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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 10

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 10

Por: | Fecha: 13/03/1897

.A tlo 1 Uogotá, ~~ 11r·zo 13 de 1 IJ7 . BOLETI.N lVIILITAR --··-- - ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO --··--- Director, ALEJANDRO POSADA. Son colaboradores natos de este periódico, todos los 'Jefes y Ojiciale.s del Ejército de la República. CUARTEL DE HONDA Dan1os con gusto cabida en lugar preferente al si­guiente, lun1inoso intorn1e r ndido por el notablt> ingeniero señor D. Nicolás Caicedo D., por considerarlo de in ter " s general n la prosperidad y ncun1bramiento de nu stro Ejercito. La nece id ad rle proveer a Ja conveniente insta­lación de las tropas teniendo en cuenta la co:1diciones de clin1a, etc., se impone y las observaciones del señor Caicedo, con ligeras variantes, podran hacerse aplicables en cualquiera ] calidad. Por falta de espacio no publicamos el plan d,J edifi­cio á que se refiere el informe, pero ofrecen1os remitir co­pias de é] á Jos señores Con1andantes de Divisiones ó Bata­llones que Jo deseen. Señor General Lucas Gallo, Comandante General de la z.n Divi­sión.- Prescnte. Correspondiendo á la confianza con que se sirvió usted honrarn1e encargándon1e de los estudios del proyecto para Cuartel en esta plaza, tengo el gusto de acon1pañar el plano, pern1itiéndon1e hacer algunas observaciones referentes á este trabajo. La falta de local aparente para la guarnición acanto­nada en este 1 ugar, es un hecho reconocido no sólo por los habitantes sino por los nun1erosos transeúntes que han te~ nido ocasión de apreciar las n1alas condiciones de todo g~- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. I3'0LETÍN MÍLIT1 R nerd, e'n que se encuentran los locales habilitados actvaf_. n1ente para cuarteles; bien se consideren las condiciones hi­giénicas y climat~ricas, bien Ja gran in1portancia n1i1itar d la plaz.a, s-.. saca en consecu ,nc ia que es ya de tiempo y de sun1a importancia ti acometin1i nto d la obra patrióti­can1ente inciada por usted, en vis ·a de las continuas pena­lidades á que se ve sometida la tropa y de la inseguridad para la defensa y salvamento en caso de guerra. Para la formación del proyecto era necesario tener en. cuenta las condiciones escncialc" de salubridad y d ord n. por la buena disposición y con1uni ación de los diversos departa m en tos. Con1o pued vcts en el plano, bs cuadras quedan com - pletamente independientes y pcrfnctam~nte ventilada , con la disposición de crucero adoptada; y, sin en1bargo, la voz de un Jefe situado en el centro, sed ja oír simultáneamente en hs cuatro con1 pn.ñías para que sta calculado el edificio, compuesta cada na d cien plaza . ·un centinela colocado en aqu l punto, las vigila todas; del mismo n1od que un foco d · luz las alumbra, qu.!Jando cada compañía con su Capitán y -5.cialt:s ;._ la cabeza. demás, el cuarto de nu,s en el centro facilita un alistamiento rápido de Ja tro­pa, sin dar lugar á confusiones en el armamento. Tant las oficinas d l E tr~do Mrly r como las de la Comandancia, al n1ismo tiempo que están 'nidas al cuar­tel, no participan del ruido producido por la tropa, ya ea n el ejercicio ó en las horas de dese, nso. ~:n la part posterior, además del parque, de los cuar­tos de dcpúsito, dP band.. y d ex usados, se encuentran dos departamentos, independientes del cuartel, destinados á las vivanderas que deben proveer los alin1cntos á la tropa. . Con1o allí se encuentra yá el agua d 1 acueducto, se han proyectado cuatro albercas tanto para proveer el agu< · potable con1o para el aseo de la tropa y lavado de los ex­cusados. Las paredes que cierran el cuadro d · 1 edificio, llevan el aspillerado en la parte superior, con sus parapetos inte­riores para evitar que un cartucho de dinan1ita pudiera ser colocado en uno de aquellos hue~os, al construírJos en la. pa~te baja,. á la altura n1edia de un hon1br , de n1odo que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILlTAR On el sis ema de defensa e tablecido en los cuatro costados de Ja construcción, se pu de asegurar un éxito con1pleto sin aum ntar de una n1anera considerable 1 costo de la obra de defensa. . . Para vigilar la pared exterior, se han presupuesto cua-tro garitas en los cuatro v~rtices del r ctáng lo que enci - rra todo el edificio, y que hacen con1pleta ]a inspección si se tienen en cuenta las especial1simas condiciones topográ-· ficas del sitio, hábiln1cnte el gido para la construcción. . Ademas de ]as g?.ritas, puede utilizarse el n1irador que 1-iguri sobre la pieza de an11as, cuya construcción, aunqu es sencilla, se ha calculado para resistir un peso n1ayor en caso de que haya nec sidad de blindar sus costados. En la pu.._rta de ent¡·ada principal, y n las de salida de la parte post rior, pu den practicarse de ca a lado, ori­ficios cónico conocid s con el nombre de guar·diolas, cuy~~ posición y dir cción están n1ar adas en Ja proyección hori­zontal y qu tienen por ol~cto prevenir un ataque en di­chas ntradas y causar unrr muu·te segura al qu"' pretenda t rzar ó ron1p r dichas puertas Es de a vLrtirs ·, que el constructor d b guardar c1er a discn:ciCn á. ·stc rcspect , en la ejecución de la obra. Siendo ste un punt obligado de tránsito para los Ej -:rcitos, Ta necesario dejar espacio ... uficiente para hospe­dar n1il ó dos n1il hombres, ademá de los cuatrocient s. para los· cuales está calculado el dificio; y esto se consi­guió dejando largos corredor s en donde pueden pernoctar las trop. s q uc vayan de paso, sin n1ayo peligro de infec­ción debida á un acumulamiento desventajoso de individuos. Aun cuando á prin1era vista aparece el' edificio de una extensión considerable, si se observa el proyecto con alguna detención, se verá que no contiene sino las piezas indispen­sables para el servicio y defensa de un Cuerpo de 4co pla­zas; y que es, poco n1ás ó n1enos, lo misn1o que si el edi­ficio fuera claustreado. Pt.ro ten· en do en cuenta la.s condi­ciones ·1igiéruc~--~ de ventilacíón aseo yá citadas, se ha pre­f¡ rido la disposición adop""ada, una vez que no se trata d~ econon1izar área del terreno que debe ocupar el cuar­tel, pu sto que -'sta ha sido cedida g nerosan1ente por. Acuerdo expedido por el Concejo I\1unicipal de este lugar. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR El área de terreno destinada para ei cuartel, la en­cierra un trapecio de ro7 metros de frente sobre la calle y cuyas bases paralelas miden I 86 metros la del Norte y I 69 metros la del Sur, encerrando una superficie de I hec­tárea 8,832 metros cuadrados. En esta área está conlpren­dida la que ocupa el edificio y que está constituída por un rectángulo que mide n1etros I05.40 de base, n1etros 99 de fondo, y que tiene por extensión r hectá1·ea 0,434 metros cuadrados. El excedente, ó sean n1etros cuadrados 8,39S que con1pletan con esta últin1a el área del trapecio citado, q ICda con1o anexidad del cuartel y puede utiJizars~ ya. para ejercicios n1ilitares, ya para el servicio de brigadas, cuando sea necesario. A un lado del proy.ecto está indicada, por n1 edio de un croquis de nivelación, la ahura del plano en donde se va ft establecer la construcción, respecto de la carrilera y del río. Aun cuando n se puede apreciar debidan1ente fa ventajos1stma pos1c1on tnilitar del Jugar eleg ido, sino por n1edio de una inspecci ón ocular, acompaño al plano dcl proyecto una copia en papel transparente, d 1 plano de l'a ciudad de Honda y sus alr~dedores, para que se pueda es­tinlar, de una n1anera aproximada, la verdadera situación d 1 cuartel. Allr se puede apreciar que las dos garitas de la parte posterior y sus aspillerados adyacentes, constituyen un verdad~ro vigia fortificado, desde donde se pueden vi­gilar y defender tod el costado oriental que da sobre el río, éste y la carrilera deJ F errocarri1 de ''La Dorada" en una extensión de 3 kilómetros, parte de la entrada á la po­blación p0r el.puerto· 'de Arrancaplum.as y parte del can1ino que va para Bodegas de Bogotá~ PRESUPUESTO Para la forn1ación del Presup1:1esto, se na partído d'el principio de que la obra se va á acometer pagando los jor­nales corrientes y los materiales d~ construcción al preci-o de la plaza. Para el avalúo del n1etro Iinecrl de pared se ha su­puesto que ésta forn1a lienzos continuos,. sin tener en cuen- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR ta los claros de las puertas y ventanas, que aproxinladamen­te se compensan con el costo de los adintelados de éstas, ya los forn1en arcos de n1ampostería ó un1bralados con1u­nes de n1adera. La sun1a total de$ 170,179 05, que arroja el presu­puesto forn1ado bajo las condiciones antedichas, puede su­frir notables n1odificaciones, que Ja hacen disn1inuír ó bajar de una manera considerable, y que pueden ser Jas siguientes: La El costo del grupo de las partidas con1prendidas en la obra de fábrica, puede disn1inuirse en un 50 por 100 si se sustituyen los trabajadores por individuos de tropa, dejando únican1ente Jos n1aestros ú oficiales encargados de la dirección inn1ediata del trabajo. De n1odo que los $ 1 J8, 7 54 8o que arroja Ja obra de fábrica, quedan re­ducidos á $ 69,3 77 40 y el costo total á S roo,8or 6 5. 2: Si á la condición arriba expresada, se agrega Ja de presuponer en lugar de paredes de mampostería, paredes de adobe sentado en barro y elaborados por la tropa, se ob­t~ ndría, sobre el descuento anterior, el de un 20 por 100 sobr Ja partida de $ 82,620 correspondiente á las paredes de mampostería; y la suma total del presupuesto quedaría reducida en este caso á$ 84,277 65. J.& En el grupo correspondiente á los n1ateriales de construcción, puede obtenerse tan1bién una rebaja conside­rable si en lugar de tomar algunos de ellos en el comercio -como son la teja n1etálica, hierro, etc.,-se encargasen directamente al Exterior. En el presupuesto detallado 1ue se acompaña, puede calcularse con alguna aproximación, las ventajas que pue­den obtenene con la condición precitada. APÉNDICE Para el estudio de la resistencia de los enn1aderados y de las colun1nas, se han supuesto de cumulá., n1adera que aparte de ser de fácil consecución en este lugar, es n1uy recomendada por sus condiciones de resistencia y duración. Suponiendo para la aplicación de las fórmulas una densidad n1edia de o. 8o metros y por coeficiente de ela~ticidad 6x ro9. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ,50 DOLETI MILITAR Peso de la cubierta por n1 tro cuadrado r 2 S kiio­gran1os. Este últin o es el peso, por n1etro c.uadrado de cu­bit! rta con teja sentada en barro, que se ha supuesto igual para el caso del presente provecto, á pesar de ser la cubier~· ta d teja n1etálica, porque debajo de · ésta y del enlistona­do, va una capa de barro de 0.02 á 0.03 n1etros de espesor, con el fil de evitar la irradiación del calor de la teja de zinc, que hace insoportable la temperatura de las habilitaciones, en algunas hor·ts del día. Honda, Fel rero 4 d- 1897. NicOL 's CA!CEDO D. PRE UPUETO GENERAL L EL CUARTIL Obra de fábric{!.. S2+·4o n1ctros cúbicos , e cimi ntos del edificio, á ' 10 n1etro cúbico ....... ~ s,2++ .. . 29+.60 metros cúbicos d cin1 entos de Jos muros as­pillerados y parapetos á $ 8 n1ctro cúbico. . . . . . . . . . 2,356 8o J,o6o n1etros lineales de pared de o. so metros de csp\;..­, r, inclusive pañete y blan-quirnento, á ~ 2 7 n1etro.. . 82,620 ...• I,J72.8o n1etros lineales de n1uro aspillerado y parape-tos á $ 25 metro . . . . . . . 20,592 I, 2 58 n1etros lineales de tabique, á $ I 2 n1etro . . . . . r 5,09 6 t 34 zócalos de un n1etro de largo y o.zsm x o.zsm, á$scadauno................ 67o 4,280 metros cuadrados (le olado, á$ o-ro n1etro... 428 Pasan .............. $ 127,006 8o Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 151 Vienen ........... $ 127,006 8o 4,S 19.20 n1etros cuadra .... dos de cubierta, inclusive cla­vazón, barro y varillones, á iS 2- S o n1etro . . . . . . . . . . . . 1 1 , 2 9 8 4garitas en.............. +SO $ lJB,7S4 8o MaLria!es. Valor de 2 7 cerchas tipo A, á:"? Ss cada una .......... . Valor de 48 cerchas tipo B, á :~ 90 cada una . . ~ • . ... Valor de 134 e lun1nas deo.r8m x o.18!1~y 3·som,á .. 8 r:ada una ............ . .... . ' Vatordei,312varasde corredor de o . 1om de dián1e­tro, á ,, o-80 n1 e tro lineal ..• ' a]o t· de 1,9 50 n1etros Eneales de cost illa, á . · I·· 20 n1etro .......................... . Valor de 428.80 n1etros lineales de tirantas del corre­dor, á~ o - 8o n etro lineal . .. Valor de 6 s6 n1etros li­~ 1eales de soleras, á ~ I-so .n1etro ............. . .... . Valor de 156 n1etros li-. neales de n1esa, á $ 1-Go metro .......................... . Valor de 310 n1etros li­neales de cun brera, á $ 1-so. 1:11etro _ . . . . . . . ......... . ralor deJa puerta prin-cipal ............................ . Valor de r 1 puertas de I. S S m X 3.2om, á $ SO cada tlna ____________ .. ___ _ ... 2,29S 4,J20 1,072 ... 2,J+O ... 343 os 1,049 6o 6o SS 0 .... ----------------------- Pasan .......... $ 14,528 2S $ 138,7S4 8o Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. !WLETIN MILITAR Vienen .•......... $ 1 4, 52 8 2 5 $ 1 J 8, 7 54 So Valor de 2 puertas de co-n1 unicación, á $ 40 cada una.. 8o Valor de 16 ventanas de 1m x 2m, á$ JO cada una 480 Valor de 40 ventanas de de !.20m X 2.2om, á$ JO cada una . ....... ... •. . . . .. . . . . 1,200 ..• Valor de 6 puertas de calabozos y excusados, á$ 20 cada uns de las mencionada fundaciones, so 1 tv habitantes de hs aldeas ú p blaciones del Llano, l s cuales en nú' ero con, iderable alternan ·u vida del poblado á sus ca as de campo. El r~ciuciJo rc:,to del personal de aquellas poblacione e comp ne de los advei edizos é inmigra 1tc del interior, que van en busca e trabajo, inpulsado por el incentivo de lo cuantiosos salarios, que por allá se pagan, y otros por la proverbial fama de que en lo. Lbi!O' se h:1ce fortuna rápidamente, a í como tambié n e g 1arida para l o~ pr(fugos y los delincuentes que huyen de la . ju tic·a y l., sanciun nc ial. Co:110 es natural, á la tT'ujer por su condición, le es dificulto a la inmigración; de consiguiente, el número es m ás reducido, de dond proviene la carencia de brazos para los [e r vicios domésticos, circunstancia por la cual no existen en aquellas poblaciones hote­le' 5 ó fon:hs donde dar hospitalidad á_los viajeros. Autorizada por l a necesidad, existe allí la costumbre, de que los que lleguen con ánimo de pe rmanecer largo tiempo, tienen in­di s pen ~a b!emente que abrir su ca a de habitació n, p::tra evitarse las _ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. pOLETÍN MILIT R ~55 ~on~rariedades é in onvenientes que se presentan para el sosteni-· miento de la vida ordinaria. Con mayor razón aconte::ce á lo mili_: ares ó agentes del Gobicrn , quienes parece llevasen en la frente d e tigma del crimen, pues si posible fuere, se les tratarÍ.l como á parias por ser la generalidad de aquellos }¡abitantc adver os al ac­tual r, gimen p lítico, é hijos otr s d~ Venezuela los cuales en lugar de ri validatt debiera! á u vez estrechar los vínc• los dt.. con..: fraternidad, siendo a.í que unidos lt...chmon nuestros antec ores por un mismo ideaL A no er por 1 apoyo de los indios salvajes que fabrican para la venta uJ a pasta denominada casalh' y una harina que llaman· ?nainco, hecha de la fécula de la yuc~, alimen os, si así podemos llamarlo, in ípido y nadcl nutritivos, sería imposible la vida en aquellos lugares. Tambicn culti\an pbnt~::>s q e ellos llaman co­nucos. Es claro pues, como se ve, que para el transeúnte aquella vida e muy precaria debido á que allí se le da alimentación por conmi en ción fibntrópica; pero si su e.)tadía se prolonga, la paga á un precio exagerado, quechn l pendiente b deuda de gratitud por un negocio tan natural como cualquiera otro; es decir, tiene que ser ir'e uno mismo¡ aplicarse el principio de que "el que no produce no tiene Je¡ echo á consu 11ir." C:tJ., cu~l en dicl1a tierra con u me, . i e lo ha procurado por su pro ;>i, e fucno, pue no existen mercado , ni ostu nbre de solicitarle ~í los demás aquello que ta,nbién le es 1 eccsario. Hay que hacer menci<Ín especial d~ un a~unto tan importante, como lo s el ca 11bio de cstacif>n, el cual e efectúa llegando á los extremos; de tal suerte que, lo que en verano era una llanura in­mensa, desprovista de vegetación, sin una fuente que sirva de re­frigerio al ,iajero para caltJlar el sofocamiento que el calor pruduce bajo los rayo de un ol abl asador, viene á transformarse en invier­no en una laguna que casi alcanza á cubrir la bestia que uno ca­balga por aquellos lugare . Sucede muchas veces que las personas que por allí transitan ven en peligro su e. istencia, por las frecuen­tes surales, chambas y malezas que forma ei su seno el agua las cuales no se pueden percibir. Estas son las circunstancias que ha-· cen imposible el viajar á pie, y que forman en el llanero el justo hábito de andar ecuestre, usando corno montura lo que se apellida en aquella comarca pereque. El pert>que es una montura ordinaria, sin ropaje de ninguna clase, es decir, la armazón desnuda; consiste~ esta costumbre en que la humedad destruye todo, y es lógico que se debe usar lo menos costoso. Completan el equipo del Llanero un chinchorro (hamaca de cabuya que la fabrican los indios) lo cual evita el peligro de las culebras; un bayetón, que le sirv\., de cobija y de abrigo caso de lluvia; además es indispensable el mosquitero, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR tolda que evita el piquete del zancudo ó puyón, mosco ponzoñoso que perturba el sueño. Los cambios de estación, tan anómalos como queda dicho, traen consigo una atmósfera impr~gnada de miasmas insalubres que dan por resultado el aumento del paludismo endémico originado por los muchos microbios que contiene el agua, la cual e<> mucho más nociva cuando está estancada por falta de abundancia, ya en los lechos de las lagunas ó ya en las cañadas durante el verano. La putrefacta evaporación exhalada de allí con la que emana de la ve­getación bajo el sombrío de la montaña, son también focos de in­fección peligrosos. El llanero es un gladiador valeroso, que lucha diariamente no sólo con la naturaleza tan adversa, sino con otr.1 multitud de cir­cunstancias tan desfavorables que fácilmente se escapan á la previ­sión humana. Siempre está sujeto á contingencias; nada allí tS in­mutable, ni tampoco determinado; todo obedece á casualidades que hacen í1 uctuar los compromisos y desconcertar lo que pudiera ga­rantizarse como resultado exacto. A propósito de esto, recuerdo que el muy R. P. Vela, de grata memoria, Misionero que tánto conoc:ía aquella región, decía, haciendo una comparación equipa­rativa con las matemáticas, "que en todas partes tres y dos suma­ban cinco, menos en lo Llanos." Cuántas veces acontece, el tener que velar á la orilla de un río que impidió su paso, sufriendo el hambre, la humedad y el pe­ligro de las fieras, y aún tal vez atacado por las fiebres, que por su estado anémico con cualquier pretexto se ~esarrollan; y cuántas ve­ces sucede también que se pierde en una llanura donde exi ten multitud de caminos formados por las madrinas de ganado, y des­pués de recorrer una larga exten ión en aquel horizonte tan vasto, imposible le es orientarse, hasta tomar el verdadero camino. Al acercarse la noche, obligado por la nece idad, tiene que quedar­se á la intemperie en el límite de la montaña y la sabana para evitarse así mayores peligros que pudieran sobrevenirle. Sucede muy á menudo que, por no existir allí potreros ó cercados puesto que no existe propiedad, la bestia en que se viaja queda insegura y la generalidad de la veces es éste un motivo de demora porque se pierde y es dificil hallarla. Podría citar muchos ejemplos de diverso género, que corroboran lo que dejo dicho, en materia de dificulta­des que trastornan cualquier intento determinado; pero antes, para aquellos que no conocen la comarca del llano, les parecerán ridícu­las y exageradas las que expuse por la costumbre que tienen de transitar tierras pobladas, donde todo e puede obviar debido á que la aglomeración y la sociedad son un auxiliar poderoso. (C ?JJtimJartÍ ). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETIN MILITAR 1 57 MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NÚMERO DE 1897 ( 2 7 DE FEBRERO) ORGÁNICO DE LOS PALOMARES MILITARES. El f/ic epresidente de la R epública EncargadJ del Poder Ejecutivo, DECRETA: Art. I. 0 Desde el I. 0 de Marzo próxin1o continuarán funcionando en esta capital y en Zipaquirá los Palon1ares Militares establecidos, con arreglo á lo que dispone el pre­sente Decreto. Art. 2. 0 Las Estaciones de palon1as n1ensajeras de los Batallones Artillería nún1ero rLITÍN MILITAR RESOLUCIÓN 1 ÚMERO rr6 qr·~ s fiala ciertos requisito {i los Oíicialc'J inferiores para ::t.r admitidoi al servicio a e ti \'O. · Ministerio de Guerra.-Seuif:n I ."-BrJg2tá, 5 de Mn·z, de r897' CQN.;IDZRAr rno: Que la institución milit"r necesita, pa1a su adebnto, er dí ... r'u·ida sobre bases di.! adecuada instruccion; y Que para dar principio á la realización de e te obj ti ro con­viene exigir ele lo Ühciales inferiores, para er admitidos al ser­vicio a tivo, cicrt) grado de in trucciún civil y militar, grado qu puede de arrollarse paulatir amente y hacerse ·xtensivo en genera· á todo el Cuerpo de Ofi ia1es del Ejercito, SE UESUELVE; 1 nombramiento de los Oficiales inferior s e 1ar.í prt~.ha-­mmtr, por medio de ter na que prc..sentarán á e t • 1 1ini tcrio loi E tad . ·1ayores Di\'isi marios 6 b JcGttur< 1 ~1i1itare, de acuer­do con lo di ·puc to en la Resolución número 70 d:.: e te De. pacho~ fechada el 25 de l\1ayo de r896 y publicada en el ])iari? Ojidat tHÍmer 1 o,o4-2. Los E tado l\1ay ores de Divü,ic)n ó las Jefaturas Militares, según el caso, no coloc~r:ln en terna sin~ á lo candidato· que ha .. yan presentado ante ellos ó ante dos per ona idóneas que é to de ignen, un examen ap1 obado durante quince minuto. en cada una de la siguiente materia : Lectura, Escritura, Aritmética, Geogra ... fía patria, Castellano> Ortot;rafía, 1101 al y Religi<)n, Táctica mi­litar y nociones de Código 1\llilitar. Las actas de exámenes serán remitidas al I\.1inisterio junto con las ternas de que trata la citada Resolución número 70, de 25 de Mayo de 1896, y lo informes sobre el carácter, conducta y servi­cio de los candidatos, como en la misma Re olución se dispone. Prohíbese en absoluto la dación de terna por telégrafo, pues en todo caso deben venir acompañada de los informe y acta ' mencionadas. Comuníquese y publíqueqL El Mini tro, PEDRO To.r¡o l\ifoLINA. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 160 BOLETÍN MILITAR EN EL EJERCITO Por el Decreto de 8 de Febrero el Poder Ejecutivo concedió al Teniente Moisés Hernández licencia indefinida para epar<:~rse de la 7 .o. Compaíiía del Batallón ]u1Ún número I 8, por grave en­fermedad. Llamó al ervicio activo al Teniente Lino Beltrán R., y lo destinó al expre ado Batallón 'Jur-Ín en reemplazo de H ernández. Concedió al Subteniente tJ rbano N avarrete la li cn cia inde­finida que soli citó para separarse de la 1.• Con pañía del Batallón Urdaneta número 15; y confirió al señor Eduardo Gil el empleo de Subteniente efectivo del Ejército, lo llamó al ervicio activo y lo destinó al mencion a do Batallón Urdaneta en la vacante que deja el Subteniente Navarrete. Por Decreto de fecha I.0 de los corrientes, nombró al señor Javier Tovar Proveedor general del Ejército; y por Decreto de ayer 6, aceptó al Coronel Ladi lao Ortiz, la renuncia que hizo del cargo de Guardaparque en Bucaramanga, habiendo sido desig­nado para reemplazarlo el se ñor Pedro León Ortiz. A solicitud del Jefe del Batallón Cazador es y del Comandante te General de la 5. 3 División, el Poder Ejecutivo, por Decreto de 6 del presente, declaró en uso de licencia indeJinida al Capitán Inocencia Cifuente, que sirve en la 3·" Compañía del Cuerpo ex­presado; y al Teniente Julio V elá squez Riascos, que sirve en la 4.• del mi mo Cuerpo por enfermedad y falta de es píritu militar; Por el mi5mo Decreto se llamó al servicio activo al Capitán Gonzalo Hurtado y e destinó al C.'lz.adores en lugar del de igual grado, Cifuentes; y e ascendió á 'I'eniente al Subteniente Primo­génito Orce, á quien tambi é n e le llamó al servicio activo para ocupar la vacante que queda en dicho Cuerpo por la separación del Teniente V elásquez Riascos. El Poder Ejecutivo, por Decreto de fecha 10 del mes próxi­mo pa ado, llamó al servicio activo al Teniente Luis Felipe Mer­cado y lo destinó á Tumaco como Adjunto á la Comandancia Militar del Litoral del Pacífico. Por Decreto de fecha 9 a imiló á Teniente Coronel efectivo, para los efectos legales, al doctor Carlos A. Cook, médico de la guarnición de Panamá. Concedió al Teni~nte Luis F. Pinzón, la licencia indefinida que solicitó para separarse de la 3·· Compañía del Batallón Pichin­cha número 23. Llamó al ser icio activo al Teniente Buenaven­tura Beltrán, y lo destinó á ocupar la vacante que deja en el ex­presado Batallón Pichincha el Teniente Pinzón. Concedió al Teniente Guillermo Hernández la licencia inde­finida que solicitó para separarse de la 2.• Compañía del Batallón Tiradores número 1 I. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 10

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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 23

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 23

Por: | Fecha: 26/06/1897

Año 1 Bogotá., Junio U de lS\17. Número ~3 BOLETIN MILITAR ____.. __ _ ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO -·--- Director, ALEJANDRO POS.4DA. Son colaboradores natos de este periódico, todos los jefes y Oficiales del Ejército de la Rtpública. L:r-:CTURAS DE HISTORIA PATRIA ~ CONTINU ACION) VI Bolívar, no desalentado, pero sí persuadido de la gran pérdida que las armas republicanas habían hecho, se enca-­nlinó á Cumaná. Pero Jos patriotas tampoco estaban en actitud de poder defender esta plaza. Tuvieron que refugiarse en Maturín. En tanto Bolívar y Mariño se embarcaron para la isla de Margarittl , Ambos llevaban un de¡:ósito que el clero de Caracas les había entregado como auxilio para la guerra, E:onsistente en todas las joyas de las iglesias de aquella metrópol1. A bordo iba un italiano de apellídó Bianchi, que había militado baje 1as banderas de la república y que se propuso apoderarse, aun cuando fuera vioJentan1ente, de esas alhajas; proyecto que realizó. Los dos Jefes, apreciando cada vez más la difícil si­tuación de Venezuela, se encaminaron á Carú pano, en don­de Jes esperaba una sorptesa no pequeña: la de saber allí que las fuerzas que peleaban aún por la independencia ti1 .. daban su conducta como desertores. Bianchi tuvo que in.., , tervenir en favor de Bolívar y Mariño á fin de que no los pusiesen presos los republicanos, y les facilitó Jos me ..... dios para que pudiesen dirigirse á Cartagena, á donde arri­baron en la tarde del 2 5 de Septien1bre. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR Poco tiempo 'después tenía lugar la batalla en el valle de Urica, entre las numerosas falanges de Boves y las n1andadas por Ribas y Bermúdez. En aquel campo encontró la n1uerte el ten1ible Jefe de los realistas pero sus armas que­daron victoriosas y Urdaneta resolvió internarse en Nueva Granada, incapacitado para seguir peleando en territorio venezolano por la d~fensa de su patria. VII Bolívar no fue acogido por las autorídades de Carta­gena como debiera haberlo sido : con distinción y acata­miento. El Coronel Manuel Castillo, Jefe de esa plaza era· enen1igo declarado del Libertador, no pudiendo alegar otra causa visible á su enojo sino la poca atención que el caudillo venezolano prestó á las órdenes ó con1unicaciones de agentes subalternos cuando, con tropas· granadinas, atacó y venció en Cúcuta al Jefe realista, Correa .. Viendo la inutilidad de sus gestiones en aquel punto, Bolívar resolvió ir hasta la ciudad de Tunja, en donde se encontraba reunido el Congreso d e Nueva Granada. Subió el Magdalena hasta Puerto Nacional, de ahí siguió á O ca­ña, de donde pasó á Pan1plona, y continuó can1ino sien1pre por la vía de tierra, En Tunja el Gobierno de la Unión y el Congreso le prodigaron las consideraciones que su conducta y servicios tnerecían. Entonces discurrió, en el seno misn1o del Con­greso, sobre los desgraciados sucesos de la campaña que había dirigido en Venezuela, con tal elocuencia y verdad, que unánimen1ente se le hizo justicia, y se con1prendió que· el mal éxito de la lucha había dependido de circunstancias· n1uy agenas á su voluntad. La antigua Provincia de Cundinan1arca y Bogotá no obedecian por entonces las órd~nes del Congreso, y se encontraban regidas por don Manuel Bernardo Alvarez., quien al separarse Nariño, había entrado á gobernar con1o Dictador. Alvarez era notorian1ente hostil al proyecto de federación, forma de gobierno proclan1ada yá por las de­nlás Provincias, y estaba dispuesto á rechazar con las ar­mas cualquiera tentativa que se hiciera en este sentido. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / • BOLETÍN MILITAR En Tunja el Congreso resolvió confiar á Bolívar el n1ando de las fuerzas que debían n1archar sobre Bogotá, para dirimir tan azarosa contienda. Tres n1il soldados de línea y quinientos de n1ilicias de caballería se encaminaron á la capital. A medida que se acercaban, todas las pobla­ciones se acogían á la autoridad que representaba el Con­greso, y sólo en Bogotá imperaba la voluntad de Alvarez. En aquella en.1ergencia, Bolívar proceeiió con la firme­za que acostun1braba, pero haciendo prin1ero uso de todos los medios que la persuación le aconsejó. Mas el dictador Aivarez era hombre de carácter recio y dominante, infa-­tuado con el n1ando creía que, llegado el n1on1ento del pe­ligro, sus tropas saldrían victoriosas. El General resolvió atacar á Bogotá el 10 de Diciem­bre, ( I 8 14), y las tropas comenzaron el asalto con valor. Primero fue desalojado de Fucha el Batallón Auxiliar que defendía aquellos sitios, y los soldados de la Uniún se apo­deraron del Barrio de Santa Bárbara. Al siguiente volvió á generalizarse el con1bate y el Coronel Serviez con su gente penetró por la plaza de San Victorino, apoder¡tndose de Ja Batería que estaba allí colocada. y Iuégo siguió hasta la Calle Real en donde fue herido. Su valor y decisión en esa jornada le valieron elogios entusiastas del General en Jefe. A las once de la mañana estaba casi decidida Ja acción quedándoles apenas á Jos sitiados el recinto de la Plaza Mayor, en donde se defendían con artiJlería de grueso calibre. Por interposición del Marqués de San Jorge, Bolívar convino en suspender las hostilidades durante un día. El si­guiente, r 2 de Dicien1bre, Alvarez se presentó á Bolívar á. tratar con él las bases de una capitulación. Estas fueron las n1ás honrosas y equitativas que podían fijarse, como que se trataba de una lucha entre hermanos, y el Jefe ven­cedor, con su genial penetración y dotes de político, quería no hacer ostentaciQ.n del triunfo y no perder momento en la obra principal de en1ancipación del poder españot Las pérdidas de los asaltantes se calcularon en doscientos sol_. dados y cuatro oficiales n1uertos, y cien heridos. El Gobierno general, establecido en Tunja, aprobó todo lo hecho por Bolívar, y pren1ió sus señalados serví _.. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MfLIT AK tÍos en esa vi-ctoria, coL el despacho de Capitán Gerte..­ral de los Ejércitos de la Confederación. Puesto de acuerdo el Libertador, con los hombres del Gobierno, en. Tunja., se decidió que la campaña debía acome-· terse con la toma de Santa M.arta, á fin de seguir después sobre Riohacha y Maracaibo para as€gurar de este modo. !a costa del Atlántico .. En Bogotá se hicieron todos lo& preparativos posibles, en armas y bagajes, á fin de disponer el cuer~o de tropas con que debía encaminarse Bolívar á Ja Costa. La fuerza que se puso á sus órdenes se componía de tres batallones de infantería y un escuadrón de drago-~ nes ; estos últin1os eran todos venewlanos. Pero apena.5 Jlevaban quinientos fusiles; los demás los debían recibir en. Cartagena, con otros elementos de guerra. Bolívar salió de Bogotá el 24 de Enero de 1 SI 5. El Gobierno de Ca-rtagena, ó mejor d·icho el Jefe de la plaza, Castillo, rehusó categóricament~ el auxiliar las tropas al. n1ando de Bolívar, con armas y n1uniciones; no valiendo,. para que procediese de modo diverso, ni la co-nsideración de que la ribera derech~ del río Magdaluna estaba en podeí de los españoles; quienes si encontraban desarmados á los• patriotas, podían acabar con ellos. Bo1ívar, desatendido de n1anera tan poco decorosa por Castillo, viendo que su gente se n1ermaba á infiujos de. clin1a n1al sano del río, resolvió segu~r con Stus tropas á. Cartagena, y así lo hizo saber á las autoridades de aquelb ciudad . El disgusto que semejant':! determinación produ­jo allí, fue extraordinario: se dictaron órdenes y prevencio­nes de guerra, y cerca· de cien partidarios conocidos del Li_. bertador fueron reducidos á prisión. El asedio de la ciudad duró n1ás de un mes, sin que Bolívar pudiese ton1arla, ni ob ... tener que los Jefes contrarios le d1esen oídos á sus proposi-­ciones ni conviniesen en el deber en que estaban de auxiliado y de ayudarle á la ton1a d"e Santa Marta-que aquél aconseja­ba. Al fin el 8 de Mayo, abandonó las fuerzas que mandaba1 mediante convenio con los representantes de Castillo, y en1--­barcándose en el bergantín de guerra inglés la Descubierla siguió e} día siguiente para Jamaica. Al1 liegar. á este punto de la· v.ida del Lib€rtadoF, et • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 'BOLETÍN MILJ r.'1.R fr1!storiador Re:;trepo consigna la siguient~ :reflexión, que lo .dice todo : "Parece que la Providencia sacaba al Libertador de un país donde no podía ser ya útil en aquella época, para ·onservar sus días tan preciosos para la independencia y .libertad de la An1érica del Sur," VIII Bolívar llegó á Kinsgton (Janlaica), en donde hizo im­prinlir un manifiesto justificativo de su conducta en Carta­gena, y tan1bién escribió otros artículos relativos á los su­cesDs de la guerra. En Kingston duró hasta fines del año, y estuvo á ~punto de n1orir asesinado. Se dijo entonces que el Capitán General de Venezue­la, Salvador Moxó, había pagado á un español para que quitase la vida al Libertador. El español logró seducir á -un negro esclavo al servicio de Bolívar; por el negro supo Jo s detalles de la distribució n de Ja casa y las habitaciones, y e ~te esclavo se comprometió á dar el golpe. Por fortuna el . mism0 día en que debía perpetr.arse el crimen Bolívar canl-bió de posada sin acudir á su antiguo cuarto: le habían in­! l itado á con1er fuera. En la casa le aguardaron, y viendo que no llegaba, U!l emigrado pobre, nombrado An1estoy, se acostó en la han1aca del Libertador. El esclavo, ig­norante de estos sucesos, entró á oscuras á la pieza y le ·dio dos n1ortales puñaladas, dejándole n1uerto en el acto. A fines de 1 8 1 5 Bolívar resolvió embarcarse en la ·corbeta Dardo, y acceder á las instancias con que el dueño de ésta, Mr. Luis Brión, le estin1ulaba á que se trasladase ·otra vez á Nueva Granada .á continuar luchando por al­canzar Ja independencia. Hicieron rumbo hacia Jos Cayos ·de San Luis (Haití), en donde estaba Brión, y durante el viaje tuvo noticia de Ja tom.a de Cartagena por Morillo; viendo luégo llegar á esa isla varios de los fugitivos del :sitio de Cartagena. En los Cayos se organizó una expedición al n1ando de Brión, expedición en que figuraban siete goletas mercantes .arn1adas en guerra, con doscientos cincuenta hombres de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR desembarco, muchísimos de ellos oficiales y con elementos de guerra, facilitados por el Presidente de la isla, Petión, quien comprendía y adn1iraba á Bolívar y tvmó empeño en esta empresa. Diéronse á la vela estas embarcaciones el 20 de Mayo, 9e 1816, llev~ndo á bordo á Bolívar, con1o General en, Jefe, á Mariño, Soublette, Piar, Mac-Gregor, Briceño. Méndez y otros venezolanos yá probados en la lucha por la patria. Hicieron rumbo á Margarita, en donde Bolívar fue nuevamente reconocido como Jefe supremo, en una Asam­blea Popular. El 1. 0 de Junio Bolívar ocupó con sus fuerzas á Ca­rúpano, de donde envió á M-ariño á Güiría á levantar tropas,, y con igu,al encargo siguió Piar á Maturín. Las tropas. realistas que estaban en Cun1anii. no se atrevieron á atacar al Libertador, crey~ndole al frente de un fuerte ejército; lo cual dio o,casión para que aquél se decidiese á reembarcarse. con rumbo á Ocumare de la Costa, con intención de inva­dir la Provincia de Caracas. Para intentar esta campaña tenía muy en cuenta la circunstancia de que el Jefe expedicionario~ Mori.llo, se en­contraba empeñado en la reconquista de Nueva Granada, habiéndose apoderado yá de la plaza fuerte y principal de Cartagena. El día 6 de Julio llegó Bolívar con su gente á Ocuma­re, y su primer cuidado fue despacl:lar trescientos hom­bres para los Valles de Aragua, al mando de Snublette. Este, movimiento fue inútil porque r1 Jefe español Morales se. encontraba yá en Valencia y Caracas misn1o ocupado por fuerza veterana. Hízose, d~sde ese momento, difícil, por no decir que imposible, el plan de ataque que preocupaba al Libertador. Convocado un Consejo de Cuerra se resolvió la marcha á Choroní, á fin de reunirse á una fuerza patriota que estaba allá, y luégo seguir á los Llanos en busca tle las cabaJlerías, organizadas por Monagas y Zaraz~. Habiéndose trasladado Bolívar á un punto distante de la población, cop el objeto de activar la movilizacipn ael parque, acudió á buscarle en aquel sitio uno de sus edeca- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • BOLETÍN MILITAR 39I nes, con la inesperada noticia de que Morales y sus gentes se encontraban muy cerca, y de que se había dispuesto or­denar la retirada. Tuvo, pues, que partir á embarcarse y seguir en la expedición á los que le precedían. Al siguiente día llegaban á .Choroní. y continuando la vía hacia los Llanos se les reunió una fuerza que estaba en el can1ino de Maracay. IX Cuando Bolívar se encontró en Barcelona era n1uy re­ducido el nún1ero de fuerzas patriotas que ocupaban aque­lla plaza; la n1ayor parte habían marchado con Piar hacia Guayana. A pesar de esto el Libertador, concibió el atre­vido proyecto de invadir la Provincia de Caracas. Para ejecutar este n1ovimiento atacó el 9 de Enero de 1817 un pequeño cuerpo de quinientos realistas que se en­contraba situado en la n1argen izquierda del U nare, frente á Clarines. Empeñada Ja acción, el Indio Chaurán, Capitán de la caballería española, movió su gente para atravesar un bosque y salir á retaguardia de Jos patriotas, operación de que no se apercibieron éstos y que fue causa de la derrota de Bolívar y los suyos. El pánico fue grande, porque se creyeron atacados por un numeroso cuerpo de tropas realis­tas que estaban en el Bajo-Tuy. A pesar de todo Bolívar y Arismendi pudieron regre­sar á Barcelona, en donde con actividad incansable organi­zaron nuevas fuerzas. Sabíase entonces que el Brigadier Real, con un fuerte ejército de tres mil quinientos honl­bres, y en unión del Jefe Morales, se disponía á atacarlos. Mariño se reunió á Bolívar, con una columna compues­ta de mil doscientos hombres. El Brigadier Real avanzó efectivamente hasta Barce­lona, pero no atacó á los patriotas, limitándose á cambiar frecuentemente de posiciones, mientras le llegaba la artillería con que se prometía estrechar el sitio. A esta sazón, Piar se encontraba sitiando á Guayana, lo cual detern1inó á Bolívar á marchar en aquella di­rección; lo que verificó el 2 5 de Marzo, en con1pañía de quince Oficiales~ (Continuará). ' ... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. WLETfN MILITAR· ,, MINISTERIO DE GUERRA . Ministn·io de Guerra.-Sección 1:-.fogotá, Marzo 1 I de I 897 .Señor General Comandante en Jefe del Ejército. -Presente. Suplícoos dirija.is un telegrama .circular ~ los Comandantes Generales Divisionarios de fuera de la capital y á lDs Jefes Militares .ordenándoles que, en cumplimiento del Decreto ejecutivo número 49 de 20 de Febrero último, publicado ten la Orden General del Ejército, procedan á abrir el 1.0 de Abril entrante, el concurso de Ü1iciales en servicio pctivo, para escoger los que hayan de ser edu­cados en alguna Escuela de guerra de Francia ó Alemania. H-asta el 30 de Junio del año en curso, todos los Oficiales mencionados <.leben prepararse para presentar el examen exigido en dicho Decre­to. Del 1.0 de Julio siguiente, al 20 del mismo mes, se verificarán los exámenes de la manera como el Decreto lo dispone. Servíos dar igual orden al Comandante General de la I: Di­visión. Soy vuestro atento servidor, PEDRO ANTONIO MoLINA. Repkhlica dr Colombia.-Ejército Noci?nai.-Comandancio General d~ !tJ 1.a División.-Presidencia de la CqmisiÓtJ Militar, ad ltonorem.­Número 6,81 6.-Bogottí, 7 de J 111110 de I 89¡. eiior Ministro de Guerra.---P. En respuesta á )os muy atentos Oficios de ese Minister:io, números 7,874 y 7,8¡6. de la Sección 1.11, de fecha 4 éie los corrientes, tengo el honor de informar á Su Señoría lo siguiente : Hasta hoy los trabajos encomendados á la Junta, ó sea la Comisión Militar que presido, han marchado lentamente, porque sólo puede reu­nirse dos ó tres veces por semana, debido á las oct¡paciones ordinarias ~e cada uno de los IUicmbros que la componen 7 en sus respectivos pues­tos; pero en lo sucesivo habrá sesiones nocturnas para así poder adelan­tar dichos trabajos y desempeñar prontamente su cometido. En la actualidad la comisión se ocupa en formular el Decreto que reglamenta el servicio interior, tervicio de guarnición y servicio de campaña d.e los Cuerpos que forman la fuerza activa del Ejército Na­cional, y que es el más largo y taborioso de los que le han sido á ella encomendados. Próximamente enviaré á Su Señoría la parte del mencionado De­creto que ha sido hasta ahora formado por la Comisión, y que se está po­niendo en limpio para tal objeto, y del mismo modo se continuará procediendo en adelante. Dips guarde {¡ SI-l S:ñorílvidados los tiempos en que era lícito á un individuo hacerse justicia por u mano. En ese entonces la justicia se hallaba en 1amentable confusión con la venganza. Hoy la cultura social exige que las querellas se diriman por las autoridades encargadas de administrar ju ticia, y que se ocurra .á ellas para obtener reparación de los agravios personales. Si en los individuos particulares es censurable qlie franqueen los límites de la legalidad, para decidir por las vías de hecho sus .disputas, con mayor razón y más rigor lo es en los individuos del Ejército que á mtis de bs autoridades ordinarias, cuentan con sus superiores, á efe to de irnpedir ó corregir probables ó consumados ,agrav·i~. Con el fin de cortar en el Ejército cualquiera tendencia á .este respecto, para que no decaigan la disciplina y Ja moral militar, 10s ruego hagais dar siempre que la necesidad lo requiera, aplica­ación estricta á la disposición legal antes citada. Soy vuestro atento servidor, P.Eoao ANTONIO MoLINA~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 394 BOLETÍN MILITAR DECRETO NUMERO ...... DE 1897 • (7 DE JUNIO) Que elimina la Comandancia Militar ele! Litoral del Pacífico. El Vicepresidente de la República encargado del Poder Ejecutivo, CONSIDERANDO: Que han cesado las causas que determi.n~r~n al Gobierno á dictar el Decreto número I 95 de 29 de Enero ultimo, DECRETA: Artículo único. Elimínase la Comandancia Militar del Lito­ral del Pacífico, creada por Decreto número 195 de 29 de Enero. último. §. Expídanse á los Jefes y Oficiales que_form.an. parte .de ella • sus correspondientes Letras de Cuartel y de hcencta 1,ndefiu.1da. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 7 de Junio de I 897. M. A. CARO. El Ministro de Guerra, PwRo ANTONIO MoLINA. Es copi~.-El Subsecretario, Clímaco Losa,da 1 LITERATURA , EL TAMBORCILLO SARDO En la prim a jornada de la batalla de Custoza, e[ 24 de J u-. ~io de 1848, sesenta números de un regimiento de infantería de· nuestro ejército, enviados á una altura para ocupar cierta casa so­litaria, e vieron de repente asaltados por dos compañías de solda­dos austriacos que, atacándolos por varios lados, apenas les dieron tiempo de refugiarse en la morada y reforzar precipitadamente la puerta, después de haber dejado algunos muertos y heridos en el campo. Asegurada la, puerta, los nuéstros acudieron á las ventanas del piso bajo y del primer piso, y empezaron á hacer certero fuego Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 395 sobre los sitiadores, los cuales acercándose poco á poco, colocados en forma de semicírculo, respondían vigorosamente. Mandaban los sesenta soldados italianos dos oficiales subalternos y un capitán: viejo, alto, seco, severo con el pelo y el bigote blanco ; estaba con ellos un tamborcillo sardo, muchacho de poco más de cartorce años, que rep~;,esentaba escasamente doce, de cara morena aceitu­nada, con ojos negros y hundidos, que echaban chispas. El Capi­tán, desde una habitación del piso primero, dirigía la defensa, dan­do órdenes que parecían pistoletazos, sin que se viera en su cara de hierro ningún signo de conmoción. El tamborcillo, un poco pá-:­lido, pero firme sobre su piernas, subido sobre una mesa, alargaba el cuello, agarrándose á las paredes, para mirar fuera de las venta­nas, y veía, á través del humo, por los campos, las blancas divisas de los austriacos, que iban avanzando lentamente. La casa estaba situada en lo alto de escabrosísima pendiente, y no tenÍa en la parte de la cue ta más que una ventanilla alta, correspondiente á un cuarto del último piso ; por eso los austriacos no amenazaban la casa por aquella parte, y en la cuesta no había nadie: el fuego. se hacía contra la fachada y los dos flancos. Pero era u~1 fuego infernal, una nutrida grl suelo, j u~r.to á la casa de Villafranca0 donde brillan a.q uellas ba­yonetas. Allí están los nuéstros inmóviles. Toma este papel, agá­nate á la cuerda, bája por la ventanilla3 atraviesa á escape la cues­ta, corre por los campos, llega á donde están los nuéstros, y da ei ,papel al primer Oficial que veas. Quítate el cinturón y la mochila. El tambor se quitó el cinturon y la mochila, y se colocó el papel en el bolsillo del pecho; el Sargento echó afuera la cuerda y agarró con las dos manos uno de los extremos, el Capitán ayudó al muchacho á saltar por la ventana, vue1tQ de espaldas al campo. - Tén cuidado, le dijo; la salvación del destacamento está en .tu valor y en tus piernas. --Confíe usted en mí, mi Capitán, dijo el tambor salién¿ose .fuera. Agáchate al bajar, dijo aún el Capitán, agarrando la cuerda á la vez que el Sargento. ' - No tenga usted cuidado. - Dios te ayude. A los pocos · momentos el tamborcillo estaba en el suelo; el Sargento tiró de la cuerda para arriba, y de apareció; el Capitán se a omó precipitamente á la ventanilla, y vio al muchacho que corría por la cuesta abajo. Esperaba yá que hubiese conseguido huir sin ser observado, cuando cinco 6 seis nubecillas de polvo que se destacaron del sue­lo, delante y detrás del muchacho, le advirtieron que había sido descubi':!rto por los austriacos, los cuales tiraban hacia abajo, desde lo alto de la cuesta. Aquellas pequeñas nubes eran tierra echada al .aire por las balas. Pero el tambor eguía corriendo precipitadamen­te. Al cabo de un rato exclamó consternado: - ¡Mucrto! - Pero no había acabado de decir la palabra, cuando vio levantarse al tambor­cillo. ·-¡ Ah, no ha sido más que una caída! dijo para sí y respiró.­El tambor, en efecto, volvió á correr con todas sus fuerzas, pero cojeaba.- Se ha torcido un pie, pensó el Capitán.- Alguna nube­cilla de polvo se levantaba allí y allá, en torno de1 muchacho; pero .siempre más lejos. Estaba salvo. El Capitán lanzó una exclama­ci6n de triunfo. Pero siguió acompañándolo con los ojos, temblan­do, porque era cuestión de minuto . Si no llegaba pronto abajo con la esquela en que pedía inmediato socorro) todos sus soldados caían muertos ó tenía que rendirse y caer prisionero con ellos. El mu­- chacho corría rápidamente un rato.; de;pués detenía el paso cojean­. do; tomaba carrera luégo de nuevo, pero á cada instante necesita­ba detenerse.-Quizá ha sido una contusión en el pie por una bala, pen!IÓ el Capitán. Y reparaba temblando todos sus movimientos; y excitado, le hablaba como si pudiese oírlo. Medfa incesantemente con la vista el espacio que rnediaba entre el muchacho que corría y el círculo de armas que veía allá lejos, en la llanura, en medio de .los campos de trigo, dorados por el sol. Entretanto oía el silbido Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. JJOLETÍN MIL!TAR 391 tf estruendo de las balas en las habitaciones de abajo, Ias voces J~ mando y los grito<; de rabia de los Oficiales y Sargentos; los agu­dos lamentos de los heridos, y el ruido de los muebles que se rom­pían y del yeso que se desmoronaba.- ¡Animo! ;Valor! gritaba, siguiendo con la mirada al tamborcillo que se alejaba. ¡Adelante 1 ¡,Corre! ¡Se para! .. ¡Maldición! ¡:Ah, vuelve á emprender la mar­cha! --·Un Oficial sube anhelante á decirle que lo!t enemigos, sin interrumpir el fuego,. ondean un pañuelo blanco para intimar ren• dición. - ¡Que no se tesponda! gritó el Capitán, sin apartar la mi-ada del muchacho, que estaba yá en la llanura, pero que no corría ya, y parecía que desalentaba al llegar. - ¡Anda! ... ¡Corre! ... decía el Capitán) apretando lo~ dientes y los puños: desángrate, muere, desgraciado, pero llega. Despues nació una imprecactón horri­ble.-¡ Ah! El' infame holgazán se ha sentado. ~ E:! muchacho, en efecto, que ha ta entonces se había vi to sobresalir }a cabeza por cima de un can1po de trigo, se habfa perdido de vistá como si hu­biese caído. Pero al cabo de un momento, su cabeza volvió á verse fuera: al fin se perdió detrás de los sembrados, y el Capitán yá no lo vio más. Entonces bajó impetuosamente; las balas llovían; los cuartos estaban llenos de heridos, algunos de los cuales daban vueltas como borrachos, agari' ándose · los muebles; la paredes y el suelo estaban teñidos de sangre; los cadáveres yacran en los umbrales de las puer­tas; el Tenienre tenía el brazo derecho de strozado por una· bala; el humo y la pólvora lo envolvta todo. - ¡Animo! gritó el Capit'án. ¡Firmes en sus puestos! ¡Van á venir socorros! ¡Un poco de valor aún! Lo9 austriaco e habían acercado más; se veían yá entre' el humo sus caras descompuesta ; se oía, entre el t:strépito de los tiros una gritería salvaje que insul­taba, intimaba la rendición y amenazaba con el degüello. Algún soldado, aterrorizado, se reti'ra ba detrás de las ven tan as y los Sar­gentos lo empujaban hacia adelante. Pero el fuego de los sitiados aflojaba, el desaliento se veía en todos los rostros; no era yá posible llevar más allá la resistencia. Llegó un motflento en que el ataque de los austriacos se hizo más sensible, y una voz de trueno gritó, primero en alemán, en italiano después: -¡ Rendíos !--¡ ó ! gritó el Capitán desde una ventana. Y el fuego volvió á empezar más certero y más rabioso por am­bas partes. Cayeron otros soldados. Ya había más de una ventana sin defensores : El momento fatal era· inminente. El Capitán gri­t~ ba con voz que se le· ahogaba en la garganta. - ¡ No vienen! ¡No Vtenen ! Y corría furioso de un lado á otro, arqueando el sable ton su marro convulsa, resu-elto á morÍ!'. Entonces un Sargento, bajando de la buhardilla, gritó con voz estentórea: ~ ¡ Ya llegan·! - j Ya llegan 1 repitió coa un grito de alegría el Capitán. Al Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR oír aquellos gritos, totlos, sanos, heridos, Sargentos, Oficiales, se asomaron á las ventanas, y la resistencia se redobló ferozmente otra vez. De allí á poco in tantes se notó una especie de vacila­ción y un principio de desorden entre los enemigos. De pronto, muy de prisa, el Capitán reuní{) algunos soldados en el piso bajo para contener el ímpitu de fuera, con bayoneta calada. Después volvió arriba. Apenas llegó, oyó un rumor de pasos precipitados, acompañado de un i hurra l formidable, y vieron desde las venta­nas avanzar entre el humo los sombreros apuntados de los carabi­neros italianos, un escuadrón á escape tendido, y brillante cente­llto de espadas que hendían el aire, en molinete por cima de las cabezas, sobre los hombros y cima de las espald
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 23

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 28

Por: | Fecha: 07/08/1897

' .. Bogotá, Agosto 7 de 1897. Número Z BOLETIN MILITAR --~·~-- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO __ ,., . ..,..__ __ . Director, ALEJANDRO POSADA. Son colaboradores natos de este periódico, todos los Jefes y Oficiales del Ejército de la República. LECTURAS DE HISTORIA PATRIA (CONTil':UACIÓN) XV El Libertador desistió de su proyectado viaje á Popa.:. yán cuando se encontró en Bogotá, y supo que llegaban .. por el Norte dos comisionados de España que traían el en..:. cargo de hacer arreglos ae paz. Por esto, en vez de seguir al Sur, volvió aJ Norte, en­catninándose á Cúcuta en el n1es de Enero de I 8 2 J, y diri.:. giéndose luégo á Barinas y ~ 1 Apure. De Boconó de 1~rujillo envió á Latorre un oficio pin­tándole muy angustiosa la situación de Jas tropas de su n1ando, y agr gando 1ue en las condiciones tan prcca..: rias en que St,; encontraban él y los suyos, no les quedaba n1ás can1.íno sino d de sucutnbir tristen1et te ó el de conti.:. nuar las operaciones de la guerra. Muy sorprendido quedó el Jefe e~pafiol Latorrc de semejante n1isiva, pero contestó fijando la f; cha de 28 de Abril para la ruptura de las hosti­lidades. Tern1inado así, inesperadamente, el armisticio, el Ge..: nerat· Bolívar pretendió establecer su Cuartel General en San Carlos, lugar n1ás adecuado para la pronta comunica..: ción con el resto de las fuerzas y para decidir cualquier n1o:. virniento. El había trabajado con n1ucha actividad durante Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 9 BOLETÍ!\f MI~ITAR la tregua, en la reorganización y aumento de tropas·1 y des·­de los prin1eros días del mes de Junio de 182 I logró situarse en San Carlos n1oviéndose el 20 del mismo mes sobre Cara­bobo, en donde Latorre que comandaba seis mil hombres de todas arn1as, había establecido sus reales. Los patriotas contaban un nún1ero casi igual de fuerzas, y el 24 de Junio,. de madrugada, lograron sorprender el destacamento enemi-· go apostado en el desfiladero de Buenavista ... Desde este alto­se alcanzaba á ver el ejército realista formado eri batallaJ Extendíase su línea de defensa por todo el llano, á inme­diaciones de la quebrada del Loro. En el can1ino que conduce á. Valencia estaba apostadv el Batallón 1.9 de Valencey, con dos piezas de artillería1 y el Hostalrich ocupaba la derecha y Barbastro el centro .. El Infante defendía la izquierda, algo á retaguardia y el Burgos formaba la reserva sobre el camino principal. La caballería esperaba en el remate del valle y los cuerpos así' estacionados podían defenderse ayudándose unos á otros. Los patriotas al disponerse para aquella jornada, iban . convencidos de que los resultados de ella pesarían de modo· definitivo en la contienda, y pers adidos de que tenían que perlear con soldados veteranos cuya disciplina oponía valerosa resistencia á los ataques ardorosos de Jos que les acometían. Pero tales consideraciones no amenguaron la enérgica re­solución con que avanzaron hacia los llano~ de Carabobo por • el estrecho desfiladero que se les presentaba. Reconocido el campo, el Libertador ordenó un movimiento del ejército por el ílanco derecho ·del enen1igo penetrando al valle por el punto llan1ado Pico de la Mona. Un claro del bosque facilitaba la entrada por allí. Encargóse de este movimiento -­el General Páez, con Jas tropas de su mando, á las que los realistas opusieron prin1ero el Batallón Burgos, que n1o­viéndose en una altura plana, dominaba con sus fuegos · cualquier tentativa de los patriotas, y 1uégo los de Hostal-· rich, Barbastro y el Príncipe que acudieron á impe.dir la salida del Apure. En auxilio de éste acudió el Batallón Bri­tánico y dos Con1pañías de tiradores, los que se portaron con tal bizarría que lograron restablecer la línea de batalla. Con1enzó á ceder entonces el enenligo, y fue desalojado á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOL.ETI N MILITAR 9~ poco de la altura que ocupaba, con ayuda de la carga im: petuosa dada por la guardia de honor de Páez. Los realistas se rehicieron y formaron á la q~fensiva en una nueva posición, en tanto~qué las tropa~ pa ·iotas ter..: minaban el paso del desfiladero por dos estrechas sendas. Los Jefes españoles ordenaron una nueva carga de su caba~ llería, á la que se enfrentó el primer escuadrón del regi­miento de honor de Páez y su Estado Mayor y lograron parar la arremetida, viéndoles luégo: perder la formación y p.esaparecer. Entonces fue el momento en que toda la ca~ ballería de Páez, adueñándose del can1po, cargó sobre todo el ejército enenügo con éxito decisivo. EJ r. 0 de V alencey, al mando de su Coronel Tomás García, que no entró en pelea, seguía apostado en el cami­~ o de Valencia, y viendo su retaguardia invadida por mul...: 'titud de dispersos, y por la caballería enemiga, el Jefe dio la yoz de retirarse en forn1acíón hacia la capital de Carabobo. La caballería patriota se le opuso a] i)aso inútiln1ente, lo­grando sólo realizar Ja dispersión de doscientos cincuentá hotnbres de la cabaiJería española que aún se encontraban en actitud de con1batir. EJ Valencey continuó co11 firmeza la retirada, y cuando se encontrab~ á una legua de Valen..: cia, Bolívar dio orden para que los Batallones Rifles y Gra­naderos tratasen de darle alcance á caballo. Así lo hicieron, y á tiempo de entrar á la ciudad lo atacaron, no logrando s· no quitarle los dos cañones; pues siguió su marcha hasta: las diez de la noche, alcanzando á llegar al piel_de la cordi_: llera que va á n1orir en Puerto Cabello. 1,a1es son las grandes líneas de esa inolvidable jornada de Carabobo, tan significativa en ]a historia de Venezuela como Jo es la de Boyacá para la N u e va Granada, fecunda en bienes y gloriosa efcn1érides que n1arcó decisivamente la éra del triunfo sólido en la lucha por la libertad ~ , . En Carabobo brilló la audacia y el incansable esfuerzo de Páez. Vióse la firmeza de sus soldados y cuán diestra­tnente Jos tenía ejercitados en el arte de la guerra y con-: quistó nombre imperecedero en la historia de los grande~ hechos militares Ja retirada del Valincey, prueba elocuente de lo que pueden la disciplina y el fiel cumplimiento dé la -órdenes del Jefe . · Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lOO BOLETÍN MILITAR XVI Bolívar hizo su entrada triunfal en Caracas et 29 de Junio de I 8 2 I, acotnpañado tan solo de su Estado Ma yor y del de la División Páez. Dio nueva prueba de su prontitud y acierto en buscar soluciones políticas, al mismo tiempo que de la generosi­dad y alteza de n1iras que sien1pre inspiraban su conducta, cuando después de la batalla de Catabobo propuso al Jefe español Pereira, que se había replegado sol?re la Guaira con una división de setecientos hon1bres, bases muy aceptables de capitulación, que aceptaron los realistas. Encomendó luégo el Gobierno en n1anos del General Soublette, y después de contribuír en cuanto pudo á la re­organización del desangrado y abatido territorio, abandonó á Caracas el I. 0 de Agosto de I 8 2 t, dirigiéndose al Occi­dente de Venezuela con varios de los Cuerpos que habían triunfado en Carabobo. ' Era su propósito salir por el Golfo de Maracaibo á Ríohacha y Santa Marta, ayl..Jdar á la rendición de la plaza de Cartagena que aún se encontraba en poder de los espa­ñoles y dirigirse lu " go á Panan1á. Mientras estos sucesos se cun1pnan, el Congreso cons .... tituyente, reunido n1erced á los deseos y esfuerzos del n1ismo Bolívar, en la Villa del Rosario de Cúcuta, había elegido Presidente de Colon1bia al l.ihertador y Vicepresidente á Santander, y an1bos fueron llan1ados á aquel punto en donde se fijó el día, 3 de Octubre de 1821 para darl s posesión de sus empleos. Meditando en Jo difícil que era tomar la plaza de Cartagcna, resolvió Bolívar can1biar el plan propuesto y seguir con su ejército por la vía terrestre, SI posible era hasta ~ito. Dos n1eses duró en Bogotá, al cabo de los cuales salió para Popayán el r 3 de Diciembre de I 82 I, y en los prin1eros días de Enero de 1822 estaba en Cali; en donde pensaba reconcentrar sus fuerzas. El 8 de Marzo siguiente salió con sus Ayudantes de Popayán. Movilizadas las fuerzas patriotas en tres colunl­nas el 24 de dicho mes llegaron á orillas del río J uanan1bú. El ejército no siguió el camino de la vía de Pasto, sino: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR IOI que inclinándose á la derecha, trató de atravesar el co­rrentoso Guáitara, escapándose á ]as acechanzas del ene­n1igo, y aún tratando de evitar un encuentro con los in­donlables pastusos. Pretendían hacer todo esfuerzo por avan­zar hasta las cercanías de ~lito sin Ebrar con1bate. Pero el 6 de Abril, al llegar á Consacá, yá Jas tropas españolas al n1ando del Con1andante don Basilio García, estaban situadas en las alturas de Cariaco, para atajarles el paso á los patriotas. Hicieron un reconocimiento del campo de los realistas el Con1andante Joaquín París y el Cononel Barreto. La posición ocupada por aquéllos era verdaderan1ente forn1ida­b1e: apoyaban su izquierda en el río Guáitara correntoso y encajonado entre rocas, el flanco derecho estaba defendido por las abruptas faldas del'volcán de Pasto, el centro apa­recía resguardado por un cerrado bosque y por n1uchos ár­boles que habían tun1bado los soldados para obstruír el trán­sito y todo el frente estaba defendido por una cañada n1uy honda que no ofrecía n1ás entrada que 111 puente, el paso del cual r:o podía efectuar~e sino bajo los fuegos cruzados del enen11go. El Libertador en persona practicó tan1bien un recono­cinliento del terreno y á pesar de las dificultades y peligros que presentaba el ataque, entre éste, y tener que volver atrás, resolvió tentar la surrte de las arn1as. Confió al General Valdés el n1ando del Batallón Rifles, con el cual debía ascender los resbaladeros del cerro de Pas­to y buscar la ofensiva del ala izquierda d l enen1igo. El G neral P dro L ón 1 orr ·s n1andaba la der ·cha y e ntro, con los Batallones Bog tft y Vargas, y dos escuadrones de guías. lJn batallón y dos escuadrones rnás quedaban de re­serva. I-~ orn1ado el Ejército patriota en el llano de Bon1boná, esta acción comenzó á la n1is1na hora que la de Boyacá, á Ja!:) dos de la tarde, el día 7 de r\bril de 18 2 2. En la dificultad de forzar el ala derecha el General 'rorrcs ordenó la acome­tida por el centro. Las tropas avanzaron con gran denuedo y arrojo, sometiéndose al incesante fuego de los contrarios, pero con1o insalvable n1uro que se oponía á su marcha encon- IANCO DE L-". R PU!liC Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~02 BOLET'N MILITAR. traron gran e ntidad de árboles caídos, y et n1edia hora; de; ~ucha mortal y vertiginosa, cayeron muchos Jefes y Oficiales heridos; sucumbiendo la n1ayor parte de los soldados de~ Bogotá y del Vargas. V aldés y sus decididos soldados treparon las faldas de., empinadc n1onte, haciendo: esfuerzos de equilibrio sobre las, rocas, cuyas vertientes era,n defendid~s pot: cuatro Con1p~"1 ~ías 9~1 Bat~llÓf\ Aragón, pero no resistieron el ataque á la bayoneta. El Libertador alcanzó á darse cuenta antes de~ anochecer, de que el ~nen1igo estaba cortado, y entonces or:­~ enó persistir en e] ataque de las trincheras qu;e formaban el\ centro de la línea de batalla de los realistas. Cumpliós~ con denuedo y prontitud la orden, perdiendo los patriotas en vein-, ~e minutos ochenta hombres n1uertos y algu.nos heridos. Dos Con1pañías más del Aragón habÍ'\n ascendido al ~erro á ayudar á sus compañeros en la defensa de ese sitio, pero tuvieron también que cejar ante el incesante ataque de los patriqtas. Estos lograron flanquea~ la línea de los rea.lis tas, pero entrada la noc~e y rodeados de despeñaderos no, podían cont\nuar la persecución de los vencidos. · El Con1anda1~te español GarcÍGl; queriend9 au~iJiar la ~erecha de sus fuer.¡.as quedó cortado y tuvo que retirarse apenas con setenta hon1bres. El resto de sus tropas se replegó á las dos de la n1añana, quedando el campo en poder de los patriotas. Según los partes oficiales de esta jornada los patriotas uvieron ciento setenta y cuatro hon1l>res n1uertos y tres­cientos cincuenta y siete heridos. Los españoles conta~on doscientas cincue , ta bajas" entre n1uertos, heridos, prisio~e­ros y dispersos. El General Bolívar quiso conceder sobre ~1 campo mis­mo de la acción merecido y blorioso ascenso á los Jefes de esa reñidísima batalla: los Generales de Brigada Manuel Val-. dés y Pedro 'León Torres, fueron ascendidos á Genera-. lf~ de División; el Coronel Barreto á General de Brigada, ~ ,~~mbién los Jefes Sanders, París, García, Carvajal, Mur ¿_ guéítio, obtuvieron el inmediato ascenso. Aun cuando el ejército realista quedó desconcertado y bien~'d.isminuído por la dispersióp .. de muchos pastusos, su Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ·BOLETÍN MILITAR jefe trató sin embargo de atemorizar al General Bolívar pin­tándole como imposible el regreso y menos el continuar avan­zando, lo que dio ocasión para que el Libertador le hiciese saber el verdadero estado del resto de la república y tratase de obtener de don Basilio García un armisticio. Ocho días ,duró acampado el ejétcito en aquel sitio, hasta que al fin resolvió retroceder por el camino de Popayán en busca de los auxilios pedidos á esta ciudad. En más de treinta días que permanecieron en aquellos parajes, sufrieron toda clase de privaciones, expuestos á un clin1a por e~tren1o insalubre, acosados frecuentemente por guerrillas enen1Ígas y en lucha y pugna con cuantos habitantes encontraban, pues todos los habitantes de ese te­rritorio eran realistas decididos. Dándose perfecta cuenta el Libertador de las dificul­tades que el terreno y las circunstancias oponían á la tern1i­nación de la lucha por tnedio de las arn1as, intentó á fines de Mayo entenderse nucvan1ente con el Coronel García, proponiéndole, por n1edio de un oficio que le n1andó á Pasto, que aceptara una capitulación honrosa. Viéndose este Jefe amenazado yá por el Sur, pues la batalla de Pichincha libra­da en las alturas que don1inan á ~ito ofrecía á los patriotas la ventaja de poder avanzar sus hu(stes sohre Pasto, resolvió aceptar- y firn1ó las bases de la capitulación. De este n1odo quedó Jibre todo el Sur de la República. XVII · -~1 8 de Junio de 1 822 entró t.1 Libertador á Pasto. os sacrificios que habÍc ocasionado la can1pafia pue­den apreciarse al saber que desde el n1es de Septien1bre de I 8 2 1 hasta 2 2 d Mayo de 1 8 2 2 el Gobierno central de la República n1an~ó al Su1 : á ponerse á órdenes del Gene­ral Bolívar, ciento treinta Oficiales y siete n1il trescientos catorce hornbres, de ios cuales apenas quedaban en servicio cuatro mil. Organizada la Provincia bajo el nuevo Gobierno, Bo­lívar se encaminó á ~ito. En esta ciudad le hicieron sun­tuoso y cor.dial recibin1iento. (Continuará). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR MllilSTERIO DE GUERRA DECRETO NUMERO 296 DE r897 (IO DE JULIO) Q~1e reforma el marcado con el número 13 de 14 de Enero último reglamentario de~ ' Ramo de bienes de militares muertos en servicio activo. El Ficepresidente de la República encargado del Poder Ejecutivo, CONSIDERANDO: I.0 Qu.e el cumplimiento de los artículos 4.0 y 5. 0 del De­(: reto número 13 de I4 de Enero del año en curso, ha presentado en la práctica graves inconvenientes, según lo han manifestado al Ministerio de Guerra varios Administradores de Hacienda Nacional; 2 ° Q -ue no hay razón para que los deudos de los militares muertos en servicio, queden en peor situación qu .... los de los indi­~ uos particulares .ó fuera de servicio; y, 3· 0 Que á estos últimos se les deja siempre en posesión de los bienes de sus deudos, previo inventario, y mientras se hace la ~djudicación definitiva, DECRETA: Art. I .° Cuando ocurran algun.os de los <;asos á que se refie­~ en los artículos 4. 0 y 5.0 del Decreto número I3 de 14 de Enero del presente año, y el militar muerto.;, tuviere deudos conocidos en el lugar en donde existan los bien s inventariados, se dejarán e5tos en poder de dichos deudos, en calidad de depósito, en cuyo caso1 firmarán los de1,1dos pre cn.tes la diligencia de inventario , y en ella se hará constar que quedan los biene depo itados en su poder. Art. 2.0 Queda reformado en estos términos el Decreto itado. Comuníquese y publíquese. Dado en. Bogotá, á diez de Julio de mil ochocientos noventa siete. M. A. CARO. El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MoLINA. DEORETO NUMERO 297 DE 18-97 (12 J?E JULIO) por el cual se ordena l.a construcción de un edificio para cuartel en la ciuclacl de Cali. El f/icepresidente de la República encargado riel Poder Ejecutivo, CONSIDERANDO: 1.0 Que las casas particulares que se han tomado sucesiva-. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MII.ITAR 105 mente en arrendamiento en la ciudad de Cali para alojar la guar-. nición allí acantonada no reunen las condiciones de seguridad ni de higiene que requiere un edificio destinado para cuartel; 2. 0 Que la ciudad de Cali requiere por su situación é impor-, tancia una guarnición permanente; 3.0 Que la 11unicipalidad de esa ciudad, á e¿'citación. del Mi­nisterio de Gut::rra, ha hecho un detenido estudio sobre el lugar· más adecuado para construír un cuartel ; 4. 0 Que la Compañía de Obras públicas existente a11í ha ofre­cido expontáneamente hacerse cargo de la dirección de la obra; y, 5.0 Que de las diligencias creadas por la citada l\1unicipalidad resulta que el lote más adecuado para construír el cuartel es el si­tuado frente á las llamadas ceiba de la Ermita, al principiar el ca­mellón que conduce de Cali al paso del río Cauca denominado del comercio, DE·CRETA: Art. I.0 Procéda e á construír, por administración, el edificio que debe servir de cuartel en la ciudad de Cali. Art. 2.° Comisiónase al señor Prefecto de dicho lugar para que adquiera el lote citado en los términos más ventajosos para el Tesoro. Art. 3.0 La compr~ e hará por q¡edio de contratos que se­rán ~levados á escritura pública una vez obtenida la aprobación del Poder Ejecutivo y previa la comprobación de la propiedad y liber­tad del terreno ó edificio comprado. El precio se fijará por avalúo pericial practicad j udicialmcnte. Art. 4.0 Si lo dueííos no , e a vi uieren á la venta, el Ministe­rio de Guerra promoverá las diligencias conducentes á obtener la expropiación por cau~a de utilidad pública, de acuerdo con el incLo 3·0 del artículo 1.0 de la Lt;y s6 de I 890. Art. 5.° Comi ióna e á la "Compañía de Obras públicas" para que, uua rez obtenido el lote, proceda á la furmación de los planos para la ej cución de la obra, lo y con gran sorpresa del enemigo se presentó toda la infantería en columna sobre una altura que dominaba su posición. La vanguardia enemiga había subido una parte del cami­no persiguiendo nuestra descubierta, y el resto del ejército estaba en lo bajo á un cuarto de legua del puente y presentaba una fuerz¡ de tres mil hombres. El batallón Je Ca7-adores de nuestra vanguardia desplegó una Compañía en guerrilla y con lo demás en columna atacó á los ca­zadores enemigos y los obligó á retirarse precipitadamente hasta un paredón, de donde fueron también desalojado . Pasaron el puente y tomaron posiciones del otro lado . .Entre tanto nuestra infantería descendía y la aballcría marchaba por el camino. El enc~migo intentó un moYimicnto por su derecha y se 1 opusieron los Ri flc y la Compañía inglesa. Los batallones primero de Barcelona y Bravos de Pác~ con el e cuadrón de caballería de Llano-arriba marcharon por el centro. El batallón de línea de N ue­va Granada y los Guía. de retaguardia e reunieron al batallón Ca­zadores y formaron 1a izquierda. ' La columna de Tunja y la del Socorro quedaron en reserva. En el momento Re empeñó la acción en todos los puntos de la línea. El señor General Anzoátegui dirigía las operaciones dd centro y la derecha: hizo atacar un bata1lón que el enemigo había desplegado en guerrilla en una cañada y Jo obligó á retirarse al cuerpo del ejército, que en columna sobre una altura con tres pie­zas de artillería al centro y dos cuerpos de caballería á los costado~, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lSOL.ITlN MILITAR. 115 aguardaba el ataque. Las tropas del centro, despreciando el fuego que h1cían algunos cuerpos situados sobre su flanco izquierdo, atacaron la fuerza principal. El enemigo hacía un fuego terrible; pero nuestras tropas, con movi mi en tos los más audaces y ejecuta­dos con la más estricta disciplina, envolvieron los cuerpos enemigos. El escuadrón de caballería de Llano-arriba cargó con su acostum­brado valor, y desde aq ud mome11to todos los esfuerzos del general español fueron infi·uctuosos; perdió su posición. La compañía de granaderos á cab:1llo, todos españoles, fue la primera que cobarda­mente abandonó el campo de batalla. La infantería trató de rehjl­cerse en otra altura y fue inmediatamente de. truída. Un cuerpo de caballería que estaba en reserva aguardando la nuestra con lan­zas caladas, fue ~espedazado á lanzasos; y todo el ejército español en completa derrota, y cerrado por todas partes, después de sufrir una gran mortandad, rindió sus armas y se entregó prisionero. Casi imultaneamente el señor G.;neral Santander, que dirigía las opcracione de la izquierda y que había encontrado una resis­tencia temeraria en b vanguardia enemiga, á la que sólo había opuest? sus Cazado re:, carg<) con una compañia del batallón de línea y los Guías de retaguardia, pasó el puente y completó la victoria. 'roclo el ejército enemig quedó en nue tro poder: fue prisio­nero el General Barreiro, Comandante general del ejército de N u e va c;ranada, á quien tomó en el campo de batalla el soldado del primero de Rifles Pedro lV1artínez. fue prisionero su egundo el General J iménez, ca ~ ¡ todo . los Comandantes y 1VIayores de los cuerpo., multitud de ub .. dternos y má · de mil sei.cientos soldados: todo su armamento, municiones, artillería, caballería etc. Apenas se han . al vado unos ciento cincuenta hombre , entre ellos algunos jefe_s. y oficiales de caballería, que huyeron ante de decidirse la accwn. ,1 General Santander con la vanguardia y lo Guías de reta­guardia siguió en el mi mo acto en persecución de lo dí persos ha. ta e te itio; y el General Ar1zoát gui, con el resto del ejercito, permanecí "' toda la no he en el mi mo campo. No son calculable .. la ventaja~ que ha con. cguido la Rept!hli a con la glorio a victoria obt·.:niJa ayer. Jam:is nu · tras tropa habían triunfado de un modo más decisivo, y pocas veces habL1n combatido contra tropas tan di. ciplinaJas y tan bit:n mandadas. Nada es comparable á la intrepidez con que el señor General Anzoátcgui, á la cabeza de dos batallones y un escuadn)n de caba­llería atacó y rin1ió aJ cuerpo principal del ellemigo. A él se debe en gran parte la victoria. El seiíor General Santander dirigió sus movimientos con acierto y firmeza. Los batallone Bravo. de Pácz y primero de Barcelona y el escuadrón de Llano-an·iba combatie- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 116 BOLETÍN MILITAR ron con un valor asombroso. Las columnas de Tunja y el Socorro se reunieron á la derecha al decidirse ]a batalla. En suma, S. E. ha quedado altamente satisfecho de la conducta de todos los Jefes, Ofi­ciales y soldados del ejército libertador en esta memorable jornada. Nuestra pérdida ha consistido en diez y ocho muertos y cin­cuenta y ocho heridos. Entre los primeros el Teniente de caballería N. Pérez, y el Reverendo Padre Fray Miguel Díaz, Capellán de vanguardia; y entre los segundos el Sargento mayor José Rafael de las Heras, el Capitán Jon hon y el Teniente Ri\'ero. CARLOS SOUBLETTE. CRQNIOA SINIESTRO DEL VAPOR MO TTOY 1\. Compaf:Í; Colombitma de Cfransportcs.-Barranquilla, Julio 5 de 1897· A Su Señoría el Ministro de Gucrra.---Bozotá. Señor. Ministro: Contristado el espíritu tengo el honor de enviar á Usía copta textual del acta del "Diario de 1 Tavcgación" del vapor Frar.ciJc? Mon­toya," en la cual se halla narrado el lamentable suce o del día z.o de los corrientes, ocurrido pocos minutos después de la salida de este puer­to del nombrado vapor, el que conducía á su bordo y en dos Planchas remolcadas parte del Batallón La Popa, en viaje para Puerto Berrío. La Copia del acta que envío á Su Señoría, suscrita como se halla por los pasajeros y empleados del ,·apor, contiene la relación completa del naufragio de una de las citadas Planchas y da la idea e:acta de la manera cómo se realizaron los fune ~ tos acontecimientos que produjeron la muerte instantánea de muchos de los valeroso::; oldados del Batallón La Popa, que tántas muestras de disciplina y inoralidad ha dado durante el tiempo en que le ha tocado ha"er la guarnición de e ta plaza. En nombre de la Compafiía Colombian.l de Tran portes, que ten­go la honra de presidir, y t:n mi propio nombre, presento al Gobier­no de Colombia, en la pcr:>OIU de U. ía, mi rn .í.s e :1tida condolencia por las víctimas del horroro~o de astre de que me ocupo, y que con jus­to motivo ha c;Ído causa de con . ternación general en esta ciudad y lo s<.:d, sin duda, en toda la Reptíblica. Dios guarde á Su Scücría, J A con CoRnssoz. República de Colombia -Ministrrio á Guerra.-Secrión 1 :-Cfele,grauta 11/tmero 8,196.-Brgottí, 23 de Julh de 1897. Transportes. Barranquilla. Recibidos documentos cm·iados con nota fq:ha 5· Agradezco ma- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR I I j :mfestaciones entimien.to por desgracia ocurrida á gente del Batallón La Popa en siniestro vapor Mo11toya. PEDRO ANTONIO MaLINA. Barranquilla, Julio 3 de 1897. Señor Inspector de la ~ avegación Fluvial.- Presente. Rogamos á usted expedir copia autorizada del Diario de Nave­ ·gación del vapor Frrmchco 1Vlo11t?ytz que emprendió viaje de ésta el I .0 del presente y que tuvo que regresar por descomposición de la maqui­naria. Somos de ustedes atentos servidores, CoMPAÑÍA CoLOMBIANA DE TRANSPORTEs. Por la Junta Directiva, Jrzcob Cortissoz. INSPECCIÓN DE LA NAVEGACIÓN FLUVIAL B:manq\1illa, Julio 3 de 1897· De acuerdo con la anterior solicitud, se transcribe á continuación .el extracto á que ella se refiere el libro Diario de Navegación del vapor Francúco 11-fo?Jto.ya, en su viaje 5. 0 á La María que emprendió viaje el ·día I .0 del presen k. Jueves 1 .0 ---Barranquilla. Despachadas por la Compañía Colombiana de Transportes, con el permi o del señor Inspector de la Navegación fluvial, después de tener á bordo el correo nacional, pasajeros, tropa y un cargamento de I 7 4 te­toneladas, zarpamos del muelle del patio ntímcro 5 de la Compaüía á las 2 p. m., con destino al puerto de La María. LleYamos á remolque dos plancl,as, en las que de acuerdo con el .Jefe de la tropa, Coronel Ramón G. Amaya, se acomodaron parte de los soldados, y algunas vi­vanderas con sus hijos. A las 2 y 20 p. m. salimos al río n á reparar los daños sufridos por el buque. El Capit. El Sargento Mayor 2. 0 Jefe, · F irmado.-CRISTÓBAL URDAN BTA. - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 28

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 37

Por: | Fecha: 30/10/1897

Afl'o 1 Bogotá, Oétubre SO de 1$97. Número f ••~~~~v.~~~·v·~-~·vv•v·------------------~~--~---~ BOLETIN MILITAR ORGANO DEL MINIS'tERIO DE GUERRA~ DEL EJÉRCITO ..... Director, A'LEJAN![?RtQ POSA•BA. Son colabtratilJrers natos dereste periódicv, todos los Jefe'& ~ Oficiales del Ejérefi.to de la R'epública. LECTORAS DE l-liSTORIA PATRIA (COl"ITINUACIÓN) De la derrGta de Catambaco Jogró escapar el Capitán: Pedro Murguéitio, quien regresó á Popayán con ciento diez y siete hon1bres. Los que f~rn1aban la Junta de Gobierno de esta últin>a plaza, s alarmaron ml!lchísin1o con las no• ticias que llegaban del teatr(} de la guerra, y sintiéndose sin aura popular, y sin nledios adecuados de defensa, de­ternlinaron abandonar el campo antes de ser sorprendidos y trasladarse á ~ilichao (hoy Santander)., á distancia de quince ó diez y seis leguas al orte de Popa yán. Los pa­tianos, en corto nún11cro, se apoderaroM entonces de esta ti u dad Pero no d\:lrÓ n1mcho este estado de cosas, porql1e los patriotas rel!lnieron en l Valle trescientos hon1bres, Jos que al n1ando del Coronel Jos~ Ignacio H.odríguez, lograron recuperar la pla2a el 9 de Octubre de · 8 I 2. E.n Past0 fneron fusilados el 2.6 de Enero de I 813 los Jefes patriotas Caicedo y Macaulay J diez y seis indi4o :viduos de tropa; ejecución que se consun1ó por orden del Presidente y Con1andant:e General d l Reino de Q_uito, D. Toribio Montes. . 111 Pasto, por su situación aislada, por los ásperos cami.-. 1 os desprovistos de todo recurso que á ella conducen, 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILfT AR por la uniforme opinión de todos sus habitantes en fa­vl) r del dominio español, vino á ser el centro de opera­ciones de los realistas. El Presidente ¿e ~ito concedió á D. Juan Sán1ano el n1ando en Jefe de las tropas que se reunieron en Pasto, le auxilió con armas, bagaies y dinero .. Organizáronse dos n1il honJ bres; algo n1ás de n1il quinien­tos de infantería arn1ados de fusiles, el resto d~ caballería. Sámano n1oviliz.ó su ejército en los prin1eros días de J u- ~· nio de 1 SI 3 .. Los patriotas que formaban el simulacro de Gobierno , desconcertárons~ n1ucho con la aproxin1ación de las tro­. pas enemigas, y aún se permitieron n1andar á Sán1ano dos comisionados á fin de acordar una capit:ulación ., Los Ofi­ciales de la fuerza patriota de la guarnición de Popa­yán, consideraron ese pRSO inconsulto y se dispusieron á. n1archar al Valle del Cauca á organizar allí los medios de defensa. Retiráronse trescientos hombres al n1ando del Coronel Rodríguez. Sámano entró á Popayán el ¡9 de Julio de 1813, y en seguida hizo que una parte de sus tropas marchase en per­secusión de las de Rodríguez. Este, seguramente an1edren­tado con el n1ayor. nún1ero de las que iban en su seguimiento~ epuso el mando, y disolvió su tropa. Cuantos se habían puesto en armas para defender el sueJ o patrio, se dispersa­ron á la aproxin1ación al Val le de las tropas de Sán1ano, las que sin dificultad ocupar0n las ciudades y los caseríos. Encontrábase á la sazón en la ciudad de Cartago el Teniente Coronel francés Manuel Roegars de Serviez, Ofi­cial que había sido llan1ado al servicio por el Gobierno de l patriotas de Popayán, Servie-z reunió ciento cincuenta hombt·es con los cuales trató d~ intentar la defensa. Derro-· tados en el cerro de Palogordo, los destacamentos que te­nía en observación, hubo de en1prender retirada á !bagué, á pesar de la ten1eridad y decisión con que supo enfrentar­se á las balas españolafr. Tuvo que atravesar, herido, un ~amino muy áspero y dificultoso por la espesa montaña del ~indío, á fin de salir á Ibagué. De este n1odo quedó, desde Jos primeros días de Agosto de I 8 IJ, toda la Provincia de Popayán, en poder .de Sán1ano. 1 an luégo co1no el Gen~ral ariño, que n1an- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍ N MIL1TA1t daba en Cundinamarca, supo la dispersión de los patrio tas y los triunfos de Sán1ano, envió fuertes destacan1en"' tos á !bagué y á la ciudad de La Plata, para in1perlir á los españoles la salida á Cundinamarca y al Tolima por' los can1inos del Q_uindío y Guanacas. En Bogotá la opinión fa orecía decididan1ent~ á los patriotas, y el deseo que anin1aba á todos era el de auxiliarÁ los; de tal modo se impuso este sentin1iento, que el n1ismo General Nariño resolvió marchar al frente de la División que debía con1batir con los realistas, Algo retardó la n1archa la falta de pólvora y de n1uni..a ciones, que debían ser ren1itidas de Cartagena, y cuando supo Nariño que ya estaban en can1ino, se dirigió á la ciudad de La Plata, buscando Ja vía de Guanacas que conduce de Neiva á Popayán. En la Villa de Purificación estuvo d n1orado quince días, aguardando que se le reuniese la caballería orgranizada en !bagué por el Teniente Coronel Serviez. El 'l 5 de Oc_. tubre de 18 I 3 llegó á La Plata el General Nariño, n don....: de se encontraba yá acantonada Ja expedición de n1il dos­cientos hon1bres de infantena y doscientos de caballería, á: órdenes d 1 segundo Jefe, don José Ran1ón de Leiva, espa...; ñol que había optado por la causa d la Ind pendencia. En Antioquia hacían preparativos para ir en auxilio de los patriotas que debían invadir 1 SLtr. Corral, que' mandaba en j .fe en ese territorio, y que disponía á su an-· tojo cuanto le venía en n1ient s, organizó y equipó una colun1na d doscientos honll res, al n1ando del Coronel Jos"" María Gutiérrcz, colutnna q u~ e >ntal a con algunas ieza de artillería l1g ·ra, y que se ncan1inó hacia n crn1a y Car­tago. Cuando llegó á esta ú l tin1a, J a. n ticia de su arrí bo se extendió por las poblaci( nes d J Valle ., causando r gocijo en gran nún1ero de st s habitantes, uc aleccionado con a dura· experiencia que adquirieron con los n1al<. tratamientos que les dio Sán1ano, y por los robos y t da clase de trope1ía­con1etidas por s s gentes, ansiaban por 'erse libres del dos minio spañol. En Buga se pusi ron ·n < rn1as, declarándose por la Ind pendencia. Lo misn1o hici ron en Llanogrande, ~ilichao y otros lugares. De todas estas poblaciones Jlanla­;) a,n á Gutiérrez- GOl insistencia, pretendiendo reunírsele a u Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 31'b cuando carecían de arn1as; Gutiérrez no se n1ovi"ó hcrsta que vino á engrosar sus filas el Coronel Rodríguez con sus sol•., dados, en número ie tresG:ientos, reunidos en Ibagué .. En­tonces se encan1inó á f uga, y de ésta á Cali, ciudad que había visto con crgullo que diez } siete de 9US hon1bre~ tratasen de defendgr el paso de la ''Balsa," sobre el rio Cauca, oponiéndose á. Hn cuerpo nun1eroso de tropas realistas. Sán1ano se encontraba en Popayán, desde donde pro­curaba atender á las exigencias de la guerra. Tan Iuégo como supo los aprestos de los patriotas e Jenó la marcha á Qp.i lichao de setecientos hon1btes, confiados al n1ando del nla­yor D, Ignacio de As ín 1 quitn logró completaT el .ntín1ero a@ n1iL. Antes de: poners~ en marcha N ariño ~óf1 sus tropas, con el designio de atacar á Popayán, hubo de separar d~ sus filas al Mayor General Cortég. Can1pomat1es y al Teniente Coronel Serviez. Estas inesperadas destitucioNes·, fueron n1oti v·1das. por haber sido acusados dichos Jefes de tran1ar tina conspiración contra su General en Jefe, N ctriño. Se les redujo á prisión, siguiósdes juicio y fuerorl remitidos á Cartagena .. Parece que la ac ación contra los e:x.presados Jefes no t:u:Vo origen en causa seria y forn1al, y tnás bien nació dt rencillas y n1al humor de Oficiale · subalternos, que veían con disgusto Ja S(»'Veridad y rigor de disciplina n1ilitar á qua les sujetaban Campomanes y Serviez. · ln1poosto Nariño de Jos n1ovin1ientos de Ja tropa n1andada pdr Rodríguez y Gutiérrez, aceleró su marcha: fitfavesó 1 páramo de Guana- daba un Cuerpo de cazadores, Sán1ano vióse obligado á abandonar i Popayán. Antes .de en1prender la retirada, sus soldados pusieron fuego á tinas e~ jas de pól \''Or~, ]as que al estallar vencieron algu os edifieios y causaron la n1uerte de catorce personas, El Jefe español se tituó en el pueblo del Tatnbo, en espera de los auxilios, que desde n1ucho antes había pedido con en1peño á O!:tito y aún á Pasto y Pa:tía .. Las tropas del General N ariño hicieron su entrada á Popayán el 3 I de Diciembre de r 8 r J ... IV Sán1-an.o dio orden al Mayor lgnaci A-sín para que se r.eplegase de ~ilichao sobre Popayán. Este Jefe que den1o­rado en el paso Jlan1ado deJa Balsa, sobre el río Cauca, aún no había en1prendido operaciones forn1ales sobre los patriotas que en nún1ero red\:1cid0 pretendían in1pedirle el paso á ~ali, cun1plió lo que se le ordenaba. Se r tiró hacia el Sur~ tratando de atacar á N ariño la noeh · del 5 de I~nel·c d~.. ¡ 8 14, en combinación con ]q. gente de Sát11ano, pero advertido rariño del n1ovinüento de ]as tropas de 1\..sin, no esperó el ataque en Popay{ n, sino que salió á su encuentro. En d .Bajo Palac¿, supo qu~ 1\.sin .e t ha yá nnJ.y bien atrinchera­do en p· End:an1ó. Los patriotas {)~. a · dera on del can1~no príncípal del Ba.j() Palacé, creyendo cortar así al ej~rcito realista, y Nari­fi juzgando v ntajoso su n1.ovin1iento, intinaó rendición á. Asín, quien respondió á tales proposici nes <:on la n1ayor altivez y desprecio, rehusando entrar en arreglo~~, y aprove­chándose del engaño en que estaban Jos ¡ atriotas para atra­vesar de nc: che el ri} Palacé, por el ptlente de pi dra .d la Pedregosa, adelantlirse á Narifio, con toda su fu rz,a y unirse á Sámano en la hacienda de Calihio ( 7 d · .En ro de I8I.+)· N ariño aper ibiclo de que el n ú nlero d sus s !dados era inferior al de Jos enenügc~. no insistió en buscar Ja ofensiva;· Jlan1ó á su lado la División del Coronel Rodrí­guez, aun1entada durantl! la estadía de esa fuerza en el Valle Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR del Cauca, y tan1bién trasmitió igual orden al Coronel Gu.­tiérrez que mandaba trescientos antioqueños. Gutiérre4 po guiso por el n1omento, son1eterse á la autoridad del Jefe y Presidente de Cundinan1arca, y pern1aneció donde estaba. Reunido Rodríguez con N ariño, las fuerzas de éste ~scendieron á mi] ochocientos hon1bres, situadas en el cam­~ o del BaJo Palac~. ~as de Sán1ano alcanzaban á dos ~il, Con1probose el ard1n11ento y valor de los soldados de Nanño, en la batq.lJa que libraron contra los realistas en su fuerte po .. sición de Calibío (15 de Enero de 1814). Verificóse el ata­que por tres pq.ntos; duró la acción cosa de tres horas y se terminó con una carga á Ja bayoneta ordenada por el Gene. ral N ariño, carga que puso en dispersión á los realistas. De éstos ql.ledaron en el can1po el Mayor Asín, que era Jefe au.,. daz y valeroso; ocho Oficiales y trescientos sesentq. soldados. Prisioneros cayeron seis Oficiales entre ellos el Coronel es~ pañol Salís y ochenta soldados, Las pérdidas patriotas se dice que sólo alcan~aron ~ dncuenta entre n1uertos y heridos. El influjo rnoral que toda victoria produce en Jos con1batientes, al.lmentó en ésta con la buena presa de varias piezas de artillería, fusiles, rnuniciones y p§rtrechos que r.ayeron en poder de los pa~ t:riotas. El I 6 de Enero de I 814 se apoderaron de nuevo los patriot4s de la plaza de Popayán, la que durante siete meses estuvo donünada por las huestes de Sán1ano. Inn1ediatamente dispuso Nariño que Cabal, con qui.,. · nientos hombres se pusiera en pprsecución de las partidas que escaparon hacia el StJr. · Sán1ano fue á dar á Pasto, en donde trató de levantar­nuevas tropas. Nariño permaneció en Popayán dos meses. Durante · este tiempo se le unió al fin el Coronel Gl.ltiérre¡, con Sl.l tropa antioqq.eña, Procuraba Nariño obtener los recursos en dinero qtJe le faltaban, y numerosas caballerías que le faci­litasen lq. conducción de los equipajes y de la artillería, pero fastidiado sin duda de la inutilidad de sus gestiones con la autoridad respectiva á fin de conseguir dinero para la mo.. yili~ac;ión de las tropas, optó por tlna n1edid'l tpl tanto a.r~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :RvLET~N MILIT:A.R bitraria. Reunió en su casa á todos los vecinos pudientes y allí les declaró que ninguno podía retirarse mientras no cú­brie-; en entre todos la sun1a de cien n1il pesos. Se reunieron así cerca de setenta n1ii, parte en dinero y parte en alhajas.. N ariño pudo al fin ponerse en n1archa hacia Pasto el 22 de Marzo de I 814, llevando un ejército con1puesto de mil cuatrocientos hotnbres, la n1ayor parte de infantería .. Dejó al B1 igadier D. José Ran1ón de Leiva encargado de las tropas de Popayán, y con1o su segundo Jlevó al Coronel Cabal. Los primeros que se opusieron á su marcha fueron los patianos, quienes en partidas aguerridas le asaltaban con ataques in1previstos en los parajes de más difícil acceso, n1atando á los que se adelantaban ó atrazaban en la n1archa, y apoderándose de noche de las caballerías é interceptando las con1unicaciones con Popayán. Las gentes del General N ariño, á pesar de estos peli­gro y del clín1a n1alsano de las con1arcas por donde atrave­saban y de haber perdido la n1ayor parte de las n1ulas en la n1Qntafía de Berruecos, viéndose obligados á conducir á hon1bros la pesada artillería, se n1ostraban anin1osos y resueltos, sin que su espíritu decayese, lo que hizo con­cellir n1uy lisongeras esperanzas al General Nariño, para uien no pasaron inadvertidas estas tnuestras de valor, dis­ciplina y buena. voluntad de sus soldados. Después de veint1 ún días de n1archa, de soportar re­signados tántc\s zozobras, llegaron .por fin al paso del Jua­nanlbú ( 12 de briJ de 18 I + ), á dos días de distancia de la ciudad de Pasto. 1~1 río J uanan1bú corre alborotado en un hondo cauce forn1ado por dos rocas altísin1as, de bordes escarpados; su Jecho está s_nlbrado de gran les piedras con­tra las que e] agua golpea con incesante clan1or. El camino que á él desc1cndt por el la o meridional ó de Pas~o, ofre­ce una pendiente larga y fut!rten ente inclinada, que parte de dos cerros elevados que llevan los non1brcs del Boque­rón y de Buesaco, divididos por un torrente. Se bre lo alto de estas enlincncias se colocaron las tropas realistas en nú­n1ero de mil trescientos hon1bres. ~~stas fuerzas fueron le­vantadas por el nuevo Gobernador de Pasto, don Melchor Ayn1erich, non1brado por el Presidente de ~ito, Montes, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3~0· BOLETfN MILITAlt quien desconfiaba yá del éxito con que Sá.n1ano había de conducir la can1paña. Ayn1erich concentró sus tropas en aquellos parajes. casi inexpugnables, en los que . los realistas construyeron aden1ás fuertes trincheras y parapetos, destruyendo el puen­te de cuerda.s (tarabita), que daba paso al cauce del río. N ariño con sus tropas se encontró detenido por tan grandes obstáculos. Aún logrando pasar el río por el vado habían ue en1prender la subida por el can1ino que á la izquierda. conduce á Buesaco, ó por el de la derecha al Boquerón y uno y otro estaban defendidos con trincheras desde las cuales los re­cibirían con fuegos cruzados, hallándose Jos realistas en acü tud de cubrir cualquier flanco por n1edio de sendas abiertas al intento. Con sólo la.s grandes. piedras que podían hacer ro­rlar al verlos subir, les causarían grave daño. MINISTERIO DE GUERRA FORME que d Teniente Coronel z.0 Jefe del Batallón Caro nu • mero 17,. presenta á Su Señoría ct Ministro d Guerra sobre la exploración de la n lll.eva vía q lle pasa por. Anaimc y Ca1arcá y ti e. nc como puntos extremos á San Vicente é lbagllé. Señor Ministro ele Guerra.·--Bogot~. En cumplimiento de 1'a comisión que Su Se-ñoría tuvo á bien encomendarme para recorrer la trocha por donde puede abrirse la nueva via de Calarcá, tengo el honor de rendir á u Señoría el siguiente informe: · El día 3 de Agosto en curso á las 6 .. y 20 a. m. salí de la po­blación de San Vicente en asocio de los Señores Rafael y Manue¡ Zuñiga, Arcesio Varela, Gonzalo Guz.mán y Lisandro Rebolledo. A la salida de la población,. tomamos hacia el Ori~nte y después de atravesar las lomas de San Miguel, llegamos á la sc:tlina de este nom .. bre á las doce menos cuarto a. m, En este trayecto cuya exten ... sión es poco más ó men.os de cuatro y media á cinco leguas, el ac­tual camino está sobre terreno firme, poco accidentado y por con­~ iguiente en muy buenas condiciones pan~ ser estable. Poco más ó wenos una milla antes de llegar á la Salina yá nombrada, se en­~ v.en.tra. la montaña de San Miguel, que es una cuchilla que yend~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 90L~'f'ÍN Ml'LITAR tle Sur á N arte, va á terminar á las orillas del no "La Paila" a poca distancia de donde es cruzada por el camino qu~ va á 1~ Salina. La circunst:1ncia de ser esta cuchilla bastante empinada, hace que las pendientes del camino sobre ella, sean muy fuertes; pero como digo antes, la serranía termina á poca distancia del camino;, de tal manera que desviando el trazado á bu~av 1 extren1o Norte,. de la eminencia, puede perfectaménte rodearse ésta sin temor de alargar en mucho la variante y en ca111 bio queda plano el trayecto CrJmo hasta hoy el camino que existe para la Salina, no lo transi­tan sino muy pocos, puede decirse, que no es más que una vereda y sin embargo con muy poco costo y trabajo queda.víá muy b11eno .. En la Salina de San Miguel permanecí medio dia (el 3) y todo el día 4- esperando los guías que debían veni:r de Calarcó por­la trocha y con quienes debía seguir viaje. El dia 4 llegaron á la salina de "Aguacatal" (distante ck la de San Migud un kilómetro,. más ó menos) los señores Juan Bautista Angel, Benjamín Pala ... cios,. Nicolás Jaramillo y un s.irv¡ente á quienes esperaba parat seguir. Dejando en San Miguel á los señores que me acompañaban desde San Vicente, emprendí viaje el dfa 5 á las 6} a. m. con s nuevos compañeros, quedando la expedidón compuesta de once individuos incluyendo seis de tropa y el peón de los guías. A las 6 y 30 a. m. entramos á la trocha que principia en la cordillera de Bugalagrandc, por cuya cima sigue en Jirecc"ón al Este. La cor­dillera de B ugalagrande se desprende del macizo de ]a Cordillera Central en la parte denominada "Barragán," sigue de S. á N. y en el punto donde nace el río '" S1n Pabfo" que desagua en el de " La Paila,\' se abre en dos ramales; uno que sigue al S. y el otro al E. hasta unir~e con la cordillera de "Santa Bárbara." Por la cima del último ramal está abierta una' trocha de ca2adorcs, que fue la que siguió la expedición. A la. 3 p. m. llegamos a] punto denominado ' Santa Cecilia" d¡stante cuatro leguas de la entrada de la trocha ó mejor dicho del "Aguacatal," y en aquel punto pen1octarnos. El día 6 á hs 6 y 5 a. m. continuamos la marcha y á tres leguas de "Santa Cecilia." En el trayecto recorrido de ''Aguacatal" á "Burila, á laG 2-15 p. m. llcg-.lmos á la "Salina de Bu rila," qu es poco más ó menos de siete leguas, la trocha está abierta por toda la cima del ramal de la cordillera de Bugalagran­de que se dirige al E. Esta cima, e en su mayor parte, plana y donde su plano es interrumpido por pequeños riscos, presenta faci­lidades para rodearlos y buscar así el nivel general de toda 1a cuchilJa, De "Santa Cecilia," recorrie~do una legua en dirección 4 "Burila," se encuentra el empalme del ramal recorrido de lo de Bugalagrande con la cordillera de "Santa Bárbara .. ·' En este. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 322 BOLETÍN MILITAR punto la cordillera de "Santa Bárbara" se abre en tres ramales: el de "El Balsal/' que se desprende un poco m{ts arriba de los otros .dos, y nacé la quebrada de este nombre que desemboca en el río "Barragán"; uno de los dos restantes ramales se dirige al Norte y va á terminar al río "La Vieja," cerca á Cartago; y el otro si­gue al Este con el nombre de "Cordillera de Bu rila/' que es por el que continúa la trocha; y en donde se abren estos dos ramales nace el río" Pijao," que recorriendo en dirección de O. á NE. va á desPm bocar al río " La Vieja." Las condiciones que ofrece este trayecto para la estabilidad del camino, son admirabloo; pues ccn muy pocas variantes á la trocha que hoy existe, bastaría solo el desmonte para quedar tran­sitable con comodidad, porque el terreno además de ser firme, los . taludes de la cuchilla facilitan mucho la rodada de los materiales para despojarlo. En esta parte el camino no demanda la construcción de puen­te alguno porque no lo cruza ninguna quebrada, y no por esto puede decirse que el viajero y sus caballerías carecerían de agua, porque apartándose dos cuadras á lo sumo del camino, se encuen-tran abundantes y esquisitas aguas. · El día 7 á las 6 y 5 a. m. salimos de la salina de "Bu rila" y llegamos á ''Bu en os Aires,'' hacienda del señor Félix A rango, á la Il p. m. En esta hacienda resolvimos permanecer hasta el día siguiente para descansar algo, pues habíamos tenido que caminar á pie una jornada, y para dejar reponer también las cinco caballerías que traíamos, porque en las dos jornadas de montaña el pasto era difícil conseguirlo. En este trayecto de unas cuatro leguas, se sigue siempre Ja cima de la cuchilla que lleva el t\ombre de la salina últimamente citado, y en una extensión de una legua á legua y media hasta llegar al río Barragán 6n donde termina. El río Barragán que, unido á los ríos "Quindío" y "Pijao" forman el de la "Vieja,'' nace en el punto donde se desprende la cordillera de "Santa Bár­bara" de la Central y corre en dirección paralela á esa hasta el punto donde corta el ramal de "Burila"; en este punto pas4mos el río, y como por su caudal de aguas se hace necesa io el puente, la peña enorme, que es final de la cuchilla, es estribo natural que ofrece el río para la construcción de dicho pu~nte. El pedazo de trocha en esta parte es malo, porque los vecinos de Calarcá, transitan por ella para ir á Burila á proveerse de sal, y como no le hacen reparaci0n ninguna y está á la sombra, se man­tiene m u y malo, pero á poca distancia está la parte alta como con­tinuación de la cuchilla que corta el rio Barragán, y se ve perfecta­mente indicada esta altura, para la variante del camino, por terreno que ofrece condiciones buenas, como el de la cuchilla. . El día 8 á las 6 y 20 a. m., seguimos para Calarcá, y á dis- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. R..OLETfN MILITAR. llegada y-salida de las posadas, para que así se pueda h4cer el cál . culo sobre la distancia y jornadas que pudieran hacerse en la pri mera vía, en el supuesto de estar abierta y con las variantes que lt!· son necesarias, tanto para hacerla más recta corno para hacerla más. plana. Es una cosa cierta é innegable que, una vez arreglado este camino, un viajero en bestia regula.r, sale de Ilugué, y ~n cuatro jornadas e pone en San Vicente, haciendo por esta vía, en cuatro. días, caminando ocho horas por dia, el viaje que: ~1ac.:e por la vía del Quindio en no menos de 5 días que necesita para recorrer 42 le-. guas; 28 de montañq. y 14 de valle, Creo no exagerar al hacer este cálculo, porque, si yo, por lo que hoy es una malísima trocha, me trasladé de C(llarcá á 1bague en do días, caminando á pie una jornada, e.stando yá Clrreglado el calnino, es claro qLJc, con más fa­~ ilidad se ha<;e e1 viaje en e t tiempo De Calarcá á San Vicen.te juzgo más cómodo el viaje en dos di as, porque el terreno se presta. para ser mejor el camino por cuanto que es más firme y rnás plano. Por la trocha abierta en esta parte que apenas es una vered~ de cazadore.s, y por montañas que sólo los indios las habían transi­tado, pasamos sin dificultad <;uau·o qestias d~ silla y una <:on la, c:arga de provisiones. La apertura de esta t::-ocha se le debe á 10,$ esfuerzos de los ve­cinos de <;alar<;á, á los socio5 de las salinfls de San Miguel y al apoyo pec4niario qtJe el.l\1inis.teri_o de Guerra les dio, pera la ini ... dativa fue de los señores Jesús M. Vallejo, Juan B. Angel, B. Pa­lacios y Juan de J. Hem~o, :,iendo }o<; tre últimos con el seiíor Juan A. Gutiérrez lo- primero (1 u e la ~xploran.,m, y esto. los pone en capacidad, como que así rne lo rnanife taro.n, para suministrar cual­quier otro dato qL~e el Ministerio de Guerra necesite, así como ~uías y exploradore;:s. de l4s variantes cuan.do el Gobierno acornetª Ja obra de apertura. • . Es indecible l entusiasmo que lfl nu~va v\a ha despertado en los habitantes de esa regiones, y nq pqdía ser de otra manera, por, que bitn comprenden que la civirza~ión es el progreso y éstes~ consigue con las vías de comunicacióq. No olarnente las p.ot>l~ciones de Calarcá, Armenia y Anaifl,l~ reciben el inmet o beneficio del nuevo camino, sino también toda~ aquella~ que por ' ste s~ pongan en comunicadón con la extensa cuanto ric:;t r~gron de Ja hoya del Quindío, que product:~ no eiJ c:;antidade:s il1Jignifican tes, el g~nado, cacao, e~ fé, caña d~ a7-úcar y sa.l.p . d . d b . . r . ara termtn~r, creq _e m~ .e er con. tgnar en este tntorm~ m! testimonio de gratitud para lo . vecinos connotados de las poblacio­nes de San V icen te, Cal~rc~ y Anaime y p~ra los s.enores N éstor Domínguez y Arcesio Varela, de Buga; que tan diligentes y bon- ;iadosos se mostraron obviándome todas las difi<;ultades que se me Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLI!'rfN MILITAR }Jfésentat'cm, {actlitándome así el mejor desempeño de mf comisiórt, Creo igualmente de Ini de'ber suplicar á S. s.• se digne disculpar todas las Ímperfeccioncs que notare ct~ este informe, porque ~stá et1 tni conciencia y es notorií\ mi incapacidad por íalfa de canocrmien.a­tos erí la materia, De S. S/ atento y seguro servitlt)t, El Comandante comisionado, A. AR.zA vús E. !bagué, Agosto 12 de I 897• lNVEN1:;AR10 de los bienes pettenec1entcs al Sarg~hto Mayor Mar~tt Aurclio Hcrnándcz. En la ciudad de Pánarilá, á Íos vdntÍÚh d!as def mes de Mayo de mil oéhoc~~ntos noventa ;y siete, en la Ofidrta del Estado Mayor de l.¡ Jefatura Militar, se re nieron con el objeto de h 'tle plaza, escoltas y comisiones, p'Or cuya tazón no se notó mayor ade- 1anto en amplona. En cumplimiento de mi deber me permho man'ifestat que durantG -el mes de Mayo prófimo pasado, no se le hizo instrucción civil y mili­litar á la Compañía, d~ido á la comisión á b Costa en la cual emplea­mos veinticinco d•ías; y ·en los últimos días tuve necesidad de darla · ·descanso por motivo du haber llegado la fuerza muy estropeada, á con­secuencia de la marcha en medio de crudo invierno, d"! Puerto Nacio ... ·hal á esta ciudad. En lo sucesivo se continuará con el mismo interés d -antes. Soy vue-stro arento S. S.~ f,l Capitán., e iprillJIIJ Soto . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR · República ae Colombia.-Ejércitll Nacionai.-Batallón TiradoreJ-CI­f! l/11/dancia.-Número lJz.-Pam.plona, Junio r.o de 1897· Seiíor General Jefe del Estado Mayor ele la Di.visi.ón.-E. L. C. Hónrame trasc....ribiros los. dos informes qne siguen~ re!ativ05 á la ins­trucción militar y civil dada al Cuerpo de mi mando en el mes .oróximo pasado. Dicen así: "'Repúulica de Cobmbio.-Ejército NacionaL-4 • DivúióTJ.--.Batallón Tiradorn número 1 1.-P t11nplo1Ja, Mayo 3 1 de 1897. ~Señor Sargento Mayor 2..0 Jeíe del Cuerpo.-Presente .. ''Me es honroso rendir á usted el informe sobre el adelanto ntilitar que tuvo el expresado durante el curso del presente mes. Trescientas veinte plazas trabajan el manejo de arma y esgrima á la bayoneta con perfccci0n, en los ejercicio de Tiradores, los movimientos de desplie­gues, repliegues y fuegos á vanguardia, á retaguardia y á pie firme; tra­bajan con mediana regularidad en los ejercicios de línea los movimien­tos de por la derecha 6 izquierda al frente en batalla, y también con el frente á retaguardia, columnas cerradas, á la derecha ó izquierda, sobre la derecha ó sobre la izquierda, con ]a derecha 6 con la izquierda en ca­beza, y desplegar las columnas, trabajan regularmente con mediana unifor­midad. El pelotón consta de los siguientes soldados, que por su denlasia­da torpeza les es arduo el manejo del Rifle y aprender las carretillas: Primiti \'O Galeano, Moisés Sánchez, Agu$tín Beníte2;, Evangelista Ardi .... la, Felipe Estéve7~ Manuel Niño, José Jeréz, Melitón Zambrano, ~osé Torres, Gumcrsindo Galeano, Rito Quintanill~ Aurelio Ardila, Julio Bácz, Fcliciano Barriento, Eccehomo Ramíre7., Emigdio Sánchc7.., Mar­tín Roja, Claudio Hernández, Cristóbal Nifío, Santos Alvarcz, Bonifa­cio Ariza, Felipe Estanislao, Antonio Sanabria, Jesús Pinto, Raimundo Día.r., José Es pitia, Juan Quiroga, Pastor Reye , Laurean o Rozo, J usti­niano Villadiego, Salvador Calderón, Agustín Gil y Roberto Reyes. Los que por ser nuevos destinados, no saben ~ino la primera parte del mane­jo de arma: soldados, Gabriel Cepeda, icomede Jaimcs, Aniano Mo­gollón, Medardo Bermúdcz, Eduardo Gonzálcz y Concepción Cacua; los que por inútiles no pueden trabajar con bastante destreza Jos movi­miento : soldados, Pablo Cala y Ramón Carreña. "Dios guarde á u t d. El Instructor., Capitán CARLO juL~o. GuE 'A.RA ''República de Colombia.--Ejército Nacional.-4.• DiTJiJión.-Batallón, 'TiradoreJ número ll.-Izlftruaión Civil. e; Señores J fes del Cuerpo.- Presente!'. "H6nrame rendir á ustedes el informe que exige el attículo 51 del Reglamento del Cuerpo de su mando, así:, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR " Mr1terias de emeÍlaJJza.-I.• Sección: Geografía, Aritmética, Gra­m'ática, Religión (Catecismo), Le..:tura y Escritura. 2. Sección: Nocio­nes prclimínares de las materias arriba indicadas, Lectura y Escritura. 3 ... Sección: Lectura' y Escritura. Adelanto. La Geografía, idioma, di­visiones, eclesiásticas y administrativas. Aritmética. Casos y u os de la Al1n 1a y de' la resta, y la pru~ba de esta última. Grarüática. Qué palabras son sustanti\.'os, qué es accidentes, CUantas clas<.:S de accidentes tiene el sustantivo, del género y del número. Religión. Catecismo (I.n parte). L,ectura y Escritura. El adelanto de estas clases ha sido regular. Como él Reglamento exige los nombres de los individ~1os que no tengan inte­rés ó aplicación al estudio, manifestaré que en este sentido no tengo por qué quejarme de los irt~iyiduos que componen la 2.u. y 3. 8 Sección más sí de unos individuos de la 1 .a· Sección cuyos nombres expongo. Sarget;ttos segundos Antonio Sánc.hez y Misa~} Vargas, Sargc;ntos prime: los Marco A. Villarreal, Julio M 'edina y Víctor Palencia, de la 1 .a, 2.­. y· 3.a C0mpañías respccti\·amente . . En cuanto á los indi iduos que sa distinguen por su1 interés y aplicación, son los mismos q_ u e .fie ex pues te en informes. pasados. Utiles que se han repartido: 6 cuadernos, .3 pluo meros y f pizarras. Quedan para lo sucesivo: 1 7§ e uadernos, 70 p.ifa­rras, 7 doc-enas de plum~ros y algu~as plumas. -qtilcs que hacen fal~a7 Un· tablero, algunas citolegias y jises. No tenieneio ninguna observacioíi C}ue hacer, termino d presente informe. Pamplona, Mkyo 31 de 1897. E·l · Institutor, Lu1s C. MoRALEs." Dfos o guarde. · El Cot'ontl, CARLos· R1 ."A t.J'RT.F: F. · RELACIÓ , (~· tiro al blanco del Batallón '· Suc ~~:'' v'érificado en ~~ clías 15 y zG ele los curricntes. Dín 1 5.-Se foguearon la 3.n y f.a: Compañías á di stanc1a de cua­& bciento cincuenta (450) metros, asf: 3 ... Compañía. Tiraron se cnta y nueve individuos, gastando <;a .a · no. 'dos ·cartuchos, ·de estos tiros hirieron el blanco veintidós' e'n l a ' d­guiente proporción: Sargento 2. 0 Elías Niño, uno en el número 2. Sargento 2·. 0 Patro­:' inio .dbando, upo e~ el n~mcro 3· Cabo I .° Fructuoso Segura, uno en él nümcro 3· Cabo 2.0 Gregorio Salamanca, uno en el número 5 y otro en el número 2. Soldados: Limbanio Sánchez, uno en el número 2. ergio Góm~¿, unb en el número 2. Mildades Celi, uho · ~n el núme­ro 4 y otro en cf. número 3· Antonio Romero,'' uno en. el número 4· Es­píritu Santo Ruiz, uno en el número 4 y otro en el número 2. Cruz Martfncz, uno en el número 5 y otro en el núme o 4· Gregorio Berna], uno en el número 2. Abraham :Rineda, uno en el número 2. ].cd¡;o ~: nc}}cz, un u en , 1 L 11 . ' , J • el numero 2. cop~ soldados y un sargento, y esperé. '· · ' o · A poco un grito agudo, un grito de una Jl!Ujer, interrumpió el silcn­~ io abrumado~ de 1a• nevadct, y al ~abo de algunos m in uÜ)S dos prisionc-l ·os, un a~ciar\o y u,na' jove~·, f.u~ron coon?.ucidos á mi p~esencia. . Los mterrogpe e,n voi bap, y me diJeron que hu1an de los prusia-po. s, que, en ~stado d,e' embriagu~z.' habían, ocup.ado s.u casa duran t.: la~ pnmeras horas de la noche: El padre hab1a temdo m1cdo por su h1p, y sin siquiera advertir á sus servic;l.or<;;s, ambos se habían escapado á favor Be la obséuridad. · " · Inmediatamente eché de ver que eran burgueses, mejor aún que; J?u:~ueses. · · · ·' r 1 r • • ~Váis á acompañarnos, les dije. , Y nos P.usi.~os 4e ~~evo en mar~ha. Co~o e} arrtiano conocía e! ~a1s, él nos strv1d de gu1a. .. Por fin dejó qe ndvar, las estrellas vol vieron á aparecer, y el frío s~ hizo terrible. 1 ' ,. • • ' La joven, que iba cogida d~l brazo de s~ padre, caminaba con paso inseguro, a1ngústioso. Varias veces murmuró: "Y á no siento los pies." Yo kl ~\!}1a,tsufrfa mucho más que aquella1 pobre niña 'gu'e de tál modos~ arrastraba entre la nieve. . 1 .o ¡ ... ; 1 • "11·t' . 1 De repente se detuvo. -Padre, dijo, estoy tan cansada que no iré más 1ejo~. El anciano quiso llevarla á cuestas pero ní siquiera pu~o levantarla. ~lla ágobiada, cayó por tierra, e x h 1alanqo un profundo su pi~o. ' Todos mis hombres la rodearon. Yo, por mi parte, pateaba de im­paciencia, sin saber qué hacer, pues no · podía; e·n vé dad, decidirme á abandonar en tal estado~ aquel hombre y á aquella niña. • De pronto urio de mis soldados,' un parisiense á quien llamaban por. apodo "Práctico," exclamó: -¡Vamos!· camaradas, es me!1~~t or que condllzcamos en hombro á esta señorita ó no somos francesd 1 ¡por vida del diablo! ' · Creo, á fe IT)Ía, que al oírlo, c'ché pest e de alegría. ¡Por rrii .nombre 1 . hijos, c5to es hermoso. Yo 'r:eclamo mi part ,· A la izquierda, ~ntre las somq~as se divi5.aban vagaJl1ent ~ los árboles ~e un t?osau~ cHio. Algunos hombres' S~ destac:aron, \_Olv!cnqo luégo con }~n mapoj() g'e rama~ '
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 37

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 1

Por: | Fecha: 09/01/1897

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. INDICE GENERAL DE LAS MATERIAS QUE COMPONEN EL TOMO 1. 0 DEL "BOLETIN MILITAR" --.-De--- MINISTERIO DE GUERRA ~LEYESi'~ Págs. Ley 3 5 de 1896, que fija el pie de Ejército permanente para el bienio de 1897 y 1898 .....•.•.........••.••.. ~... . . . . . . • 1 7 I:e.Y 39, de' 1896, sobre asignaciones, pasaportes y otros gas-tos m1htarcs................. .... .•••......... ...•...•... 37 Ley 149, de 1896, sobre recompensas militares.. . • . . . . • • . 50 Ley 1 so, de 1 896, por la e u al se dictan algunas di posicio-nes sobre Marina de Guerra y se fijan los sueldos de sus empleados. 68 Ley 1 52, de 1896, que contiene varias disposiciones sobre c:ervicio n1ilitar.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • •..... . . . . . . . 101 .Ley 1 53, de 1896, sobre Moutcpío Militar.... . ..•.• .,. . . 1 14 Ley L 27, de 1896, por la cual se crea una Escuela Militar.. I 32 .. ~ DECRETOS~ Decreto número 6o¡, de 1896, que dispone la publicación .de un BoLETIN MILIT-AR ••••••••••••••••••••...•••..••••••••••• Decreto ' número r 3, de 1897, reglamentario del Ramo de Biene de militares muertos en servicio activo................ ¡6 Decreto número 4-9, de 1897, que ordena abrir un concurso de Oficiales del Ejércüc, en servicio activo . . . . . . . . . . 12 3 Decreto número 2 57, de 1897, orgánico de los palomares mi-lita: es (corregido en la página 1 64) . . . .. .. . . . .. .• . . . . . . . . . . 15 7 Decreto número I 44, de 1897, que adiciona y reforma el ;62, es más eficaz cuanto mayor sea la publicidad que se les dé; y to­das las medidas relativas al mismo ramo, á partir del año de 1886 en adelante, á fin de constituir un repertorio de fácil consulta, cuya. necesidad se hace se·ntir más cada día ; y Que en la misma publicación pueden, por medio de diseños,. hacerse reconocer de los individuos del Ejército los nombres y nú­mero de las piezas que componen las armas de nueva invención, DECRETA Artículo 1.0 Desde el 1.0 de Enero de 1897 • se editará sema­nalmente en la Imprenta del Ejército un BoLETÍN MILITAR, de diez y seis páginas, gratisdato, destinado á servir de órgano de la fuerza pública nacional. Artículo 2.0 Para tal efecto, créanse en la mencionada Impren­ta dos puestos más de cajistas, asimilados á Subtenientes, para los efectos fiscales. Artículo 3.0 El personal de la dirección del BoLETlN será el siguiente: Un Director, con los conocimientos generales necesarios en eT arte de la guerra y en la organización y tácticas de infantería._ artillería y caballería, encargado de escoger las piezas de más im .. portancia que hayan de publicarse, de arreglar todos los materia­les del periódico y de corregir las pruebas; Un revistero de acontecimientos actuales de carácter militar, ocurridos en el Exterior, y cronista de sucesos históricos dignos de recordarse como ejemplo de virtuosos rasgos militares ; Un Escribiente ; Un Repartidor; y Dos Ordenanzas. hstos empleados tendrán las siguientes asimilaciones militares : El Director, á Coronel; El Revistero cronista, á Sargento Mayor; El Escribiente, á Teniente; El Repartidor, á Subteniente ; y Los dos Ordenanzas, á Sargentos primeros. Artículo 4. 0 La Dirección del BoLETlN MILITAR dependerá di ... rectamente del Ministerio de Guerra. · Artículo 5.• Por decreto separado se harán los nombramientos de caji&tas y de empleados para la dirección del periódico. • Debido á insuperables inconvenientes con que se ha tropezado no se pud<> dar estricto cumplimiento á esta disposición. ' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. JSOLET{N I!'JLIT All 3 Artículo 6.0 La edición de cada número del BomlN constará de mil quinientos ejemplares; pero esta cifra puede aumentarse hasta dos mil quinientos, si las necesidades del Ejército así lo exi­gieren. Artículo 7. 0 El Gobierno, por medio de contratos semanales y previa licitación, proveerá á la Imprenta <.lel papel y tinta nece­sarios para la edición del periódico. Artículo 8. 0 El Director, de acuerdo con el Ministro de Gue­rra, reglamentará el servicio de la dirección, la clase de materias de propaganda militar que hayan de publicarse, y el ramo de colaboración y los demás concernientes al régimen de la publi­cación. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 1 3 de Noviembre de t8g6. M. A. CARO El Ministro de Guerra, Auuuo MuTJS El BoLETÍN atenderá, pues, á la satisfacción de una necesidad que todos los que se interesan por el noble y valiente Ejército de Colombia, vienen palpando de tiempo atrás. El será lectura seria y fecunda en los cuarteles á donde hasta ahora no Jlegan sino publica­ciones periódicas extrañas al arte militar, cuando no nocivas é inconvenientes; él servirá de palenque donde · los miembros del Ejército den á conocer con sus escri­tos las capacidadés y el celo que los distinguen en be­neficio de su honrosa carrera, y-como órgano inme­diato del Ministerio de Guerra-se empleará en hacer saber lo que en servicio del ramo contribuya á demos­trar el interés que en el Gobierno despierta el soldado que vela por la paz pública en la inmensa extensión del país, y cuya suerte no puede, por lo mismo, ser in­diferente á los que llevan sobre sí la responsabilidad del porvenir nacional. El Gobierno ha atendido siempre con esmero al lleno de sus deberes para con los servidores armados de la N ación. Testigos de eso, á más de la regalaridad . con que se atiende al pago del servicio y á la satisfac- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfli' MtLITAi ci6n de las necesidades de aquéllos, son hrs leyes últi­túamente dictadas por el Con·greso sobre organización de la Marina de Guerra de la República, sobre reconl­pensas y asignaciones militares, sobre servicio militar obligatorio, y algunas más originarias del ' mismo Go­bierno Ejecutivo ó prohijadas y sostenidas pór él en las Cámaras Legislativas; pero dada la importancia que tiene al presente lo que dice relación con el arte de la guerra y la ineludible necesidad en que estamos, por estos ó los otros motivos, y á semejanza de lo que ocu· rre en casi todas las naciones del orbe, dt mantener en el mejor pie posible á los que dedican su vida á velar por la honra patria y la tranquilidad ajena, no ahorrará medio para hacer que el soldado colon1biano llegue á ser con el tiempo lo que en países más cultos que el nuéstro, en donde por igual se atiende á proporcionarle vituallas y barracas confortables, que á instruírle de sus deberes y á cultivar su inteligencia, á la salud ele su organismo y al desarrollo de él, como al engrandeci­miento de su carácter moral ; y en donde tanto se bus. ca el bi~nestar del Cuerpo del Ejército como el enno­blecimiento de su espíritu, que constituye la mejor ga­rantía y el escudo más sólido contra la revuelta y el desorden. A ese fin se encaminará el esfuerzo de esta publi­cación oficial; y paralela y congruentemente con él, coadyuvará á la idea de fundar bibliotecas militares en cada uno de los Cuerpos del Ejército de la República, á semejanza de la que, patrióticamente y con aplauso del Gobierno, está creando el Batallón~ J' un{n acanto­nado en Medellín, gracias á la inteligencia é interés de los Sres. Coroneles D. Benjamín Silva, su actual Jefe, y D. Manuel María Castro, que lo cotnandaba antes de ahora. * *. A más de los trabajos científicos, muy esmerada­mertte escogidos, que habrá de publicar el BoLETÍN Mt• LITAR., contendrá una sección destinada á; dar cuenta de los hechos más importantes ocurridos -en el Ministerio Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 5 _Jle ~~ G.uerlia •. y ~ wa á hacer conQCer .la motalidad ,que reine en cada Ba~allón _d~l Ejércit~ colombiano, según lo dicen los cuadros mensu,ales q~e · H~~an . á .\a.:Goman­dancia general, acerqa 4e a condpcta del pcr~sp"al del Cuerpo, y los cuales serán publicados íntegramente. Por último, y seguro de prestar con ello un po~itivo ·Servi­cio al Ejército, el Ministerio dispone que upa parte de esta publicación se destine á dar cabida á lfl covrespon­dencia que, en el mer:tor espacio ppsible, quieran diri­gir á la dirección del periódico en solicitud de algún dato ó conocimiento útil para el ,arte miljtar, los ·lecto­res de este BqLE;TÍN y especialmente los Jefes y Qfi. ciales del Ejército. La Redacción publicará ta~nbién las. conte~taciones que haya de dar á esa correspon• dencia científica, y para esa labor procederá guiada .P~ el mejor deseo de acertar y de ilustrar en lo posible á los autores de tal correspondencia. MINISTERIO DE GUERRA ~z¿bJ!'ca tk Colombz'a-Mlnisleno de Guer:ra-Secdlm z.. • --"7Nú.IIHISI 6,;66-.Bogolá, I9 de D_iciembre de I896 Sr. General Comandante en Jefe del Ejército-Presente Desde el mes de Enero entrante comenzará á publicarse en esta. ciudad el BoLETÍN MILITAR que ha de ser órgano del Ejércitp. · Este Despacho desea oír vuestra opinión sobre , la manerjl como haya de distribuírse el periódico entre los miembros de I~ f.uerza pública, á fin de que el reparto consulte la mayor conve­niencia y utilidad. El primer número constará de 1,500 ejempl~res. Soy vuestro atento servidor, Auuuo Muus ¡lep¡¿blica de Colom~ia-Comandancia en Jif.e del Ejércilo-Nú,rn«'(J I,25 r bis-Cuartel gmeral en Bogold, d .22 ie DiciuJZbre de I$(}6 Sr. Ministro de Guerra-Presente Como resultado del atento oficio de S. S., marcado con el número 6,766, tengo el honor de decir á S. S. que hecho el cál .. culo aproximado y de acuerdo con los deseos manifestados en el expresado oficio, de que el reparto del BoLETÍN }.{IL11:AR se haga entre los miembros de la tuerza pública, . c<;msul~ndo lama­~ .c~q~e~J1cia y utilidad de ella, este Despacho conceptúa que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6 , BOLltTIN JriiLIT A.R debe hacerse del modo siguiente, salvo mejor opinión de e¡e Mi­nisterio: 10 á la Comandancia en Jefe del Ejército. 30 al Estado Mayor General. 20 á cada cuartel General de División. 20 á cada una de las Jefaturas militares. 8 al Crucero Córdoba. 8 á cada una de las cañoneras Boyacá y La Popa. 8 á cada uno de los vapores de guerra Hércules y Nariflo. 30 á cada Banda Militar. 1 á cada primer Jefe de Batallón. 1 á cada segundo Jefe. 1 á cada Capitán de Compañía y Plana Mayor. 1 á cada Teniente de Compañía y Plana Mayor. 1 á cada Subteniente de Compañía y Plana Mayor. 1 á cada Sargento 1.0 de Compañía y Plana Mayor. 8 más para cada Compañía y banda de cornetas, que el Sar­gento I.0 y Tambor mayor harán circular entre los individuos de tropa más aficionados á la lectura. Dios guarde á S. S. Por el Sr. General jefe encargado, El primer Ayudante General, BENITO M. MARTLNXz República de Colombia-Ministerio de Guerra-Steción r.•-Ntímer1 6,8ss-Bogotá, JO de Diciembre de z896 Sr. General Comandante en Jefe d e l Ejército- Presente Os ruego dictéis una Orden general para honrar la memoria del Sr. General graduado D. Miguel Gamboa, quien falleció en Medellfn el 27 del presente, cuando ocupaba el puesto de Jefe mi­litar de Antioquia. Las virtudes militares que distinguieron á este notable servi­dor, entre las cuales merecen especial nota la disciplina, lealtad, valor y su acendrado interés por el mejoramiento del régimen mi­litar dentro del radio de acción que el Gobierno le confió, lo hacen acreedor á que toda la fuerza pública guarde estimación por su memoria. El Gobierno ha la mentado la temprana muerte del General Gamboa, quien por su virtuosa conducta se hizo en vida digno de espec~ales consideraciones, y luégo, de encarecido recuerdo. Un comisionado especial pondrá en manos de la señora ma­dre del finado, residente en Cali, la Orden general de honores. Soy vuestro atento servidor. AURELIO MUTIS Es copia conforme. El Subsecretario, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , BOLETIN MILITAR 7 SECCION Cl ENTIFICA TACTICA APLICADA NOCIONES GENERALES DEFINICIONES DE LA GUERRA Y CONDICIONES QUE REQUIERE Empezamos hoy á dar cabida en estas columnas ·al siguiente extracto del Tratado de Táctica Aplicada, por D. JuAN M. EsPORA, Subteniente de infantería, ex­alumno del Colegio Militar, profesor de la materia en la Escuela de Cabos y Sargentos de artillería en la Re .. pública Argentina. La gutrra es el estado normal del soldado ; la paz es su esta .. do excepcional; todo lo contrario sucede en las demás condiciones sociales. La guerra es un acto de la fuerza, la soluci6n por medio de las armas de los litigios entre las naciones, el recurso extremo, la úl­tima raHo de la política de los Estados para el logro de sus fines particulares. Siempre que se alteran y rompen las buenas relaciones entre dos 6 más países, 6 entre dos 6 más partidos de una nación, hasta el punto de no ser posible un arreglo por las vías diplomáticas y pacíficas, acuden aquéllos, para resolver el CCinflicto, á recursos vio­lentos, que seguidamente se traducen en hostilidades por medio de las armas. La guerra es, por lo tanto, una lucha sangrienta en/re dos ó más Estados, de los cuales el uno quiere z'mponer su voluntad al olro, en lat1lo que éste se esfuerza para rechazarla. Mientras que las causas políticas de una campaña son de muy varia naturaleza, el fin militar de todas las guerras permanece in­variable, porque tiende siempre á deslruír al enemigo, ó por lo menos á debzHtarle has/a el ex/remo de que se sienta z'mpolenle para presentarse en campo raso y se somda á merced del vencedor. A pesar de lo dicho respecto á la guerra en su definición más concreta, y aunque á primera vista parezca que únicamente refleja condiciones marciales, debe tenerse en cuenta que aquélla no se desprende, como suele creerse, de la influencia de la política, des­de el momento en que se dispara el primer cañonazo: la política, por el contrario, permanece activa desde el principio hasta el fin de la campaña: y si bien es verdad que no tiene intervención en las operaciones esencialmente tácticas que exige el plan ya con. -certado, esto es, que en nada le incumbe la parte material del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 8 , BOLETIN MILITAR combate, ejerce en cambio una muy señalada é importante acción sobre las operaciones estratégicas, pues ella es la que determina y señala los gastos de la guerra, prov'o'ca y arregla los armisticios necesarios, prepara' é impulsa la creaéi6n de nuevas fuerzas com­batientes,' autoriza ó prohibe et paso de territorios neutros, y, por último, decide sobre el restablecimiento de la paz con todas sus consecuencias. Las campañas dirigidas con mayor energía y decisión suelen ser aquellas en que el GeneraHsimo concentra en su mano los po­deres políticos y militares, esto es, aquellas en que los ejércitos son mandados personalmente por el Jefe del Estado. De esta especie son, por ejemplo, las campañas de Federico el Grande, de Napo­león 1, de Federico Guillermo de Prusia. Para hallarse en estado de hacer la guerra son necesarios: 1.0 Elementos (!e guerra y organización de los mismos en p,o­tencia militar. 2.0 Alta gestión é iniCiativa de dicha potencia hacia el cumpli­miento de los fines militares, ó sea la dt'rscdón de la guerra. LA POTENCIA MILITAR (ESTADO MILITAit) El poder militar se constituye con las fuerzas militares del país y los recursos del Estado. Para esto es necesario : 1. ° Fuerzas combatimles (personal de guerra), ó sea hombres; 2 . 0 Máqu/nas 'de comba/e (material de gue­rra), esto es, armas, caballos, trenes y carruajes de toda especie, municiones, uniformes, equipos, etc. Provistas las fuerzas combatientes de todos estos elementos y medios de guerra, y adiestradas en el _uso y manejo de ellos, for­man lo que se llama_tropas, las cuales constituyen por su conjunto el ejército del Estado 6 de la Nación. Pero la potencia militar, en su más lato sentido, comprende todavía otros medios de combate, á saber: 1.0 Las plazas de gue­rra y toda clase de fortificaciones construídas para la defensa del país; 2.0 Los establecimientos destinados á la fabricación y con­servación del material de guerra, como fábricas de armas, de pól­vora y cartuchería, fundición de cañones, parques, etc. Por último, la marina (armada naval ó fuerza de mar), igual­mente constituida por la combinación del personal marítimo mili­tar con el material naval, forma una parte muy integrante de la potencia militar de una Nación. , ORGANIZACION DE LA POTENCIA MILITAR La organizaci.6n de los ejércitos, elaborada para que responda á los altos fines del Estado, es obra cuya importancia se desc~bre á ptimera vista. Para conducir á la guerra una gran masa · de­' homtres y vertrechos de toda especie, de modo que éstos fundo·- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 BOLETIN .~ITAR ,9 nen, se muevan y combatan en perfecta armonía, y en los tiempos, trlodos y formas requeridos por la voluntad y el impulso de un so~o hombre (el General en jefe), preciso será que esta grande y pode­rosa máquina esté bien constituída, y que sus ejes, ruedas y palan­cas articulen y engranen con tan exacta como sencilla precisión. Sólo de este modo será el ejército un utilísimo instrumento en las manos del General que le guía. La organización de los ejércitos en las diferentes naciones descansa sobre principios de naturaleza en parte política y en par­te administrativa, los cuales constituyen un estudio llamado de Or­ganización Mllzlar. Entre las muchas condiciones de carácter com­plejo á que debe responder la buena organización de un ejército, campean en primer término las siguientes: senciJlez en la compo­sición de los diversos elementos del ejército; facilidad para pasar rápidamente del estado de paz al de guerra; grandes facultades de movilidad y resistencia en las tropas durante las peripecias y trabajos de una campaña, y por último, que existan en el menor número posible causas de entorpecimiento y retardo, evitando los roces de la máquina, digámoslo así, y reduciendo al mínimum la fatal influencia de los casos fortuitos y de los azares de la guerra. Para que se cumplan estas y otras condiciones que omitimos por conocidas, es necesario que la organización se funde en bases rea­les y verdaderas, que respondan á la naturaleza y propiedades ca­racterísticas ael país á que pertenece. Comprende ~as siguientes partes : 1. • La creaáótz de las /ropas-E ta tiene lugar por medio del sistema de servicio obligatorio general, ó por alistamientos volun­tarios, 6 sobre la base, en fin, de las milicias territoriales. Pero la mayor parte de los ejércitos se reclutan hoy día por alistami e nto de Jos individuos válidos de la Nación. El sistema de servicio obligatorio se halla establecido en Prusia en toda su pureza, y desde 1866 comenzó á adoptarse por las Provincias del Norte y del Sur de Alemania; Austria y Dinamar­ca lo poseen con igual vigor y condiciones. Francia lo ha adoptado con algunas modificaciones. Inglaterra recluta su ejército por medio de agentes de recluta y enganches Algunos Estados permiten la redención y la suc:titución. En Suiza es obligatorio el servicio militar, y está prohibida la sustitución en absoluto, manteniéndose este principio con extrema­do rigor; pero allí puede decirse que en verdad no existe ejército permanente, y sí el sistema de las milicias en toda su pureza; algu­nos, muy pocos, Oficiales de profesión y un establecimiento de en­señanza donde, por medio de un método especial de cursos anuales, se procura desarrollar la instrucción militar del país, para que todas sean fuerzas combatientes en caso de guerra. A este fin la mayor parte de los Estatios sostienen un Ejército permanente, cuya organización de paz asemeja á la de guerra en toda~ sus bases: este sistema tiene la ventaja de que habitúa al Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 10 , BOLETIN MILITAR soldado á las prácticas militares en todo su desarrollo, inspirándole una fortaleza que le predispone á los peligros y fatigas de campaña. Esto no obstante, cuando estalla la guerra, existen á reta­guardia del ejército permanente nuevos cuerpos de ejército que se levantan con indiTiduos útiles, dispuestos al servicio. 2.• La formación de las fropas.-Los reclutas ya obtenidos por el sistema adoptado en el país, deben reunirse en pequeñas frac­ciones, las cuales, á su vez, por agregación constituyen otras ma­yores, hasta formar grandes cuerpos de ejército. La creación de los oficiales que han de mandar y dirigir estas fuerzas, así como de sus correspondientes clases de tropa, debe ser objeto de un de­tenido estudio. 3.• El enlrefenimzenfo de las /ropas.-Entendiéndúse por esta par­te los cuidados de carácter físico, moral é intelectual que aquéllas necesitan para asegurar su existencia, su oportuna distribución y su perfecta aptitud para la guerra, entrando por parte en ello los convenientes ejercicios tácticos y demás que tien':len al perfeccio­namiento de la instrucción militar. El entretenimiento y la conservación del material de guerra también es de importancia para el pronto servicio y economía de un ejército. Añadiremos, como punto final de este capítulo, que el perfec­cionamiento científico de Jos elementos militares, su prepotente acción destructora, y por último, la fuerza numérica de las colosa­les masas armadas en las guerras modernas, acusan un rápido y creciente progreso, el cual nos exige un serio y profundo e~tudio, si hemos de hallarnos en guardia y confiados contra un BJ¡vemigo previsor. La rápida movilización del pie de paz al de guerra, descuella entre todas como una de las condiciones capitales á que debe res .. ponder hoy día una sólida y perfecta organización de los ejércitos. DIRECCIÓN DE LA GUERRA La guerra tiene por objeto destruír al enemigo ó debilitarle, por lo menos, hasta un grado tal que no pueda ó no pretenda con .. tinuar la resistencia. Para alcanzar semejante resultado se hace preciso: I .0 Obtener victorias sobre el enemigo por medio de batallas y combates. 2.0 Hacer provechosas las victorias aniquilando en lo posible las fuerzas del adversario, conquistando su territorio hasta llegar á la capital, y agotando, por último, los recursos de toda especie de que dispone para prolongar la resistencia. Mas no basta, para llegar á tan altos resultados, que el ejér .. cito posea una buena organización : es preciso que sea bien dirigi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 11 do desde el principio hasta el fin, en el plan general como en las operaciones auxiliares, y desde la más simple unidad táctica hasta tas grandes masas de tropas. La dirección de la guerra es ciertamente el empleo de la po­tencia militar al logro de los altos fines de aquélla, así como el <>rden y dirección del combate en su más amplio sentido: consecuente con esto es también la destructión de los proyectos y fines de guerra que abriga el enemigo. Mas, para dirigir un ejército en campaña no basta ser á ma­nera de un hábil artista ; es preciso mucho más, es preciso poseer -c•Jalidades especiales de carácter, talento de General en Jefe, cosas -que no se enseñan, que no se aprenden, porque son hijas legítimas del genio. Son tantas y tan varias las dificultades que presenta la alta dirección del ~~jército, que muy fundadamente se ha considerado el arte de la guerra como el más grande de todos los artes. No en vano la historia nos enseña que mientras la humanidad ha produ­ddo innumerables celebridades en todos los ramos del saber, se ha mostrado excesivamente avara en la creación de genios guerreros, propiamente dichos ...... Alejandro, César, Federico el Grande, Napoleón I. Como ninguno, el arte de la guerra deberá ser practicado con tanto espíritu de decisión é iniciativa como de prudencia; por­que el enemigo, armado á su ''ez de valor y astucia, procura á todo trance en vol ver y desbaratar los mejores planes. Ningún artista, como el General en Jefe, cierne su pensa­miento en una atmósfera de incertidumbres y recelos respecto á las intenciones de su adversario. Ningún otro arte como el de la guerra, exige prontas deter­minaciones, súbitas medidas en los críticos momentos en que arre­. cia el peligro personal. Ningún otro artista como el General en jefe experimenta el mcalificable sentimiento de dictar las breves órdenes que arrastran millares de hombres á la muerte, soportando á la par con serena calma la grave responsabilidad que pesa sobre su nombre y jerarquía. En ningún arte la fatalidad, lo inesperado y la variable fortuna, desempeñan tan importante papel como en el arte de la guerra. Ningún otro arte, en fin, exige tanta armonía entre las diversas cualidades como son: inteligencia, valor, con .. ciencia del mando, firmeza de carácter, espíritu reflexivo, resolu ... ción, energía corporal, presencia de ánimo, y otros muchos dones que todo Capitán debe poseer en alto grado, si ha de merecer dignamente el mando de un Ejército en campaña, y lograr, puesto á su cabeza, la destrucción del enemigo con la mayor economía de tiempo y de sacrificios. OFENSIVA Y DEFENSIVA Cada hecho de armas, empeñado por el todo ó una parte del Ejército, exige la aplicación de uno de los dos principios capi~ales Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ;q~e b~iryen rimero, Hipólito Pineda; íd. se­gundo, Aníbal Mendoza; Pedro Rodríguez, Aurelio Muñoz, Vale­río Cortés, Benjamín Segura, José Rivera. NovENA BAn:RÍA.-Evar.gelista Reyes, Avelino Jiménez, Juan de Dios Bolívar. DÉciMA BATERÍA.-Sargenlo segundo, Leonidas Moya; Romual­do Rodríguez. El Excelentísimo Sr. Vicepresidente de la República, encar­gado del Poder Ejecutivo, el Presbítero Dr. Francsisco J. Zaldúa y el Sr. General Juan F. Urdaneta, ofrecieron tres premios, á l.os , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 :BOLETIN HILIT AR 15 cuales se hicieron acreedores el soldado Marco T. Ca margo, cuarta Balería, el cabo primero José S. Carvajal, cuarta Balería, y el soldado José Guerrero, qutnla Balería. 1 BATALLON AYACUCHO PRIMERA COMPAÑl.A- Prt'mer premio, Antonio Fonseca-Segun­do premio, Juan de D. Zapata. Merecm diploma: Julio C. Sánchez, Pedro Rodríguez, Salvador Herrera, Rafael Matallana, Darío Garzón, Mariano Díaz, David González, Leopoldo Cárdenas. SEGUNDA COMPAÑÍA- Pn'mer premio, Domingo Parra-Segundo premz'o, Patricio González. Merecen diploma: José Rojas, Anselmo Vargas. TERCERA COMPAÑIA- Prz'mer premio, Antonio Ca5tañeda-Se­gundo premio, Eladio Penhná. Mertctn diploma: Daniel Marta, Bias Garzón, Froilán Vargas, Rafael Vargas, Arturo Cubillos, Helio­doro Pini\\a. CuARTA COMP.lÑIA.- Prt"mer premio, Roque Ladino.-&gundo premio, Gabt iel Granados. Meruen diploma: Natividad Domínguez, Rafael Angel, Salvador Uribe, Eugenio Martfnez, Adán Castillo. QUINTA coMPAÑÍA- Pri11ur premz"o, Campo E. Pimentel.-Se­gundo premio, Domingo Alfonso. Merecm diploma: Manuel Obando, José V. Coronado, Julio Pomareda, Jesús Monroy, Martín Díaz, Ricardo Becerra, Antonio Martínez. Con el fin de que en la Oficialidad, clases y tropa del Batallón r. 0 de Artillería, acantonado en esta plaza, se despertase el vigor que requieren las marchas largas y rápidas por nuestros ásperos caminos, y el cual tenía que hallarse algún tanto adormecido con la sedentaria vida que por fuerza se lleva en el cuartel, emprendió aquel cuerpo, en la última semana del mes de Diciembre próximo pasado, una excursión por los pueblos del Oriente de Cundinamar­ca; e1\a, á la vez que de necesario ejercicio, servía también de jus­ta é higiénica expansión. Desde el primer Jefe del Batallón hasta el último soldado hi­cieron á pie el Yiaje entre esta capital y el caserío de La Unión, acampando allí bajo toldos; tal jornada, no despreciable, fue he­cha en el breve término de once horas. Ello da idea de la buena disciplina que reina en el I.0 de Arlz'llería, cuerpo compuesto en su totalidad de soldados veteranos, robustos y hechos á las fatigas de la campaña. El Batallón, siempre á marchas rápidas, visitó las poblacio-nes de Ubaque, Fómeque y Choachí, regresando fresco á esta capital. Por conducto del Ministerio de Guerra se han pedido á Eu­ropa varios Oficiales de artillería que sirvan como instructores de esa arma en el Ejército colombiano ; sabido el decisivo papel que la artillería desempeña en todo Ejército bien organizado, y cono­cidas las necesidades del nuéstro, es de aplaudir tal resolución. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año I N. 11

Por: | Fecha: 20/03/1897

Año l Uogotá, .Mai'Zo 20 de 1 !17. BOLETIN MILITAR --··-- - ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRClTO --.. ·--- Director, A LEJANDRO POSADA. Son colaboradores natos de este periódico, todos los ]efes y Oficiales del Ejército de la República. BIBLIOTECA DEL EJERCITO Lu Dirección del BoLETl N M 1 LITAR ti ne el hon r de anunciar que stá abierta á la disposición de los n1i1ita­res en servicio activo a í com de todos aquellos que an1an la noble carrera de las arn1as y, en consecuencia, se intere­san p r su adelanto entre nosotros y por verla cupar el puesto que le e rresponde, la Biblioteca que:! el Ministerio de Guerra ha fundado con la n1ira elevada de cultivar en­tre nuestros ficiales el an1or á la lectura por una parte y por otra el espíritu de sociabilidad y de con1pañerisn1o en-· tre los n1iembr s del ~j é rcito. Es indispensable que éstos se traten, se conozcan, se acostumbren á mirarse con1o ver­daderos hermanos para que así, en íntin1o consorcio du­rante Jas horas que les dejen libres sus quehaceres de guar­nición, puedan comunicarse sus ideas, lo cual habrá de re­dundar por fuerza, en bien del Ejército, descubriéndose por este rnedio necesidades á que haya d~..- atenderse, des­perfectos que deban corregirse, mejoras que convenga in­troducir y, en general, pasos que sea necesario dar en el sentido de mejorar la condición de nuestro soldado. ¿Y quién nos asegura que de esto que en tan pequeña escala ofrecemos no haya de surgir más tarde alguna cosa de gran in1portancia, algo con1o un Círculo Milit:tr, á la n1ane­ra de los que existen en todo país civilizado donde la ca- . rrera n1ilitar ocupa, con1o debe ser, el prin1er lugar? La necesidad de una institución de esta naturaleza se Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍ l\1ILITA:t{ hace sentir in1periosan1enteJ Es preciso demostrár' que: nuestro Ejército, donde la n1ateria prim.a -si así puede: llamarse-----es de primer orden, puede llegar á forn1ar en prin1era línea no sólo en Jos can1pos de- batC:blJa. por su valor y disciplina. indomables, st11'0' también en Jos centros cien-· tíficos y literarios por su ilustración y en los sociales por la t;ultura- y galantería dt:; sus Jefes y Oficiales. En nuestras n1anos está llegar á den1ostrario. El Mi ...... nrste:rio por SU parte está dispuesto á no On"lÍtir esfuerzO' ni gasto alguno que tienda á este fin.; toca pues á los n11iembros del Ejército secundar su idea, haciebdo del centrO' de reunión que hoy se pone á sus órdenes, el uso que debe hacerse; propon1éndose gastar allí en an1ena é instruc-· tiva tertuJia las horas de que puedan disponer .. . En la Biblioteca. encontrarán no sólo- obras científicas Felacionadas con la. carrera· n1ilitar sino tan1bién de historia y literatura clásica, men1orias y viajes de los n1crjores auto res, variedades y literatura en general, obras recreativas,., como novelas Y' poesías de los escritores n1ás afan1ados asÍ · con1o la mayor parte de los periódicos que s publican en el país y en el ex:tranjern hpr!zontal. Por · otr¡1 par~e,. no' hay· 'detalles de su Iocali- ­ia. ción, COITIÓ distapcia. á la ciudad, condiFione topográficas y mi­litares de~ terr~no . y ' su~ cont.or~nos; y por . lo pronto se nota que-, ~lantas de hor!lOS y máquinas, quedan muy inmediatflS al almacén <;le explosivos; que no hay ninguna obra permanente de fortifica-· ción que proteja el edificio, y que en el conjunto no se observa ni. ouenas proppt:ciones ni conveniente distribución pa.r~ el servicio-rhilitar. ·· · ~ · · · · ' · · -· l • ' • 1 · · 1 .. ·- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETIN MILITAR Falta también la explicación ó memoria que es costumbre ncompañar en estos casos, para la mejor inteligencia de las obras proyectadas. Dios guarde al señor Ministro. DrónoRo SÁNCHEz, Secretario. Posteriorn1ente ren1itió el Ministerio á la Sociedad de Ingenieros el Informe y croquis presentado por el Director de obras militare:> que sigue: " Un depósito de n1aterias inflan1ables y explosivas re­quiere condicion s especiales que están subordinadas á dos objetos: 1.0 alejar todo peligro de incendio; y 2.0 to­nlar todas las precauciones posibles para el caso de que lle­gue á incendiars , si no por desctúdo, por un rayo, procu­rando que en tal ca.so la explosión no con1pron1eta los lu­gares inn1ediatos. "El peligro de incendio puede alejarse por la forn1a de construcción y no ofrece grandes dificultades su ejecución. '•Las precauciones convenientes para el caso de un acci­dente inesperado, pueden ton1arse de acuerdo con leyes físicas per[i ctamente conocidas, En primer Jugar debe es­cogerse una. situación que no sea la falda de la cordillera que ocupa la. ciudad, prefiriendo la parte plana, pues Jos costados de la. cordillera, por su misn1a forn1ación geológi­ca, están n1ás expuestos á conmoverse por cualquiera causa. El lugar que. actualmente ocupa el depósito de pólvora en el antiguo Aserrío es inaceptable por estar á pocos n1etros de distancia de la. Fábrica de Cápsulas y en nivel muy su­perior á ésta. La carencia. de otro edificio que pueda cus­todiarse fácilmente, y la costun1bre tradicional de guardar allí la pólvora, son las causas de que allí se depositen, con peligro de que si ocurre un accidente, n1uy fácil por las n1alas condiciones del edificio, se pierde la fábrica, que re­presenta un valor considerable y tiene grande importancia en los casos en que sea necesaria su actividad. " El edificio para polvorín no necesita grande espacio, y debe preferirse la forma circular ó exagonal con el objeto Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 168 BOLETÍN MILITAR de que los n1uros opongan igual resistencia en cualquiera dirección. Con un dián1etro de 5 á 6 metros y 4 de altura se obtiene un espacio capaz de contener 6o n1etros cúbicos; volumen á que no alcanzan las existencias acopiadas y al cual no debe llegarse, por el peligro de alteración que tiene la pólvora guardada por largo tiempo. "Con el fin de aislar el almacén librándolo del contac­to exterior, el depósito debe estar rodeado de paredes pa­ralelas á las que lo cierran á fin de establecer una corriente de aire libre entre el aln1ac én y el n1uro que lo definde ex­teriornlente ; condición que disminuye mucho la fuerza explosiva en caso de accidente. El perín1etro del aln1acén debe enlazarse con arcos al muro exterior á fin de que las paredes, siendo de reducido esJ->esor, reciban su apoyo. La cubierta debe ser ligera, dejando espacio para que entre luz por so1>re las pareces y debajo de la cubierta y cerrada in­teriornlente con vidrio por su cualidad de aislar ]as corrien­tes el éctricas é imp dir por consiguiente ]a introducción de una chispa eléctrica en el depósito. La puerta del n1uro ex­terior, no deberá coincidir con la que da entrada al depG­sito. Las sustancias explosivas no obran todas en el n1i 1110 sentido : la pólvora con1Ún hace su explosión con n1ayor fuerza en sentido vertical de abajo para arriba ; la dinami­ta obra en sentido contrario con n1ayor fuerza, y entre ]as n1uchas clases que se emplean en la explotación de n1inas y canteras hay algunas cuya fuerza explosiva se efectúa en sentido horizontal hacia el fondo del taladro. De estas cua­lidades especiales se deduce la conveniencia de poner la pólvora en donde encuentre poca resistencia hacia arriba, para evitar que la expJosiGn sea más destructora en caso de efectuarse. '~ El pararrayo se usa como n1edio de precaución n1uy conveniente; pero está n1uy distante de dar con1pleta segu­ridad, pues sin contar las condiciones ~specia.les en que debe permanecer la aguja extrema superior y el estado de los conductores á Ja tierra, ]a simple hun1cdad atn1osférica pue­de ocasionar el desvío de una chispa eléctrica de consecuen­cias desastrosas. El telégrafo, á pesar de los adelantos de la .ciencia en el ramo de Ja electricidad que ha llegado á ha­cerla servir en muchos casos, no ~;::stá exento de peligros, y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR hace pocos años en la oficina telegráfica central de Londres el desprendin1iento de una chispa ocasionó la muerte de once en1pleados. Y esto en una oficina tan bien n1ontada como debe suponerse y servida por empleados muy prácti­cos é instruídos. "U na vez que se hayah tenido en consideración las con­diciones técnicas que acabo de iniciar, si se encuentran dig­nas de atención, puede procederse á detern1inar el lugar que ha de ocupar el Polvorín y trazar el plano definitivo arregla­do no sólo á las indicaciones que anteceden, sino á las que la Sociedad de Ingenieros colombianos juzgue prudente añadir. "El croquis adjunto n1uestra el edificio con las condi­ciones indicadas." Bogotá, Enero 28 de I 896. ELOY B. DE CASTRO. Convocada la Sociedad tomó en consideración el ante­rior informe y el croquis de que habla y lo pasó en conli­sión á los señores Alvarez Salas y Vergara y V., quienes dieron el siguiente inforn1e: Sociedad L.'obmbiana dt! lngmieros. - Bogotá, 20 de }ebrero ele Ib97· .Señor Presidente de la Sociedad Colombiana de Ingenicros.-Prescntc. Vuestra Comisión, por razones que en seguida se apuntan, tiene la pena de apartarse sustancialmente de lo expuesto por el señor Director de Obras públicas militares, en Jo que se refiere á la construcción de un Polvorín en esta ciudad. Desde lu~go, vuestra Comisión reconoce la imperiosa nece­sidad que hay de construír un verdadero almacén de pólvora para .satisfacer, tanto como se pueda á dos exigencias diametralmente opuestas : proveer á la seguridad de la capital, para la cual es pe­ligrosa toda aglomeración cercana de materias infl.amables; man­tener dicho depósito á no mucha distancia de los cuarteles, por .cuanto el Ejército nacional necesita de ese material de guerra para u servicio. Además, el Polvorín también tiene que servir para .guardar las sustancias explosivas que introduce el comercio para la . atisfacción de necesidades industriale . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITRA El Polvorín no puede construírse, por obvias razones, dentr-Q del cuartel del Aserrío; p~ro tampocq es posible edificarlo á mucha ~istancia de la Fábrica de Cápsulas, ni de los cuarteles que deban par la custodia del caso. El Polvor~n exige conti1_1ua vigilanci<\ por parte de los Jefes del J;j ército para alejar l\n siniestro cuanto . ea posible, y conviene q'-'ede situado de ~al modo que p.or la ciu­pad cruce la menor cantiQad de ustancias explosivas, cuando sea. preciso moverlas. No puede construirse en la paxte baja de la ciu­pad por el ensanche ma.r.ca._do de ésta, por d valor del terreno, por· la humedad del subsuelo., y porque all~ ser~a más dif\cilllenar las, ~ondiciones que exige un bue~ almacén de póh.(ora, Es preciso pues hacerlo en la parte alta, h,acia el Sut:", al a_.b.\igo de alguna de las ondulaciones del flanco de la cordillera, e11¡ un lomo en­tre dos cañadas, tánto para fac~litar la, construcción, comOa para que en caso de siniestro la m(\s~ de aire conmovida en­~ uentre canal que la desvíe de la pa~-~e ~d~ficada, y as' tranquilizar· á los habitantes. Estas múltiples condiciones pueden }lena~se al S. E. de la ciudad, al E. del Aserrío, porque allí, á m_en.os de dos kiló,ne­t~ os de ese cuartel, al pie de alturas de cuya cim.a un '(igi.a queda ~ m VLSt(\ de. los centinelas de aquél, exi te, conforme lo indica el ~djunto C.(o,qu.i , un relieve de aplanado lomo, entre dos cañadas, y allí puede <;w1tru1r e ventajo amente el deseado almacén. Es claro que e-1 p.unto indicad9 I)O será el único que puede elegirse; pero para res,olve~ el punto ~on todo el acierto del caso, sería ne~ ~esario levantar un planp detalla,dp de esa porción de los arrabales de la ciudad. Parecerán exa,g.eradas tán,ta,s precaucion.es,. cuando en el al­macén existente no h,a ocurrido de gracia a)guna, pero es bueno, ~ecordar que las cui'Ciadosas esta dí ticas del Coronel Novi demues­tran que en, Europa, los polvorines, por- término m .edio, saltan á los veinte años de constru~dos. Vuestra Comisi:ón sosti~ne que l).ay grave equivocación en ~firmar que unas pólvoras, al hacer. explosión, ejer,cen su acción en, 1,m sentido y que otras lo hacen en diversa dirección; el efecto producido por la explosjón de cualQ)uier pqhÍo­can tampoco contra la parede y e arreglan de modo que d~jen ~alles entre ellas.' Los almacene , siempre rectangulares, se dividen por otro muros en secci~nes para disminuír la violencia de la ex­~ losión llegado el ca o y para separar la pól ora por calidade y años de su fibricación. En las ventanas ~ e colo an por fuera de las hojas con cr1 tales, celodas metálicas ; las puerta , que no deben ser más de do ' son de madera, doble ' revestida de hierro por fue-' ~a la exterior y con tres cerraduras cuyas llave gua,rdan qistintas persona . En fin, en torno del ed~ficio y á cierta distancia no se toleran árboles y a~bustos para disminuír la humedad del terreno, y el almacén· s~ p~otege por ~medio de. pára,¡.:.cayos cy,idq,dosamente establecidos. · ' Larga experiencia enseña que el m,ejo~. empJazamiento de un polvorín es en las entrañas de un cetro, en una caverna; pero des­graciadamente tal si,tio no s~ co'nsigue· sino· m~y · raras veces. En ~s emplazamientos comun~~ se. p~esenta_n dos casos: ó el almacén ~stá al abrigo de todo asalto ó ataque, ó pu~de ser bombardeado . por un enemigo en caso de guen:a. En· el primer. caso la obra será más sencilla y meno~. cost.os_? .. Eri él segundo) caso, sobre una bó­veda de !.50 m. de espesor, cubierta con hprmig.ón, se coloca una capa de tierra de 8 metros de esP,esor, láteraloiente separada del almacén, que nunca tiene más de 6 metros de anchura, por el mencionado estuche' de aire. En cierto modo es subterránea la construcción, y luz y ventilación se o~tienen ppr medio de torre-. -. • - • 1 J '\ • • l. • ~ . - 1 .. " • \ • ,. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR dllas que atraviesan la capa de tierra, siendo· claro que la obra será mucho más resistente cuando la parte inferior del edificio se puede construír entre el suelo natural, porque así se disminuyen mucho las peligrosas consecuencias de una explosión. Vuestra Comisión cree basta lo dicho para el objeto que se propone, puesto que sólo fue encargada de emitir un concepto de carácter general y no de presentar un proyecto para la construc­ción de un determinado almacén de pólvora, coa que, por otr.a parte, tampoco podría hacerse en un plazo tan breve. Firmados, R. ALVAREZ SALAS.-FRANCISCO J. VE~GARA V. Sociedad C:;/?mbiana de l~tgenieros. - B:;gotá, Marzo r .0 de I 897. El Presidente Al señor Ministro de Gucrra.-Presente. Inmediatamente que recibí el Oficio de Su Señoría de fecha 12 de Febrero marcado con el número r 8 de la Sección 2.\ me apresuré á convocar la Sociedad que me honro en presidir y puse en conocimiento de ella el mencionado Oficio. Después de oír las opiniones de los vario miembros que tu­vieron á bien ilustrar el debate, se resolvió pasar el a unto á una Comisión de dos socios quienes pre entaron como resultado de su estudio el Informe y croquis que acompai1o. La Sociedad en una segunda reunión y después de considerar atentamente este Informe a í como el que Su Señoría tuvo á bien remitirle, aprobó la si­guiente proposición : "La Sociedad acepta las razones y conclusiones del informe de la Comisión, y en consecuencia re uelve: que se diga al señor Ministro de Guerra, en contestación á su Nota número r8, que, en su concepto, el proyecto de Polovrín formado por el señor Di­rector de Obras militares no satisface, en un todo, á las condicio­nes exigidas hoy para esta clase de construccione , las cuales deben llenar la indicadas en dicho informe, y que el lugar que parece más apropiado para situarlo es una cañada que queda al Este del Aserrío y al Norte del molino del río San Cristóbal, como se in­dica por la misma Comisión." La Sociedad cree haber interpretado en esta ocasión el pen­samiento de Su Señoría y abriga Ja esperanza alagüeña de que el depósito de pólvora que construya el Gobierno satisfaga á sus ne­cesidades, dando á la vez completa eguridad á los moradores de la capital. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. JJOLETÍL MILITAR 1 73 Devuelvo el informe y croquis trabajadv por el senor Direc­tor de Obras mili tares. Acepte Su Señoría el testimonio de mi respetuosa conside­t'ación. ENRIQUE .l\.1cR -\LES R. ____ ....,.._.. ___ _ INFORME QUE EL SEFtOR R.oM/N CADENA. PRESENTA Á SU SE"'ORÍA EL MI ·rsTRO DE GUERRA, E DESEMPEÑO DE ~A COMISIÓN QUE LE FUE CONFIADA, CON EL FIN DE ORGANIZAR. UNA COMPAÑIA QUE REEMPLAZARA .úA ~UB HA JA LA OUARNI-CIÓN EN OROCUÉ. (Conclusi6n). Asaz temerarío se cr-eerá, pero puede compatarse sín exa4 geraclón, que lo apre to para una expedición de viajero á Arau~ ca, son muy semejantes y mayores que para una tripulación que se hace al mar pal'a lejana tíerras extranjeras. A 1 ¡•e(erírnos á navegación, la e tablecida por vapor en el río Meta por el inratigablc progresista seílor José Bonnet, que mucho ha contribuído á fomentar el comercio, con notable adelanto mate­rial para aquella comarca , por lo incipiente de dicha empresa, to­davía deja mucho qúe de ear para un buen servicio fluvial. Muy importante sería el que un In pector fluvial !e die e mejor direc­ción á aquella navegación de tal suerte que, el vapor Boyacá, de propiedad del eílor Ramón Real, pttdie e, con otros vapores como los de la Compañía de la Cruz Roja, pt 'estar un ervício con itine­rario jo, dando como re ultado mayore garantías y ventajas para el comercio. Parece que el señot Real e otra de la personas que están vivamente interesadas en este sentido, dándole impulso á la industria y al comercio. Se deriva de los hechos que dejo apuntados que para sostener en el Llano una Compañía suelta ó Escuadrón que preste útíle servicios al Gobierno, necesíta otganízarla con gente oríunda, esco­gida, que voluntariamente preste el Contingente, sírviendo bajo la disciplina mditm que P' r allá es tan trabajoso establecer. La esca­sez de brazo:-. en aq udlo. de iettos y apartadas regiones, ponen ei trabajo m,1terial Jc los peones ó vaqueros á un precio exorbitante,. como lo es e l de dos ó tt•es pesos díarios, dándoles bestias, alimen­taci ó n y medicinas, caso de enfermedad. Por tales motivos forzosa­mente hay que convenir en que la ración de los ~oldados debe au­mentarse un ciento por ciento. Organizar un Escuadrón que ai propio tiempo pueda prestar, llegado el caso, el servicio de infante­ría con buen éxüo, así como el de zapadores, con la expresa Condi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 174 BOLETIN MILITAR ción que sean agricultore3, es el único medio de sostener guarní­' ción en Casanare. Compuesto de un personal de esta clase, puede garantizarse que equivale á hacer inmigrar un batallón d_e gertt~ extraña, que puede equipararse con ésta, en una proporción del 'diez por ciento. En efecto, cien hombre llariyros, ivezados, cono­cedores y hechos al manejo de las annas, puede . contrarrestar en sJ suelo, á mil que del interior quisieran invadir sti terri~orio. La: prueba patética que robustece mi acerto, . en 1
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Por: | Fecha: 01/02/1902

G nc•r:al de- I ng mero• _.Uembro d o variaa Soci~d d~• Cicu (ficu ~ '$ittecfo P del · • )ole iÍq jftilita• · · deplora con la Patria la muerte del meritísimo General Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Milit r d Colombia . _ 130 -- -..=:;;;~ Oficial - DECRETO NUMERO 54 DE 1902 {ENERO 7) por el cual se hace un nombramiento . .El Viápr~sz'deill~ de la Rep¡íbll"ca .. e¡1cargado del Pod~r .EjecuHvo, DECRETA Artículo único. Por renuncia del r. Dr. D. José Vicente Con­cha, nómbrase en pro iedad Ministro de Estado en el Despacho de Guerra al Sr. General D. Ari tides Fernández. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á r6 de Enero de 1902. JO E MA UEL MARROQUIN El Ministro de Go ierno FRA. -cisco !lE mOZA P. DECRETO NU 1ERO 92 DE t g oz (E •ERO 22) por el cual se lla a al se r vicio actno á un General y se le destina El Vzcepru1llenle de l a R ep1íblka, uuargado dd P oder EjuuHvo, DECRETA ArtCculo único. Llámas al . t'r\ icio acth~o al r. G neral Die­go de Ca tro y d stína ele n u carácter d G n ral n J fe, como mandante General de las fuerzas marítimas d 1 Pacífico y del Atlántico. Comuníquese y ublíqucse. Dado n Bogotá, á 22 de ncro de I 902 . JO E fA UE MAR OQUIN ,.1 initr de uerra,ARITJD• FER.·,\ z. E R,.TO !ERO 97 DE 1902 (ENERO 23) que deroga el Decreto Le · lrtt't·o mhnu 1335 bis, de l.OJc Diciem re de 1901 El Viupres/daJ/e de la Rtptítlica, at. argado del Podtr .JJ;¡'u:ull'vo, En uso de la facultad e que le oncede el artículo 12 r de la Constitución, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. o tín Militar e '- 131 ...J F.CR <.TA n1bia rt. 1.0 Der6ga e el Decr to Le i lati o número 1335 i , e 1.0 de Dictem re de 1901 por el ual e uprim tran itoria-ment una ficin se rea tra d carácter accidental. Art. 2.0 Restabléce e de de la r nte f cha 1 Cuartel Ge­ner 1 del Ejército erm nent con las ane id de y dependencia de qu se componía cuando fue r m plaz do con la ecci6n Mili­tar de ,fan o y ervici del 1ini t rio de uerra. rt. J. 0 Queda uprimida en con uencia la ccci6n Mili-tar de Mando y rvicio. rt. 4. 0 Las funcione 1 Cuartel" ener l del jército Per-manente erán la misma que tenía ante á u cargo. rt. 5.0 P r separado harán lo nom rami nto corre _ pondiente . Comuníquese y pubHquese. Dado en Bogotá á 2 3 d Enero de JO ROQ I ..... l Mini tro de obicrno encarg d d 1 DECRE'I roo DE 1902 (E • E O 2 4 ~obr honore á la n emoria del ·r. encml 1> arios Al án El Vi'cep1 uidenlt: de la Rt>públira ~lu.ar"trado deL Podtr Ejault'vo, C O:· 1 DE O u acti a ncia á d f ncler la de batalla n la jemp) re · do or do vece la n peligro Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colún1bia '- 132 _; 5. 0 Que murió n defcn5a d. la causa d íos y de su Patria con una muerte d·gna de u gloriosa vida, y mejante á la de su~ antepasrtdos n gloria, lo héroes legendarios de nuestra Patria Indep nd ncia; 6.0 uc el r. Ten eral lbán fue modelo de las virtude cris­tianas lue son más raras en 1 siglo pres nt , al mismo tiempo que cultivó con asiduidad d ncia de aplicación práctica, dando e n l!o lu trc á u Patria, DECR .'1' .~. rt. r .0 El GoLierno de lombia deplora el fallecimiento del Sr. 'lell11 MiMar) (Continúa) Por regla ene ral v ntaj o atacar n la tíltima parte de la noche, por u hay probabilida e de cncontrat· al enem:go me­no sobre a vi o, y ac.lemás por ue e pued n aprovechar las pri­meras luces del amanecer, ya s a para sacar todo el partido po-ible d 1 triunfo obtenido, ó ya para r tirarse en caso de revés. Sí, al contrario, la o curidad continúa r inando Juégo que el defensor ha sido rechazado, éste puede reorganizarse y verificar Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B letfn Milit- r de Colombia '-- I 35 _,1 el retorno ofensiv , n el cual t e ndrá tanto mayores probabilida­de d é.·it cuanto el acomet dor •ictorioso está como á tientas, en una posici6n de 1 cual apenas conoce el interit>r y absoluta­mente nada de lo fl neo ni de las ntradas. La fa e s de la luna y el tado del cielo pued n llevar á escocrer otra hora. En" el prime r cuarto la luna e oculta de media noche á las sei d 1 mañana, eo-tí n u crecimie to; se puede, pues, si las circunstancias atmosférica e prestan á ello, aprovechar e de su luz par h cer el r conocimiento, prepa1~ar el ataque, &c. y des­de que el a tro ha d esaparecido d etrás del horiz9nte, aprovechar la oscuri Jad para el ataque. En el últim cuarto la luna se levanta después de media no­che · alumbra la última part de é ta. Se puede atacar antes de que alga, y utilizar su luz para reorganizar la tropa y hacer e á una posici6n. En e t último ca , 1 \' uelta ofensiva del enemigo arrojado dará poco qué temer. En pl ,na luna, el astro de la noche se levanta, según las es­tacione , de la seis á las nueve de la noche. Un jefe vencedor puede, cual nuevo Jo ué, volver á empeñar el combate interrum­pido por la puesta d e l sol, y completar la derrota del enemigo. "Se correría mucho riesgo de no encontrarle, si se difiriese el ata u e hasta la mañana siguiente.,, * e encuentran en los comentarios de César ejemplos de com­bates prolongados así: 'ad mu./tam noclen elt.am ad z"mpedimenla pug- 1talum Est." (Cé ar De Bello Gallico, libro v). Hay noches de invierno que por efecto de una helada 6 de una débil capa de nieve, pueden ser bastante claras para consentir empresa de larg duración. El estado de la temperatura da una. uperioriclad conskJerable al acometedor que obra sobre el defen­or transido de frío y obligado á permanecer en su sitio. La dir cción q deba seguir para ejecutar un ataque de noche, contra U'la posici6n es evidentemente la vía or inaria que con uce hacia esta po ici6n; pero si el objetrvo tiene cierta c.·ten­si6n, puede uno inclinarse á atacarlo por varios puntos á la Y z, y para esto, dirigir distintas columnas sobre estos diferentes puntos. Es mat~rialmente imposible á estas columnas ligarse entre ellas; por tanto, no se puede confiar mucho en ellas para un ata­que simultáneo. ¿ e puede convenir en una señal que partiendo del punto en donde s encuentra el jefe de la expedici6n, sea para todos como el equivalente de un mandato de ejecución? Hasta c·ert punt , í; pero esta eñal tiene que ser á la vea posible, tangibl , y tal, que no dé lugar á ninguna mala int rpre ... tación. --------- • Carden 1 Von WiddeTn. El &#m.bal' ti~ n'du ~,. la ru~rYa Je &ll~tt.J•If•' ·- lifi#. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia Cualqui r circun tancia imprevista puede impedir que se cumpla ; ciertas fracciones pueden encontrarse en tales condicio­nes que no les llegue : permanecerán inactivas, en tanto que la otras, tomando por la señal convenida un ruido ó una luz de la misma dase,.Procedet·án intempe tham nte. Si en vez de atacar sobre varios punto , e pretende atacar sobre un frente poco ext nso se luchará toda vía con grandes di­ficultades. La marcha de aproximación no dejará de ofrecer i las di er a cabezas de columna ob táculo d naturaleza distinta, de donde resultará por fu rza un gran Yacío n el conjunto d 1 movimiento. No hay que pretender lograr una perfección imposibl e¡ las tropas que sean acom tidas á Jo tíltimo no serán ciertamente sor­prendidas en toda la fuerza del término · pero como u flancos se comprometerán por causa del retroceso de la fracciones vecinas, siempre tendrán que acabar por cedt_r. P01· ](. demás u la sor­presa es una cosa 1·elativa: si por \au a d una marcha rápida, encuentro á mi adversario, no del todo de pr v nido, pero menos preparado de lo que yo lo estoy, es cierto que lo habré sor ren­dido." • Hay, ues, siempre ventaja, cuando e tí ncn tropas en can­tidad sufici nle, en atacat· al nemigo por arios puntos á la ,·ez. Aun en el caso de que varios ataques arcial s no salgan bien, ellos contribuyen iempr al éxito del conjunto, porque di traen una parte de las fuerza d e l adversario y paralizan la a ción de sus reserva . En táctica, las di po iciones más encillas son ícm re la que tienen más probabilidades de conducir al éxito, porque están al alcance d e todos y no dan Jugar á error. "Un ataque de noche presenta iempre g·randes ríe gos para el acometedor...... En todos lo ca os, e hace nece ario n un com ate de noche tomar las disposiciones má s ncillas y perma­necer toda vía más concentrado que de día." (Clausewitz. 1éoría d' la gran guen a). "Los proyectos muy complicados rara vez tienen é ito." (La Roche- Aymon, Memoria sob·re el arte de la Guo-ra). "Hay que acometer al nemigo con decisión. · (Bugeaud,. ExpoS1'c/o1us). "Hacer uso del fuego sería dar al enemigo tiempo para re­conocerse y preparat· e. Vale más atacar al ~rma blanca. (Dra­e- omirow, E..~tudo sobre Clauuwt'fn) . "La ayoneta es el arma de Jos combates de noche; la ala es una ~tolondrada. '' (Drag mirow, E.~ludro .robre Cla11uwt'tz). Una v z qu ha m eñado l combate, d b dirigírsele con la mayor n rgía; los jef s, sea cual fuere su graduación, no deben temer acrificarse. Toda vacilación funest ; la resolución y la impulsión para adelantar darán siempre ocasión á mil inciden­tes que no pueden menos de surgir. Drneomirow. Estutlt~ ubn Cl•uuw1itt. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. oletín Militar de Colombia '- 137 _,) o acometedore por un fu ego de fu ilerla de lo má nutrido · e preci o h Lituar ien á Jos oldados á que comprendan ue la probabilidade de s r heridos á di tancia son nulas, y que en lodo caso, no hay ue detenerse para contestar 1 fu go dc.:l ad \'ersario. Importa sobt-e todo, en este momento ue se acelere la marl-ha i e ¡-et nde evitar la crisis moral : nada tan peli­groso para un trap ue acomet como )a det "nción bajo el fueg : " 1 1 ad francé scapa haci adel nte." (Bug aud E::t-po.s;don~~ ). En l ofensiva, las trop:1s obran g¿-neralm nte en forma­~ ión comp cta, d modo de estar á la inme iata rden del jefe y no d r lugar ningún d scuido. ' A fa,·or de la o_curidad 1 acomet dor s acet·ca n orden y en il ncio in 1 i 1 arar, tan e "' rca como sea p osible de la posi­ción nemig · luégo se lanza n: ueltamente in conte lar el fuego de m Jdu d lleg r lo m.i t·onto al e ml ate cuerpo á cuerpo. · (Escud tl JJalall/.m, artículo I 50). quí una nue ·a dificultad va á pr sentars P 1· 1 fuerza mi m d la co as, cierta fraccione d tro­pa acometed ra cambiarán incon cientemente d e dirección y Hegarán á cncont ·ar e frente á f¡-ente. e trat d"' rec n e r e bien á t iempo y para e ·to es nece­sario adoptar un grito de g-ul.:!rra tal, que los nemigo no uedan darlo con:- ctamente. El oí o ti n mucho mayor alcance que todo igno di tintivo . ·teri01· cual ¡ui ra qu # a, no pu de fr e r la mi ma garantía u L.n grit de guerra al que los soldado añadirán, según qt~: r n, e l nombre de u ::rcneral el cJ u Cor 1n 1 6 tam­bién 1 d · u reo-imi nto. "En 1., eHl r as d noche s n ran mitir e una eña1 6 u 1 nombre á fa,· )r cJ 1 cual _e pued n reconocer. Se po­dría por ·jempl , cambiar Jos v sti o , pon r las ca a , atarse al brazo un génen blanc , colocat- una r ma de át·bol principal­men te d ncina sobre J k pi, ó scog r una palabra que e co­municará con anticipación á l s sold dos á fin de que pu dan re­conoc r e en la oscuridad llamándose de e t mo o · in esto, acont -..cerá con fr cu ncia que e hagan ntt· ( muchísimo daño." .;;. El ataque ha alido l i n 6 ha fra a ado. En ambo ca os, la trepa qu ha id d tin da ara 11 ha t · rmina u papel, y es imposible e.·igirle nada á lo menos por ·1 rnom nto. Lo lazo tá ticos tán rot ; l a unidade inferior - están más 6 meno mezcladas: s de temer e el d sorden . -i, pt·eci~ tc:n r, pues á r t guardia, un gund scalón ncargado d continuer e l éxito de o oner_ á un t· torno ofensi- • Ft-dcrico u, Inst,uaJona u~Jdas. Trnducción d e l rincipe de Li¡:oe. (1791 ). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colotnbia vo, de organizar y con ui tar la posición adquirida, 6 bien <.le vol­ver á com nzar l ataqu . Este segundo escalón atravesará al primero, 1 que entonces podrá n~ 1 "gars . Un tercer escalón formará la re sc n·a ; ocupará una posición defensiva. Estos tres scalones estarán muy inmediatos; la distancias pueden disminuírse tanto como sea p sibl ', con la única condición de que basten para vital~ la confu ión entre lo scalon s y su entrada prematura ~ob1· la línea de combate. H e mos dicho que no hay que preocuparse del tiro de l.. ... s de­fensor ·es, los fcctos material s d ·l ual on in ig-nificantc .. s, y el moral será tanto menor cuanto la tropas que lo sufran más cet·ca, se sientan mejor sostenidas po r retaguardia. La caballería y la arlill ría, i concurren, estarán á retaguar­dia de la reser va, har·án parte de ella. En la empre a noc turna , los ata ues contra lugarc son siempre la parte más difícil. Toda localida posee una fu rza de re!>istencta que le s pro­pia, y el acomet .d n· d ebe aber Lit!n, de antemano, que esta fuerza aumentará con idcrablemente con la acumulación de obs ­táculos d e toda clase", tanto más peligrosos para él si no los ha previ to; ca rá n ello antes el verlo . ". i 1 ata ue s hace de noch , hay ue ten ·r n cuenta que las avenidas d # la aldeas estarán obstrufda por carros ú otros obstáculos. 11 Entonces la infantería irá á. encontrar al enemigo pa ando por senderos, por jardines, 6 por las mismas casa . " Ra1·a vez e 1 s ocurre á lo oficiale , en la guerra de las calles, flanquear el obstáculo por senderos y jardines. Este medio elemental, impracticable en la maniobt·as en tiempo de paz, es, en la aldeas y caseríos, de ejecución relativa­mente fácil. En las ciudade y pu blo las abertura tácticas exigen quizá más tiempo, pero s pu de lograrlas teniendo cuidado de reunir trabajadorc (zapadores di artillería) y de proveed os de los ins­trum ntos necesario . Columnas especiale ue no encuentren al frente sino una resistencia m nor, se ncargarán de rebasar uno ele los flancos de la localidad; tendrán pecialmente por mi i611 oponerse á la lle­gada de refuerzos y cortar la retirada á los defensores. Cuan o s toma una población es preciso registrarla fnteg·ra­mente. Los sótanos, graneros, granjas, &c., en donde las fracciones enemiga habrán odido ocultar e para no ser sorprendidas, de­ben registrarse minuciosamente. Hasta hay que atemorizar á los • La Rocbe-Aymon. Mem11ria ubY1 ,¡ ar/1 de la Gsur,-a. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar e Colon1bia - [ 39 _./ habitantes para obligarlos á que den indicaciones obre los puntoi en que los enemigos se han ocultado-. A una tropa que ti nc cortada l retirada, no le queda, en efec­to, sino un parti o que tomar: agazapars en un sitio cerrado, jar­dfn, cem nterio, &c. y p e rar pacientemente. i lo defen ores arrojados, intentan un retorno ofensivo, esta estratagem 1 s ará ·ran prob bili ad d é. tto, por u 1 acome­tedor vi c torioso se ver' tomado de flanco é invadido antes de ha­berse podido orienta r. Lo prisioneros son con frecuencia causa de dislocación para las tropa victoriosas: las unidades e desgranan pt· t ndien o guardar sus presa , y como no se ha dado ninguna orden con an­ticipación, natie toma la iniciativa de agrupar lo presos y de pa­sarlos de mano en mano ha ta la reserva, que es la que puede centralizarlos. Cuando una localidad posee una iglesia, es natural hacer uso de ella para encerrar los soldados nemigo d armados. Se pue­de entonces colocar una débil guardia en cada una de las salidas de la iglesia y de la sacri tía. o ba ta apoderarse de una posición: es preciso sab rla con­servar. A uí tam ién la cooperación de las tropas del cuet·po de in­geniero será muy útil. Estas tropas con las auxiliar s de la in­fantería, trabajarán para poner en e5tado de defensa la posición. Estarán def ndidas por de tacamentos de seguridad, colocados á corta distancia adelante, de modo que formen un cor 1ón de vigi­lancia más 6 menos continuo. El ataque de un bos ue es, n la guerra de noche, una teme­ridad que puede costar caro á aquel que lo intente. La oscuridad entre e l bosque es siempre profunda, la orienta­ción es poco menos que imposible, las tropas de un mismo partido están expuestas á atacarse ntre sí. i e encuentra al enemigo, las fuerzas que se le oponen se confunden y la ituación se vuelv crítica, sobre todo ara el ata­que, que no cuenta, como la defensa, con el conocimiento de los lugares. "En un bosque tupido se procederá ciertamente m jor ata­cando en columnas, que osteniendo en la o curidad 6 ntre los matorral s un c-ombate de tiradores que n puede tener n ing\1n efecto." (Von der Goltz. La nac "Jn armada). ~uando un bosque no es tan e x.tenso que e pueda flanquearlo, hay que hacer avanzar, por varios lados á 1 v z columna de alto ue atacarán á la bayoneta, ando fuerte gritos. í el bos ue es muy considerable, y stá ocupado, aun cuan­do sea débilm n-. , erá pt·udent , en general, diferir el ataque, y no emprenderlo sino con la primeras luces del día. ' Importa, die 1 regla m nto (Escuela de Batallón, artículo 149) que á los jefes de las diferentes unidades se les imponga cla­ra mente de la tarea qu van á desempeñ r, en la zona de acción Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 140 _J f!Ue se les ha señalado, lo mismo que sobre los puntos ¿e unión, y la linea de reftrada en ca.ro de revés.' Subrayamos este último miembro de frase que sería censu­rable en un tratado de táctica y que en un reglamento es real­mente peligroso. Ciertamente que es bueno que aquel que dirige una empresa cualquiera prevea Ja posibilidad de un desastre, pero e funesto pronunciar la palabra relt"rada antes del ataque. Arreg-lar un movimiento ofensivo con la intención de batirse en retirada, no es una falta, es un crimen ! Indicar la línea de re­tirada á una tropa acometedora, e mostrarle el camino del des­honor) i se ataca una posición es porque se quiere tomarla. "Que­rer s poder por ue la voluntad, por sí ola, es la mitad del he­cho." (Príncipe Federico Carlos, Eine nu"lilarúche Denkchrift). Los que se pongan en primera línea deben saber y saben que hay detrás de ellos una segunda línea para venir en su ayuda, y en tercet·a una reserva para proteger su unión en caso de total revés; pero sobre todo es preciso no dejar olvidar CJue una vez unidos, deben ct renovar el ataque, porque es siempre preferible marchar adelante, puesto que la retirada, por rápidamente ue se efec­túe, es el movimiento que expone á pérdidas más considerables." (Escuela de Compa,-lía, artícu k' 1 7 1). ' Una batall~ perdida no es con frecuencia sino una batalla que se cree perdida." (Príncipe Federico Carlos, .Eziu rm111ari'sclu Denksc h n{l). u Preferiría dice Ciro, marchar sobre el enemigo con pocas fuerzas, á retirarme delante de él con dos tantos más de la que él tuviese." (Jenofonte Ciropedtá, libro v). 'Si esto es cierto, en general, con mayor razón cuando se trata de franceses y de guerra de noche. "Los francese!> no tienen idea de una retirada hecha con or­den. Cada cual trata de dar la noticia al vecino, de manera que es una verdadera desbandada. Este es su principal lado flaco." (Prín­cipe Federico Carlos, íd íd. íd.). E te juicio severo no es nuevo; hace má de tres siglos que un buen francé , patriota sincero, escribía : u Lo franceses marchan á la guerra con más brío que ningu­na otra nación del m unJo, y vuelven de eHa más mal qut; todos ; se desbandan no tanto por temor, cuanto porque tal e su costum­bre y su inclinación. ' Deduciremos pues, que en la ofensiva la palabra retirada no se pronuncia. 'Cuando se toma un partido maduramente re­flexionado, se prevén la circunstancias desfavorables, de modo de no set· amquilado en caso de revés ¡ hay que marchar derecho, sin temer lo d sconocido." (Clausewitz, 1l!oría de la gran gutrra). • D Vi~en~r~. Arl~ militar de Onna1tder (1 6o 5). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colorn ta Los utorcs del r glamento, al prescribir que e den á todos los jefes de unidades in trucciones de detal dema iado completas, sin duda ninguna se han preocupado d la imposibilidad d dirigir el conjunto de un ataque de noch , cuando varias columnas proce­den de concierto, ó cuando el frente tiene cierta extensión. E ta impo ibilldad es relath·a. i todos los que toman parte en la operación están per uadi­dos de que en la columna inmediatas están decididas á atacar con valor, á la fru.tzc~sa, y á ir hasta el fin, cue te 1 que cueste, nadie e alarmará por un fracaso parcial ; e tendrá al enemigo en jaque hasta que, e5tando amenazados us flancos, sea obligado á ceder terreno. Todos los oficial s deben estar bien convencidos d que con energía y algo de buen golpe de ista, se pue e siempre ali1- de los má malos pa os: 'La incertidumbre y la vacilación sobre la elección del me­dio son propias de hombre que no tienen fuerza de voluntad." (Príncipe F derico Cado íd. íd. íd.). '' Un ver ad ro v lor una disciplina severa esa seguridad que da la costumbre de la victoda no pued n dejarse vencer por incidente de poc im ortancia y fal o terror · un cl~sorden impre­visto no podría ni asustarlos ni abatirlos." (Maquiavelo, Disctlrs" sobre 7ilo Lzvio). Lo ataques de noche combinados con varias columnas, con frecuencia han fracasado por falta de comunicación de las col u m­nas entre sí. Lo progresos velocipedistas no dejarán d hacer desa are­cer, n gran arte la dificultad de reunir las columnas que pro­ceden de concierto. Siempre que l mal tiempo no haga impracticables lo ca­mino ara los bicicli tas, la rapidez de esta máquinas es tal que el jefe de la e.·p dición, colocado n un pun o central, podrá te­ner como por medio de hilos# todas sus cabezas de columna, arreglar su progre ión, hacer mover sus reservas, en fin, mante­ner á retaguardia u General informado ya del éxito de la em­presa para aprovechar e de ella, ya del fracaso para re ararlo. En los com ates de noche, el ataque cuenta iempre con una Yentaja : la sorpresa; él puede casi siempre procurar la del número. A la sorpresa, 1 defensor opondrá la vigilancia · á la fuer7A, la astucia y 1 trabajo. La vigilancia es un servicio de seguridad bien organizado ; la astucia es el empleo inteligente de las particularidades del suelo ; el trabajo es la transformación de algunas de éstas en obstáculos infranqueables. ~ El acometedor se acerca en orden y en silencio, sin dispa­rar, tan cerca como sea posible de la posición enemiga." (Escru­Ja de Bala/Ión, artículo I so). Cuando las entradas de la posición están bien igiladas, el movimiento ofensivo puede ser descubierto, en momentos en que el acometedor está todavía á buena distancia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia Las diversas fracciones de la defensa tienen, pues, tiempo de tomar las armas y de ocupar los puntos que con anticipación se les han designado, que ellas mismas han organizado para su uso, y en los cuales, por tanto deben tener una confianza absoluta. ( Conlz"núa). LAS GRANDES BATALIJAS DE NAPOLEON POR DICK DE LONGLA Y ( Eylau-8 de Febrero de I8o7) El Rey de Prusia, vencido y arrojado de su reino, viose obli. cado á refugiarse en Rusia; el Zar Alejandro I nos declaró la gue­rra el 20 de oviembre <.le I 8o6. Napoleón, que estaba en Berlín, se traslada al punto fr e nte á sus nuevos enemigos. Nuestros Cuer­pos marchan sin demora hacia el Vístula. Los rusos se retiran por todas part delante de nosotro , sin oponernos la menor resisten­cia, 1: e"ándose todos los víveres, asolando el país entero destru­yendo lo que no pueden llevarse , haciendo saltar los puentes, ale­jando todo lo barcos. El 16 de Diciembre, 1apole6n, escoltado por su guardia, en­tra á Varsovia, ocupada por Murat de de 1 28 de Noviembre. Tocio este buen pueblo polaco acude á nuestr encuentt-o, lanzan­do alegres hurras, y se empeña en recibia·nos bien. El día de nues­tra entrada á la capital de Polonia, Napoleón nos dirige una mag­nífi ca alocución que t rmina con estas admirabl ~S palabras: , Los rusos se vanao-loriaban de venir á nuestro encuentro ; les hemos ahorrado la mitad del camino. Ni ellos, ni nosotros, omos ya los soldad os ele Austerlitz. ' El 2 3 d Diciembre marchamos en busca de 1 enemigo, y en­tramo - con un tiempo de los más rigur..)SOS, en un país d sierlo, cubierto de bosque con caminos de arena. "o se ncuentr á na­die en e tas ir:fortunada ald as; Jo t-usos nos cccl n el puesto, y atraYe amos us Yivaque a andonadc.. . El ncn1igo es de baratado en 'arios com att:s parciales y sufre pérdi a notable . o mp eñamos n u persecución por ent1·c arenales y bosques, cuando de impt·o, i o hace un tie:mpo es­panto , tlie,·e, lluvia, de hiel que sal ·a á los ruso de la des­trucción coJnpletR . L'd la arena que e hunde bajo nue ·tro pies y el agua que obrenada en e te Joda al mo,·cdJ.lO. Allí queda nuestra a.-tillería enterráda, in pod r a,·anLar. Nuc u·o camara­das 1) g-r·an el ros y los cazadores de á pie, e hunden hasta la rodilla · los soldados perec n n e tos lodazales. Al fin 11 o-amo á Pultu 1 , una rnala al ea techada de paja. Aquel es - 1 término de nuestra precaria situación; la mar.cha de nuestras tropas adelante se hace imposible Acampamos al fren- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 143 _J t.e d ta aldea. Para esta lec r nue ro ivac vamos á bus­car aja par colocarla ajo los pi s. o la ncontra_mo , y to­mamo ga illas d trigo para pod rno o tener en t1 rra, y se saquean la granjas. Toda nuestra artill ría tá atascada; los cañones surcan la tie rra · el carruaj del Emperador, en donde él va, r¡ueda atollad , á pesar de t do los sfu rzos de un escuadrón de nuestro regimiento que tá de escoJta, y d que los soldados han chado pie á tierra y empujan las ruedas de la berlina. u mameluco Roustán se e obligado á tra rl un caballo e rca de la portezuela para que salga de e te mal pa o y para conducirle á Pultu k, que los rusos acaban de de ocupar de pués de d fenderla valientemente. Entra allí 1 Emperador, en tanto que acaban de limpiar la cabaña en donde debe pa ar la noche · un cadáver ha quedado oculto bajo la paja · e le retira ca i á u vista. Es allí en donde le toca presenciar la d esolación en la filas de us antiguos eteranos, que se mueren. 11í s donde nos trata de gruñones non1bre ue ha quedado y que hoy nos honra. Ya no tenemos nada qué comer; partimo á merodear con los granaderos á pie y á ca all de la guardia, á fin d e tratar de obte­ner YÍv eres para la mañana siguiente. Por la tarde llegamos con papa , y Yamo á la di td ución. l-Iecha de ordinario, tocan 20 papas á cada 18 hombres. Es una miseria una papa por cabeza. A la mañana siguiente re ¡·agradamos por caminos de tra ve­sía, iempre de un bosqu á t ro. LleCYamos á tre 1 gua d ar­sovia, en el estado d mi eria má com1l to: ojos y m jilla hundi­dos, la b rba descuidada y melenuda. Pat·ecemos cadá ·e ·es que salen de la tumba. Los habitante de 'arsov i no r ci n con los brazos abiertos e l I .0 de .. nero de 1807; el pue lo no sabe qué hac r ara agradarnos, y 1 Emperador no deja descansar en sta bella ciudad. E t corta campaña de catorce días no ha enveje­cido diez años. Los do ejércitos permanecen, 1 ue_ como p r un me n com­pleta in~cción. En 1 s últimos dí de Enero re il imo ord · n de e tar li tos pat·a partir. os ru o han he ho un movimiento sobre Varso •ia. El Ge'1eral Dot~senne recibe ord n d · hace r leYantar los acan ~ran1i nto d la g-uat·dia y d partir el 30 de En r . El Emp rador deja á 'arso\·ia 1 mi mo d(a para avanza1·. e nos dice que n · t~cbamo sobt· .. ) la 1, y que los t~u os, 1~eua ado por nuestra tr pas y i punto de s r arrojad ~ s obre el í tu la c. a­ten en ¡·etirada lo má a¡ ri. a sobr I' oeni her ·. 1 1lurat e lanza 11 u erscc.ución con su ca alJerfa y los es­trecha de cerca. E l 6 d • br r d dí , írno que 1· su na c.on fu erza el fu ~go de fusil ría n dir cción de I oíT . Apr ura­mos e l paso y lleg-amo á. es a aldea; 1 ielo está gris ) aro-ado de nubat·rones. Má allá cl ·sta al Jc. , un tl"i te p · tácul hiere nue tra "¡ t :el ten· no, qu se ha hundido bajo 1 nie,·e está cubi rto de e nt nar de cadá , 1·e d ldado rusos, con us grand capas color de marrón que sobresal n entre las man­chas de sang1· de este blanco sudar.i . En medio de llos, r co- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bol tín Militar de Colombia '- 144 _,) nocemos también adá' r .s de nue tros corac ros del 10.0 t·e­gimiento t ndid s al través de us ca allo , con .. u norm s o­tas zafadas. El G nct·al de Hautpoul, con la e ra7a de é:cero ce­rrada so re u frac azul rdad d ro, no recil>e á la ah za de su ca allería y ¡·efiere que 1 mi mo día, al alir de HofT, ha sido acogido por un vivo fuego de fusil ría po1· la retaguardia del Ejército ruso. Tu stros chaluos de Ju'o ro han cargado al punto en columna de pelotc,nes y d truído toda esta infantería. El 7 de F brcro el Ejército ruso detiene su marcha retrÓ?ra­da y toma posición delante de Eylau, sta 'ez muy decidido á m­pei1ar una acción general. Su retaguardia que ha fijado d Jan­te de sta aldea, desalojada de pués de un com ate sangriento, digno preludio de la batalla del d(.a iguiente. Esta posición nos cue ta aro. Los rusos intentan todavía re­sistir en Eylau; pero N y y Murat los desbaratan á la bayoneta y los persiguen por las calles de esta pequeña ciudad. Barclay de Tolty entra n 11a dos veces á fayor de las tini bla, ero no puede sostener e. Por último, á las di z d la noche la dtv1si6n L grand ocupa á Eylau; Murat e sitúa enfr · nte d 1 n migo y anuncia al Em erador que los t·usos e aten en r tirada. La toma de Eylau hace esta suposición plausible. Napoleón le da crédito, y hace acampar su guardia r una altura al fren­te de e ta localidad. Ord na que le ncepdamos una hoguera; trae­mos 1 ña, manojos de paja, y nos pide una papa de ración; le trae­mos como veinte. Se sienta e n medio de u v tcranos gruñ. nes, sobre un montón de paja, con un bastón en la mano. Le Ye­rnos dar vuelta á sus papas y divididas con sus ayudante . Pron­to se duerme, abrumado de fatiga. Desd su partida de Varsovia ha caminado 6 trabajado veinte h01·as por día. Nosotros taml>ién marchamos de~de hace ocho días por en medio de los hi los ; hay más de dos ies de nie e n el campo, y 1 termómetro ha bajado de seis á siete grados bajo cero. Rindiéndonos á la fatiga, nos an1ontor"'amos en contorno de nuestros fuegos del vi,·ac y pronto cerramos los ojos. El despertar es terrible : el 8 de Febt· ro, desde la aurora, los rusos nos saludan con terrible artillería. El Emperador está ya á caballo¡ en un momento nos levantamos ensillamos, embrida­mos y montamos. Napoleón conduce inmediatamente su guardia adelante y la sitúa en el cementerio de Eylau · al propio tiempo coloca toda nuestra caballería sobre un lago heJado, á la altura del cem nterio. El General ruso Benningsen, resuelto al fin á librar una tata­Ha decisiva, ha comprendido que debe intentarlo todo.. para Yolver á tomar á Eylau. ' A los setenta y dos mil hombres de que dispone no podemos oponerte sino cincuenta y cuatro mil, y á su formidable artillería -calculada en quinientas bocas de fuego,-doscientos cañones, incluyendo los de nuestra guardia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 145 J El terreno en donde va á empeñarse esta sangrienta batalla se muestra igual y descubierto. La pequeñíl. ciudad de Eylau, situa­da sobre una ligera eminencia y coronada por una flecha gótica. es el único punto salient del terreno. A la derecha de la iglesia, el suelo baja alg , y ap rece en aquel punto un cementerio con sus negros cipr a y sus cruces de madera medio sepultadas bajo la nieve. Enfrente, 1 terreno se levanta sensiblemente, y sobre esta pan más alta, señalada por algunas eminencias, des­cubrimos á lo ruso en ma as profundas. Varios lagos, llenos de agua en la primavera, secos en e tío, helados e ·nvierno en este momento borrados por l nieve, no se distinguen de ningún modo del resto de la llanura. Apenas algunas trojes reunidas en case­ríos y líneas de cerca de madera sirven para encerrar el ganado y forman un punto de ap yo 6 de obstáculo sobre este sombrío campo de batalla. Un cielo opaco aña e su tristeza á la de e tos lugares, triste .. z:a que nos hiere la vi ta y el corazón. Una nieYe espesa cubre el suelo; ráfagas de viento y remolinos vienen á azotarnos la cara· L s Divi iones de S.J lt ocllp n á Eyl u. En segunda lfnea las tro­pas de Auo-ereau, la gu rdia vieja, los dragones y los coraceros. Un M ri cal pasa enfrente de nosotros, acompañado de ~u Estad M yor y de sus cazadores de escolta ; trae los ojos encar­na~ os é hinchados, apenas puede sostenerse en la silla : es Auge­rea• J, que ha olvidado su sufrimientos al ruido del cañón, y ha montado á caballo para ponerse á la cabeza de sus soldados. Des­de el amanecer el Emperad r ,_st' apostado en el cementerio de Eylau con su guardia. Allí apenas defendido por algunos árbo­les, descubre pel"fectamente la masa compacta de los rusos que han reforzado su artillería de camp ñ con veintidós piezas de i­tio traídas de Koenigsberg, y lanzan una verdadera lluvia de fue­go y de metralla. apoleón acepta e te comb te de artillería y se esfuerza por demoler con su b la la verda era mur lla viva que le opone Benningsen. Hace al punto que salgan cuerpos y p ne en bata­Ha todos los cañone del ejército. Le agrega las cuarenta piezas de la guardia. Los artilleros e tán al frente de su piezas y comienzan á cargar.· Lo vemos á lodos en línea poner el cartucho, retroceder á un tiempo, enderezar e, sacudir la mech sobre sus brazos; se diría que es un solo movimiento. Los Jefes artilleros detrás, casi todos antiguos Oficiales: mandan como en la parada, y cuando estas doscientas piezas disparan á un tiempo, ya no se oye nada, toda la llanura está cubierta de humo. Al cabo de un segundo, á pesar del zumbido de nuestros oídos, oímos que sus Oficiales di­cen de nuevo: " Cargad retroceded, apuntad, fuego 1 •• Y esto continúa sin interrupción durante varias horas. Entonce estalla un espantoso cañoneo, á distancia de medio alcance de cañón. La tierra tiembla por efecto de estas violentas detonaciones. Nuestros hábiles artillero¡ consuman_terribles matan- 1."'0KO 1-10 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \_ 146 _) zas en las profundas columnas de los rusos; filas entera$ son arre­batadas por nuestras balas de cañón. A pesar de la distancia á que estamos, alcanzamos á ver saltar los fusiles y gorros por el aire, y los cadáveres formar enormes montones ne 5ros sobre 1 fondo deslumbrante de la nie\·e. Por su parte, la artillería enemiga redobla su furor. Sus pro­yectiles caen sobre todo en las filas de la infantería de la guardia inmóvil en el cementerio en frent de nosott·os. No oímos sino el estallido de las balas enemigas en el aire y el ruido seco que pro­ducen al caer en la nieve, de donde desprenden torbellinos de poi­YO blanquizco. A cada instante, de la filas de los granaderos ve­mos salir 1 jos, <;omo á veinte pasos de distancia, á hombres con todos los huesos hechos pedazos, que al caer suenan como sacos, 6 que se desploman con un brazo ó una pierna d menos. En breve los proyectiles enemtgos incendian la ciudad de Eylau y la aldea de Ro hen n. Los resplandm· s del incendio vi - nen á unir el horror que causan al de la matanza. Napoleón está siempre en l cementerio; los pn?yectíle asan por encima de su cabeza, y al ·unas oca iones muy cerca de él, atraviesan los muro de la iglesia ó quiebr·an las ramas <.l lo ár­boles al pie 1e los cuales .;.. ha colocado pat·a dirigir b. batalla. En el momento n que uno de su Ayudante~, · 1 General COJ-­bineau s aparta d 1 Emperador pat·a ir á 11 ,·ar una o -den una bala rusa atraviesa 1 cos ado d este oficial Yal ·ro o, 1 ma­yor de una heroica fami ia, lo bota dd caballo y lo e ·trclla contra la en s angrentada n:evc. E e cañoneo dura h .. e lat·g ti mpo, y amb ,_jér·cit lo ~O­portan con tr·anqulliclad h rOica, sin hacer· movimiento < lgu:1o y limitándose á e rrat- filas i m d -1 que el ca- ¿n r uc claros. Granad ros á ca allo, cazadot· , dragones, cot·acet·o . a i tirr o. todos con el sable á la espalda, á este terrible espect 1cul0. Los caballos r linchan de roan ra pcn trante, ! iafan, r, oplan y ¡uie­ren partir adelante ; tenemos que hacer sourchumano csfuet·zo para cont nerlos. La irnpacicn ia nos vence; todo gr aamos: u Ad - )ante! Ví\·a 1 m¡ era 101- .'' pero Napoleón, imJ asíl J , nos mantiene n el sitio. esperand Ja llegada d. Dav ut pat·a tomar la ofensiva. T mbién los ru o 1 m· ce uier-cn a< u lir á 1 lucha cuet·­po á uerpo. En bre , su pt·ofurrda masas e p ncn en mo .¡_ miento : el humo de su artill da e disipa, y vemos sus tur id batallen pr Ctpitarse obre Eylau, lanzando hurr e tt· pitoso . La división Leva! los recibe on fueg-o de fusilería á quemarropa · todos nuestro tiro dan n ello ; el encmibo e retira dejando la tierra cubierta d montones de cadáveres. on las diez d la mañana. Napoleón espera impasible bajo la lluvia de bala que pa a poa· encima de su cal cza á qu Da­vout, á quien ha llamado, caiga sobre el flanco izquierdo de los ruso . Cuando oye el cañón el aCiuél del lado d arp 11 n, nvía el cueJ'"PO de Aug·ereau sobre el en~.ro nemigo. Al pr·opio tiem- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 oletín Mi.litar Colon1bia s d división rim ros para enemiga. Vemo 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colon1bia aascos amarillos y los fracs verdes internarse en medio de las filaAl cen·adas de los caballos lig ros y de los cosacos, que remolinea: · por todas (!>artes. El guapo Grouchy, al conducir sus soldado!C .:-~ rueda por tierra con u caballo; los dragone vacilan un instante creyendo muerto á su Jefe, pero sólo ha sido herido. Con ayudo. del jov n de Lafayette, u Oficial de órclene , Grouchy se des; prend de su caballo y se monta en el d e un dragón muerto, y poa . niéndose á la cabeza de sus jinetes, logt·a dispersar el emjambre· de cosacos que preceden á la infantería rusa. P ro el choque d e nu st1·os dragones queda impotente ant la muralla de hierro ue ¡;re entan lo oldados moscovitas. De lo cuatro mil homb1· qu componen la Di vi ión de Grouchy, apena. quedan mil doscie.1tos la ta1·de de la batalla Los veinticuatro escuadrones de coraccro que manda el Ge­ner de Hautpcul e mue ven á su vez en varias filas, y caen sobre• las bayonetas rusas como el rayo : apenas se ven y ya están en. cima. L os rimeros escuadrones, detenidos por el fuego, no pene­tran, y rcpl gándose á derecha é izquierda, vienen á volver á for. mars.... ~ trá de aqu llo qu le siguen para cargar d e nuevo. 1 lín e a rusa permanece inmó jJ y se cubre de fuego. Por último art:ce a i rta n un unto: un e cuadrón lanzad con más viol ncia a caba de romp rla, d rribando bajo los ca á. Y'eres de u caballo á sos inconmovibles soldados de infantería Por sta ancha brecha s e sumerge la ola entera e nuestros cor - ceros y dragones, y esta línea es acuchillada en un instante. Se oye ada bayonetazo de los rusos que resbala por las co­raza de nuestros lzombres de h urro.,· los caballos toman aliento; se Ten alargarse los grande sables ; nuestros jine tes se agachan par~ pica1· por d e bajo ; lo caballo , furio o , se ncabritan y muerdern relinchando de modo terrible ; y lo hombres por tierra, bajo los: cascos de los caballos, tratando de levantarse defendiéndose con hu mano. La se uncla línea rusa, al ver este desastre, se repliega obr~ un bosque, y ostenida por una resen·a de artillería, dispara si di tin c ión obre sus soldado y lo nuéstros, cuidándose poco de. ametrallar á amigo y enemigos con tal de librarse de nue tros; temibles soldados de caballería. El General Hautpoul, á quien Na-­poleón quiere nom_brar· lVIariscal de Francia, es herido de muerte· t por una ala de v1zcaíno. Al ver sto, los granadero montado conducido por el G -· neral L pie, uno de los héroes del Ejército,' se lanzan á u vez para. A . ecunda; lo esfuerzos el Murat. Parten á galope, penetran_ en 1 mfantena hacen una espantosa matanza y ultiman á los artdleros ru o junto de sus piezas. La nieve, en este momento, vuelve~ caer en abundancia y no permite ya reconocer la dirección qu es preciso seguir; luégo de efectuar algunos movimientos, Lepic se encuentra rodeado y se le intima rendición. Por toda respues­ta, muestra al parlamentario enemigo las normes cabezas d Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar d · Colon1 aa granadero . "Míreme e o gueules-la *, le dice al ficial so y confié eme si tienen de eos de rendirse. E to in e m bar­apreciando todo el peligr de u po ición se dirige en estos trmino á su oldado : u migos míos, preci o es v ncer ó mo-rr hoy. Tenemo ue acabar con do Jínea infanl da. Mucho nosotro ucumbiremos en la mpresa in duda: pero aun a ndo no CJU da e ino uno solo para lle\ar la noti ia, la h nra .l uerpo y la de nue tro estandarte quedarán á al o." tales palabra , los intr-épidos granadero contestan : '' A la Lrga, á la carg , pa aremo . '' Le ic ntonce forma u regi­w .. nto en columna cerrada p01- pelotone , ordena la carga, y rom­las líneas rusa , in más pénlida que la de un oficial y cinco ombres; éJ mi mo recibe n la pelea dos bayon tazo y un cula­lZO en la rodilla , qu le impidió or algún tiem o montar á ca­alto sin ayuda. La línea que nue tro granadero acaban d romper en-ruentra en e te momento comprometida con nue tra infant ría; ~ta, viendo llegar obr' eJla una caballería que d('semboca de1 • ntro de las columnas ru a 1 e e enemiga, la acoge á dispa-y 1~ mata do oldad y lguno caballos. in mbar~o L - 1 gra hacerse reconocer, y 1 fuego ce a. Entr tanto la infant ría ru a ha logrado por egunda vez +ehacer e contra un pe uer10 bos ue. E preciso de baratarla del do ~ di persarla. Est <.ui adv e tá re en·ad á nu tr s aza-r y mamelucos ue toda' íc:t no han ntrado n pelea, y que an a istido temblando á In hazaña d sus hermano de armas. "Vo otros, caza ores, nos o-rita Murat, adelante!" ue tro egimiento, conducido por el intrépido Dalhmann, se d pliega en rd n admirable. La altas lumas verdes y encarnadas 'de nues­colbacks on batidas por el vi nto. No hemos pue lo el capote l:tcarlata de galones amarillos sobre el dormán erdc de trenza• m rillas. Partimos al galope, inclinados sobr nu stros chabraques t de . ai10 erde, nuestrac; g1·andes vainas de cobre y los acos a orna­os cun 1 águil imperial vu lan con el aire y golpean los flancos 1 caballo. A nue tro lado galopa el escuadrón de 1 s mamelu­< ros del Comandante Dela1rre. Estos \'ali nt s hijos de la Siria, o su traj J tasiático, turbante azul, gorro ncarnado, cm·onado or una medí luna de cobre, chsqueta azul recargada de pasa­maneda negra, antalón rojo umamente ancho y botas amari­llas, roducen un extraño contraste sobre este pai aje iberiano . ... nt..ima de los turbantes se Jc,·anta el estandarte de forma turca : una cola de caballo necro que tiene encima una boJa d cobr~ dorada. De repente las fila de la infantería rusa se abren, y nos n­O; Jtramol:t con dieciocho cañones, que los ruso han colocado e• Gruula-la: aquellos cabezones. t Chabra9N1: (especie ele ~ualdrapa que se extiende obre la silla. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bolelin Militar de Culon1l>i \ - J50 ~ se alor iego d una á tt· - llar e contra Estad Mayor im-un sus por un movimi nto Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. o etía Milit r le '- l$l _J 1 >tnbi do caen pr'sionct·o~ ó muertos á la vi tn d Na ol ón á poco pa v_ d él. E ta acción de ca allerfa, la más extraordinaria c,uizá de nuc~ ·é\ g-r n 1~ o·u rra 1 l a d ar tado l cent1·o de los ¡· usos y aba ti Jo su a r:ior; ya no tt·at n ele voh· r á com nzar n est pun­to. ): era ti e mpo. ·La tropa de Soult y de uger au 1 los mis­mos oTanad ros d 1 o-uan..lia, 'n ¡· e ucidos al último e.· remo. in nuestn . . ab ll ·ría nu tra valien e infantería habría ucumbido. " pu¿ esta carg3. múlti les t aballería detiene y \' Íent á formar d • nuevo delante el Emperador, li ta á sacrifi­carsP otra vez. in embaí , la batalla continúa. Los di pat·os de cañón vucl 'en á comenzar á nu tra dt.:r cha. u lros Oficial s miran y dicen: ''¡E Dav ul que llega_, Es la una del día. Este Mariscal, en efecto. d scm oca sobr el cam¡ o de batalla, arrollando á su aso la briga ~ ru a que!> le oponen· pero B e nningse 1 aprovech:i.ndo e d la ven aja obtenida en 1 centro sobre Auge­r au n\'Ía toda us tro as para ostener su izqui rda compro­metida. Al mismo tiem o l General Le tock, que ha sa ido ocul­t r e á la per ecución tenaz de y llega de improviso al campo de batalla con ocho mil lrusian s, y celoso por vengarse del des­dén d los ru os, ataca con furor la división ~ riant, la rechaza, y ap-:>yad p r las ¡·e serva d Benningsen avanza á aso de arga par recuperar las posiciones de 1 mañana. ., Pero ante él se interp en los oldados de Friant y de udin. En van los rusos y los prusianos pretenden acabar con ello : no Jo pue en }oo-rar. Los héroes e.Awc:r taedt oponen una tenacidad invenci le á e e último sfuerzo de lo aliados. A pe ar del valor heroico d nuestros soldado 1 las fila e aclaran rápidamente · sin embargo, aún sostienen. El •!a riscal Da vout recorre su línea hasta el fin d · la b - talla y contitnt: á us tr pas diciéndoles: ' Los obard irá :i morir á Sibe ri" ; loe; valí ntes morirán a1uí como hombr·cs de ho­nor 1' n 1 nu tr s at rías ha sufrido particularm nte 1 0 1 .... ¡ fu go d 1 artilled nemiga la mayor parte de las piezas 1 an ido dañadas y d montada , uando las granadas han d a-tado dos caja . Un jov n furriel del 25.0 de lín a cruza ntonce la bayone ta obr los oldados del r g-imi nlo del tren , ecun­dado p r u Subt niente obliga á los artilleros á que contintíen el fue?"O con lo qu qued de municiones; de este modo s con ti en al en ·mig-o. El 17. 0 de línea stá diezmado; la andera del defendid o r un puñado de soldados, está á punto po r de lo rusos. J jove-n Locqueneux, furri 1 del n"gimien coloc-:a 1 árruila o 1·e 1 ni~v á su pie s, la d fi nd d 1 encmi­g ·o1 1lama n su ayuda, y con la del jefe del batallón Mallet, logra llevar su ban ra -n medio de los restos del 17, que no cuenta la noche de sta angrienla batalla sino un hombre por cada cinco. e o Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 152 _1 Locqueneux es nombrado oficial en el campo.de batalla. Cerca de él el furriel Morfn, del 30.0 de Hnea, logr~ •gualmcnt~ cons~r­Tar el estandarte de su regimiento. Defendiendolo, rectbe vanas heridas y queda casi muerto sobre el campo de batall~ .. La noche comienza á ca r y á envolver con sus t1meblas este suelo de matanza, en e l que la lucha continúa siempr .. De repen­te los tiros de fusilería st~llan sobre l flanco del en rn1go. Lmeas de fuego e marcan n la curidad. Al mi ~ mo . ti mpo llegan ji­netes al galope, cubiertos con el colback* y vestidos con dormán Terde oscuro con trenza amarillas y la hongroúe carlata. Es la compañía scogida d e l 7. 0 de húsares qu prec de la vanguardia de Ney que acude al fin para tomar arte n la batalla. nte e to, B~ninngsen, que ha e rdido casi la mitad d su jército, e decide á abandonar la artida y á atir e n r tirada. El Em­perador conduce su guardia á nuestra o ición de la ví pera; está complacido en sumo grado de su conducta y dice al Ge­neral Dorsenne, comandante de los granad ros de á pie: ' Dor­senne, tú no has estado d e burlas con mi vet rano gruñon s; estoy contento d e ti." El hambre y 1 frío nos hac n asar una mala noche. e encienden grande hoo-u ras; e n s cli tribuye un poco de pan y de aguardient . Nadie se queja ; las municio­nes que se han consumtdo son repu slas con prontitud para el caso de un ataque en la mañana siguiente. Numero os herido se recogen y los transportan las ambulancia ; lo demás r cib · n una primera cura en el sitio sperando que 'Se pueda tran portarlos á su vez. A la mañana siguiente, al comenzar á aclarar eJ día, se des­cubre este espantoso campo de batalla, que ocupa un espacio de una legua cuadrada. Sobre e ta llanura helada y cubierta de una ca a e pe a e nieve que punza aquí y allí á los muertos y á Jo¡ heridos, de nueve á diez mil cadáv r es están amontonados, lo mis­mo que de cuatro á cinco mil caballos muertos y abandonados. Lí­neas de sacos ruso , r to de fu iles y de ables, un innumer ble cantidad de cat-ruajes rotos, la tierra cubierta de baJas, de obuces, de municiones, ochenta cañones cerca de los cuales aparecen Jos cadáveres d los conductores n el momento en ue hacían es­fuerzos 1 ara llevárselos, jirones humeantes, todo esto desprendién­dose ~e un fondo d nieY pres nt un pectáculo im resionable Y ternble. Destacamento cle soldados france e y prisioneros ru­so rec?rren en toda dirección este vasto camp0 de muerte y alzan los hendes para llevado á las am ulan i s. e encuentra gran número de cadáveres de ficiales rusos con us condecoraciones, y entre ellos un príncipe Repnine. . Napoleón pasó varia hora en el cam o d atalla, dete-méndose á cada paso, haciendo ha ular á lo h er idos, dándoles con­suelos, so<;orros. e le curaba, Jos cazadores de la guardia los transportaban sat á una e posa; )' á tanto cuidados penosos que forman su mi erable exis­tencia, hay qu añadir lo de los fun ral s. 1 hombre no puede vivir <;>lo ; de pué d ntr O'"a1·se p r alguno mese á las penas de la vtudez, ube á u iragua, baja e l río, y va á un caserío a ofrecer á una nu eva e posa muchas fatigas y rivací nes, pero · . corazón incero. De d hac varios día la montañas aparecen al Oeste, y el número d caimanes di minuye vi iblemente; este es indicio de que la temper:atura es menos ardient ; sin embargo, todavía el calor era rdt nt á medio día · de manera que nos deteníamos a aquell_a hora bajo J~s cuna naturale que forman encima del río las-cet as hermosfs1ma y otra infinidad de árbole de un follaje muy tupido. Al;ln ~u,~ndo nu stt·a I iragua ra bastante grande, puesto que tenía dteCJSclS.' aras de largo, e tenía cuidado casi á cada parada de sararla á t1 rra : ta pr caución nos daba más tranquilidad para de cansar. i la orilla izquierda hubiese estado menos em­b raza a d tronc~s d ~rb?Jes, las plantaciones de plátanos que la cubren nos hubteran mchnado á costearla; pero hubiéramos estado entonces expuestos á tantos riesgos que tomámos la de la derecha----(Conhnúa). ' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 5

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo II N. 3

Por: | Fecha: 26/07/1902

~====S=m=~=II==II=I=-=T=O=M-O=J~I= Afio VI-NUMliRO 3.• ====-===~ 1 Bolet1n Militar de Colombia l !JRGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJ~RGITO . l [~ -~~~;~~. ;;~~~~~~: ;. ~~~~~~~ ·; ~~;~~~:- - ~J.[::::::::: o~nero.l de ln~eniero• Son colaborauorcs de este periódico los Jefes y Oficiales del Ejército Paudt ''"'11 bi~" "'c~der gu~ nuutro retptlo á toda• la• convi.cmne•, t:enga á parar nr z,. mdifer•ncia 11 no• deje,¡,. energía• para d•J•nder lar nutrtrar El.'RIQtJE Sn:sKtl'!wtcz ¡ -·-¡-······:··--:---~····~~~~-~-~:··~~---~~ -- ;~·¡~~ .. ~-~ · ·~-~~;··· · ...... ~-----~~ --·¡-- -Oficial==--~ EL VICEPRESIDENTE DE LA REPLJBLICA l~ LOS C1 >LOMBIANOS ¡ CoNCIUDADA. os l En <.:1 año pasado, en fecha igu 1 á la presen­te, deploré no poder, al mi mo tiempo que o ·aludaba, anuncia­ros el restablecimiento d1~ la paz en la República. Hoy, al invita­ros á celebrar la fiesta de la Patria, puedo, por fortuna, felicitaros por haberse asegurado ya el bien por el cual con tanta ansia he­mos anhelado en los últimos años. Gracias á la Providencia Divi­na y al denuedo y la con tancia de nuestros Ejércitos, la revolu­ción que se inició en r8gg está dcbelada, y para que veáis reinar en la extensión entera de la República la tranquilidad y el orden, sólo falta que todos vosotros prestéis vuestro concurso para que tanto los ne2'ocios públicos como las empresas y las labores parti­culares, entren en su carril y con regularidad sigan u curso. Todos los colombi~nos están llamados á procurar este bien tan apetecido: muchos pueden hacerlo empleando brazos y ener­gías en el trabajo, que ha da ¡acarnos de la pobreza y del atraso en que las diviiiones intestinas nos han abismado ; esos mismos y todos los demá.s pueden hacerlo deponiendo rencores, olvidando ag-ravios, predicando la concordia y uniéndose en fraternal abrazo con los que hayan tenido por adversarios en la funesta lucha. A esta generosa conducta nos obligan la reli2'ión que profe­samos, el patriotismo y la compasión y la caridad que deben mo­vernos en favor de los muchos millares de hermanos nuéstros que, TOMO II-5 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-66.J por obra de la guerra, ¡imen hoy en la indigencia, en la orfandad, en el desamparo y en un abismo de miserias de todo linaje. Para que la conme1111oración que hacemos del gran suceso ve­rificado en esta ciudad hoy hace novent y dos años, sea fecunda en bienes, hemos de considerar que si ese suceso fue feliz, y si hemos de celebrarlo con regocijo por haber sido origen de nuestra inde­pendencia, al propio tiempo lo fue de otros que no podemos menos de recordar con amargura. Los insignes varones que con heroico valor c,.i.J¡il encabezaron el movimiento del 20 de Julio de 1810, se dividieron en bandos po­líticos, y lo propio hicieron los que en las diferentes Provincias del que era Nuevu Reino de Granada, se pusieron á la cabeza de la gran Revolución. Cuáles pretendieron formar pequeños Estados independientes; cu~les quisieron la reunión de todas las i>ecciones en uno solo; éstos se decidieron por un g-obierno central, aquéllos por uno federativo; diferentes ciudades se disputaron la primacía y el honor de ser cabeza, ya St' adoptase la una forma, ya se adop­tase la otra. Form~ronse partidos que se apodaban recíprocamen­te y se combatían, y se levantaron caudillos, por únos idolíltrados y detestados por ótros. Natural fue que en un país no ducado ni prev nido para dar .. se un Gobierno ni para organizarlo, nacieran opiniones encontra­das sobre el modo de constituírlo ; y hasta necesario era que e abriese campo á la discusión para descubrir el camino que debía se­guirse. Mas por desg-racia la discusión no siempre fue de aquellas de donde brota luz, sino de las que engendran discordias; cada cau­dillo y cada partido quiw sostener su dictamen y sus pret nsiones por la fuerza., y así se agotaron la actividad, la energía y los re­cursos que hubieran deb1do emplearse para constituír una nación potente, capaz de resistir al esfuerzo que la Metrópoli había de in­tentar para. someter á la que mir<:tba como colonia sublevada. Los Ejércitos españoks sorprendieron á nuestros padres embebidos en reyertAs políticas, divididos, y por consiguiente débiles. Cada uno se mostró héroe, y al mostrarse héroe, hizo patente Jo que habrfa alcanzado unido con los demás. Grandes lecciones nos dejaron nuestros mayores: enseñáronnos con su ejemplo á amar la Patriél y á arrie gario y sacrificarlo todo por ella; y también con su ejemplo, y de manera para ellos costosí­sima, nos enseñaron que el apego al mando, las porfiadas contien­das, la poca deferencia por la opinión ajena, la resistencia á la au­toridad reconocida y la guerra entre hermanos, son obstáculos en que se estrellan cuantos esfuerzos emplee el patriotismo para en­grandecer y hacer prosperar á la Nación, y para producir el bien­estar de los que la componen. En extravíos semejantes á aquellos en que incurrieron nues­tros antepasados después del 20 de Julio de 1810, incurrieron los que después de la victoria de Boyad. tuvieron en sus manos la suerte de la Patria; y estos extravíos, igual que los primeros, han Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Col o mbia '- 67 _1 .dado lugar í que nuestra. Historia señale fechas sin cuento, tan nefastas como fausta es la que hoy conmemoramos. Nuestra Historia nO$ patentiz;a que si hemos sabido imitar la conducta de nuestros gloriosos antepasados en determinadas oca­siones en que el bien de la Patria ha exigido heroicos esfuerzos y sacrificio5, cuando se ha tratado de exponer y discutir doctrinas y principios y de implantar sistemas, no hemos acertado, como no acertaron ellos, á fundar nada estable, nada de lo que hubiera po­dido servir de asiento 6 de principio á un sistema político que no se alterase sino para perfeccionarse. Nuestra política ha empezado á ser, no el arte de gobernar á los pueblos para hacerlos felices, sino cúmulo de intrigas, cábalas y mezquinas maniobras encaminadas á favorecer intereses parti­culares 6 á dar preponderancia á determinados c~rculos. Los desaciertos en que incurrieron nuestros próceres tuvieron por excusa la inexperiencia ; los de nuestros políticos de épocas más cercanas no tienen ninguna; los de los que después del escar­miento que hoy está más reciente vuelvan á caer en ellos, serán crímenes imperdonables. No es en la historia. de pueblos extraños donde hemos de es­tudiar lo que puede hacer feliz y engrandecer al nuéstro. En cada país hay diferente combinación de costumbres, de condiciones de raza y de clima, de antecedentes históricos que le dan carácter peculiar. Nuestra propia historia nos ofrece las enseñanzas que han de g-uiarnos. De éstas, la que hoy debemos aprovechar de preferen­cia, es la de que la desunión y las discordias nos debilitan, y ponen traba5 á la marcha á que, del mismo modo que á todas las naciones nuevas, impulsa el ejemplo de las que ya han llegado al ápice de la cultura y de la grandeza. En épocas pasadas, el escarmiento debido í nuestras guerras intestina , ha podido no ser eficaz. El debido á la que hoy está ter­minando, no puede dejar de serlo en altísimo ~rado, una yez que Jos males que se han seguido de ésta han sido incomparablemente mayores que los producidos por las otras. En esta consideración fundo la esperanza de que el próximo restablecimiento de la paz sea principio de una éra de prosperidad y de engrandecimiento para Colombia; de la éra en que los íncli­tos varones cuya memoria celebramos hoy, contemplen, desde las mansiones eternas, sati~fechos los anhelos que los impulsaron á encararse con una poderosa Nación, echando los fundamentos de nuestra independencia. Como ya os lo dije, todos vosotros podéis, con vuestro con­curso, contribuír á la realización de tan halagüeña esperanza; y, prestándolo, mereceréis bien de la Patria y os haréis acreedores á las bendiciones del Cielo, á las de los pueblos t\Ue hoy gimen y á las de nuestra posteridad. ¡SoLDADos DEL EpfRciTo NACIONAL 1 En un día como el presente, en que se celebran las glorias de la Patria, no se pueden echar en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \_ 68 _) olvido las que vosotros, con vuestro sufrimiento, vuestra lealtad y vuestra intrepidez, le habéis ganado. A nombre del Gobierno y de la Nación, y en el mío propio, os dirijo las expresiones de aplauso y de reconocimiento á que os habéis hecho acreedores. ]OSE MANUEL MARROQUIN Bogotá, 20 de Julio de 1902. ALOCUCION DEL l\IL 'ISTRO DE GUf<.RRA AL EJÉRCITO DE LA REPUBLICA ¡Soldado ! Al alumbrar la aurora del 92. 0 aniversario de nuestra patria independencia, no puede menos que dirigiros un aplauso y un saludo quien, como yo, ha tenido el honor de estar á la cabeza del Ministerio de Guerra, en donde son conocido5 con mayor claridad que en parte alguna el valor de vuestros esfuer­zos, la heroicidad de vuestros hechos, la trascendencia de vuestras campañas. Hace seis meses la n'\'Olución había resurgido de sus cenizas, y con nuevos alientos y recursos del enemigo extranjero, había logrado amenazar de cerca la Capital y levantar fuertes partidas que mantenían en constante alarma la mayoría de la República. Hoy, merced á vuestros sacrificios, á vuestra incontrastable firme­za, á vuestro valor indomable, los enemigos de la paz, que lo son de la República, han huíclo ante vuestro empuje. :Muchos de sus cabecillas, ciertos ya de la derrota y convencidos de su impoten­cia, se han aco~ido á la clemencia del Gobierno, y disfrutan hoy de la paz, conquistada por vosotros para ellos ; otros han ido á mendig-ar del odio de los enemigos de Colombia, el modo de en­sangrentar más el suelo patrio y d ~ echar más borrones sobre su bandera. Cegados por el despecho, no ven que están llevando el eco y la prueba de vuestros triunfos más allá de los patrios linderos. ¡SoLDADOS I>EL EJÉRCITO! Los laureles que habéis conquistado no son menos puros ni menos envidiables que los que ciñeron los héroes de la grande epopeya : ellos combatieron por hacer una Patria, por hacer de Colombia una nación soberana y libre. Vos­otros también habéis salvado la soberanía nacional y la integridad del territorio; vosotros habéis reconquistado la paz, la paz sin la cual nunca Colombia será la nación próspera y fuerte que soñaron vuestros padres. Cuando terminada esta época dolorosa y oscura, se abra la Historia por las páginas de oro que habéis escrito en ellas; cuan­do conozca América las rudas campañas, los grandes hechos de armas, las hazañas heroicas que se han llevado á cabo para sofo­car una revolución pujante, para desbaratar la coalición de las Repúblicas vecinas; cuantlo, disipado el humo de los combates, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colon1bia '- 69 _) se aplaquen las pasiones y se haga la luz,-entonces Colombia será reputada como la primera Nación militar de la América latina; entonces la silueta de vuestros Jefes crecerá en la medida de su mérito y salvará los montes y los mares; entonces las sombras de Pinzón, de Casabianca, de Albán...... las sombras de vuestros grandes muertos, surgiendo de sus tumbas gloriosas, vencerán el tiempo y el olvido, dejarán de ser ellos las glorias de un partido para ser glorias nacionales, irán á mezclarse en un solo recuerdo, á confundirse, en la altura de la inmortalidad, con la sombra de los mártires de la Independencia. La paz, de que muy en breve disfrutará la República, es el mejor de vuestros timbres y el único galardón digno de vosotros. Permitid que antes de terminar, quiera yo cubrirme con la gloria, no de haberos mandado, sino de haber seguido hora por hora y paso á paso, vuestros sufrimientos, vuestras fatigas incon­tables, vuestros hechos heroicos y vuestros triunfos. Soy, pues, quien con mayores razones y con mejores títulos puede tributaras la expresión de su admiración y de su entusiasmo. ¡Viva Colombia libre y soberana ! ¡Viva el Excmo. Sr. Ma­rroquín! ¡Viva el Ejército de la República 1 ARISTIDES FER! ÁNDKZ Bogotá, Julio 20 de 1902. DECRETO NUMERO 905 DE 1902 (JU.'IO 5) po r el cual se reconoce un grado militar El Vzcepresülmle de la Repltbb'ca, mcat·gado dd Poder .Ejecul/vt~, DECRETA Artículo único. Reconócesele al Sr. Ignacio Torres el grado de Subteniente, con el cual ha venido prestando sus ser icios al Gobierno. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 5 de Junio de 1902. JOSE 11ANUELMARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEz DECRETO NUMERO 907 DE 1901 (JUNIO 5) por el cual lie reconoce un grado militar El Vt'cepresúlenlt d1 la Repúblzca, mcargado del P1der E.JecultVI, DECRi:TA Artículo único. Reconócesele al Sr. Emilio B. González el grado de Coronel que le confirió, con fecha 29 de Mayo de 1900, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 70 ~ el General Próspero Pinzón, en su carácter de Comandante en Jefe del Ejército del Norte, por su actividad, energía y buen comporta­miento en el combate de Palomgro. §. Dése cuenta al Honorable Senado en sus próximas sesio­nes, para los efectos constitucionales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 5 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FER.NÁNDI.Z DECRETO NUMERO 912 DE 1902 (JUNIO 5) por el cual se determinan los herederos que deben subrogar á un Jefe en el ~oce del sueldo Zl Vt'cepresz'dmü dt la Repúblt'ca, mcargado del Peder Ejtcufz'111, DXCRi:T.A Artículo único. El sueldo que correspondía al finado General D. Matías Camargo, seguirán disfrutándolo en lo sucesivo las se­ñoritas hermanas Gregoria y Trinidad Camargo. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 5 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIM El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxRN.ÁNDEz DECRETO NUMERO 915 DE 1902 (JUNIO 5) por el cual se incorpora n unos Batallones y se co 1ficre una autorización El Vtaprmilmlt de la Repúblz'ca, encargado del Poder EjeculnHJ, DXCRJlTA Art. 1.0 Incorpóranse á la División Boyacá, que comanda el General Julio Lamus Obando, los Batallones Panamá número I.0 y Santander número 2.0 , de la División Colombia, con la anteriori­dad del I.0 de los corrientes. Art. 2.0 Autorízase al General Vicente Wandurraga para continuar la organización de fuerzas en los Municipios de Chocon­tá y Guatavita. Comuníquese y publíquese. Dado en Bo~otá, á 5 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDE¡ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín · Militar de Colombia '- 71 _) DECRETO NUMERO 929 DE rgol (JUNIO 8) que dispone la organización de wna Columna y hace unos nombramientos .El Vtcepresülmle de la República, encargado del Poder EjecultVQ 1 DltCRltTA Art. 1.° Con base de la fuerza que se encuentra en Arbeláez, comandada por el Coronel Eusebio Ortiz, organízase una Colum­na, compuesta de dos batallones, que se llamará. Columna Arbeldez, entre aquel Municipio y el de Melgar. Art. 2. 0 Nómbrase al Coronel Bernardino Alfaro Comandan­te General de la Columna Arbeláez, y al Teniente Coronel Aquiles Alfaro primer Ayudante General, encargado del Estado Mayor de la misma. Art. 3.° Facúltase á los Jefes de la expresatla Columna para hacer los nombramientos provisionales de Jefes y Oficiales de ella, los cuales no tendrán carácter definitivo mientras no sean aproba­dos por el Ministerio de Guerra. Art. 4. 0 Promuévese al Coronel Eusebio Ortiz del pue~to de Jefe de las fuerzas de Arbeláez, al de primer Jefe del Batallón Ayacucho número 1. 0 , de la Dzvz"sz"ón Carazúa. Comuníquese y publíquese. DAdo en Bo~otá, á 8 de Junio de 1902. JOSE :MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, AR.ISTID:I!:S F:&2.K.ÁNDn DECRETO NUMERO 935 DE 190~ (JUNIO I 3) por el cual ¡e aprueba un ascenso El Vietprw'dmlt át la Repúblz'ca, mcargado dd Poder .l!juultfll, D'ECRET.A Artículo único. Apruébase el ascenso conferido al Coronel Adán J. Vargas á General de Brigada, por el Comandante en Jefe del 2.0 Ejército en operaciones sobre el Magdalena, con fecha r ,0 de Diciembre de 1901. §. Dése cuenta de este ascenso al Honorable Senado en sus próximas sesiones, para los efectos constitucionales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 13 d~ Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxRNÁNDEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 72 _; DECRETO NUMERO 940 DE 190:1 (JUNIO 16) por el cual se hace un nombramiento El Vz'ctpresidenle de la República, mcargado dtl Poder Ejeculiv~, DECRETA Artículo único. Nómbrase al Dr. :!vfii!"uel María Gaviria C. Médico de la Guarnición de Fusagasugá. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 16 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ DECRETO NUMERO 941 DE 190:¡ (JUNIO 16) por el cual se hace un nombramiento El V.'cepresidenlt de la República, mcargad1 del Poder E.Jutllt'tl, DKCRJ:TA Artículo único. Nómbrase al Dr. Tomás Olivos Médico del Hm;pital Militar de Guaduas. Comuníquese y publíquese. Dado en Boi!"otá, á 16 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIM El Ministro de Guerra, ArusTIDES Fi:~tNÁ:rmn DECRETO NUMERO 943 DE 190:1 (JUNIO 16) por el cual se aprueba un nombramiento El V.'ceprest'áenft de la Repúblz'ca, mcargado del Poder .Ejecuft'vt~, DltCRJ:TA Artículo único. Apruébase el nombramiento de Comisario Pa­gador auxiliar del Ejército del Norte de Santander, con residen­cia en esta capital, hecho por el Sr. General Comandante en Jefe del expresado Ejército en el General F. J. Vergara y V. Comuníquese y publiquese. Dado en Bogotá, á 16 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIK El Ministro de Guerra, ARISTIDES F:rRNÁNDn Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. !Joletín Militar de Colombia '- 73 _; DECRETO NUMERO 944 DE 190~ (JUNIO 16) que hace una promoción y dos nombramientos El Vt'ctpresúimlt dt la RepúbHca, encargado del Poder Ejteuli111, DRCR1lTA Art. I . 0 Promuévese al Coronel ' Agustín Sabogal del puesto de primer Ayudante General de la D/visión BO)'acd, al de Inspec­tor de la misma. Art. 2.0 Nómbrase al Sr. Pablo E. Vancgas Proveedor de la expresada D/vz'sz!m Boyacá, con las asignaciones que le correspon­den conforme al Decreto número 55 1 del presente año. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 16 de Junio de 1902. JOSE 1vfANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDJ:Z DECRETO NUMERO 945 DE 1902 (JUNIO 16) por el cual se reconoce un sueldo El Vt"ctpraziirnlt de la Rtpitblz'ca, encargado del Poder Ejeculiv~, Dlr:CRXTA Artículo único. Reconócese á. fa ·or de la Sra. Mercedes Mu­ñoz de Díaz el sueldo de que disfrutaba su esposo, el finado Gene­ral Rafael Joa uín Díaz, Jefe de Estado Mayor de la IO.a Divi­sión, hoy Dzviúfm Manuel Calladas, desde el día de su fallecimiento. Comuníquese y publíquese. Dado en Bo¡rotá, á 16 de Junio de 1902. ]OSE MANUEL MARROQUIM El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNnu DECRETO NUMERO 950 DE 1902 (JUNIO 18) que llama al sc"'icio activo á dos] efes y Jos destina .El Vt'etprtsz'dmle de la Repúblz'ca, mcargado del Poder Ejuult'vtJ, DJ:CJlKTA Artículo único. Llámase al servicio activo á los Sres. General Pedro León Moreno y Coronel Cristóbal Urdaneta, y destínaseles Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 7-4 _} como Comandante General y Jefe de EstadG Mayor de la DwinO. Matzuel D. Ca,iadas, respectivamente. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 18 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.Á.NDEZ DECRETO NUMERO 956 DE 1902 (JUNIO 20) que fija un sueldo y asigna un sobresueldo El Vt'cepresidenle de la Repúbltca, encargado del Poder Ejecult"vo, DJ:CRXTA. Art. 1. 0 El Comandante Militar de la Plaza de Bogotá go­zará del sueldo mensual que corresponda al grado militar del in­dividuo que desempeñe el puesto. Art. 2. 0 Adscríbense las funciones del Inspector General de Parques de la capital al Comandante Mtlitar de la Plaza, y asíg­nasele un sobresueldo de $ 300 mensuales. Art. 3. 0 Derógase el artículo 8. 0 del Decreto número 26g de 12 de Febrero del año en curso, que creó la Inspección general de Parques de la capital, y los Decretos números 885, de 31 de Marzo último, y 901, de 5 del presente. Comuníquese y publíq""ese. Dado en Bogotá, á 20 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Gobierno, FRANCisco MENDOZA P.-El Ministro e Relaciones Exteriores, FELIPE F. PAÚL-El Ministro de Ha­cienda, JosÉ RAMÓN LAGo-El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxR­NÁNDEz- El Ministro de Instrucción Pública, JosÉ JoAQUÍN CAsAs-El Ministro del Tesoro, AGusTlN URI•x. DECRETO NUMERO 957 DE 1902 (JUNIO 20) que hace un nombramiento .El Vtúpres:"denle dt la Repúblzca, encargado del Poder Ejeculrv1, DECRETA. Artículo único. Nómbrase Comisario Pagador de la Columna Arbeláez, mandada organizar por Decreto número 929, de fecha 8 del presente, al Sr. Jesús Sierra. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 20 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTJDES FERNÁNDEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~oletín Militar de Colombia '- 75 _J DECRETO NUMERO 959 DE 1902 (JUNIO 20) que hace un nombramiento El Vü:eprw'dmle dt la República, encargado del Poder Ejeculzvo, DECRETA Artículo único. Nómbrase al Sr. Coronel Leonidas Gaitán Inspector General de las fuerzas acantonadas en la Provincia de Zipaquirá, debiendo ser dado de alta en la Jefatura Civil y Mili­tar de allí, para los efectos fiscales. Comuníquese y publfquese. Dado en Bogotá, á 20 de Junw de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ DECRETO NUMERO 963 DE 1902 (Ju. 'IO 20) por el cual se llama á un Jefe al servicio acli,·o y se le da una autorir.ación El Vú:epresüfmlt ie la Repúblt'ca, mcargad# del Poder Eju-ulz'7# 1 DECRETA Art. 1.0 Llámase al servicio activo al General Esteban Ru­bio, y nómbra,ele Jefe de operacione en la región de Anola ima. Art. 2.0 Pónense á su disposición, para las operaciones que haya de abrir el expresado General Rubio, la fuerza que coman­da el General 1 aías Gamboa en Guayabal de Síquima, la del Ge­neral Daniel Rubio París en Fa.catativá, d~jando en ese lugar, á órdenes del Prefecto, la guarnición suficiente, y las fuerzas que organice el mismo General Rubio. Art. 3. 0 Autorizase al expresado Jefe de operaciones para hacer interinamente los nombramientos de Ayudantes y Adjuntos del Cuartel General, y de Jefes y Oficiales de las nuevas fuerzas que organice, sometiendo los nombramientos á la aprobación del Miniiterio de Guerra. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 20 de Junio de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.ÁNDEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín !'vlilitar Je Colombia '- ¡6 _J TELEGRAMA-CIRCULAR Repúblz'ca de Co l~mbz'a-Mt'm'slert"o de Guena-Bogolá, Ju.ho I 4 de I902 Señores Jefes Civiles y Militares de los Departamentos, Comandantes genera les de División y Comandantes :Militares de Plaza de la República. La revuelta que aún desangra y arruina la Nación, revistió desde sus comienzos, los caracteres más odiosos y alarmantes· Gobiernos con quienes conserva el nuéstro diferencias de límites y que veían con envidia la prosperidad de Colombia, fomentaron la revolución y le han dado luégo, en repetidas ocasiones, toda clase de auxilios y elementos. A nadie se oculta que si el tiranuelo de Venezuela lograra dominar la revolución que lo acosa, marcha­ría sobre Bogotá, como lo ha anunciado en alguna ocasóin, á la cabeza de un Ejército en que andarían revueltos Jefes venezolanos con Jefes colomuianos, á quienes los Ejércitos del Gobierno han arrojado más allá de nuestra frontera. En su desarrollo la revolución ha revestido, por parte de los rebeldes, caracteres de ferocidad y barbarie nunca vistos en las conmociones intestinas anteriores. No obstante, y deseando dar una muestra de generosidad y de clemencia, inusitada antes por Gobierno al¡:-uno en casos seme­jantes, el Excmo. Sr. Marroquín, desde que empuñó nuevamente las riendas del Gobierno, ofreció á los revolucionarios que quisie­ran deponer las armas, el indulto del delito de rebeli6n y el de alta traición, hoy á él inherente, y además ~arantías para sus personas y para sus propiedades. Mientras los Jefes revolucionarios abriga­ron alguna esperanza de triunfo, se abstuvieron, con rarísimas ex­cepciones, de acogerse á tales garantías. Pero despuésd de los combates decisivos de Soacha, San Mig-uel, El Encenillo y El Gua­vio, muchos de tales Jefes se han aco¡¡ido al indulto y gozan ac­tualmente de las más amplias garantías. Os encarezco muy especialmente que empleéis vuestra autori­dad en hacer respetar las promesas del Gobierno para con aquellos individuos que se hayan entregado de buena fe, y que prueben con sus procedimientos que no son ingratos á la clemencia del Go­bierno. Pero aquellos que abusando de la libertad y del indulto, sigan alentando la revolución, favoreciéndola de cualquier modo,. 6 vuelvan á ella, deben ser castigados muy severamente. El De­creto de carácter legislativo que por petición de algunos liberales dio forma de ley á las promesas anteriores del Gobierno, terminó en sus efectos el 30 de Junio para los Departamentos de Cundina­marr. a y Tolima. Con dicho Decreto ha probado el Gobierno que quiere colmar la medida de la magnanimidad y la clemencia, y que no ha desechado medio al¡uno que conduzca á la pacificación general, de día en día más necesaria, más urgente, más apre­miante. En todos los ámbitos de la República se han acogido al Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 77 _J indulto y presentádose al Gobierno muchos cabecillas y tropas re­beldes, que gozan de las garantías ofrecidas, y que, convencidos de la inutilidad d.:; la prolongacion de la guerra, predican á sus compañeros el desarme . Las partidas rebeldes que han despreciado el indulto no son consideradas por el Gobierno sino como cuadrillas de malhecho­res, y efectivamente Jo son, pues no tienen otro móvil para perma­necer en armas, que el robo y el saqueo; ya sean capitaneadas por un Muñoz, que desvalija á los viajeros indefensos en el camino de Honda y pide rescate por sus vidas, ya por un Benjamín He­rrera, que vende por oro en los Estados Unidos y en Costarrica los ganados y otros artículos de exportación que sa.ca del De par­tamento de Panamá; ya por tantos otros que sólo dejan á su paso huellas de sangre, desolación y vandalismo. No es de esperar que los cabecillas ni los secuaces de éstos aún no entregados, se acojan al indulto. Con él se propuso el Go­bierno, entre otras cosas, que volvieran al trabajo honrado y p CÍ­fico los rebeldes que quisieran hacerlo. Pero aquellos que tienen fincadas en la revuelta operadones comerdales gigantescas; los que se han enriquecido y siguen enriqueciéndose á la sombra de la bandera revolucionaria; aquellos para quienes la reYolución es la riqueza y la paz es la ruina, porque no pueden eguir robando,­ésos no depondrán las armas sino cuando sean capturados. No es extraño ver en los países azotados por largas g-uerras civiles, que lo que fue Ejército degenere en guerrilla, y la gue­rrilla, á su turno, en cuadrilla de malhechores. Así sucedió en México de pués de una larga época de contiendas int 'stinas, de tal manera que ese paí-, al borde de la barbarie, hoy pró pero y feliz, fue teatro de escenas semejantes á las que perpetran los re­beldes aún en armas, en nue tra desgraciada Patria. Toca, puec:;, al Gobierno en las actuales circunstancias, y después de haber colmado la medida de la clemencia, cumplir con el primero y más sagrado de sus deberes, cual es proteger la libertad, la propiedad y la vida ele los colombianos. Hoy se impone de la manera más ir:tperiosa el castigo inmediato, la persecución infatigable, la inexo­rable represión para con los rebeldes. Así pues, todos los que fue­ren tomados por las fuerzas de vuestro mando, en combate ó fuera de él, serán juzgados militarmente como individuos pertenecientes á cuadrillas de malhechores; ni se olvide que los Jefes deben ser castigados con la pena capital, según la ley, en los casos que ella determina, y teniendo en cuenta de manera muy especial los De­cretos legislativos sobre la materia. Las sentencias de pena capi­tal deberán cumplirse sin consideración ni vacilaciones de ninguna especie, y veinticuatro horas á más tardar después del Consejo ver­bal de Guerra. Para los rebeldes de Cundinamarca y Tolima que­da sin valor alguno el Decreto legislativo de indulto, de fecha 12 de Junio, lo mismo que las garantías en él ofrecidas. La imperiosa necesidad de restablecer el orden sometiendo á los rebeldes por la fuerza, y la actitud ~iempre amenazante y hostil de los Presidentes Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Milit¿)r de Colombia '- 78 _) de Nicaragua y Venezuela, hacen indispensable el sostenimiento de un Ejército numeroso, disciplinado y bien abastecido. Los funestos efectos de una guerra de tres años ; los hábitos de ocio y rapiña contraídos en ella; el fuego de la discordia, constan­temente atizado por nuestros enemigos exter!lOS, obligan á man­tener un ejército poderoso, suficiente para ocupar los territorios en que los rebeldes tienen sus guaridas, para perseguirlos sin tregua por los montes y las breñas, y para resolver los encuentros de ar­mas s6lo con el número, evitando mayor efusión de sangre. Os excito, pues, con todo encarecimiento, á que no omitáis me­dio para procurar la disciplina y moralidad en las fuerzas de vues­tro mando, y su aumento en la medida de lo posible. La Naci6n necesita de un Ejército suficiente para reconquistar la paz y p ra velar por la integridad de su territorio. Amigo y compatriotél, ARISTIDES FERNÁNDEZ NUEVA GEOGRAFIA DE COLOMBIA MEMORIAL Sr. Ministro de Guerra Bogotá, ] unio 4 de 1 99~ En 1888, y con recursos propios, emprendí la publicaci6n de una 1\'ueva Geografía de Colcmzha, por el st"slcma dt regz'oms naturales, que fue bien recibida por el público. Por entonces se hizo cargo del Ministerio de Guerra el General Antonio B. Cuervo, quien de­seoso de que aquel trabajo se publicara en dición mejor y más completa, dispuso que la publicación se hiciera por cuenta del Go­bierno, como en efecto se hizo en la Imprenta de Za la mea Her­manos, y en 1892 apare i6 el primer volumen de la citada Geo­grafía. En Agosto de 1892 celebré un contrato con el I\·finisterio de Guerra, que fue aprobado por el Sr. M. A. Caro, entonces encar­gado del Poder Ejecutivo Nacional, y conforme al cual contrato el Gobierno se comprometía á continuar la impresión de la obra ya nombrada, y también la obra extensa preparada sobre la misma materia, en cuanto lo permitieran los recursos del Tesoro. Porra­wnes de diversa índole no hice por entonces efectivo dicho contra­to, y la impresión de la obra se su pendió indefinidamente. En 1901 ocurrí de nuevo al :Ministerio ele Guerra en solicitud de que en la Imprenta donde se imprimían á la saz6n los trabajos de dicho Ministerio, y donde antes se había impreso el primer vo­lumen de la Geoe-rafía, ya mencionado, continuara la publicación del trabajo conforme al compromiso del Gobierno, y el Ministerio, desempeñado entonces por el Dr. Ospina C., accedió á lo solici­tado. Mas teniéndose en cuenta que era grande el acopio de mate­riales nuevos recogidos entre tanto por mí, así en Colombia como en el Extranjero, y que era de absoluta necesidad que un tra- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 19 _¡ bajo geográfico como el de que se trata, debía ser ilustrado para que tuviera todo su valor, el Excmo. Sr. Vicepresidente encarga­do del Poder Ejecutivo, estimó preferible que se hiciera una nue­va edición, cuidado~arr~ente n fundida y •carde con los prcgresos del ramo en los últimos diez ar10s, ilustrándola lo mejor que fuera posible en el paí . Convine en lo resuelto por ·1 Gobierno, y me comprometí no sólo á rehacer el texto, 5ino también á preparar ó dibujar la.s figuras que debían ilu trarlo, conforme se acostumbra en esta clase de trabajos, á condición de que se me dada la mitad de la edición, por la clase de labor que iLa á ejecutar y á entregar al dominio público. El Ministerio de Guerra accedió á lo que yo pedía, y puso á mi disposición todos los elementos materiales que había adC[uirido para hacer la citada publicación (pap 1, tinta, madera), Jo mismo que los trabajadores necesarios, y r solvió que la edición e nstara de 2,250 ejemplares, de útos 500 e.·trafinos y 500 ordinarios. Que­dé además comprometido á enviar por mi cuenta ejemplar s de la obra á las principales Bibliotecas é Institutos de Europa y Amúica. Por entonces no se celebró el nuevo contrato del ca ·o, por do¡ razones: primera, por la clase de destino que i la sazón desempe­ñaba yo en el 1\<1inisterio, y segunda, porque quise que el público juzgara el nuevo trabajo, antes de que el Gobierno adquiriera com­promiso alguno en el asunto, por lo cual la puLiicación d bería ver la luz pública por entregas; pero d 1 contrato verbal mencio­nado hay constancia en la nota oficial que ese 1finisterio me dirigió el 6 de Diciembre último, firmada por el Dr. José Vicente Concha. Por las necesi lades mismas de la guerra, ese Ministerio se vio oblig·ado en Enero pasado á ntregar á la Litografía Nacional la m jor parte del papel adquirido para la impresión de mí obra, que debía comprender tr s volúmcne~, y por lo tanto si dicha impre­sión bUfría un ~olpe, en cambio la iniciación de ella mi5ma y la oportuna adqui~ición del papel para editarla, tínico que en la plaza pudo utilizar la Litografía 1 1acional, vi1 o á pr star grande y opor­tuno servicio á la República. Ahora bien : como está para terminar el primer volumen de mi obra sobre la Geografía de Colombia, de que ya el público co­noce seis entregas, que han ~ido elogiadas por todas las perwnas doctas, ocurro á S. S. suplicándole muy respetuo~amente se sirva ordenar se extienda el contrato definitivo del caso, para acabar de arreglar este asunto, y para que dicho contrato, que llevará la firma de S. S., pueda iñSertarse en ese primer volumen, y en el cual con­trato aceptaría el compromiso de publicar de análoga manera mi nueva Carta Geográfica de Colombia, si el Gobierno así lo qui­siere, en prueba de mi deseo de servir á la República. A las razones antedichas, que justifican lo pedido en este me­morial, puedo agregar, para mayor satisfacción de S. S., las de que hace cuatro años dirijo el Boütín },flltlar de Colombia sin re­muneración del Tesoro, y haciendo los gastos para adquirir perió­dicos en el Extranjero, porque ellos fueron suprimidos por eco- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- Bo _J nomía cuando se me confió tal publicación, que no ha dejado de aparecer una sola vez en el tiempo citado; y también la de que aun cuando la propiedad literaria de la obra sea mía, el público queda dueño del provecho de un trabajo cartogrifico á que he consagrado la mitad de mi vida. Siendo la justicia y el patriotismo la norma de S. S., no dudo que esta mi petición será oportuna y favorablemente resuelta. Con sentimiehtos de consideración me suscribo de S. S. aten­to, seguro servidor y subalterno, FRANCISCO JAVIER VERGA:RA y V. CONTRATO celebrado con el Sr. Francisco J. Vergar:1 y V., sobre impresión de la Nueva G~ografla de Colombia Aristides Fernández, Ministro de Guerra, autorizado conve­nientemente por el Excmo. Sr. Vicepresidente de la República en­cargado del Poder Ejecuti' o, por una parte, y Francisco J. Verga­ra y V., por otra, han celebrado el sig-uiente contrato: 1.0 El Ministro de Guerra promete á Vergara y V. terminar la impresión de la obra titulada Aí1eva Geografía de Golombia, pri­mera ed/cion ilustrada, cuyo primer volumen está acabándose de im­primir en la imprenta donde se public.a el BoldíJl llfz'lz'tar, por cuen­ta del Gobierno, en los términos en que lo permitan los recursos del Tesoro, y en las mismas condiciones tipográficas adoptadas para el primer volumen. 2. 0 El Ministro de Guerra, en atención á la clase de labor que ha ejecutado Vergara y V.; á. que ha hecho gastos en el E.·tran­jero para adquirir materiales para su obra ; á que ha preparado y dibujado los grabados y cartas que ilustran el libro ; á. que tiene á su cargo corrección de ¡Jruebas, &c.; á que con él existía un contra­to verbal sobre la materia, y también á que desempeña ad honorem, hace cuatro años, la Dirección del Boletín Mz'ltJar, ratifica 1 ofer­ta hecha por su antecesor, dt: ceder á Vergara y V. la mitad de la edición de dicha Nueva Geografía de Colombz'a, quedando obliga­do Vergara y V. á. remitir, por su cuenta, los ejemplares del caso á las principales Bibliotecas é Institutos de Europa y América. La Nueva Geografía de Colombz"a no comprended. mis de tres volúmenes, ni se aumentará la edición del primer volumen, que ha sido de dos mil doscientos cincuenta ejemplares, de ellos quinien­tos extrafinos, mil doscientos cincuenta finos y quinientos ordina­rios. 3. 0 Si por cualquier motivo el Gobierno se viere obligado á suspender la publicación de la Nueva Geografía de Colombz'a, el Mi­nistro de Guerra se compromete á depositar en el Parque Ge­neral los elementos que se han adquirido para dicha publicación, mientras ésta puede continuarse. En este caso, si Vergara y Ve­lasco pudier~ seguir la publicación por su propia cuenta, qo podrá hacerlo sino previo arreglo con el Ministerio. En todo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 81 -' caso, Vergara y V. se reserva la propiedad literaria de su obra, y la de los grabados que la ilustran mientras se termina la publi­cación. 4.0 Vergara y V. se compromete á que por culpa suya no sufrirá demoras la publicación de los dos volúmenes restantes, y í. entregar encuadernados, al empleado que designe el Ministerio de Guerra, los ejemplares que á éste corresponden, y también los originales de la Nuroa Carta g(ográfica de Colomb/a, que tiene pre­parada, si el Gobierno quiere publicarla por su cuenta, y en este caso no recibirá por ellos otro pago que un número de ejemplares de dicho trabajo ya impreso. Este contrato necesita, para su validez, la aprobación del Excmo. Sr. Vicepresidente de la Reptíblica, sin la cual no surtirá efecto alguno. En constan~ia, firman los contratantes el presente, en Bogotá, á diecisiete de Junio de mil novecientos dos. ARISTIDltS FJIRNÁNDEZ-FRANCISCO J. VERGARA y V. Poder EjecuHvo Nadonal-Bogotd, 27 de Junio de I90~ Aprobado. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.ÁNDJU Doctrinal BATALLAS DEL SEGUNDO IMPERIO PO!t D!CI{ D:I LONLAY Traducción del fra.l'lcés para el B1ltll11 Afillttn· lrfagenla (4 dt Jum'o it r859) (C o ncluye) Por último acude la División Vinoy, del cuerpo de Niel, que va al punto á sostener el combate del lado de Buffalora. Como á las cuatro y media, las bayonetas de las tropas de Canrobert apa­recen á su turno. Este intrépido General, rodeado de su Estado TOXO U-6 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. oletín Militar de Colombia \_ 82 _.) Mayor, vuela al cañón con toda la Íigereza de su caballo, prece­dido por dos húsares de su escolta. La brigada Jeannin le sigue á toda carrera. Se detiene por un instante delante del Emperador, que se sostiene en ese puente de San Martino, del que ha defendi­do las entradas por medio de baterías que ha hecho colocar él mismo. Su Majestad dirige algunas palabras al Mariscal, que acu­de á reforzar la brigada Picard y á nuestro 3. 0 de Granaderos en la muralla del camino de hierro. Sus tropas forman entonces una mezcla de todos los cuerpos, y de todas las compañías- granade­ros, fusileros, voltfjeros, cazadores de á pie,-remolinean bajo el fuego en los mismos grupos, á los que hiere indistintamente la muerte. La cumbre tle la muralla es despedazada por las balas y sembrada. de cadá.vercs cubiertos con capotas grises, de kepis en­carnados ó azules y de gorros d . piel. Hay que atravesar esta mu­ralla y rechazar á. los tiradores austriacos, cuya línea se prolonga hasta el Ponte-V ecchio di I\iagt:nta, n donde debemos á toda costa fijarnos. El Mariscal obliga á su caballo á trepar por esta pendiente ensangrentada. Nosotros lo recibimos con Jos gritos mil veces repetidos de:"¡ Viva Canrobert!" En seguida este modcr­do Bayardo, sin miedo y sin tacha, reúne á su rededor á algunos de nosotros, y nos ordena que a vaneemos sobre un montecito co­ronado por un quiosco cubierto de hojas de 'id, que se levanta á nuestro frente, y de donde hay que desalojar á un destacamento enemigo. Partimos á carrera, atravesamos por entre Jos cadáve­res, rompemos con el pecho los enlaces de la vid, y trepamos por la colina, de donde el enemigo escapa con toda lig reza. :Muy en brere la faz ue lo!:i sucesos va á cambiar. Mac­Mabon entra en Jfnea; J¡¡s Divisiones Espinasse y la Motteroug-e aparccrn del lauo de Magenta; tambores y cornetas tocan á la carga. El General Camou desplcga á retaguaruia sus doce mag­níficos batallones ele voltfjeros y su batallón de cazadores de la guardia. E5ta es la victoria, que se acerca á paso de carga. Asistimos entone s á un espectáculo magnífico. El 2.0 de zua­vos, que forma la cabeza de la columna de la Divistón Espinasse, pone los sacos en tierra, y estimulado por su valiente Coronel Gambier, se arroja á la bayoneta sobre los austriacos. Las filas enemigas rotas, despedazadas con las bayonetas-sables, se opri­men unas contr" otras. Nuestros do regimientos extranjeros, por su parte, tratan de entrar solos en Magenla. Impulsados por su ardiente entusias­mo, todo lo creen posible; pero la empresa está fuera de su alean. ce, por el creciente número de los acometedores. Rechazad por fu rzas considerable , debilitados por enor­mes. pérdidas, y no sintiéndo~e sostenidos, se w:n obligados áfor­zar la entrada del pu€ Llo } á batirse n retirada, Ile' ándose al Coronel de Chabieres, mortalmente herido. Tienen que abrirse á la fuerza un camino sangri~nto pc..r entre Jos tiradores enemigos, que los han envuelto con rapidez. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 83 ....) Todo el 2.° Cuerpo marcha entonces sobre Magenta. El Gene­ral de Mac-Mahon ha señalado á todos los batallones, como punto de reunión, el pequeño campanario de la iglesia. La carga deja. oír sus sonidos arrebatadores; nuestras tropas llegan por todos la­dos y penetran pJr todos los caminos. Nada contiene su empuje, ni las calles con barricadas, ni la estación convertida en fortaleza, y que se hace teatro de un sangriento combate, ni el fuego de fu­silería que párte de las casas. En tanto que el General de la Mot­terouge se apodera de la estación del ferrocarril, la Dzvz's1'ón Espl·­nasse, con el 2.0 de Zuavos á la cabeza, se precipita en las prime­ras calles del pueblo ; adelante de todos va este intrépido General, y el Coronel Gambicr, que levanta en alto el ág·uila de su reg-i­miento. El suelo está lleno de cadáveres; los caballos vacilan. "No se puede uno sostener en este suelo movedizo," dice Es­pinasse, y se desmonta de su caballo, ejemplo que sigue el Estado Mayor. En frente de él, y á. algunos pasos solamente, se levanta una casa de varios pisos en donde se han atrincherado trescientos tiroleses, cuyo fuego dtezma cruelmente nuestras filas. "Hay que apoderarse de esa casa/ grita Espinasse, y se encamina allí con sus zuavos. "Vamos, zuavos, dice él, tumbad esa puerta.'' La puer­ta n:siste á t dos los golpes. El General golpea con el pomo de su espada la persiana de una ventana del primer piso, y exclama : " Entrad por aquí 1" En el mismo instante cae: ha muerto; una bala que ha salido de esa misma ventana le ha mto un brazo y le ha penetrado en los riñones. Su sobrino, el Teniente de Froid fond, de los Guías de la Guardz·a, que es su Oncial ele órdenes, se inclina para darle un beso de despedida, cuando una s gunda bala lo postra sin vida sobre el cadá .. ·er de su tío. Al ver esto, los zuavos, furiosos, se estrechan sobre la casa, cuya puerta y persianas vuelan en pe­dazos á su choque, y se meten dentro como una bandada de lobos. Pronto de todas las ventas se ve caer una lluvia de cuerpos vesti­dos con uniforme gris y de adornos verdes : son los cazadores ti­roleses, á quienes los zuavos matan sin darles cuartel. Los voltíjeros de la Guardia llegan en su apoyo, y por último, á las siete y medi~ de la noche, después de una lucha furiosa, im­placable, Magenta nos pertenece, y la artillería del General Au­ger acribilla á las columnas austriacas en retirada. Este denodado Oficial, descubriendo un cañón que está separado del grueso de los fugitivos, se lanza sobre él al galope, seguido por sus ayudan­tes, y logra tomarlo después de herir ~ los conductores y á los artilleros. A las ocho de la noche el combate cesa en toda la lí­nea, y los vencedores, abrumados por la fatiga, no ¡:,ien~an sino en tomar aliento sobre ese campo de matanza. Nuestras pérdidas en el combate del 4 de Junio fueron de 4,535 hombres, de los cuales 657 muertos, 3,223 heridos. En este número total de 4,535 soldados, los Oficiales eran 246, de ellos 52 muertos. Teníamos que deplorar la muerte de los Generales Eler Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \.._ 84 -' y Espinasse, y la de los Coroneles de Senneville, Jefe de Estado Mayor General del tercer Cuerpo; Charlier, del go; Drouhot, del 65, y de Chabieres, del 2.0 Regimiento extranjero. Las pérdidas de los austriacos se elevaban á I 0,2 13 hombres (de éstos, 1,365 muertos, 4,348 heridos, 4,500 que habían caído en nuestras manos); habían perdido 281 Oficiales, de los cuales 65 muertos, entre ellos un General; una bandera y varios cañones. El 6 de Junio el Emperador trasladó el cuartel general á Magenta. Fue en este pueblo pequeño, que presentaba todavía las huellas del combate, en donde Napoleón III hizo saber al Ma­riscal de Mac-Mahon que le nombraba Mariscal de Francia, y que le confería el título glorioso de Duque de Magenla. El Empe­rador elevó igualmente á la dignidad de Mariscal al General Regnault de Saint-Jean-d'Angely, que había demostrado tanta resolución y desplegado tanta intrepidez durante las largas horas en que había tenido, con la División de Granaderos y de Zuavos de la Guardia, que sostener una lucha diez veces desigual. El Ge­neral de Wimpffen fue nombrado General de División, y todo acto de valor recibió su recompensa. El Ejército austriaco estaba en completa derrota, y el 5 de Junio, al otro día por la mañana de la victoria de Magenta, eva­cuaba á Milán, en donde el 8 el Emperador Napoleón, llevando á su lado al Rey Víctor 1\fanuel, efectuaba su entrada triunfal. ESCUELA DEL SOLDADO A CABALLO POR CARLOS FERNÁNDEZ Y JULIO DEL CANTO { continúa ¡ 1 15. En ciertos ejercicios, tales como el galope largo, la carga, el trote levantado, el salto de obstáculos y en el empleo de las ar­mas, el jinete, por excepción á las reglas dadas más arriba, se afirma en los estribos y los in roduce más ó menos completamente. 1 16. Los jinetes repiten con estribos todo el trabajo con bri­dón ; el Instructor los ejercita en soltarlos y volverlos á tomar sobre la marcha, sin bajar la cabeza ; también les instruye en ajustarlos pie á tierra, comparando su largo con el de Jos brazos. Durante ei curso de la instrucción, el Instructor vuelve con frecuencia ai trabajo sin estribos. ll7. Montar á caballo-Mando : 1. 0 Prevéngan .. c para montar 2. 0 A 3.° Caballo A la primera voz, proceder como en igual tiempo del núme­ro 27, y una vez to:nadas las riendas y la crin con la mano izquier- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. oletín Militar de Colombia \._ 35 -J da, girar á medio derecha, levantar la pierna izquierda é introdu­cir el pie en el estribo, saltar sobre la pierna derecha para acer­carse al caballo, deshaciendo el medio giro, tomar la cola de la silla con la mano derecha, el dorso hacia arriba; permanecer en esta posición sin cargar el estribo ni tocar el caballo con la punta del pie. A la segunda voz, lerantarse sobre los brazos y sobre el es­tribo izquierdo hasta que esta pierna quede extendida con la rodi­lla unida á la silla ; el cuerpo, las manos y las piernas, como en igual tiempo del número 7. A la tercera voz, ejecutar los mismos movimientos de igual tiempo del número 7, introduciendo después el estribo derecho. Entre la segunda y tercera voz mediará un corto espacio de tiempo solamente. 118. Echar pze á lt'erra --Mando: 1.0 Prevéngame para desmontar 2.0 A 3. 0 Tterra. A la primera voz, soltar el estribo derecho, tomar las riendas y las crines y colocar las manos y el cuerpo como en igual tiempo del número 37, cargando un poco el peso del cuerpo sobre el es­tribo izquierdo. A la segunda voz, como en igual tiempo del número 37, cam­biando la mano derecha al borren trasero, tan pronto como la pier­na derecha haya pasado por encima de él; el peso del cuerpo se comparte entre el estribo izquierdo y las manos ; el cuerpo y las piernas como en el indicado número 37. A la tercera voz, afirmar suavemente el pie derecho en tie­rra, soltando la cola de la silla y dejando irse un poco el cuerpo hacia la cabeza del caballo, girándolo al mismo tiempo algo á. medio derecha, medio giro que se deshace inmediatamente des .. pués que se baja el pie izquierdo, colocándose el jinete frente á la espalda izquierda del caballo; proceder en seguida como en igual tiempo del número 3 7. 1 19. Se ejercita también á los jinetes en montar y echar pie á tierra por el costado derecho, según Jos mismos principios expli­cados, anteponiendo al mando la indicación : Del lado derecho, á la cual los jinetes pasan á tomar la posición de firmes, al costado de­recho de la cabeza del caballo. Cuando se echa pie á tierra por el costado derecho, los jinetes pasan á la izquierda de la cabeza del caballo tan pronto como terminen el movimiento. 120. Trole levanlado.-Para el trote levantado, ó inglés, el ji­aete inclina ligeramente lo alto del cuerpo hacia adelante, sin en­corvar la espina dorsal, toma un ligero punto de apoyo en los es­tribos, que se introducen hasta la mitad del pie, y un fuerte punto de apoyo sobre las rodillas, que deben adherirse sólidamente á la silla, quedando las piernas en contacto con el cuerpo del caballo y en la poiici6n descrita en el número 8. Los codos deben quedar Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 86 _) unidos al cuerro; teniendo las manos bajas, se le proporciona un punto de apoyo á la boca del caballo. Lo alto del cuerpo se deja levantar de la silla un poco y sin esfuerzo .• por la reacción del tro­te, de tal suerte que sobre los dos tiempos efectuados por cada pisada, el jinete quede un tiempo en el aire y venga en seguida á encontrar suavemente la silla en el momento en que una nueva reacción lo levanta otra vez, obrando la articulación de las rodillas como bisag-ra. El jinete se esfuerza en restringir el impulso que el caballo comunica al cuerpo. 121. El trote levantado se ejecuta ora sobre el bípedo diago­l'lal derecho, ora sobre el bípedo diagonal izquierdo. Cuando está bien ejecutado el movimiento, el jinete, si trota sobre el bípedo diagonal derecho, comienza á levantarse en el momento en que este bípedo diagonal se levanta de la tierra y el caballo está en­tonces separa<.lo del suelo: continúa levantándose hasta que el bípedo diagonal izquierdo concluye su apoyo; comí€ nza á descen­der mientras que el bípedo diagonal izquierdo aband na la tierra ; el caballo está entonces levantado del suelo ; no toca la. silla hasta el momento en que el bípedo diagonal d recbo, concluyendo su apoyo, se encuentra en la m jor condición para resistir 1 peso del jinete; y se levanta inmediatamente después, s dt>cir, en el mo­mento en que el bípedo diagona.l derecho se separa de tierra; siem. pre que ejecute el moYimiento sin interrupción, se le' antará siem­pre también sobre el bípedo diagonal derecho. R sulta de esto que el bípedo diagonal sobre el cual se trota, se fati~a más que el otro, puesto que recibe cada ·vez el choque en el momento en que termina su apoyo: es, pues, indispensaL>Ie poder levantarse tanto sobre un bípedo diagonal como sobre el otro, y poder pasar de uno al otro sin que por ello se ocasione cambio alguno en el aire de marcha del caballo~ lo que e hace muy fácilmente con un poco de práctica, dejándose caer dos veces seguidas, en vez de una, antes de levantarse de nuevo. Para ejercitarse en levantarse á voluntad sobre uno ú otro bípedo, es preciso trotar sentado durante algunos instantes, á un trote moderado, observar el moYimiento de la punta de las espal­das, y levantarse inmediatamente después del apoyo del miembro anterior izquierdo, es decir, durante el apoyo del bípedo diagonal derecho, si se quiere trotar sobre el bípedo diagonal izquierdo; inmediatamente después del apoyo del miembro anterior derecho, si se quiere trotar sobre el bípedo diagonal derecho. Cuando se trota levantando sobre el bípedo diai!"onal izquier­do, es más fácil obtener la partida al galope sobre el pie derecho que sobre el izquierdo, y viceversa. En efecto, haciendo el jinete su movimiento de levantarse sobre el bípedo diagonal izquierdo, viene á encontrar la silla en el momento en que este bípedo dia­¡ ronal está apoyado; se sabe que en este momento es preci5o de­terminar la partida al galope derecho, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 87 --' 122. Para pasar al paso ó detenerse, el jinete se sienta en la silla, llevando lo alto del cuerpo un poco hacia atrás, y se ri~e por lo que se ha prescrito en los números 65 y 7 I. 123. Siendo el trote levantado mucho menos fatigoso para el jinete y para el caballo, que el trote sentado, debe empleársele siempre en los ejercicios fuera del picadero y para las marchas. Dentro del picadero, y una vez aprendido, el Instructor prescri­be á los jinetes que lo ejecuten á la voz: En su lugar, descanso, siem­pre que se encuentren trotando. A la voz: Alenáó1z-FIR(mes), se vuelve al trote sentado. 124-Pasaje )'salto de obstrfculos- Cuando los jinetes hayan adquirido un asiento sólido y correcto, el Instructor los ejercita en el pasaje y salto de obstáculos, ~iguiendo la graduación y los prin­cipios prescrito¡¡ en el trabajo fuera del picadero (número 146). ConHnúa -===Historia=­AurosroGP AFIA DE HIPÓLITO MORA COROl TEL DE COL0.1BIA CAMPA~A DE 1859 (Continúa) Del Socorro marchámos para la Salina de Chita, porque se tuvo conocimiento de que estaba e.-plotando dicha Salina una fuer­za al mando del General Reyes Patria. Llegámos al punto llama­do Rodrigoque, que queda. una legua distante de la Salina ; ahí se tuvo noticia de que ya la habían abandonado; con tal motivo, el Coronel dispuso que nos dirigiéramos por la derecha hacia Sá­cama. Llegámos allí, y un poco más adelante se hallaba el enemiiro atrincherado en un lugar que por su dispo.ición era imposible ata­car: era una a1 gostura ó callejón que no daba acceso para la marcha de los soldados. Permanecimos aquí un día, y al amanecer del siguiente nos dirigímos hacia el enemigo; pero ya había abandonado el campo, dejando sólo unas cargas de al que no pudo llevar. El enemi¡o tomó la vía que conduce al puente del Tablón, que da paso sobre el río de Casanare. Nuestras fuerzas pernoctaron en este lugar. Al sig·uiente día se ordenó la contramarcha para Bogotá, á dondo se llecó sin inconveniente alguno. En Bogotá permanecimos un mes} y luégo nos- ordenaron marchar para La Mesa. Allí permanecimos un mes más 6 menos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. l'Joletín Militar de Colombia '- 88 _; y en seguida marchámos para Guaduas, donde también estuvimos un mes. En esta población se me comisionó para traer un poco de ganado del puerto ele Chaguaní, comisión que fue cumplida. Antes de partir para mi campamento á dar parte de ella, llegaron el res­to del4.0 y 6. 0 de Línea. Inmediatamente marchámos para La Ba­rrigona, por tener noticia de que Mosquera se hallaba sobre ese lugar, en donde estaba nuestra artillería con 5us respectivas pieza5; pero cuando llegámos al citado punto, ~1osquera ya ha­bía mandado un batallón para que se emboscara en una corra­leja, y lo tenía oculto tras de unos árboles muy gruesos. Aquí debo advertir que lo que Mosquera deseaba era tomar las piezas, y por esta razón tuvimos que hacer un grande esfuerzo y marchar en el curso de la noche para llegar á tiempo. El General Gutié­rrez, que tuvo conocimiento de lo que sucedía, fue quien dio la or­den para que marcharan inmediatamente dos compañías del Ba­tallón número 4.0 El Coronel nombró á la 1.• Compañía, que la comandaba Juan Maldonado, y la 2.'", que la comandaba yo. En cumplimiento de la orden, nos dirigímos al lugar de nuestro des .. tino. Llegámos á una corraleja, que era en la que estaban embos­cados los enemigos, quienes nos recibieron con un asperges de balas que nosotros no podíamos devolver porque el camino donde estába­mos era sumamente estrecho y además cerrado de pasto pará, de dos metros de altura. Perdimos 22 compañeros y nos hicieron 11 prisioneros, entre ellos el Alférez N. Vargas. Yo con el resto de mis soldados me precipité por el sembrado de pasto, rompiéndolo con nuestros cuerpos hasta llegar á un alto. Estando en este lugar, recibí orden de permanecer allí hasta nueva di po ión. Como des­de este punto se divisaba el campamento enemigo, dio por resulta­do que vine á quedar cerca de la gente que nos había atacado. A eso de las nueve de la noche oí una voz sumamente baja. que dijo: "¿Quién vive?" Era el Jefe de Día que me dijo: "re­tire la avanzada, porque ya nos vamos." Inmediatamente mandé parte á mi campamento de lo que ocurrfa. En el momento recibí orden de abandonar mi puesto, pero siempre que fuera á reta­guardia para cubrirla. Nosotros fl>amos por el camino de la orilla del río Magdalena, conduciendo las piezas de artillería. Mosquera llevó la vía por el camino de encima, ó sea del pie de la cordi­llera. Cuando vino la aurora salímos al camino que transitaba Mas­quera ; pero como llegámos primero, las piezas de artillería iban adelante. Yo venía cubriendo la retaguardia, y en este punto nos encontrámos con la descubierta enemiga ; tan pronto como nos vimos, empezámos á tiroteamos; pero era tan estrecho el camino, que ni unos ni otros podíamos a van zar; al fin lográmos salir al llano. En este punto queda la quebrada de Chaguaní, y aquí mis­mo existían unas corralejas de cerca de piedra bastante altas, y además, como hay una cerca de piedra en toda la orilla de la quebrada, nuestra fuerza se atrincheró allí, y las piezas de artille­ría se colocaron res~uardadas por dicha cerca. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \..._ 8g _J Por la tarde llegó Mosquera y estableció campamento con su ejército á poca distancia del nuéstro ; las fuerzas de él eran supe­riores á las nuéstras, pues contaba con mayor número de gente, que lltgaba á 4,COJ h0mbres IJien armado <= , y nosotros no contába­mos sino con 2,000. Por esta razón tt.Yimos que atrincherarnos para resistir en caso de que fuéramos atacados; pero Mosquera no quiso atacar, porque él lo que quería era que nosotros lo atacá­ramos, para de ese modo batirnos. Al día siguiente propuso armisticio, el cual concedido, dio por resultado que él y su gente se dirigieran ~ Guaduas y nosotros to­máramos la vía de Chaguaní. Acampámos en Chimbc y luégo en Villeta. Mosquera acam­pó en el alto del Raizal. De Villeta nos dirigímos á Facatativá, y luégo para Cuatroe quinas, y de aquí para Subachoque; pero cuando nosotros llegámos al frente de este pueblo, ya Mosquera había tomado el Alto de Santa Bárbara, ó sea de Subachoque. En este punto pet·manecimos día y medio; pero luégo se efec­tuó la marcha con el fin de rodear el cerro, ó sea el punto donde estaba atrincherado Mosquera. Emprendimos marcha :i las 7 ele la noche, y aunque con fati­ga por lo acelerado del paso, conseguímos llegar al punto deseado. Este es un cerro de m~yor elevZtción del que ocupaba Mos­quer~, y lográmos coronarlo al amanecer. En este punto se colocaron unas piezas de artillería, que con trabajo habíamos logrado conducir. A las 7 de la mañana se rompieron los fuegos; y á las 12 del d!a, por el ala derecha de nu estro campamento, nuestras fuer1as estaban totalmente derrotadas; hasta e . a hora mi Batallón, que era el número 4. 0 , no había tomado parte en el combate; pero en este momento oímos el toque de corneta ordenando marcha al frente con la eñal de mi Batallón; inmediatamente nos pusimos en marcha hacia el en e migo, y como éste había salido de sus trin­cheras avanzando sobre nosotros, se trabó el combate; pero enton­ces no nos lleval.Jan ventaja, aun cuando el número de fuerzas del enemigo era superior al nuéstro, p o rque ccn nuestro Batallón iba el arrojo, que ya había dado á conocer en los campos de batalla. A las 2 de la tarde estábamos batiéndonos á pura bayoneta, teniendo en cuenta que de antemano nos tenían un batallón á re­taguardia, apoyado por un Escuadrón de caballería. Así fue que nos cogieron á dos fu e g-os ; pero en esos mom .ntos tan angustia­dos, entró el valiente E cuadrón que comandaba el General Arjo­na. Este Escuadrón, con lanza en ristre, nos ayudó á rechazar al enemigo ; viendo nosotros esto, lo perseguímo hasta que lle~ó á su campamento, alcanzando nosotros hasta sus primeras trinche­ras. Dueños de esas posiciones, desde ellas hadamos fuego sobre las que ellos habían ocupado. En esos momentos oímos el toque de corneta que ordenaba retirada con seña del Ba.tallón. Ahí estuvo la pérdida de nuestra gente, porque teníamos que atrave:sar todo el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :Boletín Militar de Colombia '- 90 _; llano y desfilar frente á las trincheras de los enemigos que nos diezmaban, y nosotros no podíamos herir á ninguno. Al llegar á mi campamento á las 6 de la tarde, sólo llevaba 19 soldados, cuando al entrar contaba con 95. Ya en el campa­mento, sobrevino un torrencial aguacero, que no nos dejó pieza seca sobre el cuerpo, á lo que debe agregarse que estábamos como para comulgar, pues no habíamos tomado ni el más ligero alimen­to. Al día siguiente fui comisionado para salir al campo á reunir los heridos, y en tan pequeño espacio, contando los muertos, ascen­día el número á 500. Esta operación se efectuó por el costado de­recho del campamento, y en este día. se estipuló el armisticio entre el General París y Mosquera. En seguida dieron orden de regresar al pueblo de Subacho­que, y allí acampimos; ~ntonces fu cuando tuvo lugar el €'ncuPn­tro con el General Obando, que dio por resultado la muerte de Patrocinio Cuéllar y el citado GenLral Obando. De aquí nos diri­gímos al Chicó, y aquf acampámos. Mosquera había acampado en el pueblo de Usaquén. El día 12 de Junio salímos en dirección á su campamento, con ánimo de atacarlo; entró en combate mi Batallón, ó sea el 4. 0 , y á las seis de la tarde el campo habría sido nué!:>tru, si el resto de la gente nuéstra hubiera tomado parte atacando; pero no lo hizo así, y nos dejaron solos en el citado combate. Al siguiente día como á las 12 volvimos nuevamente á atacar el campamento; y si el día anterior, solos habíamos casi batido al enemi&"o, con mayor razón en este día, si entraba en pelea toda la fuerza. Empezámos á atacar las trincheras con todo el valor y energía que acostumbraba el intrc.!pido 4. 0 ; llegámos hasta tomar los primeros toldos del enemigo, pero sucedió lo mismo que el día anterior, que nos dejaron solos, no quisieron emp<>ñar toda la fuer­za, y por consiguiente era imposible vencer aun cuando hicimos toda resistencia peleando con Yalor, combatiendo fuimos vencidos y cayendo, con muy pocas excepciones, todos prisioneros. Los Oficiales que caímos fueron todos del bravo 4. 0 , que era como se llamaba el Batallón: Fidel de Luengas, Marcelino Angu­lo, Aurelio Mora, l\1edardo Hoyos y yo. Cuando nos entregaron en el campamento de Mosquera, es­taba el luso Gutiérrez en la puerta de la corraleja, y cuando nos metieron preguntó á qué cuerpo pertenecíamos ; yo le contesté: Al Batallón 4. 0 de Línta, y él contestó con aire triunfal: "Es nués­tro el triunfo "; "á las demás fuerzas no hay que temerles." Tes­tigo de estas palabras el General Lebel de Goda, quien más luego fue á mi prisión á ofrecerme sus servicios, y me manifestó que así se defendían los principios que cada cual tiene, con valor, aun cuando la suerte sea adversa, pero siempre firme en ellos; yo le di las gracias, y le manifesté que siempre sería firme en el cumpli­miento de mi deber. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-91_; ARTE DE VERIFICAR LAS FECHAS Por B. ~Vardm (Traducción para el Bolttlu llf.'t.lar) (Continúa) En r6g8 una erupción del volcán de Carguaz·,·aso, situado en la cima de Ambato, se anunció por medio de una violenta sacudi­da de la tierra. De truyó todas las ca~as, hizo estériles los campos circunvecinos de Lata.cunga, y causó la muerte de varios habitan­tes. El 'Iímguragua también hizo erupción 1 3 de Abril de 1777. Lanzó muchísima agua hirviendl) y piedras de dimensiones prodi­giosas, y sepultó el pueulo de Baños. El Sa1·a-Urcu ocasionó tam­bién grandes desgracias el r 2 de 1Iarzo de 1797, y el ro de Sep­tie, nbre de 18 ro, el Cay.:zmbt, que se ve desde Q:.lito, arrojó ma­terias -inflamada hasta un punto llamado Los Colorados. Ríos-El J.Iara.11qn ó Ahlazonas i!<, el río más ancho de la América Meridional, sale d· l Jao·o de L~uricocha t, cerca de la ciudad de Gua nuco, hacia t.l r 1° de latitud S. Se diricre al Norte por una extensión de 6°, hasta Ja n de Bracamoros (5° 21'), y de allí al E., casi paralelamtmtc cun l ecuador, dirección que con­serva hasta su des .mbocadura. Su curso desde Jaen, donde co­mienza á ser nave.g-able, tiene de ancho 30° de longitud, ó de 1,000 á 1,100 le~uas, siguiendo sus vu 'Itas ¡. El Marañón recoge gran número de aftuent s, de los cual. varios tienen 500 á 600 l guas de curso, y no son inferiores al Danubio ó al Nilo. 'us principales tributario del Torte son 1 1 rapo, el Putumayo, el Yupurá. ó Ca­cuta y el Neg-ro. Los del ... Iedi día son el Guallaga., el Ucayale, el Madera, el Tapa.·os y el ./ingti. El 1 apo ti ne como 6oo toesas de ancho arriba de las islas que divillen sus Locas; y el Río Ne­gro, á dos Ie~uas de su entrada, por latitud 3° 9' tiene 1,203. El Marañón, después de su confluencia con el Chachapoyas y el Chinchipe (latitud 5° 30'), se abre paso por cnt(C dos montañas, en que la violencia de su corriente y los saltos que la interceptan la hacen impracticable. Su anchura en el punto en que se torna * Encima del aflucn te ·e gro. El Mamiü'm es ~;onúcido por los portugueses con el nombre de Río de Sohm·us, ó de: los v.:nenos, nombre que se cree le dieron por lao; fi-chas envenenadas de que se sin·,·n lo~ naturales de us orillas. t Vario¡ creen, dice Ullo:1, qu el Apurimal ó Ucayall.! e el verdauero Ma. rañón, porqt.e su origen e,tá más leja , y qur- sus aguas al unirse obligan al otro á cambiar de curso. Acu a cree que el N<1po s el \'Crd tdcro Marn.t'ión. Este río y el Coca, que vienen de la cordil era del Cotopaxi, después de correr brgo tra. yecto, se reúnen y confunden en el ~1an 1ón, dt:spués de recorrer 200 legua¡ en línea recta de Occidente á Ori nte. :t: Según La Condamine, Ulloa dice que su longitud, induyendo sus ·.,.uelta! haata Jaen, es de más de 200 leguas: de allí á su desemb •cadura, su longitud al Este es de 30° de distancia, lo que hace 6oo leguas medidas, que pueden alean. ~ar á goo, incluyendo las vueltas y revueltas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. loletín Militar de Colombia '- 92 -' navegable, medida por M. de la Condamine, es de 135 toesas, y él observa que sus aguas parecen haber bajado de 15 á 20 toe­sas. Con un cordel de veintiocho toesas él no encontró el fondo sino en la tercera parte de su anchura; la ligereza de una canoa abandonada á la corriente, era de una toesa y un cuarto por se­gunrlo. Abajo de la confluencia del Santiago, el Marañón vuelve al Este, después de doscientas leguas de curso al Norte, y se abre un canal en medio de las cordilleras, entre dos murullas paralelas de rocas cortadas casi perpendicularmente, lecho que no tiene más de 25 toesas en su parte más estrecha. Este estrecho se llama el Pongo, 6 puerta de Manzériche. En la confluencia del Napo tiene goo toesas de ancho. De~pués de juntarse con el río Negro y el Ma­dera, su anchura ordinaria es de una le~ua, y de dos á tres en lo:. puntos en donde forma islas. En los tiempos de inunchr: 'n no ti e ne límites. Abajo del Xingú no se ve de una orilla á la otra; y en Obidos, á 150 leguas del mar, tiene mil brazas de ancho. Sus bocas orit>ntal y occidental están separadas por la isla de Joanés 6 de Mara yo, que tiene más de I 50 leguas de Tuelta. Su desembo­cadura, desde Zaparara al Sur, hasta el cabo del Norte, es de 80 leguas. Por la. fuerza de su corriente, el Marañón conserva la dul­zura de sus aguas por treinta leguas mé. r adentro, cuando el reflujo. El flujo y el reflujo del océano llegan hasta el estrecho de Pauxis, á más de 200 leguas de su desembocadura, y se hacen sentir cada doce horas. En el Para la mayor altura de sus aguas es de diez pies y medio, y desde Curupa los barcos no marchan sino merced á los pantanos. Según el Padre Acuña, el Marañón y sus tributarios riegan un país que puede tener cuatro mil leguas de cir­cunfenmcia *. El On1zoco ú Orz't:oqut (nombrado por los naturales Hz'n'~toco, de que se ha formado On'noco) toma su orig-en cerca del 5° de latitud N. y después de un curso de circuito primero al Sudeste, en ¡eguida al Norte y luégo al Nordeste, derrama sus aguas en el Atlántico, por cincuenta canales casi en frente de la isla de Trini­dad. En Saint-Thomas, á noventa leguas de su desembocadura, tiene 4 millas de ancho, y cien leguas más lejos, todavía tiene tres. Este río inunda con regularidad sus orillas, desde el mes de Abril hasta el de Octubre, cuando sus aguas vuelven á su lecho. Sus ca­nales comprenden una multitud de islas pantanosas, en un espacio de sesenta millas, y sólo sie~e son na\·egables, de los cuales uno por grandes navíos. Existe por el Río Negro una comunicación entre el Orinoco y el Amazonas, que forma quizás la navegación interior más extensa que se conoce t. • Véase Ulloa. Relación de viaje y viaje de la Condamine. t Viajes de M. de la ConJamine y de M. de Humboldt. ConHnútJ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 93 _J -Variedades~- PEREGRINACION DE ALPHA 1 POR llANUEL ANClZA:a (Continúa) Era de ver la ansiosa solicitud con que, soplando un tiz6n, es­peraban que el sacristán les hiciera desde adentro la señal de dis­parar; momento supremo que al fin llegó, estallando los cohetes con P.l desorden conveniente, distribuídos con largueza y profunda satisfacción por el jefe de la cuadrilla. De allí á poco el vuelo de las campanas y la salida de las gentes anunciaron )a procesi6n. La cruz y los ciriales asomaron primeramente indicando la ca­rrera al rededor de la plaza. Siguiéronse unas andas Yistosamente cargadas de frutas y flores, rodeadas de cañas de maíz con sus mazorcas y espigas en pleno desarrollo, y llevadas en hombros por seis agricultores atléticos, vestidos de ulanco lienzo de algodón. Detrás de ellas, á corta distancta, venía la cstatuíta de San Isidro, en actitud de arar la tierra, dirigiendo el arado de que tiraban dos cuadrúpedos con cuernos, piadosamente reputados y tenidos sin contradicción por bueyes, y ataviado con camisa y calz6n de lien­zo y su correspondiente sombrero de paja, semejante á los usados en el pafs. Acompañaban al Santo el Cura y tres ó cuatro músicos entonando los d.nticos del caso, cerrando la marcha un denso pe­lot6n de campesinos, descubiertas las cabezas, y los bronceados rostros llenos de serieda.d y veneraci6n hacia el labrador beatifi­cado. En el centro de la plaza estaban otros grupos de agriculto­res cuidando los bultos de cume~tibles que habían de expenderse en el mercado, cual si hubieran querido presentar al Santo un tes­timonio de la fidelidad con que habían sf'guido su ejemplo para sacar del seno de la tierra la modesta riqueza que encerraban los sacos y mochilas recién descargadas. Las procesiones son entre nosotros farsas grotescas y aun idolátricas que el cristiano pensa­dor quisiera ver suprimidas por honor de la religi6n, tan ridiculiza. da con esas representaciones materiales y frecuentemente absur­das, dignas del semi-pa~anismo de la Edad Media; pero confieso que la de San Isidro labrador tiene para mí cierta significación social que la distingue y legitima : es, como si dijéramos, la apo­teosis de la agricultura, la santificación del trabajo productivo, y una lección práctica que da la iglesia de la honra que merecen las tareas civilizadoras de los que se consagran al cultivo de la tierra. En cuanto á éstos, miran á San Isidro como á uno de los suyos, y al tributarle culto, más bien parece que enaltecen su propio oficio y le cobran amor, y se envanecen de tenerlo; de forma que resul. tan ventajas efectivas para la sociedad, cuyos cardinales intereses, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .Boletín Militar de Colombia '- 94 .J tanto morales como materiales, puede decirse están vinculados en el gremio de agricultores, particularmente en los pueblos nacientes. Esta fiesta fue una oportunidad que se me presentó para re­parar si los moradores merecían torJavía los calificativos del tiempo de Oviedo, y me convencí de que si este escritor hubiera vivido y escrito en la época presente, habría juzgado de otra manera. los hombres y las cosas. Frecuentemente me ha sucedido te-ner que comparar lo que los escritores particulares y documentos oficiales del siglo último dicen de la Nueva Granada, con lo que es hoy el país, y cada vez encuentro moti vos de congratulación ; pues no sólo en el número de habitantes y en la suma d .... riqueza general hay adelantos lisonjeros y rápidos, sino en la cultura y civilidad de las gentes y en el de arrollo del carácter varonil y honrado que van desplegando los habitantes del campo, resultado del diferente modo con que se les trata desde la abolición del dcpresi vo régimen colonial. Los nativos de Charalá son de ing-enio vivo y despejado, modales abiertos y genil sociable. De allí h n salido varios hom­bres prominentes en la política y en las ciencias puestas á su al­cance por nuestro rutinero sistema de instrucción pública. Hoy se atiende con solicitud á la enseñanza primaria, sosteniéndose en la villa una escuela gratuita d. 70 niño , y cuatro cscu,Jas privadas en que se educan 40 niñas. Crímenes no se cometen, pues no me­recen este nombre algunas riñ ... s sin consecuencias graves y tal cual hurto miS»erablc. Ha de aparecido totalmente la raza indígena pura, absorbida por la blanca, quedando en el cantón pocas familias de sangre mezclada en que todavía e de cubr n alguno ra gos del indio. Los primitivos habitantes, belicosos y determina os, no debieron ser de mezquina. estatura, como lus que moraban en lo alto de los Andes, ¡.>ues los huesos encontrados en las cuc,·as recientemente descubiertas cerca de Coro moro, son de proporciones a ven tajadas: los cráneos altos y las curiosas Yasijas de barro cocido que suelen hallarse en esos antiguos osario , manifi stan la inteligencia y la­boriosidad ele los aborígenes, de cuyas co~tumbres y régimen civil no han dejado noticias particulares los croni~tas de la Conquista •. • "APU T.UIIE. 'TOS DE LOS IIECIIOS OCURRIDOS F.L 4 DE AGOSTO D:& r819 EN CHARALÁ."-"Por lo5 thtos que tuvo la bondad de suministrar el Sr. Ramón Santos, que en dicho tiempo ej.:•cÍa. las funcione de Alcalde Ordinario en esta villa, y por lo.> que dieron los Sr-s. Ldcfomo Hurtado, Agustín Erillo, Nicolás Chacón y otros, que están de acuenlo con el primero, resulta: que es in­exacto que las fuerzas que tomaron a Char,\LÍ. el 4 de Agosto de 1819, fueran los restos del ejército de Barreir '• Yenc1dos en Royacá el 7 de Ag sto del mismo año, por las fuerzas colombianas que combatieron en aquel campo á las órdenes del General Lib-..rtador. Obsérv.~e que habil!ndo sido posterior la derrota ó pér­dida de Barreiro á. los asesinatos y saqueo de Charalli, no pudo suceder que los vencidos derrotados pudieran invad1r este mismo pueblo, cuando ellos no fueron vencidos en Boyacá sino tres días después; luego es indudable que los invasores no fueron los derrotados. "De las mismas tradiciones ó datos, aparece: que el General Lucas Gon. zilez, Gobern:H.lor de la Provincia del Socorro, por el Gobierno español, tuvo notici~ de que habiendo vencido las fuerzas del Libertador á las de los españo· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :Boletín Militar de Colombia \.._ 95 _; Contiene el Cantón 26,ooo habitantes consagrados al cultivo de la tierra y á la fabricación de lienzos, sobrecamas, hamacas, bayetas y mantas de varias pintas finamente labradas. Sábese la existencia de minas de excelente cobre en el distrito de Coromo­ro, de plomo y g-alena (alcohol) en varios puntos, y de sal gema en el cerro de :Menempa. Indudablemente las hay también de car­bón, hierro y azufre, según se infiere de la naturaleza del terreno y de algunas muestras que aparecen con frecuencia en la superfi­cie; riquezas perdidas para la industria, que duerme todavía por falta de caminos merecedores de este nombre, y porque aún no ha penetrado en Charali el espíritu de empresa que asoma ya en otros puntos de la Provincia. Ocamonte, Cincelada, Riachuelo, Coromoro y Encino, cabezas de distrito en este Cantón, no presen­tan materia para descripciones especiales: son pueblos nacientes, enclavados entre cerros, privados de comercio, salvo las pequeñas ferias dominicales, en que se hacen cambios insignificantes, pues cada lug-ar produce lo que necesita para satisfacer sus poco nume­rosas necesidades. XVII El río de Cha ralá corre por espacio de 7 horas hacia el S., entre cerros despedazados, que muestran al descubierto largas hi­leras de rocas estratificadas, en que predominan las areniscas, les, en los Llanos de Casanar , este ilu~tre y tlistinguido caudillo de la libertad americana, marchab l par.t Bogot i en bu~ca c.l t las ulra fuerzas que quedaban por combatir, de l a d e lo <: n c m i .. o situ ::ul os en t.ts Pro\'Íncias. "Gonz, lcz re oh j / , por su p rtc lc\'antar un ejército en esta Provincia, y con poco menos ele trc ci e ntos hombres que alcanz1'> :\reunir, anduYo :tmbulantc recorrí ·neJo la Provincia, ha t .t. que habi,· ndo recibido orden del Virrey, se puso en marcha para Boyad, en au.· ilio de I.Lur eiro. Entre tanto el Coronel Antonio Morale (hoy Genera l} h, bía llegado á e ste pueblo, como comisionado por el Li­bertador para formar y di ciplinar cu erpos militans que ayudaran á las expedí­clones que se preparaban. "Estando situado en Oiba el General espaiiol González, en su marcha para Boyacá, supo la llegada y estación que había hecho el Sr. Morales en este pue­blo, el pronunciamiento de sus vecinos contra la dominación española, y las fuerzas que se preparaban por él; motivos que sin eluda le obligaron á abando­nar el camino que llevaba para Buyacá, prefiriendo cortar las maquinaciones del Sr. Morales y pacificar á los habitantes de Charala, con un degüello de 200 á 300 personas, y un saqueo de tres días, término que fue lo bastante para que los avarientos soldados no dejaran estaca en p:ncd, como se dice. Esta terrible y es­pantosa catástrofe dio origen á la pobreza que es causa del atraso en que este pueblo se encuentra. Charalá con sus riquezas primitivas, con sus hombres nota. bies, sería hoy uno de los pueblos m::is distinguic.los de la Nue\'a Granada, no de. jando, ñ pesar de sus c.lcsgracias, de ser de los primeros de la Provincia. "Tal ,-ez puede dar curiosidad de saber por qué no hizo tentativa de de. fensa Charalá para eYitar la entrada de las fuerzas ele González, y las tristes con­secuencias que se siguieron, y de los mismos informes se viene en conocimiento: que no faltó valor ni patriotismo á los habitantes de aquel tiempo; y que al efecto, más de dr s mil hombres estaban dispuestos para hacer la defensa de su pueblo, aunque á la Yerdad sin ninguna pericia militar y mal armados, pero re­sueltos á morir defendiéndose aunque futra á piedra, palo ó pescozones. Este sentimiento era tanto más entusiasta en los Yecinos, cuanto estaban encabe­~ doli por un ] efe de confia!lza, cual era el Sr. Coronell\Iorales; pero á elite ] efe, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 Boletín Militar de Colombia '- 96....) divididas naturalmente en trozos cuadrados no cimentados, que en la parte superior de la rotura del cerro muestran sus ángulos sa­lientes, remedando una prolongada y ancha cornisa dentada, sobre la cual se balancea una faja continua de arbolillos perpetuamente verdes, á trechos interrumpida par las quiebras de los arroyos que desde el borde se despeñan y desaparecen entre las ruinas y matorrales inferiores. La tierra que ha debido cubrir los flancos de la serranía en tiempos remotos, falta de base después del tras­torno y hundimiento de l:ts rocas, ha rodado y acumuládose en planos inclinados irregulares, á entrambos lados del río. Donde­quiera que estos planos pueden soportar el cultivo, se han estable­cido estancias de labor y las humildes habitaciones del labriego, feliz en su independencia y en el aislamiento de su hogar. Los al­bores de la mañana le encuentran con el azadón en las manos, atento á sus sementeras, y en torno suyo resuena, devuelta por el eco de las peñas, la vo~ argentina de los pequeños hijos, que en­sayan sus cantares y las fuerzas, trepando por los escarpes del cerro inmediato, para llevar á la diligente madre el agua pura del arroyo, 6 la pacienzuda vaca que ha de suministrarles parte del desayuno. Co111inúa según se asegur~, le faltaron el valor y el patriotismo; le faltó valor, por9ue se intimidó á la vista de las fuerzas de Gonzfllc:z, c¡u e á la verdad se compoman de hombres disciplinados y armado , mientras que los cbaralc1 os, aunque num ro­sos y resueltos, estaban mal armados; pero no les fa l taban cerca de cien fusiles y una guerrilla. algo disciplinada, Yarias lam:as, palos y otros instrumentos que su entusiasmo les había hecho in\'cntar, aparte de In fuerte é inexpugnable de· fensa de sus ríos y trincheras que habían constrniJn, sin má puntos de entrada que sus puentes, y cuyos puntos se han podiuo Jefu~eler muy bien, con un peque­f! o número de hombres, como se Ycrificó en 1941, que la. guardia que custodiaba el puente del río Picota, fue lo bastante para rechazar y derrotar más de 100 hombres, que de orden del Gobierno, y encabezado por d finado Sr. José María Tavera, \•enían á destruir la guerrilla que capitanrab el anti~uo guerrillero Sr. Miguel Dulcey. Le faltó su patriotismn, porgue, dicen, prf:fuio sah ar á su queri­da, dejando en peligro la s2-hación de un pu blo, que pocos momentos después de su fuga y de haber sacrificado unos poros Yalientes que sin orden ni auxilio de su Jefe atacaban denod~damcnte, impirlicndo el paso de las fuerzas de Gon­zález, fue destrozado inicuamente. Tal fue la ferocidad de su Yoraces enemigos, que se asegura con venlad que, en el mismo templo, fueron degolladas varias personas, entre otras la bella y ,·irtuosa joYen Elena Santos, á quien después de su muerte estupró un soldado. "En fin, Charalá. ba sido teatro no wlamente de los desastres de la gue­rra. de la Independencia, sino que también lo ha sido de lastimosas escenas de la guerra civil. En la pasada lucha del ano ele 40, que los pueblos sostuvieron con­tra !:1 rlominación de los doce at os. Cbaralá se \io comprometida, y muchos de sus hijos sostuvieron guerrillas contra las fuerzas de los dominantes del país, á costa de los pudientes y de los sacrificios de los pobres, que expusieron sus vidas valerosamente, antes que sentir que una nueYa tiranía los dominara; pero al fin, perdida toda esperama y recursos, le par'"ció prudente al cabecilla Miguel Dul. cey hacer una honrosa retirada y disolver su gente, habiéndole el General Mas­quera dado algún auxilio y ofrecido garantías. Así se terminó una lucha de par. tidos, que acabó de arruinar á este pueblo." Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo II N. 3

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 9

Por: | Fecha: 01/03/1902

SERIE III- TOlJfO I GENERAL , CtfQOQ oqzález '$aleqda JI" á :J.g:J vadJ.t:J:Jo:J / 7ne:tilbtio::J 1/()/rJJÁ-tPñe-to:t, pe ¿ &:J. ~~Ht-ft:iu;J de/ ~"í»ft4a ~?t- vert.ia17 a"' ctuut}·f-eva-t u/¡41o?~4. 1e:Jat:ft'u'/() ~ & c:a.;J;fta'l~t'¿ t'?J'Jí-· í~11t/ti/a ,.tí()t d.t :Joá'ad'ot! tÚ -~¿?tdÍHt?rJJa-1-ca j/ e/ 8;/t?,)t/7, tl61tfle d:J -te/ed/etl ale/ ce-;t-élt:J tÚ & qf'#/dt;q~ JI' ¿ é'J.ft'P ""~'e1/e 1é'dk/dce~ ~~a¡ e;t­~~? Jtt4t? Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Milit r de Colombia "- 258 _.) -= Oficial - UM R 34 DE 1902 (Fl~BRKR 18) r el cual e hace una promoción El Ycepr~ t"denü de la Rcjníblita ~11ca1 gado del Poda· .F:;'eculiv•, DF. ETA Comuníquc e y pulJlíquc · a 1 n Bog tá á 1 br:er le 1902. J f U L M RROQUIN .. 1 Mini tr rra J RI 1 IDE FER ·J.. ·mtz · h R .... T 2 8 E 1902 l•F lUR 14 I r 1 cual onfier un a censo El Víupnu'den/c de la Rep1íbl/ra ~ncargado d~l Podu Ejuut/vo. DE • R l•. T A r neral graduado al ·r. Coro- .. tado yor d la olumna r. icepresid nte de 1 •0 d '!.nero del año n curso. al Honorable enado en sus on titucional ado en og tá., á 1 t· de 1 go2. J E MA EL MAR 1 Ministro de .TUerr RI TlDJi. , R 'A .DEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín ilit 1" eC lon1 bia '- 25 _.1 ECRET 293 1902 (I<'EBRERO IS) por 1 u l se hace un nombramiento El Víc~presüi~nü de la ReptíbHca, are rgado dd Poder Ejeculwo~ DE RETA Artículo único. 6mbrase 1ilitar de la Plaza de Honda al r. Dioni i Poi neo n r m 1 zo el General José Indaburu asimilado á Comandante g neral de División. Comuníquese y publíqu e. Dado en Bogotá á 1 S de Febrero de 1902. JO E M UEL MARROQUIN El Mini tro de Guerra, ARISTIDE FER.·Á, ·n~:z DECRET UM R 297 DE 190~ (FEBRERO 1 5) por el cual e hnce- un nombramient.> '1 Vú:~pruz'denle de la Repríbb'ca, el/cargado del Pt~de1· Ejeculz7o, DECRETA Artículo único. 6mbra e al General Alcides Arzayús jefe de Estado Mayor de la Comandancia Militar de la Plaza, sin per- · juicio de que continúe ejerciendo la funciones que le determina el Decreto número 208 de 3 del pre ente. Comuníquese. Dado en Bogotá, á 15 de Fe rero de 1902. JO E NUEL MARR QUIN El Ministro de uerra, ARI TlDES FERNÁNDEZ DECRET NUMERO 29) DE 1 2 (FEBRERO 1 S) por el cual se hacen varios nombramientos .El Vzeepru/dmte de la ReplíbHca, eJZca ."gadtJ del Poder .E]uu/t"v() DECRETA Artículo único. Hácense lo siguientes nombramiento de em­pleados para el Cuartel general de la Comandancia Militar de Ja Plaza: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 26o __../ Primeros Ayudantes generales, Generales Celso Salgar y Santiago Vesga, Coronel Jesús Marfa Osorio, y Tenientes Coro­neles Agustín Ji ménez y Proto Morales. egundos yudantes generales, argentos Mayores Rafael Betancourt y Mio-uel . López. djuntos, 'renientes Luciano Gonzá!ez y ilvestre Otálora. Comuníquese y pu Hquese. Dado en Bogotá, á 15 de Fe r ro de 1902. JO E MANUEL MARROQUJN El Ministro de uerra, ARISTIDE FERl ÁNDEZ DECRET NUMER 306 DE 1902 ( FEBREltO I 5) por el ual se d~ una autoriz ci · n El Viupt e ide11/e de la Reptíbl/ca, encar~ado del Poder Ejecufzvo DECRETA rtículo único. utorízase al r. Jefe Civil y Militar de la Provincia de Guata vita para organizar una compañía suelta, que quedará. bajo sus inmediatas órdenes. Comuníquese y publíques . Dado en Bogotá, á rs de Febrero de 1902. JO .. E MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ DECRETO NUMERO 307 DE rgoz (FEBRERO I 3) por el cual se hace un nombramiento El Vtcepresidenle de la Repzíbb'ca uuargado del Poder .Ejecullv' DECRETA rtículo único. Nómbrase Auditor de Guerra de la 10! Di­visten comandada por el General Manuel D. Cañadas, al Sr. Co­ronel Didacio Delo-ado a imilado á primer Jefe de Cuerpo para lo efecto fiscale . Comuní uese y publíquese. Dado en Bogoti, á 1 S de Febrero de 1902. ]OSE MANUEL MARROQUIN El 1ini tro de uerra, RI TIDE FERNÁNoEz Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \..._ 261 --' DECRETO NUMERO 309 DE 1902 (FEBRERO 1 5) por el cual se llama al servicio activo á un Jefe y se le destina El Viúpresidenle de la Repzí.6li'ca, encargado dd Poder EjecuHvo, DECRETA Artículo único. Llámase al ervicio activo al General Aniceto Polanco, y destínasele al puesto de Jefe de Estado Mayor de la Di­visión MarroqttÍ1l. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 15 de Febrero de 1902. JOSE MA UEL MARROQUIN Rl Ministro de Guerra, ARISTIDES FER..~ÁNDXZ DE.CRETO NUMER0 .. 1319 DE 1902 (FEBRERO 18) que deroga el marcado con el número u6¡ de 2 de Octubre de 1901, que cre6 la Jefatura Civil y .1. Iilitar de Girardot El Ví'upr1süiente de la R~plíblica, encargado del Poder .E.fecttH'lltJ, DECRETA Art. 1.0 Derógase el Decreto número I 167 de 2 de Octubre rgot, que creó la Jefatura Ci il y Militar de Girardot. Art. 2.0 El Municipio de Girardot volverá á se; regido por un Alcalde, de nombramiento del jefe Civil y Militar de la Pro­vincia de Tequendama, á la cual pertenece dicho Municipio . Art. 3.0 El I-lospital Militar de Girardot continuará al servi­cio, y su administración dependerá de la Alcaldía del Municipio. Art. 4.0 El Hospital seguirá funcionando con el tren de em­pleados siguiente : Un Capellán de Ho pitales y fuerza, a imilado á Coronel. Un Médico de Hospitales y fuerza, a ~ :milado á Comandante en Jefe · tres Hermanas de la Caridad, con asimilación de Capi­tanes. Un Síndico Contador y Pagador, con sue ldo de Teniente Co­ronel. Los sirvientes que sean necc arios, asimilados á ubtenient s . Art. 5. 0 Los gastos del I-Io pital Militar se imputarán al De­partamento de Guerra, y e harán por cuentas de cobro de los interesados, que llevarán el 'E corriente , del Médico y el 'Pá­gue e ·· del Alcalde. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín I\'Iilitar de Colotnbia '- 262 __, rt. 6.0 Los fondos necesarios para el sostenimiento del Hos­pital se suministrarán por medio de remesa.s a] {ndico Pagad?r, quien deberá prestar caución de b~en man~J.O por la su~~ <:Ie dtez mil pesos ( ro,ooo) ante la autondad pohttca del Muntc1p10. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 18 de Febrero de 1902. JO E MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDE FER f.. DEZ . DECRETO UMERO 332 DE 1902 (FEBRERO 20) por el cual se hace un nombramiento El Vicepres1'denle de la Repúbl/ca, encargado del Poder Ejuutivo, DECRETA Artículo único. ómbrase al r. Eustasio Angulo Habilita­do de la Sección de Inválidos, a~imilado á Capitán para los efec­tos fiscales, por excusa aceptada al Sr. ntonio José Escobar. Comuníque e y pub1íquese. Dado en ogotá á 20 de Febrero de 1902. ]OSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra RISTIDES FERNÁ ·oxz ECRETO UMERO ~35 DE rgoz (FEBRERO 20) por el cual se~umenta la asimilación de los empleados de la Telefonía del Ministerio de Guerra El Vicepresidente de la Repríblica, encargado del Poder .F;Jeculivo, DECRETA Artículo único. esde el 1.0 del pre ente mes en adelante, y mientras dure perturbado el orden público, la asimilación de los empleados de la Tel fonía del Ministerio de Guerra para los efec­tos fiscales, set á la siguiente : El jefe de la oficina, asimilado á Sargento Mayor segundo jefe de uerpo. Tres yudantes de la mi ma, a imitados á Capitanes. Comuníquese y publíquese. D.1do en Bogotá, á 20 de ~ebrero de 1902. JO E MANUEk MARROQUIN El Ministro de Guerra, AlusTrox FxRNÁNDEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B letín Militar l Colornbia \..._ 263 _J DECRETO UMER 336 DE 1902 (FEBRERO 20) por d cual se hace una rotnoción y se confiere una autorización El Vicepruidenle de la Reptíbl/ca:~ encargado del Poder .Ejeculiv11 DECRETA Art. 1.0 Promuéve e al en r 1 Obdulio Garavito del puesto de Comandante general de la 2.• División del Ejército que coman­da el General Ernesto Restrepo Tirado al de Comandante Mili­tar de Ja Plaza de Pacho. rt. 2.° Facúltase al expresado General Garavito para nom-brar do yudante del grado de Coronel y Teniente Coronel. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá:~ á 20 de Febrero de 1902. JO 'E MA UEL MARROQUIN El Ministro de Guerra ARIS'TIDE FE~ ÁNDEZ DECR TO UMERO 347 DE rgo2 (FEBRERO 2 I ) por el cual se fija sueldo á un empleado El Viápresidenle de la Repúblü:a, encargado del Poder EjecuNvo, DECRETA Artículo único. La asignación de que disfrutará el General Alcides Arzayús, en u carácter de Inspector Organizador de las fuerzas que se hallan en la cap1lal de la República, será la de Co­mandante general did ionario. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 2 1 de Febrero de 1902. JO E MA UEL M RROQUIN El Ministro de Guerra, ARrsTIDES FERNÁ .. DEZ DE ... RET U ERO 349 DE rgo2 (FEBRERO 2 1) por el cual se fija una asimilación El Vícepresz'denü de la Rep!Íbbca, encargado del Poder Eject11/V()1 DE ETA Artículo único. A imílas al r. Policarpo Pizarro, Médico Visitador de los Cuerpos que se hallan acantonados en la e pital Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bol etín Militar de Colombia '- 264 ..J de la República y encargado de los reconocimientos, á Comandan­te general de División . Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á. 2 I de Febrero de 1902. JOSE MA UEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARisTmE.S FERN.Á IDEZ DECRETO UMERO 355 DE 1902 (FEBRERO 22) por el cual se aumentan unas asignaciones mintares El Vicepresidente de la Rtpúblú:a, encargado del Poder Ejeculiv#, Dl!:CRETA Art. 1.0 Desde el I .0 del mes entrante los empleados del Cuartel general del Ejército Permanente gozarán de las siguien­tes asignaciones, sin ningún sobresueldo : El Comandante en Jefe, mil pesos mensuales. El Jefe de Estado Mayor general, novecientos pesos . El Inspector general del jército, novecientos pesos. Los tres Jefes de Mesa ochociento cincuenta pesos. Dos Generales, primeros Ayudantes, con servicio permanen­te ochocientos pesos cada uno. ' Dos Coroneles, primeros Ayudantes, seiscientos pesos cada uno con servicio permanente. 'Dos Tenientes Coroneles, segundos Ayudante , con servicio permanente, quinientos pesos cada uno. Dos argentas Mayores, segundos Ayudantes, con servicio permanente cuatrocientos pesos cada uno. Dos Capitanes Adjuntos con servicio permanente, doscientos cincu nta pesos cada uno. Dos Tenientes Adjuntos, con servicio permanente, doscientos cincuenta pesos cada uno. Dos Subtenientes, con servicio ermanente doscientos pesos cada uno. Art. 2.0 Los demás Generales Jefes y Oficiales que sean de-­tinados al Cuartel General del Ejército, devengarán el sueldo de us respecti os grados. Art. 3.0 Este Decreto regirá mientras dure turbado el orden público. Dado en Bogotá, á 22 de Febrero de 1902 . JOSE M UEL MARROQUIN El r 1inistro de Go ierno FRANCisco ME DOZA P.-El 1inistro ae Instrucción Pública, encargado del Despacho de Relaciones Exteriores, JosÉ JoAQUÍN CAsAs-El ubsecrelario del 1;Iiní terio de Hacienda, encargado del Despacho, Jo É R.AltóN LAGo-El Minis­tro de Guerra, ARISTIDBS FxRN.Á.Nox.z-El Ministro del Tesoro, ~GUSTÍN lJ~I»E. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \.._ 265 ...../ -Doctrinal- MANUAL PARA LA PREPARACIÓN .... 1 DE LA COMPA I AL COMBATE POR EL GENERAL DRAGOMIROFF * 59.-MA IOBRAS CON Fl r TÁCTICO-Las maniobras COn fin táctiCO tienen por objeto de arrollar, entre los Jefes y la tropa, ~l arte de tomar la posición m á entajosa en relación al adversa río, y de vencer los obstáculos del terreno ó ara aprovechar e de las si­nuosidades de éste para defenderse tanto durante las marchas como durante el combate. Si la serie de ejercicio tocantes á la aplicación del Reglamento se recorre como conviene no podemos suponer que haya circun tancia en que la compañía pueda caer de prevenida por alguna eventualidad. 6o.-MARCH s. Se llegará con facilidad y prontitud á enseñar á los Jefes y á la tropa á que fijen u atención en el terreno durante las marcha , con tal que e sepa apro echar el tiempo, en vez de desperdiciarlo co1no al pre ente, sin provecho para la instruc­ción, en las marchas de ida y vuelta á la plaza de ejercicios, al campo de maniobras, al de tiro al polígono de gimnástica. Un buen instructor debe ejercitar á sus tropas desde el mo­mento mismo n que la compañía deja el lugar en donde está in - talada, y no cesar sino hasta cuand ella ha vuelto al mismo sitio; esto dará doble ventaja : economía dt tiempo por una parte, y por otra se aprovechará cada paso en eneficio de la instrucción. Hay que fijar como regla in\·ariabl , que la compañía no efectlÍe nunca un cambio de itio, d la clase de 1 s que se aca­ban e citar sin una vanguardia precedida por patrulla de ex­ploradores. Pocos instante antes de comenzar la marcha el jefe de compañía desprende unos diez hombres al mando de un cabo ó sargento inteligente á quien ha ordenado que ocul t us hombres uno por un á los lado del camino, letrás d los objetos que se encuentren en una zona de roo pasos á derecha y á i¿qui rd de la vía. Estos hombre reúnen á las patrulla cuando éstas los encuentran. Est.a es una ¡.>ráctica excelent para d arrollar la costumbre de explorar el terreno. o 1·equier sesione de in trucción esp - cial y al propio iempo ha itúa á la ti· pa en las prácticas que reclama l eguridad durante las marcha de guen·a. demá , obliga á lo soldados á erder poc á poco la inclinación que tie- ' V én.se el Boldln llflltlm números r. 0 á 4 de la se ric r 1 En oro de I SOl. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 266 _J nen si m r á formar grupo, y los obliga á escu riñar una exten-sión te rreno más ó menos considerable. 61.-To o los hombres de la compañfa d en, á u vez, for­mar parte d la atrulla d xploradorcs y d l destacamento que se pone en lo escondrijos. El arte e ocultarse di stramen­te n un terreno atrav sado por el enemigo, e también muy útil para la guerra · i se cuenta con oldados hábile en esta cla­se de ejercicio , e puede llegar algunas veces á conocer, con más pormenorc y meno érdidas, lo que pa a en el campamento ene­migo. 62.- medida que 1 oldados e perfeccionan n esta prác-tica, se pued aumentar progre ivamente la zona d l terreno por reconocer ha ta 400 pas á cada lado del camino. 63.-MA !OBRAS ~N I.A ZONA DE LOS FUEGO -ÜBSERVACIO .. rES GENE­RALES- Para e ta da e de instrucción no hay necesidad de corne­tas, y no hay que hacer uso del tambor ino n 1 momento del asalto final · con el objeto de outen r más uniformida-i y el impulso po ible para las e oluciones y otros movimientos es mejor pres­cindir del tambor ; e ejecutan dando encillamente órdenes, y cada uno, egún sus atribuciones, manda como conviene. En el combate importa, ante todo, saber á dó1lde se vay por qué y en egundo lugar tan sólo cuándo y en quJ orden es predso ir. Los dos primero puntos-dir cción y objeto-no pueden ma­nifestarse ino por medio ~ . E QUE RE IBA Y POR TODO LOS 10 IltllE TO Q E EJECUTE L CO:M­PA. 1 ~, S lE. A ELLA .n MA EN PRE-E CIA DRL E.TE~IIGO- Por esto, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B letín Militar de Colombi \._ 267 ._/ :;iernpre debe señalarse el lugar dond · s enLuentrc la cadena del nemigo y el qu ocupe su reserva, y explicar bien tos dos punto á la compañía. A e te re pecto conviene indicar objetos bien visible y al propio tiempo venta jo os realmente para la de­. en iva, tales como aldeas, altura , orilla d o ques, alturas del •camino posicione etrá de un paso de río, trinchera . 65.-CAMBTO DEL ORDE,T DE CAltO ·o AL ORDE ·DE CO.f13ATE- }lle­gar como á un kilómetro de di tancia de una posición de sta cla-e en orden d camino dada, hay que lOmar la formación de com­bate, lo que debe efectuarse siempre en el mayor orden, es decir, dden~r la cabeza d~ la compaíiía, ordenar que se cierren las dúla11cias y no diSponer síllo en seguida el cambzo de formación 66.-Dl POSICIÓ. Jl'IClAL DE LA CADE • Y DE LA RESERY -Cuando la anguardia no se compone ino de una ección, e dispersa ín­tegra en tirador y s con ierte al propio tiempo n una línea de exploradores y en cadena de combate. Luégo avanza, ha ta el momento en que llega á cierta distancia de la posición atacada, desde la cual pueda alcanzar con sus fuego al enemigo. .. ntonces la compañía se <.letienc y toma posición como lo diremos ad lante. (Véase 77 y siguientes). La cadena también se deti ne á la indicaciones de su jefe. Los consejos que contiene el Reglamento en cuanto á utiliza­ción del terreno por medio de la cadena y las fre erva , e man­ ·enen en todo su vigor y deben ser conocidos de todo el personal e la compañía. Aquí no e proponen sino alguna aclaraciones respecto de la manera de pon r en obra sto consejos. 67.-CüANDO ESTÁ EL E ~E.UGO AL FRE TE, E PRECISO IE~t:PRE Y .A iTE TODO PE. AR EN COLOCAR E E~ J. A CO~DICIONES ?l!J-{S VE. TAJOS S PARA CAuSARLE D\.-0. O ES SINO DE PUÉ DE LLE •AR F. TA CONDICIÓN CUA. DO ES PF.R UTIDO PE1 AR E. BUSCAR ABRIGOS PARA UNO. 68.-Partiendo de ahí, un tirador, tomado ai ladam nte, esta­rá. bien colocado: I . 0 i entre él y la posición ocupada por el ene­migo no hay objeto que le oculte esta posición ; 2.0 i tiene punto de apoyo par ~u fu il ; 3. 0 En fin i disfruta al mismo tiempo de má 6 menos defensa, Toda posición que le oculte al tirador el enemigo, debe re­~ hazar e, aun cuando ll ne la dos últimas condiciones; toda posi­ción que permite ver al nemigo, cubri ndo al tirador, pero que • Aun cuando el prolongamiento ele la columna, por una un! ad tan dé-il como un compailí~, no u ele tener influencia sensible .en l:l rapulez del paso i la or en de combate, hay que p nsar que para unidades más considerables, e te rolongamicnlo se hace muy perjudicial para la buena eje cución ele sta evoluciñn. y, por tanto, es mejor que la costumbre de detener la cabera ele la columna y de hacer e rechar la di. tancias, e haga como es de rutina. Por lo demás, si el movimi nt se fcctún en un terreno difícil, cu ierto de maleza , por entr.c un bosque ·c., ·sta co · tumbre de aplicación nece aria basta para la comp uí . •n cambio, i ., · tropieza de impro i o con el adversario. la cabeza no espera la retaguardia; hay que atacar con rontitud con las fuerzas que hay.a á mano, porque de otro modo el enemigo tendrá tiempo de tomar sus dispost­eiones. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 268 _; no ofrece punto de apoyo para su a¡·ma, es menos buena que una posici6n que procure este apoyo y en la que el tirador esté más á descubierto. 6g.-El comandante de la cadena, eniendo en cuenta todas estas condiciones, escoge la po ición de la línea, determina la lon­gitud total de ella y su dirección, y señala á cada escuadra su sec­tor. Si sobre el terren hay obje o visibles, el comandante de la cadena designa los sectore de ella, por medio de estos objetos; si no, dice ~z núnuro de pasos que deba ocupar cada escuadra (pero no Jos que deban guardarse entr cada una) ; luégo los Jefes de sec­tores de escuadra, á su turno señalan á cada uno de sus solda­dos el sitio que deben tomar. La colocación de cada tirador e deja á su propia voluntad; no hay que rectificarla sino cuando el oldado se pone en condi­ciones en que no le es posi 1 di parar sobre el enemigo. Cuando la cadena ha ocupado su po ición, el Comandante la recorre, y rectifica las faltas cometida en la colocación de los tiradores, di­rigiéndose á lo jefes de cuadra. Durante las primeras sesio­nes, nada impide que el j fe de compañía verifique una ó dos veces la colocación de la cadena. Al principio hay que tener el mayor cuidado asible en colocar bien los tiradores sobre la cade­na y n cerciorarse de su colocación, d manera que lo tira­dores y los jefe. má inmediatos e a imilen bien aquello que se necesita para ocupar una posición. Despues conviene dejar el asunto á u iniciativa per onal, y exigir que la ocupación de la posición se efec úe con rapidez.- Co11/ittúa c.=--- LAS GRANDE BATALI.~AS D NAPOLEON PO. DIC1r DX LONGLA 'Y EssHnz.-(:JI y 22 de Mayo de z8o9) (Concluye) Ha llegado el momento d tomar la ofensiva. annes deja la Divi~i.ón Boudet n .. sling, y se arroja á su ez sobre el centro enem1go con un masa de einte mil soldados de infantería y con seis mil de ballería, á fin d destru{rlo. Nuestra aliente infantería avanza á la carrera : ya no se ve nada, no se ye nada· se atravi sa por entre las sementeras, por entre los v llados, por entre los fo o ; no se repara en los que ?a n ; n brcv~ alcanzamos al enemigo; nuestra ayonetas agu­Jere n lo ' st1d bla neos, que o mi nzan á retrae der en des­orden. 1 contemplar st 1 Archidu ue arios, se precipita á la cabeza de us oldados para so t nerios, y toma n u manos el estandarte del regimi nto de Zoch, 1 que "uel 'e á impulsar ade­lante. us má v liente oficiales s n heridos al lad0 de éJ entre Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 26g _J ellos el Conde Colloredo, á quien ve caer bajo este fuego espan­toso, y á quien estrecha la mano con dolor. Viendo á la infantería austriaca desorganizada, Lann s arroja sobre ella á Bessieres y á sus coraceros, que desbaratan varios cuadros del Cuerpo de Hohen­zollern, y toman prisioneros, cañones y banderas. El Duque de Montebello, no dudando ya del éxito envía á Napoleón uno de sus oficiales de Estado Mayor, el jefe de escua­drón César de Laville, para informarle de sus progresos. Desgra­ciadamente, en ese mismo instante dan una siniestra noticia al Emperador: el gran puente establecido entre Elbersdorf y la isla de Lobau acaba de desbaratarse por completo, en el momento en que seis hermosos regimientos de coraceros, las dos Di visiones del Mariscal Davout y las cajas del gran parque se preparaban á pa-ar por él. Y no es tanto la falta de tropas lo que hay que lamen­tar, puesto que los sesenta mil hombres que han pasado á la orilla izquierda bastan para desbaratar el ejército austriaco, sino la de municiones, de las cuales ya se ha consumido una cantidad enorme: están casi agotadas, y en breve van á faltar por completo, sin que se pueda reemplazarlas. A este a viso desastroso, Napoleón ordena á Lannes suspender toda ofensiva y replegarse poco á poco sobre la línea de Essling á Aspern, teniendo cuidado de economizar sus municiones. Aprovechándose de esta tregua, el Archiduque Carlos impulsa adelante la última reserva de granaderos y nos abruma c on los fuegos de su poderosa artillería. Nuestros regimientos retrogradan lentamente, con e l aplomo ue conviene á los soldados veteranos que los componen, á pesar de las balas de cañón austriacas, que arrebatan filas enteras; se retiran como leon á quienes es peligroso perseguir. Los Cuerpos ue pretenden e trecharles de muy cerca, sufren rudas cargas á la bayone ta y son violentamente rechazados. En esta marcha re­trógrada, el caballeroso General Saint- Hilaire antiguo amigo de apoleón, cae herido de mue rte por una bala de izcaíno. El Archiduque Cados trata todavía de hacer una tentativa desesperada sobr nuestro centro. La División Saint- Hilaire, que desea vengar la muerte de u J efe, las dos Divisiones Oudinot y la caballería, se acrifican de nuP.vo por la seguridad del Ejército. uestras tropas dejan llegar la masa espesa del Cuerpo de Hohen­. zollern á medio alcance de fusil; luégo, mediante un fuego d mos­quetería y de metralla, di parado tan cerca y con tanta preci-ión, se ve bien pronto aclararse las líneas del enemigo. Lannes, aprovechándose de esas brecha , lanza contra ellos á nue tros co­raceros; el intrépido Príncipe jua:1 de Lichten tein, á su vez e les opone resueltamente con su caballería; pero La alle y Marulaz acuden con nuestro cazadores y nuestros hú ares en socorro de los coraceros, y este inmenso terre no no pr sen ~n breve sino una masa de quince mil jinetes franceses y austriacos acometién­dose con furor, unidos cuando atacan, separados al volver, y que tornan á juntarse sin cesar, para cargar de nuevo. Después de esta larga lucha, el enemigo sed tiene como pa­ralizado enfrente de nuestro espa ldón, que se extiende de Essling Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \..._ ~70 _J á Aspern. Nuestra artilleda, en parte de montada, permanece sobre el reborde del foso, disparando con precisión pero con len­titud, por lo esca o de las municiones, y suj~ta al f~ego de más de do ciento cañone . uestros soldados de mfantena se parapetan en el foso; nuestra caballería formando una cortina á retaguardia, sufre con impa ibilidad admirable, y con el sable á la palda, un fuego ince ante de cañón. La balas caen unas tras otras con ra­pidez n las fila , cubriendo la tierra de caballos muertos con sus jinetes; nadie e mue e. Hay que ostenerse hasta el fin del día, so pena d hundir e en el Danubio, que continúa creciendo. En e te momen o una de gracia e panto a ''iene á h rir al Ejército. Mi ntras Lanncs acude á galope de un Cu rpo al otro para ostener el valor d us soldado , un oficial, a ustado del pe­ligro que aquél corre, le ruega e d smonte para exponerse menos á lo tiros d 1 enemigo. Lannes, á pesar de estar acostumbrado á exponer la ida sigue el consejo · pero apenas ha bajado del ca­ballo, cuando una bala 1 alcanza y le rompe las dos rodillas. ~1 Mariscal essi r s y el Jefe de escuadrón César de Laville lo recogen anegado en u angre y casi sin sentido; le extienden en una apa de coracero y le transportan durante media legua con ayuda de r mas de árboles de fusiles y de hierros cruzados, á modo de camilla ha ta e 1 pequeño puente n donde e encuentra una aml ulancia. E ta noticia, de que pronto nos informamos todos, esparce una tristeza profunda n el Ejército. Pe1~o no s el momen­to de llorar, porque 1 pe1ig1·o aumenta á cada in tante. Detenido en el centro, el enemigo e arroja con furor tanto más violento obre nue tra alas en A pern y en Essling. Del lado de Aspern los ataques de los austriacos continúan sin tregua so­bre e ta infortunada aldea, que ya no e sino un montón de ruina y de cadá \ere . o se camina sino obre escombros, sobre vigas ardiendo ó sobre moribundos. Los tiradores de la guardia joven, á pesar de u ardor juve­nil, á pesar de los jefes experimentados que les mandan e ven arrojados fuera de la aldea. 1 punto Ma sena, que aun cuando muerto de fatiga ha permanecido constantemente en medio de sus soldados, hace avanzar en u ayuda los restos de u Divisiones. egrand los impulsa y aparece por toda parte , con la punta de u ombrero despedazada por una bala, y viéndose oblio-ado con frecuencia á echar mano á la e pada para a artar d u pecho las bayoneta enemigas. n breve e_.ste montón d ruinas humeantes de A pern vuelve á caer en nuestras manos. Rechazado en nues­tra ala izquierda, el Archiduque Juan s arroja sobre nuestra de­recha para tomar á Essling, y marchando á la cabeza de sus gra­nader. os que .conduce personalm~nte, dirige un terrible ataque o re el ntro d•la aldea. Napoleón, con el fin de auxiliar á Bessi res, que ha reempla­zado á Lannes n ste punto, le env( los fusileros granadero y los fusile1~os cazadores de la guardia, tro a admirable, formada du­rant las campañas de Prusia hacia i-lnes de I 8o6, y próxima á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia lograr aquel grado de perf cción que se encuentra entre la extre­ma juventud y la extrema vejez del soldado. Es el General Mou­ton quien e t ncarga o de mandar e te Cuerpo escogido. ' Va­liente Mouton le dice el Emperador: haced un esfuerzo más para alvar al Ejército· pero terminad porque despué de esto fu ~ ileros ya no tengo sino á los granaderos y cazadore de la guardia ieja último recurso de que no e puede hacer uso sino en caso de desastre.'· · 1outon párte con estos cuatro batallones de la guardia, divi­didos en do columnas de á dos batallones cada una. E tiempo de que llegue este acorro. El General Boudet defiende á Essling desde la víspera · cinco veces los granaderos húngaros que con­duce el 1\.fariscal de Campo Aspre, han vuelto al ataque, y cinco ·eces han sido rechazados ya por el fuego de fusilería, ya por carga á la bayoneta. pe arde todo, la aldea ha ido invadida ; y Boudet e ha visto obligado á retirarse á un granero, amplio edificio almenado como una fortaleza. lH se· so tiene con una in­domalJle t nacidad; pero acometido por toda parte va á sucum­bir cuando aparecen lo altos plumaje encarnados de los fusile­ros de la guardia: son lo dos atallones de lo fusileros grana­deros conducidos por el Coronel Friederichs Mayor Comandante. En e te ataque, el cabo Pierson, del primer atallón de los fusile­ros granaderos, toma una bandera á los granaderos húngaros en la aldea de Essling, á donde ha penetrado el primero. Pero este primer refuerzo no e suficiente: el enemigo torna á la carga. Rapp acude entonces á su encuentro con los dos bata­llones de fusilero cazadores de la guardia que lleva el Coronel Boyer, Mayor Corn;:LDdante de este Cuerpo escogido. Mouton y f.tapp re uelven entonces dar una carga general á la bayoneta. Ambos se estrechan la mano y acometen denodéLdamente á los austriacos que no pueden r istir el choctue huyen de la aldea y on ametrallados en u huída por la artillería de la isla Lobau. Más de treinta horas cuenta ya esta lucha encarnizada é implaca-le. El rchiduque Carlos, agotado, perdida toda esperan·za de arrojarpos al Danubio, comienza también á carecer de municiones, toma el artido de suspender e ta sangrienta atalla, una de las más e pan tosa del siglo, y se resuelve á terminar la jornada, en­viando contra los Cuerpos colocado entre A pern y E slino- lo que le queda de granadas y de balas. Así, en tanto que en Aspern lo austriacos e encarnizan toda­vía en disputar algunos re tos de esta d sdichada aldea hacia el centro y hacia Essling l Archiduque Carlos hace su pender lo ataques y se limita á ordenar ue a vanee su artillería para dispa­rar resueltamente sobre nuestras líneas. uestra artillería, en part desmontada s d tiene á la orilla del foso, dis arando con intervalos, hasta que oscurece. ues­tras tropas, infantería y aballeda resisten con 1mpa ible in­movilida los terribles fuego ... de la batería enemigas. Ante el frente formado por los granaderos y los cazador s de á pie de la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 272 _/ guardia vieja, entre Essling y el Danubio_, el enemigo fija sobre este punto una línea de cincuenta cañones. Vuelve á comenzar el cañoneo. La primera bala viene á he­rir el muslo del caballo de apoleón; todos los viejos gruñones gri­tan : u Abajo las armas, si el Emperador no se retira al punto 1 " El General Dor enne que manda á los granaderos, se acerca á él y le dice : 1 ire, retiraos; ú os hago sacar por mis granaderos.' Na­poleón vuelve á pasar entonces el pequeño puente y hace que pon­gan una escala de cuerdas suspendida de lo alto de un abeto, y desde allí contempla todo los movimientos del enemigo y los nues­tros. Una segunda bala de cañón hiere al sargento tambor del 1.0 de grar:aderos y lo divide en dos; pero esto no es sino el preludio. Las cincuenta bocas de cañón de los austriacos disparan sin tregua sobre los granaderos y los caza ores, que no pueden dar un paso ni disparar un solo tiro de fusil. Los granadero no tienen sino cuatro cañones y los cazadores dos, para contestar á Jos cin­cuenta del enemigo. Las balas de cañón caen en la filas de estos viejos soldados impasibles, y arrebatan filas de tres hombres á un tiempo; las granadas pacen saltar los gorros de piel á einte pies de alto. Tan pronto como una fila es destrufda, no e oye en me­dio del ruido del cañón sino la voz penetrante de los Generales Dorsenne y Soult, de los Coronele Curial y Gros, que mandan : 11 • Apoyao~ á la derecha cerrad las fila ! " Y los intréptdos sol­dados obedecen. Confiado en la po esión de Es ling, ue los fusileros de la guardia ocupan, apoleón hace preguntar á Massena si puede contar con la posesión de spern, porque en tanto que estos dos puntos de apoy nos queden, Ja r tirada del ejército e tará egu­ra. El oficial del Estado Mayor enviado á 1\l!assena Jo encuentra sentado sobre lo escombros abrumado por la fatiga, los ojos en­cendidos, pero iem re lleno de la mi ma energía. Le transmite el mensaje de que es portador, y Massena levantándose, le respon­de con acento particular: 'Id á d cir al Emperador qu yo me sostendré dos horas sei , veinticuatro, si son necesarias para la se­guridad d 1 jército." En este momento me envían á mí con mi escua ra, con el fin de escoltar un con oy de heridos que se retira por entre el bos-que hacia 1 pequeño braz el Danubio. El aspeoto de es a orillas lastima 1 corazón. Largas filas de heridos, unos arras­trándose como u den otro colocados en brazos de los solda­dos, 6 en ti rra p rando ue lo~ tran porten á la I Ja de Lobau ; caball ros desmontado , que arrojan lejo sus corazas para mar­char con más fadlidad; multitud de caballos heriüu que diri­gen instintivamente hacia 1 do para calmar la ed en sa aguas Y que e nredan en las cuerdas del puente ; centenares de carro dC: artill ría medio rotQ , una indeci 1 confusión y doloro o ge­mtdo. s,-:-tal es la escena ue e pre enta y que nos entristece. Al propto mstante descubrimo una litera llevada por dos granadero , un tambor y un coracero, en la cual está extendido e11Vlariscal Lannes, á quien acaban de amputar una pierna. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. oletín Milit r el Colombia '- ~73 _j vuelto de la isla de Lobau á la cabeza del TOMO 1-18 ntr pcr·­. R-Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B letín Militar de Colombia \_ 274 _./ herido y sin dueño va­l río, para obligarlos . Por último n t niendo) a que llenar e ha ton,. rtido n suelo nemi-tirador austriacos llueven toda-t n J h·o como cuando alía de Génova bajo 1 fuego de la scuadra inglesa. 1 puente, u la corri nte del río lleva pronto hacia la otra orilla y n r o o minuto tá n )a isla de obau. Lo au triacas ont ntan on pr enciar la r tirada YO-lunlaria le su adv r ado . te modu t rminó ta batalla d do dfa ... , una d las má anoTi ntas del iglo que co~tó á lo austriaco ' inti~i te mil hom re o entre mu rto y h ri o , y á nu tro jér i o quince mi) fue1·a d om ate. I'UR lA1 1!. 1. 1 1 >R !. H 'I RU A (Continúa) e cuadrone e reúnen á vanguardia, n migo 6 atra·vesar su intervalos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B letín ilit r Co on1hia '-- :a7s -' i 1 r ha~ad 6 Ji mita a uélla á una la que, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 276 -' C BALLERtA CO)lTRA C B LLERÍA.-Las Cargas COntra otra caba­llería se jccutan frent y d flanco procurando envolverla. Para g narl n fuerza impul iva y chocar on ventaja, es nece­sario adelan arse á t mar la iniciativa, pero dentro de límites mo­derado qu ,·itcn 1 de orden prematuro y el agotamiento de la fuerza e lo caballo ; or lo que i la caballería enemiga stá muy di tante pref ril 1 aproximarse m niobrando al trote has­ta llegar á bu na di tancia. L carga se fectúa comúnm nte n líne 6 en escalones, que adelantan el ala corre pon ient al flanco aborda le del enemigo. Cuan o arg:tn varia línea la prim ra ataca de frente y la s - g·unda ae so r 1 ilanc . La r rva mantiene obre el ala más descul>i rta, ui pu t á re hat'ar -1 ontraata ¡u de la d J con­trario. l mez lar cort , p r u la da, xio- · ad má un m vimi nto del jin te, y regularm nte ·a á jes sin producir efecto aJo-uno. punta mejor que de i m¡ t·e qu ~ la stoca­u <.le cu re e 1 cuerpo n los ca cos y correa-ierto ldd 1 es­ata- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 277 -J CABALLER{A CONTRA ARTILLERÍA. - La acción de Ja caballería contra la artillería puede er eficaz cuando 1 t n·eno permite acer­car e á cubierto de su fu o; sobr todo contr la baterías situa­da en la la y mal so t nida , y contra la que puede sorpren­der mamobrando. Las situacione nómala á ue da dgen con frecuencia el de orden del cornb t • y 1 descuido en la aplicación estricta e la n1edidas de seo-uridad pueden facilitar también el a aque de un b tería en cual uiera otra circunstanci . La car a contr grandes batería se ej cuta con numerosas fuerza di pu tas en do ó tres líneas y abrazando un ancho fren­l que de borde las aJas y facilite n,·olv rla . Empieza -n unto cubierto y no muy lejano del que urgen lo escuadrones á gran velocidad, y salvando lo antes posi 1 la zona d fuegos ca n como un huracán obre lo ft neos de la batería. La prim ra Jín a carga de frente d plegada n guerrilla ó á discreción · la eo-unda si­gue en línea d trás de la ala , encargada e arrollar lo ostenes y dar el at ue principal obre Jo flanco y i hay terc ra, mar­cha detrá del ala má d(:scubierta, ó re artida en arnbas n pre­\ ÍSión de un contraataque de la r serva de caballería contraria y para apoyar 1 esfuerzo deci no. n r e>imiento qu ataca una batería forma su primera lí­nea con u - cuadrón desplegado, 1 segunda con dos y la reser­va con el cuarto. La brigada se di one de un modo análogo, pero si cons a de tres regimiento no pon uno entero n prim ra línea, sino ólo dos e cuadrones · pues como se limita á. demostrar y de e marchar dispersa ni nece it más f cti •o ni con\ enien­te desplegar ma_ ·or fuerza. La carga contra artillería e apoya con fuerza de infantería que se lanzan detrás de 1 s e cu dron y con olidan su triunfo. i al iniciarse aquélla tien n facilidad d.c batirla sin of ncl r á é tos, lo hacen con fuego rá ido hasta el momento en que puede series peligro o. Cuando la caballería logra sorprender una batería en mar­cha maniobrando y poniendo los armones, no debe perd r la oca­sión de lan7.ar e sobr Ha á toda rien a. CABALLERÍ so TE u:.·no Á ·.·' B TERÍ.- l ostén montado de una batería se forma con tropa ligera ar·mada de carabina, que puedan acompañarla á todo aires y d fend rla á pi y á ca­ballo. u di posición d f nsi a e cm jante á la de la infantería. La guerrill y los sostenes ocupan su 1 ~.L~ os ie á ti rra ; la re­serva se antiene á caballo y nvía alguna I arejas á xplorar i lo lejos y r correr lo puntos cubi rtos 6 fraga os por dond pue­de desern ocar el enemigo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. L Boletín Militar l L 278 - 1 lornbia u; R D ~ MONT (Continúa) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. en o er retró ra letín lilit r d e C olom b ia '- 279 .J e n En cuant á la ca lt ría, obran misma razone , y sólo lo cuerpo ligero on lo únic ue e en emplearse en esta guerra, aliicio a, los hijos de la cual guardan á rancia, desde Je na, un odio que no se xtinguirá nunca. in mbargo á pe arde e ta inquietu sorda que dominaba todos los e. píritus las esferas oficial e se mo tra an umergidas en la más completa eguridad. En vano llega an d todos lados avisos al -c'mperador. En 'ano el 'Teniente oron 1 toffel, agre­gado militar de nuestt·a Em ajada n Berlín, le en\ iaba los infor­me más instructivos, más precisos é inquietantes so re los repa-ativo de Prusia. E tos informe se transmitían únicam nte al Ma­riscal Le ceuf; y e] Mini tr de Guerra, que e creía, y que bien pronto no aciló en decirlo púl licamente, li to, u cinco e e s listo, ' hacía cla ificar o documentos en una carp ta, limitándose á po­nerles al marg n 1 palabra cxageraá(m. l Mini t río e creía e­guro d_ la paz para r870. Ha tase hablaba d desarme. En la reunión de) cuerpo leo-i la ti vo del 30 de Junio la oposi­cion idió ue e redujes á 8o,ooo hom r s el conting nte que el Gobi rno r ponía fijar en go,ooo. Un solo hombre político r cla­m6 que d bían ser 100,000. Fue M. Thiers quien algunos días más tard , e n ric go de rder su popularidad iba á oponerse con todas ·us fuerza á la guerra, orque ól él e daba cu nta xac­ta de nuestra ituación y de nuestra debilid d. ubió á la tribuna para llenar un d ber e uen ciu adano, y pronunció un magnífico discurso qu asombra hoy por la profun­didad de miras y la admirabJ claro idenci qu rev la. Quisiera poderlo citar ínt gro. -e 1 ilustre h ml>re de Estado 'eía con cla­ridad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de C lornbi '-- 282 -' Ya vana ece , eñaladamente en 1867, cuan se trató en Franco a la o m pra del Lu .. ·em burgo u pertenecía á o lan­da h . buena armonía a arent que reinaba entr Francia y Pru­sia, e do en ligr o Quedó definiti amente r ta orla coue .tión e pañola de la cual cr emo de er nuéstro recordar 1 s pnnctpa­le inci en te o Por ausa d una revolución 1 eina I abel II e'! vi oblig - da en 186 á salir de paña. La Corres re ol vieron que la forma de gobierno continuaría i ndo la monarquía, y bu caron un Prfn­cip que uisiera aceptar el trono d E pañao 'rra 1 rga é inft·uctuo as diligencias cerca de algunas fa­milia reinante , la cor na pañola fue al fin aceptada por el Príncipe Leopold de Hoh n7 11 rn, le una rama católica de la fa­milia real de Pru ia. El ey uillermo n calidad jefe de la familia, dio su con cntimiento ara e ta ac pt cióno Fue en los primeros días de Julio de 1870 cuando se esparció en lo círculos olíticos prim r , y de pués i n pronto en e l pú­Jic , 1 ruido de e ta negociaciones. El 3 llegó de lfadri un despacho que decía así : El Maris-cal Prim tá de 'u Ita o cleb re id ir, sta tard , un Con ejo de Mini t¡·o en donde se tratarán cuestiones importante . ' La a erción de La Epoc re~ cto de negociaciones con un Pdncipe d una f milia r inan~e del orte de lemania, es ine.·actao • El nue o e acho ri l, e ta v z una gravedad que no se escapa á nadie: Todo los Ministro artirán ta tarde para la Granja, en donde - r unirán en cons. jo para di cutir la candidatura del Príncipe Leopoldo de Hoh nzollcrn, quien ha aceptado la oferta que e le ha hech de la Corona de E paña. • Francia no habí sido consultada. EIJa se sentía á la ez he­rida or e t pr ccdimiento ind bid y amenazada directamente por e haz de lianza con que Prusia trataba de rodearla . . En .r puesta á una interpelación que se le hizo en el Cuerpo Leg1 lat1 v por L ochery, nue tro ini tro de Negocios ~ .·tran­jero , conf ó 1 6 de Julio que la noticia de que se hablal a era e.· ta. fat-i cal Prim h ofr ciclo al Pdnci­la corona de E pai1a, y que este u 1 1 to ví no e ha decl rado, erdadero de una negociación í e que una di cusión 1.0 conduciría prácti o. r.ogamos eñore , ue Ja Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Ii lit r de C lon1bic no he m o sali resp cto de los di ver o pr tendit;nte al trono, d 1 más estricta neutralid d, ni h mo manifestado nunca por ni no uno de ello ni prefer ncia ni despego.'' Y agregó, en medio de lo aplausos ca i unánime d la mbl é\: Persi tiremo n e ta conducta p ro no creemo que el re - eto á lo derecho d un pue lo vecin no una potencia e~·tr anjera, al colocar á uno e u Príncipe sobre el trono de Carla v, ued interrum ir, e n detdment nué tro, el equilibrio ctual de la fuerzas de Europf'\ y ponet· en peligro los in et·e s } el honor de Francia. Tenemos la firme esperanza de que no t·ealizará esta veñtuali ad. 1 Para impedirla contamos á un tiempo con la cordura del ue lo alemán y con la ami tad d 1 ueblo e pañol. i a í no fuere, fuertes con nue tro apoyo y con 1 d nación, abríamos cumplir nuestro deber in ebilidad. En esta declaración 1 público io 1 u rr . ·ada, in em-bargo, taba decidí . En el abinet los miembros dif rían de inión, y no se había re uel~.o co a alguna. En tanto ue el Mari cal Lebceuf con ideraba la guerra como inevita le, M. mi­lio Oli ,¡ r deseaba la paz y la creía todavía po ible. De pué de 1 declaración de M. de Gramont u e te despacho al Em­erador: ce La declaracicSn ha sid acogida en la Cámara con emoción aplauso inmenso. La izquierda misma con xcepción de muy pequeño número ha declarado u o tendt-á al Gobi rn . En el primer momento el impul o hasta ha sobrepa ado al objeto que ·e tenía. e hubiera dicho ue era un eclaratoria de guerra. Ie he aprovechado de una intei·pelaciOR 14. liOLLIEN 'Traducido para el Boletlu Ni/iltllr) (Continúa) Antes de medio día estábamos en Perico. Este escollo está formado por rocas contra las cuales el agua se estr Ha con estré­pito y salta en olas de e puma blanquizca como á orillas del mar. No se puede ya hacer uso del canalete ni del remo. Un boga se arroja al agua, provisto de una cuerda que va á sujetar en tierra á al,g-ún tronco de árbol, para que se pueda hacer avanzar la em­barcaci6n sobre esta amarra. Esta maniobra fue mal jecutada; la cuerda se rompió, y la piragua zozobró en medio de la rocas; quellos de mis boga que estaban conmigo e echaron al agua y se salvaron nadando y al 11egar á tierra, me llamaron diciéndo­me á gritos que la piragua estaba perdida y que era preciso aban­donarla. Yo no sé nad r · me vi, pue , obligado á permanecer so­bre la embarcación ladeada y me a í á ella . cada acudida se hubiera dicho que staba amarrada á la rocas: no se movía ; yo perman da encima del ag-ua, que felizmente esta a a tant baja;. un poco más lejo m habría ahogado. Todas mi speranzas, el fruto de ei me es d trabajo y d paciencia staban en ta piragua. ¿ Qué hu iera hecho yo i los fectos que cont nía e hubieran perdido . ¿,A quién me hubi ra dirigido'. ¿En dónde habría encontrado auxilio en l e tado n que me habría pre ntado á olicitarlo '? La ieda in en ible á los naufragios ufridos en el rf ; la relación d los ligros que allí se corr n hace onr ír. Aturdido con 1 ruido del agua, irritado con los gritos de mis bogas fugitivo alt' al a()"ua que me daba ha ta la 1 arba ; el remo de que yo estaba armado en 1 mom nto del naufragio, me irvió de palanca pat·a olinar la piragua. Los negro me ·cían trabajar, y quedaron sorpt·endido del éxi o ; ste entimiento lo volvi6 á traer á mi lado ; me ayudaron; nue tro e fuerz reuni­do volví ·r.on á poner á flote 1a pira ua. V lv{ á ubir á lla; mis marin ero g naron la orilla nadando y guiando con una amarra la m ba ¡·caci6n por en medio de la roca . uando e tuvimos seguro n tierr se desocupó la 1 h·agua; 1 agu arda en el fondo tod mi f ctos staban dañ Jos y había perdido muchos . taba muy contento de haber escapado al peligro ue me había am nazado, para que me inquietase mu ho por este daño . in embargo. no pud menos de echar en cara á los negr s su cobardía y el abandono en que m habían dejado ; de al manera estaban avergonzado , que nada me r phcaron. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '--- 286 _J Pronto el sol secó la embarcación y vol vimos á subir á ella. An-. tes de artir hice tomar todas las precauciones necesarias. Des­pués del accidente de por la mañana yo había adquirido una au­toridad que me permitía dirigirlo todo. Llegué pue , sin nuevo obs­táculo á Honda lugar que dista de Bogotá veintidós 1 PUa . Honda está ituado n un valle cerrado or montañas ; el ca­lor es allí ago iador. Hay ue atr~vesar dos uentes ante de en­trar. El último e levanta sobre el Gualí torrente impetuoso que ~e reúne al I\.1agdalena. to uentes de madera están atr vida­m nte colocados sobre pedazos de roca que le sirven de estribos que lo temblores de tierra hacen desplomar. El que Honda sufrió hace quince años, ha dejado huella es­panto a e u de trozos: muchas casas y la iglesia misma están en ruinas. in embargo todavía quedan alguno edificios ba tante regulare Las cal1e~ e tán empedrada y so r ctas. Esta plaza es importante, porque las embarcaciones que llegan de las pro­vincias marítimas se detienen en ella y depositan las mercade­rías que deben ser di tribuidas en la provincias interiores. e ha establecido allí una oficina de aduanas. Pa é á la opue ta orilla del Magdalena, en donde encuen-tra 1 camino para 1a capital. y me alegré mucho por dejar al fin á mi oga . Encontré ho pitalidad n la casa del aduanero y me apre uré 1: arr glar cu ntas con mis marineros. Otra dificul­tad iba á detenerme : no tenía mula · había en el corral del adua­nero pero taban de tinadas á Jlevar tabaco or cuenta del Go­bierno. Por indicación d mi huésped ofrecí una recompensa á los muletero ; e' arreglo se conc1uyó con bre 'edad. Pud contar con la mulas y.me ropu e apro\·echarme de ellas desde la ma­ñana igui nte . . J fagdalena sal dd lago de Las Papas; · casi n todo su curso corre bajo el mi mo meridiano. El Cauca, cuyos orígenes están detrás del 1vfagdalena ofrecería las mi mas ventajas que este río para la navegación, si, en tanto que 1 lecho d primero se ensancha á medida que e aleja del punto de u nacimiento el del otro no s estrechase al acercarse á los lugares n que e tnezcla al Magdalena,- lo que hace el cur o p ligroso é impracti­cable en muchos sitios. La naturaleza parece ha er ca \·ado 1 lecho d J ~íagdalena en medio d la cordillera de Colombia a 1 como ha dirigido las aguas del Nilo al través de lo ar·enales d Egipto ara formar un e nal de comunicación ntre las montaña y 1 mar. in em­bar o, no habría producido ino un torrente inna,· gable si no h~biese obstruído u curso en varias parte con ma a de rocas d1s¡;mestas de modo de que rar la violencia d 1 agua ; las que, de­tenlda de t modo corren con lentitud en las llanuras de las Provincias de antamarta y de Cartagena que fecundizan y la cual s 1 efrescan 1 quemante aire por medio de la e11aporación . . 1° 58' lat. n., 78° 3° lon~itu
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 9

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 10

Por: | Fecha: 08/03/1902

SERIE III- TOllfO I Bogotá, Marzo 8 de I902 NU.JfERO ro Director ad hono ,.e,. Gcnerul de Jngcnieroa Miembro de va.riaa Sociedades Clcut!flcas DECRETO NUMERO 296 DE 1902 (FEBRERO 1 5) por el cual se hace una promoci6n Ei Vicepresidente de la RepábHca, encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA Artículo único. Promuévese al Dr. Ramón Calderón ngel el puesto de Auditor de Guerra d la 4 ... División, al mismo pueS­to en la Divi ión Carazúa asimilado á Coronel para los efectos fiscales. Comuní uese y publiquese. Dado en Bogotá, á 15 de F brero de 1902. JO -E M UEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RI 'IIDE FEfu"'(ÁNDEZ DE 'RETO UMERO 301 DE 1902 (FEBRERO 1 5) por el cual se aprueba un Decreto dictado por la Comandancia en Jefe del · Ejército El Vzceprest'tlenle de la RebLtbHca, encat·gado del Poder EjccuHvo, DECRETA Artículo único. Apruébase el Decreto número 8, de 1 1 de lo corrientes, por el cual se llama á tres Oficiales al servicio activo y TOMO 1-19 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. oletín Militar el C lombia '- 2 _.) se les destina, dictad r 1 omandant. n jefe del Ejército. Comuníques y pu líque ado n Bogotá, á 15 d F br 1-o de rgo2. J SE MA UEL MARROQUIN El Mini tro d uetTa ARr Tro F R ÁNDEZ CRE'l' MER 303 DE 1902 (I· BRER J 8) or el cual se a rucba un nombramient :El V1"cl'preúden/e de la RejJútlica, a1cargado del Poder .IijecuiT"v•, DECRETA Artíéulo único. Apru < a ronel Alfonso Bra o por 1 omandant n 1·a 1 d cuenta n tel grama de 9 d omuní u - s y ublíqu ado en Bogotá á r8 d l.( ~br ro de 1902. •1 Mini tro de J E MANUEL MARROQUIN 312 D 1902 FFBRJ?RO 1 S) por #1 cual e hace una promoci6n y un nombramiento El J'icepreszr/u¡ft: de la RejJtíblt"ca uuargado del Poder .Ejeculzvo, E RF.TA d 1 02. J l.. MARROQUIN El Mini tr d ~ u n·a ARI 'lll>F 1 R ..ANDRZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B letin : 11tar e C< .om ta E1 para dos · ·isione El ad. d~l R d~ .E)"~ .i/1._ •. D C ET Artículo ún'co. - -óm ra e á lo r . Dre . Pablo Julio Barón Pedro Pablo uñoz 1:...: icos del Ejercito. ~ de tína"'n e á preS-tar sus servicio . e rimer á la fuerzas del General -iazabe1 acantonada en Tocaima. ) el ebundo a la del General Erne to Restrepo Tirado. en cam aña n el Occid nte e undinamarca. asimilados á enerales ara los e ecto fi cales. Comuníque e y ublíque e. Dado en Bogotá á 1 de Febrero de 1902. JO E f ~L"EL R UI l El fini tro e uerra DEC ETO ... tERO 328 DE 1902 (FEBRERO 20 por d cual se hac un nombramiento El ic~presitletlle del R~ptí Jica ene r-gadtJ del Poder ..E;¡ecuH o. DECRET. rtículo único. ómbra e 1 aro-ento fayor An elmo Del­gadillo Instructor de la fuerza que e hallan acantonadas en la plaza de Faca ati ·á, á órdenes del Jefe ivil y ilitar de aquella Provincia. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 20 de Febrero de 1902. JO E JEL RRO UlJ. El inistro de Guerra A.R.ISTIDE FEtc· ' DEZ DECRETO IERO 330 DE 1902 (FEBRE O 18 por el cual se dispone la inco ración de un Batallón El Viapresidenle de la Reptíbbca, encargado del Podtr .Ejecullvo DECRETA Artículo único. Incorpórase el Batallón Ramón Acosla en la Di ·isi6n Carazúa. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá á 18 de Febrero de 1902. JO E UEL MARR QUIN El inistro de Guerra, AlusnnEs FERY1 mEz Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \.._ 292 _¡ DECRETO NUMERO 314 DE rgo2 (FEBRERO 20) por e»cual se conceden unas Letras de Cuartel y se h ce un nombramiento El Vú:eprtsidenlt de la Replíblz'ca, encargado del Poder Ejecutz'vo, DECRETA Artículo único. Concédense al Coronel José Vicente Arana las Letras de Cuartel que ha olicitado para separarse del puesto de primer Ayudante General d la ro.• División del Ejército, y nómbrase en su reemplazo al Gen ral Desiderio Becerra. Comuníquese y publf uese. Dado en Bogotá, á 20 d Febt·er d 1902. JO 'E MAr UEL IviARROQUIN El Ministr d uerra, RISTIDE FERN 'NoEz DECRETO NUMERO 350 DE 1902 • (FEBRERO 2 I) por el cual se reconoce sueldo á un empleado El Vt'cepresülente de la Repúbb'c , encargado del Pocúr Ejeculzvo, DEC ETA Artículo único. Reconócese al General Francisco J. Vergara Y. V. el su ldo correspondiente á su grado, mientras ejerza las fun­ciones de irector d el Boidín .lV!iHtar. Para los efectos fiscales, se adscribe al Cuartel general del Ejército. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 2r de Febrero de 1902. JOSE MANUEL MARROQUI El Ministro de Guerra, ARrSTIDES FERN,\NDEZ DECRETO UMERO 360 DE 902 ( FEBREAO 22) por el cu::.l se hace una promoción El Vz'cepresidenü de la Repúbll'ca, encargado del Poder Ejeeulzvo, DECRETA Artículo único. Promuévese al General Miguel Rodríguez V. del pue to d J efe de Estado Mayor del Ejército de Oriente al de virtud de permis~ o,t rgado por _el Ministerio de Guerra, el actual Di4 ctor de este Bolelm conhnua desempenando tullumorem las funciones de taL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \.._ 293 _J Ayudante del Ger.eral Alcides Arzayús, Inspector-Organizador de las fuerzas que se hallan acantonadas en la capital de la Re­pública. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 22 de Febrero de 1902. ]OSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEz DECRETO NUMERO 363 DE 1902 (FEBRERO 22) por el cual se hace un nombramiento El Vicepr~szaenle de la ReptíbHca, encarzado d~l Poder E:J·uull.V<', DECRETA Artículo único. Nómbrase Médico del Ejército de Occidente, que comanda el General Tomás García, al Dr. Juan de Dios Ar­beláez, asimilado á General para los efectos fiscales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 22 de F brero de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra A JS'IIDES FERNÁNDEZ DECRETO NUMERO 369 DE xgoz (FEBRERO 25) por el cual se llama al servicio activo á un J efe y se le destina El V#cepre.rzdente de la RepúbliCa, encargado del Poder .EjecullvtJ, DECRETA Artículo único. Llámase al er icio a c tivo al Coronel Daniel Umaña, y destínasele como Ayudante del General Nicolás Perdo­rno, Comandante en Jefe del Ejército en Operacione sobre las Provincias de Sumapaz y Tequendama. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 25 de F brero de xgo2. ]OSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra ARI TIDES FERNÁNDEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Iilitar le Colombia '---- 294 ...J DECRETO UMERO 370 DE r902 (FEBRERO 2 5) por el cual se hace una promoción El Viápre.rti:ltnle de la Reptíblica, encargado dd Poder l.!:J·eculi'vo, DECRETA Artículo único. Promuévese al General Julio Lamus del pues­to de Comandante general de la División Manuel Medzna, del Ejér­cito de Santander, al de Jefe de la Sección de Organización'" Re­organización é Inspección de las fuerzas acantonadas en la capital, con la misma asignación que eJ anterior. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 25 de Febrero de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIM El Ministro de Guerra, ARr TIDES FERNÁNDEZ DECRETO NUMERO 371 DE 1902 (FEBRERO 26) por el cual se hacen dos promociones El Vicepresidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA rtículo único. Promuévese á Jos Sres. General Santiago Cor­tés y Capitán Santiago Cortés Peña, de la Comandancia general del Ejército, al Ejército que comanda el General Ramón Gonzilez Valencia. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 26 de Febrero de Ig<>2. JOSE MANUEL MARROQUIN El Mini tro de Guerra, ARISTIDES FRRNÁNDEZ. DECRETO NUMER 374 DE rgo2 ( EBRERO 26) por el cual se organiza la columna Facatativó. El Vicepresüienle de la Rep¡lb/ica, encargado del Poder EjecuHvo, DECRETA rt. 1.° Créase una Columna que e compondrá de dos Ba­tallo~~ s~ con el per~onal de jefe , Oficiales"'y tropa que componen la D1v1 16n Facalatzvá, y la cual se denominará en adelante Colum­na Facalativá. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 295 _; Art. 2. 0 La Plana Mayor de la olumna se compondrá de un General de Brigada, omandante general · un Coronel primer Ayudante general, Jefe de E tado Mayor; un eniente Coronel y un argento Mayor, egundos yu antes generales del Estado Mayor; un Capitán, rimer Adjunto; un Teniente y un ubtenien­te, segundos junt del Esta o ayor; -:los Cornetas de órde­nes y cuatro Ordenanza . emás tendrá un Comisario Pagador, asimilado á Coronel y un I-Iabilitado a imilado á Sargento Mayor. Art. 3. 0 Los Batallones de ue e compondrá esta Columna tendrán cinco Compañía cad uno, y cada Compañía tendrá cin­cuenta individuos de tropa. Art. 4.0 Lo jef s y Oficiales Clue qued n excedentes en vir­tud de esta reorganización, se pondrán á órdenes del Cuartel Ge­neral del Ejército para lo fine á que haya lugar. §. Queda encargado de dar cumplimiento á este Decreto el r. General Pedro E. Rubio, Comandante general que era de la extinguida División Facalalzvá. Comuníquese y pu lfquese. Dado en Bogotá, á 26 de Febrero de 1902. ]OSE M NUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARI TIDES FaR ÁNDEZ DECRETO UMERO 375 DE 1902 (FEBRERO 26) por el cual se hace un nombramiento El Vú:epresidtnle de la Repúblzca, encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA Artículo único. 6mbrase al Dr. Tomás Olivos Médico de la 7: División del Ejército, asimilado á General en J efe para los efectos fiscales. Comuníquese y publíqucse. Dado en Bogotá á 26 de Febrero de 1902. ]OSE M NUELMARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FER ÁNDEZ DECRETO NUMERO 377 DE 1902 (FEBRERO 26) por el cual se dicta una providencia El Vicepresidente d~ la Repúbl/ca, encargado d~l Poder Ejecultvo, DECRETA Artículo único. A los Ayudantes, Adjuntos y Ordenanzas de la Comandancia Militar de la Plaza se les pagarán sus sueldos en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 2~ _.1 la Habilitación del Cuartel Generalísimo, debiéndoseles dar de alta con fecha 1.0 del presente. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 26 de Febrero de 1902. ]OSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra., ARISTIDES FERNÁNDxz DECRETO NUMERO 380 DE 1902 (FEBRERO 26) por el cual se hace un nombramiento El Vicepruidenle de la República, 1ncargad• d1l Poder Ejeculz'vo, DECRETA Articulo único. N6mbrase Comisario Pagador de las fueFzas que comanda el General Carlos M. Urdaneta, al Sargento Mayor Abraham Peñuela, asimilado á Teniente Coronel para los efectos fiscales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 26 de Febrero de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, AnisTIDES FxRNÁNDxz DECRETO NUMERO 381 DE 1902 (FEBRERO 26) por el cual se hace un nombramient o El Vtcepresidenle d1 la República, encargado del Poder E:;'eculzvo, DECRETA Artículo único. N6mbrase al Corone l Peregrino Hurtado Co­' Jlisario Pagador de las fuerzas que está organizando en Chiquin­quirá el Sr. General Uldarico Leiva. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 26 de Febrero de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES ' ERNANDEZ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 297 _) DECRETO NUMERO 383 DE 1902 (FEBRERO 2 7) por el cual se llama al servicio activo á un Jefe, se le destina y se le señala• funciones El Vtcepresülmle de la Reptíblica, encargado del Poder Ejecuhvo, DECRETA Art. 1.0 Llámase al servicio activo al General Carlos Franco Q., y destínasele como Inspector Especial de las fuerzas acantona­das en esta Plaza, con la obligación de pasar diariamente una re­vista de armas y municiones dentro de los cuarteles, dando cuen­ta del resultado al Estado Mayor general. Art. 2.0 Las funciones y deberes del Inspector Especial de la Plaza serán los mismos señalados á lQs Inspectores de Divisi6n y Cuerpo de Ejército, y además los que el Ministedo de Guerra, de acuerdo con el Estado Mayor general, le determine. Art. 3.0 El sueldo del mencionado Inspector será el de Co­mandante general di isionario. Comuníquese y publíquese . Dado en Bogotá, á 27 de Febrero de 1902. ]OSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERJ~.ÁNDEz DECRETO NUMERO 384- DE 1902 (FEBRERO 2 7) por el cual se hace un nombramiento El Vti:epresidenle de la República, encargado del Poder E.fecuHvo, DECRETA Artículo único. N6mbrase al r. Dr. José M. Camacho R. jefe de la Sección s.• del Ministerio de Guerra. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 27 de Febrero de 1902. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxRNL·nxz Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín iilitar de ColontQia \._ 298 _.1 DECRETO TUMER 385 DE 19(>2 (FEBRERO 28) por el cual se hace una promoción El Víúpruúienü de la RepzíbHca, encargado del Poder .Ejecul/vo, DECRET Artículo único. Promuéve e al r. Daniel J. Brigard del pues to:de Subjefe de la Secci6n 1: d e la Intendencia general del Ejér­cito, al de Proveedor general de la misma, en reemplazo del Sr. Bartolomé Rodríguez P., con la anterioridad el 20 de lo co­rrientes. Comuníquese y ublíquese. Dado en Bogotá, á 28 de ebrero de 1902 . JOSE MA UEL MARROQUIN El 't-..finistro de Guerra, RlSTIDES FERNÁ..'DEZ DECRETO NU1\1ERO 386 DE 1902 (FEBRERO 28) por el cual se llama i un Jefe al servicio acti o y se le destina El Vicepresz"de ·11/e de la República, encargado del Poder .E.fecu.Hvo, DECRETA Artículo único. Llámase al ser icio activo al General Anto­nio Pineda V., y destfnasele como primer Ayudante general del Ministerio de Guerra, con asignaci6n de Comandante general di­visionario, y adscrito al Cuartel GeneraHsimo para los efectos fis­cales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 28 de Febrero de 1902. JO E MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARISTroxs FE .'ÁNDEZ DECRET l)MERO 357 DE 1902 (FEBRERO 22) por el cual se cambian los nombres de los Cuerpos que forman la División Carazúa El Vzcepresiden/e de la Reptíblíca encarg-ado d el Poder Ejtcull"vo, DECRETA Artículo dnico. En lo suce ivo los BatalJones Ayacucho, Caza­dor~ s a~ Vanguardia, Cajzcá y Ma1zuel Casabia11ca, que forman la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 299-' vi ión Carazúa se denominarán como l Di visión á que pcrte­cían, con el ordinal correspondiente, as{: Carazúa N. 0 I. 0 , Cara­= a N° 2. 0 &c. Comuníquese y pubiCquese. Dado en Bogotá, á 22 de Febrero de 1902. JOSE 1\IANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ARisTrDE FxR ÁNDEZ DECRETO UMERO 392 DE 1902 (MARZO l . 0 ) por el cual se llama á un Jefe al servicio activo y se le Je tin El Vreepresidyzle de la Rep1íblz"ca, encargad'~ del Poáer Ejecutivo, DECRETA Artículo único. Llámase al servicio activo al Coronel Rafael orero U., y destínaseJe á las fuerzas que comanda el General am6n González Valencia, para que atienda al cuidado de los nfermos. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 1.0 de Marzo de 1902. JO E MANUEL M RROQUIN El Ministro de Guerra ARISTIDES FERNÁNDEZ RESOLUCION NUMl!RO 3 por la cual se dictan algunas disposiciones en materia fi&cal militat' M//z~sien'o de Guerra-Sección J ... -Bogolá, Febrero 24 de r902 El Ministro de Guerra CONSIDERANDO Que es conveniente á los intereses del Fisco que el Ministerio tenga conocimiento, aun antes de que se legalice el gasto, de la manera como se invierten los fondos que se suministran al Ejército, 1tESUELVR Siempre que e soliciten fondos ara un Ejército, Div.isión, Columna 6 Cuerpo, el respectivo Pagador 6 jefe deberá en tar al Ministerio de Guerra el presupuesto de los gastos que deban ha­erse, 6 una relación de los que hayan sido satisfechos con la re­mesa anterior recibida por el correspondí nte Pagador. Todo Jefe de fuerza tiene e l deber de comunicar oportuna­mente al Ministerio de Guerra 6 á la autoridad competente, cuál es Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1etín Militar 3 I •Vh e C Iom - "':1 Mini tro, FrtRNÁND N i otá, 28 de 1• ebrero d · 1902 El Mini tr i RNÁNDU Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- JOI _J D o ctrinal­ANUAL PARA LA PREPARACIÓN "' 1 DE LA COMPANIA AL COMBATE POR EL GENERAL DRAGOMIROFF Conlinúa Se necesita en la disposición general de la cadena atender á e en los sitios descubiertos lo soldados no se aglomeren como mando paquetes, porque esto ofrece situación muy ventajosa r el enemigo; en tanto que se efectúa el tiro durante el comba- ~ es difícil herir á un hombre aislado, aun á cortas distancias. La ·cuadra constituye un todo, por la concurrencia mutua que liga tre sí á los hombres que ]a componen y por el obedecimiento e ofrece al más antiguo 6 graduado que los manda y no por e l rupamiento puramente exterior que reúne sus elementos en or­n cerrado. E~te agrupamiento no sólo no corresponde al ver­clero compañerismo, sino que, en terreno descubierto, es más ·en lo contrario, como que facilita el tiro del enemigo. Se puede admitir que en terreno descubterto no conviene dar . enos de 30 pasos de frente á una escuadra de cinco filas, 6 sea co más 6 menos tres pasos por hombre 70.-MARCHA DE LA CADENA-La cadena avanza, no toda á la _z, sino por segmentos, dejando una posición para tomar otra, y et ·niéndose en cada una para disparar. Hay que guardarse de - ~parar caminando y vigilar continuamente para que los hombres ' e agrupen á descubierto. Es el jefe de la cadena quien señala s posiciones para los altos, indicando á cada uno de los jefes 1 escuadra que espere encontrar un abrigo para detenerse. Las ra escuadras se trasladan á la misma aLtura que las primeras, y, e ·ún su comodidad, toman posición un poco adelante 6 atrás de la n e a general. 7 r.-Al enseñar á la cadena á marchar hacia el enemigo, es •r riso enseñar] de qué manera: 1 .0 , se rebasa la cadena dd adver­rio ~· 2.0 , á riforzar toda la cadena ó una parle solamente~· 3. 0 , á re­úft'r á un ataque de caballería · 4.0 , á dar tl asalto fi1zal. 72.-PRUIER IODO DE REBA AR LA CADENA DEL ADVERSARIO-LOS rocedimientos que permiten rebasar la cade na del enemigo y re­islir á una tentativa análoga de su parte, ti e nen qu e convertirse Es claro que esto no es aplicable sino á grande distancias; la cadena, 1 acercarse de 400-500 mts., es d ordinario reforzada. Por consiguiente, aun en erreno descubierto, cada escuadra tendrá ntonces menos de 30 pasos. Como imite de densidad de la cadena, y esto detrás de defensas serias, tales como arapetos de tierra, fosos, &c., se puede. á nuestro parecer, admitir un paso y cdio por hombre, 6 s~a 15 pasos por escuadra de 5 filas. A e E 1" {. / LlC Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia para los oldados en un hábito inveterado, que atraiga por insti á cada tirador sobre el flanco del adversario, aun sin que ten• que pensar en ello. Una cadena de tiradores que no está bi acostumbrada á esto, sufre grandes pérdidas no atacando sino • frente, y no siempre logrará su objeto. Igualmente, una cade:· que no está acostumbrada á desvirtuar un movimiento rebasad ' del enemigo, abandona algunas veces una posición ventajosa m cho antes del momento hasta el cual hubiera podido sostenerse hubiese sabido c6mo se rechaza una maniobra de esta clase. Para enseñar á la cadena á rebasar al enemigo, el jefe compañía designa al Comandante de la cadena la posición que supone el flanco de la cadena del adversario á quien se prete de rebasar •. -- Tiradores enemigos detrás de un foso • • • ••• • t • •• 1:. \ t • ••• t t ¡ • t ! • · ¡ • 1 1 ¡ Colocación de la cadena antes del movimiento de rebase • Esta posici6n debe ser indicada, como ya se ha d,icbo, al principio de la maniobra. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \._ 303 ..J El Comandante de la cadena cuando llegue como á 400 pa­ ·os del enemigo, ordena al ata de ignada de la cadena preceda los otros escalones y se cargue de flanco, hasta que logre tomar, n relación con la dirección del enemigo, una po ición que le per­ita er su línea oblicuamente y si es posible, de eflfilada. (Véase a primera figura). Pero, al propio tiempo, la cadena no debe per­. er la unión en ningún punto de su extensión . Es iempre ve:1tajo o rebasar al enemigo; pero esta práctica s especialmente útil contra posiciones más ó menos rectilíneas y uertes de frente, tales como fosos, ramblas de camino, &c. t Cuando se ejecuta un movimiento de rebase hay también que e ignar una:nueva fracción acada expre amente del grueso de la compañía· entonces la fracción de ignada prolonga el ala de la dena que debe rebasar al e1 emio-o, y proced como ya e ha dicho. 73.-2.0 ~fArERA DE REFORZAR LA D • A-El r efuerzo de }a Ca - dena puede ser motivado: 1.0 Por las pérdidas considerables que haya podido sufrir; 2.0 Por 1 de eo de aumentar la intensidad del fuego contra los tiradorc del enemigo antes del asalto. stas condiciones no pueden producir e sino en el momento en que la cadena está ya bastante cerca del enemigo· y por esto, para vitar la mala costumbre de reforzar la cadena sin objeto deter­minado no hay que practicar este refuerzo n ]as sesiones de ins­trucción sino cuando se está á soo pasos, poco más ó menos, y hasta á menos distancia de los tiradores enemigos. Para reforzar la cadena en toda u extensión igualmente, ó sólo en uno de sus puntos hay que atenerse á Jo que está prescrito en el Reglamento, es decir, no mover á lo soldados que están ya ocupados en disparar é introducirse en los intervalos. Se recomien­da también lo mismo para las maniobras relativas á la cadena que para las que se refieren á la re erva, no a¡::.artarse nunca de la regla general que sigue : Enloda circunstancia son los que ulán detrás los que se guíall por los de adelante, y nunca á la inversa: en a/e11dón á fllU los que ulán delante están J'a compromdidos con el uretmgo, y no pu~den desviar su perzsamzenlo hada lo que pasa detrás de ellos. Los soldados que llegan á reforzar la cadena entran bajo el mando del jefe de escuadra en el sector donde queden, y su antiguo jefe de escuadra se convierte e n el adjunto, que reemplaza al otro en caso de necesidad. Les .fifes de escuadra deben. estar acostumbrados á qtu sobre la ca­d~ na no sólo sofl los jifes de sus soldados, sz1zo espedalm 11/e dtt1in seclor Y por consiguzeule de todos los que en él se encuc1llran.- Cot~lz1uía • Los jefes de los segmentos de la cadena, que. deben continuar dura~tc este tiempo marchando de frente, deben estar adverhdos de que tal ala ha stdo designada ara rebasar al en migo, á fin de que no bagan avanzar sus escalones á la misma altura que la fracci n que fectúa el movimiento de rebase. t La manera de resistir á un mo,·imiento de reba e está luégo indicada, á prop6sito de las instruccion con cartuchos de guerra y en las observaciones que siguen á ese parágrafo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 304 -' LAS GRANDES BATALLAS DE NAPOLEON POR DICK DE LONG LA Y Continúa Wagram-(6 de Julz'o de r8o9) Después de la sangrienta batalla de Essling se estipuló una tregua de dos meses y medio entre Jos dos ejércitos. Tuvimos, por tanto, tiempo suficiente para r:ehacernos. En breve, con la llegada de los refuerzos, disponemos de un total de ciento cuarenta mil hom­bres y de ciento cincuenta cañones, para poner en línea de batalla fuerzas que hasta entone s no se habían visto nunca reunidas en un solo campo. Los austriacos por su parte, pueden, es verdad, enfrentársenos con ciento cincuenta mil combatientes. Napoleón se ocupa, ante todo, en unir perfectamente la isla de Lobau á la orilla derecha por medio de un enorme puente forma­do sobre postes, que esté al abrigo de las crecientes del río; luég-o comienzan los trabajos en esta isla; cien mil hombres se ponen á construír reductos, caminos cubiertos · no se puede formar idea de la tierra removida durante estos dos meses y medio. Los austria­cos ejecutan también enfrente de nosotros trabajos aún más con­siderables. Durante toda esta tregua, ninguno del ejército ni de la guar­dia pone 1 s p1es n Viena ni aun el Emperador ; pero todos los días él sale de su palacio de Schcenbrum, á caballo, con su escolta de cazadores; llega á la i la de Lobau, y por medio de una e cala, sube á un grande abeto que le sirve de obser"atorio · desde allí ve todos los trabajos del enemigo y Yigila los propios. Vuelve satis­fecho y alegre de cada excur ión, se pasea largo tiempo á pie con las manos atrás, antes de volver á montar á caballo, y habla con todos sus veteranos. Compl ta su guardia, y como ha hecho venir actores de Parí , a representacion s de gala en Schcenbrum, á las que mvita á todos lo Estados Mayores del Ejército. Cuando todo stá dispuesto el Emperador exhibe á nuestro ejército en Viena en una revi ta de cien mil hombres en las altu­ras á la izquierda de la capital. Allí llama á nuestro Coronel Pire, y le dice : ( Pronto t haré g-anar las charreteras de General." Nuestro regimiento de azadores (23 del Ejército) se atrae todas las miradas por su h rmo o uniforme. En la noche d l 1.0 al 2 de de Julio todos lo trabajos para el próximo paso del Danubio qu dan terminados. Todos Jos cuerpos han recibido la víspera la orden de marchar para trasladarse á la isl.a de Lobau. La uerte hace que el prínci e Eugenio 11 g-ue e mtsmo dra con el jército de Italia, de pués de su victoria de Raab, la niela de Marengo, como la ha apellidado apole6n. En efecto est.a batalla se fectuó el 14 de Junio de 18og, n tanto que la de Fnedland, la hija e libró 1 14 de Junio de 1807, aniversario de la de Marengo (14 de Junio de x8oo). Este ejército es saludado con una Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. )o: tin 1 ilitar de Colombia '- JOS .J e esa proclama admir bies que el Emperador tiene el secreto e hacer y comienza así : oldado del Ejército de Italia : habéis gloriosamente alcan­~ de 1 fin que os había eñalado; séd bien venidos. Estoy conten­ ·o de vosotros, &c.'' apoleón tr?- lada u cuartel general á la is1a de Lobau, _an pronto como JUZga que ha llegado el momento de obrar. Su resencia redobla la confianza y el entusiasmo de todos. Los aus­riacos, figurándose que el Emperador seguirá el mismo plan que n u primera tentativa han resguardado las aldeas de Aspern de Essling con trinchera formidables. El 3 de Julio nue tro ejército continúa aglomerándose en la 'sla de Lobau. El rchiduque que descubre esas numerosas ma-a. e de hombres por ntre los espesos bosques que cubren e ta isla ace disparar n esta dir cción descargas simultáneas de cañón' rometiéndose que las balas hagan numero as víctimas; pero n~ cuenta . ino con piezas de cam aña · por esto, sus proyectiles tan · solo alcan?..an á algunos hombres del Cuerpo d Massena el más inmediato á la orilla izquierda. El 4 á la caída del día, Massena~ Davout Oudinot, defendi­dos por el bo que, e acercan con us tropas á la derecha de la isla, y speran la s ñal del aso que de e intentarse o re tres untos á la vez, y muy á retaguardia de los atrincheramientos de spern y de Es ling, de mo o de hacer inú iles todas estas fortifi­acione . El frent de la i la de Lo au que da sobre la orilla iz­uierda, lo mismo que la i las pequeñas distinguidas con lo nom- Jr s de Masuna Lamus, Ale~~·andre e tán sembradas de batería y e e• 1·eductos listo á cubrir la llanura del"tv1archfeld de tanta metra- 11 , que los au triaca n puedan ostene1· e en ella. Estan o prontos todo Jos reparati,·o los v ltíjero d cada uerpo se embarcan á bord de grande almadías que pueden ontener a una do ciento hombre y e peran la eñal de la artida. La no he es o cur · el ci lo, caro-ado d s esas nubes anun­cia una violerta temp tad d tí lo qu fav rece nue tra em­pre a. El tru no re umba á l 1 jo y rápidos rclámpa ·os azula-ti s iluminan á cada in tan las altut·a n donde per-manece el Ejércit el Ar hiduque ados. eneral nos ha sperado los días precedentes n la 11anura d archf 1 ; pero no iénJono aparecer ha irnagin do qu nu tro pa o no erá inme­diato y ara no tener en e ta ll nura, en donde hace un calor gobiador, á u ejt!rcito expue to á todas la pri\'aciones, lo ha vuelto á con ucir á 1 altura n dond tá m jor acampado. 6lo alguna ~ran s gu rdia cup n 1 Marchfeld y la orilla izquierda ; á tra vé la scuddad s · rill r lo fuego d J vivac. Cuando han dado las d ce d la no h , e u ltan la alma­días ; la temp stad comienza á de ncad narse · grand g-otas de TOllO I-20 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B o 1 e í n 1 i 1 í t r le e 1 n1 b i, '-- 30 agua caen d ti mpo n tiempo y m rcan la uperficie del río. Nuestras mbarcaci ne lle ·an, e ntrechocan á alguna dis-tancia d orilla iz uierda. Lo ltíj ro se arrojan al punto al agua con la mayor resolución, un para isper arse en tiradores, otro par on ucir á ti_erra la em ar a ione . Ningún grito, ningún disparo ha dado a vi o de nu stro desembarco. Lo centi­nela austriaco , al ve r llegar la llu ia, e han replegado ara si-tuar e en u r e guar o n donde nuestros voltíjeros los orpren-den, los toman pri ion r in r si tcncia y 1 s impiden con esto dar el alarrna ara ñalar nuestro moYimiento al nernigo, que no se d cu€. nta de lo qu 1 a a. el n migo· el fuego el fu ilc­hay que apre urarno . Los n, [ OCé:tS hora ; apo}eÓn ha dado n m que tat. larg-o o de Da- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. se apresura di a de ol in 1 ilitéu· le - >l >mhi '- 307 -' farchfcld. que bajo lo an ha he h in d . fila en nduc diez de la mañana ~ tenta mil hombr e~ capace de ostener contra toda la fu rza aus triaca , han . a.=,ad ya á la llanura J Iarchf Id. A medio día todo nu tr jérci to bat lla con quini _nto cañone en bate ría y hace frente á Tiena en tan­to que los austriacos 'ue h n la palda á su ca itaJ. ~u tra tro­pas marchan con un empuje ~aravilloso é irresistibl . Los solda­dos á qui ne e ha 1 rohibido u hagan fogata po1· la noche, para no frecer lanco á lo proyectile ~ d 1 enemig . que están empapa lo por la llu' ia, e li ntan á 1 ~ primer rayo d 1 ol de Julio. Jauno al n de las filas para abrazar á parientes, á amigos á quienes hace año n • n · por u unos cu rr o lleg'- dos d _1 fondo de Dalmacia otros de lo confines d Polonia y de E - paña e ncuentran sobre ste nuev am o de atalla, de pué de haberse e a1·ado en A u terlitz n J na 6 · n Fri dland ara trasladarse á las extremidades de ,Juropa. alegría d nue tros oldado e manifie ta pór t das pal·­tes. Están contentísimos con ver v ncido 1 anubio. i n 1 á pol 6n ue galopa al frente de la línea , e locan u colback gorros e piel, u chacós, en el ext1· mo de lo able s 6 d Ja yonetas, y lo salud n á gritos: "·Viva 1 ~rnperador. , grit resu nan como trueno . Al punto que Napol ón lo ordena, e ataca á .. nz r dorf. Massena lanza sobre esta infortunada ciudadela, á la que defiende un bata116n austriaco, el 46 de línea. la a eza mar han sus Ayudant , aint-Croix y elet. A pe ar de los disparo que les hacen de las troneras, estos dos alientes jó '"nes 11 gan á un de las puer.tas de Enz rsdorf, 1 tu m an á hachazos con algunos za- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. I oletín Milit r de Colombia -- 308 _J B incendiada , y toman muerto. Los austria ·tr i vi i6n de ca- J RCIT ALElvl (Contin 'ta ) ... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia L 309 __/ popara ocuparse ~n ell.o. Pero todo el personal de los batallones activos puede esttrse sm 1 menor vacilación. los hombres que están bajo las banderas se les ajusta siem­pre un uniforme enteramente nuevo eleo-ido en 1 vestuario de gue­rra de la companía. Esta operación se hace con lentitud, durante el período d la instrucción individual, y e dispone de todo el tiempo, cuando es preci o, para acomodar al talle más esbelto de un joven recluta el traje confeccionado par la formas corpulen­ta de un lanc;hvehriano. La prueba definitiva de los efectos á los soldados del ejército permanente no se hace, pues, ino en el mo­mento en que la producciones de Jos talleres r o-imental s , des­pués de las per o-rinacione sucesivas u e he m o~ numerado, lle­gan al almacé1l de compai'ifa ucuadrón ó balería. El lurraje de los caballos Se abona todos los mese á cada escuadrón una suma de 43 á 45 marcos (5 á 56 pesetas) par 1 herraje de us caballos t. Y por exio-ua que ar zca e ta urna, e no solamente suficiente, sino que con frecuencia no se 1 gasta por complet , de manera que con tituye un fondo de r serva para hacer frente á necesida­des imprevi tas. Los apilanes- Coma!ldanlt:S pueden hacer ó nó herrar los caballos de su ucu.adrón, según lo juzguen co-nvcnzenü. Respon a le el uen eC)tado de su tropa bajo todos concepto , lo on también bajo éste. En Prusia existe la costumbre de dejar á los caballo sin he­rrar durante todo el urso del emestre de invierno, es decir; del 1.0 de Octu re al r .0 de bri1. Durante todo e te perío do, consagrado á la instt·ucci6n de los recluta , lo animale no tra ajan sino n 1 picadero ó en 1 plaza de ejercicios, cuyo suelo convenientemente pre arado, está siempre b stante bl n . Pueden, pue s, salvo excc cienes señala­das por lo eterinarios, pas t·s sin h e rraduras. Durante J erí do de \ rano, todo depende de las condicio­nes e pedales en ql!e se encuentre la guarnición. Si ara ir á m~­niobrar el regimiento v o ligado á atra sar una parte consl­derablc:: de la ciudad s le hierran la manos á los caball s. En caso contrario, y si el terreno e Jos al re edor n e den1a iado duro, se les dej enteramente desherrado ha ta la ·r nde ma­niobras. Para a i tir á é tas se hierr á l ú.;) ~u ímal de os uatro remo , por ue es difícil rever ué n turaleza de ue l podrá ~­contJ · rs . ro en el caso en que por e . e pcíón a la cosa posl-le es una ec nomí no h e rrarles ino las manos. La e baHerfa no da jamás en 1 po lac ion e ni pa ~llas á caballo ni pl ntone l.Í orde nanzas montados. odo e te ervicio ;stas producciones, que de~de lueco deben ir al almac ~n del regimiento de landwehr, son necesariament cortadas por el patrón correspondiente . .. uyo efectiYO en i · de paz es de 1 39· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B letin 1ilitar de C lon1bia '--- 310-' se hace á pi y los caballos no e emplean sino para la maniobra . Esto e 1 ue permit dejar de herrarlo du-rant la del año, y con mizar así los fondos abona­do para el herraje. o por e o deja de ten r e siem re n ~~ al­macén una ri a pr ,.¡ ión d herradura de la que 1 Capitán- 'omandante pu de disponer para hacer herrar todo su escuadrón, de lo cuatro remo , en 1 momento de la movilización, y llevar á campaña un número det rminado d herraduras d repuesto. Servido zizürior del cuartel Para a egUt·a r el mantenimi nto d 1 buen orden en el cuar­tel exist ~n de en·icio : ('ada dfa por regimiento: I. 0 Un Ojidal de día que se releva cada Yeinticuatt·o hora . Tiene bajo sus órdenes el pue to de vigilancia regimenta! y no deb abandonar el cuartel en todo el día. En caso de acontecimiento graves (incendio cerca del cuart -1, tumulto en la calle &c.), toma la medida que xijan las circunstancias, en espera de la llegada de sus superiores. E p1·eciso observar, no ob tante, que este Oficial de Dia, no e , p01· decirlo así, una necesidad reglamentaria, es decir, depende del Coronel nombrar ó nó tal ser icio, según lo juzgue convenien- . Habitualmente no e esta lece el Oficial de Día sino en los cuartele. dond se encuentran reunidos regimiento enteros ó un efectivo de tropa t0dada má considerable, como, por ejemplo, en los nueYo t.uarteles de Dre de. La mayor parte de las veces parece up rfluo) para un servicio de tan pequeña importancia, dis­traer un ficial d la instrucción de sus hombres y de otras ocu­paciones de o1·den mucho má levado. El orden e tá ase~urado n el cuartel con 1 estricta ob ervancia de lo reglamentos en el int rior mi n1o de la compañía y otras fracciones con tituídas, y por consiguient las funcione del Oficial de Día serían casi siem­pre una ocur ación verdaderamente inútil. Así pues, no creen de­ber en preví ión de una circunstancia excepcional, que se presen­tará quizá una vez en diez años, perder cu.olidianamenle la suma de trabajo 1~tz'/ que representa un día de ofidal. Si sobreviene algún hecho extraordinario, lo feldwebel de día de cada batallón toman las pri­mera di posiciones, y, en fin, siempre es posible enviar á buscar prontamente al oficial más próximo. En consecuencia, no e esta­blece el ficial de Día de regim1ento sino en la ciudades muy populosas. En la otra guarnicione aun en aquellas que se en­cuentran tropa· d aria arma , e e ntentan con un Olida! de di a de 11Ú1ta de puertos como lo ve remo m á adelante. Y aun en las pe uet•a guarnidone , e u rime tam ién éste. f pues, puede decir e re p cto á los oficiale , que se esfuer­za? en todo ca o por atenuerlo por economizarlos en lo po ible, cuid~ndo d~ reservr_r,r sur fuerzas pu·a el fin. que se antepone á lodos los demas: fa_ lll.slrt~l'CIOil de f /ropas, más OÍen ue CO prodigarlas en asuntos ms1gmficantes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. letín Iilit r de Colombia '- 311 _./ 2. 0 Un pue to de cuartel ' d l reo-imiento ·, que s pone á la di po ición del ficial el ía, uand 1 hay. E t g-uardia e e tablee ordinadamente n la ntrada prin­cipal del cuartel y da alo·uno e ntinel á las demás puerta , así co1no á la enfermería del r o-imient y al pica ero cuan o éstos no están a sa 1 al cuart l. En aso de n cesidad, se...la aumenta con ciert númer d hombre d facción durante la noche. P r la noche hac n igu lment rondas cad dos horas por los uifrdf,. Cada uno de llos e tá obliga o á r correr lo patios y to~os 1 local biertos para ase urarse de que por todas par­tes se observan los r 1 mento , y que por ninguna se encuentran individuos cuya pre encía no esté permitida de pués de la retreta. Estos mismo gifráü deben durante el día vigilar á los particula­res que penetran en el cuartel y evitar que se detengan allí sin necesidad. También está encaro-ada la guardia del cuartel de ha­cer la policía, y principalmente de impedir la entrada en él á los . ·tralla . demá l corresponde recibir y comprobar los permi os de los in h ·iduo d tropa ue ntran en el cuartel des­pué de la retr ta. e establece cada semalla por batallón : un feldwebe.l de día en­cargado de la policía del batallón y en particular de velar por que salgan en tiempo oportuno los diversos destacamentos y hombres aislados que se manden de servicio. En circun tancia extraor­dinarias, á él corre _ ond tomar las primeras medidas é informar inmediatamente á los oficiales, y sobre todo á los que viven en el cuartel ó próximos á él - l honor y l servicio son para éstos la ley que l s obliga á comparecer inmediatamente en el teatro de los acontecimientos. Al feldwebel de día, cuyo servicio es por una se marta entera, no e le exige naturalmente que permanezca. día y noche en el tra­je de ser"icio ; no e 1e pide sino el desempeño de los deberes ue 1 incumben. Por lo demás, la duración del período de servi­cio varía de un r gimien o á otro. e esta lece cada dfa por compaiiía: t . 0 n Sargento de Día; 2. 0 Un gifrdll de Día. El primero ~s el auxiliar inmediato de} fddwebel para todo lo que concierne 1 serví io interior. Vela por 1 mantenimiento del buen orden en la compañía, y especialm nte or la j cución de todas las prescripciones de su Capitán. Por la noche, de nueve á diez, pa a lista á la Compañía y igila que nadie e acue te an­tes de e ta hora. eguidamente, despué de 1 lista, da á la guar­dia de prevención el nombre de todos los soldados ue falten y no tengan permi o especial. El es re_ pensable del as o y del buen orden de la cocina, si los rancho e hac n por Compañías y en todo caso vela por que las comidas sean di tribuídas regularmente á la hora prescrita. i la compañía ó una porción de é ta debe a istir á una ins­trucción, el Sargento de Dfa tiene á su cuidado hacer preparar y po- -------- uestra ~uardia de prevención.-(N. dd T.). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ol · ín Milit r d olon1bi '- 312 _1 ner u puesto todo Jo ue s necesario ( paratos ara gimna-ia, unt rí , &c.). hombre f tigado é i di pue to iden rmi o para acostar e al rgento de Día, qui n da parte 1 fddwcld. 'r m ién le d 1 rte al entr r y lir de ser icio y ué ----~==~~.~----- L u D M T (Continúa) l OI.Í'liCO- ULlTAR PARA ·a; H 'AR ! t\ rUl!:RRA ... , · puest y las i ea acere 1 la fndole y natural za de la gu :.rra de montaña y lu m dio llevar! á e 1 o, n.E tanos aplic ¡~ to principios á la que actualmente nos aflig n el rin­ci , do at luña, proponien un i t ma d cam aña político­militar que concluya co·1 la hidra fatal qu tanto mal s no5: e tá. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de C olombi a '- 313 _J re los carlistas. i asi fue, como es innegable, y lo que es en una guerra ordinaria todas estas ventajas y repetidas ictorias nos hu-ieran desde luego proporcionado dominar á nuestros enemigos, es evidente y debe concluírse que no son los mismos medios los que deben desplegarse para terminar una guerra civil, supuesto que no dan los mismos resultados: cuáles sea éstos, es lo que tra­tamos de desenvolver . nte que nosotros, un jefe hábil y de conocimientos profun­dos en la materia ha demostrado en diversos artículos, con la maestría é inteligencia que tiene acreditadas, los medios que, á su arecer bien fundados, es preciso poner en movimiento l?ara con-rarrestar la guerra civil que nos aqueja y concluír con ella. Sus rincipios luminosos arrojan una verdad palpable, cual es, que l as O"Uerras de esta especie son polftico-militares, y que más bien por la política que por las armas es el medio por el que deben termi­narse. En efecto la ventajas de los choques nada influyen en una facción que quizá cuenta enteramente con las simpatías del país n que opera; pues con u apoyo e r pone prontamente de las pérdida que puede haber sufrido · que encuentra en él todos l os auxilios necesarios y los medios de e pionaje pata saber la situa­ción po ición, fuerz s y movimientos de su enemigo, mientras que éste carece de toda estas ventajas. Pero afortunadamente l os montemolinistas, contrayén ono á Cataluña, que es donde más ~im patías tienen y en cuyos puntos hasta ahora han desplegado ayores fuerza , no sólo no cueman exclusivamente con odas las simpatías del pafs sino que nosotros no dejamos de tenerlas casi en igual número en el terreno que aquéllos ocupan; la habi­lidad está en saber aprovecharse de ellas para lograr el objeto que se desea y ntonc se con eguirá lo que tan respetable jefe ropone; esto es que perdido el apoyo moral del pafs, vendrá la facción por sí misma á tierra. Una de las principales razones del engrosamiento de las fac ­iones en el Pnncipado, es la falta de trabajo que se experi­menta en aquel paí , tan poblado y puramente fabril, en l que habiendo decaído la fabricación, se encuentran mile de brazos en la inacción ; y asediados por la miseria, abrazan cualquier partido ue s 1 s presenta, con tal de cubrir su primeras necesidades. e esta causa ha resultado la inmoralidad de aquel país y que acostumbrado al brigandaje y á la correrías, se pr te con facili­dad á toda clase de excesos . El fomentar toda especie de ocupa­ciones y t¡·abajos á fin de empl aren ellos la multitud, asegurando u subsistencia y la de sus familias, debe s r una de las primeras atenciones de un jefe entendido, procurando infundir la confianza en los capitali tas para que pongan en movimiento sus caudales. 1 carácter catalán, de uyo alti o é independiente, es capaz cuando se le trata con dureza, de abraza¡· lo partidos más violen­tos para rechazar este t1· to· pero como semejantes caracteres son de sí noble y ge erosos, con la afabilidad y dulzura se logra y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 letín ilit r de e lornbi L 314 _¡ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B 1 tín 1 ilit· r de Colotnbi \._ 315 _J :Jr ue no pudien o recibir lo ocorro de fuerza y e boca y erra se encuentr n las trop en operacionc en una fal ~ posi- •Ón · en una posición que, á poco e fuerzos u contrado , erá mpletamente batido. h ra bien: ¿se ha procurado indagar y )nocer cuál sea la ase de opcracione en u e apoyan lo di­dentes? Conocida ¿se ha rocurado de truírla '? or el istema guerra que ha ta ahor se ha eguido en el rincipa o, se deja nocer que no e tá bien ent ndido el plan de o eracione , pues se ha tratado e destrufr en forma la ba d operacionc en e se apoyan lo montemolini las; y mientr tanto que e ta base se ocupe 6 destruya la per ecución ai lada de nue tra colum- ;a , como la .·periencia lo está demostrando, no concluirá con los vantados y { con nu stra tro a en fuerza de la fatiga. n plan e operaciones por el que imultáneamente obren todas las tropas 1 vez es el único medio d acabar con lo -montemolini tas; va­á proponerlo. La base primera de operacione lo montemolini ta se alla en Francia; de allí han venido Jefe , y de alH aunque :ubrepticiamente, reciben las arma munic10n y demá au ·itios. ra pa ada ya la línea del vecino reino, e apoyan en lo e ca ro­o el terreno d nuestra frontera y organizándose n Has omo mejor les es posible, e arrojan poco á poco á lo t rrenos ás bajos 11 gando con sus correrías á ocu ar los llano , refor­ándose en su marchas con todos los elem nto que le son nece­. ari s y haciéndo e por con iguiente más y más respetable ; todo sto sin perder de i ta lo punto de dond partieron para al 1 ·nor descalabro, 6 al er aco ados por la activa per ecución d ue tras tt-opa , encaramar e en eguida á la montaña y pene­. r r en los bosques, á fin de guarecer e r eponerse y volver otra z. á sus correrías ; es decir, h ciendo una v rdadera guerra de ntaña ó de gu rril1as tan conocida en nue tro paí . LueO"O, si cupamos militarmente los punto estratégicos en que e poyan .o nemigo n cesariament deberá concluír e con ellos. uáles n Jo medios para efectuar e ta operación, es lo que vamos á mostrar. Continúa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 316 _,; - Historia === QUINCE DIAS I)E CAMPAÑA EN r87o POR L. ARMAG AC (Traducido y abre iatlo del francés para el B~!etln Mtlllar) (Continúa) El 1 5 de Julio el r. Du u e de Gramont ante el Senado y el Sr. Emilio Olivier ante el Cuerpo Legislativo, dieron cuenta con la nota siguiente, del estado de la cuestión y de Jos esfuerzos in­tentados cerca de las Potencias para obtener u eficaz. mediación: " La manera como habéis acogido nue tra declaraciÓn del 6 de Julio, nos ha dado la e rtidumbre de que aprobáis nuestra po­lítica y de que podemos contar con vue tro apoyo; por esto he­mos comenzado al punto neO"ociaciones con las Potencia exti-an­jeras, para obtener sus buenos oficios con Prusia, á fin de que re­conozca lo fundado de nuestra quejas. ce En estas negociaciones no hemos pedido nada á E paña de la que no queremos ni despertar sus susceptibilidades ni herir su independencia; no hemos tratado con el Príncipe de Hohenzo­llern, á quien consideramos amparado por el Rey · tampoco hemos querido mezclar á nue tra discusión ninguna recriminación, ni ha­cerla salir; del límite á la cual la hemos circunscrito desde el prin­cipio. 'La mayor parte de la Potencia extranjeras se han apre surado á respondernos y con má ó menos vehemencia han reco­nocido la justicia de nuestro reclamo. "El Mini tro de egocio Exti-anjeros de Prusia nos ha opues­to e ·cepción previa, con el fin de no recibir la comunicación, pre­tendiendo que ignoraba el a unto y que el Gabinete de Berlín era ajeno á él. ' l-Iemos tenido entonces que dirigirnos al Rey mismo, y he­mos dado orden á nu tro Embajador para tra ladar e á Ems, cerca de Su lVIajestad. in dejar de reconocer: que había autoriza­do al dncipe de Hohenzollern para que aceptase la candidatura que se le había ofrecido 1 Rey de Pru ia ha ostenido que él había sido extraño á las negociaciones iniciadas entre el Gobierno espa­ñol y el Príncipe de Hohenzollern ; que no había intervenido sino como ] efe d la familia, y de ninguna manera como soberano, y que no había ni reunido ni consultado el Con ejo de ?\1inistros. " u Majestad ha confesado, in mbargo, que había informa­do al onde de Bísmarck de estos diversos incidente . . ~ No podíamos consi erar estas respuestas como ati faeto-nas · no hemos podido admitir esté' distinción util ntre el obe- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 317 _J no y el ex-jefe de familia, y hemos insistido á fin de que el Rey <;onsejase é impusiese como necesaria al Príncipe Leopoldo la nuncia de su candidatura. Durante las discusiones con Prusia, el ee istimiento del Príncipe Leopoldo nos vino del lado de donde enos lo esperábamos, y nos fue entregado 1 12 de Julio por el ..:mbajador de España. u Habiendo querido el Rey permanecer ajeno al asunto, nos­. ros le pedimos que se asociase á él y que declarase que si por mo de esos cambio siempre posibles en un país que acaba de sar por una revolución, la corona se ofrecía de nuevo al Prínci­Leopoldo, él no lo autorizaría para que la aceptase, á fin de que debate pudiese considerarse como definitivamente terminado. " uestra petición era moderada, y los términos en que la .·presábamos no eran menos. e Manifestad de modo más claro al , e y e cribíamo al Conde Benedetti el 12 de Julio á media no­: he, que no tenemos ninguna intención oculta, que no buscamos un re texto de guerra, y que no queremos sino resol ver honrosamente na dificultad que nosotros no hemos suscitado.' 'El Rey con\·enía en aprobar la renuncia del Príncipe Leo­ ·oldo ¡ pero rehusó declarar que no autorizaría en lo por venir la ueva aceptación de esta candidatura. e He pedido al Rey, nos es­: ribía M. Benedetti el 13 de Julio á media noche, que se digne ·ermitirme anunciaros á nombre suyo que si el Príncipe de Hohen­eollern vuelve á su proyecto, u l\1ajestad interpondrá su autoridad ara poner obstáculo á eJlo. 'El Rey ha rehusado de modo terminante autorizarme á trans­l! litiros semejante declaración. He insistido vivamente, pero sin lo­,.. r· r cambiar las disposiciones de Su Majestad. El Rey ha termi­ado nuestra con ver ación diciéndome que ni podía ni quería tomar m j~nte compromiso y que él debía para esta eventualidad • mo para cualquiera otra, re ervarse la faculta de consultar las ircunstancia . ' " Aun cuando e te r chazo nos pareció injustificable nuestro t.: o de conservar á Europa lo beneficios de la paz era tal, que .o interrumpimos la negociaciones, y que, á pesar de nuestra le- • r· ima impaciencia temiendo que una discusión las estorba e, os emo pedí o. que aplacéis nue tra explicacione . ( Por esto nuestra orpresa fue profunda cuando ayer supi­lOs que el Rey de Prusia habí notificado por medio d un ede­: án á nuestro Embajador, que no lo recibiría más y que para dar · este rechazo un carácter nada equívoco, su obierno lo había omunicado oficialmente á los Gabinete de Europa. 1 propio tiern-o supimos que el r. Barón e erther había recibido orden de pedir e, y que en Pru ia se estaban armando. 11 En esta circun tancias, ti-atar de in istir en la conciliación aubiera ido olvidar la dignidad, y además una imprudencia.. o emos ahorrado nada para e itar una guerra¡ vamo á pre arar­JS á so tener la que e no ofr ce, dejand á cada una de las par­es la ¡·e ·ponsabilidad que le corresponda Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 318 _J u De de ayer hemo llamado á nuestra r ser a , y con vues.;­tr concur o vamos á tomar inmediatamente las medidas necesa - rias para poner á alvo los intereses la seguridad y el honor d Francia.' Inmediatam nte después de la comunicación del Gobierno, pre entar n cuatro proyectos de 1 y al enado y al Cu rpo Le-­gislati o. Et·an relativos á la petición de un crédito de so millone~ para la guerra y de 16 millones ara la marina, á la movilizaciór. de la guat·dia móvil y á la apertura de regi tros de enganche dee voluntarios para 1 tiempo de guerra. En el Cuerpo Leg·i lativo un grupo de la izquierda intentó em vano resistir al entu ia mo gen ral. Por dos horas 1\IL Thier lu­chó contra casi toda la Cámara, con la persuasión de que él re­presentaba, no los arrebatos del país, sino sus meditados intere ses.' Cuando se 'ueh·en á leer hoy con sangre fría los debate d~ esta orrascosa sesión, es con mezcla de asombro y de admira­ción como se ve la energía, el alor y la tenacidad que necesitó est anciano para hacerse ofr. En medio de violentas interrupciones, tratado de amio-o de Prusia hizo presente que n el fondo, s decir, respecto de 1 candidatura del Príncipe de Hohenzollern, la reclamación de Fran­cia se había atendido, y que el rompimiento lo ocasionaba una mera cue tión de su ceptibilidad. ( · Cómo . exclamó ante el mundo entero 1 Rey de Pru ia retira 6 deja retirar la candidatur del Príncipe de l-Iohenzollern, y e _to no es una conce ión . ¿Os atr·e-eréis á so tenerlo ? al era el estado d lo spíritus, que u 'oz no fue oída. En esta sesión y n la que siguió por la noche, lo res. Ju­lio Fabré ambetta Glais-Bizoin, Arago y algunos otros toma­ron la palabra en sostenimiento de la paz. M. Bulcet pidió copia del Despacho d que el Ministro había hablado en su nota· 83 votos solamente apoyaron su reclamo. M. Gambetta pidió que el Ministro re pendiese estas dos preguntas: 1.0 ' ¿La nota de M. de Bfsmarck ha ido comunicada á todos los Gabinetes europeos, ó solamente á los Gobiernos de la Alemania del Sur? 2. 0 ¿E tá ella concebida en términos que hagan indispensable la guerra?" El Ministerio por toda r spue ta, e asombró de que la Izquierda no comprendiese las cuestiones de patriotismo. El 19 de Julio el Embajador de Francia en Berlín enviaba al Rey de Prusia la decl ratoria de guerra, y el 20 el r. uque de Gramont daba lectura en el enado y en el Cuerpo Legislativo á la comunicación sigui nt : t Señores : la e ·po ición que se os presentó en la sesión del 1 S ha dado á conocer la justas causas de guerra que tenemo contra Prusia. " Conforme á los usos, y de orden del Emperador he invitado al Encargado de negocios de Francia para ue notifique al Gabi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 319 _/ nete d Berlín nue tra resolución de obtener por las armas las ga­rantías que no he m o podido obtener por medio de la di cusión . ' E t encargo ha sido cumplido y tengo el honor de infor­mar al uerpo Legis1ati o que n tal Yirtud, el e tado de guerra exi te, de de el 19 de Julio, entre Francia y Prusia. ' E ta declaración se extiende igualmente á los aliados de Pru ia que le presten, contra nosotros, el concurso de us armas.'' M de Bí marck había logrado u fines. Había guerra y éra­mos no otros quienes se la habíamo d clarado. El Canciller pru iano abía lo que hacía precipitando los acontecimientos. El quería sorprender á rancia la que de perta­da por eso repetido ataque , pudiera uizás., á fuet·za de actividad preparar~e para la lucha que entonces estaba bien lejo de poder sost ner. ¿ Cuále eran, en efecto las fuerza de cada una de la dos nacione ? La Confederación del orte podía poner n pie un ejército de ·l33,000 hombres, y dejaba á u retaguardia en tropas deguarni­ión 6 de reemplazo 295,500. u fectivo total era de 982,000, in­cluyendo las re crvas. La Baviera, el iVurtemberg y 1 Du~ado d~ Baden, cuyos ejército e taban organizado sobre 1 1e prus1ano contaban R5;5oo hombre de ejército activo y 69,000 de tropas de guarni­ción ó de depósito. El 6 de gosto el ejército al mán tu o 450,000 hombres en línea; y desde el 16 poco má 6 meno , 6oo,ooo número que se sostuvo hasta ei fin de la guerra. Contaba con 2,000 cañone de campaña municiones y provisiones en abundancia. En lo escrito, ero solamente en lo escrito las fuerzas de •rancia eran 1.142,000 hombres, de lo cuales 642,000 formaban l ejér íto activo y 500,000 la guardia móvil. En realidad. Francia no podía onducir á lo ampos de bata­Ha sino 337,000 hombres y de é tos ólo 270,000 podían reunirse inmediatamente. E te ejército, tan inferior n númc1·o al del enemigo en vez le ser reunido en uno 6 dos punto fue esparcido en una larga lí­nea entre Metz y Estrasburgo, sobr un frente de más de cien leguas. El plan de campaña, i e que había alguno acordado, era tener al enemigo en incertidum re ac rca del punto de ataque, por el esparcimiento mismo del ejército; despué concent1·arse rápida­mente cerca de Estrasburgo y lanzarse rná allá., del Rhin, de ma­nera de separar la Alernenia del ur de la df'l orte. o se había pensado, pues, sino en la ofensiva · ero la ofensi a no fue posible al ejército francés sino durante algunos días ue no se upie1·on aprovechar. El 14 de Julio por la noche 1 Mini terio francés ordenaba el Hamamiento de las reservas. Por su parte, el Rey de Prusia daba el 15 por la noche orden de movilización.- Conl/t~úa. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bole ín Militar de Colombia '- 320 -' asa de Lata Diagrama del teatro de la guerra en los páramos de U sme Boca grande La Mesa+ Páramos o ..... e ...e:> ~ +Alto Santa Rosa ~ 1 0 Une 0 El Ramal + Hoyagrande 0 anla Rosa R 1 o .Bla11co Las Animas 1 .\LDIOS 1 : 250,000 +La Zorra 0 Pueblovíe.fo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 10

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