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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 83

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 83

Por: | Fecha: 23/01/1899

Se produjeron doce láminas por extrusión con diferentes proporciones de almidón de mandioca, poli (alcohol vinílico) (PVA) y glicerol utilizando un diseño de mezcla. La opacidad de los materiales osciló entre el 31 y el 56%, y la concentración de PVA y la interacción entre las concentraciones de almidón y PVA las principales responsables del aumento de la opacidad. La diferencia de color (ΔE*) osciló entre 20 y 30, siendo la concentración de almidón la principal responsable del aumento de la diferencia de color al promover un color más amarillento en las láminas.INTRODUCCIÓNCada vez más se busca el desarrollo de polímeros biodegradables para sustituir a los polímeros convencionales debido a los problemas medioambientales y la escasez de petróleo. El almidón es un biopolímero muy estudiado en el desarrollo de materiales debido a su bajo coste y abundancia. El almidón no es un verdadero termoplástico, pero en presencia de agentes plastificantes, calor y cizallamiento, pierde su estructura semicristalina, dando lugar al almidón termoplástico (ATp), que es un material amorfo, con características similares a las de los polímeros sintéticos.Los materiales producidos únicamente con ATp presentan propiedades mecánicas y una barrera al vapor de agua inadecuadas para su producción y aplicación a escala comercial. Por lo tanto, es necesario producir mezclas con otros biodegradables para mejorar las propiedades del material, como el alcohol polivinílico (PVA). Dependiendo del grado de hidrólisis y viscosidad del PVA, es posible obtener materiales con diferentes propiedades. Una característica importante de los materiales biodegradables es la opacidad, especialmente para aquellos que se van a utilizar como envases, ya que la transparencia es importante para aquellos productos que necesitan ser visualizados por el consumidor. Para los productos sensibles a la fotodegradación, es importante que el envase sea opaco.El objetivo era estudiar la influencia de las concentraciones de en el color y la opacidad de los laminados producidos por extrusión. Se utilizó almidón de mandioca (Indemil, Brasil), glicerol (Dinâmica, Brasil) y poli(alcohol vinílico) Selvol 203 (Sekisui Chemical, Japón), con un grado de hidrólisis del 88,14% y una viscosidad de 4,10cP en solución al 4%, y las formulaciones se muestran en la Tabla 1. Las mezclas se homogeneizaron y se mantuvieron en una estufa de vacío (Quimis, Brasil) durante una hora a 85 °C para mejorar la incorporación del glicerol, según la metodología propuesta por Jang y Lee.
Fuente: Revista Virtual Pro Formatos de contenido: Otros

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Sheets of cassava starch - poly (vinyl alcohol) produced by extrusion: effect of formulation on the color and opacity

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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 84

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 84

Por: | Fecha: 30/01/1899

• l Boletín Militar DE COLOMBIA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Revista Militar Colombia na BOLE IN MI TA Organo del Ministerio de Guerra y del Ejército -··-- DIRECTOR FRANCISCO JAVIER VERGARA Y VELASCO Coronel, lliembro do la Sociedad Colombiana do Ingenieros TERCER A~ O- TOMO V -··- - Números 84 á 110, de 30 de Enero á 29 de Julio BOGOTÁ-COLOMBIA UfPR.E .. 1'A NACIOXAL-CALLE 9.a, N.o 175U ~ 1899 ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. INDICE DEL TOMO V Números 84 á 110-Enero á J ulio de 18 99 OFICIAL Págs . Alocución del Presidente de la República el 20 de Julio. ... . .. 401 Alocución del Minis tro de Guerra el 20 de Julio . . ... . ....... +03 Ascensos . Decreto de 10 de Julio; los su s pende inddinidamente. •P7 Ayudantes de Estado Mayor. Resolución número 8 de to de Fe-brero . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. - . .• - . . • . . . . 3 3 Ayudantes de Estado Mayor. Resolución número 10 de 2.3 de Febrero. . . ....... ...... .... . . . . .. .... . ..... . ... . . 81 Archivos históricos particulares. Archivo Re trepo .. . ..•.. .". .. 177 Archivos históricos particulares. Archivo Santander . . . • • • • • . . 194 Bajas de tropa. Rcsoluci6n número rz... .... .. ... ... . . ..... . 372 Batallón Pidúndta-Su e cado actual. ..... ..... .... . ...... J 78 Batallón Urd11neta. Tiro de M auser .. ..... ... . .. . .. ---. . . . . 3 Z+ Conducta de Jefes y Ofic iales . . . . . .. . . . . ... . . . . . . . . . . . . • . . . 321 Dec retos expedidos por el Ministerio de Guerra en el me de Marzo . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . r 96 Empleados administrativos: se le s pagan los sueldo en los respec-tivos e uarccles generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 418 In tru~ciónlen el ~jérci,to-Instrucci ó n militar (geografía é histo-na). Resolucwn numero 9· .... - .. . -... .. . . . . . . . . . . . . . 34- Instrucci6n civiL Disposición del Mini terio de Guerra .. . . . . . 97 Instrucción civil. Batallones AyArllrlio y .Btírlmln.. ....... . .... 198 In~trucción civil. Bacallone Art il/o·í11, .Á)'(lCflclio y N ar iñ1. • . . 2 57 Instrucción civil. Batallones Grn11nd~roJ y Sacre . . . • • . . . . . . . . "27+ Itinerario militares. Orden para formarl os .. . - ....... . •.• o.. 195 Itinerarios militares. Vía de mbalcma . . .. .. o.. .... . . . . . . 226 )cinerarios militares. Vía de Fu agasugá . .. . . ..•.......•. o. . . 274 Itinerarios militare . Vía de Honda. . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . 3 39 Itinerarios militares. Vía de 1 bagué . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . • 292 Itinerario· militare·. Vía de Tunja ..... . • .. • . .. - . . ... ... . . 2R9 Itinerario~ militare~. Vía de baté. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 6 Medicina _2ara soJd:tdo s enfermo . Resolución numero 20.. . . . • 3 S Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VI BOLE1'fN MILITAR Nombramiento de O ficiales. Resoluciones "igentes •........... Montepío Militar. D ecreto de pensión, Norberca Vargas de Ro-dríguez . . . . . . . . . . . . ......... .. ....... . .......... . Montepío Militar. D ecreto de pcnsi6n, Rosalbina Mufioz de Abello . . . . . . . . . . . • • • • . . . . . . . . . . . . . . . ...... .. ...• Montepío Militar. Informe del Inspector general del Ejército so-bre la Tesorería . . . ... . . .... . ... . •.•................ Palomar es militares . Resolución número 1 S· .•............... Pie de fuerza. Su reducción . . ...... .. ... . .... .. . .•....... Pie de fuerza. Dec reto número 3 I 2 de 20 de Julio li 'cenciando otros I, ooo hombres. . . . . . . • • . • . . . . . . ...... . . . . . • • • .. Puente de Honda. Paso de tropas .. . . . . . . . • . •. .. .... . ..... Superintendente general de las fuerza del Atlántico y sus fun-ciones. Resoluci6n número 13 . .. . .......... . ........ . Visitas . Visita del Gobernador de Bolívar al parque de Oartagena. Avisos oficiales ................ .................. - ...... 48 DOCTRINAL • ESTRATEGIA, TÁCTICA Y FILOSOFÍA DE LA GUERRA 193 37 Abastecimiento de municiones en el combate ...... . . . . . . . • . . 8 3 • Actuales (Las) format.ioncs de las tres armas (infantería, ca-ballería) .. .. .............. - .......... -.- ... -· . 294 y 353 ¿ Oaben secretos en lo militar ? • • • .. • • • . . . .. • • • • • • • . • • • . • • • 388 Cálculo (El) en la direcci6n de )as operaciones militares . .... . Espíritu (El) de iniciativa. ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . 200 Evoluciones de combate (Las) con las tres armas .•..••... . 7 y 56 Fortificaci6n pasajera ..... ... . ... . ... . . • - .•.. .. • - . . . . . . . 41 Fuerza (La) de los Batallones . . . . . . . . • . • . . . . . . . • • . . . . . . . . 307 Guerra (La) con p61 vora sin humo .... . ... . .... . ... . ..... -. 65 • Guerra (La) de rnontafias. ...... . .. . ............... .. .. 161 Guerra (La) de noche y las maniobras nocturnas.. • • . . 3 y 52 Instructor (El) de reclutas.. .. . • . . . . . . . . . • . • . . . . • .. 86 y 1 10 Manual de guerra moderna. . .. . .. .... . . . . . . . . . . . . . . . • . . 17 N apole6n Jefe de eiército, según la crítica alemana .. . . .. 31 o y 390 aturalez.a (La) de la guerra moderna. . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . 209 Oficiales (Los) y cuerpos del ejército . . . . .. . .. .. ...... - . 312 Reglamento para el servicio en campaña en el ejército italia-no . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . • 5, 24 y 202 Terreno (El) como campo de batalla .•.. . ... . .••..... - ... . - 305 GEOGRAFÍA Mir.TTAR Aneroide (El) en el cálculo de altitudes ... .. ... . . . . . . . . . . • • 325 l Cuál es la superficie de Colombia ? .. . .•• · • •••• . •••• - • • • 3++ Geografía militar-Introducción á s u e tudio . . . . . . . . . . . . . . . 4-3 Geografía militar de V enczuc:la (orografía) . . ... ... .. .. 2 r + y z6~ n as teri sco in dica la picz:t que no tienen s u concht ion en te tomo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ÍNDICE DEL l 10MO V • Itinerarios militares de . Cod.t z :~.i (frontera de-l Sur) Río i\Iagdalena (El) hace medio siglo ... . . . ....... .. . HISTORIA MILITAR , 143 y 314 y vn: P.ís. 182 377 Ayacucho-t oca táctica. . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . • 1 so Campaña (La) de Boyacá, hi toriada por los pcnin ulares.. . . . . 67 Campaña (La) de Marengo ................... -- ..... S7 y x6s Cinco (La · ) batallas decisivas dc la guerra de Independencia.. . •P 3 Clero (El) en la guerra de Independencia .............. - . . . . . 2 S 3 Cuadro sin6ptico, cscadi tico y geográfico de la guerra de Inde-pendencia en Oolombia... ... . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . .¡.oS Cu toz7.a (La batalla de) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24-S Ejército español (El) á principios de 18zo................... .p6 • Estadí cica (Una) de gt.1crra civil-Guerra de 1876-77 ..... . . . 360 Guerra de la Indepcndencta... . . . . . .....••.• ... ........ - 40S Grandes (La) jornada~ de la Magna guerra . . . • • . . . . . . . . . • 409 Hi tona militar de Colombia. . . . . . . . . . . . . . . . . ... · · ..... - ~P 9 Libro de Oro del soldado colombiano. (VC:a e Instrucción, etc.) Marcha (La) incomparable. Batallón umancia . . . . . . . . . • . . 98 '' Mcmorias "de D. Pablo Morillo, 104, t 19, 1 7, 169, 217, 2so, 271,303,33SY·························· ···· ····· 398 1819-Campaña de La Cordillera-Fuerzas españolas.... . . . • 133 I8rs-Waterloo. Página sobre un libro . . . . . . . . . . . . •. . . . . . 27s Napoleón Jefe de Ejército . (Véa e Estrategia, etc) .......... . Pan t. no de Vargas. Parte oficial del Jefe espaiiol..... . . . . . . . . . 92 Premiosa necesidad. J~ cribir nue tr.t historia militar . . . . . . . . . . 113 Principales campa• as de la guerra de Indcpendcnci3.... . . . . . 4-1.~ • Recuerdos de la guerra de I 876 y J 877. 1.04, 234-, 281, 364 Y 394 Ricaurtc. Nota biográfica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 so • Robert Lec. Juicio crítico militar. . . . . . . . . . . . .. . .... ·. · 179 • Stados U nidos . N u e va división militar en el rerntorio . . • . . • . • 61 MORAL Y DlSCl PLINA • D eber (El·) militar .. . ..•......•.••......•• . ••• •• - .. . 129 145 Educación (La) militar.......... . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • . • . • . . 35 Espíritu (El) de iniciativa. ....... . ................... . . . . 200 Fue rza de las instituciones en Roma . . . . . . . • • . . . . • . . . • . . . • 2 3 J Moral mil-itar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . • . • • . • . • . . . • . • 21 9 L a gue rra . Estudio filosófico . . . • • . . . . • • . • . . . . . . • . . . • •... 90 1 o 1 O rden de Antafio .... . . . . . . . . • • . . • . . • . . . . . . . . . . • • • • • . • • • zo8 CRON[CA Y VARIEDADES Bibliografía. La vida soórt las alttu mesetf1J- Rtformas m la taba - llería . . .. . . - . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • 3ó8 Crónica. Guerra hispano americana; la batalla de Orndurman: Rusia, Alemania, Japón .. - . . . . . -.. . ....... . . . ..... .. 17 5 Crónica. Marinas Gle guerra; Alemania; Inglaterra ; abismos en el mar; Rusia; Londn·s; Bomba y .. . ... . . . . . . . . . . . . . . . . • 19~ Crónica . Nuevo fusi l austriaco . . . . . . . . . . . . .. . . . ... .. •. • P•• zo8 Crónica. Cómo fue destruído el f/izcaya,· útil medida; lección ob­jetiva; semblanzas hi · tór-icas..... .. ..... . . . .. .. . . . • . . . 223 Crónica. Brasil; Estados Unidos; Espafia; Francia¡ rectificación. 2.3 9 Crónica. N u evo Rernington; carruaje de montafta; cañones de hilo de Olcero. ..... . . ... . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 302. MáximGs militares .. .... .. . . .. . ..... ... . . -- · .. . . . .. . 352 38+ Orden público . . . ...... .. ...... ..... . .. 172, 221, 255, 288 348 Peregrinaci6n militar . . ... . ..... .. - ....... . . .. . -4-S, 77, 12 5 128 A la prensa militar latino- ameri cana ..•. •. • ... • ~ .. - . ... . . • 369 .AD't"ERTENCI Á LO :m "CUADh1RN ADORES L os ocho supl e me ntos pll blicados l>obre la guerras de 1S4o y 1854. no se de ben encuade rn a r co n el prese nte volumen; al fin del tomo vi se insc r ci\.nl.l las portadas é ín d ices clcl c aso, para formar con ellos y los que se publiquen en el semestre volúmenes especiales. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ARO lii :Sogorá Enero 30 de 1899 ---·--- ORGA O DEL ML.\1 TERIO DE G E Y DEL EJERCITO ---·--- DtRl:CTOR AD-HP.NOR% 1, FRANGISGO J. VERGARA y VELASGO Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros --····-·-·-··--···-.. ·····--.-·-·------····-····--·-----------------·--·-·········- .. ·-········--- -··· ·····---------·--------········- Son colabo)·adO>·e natos de e te pedódico todos los Jefes y Oficia/m del Ejército de la R ~pública . SE CION D CTB N AL ---·- E :t. O A la O 'C' ":t. O EN LA DIRECCIÓ.~: DE L S OPER CIONEd MILITARES (arreglado del ft· ucés) l . La guerra es cuestión de cálculo ¿ Cómo han ganado us campañas lo · grande capitanes ? ¿Por que fueron encidos us contrarios ? Napoleón, pintándose á sí mismo, dijo un dJ á Roederer : "Trabajo iempre, medito much · i sil!mpre e toy listo á responder •t todo y á hacer fren­te á todo Jo que ocurre, es porque antes de emprender cualquier trabajo o empre a, he meditado largament-.. obre el particular y previ to lo que puede uceder. No e~ en verdad que un genio me revele de pronto y en secreto todo lo que debo decir ó hacer en una circunstancia inesperada para otros; quien me ilumina es la reflexión, la meditación. Trabajo siempre: omiendo, en el tea­tro, en el pa~eo; por b noche dejo el ueño para trabajar." El trabajo, la rcfle ion la meditac-ión, ese es el secreto de lo::. que 1 gran cor nar la altura, y entre sold dos el m ' todo ra­donal del trabajo e b. a pri nci pal1n n te obre el calculo. Odele­bcn en u histori de la c::unpaiia de Sajonia escribe : gic , por la profundidad de u pensamientos y la exactitud de us cale u los estrategicos., En la correspondencia Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 BOLETÍN MILITAR de militares americanos, á quienes el vulgo considera como unos ignorantes, hay más de un rasgo que los pinta un tanto análogos á Suvarow, en tanto que otro.:. reputados como grandes guerreros, no tienen realmente de generales sino el nombre. La citas pueden aumentarse cuanto se quiera, pero son in ­útiles porque hay unanimidad entre los generales célebre , para declarar que la resolución de lo problema militares no está en la imaginación sino en el cálculo : en la guerra no hay inspiración, sino cálculos rápidamente hecho . Ya Buffon dijo : ''El genio está hecho de paciencia." Así, aprender á calcular y á calcular con rapidez, es la primera necesidad del Oficial que ambiciona ga­narse un nombre en ]a noble carrera de las armas.-(Contmuará). --· ....... -- Y L S ~1 J"IOBR S NOCTURx AS (Esel'ita en francés por el Mayor A. Ohevalme) INTRODUCCl ON Las operaciones nocturnas apenas están indicadas en los últimos reglamentos sobre maniobras ; tampoco ha'\ merecido mayor atención en los diversos reglamentos sobre ervicio en campaña. Las dificultades de ejecución, la fatiga que de ellas resulta para las tropas, la po ibili­dad de graves acontecimientos, han mantenido largo tiempo en descré­dito las marchas y combares nocturnos. "En el ejc!rcito francés hay tendencia á desconocer la eficacia de las operaciones nocturnas, olvidando los resultados extraordinarios que obtuvieron quienes supieron habi ' uar su tropa á esta clase de manio­bras (Circular Mi11i1terial, de 2 3 de .Abril de 1887 ) ." Los alemanes durante la guerra de 1870-187 1, hicieron frecuente uso de las operaciones nocturnas, con buen éxito, y sus principales es· critores las preconizan en esp ... cial contra nosotros: "Los ataques de no· che, dice el Príncipe Federico Carlos, no son del gusto de los frances~s; parece les remen sin duda porque en la noche su haLit ual desorden de generaría en completa disolución ( Aine 111ilitarisdu Denksdzrift)." Los destructores efectos de las armas de repetición y calibre redu­cido, el desarrollo de la fortificación pasajera, que ha sido su natural consecuencia, multiplicarán en lo futu:o las circunstancias en que sea preciso maniobrar y combatir durante las horas que se ha solido consa­grar al descanso. Además, en las guerras futuras sin duda las batallas durarán va­rios días, por lo cual no puede admitirse que la noche sea una tregua, quedando la victoria á favor del ejército que mejor haya sabido utili­zar las tinieblas. Hasta antes de la batalla, cuando la acción decisiva esté pre\•ista, la oscuridad favorecerá las concentraciones de tropas 6 las maniobras ejecutadas para burlar las combinaciones del enemigo y quebrantar su moral. Después de un éxito durante el día es posible que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILITAR una acci6n enérgica por la noche convierta en desastre completo lo que no era sino un fracaso reparable con algunas hora ~ de tranquilidad. in embargo, la guerra nocturna es, como toda máquina imperfec­ta, á veces más peligrosa para el que la usa que para el que debe sufrir sus golpe : para emplearla es prcci o adic trar en la paz oficiales y sol­dados. La importancia que los alcmanc · dan á esta parte de la instruc­ción de su ejército, dice bien claro las esperan zas que en ella fundan. No podíamo quedar atrás en esta vía, y desde 1887, por mandato del Ministerio, con agramos cada año doce sesiones á las operaciones nocturnas ; pero esos ejercicios, practicados en torno de los lugares de guarnición, no producen todo el re ultado que era de e sperarse, pri­mero porque el terreno no es propicio y es muy conocido ; segundo, porque faltos de experiencia la mayor parte de los oficiales, carecen de método para la enseñanza y ga tan en pura pérdida el tiempo y las fuerzas -uyas y de u oldados. Las operaciones nocturnas de los ejército de París y de Versalles fueron relativamente numerosas ; librámo · también algunos combates de noche en torno ele Metz y de Belfort ; la hermo, a retirada del XIII cuerpo (Vinoy) después de Sedán, puede ser relatada todavía por mu­chos de los que en ella tomaron parte, pero son muy pocos los Oficia­le que han practicado suficientemente la guerra nocturna para que co­nozcan de un modo práctico todos los detalle . Necesario es, puc, recurrir á lo· libros, y en e · to campo vastísi­mo se abre al investigador, porque se hallan ejemplos de operaciones nocturnas hasta en la Biblia (r), y preceptos muy abios hasta en los autores militares griegos y latinos. Desgraciadamcn te, como lo dijo el General De Brack, " la guerra no está toda en los libros," y el pre ente estudio por la fuerza, contará mucho vado . "Porque¿ cuánto cda preciso vi ir y en cuántas gue­rra haber tomado parte ? ¿Cuántas faltas han debido comctcrsc para de ella derivar. propia experiencia? ¿Y e uánta peripecias haber corri­do para tener pleno y cabal onocimicnto del arte de la guerra y a í con· venir e en perfecto obrero i no apro\·cchamos lo ejempl s anteriote para que nos irvan de ense11anza doctrinal? Ciertamente que no habría buenos ca itanc ~mtcs de que hubicr n llegado á su má decrépita \'e­jez ; preci o es recurrir á los hechos de lo otros sin lo cual pocos sa­brían algo y muchos serían ignorantes por completo. (De 'igcncre)." En lo general, el e tudio de la co as de guerra cutre los antiguos e de dudosa utilidad ; pero no ·ucedc lo mismo al tratar e de las ope­racionc nocturnas, en las que el poder y perfeccionamiento de la ar­mas de fuego pierden su importancia. De noche el valor individual, la sangre fría , la autoridad del jefe, la di<>ciplina y la cohesión de la tropa on lo factorc principale del éxito, y en e te campo, que puede ser la única alud de la patria en ciertos ca os, lo que era verdad en tiem­pos de Ciro, n fbal ó é ar, lo e aún en pleno ig1o XIX, si, prescin­diendo de detalle , nos elevamos á las reglas generales del he_cho. (C ont iJifurrá) { 1) Moi és l'sc.pó á t.-. pcrsc~:uci ·n d 1 Fantón por mcs i raclitas on una sorpresa nodurna aJ ampo fiti tco. El •jército patriota ucumbio J:O el .t .tlto noc.l"urno el· Rin 'u de lo Toro se ntradictorias con las conte­nidas en este Reglamento, quedan abrogadas. N ós ordenamos que el presente Decreto, sellado corno e tá con el sello del Estado, se i t·serte en el Registro Oficial de Leyes y Decretos del Reino de Italia, di poniendo que todos aquellos que deben observarlo lo cumplan y lo hagan cumplir. Dado en Monza, á 16 de Septiembre de 1896. HUMBERTO PELLOUX I MANDO SUI ERIOR Y E 'PADO MAYOR 1.0 Preámbulo-El Comandante supremo proveé á la direc­ción de las operaciones por medio de lo Comandantes de las gran­des unidades (ejércitos, cuerpo de ejercito, divi:iiones) ; proveé también á l~s nece idades del ejército por medio de los Intenden­tes (Intendente general é Intendentes de ejército). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 7 Los Comandantes de lo Cuerpo de tropa y de las divisiones funcionarán como Intendente de sus respectivas unidades, para lo cual deben coordinar la acción de las direccione y de los oficiales encargados de los servicios especiale . Las funciones de los IntendPntes, sus atribuciones y su de­pendencia gerárquica serán el objeto de un nuevo reglamento. 2 . ° Comandantt! t'n J tfi-Cuando u Majestad el Rey no ejerza per onalmente el mando del ejercito movilizado, delegará sus facultades á un Oficial general, que tomará el título de Co ­mandante en Jefe. En e te caso y en el acto de la movilización, se e tablecerán las relaciones de ordenanza entre dicho Coman­dante, el lVI.inistro de Guerra y lo demás miembros del gobierno. La responsabilidad de la direcciim de la guerra incumbe Íntegra y exclusivamentt! al C?mandrmt · en ]ife- u autoridad militar se extiende, ademá , del ejercito movilizado, en lo que concierne á las operaciones de ]a guerra, á toda la pla7...as fuerte , á todas la autoridades, cuerpo, ser icios y establecimientos militares que se encuentren en el territorio dedarado en estado de guerra; en caso de necesidad, puede delegarla á los Comandante gener-ales de ej r­ciro para el territorio en el cual obr n . Los Comandantes genera­le de ejercito tambien pueden, en cierto ca os, delegar autoridad á los Comandante de cuerpo de ejército que l ,s están sub rdi­nados, y un á lo Comandante de la divi ione . La autoridad militar del Comandante en Jefe se extiende igualmente á la marina real, iempre que así lo exija la nece idad de coordinar la acción militar marítima con la accit)n militar te­rrestre . El Comandante en Jefe e tará inve tido, además> de 1 auto­ridad pohtica en el terrilori ocupad . El Comandante en J efe regula l s relaciones políticas y mi­litares con las tropas alhda y con el enemigo ; p r u pr r)ia au­toridad puede concluir nvenciones militare, tregua, ~u pensi - nes de arma y armi ticio de corta duración. Sin emb. rgo, las onv nciones y armi tici que modifiquen esencialmente la i-tuaci6n recíproca de lo belio-erante y pr ·up ng 11 preliminar para l e nclu ióu de la pa7., n p dn'ln e tipul, r e in el e nsen­timient de Su i\1ajestad el Rey. El Comand n te en Jefe puede m di lic r el or e n de batalla . ToJas la· e e tione rd, ti \'a al per· n :ti d oficiales genera­les e tán om·_ ti da al Coman 1nte en Jefe, u ce iend lo propi con la propuestas p ra Jo ~ •t cen · de oficie le y cm pleado que hagan parte del e · ercit m H'ili7,ad y 1 r1 Ll pr pue ta p ra e n­ferir recompcn a . También tendr: la facultad. de retirar el m nd ó d r de baja a los ficiales que re ultaren inepto p ra desempe­ñ r el carg que . e le había confi d . E l Com, nd nte de una fuerz.a con idt r.tble d .... tropa· que obre de un ·rnodo independiente, en un teatro de guerrc epc1rado Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MI L ITAR del en que funciona el grueso del ejército, tendrá las mismas atri­b uciones que un Comandante en Jefe, salvo las modificaciones que aconsejen las circunstancias y el gobierno formule para ese caso especiaL- (Continuará). --···-- CON LAS TRES RU S REU IDAS (r) (Oontinnf\ci6n) Evolucione s d e combat e Las grandes evoluciones de combate tienen por objeto adiestrar indistintamente á todas las jerarqufas, y más especialmente á los oficia­les superiores y generales, en aplicar, en grande escala, el modo de ini­ciar y dirigir los combates ; en una palabra, en la táctica de las tres armas . Eu la organización de los cuerpos que las componen y en su dis-tribución táctica, debe tenerse prcsen te : J .o El objeto que se .rata de alcanzar. z.o El terreno en que se opera. U n cuerpo de tropa constituído puede disponerse para el combate l o m i m o estando en posición que en orden de marcha. P ar a disponerse al combate e tando en posición 6 en marcha, se debe forma r siempre en dos líneas, y si las fuerzas lo permiten y lo exi­gen las circunstancias, tener una reserva. La primera línea está llamada á tomar parte directa en el comba­te, y l a que está á su retaguardia ( egunda línea) es la destinada á re~ forzar1a y también á relevarla. L a reserva, por otra parte, constituye el sostén de todo el cuerpo combatient~ , y no debe emplearse má que en los momentos decisivos y sobre aquel punto de la acción donde su presencia sea reconocida­mente necesaria en concepto del comandante en jefe. En circun tancias ordinarias, la primera línea emplea la mitad de sus íuerzas en orden di perso, atendiendo cada batallón á cubrirse por sí mismo conforme á lo g u e indique el terreno y las fa1...<.S del combate. La segunda línea mantiene us batallones en columna de compañía 6 formados en línea de col u m nas de com pati{a á di tancia de de plie. gue, y esto también con arreglo al terreno. La reserva se dispone como la segunda línea, pero en orden ce­rrado. La distancia normal entre la primera y la cgunda linea será de 300 á 4-00 metros, manteniendo la reserva esta misma di tancia de la segunda línea. Estas distancia pueden, sin embargo, aumentarse 6 dis­m inuír se según e l terreno en que se combate y demás circunstancias . L as evoluciones deben verificarse siempre con calma y regularidad; (1) Este estudio se continúa r prorluciendo por haberse principiarlo su inacrción en números anteriores ; pero 13 Dirección no asume responsabilidad nanto .í las doctrinas que en ~1 se preconizan y á su aplicación con el armamento moderno . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE~'ÍN MILITAR 9 no es necesario que todos los batallonc se muevan uniformemente; pero dt.:ben verificarlo ordenados y en ilencio. sí, por ejemplo, un regimiento que deba desplegarse, lo hará sirviéndose de aquella formacionc que estime má convenientes, mo­dificándola también segt1n las ondulaciones del terreno que deben ser­vir para cubrir las tropa en us mo irnientos. Los jefes de lo batallones alargarán ó acortarán á voluntad los intervalos que la separan, y a imi mo modificarán su respectiva posi­ción, según indique el terreno sobre que se encuentren, siempre que mantengan entre í la ligazón necesaria. Por consiguiente, dC) batallo­ne , para marchar á cubierto, podrán estar uno al lado del otro ó uno tra otro, mientras un tercero podrá alejarse de los demás más de lo que debiera á fin de que todo· se dirijan más segura y rápidamente sobre el punto que deben ocupar en consecuencia del movimiento general ó de las órdenes recibida . Con la modificaciones y configuración del terreno varían y se mo­difican las formaciones de los batallones, bajo la responsabilidad de sus jefes, y con la advertencias hechas no se separará nunca el regimiento . El batallón de dirección no debe imponer un enlace material de distancia ó de alineación, sino por el contrario, consticuír una unión moral, que haga po ible la redproca cooperación, sir iendo á los demás batallones como de base y de guía, á fin de que cada uno, con Jos con­riguos, arregle por aquél sus movimientos. La formaciones de combate, lo mismo para el regimiento que para la brigada, y ha ta para una di visión, son en líllca 6 en ala, siem­pre, por supuesto, en dos línea . Lo cuerpos aislado ó en posición tendrán una segunda lfnea ó una reserva, ó también ~ma y otra ; en cambio, los que estén en mar­cha llevarán una vanguardia y una retaguardia, con destacamento de artillería y caballería. En el combate la caballería y la artillería se distribuirán con arreglo á la· circ un rancias y á la órdenes del comandante en jefe. La mi ión de e · ta armas es una \'cccs preparatoria ) otras com­plementaria ; por con iguiente, debe armonizarse con la marcha gene­ral del combatt: y no con los movimiento parciale de La infantería. La artillería debe buscar po iciones á propó ito para ella, fuera del radio del fuego de la infantLría enemiga ; pasado este límite, la elección de po icionc depende principalmente del terreno, y debe, en lo posible, aproximar.c á la tropas que haya de batir. La caballería apro\'echará también lo · accidentes naturales del terreno al avanzar sobre el enemigo, para no ufrir dcma iado antes de alcan~:irlo. 1\l pasar al orden de combate, tanto del orden de marcha como e cando t:n posición, los parque de municione y los bagajes se coloca­ntn tras de la ·egunda líne ó de La re erva cuando la haya . Si se presume ~.:1 combate, Lo carruaje y demás impe~imcntos que siguen á la tropa· deben dejarse una marcha á retaguardia, y en ca o de encuentro inesperado, e harán apartar de tal manera que no emba­racen lo movimicn os de la rropa , de modo que, en ca o ncce ario, puedan replegarse por un camino lareral, evitando que sirva de ob tácu-lo en la línea directa de retirada. · Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 10 BOLETÍN MILITAR De los encuentros con el enemigo Como dijimos al hablar de las facciones de un batallón contra­puesto á otro batallón ( 1 ), puede suceder el tener GUC combatir : a) A causa de un encuentro inesperado, hallándose en marcha los dos panidos adver arios. 6) Con el objeto ofensivo de atacar al enemigo para batido, re­chazarlo de determinada posición por él ocupada, ó también con el solo objeto de obhgarle á de plcga sus fuerzas. e) Para defender una posición ocupada de antemano, mantener un punto determinado que se ocupa en el mismo momento, ó bien para entretener al enemigo que persigue y dar tiempo al grueso de las tropas á retirarse sin ser molestada . Los combates que tienen lugar por encuentro ine perado conser­van el carácter agrnivo y difensivl) al terna ti va m en te, según las di versas fases y períodos de la acción, hasta que uno de los adversarios toma resueltamente la ofensiva, obligando al otro á tomar la defensiva . No pudiénrlose prever antes del combate las consecuencias de un encuentro inesperado y cuándo podrá tener lugar, es de absoluta nece-idad y de la mayor importancia el cubrirse icmprc en las marchas, con un servicio de exploración hecho á grandes di tancias por la caba­llería, y por el de seguridad y reconocimientos hecho por las tropas de la infantería de vanguardia y flanqueadores . Para maniobrar en todos sentidos y direcciones se nece ita e pacio libre proporcionado á la fuerza de que e dispone, debiendo el orden de marcha ser tál, que permita pa ar al de combate con rapidez y in confusión. El combate ofensivo, además de reunir la ventaja de poderlo diri­gir el agresor como mejor le convenga, y elegir el punto de ataque y prepuarlo mediante los fuego· concentrado de la artillería, tiene, ade­más, la grandí ima de levantar la moral de la~ tropas que, por instinto natural, prefieren rtlacar á ser aftltadaJ . Un combate oft71JÍ'i'O debe prepararse antes, disponiendo la tropas en una ó má columna poco profunda, con objeto de ganar lÍempo al de plegarse. Cuando se marcha en muchas columnas la di tribuci6n de las fuerza y la dirección del ataque corresponden al comandante en jefe y la órdenes sobre la forma en que se ha de marchar, y acerca de la sucesión de las arma , á los comandantes de las respectivas columnas. Las columnas di puc tas de e te modo marcharán en lo posible ·~ la mi ma altura, en la dirección qnc de antemano se les indique, cu­biertas por una cadena de tiradorc, en la formación normal prescrita para las tropas que figuran en primera línea ; é ras avanzan, ob ·ervan y exploran el terreno, rcchar.ando las avanzada · del enemigo, y en caso de necesidad ocupan los punto importante ·, próximos al adversario, cuya pose ión e crea necesaria para la buena marcha sucesiv 1 de la acción . (1) En los E;ercicios táctico$ de combnt o pant 1 infantorfa, C\t.}'t\ traducción publicamos el a:ño pasado en el Co•·reo Mititar. (N. del 'l.) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN 1\IILIT A.R 11 El combate dcfnu;vo tiene por objeto no sólo defender una posi­ción, sino también el pasar, en cuanto sea po ibl , á la ofensiva. Muchas vece el defen or se halla so bre lapo ición que debe de­fender ; otras tiene p<.'r el contrario. nece ida:l de a van zar para ocu­parla · y otras tambi~n se retira combatiendo á la posición anterior­mente di pue ca para la defen s a. Para defender bien una posición se requiere : ingenio y golpe de •i ta para di poner en ella la tropa para guardar bien Jos flancos y para colocar la reserva general. Requiérese, ademá la mayor economía en el empleo de fuer7a , d ejando, no obstan te, que cada unidad atienda á u propia defensa, irviéndose de los sostenes para reforzar la primera línea ·egú la nece idadc ; de e te modo 1 re erva quedará disponi­ble para el momento decisivo de la acción y podrá emplear e bien en un con ra-ataque ofen ivo bien en la per ecuci6n, cuando Jas circuns­tancias lo permitan, bien por tÍltimo, para recoger á las tropas rechaza­da y proteger la retira a . De la artille'tía en los e o b definitivo de sus límites recíprocos, si no tuvié­ramos otros ejemplos anteriores que citar, ba taría á probarnos cu~nta utilidad ha de dejar á los militares el conocimiento de las fronteras, y el de los recursos con que los Estados diferentes de la América Española han de contar el dfa de un conflicto exterior. A fin de contribuír, por nuestra parte, á facilitar el cúmulo de datos que sa necesitan para orientar. e debidamente en el plan de defensa y en el de ataque, emprendemos la tarea de formar una rcsct1a del estado ac­tual de los ejércitos de las República de Hispano- mérica, comenzan­do por aquella á la cual dio su nombre el Libertador. El Presidente actual de la República de Bolivia, D . Severo Fer­nández Alonso, tuvo á bien nombrar, por Decreto de 17 de ov1embre de 1897, Ministro dG Guerra del citado Estado, al señor José Eusebio Herrero, quien, algún tiempo despué de haberse hecho cargo del em­pleo, tuvo ocasión de acompañar al Presidente consticucional en la ex­curstón militar que emprendió al eentro del país como Capitán general. Uno de los primeros cuidados del n~evo Mini tro ha sido el de procurar contratar un armamento moderno, que corresponda en efica­cia y seguridad al que poseen las naciones de Europ1, y muy en breve parece que será una realidad ese deseo, que lo ha ido muy mar· cado también por parte del Presidente. Es digno de mencionarse el hecho de que para este gasto haya con­tribuído el mismo ejúcito e pontáneamente, cediendo la décima parte de sus haberes. El Gobierno auxilió y ha prestado toda clase de seguridade al ex­plorador español D. Enrique lb rreta, quien se propone estudiar nuevos rumbos de comunicación con el Paraguay. Bolivia cuenta para su defensa, en los campos el Oberavc y San Matías-al oriente del país-el fortín San Matía ; en l. ribera orien­tal del Pilcomayo, á cuatro kilómetros al norte de la antigua Colonia Creveaux; el Fortín Oc hoa, fundado el 1 + de Junio de 1 897, á petición de varios vecinos del Gran Chaco, fortaleza que impide las invasiones Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍl"'i MILITAR 15 de los salvajes de la gran pampa . Fuera de un pequeño cuerpo de na­cionales, no hay alh sino quin e~; soldados, un Capitán graduado, como Jefe, y un Subteniente. Se ha establecido por el Supremo Gob1crno la Colonia del Píleo­mayo, que reemplaza á la antigua Cre,·eaux. La nueva está á veintidós leguas, más ó menos, del pueblo de Caiza, en la margen occiden1:al del Pilcomayo, al sudeste de dicho pueblo, y con terreno uficicnte para su desarrollo. Allí, como dependencia avanzada dt: la Colonia, se cuen­ta e] Fortín M urillo. En el pueblo de Caiza reside ordinariamente el Jefe militar de las Colonias del Gran Chaco, que lo es el ciudadano José María Suárez, á quien acompañan un cirujano, un capellán y otros empleados militares y de admini ·traci6n. El más antiguo Fortín de las fronteras de Bolivia es el llamado Fortín Bapti ta, y está situado en los ca m pos d.; Izoso. La guarnición es reducida. Serias y casi invencibles dificultarle ha presentado en Bolivia la implantación del servicio militar obligatorio, que atendiendo á los pre­ceptos de la igualdad, ha efe ser el ideal de la organización militar de todo el país. Bolivia inició la idea de la conscripción militar desde 1 87+ ; pero sólo hasta el año de 1892 no logró er convertida en ley tan plausible medida. En I 89 5 se verificó el primer sorteo ; pero corno res u} tase con varios vacíos provenientes de los padrones de inscripción, y á causa de deficiencia en la ley y reglamentos del caso, se dictaron otros decretos y circulares explicativos, fijando nuevos términos para la inscripción en los registros. Por Decreto de 21 de Mayo de 1898 se ordenó la verificación del sorteo en toda la República. En la capital de la República-Sucre, y en las ciudades de Cochabarnba, Oruro y Santacru7, han acudido con excepciOnal interés los ciudadanos á pre tar sus servicios, y la suerte ha faYorecido á muchos jó enes distinguidos de esos centros, quienes lle­van ahora con orgullo y noble emulación el patriótico uniforme del soldado. ~·n la ciudades de Potosí, La Paz y Tarija se han organizado también las leva, aunque con algunas dificultades. No h;¡ sido publicado oficialmente el censo militar de la Repúbli­ca; pero el Mini tro ha participad() á las Cámaras Legi lativas que e.·iste en la Secretaria de su cargo, y el Ministro añade gue: 'es ar­diente el entusiasmo con que en todos los Departamentos de la Repú­blica se organiza11 en distintos cuerpos de las tres armas las. diferentes categorías del depósito )' reservas ." En donde el entusiasmo ha sido más notable e en la provincia de Pacajes ; en Tiahuanaco se reunió una A:;amblea general de la di er­sa cc~ionc )' cantone de la mi ma, en número de cerca de oo vo­luntarios, que, á su costa, se han uniformado. o e han incluído en el ser icio militar obligatorio á los indíge­nas ; pero la opinión del actual Ministro de Guerra, ei1or Herrero, es de que a í ·e verifique, fijando para el orteo los nombres de aquellos que e t~n comprendidos entre los veinte y veintitrés afios de edad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 BOLETÍN MILITAR En el Escalafón del ejército de Bolivia figuran : un Mayor Gene­ral, que lo es el señor José Manuel Rendón; un General de División y siete Generales de Brigada ; cuarenta y cuatro Coroneles efectivos y veintiséis Coroneles graJuados. Desgraciadamente, el Estado Mayor General, que tan oportunos é importantes servicios presta á la mejora, instrucción y organización efectiva del ejército, hubo de desaparecer por la reducción que ocasio­nó la diGcil situación económica del país. El actual Ministro de Guerra se preocupa mucho por establecerlo, mejorándolo sobre firmes bases, pues estima que es indispensable para di­rigir la organización, administración é instrucción militar del Ejército, y pretende delegarle atribuciones especiales, á fin de que dirija la ense­ñanza que se dé en los establecimientos y escuelas, y para que inspec­cione la que reciben los cuerpos del ejército. Asimismo quiere que estudie las reformas que deben introducirse en las filas, en la ley de conscripción, en los reglamentos tác ricos, en los servicios de rancho, y en todo lo demás relativo al ejército ; debe estudiar la defensa del te­rritorio nacional, levantar el plano topográfico de la República, en es­pecial de las regiones militarmente importantes, y proponer las fortifi­caciones y vías estratégicas que se juzgaren necesarias ; lle-var el Esca­lafón general del ejército y los libros de antigüedad de servicio ; estu­diar la organización de los ejércitos extranjeros y la naturaleza y condi­ción de las armas que se deben adoptar, y escribir la historia y estadís­tica militar de Bolivia. El z 5 de Mayo de 1897 reapareció en Sucre la Revista Militar de Bolivia, á cargo de los Coroneles Juan L . M ufioz y Miguel Rama­llo, revista que cuenta ya cuatro años de existencia . Publicaciones de interés y de indispensable utilidad para los cuerpos de tropa son las Tácticas de Infantería y Caballería, obras es­critas, respectiva mente, la primera por el General de Brigada é Inspec­tor del Ejército, señor Pedro P. Vargas, y la segunda por el Coronel Deterlino Echazú. También han sido redactados cuidadosamente y sometidos á la inspección y corrección del Ministro los Reglamentos para el servicio interno de los cuerpos de las tres armas del ejército ; el Reglamento de Enganches y Reenganches, y los destinado á la mo­vilización de los cuerpos, y el de Conscripción militar. Ya están impresos y prestando servicio á soldado y jefes, un Com­pendio de Táctica de Artillería de Ca111paiia, arreglado por el Teniente Coronel M. Ladislao Cabrera aldé , y el Reglamento para la limpieza y conservación del material de Artillería, por el Teniente Coronel Alejandro Debne, y para complemento de !as ordenanzas militares, promulgadas en 10 de Noviembre de 1894, se espera que el Senado dé su aprobación á la parte penal. Conócese con el nombre de Código Ballivián el Código Militar vigente. -(Co11clttirN) NOTA -La portada y el Índice del tomo 1 v se repartidn con el próximo número, y desde el mes de Marzo ilustr:lciones convenientes se agrcg:tran á los principales nrucu­los que publique este Bolelin. ---•-+-•--- BOGOTA-IMPRENTA NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 85

Por: | Fecha: 08/02/1899

A:No In Bogotá, Febrero 8 de 1899 NUM. Ss ---· ...... - - ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO ----·~-- DtUCTOJt AD-HONOREM, FRANCISCO J. VERSARA y V. Coro.:1e l, Miembro de la ~o o iedad Colombiana de Ingenieros ~~~~ ~~ ~~~~~~~~~~ ~ 9~~~~~~~~~~~~~~2~~~~~~~~~~~~~R~~~~ ~~~~ ~o Son colaboJ·ado1·es natos de este pet·i6dico todo8 lo8 Jeje& y OjidaleR del Ején:ito de la República. o~~ ~~ ~~~~~~~~~~~~~b~~~~~~~~~~~6~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~~ ~o SECCION DOCTBIN AL - --··---- (Versión libre para el BoleiÍ7~ Militar) PARTE PRIMERA-ORDENES MILITARES CAPÍTULO I-MANDO Y SERVICIO 1.0 Derecho al mando. En caso de muerte, renuncia, remoción ó ausencia temporal, todo titular de un mando militar es reempla­zado provisoriamente por el oficial más antiguo en el mayor de los grados que comprendía ese mando. A grado igual los oficiales del ejército activo tienen el mando sobre los de las milicias ó levas re­cientes. Los oficiales extranjeros no pueden ejercer, ni aun provi­soriamente, el mando en jefe de un ej ército, ó de una división. No pueden mandar en una plaza fuerte .ino á falta de oficiales nacio­nales. El oficial extranjero conserva el mando de una tropa si es superior en grado. En un destacamento, á grado igual, el mando recaerá siempre en el más antiguo oficial nacional. Para el mando par interim en fracciones constituídas con fuer­zas extranjeras y para el mando provisorio de destacamentos com­puestos de tropas de esa fuerzas, todos los oficiales concurren para ejercerlo llegado el caso, in distinción de origen, ni a:tender sino á la igualdad de grado y á la antigüedad. Los cficiales nacionales ó naturalizados tales, que sirven en tropas extranjeras amigas, se asi­milan en todas circunstancias á los oficiales extranjeros. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 18 BOLETÍN MILIT.A.B. Cuando tropas de caballería se anexan á un cuerpo ó desta­camento de infantería, aun á grado igual, el mando del total co­rresponde al jefe de la infantería, y aquél no asume el mando sino cuando es superior en grado. A la inversa sucederá con una tropa de infantería anexada á un cuerpo ó destacamento de caballería. Cuando á un oficial se encarga de dirigir una expedición 6 de un reconocimiento sin que se le entregue el mando de la tropa, el jefe de ésta y sus subalternos deben dar, de acuerdo con el primero, las disposiciones que convengan para asegurar el éxito de la opera­ción. Cuando por causa de una comisión militar un oficial tiene el mando de una tropa en una operación ó en un puesto, no puede extender su autoridad á la administración ni á la disciplina interior de dicha tropa. 2.0 Del orden que ha de observarse para mandar el urvicio. La orden del servicio en los cuerpos de un ejército, en las di visiones de un cuerpo de ejército, en las brigadas de una división, se regula según su rango ó número en el orden de batalla. Tres son los turnos de servicio. El primer turno comprende todo destacamento que se aleja del grueso de la fuerza, sea en mar­cha ó en reposo, y por lo tanto puede corresponderle combatir en primer término. 1. 0 a) En marcha: vanguardia, flanqueadores y retaguardia; b) en reposo ó Pstación, las avanzadas; 2.0 Los otros puestos exteriores; 3.0 Los destacamentos á quienes se encomien­den trabajos de guerra, obras de fortificación y apertura de comu­nicaciones ejecutadas por tropas armadas; 4. 0 Destacamentos que han de proteger esos trabajos. El segundo turno comprende todo destaqamento que presta sus servicios á proximidad del grueso de la fuerza, y por consiguiente no presupone combate antes que para éste: 1.0 (Tuardias de policía, almacenes, hospitales, edificio;; públicos, ordenanzas. Generalmen­te estos servicios los presta la fracción que está de servicio en el día; 2.0 Las guardias de honor, los trabajos que se ejecutan sin ar­mas; 3.0 Los destacamentos que asisten á las ejecuciones capitales. El tercer turno comprende todo lo que en general constituye las fatigas interiores: distribución de víveres, lin,pieza, imagi­narias, etc. La guardia de brigada constituye un servicio aparte, que se cuenta antes de las fatigas interiores. Cuando deban formarse destacamentos que han de funcionar como tales por muchos día , u mando y composición se arregla por turno especial, determinado de antemano por el Jefe de Estado Mayor. 3.0 Orden en que se manda el servicio. El servtcto de primer turno se presta por fracciones constituídas y mandadas jerárquica­mente: toda fracción á la cual toca un primer turno no presta ningún otro servicio, salvo el de sus naturales fatigas interiores, pero se hace cargo en seguida del servicio de segundo turno que le correspondierª normalmente mientras prestaba el primero, salvo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 19 que ést~ haya durado accidentalmente más de treinta horas. El servicio de segundo turno se presta de ordinario por fracción cons­tituída, de la cual, sin embargo, no se mueven si11o los hombres necesarios para prestarlo: si la fracción es insuficiente, se la com­pleta con hombres de la fracción siguiente, en el orden de batalla. 4 .° Caso de ausc:ncia ó enfermedad. Si el oficial que debe man­dar la fracción de servicio está ausente ó enfermo, le reemplaza otro oficial de la corupañía, e cuadrón 6 batería; la misma regla rige con respecto á las clases de tropa, que si no han de ser jefes de puesto pueden ser reemplazados así: los sargentos por cabosJ los cabos por oldados de primera clase . Se dice que un se. vicio es exterior cuando para prestarlo la tropa nombrada franquea los límites del acantonamiento ó vivac; igualmt-nte se supone que un servicio interior está prestado cuan­do la tropa designada Hega al puesto que debe ocupar, ó si se trata de un trabajo 6 fatiga interior, cuand..> ha principiado ese trabajo ó fatiga. Cuando un oficial ó individuo de tropa no puede prestar un servicio por enfermedad, su turno pasa; pero si está ausente y llega, entra á desempeñarlo ; todo oficial encargado del mando de u·1 batallón ó regimiento de caballería, Ínterin dure el mando estará exceptuado de cualquier otro servicio. 5. 0 Servicio á pie en la cabalürfa. El servicio á pie en la ca­baJlería será prestado de preferencia por los hombres des mentados (sin bagaje). 'rodo jinete á quien se nombre así servicio deposita entretanto en tnanos del Brigada la montura y los objetos de equi ­po que no ha de usar por el momento. El Brigada confía tal depósito al cuidado de un soldado franco que será responsable de e1los ; pero si tenl'inado el servicio el dueño no vuelve á su puesto en filas, los objetos mencionados pasan al parque respectivo. 6.0 Eft!Ctivo. Los oficiales generales estarán al corriente del efectivo de la fuerza que mandan por medio de la situación suma­ria de presentes sobre las armas con las mutaciones del día, que en dicho espacio de tiempo deben presentarles los subalternos en el orden jerárquico. CAPÍTULO U-ORDENES 7. 0 Ord~nes generales ó particulares. ToJas las órdenes deben numerarse: habrá una serie numérica para las órdenes generales y otra para las órdenes particulares. Todo jefe de fuerza está obli­gado á hacer llevar un registro con índice alf?bético para la ins­cripción de las 6rdenes respectivas. La orden general se da para todo el ejército, é indtca : 1 . 0 las medidas referentes á los movimientos del conjunta, dará aviso en el acto á los superiores, y previene de lo hecho á las tropas vecinas y á la avanzada . Cuando el santo se pierde en las avanzadas ó se teme que un desertor lo haya entre­gado al enemigo, el jefe de ayuéllas lo cambia, y advierte lo suce­dido á los cuerp0s vecinos y al general de quien depende. CAPÍTULO III-COMU IC CIÓ... DE ÓRDENES Ir. De las órdenes y de su comunictuicm. En toda operación de guerra, chica ó grande, la expedición y comunicación racional de las órden~s del caso reviste grandísima importancia . Para. cvordi­nar loi esfuerzos es preci o que !as tropas reciban en tiempo opor­tuno la impulsión del jefe, puesto que el exito depende de la uni­dad de acción en los esfuerzos de todos; pero esta cohesión, ga­rantÍa del exito, no puede existir, como se comprende, ino cuando las órdenes son completas y llegan á tiempo de ser ejecutadas á manos de quienes deben cumplirlas. 12. Reglas gnural,·s . Toda orden contendrá Ja indicación completa del día, hora y lugar en que e expide ; y si este último es muy pequeño ó poco conocido, se mencionará, ademá , el del poblado m á cer ano. Las respuestas 0 a<: uses de recibo deberán mencionar el número de erie y re~u11ir la orden recibid <Í fin de mostrar al uperior que fue bien comprendida. Con el objeto n tcdicho cad una de esta piezas se dividirá en pat:ágrafos, nu­merados: el primero contendra el acu e de recibo; el cgundo re­cl: lmará la aclaracione del e so, si hubiue lugar; el ter ero \'lo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLEn.'ÍN MI!LITAR siguientes indicarán las medidas tomadas en consecuencia, arma por arma y servicio por servicio. Los emplazamientos de las tro­pas se ilustran con un croquis. En cada pieza no se trata sino de un solo asunto. En ningún caso se emplearán expresiones vagas, como destacamento, numeroso, d er echa, d elante, reemplazándolas por las precisas correspondientes, como compañía, escuadra, Este, Nor­te, aguas arriba, orilla izquierda, etc.: los hechos no se coloran sino que se fotografían. Indicar, además, los números de los cuerpos, los caminos seguidos por las tropas, la hora á que se verificaron Jos acontecimientos de que se da cuenta y nunca mencionar inconve­nientes sin señalarles el remedio posible. Al dar cuenta de cualquier asunto á un superior, debe añadir­se si se espera ó nó su decisión, á fin de evitar las contraórdenes que enervan á las tropas. Recordar siempre la máxima: orden, contraorden, desorden. r 3· Ejecución de las t rdenes. U na orden militar no exige obe­diencia pasiva sino c:uando es dada por un superior que está pre­in ocurrir en la guerra y aun en las maniobras; el solo medio de ob­viar tales tropiezos está en habituar á los subordinados á no vacilar en tomar la iniciativa, para afrontar las circunstancias inesperadas, asumiendo la responsabilldad del caso: en ]a guerra lo punible no es obrar, sino permanecer con los brazos cruzados, siempre que la iniciativa no co sista en ejecutar mo\'imientos contrarios al con­junto de la operación que se practica. Las órdenes no se pueden cumplir cuando al dictarlas no se tuvo en cuenta el tiempo necesario para transmitirlas y para eje­cutarlas, ósea las relaciones del tiempo y espacio que no es dado violentar al hombre. J 4· De la comunicacit n de las órdenes. Nunca se abandonará un lugar sin hacerlo saber á los subalternos inmediatos: es preci­so que el comandantt.: de una tropa, sea General, Coronel, Capi­tán, conozca el sitio en donde están todos los comandantes de unidades que con la suya forman grupo, y esto en todo tiempo y terreno, sea en marcha, r eposo ó combate, pues de lo contrario las órdenes no llegarían á tiempo á su destino. Todo jefe que se au­sente deberá dejar á alguien encargado de ejecutar las órdenes que se reciban entre tanto, ó hacer cumplir las que se dieron. 15. Ordenes p eriódicas. Las órdenes p ·ódicas se darán á hora fija: todos los d ías cada jefe de servicio, tle cuerp0, de de ta­camento, envía al lugar de reunion un delegado que debe conocer la colocación de las tropas que representa. El parte principiará con la lectura que hará cada delegado de los acontecimientos ocu­rridos durante las vci nticuatro últimas horas en su fuerza, de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLET1N MILI'l'AR 23· s.uerte que los asistentes, tomando notas de Jo que han oído, que­den enterados de lo sucedido en los cuerpos ó destacamentos cir­cunvecinos. Después de colacionar así las órdenes se dará la hora é indi­cará el sitio donde estará el Cuartel general, señalando la hora del próximo parte. A estos partes colectivos asistí rán los jefes de servi­cio, de la artillería, los zapadores, la intendencia, la gendarmería, ]as ambulancias, la caja militar, los correo y telégrafos y un dele­gado del comandante del convoy . U na vez por todas se prevendrá á los cuerpos de tropa de que !Í á las ocho de la noche no les han llegado las órdenes para la mañana siguiente, tomarán las armas, ensillarán y cargarán á las cinco, las seis, las siete de la mañéina, hora esta última á la cual los re'pectivo ayudantes mayores se presentarán en el Cuar­tel general de la Brigada ó Ele la Divi ión. Las órdenes urgentes se enviarán siempre por diversos con­ductos: muchas veces de diez ayudante así enviados, á lo más uno llegará oportunamente á su destino. En estos casos debe tam­bién in formarse á los jefe de los cuerpo colat(>rales sobre su ta­rea recíproca, para asegurar el concierto de )as operaciones. 16. De la sencillez en , las órdenes. El jefe superior de una fuerza no dará sino i;rdenes de conjunto, cuya ejecución corre pon­de á los respectivos comandantes de los grupos in feriore . La mi­sión de un superior consiste en dar órdenes á un inferior, con suma claridad, y en vigilar su ejecución, pero en é ta no inter­vendrá sino cuando las di posiciones adoptadas por el inferior pue­den comprometer el objeto que se desea alcanzar. 17. Lugar que ocupará t:l j.fe superior. El comandante de toda tropa en movimiento marchará con la '·anguardia; n '" el combate, así que se determine el punto del ataque principal, se situará un poco atrá , en un lugar culminante, hacia el e ntro, con las tropas de segunda y tercera línea en la mano, para que, su­cesivamente, pueda lanzarlas sobre la puntos convenientes . CAPÍTULO IV-CID!PLIMIENTO DE LAS ÓRDENES 18 . La ejecución de las ordenes debe vigilarse atentamtntc. El oficial enviado á comunicar una orden permanecerá en el sitio donde cumplió su consigna para que se de cuenta de su ejecuci<)n. Despues de expedida una orden e enviará otro oficial para que se asegure de que los movimientos rdenados están n vía de eje­cución. En un combate toda tropa al fuego enviará parte de su si tua­ión r.ada treinta minuto ; las tropas aun no empeñada se po n­drán igualmente en relación, cada media hora, con las que está n delante deelJs : relación clasificada de los casos de enfermedad que ocasionan exención del servicio, aplaza­miento é invalidez; manera como debe practicarse el reconocimiento por los cirujanos de cuerpo, respecto á conscriptos ó voluntarios que ingresen á los cuerpos ; y, por último, un estudio sobre el servicio de rancho, determinando la cantidad y calidad de alimentos, tanto en guar­nición como en campaña. En Bolivia existe el Colegio Militar, que cuenta cuarenta y cuatro plazas, bajo la dirección de un Director, un Subdirector y cuatro pro­fesores . En el afio pasado salieron de dicho instituto siete oficiales, que hoy se encuentran incorporad ..., s e-n las fuerzas al servicio de la Nación, y uno de ellos es Ayudante de campo del señor Presidente constitu­cional. La expedición del Reglamento del Colegio data de 1891. En el afio pasa .io han debido terminar el cuarto afio de estudios obligatorios ocho alumnos que habían entrado á formar en las filas del Ejército. Como detalle administrativo importante es de apuntarse el de que en la Sección de Inspección del Estado Mayor se lleva con el día la contabilidad general de todo el movimiento de fondos del Ejército, de modo que el Ministerio, sin recurrir á la dirección del Tesoro nacional, conoce la situación de cada una de las partidas del Presupu!!sto. Los parques militares de la República son los de Oruro, Potosí y Tarija. Re,pecto de los ascensos, encontramos que "la Sección de las Or­denanzas militares,, que se relaciona con ellos, contiene prescripciones terminantes para concederlos desde la clase de soldado hasta la de Ge­neral ; allí s detallan m in uciosamen te las cond icioncs necesarias para optar á ascensos en todos los grados de la carrera. Estas disposiciones son las más acertadas, á fin de establecer una profesión honrosa en la que se adquiera un título como recompensa al mérito, y no por simple acto de favor. Así lo ha comprendido el Gobierno, y de su parte ac ha esforzado por estimular al Ejúcito, restringiendo los ascensos y conce­diéndolos únicamente cuando se han cumplido )as rigurosas prueba é intervalos de tiempo que la ley exige, Jo cual ha sido muy satisfactorio hacer constar en la Orden general respectiva para conocimiento de todo el Ejército." El Ejército de línea de Bolivia consta de los siguientes cuerpos Batallón Sucre, I.0 de línea (de infantería) .. . Batallón Arce, 2.0 de línea (de infantería) ....... . Escuadrón Bolívar, 1 ° de línea (caballería) .... .. . E cuadrón J unín, 2. 0 de línea (caballería) ...... . Regimiento Artillería de Montaña, con dos baterías, Total ..•......•....•• 2 so plazas. 250 140 140 200 980 hombres Piquete Hú1t1ru de In Gttardin del Pre idente, con 35 plazas, ele­vado á 50, apenas sería base de un Escuadrón. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLE1.'Í« MlLITJlR 31 COLUMNAS DE GUARNICIÓN Son nueve, á saber : Columna de Sucre, con ... . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . 100 plaza¡ . Jd. de Murillo de la Paz, con .... . . . .. . • . . . . . . . J 70 Id. de Cochabamba, con .. . . . . . . . . . . . . . . . . • • • . . I 20 Id. de Zapadores de Potosí, con....... . • . . . • . . . 1 10 Id. de Oruro , con . • • . . . • . . • . . • . . . . . • • . . . . . . . . . I oo Id . de Tarija, con ... . . • . . .. . . . . • . . . . • • • • . . . . . . So Id. de Santacruz, con . . . • . . . • . • . • . .. .. . . • . . . . . . . . . 5+ Id. del Beni, con .. . . . . . . ... • . . . . • . . . . .. . . . . . . . . Zf Id . de U ryuni, con . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • . . • • . . z 5 Total ... . . . .... . .. . . • . . . .. . •• .• 783 hombres Además, existe la columna de Policía de La Paz, con so hombres. Respecto de la clisciplina y moralidad del Ejército hemos de seguir con marcado interés los com:cptos que á puntos de tanta trascendencia consagra en su Memoria de Guerra el Ministro señor Joaquín Eusebio Herrero. El aseg11ra en aquel documento que el Ejército de Bolivia es la ga­rantía de !a integridad nacional y el más firme baluarte del orden y de la paz. Terminaremos esta ligera reseña copiando las palabras dtl sefior Ministro, conceptos que nos revelan bien claramente la importancia y valor moral que en aquel país se da á la honrosa carrera de las armas Dicen así : "Se procura la educación del soldado mediante las escuela' regimentarías que se encuentran implantadas en todos los cuerpos, ha­ciéndole comprender que su primer sentimiento debe ser el del honor y amor á su parria, respeto á las instituciones y subordinación á sus Jefes. "El Ministerio ha mantenido con toda entereza, siempre firme é inalterable, la disciplina en los cuarteles, reprimiendo cualquier abuso, y cuando ha 5ido preciso, sometiendo al delincuente al Tribunal respec­tivo, para que la justicia se pronuncie con la sanción legal que le co­rresponde . "Satisface hoy la moralidad y disciplina que diatinguc al Ejér­cito, en la que rivalizan jefes, oficiales y tropa, siendo prueba conclu­yente de este aserto la confraternidad del Ejército y pueblo, sin que se haya mostrado el más mínimo choque ; el estado de los cuarteles, en los que nadie se desdefia penetrar ; el porte respetuoso de loa soldados y la cultura de los jefes y oficiales. "Un hecho reciente patentiza esta verdad, y es la marcha que el Batallón J •0 y el Regimiento de artillería de montafia empccndieron de esta capital á Oruro, así como el regreso de ésta y la marcha del Escua­drón Bolívar á esta capital (Sucre) ; todos estos cuerpos, por diferentes y largas rutas, distantes unas de otras, librados tan sólo al comando de sus jefes, no ~e han dejado sentir en su trayecto sino por el contento de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 32 DOLETfN MIL IT A.R todos los vecindarios que tocaban á su paso. ¡ Cuánta diferencia de tiempos no muy lejanos, en que tan sólo el anuncio de la marcha de un cuerpo equivalfc1 á dar la voz de alarma á los pueblos que veían el paso de las tropas como la aproximación de un verdadero flagelo .••• ''La estabilidad de los cuerpos en una sola localidad enerva al soldado. A este respecto abrigo la convicción de que las guarniciones no deben durar más de un año en cada una de las poblaciones, pues el soldado debe habituarse á todos los climas, á la variedad de alimentos, y no crear afeccio11es que surgen de las largas 6 continuadas permanen­cias en una misma localidad. Atentas estas razones, á más de otras de carácter nacional, se han movilizado todos los cuerpos ya citados. El Ministerio abriga el propósito de movilizar también las columnas, cam­biándolas de guarnición." La situación económica de Bolivia no es halagüeña ; de modo que para tratar de equiparar su Ejército en armamento con los de otras na­ciones, y sobre todo con los elementos del progreso moderno, necesita hacer fuertes é imprevistos gastos. El patriotismo ha acudido á suplir las deficiencias económicas, y son muchas las contribuciones voluntarias con que los particulares han ayudado á que el Ejército obtenga cuanto necesita. Concéde5e actualmente en Bolivia gran importancia al e~tudio de las fronteras, no menos que al de los puntos militares estratégicos que puedan servir de base á la defensa del territorio. VARIEDADES ASO:SNSOS I -No es propio de un alma varonil esperar su suerte solamente del favor ó del capricho de otro hombre: debe confiar á un tenaz . trabajo labrarsc una suerte digna de clla.-/7 nttvcnargun. -Es bien extraño, por cierto, que á nadie se califique de maestro en un oficio antes de que ejecute obras que acrediten su capacidad, y que en el oficio militar, el de mayor importancia, con frecuencia se dé el grado de oficial á personas que no han dado prueba ninguna de su capacidad en la materia.-MMtecucul/i. -El a~censo en el ejército debe ser el premio de la capacidad re­conocida, y no únicamente recompensa de servicios prcstados.-Fett­t¡ uüreJ. -El ascenso, que es una recompensa y una ventaja material para el que lo rec1be, es al mismo tiempo una carga y un dcp6sito, por lo cual desastres y sangre inútilmente derramaJa son la consecuencia de las falcas de los oficiales, y por lo tanto de los errores del que manda cuan­do los elige sin acierto.-General Morand. -El vigor, el mérito y la capacidad comprobados, son los únicos título~ que deben tenerse en cuenta para elevar un h.ombre al puesto de jefe de soldados.-Empcrador León. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 85

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 86

Por: | Fecha: 16/02/1899

Colombia registra grandes desigualdades en su territorio que se reflejan en los indicadores de desempeño económico y social de sus municipios y departamentos. Estas disparidades se mantienen a pesar de que los recursos que invierte el país en los sectores sociales, principalmente salud y educación, se han incrementado en los últimos años y que la descentralización de las últimas décadas ha significado un crecimiento significativo de los recursos ejecutados por los gobiernos locales. Una de las alternativas de política que ayudaría a corregir la persistencia de las inequidades regionales es un Fondo de Compensación Regional, que permita canalizar recursos hacia las zonas rezagadas del país. Este documento presenta las bases de lo que sería este fondo, que se convertiría en la herramienta necesaria para impulsar una equidad real y efectiva entre las regiones, otorgarles igualdad de oportunidades a los colombianos sin importar su lugar de residencia, fomentar la solidaridad entre los ciudadanos y cumplir con los objetivos propuestos en las metas del milenio y en el plan Visión Colombia 2019.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Series monográficas
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Bases para un fondo de compensación regional en Colombia

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Bases para un fondo de compensación regional en Colombia

Por: Jaime Alfredo; Alvis Arrieta Bonet Morón | Fecha: 2007

Colombia registra grandes desigualdades en su territorio que se reflejan en los indicadores de desempeño económico y social de sus municipios y departamentos. Estas disparidades se mantienen a pesar de que los recursos que invierte el país en los sectores sociales, principalmente salud y educación, se han incrementado en los últimos años y que la descentralización de las últimas décadas ha significado un crecimiento significativo de los recursos ejecutados por los gobiernos locales. Una de las alternativas de política que ayudaría a corregir la persistencia de las inequidades regionales es un Fondo de Compensación Regional, que permita canalizar recursos hacia las zonas rezagadas del país. Este documento presenta las bases de lo que sería este fondo, que se convertiría en la herramienta necesaria para impulsar una equidad real y efectiva entre las regiones, otorgarles igualdad de oportunidades a los colombianos sin importar su lugar de residencia, fomentar la solidaridad entre los ciudadanos y cumplir con los objetivos propuestos en las metas del milenio y en el plan Visión Colombia 2019.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 88

Por: | Fecha: 28/02/1899

A~O lll Bogotá, F cbrcro z 8 de I 899 . UM. 8 --~·~-- OR O EL 1J I TE lO DE ERl "Y EL J JTO --~· ..... -- DtRECTOR AD-HO ·ort M, FRANCISCO J. VERGARA Y V. Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros ~~~~.~~2 ~ 9 ~ , 9~~~~ ~ ·~A~~2~2~~~~ P Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del Ejército de la República SECC _ N D :r L (CORONEL LEBEL, INVENTOR DEL FUSIL D.E ES.E NOMBRE) o hay ya día en que no aparezca un nuevo e~crito que hable d explosivos r ci nt m n descubiertos y de Jas profundas modificaciones qu eJJos van á introducir en la guerra, ex¡ oniendo á la v z Ja5 teorías que, según los autores, satisfarán "-n tal cac:o, mas sin dar razon sen su apoyo. Tra­bajan obr el sentimiento en una parte del arte militar qu no lo admite, en la táctica basada sobre los efectos d 1 fuego. La cuestión no es tan compJ xa como parece · al con­trario, es ~ nci1Ja por exc lencia. Por tanto, en el n1pleo del fusil es reciso consid r r s Jementos esenci J s : la pólvora y los e[! ctos del fuego, si ndo d advertir que lo que es cotnplicado jan1ás produce bu nos r sultados en Ja guerra, y qu 1 fin del progreso bi n cnten ido es obten r el máximum de fecto ce n el mí ni u u m d gasto y de es­fuerzo. r . 0 Lú pólvora-a) Pót ora con i1unzo- p nas se rompe el fuego la pres ncia de las tropas queda establ ci­da : el humo indica exactan1ente l ó los puntos d dond Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 66 BOLETÍ.~. :MILI'.r A.R parten los disparos. El humo puede ocultar la tropa que hace fu go, p ro del n1odo que Jo haría una cortina de gasa tras La cual qui ra un ocultarse . nt el frente de batalla, la línea de in terscc iun d la nub d hun1o y l suelo sirv de punto rlc mira al enctnigo. l~n todo n1.ovi ­rniento pu de conocerse la línea de cornbate, y, por poc q u eJ t rreno s pr stc, n1arcan las posiciones d las re­servas. b) Pólvora sin humo-El hun1o no revela la línea de combate del adversario: se oy el ruido d la fusilería, pero no se ve con prccis.ión el punto de donde parten Jos dtsparo . En ningún caso la audición del ruido pu ele re ­en1 plazar á la vi:>ta con1o n1eJio de info ·n1ación . i el te­rreno lo permite, puede una t ·Gpa acercarse n1ucho al en - migo, disparando y, por lo nlis n1o, causan ole daño. D sdc que el adv rsario es bien visibl , cualquiera que sea Ja distancia, si hay n1uni'--ione suficientes, s abri­rá el fuego sobre "' l : l actual fusil ti ne suficient preci­ción hasta 2,ooo n1etr0s. Lo único qu hay que conside­rar es lo relatt \'O a las tnuniciones, pero la abundancia ó escasez de ésta~ en nada influy sobre la táctica del combate . Así pues, el uso d la p.Jl vora sin hun1o hará n1ás di fícil la practica de la guerra, y Ja at nción y ceJo de los jefes y oficial s tendra que ser gr·1.nde todas horas. El jefe que dirija una acción no tendra sino l ruido para guiarse pu s falta el hun1o, por lo cu 1 tendrá que rodearse d~ ma­yores len1 ntos de infonnacióm : por nledio de patrulla de oficiales, capa~es de v r bien y cuerdarnente, se nlanten­drá sin cesar al corrient de lo que pasa en el can1po de batalla. 2 . o Efectos del fuego --Si 1 etnplco de la pólvora sin humo n::> justifica n1oditicacion algun en los procedimien ­tos tácticos, los efectos del fuego, que resultan d la con1- binación de los tres el n1entos, fusil, po1 vora y bala, sí las han in1puesto á los reglam ntos del cotnbate, s d cir, en el del con1bate y en el del tiro, que hoy toznan en cuenta la mayor tension de la tra y ·ctoria d 1 s n1od~r·no fusiles, cuya cons cuenci e 'lna pn:ci ión n1ás considerable del tiro y una disnlinución n1a lenta c::n el valor de los fuegos, ualidades que pennit n utilizar el arn1a á grandes distan - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN -~IILI'I AR 67 cías ( 1 ,8oo á 2,ooo n1 tros) sobr tropas en tnasas ó n for­maciones con1pactas, y contr la a1·tilJena y caballería, á condtción, se enti nd , de que se disponga de ,nuniciones en cantidad suficiente. Los n1od rnos r glan1entos d con1bate tendrán, pues, valor {¡ ctivo ha:,ta que se invent un arn1a qu posea condiciones di versa de las del fusil actual; y nlientras esto no suceda, no hay que perder 1 tien1po en inútiles di­vagacion s, tanto tnás cuanto Jos r glan1entos vig ntes de­jan á cada cu-:11 an1plia iniciati a f.'at- pone.r en práctica los conocin1ientos q u adq ui ra en l estudio y n la practic de 1 pro~ sión. HI.TO ID 1 OR LOS PE .. T IX UL H ,, La tropas de l\lorillo, situ::lda en po Jctones convenientes extendían u irt·e i tibl influjo por toda las pr vincia de Venezue­la. El e->tado de lo negocios e- prc en taba del modo má li · onjero para las annas c.Jel P ey · 1 opinión pública había hecho conside­rables progre o á u favor; los insurgentes habían perdido el nervio <:le us fuerza~, y h.tbían aído en el mayor de redito; Páez gaba por u ocultas guaridas, in atreverse a dar la car á los reali ta ; el ejercito de Bolívar, reclu ido á unos 6oo hombre de de la acción del trapiche de La amarra, h bí perdid ha ta la má retnota esper nza de etnprender operacion alguna sobre su paL, y n hallaba punto egur contra la ot~gullosa e invencibles tropas e p ñolas. En tal e tado de penosa ansiedad concibio un atrevido pro­yecto, y se lanzó á 1 contra toda las probabilidades de un buen La cuestión municiones es 1 gran cuc ti6n de la guerra ar un país como el nuéstro, )'a por su precio, que hace difícil la buena instrucción del sol ':lado como tirador, y limit la · pro\ i iones de los parques, ya por su transporte, pues la dificultad de reunir y mante­ner reciclo número d~.: ac~milas en una ampaña, limita de modo pc!i­groso el número de cartucho que puede llevar un c.:jército. El proble­ma es sumamente erio, no e ha e tudiado con la atención que merece, y debiera provocar la meditaciones de nues tra oficialida . Una batalla de me: io día p ra t11l cjérci lO de 1 o,ooo hom brcs, prc u pone, con el fusil moderno, un consumo de cu ero 6 cinco millon · l cartucho, si la tropa no tiene disciplina del fuego, y por lo meno un millón en e te último caso, el cu. l requiere una brigada de 2.00 b<; · tia de arga, suponiendo q~c cada soldado lleve 100 e r:tucho c o nsigo. (N. de la D.). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 68 BOLETíN MILITAB resultado. Fue éste el invadir el reino de Santafé, confiando en que el descontento de aquellos pueblos por el torpe manejo de su administración le abriría las puertas y le allanaría todos los obs­táculos que pudieran ofrecerle las muy superiores fuerzas que guarnecían dicho reino. U na de las principales razones que habían fomentado dicho descontento había sido la supresión de ]a moneda llamada Montal­vina, por haber sido creada por este Virrey, sin que se hubieran hallado prontamente los medios de reemplazarla con otra. Se 2u­ment~ éste, asimismo, con algunas vejaciones ejercidas sobre las provincias, y con la contribución de I! por 100 que se impuso sobre toda la propiedad territorial para llenar dicho objeto, ha­biéndose tomado tan desarregladamente esta medida, que debía producir cerca de tres millones de duros cuando Ja cancelación ascendía escasamente á 7oo,ooo. Recogida, pues, dicha clase de moneda, que era la corriente en el país, se paralizó completa­mente la circulación monetaria, y se experimentaron los más fu­nestos efectos. Era, por lo tanto, el momento más propicio para que el cau­dillo caraqueño sacara las ventajas propias de aquella crítica situa­ción ; pero jamás se creyó que una fuerza tan corta, compuesta de soldados desmoralizados por sus repetidos desastres, pudiese lograr un triunfo tan absoluto. Bolívar se había reforzado con al­gunas tropas que mandaban los caudillo3 Donato Pérez y Santan­der, y asimismo con otras partidas sueltas, con las que se iba in­ternando en el referido reino de Santafé. La tercera división del ejército realista, que se hallaba más avanzada para recibir á este osado enemigo que se iba aproximando por la parte de Sogamoso, había sido puesta á las órdenes del Teniente Coronel D. José Ba­rreiro, enviado seis meses antes por Morillo en auxilio del Virrey, á quien suponía escaso de oficiales facultativos que poseyesen ta­lentos tan brillantes como este joven oficial de artillería. Si bien el objeto del General Morillo era el más sano, no dejó de chocar á varios Jefes de superior graduación el verse pos­puestos al referido Barreiro ; y de aquí nació un disgusto que no era el más á propósito para sostener el lu tre de la milicia. Barrei­ro, por otra parte, aun"lue lleno de conocimientos científicos, des­conocía el manejo y dirección de los cuerpos dt.: infantena y caba­llería, y no podía dar á <:.stas armas combinadas, el movimiento de armonía que suele ser efecto de la costumbre de mandarlas. Sin haber tenido hasta entonces otro mando que el de una compañía ligera de artillería, era natural que se viera embarazado con la di­rección de más de 3,ooo hombres que le habían confiado. Como el Coronel D. Sebastián de la Calzada ten1a mas acreditada su opi­nión militar, y una práctica mejor en aquella clase de guerra} fue enviado por el Virrey de de la ca pi tal, apenas hubo llegado á ella, á ~ornar el mando de dicha división, apoyando decorosamente la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETi.N HILITAR 89 conveniencia de aquella medida en lo quebrantado de la salud de Barreiro; pero alegando este que su nombramiento ;:>rocedía del General en Jefe, no quiso reconocer á Calzada, y tal vez á esta mal entendida presunción é inconsiderado celo, se debió la ruina del país. Picado ya el amor propio de Barreiro, y deseando desmenti r todo equivocado concepto con un doble despliegue de bizarría y esfuerzo, sali6 á busc-ar al sedicioso Bolívar en la mañana del 10 de Julio, con 900 infantes y 1 8o caballos. Al llegar al alto del puente de Gá1neza, ocupado de antemano por dos compañías de su división, dio un corto descanso á su tropa, y continuó muy pronto su marcha, llevando de vanguardia al 2 . o Batallón de Numancia. Se dirig1a este sobre el pueblo que se halla á la otra parte de dicho puente, cuando estando ya á sus inmediaciones vio asomar una columna enemiga por el alto del Páramo, á cuya falda está situado dicho pueblo, y en seguida otras por varios puntos, cuyo número graduó de cerca de 2,ooo infantes y 150 caballos . Reconoci~ndose Barreiro muy inferior en fuerza numérica á sus contrarios dio orden para que volviese á cruzar el río el Ba­tallón Numanda, mandado por el Cotonel D . Juan Tolrá, cuyo movimiento hizo creer á los contrarios que nuestras tropas huían el combate, y aumentó en igual proporción su osadía para arro­jarse sobre ellas. El referido cuerpo verificó su retirada con el ma­yor orden, y se formó en batalla á la otra parte del puente, que­dando confiada la defensa de éste á una Compañía de cazadores que se hizo acreedora á los mayores elogios por su serenidad y firmeza . Formado los disidente en el pueblo de que se ha hecho mención, se dirigieron con todas sus fuerzas sobre el puente y el río, cuyos obstáculos uperaron en el primer ardor de la pelea; pero -argados nueva1nente por Numancia y por los granaderos del 1.0 t/c;/ R")', perdieron aquellas ef1meras ventajas y regresaron á sus primeras po iciones, dejándose una porción de cadáveres en a'lueUa riberas . .. \1as tardó muy poco en encenderse un nuevo combate; el enemigo redobló su furor, creció así mismo el ardor de los realis­ta ; amba partes pelearon con obstinación ; después de cinco horas de fuego, abandonaron los rebeldes el campo de batalla, en el que e hallaron tendido má de 100 muertos> otros tantos fusi­les> varios prisioneros y di per os . Engreído Barreiro con esta victoria, regresó á Molinos de Tópaga, en cuyo punto tenta ituado el Cuartel general: ya se figur b que 1 caudillos Bohvar, Santander, Anzoátegui, Sou­blette, Donat Perez y otro , á todos los que había tenido-la glo­ria de batir en el puente de G "me7,a, no e atreverían á exponer su arma á otro nucv desaire delante de una tropas que acaba­ban de dar prueba tan luminosas de su bizarría y deci ión ; mas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 70 DOLE'!'iN MILI'l'AR no conocía el terco carácter de aquellos sediciosos, cuyo furor ad­quiría nuev o grados en razón directa de sus derrotas. Así fue que ya el día 25 de Julio se presentaron algunas de sus guerrillas sobre el Pan tan o de Vargas, d e de donde e1n pezaron á tirotear á Jos rea­li~ tas. Acudieron fuerzas de una y otra parte, y muy pronto se hizo la acción general. En u primer perfod se había fijado la victoria al lado de los fieles : ya una gran parte de las tropas de Bolívar había sido puesta en fuga por la caballería de aquéllos, y no e dudaba de u exterminio, cuando al cruzar por un angosto desfiladero de terreno muy fragoso, fue atacada improvisamente por otro cuerpo enemigo de la misma arma, y arrollada á su vez tan completamente, que corriendo ,..s te en ~u persecución, llegó á mezclarse con la infantería de Barreiro. La alegría de los realistas por su creído triunfo, se convirtió muy pronto en sobre alto y dolor; pero la Compañía de granaderos del segundo Batallón de Numan cia, haciendo un bizarro despliegue de su impavidez y fir­meza, contu o los progresos del vencedor, habiéndose debido á sus esfuerzos y al feliz incidente de un fuerte aguacero que so­brevino en aquel momento, la salvación del ejercito realista. No bien se había rehecho éste de tan inesperado desa tre cuando aparecieron las tropas insurgentes en el pueblo de Boyacá, sobre excelentes posiciones. El objeto de Bolívar maniobrando sobre las de Barreiro, era el de atraerlas á una caíiada, en la que ten1a colocada su infantena por ambos lados. E 1 fogoso jefe realista cae en la red que le había tendido el astuto in urgente : fingiendo una de ordenada fuga l a s tropas que se habían presentado por el frente, s<:: dirigen las de Barreiro en su per.secució n, dando por segura la victoria; esto es lo que deseaba el edicioso Bolívar ; descargan sus ~oldados obre las ma as de los reali ra , causan en ellos horribles estragos, se desconciertan, se de ordenan, se disper an ; la c-abal len a, que podía haber restable­cido el orden conservando su formación, e entre-ga a imismo á Ja fuga; todo es confusión y e panto ; nadie piensa sino en su pro­pia con ervación ; los ene1nigos se aprovechan de esta favorable coyuntura y e arr >j n sobre los prófugos coo la mayor furia ; nadie resiste á su victoriosa e pada . * En un momento quedo el campo cubierto de cadávere , ar- El otro hi tot"iador español, Jo é DC'mingo Díaz E., compañero de Morillo. se limit. .\e tamp·ar l:ts . iguientes un ':lS sobre h campaña ele Bo)-•tca: •· Dcsrlc ·1 p:tso del Arau a por el ejercito re.tl, Bohvar. consirfcorando justamente termin:Hia su carr •ra en V ·nezuch. S. t•p.trÓ de Pácz, y on se o ó 6oo hombre que le que lrban. huyó ele a ucllo de ierto y e internó en lo~ ll:tno de C .t ;mar . La ele c:spe­racion ó la csper:mza ele bu. car su fortuna en otro. lim::s . le in pir:tron esta r •solución. o le engañó la segun la. En poco ti ·mpo el Virréin.:l.to de rnt, {é e tuv :Í su pies. n clt:nso v lo clcl•c: ubrir cst •p >C.l cle.;a'ltros,, ·n que un fiagitivo: con un puñ lo de hombre dc,nuclos y h~1mbrientos, vi .Je :tpar ·ccr clcltnt rle su ectore y Comanres, oman antes y uar as T ropa ... TcgttcigaJpa, 27 de oYiembre de 1898. Es conforme . El Gobernador del Estado, TOTAL 54 18 29 37 62 18 JI 12 30 25 19 71 2+ z6 12 6 4 +72 8,6]0 BO ILLA '' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETf:N MILITAR 77 LITERATURA PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET (Continría del número 86). Poco más ó menos es de 40 metros la distancia que separa al Santo Sepulcro dcl Cah•ario. Cuando salímos del Santo Sepulcro, visirámos todos los otros santos lugares, colocados como estaciones en la nave lateral que rodea el coro de los griegos y eñ donde los Padres de Tierra Santa hacen una proce­sión todos los días, después de los oficios de la tarde; sus solos nombres evocan las páginas de la pasión . Partiendo de la capi11a ubterránea, en donde se encontraba, según afirman, el cráneo de Adán, pero con mayor certidumbre la tumba de Godofredo de Bouillon y la de Balduino 1, su sucesor, se encuentra primero la capida de la Columna Impropere. Allí nos sefialan, en un cuadro formado con ricas esculturas de madera, un pedazo de la colum­na de mármol gri que guardaba el pret..>rio de Pilato, y contra el cual pedazo de mármol colocaron á Jesús para cubrirlo con un manto de púrpura, y ul trajarlo diciéndole : ¡ Solutl, Rey de los 7 udíos! Más lejos, en la paree oriental de la Iglesia, una escalera de einti­ocho gradas nos conduce á la capilla de la Invención de la Santa Cruz; otra capil1ita, ctitucion expedida el año anteri r de I 853, que dejaba al pueblo la elección de lo goberna­dore de provincia, por lo cual muchos de éstos eran conservadores y adver arios del General O bando. En tal si tuacion, la guerra no podía tardar mucho, y sólo fal­taba quien iniciase la revolución . Al fin se declaró Dictador el Ge­neral Melo, jefe de las arma , apoyado por los artesanos de Bogotá, que se oponían á la rebaja de los derechos de aduana de- los arte­[: ctos extranjeros, y muchos liberales que rechazaban las reformas . Melo, por su parte, no1buscaba sino librarse del juicio que se le se­guía por la muerte que h b1a dado al Cabo ~irós. Habiéndose proclamado Dictador, derogo la Con titución liberal que se h1bía expedido en I 8 53, y declaró v·igente la que lo conservadores ha­bían acordado en I 843 ; pero estos, aliándose al círculo liberal llamado entonces golgota y de pues radical, decidieron la lucha en contra de la dictadura. Entonces fue cuando e encargó del Poder Ejecutivo el General Herrera como Designado, y luego el Vice- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 BOLETD MILIT DE COLOMBIA presidente Obaldía. Vencida la revolución, el General Obando fue juzgado y depuesto por entencia del Senado. El General Melo, antes de proclamarse Dictador, había ofrecido la Dictadura al General Obando, quten estaba de acuerdo, lo mismo que el Vicepresidente Obaldía y su antecesor, el General López, en que no deb.ían llevarse á cabo las reformas que intentaban los radica­les, sino seguir gobernando con las instituciones que habían esta­blecido los conservadores. Al General Obando se le depuso por inepto, á lo menos este fue el pretexto, por haber confiado el man­do del ejército al jefe que hizo la revolución y no haberse fugado de Bogotá, pues no había motivo legal para proceder así. Los conservadores, al luchar por sus intereses, debieron apoyar á Melo, que restablecía la Constitución de 1843 ; pero dijeron que com­batían por el orden legal .. .. Melo, por todo castigo, fue desterra­do y muri() en la frontera de .1: 1éxico, asesinado y no fusilado, según se ha dicho por algunos, confundiéndolo con Darío Ma­zuera, quien sí fue fusilado en Campeche por revolucionario .... Los conservadores elig;eron entonces Vicepresidente al doctor Manuel María Mallarino .... La Administración Mallarino fue un gobierno de calma, de liberales y conservadores, y así, se acu­saba al Vicepresidente de pasar su tiempo entado en el pórtico del Palacio de Gobierno, leyendo los clásicos latinos. II-REL CIÓ DE ERGAR Y ERG R Cronologia de los Magistrados de Nueva Granada I 8 53-Fu e elegí do Presidente en votación popular el General Jo e María Obando, nacural de Popayán: el Partido Conservador se abstuvo de la elección. bando encontró el paí dividido en tres partidos: el que lo había elevado al poder, y en d cual tomó sus ecretanos de J tado, era el de su antiguos compañeros de I 840, llamados entonce progresista y ahora draconiano . Formaba el segundo partido una fracción del Liberal, llamada Gólgota, com­pue ta de los liberales jóvcne:; que habían acompañado á la Admi­nistracion López, que e taba en mayoría en las Cámaras, y que e preparaban á dar una on citución según su ideas contrarias á 1 s del Presidente ()bando. El tercer part!do, llamad~ Mini terial en 1840, y que tomó el nombre de Conservador en 1850, tenía ideas semejantes á las del círculo ministerial acerca de la Constitu­ción que iba á darse; pero estaba dividido de los hombres de la Administración por odio á muerte de veinte años y se alió m 's bien con los gólgota , con 1quienes era más desem~jante en ideas. El C.ongreso .... de. 1853 expidio la .nu.cva Constitución, cuyas modi­ficaciOne mas tmportantes col'ststteron en separar la Iglesia del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERRA DE 1854 5 Estado, y en pasar al pueblo la acción gubernativa por medio del sufragio universal, directo y secreto, en la elección de todos los funcionarios, desde el Presidente hasta los Gobernadores de Pro­vincias; en la disminución del ejercito permanente y en el proyec­to de reforma de la tarifa aduanera, por la cual los artefactos ex­tranjeros pod1an introducir~e con pequeilo costo. Los artesanos liberales, que repugnaban la franquicia de los derechos extranjeros, hicieron el 19 de Marzo una pueblada contra el Congreso, que fue reprimida. El 21 de Mayo fue ancionada la Constitución. En Cali hubo el 9 de Enero de 1854 un motín contra el nuevo Go­bernador, que era del Partido Constitucional; en Chocontá, Zipa­quirá y Sutatenza, pueblos del Norte, y en Ciénaga, Mornpós, Neiva, Sabanilla y Tunja, hubo alborotos má ó n1enos serios con motivo de las elecciones. El Gobierno repugnaba las ideas de la nueva Constitución, y ya que se le quitaba el ejército, trató de armar la Guardia nacionaL J. M. Me lo, General de re cien te crea­ción y Comandante de armas de Cundinamarca, había asesinado á un cabo de apellido Quirós, por lo cual estaba enjuiciado. El Con­greso de 18 54 se reunió bajo las circunstancias más alarmantes, y sus sesiones fueron interrumpidas por la revolución que estalló en la madrugada del 17 de Abril, encabezada por el General Melo, que se erigió en Jefe Supremo, y por el ejercito y los artesanos li­berales. Melo puso pres:: s al Presidente de la República y á los Secretarios de Estado. El Vicepresidente Obaldía se asiló en la casa de la Legación nortean1ericana. 1 854-El General Tomás Herrera, natural de Panamá, ha­bía sido nombrado Designado para ejer er el Poder Ejecutivo, según la nueva Constitución. Logró escaparse de la ciudad con f"l General Manuel M . Franco y vario otros ciudadanos, y se di­rigió á las provincia del Norte. El 21 de Abril expidió un decre­to en Chocontá declarándose en ejercicio del Poder Ejecutivo, y nombró de Secretario general al Coronel Anselmo Pineda. Inme­diatamente comenzó á organizar un ejército, que fue derrotado á órdenes del General Franco en Zipaquirá (21 de .1\tlayo), quedando muerto dicho Jefe; el resto del ejercito, á órdenes del Presidente Herrera, fue derrotado de nuevo al día siguiente en Tíquiz a, y Herrera siguió con alg1..1no hombre para la Provincia de Neiv . El señor Justo Br\ceño, Gobernador de "Tequendama, a] saber la noticia de la revoluci6n, había arm do un batallón y ganó obre las fuerzas dictatoriales el co1nbate de Portillo (28 de Abril). El Coronel Carena, antiguo compañero de Melo, que se había pasa­do á los constitucionales, hab1a armado un batallón de I 50 hom­bres en Pamplona, cou cuya fuerza trató de incorporarse al ejér­cito constitucional antes de 'rtquiza, pero llegand tarde fue de­rrotado en 4pountos (30 de Mayo) y prisionero dos d1as despues . En estos tres encuentros peleó un sold do llamado Ant nio Vi­llamizar, nombre bajo el cual se ocultaba una mujer de Tibirita, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6 BOLETÍ MILIT R DE OOLO:M:BIA.. llamada Clemencia Celis. 'n 1 Provincia de Antioquia hubo un motln y mataron al obernador de la Provincia, señor Justo Pa vón, y en Popayan se pronunciaron los militares por la Dictadu­ra (16 de Mayo), pero fueron derrotados el 21 del misrno mes. En ali se h bían pronunciad desde el 29 de Abril, y se movieron :sobre Caloto contra la f uLr l'as del Coronel e jada, quien los de­rrotó en el itio de Stln Julifm (24 de Mayo), y avanzó con su olumn vencedor sobre Cali, el 13 de Juni , y le puso sitio, que dcspué de varios combare angrientos terminó cl28 de Junio por una e p n ion <]Ue lo itiad hicieron con el General López, que acababa de llegar al Cauca, enviado por el Poder Ejecutivo par organi.t,ar un ejercito en aquellas provincias. El Presi ident~: Lópe7, y nombr. do o­m: md:mtc General de arm • por d Pre id •ntc Ohando. De terrado de pués de ven ido! murió asesin do cuando vagaba sin rumbo fijo en el Mediodía de México. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 12 BOLETÍN :MILITAR DE COLOMBIA prometidos en la revolución fueron deportados á Panamá, de donde pocos regresaron. El General Obando fue juzgado y depuesto por el Senado, y se retiró al Sur á la oscuridad de la vida privada, sin duda harto cansado de las borrascas que le tuvieron siempre agi­tado. En él se palpa la verdad de lo que Arboleda de~ía á Malla­rino en el discurso que se citará siempre : ''En este país valiente y generoso, tan fácil es pasar del destierro al solio, como del solio á la barra del Senado."* El 1.0 de Abril de I 854 el señor de O baldía entregó el man­do al señor D. Manuel M. Mallarino, que había sido electo Vice­presidente de la República. Organizó él un 1\1inisterio mixto, creyendo, y seguramente con razón, que aquello contribuiría al afianzami~nto de la paz y á calmar los odios que tánto mal venían haciendo de años atrás. I -RESUME SINÓP'riCO Y GEOGRAFICO DE L.A GUERRA 1.° Campaña del Norte.-Zipaquirá, Tíquiza, Aposentos. (Ultimos días de Mayo). Campaña de Boyacá.-Bonza, Sátiva, Tunja. (Junio y Sep­tiembre). 2.° Campaña del Norte.-Bucaramanga, Sinsatá, Si.Jos, Pam­plona, Petaquero y Tierra .Azul. (Junio, Agosto, Octubre y No­viembre). Campaña de la Costa. (Mayo y Septiembre). Campaña del Sur.-Popayán, San J ulián, Cali, Palmira, Mo­rillo. (Mayo á Septiembre). Campaña de Occidentt.-Portillo y Guaduas. (Abril y Junio). Campaña de la Sabana.-Bosa, Tresesquinas, Egipto, Bo­gotá. (Noviembre y Diciembre). V-RESUMEN HISTÓRICO DE LA GUERR Por el General T. C. de Mosquera, Jefe clel Estado Mayor general ... CAPITULO I Prelimi11ares de la reuolr1ci6n, utallido de ~~trc, primeros eifuer:: os de los ciudadano1 para re1tablecer el gobierno legítimo, y regulari~aci6n de la resistencia armada por parle de los constituciona' El 8 de Abril corrieron en Popayán rumores de una revolu­ción ocurrida en Bogotá por causas políticas, y con la noticia, " En un país, porque sea valiente y generoso, 1\o suceden tales cosas. Donde esto :lcontece e en lo~ p:uses revolucion. ríos como Colombia."-C. /Jen~dt"lli. " El restmtcn ltisl6rico del General Mosqucr:~ se reproduce mtegro en lo que ae refiere .í operaciones militares, pero se extracta cuando trata de disquisiciones polÍticas y úl<»óficas, ó reproduce documec.tos de te último genero. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLE1t1E ~TO-GUERR DE 1854 13 quienes allí se preparaban para un golpe de cuartel contra las auto­ridades, sacaron ostensiblemente la cara y se declararon en plena rebeldta. A la nueve de la noche recibió parte el Gobernador de que los revolucionarios armados se reunían en las inmediaciones, al lado sur de la ciudad, con intención de atacar ésta en breve plazo. El plan de Jos rebeldes del Cauca, que estaban en relación con los directores del golpe de Estada en Bogotá, consistía, según se informó al Gobernador de Popayán, en reunir 5,ooo hombres para apoyar á los revolucionarios de Bogotá, tomando como base el Ba­tallón de Línea número 5 . 0 , dos Compañías de Milicias de Popa­yan, otra de Timbío, otra de La Sierra, otra de Paniquitá, el Ba­tallón del Tambo, el Escuadrón de Quilcacé y varios otros piquetes de guardias nacionales. Más tarde debían secundar el movimiento 400 hombres del Cantón de Caldas, 350 del de Santander, 700 indígenas de Tierra Adentro y lo3 sublevados de las Provincias de Cauca y Buenaventura. El Gobernador en persona salió á excitar el patrioti mo para deshacer el mencionado plan . Algunos dijeron era inútil luchar sin armas contra una revolución que hacía el ejército bajo la dirección del Supremo Gobierno, pues así calificaban lo ucedido; mas no faltaron ciudadanos, de todas las clases sociales, inclusive los estu­diantes del Colegio nacional, que se apresuraron á apoyar á la au­toridad legítimamente con tituída . Así pudo organizar el Gober ­nador una fuerza cívica de 120 hombres, destinada á apoyar é invigilar la fuerza veterana del medio Batall6n número 5 . 0 , que inspiraba recelos; destacó en seguida una patruJla de 25 hombres para que recorriera las calles y ejidos meridionales, en los cuales fue atacada por los rebeldes, que, recha·¿ados, se volvieron á su campamento. En tale circun tancia , se pre entó al Gobernador un militar comprometido en el movimiento, el cual acabó de de­nunciar el complot, y manifestó que el plan revolucionario se hab1a fraguado en la Sala de banderas del Batallón 5. 0 , y que por la im­prenta, contigua al parque, se hab1an sacado la armas. El Gobernador despachó luego comisionados á los Distritos del Norte de la Provincia para que en ello levantaran fuerzas, y ordenó al Alcalde de la ciudad pasara al campo rebelde á intimarle depusiera las armas, pero fue insultado por los amotinados . Los pronunciados recibían auxilios de diferentes Di tri tos, ele­varon u fuerza á 400 hombres, y e peraban 200 más del ur para atacar á Popayán . Las armas ú ti le del parque estaban en poder de la revolución, y el Gobernador solo contaba con 460 fusiles ingleses descompuestos y 200 -france e· sin municione aparente . A pesar de todo, la autoridad cutnpho con su deber, y su energía y actividad salvaron la situación: ante todo el Gobernador contra­jo su atención á armarse y salvar la pequeña guarnición veteran que podía servir de base para levantar una fuerza respetable, y la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 14 BOLETÍN MILI'l'AR DE COLOMBIA cual estaba mandada por un jefe comprometido con la revolución. Dicho jefe era débil é inepto, por lo cual unos y otros lo miraban como traidor, pero por fortuna para la causa legitimista, se separó de su puesto por enfermedad, y en el acto fue reemplazado conve­nientemente. Además, el Gobernador, con suma habilidad, quitó á los rebeldes el apoyo del Batallón Timbío, del Batallón 5. 0 y de las Compañías de milicianos de la ciudad, que habían logrado seducir . El r 3 de Abril se acercaban por el Norte á Popayán 250 hombres armados y organizados por orden del Gobernador, y por el Sur r6o de Timbío, que así amenazaron la retaguardia de los sublevados. El jefe de los ti m bianos, aprovechando hábilmente el terreno, hizo creer que se acercaban 400, y los rebeldes de la ciu­dad, pensando que eran los auxiliares que esperaban por ese lado, mandaron comisionados á felicitarlos, y se encontraron con ciuda­danos leales, por lo cual la confusión se introdujo entre los enemi ­gos del Gobierno, quiPnes viéndose perdidos se presentaron en tu­multo al Gobernador, solicitando de él que mandase al campo de los sublevados un comisionado para que se evitara el derramamien­to de sangre. El Gobernador desoyó semejante proposición, y dispuso que se atacase á los amotinados, lo que se hizo sin demora, y asaltados por el frente y retaguardia, huyeron en diferentes direc­ciones: la mayor parte se dirigió hacia el Tambo á reunirse con 200 hombres que allí debía tener un Comat1dante amigo. La dis­persión del campo cercano á la capital fue completa, y se tomaron armas, municiones y muchos prisioneros . Al amanecer del 15 de Abril hizo ma, char el Gobernador una columna de 240 hombres contra el Tamb0, la que encontró ese mismo día á los rebeldes en el alto de Los Robles, quienes al verla se rindieron en número de 18o, entregando las armas y dos cargas de municiones . A la~ doce de la noche de ese mi mo día fue ~orprendido un posta que conducía carta de varios sublevado para el Presidente Obando, en las que le decían como el Gobernador hab1a deshecho la revolución, y le pedían que remitiese volando un indulto. Así terminó el primer ensayo revolucionario en el Sur, debelado por el Gobernador de Popayán in derramamiento de sangre, bien que el fuego continuara ardiendo oculto en Cali, en el Cauca y en Pasto. Por la misma fecha, á mediados de Abril, se suponía la necesidad de crear una Comandancia militar al Occidente de Cartagena: las armas se repartían en toda la provincia á los partidarios del Go­b ··rnador Nieto, que con dolo se hab1a hecho declarar Gobernador un tir •rcional y había enviado algunos agentes á la provincia de Sab;.willa para que obrasen según las circunstancias. Por esto el desarrollo de los 4lcontecimientos en Cartagena difiere de lo referi­do para Popayán. Entre tanto llegó el 17 de Abril, en que se dio el golpe de Estado, o mejor, de cuartel en Bogotá, principio de un4l revolu­ción de soldadesca, que aborto por raL.ones cuyo examen conviene Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERR DE 1854 15 en escritos de otra especie. Melo dio el golpe s in contar, como en efecto no contó, con todo el ejército, apoyado por las sociedades ó clubs políticos de artesanos llamad s Sociedades Democrática y Central. En Cartagena algunos militares amigos de Nieto conocían el plan de hacer una revolución ; pero no sabiéndose aún allí el movimiento de Bogotá, vacilaban sobre la línea de conducta que debían observar, y á mantener á muchos en la senda del deber contribuyó la llegada dc:::l General Mosquera, que arribó á esa plaza el 23 de Abril, y logró que la guarnición que mandaba el General Mendoza se sujetara á la máxima legal "Ja fuerza armada no es deliberante. , La rPvolución del I 7 de Abril no fue considerada por los que la combatieron como un hecho aislado, ni como un simple motín militar. El Congreso de 1854 deliberaba á última hora, en medio de la inseguridad; del próximo conflicto se hablaba sin misterio en todas partes, y el encargado del Poder Ejecutivo secundaba, de modo más ó menos ostensible, los trabajos de )aJunta Central re­volucionaria, que se cubría con el velo de So ciedad d e Elecciones, y tenía tres puntos cardinales de acción: Bogotá, Cartagena y Po­payán, lugares en que se encontraban los cuerpos del Ejercito per­manente, que debían secundar el movimiento revolucionario, so pretexto de salvar al Gobierno de una conjuración de los partidos gólgota y conservador. Como el ejército era leal, fue necesario re­formarlo, destituyendo á los jefe<> y oficiales, defensores de )a ley, para reemplazarlo por instrumentos propios á los fines de lo·s cons­piradores, dictándose, á la vez, leyes ad hoc que corro m pi eran la noble institución, y cuando el Congreso vio el daño causado, y para remediarlo restableció ]as leye derogadas, era tarde, pues las milicias hab1an sido reemplazada por cuerpos irregulares, de bas­tarda creacion, llamados irrlpropiamente democráticos. Los hechos sucedido en Abril de 1854 no dejaron duda á nadie de que 'e trataba de abrogar la Constitución de r853, y rea­lizado el golpe del I 7, de la prisión ordenada en Bogotá por los dunocráticos1 pudieron escapar los Generales Herrera y Franco, de los que el primero era designado para ejercer el Poder Ejecutivo, y por tal motivo no se empeñaron aquellos en perseguir al Vice­presidente, pues su intencion había sido apoderarse de todos los lla­mados á ejercer legalmente el Gobierno, para que el trastorno fuera completo y Jas instituciones republicanas de truída por una dicta­dura, y solamente fueron reducidos á prision los Secretarios de Es­tado y el Procurador de la Nación . El Vicepresidente, José C. de Obaldía, pudo ponerse en cotn-unicación con el De ignado en el hotel donde vi\•Ía el Ministro americano y se había asilado el Ge­neral Herrera, lo cual permitió al señor de Obaldía declararse en ejercicio de la Presidencia el mismo I 7, y comunicar á los Gober­nadores lo sucedido, excitándolos para trabajar en el restablecí- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 BOLETÍN MILITAR DE COLOMBIA miento del orden y el imperio de la Constitución, á cuyo fin les delegaba las facultades del caso. Llamó al servicio, con amplios poderes, á los Generales López, París y Franco, concertó el plan de obrar con el Designado, y facultó, igualmente, para levantar tropas, al Teniente Coronel Julio Arboleda (entonces Senador) y á los señores Caicedo, Vargas, Manuel MuriJlo y Mateo Viana, Go­bernador éste de la Provincia de Mariquita, y convocó el Congre­so para el I 5 de Julio en el Socorro. Todos estos actos fueron au­torizados por el ficial Mayor de la Secretaría de Gobierno, y el Vicepre idente los expidió en los momentos en que el Presidente permanecía aparentemente preso y en realidad cotnplicado en los trastornos ocurridos en la capital de la República . El 19 los Generales Herrera y Franco, burlando la vigilancia del Dictador, salieron con otros compañeros para el Norte á res­tablecer el Gobierno nacional; el 21, en Chocontá, el De ignado dictó decreto declarándose en ejercicio del Poder Ejecutivo, y nombrando Secretario de Gobierno al señor Anselmo Pineda, y siguió en el acto para Tunja, donde expidió órdenes sobre forma­ción de batallones y consecución de fondos y ele('(\entos de guerra. En Tunja los revolucionarios tenían uno 6o hombre comprome­tidos á secundar el golpe de Bogotá . El r 8 por la noche habían salido de la ca pi tal los señores So­lanos, quienes se reunieron en el Puente del Común con otros compañeros que allí los esperaban hacía unas pocas horas, con el objeto de ir al orte á levantar tropa: una partida de 1 7 húsa1 es los per iguió inútilmente hasta e] Puente de Sopó. Aumentada la partida en el camino, el 19 por la tarde llegó á Guachetá~ y como allí supiera que en Ubaté había armas, resolvió retroceder á ese Jugar á las dos de la madrugada, á donde entró á las nueve de Ja mañana, con fuerza de ólo 8 hombre , dirigiéndose en el acto á Ja Casa Con i torial, donde estaba el parque, con tante de unas 200 armas, secundado por el J ucz de Circuito y el Alcalde, pero el último flaqueó al saber que la intención de olano era reunir fuerza y voh· er á Tunja á impedir el pronunciamiento en esa ciu­dad, pues se abía con certeza tendría lugar al día siguiente 21 . En Ubaté había muchos comprometidos con la rf"volución, los cuales se amotinaron en la plaza para impedir la sacada del parque, por Jo cual Sol no, una vez armados y municionados sus pocos compañeros, partí " cerca del medio día para Tunja, por camino de páramos casi impracticable; y andando toda la noche, el 21, al desp atar el dta> apareció sobre aquella ciudad, á la cual entraron dos de b partida para ponerse de acuerdo con lo constitucionales de allf, quedando los demás en el inmediato sitio del Oratorio, con intención de tomar la plaza aun cuando fuera á viva fuerza. Des­graciadamente Solano, por ami tad, confio su secreto al dueño de )a hacienda, el cual, sin demora, lo hizo saber al Gobernador Mon­roy, partidario del Dictador. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 88

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 89

Por: | Fecha: 04/03/1899

AÑO lii Bogotá, Marzo 4 de 1899 NUM. 89 --....... ·--- ORGANO DEL :Mlr I TERIO DE GUERR Y DEL EJERCITO __ .....,. __ _ _ DlRECTOR AD-HONO.REM, FRANGISGO J. VERGARA y V. Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros ~R~2~~Q~~~~~9~ ~9.~~~9~~~~~~~~~ .~~~~~~~Q~~~~9. ~~~~R~~~~R~~~~~~R~ Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República o~~~ ~~~~~~ ~ G~~~~~ob ~~~o~~~~~ 6 -~ ~o~~~~~6~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ OFICIAL - - ··- que reforma la marcada con el número 8, de 10 de Febrero de 1899 Minist~rio de Guerra-Secúón I .•- Bogotá, 23 de Febrero de I 899 Habiendo solicitado el señor General Con1andante en Jefe del Ejército, que este Despacho reconsidere la Reso­lución nún'lero 8, dictada el ro de los corrientes, sobre arrestos militares, en atención á Ja conveniencia de restrin­gir la facultad concedida á los Ayudantes generales de Es­tados Mayores, para castigar correccionalmente á los Jef~s de igual graduación, por desaca~os ó desobedecimientos ; y encontrando este Despacho razonable la insinuación mencionada, SE RESUELVE: Refórn1ase la Resolución nun1.ero 8, de 10 d los co­rrientes, en l sentido de que un J c:fe en servicio no pue­de castigar correccionaln1ente á otro d igual grado, sino á los de inferior en1pleo, con previ pernüso del superior respectivo. Los dernás Oficial s pued~"n ser castigados sin necesidad de venia sup rior, pero sí se ará aviso del arres­to al Jefe de q uiet1 dependa directan1ente el Oficial cas-tigado. · Publíquese en la Orden general d 1 Ejt=rcito. El Ministro, JORGE HOLGUIN Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 82 DOLETÍN MILITAR República de Colombia-Departamento de Boyacá -Ejército Nacio­nal- lnstruccifJn Givil del Batallón Granaderos número 8.0 Número s- Sogamoso, Enero 31 de 1 899 . Señor General, primer Jefe del Batallón La manera en la distribución de la enseñanza y su resultado en este mes, y de lo que tengo el honor de daros inforn1e, es con1o sigue ; Secció11 I .a-De Aritmética, resolvieron problemas de regla de con1pañía ; Urbanidad, n1odo de conducirse en la calle; astellano, continuación de Ja sintaxis del verbo ; Dibujo, estudio de las líneas, ángulos y triángulos. Sección 2."-Estudio, la multiplicación de números denon1inados ; Dibujo, conocin1iento de las líneas, circun­ferencia, radio, dián1etro y cuerda ; lectura en libro y escritura en papel. Sección 3:-Ejercicios de multiplicación con números enteros ; lectura de palabras y frases en el tablero, y escri­tura de palabras en papel. OEedo vuestro atento servidor, ALIPIO NOSA M . República=de Colombia-Ejército prrmanentc-x.• División- 3 . • Bri­gada- Batallún 7. 0 de Sucre- ]nstruccion Civil- Tunja, Entro 31 de I 899. Señor General, Jefe de Estado Mayor de la Brigada l\tle es n1uy honroso el presentaros el informe sobre la instrucción dada á la tropa d 1 Batallón durante el mes que hoy termina. Sección superior-Lectura, escriLura en papel, resolu­ción de problen1as con nún1eros enteros y regla de tres sin1ple, Geografía de Colon1bia y Urbanidad . Sección media- Lectura d palabras y escritura en pi­zarra, multiplicacion y división en cantidades de tres cifras, y Urbanidad. Sección iJift'rior-Estudio y escritura del alfabeto, co­nocimiento de los nún1eros dígitos, y Urbanidad. Soy vuestro atento servidor, El Instructor, c. CORREA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILTAR 83 SECCION D CTBIN AL --- AI3ASTEOIMIENTO DE :MUNICIONES E T EL co tB.ATE N o existe en Colombia disposición alguna oficial so­bre abastecin1iento de n1uniciones en el campo de batalla, cuestión de in1portancia capital que conviene sea fijada y resuelta de un n1odo normal desde tiempo de paz, á fin de que la tropa aprenda y practique Jo ordenado, ya que una disposicióm deficiente ó incon1pJeta en Ja n1ateria, vale n1ás que el caos ó la anarquía, ó la falta absoluta de prescrip­ciones sobre el particular . Los reglan1entos y disposiciones en vigor en los ejér­citos europeos no pueden transportarse en bloque al país por razones potísin1as: allá, de ordinario, los ferrocarriles y carreteras facilitan dondequiera la solución del terrible probletna, y los cuerpos e tán en capacidad de lJevar con­sigo furgones ó carruajes tnilitares atestados de cartuchos, de suerte que, salvo especiaJísimas circunstancias, durante el fuego es nuty raro falten n1uniciones á una tropa en1pe­ñada en un combate decisivo. s preciso entre nosotros buscar sistema sencillo y de fá cil juego, pues todo otro ca­mino nos conduciría forzosan1ente á un desastre, y á tratar de llenar vacío tan hondo se encan1inan las siguientes líneas, cuya meditación se in1pone á la oficialidad, á fin de que en en su día pueda corregir Jos defectos que entrañen, y coad­yuve á la expedición de disposiciones reglamentarias perfec­tas sobre la provisión de n1uniciones en el combate. Es obligación elemental de todo je{l y en todo tiem­po, en campafia, Ja de asegurar á su tropa las n1uniciones necesarias: en el con1bate se en1plean todos los medios po­sibles para hacer llegar los cartuchos á los soldados que están en la línea del fuego, y con tal objeto cada cual debe desplegar la n1a yor inicia ti va que ]e sea dable, SO pena de incurrir en tren1enda responsabilidad n1oraL Tan h.iégo con1o se juzga probable un encuentro serio, se dan órdenes para acercar las colun1nas de n1.uniciones Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 84: BOLETÍN MILI'.l'AR cuanto sea posible á las tt·opas, pero n1anteniéndol as fuer a de la zona peligrosa; sin embargo, una parte de las acétni­Jas s arlelanta hasta el terreno que ocupan los combatien ­tes, y su situación, en especial la de la~ má5 avanzadas, se hace saber incuediatamente á los batallones de primera línea. Entre tanto llegan n1uniciones del parque, se puede disponer con1o reserva de los cartuchos de las cargas que lleven consigo los cuerpos aún no empeñados. Los sitios ocupados durante el día por las columnas de municiones, se indican con una bandera, y por la noche con un farol: en los mon1entos del combate esas señales se colocan de n1anera que no sean visibles para el enen1igo, y n todo caso se sitúan á alguna distancia sobre el flanco de las cargas. En la infantería es preciso vigilar d un modo espe­cial para que no falten n1uniciones en el combate á cortas distancias. Tan luégo con1o la lucha es inminente, se distribuye á los soldados 1 n1a yor nún1ero posible de cartuchos, sin re­cargarlos, se entiende, d manera que se aminore Ja rapidez de sus n1ovin1ientos . Estos, sea á otros del ejército, sin exigir petición por es­crito ni recibo. A Jos jefes de cuerpo incumbe hacer reen1plazar Jos cartuchos de sus acén1i1as distribuídos á los tiradores. Tan luégo con1o una acén1ila es descargada, s dirige al trote á la seccion de parque más próxima, de donde en su reenl­pla~ o se envía al re pectivo cu rpo otra cargada. Por su parte, los je(i s del parqu tan1poco esperan aviso ó petición de n1unicinnes, ó J legada de ac "' n1ilas va­cías, para enviar por propia iniciativa c:\rtuchos á tropas empeñ~das en recia lucha. Después del con1bate J1.s n1uniciones de hon1bres y acémilas de con1pañta y batallones se completan por 1 par­que á la n1ayor brevedad po ibh:. La caballería y los zapadores totnan sus provijones del parque de infantería n1ás e rcano, i no obran d un Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 8G BOLETÍ~ MILITAR mod~ independiente y por lo mismo no llevan parque propto. En la artillería los prin1eros escalones de municiones siguen inmediatan1ente á las piezas, los segundos escalones, reunidos por grupos de baterías de un n1ismo cuerpo, al mando de un oficial~ se sitúan unos 8oo metros á reta­guardia, fuera de los can1inos pero en un Jugar fáciln1ente accesible. menos de órdenes contrarias, tan luégo como esos segundos escalones toman posición, envían una caja de municiones á los prin1eros. .os con1andantes de los se ­gundos escalones no pierden de vista Jos emplazamientoq de las baterías, y cualesquiera que ellos sean, les enviarán sus n1uniciones á tiempo. o se recurrirá á la carga de n1uniciones de cada ca­ñón sino en último extremo, y entonces se Ja hace reem­plazar sin den1ora, en especial cuando se ha consumido íntegra una de las ajas. En el combate se principia por consutnir las municiones del primer escalón, que se habrá situado junto á las piezas; desde que una de las cargas se ha con ·un1ido, la acénlila, al trote, se envía al segundo es­calón para ree1nplazarla por otra cargad~. Las cajas del segundo escalón se recargan en las co­lun1nas de parque, y en caso de urgencia son directamente reemplazadas por Jas de éste. La artiJlería montada, al cambiar de posición, se sirve de las n1uniciones del avan­trén n1ien ras llegan repuestos. Durante las n1a1·chas, el oficial que en cada grupo n anda Jos segundos escalones se mantiene en relación con ei jefe del grupo para estar al corriente de los movimientos de las baterías. in fin, los oficiales y soldados armados de revólver deben encontrar reserva de cartuchos de esta arma en algu­na de las acénlilas de parque de cada batallón. ---·~-- :MÉTODO DE UttV LI ~ R, JEI• ~; DEL EJ'É.l~CI1'0 BELGA I Todos reconocen que la instrucción de lo recluta influye de modo sensible sobre la de 1 s compaii1as, de la cual depende á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN l\riLITAR 87 su turno la de los batallones : importa, pue , realizarla con el ma­yor cuidado. Las primeras leccione que se dan al recluta se confían á los Cabos y argc:ntos, y los jefes no ie mpre pueden pre tar aten­ción á lo detalle infinitamente p equeño en que se fundan aqué­lla . De la mi ma maner que es precis o vivir con el oldado para aprender a conocer u co tumbre y de ell as sacar ventaja, es in­dispen able penetrar e de los secretos de la in trucción y de la educación práctica, y in una observación constante y minuciosa, el progreso es impo ible. La buena instrucción del recluta es la base de la di ciplina, forma el carácter y de arrolla el sentido práctico del soldado ; por Jo cua1, cuando esa base se establece mal, resultan impotentes para formar un buen ejercito aun lo má sabio reglamentos. De todos los método usados hoy en los cua rteles, indudablemente el del trabajo individual es el mejor : en él los progresos son r á pido , y el soldado se familiariza facilmeute con el movimiento enseñado. Esto es verdad obre to<., o pa.-a e1 manejo del arma, porque la de­mostración de la in trucción no es sino una especie de pantomi­ma que e] oldado acaba por imitar con facilidad . Con este mctodo la instrucción gana en rapidez, sin entrañar inconveniente para la regularidad y la pnfoccirm, condicione inherentes á todo méto­do, evitándose a í perdida de tiempo y fa tidio a los reclutas. Lo que el soldado comprende mejor es el ejemplo dado al fin de cada explicación . No hay ningún soldado, por inteligente que sea, que no e impaciente e perando la voz ejecutiva, y quiera su­jetar el espíritu á comprender las explicaciones que la preceden. De ordinario el instructor, má preocupado con lo que recita que con lo que enseña, ejecuta el movimiento de fi g urante con tánta rapidez, que en cierto modo e camotea su arma ante los deslum­brado, ojos de lo pobre reclutas, y e en vano que e tos e esfuer­cen por comprender lo explicado : obedecen la voz de mando ron vacilación, limitándo e ejecutar poco más o menos lo que no pudieron adivinar, y nunca estan eguro de 1 mismos. Adema , la inmovilidad que se obliga t guardar á los reclu­ta mientras el instructor corrige á uno de ellos y repite sus ex­plicaciones, los fatig y predi pone á contrat:r po icione ' · icio­sas. Hay, en efecto, nada má peno o par el pobre recluta que permanecer horas entera en la rni ma posición, inmóvil, temero­so, ante el in tructor, á quten el manejo del arma e tan familiar, que "' él le parece impo ible llegar nunca al mi mo grado de per­fección ? Las costumbres del sold do, antes de entrar al cuartel, son conocidas: lo que ha aprendido lo aprendió á fuerza de verlo ha­cer y de ejercitarse en reproducirlo, por lo cual nunca empleó su inteligencia sino como guta de un imitacion mee nica y servil ; que, agricultor· ú obrero, e ha hecho h bil en su arte por una co - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 88 BOLETÍN MILI1.'.AR tumbre constante de repetir sus diverso detalles; que en e pecial gusta de ]o que hiere sus ojos, y sólo exige aptitudes corporales por la facilidad con que Jo aprende. Mirad ese taller: ¿ no admi­ráis la precisión, la armonía de los mil detal1e que componen una obra hecha por tántos brazos ? ¿ Cómo se con ' iguió ese resulta­do? No fue en verdad demostrando á los obreros los principios del arte á fuerza de pulmones, sino poniendo ante los ojos de cada uno de ellos la dificultad que debía vencer, y guiando su mano inexperta sobre la herramienta de que tiene que servirse. Ejerci­tar al obrero á hacer lo que ve hacer y á que lo repita hasta eje­cutarlo perfectamente, ese es todo el secreto de la obra admirada. ¿ No es más sencillo dirigirse al soldado en el mismo len guaje que le hablan en el taller ? E el mismo hombre : ¿por qué no instruírlo por el mismo procedimiento ? Tiempo es de concluír con las inútiles explicaciones técflicas, y de reemplazar­las por demostraciones materiales al alcance hasta de las inteligen­cias más obtusas. . ....... . ITINEJ?..,ARIOS MILITARES IPI LE (FRO ... TERA DEL SUR) (Según A. Codazzi, inéditos. 1853) I-Ipiales á Tulcán Ipialu al Pu~nte de Rumichaca-Desierto, frío. Llano con sólo una bajada para llegar al puente. Di tancia, 3 kilómetros . El Puente á Tulcán-Parroquia, frío. Se sube una pequeña cuesta, algo resbalosa en invierno, luégo se baia, y por una expla­nada llana, que va entre dos ríos, con algún barro se llega á esta parroquia, donde hay recursos para tropa; distancia, 11 ~ kiló­metros. ToTAL, r 4-i kilómetros; horas de marcha, 4-; por l1ano, 3; de bajada, i; de subida, ! · I I-Ipiales á Mayasquer (do s jornadas) PRIMERA JORNADA - -lpiales al Río Blanco-Desierto, frío. Se pasa una quehradita de mucho barro, y por terreno llano se llega á este río que da vado aunque muy hondo. Distancia, 5 kiló­metros. Río Blanco a Carlosama-Parroquia, frío. Camino llano ori­llando el río y zanjas, también de mucho barro, que sirven de vallados; luego se asciende una colinita llana hasta el pueblo, de donde párte un camino de ro kilómetros á Tulcán y á Guachu­cal. Distancia, 1 o kilómetros. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETiN MILITAR 89 Carlosama a Cumbo/ - Parroquia, frío: camino llano en que se sttbe una lomita algo re balo a ; e pa sa po r un puentecito una quebrada con atascadales; por llano que cas i e a niega en in ierno se llega al río Blanco que e pasa cgunda vez y por sabana se alcanza al puc:blo: en la ubida e une otro camino que viene de Tukan por unos cerritos y pa a por Cu spud . Distancia, I I k.i­l6metros. ToTAL, 26 kilómetro ; horas de marcha, 7 ; por llano, 6 ; de subida, ~; de bajada, ! . SEGU DA JORN DA- Cumbal á lo cumbre del Páramo- De­sierto, frío. Camino llano en la primera legua en que sube sensible­mente; luego e toma una cuesta no muy á pera y algo pedrego­sa hasta la cumbre. Distancia, 10 kilómetros . Del Páramo al Tambo- Hato frío . Camino que va bajando medio tendido con muchos ata cadale ; e pasa al pie del cerro Oreja, v luego }a bajada se hace mas pendiente hasta este punto. Distancia, 7~ kilómetros . Tt~mbo á la qu,brada Portachuci/J- Desierto, frío . Es una ba ­jada pendiente con mucho barro y malo pasos. Distancia, 8 kiló­metros . Portachuelo á Mayasqu er-Aldea, templado, sano. Béljada por una loma llena de barriale , salto y algún ata cada!, con callejo­nes muy estrechos en unos puntos y piedra5 en otros hasta llegar al pueblo, que es de indio y encierra pocos recursos . Distancia, 7~ kilómetros . ToT L : 33 kil6metros ; horas de marcha, 1 1 por lJano, 2; de subida, 2; de bajada, 7 · ToTAl~ CE ERAL, 59 kilómetros; horas de marcha, 18; por llano, 8 ; de subida, 2!; de bajada, 7i · II I-Ipiales á Funes (dos jornadas) PRIMERA JOR NADA - lpiales al Puente d~ Males-De ierto, frío. Camino llano regular, con poco barro; á la derecha se deja el que va á La Laja, y poco despué otro que de ese mismo punto va á Pupiales, y otro que de este pueblo guía al puente; entonce e deja la dirección del camino que va hacia lle , y ·e toma la bajada pendiente que conduce al no, que se pasa por un puente muy ele­vado . Di tancia, 9 kilómetros. El Puente ti )V:lalcs - Parroquia, frío. Es una subida no muy pendiente; luégo, por un plano inclinado y resbalo o, se sube una cuc tecita con barro, y por una llanada con bastante fango se llega al pueblo en donde se encuentran algunoA recur o . Di tancia, 7 k:ilometros . 1 OTAJ., 16 kilómetros; horas de tnarcha, 5; por llano, 3; de subida, I · de bajada, I . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 90 :BOLETÍN mL IT AR SEGUNDA JORNADA-Males á Puerres--Aidea, frío . Por una bajada tendida se llega al río Tescual, que se pasa por puente, y luégo se asciende una cuesta pendiente hasta llegar al plano en que está el lugar. Distancia, 5 kilómetros. Puerres al río Angasmayo-Desierto, frío. Se cruza la meseta de Puerres, se baja y se pasa una quebradt1 hon~a, y se sube un re­pecho para llegar al borde de un como precipicio, en cuyo fondo corre el río. El camine• baja por entre peñascos que sirven de trin­chera natural para defender el paso; hay muchas piedras y angos­turas hasta el río, que se pasa por puente. Estos barrancos, es decir, márgenes, son perpendiculare , y ~e prolongan hacia arriba y hacia abajo del paso. Distancia, 62 kilómetro . Angasmayo á Chitarrán-Casa, frío . Subida muy escarpada y peligrosa, con pequeños callejones, saltos y despeñaderos yue que­dan expuestos á lo fuegos directos de trop:ls que estén enfrente para impedir la bajada al río, cuyo paso es imposible cortado el puente. Distancia, 5 kilómetros. Chitarrán á Chapal-Casa, frío . El camino va por una caña­da pedregosa, entre cerros, con algunos atascadales. Distancia, 4i kilómetros. Chapa/ á Maicera-Casa, frío . Se sube y baja una cuesta con callejones estrechos, y se pasa la quebrada de este último nombre. Distancia, 4 kilómetros . Maicero á Puebi9'11Íejo-Casa, templado, sano. Se sube y baja una cuesta con callejones estrechos, y se pasa la quebrada de este nombre. Distancia, 4 kilómetros . Puebloviejo á Punes-Parroquia, templado. Por un plano in­clinado hacia abajo va el camino, que es regular, hasta el pueblo, donde hay algunos recursos. Distancia, 2 kilómetros. ToTAL, 31 kilómetros; horas de marcha, r r; de llano, 3; de subida, 4; de bajada, 4 · TOTAL GENERAL, 4-7 kilómetros; horas de marcha, 16; por llano, 6; de subida, 5; de bajada, s.-(Continúa). --··-- Lucha sangrienta, injustificable, castigo inmenso para las na­c~ ones, hazaña ~e bárbaros, ruidoso festín de carne humana, pen­dtente re baladtza que conduce al abism'"> asilo de indolentes y pérfid~ . , caverna ensanchada para ocultar despojos, y en donde la <:onfustón r el espanto, el robo y el pillaje, se halJan Íntimamente hgados. ¡Oh! ¡qué de crímenes no ha hecho cometer su dt! enfreno! Aquí vemos un mon truo tiñéndose Jas manos con la sangre de su propio padre, ó llevando el puñal al seno del hermano para sa- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILITAR 91 ciar la sed ardiente del poder; allá un guerrero seguido de un pu­ñado de audaces, invade todas las naciones, trastorna todos los tronos, }' amontana cadáveres sobre cadáveres para satisfacer su ambician de conquistas; más allá una cuadrilla, profanando el nom­bre santo de la Libertad, arrebata á la madre que llora al hijo in­cauro que, dejándo e sorprender, cambia la piqueta y el azadón que le daban sustento y esperanzas, por el rifle que hien: y r:1ata: en una palabra, la guerra hace olvidar la doctrina de lA caridad cris­tiana, convierte en cuartel el templo, regocijo de los fieles, enmu­dece la cátedra sagrada, quita á la con~iencia su valor, implanta la malevolencia, convierte la vida de las familias en suplicio conti­nuado, arrebata en contribucione de guerra el resultado del trabajo honrado acumulado en muchos años de fatiga, consigna como es­clavos de lo abogados de boardilla á los vecinos maliciosamente re­.. lutados, quiene ., para conseguir su libertad, tienen que pagar un crecido rescate. Obliga á los institutvres á clausurar los estableci­mientos. de educación para que los alumnos, vueltos políticos, t-o­men en vez de los libro el rifle y la cartuchera; po pone el poder civil al caudillaje, que funda como doctrt:la las terribles palabras de preparen, apunt~n, fuego . El horrendo trueno de la fu ilería, repercutido en los ámbitos de la Republica, destruye las vías de comunicación, interrumpe la navegación de los ríos-fuente de riqueza y prosperidad gene­ral,- vulnera los pre ervativos del padre, para salvar á sus hijos de Jas agontas del hambre, y nos mue tra como única divisa la espa­da y el fusil ; una vez desmoralizados los partidos políticos, con­vierten los tipos de imprenta en proyectiles para matar hombres; al soldado disciplinado, instruído, constante, leal y valeroso, en fu ­rioso enemigo de la ociedad ; y el Gobierno, benéfico motor de todo el organi mo social, para conservar sin debilidad ni presun ­ción la tradición historica de su legitimidad amenazada hasta en el interior de la casa presidencial, obligado á reclutar á la luz meri­diana, y á agotar u recur o en un cortejo de Generales, Direc­tore en Jefe, Mayores y Tenientes Generales, Inspectores y Sub­inspectores de. di' ersas armas, Intendente del ejército, Tesoreros de guerra, Comisarios pagadore , Médicos, Cirujanos Mayores, grandes cuerpos de ambulancia, Hermana de ]a Caridad, Contra­lores enfermeros, AuditOJ-es generale , Ingenieros civile y mili­tare , Proveedore , Conductore de equipajes, Aposentadorc~, Go­bernadore del Cuartel general, Cuerpo de guías, Zapadores, Bomberos y prácticos en el conocimiento del paí , Comandantes Gc-nerales de caballerías, Jefes de Brigadas, Guardaparqucs gene­rales y particulares, Jefe de l\1aestranza , Jefatura civile y mili­tares, Séquito<: de Jos Generales en ] efe, Cuerpos de espionaje, y ¡qué horror! los clerigos sueltos, los depó itos y los encargados de rondar las poblaciones. La aparición del primer boletín de la guerra; los partes tele- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 62 BOLE1.'Í MILIT .AR gráfico como lava hirviente d~l volcá~; el an_unci? de haberse dado la primera batalla y obtemdo la pnmera VlCtona, llenan de horror y e panto lo hogare , produciendo el desbarajuste de la bomba explosiva en campamento de organizado. Las víctima inmoladas y el eco profundo dd herido con sus ayes t}ue nadie e cucha, porque son en la guerra pequeño tnct­dente ; el grito de dolor del moribundo escapado en el e pacio y los cadáverc insepultos, on otro rantos e cándalo q_u~ conrnue­ven el alma y hacen renegar de la guerra por la inju tiCt':l que en­cierra contra la gentes desvalidas; las venganza personale ; el rejo de enlazar; la pa iones enardecida ; las e peranzas burladas; lo sembrado de hecho ; abandonado el cultivo de la tierra, la má uinas enmohecida , los mayordomos di poniendo á u antojo de las hacienda , los pere7,osos suspirando por un día de guerra para recomp ensar sus vdndns IIO"cturnas; los jornalero v agriculto­res, hechos Jefes y ficialcs; el petardi ta y hambr~>ado, al esta­llar la guerra, acaudalado al toque de fagina; la t nj uria de hom­bre á hombre, de mujer á mujer, de niño á niño; la vía publica sin seguridad, favorecier~do frecuente a esinato ; la justicia en­cargad de reprimir los crímene , e crita sobre arena con una caña mojada en lagrimas amargas; la mi c:ria uncida como trofeo á la boca de los cañone ; la iuda y huc:rfanos sintiendo h3mbre y frío en los umbrales de las oficinas pagadoras y in recibir si­quiera el re peto que in pira el infortunio; el crédito en el exterior postrado, y los reclamos extranjeros, eguido de acorazadas fra­gata de guerra con sus pabellone y bandera de- corneta , marcan­do el puerto indefcn o que deben bloquear, etc. odo e to nos previene que no debemos confiar en los que blasonan us victorias, ptro no la filicidtul tanta; veces prom ·tida; ni en aquellos que para eternizar su memoria, nos muestran en pleno iglo de ci v ilizacion, sus magnífica culebrinas como la ultima rnzon de los RtJ't'S. RIC ~DO ACEBEDO ( Oont in·ua·rá) P RTE EJ.. E ~ER L ESI A -OL AL VI REY ·x- ExulrtJIÍ.rhno Stiíor: Situado al frente de los enemigo en los potrero de Bonza, ólo e peraba que dejasen u intacables posicione p ra libertar de un todo este país de los disturbios JUe en el han ocasionado. En •1 p:trte republicano qu e t.i publicarlo en el número 30 •le e te Bolrl iu. como inérlito1 e h:abí. publicado y:t en l ; 1/i~lorin de Groot, lo J) rumtWIIJ' par.-. J;¡ hittori ele l:t vit.l.1 públic., •lel Libert;ulor, de Bl.mco. )' l.t 1lfnnoriru de O'Le ry, y or lo tanto no es pic.:L.l ouc:v.1. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILl~'A..R 93 el día de ayer supe que hab1an pasado el Vado y se dirigían sobre el Salitre ; dispuse al momento que el Batallón del Rq y la caba­llen corrieran á impedir el que se posesionasen de aquel lo que efectivamente se consiguio desalojando su caba llería, que ya estaba situada en el. La Divisi ó n continuó su marcha hasta alcanzar al enemigo en el PolJtcmo dt f/argas: aquel hizo alto y tomó pose­sion de los cerros al E ., que están dominado por otros mayores; me situe en una pequeña altura frente de su posición, y, recono­cida est:a, di la orden al Tenieute Coronel D . Nicolás López para que con su Batallon pasase á tomar los cerros á la espalda del enemigo, y caer por u retaguardia. Este bizarro Cuerpo, á pesar de lo e · cabroso del terreno y de la multitud de enemigos que acu­dieron a impedirle el paso, se apoderó de todas las alturas con la misma prontitud que si no hubiese hallado obstáculo, destruyendo á las bayoneta cuanto osaron hacerle frente, y poniendo en ver­gonzosa dispersion á los demás ; en este esttt.do, n:> pudiendo con­tener el ardor de la tropa, di la orden á la Compañía de granade­ros del 2 . 0 de Munancia, para atacar, lo que ejecutó, desalojando :al enemigo de sus posiciones, en una borrasca inexplicable y sin detener su marcha: en vano empleo sus reservas para volver á ocupar, pues la primera Compañía del mismo Batallón, rivalizando en valor con la de granaderos, los contuvo y precipitó nuevamen­te á la hondonada en que e hallaban reducidos : la columna de reserva recibió la orden de flanquearlo , y la de caballería, la de cargarlos en el desfiladero p•>r donde se hallaban preci ados á reti­rarse : su destrucción era inevitable y tan completa, que ni uno solo hubiera pod1do escarparse de la muerte. La desesperación les in piró una resolución sin ejemplo: su infantería y u caballería, saliendo de los abismos en que se hallaban, treparon por aquellos cerros con furor : nuestra infantería, que por su ardor excesivo y por lo e carpado de la posicron, se hallaba desordenada, no pudo resistir su fuerzas ; sin embargo, les disputo á palmos el terre­no, y cedieron la posicion al Pnemigo despues de la más obstina­da defensa : reforzadas por otras dos e mpañfa de la reserva, tres veces tomaron y perdieron, á la bayoneta, Ja posición. Por desgracia, otras cuatro Compañ1as que debtan reforzar las ante­riores, e extraviaron y no llegaron á tiempo; por lo que me vi preci a do á de tacar los Granaderos, 6. • y 4! de Drag nes, para que contuviesen al enemigo, lo que verificaron echando pie á tierra, y, unidos á la infantena, los extrañaron nuevamente de su po ición : aun no de confiaba de u tot 1 exterminio, pue el Ba­tallon dtl Rey debía caerle por su espalda ; peto á este le falta­ron las municiones, que no puqieron seguir por lo escabroso del terreno. Un fuerte aguacero impidio la continuacion del fuego, y sobreviniendo la noche, me vi preci ado a reunir la:> tropas, y, to­mando posic1ón sobre el mismo campo, esperar la· municione de que está enteramente la tropa Jesprovist • . La perdida del enemi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 94 BOLE1.'lN MILr.I'AR. go fue horrorosa. La desesperación precipitó sus jefes y oficiales sobre nuestras bayonetas, en las que recibieron los más una muer­te que tienen tan merecida; y sin el excesivo ardor de la tropa, que ocasionó la desunión, los insurgentes hu hieran sido totalmen­te destruídos en el dta del Patrón de las Españas. La infantería hizo prodigios de valor : no hubo un soldado, un oficial, un jefe que no se mostrase con acciones heroicas. El terreno no permitió á la caballería dar muestras de su ardimierrto; pero sufrió un fue­go horroroso, de que muchos fueron víctimas ; y las Compañías Granaderos y 6. • se distinguieron haciendo el servicio de infante­ría, como tengo anunciado. Nuestra pérdida fue de poca conside­ración, y luégo que los Cuerpos me pasen los estados de ella, ten­dré el honor de p nerlos en conocimi~nto de Vuestra Excelencia. Los enemigos se retiraron con la noche, media legua de su posición, teniendo el frente, la espalda y el flanco derecho cu­bierto de un pantano inaccesible, y apoy~ndo su izquierda con alturas casi insuperables : tengo observado que Bolívar, poco satisfecho de la buena voluntad de sus tropas, elige siefTlpre posi­ciones sin salida, para que la desesperación produzca los efectos del valor. Como la conducta heroica de la oficialidad y tropa ha sido tan general, no puedo hacer mención particular de algunos : así, prop0ndre á Vuestra 'xcelencia los que creo más acreedores á ser premiados, no habiendo individuo que no lo sea á la conside­ración de Vuestra Excelencia. Estoy reconociendo el campo y recogiendo cargas de fusile . Dios guarde á Vuestra Excelencia tnuchos años. Campo del Pantano de Vargas, 26 de Julio de 1819. ]OSE MARIA BARREIRO P. D. Son las once de la mañana, y el enemigo hace movi­miento retrógrado, y seguiré luego que me entere de su dirección. (Gacettl Oficial de Santafe) --···-- SOBRE EL TIR0 DE LA INFANTERf EN .EL EJERCITO ALEMÁM * • Introducción 1.0 Lo~ ejercic:ios de tiro tienen por objeto dar á la infantería el grado de tnstruccwn que en este ramo ncce ita para emple-ar con provecho el arma eJe fuego en el combate:. Aprob;ulo por el .Emp;r.tuor Guillermo c:l 9 rle eptiembre de 1893, y ain modifi­cacionca hasta l.t iech:1. No c~ta á dcma r ·corcl,ar que e.te Regl.lmcnto ae r.imo numero. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍL'{ MILITAR 95 Tales ejercicios con tituyen uno de los puntos más importan­tes del servicio de guarnición, y por lo mismo deben practicarse con el mayor cuidado, dirigiendolos de tal suerte, que el soldado en el primer año de su ervicio resulte die tro en el tiro de comba­te . En los años siguientes se completan y perfeccionan los conoci­mientos que en el primero haya adquirido. La in ' trucción del tiro comprende: a) Los ejercicios preparatorios; b) El tiro de in trucción; e) El tiro de combate; d) El tiro de demostración; ~) El tiro de examen . I TE O RÍ DEL TIRO A-Generalidades a) Generalidadu sobre la Jorm(J d e la trayectoria 2. 0 El trayecto ó sea el camino que en el aire recorre el pro­yectil (la bala), ó más exactament(", su centro de gravedad, se llama trayectoria. 3.0 La forma de la trayectoria depende : de la velocidad del movimiento; de la dirección del movimiento; de la pesantez que hace caer el proyectil ; de la resistencia del aire que disminuye la velocidad ; de la rotación que se imprime al proyectil. La velocidad, dirección y rotación la dan al proyectil la fuer­za de los ga e de la polvora que lo arrojan del cañón del arma. 4.0 La impulsión qu~ dan los gases de la pólvora es de tal naturaleza, que puede comunicar al proyectil un movimiento ha­cia adelante, recti lJ neo, uniforme y soste11ido, sobre la prolonga­ción del eje del e ñon del fusil. La accion de la pe antez, hace que el proyectil baje, es decir, caiga durante u marcha : la velocidad de dicha caída aumenta con la duración de la misma. Ademas, como el proyectil etnpuja y arroja hacia los lados el aire que encuentra en u e tnino, á la vez que dicho aire le opone resistencia, el proyectil sufre continuada perdida de su velocidad de marcha, de donde que recorr e pacios iguale en tiempos m ás y más largos. De lo dicho resulta que la trayectoria es una lu1ea curva , con curvatura mayor ha ia el fin qtte hacia el principio. 5 .0 Para alcanzar un blanco c. un altura determinada se debe, pues, colocar el cañón del arma n una posición tal, que 1 pro­longación Jcl eje del n i · mo pase sobre el blanco la cantidad exac­ta que el proyectil debe e t:r antes de llegar al dicho blanco. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 96 BOLETÍN 1\ULITAR Sea ah el eje del cañón prolongado (figura 1. •); h, f"l blanco; be, la altura que desciende ó cae el proyectil en el trayecto a c. Para alcanzar el blanco b, la prolongacion del eje del cañón debe levantarse la cantidad he, es decir, que e debe dirigir sobre d . El án ulo bad, que indica lo que el cliñón debe levantarse, se llama ángulo de elevación: en el fusil se obtiene por medio de la alza. 6 .0 Para que el proyectil, que es cilíndrico y muy largo, des­criba una trayectoria definida y regular, es preciso que avance siempre con la punta hacia adelante, y ese re ultado se consigue dando al proyectil, dentro del cañón, un rápido movimiento de rotación en torno de su eje mayor, por medio de rayas ó estnas: el movimiento así impreso se conserva durante todo el trayecto recorrido por la bala . Aparato de puntería 7 .0 El aparato de puntería comprende e] alza y el guión. La línea ideal que une el centro de la ranura de la mira con la punta del guión, se llama línea tle mira. Dirigir esa línea con el ojo, so­bre un blanco d e t e rminado, se llama apuntar. El punto sobre ~ue debe dirigirse la prolongación de ]a línea de mira se llama punto d e apunte; el punto sobre el cual se halla realmente dirigida la prolongación de la línea de mira al partir la bala, se llama punto ;rpuntado; el punto herido por el proyectil á su llegada al blanco se llama punto tocado ó posición del proyectil ó impacto. Según que el punto de apunte se halle sobre el blanco ó en su borde inferior ó superior, se dice que e apunta al blanco, al pie del blanco ó á la cabeza del blanco. 8. 0 Si la línea de mira fuera paralela al eje del cañón, se po­dría en rigor alcanzar el blanco apuntándole alto y eligiendo en­tonces el punto de apunte fLtera del blanco . in embargo, como tal manera de apuntar sería con frecuencia difícil y á menudo im­posible, es preci o que el punto de apunte se pued elegir sobre el blanco ó á lo sumo inrnediatament<:: encima de el. Para que sea posible tocar el blanco en esa condiciones, es preciso que, á la al­tura del blanco, el ej~ del e ñón se halJe debajo de la línea de mira (figura 2), y por consiguiente que corte esa linea de mira. Lo dicho se consi g ue colccando la ranur ó ventanillo de la mira m "s alta que la punta del guión, con relación al eje del cañón, y arreglando de tal 11JOdo la altur. del ventanillo de mira obre:: el eje, que pueda aumentarse de acuerdo con la di tancia, en tanto que la ltura del guión permanece invariable. Para la puntena, el cañon toma tal posicion, que hace pasar la prolon g ación del ejes bre el bl neo, la mi ma cantidad ó ltura qu e d proyectil baja por la pesantez para que pueda herirlo. El ángulo formado por la línea de mira al inclinar e sobre la línea de tiro (a b e), se ll m ángul de mira (figura 3.4 ) (C()ntinuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 89

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 90

Por: | Fecha: 11/03/1899

No III Bogotá Marzo I 1 de I 899 NUM. 90 --~·---- ORG :ro DEL MJ 1 TEHIO DE El A Y DEL EJERCIT ___ ,. . .,_ __ _ DJRT.CTOR. AD-HO OR!:M~ FRAtiCISGO J. VERGARA y V. Coronol, Miembro de la Socieda d Colombia na de Ingenie ros ~22~2 - ~ ~9 ~2 ~2 9~2~~ - ~ ~~ ~~~ ~~ ~2~~?~~222~~99~~~~~2~~~ ~ ~ Son colaboradores natos de este peri6dico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República c~~~~~ o~~~~ ~~~~o~~ob~~ ~~6~~ ~ ~~6~o~~6G~~~~~~~~ob~~~~~~ ~~ ~~~~n OFICIAL ··· - - R~públtca de Colombia - Minist,:rio de Guerra- Numero 76 - B/)­gota, 24 d11 Febrero de I 899. eñor General Comanrlante en Jefe del .Ejército. erv1o disponer, con re pecto á la instrucci ... n civil de 1 Cuerpos acantonados en e ta ciud d, que las da es superiore •que e den en todo ellos e ten unicamentc á carg del oronel In tructor; y que n e retirada la tr pa de la in·trucción du­ ·rantc la hora de clase , mientras el re pectivo Instructor no haya ·terminado cada un de dicha da e;. y vuestro atento · ervidor, JORGE HOLGUIN POR EL E OR GOBERN. DOR DE ROLIV.\R E , ' LOS PARQUES DE CARTACE A Ln la ciudad de Cartagena, a lo t r c ~ dí~s del mes de Febre­. r Ut; 1 99, pre en te el seilor G-obe rn a dor dd 1 >t:partamen l con el objeto de practicnr la visita de que trata el artículo 1 q del Decr t númer 307. de 1897, reglamentario de lo PArque, se procedio ~ la confrornaci ón dt: 1 e ·i ten' ia d<.:l Parq u ·on vi ta dd e u - .dro anterior, h.-llándo e todo dt: conforrnid d. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 98 BOLETÍN MILITAB El señor Gobernador visó los documentos que componen la cuenta del mes de Enero próximo pasado, á que se refiere la men­cionada visita. Para constancia firman la presente diligencia El Gobernador del Departamento, JuAN V. AYCARDI-E Guarda-parque, José L. Cabo. ---··---- SECCI N DOCTBIN AL No es nuestro ánimo tratar detenidamente de los anteceden­tes, desarrollo y consecuencias de un hecho bien conocido en n ues­tra historia: la defección del Batallón Numancia de las filas realis­tas para pasarse á Jvs patriotas en la epoca en que San Martín guerreaba en el Perú; y mucho menos narrar con todos sus deta­lles el célebre episodio de Chancay, transformado de ordinario por los escritores, de tal suerte, que hasta nos pintan á ]os realistas ba­tiendo medallas en honor de los héroes republicanos. Oueremos ola mente hablar de la marcha más admirable que con~emos e.n los fa tos militares del mundo, ejecutada por soldados de Venezue­la y de Colombia. Esta marcha prodigiosa, casi ha pasado inadvertida para Jo historiadores: O'Leary no la menciona en sus Memorias; B ulnes. tampoco la conoce; Restrepo en su Historia se limita á )as siguien­tes línea : "Reunido marcha el Batallón á recibir órdenes de San Martín, prestando á éste un auxilio muy oportuno'; Mitre, tan cuidadoso de ordinario, escribe: '' ~t:n su movimiento de retroceso,. ·valde dejó como á 10 kilómetros á retaguardia el BataJlón Nu­manc. ia, el que aprovechando la ocasión, dio el grito de insurrec­ciuu e la noche del 2 (Diciembre de 1820), e Incorporóse al df iguiente al ejercito patriota, ofreciendo á la causa de la Inde~n denci.a americana un contingente de 650 bayonetas," y esto apo­yado en las memorias de Cambo y de Al varado. l:.n la hoja de servicios de Heres se lee: ce lo cual (el pase de u JUJn,·ia) ejecutó haciendolo caminar 24 leguas en un día, desde el rapi he viejo á la hacienda de Palpo, y de e ta á Retes, donde e unió á las tropas dd General R. Alvarado, dd ejercito Je a ' artín, co.1 tod el personal y material d .:!l batallón.' Y 24 le~lla españolas en 24 horas de marcha, una colt mna d ; o:> hombre , si n dejar un re¿agatl , a l través de ardientt> arenal e., e hecho que no tiene par, in duda alguna, y revela una resi tencia tal en una tropa, que de de luego le da derecho á que f' la califique de la primera infantería del mundo, si á esa cualidad se reúne como Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍ~ ULf;. AH 99 en el Numanúa, la del valor llevado á sus últimos límites en el combate. Las marchas que citan Jos tratadistas como el colmo de las marchas forzadas, on: el ejército ü ancés en su avance sobre Piasen­cía, en 1796, caminó 64 kilómetros en 36 hora ; la Di vi ion de u­gereau, en el mismo año, 104 kilómetro en igual tiempo; en 1 8os, lo granaderos de udinot, 6o kilómetros en un dta; el cuerpo de Jack on, en la guerra de Sece ión, 72 kilómetro en 36 horas; el 1 r cuerpo oru iano en Agosto de 1870, recorrio 38i kilómetro en un d1a; el IX cuerpo del mí mo ejercito, en Diciembre de e e año, 82 kilometro en 36 horas. Ahora bien: el Numancia caminó ~~o­venta)' uis l.:ilomt'tros en vei11ticuatro horas! Las tropa extranjeras citada realizaron e o movimientos llamados admirables, tomándose tiempo para descansar y comer, en tanto que la nué tra sostuvo la marcha picada por la caballería enemiga, sin un momento de re­poso, en 24 hora · e decir, á má de 6o metro por mi;nrto. De Bogotá á uaduas, á pie en un dta, sería ya una hazaña homérica y t:so que no se cuentan sino 85 kilómetros de camino. Verdad que la preparación de e~e cuerpo, \' eterano cual nin­guno, fue digna de tan estupenda prueba. Formóse e] Nunumcia en Barinas (Venezuela), en 1815, principalmente con americanos condenados al ervicio por patriotas, y había hecho en aquellas regiones diversas campañ~s cuando arribó á tierra firme la expe­dición de Morillo, quien informó al rey la disciplina y buen esta­do del cuerpo, por Jo cual el monarca dispuso pasara al Perú en reemplazo de las trvpas españolas que el Jefe penin ular detuvo para hacer la guerra en Margarita. Empero, antes cie que viniera tal orden Morillo había resuelto enviarlo á Santafe, por Casanare, plan que se modificó luego, por lo que el cuerpo retrogradó hacia Pamplona para eguir por la cordillera á la capital, á donde 1legó ' los ocho me e de campaña . De Bogotá pa ó luégo á Popayán, y guarnecía c50ta ciudad cuando e le mandó seguir á Lima por tie­rra: cl6 de Febrero de 1819 emprendio el viaje, y haciendo marchas continuas y peno as, llego á Lima 1 6 de Julio del mismo año. La ruta de este movimiento fue por uito, Cuenca, Loja y Trujillo; en Guayabamba pa o la línea equinoccial, y de de Riobamba tomó la a pen ima cordillera, que no dejó ino en Piu­ra, ya población del Peru. i\tiá~ fácil y corta habna ido la marcha por Guayaquil, 1o que no se hi¿o por estar entonces inundad la comarca, · aunqut: n da e habrh. perdido on demorarla unos dta, mientr bajab n la agua , !'e re ohiú 1() q ac: queda dicho, ''porque en la política del gt .. bierno e p ñol e taba de truír una tropa que p 1· u bra,·ura, u Jisciplin., y su cn!dit en todo Costafirmc, d ría •·ce - 1 o conrinu , componiéndo e corno <.: componí:t de amt:ricano (1) { 1) San Ma.rlm tlijo í Hcrcs en oficio del día 4 t~ntr · otr:t. cosas : " Yo sé que el nemigo ha su riüo una pérctiua irrcpar:tbl·, porque los bravo de Numtmcia no encon­trarán mucho rivale en su ejército .• • . Por tau grandes motivos, felicito : U. S. con todo el interés que ·oy cnpaz de senlir, cuanclo contemplo el destino de la Ammórica y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lOO BOLE'.l'ÍN M.lLI'l'.d.R ó porque en el orgu11o de Morillo le dictaba er el primero que ha­cía ejecutar tal marcha." Desde l3arina á Lima cuentan dnco mil kilom ·Jros, p~r el ununuia recorrio otro mil má con sus marcha y e ntramarcha en diver o sentido:>, recorrio todos los c1ima y terreno imaginables, en un palabra, cuanto puede ima­ginarse de malo y dif1ciJ, á pi~, y sólo perdio 100 hombre en e a omérica y in igual con-ería. Es el primer batallón que en los iempo moderno ha hecho esa marcha y ce probablemente será el último que la haga, porque su hazañ~ hizo conocer como intransi­tables para un ejér ito esos camino , que ólo cuand se quiera ha­e r mo.·ir hon,bres se deben mandar que los transiten, ó bien cuan­do se trata de aquéllo que, conociendo el sacrificio que han de hacer, con ien tan en pa 'arlos. , Y el Numancia al pasarse á los patriotas llegó desnudo y .descalzo, porque hacía un mes que formaba la vanguardia del ejér­cito español en operaciones y había dejado en Lima todo su equipo y \'estuario r En la madrugada del 2 de Diciembre se sublevó el Numan­cia, aseguró el Jefe y los O !iciales e paño les, y en el acto em­prendió la marcha prodigiosa, penosa por el clima y el terreno que travesó, larga y expuesta, porque la caballería realista, informada : ronto de Jo sucedido, se puso en persecución del batallón, que, n 24 horas, tuvo que ce marchar in comer, beber, dormir, ni de - .... an ar, y tomando posición y medidas para defenderse,' y el 3 á la una de la tarde entraba á la hacienda de Retes donde estaba la -vano-uardia patriota. ce Es fal o que el E~cuadrón de Granaderos á caballo (patriota) hubiera protegido el movimiento del Numan­t.: ia como 1 dice ~an iartín . ... E todo tan falso lo que dice an 'larttn, que cuand me reuní á Alvarado, me recibió con 8oo hombres en ala y prontos á combatir; y en esta formación archar n conmigo mucho trecho" (Here ). !varado cre1a en una celad de lo e paño le . T aturalmente á Rete la tropa ce llegó , n tal c:;tado Je fatiga que Jos oldados no podían tnoverse de un lugar,' Conforme a la situacion re pectiva la fuerza que e pre-entó á !varado ascendta á 2 5 ficiales y 671 i ndi \ itluos de .. tr pa. ¡ Lá tin1a, y grande, que no haya llegado"' nuc tras manos una elación circunstanciada, hora por hora, crita por alguno de lo actores del mayor t: ' fu r¿O fí ico hecho or un Batallón, que re­gí tran lo analc de la guerra 1 El dí 4, tan luego como San iartín recibio en Supe cJ avi o de lo ucedid , 11 mó al 'umnn­cin ce Fiel á la Patri " · lo declaro el m á an ti o-u o en el jérci to ,ibertador del Pcru, rec nociéndolP., • dem.t , e u cará tt::r de co-b tra5C«:n tlenda que · e l u ·ne e t • s u.:es · ; y á Bolí,·. r en nota del 2.6 de 1 rz anifc tó que al a 1 ir l. :amp - p m Jibcrta r al Perú "enum ·ré entre mi princip les re unos 1 s r.ll clcl br v > L-. tallón .1 Tumrmr.in~ que el Virrey ele Lima e tim. ba eomo n ele la primeras column:ts de s 1 c}.: rcito." Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 10 . lombiano, y le confió, para toda la guerra, la única bandera que usaba aquel Ejército. ¿ No con endría perpetuar esta gloriosa tra­dición, dando á uno de nuestro Batallones el nombre de Numan­cia, ya que en otro recordamos la bravura del e pañol Vaiencey? --···-- (Conclusión) La acritud en los boletine y la publicación en periodicos serios de Jo contratos celebrados por los beligerantes, para adqu!­rir arma , municione , estuario, equipo, menaje, mulas, ca a1los,. ganados, "tverc~, etc., como olemne protesta del despilfarro ; lo neutrale r pre~entando aventuras quijote · as, pero más amarga que la de Tantalo ; lo tnontañeses con lo rezagados de lo ejer­citos, pescando in an?uelo; Jos hombres que ayer no más se dis­tingu• n por u buenas condicione , excelente carácter, entusia:;­tas por la libertad individual y Ja pro peridad, de firmes propósit para ayudar en la paz al eograndecimiento de la patria, vueltos rudo con la vida de: e cenitas y de cosos de que la lucha e pro­longue, como me-dio eficaz para hacer fortuna ; los desertore , en u vergon7osa fuga, violando en pueblos i ndefen os el hogar sa­grado; la contribuciones para gratificar á lo vencedores y en­ciclos, que son en Colo m hia el c.< sálvese quien pueda," apagando en hombres orgullosos el e píritu y haciéndoles perder la dignidad, pue to que, di culpándose, piden perdón como esca o f.'lvor. El caudillo, embriagado con el humo de u vi toria~, en marcha triunfal, hiere con la punta de u espada á tcdo el que e le opone al pa o, y á la vez promulga, entre cortinas de carmesí, la folicidtui de su patria, que el mi mo convirti "' en escombr s, trayendo! por toda gloria, no la cruz del altar divino, sino el llambre y la mi eria, y re ibicndo, á pesar de todo, las coronas de laurel que m trona ilustres y damas distinguidas le di ciernen, á la par de Jo presidiario , que elevado por la guerra á la categona de buenos ciudadano , reciben tambien de znano blanca la escarapela, com divi a de l1onor y título que los rescata de l s panópticos . Pero no es esto todo: apenas hubo de terminar e la lucha (v lláme e como e quiera el vencedor), u escalafon militar apa­rece con tal número de Generales, Jefe y ficiale , que e cede al de lo individuo de tropa que pa aron li ta en el campamento, y como para e e tiempo lgún grup de lo que nada hicieron re­sulta tÜ ht roicns virtudu militorrs, tle grandes y podt•rouls injlunz­cias, y tJt./,crscles á éstos, por su vasta in truccion d~ cflmpt~iía y co­nocimient profundos n1 In tácticc- t•xpt·rinuntal, 1 victoria ob­tenidas, re ulta q u~ lo uno e ponen bravo porque n lo hacen Pre idente , Mini tro de E tado, miembro de lo Con ejo legL ut L Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 102 BOLETÍN MILITAR lativos, empleados diplomáticos ó consulares, y las otros destruyen lo que ello dicen haber ayudado á con eguir. Y como al vence­dor no le es fácil en la paz colocar á tántos que formaron en la guerra, y mucho menos á estos Napoleones, capaces de emprender expediciones, sin peligro d~ que llam'ls M1scovitas los detengan, de ahí viene tal de composición, que no pueden entenderse jamás, abrigan de nuevo bárbaros deseo , y convirtiendose resueltamente en poderosos antagoni tas del Gobierno ó del caudillo revolucio­nario, según el caso, dan origen á multitud de intriga , que per­judican en las regiones oficiales la marcha progresiva del paí , les viene el desprestigio, y no pudiendo sostenerse á la altura á que por ca ualidad los elevó la guerra, pterden el equilibrio y se caen de la eminencia, llevándose de calle reputaciones que tratan de debilitar, sembrando odios profundos entre los más distinguidos Jefes, y forjando extravagantes teorías para justificar la imbecili­dad de sus cómplices; acaban hasta con las más triviales nocio­nes del patriotismo. ¡ Líbrenos Dios de tales hombres, que son más funestos que la guerra que someramente hemos deta1lado! 1 I QueJarnos mudos, con la cara apoyada en las mano , cual otra Magdalena arrepentida, sin trabajar por el afianzamiento de la paz que nos trae obligaciones, pero también derechos y garan­tías, por estar de por medio los que llamándose amigos del Go­bierno por una parte, blasonan por lo bajo y con reserva el nom­bre de los próxi .nos caudillos revol\Jcionario , para aprovecharse de tan propicia oca ión y celebrar por patriotismo contratos de vestuarios y equipos para el ejercito-de las zalamena de los que, creyendose candidatos para recolectar empre titos, se aseme­ian á la sierpe que no muerde al padre para matar al hijo--de los aficionados á ervi r destinos en las carnicena~ oficiales -de los acuciosos en llevar la alta y baja de las caballenas - de los fabri­cantes de e pediente por aju tamiento militare de batallones que no han e .i tdo in o en cartulina-y por otra, de lo que recorren las poblacione en olicitud d e dinero para comprar armas y organi­zar cuerp de V'Jiuntarios que solo figuran en la cabeza del esta­fador e la astucia Jel intrigante y adulador, que para repre en­tar su pap 1, entra aga1.apado cotno vil e · p1a p )f cu. lquiera puerta, y á la sombra de lo ejercí tos se liga con lo entregados á desor­ganizado pillaje- de los que alrgan al vencedor como meritos, ervicios, r. tiga y sufritniento ) u estadía permanente en las esquina r tiendas de las plazas públicas, siendo voceros de la calumnia y de la mentira, etc., sena renegar de la patria y hasta de la vergü e nza- ve tir con pluma de paloma al tigre que nos asecha-besar la mano que nos abofetea apurar en copa de ..oro la cicuta que hundió en la fo a al fil6sofo atenien e -sonreír Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MILITAR 10 - nte el verdugo que con pulso firme y mano diestra pica la ma­no al gallar:lo Cordobes para regocijarse despué en la agonías de u muerte- acariciar al buitre que roe la entraña de Prome­' teo encadenado, y olvidar en un iu tante la dolorosa y larga e pe­rienda que el caudillaje nos ha dejado, cuando con rapidez mara-illo_ a y p12rn hacernos filices ha o scurecido con el humo de la ólvora el cielo de la Patria. Tocale al sacerdocio, en primer lugar, prevenir con hidalguía las calamid~des de la guerra, convocando á hora determinada á us feligreses para predicarle de de la cátedra agrad~ la verdad evan­gélk. a, que e la voz de Dio , que imprime esperanza , que es sólo consuelo y Jnagnificencia, radiante luz para descubrir la verdad y amar al prójimo en ez de acuchillarlo en matanzas fratricidas, que no on el mandato divino. El orador que suavemente logra ser el mediador entre el cho­que de caracteres y ·opiniones distintas, y por persuasión llega al corazón de los energúmenos y le hace de istir de us plan e revo­lucionarios, en realidad de verdad que ha obtenido para el pobre pueblo el mayor de lo beneficio , para esa raza de mártires, que sin careta, ca co romano ni tejido de acero en el pecho, pelea in­, con ciente, defendiendo una bandera que no conoce, pero que sí , arranca Ja victoria al enemigo y e ac-rifica como león, obedecien­o un bárbaro mandato. A la mujer, nombre santo y ublime que ejerce en el mundo :podero a influencia y que es grada conducente á la grandeza hu­mana, tócale investigar con petseverante solicitud, en dónde está la cabeza de la erpiente revolucionaria para adormecerla y hacer­la deponer de u fiereza hasta apagar u ira - puede conciliar l ánimo en Jo partido · político · , con la facilidad que el alvaje aman a las culebras con lo sonido dulce de u flauta ;' por \ir-ud y habilidad descomponer lo plane de una in urrección arma­da y c ombatirla, adquiriendo mcritos y renombre entre la herol­nas de la hurnanid~d é inmortalizandose, como la madre y e po-a de Coriolano, quien teniendo ca i ocupada militarment"' la ciudad de Roma, ha to el mandato agrado de la que lo acaricio l' ntimamPnte en el pecho y de u amable compañera, para ~nvai­nar u e pada, ocultar u ca co guerrero y abandonar el campo. i­gan la colombi na ' e te noble y ublime jemplo y no habremos lvado. al Gobierno que, corno Repre ~ntante del Poder Legi la­ivo de la Nacion le ha ta olo cumplir la Con titucion, que e el ibro e oro de la Rcpublica', y la ley e crita, para alvar el orden y el poder adquirido por la voluntad de lo pueblo , robu teciendo el sentimiento de la paz que nos ha ofrecido la República cris­~ ian ue hemos o tenido en la e fera de nue tra fuerzas, con ma­yor mpeño, ·de de que en Santa Ro a de Oso > el4 de Mar¿o de 1879, oímos la de carga que tan cobardemente y de la manera m a "gnominiosa, asesinó al gallardo e inculpable joven Mc-Ewen, á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 104: BOLETÍN MILITAR quien no pudimos salvar del patíbulo en aquel funesto día, porque los que rodeaban al Jefe del Gobierno ?ntioqueño entonces, le pe­dían ese sacrificio, no por adhe ión á su causa vencedora el día anterior en Oro bajo, sino porque les era preciso, en aqueJla época de lujo y corrupción, castigar la dignidad del que los esperó en plena plaza, con el bastón de la autoridad en la mano, para que así re altara más el valor de la víctima y la cobardía del verdugo, que exclamaba como Breno, el feroz galo: ¡Ay de los vencidos! Noble misión la del Ejército: consagrar u in trucción y dis­ciplina al ostenimiento del Gobierno legítimamente constituído en el paí , y someter, en caso necesario, á los perturbadore del orden ocia!. RICARDO ACEBEDO Bogotá, Febrero de 1899 . . ...... eis año de iatigas y de peligros señaJaban la guerra soste­nida por !a heroica nacion española contra Napoleón Bonaparte, uando la a1da de e te usurpador devolvió al fin su libertad á E~ paila. Entonces me tra ladé á las orillas del Garona, en las pla­yas de Cadiz de pu s d 01 r, de boca misma de u Majestad,. los deseos que manifestó por la pacificación de la cornarcas ame­ricanas, comi ion cuyo mando se dignó confiarme, a pesar de mi reiterada excusas y de mi tenaz resistencia. i lientras que el ejt!rcito victorioso, que con tánta gloria ha­bía contri bu ído al restablecimiento de la paz en Europa, volvía á su patria á gozar de su triunfo<>, me vi obligado a partir para Cádtz á la cabeza de mi Divi ion. ·ta era entonce fuerte de 12,000 hombres, de los que ro,ooo eran de infantería; el re tose formaba de tropa de artillería, de ingenierra v de caballena. El General nrile de empeñaba la, funciones de J fe de mi E~tado Mayor. En Febrero de 1815 hicimos vela á }as Provincia~ del Nue­vo.~. lundo, que e encontraban en e tado de guerr ; y cu ndo nue tros compañeros de armas comenzaban al fin á aborear n el reposo la perdida de u glorio~a fatiga&, nosotro 1 bamos a comenzar de nuevo una lucha mucho m,~s peligrosa, mucho má~ cruel que la que h ta en once habtamo o tenido. Desembarcamos felizmente, en los primeros dta de Abril, en las r.ostas orientales de umana, en donde e nos pre·ent< el cuerpo de ejercito que, á orden ~ dd bravo Coronel .Nlorale , acaba­ba de desbaratar el cuerpo principal de disid~ntes de U rica, de Ma-turín y de Tlliria. tas tropas, que e compontan de varios mi le de indio , de negros y de me tiL.o > contaban con alguno ccn te­nare de blanco , y hab1an ido, en todo el cur·o de la ampaña, el terror de lo insurgente . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLE'l'ÍN MILITAR 1 Nos pre entámos, y fuimos acogidos como hermanos, com miembros de una misma nación, sujetos á un mismo rey, y ani­mados por identicos sentimientos. Mi primer cuidado fue recoger los informes más exactos sobr los acontecimientos pasados, las personas y la situación de las pro­vincias. Supe, con espanto, que la hidra de la discordia había deso­lado á Venezuela; que el odio, las venganzas y los re entimientos de pttrtido causaban reacciones y hacían correr la sangre á torren­te ; por ultimo, que se seguía, con d mayor encarnizamiento, b gurrra á muert¿; guerra bárbara, escandalo amen te proclamada po los disidente , en terminas que inspira la más viva indignación V ~d aquí este vergonzoso monumento de sus fu rore : '' E.l- .~ lBRE DE~ P .. BL DE YE~ZUEL "La proposiciones que igüen se hacen para e"Tlprender una expedicivn por tierra, con e) fin de librar á mi pat ria de] yugo in­fame que sobre ella pesa : las cumpliré con e ·actitud y fidelidad porque la dicta la ju:;ticia, y deben producir algo muy importante '' 1 •0 Podrán hacer parte de la expcdicion todos lo criollo" _, extranjeros que se presenten; con ervaJ·án sus grados; aquellos que aún no han servido, obtendrán grados corre pendientes á los empleos civiles que han ocupado, y en el curso de la campaña cada cua? tendrá un aseen o proporcional á su valor y á sus talentos militare : ce 2.° Como el fin principal de e ta guerra es destruír en f7e­n~ zuela la raza maldita de los españrJit•s de Europa, in exceptuar á Jos hijos de Las Canaria·, todos los e pañales quedan excluídos de e ta expedici - n, por buenos patriotas que parezcan, porque ningu­no ae ello debe quedar con vida. Por ningun pretexto ni ex<:ep­cion se admitiran, como aliados los españoles ; los oficiale in­gleses no podrán ser recibidos ino con el con entimient0 de 1 mayoría de lo!) oficiales nacido en el paí ; ce J.0 La propiedad de los españoles de Europa comprendid. en d territorio libertado, se dividirá en cuatro partes: una para lo oficiales que hagan parte de la expedición, y que hayan a ü~tido al primer hecho de armas; el reparto se hará por partes iguak sin atencion al grado. La egunda cuarta parte pertenecerá 2 loo:o oldados, indistintamente. El re to pa ·ará al Estado. En los ca < ~ dudosos, la mayorta de los oficiales presente decidirá el punto. ce 4. 0 Los oficiales que se nos agreguen despucs de la primer« accion podr.án, con el consentimiento de los demás oficiale , s admitido en el reparto de las pr_opied de que e consigan lu 'go; "s.o La propiedades de los hijos del pats se respetaran no entrarán en este reparto. i el Gobierno lo juzga traidores á 1 patria, la confl acion de u biene e hará Íntegramen e á fav del Estado; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 06 BOLETÍN :DIILITA.R c.c 6.0 Para llenar cumplidamente estas condiciones, los bienes e repartirán inmediatamente en cada ciud.ad á dende lleguen las tropas repu bJicanas, sin más demorz que la que ocasione la perse­cución del enemigo. Los muebles que no se puedan llevar ni se­parar fácilmente, se venderán en pública subasta; " El Estado se apoderará de los hatos y de toda especie de ví­veres. Si resultaren ser de los españoles europeos, la mitad de su justo valor ingresará á las cajas del Ejercito ; c.c. 7.o Las armas y municiones que se tomen al enemigo, se entregarán al Estado por una suma módica, que se repartirá con­forme al artículo 3.0 El Estado se encarga de aperar las caballe­rías, re ervándose la propiedad de los caballos. Las armas y muni­ciones que se tomen en el combate, pertenecerán exclu~i va m en te al Estado ; "8.0 Si á un oficial ó soldado se le juzga digno de recom­. ensa en dinero por alguna acción distinguida, entre todos se hará el gasto. Fuera de este caso único, no se hará desembolso; ce 9. 0 Para tener derecho á una recompensa ó á un grado, baJtará presentar U1l número de cabezas de españoles de EuroJ>.a ó de insulares de las Canarias. Al soldado que presente veinte cabezas, se le nombrará Alférez en servicio; treinta cabeza le valdrán el grado de Teniente ; cincuenta, el de Capitán, etc. etc. ; "10.0 Al soldado se le pagará todos los meses. El siguiente ':uadro demostrará el estipendio que se le concede : ce Coronel, 230 pesos; Comandante, 150; Mayor, 100; ce Compañía de fusileros : Capitán, 66 pesos ; Teniente, 44; Abanderado, 30; argento 1.0 , 18 y 6 reales; Sargento 2.o, 15 pesos ; Cabo, 1 r y 2 reales ; Tambor, 1 1 y 2 reales ; Soldado, y 4 reales ; c.c Compañía de Artillería : Capitán, 8o pesos ; Teniente, so; ubteniente, 38 ; Sargento 1.0 , 22 y 4 reales; Sargento 2.0 , 16 y 7 :-eale ; 'rambor, 13 y 3 reales ; Soldado, 9 y 3 reales. '' 1 1.0 Además del sueldo se pagará á lo soldado· una ración diaria, dos á los Teniente~, tres á los Ca pi tan~s, cuatro á los Mayore , y á los Tenientes Coroneles cinco. Cada ración sera de una libra de carne, de una libra de pan y un cuarto de ron ó de guarapo, cuando se encuentre. No rA--Lo Oficiales o tendran derecho á )a racione sino _uand la abundancia reine en los almacenes. "12.° Cada Oficial podrá tomar á su servicio un hombre de u Compañia, pero sin que esto exima al soldado de ir al campo e batalla. "13." A buena cuenta e dará una anticipación módica á quien tenga que entrar en campa11a. "I 4. 0 El Oficial ó el oldado que falte al deber de la su- 01 1nación será severamente ca tigado. El que en un combate uelva la espalda al enemigo, ó dirija á sus compañeros de armas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MiLiTAR 107 palabras de desaliento, puede ser ajusticiado sobr el campo mismo, por orden de un Oficial, si nó será juzgado por un Consejo de Guerra. " 15. 0 U na vez fuera de la ciudad, todo lo Oficiale y ol­i) ados erán mantenidos y pagados. Los medio de tran porte se les suministrarán por tierra y por agua. ''Carta gen a de I odias, I 6 de Enero de r8t 3, 3· 0 de la Inde­pendencia. ANTOt 10 NICOLÁS BRICENO ceLo abajo firmados, habiendo leído las anteriore proposicio­nes, las aceptamos, y firmamos el presente para conformar nos en un todo s-egun está escrito, en fe de Jo cua1 ponemos por nuestra propia voJuntad y de nuestro puño y Jetra nuestra firma : .Antonio Rodrigo, Capitán de carabineros- ]ose D¿braine- Luis Marqués, T:eniente de caballería-Jorge H. D ~ lfm- B. Enríqucz, Teniente de cazadores-Juan Silvestre Choquea - Francisco de Paula Novas." El terrible derecho de represalia autorizaba al partido español a consumar, algún tiempo después, identicos rigore . El se con­entó con responder, por medio de un manifiesto, del cual apenas doy un extracto : Los Ayuntamientos, Diputaciones y Con ejos creen de su deber recordar al mundo la tiran.ía más odiosa que haya existido nunca, en Jo¡ momentos en que la rechazan con indignación, por 'respeto á la humanidad. 'El traidor, e1 bárbaro (Páez), después de reunir algunos re­cursos de antafe, marchó, contra su patria, precedido del espanto de una guerra á muerte que hac1a con todo rigor. 'La dominación de este mon truo ha durado once tneses, y estos once meses han hecho retroceder gran numero de años la prosperidad de su patria. Cada d1a e ha eñalado por a e inatos, v iolencia , rapiña· y acrilegios : la ola voluntad, el imple deseo 11na seilal del tirano, eran la únicas J yes in vi Jable de enezuela. Los yuntamicnto , Diputaciones y Con ejos, no creen tener ne­ce idad de recordar la orden infame del8 de Febrero de 1814 que condenó á muerte ochocientos españoles europeos. E to de di­diados fueron ejecutados el 14, 15 y r6, y u solo crimen era el Jugar de su nacimiento. Nonagenario , enfermos, hombres cuya virtude habían sido honra de nuestras comarca , hombres a los cuale nuc tra patria debia eñalados servicios, fueron a esinados públicamente· la sangre mas pura fue vertida por la manos más criminales, y el más cruel de tódo lo de ~ potas se torno en el ver­dugo de lo rnortale m á pacífico . ' Desde el primer m mento me fue fáciJ apreciar bajo qué forma debía presentarse mi ejercito, para hacer renacer la confian­za que había desaparecido en esto pai es de de largo tiempo hacía. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 108 BOLETíN MILITAR Las órdenes más enérgicas y mas formales se dieron á las tropas para establecer y conservar la más severa disciplina, á fin de que lo~ pueblos viesen en elJas un ejército de amigos. U na gran parte de los principales rebeldes se escaparon del continente y se refugiaron en la isla de la Margarita. Allí soste­nían un simulacro de gobierno, y esperaban en aquel punto volver á adueñarse de la fortuna. Además, otras partidas pequeñas, debiles restos de la última campaña, permanecían refugiadas en las montañas ó en los vastos desiertos que ~ rman el interior de Venezu(>la. En seguida juzgué que era indispensable disipar lo má pronto posible la reunión de Margarita, y me encamine hacia allí con todas las fuerzas euro­peas que me acompañaban, y con el ejército victorioso que había encontrado en América. Persuadido de que la mayor fuerza y de que el aparato militar más imponente debían necesariamente des­concertar la resistencia y economizar el derramamiento de sangre, me presente delante de la Isla el 7 de Abril de 1815, y hube de ver cumplidos mis desigrios pacíficos. Desembarqué: el olvido del pasado fue mi p1·omesa, y por única condición exigí que los disi­dentes depusieran las arma , y me entregasen el n•.J mero reducido de jefes que huÍ:l.n por las montaña . Vease mi proclama: "Habitantes de Margarita: ce La lealtad que acabáis de manifestar por nue tro muy ama­do Monarca y Señor D. Fernando v n, y la bondad de este prín­cipe, deb~n tranquilizaros por vuestra suerte futura. 1 Desechad todo temor! Entregaos al gozo má sincero. Hoy es el daa má~ feliz de 'uestra vida. Perseguid y entregad al Gobierno á los mi­serables á quienes no seducía sino su ambición personal, sin fijar­se para 11ada en vuestra desgracia. " Deponed las armas; descansad de vuestras fatigas, y ocu­pa~ s, en paz, del cuidado de vuestras familtas. ce Pampatar, 9 de Abril de 1815. ''El General en Jefe, PABLO MORILLO, l\1e oh ide sinceramente ha ta de los a esinatos cometidos sobre la inocente tripulación de un navío mercante e pañol. A nadie se exceptuó de esta amnisua. Varios jetes de la Revolución que se encontraban en la isla de Margarita, e me presentaron; á todos hice gracia de la vida, aun al mismo Arismendi, ese cruel y feroz Ari mendi, que, manchado con todos Jos crímenes, y siempre ávido de sangre española, un año antes había dado muerte á ocho­cientos españoles, con el mayor refinamiento de crueldad. o sabía que él obligó, en La Guaira, á quinientos e pañoles á que trajesen leña de los tnontcs, y que, por órdene de él, todos eso desdicha­dos fueron quemado en la mi ma hoguera que habían preparado • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'fN l\1ILITAR 09 on su prop!a mano . Ninguno de estos crunenes me era desco­nocido, y sin emb rgo, e te Arismendi quedó en su patria, en el Ayuntamiento; se le re petaron u casa y sus bienes; ha talo traté con distinción; lo htce sentar á mi mesa; en una palabra, no omit1 nada para m a ni (estar pu blicamentc y de modo categórico, mi in­tcncione y la voluntad derfectamente. n seguida hará que lo recluta imiten e] movimiento, sin voces de mand ni en conjunto, sino cada uno por u cuenta, corrigiendo Jos de­fectos en los que lo presenten y sin detener·e en los que lo hicie­ren bien.- (G?ntinuará) ---· ...... ·- - AME~IO.A MILITAPw HONDURAS (Continu, ción) Con el fin de atender á la in truccion primaria de las miliciaE de primc.:ra categona, el obierno ha nombrado in itutore de-partamentale , y ha creado ecciones militare · ha encomendad en lo pueblo la in truccion a J s empleado locales, lo que re ·- ben a 'uda dc lo ficiale u ordene . La in truccion rudimentaria e limita 1 mantenimiento de J disciplina, ' lo conocimientos ma elemcntalc a erca de la acti­tude y po ici ne del oldad , y a lo airo y m rcha . e han reimpn: lo te ·to adoptados d año atrá' obre ..-ráctica de rrillt:t·í y de lnfanttría o sea la Instruc i<)n del rt cluta· In tJ" ción de ccd6n · y Con.p tí.· Reglam<.:nto para h. tropa de artillería y t~ rn bié n u na obra bre 1 ior 1 mili c;~r. Re - pecto de la in truL ion técnica, hay <.lo profc.:: on: contratado· po1 el Gobierno: uno para el arma de aniJlena, con obliga i nc refe­rentes á la Ingeniería militar, y otro para e1 arn1a de infanten Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT A.R. Dich profes0res prestan sus servicios en la ciudad de Teguc-igal­pa. Estos profesores, acostumbrados al excesivo rigor y á la disci­plina tan ajustada que rige en las naciones de Europa, han tenido al rincipio mucha dificultades y tropiezo para dictar us ense­ñanza . El Gobierno e esfuerza, por u parte, '!n ven.:er e o b táculos, á fin de allanarles el camino. U no de los encargos m á tmportantes que el Gobierno ha c-orfiado á dichos profesores, es el de formar textos elementales, adecuado á las peculiaridades del aís, y en consonancia con los recurso pecuniarios del .E tado. pina el. actual Ministro de Guerra que la in truccion militar no podrá fundarse ni divulgarse convenientemente, sino establecien­do un centro modelo (Escuela de Cabos y Sargentos), a la que se de tine gran consagración y suficientes recurso . De aquí podrá lir la imiente c·entífica, que fructifique en todos los ámbitos del oaís. la vulgarización de la ciencia militar . Las guarniciones pennanentes se han sostenido y han presta­do sus servicios con regularidad y exactitud. La Se retaría de Gue­ra vigila y ordena todo lo relativo al mejor servicio de la tropa. Los Instructore militares prestan sus servicio en las guar­nicione dando enseñanza sobre el manejo del arma en buen ó mal e tado, equipos y prendas militares . A cargo de los Mayores de Plaza está el reg1men interior de io cuarteles, lo relativo á la seguridad y clefen a, al personal mi­litar, á los bienes nacionales depositados en lo almacenes, á la sa­ubridad, etc. Durante el año de 1897 el e~ tado sanitario tue en lo general bueno. Deserc:iones de 1 tropa, ocurren m u y poca~, y e ha notado ue e tas e verifican casi sie,npre por los milici no de Jos Dis­. ritos fronterizo al Salvador, en los Departamentos de Intibuca, Gracia y Copan, especi lmente los de Ocotepeque, Guarita, Can-lclaria y ama ca. Con motivo cle 1 revolución del I 3 de Ab ·il e elevaron las iue-rzt del Estado, de modo que, p.1ra el 3r de Julio de 1897, la fuerLa efectiva era de 1,941 plaza . Por Acuerdo cle 19 de eptiemhre de I 894 se e tablecio una Escuela de Arte y Oficio anexa á la guarniciun de J uticalp . Por Acuerd de 8 de Octubre de I 896 se aprobu el contrato del Profc or Carlos Hart1ing, como l)irc.~cro, de la Banda marcial. El uevo Director h 1. formul do un reglame-nto que mereció la a pro-ación del obicrno. Funcionan con regularidad las bandas militare de Cholu­a, Amapala, S.1nta Rosa y Comayagua. ·rambién ha habiJo una banua recluLida en Y uscarán, o te­. iua. en su mayor parte a esfuerzos de la l 1lunicipalidaJ. 'I amhien e. i-sten) p r di~posición del G bierno (Acucrd de 9 dt: O tubrc de I8<-J6), d os pequeJ-ta bandas en Gracia y 1ta Rosa. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 90

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 91

Por: | Fecha: 18/03/1899

Bogotá, Marzo 1 8 de 1 899 NUM. 9l ---··~--- ORGA O DEL MINI TERIO DE G ERR Y DEL EJERCITO ---··~--- DrucToR AD-KONOREM, FRANCISCO J. VERGARA Y V. Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros ~~~~~~ ~~~~~~~~~~~~o~~~~~~~~~~~~~~Q~~~~~~~~~~~~~~~~9.~~~~~~~~~~ Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República ~~~~~~~~~~~~~~0066~~60006 ~~~~~~0~6~~~~~6~~ ~~~~~~6~~~~~~~~~~ ccr N n ~·r L ---···-- A la inversa de lo geólogos que estudian hoy el pasado e la tierra á la luz que proyectan lo fenómenos actuale , aftr­mando que entre éstos y los de épocas anterior , apena hay di­fe- rencia de intensidad; los oldado estudian el valor militar del terreno á la luz que arrojan sobre el las camp iia cutnplid~s en tiempos pasados y, comparando la obra de lo capitane celebre con la de los guerrer s adocenados, deducen lo' pri 1cipio fund - mencale que rigen la utiliLacion del relieve de una com rca p r acrecentar las pro pi fuerza , csq ui var op r tuna 1en te lo golpe del contrario y, por último, arrebatar; e'te la victori . Consideran hoy, pues, la grandes autoridades Jel ramo, como e ·tu dio de capital importancia, el de la hist ria militar, y los oldaJo y aun los publici ta de la nacionc · civilizada trabajan con interes ere ience en labor tan ardua, habiendo e nseguido a la fecha grandtsimo re ultados. 1\las, si apartando lo o·o, de aque llo pat es ... lo volverno al nuc tro, tenemo que hacer la doloro. afir ­rnaciun de que l Republica carece por completo d una Hi tori11 milit(/r, no pudiendo ervir al ejercito ni aun de auxiliar en u tart:a lo relato de guerra y carnpaila que se ·ncucn tr·tn en l. s obra de f-1 i toria gcrH:r 1, p r -cuant su· aut r · ) no prco up - n­do ·e en primer término de la materi , ni le dier n la exten-,ion dcbiJa, ni t•on ignaron dct lle e enciale· en el a unto, ni pudier n emitir ju t. opinionc obre lo. plane de lo jefe de tropa , por-lo conocer á fondo el tecnici mo mili car. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 114 BOL'ETÍ MILITAR El campo stá virgen, por decirlo a í : á la historia resumen­ó extracto de boletines ó simple apología ó catilinaria en pro ó en contra de e te jefe, escrita al calor de simpatías ó antipatías de es­cuela política, cuando no por móviles menos generosos, es tiempo se su tituya el relato fiel, completo y debidamente analizado de las ope racione militares que de un modo ú otro interesan al Ejercito de Colombia, en vista de los documentos y archivos, pu­blicados ta demuestran que en las órde­nes y disposiciones equivocadas del jefe los subalternos leyeron lo contrario, pues estaban escritas de suerte que produjeran tan ma­ravilloso resultado. Y es de advertir que quien n0 Jlama á la cabecera de un en­fermo un abogado en ''ez de un médico, ni confía la defensa de sus pleitos á un matemático, ni ~oJera que el lego en pintura juz­gue á Rafael ó á Velásquez, no halla inc:onveniente en escnbir sobre a untos militares, condenando ó absolviendo ex-cátedra á Aníbal ó Napoleón, aun cuando no entienda una palabra en la materia y nunca haya lidiado soldado dentro del cuartel. Por lo dicho es fácil que incurra en errores ha ta un sol­dado si escribe años después de una campaña ruuerdos sin otra base que la metnori~, ó los boletines del tiempo, en especial si por no ser jefe no estuvo en ciertas intimidade del uartel gene­ral ó no busco en lo archivos los documentos que relatan los hechos tales como pa aron, pues todos ~aben que n1ientras truena el cañon y su ·na el clarín, al público no olatnente no se dice todo lo ucedido, pero ni aun se le comunica totla la verdad de lo he­chos de que e le tia cuenta. Ejemplo de lo que antecerle es la campaña de A racucho, digna de e tudio por mil razones, pero de la cual en manos del publico sólo existen rel tos fantá ti o en parte, hermo as piezas literarias si se quiere, pero no hi tvria digna de tal nombre, con­f<., rme lo pruebe la siguiente pieza que e ("llcuentra inserta en las MemiJrias de 0' Leary : "Cotno el combate de l\llatará suscitó- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN HILIT A.R. 115 discu iones entre los jefes, el General O Leary, por medio dei General Salom pidió datos al Gt:"neral Jacinto Lara, quien contestó lo iguiente : ia 1 Precisamente el plan de apoleon presuponía hacer le­vantar el itio de Genova, de suerte que si Massena re i ·te cinco día m · s, se habna al vado : y tan es a í, que al capitular no e le exigió al ejército que mandaba la trivial condición de que no to­mara parte contra Austria en el re ro de la campaña. El autor france olvidó la relacione de ti mpo y espacio, y por odio al Emperador e tampó un juicio que no ocurrió nunca ni aun á los escritores enemigo , como puede verse en la rec·ente obra del Coronel Conde de Wa tenaburg (alemán), titulada : Tapoleon J~ de Ejércit'J. rande e , pues, el campo de labor que e abre ante los Ofi­ciales del Ejcrcit colombiano, los cuales sólo con el simple tra­bajo de cotejar lo historiadores con los documentos de la época y con revi ar fecha , hora y números, habrán hecho buena obra como que sin ella no e posible escribir correctamente la hi toria militar del país, premiosa necesidad para la in trucción del ejército, siendo de advertir que ha ta la fecha ningun pa1s de la América latina ha llevado " cabo tan importante trabajo. La historia militar d 1 p ís, lo repetimo , e una necesidad premio y á ella pueden contribuír también los militares colom­bianos evocando su recuerdos p ra precisar en la últimas cam­paña la fecha , las hora , las cifra , lo nombre geográficos, lo cual pueden hacer sin ofen a para nadie y con ventajas para todos. Ya que no podrá nunca escribirse nue trd hi toria militar con la precisi n de detalle que el sunto de-nanda hoy día, y de lo cual es modelo admirable la Hi toria de la guerra Franco-alemana en x87o - 187 t por el E . M . Alemán,~ lo menos debemos procurar escribir la de nuestra guerr s, expurgada de clásico errores. --···,_ ( C'luti nuá) A juzgar por la conducta de Jo oficiales q te seguían mi eJemplo, y por Ja disciplina de todo el ejercito, impo ible hubie­- ra sido apercibirse uno, de que estábamo en paí enemigo, en donde poco tiempo hacía que habían ido sacrificados nuestros má virtuosos compatriotas. Arregló ft el gobiern de la isla. Dej da que fue la guarni­ción nece aria para su defensa y seguridad, y daJa todas las ór­denes para la tranquilid d interior y para cic trizar la ll;iga biertas por e) furor revolucionario, me encaminé con el ejérci­to á Cumaná y Barcelona, para reconocer el pai's y re tableccr el orden, que no existía, á causa de una de 1~ más angrientas <;ampañas que hayan afligido á Venezuela . Nunca perdí de i - a que la conducta del ejército debía devolver la confianza al pue- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. J.20 B OLETÍN MILIT.AR b]o y el crédito al gobierno español, crédito perdido por las exac­ciones de algunos mandatarios y por las intrigas y sugestiones de jefes y agentes de la revolución . Las proclamas que di en esta· provincia ate tiguan de manera inequívoca, cuáles eran n is de­seos y mis medidas para devolver la paz . Orden dd día, expedida por D . Pablo MorillA, Mariscal de campo de los cjercitos reale.s, Capitán Grncral de la.s Provincias de f?uuz.uela, G nu a 1 en Jefe del Eje ·rcito cxpt'dicionario, ''Hago aber al ejercito que, cualquiera que e encuentre á más de un cuarto de legua de las ciudades ó aldea sin permi-o de sus Jefes, será pasado por las armas. El que e encuentre á menor distancia, in que pueda comprvbar el objeto que le lle­vaba, erá taatado como ospecho o y, la pena, que aun en estt caso podrá er la de muerte, e establecerá con forme al ca o q u .e trate . Al agricultor que f~cilite la huída á Jos individuo com-rendidos en los ca os anteriore , e le considtrara como com­plice, y ujeto ' la mi mas pena . ''En consecuen ia, ordeno a los Jefes de Jos diferentes cuer­pos que publiquen inmediatamente la presente decisión, con toda la solemnidad posiblt-, y que repitan á menudo la lectura, hasta en los hospitales militares, á fin de que nadie pueda alegar ignorancia, y que el castigo caiga con justicia sobre los infrac­tores. tra clase de relaciones queJas que eran indi pensables para conci­liar las necesidades del ejército con la prosperidad y biene tar de los pueblos.-( Continuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 124 BOLETÍN MILITAR EFECTIVO DE LOS .EJERCITOS Alemania . . . . . . . . . . ......... Francos A u tria Hungría.. . . . . . . . . . . . . . . .. . Inglaterra . . ...................... . 1<. usi a ..............••........ · · - Francia . . . . . . . . ................ . E s paña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • .. Italia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Grecia ........................... . S c r-.ia . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . , . Suecia y N o ruega ............ . .... . S tiza ........... . .............. . 'rurquía . ............. . ..........• Países B j'>S. • .••.•.....•.......... P Jrtuga ] . . . . . . . .... R umanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . Bélgica . . . . . . . . .............. . Dtnan1arca . . . . . . . . . . . . . . . ..... . Bulgaria.. . . . . . . . . . . . . . . . . ..... . Total .. . . . ........ Franco 877. 70J, 503 7 5 f81.229,292 so 1 ,oJ 9-896,8oo 798·73+.732 88o.¡ r ,670 I6J.6)9,J22 340.000,000 23-345,799 1 +· l I 5·393 46·4-11,T51 75 20 200 8+9 175·456,738 JO fO.ooo,ooo 4+·467,425 ++·+70,3 55 73-.tt-28,375 2 3 · 1 5o, 57 9 8 9 22.104,000 El efectivo del ejército de esas naciones en tiempo de paz es e siguiente: Alemania : soldados y clases, 55 7,44-6 ; oficiales y jefe$, 21,088_ A u tria Hungría : soldados y clases, 3 34-1 r 4 ; O'ficiales y jefes~ 2'h583. Rusia : soldados, 86o,ooo ; oficiales y jefes, 36,ooo. Sen·ia·: soldados, 2 T ,ooo ; oficia! es y jefes, J, 24-8. Suecia y oruega: soldado, 38,976; oficiales y jefe ·, '·9S3· Inglaterra: oldddos, 226,363 ; cAiciales y jefes, ro,+23. E paña : 128,18 3 hombres. Francia : soldados, 5+0,4-20; oficiales y jefes, 28,157. Grecia : soldados, 24,453 ; oficiale y jefes, I 88o. Italia : soldados, oe4 1, 1 51 ; oficiale · y jefes, r •b4-3 J (no compren-didas las tropas de Afric ). Bélgica; soldados, 4-7,876 ; oficialc y jefes, 5,+26. Dinamarca : soldados, ro,oo6; oficiales y jefes, 7 51. Turquía : 3 so,ooo hombres. Paíse Bajos: soldados, 26,972; oficiales y jefes, t88z. Portugal : 3 2,62 S hombres. Rumanfa : soldados, 5+.44-S ; oficiales y jefes, 3269. Bulgaria : soldados, 4-3,234; oficiales y jefes, z,8o¡. Es decir, tres y medio millones de soldados con uno ciento oehen ta y do mil jefes y oficiales, 6 sea uno de los últimos por cada die7. y nueve de los primeros El gasto que demanda cada día un individuo, sea jefe, oficial 6 soldado, asciende, pues, á 7 S centavo (oro) por tér­mino medio. En Colombia este promedio apenas alcanza á "' r-40 e papel moneda. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILl'l.'A..R 125 Ll'I'ER TU PERECRit-: CtÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET (Cr,nlh/Íta del 11ÍI11uro f 8). Despucs de almorzar en el convento, volvimos á continuar nu.e tra excur ión para recorrer todo el Monte Sión, que guard tambien su numero de recuerdo hi tórico . Para conocer todos los lugares de la Pa ión era preci o vi itar la ca a de Anás, el gran acerdote, y la pequeña sala en donde Jesucri to fue abofeteado por un criado. Esta es hoy una igle ia griega, lo mi mo que la celda en donde Je ús pa ó alguna horas,cn ca a de Caifás, la noche fen que le prendieron . wl - lejos, el gran convento de lo armenio católicos nos abrió tambi n su puerta , y no' hiLo ver u magnt­fica capilla, tan rica en mo aico de mármol y en embutidos de nácar; allí se venera el lugar en donde fue decapitado antiago el Mayor. El patriarca armenio ocupa n e te convento un aparta­mene completamente de príncipe; pedímos que se no diese oca-ión de ofrecerle nuestros homenaje , y no recibió con gran ce­remonia. Era un señor grande y muy viejo, de ochenta y dos años de edad, y muy querido de u correligionarios. Jgunos dta des­pues dt: nuestro tr n ito por Jerusalen, enferm ' y murió n poca~ .horas; ast es que mi recuerdo no e refiere sino á una tumba. 1 atrave ar el cetncnteri católic , lleg mos á la mezquit que lo musulmane han levantado en 1 sitio de la tumba del Rey David. n edificio pegado á e ta tnczq ui ta enc:erra el Cenáculo n donde Je ucri .. to, en medio de sus doce postolc , in tituy la · ucari. tta la ví pera de su muerte. Es una ala grande, abovedada, ue debe haber ido recon truída varia vece de P'J de la muerte eJe ucri to ; la verdad e que ella evoca muy dulces recuerdos, y que sena muy de de carse que pertenecie e á lo latinos ; pero . al es la uerte de ca!>i todo los nto Lug re u detcntore no ignoran cuánto valen par a no otros, y si los guardan, i lo cie1 r n, e para obtener una pr pina de los que lo 'i itan. 11 negro fue quien no abri"' la ·ala de l Cena, y ·e quedó uy orprendido al ver qu no dcscubnmo al ~ntrar. ~rocJ hace contra te en Jeru lén. · noche, que caía rápidament ·, pud <>lo contener nuc tra curio id d int: tig. bl·. A la i de 1 arde comimo , lo mi tno quc el día ante , en el Con ulado de rancia. Lunes, 24 d~ Didanbrt·-'Tan luego como no lev. ntámo~, uimos al anto cpul ro a oir la rni a que por nuc tra intención Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 126 DOLN'J.'ÍN M.lLl'J.'A.R se iba á decir sobre la tumba del Salvador ; de nuevo vi si támos todos esos itios llenos de recuerdos conmovedores, que habíam0s recorrido la víspera. Repentinamente lo sonidos de un órgano ,jnieron á henr nue tro otdos: era la primera vez, desde nuestra salida de Francia, que oí mo e ta m u ica de igle ia ; comenzó por un preludio comple:tamente alegre, semejante á lo primeros aires de nuestros órgano en Fran ~ ia, y á poco pudimo contemplar á una novia que entraba á la igle ia, conducida al altar por su pa­dre: esa mu ica nos lJamaba tambien á un altar, al más divino entre todo , y las notas admir3bles que el instrumento esparcía bajo la diestra mano del habil organista, fraile de la ierra Santa, quedaron mucho tiempo grabadas en nue tros oídos, l mismo que la emoción que nos produjo y las lágrimas que nos hizo \'er­ter. Estábamo baj el rocío cele te que vivifica y regenera. Sólo. el celebrante y sus acólito tuvieron puesto en el Santo epulcro : no otro permanecimos arrodillado en la capilla del Angel. Cuando terminó la misa eran la ocho de la mañana, y el Cón­sul de Francia nos e peraba para ir á visitar la mezquita de Omar,. en compañía del cawás que ureiah-bajá había puesto á nuestras. órdenes. Era preciso una verdadera escolta para seguir impune­wente las htJellas consagradas por Mahoma, como que nos hallá­bamos en pre encía de una multitud de mu ulmanes que se admi­raban de que se nos diese entrada al anto de los antos. La célebre mezquita se levanta sobre e) monte Moriah, en donde debió cumplir e, egún los judío , el sacrificio de A braham, y en donde alomón construyó el templo que David, su padre, ha­bía proyectado en honor de Jehová. Todavía hoy lo judíos acuden á rezar allí, H>dos los viernes, sobre la ruinas de su templo, y es un e.,pectáculo que muestra la encilla fidelidad á sus tradiciones. Se llega á una va ta esplanada, en forma de paralelogramo, que tiene mil quinientos veinte pies de largo, sobre novecientos treinta de ancho. En medio está un segundo paralelogramo, ltvantado como e sa de quince pie , y rodeado de pórticos ó de pequeña con truc­ciones, en donde moran el Imán y lo guardia de esos lugare sa­grados: se sube a este alto atrio por bella escaleras que conduc<.:n cuatro magnJfic-a puerta oji,alc. La del norte e llam Put;rtn d~l PnraHo; la del ur, Pu rf<~ dt• la On1rion· la dd oriente, Puerta dt: David; 1 del occidente, Putc rfa dd 1ánplo. E en el centro dl: c .. tc atrio en donde e lc\'anta la mezquita, ?11 ha con trucción oc­t"' igona, cuyos muro e ·teriores e tan reve tidos d porcelana bar­ni ·L.adas y coronado por una cúpula de color br nccado. En el umbral del alto atrio t dos lo verdadero creyente se descalzan, y no otros, hereticos en cuanto á creencia mahome­tana , dtbíamo omcternos á la co tumbre, pero de una 1nanera que e conformaba mejor con nue tro traje de caballeros. Lo que pre­tende 1 ley mu ~ u]m na es que no e camine en la mezquita con el calzado que acaba de rec gcr b rro en la calles: cada uno de no - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLE~rf MILI T..lR 127 otro saco del bol illo un par de 1 rga pantufla , de cuero amarillo, que no pu irnos obre las bota , y el iman, que v la severamente por el cu m pli anier to de la tradicione religio a , e dec1 re> ~ a ti,(. - cho con e to. Primero n ~ detuvimo á la iz.qu1erd a de la mezquita bajo un ancho kio, c , de forma octagona con e lun1na .. , v u a pequcÍla cupula e t o tenida en el interior por una n1uy bell arm dura. Aque fue, cgun dic~n, d tn bunal de lomon, pe ro no, presu­ramos "' iladir que e: to solo se afirma por tradicion. ~n seguida penetramos la mezquita por un ,.e t1 bulo de ei e lumna : una cJaridad apena perceptible ilumina 1 interior. !)os fila .. de bellaos columa .. se extienden en contorno y o ttenen la cúpula, bajo la cual e t ' el principal antuario, la roca, lnpi· pt:rtusus, que forma­ba en otro ti mpo el s nto de los anto del templo de alomon: e · un bloque inmenso que Salomon conservo inra to cuando el hizo nivelar el monte íoriah, para con truír allá su templo: el arca santa e taba depo itada encima, y un gran velo, el mi moque e de garro cuando el alvador lanzó el último su. piro en el calvario, separaba el arca y la roca del re to del templo. ~~ gran sacerdote no penetraba en el santo de los santos in una vez al año. La roca atrave ada, ó rot:a S"!parada (con ambos nombres la co­nocen), mide treinta pies de l rgo obre otro tantos de ancho; 1 atraviesa un pozo que lvs musulmanes llaman el pozo de lé:1 almas~ y para que no per uadamo de que es roca eparada y que no for­ma parte del uelo no mue tran debajo de ella una gruta á la cua e baja por una e caJerita de diez peldaños y en donde están mar­cados lo itio que IJí ocuparon ucesivamente todo lo grande_ profeta : aqu1 vino a orar Salomón; y oró Elías· en este ángulo e mantu o el ángel Gabriel; e te cuarto rinconera el itio de Abra­ham; pero vuelvo repetirlo, todo esto no es in o tradicion. V 1- vamos al a pecto interior de la mezquita: una verja levantada ro­dea la roca agrada y oJ pasando lo brazo por entre u barrote dorados c . como e puede tocar con la mano la hu lla que dej "' o-bre la picdr. el pie del profet iahoma cuando e alz ' á los cielo - 'O deberí decir u par 1so· y al 1 do, otra huella que se dice ser la del ángel Gabrid cuand el detuvo la roe que S levant, b el lo cielos con M homa.- Preci o no fut es cucha r e t a hi toria · in de 1 me7quita e encuentra 1 pit::dra negra, loza pcqucñ , e mo de do pie , incru tada ·n el p •imento: alli dicen que c_t ntcrr. Jo Salatnon, y e ..... donde acuden .... rez r lo profc ­t, . 'l'od la b ' vctla que ubre la d fila de e lumn qut: (; rm a n dos na\'e , est ""' cubiert le mosai o , en fondo de or , e e: til igual á losque e admiran en an .~.ia•·co de Venecia. El interior de la cúpula e r:·ricamcnte ad rn.1do de rnaderas esculpida, de rabc co ) de texto del Cor " n, trazada en letra') de or . 1 oda la· olu na son de m ·rn1ol antiguo y de orden orinti . El conjunto forma Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 128 BOLETÍN MlLI'l'AB desde el punto de vista del arte y del dibujo, el monumento más curioso de Jerusalén, pero sin embargo, aquello no era el fin del viaje que habíamos emprendido. Belén queda á dos horas, todo lo más de Jerusalén; -allí llc:-­gamos como á las tres de la tarde. Toda la población estaba ya de fiesta; esperaban al patriarca, al cónsul de Francia y á los bajaes. Belén cuenta 3,000 habitantes, de los que 2,500 son cató­licos. Los bajaes y el cónsul de Francia llegaron; sólo el patriar­ca no acudió á causa de un conflicto por una cuestión de policía en los Santos Lugares. El año pasado, la víspera de Navidad, hubo desórdenes en la iglesia de Belén: los católicos latinos fueron de­rrotados por los griegos y por los turcos, y no bastó la presencia del cónsul de .Francia á impedir el desorden. Para evitar Ja repeti­ción de escenas tan lamentables, el señor Barrere solicitó una com­pañía de soldados turcos en Belén durante las ceremonias reli­giosas. El p'ltriarca rechazó enérgicamente esta intervención de soldados musulmanes cerca de la cuna de la religión católica; el cón­sul se mantuvo firme, y Monseñor Valerga, que no podía dejar de protestar, dt=>claró entonces que no iría á Belén. Perdfamos allí por esto el espectáculo de la pompa religiosa de que rodean al patriarca. Sin ser guiados por la estrella de los Pastores, fuimos á des­montarnos delante de la grande iglesia que se levanta hoy enci­ma del pesebre del Salvador. El convento de los griegos y de los armenios está á la derecha de la iglesia, y presenta una fachada magnífica; el convento de los Padres de la 'rierra Santa está a la izquierda, en el declive del valleci ro, y tiene apariencia m u y mez­quina. Los religiosos de Jerusalen nos habían hecho preparar alh, de antemano, una hospitalidad muy confortable. La iglesia es una magnífica ha ílica de cinco naves, Hena de recuerdos franceses : varios reyes de Jerusalén fueron á e e lugar á hacerse consagrar. Construída por orden de Santa Elena,agrandada t;Jl el reinado de J ustiniano, restaurada en tiempo de las Cruza­da por A maury 1, permaneció iendo posesion exclusiva de los católico la ti nos ha ta el año 1 449· Des pues cayó en poder de los griegos, quienes, encontrándola mu;' grande para el pequeño número de correligionarios que tienen en Be len, destinaron tan sólo el cor para el ejercicio de su culto, y l epararon dt! la nave por una gran pared. La nave se torno entonces en un bazar mu-ulm: n ; no tiene bu veda y deja ver la magn 1 fica armazon que :,o tiene el techo. La igle ia parroquial rie los católic latino de Bcíén, es la gran capilla de Santa C talina, enclavada en la cons­trucciones Jel convento de los Patlres de ' íerr. S. nt . Alll sera en donde e celebra el oficio nocturno que nos ha atraído .• (C'Jntinuará) --···-- BOGOT -IMPREN ACIO AL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 91

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 92

Por: | Fecha: 25/03/1899

A O li Bogotá, Marzo z S de I 899 NUM. 9z --~· ....... -- ORGAXO DEL IJm 'fERIO DE GVERR Y DEL EJERCITO ---· ....... -- DtRF.C'TOR A D-HON OR:t:. 1, FRANGISGO J. VERGARA y V. Corone l, :Mie mbro d e la S o cieda d Colo mbia na de Ing enie ros O ~UISlR.;.)r. !1 9.lt -~!l Jl Sl .lt !lU lt'HHUUUlRR .29!1 .lt!lJt.lt .U.SlS!.Sl.ltSlSl9SlSl!llt.ltJI.IUUt.lt~UI Q Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República 0 6 b ~~~ó~~~~~ ~~~oGO ~G6 ~a ~6<6~~GG06~~6~ 6666~66~~~666666666~6~6 ~ •ECCION D CTRIN AL --··· - - (co •F!RE Cl DE MR. E. BOUTROUX E • Ll\ ESCUELA DE SAINT-CYR) Tra d ucida pnra el Bolt tin ~(ililar Cuando se me invitó para qu os hablara del deber miiitar, d bo confesarlo, nü prin1era impr sión fue un sen­timiento de inqui etud. ~ ... os importan las id as genera­les y tnetafísicas entr las cuales vive el filósofo ? Os pre­paráis para la acción; y fuera de los conocin1ientos posi­tivos y técnicos sólo l ejemplo de los hombres de acción puede enseñaros la práctica del oficio. Sin embargo, despu" s de rcdlexionar sobre la m teria con1prendí el motivo que había provocado tal decisión. n efecto, las fuerzas físicas, Ja ci ncia, J educación técnica y prof: sional, no constituyen toda la guerra: n ella el elemento preponderante es y sera sien1pr la fuerza n1oral. Cuando se explica á Waterloo por la negligencia d Grouchy, por 1 demora de apoleón en cn1 peñar l combate y por otras causas análogas, es pre­ci~ o añadir, para q u 1 ·xplicación sea completa y real, qu · el .. n1perad r 11 g ' destnoralizado á B "Jgica, y esta razón hace inútiles las otr s. Ahora bi n, el minucioso estudio de las causa en la historia de la guerra conduce Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 130 noLETÍN MILITAR siempre á este mismo resultado. Y esa fuerza n1oral es, si se considera en su fuente más elevada, la fe en una idea, el amor á una causa que se cree justa y grande ó á lo me­nos el amor á la gloria y á la inmortalidad, ts decir, en una palabra, el propio corazón hun1ano con los sentin1ientos que le son realmente esenciales. Así, qui"n podrá d cir que no comprende Jos principios de la virtud n1ilitar ? Y el fi­lósofo en especial, cuyas funciones se reducen á analizar el trabajo interior de nuestro pensan1Íento y nuestra voluntad, no encuentra un admirable tema de estu.:lio en esa n1anifes­tación tan palpable de la superioridad del e píritu sobre la materia? Pero una objeción se pres ntó entonces á mi mentt: es bueno y oportuno discutir los principios del deber n1i­litar? So pretexto de tnostrar cuán bien fundado está ese deber ¿ no se corre el riesgode debilitar y compron1eter su sentin1iento entre los hon1bres? ¿No es Ja fe más segura y 1nás fuerte que todos nuestros razona.n1ientos, y no nos basta que tengan1os en el corazón la certidumbre moral de la realidad y de la inviolabilidad de ese deber? Objeción justísima en verdad, si ~e tratara d espíritus que no se hayan acostumbrado á reflexionar y exanlÍnar. Es ley de la naturaleza q u el hombre con1Íence por J a acción instintiva; pero también lo es que 1Jegue el día en que reflexione sobre esa acción y no consienta en perseverar en ella sino cuando 1 instinto se halla de acuerdo con la razón. Y qui "n podrá negar que tal es hoy día el estado de todos los espíritus? o hen1os creado tal situación: se desarroJló por sí n1isma y cada día gana n1ás terreno, por lo cual obligados starnos á discutirla y á ncontrar denlos­tración aun para aq u llo en que sólo q uisiét~atnos creer, d dond que la filosofía con su libertad de análisis venga á tener su puesto necesario en una de las ocupacionas hun1anas que al principio le era la más xtraña. Así pues, tranquilizado el espíritu, trataré de des­empeñar mi tarea analizando el lado hun1ano y los prin­cipios racionales del deber militar. I Voy á hablaros del ¿eber militar tal como se nos pre· senta hoy día) es decir, en un ej~rcito nacional. ¿ Significa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLE~'ÍN 1\IILlT.AR 131 algo este distingo? Ha cambiado, pues, la esencia del de­ber militar? ¿ Debe el soldado consultar la forn1a variable de Ja sociedad y de las instituciones para saber á qué está obligado ? N o, en verdad, como lo demostraría, si fuera necesario, la comparación de ese deber en el presente y en el pasado . Al través de todas Jas transforn1aciones cumpli­das, tanto en la sociedad con1o en el ej ército, siempre se resume en estos dos términos : el ejemplo en el jefe y la obediencia en el subalterno. l hecho de que el soldado sea ciudadano al misn10 tien1pn y Jo sea bajo un r " gin1 n político de libre discusión, en nada cambia Ja fórn1ula del deber. Nuestras revoluciones, .:¡u e han derribado tántas cosas, no han tocado la disciplina militar, como lo prueba la disposición Jeg~al, en virtud de la cual los derechos de elector se suspenden para el ciudadano, mientras pern1anece bajo banderas. El deber militar no ha can1biado porque no puede cam­biar ; su esencia se deriva de la naturaleza misma de las co­sas, y á este respecto el razonan1iento engendra una teoría cierta é inn1utabJe. El hecho que engendra y determina el deber militar es la guerra, idea n1uy sencilla y sien1pre la misn1a, sean cuales fueren las circunstancias que hagan nacer á aquélla. La guerra es una lucha á tuano annada entre dos canten­dores, en la que cada cual pr tende imponer su voluntad al otro. ¿Y cuál es el instrumento del éxito ? La fuerza . ¿Y cuáles son las condiciones de la superioridad!den-tro del don1inio de la fuerza ? - Cuando se trata de cosas material s vemos que la fuerza es el concurso de dos elen1entos : el nún1ero y la organización. Una fuerza natural es tJna acumulación de Jementos de energta qu pern1anecen almacenados hasta el mon1ento en que las circunstancias los ponen en libertad más ó n1enos bruscan1ente . Cada elemento en sí mismo es despreciabl ; reunido con otros se torna eficaz, y entre más rica} arn1oniosa , ~ la or~a·nización, n1ayor poder adquiere 1 numero: el d<.::bd organ1~n10 que llaman1os planta se abre paso al través de la roca, no p~rque cree fuerza sino porque en el se acu rdan y conciertan cierto n ún1ero d fuerzas, buscando todas 1 mismo r sultado. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 132 BOLETÍ.1: 1\ULITAR Verdad que hay gran di[i rencia entre las condiciones de Ja fuerza n los conflictos de la natural za bruta y los que esta.llan entre los grupos hutnanos. n estos últitnos el número representa un apel netan1ente subordinrdo : t:S poca cosa en frente d la voluntad, la bravura, )a sangr fría, la audacia, la n rgía la inteJigencia, en una palabra, d 1 valor moral. La hi5toria ~nseña que en te is g neral la victoria queda con los buenos batallones n1ás bien que con los gruesos batallones, conforn1c Jo ha comproba o una vez más 1 apitán Berndt en su estudio Die Zahl im Kriege . n uersta dt, Dresd , Inkern1an, luchan1os uno contra dos. Sin en1bargo, esta preponderancia d las fuerzas mora­les debe interpr tarse de un n1o o correcto . n la guerra el objetivo es ser el n1ás fuerte en el mo­mento decisivo y en el punto d cisivo ; no se trata de que las individualida es j cuten proezas y se cubran de gloria ; se trata de vencer, y ara cons guir 1 triunfo, la condició n esencial es eJ estrecho enlace entre los diversos órganos del mando, el acuerdo y la arn1onía que r sultan de una co­mún subordinación de las partes dentro del todo, de una común abnegación d los individuos n frente d 1 pensa­miento del Jef¡ supr n10 y del fin común qu todos han de perseguir. iertan1ente que es hermoso pedir fuerzas á la desesp ración, cuando uno no puede contar sino consi­go mismo; p ro esa 'trenlidad, n que hasta el heroísmo pue e resultar in1potent , es precisan1ente la situación que se trata de prev nir, y no se la pr viene ~ino por 1 común acu rdo. uego es preciso que los individuos t ngan valor y que ese valor Jo mple n n obrar de concierto con el tod de que hac n p rt ; es pt· ciso q u sean una pieza en un organisn1o; es preciso que el Jefe pue a contar con Ja obediencia y la abn g ción de Ja tropa, )' e pr ciso que los oldados sepan, por su part , que 1 ]tfe no p 1 sigue un fin individual, in o que s el tnas abnegado de los s rvido­res e la causa con1ún. En una pala ra, una virtud colec­tiva, un ngranaje mutuo, constituyen la garantía d 1 éxito n la guerra. Continuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .13 LETÍN MlL11.'A 13 J.SJ.9 OAl\lPA-A DE I .. A CORDILI .. ERA- LA r .. E Z ¡.;sp OL S (1) J'.n Jos n1on1entos n que Barr iro descendí ndo la cordiJlera int ntó invadir los lar.os de asanare, en Mayo de I 8 r 9, las tropas españ las que guarnecían lo que por antonotnasia e llarnu el uevo eino, s d cir, de onda al Soco r y hita, pasaban e 5 ,ooo hombres, reparti­dos en los sigui ntes cuerpos : artillería, 2oo; caballería (dragones y guardia de honor), r ,ooo ; R gin1i nto del y 8oo (parte); Regirniento de 1 umancia, r,2oo; egi­n1Íento de Victoria, I 200; y Batallón del .Tan1bo 500. a­cía el prinLipio del año 1 ictoria hahí:l. guarn ciclo á La Mesa, ,áquez y achetá con un batalló 1, stando el otro en Santaf~ . Uno cle los batallones d 1 ey 1 ern1anecía en artag na . J)espué de la n1encionada expedición, q tt fue un verdader d sa tre ¡ara los r ali tas, es decir en Jos mo­nlen s n que los indcpendit n s e aprestaban a su turno á inv, dir Jas tierras altas las guarnic:ioncs dt; stas, refor­zada ya con eJ _ . • batallón del Rey y Jo red utas que s habían dis(.'iplinado en Santafé, p ro dismirnnda con los v teranos perdidos en aquella cua i can1paña, fatal especial· rnente i~'lra la caballena, St.:: repartían poco n1a ó tncnos como tgue: labardcros, rtiJicros guardia de honor y parte del 7 ictoria (Cazadores), en ogotá . . . . . . . . .. . . . . . 7 5 ragón (2. 0 dd J7htoria), en a.queza y a-chetá . .. .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 2 . n dd Rey en 1 v llc rle cnL.a . . . .. . . . 450 6oo I>c an. . . . . . . . . . . . •. . • . . . r 8oo ( 1) 1• ragmenro de un libro ~né ito. E ele advertir e que obre nin - guna de la am1 añ. s de la M a nn ucrra quedan tan ocos documen-to~ como ob.rc la de 1819, on cr la <.ptc rll'~s no · interesa; y la ifra de e te c.: tulHo ~ h:m arrcgl In en vi ta le 1 s e casos daros que e en ­cuentran c.n el Archiv(J n;~cion a l r en lo · rchivos arti c ul~rcs d,. . n­Landc:-, Re re¡ o ' Q•tijano c r , en la parte que hemos podido con· sultarlc en di \'cr as época .-V. y \ . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 134: BOLET!N lCILITAR Vienen . . . .. . ..... . .. . . Dos con1pañías de d r agones, en Chocontá .. . . . Tres compañías de dragones, en SognHloso y sus cercanías . .. . , . . . . . . . . . . . ... . . •. .... . ... Dos compañías de dragones, parte de la arti­llería, la mayor parte del Numancia, parte del Tatn­bo, y parte del Rey, en Tunj a, que era el cuartel general de Barreiro ........... . , ... , . .• .. . .. Parte del Numancia, en Chita y la Salina .. . Parte del Rey, en Labranzagrande ......... . Parte del Tambo, en e l Socorro ........ __ _ _ r,8oo · 160 Suma. -- - -· . . . . . . . . . . . , . . . 5,400 Corno se ve, estas tropas, aun cuando nun1erosas y con excelente parque, pues en Bogotá y Tunja había armas y elementos para equipar otros 5 ,ooo hombres y n1uniciones para una recia campaña, estaban repartidas en considera­ble extensión, á fin de poder dominar el país, y su concen­tración completa en un momento dado, no era fácil. Sin embargo, Barreiro tenía á la mano e rca de 2,500 hombres y podía reforzarse en poco tien1po con otros r ~ooo, pero había cometido el error de retirar su cuartel general de Sogan1oso á Tunja y no tenía servicio de informaciones rápidas con las fuerzas de la falda oriental de Ja cordille­ra : confiado de sobra en sus bríos y su fortuna, no creía á los patriotas capaces de invadir lo que miraba con1o su propio territorio, y tranq uilan1ente se preparaba á organi­zar una invasión n1 ás forn1idable aún de la Jlanura apenas llegara el próximo verano, es decir, el mes de Septiembre, pues imaginaban los realistas, al tenor d las opiniones en1i ­tidas por Morillo en un célebre oficio, que el n1al resulta­do de la anterior se debía xcJusivan1ente á haberla inten­tado al principiar el invierno. Por Jo den1 ás , la in1pericia del General español quedó demostrada, no por 1 resultado de Jas acciones de Gán1e­za, Vargas y Boyacá, in o por no haber reunido todas l as tt·opas que pudo y debió concentrar para un esfuerzo deci­sivo; por su inhabilidad para n1aniobrar y aun para com­prender, en lo más n1ínin1o, 1 alcance de las n1aniobras de l os patriotas, y , en fin, porque teni ndo excelentes subj e- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILITAR 135 t i vos de apoyo ó de~ nsa para cubrir á Santa~ ' , los abando­nó sin razó n, unos tras otro , preci an1 at en los n1on1en ­tos en que n1 no debió hacerlo. -in Gámeza ap nas Jlevó al con1bate: Dragones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 5o ranad ros del 1.0 del Rey . . . . ......... _ _ r 20 2 . 0 de l'lrnnan cia (n1enos dus con1pañías) . . . . soo 1 . 0 del Rey (no con1pl to) .... . . . . . . . . . . . .. soo 1,370 lo cual le costó una sen1iderrota innecesaria y la p~rdida inúti l de unos cuant o soldados, por haber intentado atacar á los patr:otas con sólo una parte de u división . I~n f/a,·gas, ya reforzado con las guarniciones de Chi­ta, Labranzagrand -, 'Tenza, Chocontá. y parte d la de Sa n tafé : Dragones .... . ......... o • • • • • • • • • • • • • • • • 6oo I . 0 del Re; .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 700 2 . 0 del Re)' (n1enos una con1pañía) . . . . . . . . .. soo Tambo (pat te) .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240 2 . 0 de Numancia.... ..... . . . . . . . . . . . ... . . . . 6 50 Cazadores ( d 1 Victoria) . . . . . . . . . .. . . . . . . . 6oo 3,290 pero de esa fuerza ya respct le, sól con1bati ron cosa de 2,000 hornbres, pues no se atrevió á n1pl ar Jas reservas, ni aun en los n1 n1ento en que los patriotas tuvieron casi per li a la b talla, y d las tropas en1peñada , una parte d nada le sirvió pol' no haberlas con1pron1etido con oportuni­da .l. I~n Vargas perdiv, pue Barr iro, inútiln1ent , e r a d ... 8oo soldados entre nHH!rtos, }h;rido y prision ros, y 1 q u e es nü. grave, la n1oralidad . u ya y la del j~rcito : desde se día no p!;..n ó ino en d ·f<::n ic · e, e cir, decretó u ruina fi n a l. Y á lo dicho debe agregarse q u ya que no ha ía J 1 - v ado la a r tillena a l can1po d\,; Vargas, en vez de dejarla n Tunja y de fortificar e ta 1 laza, sob ·rbia posición n1ilitar, cuando las arn1~ t ·nían Jin1itado alcance , para cub1 ir u lín ea de o p eracion · con antaD~ abandonó la ciudad, olvi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 136 :BOLETÍN MILlT A:R. dando era natural intentaran fianq uearlo los patriotas en Paipa, conforme lo habían hecho en Tópaga por no gu~rdar á Santa Rosa . En Boyacá, en partes reparadas sus pérdidas de Var­gas con Ja guarnición de Tunja y r fundido el cr ambo en los otros cuerpos, p rc:sentó Bar reiro en c ombate : Artiller ía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 Dragones .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 480 I . 0 del Rey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 640 2.0 del Rey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 400 2 . o de Numancia . . . . . . .•. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . seo 3 o de Numancia ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 350 Cazadores (de Victoria) . . . . . . . •.. H •. • . . . . 480 De estas fuerzas poco más de 200 quedaron muertos ó heridos y algo más de 1 ,6oo prisioneros ; hacia el Sur se escaparon cosa de 300 dispersos y par a el Norte se reple· garon Ja mitad de la caballería y sobre 500 hombres que salvó de su cuerpo el Comandante Lópe-z. En n1enos de 30 días había desaparecido la 3 a Divi~ión del efectivo del ejército expedicionario d Ti rrafirme, que para esa fecha contaba todavía en Colombia y Venezuela 9,408 hon1bres. Puede juzgarse Ja in1portancia que tuvo para los pa­triotas el abandono de Tunja, recordando que l es evitó quedar cogidos entre dos fuegos, Jes entregó el catnino de Snntafé desguarnecido entonces, y Jes procuró gran número de armas, equipo y nu1niciones en mon1entos en que de ellos tenían escasez hasta el punto de que Ja n1ayor parte de la infantería de reserva sólo estaba armada de lanzas. Después de la catástrofe de Boyacá, consun1ada para Jos realistas en sólo tres cuartos de hora los españoles, de los 5,ooo hon1bres que guarnecían el nuevo reino salvaron Jos 1,000 que, inclusive la guarnición d J Socorro, se reple­garon hacia el norte y Jo 8oo que por el sur siguieron para e l río Magdalena y para Popa yán . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN 1\IILlTAR 137 (CouLimÍfl} Con tal moti\'o publiqué el manifiesto que en seguida se leerá: Don Pablo Morillo, Mariscal de Campo de los ejercitas realu, General en J~.fe, etc. etc. ''A lo habitante3 de la Provincia de Venezuela: ce Por orden de u Majestad, de 9 de Diciembre de I 814, se ha resuelto vender todos los biene que hayan sido secuestrados; el real tesoro responde por el valor de los que no merezcan ser con­fiscados. "Esta di posición de e cumphrse, y yo me ocupo de hacerlo. En consecuencia, Jos que pretendieren rematar dichos bienes se convocarán, citarán y reuniran el 26 del corriente, en el domicilio del brigadier don Salvador Moxó, presidente de la junta creada al efecto. Toda las propiedase de que se trata serán pue tas en pú­blica suba ta. En mitad del pago se recibiran los recibos de sumas que hagan parte del empréstito verificado por el clero, los habitan­tes y el comercio, según mis órdenes; la otra mitad se pagará en un t rmino que señale la Junta, en especie sonante, y no en otra moneda, o bien en el papel moneda ya creado ó que se establezca. '' .1\tli palabra e inviolable. o de eo que el empréstito sea devuelto lo má pronto p iblc, y como el producto de los bienes Jle,•ado al secuestro se de tinan únicamente á esta deuda, des ti no para el mi mo objeto la mitad del alor de cada propiedad que <\e ,·enda. < ftje e en lo Jugare pú­blicos y rcpárta e cu los campo con la prontitud que su impor­tancia exige. "Cuartel general en Caracas, á I 7 de Mayo de 181 5· "El General en Jefe, ((PABLO MORILLO.'' En Vene'l..,uela me ocupé en Yer por el orden y la seguridad de ra pro\'Ínci~t sin perder de 'i~t·1 lo· pafse á donde iba a ene mi­narro~; p()r t'íltimc, alí para e::;ta, anunciando á lo habitantes el ob­j ·to de mi mi ion y mis de eo pers nale . No deseche ningun medio para ri: tableccr el onl n, in apelar á la espada. E ta e la proclama que clirig-1 á los h bitantes de Nueva Gra­nada: • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 138 BOLETÍN MILITAR ''Las disensiones fomentadas por la ambición de algunos hombres os han separado de la obediencia debida al rey. Para nada ha pesado vuestra voluntad en este alzamiento, pero la falta de ener­gía para oponeros á los enemigos, os cuesta bien caro; vosotros ha­béis sufrido las mismas torturas que los habitantes de Venezu.ela; habéis sido víctimas de los mismos hombres; que esta triste expe­riencia os aleccione . '' Bien pronto estaré en medio de vosotros con un ejército que ha sido siempre el terror de los enemigos de la nación; entonces os será dado disfrutar de la tranquilidad de que gozan ya las demás provincias; apresuraos á repudiar á los autores de vuestras desgra­cias, esos hombres que no viven ni se gozan sino con la desgracia pública . Que esos tniserables se oculten á la vista de mis soldados, ellos no vienen á derramar la sangre de sus hermanos, y evitarán, si es posible, que sea vertida la de los enctnigos. El ~jemplo de Margarita debe ser prenda de mis palabras; mis tropas protegerán al débil y acabarán con la revuelta . "Sin duda inculpáis mi tardanza; pero no debo abandonar es­tas provincias sino después de haberlas puesto ~n estado de que no requieran ya mi presencia par algún tiempo, y quiero tomar precau­ciones para no seros gravoso en ningún caso. ''Espero que veréis mi llegada con aprobación y que os jun­taréis alrededor del trono del más adorado de todos los reyes. V u es­tras desdichas cesarán al punto. "'Caracas, Mayo 19 de x815. '' E 1 General en ] efe, "MORILLO." Partí al fin de Caracas, y es aquí donde princtpta esta espan­tos serie de privaciones, fatigas y peligros, de que no hay memoria en la historia militar: dejé en estas provincias fuerza suficientes para ponerlas al abrigo de una invasión. Gozaban entonces ellas de la mayor tranquilidad, fuera de la· invasiones de algunas debí­les partida que vagaban en los llano , y cuya de trucción, según mi parecer, debía ser obra de la política y eel tiempo. Todos mis cuidados al partir, se e nformaron á la conducta que habta ob­servado mi ejército durante u pennanencia en una capital que ha­bía ido teatr de tantas escenas de crueldad. Per istí en la reso­luci6n, invariablemente formada, de no dt..rramar una gota de sangre, de no imp ner el má leve ca tigo á lo indi, iduos que habían to­In do parte en lo alzamiento pa ado . Al partir dirigí las procla­ma que siguen, á mi tropas y á lo habitantes de Caracas: '' Soldados: Proclama á las tropas ''Siempre habei combatid á mi la.:lo y he participado de vues tra gloria; he sido te tigo de vuestr , peligros. Me eparo de vos­otro por primera \rez, pero esta ausencia erá 1nomcntánca. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍN IDLlT A.R. 139 "Soldado , guardad para vuestros Jefes subo o1nación absolu­ta; para con lo fi le habitantes de e ta pro ' incia, buena armonía; no olvidcis nunca estos debere . o estái llamado á ser el azote de lo pueblo , sino á protegerlos. ce ie comuni are frecuentemente con vosotros, y en cualquier parte ó posi ión en que me encuentre, mi regimiento de la Unnión e tará siempre fijo en n1i mente. ce Carac , 1 . 0 de Junio de 18 I S · ce General en Jefe, "I-Iabitante de Caracas: ''MORILLO .,, <!. LAS 01\'ERSAS ARMAS) (ContintÍn d~l !ltÍmtro 86) !-Ordenes Ordn1 ddgado-Como se comprende, no se trata aquí del número relativo de fila -, el que puede ser mayor ó menor con respecto a) de la· hilcr s de cada subdivisión; basta que en él sea regular la ordena­ción de los hombre , puc · lo demás corre ·ponde definirlo á la forma­ciones que también pueden ser delgad:ts ó profundas como los órdenes. En orden delgado e combatió cuando );.t . formacionc · eran ro fundas, es decir, cuando el númr.ro de filas era considerable ( 16 en la falanje, 7 á 9 en la edad media para la caballería y 12 á 1 5 para la in~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MI.Ll9.':A: 141 fantería) ; pero también se ide6 m~h bien colocar un cierto número de grupos detrás de los primeros constituyendo una 2.. • /í¡¡e.;, el cual arre­glo se hizo normal al cabo y dondequiera se redujo el número de filas: en la legión, por ejemplo, se hallan en 3.n línea medios manípuloJ (6 hombres de frente por 10 de profundidad) que corresponden á los maní­pulo de la 2n línea (12 de frente por 10 de fondo). Por lo demás, el dis­positivo obre dos líneas se adoptó generalmente en Europa tras la intro­ducción de las armas de fuego y las formaciones, que antes contaban J 2 á 1 S filas, bajaron á 6 en tiempo de Turcna, á 3 en el de Federico el Grande y á 2 en nuestros dfas. Para compensar ese decrecimiento de profundidad en las formaciones, se ocurrió á consritufr una 3c~ línea y luégo á una reserva: se buscaba el equilibrio. En efecto, persistía el orden delgado en cada línea, pero se aumentaba el número de éstas á medida que disminuía la profundidad de lo1' formaciones á fin de con­sen• ar un pr·,medio de 9 á r 2. hombres unos detrás de otros, á. distan­cias variables, siendo de advertir que al principio los intervalos entre batallonc y escuadrones, eran considerables, porque se les disponía al tresbolillo, de suerte que 3 líneas y una reser a equivalían de hecho á 2 líneas llenas tale como se usan en la actualidad . Orden proftuido. En tiempo de Federico de Prusia prevaleció defi­niti\ ·amente la táctica lineal, cuyo objetivo era aumentar la ext ... nsión de la línea de fuegos, la e ual se basaba en el empleo de do líneas (orden delgado) de á 3 filas por subdivisión. Mas como con tan débil espesor en las líneas no era posible marchar al asa) to de las posiciones ni cargar á la bayoneta, se introdujo en el campo de batalla el orden profundo (hasta entonces sólo usado durante las marchas), formando frente á los puntos que se q u cría arrebatar al enemigo, coltii!JJJaJ de ataquf, que no eran otra col\a que una serie de unidades tácticas 6 de combate de plegadas inmediatamente unas detrás de otras. Dichas co­lumnas de ataque obtuvieron grandes resultados, á trueque de gr ndes pérdidas, y han sido proscritas para siempre del campo de batalla por el armamento moderno, á lo menos en los ejército dignos de tal nombre. DijrrtnciaJ cstJicialu.-Disponcr las tropas sobre varias líneas, no constituye empleo del orden profundo, pue to que las distancias entre e as línea!) e miden hasta por centenares de metros. Tampoco debe confundirse lo que se llama ordcJJ de óattilla, con los órdc.nes pro­piamente dichos según quedan atrás definidos. Por ordfll de batalla se entiende la disposición general del frente de las tropas de un ejército con relación al del contrario, y que puede er por lo tanto paralelo, oblicuo, envolvente etc., y los órdr!leJ se refieren á la ordenación del conjunto de la· tropas en cada una de las líneas que se forman en el campo del combate, por lo cual aquél puede ser delgado y éstos mixtos 6 profundo dentro de él. En una palabra, los órdenes de batalla se aplican al conjunto y pucdert ser dclgadrtante hoy en el combate y que no es otra cosa que una for­mación en una fila con los espacios aumentado~. Ordell rerrado.-Los 6rdcnes regulares, en especial los que com­prenden los órdenes citados en batalla y en columna, se denominan de ordinario cerrndoJ, bien que en este caso, se mira más a la formación que al orden propiamente dicho. En todo caso, esa oz cerrado implica la idea de regularidad, de compact ci6n de elementos, enteramente opues­ta á los carac.téres del orden disperso y sin'e para indicar los 6rdenes de revista y maniobras en las plazas de armas. Ordenu de mnrtltll y de 11Jmli1Úrt1.-Como la marcha puede efec­tuarse btljo el fuego )' ft~era del fueg?, ó mejor dicho, cerca del enemigo 6 lejos de él, en este segundo caso se busca, en primer término, la movi­lidad sin descuidar, se entiende, la seguridad para hacer frente á un ata­que imprevisto ó posible, y se da el nombre de ordur de· marrlin al con­junto de prácticas que se usan con tal fin. Al contrario, en el primer caso, á la movilidad y á la seguridad deben agregarse tales disposicione!:, que las tropas se encuentren en capacidad de di ponerse para el comba­te en el menor tiempo posible, in contar con que en el mismo campo de batalla son necesarios los despla~amicntos de las fuerza·, de donde una gran eomple ·idad ~n el asunto y aun á veces incompatibilidad en­tre las tres condiciones esenciales de los órdenes, ya que la lucha no pue- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. llOLET.íN lULITA:tt 143 de realizarse siempre en el orden gue asegura mejor la movilidad y la seguridad, por lo cual debe procederse de modo que se adquiera la con­dición que falta con muy ligeras modificacione á la situa c i ó n anterior: estos cambtos son los que se llaman numiobras, y ordoJ de maniobra el empleado para marchar b2jo el fuego . Pri11ripio fuJJdamelllni.-Como es de simple s entido común que un país es tanto más fuerte, milirarmente hablando, cuanto su espíritu y organización guerrera de tiempo de paz, se acerca más á lo que esa or­ganizaci6n ha de ser en tiempo de guerra, para no complicar inútil­mente el c6digo de maniobras, éste debe r edactar~e de modo que sean las mismas en todo los casos . (Continuará) ARIO I I LE (I.fl o ... ·rrER DEL SUR) (Se g ún A. Codazzi, ine ditos. 1853) (Continu ción del número 89) I V - I p iales á I m u es po r Iles lpillln ni río Boquerá11 -Desierto, frío. Camino llano, regula r, con poco barro; á la derecha se dejan los caminos que conducen á la Laja y á Males, y á la izquierda tres que van á Pupiales, y se llega á una bajada que conduce ha ta el río que tiene puente. Antes de des­cender al rfo hay cam i no de :z. kilómetros, á la derecha el pueblecito de San Juan, el cual luégo ::oigue á Puerres, cruzando la hondonada del río l'vlales. Distancia, 1 3 kilómetros. BoqturÓJJ á Plllt'J-Vecindario, frío . Todo es terreno quebrado; se sube por un terreno regular hasta el alto de la Cruz de Ecua an , pa an lo ames una quebrada; luégo se baja por una cuesta no muy fuerce con algún barro se pasa una quebrada y se llega á este punto, donde hay alguno rcc urso . Di c.ancia, 6 kil6rnetros . Putu ,í 1/o- Pueblo, frío . Camino regular, con una subida y una bajada, ame y de pué de las cual~s se pasan dos q ucbradas· en el pue­blo hay recursos. De aquí hay camino para Sapuyes y Ospina, que se detallan en otro lugar; también Jo hay ruu y malo partl Fune , todo d e serranía, con una fuerce bajada de Jo ki l ómetros hasra el Guáitara en el paso de Funcs, y Juego 5 kilómetros de áspera subida hasta aquella población. DisLancJa 6 kil6metros. /la tll río C,;pt~li-Dc::oierco templado. Camino todo quebrado con barro y algunos ataseadalcs. Distancia, 9 kilómetros . G(1p11li al río Sa¡myts-Dcsicrto, templado. El camino se r e duce á una subida y una bajada pendientes y resbal osas ; el río e pasa por puente. Distancia, 1 kilómetro . Río Sapayn á lmlles- Parroquia, t c m plado. Todo es subida llana l a y rc::obalosa hasta llegar al pueblo, que tiene algunos r ecu rsos . Dist ncia, 2 kilóme t ro. , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN 1\iiLIT .A.R ToTAL, 37 ki16merros; horas de marcha, 13; por Ilano, 3; de su­bid~, S· de bajada, 5. De Ilcs á Irnues la distanc1a es de 1 2 ktl6me­tros, que se camman en 4 horas, mitad de subid:t y mitad de bajada: de I pi a les á Iles se cuentan 2 S que exigen 9 horas : 3 por llano, 3 de subida y 3 de bajada. V -Ipiales á Sapuyes Ipialu á Pupia/u-Parroquia, frío. Camino llano con algún ba­rro, se pasa una quebrada honda y se llega al pueblo; aquí hay recur­sos. Distancia, S kilómetros. Pupinln tÍ la Cumbre-Desierto, frío. A la salida del pueblo hay un barrial, se pasa otra quebrada honda y la subida á la cumbre es casi llana, con poco barro. Distancia, 6 kilómetros. Ln Cumbre á l11 quebradrt Clbi/J,zTJt¡Ut:r-Casa, frío . Bajada conti­nua no muy pendiente, por entre monte, con bastante barro en in ier­no. Aquí se aparta un camino para Pastás y Carlosama. Distancia, 3 kilómetros. Chillnm¡uer iÍ Sapuyn-Parroquia, frío. Se baja una cuesta seme­jante á la anterior y se pasa otra quebrndn; hay recursos. Distancia, S kilómetros. ToTAL, 19 kilómetros. Horas de marcha, 7; de las cuales 2 por llano, 2 de subida y 3 de bajada. VI-Ipiales á Sapuyes por Pastás !piafes á P asttÍs- Vecindario, frío. Camino llano, con algunos altibajos barrialosos, y en parte resbaloso; pero e11 lo general no es malo . De aquí hay camino de 2 leguas á Guachucal y de 1 á Car­losama. Distancia, 9 kil6metros. P asttÍJ á la Ctunbre-D~sicrto, frío. Es una subida regular y res­baladiza en algunos puntvs y con un poco de monte. Di~tancia, S kil6- metros. L;z Cumbre /í la t¡tlfbrt~da Cltillrmr¡rter-(V éase el anterior). Chil!tmquer 1Í Saj>tlyes-(Véa e el anterior). ToTAL, 2~ kilómetros. Horas de marcha, 8; por llano, 3; de subida, 2; de bajada, 3· VII-Ipiales á Mallama (dos jornadas) PRIMERA JOR.NADA-lpi¡Jits /í C1111JÓai (v . el itinerario de Ipiales á Mayasquer)-Distancia, 26 kilómetro ; horas de marcha, 7. SEGUNDA JOR:-J,\D -C umb,¡/ ,í Mueff.,mut·s- V ccind rio, frío. Cami­no llano, con algunos atascad le . Se cruzan las quebrad.u Ramichaca, Juan, Comunidad y Chamuntí. Pasada la de J u n se deja á la derecha un camino de 1 legua á uachucal, pueblo que t: alcanza á cr en la llanllra. Dínancia, 7i kilómetros. Muellamun tÍ A!thí-C. sa , frio. El camino va por tierra llana con algunos atascadalcs y parte muy b.urialosas; se ptsa la t¡tlt:br,tdt~ Chi­manjual y se empata con el camino que viene de Túqucrrc . Di tanda, 1 1 kilómetros. ( Oontinu.ará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 92

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