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El Cóndor: periódico literario - N. 37

Por: | Fecha: 05/03/1871

PERIODICO LITERARIO . . .... NUMERO 37. SE PUBLICA TODOS LOS DOJ\1INGOS. LA SERIE DE 12 NU~IEROS V ALE GO C'\ OS. Editor tesponsaule, JuA: C. Aarrr,An. Agente general, LÁzAno ~l.'ono Z. --------<~~•-- CONTENIDO. Prost-guinlOI ............................... Porln. R ~'<'ion. 1<~1 Illngro o tlc Bngo. . . • . . • . . . . • . . • . . . . . . J>or LlJ CÍitno Hivcm Garrido. Lo11 cun,tro huh-onc . . .. . . . . . . .. . . .. . . .. . . l'or. a in~ wour. Den tutelo ................................. ,.. Por r dro A. I nzn y C. Laa honu (Coutinuucion)............ .. . . . • . • Por llicnrdo L6pcz (), MEDELLIN. lMPRE~T.A DEL ESTADO. 18í l. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~ de re los, to•lo.: ~ ns pcnc:nmicntos: re en él al ¡u- re de nncl1o ta e to. rlc­cin ce n frc · 1encia al u üo · de e~ tos pán< o el siguicnt af rismo: Lo mejor e en micro de lo bueno. De bu na gana se ufanaría con el alor'oso nom­bre l un poeta 1ameado que ~u tn el .c•lln. si A polo In bicra' ndo :\su hijo· lgo mf\ que ifl'-1- piracion. ~o cl:t su mr.no ~ nn rico propl mio el a J\í:ll.C a, porque <'S posibJo ljl. ]a. prct nrJa l'll t'­tnlo d Ca:; tilla, y pierdo l.L oca ion u e cn~a . ..:o con nn marque·, r pr ·c.-tu de que el opn nfo d ·r.cn ie11~ ~e \111 r~bolen!!O ilustre no brilin por su ing 1 io cu ninguna. pnrte. Y azunrdan lo :í qn · fic presente nn novio 1ico, e:e' .u. e. gna lO: inf1n~· ntc y po ta 'turca do, a aba por e: ccr qlu} l1a pasn en ·ais quo un indigente a.cn.. o puede c. ta.r Allí~ en la encrucijndn. por hambre dcvornuo, Que se detiene y mira háci1~ el salon dorado Y en los brillantes ,;drios las sombras ve cruzar? ¡Pensai!! que allí uuba.jo de escarcha y nieves fl'ias, Apuru. el tri.t~ pnT "Cuánto un solo hombre tiene!" se le oye murmurar: "Feliz! Cuántos amigo· en su festín se mirau! 1 us hijo mil juguetes, sonriendo, nl aire tirtm, uo el luunhre RE TOS. Por una consulta 6 r ceta en su ca a ,, 80 ~ ce11tnvos. ; Por una visita á la ca a del paciente S 1 i Por lo Yinje.· qu deba hacer fn 'ra de t. taca­~ pital y por la Yisita. ;\que o le lln.me de noche, { el precio :er:í com·encional. i DE> ·pacha en su casa de habitacion, Cllle de Amargo, irre ·istible, es este pensamiento! :: •. ,· .. Palacó. l-2 Y el pobre en su cerebro, nten·ador, violento, Terrible, inexo1·able le siente fermentn.r! IMPOI{TANTE. EL l.o DE ENERO DE 18íl. Tornad de voluptuo os, oh 1icos, en humo.nos¡ ~ Quo no os quite óllos bhmes que pu. o en vuestras manos ~ La ca¡nichosa suerte, sino la caridad! , ~ La botica del doctor B. A. Duran será trasla- Esa. virtud sublime, del pobre idolatrada., Que alivia al quo la suerte confunde y anonada, Que eleva á. quien un din. su hermano pisoteó, Si nece ario fuere, rindiéndose al suplicio, Como lo hiciera el:i\Ió.rtir del grande sacrificio, lJicicndo, generoso: Comed! Bebed! Soy yo! Que sea ella, oh ricos, quien perlas y diamantes Zafiros y otros bellos, magniftcoe brillantes, Y cintas y juguetes que inútiles os son, A vuestros tiernos hijos y esposas muy queridas, Para salvar sus alma~, a.ca o pervertidas, En pro del miserable arranque en profusionl Oh, dad! que es la limosna de la oracion hermana. Cuando arrecido, hambriento, do'blar u frente cana Al indigente en vano dcjais en vuestro umbral, ~ dada á la plar.uela de San Roque. )-5 ~ 1 Se :::~~;~t~~3~~~n :er de l Admini t!~:QJERIA, ::::: LORE~ZO ~1ÁRQUEZ y DANIEL SALAZ,R. Medellin, plazuela de la Vera·Cruz, 11ún . 30. ¡ 6-f Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SERIE IV. ESTADO S. DE ANTIOQUIA. NUM. 37. PROSEGUIMOS. Bien 6 mal desempeñada nuestra mjsion do escritores, ya hemos llegado al primer número de la 4. (L serie· de El Oondot-. N os proponemos seguir con empeño y esmerado in teros esta publicacion que nos procura ho­ras de verdadero gozo , porque siempre las tenemos cuando presenciamos los triunfos que alcanz a ]a inteligencia en los campos siempre fecundos de la literatura. Cada d!a nos convencemos más de que nu estras abruptas montañas, las recias ta­reas de los habitantes de esta tierra, lamo­l'alidad de nuestr~s costumbres sencillas y casi patriarcales, y el anhelo de conquistar una posicion exenta de los azares de la mi­seria, produce en nuestros áuimos el deseo de la iostruccion do un modo só liclo y con­veni ente. De aquí esa. ansia con que nues­tra juveutud se apodera dó las doctrinas científicas en los colegios, de las columnas de los periódicos en la prensa, y de los de­bates llenos de fuego y de novedad crecien­te en el foro. De aquí ese movimiento ~iem­pre ascendiente, siempre lleno de unima­ci on que se nota aún en nuestras pequeñas pobla ciones. No hace muchos años que la mayor par­te de nuestros hombres de alguna educncion, desconocían de un modo lamen table la his­toria y la marcha de los asuntos mas trivia­les de organizacion y de gobierno, que no se apercibían siquiera de la influencia de los hibitos y costumbres tan esenciales para determinar la fisonomía moral de un país, que no leían sino 6. fuerza lo que ellos lltl­maban La Gaceta, aunque fuera La Oivili­Mcion 6 El Mosaico, que miraban la educa­cion de la juventud como un objeto muy secundario y que se cuidaban mas de obte­no~ · herederos de fortuna que do in tcligou-cia. lTiso~ tiempos han pasado, y en su lu­gar v~no u!1 siglo de. luces, de esperanza,s y de ammamon. Un s1glo en que se estudia la historia del mtndo, en que la filosofía des­pojada de los chocantes absurdos de unos pensadores enmarañados, se abre campo á racion ales y sólidas consecuencias. Vino el siglo de los tel6grufos, de las cu.lderas de npor, de los globos aerostáticos, de l::i na­vcgach, n, de la tribuna y de la prensa · si­glo de oro que dejará. marcada su h~ella. con puntos luminoso s, porque á su paso ha iluminado las inteligen cias . ~Ioy so _lee; se medita, se piensa en algo serw y útll. Hoy salen al público multitud de hoias periódicas destinadas i difundir la ani~a· cion y el calor en la. pr"sente O'Cneracion d . b e Jóvenes audaces é intrépidos, inteligen-tes y bondadosos. Muchos de estos tienen ya una gran parte en la gloria que el perio­dismo ha conquistado, y con el tiempo eu~ndo las id eas adquioran el aplomo y 1~ sohdez que dan la experiencia y la versa­cion, la prensa del pais habrá dejado su monotonía, el ingenio ocupará. el lu gar que :intes estaba reservndo i la s medianías ili­teratas, y la Nacion marchará impulsada por la verdadera ciencia; y ajena á, las necedades de tantos que se adhieren :i viejas rutinas, nada la detendrá, nada podrá detccerla, Ahora., en voz de las roncas y desapaci­bles voces de una gene racion indolente que apónas se daba cuenta de su lamentable att·aso, se oyon himnos e~ tonados á la liber­ta u, esa dio sa de los pueblos, tan maltrata· da á veces, pero tan seducto ra siempre; se cantan alabanzas al progreso y se bendice el ruido que se leva nta en torno do los ele­mentos que l os siglos lum depositado para. formar ln. verdadora civilizucion. DE LA REPtmt: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2"90 EL CONDOR Cada cual debe hacer esfuerzos para con- \ tante muchas leguas de mi pais natal. Abun­tribuir con su inteligencia y sus recursos ( dantes lngrimas rodaron por mis mejillas al engrandecimiento del pais. Nosotros, ~ al principio; largas horas pasé mirando con audaces mas que competentes, hemos que• í tristeza el occidente, en donde oreia ver el rido mezclar nuestras rudas voces á ese ~ azulado firmamento de mi patria, y las al­concierto de sabios maestros que hoy dan ( horadas de muchos dias me sorprendieron tanto brillo y esplendor al mundo con los ¡ sollozando, sentado sobre mi lecho en el ecos de la prcn a. Al fin de la jornada na- ; colegio de ***. l~sas 11\.grimas las arranca­da bueno podré m os ofrecer, de nuestra par-~ han el recuerdo de mis padres, la ausencia. te, pero nuestros esfuerzos habrán contri- Í de sus tiernas caricias y el doloroso cambio buido en algo á despertar el gusto por las ) do la casa paterna por los elevados y soro­bellas letras y esto es lo bastante para que i bríos muros del colegio. quedemos muy satisfechos. i Algunos años pasaron y á. eaa dulcísima. * \ mel::tncol'a sucedió un sentimiento vago en . * * . . ! que se confundian el amor patrio y el aruor Al termmar la cuart~ ser~~ .que empieza ) á la familin; poro lo~ recuerdos de la infan- ?on el n~mcro d~ hoy! rep,artn6mos ~na lu-. ¡ cia, aunque modificados por la accion del JOSa camtu~a Y eJ. i~dlce uel tom,o l. , que¡ tiempo, subsistieron siempre en mi memo­en 3 4 pág1nas representa. nuestra labor do ¡ ria, como un suave aroma escondido en lo - 1 un ano. . . . ¡ intimo del alma. L.éase nuestro trabaJO Y dectda el pnbh· ~ Entre esos recuerdos, despucs del de las co .s1 he~ o puesto 6 ~6 tod.a atcnclOn en¡ caricias maternales, quizá. el mas querido á. deJar sat1afechas sus exlg umas. ~ rui memoria, es el de los in tant s que, ino- ¡ ccnte y dichoso, pa ó en la igle ia do La EL MILAGROSO DE BUGA. ¡Ermita. l~n ella en eré, postrado de rodi-llas, la imágen del dila.groso; ayud~ á de- AL sEÑOR nocTon ~ cir mis:l. al anciano y madrugador padre .JUAN FRANCIS 0 ORTIZ. ! P**, y subiendo con la ligereza de uua ar- Hémo aquí, al fin, en este venerado re-l dilltt á la elevada torre, dí las horas y re­cinto, cuya contemplaciones tan grata i mi~ piqué á las rogativas. Entónces era niño; alma. Héme aquí, en presencia de los re- 1 cntónces no era un e rpíritu fuerte, libre pan­cuerdos de la. niñez, tan queridos para todo l ador como hoy; entónces creia; y mis ora­corazon que sabe latir á impulsos del sentí· ~ ciones, mis oficios y hasta mis travosuru.s, miento. Al fin vuelvo á la vida dichosa de ~ estaban animadas por ese sentimiento pía­la infancia, y despues de muchos años de l Joso que la madre inculca en el corazon del ' ausencia vengo otra vez á respirar este am- ~ niño, y que despues arrebata el soplo de la bicnte, perfumado con el aroma do los aza- ) corrupcion sin dejar nad en su lugar. hares,quccaen de las ramas como una abun- ~ Trémulo de respeto y de amor, subia, danto llovizna de nevadas flores. Héroe ( acompañado de mi madre, las espaciosas aquí, sin mas compañía que el sagrado si- ~ gradas quo conducen hasta el camarin; y lencio del antiguo templo, los frondosos na- ( allí, sin atreverme á mirar de frente la sa­ranjos y madroños de u hermoso huerto y ¡ grada imágcn: oraba lleno de uncion. Cuan-la bendita memoria del pasado ____ Venid, ! do bajaba de aquel incen ado santuario sen-pues, melancólicos recuerdos, á inspirarme l tia una emocion misteriosa que todavía. se con vuestro misterioso y sacrosanw aliento; ~ reflc ja en mi alma como el eco de una me­volvedme á e:sos tiempos venturosos que ~ lodía gratísima oída en tiempo remoto. pasaron tan pronto, y de los cuales ya no ~ Al pasar por la sacristía dejábamos algu .. conserva mi mente sino un débil y pálido ¡ nas monedas para limosna, y el anciano sa· reflejo. cristan me refería las numerosas oonsejas * en que el vulgo funda la misteriosa existen- * * cia de la imágen dell\Iilagroso. Polluelo, separado del nido paternal, muy Esas deliciosas consejas, sentidas como niño me encontré en una gran ciudad, dis- un himno sagrado, 6 poéticas como una tra.· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CONDOR 291 dicion de had,s, llenaban de encn.nto mi creyente espíritu. Entre otras recuerdo la siguiente: Por allñ en los años de mil quinientos y tantos, Buga era un caserío reducido, con iglesia vecinal, Capítulo civil y un conven­to de monjas de Santa Ro n, del cual no existen hQy ni vestigios. El hermoso rio que corre hácia el e:dremo meridional de la ciudad, deslizaba entónces sus cristalinas aguas por donde está hoy la iglesia do La Ermita, en medio de selvas espes s y tupi­dos gqaduales; y en su márgen izquierda, precisamente en el lugar que ocupa el tem­plo, babia una chocitrepárate á morir! un sitio obligado do peregriun.cion; pero EL LADRO.. Y qué es lo que he hecl o yo? muerta elt y aumentado el uúrnem do los - __ - De qué te queja .. ? De quó m o devotos, peo ·óse en erigir un templo á. la acusa ? venerada. inuí(ren. lguuo.i queriau que se ALEJA.'Dlt • Quó! Mal ad ! N o e tabas levantara e. e templo en ellu ~ r o uul s de mdes \ Que sajuvcntnd fioriucs como 1 (1 ¡Botero Pardo, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CONDOR 29~ Ya ve usted, caro editor, Que denuncio á muchas bellas, Que se ocultan como e trenas 1.'ra las nubes del temor ; 1\Hs si usted quiere barrer Eluubarroo imprudente, Colóqn lo usted de frente El aquilon Guttcmberg. El de ·pejar~ e e cielo Dond o o ultan las bellas, Y una vez que dé con llas, Fuego en ellas sin recelo. Que no falte voz de ¡'Alarma! Que no haya nube importuna, Y todas, una por nna Rendir:\ gu to a su arma. Y cuando e baya engrosado El batallon de e critor ·, Con tanta tan gaya. floreR Como las que he denunciado, Entónces yo, . in di puta., Tomo 1 ejemplo de Emiro; Pido letras d(l retiro, O mi lic ncia ab oluta; Más miéntras e o , e ve, M repito , mi clitor, Su ·cguro ·ervidor PEDRO ANTONIO lsAZA y c. Febrero de 1871. LAS HORAS. A :MI AMIGO D. V. Mirad á un hombre honrado y laborioso, que dcspues de espirar el dia, d~mdo de ma. no á sus ordinarias tarea , vuelve al hogar en buB a del descanso, y que ántes de llegar encuentra. á su hijo pequeñito que con son­risa y mirada cele !al, flotante su rubio ca­bello y extendidos los bracitos sale á reci­birlo; y que al llegar recibe las dulces cari­cias de una esposa espiritual y tierna. Es­tas, que · por supuesto se.repiten cada dia, son horas dulcí imas. Fué sin duda en una de éstas que el fecundo escritor señor José M.-a S amper A. escribió la siguiente estrofa: "Oh dulces horas de mi contento, Quién os pudiera multiplicar, Si es un encanto cada momento Que se desliza bajo el hogar.,, No sucede lo mismo al hombre á quien .Ja. desgracia y la pobreza persiguen con in· can able crueldad; que es víctima de los ze­los infernales y de los caprichos sin número de una mujer imprudente y sin cultura, y que á pesar de sus constantes e1fucrzos, tie· ne la horrible pena. de oir pedir á sus hijos un pedazo de pan que él, infeliz! u o lea puede suministrar. Estas son horas dcma­siaJo amargas, y muy bien merecen que ha­gamos á la citada estrofa del señor Sampcr la siguiente parodia: Amargas horas de mi tormento Quién os pudiera dulcificar, Si s un infierno cada momento Para el que sufre sin descansar! Vl ¿Qué son, 'n· tonta, pues no tiene la pena de vor vacío su tablero. Hay hombres 'teyes, hombres torre , hom· brea alfiles, hombres peones, horubres caba. llo&. ~l surtido es completo. Ahora veá.mo la jugar. :Mirad al jóvon Emilio: es nn pobre huér· fnno que apénas ha cumplido 7 aüos y y tiene qué e~primir su frente para. trocar sus gotas de sudor por un poco de abrigo y pan. Su juventud se desliza eutre sombras y amarguras. Pero ved qué casualidad! El pasa por una· calle á cierta hora,· dirige su mirada há­cia el bulcon de una casa en donde tropicz:a con otra mirada y tiembla y hace temblar. Poc<>s dias despues se celebran en o.que­lla casa, que es la de un millonario, las bo­das de su hija y E1nilio. 1\Ias tarde una pareja dichosa comparte sus caricias á unos hermosos chicuelos y go· zan y se aman. Emilio, el huérfn.no, el desgraciado, es hoy un hombre fel iz. Otras veces vemos á un jóven de irre· prensible conducta llegar á cierta lwn¡ á. un punto en donde el vicio y la corrupoion infectan la atmósfera, y luego vemos apa· reoer en él los síntomas del contagio> oomo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 296 EL CONDOR -~ apcrecen en la. faz del moribundo l os ínto­ruas de la muerte. Esto prueba que el simple hecho de pa· sar un individuo por un punto en una hora dada, puede influir decisivamente sobre su suerte futura. Y prueba más: la afinidad que hay entr0 las horas y la fortuna y lo de acuerdo que obran; pues ésta no puede ejercer RU accion sin el sonido de una de aquellas. VII Abramos ahora el gran libro de la histo­ria v hallarémos en él preciosas horas dise­min'adas con profu ion y embellecjen~o e e gigantesco monumento q~eabarca 1 s s1glo, como embellecen esos m1llooes do estrellas la bóveda azul que circunda la enorme ma­sa que gira bajo nue tros piés. Allí hallarémos á. la famosa Nínive, tea· tro de la mas espanto. a. corrupcion, "!vida­da de Dio , entregada al desórdeu .} !be­bida n el deleite. Pero onó 1 hora del castigo, y 1a ober· bia y el orgullo ce .dieron su puesto 6. 1. dc­sola. cioo. IIallar6mo al hombre, insecto iu1p rccp· tibie pretendiendo audaz e, calar ~1 firma· m uto; y en hora fatal de vaneCido. sus quiméricos ensueños, rotas sus ma, hal. ga· doras esperanzas con la. confusion de la lenguas. liallar6mos á las célebres heroinns J u· dith, Ester, Débora y Juana do Arco, ro· deadas de una aureola de gloria y hacien­do sonar para sus pueblos la hora de la li· bcrtad. A í como el sonido de un fósforo al fro· tarlo indica el cambio de las tinieblas á la luz, el sonido de una hora. indica algunas veces una interesante trnnsicion. Ser y no ser; nacer y morir; brillar y ex­tinguir e. _ hó aquí la inexorable ley á cuya poderosa accion están sujetas todas las cosas de este mundo! Las horas son los artículos de esa ley ge· neral, su aplicacion es eficaz, su 6xito infa­lible. Por eso vemos que todo cambia: la flor en fruto, la mañana en tarde, la noche en di a, la risa en llanto, el placer en dolor, la dicha en sollozos, la grandeza en miseria. Seria imposible computar el valor, calcu· -=-~·;:;: lar la importancia. de una hora cuando ella. suena de cierta manera; cuando al escuchar­la se mira surgir un nuevo órden de cosas, porque ella indica la dcmolicion de un tro­no, la cxtincion de una doctrina, la caida de un imperio, cambiando la faz de un pue­blo, de una nacion y acaso de un continente. El sonido de una. hora es para unos un toque de alegría, para otros una fúnebre plegaria. Su aparicion es la voz redentora para unos, es la sentencia de muerte para. otros. Mirad si no á J osu6 que, lleno de ansie­dad por ver coronados sus esfuerzos y ase­gurada la victoria, aspira todo el airo que cabe en sus pulmones, y con voz e tentórca. 6 imperativa pronuncia estas palabras: Sol, no te muevas de encima de Gabaon; ni tú, Lu4 na, de enci,;za del't:alle de Ayalon. Pa ~e m o ahora al campo de Water loo. :Mirad cómo se csLremece aquel incendia­do campo al choque de las e padas y al es­Lt'ttlmtl J u u los caii.oJ¡c , oyéndos por do­qui ~ra el grito de muerte y mirándose co­rrer ríos de nngre entre torbclliuos de hu­mo y llu ia incc ante do incande ccnte me­tralla. Mirad cómo o debilita el ejército ingles iezmado por los audaces coraceros del hmperador. El pánico se apodera de todos io corazon s. La hora. es solemne, aterradora, decisiva! Parece que la suerte se mue tra favorable para apoleon. Siete cuadros aniquilados, sesenta piezas de arti­llería tomadas, y arrebatadas seis bande· ras, son para W cllington un funesto presa­gio de derrota. Fluctuando entónces entro a duda y la fe, tembloroso, agitado, impa­ciente, toma en la mano su reloj y murmu­ra esta de esperada pulabra: ¡Btiiclwr ó la nocltei Mostró lo entónces el ángel de la victoria la e pléndida luz que asomaba por Frische­mont: Blücher llegaba, y 01·ugia bajo su base el imperio de Napoleon. De aquella lwta dependió el cuarto de conversion que hizo la humanidad. Admirable contraste entre J osué y W e­llington: aquel estirando la horrt para ven­cer en Canaan; éste condensándola para lo­mismo en 'Vaterloot ( Concluit'á). H1PRE 'TA DEL ES'l'ADO, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cóndor: periódico literario - N. 37

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El Cóndor: periódico literario - N. 36

Por: | Fecha: 26/02/1871

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SERIE III. ESTADO S. DE ANTIOQUIA. NUM. 36. 'EL C TERMINA ~ que ningun estudio serio ha venido á ondu- LA SERIE 111 DE ESTE PERIODICO. ~ recer su carácter Y á dar un temple firme á \ u corazon; más la verdad, esto á mi juicio QJ\i MJ{ll~ f01 IV~ ~ó.+" á, ~ a.~~liQI~~ J (le hace muy poca falta, y con tal que scp~ Út~~~ •t f;c; puc to que tiene á su cargo la noble tar u. de Lacet· la llicha de los u y os; pue ·to que le es dado pensar y 8entir ¿para quó necesita de libertad y para qu6 ha. de dárselo'? ¿ Quó puede hacer de su libertad la huér­fana que ha perdido á los autores de sus días? A dónde irá sola? Podní. viajar? ¿Podrá presentarse en los salones sin una compañia re., etact.1 y respetable? Podrá recibir á us amig o ? Qué hará. pues, de su libe 'tacl r ( u6 objGto t' euc '? La libt:rtad completa so llama y debe llamarse aisla· miento tratándo e de lu mujer, que se mue­ve en una esfera muy limitada, esfera de sentimiento y no de pasioue., é i~tereses materiales. La que pierde á su m:1rido á quien ama a, la pobre viuda, ni estima. su libertad ni hace tampoco uso alguno de ella.¿ Qu6 hay com· parable al lazo de flores de unn. uniou feliz? ¿Qué hay en el munuo mas bello que las dulce alegrías do una uuion legítima, ben­decida de Dios, aprobada por los holllbres, sancionada por todas las leyes morales, in· disoluble por lns armonía d€1 alma. y por las afinidades del espíritu? Y cuando todo se ha perdido ¿ha y acaso fuerza en el alrua para tratnr de bu1:1e· rlo de nuevo? ¿Hay probabilidudcs de h:tli~r1o nuntlue s bus­que ? ¿ Qu6 es la libertad cu,mdo se ha. perdido aquel bien inapreciable, ¡u e es tan raro en la vida, y po · lo minno tan precio­so ? Las 'ulgar ,' <.:O<}l etcría ·, los afectos vulgares ¿podrán licuar ::J.11ucl vacío ? IV A un ]a mujer que b:1. que ado li re por la muerte de. u w· rido c¡uc valía poco, que­da mas oprimida coi sn li crtall 'lue áutes se halbb~t cor.J su scla ituJ, porque eu el rni::~wo sufrimiento, llc udo con resio·nacion, hay siempre eierto con ·uclo, como CO!lpcn­sacion otorgada or el ciclo al dcbct· cum· plido; pue la. vida sin deberes es una vida. estéril, triste, mas ti·i te que la que tieno rudas obligaciones qué llenar. Es preferible vivir en l llolor á vegetar sin emociones, sin afectos; es preferible su· frir á no sentir nada. Las palabras cleber y sacrificio on incom- · prcnsibles para las almas débiles y los es­píritus viciados; más para la organizacio­nes escogidas y nobles stán llcuas de en­canto, y en el cumplimiento uel deber en la abnegacion del sacrificio halbn sublimes compensaciolies. ¡ Ay e aqu lla que no tiene deberes q1:1é cumplir! 1\lás ganaría en tenerlos muy ru· dos! · Solo cuando la mujer ha llegado al in· vieroo de la vida es cuando puede conside­rarse un tanto libre, á cost , sin embargo, de e tar mas aislada. Con lo cabrllos blan­cos puede salir, rociLir 6 ir tí, los i:ipecticu· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CON DOR los, soln, á. su gu to; pero ¡á, cuán subiJo ! pre ·i o habrá. comprado esa independencia! ( La vida acaba donde ter;,u'na el amor, dice ( san Bernardo, y nunca como en la vejez se ¡ ~nsín. ius¡ ir:w y sentir afecciones verdade- i raH y }caítima . l Amemos los l:lzos u e nos unen al deber 1 y no ambicionemos una liberta.d de que n~ i sabe mos qu6 u o hn.cc · cuando el alma con- / serva u santo pudor. Zon.A.IDA.! ,:: ..... EL SUE- O DEL NLi\IO MARINERO. l ( Ycr. ion üet francos). i I>EDICAnAA :'>fT COJ,AI.O 'ADOR Y A. IIGO A)!ED-ALÍ. ~ J::l'n. 1n. mé(lin. no :he : NI blantlo sueiío ~ ~1 ni! mn. ·¡ 1 t'O 'll fin Yacía \ y al soplo el l:t bri . a, suavet'nente ( Sn luunacn . e mecia. ' ) 1Al.l'g:t y peno .' n In igili'l babia. \ ~.: llH fncry,a n.!:;otaslir.an J~a · verdes agnas del inmcn.1o occ~~no Y qnr del i t. ·uf Ji¡r, cahr.iía. ' Ln. ~·i ta an io:a que dir ige ufano · :Eljaí'.min v de Hm·es blanquecina~ Qt~ trepa. so.m~ el techo, E lllflámanle la: parclas golon ;·inas Con su cantar el conmovido p0cho . Enaj .nado¡ te 1bloroso, ntrcabre La puerta. !ll fin; responden á. ns voces Las \'Oce. d€' U" denrlos, y rüeda Por su mejilla cá 1di,la, inocente, Como una p~rla ardicu tt~ La l:lgrima quemante d una madre · Y answ~o el viejo padre ' Vuela hácia él y nlJrázale amoro o En tanto. en dnlc lY' ·o un su labÍo De una vfrgcn al labio can doro, o, Y con abrazo fraternal y amante Le oprime contra e seno delirt nte. ~ 1 l •' ~ { 1 ¡ 1 ~ ¡ l \ ~ i l 1 l E l cornzon del niiío palpitaba Con v· olPncia, y el gozo Gn ardiente ¡ml:5aciott accl raba.; Todo nf< n, to a pena pareein. Haber ce. a do on sn sonriente cefío, Y un murmullo tle di cha y alborozo Int nnmpió . u sueiío . -Gracia:, Dio~ mio, e.·clama, !;oy felice, Pues ¡üatlosa tn mano me bendice! Má. i qué es aquella llama Qne ;n mL·adn hiere de r p<>nt ? i. né o nido es fl.qne!, hondo, imponente Que sn nlma turba con horror inflama 1 .Ah! e: el rojo fnl~or de los r 1;\n pa(l'os Qn~ juntan lo .. infi m os n el ei lo· t:> R1 (lel trueno 1 'rnoor, el e tampitlo De la e icra el gcmi(lo! ' DeRpit>rlo el niiio salta de su hamaca. Y Yucb (\ la r.nhi •rla: H ITul'o , as imií~ 11 ~· J pa mo Ot'rí'er en tort o ru mir:ul:t ·ert1.! .Bl Yiento intpotüo ·o en só1~ hra ·fo Y las olaH con fn ·i,t nrreba.tutlas ' 'l'ra?.an , prnlido en clirrecion inci rtn., Rnrnho awtroso .alni\ufracr na vio; Jt,n menndn. asttlla Lo. mao.. iles n pie ·tl n nl cho arsú Ya . in . o t~ , la· cnerda incciHliatias · Cnal montañas qne rne1a ! i Dó · tá ahora D tu padre el abr. zo apasionado? ¡, Dó do una lll'l/ r tierna el dnlce llanto Y aquel do l<~.l.Jio dr~en, beso santo 1 Oh niiío marin ro! N un ca ya ht m helar hondo, hechice ro, Re ·titnirá tu hogar tlicha y n•ntura ; Ya de brar.rs :í mültiplr. \·cintcnas .En mar ancho y profnn(lo So porderá tu hcclmrn. ! Tu m ha no habrá qu tn rrcuerdo evoque 'ircuidn. de cipreses y ::una wlas O que r ,rlima tn. precio. os re<>t/>s De las on::mtc., despiadadas olat~. Del mar la. blanca es mma. Sed. el paño mortuorio Quo en ·uelva tu cud:íver Entre su¡¡ pliegues cán didos , en suma 283 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 284 EL CONDOR Y los vientos nocturnos del invierno Set·ctn el triste canto De tu mansion ignota, canto eterno. En verdes lechos de marina flores D ·can aráo tns miembros. De tus huesos Rojo el coral en torno irá creciendo, E ir~n tus blondos rizos Hilos da ámbar doquiera entretejiendo. Del ol el rayo ardiente Lanzan\ en tu redor vivos destellos, Y rucse pasarán y aíios y siglos, Ay! y la onda raudas Sobre tí rodarán á pesar de ellos! M. S. TORO. Medellin, febrero de 1871. LAS HORAS. A ?tH AMIGO D. V, IV ¡ y cuyas innúmeras vo.ces confundidas for· ! man un rumor tan desapacible como el que f producirían cien tornos en actividad, aglo· ~ merados en un mismo taller. í ¿N o escucbais el golpe de una campana ~ que con acento solemne extiende su vibra· l . 1 . ? ', ClOn por e esraciO . . ~ Es la hora del.A.ngelus. ~ Al escucharla, todas las cabezas se des­) cubren, la actividad cesa, y solo se percibe ~un rumorcillo dulce como el murmurio de ~un arroyo ó como el suave susurro del vi en­\ to en la espesura. Es que los católicos diri· { gen á MARÍA, en voz baja, una ferviente sa­( l . { utac10n. 1 ~ ¿Do qué otra manera podemos conside- \ rar las horas? V Obscrvómo las ahora en la cindad. ~ Ellas son astros que aparecieron en el Sea cual fuere el número de habita.ntes, ~ oriente del misterio y que tendrán su ocaso ellas tienen qué hacer cou todo~, hablú.ndo- ¡ en el occidente del infinito. les :i un mismo tiempo y á cada uno eguo ) Son rioH insondables cuyo nacimiento es u nece idad y gu to, y en su idioma. si es ! el c:'to , que corren imperturbables por un extra u joro, pue saben todos los idiomas. ~ eterno cauce, y que irán á sepultarse en el Con esto fin han resuelto dirigir sus ope- ~ océano de los siglos. raciones desde el ft·óntis de la catedral, en ¡ Son la fuerza motriz del carro que nos donde tienen un pregonero general con su- l conduce del oscuro antro del no ser á las batternos en la. mayor parte de las casas y l esplóndidas llanuras de una vida perpetua. aun en el bolsillo de muchos ciudadanos: l Son los inseparables eslabones de la ca­el reloj. i dena del presente que une con sus extre- Ellas n ben todas las citas que se hacen ( m os el pasado y el futuro, en la ciudad, sea para una reunion, ó para ~ . una visita, ó un paseo, ó una festividad &; ~ Hay horas cortas y horas largas, horas y á cada uno por su turno dan oportuna- ,• tristes y horas alegres, horas dulces y horas mente el "alerta!" \amargas, horas fdices y horas desgracia- Saben tambien las obligaciones de todos, l das &. desde el alto funcionario hasta el niño de l Figurémonos por un momento en medio escuela¡ y á cada uno le indican el tiempo ¡ de la mas lucida y numerosa concurrencia en que debe marchar á su respectiva ocu- ) de un teatro. Cada uno de los palcos osten­pacion. ) ta una multitud de bellas, elegantes y si m- Las horas lo adivinan todo; y no hay co- ) páticas mujeres, las cuales con la variedad sa, por leve que sea, que escape á. su mira- ¡ de sus trajes, el rosado tinte de sus meji­da perspicaz. ¡ llas y la frescura de su tez, los hacen pare· Empleados, comerciantes, artesanos, en- ! cer ricos floreros graciosamente esparcidos tregaos sin cuidado á vuestra labor. Si el ~ en la mesa de un festin. hambre os invade, las horas lo ::td vertirán á. ) Mirad en uno de esos palcos un jóven de las cocineras, y preparado el alimento, os \ diez y ocho años, rico, inteligente y hermo· avisarán á todos á la vez. ( so, cualidades suficientes para. constituir en ~ este momento su felicidad. El condujo del 1\Iirad cómo pululan en la plaza. del mer- ~brazo desde su habitacion á su adorada pro­cado centenares de personas que en horri- ¡ metida; encantadora señorita cuya belleza ble confusion se cruzan en todas direcciones, ~ ~ nos abstendrémos de desc1·ibir por no desfi· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CONDOR 285 gurar sus delicadas formas, las que solo pu- ¡ Largas son tambien para el hombre aman­diera delinear con perfeccion el divino pin- ( te y sensible que se halla léjos de su patri~ ce! de Miguel Angel o. Í y de los mas caros objetos de su 'V ida, pa· Las miradas de todos los concurrentes se ~ dres, esposa, hijos y amigos á quienes desea dirigen hácia aquella venturosa pareja; y ¡ estrechar contra su corazon. una multitud de gemelos hábilmente mane- i ¿Quién en el curso de su vida no ha lle­jados, traen á la vista los mil ademanes que ) gado á pasar toda una noche en vigilia asís­ellos hacen en su erótica conversacion. ( tiendo á un moribundo? Mirad en uno de ¿Qué pasará en el fondo de aquellos co· ~ los extremos de la sala contigua á. la pieza razones? i del enfermo, colocada sobre una mesa, una Bien claro lo dicen la sonrisa de sus la- ) lámpara cuya escasa y vacilante luz apónas bios, el centelleo de sus miradas y la anima- ) deja p~rcibir los objetos que hay en su re­oion y alegría que retozan en su exterior. } dedor. Estos son algunos frascos, vasos y Pero fijemos nuestra atencion en el esce .. i botellas; y pisada con una de éstas, la. últi· nario, pues la ópera ha principiado ya. ~ ma fórmula que el módico escribió. Reina ¡Qué dulcemente hieren los oidos las va .. ~ en aqu ella estancia un silencio sepulcral; y riadas armonías de una hermosa partitura ) en modio de esa calma misteriosa, el alma de Donizzetti 1 ¡ se rec oge dentro de sí misma y flotan ideas ¡Con qué delicia llega hasta el fondo del ¡ á millares en el inmenso mar del pensa­a1ma el canto de una linda muj er que, ora ~ miento. Solo se escucha del lado de afuera. recorre con facilidad la escala de graves á ( el choque de las hojas agitadas por el vi en· sobreagudos, ora varia las notas con rapi· i to de la noche; y adentro, el pau ado golpe dez, om dil ta. su meliflu a voz hasta arran- ~ de la pénd ola del reloj, golpe que penetra car un aplau so general, mirando caer á us ~ ha s ta el fondo del corazon como una pun­piés una lluvia de gruesos ramill etes de flo- \ zante espina; y luego unos cuántos campa· res! ¡ nazos, señal de que ha llegado la hora de ¿ Sabeis lo que es la mú sica para un en a- ( preparar la pocion. morado? Lo que es el gas para un globo ~ Largas, muy largas son aquellas horas; y aerostático: á su influjo so va elevando me- ~ tristes , muy tristes son las emocione que se cid o suavemente por el viento de las ilusio · ¡ experimentan en aquella morada del dolor 1 nes hasta perderse en una region dcscono- \ En fin, para todo el que sufre moral y fí. cicla. Esta region es para los enamorados :: sicamente y para el que espera, son inter­el delirio, la embriaguez. __ • ( min ables las horas porque ellas prolongan Para estos dichosos amantes son cortas ¡ su agonía. las horas, y tanto, que á su pesar se escapan ~ como una exhalacion fugaz. ) ( CotJtinua1'á). RICARDO LóPBZ c. Tambien nos parecen cortas las horas que ~ pasaron ya. { A. MI AMIGO Preguntad al octogenario si se siente fas- { tidiado de vivir, y si le han parecido muy 1 DON CASTOR MARIA JARAMILLO. largos los años que vió pasar, y os \-espon- \ derá que á pesar de sus padecimientos y { vejez ama la vida, y que solo son para él ~ una ligera sombra, un rápldo relámpago las { horas que deja atras. ~ Y al contrario, al prisionero que gime en { el fondo de un oscuro calabozo, condenado ) á permanecer allí por largo tiempo, las ho- ~ ras le parecen eternas, porque él cuenta con ( anheloso afan los minutos y aun los instan· l tes, creyendo en su desesperacion que no ~ llegará jamas el deseado momento de su li- { bel'tad. ~ Me da fiebre intermitente Y hasta me duelen los huesos Al soltar los siete pesos De nuestra cuenta pendiente. i Cómo fuf tan imprudente, Tan e ·túpido, tan .... toclo Que me puse de ese modo Para que usted me explotara 1 ¡Quién diablos lo imaginara! Sin duda yo estaba beodo. Bnsartarms unos botines, Dizque botines franceses , Que me han hecho ochenLa veces Ver diablos y querubines, Porque los tales patines Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 286 EL CONDOR Como c:1ja de tnn,lc-ntos Van .·uhiendo por mom ntos 'l'ritn!'iludom los })ié · .... ¡Si a. f : el g nio t'ranc , 10n los pm. in nos me avimto! Y o he caminado Castor, Siempre, pa~o ca:t 11an , Y con ello: por mi honor, No muevo pata ni mano; Por tnl rnr.ou o· prnsinno (L:t xcrp ion en 1 et el! in) J>orqn , homhre, . i rn un botín .1. ·os aco an de c.· modo, Pue · on Lolin •. y tor Vamos cí. c·;rrnaz;u: t>ll hin. Y pienso, porque clt,ensar Es tan libr como el viento, Qu tal · z cú nn 1 10mellto Qn .tu ro en cnlmn L tn:nk, ]\tu: l>icn. e ptHlo acorclar De qll • ust ·d Il<' · 1aha (.>.·cepLo D t ra bn,iat·: · , 1 efpr.to IJt <'nvió ar¡nella mPrcancía J>a ra YE'I' • i n: ~uia A la .i!'ran ia <.e:aC ctos. Y m; valicut1. armntla., Y de rtnc Lieno llnmillndas La· :1~nilas im¡H'rial 'S. Y todo, todo ¡ )jos .. ant.o! Por ·u: 111alílor, que ni nn mome1 to Goce u ~ el de horas cr nas. Y á íOS os pi o, Dios mio, Con la m1 · ¡niQfnnda f , Que ni pedir n:tor cnfó J~l ·afé le traigan frío: Que si á. baiiars ra a.lrio J¡o ncnentr 11 no de lodo ; Que ·e dé un golpe en ol codo¡ Se h1anc¡née . n guachru·nfn; Y . i quirr una. 1 lUclwcha. Lo m: ro c~Jla. de mal modo . Qne :e le noje 1 caballo Si ha dP. snlil· a paseo, Y que le griten"¡ Qné fpo!" uancl t-~e la:time nn callo. QuP. Je J'('!J'alrn 1111 gallo, Que lo >lijan do jnrado, QnC' sc:t apnn e oblirrn.rlo J) todas b.s cnntarillns, One le m u str us 1Ptrillas U11 p P!a:Lro cnrtmoraue' 1 o podia ni n.uu ora.r. ¿ ón llo e ta.bn., pnc , su refugio? Por últim'o G iulio no p'l o ..:o orhr tal e tado; dejó ura cortar c:;tc horrible mal 1'crcsa se impuso an deber. Comprendió este deber y ólle volvió la cspernnzn. Por otra parte, este deber exi stiu. al mismo tiempo que la causa que hacia que ella am·1se lu. vida. Debía olameute dejar lt~ Italia, 6 ir á E paña y á América. Quiso ver á Giulio pn. ·a comu icarle su plan. Era nece sario que la acompañase , aun· que de pues si a í lo qucria, la ab:..ndonas e. Pero G iulio se evadía á todas las tenta­tiva hechas para ve rl e. Al.fiu, Tf!resa no titubeó, y organizó la huida, para. ' la sola. Cuando todo e~t:lbn pro'lto, Yolvió una tarde al mom ento de b; b 11diu' on ú la igle· si a ucl mouustc rio t1 Giuliu. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 288 EL CONDOR Envuelta en un largo velo negro, ocul- ¡ ternecer y lloró tambien sobre la frente de t~se Teresa detras de uno de los ma.cizos ) Ter~sa quien le arrastraba hácia la puerta P.tlares de 1~ nave, y esperó con una I?d~- ¡ del Jardin. La barca estaba pronta! Un ctble angust1a el momento en que Gmho ¡momento más y Teresa habría triunfado! quedaria solo para su mcditacion. . ¡ -N 0 1 dijo Giulio fuera de sí 0 no ue- Al fin p~só éste delante do ella, sum1do ¡do! Piedad! 'y p en su dehrw, los brazos cruzados sobre su 1 • • • pecho y no viendo ninguno do los objetos ~ Pero Teresa InSIStió aún eon mas ardor; que le rodeaban. De repente presentósele ¡ 1~ puerta estaba abierta ____ Y ya casi ha- Teresa, quien le detuvo y le habló con esa '1 bian franquead.o el umbral, cu~ndo la ca~· energía que siempre presta el corazon cuan- ~ P.ana de la captlla tocó los pr1meros mal· do se encuentra profundamente conmovido. ~ tmcs. Giulio retrocedió espantado delante del ~ Detó.vose Giulio y tembló. Teresa le en· precipicio que se abria á sus piés, al oir la \ lazó con sus brazos. revelacion qu~Teresa 1~ haci~ de su secreto. ~ -Dé jame, exclamó el monje, horroriza· La desgraCiada tamb1en t~?ta uno como 61! ¡ ~o y perdido. ___ y sacando un puñal que -Todo está. presto, le diJO ella. } &Iempre llevaba, le hundió en el seno de su -Jamas 1 ( amada. -Pues bien; entónces ~1 último ndios \ Teresa cayó bajo este solo ol e sin ue esta .noc~e á las doce. Tú tienes una llave ( Giulio hiciera nin un movim~nt~.' q del Jardm del conyento que abre una pucr- { g ta del lado del m,r, dá.mela y vendré esta ~ noche á decirte amos para siempre. ~ Cuando el dia comenzaba á. despuntar, Giulio extraviado , sobrecogido , dejó caer 1 el monje miró por largo tiempo el ensa.n .. la llave en la mano de Tere a y huyó rápi- ! grcntado cuerpo de la. desgraciada. Entón· damente. ces, con una extraordinaria prontitud le- Teresa, segura de volver á verlo, so ale- ( vantó el cadáver, y corriendo á la ribera lo jó con alegría. ) arrojó al mar; volviendo en seguida á la A média noche, á pesar del terror que la ¡ iglesia donde ya estaba reunida la comuni­dominaba, Teresa se dirigió al convento; ~ dad, entró rápidamente con su hábito tinto atravesó una playa solitarüt, abrió la puer- ~ en sangre y su puñal suspendido á la cintu­t~ y se encontró en el jardín del monaste- ¡ ra: ~llí fué aprehe.ndido é interrogado; r10. ~ Gmho contestó refinendo lo sucedido, aun· Insensata! Su vida, la de su amante, to- 1 que en este momento él se encontraba real .. do lo ti~ne juga~o á la casualidad! ) mente loco. No v1ó á nadie: la noche estaba oscura, i Los monjes lo arrastraron al interior del no había luna, ni una estrella lucia en el ) convento, y no se le volvió á ver jamas. cielo. Oyó caminar al fin sobre la arena; f G' 1' ' 1 era m w. ( y b' s· d" 1 . H . Más él no está incierto ha tomado fuer- : - len, tre, 1J.O a rema ortensta. zas, y las ha tomado en ~n pensamiento in- ~ al emperador ~e Rusia ¿qué os parece el fernal! ~ mod~ de refenr un drama del gran Napo· -Qué me quieres? preguntó á Teresa~ leon . con tono rudo y severo. No puedo, 1to quiero El emperador Alejandro había sido pro­partir; déjame y retírate en paz; ruega por fundamente conmovido, así c?mo cada uno tí y por mí, que yo rogaré tambien por los d.c nosotros, aunque ~a .conoc1am~s la rela· dos para que Dios nos perdone nuestro de- c1on. El emperadorp1d1ó una copia que lle· lito. Adios, Teresa, adios pQr la última vez! vó á Petersburgo. Esta hermosa pieza no Pero Teresa era mas fuerte y rogaba por 1 tenia título, y estuvimos de acuerdo en Ha-el nombre de otro! í mar la EL DEsTINO. Arrojóse á sus rodillas, suplicó, lloró, ~ (Traducida para. El Oomlor ). bañólcon abundante~ y abrasadoras lágri- ~ vv · · ,.········--· - ----------- - ----------- - ~ -- ----- .. , ...... Qla~ aa manos de G1ulio. Este se dejó en· \ IlllPRENTA DEL ESTADo, • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cóndor: periódico literario - N. 36

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 29

Por: | Fecha: 21/11/1874

PERIODICO.LITERARIO DEDICADO A LA JUVE~TUD. ~7~~~; ~-~ rJu~ñEP.~ó29~~-~~~'""""'~~T ~ ~~~~M~ -~~·w·~~j~~~-~!~~~:~~:.::.:>!_~~.:~~~~ DE 1874. ( TRIM. VII. • ,..,.,.rw.,vvvv,_~~~~~-~~-...-.t'w"'"'"''•"" RAM1REZ y RIVERA, EDITORE~. * * * La Real Academia española ha reci­biuo en su seno al ilustre poeta don José •le Selga~. · E!. B.ULE. Qum~ fije su at.encion en egtos dias v con ­siucre la marcha majcstno a de la ht1maoi­dad, por enemigo quo sea do los ticmpoR pre ­sentes, no podrú negar el jCtiro movimiento de la época en que vivimos. Hay una palabra estampada por la severa Academia de la lengua en las fria· columna del Diccionario, que, semejante á un resorte tiene en si la facultad de poner en moviruicn: to á todo un pueblo con s()\o repet-irla solem ­nemente en grantlos cat·actét·cs colo cntlos so­bre )a imp'lsible scriedatl de las <'sqmna s. Esta pal~bra ancbatadora salta hoy de to­dos los lalno s y tiene en continua movilidad y agítacion ha3ta los más pacificos habitantes de la mom\l'quia. ¡ Singnlnr combinacion de silabas que ar ­rastra en pos de si á cuantos E:ncucnLra al paso y conmueve á los corazones más frios ! El amante más satisfecho y más tranqui­lo, siente á pesar suyo una iu~juietud que no lo deja reposar un momento. El padre que ha formado poco á poco el corazon de sus hijos, si los años no le dejan mov~rse, tiemb~a involuntariamente ·al pro­nunClar entre dtentes esa palabra conniove­dom. El marido que descansa en la fe te nna virtud nunca desmentida, se pasea por los anchos 6 estrechos límites de su aposento, dando vueltas en su imaginacion á una idea revoltosa que le inquieta dcs Lle qtte ha reso­na~ o en sus oidos la palabra agitadora. Todo se pone en movimiento. Qué e-ucede? • La voz de cuatro empre&l\S má& ó ménos alegres ha gritado á la vez por los cuatro :'In · gulos de la capital esta palabra: Baile! .El Caruaral C-' tma .Página que d hombre pensadot· no_ debe doblar con indiferencia, porque en nmguna parte como en el bailo puede e~tudiar el ~lósofo con más provecho las capnchosas actttudes de la humanidad. _Seri~ intítil ir á sorprender el bnile en el mtstenoso origen ele t:ll primer moYimionto · pero es segnro r¡ue Aclan y Eva ll~vabat~ ~entro de sí el génucn inquieto Je todas las futuras contradanzas. Ilay que creerlo así nl ,·er como la huma­nidad se nos presenta en el umbral del mnn· tlo bajo .la forma coreográfiea de una partja. "! es m_cluilable que rle allí parte esta dan­za wtermmable en que todos bailamos, y cn· y_a c~dena ~o se ha interrumpido todavía ni stqu1era t:n wstante. Claro es, p_or más que la historia guarde sobre el partwular un discreto silencio, que á_ los daoz~ntea no se les puede negar el mé­nto do una respetable antigüedad. II?y están en el legítimo cjet·cicio de sus f~mcwnes, con arreglo á la coustruccion par· t10ulat de cada noo. El espiritn público palpita en estos mo­mentos bajo los precipita1lo~ compases do un vals, ó salta irresistiblemente al impulso de una polka. So puede deci1· que la multitud hierve al calor de la música. Baile en el Teatro Heal, baile en la Zar· zuela, baile en el Circo, baile en Capellanes. Y p~ra que las nobles y severas líneas con que D10s ha trazauo la cara del hombre no vayan á ser uoa censum impertinente, y pa· raque el pudot· con que Dios ha adornado la cara do la mujer no vaya á contener la alegría y la franquezn, todos estos bailes se anuu~ian con una circunstancia que nos pone n c,ub1erto de Jos más legítimos escrúpulos. Todos son bailes de máscaras . Cuolquiera diria que la mayor parto de las gentes qne asisten á este mov imiento de la humanidad, tienen vergüenza y se tapan la cara. La tliversjon consiste en agitarse en medio de una multitud de séres anónimos, como si l:t mayor alegria del hombre consistiera eu no couoccr á sus semejantes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~18 EL CA U CA. Pero toclo el1o no es más que un conjunto mientos personales que empiezan en el rigo-de bromas. don, que es una necedad, y aeaban en el vals, 1\liránc1olo con reflcxion, tot1o ello no es que eR una locnn1. má~ que nn delicioso cont1r.sentiuo. Bailar es hacer ('!l presencia U(~ mucha gen- Un alegre disparate que puede expresarse te lo que no hacemos ljUnca cuando esLamos de esta manera: soloR, por no reímos nosotros mismos. La humanidad se disfraza para darse á co- ¡ El baile se extienílc por touas partes y h:t-noccr. jo todas las tonnas : f" Es decir, que se 1 apa la can! pura qne se h Desde las danzas fúnebres que se bailaban conozca perfectamente. en la antigüedad al rededor c1c los muertos, Sin duda el baile es el distintivo mús ine- hasta la medicina que cura las tnOl'l sér rar.ional. de cierta araña venenosa haci endo La;lar {\ Hablan los pap~gayo~;, cantan los rniseiio- los cnfe1 mos. re~, el perro es fiel, el elefante casto, el mono Ese conjunto de saltog, de movimientos y ingenioso, la hormiga arara, la abeja indns- de contor~ioncs que forman la expresion más triosa, el caballo dócil. vira del regocijo y de la alegría, suele ser Sólo el hombre Lailu. una cosa muy séria . Me parece qne he dicho esto otra re?., y si .El baile ~ue tlistingue al rtombre ea con sus compañeras el salon SELG.iS. donde Laila. Yo me acerco á la madre, si no hay otro que quiera hacerlo, y le digo: A L,\ socn.:n.\n. -l!:sa tn.tnc1nilidaci, señora, me prueba que (Parodia del cunto A la soledad do! scíior J. D. Gu~rin). no sabe ustcc1 lo qne pasa. I-'a madre abre :í. uu mismo tiempo loR ojo& para cxpreoar su ullmiracion, y la boca. para decir: -N o sé narla 1 -1\Icjor seria que usted no lo bttpiera, si llo fuera peor el f.Jlle deje de saberlo. Claro es que con estas misteriosas pala· hras d<>spierto en ella. tre• tosa~.<, fltlC en mi opinion 110 han donrit:'r usted diciendo! -Se oprimían, se estrechaban, se coufun-di:~ n uno en otro ...... El rostro de la madre se enciende y corta mis palabras. • -Eso no puede ser, dica lerantándose. -Seüora, yo lo he risto. -Pues yo tambien quiero verlo. Apoya en mi su brazo, que siento temblar, la llevo al salon donde se baila, y Emilia se presenta á los ojos de su madre como yo so la había bosquejado, esto es, nrlsandQ ... La madre me mira, se sonríe, me recon­viene y ruc abandona tranyuib y satisfecha. Un vals! Hé aquí una palaura qne todo lo excusa. Como si en un vals, la cintura no fuera cintum ¡ ni el br[!r.o, brazo¡ ni la mnno, Salve, di\'ina sotieierto insano qnc: cutl'e los homu!·es r;olcdad se llama, ni entre los bosques apartado!!, trist,cs donde los tigres y las hienas andan. Siempre so te halla eu los salones régios que la mujer con ~u hermosura cnc:autn, donde en sus dulces y brillantes ojos sólo del murH1o la ventun\ se halla. Entre los bailes, por af('ctos locos causados por el Ó!'and.IJ 6 el dwm¡)uiiu, se alzan los templos dones, y los para ella anhelados ele la .Inquisicion, lt>ll portugueses residente~ pergaminos no llegaban, hasta que, abui'I'Í· en Lima eran casi todos acaudalados é inspi· oa, amena~ó á don Oristóhal con dar nna raban recelos de estar en connivencia con el campanach qne ni la de 1\-Iari-Angola, } es 1 BtaRil para minar el poder español. El San­trcchólo tanto que, asustado el hidalgo. se to Oficio había penitenciado y ann eonsumi­e.~ pontaneó con su excelencia y le pidió un do en el brasero á muchos de ellos, convic· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :ELCAuCA. tos ó no conrictos de practicai·la religion ele Mo ises. En sólo el auto de fe que se celebró en la plaza mayor de Lima, en 23 de Enero de 1639. fueron quemados viros once portugue­ses, sngetos todos ele algunos teneres que les fueron confi. callos. En 16 -16, dispuso el virey ~ue los portu ­gueses se prescutarun en pala::io cou las ar­mas gue tuvieran y ~ue saliesen luégo tal•a de "Los AL'i.J o!:Js," el31 do Julio de !8Gl. 1 A tu :-tl:na1 !)U::r:.lo tio, qu\J pos oi:llas cna- 1 Edades de un tierno esposo, cui(la(loso padre y abnegado patriota, ~leLo dedicar esta bu­rnilJe composicion iuR1úada por el recuerdo de tu el' posa é hijos • ineonsola bles con tu muerte. Desde el seno de Dios, donde reci­bes el galurdon de tus virtudes y civismo, 1lignate rc~i ui1· esta .. lébi 1 mue.~tra do la temura y ndmiracion con que te recucnb, Tu 150llRL To. ¡ Cu:ín tristes sou las horas lt>jos del bien en <]llÍCn adora el alma ! k' omlJ:-a. atcrra\1oras llenas de luto v )1:-~nto :1 cn.tla in st:mté turuau nuestra calma, y dolor y queln·anto nos nutren, y letal melaneolh; ¡ ~né e~; la ausencia del alma Ja agonla ! Poure esposa ! en tu seno , que rn~gó amor con su pnn:~::mte llecha 1 Obla~ion en dot\de I IC hay co,nentario!l. iOI\Ih y soliuitM hospitaliJad, Manto y htteno; I.o.s parientes ele mi mnjcr son Jos qn-e ella flei'O convertir eu hoRpeuoi'Í<\ lit casa de una uo oonóoe ni yo tamroco ¡los amigos de qne fiHnilia de pocos recnrso~, en donde hay fo¡\, hablo no son mis buenos amigos¡ ni los ve- das e tahleoidas, el' un pecado nefando, cinos qne tan mal me tratan, son loe que vi- Sigamos nuestra hi8toria. nn cet·ca á la casa en que hal.Jito.. 1 Por tin me &ieuto entre aqncllf\ turha do Qnieu haya reeibido en sn casa un hués- dnrmientes, qtúJ roncaban á pierna anclta, ped que á bll l11•gatla pas:1 por la puerta del 1rd~ bien :í. pensar en lo qué me eHLaha pa­Hotel, avcrigunnrlo var la oasa de Sll parien- ~antlo qtte en lo que debía de hacer, cuando te; quien ha tenirlo que tolcrnr r¡nc un enal- lev:wt{¡ nno de ellos la cabeza y rofrcg{u\do~o quiera monte en su c!\Lallo n1lcsucndencia trajo st•guJHlm; nupcias con nna prima pollti­por (.'goi sm.o-aunque lo llanH•u Demonio. ca do la nLucla de la seüora de usteJ, y este En días pasados salgo de casa para ir al inmcrliato parcnl('zco me ha ohlig:Hio f1 hos­Snperior TriLu nal, dotHle yo paso la mayor pedarroo eu flll oa~a, con tro~ amigos más qua parte de mi vida, como Jurado de re\·t~ion , riencu f1 la Asrunblrn. 110 pena de qnc 6sto ó nqucl .Jliuistro tonga -Ha hecho nstco mny bien; mil gracias quo conmut arme la multa en cilrccl, porque por la galanteiÍa.- Y han comiJo ustede · ~ lo qno os plata, por espiritu de imitncion, ed- Hable cou frniHJHCZ!\. t,oy resuelto á cojerla, pero no :í largarla. 1 -1 1 o, paricnll'j y (l '!:l. \'OI'da~l hace una Cuand o vuelvo á las cinco ele la tnrdc con hnmbre del domomo¡ pasamos una uoche do Animo Je comer y salir á tomar fresco á la pen-os. plaza Jel u Matndl!ro," onu~lelltro mi ca~a in - -Usted me permite : rolveré en el mo - vadida : cuatro eaunllos y cinco burros rn (•1 tnt'nto. patio, cinco cargas Jc haule~ •en b escalera ,¡ Por su ¡mosto, rol(· douJe mi o~ei .Jr iéntras tanto, paeiencia! ' na; pero \lllaudo ilia i regresar, oi go ln \'07. clí! ~~o Jmuin aeau:Plo de salir la sir\'iente, mi mujer que me hace l:i:llil' l:OLU\J de[ po tJer Cll:ln t\o me UÍCC mi J>:li'ÍClltC: de una pesadilla. . -Si por ;\lguua cosa Je8eaba Yenir á -Y esto que r~ ? ...... Qaién h:~llcgastw:ier:l!l hadr;n ~ emás compaiicros tle confianza : e~pero me rnamles tu ca ballo -el viaje, qne nos ftH.'ron. pr·esentadoH entónee~:, 1 ~ñbaclo pnra ir :l nn baile {\ Turbnco: mán· not~ sentamos:'\ comer, y ¡qui én lo creyNa! ' c1nmelo eon tn rnollllll'H, ruana y todo lo ne· en mi propia mr.~n c.asi no Lnbu qué comer cesario. D1spensa la coufianza." . para nris hij o¡.; .. ,;\li pobre mnjcr lo arregló A los ocho dins llegn mi pobre animal fla~ sabe Diot~ cómo! co como el nsé l¡-¡ noche pcnsmrrlo cfnno colocnria en ele confianza, ¡,e los ofreeí 1\ una señol'it.a pa· \lila CR · ::~ pequeña á personas qne me eran ra qno los lea." ll:atoa uo han veoitlo ni tlaét>IJ 'CleseonoCJJa$: cómo me procur:nin camas &. ni p;t>rdos .... . N o hay m:ís n~m e 1lio: mi mujer y mis hi- Un!\ visita: Ile vcnir1o !\que me fit;li\és \38· jos Be ir:ln 11 pasnr el tiempo fle la iu\'a<:ion te docnmentito como fiarlor, pues le debo á don1lc mi Sl!l'gra, y yo, emancipado do ellos, D. J, y me exige esta f:rguriLlacl; ~corno tt\ me haré sirviente de mi. huésped eA. 1 eros mi amigo tle confi:UJza ...... HIIbiéra 11ido Pero ésto no es toclo¡ allanados los incon- m:ís fr:wco si mo dice que pagara póL' él, qu.é \tenientes y p:t ados algunos dia~. He enfe1 m a este fué clresn tado. 1\no do los hné~pctles: tli ~'l , métlicos. tras· 1 Otro bi , lctito: " Vamos á da1; nil báilo él\ not•hatl;l~, y al fin de tantos CltidadoE~, se t\asa tlo .... , y como tú eres mi amigo de con· muere mt holllbro: diligencia¡:¡ 1lc cutiel'l'o ... 1 tianr.a, me permito mandar por tn belllsiml y por con~ignicnto \'Ciorio ... itH'nsion mort uo- lámpara Je cnatJ·o luces, tus silletas y el es~ ri~t en mi ca . a por 1:1 simpleza l con fianza qne la oonic~a murmnracione~ tlcl pr ·ógimo, todo lo Si uno no se presta n estas cosas> cA egois-quo coustitnyo esa infernal costumbre qno ta, es nn gran malvado ... Si n (prerer cnh1pren· llaman 'clorio. der que nada sa le más ca ro en esta \•ida qué Lo~trlo sea Diol! ~ tle acahó, por fin, la A-¡las CON D ESC I ~~DENéiAs. ea mbl ea y se fueron mis verdugos¡ pero lo · qua he oxt1·uñatlo es que no se les úcurriol'a, en obsequio de la justicia, dar una ley dcela- l SEtRtn.ot.H .\. l·aut1o mi couducta acc ion distinguida i'lmí ~· f1 mi fa- Ha mue rto, en una Jo Jrts haciendas det milia . · valle del Canea, el scüor doctor Mas oi·eerán us te·1es que ha ~uedado en si· lencio mi casa? :N o, señores1 me han queda· EJUeterio Uaghi.óa do los vócinos. Anoehe tuvieron baile eh un O liando lloYaba la espei·auza ele combatir corl · t)uarto del patio, y · nos !·aciouáron de MOr· las val'iaciones tlel clima, la fuerte enferme· deon y flauta por quince aüos. Tienen más dad de que eu hora aciaga so vió aoometl· animales ~u golpes i Respetemos los mandatos inoxcrntables del u1édia noche , oc iul'lultan unon á otro~, vícr· A.ltisimo, que haco gne buscando la salud t& ·· ten c:rpresiones <:ic~compuc~ta~ : ti€nden ro· l'rcna, suco 1trtmoa la -vida de la Eternidad , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 360 ELCAUCA. N o Rin razones de gran ralía toma moR hoy Si como hombre público encontramos la pluma para .deplorar tan intiwsto ac.onte- grande al doctot· Oagiao, como privado Jo cimiento. Sobrado conocido rntre nosotros vem~~s ~in tacha : costnro bres púdicas y ejem­cl dor.tor Cagino, a~i pr11· su extraordinaria plm:'es, fina e(lncacion, trato conlin l y an¡ma­pericia en la ciencia l\lédica. eomo por el bri · ; do, caritativo y h~milcie; como creyente era liante cúmulo de virturles domésticas que lo ferro1·oso. lié aqni, J;!álidamente Losqneja. lldornahan, es más qno natural, muy ju~to, das, las mayores l))'Colfas con que quiso E'm­que digamos, ensayando nnestrn s pocas fuer· belleccrlc el Supremo •liRpensaJor u o todas zas, algo siquiera de Rn mérito rclevnnte; éR· las virtudes. to pot· un lnoo- Por otra parte, el haber sirlo Ahora, séanos permitiJo hacer nna corta él nnestro Preceptor en el estudio de Me· cligresion relativa á otro punto. Deja entre dicina: hace que ol saber su muerte, nofi ~in· nosotros el tloctor Cagiao una famiha t.iema tamos sobrecogidos de dolor por tlna pérui·l y numerosa: la sociedatl uo dc,be olvioar ja· da tan triste como ineparable, y que le tri· mas los ~acrificios que por ella hizo ese bu ternos, sobre la piedra de su tumba, el ho· micrnpro generoso, ni Rer ingrata con la Je~:~­menaje de nnest.ra gratitud, la ¡wueb:-~ de cendencia Je suF benefactores. nuestra adrniracion y las lágrimas de nue::,tr o Pero silencio ! ...... nuestro p1·opó~ito esth profundo ¡;eRar. , ya cnmplíJo, si no con la habilidad digua del Nacido el sciior doctor Cagino en el seno tema, s1 coo el buen deseo que ~iempre he­< le una de aquellas familiaR esclavas del llc- mo¡¡ tenido para con nuestro ilustre .Precep· ber, y teniendo por padre y dire ctor á 11110 j tor. Paz á Rus cenizas. Y nosotro~, tpte se­de esos varones ti¡.¡o . de nobleza y rectitnu. guimos en nue tra carrera mortal esperando ' que por entero se tlan al ¡¡CJ·ricio rle sus se- que suene la voz que nos obligue á entrar á mejautes, y que por desgracia \an sienclo unesLra tumba y unirnos á él, rog:~mos por­muy raros entre no~otro~, pasó los pri111eros qnc la tierra le hara sido ligera y porque ha· aiios dé su existencia sobro los libr o~, culti· ya encootra\IO en la mansion del Hieu, In eo· vando at:i sus extensa& facultadC'A intelectua rona rlebida á ~us altos merecimiento~, y que les, hasta const>guir, como pn·rnio llc I:Hlll bri- n:~die en e~te mutHlo podía ot0rgal'lu. llantos et:tudioM, el dictarlo de Profesor <'n Neciuan la e~po~a y estimable liuuilia del Medicina. Preparado así, emper.ó :\ <·ousn· Lloclo r Cngiao, nuestro más :sl'ntido pét~ame gt'al'SO riel todo al alivio de la lJUmauiJau , á por la pérdida. <¡ue deplornrnos, y que Dios quien él, hombre de cor nzo n bien pue~to y lt·s coocerla las snficientes fuerzall pura sobrc­lovantauo, creía deberse; pero no con nr¡nc· llernr tan cruel padecimiento. lb consll.gnwion descuid ¡:r'ia, ¡;j así JHHlcmo::; E~RlQ.L'E IluHT.\DO.-Do.mxao AnDOLEEA. expre~arnos, tan comun en 1:1 mayor parte de los mortales, sino {;On e~a asÍ!luidarl hija de la conciencia bien formada, qne hace r¡uc el hombre en todo tiempo, dediqne á carla uno de los ca os qne se lo ofr<•cen en la vida, el e¡;tudio profnndo y detenido ::;i el alma rlt>l doctor Ü!lg;ao no hubiera tenido e~e temple moral qne h:we ver <•n ca· or~ ~acnficio hecho t•n bien de los demáH el snpremo goce: pudiera deeir~e que desde qu·e fué m.Jdico, vhió una ,·ida de martii'Ío; porque apeRar de lo csC'a.>nnwnte remune· rada que es en nu,estrns soeie,lntlcs tal profesion, jamas dt'jó ele hacer cstullios dia· rioR ni de aumentnr en <·on sng rneion, ora fue· fie ocuparlo por el porlerMo, ora fue~e llama­• lo por el más iufeliz de lo~ mendigos. Ni fneron nunca ha tantcs :\ detenerle en su en­mino de exqnisita abnegacion, los duil'es y tieruos cuidados de e:;:poso y de padre de ía­mililiP, que &iernpre desentpcñíl cumplidamen­te. Houün·c cn\'ia
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 29

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 48

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 44

Por: | Fecha: 13/03/1875

PERIODICO LITERAIUO DEDICAD O A LA JUVENTUD •. ·--w~::--.. ·----~~. ~·¡ ·~~~· .. ~--·~'v'Hüri.'"o44~. ~~~-""'-~""~·~·rN~·~~~- _t:-;o IL POP.\YA.-, 1:1 DE ,lf.\RZO DE 1S7ii. ? T RIM . VIII. -~-~-~-~..,~~----~- .... ... ~·--··--··~····-~--~~--~~~·~··· ·~----.--~~·----~ .... ~-·.,....,·--- . · UAjffREZ Y HIYEll.t,' r.niTonr:s. f tra~pr.~atHlo los límites de la mate ria y de la 1 'ida, 11os lanza :\ regiones .de~con o c idas en busea de un tiempo ¡;in medida y de c"pacios l. OR'I1.l .... 'TI~. ~in tfrminqs ¡ lllO\'imient,o intimo d(; la parte ¡ má~ noble de nne. tro sér que interiormente Despnes tlc impreso y repat·ti 1e. t. · miénlra la tnnteria clo !Jre ll J' rp 11::11' e, Ú t>t•UI'C\ irir C: JlOf<]ÍlO no 1 que 80 compone lllle;tro cuerpo siento la e~; el in t¡nto de 11\ con nraeion lo fJUC no~ ntraccion tic la tierra: uucstro el!pil'itt t ex pe· u111ero, no es la po,c ion ¡wrpétua de t•. tu rimcnta las atracciones del cielo. , vitb mo1'tal lo qne realmente amliicionamo~. Esta doble ley, qnc obra respectiv amente l'or ri:;ul'iia que S(;:t nuestra suerte, hay mo- l:lObrc nuestro st"r, uos tiene como suspc usoa mcntos Cll t¡ue la vida nos causa dolor iudu cntt·e el ciclo y lá tierra, entro la necc:s idad ciu!c. de morir y el únsia de soureviví rnos, entre l,a etrruid:ul 1lt>ntro tle estas ligatlnras qnc el cuerpo que so anastra por las oscu ras 89· noA ~ujctan ú la ticna, seria la de e pera·'¡ perezas Lle la. tierra y el espír it u que vuela cion: .De todoll los tormentos que la imagi- ¡.orlas luminos3s inmensidades de l e ~ p:wio , nacion puede representarnos, no hay niugu-1 • 'o h!'ly cieucia que al canco á exting uir en el no dCnH~anto á la etemidad sobro la tiena. hombre el Rentimiento que en l!l ej erce la ..:\<11 te de los hom·: tali•laJ. bres extraordinarios, cuyo nomure, pasantlo Cuando estudié física, apr eodi que la iner­de unas eu otras, y·i"c en la memo na de las cia o~ la resistencia que los cuerpos oponen á generaciones: han obtcniuo el honor de la 1 camuiar de e::.tarlo, y eut ónc es comprcndi inmortnlidacl de pues de muerto~. .l\liéntras 1 que esa. rosistencia ciega é involuntaria de el sepulcro uo recc.ge sus despojos mortale , los cuerpo~ constituye la cualida d ab soluta la fama no se atrerc ú uar á sns gloria:; una (le la materia. aancion pcrpGtua. 1 Tal es la iuquielncl que ngi ta ol océano de El amor ú la glori!\ no es, en resúmcn, m>tR 1 nuel'tro espíritu estrecha mente contenido en que el horror !\ la muerte. Hay dentro !le 1 el fritgil vaso de la vida morta l¡ tal es el !In · nosotros un afan oculto que nos impulsa á 1 sia qne impnlsa al hom bre á perpetuarse, 4 Yiri r fuera de nosotros mi mos; algo que sobrovirirRe i tal es el afan que enciende ~ll Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 346 tt CJUCA. sn alma el deseo de inmcrtqlizarse. ¿Llama-~, pietario oscuro pára llegar á la excelencia da i'l!mos ~ I'Ste secreto impulso, á este univer- título de Castilla. Se puede decir que há ~al sentitHiento que da vid:\ á nue. tros pen- brotado de la enperficie mi ma de la tierra bamientos y á nue tras acciones, instinto do una vorJadera plaga ible decirlo asi, en la sinccri- Congreso. Si se restnn los doce primt ros dad de sus blusfemits? . aiios del siglo, los seis d~l 1~ al íO y los diez Nadie se atn·verá á desconocer la celehn- del 23 al 33, en que no func10nó el taller par­dad que alcanznn b<¡r mnchos homlwcs con- lamcntario, sa drcmos á ocho Con¡;titucioues denados por la triAte escasez de sus faculta- eu poc-o más de medio siglo. E¡¡ imposible des á oscnridad perpótua ¡ y jamas habrian encontrar en la historia de ningnu pueblo salido tle las humildes regi0nes del vulgo, si parlamentario una estcrilid acl más fecunda, la libertnd concedida á la blasfemia no les y oh vergüenza ! aún vh en las I-cyes de hubiera abierto el c-amino de la gloria. Partida. Suprimid eu ellos la celebridad de su~ res- Volvnmos por un momento la vista á pectiYas impiedade!l, y quedarán suruergiJos nuestra literatura, y encontrarémos la mis­en el abismo insondable del vulgo de los ma fecund1dnd y la misma fertilida,l. ¡ Quó hombres. pocos monumentos l1terados dejarémos á la Como se ve, la hlastemiit es el camino ñon- pm-;tcritLnll de encuentran b celebridad las grandes inep El Estado no tenia en los siglos XVI y tittHies. XVII pensiones e~ tablecidas para que los Y realmente, tratando de distingui1·se, de pintores pudieran , como ahora, estudiar en Repararse de h gran multit•Hl de la cspecit París y en Poma las bellezas del arte, ui ha· • humana, la impiedarl es un metlio s<·gnro, hia como en nuestro ¡¡jglo la emulacion do porque el ~énero hnmalf uo :scrú jama.> im- las ExposicioneR ui el ebtímulo de los pre­pfo. Por otra parte, es muy difícil conqnis- mios. Es verdacl, pero rlónde está V elás. tRrse un puesto de honor ent1·e los santos, qnez? Dónuo está Cartlucho? Y vimcndo entre los hér(>cs, entre los sabios ó entro los hasta las mi tol as puertas de ntl(JRtra época, gt:1 Goya? ¡>lo no se nece~itan las virtudes de San ,Juan N nestrn nrquitcctma!. ..... ¿Con quó m o­de la Cruz, ni el heroísmo do Guzman ol numentos la Yamos ú atestiguar ante las eda· Bueno, ni la sauiclur!a de Don Alfonso el ·a- rles futura~? ¿Con los pal.lcios cl.:J cmton bio, ni el génio do Ccrvántcs; porque la im- de 1 eco lotos~ ¿ Creis de buena fe que 1:\ piedad es por sí misma la negaciou de la vir. r amauer:H1a construcoion do! palacio del Uon· tnd. del heroitmlo, •le la ciencia y del günio greso pollr:í sobreriYir á la ll1ilje,;tuo a y fa· 1\las la r:elebridad es un ceo c¡uo repito tonos mo~;a frlbrica del Palacio de los Hcye. Y El los ruirlos, lo mismo los que cansan admira- Teatro Hcal, quo tanto OIH¡r·~ulltue f1 :i\Ia· cioo que los qno causan e cánrl:tlo ¡ es un drid, á humilde m.tte1lral 4nereis comparado? cristal en el que lo mismo se refleja la luz Poca<:, muy pocas do l:l c·on. tnwcioue!l de que las sombras. nuestra época y de los mo11umentos artísLi· Hay en este siglo en que vtvunos una in- cosque salen do nuestras manos alcnnr.nrán quietud tal, una inconsistencia, una movilidad lotl honores do la. antigüc ,lad. Preciso e~ de. tan incnnsa!Jies, c¡uo imprimen lo mismo á cirio: ni el Circo de Híbas, ni el Oat'é ao l:lR obras de nnet:tro entendimiento que á las Fornos, ni la Plaza de Toros, ni la estátua do obt·as de nuestras manos el sello mo~tal de 1\fendizáhal , Prán etcrncs. una vida fugitiva. N u es tras tela.s nucst1·os muebles, cuantos Grandes Asambleas legisladoras se rcnncn objetos proporeiona la indu~tria mo lcrna fl todos los años para dictar lqes á los pue- nnostra cómocii!lad, á nuestra decencia y A hlos, leyes sin tuerza, sin vigor, sin vida, que nuestro lujo, participan de la misma fntili· ni otro dia de promulgadas están muerta&. dad. Carecen de aqnella solidez, ele aqnel vi· Esta tarea legislativa asidua é int.erminnble, go1·, y si me es po iblc decirlo as!, de aqne­JJO es tanto un vicio como una necesidad, !la conci<)noia con que trabaiab!l la industl'ia ¡wrque la~ leyes de ayer están hoy en coro- antigua. pleto deso1·t'>dito, y mnñana ;\ más tardat· hay Esta misma fragilidad, eRa misma falta de que sustituirlas con nueras leyes, qne ú sn firmera y reposo la encont .. aréis de la mis · vez morirán al dia sig11iente: os un edificio 1 ma manera en la" ideas y en Jos sentimien· que siempre se está edificando, porque siem- tos, en el carácter y en las costumbres. Pa. pre está bnndiclo. rece que atrávesa sémos nn r·eríodo de inte­. En lo que va ele siglo llevamos la friolera rinidacl, y nuestrs ciencia, nuestra literatura, de oc~o Constituciones j la del año 12, el y nuestro arte, nuestra intlustria y nuestra Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3~8 ELGAUCA. polltica y hasta nuestro lujo es de pacotilla. En todo vamos{\ salir del din: á salir ilel pa­so i y nada de_c uanto producimos lleva en si condicion alguna de estabilidad y gran­deza. Etita frivolidad inqu ieta y presuntuosa de nuestro espíritu expli ca las continuas incons­tancias de la celebridad que concedernos N adll hay m:ís pa sajero, más fugitho que los honores que ella dispen . a¡ con la misma fa­cilidad que ensalza, olvida; pa a rep euti na­mente del at>orubro á la indiferencia¡ hoy ar­quea las cejas, y mañana se eucoge de hom · bros; incien,a un m.otnento á sus lclolos, y en otro momento les vuelve la espaltla. Por un torero deja á un Ministro¡ por una br.i-_ larina á un sabio ; por la fiesta de un han­qne1 ·o, la hazaña de un héroe¡ por un dije, un lib¡o. Necesita una novedad á cada instante¡ no es posible detenerla un uia entero en ningu­na parte. 'l'al es el rápido bosquejo de In celebrid:v1 .á que en el siglo del vapor y de la chispa eléctrica pneden aspirar la virtuu, la sabidu­ria, el valo1· y el génio. -Quién la desear -:Mnchos. -Quién la alcanr.a? -<;ualquiera. --9- qui én inmortaliza? -A nadie. Jos~ , ELOAS. ·-- I>OR QUÉ? Por qué doliente sobre el tejado perennem ente lloras, torcaz, si un nido tienes y un compañero que en él te aguarda con tierno afan ? ... Ah 1 si u tardanza busca los goces que ellos te ofreceu¡ no llores más, que tu!:! gemidos la pena acrecen del qne no tiene ni amor ni hogar ! • J. M. Vm;,\..SCo CaSTILLO. Popayan. Marzo. 1875. oíase ésta ele una anciana que so decía de~­cenrliente ele! gran general Ollantai, dos hi­jlls, Cármeu y Teresa, y un mancebo llama· do Tomas. . J,a choza estaba ~ituada á la falda del ce­rro de Laicacota. Ella, ec on quince 6 veinte mfls, constitman lo que se llama una aldea de cicu habitantes. • Miéntras l:ls muchacha9 se ent.1·eteni:m en hilar, la madre contnb:1. al hijo poi· la miléRi­ma vez la tratlicion· de ~n familia. Ésta no es un secreto, y bien puedo darla á conocer á mis lectore~:~, qne la hnllnrán relatada; con extl'nsos y curiosos pormenores, en el im­portante libro que, bajo el título Anales del Cuzco, publieó mi iln:;tmdo amigo y compa­ñero do Congreso don Pio Benigno .l\1e~a. Ilé aqni la trncliciou sobre Ollantai: Bajo el imperio del inca Paehaeutec, no­veno soberano del Cuzco, era'Oilanlai, Clll'!l· en rle Ollaitantnrnbo, el generali!limo do los Pjércitos. AmanLe conespollllitlo de una de las ñustnt~ ó int:mtall, solicitó do Pa­chacutec, y corno re,ompensa do sus impor­tantes servieios, qnc lo acordase la mano do la jóvcn. Rechazada sil pretension por el orgulloso monarca, cnya Fangrc, segun las leyes del imperio, no podía mczelar~c con la de una familia qno no \lc~ccndic•·e direuta· mente tle :\f:lnco Capac, el enamorar1o caci· que desapareció una noche tlel Cuzco, robán­do~ c á su quericla CtlRÍcoillor. Dnrante cinco años fué ill!posiblo para el inca vencer á su robelcle vasallo, qno se man· ttn·o en armas en las fortalezas de Ollantai· tambo, cny'\s rnina~ son hoy la admiracion del vi:1jero . Pero Humiüahni, otro de los generales de Pachacutec, en una secreta en- . trcYiRta con su rey, lo convenció de que más que á la fnerza era preciso recurrir á la ma· ña y {t la traicion par.l snjetar á Ollantai. El plan acordado fué poner preso á H.umi· ñahui: con el pretexto ele que habia violado el santuario atallas saugrie11tas con va· ronil y simpático, y su palabra graciosa y riauo (Jxito, hasta que el rirey don Diego de cortesana. . BenavíJez, conue de Santi. tévan, eucomen- Dijo que era andaluz y que RU desventura j uó al Obispo de A1·egnipa, fray Juan do Al­Jo tt·aia á tal punto, que se ha.l.laba si:1 pan ni~ mog_ncn:a, la pacific~cÍOll de] mineral. l.Oti bogar. Los vástagos de la hiJ:l 1le Pachacu· partillano!'l de los ::salcedos denotaron á las teo le acordaron de buen grado la ho, pitali· tropas del Obispo, librando mal herido el co· dad que demandaua. rregirlor Peredo. Aei trascurrieron pocos meses. Ia fami- · gn estos combates, hallándose los de Sal-lia se ocnpaba en la ci'Ía de ganado y en el ceclo escnsq_s de piorno, fnmlieron balas de comercio de lanas, sin·iéndola el huésped plata. N o ¡¡e dirá que no mutaban lujosa­muy útilmente. Pero la Yerdad era que el mente: jóven español se sentía apasionarlo ele Uár· Asilas cosa'!, aconteció en Lima la mucr­men, la mayor ele las hijas ele la an::iau:J., y te llel de, antisté,·an, y h réal :uuliencia astt· que ella no se uaha po1· ofendida con ser ob· mió el po1ler. El gobcrun11or qne ésta Mm­jeto de las amorosas ánsias u el mancebo. bró para Laicacota, viéndose ~in Juorzas pn· Como el platonicismo, ett punto á terrena- pam hnce1· respetar su autoridad, entregó les afectos, no es eterno, llegó un di a en que 1 el mando á don .T osé SalceLlo, que lo aceptó el galan, cansado de com•ersat' con las estre- bajo el título de gusticüt 1~1ayor. La audien· llas en la soledad de sus noche~, se exponta· ciaRe declaró impotente y contemporir.ó con neó con la mad1·e, y ésta:que llauia aprendido Ha'cello, el cual, recelando nuevos at:H¡ues A estimar al espaüol, le dijo: 1 de los vascongados, lerant6 y arlilló una for· -l\li Cármeu te llcvarú en doto una rique· tale?.a en el cerro. za digna de la descendiente de empcrauo- Es verdarl ~ne la audiencia tenia por en­res. 1 tóuceR mucho grave do qué ocuparse cou los El novio no dió por el momento importan- 1 dil\turl>ios que proruovia ou Chile el gober· cía á la fi·ase, pero tres dias des pues de reali- 1 nador )[cué!:ies, y con la tremenda y vastll zado el matrimonio, la anciana 1? hizo levan-¡ con . I?iracio11. del inca Bobórques, desenl~ierta tarse de madrugada y lo conduJo á una bo. en Lm1a cast al: estallar, y que condnJO al camina diciéndole: • 1 caudillo y sus tenientes al cadalso. -Aqui tienes la dote da tu esposa. El ónlen !le hauia por completo restablecí- La hasta entónces ignoraua, y despues fn- do en Laicacota, y touos los rocinos estaban mosisima mina. do Laicacota, fuó desde ese contentos del buen gobierno y caLallerosi· dia propiedad de don .José Salce.lo, que tal dad del gu~ti~·ia mayor. Cl'a el nombre del afortunado andaluz. Pero en 1Gü7 la audiencia tuvo que rcco· II. nocer al nuC\'O vi rey veui lo de España. La opulencia de la mina y la genero ·dad Era éste e! conde de I,émus. En cerca de de Saloedo y de sn hermano don Gaspar, a- ¡ cinco años de manrlo brilló poco como ad­trnjeron en breve gran número de arcnture- ministrado:·. Sus empresas se limitaron á ros á T ... aicacota. enriar sin éxito, una fuerte escGadra en por- Oigamos á un historiador :-Hahia nlli pla- secucion del filibustero Morgan, que babia ta p11ra y metales, cuyo benefkio dejaba Lán- incendiado á Panhmá.y á npre~ar en las costas tos marcos eomo pesaba el cajon. En cier· de Chile á Enrique Clerk. tos días se sacaron centenares de miles de EL vi rey conde de Lémus se distinguió úni· pe&os." cameote por su devocion. Con frecuencia Estas aseveraciones parecerían fabulosas se le veía barriendo el p:so de la iglesia de si todos los historiadores no esturiesen nni· los Desamparados, tocando en ella el órgano íormes en ellas. y hacieuclo el oficio ele cantor en b solElmno Cnando algun español. principalmente nn- misa dominical, dándosele tres pepinillos d~ daluz ó castellano, solicitaba un socorro de la murmuracion de la nobleza, que juzgaba Salcedo, éste le regalaba lo que pudie&e sn· tales actos indignos do un grande de Es· car de la miva en determinado número de paiia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3ll0 EL CA "GCA. Jamas ¡¡e han visto en Lima proce siones tan eM,pléndidas como las que tn\ ieron lugar entónces, y I1orent tJ, en su notab le historia, trae la descripcion de una en que se Lraslarló desde palacio á los Desnmparado ~ , dando lnrgo rodeo, una im.!lgen de l\lar!a que el \"Í· rey babia hecho traer expresamente desde Zaragoza. Arco hnbo en e a fi esta cuyo va­lor se estimó en más de doscientos mil pesos, tal era la profusion de alhajas y piezas de oro y plata que lo aoornaban. El fanático don Pedro Fern{tmlez ele Cas· tro y Andrade, conde de Lómus, marqués de Sania y de Gátiv:l y duque de 'l'aut·ifanco, que cifraba Bu orgullo en dePcendor do San ]'rancisoo de Borja, general de los jesnitas, apóoas fué proclamado en Lima por r0pre­sentante de Oál'los II el Ilethizado. se dil'i· gió á Puno con gran aparato de fuerza y a· prehendió á Salcedo. El gustioia ooutaba con poderosos elementos parlata. Y téngase en cuenta no sólo que cada ha· rra de plata se valorizaba en cuatro mil du roR, sino que el viaje del Cnllao á Üádiz uo era .realizable en ménos de ocho meses. La tentacion era poderosa y el conde de Lémns vaciló. Pero sus consejeros le hicieron presente que mejot· p::nticlo sacaría ejecutando á Sal· cedo y ccnfiscántlole sus Lienes. Su excelencia siguió con docilidad ol indig no consejo. Algunos hiRtoriaclo¡·es sostienen que Sal· cedo no íué r jecutado en l,ima , sino en el si· tia lln do r ·e -p ta, á poca Ji~t ,ancia de Puno, asevcracion que nos }lal'cce muy fnn· dada. III. Cu.milo la esposa de Salcedo supo el te· • rible deseulace del proceso, conrocó á sns deudos y les dijo : ~Mis riqneza han traído mi destió. Los pai'Íentcs de la mujer de Salcedo in un· darou la mina, hacie~o e téril para los ase· sinos del gnsticia mayor el crimen á que la codioia los arrastrat·a. Cármen, la desolada viuda, habia desnpa· reciclo, y es fama que se sepultó viva en nuo de los conedores <.le la miua. l\J uohos historiadores sostienen qno la mi· na n presencia de Dios y lo infinito 1 Vengo á pulsar el arp¡ un breve instante, y en mi suerte más bella sólo espero que me sirva de tumba,,omo al Dante1 un camino tal vez del extranjero 1, Tengo el alma, Señor, adolorida, y aunque á la voz de un tl'iate no te asombres, llo me qnicras culpar porque te pida ot••a patria, otro siglo, y ot.ros hombres i Que en ,esta edaJ de tránsito que asoma, con mi pais de promision no a6ierto: mis tiempos son los de la antigua Roma, y tni:; het·manos con la Grecia han muerto! ... ¡ O, Fausto, Fausto, ! tu razoo sombría ~n Jo más hon.lo de mi pecho gime! ¡O! ¡ Bcllini inmortal, tu pena es mía! ¡O! tu amor es mi amo1·, Byron sublime l La ebtrella de mi rumbo se ha eclipsado, y no encuentro la senda porque anhelo i el lirio de la fe so ha marchitado i j•a no hay escala quo conduz~a al cielo. ¡ Van lo& pueblos florar al templo santo ¡ y llevan una lámpara mezquina, y el Cristo allí desde la Cruz en tanto, abre los brazos y la f¡·enie inclina! Voluptuoso el amor en sus placeres, ui busca mirto~, ni laurel aguarda¡ y cubren con un velo las mujeres al ángel adormido de su guarda. Y yo, Señor, como apacible rio que oculta un monotruo en su calla~o seno, oanto en reposo y de mi mal me río, y tengo el corazon de angustias lléno. JUAN CLEMENTE ZENEA., EL DOC'l'OR E.UETERIO CAGU.O. E-te médico distinguido, hijo de Popayan, murió en Vanegas 1 Municipio de Palmira; el día 25 de Febret·o último, á los cincuenta y ocho años de edad. Su inesperada muerte, que ha dejado un inmenso vacío en la ciudad de ~u nacimien­to y de su residencia, y las circunstancias que la acompaüa•·oo nos imponen el sagrado deber de trazar unas pocas é imperfectas ]í. neas, para honrar pot· nuestra parLE! &tl que­rida memoria. N o alcanzaréruos á formar un cuarlro completo de todas las ''irtudes, de todas las buenas cualidarles, qne adorna· toD al hom br·e cuya p~rdida lamentamos, por• que semejante obra exige un espacio mayor que el de las columnas de un periódico. Poseyendo, como pose:a el doctor Cagiao, la cieuda médica en toda stt extension; ha· liándose siempre por medio del estudio de las ouras modemas á la altura de los conoci­mientos más avanzados de la época ~n este particular, y teniendo como tenia nn. gran • fondo de caridacl ·y u e amor á sus semeJantes que yacían en el lecho del dolor, siempre que era llamado á ejercer los oficios de su profesion, se le hallaua consagt·aJo con solí­cita constancia, á la cabecera del enfermo, ya estuviera él cubierto por delic:vlas y blau-' cas s:ibanas .de lino, St'ñales de la opulencia, ó por áspe1·os harapos de tosca la,Ja) triste~ despojos de la miseri::1. Una es la humanidad, uno el santo seuti­ruiento de la caridad para con nuest1·os se­mejantes, y el doctor Cmo O bletui>teriodohau¡:;ustrsimo. TBINIDAD. salvar la parte noble y eterna C.o su sér, po- Ueligion demostr~da, por Ba1me~. ni endose ~u manos del mé~ico del a, piri~1 , Ct~;~~al de UrbamJad para señor1t'as, por D. Ruftu que con ptadosa cons:-lgracJOn le acompnnn por tres dial!l, hasta entregar aquella alma jnstificaua pcr Jos sacramentos: en manos de Sil Creador. En la misma Age ncia se reciben •mscriciones 6 Cauca, único periódico literario que se publica en el Ea· tado . Tamhien se venden tomos del pr1mcr año por la mjdica suma rlo 3 pesoK '20 centavos. U na esposa desolada, seis tiernos huérfa-nos infelices, c¡ue lamentan sn horrorosa des- PILDORAS Y UXGUENTO HOLLOWAY. gracia, form:m el complemento t~O ~ste cna- ¡ il«lorns Ilollowtty.-Millones ele personaR, en dro desgarrador, Yelndo por las tlltncas so m- todn~ Jas¡•arte~ del mundo, recomiendan dichllS l'íldt. bras de la muerte. Ll egando á este punto la 1 rRs como ~1 mejor n·stnurutivo d.: la salud que so conoce. l • tl , ):\rt .- 1 ' ,. Ellas cmau tollas la• nfecciones del cornzon, del h!gado, P urna emp3pa a ~n : o.1lll1as 110 puc~ e_) •1 1 del esl1;mago , de los 1iil oncs y de los intestinos, y remue­trazar caracté res mtellgtblcs: los ~ent1m1en- ven la nctimouia, la flautulcncin y la cn.rdialgra., exput. tos profundos para exi~lir ncccsil:m tlül si- samlo de h ~angro ~da _impureza, fortaleciendo comple· le . 0 1 tnm€>nte el ~tstcmancrv10so y dando un tono saludable' OC! • • • • la orgamzacion general. Que la est1mablo fannl!a del doctor Ca- \ Un~iiento llolloway.-Este maravilloso bál· giao reciba estas poC:Iti lineas como una samo fnna infnl~blcm~nte las 'heridas antigull:", lo.s lla¡¡a• t . ¡ ¡ rt :1' t t . , y los males de 1ncrua~ y de pecho. Por mod1o do eu In· Dlll~S 1 a ( e a pa. 0 l lfCC a l{\1~ O~n:HUOS Cll tlucnria ]as úlcera~ vuu] ntn toman muy pronto un iif• su JUStO duelo, son nu~ ttO lcl'\lCiltl, de- pccto coui"Dlcc:cnto v de aparecen .. Jama6 deja este Un· 8608 guento refri,:;erautu tlO producir una Cllr!\ perfecta de lu ' oiecciono:; de la piel, loo co-tipaclo~, ln.s toses y el reuma· Al'ISOS. F01.'0Gil l'l.l. Acabamos de recibir un csco¡¡ido ~urt lo de \itik~ llo fo•ng r~ffu, v !liS fórmulas do loa nrti~n.s ¡n¿s acrcditado8 1!e " ueva York. ::S o duda:no~ que la3 p~rsom\~ que nos oc u pon, ha! r:ín mejores condiciones eu ltuc. lros últimos trabajo~ tiobre piant·hns t!e hierro, porcelnua, vidrio, J'ttpel, y parlic lar­mento en los :uupliticlldt•. y r~tocado :i dvs !~pie·~. que imitan los graharlo~ de Julien; el cual tr:tbajo cst:i cun­fia.~ o al jóven Ignacio LunaF.,_cuya hahiliclarl coUto di­buJante es generalJ:~cnto conoc:da y recomendttda por los mteligcnte~ en el nrte. Popuy¡1n, Febrero 2G do 1875. lt\:llim:z Y Fm~.\~DJ:Z. lísmo, ñun cuando so lm apelado en vano á todos loa de· ru~s rcmc1lios. Lns mctlicinao dobcn rmplCnrse de In manera. que in · dic:mlas instrucciones do que van siempre acorupaüa· daR. V t'ndcmo por toJos los princiJJales boticariOll del mnn· do, y por ~u l 'ropietnrio, el Proícso1· Holloway, 633, Ül• íonl Strc t, Lóndr~s, W. C. GROOT, PAZ ,'t. C. Agmtcs de llt(JOCios y comisiO?IÜ ta& m. Bogot(J, tienM d~ ·~ntn TÍTU I 09 DE CO~CESION DE TIERRAS DALDIAS el más bajo precio f. que podrh~ conseguirse. en todo el pais · y se encurgnn de b~ gestio nes neccsana.s ante la , ecr~tar !a de llacienda, pnra obtenor las adjudicacionu. I¡xualmen te se encargnn del despacho do toda e~pecie do ne¡¡:0cios y comí ~one~, no sola monte en _Bogotá smo tn cunlquicrn do lns pnnctp:•les plazas del pa1s1 Venezuela, B ta~oM Unidos de América y Europa, por conducto de Seguncla edicion hctha en ropayan dell MUM rl'lacionados. VIAJE A LA TIERnA t\AN'l'A en el aiio 12 - 5 del Señor de 1870Jlor el Hcvercndo P. lt'rny - Vicente Cuesta. De venta en esta imprcnt"· NOVÍSIMO DEVOCIONARIO, e~meradamento empasta o y en edicion de En la Agenc ia general de libr os y periódicos de n.un. lujo. . • r:~;s ~~::S!;i ~~z:~lCUCntr.-n de \'COta los sigui~nte~ ::)e \'Cllc1C Cll la agenCta general Oe hDT087 .Elementos do Gr.mát~ c:tstdlann, por D .. Diego pcriódu:utl de Hamirez y Hivcra . .Jlcr'ranz y u iros. ~ UCYf\ rcinprcsicu, COITt'¡;ida y a u- 1 ment&tia. },.ta obma ha stdo adoptado. como texw en \ I~rrn::s-u DEL ESTADO. ~oda& laa e6CUe • p:1n•.1na.' do la captlal del .Bbt:tdo.- · ' ... Valor de ~ad c•etnph;·, ;;u centa.ro>,y la doceua 3 ~- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 44

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 43

Por: | Fecha: 06/03/1875

PERIODICO LITERARI~ DEDICADO A LA JUVE~TUD. RAMÍREZ y RIVERA, EDITORES. c.elada; y el lab~o in!erior parece estar par· ttdo por el med10. Todo el lado derecho uel cnerpo .. es algo m:ís débil qne el izquier· El rano. Ji:~Ml acostumbrado á ser Primeramente inteutó entrar en el servicio su pr~pio cri~do en m;whas cosaA, y siempre militar, pero cambió de iueas eu fa,·or do se afe1ta él mismo. li-n efecto. no ha reteni· la vida clerical y tomó la~6rdencs. Dcspne8 do ninguno de los hábitos ari~tocráticos do de llevar á cabo varios viaje mi8ionero. y oll juventuu, á cxcepeion de una extraordina· 11eligro os, fué nombrado por el Papa Leon ri.a I)l:euilecci.oi ni aseo. A las siete y mé· XII director de un hospicio con agrado á dia (l!ce In. m1 sn. en su oratorio : despues de Han Miguel; y en 1827, cuando tenia trein· é¡;to a istc á otrn misn. que celebra uno de ta y cinco aiioll, fné promovido al obi11pado l~s patlrcs del Vatieano, y á las ocho y mé­do Spoleto. El Papa Grcgorio ./VI. su dia quedan descmpeüauos sus deberes reli· predecesor, le nomhró arzobi~po de 1mola gioRos. en L il2, confiriéndole el ornbrero de carde· . Fo.rtal~cida. ¡:u alma por la oracion, su na! el año do 1840. A los seis aiios dcspucs Imagmac10n se halla libre y dispuesta pam de ésto a&cctHiió al grado más alto de la ge· lo :unmtos del dia. Sale de la capilla y al· rarqnía cat6liea IOu·ana; trás de una gran muerza muy poco, pues éste consi .. te en biz· lucha, el conclave do cm\lenales le eligió ' cochos Y una mezcla de café y chocolate. P~pa. N o es nue tro objeto relatar aCJUÍ Despnes de (\to el mayordomo, el gran los interesantes sucesos en concccion y sub- cha~1belan y el secretar~o privado reciben secuentes al ascenso de Monseñor l\Iastai sus mstruccwncs concennentes á las audien­Peneti á la silla pontifical, sino tratar de cias Y asuntos administrativos. Aparecen preecntar á nuestros lectores las costumbres despucs en las galerías de los lados del Va­diarias de la vida de Pio IX. ticano, los oficiales y suplicantes, y poco des· Pío IX posee una constitucion excelente· pues los ministros de estado, cardenales, es un poco más alto que la estatura regular: ~·ectores de conventos y embajadores y via· de pecho ancho y manos llenas pero peque· .J~ros que de.scan rser presentados al Papa. ñas; anda despacio y áun en ocasiones las Est? los recibe á, todos sin excep:}ion en Sll mús solemnes, es enteramente natural su gabmete , que esta arreglado con mucha sen­andar y sin afectacion alguna. Su cabeza cillez. El mueblaje consiste do una gran grande y espaciosa, con las facciones regu mes~, .en la que ha~ un crucitijo y avíos de lares y armoniosas indican raras facultadas escnbu·, una gran Silla cómoda que ocupa el mentales; su frente ancha y alta, está som· Papa Y otra silla destinada para los huéspe. breada por un pelo blanco semejante á la des. plata. A primera vista la cara del pon tí· A las tres expira el plazo para recibi1· las tice presenta un aspecto indescriptible de v~sitas, Y el auto Padre se dirige al refecto· bondad; sn nariz no es larga, pero aquilina no en el ala derecha ??1 in~emo edificio, y muy bien formada; su boca, que se inclina cuya& ventanas le facilitan m1rar al monte hácia la contorneada mejilla, está bien cin· Cavallo. Este cuarto es nl?Y espacioso y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .ttL CAUCÁ. solamente contiene una mesa cubierta con terciopelo rojo y una silla de brazos, ámbas sobre una plataforma cubierta con un dosel adornado con !ll escudo do armas del Papa. En Homa, el Papa siempre come solo, de acuerdo con una ~ostUt_nbre antigua; pero en el campo, por ejemplo en Frascati ó Al­hano, ádmite en su mesa á algunos cardeua­los y prelados. Los hábitos de algunos dé los últimos papas eran muy frugales; y sns comidas de una discrecion muy l!etJcilla. Durante Gregorio XVI, los gastos de la me­~ a papal ascendían á $ 3 diarios i y Pi o IX, quien cuando era arzobispo y c.ardenal gas­taba tan sólo $1 diario para su mesa, prac­tica una economia semejatJte desde que es Papa, entiéndase siempre come solo. Al concluir su comida, se retira á sti cmir­to eu donde echa una corta siesta. A las cuatro se halla listo M canuaje para llevar­le al campo~ en donde por lo regular suele pasearse á pié pot· espacio de una hora: á las seis en punto ya está de vuelta en el Va­ticano. Se sienta eutónces á trabajar y no cesa hasta las diez y média. Despues de orar y hacer una corta modit:'M!ion en su ora­torio, se retira á su ouarto de dormir, en tlondc encuentra al ministro do 1111 casa, que tiene que estar siempre presente cuando el Papa se acuesta. Conversa con él sobre las noticias del día y los astmtos domésticos. 'fan pronto como Pio IX no le contesta, el ministro cierra las cortinas do la cama y se ret\ra, dosr.ucs de convencerse de que el criado del 1 apa, que debe dormir ell el cuarto contiguo al suyo, se halla en su pues­to. Los Pupas anteriores acostumbraban pre­parar durante los meses de verallo, gran va­l ·iedad de refrescos, helados, &. cuando se hacia insufrible el calor, y grande fué el a­llümbro de Pio IX corto tiempo despnes de ~u elevacion á la silla, cnando pidió una. na­l ·anjada y el criado se le aparE:ció con una gran variedad de refrescos y dulces; el los devolyió todos, tomand.o un cuchillo y una haranja, y esprimiendo él mismo el jugo en l:in vaso; por lo tanto dió órdenes estrictas de que sus criados no debían traerle tuás qne lo que les pidiese, porque de lo cbntra­l'io le desagradariá sobre manei·a. Pío r observa la misma sencillez en O· do lo correspondiente á su persona. Su ro­pa i~t~rior fué por mucho tiempo la misma que babia usádo en sn posicion episcopal en Im~?la; despues de reinat· por quince meses ho babia aún agregado nada á su guarda­ropas, exceptuando la casulla que babia man­claddo á hacer cuando le eligieron Papa; y su levita de un fino casimir blanco, no coli• t.ieno á_ causa del gra aseo de su duefio, ni non sola mancha, ni la más mínima partícula di) rapé, cosa que le gusta mucho al Santo Pa• drc; (De El Sol). AlYIOR D}~ ltU.DRE1 I. Ay~r al ver á su hijo cntt·e la ctmli de amor se estremecía, de besos lo uolmaba, y cual ningun!1 dichosa se creía; II. Hoy ..... pobre tn~dre! su copioso llRntt:t revela su agonía: secarlo no qucrrais ...... huyó su encanto 1 la cuna está vacía ! J. M. VELASCO CASTILLo, Popayan. Enero. 1875; t..A MUJER:iS Y LAS NOCÍIÉ~a Nada slleedc; El calor que da vida á los reptiles y llnirt1d á los insectos parece que ha helado loi.i acon • tl>ciniicntos¡ E11te frío de verano es insoportable; J.as gentes se e~cuentran; se miran, se llíl' ludan r siguen su camino con triste indiftP rencia. Exceptuando al dinero, nada hay M la capital de la monarquía que inspire interés; Pero hay en cll!nbio dos cosas agradables ¡ la mujet·es y las noches. Las ttlujeres de Madrid y las noches do ve• rano se parecen en lo ligeras. Se favorecen recípr<>camel1te como si hu• bitmln hecho un convenio n1útuo. De noche todas la mujl>res son más herthb• sas. Entre las mujeres todas las noches sor! más bella!!. J .. a noche le di M al hombre : duerme; la mujer le dice : sueña. J,a noche está llena do lllisterios y la mu• jer de Recretos. . La noche desaparece ante la luz dsl dia;lla9 mujeres ante la realidad; Las unas lisonjean nuestra failtas1a; lás o; tras adulan nuestr6s sentidos. Al través de e~e vidrio mágico que la tw che pone delante de nuestros ojos; todo lo vemos distante de cottlo ea. Al que mire por lo~ ojos de tina mujer le sucederá lo mismo1 La noche nos quita la luz y las mujeres nos ciegan. N aJa más terrible que una noche c1e in- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CA UCA. 339 somnio ; nada más cruel que una mujer que no nos deja soñar. Las estrellas cent.ellran en el cielo como las miradas en los ojos de una mujer hermo· sa. Así como se dice : de noche todo~ los gatos son pardos, se p¡ede decir : delante ele las mujeres todos los hombres son lo mismo. La belleza de la noqile consiste en el velo que la cubre¡ lo más hermoso de una mujer es el pudor. Todavía tiene la mujer una semejanza más bella oon la noche. La noche derrama sobre nosotro s el b:ílsa­mo que reanima nuestras fuerr.as, la mujer vierte en nuestro espíritu el sentimiento que vivifica nuestro c01·azon. La una nos dice: vive; la otra DOS dice: ama. La noche empuja al hombre bácia su casa, Ja mujet· lo atrae al seno de la f.jos. A uno y otro lado se Yen casas con los te· chm~ destruidos. En e ta calle no hay otro nstigio humano que las huellas marcadas en el empedrado por los canos que rodar·o~ muchos años so­bre él y que despues no han rodado durante dieziocho sigl ;s. Nada se oye. Nadie pasn pot· ninguna part.e. Uomo esta calle hay muchas. Y nada rcfis. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ElCAUCA. De trecho en trecho encontramos nnns J•asaderas de piedt·a destinadas á que los transenntes cruzasen de uua acera á otrn lo.i días deRtale : veis el "l:t'o· rum Civile," el "Templo de Venu~,, las "Terma ·~ 6 baños públicos, los "Tribuna­) cR,'' las " Fábricas,'' los "Teatros'' ...... ra­sais de la calle de las " Turn has ' í1 la calle de los " Doce Dioses;,. de la "Villa de Ci· ' ceron," á laP "Prines; " rccorreis toda la ciudad en mil RentitloR y no encontt·aréis á nadie y no sucede nada, y sin embargo, todo os parece animado y vivo, todo reciente y nue\'o. N o : no es e te el muntlo nntiguo, col do por las rnina~, ad:"inado por los mo mento!! , aprendido por 1ft e1·•Jdicion. I~a antigüedad .pareoió nqní real: tangi presente. • E~ qne no han pal!:ulo los dieziocho sigl Y en efecto para ~ompeya no ban pasa Pompeya no h~ sit.o testigo de na~l~ de que ha siJo el mundo durante u largo f!l ño. Sus caPaR, sus calle1:1, sue. templos han vi to lueir esoR cientos de nni i l·~ de le. que constituyen toda la edad rnéJia y l siglos <1el renacimiento. ¡A-in la la multitud de hechos que en na el paréntesis abierto en la v i•la de e ciudad! Seguramente, todo esto trao á La imagi don el dia del juicio, hiela la sangre, ext' gne lnf! ilu~iones. PEDRO A. Ar,.uwo!i. A ~11 ¡tiJA EN L .t CUN . • l. Oh! cómo al borde de tu hnmil de cuna se estremece ele amor el alma mía y ohiuo los tormentos que me aLruman y sueño de esperanza y alegria! II. J,os ojos tienes !le mi ti!\rna madlrc, que há largos años en el cielo mor·:t, y es por é to que á \'ece nl mirart~e tu pobre padre se entrit;tecc y llor:n !... ... III. Sin fuerzas ya para luchar, auxil iio demandé á Dios en la de gracias m1iaR; y ÉL te envió á mi, de comp1u1ion tmovitlo, como promesn de mejores días ....... IV. Del Salvndor á la amorosa lfadr·e yo te he cntregndo oou re11peto santto: ¡que ELL.\ tu vida y tu inocencia gmnrde, cubriéndote benigna con !.IU manto · ! *** Y ni compadecer podeis el de tino de los 'Pompeyanos: á cada momento hallais á la entrada de una calle ó á la puerta de una ca­Ra, nn atributo infame de su prostitucion, un signo de su cabeza, un hlolo nefando que os Buga. 18i4. hace apartar la vista con horror ...... · Y o no ceso de recorllar la Ira de Dios de Zorri!la: LO QUE ES LA COQUET. Con e!!tos geroglíficos impuros La hnmanidal sello del gobiemo bribínico, en el IJU uparecon grabadlllo hUI pufaloraa: "liulloway't l'ills ar. Ointment, London." lb llcguclo ot ser netesario el dnr publiciclnd ú esto hechos, porque h. "Compnñfa Qufmi<~n de Nuevn York, que jnm:ts pagaba su~ deudas, habiendo adquirido mlll reputi\Cion, gira !wy bajo la razon social de "liollowlly (:al ; pero úun nsf nndie quiere comprarles direetumtnte s~s prcparacioneR, de suerte que estos sngetos verifico toda~ sus \'Cn ta~ 1ctualas por conducto de los señore llenry y C.•i, de Nueva York." . Vendo mi8 Píldora..~ y Ungüento cuando el lmport del pedi tlu •¡ll asilo hag:t. TO!>l!S ltOLLOWA.Y. 7 de abril, de 18;4 . .í33, Ouortl Sh·eet, Lóndrcs, W. C. 1.\ll'RE:\'I'A DEf- l(R'I'ADO. Se ,·cnth• en la agencia ~encral de liuros y. l'criódicos \le Hamírcz ~- Hiu:ra. ; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 43

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 46

Por: | Fecha: 26/03/1875

PERIODICO LITERARI{} DEDICADO A LA JUVENTUD, RAMlREZ_Y RIVERA, :EmTons. 1 que no estando yo á pleitos avezaJo ----~-~--~---- 1 de litigante ignoro el duro. ofi?i?; .JULIO ARBOLED,\, pero ponJré la pluma en eJerciCIO sólo por contestar este traslado . Espero, señor Juez, que no haya mengua Como una muestra del géuio de esto gran- si corto mis rengloues por merlida¡ de hombre, y nadá más que por esto, dHmos yo que no sé de ~leyes, doy saliua pulrliuidad á las piezas siguiente¡;: á mis pobres conceptos en mi lengn:t- "Señor Juez Letrado.-Antonino Olano, Se me echa encima el pe1'. onero fuerte persotiero mtinwipal, ante usted tligo: que cual sobre el niño formidable atleta¡ preRento un expediente que me ha pasad~ el que tiemule es n:ttnral: ¡pobre poeta! Jefe político, para que cumpla la resoluc10n más le temo á un traslado qne ;\la muerte!­acordada por el Concejo municipal, eu dos .Mas vos, señor, con intenciones rectas del Mniente. Po!' ella me previene que, en de homi asaz acu ioso y sabidor, uso de mis atribuciones, demande ante el ¿,cómo podreis traerme á deshonor ' juzgado de usted á los~ueüos de fuentes cu- por ignorar las )cixes et pnodectaR ?­yos desagües corren por la calle ~no sal.e al Dejad, pues, judgado1·, que mi ardimiento punto delrio l\1olino llamado "P1edra pmta- vos muestre sin &alir dol mifi mestierc da," que se denegaren á coutribuir para la et faga cual impúvillo uauchiere composicion del Jnño que en la exp1·csada que cobdicia la lide en su t>lemento.­calle han causatlo sus desagüi}S. Los que se on las lryes, señor, reglas de pc¡;o, han Jcne"ado á rontribnir eon lo~ seüores y todo funcionario ciudadano doctor 1\l~nnel i\larí:1 ~luiioz y Julio Arbo· , debo. tt>ner las lt>ves en la m:1no, lcJ3, Reguu ro¡;uJta do la Jili0 ~~~ pt·Aot.ic:•- y de)1e d<.! e tenr~ .le eso ; da por el alcaldo de la panoquw : contra pue la primera parte nada Yalo · ellos es, pues, que propongo esta demanda, si la -parte segunda no va junta, ara que ust.ed d~clare : que cad.a u.no de lo s qne cuau.Jo el iutelceto no le apunta señores está obhgaÍJ·cyes, y, 6 ~e equivoca en el citar de leyes, ó yo no sé leer ¡ po1· santa l\larta !- Pero ¿tiene, ~;eñor, algo de extraíio que se cite una ley inconducente? no; para mi la cosa soi·p¡·endento es qnc la misma ley no le haga daño. En efecto, esa ley, la pobrecita, sin ofender á nadie está allí puesta : no dice sf ni no, y es tan modesta, q~te. más que ley, Ra ·ece palq 't . :Ménos tiene que ver el acueaucto de una calle con eso de los puentes, el comeroio, vireyes, presidentes, que una monja, señor, con un reducto.­Hablar del beneficio del comercio para ir á dar con una cañería, es como el aplicar la artillería para saaar de algnna hel'encia el tercio.­Son gente sin ignal estos hombrones! ¡ cómo discurren ! ¡qué razonamiento tan cl~tt·o, tan patético !-Contento me rindo yo, seiior, á sns razones. Illas paréceme acaso~ conveniente examinarlas algo de ante¡¡ ano¡ que aunque sean e~critas por Olano puedo opinar tle nn mod~ difcrente.­Razon primera.-:' Se daüó una calle; ergo las cañerías In hao_dañado."- En Popayan no llueve: está probado. Oígalo el mundo y humillado r.alle.­Segunda.-" Hay una ley qne habla de predio: ;Írve el un predio, el otro le domina;" ergo, si bien la co-sa se examina, agní ha de haber dos predios sin remeclio. ( t:li hay predios domínauo y dominante, el predio dominado será el suelo, el predio que domina será el cielo, y yo, &u dueño, J npitcr Tonante). Hazon tercera.-IJ:stablecido el hecho de nn modo claro, hermoso, inconte10table 1 pasa á aplicar con lógica admirable al hecho claro el fúljijo derecho: Hubo Concejo, hablóse y resolvióse de acuel'do <:on .Mosgnera y con Arroyo: ellos prestaron sn importante apoyo, y comision al Personero diósc; ergo, no hay duda ¡pues si ya opinaron! y, ~ero en leyes sencillas y otras cosas dt>cit· autoridad es ir perdido.­Considcrad tamuien, señor, en ésto : que las contribuciones que pagamos para las obras publicas las damos, y á ellas debe arreglarAe el presupuesto. Y la santa igualdad tambien exig¡¡ que las contribuciones generales sobre todos, seño1·, pesen iguales 11in tener excepcion la ley que rige. Pero desde que un cuerpo rorlncido hace un excepcional repartimiento, ya cesa la iguahlad, cesa el contento, impera el despotismo abonocido.- i Coutl'ibucion primero se me cobra para hacer obras púb~a !-y cuamlo ya se ve que es preci o ir tJ·abajan.lo ¿,se me manria tambicn qne h'aga la obra?­Señor, esto es mon truoso !. .. Pero he hablado más do lo noce8a1·io en e¡;te asunto: réstame sólo el indicar un punto, y el traslado daré por evacuado, y es esto: J'epro(luzco en este cscdto cw\nto dijo Muiio;t.,-(llll' ;\ •tt•' " 110 al'l'ima al árbol bueno, cilCio luGgo e;JCirna hnenfl ombra t:uuhien, y es enulito.- Jl~n atencion {\ lo r¡ue llel'o expuc~to, a nsted, pues, sefivr J urz, suplico atento, que usted se sirva declaranno exento de cubrir dol Concejo el (>J'esupuesto. Es justioia, señor, que usted acceda li lo que imploro, costas prote&tando ¡ lo pt·eci~o en derecho aquí jurando ante u5teJ, señor Jnez, JULIO ARBOLEDA. ( D~ El Telégiafo.) L.'l. COQUETERU. DE LOS IIO:tiBRES. UstéJes deben de ae01·darse de las pláti­cas nocturnas que con mi vecinita, y de ven· tana á ventana, sostove el verano pasado. Por mi parte, recuerdo que referí á uste­des más de una vez, nuestras sabrosas con­ve1 ·saciones. ¿Por qué callarme las de ahora? ¡no, por mi vida 1 - Sé que mis bonitas lectoras están desean­do sabet· noticias do mi popular vecina y no .soy moro que ¡pe baga de rogar. Anoche hablé con ella miént1·as :Jmbos to· mábamos el fresco, á la pálida luz de la ltt­na, echados de bruces sobre el altéizar do nuestras respectivas ventanas. Mi vecina está más bonita que nunca (sin agraviar lo presente.) Una blanquísima camelia brillaba entro sus dorados rizos, qne descendían basta su tor­neado cuello, cuello digno de la V énns de ... de cnalqciet· autor, qne por é¡,;to no hemos de reñir. Yo la contemplé con delicia. Con fruicion. Ella me miró sonriéndose. -Picaruela! exclamé, un sí es no es entu!' · siasmarlo. -1\Ii vecina as! lo comprendió y se enco­gió de hombros. -Siempre tan cvqueta! aüadf. -¿ Tothvia no ha perdido usted b cos-tumbre dé burJa¡·so de mí? -Hi no me burlo! -Quite ust.ed allá.. .... ¡ inconegible moro! -Es un pecado oxl),·e. ar el cntusia~mo qno siente unestro corazon :· -Es nstcd muy oxagerado. -N o lo he hechado de ver hasta la fecha. Ella se son1·i6 otra \'CZ. J,a volvf ll llamar ...... coqncta! Mi vecina se picó. Y dijo que e1 que t~.mia tejaJo de vidrio no (l<1bia arroj:u piedras al ajeno. N o comprendí la alu~ion. Pero pronto me sacó de mis tlndas di· ciondo: -Siempre los hombres han sitlo injuHtos con nosotras. N o somos las únicas que cs­tudiarno, en el e. pejo d arte de arYradar. La historia asi lo dico. " -Cómo! ¿ha hojeado unstod la ..... bis. toria? -Sí, señot·, y le pod1 ia citar algunos ejem­plo~ eu apoyo de tniij 1J:t!abras. -A >er, á ver. -Es que lo voy á confunrlit·! exclamó ahne-cau< lo la voz y echándome una mirada ...... terrible. -No importa. -J_,o quiere usted? -Lo quiero. -Sea. .-N o. quiero remontarme á los tiempos mttológJCo · en busca de prucba,o¡ justificati­vas, añadió con gravedad cómi<:a; no quiero hablorle ú ut~ted de Narciso, rlo aqnol her­moso mancebo que tuvo la poca modestia de enamorarse de si mismo, ni ver reproéluciua ~u iutágen en las cbstalinas aguas de las fúcntes. Br~ lll O'JBU CA 1 f -: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 36&.. ELCAUCA. Y a todos t~nbemos sn fin. Convertido en la misma flor que lleYa su nombre, sigue ha ta la fecha asoma el o al cris­tal de los anoyos aclarando su imúgen, des­preciando lo~ halagos de la brisa juguetona, desaeñando los amores de la pintada ma­ripoF! a. Me remontaré á la antigua civilizacion en busca ele ejemplos. · Y va usted á ver, escéptico moro, como la coquetería no es só o patrimonio de las mn­jereR, tan calumniadas por usted y otros es­critores de su laya. Las palabras de mi vecina me dejaron co­mo cordovés que ve bailar el qrzn-cun. Es­candalizado. -¿ Conoce usted los nmores de Faon con la célebre Safo? continuó mi implacable ve­cina. -Sí ..... un poco ..... balbucée. -Pues bien, usted debe saber perfecta-mento que Faon era un elegante de primisi­mo cartel! o. Un escritor ha dicho qne lla­maba sobre manem la atencion por el arte con que pt·ocuraba al'l'eglar los pliegues de su vet!tido y rizar sus cabellos siempre inun­daclos de esencias. Pasemos á otro. Perícles vestía elcgantisimamente. La misma Aspacia le daba lecciones ...... ele coquetería, si así puedo expresarme. -I,o :mal prueba que la mujet· es maestt'a en semejante at·te. -Si, como prueba tambien el desmedido nfan del hombro en imitarla y llevat· la pal· ma de la victoria. -En la ciudad de Lea, prosignió mi bella interlocutora, llegaban todos lot! años mnlti· tud de almibarados jóvenes con el flo de dis­putar@ e el premio de la elegancia. -Lo mismo que hacen ustedes hoy dia en los paseos Y' teatros. -JJa coqueteria es di!.oulpable en la . mu­jer, pot que aumenta sus encantos, y· ridícula en el hombre, porque le da un aire afemina­do intolerable. Prosigo. -La historia dice que Creso, el rey de J,i­oia ...... - 6 Poro se ha puesto usted u hora á lidiar -co o igu s reyes ? -N o lo dije? empieza usted á conftfndirse. nsted.caballero moro, oiga usted y coofiésese derrotado. Poliorcete~ era un cor¡,tetto de marca ma­yor. El cuidado de su rostro e1·a una dtJ sus más sérias ocupaciones. Se sujetaba los cabellos artísticamente per medio de alfile­res Je oro y se daba coloéeLe como la más retinada coqueta. El suelo de sus habita­ciones estaba constantemente cubierto de flores olorosas. Elinno le apellidaba eljas­tuoso afeminado. Con que ...... no le digo á usted más . .Mi vecina se rlespachnba á eu gusto. Sus palabras, lo confieso, despertaban en mi un asombro creciente. Qué erudicion ! Sus ojos me miraban Je vez en cu'lndo con aire de triunfo. -Otros muchos 'personajes pochia citarle, ngrcgó, que descollaron eu la antigüedad por el lnjo de qne se rodearon. Podría decir que Surena, general de los Parthos ...... Con p mayúscula ?e Sí, podriá decirle, repito; que jamas a e pre­sentó ante sns ·soldados sin estndiar algunas posturns elegantes delante del espejo. Podría añadí:- que Demócrates era citado como un modelo de elegancia en sn tiempo y que, disfrazado una vez do doncella, ins­piró un amor vehemente á cierto caballero romano: á qnirn Pngaiiaron las mnjol'ilotJ for· mas. Ppdria hablarle hasta del boato de N erou, rlel espléndido lujo de Heleogllbalo, y de la coquetería de Diodesiano, el oual era apa· sionado por las perlas, hast.a el extremo de valer dos millones las que cubriau su cabeza ... -Basta, basta l grité alentando apénas y abrumado bajo aquella balumba de citas his­tóricaH. Y añadl: -Estos ejemplos se refieren á la antigüe­dad. -Es cierto. -Despries el hombre ha dejado de ser mujer y ha asumido el carácter que le eones· pondia. -Y Felipe I.? y Francisco l.? y Enrique III. ? ¿ y el duque de Bnchinghan ? ¿y An-tonio érez? y .... •· · Pero mal que le pese hablaré y hablaré alto. Decía que Ct·eso, segun la historia, era comparado con los deslumbnmtes astros por los embajadores qne llegaban á su corte. '!'al era la magnificencia de sus vestiuos. Ta~ le boato de que Re rodeaba. l¿ Qoé. haci~ Demetri~ Polioroetes? Oiga -Por piedad! grité desesperaao, ttene n!l· ted muchísima razon. vecina ...... sobre todo si no me ha.ee m4s citas. -Se confiesa usted vencido? -Sí, vencido, derrotado, aniquilado y pul· verizado. -Ya usted ve que ustedes son muy injus­tos al acrimiuaruos y motejaruoa de coque. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL e A U e A. 36B tas. -SL.todo lo que usted quiera, con tal que caml.icmM de conYet·sacion. Y efectiramente hablamos ele otra cosa. e ABEN XO .\.R. I~LEG !\RIA A .dl VIRGEN. ?thclre 1 Madre de Dios! tú que señtiste lln tormento mayor que mi tormento, (]Ue enmedio de los hombres existibte y que sabes cuál es mi pens:truiento: Escucha mi plegaria ¡.Madre mia! {1 ml alma arropa con tu régio manto, que la brisa f\el mundo horrible y fria me deja el coruzon lleno de espanto. Yo no quiuro buscar las soledades para decir allí lo que me hiere; quiero huit· de esto mundo y sus m11hlades y buscar la ,·irtud qne nnuea muere! De tu imúgen al pié, me ves postrado y te voy á narrar mi des,rentura: ¿Qué te puedo decir ?-Madre, he pecado! armnca de mi pecho la amar~ura! He \'ivido muy poco, pocos años, y en pago de mi afecto¿ qué he tenido? -Un cúmulo de amargos desengaños, que tienen hoy mi cornzon herido ! IIort'Ot' mo isnpira el mundo f~:J:nentido! desprecio in de c:ifr:,ble su vileza! ...... el espíritu siento adolorido y el corazon uolmaclo de trístcr.a! Voltaire y Byron su dolor cantaron y la infamia do! orbe aompt·endieron; pet·o ellos, como yo, no te llamaron ........ ¡Madre, mis ojos al llorar te viet·ou J Ay ! á qué reconlat· tantos dolot·es que t~ólo d¡{n al corazon espinas ? Quiero el agua beber, cnger las flores de tu amor, en h:s fuentes cristalinas ...... Si uo he pensado eg ti, no te he olvidado, ¿ puede aea~o olvidarse al que se qniet·e? la oveja qne el redil ha abandonado la mano del pasto¡· lame y se muere!. ..... Escucha, por piedad ¡ 1\fadre qnarida 1 bona la imágen del qne me ha ofendido. 'l'ánt<'S ¡ ay ! me engañaron en la vida y l11nzurlos pretendo en el olvido!. ..... En confuso tropel viene á mi mente .el recuerdo infeliz de lo pasado; del placer que sentí, la llama ardiente l.a voz det desengaño la ha apagado ! Y no queda !\ mi espíritu 0tra cosa, qne un abismo de hielo y de amargura ........ 1 ]•jedad, para la pobre mariposa que ·no encuentra alimento en la Jlannt·a ! ..... ¿ A los piés no me ves del Urux.ifijo pidiéndole penlon por mis desvíos? ...... j Madre, cousuela, fortalece á tu hijo! ¡ IInz .h dicha suprema de los mios! Popayan, Ma•·zo de 1875. G. LLO RENTE. FJ,ORES Y l~AJAROS. Estamos en la estaoion de las flores y de lo11 pájaros, hijos predilectos de la naturaleza. El qué no ama · {l los pájaros y las flores, t·evela un corazon seco~ marchito, ajeno á to· do senti'miento dclicndo. ¡ J,as flores! ¿,hay nada más bello que las flores? ¿no nos sonríe en ellas la naturaleza? ¿no constituyen el principal adorno del be· !lo sexo? ¡ Los pájaros ! ¿qué corazon no queda B~lS· penso y at·robatlo, al e~rnchar sus cadenmo· sos trinos, sus armoniosos cantos? ¡Y hay séres que tienen la crueldad de quitarles la vida, para satisfacer el inhumano capt·icho de la caza 1 ¡Y esos hombres vendrán dcR¡)ues procla­mándose apóstoles de la libertad, y en los congt·e:;os, y <>n la tribuna, y ou la pt·ensa, y en las plazas públicas, tronarán contra loa déspotas de la tierra, execrando su nombre, como si ellos fuesen mejores, como sino abu­saran tambien de su poder sobre el más dé­bil! Sin más razon qno ~n capricho, sin más ley c¡uo su autojo,lánzanse en pos de esos inocen­tes moradores de las arboledas, declarándo­les una guerra sin cuartel, áun á trlleque de sufril· toda clase de moleatias y privaciones, que á todo se acostumbra el hombre, oon tal de satisfacer sus pasiones, por bárbaras que sean. Santo y bueno que se' ex.tet·mine á las fie­ras, cediendo al instinto de nuestra propia conservaoion ; per~ matar á esas inocentes avecillas que ningun mal nos han hecho, que viven dichosas y contentas en la enramada, cantando snfl 11mores, revoloteando en torno del tosco nido donde pian!sus hijuelosl .. .ft·ao.. c:unente ésto no tiene pet·don de Dios. Muchas veces bf1senos ocurrido la duda de si San Eustaquio es realmente santo, pues Dios no puede mirar con buenos ojos á loa que Ae gozan en el exterminio de los pájaro(, digan ustedes lo qne quieran. Hablemos do las flores. Las flores son las estt·ellas de la tierrL Imágen de la mujer, ~n hel'mosura dura un instante, pero sn perfumo le sobre'\'ÍVe. El perfume de In mujer es la Yirtud. J;a tiNTa ama al cielo y le envia sna beSQI Jc amor. CaJa flor ca un beso. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 366 EL CA UCA. El cielo ama á la tiena y le envía sus mi­radas de fuego. Cada estrella es una mi­rada. J_,a naturaleza suele cultivar tambien la poesia; cuando prouuce flore~, nos habla en ' 'crso. Hay g(lntes ...... pcro ca&i no me 11t1·evo á decirlo. Criticar· el uso, tan genPralizado, de adornar el ojal de la levita con uua flor, es exponer·mo á que la mayor parte ue mi~ lectores me echen una pelucn, y como no RO)' calvo, á Dios gracias, ó á qmén correbponda, no la necesito. N o es esta la primera vez que tronamos contra tnn ridicul:t coRtumbre. ¿Con qué derecho cortan usteCies esas po· bres flores de sus rcspectiros tallos, scparán dolas de sus hermana , de sns amantes tal­vez, porque tamhicn las flores aman, priván· dolas de libertad, oc aire, de lu:t. '! Léjos del campo, donde o! céfiro laa arru­lla, y la mariposa las besa, y el arroyo la retrata en eu claro l.'spcjo de crh;tal oznl. marcbítanso bien pronto y languidecou y mueren ...... Y si al morir eneuentr·an por 81'pnlcro el seno do nua hermosa , su muerto 1lebe de ser dulcisima; pero si mne1·en en el ojal u e una lé­vita ...... ¡ bflgase ustou cargo! luz y besos llenos de amor. Touo es dicha en tomo suyo. La v;da es para ella de color de rosa. Su corazon late feli?. y alegre. Vnc­la como la mariposa de los pmdoa, con sus invi sibles alas de :\t~eles. P ero et·cce y enJ1>ieza á experimentar un sentimiento debconw:irlo, me1.rla de alegría y pesar, de gozo y melancolia. Cuando un jóven fija en ella su11 ojos, baja indistintamen­te los snyoM y tiemblan y se encicntlen sus mejillas. ¿ Por qué? T .. o ignorn. Aquellos ojos prouuccn en su eRpíritn una turbacion creciente cuya causa no asicrta á explitart~c. Su hermosura atrae á los jó\·oncA, como la encamada fior á las mariposaR. Es amada, porqué es bella. E~ coJ·azon ha rendhlo 3iem­pre culto ú la estética. Poro cnt1·a ];l mujer en años, apRreren sns primeras canas, y todos la abandonan, y r>e queda sola y t ri~te, como se queda triste y sola la flor Íl yuién el vieuto arrebata r;u últi­mo pedume. • Hay flores que tienen punzatio1·as espinas . l\Iujorcs hay que lus tieueu tambicu: las suo· gras. JI.ty flores ele • eRpiC>n nte el sistema nervios.o y dando un tono Sttludablc á la organizacion general. Ungüento Jlollowuy.-Este maravilloso bál­samo sana ittfalil.>lemente las 1Hlridns antiguas, las lla¡¡as y los males de piernas y do pecho. Por modio de su m­fluencia las úlceras virulentas toman muy pt·outo un ~s­pacto conv~leciente y desaparecen. Jama,¡ deja este Un­güento refr1gerante do produc1r UD!I cura perfecta de las afecciones de laJ1iel, Jos costipados, las toses y el reuma­tismo, á un cuan o se h11 a palado en vano á todos los de-mús remedios. · Las medicinas deben emplearrie ele ln.mnnera que in­dican las instrucciones de que van siempre acou.paña­das. Vóndcn~e por todos los principales lmllcflrios del mnn· do, y por su Propietario, el Profesor 1Iollow11y, 633, 0~­ford Streot, Lóuurcs, W. C. COLEGIO DE JOSÉ JO,\QUIN BORDi\. 6E ADBIÓ DE NU:EVO El! UOl'IOTÁ EL DIA 15 DJ,; ENERO DE l8i5. RAMOS DE ENSEhNZA, Ejercicios de lectura., escrituro. y dibujo.--Castcllano, francoij,inglés y o.lcman-Aritm.ít1ca, o.Jgolmt, geometrfa y teneduría de libros-Historfa de Colombia, historia eclesiástica-Lóg ica, filosofía moral, estudio de la Reli­giou- Derecho civil y Legislacion. PROFESORES, El Director.-D. Roberto Escallon ( Subcliroct{)r ).-D. Enrique Rathe, : ProfeRor aloman ).-D. Enl'iquo .Alva­rcz, ( Subd1recto1· de la Escuela Norm
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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 42

Por: | Fecha: 27/02/1875

PERIODICO LITERARIO DEDICADO A LA JUVENTUD. . . ·~~~vvvvo••'""'"""~'· •~~~-~·,.,_~ ., •••• ~-·~w.,~~-~~·--•••.,••••••~~-~· 2 NUMERO 42. ~ TRIM VIII S • POPA YA.\", 27 DE FEURERO DE 1871i. ? . . ~-------~~--- ".\lat, tah·ez allá arriba nos veremos-~--~ ASO II. RA:\!1REZ y niYERA, );DITODES. <~ART¡\ DE CONH'rANCU. (l~ragrocnto de El 1'rm Erpmn.) "Mi carta que es feliz pue.s va. á buscaros; cuenta os dará de la memona mm ¡ aquel fantasma soy qne por gustaros. jugó á ebt.ar viva á vuestro lado un d1a. "Cuando lleve esta carta á vuestro oído el eco de mi amor y mis dolores, el cuerpo en que mi e~~ritn ha vivido ya durmiendo estará baJO unas flores. · "Por no dar fin A la ventura mía la escribo larga ... casi interminable! .Mi agonia .es la b~rba1a .ago~ia del que qUiere ev1tar lo mentable. "Huoiliénllose, al morir, sobre mi frente el palacio ideal de mi quimera, de todo mi pasado solamente esta pena que os doy, borrar quisiern. ".Me rc\•clo á morir, pero es preciso. El triste vive y el dichoso muere. Cuando quiso morir, Dios no lo quiso : hoy que quiero Yivir, Dio& no Jo quiere. "¡ Os amo, si! dejad me que habladora me repita esta yoz tan repetida; 9ue las co!!ns más intimas ahora 6e escapen .de mis labios con mi Yiua. "Hasta furiosa, á mi, que ya no existo, lA idea .de los cek>s me importuna ¡ juradme que esos ojos que me ~an visto nunaa el rostro \'erán de otra nmguna. "Y si aquella moje1· de aquella historia vuelve á tormar de nuevo vuestro encanto, aunque os ame, gemid en mi memoria; yo os hubiera tambien amado tánto ! del'lpues de esta existencia pasajera, cuando los dos, como en el tren, lleguemos de nue~tra vida ú la estacion postrera. "Y a roe siento morir! el Cielo os gmu·do ! Cuidad siempre que nazca 6 muera el día 1lo mirar al lucero oc la tarde, esa estt·ella que siempre ha sido mia ¡ "Pues yo desde ella os estaré mirando¡ y como el bien con la virtud se labra, para verme mejor, yo haré, rezando, que Dios de par en par el cielo os abra. "N un ca ol\'ideis á esta infeliz amante que os cita, cuando os deja, para el ciclo ! ¡Si es verdad que me amállteis un instante, llorad, porque eso sirve de consuelo! "¡Oh, Padre de las almas pccaJora~, conceded el pe•·uon nl alma mia ! Amé mucho, Señor, y muchas horas, mas sufn por más tiempo todavia! "Adios! aJios! como hablo dcliranuo, no sé decir lo que deciros quiero ! ¡ Y o sólo sé de mí qne estoy llorando, que sufi·o, que os amaba, y que me muero!" RA:llO~ J)E CA:I!fPOA:llOU. L1\ !U:UJER Y LA UODA. Al querer abordar estas dos cuestiones, me encuentro como los niños cuando se wn ro · deados de multitud de juguetes, que empiezan por quererlos todos y concluyen por quedar­sE\ sin ninguno. Son tántos los pensamirntos qne me agi· tan, que ansioso de expresados todos, apénas puedo explanar uno debidamente. · V amos, pues, con calma. La mnjer y la moda son dos amigas inse· parables, dos buenas compañeras que se sos­tienen mutuamente eu laR diferentes épocas de su Yida. l.:1 mujer! bó aquí un logogJ·ifo cuya solu· cion no ha ofrecido ningtma publicista eu el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .ELCAUCA. próximo número-como acontece gElneralmen­to. Es un logogrifo eu que está inrcrtido el 6rden de tal suerte, que á semejanza del la­berinto de Creta, cuanto más se avanza más r;e pierde uno en su intrincada combinacion. Asf, pues, haciendo abstracciou completa de principios sicológicos, emitiré unas ligeras -observac:ones. La práctica, y los hechos que cada día pa­san ante nosotros reflejándose en nuestros co­razones como los objetos en las plnnubas fo­tográficas, me ofhcen medios snticientes pa­ra llenar el vacfo que me he marcado en es· tos renglones. Hoy dio, no es acettado Luscar las cansas: es preciso pasar á los efectos pam hablar de esa bella mitad del género humano á quien Milton definió tan bien, llamándola" hermoso defecto de la naturalez·;t." Valiéndome del estilo de Chateaubriand, diré quo e!i necesario probar, no que la mujer es costosa porque es víctima de la moda, si­M que es víctima de la moda porqne E'S mu­jer¡ esto es, repetir lo que tántas \'eces se ha dicho: génio y figura basta la sepultura. Y nada más cierto, amal)lés lectoras : dc­cidmc con toda imparcialidad, si en loA tiem­po!! quo atm\'esamos se puedo patentizar me ­jor que en ningun otro la parto débil de la ruujer; yo creo que no. La moda, esa maula con quo el pobre ex­}' lota la vaoirlad del rico, es la carcoma que de\'asta poco á poco nuestra sociE>dad. N o se me objete que ast la industria des­plega su vuelo con máe provecho, si este pro­vecho redunda en pe•:iuicio del alma á quien cot·roen Insensiblemente la envidia y el orgu­llo. Pa11to1:1, teatros reCJ'eativo!l, ¿ qné son pa­l'lllas hijas de Eva sino una competencia en que el lujo lleva la enseña del poder? De ah1 la aversiotl al santo nudo matrimo­nial. Hoy dia ¿quién se casa? ¿U no que cuente con tres ó cuatro mil pe­sos al mes? Ir:feliz 1 N o !e alcanzarán probablemente para satisfacer los deseos de osa doña Moda, señora capl'ichosa, que es la pesat!illa conti­nua de los p ·udPotes papás, de os maridos y de los tutores honrado~:~. Nadie conoce el mal en toda su extension basta que se palpa, y mncbo más si ese mal está oscurecido por las ilu~ones doradas del nmor. Asi, el pobre que se enamora ciegamente, como es mofla decir, y no ve en su amada otra cosa que sus gracias seductoras, sus be­llas manos que saben arrancar al piano algu-nas notas armoniosas de la Casta diw 6 el Elixir d' a more, y t;u piqnito de oro, cae en el garlito sin contar con la bué petla, y hétemo aquí uu hombre puesto en el potro martll'iza­dor de contemporizar coi su cara mitad, so penl\ de oir estas ó semeJantes palabras á ca-da pa~o: • -¡Ay, Dios mio, cuán acsgraciaoa soy! Si mamá alzara los ojos, otra cosa seria! ... mons· truo !. .. ingrato !. .. infiel-..&. Y todo esto por qné? Por ese ioccsmtto deseo de imitar á 1ulanita ó m<:ngnrlita con graYe riesgo de la paz conyugal. 'fodos los rséres e. tán 1mjetos á una pasion predominante que forma su carácter e6pecial, y de la cual son e!!clavos por más que le des· conozcan. El hombre siempre fué víctima de la mu· jer, y por una ley de compcnsacion parece ser que debía haber reciprocidad, pcr o Jll> es a. í: la mujer siempre !ué vlctima de sn ranidnd. Pot· eso dice Chillan, muy acertadamente : El oro se pmeba por el.fiter¡o, ¿, m11jer por el oro y el hombtc por l~ruujer. · Lo cierto es· Que nadie que llegare á conoce!las Podr:'l vivi1· con ellas ni sin ellas. Y es qne la mujeres tienen á au arbiti"Ío todos los poderes para domina•· el corazon del hc- mbre sin herit'le. Sabida es la influencia que éjercieron en to ­das las épocas de la vida. Hermosura , sensibilidad, suspicacia y lágri· mas son los móviles con que pnede.n af1·onta1· toda la fuerza moral y material del sexo mas· culino. ¿_Quién eo resiste al llanto de una mnjer? .Nadie que tenga una alma medianamente noble. Y sin embargo, con todos cE~tos dones~ con todos estos poderoses medios, no se puedo ménos de exclamar con Carolina Coronado. ...... Nacer mujer es triste cosa¡ desventurada sue1te nos rodea. ¡Ay infeliz de la que nace hermosa! ¡Ay infeliz de la que nace fea 1 Tengo pal'a mi que la infelicidad de la mu­jer no la ocasiona el hombre, sino la mujer misma. Cuanuo veo una impudente doncella, en· greida con garms, cintas, florea y fleco , que va barrieudo las calles con la undosa falda, llena de orgullo, cual nave real en triunfo empatesada, creo que no -lo ra tanto por dar incentivo¡¡ á ellos como por dar enojos á e· llas. Igualmente si las pollas del dia se ven ju· guetes del amor, es porque han hecho del!::.­parccer ó al ménos amortiguar los ODCP\4tos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. 331 que lo forman: por eso los tiempos de l\la­das y do I\larcilla conclnyoron ya. ¡ Gracias, oh sol, que alumbras este dia en qne vuch•o á mi hogar, de amor repleto t Ahora sí! derrite te de gozo 1 ~i una beldan de nucst1·os tiempos se ena ­móm y arrebatn su amor á otm beldad, ¿lo hace impulsada porJa pasion? Su amor, si os santo, quen:\ en todo santi­. dad: lójos de eso, S~fCOmplace en inmolar llllCl \'lctima para satisfacer, no su amor, sino su arno1· propio. . Y sé que la mnjot·, considerada espiritual­mente, es el :\ngel DE EL EXTIU.!iJERO. í. !"; ven~rado nm~o ~1 Ilu.;tr! imo y rc,•crcndfsimo se­nor doctor uotl Jójc ¡~'~"~"" O!."'"• m••ritf.siruo Ar:to­bi pode Q•tito; i" nlMnrcndo l':vlre dou Ar,•1stin P Delgado, dignfsi­mo RijpClior Ue la ÜOUlpl'iU du ,fesus eu el ]~Cilador, y muy uu¡fl.do y reavcta.rlo harJ~ano mio en Jesucl'isto, 'Dedico ~1u(· rcllllid:unen~e cHte mi pobro canto, como U !la. dcbt. prcnUn Ue IUI NspetUO~O lllllt)r J ll}Í ~incera gr~titud, Olt ! esto r1 h.:o/¡o po1 tl SP./íor ¡ y ruán ad,lúrablc es ú 1mrstros o¡oY! Y este es el diu que /¡izo el Señor regocz_'illlOiiO., 11 rtlef¡l·émmuw L"'l él.' (David. Snlmo 117) I. 2\I:ie veloce, caballo 1 Sí, rrtás r~pido ! G:llopa sin cc1:m! )lús! Col'l'e, Yueln! que quiero ver ahora, en este iustante, lo que más ama mi alma y ver dese!l, Y late, corazon ' Oh ! sí, pnlpitn J· mas no quiems, ay ! no, romper mi pecho ¡ N o to embriagues ! o o agotes tus latitlos In.fudtos de atr)or en un momento ! Espem, si! Pa pita más despacio ! ¡~~o te cout>umas Je o¡i amor al íuego tlin que áutett Dios escuche el .~ursum coi'da que á ÉL entone , corazou viajero ! cunl nn grano de incienso árdete entero ! ¡Y lnte recio, y vuélvete pedazos, y abrásame de amor, y rompe el pecho 1 II . Cual tiemo niüo :í quien su p:\dre cnseñR eu clara noche el e~trellado cielo y uno á uno los astros va mirando que nmartto mu<ístralo el paterno dedo, Así tú, así yo. Y o soy tu padre; ¡Ven acfl, cot·azon, ven, yo te mue. t.·o de aquí de Santct llelena el panorar¡1a m á t1ermoso que tiene el Universo! Míralo! Es .Jledcllin ! Ciudad bendita t la ciudad Jo tus íntimos anhelos! donde están tu pasado, tn futuro, tu esperanza y tu íe, tu amor, tu ccntJ'O 1 III. Goznndo de una eterna prima\•era, de pcrpétua apacible juventud, y e~maltada do flores Ru prantro va; resnmulamente, e:.an don José y los suyos buenas gentes, y en su ca11a, como en la rle San Basilio, eran toJos santos hasta el agua­dor. -Y a, señor; si tengo dos varas de hambre y traigo las t1 ipas que !lC quieren comer unas á otras; y ban·iga vacía, to.do es sequfa. Pa· ra eso que está snmercé tan esponjado y tan .,atisfecho, como que barriga llena á Dios ala­ba. -V e•-daJ es que no puedo quejarme. -Y a lo creo qne puede sumercé estar re-q11into ( .3 ) como que siempre le sale el pe­jugar á \'einte, y le carga la marrana ( 4 ), no que yo soy la prosulta ( 5) d.e la desdicha. -J nan, en este mttn1lo siempre ha habido y halwá quién ria y qui~n llore; pero venga­mos al caso. 'l'e he mandaclo á llamar para que vayas al palaci"O de la l!'ortuna y le cligaH Je mi parte á la mía, que e$toy ~tisfecho y que no quiero m{&s; y te daré por tu manda­do closcieutos ¡·eales con qué te l'Cmedie~:;. En lugar de acoge•· con aleluyn. la ht1ena propuesta, y una ocasicn como ('U RU vida se le habia venido otrn á }a¡.¡ tniiOOil, le entró i Juau Miseria la codicia y le dijo á don Jo. 6.: -Qué, seño•· ! doscientos reales no son pa· ra levanta•· ni llgachar fl nadie; mire su roer· cé que el palacio de la Fortuna está empin· gorotado allá donde Cristo dió l&s tres voces y nadie las oyó. Si me voy por el cañal, me he de mojar, y si por las breñas, me hu de hallar con lobos y malas veredas; deme Rtt rnercé siquiera trescientos reales, qne bien los vale el mandado. A don J o~é bien se le previnieron las tric¡ni­ñnP. Ias de Juan Miserill¡ á pesa1! de eso, le di­jo que le flaria doce duros y quedaron conve. nidos. Pero al salir, como que ya le había entrado á J nan .Miseria la codicia, se · volvió atrás, y le dijo á don José que doce duros era poco. -Quieres nueve? le contestó con much:¡ pachorra don José. · -Señor, se está Anmercé burl!lndo? dijo Jnan .Mise•·ia; conque no quiero ir por doc&, é iría por nueve! En casa de Miseria, como que en donde no hlly harina todo es mohína, lo que había era \ hambre, desnudeces, grescas, chiquill<>s llo· ·rancio y sopapos para aoallarlos. . \ Mandó nn dia don José á llamar á .Miseria, 1 [ 1 ) Y tan reciente, que ahora poco vivían los dos tipos -Pues, no vayas, dijo don José. · Miseria, al oir estl\ respuesta, se descua­jaró. qua.presenta este cuento. Si dicen los franceses que en l'arll! corre 1~ agudeza por la.s ca.lloR, con ta ntn más ra~on podtlrHos dec1r nosotros qu~ pasea p<>r los campos de Au- ,dr.lucra. 1 3 Contento, a.venta.'a.do. ¡ 2j Do léjos. ~ Parir muchos lecLou~ts la. cochina, teaer suerte. o Nu11 plus ultra. '1 ~ } Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ELCAUCA. 334 El noble conde pasaba una modesta pension n la madre, encargándola dicrse bm:n ejemplo al rapaz y cuidase de educarlo. Pero Fer· nandioo era el mismo pié de J úd::.s. Travie­so, enredador y camorri ta,más que rn la es­cuela se le encontraba, con otros perillanes de su edad, haeionoo novillos por laa huer· tas y mm·allas. Ni el látigo, $Í la palmeta, ntriuutos indL pensables del dómine de esos tiempos, podian moderar Jos malos insLintos del muchacho. Asi m·eoiendo, cumplió Fernando veinte a­fias, y mnerLo el conde y valetutlinaria la madre, hízose ol mozo un dechado de toclo!'l los vicios. N o hubo garito de que no flH:se parroquiano, ni hembra de tumbo y trueno con quien no se tratase tú por tú. Feruan­do ora Jo que se llama un pié útil pam nna f¡·ancachcla. 'l'añia el arpa como' el mismo rey David, punteaba la guitarra de lo lindo, cantaba el polltto y el aoaa rica, trovas muy á la macla eutónces, con más salero t¡ne los comediantes de la tonadilla. y para bailar el pttnto y las rMlla1'eS tenia uu aquel y una desvergüenza que pusaban de ca tailo claro. En cuanto á empinar el codo, bebía <'1 zumo de pana con mits anlor que los campos la lluvia el el cielo; y en materia r en F ernando do Ohávez la soRpecha do que él y no otro Cl'a el sacrílego ladron. Feman rlo anduvo á Ealta de mata; pues Rt~ excelcncin el Obi po don Diego Ladron de Guuvara, viroy Jel Perú, echó trás el crimi . nal toda una jauría de ll!guaci!es, ofioialcs y oficiosos, III. 'El ilustrlsimo señor don Diego J.adron do Guerara, Obispo do Quito y qne ántes lo ha· bia sido de Panam{\ y Guamanga, estaba de. !:iignatlo por Felipe V, en tercer lugar, par!l gobernar el Perú, en caso de fallecer el virey marqués de Ca tc,dorius, Cuando murió és ­te en 1710, habían tamuien pasado á mejor vida los otros dos per~;ouajes do ln toril:\, Al poco tiempo de <•jercet· el mando el Ilnstríl'imo Ln(lron de Gne,•ara, se recibió en Lima la noticia del triunfo de Villaviciosa, que consolidó en el trono Jo E~;pnña {\ Folipo V y la dinastía borbónica. Entre las fiestas con qno la ciudad do los reyes celebró h\ nuev11, tné la más notable, la represcntacion, en una sala de palacio, COil\'l!rtiua en teatro, de la comedia en verso 'l'riunfos de amor y pocler, eKcrit:t por el poeta lim~iio J>er~lt~. El viroy Ollispo logró ahuyeutar de la cos . ta á un pirati\ iuglé que hauia apre~ado t1·es naves mE-rcantes; y comisionó al marqués de Villar de 'l'njos para que destruyese á los ¡¡e­groq cimnrrones que, t•nseñoread.os de loa montes de lluachipa, hnbian e tablecido en ellos tortificauiones y osado presentar batalla á la!l t;:opas reales. A (ljemplo de su antecesor el virey litera­to, acordó el Obispo gran proteccion á la Univer~;idnd de, an ~lárcos; y más que dG eU\·hu gruesos contingentes do dipero á 11} corona, cuitló tle que Jos fondos públicos se gastasen en el Perú ell templos, puentes y caminos. U u vi rey que u o mand ba mil: o-es :1 E. plfii no servía para el c3rgo. Es\o y el haber colocado las regaUas a~ la iglesil} áotos que las del sober~no, fuaron motivos pam que en 1716 se le reeplazase con el priu· cipo de 'anto Bono. Hegres:mdo para España, llamado por el rey, 'lne le excusaba asi el rubor de volver {} Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 335 .ELCAUCA. , -Y qué, me 'foy á qnedat· sin esos nueve f:tntMio~:l. duros -qne tllnta f.alta me hacen? penRó el po- -Aquí me envia don J o~é el Colmado}:>!\· bre; y volviéndose atrás le dijo al Cnsó mejOJ\ pnes el dinero seria. · le hacia mucha talt.a. I~os ricos son los qne -¿Y no tiene ese esporton de rosas nn fa· matan ó sanan, dijo pal'a sn chdeco, y no hay vorcito pata mi, más·que sea de! tamaño de sino agachar las orejas. ¡ Ojalá hubiera ido un cuano de especias? por los doce 1 Bien dice el ref1·a11, que la co- -Y o no soy tu fortuna y nada puedo por dici'l\ rompe el saco. Volvióse atrás y le dUo ti¡ le respondió la bu~na moza; pero aquí á os­al Colmado: paldas do mi palacio está el de la tuya; anda -Señor don José, la necesidad carece de y platica c.on eita. ley; voy vor los e,eis estfticos. Y con eso !ie fué bnilando como un trompo -Qúieres tres? le J'C!!pondió elt·ico. y cantando como un canario. -M demonio que se rompa un par de za- Salióse Miseria, dando zancnjadas, dió lA patos y qnizás la CJ'i~ma~ subiendo por esos vuelta al palacio, y se halló con el de su for: vericnotos por tres malvados.de duros! ¡ Vea tuna. uated: valiente puñado son tres moscas! ¡Con Era esta roontda un derrumbo oc piedras Dios, don José 1 más negras que mi corazon, qu.o tenían entre -Ha!!ta más ver, hijo. cada grieta una víbora y en cada endidura Apénas estuvo Juan l\Iisci'ia en la calle, una culeb1·a. <'liando pensó: ¿Me he de quedar !iin esos -.¡ Con que aqlli es dortde mora la fortuna sesenta reales, yo que no tengo un enarto¡ ni mili? dijo Juan Mise da: tal el pájaro, tal el de dónde sacarlo 1 • nido¡ voy á llamarla, que ganas tengo de ver Volvióse de prisll atrás, y gritó dcgclc la su 1·epulfa cara. p'nerta ~ Y se puso á dar voces. -Don José, mil·e usted que voy por los Salió al punto de los escombros llna viej:l tres endinoe de duros. más fea que la que engañó á San Anton y a• -Quieres uno? dijo el rico. padreó á San Esteban ( 6 )1 con una boca sirt -Sí señor, respondió Juan Miséria tt1ás dientes y unos ojos pitañosos sin pestañas. «úbito que un pistoletazo¡ y echóse en seguí- -Qué tne quieres ? preguntó la virja con da á correr ántes que do u José renovaRe su· una habla que pat•ecia una matraca. propuesta. -Mandarte nl demonio como uha condo- Dcspues de su bit· y bajar todo ttll día por nada que eres¡ respondió Juan 1\Iiseria. e11os Yericuetos, llegó á una peña tan alta y -Pues sábete, dijo la \·ieja 1 que porque tan enriecada que no tenia ni vereda de ca· ine cogi!!te dot·mida has ganado uu duro .. bra, y hasta los rayos delsolse resbalaban en Pues si no me hubieses cogido dormida, ni ella. por los teinte reales 1>e11ias. En el pinacho cl!taba encamruado el palacio li'ERNAN C,\BALLEno, de la fortuna, que era de alabastro legítimo, con puertas de oro puro. Cuatldo acabó de ¡1,l FÚNDACION DE SJ\NT 1t LIBRAn.t.. trcpa1· y llegó á la cumbre 1 entró en un p~tio como una plaza real 1 lleno do flores de todo CRóNICA DE el año, de frutales de todas estaciones y de t,\. EPOCA DEL VIREY OBlSPQ DE QUITO. yerva siempre verde. Empet.ó á llamar á. voces á la fortun:t de don José el Colmado. Presentósele entónces una mo1.a que le decía al sQ} quítate allá¡ lo­u. na, blanca, rubia 1 cada mejilla parecía uua rosa d~ á libra, y cada ajo una es.tt·ella plauc­trl ¡ tra1a más faraláes que tm tejado, y más perendengues qnc tienda de joyero. -Qué me quier.e? preguntó la moza mny I. Como fl'ltto de nna de las calaveradas do la nioceJad del conde tlc Cal'tnjo, Yino nl mundo un mancebo¡ conocido en Lima bajd el nombr~ de Fernando Hurtado de Uhávcz:. f6 J Este dicho es' un anacronisnio, pues San Estóbali sutrw su martirio poi loJ añoa 34, y San Autonio ,Abtul murió el a1i0 3Gl: quitás iu(lique la personificacion del~t mnla vieja. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 336 .EL · CAUCA".. Quito, como dice el cronista Alcedo, quiso el Obispo visitar el reino de Méjico, en cuya ca· pi tal murió el.19 de N ovierubre de 1718. IV. Las diez de la noche del l. o de Febrero acababan de sonar en el reloj de la Compa· ñía, cuando el catalan Jaime Albite11, prepa­rándose á cerrar su pulperia, situada en las calles de Puno y de la Concepcivn, vió pasar un hombre cuyv rostro casi iba cubierto por las ancha1:1 faldas de un chamue¡·go. Pocos pasos babia éste avanzado cuando el pulpero echó á grita¡· desaforadamente: · --Vecinos! Vecinos l Ahi va elladron del Sagrario l Como por arte de encantamiento se abrie­ron las puertas,y la calle se vió en un minuto cubierta de gente. Elladron emprendió la carrera, más una muje1·le acertó con una pe· dradll en las piernas á la rez qne un (~31·pinte· ro de la vecindad le animaba un tranca~o contundente. Cayó sobre él ll\ turba y aca· so hubiese t.enido lugar un ,qnti&rricidio 6 ac­to de juBticia popula1·, como llamamos noso­tros los repuLlicano s prácticos á ciertas bar­bariedades, si el escribano Nicolas rle Figno­roa, y .Juan de Gadea, boticario u el Ilospi : tal de la ca1 idad, sugetos que gozaban de pre· dicamento en el pueblo, no lo hubieran im­pedirlo dbiendo : Si ustedes matan A este hombre, nos quedarémos sin saber dónde tie­ne escondido á N u estro Amo. A este tiempo asomó una pat1·ulla y dió con el c1·iminal en la cAree! de corte. Alli declaró que su sacrílego robo no le había producido más que cuatro reales, en ttue vendió la crucesita de oro que coronaba el copon ; y <¡we horrorizado tle su crimen y atiut~tado por la persccucion, babia escondido la pixide tm el altar de la ~:~acrist!a de San Ji'rancisco, donde en efecto se encontró . En cuanto á las sagradas forma~, confesó que las había enterrado, envueltas en un pa · pel, al pié de un árbol en la alameda de los Descalzos. En la mañana del 2 de Febrero hizose en· trar al reo en ·una calesa, con las c~n'tinillas ~orridas-, y con gran séqoito de oidores, ca· uónigos, cabildantes y pueblo se le condujo á la Alameda. La turbacion de Femando era tánta, que le fué imposible determinar á puo­tq ~j el árbol, y ya;.,comenz11ba ei cort jó á dese~>pe1·ar cuaudo un negrito de ocho aiios ue edad, llamado Tomas Moya, dijo: bajo ese n:uanjito vi el otro dia á ese hombre y me tiró de piedra1:1 para que no me impusiera de lo que hacia. ·J.as lliviuas formas fuewn encontradas y al negrito, que era esclavo, se 1~:: recompensó pagando el cabildo cuatrocientos pesos por su libertad Describit· la alegria de la poblacion, los re· piques, luminarias y fiestas religior¡as y pro· timas: es tarea superior á nuestras fuerzas. Publicaciones hay 8e esa época como la Imá· gen política de Peralta, á las que remitimos al lector cuya curiotidad sea muy exigente. ll:l 'virey Obispo, en solemne p1·ocesion, condujo las hostia11 á la Catedral. Se quitó el velo morado qne cubría el altar mayor y desaparecieron de las torres é iglesias los crespones que las enlutaban. La yerba y tiena, próximas al naranjo,fuc­ron puestas en fuentes de plata y repartidas, como reliquias, en los monasterios y ont.re las personas notables. El 10 de Marzo fué trasladado Fernando á las cárceles de la inquisioion. Dicen qne se le con ,lcnó á ser quemado vivo; pero en ningn · no de Jos documentos que conocemos del Santo Oficio de Lima, hemos podido hallar noticia del auto de fe. El vecindaril contribuyó á porfía para la inmediata ereccion de una capilla, de cuaren­ta y cuatro varns de largo por doce de nn · cho, en el sitio donde se encontraron las for · mas. El altar mayor, dice un cronista, for ­mado en esqu eleto, permite trasmitir por HU pa1·te inferior hasta el sitio donde estuvieron entonadas las bosti~s. 'l'al es la historia do la fundacion do la iglesia de Santa Liberata,junto á la cual los pad1·es cruciteros do San Camilo ost.ablecie· ron en 1754 un conventillo. RICARDO PALMA. A. 'VISOS. FOTOGRA.FIA.. Acabamos de recibir un escogido &urtido de útiles de fotografía, y las fórmulas de los artistal! más acreditados de Nueva York. N o dudamos que las personns que nos ocupen, hallarán mejores condiciones en nuestrO/! ~timos trabajos. sobro plancblls de hierro, poroola.na, vtdrio, papel, y parttcular­mente en Jos amplificados y .retocados á dos l~pice¡;, que imita.n los gmba.dos de J uben ; el cual trabaJO está cou­flado 111 jóven lgnt~c io Luna F., cuya. habilidad como di· bujante es generalmente conocida. y recomendada. por los inteligeutes en el arte. Pop~yan, Febrero 26 de 1~5. Segunda edicion hecha en Popaynn del VIAJK A LA TIERRA SANTA en el año del Señor de 1870,por el Reverendo P. Fray Vicente Cuesta. De venta en esta imprenta. DIPl~J:;ÑTA. DEL ÉSTADO, . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Et CA UCA. 287 y, el vuelo dirigiendo bácia otro punto, al nielo dijo para siempre adios. ¿ Y sigues snspirnntlo tiernamente por esa que ahrignste, corazon, blanca paloma do inf~ntil arrullo, que el hombre la inocencia apellidó? Pues aprcurle que P,sa aYe nunca toma al nido que una vez ábandonó; cometa que en la vida de cada hombre, hace sólo una \'ez sn evolucion. Acaso sol11mentc el fuerte espfritu qne en Sil vida terrena el puro albor no manchó de ese nido, al desprenderse del santuario tle came que habitó, En la region ue Dios, el ave blanca por vcz segunda y pam siempre halló; y en una eternidad, celestes goces obtm·o ue sus plumns al calor. Asi lo creen millares do millares de gentes que este mundo recibió; y et~peran que al morir, en otm vida reaRumit·án el celestial candor. Conserva, pues, 1 oh es~iritu 1 ese nido que o.lli en tu seno la niuez tegió; que ni dejar t\t ropaje, en otro mundo . rccobro.r!ls el ave de tu amor. l'opayan. 187 4. · JOAQt!IN REBOLLEDO, Et•JGlt.,UIAS. Cambiósc ae cirujano en (!arnicoro Simon ; y hoy por doquier dice ufano que nu11que el oficio es villano no extraña su profesion. Dice J uancho con frecuencia que es su e~posn Petronila una flor de incomparables bermoaum y lozauí.a ; y yo sé qne es verdad ésto ; pero hay aluo que me obliga á pemnr que de ella Juancho sólo tiene las espinas. J. M. VET.ASCO CASTILLO , AN I::t;DOT AS. U u a seüora cuyo traje era mds lujoso <1e o que col'l'cspondia á su posicion social, con­estaba á las reprensiones de su contesor di· iendo: -Padre, es el uso. -Tambien lo es el it·se al inflerno1 hija, le cplicó el prudente confesor. Un mncetro á 5U discipulo : -Qué es número quebrado ? -Número, los que tienen las casas; y qnebrado, el comet·ciante de ni lado de casa. -Ignor:~ntc! En castigo, vhyase us.ted al calabozo, enciérrese por dentro y tráignm o la llave. Estalla ttno agonizando, y queriendo con· sola de nn amigo, le dijo: -Vamos, ,·alor! ...... Al cabo una vez hay que morirse. -Eso es lo que siento, contestó el otro; si se muriera diez ó
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Cauca: periódico literario dedicado a la juventud - N. 42

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