Por:
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Fecha:
28/02/1899
A~O lll Bogotá, F cbrcro z 8 de I 899 . UM. 8
--~·~--
OR O EL 1J I TE lO DE ERl "Y EL J JTO
--~· ..... --
DtRECTOR AD-HO ·ort M, FRANCISCO J. VERGARA Y V.
Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros
~~~~.~~2 ~ 9 ~ , 9~~~~ ~ ·~A~~2~2~~~~ P
Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y
Oficiales del Ejército de la República
SECC _ N D :r L
(CORONEL LEBEL, INVENTOR DEL FUSIL D.E ES.E NOMBRE)
o hay ya día en que no aparezca un nuevo e~crito
que hable d explosivos r ci nt m n descubiertos y de Jas
profundas modificaciones qu eJJos van á introducir en la
guerra, ex¡ oniendo á la v z Ja5 teorías que, según los autores,
satisfarán "-n tal cac:o, mas sin dar razon sen su apoyo. Trabajan
obr el sentimiento en una parte del arte militar qu
no lo admite, en la táctica basada sobre los efectos d 1
fuego.
La cuestión no es tan compJ xa como parece · al contrario,
es ~ nci1Ja por exc lencia. Por tanto, en el n1pleo
del fusil es reciso consid r r s Jementos esenci J s : la
pólvora y los e[! ctos del fuego, si ndo d advertir que lo
que es cotnplicado jan1ás produce bu nos r sultados en Ja
guerra, y qu 1 fin del progreso bi n cnten ido es obten r
el máximum de fecto ce n el mí ni u u m d gasto y de esfuerzo.
r . 0 Lú pólvora-a) Pót ora con i1unzo- p nas se
rompe el fuego la pres ncia de las tropas queda establ cida
: el humo indica exactan1ente l ó los puntos d dond
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66 BOLETÍ.~. :MILI'.r A.R
parten los disparos. El humo puede ocultar la tropa que
hace fu go, p ro del n1odo que Jo haría una cortina de
gasa tras La cual qui ra un ocultarse . nt el frente de
batalla, la línea de in terscc iun d la nub d hun1o y l
suelo sirv de punto rlc mira al enctnigo. l~n todo n1.ovi rniento
pu de conocerse la línea de cornbate, y, por poc
q u eJ t rreno s pr stc, n1arcan las posiciones d las reservas.
b) Pólvora sin humo-El hun1o no revela la línea de
combate del adversario: se oy el ruido d la fusilería,
pero no se ve con prccis.ión el punto de donde parten Jos
dtsparo . En ningún caso la audición del ruido pu ele re en1
plazar á la vi:>ta con1o n1eJio de info ·n1ación . i el terreno
lo permite, puede una t ·Gpa acercarse n1ucho al en -
migo, disparando y, por lo nlis n1o, causan ole daño.
D sdc que el adv rsario es bien visibl , cualquiera
que sea Ja distancia, si hay n1uni'--ione suficientes, s abrirá
el fuego sobre "' l : l actual fusil ti ne suficient precición
hasta 2,ooo n1etr0s. Lo único qu hay que considerar
es lo relatt \'O a las tnuniciones, pero la abundancia ó
escasez de ésta~ en nada influy sobre la táctica del
combate .
Así pues, el uso d la p.Jl vora sin hun1o hará n1ás di
fícil la practica de la guerra, y Ja at nción y ceJo de los
jefes y oficial s tendra que ser gr·1.nde todas horas. El jefe
que dirija una acción no tendra sino l ruido para guiarse
pu s falta el hun1o, por lo cu 1 tendrá que rodearse d~ mayores
len1 ntos de infonnacióm : por nledio de patrulla
de oficiales, capa~es de v r bien y cuerdarnente, se nlantendrá
sin cesar al corrient de lo que pasa en el can1po de
batalla.
2 . o Efectos del fuego --Si 1 etnplco de la pólvora sin
humo n::> justifica n1oditicacion algun en los procedimien tos
tácticos, los efectos del fuego, que resultan d la con1-
binación de los tres el n1entos, fusil, po1 vora y bala, sí las
han in1puesto á los reglam ntos del cotnbate, s d cir, en
el del con1bate y en el del tiro, que hoy toznan en cuenta
la mayor tension de la tra y ·ctoria d 1 s n1od~r·no fusiles,
cuya cons cuenci e 'lna pn:ci ión n1ás considerable del
tiro y una disnlinución n1a lenta c::n el valor de los fuegos,
ualidades que pennit n utilizar el arn1a á grandes distan -
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BOLETÍN -~IILI'I AR 67
cías ( 1 ,8oo á 2,ooo n1 tros) sobr tropas en tnasas ó n formaciones
con1pactas, y contr la a1·tilJena y caballería, á
condtción, se enti nd , de que se disponga de ,nuniciones en
cantidad suficiente.
Los n1od rnos r glan1entos d con1bate tendrán, pues,
valor {¡ ctivo ha:,ta que se invent un arn1a qu posea
condiciones di versa de las del fusil actual; y nlientras
esto no suceda, no hay que perder 1 tien1po en inútiles divagacion
s, tanto tnás cuanto Jos r glan1entos vig ntes dejan
á cada cu-:11 an1plia iniciati a f.'at- pone.r en práctica los
conocin1ientos q u adq ui ra en l estudio y n la practic
de 1 pro~ sión.
HI.TO ID 1 OR LOS PE .. T IX UL H ,,
La tropas de l\lorillo, situ::lda en po Jctones convenientes
extendían u irt·e i tibl influjo por toda las pr vincia de Venezuela.
El e->tado de lo negocios e- prc en taba del modo má li · onjero
para las annas c.Jel P ey · 1 opinión pública había hecho considerables
progre o á u favor; los insurgentes habían perdido el
nervio <:le us fuerza~, y h.tbían aído en el mayor de redito;
Páez gaba por u ocultas guaridas, in atreverse a dar la car á
los reali ta ; el ejercito de Bolívar, reclu ido á unos 6oo hombre
de de la acción del trapiche de La amarra, h bí perdid ha ta la
má retnota esper nza de etnprender operacion alguna sobre su
paL, y n hallaba punto egur contra la ot~gullosa e invencibles
tropas e p ñolas.
En tal e tado de penosa ansiedad concibio un atrevido proyecto,
y se lanzó á 1 contra toda las probabilidades de un buen
La cuestión municiones es 1 gran cuc ti6n de la guerra ar
un país como el nuéstro, )'a por su precio, que hace difícil la buena
instrucción del sol ':lado como tirador, y limit la · pro\ i iones de los
parques, ya por su transporte, pues la dificultad de reunir y mantener
reciclo número d~.: ac~milas en una ampaña, limita de modo pc!igroso
el número de cartucho que puede llevar un c.:jército. El problema
es sumamente erio, no e ha e tudiado con la atención que merece,
y debiera provocar la meditaciones de nues tra oficialida . Una batalla
de me: io día p ra t11l cjérci lO de 1 o,ooo hom brcs, prc u pone, con el
fusil moderno, un consumo de cu ero 6 cinco millon · l cartucho, si
la tropa no tiene disciplina del fuego, y por lo meno un millón en
e te último caso, el cu. l requiere una brigada de 2.00 b<; · tia de arga,
suponiendo q~c cada soldado lleve 100 e r:tucho c o nsigo. (N. de la D.).
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68 BOLETíN MILITAB
resultado. Fue éste el invadir el reino de Santafé, confiando en
que el descontento de aquellos pueblos por el torpe manejo de su
administración le abriría las puertas y le allanaría todos los obstáculos
que pudieran ofrecerle las muy superiores fuerzas que
guarnecían dicho reino.
U na de las principales razones que habían fomentado dicho
descontento había sido la supresión de ]a moneda llamada Montalvina,
por haber sido creada por este Virrey, sin que se hubieran
hallado prontamente los medios de reemplazarla con otra. Se 2ument~
éste, asimismo, con algunas vejaciones ejercidas sobre las
provincias, y con la contribución de I! por 100 que se impuso
sobre toda la propiedad territorial para llenar dicho objeto, habiéndose
tomado tan desarregladamente esta medida, que debía
producir cerca de tres millones de duros cuando Ja cancelación
ascendía escasamente á 7oo,ooo. Recogida, pues, dicha clase
de moneda, que era la corriente en el país, se paralizó completamente
la circulación monetaria, y se experimentaron los más funestos
efectos.
Era, por lo tanto, el momento más propicio para que el caudillo
caraqueño sacara las ventajas propias de aquella crítica situación
; pero jamás se creyó que una fuerza tan corta, compuesta
de soldados desmoralizados por sus repetidos desastres, pudiese
lograr un triunfo tan absoluto. Bolívar se había reforzado con algunas
tropas que mandaban los caudillo3 Donato Pérez y Santander,
y asimismo con otras partidas sueltas, con las que se iba internando
en el referido reino de Santafé. La tercera división del
ejército realista, que se hallaba más avanzada para recibir á este
osado enemigo que se iba aproximando por la parte de Sogamoso,
había sido puesta á las órdenes del Teniente Coronel D. José Barreiro,
enviado seis meses antes por Morillo en auxilio del Virrey,
á quien suponía escaso de oficiales facultativos que poseyesen talentos
tan brillantes como este joven oficial de artillería.
Si bien el objeto del General Morillo era el más sano, no
dejó de chocar á varios Jefes de superior graduación el verse pospuestos
al referido Barreiro ; y de aquí nació un disgusto que no
era el más á propósito para sostener el lu tre de la milicia. Barreiro,
por otra parte, aun"lue lleno de conocimientos científicos, desconocía
el manejo y dirección de los cuerpos dt.: infantena y caballería,
y no podía dar á <:.stas armas combinadas, el movimiento de
armonía que suele ser efecto de la costumbre de mandarlas. Sin
haber tenido hasta entonces otro mando que el de una compañía
ligera de artillería, era natural que se viera embarazado con la dirección
de más de 3,ooo hombres que le habían confiado. Como
el Coronel D. Sebastián de la Calzada ten1a mas acreditada su opinión
militar, y una práctica mejor en aquella clase de guerra} fue
enviado por el Virrey de de la ca pi tal, apenas hubo llegado á ella, á
~ornar el mando de dicha división, apoyando decorosamente la
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DOLETi.N HILITAR 89
conveniencia de aquella medida en lo quebrantado de la salud de
Barreiro; pero alegando este que su nombramiento ;:>rocedía del
General en Jefe, no quiso reconocer á Calzada, y tal vez á esta
mal entendida presunción é inconsiderado celo, se debió la ruina
del país.
Picado ya el amor propio de Barreiro, y deseando desmenti r
todo equivocado concepto con un doble despliegue de bizarría y
esfuerzo, sali6 á busc-ar al sedicioso Bolívar en la mañana del 10
de Julio, con 900 infantes y 1 8o caballos. Al llegar al alto del
puente de Gá1neza, ocupado de antemano por dos compañías de su
división, dio un corto descanso á su tropa, y continuó muy pronto
su marcha, llevando de vanguardia al 2 . o Batallón de Numancia.
Se dirig1a este sobre el pueblo que se halla á la otra parte de dicho
puente, cuando estando ya á sus inmediaciones vio asomar una
columna enemiga por el alto del Páramo, á cuya falda está situado
dicho pueblo, y en seguida otras por varios puntos, cuyo número
graduó de cerca de 2,ooo infantes y 150 caballos .
Reconoci~ndose Barreiro muy inferior en fuerza numérica á
sus contrarios dio orden para que volviese á cruzar el río el Batallón
Numanda, mandado por el Cotonel D . Juan Tolrá, cuyo
movimiento hizo creer á los contrarios que nuestras tropas huían
el combate, y aumentó en igual proporción su osadía para arrojarse
sobre ellas. El referido cuerpo verificó su retirada con el mayor
orden, y se formó en batalla á la otra parte del puente, quedando
confiada la defensa de éste á una Compañía de cazadores
que se hizo acreedora á los mayores elogios por su serenidad y
firmeza .
Formado los disidente en el pueblo de que se ha hecho
mención, se dirigieron con todas sus fuerzas sobre el puente y el
río, cuyos obstáculos uperaron en el primer ardor de la pelea;
pero -argados nueva1nente por Numancia y por los granaderos del
1.0 t/c;/ R")', perdieron aquellas ef1meras ventajas y regresaron á
sus primeras po iciones, dejándose una porción de cadáveres en
a'lueUa riberas .
.. \1as tardó muy poco en encenderse un nuevo combate; el
enemigo redobló su furor, creció así mismo el ardor de los realista
; amba partes pelearon con obstinación ; después de cinco
horas de fuego, abandonaron los rebeldes el campo de batalla, en
el que e hallaron tendido má de 100 muertos> otros tantos fusiles>
varios prisioneros y di per os .
Engreído Barreiro con esta victoria, regresó á Molinos de
Tópaga, en cuyo punto tenta ituado el Cuartel general: ya se
figur b que 1 caudillos Bohvar, Santander, Anzoátegui, Soublette,
Donat Perez y otro , á todos los que había tenido-la gloria
de batir en el puente de G "me7,a, no e atreverían á exponer
su arma á otro nucv desaire delante de una tropas que acababan
de dar prueba tan luminosas de su bizarría y deci ión ; mas
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70 DOLE'!'iN MILI'l'AR
no conocía el terco carácter de aquellos sediciosos, cuyo furor adquiría
nuev o grados en razón directa de sus derrotas. Así fue que
ya el día 25 de Julio se presentaron algunas de sus guerrillas sobre
el Pan tan o de Vargas, d e de donde e1n pezaron á tirotear á Jos reali~
tas. Acudieron fuerzas de una y otra parte, y muy pronto se
hizo la acción general. En u primer perfod se había fijado la
victoria al lado de los fieles : ya una gran parte de las tropas de
Bolívar había sido puesta en fuga por la caballería de aquéllos, y
no e dudaba de u exterminio, cuando al cruzar por un angosto
desfiladero de terreno muy fragoso, fue atacada improvisamente
por otro cuerpo enemigo de la misma arma, y arrollada á su vez
tan completamente, que corriendo ,..s te en ~u persecución, llegó á
mezclarse con la infantería de Barreiro. La alegría de los realistas
por su creído triunfo, se convirtió muy pronto en sobre alto y
dolor; pero la Compañía de granaderos del segundo Batallón de
Numan cia, haciendo un bizarro despliegue de su impavidez y firmeza,
contu o los progresos del vencedor, habiéndose debido á
sus esfuerzos y al feliz incidente de un fuerte aguacero que sobrevino
en aquel momento, la salvación del ejercito realista.
No bien se había rehecho éste de tan inesperado desa tre
cuando aparecieron las tropas insurgentes en el pueblo de Boyacá,
sobre excelentes posiciones. El objeto de Bolívar maniobrando
sobre las de Barreiro, era el de atraerlas á una caíiada, en la que
ten1a colocada su infantena por ambos lados.
E 1 fogoso jefe realista cae en la red que le había tendido el
astuto in urgente : fingiendo una de ordenada fuga l a s tropas que
se habían presentado por el frente, s<:: dirigen las de Barreiro en su
per.secució n, dando por segura la victoria; esto es lo que deseaba
el edicioso Bolívar ; descargan sus ~oldados obre las ma as de
los reali ra , causan en ellos horribles estragos, se desconciertan,
se de ordenan, se disper an ; la c-abal len a, que podía haber restablecido
el orden conservando su formación, e entre-ga a imismo á Ja
fuga; todo es confusión y e panto ; nadie piensa sino en su propia
con ervación ; los ene1nigos se aprovechan de esta favorable
coyuntura y e arr >j n sobre los prófugos coo la mayor furia ;
nadie resiste á su victoriosa e pada . *
En un momento quedo el campo cubierto de cadávere , ar-
El otro hi tot"iador español, Jo é DC'mingo Díaz E., compañero de Morillo. se
limit. .\e tamp·ar l:ts . iguientes un ':lS sobre h campaña ele Bo)-•tca:
•· Dcsrlc ·1 p:tso del Arau a por el ejercito re.tl, Bohvar. consirfcorando justamente
termin:Hia su carr •ra en V ·nezuch. S. t•p.trÓ de Pácz, y on se o ó 6oo hombre que le
que lrban. huyó ele a ucllo de ierto y e internó en lo~ ll:tno de C .t ;mar . La ele c:speracion
ó la csper:mza ele bu. car su fortuna en otro. lim::s . le in pir:tron esta r •solución.
o le engañó la segun la. En poco ti ·mpo el Virréin.:l.to de rnt, {é e tuv :Í su pies.
n clt:nso v lo clcl•c: ubrir cst •p >C.l cle.;a'ltros,, ·n que un fiagitivo: con un puñ lo de
hombre dc,nuclos y h~1mbrientos, vi .Je :tpar ·ccr clcltnt rle su
ectore y Comanres, oman antes y uar as T ropa ...
TcgttcigaJpa, 27 de oYiembre de 1898.
Es conforme .
El Gobernador del Estado,
TOTAL
54
18
29
37
62
18 JI 12
30
25
19
71
2+
z6
12
6
4
+72
8,6]0
BO ILLA ''
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BOLETf:N MILITAR 77
LITERATURA
PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET
(Continría del número 86).
Poco más ó menos es de 40 metros la distancia que separa al Santo
Sepulcro dcl Cah•ario.
Cuando salímos del Santo Sepulcro, visirámos todos los otros santos
lugares, colocados como estaciones en la nave lateral que rodea el coro
de los griegos y eñ donde los Padres de Tierra Santa hacen una procesión
todos los días, después de los oficios de la tarde; sus solos nombres
evocan las páginas de la pasión .
Partiendo de la capi11a ubterránea, en donde se encontraba, según
afirman, el cráneo de Adán, pero con mayor certidumbre la tumba de
Godofredo de Bouillon y la de Balduino 1, su sucesor, se encuentra
primero la capida de la Columna Impropere. Allí nos sefialan, en un
cuadro formado con ricas esculturas de madera, un pedazo de la columna
de mármol gri que guardaba el pret..>rio de Pilato, y contra el cual
pedazo de mármol colocaron á Jesús para cubrirlo con un manto de
púrpura, y ul trajarlo diciéndole : ¡ Solutl, Rey de los 7 udíos!
Más lejos, en la paree oriental de la Iglesia, una escalera de eintiocho
gradas nos conduce á la capilla de la Invención de la Santa Cruz;
otra capil1ita, ctitucion expedida el año
anteri r de I 853, que dejaba al pueblo la elección de lo gobernadore
de provincia, por lo cual muchos de éstos eran conservadores
y adver arios del General O bando.
En tal si tuacion, la guerra no podía tardar mucho, y sólo faltaba
quien iniciase la revolución . Al fin se declaró Dictador el General
Melo, jefe de las arma , apoyado por los artesanos de Bogotá,
que se oponían á la rebaja de los derechos de aduana de- los arte[:
ctos extranjeros, y muchos liberales que rechazaban las reformas .
Melo, por su parte, no1buscaba sino librarse del juicio que se le seguía
por la muerte que h b1a dado al Cabo ~irós. Habiéndose
proclamado Dictador, derogo la Con titución liberal que se h1bía
expedido en I 8 53, y declaró v·igente la que lo conservadores habían
acordado en I 843 ; pero estos, aliándose al círculo liberal
llamado entonces golgota y de pues radical, decidieron la lucha en
contra de la dictadura. Entonces fue cuando e encargó del Poder
Ejecutivo el General Herrera como Designado, y luego el Vice-
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4 BOLETD MILIT DE COLOMBIA
presidente Obaldía. Vencida la revolución, el General Obando
fue juzgado y depuesto por entencia del Senado. El General
Melo, antes de proclamarse Dictador, había ofrecido la Dictadura
al General Obando, quten estaba de acuerdo, lo mismo que el
Vicepresidente Obaldía y su antecesor, el General López, en que
no deb.ían llevarse á cabo las reformas que intentaban los radicales,
sino seguir gobernando con las instituciones que habían establecido
los conservadores. Al General Obando se le depuso por
inepto, á lo menos este fue el pretexto, por haber confiado el mando
del ejército al jefe que hizo la revolución y no haberse fugado
de Bogotá, pues no había motivo legal para proceder así. Los
conservadores, al luchar por sus intereses, debieron apoyar á Melo,
que restablecía la Constitución de 1843 ; pero dijeron que combatían
por el orden legal .. .. Melo, por todo castigo, fue desterrado
y muri() en la frontera de .1: 1éxico, asesinado y no fusilado,
según se ha dicho por algunos, confundiéndolo con Darío Mazuera,
quien sí fue fusilado en Campeche por revolucionario ....
Los conservadores elig;eron entonces Vicepresidente al doctor
Manuel María Mallarino .... La Administración Mallarino fue
un gobierno de calma, de liberales y conservadores, y así, se acusaba
al Vicepresidente de pasar su tiempo entado en el pórtico
del Palacio de Gobierno, leyendo los clásicos latinos.
II-REL CIÓ DE ERGAR Y ERG R
Cronologia de los Magistrados de Nueva Granada
I 8 53-Fu e elegí do Presidente en votación popular el General
Jo e María Obando, nacural de Popayán: el Partido Conservador
se abstuvo de la elección. bando encontró el paí dividido en tres
partidos: el que lo había elevado al poder, y en d cual tomó sus
ecretanos de J tado, era el de su antiguos compañeros de I 840,
llamados entonce progresista y ahora draconiano . Formaba el
segundo partido una fracción del Liberal, llamada Gólgota, compue
ta de los liberales jóvcne:; que habían acompañado á la Administracion
López, que e taba en mayoría en las Cámaras, y que e
preparaban á dar una on citución según su ideas contrarias á
1 s del Presidente ()bando. El tercer part!do, llamad~ Mini terial
en 1840, y que tomó el nombre de Conservador en 1850, tenía
ideas semejantes á las del círculo ministerial acerca de la Constitución
que iba á darse; pero estaba dividido de los hombres de la
Administración por odio á muerte de veinte años y se alió m 's
bien con los gólgota , con 1quienes era más desem~jante en ideas.
El C.ongreso .... de. 1853 expidio la .nu.cva Constitución, cuyas modificaciOne
mas tmportantes col'ststteron en separar la Iglesia del
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SUPLEMENTO-GUERRA DE 1854 5
Estado, y en pasar al pueblo la acción gubernativa por medio del
sufragio universal, directo y secreto, en la elección de todos los
funcionarios, desde el Presidente hasta los Gobernadores de Provincias;
en la disminución del ejercito permanente y en el proyecto
de reforma de la tarifa aduanera, por la cual los artefactos extranjeros
pod1an introducir~e con pequeilo costo. Los artesanos
liberales, que repugnaban la franquicia de los derechos extranjeros,
hicieron el 19 de Marzo una pueblada contra el Congreso, que fue
reprimida. El 21 de Mayo fue ancionada la Constitución. En
Cali hubo el 9 de Enero de 1854 un motín contra el nuevo Gobernador,
que era del Partido Constitucional; en Chocontá, Zipaquirá
y Sutatenza, pueblos del Norte, y en Ciénaga, Mornpós,
Neiva, Sabanilla y Tunja, hubo alborotos má ó n1enos serios con
motivo de las elecciones. El Gobierno repugnaba las ideas de la
nueva Constitución, y ya que se le quitaba el ejército, trató de
armar la Guardia nacionaL J. M. Me lo, General de re cien te creación
y Comandante de armas de Cundinamarca, había asesinado á
un cabo de apellido Quirós, por lo cual estaba enjuiciado. El Congreso
de 18 54 se reunió bajo las circunstancias más alarmantes, y
sus sesiones fueron interrumpidas por la revolución que estalló en
la madrugada del 17 de Abril, encabezada por el General Melo,
que se erigió en Jefe Supremo, y por el ejercito y los artesanos liberales.
Melo puso pres:: s al Presidente de la República y á los
Secretarios de Estado. El Vicepresidente Obaldía se asiló en la
casa de la Legación nortean1ericana.
1 854-El General Tomás Herrera, natural de Panamá, había
sido nombrado Designado para ejer er el Poder Ejecutivo,
según la nueva Constitución. Logró escaparse de la ciudad con
f"l General Manuel M . Franco y vario otros ciudadanos, y se dirigió
á las provincia del Norte. El 21 de Abril expidió un decreto
en Chocontá declarándose en ejercicio del Poder Ejecutivo, y
nombró de Secretario general al Coronel Anselmo Pineda. Inmediatamente
comenzó á organizar un ejército, que fue derrotado á
órdenes del General Franco en Zipaquirá (21 de .1\tlayo), quedando
muerto dicho Jefe; el resto del ejercito, á órdenes del Presidente
Herrera, fue derrotado de nuevo al día siguiente en Tíquiz a, y
Herrera siguió con alg1..1no hombre para la Provincia de Neiv .
El señor Justo Br\ceño, Gobernador de "Tequendama, a] saber la
noticia de la revoluci6n, había arm do un batallón y ganó obre
las fuerzas dictatoriales el co1nbate de Portillo (28 de Abril). El
Coronel Carena, antiguo compañero de Melo, que se había pasado
á los constitucionales, hab1a armado un batallón de I 50 hombres
en Pamplona, cou cuya fuerza trató de incorporarse al ejército
constitucional antes de 'rtquiza, pero llegand tarde fue derrotado
en 4pountos (30 de Mayo) y prisionero dos d1as despues .
En estos tres encuentros peleó un sold do llamado Ant nio Villamizar,
nombre bajo el cual se ocultaba una mujer de Tibirita,
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6 BOLETÍ MILIT R DE OOLO:M:BIA..
llamada Clemencia Celis. 'n 1 Provincia de Antioquia hubo un
motln y mataron al obernador de la Provincia, señor Justo Pa
vón, y en Popayan se pronunciaron los militares por la Dictadura
(16 de Mayo), pero fueron derrotados el 21 del misrno mes. En
ali se h bían pronunciad desde el 29 de Abril, y se movieron
:sobre Caloto contra la f uLr l'as del Coronel e jada, quien los derrotó
en el itio de Stln Julifm (24 de Mayo), y avanzó con su
olumn vencedor sobre Cali, el 13 de Juni , y le puso sitio, que
dcspué de varios combare angrientos terminó cl28 de Junio por
una e p n ion <]Ue lo itiad hicieron con el General López,
que acababa de llegar al Cauca, enviado por el Poder Ejecutivo
par organi.t,ar un ejercito en aquellas provincias. El Presi ident~: Lópe7, y nombr. do om:
md:mtc General de arm • por d Pre id •ntc Ohando. De terrado de pués de ven ido!
murió asesin do cuando vagaba sin rumbo fijo en el Mediodía de México.
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12 BOLETÍN :MILITAR DE COLOMBIA
prometidos en la revolución fueron deportados á Panamá, de donde
pocos regresaron. El General Obando fue juzgado y depuesto por
el Senado, y se retiró al Sur á la oscuridad de la vida privada, sin
duda harto cansado de las borrascas que le tuvieron siempre agitado.
En él se palpa la verdad de lo que Arboleda de~ía á Mallarino
en el discurso que se citará siempre : ''En este país valiente
y generoso, tan fácil es pasar del destierro al solio, como del solio
á la barra del Senado."*
El 1.0 de Abril de I 854 el señor de O baldía entregó el mando
al señor D. Manuel M. Mallarino, que había sido electo Vicepresidente
de la República. Organizó él un 1\1inisterio mixto,
creyendo, y seguramente con razón, que aquello contribuiría al
afianzami~nto de la paz y á calmar los odios que tánto mal venían
haciendo de años atrás.
I -RESUME SINÓP'riCO Y GEOGRAFICO DE L.A GUERRA
1.° Campaña del Norte.-Zipaquirá, Tíquiza, Aposentos.
(Ultimos días de Mayo).
Campaña de Boyacá.-Bonza, Sátiva, Tunja. (Junio y Septiembre).
2.° Campaña del Norte.-Bucaramanga, Sinsatá, Si.Jos, Pamplona,
Petaquero y Tierra .Azul. (Junio, Agosto, Octubre y Noviembre).
Campaña de la Costa. (Mayo y Septiembre).
Campaña del Sur.-Popayán, San J ulián, Cali, Palmira, Morillo.
(Mayo á Septiembre).
Campaña de Occidentt.-Portillo y Guaduas. (Abril y Junio).
Campaña de la Sabana.-Bosa, Tresesquinas, Egipto, Bogotá.
(Noviembre y Diciembre).
V-RESUMEN HISTÓRICO DE LA GUERR
Por el General T. C. de Mosquera, Jefe clel Estado Mayor general ...
CAPITULO I
Prelimi11ares de la reuolr1ci6n, utallido de ~~trc, primeros eifuer:: os de los ciudadano1
para re1tablecer el gobierno legítimo, y regulari~aci6n de la resistencia armada por
parle de los constituciona'
El 8 de Abril corrieron en Popayán rumores de una revolución
ocurrida en Bogotá por causas políticas, y con la noticia,
" En un país, porque sea valiente y generoso, 1\o suceden tales cosas. Donde esto
:lcontece e en lo~ p:uses revolucion. ríos como Colombia."-C. /Jen~dt"lli.
" El restmtcn ltisl6rico del General Mosqucr:~ se reproduce mtegro en lo que ae
refiere .í operaciones militares, pero se extracta cuando trata de disquisiciones polÍticas y
úl<»óficas, ó reproduce documec.tos de te último genero.
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SUPLE1t1E ~TO-GUERR DE 1854 13
quienes allí se preparaban para un golpe de cuartel contra las autoridades,
sacaron ostensiblemente la cara y se declararon en plena
rebeldta. A la nueve de la noche recibió parte el Gobernador de
que los revolucionarios armados se reunían en las inmediaciones,
al lado sur de la ciudad, con intención de atacar ésta en breve
plazo.
El plan de Jos rebeldes del Cauca, que estaban en relación con
los directores del golpe de Estada en Bogotá, consistía, según se
informó al Gobernador de Popayán, en reunir 5,ooo hombres para
apoyar á los revolucionarios de Bogotá, tomando como base el Batallón
de Línea número 5 . 0
, dos Compañías de Milicias de Popayan,
otra de Timbío, otra de La Sierra, otra de Paniquitá, el Batallón
del Tambo, el Escuadrón de Quilcacé y varios otros piquetes
de guardias nacionales. Más tarde debían secundar el movimiento
400 hombres del Cantón de Caldas, 350 del de Santander, 700
indígenas de Tierra Adentro y lo3 sublevados de las Provincias de
Cauca y Buenaventura.
El Gobernador en persona salió á excitar el patrioti mo para
deshacer el mencionado plan . Algunos dijeron era inútil luchar sin
armas contra una revolución que hacía el ejército bajo la dirección
del Supremo Gobierno, pues así calificaban lo ucedido; mas no
faltaron ciudadanos, de todas las clases sociales, inclusive los estudiantes
del Colegio nacional, que se apresuraron á apoyar á la autoridad
legítimamente con tituída . Así pudo organizar el Gober nador
una fuerza cívica de 120 hombres, destinada á apoyar é
invigilar la fuerza veterana del medio Batall6n número 5 . 0
, que
inspiraba recelos; destacó en seguida una patruJla de 25 hombres
para que recorriera las calles y ejidos meridionales, en los cuales
fue atacada por los rebeldes, que, recha·¿ados, se volvieron á su
campamento. En tale circun tancia , se pre entó al Gobernador
un militar comprometido en el movimiento, el cual acabó de denunciar
el complot, y manifestó que el plan revolucionario se hab1a
fraguado en la Sala de banderas del Batallón 5. 0 , y que por la imprenta,
contigua al parque, se hab1an sacado la armas.
El Gobernador despachó luego comisionados á los Distritos
del Norte de la Provincia para que en ello levantaran fuerzas, y
ordenó al Alcalde de la ciudad pasara al campo rebelde á intimarle
depusiera las armas, pero fue insultado por los amotinados .
Los pronunciados recibían auxilios de diferentes Di tri tos, elevaron
u fuerza á 400 hombres, y e peraban 200 más del ur para
atacar á Popayán . Las armas ú ti le del parque estaban en poder
de la revolución, y el Gobernador solo contaba con 460 fusiles
ingleses descompuestos y 200 -france e· sin municione aparente .
A pesar de todo, la autoridad cutnpho con su deber, y su energía
y actividad salvaron la situación: ante todo el Gobernador contrajo
su atención á armarse y salvar la pequeña guarnición veteran
que podía servir de base para levantar una fuerza respetable, y la
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14 BOLETÍN MILI'l'AR DE COLOMBIA
cual estaba mandada por un jefe comprometido con la revolución.
Dicho jefe era débil é inepto, por lo cual unos y otros lo miraban
como traidor, pero por fortuna para la causa legitimista, se separó
de su puesto por enfermedad, y en el acto fue reemplazado convenientemente.
Además, el Gobernador, con suma habilidad, quitó á
los rebeldes el apoyo del Batallón Timbío, del Batallón 5. 0 y de las
Compañías de milicianos de la ciudad, que habían logrado seducir .
El r 3 de Abril se acercaban por el Norte á Popayán 250
hombres armados y organizados por orden del Gobernador, y por
el Sur r6o de Timbío, que así amenazaron la retaguardia de los
sublevados. El jefe de los ti m bianos, aprovechando hábilmente el
terreno, hizo creer que se acercaban 400, y los rebeldes de la ciudad,
pensando que eran los auxiliares que esperaban por ese lado,
mandaron comisionados á felicitarlos, y se encontraron con ciudadanos
leales, por lo cual la confusión se introdujo entre los enemi gos
del Gobierno, quiPnes viéndose perdidos se presentaron en tumulto
al Gobernador, solicitando de él que mandase al campo de
los sublevados un comisionado para que se evitara el derramamiento
de sangre. El Gobernador desoyó semejante proposición, y
dispuso que se atacase á los amotinados, lo que se hizo sin demora,
y asaltados por el frente y retaguardia, huyeron en diferentes direcciones:
la mayor parte se dirigió hacia el Tambo á reunirse con
200 hombres que allí debía tener un Comat1dante amigo. La dispersión
del campo cercano á la capital fue completa, y se tomaron
armas, municiones y muchos prisioneros . Al amanecer del 15 de
Abril hizo ma, char el Gobernador una columna de 240 hombres
contra el Tamb0, la que encontró ese mismo día á los rebeldes en
el alto de Los Robles, quienes al verla se rindieron en número de
18o, entregando las armas y dos cargas de municiones .
A la~ doce de la noche de ese mi mo día fue ~orprendido un
posta que conducía carta de varios sublevado para el Presidente
Obando, en las que le decían como el Gobernador hab1a deshecho
la revolución, y le pedían que remitiese volando un indulto. Así
terminó el primer ensayo revolucionario en el Sur, debelado por el
Gobernador de Popayán in derramamiento de sangre, bien que el
fuego continuara ardiendo oculto en Cali, en el Cauca y en Pasto.
Por la misma fecha, á mediados de Abril, se suponía la necesidad
de crear una Comandancia militar al Occidente de Cartagena: las
armas se repartían en toda la provincia á los partidarios del Gob
··rnador Nieto, que con dolo se hab1a hecho declarar Gobernador
un tir •rcional y había enviado algunos agentes á la provincia de
Sab;.willa para que obrasen según las circunstancias. Por esto el
desarrollo de los 4lcontecimientos en Cartagena difiere de lo referido
para Popayán.
Entre tanto llegó el 17 de Abril, en que se dio el golpe de
Estado, o mejor, de cuartel en Bogotá, principio de un4l revolución
de soldadesca, que aborto por raL.ones cuyo examen conviene
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SUPLEMENTO-GUERR DE 1854 15
en escritos de otra especie. Melo dio el golpe s in contar, como en
efecto no contó, con todo el ejército, apoyado por las sociedades ó
clubs políticos de artesanos llamad s Sociedades Democrática y
Central.
En Cartagena algunos militares amigos de Nieto conocían
el plan de hacer una revolución ; pero no sabiéndose aún allí el
movimiento de Bogotá, vacilaban sobre la línea de conducta que
debían observar, y á mantener á muchos en la senda del deber
contribuyó la llegada dc:::l General Mosquera, que arribó á esa plaza
el 23 de Abril, y logró que la guarnición que mandaba el General
Mendoza se sujetara á la máxima legal "Ja fuerza armada no es
deliberante. ,
La rPvolución del I 7 de Abril no fue considerada por los que
la combatieron como un hecho aislado, ni como un simple motín
militar. El Congreso de 1854 deliberaba á última hora, en medio
de la inseguridad; del próximo conflicto se hablaba sin misterio en
todas partes, y el encargado del Poder Ejecutivo secundaba, de
modo más ó menos ostensible, los trabajos de )aJunta Central revolucionaria,
que se cubría con el velo de So ciedad d e Elecciones, y
tenía tres puntos cardinales de acción: Bogotá, Cartagena y Popayán,
lugares en que se encontraban los cuerpos del Ejercito permanente,
que debían secundar el movimiento revolucionario, so
pretexto de salvar al Gobierno de una conjuración de los partidos
gólgota y conservador. Como el ejército era leal, fue necesario reformarlo,
destituyendo á los jefe<> y oficiales, defensores de )a ley,
para reemplazarlo por instrumentos propios á los fines de lo·s conspiradores,
dictándose, á la vez, leyes ad hoc que corro m pi eran la
noble institución, y cuando el Congreso vio el daño causado, y
para remediarlo restableció ]as leye derogadas, era tarde, pues las
milicias hab1an sido reemplazada por cuerpos irregulares, de bastarda
creacion, llamados irrlpropiamente democráticos.
Los hechos sucedido en Abril de 1854 no dejaron duda á
nadie de que 'e trataba de abrogar la Constitución de r853, y realizado
el golpe del I 7, de la prisión ordenada en Bogotá por los
dunocráticos1 pudieron escapar los Generales Herrera y Franco, de
los que el primero era designado para ejercer el Poder Ejecutivo,
y por tal motivo no se empeñaron aquellos en perseguir al Vicepresidente,
pues su intencion había sido apoderarse de todos los llamados
á ejercer legalmente el Gobierno, para que el trastorno fuera
completo y Jas instituciones republicanas de truída por una dictadura,
y solamente fueron reducidos á prision los Secretarios de Estado
y el Procurador de la Nación . El Vicepresidente, José C. de
Obaldía, pudo ponerse en cotn-unicación con el De ignado en el
hotel donde vi\•Ía el Ministro americano y se había asilado el General
Herrera, lo cual permitió al señor de Obaldía declararse en
ejercicio de la Presidencia el mismo I 7, y comunicar á los Gobernadores
lo sucedido, excitándolos para trabajar en el restablecí-
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16 BOLETÍN MILITAR DE COLOMBIA
miento del orden y el imperio de la Constitución, á cuyo fin les
delegaba las facultades del caso. Llamó al servicio, con amplios
poderes, á los Generales López, París y Franco, concertó el plan
de obrar con el Designado, y facultó, igualmente, para levantar
tropas, al Teniente Coronel Julio Arboleda (entonces Senador) y á
los señores Caicedo, Vargas, Manuel MuriJlo y Mateo Viana, Gobernador
éste de la Provincia de Mariquita, y convocó el Congreso
para el I 5 de Julio en el Socorro. Todos estos actos fueron autorizados
por el ficial Mayor de la Secretaría de Gobierno, y el
Vicepre idente los expidió en los momentos en que el Presidente
permanecía aparentemente preso y en realidad cotnplicado en los
trastornos ocurridos en la capital de la República .
El 19 los Generales Herrera y Franco, burlando la vigilancia
del Dictador, salieron con otros compañeros para el Norte á restablecer
el Gobierno nacional; el 21, en Chocontá, el De ignado
dictó decreto declarándose en ejercicio del Poder Ejecutivo, y
nombrando Secretario de Gobierno al señor Anselmo Pineda, y
siguió en el acto para Tunja, donde expidió órdenes sobre formación
de batallones y consecución de fondos y ele('(\entos de guerra.
En Tunja los revolucionarios tenían uno 6o hombre comprometidos
á secundar el golpe de Bogotá .
El r 8 por la noche habían salido de la ca pi tal los señores Solanos,
quienes se reunieron en el Puente del Común con otros
compañeros que allí los esperaban hacía unas pocas horas, con el
objeto de ir al orte á levantar tropa: una partida de 1 7 húsa1 es
los per iguió inútilmente hasta e] Puente de Sopó. Aumentada la
partida en el camino, el 19 por la tarde llegó á Guachetá~ y como
allí supiera que en Ubaté había armas, resolvió retroceder á ese
Jugar á las dos de la madrugada, á donde entró á las nueve de Ja
mañana, con fuerza de ólo 8 hombre , dirigiéndose en el acto á
Ja Casa Con i torial, donde estaba el parque, con tante de unas
200 armas, secundado por el J ucz de Circuito y el Alcalde, pero
el último flaqueó al saber que la intención de olano era reunir
fuerza y voh· er á Tunja á impedir el pronunciamiento en esa ciudad,
pues se abía con certeza tendría lugar al día siguiente 21 .
En Ubaté había muchos comprometidos con la rf"volución, los
cuales se amotinaron en la plaza para impedir la sacada del parque,
por Jo cual Sol no, una vez armados y municionados sus pocos
compañeros, partí " cerca del medio día para Tunja, por camino
de páramos casi impracticable; y andando toda la noche, el 21, al
desp atar el dta> apareció sobre aquella ciudad, á la cual entraron
dos de b partida para ponerse de acuerdo con lo constitucionales
de allf, quedando los demás en el inmediato sitio del Oratorio, con
intención de tomar la plaza aun cuando fuera á viva fuerza. Desgraciadamente
Solano, por ami tad, confio su secreto al dueño de
)a hacienda, el cual, sin demora, lo hizo saber al Gobernador Monroy,
partidario del Dictador.
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Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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