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Imagen de apoyo de  El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 1

El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 1

Por: | Fecha: 09/05/1874

' . r . ···.-·-:~w·~·~·-·"'""""W"' """"""'~~"""""-Ñ"uMERO 1 :~·-·_ . ........ ,. .. - .. ~·· ........ ~-... ~~;··~---~ . -~~~-~~'"J-~~""'""""'""""~!:~:~E.!~~""""""""~'""~~· ~·""{ AA""*'~~~••-. EL C.\.UC.t. más h~S'O'de~·la mética, aqul ~toryrle ~stra naturale1<-a e ·an galana, apéna~ ten- Alentados por la bnena Rcogida q 1~::~'::::¡¡.•....-.riTá que dedicar algunos instante8 .púa can­Canea'! ha tenido dentr~de l Estado tar las bellezas que, con man-e-1}ródiga, nos c¡ue le ~udio y la hemos explicado satisfactoriamente consi· admiracion de nuestras rieas bellezas natu­< lcrando qne el p J ha entrado ya de lleno, ralas, y, por lo mismo, esperamos que á nues­grn. cias al reinado ?e. l_a J?az, en una nueva tra excitacion, todo11 cual más: cnal ménos, éra de progreso y c1V1ltzac10n; que á los ren· vendrán gustosos en nucstt·a ayuda. corea de las pasadas contiendas civiles han N aciclos por fortuna, y como ántes dijimos , l'C'crnplazado el amor y la fratemid:vl; qne en e3ta Italil'l americana, como la llamó el in· la buena voluntad y el intere!l general en fa- mortal Bolívar; gozando de una primavera vor de la República han sucedido al egoirsmo perpétua; admirando, á la vez que el fuego y orgullo antipatrióticos que las diversas as· y la nieve de tmestt·os imponentes volcanes, piraciones habían sembrado en el ánimo de el paisaje pintoresco de nuestros valles, con todos, y, en fin, que hoy sólo se anhela llegar su variedad asombrosa de climas, árboles, a­al mayor grado de pedeccion y adelanto po- ves y flores; contemplando ya el ruido apa­aihles. 1 cible de nuestros anoyos, como el estrépito La naturaleza de eate periódico, litarario de nuestros ríos y cascadas; oyendo ,sa el como es, no nos permite extender m~s nues· suave susurrar de las brisas, como el ronco tras ideas en muchas consideraciones impor- estampido del trueno, no podemos méno!i t.autes que se despt·enden naturalmente de que senLírnos arrebatados por el peso de las las aniba expresadas, y nos limitamos á ma- variadas impresiones que estos fenómenos llifestar 6.nicamente el oeseo dP. que el sol de nos of!·cocn. la civilizacíon radie sus rayos luminosos en Por otra parte: el amor á la buena litera-todos los ánO'nlos de nuestt·a patria. tut·a hace más sensible y delicado al c01·azon LE\ Cauca11 seguit·á como ~o su primer pe- y llevando al alma como un rocío saluu~ble ríodo,siendo el órgano de la \itet·atura patria; la hace más espiritual y religiosa, una vez y amante de todo lo bueno;de todo lo bello, que están tan íntimamente ligadas la reli engalanará sus columnas insertando, como gion y la literatura. Y es ésta una vet·dad modelos, las mejores publicaciones de la lí- que no necesita d(.>mostracion. ¿En qué fueu · teratura hispano-americana, sin menospreciar te bebieron sus inspiraciones ~lilton, el Tas­JlOI' eso, las de igual género europeas. so, Klopst.ok y ott·os tantos que orlaron sus J.1a juventud caucana no tendrá que hacer sienes con coronas de laurel? ¿Qué hay más mucho esfuerzo para ayudarnos con sus pro· tiernamente poético que Jos Salmos de Da­ducciones en la ardua labor que-emprende· vid y el Cantar de los cantares? JllOS nuevamente. Dotada de al'diente y vi· Viviendo, pues, á la sombra del árbol del gorosa imagiuacion; viviendo bajo el ciclo cdstianismo, tenemos todas las fnent.es de la u,..,,, ..._¡ • ,., ,,.. - !...~ 1 .::')1 '"'H ¡- B/BUQ¡¡:::--1 L''- -·"" ' • ..._,\ ~~"~ J . ~ - t.~v:;-~ . , . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. '"' &o.·J,ro. ra solH'' tí !Jalsnmico belcllD rr marou la: ninfi..s tle la nocllc, y n.i~ntra.~ Einla año ; y recibe tanto·, que al :·:írse!a (Oil\Crti,b: en una mujer como Eva. llegar á los se. cnla, odia cordinlm.cnte á to· l"te me_iora1 ,¡o In ¡.res ut y :1 ¡ e:ar de no · que el h 1cn gn~to y la pot· casar. o con una cr'ada de su casa. qni 1 lllOt] \ h 11 iuventa1lo dc,pn' , debió Sl;'l ~lll!'l pa. a COll (.1 las penas del purgatorio )'le :l· 1embm rnp::z ,le hancr. caer de u asno al botTcce con túcl.t su alma áut'o!s de terminar ;oltNOll más recalcitrante la hrere luna do miel de que, srgun autori- El homl.>re que vi' e aisla,lo en sn ca a. que zudos pareccre~, gozan toclos lo casacloR. no ve miis qnc la~ cnatro paredes de RU ha- La triste so considera feliz el día que :í , tt hitaeion y el emhlante c;;túpiJo de un cría- mariclo e lo lleva el mismo demonio y ella. do, ó la e< m tle pascua tle una dueiia qnin· vnelYe á ·u primitha condic:on, I:YJI'Ijll' co· taiioua qu\lnO tieno nna mujer que a li\·inc ¡mo el solterou egoiBta es pobre, y en brcba­. ts pensa111icntos, ni un hijo que le acarici jcs y jarapone ha ga tado durante su nfp¡·. 110 p te,¡,, ser feliz aunqne lo mande la lula. m edad todo lo <}UC halJia en la e \Sa, no 1' h¡¡,. Si tiene nna ~atist:tccion, una alegria, no tio- qucuaclo á la viuda má:i qtte treinta 1'te. El solteron buen mnzo, es regularmente un hombre que, consagrarlo completamt·ntc á la admiracion de , í mi~mo, no ha t('nido tiempo de cultiva¡· su inteligencia¡ ésto quie ­re decir, en m;\s claros y \'nlgares término~. que el buen mozo, cou houro~as excepciones , suele ser un animal. Generalmente, la suerte le snele Cl' pro · picia, mu<:h() más propi<:ia que al pobrete ~uo pa a sus mejore aiios qnemánllo e las cejas para apretuler algo ele que pueua sacar en u dia el miserable dinero con que compran los garbanzos, y se da edueadou á los hijo::, y se satisf.'lcen los caprichos de la mujer en su eRtauo normal , y los antojos de la misma en u e tado iutrreia quedauo tendido en el aanto suelo. Era Andrcs. Con lo cnal qnecla dicho qne no pudo sa · tisfacer el raro capricho que tenia de bebct· la sangre de Juan. Respetemos lo designios de la Provillcn - oia, como dice todo buen conloves. · Y. Juan voló á los b1·azos de P aqnita. Paquita em una encantaclom muchach:t. Alta, esbelta, blanca, sonrosada y con na oyuelo en la b~rba que era uu verdatlero ni• do de amores. Y penlone u ted la comparacion. Juan la amaua é iba á sn casa con buenas intenciones. Pensaba olvi clal'!a as! qne . hubiese obteni­do algunas pruebas de amor . .Me parece que sus intensiones no po•ll'ian ser mejores. ¿Y Antlres? preguntarán ustedes. ¿Por qné se batió ? ¡ Cómo ! ¿no lo han adivinado ya ? Allllres amaba á Paquita. La habia visto una noche en el teatro de la Alegria y su cot·azon saltó de gozo. Los ojos ue aquella señorita !e habian es­clavir. ado hasta las nñas. Desde entónces empezó :1 suspira:·. Y á hacer verso~ qnc podían ardet· en un candil. ¡Buen cuida rlo se dió el pobre mozo do contar al respetable público, en letras de molde, el amo1· que lo devoraba! ¡Qué lástima que no se conmoviesen sus. lectores l Pero el público es así. Le cuenta un -poeta callejero sus cuita/3'~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6 EL CAUCA. Fns mo.Toeotn bs penas, Y. el público se en­coje de homlJro~:. ¡Alma deJe picura! el entusia~mo tlc Jos quince niítl .. Porque ,Juan teuia c:-ta edad, poco má~ v ml'nos. YI. ¡Y qné houita dolo,·a hic:ieron los fiori'o n 1uellos! -J~1:tn. !JIIC p:Jitlo e t:\ usted! Pero hoy 1]\\i.' vivimos al rnpor y r]tle c·l dos se-, prog1·e··o ha :H.:ortat1o las distnJH ia:, ( 1 niiío ' emplea méno · tiempo en hacr Anu.·c~ (mny conocido E'll ll ca .l, {\ }, no•·, ael a1mnerZQ ) Par¡uitn .abia ya c1ne A u ires no hab' :l mncrto. ¡ IIn' ·:a trn do 1111 dueio! ¡Y luhin , alitlo vence.lor! ¿ ( ' s c:lrazon no e: ret dia ya c:u t 'aLr, Cti\'O ~ Y ...... ¿ por '!llé oe;nltarlo? Aquellos' r· SOS ( n DjlÍllÍOil deJ nn' 01') tJe~pcrta•·on Jo á tanto en· celes mfl$ horril,Jc en el cor'\zon de Paq•tit . Porq.w Pnq litn te,lÍfl corazon, Flolo que lo , n t o. 1b1·o conió ile boca en hoca. r ' Jos :e scñ: la ·Jan con el dedo. ' 1pezaha {, populariz'lr c. ¿ ivimo', ó no en t·l siglo "·rx? 1 Cl:ll'O! IX. "':! \'alol' da nuevo encanto al hombre. 1 n ho111hrc pnccle hacCJ'SC interc ante te· n · ·ntlo mneho:> a e atJ:os. ·. el Yr.lc•r que agrad:~ á las mujeros. '1'od .s. e disnnla.n :111 amor. To '·1~ procu;·:lll ltacer..;e amables ú. sus ojos. to prce' amente le pa 6 á J nan. ':1.quita empezó á sobres:-~ltar. e. X. 11 orirrc 1 ]el desafío hnbia i·lo nn beso. ¡,;¡;, c;error. Un be o qne hab::\ rt.,liea.,lo J ,;rui en los rojo~ labios de Pa·pita con todo di imnlal.Ja un loco. .·m. 1 ¡ Cosa de niiin!l! En los ·erso!'l e ha Jhb:1. de varios beso ! qne el antor h. bia n eibiclo r¡ la dara ¡, z de 1 1:\ luna y <.n meJio (le 1111 Los,¡ue. olit .. n•)· J\qnello~ nrso Y"n;au. ser e: r~cibo d•J Joq hesos. Paqnitc Re o1ri 16 en sn punt) cic .Tn:tn. J mm no. tniJia h:tl.'l'l' \'ct·so , t1efecto imrer· donnhlc en un aman1c al nso. Por lo t mto, 1'0 bal>~a etcmiz:tdo el be~ que le ' (,, en eunt ro fiOilora.neJondillns y le aborreció jJtJ¡' lo tont . t, Qllé ÍI lporta que J tan h· .icse tenido nn duelo ? ¿No hab'n acndi lo And:·o3 {,él, tl~mO!l· traudo el mismo ·:..lor ; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. 7 E, cierto lJUe ¡Oh mnjere. ¡Oh ! ...... p ro prosigamos. xvm. Sus celos se kl· XTV. Lns mujct·c¡,¡ nnnra ¡1 rdonan qne sus mantc · diridan :m amor entre varias. Es cierto que ella· h:t<"en lo propio. Pero esto 11-1 <¡uicrc dccit· sino que .:on e· IH·m i2·a. rdo- 1';1 IJliC es la mrjor provincia de la ;¡lol'ia di· elta. xn. Paqníta Jc~plcgó toda~esns artes m:1qnia· 1 ~lic>, 1 n,.!\ nb .. r ñ Auc1r ,¡, ~·u,piraba l rerlc. l,o da k¡ L1s mejores flores de su jarllin; lo A Paqnila e le ocnníó p ·cgunt:lr : cnal prueba. · -¿. Quién c. J,o)a? J>rimeto: (Jllc le tenia 1 erdadcro amor. AnJre~ no tuvo inconvc.mie 1te en re pon-y sr •utHlo que tc11ia jarótico. -Tor1o es t: lso. l)or iin ~ma mai'an.t ...... ¡ :1h 1 (.cómo porlr{ Pr.~uita lo comprcnd:ó todo y a 'f'''P:onzo-p; ntar c:n g-ozo ? Paquitn vió tmos versos de- e de ltabcr abrigado tan ridíc·ulus cclc dic::tdos :~ ella ...... ·¡ Íl ella 1! Hav mnjl>r que ama mucha Yüt.:t) á u¡ , .' ~VII. hom h;·t•, p~>r hncer la competencia á ot ·a. De t1e a ¡nol telrz 111 tante, el amor de An· E. to la cm idia t'U accion. ,r~ en e..~?r••ó e. del cornzon de Paqnita. An•lr•: !leparó e del lado de Paqn:ta y é- 1 J~e ha!ll:t ~ e~·tto unos ".éi"O:;! tn ¡ . ot\'icló. ' ( umo. raLt:mnn us am¡~n.., ! . Oué mujer se ::trove :í ser con l:lnt tr .. ; .\y! t nm~t· po8eyera ~~~~ imprenta,cnún- tá~,l~)e de un amante qne nadie le~ ~h puta. n. ma~ ~on ,m. ta no.harw !...... . Hes¡ ontlcll, Liñas. re ponued. L: lct!·a ltt' molde tiene para la rnu¡er Hlll' - , mngin itn. ·plicaiJie. • · E '!LOGO. \ er n t ombrc en car·actércs de ünprcntr Todal1i tor:, t;cnc sn fin mor. e .. · \.er el ciclo. ta moralcj~ de la nncstra puede rcsunir •) Y es nattli·al. El periódico cone ele ma· en los siguientr' t.Jnuirto" : 110 en mano, p nctra en to
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 1

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 16

Por: | Fecha: 22/08/1874

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. ASO II. e NUMERO 16. r-~~ ~~~~~~P?~~~~~~A~G~OwS~TO~~~!w7~~·~~~-~ TRIM.~~- RAM1REZ y RIVERA, EDITORES. ALGO SEIUO. Señores Editores de EL CAUCA. Estimados señm·es : Como el verbo es la palabra primoruíal del discur o, viene de aquí que 11egun lo con· jnf!nemos bien ó mal en el uso comun, cobra nue tro lenguaje un aspecto gcueral rle co· Fu! ayer á visitar á mi ilustrado amigo y necc:ion ó iucorrcccion, pot· bneno que sea ' catedrático el señor don Haf~tcl I,Crsonn : la que ha· da su lectura, supliqué á su autor· Re di~nara bla 6 prinzem ,)Crso;w; ULJnolln á qnicn se dármela para pnulicarla inme1liatamentc; habla ú sq¡uwla )'CI'WlUt; a<¡uclla de quien pero 61, tan modesto como ~emero~o de qnc fie habla, 6 terecta J'Crsonu. Las }Jalahras sus lectores no e:::tmie en dt> acucnlo ~ou la con r¡ue las ta dct J?ersona singular y plural. carta, que me hace único responsable Jc la 1'liay en la segunda persona pluralidad publicacion arriba expresada. ficticia cuamlo se dice vos pot· tú, represen· Soy de ustedes humilde servidor, - tándose como multiplicarlo el individuo en J. M. VEL.\.. co CA ' TlLLo. señal de cortesía 6 re. peto; pero ahora no se u a este vos sino cuando se habla á Dios 1 ó á los Sántos,'' 6 á personas con tituidat> eu i ;dta JignidaJ ; ' eso, cu ocasiones solclUue / Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. solamente; bien entendido, que vos ha de Paralelamente resultan estas otras conse· maridarse con las terminaciones verbales cuencias : plurales (y de ningun modo con las singula· l.~ Que el clá\ico tuteo no puede ser ja· . res) de segunda -perHona. mas un \icio. . "Hay una tet·cera persona ficticia que en 2. ~ Que el tuteo, regular como es, trae señal de cortesía y respeto se sustituye á la las elegantes terminaciones verbales singu· verdadera; atribuyéndose, por ejemplo, á la !arce y plurales de se~nJa pet·sona. majestad del rey, á la alteza del príncipe, á 3. ~ Que este elegante tratamiento es na· la excelencia del ministro, todos los actos de turalmente para ordinario, familiar y amia­estos personajes, y todas sus afecciones es· toRo. pirituales y corporales: Su Majestad anda 4. ~ Que el tuteo, á diferencia de !'trata· á caza; aún no se ha desayunado Su Alteza; wiento de usted, ustedes, es expresivo y enér­Su Excelencia (luerme. Y si les dirigimos gico. Compárense sino estas locuciones: la palabra, combinamos la cualidad abstrae· ':Usted y ella serán .felices," " Tú y ella sereis ta de tercera persona con la pluralidad ficti· .felices," "Voy á S!t casa," " Voy á ttL casa." cía de segunda: Vu est1·a Majestad, Vuest1·a "Usted es ·un loco,'' "Eres un loco." Nótese • Alteza, Vuestra Patern·ldad. Algunos de la flojedad y lo indirecto de las unas y el estos titnlos se han sincopado ó abreviado en vigor y lo directo do las otras. términos de haberse casi oscu1·ecido su ori· 5. ~ Que el expresivo tuteo, á d.iferencia gen, como Vu es tra Señoría, que ha venido á del tratamiento de ust ed, tLStedes, permite la Jlarar en Usía; Vuest1·a rne1·cul e1~ Ulited." elípsis ó supresion ue los pronombres las De aquí la abreviatura Vmd. · más veces, sin riesgo uc ambigüedad. Ejem· "Esta tercera pe1·sona ficticia tiene singu· plos: o lar y plur~l: Sn ..Jfojestad, Sus Majestades; a) Si, terminada una entrevista de dotJ Usía, Usías; Usted, Ust edes. Constrúya se personas, una tercera, deseosa de saber el siempre con la tercera persona del verbo." resultado, pregunta á una de las primeras á Siendo Usted una abreviadton ele Vitestra quien trata de usted: ':¿Qué le dijo1", la Merced es un tratamiento de tercem perso· interrogada puede preguntar á su vez, pa1·a na aplicauo á la segunda, lo cual, y consi- salir de duda; "¿É'l á mió yo á élP' Esta di· guientementc el modo de con truirse con el ficultad la evade el tuteo, put!t! se habría po· verbo , es una anomalía. De esta y de todo di do preguntar : "¿Qué te dijo,?" ó "¿Qué le lo que precede, resultan las siguientes conse· dijiste?", segun el caso. · cuencias: b) Si son dos 6 más nuestros interlocnto- 1. ~ Que, aunque el tratamiento de Us· res, y hablando de su padre y del de otras ted, Ustedes, sea muy de la lengua, sin em · personas ausentes, decimos: '·Aman mucho bargo, usauo por sistema, con exclusivismo, á su padr e;" no habrémos sido claros, como en todo caso y circunstancia, pasa á ser un si para dirigirnos á nuestros interlocutores, vicio. hubiéramos dicho : "Amais mucho á vuestro 2. oS Que el anómalo . ustul, ustecles, así padre." usado, acarrea el inconveniente de relegar 6. v:s El tuteo lla lugar á laconismoll á qne al olvido las terminaciones verbales singtlla· no se presta el tratamiento de usted, ustedes, res y plurales de segunda persona. sin riesgo de oscuridad. Compárense estas 3. ~ Que el enojoso usted, ustedes no es dos locuciones: "Cuando les avisen á vste· para tratamiento ordinario, familiar y amis· des,'' "Cuando os avisen." toso, consecuencia que viene de su razon e- 7. e1 Vosotros,vosotras, distinguen eleexo, timológica. cosa que no suoede con el comun ustedes. 4. ~ Que dicho tratamiento es laso, poco J.>udieran hacinarse muchos é inconte&t.a· expresivo y enérgico, consecuencia que vio· bies ejemplos, pero lo apuntado basta y so· ne tambien de su razou etimológica. bra. 5. ~ Que en muchos casos no puede hacer· Adoptemos para nuestro diálogo familiar so la elípsis de usted, ust edes, so pena de am· el tuteo, el tuteo completo, que no consiste bigücdad. en decir tú á nuestro interlocutor, sino tam· 6. oS "El vos de que se hace tanto uso...... bien, y principalmente, en adoptar las termi· en el diálogo familiar es una vulgaridad que naciones verbales singulares y plurales de se..- . debe evitarse, y el construirlo con el singu· gunda persona. lar de los verbos una corrupcion insoporta· 'l'uteémonos en nuestro diálogo familiar; y ble. Las formas del rerbo que han de cous- hagamos de ello nuestra gala de buen tono. t t·nir se con vos son preci samente las mismas 'futeémonos sin hacer caso de la objecion <¡ne se construye n co n voso tros.". qne nos preRentl} la preocnpacíon , tachando • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / EL CA UCA. el tuteo como pedantesco é irrespetuoso ·; pues esa dificultad no merece considerarse : lo valiente no quita lo cortés. Adoptemos para nuestro diálogo el tuteo, .s. el tuteo completo; que atendidas las cir­Cllnstancias actuales del lenguaje de la parte culta de Popayan, habremos hecho mucho en el sentido de corre¡¡irnos. Damos uua b1·evísima instrttccion ; breve, porque la analogía hará todo lo demás. CONJUGACION. Ustedes escrib-irán. COPRETÉRITO. Y o cant-aba. Yo cos-ia. Y o escrib-ía. Tú cant-abus. 'l'ú cos-ias. Tú escrib-ías. Usted cant-aba. Usted cos-ia. Usted escrib-ía. P. Nosotros, no~otras cnnt-abamos. INDICATIVO. Presente. S. Y o cant·o. Y o cos·o. Y o escrib-o. Tú cflnt-as. 'l'ú cós·es. Tú escrib-es. Usted cant-a. Usted cos-e. U st.ed escrib-e. P. Nosotros, nosotras cant.amos. Nosotros, nosotras cos-emos. N esotros, nosotras escrib-imos- . Vosotros, vosotras cant-ais. Vosott·os, vosotras cos-eis. Vosotros, vosotras csc1~b-ís. Ustedes cant-an. Ustedes cos-en Ustedes escrib-en. PRETERITO. S. Y o cant-é. Y o cos-i. Y o escrib-í. Tú cant-aste. Tú cos-iste. Tú escl'ib-iste. Usted cant-ó. Ud. cos-ió. Usted escrib-ió. ~ P. Nosotroll, nosott·as cant-amos. Nosotros, nosotras cos-imos. Nosotros, nosotras escrib-imos. Vosotros, vosotras cant-asteis. Vosotros, vosotras cos-isteis. Vos'otro!l, vosetraa escrib-isteis. Ustedes cant-aron. Ustedes cos-ieron. Ustedes escrib-ieron. ,FUTURO. S. Y o cant-aré. Nosotros, nosotras cos-iamos. Nosotros, nosotras escrib-íamos. Vosotros, vosotras cant-abais. Vosotros, vosot~;as cos-íais. Vosotros, vos0tras escrib-iais. Ustedes cant-aban. Ustedes cos-ian. Ustedes escrib-ían. POSPRETERITO. S. Y o cant-aria. Y o cos-ería. Y o escrib-iría. Tú cant-aria8. Tú cos-erías. Tú csorib-irias. Usted cant-atia. Usted cos-ería. Usted escrib-iria. P. N o¡¡otros, nosotras cant-aríamos. N osott·os, nosotras cos·eriamos. Nosotros, nosotras escl"ib-iriamos. Vosotros, vosotraR c::~nt-ariais. Vosotros, vosotras cos-eriais. Vosotros. vosotras escrib-iríais. Ustedes cant-a1·ian. Ustedes cos-erían. Ustedes escrib-i?·ian. SUBJUNTIVO. Prcaente-Futuro. 123 Y O COS·e?·é. Y o escrib-iré. Tú cant-arás. Tú cos-erás. S. Y o cant-e. Y o cos-a. Y o escrib.a. Tú escrib-i1·ás. Usted cant-ará. Usted cos-erá. Usted escrib-irá. P. Nosotros, nosotras cant-arémos. Nosotros, nosotras cos-erérnos. Nosotros, nosotras escrih-irémos. Vosotros, vosotras cant-areis. Vosotros, vosotras coa-ereis. Vosotros, vosotras escrib-ireis. Ustedes cant-arán. Ustedes cos-e1·án. Tú cánt-es. Tú cós-as. Tú escrib·a8. Usted cant-e. U &ted cos-a. Usted escrib-a P. Nosotros, nosotras cant-emos. Nosotros, nosotras cos-amos. Nosotros, nosotras escrib-amos. Vosotros, vosotras cant-eis Vosotros, vosotras cos-ai~. Vosotros, vosotras escrib-ais. Ustedes cant-en. Ustedes cos-an. Ustedes escrib-an. FUTURO. S. Y o cant-e. Yo cos-a. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. Y o escrib-a. Tú cánt-es. 'rú cós-as. Tú escrib-as. Usted cant-e. U stcd COS·II. Usted escrib-a. P. Nosotros, nosotras cant-emos. Nosotros, nosotras cos-amos. N o8otros, nosotras escrib-amos. Vosotros, vosotras cant-eis. Vosotros, vosotras cos-ais. V os otros, vosotras escrib-ais. Ustedes cant-en. Ustedes cos-an. Usted es escrib-an. INDEFINIDO ABSOLUTO. S. Y o cant-ara. Y o cos-iera. Y o escrib-iera. Tú cant-aras. Tú cos-ieras. Tú escrib-ieras. Usted cant-ara. Usted cos-im·a. Usted escrib-iera. P. Nosotros, nosotras can t-aramos Nosotros, nosotras cos-iéramos. N o otros, nosotras e crib-iémrnos. Vosotros, vosotras cant-arais. Vosot1·os, vosotras cos-iérais. Vosotros, vosotras escrib-iérais. Ustedes cant-a1·an. Ustedes cos-ie-ran. U::.tedcs escrib-ieran. INDEFINIDO CONDICIONAL. S. Y o cant-ase. Yo cos·iesc. Yo escrib-iese. Tú cant-ases. Tú cos-ieses. Tú escrib-ieses. Usted cant-ase. Usted cos-iese. Usted escrib-iese. P. Nosotros, nosotras cant-ásemos. Nosotros, nosotms cos-iésemos. Nosotros, nosotras escrib-iésemos. Vosotros, vosotras cant-aseis. Vosotros, vosotras cos-iéseis. Vosotros, vosotras eserib-iéseis. Ustedes cant-asen. Ustedes cos-iésen. Ustedes escrib-iésen. IMPERA.TI"\"0. Futuro. S. Cant-a tú. Cos-e tú. Escrib-e tú. P. Cant-acl vosotros, vosotras. Cos-ecl ''osotros, vosotras. Escrib-id vosotros, vosotras. Al tenor de los tres modelos que preceden, Re conjngan todos los demás, por regla gene· ral. Por lo demás, inuicnremos algunos yer­ros especiales. A mayor abunJamiento, y para mayor claridad y seguridad ortológiCfl, marcamos las tilues dllas vocales acentua­das. El plnral del imperativo de los verbos pronomiuales termina en aos ó en ·ios. Ejem­~ os : an!ans, lJaseaos, 1·esolveos, moveos, ce· flfos, vestws. DA.RTlA.RIS"liOS. A más. Ceués. · Partís? Andá. Cantá. Comé. Cosé. Oyé. Voltoá. A mastos. Crcistcs. Pee en el pueblo na< la que decir de ello."· de ser un matasiete y un embnstero plagado Y esLo qne aconteuió con esos personajes, de trampas, y ella una manirota y una uas- pasó con todcs los do sanas inclinaciones. quivana; pero álguien había descubierto sin ¿Quién ha gnstaclo las inefables delicias que duda la vida qne verdaderamente hacían, y trae con igo el.~er bneuo,qne se resigne vol un­los buenos los miraban con de ·confianza y lo:.i tariamcnte á abandonat·las? OuauJo eso se tachaban de hipocritoncs. haue, se hace siempre á la fuerza, y el vencí- Una de las mejores casas del pnobb esta- do en esa lucha llora, más pronto ó ~ás tar· ba habitada por dos hermanos, los dos muy rmano do don Anselmo, OintmPut, London." d 1 JI b. 1 lla. JlrJ"aüo li ser necesario el dar publici lll'Ojl!U'aCionos, de suerte que estos sugetos verifican gticña y poco aprensiva, que le tcni:l' sorbido t
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 16

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 12

Por: | Fecha: 25/07/1874

EL C! IJCA. PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVE~TUD, RAM!REZ y RIVERA, :EDITORES. DESPEDIDA. Con una positira pena me ausento de la culta y hospitalaria Popaynn. En la Diócesi de Medcllin,para donde par­to, como en cualquiera otra parte. esturó to · po icion de mis bondado­sos amigos de l'Sta ciurlad. El recnerclo de Popayan me será siempre grato i en todo tiempo pronunciaré su nom­bre l~On simpatías y reconocimiento y ha1é ,·otos al cielo por 1::~. pr<¡periJad sin tin de e ta Dióct'SÍR, de su actual cligníf'limo Go­t, ierno Eclet~iástico y de su Seminario mo­delo. BALTA.SAll. V.ÉLEZ V. Popayan, 18 de julio de 1 74. * * • De hemos fila bondad del Pre~bitero Sr. doctor Balta~ar V élez V. el poder· adornar la columnas ~le nuestro periódiCO con lo bentiJos V<'rso. que se hallarán á contitltla· cion, y con otros, no méllOt! sentidoR, Jel diFñor V éle~ y que pnblicnreroos en nuestro núme­ro próximo. No dudamos qne su lectura producil'á en nuestros abonados la mi, roa dulcí8ima irupresion que produjo en noso · t.l'Ol:l. C . .\RTA A LlJCRECU, (*) 6 CONSEJOS Á UNA AMIGA. tnsayo literario dedicado muN respetuosamente al señor don Miguel Antonio Caro, eb prenda de amistad. l. 'fe vi: Lucrecia, y en el mismo instante todo mi sér simpatizó contigo i era tu hermano, me torné tu amigo¡ j tú eres mi hermana, y ya mi amiga hoy! Tampoco, amiga, tú me conocías aunyue lo que era yo tú no ignorabas; V!*) .~,¡a. virtuosfaima é inteligente so~orita. Lucrecia élé't, pnma hermaná del autor, ya me viste por fin cual lo deseabas v tn sét· con mi sér simpatizó. Por ell_o te bendigo, y pido al Cielo que be.nd1ga tambiett tnis simpatías y que JUntas las tuyas oon las mia~:~ tengan fliempre de Dios la bendicion. Haz tú lo mi ·roo, desprecianrlo al mundo que; necio, insulta lo que no comprende, q11e no conoce fl •!l mujer, y entiende que es para el hombre su amistad amor. ¡ Qu~ el hombre y la mujer no son ::.migos! ¡su amtstad es am01·, amor odioso! ¡que hay sexo eula amistad! ¡ qne es amoroso todo aqnello qne exista entre los rlos! Eso e!! la ~a mismos totnaránse en bienes si el hornure quiere y fhl penlon aL:anza: "Que es bello el m un do, que la vi lla es Lclla, y Dios en todo ~>n bondad derrama: qu~' sólo en (:!la uo baila~~~ contento un corazon que lo imposible arua :'' {*) Que Dios consiente ~1e en el mnndo todos lloren miserias y que sufra el alma y es porque quiere acrisolar sns hijos al fuego del dolor, como la plata, Ó po•·qne, hlanilo. quiere corregirnos m"s bien aquí nuestras odiosa!~ faltas, ca•la falt:l engendrnndo su caHtigo y el castigo engendrnudo la eBperanza. ¿Y será esto cles,qtacia, amiga mia ? ;, Rerá odio de Dios, 6 su vengan1.a? N o! jamas ! nue$tros males EL permite en prueba 6 expiacion, pero ÉL nos ama 1 Su justicia es más bien misericordia, y en sus castigos s8 bondad •·esalta. ¿Si hoy aquí justicif'rO nos corrige, no es para darnos la salud mañana? IV. Miente quien diga que el plar.er es dicha sólo porque es placer y nos embriaga; miento qnien diga qno el dolor no e¡¡ bueno porque él hace bufrir y nos quebranta. Que un placer que al gozarlo ya nos priva no otro mojo•· placcl', eso es desgracia j y un dolor que al ~;ufrirlo nos rerlime de otl'O mayor dolor, rla viua al alma. La abeja, dicen, saca miel más dulce de las flores y yerbas máR amargas¡ y un cristiano, mejor ue las aLejas, ¿ saca•· no puede el bieu de su desgracia 1 Tú, Lncrecia, cn:1ndo o•·as, no le pides á Dios que aquí su voluntad se haga? y no es de fe, Lucreda, v no es de dogma qne nada en este mundo se hace, nada, Si Dios no lo consiente ó lo permite, si ÉL no lo ordena, lo prescribe 6 manda? Si existe el mal, nosotros lo queremos y somos siempre su primera causa! N un ca, pues, te lamentes, no lP amiga, llamándote infeliz, infortunada, que esto fuera insalLar la Providencia · tú sí e es feliz y su hija grata. . (*) Zorrilla . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA .. . V. Cultiva siempre el sobemno númen qne en tu alba trente juvenil irradia, y el sentimiento que chispea en tus ojos, y las virtudes tJue ennoblecen tu alma. Por ilusiones alimenta idens, y en lugar de deleites @speranzas, que eo fqgaz el placét· de lo& sentidos y los goce:~ mot al es nunca acaban. N o leas nunca escritos que perviertan: lee lmitacion de Cristo y Biblia Santa: y por ''castillos en el aire" form:~. una imaginacion que sea tn esclava; Nunca frecuentes sociedades necias: no salgas de tu hogat·: medita y calla : los mejores amigos son los libros : el mejor libro la moral cristiana. Oyo siempre la voz de tu conciencia, que ella te hace feliz y no te enaaña; siempre obra mal quien ob~ co~tt·a ella· 11iempre ohra bien quien Sll p1·ecepto acata. Y si hay alguno que tu mano quiera queriendo darte lo mejor de sn alma; y 1:1i ase alguno te ama y te comprende y tiene digni ad, no una alma baja ; Sea rico 6 pobre: sabio 6 ignorante, n.oble 6 plebeyo, sin renomure y fama; stempre que e o hombre las virtnde tenga q11e rettuiere un esposo; dale tu alma! Dalo tu sér, tu corazon de virgen ; y házle ~;iempre feliz, mujer cristiana; y edt'toale, y perdónale si á veces SllS santos juramcnLos él quebranta. .......................................................... VI. Pe1·dóname, Lncrecia, si hoy te digo lo mismo qne conoces bien y guardatt. ¡ Estos consejos que te doy, amiga, son más hien al retrato de tu alma J Lo que yo te aconsejo y te deseQ es en ellos feliz perseverancia. Persevem, Lucrecia, eu tus virtudes aco~paña mi nombre á tus plegal'ias ! L. N óB. H?y, corregida y reformada por éste, se pu· bhc\\ por segunda ver.. Entre las várias felicitaciones diriaidas al autot· con motivo de su anterior produc­cion, sobresale la siguiente: A. L. N 6 B. Queriuo amigo nuestro: Hemos leido tns bet·mosos versos ó mejor dicho, tu robusta carta, en que á Lucrecia, con brillante estilo, le muestras toda la bondad de tu alma. Y el entusiasmo que á la vez sentimo~., y que nunca lo expresa la palabra, quisimos trasladarlo, aunque imperfecto, sobre esta hoja satinada y blanoa. 1 Qu6 bien se dice lo que bien se siente 1 ¡ Qué bella entonacion ! ¡ Cuánta enseñan1.a f ¡ Circunscribir un mundo de consejos en los estrechos lindes de una carta 1 Eso no es dado, talentoso amigo, al que no siente del amor la llama, al la enna. rom­perá al caho la cadena de los brazos que lo ujetan al r<•gazo dt: su madre, aflojará poco á poco los vínculos de la familia, se abrirá la pri ion de la raF.a, se emancipará, en fin, do la antorid:td tlel pa(he. Ya es hombre; sabe, quiero y puede¡ os Jihre. Esto hombre libre no gozat·á de&de eso momento ni un instante de libertad. Lo pt•imero ojos negros 6 azulrR qne lo miren desde el bcijo ro:~tro de alguna mujer, lo harán ~u prisJOnCJ'O. Ella, hé aquí el tit ·ano, Él, hé aqní el e.clnvo. Ella es tona de los aft>ctos que esclavizan su corazon; Mi stwumhe á la tir·a­nía de la verrlatl y de la lógica, que estre­chan en cot·ar.on y su ententlimicnto; si es est:lavo de ¡;ns d ebere!!, Riorvo en la familia, canti\·o en el hogar (loméstico ¿será libre en la sociedad en que vive? Lll pregunta es grave. J OSE SELO.\.S. A JESUS SACR ,lME~T,lDO. Dios de piednrl! ¡ Jesn!l Sacramentado t escucha al pecador anepcntido 1110 al pié de tus altares, humillado, perdon te pide por haberte hel'ido. t:ln pob1·e corazon acongojado en llanto se deshace entristecido : lleno eerás por siempre de a:abanza si su delito tu pen.lo11 alcauza t La lnz de la. razou mi alma ilumina; del vicio y del el'l'or dejo el sendero ; conozco la verdad de tu doctrina y morir á ofenderte yo prefiero. Tu diefltra omnipotente hoy me encamiM rlonde el perdon de mi pasado espero ...... Oh ! cuánto nlivia al corazon contrito el !lanto que le arranca sa delito ! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAlJCA. Tn dejas el rehaño, ¡oh Dios clemente! psra bnscar la oveja d('t:1caniacta; en una cruz espirat~, y es tu frente con agudas e8pinas traspasa'b; mas Je eba cruz dooflo yadas pendiente fijabas en el hombre tu mirarla y la~ pnertatl del ciclo le mostrabas que con tu pura sangre rescatabas. Te amo, Señor! pero de U no ~s digno el amor de un manchnclo COI':lzon; mas, aun~ue soy de tn piedad ind1gno, imploro en mi dolor tu compa¡:ion. Escucha mi plegaria, ¡ ob Dios benigno! y mi delito alcance tu perdou: · íú no desoyes nnnca al que humillarlo · illlplora tu piedad por su pecado! }ÜMON BALCÁZAR G. Popaynn. 1874. HISTOUU DE UN DESGR.U'UDO. AL INBPIR.A.DO POEU MANUEL L. LORENZO. "Yo no naci. Tuve la de gracia de que me nacieran. ¡ Qué ocurrencia la de mis papás 1 Mi marlre falleció al darme !l lu:t. Mi padre no pu(liendo sobrevivir á tan ecn~ible pérdida, me Jijo: ¡abur! y mtnió de cara á la pareo. Q~t!dé solo ...... ¡ 11olito! Dicen que al nacer· rompí fl llorar·, como si pre¡¡iutiera todas las desgracias qne debiao a¡.¡lastarme más tardtJ. Me llamo Cornelio. llli avcllido es su¡.¡craubuodantcmcnte ho­rriblt! . .M u llamo ...... ¡Manso 1 ¡ Oh ! no puedo peusar en estas co¡¡as sin dc:;tallccer. Sin ~erder el color. Porque toJo lo J!ierilo, todo, todo. Si voy al tt>atro, be me extravía el billete de~de la holeteria á la puerta de entrada. A veces me busco yo mismo y no mo en­cuentr ·o. Y es que estoy fuera de mí. No sé donde tengo la eabcza ...... ignoro las s1.•ña~ de su domicilio. I.as geotea me llaman perdido ...... Y, Hiu embargo, para pedirme dinero to· do el mundo me encuentra. Soy feo. Bastante feo. Moy feq . .. V arios capitanes de buquo han querido eontratar·me para mascaroa ele proa. Sin duda abrigaban el de eo de que aleja-ra con mi presencia á los tiburones. Ha dicho, no sé quién, qne el hombre des· graciado es capaz de caer de e8palclas y rom· persa las narices. Y o soy una prneba latente de tan hiper­bólico aforismo. ..... N a líe gasta consideraciones conmigo. Hago un tavor y no me lo ag1·adecen. En eambio, m~> aplastan involuotariamen· te u u callo, y doy las gracias ...... Y es que digo para mi: "podían haberme aplastado dos." Y me consuelo. Por cn!dl]uier obsequio que milagrosa meo· te me hagan, doy dos millones de graci&s. Y á fuerza ele tlar· tantas, me he quedado tan desgraciado. Para mi, la Providencia nunca 6Stá en casa. H.ecnerrlo ·que en el año de 1868 vivía en un pueblo dl:ll carn1~· Habi~ una sequía atroz. Hacia (\atoro~ meses que no había llovido una sola gota. LaR cosechas estaban completamente per~ ditla. El pueblo hacia rogati\'11!1 al cielo para que se apiarlara de su creciente miseria. 'l'odo era en vano. Ni una sola n•1be ap<1recia en el horizonte, ni la e11pet anza renncia E>n los corazones. Sin duda tHl habían remitido aquellas royatiNas por la línea del Oeste, en cuyo caso narla de extraño tenia qne no llegamu á sn destino. Eutónces tuve una inr;piracion feliz. .Marché á Buenos Airell, compré un carga­mE> nto de sombrillas, y me trasladé otra vez al pueblo aludido. -Voy :\ hacer mi agosto, peoliaba con cierto regotleo. Pero mi eFOperanza quedó presto desvane· . ciCla. Llo\ ió doll años seguidos y no veodi una sola so m brilla. Comprt> deRpnee paragoa~:, y no tengo no­ticia de qne haya vuelto á llover en el indi­cado punto. Cierta vez abrigué la pretension de oasar· me. Mis prendas flsicas no eran las más pro­piaK para cautivar el sensible corazon de una doncella, pero no desmayé, por aquello de qne nunca falta un roto para un descocido. Me dediqué á bnscar novia, en mis ratoe de ocio. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CA UCA.' 95 Pot· fin cncontt·é una, más fea que yo (y Ni ha hahirlo vieja verde que no me bnya esto que no puedo serlo má~) . declat'ado stt pasion. Concet"Lamos la boda y uos dirigimos al ¿, Qnieren ustedes rlesilichag m~s morroco· templo. . tudas? pues no las hay en plaza. Pero cat.en u!lterles qne á las miRma!l puer­tas ele la lgle~ia apan•cc un antiguo amante de la amojamada beldad, y sin l'ncomendarse á Dio!~ ni al diablo,~ dió tal paliza, que todavla me duele. 'ferm!nada ~sta, entramoa en el templo. Pero ¡oh dolor ...... momentáneo! el cura f!e negó á casarnos. -El novio no es cristiano, dijo, miníndo-me con ojos de basili~co. -1 Cómo que no soy cristiano ! -No, señor. -Pm•¡~ yo recnet·rlo, á pesar de que era muy chiquito, haber recibido las aguas bau­tismales. 1 Si pot· poco me ahogan 1 -Sí, pero le acaban rle romper á ~lSted el bantis1fw, A la puerta del templo, y es como si no Jo fuera. En fin, no me qnit~ioron~asnr. Y ahot·a recuerdo con gratitud la noble accion del cura. ¡ Es el único beneficio que he recibido en mi desastrada vida 1 Todos los billetes falsos van á parar á mi bolflillo. Parece que se nto á este ex~·elente y p•>pular pianiRt.a? Pues es tan enhieBto, tan espigaclo, tan puntiagudo, tan liso, tan alto ...... que atrae el rayo. En inviemo estoy abonado á las pulmo­uíafl. En verano estoy suscrito á todas las epi· demias. Con qne ...... En las tl:'rt.nlial'l rompo inanvert:idamente cn:mta ' f los silleroP. Cnando me es necrRario rccorclar 11lgo y eoho un nudo al pañuelo, se me extrav1a é8to. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 96 ELCAUCA. He dicho 1ue to<1os los perros me muer­den: quizá han oido decir que soy bncno como el pan. Nadie me élll las buenas noches. En cam­bio los mo . quitos y el amor me las han da­do muy malas. Mi historia puede :sintetizarse en dos pa· labras: ¡la rnar! A máR mujeres hn perdido el oído que la vista.-Lowno y Caseta. I. .. as mujeres no tienen en la Yida más que un negouio importante de qué ocuparse: y es­te es su cnsau>iento.-..il'Iery. HaRta aqui la historia .Man~o. Sin las mujeres los el os extremos de la vi· da et~tarian sin socorro, y el medio sin placer. do don Oornelio Indiano. El relato ante1 ior le debemos á una ca­sualidarl. La tatalirlad ha queriJo que fuéramoR no­sotro, los historiadores rle tan infeliz penso· 11aje. ¡Sólo e~Sta desdicha le faltaba! Querido lector, lloremos una lágrima so ­bl e tlln g1·nn
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Por: | Fecha: 04/07/1874

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. RAM1REZ y RIVERA, EDITORES. EL HO~IBRE LIBRE. Es Vago, segun la definicion más COJ'I'Íen­te, aquel que no tiene modo alguno do vivil· conocido, cuando precisamente la vagancia C~S la manc1·a de vivir máll conocida que hay en elmuudo. Y a se ve¡ la villa es una lámpara qne arde por más 6 ménos tiempo, y necesita indispen­sablemente una c~ntidad mayor ó menor de nceite que alimente la lla1a ¡ la sustancia in· dikpeusable para que arda la lámpara se lla­tna dinero. Para v1vÍt': pues, más 6 ménos tiempo, me­jor o peo1·, el hombre neceRita proporcionarse ante todo y sobre todo una cantiJad líquida. P:ll'cce que debía entenderse por motlo de tivi1· la manera de con . umir esa c,antidan divino se refugia en la movilidad de un cll' recho pu­ramente humano; lo que era una necesidad se ha convertido en nn negocio. Colóquese al hombre pactando con la so­ciedad y se le verá pe~1· mncbo y ofrecer po­co! 1? quená todo por naua; en una palabra, ex1gu·á torlos los derechos y se negará á to­dos los deberes. Para f?rmar parte del conjunto: para entrar en la SOCiedad, se asegura que el hombre tie ­ne precision ele hacer el sacrificio de una parte de su libertad de salvaje; pues bien, esta par­te d~be ser la ménos posible; y si llega á con­seguir que el individuo no haga sacrificio nin­guno de su liLertad, se nlcauzará la plenitud de la civilizacion moderna; esto es, la feliz combinacion ~e estos dos términos: el hom­bre salvaje y la socieuad culta. Ahora bien; cuantos ménos vínculos suje­ten al hombre á la sociedad, mfls libre será el hombre; por con~guiente el Vago es el ciu­dadano más perfecto onlas sociedades forma ­das por El Contrato Social, porque es el más libre, el que tiene más derecho y ménos de­beres; en una palabra, el que más recibe y el que ménos rla. En ~ociedatlcs constituidas por la accion permanente de e ·e contrato continuo, los in­Jivi< luo que adquieren los derechos sin la re­trii. Jncion do ningun deber, que viven en ellas, digámo&lo así, grátis, son venl::tderamente los socios de mérito de In sociedad presente. 'fal e. el Vogo, elemento fl otante qne nace eu el fondo y vi\'e en la superficie, y que se­mejante á Simóuidcs de pues del naufragio, puede decir: "Touas mis riquezas van con­migo." E el sér completamente emancipado y per­fectamente libre; que se lc\'anta sobre loe es­combros de la última tiranía del trabajo: lle­va á la sociedad to,]as su necesidades, todos sus apetitos, todos sus vicios, y recoge en ella todas las sati facciones. Es el verdadero salvaje en medio de la ao­ciedau culta. N o es padre, no es hijo, no es marido, apé­nas es ciulladano, porque no le queda tiempo más quP. para ser Vago. Ilabia de vivir en medio de un bosque de árboles; pues vive en medio de un bosque de hombres. Dónde está? En todas partes. En las casas de juego. En los clubs. Ti 11 1 ,.,:_ t" ... 4¡., Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. J~L CA UCA. G7 En los corrilloA. Es el público de todo esc~naalo, el coro de toda infamia, el cortesano de toda iniqui­dad. ¿Cuál es su crimen ? ¿ Será por vcntur~ ha­berse ingeniado la manera éle ser más ltbre que el resto de los hombres? Además la Ya· gancia es una indu~ria. Pero el Vago por lo comnn, Yire, gasta, triunfa y brilla; ¿de dónde, pues, saca el ca­pital que disipa? Es verdad, pero en ninguna parte del mun­do civilizado se considera como delito la for­tuna de encontrat·se una mina. Por lo demás, no hay nn sét· más activo que el Vago, porque no se sabe lo que es ca· paz de hacet· un hombre libre de toda ocupa· cion útil y boue . ta. - Direis que el Vago no sirve para onda, y sin embargo pot· eso .mismo es materia clis­pnesta para todo: la ganzúa no es llave ele ningnna puerta, y precisamente por eso sir­\' e para abrirlas todas. Suprimid los Vagos• y al caho de algnn tiempo habrá que poner en la puerta de las cárceles un letrero que lia! Baja Arturo al t>ccitlente Bañado en púpura régia, Y al soplat· del manso Alicio J,as eólia11 arpas ¡menan; Gime el a>e sobre un sauce Perezosa y soñolienta, Se respir,l un fresco ambiente, Huele el campo á flores nuevas; Las campanas de la tarde Saludan á las tiniebla , Y en los brazos del reposo Se tiende naturaleza ! ...... ¡ Y tus ojos se han cenado ! ¡Y llegó tu noche eterna! Y he venido á acompañarte Y ya estás bajo de tierra! ...... Bien me acuerdo !-Xace diez años De aqnella santa promesa, Y hoy vengo á cumplir mis votos, Y á verte por vez postrera! Ya he sabido lo pasado ...... Snpc tu amor y tus penas, Y hay una voz que me dice Que en tu alm:1. inmortal me llevas . :Mas ...... lo pa ado fné gloria, l'ero el pre Pote, FIDELIA, El presente es un martirio, Y o estoy triste y tú estás muerta! JUAN ÜLE~ENTE ZENEA. EL AliOR. El amor es una locura. El hombre que se enamora abdica su ra­zon. ¿Y todavía habla como un energúmeno en lof! clubs y los cafés, de &us libertades y de sus derechos ? Bonita libertad la suya ! La vtda es para él uu pref:lidio. Su alma arrastra la cadena de sua pasiones. Cadena de hierro, cuando la fotja el vicio. Cadena de flores y espinas, cuando la teje la mujer. ¡Pero cadena 11iempre! U na mirada quebranta su vol untad. Una sonrisa usnrpa su albeddo. U na palabra esclaviza su corazon. Un jesto de cólera le hace caer de hinojos á los pies de la mujer. Busca la felicidad en el amor y se (menen· tra con nna suegra. Quiere sonreir á la vecina, en nso de sus derechos y de su libertad: y un pellizco terri­ble le recuerda que no se pertenece. Quiere envalentonarse y dominar á su mn· jer, y una lágrima 6 una sonrisa desarma su cólera. Quiere ser el amo y es el esclavo. Quiere ser fuerte y tiembla en presencia de una mujer. Conquista las ciudades, desafía los ejérci­tos, arrolla al enemigo, avanza en medio de las balas: se cubre de imperecedera glol'ia, y unos ojos cargados de electricidad le derro­tan vergonzosamente. El rugido del cañon no le hace retroceder, y el suspiro más tenue desmaya su corazon. Y todavía nos habla de su libertad! ¡ Y Ee cree fuerte ! CASDflRO PRIETO. RECUERDO. TRADUCIIIO DE LAMáRTINE. En vano el día sucede al día; sin dejar huellas huyo veloz; nada te bona del alma mía, oh ! mi po tt·ero ueüo de amor ! 1\Iis raudos años acumulm·se en mi pa ado contemplo yo, como la encina mira juntarse sus hojas secas en uerrcdor. El tiempo ha puesto blanca mi trente, npcnas cone¿mi sangre yá, fria cual esta tranquila fueute que aquí encadena soplo glacial. Pero la imágen bella que ha hecho mis sufrimientos hermosear, no se envejece nunca en mi pecho, es como el alma, no tiene edad. Y o te he tenido siempre presente; cuando en la tiena no te encontró mi vista ansiosa, súbitamente allá en el cielo te contempló. Allí á mis ojos apareciste cual la postrera vez que te ví, cuando con la alba ligera huiste á esa celeste mansion feliz. Y tu belleza desvanecida allá en los cielos, aún no está; ah! si en tns ojos murió la vida, tienen el fuego de lo inmortal. Aún á los céfiros, tu cabellera con dulce hálito alzar se vé, y en ondas de ébano luego ligera sobre tu seoo vuelve á caer. Dudosa sombra forma ese velo que aun dulcifica tu hermosa faz : Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. radiante aurora que allá en el cielo las sombras últimas á dejar vá. Nace y ap:l~aee al par qne el dia la ardiente llama del vivo sol, 'fú siempre alumbras el alma tnia1 y nunca noches tiene mi amor, Si de los vientos oigo Jos ruidos, cuando la tierra dormita yá 1 sagradas voces á mis oídos. creo E-scucharte pronunnciar. Si esos dispersos fuego11 admiro de que la noche sembrada está, en cada estrella, creo te miro, que á mi mirada le place más, Y sí en el céfiro de gayas flores el suave aroma respiro yo, en sns m{ls gratos dulces olores 'iento tu hálito embriagador. 'l'u mano scea mi aciago lfanto, cuando tristísimo á e evar voy cerca las araA de tm altar santo secreta, humilde cleprecacion, En el desierto te hallo presente y de las nubes en el fulgor, miro tn imágen entre la fuente y oigo en el céfiro to dulce voz. Si entre mis sneñM1 la -vida mia tu mano hiciera breve agostar , en tu regazo despertaría, oh, de mi alma bella mitad l Corao dos rayos de un mismo día, cual dos gemidos que el viento uni61 son una tu alma y el alma mia, y aún más anhela mi corazoo. F. L. D. PRIMA DE (LOS SUSCRITORES ANUALES DE 187 4_., ,POETAS CAUCANOS, ANT IGUO S Y MODERNOS, Formará un libro en cc:licion esmerada, y que contP.nd_rá poe,ías de , Pahnim .. . . ... ..... 00 S ZAol~ob.~diverRa.:í ~ ct 1a es . mos. Cali .. .... 00 • • • • • • • .. • Miguel Young, Jamundí ...... 00 00. ... Fray Leon Sardi. Bu-ta~ent!'l"" Í Jt·ancisco Gucvara. "' • ' ... · · · · · · · ~ Leonte Micolta. Ruga... . . . . . . . . . . . . . . Fernando S:ínchez. Cartago . .. , .. ....... , Simon Arboleda. C1J1-rito.. . . . . . . . . . . . . . Presbftero Putricio Parédef, Buu~osaires .... . . . . . . Gabri~l Manrique. N6v ·tta.. . . . . . . . .. , . . . Ocumo Hurtado. Q¡úbd6.. . . . . . . . . . . . . . Salomon Posso. Al U81' 1 Leopoldo Fontal. mag '· ' · · · · · · · · · ¿ Amador V. Crespo.. Pasto .............. ,, Juan E. Moncayo, T-6.querres.. . . . . . . . . .. Julio Tomas. Jpiáles .. .... 00 • • • • • • • Ramon Ccron. lbm-ra .... . 00 • • • • .... Tomas GuArrero. lliobamba. . . . . . . . . . . . Vicente Espinosa. Tuu;a. . . . . . . . . • . . . . . Tóttes HermanOfl, <:m· taima. . . . . . . . . . . . Folipe S. Paz. Santwuarta........ .. S•íbaa Llñnos, Pmwmá . . . . . . . . . . . . José Marra Aloman. Barbacóas ... , ...... , lldefoueo D, del CMtillo, Manizález........ ... Miguel del Valle, LISTA de los suscrítores de EL CAUCA que han pagado 111 e"ltt• cricion del año segundo para tener derecho ai la pr~, José Marfa. Iragorri. José Rafael Arboleda:, ~':~~/~r~jf~':do~ SnndoTuJ . Crecencio Concha. Miguel Medina y D, Eudooio Constain. Wenceslao Jordan. Man•tol Carvajal V, Antonio Muños F· Apolinar Arroyo. Rafaol Varona, ( continttará.) ¡AL PUEBLO HISPANO-AMERICANO! CUIDADO. Ten~o el honor de anunciar el hecho de que la.s Pfid01 ras y el Ungüento Holloway no se elaboran ni venden e u ninguna parte de los Estados U nidos. Ln.s cajas y los botes de dichl\8 medicino. llevan invaJ ria.blemente el sello del gobierno britúnico, en el que: aparecen grabadas las palabras: "Holloway't Pilla and Ointmcnt, London." Htt llegado á r,er necesario el dar publit idad á estos hechos, porque la "Corupo.ilfa. Qufmica de Nueva. York,'' que jamas pagaba sus deudas, habiendo adquirido mala reputacion, gin hoy bajo la razon social de "Hollvway y Ciu ¡ pero aun as! nadie quiere comprarles directamente' sus preparaciones, de suerte que estos sugetos verifican todas sus ventas actual~s por conducto de los señoret Henry y O.ar, de Nueva York." Vendo mis Pfldoms y Ungi.iento cuando el ímports del pedido ascienda á. E20, á ra.zon de 8s. 6d., 2'2s. y 34e. la docena !le cajas y botes: debiendo renxit!Iseme antici· padamentO' el valor de mi factura. Publicaré al pié de mis anuncios los . nombres de los boticarios y demas vendedores de nris verdaderos reme~ dioe, con tal que aquellos me expresen el deseo de que asllo haga. TOMAS HOLLOWAY. 7 de abr:J, tle lSH. -i33, Vxford ;:ltreet, Lóuclrcs, W . C. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 7

Por: | Fecha: 20/06/1874

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVEl\TUD. RAM1REZ y RIVERA, EDITORES. cas, al ruido de los soldados marchando ~~~~~~~v-·~~~~~~~~ por nuestros caminos . . . Y o ~ismo cantaba lo que oia cantar, éco Inllltehgentc del munclo en que acababa de nacer llot'llllOO y sonriendo á la vez. Mi ma­dre me miraba con ojos tri&tes. Lle f.{Ó un dia en que los soldados venciet·on á los demago­goR y barrieron con la guillotina: mí familia rolvió á respin11·. VIDA DE LAl'tiAit'i'INE. * * * N os apresuramos á reproducir en nues· tro periódico el extracto de lns .ftfemoria8 del célebre autor de L 11S nnnouías, hecho por él mi smo, creyendo propo1·cionnr con ésto un rato de solaz á nuestros abonados - l. Pen~at: es Yivir ¡7r(>cordar la vitb pasa(la es revlVI.r .. Por .eso es qn~ me decirlo por fin á e'cnbu· mt s memonas. N o me creo el primero ni el último e• los hombres · me creo únicamente lo que Dios me ha he,cho: hombre ordinario y variable, arrojado al mun­do por la I~rovitlencia, algo nperior al vul­go, perfe ccwuatlo por una familia virtuoRa , ~ura,. noble con esa nohl.eza que no so glori­fica ~1110 que reRponde rlo si, pervertido en seg~tda, pero mu~ca hasta el corazon, por la soctedad de e a JU\'entud ligera y corrompi­da, cuyo contauto malsano hace P trernecer el alma¡ más tarde conegirlo y tl'l.tl nrado p~r la edad r~ara cumplir en la mcl ida de m1s fuerza'! mt obta de hombre en la tie­rr~; recordando á mi padre en ~1 honor, á mt madre en la piedad, envejeciendo reaiu. 11ado, sometido a1_jnicio de los hombres by esperando el de m1 Creador lleno de confian­za. ~so es todo. Qne me lo perdone. N o le p1do más que su justicia. Su justicia no es más que el perJon. II. Por lo que toca al intercs que puedan te­~ er es~as, mem?rias bajo el punto de vista hterano o polittco, tampoco me lo exRget·o ¡ pero véase en lo que me fundo al creer que tendrán lo bastante para hacer. e perdonar. N ac~ en plena revolncion francesa, tiempo de paswn, de locura, de furor rle partido. .Mis más antiguos recuerdos se refieren á un padre preso¡ á una madre cautira en su casa s?litaria, vigilada por el ejército revoluciona­no¡ á los cantos de la Narsellesa y del Cá ira en las calles, mezclándose á los sollozos d~ las familias, á los golpes sordos del int~tru­mento del suplicio en nuestras pla1.as públi- Fuimos á cohijarnos hnmillaya do Milton con afan la espera. El seno maternal de la Bretaña fle apercibe á dejar, que en los combates ''encido, va á pedir á tierra extrafia asilo do librar lira y penates. Y roiéntras llega la ¡adante quilla, cuyas pomposas lonas hinche el viento, á la d(!sierta '/ nebulosa orilla, del vate oid el apenado acento , 11. "Del sol la etérea, la fecunda llama, iluminando la celeste e fera, júbilo y vida por doquier derrama en su triunfal espléndida carrera. "Himno ferviente al Hacedor entona la humani<1ad y olvida sus pesares cuando del sol la vivida corona 13e desprende del fondo de los mares. "Abre la flor sus hojas virginales, trinan las aves, plácido se agita el pez entre los móviles cristales y del orbe la máquina palpita. "Ay del que, como yo, desventurado no rinde al1~gio wl digno tributo, y vive en este mundo condenádo -á noche eterna y perdurable luto J "¡ Con qué belleza para mí tan triste l.a estacion germinal de los amores en mi arrobadá mente se reviklte con sus galas de arroyos y de flores ~ "Y a me figuro ver mieses doradas, que al afanado labrador consuelan, ya las ramas del bosque entrelazadas ll do las aves á arrullarse vuelan. "Ó la diáfana gota de rocío que el puro cáliz de la rosa embebe, 6 en el ~ilencio del invierqo frío las deslumbrantes sábanas de nieve. . "Ó ya las olas d-;¡;- mar henchidas que amenazantes á la playa llegan, y obedeciendo á leyes no sabidas, con murmurio imponente se repliegan. "¿Quién no adora el poder almo y fecundo de la sábia y divina Providencia? ¿ Quién puede ine rte contemplar el mundo con ojos de insensible indiferencia 1 . "¡Oh padre de l.a luz, ast1·o de fuego 1 SI en el templo bl'lllante do tu gloria no te puede admir·ar el vate ciego, te admira en el altar de su memoria. "Y si mis mnertos ojos un in~tante se volvieran á abrir y á ver el dia, h. con qué placer mirara tu semblante, ija del corazon, Débora mia! III. "Con áspero rigor desde mi cuna, sin qne un momento de oprimirme ceda, á sus plantas rne tiene la F01t.una bajo la pesadumbre de tlll rueua. "Ví al cantor de Julie!a y de Romeo pobre bajar á su inmortal ocaso, visité en su prision {¡ Galileo, lloré las penas que lloraba el Taso. "Lira que canta, corazon que gime. ~?hay pensamiento grande que no sea hlJO de un gran dolor. Dolor subhme á los llo.meros y Ccrvántes crea. "Cuando es.as so m brasdel sepulcro evoco insensato mi orgullo lisonjeo : la aspereza del mundo es lo quo toco, la gloria universal lo que deseo. "¿N o se podrá dejar alta memoria &ino con propias lágrimas regada ? ¿ En el f:iagrado alcázar de la gloria ¡;ó}o á la desventura dan eptraua 1 IV. "Yo era gallardo, jóven y valiente. Este alarde perdona al pob're anciano de tem blorot::a voz, arada frente,. escasas fnerzas y cabello cano. ''Idolatré la pérfida hermosura de quien no debo pronunciar el non1bre, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. con to•la la vehemencia y In t.ornnm que amor, sólo el amor inspira al hombre. "Y si quieres saber cuanto la amaba, recuerda, hija del alma, el tierno .canto que trémulo mi lauio te dictaba, y ''eces mil entrecortó mi nanto. "Cuanclo describo la mujer primera, víctima ya de la sorpieute astuta, que incita á Adan risneña y placentera para qne coma la vedada fruta. "¡Cuál se estremece Ada o! Llego la hora que el ánimo le innnda de amargnm e abanoonar á la mujer que adora 6 renunciar á la eterna! ventura. uy ni llega á dudar. N o es que le mueva de er DioR el soberbio pensamiento, es qne no quiere separarse de .Eva, y asi proll'nmpe con sen~ido acento: "Sin tí la dicha, con tu amor la muerto. ''Te pierdo si á mi D!os sigo snmiso. "N o, no vacilo, part.iré tu suerte. "¡ Quó fuera sin tu amor el Paraíso!" "Y cAe triunfo de amor nnncn igualado, que no cantó más lira qno la mia, ese amor cuanto inmenoo desgraciado, ese infinito amor yo lo :;eutia. "De mi cariño el con~ngrado nudo una mnjcr rompió. ¡ 'Zilujer siniestra! ¿Qué itnportuna piedad tuvo el agudo hierro que alzó mi jn~:>ticiera diestra? "I~aangu tia que doentónces me acompaña me seguirá lo que mi vida dure. Herida hay que el tiempo no restaña, ni bálsamo se encuentra que las cure. /(Se perilona la ofensa del extraño, y con la ofensa al ofensor se olvida; pero ¿ quién borra el indeleble daiio del desamor de la mnjer querida! V. "Cuando snmii:lo en mi afl.iccion estaba, en el aire vibró clarín guerrero; desolada mi patria me llamaba, Yolú á su voz y fulminé el acero. "Luchaban esforzados capitanes en fratrieida y obst.inaJa guerra; fué otra lucha de dioses y titanes qnc conrnorió l'oa ejes de la tit•rra. "Ensañailas l:ls hnéstes combatían, y sn nombre de hermanos olvidaban: el derecho lo~ mws defendían la libertad Jos otros proclamaban. "VI tese el rey con la bruñida malla y á defender acude su corona, truécasc el reyno en campo de batalla, y un combate con otro se eslabona. "Mas rcrlnccn al rey á cautiverio, en cárcel su palacio e convierte; y miént ras llora an perdido imperio el parlamento le conJena á muerte. " ¡ Ah l hien recuerdo RU figura esbelta su negro traje, su mirar seYero, 811 adusta faz , Bll cauellera suelta y su paso pan arlo y altanero. 1'Los que al cadalso á Cárlos conJuci:m llevaban los sombreros en la mano¡ asuRtado esclavcs parecian, pendientes de la •oz de &u tirano. "Del tablado fatal subió las gradas con firme y desdeñoso continente, y clavando t>n el pneblo sus miradas, cruzó las rnauos y <.lol.Jló la frente. "Impenetrable má cam el semblante del verdugo de Cárlos encubria, y miráuJole el rey un breve instante, elijo con entereza y ene1jía: "La jnstieia que el rostro se recata "ha perdido la paz de la conciencia; "su cobardía y su maldad delata, "y en alta voz proclam~ mi inocencia." "Se inclina al tajo, con su diestro brazo da In señal de herir, y con p1·esteza, exánime y sangrienta, ele un hachazo, rueda sobre el cadalso su cabeza. "Derrocada la patria dinastía del rey desventurado con la muerte, desbórJase rugiendo la anarquía, la enfrena el Protector con mano fuerte. " Seguí constante la 11egura huella del vencedor, indómito caudillo i de&lumbró al nniverso de su estr·ella, jamas coutraria, el victorioso brillo. . " Atónitos los pueblos admiraban su fiero andm·, su austerioad sombría¡ sus escuadras los marel! fatigban, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. y qn r•jé rl'ito fi el ~:icropre wncia. " f~l cle h líbcrtncl ornó las sientJs con el laurel Ot' inmarcesible glor in, y cle An manclo lo~ fec nndos bieuet1 con letras Je oro gmbará la hi storia . "Pr rlé pola ó siervo i ama la libertad y la envilece i 03 T ;e n(' ~ as p i .r v · • .. ... y snil postres. Lt 1:;ula C· ~~~ 1 lo v. La cocina su altar. La foud..1 su templo. Tiene tambien f\ 11 lit eratnra. La carta. El co raz on, cnando ama, ejerce su tiranía soh1·c el et\tómago. Y como el e:stómago es rpás débil, ¡:e so­mete al yugo fiin decir oxte ni moxte. Pero pa a el amor, como esas brillantes y rojas nnbes rle vrr "no, y el estómago vuelve á recobrar sus rlereehos. Se atraca. De lo qne so- deduce qne el amor no fué inventado por lo forlllistas. El estómago, en desquite, tiraniza entÓB· ces al homurc. Y dceimos alltontb l'e, adrede. Porque parece qnc la mujer ha hecho caso omi o de l:ls necesidades del estómago. Penetrad en n cnsa. Vereis desplegado nn lnjo ib:uítico Por doquier pisareis al­fombras y verri:; refleja •lir{¡ s nl oír alboroza clo ú t.u arribo fe iz salva triuufante? "¿Ct únt1o l;t voz (lo! pueblo es voz del ciclo? (. Uuándo <:scnroece al rey y le deslronn? ¿Ó cu[mrlo , ::ll'(lionas en el tocador y anacoretas en la mella. El orígcn del estómago se remonta al del cornwn. Der;, lc un principio revelaron sus inclina­cion~.; s. r! est ómago perdió {\la primera ID\tjer. Ahí está la ntct11Zalla. El cornzon pcrJió al primer hombre. Ahí está la mujer. Parece que en un principi o se aliaron y prodnjeron el gran cat.ac1ismo qne hoy lla­marialllos Rocial. Era y Adan :le obedecieron á Dios, y Dios les echó á cajas clestempladas del paraíRo. ¿Por qué Atlan se e ·pn . o á excitar la có­lera de su oberano autor ? Por el maldito corazon, que sin cesar le decia , refiriéndose {\ EYa: -Esta chica te conviene. ¡Y comió do la manzana ! El otro el egoísta más sórdido de este El cornzon ! el estómago ! hé aquí ías prin· mundo y del extranjero. cipales cansas ae nuestra perclicion. La~ inclinaciones de ámbos están muy lé- Hé aqní los grnndes seño res del munJo. j os do convetjer en un mism~ punto. El e tómago nos trata peor que á negros. El corazon e alimenta .de ilusiones y sus- N os hace surlat· siempre aun en el rigor d~l p~ros. Cuando die~: 1: esa mujer me enga· invierno . De lo contrnrio, ¿cómo podl'ia- 710! es que se le ha md1ge~t~do el amor. m os ganar el pan criollo de cada día con e-1 ·.El estómago es más .PO~ltl .vo. 1 Jludor de nuestr~ frente? Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. · El corazon nos domina tambien, ¡y de qus manera! Renuncio á describirlo. Y o concibo un boro bre verdaJerameote feliz. Quitadle el corazon y el estómago. Sucede con el corazon una cosa asaz }Jara que la pasemos en silencio. El hombre cuyo rorazon E~e multiplica pa· ra amar á cien á la vez, es el hombre á quien las mujeres dicen, al llorar algun desengaño: -Ut!ted no tiene corazou! La historia del amor puede dividirse en dos partes. Y titularlas asi: Parte prirne1·a.-El COl'Rzon. Parte seguncla.-El estómago. La primera parte está escrita en verso. La segunda en prosa. Nada mfis poético que esta frase : Te ado­ro 1 Nada más prosáico que esta otra: Tengo hambre! En la mC'sa del matrimonio, primero come el corazon y nespues el estómago. Cuando el uno se levanta ba~Stiado, el otro se sienta á ella hambriento. Comer para ellos es reinar. El uno se mantiene de suspiros y miradas. El otro ...... do lo que cae. Al abdicar l!ll cetro el oora:~;on, lo recoje el estómago. Vamos á concluÍ! este desaliñado articulo con un pensamiento sue !to. El estómago es el corazon de los gaetró­noroo! l. El corazon es el estómago do los enamo­rados. C. PRIETO, UN ARO. Un año hace hoy que el sol de la esperanza más hermosa que nunca me alumbraba, y un eden á sus rayos divisaba donde vivir contigo imaginé. Hoy hace un aiio que por vez primera llegué ante t1 temblando en mi agonia, y hoy, hoy mismo me das, mnjea· impia, tu primera mirada de desden ~ Ah 1 fuiste tú como el tranqnilo lago? loé débil .hoja de mi amor elruego1 qoe hizo una onda que ensancbóse luego, J el. quieto lago á su quietud volvió? Era tu ínmen11o amor 'cual la nióblina, qóe aun cuando al mundo cobijar parece, ~m9 aére~t vision desaparece al rayo tibio del naciente sol. Por qué me olvidas? Temes, por ventura, que entregado en los brazos de otra amante, pueda olvidar perjuro nn solo instante, lo que ha un añv juraba ante tu altar? Tú no sabes aún cnanto eloqueceu ~ esos tus ojos por mi mal tan bellos, tú no comprendes lo qw:l abraean ellos, que el tnego ignora que abrasando está! .Me olvidas en V<'r1lad ? N o !y me mentiste de amor inmenso las ardientes llamas, 6 con ternura como aye1· me amas, cual yo te amo con el mismo ardor. Y si me has olvidallo, no ha quedado obre tu labio ni tn frenle bella, ni nna huella siquiera, ni una huella, del beso que mi labio te imprimió? Imposible. Tan pronto no se borra en la tendida arena el pié del ave, ni se borra tap pronto de la nave la blanca estela que dejó al cruzar. Imposible 1 Imposible! nuestras almas cnal Jo fueron ayer, sou hoy amantes 1 mas no, no nos arnac10s como ántes porque hoy, bennosa, nos amamos má~. LEON NOE~. JUEGOS DE PRENDAS. Tuve uo bá mucboo años qne marchar Rl pueblo N ____ con el objPto de arrPglar un negocio para lo cual huhia 11ido conJisiona. do por mi padn•. Lle,·aba la e!lpPranza de permanecer eu dicho Jugar al lado de mi amigo y coudisctpulo José Ca~res ; las cuales han completado su ins­trnccion con la lgun pude comprende,·. Yo que soy un poco corto de genio, que me afano cuando rne ha~io entre mujere1:1, hasta el punto de ol vids; pero no faltó quien propusiera se pasara á los jtwgos de prendas ; tal proposicion fué n~cibida por aclarnacion ; el pelo pareció erizárseme en aquel momen o al oír aque­lla resolucion ¡ pero por no pasar por des-cortefl me sorMtí ciegamente á la desiciou de la mayor varte
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 7

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Por: | Fecha: 30/05/1874

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD" RAM!REZ & RIVERA, EDITORES. tJUALIDADES Y DEI'ECTOS. Mis amadas lectora~, pues yo no me atrevo habla:· á los hombres acera de mie opinio· ues: mis amadas lectoras, ¿ no habeis notado nlguua vez que hay personas insufribles en el trato íntimo, y á las que, sinembargo, la so­e. ietlad aclama como modelos de todas las virt.uues. Para qnc entendais lo que os pregunto, os voy á citar un ejemplo: Conozco yo una madtw y una hija en con­tinua y perfecta disidencia en el interiot· de u casa, á pesar de juzgarlas todo el mundo, como vulgarmente se dice, unidas por el 1nás tierno afecto. Asi dehia se1·, y por eso se cree así : la madre e una seüora, jóven aun, de un talen­to m!ls que regular, de perfecta educacion, do tmto dulce y agradable, distinguida y simpática á totlos. I.~a hija es una criatura bella, modesta, a­tectnosa, de coodicion amorosa, blanda y be­nóvola natu1·almente: todos sus hermanos han muerto y ella ha llegado á ser el único amor y la sola compafiia de su madre. Y o oigo decit· en tomo suyo: -¡ Qué felice& deben ser J -¡ Cu!lnto se aman ! -¡ Esa jóven no se casará jamas por no separarse de su madt·e ! -¡ Si esa madre perdiera A su hija, se mo ­riría 1 De todas esta opiniones sólo In. última en­cierra acaso una verdad : es posible que si esta m·~dre pertliese á su hija, sucnmbiésc al dolor de haberla pe1·dido. Y sin embargo, es imposible imajinarse una vida m:\s amarga que la que llevan e tas dos pob1·es mujeres, que no pueden sufrirse la una li la otra. ¿ N o os parece esto horrible, lectoras mias, sobre touo cuando sucede entre madreé hija? Pues aun es más horrible cuando la extre­ma y contínua diversidad de opiniones tiene lugar en el matrimonio. ¡Y lo tiene tantas veces! tantas ...... que causa espanto el sabel'lo y aun el adi'"inarlo! N o obstante, repito lo que dije al empezar: casi_ sie~p~·e estas personas, insufribles para la v1dt1 mttma, pasan por modelo de virtud y de moralidad entre las jentes que las tratan poco. Demostrada la llaga, veamos si podemo!l adivinar lo que la ocasiona y cual es el re­medio que la conviene. II. En mi pobre opinion de mujer, creo qno para la vida interior 6 de familia, es mucho mejot· tener un sólo vicio que muchos defec­tos. En primer lugar, un vicio puede curarse : una f11erte sacudida moral, una desgracia ori­jinada por ese mismo vicio, suelen ser el ca­uterio de la llaga; pero de los defectos nadi e se cura jama , pues casi siempre los creemos cualidades ¡·clevantes. Refiriéndome de nuevo á la madre y á la hija do quienes :ra he hablado, puedo a egn· rar qne las dos t1enen la culpa del maleRt:u· en que viven y del completo y triste de ~a· cuerdo :l que han llegado. La madre quiere que su hija sea perfecta. La hija quiere á su vez, que su madre sea una madrA modelo. Cayendo en la manía comnn, llama la ma­dre á sus exijencias de perfeccion amor · y la bija las llama tiranía. ' 1 Ambas carecen de la más amable de las cualidades, de la que es el copito de algodon en rama, dulce, suave y blanco que iguala todas las sinuosidades del cará~teJ' y todos los lado~ salientes do las situaciones: carecen de benevolencia, han llegado á uo entendet·· se, que es la mnyot· de las descrt·acias en la intimidad de la fiunilia. 0 Esos dos pobres sé1·es viven juntos y está cada uno de ellos solo! enteramente solo 1 ¡ Dios ?Iio ! ¡ qué sacrificio puede parecer penoso, st precavo llegar á tan horrible esta· Jo 1 y¿ qué es un poco de tolerancia compa­r~ rla con las ventajas y la paz que trae con· stgo? ¡ Pl'Udcncia; justicia, fortaleza y templanza\ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 26 ELCAUCA.' t adorables virtudes que el ciclo ba señalado como cardinales y primeras¡ ¡vosotras soi& las cuatro fuertefl columnas en las que des­caos~ todo el edificio de la paz doméstica! ¡ vosotras dais la dicha y la paz &! hogar·, la calma á la conciencia y la tranquilidad al alma! IA;l pru·dencia calla y tolera lo.s defectos ajenos pensando en los propios. J,a justicia mide las circunstancias atenuan­tes de lo qtHl da impulso· á las aooiones que á primera vista p·arecen cnlpableS'. J,a fortaleza perdona las iajnrias, dcspnes de soportadas co1· va.lor. J,a templanza contiene los movimientos Jcscomp~testo.s de la ira, y derrama un bAlsa­no esquisito en el alma herida. ¡ Oh santas virtudes! ¡ sed siemp1-e ~as san­! as <'o m pañeras de mi débil sexo ! ¡ setl sicm­l> re los ángeles guardadores de la m1.1jer! II. N o sé qné ueploraule tlaqueza nos ~im·rele &icmpl'O á ver en cada uno de nuestros defec­tos una cualidad·. Las personas rpuy mezquinas se creen eco­nómicas y arregladas. Las dominantes se joogan llenas de abne-gacion hácia las otra~o. J..Jas ofit.:io as, serviciares. J.as a.dnlauoras, amables y cariñosas. L1s despilfan!l.dora y rnanirotas, jenerosas. J,as maiJ.~cientes, listas,contoneándo e muy huecas con C6La idea: _H ¡El que me la pegue á mí!. ..... " He visto á lJU hombre muy cobarde y Yi­lhnamcnte insultado, qne pregumado por un hermano su·yo que por qné no pedía satisfac­oiou de aquella ofensa, contestó: -Yo soy un hombre prudente que me de­bo á mis hijos: éstos me necesitan. -¡ Mús necesitan el honor que tú les qui­tas con tLl cobat Jía! cxclao16 il'J itaLlo su her­mano. Al:ií, ceg::~1los los ojos d'e nuestra razon, en nz de combatir nuesros defectos como á ene­migos, los aca-riciamos y cniclamos como á cualit1aJes relerantcs que nos ensalzan. El motivo, el grande y triste moLivo de q~1e a.lgtmas pers(}nas muy elojiadaR por te­dos, y muy Jignas de serlo, sean in'Soporta­b, es para !'a vida intima, es l'a poca atencion que ponemos en estudiarnos cada nno, evi~ tundo todo lo quo puede molestat· á los de­ma i es la falta de cnidado en col'l'ejir los dBfectos del carácter, esos defcetos qne ha· cetl la viJa más amarga que un Yicio por atTaigado qne esté: el ánsin. de perfeccion ajGna, que es l.o qae se llama intolerancia, el dcscujdo de la pro~ia, el egoismo1 la murmu-racion, la costumbre de éxajerar y aun ele mentir, el hábito de irnpacientarse por pota cosa, todo esto constituye un conjunto in,o · portal> le y que convierte en vic.tima á los que viYen en derredor nuestro. Nada hay comparable á lo dicho de la pn y de la alegría domésticas para el que se ha­lla mal en su hogar; en vano será que vaya á buscar fuera la felicidad, no puede ltallurl a¡ por eso quitro que todos nuestros esfnerzo., lectoras mias. tiendan á conservarla, y em­pleemos todas las delieadezas y totlas lns ternuras q,ue nos son pt:opias \)ara :que reii1C'rl en el seno dr. la familia la dulee concordia, 13: gt:a.ta aveneneia, la hermosa twidatl de las voluntades y de les cora:ron.es. MA.Rí.A DEL Pr·LAR SrrUEs DE MAneo. SEREN,\TA A UNA liUERT .. \ . RECUEU.ÓOS Á MI ESPOSA DOÑA F. V. Y~~­l. Muchos. me (licen qne cante,. porque el cantar quita peuas: ¿qué put!de cantal' un hombre que esl.á lloránuote muerta? Desde q.ne te \'Í ~n el lecho. lan~::w el postrer suspiro1 no só si vivo 6 si mnero, no sé si muero 6 si üro. Mis ojos buscan tu imtvrelll por donde qniera. qn.e van i y como ya no te. encuentran ~ no suben más que llorar. Castillo soy en rüina~:,. despojo de una atalaya, qne dicen á cuantos la miran : (. aqtú hay u.n cuerpo siu alma.:' Al pié G!e tu epuhura nngo á remellar ahora al ave que en la espesnr~ en lugar üe cantar llora .. ¿, Qné otra cosa podré hace:: si no sé más q11e llorar! ¡si tm di a te vi caer y no te YÍ levantar!. E.s mi cor·azon d'olicnte· como el techo de nua tu .li1Jn1, qne va destilando :'\ gotas las lágrimas u.na á una. Dicen que por el doLQ.!r ~ 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. se purifica el pecado: i Dios sabe lo qne sufro, va puctáudola. ele un exeelenLe corazon. Si Sll fisico es 1 efractario al amor de los }.fOJnbres, en cambio sus cualidades morales son altamente recomendables y capaces de llaccr la fe.liuidau de cualq~lier caballero par-ticnhr. Desgraciacl!!mente eT hombre no ~e fija en sus méritos ocultofl, ó de fijarse lll inspiraJaJ poco interes. I~a belleza exterior cautiva más su eorazon ,. y por lo tanto sólo á las m.njeres hermo8as dedica su pensamiento, sus inflamados suspi· ros y sus mi.1 1adas de fuego. Sólo por el amor de una hermosa pone el _ hombre fin á su azarosa vida. El amor de una fea no merece, en su con· cepto. el sacrificio de la vida. Y sin embargo, en la fea encuentra siem­pre un man!l.ntial de ternura y una fidelidad: á prueba de decepciones 1 Qué ingrato es el homure! Hay una máxima altamente consolatlora para las feas jóvenes. Todo& dicen q16e no hay quince años feos ~ Esto explica el que algunas se ven ob e­qniadas al entrar en el Regundo período de su existencia. Pc1·o ¡ay de la q~ llega á los veinticinco J· Al desaparecer la frescura de su jn1•entnJ r desaparecen los amantes, como al morir las flore!l huyen léjos los pájaros. El reinado de la fea es corto, muy corto . Si durante su juvenLud no ha ·pollido pes­car un novio 1 tiene qne re ignurse á snfri1· pacientemente los sin ores ele una so lt rí~ forzo a, y á vestirt en vez de anj(Jlitos de carne y hueso, imágenes de cera. La que ha sido suficientemente hábil par:­cncontl ·ar su marido, no por esto su fe:icidacl es mayo1'. El hombrQ detest!l la fealrlarl en la mnjcr á pesar do que él perteMce al sexo feo. La fea que se casa sufre mil tormentos es­pnntosoA. Hay mariJos que ni siquiera se toman el trabajo de diRim1Ilar el mal efecto qne les produce la-ieal•1atl de ous re peetivas mnjeres . Si la fea es pobre, n de~gracia es completa. La rica al m&uos enCIH'ntra siempre quien le prodig_ue dulces lisonjas y apcl:hngue cor~ ella. N o sé quien ha dicho que el clinero es un· cosmético maravilloso que hermosea todos. los rostros. Merced á él, la fea nos parece bonita. Todo se di pntan su Mnor ...... y su dinero. La fea ei débil, como toda mujer, y no puede resistir al lenguaje de fue_,o que para-. engañarla emplea algun Tenorio astuto y solapado. Entónces se casa. Pero sus ilusiones se marchitan pronto. Si tieu.c talento, . no tarda ocho dias en com: - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ·EL CAtCA. 29 prender que su marido se ríe de e11a y que sólo por el vil ioteres solicit.ó su mano. F.ntónces empieza su martirio. Pero las decepciones más tcnib!es, !os aceengaiíos mál3 amargos no log~"an arrancar de sn cornzon la tierna pasion que siente por su esposo. El espejo fné im·entado por las ñermo as. ¿ Quereis ver sufrir horriblemente á una fea? Colocadla Jclante d'e un espejo. La bonita e recrea y deleita contempTan· ilo sns propios hechizos en el m:ljico cristal. La fea aparta su vista de ésto,. pot·q.ue le echa en cara 1m fealdad. El e~pcjo es nn libro que enseña- la verdad desnuda. Por esto las feas Te temen tanto. Hay verdades amargas ... como u:na cuenta. l.1as bonitas eon frívolas. J,as fea di cretas. Aquellas se burlan· <~1 hombre impune- !ncnte. Estas procnran· htlcerse amables á sus ojos. La hermosura es altiva. IJa fealdad humilde. La primera exije. La I)Cgunda ruega. A pesar do e to, el hombre, qne es nn sér incomprcn ible, COI'I'e desatentado y loco tras de las bonita y desprecia las exelentes cua­lidades morales de las feas. Pudiera ser feliz eon ésta-s y quiere ser desgraciado con aque­llas. Con su pan se lo coma. La mujer qne consigue tener un lindo pal­mito, e croe con derecho de ser coqueta, se­gura de triunfar siempre del hombre y de rendirle á SLlS plantas con una sola sonrisa 6 uua mirada. La fea no pneae esgrimir impunemente las tenibles arm'\S de la coquetería, pues co· rre el grave riesgo de herirse á si propia. l'areco qLle el hombre no concede á la fea el derecho de ser coqueta. . Es nn privilegio que sólo acuerda á la her­mosura. Lo coqnetería aumenta loa atractiroa de l;l mujer uonita. Todos exclaman: ¡ Qné encantadora! I~a fea que coquetea no tarda en ahuyen­tar del todo á lo hombrea, Todos murmnrau: ~ E::~ horriule! I.a fea, pues, ha de ser sencilla, ingenua , discreta y amable, si quiere que los homtn·cij transijan con sus imperfecciones flsicas. Ha de vestir sin afecLaeion, no hs de imi ­tar á· las hr.rmosas ni ri\'alizat' con ellas, por ­qne siempre quedará v:encida. y. dcrrot:lll:t eu tan desigullllucha. r.a bonita combate con las. armas de su be­lleza, qne son irresistib'es. La fea se halla indeü..nsa y no puede com­batir con ventaja. El homure, supremo jnez en esos torneo11 mujeriles, concede siempre la palma de la victoria á la primera y desdeña á la segunda. La fea ha de lnchar en otra esfera y eles­plegar otra táctica distinta, si quiere coosc· guir ventajas so-bre la bonita. Esta- hace gala de sn belleza, Aquella ha de hacerla de su bondad. Porque la bondau es la belleza. del alma .. ta sencillez más absoluta debe dominar eu. o! tücado de las teas. Porque el lujo aumenta. su feahlad. Es un sol artificial qu·c sólo hace brillar b. belleza. r.Ja·fea, ademas, debe huir del lado de las bonitas. De esta manera no da má1jen á qne el. hombt·e éntre on comparaciones ent.re éstas y ella, comparaciones que siempre le crán do favorables. La fea qne aprende á ser amable, aprendo á ser hermo a. Porque hay feas hermosas, ya qne no Lclla ·, c. PRIETO. EL B.\RBERO. Todo está compcnsauo en el mnnclo. El hombro con tituido en sociedad tiene po cncle inmen as ventajas y grandes derechos, de qu.e carece el naciclo en los pueblo¡; salva­jes¡ pero cuantas más ventnjas y más dere­chos le da la civilir.acion, tantas m~s necesi ­dades le crea, neccsiuades qne no preocupan jamas :\ los bárbaros que las de conocen. Vi to el cplgratc de este artícnlo, ya com· prende el lectorr quo una de estas necesida ­des qne pe an sobre el hombre civilizado, es la necesidad dE\ afeitarse. Dichosas las mujeres que no conocen esa necesidad, aunque las hay que tienen muy­buenos bigotes, como vulgarmente se dice. El jóven imberbe suele tener hambre y ed de barbas,..y el dia miis feliz de su ado­lescencia es aquel en que sobre el labio sn · pel'ior advierte una ligera sombra, que le a· segura para algun tiempo dcspucs uu bigote- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CA DCA. como el de su pae dia seria el más triste de su vida; es que sn t1eseo de ser hombre y tenido por talle preo­cupa ele manera, qtie olvida en sns ilusiones cuánto cuesta aquel bozo que luego se toma espesisimo bigote y enmarañada barba; es t¡ne no conoce á ningun harbero, ni puede formarse idea de lo que sufre el hombre, con denado por la civilizacion y por su indolen­cia 6 ::;u ignorancia á entregarse en manos de un barbero, que tiene el privilegio de hacer armas contra el prójimo siu ser J!evado á la cárcol ni sometido á tribunal alguno. La naturaleza1 que para invenciones capri­chosas se pinta sola, quiso divertirse con el homl!re, y le dió las barbas, y Juego la moda y el bien parecet· y hasta el ornato público quisieron aumentar la dhersion, obligando al hombre á quitarse hoy lo mismo qne ten­drá mañana, flilra quitárselo otra vez y vol­verlo á tener pasado mañana. El hombre se puede desprender de todo, hasta de los sentimi(·ntos más arraigados en el hombre, pero no puede despremlerse de las barbas: un hombre acaba de afeitarse, y Fe p:1sa con satisfaccion la mano por la cara, halliudosela suave, y tersa, y limpia; va á visitas, 6 al teatro, ó al baile, y vueiYe á su casa. y al pa¡;arsc otra vez la mano por la ca­ra, ya la ennentra áspera y sembrada de puu to& negros 6 blancos, que se multiplican pro­digiosamente en pocas horas. La barba, al mismo tiempo que declara la fuerza del hombre, le advierte su debilidad y su pequeñez. El hombre, que tanto puede, no puede usar contta la bat ba otras armas que una navAja de afcitat·, bajo cuyo filo vuel­ye á nacer invariablemente, y hasta que el hombre da con su cuerpo en tierra, la mis­ma barba más espesa, más fuerte cada vez. Hay muchos ,hombres que no tienen pelo de barba, aunque lo tengan de tontos; creerá algnn barbudo que éstos son felices por estar indultados de la necesidad de afeitarse; pues, no, señor, son mucho más desgraciados, porque les mortifica la idea de que se les considere hombres débiles y afeminados, pues sabido es que, á pesar de los progresos iuuu­da. bles de la civilizacion. y de qne ésta nos haya traillo la fuerza de la razon y pretenJa desterrar del mundo la razon de la fuerza, la condicion humana y las ambiciones, qne se aumentan á medida que aumentan las ncce· sidadades, aseguran siempre cierta superiori· dad sobre el débil y pusilánime, al hombre de pelo e11 pecho y echado para adelante. Pero basta do barbas, y presentemos al baruero en escena. Como la m:lVoría de los hombres se com· pone t~tl gente por extremo apática e inc1o· lente, que es la que con pe1juicio propio ha· ce el caltlo gordo á la minoda. laboriosa y vividora, cuando el hombre actiro empc7.Ó á sentir la necesidad de afeitarse, el hombre perezoso ~inti6 la necesidad de que lo afeita· ran. Y de estas dos necesiualles igual es y distintas~ c1eJujo un tercero la conveniencia en pró de sus intereses, de afeitar al segun· do, halagado y exp'otanJo á un tiempo el vicio de la pereza, que es el vicio más e, pa­ñol rlo todos los vicios. Y este hombre fué el primer barbero ; la historia no nos dice su nombre. La molles­tia era in-illo tempo1'e (y lo digo en latin, porque en espai.iol no sé en que tiempo nació el primer barbero) compañera inseparable del trabajo y el mérito. Ya conoce el lP,ctor al barbero, amigo clcl cura, que nuestro inmortal Cenfmtes nos presenta en su Ingenioso hidalgo; pnes ese es el tipo más exácto del barbero, y no h:1y más que recorrer los pueblos de la 1\lancha para encontrar en ca~a uno ;un barbero, qne parece hijo del hijo del hijo del hjo de aquel- El barbero en esos pueblos es un persona· je; si se votara una ley radical de iucopati­bilidades Jc oficioE y artes y cargos públicos, el barbero del pneblo perdel'ia toda su ~im ­portancia, porque no podría set· barbero, y sacristan, y secretario del Ayuntamiento, y pa8ante de la escuela, y algunas reces organis­ta. El barbero de Madrid no es más que bar­bero, y lo más, cursante de cirujia menor, que es la condicion más ínfima de la cien· cía de curar. Cada día afeita á veinte 6 treinta de sus se­mejantes, por un misero jornal y un par de horas libres para asistir á cátedra, y con ese jornal, cuiJadosamente conservado, llega á reunir la cantidad precisa para la reválida, obtenida la cual queda autorizado para vivir harto trabajosamente, 6 morirse de hambre el mejor dia uel año. Si otro hombre, el de más modestas aspi­raciones, no e, perara otra cosa mejor del por­venir, se daria á todos los demonios, y amar­gamente deploraría lo aciago de su suerte y lo precario de su situHcion presente y futura ; pero el barbero, que es filósofo, espera con ánimo sereno la reválida, y, convencido do qne set· poco y queret· ser mucho son dos males, y tres pensar en los rigores de la for­tuna, rara vez está triste, y rara vez se le encuentt·a sin ganas de jugar una brisca, ó de echar una copla, acompañándose de una vi­huela, instrumento .indispensable de todo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL C.\.UC.i.· barhero. Y es qne el barbero ha naciJo para ser barbe1 o; es que en el vientre de su madre era barbero ya; y al llE>gar á la edad en qne el niño empieza á ser hotnbre y tiene que em­JH: zat· {¡ set• algo, la misteriosa revelacion d e Pu instinto le lleva á poner la mirada en la s barbas del ve<.:ino y la mano eu la navaja íratricilla. Entre otros capri<.:hos cxtt·avagantes, ten ­go el de creer fil·memente que los escribanos , lo veterinarios y los barberos, han nacido predestinados para üsos oficios; que esto oficios no se han hecho para algunos bom­ht ·o , sino que por el contrario, algunos hom­bre, han naciJo para estos oficioR .. Y no se diga que el bat·bero no sabe hacer otra cosa qnr. afeita1· , no, señol': el ba.rb~ro (Alota, toca, declama y baila, t-)tls instmmonto tiworitos son ta guitarra, h bandurria y la flauLa~ sus ca~1cionos son to ­da s las cancion~s populares de que e-'> tan pródiga nne~tra España, y quo no ceden, si es que no aventajan, en poesía, sentimiento y gracia, á las de los paises más favorecido ]>Or In. mnsa popn 'ar; las comedias favorita qu e representa cada mes una vez en un tea­trillo de los llamados ca eros~ Et tJuñal del Uodo, V er·dugo y 1epultu1·ero, &, &, y sus Lai les los famosos de Capellanes y Recúletos. Tamuien tiene su l:temtura preferida, y e~:~ tli gna. de elogio es ta afi.cion, por más que sn literatura sea la de 11'/aría, la liija de un jor­nala o, Et palacio ele los cám enes, El tigr e del .i1f., ezt¡·, zJo , Los 1nistertos de la Inq!tisi­ct: on , Et p~teblo y sus opl'esores, La brujct de l!I..tclrid, Los mil y un fantasmct, L rts cata­cwnbas y otrós libros cuyos títulos ó ¡rótu­los exoitatiarl horriblemente los nenios ~de ]as nuoYe hermanas, si las nueve hermañas uo e~tuvicran ya cm·auas de espanto con la cosas que se ven en estos tiem¡¡os, cosas que, aunque no son para dicha , se dirán en el curso de esta obra. El barbero está siempre enamorado: unas veces de ~a criaLla del piRo principal, otras d e la donce1ta del marquea de enfrente, Qtras (l e las modistas de aliado, y otras tle la rna­cstm. En es'te úttimo ca::;o se expone f\ do s lHal es infaliblemente: á qne et maestro si aq ue lla es casada, le rompa ta vihuela e.n las c o~ti lla~, ó, fli es vitlda1 á ca ar e con ella, para qne á lo m.ejor le eche en cara su po­breza, y le recu erde qne por ella e,tá esta­bl ec ido y tien para com e r tln puchero, y (pe él vino oon lo pue t o, y qne sin ella no te n.lria . ni una mala navaja , 6 en fin, para que el día mén:ls pen:aclo se presente otro ~'laucobo, y <-Omo él hiz o, haga el amor á la maestra, y ésta y el enemigo ele flU paz con­yugal se echen á pen~ar cu fm felices serian si al maestro se le llevaran. los mismísimos de­monios .. E barbero no fi'a nnnea en su elocnenci:l cuando está enamorado, y prefiere escribir ; así es, que todas las n.ovias de barbero reci · ben una pri1nerl\ cart~, que in.vari&blementc comienza con estas J?al..Lbras :....--'-' l)esde el ' momento en qn.e tuve la dicha de V€1' á usted .. " y acaban coo et consabid'o y sospechoso buen /in, y otros lugares comun es, que hasta para. las mujere!l huelen á puchero de enfermo y á. tonto que trascienden .. Las ruujeres,-y ésto es rerd'aJ auque pa­rezca mentira,- no forman el mejor concep­to d~l hombre que dice el primer dia que tt fiu es vi~:~ltar Ta Vicarfa, por más qne en esta santa casa tt'ngan puestos los ojos casi todas las muJeres, esperando el momento de ponel' tambien los piés. Y es que la expet·iencia m haciendo muy incrédulas á las mujeres, y cu­ando alguno los dice que viene con buen fin y con intencion de doblar la c¡>rviz y tomat· estado : dicen ellas, para sus adentros, como i:ianto Tomas beHdito : " Ver y crecr.''-Oreo que e te sitema es el JnE'jor .. El b:.u·bero tiene tambien. su oplnion polí­tica , y haRta su si btema ele gohiel'llo; sola­mente que so opinion es si empre la del pt'rió­< lico á qne e til suscrito el maestro para ilus­tracion de los panoquianos, y cuyas iJeas, apre<.:iaciones y noticia , exagera caprichosa­mente. Por cjemp 'o: dice el periódico que GarihaJ ,li ha dorrota.tlo á 20 ¡;oldaJos ponti­fi<.: ios, y él aumenta hasta 20. 000 el númNo de éstos; dice qne se ha caitlo de un nn ,-haré gracia de ellas al lector. Los barberos eu Madrid no son ya gene ­ralmente lo que eran ántcs; hoy hay muchas barberías ó peluquerías lujosam ente mon t a­das, en las que so afeita á los que no sa be n ó no quieren afeitarse ellos mismos, con aseo y comodidad; pero no por eso han desapare ­cido las ba1·bería s propiamente dicha s, cuy os dueños son á la vez cirujanos, cornadron oR, y vacunan niños, y examinan noélriza ., y apli ­can sangüijuelas á domi cilio.-Es de esperm· que andando el tiempo estos benem éritos profesores cedan las barbas del Yecindario á los peluqueros, y se contenten con los r es ul ­tados que les dé su práctica en la obst etricia. El barbero que será etemo será el barb ero ambulante, el qn o lleva consigo el yelm o, ó sea la bacía, el agua caliente y el javon , y en medio de la calle ó en un portal coge á un cristiano aguador, ~mozo de cuerda , ó po ­bre ele solmnni rlad, y por cuatro cuartos cu!' a al sol y seis á lrt so¡t¡, bm, le pone más guapo que el guapo .Franci sco Estévan. Este barbero ambulante ha perdido ya la co stumbr e de ll evar una nuez y mete rla eu la boca el e lo s parroquianos ; pero en camb io, con el agna que baiía el ro stro cariaconte ci­do del primero á quien afeita, suele bañar el del segundo y el del último. Para concluir, diré qne el barbero qu e yo prefiero es El Barb ero ele S evillrt. C. FRONT.\.URA., --E-· 1-,-B-E-~s-·o-. - (Traducido dol n.le man, ) El dulce b es o de un niño que juega aún con los besos y que al be sarme no piensa, oh 1 no etl un beso por cierto! A aquel que me dió un amigo, tal nombre élarle no debo, es sólo una moda fria, un salndo lisonjero. El qu~ en la frente sentimo!l ósculo santo patemo, que nuestt·o pecho conmueve, honra merece y respeto. Y gozo si de una hermana el labio en mi labio siento, porque arde entónces mi alma de otro latido al recuerdo . .Mas el beso de mi amada á escondidas, en silencio y cual besan las paloma11, ese es propiamente un teso . ~'.J,. D Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 4

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 3

Por: | Fecha: 23/05/1874

¡ - ~ PERIODICO LITEHARIO DEDICADO A LA JUVENTUD, ~----:-~~'7"''"""~-·M~~~ÑÜM ERO 3. o"""~"""""~~~-~~·~·rw;~~~~~, A:\0 II. ~ POPA YAK, 2'3 DE MAYO DE lBH. ( ... ...,..,.,.,.,__...,.~~I'VV".I',.JIVV'!o""'J'.IV'V'"'VVV.,._..,~ ,JV'O'~WIVV'"""""-'VVV".I'JVO../"~"IV'o"""""""'""""'""',..,.._,..,.,.,.,. RAM[REZ & RIVERA, EDITORES. ES1'lTDIOS ~IOR.\LES. ENl'ER:l!EDAD MOR1'A.L. Y amos á pasar junt.as uoa revi~>ta, mis a­mables lectoras, no de telas y Je hcehnras, sino de la-> nece. iJades del día, ó mejor di­cho: de lo qlw así se llama , y vereis cómo el tunor al lujo desentrenado ha lleg:-ulo á SE'!' lo qne da nombre á estas líneas: una cnfer­mcllad mortal. Hoy importa ménos $el' que p(f,recer: la ·vaniuad de\'ora á la societlad como una fiera: la fiera ha llcgaJo á l::u,mnjeres y las ha ata­callo, y la~ ha herillo más profundamente aun qne á los hombres. La mujer hoy no' iYc por el col'azon, vivr por el cerebro: ca i todas anhelan pot· ese ruido qnc se llama celebridad; muchns ma ­dres cifraban su gloria en el silencio en que se dejaba su nombre, y el elogio que más deseaban era que 110 se habla ·e de ellas, ni birn ni mal; hoy las mujeres quieren ser cita­das por su belleza y su elegancia en los perió­tlicos de sport y de MgldUe; esto constituye su alegría y la gloria de su familia. sable: así, los clinmantcs agitan sns ll'ltnafl al rededor tlcl cuello, y las perlas lnCl'N SU u!nt'l­cnra inmaculada l·n los pcttdientcs y en los brazaletes. El tntje de los señore Re refleja tiltnln\cn ­te en la librea de los criados: los lacayos se doran á fuego en totlas la.,; costtml. ;'y ll() siendo posible usar tauta cxplen1 liu ez en 1111 coche de nlquii(·J·, la seiiorn tiene sus cah:'tllo<~ y sn carruaje: el gran cupé, pnr" Aaliido sn ruina ¡ e~:>· oni,.berg sellado del prínc1pe, d Fvcl,;"J> el' carrnentemos a.! t·ecor.!at' la nueva Nínire Esterhl.iZ!J, et Chat eau Latose y el Chateau anliendo con· el fuego encenJido por la jus~ Ir¡uem. tioia ce este! Estas bol.Hrlas, (lignag <.le bs mesas ele los J't!A.RB. DEL PrL .Ut Sr~uES DE l'!Luwo~ reyes, se suceclen en un opulento . dcsónlen ¡ el easo es des~nmbra1· á los coondat1os¡ és­tos envidian el no pocler hacer otro truJto: ¿qué importa !o dcmrt ? ¿.Y .qu~ importa el prer:io de esta snpremn satJsfacctOn ? E tos h.cchos son. dosgraci:uhmente ele una antentici(la1l indisoutible; y e:ios que los aumitan por JneiiOS de Sll CO· razones y con ellos se unan en indisoluble lazo. Talvez las pohre~itas · se nt·,·epienten des­pue ; pero ya es tarde; el defecto que pade­cen su. mal'itlos uo es de los qne h ley exi­ge para autorizar el divorcio, y, mal qne les pese, tienen gne armarse tle paciencia y vi­vir m'lrtires hasta qne enviudan, si es que no enl'indan fintes sus m::tridos. El Yulgo llama comine;-os á estos mal'idoR A~:epto la caliticacion del Vl lgo por más que u o eug.l ra.zoucs suficientes p:ua aducir en apoyo ele la propiedad de la frase. hl marido cominero no es nunca artista, ni literato, ni poeta; siempre es propietario, ó cirujano comaclron, ó teuien te coronel retira­do, ó empleado modesto, 6 ce~ante, 6 presta. mista, 6 maestro oe escuela 6 de baile, ó sa ~­tre, 6 peluquero. El mal'ido comine1·o es siempre m·aro y desconfiado; desconfia de su mnjer, cl{l sus criarlos, de si mismo. En Stl casa no hay mús bolsillo que el suyo: y ésto es lo q11e siente­porque bl ee quien tiene que h!l.ce1· el gasto. Pero ya qtlc no puelle prescindir de esta dolorosa necesidad, se consuela con no con· fiar á nadie el encargo de comprar lo que ca­da día Re nece,:;ita en la cos21 y él mismo es quien interviene hasta en la compra ele un ocl~a\' O de peregil. El mi ·mo, apénns amanece y lrls escanda­losas c:11n panillas de las burms de leche a­nuncian al tilóssfo cuán}rigil y deleznaule es la matel'ia humana, y cu.in peligrosa y oc:t.· s=onada. fl muerte prematnra es en las citHla­dcs la vida de la juventud, salta do la cama, coge la. cesta, so en1·nelve en la capa vieja, y ni más ni ménos t]ne lag dignas hembras qne componen el tamo de criadas, se preseutt\ en la plazuela del Cármea ó de Jlermclor<'s, y se dispone á comprar el neceMario alimento. V can u. tedes cómo señala al cnmicoro la pm'le ele la res de donde ha de cortar ln me­dia libra ele carne que necesita; cómo le ha­ce ohsen'ar qne el peso no es con·ido, y que la cantidad de hueso es excesi\'a; cómo enta­bla un animado diálogo con la verdulera {, propósito Je las heladas que caen y agostan la escarola, y sobre si es mejor 1:1 patatl\ manchcg:1 que la grtllcga; cómo huele lamer­luza, para cerciorarse do si es ó no fresca; cómo recorre todos los pne tos de la plazue­la basta hallar lo mejor y m:\s barato; cómo regatea, cómo prcgtmta, sólo por curiosidad, los ])!'Ocios de lo qúe no tratarle comprar; cómo mira y remira las monedas gnc lo clan en la vuelta, y las suena en el suE'Io,y l::ts re e­trega en la suela (le la botas, y las mnr1-..le, y las toma por fin, advirtiendo qne las devol­verá si re~nltan fal~as, y cómo se l>nrlan (lo él los vencledore~, y las criaclas1 y los ¡:;oJtla­dos qne nn con las criada,, y cómo le f>i­guen los perros \':tgabnudos, y cómo \·nehe á su casa tan ufano, y entrega á la criarb si b t iene, el contenido de h crsta, ponero e~ta oi:ici0sirlnd e lo qnc mé- ele! e po 'O, que quiere imponer sn gu'ios á nos ngr:tdecc una mnjcr ... l}n su marido. u muj er, ha ta en las cosas que son del uso El~narido cominero toma nna parte actiYa exclu i\'o de la infc.Jiz. en el arrrglo tle la casa. Ln poure mujer tirne qne vestirse al ca- Apénns ve lllHI me a cubi<'Ita de poll'o, se pricho de sn marido, so ¡.¡ena de andar des· arcrca cantelosamentc al mu eble, pa. a uo nnda. aeclo por la supNfi~.;ie, y llama á e:n mn,ier ó El marillo cominero en Yisita, vo haub CO· :í !.a ninda, no para qne limrien la me8a , Pi· mo nosotros, tle t~:atros, de literfltnra, de po­no para qu e Ye::m que t.iene polvo; y él mis- líti ca 6 ele '1iajes ¡ haula en primer thmino-. mo es q.nieu. tom:t nna rodilla de mano ele la ele sn ca a, de las criarlas, proponiendo cstn· lúmnla, y limpi:l la mesa , encarecién(lo fl la pendos medios de mejor:u· cl1·amo, de h nz lo útil ele la limpieza y la clesgra.cia que facílieope d'~ amena, instructiva y yarilllda. la señora, un punt.apié (]tlC el marido da á la El mariLlo comiMro »O e aficionado fl h perra de l:ustrcila! que clestclla limpia en mi cielo u 1117. 1 escucha, bien . de mi \'Ílla, la sentida vibracion ele mi laud. En el oriente su-altiva frente pomposamente muestra el vok>an·. Como él me encucntt'Ot como en su centro mil llamas dentro del alma están• Tu faz sorcua· de envidia llena. á. la azucena y ~1 ::lh:lbol • .l?or verte, oh lirio t• de mi delil'io, salieron- 'irio, Jlrocion y Algol. Y pues tus ojos han Ttech ­trils pnbbrns. 'fieneu una memoria asombrosa. ;, C~ué _era :\Iitritro qnclJ¡·nnto ...... ¡ T/ linu qno no lo tome totlo 1 1 •. , luz 1lel sol es lri t.e: aseméj.'\~0 al p:1li­t1J resplan lot · dv naa lámp1ra sepnlcral. L'ls aves se ocnltaa en la emamarb; los nnoyos exh::tlan lastimeros mm·m·¡IJo. ; las fbre3 ciel'l'aa bu broche corno q tw riellllo de­cir:-)% o hay natlie en casa. 'i llcl c1mpo pa<>amn á la c:u htl, el es­peot1cnlo es ménos ri sueüo a•m. Vé3e el pavor rctmta1lo ca casi todos los semhl:-mtes. Jtoina un silencio de muerte. A vecc3 viene á int en·am?ir esa quietud sepnlcral nna voz qnc clice: - Yengo á cobrar aquel piquillo. Y otra voz ahog1da y débil, qac- t·esponue: -VnelvansLet l el s:1b:l'lo. El nüs leve rniLlo nos estt·em.ece al ag1 adecimiento público. u ••• 6 pl'ivatlo. Si hay algnn.o qnc nos lo agt·allC'r.ca, que­darán eolmatlos nne'tros afanes y darémo~ pot· bien cmpleal10 nne~tro tt·abajo, el c~al, si careuc de IU:)rito literario, cuciena. en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CArCA. cúmbio un fomlo de Yenbcl que nadie se atre verá á poner en duJa. Ile dü.:bo. c. PniETO. A ADRU.NO SC :\RPETT,.\, Y o que escuché tu voz enternecida, y que entilla hirió mi corazon, por verte deliraba con empeiio, y hasta en ensueño te miré junto á mí: grata ilusion! Mall hoy te conocí, banlo c.anoano : tu noble mano plácido estreché. Oh! cuán dichoso he sido al conocerte, y al ofrecerte de mi pura amistad toda la fe! Estaba reservaJo que este clia tanta al grí:l sienta el co1·azon: y el momento llegó, quiera el destino que en mi camino sienta, como hoy, igual satisfhccion. Con razon al leer tus lindos versos, tiernos, di versos, te qui¡;iera ya¡ si como yo pnblicas tus pe8ares, y en tus cantares dices que tu alma torturada está. De clolor ea tn e'trella, y así mismo en un abiRmo de dolor estoy: somos gemelos en sufrir, Adriano ¡ como un arc:mo empiez.a entre los dos á exi tir hoy. Tú que has sabido amar, amigo mio , tHrico hastío ahora seolirús, muertas tus ilusiones más queridas que, confumliJns, entre luto y tiniebla hoy ver{Ls. Y o he safrido tambien y sin consuelo, y en mi desve1o pienso con pesar, que es para mí la dicha ele un momento, que algnn tormento ¡::t·csm·oso la viene á reemplazar. Y aunque jóven padezco inmensamente, pero pntdente oculto mi atliccion : lúgrimas que 110 son lágrimas de oro son de desdoro, y por eso no inspiran coropasion. J.lorar ~>ólo tú sabes, porque cantaR y porque encantas con tu dulce voz al sabroso compas de tiernas notas: ) o dtjé rota~ laR cuerdas de mi lira en nn aclio s ! Tú no ignoras la historia, hi sto ria trde, que fresca existe en cierto co1·azon : naJa me halaga ya, nalla como :'mte:1, en ~ne hnbo instantes de pura y celestial satisfaccion. Pe1·o ésta la funJo hoy en ser In anti"o , y a í bendigo el día en que te rí ; y tu grata amistad es precur orn, ella es la aurora de un nuevo sol de gloria para mí. Y si la sne1'te te acaricia nf:1n:t, ta ' vcz maiiana, acuérdate \le mí: yo gnarJo tu reeuerrlo en mi memoria; hermo a hi::;toria CU)'!l primera p{L,SÍna e Ue tí. Yo por mi parte {\ tu amistac1 m¡i.lo, cual mi querido nmigo te yer é, tendiéndome tn m:tno generosa en la *scabrosa y rápida pendiente en doullc esté. Y ojnlá el ciclo por pie
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 3

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 27

Por: | Fecha: 07/11/1874

PElliODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD . • A:\0 II. ( -~~-~~~~~NWU~ME.,..~R~Ow2~7~.~~""""'~~~~-~ T---R~I,... ,. -~ . \ • POPAYAN. 7 DE NOV[Ei\fBM DEl ISH. ( w.. 1~ . .,.,--.,~-~~~~~~~""'"'"'"'- .. """"'--""""'""""'~..,...,._,..,.,.,.,.,_ .. .;vv., _ _._....,.____•-"'••• RAM1REZ y RIVERA, EDITORES. ODA Üedicnda á. mi buen ami¡;o dou Pedro A. de Alarcon. Hubo un t.iempo en que el orbe,estrcmccitlo se siutió entre l!US ejes de diamante y en que al supremo impulso y poderoso del Dios de paz y tierra, con ónltn misterio o uuulóse el sol y retemb~ la tierra. Rotos los diques de la ma1· bravia rugió la tempestad atronadora, twiéndose la selva, el praJo, el monte, y se cnbl'ió de un velo impeuetraulc la fltja circular del horizonte. Ilinchárouse lo!! ríos que extendían po1· la tie¡¡·a fe1·az Sll honda de plata con la crecidas olas aumcntauoll, y en la ciudad cayeron de uordaJos en hin·icntc y horriule catarata. El crímcn y el delito la justicia de DiotS hollado habían¡ y á !Hl tímido acento las ciudaJes impúdiuas caiau, las olas ae elevaban, los hombres perecían, los siglos anteriores se bonauan de la historia Jelmundo ¡ mug1a el sordo \'Íento la vivienda aplastamlo de granito, y la niebla, los afltros ocultando, borraba de la céliea techumbre el nomun'l de mi Dio , que allí está escrito. -l asó la tempestad, la tierra aislada miró en tomo de sí, sin ver al howure para quien fué oreada, comprendiendo quizás po1· vez pl"imora el horrible vacío de su JJat1a. Eriales si u iin ...... restos humanos .... .. rocas peladas ...... oleuad y luLo ..... . y cual prueba irrisoria de una vejetacion, ¡ ¡·a¡·o tributo! el junco estéril y la frágil caña t~iu aruma y ~:~iu flor , l:iavia ni fruto. I .. a raza humana aniquiló su historia y del tiempo antcrio1· sólo nos queda la oscma tradicion pa1·a memoria. Cesó la tempe~:~ta(l: la nncva planta reverdccjó otra ve:t I:!Ín sol nublauo con a1·oma y colores ; la tierra h_undió. en el polvo su pas:11lo, y comenzo sn nda nue\'amento bajo el sol Je la \'ida y de las flores, vírgcn á la iluaiou de sn presente, con religion y fe, glo1·ia y amores. ················································ ... E~t~·~~j¡'ti~. ~¡· ~¿t;~jj~',' ~it~· ¡~· t:,:¿;;te, virgen el corazon, sin luz la vista, la roja sangre hirviente llena Je juventml y u e espernnza, iuspirado y alth·o el pensamiento, el vuelo raudo, la sonrisa amante, persuasivo el al!cnto, símbolo de la paz, luz de la guerra, creó el Etemo un ángel con sn alh~nto ... y descendió la je 80 uro la tÍ CITa. Ella á la 1·elir¡ion le dió su ayuda, á la verdad su fraternal amparo, su constancia á la ciencia, sn intl'epidez al brazo vuleroso; su pudm·osa calma á la inocencicr, su noble caridad al poderoso, su sonrifla inmortal al sactificio su luz á la creencia, su amor á la virtud, su horror al vicio. Y el hombre es nuevamente el sér :unatlo del Supremo Hacedor, bajo su planta reverdece otra vez el seco prado, en el Líbano el cedro 110 levanta, la humanidad comprende su destino y teniendo á la je por compañera, cruza impávida el áritlo camiuo el término á busca1· do su can·era. -¡Salve, divina tel. .. ¡Y o en Dios adoro! ¡ po1· tí la humauidatl se purifiua! ¡ po1· ti el esulavo su catleua rompe l ¡ po1· tí la ciencia avanza! ¡ por tí el homu1·e se viste ante su tumba la túnica inmortal ion que al oir nuesttos pája­ros: conoceis, por el canto, que c11os ~on hi­jos de una tierra detl!endimon. El Nne\'O Mnndo con 8tl ete1'uos prodigios infunde al alma una satisfaccion iuterior, que se pudie ­ra llama¡· el S<'ntimiento americano. Al leer los libros que nos llt·gan do allá, uno Re iina­gin! l qne está en loe Andes: aquella tierra· de volcanel:! y nieves, de sabanas de:::rhidas y de selvas impenetrables, cruzada siemprE! por bandos aventureros, tiene su color y de ' be tener su poética. Mas el color local no constituye la veroa­dera origiualiuatl. Ved, ¡,¡ no, á B~rOll-j có­mo su lira vibm 1liicrentemente cuando la bd~~ tibia de Italia Sftta fr·ase de la soberbia poe­I! Ía de Heredia un rayo de la fe viva de l\tan· oo-Ca1mc? ¿ N v nos parece la l'lal nt .ncion de un antiguo adoradot· Je) Bol convcrtiJo hoy {1 la cruz? Sol ! oye: 8Í mi mPnto nlta. revela.cion no ilumin:mt, eu mi entusin.~mo ttnlitmte aí. ti, Rey de los astros, adororn. E~n~ repúblicaa hiRpano-amcricnnM tie­nen mí1s elementos que nosotro11 p'tra tot·rnar una lit.eratura nar:ional; en primer lugar, las tra.licioneR ele la primitiva civili1.acion pe­ruana, destnlidas por el fanatismo y cruel­dar! de los desculwiilores españoles; en se­gtm, io lugar, la vida independiente rlc esos pn ises. Ha ~ido pt·ecit!a una especie de con­vencion para vet· de color·ir entre no~oema. La raza quichua, al contrario, tuvo su civilizacion, sus nH:,numentos, sus leyes, su religion, sus templos y sus ciudades. Pnr otro lado, la Yida del Pacifico es m:ís independiente que entre nosotros; no pro­piamente en ~a costa, qne no ea pintoresca como la del Atlántico y en la cnal ruge el tenemoto, sino en la region de los AndeP, donde la vida Rolitaria y libre se inl'pira en la natur·aleza . Pmlierasentantes insignes, romo Olmedo y J,eon J\{era. Vene;:nela tie­ne á Maitin, rle nn sentimiento t11n delicado como su expresion, y cuyo lirismo e~t.i'1 lleno ra que nneiltro8 ve­~ inos fuesen conocidos ele nosotrn8. La ini­r. iativa de esa obra ele confratel'llirla nna Ycrrlarl de ~eog1·afia física, la hanclem r delirio, y atrincherada en tu recato adut~to DO le dat~ á mi amor esa COI'Olla conquist-ada en seis mese¡¡ de marLirio, para morir !1ent.a.-lo y á mi gu~to tn{lmlame sin tartlamm una poltrona.. 1870. JORG'Il: lSAAf' . . .\ l 'Y ,\~JGO. Y o la :una ha; elln me amaba ...... cuántos sueños con mi amor 1 Yo la quiero cual la quiso; ella ingrata me olvieló. ERas horas delicioRas en que hablaba el cornzon 1 tcrminaron .... ,.hoy existe uu abit~:no entre Jos dos, .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lLCA.UCA . A 1 nacer de~nparcco mi rluleíAtrna ilu~ion; flor hermosa qne ha ;.¡, ir Yine al muntnoa.) cuando fué pro1no1 ido 1·01' Cárlos III al gohicrno cl<'l 1 Perú. PotnjlOSi imo crn el ceremonial y es­l pléntahlec:ió el nlnmlm:ulo púulico , eon pequciio gmvamen ele los v!!cino:;, y thé el primer 1•irey que hizo publicat· bando!! 1 contm el 11 excelencia, iempre qne hon • raba con I'U ¡wn;ona una funcion de teatro. En ~n <·poca se er igio el vireinato de Bue­nos Aires y r¡neclú tcrminadn la .t:'l mu<'rta, 1 En el mi ,·mo aciago año de los trcR sietes, en otra puerta, amigo, á tncndigat·. 1 nos enrió la corte ni concejero cle India~ . ~ . . don .Jo é de Arccbe, con el t!tnlo de SU!Je· ¡ rintendente y \ 1 itador general tic l:t renl 1 hacienda, y rev€' tido de fl¡cultados omnírno- 1 daR, tnles que hacian ca~i iniboria la aut.uti- 1 dngidores, alcabaleros y etnplcauos realtJ:s conlmHio matriw unio cc,n doii a . :Iaría \'en·! aju ticiaJos por d pueblo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CA UCA. La excitacion era tan grande, dice Loren- EncontráhaRe don Gil en la sala de San Ig te, que en Arequipa los mnchachos de una nacio, vi~ilando que los topiqueros no hicie · escuela dieron mnertc {\ nno rle sus onmal'fi- ru mucho gasto de nzúcm· para _en1lnlzar ll!S' dfls, que en sus juegos hnuia hecho el papel tiHatlas, cuando una mano se puso familiar­de aduanero; y en el lljno de Santa :Marta mente en su hombro y oyó una voz caverna~ dos mil ariguipedos Ol'aron, annqne con mal sa que le dijo: txito, pre~cnLar batnlla á las mliicins real<.'S. -Avnriento! ¿, il6n11e <'Stá mi mort11ja? En él Cuzco se desc~>rió mny oportuna- - Volviól'e aterrorizado don Gil. Sea el 'mente una vasta con. piracioü, eneabezada espanto ele ver un r<'Rucitado de tau extráfio por Don Lorenzo Farfan y un indio cacique, pelaje, ósea qne la \'OZ tle la conciencia hu­Jos que aprehc1Hlido::~ terminaron su existeu - bic11c hablado en él mny alto, e, el hecho qué \Jia en el cadalso. el infeliz perdió dcsrle ese instante la razon. Gnirior se est(m<:ó en conYcncr1· al snpe- Su sacrílega avaricia t11vo la locut·a por cas­rintendente ti e qno iba por mal camino; que tigo. t',I'R mayúsculo el descontento y qnc, coa el En cnnnto al e~paiiol, quince dins m{is tar­rigorismo de f'US meclidas, no lograría esta- 1 ntc resta­Lle~ er los nneYos i.mpue!ltos, siuo cr~ar e! blccillo y, <1e::.pucs or lo tanto informó al Roberano qnc Gtlirior lo embarazaba para esquílmnr el país y que nombrase otro virf'y, pues su excelencia rual­uito si servía para lobo rapaz y camiccro. Despues de cuatro aüos de goLieruo, y l:lin la más levo fórmula de cortcbía, o vió des­tituido don Miguel Gtürior y llamarlo á 1\Ia­orid, donde murió pocos meses dc8pues de su llegada. III. En tanto que E'l sepulturero abría la zanja, una bri~a fresca y retozona oreaha el ro~tro del muerto, q11ien ciertamente no debia e - tarJo en regla, pnes sus mú~culos empezaron ú agitarse débilmente, abrió It~~go los ojos y, al fin, por uno de e ·os maravilloso::~ instintos del organismo humano, hizo~e cargo de su crítica sitnacion. Un par clo minutos qnc hubiera tardado nuestro español en vol\'er de f'U paroxismo ó catalepsia, y laA p~lad!ls de tierra no le habriau dejado campo para rebullir~e y protestar. Distraillo el sepulturero con su lúgubre y habitual faena, no observó la resnreccion que se estaba verificando, hasta que <'1 muerto se puso sobre sus puntales y empcí'Ó á marchar con direccion á 1~ p11erta. El bullo del ce­menterio cayó accidentado, rt>alizfmdose casi al pié de la letra aquello que canta la copla: el vivo cayó muerto y el muerto partió á concr. OJDO 1 L .<\ (:AJA. (VERSrcr:ín paganrele eu los Tl\Í:<• Jl:l lihro que con este titulo se !Ja )lllulicatlo mos. plaws que teugo, ~1 ultimo ele los <:uale~, pariA . . . . , $ tí,l40, se cumvle el :l~ o7. FEBRERO DE ~(J. ultuu:uncnte, se vellllc a du~z reales el t'Jt:>lll· En ,·cinte meses ele incesaúte trnhajO', le he lu•cño ti }'hu· en la ca~a rle }Jnbitacion Jcl ¡;eñor :rtla- esta ~ncieml~, q~ recibr nrr~i~1ad,l, v!liiosnH y muy pro· riano Hatoírt:z U, cu el al macen cio~E 1883. En cnmbio de pngar lodo lo que rfpbo, renunrio gu to­! 10 rí ltt~ utilidades cmmtiosas y scgur¡u¡ quo podría re· portt1rme el poseer cst.'\8 fincas por alguu tiempu wú~. ralmír:r, octubre 28 de l>S'i4. _ __,,.__ ........ _ ,\GEXCIAS DJ; "EL ('.U'C:A." D~NTilO Y }'lfJ;BA Dl':I. !!STA DO . Lugures. l;miortM. G'alotu.. . . . . . . . . . . . . . . Presbítero Eclacmlo Cnictd !'ni mira.. . . . . . . .. . . . . Julio S;llcPrlo. Cnli.............. ... Miguel Young . Jnmmulí .... . . . . . . . . .. }'ray Lcon ~arrli. llucnaventura .. . . . . . Franci~co Gucmra. Ruyn.... . . . . . . . . . . . . lfentan!lo Srínchc~. ('t~rlrtf¡O...... . ....... 'tmon Arbolccla. ( ',·rrlto.... .. .. . • . .. .. ]>re ~bftero Patricio Ptlréllu. ~·~'/~;v~.i~·~~: .. : . .'.'.'.'.'.'. ~~~~~!~~~~.~a~~· (Juibrlú ... ...... ... . .. Salomon Po~ o. 1 ' ) Leopoldo Fontnl. 1' 11111y-.ur · · · · · • · · · · · · l Amador V. Cre~po. Pu.tlo .... ... . . ... . .. · Ahel '1'1írres. 'J 'út¡11~·re3. . . • . . . . . • . • Julio Tóma~ . JpiiÍics. . . . . . . . . . . . . . . :Rumon Ceron . lhrwm .. . . . . . . . . . ... . Tomas GuAtToro. ~l.tubamba ....... .. ... ':~ceute E'pino,u. '1 tll!/(1 . . • • • . . • • • • • • . • 'Ion-es Henu~tull!i. t :arl11jrua .. .......... Felipe S. Pa1. :Sa¡¡fttmm·ta. ......... Sába., Ll:íuo~. i'all!tJIIfL.... ... . ..... José M:u1a. Alemnn. Barb(l.cóa.t.. . . . . . . . . . IldefonHo D. del Caetilii"J. Mamzúluz ...... ....• Migulll del v~ue. t01hta NUS ventM 1ctualr.s 1'01' conducto tlc lo~ Heiiorcs ll"my y t:;•.i,,lc Nueva Y~rk.~~ . 1 l\OVÍ.:DIO DEVOCION ~\.HIO Vcnrl? mt · .Prlclom.~ y Uugnen.to cunnclo el 1mportc 1 del prchdo MCtenda ó ~ 10, 1í flll.On de ~~~. 6il., 2'ls. y 3·1~ la docena de e>~ins y \)(Ms: de hiendo remit1rscme antici- c¡.:mera el xalor rle JUÍ Íl\etum. 1 ' 0 ~uhl!can: al pié rle n1is nmmcios lo~ nombrt>bclo los 1 Uj , · , ,· 'b. hottcarlo~ '!' dt>mn~ vcnd~clore. rle mi~ verdadero~ reme- 1 :Se vendo en l.l agencia general wu expresen ol
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 27

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Mariposa Vanessa braziliensis

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Restauración de los arcos de la iglesia del Claustro de San Agustín

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