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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 71

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 71

Por: | Fecha: 04/10/1898

Añoll Bogotá, Octubre 4: de 1601. lhimero n BOLETIN MILITAR --••+---- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódico todos los Jeftj y Oficiales del Ejército de la Repú~lica. DE LA ARTILLERIA DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS El empleo de las tres armas con1binadas en las guerra~ modernas constituye la base de la táctica contemporánea, su existencia en un ejército ó en un cuerpo de ejército es absolutamente necesaria, porque las unas se complementan á las otras. Aunque la infantería es, sin duda alguna, el nervio de un ejército, por sus grandes propiedades tanto ofensivas como defensivas, si tuviera que combatir aisladamente con un enemigo que poseyera las tres arrnas reunidas, es cierto que podría resistir por un tiempo más ó menos largo, pero sería siempre á expensas de sufrir grandes pérdidas, aca­bando, con rarísimas excepciones, por tener que en1prender la retirada, que la caballería y artillería enemigas conclui­rían generalmente por convertirla en desastrosa derrota. Si fuera reunida á la caballería solamente, sus medios ofensivos autnentarían, aunque de una manera m u y limi­tada ; pues no puede por sí sola preparar y sostener eficaz­mente la carga de sus escuadrones ; y mucho menos inter­ponerse entre éstos y los del enemigo. En cuanto á los n1edios defensivos, tampoco aumentarían de una n1anera n1u y sensible con el apoyo único de dicha arma. La artillería procura poderosos medios ofensivos y de- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 186 BOLETfN MILITAR {ensivos ; pero la caballería es también muy necesaria en la. -composición de los ejércitos para hacer la victoria decisiva y perseguir al enemigo batido. Pero . si esta arma no está ayudada por la artillería, debe desde luego renunciar á su potencia ofensiva, ante una infantería intacta y preparada -á resistir su ataque; mientras que si estuviese sostenida por la artillería á caballo, aumentaría el medio eficaz de conseguir la. victoria, ó de ser apoyada en su retirada en caso necesano. Siendo una de las condiciones esenciales para asegurar el éxito de una campaña la combinación de las tres armas, es indispensable hacer un estudio profundo de cada una de ellas. en combinación con las otras dos, si se quiere conducir con acierto las tres armas reunidas en el campo de batalla. Pero· para que la artillería esté en aptitud de obrar en combina­ción con las otras armas, es indispensable : I .0 , que éntre en las proporciones debidas con ellas ; 2.0 , que posea la movilidad necesaria para seguir en todas las circunstancias á Ja infantería y caballería; y J.0 , que su aprovisionamiento de municiones esté basado en reglas prácticas del campo de batalla. Constituyendo, por lo tanto, la artillería una parte indispensable de la fuerza de un ej ército, y dotada de una gran potencia ofensiva y defensiva, tiene indudablemente que desempeñar en los campos de batalla un papel muy importante, ya se le considere como arma auxiliar, ya como principal. En la distribución de las diversas armas en el orden de batalla se agrega á los grandes cuerpos de ejército una división entera de artillería á lo menos, y no baterías aisla­das, como algunas veces se ha solido hacer ; esta artillería debe formar parte integrante de dicho cuerpo, no puede salirse del cuadro de sus movin1ientos, de marcha y de combate, sin una orden superior, y debe seguir en todas sus maniobras á las tropas á que esta anexa, en tanto que no esté empeñada en un cañoneo contra posiciones del ene­migo, ó en algún otro objeto especial, determinado por el Comandante Jefe de la artillería, el cua.l debe estar perfec­tanlente enterado de los designios y proyectos del General Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR en Jefe del cuerpo de ejército á que vaya unida; acom­pañándolas siempre en su ataque, por regla general hasta la distancia eficaz del tiro de fusil. A las divisiones de infantería de ocho batallones, sue­len agregarse 4 baterías montadas, de 6 piezas cada una, y á las de caballería 3 baterías á caballo, de 6 piezas también Ja batería ; y á un cuerpo de ejército se le asignan 4, 6, 8 9 rnás baterías de 6 piezas cada una, según conste de 2, 3 ó más divisiones dicho cuerpo de ejército. En algunas ocasiones, cuando es precisa la dislocación de un cuerpo de ejército en sus dos divisiones, no se puede evitar el dividir también la artillería de este cuerpo de ejército, y destacar baterías y aun secciones, agregadas á brigadas de infantería ó caballería, y aun en columnas volantes más pequeñas ; porque las tropas enemigas ha­cen la guerra de guerrillas, y entonces el efecto de] cañón más bien e~ moral que material, sin que por esto en algunas ocasiones haya dejado de ser algo considerable, habiendo sido m u y á propósito agregar á una brigada de infantería una ó dos baterías. Como ejemplo de esto, re­cordaren1os la guerra en las provincias del Norte de Espa­ña, en que por la diseminación del enemigo se dividieron las fuerzas de artillería en el primer período de la campa­ña; lo mismo tuvieron que hacer los prusianos, pues ha­biendo sido anulado el ejército regular francés en la prin1e­ra mitad de la campaña franco- prusiana, diseminaron su artillería agregándola á ]as columnas volantes y destaca­mentos de reconocimiento, y esparciéndola sobre todos los teatros de la guerra, tanto cuanto les fue posible s:>portar el sacrificio en hombres y caballos. La artillería divisionaria debe combatir dentro de la esfera de acción de su división resp· ... ctiva, y antes de tratar de destacar de ella alguna batería, se debe en general haber empleado toda la artillería del cuerpo, la cual será desti­nada allí donde su efecto pueda y deba producir un resul­tado especial; sólo en casos muy particulares se podrán distraer baterías de la artillería divisionaria en funciones fuera de su di visión respectiva. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 188 BOLETÍN MlLIT.o\k ORDEN DE MARCHA El orden según el cual deben n1archar las tropas en general, y ]a artillería en particuhr, depende de la misión especial dada á estas tropas y de la disposición del terreno en que ha de con1batir. En cuanto á las prescripciones con­cernientes á la artillería, sobre todo cuando va reunida á las otras armas, se puede, sin en1bargo. sentar algunos prin­cipios generales sobre la colocación dt las baterías en el orden de marcha. En una división independiente de infantería, con su división de artillería. se designa, por lo n1enos, una batería á la vanguardia, la que podrá ser relevada por las otras baterías, ó reforzada por ellas, si el caso lo requiere. Tanto la batería ó baterías de vanguardia cuanto las del grueso de las tropas, deben ir lo más cerca posible de la cabeza, para obrar según Jas circunstancias y poder rom­per el fuego descle los prin1eros instantes del combate. Por regla general la artillería de la vanguardia se coloca detrás del primer batallón, y la del grueso, detrás del primer regi­nlÍento, ó, con1o en el caso anterior, detrás del prin1er batallón. En las subdivisiones n1enores que en una di visión en una brigada, por ejen1plo, ó un par de batallones, que por la índole dd servicio que tienen que prestar en circunstan­cias dadas, se les agrega una batería, ésta deberá n1archar detrás del prin1er batallón. Cuando un cuerpo de ejército marcha por un solo ca­mino, se destinarán á su vanguardia do<> y hasta tres bate­rías de la di visión que va en cabeza. La caballería que va en vanguardia podrá ser reforzada por una batería á caba­llo. Si la cabeza de la vanguardia está forn1ada en todo ·Ó en parte por caballería, la batería á caballo n1archará in­mediatamente detrás de aquélla, ó después de la primera mitad de la fuerza, según las circunstancias. Las baterías restantes de Ja división que va en cabeza marchan detrás del prin1er batallón ó primer regimiento. En la división restante del cuerpo de ej~rcito, la di visión de artillería que le pertenece marcha detrás del prin1er re­ginliento ó primer batallón. La artillería del cuerpo del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR ejército marchará detrás de la segunda brigada, y á veces de la primer~ del grueso de las tropa,;. Siendo la misión especial de la artillería del cuerpo de ejército el concurrir cuanto antes á la gran lucha decisiva de la anillería, en ge­neral empezada ya durante el despliegue del grueso, . no es prudente colocarla á la cola de todo él, más que en casos muy excepcionales; así es que sería muy de desear que se la colocase detrás de la primera brigada, y algunas veces hasta sería prudente colocarla inmediatamente detrás de la ar­tillería divisionaria que ha dado baterías á la vanguardia. Cuando el cuerpo de ej ército tenga que n1archar por varios caminos, la artillería de cuerpo estará afecta á la co­lumna de tropas, según el uso probable que haya que hacer de aqué lla, según el terreno y el estado de los caminos. El prin1er escalón de la columna de municiones (que deben ser tres para la artiUería y dos para la infantería) si­gue en general al cuerpo de ejército á un par de kilómetros, · á lo más ; el segundo escalón, á una pequ~ña jornada de marcha, y bastante más á retaguardia el parque de cuerpo. En vista de la mayor movilidad que hoy día tienen los carruajes en las columnas de municiones, será ventajoso que el prin1er escalón marche por regla general inmediata­mente á la cola de las tropas. e onduir á. -~- GALERIA DE PRÓCERES JOSE :1Y.I:ARIA FIEDRAHIT.A. Un ciudadano granadino, un veterano de la Independencia y­libertad del Nuevo Mundo, ha dejado de existir de un modo trá­gico y lamentable: hablamos del señor José María Piedrahíta. Nacido en Cartago, Provincia del Cauca, se hallaba en esta capital siguiendo la carrera de estudios en el Colegio de San Bartolomé, hasta que en el año de 1819, en que entraron las tropas libertado­ras, se enroló en ms filas en la clase de aspirante para cooperar á la gloriosa emancipación de su patria, por la cual derramó su san­gre. Los campos de Jenoi, Bamboná, J unín, Ayacucho y el Ca­llao fueron testigos de sus esfuerzos, de su entusiasmo y de su pundonor. Llegó al grado de 2.° Comandante, habiendo empezado la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR. carrera á la edad de catorce años. En I 82 7 se retiró del servicio militar, no tanto por hallarse inutilizado á virtud de honrosas heri­das, cuanto porque aspirando sólo á la libertad del suelo natal, y no pisándolo ya enemigo alguno, no creyó necesaria su permanen­cia en el ejército. Como simple ciudadano, como esposo honrado y como padre amoroso, sólo procuraba vivir de su trabajo, ansiando, aunque lejos de su patria, por la prosperidad de ella. Este joven, que escapó á los riesgos de una guerra nacional desoladora pudiendo sobrevivir en medio de ellos, halló la muerte en el seno del caudaloso Guayas, el 9 de Septiembre de I 838, d";a de luto para su virtuosa madre, para u esposa querida, para sus caros hermanos y para sus inocen­tes y tiernos hijos. JUAN SALVADOR DE NARV.Á.EZ ] uan Salvador de N arváez, Coronel efectivo de infantería y Jefe del Estado Mayor del Departamento de Cundinamarca, ha muerto en esta capital el 16 del corriente (Abril de 1827) de una penosísima enfermedad. Nació en Turbaco, cuatro leguas al Sur de Cartagena de Colombia, de una antigua y re petable familia; y apenas resonó en aquella plaza el grito de independencia, que des­de Mayo de I8Io habían empezado á preparar varios distinguidos hijos del país, cuando Narváez abrazó la más santa de las cau­sas, y perteneció á ella hasta el último momento de su vida. Dife­rentes com ;;; ion es militares y políticas se encargaron al patriotismo del Coronel N arváez en la primera y última época de nues­tra emancipación. Vuelto de Jamaica, donde se preservó de la sanguinaria persecución de Morillo, sirvió el Gobierno de la Provincia de Cartagena en 1821, y después el Estado Mayor del Ejército del Magdalena. El Poder Ejecutivo le confió la conduc­ción á Inglaterra del tratado celebrado entre Colombia y S. M. B., y la nación española le señaló una plaza en el Senado de la Repú­blica, que desempeñó por dos años. Narváez había sido dotado de buenos talentos ; tenía una memoria felicísima, modales agradables y cultos, genio festivo, y una aversión extraordinaria á los anti­guos dominadores de la América. Fue esposo y padre, y en ambos deberes se portó con honor y probidad ; como hijo, amó con un respeto filial á 5'U madre; como amigo, cumplió con la amistad; como funcionario, procuró llenar sus obligaciones ; como ciudada­no, fue es timad@ de sus compatriotas. En acelerar la muerte del Coronel Narváez no influyó poco el precipitado viaje que emprendió desde Cartagena por Panamá y Buenaventura hasta Tunja, en alcance del Libertador, para pre- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR :sentarle el acta de aquella plaza de 29 de Septiembre. Ya el Coro­nel Narváez ha pagado su tributo habiendo servido á su patria se­gún el caudal de sus fuerzas: los que aún no hemos andado el mismo camino, respetemos su memoria, porque fue patriota, amig~ de la independencia, honrado Oficial del Ejército, padre tierno, buen esposo, hijo amoroso y desinteresado ciudadano. (Gaceta de Colombia, domingo 29 de Abril de 1827). EJERCITO NACIONAL INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Rafael Chantre, prr­tencciente á la 1 .• Compañía del medio Batallón Arboleda núme­ro 18, y que falleció el día 14 de Mayo de 1898, en El Dagua. Valor de dos raciones ____ .•.••....•.•...• . ·······--·$ 4-0 Ajustamientos en 14 días del presente mes • • • . • . .. . . . • 1 •• U nas piezas de ropa blanca vicj as se destruyeron, por haber muerto de enfermedad contagiosa. Suma ...... . ............. $ 2 40 El Dagua, 14 de Mayo de 1898. El Sargento Mayor 1Primer Jefe, JuLro ALBÁN.-Testigo avalua­dor, Pedro Mera.-Tcstigo avaluador, Rafael Orejttefa A.-Testigo avaluador, Medardo Ramos. INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Roberto Cantor ,Perteneciente á la z.n Compañía del medio Batallón Arboleda n ú­mero 18, y que falleció en este lugar el día 19 de Mayo de 1898· Valor de una ración del día 19 ................ --- .• -- $ 7 o Ajustamientos en 19 días del presente mes . . .... . • • • . . . . • 1 40 Suma ............... $ :z 10 El Dagua, Mayo 20 de 1 898. El Sargento Mayor Primer Jefe, JULIO ALBÁN.-Testigo avalua­dor, Eduardo Botero J.-Testigo avaluador, Alcides Llona.-Testig() avaludor, Manuel E. Paz. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR · lNVENTARIO de los bienes que dejó el Sargento Primero José L Martínez, perteneciente á la 2. e~~ Compañía del medio Batallón .Arboleda número 18, y que falleció el día 9 de Mayo de 1898, en El Dagua. Endinero .••...•........... ·----··· .........•.. $ 27 4-0 Valor de la ración del día 9··.... . . . . . . . . . . . . . . . .. . ... . . 90 Ajustamientos en 9 días del presente...... . . . . . . . . . . . . . 6o Un reloj de plata bastante usado ............ _--- .•. . . . . I 5 Una leontina de cobre ............ ·----·· ... ____ .... . Unchaleco viejo·---··· ..•• ··----···········---··· 6o Una franela usada ...... ---- ... . . ... . . . . •• . . . . . . ....... 6o Tres pares de puños usados. . . . . .. . .• _- _- . . • . . . . . .. . . . 6o Cuatro cuellos, á diez centavos cada uno. . . . . . . ... ... . . . . . 20 Un par de pantalones de baño • ... .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4-0 Dos pañuelos de hilo viejos ....................... -... 30 U na toalla deteriorada, sin valor. Suma .............. $ 4-7 .6o E1 Dagua, Mayo 10 de J 898. El Sargento Mayor Primer Jefe, JuLIO ALBÁN.-Testigo avalua­dor, Fra ·nciJco .A. Quintero C.-Testigo avaluador, ]oJé María Sán­duz.- Testigo avaluador, .Alejandro López. INVENTARIO de los bienes del soldado José J. Fl6rez de la 1.• Com­pañía del medio Batallón .Arboleda número 18, y que falleció el dfa 10 de Mayo de 1898, en El Dagua. Valordedosraciones .. ___ .......................... $ 1 +o Por ajustamientos en Io días del presente mes...... . . . . . 70 N o dejó . prendas ningunas. Suma ............. ··$ 2 to El Dagua, Mayo 1 l de 1898. El MayorJ Primer Jefe, JuLIO ALBÁN.-Testigo avaluador, Eduar­¡, Botero J.-Testigo avaluador, Manuel E. Paz.-Testigo avaluador, .AicideJ Llona. INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Lorenzo Morales, de la z: Compafí.ía del medio Batallón .Arboleda número 18, y que falleció el día 7 de Mayo de I 898 en "Papagayeros." Por ajustamientos en 7 días del presente mes ............ $ 50 Valor de la ración del día 7. . • • . . . . . . . . . . • • • . • . . . . . • 70 N o dejó ningunos otros bienes. Suma .• , ....•.•.•.... $ 1 20 El Dagua, Mayo 8 de 1898. El Capitán encargado de formar el inventario, OLIMPO SANTos S. Testigo avaluador, Ferna11do Salazar.-Testigo avaluador, .Aiejandro­L~ pez.-Testigo avaluador, ]oJé María Sánchez. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Roque Sierra, de la 2.a Compañía del medio Batallón Arboleda número 18, y que fa­lleció el día 7 de Mayo de 1898, en El Dagua. En dinero. . . . . ........................... . ...... $ 200 Valor de una ración del día 7 . . . . . . . . .. . . ... . . . . .. .. .. . 70 Ajustamientos en 7 días del presente mes.............. . . . 50 Las pocas piezas de ropa blanca que tenía, se hicieron quemar por haber muerto de enfermedad contagiosa. El Dagua, Mayo 8 de 1898. Suma .............. $ 201 20 El Mayor Primer Jefe, JuLIO ALBÁN.-Testigo• avaluador, Pedr(} Mera.-Testigo avaluador, Rafael Orejuela A.-Testigo avaluador, Medardo RamoJ. INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Francisco A. Truji­llo, perteneciente á la z.a Compañía del medio Batallón Arboleda número r 8, y que falleció el día 26 de Abril de 1898. En dinero ...................................... ... $ 4 20 Por ajustamientos en 26 días del presente mes... . ... • . . . . 2 6o U na ruana de paño en mal estado.. . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . • 1 6o Un cinturón de charol usado. . . . ... . . . . . . . . . . ... . . . . . . . 2 Un chaleco en mal estado. . . • . . . • . • • • . • • • . . . . . . . . . So U na sábana usada . . . . . . • . . . . . . . . . . • • • . . • . • . . . .. . . . • 50 Dos camisas en completo deterioro, sin valor. Suma ... . •••........ $ 11 70 Papagaycros, 27 de Abril de 1898. El Sargento Mayor Primer Jefe, JuLIO ALBÁN.-Testigo avalua­dor, Manuel S. RamoJ.-Testigo avaluador, Hortencio Pulaza.-Testi­go avaluador, Alejandro López. NoTA.-Estos bienes le fueron entregados á la señora madre del finado, quien lo asistió en su enfermedad y cuyo recibo se adjunta. VARIEDADES ORGANIZACION DEL EJÉRCITO ESPAÑOL El mando supremo de las fuerzas de mar y tierra corresponde eft España á la Reina Regente; pero ningunaorden es ejecutiva si no está fir­mada por el Ministro de la Guerra. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 94 BOLETÍN MILITAR En caso de guerra, el nombramiento de General en Jefe se hace por Decreto, refrendado por el Ministro, y lo mismo se hace con todo Decreto relativo á la ejecución de leyes militares. El Subsecretario de Guerra es también Jefe del Estado Mayor Ge­neral del Ejército y tiene á su cargo el personal de oficiales generales, el gabinete del Ministro, la contabilidad central y tres oficinas más. Independientemente de dichas oficinas funcionan también doce secciones encargadas de la organización, movimientos de tropas, manio­bras, estudio de los ejércitos extranjeros, agregados militares, caballería, infantería, oficiales de estado mayor, sanidad, artillería é ingenieros, es­tablecimiento de instrucción militar, remonta de caballos, etc. Un Decreto de 1893 ha diferido á una junta consultiva de guerra el estudio de todas las grandes cuestiones relativas á la organización ge­neral de las fuerzas militares, reglamentos de táctica, defensa del terri­torio, planos de campaña y recompensas. La junta se divide en cuatro secciones, y cada una de éstas está presidida por un Teniente General. El último año que precedió á la insurrección de Cuba, el presu­puesto de gastos de la Península era de 736.ooo,ooo de pesetas, en los que el Ministerio de la Guerra figuraba con 13 3.ooo,ooo, sin incluír las tropas de Cuba y Filipinas, etc., cuyo sostenimiento está á cargo de los presupuestos particulares de cada colonia. Las rentas generales de España en 1896, importaron 766.231,751, y los gastos fueron de 788.200,7 58. El Ministerio rie la Guerra absorbió 140.225,381, y el de la Marina 23.433,491 Aparte de los I 6o,ooo que Espafia ha equipado y enviado á Cuba, r de los 20,000 que envió á Filipinas, ti ene en la Península 1oo,ooo hom­bres de todas armas; y además 14 regimientos de artillería, 4 de inge­nieros, un regimiento de artillería de sitio y 36,ooo carabin eros y guar­dias civiles, que son otros tantos veteranos de tropa de línea. Hé aquí un resumen completo del Ejército espafíol en actividad y movilizable, tomado de una enciclopedia norteamericana correspondien­te al año de 1898: Infantería ..................................... . Caballería...... . .............................. . Artillería.. • . . . • . . . . . . . . • . . . . . .....•.... , . . . . Ingenieros . ...••......•.•.•.. • .. ... ••• . ... , ..... . Ejército activo peninsular ..... . .. . .... . ... .. ... . .. . Tropas de las Indias Orientales, personal adminis trati- YO y sanitario. . . . • • . ...•••......••.•.••... , .. . ... . Ejército de Cuba ......................... . ... . Ejército de Filipinas ___ ....... .. . • . . ........ . _. . . Primera reserva.. . • . . . . . . . .......... . ........ . Segunda reserva ............ , . . .......... . . ....... . Total ..................... .. 6+, 314 t 4,314 1 1,6os 5,102 95,335 28,790 201,312 37,760 16o,ooo I.ooo,ooo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 195 R.ECLUTAMIENTO En España el servicio es obligatorio para todos los españoles capa­ces de llevar las armas durante doce afios, á partir del 1.0 de Febrero del año en que cumplan la edad de veinte, á excepción de los que se en­cuentran en determinadas condiciones de familia ó de profesión, expre­samente especificados. La redención á metálico está admitida mediante la suma de 1, soo á z,ooo pesetas. En tiempo ordinario los jóvenes son llamados en el curso del año que cumplen los diez y nueve de edad. El número de inscritos de diez y nueve años es poco más ó menos de 1So,ooo hombres para una población de 17.soo,ooo habitantes, com· prendiendo en esta cifra la población de las islas Canarias y Baleares, que alcanzan á 6Ci>o,ooo almas poco más ó menos. Del número total de inscritos, se calcula al rededor de 7o,ooo in­útiles para el servicio; por enfermedad, faltos de talla (menor de 1 m. 54) ó exceptuados legalmente. De esa manera la clase anual de diez y nueve años queda reducida _ á 1 Io,ooo hombres, de los cuales Io,ooo son destinados á la marina y á otro servicio. Los Ioo,ooo restantes se dividen por sorteo en dos porciones: la primera constituye el contingente del ejército activo de la Península, donde cada soldado debe pasar tres años bajo banderas; después recibe la licencia ilimitada, y queda en esta situación durante otros tres años. Estos hombres constituyen lo que se llama la primera reserva ó reserva activa. A los seis de ¡ervicios, pasan á la segunda reserva. La segunda porción de la clase anual de diez y nueve años consta de 7o,ooo hombres, poco más ó menos, y queda durante seis años en la situa­ción de reclutas disponibles, y después durante otros seis, en la segunda reserva. En España existen tres e lases de reservas: la primera está destinada á completar en pie de gt.1erra los cuerpos del ejército activo, en caso de movilización; los reclutas disponibles proveen los reemplazos necesarios de estos cuerpos durante el curso de la guerra. Los hombres que figuran en las dos últimas categorías pueden ser llamados todos los años para ejercicios durante cuatro semanas. En síntesis general, el sistema de reclutamiento en vigor puede dar actualmente á España 1.200,000 hombre¡; divididos en doce clases de á Ioo,ooo. A estas fuerzas hay que agregar las que pueden proveer los diferen­tes ejércitos de ultramar, es decir, los de Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Islas Canarias, Baleares, etc. Hay también que tener en cuenta los en­ganchados y reenganchados, y los refuerzos que el ejército activo podría recibir, llegado el caso, de la infantería de marina, destinada en primer lugar, á la guardia y defensa de los puertos militares de la Península y de las colomas, y en segundo, á proveer á las compañías de desemb ar­que de la armada, y cuyo efectivo se eleva al rededor de 1 2,ooo hom­bres en pie de guerra. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETIN MILITAR CIRCUNSCRIPCIONES MILITARES España está dividida en 61 cireunscripciones territoriales llamada¡ zonas de reclutamiento. De este número 56 corresponden á otros tantos regimientos de infantería de línea, que contiene el ejército activo, á 20 batallones de cazadores. Las 5 zonas restantes toman el nombre de complementarias y sirven para equilibrar los elementos aportados por las otras. En la cabeza de distrito de cada circunscripción hay establecida una oficina de reclutamiento, encargada, en tiempo de paz, de reunir y enviar á los cuerpos los hombres provistos de la circunscripción y de instruír á los reclutas disponibles; en caso de guerra, de reunir á los re­servistas de la primera categoría y enviar á los cuerpos activos del ejér­cito á aquellos que están destinados á completar los efectivos, y por fin~ á reuniré instruír á los reclutas disponibles de la infantería. En cada zona de reclutamiento hay un regimiento de reserva, del que sólo existe el cuadro en tiempo de paz, y que está destinado á in­corporar en caso de guerra á los reservistas de la segunda categoría y á. formar así un regimiento movilizado de reserva. En caso de movilización el rtgimiento de reserva envía al regi­mientoactivo, al cual corresponde, todos los reservistas que éste necesite para completar su efectivo de guerra, y se moviliza á su vez con el nú­mero de hombres que le quedan. Para la caballería los regimientos se reclutan igualmente en zona~ fijas. Para la artillería existe en cada región de cuerpo de ejército un depósito de resen·a especialmente encargado de alimentar reclutas r reservistas á los cuerpos del arma estacionados de un modo permanente en la región. Para los ingenieros existen también 7 depósitos de reservas espe­ciales. El personal de los cuadros de una zona de reclutamiento s~ compo­ne de 3 oficiales (un Coronel, un Teniente Coronel, dos Comandan­tes, cuatro Capitanes y siete hombres de tropa). La jerarquía militar en España no contiene más que un solo grado de suboficial: el de sargento. Los cabos no son considerados como sub­oficiales. Los suboficiales no pueden ascender á oficiales. La jerarquía de los oficiales contiene siete grados: Subteniente" Subteniente Segundo, Teniente Primero, Capitán, Comandante, Te-· niente Coronel y Coronel. No puede hacerse nombramiento alguno que no sea motivado poxr una vacante, y ni en estado de paz ni en estado de guerra se acuerdan. grados personales, honorarios ni aumentos de antigüedad. La jerarquía de los oficiales generales contiene cuatro grados: Ge­neral de Brigada, General de División, Teniente General ó General de Cuerpo de ejército y Capitán General ó Mariscal. Continuar/á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 197 ECOS MILITARES Un oficial inglés, que ha hecho últimamente un viaje al Japón, escribe en la revista Proudings of the Royal .Artillerie lnstitution, un artículo respecto á la artillería de campaña de e1>te país, del cual transcribimos los siguientes datos: "La artillería comprende 7 regimientos, siendo uno de ellos de la guardia imperial. Todos ellos tienen la misma organización, y cada uno está dividido en tres cuerpos; cada cuerpo posee dos bate­rías de seis piezas. "El material es fabricado en los arsenales de Osaka. Los ca­ñones de bronce del calibre de 7 cm. están unidos de un cierre atornillado, y presentan mucha analogía con los que se encuentran en su uso en Europa. En particular los puntos de mira son pareci­dos á los franceses. "La movilidad del material, sin embargo, deja algo que desear. "El caballo de artillería es del tipo poney; su ración es 5 Kgs. de heno de 9 litros de cebada. No se emplean más que caballos, y se les reforma á los 14 años. "La in~trucción personal para los di versos ejercicios es dirigida del n1Í mo modo que en Europa. El Comandante de cuerpo tiene la misión de asegurar el resultado táctico y de elegir el objetivo; el Comandante de la batería da dirección del tiro. "La artillerÍa es considerada en el J apún como un cuerpo esco­gido, y todos sus elem,.ntos son seleccionados con el mayor cuidado.', El Gobierno chileno ha contratado con una fábrica de ac mas de París, diez mil sables de caballería con la cláusula de que deberán ser entregados el 10 de Agosto. -El Ministro de la Guerra firmó el 26 ele Abril contratos para los siguientes uniformes: 1 so,ooo trajes de paño, 150,000 trajes de loneta, 1 so,ooo pa­res de botas y 3oo,ooo mantas, la mitad de castilla y la oua de goma. Todo lo cual debió ser entregado el 1. 0 de Septiembre pasado. -La división naval debió salir para el Norte á mediados de J uní o, haciendo escala en Coquim bo y siguiendo hasta Arica, to­cando en todos los puertos del tránsito. -El 15 de Junio, al terminar la instrucción militar, los cons­criptos de veinte años se abrirán los concursos de aspirantes á ofi­ciales de artillería y caballería. -Se ha abierto un concurso de telegrafía para lo<; oficiales y clases de caballería, con el objeto de poner en uso el telégrafo de campaña inventado por el Eeñor José Agustín Sanhuesa. Será propuesto este mismo señor para profesor de la materia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR INSTRUOOlON PARA EL EJERCITO EL CAPITAN I El grado de Capitán es un grado modesto, pero seguramente es uno de los que impone una tarea más difícil, y en el cual se puede decir que se encarna el alma del Ejército, ya que es del Ca­pitán de quien depende la solidez del elemento que se denomina unidad de combate, que es elemento que constituye la base de las unidades mayores que entran en la composición dt> los Ejércitos. El oficial que llega al grado de Capitán debe desechar como indigna de su carácter la idea de que puede descansar, y entregarse á meditar las siguientes líneas : Los primeros cuidados del Capitán deben ser inspirar á los sol­dados de su Compañía el celo y el amor por el servicio, y desarrollar en ellos los sentimientos dtl deber, del honor y de abnegación por la Patria. De la acogida que le haga á su llegada al Batallón, depende á menudo el éxito de la obra. Es menester ante todo desengañarlos y hacer desaparecer esa preocupación que muchos traen todavía al llegar al cuartel, de creer que en sus superiores no encontrarán sino seres díscolos que no conocen más que la consigna y que son incapaces de la menor benevolencia. ¿ Qué debe decir entonces á estos jóvenes que están bajo sus órdenes y van á pasar con él uno, dos y tres años ? Les dirá que deben observar buena conducta, que deben con­siderar el cuartel, no como un lugar de detención, como una casa de corrección, sino como un lugar de reunión donde van á cono­cerse, á hacerse ~olidarios los unos de los otros, á servirse de sus brazos para defender su país. Les dirá que el cuartel y el servicio es la deuda que es nece­sario pagar á la Patria, es la obediencia á las leyes, es el deber, y que es necesario que un buen ciudadano, un buen soldado, cumpla con su deber sin murmurar, á fin de que vuelvan á sus hogares con la satisfacción del deber cumplido, sin que la más ligera sombra deje· un punto negro en el recuerdo de los años pasados bajo el uniforme militar. Les dirá que hay en la profesión ligeras desazones en las cua­les es necesario no fijar la atención, que todas las clases los quieren bien, y que, si algunas veces éstas no los atienden, es debido á ellos mismos, que las obligan á esta desatención; á ellos, que toman Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MlLlTAR 199 poco empeño, que pierden demasiado pronto la instrucción que se les ha dado, y á lo cual es necesario atribuír esos arranques de có­lera, esas palabras impropias que hacen creer que la clase es un can­cerbero, un hombre mal educado, cuando no es más que un servi­dor modesto pero celoso de la Patria. Muchos reclutas llegan al Batallón con la idea de que el _ Capitán no podía ser sino una fiera. Su pey_ueño discurso hará desaparecer las prevenciones que te­nían contra él; en vez de un ogro, no verán más que un hombre, un jefe benévolo, en el cual el sentimiento del deber está fuerte­mente arraigado y que parece que personifica su propia familia. De este modo los habrá conquistado, y de este conquista de los primeros días dependerá la confianza que un jefe debe en todo tiempo saber inspirar á sus soldados, confianza que le permitirá ob­tener todo lo que desee de estos jóvenes, cuyo corazón es accesible a los mejores, á los más n@b]es sentimientos. Adquirido este primer resultado, el Capitán debe estudiar, para no perder estos frutos. Su lenguaje siempre debe ser correcto, reservado; su actitud delante de los soldados debe estar exenta de todo reproche. Debe saber, egún el caso, dar una recompensa á uno, hacer un reproche á otro. Es necesario que jamás, en sus labios ó en sus gestos, el sol­dado pueda recoger ó sorprender una palabra, un gesto de reproche sobre la manera de ser de sus su~eriores. Si el Capitán, que está mas inmediatamente en contacto con el soldado, se muestra respetuoso de la autoridad, sus subordinados Jo serán también, porque tienen fijos los ojos en él y obran se­gún él. Cuanto dice, cuanto hace es comentado é imitado. Si lo que dice y lo que hace es siempre dictado por el senti­miento de la más exacta disciplina, todo lo que está más abajo que él, será disciplinado y por consiguiente manejable, dócil y entera­mente á su disposición. Si, por otra parte, ha sabido precaverse contra otra tirantez que impide que se acerquen á él sin temor, sin esa incomodidad que paraliza la palabra y hace grotesca la actitud, será un jefe que­rido de sus soldados, capaz de inspirarles esos entusiasmos que for­man los héroes. Si se comienza bajo estos auspicios y se prosigue en el mismo orden de ideas, la educación de los reclutas se hará fácilmente. Serán todo ojos, todo oídos á las explicaciones que les den sus clases, porque saben que éstas no obran sino por el Capitán, del cual son los agentes. Pondrán en el cumplimiento de sus deberes de soldados toda la buena voluntad de que son capaces. Progresiva­mente, sin esfuerzo, se verá á estos jóvenes llegados al cuartel Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 200 BOLETÍN MILITAR como campesinos, obreros y burgueses, hacerse soldados buenos ser­vidores y tomar los aires dignos de un granadero de otros tiempos. El Capitán les ha dicho que deben estar orgullosos de su uni­forme. Miradles durante un día de revista. Se yerguen, y bajo el ke­. pis sus juveniles cabezas tienen esos reflejos que hacen pensar en los valientes veteranos de Austerlitz y Marengo. A mc:nudo, cuando vive má~ particularmente en medio de sus soldados, en las maniobras y sobre todo en campaña, es necesario dar ejemplo, no mostrando que está en la abundancia, cuando aque­llos que están bajo sus órdenes se encuentren en la miseria. Si el soldado le ve comer el mismo pan que él, soportar las mismas pri­vaciones, aceptará sin murmurar los sacrificios que se le exijan y
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 71

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 91

Por: | Fecha: 18/03/1899

Bogotá, Marzo 1 8 de 1 899 NUM. 9l ---··~--- ORGA O DEL MINI TERIO DE G ERR Y DEL EJERCITO ---··~--- DrucToR AD-KONOREM, FRANCISCO J. VERGARA Y V. Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros ~~~~~~ ~~~~~~~~~~~~o~~~~~~~~~~~~~~Q~~~~~~~~~~~~~~~~9.~~~~~~~~~~ Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República ~~~~~~~~~~~~~~0066~~60006 ~~~~~~0~6~~~~~6~~ ~~~~~~6~~~~~~~~~~ ccr N n ~·r L ---···-- A la inversa de lo geólogos que estudian hoy el pasado e la tierra á la luz que proyectan lo fenómenos actuale , aftr­mando que entre éstos y los de épocas anterior , apena hay di­fe- rencia de intensidad; los oldado estudian el valor militar del terreno á la luz que arrojan sobre el las camp iia cutnplid~s en tiempos pasados y, comparando la obra de lo capitane celebre con la de los guerrer s adocenados, deducen lo' pri 1cipio fund - mencale que rigen la utiliLacion del relieve de una com rca p r acrecentar las pro pi fuerza , csq ui var op r tuna 1en te lo golpe del contrario y, por último, arrebatar; e'te la victori . Consideran hoy, pues, la grandes autoridades Jel ramo, como e ·tu dio de capital importancia, el de la hist ria militar, y los oldaJo y aun los publici ta de la nacionc · civilizada trabajan con interes ere ience en labor tan ardua, habiendo e nseguido a la fecha grandtsimo re ultados. 1\las, si apartando lo o·o, de aque llo pat es ... lo volverno al nuc tro, tenemo que hacer la doloro. afir ­rnaciun de que l Republica carece por completo d una Hi tori11 milit(/r, no pudiendo ervir al ejercito ni aun de auxiliar en u tart:a lo relato de guerra y carnpaila que se ·ncucn tr·tn en l. s obra de f-1 i toria gcrH:r 1, p r -cuant su· aut r · ) no prco up - n­do ·e en primer término de la materi , ni le dier n la exten-,ion dcbiJa, ni t•on ignaron dct lle e enciale· en el a unto, ni pudier n emitir ju t. opinionc obre lo. plane de lo jefe de tropa , por-lo conocer á fondo el tecnici mo mili car. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 114 BOL'ETÍ MILITAR El campo stá virgen, por decirlo a í : á la historia resumen­ó extracto de boletines ó simple apología ó catilinaria en pro ó en contra de e te jefe, escrita al calor de simpatías ó antipatías de es­cuela política, cuando no por móviles menos generosos, es tiempo se su tituya el relato fiel, completo y debidamente analizado de las ope racione militares que de un modo ú otro interesan al Ejercito de Colombia, en vista de los documentos y archivos, pu­blicados ta demuestran que en las órde­nes y disposiciones equivocadas del jefe los subalternos leyeron lo contrario, pues estaban escritas de suerte que produjeran tan ma­ravilloso resultado. Y es de advertir que quien n0 Jlama á la cabecera de un en­fermo un abogado en ''ez de un médico, ni confía la defensa de sus pleitos á un matemático, ni ~oJera que el lego en pintura juz­gue á Rafael ó á Velásquez, no halla inc:onveniente en escnbir sobre a untos militares, condenando ó absolviendo ex-cátedra á Aníbal ó Napoleón, aun cuando no entienda una palabra en la materia y nunca haya lidiado soldado dentro del cuartel. Por lo dicho es fácil que incurra en errores ha ta un sol­dado si escribe años después de una campaña ruuerdos sin otra base que la metnori~, ó los boletines del tiempo, en especial si por no ser jefe no estuvo en ciertas intimidade del uartel gene­ral ó no busco en lo archivos los documentos que relatan los hechos tales como pa aron, pues todos ~aben que n1ientras truena el cañon y su ·na el clarín, al público no olatnente no se dice todo lo ucedido, pero ni aun se le comunica totla la verdad de lo he­chos de que e le tia cuenta. Ejemplo de lo que antecerle es la campaña de A racucho, digna de e tudio por mil razones, pero de la cual en manos del publico sólo existen rel tos fantá ti o en parte, hermo as piezas literarias si se quiere, pero no hi tvria digna de tal nombre, con­f<., rme lo pruebe la siguiente pieza que e ("llcuentra inserta en las MemiJrias de 0' Leary : "Cotno el combate de l\llatará suscitó- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN HILIT A.R. 115 discu iones entre los jefes, el General O Leary, por medio dei General Salom pidió datos al Gt:"neral Jacinto Lara, quien contestó lo iguiente : ia 1 Precisamente el plan de apoleon presuponía hacer le­vantar el itio de Genova, de suerte que si Massena re i ·te cinco día m · s, se habna al vado : y tan es a í, que al capitular no e le exigió al ejército que mandaba la trivial condición de que no to­mara parte contra Austria en el re ro de la campaña. El autor france olvidó la relacione de ti mpo y espacio, y por odio al Emperador e tampó un juicio que no ocurrió nunca ni aun á los escritores enemigo , como puede verse en la rec·ente obra del Coronel Conde de Wa tenaburg (alemán), titulada : Tapoleon J~ de Ejércit'J. rande e , pues, el campo de labor que e abre ante los Ofi­ciales del Ejcrcit colombiano, los cuales sólo con el simple tra­bajo de cotejar lo historiadores con los documentos de la época y con revi ar fecha , hora y números, habrán hecho buena obra como que sin ella no e posible escribir correctamente la hi toria militar del país, premiosa necesidad para la in trucción del ejército, siendo de advertir que ha ta la fecha ningun pa1s de la América latina ha llevado " cabo tan importante trabajo. La historia militar d 1 p ís, lo repetimo , e una necesidad premio y á ella pueden contribuír también los militares colom­bianos evocando su recuerdos p ra precisar en la últimas cam­paña la fecha , las hora , las cifra , lo nombre geográficos, lo cual pueden hacer sin ofen a para nadie y con ventajas para todos. Ya que no podrá nunca escribirse nue trd hi toria militar con la precisi n de detalle que el sunto de-nanda hoy día, y de lo cual es modelo admirable la Hi toria de la guerra Franco-alemana en x87o - 187 t por el E . M . Alemán,~ lo menos debemos procurar escribir la de nuestra guerr s, expurgada de clásico errores. --···,_ ( C'luti nuá) A juzgar por la conducta de Jo oficiales q te seguían mi eJemplo, y por Ja disciplina de todo el ejercito, impo ible hubie­- ra sido apercibirse uno, de que estábamo en paí enemigo, en donde poco tiempo hacía que habían ido sacrificados nuestros má virtuosos compatriotas. Arregló ft el gobiern de la isla. Dej da que fue la guarni­ción nece aria para su defensa y seguridad, y daJa todas las ór­denes para la tranquilid d interior y para cic trizar la ll;iga biertas por e) furor revolucionario, me encaminé con el ejérci­to á Cumaná y Barcelona, para reconocer el pai's y re tableccr el orden, que no existía, á causa de una de 1~ más angrientas <;ampañas que hayan afligido á Venezuela . Nunca perdí de i - a que la conducta del ejército debía devolver la confianza al pue- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. J.20 B OLETÍN MILIT.AR b]o y el crédito al gobierno español, crédito perdido por las exac­ciones de algunos mandatarios y por las intrigas y sugestiones de jefes y agentes de la revolución . Las proclamas que di en esta· provincia ate tiguan de manera inequívoca, cuáles eran n is de­seos y mis medidas para devolver la paz . Orden dd día, expedida por D . Pablo MorillA, Mariscal de campo de los cjercitos reale.s, Capitán Grncral de la.s Provincias de f?uuz.uela, G nu a 1 en Jefe del Eje ·rcito cxpt'dicionario, ''Hago aber al ejercito que, cualquiera que e encuentre á más de un cuarto de legua de las ciudades ó aldea sin permi-o de sus Jefes, será pasado por las armas. El que e encuentre á menor distancia, in que pueda comprvbar el objeto que le lle­vaba, erá taatado como ospecho o y, la pena, que aun en estt caso podrá er la de muerte, e establecerá con forme al ca o q u .e trate . Al agricultor que f~cilite la huída á Jos individuo com-rendidos en los ca os anteriore , e le considtrara como com­plice, y ujeto ' la mi mas pena . ''En consecuen ia, ordeno a los Jefes de Jos diferentes cuer­pos que publiquen inmediatamente la presente decisión, con toda la solemnidad posiblt-, y que repitan á menudo la lectura, hasta en los hospitales militares, á fin de que nadie pueda alegar ignorancia, y que el castigo caiga con justicia sobre los infrac­tores. tra clase de relaciones queJas que eran indi pensables para conci­liar las necesidades del ejército con la prosperidad y biene tar de los pueblos.-( Continuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 124 BOLETÍN MILITAR EFECTIVO DE LOS .EJERCITOS Alemania . . . . . . . . . . ......... Francos A u tria Hungría.. . . . . . . . . . . . . . . .. . Inglaterra . . ...................... . 1<. usi a ..............••........ · · - Francia . . . . . . . . ................ . E s paña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • .. Italia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Grecia ........................... . S c r-.ia . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . , . Suecia y N o ruega ............ . .... . S tiza ........... . .............. . 'rurquía . ............. . ..........• Países B j'>S. • .••.•.....•.......... P Jrtuga ] . . . . . . . .... R umanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . Bélgica . . . . . . . . .............. . Dtnan1arca . . . . . . . . . . . . . . . ..... . Bulgaria.. . . . . . . . . . . . . . . . . ..... . Total .. . . . ........ Franco 877. 70J, 503 7 5 f81.229,292 so 1 ,oJ 9-896,8oo 798·73+.732 88o.¡ r ,670 I6J.6)9,J22 340.000,000 23-345,799 1 +· l I 5·393 46·4-11,T51 75 20 200 8+9 175·456,738 JO fO.ooo,ooo 4+·467,425 ++·+70,3 55 73-.tt-28,375 2 3 · 1 5o, 57 9 8 9 22.104,000 El efectivo del ejército de esas naciones en tiempo de paz es e siguiente: Alemania : soldados y clases, 55 7,44-6 ; oficiales y jefe$, 21,088_ A u tria Hungría : soldados y clases, 3 34-1 r 4 ; O'ficiales y jefes~ 2'h583. Rusia : soldados, 86o,ooo ; oficiales y jefes, 36,ooo. Sen·ia·: soldados, 2 T ,ooo ; oficia! es y jefes, J, 24-8. Suecia y oruega: soldado, 38,976; oficiales y jefe ·, '·9S3· Inglaterra: oldddos, 226,363 ; cAiciales y jefes, ro,+23. E paña : 128,18 3 hombres. Francia : soldados, 5+0,4-20; oficiales y jefes, 28,157. Grecia : soldados, 24,453 ; oficiale y jefes, I 88o. Italia : soldados, oe4 1, 1 51 ; oficiale · y jefes, r •b4-3 J (no compren-didas las tropas de Afric ). Bélgica; soldados, 4-7,876 ; oficialc y jefes, 5,+26. Dinamarca : soldados, ro,oo6; oficiales y jefes, 7 51. Turquía : 3 so,ooo hombres. Paíse Bajos: soldados, 26,972; oficiales y jefes, t88z. Portugal : 3 2,62 S hombres. Rumanfa : soldados, 5+.44-S ; oficiales y jefes, 3269. Bulgaria : soldados, 4-3,234; oficiales y jefes, z,8o¡. Es decir, tres y medio millones de soldados con uno ciento oehen ta y do mil jefes y oficiales, 6 sea uno de los últimos por cada die7. y nueve de los primeros El gasto que demanda cada día un individuo, sea jefe, oficial 6 soldado, asciende, pues, á 7 S centavo (oro) por tér­mino medio. En Colombia este promedio apenas alcanza á "' r-40 e papel moneda. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILl'l.'A..R 125 Ll'I'ER TU PERECRit-: CtÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET (Cr,nlh/Íta del 11ÍI11uro f 8). Despucs de almorzar en el convento, volvimos á continuar nu.e tra excur ión para recorrer todo el Monte Sión, que guard tambien su numero de recuerdo hi tórico . Para conocer todos los lugares de la Pa ión era preci o vi itar la ca a de Anás, el gran acerdote, y la pequeña sala en donde Jesucri to fue abofeteado por un criado. Esta es hoy una igle ia griega, lo mi mo que la celda en donde Je ús pa ó alguna horas,cn ca a de Caifás, la noche fen que le prendieron . wl - lejos, el gran convento de lo armenio católicos nos abrió tambi n su puerta , y no' hiLo ver u magnt­fica capilla, tan rica en mo aico de mármol y en embutidos de nácar; allí se venera el lugar en donde fue decapitado antiago el Mayor. El patriarca armenio ocupa n e te convento un aparta­mene completamente de príncipe; pedímos que se no diese oca-ión de ofrecerle nuestros homenaje , y no recibió con gran ce­remonia. Era un señor grande y muy viejo, de ochenta y dos años de edad, y muy querido de u correligionarios. Jgunos dta des­pues dt: nuestro tr n ito por Jerusalen, enferm ' y murió n poca~ .horas; ast es que mi recuerdo no e refiere sino á una tumba. 1 atrave ar el cetncnteri católic , lleg mos á la mezquit que lo musulmane han levantado en 1 sitio de la tumba del Rey David. n edificio pegado á e ta tnczq ui ta enc:erra el Cenáculo n donde Je ucri .. to, en medio de sus doce postolc , in tituy la · ucari. tta la ví pera de su muerte. Es una ala grande, abovedada, ue debe haber ido recon truída varia vece de P'J de la muerte eJe ucri to ; la verdad e que ella evoca muy dulces recuerdos, y que sena muy de de carse que pertenecie e á lo latinos ; pero . al es la uerte de ca!>i todo los nto Lug re u detcntore no ignoran cuánto valen par a no otros, y si los guardan, i lo cie1 r n, e para obtener una pr pina de los que lo 'i itan. 11 negro fue quien no abri"' la ·ala de l Cena, y ·e quedó uy orprendido al ver qu no dcscubnmo al ~ntrar. ~rocJ hace contra te en Jeru lén. · noche, que caía rápidament ·, pud <>lo contener nuc tra curio id d int: tig. bl·. A la i de 1 arde comimo , lo mi tno quc el día ante , en el Con ulado de rancia. Lunes, 24 d~ Didanbrt·-'Tan luego como no lev. ntámo~, uimos al anto cpul ro a oir la rni a que por nuc tra intención Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 126 DOLN'J.'ÍN M.lLl'J.'A.R se iba á decir sobre la tumba del Salvador ; de nuevo vi si támos todos esos itios llenos de recuerdos conmovedores, que habíam0s recorrido la víspera. Repentinamente lo sonidos de un órgano ,jnieron á henr nue tro otdos: era la primera vez, desde nuestra salida de Francia, que oí mo e ta m u ica de igle ia ; comenzó por un preludio comple:tamente alegre, semejante á lo primeros aires de nuestros órgano en Fran ~ ia, y á poco pudimo contemplar á una novia que entraba á la igle ia, conducida al altar por su pa­dre: esa mu ica nos lJamaba tambien á un altar, al más divino entre todo , y las notas admir3bles que el instrumento esparcía bajo la diestra mano del habil organista, fraile de la ierra Santa, quedaron mucho tiempo grabadas en nue tros oídos, l mismo que la emoción que nos produjo y las lágrimas que nos hizo \'er­ter. Estábamo baj el rocío cele te que vivifica y regenera. Sólo. el celebrante y sus acólito tuvieron puesto en el Santo epulcro : no otro permanecimos arrodillado en la capilla del Angel. Cuando terminó la misa eran la ocho de la mañana, y el Cón­sul de Francia nos e peraba para ir á visitar la mezquita de Omar,. en compañía del cawás que ureiah-bajá había puesto á nuestras. órdenes. Era preciso una verdadera escolta para seguir impune­wente las htJellas consagradas por Mahoma, como que nos hallá­bamos en pre encía de una multitud de mu ulmanes que se admi­raban de que se nos diese entrada al anto de los antos. La célebre mezquita se levanta sobre e) monte Moriah, en donde debió cumplir e, egún los judío , el sacrificio de A braham, y en donde alomón construyó el templo que David, su padre, ha­bía proyectado en honor de Jehová. Todavía hoy lo judíos acuden á rezar allí, H>dos los viernes, sobre la ruinas de su templo, y es un e.,pectáculo que muestra la encilla fidelidad á sus tradiciones. Se llega á una va ta esplanada, en forma de paralelogramo, que tiene mil quinientos veinte pies de largo, sobre novecientos treinta de ancho. En medio está un segundo paralelogramo, ltvantado como e sa de quince pie , y rodeado de pórticos ó de pequeña con truc­ciones, en donde moran el Imán y lo guardia de esos lugare sa­grados: se sube a este alto atrio por bella escaleras que conduc<.:n cuatro magnJfic-a puerta oji,alc. La del norte e llam Put;rtn d~l PnraHo; la del ur, Pu rf<~ dt• la On1rion· la dd oriente, Puerta dt: David; 1 del occidente, Putc rfa dd 1ánplo. E en el centro dl: c .. tc atrio en donde e lc\'anta la mezquita, ?11 ha con trucción oc­t"' igona, cuyos muro e ·teriores e tan reve tidos d porcelana bar­ni ·L.adas y coronado por una cúpula de color br nccado. En el umbral del alto atrio t dos lo verdadero creyente se descalzan, y no otros, hereticos en cuanto á creencia mahome­tana , dtbíamo omcternos á la co tumbre, pero de una 1nanera que e conformaba mejor con nue tro traje de caballeros. Lo que pre­tende 1 ley mu ~ u]m na es que no e camine en la mezquita con el calzado que acaba de rec gcr b rro en la calles: cada uno de no - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLE~rf MILI T..lR 127 otro saco del bol illo un par de 1 rga pantufla , de cuero amarillo, que no pu irnos obre las bota , y el iman, que v la severamente por el cu m pli anier to de la tradicione religio a , e dec1 re> ~ a ti,(. - cho con e to. Primero n ~ detuvimo á la iz.qu1erd a de la mezquita bajo un ancho kio, c , de forma octagona con e lun1na .. , v u a pequcÍla cupula e t o tenida en el interior por una n1uy bell arm dura. Aque fue, cgun dic~n, d tn bunal de lomon, pe ro no, presu­ramos "' iladir que e: to solo se afirma por tradicion. ~n seguida penetramos la mezquita por un ,.e t1 bulo de ei e lumna : una cJaridad apena perceptible ilumina 1 interior. !)os fila .. de bellaos columa .. se extienden en contorno y o ttenen la cúpula, bajo la cual e t ' el principal antuario, la roca, lnpi· pt:rtusus, que forma­ba en otro ti mpo el s nto de los anto del templo de alomon: e · un bloque inmenso que Salomon conservo inra to cuando el hizo nivelar el monte íoriah, para con truír allá su templo: el arca santa e taba depo itada encima, y un gran velo, el mi moque e de garro cuando el alvador lanzó el último su. piro en el calvario, separaba el arca y la roca del re to del templo. ~~ gran sacerdote no penetraba en el santo de los santos in una vez al año. La roca atrave ada, ó rot:a S"!parada (con ambos nombres la co­nocen), mide treinta pies de l rgo obre otro tantos de ancho; 1 atraviesa un pozo que lvs musulmanes llaman el pozo de lé:1 almas~ y para que no per uadamo de que es roca eparada y que no for­ma parte del uelo no mue tran debajo de ella una gruta á la cua e baja por una e caJerita de diez peldaños y en donde están mar­cados lo itio que IJí ocuparon ucesivamente todo lo grande_ profeta : aqu1 vino a orar Salomón; y oró Elías· en este ángulo e mantu o el ángel Gabriel; e te cuarto rinconera el itio de Abra­ham; pero vuelvo repetirlo, todo esto no es in o tradicion. V 1- vamos al a pecto interior de la mezquita: una verja levantada ro­dea la roca agrada y oJ pasando lo brazo por entre u barrote dorados c . como e puede tocar con la mano la hu lla que dej "' o-bre la picdr. el pie del profet iahoma cuando e alz ' á los cielo - 'O deberí decir u par 1so· y al 1 do, otra huella que se dice ser la del ángel Gabrid cuand el detuvo la roe que S levant, b el lo cielos con M homa.- Preci o no fut es cucha r e t a hi toria · in de 1 me7quita e encuentra 1 pit::dra negra, loza pcqucñ , e mo de do pie , incru tada ·n el p •imento: alli dicen que c_t ntcrr. Jo Salatnon, y e ..... donde acuden .... rez r lo profc ­t, . 'l'od la b ' vctla que ubre la d fila de e lumn qut: (; rm a n dos na\'e , est ""' cubiert le mosai o , en fondo de or , e e: til igual á losque e admiran en an .~.ia•·co de Venecia. El interior de la cúpula e r:·ricamcnte ad rn.1do de rnaderas esculpida, de rabc co ) de texto del Cor " n, trazada en letra') de or . 1 oda la· olu na son de m ·rn1ol antiguo y de orden orinti . El conjunto forma Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 128 BOLETÍN MlLI'l'AB desde el punto de vista del arte y del dibujo, el monumento más curioso de Jerusalén, pero sin embargo, aquello no era el fin del viaje que habíamos emprendido. Belén queda á dos horas, todo lo más de Jerusalén; -allí llc:-­gamos como á las tres de la tarde. Toda la población estaba ya de fiesta; esperaban al patriarca, al cónsul de Francia y á los bajaes. Belén cuenta 3,000 habitantes, de los que 2,500 son cató­licos. Los bajaes y el cónsul de Francia llegaron; sólo el patriar­ca no acudió á causa de un conflicto por una cuestión de policía en los Santos Lugares. El año pasado, la víspera de Navidad, hubo desórdenes en la iglesia de Belén: los católicos latinos fueron de­rrotados por los griegos y por los turcos, y no bastó la presencia del cónsul de .Francia á impedir el desorden. Para evitar Ja repeti­ción de escenas tan lamentables, el señor Barrere solicitó una com­pañía de soldados turcos en Belén durante las ceremonias reli­giosas. El p'ltriarca rechazó enérgicamente esta intervención de soldados musulmanes cerca de la cuna de la religión católica; el cón­sul se mantuvo firme, y Monseñor Valerga, que no podía dejar de protestar, dt=>claró entonces que no iría á Belén. Perdfamos allí por esto el espectáculo de la pompa religiosa de que rodean al patriarca. Sin ser guiados por la estrella de los Pastores, fuimos á des­montarnos delante de la grande iglesia que se levanta hoy enci­ma del pesebre del Salvador. El convento de los griegos y de los armenios está á la derecha de la iglesia, y presenta una fachada magnífica; el convento de los Padres de la 'rierra Santa está a la izquierda, en el declive del valleci ro, y tiene apariencia m u y mez­quina. Los religiosos de Jerusalen nos habían hecho preparar alh, de antemano, una hospitalidad muy confortable. La iglesia es una magnífica ha ílica de cinco naves, Hena de recuerdos franceses : varios reyes de Jerusalén fueron á e e lugar á hacerse consagrar. Construída por orden de Santa Elena,agrandada t;Jl el reinado de J ustiniano, restaurada en tiempo de las Cruza­da por A maury 1, permaneció iendo posesion exclusiva de los católico la ti nos ha ta el año 1 449· Des pues cayó en poder de los griegos, quienes, encontrándola mu;' grande para el pequeño número de correligionarios que tienen en Be len, destinaron tan sólo el cor para el ejercicio de su culto, y l epararon dt! la nave por una gran pared. La nave se torno entonces en un bazar mu-ulm: n ; no tiene bu veda y deja ver la magn 1 fica armazon que :,o tiene el techo. La igle ia parroquial rie los católic latino de Bcíén, es la gran capilla de Santa C talina, enclavada en la cons­trucciones Jel convento de los Patlres de ' íerr. S. nt . Alll sera en donde e celebra el oficio nocturno que nos ha atraído .• (C'Jntinuará) --···-- BOGOT -IMPREN ACIO AL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 77

Por: | Fecha: 30/11/1898

Año 11 Bogotá., NoTiembre SO de 1898. NÚJDero 'r1 BOLETIN MILITAR __ ..,.. . ..,_ __ ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO ----4-· ...... -- Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódico todos los Jeft t y Oficiales del Ejército de la República. ·-···-··-··· .. -··-··· .. ··········-···-·············-···························-·-····-··-········-····""""············--·- MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NÚMERO ... DE 1898 (14 DE NOVIEMBRE) aobre el modo de adquirir veatuario, medicinas y demás objetoa necesario• para el aeni· cio del Ejército, y sobre tranaportea. El Presidmte de la República Teniendo en cuenta el artículo 1538 del Código Fiscal, y con el fin de uniformar la manera de celebrar ciertos contratos para buscar la mayor economía posible en beneficio del Tesoro público y facilitar la Contabilidad militar, DECR.ETA: Art. 1.0 El vestuario que se necesite para el Ejército se construirá únicamente en la capital de la República, en los talle,. res de la Sociedad de San Vicente de Paúl, conforme á los contra­tos con ella celebrados. Si la Sociedad no alcanzare á producir todo el necesario, el que falte se adquirirá pidiéndolo directamente á alguna de los casas fabricantes de E u ropa. §. Lo dispuesto anteriormente no obsta para que, cuando el Gobierno lo tenga por conveniente, consultando la economía de los transportes á los Departamentos más lejanos de la Capital, pueda autorizar á los Gobernadores de esos Departamentos para contratar en licitación pública y con observancia de las demás dis­posiciones pertinentes del Código Fiscal, la construcción del t¡ue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 282 BOLETÍN 1\IILI'.rAR se necesite para las tropas acantonadas en éstos. En este caso di­chos empleados observarán las prescripciones determinadas en el artfculo 5.0 del Decreto número 232 de 1896 (de 19 de Junio). Art. 2.0 Las medicinas y demás objetos ó enseres necesarios para el servicio de la tropa y de los cuarteles, se obtendrán fuera de la capital de la Repu blica, por medio de contratos celebrados por los Gobernadores ó sus Agentes en las Provincias ó Munici­piog. Para la celebración de estos contratos se observarán las for­m ·aiidades prescritas en el Código .Fiscal, y deben ser sometidos con esas diligencias, a la censura del Gobierno antes de llevarse á efecto. §. En las medicinas de que se trata quedan comprendidas tanto las de los militares que van á los hospitales como las de los que no van á ellos, p~ ... r ser leve su enfermedad. En este último caso, las cuentas q11e presente el contratista serán visadas por el médico del Cuerpo, y donde no exista este empleado, por el respectivo Comandante, fuera de los comprobantes del caso, Art. 3. 0 Los transportes de elementos de guerra se harán por contrato privado, uando el valor de éste no exceda de $ 8oo, y los transportes de vestuario y otros artículos para el servicio del Ejército, se harán en licitación pública, sin perjuicio de lo que el Código Fiscal preceptúa. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 14 de Noviembre de 1898. MAl',TUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PÉDRO ANTONIO M OLIN A DECRETO NUMERO..... DE 1898 (1 5 DE NOVIEMBRE) que reduce el personal del vapor de guerra " Hércults. ' El Presidente de la República CONSIDERANDO : 1.0 ~e próximamente llegarán á Barranquilla los materia­les y el casco de acero pedidos al Exterior para reformar el vapor de guerra Hércules ; 2.0 Que mientras duren los trabajos de reforma es innecesa­ria la mayor parte de los empleados y tripulación del citado buque, según conceptG del Comandante General de la 2.• División ; y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'i.N MILITAR 283 3. 0 Que el costo del personal no necesario gravaría infruc­tuosamente al Tesoro, DECRETA : Artículo único. Redúcese el personal del vapor de guerra ''Hércules" á los empleados siguientes : el primer Comandante, el primer Ingeniero y el Contador. §. El Comandante General de la 2! División queda encarga­do de hacer cumplir este Decreto tan pronto como llegue á su conocimiento. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 15 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLIN A INFORME DE LOS INSTRUCTORES CIVILES DE LOS BATALLONES "SUCRE11 Y "GRANADEROS', NUMEROS 7 Y 8 Rtpública de Colombia-Ejército Nacional-Comandancia gmeral dt la 1.• División-Número 7,869-Bogotá, 24 de Noviembre dt 1898. Señor General Jefe de Estado Mayor general Para vuestro conocimiento y fine · consiguientes tengo el honor de transcribiros los informes rendidos por los institutores ci­viles de los batallones Sucre y Granaderos números 7. 0 y 8.0 , res­pectivamente: "República de Colombia- Ejército permanente-l.• División-3.• Brigada-Instrucción civil- Batallón 7. 0 de Sucre-Tunja, 31 de Octubre de 1898. " Señor General Jefe de Estado Mayor de la Brigada. "Me es honroso presentaros el informe sobre Instrucción civil dada en el mes que h0y termina al batallón Sucre, y la cual se halla á mi cargo. "Sección superior : Lectura en libro y Escritura en papel. Aritmética, clase en la cual se enseñan las operaciones con los nú­meros decimales, y Urbanidad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 284 BOLETÍN MILITAR "Sección media: Formación de las sílabas con las conso­nantes G, T, K y L, y su escritura en el tablero; Urbanidad. "Sección inferior: Estudio y escritura del Alfabeto; U rba­nidad. "En atención á la absoluta escasez de útiles, la instrucción se hace demasiado difícil y lenta. "Soy vuestro atento servidor, "L. Currea." '' Sogamoso, Octubre 31 de I 898 11 Señor General pr imer Jeíe. ''De conformidad como se ha dado la instrucción á la tropa, tengo el honor de rendiros el informe como sigue : "Sección superior : Aritmética, resolución de problemas de regla de partición. Gramática, sintaxis del verbo. Ortografía y ejercicios con las reglas de la V. Lectura corriente en libro. Es­critura de frases en papel. "Sección media: Aritmética, ejercicios con las cuatro ope­raciones de números enteros. Gramática, ejercicios de conjuga­ción con verbos regulares. Lectura en libro. Escritura de frases en el tablero. "Sección inferior : Lectura de palabras y frases cortas en el tablero. Aritmética, lectura de guarismos. Escritura de palabras en el tablero. "Dios guarde á usted. Dios os guarde. " Alipio HDsa M." RAFAEL ORTIZ DE LA ARTILLERIA DE CAMP AftA ! N e O M. B I N A e I Ó N e O N L A S O T R A S A R M A. S (Continuación) Como la del ejército· enemigo desempeñará también este servicio, es claro -1_ue del deseo de ambos ejércitos de llenar esta misión, resultarán ya desde el principio de una campaña con1bates de caballería grandes y pequeños, y de mayor ó menor interés. Esta misión es de una importancia sumamente capital para las operaciones en grand~ de la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILITAR 285 guerra. El temor de que la caballería, al llenar su cometi­do, sufra perdidas de consideración, al principiar la campa­ña, y aun quedar anulada parte de ella, debe posponerse á la magnitud de los servicios que rinda al cumplir la misión que está llamada á desempeñar en los grandes ejércitos. Pero para que de ]a caballería así aislada, obrando en grandes masas, puedei sacarse el mayor partido posible, es principio generalmente admitido por todos, que debe ser apoyada por la artillería, pues siempre se ha visto en los casos decisivos la utilidad de que dicha arma lleve artillería á caballo en la proporción conveniente; la consideración de que esta artilJería pueda hacer más lentos y pesados Jos mo­vimientos de la caballería, ha impedido dotar de más de tres baterías á una división de caballería. Tres baterías á caballo están en perfectas condiciones de apoyar con sus fuegos á una división de caballería; además, este número corresponde n1uy bien á la constitución de una división de caballería en tres brigadas, que generalmente ha sido adop­tada de una manera definitiva. Cuando tenga que operar aisladamente, es muy con­veniente agregarle una batería de á caballo, y en algunas circunstancias es de absoluta necesidad, como por ejemplo, en desfiladeros, bosques, grandes cortaduras del terreno, etc., no podría maniobrar con todo el desembarazo que se­ría de desear, ni siquiera al frente de pequeñas subdivisio­nes de infantería, si la batería de á caballo no tuviera en jaque á aquélla y á respetable distancia. Aun cuando la caballería, por falta de artillería, quisiera hacer uso de sus armas de fuego, tan perfeccionadas en el día, haremos notar que á la infantería en el ataque de las posiciones·, le cuesta grandes sacrificios si la artillería no ha preparado conve­nientemente y de antemano e:,te ataque, con mayor razón la caballería, por su manera de ser, necesita ser ap~yada eficazmente por la artillería. De esta necesidad y de la de tener que emplear lo más pronto posible las bocas de fuego para sostener el despliegue de Jos escuadrones, se hace pre­ciso colocar la artillería cerca de la vanguardia; si ésta se compone de una brigada, se la colocará á la cola; si la van­guardia no es más que de un regimiento, se la agregará una batería, yendo las demás detrás del primer regimiento del grueso. En una brigada marchando aisladamente se puede Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 286 BOLETÍN MILI'l'AR colocar la artillería en el centro de ella, no siendo conve­niente, por regla general, colocarla más á vanguardia, por­que los destacamentos de los reconocimientos del enemigo son demasiado pequeños y muy movibles, y pudiéndose ocultar á menudo en las desigualdades del terreno, no vale la pena de regular el tiro, lo que casi siempre exige algún tiempo; y el deseo de sostener esta artillería. distrae una fuerza grande de su objeto propio, cual es reconocer el te­rreno, la situación y número del enen1igo, y si no se la da este sostén, la batería ó baterías están en peligro; además, estas baterías tendrán cubierto su frente por los escuadro­nes que marchan hacia adelante para obligar así al enemi­go á que muestre sus fuerzas ó gran parte de ellas. Sola­mente en el caso de que el enemigo disponga de poca ca­balJería y que ésta sea mala y se presente en formaciones defectuosas, se puede admitir el colocar la artillería más á vanguardia. En la di visión de caballería las tres baterías anexas á ella, en principio se colocarán cerca de la vanguardia, y si ésta es de una brigada, marcharán inmediatamente á su re· taguardia. Estas tres baterías estarán siempre bajo el mando de un solo jete que asegure su unidad de acción en el com­bate, para lo cual estará en constante comunicación con el jefe de la división, para conocer su plan y recibir sus órdenes para el empleo que ha de dar á su arma : tan pronto como las tres baterías rompan el fuego, lo mandará en persona, conservando sien1pre una íntima ligazón con el comandan­te en jefe, por medio do un oficial ; aun cuando estas bate­rías tengan que rrasladarse más á vanguardia, conviene mu­cho que su unidad de acción no se rompa y que todas ellas tengan un objeto común, y nunca se batan aisladamente ; procurará siempre el jefe de la artillería estar enterado de los planes ulteriores del comandante de la división para que con arreglo á ellos pueda obrar y sacar el mejor partido de sus bocas de fuego. El empleo de la artillería á caballo es esencial y de un uso muy frecuente en el ataque de un1. di visión de caballería aislada, y debe arreglar su conducta según el ca­rácter del combate y la constitución del enemigo. Con res­p~ cto al combate se debe considerar ante todo si es un Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILITAR 287 mero encuentro, ó si se quiere llevar aquél hasta el extremo, ó si no es n1ás que una diversión, ó si se quiere ganar t_iem­po únicamente sosteniendo un con1bate lento y pausado, y por último, si el ataque puede hacerse por sorpr~sa ó no ; con respecto al enemigo, debe tenerse en cuenta su dispo­sición y nún1ero y la combinación de las diferentes armas. (Continuará) ----·48-~- EJ~MPLOS Y ENSE1\t AN~AS PARA EL EJERCITO EL CABO CASTELLANOS En la Mayoría del Batallón número r .0 del Ejército de )a Confederación Granadina se encontró una filiación que <:lecía así: " Batallón de Infantería ligera-3.• ~ompañía. ''Filiación de José Castellanos : hijo natural de Ana Caste­llanos, natural de la Villa de Leiva, su edatl diez y ocho años, su oficio albañil, su estado soltero, su estatura ciento sesenta y un centímetros. Sus señales : pelo castaño, frente regular, pocas ce­jas, ojos . negros, nariz algo chata, color blanco, picado de viruela. Se enganchó voluntariamente par.a servir en el ejército por el tér­mino de un año, en Bogot::í, á 22 de .:.\1arzo de 18 58." Esta filiación está suscrita por el encargado del detall y dos testigos, y signada con una cruz, porque el cabo Castellanos no sabía escribir ; pero no imp~rta : la firma más honorabJe no hu­biera respondido mejor del cumplimiento de una promesa solemne que este signo imperfecto trazado por la dura mano de Castellanos. En poco tiempo las disposiciones marciales y el bello carácter de este labrador, lo convirtieron en el hijo mimado de los Jefes y Oficiale<> del Batallón : sus iguales también lo querían, porque era bueno é intachable para todos. Pero la estimación que sus jefes y camaradas tenían por él se aumentó prodigiosamente cuan­do descubrieron que á sus cualidades militares agregaba la de un amor filial extraordinario. Poco más de seis mt:ses hacía que se encoPtraba sirviendo cuando se presenta al Jefe del Cuerpo, haciendo en los términos más sencillo la siguiente solicitud : " Mi Comandante : de mis raciones he econon~izado y reunido cuarenta pesos, y esta suma me basta para cercar el solar de b casa de mi madre, porque la pobre está m u y mal con ese solar así ; necesito una licencia de veinte días para ir á Leiva." Concedida la Ji .... acia fue á Leiva y contrató la construcción de la cerca por el dinero que llevaba; pero quedó sin recursos y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 288 BOLETÍN MILITAR no quería ser gravoso á su anciana madre durante los días de su visita: el contratista necesitaba un peón y Castellanos contrató con él sus servicios. El contratista no habría podido encontrar mejor peón para esa obra : Castellanos empleó los días de su li­cencia en trabajar para su madre y la socorrió con sus jornales. Desde entonces Castellanos concibió el designio de construír para su madre una casa más cómoda, y para esto acumulaba sus aho­rros, y no pensaba en otra cosa ni hablaba más que de su empresa ; pero esta empresa era más árdua que la primera, y la muerte, con toda su crueldad, vino á frustrarla. Llegó, en fin, la época de la última prueba del soldado. El Gobierno de Santander tremoló el estandarte de la rebelión, y Cas­tellanos, que era ya Cabo, marchó con su batallón á la campaña. En Vadorreal, límite del antiguo Estado de Santander, iba en la descubierta, que hizo alto allí, en donde encontró con una mala hora, cuyas consecuencias decidieron probablemente de su suerte. Con grande injusticia un Oficial de otro cuerpo lo maltrató de palabra y de obra : le dio de planazos, y el pundonoroso Cabo, fuera de sí, le tiró un sablazo, de que lo hirió en la cabeza. La falta era tan grave, el delito de tal manera contrario y perjudicial á la disciplina, que Castellanos se juzgaba por todos, y por él mismo, perdido. Los Jefes y Oficiales del 1.0 que l1egaron des­pués, sintieron la más profunda pena, y el batallón todo parecía de duelo. Algunos camaradas de Castellanos, desesperados, se apresuraron á aconsejarle la fuga, que ~llos podían facilitar, co­rriendo el peligro de la responsabilidad, como el único medio de escapar á una muerte segura. -" N ó, dijo Castellanos ; yo sé que deben fusilarme por esta falta ; que me fusilen ; moriré por una desgracia ; pero jamás, nunca me fusilarán por desertor al frente del ene~Pigo ; mi honor va en eso, y es enteramente inútil que ustedes me hablen de fuga ; no me deserto." Castellanos permaneció en su prisión. Bien sea porque este hermoso rasgo llegase á noticia del Ge­neral, bien porque la rapidez de la marcha hiciera difícil la reunión inmediata de un Consejo de Guerra, Castellanos siguió preso y desarmado, en la prevención de su Cuerpo, y guardando el más profundo silencio. Cuando el Ejército, comprometido todo en los peligrosos desfiladeros del Suratá, marchaba á paso redoblado para apoyar á todo trance la columna de vanguardia conducida por el General en Jefe en persona, Castellanos habló. Aprovechó el primer mo­mento en que se le presentó uno de Jos Jefes del C uerpo, y con gran resolución, y su acento habitual de franqueza, le dijo: -"Mi Comandante, un favor tengo que pedir á usted, y espero que no me lo negará, en atención á mi desgracia : que se me devuelva mi arma y se me ponga en la descubierta, siempre en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 289 la descubierta, y yo prometo portarme de tal modo, que me haga merecedor del perdón ó quede tendido en el campo." El Cabo Castellanos sabía cumplir su palabra, y esto lo sabían mejor que nadie los Jefes de su Cuerpo, que tan bien co­nocen á sus soldados ; el fusil le fue devuelto y él formó en la descubierta. Esto pasaba el día 29 de J u Ji o de 1 86o ; el 30, á las nueve y media de la mañana, después de envuelta la descubierta del ejérci­to, no obstante el valor del Oficial que la mandaba, un puñado de intrépidos soldados se oponen con heróico esfuerzo al enemigo para dar tiempo á que la División contramarche y evitar la sor­presa del ejército; de estos soldados unos mueren, como el valien­te Quiñones, y otros quedan en poder del enemigo, después de haber lidiado cuerpo á cuerpo con él : entre estos últimos se ha­llaba el más arrojado de todos, el Cabo Castellanos, á quien la suerte dej4ba todavía algún tiempo, corto, es verdad, pero bastan­te para que ejecutase nuevas acciones de lealtad. Cuando el ejército rebelde emprendió su retirada para el So­corro, nuestro General en Jefe se hallaba muy desorientado sobre su verdadero estado, z pesar de sus diligencias para averiguarlo ; pero el 4 de Agosto, en Piedecuesta, se presenta el Cabo Caste­llanos, que aprovechándose de la confusión producida por la reti­rada en el ejército rebelde, el 3 por la noche se fugó del Guaya­bal, llevándose consigo á varios de sus camaradas prisioneros, y dio al General informes sobre la fuerza, armamento, recursos, dis­ciplina y moral del enemigo, tan exactos como nunca se habían tenido en el Cuartel General, admirablemente exactos, según se comprobó después. Había observado con inteligencia todo lo im­portante y aplicado un sano criterio á sus observaciones. El Ge­neral, complacido de la acción y de la inteligencia del ex-prisio­nero, le mandó dar una gratificación pecuniaria ; el Cabo Caste­llanos la rehusó. ¡ Noble y singular desinterés en un hombre de su clase ! Ya la acrisolada lealtad de este soldado le había hecho acree­dor á un in~ulto; el General en Jefe se lo había hecho compren­der, y los Jefes y Oficiales del batallón á que pertenecía el Oficial agraviado habían ido en corporación á solicitarla del ciudadano Presidente de la República ; pero esto no era suficiente para el Cabo Castellanos: para expiar su delito él quería distinguirse mil veces. , Como se sabe, el día r6 de Agosto el Batallón número 1.0 fue destinado á obrar por la parte occidental del campamento ene­n. igo. Luégo que el Alférez Villoría, persiguiendo espontánea­mente una guerrilla enemiga, logró por obra de la casualidad ó de la fortuna que protegió su arrojo, coronar la ina~cesible roca del Oratorio con sólo once ó doce hombres, varia~ guerrillas recibie­ron orden de apoyarlo, y en una de éstas, en la que mandaba el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 290 BOLETÍN MILITAR Alférez Teófilo del Río, estaba el Cabo Castellanos. Ganada la altura, pasada la planicie inclinada, y rebasada la cerca de piedra en donde el enemigo se defendió algunos instantes, Castellanos se arrojó adelante de sus compañeros hasta confundirse con los ene­migos ; pero su última hora, su hora de gloria, si no fuera tan vana esta palabra, había sonado : allí cayó herido mortalmente. En este momento nota el enemigo que la vanguardia que le carga es de reducido número, al paso que nuestro campamento de la parte oriental estaba quieto, y vuelve súbitamente y en gran nú­mero sobre las guerrillas conducidas con demasiado ardor por Ofi­ciales jóvenes, arrojados y guapos, pero inexpertos : las primeras guerrillas fueron rechazadas, y ellas envolvieron en el rechazo á la segunda y á la tercera Jíne ,, que tuvieron que retroceder sesenta ó cien pasos por lo menos, para rehacerse al abrigo de la trinchera de piedra. . Veinte ó treinta minutos después se renovó la car~a, que coincidió con la del lado oriental, y entonces, al pasar el Coman­dante Trujillo por el sitio en que había caído Castellanos, lo encon­tró completamente desnudo : estaba sentado, con las rodillas entre los brazos, las manos trabadas, la cara sobre las rodillas, la fisono­mía lívida, verdadera imagen del dolor: los intestinos salían por la herida. El Comandante sintió tan herida el alma como aquel hijo suyo tenía el cuerpo, y se detuvo un instante buscando instinti­vamente algún socorro : lo llama, lo acaricia . . Castellanos, oyendo la voz querida de su Jefe, levanta la cabeza, reanímase su expresión ; su fisonomía cobra vida, y clavando en él sus ojos, l~! dice : -"Mi Comandante, atienda usted al enemigo, que es lo importante. Por mí no se afane. Aquí quedo bien." El Comandante obedeció. Al amanecer del día siguiente, entre varios cadáveres de amigos y enemigos que se veían tendidos en la casa del Oratorio, yacía el del Cabo Castellanos. U na cruz marca su sepulcro, como marcó su filiación. La última nota de este documento dice así : "Falleció el 16 de Agosto de r 86o, combatiendo heróicamente en el campo del Oratorio, después de haber sido ascendido por el ciudadano Gene­ral Emigdio Briceño á A.lférez 2.0 ".El encargado del detall, " Trujillo." En efecto: el General, en nombre del Gobierno, ofreció la charretera al moribundo Castellanos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILI'l'.A.R 291 GUSTAVO ADOLFO Y TURENA (De la Revista. do Ewe1·cito e da. A.rma.da.) El ciclo militar que el nombre de Gustavo Adolfo representa, e~ brillante. Aun cuando sea muy individual el orden dado por este General á los ejércitos que com~ndaba y á los cuales imprimía su cuño, es fue­ra de duda que esos ejércitos representan un excelente modelo de lo que ae podrá obtener con los recursos de l1 época. La modificación y aligeramiento del mosquete, libertado de la hor­quilla de apoyo; el ensayo de la sustitución de la mecha por la rueda para el mosquete; la adopción del cartucho, inventado en España, y de la cartuchera, inventada en Suecia; la sustitución de la larga pica de 1 S á 18 pies, por otra más co::ta y leve, de 1 r pies; el aligeramiento de la·caballerfa, que era constituída por medias corazas y dragones; su for­mación en tres 6 cuatro líneas, en vez de ocho ó diez, como era de uso; la constitución de esta arma, "en la principal entre todas," ope­rando principalmente por el choque y preparando las batallas, verdade­ra emancipación de los procesos mcdioevalcs, por la afirmación de los modernos principios en la infantería; la abolición de la coraza; el au­mento en¡ de los mosqueteros, en vez de ~ en relación á los piqueros, como se usaba; el empleo del fuego por descargas, de rodillas en prime­ra línea, la segunda inclinada hacia el frente, como en la batalla de Breitenfeld se inició; la reducción de fondo en el orden de batalla, de 10 ftlas á 6; la creación de la unidad regimiento, con 8 á 10 compa­tiías, del puesto de mayor (obristwagmister) y de la columna de dos regi­mientos, especie de brigadas incipientes, pues era una masa inseparable, que se distinguía por el color del uniforme; el empleo de la marcha de costado y de la forma de acampar en orden de combate, entre nosotros introducida por Schonberg; el empleo de las reservas en formaciones ligeras y ágiles; la modificación en los procesos de reclutamiento de la época, prescindiendo de los enrolamientos forzados, que daban tropas indisciplinadas é indisoluta,.s: la escuela y promoción de los oficiales por el mérito, y una atención y solicitud constantes en todos los pormeno­res del servicio de seguridad, de administración, de instrucción, del ser­vicio y de la disciplina, que era animada por el propio ejemplo de las virtudes personales del rey,-hicieron de Gustavo Adolfo el verdadero creador de la moderna artillería de campaña, aligerándola y disminuyen­do la extemión de las bocas de fuego, adoptando las piezas de cuero de pequeño calibre, conocidas después en Europa por pieza¡ suecas, que acompañaban á la infantería, llevadas por un caballo y servidas por dos hombres; y más tarde, en 16 30, otras de flerro, llevadas por dos caba­llos y seguidas de carros de municiones; tornando más rápida la carga y el tiro, por medio del cartucho embalado; ai.lmcntando la proporción de esa arma; atendiendo á su justeza y precisión; adaptándola en di­mensiones y material á sus diversos destinos, y empezando á dar, por lo tanto, á la artillería un verdadero papel táctico, que se acentuó defini­tivamente en el siglo XIII. Fue por eso la artillería sueca la más afama­da en su tiempo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 292 :BOLETÍN MILITAR Hay aún quien pretende que Gustavo Adolfo sea el creador del arte militar moderno ; pero lo que no se puede negar es que fue un transformador del gran arte, desenvolviendo: fijando, imprimiendo, sobre todo el cufio genial á cuanto habían dejado consignado como científico, los métodos orgánicos y tácticos de capitanes como Coligny, Montluc, Lanou, Biron, Mauricio de Nassau, Enrique IV y Rochau. Cuando Gustavo Adolfo subió al trono, el ejército sueco en poco difería de los ejércitos de la época, de los cuales podía servir de modelo perfeccionado el de Wallenstein. Habría entonces una buena base de reclutamiento en la institución del servicio obligatorio en cierta propor­ción (indemniswerk) á que están ligados los nombres de Gustavo Wasa y Carlos IX, y que Gustavo Adolfo perfecciol)Ó ; lo demás fue todo obra del genio de este gran Capitán, que dos resultados tácticos consi­guió principalmente: dar mayor movilidad á sus tropas, y aumentar el fuego en el campo de batalla y la eficacia de él. Sus grandes éxitos sobre los polacos, rusos y alemanes que disponían no obstante de fuerzas imponentes y de una infantería sólida y numero­sa, caballería catrafacta y ligera, debióse á la manera como supieron reclutar y adiestrar á los soldados sus oficiales, cuidando todos los servi­cios, perfeccionando el armamento, modificando la táctica, realizando marchas y ejercicios constantes y obteniendo la victoria por medio de operaciones y maniobras hábiles. Fue así como venció en las batallas de Leipzig y Lech, de Lutzen, derrotando á generales de la importancia de un Wallenstein, de un Filly, de un Pappenheim. Inspiróse en los mejores preceptos del arte militar romano. César fue el modelo que procuró imitar, y comprendió que sólo en una buena organización podía encontrar el elemento compensador de la franqueza numérica de su ejército. El orden de batalla que adoptó en dos líneas, con las respectivas reservas, era semejante al de la legión manipular de los romanos. Con el perfeccionamiento de las diversas armas de que se componía el ejército, creó una verdadera fuerza poderosa, y fue él quien, puede decirse, inició la moderna ofensiva táctica y estratégica. En el período inmediato que corresponde á la segunda mitad dd siglo XVI, destácase la figura de Turena. Turena es el vivo ejemplo de cuanto hay en el arte de la guerra ; como en todas las artes, es necesaria la perseverancia en el estudio, la adquisición ~ucesiva de todos los progresos realizados, la atención presta­da á todos los pormenores, por más insignificantes que ellos parezcan. Su genio fue, puede decirse, el producto de una larga y continua medi­tación, á la altura de un Aníbal 6 de un Napoleón. Como talento mili­tar, sus éxitos no representaban, como en aquellos dos generales, muchas veces, una explosión súbita del genio, una inspiración momentánea ; de esa especie de genio iluminativo fue su émulo, el gran Condé. En Tu­rena, cada acto representaba el resultado de un cálculo meditado y profundo, producto de una sólida educación y de una larga experiencia, adquiridas desde los catorce años, en que sentó plaza, siendo obligado por su maestro y tío Mauricio de Saxe, á ejercitarse desde el manejo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN KILIT.A.B 293 del arcabuz, como simple soldado, hasta conquistar, poco á poco, los diversos grados de la jerarquía militar, siempre vertiginosamente, por golpes deo talento. Como bien lo observa el Duque de Aumale, cada día en la vida de Turena marca un progreso, ninguna lección se perdió; prudente por temperamento, sacaba la audacia de la reflexión. Turena es el más elevado ejemplo de cómo la guerra es una ver~ dadera ciencia. . Mariscal de Francia á los treinta y cinco afios, aparece en la gue~ rra de Devolución y en la de Holanda como un genio militar de pri­mera magnitud. Debe sus victorias á la nitidez con que concibe sus pla­nes y al vigor y energía con que los pone en ejecución. La tá~o:tica al­canzó con él una faz admirable, y el estudio del terreno, el empleo y combinación de las diversas armas, la ciencia de las marchas y de !oa estacionamientos, los cuidados en la constitución y manutención de las tropas, la elección de posiciones, las maniobras hábiles para envolver al enemigo, las concepciones estratégicas en que saca partido de todas las condiciones favorables que se le ofrecen,-t.,do caracteriza un talento militar superiormente dotado, realizando en el arte de la guerra progreses que representan verdaderas conquistas. Al par de la escuela de Turena, pausada, metódica, reflexiva, científica, que procedía más por el arte que por la inspiración, que no producía ataques de frente cuando pudiese volver á las posiciones, que procuraba siempre obligar al enemigo á abandonar las ventaja• previa­mente escogidas y pruducir el mayor efecto con el empleo de todas las armas; que estudiaba el terreno y le adaptaba formaciones adecuadas, y hacía la guerra empleando sabias concepciones estratégicas y marchas hábiles,-al par de esta escuela, toda ella prudencia y método, estaba la escuela del gran Condé, osada, impetuosa, prefiriendo los ataques de frente y las violentas cargas de caballería, y que debió las victorias al ardor con que los ataques eran llevados por el gran jefe de guerra, va­liéndole los memorables éxitos de Rocroi, Nordlingen, Laon Thionville, Dunquerque, y dándole muchas veces ventajas sobre Montecucul~ dig~ no competidor de Gustavo Adolfo y de Turena. Puede también decirse que estas dos escuelas marcan una época distinta : la que comprende la guerra de Devolución y de Holanda hasta I 678, continuándose la que comprende la guerra de la liga de Ausburgo (hasta 1698) y es mucho menos noublc, figurando en ellas los generales Lux:embourg y Catinat. De la larga controversia entre las dos escuelas, una representada por Mont~cuculi, y que luchaba por mantener los principios clásicos del arte antiguo y defender sus ventajas, y la otra, que teniendo por de­curiones á Puyseguer y Fonquieres, pugnaba por la completa elimina~ ción de las armas antiguas y la adopción definitiva de las armas de fuego, controversia que también se reflejó en Portugal, como se ve por los documentos de la época, Turena, hombre hábil y práctico, partió de la combinación entre los dos sistemas, como naturalmente estaba in~ dicado, hasta llegar al triunfo de las modernas ideas con que había de alborear el siglo xvn1. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 294 BOLETÍN MILlTA..R LOS BOMBARDEOS Asegura el escritor francés Marc Landry, que N apole..ón opi­naba que "los bombardeos eran de malos resultados en tiempos de guerra." La dificultad de lanzar suticientes proyectiles para cu­brir la enorme superficie de una ciudad, le parecía grande. No creía que el consumo de los proy<"ctiles necesarios para un bom­bardeo fuera justificado, y estimaba que las municiones tienen mejores y más útiles empleos. Otros escritores militare¡¡ han ex­presado las mismas dudas sobre el valor eficaz de un bombardeo. Sin embargo, las f ·Oblaciones experimentan, ante la idea de un bombardeo, un terror intenso y al cabo muy natural. El uso de los explosivos modernos, destinado á "hacer maravillas/' ha venido á acrecentar esa impresión de espanto. En Nueva York, al recibirse la noticia de que una escuadra española se dirigía á América, la más viva inquietud se esparció en la ciudad. Los mis­mos que hacía poco hablaban de enterrar á la Habana bajo una lluvia de balas, se sintieron de repente presa de terror, porque co­rría la voz de que esa escuadra española debía bombardear uno de los ;>Uertos más importantes de la U ni6n. El poco efecto de los bombardeos, aun con los nuevos explo­siYos, ha sido puesto de relieve por un oficial eminente, el señor General de División Bargnes-Desbordei, en un folleto de gran aceptación. Ha procurado, por ejemplo, darse cuenta de lo que podía producir el bombardeo de Marsella. Supónese una escu~dra que dispara 6,ooo obuses de gran calibre, y sacando las cuentas del número de proyectiles necesarios para averiar una casa, encuentra que el resultado final sería la destrucción de tres casas entre I,ooo. Como se cuentan 3,700 casas en Marsella, eso representaría 1 por 370 de la ciudad, que sería más ó menos destruída. El General hace notar, además, que una escuadra que quiere bombardear hace pre­parativos visibles, durante cuyas operaciones los habitantes tienen tiempo sobrado para internarse, dejando tras ellos un simple servi­cio de custodia ó de incendio, lo que conduce á la conclusión de que el bombardeo, al causar un número muy limitado de muertos y de heridos, no conseguirá más que perjuicios puramente mate­riales de poca consideración. En tales condiciones, una escuadra no se decidirá, por tan sencillo provecho, á ir á sitiar una gran ciudad marítima. Tanto menos se lo permitirá, que después r.e haber disparado ~,ooo pro­yectiles- guarismo enorme,-habría casi concluído sus municio­nes, y, por consiguiente, estaría obligada á ir á provisionarse en alguno de sus puertos. Lo que el General Bargnes-Desbordes ve más claro en la cuestión del bombardeo, es el efecto moral qtJe producirá. Una ~scuadra y hasta un buque aislado, obrando inesperadamente en el instante mismo de declararse la guerra sobre algunas ciudades po­pulosas, pondrá el desorden en medio de los preparativos de pri- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍN MILITAR 295 " mera hora, y contribuirá, hasta cierto punto, á aumentar el alarma en que se ve precipitado el país mal preparado á la temible even­tualidad de una guerra en la época actual. Por poco que la nación sea nerviosa, y que la mano que la dirige no tenga la firmeza y energía esenciales en semejantes circunst:iincia~, el buque podrá causar, no un perjuicio material de gravedad, sino un perjuicio moral apreciable, cuyo efecto útil no será por cierto de despreciar. INFORMACIONES PARA EL EJERCITO Tomamos de El Por·venir Militar, import.ante pe­riódico de Buenos Aires, los párrafos que se leerán en se­guida, escritos con ocasión de haber entrado la publicación non1brada en el ·.¡ño XI de sus tareas : No hay, no puede haber, no habrá nunca en el ejército ar­gentino refractarios á la idea de su engrandecimiento ; y si algu­na tendencia existiese por momentos, que pareciera en ocasiones opuesta á seguir adelante en el camino emprendido, atribúyase más bien á insuficiencia de los horn bres, por el cansancio físico, por el exceso de trabajo, que trae el desaliento momentáneo, pero nunca á la creencia de que ya estamos preparados y que todo ha concluído en el más perfecto de los ejércitos, ó la más admirable de las escuadras. N ó ! nadie cree en esta perfección ; nadie es capaz de dete­ner el movimiento emprendido; nadie podrá limitar, sin peli¡ro de sí mismo y de los suyos, las preciosas conquistas, las garantías sagradas, las consideraciones bien ganadas por el ejército nacional. Diez años há aparecíamos en el estadío de la prensa con un programa concreto y definido, el cual, á pesar de las contrarieda­des que implican las tareas del periodismo, lo hemos mantenido y cumplido lealmente. La evolución producida en este espacio de tiempo en el ejército la hemos seguido paso á paso y en todas sus manifestaciones, sin que el apasionamiento de círculo nos haya hecho perder la se­renidad para juzgar con criterio levantad0 sus progresos y necesi­dades. Su constitución, las leyes y reglamentos q~e determinan el funcionamiento de su mecanismo interno, en las columnas de El Porvenir Militar, han sido estudiadas y comentadas ; muchas de sus iniciativas se han convertido en leyes y disposiciones de go­bierno. Esta sintética relación de los modestos servicios de esta hoja periódica, es un reconfortante moral á los propósitos de mantener en pie nuestra propaganda en pro de la institución, pues á pesar de lo mucho que creemos haber avanzado, ¿ en cuántas cosas aún estamos al principio del camino? La instrucción de la guardia naciona!, el reclutamiento del ejército permanente, la reforma de la ley de ascensos, el conocimiento perfecto del territorio, la reor- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. !}06 BOLETÍN MILITAR ganización del Estado Mayor, han de encontrar en ella un esti­mulante persistente para todas las ideas que conduzcan á abordar tales problemas. El ejército regular de un país no debe ser solamente la ma­nifestación palpable de su poder material sino también el guar­dián severo y orgulloso de sus conquistas cívicas y de S\JS glorias militares. La suma de libertad y de constitución adquiridas á costa de tantos ~acrificios históricos, deben ser su más preciado trofeo. No debe ser tampoco un símbolo brutal sino una alegría vi­viente de excepcionales virtudes. En esto estriba su fuerza, su dominio y la base de su absoluta é imprescindible disciplina. El brillo de sus armas no debe ser más espléndido que el de sus sacrificios, y aquel que moral y valientemente no se vea bien reflejado en la empuñadura de su espada, debe con espontaneidad y por patriotismo, abandonar una institución tan estricta como digna. En toda ella no debe h?ber más que pura selección de espíri­tu de ideales. Puede no existir en su seno una instrucción del todo difun­dida y completa, pero no debe faltar en su conjunto una tenden­cia enteramente noble y honrada. En esto no debe diferenciarse el General en Jefe del último soldado. A este respecto el sentimiento militar, digamoslo así, debe ser igual en todos. Ni aun los arrepentidos deberán tener cabida en sus filas. El arrepentimiento presupone una grave falta, y quien la haya teni­do, no puede ni debe aspirar honradamente al respeto sincero de sus subordinados intachables. En donde la corneta y el tambor suenan á cada momento para mantener despiertos y vigilantes los espíritus, en donde la hi­pocresía no vive porque se la desprecia, en donde la mentira se com­bate porque perjudica, en donde el valor se recomienda y se exige en todo momento porque es el timbre principal de gloria y el orgullo envidiable de toda nació~, allí, decimos, el arrepentimiento no tiene cabida, porque cumplir cada uno con su deber, es exigencia de todos los instantes. En un campo de acción, todo debe ser serio y arrogante ; las energías tanto como las bondades. Para que el sistema, pues, de esa máquina imprescindible que se llama ejército, no se entorpezca y su corriente clara no se en­turbie, deben hacerse de lado á los inválidos del alma y arrojar de sus fondos á los débiles de corazón. La familia militar debe eclipsar con sus virtudes y valor el brillo de su uniforme. Si este pensamiento se observa, todas las tallas y gradaciones nos parecerán iguales. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 77

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 78

Por: | Fecha: 07/12/1898

ANO Il Bogotá, Diciembre 7 de I 898 NUM. 78 ORGANO DEL MI~ISTERlO DE GUERRA Y DEL EJERCITO --4-·~-- Director, ALEJANDRO POSADA So1t colaboradores natos de este perióaico todos los Jefes y Oficiales atl Ejército de la República MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NUMERO ooo DE 1898 (!. 0 DE DICIEMBRE) que concede una pensión de los fondos del Montepío Militar El Presidente de la República CONSIDERANDO: ~e la señora Felisa 'favera, viuda del General Eduar­do París, ha o:urrido at Pod~r Ejecutivo, por conducto de la Junta Directiva del Montepío Militar, en solicitud del socorro á que le da derecho el artículo 7. o de la Ley I S 3 de 1896 ; ~e el General Eduardo París falleció en la ciudad de Popayán d r S de Noviembre del año pasado, encontrán­dose en servicio activo ; ~e al n1encionado militar se le hizo por más de dos años el descuento correspondiente para el Montepío, según consta del certificado expedido por el Tesorero de dicha Institución ; ~e la mencionada señora ha acompañado á su peti­ción los comprobantes que exige el artículo 22 de la expre­sada Ley I S 3 de I 8 9 6 ; y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 298 DOLETÍN ::YIILITAR OEe la Junta Directiva del Montepío Militar apoya la solicitud, DECRETA : Artículo único. Concédese á la señora Felisa Tavera, viuda del General Eduardo París, una pensión de cien pe­sos mensuales ($ I oo ), pagadera de los fondos del Monte­pío Militar, de conformidad con lo defern1inado en el ar­tículo 7. 0 de la Ley I 53 de I 896. § De esta pensión disfrutará la agraciada desde la fecha del respectivo título de adjudicaci6n, por el tiempo de su viudez y mientras observe buena conducta. Comuníquese y publíquese Dado en Anapoima, á I.0 de Dicien1bre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 2 de Diciembre de I 898 . • El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA DE LA ARTILLERIA DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS (Continuación) Consideremos desde luego el caso en que la división de caballería ataca al enemigo y quiere llevar el combate hasta la decisión : tan pronto como la vanguardia se pone en contacto con el enemigo, sin pérdida de tiernpo trata de reconocer, lo más posible, las condiciones en que se ha­lla. La artillería en estos combates de reconocin1iento no debe tomar parte casi nunca. La división marcha hacia adelante sin experimentar pérdidas hasta que entra en la zona del fuego eficaz del cañón enemigo; tan pronto como se halle en este caso ó en el de que las condiciones del terreno no la permitan aproximarse á cubierto, es de todo punto necesario que la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILITAR artillería entre en fuego en seguida, para atraerse el de Jas baterías enen1igas ; ó por lo menos, para librar á la caballe­ría en su desp 1iegue del fuego de una artillería que no está batida por nadie ; pero si las baterías á caballo no se diri­gen n1ás que á la artillería enemiga, el objeto particular del ataque permanece intacto hasta el momento de] choque ; re­sulta, pues, de aquí la necesidad de cañonear tanto las baterías enemigas, con1o el objetivo principal del combate ; si las baterías logras~n hacer callar la artillería enemiga, antes de tmpezar la acción verdadera, se encontrarían en una sitt·a­ción muy favorabl i! para quebrantar el objeto principal ; pero si se considera que el efecto contra las baterías enemi­gas no ha de conseguirse ni tan pronto ni ha de ser tan grande, como sería de desear, se cañonearán entonces con preferencia, á la infantería y caballería enemigas. Sin em­bargo, hay que tener siempre p resente que la artillería ene­miga, al principio del ataque, obrará contra nuestra caba­llería, con tanto m á s eficacia, cuanto que no tenga otra artilkría que la n1ole , te ; por consiguiente, las baterías á ca­ballo desde su primera posesión romperán un fuego muy vivo de grande metralla hasta acallar las baterías enemigas, ó por lo menos hasta conseguir que su fuego no sea muy eficaz; desde entonces se dirigirá el fuego contra el objeti­vo del combate, sin perder de vista ]as baterías enemigas, reservando para cañoneadas una parte de nuestra arti1lería. En la elección del emplazanliento de las baterías á ca .. bailo debe proponerse por punto general el producir el ma­yor efecto durante el mayor tien1po posible, sin impedir en nada las maniobras de la caballería, ni en su ataque, ni en su retirada, teniendo en cuenta siempre el estar en comple­ta seguridad, sea por el terreno, ó por las tropas que las acompañen. Dependerá de la distancia y de la disposición general del combate, para considerar este emplazamiento como primera posición principal, desde donde la artillería enemiga. pueda ser batida de una manera muy eficaz ; y que asegure el despliegue de las masas de caballería contra los ataques del adversario, éste no debe poder atacar sin pasar bajo el fuego de nuestras baterías. Si por circunstancias es­peciales el primer en1plazamiento está bastante lejos y desde él se consigue poco efecto, debe considerársele como pasa­jero, abandonándolo tan pronto como se pueda, tras1adán- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 300 BOLETfN MILITAR dose por escalones á la posición principal. Sólo en el caso de que la artillería enemiga moleste demasiado á nuestra caballería podrán dirigirse todas nuestras batería-t contra aquélla. Esta posición principal debe tener ]a condición de que nunca puedan estar las baterías sériamente amenazadas por tropa~ que se presenten de improviso, en general dicha posición debe elegirse un poco á vanguardia del ala que sirve de eje para el ataque. En el caso en que la división de caballería no tenga una superioridad marcada sobre el enemigo, debe tener elegida de antemano una línea de re­tirada segura, en cuyo caso la artillería se colocará lo más cerca que pueda de esta línea ; y como en el caso .de una retirada las baterías son las llamadas á sostenerla, deben estar en posición de cañonear el mayor tiempo posible la artillería enemiga, retirándose aq uéJlas por la mencionada línea por escalones. La elección de lapo ición que anteriormente hemos in­dicado se funda en que : I .0 el ataque es mucho n1ás sen­cillo y las baterías se encuentran en un punto seguro y só­lido; 2. 0 la caballería se encuentra más libre en sus nlovi­mientos y las baterías no se ven obligadas constanten1ente á ponerse tan pronto en 1 ínea, como en batería, y el efecto de los disparos se observa difícilmente, tanto por el polvo como por los caballos; y la unidad en la dirección del fuego es absoluta; 3.0 la retirada de la división de caballería en ge­neral y la de la artillería en particular es más segura, y las ba­terías están en mejores condiciones para trasladarse por el camino más corto á otra posición más conveniente para sos­tener la retirada ; y 4· 0 la posibilidad de poder enfilar las tropas enemigas por medio de maniobras fáciles y rápidas. Hasta 1'!. completa ejecución del ataque la artillería. perma­nece en esta disposición. Tan pronto como las baterías, desde su posición prin­cipal, han apreciado con exactitud la distancia que las se­para de las baterías enemigas, deben romper un fuego viví­sima de granada--n1etralla contra ellas, pues no hay más que un intervalo muy corto desde que se emplaza en dicha posición hasta que principia el ataque forn1al de la caballe­ría ; por otra parte, este fuego rápido es el único medio eficaz de reducir al silencio el cañón enemigo, ó por lo menos hacer que su fuego sea más lento y menos certero, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 301 estando, por lo tanto, nuestra caballería n1enos molestada en sus n1aniobras. El deseo y previsión de la artillería de obrar de una manera n1ás decisiva contra el punto objetivo, y poder dis­tinguir bien los amigos de los enemigos entre el polvo y la confusión en el combate, cuando la caballería se dirige ya al referido punto, hace necesaria en principio una segunda posición principal ; la artillería no debe acompañar en el ataque á la caballería sobre un ala, á una distancia tal, que se vea envuelta y mezclada con ésta en su choque, y se vea expuesta al peligro de perderse sin ninguna necesidad. An­tiguamente las baterías á cab allo se lanzaban á Ja carrera, situándose en batería á 400 ó 500 n1etros del punto prin­cipal, y ron1pían un fuego muy vivo de metralla, retirán­dose en 8eguida para dejar entrar en acción á la cabalJería sobre dicho punto, así quebrantado por dicho fuego. Pero hoy día Jas armas portátiles, á cargar por la culata, impi­den á la artillería acercarse á tiro de n1etraJla ; además de que las granadas ordinaria s y las shrapnels hacen ya inútil casi si e mpre el empleo de la me t ralla en la ofensiva, se hace absolu t amente imposible cuando la artillería enemiga se opone ; pero no por esto es tne nos indispensable una se­gunda posi ción princip al para la artillería del ataque, pues en el mon.1cnto del choque, la confusión de Jos con1batien­tes impide á dicha artillería ver el objetivo, y por con­siguiente obrar contra él eficazmente. Aden1ás, esta se­gunda posición principal es tanto más necesaria cuanto ]a línea del despliegue de Ja caballería se halla más á reta­guardia que en el tiempo en que las armas de fuego portá­tile~ no eran ni rayadas ni de retror.arga ; y en dicha línea se encuentra Ja primera posición principal de las baterías. La segunda posictón principal debe ocuparse en el mo­Inento en que la cahallería está ya toda desplegada y se lanza á Ja carga ; para esto las baterías rompen al galope, que concluye por el escape, y se ponen en batería en dicha posición ; si el fuego del cañón enemigo no está completa­mente apagado, dicho movimiento debe hacerse por escalo­nes ; el que queda á. retaguardia no debe cesar de hacer un fuego lo más vivo posible con gtanada-metralla sobre las baterías enemigas, para sostener en el mon1ento crítico á las baterías que se mueven. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 302 BOLETÍN MILIT .A.R Pero el Comandflnte en Jefe de la División exan1inará, según las circunstancias, si es n1ás ventajoso, una vez des­plegada la caballería, diferir su ataque para que la artille­ría obre por n1ás largo tiempo desde su primera posición principal, y apague, quizá por completo, el fuego enemi­go. Estas circunstancias son, por ejemplo, cuando se pue­de desplegar la caballería á cubierto, y cuando no se tiene una gran superioridad nun1érica de ella, ó cuando la arti­llería enemiga no está suficientemente quebrantada, y bate desde su posición todo el terreno que la rodea ; y en fin, cuando la situación del combate no exige una decisión muy pronta.-( Continuará). REMINISCENCIAS HISTORICAS En el aniversario de la indrpen clenc i:~ del Perú -182 1-28 de Julio-1898. La obra heroica y colosal de dar la libertad al Contin<"ntc sud­americano fue el resultado de la acción patriótica, activa y delibe­rada de los pueblos que formab a n las antiguas colonias españolas, impulsados por el grandioso proyecto, que fue energía y poder, intelectual y material al mismo tiempo. En aquella lucha heroica que tuvo un mundo por superficie de su escenario, convertido en dilatado campo de batalla, todos los pueblos, como es notorio, acaudillados por sus hombres m ás impor­tantes, lucharon entusiasta y varonilmente por la aspiración común, que era la independencia completa .del dominio español, subordi­nando á este propósito todos sus esfuerzos, recursos y esperanzas. Producido aquel vasto movimiento imurreccional, casi simul­táneamente desde México hasta Magallanes, la lucha fue san­grienta y porfiadísima, y en verdad que si unos pueblos se adelanta­ron á lanzar el grito regenerador, otros que lo hicieron después, alcanzaron y aun aventajaron á los primeros en los resultados prác­ticos y teóricos de la odisea revolucionaria, y Bu en os Aires, la Paz, Quito y Caracas, discuten hoy mismo todavía sobre la audacia; méritos, iniciativa y glorias de la gran cruzada. Pero la cuestión principal, la que más nos apasiona y nos di­vide aún, y continuará en el porvenir, es sobre á quién cabe la glo­ria de haber dado el jaquemate de la gran partida que, por espacio de quince años, se jugó con habilidad, heroísu1o y rara constancia en los campos de batalla, y en las discusiones tranquilas y medita­das de los gabinetes, contra el dominio de tres siglos de España y América. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN :MILITAR 303. Indudablemente que la acción política de la revolución fue una palanca poderosa que la impulsó con una gran fuerza mo triz hacia ad...lante, dirigiéndola con acierto entre los numerosos escollos que ocultaba en ::;us bajos fondos el encrespado mar que se forma siempre por las pasiones agitadas y en lucha. I\1as la verdadera causa que debía producir el anhelado efecto, la independc>ncia, consistía en la fuerza material, única llamada á fallar inapelablemente la homérica contienda, y eran las victorias de los ejércitos la solamente capaces de arrollar los miles de soldados españoles escalonados como inmenso círculo de fierro, sobre la Amé­rica del Sur. Ahora, á Ja inversa de lo que pensaba Cicerón, debían ceder las togas á las armas. Naturalmente, en tan larga y continua lid, de tántos pueblos combatiendo al mi ·mo tiempo, surgieron prominentes figuras mi­litares, que han inmortalizado sus nombres en esa lucha ardiente, y la po teridad los aclama héroes. Todos y cada uno de ellos, en su respectiva esfera de acción, contribuyeron al objetivo común; pero en ésta, como en todas las empresas humanas, unos hicieron más y otros menos, según sus ta-lentos y condiciones. • La historia severa é imparcial, colocando en el puesto que · verdaderamente le corresponde á cada uno de los generales de los diferentes países sudamericanos, ha juzgado, y con justicia, que los que más se destacan del nivel común, por sus grandes hechos en aquella empresa gigantesca, única en los fastos modernos, son dos, que la Arrérica aclama y admira: SAN l\1ARTÍN y BoLÍVAR. Reconcentrada a. í la atención sobre estos dos hombres extra­ordinarios de la lucha, las opiniones se han dividido, y unos acla­man el primero al émulo de Aníbal y Napoleón en el nuevo mundo, á S '\N MAk.TÍN, que con precisión matemática escaló los elevados Andes, ganando las batallas de Chacabuco y Maipú, clásicas desde el punto de vista militar- que tuvo desde el principio de la guerra la visión clara del porvenir de la independencia, hiriendo en el corazón, en su centro de recursos, que era el Perú, á la dominación española. Los otr.Js, seducidos por el brillo del talento de BoLÍVAR, guerrero tántas veces victorioso, legislador y escritor, orador elocuente, que abrasaba con el fuego sagrado del patriotismo los corazone~, que no con~ibe términos medio~ en la lu~ha y declara su inpremedi tada guerra á muerte, también escala los Andes, cruza ríos, gana batallas y liberta pueblos,-::.1claman más grande al hijo opulento de Caracas, que al nativo humilde de las Misiones argen­tinas. Los principales escritores de la• América han aportado á la gran polémica los más sazonados frutos de sus talentos, y los más prolijos cotejos de sus pacientes investigaciones históricas, cada día Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 304 BOLETÍN MILIT !R con nuevos documentos y comprobantes, iluminando la célebre controversia, que es ya bajo todo punto de vista, y especialmente el bibliógrafo, colosal, para decir según sus opiniones patrias: este es el más grande! Pero al brillo y sólido argumento de los unos, erudición y pa­triotismo de los otros, y nuevos monumentos que se alzan cada día á la memoria de los dos próceres, no cede ninguno de los bandos en que está dividida la opinión americana. SAN MARTÍN es inmenso; Bou VAR es colosal·- éste tuvo un gran patriotismo-aquél le iguala- el misionero fue un gran es­tratégico -el caraqueño está á igual altura.-- SAN MARTÍN escala los Andes para libertar á Chile-BoLÍVAR los trepa más al norte, cubiertos de nieve, para libertar á Colombia. El primero es la en­carnación de la modestia y el civismo -el segundo tiene la ambi­ción del patriotismo-BoLÍVAR es el torbellino que todo lo arras­tra, SAN MARTÍN el juicio tranquilo y meditado, que se impone sin violencia y se desarrolla sin estrépito. Aquél gana batallas; pero pierde casi siempre miles de hom­bres, porque es impetuoso y ardiente, éste vence y sabe economizar la sangre, porque es frío y calculador.--BodvAR quiere su bordi­narlo todo á la fuerza y al Ímpetu- SAN MAR"I ÍN al cálculo y á la constancia. U no cuenta sus batallas por docenas, el otro da po­cas, pero consigue igual resultado. BoLÍVAR es el Ímpetu: SAN MARTfN es la reflexión. Así replican y replicarán eternamente, desde el Plata al Orino­ca, desde el Chimborazo al Tupungato y Potosí, y no nos con­vencerán, ni los convenceremos, seguramente. Existe, no obstante, un punto capital que, como eje común, gira al rededor de los dos héroes, y ha servido á muchos escritores para pretender dar á BoLÍVAR la superioridad sobre SAN MARTÍN. Este original punto de partida ha sido la llegada de los afa­n• ados Generales al Perú, u110 empezando la lucha contra la opre­sión, en aquella fuerte base de sus operaciones y recursos, y el otro terminándola, asignando al vencedor de Carabobo la supremacía sobre el héroe de Maipú. Pensamos de diferente manera, y vamos, ya que no es posible establecer nuevos paralelos, ni aportar nuevos documentos al deba-· tido tetna, á reducirlo á una fórmula sencilla, que encierra un gran fondo de filosofía y verdad, y presenta clara y precisa la intrincada cuestión sobre el verdadero alcance y resultados de las campañas de SAN MARTÍN y BoLÍVAR en el Perú, que decidieron la san­grienta y tenaz lucha por la libertad. En el mes de Diciembre de 1825, un año desp'1és de librada ]a batalla de Ayacucho, que aseguró la independencia de este Con­tinente, llegaba á la ciudad de Salta, de trámito en viaje á Europa, el General Guillermo Miller, que tomó parte tan distinguida en la guerra de la emancipación, y el doctor Facundo Zubiría, vecino Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. l30LE1'ÍN MILITAR 305 influyente de aquella ciudad, á quien iba recomendado Miller, lo recibió con el rt'ayor afecto r distinción, ofreciéndole un banquete. Lo más selecto de Salta acudió á la cita en honor del héroe de .l\1irave. La mesa fue servida con profusión y esplendidez, y en aquellos tiempos de entusiasmo patriótico, reuniones de esta clase eran muy oportunas para las fr·ancr.s y entusiastas manifestaciones en homenaje de la independencia y la libertad. Siguiendo la costumbre tradicional en estos casos, el Gober­nador de la Provincia y Jos hombres eminentes que rodeaban la mesa, pronunciaron varios brindis, recordando la gloriosa batalla de Ayacucho, el ejército vencedor, los Generales Bod\'AR y Su­ere, y todos los que vencieron el memorable 9 de Diciembre de 1824, inclusive el mismo General .1\lliller, que se había distinguido en la gloriosa jornada. Cuando ya parecía agotado el tema de.los brindis, se puso de pie un distinguido caballero inglés, el doctor José Redhead, gene­roso médico del General Belgrano, á quien había acompañado en algunas de sus legendarias campañas, pidiendo la palabra, para que le acompañaran todo los am~ntes de la libertad y de los guerreros americanos, especialmente los argentinos, en cuyo suelo ho~pitala­rio él había sido acogido con las más señaladas mue:;tras de esti­macion y afecto. Cuando todos los concurrentes tuvieron su5 copas preparadas, el doctor Redhead dijo, con profunda convicción y acento patrió­tico: he guardado silencio hasta este momento, gozándome en las bellas y ardorosas ideas cmitid:J s en aplauso de la victoria de Aya­cucho, suceso que, en mi concepto, no es otra cosa que el resulta­do preciso del gran pensamiento proclamado en Buenos Aires el 25 de Mayo de dho, y en Tucumán el 9 de Julio de 1816; pen­samient<:> que uno de los más ilustres guerreros argentinos había llevado de triunfo en triunfo por sobre los .'\ndes á Chile, y tras­ladó en seguida al Virreinato del Perú, como la mejor prueba de su coraje y su consagración á la causa de la libertad de América; y que el, como amigo de la humanidad y justo apreciador de los derechos del hombre, á su turno quería también rendir el debido homenaje á ese memorable acontecimiento. Que en el curso de la guerra de la emancipación de la América delSur, sostenida por el genio entusiasta de los argentinos, le había tocado observar por más de doce años y estudiar en todas sus alternativas, filosófica­mente hablando, y no había encontrado mejor figura para compa­rarla, que con el palo jabonado, á que el vulgo da el nombre de cu­caña, invención que para divertir á las muchedumbres, acostumbran los pueblos en sus fiestas. Así había visto trepar en ella al primero, incitado por los premios que se colocan en el extremo superier, y aunque después de grandes esfuerzos y fatigas conseguía llegar hasta cierta altura, el cansancio y tan resbaladiza superficie lo obli­gaba á descender rápidamente, pero no sin arrastrar consigo gran Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 306 BOLETÍN MILITAR parte del sebo untado, facilitando de este modo la su bic:la á otro y otros, que vendrían en pos, hasta que llega el último, el señalado por la estrella de la fortuna, y se apodera de las prendas colocadas en la codiciada cima. Brindo, pues, sciíores, añadió entonces, por la memoria del General SAN MARTÍ T' que, desensebando el palo jabonado de la libertad é independencia del Perú, dejó expedito el camino al General BoLÍVAR para que recogiese el premio en Aya­cucho!" Todos los presentes saludaron con estrepitosos y prolongados aplausos, la feliz improvisación del caballero inglés, que, aparte de la graciosa originalidad y franqueza, tenía el mérito de ser pronun­ciada por un extranjero. Esta trivial y rara comparación es, no obstante, un axioma. Sin el ejército libertador que condujo el genio y patriotismo del gran Capitán argentino al Perú, sin la victvria de Pasc:o, la toma de Lima y el Callao, la declaratoria de la independencia de aquel país, el 28 de Julio de 182r, con aquellas memorables pala­bras: "El Perú es, desde este momento, libre é independiente por la voluntad de los pueblos y de la justicia de su causa que Dios defiende," y el levantamiento, casi en masa, de todo el territorio, y sin el oportuno y poderoso concurso de la División que envió SAN MARTfN al Ecuador, en ayuda del General Sucre, éste no hubiera ganado la batalla de Pichincha, ni BoLÍVAR podido avan­zar sobre la tierra de los Incas, inmenso palo jabonado de la guerra de la independencia americana, que BoLÍVAR solo, con todo su genio y audacia, jamás hubiera trepado sin el esfuerzo y el valor de los argentinos, que le dejaron expetlita la senda y le limpiaron el jabón del palo, á las órdenes del tan ilustre como modesto Ge­neral SAN MARTfN. JUAN M. ESPORA GALERIA DE PRÓCERES PEDRO ACE.BEDO Y TEJADA (De la Gaceta de Colombia. Bogotá, domingo 8 de Abril de 1827). El día 31 de Marzo (r827) ha muerto en esta capital el ciu­dadano Pedro Acebedo Tejada, Coronel graduado, Ayudante Ge­neral del Estado Mayor General, Oficial Mayor de la Secretaría de Guerra y Miembro de la Academia Nacional. ¡ ~é pérdida tan irreparable para su amable esposa, tan grande para Bogotá que le dio el sér, y tan inmensa para su patria ! Antes de cumplí: veintiocho años el joven Acebedo había hecho á su país servicios muy distinguidos. Oficial militar desde r8ro, el Ejército del Su:­le vio servir con honor y actividad. Las montañas de AndaquÍe3 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 307 fueron su morada y la de su buen padre cuando la invasión del Ejército espa~ol. En el Estado l\1ayor de Cundinamarca mani­festó sus conocimientos en la milicia; en el Gobierno de la Pro­vincia de Antioquia, su rectitud, justicia y amor al orden; en la Seq etaría de la Guerra, su aplicación al trabajo, sus talentos, recto juicio y probidad ; en la Academia Nacional y otras socie­dades patrióticas, su pasión por la ciencia, su interés por la edu­cación pública y sus exquisitas nociones de bellas artes é idioma castellano. Acebedo tenía talentos muy di. tinguidos, modales agradables, una conducta irreprensible, una aplicación Ímproba á los deberes de su destino, un amor ardiente por la libertad, y el más extraordinario entusi.-tsmo por las leyes fundamentales de su patria ! Llegó á ser esposo, y amó tiernamente á su compañera ; fue padre, y no vivía sino para sus hijos ; era amigo verdadero de sus amigos, agradecido sin bajeza á sus benefactores, modesto en el trato familiar, jovial en las sociedades confidenciales, siempre Íntegro y justo. Ac<>bedo, con tan recomendables prendas, estima­do generalmente de cuantos Je conocieron y sin ninguna aspira­ción, habría llegado un día á gobernar la República con suceso y reputación ; pero la Parca, que siega sin distinción la vida de los heroes y de lo malos ciudadanos, nos ha arrebatado muy tempra­no la preciosa vida del joven bogotano que hoy lamentamos. Ya él descansa en la mansión de lo justos, y acá sus amigos y su fa­milia, llenos del más profundo pesar, lloramos la pérdida que he­mos hecho, sin más consuelo que el de reverenciar los juicios del Altísimo y recomendar sus virtudes. ¡ Puedan imitarlas los jóve­nes colombianos para honra y bien dP. su país y para el suyo propio! ¡ Pueda Colombia recordar perpetuamente los servicios que el Coronel Pedro Accbedo le hizo en la flor de su juventud, y sobre todo el ahínco con que sostuvo la causa nacional cuando más necesidad ha tenido de firmes defensores. GENERAL ]OSE ACEBEDO Y TEJADA (r) (Tomado ele la Gacda Ofic ial, del jueves 24 de Enero de 185o, número 1097) • 1 ... ... No la antigua y piadosa costumbre de venerar á los muertos y hablar bien de su memoria nos hace expresar los tristes lamentos que arranca de pechos sensibles la infausta muerte del General Acebecto. El convencimiento casi unánime que tienen sus conciudadanos del mérito y virtudes que lo adornaban, ponen la pluma en nuestras manos, mientras que talentos superiores puedan ocuparse de su biografía completa. ( I) El nombre de este distinguido patriota no figura en el Diccionario Biográfico de Vergara y Scarpetta. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 308 BOLETÍN MILITAR ¡ Murió un veterano ilustre de la independencia y libertad americanas ! El hombre señalado como modelo de moderación, prudencia y rectitud ; el consolador de una familia entera sumida en la orfandad ; el que, con su genio dulce, nobles modales y co­razón sensible, hacía soportable á los suyos los duros golpes de la adversidad. j No existe ! y ya recibió en la mansión de los justos la corona debida á sus virtudes. Su esposa, hermanos, amigos y conocidos, aun los indiferentes, lamentan tan gran pérdida : la patria no tiene ya un antiguo soldado de la libertad, y su familia llora la muerte de su padre, de su ángel de paz y de consuelo ..... Son dignos de recuerdo los servicios que prestó á su país por la causa santa de la independencia y libertad. Hijo de un venera­ble prócer que en r8ro ayudó á los america.nos á sacudir el odioso yugo del despotismo español, Acebedo jamás traicionó su deber y patriotismo; siempre justo y leal á sus principios, no sostuvo ni la tiranía doméstica, ni perteneció nunca á facciones ni partidos contra el orden legal. En r8r9, cuando apenas contaba trece años de edad, infla­mado con el juvenil ardor y entusiasmo por la independencia, em­prendió la carrera de las armas, pasando por rigurosa escala desde simple wldado aspirante, y la continuó después hasta llegar al em­pleo más elevado del ejército. En r821 fue ascendido á Oficial, é incorporado su batallón al ejército que mandaba el General León Torres, hizo la campa­ña contra los españoles en el Departamento del Cauca y prosiguió en la vanguardia á la de Pasto, encontrándose en las acciones de guerra que tuvieron lugar con mucha , frecuencia en aquel territo­rio, protegiendo con su Compaí"i:ía algunas de las más arriesgadas operaciones del ejército. Se halló en la memorable y sangrienta jornada de Bomboná,~ el 7 de Abril de 1822, y en la gloriosa retira­da que emprendió el Ejército hasta el Peiiol, sosteniendo un fuego cuasi constante. Tomado prisionero, la Providencia lo li­bertó, porque, joven aún, no había prestado los serv;cios impor­tantes á que lo destinaba. Continuólos en la campaña de Mara­caibo contra el espaiíol Morales, que ocupaba aquella Provincia. En la campaña sobre la Ciénaga de Santamarta contra los españo­les, se batió con honor y valor en la acción de Matarredonda. Desde el principio .del combate fue herido gravemente, pero su valor lo impulsaba á permanecer en él ; estuvo una hora á la ca­beza de su tropa, animándola con noble ardor á la pelea. Re'3ta­blecido de la herida, marchó á la campaña del Perú, y hubiera servido en ella si allí los opresores subsistieran, pero ya estaban derrotados, y libre para siempre la América cuando Acebedo llegó al Ecuador. Allí se le ofrecieron otras escenas en qué manifestar su lealtad y honradez. Revolucionado Guayaquil en 182 7, des­preció las ofertas y amenazas que le hicieron, y sepultado en un calabozo, prefirió morir á traicionar sus deberes y principios repu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 309 blicanos, hasta que, en unión del ilustre General Córdoba, logró atravesar las montañas de la Costa de Esmeraldas y reunirse al ejército. Los jefes siempre lo honraron y lo distinguieron, hacien­do de él constantemente elogios nada comunes. El Coronel Reimbold' habla de su entusiasmo patriótico, exactitud en el s~r- , vicio, impa\ idez, serenidad y arrojo en el combate, considerándolo digno del mayor aprecio. El Coronel Demarquet lo elogia por su conducta en la campaña de Pasto de 1822, mereciendo la conde­coración de los Libertadores de Quito. El Coronel Martínez Pa­liares habla de las virtudes que distinguían al Teniente Acebedo, de su talento, aplicación y asidua constancia en el desempeño de sus obligaciones. Así todos los jefes lo aplauden, no sólo como á militar sino como ~i hombre de virtudes, amable, fino y cortés. El General Flórez certifica, con expresiones muy satisfactorias, sobre el acreditado valor, asidua aplicación, capacidad sobresalien­te, educacion brillante y conducta irreprensible del Teniente Acebedo en 1826, y añade otros elogios m u y distinguidos. Durante la administración intrusa de 1830, Acebedo prestó sus servicios ; era entonces Coronel graduado ; permaneció preso algún tiempo, hasta que en Abril de 1831 se pudo incorporar al ejército organizador, á las órdenes del benemérito ciudadano Ge­neral J ose H ilario López, con el fin de restablecer el Gobierno constitucional, derrocado en 1830, en el funesto campo del San­tuario. Fu e nombrado Subjefe del Estado Mayor general de ese ejército glorioso que hizo desocupar el puesto á los usurpadores, y tuvo en ton ce tam bien el honor de ser Secretario del General del Ejército. Obtuvo después varios empleos honrosos y de confianza en el ramo militar, en el cuerpo municipal, en la diplomacia, en la Comisión granadina que el Gobierno de la República mandó al Ecuador ; en la Hacienda nacional, de Director de la Casa de Moneda de Bogotá, y de Secretario de Estado del Despacho de Guerra y .~.\t1arina en dos Administraciones. En las revueltas políticas de 1840, el General Acebedo, en­tonces Coronel, fiel á sus deberes, hizo lo que debía, y su espada, aunque vencedora, no se empapó en la sangre de sus conciudada­nos, ni la venganza ni el odio tuvieron entrada en su humano y benéfico corazón. l\1andaba el primer batallón de las leales y valientes guardias nacionales de Bogotá en la acción de Aratoca y en la batalla de Tescua, en donde por su noble comportamiento mereció el último grado de la milicia. Murió con la tranquilidad de un hombre rin remordimientos, y sus virtudes, sin duda, han recibido el premio merecido. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 310 BOLETÍN MILI'l'.A.R RECUERDOS Y RELACIONES MILITARES PEREGRINACIÓN MILITA!t Á JERUSALÉN, POR ERNJSTO LOUET Epúodio de fa expedición á Siria-I86c-I86I Visitar los santos lugares que fueron cuna del catolicismo, ~eguir con el Evangelio en la mano, las huellas del Salvador, tanto en su vida privada corno en su vida pública, contemplar por sí mismo estos famosos lugares, que tantos otros no han visto ni verán, sino por el re­lato de Lamartine ó por el de Chateubriand, que me parece más des­criptivo y exacto, es el sueño dorado de un joven que á los veinte años de edad tiene el corazón bastante levantado para amar su religión, é imaginación bastante ardiente para recorrer el mundo sin medir las distancias: tal será la recompensa de nuestro largo destierro en Siria. Se puede ir de Beyrourth á Jerusalén en menos de treinta horas, descendiendo por mar, hasta J afa; el viaje es rápido y poco costoso. Pero de este modo no se visita sino á Jerusalén ; y la Palestina tiene otros santuarios venerados, y muchas otras ciudades históricas, que le deciden á uno á hacer el viaje por tierra, con el íin de poder detenerse dondequiera. Hada mucho que varios oficiales se habían organizado en carava­na, con el propósito de ir á pasar la noche de navidad en Betléem. Eran los siguientes: El Teniente Coronel Chanzy, el Conde del Recuerdo, Lcmintier de Saint-André, Goert, el Pagador (para no sefialarme á mi mismo con mi propio nombre), y, por último, un negociante indígena, M. Farzialla, cuya erudición nos había hecho apreciar ya la sociedad, aun antes de que hubiéramossentido la necesidad de que nos acornpa­fiase un intérprete. Todos deseaban viajar como perrgrinos más que como curiosos, y esta hermandad de ideas y sentimientos es una dicha que no me cansaré de ponderar, puesto que multiplica las emociones dándoles libre curso. N os ponemos en marcha el miércoles 12 de Diciembre, como á las ocho de la mañana. Nuestra primera etapa es Saída, en donde dor­mímos. Sour (antigua Tiro )1 es el íin de la segunda etapa. Nuestra peque­fia columna no impone por su número; pero está bien armada, y su aparato militar bastará para alejar todo peligro. Dos cspays, de turban­te rojo, carabina en mano, no:; sirven de guardias delanteros, y detrás del grupo de seis caballeros, nuestros ordenanzas, á caballo, van con armas y cartuchos, como para una expedición. El traje musulmán de nuestros espays (soldados de caballería) puede hacer creer á los habi­tantes de las poblaciones por donde pasamos, que vi a jamas bajo la pro­tección del Gobierno turco; y semejante pabellón no engañará á na­die. El Coronel Chanzy tiene cartas de recomendación de Fuad-pa­chá para los Gobernadores de todas las grandes ciudades que debemos atravesar; y, lo diré inmediatamente, no fueron cartas inútiles: más de una vez nos sacaron de apuros : por dondequiera nos valieron recibi­mientos, en los que todo lo pintoresco de las costumbres de los árabes Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN 1\IILIT.A.R 311 se nos presentaba en un momento; recepciones que ocupan lugar prin­cipalfsimo entre nuestros recuerdos de viaje. De Saída á Tiro no hay otro camino que la orilla del mar, cor­tado acá y allá por rocas. Caminámos durante seis horas, y antes de ponerse el sol estábamos en los muros de Sour, que no parece ni aun tener recuerdo de su esplendor pasado. Nuestra vista buscaba en vano algunos vestigios de otra edad: ni un resto de columna, ni una inscrip­ción que hablase de otros tiempos. Las arenas del mar han unido al con­tinente e5ta lengua de tierra que formaba una isla en la época de Ale­jandr .J el Grande, y una población de cinco mil almas, todo lo más, pescadores la mayor parte. reemplazan á aquellas generaciones que tuvieron la mejor marina y el mejor comercio de la antigüedad. Echamos pie á tierra frente á la habitación del Obispo griego cató­lico, Monseñor Atanasia. A nuestra solicitud para que nos diese hospi­talidad, respondió cedi~ndonos una sala grande, que él llamaba, yo creo, su salón, pero en el cual no había mueblt.:s que nos impidieran preparar las camas y arreglar una comida de algunas provisiones que felizmente habíamos llevado: era preciso contentarnos con poco. Por lo demás, en viaje se soportan con alegría las privaciones, y en donde quiera se duerme bien cuando la fatiga nos agobia. Difiembre 14-Antes de la aurora estamos en pie; pretendemos ir á dormir á San J u:tn de Acre, y nos anuncian diez hora3 de mar­cha; hay, pu s, que calcular la jornada de modo de llegar antes de que anochezca. Ya :í punto de montar damos las gracias al Obispo Atanasia. M. Farzialla, que conoce las costumbres del país, noa aconseja que le paguemos la hospitalidad con un backclticlz, y cierto que no se nos habría ocurrido nunca que se pudiera dar á un Obispo la gratificación que en Francia se da á l0s criados de la casa en donde uno se hospeda. Uno de n osotros, al cambiar con Monsefior un apre­tón de m anos, dejó en las de éste unas monedas de plata, que él acept6 con amable sonrisa. Yo me propuse no olvidarme de él, y lo compruebo. Son las siete de la mañana cuando salímos ele Tiro por la puerta por donde en trámos. Tiro no tiene más que una puerta. Pasámos de­lante de la fuente que provee de agua á toda la ciudad; son las muje­res y las muchachas las que van á buscarla, en enormes cántaros de forma antigua, que llevan sobre la cabeza con la mayor facilidad. Poco más ó menos á una hon de distancia de Sour, nuestro guía nos separa un instante de la ribera para hacernos visitar los pozos de Sa­lomón, que hoy llaman Ras-ei-Ain. Estos pozos, tan afamados en Oriente, son en número de tres, de diferentes tamaños, y forman como una aldcíta en medio de una lla­nura de asombrosa fertilidad, la cual obsequió por testamento Reschid­pachá al Sultán Abdul-Medjid. Desde lejos se les tomaría por hlocklu11u (fortines), según la masa de tierra que las rodea y la obra de calicanto que forma su boca; pero cuando, después de trepar por pocos instan­tes, se llegue al nivel de ellos, uno se pregunta cuál fue la raza de gi­gantes q e ha podido c oncebir y abrir semejantes pozos artesianos. El más grande de los tres tiene catorce metros de diámetro; el más pe­queño no tiene menos de nueve; y el agua que por allí sube, poco más 6 menos quince metros sobre el nivel del mar, del cual la separan Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 312 BOLETíN 1\llLrl'.A.R apenas pocos metros, es la más limpia y la más agradable que se en­cuentra en esta comarca: se escapa del inmenso depósito por un canal que va hasta los molinos que la rodean, cuya sola potencia motora ejerce, y en seguida va á perderse en el mar, sin que nadie la apro­veche. Salomón, al cual se atribuye esta obra admirable de la antigüedad, la llevó á cabo sólo por proporcionar agua á la ciudad de Tiro, cambio de buenos procederes con el Rey de Tiro, Hiram, que le procuró, según afirman, la madera y los obreros necesarios para la construcción del templo de Jerusalén; y todavía existen las huellas del grande acueduc­to que llevaba las aguas á la ciudad; pero todo esto no es más que rui­nas, y no es el Gobierno turco el llamado á cambiar tal estado de cosas. Allf, más que en ninguna otra parte, nos hizo impresión la incuria y la degradación del poder otomano, que todo lo deja á la ca"ua!idad, á la Providencia, y se entrega ¡{ un abandono tan grande, que su caída sería un beneficio para la tierra no menos que para los habitantes. Este país puede ~roducir todavía hoy, como en otro tiempo, pero no hay un brazo que acuda en ayuda de su fecundidad, y algunos millares de almas viven con trabajo en donde la agricultura bastaría para enrique­cer á millones de arrendatarios. Los egipcios comprendieron esto á maravilla, é hicieron loables esfuerzos por regenerar esta bella parte de Asia; pero el horizonte que ellos entreveían despertó los celos de J nglaterra, y 1840 pareció reno­var la maldición que pesa sobre este país. San Juan de Acre era en otro tiempo el centro de un gran pachalik egipcio, y á medida que nos aproximábamos allf, pudimos apreciar que su dominio en Siria no \,a­reció de grandeza; la casa de campo de Solimán-pachá, que se libertó después de 18 I 5, tiene todo el lujo artístico de Europa: jardines in­gleses, kioscos, parque adornado de estatuas: todo esto á algunos pasos del mar, ~ no es una concepción digna de los potentados de Francia ? Un poco más lejos damos con un bello acueducto de seis kilómetros de largo, que el mismo Solimán construyó para proveer las fuentes pú­blicas de San Juan de Acre; algunas de estas arcadas tienen las propor­ciones del famoso acueducto de Marly; otras han desaparecido bajo la yedra, ó se ocultan detrás de las matas de naranjo: se siente que una civilización inteligente ha pasado por aquellos lugares, precedida por el estandarte de Francia. N os acercamos á los muros dentados de la ciudad, y podemos contar las troneras de la muralla. Nos detenemos, espontáneamente, á estas solas palabras de nuestro guía: "Aquí fue en donde acampó el ejército francés que llevó á cabo, en 1799, el sitio de San Juan de Acre; " y, 1 uégo, señalándonos con el dedo una eminen­cia en la extremidad de la llanura, 5iguió diciendo: "En aquel punto se levantaba la tienda del General en Jefe Bonaparte." Y hubiera po­dido agregar: "Allí fue en donde acamparon los cruzados que pusieron sitio á la antigua Tolorneo, de I 189 á 1 191 "; pero su ciencia histórica no iba tan lejos. ( C 01Jti11Utlrá) -. .. -- BOGOTA-lMPREN'I'A NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 78

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 54

Por: | Fecha: 04/06/1898

Aito II Uogotá, Juuio 4 de 1~9~. B.OLETIN MILITAR ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO Director, ALEJANDRO POSADA. Son colaboradores natos de este periódico, todos los Jefa y Oficiales del Ejército d~ la República. EL CARóN DE CAMPANA MODERNO Y LA INFANTERÍA Lo~ rápidos y sucesivos ',perfeccionamientos que han tenido las armas de fuego portátiles, ensanchando conside­rablemente los medios de acción de la infantería, hicieron cre~r por un momento que su reconocida preponderancia como arma principal anularía, casi por completo\ á sus auxi­) iares, sobre todo á la artiJlcría, la cual para Juchar con aquella hubo de sacrificar la movilidad, tan útil en el cam­po de batalla. Los adelantos técnicos que ha conseguido la ~rtillería en los últimos tiempos, tanto en la construcción de sus piezas como en la de sus cureñas y proyectiles; los es­tudios hechos en las condiciones balístims~ Jos repetidos tra­bajos prácticos llevados á cabo; los , continuos ensayos en busca de nuevas perfecciones; la excelente instrucción de su personal· en una palabra, todos los progresos realizados en su empleo, han vuelto á dar In. importancia que correspon­de á aquella arma que, empleada con el acierto que lo ha sido en los últimos tiempos., ha llegado hasta ofuscar á cier­to número de escritores militares, haciéndoles suponer que )as victorias obtenidas se debían principalmente á los caño­nes, y aún han firmado, que la infantería era impotente ante baterfas bien mandadas . , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOL.E fÍN MILITAR Esto es á todas luces exagerado; pues, sí bien es índu­dable que el papel que desen1peña Ja artillería en las bataJias n1odernas ha aun1entade n1uchoen in1portancia, también loes que la infantería será siempre la reina de Jas batallas, como la llamaba Napoleón I, por n1ás que podan1os decir con un ilustrado escritor extranjero, que el cañón es el rey. La artillería por sí sola ni puede defenderse en absolu­to ni puede obtener ventaj?.s en el ataque; pero, por otra parte, sin su auxilio tan1poco podría la infantería vencer Jos obstáculos n1ateriales que se la opongan, pues su fuego es in1potente contra las defensas, sean naturales, sean artificia­les con que se abrigan las tropas en una batalla; y bien en el ataque para allanarlas, bíen en la retirada para sostenerse contra el en~n1igo envalentonado, Ja artillería llega á ser una necesidad, y su en1pleo indispensable en Jas can1pañas. En Ja guerra de sitios, el ataque y defensa de las plazas es casi exclusivan1ente un con1bate de artillería, con10 igua1- n1ente lo es la defensa de las costas y los con1bates n1arítin1os. La n1isión que está lJan1ada á desempeñar la artillería en con1binacióu con las otras arn1as, no ha variado sensible­mente con los adelantos n1odernos, pues ahora con1o antes, d be preludiar la batalla; mantener al e nen1igo Jo n1ás le­jano posible; cubrir los despliegues de Jas tropas; preparar y sostener su ataque ; it iciar, en fin, la victoria ó retardar Ja derroql.; según las circunstancias. Para conseguirlo, cuen­ta, sin embargo, hoy dia mejor que en otro tien1po, con Jos grandes alcances que ha obtenido; con s n1ucha preci­sión, con su enorme p tencia; y sobre todo, con el facilí­sin1o n1anejo de sus piezas, que unido á la instrucción teó­rica que en las escuelas de tiro s " da hoy ft todos los indi­viduos, proporcionan á Ja artillería n1oderna una gran ven­tája 5obre Ja antigua1 en la qu.:: el arte de tirar bien era tan ~olo conocido de uuos poco!:i. o pudiendo obtener obser­vaciont~ exactas, ya por ser sólidos la mayor parte de Jos }'ruyectiles l{ ue se usaban, lo cual hacia difícil el ver bien los puuLos de caída, ya por la n1ala condición de las cs­polet~ s en 1os proyectiles huecos, ya tatnbién por las gran­des desviaciones que sufrían Jos disparos, las correcciones dd tit u no obedecían á principios tan fijos como en la ac­tualidad, en que, gracias á los per[i ccionan1ientos alcanzados Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SOLJ.TfN MILITAR !n las p1ezas y á la sencilla aplicación del cálculo de proba .... bilidades, se pueden dictar métodos y reglas claras y preci sas que pern1iten en pocos días aprender á apuntar y re­glamentar el tiro. de las piezas. Todas estas ventajas, parece~ son contrarias á las tropas de infantería, obligadas á sufrir el certero fuego de los cañones modernos; pero estudiando con detenin1iento esta cuestión, se comprende fácilmente que estos nlÍsmos progresos realizados en la artillería, pue­den servir de base para una futura táctica en que las indi-­car. iones procedentes del conocimiento de reglas y métodos fijos, señalen el modo de n1n.niobrar en el can1po de batalla~ Con efecto, en tiempos anteriores, como la buet1a dirección de los disparos y el útil en1pleo de las piezas dependía en gran parte de la habilidad del que apuntaba, y también mu .... chas veces de la casualidad, sin que existiera Ja fijeza en los n1étodos, ni las reglas exactas que hoy día poseen todos Jos artilleros, era difícil, si no imposible para la tropa caño­neada comprender las intenciones ni el objetivo del jefe de la batería contraria; viéndose obligada á separarse á mucha distancia del . terr~...no batido á causa de las grandes desvia­ciones de los proyectiles. Hoy día, tcniendc los conoci­mientos sobre el tiro de artilJería, fáciles de adquirir, e!: posible al que manda cualquiera. fuerza, conocer por las ex­plosiones de los proy ·ctilcs el punto de su caída y por con·­siguiente las diversas faces del tiro; adÍ\'Ínando de e~tc modo los propósitos de lo qt e apuntan las piezas y eJu- Ji .-: ndolos bien fácilmcnt · con pequeñas variaciones de po­. ición, dificultando así al mismo tiempo · la observación d tiro, puesto que al privar , 1 que apunte de 1 s iatos que d<.:~ea, hará in~ plicable su· método y sus reglas. Es pues fácil comprender qu puede la infantería evi­tar por m dio~ tácticos los efectos del cañón de campaña tnodcrno. en este art1cuJo nos proponemo desenvolver este tema, cuya idea nos ha sido sugertda por las atinadas re­fltxiones que sobre ct mic:mo asunto hace el capitán Mau­beuge, de la artillería belga. Ante todo, creemos conveniente exponer sucintan1ente las nociones sobre los principios, Jos n1étodos y las regla Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETÍN MILITAR de tiro de las piezas de campaña que, á nuestro juicio, con­vendría poseyesen todos Jos oficiales de las armas generales para poder conocer Jos medios de acción deJa artillería. Sabido es que el arte de apuntar, se funda en observar con atención y en corregir con método; pues el tiro será ca­sual sin una buena observación, que ningún sisten1a, ningu­na regla puede reen1plazar; aden1ás, se necesita tener una pauta, seguir un orden establecido de anten1ano para modi­ficar Jos resultados que se obtengan. La explosión de los proyectiles en el punto de su caí­da por efecto de las espoletas de percusión que se hace vi­~ ible con la luz, Ja proyección de Jas tierras y el humo que se ocasiona, son los principales indicios de observación en el tiro, puesto que se sabrá que este es corto, es decir, que ha dado n1ás acá del blanco, cuando todas aquellas señales ocultan una parte de éste; que es largo, por caer el proyec­til más allá de él, cuando el humo sale por detrás; y que ha dado en el blanco por los movin1ientos desordenados que se producen en la tropa que lo constituye, y por no verse ni humo ni luz por delan~e. Resulta, pues, que la exactitud de la observación depende de la vista y experien­cia del que apunta, así con1o de su colocación para obser­var el tiro, y de lo visible que por efecto del color, de la disposión y de su estado á pie firn1e ó en movimiento, tenga el blanco. Además, ]a posición del sol y la diafanidad de la at­mósfera influyen también naturahnente en la observación. La tropa que sirve de objetivo á Jas piezas es, pues, árbitra de disminuír á su voluntad Ja n1ayor parte de los medios de observación que tiene el artillero, puesto que puede adoptar para los uniformes los colores más confu­sos, desterrando todas las parres brillantes, y elegir en sus forn1aciones y situación las que más ventajosas sean para su propósito. La visibilidad de un objeto depende d~ sus di­n1ensiones y del fondo en que se proyecta, así es, que al paso que una línea ó una columna vistas de frente son muy visibles, si se les ve de flanco se distinguen difícilmente y proporcionan pocos indicios para los punt:>s de caída. T o­dos los proyectiles que estallen delante, detrás, ó en el mis­nlo intervalo de dos fracciones, no pueden observarse bien Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR aun cuando el viento lleve el humo sobre una de ellas. Si la tropa se coloca de rodillas, el que observa se equivocará se­guramente al ver el hun1o por delante de ella, y si se echa en el suelo, casi se hará invisible. El movimiento de las fracciones, sobre todo si es irregular, dificulta n1uchísimo la observación del tiro y del blanco, aun cuando la marcha sea perpendicular á la 1íne~. de tiro. A grandes distancias es poco n1enos que imposible conocer el sentido del movi­nüento en la linea de tiro; y si el terreno es llano y descubierto, no se podrá distinguir ni siquiera si aquél se efectúa. La n1archa oblicua causará tan1hién sien1pre dudas sobre su grado de oblicuidad. En cuanto á la corrección, el n1étodo y reglas que se siguen en el tiro de artillería, áebemos tener presente, ante todo, que acercar el centro de los in1pactos obtenidos en varios disparos hacia el punto n1edio de in1pacto que se desea, es lo que se propone el que corrige un tiro yá arre­glado de anten1ano. Para ello se ton1a por base la desvia­ción probable, la tnáxin1a y la forma que afecta la agrupa­ción de Jos puntos de in1pacto, señalados en un blanco por un nún1ero de disparos hechos en condiciones idénticas. Ln prin1ero que tratará de obtener todo Comandante de batería es conocer la distancia relativa al blanco, que por efecto de las circunstancias atmosféricas, del estado de las n1uniciones y del modo de tirar, difiere bastante de la dis­tancia absoJ uta que e~ la verdadera en n1etros. La distancia relativa es Ja que nos n1arca el alza, y para obtenerla, el método que suele seguin;e es ir tanteando al dar de lleno al blanco, ó bien encerrarlo entre dos disparos que disten entre sí una distancia convenida de antemano, y que teniendo en euenta el error que puede admitirse á la distancia que se busca y el del instrumento óptico que se usa, suele variar entre I oo y 300 n1etros. Se empieza por hacer un disparo de ensayo, con el alza que corresponde á la distancia que se calcule disminuída en Jos n1etros convenidos, con objeto de apreciar mejor el resultado, pues que los tiros cortos se observan n1ejor que los largos. Si el proyectil toca al blan­co, yá se ·tiene la distancia que se buscaba; y si va más allá ó más acá de él, se hace otro disparo, disn1inuyendo ó au- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETlN M1LlTA1t n1entando la misma distancia q~e antes, y se continúa así hasta que se acierte al blanco, ó se le con1prenda entre dos disparos consecutivos: en el prin1er caso, el alza empleada será la qu~ se busca, y en el segundo, se tomará el término medio de los dos. Durante estos ensayos, que constituyen lo que podre­mos llamar el prin1er período del tiro, la infantería caño­neada, que desde luego conocerá es el objetivo, comprende­rá por la lentitud de Jos disparos y por la gran diferencia de alcances entre dos tiros sucesivos, que la artillería no co­noce la distancia sino por apreciaciones, siendo entonces cuando Jos errores de obs~rvación tienen mayores conse­cuencias. En este período, el fuego es poco peligroso y las tropas pueden disminuír este peligro, y sobre todo, contra­riar la observación, dando lugar á producir errores en ella, ya echándose en el suelo, ya variando de sitio, ó ya can1- . biando de formación. Conocida por el que apunta el alza que puede en1- plearse, empieza el arreglo del tiro, que consiste en medir con tnás exactitud la distancia relativa, procurando acercar el centro de puntos de impacto lo , 1ás posible del impacto medio, restringiendo los límites de las desviaciones. Se tra­ta pues de acertar el blanco ó al menos encerrarlo entre dos puntos de caída muy próximos, y para conseguirlo, se pue­de seguir el mismo sisten1a ya indicado, con la diferencia de que la cantidad que se afíade ó disminuye es de 2 5 á 30 n1etros únicamente. La infantería conocera que este segundo período va á empezar, en cuanto reciba en sus filas un proyectil, ó que­de comprendida · entre dos disparos sucesivos. En seguida notará que el fuego es más rápido, que los puntos de caída están n1ás cercanos en sentido longitudinal, y por consi­guiente, el tiro es más mortífero. N o bastará ya para sus­traerse á sus efectos el echarse al suelo, ni variar de sitio, si no que será preciso lanzarse á la carrera en dirección de la 1 ínea de tiro para tenderse en el suelo, ó ponerse á cu­bierto en algún abrigo natural ó artificial que se encuentre inmediato~ procurando por todos los medios posibles con ... trariar la observación. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR Obtenido por Jos artilleros que los límites de la dis­persión de los proyectiles e~tén muy próxin1os, y por consi­guiente casi co11fundidos los in1pactos n1edios, el tiro se considera arreglado, y únican1ente se hacen yá las correc­ciones que parezcan racionales, entrando en su tercer pe­ríodo, en el cual la observación de Jos disparos es indispen­sable sea n1uy exacta. Cuando se ha llegado á este período, ' la. infantería sufre muchísin1o del fuego de las piezas, y debe á toda costa salir de la posición que ocupe, n1archando en dirección de ]a trayectoria y ocultándose, en lo posible, aunque solo se1 para inducir á errores la observación. Además de las consideraciones que hemos expuesto, hay que tener presentes tambié n las reglas naturales que si­gue la artillería, para tirar contra la infantería, según la for­n1ación que ésta adopte. Si está en batalla, arreglarán las piezas su tiro contra la línea ó grupos de tiradores, y si se descubren las reservas, sostenes ú otra agrupación n1ayor, 1-=s dirigirá parte de sus disparos despu és de hacer las co­rr cciones fundadas en las distancias reglan1entarias de hrs formaciones. Cuando marcha la infantería, la artillería pue­de seguirla en todos sus movimientos con susproyectiles; y para ello, á cada distancia, se busca el alza que le corres­ponde con un tiro lento. y después de encoqtrada se hace fuego rápido, ó bien se arregla el tiro para un paraje dado, por donde haya de pasar la tropa, y en el momento opor­tuno, .~ e tira una descarga, continuando los aisparos á todo tirar. Este sistema que es el más fácil y más seguro, sólo es aplicable cuand _ la. infantería ha de pasar próximan1ent por un paraje determinado, ó bien cuando hay en el campo de batalla puntos notables de fáLil observación, cuya di - tancia se puede obtener sin esfuerzo, y por cuya inn1edia­ción deban pasar las tropas. Tales son, son1eramente, expuestos el método y los n1e­<. lios que en1plea la artillería para obtener la precisión que alcanza en sus disparos; y fundándonos en la exactitud y sencillez de aquéllos, hemos dicho que á Ja infantería Je basta con observar estos últin1os para sustraerse á ellos, si no evitar por completo sus efectos mortífercs. Podrá ob-jetarse que á una tropa cañoneada no le es fácil hacerse cargo de la marcha seguida en el tiro; mas en la práctica no es Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR -:así, y basta adquirir alguna experiencia y formarse idea de las reglas sencillas que hemos relatado para convencerse de ello. Apoyándonos en esta facilidad de apreciación, vamos á hacer algunas indicaciones generales, que podrán servir J para evitar, en gran parte, I os efectos del tiro del cañón , moderno en los campos de batalla, contra las tropas de in­fantería; pudiendo tal vez dichas indicaciones, inducir á ve­tificar algunos cambios en las forn1aciones tácticas; sin em­bargo, el jefe que mande Jas tropas cañoneadas y que co­nozca las reglas de tiro de Ja artillería, no tendrá necesidad absoluta de esas variacione , pues Je bastará su inteligencia, su sangre fría é iniciativa para arreglar su conducta á los diversos trances de Ja lucha. Así, comprenderá desde luego que en cuanto entre en ]a zona de acción del cañón, será el objetivo general de la artillería, no teniendo yá descanso sus soldados si no es estando ocultos, cubiertos, ó echados en el suelo. Por ello, antes de entrar en dicha zona, tomará sus precauciones, preveerá los accidentes que probablemen­te pueden ocurrirle en h n1archa, escojerá la dirección más ac&tada, y reconocerá el terreno que ha de atravesar con el fin de no detenerse para combinar sus disposiciones bajo el fuego certero de Jas piezas Para Ja n1archa y formación de su tropa no debe olvidar que es indispensable hacer muy difícil, si no imposible, la observación, procurando alargar indefinidamente el primer período del tiro, es decir, el co­nocimiento de la distancia que busca el que apunta Jas pie­zas. Con10 es fácil conocer la escala de distancias, ó sea la cantidad que se resta del alza apreciada por el intervalo en­tre dos disparos sucesivos; el jefe de una tropa amenazada de quedar comprendida entre ellos, la deberá mandar tras­ladarse á la carrera, en dirección de Ja trayectoria y echarse al suelo á una distancia n1ayor que la escala, con lo cual la artillería tendrá que volver á empezar sus tanteos, perdien­do tiempo y n1uniciones. Siempre debe verificarse el movi­nliento hacia las piezas, pues es s1bido que es más difícil apuntar á un objeto que se acerca, que no al que se alej~, y además, aproximándose, se consigue colocarse bajo la tra­yectoria, mientras que los cascos y los rebotes alcanzarán de seguro al que se retira. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR. Si hubiera de pasar por un paraje sobre el que la arti­Jiería enemiga tuviera yá arreglado el tiro, lo verificará la in­fantería á la carrera por escalones á grandes distancias, procu­rando si el desfiladero está en dirección de la línea de tiro, evitar esta dirección á la entrada y separarse de ella á la salida; pero en caso de que pueda sorteado, Jo hará por el lado más cercano á la batería que hace fuego. Cuando el terreno es ondulado, la tropa cañoneada debe atravesar á la carrera los puntos culminantes, reha­ciendo su forn1ación en las hondonadas y barranco~, en ]as vertientes opuestas á donde está la artillería, saliéndose del plano de tiro desde que se oculta de la vista de Jos cañones, sea á Ja derecha ó á la izquierda, apareciendo al continuar su marcha de avance por distinta dirección de la que lleva­ba, lo cual contrariará n1ucho á los artilleros. En todas las m.archas ~ ue la infantería ejecute bajo el fuego del cañón debe evitar, como hen1os dicho, la unifor­n1Íaad del paso, alternando las velocidades para dificultar las apreciaciones de la ~rtillería é in1posibilitarla de hacer un tiro n1etódico. Si se viera obligada Ja infantería á reti­rarse, lo debe verificar á la desvandada ó por grupos sepa­rados, reuniéndose en un punto fijado de anten1ano, fuera del alcance ó al abrigo de los efectos del cañón, teniendo presente para esto últin1o que el fuego contra una tropa cubierta, pero no resguardada, es n1uy n1ortífero, puesto que podrá dirigirse contra un objeto visible, que facilitará Ja puntería y la observación. · El momento más crítico en el avance es cuando pasa la infantería por la Jínea de sus propias baterías, pues con1o las enenligas conocerán de anten1ano ]a distancia, aprove­charán ]a oportunidad, haciendo entonces un fuego rápido. Debe atravesarse, pues, aquella línea á la carrera, siguién­dose, además, la regla general que hen1os yá indicado para todo n1ovin1iento, esto es, que la velocidad del paso sea irregular, n1archando unas veces despacio y otras á paso li­gero para desorientar la observación. 'Todo espacio de te­rreno, por pequeño que sea, de la zona peligrosa, que se pueda recorrer sin exposición, es un triunfo, y por elJo debe procurar atraer hacia Ja tropa Jo n1enos posible, la aten- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MtLITAR ción de la artillería, ocultándola de su vista y aprovechando el terreno para cubrirla. Las tropas destinadas á apoderarse de ciertas posicio­nes como pueblos, caseríos, etc., que con1o puntos de apo­yo conviene algunas veces ocupar de un modo pern1anente en el campo de batalla, deben dirigirse á ellos disimulando su marcha, aun cuando tengan que dar grandes rodeos, pues es preciso no IIamar la atención de las baterías enemi­gas sobre tales puntos. Si la posiciún no es muy extensa y los edificios son poco sólidos y en pequeño número, con­vendrá muchas veces situarse á su proximidad en un terre­no propio para dominar las cercanías, ocupando la posición tan sólo cuando la infantería enemiga la ataque para apo­derarse de ella; pues debe darse por seguro que en cuanto Jas baterías contrarias conozcan la importancia del punto, lo destruirán con su fuego, que podrá ser bien exacto des­de los primeros disparos. Si el enemigo ataca sin artillería, lo cual constituye una falta grave, entonces podrían ocu­parse Jas posiciones desde Juégo. Para el ataque de una batería por infantería, conven­drá di vid ir esta en dos fracciones; una para rechazar las tropas de sostén del enemigo, y la otra para atacar verda­deramente, dando instrucciones precisas el que mande á los jefes de cada fracción acerca de Jo que deben hacer, el Cé!­n1ino que han de seguir y Ja situación de las piezas, indi­cándoles además el punto de reunión en caso de una retira­da y Ja señal de ella y del ataque. El que mande la frac­ción que ha de atacar la batería, dividira sus tiradores en grupos, encargando á cada uno de una pieza y conservrá con1o reserva á su lado algunos so ldados elegidos entre todos. Dada Ja orden, cada grupo se lanzará al ataque, si­guiendo Ja dirección más propia á sustrarse de la vista de la artillería y aprovechándose del terreno; pero sin perderse los grupos de vista y estando á corta distancia unos de otros, atravesarán á la carrera los parajes descubiertos, re­haciéndose y descansando en las sinuosidades y detrás de Jos abrigos que se encuentren. En cuanto el tiro de la artille­ría sa muy certero, se desplegarán les gn1rcs extendiendo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR su frente, formándose la reserva en varios escalones sucesi­vos, y avanzando todos hasta ponerse lo más cerca posible de los cañones; emboscá ndose, como puedan, fuera de la línea de tiro y drrigiendo cada grupo el fuego á los sirvien­tes de la pieza q u~ tengan señalada, y si se consigue apagar el fuego de los cañones, se tira entonces sobre los caballos y conductores. Hecha la seüal para atacar, se lanzarán to­dos sobre su objetivo á la carrera y á la bayoneta, y una vez apoderados de las piezas, quitarán los aparatos de cierre. Si se ordena la retirada deb ... emprendersc en el acto á la desbandada; pero dirigida la tropa por sus oficiales, q u\t­nes procurarán no volver por el n1ismo camino por donde atacaron, tanto para evitar el soldado la vista de sus con:­pañeros n1uert'os y heridos, cuanto para que no pasen por puntos ya observados por la artillería. 1'ales son, en resumen, algunas de las indicaciones ge­nerales que pueden hacerse, sobre el n1odo de conducir las tropas de infantería bajo el fueg de las n1odcrnas piezas de campaña; indicaciones que tambi ~ n señalan los can1bios que tal vez fuese conveniente introducir en las forn1acio­ncs tácticas, hoy reglamentarias. La precisión que ha alcan­zado la artillería y la exactitud de los datos que sobre su tiro se obtienen, permiten calcular con toda certeza sus efec­tos sobre las diferentes formaciones que adopta la infante­ría, y, de consiguiente, el tanto por ciento de blancos que pueden hacen·c en las co 1mnas cerradas 6 con distancia, sean de comparilas, de scc.: iones ó de escuadras, ó bién en una línea de batalla, ya se pre cnten de irente, ya de flanco. Con los datos que en cada Ejército se tienen, acerca de las distancias de reglamento en las forn·mc1ones de la infantería y con las noticias ba!ística-, especiaies de sus piezas y efectos de sus p oyectiles, tanto en desviación con1o en probabili­dades de dar á un blanco determinado, es facilísimo la for­mación de unas tablas, en las que podrían1os ver desde luego, la gran diferencia que existe en todos los casos, entre reci­bir el fuego de frente una columna y recibirlo de flanco. En otro tiempo, por efecto del modo de obrar de los pro­yectiles sólidos, y más que nada por los rebotes que se ob­tenían, las forn1aciones de flanco eran muy peligrosas y se evitaban con todo cuidado; pero hoy día, con Ja certeza de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLKTIN MILITAlt los cañones y la explosión de las granadas en el n1bn1ento del choque, se comprende perfectamente que se anulan en gran parte Jos efectos de las que estallan en Jos intervalos de las fracciones y por consiguiente que sean favorables di­chas forn1aciones. Un proyectil, dando de lleno en el flanco de una subdivisión de la colun1na, causará naturalmente más estrago en la misrna si la acierta de frente; pero en cambio todos los que estallan en los intervalos y Jos que se quedan cortos, que según n1anifiesta el cálculo, serán la mitad y cu­yos cascos llegarían de seguro á herir á la tropa en el se­gundo caso, pueden considerarse como poco peligrosos. Además ha de tenerse en cuenta la n1ayor dificultad de !a observación para el tiro contra una columna de flanco, de manera que, con1o los cálculos se han hecho considerando iguales las circunstancias, debe añadirse esta ventaja á esa forn1ación, y las probabilidades que tienen las piezas de acertar, en tal caso, quedarán considerablen1ente reducidas. Fundándose sin duda en estas consideraciones, el ca­pitán Maubeuge, á quien yá hen1os citado anteriormente, indica podría adoptarse con1o forn1ación táctica, la columna con distancias colocada en sentido perpendicular á la línea de tiro, ó sean sus fracciones normales á la línea de batalla enemiga, embebiéndose en fila la exterior. En Jos moví- . mientos hacia el enemigo se marcharía por el flanco, au­n1entando la distancia entre las hileras con1o en el paso de camino, lo que daría también más soltura á la marcha, y situandose Jos oficiales á la prolongación y á la cabeza de cada hilera. Los intervalos entre las fracciones, se calculan por el límite inferior de la dispersión de los disparos, á los distintos alcances del cañón; y como cuanto n1ás pequeñas sean a.:¡uellas, n1enos probabilidad hay de acertarlas, con­vendrá que según se aproximen al enemigo se subdividan cada vez más, es decir, que si á cierta distancia !a colun1na es de compañía, después deberá serlo de secciones, y por fin de escuadras. De esta n1anera podría conservarse n1ás tiem­po la tropa en la n1ano del oficial, según la expresión muy en boga en el ejército prusiano. En los cotnbates de tiradores estas disposiciones se po­drán tener presente para las reservas y sostenes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LE'I'ÍN MILITAR 2j3 .En cuanto á la situación de la segunda línea de bata­lla, puesto que puede asegur~rse, dadas ]as desviaciones n1áximas del cañón moderno, que nunca un proyectil diri­gido á la primera línea, pasará por los intervalos de sus ba­tallones, y que Jos tiros dirigidos á ellos y que sean largo:; herirán de seguro á los que estén situados detrás, podría proponerse colocar siempre Jos batallones de segunda línea frente á Jos intervalos de Jos de primera. Estudiada la cuestión por personas n1ás competentes, con gran acopio de datos y de observaciones y con autori­dad para elJo, es indudable se encontraran otras varia mo­dificaciones en los tnedios tácticos que puede adoptar una infantería cañoneada por la artillería moderna, para evitar ó disn1inuír los efectos desastrosos de su fuego. Al consig­nar nosotros las anteriores indicaciones, estamos persuadidos de que son muy incompletas y de que únicamente pueden servir á nuestros lectores para señalarles un n1otivo de es­tudio, y tal vez, para destruír alguna idea equivocada. La conveniencia de que Jos oficiales de todas armas se fanlilia­ticen con los efectos de la artillería, se deja con1prender bien evidentemente por lo que llevan1os dicho, y así insis­tirenlos una vez más, en ]a necesidad de que adquieran cier­tas ideas de aquella arma, y de que por experiencia obser­ven los efectos del cañ6n en Jas Escuelas Prácticas. La instrucción es hoy día una exigencia indispensable en todas las clases d un Ej'' rcito; pero, sobre todo, en las superiores, que por su posición están J lan1adas á manejar n1asas n1ás ó menos considerabJes en los can1pos dt: batalla, donde dcpend de~ "' U in~elig n ia y saber la. vida de tantos soJdados. ___. ... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLfTÍN MlLlTAI.{ 1 MINISTERIO DE GUERRA N o·rA OEL SEÑOR MlNIS'fRO DE Gl.IERRA AL SEFlOR CE. ERAL~ COMANDANTE EN JEFE ( Jt R¿pública de Cahmbia.-ll.-finisteritJ d11 Guerra.-Sccción r.•--Nú.-. mero 679. - B?gotá, 15 de Abril de I 898. Señor General Comand:-mte en Jefe del Ejército.-Presente. Servíos prevenir á los Comandantes Generales de División y de Jefatura .i\llilitar, que ello no están facultado para variar la colocación á los Oficiales nombrado~ por el Poder .Ejecutivo para la pre. tación de sus ·ervicios en Jos diversos Cuerpos del Ejército. Frecuentemente se observa que un Oficial á quien por De­creto e pecial del Ejecutivo se h:1 J~: tinado como Abanderado de un Batallc)n, v. gr., aparece despt é en lo e.calafones enviados al !v1inisterio ó en los cuadros de C''nd cta, ·irvicndo en Compañías; Jo cual, como no ,e os oculta, oca"iona grave irregularidades qut.! deben ser corregidas oportunamente. / Si por nece idade- en el ervicio ocurriere el ca o de variar dé colocación á un Oficial en las Compaííías ó Plana Mayor' del Cuer­po á que pertenece, debe solicitar e la medida á este Ministerio por el conducto regular en la seguridad de que una petición de tal na­turaleza será atendida dc.:bidamente. Dio og guarde. ls.-\ÍAS LUJÁK. (") Se repite la publicación de e · ta nota por haber alido la pri• mera \"Cz con algunos errores debid o al señor copista del Ministerio, • DF, [,A D. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. AUU.Tf¡' MILITAR 275 LEC1 URAS DE HISTORIA PArfRIJ\. }>UNTOS PRI:-.ICIPALf.S DE LA VIDA PÚdLlCA DE BvLÍVAR (CONTINU.-\CIÓN). VII El ter:-cnH to de 1.6 de Marzo de 1812, :1cobardó á los habi­tantes de bs principales poblacione · de V cneLueia á tal punto que, decayó muchísimo, si no .e extinguió, el ardor revolucionario con que los pueblos buscab:m lo medios de conservar su independencia, proclamada olemnemente el 5 de Julio de I 8 I 1. De-pués de las capitulaciones de .M.iranda con Monteverde, aduei .• ado este en absoluto del p:1ís, Bolívar logró embarcarse con otros compañer·os, paréi Curn.ao, de donde pa~ú á Cartagcna (Co­lombia). Al arribar á playas extranjercts el ánimo de Bolívar se mostraba lleno de energía, firmemente resuelto á arro trarlo todo por salvar la Patria. El ardor con que ·e había empeiíaclo en la lucha, no le permitía encontrar . ino Jos puntos extremos: el triunfo, 6 la muerte. Su agacidad pohtica llcvábale á indag:1r la causa de los desastres de los patriota en V cnezucla, y compendiando su ideas, redactó un manifiesto<; memoria, que e imprimi/i en Cartagena, (r5 de Di­ciembre de r812) en la imprenta de D. Diego Espinosa. Desde Juego atribuía á la tolerancia y debilidad del Gobierno de la Re­pública la pé rdida de la revolución. Como si leyese en lo futuro la suerte capricho a y vacilante de las naLiones ·udamericanas decía n aquel documento: 'Lo c6digos que con-.ultaban nuestros magi . trados, no eran los que podían ense í1arle~ la cien · ia práctica <.le! gobierno, sino los qu · han formatlo ci~.:rto:5 bueno. visionarios que, imagin á ndose re­públicas aéreas, han prcrurado alcanzar la perfección no1ít:ica, pre-uponiendo la perfectibilidad del linaje humano." Y para que pueda apreciarse la certeza de las observaciones del Libertadc: y la franqueza de su palabra, en lo~ momentos mi - m os en que tnlt~ba de d spertar en Nueva Granada el entusiasmo por la libertad del territorio · venezolano, reproducimos lo siguiente, también copiado del citado documento: "Yo o y de sentir que mientras no centralicemos nuestro gobiernos americanos, los enemigos obtcndrtn las más completas ventajas .•.••. "Las elecciones populare:. hechas por los rústicos del campo, v por los intrigantes moradores de las ciudades, añaden un o~­táculo más á la practica de la federación entre nGsotro : porque Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MILITAlt los unos son tan ignorantes que hacen sus votaciones maquinal• mente, y los otros tan ambiciosos que todo lo convierten en fac• ción." ..... . El genio investigador de Bol! var le hacía descubrir aforismos políticos que una dolorosa expe,·iencia había de confirmar años más tarde, y al formularlos con tánta claridad, en los albores mismos de su vida pública, hubieran debido premunirlo del cargo de ambición que contra él alzaron los que en vano intentaron a1 rebatarle de im­proviso, el prestigio y gloria de su nombre. El genio de Bolívar se sobreponía á toda acción pequeiia~ ruin, entorpecedera del grande ideal que le animaba; buscaba con ansia la libertad del suelo de su nacimiento, pero por instinto, por convicción y por propia experiencia, no se apartaba de las exigen .. cías del mando, concediendo á la autoridad toda su influencia y re­cursos á fin de haceda efectiva y provechosa en la marcha de las sociedades. Así, place obsel'varle cuando, al adquirir mando en Nueva Granada, supo mostrar profundo acatamiento á las disposiciones del Poder Ejecutivo y del Congreso, y no se atrevió á iniciar la cam­paña del Norte mientras no llevó á sus superiores jerárqui­cos "el c:nvencimíento de que debía abrir operaciones sobre Vene­zuela. Cuando le fue dado penetrar con sus soldados al territorio del Táchira, su elocuPnte voz resonú con los acentos de la má~ pura intención patriótica: "Yo sov, dijo á sus compatriotas, uno de vuestros hermanos de Caracas, que arrancado prodigiosamente por el Dios de la misericordias, de la~ rnar ·os de los tiranos que agobian á Venezuela, he venido á traeros la libertad, la indepen­dencia y el reino de la ju ticia." VIII La grandeza de carácter de Bolívar, cond ición que hoy con· ideramos como imán irresistible á fa, ·or del cual supo dar vida á la obra de la Independencia, causóle al heroe mil amargos desengaños, hasta puso en peligro su vida, porque el noble caraqueño, que ofus­caba con su presencia á la multitudes, era atormentado por las vo ... c~s de la envidia y por los Ímpetus de la ambición desordenada. Adondequiera que encaminase su atrevida planta, surgían espíritus rutineros, incultos, osados con la más desenfrenada codicia, que se irritaban con aquella aureola de irresistible prestigio con que apare­cía el jefe, al que no podían menos de considerar con ojos es• quivos, como los que sorprenden en la mitad de áspero y fatigoso camino, muro insalvable que se opone al logro de sus pasiones. Bolívar vivió difundiendo la semilla bienhechora de la libertad, nseñando á los pueblos la cartilla del dere,ho; infundiendolcs el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR 277 gcrm:n J~ la ciud.daní ; cnajo.Ja, dificilísin t t :u'-l, ante h magni:. t Jd de la cull hubiera desi ·tido cualquiera que no fuese: el Líber.:. tador. Las elocuentes lecciones que daba con el ejemplo y con la pa-: labra in fundían aliento á los pusilánimes, vigorizaban los animos de Jos que yá se encontraban dispuestos á la lucha, llevaban el conven­cimiento y la fe á todos; fue Bolívar apóstol de la venbd po'ític:.r, a11t~s que mártir Je la noble c;ws ·l de la indepenJcncia d e su Patria. Si lh)Y mismo, el insalvable ob· tá:lllo para b m. rch1 r.:gu lar . progesiva de las naciones sudamericanas consiste en la falta de..: cducacióit política de ló púeblos, 'que i'o acontecería en los albo­res del sigio, cuando er~n cont:J.das la per::,on~.s cuya ilu~traciún y ~abcr la. ponia en dpacidad de torniar juicio propio? Boli var realizó. prodigios con su ca u ti va dora e loe uencia, con la perspicacia Cle su 'talento, con el dc)n de gc'ñtcs que le h.t Í..t des­cubrir con p~smcsa rapidez las idiosincracias de..: sus cap;tanes. ¡Cuán irrési!;'tiblemente grai1de ap'arccc ante nuestra vista cuan: do pcnsamo qt•e, si su divisa era triunf; r á toda C( st:t, no descui­Jó un instante la ·edÍ1caciót1 oe sus oldados. Penetn!do de l..ts alta leyes del honor y del .deber aspiraba á q~·e bs cumplies e n c:on ri1or en guarda de la segu'r idad y bienestar de la Rcptíblica . Dispcns ~\ba­les su carii10 por igual; secreta alegría llevJb .t :.i su án~mo la · cción generosa del soluado; en el encontraban L · cla. c; na un eu.sreú.lo ~~~­p TÍOr SÍ!l() á Ul1 CJtnpañero d_ inqucbr:.: rltab}r. valor, SCr~IlO y cxpcr­t >,que velaba ~obre ellos con atento C..'lo,,pronto á ctorg-<:rlc5 tol.1 la justicia de so causl y á hacerles comprender que la unión ~ordia C5 la mejor disci p1ina del ejército. A nadie contrarió en el gradual y jt:>to ascenso de sus méri­tos: era el primero en abrir C?tt-:.po ~~ t.tlent J, á la competcrtcia, al esfuerzo bi_en inténc;ionado, al heroísmo y al ,-alor. Dt:eiío de .í mismo, y COn la .\ ista muy en alto, más ÍrH:c!el " C qucd:1ban CI. SU mente la accione 'Írtuosas, que los hechos corade y torpe . Pero en és f'l. guerra'\ c1ue pá a nos o.tro los an.eril'ancs fu e ju_­tísima, ' p rque vindicaba los dere hos de un pueblo u ' tr,tpdc, no to ~os lo que . cudieroñ á cmpuííar las armas llevaran el mistno Jdcat '· e de prendimiento ni igual generosid,ui d :! in·encionc . Lo largo de la contienda relajó la pauta moral de algunos, y ot1os es de presu­mir e que no tuvieron más incenti\"0 al lanz;;¡rsc a la relea que ~a tendencia al mal que domina ]as naturalezas recias é indómita~ ie los que no han logrado acallar us pa.iones por medio de la pe'r­~~ ·cción moral ' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1:0LETÍN MILITAR EJERCIT·O N ACICl~AL l• VE TARIO de lo bienes que dejó el soldiad'o Pedro St4úrc:r., pertc­necien te al Batallón N tira número 2 z epública de Cabmbia.-EjércitJ A~:Jci?na!.-S.7t:JJ1Ó¡¡ Ndir.1 JJ!m;-er:> ZT-;. IV! a;•oría. En Ja ciudad de Cartagcna,. ·á cinco de O...tu.bre de mil ochocientos noventa y siete, presentes en el local de la Mayoría del Batallón Neirr número 22 acantonado en la mi ma ciudad, los infrascrito· Teniente' Coronel 2.0 Jefe, Telé-3foro Morales encarg1ci'o del expresado Batallón '/ los testigos nombrados por éste, seño,..~s José Angel Calderón, B,~nito En­carriaza y Alberto Lemaitre,.,. con el objeto de in venta ci-ar y avaluar lo!=' 'nterescs pertenecientes al finado soldado Pedro Suárez del expré~do Batallón, muerto ayer, cuatro del expresado Octubre, en el Hospital do Caridad de e5ta plaza. Di.cho individuo conforme á la filiación era na­tural de Iguaque en el Departamento de Boyacá. Se puso de presento el dinero que se le encontró al finado en su poder, que es la suma de eis pesos cinco centavos~ más tres pesos cchcnta centavos de cuatro día • de raciones y ajustamientos, cuyos valores ha en La suma de r-uevc pesos ochenta y cinco centa\'OS y lo que sigue; Una cartera usada en ve:nre cent:wosr ...••.•......... $ 2c Unportamonedas id. id. id...................... 20 U na camisa id. icl. id.. .. . .. . . . . . ... . • • • • . • • .. . . . . zó Un par cab:oncillos id. id. id...................... 20 Una ruana Id. en tres pe os ·...... . . • • . . . . . . • • • . . • • • • 3 Un sombrero íd. en un peso ..•.•...••.....••....••• Una maletera blanca íd. C'Tl C 1Jarenta centavo . • • fC" Los nuc,·e pesos ocl cnta y cinco centavo~ que dejó el finado, se emplearon para ayudar á pagar los gastos del entierro y urna en que se colocó el cadáver, como consta de los recibos originales 'lue se adjun­tan á este inventario, Para el completo del pago de. la mencionada urn y .- para 1 ~ntierro del finado, . cl Batallón contribuyó con una limo na. o habiendo má intereses que inventariar se termina e<;ta diligen­_ ia que firmamO! los que en ella intervenin,os. El Teniente Coronel 2.. 0 Jefe encargado, TELÉSFORO MoRALES.- · El Testigo, JoJé A. Ca!derón.-El Testigo, Brtlito E -Cardenal Ci ·ncros­Cltal ~lh-N um.mcia-Victoria-Alfonso XIII-Lcpanto-Rcína Re­gente- \lfonso Xlf_,.~~inl Cristina-.-Rein:t 1 !erccdc .. -Lastilla-Ara­gón- Navarra. Buqttts de segtmda dme. l'v1arqa~5 de la Ensenada-fsla de Cuba--Isla de Lnzón-Río de h Plat•t-:v1éxico-Puerto Rico-·Vclasco-Infanta I abd-Tsabcl Ir­Conde d~ Vcnadito-Ju.m d_ Au:>tria-:\.. d~ Ulloa-Gcneral Valdés- MJnib-Lcgazpi-J orgc Juan. · Bl{(jllts de tercera cla.re. 1\.1arí.t de Molina -1\ilrqtté d la Victori:t-Alvaro de Bnán-Fi­lipinas- Nucva Espal1a- Tcmerario-Vic<.:ntc Yáiicz-Martír!. Alon o - GJJici - farc1ué' de Molins-Magallaneg-Elcano-Lezo-Concln. -1\tlart]U~s del Duero-Fernando el Católico-G<.:n~r:d AhH'a-Cebú -Puig::cr Li -D~5rructor-Auda~~-03ado-Terror-Furor- Plutón- Pro:>erpin:l -Hcrn:h C Jrté -Pizarn~ 'a.sco N út1cz de Balboa-Qui­roz-\' illalobos. C ÍÍonrros de Hgtmdtt dase. 1'diden todoc:, cuyo número es de 30, má · de 150 toneladas de de·­ph?. amicnt , y su nombre. son los ·iguientes: Albay-.Aharado- !cedo -t\rayat- B.u tco.l - Bulu -'n- Calami·mcs-Call· n-Cocodrillo­Contramaestre- Cuba E pañola-Diego Vclá qt cz-Eul:t!ia-lndic­I. eytc-Ligt·ra-Lint:c- Iarivcles-Mindoro-Mac-Mahon- lVJanilc­tío- Pampanga·- Panay-Puragua- Pclícan~__:pj]ar- Pone e de Lcón- 5:Jlamandr - Sa!llar y Sando\•al. C. ííor.crc; tie t.r !'f'fl t!ast. Miden los +2 siguientes m~nos de 150 toneladas de desplazamien­to: guil:.t -.\lcrt1- lmcndarcs-Aimontc- \rdilla-- trcvido-Cari­dad- C:tuto-Centine!J-Comct.l-Condor-Corcucra-Cuen·o--Dar. (h-Dclg,ldo Parej.t- Dependiente -Diamln·c-Diligcntc-E trclla­Esreranza- Flecha-Fra icrt- Gaviota- Gardoguí- Golondrina­Gu an tá.nam::>-Guard ián-IVIayarí-Ot·~ rol:t- Perla- Reina Cristina­Rclámpago- Rubí-Sat ~litc-Sugur:l-1 :uif.t- Tole io - U rdaneta­Vasco- Vigía-\·alicntc y Yumurí. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT4R Todo ~ tos cafícneros de corto desplazamiento prestan servicios de guardacostas, están armados con cañoncl! modernos de gran alcance ú ametralladoras, y por su velocidad de 2 5 millas, son excelentes auxilia­res de los bLqucs de mayor porte, que constituyen el núcleo dd poder na\ a.l ?e EspafiJ. TorptdcroJ de primera clase. Iguales condiciones que los buques anteriormente relacionado, reúnen los cuatro torpederos siguientes, cuyo de:;plazamiento alcanza ha ta 1,50 toneladas: Ariete -Arzón-Halcón y Rayo. Torpederos de segrmda rlí7u. Su número es de 9, miden hasta I 20 tonelada. y se denominan: .1\ce,·edo-Castor-Ejército..:_Habana-J ulián Ordóñez -Orión-Or­c. Jóficz- Re tamo a ' Rige l. 'lorpediroJ de terara cimc. S :>n 2, miden m(!no: de 1 oo toneladas y se llaman: Barcaló y .Polux. ~ ' LaJJcltuJ raííonerm. Son de poco calado c,on objeto de que puedan hacer la na\'egac.ión de J,Js ríos, despla7.an menos de 100 toneladas y su armamento con.Jste <'n cañones 6 ametralladoras. Hay 8, y sus nombres son los si~uicn es: /1ire-.\ut•mio L6pez-Colón-Gcncral Blanco-Intrépida-Lanao- .Lcaltad y .Mensajera. ' PoNtcJ.'fi. Adcm·ís de los tres ponto:es que figu an en el cu:~dro precedente, ~ u~nta la :1rmad,1 <: pañ.ola con dos pontones . para el ser: icio de estac.io­ncs navJ!cs t:.>plfiolas, ste:1do los nombres de e to ·: 'errolano, que m1dc 779 tanda las de dc~pla7..11UÍC:ltO }' CStá armado COn tres qñones moder- 110ii; y Animosa, de soo tor~elada.,, con cuatro caíioncs de gran alcance. • 1 • Bm¡ttl'J t'i": str~·icio! cspecittla~ Frag na A~ urias.- \1idc r, ~ 5 ¡'8 • toneladas de de~plaz:11nicnto, ie­ne m·Íquir:a de vapor de 300 caballos de fuerza, CO!l eJ. armarnento 1e­, csarÍo para la mi~ión que dcsempc1ia dt: escuela na al flotante.' · Fragata Almanza.-Midc +,664 toneladas, su n1!tqpina tiene la fter:t.:.t de J,6oo caballos, e rá armada con 20 cañones de ' varias clac., y su de·tino es dc:pósito de marinería en el Ft.:rro1. Frag1ta Z.tragoza.-~1ide 6 6 so'+i toneladas, con máquina cuya fuerza es de 8oo caballos nominales, } está destipado este buque á es­cuela de torpedos. • Fragata Nautilus.-Dt:splnza 1, 500 tonelada, está armada con 4 caflones modernos y una ametralladora, y u destino es el de escuela de :;uardias marina~. Fragata Vilh de Bilba9. -Mjde 1,312. toneladas, e tá arma:!a con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BvLETlN MILITAR 10 CJñones de varias clases, y se halla destinada ;Í escuela de grumetes 6 a Hendices marineros. · Fragata Gerona.-Desplaza 1,916 toneladas, su máquina de vapor e de 6oo caballos de fuerza, está armada con 4 cañones y dos ametra­' !!adoras, iendo su destino depósito de marinería en Cádiz. Aviso de guerra Vulcano.-Mide 650 toneladas de desplazamiento, su m1guir..a C5 de fuerza de 200 caballos nominales y está al sen·icio de la comi sión hidrográfica de la península. Monta 3 cañones. Avi so Urania.-Desplaza 570 toneladas, tiene máquina de Hpor de: 3 54 caballos de fuerza y se halla también al servicio de la comisión hi­drográfica de la península. Aviso Argos.-Midc 508 toneladas, la fuerza de su máquina es de 96 5 caballos y está al ervicio de la comisión hiarognífica de Filipipas. Avi5o Criollo.-De cofldiciones aná'!ogas al anterior, se halja al scr,- \' Ício de la comisión hidrogr áfica de las Antillas. ' Submarino PeraL-En el astillero de Cadiz. 'lriptdaciolles de los. btiqttes y flrJ"li.11{J. SoLlados. M:trincros En la Península .............. . En las Antillas _. .••.•..•...•.• En Filip~nas .•••.•.•.••• '.' •.. Totales ..• , . . . • • . ...• 5,39 1 2, 5 33 2,f68 4,89~ 4,581 2, 51 5 Como se ve por los precedentes datos oficiales, la m~rina de guprrjl 1 española cuenta con 17 5 buques, cuyo desplazamiento total es de 398,8zo'89 rondada s, elevándose el número de sus bocas de fuc,go ú 83p, enrrc caii one s de diversos calibtcs v ametralladoras. · , ...:.' .. , • , 1 , 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B)LE.rÍ.:-l MlLlfAR ES~UAD.RA AM~RTCA~A NOI\1'!3RES CLASE !TO 'ELA)E "' ¡..,¡ z o ¡z < u .. < 1 --;--Iowa ~~~~~~-:-- Acorazad~--; I~ 1 o J Sz- , ~ - -44-+- zindiana......... 1o,z88 j 4-6 r6 427 3 l\Tas achu3s ctts... ... 10,2 S ++ 16 380 4 Texas ........ ,..... , 6,315 29 16 362 5 Puritáa ........... ... Monitor 6,o6o 195 6 Vesuvius ............ Dinamitero 929 6 1 21~ 20 7 Amphitrite.... . . . Moni·or 1 14-5 8 N e w-Y o r · . • • • . • . C r u e ero 8, 2 o o H 2 r 5 2 6 9 Colum\)ia. ......... ,1 7,375 31 22 429 1::> Brooklyn.___ 9,100 501 1 r Minncapolis ....... 7,375 1 23 1' 31 456 12 Cincinnatti.... ... 3,213 23 19 292 13 Monrgomcry . . • . . 2,09+ 1 29 17 2 5+ 14 Marblehcad ____ .. , 2,089 15 19 254 1 165 KDcttrolidt .... ·--- Ar't.'cte 2,ooo5 17 1 6 2957 a a 1 m. __ •.. __ • 2, I 5 1 1 17 Miantonomlh...... Monitor- 3,990 ro 10 136 18 \Vilmington . . . . . Cañonera 1 1 6o 19 N cwport . . . • .. . . . , 1 I 3 5 20 Vieksburgh .. .. .. . ... I 3 5 21 Annapolis.. •• .. . . , . 1 135 22 Nashville ... ... . . •• )t 1 s8 23 C.1sri~c •... 1 •• •• •• ,, 1,177¡ 10 ,r6 143 2 ~ Cusht'lg .. · •..•.•. Torpedero ros , 3 1 22~ 20 2' Poner.............. 1 4° ~~ ~~~ts~;;l·:.:.~: ._._: ~.: ¡zo 24 ~~ . 28 Dupont.... .... . .. 1 r6 29 Winslow. .. .. . . . ... , j 16 30 Fern...... . . . . . . Trasporte 1 20 3 1 Mangrove. • . . . . .. . , 20 3 .. K:::ntu:::ky.... .•. Acoraz :.u~o 11,400 8o 1¡8 440 3; Kcarsage.. • . . . . . , 1 1 ,+aa 8a • 18 440 3+ AlabJ~1la.. . . .. .. . ,. 1 1,400 8o 18 440 3 5 Mine ss~ ta........ 1 1 ,fOO 8o r 440 J5 Orcgon...... . . . 1o,z88 46 16 380 3 7 N cw Orlcans. . .. . 38 Albany . ... . .. .. 3 9 Banc roft . . . . . .. . " Crucero 40 Boston ......... . " + t Bermington ...... . 839 3,00:)1 1,710 1 I 20 14 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍ.' MILITAR NOMBRES ~; Atia,ta~~~~ - 4-3 Chic lgo . • . . .. . 4-4- San Francisco ... . 4-5 Baltimore . .....•. 1 4-6 Phila:lcl phia ••..•. l 4-7 Ncwark ......... 1 4-8 Char_kston .....•.. 4-9 Ralcigh .. . . . . .. . so Olympia ....•... . 1 SI Montcrey.; .... . 52 Terror .......... :. 53 Cat kili ......... . 54- Nahanc ....•...•... ; 5 Jason .••••...... 56 Machia ......••. 57 Petrel.... . •.... 58 Dalphin ...... ~ .· . 59 Y orktonw ....... . 6o Concord ... .- ..... ·, 61 Bancroft ......•.• 6z M aric 't~ • • • . .... · 63 Stilctlo ........ . 64 Alarm· .. • · ......• 6 S Sm~crs (?)• ...... ,; •• 66 Manning: ........ . 67 Princeton ....... .... , 68 Helena . . ......... . 69 (),vin .............. . íO Talbor ............ ' 7 1 I~odgcrs . . • • . .•. •j 72 E acx . . • .•..•. • 73 Me Culloc ..•.... 7+ Gn.:ham ........ • 1 ¡; Algonquin .....•... 76 Onandaga ........ . 77 Lancastcr .......... ~ 1 CLASE " " " .¡, ,, Monitor ,, " ;~ Caiíonera " ,, , . ,; " Torpedero , Ga1ionc ... a ,·, ,, Gai1oncra " . " Crucero I¡ 177 892 1,486 1 ¡oo1 r, }"zol 838 3j Bo 1 ! I+ 12 8 I S 14 io J8 20 1 20 18 1 ~ ~ 154- 132 , IIS 192 1 93 1 1 1 1!8 1 :Z-7 ,<> J;;: ~ i 1 __ !)· h:> Además hay una cai1oncra en Baltimore yáconcluída, pcrosin nom­bre todavía, dos torpederos en Europa recién comprados; diez y seis bu­( ptcs en el servicio de faros que pueden ervir cómo cañoneras; veinti­cinco yachts que serán trasformados en torpederos; sesenta vapores; mercan­tiles que pueden servir como trasportes armados; seis monitore viejo~ ara dcfen a de puerto. y doce vapore aduanero. que e pueden utilizar.· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ROLEriN MILITAR Elf E; EJERCITO E'l ?bLr Ejecutivo p~r Dc:r~t~ J.~ fech:t 26 el~ l\tby-> acep~~~ ~1 Capitán Antonio M. l<.amírez la excusa que presentó para ser­\, ir el puesto de Comand:.u"úe dé Ja 2.• Comp::uíía del Batallón Aya­• nuho número 3'· 0~ y d~titH) en su lagar al de igual grado José A - 'censión Rivera ~te nabía ido notnhrado para la s:· del G~·rd,brl 'nÚmero 6.0 Declar<> en usó de licencia indefinid 1 por insubordimción y beodez habitu~l al Capitán Salustiallo Tejada que sirve como 1"'e- 1liente en la r.• Compañía del Darallón lv:ira número 22, á solici­tud del primer Jefe dél <:::uerpo. l:,lamó al servicio a~tivo a1 1'e- 1liente Manuel J. Carrasco y lo destinó á la r.• Compañía del N .1i­ra número 22 en luga~- de T-ejada. Declaró insuBsistente el J'lornbramientó hecho en el señor R:t iael Gálve.z para instructof civil del Batallón Núlí.!z t1l1mero 9~ por abandono del destino, segt~n it}Íorme del Comandante Genera de la 4: División. , Ascendió á Capitán efectivo al Teniente Adolfo Ortiz qué ~irvc en la z·." Compañía dd Batallon Bárhula número 2.0 , y lo des­tin<) á la 4·· del BJyacá núm. '- ro 24 en lugar del Capitátt Jorge '.J'ulio Rincón, que pasó á otro qterpo. Llamó al ser\,: cio activo al Teniente Agustín B. Samacolo­ ·ina y lo destinó á la 3·" Compt.lñía d.::l Barbula, en lugtlr de Ortiz. Destinó al ~oronel Benjamín Silva que sirve en el Cuart,.J General de la r.ll Di visión, como primer Ayudante General, <11 mismo puesto en el Cuartel General de la s: Di isión. Cónfirió al señor Jesús egret el en'~pleo de Subteniente, 1<" !amó al ervicio activo y lo destinó al E tadó Mayor General de! Ejército como 2:"' AyudarHe en lugar del de igual grado Jorge Martfnez, que fue destinado á otro puesto: El nombrado pre·tará ~u servicios en la secciór1 1.• del Ministerio de Guerra. Por Decreto de fecha 28 de Mayo confirió al señor Arturó Carvajal el empleo de ubteniente, lo llamó al servicio activo y lo destinó como supermunerario al Batallón NariiíJ número 4.0 EJ 'ubtcniente Carvajal irá á la Escuela Militar en representacr6n dé )"oitado Cuerpo que no ha enviado si1 o un alumno; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Fiesta de Cristo Rey. Foto 6

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Fiesta de Cristo Rey. Foto 6

Por: Gumersindo Cuéllar Jiménez | Fecha: 1930

Procesión en la Plaza de Bolívar, durante la fiesta de Cristo Rey. La fiesta de Cristo Rey es la festividad que cierra el año litúrgico católico. Fue instaurada por Pio XI en 1925 y se celebra el último domingo del año litúrgico, que correspondería al domingo número 33 o 34, anterior al primer domingo de adviento. El sentido de esta fiesta es recordar y celebrar la soberanía universal de Jesucristo. Gumersindo Cuéllar registró una de estas fiestas en Bogotá (se desconoce la fecha), que fue llevada a cabo con una celebración en la Capilla de Sans Façon - La Presentación (Avenida 19 con carrera 19) y con una procesión por las calles del centro de Bogotá, que culminó en la Plaza de Bolívar.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 81

Por: | Fecha: 10/01/1899

ANO li Bogotá, Enero I o de I 899 NUM. 81 --··--- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO --··--- Fundador, ALEJANDRO POSADA Son cotaboraaores natos ae este periódico todos los Jetes y Ojicialts dtl Ejército de la República CIRCULAR DEL SEROR MINlSIRO DE GUERRA , República de Colombia- Ministtrio de Guerra-Sección I .a Número . .. - -Bogotá, 9 de Enero dt 1 899 Señ.or •••.....••...•••. Tengo el honor de participar á usted que hoy n1e he encargado, en propiedad, del Despacho de Guerra, en vir­tud del nombramiento que tuvo á bien hacer en mí el Excelentísimo Señor Presidente de la República. Soy de usted atento servidor, JORGE HOLGUIN ALOCUCION DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA Colombianos : Siguiendo el ejemplo de mis predecesores en el Gobier­no, os saludo de la manera más cordial, hoy que principia un ~ño nuevo. En cumplimiento de lo dispuesto en la Ley I 28 de 1888, en este día se dará en todos los pueblos de la Na­ción un testimonio público de amor y agradecimiento al TODOPODEROso por los beneficios recibidos, y se impetra- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MILITAR rán sus divinos auxilios para el año que va á comenzar; y cuando esto sucede, yo, como encargado del Poder Ejecu­tivo, por el querer de los electores de la ·Nación, debo hacer por mi parte, como en efecto hago, fervientes votos por el bienestar y el engrandecin1iento de ella, con razón tanto mayor cuanto por ley expedida en el año anterior, que para honra mía fue la primera que me tocó sancionar y mandar ejecutar, la B.epú blica rindió homenaje á J ESU­CIUSTO y ordenó se le erigiera un n1onun1ento con1o sím­bolo de la gratitud nacional. U na República creyente, como la nuéstra, que así se pone bajo la protección divina, la ob­tendrá sin duda, porque Dios es todo an1or para los hom­bre• y en especial para los que Jo invocan y lo acatan. Ten­gamos, pues, fe en que contaremos con su amparo. De agitación han sido los dos últimos años, con mo­tivo de las elecciones para Presidente y Vicepre~idente de la República, iniciadas prematuramente y acaloradas en sumo grado, y de la inauguración del nuevo Gobierno, hasta el punto de pretenderse, sin motivo alguno, que yo no toma­ra posesión de la Presidencia de la República, desconocién­dose así el principio de autoridad, tan respetado en todas partes; pero por fortuna se advirtió que eso, sobre ser im­practicable, no sería consentido por la Nación, enemiga de los Gobiernos de hecho, y la calma se ha restablecido y la paz impera en toda Ja República. Conservarla es mi n1ayor empeño, porque es bajo su sombra benéfica como la Repú­blica puede alcanzar el alto grado de prosperidad á que está llamada; y como tál es también el deseo de la generalidad de los colombianos, no dudo ni por un momento que ellos me ayudarán á conseguir tan feliz resultado. Ocasión he tenido antes de manifestar, y ahora repito, que gobernaré con todos los elementos sanos que hay en la Nación, porque yo no soy Jefe de un partido ó de una fracción cualquiera, sino de toda ella. Llatnaré, en conse­cuencia, á los puestos públicos, á los que juzge dignos de ocu­parlos, con1o lo he hecho hasta ahora en los pocos que me ha tocado elegir, teniendo para ello únican1ente en cuenta que son colombianos y que por sus aptitude~, por su pa­triotismo, por su honradez y por su amor á las Instituciones, tienen derecho á tomar parte en el Gobierno y ser de éste auxiliares eficaces. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍK MILITAR 347 Por lo que á mí toca, llamado como he sido por el voto popular á ejercer d Poder Ejecutivo, deber mío será, para corresponder á tal confianza, garantizar todo legítimo derecho y consagrar todos mis esfuerzos al bien de la co­munidad. Todo lo que de eso se aparte, es ajeno de mi ca­rácter y de n1i acendrado amor á la justicia; pero no basta nlÍ buena voluntad si para ponerla en práctica no se me presta ayuda. Deber es éste de todos los colon1bianos bien intencionados, y no dudo, como he dicho ya, que lo cumplirán con decisión y con lealtad; pero lo es particular­mente de la prensa, por estar llamada á promover cuanto pueda convenir al procomunal, á aclarar todas las cues­tiones de interés público, á indicar cuanto, según su sano criterio, convenga á la Nación, y á velar por la fiel obser­vancia de la Constitución y de las leyes. Su n1isión es, por lo tanto, sublin1e y civilizadora; pero dejará de serlo si, ol­vidando su objeto, se propone anarquizar el país y des­prestigiar la autoridad, como no pocas veces acontece. La intolerancia, Ja intransigencia, el apasionamiento y cuanto tienda á entrabar la acción del Gobierno y hacerle una oposición sisten1ática é inmotivada, son factores inacepta­bles en los escritores públicos. Si razón hubiere para censu­rar los actos de aquél, háganlo enhorabuena, como en otra vez lo dije, pero sin ofender ni irrespetar á los censurados, para no faltar á la máxima de que "lo cortés no quita lo valiente." Así es como creo que deben con1portarse los pe­riodistas y cuantos escriben para el público; y ~i tal hacen y se interesan realmente por la marcha regular de la Nación y su progreso, sus escritos serán de grande alcance y de muy feliz éxito. CoMPATRIOTAS: Una vez n1ás os llamo á la unión y á la concordia: olvidemos las rencillas pasadas,--de que no hemos derivado n1ás que intrctnquilidad y desprecio,-y volvan1os los ojos á la Patria, á la cual nos debemos por entero: sirvámosla con desinterés, como verdaderos hijos de ella, y cooperemos todos á que sea dichosa, no sólo en el año que principia, sino en los venideros. Ese es mi anhelo, y no dudo que será tan1bién el vuéstro! Amapoin1a, Enero 1.0 de I 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 348 BOLETÍN MILITAR NOTA DEL SUBSECRETARIO DE GUERRA, ENCARGADO DEL DESPACHO, DJRIC.IDA AL GiNERAL, JEF~ Dl ESTADO MAYOR GENBRAL DEL EJERCITO, PARA SALUDAR AL EJERCITO República de Colombia.-Ministerio de Guerra.-Sección 1. • Número ... -Bogotá, 3 r de Diciembre de I 898 Señor General, Jefe del Estado Mayor GeneraL-Presente En ausencia del seiior Ministro titular, cúmpleme, como encargado del Despacho, dar al Ejército nacional, á · nombre del Gobierno, por vuestro n1uy respetable conduc­to, un n1erecido testimonio de satisfacción y agradeci­miento por los oportunos y constantes servicios que han prestado todos los miembros de la Fuerza pública en el año que ya expira. La conducta ejemplar que han observado dentro y fuera del Cuartel ; la abnegación con que vienen sopor­tando las rudas fatigas del servicio; su firme adhesión á las instituciones públicas; su sujeción á severa disciplina, y, sobre t0do, lo que n1ás resalta, comparando la morali­dad n1ilitar de hoy con la de los tiempos no há n1ucho transcurridos; el estricto respeto á las garantías individua­les y á la propiedad privada, tánto, que en todo el año no se ha incurrido en trasgresión alguna,-son méritos que le dan á todo el Cuerpo militar levantado carácter y eleva­do puesto en el can1po del progreso moral, y que lo hacen acreedor á las consideraciones del Gobierno y de la sociedad. El Excelentí5imo Señor Presidente de la República se promete que el Ejército, en vez de dar n1otivo para des­virtuar el buen concepto que ha alcanzado, se esforzará cada día más por acrecentarlo, á fin de asegurar, por este lado de la Administración, la paz, sin cuya estabilidad la Patria no podrá continuar, con paso cierto, su marcha á prósperos destinos. El Gobierno también tomará mayor empeño por ha­cer menos penosa la condición del soldado, ahorrándole fatigas cuanto sea posible; dándole alojamiento sano; pro­curando no haya atrasos en el pago de los haberes ni en la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETiN MILITAR 349 provisión de vestidos; teniendo especial cuidado de que sea afable el trato de los superiores, y, en fin, impidiendo se apliquen otros castigos que aquellos absolutamente in­dispensables para conservar la disciplina y la moralidad, sin que depriman el carácter militar. Si bien es grande el éxito que la Fuerza pública ha alcanzado ya en su misión con1o esencial factor del orden, aún le queda por realizar otra tendencia no menos inte­resante, que consiste en in1pulsar, con su constante buen ejemplo, el progreso de las masas populares qu~ se hallan á menor altura. A los Jefes, Oficiales y soldados que, con ánimo va­liente, se encuentran firn1es en el puesto que sus deberes les señalan, alejados del an1or de sus hogares por el subli­h1e amor de la Patria, ella les recompensará su servicio y virtudes, si no es premio bastante la fruición íntima que proporciona el cumplimiento del deber, sobre todo del de­ber que la Patria reclan1a. Hago votos por que alleguen nuevos timbres hon­rosos los ruiembros del Ejército, y les presento, con moti­vo del año que llega, un respetuoso saludo. Os uplico hagáis insertar esta nota en la Orden Ge­neral del Ejército. Soy vuestro atento servidor, El Subsecretario, encargado del Despacho, CLIMACO LOSADA República de Colombia-Ministerio de Guerra- ~Or el cumplimiento fiel de sus deberes. El buen sentido se impone sobre las pasiones callejeras, y el espíritu de ciudadanía preside y fomenta nuestros propósitos. La auroridad es el símbolo que da fuerza mayor á la sociedad, y por eso debemos rodearla de prestigio, respetarla y secundar sus actos. La misión del ejército es, pues, en la época presente, una misión altamente civilizadora, como que le toca velar por la regularidad del orden, por el respeto á la ley, por la normalidad de las funciones de todos los Poderes. El soldado debe tener el convencimiento de la im­portancia de su papel, para procurar acrecentar sus conocimientos, redoblar sus esfuerzos en mejora del servicio, perfeccionarse en la dis­ciplina, y tratar de engrandecerse siempre con el respeto á sus su­periores. La jerarquía militar es algo que despierta en todos admira­ción, por lo mismo que los puestos superiores sólo se alcanzan median­te el mérito, por el valor, por la lealtad, y muchas veces también por el heroísmo y por el arrojo. Amemos el pabellón tricolor que representa las glorias de la Re­pública; á su sombra benéfica podremos buscar el engrandecimiento ; respetándolo, sabremos cumplir hidalgamente nuestros deberes. LITERATURA -- RECUERDOS Y RELACIONES MILITARES PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET (e ontinúa del número 8o ). Recorremos las sinuosidades de la bahía de Caifa, cuya arena aparece cubierta de esponjas y de despojos de navíos hacinados allí púr las furiosas tempestades de Oriente, cuya devastación no puede SANCO 'DE LA REPUBUCA BmlJOTECA lUIS . ANGEl ARANGO HEMEROTECA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 352 DOLETÍN MIL IT Alt contenerse de ningún modo. Contámos hasta diez y ocho buques perdidos de este modo en aquel punto, en donde se les creería al abrigo de los vientos; pero la bahía de Caifa, como la de San Jor­ge, cerca de Beyrouth, no es sino una ensenada en donde los vien­tos del Este y del Sur tienen menos empuje, pero no por esto es menos terrible la impetuosidad del mar. La ciudad, construída al pie de la cordillera del Carmelo, cer­ca de Narhmolcatta, el Cison de la Santa Escritura, es muy antigua y muy sucia. U na torre cuadrada, habitada por algunos soldados turcos, es hoy el último vestigio de la importanci.t que tenía cuan­do Godofredo de Bouillon la dio á Tancredo: hoy no es conocida sino por su rada, á donde vienen á hacer escala los paquebotes del Mediterráneo, cuando el mal tiempo no les permite tocar en Jafa. Hay que atravesar á Caifa para llegar al monasterio del Car­melo, lo que aprovechámos para visitar al Vicecónsul de Francia, señor Aumán; esto nos da un reposo de algunos instantes á la som­bra de nuestro pabellón tricolor, cuya sola vista inspira fuerzas al via­jero. Del otro lado de Caifa, nos internámos en un camino vertical, labrado en escalera en los flancos de la roca, y después de un cuarto de hora de subida, llegámos al convento, que puede llamarse la for­taleza del Cristianismo, pues está construído de manera de poder sostener un sitio de varios meses contra los musulmanes. La plataforma sobre la cual se levanta tiene una altura de 582 pies sobre el nivel del mar; está encerrado dentro de un muro de un metro de espesor. Desde que hemos atravesado el umbral de este vasto dominio, divisamos todo el convento, y uno se detiene invo­luntariamente para contemplar sus imponentes proporciones. Aquél es un vasto cuadro de edificios cuya cúpula aparece sola dominan­do los terraplenes. El conjunto es nuevo y data de 1853; fue uno de los Hermanos de la Santa Yirgen del Monte Carmelo el arquitec­to que dirigió la obra, y los fondos los suministró Europa. Abdallah-pachá, Gobernador de San Juan de Acre, destruyó en 1821 la Iglesia y el convento del Monte Carmelo, y empleó los materiales en construírse un palacio de estío, alegando por pre­texto que semejante posición extratégica debía estar ocupada por el Gobierno. El hermano ] uan Bautista de Frascati acudió á Europa á defender la causa de los religiosos de su orden, y obtuvo desde luego que la Puerta Otomana, por intenncdiación de Fran­cia, restableciese á los Carmelitas en sus derechos y que pudiesen volver á levantar su convento; pero no s~ contentó con esto sino que abogó en todas las Cortes y ante todos los grandes, y reunió socorros en Francia, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Italia; una suma poco más ó menos de un millón doscientos mil francos. Fue entonces cuando abordando la realización de su obra, el ar­tista se reveló entre los religiosos; dibujó él mismo los planos, formó obreros y dirigió sus trabajos. Reconstruído el convento, el hermano] uan Bautista compró el palacio que A bdallah-pachá Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 353 no osaba habitar más, é hizo de él el hospicio de los Levatinos, de modo de poder dar abrigo á todos los que viniesen á pedirle hos­pitalidad. El Oriente no tiene posada~ ni hoteles, y los conventos son las etapas señaladas de los peregrinos; por esto se les quiere aun antes de saber la acogida cordial que allí le dispensan á uno. Vino á recibirnos al diván un hermano que hablaba fi·ancés, y que nos sirvió todos los refrescos deseables, y abrió en seguida seis cuartos en donde las camas, preparadas con todo el confort europeo, parecían esperarnos. El superior llegó bien pronto después y quiso hacernos él mismo los honores del monasterio: durante media hora nos pa.5eamos de piso en piso, de corredor en corredor, admirando por dondequiera el orden y Ja limpieza que reinan allí. En el terrado superior permanecimos largo tiempo para contem­plar la inmensidad del mar; el abismo tiene algo que atrae. Enci­ma de nuestras cabezas flotaban los colores fnnceses, y supusimos desde luego que habían sido izados excepcionalmente en honor nuéstro. -Ellas son las que nos protegen en todo tiempo, nos res­pondió el buen hermano ; este es el verdadero pabellón de todos lot conventos de Oriente, y nunca hemos izado otra bandera. Tal privilegio de nuestros tres colores dio también lugar á algunos incidentes. En 1857, por ejemplo, el Archiduque Maxi­miliano de Austria, que recorría el Oriente, 1legó á Caifa, y de­seando visitar el monasterio del Carmelo, lo mismo que todos los peregrinos, pidió que arriasen la bandera francesa. El Superior le hizo saber que se honraría mucho con su visita, pero que ella no le podía obligar á aparecer ingrato á la protección de Francia, y no quiso cambiar su bandera. El Príncipe se sintió contrariado, y no visitó el Carmelo. Diciembre 16-Tuvimos la fortuna de que nuestra entrada á Tierra Santa fuese en domingo, lo que era de buen augurio para el viaje. A las sif'te de la mañana estábamos en pie para oír la misa que el Superior mismo quiso celebrar. Dispusieron asientos para nosotros en el coro de la capilla, coloco¡dos en círculo al rededor del celebrante, de suerte que parecía que nosotros le ayudásemos á celebrar el divino sacrificio. A las siete y tres cuartos nos despedimos de los buenos padres, conmovidos con su afable recibimiento y deseando volver á visi­tarlos en tan deliciosa soledad. El Cawas del con vento (especie de oficial criollo), armado cual un caballero de Ia Edad Media, en­cabezó nuestra caravana, y nos guió más allá de Caifa, hasta el camino que se dirige á Nazaret, entre el Cison y el prolongamien­to del Carmelo, al través de una llanura de imponderable fertilidad, encuadrada por las montañas cubiertas de árboles de Galilea. Hacia las tres Ilegároos arriba de Nazaret, construída e~ for- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 354 BOLETÍN MILITAR m a de embudo, en un pliegue de la cadena de montañas. Aquélla es la cuna de la religión de doscientos treinta y nueve millones de cristianos: allí pasó Cristo los primeros treinta años de su vida, preparándose á los dolorosos misterios de su misión en la tierra, y no sin indignación nos apercibímos del gran minarete colocado en aquel punto, en donde nue~tra piadosa curiosidad buscaba la cruz redentora. En otro tiempo el Rey San Luis vino del Monte Carmelo á Jerusalén por el mismo camino '}Ue nosotros acabamos de reco­rrer: entró á pie, teniendo un cilicio pegado al cuerpo; y oyó la misa con gran devoción, según dice su historiador Godofredo de Beaulieu. La entrada nuéstra fue menos solemne; echamos pie á tierra delante de la Casa Nuova, casita pequeña que los Padres Franciscanos han destinado para los peregrinos, y que está situada al lado mismo de su convento, el que, con estas construcciones, rodea el santuario de la Anunciación. Cinco minutos después atra­vesábamos el patio del convento, orgullosos con poder consagrar nuestra primera visita á los santos lugares que nos atraían. La iglesia, reconstruí da muchas veces sobre la gruta de la Anunciación, ocupa precisamente el sitio del primer templo que se levantG en el siglo IV, por orden de Santa Elena, para encerrar la casa de la Virgen, transportada milagrosamente á Dalmacia, después á Loreto en 1291. La nave pequeña á donde primero se entra, parece no ser sino un vestíbulo desde el cual parten una ancha escalera de diez y siete escalones de mármol blanco, que conduce á la capilla subterránea de la gruta, y dos escaleras más, de las mismas dimensiones, que suben al coro, éste rodeado de una alta reja, ricamente dorada, y que comunica por detrás el altar ma­yor con el convento. Instintivamente bajámos primero á la gruta. Al pie de las escaleras se encuentran dos altares consagrados á San José y á San­ta Ana, á derecha é izquierda del cuarto tallado en la roca en don· de la tradición refiere el misterio de la Encarnación. Un altar de mármol blanco forma el fondo, y bajo la tablilla del altar, sostenida por cuatro columnitas de mármol, están colgadas siete lámparas, cuya luz, mantenida día y noche, permite leer sobre el mármol blanco que cubre el suelo, estas sencillas palabras: 17erbum caro hic factum est. (Aquí se hizo el Verbo carne). Encima del altar un cuadro representa la Santa Familia, con esta inscripción: Hic erat subditus illis (aquí le estaban sometidos). U na columna de granito antiguo, colocada á la derecha del altar, indica el lugar en donde el Angel se apareció á la Madre Divina, y otra columna, á la izquierda del altar, pero más cerca de la en­trada, y colocada casi diagonalmente á la primera, señala el sitio en que permaneció la Virgen cuando respondió: "Hé aquí la Sierva. del Señor." Esta segunda columna está rota por mitad, y la parte superior, sostenida del techo por fuertes barras de hierro, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILI'l'AR 355 sirve de pechina. Se cuenta que fueron los musulmanes quienes la rompieron cuando saquearon la antigua iglesia, después de la toma de Nazaret. Les habían hecho creer que esa columna estaba llena de oro, y quisieron cerciorarse. ¿Cuánto tiempo permanecimos allí, mudos, en presencia de diez y ocho siglos que nos separaban del milagro de la Encarnación? No sabría decirlo; cuando el alma se dilata, á impulsos de intensa emoción, es casi un deber dejarla que saborée un sentimiento inolvidable. El Padre que nos servía de guía comprendió nuestra emoción y suspendió el relato que nos hacía, hasta que continuamos la marcha. Detrás del altar hay otro cuarto tallado en la roca, que también hacía parte, sebún Focas, de )a casa de la Santa Virgen, y debió de ser el que con especialidad habitó el Salvador. Desprendímos de estas paredes al­gunas partículas de piedra que enriquecen ahora nuestro museo de recuerdos de Tierra Santa. Algo hay en los lugares de la Tierra Santa que produce al corazón cristiano una satisfacción que no encontrará en otra parte: por Jo demás, estos sitios se conservan muy bien, y la piedad de los peregrinos los ha enriquecido con un lujo que agrada mucho. Las paredes están cubiertas de telas rojas, y el coro de la iglesia guar­necido de esculturas de madera, arañas de cristal y varios buenos cuadros. Todas las artes parecen haber pedido al santuario de Na­zaret la consagración de su grandeza adornándolo con sus atri­butos. Por la sacristía entramos al primer piso del convento, en don­de reinan la calma y el orden más completos. Cada celda tiene su número, y sobre la puerta el nombre de su inquilino; una sola no tiene nombre, el 29, la última á la izquierda, en la extremidad del corredor del este; pero una inscripción francesa, colocada encima de la puerta, descubre el recuerdo que encierra: "Celda honrada con la presencia del General Bonaparte en 1 799·" . Nada se ha cambiado de los muebles desde la campaña de Egipto: una cama de monje, con una mesita y tres sillas, tal es el mobiliario con que se conformó aquel que por entonces prete-ndía ya la conquista de Europa. - Por todas partes, a nuestro paso, nuestros uniformes llamaban la atención de las gentes, y se formaban en hilera, por decirlo así, para vernos, lo que nos dio la ventaja de poder examinar de cerca la población de Nazaret, cuyas mujeres son tan mentadas por su belleza. Cierto que no es una fama vana: ellas tienen tipo espe­cial entre todas las de Palestina; ojos de expresión notable, faccio­nes bien hechas, correctas; y el cuerno tradicional, que no han abandonado nunca, es para su cara un marco que le da mucho valor; este cuerno, que ya hemos encontrado en otras partes, tiene aquí un adorno especial, está cubierto de economías (palabra que aplican para designar las piezas pequeñas de plata). Puede una mujer Ile- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 356 BOLETÍN MILITAR gar á encontrarse en la miseria, pero nunca consentirá en vender su peinado para hacerse á dinero; no lo abandona nunca; en aque­llo finca su honor. A las seis de la tarde, los padres nos esperaban en la Casa Nuova, para obsequrarnos con una comida que hicieron tan sun­tuosa cuanto les fue posible. En esa época del año el país no pro­duce ni frutas, ni legumbres ; preciso era que nos contentásemos con seis platos de pollo, sazonados de diferentes maneras : fueron ofrecidos con tan buena voluntad, que todo nos agradó. 17 de Diciembre-A las siete y tres cuartos partímos para el monte Tabor; las mulas nos llevan la delantera, conduciendo lo que compondrá nuestro almuerzo. El Tabor no queda precisa­mente sobre el camino que conduce de Nazaret á Jerusalén; hay que dar una vuelta como de dos horas, la que no nos costará sino un poco de fatiga, bien compensada con los recuerdos. A las nueve y media llegamos al pie de la montaña de la Transfiguración ; á las diez y media hemos trepado la cumbre, un camino trazado al través de rocas verticales, pero cuyas asperezas se ocultan entre encinas silvestres y bosq uecitos de flores gratas; todos nosotros conservamos algunas de éstas entre las hojas de algún libro ó en el portamonedas. Allí, en donde creíamos no encontrar sino un sitio insuficiente para el almuerzo de seis personas, descubrímos una magnífica plataforma, cuya extremidad norte muestra todada los últimos vestigios de una ciudadela romana, y un pequeño convento griego hoy día abandonado. Frecuentemente se ha tratado de indagar de qué lado preciso de la montaña tuvo lugar la Transfiguración, y Lamartine, en pre­sencia de esas ruinas que llaman romanas, no ha querido admitir que se verificase sobre el Tabor : argumento fácil de destruír porque los romanos no llegaron á ese ?aÍs sino con V espasiano, hacia el año 69 después de Jesucristo, y su recinto fortificado se levantó quizás en el sitio mismo que fue el primer testigo de la gloria del Salvador. Adoptemos la tradición que coloca aquí la Transfigura­ción: la fe rechaza con horror la duda que pudiera mezclarse á sus recuerdos. Los católicos de Nazaret vienen aquí en peregrina­ción cada año, el día en que se celebra la Transfiguración, y uno de los padres de la Tierra Santa celebra la misa hacia la parte su­deste de la llanura, desde donde la vista abarca de un solo golpe toda la llanura de Esdrelón, las montañas de Gelboé, el monte Hermón y la cadena del Carmelo, el más bello conjunto que uno pueda imaginar. Allí permanecímos una hora en contemplación ante esos reflejos de un pasado divino. A medio día bajámos al Sur, hacia Dejennim, atravesando la parte de la llanura faz por la cual no ha sido considerado todavía. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 358 BOLETÍN MILITAR En las democracias antiguas se hacían las leyes, se elegían los magistrados y se decretaba h. paz ó la guerra en las juntas po­pulares; los oradores eran, por decirlo así, los árbitros de la suerte de la República, y la elocuencia deliberativa alcanzó entonces e. más alto grado de perfección. Las modificaciones y cambios intro­ducidos después en la forma de gobierno, la limitaron á las asam­bleas ó cámaras representativas; y el cambio de auditorio templó su vehemencia primitiva, pues no era lo mismo perorar al p<1eblo reunido en la plaza en Atenas ó en Roma, que hablar delante de poco~ oyentes en un Congreso. En los tiempos modernos queda como ejemplo O'Connell arengando al pueblo irlandés, tanto por lo numeroso del concurso como por la magnanimidad del orador y la importancia suma del asunto. La antigua clasificación de la elo­cuencia en los tres géneros deliberativo, demostrativo y judicial, pareció insuficiente en nuestro tiempo, y la crítica hizo un género aparte de la elocuencia militar, en la cual no sólo es justo colocar las alocuciones y proclamas, sino también toda expresión según el h•gar y las circunstancias en que se profiera. Tal género no se ·ajusta á las estrechas reglas que rigen en las composiciones de otro orden; cosa natural, porque siendo la escena y el auditorio diferentes, diferentes deben ser también los pensamientos, el lenguaje, la acción. El orador militar necesita una palabra de fuego que caiga rápida é inflame instantáneamen­te Jos corazones del pueblo ó del ejército para inclinarlo á tomar alguna suprema resolución ó á empujarlo á la muerte ó á la vic­ria. No en el recinto estrecho de la sala de un Parlamento ni en las bóvedas ,de un templo debe resonar esa voz, sino en el campo, al aire libre, bajo el palio espléndido del firmamento: el orador militar habla no en la tribuna sino al pie de las banderas que sa­cude el viento, delante de los tupidos batallones, cuyas armas brillan al sol; enfrente, no lejos del enemigo, en cuyo campo se mezcla con el ronco redoble del atambor guerrero, el relinchar de los caballos impacientes y el agrio són del clarín que manda el combate. Allí todo debe ser rápido, animado, vehemente: una breve exposición, recuerdos de glorias antiguas, grito de vengan­za por las derrotas sufridas, voz animadora, llena de convicción y de esperanza; á veces insulto mordaz lanzado atrevidamente al enemigo; la promesa de los bienes que ofrece la victoria, y esto, d~clamado, gritado con acento alto, desgarrador, solemne. De modo que si hubiera de tomar un-a comparación para ilustrar este asunto, diría que la elocuencia militar es como las ondas d::: un mar alborotado por la tormenta, cuyas inmensas moles corren ace­leradas con el soplo del huracán, y llegan al alto promontorio y allí se rompen con estruendo, y espuman, y borbotan, y hierven; en tanto que otras especies de elocuencia, en grado mayor ó me­nor, se asemejan ó á mansos ríos que corren apacibles, lamiendo campos tupidos de grana y colmados de flores, ó á lagos tranquilos en los cuales se pintan las estrellas de un cielo sereno. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAn 3159 Esta elocuencia, como eco que es de la paswn en su último paroxismo, admite la esplendidez del estilo metafórico en su mayor grado, y tal forma, natural en ella, sería hinchada en arengas de otra clase: diferencia que no han tenido en cuenta los que tachan de ampulosos los discursos del Libertador. Quien se halla al frente del enemigo en el trance de una batalla; quien habla á soldados, si valientes, rudos por lo común; quien debe aprovechar las cir­cunstancias del lugar y el momento, mal puede detenerse á buscar giros y formas que no se atemperan á la situación. Así es como son naturalísimas estas palabras de Napoleón 1: "Cuarenta siglos os contemplan de lo alto de esas pirámides"; y las de Bolívar des­pués de Ayacucho: "¡Soldados colombianos! centenares de vic­torias alargan vuestra vida hasta el término del mundo." (Continuará) EN EL EJE.RCITO Se nombró, por decreto de 9 de DiciembLe del afio que terminó, al doctor Pedro A. Brugcs, médico de la guarnición de Riohacha. -Se concedió, en la misma fecha, licencia indefinida, al Subte­niente Abelardo Arangurcn, para separarse de la 3·a Compafiía del Batallón Sucre número 7. 0 -Se llamó al servicio., para reemplazar al Subteniente Aranguren, al sefior Luis Alejandro Cárdenas. -Se destinó al Teniente Guillermo Montoya, z. Ayudante del Batallón N ariño número 4.o, á igual puesto en el Batallón Urdaneta, número 17. -Para el puesto que dejó vacante el Teniente Montoya se nom­bró al Teniente Aristides Liévano. -Se reconoció al seti.or Adriano R. Blanco M., en el empleo de Coronel con que prestó sus servicios al Gobierno en la guerra de 189 5, y se le abonó la antigüedad de 4 de Agosto del afio citado. -Se destinó al Capitán Angel María Gómez, que servía en la 5: Compañía del Batallón Ju11ín á la 5.a Compañía del .Ayacucho en reem­plazo del de igual grado Manuel D. Hurtado R. -El Capitán Manuel D. Hurtado R. pasó á la s.a Compañía del Batallón J unín. -Se reconoció al señor Luis F. Pasos en el empleo de Capitán con que prestó sus servicios al Gobierno en la última guerra, llamándo­le al servicio activo y destinándole á la 5~ Compafiía del Batallón Bomboná, creada por Decreto de 24 de Noviembre (1898). -Se llamó al servicio al Teniente Rufino Bulla, y á los Subte­nientes Carlos Riascos Plata y Juan Antonio Burgos y se les destinó á la s.a Compañía del Batallón Bomboná. -Se concedió licencia al General Ramón Gonz'ález Valencia (con fecha 10 de Diciembre), para separarse, por causa de enfermedad, del mando de la 3~ División, por sesenta días renunciables. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 360 BOLE'l'ÍN MILl'.rAR -Se encargó del mando accidental de la 3.• División al General Julio C. Upegui, Inspector de ella. -Se concedió licencia indefinida al Subteniente Jesús N cgret V. para separarse del puesto de 2.0 Adjunto del Estado Mayor general. -Se nombró en reemplazo del ~ubteniente Jesús Negret V. al Teniente Juan Bautista 'N egret. -Se destinó al Capitán Belisario Villamil, Ayudante Mayor del Medio Batallón f/ alencey, á la 4.a Compañía del Batallón La Popa, en reemplazo del Capitán Guillermo Escallón. -Se nombró 1l Capitán Guillermo Escallón para ocupar el pues­to de Arudante Mayor del Medio Batallón f/ a!encey. -Se nombró al Capitán J ustiniano Zapata para mandar la 4· a Compañía del Batallón Nariiio. -Se nombró al Capitán Heliodoro Pieschacón para la 2.a Com­pañía del Batallón Ayacucho. -Se nombró al Capitán Ricardo Franco, Primer Adjunto del Es­tado Mayor de la 3.a Brigada de la 1.• División, para la 4.• Compafifa del Batallón Sucre. -Se nombró al Capitán Agustín Jiménez, Primer Adjunto dc:l Estado Mayor de la 3·• Brigada de la 1.• División. -Se concedió al Subteniente Reinaldo Escobar, la Jicenc.:ia inde­finida que solicitó para separarse de la 3.n Compañía del Batallón Rijin. -Se reconoció al señor T ulio Mendieta, el empleo de Subteniente con que prestó sus servicios en la última guerra, y se le destinó al Ba­tallón R ijles, en reemplazo del Subteniente Escobar. -Se llamó al Subteniente Eleuterio Sánchez (que servía en la 1.• Compañía del Batallón Tiradores), á prestar sus servicios en la 4· • del Rij/11. -Se pasó al Subteniente Francisco Pinzón á la 1.a Compatiía del Batallón Tiradoru. -Se nombró al señur Pedro Martínez P., Ayudante del Guarda­parque de Cartagena, encargado especialmente del ramo de Artillería. -Por decreto de 1 I de Diciembre de T 898, se nombró al Coronel Luis Morales Berti, Primer Ayudante general del Estado Mayor de la 3.• División. -Se llamó al servicio activo al Sargento Mayor Ramón Pereira Chaves y se le destinó á la Comandancia en Jefe del Ejército, corno segundo Ayudante general en la vaca~te que allí existía. -Se nombró al Coronel Marcos E. Soto, Jefe del Batallón Uria­ntta, en reemplazo del Coronel Alejandro Quintero que fue destinado al Batallón Cazadorn. -Se ordenó que el Coronel Pedro Sicard Briceño, Primer Jefe del Batallón Bárbula, pasara á ocupar el mismo puesto en el Sucrt, en reemplazo del Coronel Soto. -Se nombró Jefe del Bárbu!a al Coronel Luis Fernando García. -Se nombró Jefe del Batallón Nariiio al señor Coronel Antonio Gómez R. --·....-·-- BOGOTA-lMPRENTA NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 81

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 90

Por: | Fecha: 11/03/1899

No III Bogotá Marzo I 1 de I 899 NUM. 90 --~·---- ORG :ro DEL MJ 1 TEHIO DE El A Y DEL EJERCIT ___ ,. . .,_ __ _ DJRT.CTOR. AD-HO OR!:M~ FRAtiCISGO J. VERGARA y V. Coronol, Miembro de la Socieda d Colombia na de Ingenie ros ~22~2 - ~ ~9 ~2 ~2 9~2~~ - ~ ~~ ~~~ ~~ ~2~~?~~222~~99~~~~~2~~~ ~ ~ Son colaboradores natos de este peri6dico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República c~~~~~ o~~~~ ~~~~o~~ob~~ ~~6~~ ~ ~~6~o~~6G~~~~~~~~ob~~~~~~ ~~ ~~~~n OFICIAL ··· - - R~públtca de Colombia - Minist,:rio de Guerra- Numero 76 - B/)­gota, 24 d11 Febrero de I 899. eñor General Comanrlante en Jefe del .Ejército. erv1o disponer, con re pecto á la instrucci ... n civil de 1 Cuerpos acantonados en e ta ciud d, que las da es superiore •que e den en todo ellos e ten unicamentc á carg del oronel In tructor; y que n e retirada la tr pa de la in·trucción du­ ·rantc la hora de clase , mientras el re pectivo Instructor no haya ·terminado cada un de dicha da e;. y vuestro atento · ervidor, JORGE HOLGUIN POR EL E OR GOBERN. DOR DE ROLIV.\R E , ' LOS PARQUES DE CARTACE A Ln la ciudad de Cartagena, a lo t r c ~ dí~s del mes de Febre­. r Ut; 1 99, pre en te el seilor G-obe rn a dor dd 1 >t:partamen l con el objeto de practicnr la visita de que trata el artículo 1 q del Decr t númer 307. de 1897, reglamentario de lo PArque, se procedio ~ la confrornaci ón dt: 1 e ·i ten' ia d<.:l Parq u ·on vi ta dd e u - .dro anterior, h.-llándo e todo dt: conforrnid d. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 98 BOLETÍN MILITAB El señor Gobernador visó los documentos que componen la cuenta del mes de Enero próximo pasado, á que se refiere la men­cionada visita. Para constancia firman la presente diligencia El Gobernador del Departamento, JuAN V. AYCARDI-E Guarda-parque, José L. Cabo. ---··---- SECCI N DOCTBIN AL No es nuestro ánimo tratar detenidamente de los anteceden­tes, desarrollo y consecuencias de un hecho bien conocido en n ues­tra historia: la defección del Batallón Numancia de las filas realis­tas para pasarse á Jvs patriotas en la epoca en que San Martín guerreaba en el Perú; y mucho menos narrar con todos sus deta­lles el célebre episodio de Chancay, transformado de ordinario por los escritores, de tal suerte, que hasta nos pintan á ]os realistas ba­tiendo medallas en honor de los héroes republicanos. Oueremos ola mente hablar de la marcha más admirable que con~emos e.n los fa tos militares del mundo, ejecutada por soldados de Venezue­la y de Colombia. Esta marcha prodigiosa, casi ha pasado inadvertida para Jo historiadores: O'Leary no la menciona en sus Memorias; B ulnes. tampoco la conoce; Restrepo en su Historia se limita á )as siguien­tes línea : "Reunido marcha el Batallón á recibir órdenes de San Martín, prestando á éste un auxilio muy oportuno'; Mitre, tan cuidadoso de ordinario, escribe: '' ~t:n su movimiento de retroceso,. ·valde dejó como á 10 kilómetros á retaguardia el BataJlón Nu­manc. ia, el que aprovechando la ocasión, dio el grito de insurrec­ciuu e la noche del 2 (Diciembre de 1820), e Incorporóse al df iguiente al ejercito patriota, ofreciendo á la causa de la Inde~n denci.a americana un contingente de 650 bayonetas," y esto apo­yado en las memorias de Cambo y de Al varado. l:.n la hoja de servicios de Heres se lee: ce lo cual (el pase de u JUJn,·ia) ejecutó haciendolo caminar 24 leguas en un día, desde el rapi he viejo á la hacienda de Palpo, y de e ta á Retes, donde e unió á las tropas dd General R. Alvarado, dd ejercito Je a ' artín, co.1 tod el personal y material d .:!l batallón.' Y 24 le~lla españolas en 24 horas de marcha, una colt mna d ; o:> hombre , si n dejar un re¿agatl , a l través de ardientt> arenal e., e hecho que no tiene par, in duda alguna, y revela una resi tencia tal en una tropa, que de de luego le da derecho á que f' la califique de la primera infantería del mundo, si á esa cualidad se reúne como Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍ~ ULf;. AH 99 en el Numanúa, la del valor llevado á sus últimos límites en el combate. Las marchas que citan Jos tratadistas como el colmo de las marchas forzadas, on: el ejército ü ancés en su avance sobre Piasen­cía, en 1796, caminó 64 kilómetros en 36 hora ; la Di vi ion de u­gereau, en el mismo año, 104 kilómetro en igual tiempo; en 1 8os, lo granaderos de udinot, 6o kilómetros en un dta; el cuerpo de Jack on, en la guerra de Sece ión, 72 kilómetro en 36 horas; el 1 r cuerpo oru iano en Agosto de 1870, recorrio 38i kilómetro en un d1a; el IX cuerpo del mí mo ejercito, en Diciembre de e e año, 82 kilometro en 36 horas. Ahora bien: el Numancia caminó ~~o­venta)' uis l.:ilomt'tros en vei11ticuatro horas! Las tropa extranjeras citada realizaron e o movimientos llamados admirables, tomándose tiempo para descansar y comer, en tanto que la nué tra sostuvo la marcha picada por la caballería enemiga, sin un momento de re­poso, en 24 hora · e decir, á má de 6o metro por mi;nrto. De Bogotá á uaduas, á pie en un dta, sería ya una hazaña homérica y t:so que no se cuentan sino 85 kilómetros de camino. Verdad que la preparación de e~e cuerpo, \' eterano cual nin­guno, fue digna de tan estupenda prueba. Formóse e] Nunumcia en Barinas (Venezuela), en 1815, principalmente con americanos condenados al ervicio por patriotas, y había hecho en aquellas regiones diversas campañ~s cuando arribó á tierra firme la expe­dición de Morillo, quien informó al rey la disciplina y buen esta­do del cuerpo, por Jo cual el monarca dispuso pasara al Perú en reemplazo de las trvpas españolas que el Jefe penin ular detuvo para hacer la guerra en Margarita. Empero, antes cie que viniera tal orden Morillo había resuelto enviarlo á Santafe, por Casanare, plan que se modificó luego, por lo que el cuerpo retrogradó hacia Pamplona para eguir por la cordillera á la capital, á donde 1legó ' los ocho me e de campaña . De Bogotá pa ó luégo á Popayán, y guarnecía c50ta ciudad cuando e le mandó seguir á Lima por tie­rra: cl6 de Febrero de 1819 emprendio el viaje, y haciendo marchas continuas y peno as, llego á Lima 1 6 de Julio del mismo año. La ruta de este movimiento fue por uito, Cuenca, Loja y Trujillo; en Guayabamba pa o la línea equinoccial, y de de Riobamba tomó la a pen ima cordillera, que no dejó ino en Piu­ra, ya población del Peru. i\tiá~ fácil y corta habna ido la marcha por Guayaquil, 1o que no se hi¿o por estar entonces inundad la comarca, · aunqut: n da e habrh. perdido on demorarla unos dta, mientr bajab n la agua , !'e re ohiú 1() q ac: queda dicho, ''porque en la política del gt .. bierno e p ñol e taba de truír una tropa que p 1· u bra,·ura, u Jisciplin., y su cn!dit en todo Costafirmc, d ría •·ce - 1 o conrinu , componiéndo e corno <.: componí:t de amt:ricano (1) { 1) San Ma.rlm tlijo í Hcrcs en oficio del día 4 t~ntr · otr:t. cosas : " Yo sé que el nemigo ha su riüo una pérctiua irrcpar:tbl·, porque los bravo de Numtmcia no encon­trarán mucho rivale en su ejército .• • . Por tau grandes motivos, felicito : U. S. con todo el interés que ·oy cnpaz de senlir, cuanclo contemplo el destino de la Ammórica y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lOO BOLE'.l'ÍN M.lLI'l'.d.R ó porque en el orgu11o de Morillo le dictaba er el primero que ha­cía ejecutar tal marcha." Desde l3arina á Lima cuentan dnco mil kilom ·Jros, p~r el ununuia recorrio otro mil má con sus marcha y e ntramarcha en diver o sentido:>, recorrio todos los c1ima y terreno imaginables, en un palabra, cuanto puede ima­ginarse de malo y dif1ciJ, á pi~, y sólo perdio 100 hombre en e a omérica y in igual con-ería. Es el primer batallón que en los iempo moderno ha hecho esa marcha y ce probablemente será el último que la haga, porque su hazañ~ hizo conocer como intransi­tables para un ejér ito esos camino , que ólo cuand se quiera ha­e r mo.·ir hon,bres se deben mandar que los transiten, ó bien cuan­do se trata de aquéllo que, conociendo el sacrificio que han de hacer, con ien tan en pa 'arlos. , Y el Numancia al pasarse á los patriotas llegó desnudo y .descalzo, porque hacía un mes que formaba la vanguardia del ejér­cito español en operaciones y había dejado en Lima todo su equipo y \'estuario r En la madrugada del 2 de Diciembre se sublevó el Numan­cia, aseguró el Jefe y los O !iciales e paño les, y en el acto em­prendió la marcha prodigiosa, penosa por el clima y el terreno que travesó, larga y expuesta, porque la caballería realista, informada : ronto de Jo sucedido, se puso en persecución del batallón, que, n 24 horas, tuvo que ce marchar in comer, beber, dormir, ni de - .... an ar, y tomando posición y medidas para defenderse,' y el 3 á la una de la tarde entraba á la hacienda de Retes donde estaba la -vano-uardia patriota. ce Es fal o que el E~cuadrón de Granaderos á caballo (patriota) hubiera protegido el movimiento del Numan­t.: ia como 1 dice ~an iartín . ... E todo tan falso lo que dice an 'larttn, que cuand me reuní á Alvarado, me recibió con 8oo hombres en ala y prontos á combatir; y en esta formación archar n conmigo mucho trecho" (Here ). !varado cre1a en una celad de lo e paño le . T aturalmente á Rete la tropa ce llegó , n tal c:;tado Je fatiga que Jos oldados no podían tnoverse de un lugar,' Conforme a la situacion re pectiva la fuerza que e pre-entó á !varado ascendta á 2 5 ficiales y 671 i ndi \ itluos de .. tr pa. ¡ Lá tin1a, y grande, que no haya llegado"' nuc tras manos una elación circunstanciada, hora por hora, crita por alguno de lo actores del mayor t: ' fu r¿O fí ico hecho or un Batallón, que re­gí tran lo analc de la guerra 1 El dí 4, tan luego como San iartín recibio en Supe cJ avi o de lo ucedid , 11 mó al 'umnn­cin ce Fiel á la Patri " · lo declaro el m á an ti o-u o en el jérci to ,ibertador del Pcru, rec nociéndolP., • dem.t , e u cará tt::r de co-b tra5C«:n tlenda que · e l u ·ne e t • s u.:es · ; y á Bolí,·. r en nota del 2.6 de 1 rz anifc tó que al a 1 ir l. :amp - p m Jibcrta r al Perú "enum ·ré entre mi princip les re unos 1 s r.ll clcl br v > L-. tallón .1 Tumrmr.in~ que el Virrey ele Lima e tim. ba eomo n ele la primeras column:ts de s 1 c}.: rcito." Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 10 . lombiano, y le confió, para toda la guerra, la única bandera que usaba aquel Ejército. ¿ No con endría perpetuar esta gloriosa tra­dición, dando á uno de nuestro Batallones el nombre de Numan­cia, ya que en otro recordamos la bravura del e pañol Vaiencey? --···-- (Conclusión) La acritud en los boletine y la publicación en periodicos serios de Jo contratos celebrados por los beligerantes, para adqu!­rir arma , municione , estuario, equipo, menaje, mulas, ca a1los,. ganados, "tverc~, etc., como olemne protesta del despilfarro ; lo neutrale r pre~entando aventuras quijote · as, pero más amarga que la de Tantalo ; lo tnontañeses con lo rezagados de lo ejer­citos, pescando in an?uelo; Jos hombres que ayer no más se dis­tingu• n por u buenas condicione , excelente carácter, entusia:;­tas por la libertad individual y Ja pro peridad, de firmes propósit para ayudar en la paz al eograndecimiento de la patria, vueltos rudo con la vida de: e cenitas y de cosos de que la lucha e pro­longue, como me-dio eficaz para hacer fortuna ; los desertore , en u vergon7osa fuga, violando en pueblos i ndefen os el hogar sa­grado; la contribuciones para gratificar á lo vencedores y en­ciclos, que son en Colo m hia el c.< sálvese quien pueda," apagando en hombres orgullosos el e píritu y haciéndoles perder la dignidad, pue to que, di culpándose, piden perdón como esca o f.'lvor. El caudillo, embriagado con el humo de u vi toria~, en marcha triunfal, hiere con la punta de u espada á tcdo el que e le opone al pa o, y á la vez promulga, entre cortinas de carmesí, la folicidtui de su patria, que el mi mo convirti "' en escombr s, trayendo! por toda gloria, no la cruz del altar divino, sino el llambre y la mi eria, y re ibicndo, á pesar de todo, las coronas de laurel que m trona ilustres y damas distinguidas le di ciernen, á la par de Jo presidiario , que elevado por la guerra á la categona de buenos ciudadano , reciben tambien de znano blanca la escarapela, com divi a de l1onor y título que los rescata de l s panópticos . Pero no es esto todo: apenas hubo de terminar e la lucha (v lláme e como e quiera el vencedor), u escalafon militar apa­rece con tal número de Generales, Jefe y ficiale , que e cede al de lo individuo de tropa que pa aron li ta en el campamento, y como para e e tiempo lgún grup de lo que nada hicieron re­sulta tÜ ht roicns virtudu militorrs, tle grandes y podt•rouls injlunz­cias, y tJt./,crscles á éstos, por su vasta in truccion d~ cflmpt~iía y co­nocimient profundos n1 In tácticc- t•xpt·rinuntal, 1 victoria ob­tenidas, re ulta q u~ lo uno e ponen bravo porque n lo hacen Pre idente , Mini tro de E tado, miembro de lo Con ejo legL ut L Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 102 BOLETÍN MILITAR lativos, empleados diplomáticos ó consulares, y las otros destruyen lo que ello dicen haber ayudado á con eguir. Y como al vence­dor no le es fácil en la paz colocar á tántos que formaron en la guerra, y mucho menos á estos Napoleones, capaces de emprender expediciones, sin peligro d~ que llam'ls M1scovitas los detengan, de ahí viene tal de composición, que no pueden entenderse jamás, abrigan de nuevo bárbaros deseo , y convirtiendose resueltamente en poderosos antagoni tas del Gobierno ó del caudillo revolucio­nario, según el caso, dan origen á multitud de intriga , que per­judican en las regiones oficiales la marcha progresiva del paí , les viene el desprestigio, y no pudiendo sostenerse á la altura á que por ca ualidad los elevó la guerra, pterden el equilibrio y se caen de la eminencia, llevándose de calle reputaciones que tratan de debilitar, sembrando odios profundos entre los más distinguidos Jefes, y forjando extravagantes teorías para justificar la imbecili­dad de sus cómplices; acaban hasta con las más triviales nocio­nes del patriotismo. ¡ Líbrenos Dios de tales hombres, que son más funestos que la guerra que someramente hemos deta1lado! 1 I QueJarnos mudos, con la cara apoyada en las mano , cual otra Magdalena arrepentida, sin trabajar por el afianzamiento de la paz que nos trae obligaciones, pero también derechos y garan­tías, por estar de por medio los que llamándose amigos del Go­bierno por una parte, blasonan por lo bajo y con reserva el nom­bre de los próxi .nos caudillos revol\Jcionario , para aprovecharse de tan propicia oca ión y celebrar por patriotismo contratos de vestuarios y equipos para el ejercito-de las zalamena de los que, creyendose candidatos para recolectar empre titos, se aseme­ian á la sierpe que no muerde al padre para matar al hijo--de los aficionados á ervi r destinos en las carnicena~ oficiales -de los acuciosos en llevar la alta y baja de las caballenas - de los fabri­cantes de e pediente por aju tamiento militare de batallones que no han e .i tdo in o en cartulina-y por otra, de lo que recorren las poblacione en olicitud d e dinero para comprar armas y organi­zar cuerp de V'Jiuntarios que solo figuran en la cabeza del esta­fador e la astucia Jel intrigante y adulador, que para repre en­tar su pap 1, entra aga1.apado cotno vil e · p1a p )f cu. lquiera puerta, y á la sombra de lo ejercí tos se liga con lo entregados á desor­ganizado pillaje- de los que alrgan al vencedor como meritos, ervicios, r. tiga y sufritniento ) u estadía permanente en las esquina r tiendas de las plazas públicas, siendo voceros de la calumnia y de la mentira, etc., sena renegar de la patria y hasta de la vergü e nza- ve tir con pluma de paloma al tigre que nos asecha-besar la mano que nos abofetea apurar en copa de ..oro la cicuta que hundió en la fo a al fil6sofo atenien e -sonreír Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MILITAR 10 - nte el verdugo que con pulso firme y mano diestra pica la ma­no al gallar:lo Cordobes para regocijarse despué en la agonías de u muerte- acariciar al buitre que roe la entraña de Prome­' teo encadenado, y olvidar en un iu tante la dolorosa y larga e pe­rienda que el caudillaje nos ha dejado, cuando con rapidez mara-illo_ a y p12rn hacernos filices ha o scurecido con el humo de la ólvora el cielo de la Patria. Tocale al sacerdocio, en primer lugar, prevenir con hidalguía las calamid~des de la guerra, convocando á hora determinada á us feligreses para predicarle de de la cátedra agrad~ la verdad evan­gélk. a, que e la voz de Dio , que imprime esperanza , que es sólo consuelo y Jnagnificencia, radiante luz para descubrir la verdad y amar al prójimo en ez de acuchillarlo en matanzas fratricidas, que no on el mandato divino. El orador que suavemente logra ser el mediador entre el cho­que de caracteres y ·opiniones distintas, y por persuasión llega al corazón de los energúmenos y le hace de istir de us plan e revo­lucionarios, en realidad de verdad que ha obtenido para el pobre pueblo el mayor de lo beneficio , para esa raza de mártires, que sin careta, ca co romano ni tejido de acero en el pecho, pelea in­, con ciente, defendiendo una bandera que no conoce, pero que sí , arranca Ja victoria al enemigo y e ac-rifica como león, obedecien­o un bárbaro mandato. A la mujer, nombre santo y ublime que ejerce en el mundo :podero a influencia y que es grada conducente á la grandeza hu­mana, tócale investigar con petseverante solicitud, en dónde está la cabeza de la erpiente revolucionaria para adormecerla y hacer­la deponer de u fiereza hasta apagar u ira - puede conciliar l ánimo en Jo partido · político · , con la facilidad que el alvaje aman a las culebras con lo sonido dulce de u flauta ;' por \ir-ud y habilidad descomponer lo plane de una in urrección arma­da y c ombatirla, adquiriendo mcritos y renombre entre la herol­nas de la hurnanid~d é inmortalizandose, como la madre y e po-a de Coriolano, quien teniendo ca i ocupada militarment"' la ciudad de Roma, ha to el mandato agrado de la que lo acaricio l' ntimamPnte en el pecho y de u amable compañera, para ~nvai­nar u e pada, ocultar u ca co guerrero y abandonar el campo. i­gan la colombi na ' e te noble y ublime jemplo y no habremos lvado. al Gobierno que, corno Repre ~ntante del Poder Legi la­ivo de la Nacion le ha ta olo cumplir la Con titucion, que e el ibro e oro de la Rcpublica', y la ley e crita, para alvar el orden y el poder adquirido por la voluntad de lo pueblo , robu teciendo el sentimiento de la paz que nos ha ofrecido la República cris­~ ian ue hemos o tenido en la e fera de nue tra fuerzas, con ma­yor mpeño, ·de de que en Santa Ro a de Oso > el4 de Mar¿o de 1879, oímos la de carga que tan cobardemente y de la manera m a "gnominiosa, asesinó al gallardo e inculpable joven Mc-Ewen, á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 104: BOLETÍN MILITAR quien no pudimos salvar del patíbulo en aquel funesto día, porque los que rodeaban al Jefe del Gobierno ?ntioqueño entonces, le pe­dían ese sacrificio, no por adhe ión á su causa vencedora el día anterior en Oro bajo, sino porque les era preciso, en aqueJla época de lujo y corrupción, castigar la dignidad del que los esperó en plena plaza, con el bastón de la autoridad en la mano, para que así re altara más el valor de la víctima y la cobardía del verdugo, que exclamaba como Breno, el feroz galo: ¡Ay de los vencidos! Noble misión la del Ejército: consagrar u in trucción y dis­ciplina al ostenimiento del Gobierno legítimamente constituído en el paí , y someter, en caso necesario, á los perturbadore del orden ocia!. RICARDO ACEBEDO Bogotá, Febrero de 1899 . . ...... eis año de iatigas y de peligros señaJaban la guerra soste­nida por !a heroica nacion española contra Napoleón Bonaparte, uando la a1da de e te usurpador devolvió al fin su libertad á E~ paila. Entonces me tra ladé á las orillas del Garona, en las pla­yas de Cadiz de pu s d 01 r, de boca misma de u Majestad,. los deseos que manifestó por la pacificación de la cornarcas ame­ricanas, comi ion cuyo mando se dignó confiarme, a pesar de mi reiterada excusas y de mi tenaz resistencia. i lientras que el ejt!rcito victorioso, que con tánta gloria ha­bía contri bu ído al restablecimiento de la paz en Europa, volvía á su patria á gozar de su triunfo<>, me vi obligado a partir para Cádtz á la cabeza de mi Divi ion. ·ta era entonce fuerte de 12,000 hombres, de los que ro,ooo eran de infantería; el re tose formaba de tropa de artillería, de ingenierra v de caballena. El General nrile de empeñaba la, funciones de J fe de mi E~tado Mayor. En Febrero de 1815 hicimos vela á }as Provincia~ del Nue­vo.~. lundo, que e encontraban en e tado de guerr ; y cu ndo nue tros compañeros de armas comenzaban al fin á aborear n el reposo la perdida de u glorio~a fatiga&, nosotro 1 bamos a comenzar de nuevo una lucha mucho m,~s peligrosa, mucho má~ cruel que la que h ta en once habtamo o tenido. Desembarcamos felizmente, en los primeros dta de Abril, en las r.ostas orientales de umana, en donde e nos pre·ent< el cuerpo de ejercito que, á orden ~ dd bravo Coronel .Nlorale , acaba­ba de desbaratar el cuerpo principal de disid~ntes de U rica, de Ma-turín y de Tlliria. tas tropas, que e compontan de varios mi le de indio , de negros y de me tiL.o > contaban con alguno ccn te­nare de blanco , y hab1an ido, en todo el cur·o de la ampaña, el terror de lo insurgente . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLE'l'ÍN MILITAR 1 Nos pre entámos, y fuimos acogidos como hermanos, com miembros de una misma nación, sujetos á un mismo rey, y ani­mados por identicos sentimientos. Mi primer cuidado fue recoger los informes más exactos sobr los acontecimientos pasados, las personas y la situación de las pro­vincias. Supe, con espanto, que la hidra de la discordia había deso­lado á Venezuela; que el odio, las venganzas y los re entimientos de pttrtido causaban reacciones y hacían correr la sangre á torren­te ; por ultimo, que se seguía, con d mayor encarnizamiento, b gurrra á muert¿; guerra bárbara, escandalo amen te proclamada po los disidente , en terminas que inspira la más viva indignación V ~d aquí este vergonzoso monumento de sus fu rore : '' E.l- .~ lBRE DE~ P .. BL DE YE~ZUEL "La proposiciones que igüen se hacen para e"Tlprender una expedicivn por tierra, con e) fin de librar á mi pat ria de] yugo in­fame que sobre ella pesa : las cumpliré con e ·actitud y fidelidad porque la dicta la ju:;ticia, y deben producir algo muy importante '' 1 •0 Podrán hacer parte de la expcdicion todos lo criollo" _, extranjeros que se presenten; con ervaJ·án sus grados; aquellos que aún no han servido, obtendrán grados corre pendientes á los empleos civiles que han ocupado, y en el curso de la campaña cada cua? tendrá un aseen o proporcional á su valor y á sus talentos militare : ce 2.° Como el fin principal de e ta guerra es destruír en f7e­n~ zuela la raza maldita de los españrJit•s de Europa, in exceptuar á Jos hijos de Las Canaria·, todos los e pañales quedan excluídos de e ta expedici - n, por buenos patriotas que parezcan, porque ningu­no ae ello debe quedar con vida. Por ningun pretexto ni ex<:ep­cion se admitiran, como aliados los españoles ; los oficiale in­gleses no podrán ser recibidos ino con el con entimient0 de 1 mayoría de lo!) oficiales nacido en el paí ; ce J.0 La propiedad de los españoles de Europa comprendid. en d territorio libertado, se dividirá en cuatro partes: una para lo oficiales que hagan parte de la expedición, y que hayan a ü~tido al primer hecho de armas; el reparto se hará por partes iguak sin atencion al grado. La egunda cuarta parte pertenecerá 2 loo:o oldados, indistintamente. El re to pa ·ará al Estado. En los ca < ~ dudosos, la mayorta de los oficiales presente decidirá el punto. ce 4. 0 Los oficiales que se nos agreguen despucs de la primer« accion podr.án, con el consentimiento de los demás oficiale , s admitido en el reparto de las pr_opied de que e consigan lu 'go; "s.o La propiedades de los hijos del pats se respetaran no entrarán en este reparto. i el Gobierno lo juzga traidores á 1 patria, la confl acion de u biene e hará Íntegramen e á fav del Estado; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 06 BOLETÍN :DIILITA.R c.c 6.0 Para llenar cumplidamente estas condiciones, los bienes e repartirán inmediatamente en cada ciud.ad á dende lleguen las tropas repu bJicanas, sin más demorz que la que ocasione la perse­cución del enemigo. Los muebles que no se puedan llevar ni se­parar fácilmente, se venderán en pública subasta; " El Estado se apoderará de los hatos y de toda especie de ví­veres. Si resultaren ser de los españoles europeos, la mitad de su justo valor ingresará á las cajas del Ejercito ; c.c. 7.o Las armas y municiones que se tomen al enemigo, se entregarán al Estado por una suma módica, que se repartirá con­forme al artículo 3.0 El Estado se encarga de aperar las caballe­rías, re ervándose la propiedad de los caballos. Las armas y muni­ciones que se tomen en el combate, pertenecerán exclu~i va m en te al Estado ; "8.0 Si á un oficial ó soldado se le juzga digno de recom­. ensa en dinero por alguna acción distinguida, entre todos se hará el gasto. Fuera de este caso único, no se hará desembolso; ce 9. 0 Para tener derecho á una recompensa ó á un grado, baJtará presentar U1l número de cabezas de españoles de EuroJ>.a ó de insulares de las Canarias. Al soldado que presente veinte cabezas, se le nombrará Alférez en servicio; treinta cabeza le valdrán el grado de Teniente ; cincuenta, el de Capitán, etc. etc. ; "10.0 Al soldado se le pagará todos los meses. El siguiente ':uadro demostrará el estipendio que se le concede : ce Coronel, 230 pesos; Comandante, 150; Mayor, 100; ce Compañía de fusileros : Capitán, 66 pesos ; Teniente, 44; Abanderado, 30; argento 1.0 , 18 y 6 reales; Sargento 2.o, 15 pesos ; Cabo, 1 r y 2 reales ; Tambor, 1 1 y 2 reales ; Soldado, y 4 reales ; c.c Compañía de Artillería : Capitán, 8o pesos ; Teniente, so; ubteniente, 38 ; Sargento 1.0 , 22 y 4 reales; Sargento 2.0 , 16 y 7 :-eale ; 'rambor, 13 y 3 reales ; Soldado, 9 y 3 reales. '' 1 1.0 Además del sueldo se pagará á lo soldado· una ración diaria, dos á los Teniente~, tres á los Ca pi tan~s, cuatro á los Mayore , y á los Tenientes Coroneles cinco. Cada ración sera de una libra de carne, de una libra de pan y un cuarto de ron ó de guarapo, cuando se encuentre. No rA--Lo Oficiales o tendran derecho á )a racione sino _uand la abundancia reine en los almacenes. "12.° Cada Oficial podrá tomar á su servicio un hombre de u Compañia, pero sin que esto exima al soldado de ir al campo e batalla. "13." A buena cuenta e dará una anticipación módica á quien tenga que entrar en campa11a. "I 4. 0 El Oficial ó el oldado que falte al deber de la su- 01 1nación será severamente ca tigado. El que en un combate uelva la espalda al enemigo, ó dirija á sus compañeros de armas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MiLiTAR 107 palabras de desaliento, puede ser ajusticiado sobr el campo mismo, por orden de un Oficial, si nó será juzgado por un Consejo de Guerra. " 15. 0 U na vez fuera de la ciudad, todo lo Oficiale y ol­i) ados erán mantenidos y pagados. Los medio de tran porte se les suministrarán por tierra y por agua. ''Carta gen a de I odias, I 6 de Enero de r8t 3, 3· 0 de la Inde­pendencia. ANTOt 10 NICOLÁS BRICENO ceLo abajo firmados, habiendo leído las anteriore proposicio­nes, las aceptamos, y firmamos el presente para conformar nos en un todo s-egun está escrito, en fe de Jo cua1 ponemos por nuestra propia voJuntad y de nuestro puño y Jetra nuestra firma : .Antonio Rodrigo, Capitán de carabineros- ]ose D¿braine- Luis Marqués, T:eniente de caballería-Jorge H. D ~ lfm- B. Enríqucz, Teniente de cazadores-Juan Silvestre Choquea - Francisco de Paula Novas." El terrible derecho de represalia autorizaba al partido español a consumar, algún tiempo después, identicos rigore . El se con­entó con responder, por medio de un manifiesto, del cual apenas doy un extracto : Los Ayuntamientos, Diputaciones y Con ejos creen de su deber recordar al mundo la tiran.ía más odiosa que haya existido nunca, en Jo¡ momentos en que la rechazan con indignación, por 'respeto á la humanidad. 'El traidor, e1 bárbaro (Páez), después de reunir algunos re­cursos de antafe, marchó, contra su patria, precedido del espanto de una guerra á muerte que hac1a con todo rigor. 'La dominación de este mon truo ha durado once tneses, y estos once meses han hecho retroceder gran numero de años la prosperidad de su patria. Cada d1a e ha eñalado por a e inatos, v iolencia , rapiña· y acrilegios : la ola voluntad, el imple deseo 11na seilal del tirano, eran la únicas J yes in vi Jable de enezuela. Los yuntamicnto , Diputaciones y Con ejos, no creen tener ne­ce idad de recordar la orden infame del8 de Febrero de 1814 que condenó á muerte ochocientos españoles europeos. E to de di­diados fueron ejecutados el 14, 15 y r6, y u solo crimen era el Jugar de su nacimiento. Nonagenario , enfermos, hombres cuya virtude habían sido honra de nuestras comarca , hombres a los cuale nuc tra patria debia eñalados servicios, fueron a esinados públicamente· la sangre mas pura fue vertida por la manos más criminales, y el más cruel de tódo lo de ~ potas se torno en el ver­dugo de lo rnortale m á pacífico . ' Desde el primer m mento me fue fáciJ apreciar bajo qué forma debía presentarse mi ejercito, para hacer renacer la confian­za que había desaparecido en esto pai es de de largo tiempo hacía. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 108 BOLETíN MILITAR Las órdenes más enérgicas y mas formales se dieron á las tropas para establecer y conservar la más severa disciplina, á fin de que lo~ pueblos viesen en elJas un ejército de amigos. U na gran parte de los principales rebeldes se escaparon del continente y se refugiaron en la isla de la Margarita. Allí soste­nían un simulacro de gobierno, y esperaban en aquel punto volver á adueñarse de la fortuna. Además, otras partidas pequeñas, debiles restos de la última campaña, permanecían refugiadas en las montañas ó en los vastos desiertos que ~ rman el interior de Venezu(>la. En seguida juzgué que era indispensable disipar lo má pronto posible la reunión de Margarita, y me encamine hacia allí con todas las fuerzas euro­peas que me acompañaban, y con el ejército victorioso que había encontrado en América. Persuadido de que la mayor fuerza y de que el aparato militar más imponente debían necesariamente des­concertar la resistencia y economizar el derramamiento de sangre, me presente delante de la Isla el 7 de Abril de 1815, y hube de ver cumplidos mis desigrios pacíficos. Desembarqué: el olvido del pasado fue mi p1·omesa, y por única condición exigí que los disi­dentes depusieran las arma , y me entregasen el n•.J mero reducido de jefes que huÍ:l.n por las montaña . Vease mi proclama: "Habitantes de Margarita: ce La lealtad que acabáis de manifestar por nue tro muy ama­do Monarca y Señor D. Fernando v n, y la bondad de este prín­cipe, deb~n tranquilizaros por vuestra suerte futura. 1 Desechad todo temor! Entregaos al gozo má sincero. Hoy es el daa má~ feliz de 'uestra vida. Perseguid y entregad al Gobierno á los mi­serables á quienes no seducía sino su ambición personal, sin fijar­se para 11ada en vuestra desgracia. " Deponed las armas; descansad de vuestras fatigas, y ocu­pa~ s, en paz, del cuidado de vuestras familtas. ce Pampatar, 9 de Abril de 1815. ''El General en Jefe, PABLO MORILLO, l\1e oh ide sinceramente ha ta de los a esinatos cometidos sobre la inocente tripulación de un navío mercante e pañol. A nadie se exceptuó de esta amnisua. Varios jetes de la Revolución que se encontraban en la isla de Margarita, e me presentaron; á todos hice gracia de la vida, aun al mismo Arismendi, ese cruel y feroz Ari mendi, que, manchado con todos Jos crímenes, y siempre ávido de sangre española, un año antes había dado muerte á ocho­cientos españoles, con el mayor refinamiento de crueldad. o sabía que él obligó, en La Guaira, á quinientos e pañoles á que trajesen leña de los tnontcs, y que, por órdene de él, todos eso desdicha­dos fueron quemado en la mi ma hoguera que habían preparado • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'fN l\1ILITAR 09 on su prop!a mano . Ninguno de estos crunenes me era desco­nocido, y sin emb rgo, e te Arismendi quedó en su patria, en el Ayuntamiento; se le re petaron u casa y sus bienes; ha talo traté con distinción; lo htce sentar á mi mesa; en una palabra, no omit1 nada para m a ni (estar pu blicamentc y de modo categórico, mi in­tcncione y la voluntad derfectamente. n seguida hará que lo recluta imiten e] movimiento, sin voces de mand ni en conjunto, sino cada uno por u cuenta, corrigiendo Jos de­fectos en los que lo presenten y sin detener·e en los que lo hicie­ren bien.- (G?ntinuará) ---· ...... ·- - AME~IO.A MILITAPw HONDURAS (Continu, ción) Con el fin de atender á la in truccion primaria de las miliciaE de primc.:ra categona, el obierno ha nombrado in itutore de-partamentale , y ha creado ecciones militare · ha encomendad en lo pueblo la in truccion a J s empleado locales, lo que re ·- ben a 'uda dc lo ficiale u ordene . La in truccion rudimentaria e limita 1 mantenimiento de J disciplina, ' lo conocimientos ma elemcntalc a erca de la acti­tude y po ici ne del oldad , y a lo airo y m rcha . e han reimpn: lo te ·to adoptados d año atrá' obre ..-ráctica de rrillt:t·í y de lnfanttría o sea la Instruc i<)n del rt cluta· In tJ" ción de ccd6n · y Con.p tí.· Reglam<.:nto para h. tropa de artillería y t~ rn bié n u na obra bre 1 ior 1 mili c;~r. Re - pecto de la in truL ion técnica, hay <.lo profc.:: on: contratado· po1 el Gobierno: uno para el arma de aniJlena, con obliga i nc refe­rentes á la Ingeniería militar, y otro para e1 arn1a de infanten Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT A.R. Dich profes0res prestan sus servicios en la ciudad de Teguc-igal­pa. Estos profesores, acostumbrados al excesivo rigor y á la disci­plina tan ajustada que rige en las naciones de Europa, han tenido al rincipio mucha dificultades y tropiezo para dictar us ense­ñanza . El Gobierno e esfuerza, por u parte, '!n ven.:er e o b táculos, á fin de allanarles el camino. U no de los encargos m á tmportantes que el Gobierno ha c-orfiado á dichos profesores, es el de formar textos elementales, adecuado á las peculiaridades del aís, y en consonancia con los recurso pecuniarios del .E tado. pina el. actual Ministro de Guerra que la in truccion militar no podrá fundarse ni divulgarse convenientemente, sino establecien­do un centro modelo (Escuela de Cabos y Sargentos), a la que se de tine gran consagración y suficientes recurso . De aquí podrá lir la imiente c·entífica, que fructifique en todos los ámbitos del oaís. la vulgarización de la ciencia militar . Las guarniciones pennanentes se han sostenido y han presta­do sus servicios con regularidad y exactitud. La Se retaría de Gue­ra vigila y ordena todo lo relativo al mejor servicio de la tropa. Los Instructore militares prestan sus servicio en las guar­nicione dando enseñanza sobre el manejo del arma en buen ó mal e tado, equipos y prendas militares . A cargo de los Mayores de Plaza está el reg1men interior de io cuarteles, lo relativo á la seguridad y clefen a, al personal mi­litar, á los bienes nacionales depositados en lo almacenes, á la sa­ubridad, etc. Durante el año de 1897 el e~ tado sanitario tue en lo general bueno. Deserc:iones de 1 tropa, ocurren m u y poca~, y e ha notado ue e tas e verifican casi sie,npre por los milici no de Jos Dis­. ritos fronterizo al Salvador, en los Departamentos de Intibuca, Gracia y Copan, especi lmente los de Ocotepeque, Guarita, Can-lclaria y ama ca. Con motivo cle 1 revolución del I 3 de Ab ·il e elevaron las iue-rzt del Estado, de modo que, p.1ra el 3r de Julio de 1897, la fuerLa efectiva era de 1,941 plaza . Por Acuerdo cle 19 de eptiemhre de I 894 se e tablecio una Escuela de Arte y Oficio anexa á la guarniciun de J uticalp . Por Acuerd de 8 de Octubre de I 896 se aprobu el contrato del Profc or Carlos Hart1ing, como l)irc.~cro, de la Banda marcial. El uevo Director h 1. formul do un reglame-nto que mereció la a pro-ación del obicrno. Funcionan con regularidad las bandas militare de Cholu­a, Amapala, S.1nta Rosa y Comayagua. ·rambién ha habiJo una banua recluLida en Y uscarán, o te­. iua. en su mayor parte a esfuerzos de la l 1lunicipalidaJ. 'I amhien e. i-sten) p r di~posición del G bierno (Acucrd de 9 dt: O tubrc de I8<-J6), d os pequeJ-ta bandas en Gracia y 1ta Rosa. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas
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Fiesta de Cristo Rey. Foto 6

Por: Gumersindo Cuéllar Jiménez | Fecha: 1930

Procesión en la Plaza de Bolívar, durante la fiesta de Cristo Rey. La fiesta de Cristo Rey es la festividad que cierra el año litúrgico católico. Fue instaurada por Pio XI en 1925 y se celebra el último domingo del año litúrgico, que correspondería al domingo número 33 o 34, anterior al primer domingo de adviento. El sentido de esta fiesta es recordar y celebrar la soberanía universal de Jesucristo. Gumersindo Cuéllar registró una de estas fiestas en Bogotá (se desconoce la fecha), que fue llevada a cabo con una celebración en la Capilla de Sans Façon - La Presentación (Avenida 19 con carrera 19) y con una procesión por las calles del centro de Bogotá, que culminó en la Plaza de Bolívar.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Fotografías
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Procesión en la Plaza de Bolívar, durante la fiesta de Cristo Rey. La fiesta de Cristo Rey es la festividad que cierra el año litúrgico católico. Fue instaurada por Pio XI en 1925 y se celebra el último domingo del año litúrgico, que correspondería al domingo número 33 o 34, anterior al primer domingo de adviento. El sentido de esta fiesta es recordar y celebrar la soberanía universal de Jesucristo. Gumersindo Cuéllar registró una de estas fiestas en Bogotá (se desconoce la fecha), que fue llevada a cabo con una celebración en la Capilla de Sans Façon - La Presentación (Avenida 19 con carrera 19) y con una procesión por las calles del centro de Bogotá, que culminó en la Plaza de Bolívar.
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