. Eran les jugadores mineros de ejercicio, y sabiJo eP que no hay gente más dada á la fea pasion del juego que la qne emplea su tiempo y trabajo en arrancar tesoros de las entrañas de la tierra . La noche era de las más f¡.jas de aquel in· viemo, llovía si DioR tenia qué, relampa· pagueaba como en deRecha tormenta y el fi·agor del trueno hacia de rato en mto estre­mecer el edificio. Parecía imposible que al· ma viviente l!e aniesga e á cruzar las calles con tan barrabasado tiempo. Da pronto Ronaron golpes á la pnerta de la casa, y loR jugadores dieron reposo á los dados, mirándose loa unos á los otros con aire de sorpt·eRa. -Por San Millan el de la Cogulla! gritó uno. Si quien toca e11 ánima en pena, vaya á pedir sufragios á ot1·a patte. ¡ N o rama la pa­ra el importuno! Arre allá, buscona 6 ver­gante! Seguid \'Uestro camino y dejad en paz á la gente honra~a. -Por honrada bu~co vuestra compañía, Mendo Jiménez, y abrid y escuchad pnla· bras, que traigo caladas la capa y el cham­bergo, contestó el de afuera. -Acabáramos, seor altére:r., repuso Jimé· nez abriendo la puerta. Entre vuesamorcerl y sea bien venido, magüer barrunto que na· da bueno nos ha ue traer quien viene á COIU· pletar el número trece. -QuéJense las agorerías para otro ménos mañer9 y descreí u o qne vos, M en do J imé­nez. A la paz de Dio , caballeros: dijo el nuevo pcrsonRje, arrojando el chapeo y el embozo sobra una silla próxima al brasero y tomando puesto entre los jugadores. Era el alferez mozo de treinta años y que, á pe8al' de lo imberbe de su rostro, había sabido imponer respeto A Jos desalmados aventureros que por entóoeea pululaban en al Perú. V estia aquella noche con cierto ele­gante desaliño. Sombrero con pluma y cin­tillo azul, golilla de encaje de Fláudes, ju­bon carmesí, calzas de igual color, con rema­tes de azabache y cinturon de terciopelo del que pendía una hoja con gabilan dorado. Contaba poco ménos de un mes de vecin­dad en Huamanga y ya babia tenido un de­safio. Referiase de él que soldado en los ter­cios da Chile: babia desertado de la gnarni­cion y pasado al Tucuroan, Potosi y Cuzco, de cuyos !ugareb lo obligara tamóien á salir lo pendenciero de su carácter. Otinndo de San Sebastian de Gnipúzcoa, tenia el génio duro como el hieno de las montañas vascon­gadas y tan endiablados los puños como el alma. Fama es que loR más diestros matones Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. f96 EL CAUCA. y espadachines de su tiempo no alcan:r.nkin á parar una eRtocada que él habla inventado y á la que llamaba, aludiendo á su siniestro éxito, el golp'e sin misericO'rdia. Despues de contemplar por algunos mitlt\­tos la agitacion con que sus compalieros de vicio seguían el giro de los dados, arrojó so­bre la mesa úna bien provista bolsa de cue­ro, diciendo : -Roñoso juego hacen vuesas mercedes y mhs parecen judíos tacaños que hijodalgos y mineros. Ahí está mi bolsa para el qne se anicsgue á ganármela á punto menor. - Rnrhboso viene don Antonio, conte!ltó Mendo Jiméne:r., y ¡ por los cuernos del dia­bló que tengo de aceptar el reto l -Á ello y tiro ! repuso el alférez hacien­do rodar los dados. Ases! Ni Cri!)to, con ser quien fué, podría echarme punto menor. He ganado. -Mala higa para vos! Esperad, seor al­férez, qne tal puede ser la suerte que os iguale. Y Mendo Jiménez agitó el cubilete y sol· tó los <.lauos. Todos se quedaron maravilla dos. :Mendo Jiménez resultaba ganancioso. Un dauo habia caído sobre el otro, cu­briéndolo perfectamente, dejando ver en su superficie un solo as. El alférez protestó contra el fallo unáni­me de los jugauores: á la protesta siguieron los votos, á ellos la do llamarse fulleros y Il!aluacidoA, y agotados los donueRtos, de­senvainó don Antonio la espada y despaviló con olla el candil que estaba pendíente del techo. En completa tiniebla, se armó entón­ces el más infernal zipizape. Cintarazo va, }>Uñalatla viene, al grito de ¡Dios me a3ista 1 uno de los jugadores cayó redondo y los de­más se echaron en tropel á la calle. El matador huiá á buen paso; pero al do­blar ur.a esquiná di6 con la ronda y el Al­caldé lo dct11vo con la sacralllentnl y obliga­da frase: -Por el rey d~8e p1·eso ! -N o en mis 'días, seor corchetE>, miéntras me ampare el esfuerzo de mi brazo. Y aquel furioso arremetió sobre los algna­cile's y acaso habría dado al diablo ·cuenta de muchos de ellos, si uno más listo y avisado qu'e sus compinches no hubiese echado la zancadilla al alferez, quien vino cuan largo era á medir con sn cuerpo el santo suelo. Cayerou 'sobre él los de la ronda y atado couo con codo lo con u ujeron á la cá1·cel. II. El juicio fué ejecutivo y ocasionó po'co gasto de papel. Á los tres ruesés, dia por clia, JJ~g{) 1~ hora -en que el pueblo sé rebu-llese al rededor de una empinada horca - <;n la plaza de Huamanga. 'ro1las las pasa1las fechorías de don Anto­n1o se habían aglomerado en el proceso. El alférez nada negaba )itá toda acusacion con­testaba: Arnén,y si me bau de desencnadernar el pescuezo pot· una, que me lo tue1·zan pot: uiez, lo mismo da, ni ~no ni pierdo. J>ara él la cuestiou número era parvidad de materia. El sacerdote hábia entrado en la capilla y confesado al reo; pt>ro al darle la comunion, éste le arrebató la hostia y partio á correr gritando: -Iglesia me ll!imo! Iglesia me llamo! ¿Quién poJia atreverse á detener al que llevaba entre sus manoA, enseñándola á la muchedumbre, la divina forma? Si el alfé­rez había cometido uu sacrilegio, pensaba el religioso pueblo, ¿no lo seria tambien hacer armas sobre quien traía consigo el pan euca­ritltico? Ese hombre era, pues, sagrado. Se llama-ba I,qlesia. • Como era de práctica en los dominios del rey de España, cuando so iba á ajusticiar un delincuente todos los templos pet·manecian abiertos y las campanas tañían rogativas. Don Antonio, seguido del pueblo, tomó asilo en el templo de Santa Ul:ll'a, y anodi· liándose ante el altar mayor depositó en 61 la divina forma. La justicia humana no alcanzaba ent6nces á los que se acogían al sagrado del templo. El alférez estaba salYo. Noticioso el obispo de lo que acontecía se dirigió á Santa Clara, resuelto á llenar el precepto que los c:'lnones le imponían para con reos de sacrilegio, tal como el de don Antonio. La pena canónica era raparle la mano y pasarla por el fuego. Cierto es qne hacia muy pocos años que la inquisicion•se había establecido en Lima y que ella podia reclal:nar al criminal. La ex­tradicion qué no era lícita á los tribunales civiles, era una prerogativa del tribunal de la fe. Pero los inquisidores estaban por en, tónces harto ocupados con la organizacion del sagrado oficio en estos reinos y mal po­dían pensar en luchas de jurif:diccion con el obispo de Huamanga. Dou Antonio pidió á su Ilustrfs1ma que lo oyese en confesion. Larga fué ésta; pero al fin con general asomb'ro, se vi6 al obispo to­mar de la mano 'al criminal, llevarlo á la por• tería del monasterio y luégo, trás una breve y secreta plática con lá aba~esa, hacerlo en­trar al convento cerrando las puertas trás él. Esto ·equivalia á guardar el lobo en el re· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. dil O€ la'S OV(>jas. El escándalo tomaba de dia en día mayo­res creces en el católiCG rmeblo, y los fieles lJP.garon á mnrmttrar acerca de la virtud de s~ pastor. Mas el bucl\obispo sonreía devo­tamente, cuando su~ familiares haciau llegar á sus oídos las hablillas del pueblo. Y asi tt·ascurriero·n «os meses hasta que llegó de Lima un enviado del virey con plie­gos reset·vados para el obispo. Este ttJvo una t!ntrevista con el 11lférer., y al día siguicrite, eon buena escolta, partió don Antonio para la cApital del vireinato. En Lima se le mantuvo por tres semanas preso entt·e las monjas beruardas de la Tri­nidad, y en el primer galeon qtte r.arpó para España, marchó el camorrista alférez, bajo partida de registro. III. Entónces se hizo notorio que el alf6rez don Antottio de Erauzo era una mujer, á la que sus padres dJCron el nombre de Catalina de Emuzo, y la historia llama la monJa a7fo­IJ" ez. Doña Catalina habiattomado el hábito de novicia, y estando para profesar, huyó del ootl\'ento, vino á América, sentó plaza de soldado, alcanzó á alférez con título real, y en los disturbios de Potosí se hizo recono­cer por Capitan en uno de los bandos. Como no 4a sido nuestro propósito histo­riar la vida de la monja alférez, sino narrar una de StlS originalisimas y poco conocidas aventuras, remitimos al lector que anhele co­nocer pot· completo los misterios de esa bo­rrascosa existencia, á los vários li uros que so­bre ella coneu impresos. Básteoos consi~­nar qtle doüa Catalina de Eurazo regresó oe España, que cansada de aventuras ejerció el oficio de aniero en V eracruz, y que murió en un pueblo de Méjico, de más de sesenta años de edad; que no abandonó el vestido de hombre y que no pecó nunca cont-ra la casti­dad, bien que fingiéndose varon engatuzó, con carantoñas y chicoleos, á más de tres doncellas, d;\ndoles palabra de casamiento y poniendo tierra de por medio ó llamándoee :lndana en el lance de cumplir lo prometido. RICARDO PALMA. AI.GO SOBRE EL AMOR. A M.A.TIJ.DE A ...... El a.mor tiene parte en todo lo bello y sublime . . Los filósofos más profundos que hayan pasado su vida. es­tudiando el corazon humano, no conocerán tan bien 1118 eeña­les del amor, como la mu~er mús nec~~ 1~R~~:::::on~ a. r. · Desde los tiempos de Homero basta l.os f07 de Catalina, no ha habido escritor, filósofo ni poota que no haya hablado del amor. Despnes de tantos siglos de constante contt·oversia, sólo se ha podido descubrir­quc-" EI amor se siente y no se define." Poco hemos adelantado. Los filósofos, en sn firme propósito de 11en· tender todo" lo han interpretado de mil ma· neras sin que en resúmen, como ha dicho utt autor moderno, se les haya. ocurrido otra co· sa sino que nace de no sé dónaga, han de vivir. . O el que paga por pecar? Hasta qurl ésto no hayais hecho no babrei~ Pues para qué os espantai llenado vuestra mision. De la culpa que toneis? A. C. LEnA. QUEREDLAS CUAL LA~ HACEIS 0 HACEDLAS CUAL LAS BUSCAIS. • La religio&a poetisa tiene razon. A pesar de tan decantada civilizacion,nues­tras leyes sociale8 apéoas distan de las que acatan en sus malas épocas Babilonia y Até· nas, Roma y Venecia, ó de las establecidas en los tiempos de Cado Magno y de Luis VII. N uest1·a sociedad está mal organizada. La mujer es su víctima preferida. YII. El amor filosóficamente considerado, se di­vide en dos sectas : los "sentimentalistas" y Jos "sensacionistas." Para los primeros, á juzgar por nn célebre autor, es el enlace el amot· invisible de dos almas; y para los segundos, es el enlace el amor invisible de dos ruanos. A los primero los une una interna y dulce simpatía, á lo¡¡ segundo los une el interés. · A los primeros los impulsa el corazon, á los segundos los impulsa la cabeza- Los primeros aman, los segundos especu­lan. Los primeros son "platónicos," los segun· dos "aristotélicos." Los alumnos de Platon aman por intuicion; los discípulos de Aristóteles aman por con­nniencia. Los primeros son "hijos de Dios," los se­gundos son "hijos do los hombres." VIII. Concluyamos. La mujer en nuestro siglo, y en nuestra sociedad muy e~pecialmente, se halla ex· puesta á las asechanzas del primero que á ~sos. ¡AL PUEBLO HISPANO -AMERICANO~ CUIDADO. Tengo el honor de anunciar el hecho de que las Pfldo· raa y el Ungüento Holloway no se elaboran ni vende• en ninguna parte de los EstadO!! Unidos. LIU! c,¡¡.jas y los botes de dichiU! mrdieinas llevan inva­riablemente el sello del gobierno bñtinico, en el que a.parcce11 grn!Jadu.s las palabras: "Holloway't Pills aud Ointment, London." Ha. llegado tt ser necesario el dar publie'dad tt estots hechos, porque la "Compañia Qufmicade Nueva York," que jamas pagaba sus deudas, habiendo odquirido mal:s reputacion, gira hoy bajo la razou social de "liollowa.y y Cal; pero úun así nadie quiere comprarles duectamente sus prepnra.oiones, de socrt~ que estos sugetos verifica• todas sus ventas actua.les por conducto do los seiíorea Henry y C.al, de Nueva York." . Vendo mis Píldoru.s y Ungüento cna»oo el importe del pedido ascienda tí J. 20, á razon de Ss. 6d. , 22s. y 34s !adocena de cajas y botes: debiendo remitírseme antici­padamente el va!.or de m~ factura .. Publicaré al p1ó de IlllS anunc1os los nombres ele los boticários y demas vendedores de mis verdaderos reme­dios, con tal que aquellos me expresen el deseo de que Mí lo baga. To.KAS HOLLOW•·'l'. 7 de abril, de 1874. 533, Oxford Street, Lóndres, W. C. NOVÍSIMO DEVOCIONARIO, e!;meradamente empastado y en edicion de lujo. Se vende en la agencia general de libt'OIJ periódicos de Ramirez y Rivera. IMPRENTA DEL ESTKDO. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 25

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 26

Por: | Fecha: 31/10/1874

L C!UC PERIODICO L}TERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. RAM1REZ Y RIVERA, EDITORES. EL CUR,\. DE ALDE . .\. Hay nn hombre e11 cal1a parroquia, que no tiene familia, pero qne pertenece á b fami­lia de totlo ; á quien se llama como testigo, tomo agente 6 como consejet·o en los Mtos más solemnes de la vida civil; sin el cual no se pnetlc nacer ni morir¡ que toma al hom­bre del seno ele la madre y no lo abandona sino en la tumba; que bendice ó consagra la cuna, el lecho conyugal, el del moribundo y 1 el atauc1 ¡ un hombre á q ~ en los niüos se .acostnmbran á ama1·, á venerar y á temer; á quien los mi m os extraüos llaman mi padre; á cuyos pié~:~ los cri ti anos hacen sus más ín-timas coufe iones y denaman sus lágl'imas más secretas; un hombre que por su minis­terio es el consolador do las miserias del al­ma y del cuerpo, el intermediario iudiRpen­sable entre la riqneza y la pobreza; qne ve nl rico y ni pobre llamar sucesivamente á sus puertas, el primero para depositar secreta­mente la limosna, y el seguTHlo para recibir-la sin rubor; en fin, un hombre que to<.lo lo sabe, que tiene derecho para decirlo todo y cuya palabm cae de lo alto en la¡¡ inteligen­cias y en los co1·azones con la autoridad de una mision divina; este hombre es lll cura: adie puede hacer á los hombres tanto bien como él. Como moralista, la obra del cura es admi­rable. El cristianismo es una filosofía escri­ta de dos maneras: como hi toria, en la viJa y en la muerte de Cristo; como precepto, en las sublimes doctrinns que trajo a~ ruunclo. R tas dos palabras uel cristianismo, el pre­cepto y el ejemplo, están reunidas en el nue­vo testamento 6 sea el Evangelio. El cnra debe tener siempre en la mano aquel sagra­do libro; siempre á la vista, siempre en el corazon. Un buen sacerdote es un comen­tario viro de este libro divino. N o existe infl'una verdad moral 6 política que no se }¡al~ en gérmcn en algun versículo del Evan­elio. ;El cura tiene por consiguiente, tocla moral, toda razon, toda civilizacion, toda política en s.ns mano , ?uando tiene en ellas el Erange· ho. Soló t1ene qne abrir, que leer y qne de­! Tan;ar .en torno suyo el tesoro de luz y de perieccwn cuya llave le ha encomcndaclo b l~r?vitlencia. Pero como la cnsciinnza de Cn.sto, la snya debo.ser doble, por la vida y pot la palabra: su v1da debo ser en cuanto lo P?rmita la flaqueza humana, 'explicaciou senstble ele su doctrina, una palabra vi riente. La I,qlesia le hct colocado en el mundo míts como ejemplo que como m·áculoj ninguna len­gua humana es tan elocuente y tan persuasi· va como lo es una virtud . . El cura es además el administmdor espi· ntual de los sacramentos de la Iglesia y do los consuelos de la caridad. Está en sus a­tribuciones perdonar las faltas atenl1er al arrepentimiento, aliviar las mis~rias las ne­cesidades y la intligencia de la hum~nidad; deb~ tener un corazon rico y lleno de tole· ranCJa, de misericordia, de mansedumbre de compasion, de caddad y de penlou. Sus puettas deben estar siempre abiertas al quo llama, su lámpara encendida y su baston e11 s1.1 ~ano . . N o ?ello haber para él estacioner,~, n~ chstanc¡a, lll contagios, ue sol, ni do lln­Vla cuando so trata de llevar b extremaun­ci? n al hm·i~io, el perdon al culpable, ó su Dws al monbnnclo. A él lo estú vedado ha· cer distinciones entre el rico y el pobre en· tre el poderoso y el desgraciado, y ant¿ él, como delante de Dio , sólo debe haber hom· brea, sólo hermanos en miserias y esperanzas, El cura como hombre tiene tambien de­bereR puramente humano~, deberes qne debe llen~r por el cuidado de su buena reputMion. Retirado de su humilde p1·esbiterio á la som· bra de su Iglesia, es preciso qno no abando­ne e~e lugar sino mny raras veces. Le est:\ permitido tene1· una viña, un huerto y hasta un campito .cultivado por sus propias manos, en dónde alimentar algunos animales clomós­ticos, bien sea por gusto, bien por utilidad, tales como la vaca, la cabra, 1:1 oveja, la pa­loma, el mirlo y el turpial, y sobre todo, el pel'l'o, mneble viviente del hogar y compañe­ro fiel de los que existen olviuados del muu· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CAUCA. rionrlo~ pnes sin ella, que en el muuJ() era mi único consuelo, yo soy tórtola sin nido, · yo soy náufrago sin puerto, yo soy planta solitaria que el dolor va consumienrlo !.. ... ; Ay ! talvez pesar te can~;etl estas cosas que te cuento, mas me afligen de tal modo, que ocultártelas no puedo! Cuando duerme allá en la noch0> fatigado el universo, y nnestt·a alma se acob:u·(h, y es más hondo el sufrimiento, y se agolpan á la mente de otros años los recuerdo!<, y huye el sueño de mis ojos, y se abrasa mi cerebro, el futuro se presenta ante mí, y entónces pienso que talvez en sus desigllios el Altísimo ha dispncsto que yo viva snhtarió sin hogar y sin afectos ; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EJ. CA \J CA. ~03 y que no habrá cuando blancos ponga el tiempo mis cabellos, y su luz mis ojos pierdan, y el vigor falte á mi cuerpo, una mano carñi~a que mitigue mi tormento y de báculo me sirva en mis años postrimeros 1 Este amor desventurado, estos tristes peneamientos me amedrentan y torturan de tal modo, qne ya aiento que mi cnerpo desfallece de mi angustia bajo el peso ...... Condolida, pnes ¡oh madre ! llÍdele ay! al Sél' Supremo que sn fúlgida mi1·ada por piedad fije un momento en el más infortunado de eus hijos, y benévolo .de otros años me devuelva el dulcí imo sosiego, ó contigo quiera unw·me para siempre allá en el cielo, pnes há tiempo que no es otra mi e perauza. Píuele ésto, que ÉL escucha complacido de una madre el santo ruego, y de calma sempiterna saciará mi aniiente anhelo ...... Oh! bendíceme entre tanto y recuérdame ...... Hasta luégo 1 J. M. VELA.SCO CASTILLO. Popayan. Febrero. 1874. 1V &SHINGTON Y BOLfV &R. necesidad de los buenos, es el poderoso esti­mulo de los bravos, será, si se quiere, una debilidad de nuestra naturaleza, una estre­chez del pensamiento, pero lo cierto es que los hombres privilegiados de todas las eda­des, han convertido la tierra en alas de esa pasion en antesala de la inmortalidad, ga­nando á veces sus alturas con los sublimes arranques del sacrificio. Tan ldificil seria señalar el prólogo como el epílogo del patriotismo : sabemos, empero, que nació con el primer pueblo oprimido, porque este sentimiento fné siempre la pro· testa activa y contemporánea de las grandes iniquidades. La historia de la antigüedacl vendría, si la llamásemos en nuestra ayuda, á corroborar las ideas que acabamos de a­puntar; preferimos, sin embargo, buscat· eu esta parte dol mundo, que brotó hácia la pr&a de una frágil carabela, la prueba inde­clinable de la perpetuidad de esta virtud, Vamos á trazar al mismo tiempo un dificilí· simo paralelo entre dos grandes figuras, cu­yos nombres no pueden pronunciarse sin ad· miracion y respeto 11 W ASIHNGTON y BOLí· v AR! ! ámbos fueron inmaculados patriotas y hombres de rarísimas virtudes. El héroe de los E tados U nidos exhibía, fisicamente considerado, todos los detalles de la belleza material ; el hé1·oe de Colombia ménos favo­recido en este sentido, ejercía en cambio los maravillosos encantos del magnetismo es· piritnal. W AS.IIINGTON, nacido en las orillas del tl'anquilo Potomac, conserva en su alml:l, en los años de la virilidad, la dulce calma que la natmaleza quiso proporcionale en los días de su infancia ; BOLÍAVR viene al mundo al Es Bolívar el héroe de los héroes, pié de las inmensas montañas que festonan El patriarca inmortal de la. victoria, C · · · b El lauro perennal, el sol tl.e gloria á al'ácas, Y mño aún, unpl'eSIOna le é impe· Qo.e á Colombia. y América alumbró. tu oso, recorre con asombi'O las bl'avías mát·· A. LozaNo. genes del soberbio Orinoco, de este río que Si la historin del amor no se escribe, sino repite, por cien bocas, los ecos de lejanas se canta ¿qué diremos del patriotismo, de tempestat1es. el'a bC'ndita loetna que resumiendo todos los WASHINGTON, es la concluida personifi. amores ha escrito páginas imperecederas en cacion del que toJo Jo sacrifica en el altar Jos fastos de la humanidad? :K! patriotismo del deber; BoLíVAlt es la deslumbradora en· es el misterioso atl'activo que ejerce en nues- carnaoion del patriotismo mas heróico. EL tra organizac10n el nombre, siempre dulce, primel'o, conquista por la frialdad y rectitucl del pedazo de tierra donde saludamos la pri- de un Cl'iterio excepcional; el segundo fasci­era luz; es el sentimiento, noble y genei'O· na por la viveza de la mirada, por el brillo so, que levanta en nuestra mamona los me· de lll. imaginacion, por el fnego de la pala­ancólicos contornos del hogar, las tradicio· bra. 1es del idioma, la somura venerable de nues- El patriota de la Virginia, habla con pro· ros mayores. 1 Patria! Palabra santa y arro· piedad, despues de haber meditado; el pa· adora que encierra para el corazon el mati· triota de Venezuela habla al sentit·, sin nece· ado conjunto de todos los recuerdos y espe· sidad del correctivo. Ambos emplean para ·anzas. con sus enemigos las dos fuerzas que ganan El amor á la patria es la iftlprcscindible las batallas. W A.SHINGTO~ triunfa con la re~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2.04 EL CA UCA ,. sisteneia, Botív .A·R con la impetuosidad. El primero á fuerza de retiradas llega á los me• morables campos Y okrtown ; el segundo con acometidas, domina las históricas llanu­ras de Ayacucho. W .A.SIIINGTON no consebia la vida sin independencia de su país y redujo "u noble ambicien á los limitadGs horizon­t- es de los Estados Unidos; BoLÍVAR deplo­raba el injusto dominio de una madre desna­turalizada r campeon universal de la inde­pendencia americana, fu6 siempre el enemi· go declarado y constante de la tiranía. Él columbró para esa isla que está geográfica­mente sitiada por los Estados Unidos, los l'isucüos di as que el porvenir le depara. El héroe lle la América del Norte utiliza las ventajas de la aclrninistracion inglesa; el titan de la América del Sur crea los recnrsos que d régimen español esterilizaba. W .A.S· l!INGTO~, llamado por la dolim.te voz de un ¡lueblo oprimido, organiza nn ejórcit.o de vir­tuosos ciudadanos; BoLÍVAR atribulRc1o por las iniquidades del despotismo, improvisa un ejército de indómitos patriotas. Ambos po· seyeron una honradez acrisolada; pero BoLÍ· YAR tuvo sobre 'WASHL~GTO~ las ventajas oe una inteligencia de primer ór.den. BoLÍ\'.A.R ocupa como orador, político y escritor, el primer capitulo en la historh de s11 época; el indiRpntable mérito de W .A.S· liiNOTON palidece ante 1a'3 tibiezas de nn es­tilo patriarcal. J,a grandor.a de WA III .YGTON estaba en él mismo; la de BoLÍVAR, en lo gne pen&aba, hacia y comunicaba. El adalid ·idencia rulistirnos: á elb me confio . "Esta confianza es tal vez mi única virtuJ ¡ "en todo lo demás soy bien imperfecta." Quiero citar aún algunas lineas más quo dejarán conocer plenamente á la mujer y á la madt·c: "He así tido hoy á la toma. tlel hábito da ''religiosas hospitalarias en el hospital de "Mac:m.-Se les ha. pronunciado un discur· "so, se les ha dicho que abrazaban para toda "la vida un estado de penitencia y de mor· e; tificacion, so lt>s ha puesto eu las sienC' ~f :e una corona uo espinas ....... lle aLlmirado " mucho su desprondimiento,pot·o he reflcxio, "nado tambieu que el e&tatlo ele una ma· " dre de familia , si ella cumple con sus de. " bcres; se puedo acerc"l' á la perfeccion del " otro. N o se pienf:a lo bastante que cuan· " do se casa una mnier hace tambicn voto de "pobreza, colocando su fortuna en manos de '' su mariuo i hace tambien voto de obcdicn· " cia al eapo o, y voto de ca tiLlad, recou o '~ oienuo que no le es ya permitido el hacerse "agrad:J.blc :i uingnn o~ro b.ombl'O, Se cou~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :206 ELCAUCA. " sagra igualmente al ejercicio de la caridad "bácia su marido, hácia sus hijos y bácia su "servidumbre. Nada tengo, pues, que en­" vidiarles á los hospitalarios ...... Estas re­" flexiones le han hecho un gran bien á mi "alma: he renovado mis votos delante de ((Dios, y le he pedido la gracia de que me ." haga fiel á ellos." Permitidme desgranar algnnas perlas más de este cofrecito de joyas. " Soy demasiado clic~10sa. Esto me asusta algunas veces; lo qne e1:1 Lan dulce asi, no dura mucho en este bajo m¡¡ndo. Me es no· cesario fortificarme en e&ta felicidad, no ape· gándome á ella si no e~ por mi conocimiento háoia el dispensador divino, para loli días de aridez y de adversidad." " N o conviene disfrazar la vida á los ojos ·oe los niños: conviene que la vean como Dios nos la ha hecho, con sus goces y sus amarguras. Aprender á sufrir ¿no es lo mismo que aprender á vivir?" " Dios mio, yo quiero estar contenta siem· pro en todos los lugares en que vuestra vo­luntad me coloque. Cuando comparo esta c::u.a desmantelada pero sana, bien ex:puo&ta nl sol y á la sombra, con f.sas casas ahuma· das de las ciudades, y con esas cabañas mal cubiertas de retama, y cuando pienso en tan­tas otras mujeres más laboriosas y más re· signadas que yo, que no tienen casas ni ca· bañas que les pertenezcan para sus pobres bi jitos, me pregunto si no seré yo aún dema· 13iado privilegiada })Ol' vuestra bondad?" "Hoy es el aniversario de mi primm·a co· m un ion. Hace ya veinticuatro años l cómo huye la vida 1 no es más que un sueño. Dad­me, Dios mio, un despertat· hermoso, y ha· ced mi sueño tan penoso como sea vuestra Yoluntad." "Acabamos de establecer entre nosotros In. oracion en comunidad. N a da eleva tanto el espíritu de los sirvientes como eata comu· nion cotidiana en compañia de lo amos, por medio de la oracion y la humillacion delante de Dios que no conoce grandes ni pequeños . . Eso es bueno igualmente para los amos que se ven así llamados íl la igualdad cristiana, y_ eso acostumbra á los niños á peoRar en ese , Padre verdadero á quien no ven." ce Esta tarde al pasar frente al patio del co- 1<-gio de jesuitas, he visto desde el fondo de mi carruaje á los niños que jugaban, y he es· cuchadc> sus gritos de alegría. Afortunada­mente mi hijo no se ba acercarlo: habria llo· rado mucho y yo tambien . Vale más no en ~ ternecet· esos pobres Qlños. destinados á con­vertirse \)n hombres. Jie llorado sola, debajo­de mi velo, en el fondo del coche." "Acabo d"e apercibi~e de que blanqnenn ya algunas hebras de mis cabellos. (~ué a<1- \'erteucia de la eternidad! El tiempo huye. Qué he hecho yo de mi juventud? Al presen­te mis dias deben contarse dobles: po1· mi salud, y por la felicidad que pueda yo pres­tar á los que me rodean.', " Mi marido acaba de snfril' una nnova quiebra por valor de veintiun mil francos. N o teníamos más que esa suma y se ha perdi­do: ¡que se haga la voluntad de Dio11! Ad­miro la calma de mi esposo: es un hombro de acero para los acontecimieutos de nego· cios de la vida.'' '' An·o el tiempenes alrnas engañad. Adios, mi juventud, s~;eños de amores¡ que por siempre 8s olvide mi memoria¡ pasad, vosotras de mi mente flores, nacm·adas imágenes de glo1·ia. Sí¡ que venga mi tumba con su olviuo y con su fria y triste soledad : · pasaJ, oh sombras de mundano ruido¡ coronas de oro y de laurel, pasad. Pop:lyan. 1871. PrtrESTLEY. EL RESUCITADO. ( CRONIC.\. DE LA ÉPOCA DEL VIREY GUIRIOH.) A principios del actual siglo existía en la rocoleccion de los descalzos un octogenario de !.lustera virtud y que vestía el hábito de hermano lego. El pueblo, ~ue amaba mucho al humilde monge, conocialo sólo con el nom­bre de -El Resucitado.,-Y hé aqní la au ­t éntica ) sencilla tradicion que sobre él ha llegado basta nosotros. I. En el año idiendo set· medicinado en el santo asilo. Desde el primer instante, los medicos opina­ron que la dolencia del enfermo era mortal, y le previnieron que alistase el bagaje, para pasar á mundo mejo1· . . Sin inmutarse oyó nuestro individuo el fa­tal diotámen, y despues de recibir los auxi­lios espirituales ó de tenet· el práctico á bo¡·. do, como decía un marino, llamó á Gil Paz, ecónomo del hospital, y díjole, sobre poco 111ás 6 ménos: -Hace quince años que vine de España, donde no dejo deutlos ¡ pnes soy un pobre expósito. Mi existencia en Indias ha sido la del que honradamente busca el pan por me­dio del trabajo; pero con tan aviesa fortuna que todo mi caudal, fruto de mil privaciones y fatiga s, apénas pasa de cien onzas de oro que encontrará vuesamerced en nu cincho que llo\'o al cuerpo. Si como cr·ec;n lo tl:si­cos, y yo con ellos, Su Divina Majestad es serrida llamarme á !lu presencia, lego á Yue­sa merceJ mi dinero para que lo goce, pi­diéndole únicamente que Yista rui cadáver· con buena mortaja del Seráfico Padre San Franciko y pague algunas misas en sufragi<> de mi alma pecadora. Don Gil juró por todos los santos del ca· lcndario cumplir religiosamente con los de. seos del moribundo, y que no sólo tendria. mortaja y misas, sino un decente funeral. Consolado así el enfermo pensó que lo me· jor que le quedaba por hacer era mol'ir cnan· to ántes, y aquella misma noche empezaror1 á enfriársele las extremidades y á las cincQ de la madrugada er~ alma de la otra vida. Inmediatamente pasaron las peluconas al bolsillo del ecónomo, que era un avaro más ruin que la encarnacion de la avaricia. Has­ta su nombre revela lo menguado del sugeto: ¡¡¡Gru Paz!!! No es posible set· más tacaño de letras ni gastar m6uos tiuta para una flr· m a. Por ent6nces, no existía aún en J~ima el cementerio general que, como es sabido, so inauguró el mártes 31 de Mayo de 1808; y aqui es curioso consignar qne el primer ca­dáver que se sepultó en nuestra necrópolil'l, al dia siguiente, fu6 el de un pobre de so· lemnidad llamado .Matías Isuriaga. Los di· funtos se enterraban en un COJ'I'alon 6 cam· po-santo, qne tP.nia cada hospital, 6 en las bóvedas de las iglc ia ·, con no ].JOCO peligr() de la salubridad públi ca. N u estro don Gil reflexionó que el finado le había pedido muchas gollerfas¡ que podía entrar en la fosa comun sin a pe1~es, respon­sos ni sufrae- riahlemeute el selio del gobierno brit:ínico, en el que El 1 aparecen grabadas las palabms: "llollowoy't Pills autl queiío daño. " 1ijo del viejo tomó el ma- Oit,tment, London." yor interés, para que fuese arrestado y con- Ha llegado á ser necesario el dar publicidad:\ estos íu.n así naclio quiere comprarlos directa~tcnte totalmen1e comr)robada. El Cadi dcspnes ~uspreparnciones,desu toque estossugctos YCI1,!lcan • • > • • todnij sus veut · actua s por conducto de los souorcs '' ' !adocena de caJas y botes: debiendo l'Cillttír eme anhcl· exactamente en el lugar en que estaba el an- padamenteelvalordemifactum. ciAno en el momento del accidente· ce y tú Publicaré al pié de mis anuncios los nombres ele los 1 • • 1 1 · • d 1 ·t 1 · ' ¡ 1 1 d ' boticarios y demas vendedores de mis verdaderos rcme­UIJO a liJO e mue1 o, su Jll'aS a tec lO e dios, con tal que aquellos me expresen el deseo de que la casa, caerás sobre el piz'lrrero y lo mata- así lo haga. l'ÚS." Popnyan. A. VISOS. POJo~SíAS DI'l NlCOLAS B.UCÁZ.\Il. G. El libro qne con este titulo se hn puLiicado últimamente, se vende 1\ diez reales el cjem­}• lar en la en a de habiLaciou del señor .Ma­l inno H:unirez G, en el al macen del seüor Wcardo Vej arauo y en esta Imprenta. En la Agencia general de libroR y periódicos ele RAMI­ln. ll Y RrvERA, se encuentran de venta los sigu;entes tc!!:tos ue rn,eiínnzA.: Elemento do Gramátic.a castellana, pol' D. Diego IIcrranz y Quiros. Nueva reimpr sion, oonegicla y au­mentada. E ·ta obrita ha sido adoptada como texto en t<~d< las escuelas primarias de la capital del E3tado.­Vnlor &cn.dnejcmpl:u 30 centavos, y la doc ena 3 ·. Economfa de la vida humana, 6 sean máxilllns y re­flexiones adecuadas para !ormttr el cornzon ele la j\lYOn· ¡ , ~d. EL ejemplar vale 20 centavos, y la docena un peso csenta centavos. Ca.tecistno df.l Doctrin:t cristiana, por el P. Gaspar As­tdc, preoedicto de las principales lecciones de la Historia ~ngrada por Flcury. Este precioso libro, esmeradamente <'nrrecto, ho ¡ncreoido la aprob:tcion eclesiástica y se ven­de á 20 centavos el rjompln1· y tí 1 8 60 cent. la docena. TOMAS hOLLOWAY. 7 de abril, de 1874. 533, Orlorcl Stroet, Lónclres, W. C. ----AGENCUS DE "EL CAUCÁ." DESTRO Y FUERA DEL ESTADO. Lugares. Señores. Caloto._ . _ . . . . . . . . . . . . Presbítero Eduardo Cuicedo p 1 ·. S Julio Salcedo. a '1" 1 a. ·· · · · · · "· · · · ~ Alcibiádos Rúmos. Cali.. .. .. .. .. .. .. .. .. Miguel Young. Jamwulí........ . . . . .. Frny Leon ardí. Bumaventum . . S Francisco.G. ncnna. · • · · · · ¿ Leonto 1\flcolta. Ruga................. Ferunndo S>Ínchez. Cm·togo ...... .. _ .... _ Simon Arboleda. Ct¡•rito.. . . . . . . . . . . . . . Presbítero Pntricio Parédcf. Buenosaircs . ... . . . . . . Gabriel Mnnrique. N6vit'l-........ .. .. ••. Octa.vio Ilurtaclo. Quibd6 .. ......... _ . . . Salomon Posso. Al . S Leopolclo Fonml. maguel · · · · · · · · · · · · ¿Amador V. Crespo. Pa~to .............. . · Juan E . . Monc.tyo. T'úquerres............ Julio Tómas. Jpi6les.. . . . . . . . . . . . . . ltnmon Coron. lbm·ra .. . _ . _. .. .. .... Tomas GuArrero. Riobamba......... .. . Vicente E pinosa. 'l'wya........ •. . . . . . Tórres Hennanos. Cartaiena ..... _ . . . . . . Felipe S. P~z. Santa marta. . . . . . . . . . Sábas Lltínos. Panamlí ........... .. Jos6 María Aloman. Bcwbacóas........... Ildefouso D. del Castillo. Manizález ... _ .. _.... :Miguel del Valle. l:U:PRE~T"\. DEL ESTADO, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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