Por:
|
Fecha:
26/07/1902
~====S=m=~=II==II=I=-=T=O=M-O=J~I= Afio VI-NUMliRO 3.•
====-===~
1
Bolet1n Militar de Colombia
l !JRGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJ~RGITO . l
[~ -~~~;~~. ;;~~~~~~: ;. ~~~~~~~ ·; ~~;~~~:- - ~J.[::::::::: o~nero.l de ln~eniero•
Son colaborauorcs de este periódico los Jefes y Oficiales del Ejército
Paudt ''"'11 bi~" "'c~der gu~ nuutro retptlo á toda• la• convi.cmne•, t:enga á parar nr z,.
mdifer•ncia 11 no• deje,¡,. energía• para d•J•nder lar nutrtrar
El.'RIQtJE Sn:sKtl'!wtcz ¡
-·-¡-······:··--:---~····~~~~-~-~:··~~---~~ -- ;~·¡~~ .. ~-~ · ·~-~~;··· · ...... ~-----~~ --·¡--
-Oficial==--~
EL VICEPRESIDENTE
DE LA REPLJBLICA l~ LOS C1 >LOMBIANOS
¡ CoNCIUDADA. os l En <.:1 año pasado, en fecha igu 1 á la presente,
deploré no poder, al mi mo tiempo que o ·aludaba, anunciaros
el restablecimiento d1~ la paz en la República. Hoy, al invitaros
á celebrar la fiesta de la Patria, puedo, por fortuna, felicitaros
por haberse asegurado ya el bien por el cual con tanta ansia hemos
anhelado en los últimos años. Gracias á la Providencia Divina
y al denuedo y la con tancia de nuestros Ejércitos, la revolución
que se inició en r8gg está dcbelada, y para que veáis reinar
en la extensión entera de la República la tranquilidad y el orden,
sólo falta que todos vosotros prestéis vuestro concurso para que
tanto los ne2'ocios públicos como las empresas y las labores particulares,
entren en su carril y con regularidad sigan u curso.
Todos los colombi~nos están llamados á procurar este bien
tan apetecido: muchos pueden hacerlo empleando brazos y energías
en el trabajo, que ha da ¡acarnos de la pobreza y del atraso
en que las diviiiones intestinas nos han abismado ; esos mismos y
todos los demá.s pueden hacerlo deponiendo rencores, olvidando
ag-ravios, predicando la concordia y uniéndose en fraternal abrazo
con los que hayan tenido por adversarios en la funesta lucha.
A esta generosa conducta nos obligan la reli2'ión que profesamos,
el patriotismo y la compasión y la caridad que deben movernos
en favor de los muchos millares de hermanos nuéstros que,
TOMO II-5
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'-66.J
por obra de la guerra, ¡imen hoy en la indigencia, en la orfandad,
en el desamparo y en un abismo de miserias de todo linaje.
Para que la conme1111oración que hacemos del gran suceso verificado
en esta ciudad hoy hace novent y dos años, sea fecunda en
bienes, hemos de considerar que si ese suceso fue feliz, y si hemos
de celebrarlo con regocijo por haber sido origen de nuestra independencia,
al propio tiempo lo fue de otros que no podemos menos
de recordar con amargura.
Los insignes varones que con heroico valor c,.i.J¡il encabezaron
el movimiento del 20 de Julio de 1810, se dividieron en bandos políticos,
y lo propio hicieron los que en las diferentes Provincias
del que era Nuevu Reino de Granada, se pusieron á la cabeza de
la gran Revolución. Cuáles pretendieron formar pequeños Estados
independientes; cu~les quisieron la reunión de todas las i>ecciones
en uno solo; éstos se decidieron por un g-obierno central, aquéllos
por uno federativo; diferentes ciudades se disputaron la primacía
y el honor de ser cabeza, ya St' adoptase la una forma, ya se adoptase
la otra. Form~ronse partidos que se apodaban recíprocamente
y se combatían, y se levantaron caudillos, por únos idolíltrados
y detestados por ótros.
Natural fue que en un país no ducado ni prev nido para dar ..
se un Gobierno ni para organizarlo, nacieran opiniones encontradas
sobre el modo de constituírlo ; y hasta necesario era que e
abriese campo á la discusión para descubrir el camino que debía seguirse.
Mas por desg-racia la discusión no siempre fue de aquellas
de donde brota luz, sino de las que engendran discordias; cada caudillo
y cada partido quiw sostener su dictamen y sus pret nsiones
por la fuerza., y así se agotaron la actividad, la energía y los recursos
que hubieran deb1do emplearse para constituír una nación
potente, capaz de resistir al esfuerzo que la Metrópoli había de intentar
para. someter á la que mir<:tba como colonia sublevada. Los
Ejércitos españoks sorprendieron á nuestros padres embebidos en
reyertAs políticas, divididos, y por consiguiente débiles. Cada uno
se mostró héroe, y al mostrarse héroe, hizo patente Jo que habrfa
alcanzado unido con los demás.
Grandes lecciones nos dejaron nuestros mayores: enseñáronnos
con su ejemplo á amar la Patriél y á arrie gario y sacrificarlo todo
por ella; y también con su ejemplo, y de manera para ellos costosísima,
nos enseñaron que el apego al mando, las porfiadas contiendas,
la poca deferencia por la opinión ajena, la resistencia á la autoridad
reconocida y la guerra entre hermanos, son obstáculos en
que se estrellan cuantos esfuerzos emplee el patriotismo para engrandecer
y hacer prosperar á la Nación, y para producir el bienestar
de los que la componen.
En extravíos semejantes á aquellos en que incurrieron nuestros
antepasados después del 20 de Julio de 1810, incurrieron los
que después de la victoria de Boyad. tuvieron en sus manos la
suerte de la Patria; y estos extravíos, igual que los primeros, han
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Col o mbia
'- 67 _1
.dado lugar í que nuestra. Historia señale fechas sin cuento, tan
nefastas como fausta es la que hoy conmemoramos.
Nuestra Historia nO$ patentiz;a que si hemos sabido imitar la
conducta de nuestros gloriosos antepasados en determinadas ocasiones
en que el bien de la Patria ha exigido heroicos esfuerzos y
sacrificio5, cuando se ha tratado de exponer y discutir doctrinas y
principios y de implantar sistemas, no hemos acertado, como no
acertaron ellos, á fundar nada estable, nada de lo que hubiera podido
servir de asiento 6 de principio á un sistema político que no
se alterase sino para perfeccionarse.
Nuestra política ha empezado á ser, no el arte de gobernar á
los pueblos para hacerlos felices, sino cúmulo de intrigas, cábalas
y mezquinas maniobras encaminadas á favorecer intereses particulares
6 á dar preponderancia á determinados c~rculos.
Los desaciertos en que incurrieron nuestros próceres tuvieron
por excusa la inexperiencia ; los de nuestros políticos de épocas
más cercanas no tienen ninguna; los de los que después del escarmiento
que hoy está más reciente vuelvan á caer en ellos, serán
crímenes imperdonables.
No es en la historia. de pueblos extraños donde hemos de estudiar
lo que puede hacer feliz y engrandecer al nuéstro. En cada
país hay diferente combinación de costumbres, de condiciones de
raza y de clima, de antecedentes históricos que le dan carácter
peculiar.
Nuestra propia historia nos ofrece las enseñanzas que han de
g-uiarnos. De éstas, la que hoy debemos aprovechar de preferencia,
es la de que la desunión y las discordias nos debilitan, y ponen
traba5 á la marcha á que, del mismo modo que á todas las naciones
nuevas, impulsa el ejemplo de las que ya han llegado al ápice de
la cultura y de la grandeza.
En épocas pasadas, el escarmiento debido í nuestras guerras
intestina , ha podido no ser eficaz. El debido á la que hoy está terminando,
no puede dejar de serlo en altísimo ~rado, una yez que Jos
males que se han seguido de ésta han sido incomparablemente
mayores que los producidos por las otras.
En esta consideración fundo la esperanza de que el próximo
restablecimiento de la paz sea principio de una éra de prosperidad
y de engrandecimiento para Colombia; de la éra en que los ínclitos
varones cuya memoria celebramos hoy, contemplen, desde las
mansiones eternas, sati~fechos los anhelos que los impulsaron á
encararse con una poderosa Nación, echando los fundamentos de
nuestra independencia.
Como ya os lo dije, todos vosotros podéis, con vuestro concurso,
contribuír á la realización de tan halagüeña esperanza; y,
prestándolo, mereceréis bien de la Patria y os haréis acreedores á
las bendiciones del Cielo, á las de los pueblos t\Ue hoy gimen y á
las de nuestra posteridad.
¡SoLDADos DEL EpfRciTo NACIONAL 1 En un día como el presente,
en que se celebran las glorias de la Patria, no se pueden echar en
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
\_ 68 _)
olvido las que vosotros, con vuestro sufrimiento, vuestra lealtad y
vuestra intrepidez, le habéis ganado. A nombre del Gobierno y de
la Nación, y en el mío propio, os dirijo las expresiones de aplauso
y de reconocimiento á que os habéis hecho acreedores.
]OSE MANUEL MARROQUIN
Bogotá, 20 de Julio de 1902.
ALOCUCION
DEL l\IL 'ISTRO DE GUf<.RRA AL EJÉRCITO DE LA REPUBLICA
¡Soldado ! Al alumbrar la aurora del 92. 0 aniversario de
nuestra patria independencia, no puede menos que dirigiros un
aplauso y un saludo quien, como yo, ha tenido el honor de estar á
la cabeza del Ministerio de Guerra, en donde son conocido5 con
mayor claridad que en parte alguna el valor de vuestros esfuerzos,
la heroicidad de vuestros hechos, la trascendencia de vuestras
campañas.
Hace seis meses la n'\'Olución había resurgido de sus cenizas,
y con nuevos alientos y recursos del enemigo extranjero, había
logrado amenazar de cerca la Capital y levantar fuertes partidas
que mantenían en constante alarma la mayoría de la República.
Hoy, merced á vuestros sacrificios, á vuestra incontrastable firmeza,
á vuestro valor indomable, los enemigos de la paz, que lo son
de la República, han huíclo ante vuestro empuje. :Muchos de sus
cabecillas, ciertos ya de la derrota y convencidos de su impotencia,
se han aco~ido á la clemencia del Gobierno, y disfrutan hoy
de la paz, conquistada por vosotros para ellos ; otros han ido á
mendig-ar del odio de los enemigos de Colombia, el modo de ensangrentar
más el suelo patrio y d ~ echar más borrones sobre su
bandera. Cegados por el despecho, no ven que están llevando el
eco y la prueba de vuestros triunfos más allá de los patrios linderos.
¡SoLDADOS I>EL EJÉRCITO! Los laureles que habéis conquistado
no son menos puros ni menos envidiables que los que ciñeron los
héroes de la grande epopeya : ellos combatieron por hacer una
Patria, por hacer de Colombia una nación soberana y libre. Vosotros
también habéis salvado la soberanía nacional y la integridad
del territorio; vosotros habéis reconquistado la paz, la paz sin la
cual nunca Colombia será la nación próspera y fuerte que soñaron
vuestros padres.
Cuando terminada esta época dolorosa y oscura, se abra la
Historia por las páginas de oro que habéis escrito en ellas; cuando
conozca América las rudas campañas, los grandes hechos de
armas, las hazañas heroicas que se han llevado á cabo para sofocar
una revolución pujante, para desbaratar la coalición de las
Repúblicas vecinas; cuantlo, disipado el humo de los combates,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colon1bia
'- 69 _)
se aplaquen las pasiones y se haga la luz,-entonces Colombia será
reputada como la primera Nación militar de la América latina;
entonces la silueta de vuestros Jefes crecerá en la medida de su
mérito y salvará los montes y los mares; entonces las sombras de
Pinzón, de Casabianca, de Albán...... las sombras de vuestros
grandes muertos, surgiendo de sus tumbas gloriosas, vencerán el
tiempo y el olvido, dejarán de ser ellos las glorias de un partido
para ser glorias nacionales, irán á mezclarse en un solo recuerdo,
á confundirse, en la altura de la inmortalidad, con la sombra de
los mártires de la Independencia.
La paz, de que muy en breve disfrutará la República, es el
mejor de vuestros timbres y el único galardón digno de vosotros.
Permitid que antes de terminar, quiera yo cubrirme con la
gloria, no de haberos mandado, sino de haber seguido hora por
hora y paso á paso, vuestros sufrimientos, vuestras fatigas incontables,
vuestros hechos heroicos y vuestros triunfos. Soy, pues,
quien con mayores razones y con mejores títulos puede tributaras
la expresión de su admiración y de su entusiasmo.
¡Viva Colombia libre y soberana ! ¡Viva el Excmo. Sr. Marroquín!
¡Viva el Ejército de la República 1
ARISTIDES FER! ÁNDKZ
Bogotá, Julio 20 de 1902.
DECRETO NUMERO 905 DE 1902
(JU.'IO 5)
po r el cual se reconoce un grado militar
El Vzcepresülmle de la Repltbb'ca, mcat·gado dd Poder .Ejecul/vt~,
DECRETA
Artículo único. Reconócesele al Sr. Ignacio Torres el grado
de Subteniente, con el cual ha venido prestando sus ser icios al
Gobierno.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 5 de Junio de 1902.
JOSE 11ANUELMARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEz
DECRETO NUMERO 907 DE 1901
(JUNIO 5)
por el cual lie reconoce un grado militar
El Vt'cepresúlenlt d1 la Repúblzca, mcargado del P1der E.JecultVI,
DECRi:TA
Artículo único. Reconócesele al Sr. Emilio B. González el
grado de Coronel que le confirió, con fecha 29 de Mayo de 1900,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 70 ~
el General Próspero Pinzón, en su carácter de Comandante en Jefe
del Ejército del Norte, por su actividad, energía y buen comportamiento
en el combate de Palomgro.
§. Dése cuenta al Honorable Senado en sus próximas sesiones,
para los efectos constitucionales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 5 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FER.NÁNDI.Z
DECRETO NUMERO 912 DE 1902
(JUNIO 5)
por el cual se determinan los herederos que deben subrogar á un Jefe en el ~oce
del sueldo
Zl Vt'cepresz'dmü dt la Repúblt'ca, mcargado del Peder Ejtcufz'111,
DXCRi:T.A
Artículo único. El sueldo que correspondía al finado General
D. Matías Camargo, seguirán disfrutándolo en lo sucesivo las señoritas
hermanas Gregoria y Trinidad Camargo.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 5 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIM
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxRN.ÁNDEz
DECRETO NUMERO 915 DE 1902
(JUNIO 5)
por el cual se incorpora n unos Batallones y se co 1ficre una autorización
El Vtaprmilmlt de la Repúblz'ca, encargado del Poder EjeculnHJ,
DXCRJlTA
Art. 1.0 Incorpóranse á la División Boyacá, que comanda el
General Julio Lamus Obando, los Batallones Panamá número I.0
y Santander número 2.0
, de la División Colombia, con la anterioridad
del I.0 de los corrientes.
Art. 2.0 Autorízase al General Vicente Wandurraga para
continuar la organización de fuerzas en los Municipios de Chocontá
y Guatavita.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bo~otá, á 5 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDE¡
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín · Militar de Colombia
'- 71 _)
DECRETO NUMERO 929 DE rgol
(JUNIO 8)
que dispone la organización de wna Columna y hace unos nombramientos
.El Vtcepresülmle de la República, encargado del Poder EjecultVQ 1
DltCRltTA
Art. 1.° Con base de la fuerza que se encuentra en Arbeláez,
comandada por el Coronel Eusebio Ortiz, organízase una Columna,
compuesta de dos batallones, que se llamará. Columna Arbeldez,
entre aquel Municipio y el de Melgar.
Art. 2. 0 Nómbrase al Coronel Bernardino Alfaro Comandante
General de la Columna Arbeláez, y al Teniente Coronel Aquiles
Alfaro primer Ayudante General, encargado del Estado Mayor
de la misma.
Art. 3.° Facúltase á los Jefes de la expresatla Columna para
hacer los nombramientos provisionales de Jefes y Oficiales de ella,
los cuales no tendrán carácter definitivo mientras no sean aprobados
por el Ministerio de Guerra.
Art. 4. 0 Promuévese al Coronel Eusebio Ortiz del pue~to de
Jefe de las fuerzas de Arbeláez, al de primer Jefe del Batallón
Ayacucho número 1. 0
, de la Dzvz"sz"ón Carazúa.
Comuníquese y publíquese.
DAdo en Bo~otá, á 8 de Junio de 1902.
JOSE :MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, AR.ISTID:I!:S F:&2.K.ÁNDn
DECRETO NUMERO 935 DE 190~
(JUNIO I 3)
por el cual ¡e aprueba un ascenso
El Vietprw'dmlt át la Repúblz'ca, mcargado dd Poder .l!juultfll,
D'ECRET.A
Artículo único. Apruébase el ascenso conferido al Coronel
Adán J. Vargas á General de Brigada, por el Comandante en Jefe
del 2.0 Ejército en operaciones sobre el Magdalena, con fecha r ,0
de Diciembre de 1901.
§. Dése cuenta de este ascenso al Honorable Senado en sus
próximas sesiones, para los efectos constitucionales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 13 d~ Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxRNÁNDEZ
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 72 _;
DECRETO NUMERO 940 DE 190:1
(JUNIO 16)
por el cual se hace un nombramiento
El Vz'ctpresidenle de la República, mcargado dtl Poder Ejeculiv~,
DECRETA
Artículo único. Nómbrase al Dr. :!vfii!"uel María Gaviria C.
Médico de la Guarnición de Fusagasugá.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 16 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 941 DE 190:¡
(JUNIO 16)
por el cual se hace un nombramiento
El V.'cepresidenlt de la República, mcargad1 del Poder E.Jutllt'tl,
DKCRJ:TA
Artículo único. Nómbrase al Dr. Tomás Olivos Médico del
Hm;pital Militar de Guaduas.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Boi!"otá, á 16 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIM
El Ministro de Guerra, ArusTIDES Fi:~tNÁ:rmn
DECRETO NUMERO 943 DE 190:1
(JUNIO 16)
por el cual se aprueba un nombramiento
El V.'ceprest'áenft de la Repúblz'ca, mcargado del Poder .Ejecuft'vt~,
DltCRJ:TA
Artículo único. Apruébase el nombramiento de Comisario Pagador
auxiliar del Ejército del Norte de Santander, con residencia
en esta capital, hecho por el Sr. General Comandante en Jefe
del expresado Ejército en el General F. J. Vergara y V.
Comuníquese y publiquese.
Dado en Bogotá, á 16 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIK
El Ministro de Guerra, ARISTIDES F:rRNÁNDn
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
!Joletín Militar de Colombia
'- 73 _;
DECRETO NUMERO 944 DE 190~
(JUNIO 16)
que hace una promoción y dos nombramientos
El Vt'ctpresúimlt dt la RepúbHca, encargado del Poder Ejteuli111,
DRCR1lTA
Art. I . 0 Promuévese al Coronel ' Agustín Sabogal del puesto
de primer Ayudante General de la D/visión BO)'acd, al de Inspector
de la misma.
Art. 2.0 Nómbrase al Sr. Pablo E. Vancgas Proveedor de la
expresada D/vz'sz!m Boyacá, con las asignaciones que le corresponden
conforme al Decreto número 55 1 del presente año.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 16 de Junio de 1902.
JOSE 1vfANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDJ:Z
DECRETO NUMERO 945 DE 1902
(JUNIO 16)
por el cual se reconoce un sueldo
El Vt"ctpraziirnlt de la Rtpitblz'ca, encargado del Poder Ejeculiv~,
Dlr:CRXTA
Artículo único. Reconócese á. fa ·or de la Sra. Mercedes Muñoz
de Díaz el sueldo de que disfrutaba su esposo, el finado General
Rafael Joa uín Díaz, Jefe de Estado Mayor de la IO.a División,
hoy Dzviúfm Manuel Calladas, desde el día de su fallecimiento.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bo¡rotá, á 16 de Junio de 1902.
]OSE MANUEL MARROQUIM
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNnu
DECRETO NUMERO 950 DE 1902
(JUNIO 18)
que llama al sc"'icio activo á dos] efes y Jos destina
.El Vt'etprtsz'dmle de la Repúblz'ca, mcargado del Poder Ejuult'vtJ,
DJ:CJlKTA
Artículo único. Llámase al servicio activo á los Sres. General
Pedro León Moreno y Coronel Cristóbal Urdaneta, y destínaseles
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 7-4 _}
como Comandante General y Jefe de EstadG Mayor de la DwinO.
Matzuel D. Ca,iadas, respectivamente.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 18 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.Á.NDEZ
DECRETO NUMERO 956 DE 1902
(JUNIO 20)
que fija un sueldo y asigna un sobresueldo
El Vt'cepresidenle de la Repúbltca, encargado del Poder Ejecult"vo,
DJ:CRXTA.
Art. 1. 0 El Comandante Militar de la Plaza de Bogotá gozará
del sueldo mensual que corresponda al grado militar del individuo
que desempeñe el puesto.
Art. 2. 0 Adscríbense las funciones del Inspector General de
Parques de la capital al Comandante Mtlitar de la Plaza, y asígnasele
un sobresueldo de $ 300 mensuales.
Art. 3. 0 Derógase el artículo 8. 0 del Decreto número 26g de
12 de Febrero del año en curso, que creó la Inspección general
de Parques de la capital, y los Decretos números 885, de 31 de
Marzo último, y 901, de 5 del presente.
Comuníquese y publíq""ese.
Dado en Bogotá, á 20 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Gobierno, FRANCisco MENDOZA P.-El Ministro
e Relaciones Exteriores, FELIPE F. PAÚL-El Ministro de Hacienda,
JosÉ RAMÓN LAGo-El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxRNÁNDEz-
El Ministro de Instrucción Pública, JosÉ JoAQUÍN CAsAs-El
Ministro del Tesoro, AGusTlN URI•x.
DECRETO NUMERO 957 DE 1902
(JUNIO 20)
que hace un nombramiento
.El Vtúpres:"denle dt la Repúblzca, encargado del Poder Ejeculrv1,
DECRETA.
Artículo único. Nómbrase Comisario Pagador de la Columna
Arbeláez, mandada organizar por Decreto número 929, de fecha 8
del presente, al Sr. Jesús Sierra.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 20 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTJDES FERNÁNDEZ
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~oletín Militar de Colombia
'- 75 _J
DECRETO NUMERO 959 DE 1902
(JUNIO 20)
que hace un nombramiento
El Vü:eprw'dmle dt la República, encargado del Poder Ejeculzvo,
DECRETA
Artículo único. Nómbrase al Sr. Coronel Leonidas Gaitán
Inspector General de las fuerzas acantonadas en la Provincia de
Zipaquirá, debiendo ser dado de alta en la Jefatura Civil y Militar
de allí, para los efectos fiscales.
Comuníquese y publfquese.
Dado en Bogotá, á 20 de Junw de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 963 DE 1902
(Ju. 'IO 20)
por el cual se llama á un Jefe al servicio acli,·o y se le da una autorir.ación
El Vú:epresüfmlt ie la Repúblt'ca, mcargad# del Poder Eju-ulz'7# 1
DECRETA
Art. 1.0 Llámase al servicio activo al General Esteban Rubio,
y nómbra,ele Jefe de operacione en la región de Anola ima.
Art. 2.0 Pónense á su disposición, para las operaciones que
haya de abrir el expresado General Rubio, la fuerza que comanda
el General 1 aías Gamboa en Guayabal de Síquima, la del General
Daniel Rubio París en Fa.catativá, d~jando en ese lugar, á
órdenes del Prefecto, la guarnición suficiente, y las fuerzas que
organice el mismo General Rubio.
Art. 3. 0 Autorizase al expresado Jefe de operaciones para
hacer interinamente los nombramientos de Ayudantes y Adjuntos
del Cuartel General, y de Jefes y Oficiales de las nuevas fuerzas
que organice, sometiendo los nombramientos á la aprobación del
Miniiterio de Guerra.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 20 de Junio de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.ÁNDEZ
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín !'vlilitar Je Colombia
'- ¡6 _J
TELEGRAMA-CIRCULAR
Repúblz'ca de Co l~mbz'a-Mt'm'slert"o de Guena-Bogolá, Ju.ho I 4 de
I902
Señores Jefes Civiles y Militares de los Departamentos, Comandantes genera
les de División y Comandantes :Militares de Plaza de la República.
La revuelta que aún desangra y arruina la Nación, revistió
desde sus comienzos, los caracteres más odiosos y alarmantes·
Gobiernos con quienes conserva el nuéstro diferencias de límites y
que veían con envidia la prosperidad de Colombia, fomentaron la
revolución y le han dado luégo, en repetidas ocasiones, toda clase
de auxilios y elementos. A nadie se oculta que si el tiranuelo de
Venezuela lograra dominar la revolución que lo acosa, marcharía
sobre Bogotá, como lo ha anunciado en alguna ocasóin, á la
cabeza de un Ejército en que andarían revueltos Jefes venezolanos
con Jefes colomuianos, á quienes los Ejércitos del Gobierno han
arrojado más allá de nuestra frontera.
En su desarrollo la revolución ha revestido, por parte de los
rebeldes, caracteres de ferocidad y barbarie nunca vistos en las
conmociones intestinas anteriores.
No obstante, y deseando dar una muestra de generosidad y
de clemencia, inusitada antes por Gobierno al¡:-uno en casos semejantes,
el Excmo. Sr. Marroquín, desde que empuñó nuevamente
las riendas del Gobierno, ofreció á los revolucionarios que quisieran
deponer las armas, el indulto del delito de rebeli6n y el de alta
traición, hoy á él inherente, y además ~arantías para sus personas
y para sus propiedades. Mientras los Jefes revolucionarios abrigaron
alguna esperanza de triunfo, se abstuvieron, con rarísimas excepciones,
de acogerse á tales garantías. Pero despuésd de los
combates decisivos de Soacha, San Mig-uel, El Encenillo y El Guavio,
muchos de tales Jefes se han aco¡¡ido al indulto y gozan actualmente
de las más amplias garantías.
Os encarezco muy especialmente que empleéis vuestra autoridad
en hacer respetar las promesas del Gobierno para con aquellos
individuos que se hayan entregado de buena fe, y que prueben
con sus procedimientos que no son ingratos á la clemencia del Gobierno.
Pero aquellos que abusando de la libertad y del indulto,
sigan alentando la revolución, favoreciéndola de cualquier modo,.
6 vuelvan á ella, deben ser castigados muy severamente. El Decreto
de carácter legislativo que por petición de algunos liberales
dio forma de ley á las promesas anteriores del Gobierno, terminó
en sus efectos el 30 de Junio para los Departamentos de Cundinamarr.
a y Tolima. Con dicho Decreto ha probado el Gobierno que
quiere colmar la medida de la magnanimidad y la clemencia, y
que no ha desechado medio al¡uno que conduzca á la pacificación
general, de día en día más necesaria, más urgente, más apremiante.
En todos los ámbitos de la República se han acogido al
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 77 _J
indulto y presentádose al Gobierno muchos cabecillas y tropas rebeldes,
que gozan de las garantías ofrecidas, y que, convencidos
de la inutilidad d.:; la prolongacion de la guerra, predican á sus
compañeros el desarme .
Las partidas rebeldes que han despreciado el indulto no son
consideradas por el Gobierno sino como cuadrillas de malhechores,
y efectivamente Jo son, pues no tienen otro móvil para permanecer
en armas, que el robo y el saqueo; ya sean capitaneadas
por un Muñoz, que desvalija á los viajeros indefensos en el camino
de Honda y pide rescate por sus vidas, ya por un Benjamín Herrera,
que vende por oro en los Estados Unidos y en Costarrica
los ganados y otros artículos de exportación que sa.ca del De partamento
de Panamá; ya por tantos otros que sólo dejan á su paso
huellas de sangre, desolación y vandalismo.
No es de esperar que los cabecillas ni los secuaces de éstos
aún no entregados, se acojan al indulto. Con él se propuso el Gobierno,
entre otras cosas, que volvieran al trabajo honrado y p CÍfico
los rebeldes que quisieran hacerlo. Pero aquellos que tienen
fincadas en la revuelta operadones comerdales gigantescas; los que
se han enriquecido y siguen enriqueciéndose á la sombra de la
bandera revolucionaria; aquellos para quienes la reYolución es la
riqueza y la paz es la ruina, porque no pueden eguir robando,ésos
no depondrán las armas sino cuando sean capturados.
No es extraño ver en los países azotados por largas g-uerras
civiles, que lo que fue Ejército degenere en guerrilla, y la guerrilla,
á su turno, en cuadrilla de malhechores. Así sucedió en
México de pués de una larga época de contiendas int 'stinas, de tal
manera que ese paí-, al borde de la barbarie, hoy pró pero y
feliz, fue teatro de escenas semejantes á las que perpetran los rebeldes
aún en armas, en nue tra desgraciada Patria. Toca, puec:;,
al Gobierno en las actuales circunstancias, y después de haber
colmado la medida de la clemencia, cumplir con el primero y más
sagrado de sus deberes, cual es proteger la libertad, la propiedad
y la vida ele los colombianos. Hoy se impone de la manera más
ir:tperiosa el castigo inmediato, la persecución infatigable, la inexorable
represión para con los rebeldes. Así pues, todos los que fueren
tomados por las fuerzas de vuestro mando, en combate ó fuera
de él, serán juzgados militarmente como individuos pertenecientes
á cuadrillas de malhechores; ni se olvide que los Jefes deben ser
castigados con la pena capital, según la ley, en los casos que ella
determina, y teniendo en cuenta de manera muy especial los Decretos
legislativos sobre la materia. Las sentencias de pena capital
deberán cumplirse sin consideración ni vacilaciones de ninguna
especie, y veinticuatro horas á más tardar después del Consejo verbal
de Guerra. Para los rebeldes de Cundinamarca y Tolima queda
sin valor alguno el Decreto legislativo de indulto, de fecha 12
de Junio, lo mismo que las garantías en él ofrecidas. La imperiosa
necesidad de restablecer el orden sometiendo á los rebeldes por la
fuerza, y la actitud ~iempre amenazante y hostil de los Presidentes
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Milit¿)r de Colombia
'- 78 _)
de Nicaragua y Venezuela, hacen indispensable el sostenimiento
de un Ejército numeroso, disciplinado y bien abastecido.
Los funestos efectos de una guerra de tres años ; los hábitos de
ocio y rapiña contraídos en ella; el fuego de la discordia, constantemente
atizado por nuestros enemigos exter!lOS, obligan á mantener
un ejército poderoso, suficiente para ocupar los territorios en
que los rebeldes tienen sus guaridas, para perseguirlos sin tregua
por los montes y las breñas, y para resolver los encuentros de armas
s6lo con el número, evitando mayor efusión de sangre.
Os excito, pues, con todo encarecimiento, á que no omitáis medio
para procurar la disciplina y moralidad en las fuerzas de vuestro
mando, y su aumento en la medida de lo posible. La Naci6n
necesita de un Ejército suficiente para reconquistar la paz y p ra
velar por la integridad de su territorio.
Amigo y compatriotél,
ARISTIDES FERNÁNDEZ
NUEVA GEOGRAFIA DE COLOMBIA
MEMORIAL
Sr. Ministro de Guerra
Bogotá, ] unio 4 de 1 99~
En 1888, y con recursos propios, emprendí la publicaci6n de
una 1\'ueva Geografía de Colcmzha, por el st"slcma dt regz'oms naturales,
que fue bien recibida por el público. Por entonces se hizo cargo
del Ministerio de Guerra el General Antonio B. Cuervo, quien deseoso
de que aquel trabajo se publicara en dición mejor y más
completa, dispuso que la publicación se hiciera por cuenta del Gobierno,
como en efecto se hizo en la Imprenta de Za la mea Hermanos,
y en 1892 apare i6 el primer volumen de la citada Geografía.
En Agosto de 1892 celebré un contrato con el I\·finisterio de
Guerra, que fue aprobado por el Sr. M. A. Caro, entonces encargado
del Poder Ejecutivo Nacional, y conforme al cual contrato el
Gobierno se comprometía á continuar la impresión de la obra ya
nombrada, y también la obra extensa preparada sobre la misma
materia, en cuanto lo permitieran los recursos del Tesoro. Porrawnes
de diversa índole no hice por entonces efectivo dicho contrato,
y la impresión de la obra se su pendió indefinidamente.
En 1901 ocurrí de nuevo al :Ministerio ele Guerra en solicitud
de que en la Imprenta donde se imprimían á la saz6n los trabajos
de dicho Ministerio, y donde antes se había impreso el primer volumen
de la Geoe-rafía, ya mencionado, continuara la publicación
del trabajo conforme al compromiso del Gobierno, y el Ministerio,
desempeñado entonces por el Dr. Ospina C., accedió á lo solicitado.
Mas teniéndose en cuenta que era grande el acopio de materiales
nuevos recogidos entre tanto por mí, así en Colombia como
en el Extranjero, y que era de absoluta necesidad que un tra-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 19 _¡
bajo geográfico como el de que se trata, debía ser ilustrado para
que tuviera todo su valor, el Excmo. Sr. Vicepresidente encargado
del Poder Ejecutivo, estimó preferible que se hiciera una nueva
edición, cuidado~arr~ente n fundida y •carde con los prcgresos
del ramo en los últimos diez ar10s, ilustrándola lo mejor que fuera
posible en el paí . Convine en lo resuelto por ·1 Gobierno, y me
comprometí no sólo á rehacer el texto, 5ino también á preparar ó
dibujar la.s figuras que debían ilu trarlo, conforme se acostumbra
en esta clase de trabajos, á condición de que se me dada la mitad
de la edición, por la clase de labor que iLa á ejecutar y á entregar
al dominio público.
El Ministerio de Guerra accedió á lo que yo pedía, y puso á
mi disposición todos los elementos materiales que había adC[uirido
para hacer la citada publicación (pap 1, tinta, madera), Jo mismo
que los trabajadores necesarios, y r solvió que la edición e nstara
de 2,250 ejemplares, de útos 500 e.·trafinos y 500 ordinarios. Quedé
además comprometido á enviar por mi cuenta ejemplar s de la
obra á las principales Bibliotecas é Institutos de Europa y Amúica.
Por entonces no se celebró el nuevo contrato del ca ·o, por do¡
razones: primera, por la clase de destino que i la sazón desempeñaba
yo en el 1\<1inisterio, y segunda, porque quise que el público
juzgara el nuevo trabajo, antes de que el Gobierno adquiriera compromiso
alguno en el asunto, por lo cual la puLiicación d bería
ver la luz pública por entregas; pero d 1 contrato verbal mencionado
hay constancia en la nota oficial que ese 1finisterio me dirigió
el 6 de Diciembre último, firmada por el Dr. José Vicente Concha.
Por las necesi lades mismas de la guerra, ese Ministerio se vio
oblig·ado en Enero pasado á ntregar á la Litografía Nacional la
m jor parte del papel adquirido para la impresión de mí obra, que
debía comprender tr s volúmcne~, y por lo tanto si dicha impresión
bUfría un ~olpe, en cambio la iniciación de ella mi5ma y la
oportuna adqui~ición del papel para editarla, tínico que en la plaza
pudo utilizar la Litografía 1 1acional, vi1 o á pr star grande y oportuno
servicio á la República.
Ahora bien : como está para terminar el primer volumen de
mi obra sobre la Geografía de Colombia, de que ya el público conoce
seis entregas, que han ~ido elogiadas por todas las perwnas
doctas, ocurro á S. S. suplicándole muy respetuo~amente se sirva
ordenar se extienda el contrato definitivo del caso, para acabar de
arreglar este asunto, y para que dicho contrato, que llevará la firma
de S. S., pueda iñSertarse en ese primer volumen, y en el cual contrato
aceptaría el compromiso de publicar de análoga manera mi
nueva Carta Geográfica de Colombia, si el Gobierno así lo quisiere,
en prueba de mi deseo de servir á la República.
A las razones antedichas, que justifican lo pedido en este memorial,
puedo agregar, para mayor satisfacción de S. S., las de
que hace cuatro años dirijo el Boütín },flltlar de Colombia sin remuneración
del Tesoro, y haciendo los gastos para adquirir periódicos
en el Extranjero, porque ellos fueron suprimidos por eco-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- Bo _J
nomía cuando se me confió tal publicación, que no ha dejado de
aparecer una sola vez en el tiempo citado; y también la de que
aun cuando la propiedad literaria de la obra sea mía, el público
queda dueño del provecho de un trabajo cartogrifico á que he
consagrado la mitad de mi vida.
Siendo la justicia y el patriotismo la norma de S. S., no dudo
que esta mi petición será oportuna y favorablemente resuelta.
Con sentimiehtos de consideración me suscribo de S. S. atento,
seguro servidor y subalterno,
FRANCISCO JAVIER VERGA:RA y V.
CONTRATO celebrado con el Sr. Francisco J. Vergar:1 y V., sobre impresión
de la Nueva G~ografla de Colombia
Aristides Fernández, Ministro de Guerra, autorizado convenientemente
por el Excmo. Sr. Vicepresidente de la República encargado
del Poder Ejecuti' o, por una parte, y Francisco J. Vergara
y V., por otra, han celebrado el sig-uiente contrato:
1.0 El Ministro de Guerra promete á Vergara y V. terminar
la impresión de la obra titulada Aí1eva Geografía de Golombia, primera
ed/cion ilustrada, cuyo primer volumen está acabándose de imprimir
en la imprenta donde se public.a el BoldíJl llfz'lz'tar, por cuenta
del Gobierno, en los términos en que lo permitan los recursos
del Tesoro, y en las mismas condiciones tipográficas adoptadas
para el primer volumen.
2. 0 El Ministro de Guerra, en atención á la clase de labor que
ha ejecutado Vergara y V.; á. que ha hecho gastos en el E.·tranjero
para adquirir materiales para su obra ; á que ha preparado y
dibujado los grabados y cartas que ilustran el libro ; á. que tiene á
su cargo corrección de ¡Jruebas, &c.; á que con él existía un contrato
verbal sobre la materia, y también á que desempeña ad honorem,
hace cuatro años, la Dirección del Boletín Mz'ltJar, ratifica 1 oferta
hecha por su antecesor, dt: ceder á Vergara y V. la mitad de
la edición de dicha Nueva Geografía de Colombz'a, quedando obligado
Vergara y V. á. remitir, por su cuenta, los ejemplares del caso
á las principales Bibliotecas é Institutos de Europa y América.
La Nueva Geografía de Colombz"a no comprended. mis de tres
volúmenes, ni se aumentará la edición del primer volumen, que ha
sido de dos mil doscientos cincuenta ejemplares, de ellos quinientos
extrafinos, mil doscientos cincuenta finos y quinientos ordinarios.
3. 0 Si por cualquier motivo el Gobierno se viere obligado á
suspender la publicación de la Nueva Geografía de Colombz'a, el Ministro
de Guerra se compromete á depositar en el Parque General
los elementos que se han adquirido para dicha publicación,
mientras ésta puede continuarse. En este caso, si Vergara y Velasco
pudier~ seguir la publicación por su propia cuenta, qo
podrá hacerlo sino previo arreglo con el Ministerio. En todo
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 81 -'
caso, Vergara y V. se reserva la propiedad literaria de su obra,
y la de los grabados que la ilustran mientras se termina la publicación.
4.0 Vergara y V. se compromete á que por culpa suya no
sufrirá demoras la publicación de los dos volúmenes restantes, y í.
entregar encuadernados, al empleado que designe el Ministerio
de Guerra, los ejemplares que á éste corresponden, y también los
originales de la Nuroa Carta g(ográfica de Colomb/a, que tiene preparada,
si el Gobierno quiere publicarla por su cuenta, y en este
caso no recibirá por ellos otro pago que un número de ejemplares
de dicho trabajo ya impreso.
Este contrato necesita, para su validez, la aprobación del
Excmo. Sr. Vicepresidente de la Reptíblica, sin la cual no surtirá
efecto alguno.
En constan~ia, firman los contratantes el presente, en Bogotá,
á diecisiete de Junio de mil novecientos dos.
ARISTIDltS FJIRNÁNDEZ-FRANCISCO J. VERGARA y V.
Poder EjecuHvo Nadonal-Bogotd, 27 de Junio de I90~
Aprobado.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.ÁNDJU
Doctrinal
BATALLAS DEL SEGUNDO IMPERIO
PO!t D!CI{ D:I LONLAY
Traducción del fra.l'lcés para el B1ltll11 Afillttn·
lrfagenla (4 dt Jum'o it r859)
(C o ncluye)
Por último acude la División Vinoy, del cuerpo de Niel, que
va al punto á sostener el combate del lado de Buffalora. Como á
las cuatro y media, las bayonetas de las tropas de Canrobert aparecen
á su turno. Este intrépido General, rodeado de su Estado
TOXO U-6
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
oletín Militar de Colombia
\_ 82 _.)
Mayor, vuela al cañón con toda la Íigereza de su caballo, precedido
por dos húsares de su escolta. La brigada Jeannin le sigue á
toda carrera. Se detiene por un instante delante del Emperador,
que se sostiene en ese puente de San Martino, del que ha defendido
las entradas por medio de baterías que ha hecho colocar él
mismo. Su Majestad dirige algunas palabras al Mariscal, que acude
á reforzar la brigada Picard y á nuestro 3. 0 de Granaderos en
la muralla del camino de hierro. Sus tropas forman entonces una
mezcla de todos los cuerpos, y de todas las compañías- granaderos,
fusileros, voltfjeros, cazadores de á pie,-remolinean bajo el
fuego en los mismos grupos, á los que hiere indistintamente la
muerte. La cumbre tle la muralla es despedazada por las balas y
sembrada. de cadá.vercs cubiertos con capotas grises, de kepis encarnados
ó azules y de gorros d . piel. Hay que atravesar esta muralla
y rechazar á. los tiradores austriacos, cuya línea se prolonga
hasta el Ponte-V ecchio di I\iagt:nta, n donde debemos á toda
costa fijarnos. El Mariscal obliga á su caballo á trepar por esta
pendiente ensangrentada. Nosotros lo recibimos con Jos gritos mil
veces repetidos de:"¡ Viva Canrobert!" En seguida este modcrdo
Bayardo, sin miedo y sin tacha, reúne á su rededor á algunos
de nosotros, y nos ordena que a vaneemos sobre un montecito coronado
por un quiosco cubierto de hojas de 'id, que se levanta á
nuestro frente, y de donde hay que desalojar á un destacamento
enemigo. Partimos á carrera, atravesamos por entre Jos cadáveres,
rompemos con el pecho los enlaces de la vid, y trepamos por
la colina, de donde el enemigo escapa con toda lig reza.
:Muy en brere la faz ue lo!:i sucesos va á cambiar. MacMabon
entra en Jfnea; J¡¡s Divisiones Espinasse y la Motteroug-e
aparccrn del lauo de Magenta; tambores y cornetas tocan á la
carga. El General Camou desplcga á retaguaruia sus doce magníficos
batallones ele voltfjeros y su batallón de cazadores de la
guardia. E5ta es la victoria, que se acerca á paso de carga.
Asistimos entone s á un espectáculo magnífico. El 2.0 de zuavos,
que forma la cabeza de la columna de la Divistón Espinasse,
pone los sacos en tierra, y estimulado por su valiente Coronel
Gambier, se arroja á la bayoneta sobre los austriacos. Las filas
enemigas rotas, despedazadas con las bayonetas-sables, se oprimen
unas contr" otras.
Nuestros do regimientos extranjeros, por su parte, tratan
de entrar solos en Magenla. Impulsados por su ardiente entusiasmo,
todo lo creen posible; pero la empresa está fuera de su alean.
ce, por el creciente número de los acometedores.
Rechazad por fu rzas considerable , debilitados por enormes.
pérdidas, y no sintiéndo~e sostenidos, se w:n obligados áforzar
la entrada del pu€ Llo } á batirse n retirada, Ile' ándose al
Coronel de Chabieres, mortalmente herido. Tienen que abrirse á
la fuerza un camino sangri~nto pc..r entre Jos tiradores enemigos,
que los han envuelto con rapidez.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'-- 83 ....)
Todo el 2.° Cuerpo marcha entonces sobre Magenta. El General
de Mac-Mahon ha señalado á todos los batallones, como punto
de reunión, el pequeño campanario de la iglesia. La carga deja.
oír sus sonidos arrebatadores; nuestras tropas llegan por todos lados
y penetran pJr todos los caminos. Nada contiene su empuje,
ni las calles con barricadas, ni la estación convertida en fortaleza,
y que se hace teatro de un sangriento combate, ni el fuego de fusilería
que párte de las casas. En tanto que el General de la Motterouge
se apodera de la estación del ferrocarril, la Dzvz's1'ón Espl·nasse,
con el 2.0 de Zuavos á la cabeza, se precipita en las primeras
calles del pueblo ; adelante de todos va este intrépido General,
y el Coronel Gambicr, que levanta en alto el ág·uila de su reg-imiento.
El suelo está lleno de cadáveres; los caballos vacilan.
"No se puede uno sostener en este suelo movedizo," dice Espinasse,
y se desmonta de su caballo, ejemplo que sigue el Estado
Mayor. En frente de él, y á. algunos pasos solamente, se levanta
una casa de varios pisos en donde se han atrincherado trescientos
tiroleses, cuyo fuego dtezma cruelmente nuestras filas. "Hay que
apoderarse de esa casa/ grita Espinasse, y se encamina allí con
sus zuavos. "Vamos, zuavos, dice él, tumbad esa puerta.'' La puerta
n:siste á t dos los golpes. El General golpea con el pomo de su
espada la persiana de una ventana del primer piso, y exclama :
" Entrad por aquí 1"
En el mismo instante cae: ha muerto; una bala que ha salido
de esa misma ventana le ha mto un brazo y le ha penetrado en
los riñones. Su sobrino, el Teniente de Froid fond, de los Guías
de la Guardz·a, que es su Oncial ele órdenes, se inclina para darle
un beso de despedida, cuando una s gunda bala lo postra sin vida
sobre el cadá .. ·er de su tío. Al ver esto, los zuavos, furiosos, se
estrechan sobre la casa, cuya puerta y persianas vuelan en pedazos
á su choque, y se meten dentro como una bandada de lobos.
Pronto de todas las ventas se ve caer una lluvia de cuerpos vestidos
con uniforme gris y de adornos verdes : son los cazadores tiroleses,
á quienes los zuavos matan sin darles cuartel.
Los voltíjeros de la Guardia llegan en su apoyo, y por último,
á las siete y medi~ de la noche, después de una lucha furiosa, implacable,
Magenta nos pertenece, y la artillería del General Auger
acribilla á las columnas austriacas en retirada. Este denodado
Oficial, descubriendo un cañón que está separado del grueso de
los fugitivos, se lanza sobre él al galope, seguido por sus ayudantes,
y logra tomarlo después de herir ~ los conductores y á los
artilleros. A las ocho de la noche el combate cesa en toda la línea,
y los vencedores, abrumados por la fatiga, no ¡:,ien~an sino en
tomar aliento sobre ese campo de matanza.
Nuestras pérdidas en el combate del 4 de Junio fueron de
4,535 hombres, de los cuales 657 muertos, 3,223 heridos. En este
número total de 4,535 soldados, los Oficiales eran 246, de ellos 52
muertos. Teníamos que deplorar la muerte de los Generales Eler
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
\.._ 84 -'
y Espinasse, y la de los Coroneles de Senneville, Jefe de Estado
Mayor General del tercer Cuerpo; Charlier, del go; Drouhot, del
65, y de Chabieres, del 2.0 Regimiento extranjero.
Las pérdidas de los austriacos se elevaban á I 0,2 13 hombres
(de éstos, 1,365 muertos, 4,348 heridos, 4,500 que habían caído
en nuestras manos); habían perdido 281 Oficiales, de los cuales
65 muertos, entre ellos un General; una bandera y varios cañones.
El 6 de Junio el Emperador trasladó el cuartel general á
Magenta. Fue en este pueblo pequeño, que presentaba todavía
las huellas del combate, en donde Napoleón III hizo saber al Mariscal
de Mac-Mahon que le nombraba Mariscal de Francia, y
que le confería el título glorioso de Duque de Magenla. El Emperador
elevó igualmente á la dignidad de Mariscal al General
Regnault de Saint-Jean-d'Angely, que había demostrado tanta
resolución y desplegado tanta intrepidez durante las largas horas
en que había tenido, con la División de Granaderos y de Zuavos
de la Guardia, que sostener una lucha diez veces desigual. El General
de Wimpffen fue nombrado General de División, y todo acto
de valor recibió su recompensa.
El Ejército austriaco estaba en completa derrota, y el 5 de
Junio, al otro día por la mañana de la victoria de Magenta, evacuaba
á Milán, en donde el 8 el Emperador Napoleón, llevando á
su lado al Rey Víctor 1\fanuel, efectuaba su entrada triunfal.
ESCUELA DEL SOLDADO A CABALLO
POR CARLOS FERNÁNDEZ Y JULIO DEL CANTO
{ continúa ¡
1 15. En ciertos ejercicios, tales como el galope largo, la carga,
el trote levantado, el salto de obstáculos y en el empleo de las armas,
el jinete, por excepción á las reglas dadas más arriba, se
afirma en los estribos y los in roduce más ó menos completamente.
1 16. Los jinetes repiten con estribos todo el trabajo con bridón
; el Instructor los ejercita en soltarlos y volverlos á tomar sobre
la marcha, sin bajar la cabeza ; también les instruye en ajustarlos
pie á tierra, comparando su largo con el de Jos brazos.
Durante ei curso de la instrucción, el Instructor vuelve con
frecuencia ai trabajo sin estribos.
ll7. Montar á caballo-Mando :
1. 0 Prevéngan .. c para montar
2. 0 A
3.° Caballo
A la primera voz, proceder como en igual tiempo del número
27, y una vez to:nadas las riendas y la crin con la mano izquier-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
oletín Militar de Colombia
\._ 35 -J
da, girar á medio derecha, levantar la pierna izquierda é introducir
el pie en el estribo, saltar sobre la pierna derecha para acercarse
al caballo, deshaciendo el medio giro, tomar la cola de la
silla con la mano derecha, el dorso hacia arriba; permanecer en
esta posición sin cargar el estribo ni tocar el caballo con la punta
del pie.
A la segunda voz, lerantarse sobre los brazos y sobre el estribo
izquierdo hasta que esta pierna quede extendida con la rodilla
unida á la silla ; el cuerpo, las manos y las piernas, como en
igual tiempo del número 7.
A la tercera voz, ejecutar los mismos movimientos de igual
tiempo del número 7, introduciendo después el estribo derecho.
Entre la segunda y tercera voz mediará un corto espacio de
tiempo solamente.
118. Echar pze á lt'erra --Mando:
1.0 Prevéngame para desmontar
2.0 A
3. 0 Tterra.
A la primera voz, soltar el estribo derecho, tomar las riendas
y las crines y colocar las manos y el cuerpo como en igual tiempo
del número 37, cargando un poco el peso del cuerpo sobre el estribo
izquierdo.
A la segunda voz, como en igual tiempo del número 37, cambiando
la mano derecha al borren trasero, tan pronto como la pierna
derecha haya pasado por encima de él; el peso del cuerpo se
comparte entre el estribo izquierdo y las manos ; el cuerpo y las
piernas como en el indicado número 37.
A la tercera voz, afirmar suavemente el pie derecho en tierra,
soltando la cola de la silla y dejando irse un poco el cuerpo
hacia la cabeza del caballo, girándolo al mismo tiempo algo á.
medio derecha, medio giro que se deshace inmediatamente des ..
pués que se baja el pie izquierdo, colocándose el jinete frente á la
espalda izquierda del caballo; proceder en seguida como en igual
tiempo del número 3 7.
1 19. Se ejercita también á los jinetes en montar y echar pie
á tierra por el costado derecho, según Jos mismos principios explicados,
anteponiendo al mando la indicación : Del lado derecho, á la
cual los jinetes pasan á tomar la posición de firmes, al costado derecho
de la cabeza del caballo. Cuando se echa pie á tierra por el
costado derecho, los jinetes pasan á la izquierda de la cabeza del
caballo tan pronto como terminen el movimiento.
120. Trole levanlado.-Para el trote levantado, ó inglés, el jiaete
inclina ligeramente lo alto del cuerpo hacia adelante, sin encorvar
la espina dorsal, toma un ligero punto de apoyo en los estribos,
que se introducen hasta la mitad del pie, y un fuerte punto
de apoyo sobre las rodillas, que deben adherirse sólidamente á la
silla, quedando las piernas en contacto con el cuerpo del caballo y
en la poiici6n descrita en el número 8. Los codos deben quedar
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 86 _)
unidos al cuerro; teniendo las manos bajas, se le proporciona un
punto de apoyo á la boca del caballo. Lo alto del cuerpo se deja
levantar de la silla un poco y sin esfuerzo .• por la reacción del trote,
de tal suerte que sobre los dos tiempos efectuados por cada
pisada, el jinete quede un tiempo en el aire y venga en seguida á
encontrar suavemente la silla en el momento en que una nueva
reacción lo levanta otra vez, obrando la articulación de las rodillas
como bisag-ra.
El jinete se esfuerza en restringir el impulso que el caballo
comunica al cuerpo.
121. El trote levantado se ejecuta ora sobre el bípedo diagol'lal
derecho, ora sobre el bípedo diagonal izquierdo. Cuando está
bien ejecutado el movimiento, el jinete, si trota sobre el bípedo
diagonal derecho, comienza á levantarse en el momento en que
este bípedo diagonal se levanta de la tierra y el caballo está entonces
separa<.lo del suelo: continúa levantándose hasta que el
bípedo diagonal izquierdo concluye su apoyo; comí€ nza á descender
mientras que el bípedo diagonal izquierdo aband na la tierra ;
el caballo está entonces levantado del suelo ; no toca la. silla hasta
el momento en que el bípedo diagonal d recbo, concluyendo su
apoyo, se encuentra en la m jor condición para resistir 1 peso del
jinete; y se levanta inmediatamente después, s dt>cir, en el momento
en que el bípedo diagona.l derecho se separa de tierra; siem.
pre que ejecute el moYimiento sin interrupción, se le' antará siempre
también sobre el bípedo diagonal derecho. R sulta de esto
que el bípedo diagonal sobre el cual se trota, se fati~a más que el
otro, puesto que recibe cada ·vez el choque en el momento en que
termina su apoyo: es, pues, indispensaL>Ie poder levantarse tanto
sobre un bípedo diagonal como sobre el otro, y poder pasar de
uno al otro sin que por ello se ocasione cambio alguno en el aire
de marcha del caballo~ lo que e hace muy fácilmente con un poco
de práctica, dejándose caer dos veces seguidas, en vez de una, antes
de levantarse de nuevo.
Para ejercitarse en levantarse á voluntad sobre uno ú otro
bípedo, es preciso trotar sentado durante algunos instantes, á un
trote moderado, observar el moYimiento de la punta de las espaldas,
y levantarse inmediatamente después del apoyo del miembro
anterior izquierdo, es decir, durante el apoyo del bípedo diagonal
derecho, si se quiere trotar sobre el bípedo diagonal izquierdo;
inmediatamente después del apoyo del miembro anterior derecho,
si se quiere trotar sobre el bípedo diagonal derecho.
Cuando se trota levantando sobre el bípedo diai!"onal izquierdo,
es más fácil obtener la partida al galope sobre el pie derecho
que sobre el izquierdo, y viceversa. En efecto, haciendo el jinete
su movimiento de levantarse sobre el bípedo diagonal izquierdo,
viene á encontrar la silla en el momento en que este bípedo dia¡
ronal está apoyado; se sabe que en este momento es preci5o determinar
la partida al galope derecho,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 87 --'
122. Para pasar al paso ó detenerse, el jinete se sienta en la
silla, llevando lo alto del cuerpo un poco hacia atrás, y se ri~e por
lo que se ha prescrito en los números 65 y 7 I.
123. Siendo el trote levantado mucho menos fatigoso para el
jinete y para el caballo, que el trote sentado, debe empleársele
siempre en los ejercicios fuera del picadero y para las marchas.
Dentro del picadero, y una vez aprendido, el Instructor prescribe
á los jinetes que lo ejecuten á la voz: En su lugar, descanso, siempre
que se encuentren trotando. A la voz: Alenáó1z-FIR(mes), se
vuelve al trote sentado.
124-Pasaje )'salto de obstrfculos- Cuando los jinetes hayan
adquirido un asiento sólido y correcto, el Instructor los ejercita en
el pasaje y salto de obstáculos, ~iguiendo la graduación y los principios
prescrito¡¡ en el trabajo fuera del picadero (número 146).
ConHnúa
-===Historia=AurosroGP
AFIA DE HIPÓLITO MORA
COROl TEL DE COL0.1BIA
CAMPA~A DE 1859
(Continúa)
Del Socorro marchámos para la Salina de Chita, porque se
tuvo conocimiento de que estaba e.-plotando dicha Salina una fuerza
al mando del General Reyes Patria. Llegámos al punto llamado
Rodrigoque, que queda. una legua distante de la Salina ; ahí
se tuvo noticia de que ya la habían abandonado; con tal motivo,
el Coronel dispuso que nos dirigiéramos por la derecha hacia Sácama.
Llegámos allí, y un poco más adelante se hallaba el enemiiro
atrincherado en un lugar que por su dispo.ición era imposible atacar:
era una a1 gostura ó callejón que no daba acceso para la
marcha de los soldados.
Permanecimos aquí un día, y al amanecer del siguiente nos
dirigímos hacia el enemigo; pero ya había abandonado el campo,
dejando sólo unas cargas de al que no pudo llevar. El enemi¡o
tomó la vía que conduce al puente del Tablón, que da paso sobre
el río de Casanare. Nuestras fuerzas pernoctaron en este lugar.
Al sig·uiente día se ordenó la contramarcha para Bogotá, á dondo
se llecó sin inconveniente alguno.
En Bogotá permanecimos un mes} y luégo nos- ordenaron
marchar para La Mesa. Allí permanecimos un mes más 6 menos,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
l'Joletín Militar de Colombia
'- 88 _;
y en seguida marchámos para Guaduas, donde también estuvimos
un mes. En esta población se me comisionó para traer un poco de
ganado del puerto ele Chaguaní, comisión que fue cumplida. Antes
de partir para mi campamento á dar parte de ella, llegaron el resto
del4.0 y 6. 0 de Línea. Inmediatamente marchámos para La Barrigona,
por tener noticia de que Mosquera se hallaba sobre ese
lugar, en donde estaba nuestra artillería con 5us respectivas
pieza5; pero cuando llegámos al citado punto, ~1osquera ya había
mandado un batallón para que se emboscara en una corraleja,
y lo tenía oculto tras de unos árboles muy gruesos. Aquí
debo advertir que lo que Mosquera deseaba era tomar las piezas,
y por esta razón tuvimos que hacer un grande esfuerzo y marchar
en el curso de la noche para llegar á tiempo. El General Gutiérrez,
que tuvo conocimiento de lo que sucedía, fue quien dio la orden
para que marcharan inmediatamente dos compañías del Batallón
número 4.0 El Coronel nombró á la 1.• Compañía, que la
comandaba Juan Maldonado, y la 2.'", que la comandaba yo. En
cumplimiento de la orden, nos dirigímos al lugar de nuestro des ..
tino. Llegámos á una corraleja, que era en la que estaban emboscados
los enemigos, quienes nos recibieron con un asperges de balas
que nosotros no podíamos devolver porque el camino donde estábamos
era sumamente estrecho y además cerrado de pasto pará, de
dos metros de altura. Perdimos 22 compañeros y nos hicieron 11
prisioneros, entre ellos el Alférez N. Vargas. Yo con el resto de
mis soldados me precipité por el sembrado de pasto, rompiéndolo
con nuestros cuerpos hasta llegar á un alto. Estando en este lugar,
recibí orden de permanecer allí hasta nueva di po ión. Como desde
este punto se divisaba el campamento enemigo, dio por resultado
que vine á quedar cerca de la gente que nos había atacado.
A eso de las nueve de la noche oí una voz sumamente baja.
que dijo: "¿Quién vive?" Era el Jefe de Día que me dijo: "retire
la avanzada, porque ya nos vamos." Inmediatamente mandé
parte á mi campamento de lo que ocurrfa. En el momento recibí
orden de abandonar mi puesto, pero siempre que fuera á retaguardia
para cubrirla. Nosotros fl>amos por el camino de la orilla
del río Magdalena, conduciendo las piezas de artillería. Mosquera
llevó la vía por el camino de encima, ó sea del pie de la cordillera.
Cuando vino la aurora salímos al camino que transitaba Masquera
; pero como llegámos primero, las piezas de artillería iban
adelante. Yo venía cubriendo la retaguardia, y en este punto nos
encontrámos con la descubierta enemiga ; tan pronto como nos
vimos, empezámos á tiroteamos; pero era tan estrecho el camino,
que ni unos ni otros podíamos a van zar; al fin lográmos salir al
llano. En este punto queda la quebrada de Chaguaní, y aquí mismo
existían unas corralejas de cerca de piedra bastante altas, y
además, como hay una cerca de piedra en toda la orilla de la
quebrada, nuestra fuerza se atrincheró allí, y las piezas de artillería
se colocaron res~uardadas por dicha cerca.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
\..._ 8g _J
Por la tarde llegó Mosquera y estableció campamento con su
ejército á poca distancia del nuéstro ; las fuerzas de él eran superiores
á las nuéstras, pues contaba con mayor número de gente,
que lltgaba á 4,COJ h0mbres IJien armado <= , y nosotros no contábamos
sino con 2,000. Por esta razón tt.Yimos que atrincherarnos
para resistir en caso de que fuéramos atacados; pero Mosquera
no quiso atacar, porque él lo que quería era que nosotros lo atacáramos,
para de ese modo batirnos.
Al día siguiente propuso armisticio, el cual concedido, dio por
resultado que él y su gente se dirigieran ~ Guaduas y nosotros tomáramos
la vía de Chaguaní.
Acampámos en Chimbc y luégo en Villeta. Mosquera acampó
en el alto del Raizal. De Villeta nos dirigímos á Facatativá,
y luégo para Cuatroe quinas, y de aquí para Subachoque; pero
cuando nosotros llegámos al frente de este pueblo, ya Mosquera
había tomado el Alto de Santa Bárbara, ó sea de Subachoque.
En este punto pet·manecimos día y medio; pero luégo se efectuó
la marcha con el fin de rodear el cerro, ó sea el punto donde
estaba atrincherado Mosquera.
Emprendimos marcha :i las 7 ele la noche, y aunque con fatiga
por lo acelerado del paso, conseguímos llegar al punto deseado.
Este es un cerro de m~yor elevZtción del que ocupaba Mosquer~,
y lográmos coronarlo al amanecer.
En este punto se colocaron unas piezas de artillería, que con
trabajo habíamos logrado conducir.
A las 7 de la mañana se rompieron los fuegos; y á las 12 del
d!a, por el ala derecha de nu estro campamento, nuestras fuer1as
estaban totalmente derrotadas; hasta e . a hora mi Batallón, que
era el número 4. 0
, no había tomado parte en el combate; pero en
este momento oímos el toque de corneta ordenando marcha al
frente con la eñal de mi Batallón; inmediatamente nos pusimos
en marcha hacia el en e migo, y como éste había salido de sus trincheras
avanzando sobre nosotros, se trabó el combate; pero entonces
no nos lleval.Jan ventaja, aun cuando el número de fuerzas del
enemigo era superior al nuéstro, p o rque ccn nuestro Batallón iba
el arrojo, que ya había dado á conocer en los campos de batalla.
A las 2 de la tarde estábamos batiéndonos á pura bayoneta,
teniendo en cuenta que de antemano nos tenían un batallón á retaguardia,
apoyado por un Escuadrón de caballería. Así fue que
nos cogieron á dos fu e g-os ; pero en esos mom .ntos tan angustiados,
entró el valiente E cuadrón que comandaba el General Arjona.
Este Escuadrón, con lanza en ristre, nos ayudó á rechazar al
enemigo ; viendo nosotros esto, lo perseguímo hasta que lle~ó á
su campamento, alcanzando nosotros hasta sus primeras trincheras.
Dueños de esas posiciones, desde ellas hadamos fuego sobre
las que ellos habían ocupado. En esos momentos oímos el toque de
corneta que ordenaba retirada con seña del Ba.tallón. Ahí estuvo
la pérdida de nuestra gente, porque teníamos que atrave:sar todo el
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
:Boletín Militar de Colombia
'- 90 _;
llano y desfilar frente á las trincheras de los enemigos que nos
diezmaban, y nosotros no podíamos herir á ninguno.
Al llegar á mi campamento á las 6 de la tarde, sólo llevaba
19 soldados, cuando al entrar contaba con 95. Ya en el campamento,
sobrevino un torrencial aguacero, que no nos dejó pieza
seca sobre el cuerpo, á lo que debe agregarse que estábamos como
para comulgar, pues no habíamos tomado ni el más ligero alimento.
Al día siguiente fui comisionado para salir al campo á reunir
los heridos, y en tan pequeño espacio, contando los muertos, ascendía
el número á 500. Esta operación se efectuó por el costado derecho
del campamento, y en este día. se estipuló el armisticio entre
el General París y Mosquera.
En seguida dieron orden de regresar al pueblo de Subachoque,
y allí acampimos; ~ntonces fu cuando tuvo lugar el €'ncuPntro
con el General Obando, que dio por resultado la muerte de
Patrocinio Cuéllar y el citado GenLral Obando. De aquí nos dirigímos
al Chicó, y aquf acampámos. Mosquera había acampado en
el pueblo de Usaquén. El día 12 de Junio salímos en dirección á su
campamento, con ánimo de atacarlo; entró en combate mi Batallón,
ó sea el 4. 0
, y á las seis de la tarde el campo habría sido nué!:>tru,
si el resto de la gente nuéstra hubiera tomado parte atacando;
pero no lo hizo así, y nos dejaron solos en el citado combate.
Al siguiente día como á las 12 volvimos nuevamente á atacar
el campamento; y si el día anterior, solos habíamos casi batido
al enemi&"o, con mayor razón en este día, si entraba en pelea toda
la fuerza. Empezámos á atacar las trincheras con todo el valor
y energía que acostumbraba el intrc.!pido 4. 0
; llegámos hasta tomar
los primeros toldos del enemigo, pero sucedió lo mismo que el día
anterior, que nos dejaron solos, no quisieron emp<>ñar toda la fuerza,
y por consiguiente era imposible vencer aun cuando hicimos
toda resistencia peleando con Yalor, combatiendo fuimos vencidos
y cayendo, con muy pocas excepciones, todos prisioneros.
Los Oficiales que caímos fueron todos del bravo 4. 0
, que era
como se llamaba el Batallón: Fidel de Luengas, Marcelino Angulo,
Aurelio Mora, l\1edardo Hoyos y yo.
Cuando nos entregaron en el campamento de Mosquera, estaba
el luso Gutiérrez en la puerta de la corraleja, y cuando nos
metieron preguntó á qué cuerpo pertenecíamos ; yo le contesté:
Al Batallón 4. 0 de Línta, y él contestó con aire triunfal: "Es nuéstro
el triunfo "; "á las demás fuerzas no hay que temerles." Testigo
de estas palabras el General Lebel de Goda, quien más luego
fue á mi prisión á ofrecerme sus servicios, y me manifestó que
así se defendían los principios que cada cual tiene, con valor, aun
cuando la suerte sea adversa, pero siempre firme en ellos; yo le
di las gracias, y le manifesté que siempre sería firme en el cumplimiento
de mi deber.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'-91_;
ARTE DE VERIFICAR LAS FECHAS
Por B. ~Vardm
(Traducción para el Bolttlu llf.'t.lar)
(Continúa)
En r6g8 una erupción del volcán de Carguaz·,·aso, situado en
la cima de Ambato, se anunció por medio de una violenta sacudida
de la tierra. De truyó todas las ca~as, hizo estériles los campos
circunvecinos de Lata.cunga, y causó la muerte de varios habitantes.
El 'Iímguragua también hizo erupción 1 3 de Abril de 1777.
Lanzó muchísima agua hirviendl) y piedras de dimensiones prodigiosas,
y sepultó el pueulo de Baños. El Sa1·a-Urcu ocasionó también
grandes desgracias el r 2 de 1Iarzo de 1797, y el ro de Septie,
nbre de 18 ro, el Cay.:zmbt, que se ve desde Q:.lito, arrojó materias
-inflamada hasta un punto llamado Los Colorados.
Ríos-El J.Iara.11qn ó Ahlazonas i!<, el río más ancho de la
América Meridional, sale d· l Jao·o de L~uricocha t, cerca de la
ciudad de Gua nuco, hacia t.l r 1° de latitud S. Se diricre al Norte
por una extensión de 6°, hasta Ja n de Bracamoros (5° 21'), y de
allí al E., casi paralelamtmtc cun l ecuador, dirección que conserva
hasta su des .mbocadura. Su curso desde Jaen, donde comienza
á ser nave.g-able, tiene de ancho 30° de longitud, ó de 1,000
á 1,100 le~uas, siguiendo sus vu 'Itas ¡. El Marañón recoge gran
número de aftuent s, de los cual. varios tienen 500 á 600 l guas
de curso, y no son inferiores al Danubio ó al Nilo. 'us principales
tributario del Torte son 1 1 rapo, el Putumayo, el Yupurá. ó Cacuta
y el Neg-ro. Los del ... Iedi día son el Guallaga., el Ucayale, el
Madera, el Tapa.·os y el ./ingti. El 1 apo ti ne como 6oo toesas
de ancho arriba de las islas que divillen sus Locas; y el Río Negro,
á dos Ie~uas de su entrada, por latitud 3° 9' tiene 1,203.
El Marañón, después de su confluencia con el Chachapoyas y
el Chinchipe (latitud 5° 30'), se abre paso por cnt(C dos montañas,
en que la violencia de su corriente y los saltos que la interceptan
la hacen impracticable. Su anchura en el punto en que se torna
* Encima del aflucn te ·e gro. El Mamiü'm es ~;onúcido por los portugueses
con el nombre de Río de Sohm·us, ó de: los v.:nenos, nombre que se cree le dieron
por lao; fi-chas envenenadas de que se sin·,·n lo~ naturales de us orillas.
t Vario¡ creen, dice Ullo:1, qu el Apurimal ó Ucayall.! e el verdauero Ma.
rañón, porqt.e su origen e,tá más leja , y qur- sus aguas al unirse obligan al otro
á cambiar de curso. Acu a cree que el N<1po s el \'Crd tdcro Marn.t'ión. Este río
y el Coca, que vienen de la cordil era del Cotopaxi, después de correr brgo tra.
yecto, se reúnen y confunden en el ~1an 1ón, dt:spués de recorrer 200 legua¡ en
línea recta de Occidente á Ori nte.
:t: Según La Condamine, Ulloa dice que su longitud, induyendo sus ·.,.uelta!
haata Jaen, es de más de 200 leguas: de allí á su desemb •cadura, su longitud al
Este es de 30° de distancia, lo que hace 6oo leguas medidas, que pueden alean.
~ar á goo, incluyendo las vueltas y revueltas.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
loletín Militar de Colombia
'- 92 -'
navegable, medida por M. de la Condamine, es de 135 toesas, y
él observa que sus aguas parecen haber bajado de 15 á 20 toesas.
Con un cordel de veintiocho toesas él no encontró el fondo
sino en la tercera parte de su anchura; la ligereza de una canoa
abandonada á la corriente, era de una toesa y un cuarto por segunrlo.
Abajo de la confluencia del Santiago, el Marañón vuelve
al Este, después de doscientas leguas de curso al Norte, y se abre
un canal en medio de las cordilleras, entre dos murullas paralelas
de rocas cortadas casi perpendicularmente, lecho que no tiene más
de 25 toesas en su parte más estrecha. Este estrecho se llama el
Pongo, 6 puerta de Manzériche. En la confluencia del Napo tiene
goo toesas de ancho. De~pués de juntarse con el río Negro y el Madera,
su anchura ordinaria es de una le~ua, y de dos á tres en lo:.
puntos en donde forma islas. En los tiempos de inunchr: 'n no ti e ne
límites. Abajo del Xingú no se ve de una orilla á la otra; y en
Obidos, á 150 leguas del mar, tiene mil brazas de ancho. Sus
bocas orit>ntal y occidental están separadas por la isla de Joanés
6 de Mara yo, que tiene más de I 50 leguas de Tuelta. Su desembocadura,
desde Zaparara al Sur, hasta el cabo del Norte, es de 80
leguas. Por la. fuerza de su corriente, el Marañón conserva la dulzura
de sus aguas por treinta leguas mé. r adentro, cuando el reflujo.
El flujo y el reflujo del océano llegan hasta el estrecho de Pauxis,
á más de 200 leguas de su desembocadura, y se hacen sentir
cada doce horas. En el Para la mayor altura de sus aguas es de
diez pies y medio, y desde Curupa los barcos no marchan sino
merced á los pantanos. Según el Padre Acuña, el Marañón y sus
tributarios riegan un país que puede tener cuatro mil leguas de circunfenmcia
*.
El On1zoco ú Orz't:oqut (nombrado por los naturales Hz'n'~toco,
de que se ha formado On'noco) toma su orig-en cerca del 5° de
latitud N. y después de un curso de circuito primero al Sudeste, en
¡eguida al Norte y luégo al Nordeste, derrama sus aguas en el
Atlántico, por cincuenta canales casi en frente de la isla de Trinidad.
En Saint-Thomas, á noventa leguas de su desembocadura,
tiene 4 millas de ancho, y cien leguas más lejos, todavía tiene tres.
Este río inunda con regularidad sus orillas, desde el mes de Abril
hasta el de Octubre, cuando sus aguas vuelven á su lecho. Sus canales
comprenden una multitud de islas pantanosas, en un espacio
de sesenta millas, y sólo sie~e son na\·egables, de los cuales uno
por grandes navíos. Existe por el Río Negro una comunicación
entre el Orinoco y el Amazonas, que forma quizás la navegación
interior más extensa que se conoce t.
• Véase Ulloa. Relación de viaje y viaje de la Condamine.
t Viajes de M. de la ConJamine y de M. de Humboldt.
ConHnútJ
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Militar de Colombia
'- 93 _J
-Variedades~-
PEREGRINACION DE ALPHA
1
POR llANUEL ANClZA:a
(Continúa)
Era de ver la ansiosa solicitud con que, soplando un tiz6n, esperaban
que el sacristán les hiciera desde adentro la señal de disparar;
momento supremo que al fin llegó, estallando los cohetes
con P.l desorden conveniente, distribuídos con largueza y profunda
satisfacción por el jefe de la cuadrilla. De allí á poco el vuelo de
las campanas y la salida de las gentes anunciaron )a procesi6n.
La cruz y los ciriales asomaron primeramente indicando la carrera
al rededor de la plaza. Siguiéronse unas andas Yistosamente
cargadas de frutas y flores, rodeadas de cañas de maíz con sus
mazorcas y espigas en pleno desarrollo, y llevadas en hombros
por seis agricultores atléticos, vestidos de ulanco lienzo de algodón.
Detrás de ellas, á corta distancta, venía la cstatuíta de San Isidro,
en actitud de arar la tierra, dirigiendo el arado de que tiraban dos
cuadrúpedos con cuernos, piadosamente reputados y tenidos sin
contradicción por bueyes, y ataviado con camisa y calz6n de lienzo
y su correspondiente sombrero de paja, semejante á los usados
en el pafs. Acompañaban al Santo el Cura y tres ó cuatro músicos
entonando los d.nticos del caso, cerrando la marcha un denso pelot6n
de campesinos, descubiertas las cabezas, y los bronceados
rostros llenos de serieda.d y veneraci6n hacia el labrador beatificado.
En el centro de la plaza estaban otros grupos de agricultores
cuidando los bultos de cume~tibles que habían de expenderse
en el mercado, cual si hubieran querido presentar al Santo un testimonio
de la fidelidad con que habían sf'guido su ejemplo para
sacar del seno de la tierra la modesta riqueza que encerraban los
sacos y mochilas recién descargadas. Las procesiones son entre
nosotros farsas grotescas y aun idolátricas que el cristiano pensador
quisiera ver suprimidas por honor de la religi6n, tan ridiculiza.
da con esas representaciones materiales y frecuentemente absurdas,
dignas del semi-pa~anismo de la Edad Media; pero confieso
que la de San Isidro labrador tiene para mí cierta significación
social que la distingue y legitima : es, como si dijéramos, la apoteosis
de la agricultura, la santificación del trabajo productivo, y
una lección práctica que da la iglesia de la honra que merecen las
tareas civilizadoras de los que se consagran al cultivo de la tierra.
En cuanto á éstos, miran á San Isidro como á uno de los suyos, y
al tributarle culto, más bien parece que enaltecen su propio oficio
y le cobran amor, y se envanecen de tenerlo; de forma que resul.
tan ventajas efectivas para la sociedad, cuyos cardinales intereses,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
.Boletín Militar de Colombia
'- 94 .J
tanto morales como materiales, puede decirse están vinculados en el
gremio de agricultores, particularmente en los pueblos nacientes.
Esta fiesta fue una oportunidad que se me presentó para reparar
si los moradores merecían torJavía los calificativos del tiempo
de Oviedo, y me convencí de que si este escritor hubiera vivido y
escrito en la época presente, habría juzgado de otra manera. los
hombres y las cosas. Frecuentemente me ha sucedido te-ner que
comparar lo que los escritores particulares y documentos oficiales
del siglo último dicen de la Nueva Granada, con lo que es hoy el
país, y cada vez encuentro moti vos de congratulación ; pues no
sólo en el número de habitantes y en la suma d .... riqueza general
hay adelantos lisonjeros y rápidos, sino en la cultura y civilidad de
las gentes y en el de arrollo del carácter varonil y honrado que
van desplegando los habitantes del campo, resultado del diferente
modo con que se les trata desde la abolición del dcpresi vo régimen
colonial. Los nativos de Charalá son de ing-enio vivo y despejado,
modales abiertos y genil sociable. De allí h n salido varios hombres
prominentes en la política y en las ciencias puestas á su alcance
por nuestro rutinero sistema de instrucción pública. Hoy se
atiende con solicitud á la enseñanza primaria, sosteniéndose en la
villa una escuela gratuita d. 70 niño , y cuatro cscu,Jas privadas
en que se educan 40 niñas. Crímenes no se cometen, pues no merecen
este nombre algunas riñ ... s sin consecuencias graves y tal
cual hurto miS»erablc.
Ha de aparecido totalmente la raza indígena pura, absorbida
por la blanca, quedando en el cantón pocas familias de sangre
mezclada en que todavía e de cubr n alguno ra gos del indio.
Los primitivos habitantes, belicosos y determina os, no debieron
ser de mezquina. estatura, como lus que moraban en lo alto de los
Andes, ¡.>ues los huesos encontrados en las cuc,·as recientemente
descubiertas cerca de Coro moro, son de proporciones a ven tajadas:
los cráneos altos y las curiosas Yasijas de barro cocido que suelen
hallarse en esos antiguos osario , manifi stan la inteligencia y laboriosidad
ele los aborígenes, de cuyas co~tumbres y régimen civil
no han dejado noticias particulares los croni~tas de la Conquista •.
• "APU T.UIIE. 'TOS DE LOS IIECIIOS OCURRIDOS F.L 4 DE AGOSTO D:&
r819 EN CHARALÁ."-"Por lo5 thtos que tuvo la bondad de suministrar el Sr.
Ramón Santos, que en dicho tiempo ej.:•cÍa. las funcione de Alcalde Ordinario
en esta villa, y por lo.> que dieron los Sr-s. Ldcfomo Hurtado, Agustín Erillo,
Nicolás Chacón y otros, que están de acuenlo con el primero, resulta: que es inexacto
que las fuerzas que tomaron a Char,\LÍ. el 4 de Agosto de 1819, fueran los
restos del ejército de Barreir '• Yenc1dos en Royacá el 7 de Ag sto del mismo
año, por las fuerzas colombianas que combatieron en aquel campo á las órdenes
del General Lib-..rtador. Obsérv.~e que habil!ndo sido posterior la derrota ó pérdida
de Barreiro á. los asesinatos y saqueo de Charalli, no pudo suceder que los
vencidos derrotados pudieran invad1r este mismo pueblo, cuando ellos no fueron
vencidos en Boyacá sino tres días después; luego es indudable que los invasores
no fueron los derrotados.
"De las mismas tradiciones ó datos, aparece: que el General Lucas Gon.
zilez, Gobern:H.lor de la Provincia del Socorro, por el Gobierno español, tuvo
notici~ de que habiendo vencido las fuerzas del Libertador á las de los españo·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
:Boletín Militar de Colombia
\.._ 95 _;
Contiene el Cantón 26,ooo habitantes consagrados al cultivo
de la tierra y á la fabricación de lienzos, sobrecamas, hamacas,
bayetas y mantas de varias pintas finamente labradas. Sábese la
existencia de minas de excelente cobre en el distrito de Coromoro,
de plomo y g-alena (alcohol) en varios puntos, y de sal gema
en el cerro de :Menempa. Indudablemente las hay también de carbón,
hierro y azufre, según se infiere de la naturaleza del terreno
y de algunas muestras que aparecen con frecuencia en la superficie;
riquezas perdidas para la industria, que duerme todavía por
falta de caminos merecedores de este nombre, y porque aún no
ha penetrado en Charali el espíritu de empresa que asoma ya en
otros puntos de la Provincia. Ocamonte, Cincelada, Riachuelo,
Coromoro y Encino, cabezas de distrito en este Cantón, no presentan
materia para descripciones especiales: son pueblos nacientes,
enclavados entre cerros, privados de comercio, salvo las pequeñas
ferias dominicales, en que se hacen cambios insignificantes, pues
cada lug-ar produce lo que necesita para satisfacer sus poco numerosas
necesidades.
XVII
El río de Cha ralá corre por espacio de 7 horas hacia el S.,
entre cerros despedazados, que muestran al descubierto largas hileras
de rocas estratificadas, en que predominan las areniscas,
les, en los Llanos de Casanar , este ilu~tre y tlistinguido caudillo de la libertad
americana, marchab l par.t Bogot i en bu~ca c.l t las ulra fuerzas que quedaban
por combatir, de l a d e lo <: n c m i .. o situ ::ul os en t.ts Pro\'Íncias.
"Gonz, lcz re oh j / , por su p rtc lc\'antar un ejército en esta Provincia, y
con poco menos ele trc ci e ntos hombres que alcanz1'> :\reunir, anduYo :tmbulantc
recorrí ·neJo la Provincia, ha t .t. que habi,· ndo recibido orden del Virrey, se puso
en marcha para Boyad, en au.· ilio de I.Lur eiro. Entre tanto el Coronel Antonio
Morale (hoy Genera l} h, bía llegado á e ste pueblo, como comisionado por el Libertador
para formar y di ciplinar cu erpos militans que ayudaran á las expedíclones
que se preparaban.
"Estando situado en Oiba el General espaiiol González, en su marcha para
Boyacá, supo la llegada y estación que había hecho el Sr. Morales en este pueblo,
el pronunciamiento de sus vecinos contra la dominación española, y las
fuerzas que se preparaban por él; motivos que sin eluda le obligaron á abandonar
el camino que llevaba para Buyacá, prefiriendo cortar las maquinaciones del
Sr. Morales y pacificar á los habitantes de Charala, con un degüello de 200 á 300
personas, y un saqueo de tres días, término que fue lo bastante para que los
avarientos soldados no dejaran estaca en p:ncd, como se dice. Esta terrible y espantosa
catástrofe dio origen á la pobreza que es causa del atraso en que este
pueblo se encuentra. Charalá con sus riquezas primitivas, con sus hombres nota.
bies, sería hoy uno de los pueblos m::is distinguic.los de la Nue\'a Granada, no de.
jando, ñ pesar de sus c.lcsgracias, de ser de los primeros de la Provincia.
"Tal ,-ez puede dar curiosidad de saber por qué no hizo tentativa de de.
fensa Charalá para eYitar la entrada de las fuerzas ele González, y las tristes consecuencias
que se siguieron, y de los mismos informes se viene en conocimiento:
que no faltó valor ni patriotismo á los habitantes de aquel tiempo; y que al
efecto, más de dr s mil hombres estaban dispuestos para hacer la defensa de su
pueblo, aunque á la Yerdad sin ninguna pericia militar y mal armados, pero resueltos
á morir defendiéndose aunque futra á piedra, palo ó pescozones. Este
sentimiento era tanto más entusiasta en los Yecinos, cuanto estaban encabe~
doli por un ] efe de confia!lza, cual era el Sr. Coronell\Iorales; pero á elite ] efe,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1
Boletín Militar de Colombia
'- 96....)
divididas naturalmente en trozos cuadrados no cimentados, que en
la parte superior de la rotura del cerro muestran sus ángulos salientes,
remedando una prolongada y ancha cornisa dentada, sobre
la cual se balancea una faja continua de arbolillos perpetuamente
verdes, á trechos interrumpida par las quiebras de los arroyos
que desde el borde se despeñan y desaparecen entre las ruinas y
matorrales inferiores. La tierra que ha debido cubrir los flancos
de la serranía en tiempos remotos, falta de base después del trastorno
y hundimiento de l:ts rocas, ha rodado y acumuládose en
planos inclinados irregulares, á entrambos lados del río. Dondequiera
que estos planos pueden soportar el cultivo, se han establecido
estancias de labor y las humildes habitaciones del labriego,
feliz en su independencia y en el aislamiento de su hogar. Los albores
de la mañana le encuentran con el azadón en las manos,
atento á sus sementeras, y en torno suyo resuena, devuelta por el
eco de las peñas, la vo~ argentina de los pequeños hijos, que ensayan
sus cantares y las fuerzas, trepando por los escarpes del
cerro inmediato, para llevar á la diligente madre el agua pura
del arroyo, 6 la pacienzuda vaca que ha de suministrarles parte
del desayuno.
Co111inúa
según se asegur~, le faltaron el valor y el patriotismo; le faltó valor, por9ue se
intimidó á la vista de las fuerzas de Gonzfllc:z, c¡u e á la verdad se compoman de
hombres disciplinados y armado , mientras que los cbaralc1 os, aunque num rosos
y resueltos, estaban mal armados; pero no les fa l taban cerca de cien fusiles
y una guerrilla. algo disciplinada, Yarias lam:as, palos y otros instrumentos que
su entusiasmo les había hecho in\'cntar, aparte de In fuerte é inexpugnable de·
fensa de sus ríos y trincheras que habían constrniJn, sin má puntos de entrada
que sus puentes, y cuyos puntos se han podiuo Jefu~eler muy bien, con un pequef!
o número de hombres, como se Ycrificó en 1941, que la. guardia que custodiaba
el puente del río Picota, fue lo bastante para rechazar y derrotar más de 100
hombres, que de orden del Gobierno, y encabezado por d finado Sr. José María
Tavera, \•enían á destruir la guerrilla que capitanrab el anti~uo guerrillero Sr.
Miguel Dulcey. Le faltó su patriotismn, porgue, dicen, prf:fuio sah ar á su querida,
dejando en peligro la s2-hación de un pu blo, que pocos momentos después
de su fuga y de haber sacrificado unos poros Yalientes que sin orden ni auxilio
de su Jefe atacaban denod~damcnte, impirlicndo el paso de las fuerzas de González,
fue destrozado inicuamente. Tal fue la ferocidad de su Yoraces enemigos,
que se asegura con venlad que, en el mismo templo, fueron degolladas varias
personas, entre otras la bella y ,·irtuosa joYen Elena Santos, á quien después de
su muerte estupró un soldado.
"En fin, Charalá. ba sido teatro no wlamente de los desastres de la guerra.
de la Independencia, sino que también lo ha sido de lastimosas escenas de la
guerra civil. En la pasada lucha del ano ele 40, que los pueblos sostuvieron contra
!:1 rlominación de los doce at os. Cbaralá se \io comprometida, y muchos de
sus hijos sostuvieron guerrillas contra las fuerzas de los dominantes del país, á
costa de los pudientes y de los sacrificios de los pobres, que expusieron sus vidas
valerosamente, antes que sentir que una nueYa tiranía los dominara; pero al fin,
perdida toda esperama y recursos, le par'"ció prudente al cabecilla Miguel Dul.
cey hacer una honrosa retirada y disolver su gente, habiéndole el General Masquera
dado algún auxilio y ofrecido garantías. Así se terminó una lucha de par.
tidos, que acabó de arruinar á este pueblo."
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
Formatos de contenido:
Publicaciones periódicas