Por:
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Fecha:
20/07/1850
PERIODJOO DE LITERATURA I COSTUMBRES.
TRItU. l. Bogotá, 20 he julio he 1850. NU~I. 10.
UN HI~INO A JULIO.
Ven, arpa qoe otro tiempo cautaste mis dolores,
Mis sueños i delirios de candida Ilu"ion :
Ven citara arlorablp, i oh'ida mis amOres,
Pues canto de Colomhia 105 timbrC1l i blasono
Cantad. que el patriotismo frenético, arpa mia,
Ahoga en entusiasmo mi ardiente corazon;
Cantemos de la. patria las glorias qlle este clia
Pregona el ronco acento del cÍJnc:l\'o calion.
Colombia! )'0 te admiro t, libertad.
i Ois ::u¡uellos ecos que al déspot:~ esp;ntaron 1
Es el cañoD ardiente fIue atruena en Boyaca.
Colombia! ya venciste, i empieza el noble impe:io
Deljcnio, de 1:15 artes, h. ciencia i el honor!
Pues de Colon ya libre su esplendido hemisferio
Tremola en sus alturas bandeja tricolor.
Sol del:!O de julio:ro te a'lmiro
Radmnte i IlIajestllo:';O en :i\'fonserrate.
1 el alma udienteell3.jenufla late
Cuando siente bullir tu rE:splandot'.
Yo te bendigo, sol de los patriotas
Que alumbrostc SIlS pú.jinas de ~IÓrifl:
rorque al peUMlT en tu inmort.al memoria,
Se enloquece de gozo el tro\'ador.
•
PERO QUE DIGO!
O
&ld1 ~© 1ID~ 3\!)J'11TI:@a
Salimos Ed uardo i yo de ver a Gabriela
[de Belle-isle] cuando de improviso i
apartándose de la cucstion, mc dijo con
aquel aire campechano i marcial que lo
distingue:
-No escribes algo para el 20 de julio?
-1 qué quieres quc escriba? le rcs-pondí
.•• o le prcgunté :
-Cómo qué! un buen artículo alusivo
a la solemnidad del dio,.
-1 tú por qué no lo escribes!
-Toma! yo no soi periodista, a no
ser quc por tal se tenga un hombre de
períodos, o un homb,"e periódico, como yo.
, -No te entiendo.
-Va a decir, que como ('stoi sujeto ¡al perí0do •••• mas claro, al pago mensual
o periódico dr! sueldo •••• Ya se
ve! corno .por mi negra fortuna soi em!
pleado público •••• 1 luego tambien es-
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toi sujeto a los períodos cuatrienales, en donde hemos rodado mas de cuatro
qUA las nuevas elecciones vienen a tras· yendo en busca de aventuras, i allí
tornarlo todo i a ocasionar un trasiego nos despedimos por ser media noche i te·
de empleados id,· destinos •••• Ya lo sa· ner que madrugar. De camino para casa
bes, nuestro Gobiel'llo es inte rmitente i entré en cllentas conmigo mismo i pensé
cada cuatro años hAce crísis •••• No es que no seria malo escribir un artículo so·
esto decir que el Gobierno sea una en· brc d 20 de julio, como me lo habia in·
fennedad, no señor, pero. •• • I Jic 'io mi ami;:o. Al efecto, éehome a
-Pero en fin, hablarás de sério algu. !, discurrir sobre los sucesos; hago pasar
na vez? por delante de mí, como por una linterna
-Puede ! haré la esperiencia, Pues lllájiea, el oríjen, curso e incidentes de·
señor, no sfrvo para el paso: no tengo nuestra dolorosa, gozosa i gloriosa revo·
embocadura para escritor público i muo lucion; el fin moral, político i social que
cho ménos para declamador; i todavía con ella se propusieron nuestros padres ;
ménos para escritor de artículos de ani· los desastres consiguientes a una empre • .
versario. sa de tanta magnitud; sus resultados
-Pues hombre! júntate conmigo que despues de medio siglo; el jiro posterior
padezco del mismo mal; a mí pídeme una quc han tomado las ideas; los nuevos
necrolojía, pídeme un articulo recomen· principios, las nuevas máximas que se
dando a fulano o sutano para tal em· han desarrollado, i con los cuales ni so·
pleo, pídeme una lista de candidatos ñaron los pobres viejos patriotas; la exa·
con su correspondiente introduccion i jerncion a que el viento desor¡ganizador
coda, como los valses de Stra uss; píde. de las revueltas intestinas nos ha traido ;
me una laudatoria •••• no, no! me re· finalmente lo que fué la patria de nues·
tracto: no me gusta la palabrita; que. tras abuelo~, lo que es hoi, lo que será
ria decir un arti'culillo recomendando quizÍl .••• 1 al eS91amar como los predi.
por ahí en el Dia a algun clérigo para cadort;)s en sermon de Soledad: "cona·
curato; canonjía u obispado •••• Para eso mas un velo sobre este cuadro," noté
sí las valgo yo. que me habia pasado del portan de mi
-Digo que somos cortados por la mis. casa, Buen síntoma! la cosa me intere.
ma tijera. s<}ba! Noté tambien que había llamado
-M ir::!, para redactar un cartel de mui de prisa i mui recio con el alda bono
teatro me pinto solo. Ya se ve! eso nada Otro buen síntoma! llevaba comezon
tiene de particular: con decir aquello de escribir. Así era en efecto: yo habia
del deseo de complaccr al respetable pÚo procurado exaltar mi imajinacion, ya
blico i echar mano del depósito inagota. algo acalorada en el teatro con los can·
ble de la virtud i la inocencia persC'gui. diles i el humo del tabaco; bien así ca·
das i triunfantes; del vicio i la infamia mo aquellos viejos lujuriosos, que faltos
castigados; del grande espectáculo; del dc vigor de la edad juvenil, procuran
aparato escénico. • • • crearse en la fantasía imájenes risueñas.
-Los convites para entiel'l'o o proce. Entro en mi cuarto, i sin reparar que
sion, cuando no los pienso mucho, suelen es media noche, o por mejor decir, noche
salirme regulares. entera; i sin acprdarme de que tengo
-A mí suele' soplarme la musa pa. puesta la levita nueva, pues aquel dia
ra los versos de días j pero esto cOllsiste por un esceso de prodigalidad habia aban.
en que poseo un secreto.... donado mi costumbre de ir al teatro con
-Sí! ya! •• el molde quq tienes.... la ropa mas vieja que tengo,> me sÍento
-Cabal! i que para mayor espedi. en mi escritorio, que así llamo yo una
cion lo he pue8to a la mano, cojido con 1I1esita cuadrúpeda de seis pies de largo
el resorte de los pn peles quc f>stán al ór. i tres de 'ancho, donde suelo borraj ear
den del dia, como diria un diputado. mis disparates, Tomo una pluma, doblo
-O cuyo interes es de actualidad, ca· medio pliego de papel, i cuando dirijia
mo diria un periodista. mi milno al pico del tintero me quedo
-Esacto! Pero lo que es articulones parado .••• 1 qué era? que me habia
sérios, de esos de fondo. • •• ocurrido esta idea :-Pero qué digo!
Estas i otras razones depart'amos en Despues de un buen trecho de oraeion
sabrosa plática i con buena luna, cuan· mental, creo haber hallado algo, i me di.
do llegamos a la esquina del Rodadero, . go con formalidad: es preciso comenzar.
,
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p)r algo, con que manos a la obra i salga
lo que saliere, que mañana a la luz
del dia le revisaremos i correjiremos.
Escribo el título del artículo, i aunque
no con aquel grado de inspiracion i ca·
lar con que la Pitonisa subia al trípode,
me acolllOdo bien en mi sillon i allá te
va eso:
"En el grande aniversario de la Patria,
en el solemne dia que patentiza sus
traditismo tenebroso, i el lean
ibero postrado i magullado, i los tres si.
glos de oprobio i de tinieblas, son el tu
autem de todos los años, i ya nos los too
camas con al dedo, como decirse suele.
Tan embebido i distraido estaba yo
en estas filosóficas meditaoiones que 110
habia echado de ver que el petit cabo de
esperma que habia encendido para mis
patrióticas lucubraciones, i que está
siempre de faccion sobre mi mesa, aunque
rara vez se enciende, iba espirando
poco a poco sin que hubiera quien le dijese
J esus! Así fué que al tiempo de mojar
nlJevamente la barbuda en el tinter:lIo
para escribir un párrafo que me habi
venido a las mientes como inspirado,
dijo el mecho buenas noches, i agachan.
do el pico el solitario pál:rilo, entregó sU
espíritu, no sin dar con la última boquea.
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da un chirrido destemplado i áspero,
que r~1e hizo vol ver en mí. Quedeme pues,
no mll'ando para S. Felipe, porque en realidad
yo no miraba para ninguna parte,
pero sí sumerjido ell profundas tinieblas,
como el caos úntes de que se sentase
Dios a hacer el mundo; o como la N Lleva
Granada: ántes del feliz 20 de julio de
1810-0° de la Independencia i Libertad.
Qué h?cer en tan oscuro tranze! seguir
escribiendo? no era posible. No habia
por allí fósforo, ni pajuela ni cosa que
oliese a tal; i aunque lo hubiere habido,
ni yo habria atinado con ello, ni habria
podido hacer uso de su bienhechol'a
luz porque no habia que cncender, i la
despensa ('staba mui léjos paru ir a sacar
una vela de cebo.
Siendo la hora mui avanzada i no habiendo
número por haberse ausentado el
Sr. -Cabo, levanté la sesion resol viendo
dejar sobre la mesa el proyecto de artículo
de aniversario hasta mpjol' ocasiol1,
que serú para el año que vÍ!'tle, si Dios
nos da vida, i quiere conservamos esos
bienes de Independencia, Libertad, Democracia,
Igualdad, i demas que hemos
de celebrar el 20 d" ju lio,
Al dia siguiente saií a buscar a Eduardo
i le referí el drama de la noche anterior,
de que él era causa inovente.
-1 en definitiva qué has hecho? me
dijo.
-Nada en dos platos, le respondí.
-Cómo Ilada ! ('so no es corriente.
Es necesario que digas algo.
- Pero qué digo!
-Dí cualquier cosa: lo primero que
te ocurra: lo que se dice en un bdl dis
de encierro, por rjemplo, CIl un 'l proclama,
en un'a alocuGion , en Ull programa
de fiestas, en un discurso patriútico; lo
que se dice en las Sociedadc;5 populares.
-En fin, para complaccrte i que no
me atornilles mas, haremos una cosa.
-Vcamos!
-Escl:ibiré lo ocurrido, tal como ha
pasado, i lo pu bliGarcmos los dos con
nuestras fi rmas.
-No! pon tú la tuya, que yo no fil'mo
sino inte rlocutorios, notificaGÍones i
recibos.
-Pues bien! i cómo he de firmar?
porque la moda es poner el parapeto de
un seudónimo. '
-Cualq LHer cosa: pon por ejemplo,
Perico el de los palotes.
LA CALLE HONDA.
ffil]l:QJ@'l]lffi)]) ID )]) ;.: l1~ll@a
Contando con la complacencia del Trovador,
principiaremos por decir que
cuando en voluntad nos viene escribir alguna
cosa, por cierto que no hemos de
hallar materia fuera de los l ímites de la
parroquia, Ella es In patria, la cuna,
nuestro universo, Allí vimos la primera
luz, allí se deslizaron los pi'Ílueros dias
de la niñez; allí en medio de bulliciosos
camaradas, ávidos de emociones, de ruido
i algazara pasaron los primeros años,
entre el trompo i la pelota, las cabalgatas
rn burras i las guerrillas a sendas pedradns,
el juego de toros i las carreras, amen
de la férula del maestro Vicente, q. d, d.
g.' Allí en fin, pasaron escenas de otro ór.
den, graves, solemnes i aterradoras, en las
que la edad no permite distinguil' ni difertnciar
las víctimas de los verdugos, la
razon de los unos, la causa de los otros.
~n la edad de la niñez se ansia un espectaculo
sca cual fuere con tal que hiera
la imajinacion, con tal que produzca impresiones,
con tal que el placer o el asombro
que inspiren venga a ser materia de
ponderadas' relaciones, o de creaciones
tétricas para consejas i cuentos de espantos
i a parecidos.
Ya entrado en años, cuando la mente
se lanza a penetrar entre las nieblas del
pasado; cuando formadas ya las ideas a
esfuerzos de ver:dicas relaciones i de recuerdos,
si bien confusos, por otro lado
indelebles ent6nces aparecen los hechos a
la vista del hombre i los comprende en
todos sus pormenores, Reconoce con pesar
que a la vista del niño pasaron los
mnrtirios de los prócercos dt la independr
ncia, que a unos los vió marchar al suplicio
i en él exhalar el postrer suspiro' a
otros maniatados formando una cade~a
tomar el camino del dcstierro, i en pos de
ellos las viudas i los hup.rfanos seguir
tambie aqlll' ll ~ s¡;uJa dolorosa. Mas
tarJe f'1 hOlllbre quiere recojer sus recuerdos,
rrpl'csC11tarse las trDjedias de
que fué testigo, dar a los actores fisonomía,
cuerpo i aun palabras: hui mas, señala
con precision Jos sitios, demarca el
campo, relata el acto, ji es en vano que
quiere figurarse los personajes que vió en
tan sangriento drama, i cuyos nombres
ha conocido despues !
Tal es la futigosa historia de los recuerdos.
Así tambíen~ los anales de las
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•
naciones ofrecen hechos cubiertos con
sombras de un claro oscuro que no permite
descifrar los objetos. En este estado
se ama la cabilacion, el ánimo gusta de
entretenerse solo i sin guia en aquella
época de la vidrl de la que apénas quedan
memorias indefinibles. 1 si por acaso un
dia paseamos los lugares en donde, sin
sospecharlo, vimos la tremenda ejecucion,
súbito los recuerdos vienen en confuso
tropel ennubleciendo el pas¡;do, i de
él no podemos sacar ni personajes ni pormenores.
Pero para la memoria los lugares lo
reemplazan todo, Quizá no retenemos
la fisonomía de un padrc, de un compañero
de la infancia, del guerrero a quien
vimos decorado con coronas de laurel;
miéntras que al traves de los años i la
distancia mantenemos vi va la idea de la '
morada patcrna, del tcmplo donde una
madre cariñosa nos enseñó las primeras
oraciones, de la inmensa plaza donde se
levantara un potíbulo. De e-ta suerte los
sitios públicos de la parroq uia están siempre
presentes a nuestra memoria, i ya
deberá comprenderse que en ellos buscamos
el lugar de tristes meditaciones, o de
infantiles placeres, inocentes i los únicos
que no dejen pesares ni remordimientos.
1 con todo, estos lugarcs ya no son lo
que eran, que la mano del hombre va
trasformándolos a su placer. El crecimiento
de la poblacion ha ido llevando a
ellos las jentes que no caben en los cuarteles
populosos de la Catedral. La tendencia
visible de la ciudad es a espl llyarse
por el lado de la parroquia, Mas ántp.s
que los embellezcan casas elegantes, quizá
prtlacios soberbios, calles embaldosadas;
álltts que de nuestra caduca cabeza
de"lIparezcan antiguas rcminicencias,
consignémoslns a los tipos j unto con esce·
nasque un dia presenciamos, que luego
solicitará algo la historia, el drama o el
romance i aquí encontrará tal vez algu·
na luz.
'Siguiendo la piadosa pníctica del institutor
que enscñaba en aqucllos tiempos
las primeras letras, del,ian los niños dejor
la escuela a buena hora para ir a presenciar
la ejecucion de la pena de muerte
que en aquel dia iban a sufrir los que
habian sido condenados por traidores a
S, M. Don Fernando VII. Henos allí al
lado del puente de San Victorino, formando
parte de' esta falanje de chicuelos
que presiden en cualquiera púo
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blica funcion, anhelando el momento en
que desembocase en la plazuela el fúne.
bre cortejo. Los españoles, aparte de sus
crueldadils, se han hecho célebres por la
gravedad e imponente aparato con que
han sabido investi l' las escenas de terror,
desde el auto de fé hasta una simple ejecucion.
Ocho blltidorf's blandiendo relucientes
espadas a briun paso ahuyentando
la multitud que por todas partes se apio
ih, ba u rcconoccr a los ajusticiados.
La comitiva rompia presidida de un
cruzifijo sostenido a regular altura. Dos
faroles de singula r COllstruccion a los la.
dos alumbraban con dudosa luz la imájen
del Hombre-dios. La voz de la pie.
dad se anunciaba por el tañido de esa
campana, que hoi mismo la oírnos reso·
nar, para advertir a los hermanos de la
venerable órden tcrcera, que uno de ellos
ha dejado de existir.
La seráfica comunidad de franciscanos,.
con su sayal destinado para servil' luego
de sudario, calada la capilla i salmo.
diando a compaz el oficio de los agoni.
zantes, formaba las filas que cenaban
atras los destinados al suplicio, sostenidos
cada uno por dos ministros dcl altar, i
rodeados de sayones i de verdugos. Piq
uetes por todas partes, cn briendo las
avenidas, corriendo la multitud, daban a
conocer la importancia de las v ctimas, i
el recelo dc sus sacrificadores. En este
órden entraba la comitiva por la vía do·
lorosa, es decir por la calle honda que
conduce a la huerta de Jaime.
El nombl'e de esta calle, si nos remon·
tamos a su oríjen, es verdaderamente eti.
molújico. El lector, que como nosotros
voya pal'a vi ejo, ~ecordará que bajo el
nivel que hoi tiene, abrial:>e una senda
profunda de piso gredoso i desigual, de
penosa navesía remedando una 'trocha
formada por la mera accion del paso del
hombre. Diríase que era una calle encla.
vada en otra superior, desapasible, solitaria
i aterradora como toda encruzijada.
Al lado izq llierdo, así corno entrarnos,
veiase una serie de casitas de pobre apariencia.
El emppdrado se estendia como
vara i media e iba a dar sobl'e la hondonada,
i dominaba a esta semejando un
balcon. La eminencia· del lado derecho
era mayor, i la coronaba una cerca casi
derruida, entremezclada de borracheros
[datrera al'borea,] cuya sombra ocultaba
la choza de un hortelano. Seguia luego
un solar inculto; a su frente unas tiendu.
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chas ennegrecidas como sus moradores \ zado al crífYlen, i diestro en dar la muerpor
el humo i la miseria. El pasajero al te. Llevaua vestido colorado, ribeteado
cru:¿ar esta calle funesta, ucoleraba el de blanco, las piernas desnudas, cubierpaso,
corno el que teme una asechanza. ta la cabeza con un sombrerillo epuntaEn
su tér!TIiuo descorriase el panorama do : p~ recia el bufon del drama, i no era
estrecho de la huerta de Jaime. sino j el verdugo!
El español escojió adrede esta plaza, Ya se dejará entende¡' que nuestro
abierta por el freclte i circu::valada de puesto favorito para examinar mas de
paredes de tierra, como un lugar propio cerca los destinados al suplicio era en
de espiacion. Vese dominada por la la "calle honda," allí donde formaba coduda
!, pues queda a su estremo ccntral, !TIa un balcon que dominaba sobre la
i a donde de'todas partes puede mirúrse- parte profunda. Allí ejercitábamos la
la, i cuanto en ella pasa. Acia el fondo observaciOll de que ya hemos hablado; i
se levantaba el suplicio, como para que merced a ella tuvimos ocasion para nose
ostentase mas visible. A las diez de la tal' un anciano que caminaua penosamañana
ya estaba formado el cuadro a mente porque cojeaba, pero cuya fisonosu
rededor por algunos cuerpos de la mía revolaba entere7.a i serenidad : un
guarnicion, la multitud ocupaba el resto otro nos dirijió una mirada que nunca
de la plaza, i ganaba las paredes, para olvidaremos; i para colmo de cspanto,
presenriar con mas comodidad el espec- un hombr~ del pueblo a quien se le esca,túculo.
Los sitios se tomaban a buen pó esta pabbr:. j POBRES CABAL LEtiempo,
se esperaba el! silencio el mo- ROS! cae a nuestro lado herido por la
mento; i cuando un rumor confuso anun- mano de un espedicionario pazijicador.
ciaba la llegada de las víctimas, todos se Renunciamos a describir el inomento
disponian con afanoso cuidado para no en que desembocando la comitiva en.la
perder el rasgo ma~ insignificante de la huerta de Jaime, s~ encaminaba al susangrienta
trajedia. t Cómo habremos de plicio. El redoble de los tambores, el moesplical'
.esta cmiosidad? i Es burbariE', vimiento de las tropas, las vozes de manferozidad
o estupidez? A vezes hemos do, el ruido i tropel de las jentes; todo
pensado, que el dia en que no haya es- anullciaba que h"bia \legado el instante
pRctadores para la ejecucion de la pena sup.remo. Los que hayan apuraclo aque¡
Je muerte, ese dia ella vendrá a ser ine- Ira agonia que acompaña a los aprestos
ficaz. Estamos seguros que espectadores del martirio; aq uclla ansiedad de muel'no
faltarún, porq ue la barbarie, la fero- te miéntra~ toma Sil puesto la víctima, se
zidad j la estudipez, parece ser el limo la ata j sujeta al fatal banquillo; aquel
de que e~tarnos formados. combate glorioso que sostiene el apóstol
Nosotros tambien acudiamos al es pe e- de Jesucristo, para separarse del que va
túculo, pero una curiosidad de niño nos a morir; aquellas palubras de fortaleza
llevaba a presenciarlo. Acaso la vanidarl i consuelo, de valor i paciencia con que
tenia ya presente en e,<;ta determinacion. sin cesar exhorta al que va a dejar en braSE'guiamos
paso a paso a los que iban a zas de la muerte_ •.• renunciemos a desser
aju,stic 'ados, observ6bamos sus movi- cribir esta escena. La descarga de fusimientas,
su;; vestidos, su andar. Todo les suena, el humo,se rerponta E'n torbecuanto
de ellos se ofrecia a nuestra "ista llino, todo se consuma; i el niiio crédulo
era obj eto de inesplicable emociono Sus sueña que las almas de los ajusticiados
miradas, siempre fijas en el cruzifijo, el han tomado su vuelo ácia el cielo enrostro
pálido i descompuesto, la, voz inse- vueltas en aquella nube de humo.
gura; aquel se mostraba fervoroso, ese ,Treinta i cuatro años han trascurrido
otro resignado; pero todos con vida, i de cuando vimos la representacion de essinembargo,
marchando a la muerte, en te drama sangriento. Hemos tl·atado.de
medio de todo UII aparato! copiarlo con los colores que entónees nos
Aquel dia lafies/a, como entónces se eran familiares, i bajo la misma impredecia,
te.nia algo de nuevo i sorprendente. sion que nos dominara. El recuel'do de
No era solo el número de los ajusticiados, aquellos tiempos de asombro i am:¡.rgura
ni su cnt{'goría lo que llamara la aten.' hoi seria para nosotros de profundo rencion.
Era j un ahorcado! En efecto, al COI', si de otro laoo no pudiéramos decir;
pié de la máquina mostrábase un ser hu- Al ménos, somos INDEPENDIENTES.
mano, con rostro feroz i atraidorado, ave- /'/. ¿, ;J.
•
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ALBUM. distribuian premios a los poetas que presentab'
1\l las mejores composiciones en verso.
Habiendo tratado en nuestro último nú- Esta loable institucion puede consider'lrse
mero del fu ego en jenernl, parLccnos cOI1\'e- como la primera academia que se fundú en
niente contintHlJ" hoi con In materia dejuegns Francia. He aq uí su oríjen: en 1324,.una sepÍlblicos,
asunto cuyo interes es de nctuali- ñora llamada Clemencia Isnura, de la ('asa de
dad, como quc estamos en los dias dl' nues- los condes de Tolosa, convocÍJ en esta ciudud
tras grandes fiestas 1l1Icionnles, En gral,ia de a todos los podas i trovadores de la cOlllarla
oportunidud se nos dispensará el poco in- ca,i ]lr~)!netió dnr una violeta de 01'0 al que
teres que acaso pueda tener este artícul·o. COlllpll iese los mejores verROS. En seguida
Se entendia pOI' juegos pílbl-icos entre los destin6 a cste objeto un foñclo, cuyns r(;lltlls
antignos los grandes i magníficos eopectácu- debian emplenrse en los premios anuales.
los, en que se I'eian ordinarinlllcnte ej ~ rcitos De~pues de la muerte de esta señora, cuya
enteros de combatientes disputálldose (·1 pre- memoria es tan cOebre, los mlljititl'ildos de
mio en diferentes ejtrcitos('.orporales, Todas Tolosa ordenaron que todo lo que ella habia
las naciones han tenido espectáculos de esta est:lbleeido se observa~e siempre rclijiosaclase,
para divertirse i descansar de las tareas mente, i en efecto, hasta el dia se verifican
ordinarias, o bien para ejercitar las fuerza si allí los juegos florales.
robustecerse, como tambien en honor de sus Los jurados, digámoslo así, que juzgaban
dio~es i de sus hüoe . las obras presentadas, eran llamados los '1!Ian-
Entre los griegos los cuatro juegos prin- tened01'es de la gaya ciencia; el lugar en que
eipales los olímpicos, los pythios, los nemeos se reunian estaba adornado con flores i fetitoi
los istmicos, sobre cuyo oríjen e institueion nes; el premio era una violeta de mas o ménada
diremos por ser conocidos de todos nos valor, i se acordaba el primer dia de manuestros
leetores. A estos juegos coneurria yo: por todo lo cual esta institueion to01<> el
una inmensa multitud dc espect:ldores i eom- nombre dej1tegos.fl07·ales. Para aguijonear la
batientes, i ellos fueron los que inspiraron a cmulllcion de los poetas, se eoncedian otros
Píndaro S\1S odas inmortales. Los juPgos 1'0- dos premios menores, que consistían en flores
m'1IlOS no fucron mi:nos famosos. Los llIas pequeñas de 01'0 u otro metnl fino, rcgularnotables
eran los del ci1'co, 10sJuegos escéni- mente eran una caléndula. i una rosa. El que
cos, los actiaques, i los de Augusto. Estos úl- obtenia las tres florcs, recibia por el mi~mo
timos inventados por la adulacion o por la hecho el grado de doctor en eÍ(>ncia gaya; desgratitud
se establecieron en las Gnlias, casi pues de practicada la ceremonia, el agraciado
al mismo tiempo que en Roma. Lo grandes recibia su título, que se espedia en verso.
juegos romanos eran una especie de torneo Hoi la academia de los juegos florales ceque
tenia lugar en el gran Circo: por eso lebra la fiesta de las Hores el tercer dia de
se llamaban tambien magni circenses. mayo de cada rulO. Es una especie de torneo
l\1agnis eircensibus actis.-( Viljilio). literario, en que se da como premio nI antor
Fueron establecidos por el rei Tarquinio de la mejor oda un amaranto de oro; al mejor
Prisco en honor de Júpiter, de Juno i de l\Ii- poema que no tenga mas de cien versos ni
nerva; se celebraban el dia 4 de setiembre Ill¿nos de sesenta, una violeta de plata; una
i duraban hasta nue\'e dias. Furio Camilo, caICndula del mismo metal a unn elcjia, un
nombrado dictador durante el sitio de Veies, idilio o unn i gloga; una rO'n de lo mismo a
ofreció l\ los dioses que si obtenia un éxito un rasgo de elocuencia; i una flor de lis a un
feliz en la guerrn, estableceria los juegos i soneto en honor de la Víljen.
construiria un templo. Los pueblos modernos conservan, no ya los
A estos juegos i a lqs ejercicios que hacían juegos jimnásticos de los antiguos, con sus
parte de ellos, debieron despues los Gulos la carros, sus fieras, sus lucha~ i combates, pero
conquista de Roma. Con el tiempo esfos sí un reíl.cjó de ellos: 1,. organizacion nctual
ejercicios fueron consagrados por la polít ica, de la sociedad ha modificado los e pcetáclllos
como que inspirau,m un \'alor) fortuleza es- públicos, d:í.ndoles un carácter homoj¿neo a
traordinario , i ha~ian temibles a los pueblos las co~tumbres, i n lal? inelinaciones o insfinque
se dediC'aban a ellos. Las fatigas, el do- tos de cadí. raza. Los ingleses conscrvan sus
lor, la muerte mismn entn despreciado eon carrerns de caballos, su pujilato; los france~es
heroieidnd, i de este modo se multiplicaba el su buei gordo: sus iluminaciones i bailes plÍblinúmero
de ciudadanos útiles a la patria. ~ eos: los i"iliallos su cm'naval; los españoles
En tiempos posteriores los torneos no han su vel'óenrt de San Juan, i sus toros tan casido
otra cosa que una espeeie de repeticiull raeterísticos i especiales: lus amcric<1nos del
o imitacion de aquellos juegos tan célebres Norte su 4 de julio, que celebran quemando
en la antigüedad, aunque v<1riando, segun el pGlvol'lL i bebiendo romo Los ameriCllnos del
carácter i las costumbres de la ¿poéa i la natu- Sur no tenemos sino un simulacro de las fiesraleza
de la sociednd en cada pueblo. tas de los pueblos modernos, i principalmente
Otros juegos no mtnos famosos dignos de' de los españoles nuestros padres. Un simulaatencion
eran los Ilamadosjlorales; se daba el'o decimos, porque en n,lda se parecen, por
este nombre a un noble ejercicio en que se ejemplo, nuestros toros de la plaza de San
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
80 lU. ~PwOVA:OO~.
Victorino O de !
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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