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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 73

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 73

Por: | Fecha: 26/10/1898

Año II Bogotá., Octubre 26 de 1898. Número 73 BOLETIN MILITAR ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO --··~ Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódico todos los ]efes y Oficiales del Ejército de la República. DE LA ARTILLERIA. DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS (Continuación). El despliegue de una división no se hace tan rápida­nlcnte como sería de desear, y en el caso en que no se pue­da emplear n1ás que un solo camino, esta operación exige cuando n1enos una y tnedia hora, cuando se hace sobre la cabeza detrás de su vanguardia con todos sus eletnentos de combate; por consiguiente, en todo este tiempo no debe estar inactiva la artillería, antes al contrario, debe emplearlo en su lucha decisiva, continuándola hasta el fin sin interrup­ción, cuando el ataque decisivo de la infantería empiece. Desplegadas ya todas las fuerzas, la infantería empleará media hora en un terreno llano y á descubierto en recorrer el espacio que tiene que franquear; pero en muchos casos siempre se consigue, con la ayuda de los accidentes del te­rreno, hacer el despliegue lo más á vanguardia posible, en cuyo caso no tardará la infantería tuás que un cuarto en recorrer el espacio necesario para trasladarse á la posición de combate; por consiguiente, la artillería debe tener en cuenta estos tiempos, además del que ella necesite, para trasladarse de su primera á su segunda posición, de ponerse en batería, regular el tiro, etc., etc.; además, hay que con­siderar que pur efecto de la n1archa en escalones que debe adoptar la artillería para trasladarse de su primera á su se- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 218 BOLETÍN MILITAR gunda posición, por estar sometida al fuego del canon, no llegará toda á la vez á esta segunda posición; se ve pues, por todo esto, que la artillería de cuerpo no puede perder ni ún momento en entrar en acción, si ha de prestar todo · el efecto útil que hay derecho de exigirle. La distancia media entre la segunda posición de las baterías y el punto principal de ataque es de 1,500 metros á 1 ,8oo metros si se quiere obtener por lo menos un 2 5 por roo de efecto útil de nuestras fuerzas de 8,7 contra cañones sin armones: no debe ser menor de 1,500 metros, porque si se quiere trasladar á distancias menores que este número, se hallaría ya á bastante distancia de sus tropas para ser sustenida oportunamente y con eficacia, en el caso en que el enemigo hiciera una salida brusca y tomara la ofensiva. Además, en esta fase del combc:tte, el fuego de masas de la infantería es ya algún tanto eficaz á distancias menores de I ,JOO para que la artillería pueda soportarlo á descubierto durante algunas horas sin necesidad; y corre, por lo tanto, el riesgo de quedar en el estado de no poderse. mover ni combatir en los períodos ulteriores de la acción. El terreno á menudo obliga á tomar mayores distancias; pero también permite, con alguna frecuencia, aproximarse á cubierto á menor distancia. Si la artillería del ataque no ha podido c~locarse de improviso á esta distancia, á consecuencia de la obligación que tiene de separar el fuego de la artillería enemiga de las. columnas de marcha del grueso, ó porque las fuerzas nece­sarias para sostener las baterías no han estado bastante próximas, la posición tomada entonces debe considerarse como provisional, que deberá abandonarse tan pronto como sea posible, para tomar la principal que está entre I ,Joo y I, 8 oo metros. El fuego en este momento debe ser pausado y lento, los shrapnels se emplearán con ventaja contra la artillería enemiga, una vez conocida la distancia. Terminado por completo el despliegue del grueso, el momento deJ ataque decisivo de la inb.ntería llega bien pronto; si aún no se ha conseguido hacer callar las baterías enemigas, se empleará un . fuego rápido de shrapnels contra ellas; esto las acallará, por Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOL.ITÍN MILITAR 219 lo menos, por algunos instantes. En último lugar, el blanco capital que hay que batir con la mayor eficacia posible es el punto principal del ataque, sin dejar de tener hosti­gada y en jaque el mayor tiempo posible con un fuego muy vivo, ó bien de granada ordinaria, ó bien de granada metra­lla, la artillería enemiga. En principio, el ataque principal de la infantería no debe empezar sin una preparación completa por el fuego de la artillería. En este momento se presenta una crisis bien importante para aquella arma, crisis de que la artillería está llamada á sacarla á todo trance con tod-es sus fuerzas. La consideración de cubrirse, para la conservación de hom­bres y ganado, debe p{)sponerse al mejor efecto útil que conviene producir. Esta ayuda debe consistir en que la ar­tillería marchará al enemigo franca y resueltan1ente al lado de su infantería, así es que la cuestión en este caso no debe plantearse de esta manera: ¿la artíllería en una posición á retaguardia no puede ofrecer el n1ismo apoyo que asegura en una posición más avanzada? sino de la manera siguiente: ¿el apoyo completo que la artillería ofrece en una posición á retaguardia, no lo podría ofrecer aún mejor más á van­guardia? Esto no quiere decir que á. la artillería debe sometér­sela absolutamente y sin necesidad al fuego eficaz de la fu­silería del enemigo; pero, en general, hoy día es muy raro que la artillería consiga un éxito feliz y completo sin ex­perimentar pérdidas de consideración, debidas al fuego del fusil enemigo. En general, la segunda posición principal de la artillería debe estar lo suficientemente avanzada para que todo lo que se oponga al asalto de la infantería pueda ser cañoneado de una manera eficaz, hasta el mon1ento en que esta infantería llegue á la posición decisiva de los fuegos rá­pidos, á las más cortas distancias; desde este mon1ento hasta la irrupción completa de la posición, la infantería se basta á sí misma. Las razones por las cuales se sienta como principio general que la artillería debe combatir muy cerca relativa­mente al enemigo, son las siguientes: 1." El orden abierto con que hoy día combate la infantería; tanto que las pri- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 220 BOLETÍN l'dlLITAR meras subdivisiones no son más que meras líneas de tirado­res, y por lo mismo muy poco densas; hace sentir en sumo grado la necesidad de sólidos puntos de apoyos. 2.0 El efecto moral que da á la infantería el ver que la artillería marcha haciendo fuego al par que ella. J. 8 La ventaja que proporciona tener á la artillería á la mano en un ataque que es rechazado, ó que tiene que defenderse por cualquier cir­cunstancia; pues puede proteger sin pérdida de tiempo la retirada y reorganización de las tropas rechazadas. 4·" · La no menor ventaja de que la artillería permanezca en completa ligazón con la infantería, estando en n1ejores con­diciones para entrar en acción á su debido tiempo si hay que reanudar el combate; lo que estando en una posición á retaguardia presentaría más dificultades. 5: Las menos pro­babilidades que hay de que la infantería que marcha hacia adelante impida sus fuegos, y estorbe su acción, por lo ex­puesto que es tirar por encima de tropas; :¡l contrario, hay mayores probabilidades de que la artí11etía pueda tomar par­te en el ataque, sin peligro para sus propias tropas, hasta el momento en que la infantería va á penetrar en la posición; la artillería que queda en una posición de retaguardia no puede distinguir bien los amigos de los enemigos en el mo­nlento decisivo, pues el humo de la pólvora, el polvo y otras mil circunstancias, se lo impedirán y tendrán que ce­sar su fuego en los momentos más críticos, quizá cuando el enemigo lanza contra las columnas de ataque, ya bastante quebrantadas, algunas baterías que haya tenido ocultas, en reserva y grandes masas de infantería de refresco. 6.• El momento particularmente crítico para la artillería es debas­tante corta duración, si el ataque decisivo de la infantería es conducido con bravura y decisión. Ya hemos dicho que el llevar la artillería tan avan­zada, y en contacto con la infantería en casos de necesi­dad, es á costa de pérdidas sensibles; pero las pérdidas de la ·artillería (aun admitiendo la de los cañones) no deben en un momento decisivo pesar demasiado en la balanza. Vale más que la artillería se esfuerce en ayudar á salir de una crisis general, que la posibilidad para ella de evitar una particular, que al fin y al cabo no es más que una crisis par- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 221 cial. Cada arma va á la batalla, no para su propia conserva­ción, sino para la de todas en conjunto, y como medio de alcanzar el objeto supremo: la victoria. Volviendo á la prin1era posición de la artillería en el ataque, veamos como deben verificarse los movimientos de avance: desde que las primeras líneas de tiradores se aproxi­man á las baterías enemigas y toman posiciones dentro de su esfera de acción eficaz, el prin1er tercio de las baterías, que forma el primer escalón, se traslada al galope á la segunda posición principal, si está segura contra un ataque brusco que el enemigo pueda intentar; en caso contrario, se situará. en una posición intermedia en calidad de pasajera, dejándo­la tan pronto como pueda; durante este movimiento las otras baterías rompen el fuego más nutrido posible, parti­cularn1ente sobre las baterías enemigas, si no están ya aca­lladas; sucesivamente hacen la nlisma operación el segundo y tercer tercio de las baterías, sin dejar de hacer el mismo fuego rápido las que están en posición mientras que la otra está en movin1iento, y se alínea con la más avanzada. (Continuará). MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NUMERO ... DE 1898 (5 DE OCTUBRE) por el cual se hacen varias provisiones en el Ejército. El Vicepresidente de la R epública, Encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA: Art. 1.0 Acéptase al señor General D. Juan N. Matéus la excusa que ha presentado para servir el puesto de Inspector Gene­ral del Ejército, y continuar encargado de la Comandancia e~ Jefe. · Parágrafo. Nómbrase Inspector General, al General Manuel D. Montúfar, y Auditor General de Guerra, al General Bemto Martínez. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 222 BOLETIN MILITAR Art. 2. 0 Por excusa aceptada al Sargento Mayor Rubén de ]. Wilches para desempeñar el destino de Capitán Adjunto al Es­tado Mayor de la 1." División, nómbrase en su reemplazo al Ca­pitán José María Rosillo, á quien se llama al servicio activo. Art. 3·0 Destínanse al Estado Mayor de la 2." Brigada de la r."' División) á los señores Coronel Francisco Leiva Benítez, en el empleo de Teniente Coronel, como 2. 0 Ayudante General; al Ca­pitán Adán Vargas, del extinguido Batallón Núñez, como primer Adjunto; al Teniente Peregrino Herrán v al Subteniente Marco Antonio Robles, como segundos Adjuntos. Parágrafo. Harán parte de este Estado Mayor como emplea­dos administrativos, los siguientes: José Ivlat'Ía Casabianca, Habi­litado del Estado Mayor, asimiiado á Teniente Coronel; Ricardo Ferro B., Guardaparque de [bagué; doctor Marco A. Gutiérrez, Médico de la Guarnición de Honda, asimilado á Teniente Coro­nel; doctor Julio U ricoechea, Médico de !bagué, asimilado á Sar­gento Mayor, y doctor Claudio Rengifo M., Médico de la Com­pañía suelta de Neiva, asimilado á Capitán; los actuales Instructo­res de los Batallones Palacé y Córdoba; y los actuales Habilitados de estos Cuerpos y de la Compañía inelta de Neiva con las asimila­ciones que hoy tienen. Art. 4.0 Aceptase al General Floro Gómez la excusa que ha presentado para desempeñar el puesto de Comandante General de la 3·a Brigada de la 1." División, y nómbrase en su reemplazo al General Juan B. Tobar, á quien se llama al servicio activo. Parágrafo. 1. 0 Destínanse al Estado Mayor de esta Brigada, á lo s señores Sargento Mayor Rafael Groot, como 2. 0 Ayudante General; Capitán Celso Salgar, á quien se llama al servicio activo, como primer Adjunto; Teniente Luis María Ortega y Subtenien­te Alfi·edo Soto, como segundos Adjuntos. Parágrafo 2.0 Los empleados administrativos de esta Brigada serán: Adriano Garavito, Habilitado del Estado Mayor, asimilado á Teniente Coronel; el Guardaparque de Tunja, Coronel José María Villaveces; los actuales Médicos de las guarniciones de Tun­ja y Sogamoso, y los Habilitados é Instructores civiles de los Bata­llones Sucre y Granaderos con las asimilaciones que hoy tienen. Parágrafo 3· 0 Las Brigadas de la 1. .. División, no tendrán Auditor de Guerra especial. No habrá médico en la Guarnición de Chiquinquirá. Suprímense: los empleos de Capellanes en Honda y Tunja. Art. 5. 0 Destínanse al Estado Mayor de la 2." División, á los señores Coronel Benjamín Silva, como primer Ayudante Ge­neral; Teniente Coronel Gonzalo González y Sargento Mayor Quintín Montaña, como segundos Ayudantes generales; Sargento Niayor Secundino Londoño, como primer Adjunto, en el empleo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 223 'tle Capitán; Tenientes Julio E. U pegui y Antonio Grimaldo Díaz y Subtenientes José de D. Padilla y Arturo Vengoechea, como segundos Adjuntos. Parágrafo I.0 Los empleados administrativos de esta División serán los siguientes: Leoncio Tascón, Habilitado del Estado Ma-· yor, asimilado á Teniente Coronel; Pedro A. Osío, Auditor de Guerra de la División; los actuales Guardaparques de Cartagena y Panamá; los Médicos de las Guarniciones de Barranquilla, Car­tagena y Panamá con las asimilaciones que hoy tienen; el doctor Vicente Villa D., á quien se nombra Médico de la de Santa Marta, asimilado á Teniente Coronel; los ac t uales Habilitados de los Ba­tallones Jun í n, Valencey, O;lornbia y T,merife; los Instructores civi­les actuale~ de los tres primeros Cuerpos expresados y el señor Luis F. Palencia, á quien se nombra Instructor civil del Tenerifi, con la asimilación de Capitán. Parágrafo 2.0 Suprímense los puestos de Capellanes de las Guarniciones de Cartagena, Barranquilla y Panamá y los de me­dicos auxiliares de las dos primeras. Art. 6. 0 Acé ptase al General Mariano Tobar la excusa que ha presentado para hacerse cargo del puesto de Comandante Gene­ral de la 3·" División, y nómbrase en su reemplazo al General Ramón Gonzá lcz Vale ncia, á quien se llama al servicio activo. Par nes, los Cuerpos de ejército residentes en la capital; cuanto podía concurrir á la mayor excelencia de aquel tributo fúnebre, todo se puso al servicio del sentimiento general. DECRETO honrando la memoria del ciudadano General José María Ortega y Na­riño y ordenando guarde luto el Ejército por su fallecimiento. El Presidente de la Confederación Granadina, Deseando honrar la memoria del benemérito ciudadano Ge­neral José María Ortega y Nariño, y demostrar lo sensible que le ha sido el lamentable fallecimiento de este virtuoso, leal y constan­te patriota, que de de su juventud prestó á la República importan­tísimos servicios, tanto en la carrera militar, como en destinos civiles y de Hacienda, con notable celo, consagración y acierto, DECRETA: Art. 1.0 Los Cuerpos del Ejército nacional llevarán luto por ocho días, en señal de justo sentimiento por el fallecimiento del ciudadano General José María Ortega y Nariño. Art. 2.0 En las exequias por el alma del · finado General se harán los honores fúnebres 9e ordenanza; y para que aquellos actos tengan mayor solemnidad, se invita á los empleados públicos ~ que concurran á ellos. Art. 3·0 Publíque5e en la Gaceta Oficial la hoja de servicios del memorado General. Art. 4.0 Este Decreto se publicará en la orden general del Ejército, para que lo dispuesto en el artículo 1.0 sea cumplido desde hoy por los Cuerpos existentes en esta plaza; y por los demás desde el día siguiente á aquel en que se reciban en cada División, Columna, Cuerpo ó Destacamento. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 229 Dado en Bogotá, á 5 de Diciembre de 1 86o. MARIANO ÜSPINA. El Secretario de Gobierno y Guerra, Manuel A. Sanclemente. El carro fúnebre iba conducido por algunos de sus deudos y a migos; cuatro de sus compañeros de armas; los Generales Herrán, U rdaneta, Durán y Barriga, ocupaban los cuatro extremos del fé­retro. El General Espina, que le reemplazó en el puesto de Jefe de Estado Mayor General, con su Cuerpo de Adjuntos y Edecanes. Las cuadras por donde transitó el cadáver y la inmensa comitiva que lo acompañaba, se cerraban á la vista por un inmenso gentío, que se ha mostrado bien celoso de su pesar, y ha cuidado de corte­jado tributando á su buen hijo todo~ los tíltimos honores de la muerte .. • . VARIEDADES ORGANIZACION DEL EJÉRCITO ESPAÑOL (Continuaeió n.) ESTADOS MAYORES. En España el Estado Mayor es un cuerpo de escala cerrada, cuyo re­clutamiento está asegurado por la Escuela superior de guerra de Madrid. El cuerpo comprende alrededor de 229 oficiales ( deducidos los que sirven en el ejército de ultramar); á saber: 23 Coroneles, 23 Tenientes Coroneles, 29 Comandantes, 82 Capitanes, 72 Tenientes. Los reglamentos conceden á los oficiales de Estado Mayor atribucio­nes muy altas : vigilar las marchas, los acantonamientos, la actitud de las tropas en combate; indicar las posiciones más ventajosas, y hasta to­mar personalmente el mando de una tropa en combate cuando el Gene­ral da la Orden.' El Estado Mayor es secundado en sus trabajos por un personal espe . cial compuesto de dos cuerpos distintos: la brigada de obreros y topó­grafos de Estado Mayor, y el cuerpo auxiliar de las oficinas militares. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 230 BOLITfN MILITAll El General en Jefe de un cuerpo de un ejército tiene + ayudantes de campo, el General de División 2 y el de Brigada I. Son considerados no como combatientes sino como asimilados: 1 °, el cuerpo de justicia militar con 86 funcionarios; 2 °, el cuerpo de la intendencia y cuerpo auxiliar de la administración. El último se divide en oficinas de víveres, de campamento y de hospitales. Estos dos cuer­pos tienen un personal de 8oo funcionarios; 3.0, cuerpo de sanidad con un personal de 464 médicos, asimilados con los grados de Teniente á General, y 138 farmacéutico~t. INFANT!-.IA. Expongamos ahora las formaciones orgánicas de las tropas de ope­raciones en caso de guerra. La infantería peninsular consta de 112 regimientos de línea de á dos batallones, más 20 batallones de cazadores. Además, existen en las islas adyacentes y en Africa: 2 regimientos regionales de las Baleares, z batallones de cazadores activos de las Canarias, y en Africa 3 regimien­tos activos. Como se vé, pues, el Ejército espafiol cuenta con 162 batallones activos de infantería, de los cuales 20 son de cazadores. En pie de guerra cada batallón cuenta con 2.1 oficiales y I,ooo hom­bres; el regimiento de 49 oficiales y 2,001 hombres y 8 caballos. Los batallones de cazadores tienen en pie de guerra 2 5 oficiales y J ,ooo hombres. En el acto de la movilización, los regimientos activos son inmedia­tamente completados; después con los hombres que restan se forman nuevas unidades cuyos cuadros existen desde el tiempo de paz. En resumen, la infantería continental espafiola puede dar en pie de guerra, sin contar los depósitos: Hombres. 132 batallones (20 cazadores)con ..••••.•••• ,. .•••••••••.• 132,000 12 id. de reserva. • • • . . . • . • • • • • • • • • • • . • • • .. •• •• • • . • . • . • 1 1 z, ooo 2 44 24f, 000 Además de las fuerzas indicadas que- constituyen el Ejército de la Península, España dispone para defenza de sus colonias: En Cuba de- 7 regimientos de infantería, un destacamento de disciplinarios y un cuer po de guardias de orden. Sin contar con los di versos e uerpos de ejército que se han enviado desde el principio de la última insurreción. En Puerto Rico tiene 4 batallones independientes de infantería y 1 de cazadores. En Filipinas 7 regimientos de infantería y un batallón dis­ciplinario. Tampoco aquí hacemos mención de los cuerpos de ejército que se enviaron el año pasado, con motivad el movimiento insurrecciona!. En resumen, España puede presentar en un momento dado 300, ooo hombres disciplinados de infantería próximamente. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 231 CABALLEilÍA. En lo que respecta al arma de caballería, el ejército de la penía­sula está compuesto por el escuadrón de la escolta real ( 28 regimien­tos y I 4- de reserva) . De los 28 regimientos activos, 8 son de lanceros., + de dragones, I 4- de cazadores y z de húsares. Los q. regirnien tos de la rellerva son de cazadores. Todos Jos regimientos tienen 4- escuadrones activos. En los lance­ros, solo están armados con lanza los 3 primeros pelotones de los escua­drones: !os pelotones cuartos tienen fusil en lugar de lanza. Los drago­~ tes, cazadores y húsares, están armados á fusil. En pie de guerra cada escuadrón debe constar de 150 hombres en números redondos. En tiempo de paz los regimientos de la reserva no conservan más que el cuadro de oficiales. En el momento de la movilización se com­pletan desde luego los regimientos en activo, y con el re to se forman 14 regimientos de reserva. En suma, la caballería española, en completo pie de guerra, debe dar: 112 escuadrones activos .•••.•••.•••..•.••••.• . ••.. . •••• 17, ooo s6 de reserva.. . • . • • • . • • . • . • . • . • • • • • . . • • • • • • . • • • • • • • 8, 000 J68 zs,ooc Además, existen en las colonias: en Cuba 2 regimientos y en Fili­pinas un escuadrón. ( En tiempo de paz se sobreentiende). La remonta y adquisición de caballos se hace en España por me­dio de servicios dirigidos por un oficial general, bajo las órdenes del Ministro de la Guerra. Los establecimientos organizados militarmente, comprenden de un lado depósitos de remonta, y de otro depósito de sementales. Los depósitos de remonta se hallan en Morón, provincia de Ex­tremadura, y en Ubeda y Córdoba, provincia de Andalucía. Estos esta­blecimientos compran potrillas de 2 á 3 ai'ios y los crian hasta 5, para enviarlos luego á los cuerpos de tropa. Además, para la remonta hay dos comisiones especiales de oficia­les de artillería y de ingenieros. Los depósitos de sementales se encuentran en Jerez de la Fronte­ra, la Rambla, Baeza y Valladolid, y se adquieren en el comercio y por selección entre los mejores animales en los depósitos de remonta. Existen además dos anexos que dependen de Zaragoza y Trujillo. El efectivo normal en tiempo de paz es de 1 5,ooo animalell. En caso de guerra dicha cantidad se hace ascender á 30o,ooo, abstracción hecha del tren y los con voy es. En España se calcula en 8 años la duración media de un caballo; la remonta normal es, pues, de 1, 500 á z,ooo, comprados al precio medio de I,ooo pesetas ($ zoo oro) cada uno. Los recursos del país pueden avaluarse en 700, ooo caballos y 30o,ooo mulas. Continuará Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR EN EL EJERCITO El Poder Ejecutivo, por Decreto de fecha 1.0 del presente, ascendió á General de División al de Brigada Clímaco Silva; y á General efectivo de Brigada al graduado Roberto Morales. Por Decreto de fecha 3 de los corrientes admitió ai Teniente Carlos Tribín la excusa qLLe presentó para servir el destino de Ayu­dante de Campo del Estado Mayor de la I.a División y nombró en su reemplazo al de igual ~rado Bruno de los Santos, quien pres­tará sus servicios en la Sección I.a de este D.!spacho, para lo cual se le llama al S(>rvicio activo. Por Decreto de 10 del presente, aceptó al G~neral R:¡món Acevedo P. la excusa que presentó para servir el puesto de Insp~c­tor de la 3·a División, y nombró en su reemplazo al G~ncral Julio C. Upegui. Aceptó al G~.!neral Benito Martínez la excusa presentada para servir el puesto de Auditor General de Guerra, y nombró en su reemplazo al señor José Antonio Rojas B., quien h1bía sido nom­brado Auditor de la 3·a Divi ión. Aceptó á los señore Jo é Pablo Ortega y Daniel M. Ca mar­go la renuncia que hicieron del puesto de Habilitados de los Bata­llones Ayacuclu; y C6rdoba, respectivamente, y nombró en reemplazo del primero al señor Alejandro Góm~z, y del segundo al se or Miguel M. Morales. Reconoció al señor Emilio Cu .... vas el grado de Teniente Coronel efectivo con que prestó sus servicios en la última Gue-rra. Reconoció al señor Iv1oise Latorre el grado de Sargento Ma­yor efectivo que le fue conferido el 25 de Enero de 1895 pJr el Comandante en Jefe de las fuerzas organizadas al Occidente de la Sabana, abonándole la antigüedad de esta fecha. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 73

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 74

Por: | Fecha: 07/11/1898

Bog\ltá, X·ovicmbrc 7 de 18'33. Nt'nncro -'1l1 BOLETIN MILITAR .. .,_ __ ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO -----'··- Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódho todos los ]efer y Oficiales del Ejército de la República. DECRETO por el cual se nombran Ministrosdcl Despacho Ejecutivo. El Pt·csidcntt de la República, En uso de sus fc1cultadcs :constitucionales, DECRETA: Artículo único. N ómbranse Ministros del Despacho Ejecu­tivo á los señores siguientes : Para el Departamento de Relaciones Exteriores, al doct()r Felipe F. Paúl. Para el de Guerra, al doctor Pedro Antonio Molina~ Para el de Hacienda, al General Olegario Rivera. Para el del Tesoro, al doctor Luis M. Mcjía Alvarez. Para el de Instrucción Públicas, al señor Tomás Hcrrán. Parágrafo. Mientras se hace el nombramiento de Ministro de Gobierno se encargará de este Despacho el Ministro de Guerra. Comuníquese. Dado en Bogoti, á tres de Noviembre de mil ochocientos noventa y ocha. MANUEL A. SANCLEMENTE Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. JtOLETÍN lVlJLr.TAR EL NUEVO MAGISTRADO; El día tres del present-e tuvo lugar, ante la Corte s~ , rema de Justicia, el acto solemne, por n1edio del cual e Presidente electq de la ~epública, señor cfoctor Manuel Antonio Sanclen1ente, ton1ó posesión de su elevado y hon­roso carga) jurando defende.r la Constitu.ción y· leyes de , la Nación. El . nuevo Magist:J:ado es UJ10 de nuestros homb~s . públicos de n1ayor elevación de ideas, y quien reúne á su gran rectitud antecedentes políticos que abonan su conducta para lo porvenir .. Ama á su patria con el celo de quien h'l. envejecido en su servicio i preocúpalo la grandeza y buen .t10n1hre de ella, y el objetivo de sus tniras es eJ encqntrar la iguatdad dentro de los lín1ites hermosos de la Justicia ... Ajeno á los ardores de luchas encarniz.ad;tS, con ánimo se-. ~eno y ~ olutltad firme, ha de querer conducir la nave del Estado con vientos. bonancibles. que la impulsen á seguro puerto. La ambición legítima de su aln1a encuentra al fin~ después de no pocas an1ar-gas vicisitudes que la suerte le procuró en sus n1ejores dia~ de lucha por la defensa de su noble causa, ll10mentas propicios para ver colmado el ge­neroso anhelo.. El doctor Sanclemente representa en estas momentos, de t?.ntas incertidumbres y vacilaciones polrticas,._ el triunfo de la legalidad y del derecho. En él se encarnan) pr decirlo.. as1, las aspir·a.ciones de las gentes honradas que :¡uieren ver asegurados en el suelo de la con1batida Colom­bia los p.rin .ci p~os de orden y.. de progresQ ll'..o.ral. Co¡1fi.a~os en que el nuevo gabern'1J}te de Colombia contará con ~1 apoyo desinteresado.. y unánime de todos, y que en u.nión de su ilustrado Ministro de Guerra, doctor·. Malina> le será dado impulsar al Ejército por la vía de) fácil y e~pedito cap1ina que á éste le trazan el cumplirp~en ~ t o.. de su deber y su an1.or á la Patria. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR MINISTRO DE GlJERRA No dudamos de la satisfacción que ha de procurar á todos los miembros del Ejército, saber que desde el día tres del presente tomó posesión del elevado cargo de Ministro de Guerra el señor doctor Pedro Antonio Melina. Las sin­gulares dotes de talento, firn1eza de carácter é idoneidad administrativa que distinguen al nombrado, son el mejor elogio que de él puede hacerse. Hace poco que la Re-vista del Círculo Militar de Francia decía, á propósito del non1bramiento del General Zurlinden para Ministro de Guerra : "Es la segunda vez que la confianza del país le llama á tan encun1brado puesto, que ya le había sido otorgado en 1 8 9 5. N os toca hoy saludar respetuosamente, con todo el ejército, al nuevo Jefe que acaba de ser investido con el n1ando supremo." Hacemos nuéstras las palabras del periódico citado, pues el doctor Melina, lo n1Ísmo que aquel importante n1iembro del gabinete de Francia, goza de exc-epciona-l prestigio en todas las clases del Ejército, y le toca ocupar su puesto en n1omentos de uje con que se prometen exterminarlos. Los realistas agotan sus municiones de reserva durante las nueve horas de aquel rudo combate, y sólo fían el triunfo de sus armas á la impetuosidad de su caballería y á la audaz operación tan sigilosamente practicada sobre el parque de los republicanos. AqueJla tarde, Boves, impaciente y frenético, se empeña en abatir con el pecho de sus caballos las más seguras palizadas que defien­den nuestras bayonetas. U na furia creciente preside á las desesperadas cargas que nos da el enemigo ; pero el arrojo y su bravura se estrellan contra la firme decisión de los independientes, bañados en sangre y estenua­dos, ceden al fin y retroceden las impetuosas hordas, cuando un grito de angustia y de tetTOI' de nuestra parte, y de alegría feroz en el opuesto bando, resuenan de improviso en medio de la batalla. Todos los ojos se vuelven hacia la altura que domina la casa del ingenio, y sobrecogidos de espanto, divisan nuestros soldadvs la fuerte columna encaminada á apoderarse del parque. Aquella inesperada operación conturba el ánimo de los inJe­pendientes. La pérdida del parque es la pérdida de la batalla, y costudiado aquél por escasa tropa y en la imposibilidad de soco­rrerlo, nadie duda del desastroso fin de la jornada. Al estrépito de la refriega sucede, sin que nadie lo ordene, un silencio solemne, en que la angustia de los republicanos contrasta con el júbilo mal reprimido de sus contrarios. Boves, satisfecho de sí, contempla con sonrisa aquella in­fernal acometida. Mientras que en el opuesto campo, desnudo el table, los ojos centellantes, airados y magníficos en tan supremo trance, los jefes republicanos corren á agruparse en torno de Bolí­var, ofreciéndole como últi1no baluarte sus nobles corazones. En aquel momento de tremenda agonía, desciende el Libertador de su caballo, le hace quitar la silla, y colocándose en medio de sus tro­pas "aquí-les dice con enérgico accnto-aquí entre vosotroJ, mis valientes, moriré yo el primero." La columna enemiga baja, entretanto, al pasitrote, con for­midable empuje, sobre la casa de ingenio, y nuestro ejército repite con ansiedad creciente el nombre de RJCAURTE. Sobre aquel joven héroe caerá el golpe de gracia que ha de abatir en aquel día todos los esfuerzos de la Patria. Todas las miradas le b'Jscan, y palpitan por él todos los corazones. Conflictiva es la situación para RICAURTE. La casa confiada Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR á su Custodia no sólo encierra el parque y munic ,nes del ejército, sino gran número de heridos y mayor canti Cf)n dos secciones, una en Madrid y otra en Cádiz ; una comisión cen ... tnl de remonta y cuatro compañías de- obreros de artillería. En Cuba, en tiempo de paz, dos bataUones de artillería ; t-n Puel"· to Rico uno y en F ~ l ~p~nas. un regimiento de artillería de plaza con do~ b~tat.loncs... INGENIEROS Las tropas de ingeni¡et:os comprenden : 4 regimientos de zapadores. )p.incros, cada dtto con ~batallones. de 4 c-ompañía~, un regimiento de pontoneros, 2 batallones independientes, el de feri"oca¡riles y el de te­légraf0s, una brigaaa topográf~'
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 74

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 75

Por: | Fecha: 16/11/1898

Año II Bogotá., Noviembre 16 de 1898. BOLETIN l\iiLITAR --··~-- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO --•e- Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódico todos los 'Jefu y Oficiales del Ejército de la República. MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NUMERO 213 DE 1898 (17 DE OCTUBRE) por el cual se dictan varias providencias relacionadas con el Ejército. El Vicepresidente de la República, Encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA: Art. 1.0 Por excusa aceptada al señor General Cruz Chaves para servir el puesto de J cíe de Estado Mayor de la 3·" División, nómbrase en su lugar al General Lucas Gallo M., que sirve como Jefe de la 2." Brigada de la 1." División. § 1.0 Mientra el General Gallo ocupa su nuevo puesto, el primer Jefe del Batallón B?mboná, señor General Mario Guz­mán, se encargará accidentalmente del Estado Mayor de la 3·" Di­visión. § 2. 0 El General Nicolás Perdomo, en su carácter de primer Ayudante General de la 2." Brigada de la 1." División, se encar­gará provisionalmente de la Jefatura de aquélla. Art. 2. 0 Acéptase al señor Teniente Coronel Eduardo Ortiz B. la excusa que presentó para servir el puesto de 2.0 Jeíe del Ba­tallón Tencrife número ro.0 , y nómbrase en su reemplazo al Sar­gento Mayor Paulo E. Escobar, á quien se llama al servicio activo. Art. 3· 0 N ómbrase Auditor de Guerra de la 3: División al señor Anselmo León Gómez. :. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 250 BOLE'l'ÍN 1\ULl'l'AR Art. 4. 0 Acéptase al Capitán Víctor M. Vesga la excusa que ha presentado para servir como primer Adjunto del Estado Mayor de la citada División, y nómbrase para ese puesto al Capitán Elie­cer Gómez, á quien se llama al aervicio. Art. 5.0 Los Jefes y Oficiales de los Cuerpos que constituyen la 3·· División, serán los siguientes : Batallón ]iradores número 1 3-Primer Jefe, el Coronel Haba­cuc: Beltrán, ya nombrado; Segundo Jefe, el Sargento· Mayor Lucio de la Torre; Ayudante Mayor, el Sarg~nto Mayor Jesús Rocha S.; Segundo Ayudante, el Teniente Higinio Forero; Abanderado, el Subteniente Alejandro Badillo. Primera Compañía: Capitán, Domingo García; Teniente, Daniel Molina Cardoso ; Subtenientes, Eleuterio Sánchez y Mi­guel Granados. Segunda Compañía : Capitánl Carlos Tomás Muñoz; Te­niente, Hipólito Moreno; Subtenientes, Agustín Carreño y José Angel Vargas. Tercera Compañía : Capitán, Carlos Mendoza S. ; Tenien­te, José Segundo Ruiz; Subtenientes, Antonio Ortega y Francis­co Gáfaro. Cuarta Compañía: Capitán, Ramón M. Soto E.; Tenien­te, Luis López; Subtenientes, Nicolás Roja<> y Alfredo Rivera. Quinta Compañía : Capitán, Carlos Julio Guevara ; Te­niente, Antonio Mieles ; Subtenientes, Marco A. Villarretl y Rosario Leal. Batallón Rifles número 14-Primer Jefe, el Coronel Andrés Quintero, ya nombrado; Segundo Jefe, el Sargento Mayor N epo­muceno Salas; Ayudante Mayor, el Hargento Mayor graduado Cipriano Soto ; Segundo Ayudante, el Teniente Silvino Monta­ñés ; Abanderado, el Subteniente Fídolo González. Primera Compañía : Capitán, Ignacio Buenahora ; Tenien­te, Alejandro Díaz G. ; Subtenientes, Antonio Salamanca é Isaías Guerrero. Segunda Compañía : Capitán, Remigio R oncancio ; Te­niente, Manuel Ballén ; Subtenientes, Acisclo Toscano y Alfredo Aguirre, á quien se llama al servicio activo. Tercera Compañía : Capitán, Elíseo Dueñas ; Teniente, 'reodoro García, á quien se llama al servicio; Subtenientes, Rei­naldo Escobar y Eugenio Barreto. Cuarta Compañía: Capitán, Jesús Galvis; Teniente, Agus­tín B. Santacoloma, á quien se llama al servicio; Subtenientes, Heliodoro Mogollón y Francisco Pinzón. Quinta Compañía: Capittn, Julio Sanmiguel; Teniente, Uladisiao Ruiz; Subtenientes, Julio Suárez y Víctor Medina. Batallón Bomboná número 15-Primer Jefe, el General gra­duado Mario Guzmán ; Segundo Jefe, el Sargento Mayor Julio Albán, á quien se llama al servicio ; Ayudante Mayor, el Capitán Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT A.R. 251 Luis U rdaneta; Segundo Ayudante, el Teniente Luis Moisés Talero; Abanderado, el Subteniente Saba~ Pardo. Primera Compañía: Capitán, Rogelio V élez M.; Tenien­te, Luis M. Burgos; Subtenientes, Críspulo Gómez y José A. Peña. Segunda Compañía :- Capitán, Eudoro Aguirre; Teniente, ·Belisario Rucindo ; Subtenientes, Leandro León y Mariano Castro. Tercera Compañía: Capitán, José Manuel Dederlé; Te­niente, Gabriel Baena, á quien se llama al servicio; Subtenientes, Manuel A. Medina é Hipólito Nieto. Cuarta Compañía: ~apitán, José B. Vera, á quien se llama al, servicio; Teniente, Félix V. Castillo; Subtenientes,Justiniano Arenas y Jacobo Pérez. Art. 6.0 Los Jefes y Oficiales de los Batallones que forman la 4·a División, serán los que á continuación se expresan : § 1.0 El Batallón Pichincha número r6 tendrá los mismos Jefes y Oficiales que hoy tiene. Para la vacante de Teniente, que existe en la 4: Compañía, se nombra al de ese grado señor Gerar­do Grajales, á quien se llama al servicio activo. ~ 2.0 Nómbrase primer Tefe del Batallón Urdaneta número 17, al Coronel Alejandro Quintero. El segundo Jefe, los Oficiales de Plana Mayor y los de Co1hpañía, serán los mismos que hoy sirven en dicho Cuerpo. Para la \iacante de Capitán, que existe en la 3·· Compañía, y para las "de ~reniente y Subteniente de la 4.•, se nombra al Capitán Olimpo Santos, al Teniente Leopoldc;> Ruiz Vásquez y al Subteniente Wenceslao Bolaños, respectivamente. § 3· 0 Dos Compañías de e¡ te Cuerpo, c:on el primer Jefe, harán la guarnición de Cali, y las sos restantes, con el segundo, guarnecerán á B uga. § 4.0 La Plana .l\1ayor del Batallón La Popa continuará con los mismos Jefes y Oficiales que hoy tiene. La oficialidad de las Compañías será la siguiente : Primera Compañía : Capitán, José María For~ro, á quien se llama al servicio ; Teniente, Lcandro Guzmán ; Subtenientes, Hipólito López y Vicente Monsalve. Segunda Compañía: Capitán, Rafael Guevara !viartínez; Teniente, Ruiino Guerrero C. ; Subtenientes, Francisco Congote y Juan Gómez. Tercera Compañía: Capitán, Antonio Domínguez C., á quien se llama al servicio; Teniente, Carlos Talero; Subtenientes, Alberto Barnga y José Vicente Fernández, á quienes se llama al servicio activo. Cuarta Compañía : Capitán, Guillermo Esc~llón y Teniente Ulpiano Osorio, á quienes se llama al servicio ; Subtenientes, Cándido Molina y Sebastián Delgado, á quienes se llama igual­mente al servicio. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 252 BOLE'.fÍN M.ILIT..A.R § 5.0 . Dos Compañías del Batallón La Popa harán la guarni­ción de Medellfn, al mando del primer Jefe, y las otras dos, al mando del segundo, guarnecerán la plaza de Manizales. Art. 7.0 Restablécese la guarnición del Sur del Cauca, que la constituirán dos Compañías, que se acantonarán en Pasto, con el nombre de Medio Batallón Cazadores número I 9, el cual forma­rá parte de la 4·" División del Ejército. § 1.0 Nómbrase Jefe del medio Cuerpo citado, al Coronel José María Mosquera. § 2.0 En decreto separado se harán los nombramientos de la oficialidad para el mismo. Art. 8.0 Llámase al servicio activo al Subteniente Luis E duar­do Calderón, y destínase á la quinta Compañía del Batallón Aya­cucho número 3.0 , en reemplazo del de igual grado Alberto Barriga, que fue destinado al Batallón La Popa número I 8. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á I7 de Octubre de 1898. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, 0LECARIO RIVERA DECRETO NU.l\1ERO 215 DE 1898 ( NOVIEMBRE 8 ) por el cual se ordena vender unos buques de guerra El Presidente de la República En uso de sus facultades legales, y CONSIDERAN DO : I.0 Que para restablecer el equilibrio fiscal es de urgente ne­gesidad adoptar cuantas medidas de economía indique la convenien­cia pública; y 2. 0 Que atendido el ningún servicio que prestan algunos bu­ques de la .J.\Ilarina Colombiana, el gasto que se hace en el sosteni­miento de ellos, sobre ser gravoso para el Tesoro, no corresponde á necesidad alguna relacionada con el orden, DECRETA: Art. 1.0 Procédase á vender en pública subasta, y con arreglo á las demás formalidades que prescribe el Código Fiscal, los bu­ques de guerra denominados Crucero Córdoba y General Nariño. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR Art. 2.0 Mientras se hace la venta de que trata d presente Decreto, la tripulación de las naves mencionadas quedará reducida á la guardia ó custodia indispensable para conservarlas. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 8 de Noviembre de I 898. MANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PEDRo ANTONio MoLINA DECRETO NUl\1ERO 2I6 DE r898 (NOVIEMBRE 8) por el cnnl se elimina el Depósito militnr El Presidmte d2 la República En uso de sus facultades legales, y CO. 'SIDERANDO: 1. 0 Que la angustiosa situación del Tesoro exige imperiosa­mente eliminar cuanto gasto público no sea estrictamente indispen­sable para los fines de la Administración; y 2.0 Oue en el Presupuesto de Gastos de la presente vigencia no hay partida especialmente destinada para el pago de personal distinto de el del Ejército en servicio activo, y por lo tanto el Po­der Ejecutivo no cree estrictamente legal la erogación que se hace en el sostenimiento del Depósito, DECRETA: Artículo único. Desde el r .0 de Diciembre próximo quedará eliminado el Depósito fvi ilitar, derogado en todas sus partes el De­creto número 900 de 1890, que lo creóJ y virtualmente abrogado el artículo 15 del Decreto número 14 de 23 de Agosto último, reorgánico del Ejército. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 8 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE El .f\1inistro de Guerra, PEDRO ANTONlO MouNA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 254 BOLETÍN M.ILIT.A.R NOTA DEL SENOR MINISTRO DE GUERRA AL SEROR GENERAL JEFE DE ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJ~RCITO República de Colombia-Ministerio de Guerra--8ección 1.•-7 Bogotá, I I de Noviembre de I 898 SeÍlor General Jefe de Estado Mayor General del Ejército. Consecuente con ias doctrinas y prácticas observadas invaria­blemente por el actual encargado de este Despacho, aun en los momentos más difíciles del último Jebate electoral, respecto de la actitud que los miembros del Ejtrcito deben guardar en las luchas políticas de los partidos, creo indispensable reiterar á la fuerza pú­blica, por vuestro digno conducto, las órdenes más terminantes para que~~ Ejército se guarde, en absoluto, de toda intervención en asuntos políticos, ya porque conforme al artículo · 168 de la Constitución, la fuerza armada no es deliberante, y le está prohi­bido, por tanto, ingerirse en esa clase de luchas, como porque la buena organización y disciplina militares, que constituyen la base de todo Ejército que realmente merezca l!"'var ese nombre, son incompatibles con las deliberaciones á que la disposición constitu­cional se refiere, y están en abierta pugna con la naturaleza y los fines de la institución militar. Siendo, como es, la fuerza pública guardián del orden y de laS imtituciones, no se concibe cómo podría llenar el objeto para que ha sido creada, si interviniera en el juego natural y pací:V.:o de los p.lrtidos, ó tomara parte, siquiera indirecta, en la solución de pro­blemas políticos que debe ser confiada únicamente á la acción libre y espontánea de la opinión pública. El Gobierno tendrá como falta muy grave en los !'.1iembros del Ejército, la ingerencia en debates políticos, ya sea pública ó privadamente, y reputará inadecuado para el servicio á todo militar · que no se ciña estrictamente al precepto constitucional y á la doc­trina desarrollada en este oficio, y antes bien estimará su cumpli­miento como un título más para obtener los grados y recompensas á que sean acreedores por sus servicios. El Gobierno, al adoptar esta medida, se propone rbdeat al Ejército de todo el respeto y prestigio qu(' en otros países ha al­canzado, sustrayéndolo así de las ardientes luchas políticas y man­teniéndolo superior á ellas, á fin de que los ciudadanos se acos­tumbren á mirar en él la custodia del orden social y no la amena­za de las libertades públicas. El Poder Ejecutivo, del cual depende, en un todo, el Ejérci­to, con arregl0 al artículo 22 del Código Militar, confía en que los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 255 leales y valerosos miembros que lo forman, ajustándose al espíritu de civismo que ·predomina en sus filas y que es garantía de las ins­tituciones republicanas, no han de querer romper la tradición de respeto á la ley y á los Magistrados, la cual constituye ya salvador derecho consuetudinario en nuestra historia política, y es;::>era, asimismo, que ningún militar en servicio dé ocasión á censuras por infracción de las disposiciones constitucionales y legales que sustentan la materia del presen·te oficio. . Servíos disponer que esta comunicación sea public;ada en la Orden General del Ejército. Soy vuestro atento servidor, PEoRo ANTONIO MaLINA EJERCITO NACIONAL INFORME que el primer Jefe del Batallón Oo.ro número 17 presenta al Estado Mayor de la División. Sefior Coronel primer Ayudante GeneraL-Presente. Tengo el honor de informar á usted sobre los trabajos de zapa que ejecuta· el Batallón que comando, así: se han construído des­de el ~ .0 de Abril hasta el último de Mayo próximo pasado, 170 metros de camellón, el cual tiene de latitud 7 metros 10 centíme­tros, y de flecha 45 centímetros. Se construyó una alcantarilla cuya longitud es de 7 metros 10 centímetros, y tiene de luz 85 centímetros. También se construyó una muralla para sostener el ca melión, .en la parte donde corta el antiguo cauce del río, la cual mide 66 metros de extensión por una altura creciente desde 50 centímetros hasta 1 metro. Es de advertir que en este trabajo, y en el tiempo ya dicho, sólo se ha empleado el personal de cua­tro Compañías, desde el r .0 de Abril hasta el 15 del mismo, y de esta fecha hasta el último de Mayo, el personal de tres, porque de cuatro Compañías á que quedó reducido el Batallón desde el 16 de Abril próximo pasado, la cuarta se ha ocupado todo ese tiempo en los trabajos del acueducto y carretera de San Vicente. Si en los dos meses citados los trabajos no han avanzado lo que era de esperarseJ es debido á la falta de algunos elementos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 256 BOLETÍN MILITAR como las carretillas, que tan indispensables son para el acarreo de materiales y porque el personal de las Compañías era muy reduci­do y se redujo más desde la segregación de la yuinta Compañía, la cual hubo necesidad de completar con personal de las otras. Me prometo que en este mes los trabajos avanzarán notablemente, por­que ya las Compañías están completas y de consiguiente aumen­ta el número de trabajadores, á lo que se agrega que el señor Prefecto me ha ofrecido suministrar las carretas en número sufi­ciente. Soy de usted atento y seguro servidor, El primer Jefe, A. ARzA YÚS E. Es copia. El segundo A y u dan te general, RóMULO ARAGÓN INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Miguel Vargas, per­teneciente á la quinta Compailía del Batallón 21 de JuníJJ, que falleció ayer en el Hospital Militar de Barranquilla. En Barranquilla, á ocho de Junio de mil ochocientos noventa y ocho, en la Mayoría del Batallón 21 de Jt111Íl7, se reunic~on el señor General graduado Ramón G. Amaya y los testigos señores Andrés For­tich G., Julio C. Moneada y Cristóbal Fonncgra, con el objeto de in­ventariar y avaluar los bienes del soldado Miguel Vargas, de la s.a Com­pañía del aludido Cuerpo, que falleció ayer en el Hospital Militar de esta ciudad, de beriberi, y se procedió á inventariarlos y avaluarlos en la forma siguiente: Una libreta militar, sin valor, en la que dice ser natural de Suta-tenza, Departamento de Boyacá. Dos pares de botines usados, aval uados en .............. $ Una ruana vieja, en ................. . .. , ..•.....••• , Una sábana, en ....................................... ,. U na malctcra, en. . • . • . . • . . . . . . . . • . • . • • . . • •..•... En poder del Habilitado, en dinero .................. . Suma •••••..••••..•.•....•... , ••.. $ Dinero efectivo que dejó al Subteniente Belalcá-zar antes de morir... • • • • . . •• . • • . •••...••••... $ 70 .. De esta suma se deduce lo siguiente : Valor de un ataúd ................... $ 16 Gasto de coche para practicar ]as dili- 20 so 20 26 40 gencias correspondientes .................. . IJ .. 53 • • Quedan ...•••••..••...•.•••.. $ 81 30 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 257 No habiendo más de qué tratar, se dio por terminada la presente diligencia, que firman los que en ella intervinieron. El General graduado, primer Jefe del Batallón 21 de J unín, RAMÓN G. AMAYA-Tcstigo, A. Fortich C.-Testigo, Jttlio C. Moncada.-Tes­tigo, Cristóbal Fomtegra. INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Simón Vera_ perte­neciente al Batallón Urdaneta número 1 5. En dinero .•••.. , •...•.•.•.••••..•••.•.•.•.•••. $ Un par de botines usados ..................... __ -· .•.• Un kepis ....•.•...•..••...•••..••...........•.••• U na ruana deteriorada. . . . . • • • . . • •.......••.•••.••• U na camisa de hilo usada. • . . ....................... . U na camisa de hilo usada .....••••••.......••••..•.•• Una franela de hilo usada ........................... . Un par de medias ................................. . Dos pañuelos de hilo ....•••......••....•.••..••.•• U na correa de cintura ....••..•.••.•..••.•.••.•.•... 6¡ zo 3 1 20 So 6o 6o 40 20 20 20 Suma •....••...•.... $ 68 40 Cali, Junio 16 de I 898. El Coronel primer ·Jefe, JosÉ M. MosQUERA.-Testigo avaluador, Clímaco García.-Testigo avaluador, Mrmttel M. Castillo.-Tes·igo ava­luador, Manuel A. Zapata R. NoTA.-Se deduce de esta suma la de siete pesos cincuenta centa­vos ($ 7-50) por valor de un ataúd, cuyo recibo se adjunta. Recibí del Habilitado del Batallón Urdaneta $ 7- so, valor de un ataúd para Simón V era. Cali, 15 de Junio de 1898. J . .A. Martín V. B.-El Coronel, JosÉ M. MosQUERA Es copia.-El Coronel, JosÉ M. MosQUERA VARIEDADES LA 'rACTICA DE INFANTERÍA Y LAS ARMAS DE FUEGO PERFECCIONADAS El reglamento sobre el ejercicio y las maniobras de infantería, da el métod~ y los medios de adiestrar la tropa, para ejecutar regu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILIT~R lar y rápidamente los movimientos que preceden ó continúan el combate. Pero bajo el fuego de las máquinas modernas, la aplica­ción de las formaciones cerradas cada día se hace más rara: así lo prueban las últimas guerras. · La historia nos demuestra que, con muy pocas excepciones, las cargas verdaderas á la bayoneta no han existido ~ino en la ima­ginación de los escritores militares, y que es preciso entender por carga á la bayoneta todo movimiento ofensivo ejecutado con au­dacia. Numerosos ejemplos nos enseñan cuán difícil ha sido siempre abordar de frente, en orden compacto, una infantería que aún no ha sido conmovida, bien posicionada, y que tiene la eficacia de su fuego, El largo alcance y la precisión de las nuevas armas, relacio­nadas á la rapidez con la cual los fuegos se ejecutan, han hecho imposible lo que antes era difícil. Hoy no existe infantería alguna que pueda marchar_.al ataque en terreno descubierto, en cualquier formación regular que sea, c~:mtra un enemigo provisto de cañones de largo alcance y de..fusi­les que se .cargan por la culata. "En un reconocimiento hecho en J untland en 1864, el Ca­pitán prusiano Schutterback, con 124 hombres del regimiento de infantería número so, se vio repentinamente amenazado por su retaguardia por 180 soldados del primer regimtento de infantería dinamarqués. Estos, cubiertos por un pliegue de terreno, !e acer­caron á los prusianos hasta la distancia de 400 pasos, y los carga­ron á la bayoneta en columna, con gran resolución: á los 250 pa­sos de la posición de los prusianos fueron acogidos por una primera descarga que fue seguida inmediatamente por una segunda que no los contuvo, pues siguieron marchando con la más grande bravura. Pero á la tercera se detuvieron; les faltaban 150 pasos para poder llegar á comprometer un combate al arma blanca y en este espacio de tiempo habrían tenido que soportar tres ó cuatro descar~as. Así ,.j combate se conti.:1uó por un fuego de tiradores de corta duración. En 20 minutos los dinamarqueses tuvieron fuera de combate 3 oficiales y 85 soldados; la mitad de su fuerza efectiva." (1) "El 29 de Junio de 1866, en el combate de Gitchin, dice un ofic:ial austriaco, testig() ocular (2), cuando la brigada Piret recibió, á las seis de la tarde, la orden de dejar su posición para dirigirse sobre Zames y tor:P.ar esta localidad, se emplearon seis batallones y la batería de la brigada en esta expedición. Para protegerlas en caso de desastre se dejó en el monte Ensestadler un batall6n de infantería v una batería de ocho tt. tomada en la reserva de la arti­llería del c~erpo de ejército; desde su posición·esta batería podía proteger nuestra marcha hacia adelante, y cañonear eficazmente la (1) MiUta.r Woohsmb~a.tt, 8 de Julio de 1865. (2) ~Vh~r Preitwng, año de 1868. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MILIT A..R 259 localidad que estaba alejada 2,ooo pasos mas o menos. Los seis ba­tallones destacaron cada uno una división (dos compañías) como se­gunda línea y avanzaron sobre Zames en una línea de columnas llevando la batería entre el segundo y tercero batallón, precedidos de una espesa cortina de tiradores. "Las alturas que rodean á Zames estaban débilmente ocupa­das por el enemigo y fueron tomadas después de un combate insig­nificante de tirado\es. La cresta de esas alturas forma delante de Zames una curva pbco sensible cuya extremidad se aleja 300 pa­sos, y el centro á 8oo poco más ó menos de esta localidad. El ene­migo había sólidamente ocupado este punto y se distinguían per­fectamente tropas de las tres armas en el interior y en rededor de Zames. La bataría se estableció en el centro de la curva porque los declives son poco sensibles, mientras que son bastante escarpa­dos en las alas; y rompió el fuego á 300 pasos con proyectiles hue­cos. Las tropas formadas por divisiones y en masa fueron colocadas al abrigo de todo proyectil sobre las alas, y sólo las primeras divi­siones conducidas sobre la meseta rompieron un fuego de tiradores contra el enemigo posesionado alrededor de Zames. 1 "Este combate preliminar duró más de media hora. El mo­mento decisivo había llegado: el enemigo había hecho progresos sobre nuestro flanco izquierdo, sobre la altura de Prada. Dilet7-, ocupado por los zajones, fue evacuad;~; la brigada debía apoderarse de Zames y atacar seriamente el flanco izquierdo de los prusianos, á fin de contener su movimiento ulterior al centro, ó bien retirarse á su primitiva posición en el monte Esenotadler. Como entonces no se conocían aún los efectos del tiro rápido, se decidió abrazar el primer partido. "Como lo hemos dicho ya, el ataque á la bayoneta había sido preparado durante más de media hora cuando la señal del asal­to fue dada. Las tropas formadas en divisiones avanzaron en masa, y al paso de carrera se dirigieron sobre el enemigo, los tiradores se agruparon en los intervalos y cargaron conjuntamente con las tro­pas cerradas en masa. El enemigo nos recibió con fueRos de fila: nuestros soldados, en gran número, fueron puestos fuera de com­bate mientras que trataban de franquear la distancia de trescientos pasos que los separaban de la posición enemiga. Se detuvo la carga, y las cabezcrs de columna hicieron fuego, y en seguida tratamos de retirarnos á nuestros primeros abrigos. "Las pérdidas de las 24 compañías asaltantes se elevaron á 4o oficiales y 8oo hombres en menos de cinco minutos, y sin em­bargo el enemigo apenas había empleado 4 compañías en la fusi­lada. Esta tentativa de ataque á la bayoneta nos costó tantos hom­bres como los que el enemigo había empleado para rechazarnos, y puede calcularse muy bien que cada defensor poco más ó menos .había puesto un asaltante fuera de combate, aunque las columnas de ataque ocuparon la zona más peligrosa, que era la dé los c:ien pasos antes de lle¡ar á la posición enemiga. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 260 BOLETÍN MILITAR "Aunque las grandes pérdidas se producen siempre en cortos espacios de tiempo, aun en el caso en que los combates son de larga duración, los resultados del tiro rápido que acabamos de citar, no provocan menos la admiración. "Durante la marcha adelante que se hizo er.1 muy buen or­den, se observó que las pérdidas aumentaban en una progresión . geométrica, y esta observación se hubiera mantenido si las tropas hubieran continuado su ataque. La bravura desplegada por los aus­triacos en Zames fue digna de todo elogio : sus pérdidas dan fe, y creemos que ninguna otra brigada hubiera tomado la posición, por­que cualquiera tropa que fuera, pertenezca á tál ó cuál naci6n, y cuya bravura sea á toda prueba, no posee en efecto sino cierta dosis de sangre fría y de coraje que tiene un límite determinado, y pérdidas tan considerables intimidan á los que sobreviven y de­tienen todo impulso heroico. En el mundo entero no se encuentra un ejército que se le pueda llevar adelante hasta perder su último hombre; la energía moral tiene límites, los cuales no se pasan jamás sin romperla." Este ejemplo no es el sólo que nos proporciona la guerra de Bohemia; sin embargo, después de r 866, distinguidos militares no consideraban definitivamente resuelta la cuestión de saber si en el futuro el ataque en masa debía ser desterrado del campo de batalla por los cañones y los fusiles modernos; y así hemos visto que. á los franceses en los primeros combates que dieron en I 870 en Wis­sembourg, Sarrcbruck y Woerth recurrieron sin éxito á su táctica favorita: el ataque á la bayoneta. Hablando de las cargas llevadas por ellos en Sarrcbruck con­tra los bosques ocupados por los tiradores prusianos á la derecha del ejército alemán, un corresponsal del Thimes del 1 I de Agosto de 1870 se exprf'sa así: "No hay nada que pueda dar una idea del arrojo y de la bra­vura de la infantería francesa; y cualquiera que sea el elogio que se le rinda en homenaje á esa cualidad heroica, jamás alcanzará á la altura de su mérito. Hemos visto repetidas veces avanzar los bata­llones franceses con una heroica impetuosidad hasta el borde del bosque, de donde eran constantemente rechazados dejando cente­nares de bravos mordiendo el polvo; era un espectáculo lamenta­ble que duró muchas horas." ( Conti11uará ). _. .. __ LITERATURA LA BATALLA DE SEDAN No entra en mi plan hacer la relación técnica de la batalla de Se­dán, á fa que concurrí como espectador, más ó menos expuesto al rcli- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE1'ÍN MILITAR 261 gro, pero me esforzaré en hacer una relaci6n verídica de lo que vi ó supe durante la acción, colocado en el st:gundo término de este cuadro siniestro é inolvidable. Los fuegos se rompieron al amanecer, en medio ce la neblina, del lad') de Bazeilles, y de las orillas del Meuse, se extendieron al Sur, y progresivamente al Este y al Oeste, á medida que los dos ejércitos ale­manes avanzaban en número de 2 30,000 hombres, y efectuaban el gran movimiento en vol vente que desde la una de la tarde logró cortar al ejército francés en su retirada hacia Mésicres, la sola posible quizás, si la disposición adop~ada al principio por el General Ducrot no hubiera sido cambiada por su sucesor en el mando en jefe. Desde las seis y media de la mañana los Oficiales de la Casa Mili­tar, inclusive los caballerizos, aguardaban, rienda en mano, en el patio de la Subprefectura, para acompañar al Emperador al campo de batalla. Mientras éste se vestía, Emmanuel d'Harcourt, Capitán de infante­ría, Oficial de Ordenes del Duque de Magenta, llegó apresuradamente, se desmontó en medio de nosotros y pidió ser introducido cerca de Su Majestad, para darle la noticia de que el Mariscal acababa de ser herido gra\'emente en la ingle por un casco de obús. Después de haber escu­chado, con los ojos llenos de lágrimas, la noticia de este fatal aconteci­miento, el Emperador aprobó la entreg1 del mando en el General Ducrot, no obstante que no era el más antiguo de los Jefes de Cuerpo de Ejército, pero habida consideración de que era el que estaba más al co­rriente de los proyectos del Mariscal. Este último no sabía, como tam­poco el Emperador, que el General Wimpfen, llegado la antevíspera de París para mandar d 5·· Cuerpo del Ejército, era al mismo tiempo conductor de una comis1ón del General en Jefe, en el caso de que la vacante viniera á tener lugar. Entregándosela el Ministro de Guerra, creía aún que el ejército francés conservaría una ventaja de dos días sobre el tercer ejército alemán, y tendría que combatir sólo al ejército del Meuse. Cálculo optimista, burlado por las marchas forzadas del tercer ejército, al cual pertenecía, además, el Cuerpo Bábaro, compro­metido la víspera en Bazeilles. N o se podía, pues, dudar de que los otros le seguirían de cerca ! Después de haber enviado á uno de sus Ordenanzas el Capitán Guzmán, cerca del General Ducrot, Napoleón m montó á caballo, y á la cabeza de su Estado 1\!layor, seguido de un pelotón de guías suminis­trado por el Escuadrón de la escolta, se dirigió hacia la puerta que con­duce al camino de Bazeilles. Apenas había dado algunos pasos cuando se cruzó con el coche en el cual estaba acostado el Mariscal, y se detu­vo para informarse de su estado. El doctor Teófilo Anger, que nos se­guía á pie, tanto como k era posible, se apresuró á ofrecer sus servicios, y manifestó que no obstante su gravedad, la herida no era mortal. El Emperador, tranquilo con la relación de su cirujano, continuó su camino á la vista de los habitantes, quienes desde las ventanas lo mi­r. aban pasar silenciosamente. Antes de salir del recinto nos encontramos con varios prisioneros enemigos, á quienes conducían al lado de nues­tros heridos, casi todos heridos en los brazos ; había uno que caminaba entre estos últimos, un suavo de alta. estatura, que nos extendió la mu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 262 BOLETÍN MILITAR ñeca mutilada exclamando furioso : "Voy á hacerme curar y voh·eré." Hay palabras y miradas que nunca se olvidan. Más allá de las fortificaciones Su Majestad puso su caballo al trote, hasta que llegó á las primeras casas de Balan, en donde los enfermeros transportaban nuevos heridos. Sostenido por dos soldados de infantería, aguardaba el coche de la Ambulancia un Jefe de Escuadrón, cuya cara est~ba tan mutilada que no se distinguían sus !acciones. -¿Estoy tan desfigurado que no me reconocéis? Me dijo ,cuando pasé á su lado. Era Octavio Bastard, cuya mejilla había sido destrozada por una bala. Al llegar al centro del pueblo el Emperador tomó por una calle en descubierto del lado del Mosella, y avanzando sobre un montecillo de donde hacían fuego las baterías divisioaarias de infantería de marina, se detuvo cerca de ellas, no lejos del lugar donde había sido herido el Ma­riscal. Cuando los artilleros que estaban á la c~palda del Emperador re­conocieron á éste impasible, lo saludaron con vivas ; los últimos que debía oír! Viéndole de lejos el General Vassoigne, avanzó un instante para darle á COJlOCer la maniobra prescrit~ por el General Ducrot, en lo que concernía á las divisiones del duodécimo Cuerpo, encargado de luchar palmo á palmo, batiéndose en retirada en dirección de Mézieres. Eran más de las ocho de la rnafiana cuando la ligera neblina que todavía subía de las orillas del río acabó por disiparse. Vimos las altu­ras de la orilla izquierda coronadas por una larga línea de baterías ale­manas, establecidas desde Remilly hasta más allá de Wadilincourt. Los primeros rayos del sol daban sobre nuestros kepis ; nuestro grupo vino á ser el objetivo de su puntería; el Emperador nos ordenó desfilar detrás del muro de una fábrica, cerca de la cual permanecía en reserva un bat:tllón de cazadores, y permaneció voluntariamente expuesto al fuego, no conservando á su lado si-no á Darvillier, su primer escudero, Corvi­sart, su médico, Pajo!, su Ayudante de Campo de servicio, y Henden­court, su Oficial 'de Orderres, muerto á su lado. El General Pajol, en la relación que hace de la batalla de Sedán, dice : "que Su Majestad se dirigió sobre un punto culminante, donde estaban colocadas las baterías de reserva, al mando de Sainte-Aulaire, y p::rmaneció más de una hora en esta posición, en medio de una lluvia de balas enemigas, ocupado en seguir los movimientos por brigadas, con­forme á las órdenes del General Ducrot ; el General Lebrun comenza­ba á hacer ejecutar á las di visiones de su Cuerpo de ejército un com­bate decisivo, bien sostenido y hábilmente conducido." Informarlo por la vuelta del Capitán Guzmán, del cambio que había tenido lugar en el mando en Jefe, inesperadamente reclamado por el General Wimpfen, puesto al corriente de la contr~orden dada por éste á la maniobra del General Ducrot, y del objetivo de Carignan, sustituído al de Mézieres, el Emperador comprendió que toda esperanza de salvacíón estaba en lo sucesivo perdida. Pero no pudiendo interve­nir sin ser acusado de perjudicar la acción de sus Generales, y no que­riendo tampoco, aun cuando privado de toda iniciativa, abandonar el terreno, en tanto que sus fuerzas le permitiesen permanecer en él, re­• olvi6 dirigirse más hacia el norte, á las posiciones que defendían las Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 263 tropas del primer Cuerpo. Fuimos entonces llamados cerca de él, y después de un galopar frenético, · en medio del silbido de las balas y de los cascos de obús que llovían en el suelo, alcanzamos al Emperador en el camino de Givonne, donde el General Wimpfcn le hablaba con exaltación respecto de las tropas bávaras y sajonas. -Que Vuestra Majestad no se alarme; dentro de dos horas los ha­bré arrojado en el Meuse. Extraña ilusión de un valeroso soldado, en quien la presunción igualaba al valor;· de un General en Jefe que no considera sino una faz del campo de batalla, sin preocuparse bastante de las masas enormes que avanzaran á su retaguardia de la isla de Iges. Lejos de participar de su confianza, Napoleón no dudaba ya de la suerte fatal reservada á este desgraciado ejército, comprometido y soste­nido á su pesar en una aventura en que la injusticia humana no debía de atribuírle la responsabilidad. Permaneció de este modo más de tres cuartos de hora buscando la muerte bajo el fuego cruzado de la me­tralla. Llevaba más de cinco horas d'e exponerse al pelig .. , cuando el in­fortunado Soberano, sintiéndose presa de los sufrimientos que agravaban su permanencia á caballo, se vio obligado por dos veces á desmontarse para obtener algunos mii1utos de descanso, y tuvo bastante energía para hacerse montar de nuevo. Hacia las once y media, no pudiendo sostenerse más, se resignó á volver á la ciudad, cuyas cercanías estaiJ;Jn atestadas de coches abando­nados de sus conductores, cureñas rotas, ~ldados desalentados que bus­caban ilusorio abrigo en los fosos donde la artillería adversa no ocasio­naba menos destrozos. Antes de bajar el puente levadizo, el General Courson y el Capitán Trécesson eran gravemente heridos á espaldas de Su Maj l •ad. - Más allá de la puerta un casco de obús hirió á mi caballo en una pata, otro alcanzó en el costado al caballo de Canisy, un tercero destro­zó, á nuestro lado, el brazo de una desgraciada mujer que estaba de pie en el umbral de su casa. En la plaza t.~ Turena, sobre el puente, lugares descubiertos, los proyectiles comenzaban á caer, cuando el Estado Mayor Imperial pas6 en dirección á la Subprefectura. Sobre el puente, encontrando á Stoffel y al Teniente Paul de Warn, que salían de donde el Mariscal, cerca del e ual se dirigía el Emperador, se detuvo algunos momentos para pre­guntarles por su salud. A las primeras palabras que les dirigió, un obús cayó á algunos pasos de su caballo, levantando una nube de polvo. Si no hubiera interrumpido su camino, habría sido derribado. ¡Qué contraste en este momento entre los destinos de estos dos Monarcas, en presencia uno del otro! De un lado, Napoleón m, anona­dado, encorvado bajo el peso de la derrota, arriesg_~ndo su vida á cada paso como el más oscuro de sus soldados; del otro, Guillermo i, fuera de peligro en las alturas de Frénois, asistiendo, como en apoteosis, á la agonía del Imperio francés, sobre las ruinas del cual el Imperio de Ale­mania iba pronto á levantarse á costa del otro. Esta agonía de un ejército y de un régimen no debía sobrevivir á su pérdida; duró _todavía cinc:o horas en medio de actos heroicos que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 264 BOLETÍN MILITAR nuestros de$cendientes, en tanto que haya una Francia unida y palpi­tante, conservarán piadosamente el recuerdo, inseparable de los lugares y de los nombres que van unidos á él. En Bazeilles, el epi5odio de los últimos cartuchos quemados por el Capitán Aubert y el Comandante Lambert. En el Calvario de Illy, la gloriosa carga de la División Margue­ritte, conducida al caer mortalmente herido éste por el General Ga­lliffet. En Caza], la audaz empresa de abrirse paso, hecha por el Coman­dante Alincourt con un escuadrón del I . 0 de Coraceros. En Balan, en fin, la suprema tcntati va para abrirse paso, hecha en honor del ejército por los Generales Wimpfen y Lebrun, á la cabeza de los restos valerosos del duodécimo cuerpo. ¡Y cuántos otros hechos llenos de abnegación y de valor, cuyos modestos autores han quedado ignorados! Concluirá EN E1 EJERCITO CONDUCTA DE OFICIALES 3.• Brigada.-Se distinguieron por su buena conducta durante el mes de Octubre los señores oficiales: Batallón Sucre número 7.0 -Sargcnto Mayor graduado Cecilio Zamudio; Capitanes Aurelial)o Mora y Olegario Manrique; Te­nientes Maximino Rivera y Emiliano Camargo; Subtenientes Isaac V anegas, Daniel Abella, Jesús Zambrano y Román Castillo. Batallón Granaderos número 8. 0 -Sargento Mayor Rafael Ves~a; Capitanes Leonidas S. Buendía y Clemente Arias; Tenien­tes Juan E. Méndez, Pantaleón Reyes, Faustino Ballesteros, Francisco Durán y Pablo J. Monroy; Subtenientes Elías Macha­raviaya, Manuel A. Bernal, Manuel A. López y Guillermo Gamba. El Poder Ejecutivo, por Decreto de fecha 2 del presente, dictó las siguientes providencias : Aceptó al Coronel Luis María Terán la renuncia que hizo, con el carácter de irrevocable, del puesto de Edecán del Presidente de la República. Reconoció á los señores Rafael Navarro R. y Manuel An­zoátegui los empleos de Teniente efectivo y Subteniente, respecti­vamente, que les fueron conferidos por el Jefe Civil y Militar del Departamento de Bolívar en la guerra de 1895. Reconoció al señor Enrique A. de Castro el empleo de Sub­teniente con que prestó sus servicios al Gobierno en la misma guerra, abonándole la antigüedad de 30 de Enero de 189 5· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Por: | Fecha: 23/11/1898

Año n Bogotá, No,-iembre 23 de 1sgs. Número 7€ BOLETIN MILITAR ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCJTO Director, ALEJANDRO POSADA S1Jn colaboradores natos de este periódico todos los Jefir y Oficiales del Ejército de la República. MINIST.ERIO DE GUERRA DECRETO NÚMERO ... DE 1898 (Ir DE NOVlEMBRE) reformatorio clel Dc:cretr> nÚrn!ro I.h ele 23 de A~osro de 1898, '' reorgánico del Ejército." El Presidente de la República DECRETA: Artículo único. El General Comandante Militar de Panamá dependerá directamente del Estado Mayor General del Ejército, y será un General de División. § Queda reformado en estos términos el artículo I 2 del De-creto número 14 de 23 de AgostO de 1898. · Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á I I de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MoLINA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 266 BOLE1'ÍN MILl'l'.AR DECRETO NUMERO ...... DE 1898 · ( 12 DE NOVIEMBRE) por el cual se hacen varias supresiones en el Ramo de Guerra. El Presidente de la República CONSIDERANDO: I.0 Que en la difícil situación por que atraviesa el Tesoro Na­cional, es deber del Gobierno procurar cuantas economías fueren indispensables para restablecer el deseado equilibrio fiscal; y 2.0 Que con imputación al Departamento de Guerra se hacen varios gastos que no revisten carácter de urgentes, y cuya supre­sión no entrabará la buena marcha de la Administración pública, DECRETA: Art. I.0 Desde el I.0 de Diciembre próximo queda rescindido el contrato celebrado con el señor Eloy B. de Castro, para dirigir las obras de Jos cuarteles de esta capital. Art. 2.0 La Dirección del Boletín Militar quedará reducida, desde la fecha expresada, al Director y al Compilador de los Ana­les Militares. § La Biblioteca del Ejército será recibida, por riguroso in­ventario, por el Proveedor General del Ejército, y adscrita á la Subsecretaría de Guerra. Art. 3. 0 Desde la misma fecha quedarán suprimidas las Ban­das de Música de Popayán y Cali, y el puesto de Director de la Banda Marcial (Fanfara). • § Si la Gobernación del Departamento del Cauca desea con­servar las dos primeras Baneas citadas, el Ministerio ordenará que los individuos que las forman sean dados de alta como soldados en los Cuerpos respccti vos. Art. 4. 0 Suprí mense los puestos de segundos Ingenieros de las cañoneras "Boyacá," y "La Popa/' y del vapor de guerra "Hércules." Art. 5. 0 Quedan suprimidos, igualmente, los Administrado­res de los trabajos Je los cuarteles de Honda y Medellín, y los em­pleados que de ellos dependen. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 1 2 de Noviembre de 1898. l\1ANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MoLINA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 'BOLE1.'Í.N MILITAR 26"Z DECRETO NUMERO..... DE 1898 ( I 4 DE !'\OVIEMBRE) por el cual se suspenden varios empleados en el ejercicio de sus fun.:iones. El Presidente de la República Visto el informe que con fecha I 1 del presente mes ha rendi­do el señor Presidente de la Oficina General de Cuentas, acerca de los Guardaparques que no han prestado fianza y no han rendido cuentas, DECRETA: Art. r. 0 Suspéndense en el ejercicio de sus funciones á los Guardaparques de la República que á la fecha de la publicación del presente Decreto no hayan prestado la fianza que les corres­ponde para asegurar su manejo, y á los que hayan demorado dos meses sin rendir sus cuentas correspondientes. Art. 2.0 Los Comandantes Divisionarios ó de Brigada que­dan autorizados para nombrar interinos de los Guardaparques res­pectivos que queden suspensos á virtud de este Decreto, y para hacer entregar, con. la debida oportunidad, los elementos del parque, bajo riguroso inventario. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogot~, á 14 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MoLINA RESOLUCION NUMERO 4 DE 1898 que dispone suspender temporalmente la concesión de ascensos militares Mz'nisterio de Guerra.-Sección I :·-B?gotá, Noviembre 14 de I 89& En atención á que la paz pública sE. ha venido manteniendo inalterable y no ha habido, por e~ta razón, lugar á que los miem­bros del Ejército hayan experimentado, en el tiempo últimamente transcurrido, valor y servicios distinguidos en las fatigas de cam­paña, para ser acreedores á ascensos ; Oue hay crecido número de militares, de diversos grados, tan leales y meritorios como los que están en actividad, deseosos de volver á entrar en servicio; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2G8 BOLETÍN 1\HLI'l.'AR Que las vacantes que vayan ocurriendo en el Ejército pueden fácilmente llenarse con Jefes y Oficiales de los que se hallan en uso de Letras de Cuartel ó de licencia indefinida, sin necesidad de recurrir al sistema de ascensos forzados ; y Que de la manera indicada se entraba la vía hasta hoy expe­dita de las recomendaciones personales para favorecer á aspirantes comunes, y se evita que los grados militares sean fá~Zilmente fran­queables, con grave detrimento de la institución, SE RESUELVE : Suspéndese temporalmente la concesión de ascensos militares. Comuníquese á la Comandancia en Jefe para su publicación en la orden general del Ejército, y publíquese en el Diario Oficial. El Ministro, PEDRO ANTONIO MaLINA RESOLUCION NUMERO r r DE 1898 (que adiciona la marcao ....... ·1 1 5 1 27 General en Colombia .......... 1 2 1 Octubre .... 1827 De General hasta 30 de Di-1 41 Inscrito de General en la N ueval 1 1 1 cicmbre de 1 8 3 1, en que pi-¡ Granada •• ••• ' ••••••• . •••• 1 8 1 Mayo •..•.. ¡ 1847 1 dió licencia absoluta •. .••••. 2 1 28 11 t~ ~ (;¡t Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 276 BOLE'l'ÍN MILITAR .Año., Mese& Día a Tiempo de campaña en lc1 guerra de la Independencia, desde 4 de Noviembre de 1810 hasta 30 de Diciembre de 1815, en que fue tomado prisionero por los españoles ........... . Desde 1 o de Agosto de I 8 I 9 hasta Di-ciembre de 1821, en el Norte ............ .. Desde 15 de Agosw de 1823 hasta Ju-lio de I 824, en el Sur .. . . ...... . .... ... .... . .. Desde r. 0 á 2 7 de A g osto de I 8 30 con­tra la facción del Callao................. . . . Desde 24 de Octubre de I 840 á Di­ciembre del mismo, en que prestó sus !:ervi­cios personales para combatir la facción ca­pitaneada por el ex-Coronel González, cuyo tiempo se abona doble por h aber sido presta­dos dichos servicios en operaciones al frente del enemigo .................. . ................. .. 5 2 4 1 r 4 2C 2"" 1 12 --------- Total de servicios abonables ....... .. Cuerpos y destino en que ha servido : En el Regimiento de Infantería auxiliar. En la División auxiliar á Venezuela. 6 Segundo Jefe de la línea si ti adora en Puerto Cabello. Segundo Jeíe de la plaza de Valencia y Comandante de la· División Villapool. Prisionero y sentenciado á servir de soldado en las tropas es-. paño las. Jefe de Estadv Mayor de la División Anzoátegui y del Ejér­cito del Norte. Gobernador y Comandante General de la Provincia de Tunjaa Gobernador y Comandante Gen~ral de la Provincia de Santa-marta. Comandante General del Departamento de Cundinamarca. Comandante General del Departamento de Boyacá. Intendente y Comandante General del Departamento de r Cauca y del cuarto Estado de Marina. Subjefe del E::,tado .Mayor General. Tres veces Ministro Militar de la alta Corte MarciaL Intendente de Cundinamarca. Varias veces Consejero de Estado. Director de caminos. Representante en los Congresos de 1821, 1827 y r83o. Gobernador de la Provincia de Pamplona. Tres veces Gobernador de la Provincia de Bogotá. Secretario de Guerra y Marina. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 277 ntendente General de Ejército y Marina. Encargado de Negocios de la República en el Ecuador. V arias veces Contador General y Director General de Rentas. Campañas y acciones de guerra : En la del Centro y en la de O caña, en los años de 181 o y .¡ 8 r 1 contra los españoles, á órdenes del cntoHces Capitán Antonio Morales. En la gloriosa de Venezuela, desde r 8 r 2 hasta I 8 I 5· En la del Centro, en 1819, persiguiendo parte del Ejército español, que después de la batalla de Boyacá se retiró para Cáqueza. En la del Norte, en 1820 y r82r, en que estuvieron declaradas en estado de asamblea aquellas Provincias, por estar amenazadas por el Ejército español mandado por los Generales Latorre y Morales. En la del Sur de la República, á fines de r823 y principios -de I 824. En r83o, combatiendo contra la facción del Callao, y en 1840, en, que como ciudadano armado en defensa de la Patria, dejó el portafolio de Guerra para salir á campaíla á destruír las fuerzas .-acaudilladas por el ex-Coronel Manuel González. Durante las épocas expresadas, el General Ortega se batió en las acciones de guerra de Si maña, en I 8 r 1 ; en la de V en taque­mada, en 1812; enladel9deEnero, en 1813; enladeNiqui­tao, en que fue recomendado con especialidad por su valor y de­- nuedo; en la de Los Horcones ; en las tres que se dieron en Jos -campos de Bigirima ; en la de Taguanes ; en el asalto y sitio de Puerto Cabello; en el sitio de Valencia, en que recibió dos he­. idas, y en varios otros tiroteos y encuentros parciales. Condecoraci<:mes : Condecorado con la Estrella de Libertadores de Venezuela. Además de los servicios militares de que se hace especia¡ mención en la hoja precedente, el éi u dada no General Ortega prestó los que á continuación se expresan : En I 826 se hallaba desempeñando la Intendencia de Cundi­namarca cuando tuvo lugar la entrada del Libertador Bolívar en esta capital, destino que renunció hasta por tercera vez. Separado de él entró á servir el de Subjefe de Estado Mayor General hasta la reunión del Congreso en Tunja, en Abril de 182;, entrando á presidir la Cámara de Representantes. El 2 de Octubre de dichv año recibió el despacho de General de Brigada, expedido con acuerdo del Senado; y en Noviembre siguiente fue nombrado Co­.: mandante de armas de la Provincia de Tunja. Desempeñando este Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 278 BOLETÍN MILI'l'.A.R puesto tuvo que encargarse interinamente del Despacho de la In­tendencia de aquel Departamento. En Septiembre de 1828, des­pués de algún tiempo de h-aber cesado en el desempeño de aquellos destinos, volvió á la misma ciudad de Tunja como Comandante General del Departamento de Boyacá, de Jonde regresó en No­viembre del mismo año, nombrado que fue para una de las plazas del Consejo de Estado, cuyas funciones ejerció en I 829. En 183o asistió al Congreso Admirable como Diputado por la Provnicia de Neiva, y volvió á ser nombrado Consejero de Es­tado al terminar las sesiones de aquella Corporación. En Agosto, habiéndose sublevado el Batallón Callao, el General Ortega, para proteger la entrada de 6oo reclutas que venían de Tunja, se puso á la cabeza de una columna como de 140 hombres, y habiendo pretendido detenerlo los re\ olucionarios cerca de U saquén, forzó el paso y entró á la capital sin perder ni una bayoneta. Derrocado el Gobierno legítimo á consecuencia de la batalla del Santuario, rehusó tomar parte en los negocios públicos, á lo que lo invitaba el Jefe vencedor. En 1831, restablecido el régimen legal, fue nombrado nueva­mente Consejero de Estado, cuyo destino rehusó para aceptar el de Director de las Salinas de Zipaquirá, Nemocón y Tausa. En 1832 renunció el generalato, y poco después fue llamado á desempeñar la Dirección de caminos de Bogotá. Durante el período corrido de 1835 á I 839, sirvió los destinos de Contador General de Hacienda, Contador General Mayor, en reemplazo del señor Francisco Soto, y Gobernador de Bogotá; y al mismo tiempo fue Juez de hecho y wiembro de la Junta de Sa­nidad y de Ja de Curadores. En I 840 desempeñó por pocos meses la Secretaría de Gue­rra, y en 1841 salió precipitadamente de la capital á servir laGo­bernación de Pamplona, de donde regresó á hacerse cargo de la de Bogotá, destino que dejó para ejer~er el de Intendente General de Guerra; y al fin de dicho año partió para el Ecuador como Encar­gado de Negocios de la Nueva Granada cerca del Gobierno de aquella República, de cuyo empleo fue retirado á solicitud suya en I 843, habiéndose conducido en su misión á contentamiento de ambos Gobiernos. En I 844 y I 845 se mantuvo enteramente retirado de la vida pública, cultivando el campo para subvenir á las necesidades de su familia, hasta que en I 846 fue nombrado Director General de Diezmos y poco después Intendente General de Hacienda. En I 84 7 concurrió al Congreso como Representante por la Provincia de Bogotá; se le inscribió nuevamente en la lista mili­tar de la República y se le nombró Director del Colegio Militar, Establecimiento del cual fue fundador y que dirigió hasta el 21 de Enero de 185o, en que se le destituyó por motivo de sus opiniones. políticas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. llOLETÍN MILI'f A.R . ~7!) r,n I 8 54 asistía á las sesiones del Congreso como Represen­tante por la Provincia de Cundinamarca, cuando estalló la revolu­ción del 17 de Abril, y en Junio del mismo año, burlando la vigi­lanc~ a de los revolucionarios, salió de esta capital, en unión del General V elez y del señor Pedro F. Madrid, con dirección á !ba­gué, en donde debía continuar sus sesiones el Congreso. Concluí­das é ras, e incorporó al Ejercito como simple soldado y marchó siempre á la vanguardia. El 22 de Noviembre del mismo año, en el combate de Bosa, estuvo al lado del Coronel Henao, distin­guiendose por · u impavidez entre los valientes soldados del Sala­mina, hecho qu e dio motivo á que se le ofreciera por este Jefe una medalla de oro acompa ñ ada de un diploma. En la noche del mismo día 2.2 el .Ejército del Sur vivaqueaba cerca de Cha micera, y el General Ortega fue comisionado por el General Lópe z pa ra que marchara á l? cabe1,a de los Batallone~ Salamina, Cauca y Timbío, á · ituarse sobre el camino de Occiden­te, cerca de los egidos de la ciudad, con el objeto de detener las fuerzas dictatoriales que pretendieran replegarse hacia ella. El 1. 0 de Diciembre de 1854 fue nombrado jefe del Estado Mayor General de los Ejércitos aliados. Por u comportamiento en los combates de los días 3 y 4 mereció que el General en Jefe dijera en el parte que dirigió con fc:cha 5 : "Recomiendo á la considera­ción del Gobierno los servicios importantes que ha prestado c("rca de mí el ciudadano General Jose María Ortega, en calidad de Jefe de Estado Mayor General de los Ejércitos unidos ; sus conocimientos, su serenidad, su buen tino y su actividad han sido para mÍ de una gran ayuda." En 18 55 sirvió, por poco tiempo, la Gobernación de Boo-otá, y ocupó un asiento en el Senado como primer suplente, por Cun­dinamarca. En 1856 (26 de Agoto) fue nombrado Secretario de Estado en los De~pachos de Gobierno y Guerra, destino que desempeñó con su acostumbrada laboriosidad hasta el 31 de Marzo de 1857. En este año y el siguiente concurrió á lc1 Asamblea Constituyente de Cundinamarca, de que fue Prt>sidente. Terminadas las sesiones de esta Corporación, fue nombrado Administrador de las Salinas de Zipaquirá, Nemocón y 'l'ausa, y en 1859 volvió á concurrir á las sesiones de la referida A samblea. Por último) en 1\ larzo de 186o fue nombrado Jefe de Estado I\1ayor Genera l, y co n respecto
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 77

Por: | Fecha: 30/11/1898

Año 11 Bogotá., NoTiembre SO de 1898. NÚJDero 'r1 BOLETIN MILITAR __ ..,.. . ..,_ __ ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO ----4-· ...... -- Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódico todos los Jeft t y Oficiales del Ejército de la República. ·-···-··-··· .. -··-··· .. ··········-···-·············-···························-·-····-··-········-····""""············--·- MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NÚMERO ... DE 1898 (14 DE NOVIEMBRE) aobre el modo de adquirir veatuario, medicinas y demás objetoa necesario• para el aeni· cio del Ejército, y sobre tranaportea. El Presidmte de la República Teniendo en cuenta el artículo 1538 del Código Fiscal, y con el fin de uniformar la manera de celebrar ciertos contratos para buscar la mayor economía posible en beneficio del Tesoro público y facilitar la Contabilidad militar, DECR.ETA: Art. 1.0 El vestuario que se necesite para el Ejército se construirá únicamente en la capital de la República, en los talle,. res de la Sociedad de San Vicente de Paúl, conforme á los contra­tos con ella celebrados. Si la Sociedad no alcanzare á producir todo el necesario, el que falte se adquirirá pidiéndolo directamente á alguna de los casas fabricantes de E u ropa. §. Lo dispuesto anteriormente no obsta para que, cuando el Gobierno lo tenga por conveniente, consultando la economía de los transportes á los Departamentos más lejanos de la Capital, pueda autorizar á los Gobernadores de esos Departamentos para contratar en licitación pública y con observancia de las demás dis­posiciones pertinentes del Código Fiscal, la construcción del t¡ue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 282 BOLETÍN 1\IILI'.rAR se necesite para las tropas acantonadas en éstos. En este caso di­chos empleados observarán las prescripciones determinadas en el artfculo 5.0 del Decreto número 232 de 1896 (de 19 de Junio). Art. 2.0 Las medicinas y demás objetos ó enseres necesarios para el servicio de la tropa y de los cuarteles, se obtendrán fuera de la capital de la Repu blica, por medio de contratos celebrados por los Gobernadores ó sus Agentes en las Provincias ó Munici­piog. Para la celebración de estos contratos se observarán las for­m ·aiidades prescritas en el Código .Fiscal, y deben ser sometidos con esas diligencias, a la censura del Gobierno antes de llevarse á efecto. §. En las medicinas de que se trata quedan comprendidas tanto las de los militares que van á los hospitales como las de los que no van á ellos, p~ ... r ser leve su enfermedad. En este último caso, las cuentas q11e presente el contratista serán visadas por el médico del Cuerpo, y donde no exista este empleado, por el respectivo Comandante, fuera de los comprobantes del caso, Art. 3. 0 Los transportes de elementos de guerra se harán por contrato privado, uando el valor de éste no exceda de $ 8oo, y los transportes de vestuario y otros artículos para el servicio del Ejército, se harán en licitación pública, sin perjuicio de lo que el Código Fiscal preceptúa. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 14 de Noviembre de 1898. MAl',TUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PÉDRO ANTONIO M OLIN A DECRETO NUMERO..... DE 1898 (1 5 DE NOVIEMBRE) que reduce el personal del vapor de guerra " Hércults. ' El Presidente de la República CONSIDERANDO : 1.0 ~e próximamente llegarán á Barranquilla los materia­les y el casco de acero pedidos al Exterior para reformar el vapor de guerra Hércules ; 2.0 Que mientras duren los trabajos de reforma es innecesa­ria la mayor parte de los empleados y tripulación del citado buque, según conceptG del Comandante General de la 2.• División ; y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'i.N MILITAR 283 3. 0 Que el costo del personal no necesario gravaría infruc­tuosamente al Tesoro, DECRETA : Artículo único. Redúcese el personal del vapor de guerra ''Hércules" á los empleados siguientes : el primer Comandante, el primer Ingeniero y el Contador. §. El Comandante General de la 2! División queda encarga­do de hacer cumplir este Decreto tan pronto como llegue á su conocimiento. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 15 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLIN A INFORME DE LOS INSTRUCTORES CIVILES DE LOS BATALLONES "SUCRE11 Y "GRANADEROS', NUMEROS 7 Y 8 Rtpública de Colombia-Ejército Nacional-Comandancia gmeral dt la 1.• División-Número 7,869-Bogotá, 24 de Noviembre dt 1898. Señor General Jefe de Estado Mayor general Para vuestro conocimiento y fine · consiguientes tengo el honor de transcribiros los informes rendidos por los institutores ci­viles de los batallones Sucre y Granaderos números 7. 0 y 8.0 , res­pectivamente: "República de Colombia- Ejército permanente-l.• División-3.• Brigada-Instrucción civil- Batallón 7. 0 de Sucre-Tunja, 31 de Octubre de 1898. " Señor General Jefe de Estado Mayor de la Brigada. "Me es honroso presentaros el informe sobre Instrucción civil dada en el mes que h0y termina al batallón Sucre, y la cual se halla á mi cargo. "Sección superior : Lectura en libro y Escritura en papel. Aritmética, clase en la cual se enseñan las operaciones con los nú­meros decimales, y Urbanidad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 284 BOLETÍN MILITAR "Sección media: Formación de las sílabas con las conso­nantes G, T, K y L, y su escritura en el tablero; Urbanidad. "Sección inferior: Estudio y escritura del Alfabeto; U rba­nidad. "En atención á la absoluta escasez de útiles, la instrucción se hace demasiado difícil y lenta. "Soy vuestro atento servidor, "L. Currea." '' Sogamoso, Octubre 31 de I 898 11 Señor General pr imer Jeíe. ''De conformidad como se ha dado la instrucción á la tropa, tengo el honor de rendiros el informe como sigue : "Sección superior : Aritmética, resolución de problemas de regla de partición. Gramática, sintaxis del verbo. Ortografía y ejercicios con las reglas de la V. Lectura corriente en libro. Es­critura de frases en papel. "Sección media: Aritmética, ejercicios con las cuatro ope­raciones de números enteros. Gramática, ejercicios de conjuga­ción con verbos regulares. Lectura en libro. Escritura de frases en el tablero. "Sección inferior : Lectura de palabras y frases cortas en el tablero. Aritmética, lectura de guarismos. Escritura de palabras en el tablero. "Dios guarde á usted. Dios os guarde. " Alipio HDsa M." RAFAEL ORTIZ DE LA ARTILLERIA DE CAMP AftA ! N e O M. B I N A e I Ó N e O N L A S O T R A S A R M A. S (Continuación) Como la del ejército· enemigo desempeñará también este servicio, es claro -1_ue del deseo de ambos ejércitos de llenar esta misión, resultarán ya desde el principio de una campaña con1bates de caballería grandes y pequeños, y de mayor ó menor interés. Esta misión es de una importancia sumamente capital para las operaciones en grand~ de la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILITAR 285 guerra. El temor de que la caballería, al llenar su cometi­do, sufra perdidas de consideración, al principiar la campa­ña, y aun quedar anulada parte de ella, debe posponerse á la magnitud de los servicios que rinda al cumplir la misión que está llamada á desempeñar en los grandes ejércitos. Pero para que de ]a caballería así aislada, obrando en grandes masas, puedei sacarse el mayor partido posible, es principio generalmente admitido por todos, que debe ser apoyada por la artillería, pues siempre se ha visto en los casos decisivos la utilidad de que dicha arma lleve artillería á caballo en la proporción conveniente; la consideración de que esta artilJería pueda hacer más lentos y pesados Jos mo­vimientos de la caballería, ha impedido dotar de más de tres baterías á una división de caballería. Tres baterías á caballo están en perfectas condiciones de apoyar con sus fuegos á una división de caballería; además, este número corresponde n1uy bien á la constitución de una división de caballería en tres brigadas, que generalmente ha sido adop­tada de una manera definitiva. Cuando tenga que operar aisladamente, es muy con­veniente agregarle una batería de á caballo, y en algunas circunstancias es de absoluta necesidad, como por ejemplo, en desfiladeros, bosques, grandes cortaduras del terreno, etc., no podría maniobrar con todo el desembarazo que se­ría de desear, ni siquiera al frente de pequeñas subdivisio­nes de infantería, si la batería de á caballo no tuviera en jaque á aquélla y á respetable distancia. Aun cuando la caballería, por falta de artillería, quisiera hacer uso de sus armas de fuego, tan perfeccionadas en el día, haremos notar que á la infantería en el ataque de las posiciones·, le cuesta grandes sacrificios si la artillería no ha preparado conve­nientemente y de antemano e:,te ataque, con mayor razón la caballería, por su manera de ser, necesita ser ap~yada eficazmente por la artillería. De esta necesidad y de la de tener que emplear lo más pronto posible las bocas de fuego para sostener el despliegue de Jos escuadrones, se hace pre­ciso colocar la artillería cerca de la vanguardia; si ésta se compone de una brigada, se la colocará á la cola; si la van­guardia no es más que de un regimiento, se la agregará una batería, yendo las demás detrás del primer regimiento del grueso. En una brigada marchando aisladamente se puede Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 286 BOLETÍN MILI'l'AR colocar la artillería en el centro de ella, no siendo conve­niente, por regla general, colocarla más á vanguardia, por­que los destacamentos de los reconocimientos del enemigo son demasiado pequeños y muy movibles, y pudiéndose ocultar á menudo en las desigualdades del terreno, no vale la pena de regular el tiro, lo que casi siempre exige algún tiempo; y el deseo de sostener esta artillería. distrae una fuerza grande de su objeto propio, cual es reconocer el te­rreno, la situación y número del enen1igo, y si no se la da este sostén, la batería ó baterías están en peligro; además, estas baterías tendrán cubierto su frente por los escuadro­nes que marchan hacia adelante para obligar así al enemi­go á que muestre sus fuerzas ó gran parte de ellas. Sola­mente en el caso de que el enemigo disponga de poca ca­balJería y que ésta sea mala y se presente en formaciones defectuosas, se puede admitir el colocar la artillería más á vanguardia. En la di visión de caballería las tres baterías anexas á ella, en principio se colocarán cerca de la vanguardia, y si ésta es de una brigada, marcharán inmediatamente á su re· taguardia. Estas tres baterías estarán siempre bajo el mando de un solo jete que asegure su unidad de acción en el com­bate, para lo cual estará en constante comunicación con el jefe de la división, para conocer su plan y recibir sus órdenes para el empleo que ha de dar á su arma : tan pronto como las tres baterías rompan el fuego, lo mandará en persona, conservando sien1pre una íntima ligazón con el comandan­te en jefe, por medio do un oficial ; aun cuando estas bate­rías tengan que rrasladarse más á vanguardia, conviene mu­cho que su unidad de acción no se rompa y que todas ellas tengan un objeto común, y nunca se batan aisladamente ; procurará siempre el jefe de la artillería estar enterado de los planes ulteriores del comandante de la división para que con arreglo á ellos pueda obrar y sacar el mejor partido de sus bocas de fuego. El empleo de la artillería á caballo es esencial y de un uso muy frecuente en el ataque de un1. di visión de caballería aislada, y debe arreglar su conducta según el ca­rácter del combate y la constitución del enemigo. Con res­p~ cto al combate se debe considerar ante todo si es un Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILITAR 287 mero encuentro, ó si se quiere llevar aquél hasta el extremo, ó si no es n1ás que una diversión, ó si se quiere ganar t_iem­po únicamente sosteniendo un con1bate lento y pausado, y por último, si el ataque puede hacerse por sorpr~sa ó no ; con respecto al enemigo, debe tenerse en cuenta su dispo­sición y nún1ero y la combinación de las diferentes armas. (Continuará) ----·48-~- EJ~MPLOS Y ENSE1\t AN~AS PARA EL EJERCITO EL CABO CASTELLANOS En la Mayoría del Batallón número r .0 del Ejército de )a Confederación Granadina se encontró una filiación que <:lecía así: " Batallón de Infantería ligera-3.• ~ompañía. ''Filiación de José Castellanos : hijo natural de Ana Caste­llanos, natural de la Villa de Leiva, su edatl diez y ocho años, su oficio albañil, su estado soltero, su estatura ciento sesenta y un centímetros. Sus señales : pelo castaño, frente regular, pocas ce­jas, ojos . negros, nariz algo chata, color blanco, picado de viruela. Se enganchó voluntariamente par.a servir en el ejército por el tér­mino de un año, en Bogot::í, á 22 de .:.\1arzo de 18 58." Esta filiación está suscrita por el encargado del detall y dos testigos, y signada con una cruz, porque el cabo Castellanos no sabía escribir ; pero no imp~rta : la firma más honorabJe no hu­biera respondido mejor del cumplimiento de una promesa solemne que este signo imperfecto trazado por la dura mano de Castellanos. En poco tiempo las disposiciones marciales y el bello carácter de este labrador, lo convirtieron en el hijo mimado de los Jefes y Oficiale<> del Batallón : sus iguales también lo querían, porque era bueno é intachable para todos. Pero la estimación que sus jefes y camaradas tenían por él se aumentó prodigiosamente cuan­do descubrieron que á sus cualidades militares agregaba la de un amor filial extraordinario. Poco más de seis mt:ses hacía que se encoPtraba sirviendo cuando se presenta al Jefe del Cuerpo, haciendo en los términos más sencillo la siguiente solicitud : " Mi Comandante : de mis raciones he econon~izado y reunido cuarenta pesos, y esta suma me basta para cercar el solar de b casa de mi madre, porque la pobre está m u y mal con ese solar así ; necesito una licencia de veinte días para ir á Leiva." Concedida la Ji .... acia fue á Leiva y contrató la construcción de la cerca por el dinero que llevaba; pero quedó sin recursos y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 288 BOLETÍN MILITAR no quería ser gravoso á su anciana madre durante los días de su visita: el contratista necesitaba un peón y Castellanos contrató con él sus servicios. El contratista no habría podido encontrar mejor peón para esa obra : Castellanos empleó los días de su li­cencia en trabajar para su madre y la socorrió con sus jornales. Desde entonces Castellanos concibió el designio de construír para su madre una casa más cómoda, y para esto acumulaba sus aho­rros, y no pensaba en otra cosa ni hablaba más que de su empresa ; pero esta empresa era más árdua que la primera, y la muerte, con toda su crueldad, vino á frustrarla. Llegó, en fin, la época de la última prueba del soldado. El Gobierno de Santander tremoló el estandarte de la rebelión, y Cas­tellanos, que era ya Cabo, marchó con su batallón á la campaña. En Vadorreal, límite del antiguo Estado de Santander, iba en la descubierta, que hizo alto allí, en donde encontró con una mala hora, cuyas consecuencias decidieron probablemente de su suerte. Con grande injusticia un Oficial de otro cuerpo lo maltrató de palabra y de obra : le dio de planazos, y el pundonoroso Cabo, fuera de sí, le tiró un sablazo, de que lo hirió en la cabeza. La falta era tan grave, el delito de tal manera contrario y perjudicial á la disciplina, que Castellanos se juzgaba por todos, y por él mismo, perdido. Los Jefes y Oficiales del 1.0 que l1egaron des­pués, sintieron la más profunda pena, y el batallón todo parecía de duelo. Algunos camaradas de Castellanos, desesperados, se apresuraron á aconsejarle la fuga, que ~llos podían facilitar, co­rriendo el peligro de la responsabilidad, como el único medio de escapar á una muerte segura. -" N ó, dijo Castellanos ; yo sé que deben fusilarme por esta falta ; que me fusilen ; moriré por una desgracia ; pero jamás, nunca me fusilarán por desertor al frente del ene~Pigo ; mi honor va en eso, y es enteramente inútil que ustedes me hablen de fuga ; no me deserto." Castellanos permaneció en su prisión. Bien sea porque este hermoso rasgo llegase á noticia del Ge­neral, bien porque la rapidez de la marcha hiciera difícil la reunión inmediata de un Consejo de Guerra, Castellanos siguió preso y desarmado, en la prevención de su Cuerpo, y guardando el más profundo silencio. Cuando el Ejército, comprometido todo en los peligrosos desfiladeros del Suratá, marchaba á paso redoblado para apoyar á todo trance la columna de vanguardia conducida por el General en Jefe en persona, Castellanos habló. Aprovechó el primer mo­mento en que se le presentó uno de Jos Jefes del C uerpo, y con gran resolución, y su acento habitual de franqueza, le dijo: -"Mi Comandante, un favor tengo que pedir á usted, y espero que no me lo negará, en atención á mi desgracia : que se me devuelva mi arma y se me ponga en la descubierta, siempre en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 289 la descubierta, y yo prometo portarme de tal modo, que me haga merecedor del perdón ó quede tendido en el campo." El Cabo Castellanos sabía cumplir su palabra, y esto lo sabían mejor que nadie los Jefes de su Cuerpo, que tan bien co­nocen á sus soldados ; el fusil le fue devuelto y él formó en la descubierta. Esto pasaba el día 29 de J u Ji o de 1 86o ; el 30, á las nueve y media de la mañana, después de envuelta la descubierta del ejérci­to, no obstante el valor del Oficial que la mandaba, un puñado de intrépidos soldados se oponen con heróico esfuerzo al enemigo para dar tiempo á que la División contramarche y evitar la sor­presa del ejército; de estos soldados unos mueren, como el valien­te Quiñones, y otros quedan en poder del enemigo, después de haber lidiado cuerpo á cuerpo con él : entre estos últimos se ha­llaba el más arrojado de todos, el Cabo Castellanos, á quien la suerte dej4ba todavía algún tiempo, corto, es verdad, pero bastan­te para que ejecutase nuevas acciones de lealtad. Cuando el ejército rebelde emprendió su retirada para el So­corro, nuestro General en Jefe se hallaba muy desorientado sobre su verdadero estado, z pesar de sus diligencias para averiguarlo ; pero el 4 de Agosto, en Piedecuesta, se presenta el Cabo Caste­llanos, que aprovechándose de la confusión producida por la reti­rada en el ejército rebelde, el 3 por la noche se fugó del Guaya­bal, llevándose consigo á varios de sus camaradas prisioneros, y dio al General informes sobre la fuerza, armamento, recursos, dis­ciplina y moral del enemigo, tan exactos como nunca se habían tenido en el Cuartel General, admirablemente exactos, según se comprobó después. Había observado con inteligencia todo lo im­portante y aplicado un sano criterio á sus observaciones. El Ge­neral, complacido de la acción y de la inteligencia del ex-prisio­nero, le mandó dar una gratificación pecuniaria ; el Cabo Caste­llanos la rehusó. ¡ Noble y singular desinterés en un hombre de su clase ! Ya la acrisolada lealtad de este soldado le había hecho acree­dor á un in~ulto; el General en Jefe se lo había hecho compren­der, y los Jefes y Oficiales del batallón á que pertenecía el Oficial agraviado habían ido en corporación á solicitarla del ciudadano Presidente de la República ; pero esto no era suficiente para el Cabo Castellanos: para expiar su delito él quería distinguirse mil veces. , Como se sabe, el día r6 de Agosto el Batallón número 1.0 fue destinado á obrar por la parte occidental del campamento ene­n. igo. Luégo que el Alférez Villoría, persiguiendo espontánea­mente una guerrilla enemiga, logró por obra de la casualidad ó de la fortuna que protegió su arrojo, coronar la ina~cesible roca del Oratorio con sólo once ó doce hombres, varia~ guerrillas recibie­ron orden de apoyarlo, y en una de éstas, en la que mandaba el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 290 BOLETÍN MILITAR Alférez Teófilo del Río, estaba el Cabo Castellanos. Ganada la altura, pasada la planicie inclinada, y rebasada la cerca de piedra en donde el enemigo se defendió algunos instantes, Castellanos se arrojó adelante de sus compañeros hasta confundirse con los ene­migos ; pero su última hora, su hora de gloria, si no fuera tan vana esta palabra, había sonado : allí cayó herido mortalmente. En este momento nota el enemigo que la vanguardia que le carga es de reducido número, al paso que nuestro campamento de la parte oriental estaba quieto, y vuelve súbitamente y en gran nú­mero sobre las guerrillas conducidas con demasiado ardor por Ofi­ciales jóvenes, arrojados y guapos, pero inexpertos : las primeras guerrillas fueron rechazadas, y ellas envolvieron en el rechazo á la segunda y á la tercera Jíne ,, que tuvieron que retroceder sesenta ó cien pasos por lo menos, para rehacerse al abrigo de la trinchera de piedra. . Veinte ó treinta minutos después se renovó la car~a, que coincidió con la del lado oriental, y entonces, al pasar el Coman­dante Trujillo por el sitio en que había caído Castellanos, lo encon­tró completamente desnudo : estaba sentado, con las rodillas entre los brazos, las manos trabadas, la cara sobre las rodillas, la fisono­mía lívida, verdadera imagen del dolor: los intestinos salían por la herida. El Comandante sintió tan herida el alma como aquel hijo suyo tenía el cuerpo, y se detuvo un instante buscando instinti­vamente algún socorro : lo llama, lo acaricia . . Castellanos, oyendo la voz querida de su Jefe, levanta la cabeza, reanímase su expresión ; su fisonomía cobra vida, y clavando en él sus ojos, l~! dice : -"Mi Comandante, atienda usted al enemigo, que es lo importante. Por mí no se afane. Aquí quedo bien." El Comandante obedeció. Al amanecer del día siguiente, entre varios cadáveres de amigos y enemigos que se veían tendidos en la casa del Oratorio, yacía el del Cabo Castellanos. U na cruz marca su sepulcro, como marcó su filiación. La última nota de este documento dice así : "Falleció el 16 de Agosto de r 86o, combatiendo heróicamente en el campo del Oratorio, después de haber sido ascendido por el ciudadano Gene­ral Emigdio Briceño á A.lférez 2.0 ".El encargado del detall, " Trujillo." En efecto: el General, en nombre del Gobierno, ofreció la charretera al moribundo Castellanos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILI'l'.A.R 291 GUSTAVO ADOLFO Y TURENA (De la Revista. do Ewe1·cito e da. A.rma.da.) El ciclo militar que el nombre de Gustavo Adolfo representa, e~ brillante. Aun cuando sea muy individual el orden dado por este General á los ejércitos que com~ndaba y á los cuales imprimía su cuño, es fue­ra de duda que esos ejércitos representan un excelente modelo de lo que ae podrá obtener con los recursos de l1 época. La modificación y aligeramiento del mosquete, libertado de la hor­quilla de apoyo; el ensayo de la sustitución de la mecha por la rueda para el mosquete; la adopción del cartucho, inventado en España, y de la cartuchera, inventada en Suecia; la sustitución de la larga pica de 1 S á 18 pies, por otra más co::ta y leve, de 1 r pies; el aligeramiento de la·caballerfa, que era constituída por medias corazas y dragones; su for­mación en tres 6 cuatro líneas, en vez de ocho ó diez, como era de uso; la constitución de esta arma, "en la principal entre todas," ope­rando principalmente por el choque y preparando las batallas, verdade­ra emancipación de los procesos mcdioevalcs, por la afirmación de los modernos principios en la infantería; la abolición de la coraza; el au­mento en¡ de los mosqueteros, en vez de ~ en relación á los piqueros, como se usaba; el empleo del fuego por descargas, de rodillas en prime­ra línea, la segunda inclinada hacia el frente, como en la batalla de Breitenfeld se inició; la reducción de fondo en el orden de batalla, de 10 ftlas á 6; la creación de la unidad regimiento, con 8 á 10 compa­tiías, del puesto de mayor (obristwagmister) y de la columna de dos regi­mientos, especie de brigadas incipientes, pues era una masa inseparable, que se distinguía por el color del uniforme; el empleo de la marcha de costado y de la forma de acampar en orden de combate, entre nosotros introducida por Schonberg; el empleo de las reservas en formaciones ligeras y ágiles; la modificación en los procesos de reclutamiento de la época, prescindiendo de los enrolamientos forzados, que daban tropas indisciplinadas é indisoluta,.s: la escuela y promoción de los oficiales por el mérito, y una atención y solicitud constantes en todos los pormeno­res del servicio de seguridad, de administración, de instrucción, del ser­vicio y de la disciplina, que era animada por el propio ejemplo de las virtudes personales del rey,-hicieron de Gustavo Adolfo el verdadero creador de la moderna artillería de campaña, aligerándola y disminuyen­do la extemión de las bocas de fuego, adoptando las piezas de cuero de pequeño calibre, conocidas después en Europa por pieza¡ suecas, que acompañaban á la infantería, llevadas por un caballo y servidas por dos hombres; y más tarde, en 16 30, otras de flerro, llevadas por dos caba­llos y seguidas de carros de municiones; tornando más rápida la carga y el tiro, por medio del cartucho embalado; ai.lmcntando la proporción de esa arma; atendiendo á su justeza y precisión; adaptándola en di­mensiones y material á sus diversos destinos, y empezando á dar, por lo tanto, á la artillería un verdadero papel táctico, que se acentuó defini­tivamente en el siglo XIII. Fue por eso la artillería sueca la más afama­da en su tiempo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 292 :BOLETÍN MILITAR Hay aún quien pretende que Gustavo Adolfo sea el creador del arte militar moderno ; pero lo que no se puede negar es que fue un transformador del gran arte, desenvolviendo: fijando, imprimiendo, sobre todo el cufio genial á cuanto habían dejado consignado como científico, los métodos orgánicos y tácticos de capitanes como Coligny, Montluc, Lanou, Biron, Mauricio de Nassau, Enrique IV y Rochau. Cuando Gustavo Adolfo subió al trono, el ejército sueco en poco difería de los ejércitos de la época, de los cuales podía servir de modelo perfeccionado el de Wallenstein. Habría entonces una buena base de reclutamiento en la institución del servicio obligatorio en cierta propor­ción (indemniswerk) á que están ligados los nombres de Gustavo Wasa y Carlos IX, y que Gustavo Adolfo perfecciol)Ó ; lo demás fue todo obra del genio de este gran Capitán, que dos resultados tácticos consi­guió principalmente: dar mayor movilidad á sus tropas, y aumentar el fuego en el campo de batalla y la eficacia de él. Sus grandes éxitos sobre los polacos, rusos y alemanes que disponían no obstante de fuerzas imponentes y de una infantería sólida y numero­sa, caballería catrafacta y ligera, debióse á la manera como supieron reclutar y adiestrar á los soldados sus oficiales, cuidando todos los servi­cios, perfeccionando el armamento, modificando la táctica, realizando marchas y ejercicios constantes y obteniendo la victoria por medio de operaciones y maniobras hábiles. Fue así como venció en las batallas de Leipzig y Lech, de Lutzen, derrotando á generales de la importancia de un Wallenstein, de un Filly, de un Pappenheim. Inspiróse en los mejores preceptos del arte militar romano. César fue el modelo que procuró imitar, y comprendió que sólo en una buena organización podía encontrar el elemento compensador de la franqueza numérica de su ejército. El orden de batalla que adoptó en dos líneas, con las respectivas reservas, era semejante al de la legión manipular de los romanos. Con el perfeccionamiento de las diversas armas de que se componía el ejército, creó una verdadera fuerza poderosa, y fue él quien, puede decirse, inició la moderna ofensiva táctica y estratégica. En el período inmediato que corresponde á la segunda mitad dd siglo XVI, destácase la figura de Turena. Turena es el vivo ejemplo de cuanto hay en el arte de la guerra ; como en todas las artes, es necesaria la perseverancia en el estudio, la adquisición ~ucesiva de todos los progresos realizados, la atención presta­da á todos los pormenores, por más insignificantes que ellos parezcan. Su genio fue, puede decirse, el producto de una larga y continua medi­tación, á la altura de un Aníbal 6 de un Napoleón. Como talento mili­tar, sus éxitos no representaban, como en aquellos dos generales, muchas veces, una explosión súbita del genio, una inspiración momentánea ; de esa especie de genio iluminativo fue su émulo, el gran Condé. En Tu­rena, cada acto representaba el resultado de un cálculo meditado y profundo, producto de una sólida educación y de una larga experiencia, adquiridas desde los catorce años, en que sentó plaza, siendo obligado por su maestro y tío Mauricio de Saxe, á ejercitarse desde el manejo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN KILIT.A.B 293 del arcabuz, como simple soldado, hasta conquistar, poco á poco, los diversos grados de la jerarquía militar, siempre vertiginosamente, por golpes deo talento. Como bien lo observa el Duque de Aumale, cada día en la vida de Turena marca un progreso, ninguna lección se perdió; prudente por temperamento, sacaba la audacia de la reflexión. Turena es el más elevado ejemplo de cómo la guerra es una ver~ dadera ciencia. . Mariscal de Francia á los treinta y cinco afios, aparece en la gue~ rra de Devolución y en la de Holanda como un genio militar de pri­mera magnitud. Debe sus victorias á la nitidez con que concibe sus pla­nes y al vigor y energía con que los pone en ejecución. La tá~o:tica al­canzó con él una faz admirable, y el estudio del terreno, el empleo y combinación de las diversas armas, la ciencia de las marchas y de !oa estacionamientos, los cuidados en la constitución y manutención de las tropas, la elección de posiciones, las maniobras hábiles para envolver al enemigo, las concepciones estratégicas en que saca partido de todas las condiciones favorables que se le ofrecen,-t.,do caracteriza un talento militar superiormente dotado, realizando en el arte de la guerra progreses que representan verdaderas conquistas. Al par de la escuela de Turena, pausada, metódica, reflexiva, científica, que procedía más por el arte que por la inspiración, que no producía ataques de frente cuando pudiese volver á las posiciones, que procuraba siempre obligar al enemigo á abandonar las ventaja• previa­mente escogidas y pruducir el mayor efecto con el empleo de todas las armas; que estudiaba el terreno y le adaptaba formaciones adecuadas, y hacía la guerra empleando sabias concepciones estratégicas y marchas hábiles,-al par de esta escuela, toda ella prudencia y método, estaba la escuela del gran Condé, osada, impetuosa, prefiriendo los ataques de frente y las violentas cargas de caballería, y que debió las victorias al ardor con que los ataques eran llevados por el gran jefe de guerra, va­liéndole los memorables éxitos de Rocroi, Nordlingen, Laon Thionville, Dunquerque, y dándole muchas veces ventajas sobre Montecucul~ dig~ no competidor de Gustavo Adolfo y de Turena. Puede también decirse que estas dos escuelas marcan una época distinta : la que comprende la guerra de Devolución y de Holanda hasta I 678, continuándose la que comprende la guerra de la liga de Ausburgo (hasta 1698) y es mucho menos noublc, figurando en ellas los generales Lux:embourg y Catinat. De la larga controversia entre las dos escuelas, una representada por Mont~cuculi, y que luchaba por mantener los principios clásicos del arte antiguo y defender sus ventajas, y la otra, que teniendo por de­curiones á Puyseguer y Fonquieres, pugnaba por la completa elimina~ ción de las armas antiguas y la adopción definitiva de las armas de fuego, controversia que también se reflejó en Portugal, como se ve por los documentos de la época, Turena, hombre hábil y práctico, partió de la combinación entre los dos sistemas, como naturalmente estaba in~ dicado, hasta llegar al triunfo de las modernas ideas con que había de alborear el siglo xvn1. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 294 BOLETÍN MILlTA..R LOS BOMBARDEOS Asegura el escritor francés Marc Landry, que N apole..ón opi­naba que "los bombardeos eran de malos resultados en tiempos de guerra." La dificultad de lanzar suticientes proyectiles para cu­brir la enorme superficie de una ciudad, le parecía grande. No creía que el consumo de los proy<"ctiles necesarios para un bom­bardeo fuera justificado, y estimaba que las municiones tienen mejores y más útiles empleos. Otros escritores militare¡¡ han ex­presado las mismas dudas sobre el valor eficaz de un bombardeo. Sin embargo, las f ·Oblaciones experimentan, ante la idea de un bombardeo, un terror intenso y al cabo muy natural. El uso de los explosivos modernos, destinado á "hacer maravillas/' ha venido á acrecentar esa impresión de espanto. En Nueva York, al recibirse la noticia de que una escuadra española se dirigía á América, la más viva inquietud se esparció en la ciudad. Los mis­mos que hacía poco hablaban de enterrar á la Habana bajo una lluvia de balas, se sintieron de repente presa de terror, porque co­rría la voz de que esa escuadra española debía bombardear uno de los ;>Uertos más importantes de la U ni6n. El poco efecto de los bombardeos, aun con los nuevos explo­siYos, ha sido puesto de relieve por un oficial eminente, el señor General de División Bargnes-Desbordei, en un folleto de gran aceptación. Ha procurado, por ejemplo, darse cuenta de lo que podía producir el bombardeo de Marsella. Supónese una escu~dra que dispara 6,ooo obuses de gran calibre, y sacando las cuentas del número de proyectiles necesarios para averiar una casa, encuentra que el resultado final sería la destrucción de tres casas entre I,ooo. Como se cuentan 3,700 casas en Marsella, eso representaría 1 por 370 de la ciudad, que sería más ó menos destruída. El General hace notar, además, que una escuadra que quiere bombardear hace pre­parativos visibles, durante cuyas operaciones los habitantes tienen tiempo sobrado para internarse, dejando tras ellos un simple servi­cio de custodia ó de incendio, lo que conduce á la conclusión de que el bombardeo, al causar un número muy limitado de muertos y de heridos, no conseguirá más que perjuicios puramente mate­riales de poca consideración. En tales condiciones, una escuadra no se decidirá, por tan sencillo provecho, á ir á sitiar una gran ciudad marítima. Tanto menos se lo permitirá, que después r.e haber disparado ~,ooo pro­yectiles- guarismo enorme,-habría casi concluído sus municio­nes, y, por consiguiente, estaría obligada á ir á provisionarse en alguno de sus puertos. Lo que el General Bargnes-Desbordes ve más claro en la cuestión del bombardeo, es el efecto moral qtJe producirá. Una ~scuadra y hasta un buque aislado, obrando inesperadamente en el instante mismo de declararse la guerra sobre algunas ciudades po­pulosas, pondrá el desorden en medio de los preparativos de pri- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍN MILITAR 295 " mera hora, y contribuirá, hasta cierto punto, á aumentar el alarma en que se ve precipitado el país mal preparado á la temible even­tualidad de una guerra en la época actual. Por poco que la nación sea nerviosa, y que la mano que la dirige no tenga la firmeza y energía esenciales en semejantes circunst:iincia~, el buque podrá causar, no un perjuicio material de gravedad, sino un perjuicio moral apreciable, cuyo efecto útil no será por cierto de despreciar. INFORMACIONES PARA EL EJERCITO Tomamos de El Por·venir Militar, import.ante pe­riódico de Buenos Aires, los párrafos que se leerán en se­guida, escritos con ocasión de haber entrado la publicación non1brada en el ·.¡ño XI de sus tareas : No hay, no puede haber, no habrá nunca en el ejército ar­gentino refractarios á la idea de su engrandecimiento ; y si algu­na tendencia existiese por momentos, que pareciera en ocasiones opuesta á seguir adelante en el camino emprendido, atribúyase más bien á insuficiencia de los horn bres, por el cansancio físico, por el exceso de trabajo, que trae el desaliento momentáneo, pero nunca á la creencia de que ya estamos preparados y que todo ha concluído en el más perfecto de los ejércitos, ó la más admirable de las escuadras. N ó ! nadie cree en esta perfección ; nadie es capaz de dete­ner el movimiento emprendido; nadie podrá limitar, sin peli¡ro de sí mismo y de los suyos, las preciosas conquistas, las garantías sagradas, las consideraciones bien ganadas por el ejército nacional. Diez años há aparecíamos en el estadío de la prensa con un programa concreto y definido, el cual, á pesar de las contrarieda­des que implican las tareas del periodismo, lo hemos mantenido y cumplido lealmente. La evolución producida en este espacio de tiempo en el ejército la hemos seguido paso á paso y en todas sus manifestaciones, sin que el apasionamiento de círculo nos haya hecho perder la se­renidad para juzgar con criterio levantad0 sus progresos y necesi­dades. Su constitución, las leyes y reglamentos q~e determinan el funcionamiento de su mecanismo interno, en las columnas de El Porvenir Militar, han sido estudiadas y comentadas ; muchas de sus iniciativas se han convertido en leyes y disposiciones de go­bierno. Esta sintética relación de los modestos servicios de esta hoja periódica, es un reconfortante moral á los propósitos de mantener en pie nuestra propaganda en pro de la institución, pues á pesar de lo mucho que creemos haber avanzado, ¿ en cuántas cosas aún estamos al principio del camino? La instrucción de la guardia naciona!, el reclutamiento del ejército permanente, la reforma de la ley de ascensos, el conocimiento perfecto del territorio, la reor- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. !}06 BOLETÍN MILITAR ganización del Estado Mayor, han de encontrar en ella un esti­mulante persistente para todas las ideas que conduzcan á abordar tales problemas. El ejército regular de un país no debe ser solamente la ma­nifestación palpable de su poder material sino también el guar­dián severo y orgulloso de sus conquistas cívicas y de S\JS glorias militares. La suma de libertad y de constitución adquiridas á costa de tantos ~acrificios históricos, deben ser su más preciado trofeo. No debe ser tampoco un símbolo brutal sino una alegría vi­viente de excepcionales virtudes. En esto estriba su fuerza, su dominio y la base de su absoluta é imprescindible disciplina. El brillo de sus armas no debe ser más espléndido que el de sus sacrificios, y aquel que moral y valientemente no se vea bien reflejado en la empuñadura de su espada, debe con espontaneidad y por patriotismo, abandonar una institución tan estricta como digna. En toda ella no debe h?ber más que pura selección de espíri­tu de ideales. Puede no existir en su seno una instrucción del todo difun­dida y completa, pero no debe faltar en su conjunto una tenden­cia enteramente noble y honrada. En esto no debe diferenciarse el General en Jefe del último soldado. A este respecto el sentimiento militar, digamoslo así, debe ser igual en todos. Ni aun los arrepentidos deberán tener cabida en sus filas. El arrepentimiento presupone una grave falta, y quien la haya teni­do, no puede ni debe aspirar honradamente al respeto sincero de sus subordinados intachables. En donde la corneta y el tambor suenan á cada momento para mantener despiertos y vigilantes los espíritus, en donde la hi­pocresía no vive porque se la desprecia, en donde la mentira se com­bate porque perjudica, en donde el valor se recomienda y se exige en todo momento porque es el timbre principal de gloria y el orgullo envidiable de toda nació~, allí, decimos, el arrepentimiento no tiene cabida, porque cumplir cada uno con su deber, es exigencia de todos los instantes. En un campo de acción, todo debe ser serio y arrogante ; las energías tanto como las bondades. Para que el sistema, pues, de esa máquina imprescindible que se llama ejército, no se entorpezca y su corriente clara no se en­turbie, deben hacerse de lado á los inválidos del alma y arrojar de sus fondos á los débiles de corazón. La familia militar debe eclipsar con sus virtudes y valor el brillo de su uniforme. Si este pensamiento se observa, todas las tallas y gradaciones nos parecerán iguales. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 77

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 78

Por: | Fecha: 07/12/1898

ANO Il Bogotá, Diciembre 7 de I 898 NUM. 78 ORGANO DEL MI~ISTERlO DE GUERRA Y DEL EJERCITO --4-·~-- Director, ALEJANDRO POSADA So1t colaboradores natos de este perióaico todos los Jefes y Oficiales atl Ejército de la República MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NUMERO ooo DE 1898 (!. 0 DE DICIEMBRE) que concede una pensión de los fondos del Montepío Militar El Presidente de la República CONSIDERANDO: ~e la señora Felisa 'favera, viuda del General Eduar­do París, ha o:urrido at Pod~r Ejecutivo, por conducto de la Junta Directiva del Montepío Militar, en solicitud del socorro á que le da derecho el artículo 7. o de la Ley I S 3 de 1896 ; ~e el General Eduardo París falleció en la ciudad de Popayán d r S de Noviembre del año pasado, encontrán­dose en servicio activo ; ~e al n1encionado militar se le hizo por más de dos años el descuento correspondiente para el Montepío, según consta del certificado expedido por el Tesorero de dicha Institución ; ~e la mencionada señora ha acompañado á su peti­ción los comprobantes que exige el artículo 22 de la expre­sada Ley I S 3 de I 8 9 6 ; y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 298 DOLETÍN ::YIILITAR OEe la Junta Directiva del Montepío Militar apoya la solicitud, DECRETA : Artículo único. Concédese á la señora Felisa Tavera, viuda del General Eduardo París, una pensión de cien pe­sos mensuales ($ I oo ), pagadera de los fondos del Monte­pío Militar, de conformidad con lo defern1inado en el ar­tículo 7. 0 de la Ley I 53 de I 896. § De esta pensión disfrutará la agraciada desde la fecha del respectivo título de adjudicaci6n, por el tiempo de su viudez y mientras observe buena conducta. Comuníquese y publíquese Dado en Anapoima, á I.0 de Dicien1bre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 2 de Diciembre de I 898 . • El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA DE LA ARTILLERIA DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS (Continuación) Consideremos desde luego el caso en que la división de caballería ataca al enemigo y quiere llevar el combate hasta la decisión : tan pronto como la vanguardia se pone en contacto con el enemigo, sin pérdida de tiernpo trata de reconocer, lo más posible, las condiciones en que se ha­lla. La artillería en estos combates de reconocin1iento no debe tomar parte casi nunca. La división marcha hacia adelante sin experimentar pérdidas hasta que entra en la zona del fuego eficaz del cañón enemigo; tan pronto como se halle en este caso ó en el de que las condiciones del terreno no la permitan aproximarse á cubierto, es de todo punto necesario que la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILITAR artillería entre en fuego en seguida, para atraerse el de Jas baterías enen1igas ; ó por lo menos, para librar á la caballe­ría en su desp 1iegue del fuego de una artillería que no está batida por nadie ; pero si las baterías á caballo no se diri­gen n1ás que á la artillería enemiga, el objeto particular del ataque permanece intacto hasta el momento de] choque ; re­sulta, pues, de aquí la necesidad de cañonear tanto las baterías enemigas, con1o el objetivo principal del combate ; si las baterías logras~n hacer callar la artillería enemiga, antes de tmpezar la acción verdadera, se encontrarían en una sitt·a­ción muy favorabl i! para quebrantar el objeto principal ; pero si se considera que el efecto contra las baterías enemi­gas no ha de conseguirse ni tan pronto ni ha de ser tan grande, como sería de desear, se cañonearán entonces con preferencia, á la infantería y caballería enemigas. Sin em­bargo, hay que tener siempre p resente que la artillería ene­miga, al principio del ataque, obrará contra nuestra caba­llería, con tanto m á s eficacia, cuanto que no tenga otra artilkría que la n1ole , te ; por consiguiente, las baterías á ca­ballo desde su primera posesión romperán un fuego muy vivo de grande metralla hasta acallar las baterías enemigas, ó por lo menos hasta conseguir que su fuego no sea muy eficaz; desde entonces se dirigirá el fuego contra el objeti­vo del combate, sin perder de vista ]as baterías enemigas, reservando para cañoneadas una parte de nuestra arti1lería. En la elección del emplazanliento de las baterías á ca .. bailo debe proponerse por punto general el producir el ma­yor efecto durante el mayor tien1po posible, sin impedir en nada las maniobras de la caballería, ni en su ataque, ni en su retirada, teniendo en cuenta siempre el estar en comple­ta seguridad, sea por el terreno, ó por las tropas que las acompañen. Dependerá de la distancia y de la disposición general del combate, para considerar este emplazamiento como primera posición principal, desde donde la artillería enemiga. pueda ser batida de una manera muy eficaz ; y que asegure el despliegue de las masas de caballería contra los ataques del adversario, éste no debe poder atacar sin pasar bajo el fuego de nuestras baterías. Si por circunstancias es­peciales el primer en1plazamiento está bastante lejos y desde él se consigue poco efecto, debe considerársele como pasa­jero, abandonándolo tan pronto como se pueda, tras1adán- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 300 BOLETfN MILITAR dose por escalones á la posición principal. Sólo en el caso de que la artillería enemiga moleste demasiado á nuestra caballería podrán dirigirse todas nuestras batería-t contra aquélla. Esta posición principal debe tener ]a condición de que nunca puedan estar las baterías sériamente amenazadas por tropa~ que se presenten de improviso, en general dicha posición debe elegirse un poco á vanguardia del ala que sirve de eje para el ataque. En el caso en que la división de caballería no tenga una superioridad marcada sobre el enemigo, debe tener elegida de antemano una línea de re­tirada segura, en cuyo caso la artillería se colocará lo más cerca que pueda de esta línea ; y como en el caso .de una retirada las baterías son las llamadas á sostenerla, deben estar en posición de cañonear el mayor tiempo posible la artillería enemiga, retirándose aq uéJlas por la mencionada línea por escalones. La elección de lapo ición que anteriormente hemos in­dicado se funda en que : I .0 el ataque es mucho n1ás sen­cillo y las baterías se encuentran en un punto seguro y só­lido; 2. 0 la caballería se encuentra más libre en sus nlovi­mientos y las baterías no se ven obligadas constanten1ente á ponerse tan pronto en 1 ínea, como en batería, y el efecto de los disparos se observa difícilmente, tanto por el polvo como por los caballos; y la unidad en la dirección del fuego es absoluta; 3.0 la retirada de la división de caballería en ge­neral y la de la artillería en particular es más segura, y las ba­terías están en mejores condiciones para trasladarse por el camino más corto á otra posición más conveniente para sos­tener la retirada ; y 4· 0 la posibilidad de poder enfilar las tropas enemigas por medio de maniobras fáciles y rápidas. Hasta 1'!. completa ejecución del ataque la artillería. perma­nece en esta disposición. Tan pronto como las baterías, desde su posición prin­cipal, han apreciado con exactitud la distancia que las se­para de las baterías enemigas, deben romper un fuego viví­sima de granada--n1etralla contra ellas, pues no hay más que un intervalo muy corto desde que se emplaza en dicha posición hasta que principia el ataque forn1al de la caballe­ría ; por otra parte, este fuego rápido es el único medio eficaz de reducir al silencio el cañón enemigo, ó por lo menos hacer que su fuego sea más lento y menos certero, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 301 estando, por lo tanto, nuestra caballería n1enos molestada en sus n1aniobras. El deseo y previsión de la artillería de obrar de una manera n1ás decisiva contra el punto objetivo, y poder dis­tinguir bien los amigos de los enemigos entre el polvo y la confusión en el combate, cuando la caballería se dirige ya al referido punto, hace necesaria en principio una segunda posición principal ; la artillería no debe acompañar en el ataque á la caballería sobre un ala, á una distancia tal, que se vea envuelta y mezclada con ésta en su choque, y se vea expuesta al peligro de perderse sin ninguna necesidad. An­tiguamente las baterías á cab allo se lanzaban á Ja carrera, situándose en batería á 400 ó 500 n1etros del punto prin­cipal, y ron1pían un fuego muy vivo de metralla, retirán­dose en 8eguida para dejar entrar en acción á la cabalJería sobre dicho punto, así quebrantado por dicho fuego. Pero hoy día Jas armas portátiles, á cargar por la culata, impi­den á la artillería acercarse á tiro de n1etraJla ; además de que las granadas ordinaria s y las shrapnels hacen ya inútil casi si e mpre el empleo de la me t ralla en la ofensiva, se hace absolu t amente imposible cuando la artillería enemiga se opone ; pero no por esto es tne nos indispensable una se­gunda posi ción princip al para la artillería del ataque, pues en el mon.1cnto del choque, la confusión de Jos con1batien­tes impide á dicha artillería ver el objetivo, y por con­siguiente obrar contra él eficazmente. Aden1ás, esta se­gunda posición principal es tanto más necesaria cuanto ]a línea del despliegue de Ja caballería se halla más á reta­guardia que en el tiempo en que las armas de fuego portá­tile~ no eran ni rayadas ni de retror.arga ; y en dicha línea se encuentra Ja primera posición principal de las baterías. La segunda posictón principal debe ocuparse en el mo­Inento en que la cahallería está ya toda desplegada y se lanza á Ja carga ; para esto las baterías rompen al galope, que concluye por el escape, y se ponen en batería en dicha posición ; si el fuego del cañón enemigo no está completa­mente apagado, dicho movimiento debe hacerse por escalo­nes ; el que queda á. retaguardia no debe cesar de hacer un fuego lo más vivo posible con gtanada-metralla sobre las baterías enemigas, para sostener en el mon1ento crítico á las baterías que se mueven. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 302 BOLETÍN MILIT .A.R Pero el Comandflnte en Jefe de la División exan1inará, según las circunstancias, si es n1ás ventajoso, una vez des­plegada la caballería, diferir su ataque para que la artille­ría obre por n1ás largo tiempo desde su primera posición principal, y apague, quizá por completo, el fuego enemi­go. Estas circunstancias son, por ejemplo, cuando se pue­de desplegar la caballería á cubierto, y cuando no se tiene una gran superioridad nun1érica de ella, ó cuando la arti­llería enemiga no está suficientemente quebrantada, y bate desde su posición todo el terreno que la rodea ; y en fin, cuando la situación del combate no exige una decisión muy pronta.-( Continuará). REMINISCENCIAS HISTORICAS En el aniversario de la indrpen clenc i:~ del Perú -182 1-28 de Julio-1898. La obra heroica y colosal de dar la libertad al Contin<"ntc sud­americano fue el resultado de la acción patriótica, activa y delibe­rada de los pueblos que formab a n las antiguas colonias españolas, impulsados por el grandioso proyecto, que fue energía y poder, intelectual y material al mismo tiempo. En aquella lucha heroica que tuvo un mundo por superficie de su escenario, convertido en dilatado campo de batalla, todos los pueblos, como es notorio, acaudillados por sus hombres m ás impor­tantes, lucharon entusiasta y varonilmente por la aspiración común, que era la independencia completa .del dominio español, subordi­nando á este propósito todos sus esfuerzos, recursos y esperanzas. Producido aquel vasto movimiento imurreccional, casi simul­táneamente desde México hasta Magallanes, la lucha fue san­grienta y porfiadísima, y en verdad que si unos pueblos se adelanta­ron á lanzar el grito regenerador, otros que lo hicieron después, alcanzaron y aun aventajaron á los primeros en los resultados prác­ticos y teóricos de la odisea revolucionaria, y Bu en os Aires, la Paz, Quito y Caracas, discuten hoy mismo todavía sobre la audacia; méritos, iniciativa y glorias de la gran cruzada. Pero la cuestión principal, la que más nos apasiona y nos di­vide aún, y continuará en el porvenir, es sobre á quién cabe la glo­ria de haber dado el jaquemate de la gran partida que, por espacio de quince años, se jugó con habilidad, heroísu1o y rara constancia en los campos de batalla, y en las discusiones tranquilas y medita­das de los gabinetes, contra el dominio de tres siglos de España y América. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN :MILITAR 303. Indudablemente que la acción política de la revolución fue una palanca poderosa que la impulsó con una gran fuerza mo triz hacia ad...lante, dirigiéndola con acierto entre los numerosos escollos que ocultaba en ::;us bajos fondos el encrespado mar que se forma siempre por las pasiones agitadas y en lucha. I\1as la verdadera causa que debía producir el anhelado efecto, la independc>ncia, consistía en la fuerza material, única llamada á fallar inapelablemente la homérica contienda, y eran las victorias de los ejércitos la solamente capaces de arrollar los miles de soldados españoles escalonados como inmenso círculo de fierro, sobre la Amé­rica del Sur. Ahora, á Ja inversa de lo que pensaba Cicerón, debían ceder las togas á las armas. Naturalmente, en tan larga y continua lid, de tántos pueblos combatiendo al mi ·mo tiempo, surgieron prominentes figuras mi­litares, que han inmortalizado sus nombres en esa lucha ardiente, y la po teridad los aclama héroes. Todos y cada uno de ellos, en su respectiva esfera de acción, contribuyeron al objetivo común; pero en ésta, como en todas las empresas humanas, unos hicieron más y otros menos, según sus ta-lentos y condiciones. • La historia severa é imparcial, colocando en el puesto que · verdaderamente le corresponde á cada uno de los generales de los diferentes países sudamericanos, ha juzgado, y con justicia, que los que más se destacan del nivel común, por sus grandes hechos en aquella empresa gigantesca, única en los fastos modernos, son dos, que la Arrérica aclama y admira: SAN l\1ARTÍN y BoLÍVAR. Reconcentrada a. í la atención sobre estos dos hombres extra­ordinarios de la lucha, las opiniones se han dividido, y unos acla­man el primero al émulo de Aníbal y Napoleón en el nuevo mundo, á S '\N MAk.TÍN, que con precisión matemática escaló los elevados Andes, ganando las batallas de Chacabuco y Maipú, clásicas desde el punto de vista militar- que tuvo desde el principio de la guerra la visión clara del porvenir de la independencia, hiriendo en el corazón, en su centro de recursos, que era el Perú, á la dominación española. Los otr.Js, seducidos por el brillo del talento de BoLÍVAR, guerrero tántas veces victorioso, legislador y escritor, orador elocuente, que abrasaba con el fuego sagrado del patriotismo los corazone~, que no con~ibe términos medio~ en la lu~ha y declara su inpremedi tada guerra á muerte, también escala los Andes, cruza ríos, gana batallas y liberta pueblos,-::.1claman más grande al hijo opulento de Caracas, que al nativo humilde de las Misiones argen­tinas. Los principales escritores de la• América han aportado á la gran polémica los más sazonados frutos de sus talentos, y los más prolijos cotejos de sus pacientes investigaciones históricas, cada día Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 304 BOLETÍN MILIT !R con nuevos documentos y comprobantes, iluminando la célebre controversia, que es ya bajo todo punto de vista, y especialmente el bibliógrafo, colosal, para decir según sus opiniones patrias: este es el más grande! Pero al brillo y sólido argumento de los unos, erudición y pa­triotismo de los otros, y nuevos monumentos que se alzan cada día á la memoria de los dos próceres, no cede ninguno de los bandos en que está dividida la opinión americana. SAN MARTÍN es inmenso; Bou VAR es colosal·- éste tuvo un gran patriotismo-aquél le iguala- el misionero fue un gran es­tratégico -el caraqueño está á igual altura.-- SAN MARTÍN escala los Andes para libertar á Chile-BoLÍVAR los trepa más al norte, cubiertos de nieve, para libertar á Colombia. El primero es la en­carnación de la modestia y el civismo -el segundo tiene la ambi­ción del patriotismo-BoLÍVAR es el torbellino que todo lo arras­tra, SAN MARTÍN el juicio tranquilo y meditado, que se impone sin violencia y se desarrolla sin estrépito. Aquél gana batallas; pero pierde casi siempre miles de hom­bres, porque es impetuoso y ardiente, éste vence y sabe economizar la sangre, porque es frío y calculador.--BodvAR quiere su bordi­narlo todo á la fuerza y al Ímpetu- SAN MAR"I ÍN al cálculo y á la constancia. U no cuenta sus batallas por docenas, el otro da po­cas, pero consigue igual resultado. BoLÍVAR es el Ímpetu: SAN MARTfN es la reflexión. Así replican y replicarán eternamente, desde el Plata al Orino­ca, desde el Chimborazo al Tupungato y Potosí, y no nos con­vencerán, ni los convenceremos, seguramente. Existe, no obstante, un punto capital que, como eje común, gira al rededor de los dos héroes, y ha servido á muchos escritores para pretender dar á BoLÍVAR la superioridad sobre SAN MARTÍN. Este original punto de partida ha sido la llegada de los afa­n• ados Generales al Perú, u110 empezando la lucha contra la opre­sión, en aquella fuerte base de sus operaciones y recursos, y el otro terminándola, asignando al vencedor de Carabobo la supremacía sobre el héroe de Maipú. Pensamos de diferente manera, y vamos, ya que no es posible establecer nuevos paralelos, ni aportar nuevos documentos al deba-· tido tetna, á reducirlo á una fórmula sencilla, que encierra un gran fondo de filosofía y verdad, y presenta clara y precisa la intrincada cuestión sobre el verdadero alcance y resultados de las campañas de SAN MARTÍN y BoLÍVAR en el Perú, que decidieron la san­grienta y tenaz lucha por la libertad. En el mes de Diciembre de 1825, un año desp'1és de librada ]a batalla de Ayacucho, que aseguró la independencia de este Con­tinente, llegaba á la ciudad de Salta, de trámito en viaje á Europa, el General Guillermo Miller, que tomó parte tan distinguida en la guerra de la emancipación, y el doctor Facundo Zubiría, vecino Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. l30LE1'ÍN MILITAR 305 influyente de aquella ciudad, á quien iba recomendado Miller, lo recibió con el rt'ayor afecto r distinción, ofreciéndole un banquete. Lo más selecto de Salta acudió á la cita en honor del héroe de .l\1irave. La mesa fue servida con profusión y esplendidez, y en aquellos tiempos de entusiasmo patriótico, reuniones de esta clase eran muy oportunas para las fr·ancr.s y entusiastas manifestaciones en homenaje de la independencia y la libertad. Siguiendo la costumbre tradicional en estos casos, el Gober­nador de la Provincia y Jos hombres eminentes que rodeaban la mesa, pronunciaron varios brindis, recordando la gloriosa batalla de Ayacucho, el ejército vencedor, los Generales Bod\'AR y Su­ere, y todos los que vencieron el memorable 9 de Diciembre de 1824, inclusive el mismo General .1\lliller, que se había distinguido en la gloriosa jornada. Cuando ya parecía agotado el tema de.los brindis, se puso de pie un distinguido caballero inglés, el doctor José Redhead, gene­roso médico del General Belgrano, á quien había acompañado en algunas de sus legendarias campañas, pidiendo la palabra, para que le acompañaran todo los am~ntes de la libertad y de los guerreros americanos, especialmente los argentinos, en cuyo suelo ho~pitala­rio él había sido acogido con las más señaladas mue:;tras de esti­macion y afecto. Cuando todos los concurrentes tuvieron su5 copas preparadas, el doctor Redhead dijo, con profunda convicción y acento patrió­tico: he guardado silencio hasta este momento, gozándome en las bellas y ardorosas ideas cmitid:J s en aplauso de la victoria de Aya­cucho, suceso que, en mi concepto, no es otra cosa que el resulta­do preciso del gran pensamiento proclamado en Buenos Aires el 25 de Mayo de dho, y en Tucumán el 9 de Julio de 1816; pen­samient<:> que uno de los más ilustres guerreros argentinos había llevado de triunfo en triunfo por sobre los .'\ndes á Chile, y tras­ladó en seguida al Virreinato del Perú, como la mejor prueba de su coraje y su consagración á la causa de la libertad de América; y que el, como amigo de la humanidad y justo apreciador de los derechos del hombre, á su turno quería también rendir el debido homenaje á ese memorable acontecimiento. Que en el curso de la guerra de la emancipación de la América delSur, sostenida por el genio entusiasta de los argentinos, le había tocado observar por más de doce años y estudiar en todas sus alternativas, filosófica­mente hablando, y no había encontrado mejor figura para compa­rarla, que con el palo jabonado, á que el vulgo da el nombre de cu­caña, invención que para divertir á las muchedumbres, acostumbran los pueblos en sus fiestas. Así había visto trepar en ella al primero, incitado por los premios que se colocan en el extremo superier, y aunque después de grandes esfuerzos y fatigas conseguía llegar hasta cierta altura, el cansancio y tan resbaladiza superficie lo obli­gaba á descender rápidamente, pero no sin arrastrar consigo gran Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 306 BOLETÍN MILITAR parte del sebo untado, facilitando de este modo la su bic:la á otro y otros, que vendrían en pos, hasta que llega el último, el señalado por la estrella de la fortuna, y se apodera de las prendas colocadas en la codiciada cima. Brindo, pues, sciíores, añadió entonces, por la memoria del General SAN MARTÍ T' que, desensebando el palo jabonado de la libertad é independencia del Perú, dejó expedito el camino al General BoLÍVAR para que recogiese el premio en Aya­cucho!" Todos los presentes saludaron con estrepitosos y prolongados aplausos, la feliz improvisación del caballero inglés, que, aparte de la graciosa originalidad y franqueza, tenía el mérito de ser pronun­ciada por un extranjero. Esta trivial y rara comparación es, no obstante, un axioma. Sin el ejército libertador que condujo el genio y patriotismo del gran Capitán argentino al Perú, sin la victvria de Pasc:o, la toma de Lima y el Callao, la declaratoria de la independencia de aquel país, el 28 de Julio de 182r, con aquellas memorables pala­bras: "El Perú es, desde este momento, libre é independiente por la voluntad de los pueblos y de la justicia de su causa que Dios defiende," y el levantamiento, casi en masa, de todo el territorio, y sin el oportuno y poderoso concurso de la División que envió SAN MARTfN al Ecuador, en ayuda del General Sucre, éste no hubiera ganado la batalla de Pichincha, ni BoLÍVAR podido avan­zar sobre la tierra de los Incas, inmenso palo jabonado de la guerra de la independencia americana, que BoLÍVAR solo, con todo su genio y audacia, jamás hubiera trepado sin el esfuerzo y el valor de los argentinos, que le dejaron expetlita la senda y le limpiaron el jabón del palo, á las órdenes del tan ilustre como modesto Ge­neral SAN MARTfN. JUAN M. ESPORA GALERIA DE PRÓCERES PEDRO ACE.BEDO Y TEJADA (De la Gaceta de Colombia. Bogotá, domingo 8 de Abril de 1827). El día 31 de Marzo (r827) ha muerto en esta capital el ciu­dadano Pedro Acebedo Tejada, Coronel graduado, Ayudante Ge­neral del Estado Mayor General, Oficial Mayor de la Secretaría de Guerra y Miembro de la Academia Nacional. ¡ ~é pérdida tan irreparable para su amable esposa, tan grande para Bogotá que le dio el sér, y tan inmensa para su patria ! Antes de cumplí: veintiocho años el joven Acebedo había hecho á su país servicios muy distinguidos. Oficial militar desde r8ro, el Ejército del Su:­le vio servir con honor y actividad. Las montañas de AndaquÍe3 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 307 fueron su morada y la de su buen padre cuando la invasión del Ejército espa~ol. En el Estado l\1ayor de Cundinamarca mani­festó sus conocimientos en la milicia; en el Gobierno de la Pro­vincia de Antioquia, su rectitud, justicia y amor al orden; en la Seq etaría de la Guerra, su aplicación al trabajo, sus talentos, recto juicio y probidad ; en la Academia Nacional y otras socie­dades patrióticas, su pasión por la ciencia, su interés por la edu­cación pública y sus exquisitas nociones de bellas artes é idioma castellano. Acebedo tenía talentos muy di. tinguidos, modales agradables, una conducta irreprensible, una aplicación Ímproba á los deberes de su destino, un amor ardiente por la libertad, y el más extraordinario entusi.-tsmo por las leyes fundamentales de su patria ! Llegó á ser esposo, y amó tiernamente á su compañera ; fue padre, y no vivía sino para sus hijos ; era amigo verdadero de sus amigos, agradecido sin bajeza á sus benefactores, modesto en el trato familiar, jovial en las sociedades confidenciales, siempre Íntegro y justo. Ac<>bedo, con tan recomendables prendas, estima­do generalmente de cuantos Je conocieron y sin ninguna aspira­ción, habría llegado un día á gobernar la República con suceso y reputación ; pero la Parca, que siega sin distinción la vida de los heroes y de lo malos ciudadanos, nos ha arrebatado muy tempra­no la preciosa vida del joven bogotano que hoy lamentamos. Ya él descansa en la mansión de lo justos, y acá sus amigos y su fa­milia, llenos del más profundo pesar, lloramos la pérdida que he­mos hecho, sin más consuelo que el de reverenciar los juicios del Altísimo y recomendar sus virtudes. ¡ Puedan imitarlas los jóve­nes colombianos para honra y bien dP. su país y para el suyo propio! ¡ Pueda Colombia recordar perpetuamente los servicios que el Coronel Pedro Accbedo le hizo en la flor de su juventud, y sobre todo el ahínco con que sostuvo la causa nacional cuando más necesidad ha tenido de firmes defensores. GENERAL ]OSE ACEBEDO Y TEJADA (r) (Tomado ele la Gacda Ofic ial, del jueves 24 de Enero de 185o, número 1097) • 1 ... ... No la antigua y piadosa costumbre de venerar á los muertos y hablar bien de su memoria nos hace expresar los tristes lamentos que arranca de pechos sensibles la infausta muerte del General Acebecto. El convencimiento casi unánime que tienen sus conciudadanos del mérito y virtudes que lo adornaban, ponen la pluma en nuestras manos, mientras que talentos superiores puedan ocuparse de su biografía completa. ( I) El nombre de este distinguido patriota no figura en el Diccionario Biográfico de Vergara y Scarpetta. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 308 BOLETÍN MILITAR ¡ Murió un veterano ilustre de la independencia y libertad americanas ! El hombre señalado como modelo de moderación, prudencia y rectitud ; el consolador de una familia entera sumida en la orfandad ; el que, con su genio dulce, nobles modales y co­razón sensible, hacía soportable á los suyos los duros golpes de la adversidad. j No existe ! y ya recibió en la mansión de los justos la corona debida á sus virtudes. Su esposa, hermanos, amigos y conocidos, aun los indiferentes, lamentan tan gran pérdida : la patria no tiene ya un antiguo soldado de la libertad, y su familia llora la muerte de su padre, de su ángel de paz y de consuelo ..... Son dignos de recuerdo los servicios que prestó á su país por la causa santa de la independencia y libertad. Hijo de un venera­ble prócer que en r8ro ayudó á los america.nos á sacudir el odioso yugo del despotismo español, Acebedo jamás traicionó su deber y patriotismo; siempre justo y leal á sus principios, no sostuvo ni la tiranía doméstica, ni perteneció nunca á facciones ni partidos contra el orden legal. En r8r9, cuando apenas contaba trece años de edad, infla­mado con el juvenil ardor y entusiasmo por la independencia, em­prendió la carrera de las armas, pasando por rigurosa escala desde simple wldado aspirante, y la continuó después hasta llegar al em­pleo más elevado del ejército. En r821 fue ascendido á Oficial, é incorporado su batallón al ejército que mandaba el General León Torres, hizo la campa­ña contra los españoles en el Departamento del Cauca y prosiguió en la vanguardia á la de Pasto, encontrándose en las acciones de guerra que tuvieron lugar con mucha , frecuencia en aquel territo­rio, protegiendo con su Compaí"i:ía algunas de las más arriesgadas operaciones del ejército. Se halló en la memorable y sangrienta jornada de Bomboná,~ el 7 de Abril de 1822, y en la gloriosa retira­da que emprendió el Ejército hasta el Peiiol, sosteniendo un fuego cuasi constante. Tomado prisionero, la Providencia lo li­bertó, porque, joven aún, no había prestado los serv;cios impor­tantes á que lo destinaba. Continuólos en la campaña de Mara­caibo contra el espaiíol Morales, que ocupaba aquella Provincia. En la campaña sobre la Ciénaga de Santamarta contra los españo­les, se batió con honor y valor en la acción de Matarredonda. Desde el principio .del combate fue herido gravemente, pero su valor lo impulsaba á permanecer en él ; estuvo una hora á la ca­beza de su tropa, animándola con noble ardor á la pelea. Re'3ta­blecido de la herida, marchó á la campaña del Perú, y hubiera servido en ella si allí los opresores subsistieran, pero ya estaban derrotados, y libre para siempre la América cuando Acebedo llegó al Ecuador. Allí se le ofrecieron otras escenas en qué manifestar su lealtad y honradez. Revolucionado Guayaquil en 182 7, des­preció las ofertas y amenazas que le hicieron, y sepultado en un calabozo, prefirió morir á traicionar sus deberes y principios repu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 309 blicanos, hasta que, en unión del ilustre General Córdoba, logró atravesar las montañas de la Costa de Esmeraldas y reunirse al ejército. Los jefes siempre lo honraron y lo distinguieron, hacien­do de él constantemente elogios nada comunes. El Coronel Reimbold' habla de su entusiasmo patriótico, exactitud en el s~r- , vicio, impa\ idez, serenidad y arrojo en el combate, considerándolo digno del mayor aprecio. El Coronel Demarquet lo elogia por su conducta en la campaña de Pasto de 1822, mereciendo la conde­coración de los Libertadores de Quito. El Coronel Martínez Pa­liares habla de las virtudes que distinguían al Teniente Acebedo, de su talento, aplicación y asidua constancia en el desempeño de sus obligaciones. Así todos los jefes lo aplauden, no sólo como á militar sino como ~i hombre de virtudes, amable, fino y cortés. El General Flórez certifica, con expresiones muy satisfactorias, sobre el acreditado valor, asidua aplicación, capacidad sobresalien­te, educacion brillante y conducta irreprensible del Teniente Acebedo en 1826, y añade otros elogios m u y distinguidos. Durante la administración intrusa de 1830, Acebedo prestó sus servicios ; era entonces Coronel graduado ; permaneció preso algún tiempo, hasta que en Abril de 1831 se pudo incorporar al ejército organizador, á las órdenes del benemérito ciudadano Ge­neral J ose H ilario López, con el fin de restablecer el Gobierno constitucional, derrocado en 1830, en el funesto campo del San­tuario. Fu e nombrado Subjefe del Estado Mayor general de ese ejército glorioso que hizo desocupar el puesto á los usurpadores, y tuvo en ton ce tam bien el honor de ser Secretario del General del Ejército. Obtuvo después varios empleos honrosos y de confianza en el ramo militar, en el cuerpo municipal, en la diplomacia, en la Comisión granadina que el Gobierno de la República mandó al Ecuador ; en la Hacienda nacional, de Director de la Casa de Moneda de Bogotá, y de Secretario de Estado del Despacho de Guerra y .~.\t1arina en dos Administraciones. En las revueltas políticas de 1840, el General Acebedo, en­tonces Coronel, fiel á sus deberes, hizo lo que debía, y su espada, aunque vencedora, no se empapó en la sangre de sus conciudada­nos, ni la venganza ni el odio tuvieron entrada en su humano y benéfico corazón. l\1andaba el primer batallón de las leales y valientes guardias nacionales de Bogotá en la acción de Aratoca y en la batalla de Tescua, en donde por su noble comportamiento mereció el último grado de la milicia. Murió con la tranquilidad de un hombre rin remordimientos, y sus virtudes, sin duda, han recibido el premio merecido. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 310 BOLETÍN MILI'l'.A.R RECUERDOS Y RELACIONES MILITARES PEREGRINACIÓN MILITA!t Á JERUSALÉN, POR ERNJSTO LOUET Epúodio de fa expedición á Siria-I86c-I86I Visitar los santos lugares que fueron cuna del catolicismo, ~eguir con el Evangelio en la mano, las huellas del Salvador, tanto en su vida privada corno en su vida pública, contemplar por sí mismo estos famosos lugares, que tantos otros no han visto ni verán, sino por el re­lato de Lamartine ó por el de Chateubriand, que me parece más des­criptivo y exacto, es el sueño dorado de un joven que á los veinte años de edad tiene el corazón bastante levantado para amar su religión, é imaginación bastante ardiente para recorrer el mundo sin medir las distancias: tal será la recompensa de nuestro largo destierro en Siria. Se puede ir de Beyrourth á Jerusalén en menos de treinta horas, descendiendo por mar, hasta J afa; el viaje es rápido y poco costoso. Pero de este modo no se visita sino á Jerusalén ; y la Palestina tiene otros santuarios venerados, y muchas otras ciudades históricas, que le deciden á uno á hacer el viaje por tierra, con el íin de poder detenerse dondequiera. Hada mucho que varios oficiales se habían organizado en carava­na, con el propósito de ir á pasar la noche de navidad en Betléem. Eran los siguientes: El Teniente Coronel Chanzy, el Conde del Recuerdo, Lcmintier de Saint-André, Goert, el Pagador (para no sefialarme á mi mismo con mi propio nombre), y, por último, un negociante indígena, M. Farzialla, cuya erudición nos había hecho apreciar ya la sociedad, aun antes de que hubiéramossentido la necesidad de que nos acornpa­fiase un intérprete. Todos deseaban viajar como perrgrinos más que como curiosos, y esta hermandad de ideas y sentimientos es una dicha que no me cansaré de ponderar, puesto que multiplica las emociones dándoles libre curso. N os ponemos en marcha el miércoles 12 de Diciembre, como á las ocho de la mañana. Nuestra primera etapa es Saída, en donde dor­mímos. Sour (antigua Tiro )1 es el íin de la segunda etapa. Nuestra peque­fia columna no impone por su número; pero está bien armada, y su aparato militar bastará para alejar todo peligro. Dos cspays, de turban­te rojo, carabina en mano, no:; sirven de guardias delanteros, y detrás del grupo de seis caballeros, nuestros ordenanzas, á caballo, van con armas y cartuchos, como para una expedición. El traje musulmán de nuestros espays (soldados de caballería) puede hacer creer á los habi­tantes de las poblaciones por donde pasamos, que vi a jamas bajo la pro­tección del Gobierno turco; y semejante pabellón no engañará á na­die. El Coronel Chanzy tiene cartas de recomendación de Fuad-pa­chá para los Gobernadores de todas las grandes ciudades que debemos atravesar; y, lo diré inmediatamente, no fueron cartas inútiles: más de una vez nos sacaron de apuros : por dondequiera nos valieron recibi­mientos, en los que todo lo pintoresco de las costumbres de los árabes Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN 1\IILIT.A.R 311 se nos presentaba en un momento; recepciones que ocupan lugar prin­cipalfsimo entre nuestros recuerdos de viaje. De Saída á Tiro no hay otro camino que la orilla del mar, cor­tado acá y allá por rocas. Caminámos durante seis horas, y antes de ponerse el sol estábamos en los muros de Sour, que no parece ni aun tener recuerdo de su esplendor pasado. Nuestra vista buscaba en vano algunos vestigios de otra edad: ni un resto de columna, ni una inscrip­ción que hablase de otros tiempos. Las arenas del mar han unido al con­tinente e5ta lengua de tierra que formaba una isla en la época de Ale­jandr .J el Grande, y una población de cinco mil almas, todo lo más, pescadores la mayor parte. reemplazan á aquellas generaciones que tuvieron la mejor marina y el mejor comercio de la antigüedad. Echamos pie á tierra frente á la habitación del Obispo griego cató­lico, Monseñor Atanasia. A nuestra solicitud para que nos diese hospi­talidad, respondió cedi~ndonos una sala grande, que él llamaba, yo creo, su salón, pero en el cual no había mueblt.:s que nos impidieran preparar las camas y arreglar una comida de algunas provisiones que felizmente habíamos llevado: era preciso contentarnos con poco. Por lo demás, en viaje se soportan con alegría las privaciones, y en donde quiera se duerme bien cuando la fatiga nos agobia. Difiembre 14-Antes de la aurora estamos en pie; pretendemos ir á dormir á San J u:tn de Acre, y nos anuncian diez hora3 de mar­cha; hay, pu s, que calcular la jornada de modo de llegar antes de que anochezca. Ya :í punto de montar damos las gracias al Obispo Atanasia. M. Farzialla, que conoce las costumbres del país, noa aconseja que le paguemos la hospitalidad con un backclticlz, y cierto que no se nos habría ocurrido nunca que se pudiera dar á un Obispo la gratificación que en Francia se da á l0s criados de la casa en donde uno se hospeda. Uno de n osotros, al cambiar con Monsefior un apre­tón de m anos, dejó en las de éste unas monedas de plata, que él acept6 con amable sonrisa. Yo me propuse no olvidarme de él, y lo compruebo. Son las siete de la mañana cuando salímos ele Tiro por la puerta por donde en trámos. Tiro no tiene más que una puerta. Pasámos de­lante de la fuente que provee de agua á toda la ciudad; son las muje­res y las muchachas las que van á buscarla, en enormes cántaros de forma antigua, que llevan sobre la cabeza con la mayor facilidad. Poco más ó menos á una hon de distancia de Sour, nuestro guía nos separa un instante de la ribera para hacernos visitar los pozos de Sa­lomón, que hoy llaman Ras-ei-Ain. Estos pozos, tan afamados en Oriente, son en número de tres, de diferentes tamaños, y forman como una aldcíta en medio de una lla­nura de asombrosa fertilidad, la cual obsequió por testamento Reschid­pachá al Sultán Abdul-Medjid. Desde lejos se les tomaría por hlocklu11u (fortines), según la masa de tierra que las rodea y la obra de calicanto que forma su boca; pero cuando, después de trepar por pocos instan­tes, se llegue al nivel de ellos, uno se pregunta cuál fue la raza de gi­gantes q e ha podido c oncebir y abrir semejantes pozos artesianos. El más grande de los tres tiene catorce metros de diámetro; el más pe­queño no tiene menos de nueve; y el agua que por allí sube, poco más 6 menos quince metros sobre el nivel del mar, del cual la separan Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 312 BOLETíN 1\llLrl'.A.R apenas pocos metros, es la más limpia y la más agradable que se en­cuentra en esta comarca: se escapa del inmenso depósito por un canal que va hasta los molinos que la rodean, cuya sola potencia motora ejerce, y en seguida va á perderse en el mar, sin que nadie la apro­veche. Salomón, al cual se atribuye esta obra admirable de la antigüedad, la llevó á cabo sólo por proporcionar agua á la ciudad de Tiro, cambio de buenos procederes con el Rey de Tiro, Hiram, que le procuró, según afirman, la madera y los obreros necesarios para la construcción del templo de Jerusalén; y todavía existen las huellas del grande acueduc­to que llevaba las aguas á la ciudad; pero todo esto no es más que rui­nas, y no es el Gobierno turco el llamado á cambiar tal estado de cosas. Allf, más que en ninguna otra parte, nos hizo impresión la incuria y la degradación del poder otomano, que todo lo deja á la ca"ua!idad, á la Providencia, y se entrega ¡{ un abandono tan grande, que su caída sería un beneficio para la tierra no menos que para los habitantes. Este país puede ~roducir todavía hoy, como en otro tiempo, pero no hay un brazo que acuda en ayuda de su fecundidad, y algunos millares de almas viven con trabajo en donde la agricultura bastaría para enrique­cer á millones de arrendatarios. Los egipcios comprendieron esto á maravilla, é hicieron loables esfuerzos por regenerar esta bella parte de Asia; pero el horizonte que ellos entreveían despertó los celos de J nglaterra, y 1840 pareció reno­var la maldición que pesa sobre este país. San Juan de Acre era en otro tiempo el centro de un gran pachalik egipcio, y á medida que nos aproximábamos allf, pudimos apreciar que su dominio en Siria no \,a­reció de grandeza; la casa de campo de Solimán-pachá, que se libertó después de 18 I 5, tiene todo el lujo artístico de Europa: jardines in­gleses, kioscos, parque adornado de estatuas: todo esto á algunos pasos del mar, ~ no es una concepción digna de los potentados de Francia ? Un poco más lejos damos con un bello acueducto de seis kilómetros de largo, que el mismo Solimán construyó para proveer las fuentes pú­blicas de San Juan de Acre; algunas de estas arcadas tienen las propor­ciones del famoso acueducto de Marly; otras han desaparecido bajo la yedra, ó se ocultan detrás de las matas de naranjo: se siente que una civilización inteligente ha pasado por aquellos lugares, precedida por el estandarte de Francia. N os acercamos á los muros dentados de la ciudad, y podemos contar las troneras de la muralla. Nos detenemos, espontáneamente, á estas solas palabras de nuestro guía: "Aquí fue en donde acampó el ejército francés que llevó á cabo, en 1799, el sitio de San Juan de Acre; " y, 1 uégo, señalándonos con el dedo una eminen­cia en la extremidad de la llanura, 5iguió diciendo: "En aquel punto se levantaba la tienda del General en Jefe Bonaparte." Y hubiera po­dido agregar: "Allí fue en donde acamparon los cruzados que pusieron sitio á la antigua Tolorneo, de I 189 á 1 191 "; pero su ciencia histórica no iba tan lejos. ( C 01Jti11Utlrá) -. .. -- BOGOTA-lMPREN'I'A NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 78

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 79

Por: | Fecha: 14/12/1898

ANO Il Bogotá, Diciembre 14· de 1898 NUM. 79 --••+---- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de eJte periódico todoJ los Jefes y OjicialeJ tUl Ejército de fa República DE LA ARTILLERIA DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS (Continuación) La distancia á que debe estar la segunda posición prin­ctpal del enemigo depende de varias circunstancias; si la ca­ballería envuelve las dos alas á la vez, la artillería se encon­trará muy pronto con su frente cubierto, en cuyo caso no vale la pena de tomar una segunda posición; y para que no se encuentre mezclada y entorpeddos sus fuegos, deberá to­mar una posición intermedia ; el terreno podrá á veces exigir tener á la artillería muy lejos, y otras acercarla bas­tante, teniendo presente en este caso, que mientras más se acerquen al enemigo las baterías, más fuertes deben ser en caballería sus sostenes especiales ; por consiguiente, se dis­trae mucha parte de la fuerza que debe atacar el punto principal ; por regla general, no debe estar á menos de 1 ,ooo metros de la infantería y de 6oo de la caballería, pues el peligro á que se expone no está en relación con el mejor efecto que pueda esperar, colocándose á distancias menores que las dichas; las baterías deben estar siempre á unos 2 50 á 300 metros á retaguardia ó á sus flancos y fuera de la esfera de acción del choque de los escuadrones; esta distancia será tanto n1ás larga cuanto el enemigo deje aproximarse más á nu_estra caballería. Al principio del fuego es indispensable regular el tiro Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 314 BOLETÍN MILITAR sobre varios puntos del terreno situados entre nuestra ca­ballería y la enemiga, puntos por Jos cuales debe pasar ésta. Si por medio de una maniobra pronta y rápida nues­tra artillería puede cañonear las tropas enemigas con un fuego oblicuo ó de flanco, no desperdiciará la ocasión de hacerlo avanzando un poco el ala exterior, siempre que esté garantida de un ataqu~ brusco de la caballería enemiga. . Es de todo punto necesario que el jefe de las baterías sepa con certeza, por medio del comandante en jefe de la división, el tiempo que tardará aún en dar su ataque prin­cipal, y el n1omento preciso de empezar éste, para poder sostener el fuego con la rapidez conveniente, y no perder, en su segunda posición principal, los minutos que tan pre­ciosos son en casos semejantes. En el momento del choque de Jos escuadrones todo el fuego de la artillería se dirigirá contra el del adversario, si las últimas líneas ó reservas del enemigo no se ven con claridad, desde la segunda posición principal, ó si no hay temor de que el ala interior de nuestros escuadrones sea envuelta. Las baterías no deben perder de vista nunca que la carga de nuestra caballería puede no tener un éxito satis­factorio, por consiguiente deben estar dispuestas á proteger con un fuego vivo y eficaz la retirada de aquélla, y su re­organización á retaguardia. La artillería seguirá haciendo fuego desde su última posición mientras que el polvo ú otras circunstancias no le impidan ver el objeto principal que tiene que batir, ó si ve que, de larga distancia, la caballería enemiga se lanza al ataque sobre la nuéstra, porque entonces el punto de en­cuentro de los escuadrones estará más próxin1o á ella, y por lo tanto sus disparos serán más eficaces. Si la caballería se traslada al ala interior de la artillería, además de correr el riesgo de verse n1ezclada en el combate, su frente que­dará cubierto por subdivisiones n1ás ó menos grandes, y le impedirá por algún tiempo un uso conveniente de sus ca­ñones; pero si dichas subdivisiones se lanzaran al adversa­rio por retaguardia de dicha ala, para in1pedirle llevar á cabo un movimiento envolvente, no obrando absolutamen­te n1ás que para protegerla, entonces la artillería tiene libre · su frente y puede continuar haciendo fuego hasta el último Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 315 mon1ento contra la caballería enemiga, y aun hasta perse­guirla con sus granad as. En la generalidad de los casos se ha visto que la arti­llería á caballo, que no es arrastrada ni está confundida con la caballería en el combate, se halla enteramente en aptitud de rechazar ella sola, á pequeñas distancias, los movimien­tos envolventes de los escuadrones enemigos contra el ala interior. Si la segunda posición principal, por una circunstancia cualquiera, se ha tomado lejos relativamente del objeto del ataque, ó cuando por la disposición del terreno se hace di­fícil la puntería, ó no se pueden observar bien los disparos, á causa del poi vo, ó cuando la caballería se precipita por el ala interior para atacar al enemigo por un flanco, con1o se ha dicho anteriormente ; y, en general, cuando la arti­llería comprenda que por cualquier accidente, sea el que fuera, ha de tener su fuego suspendido en un período de tiempo más ó menos largo, pondrá á vanguardia sus arn1o­nes, y estará formada en línea, pronta á acudir con rapidez al punto en que sus fuegos se hagan necesarios en el con1- bate, en un momento ulterior. Las prin1eras reservas del enemigo que aparezcan serán los primeros objetos que Ia artillería batirá en este período del combate, lo n1ismo que las últimas líneas del adversario, si trasladándose á una posición ventajosa pueden ser vistas, y no corren riesgo las baterías de ser envueltas por Ja caballería, ni estorbar sus movimientos. Si la caballería enemiga tratara de en vol ver un ala interior de la nuéstra, y la artillería á caballo puede impedirlo con fuegos de flanco desde una posición n1ás á vanguardia, se trasladari á ella al escape, desde donde rom­perá un fuego muy vivo contra el enemigo, considerando dicha posición como la segunda principal, y conduciéndose en un todo en ella como está prescrito, á no ser que por circunstancias especiales la impidieran permanecer en ella por mucho tiempo; en cuyo caso volverá á tomar la ante­riormente abandonada, ó un punto intermedio, allí donde su efecto útil sea el mayor; pero nunca se colocará á reta­guardia de la tercera línea de su caballería, con el objeto de no perder jamás la ligazón con ella, y poder tomar par­te, con más prontitud, en la persecución, ó de sostener con más eficacia la retirada en caso necesario. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 316 BOLETÍN MILITAR Tan pronto como el enenügo inicie ésta, la artillería avanzará, al aire más vivo que pueda, á vanguardia de una de las alas de sus escuadrones para tomar una posición ven­tajosa, desde la cual contribuya con su fuego á aun1entar el éxito del ataque, y decida al adversario á. declararse en abierta retirada ; esta posición debe ser tal, que la caballe­ría que persigue no sea molestada por sus propios cañones, y puedan distinguirse perfectamente los amigos de los enemigos ; si se sabe que el enemigo en su huída ha de pasar por un desfiladero ó por can1inos de antemano cono­cidos, procuren las baterías estar en actitud de enfilar di­chas localidades. Si por el contrario, nuestra caballería es la que tiene que emprender la retirada, la artillería juega entonces el principal papel, y ningún movimiento debe emprenderse sin su inmediata protección. La!:> baterías se colocarán en el eje fijo, al rededor del cual la caballer;a opondrá la ma­yor resistencia en sus n1ovimientos retrógrados, cubriendo éstos con un fuego muy vivo, bajo la protección de las reservas de que aún se disponga, y procurando por todos los medios posibles coger al enemigo con fuegos oblícuos y de ílanco; esto favorecerá n1ucho y a y u dará á la reunión de las tropas dispersas, y aun quizá pueda esto servir para restablecer el combate, para cuyo efecto los escuadronts no desperdiciarán la ocasión de tomar la ofensiva en el momen.to oportuno. Los movin1ientos en retirada se harán siempre por escalones, á fin de que el fuego de las piezas nunca se vea interrumpido. En el caso de que en la reti­rada haya de pasar un desfiladero ó un obstáculo cualquie­ra, la artilJería lo franqueará sucesivamente al aire más vivo que el terreno y circunstancias lo permitan, y ton1ará posiciones al otro lado de él, para con sus fuegos flan­quean tes detener la persecución del enen1igo todo el mayor tiempo posible, y facilitar á nuestra caballería el paso. Cuando la persecución sea den1asiado violenta y no se pue­da detenerla algún tanto, ó que por las disposiciones del terreno la artillería no pueda obrar eficazmente desde el otro lado, se colocarán las baterías delante del desfiladero para proteger el paso de los escuadrones, aun cuando se pierdan las piezas, con tal de que den el tiempo suficiente para ponerse en salvo las demás tropas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 317 De todo lo que precede se deduce la marcha metódica del con1bate de la artillería en un ataque decisivo de la caballería ; pero no deja de haber excepciones, por ejem­plo : si el enemigo no posee artillería, ó si el terreno ó la negligencia del adversario permitiera ~.proximarse á cu­bierto á distancias n1enores, una sola posición para las ba­terías es con frecuencia bastante para decidir al enemigo á declararse en retirada ; peco esta posición única debe ser tal que asegure su eficacia durante el mayor tien1po posi­ble, y que puedan todas las baterías, en general, estar reu­nidas. Cuando un cuerpo de ejército ó división de infantería con caballería ó sin ella, tiene la misión de mantenerse ex­clusivamente á la defensiva, el papel que desempeña la artillería en la generalidad de Jos casos, es el de arma prin­cipal. Por lo tanto, para venir en conocimiento de su em­pleo en el campo de batalla, en los casos en que las tropas á quienes va anexa no pueden tomar la iniciativa, es nece­sario recurrir al capítulo que trata " De la artillería como arma principal en las batallas defensivas." Sin embargo, como caso particular en que la mencio­nada arma desempeña un papel puramente auxiliar, estu­diaremos aquél en que un ejército ó fracción de él se vea precisado á tomar la defensiva, sin considerar á ésta nunca en absoluto, por los graves perjuicios é inconvenientes que ocasiona el que una fuerza cualquiera se sostenga en una actitud pasiva, y se limite á defender el terreno que pisa ; antes al contrario, debe aprovechar, siempre que la ocasión se le presente, cualquiera circunstancia del curso del com­bate, para tomar la ofensiva y alejar de sí al enemigo. Como ejemplo de esto trataremos el caso en que se trate de impedir la conquista y paso de un desfiladero que está á retaguardia de las tropas que lo han de verificar. En dos partes se divide esta operación : r.e, no pern1itir que el enen1igo se apodere de la entrada de él, y como con­secuencia natural del don1inio de todo el obstáculo; y 2.a, no dejar al que ataca, por todos los n1edios posibles, que desemboque por el . desfiladero, y siga su marcha de­jándolo á retaguardia. (Continuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 318 DOLETÍN 1\HLITAR NOTAS PARA UN PROGRAMA DE INSTRUCCION PARA LA INFANTERÍA DE I,ÍNEA (De El Porvntir Militar de Buenos Aires) Es notoria la importancia que tiene el método en la instruc­ción. Es muy sabido también la indiscutible ventaja de que las tropas de las tres armzs, entre sí, se encuentren siempre sobre el mismo pie de instrucción. No es concebible, pues, que haya ven­taja alguna en que una ó varias compañías, escuadrones ó baterías de un cuerpo difieran en la instrucción, táctica, etc., y mucho me­nos, tampoco, que los cuerpos de una misma arma difieran unos de otros en sus maneras de maniobrar, marchar, vigilar y combatir. En nuestro ejército ocurre que unos cuerpos trabajan mucho más y mejor que otros de la misma arma. Este enorme mal tiene, en nuestra opinión, dos causas: la primera es la falta de método uniforme y constante en la instrucción individual y colectiva; y la segunda es que mientras unos cuerpos permanecen tternamente en guarnición en ciudades, otros lo están en campaña, ó continua­mente de un punto á otro. Lo cual significa, de modo claro, que en nuestro ejército, y en materia de instrucción, los extremos se tocan. Siendo la infantería de mecanismo menos complicado que las otras armas, nos parece más conveniente dar principio á un ligero examen de lo que á esta arma pudiera servir de programa. Dividiremos el año de instrucción en once meses, para que los cuerpos puedan repetir algunas asignaturas dos ó tres meses en el transcurso del año; y para que otros cuerpos que no hayan po­dido, según los programas, por su orden, puedan hacerlo por lo me­nos una vez. La instrucción que comprenden los programas será : para clases, para soldados y colectiva, más ó menos en la siguiente forma: FR.OGR..AJ\.1:.A.. FEBRERO Para sargentos y cabos: teoría y práctica del tiro al blanco, meca­nismo del fusil: su conocimiento, armarlo, desarmarlo, y procedimien­tos para su conservación. Natación. Para soldados: práctica del tiro al blanco, conocimiento del me- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 319 canismo y procedimiento para su limpieza y conservación ; tiro al blanco. Natación. Colectiva: tiro al blanco. Natación. MARZO Para sargentos y cabos: obligaciones del soldado y clases, teoría del aervicio de seguridad en plaza, campamento y marcha. Natación. Para soldados: obligaciones de los mismos y teoría del servicio de seguridad en plaza, campamento y marcha. Natación. Colectiva: prácticas del servivio de seguridad en plaza 6 campa­mento y marcha. ABRIL Para sargentos y cabos: táctica elemental, telegrafía y gimnasia. Para Jaldados: lectura, escritura, dictado y g\mnasia. Colectiva: táctica elemental. MAYO Para 1argentos y ca boJ: prácticas de la elección de po&iciones, te­legrafía y gimnasia. Para soldados: : lectura, escritura, dictado y gimnasia. Colectiva: práctica de la elección de posiciones. JUNIO Para sargentoi y cabos: nociones te6ricas de exploración, esgrima, telegrafía y leyes penales. Para soldados: leyes penales, historia nacional, caligrafía y es­grima. Colectiva: prácticas de la exploración. JULIO Para sargentos y cahos: teoría de las marchas de guerra y fuegos, aritmética práctica y de geometría, dibujo lineal, esgrima y leyes pe­nales. Para s()/dados: nociones generales de aritmética práctica y de geo­metría elemental, leyes penales, esgrima. Colectifla: marchas de guerra y fuegos. AGOSTO Para sargentos y cabos: nociones teóricas y prácticas sobre recono­cimientos en general, croquis y orientación, de geografía nacional y países limítrofes, gimnasia y esgrima. Para s?ldadoJ: nociones generales de g~ografía é historia nacional. Colectiva: prácticas de los reconocimientos en general. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 320 BOLETÍN MILIT A.R SEPTIEMBRE Para sargentos y cabos: tácüca elemental, telegrafía, gimnasia y esgrin1a, nociones teórico-prácticas de aritmética y geometría prácticas, ídem de fortificación pasajera. Para soldados: nociones de aritmética y geometría, de fortificación pasajera, gimnasia y esgrima. Colectiva: táctica elemental y fuegos. OCTUBRE Para sargentos y cabos: nociones teórico-prácticas de fortificación pasajera, de elección de posiciones, de reconocimientos y exploraciones. ·. Para soldados: nociones prácticas de fortificación pasajera, de elección de posiciones y reconocimientos. Colectiva: prácticas ele la elección de posiciones, exploraciones, reconocimientos y servicio de seguridad en general y natación. NOVIEMBRE Para illrgentos y cabos: nociones sobre fortificación pasajera y mi­nas, de historia nacional y leyes de la guerra. Para soldados: nociones prácticas de fortificación pasajera, lectura de hechos heroicos, leyes de la guerra, natación. Colectiva: prácticas de la elección de posiciones y de la fortifica­ción de campaña. DICIEMBRE Para sargentos y cahos: prevenciones generales sobre los simulacros de combate, aprovisionamiento de municiones, es~.:olta y conducción de convoyes, ambulancias y heridos. Colectiva: simulacro de combate por dos secciones, compañías y medios batallones. Es indudable que á primera vista este programa, en su parte teórica, es impracticable é innecesario, pero no hay que olvidar ~ue dicha instrucción teórica es puramente constituída por nociones elementales que no sólo son fáciles de enseñar al soldado de más modesta inteligencia, sino que son indispensables para el desarrollo mismo de sus facultades intelectuales, y de los conocimientos y prácticas á que concurrirá en el curso de la instrucción. La instrucción de este programa está arreglada para tres ca­tegorías: clases, soldados y unidades, y sería muy posible que al ponerse en ·práctica el programa de instrucción, se ocasionasen in­terrupciones por la falta de fijación de días y horas para cada pun­to de la enseñanza. Convendría, en consecuencia, que tanto la instrucción de las clases como la de los soldados fuera diaria du- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 321 rante las horas hábiles de instrucción, y la colectiva se verificase en la última semana de cada mes. Sería ineficaz el fijar de una manera general para todos los cuerpos, el horario minucioso que se debe encuadrar en las horas comprendidas desde la diana hasta la retreta, pues b situación dis­tinta de muchos cuerpos imposibilitaría su igual observancia. Cada cuerpo podría dar cumplimiento al programa á la hora más opor­tuna, según su situación y medios de enseñanza. Y con el objeto de ir subsanando paulatinamente las deficiencias que se notaren en los programas, los cuerpos deberían elevar á la superioridad tri­mestralmente, en un informe, las deficiencias que notaren y las mejoras que creyeren útiles introducir. Los cuerpos podrían informar también, mensualmente, cuan­do no hubiesen podido cumplir alguno de los puntos del programa, explica.ndo las causas, para que la superioridad los tenga presente. Del mismo modo, cuando por haberse pasado uno ó dos meses sin la instrucción correspondiente, el jefe del cuerpo puede dar cuenta de lo demás que convenga al cuerpo, según la situación en que éste se halle. En las prácticas sobre el terreno, siempre que las efectúen secciones ó compúíías separadas, ó el batallón, es conveniente que al terminar una maniobra ú operación, los comandantes de las uni­dades indicadas, reúnan á sus subalternos para formular de viva voz, y si es posible ante un croquis ó plano, la crítica de lo que se haya efectuado y de confor·midad á los principios, reglas, órdenes y demás circunstancias que concurren en la realización de una ope­ración ó maniobra. De esta crítica se formará una relación verí­dica y lacónica, y será elevada al superior respectivo al terminar el día de ejercicios. La crítica de ]o que se verifica en el terreno por las tropas, enseña á corregir los errores y fortifica el criterio de los que tienen que desempeñar una misión al mando de tropas, acostumbrando á los oficiales á que se sirvan siempre de los preceptos establecidos para cada caso, y actúen con verdadera convicción en cualquier circunstancia. U no de los casos que pueden llegar á retardar la eficacia del programa de instrucción, es la falta de textos adecuados para el desarrollo teórico de los conocimientos. Pero teniendo el Estado Mayor, como los cuerpos de ejército, un crecido número de ofi­ciales ilustrados y estudiosos, no sería difícil formar una comisión que se encargara de redactar los textos, entresacando lo que fuese más adecuado al género de instrucción de los programas, tomados de los mejores tratadistas militares. Es indudable que en los prin­cipios no se podría obtener un texto adecuado completamente, pero mediante el transcurso de la instrucción se iría mejorando, hasta llegar á lo conveniente. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 322 BOLETÍN MILITAR Lo que dejamos sumariamente sentado como lineamientos de un programa de instrucción, comprende el conocimiento teórico­práctico de los usos y procedimientos de que las tropas deben estar bien poseídas en ca~paña, y sin cuyas rigurosas condiciones, las operaciones se efectúan siempre con incertidumbre y falta de reso­lución. Así, pues, las evtJ/uciones tácticas, los fuegos, la fortificación, el servicio de seguridad, los reconocimientos, las marchas de guerra, la elección de posiciones y los simulacros de combate, constituyen el plan general de la instrucción que comprende el programa que supone­mos indispensable para la infantería. Habrá indudablemente deta­lles de más ó de menos, pero la observación y el estudio se encar­garían muy pronto de encarrilar las prescripciones del programa dentro de las verdaderas exigencias de una instrucción militar con­creta y suficiente. Teniendo en cuenta que la permanencia del soldado en las filas del servicio activo es de corta duración, y que dentro de muy poco quizá se haga efectivo el servicio obligatorio por un año, he mos distribuído en once meses la totalidad de los conocimientos teórico-prácticos del programa. Así, pues, los soldados que perma­nezcan solamente un año en las filas saldrían con una noción ge­neral del servicio que desempeñen en campaña. Y es lógico dedu­cir que los soldados que permanezcan más de un año ó más años en el servicio, repetirán provechosamente la misma instru~ción con la~ reformas y ventajas sucesivas. Distribuyendo la enseñanza por meses, se tiene la gran ven­taja de que tanto la tropa como los oficiales encargados de ins­truírlos, se dedican especialmente á cierto número de cuestio­nes durante veinticinco ó treinta días. Esos oficiales tienen así trazada de antemano la norma de sus procedimientos ; y en sus estudios, comprobaciones, experiencias y discusiones técnicas en el terreno, uniforman sus ideas sobre la misión que tienen á su cargo. Algunos puntos de la instrucción que comprende este pro­grama merecen algunas observaciones que expliquen su objeto. No hay para qué repetir la importancia que tienen para el desarrollo físico y el carácter del soldado, la natación, la gimnasia )' la esgrima. La natación no solamente es provechosa para la salud é higiene del soldado, sino que á falta de elementos por el pase de una corriente de agua más ó menos considerable, y como ocurre ordinariamente en campaña, á las pequeñas partidas de tropa~, ó en ocasiones á los cuerpos mismos, no hay peligro de que unas veces también por rigurosas exigencias del servicio ó comi­sión, perezca la tropa como ha sucedido muchos veces, por peligro de una situación crítica, ó por impericia ó negligencia. Hay que tener presente, además, que nuestras dilatadas regiones están cru­zadas por innumerables corrientes de agua de toda magnitud, ó que son pocos ó inadecuados muchas veces los medios de que se dispone en la costa de los ríos para el paso de tropas y convoyes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 323 No deberá olvidarse, pues, que á nuestro soldado, de cualquier arma que sea, le es tan indispensable saber nadar, como le es tirar al blanco con la mayor certeza posible. La gimnasia, desarrollando las fuerzas y dando mayor agi­lidad al cuerpo, y la esgrima dando mayor destreza y confianza al soldado, constituyen con la natación la instrucción individual que mayormente acrecienta las aptitudes del soldado para soportar las fatigas de la guerra. Particularmente, la esgrima es indispensable en nuestro soldado, pues por razones de temperamento, de hábitos y costumbres, como porque los fuegos, en la medida prevista por la teoría, no serán de efecto suficiente para combatir y desalojar al enemigo, se impone la necesidad de que el soldado se habitúe al manejo del arma blanca. Sería práctico quizás que antes de en­señarse la esbrima con rifle se principiase con la esgrima de armas cortas, y aun el visteo mismo. N u estro paisano, en general, y los orilleros de ciudades y pueblos importantes son esgrimistas consu­mados al arma corta, y en los cuerpos desarrollarían ventajosa­mente esas propiedades características. No serán pocos los que objeten esta proposición nuéstra, de introducir en un programa de instrucción militar la esgrima que ordinariamente se le llama criolla ; pues aparentemente desdice de la forma rutinaria, y á la europea de la enseñanza de la esgrima militar. Pero se desvir­tuará esa objeción recordando que hay juegos atléticos de agilidad y destreza que son muy comunes entre los ingleses y los norte­americanos, '-lue tienen gran analogía con la enseñanza individual que aconsejamos. No hay que olvidar tampoco que la superioridad é instintos aventureros del argentino sobre el extranjero se debe á esa costumbre nacional, que no desaparecerá quizás, no obstante el rápido crecimiento de nuestra población, progreso y cult,rra. Hay dos cuestiones importantísimas que se hallan muy des­cuidadas en nuestra instrucción militar. Ellas son la práctica de la elección de posiciones y la de los simulacros de combate. Son estas dos enseñanzas prácticas sobre el terreno, dos problemas complejos y que comprenden infinidad de soluciones. Si para un soldado, y hasta para un oficial subalterno, la elec­ción de una posición no es cuestión complicada, puesto que la li­bertad de acción de esas jerarquías es muy limitada, no lo es para un capitán ó jefe cuya libertad de acción y responsabilidades están siempre en relación con el número de fuerza que ordinariamente comandan, y con la misión que desempeñan en un combate. La elección de una posición, y de la oportunidad de operar dentro ó fuera de aquélla, no son cosas que se improvisan prove­chosamente, como es muy sabido. La historia militar pone de ma­nifiesto palmariamente cuántos triunfos y derrotas han ocurrido puramente por la buena y mala elección, respectivamente, de una posición; como asimismo indica el error en que se ha incurrido al tomar, sostener ó abandonar á destiempo una posición. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 324 BOLETÍN MILITAR No es menos complicado é indispensable el simulacro de com­bate, verdadera balanza donde se pesa y aquilata cuanto se tiene y se sabe del arte de la guerra. Un verdadero simulacro es más un caso de estudio concienzudo de la potencia militar que una opor­tunidad de falsa y vanidosa victoria, como se cree muchas veces. Nadie ignora el objeto de un simulacro de combate, y solamente recordamos este punto por seguir el desarrollo de nuestras obser­vaciones sobre el programa que estudiamos. La enseñanza de la fortificación pasajera no es de desdeñarse tampoco, pues hay que recordar que dicho recurso de combate tie­ne sus grandes ventajas y desventajas, de las que también instruye copiosctmente la historia. Baste recordar que no todos los tratadis­tas militares están de acuerdo sobre el efecto moral que ejerc(' en el soldado, según la posición que ocupe, y la misión que en e1la desempeñe, la orden de abandonar los reparos y de avanzar sobre el enemigo bajo las fuerzas de la artillería é infantería del último. Todas las cuestiones prácticas y de doctrina, que fluyen de la en­señanza de la fortificación, merecen á nuestro juicio que se las tenga seriamente en cuenta, para no caer después en preocupacio­nes y errores, que se aumentan siempre con las improvisaciones que surgen del contacto inmediato con el enemigo, ó por peligro más ó menos próximo. Otra cuestión que merece atención constante es la educación moral del soldado, levantando su espíritu militar por medio del co­nocimiento de nuestra historia militar. No tememos equivocarnos si afirmamos que apenas el cinco por ciento del personal de twpa de nuestros cuerpos de línea, saben qué es nación, patria, libertad, independencia, gobierno, autoridad, etc., qui énes son ;' qué hicieron San Martín, Belgrano, Lavalle, Moreno, Rivadavia y demzs gue­rreros y patricios de nuestra historia; qué es Chaca buco, Maipo, Ituzaingó, Caceros, Tuyuty y cien batallas más. Ignora también la historia de su batallón ó regimiento, y los hechos de armas he­roicos, en los que sobresalen innumerables valientes cuyas hazañas no solamente dan á comprender los antecedentes gloriosos de nues­tras armas, sino que enseñan y alientan hasta á los espíritus más egoístas, incrédulos ó desanimados, les inspiran en el valor, los sacrificios y la lealtad de sus históricos soldados. El soldado, leyendo ú oyendo leer nuestra historia, y sobre todo la parte militar que ella consigna, comprende con su natural inteligencia, y mejor que de cualquiera otra manera, cuánta es la magnitud de su misión como guardián exclusivo del orden públi­co, la soberanía y las glorias de la nación. Sería muy edificante para el espíritu del soldado el que en las cuadras y corredores de )os cuarteles hubiese cuadros representan­do episodios de nuestra historia ntilitar, corno, por ejemplo, el acto en que el propio batallón ó regimiento lleva una carga, victoriosa­mente, quita al enemigo una trinchera, posición ó pertrechos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 325 Pero si todo lo que antecede es razonable que se dé á cono­cer á la tropa, se dirá: ¿Pero qué importancia puede tener para un modesto soldado, cuál es la población, las ciudades más importan­tes, las montañas, ríos, extensión, etc., de la República Argentina y sus limítrofes? Debe recordarse, aunque con pesar, que hay no pocos hijos de provincias importantes que no saben dónde está la República á que pertenecen ; ó gue piensan que su provincia ó departamento es un estado independiente. Ponemos punto final por ahora á los ligeros apuntes que an­teceden, y los entregamos á la ilustrada consideración de nuestros camaradas, para gue se formen cabal criterio de lo que dejamos expuesto, y para que los que entienden la materia mejor que nos­otros, la encuadren, amplíen y difieran con arreglo á las verdaderas necesidades de la reina de las batallas. Conste, por otra parte, que no hemos caído en la creencia inocente y vanidosa de que formu­lamos un programa de instrucción, sino que entregamos sincera­mente una idea, para que ésta adquiera su verdadera forma y mag­nitud en su verdadero terreno. F. VILLAMAYOR INFORlVlACIONES PARA EL EJÉRCITO EL ARJ.!Al\IENTO MODERNO Efectos mortíJeros del fusil inglés-La infantería inglesa aca­ba de abandonar el fusil Martini para adoptar el fusil Lee-Met­ford, de calibre de 7.70 mm., que arroja una bala de 13.80 gra­mos con una velocidad inicial de 575 metros. Los datos sobre los efectos de esta arma proceden en primer lugar de la expedición de Chitral emprendida en 1895. Los oficiales ingleses han comprobado con frecuencia que los hombres heridos por las balas del fusil Lee-Metford no caían. Los indígenas designaban comúnmente á esta arma con el nom­bre de }usil de niño, tanto á causa de sus dimensiones como por­que no les inspiraba temor alguno. En el combate de Malakan un indígena fue herido por seis balas en el tobillo, en la rodilla, en los riñones y en la cabeza. Esta últim~ herida fue producida por una bala que, entrando por la nuca, salió por la boca, después de haber roto varios dientes. Este indígena tuvo bastante fuerza para presentarse él mismo á la ambulancia inglesa, donde fue cuidado y donde curó en poco tiempo. Los médicos agregados á la expedición pudieron observar que lesiones muy graves no ocasionaban la caída de los heridos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 326 BOLETÍN MILITAR los que conseguían caminar y aun combatir cierto tiempo después de haber sido heridos. Durante la expedición del filibustero J ameson en el Trans­vaal en 1896, los heridos de los dos campos fueron recogidos en el hospital de Krugendorp. Los médicos constataron que las he­ridas producidas por los pequeños calibres eran muy limpias; la herida, de entrada muy pequeña, se cerraba por sí misma, y la hemorragia, causa principal del debilitamiento del herido, era casi insignificante. U no de los heridos de Krugendorp tenía los pul­mones atravesados ; fue curado después de algunos días de trata­miento. Estos informes no dejan de inquietar á la opinión en Ingla­terra. Según los artículos de varios diarios, parece exacto que se reconoce que el nuevo fusil es menos mortífero que el Martini, abandonado recientemente. El coronel Slade, antiguo director de la escuela de tiro de Hilhe, que fue uno de los promotores del fusil Lee-Metford, es atacado violentamente por la prensa inglesa, y su defensa parece bastante débil. Por otra parte, se trata actualmente de remediar esa insuficiencia del uuevo fusil, modificando el proyectil de ma­nera de hacerlo más mortífero. La solución de esta cuestión parece, a priori, muy complica­da. Estando resuelto el calibre, el aumento del peso del proyectil no puede obtenerse sino por el alargamiento, ya que la materia no puede variar sensiblemente. Un alargamiento del proyectil aumenta las presiones interiores en el cañ6n, en proporciones ta­les, que es dudoso que esta solución sea practicable. Efectos mortíferos de/fusil italiano-El fusil italiano, mode­lo 1891, lleva el nombre de Parravicino-Cárcano, es de calibre de 6.5 mm., su proyectil pesa 10.45 gramos, es arrojado con una ve­locidad inicial de 71 o metros más ó menos. No podría afirmarse que este nuevo fusil fue una de las cau­sas del fracaso de la campaña de Abisinia. Sin embargo, ante las observaciones hechas sobre las armas de pequeño calibre en gene­ral, y particularmente sobre el fusil inglés citado más arriba, es permitido preguntarse si el arrojo de las tropas de Menelik no hubiese sido quebrado por los fuegos producidos por el Verteli, que hace poco fue abandonado por los italianos. Los efectos mor­tíferos del fusil Cárcano no parecen ser más temibles que los del fusil inglés. El coronel italiano N uva, que durante algún tiempo fue prisionero de los abisinios, pudo observar numerosos heridos du­rante su cautividad. Notó que todas las heridas que no interesa­ban órganos vitales, se asemejaban á simples cedales, y curaban con gran rap~dez. ~n consecuencia, opinaba que el nuevo arma­mento de la infantería italiana parece mucho menos mortífero que el antiguo. Refiere que los abisinios han da~o por nombre al Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN lliLITAR 327 í usil italiano, El fusil que no mata. La palabra merece ser conser­vada, y es ciertamente la vez primera que una arma de guerra ha sido calificada de esta manera. Un oficial del ejército de Menelik, llegado recientemente á Europa, testigo ocular de los diferentes combates de esa campaña, emitió una opinión enteramente conforme á la del coronel N uva, respecto del efecto mortífero de las armas de diferentes calibres. Comparando las pérdidas de las dos partes, en la batalla de Abba-Garima, aprecia que los italianos han tenido 14,000 muer­tos más ó menos, y muy pocos heridos, mientras que los abisinios, según él, no tuvieron más que 4,6oo muertos y .un número poco considerable de hombres heridos levemente. En consecuencia opi­na que el nuevo fusil italiano no debe inspirar temor alguno, mientras que el Verteli y el Gras han producido á su vista efectos aterradores. El hombre herido por un ?royectil de estas últimas armas, recibe un choque violento, salta algunas veces sobre sí mismo y cae en seguida con una herida atroz. Efectos mortíferoi del fusil japonés-Los japoneses, en su cam­paña contra la China, estaban armados de fusiles Mourata, de dos modelos distintos. U na de estas armas era á repetición y del calibre de 8 mm., siendo análogo el proyectil al de! fusil Lebel. Un oficial americano del ejército de los Estados U nidos, durante su permanencia en Tie-' rsin visitó y examinó varias ve­ces á los heridos chinos en tratamiento en el hospital de esa ciu­dad. U nos 30 de ellos habían sido heridos por proyectiles de pe­queño calibre. Los heridos tenían orificios de entrada y de salida extrema­damente pequeños, eran limpios y curaron con mucha rapidez. Según la opinión del médico inglés que atendía á esos heridos, nueve sobre diez hubieran sido muertos en el acto, si hubiesen sido heridos por las antiguas balas de plomo de calibre de 10 á 11 mm. Efectos del fusil belga (experimentos del polígono)-La Comi­sión de estudios del ejército español, encargada de determinar el mejor modelo de armas que debía adoptarse para la infantería, fue llamada á experimentar, en 1893, en el campamento de Cara­banchel, el fusil Mauser, adoptado por Bélgica en 1889. Esta arma es de calibre de 7.65 mm., arroja una bala de 14 gramos, más ó menos, con una velocidad inicial de 605 metros. La Comisión española hizo hacer disparos á 2,ooo metros sobre un caballo y 5 mulas vivas. Estos st>is animales recibieron heridas que presentaban gran gravedad. Sólo dos murieron, uno después de 15 minutos, otro después de 25. Este experimento no se cita sino á título de simple inform~, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 328 BOLETÍN MILITAR pues las indicaciones suministradas son demt:~.siado incompletas para poder formar opinión de una manera cierta. Además, los efec­tos producidos á 2,ooo metros no tienen sino un interés muy relativo. La infantería rumana está armada con el fusil Mannlicher, modelo 189r. Esta arma es de calibre de 6.5 mm., y arroja un proyectil de IO gramos con una velocidad inicial de 745 metros. La Comisión rumana encargada de probar ese fusil hizo efec­tuar disparos á 1,400 metros sobre caballos vivos. El examen de las heridas producidas permitió comprobar que las fracturas de los huesos y las lesiones de )as arterias afectaban una gran gravedad, pero las heridas en las partes blandas fueron reconocidas muy leves, mucho menos graves que aquellas que hubieran sido producidas por balas de calibre mediano. Estas heridas hubif'ran sido en ab­soluto ineficaces para detener bruscamente á caballos lanzados á galope tendido ó en una carga de caballería, por ejemplo. .. . EN EL EJERCITO Por decreto de 5 del mes actual el Poder Ejecutivo dictó las siguientes providencias : Aceptó la excusa del General Daniel E. Pardo C. para servir el puesto de Jefe de Estado Mayor de la 3·" División, y nombró en su reemplazo al General graduado Mario Guzmán. Destinó al Coronel Enrique Hoyos F., que servía en el ba­tallón Junín número 9 como primer Jefe, para el mismo puesto en el Bomboná número 15, en vacante que queda por la promoción del General Guzmán. Llamó al servicio activo al Coronel Alcides Arzayús y lo destinó como primer Jefe del batallón ]unín. Nombró al Sargento Mayor Arturo Moya Comandante del medio batallón f/alencey. Por decreto de fecha 6 del presente restableció los puestos de Capellanes de las guarniciones de Cartagena y Barranquilla, y nombró para desempeñarlos á los señores Presbíteros Carmelo Percy y Carlos Valiente. Por decreto de fecha 7 declaró insubsistente el nombramiento hecho en el Subteniente Román Castillo para servir en la 4·" Compañía del batallón Sucre número 7, por haberlo reclamado el Juez 3·0 del Circuito de Barranquilla, en donde se le sigue juicio por delito de heridas. Destinó al Capitán Manuel París R., Ayudante Mayor del batallón Bárbula, al Estado Mayor de la r.a División, como pri­mer Adjunto, en vez del Capitán José María Rosillo, quien pasa á ocupar el puesto primeramente citado. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 79

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 80

Por: | Fecha: 21/12/1898

ANO 11 Bogotá, Diciembre ~ 1 de 1898 NUM. 8o ORGANO DEL MJ:NISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO ---·--- Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores 7Jatos dente periódico todos los Jefes y Oficiales tU! Ejército de la República MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NÚMERO 276 DE 1898 (17 DE NOVIEMBRE) por el cual ae eleva el efectivo le~11l del Batallón l. 0 de Artillería El Presidente de la República CONSIDERANDO: 1.0 Qye el D .... creto nún1ero 14 de 23 de Agosto de I 898, reorgánico del Ejército, asigna sólo 86 plazas á cada batería del Batallón 1. 0 de /lrtillería ; 2. 0 ~e conforme al artículo 14 del Código Militar, corresponde á cada batería de Artillería un efectivo de I 2 3 individuos de tropa; y 3· o Que á la plana n1ayor de un Batallón de Artille­ría corresponden I I individuos de tropa, de acuerdo con el artículo I 20 del citado Código, DECRETA: Artículo único. El Batallón I. o de Artillería constará en lo sucesivo de seis baterías con I 23 plazas cada una y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 330 BOLETÍN MILITAR once individuos de tropa de plana mayor, ó sea un total de 7 49 plazas. § ~eda reformado en estos términos el § I. 0 del ar­tículo 6.• del Decreto nún1ero 14 de 23 de Agosto de 1898, reorgánico del Ejército. Con1uníquese y publíquese. Dado en Anapoima, á 17 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, Noviembre I 8 de I 898. El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLIN A DECRE'l'O NÚMERO 277 DE 1898 (18 DE NOVIEMBRE) qu·.! señala la m anera como deb e practi car las visita s d e guarnitión el Inspector de la +·· División, y fija el luga r de su r es id encia El Presidente de fa R epública CONSIDERANDO; ~e el Decreto nún1ero 14, de 23 de Agosto últin1o reorgá.nico del Ejército, dispuso que Ja jurisdicción de Ja 4·· División comprendiese los Departamentos del Cauca y Antioquia; ~e el único Inspector señalado por dicho Decreto para esa División, ~iene que practicar, conforme al artí­culo I.0 del Decreto número 202 de r.9 de Junio de l896, visitas trimestrales en las fuerzas pertenecientes á la Di­visión, las cuales están situadas en Medellín, Manizales, Buga, Cali, Popayán y Pasto; ~e por causa de Ja larga extensión del territorio, no le es posible al Inspector practicar cada tres n1eses visitas en aquellas guarniciones, á tiempo que el plan de estrechas econon1Ías, introducido por la presente Adn1inistración, im­pide aun1entar el nún1ero de Inspectores militares; y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILITAR 331 ~e la extensa línea de guarniciones que correspon­de al Inspector recorrer cada tres meses, da lugar á valio­sas erogaciones con la liquidación de los pasaportes que á tal empleado y al Ayudante-Secretario habrían de expe­dírseles, DECRETA : Artículo único. El Inspector de la 4.~ División vtst tará cada seis meses todas las guarniciones de su dependen­cia, y tendrá 5U residencia en Buga, que es centro del te­rritorio de su jurisdicción. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, á I 8 de Noviembre de I 898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 20 de Noviembre de 1898. El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA DERETO NÚMERO 28o DE 1898 (24 DE NOVIEMBRE) por el cual ae eleva el Batallón Bomboná á cinco Compañías El Presidente de la República CONSIDERANDO : OEe las cuatro Compañías que componen el Batallón Bomboná son insuficientes para atender á la vigilancia de la frontera de Venezuela, sin perjuicio del buen servicio de la guarnición de Chinácota y Cúcuta, en donde se encuen­tra acantonado el citado Cuerpo, DECRETA: Artículo único. Procédase á elevar á cmco Campa- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 332 BOLETÍN MILITAR ñías el Batallón Bomboná, con el contingente que suminis­tre al efecto el Gobernador de Santander. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, á 24 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 26 de Noviembre de l898. El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLlNA DECRETO NUMERO 281 DE 1898 (25 DE NOVIEMBRE) sobre persona l de los buques de guerra El Presidente de la República Teniendo en cuenta que, según el concepto del Co­mandante general de la 2.a División, es necesario conser­var los segundos Ingenieros de las cañoneras La Popa y Boyacá, y, en vez del prin1er Con1andante del vapor de guerra Hércules, restablecer al Capitán del mismo, DECRETA: Art. 1. o Restablécese en sus puestos á Jos segundos Ingenieros de las cañoneras La Popa y B o y acá ; Art. 2. 0 En vez del primer Comandante del vapor de guerra Hércules continuará funcionando el Capitán, primer Práctico. §. Q.8edan reformados en estos térn1inos los Decre­tos de 12 y 15 del n1es en curso, por los cuales se hicieron algunas supresiones en el ramo de guerra y se redujo el personal del vapor Hércules. Comuníquese y publíq u ese. Dado en Anapo~ma, á 25 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 28 de Noviembre de 1898. El Ministro ¿e Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN KILITAR 333 DECRETO NÚMERO 283 DE 1898 (28 DE NOVIEMBRE) por el cual ae dispone que en el Estado Mayor de la 3·' y 4! División haya na Ayudante general de la clase de Teniente Coronel ó Coronel El Presidente de la República CONSIDERANDO: I.0 ~e el artículo 161 del Código Militar dispone que el Jefe de Estado Mayor de una División tendrá por subalternos un primero y un segundo Ayudante general ; 2. 0 ~e tal como están organizados hoy los Esta­dos M ay ores de la 3.' y 4.~ División del Ejército, ~e rompe la sucesión de n1ando, pues no hay quien reemplace al Jefe de Estado Mayor cuando éste falte por cualquier motivo, DECRETA: Artículo único. En lo sucesivo habrá en el Estado Ma­yor de la 3·" División y en el de la 4: un Ayudante gene­ral, que será de la clase de Corond ó de Teniente Coronel. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, á 28 de Noviembre de I 898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 30 de Noviembre de 1898. El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 334 BOLETÍN MILITAR (19 DE NOVIEMBRE) por el cual se hace una promoción El Presidente de la República DECRETA : Artículo único. Promuévese al General Antonio Araú­jo L. del puesto de Ayudante general del Superintendente general de las fuerzas del Atlántico, al de Ayudante gene­ral del Cuartel general de la 2.a División, con destino á prestar sus servicios en Cartagena como Jt>fe militar de allí, auxiliar del Comandante general divisionario. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, á 29 de Noviembre de I 898. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, Diciembre 2 de 1898. El Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA DE LA ARTILLERIA DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS (Conclusión) En el primer caso, á dos objetos especiales tiene que dedicarse exclusivamente la artillería de la defensa, que son: las baterías enemigas y las columnas de ataque, desde que éste se inicia hasta que sean rechazadas aquéllas; para Jo cual romperán sobre ellas todas las baterías un fuego viví­sima de granada-metralla; preocupándose m u y poco, en esta fase del combate, de los disparos de la artillería ene­miga, la que se habrá procurado de antemano tenerla bas- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 335 tante quebrantada, ya que no se haya conseguido apagar del todo sus fuegos; y solamente en el caso de que éstos mole~ten demasiado el punto decisivo de la defensa, se de­dicarán dos ó tres baterías á tener en jaque las del enemigo, impidiéndolas tirar con sosiego y tranquilidad. Es mcy conveniente tener conocidas las distancias de ciertos puntos del terreno por los cuales han de pasar las columnas de ataque, y las espoletas graduadas para dichas distancias; pues cuando el enemigo se lanza á Ja carg1., no se puede perder ni un instante de hacer fuego sobre él, por pern1anecer n1uy poco tien1p o sobre los tnencionados puntos. Las baterías divisionarias coadyuvarán á la defensa dentro de ]a esfera de acción de sus divisiones respectivas, siendo su colocación en el centro de ellas, ó en una de sus alas un poco avanzadas, siempre que estén al abrigo de un ataque brusco, y en puntos en que siendo su efecto útil el mayor, no embaracen Jos movin1ientos de las otras tropas; pero si la disposición del terreno exigiere tenerlas más á vanguardia, es de todo punto indispensable dedicar una fuerza en relación al número de piez~' s, para su sostén es­pecial, que podrá ser de infantería ó caballería, según los casos. Sin en1bargo, si el Comandante general deJa artillería juzgase conveniente aumentar en determinado punto gran cantidad de bocas de fuego, podrá distraer para dicho ob­jeto las b:tterías divisionarias que crea más á propósito. Procurarán éstas que sus emplazamientos sean tales, que dominen desde ellos el mayor terreno posible, así como el de poder enfilar todas Jas avenidas por las cuales se pre­suma ha de presentarse el enemigo para su desarrollo en el campo de bataJla; además, es preciso que desde dichas po­siciones pueda en1pezarse á cañonear al enemigo desde las n1ayores distancias y flanquear la línea de defensa. Estas baterías no romperán el fuego sobre las tropas enemigas que se presenten para hacer un reconocimit:>nto, por su pequeño número y excesiva n1ovilidad. Pero en el caso que éstas se presentaran en masas algo considerables, acompañadas de una ó varias baterías, iniciando una ofen­siva n1uy enérgica, se romperá entonces un fuego muy vivo de granada-m etralla, especialmente :,Obre sus baterías, hasta inutilizarlas ó entorpecer mucho sus fuegos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 336 BOLETÍN MILITAR En cuanto á la artillería de cuerpo, por regla general, se emplazará en el punto que defienda lo más directamente la entrada í!el desfiladero, para lo cual se situará enfrente de ella algo á vanguardia, y procurando satisfacer en todo lo posible la mayor parte de las condiciones anteriormente dichas. Estas baterías romperán un fuego lento y pausado sobre el enen1igo tan pronto como esté al alcance de su tiro, aunque éste no sea muy ce-rtero. Pero en cuanto las piezas enemiga~ avancen y se si­túen á la distancia del fuego eficaz de nuestros cañones, se romperá sobre aquéllas un nutrido fuego de granada-n1e­tralJa, hasta reducirlas al silencio, ó por lo menos conseguir que sus disparos sean muy lentos é inciertos; no dejando de cañonear por esto á las n1asas de infantería y de caba­llt: ría que se divisen á retaguardia antes de su despliegue. Una vez empeñada la gran lucha decisiva, la n1isión de las baterías de la dt-- fensa es: I. o Tener á las del enemi­go en un jaque constan te, no dejándolas tirar con tranqui­lidad; y 2. 0 El de procurar que el avanre de las tropas del ataque sea 1 ·~ más lento posible, teniéndolas el mayor tiempo que se pueda sometidas al fuego del cañón y aun del fusil. Las baterías á caballo estarán situadas en las alas con su caballería, prontas á acudir al punto en que haga falta reforzar la artillería, y para ayudar á la persecución en el caso en que el enemigo sea rechazado y emprenda la re­tirada. Si, por el contrario, los defensores son los que tienen que emprender la retirada, la empezarán á verificar las tro­pas más avanzadas de las alas y por escalones ; se destinará cierto número de baterías para que repasen el desfiladero con las primeras tropas que lo hagan, con el objeto de que tomen posiciones al otro lado de él ; dichas posiciones de­berán ser tales que puedan batirse de flanco las fuerzas que del enemigo se vayan presentando del lado de la defensa; también se elegirá en cuanto sea posible un en1plazamiento que pern1ita batir todo el interior del paso. Las baterías divisionarias o pasarán al galope y progresivamente con sus respectivas divisiones á la cabeza de ellas; pues es de todo punto indispensable que estén ya en posición el mayor número de baterías, al terminar el paso del desfiladero, to- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 337 das ]as tropas de Ia defensa. Las baterías que defienden directamente su paso, serán las últimas en retirarse, ha­ciéndolo por escalones. U na vez establecida la defensa del otro lado del des­filadero, y conseguido haber ton1ado la salida bajo un fuego eficaz y concéntrico de artillería, romperá ésta uno muy vivo de granada-metralla sobre su desen1bocadura y aun dentro del misn1o paso, tan pronto como se presenten las primeras fuerzas enemigas; y como éstas, por regla gene­ral, irán acompañadas con algunas piezas, se dedicarán unas baterías de Ja defensa para batirlas con un fuego vivísimo en su n1ovimiento de avance, elección de ernplazamiento y de ponerse en batería; procurando tenerlas en jaque el n1a­yor tiempo posible. Teuiendo especial cuidado de que las alas estén á cubierto de los fuegos de flanco que el enemigo pueda dirigirles desde el otro lado del desfiladero. Procu­rarán las baterías de la defensa enfilar el paso, ya que no en toda su longitud, á lo n1enos en su n1ayor parte, así como de ílanq uear su salida. Las baterías á caballo, si no ha hecho falta emplear­las, se mantendrán de reserva con sus respectivas unidades de caballer1a, pero siempre dispuestas á ~cudir allí donde se necesite un pronto refuerzo de bocas de fuego. Dichas ba­terías son las destinadas á proteger el n1ovimiento retrógra­do que ulteriormente haya de emprenderse; ó bien á coad­yuvar enérgicamente á una reacción ofensiva, que por cual­quier circunstancia pudiera tomar, e contra el enemigo ; debiendo hacerse esto sien1pre que la ocasión se presente. El caso en que una división de caballería deba mantenerse principaln1ente á la defensiva, repetiremos lo que ya hemos dicho otra vez, que no debe entenderse una defensa estric­ta y mucho n1enos en Ja caballería, cuyo espíritu no pue­de acomodarse bien á desempeñar un papel pasivo. Solamente en circunstancias muy excepcionales, y para compensar una gran superioridad numérica del enemigo, y la combinación de las diversas especies de armas, se puede admitir que una fuerza n1ayor ó n1enor de caballería dotada con la conveniente artillería~ se encierre dentro de una de­fensa puramente pasiva; pues el comandante en jefe de es­tas fuerzas, antes de ocurrir á colocarse en aquella situa­ción, tratará de sacar el mejor partido posible del terreno Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 338 DOLETÍN MILITAR y del efecto de la artillería, y aun también de una parte de sus jinetes pie á tierra. Sucede muchas veces en una lucha defensiva de esta es­pecie, que la naturaleza de los accidentes que en ella se pre­sentan haga desempeñar á la artillería un papel más impor­tante que en la ofensiva, en térn1inos que n1uy á n1enudo se convierte en arma principal, de n1odo que, en muchas circunstancias, Ia situación y desarrollo de los escuadrones en el campo de batalla, deben ser regulados por el empla­zamiento de sus baterías. La marcha general de la guerra exige con alguna frecuencia, que la caballería tenga que guardar un terreno á toda costa, ó conse rvarlo, so steni endo combates n1ás ó menos largos y de poca importancia, con objeto de entrete­ner al enemigo en él y de ganar tiempo: en uno ú otro caso el plan del comandante en jefe debe ser n1uy diferente. En el primer caso se procurará desplegar la caballería lo más á cubierto que se pueda; y desde los puntos que ya se de­hen tener elegidos de anteman o, quebrantar al enemigo con un fuego vivo y eficaz de artillería, impidiendo su aproxi­mación c0n sus disparos, y algunas veces tambi é n con el de algunos jinetes á pie. Si dicho fuego ha tenido buen éxito, entonces á la caballería le toca obrar, lanzándose contra el enemigo, llevando en su ala interior las baterías necesarias para el mejor resultado de la carga. Estas baterías obrarán en un todo como se ha explicado para Ia ofensiva. Para obtener de este contra-ataque el mejor resultado posible, es evidente que no debe ni aun iniciarse sin una con1pleta preparación por la artiJ !ería. Esta se halla en muy buenas condiciones para ello; pues teniendo que ocupar una posi­ción por largo tiempo, puede regular sus tiros con precisión y exactitud a los puntos notables del terreno por donde el enemigo debe pasar; por lo tanto, no sólo las granadas or~ dinarias, sino particularmente las de metralla, harán un gran efecto sobre el enemigo. La artillería de la dtfensa tendrá elegida de antemano una buena posición cerca de la línea de retirada, todo lo dominante que sea posible del terreno que la rodee; pro­curará, además, situarse en la proximidad de las localida­des que sean favorables á la defensa ocupando aquéllas por Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍN MILITAR 339 jinetes p:e á tierra i. u e le sirvan de sostén con sus arn1as de fuego. En el caso en que el mencionado ataque quiera llevarse hasta la decisión, es preciso ante todo reunir toda la artille­ría y separar su posición del campo de batalla de la caba­Uería, emplazándol:a. en punto desde el cual la eficacia de su fuego sea el mayor, durante el n1ás largo tiempo, sin entor­pecer los despliegues y el ataque de la caballería, sin perder nunca de vista su propia seguridad, fiándola bien al terreno, ó bien á una escolta especial. El papel que desempeña Ja artillería en el segundo caso, es decir, cuando la caballería á quit'n va anexa no tiene más n1isión que la de sostener un puesto, por más ó n1enos tiempo, y el de entretener al enemigo para dar lu­gar á que lleguen las tropas, ó por enterarse de su compo­sición y número, es próximamente el que hemos dt>scrito anteriormente, con ]a sola diferencia que en esta circunstan­cia los ataques generales y á fondo no se efectuarán nunca, y sí los parciales, que impidan proseguir los suyos con de­masiado vigor; los emplazamientos de la artillería son suma­mente variables, exigiendo Jos movimit:ntos de aquéllas una suma rapidez y gran precisión. Por regla general, en todas las cargas qne la caballería inicie y lleve á cabo, deben ~er protegidas por ]as baterías, acon1pañándoJa hasta Ja distan­ci< l en que su fuego produzca el mayor efecto útil, tenien­do cuidado de no estorbar á los escuadrones á quienes va á proteger con sus fuegos, en el mon1ento del choque, ni ver­se arrolladas por aquéllos. En esta ocasión, más que en nin­guna, se ve de todo lo que e::; capaz ]a artillería de á caba­llo bien dirigida en el campo de batalla. La artillería aquí es el arma principal, y en todos Jos casos Ja caballería deberá regular sus n1ovimie11tos por los de aquélla. La manera especial de obrar de la artillería es enteramente la n1isma que en combinación con la infan­tería. El Comandante de Ja artillería debe estar perfecta­mente enterado de los proyectos de ciefensa del general en Jefe, para que con arreglo á ellos puedan hacer el me­j'Jr uso de sus armas. Por la gran dificultad de reen1plazar las n1uniciones en las divisiones de caballería en general, y en particular Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 340 DOLETÍN MILITAR las que se encuentran en estos casos, se debe procurar ec - nomizarlas lo más posible, y no emprender cañonees inúf- 1es en los n1on1entos no decisivos de estas acciones. LA T ACT'ICA DE INF ANTERIA Y LAS ARMAS DE FUEGO PERFECCIONADAS ( Con el uye del número 7 5 ) El fuego de cuatro filas fue empleado prácticamente en Pocbl en 1866 por un batallón prusiano de] Regimiento número 31. E~a una noche de luna: el batallón esperó, para hac~r fuego, que el enemigo fuese visible, tiró á treinta pasos y se lanzó en eguida á la bayoneta. En el futuro creo no se harán frecuentes aplicaciones de este fu ego. Las descargas en general exigen la mayor calma y sangre fria de parte de aquellos que las ejecutan, porque el soldado, siempre sorprendido por la voz de fuego, obra bruscamente sobre el gatilo, lo que perturba la certeza del tiro. "En 1870 los prusiano~, dice el Capitán Boguslawski, se e:1- contraron en el caso de no poder hacer uso, aun aproximadamen e, de las descargas de mitades y de compañías en los combates de i:-t­fantería. ''Fácilmente se enumerarían las circunstancias en que .t>s fuegos de conjunto fueron ejecutados en el curso de u verdadero combate, durante toda la guerra franco-alemana, y más aún si 10 se quieren confundir vanas tentativas con una ejecución real." Lo que hará menos frecu ente que nunca la aplicación de .as descargas en las guerras futuras, es que todos los perfeccionamien­tos que pueden aún enriquecer las armas de fuego, serán cada vez más desfavorables al empleo del orden cerrado, el único, el cua. y contra el cual se ejecuto¡n los fuegos que acabamos de demostnr. Es necesario mantener siempre rigurosamente la enseñanza teórica en tiempo de paz, porque es el único medio de formar el soldado en la disciplina del tiro, tan indispensable en nuestros d ~as para evitar el gasto inútil de municiones. La táctica progresiva no insistiría bastante sobre este punto, que es absolutamente contra·io á toda idea de relajamiento en la disciplina del ejercicio. Loa fuegos á discreción ó de hilera son más vivos y máa mor- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍ« :M:ILITA.R 34.1 tíferos que los fuegos de conjunto, el soldado no espera orden para obrar, carg<~ más pronto y apunta mejor. "Napoleón ha dicho: es el verdadero fuego de combate el único que conviene á todos los casos, y en el que acaban por dege­nerar todos los otros." La aparición del fusil moderno en el campo de batalla, de ninguna manera ha alterado la verdad de esta máxima. Los fuegos de tiradores han sido siempre los más eficaces de todos, el soldado en orden disperso puede utilizar todos los acciden­tes del terreno para resguardarse, acercarse al enemigo, y algunas veces para apoyar su arma; escoge su blanco, apunta mejor, tira con más facilieilad y por consecuencia con más certeza. Las nuevas armas han aumentado la eficacia de ese tiro, y disminuído el peli­gro de aquellos que le ejecutan, permitiendo la carga del fusil en todas las posiciones. El serio inconveniente que hay que evitar en la ejecución de los fuegos individuales es el abuso que hacen de las municiones los hombres vivos, nerviosos, imoresionables, mal adiestrados ó poco disciplinados. Las instrucciones que hay que darles en tiempo de paz, debe tender á prevenir este gasto insensato que en todo tiem­po ha caracterizado la mala infantería. Una cuestión nos queda, por ú !timo, que exa minar: ¿Es con­veniente, como algunos militares lo proponen, no enseñar al solda­do sino una sola puntería in stinti va, dirigida siempre á la mÍ!5ma parte del cuerpo, y á todas las distancias eficaces, ó bien dar una alta importancia á la enseñanza del tiro de precisión? .El primer método tiene sus partidarios, pero no puede conve­nir sino contra un enemigo descubierto, y en el c-ombate á la des­bandada, en el cual cada uno saca partido del terreno, no ofrecería adversarios de esta clase, porque solamente pequeñas partes del cuerpo son visibles, y por lo tanto es necesario recurrir al tiro de precisión. Así, el soldado debería e pecialmente ejercitarse en este tiro; el hábito de apuntar bien, de tirar con calma, aumentará su aptitud para Ja ejecución correcta de todos los otros fuegos, aun de aquellos que deban ejecutarse precipitadamente, le daría una ley de la economía de sus municiones. Aún no se puede añadir que cuanto más se perfeccione e1 arma de fuego, la trayectoria será más rasante, menores las desviaciones de la bala, el alza más complicada y difícil de arreglar, el dispara­dor más sensible, é importaría mucho que la habilidad del tirador que sepa manejar esta arma esté desarrollada. El uso de las armas de fuego perfeccionadas ha aumentado también la importancia de la elección del terreno, en todas las ope­raciones de guerra y particularmente en el combate. Saber reconocer exactamente el terreno y utilizarlo con pron­titud en las situaciones imprevistas, siempre han sido, y hoy máa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 342 BOLETÍN MILITAR que nunca, cualidades indispensables á los oficiales de cualquiera graduación. Un terreno descubierto delante, la posición es eviden­temente favorable á la defensa. Un terreno quebrado y cubierto, al contrario, facilita el ataque; por consecuencia, un jefe deberá ma­niobrar de modo de reservarse las ventajas del terreno. Si avanza por la vecindad del enemigo, deber~ buscar los caminos encajona­dos, desfiladeros y sobre todo bosques, y no arriesgarse en terrenos llanos, sino con la más extremada circunspección; si toma una posición defensiva, la escogerá de modo que el enemigo tenga que atravesar un espacio descubierto para abordarla. Un oficial de artillería austriaco decía, durante la guetra de 1866 : "Del ejército prusiano sólo se ve la nada del todo." En efecto, durante esta campaña el ejército prusiano utilizó, con un arte perfecto para o~ultar sus marchas y tomar sus posiciones defensivas, los bosques de abetos, tan numerosos en Bohemia, dvnde coronan generalmente las alturas y dominan las pendientes descu­biertas. Generalmente se colocab Francia era detenido, y todo alemán que trataba de pasar Ia línea de las avanzadas, era inexorablemente rechazado, salvo el caso que fuese una espía. Y si los franceses fueron sorprendidos en Wissembourg, Frone­c? willer y Forbach, fue porque no tomaron las mismas precau­CIOnes. "En Sarrebruck, dice el corresponsal del Times, del I I de Agosto de .:: 8;-o, los bosques, situados á la derecha de los alemanes, estaban cubiertos por soldados de infantería prusianos que sostenían un fuego mortífero contra la infantería y la artillería de la llanura. Las pérdida~ más sensibles debieron ser sufridas por los franceses, quienes combatían en condiciones muy desventajosas, y su fuego no daba resultado contra los tiradores enemi;;os, abrigados en el bosque. Lo repetimos, el aumento de la acción del fuego ha aumentado la importancia del terreno en la guerra, y ha hecho más imperioso que en el pasado la necesidad de aprender á conocerle bien, á apreciarlo juiciosamente y sacar partido con inteligencia. Toda tropa que IlO se mueve en línea recta sobre el enemigo en la zona del fuego de las armas perfeccionadas, debe ocultarse ó arro­jarse á tierra. Esto es necesario enseñarlo al soldado, y los princi­pios generales que deben guiarlo en la elección de los abrigos son de observar bien el terreno que está adelante y sobre sus flancos, ejecutar fuegos útiles y disimularse á la vista del enemigo, como cubrirse á los gol pes del adversario. Habiendo sido llenadas estas condiciones el soldado utilizará para resguardarse de los tiros del enemigo, los diques, los fosos, los caminos encajonados ó terraplenados, la cumbre de las alturas, las pequeñas alturas de tierra, los montones de arena, de piedra ó de estiércol, los surcos profundos, los árboles, los muros, los zarzos, los bañados, los altos trigales y aun las ligeras ondulaciones que se encuentran siempre en los terrenos más regulares y desnudos, los atravesará corriendo y se tirará al suelo de tiempo en tiempo para tomar alíen to. El soldado debe, pues, saber hábilmente sacar ventaja del te­rreno, pero jamás debe inmovilizarse detrás de los abrigos. El punto importante de un ataque es avanzar. La ciencia más pro­funda del terreno, la más grande habilidad en el modo de sacar ventajas de él, no aseguraría la victoria á una tropa que vacilara en abandonar los mejores abrigos cuando el momento ha llegado de marchar adelante para abordar al enemigo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE1'ÍN MILITAR LITERATURA _. .. __ RECUERDOS Y RELACIONES MI LIT ARES PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POI!t. ERNESTO LOUET (Continúa del número 78). Vista por fuera, San Juan de Acre tiene muy bella a parí encía ; conHruída, lo mismo que Sour, sobre una media islita, se avanza en anfiteatro sobre el mar, y se encuentra defendida de este lado por su eola posición ; pero del de tierra, tiene verdaderamente el aspecto de una plaza fuerte: doble y triple recinto de bastiones, haterías super­puestas que cruzan sus fuegos, verdaderos cañones cuya boca aparece detrás de estas fuertes murallas ; una sola puerta da entrada á la ciu­dad, colocada en un ángulo que entra y que el mar baña con sus olas, cada vez que el viento las levanta. Todo ha sido construído sobre un plan de fortificaciones europeas ; pero qué asombro no causa encontrar en el interior una guarnición de apenas ciento cincuenta hombrei ! La Turquía, que desde hace treinta meses no paga sus tropas, está á la vez mal servida y peor defendida. La puerta de San Juan de Acre data del tiempo de las Cruzadas y conserva todavía sobre su coronamiento las flores de lis de la antigua casa de Francia; las dobles puertas de fierro, que ruedan tan pesada­mente sobre sus goznes, deben ser de la misma época. La ciudad cuen­ta nueve mil musulmanes y mil quinientos cristianos. Poca simpatía nos inspira una ciudad en donde el asesinato de los cristianos fue por un instante puesto al orden del día, y p:>r esto vamos á desmontamos al convento de los padres de la Tierra Santa, en donde todos, cualquie­ra que sea la religión que profesen, son siempre bien atendidos. Apenas hacía algunos instantes que habíamos llegado cuando se declaró una ho­rrible tempesta i que se de5ató en breve sobre toda la ciudad: por es­pacio de una hora todos los elementos desencadenados parecían conju­rados para la ruina de la ciudadela musulmana ; luégo, repentinamente, el cielo se pus0 hermoso, y de tal cambio nos aprovcchamo• para ir á visitar al gobernador M ustaphá-pachá. Este nos recibió como los repre­¡ entantes de Francia, y obtuvimos autorización para visitar á la mañana siguiente la gran mezquita de Ujezzar-pachá, y seis caballeros indíge­nas se pusieron á nuestra disposición, como escolta de honor, para con­ducirnos á Jerusalén por Caifa y al monasterio del monte Carmelo. Cenámos esa noche con los buenos religiosos, y algunos instantea después cada uno de nosotros dormía muy descansadamente en una celda. Dicinnbrt I s.-Entramos á Tierra Santa : á nuestra izquierda aparecen las verdes montañas de Galilea, y el monasteriot cuyas cons­trucciones nuevas se levantan delante de nosotros en la cima del pro­montorio del Carmelo, y desde el cual vatnos á seguir sin interrupción las huellas sagradas del Salvador. {Continuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 80

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 81

Por: | Fecha: 10/01/1899

ANO li Bogotá, Enero I o de I 899 NUM. 81 --··--- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO --··--- Fundador, ALEJANDRO POSADA Son cotaboraaores natos ae este periódico todos los Jetes y Ojicialts dtl Ejército de la República CIRCULAR DEL SEROR MINlSIRO DE GUERRA , República de Colombia- Ministtrio de Guerra-Sección I .a Número . .. - -Bogotá, 9 de Enero dt 1 899 Señ.or •••.....••...•••. Tengo el honor de participar á usted que hoy n1e he encargado, en propiedad, del Despacho de Guerra, en vir­tud del nombramiento que tuvo á bien hacer en mí el Excelentísimo Señor Presidente de la República. Soy de usted atento servidor, JORGE HOLGUIN ALOCUCION DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA Colombianos : Siguiendo el ejemplo de mis predecesores en el Gobier­no, os saludo de la manera más cordial, hoy que principia un ~ño nuevo. En cumplimiento de lo dispuesto en la Ley I 28 de 1888, en este día se dará en todos los pueblos de la Na­ción un testimonio público de amor y agradecimiento al TODOPODEROso por los beneficios recibidos, y se impetra- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MILITAR rán sus divinos auxilios para el año que va á comenzar; y cuando esto sucede, yo, como encargado del Poder Ejecu­tivo, por el querer de los electores de la ·Nación, debo hacer por mi parte, como en efecto hago, fervientes votos por el bienestar y el engrandecin1iento de ella, con razón tanto mayor cuanto por ley expedida en el año anterior, que para honra mía fue la primera que me tocó sancionar y mandar ejecutar, la B.epú blica rindió homenaje á J ESU­CIUSTO y ordenó se le erigiera un n1onun1ento con1o sím­bolo de la gratitud nacional. U na República creyente, como la nuéstra, que así se pone bajo la protección divina, la ob­tendrá sin duda, porque Dios es todo an1or para los hom­bre• y en especial para los que Jo invocan y lo acatan. Ten­gamos, pues, fe en que contaremos con su amparo. De agitación han sido los dos últimos años, con mo­tivo de las elecciones para Presidente y Vicepre~idente de la República, iniciadas prematuramente y acaloradas en sumo grado, y de la inauguración del nuevo Gobierno, hasta el punto de pretenderse, sin motivo alguno, que yo no toma­ra posesión de la Presidencia de la República, desconocién­dose así el principio de autoridad, tan respetado en todas partes; pero por fortuna se advirtió que eso, sobre ser im­practicable, no sería consentido por la Nación, enemiga de los Gobiernos de hecho, y la calma se ha restablecido y la paz impera en toda Ja República. Conservarla es mi n1ayor empeño, porque es bajo su sombra benéfica como la Repú­blica puede alcanzar el alto grado de prosperidad á que está llamada; y como tál es también el deseo de la generalidad de los colombianos, no dudo ni por un momento que ellos me ayudarán á conseguir tan feliz resultado. Ocasión he tenido antes de manifestar, y ahora repito, que gobernaré con todos los elementos sanos que hay en la Nación, porque yo no soy Jefe de un partido ó de una fracción cualquiera, sino de toda ella. Llatnaré, en conse­cuencia, á los puestos públicos, á los que juzge dignos de ocu­parlos, con1o lo he hecho hasta ahora en los pocos que me ha tocado elegir, teniendo para ello únican1ente en cuenta que son colombianos y que por sus aptitude~, por su pa­triotismo, por su honradez y por su amor á las Instituciones, tienen derecho á tomar parte en el Gobierno y ser de éste auxiliares eficaces. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍK MILITAR 347 Por lo que á mí toca, llamado como he sido por el voto popular á ejercer d Poder Ejecutivo, deber mío será, para corresponder á tal confianza, garantizar todo legítimo derecho y consagrar todos mis esfuerzos al bien de la co­munidad. Todo lo que de eso se aparte, es ajeno de mi ca­rácter y de n1i acendrado amor á la justicia; pero no basta nlÍ buena voluntad si para ponerla en práctica no se me presta ayuda. Deber es éste de todos los colon1bianos bien intencionados, y no dudo, como he dicho ya, que lo cumplirán con decisión y con lealtad; pero lo es particular­mente de la prensa, por estar llamada á promover cuanto pueda convenir al procomunal, á aclarar todas las cues­tiones de interés público, á indicar cuanto, según su sano criterio, convenga á la Nación, y á velar por la fiel obser­vancia de la Constitución y de las leyes. Su n1isión es, por lo tanto, sublin1e y civilizadora; pero dejará de serlo si, ol­vidando su objeto, se propone anarquizar el país y des­prestigiar la autoridad, como no pocas veces acontece. La intolerancia, Ja intransigencia, el apasionamiento y cuanto tienda á entrabar la acción del Gobierno y hacerle una oposición sisten1ática é inmotivada, son factores inacepta­bles en los escritores públicos. Si razón hubiere para censu­rar los actos de aquél, háganlo enhorabuena, como en otra vez lo dije, pero sin ofender ni irrespetar á los censurados, para no faltar á la máxima de que "lo cortés no quita lo valiente." Así es como creo que deben con1portarse los pe­riodistas y cuantos escriben para el público; y ~i tal hacen y se interesan realmente por la marcha regular de la Nación y su progreso, sus escritos serán de grande alcance y de muy feliz éxito. CoMPATRIOTAS: Una vez n1ás os llamo á la unión y á la concordia: olvidemos las rencillas pasadas,--de que no hemos derivado n1ás que intrctnquilidad y desprecio,-y volvan1os los ojos á la Patria, á la cual nos debemos por entero: sirvámosla con desinterés, como verdaderos hijos de ella, y cooperemos todos á que sea dichosa, no sólo en el año que principia, sino en los venideros. Ese es mi anhelo, y no dudo que será tan1bién el vuéstro! Amapoin1a, Enero 1.0 de I 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 348 BOLETÍN MILITAR NOTA DEL SUBSECRETARIO DE GUERRA, ENCARGADO DEL DESPACHO, DJRIC.IDA AL GiNERAL, JEF~ Dl ESTADO MAYOR GENBRAL DEL EJERCITO, PARA SALUDAR AL EJERCITO República de Colombia.-Ministerio de Guerra.-Sección 1. • Número ... -Bogotá, 3 r de Diciembre de I 898 Señor General, Jefe del Estado Mayor GeneraL-Presente En ausencia del seiior Ministro titular, cúmpleme, como encargado del Despacho, dar al Ejército nacional, á · nombre del Gobierno, por vuestro n1uy respetable conduc­to, un n1erecido testimonio de satisfacción y agradeci­miento por los oportunos y constantes servicios que han prestado todos los miembros de la Fuerza pública en el año que ya expira. La conducta ejemplar que han observado dentro y fuera del Cuartel ; la abnegación con que vienen sopor­tando las rudas fatigas del servicio; su firme adhesión á las instituciones públicas; su sujeción á severa disciplina, y, sobre t0do, lo que n1ás resalta, comparando la morali­dad n1ilitar de hoy con la de los tiempos no há n1ucho transcurridos; el estricto respeto á las garantías individua­les y á la propiedad privada, tánto, que en todo el año no se ha incurrido en trasgresión alguna,-son méritos que le dan á todo el Cuerpo militar levantado carácter y eleva­do puesto en el can1po del progreso moral, y que lo hacen acreedor á las consideraciones del Gobierno y de la sociedad. El Excelentí5imo Señor Presidente de la República se promete que el Ejército, en vez de dar n1otivo para des­virtuar el buen concepto que ha alcanzado, se esforzará cada día más por acrecentarlo, á fin de asegurar, por este lado de la Administración, la paz, sin cuya estabilidad la Patria no podrá continuar, con paso cierto, su marcha á prósperos destinos. El Gobierno también tomará mayor empeño por ha­cer menos penosa la condición del soldado, ahorrándole fatigas cuanto sea posible; dándole alojamiento sano; pro­curando no haya atrasos en el pago de los haberes ni en la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETiN MILITAR 349 provisión de vestidos; teniendo especial cuidado de que sea afable el trato de los superiores, y, en fin, impidiendo se apliquen otros castigos que aquellos absolutamente in­dispensables para conservar la disciplina y la moralidad, sin que depriman el carácter militar. Si bien es grande el éxito que la Fuerza pública ha alcanzado ya en su misión con1o esencial factor del orden, aún le queda por realizar otra tendencia no menos inte­resante, que consiste en in1pulsar, con su constante buen ejemplo, el progreso de las masas populares qu~ se hallan á menor altura. A los Jefes, Oficiales y soldados que, con ánimo va­liente, se encuentran firn1es en el puesto que sus deberes les señalan, alejados del an1or de sus hogares por el subli­h1e amor de la Patria, ella les recompensará su servicio y virtudes, si no es premio bastante la fruición íntima que proporciona el cumplimiento del deber, sobre todo del de­ber que la Patria reclan1a. Hago votos por que alleguen nuevos timbres hon­rosos los ruiembros del Ejército, y les presento, con moti­vo del año que llega, un respetuoso saludo. Os uplico hagáis insertar esta nota en la Orden Ge­neral del Ejército. Soy vuestro atento servidor, El Subsecretario, encargado del Despacho, CLIMACO LOSADA República de Colombia-Ministerio de Guerra- ~Or el cumplimiento fiel de sus deberes. El buen sentido se impone sobre las pasiones callejeras, y el espíritu de ciudadanía preside y fomenta nuestros propósitos. La auroridad es el símbolo que da fuerza mayor á la sociedad, y por eso debemos rodearla de prestigio, respetarla y secundar sus actos. La misión del ejército es, pues, en la época presente, una misión altamente civilizadora, como que le toca velar por la regularidad del orden, por el respeto á la ley, por la normalidad de las funciones de todos los Poderes. El soldado debe tener el convencimiento de la im­portancia de su papel, para procurar acrecentar sus conocimientos, redoblar sus esfuerzos en mejora del servicio, perfeccionarse en la dis­ciplina, y tratar de engrandecerse siempre con el respeto á sus su­periores. La jerarquía militar es algo que despierta en todos admira­ción, por lo mismo que los puestos superiores sólo se alcanzan median­te el mérito, por el valor, por la lealtad, y muchas veces también por el heroísmo y por el arrojo. Amemos el pabellón tricolor que representa las glorias de la Re­pública; á su sombra benéfica podremos buscar el engrandecimiento ; respetándolo, sabremos cumplir hidalgamente nuestros deberes. LITERATURA -- RECUERDOS Y RELACIONES MILITARES PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET (e ontinúa del número 8o ). Recorremos las sinuosidades de la bahía de Caifa, cuya arena aparece cubierta de esponjas y de despojos de navíos hacinados allí púr las furiosas tempestades de Oriente, cuya devastación no puede SANCO 'DE LA REPUBUCA BmlJOTECA lUIS . ANGEl ARANGO HEMEROTECA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 352 DOLETÍN MIL IT Alt contenerse de ningún modo. Contámos hasta diez y ocho buques perdidos de este modo en aquel punto, en donde se les creería al abrigo de los vientos; pero la bahía de Caifa, como la de San Jor­ge, cerca de Beyrouth, no es sino una ensenada en donde los vien­tos del Este y del Sur tienen menos empuje, pero no por esto es menos terrible la impetuosidad del mar. La ciudad, construída al pie de la cordillera del Carmelo, cer­ca de Narhmolcatta, el Cison de la Santa Escritura, es muy antigua y muy sucia. U na torre cuadrada, habitada por algunos soldados turcos, es hoy el último vestigio de la importanci.t que tenía cuan­do Godofredo de Bouillon la dio á Tancredo: hoy no es conocida sino por su rada, á donde vienen á hacer escala los paquebotes del Mediterráneo, cuando el mal tiempo no les permite tocar en Jafa. Hay que atravesar á Caifa para llegar al monasterio del Car­melo, lo que aprovechámos para visitar al Vicecónsul de Francia, señor Aumán; esto nos da un reposo de algunos instantes á la som­bra de nuestro pabellón tricolor, cuya sola vista inspira fuerzas al via­jero. Del otro lado de Caifa, nos internámos en un camino vertical, labrado en escalera en los flancos de la roca, y después de un cuarto de hora de subida, llegámos al convento, que puede llamarse la for­taleza del Cristianismo, pues está construído de manera de poder sostener un sitio de varios meses contra los musulmanes. La plataforma sobre la cual se levanta tiene una altura de 582 pies sobre el nivel del mar; está encerrado dentro de un muro de un metro de espesor. Desde que hemos atravesado el umbral de este vasto dominio, divisamos todo el convento, y uno se detiene invo­luntariamente para contemplar sus imponentes proporciones. Aquél es un vasto cuadro de edificios cuya cúpula aparece sola dominan­do los terraplenes. El conjunto es nuevo y data de 1853; fue uno de los Hermanos de la Santa Yirgen del Monte Carmelo el arquitec­to que dirigió la obra, y los fondos los suministró Europa. Abdallah-pachá, Gobernador de San Juan de Acre, destruyó en 1821 la Iglesia y el convento del Monte Carmelo, y empleó los materiales en construírse un palacio de estío, alegando por pre­texto que semejante posición extratégica debía estar ocupada por el Gobierno. El hermano ] uan Bautista de Frascati acudió á Europa á defender la causa de los religiosos de su orden, y obtuvo desde luego que la Puerta Otomana, por intenncdiación de Fran­cia, restableciese á los Carmelitas en sus derechos y que pudiesen volver á levantar su convento; pero no s~ contentó con esto sino que abogó en todas las Cortes y ante todos los grandes, y reunió socorros en Francia, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Italia; una suma poco más ó menos de un millón doscientos mil francos. Fue entonces cuando abordando la realización de su obra, el ar­tista se reveló entre los religiosos; dibujó él mismo los planos, formó obreros y dirigió sus trabajos. Reconstruído el convento, el hermano] uan Bautista compró el palacio que A bdallah-pachá Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 353 no osaba habitar más, é hizo de él el hospicio de los Levatinos, de modo de poder dar abrigo á todos los que viniesen á pedirle hos­pitalidad. El Oriente no tiene posada~ ni hoteles, y los conventos son las etapas señaladas de los peregrinos; por esto se les quiere aun antes de saber la acogida cordial que allí le dispensan á uno. Vino á recibirnos al diván un hermano que hablaba fi·ancés, y que nos sirvió todos los refrescos deseables, y abrió en seguida seis cuartos en donde las camas, preparadas con todo el confort europeo, parecían esperarnos. El superior llegó bien pronto después y quiso hacernos él mismo los honores del monasterio: durante media hora nos pa.5eamos de piso en piso, de corredor en corredor, admirando por dondequiera el orden y Ja limpieza que reinan allí. En el terrado superior permanecimos largo tiempo para contem­plar la inmensidad del mar; el abismo tiene algo que atrae. Enci­ma de nuestras cabezas flotaban los colores fnnceses, y supusimos desde luego que habían sido izados excepcionalmente en honor nuéstro. -Ellas son las que nos protegen en todo tiempo, nos res­pondió el buen hermano ; este es el verdadero pabellón de todos lot conventos de Oriente, y nunca hemos izado otra bandera. Tal privilegio de nuestros tres colores dio también lugar á algunos incidentes. En 1857, por ejemplo, el Archiduque Maxi­miliano de Austria, que recorría el Oriente, 1legó á Caifa, y de­seando visitar el monasterio del Carmelo, lo mismo que todos los peregrinos, pidió que arriasen la bandera francesa. El Superior le hizo saber que se honraría mucho con su visita, pero que ella no le podía obligar á aparecer ingrato á la protección de Francia, y no quiso cambiar su bandera. El Príncipe se sintió contrariado, y no visitó el Carmelo. Diciembre 16-Tuvimos la fortuna de que nuestra entrada á Tierra Santa fuese en domingo, lo que era de buen augurio para el viaje. A las sif'te de la mañana estábamos en pie para oír la misa que el Superior mismo quiso celebrar. Dispusieron asientos para nosotros en el coro de la capilla, coloco¡dos en círculo al rededor del celebrante, de suerte que parecía que nosotros le ayudásemos á celebrar el divino sacrificio. A las siete y tres cuartos nos despedimos de los buenos padres, conmovidos con su afable recibimiento y deseando volver á visi­tarlos en tan deliciosa soledad. El Cawas del con vento (especie de oficial criollo), armado cual un caballero de Ia Edad Media, en­cabezó nuestra caravana, y nos guió más allá de Caifa, hasta el camino que se dirige á Nazaret, entre el Cison y el prolongamien­to del Carmelo, al través de una llanura de imponderable fertilidad, encuadrada por las montañas cubiertas de árboles de Galilea. Hacia las tres Ilegároos arriba de Nazaret, construída e~ for- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 354 BOLETÍN MILITAR m a de embudo, en un pliegue de la cadena de montañas. Aquélla es la cuna de la religión de doscientos treinta y nueve millones de cristianos: allí pasó Cristo los primeros treinta años de su vida, preparándose á los dolorosos misterios de su misión en la tierra, y no sin indignación nos apercibímos del gran minarete colocado en aquel punto, en donde nue~tra piadosa curiosidad buscaba la cruz redentora. En otro tiempo el Rey San Luis vino del Monte Carmelo á Jerusalén por el mismo camino '}Ue nosotros acabamos de reco­rrer: entró á pie, teniendo un cilicio pegado al cuerpo; y oyó la misa con gran devoción, según dice su historiador Godofredo de Beaulieu. La entrada nuéstra fue menos solemne; echamos pie á tierra delante de la Casa Nuova, casita pequeña que los Padres Franciscanos han destinado para los peregrinos, y que está situada al lado mismo de su convento, el que, con estas construcciones, rodea el santuario de la Anunciación. Cinco minutos después atra­vesábamos el patio del convento, orgullosos con poder consagrar nuestra primera visita á los santos lugares que nos atraían. La iglesia, reconstruí da muchas veces sobre la gruta de la Anunciación, ocupa precisamente el sitio del primer templo que se levantG en el siglo IV, por orden de Santa Elena, para encerrar la casa de la Virgen, transportada milagrosamente á Dalmacia, después á Loreto en 1291. La nave pequeña á donde primero se entra, parece no ser sino un vestíbulo desde el cual parten una ancha escalera de diez y siete escalones de mármol blanco, que conduce á la capilla subterránea de la gruta, y dos escaleras más, de las mismas dimensiones, que suben al coro, éste rodeado de una alta reja, ricamente dorada, y que comunica por detrás el altar ma­yor con el convento. Instintivamente bajámos primero á la gruta. Al pie de las escaleras se encuentran dos altares consagrados á San José y á San­ta Ana, á derecha é izquierda del cuarto tallado en la roca en don· de la tradición refiere el misterio de la Encarnación. Un altar de mármol blanco forma el fondo, y bajo la tablilla del altar, sostenida por cuatro columnitas de mármol, están colgadas siete lámparas, cuya luz, mantenida día y noche, permite leer sobre el mármol blanco que cubre el suelo, estas sencillas palabras: 17erbum caro hic factum est. (Aquí se hizo el Verbo carne). Encima del altar un cuadro representa la Santa Familia, con esta inscripción: Hic erat subditus illis (aquí le estaban sometidos). U na columna de granito antiguo, colocada á la derecha del altar, indica el lugar en donde el Angel se apareció á la Madre Divina, y otra columna, á la izquierda del altar, pero más cerca de la en­trada, y colocada casi diagonalmente á la primera, señala el sitio en que permaneció la Virgen cuando respondió: "Hé aquí la Sierva. del Señor." Esta segunda columna está rota por mitad, y la parte superior, sostenida del techo por fuertes barras de hierro, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILI'l'AR 355 sirve de pechina. Se cuenta que fueron los musulmanes quienes la rompieron cuando saquearon la antigua iglesia, después de la toma de Nazaret. Les habían hecho creer que esa columna estaba llena de oro, y quisieron cerciorarse. ¿Cuánto tiempo permanecimos allí, mudos, en presencia de diez y ocho siglos que nos separaban del milagro de la Encarnación? No sabría decirlo; cuando el alma se dilata, á impulsos de intensa emoción, es casi un deber dejarla que saborée un sentimiento inolvidable. El Padre que nos servía de guía comprendió nuestra emoción y suspendió el relato que nos hacía, hasta que continuamos la marcha. Detrás del altar hay otro cuarto tallado en la roca, que también hacía parte, sebún Focas, de )a casa de la Santa Virgen, y debió de ser el que con especialidad habitó el Salvador. Desprendímos de estas paredes al­gunas partículas de piedra que enriquecen ahora nuestro museo de recuerdos de Tierra Santa. Algo hay en los lugares de la Tierra Santa que produce al corazón cristiano una satisfacción que no encontrará en otra parte: por Jo demás, estos sitios se conservan muy bien, y la piedad de los peregrinos los ha enriquecido con un lujo que agrada mucho. Las paredes están cubiertas de telas rojas, y el coro de la iglesia guar­necido de esculturas de madera, arañas de cristal y varios buenos cuadros. Todas las artes parecen haber pedido al santuario de Na­zaret la consagración de su grandeza adornándolo con sus atri­butos. Por la sacristía entramos al primer piso del convento, en don­de reinan la calma y el orden más completos. Cada celda tiene su número, y sobre la puerta el nombre de su inquilino; una sola no tiene nombre, el 29, la última á la izquierda, en la extremidad del corredor del este; pero una inscripción francesa, colocada encima de la puerta, descubre el recuerdo que encierra: "Celda honrada con la presencia del General Bonaparte en 1 799·" . Nada se ha cambiado de los muebles desde la campaña de Egipto: una cama de monje, con una mesita y tres sillas, tal es el mobiliario con que se conformó aquel que por entonces prete-ndía ya la conquista de Europa. - Por todas partes, a nuestro paso, nuestros uniformes llamaban la atención de las gentes, y se formaban en hilera, por decirlo así, para vernos, lo que nos dio la ventaja de poder examinar de cerca la población de Nazaret, cuyas mujeres son tan mentadas por su belleza. Cierto que no es una fama vana: ellas tienen tipo espe­cial entre todas las de Palestina; ojos de expresión notable, faccio­nes bien hechas, correctas; y el cuerno tradicional, que no han abandonado nunca, es para su cara un marco que le da mucho valor; este cuerno, que ya hemos encontrado en otras partes, tiene aquí un adorno especial, está cubierto de economías (palabra que aplican para designar las piezas pequeñas de plata). Puede una mujer Ile- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 356 BOLETÍN MILITAR gar á encontrarse en la miseria, pero nunca consentirá en vender su peinado para hacerse á dinero; no lo abandona nunca; en aque­llo finca su honor. A las seis de la tarde, los padres nos esperaban en la Casa Nuova, para obsequrarnos con una comida que hicieron tan sun­tuosa cuanto les fue posible. En esa época del año el país no pro­duce ni frutas, ni legumbres ; preciso era que nos contentásemos con seis platos de pollo, sazonados de diferentes maneras : fueron ofrecidos con tan buena voluntad, que todo nos agradó. 17 de Diciembre-A las siete y tres cuartos partímos para el monte Tabor; las mulas nos llevan la delantera, conduciendo lo que compondrá nuestro almuerzo. El Tabor no queda precisa­mente sobre el camino que conduce de Nazaret á Jerusalén; hay que dar una vuelta como de dos horas, la que no nos costará sino un poco de fatiga, bien compensada con los recuerdos. A las nueve y media llegamos al pie de la montaña de la Transfiguración ; á las diez y media hemos trepado la cumbre, un camino trazado al través de rocas verticales, pero cuyas asperezas se ocultan entre encinas silvestres y bosq uecitos de flores gratas; todos nosotros conservamos algunas de éstas entre las hojas de algún libro ó en el portamonedas. Allí, en donde creíamos no encontrar sino un sitio insuficiente para el almuerzo de seis personas, descubrímos una magnífica plataforma, cuya extremidad norte muestra todada los últimos vestigios de una ciudadela romana, y un pequeño convento griego hoy día abandonado. Frecuentemente se ha tratado de indagar de qué lado preciso de la montaña tuvo lugar la Transfiguración, y Lamartine, en pre­sencia de esas ruinas que llaman romanas, no ha querido admitir que se verificase sobre el Tabor : argumento fácil de destruír porque los romanos no llegaron á ese ?aÍs sino con V espasiano, hacia el año 69 después de Jesucristo, y su recinto fortificado se levantó quizás en el sitio mismo que fue el primer testigo de la gloria del Salvador. Adoptemos la tradición que coloca aquí la Transfigura­ción: la fe rechaza con horror la duda que pudiera mezclarse á sus recuerdos. Los católicos de Nazaret vienen aquí en peregrina­ción cada año, el día en que se celebra la Transfiguración, y uno de los padres de la Tierra Santa celebra la misa hacia la parte su­deste de la llanura, desde donde la vista abarca de un solo golpe toda la llanura de Esdrelón, las montañas de Gelboé, el monte Hermón y la cadena del Carmelo, el más bello conjunto que uno pueda imaginar. Allí permanecímos una hora en contemplación ante esos reflejos de un pasado divino. A medio día bajámos al Sur, hacia Dejennim, atravesando la parte de la llanura faz por la cual no ha sido considerado todavía. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 358 BOLETÍN MILITAR En las democracias antiguas se hacían las leyes, se elegían los magistrados y se decretaba h. paz ó la guerra en las juntas po­pulares; los oradores eran, por decirlo así, los árbitros de la suerte de la República, y la elocuencia deliberativa alcanzó entonces e. más alto grado de perfección. Las modificaciones y cambios intro­ducidos después en la forma de gobierno, la limitaron á las asam­bleas ó cámaras representativas; y el cambio de auditorio templó su vehemencia primitiva, pues no era lo mismo perorar al p<1eblo reunido en la plaza en Atenas ó en Roma, que hablar delante de poco~ oyentes en un Congreso. En los tiempos modernos queda como ejemplo O'Connell arengando al pueblo irlandés, tanto por lo numeroso del concurso como por la magnanimidad del orador y la importancia suma del asunto. La antigua clasificación de la elo­cuencia en los tres géneros deliberativo, demostrativo y judicial, pareció insuficiente en nuestro tiempo, y la crítica hizo un género aparte de la elocuencia militar, en la cual no sólo es justo colocar las alocuciones y proclamas, sino también toda expresión según el h•gar y las circunstancias en que se profiera. Tal género no se ·ajusta á las estrechas reglas que rigen en las composiciones de otro orden; cosa natural, porque siendo la escena y el auditorio diferentes, diferentes deben ser también los pensamientos, el lenguaje, la acción. El orador militar necesita una palabra de fuego que caiga rápida é inflame instantáneamen­te Jos corazones del pueblo ó del ejército para inclinarlo á tomar alguna suprema resolución ó á empujarlo á la muerte ó á la vic­ria. No en el recinto estrecho de la sala de un Parlamento ni en las bóvedas ,de un templo debe resonar esa voz, sino en el campo, al aire libre, bajo el palio espléndido del firmamento: el orador militar habla no en la tribuna sino al pie de las banderas que sa­cude el viento, delante de los tupidos batallones, cuyas armas brillan al sol; enfrente, no lejos del enemigo, en cuyo campo se mezcla con el ronco redoble del atambor guerrero, el relinchar de los caballos impacientes y el agrio són del clarín que manda el combate. Allí todo debe ser rápido, animado, vehemente: una breve exposición, recuerdos de glorias antiguas, grito de vengan­za por las derrotas sufridas, voz animadora, llena de convicción y de esperanza; á veces insulto mordaz lanzado atrevidamente al enemigo; la promesa de los bienes que ofrece la victoria, y esto, d~clamado, gritado con acento alto, desgarrador, solemne. De modo que si hubiera de tomar un-a comparación para ilustrar este asunto, diría que la elocuencia militar es como las ondas d::: un mar alborotado por la tormenta, cuyas inmensas moles corren ace­leradas con el soplo del huracán, y llegan al alto promontorio y allí se rompen con estruendo, y espuman, y borbotan, y hierven; en tanto que otras especies de elocuencia, en grado mayor ó me­nor, se asemejan ó á mansos ríos que corren apacibles, lamiendo campos tupidos de grana y colmados de flores, ó á lagos tranquilos en los cuales se pintan las estrellas de un cielo sereno. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAn 3159 Esta elocuencia, como eco que es de la paswn en su último paroxismo, admite la esplendidez del estilo metafórico en su mayor grado, y tal forma, natural en ella, sería hinchada en arengas de otra clase: diferencia que no han tenido en cuenta los que tachan de ampulosos los discursos del Libertador. Quien se halla al frente del enemigo en el trance de una batalla; quien habla á soldados, si valientes, rudos por lo común; quien debe aprovechar las cir­cunstancias del lugar y el momento, mal puede detenerse á buscar giros y formas que no se atemperan á la situación. Así es como son naturalísimas estas palabras de Napoleón 1: "Cuarenta siglos os contemplan de lo alto de esas pirámides"; y las de Bolívar des­pués de Ayacucho: "¡Soldados colombianos! centenares de vic­torias alargan vuestra vida hasta el término del mundo." (Continuará) EN EL EJE.RCITO Se nombró, por decreto de 9 de DiciembLe del afio que terminó, al doctor Pedro A. Brugcs, médico de la guarnición de Riohacha. -Se concedió, en la misma fecha, licencia indefinida, al Subte­niente Abelardo Arangurcn, para separarse de la 3·a Compafiía del Batallón Sucre número 7. 0 -Se llamó al servicio., para reemplazar al Subteniente Aranguren, al sefior Luis Alejandro Cárdenas. -Se destinó al Teniente Guillermo Montoya, z. Ayudante del Batallón N ariño número 4.o, á igual puesto en el Batallón Urdaneta, número 17. -Para el puesto que dejó vacante el Teniente Montoya se nom­bró al Teniente Aristides Liévano. -Se reconoció al seti.or Adriano R. Blanco M., en el empleo de Coronel con que prestó sus servicios al Gobierno en la guerra de 189 5, y se le abonó la antigüedad de 4 de Agosto del afio citado. -Se destinó al Capitán Angel María Gómez, que servía en la 5: Compañía del Batallón Ju11ín á la 5.a Compañía del .Ayacucho en reem­plazo del de igual grado Manuel D. Hurtado R. -El Capitán Manuel D. Hurtado R. pasó á la s.a Compañía del Batallón J unín. -Se reconoció al señor Luis F. Pasos en el empleo de Capitán con que prestó sus servicios al Gobierno en la última guerra, llamándo­le al servicio activo y destinándole á la 5~ Compafiía del Batallón Bomboná, creada por Decreto de 24 de Noviembre (1898). -Se llamó al servicio al Teniente Rufino Bulla, y á los Subte­nientes Carlos Riascos Plata y Juan Antonio Burgos y se les destinó á la s.a Compañía del Batallón Bomboná. -Se concedió licencia al General Ramón Gonz'ález Valencia (con fecha 10 de Diciembre), para separarse, por causa de enfermedad, del mando de la 3~ División, por sesenta días renunciables. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 360 BOLE'l'ÍN MILl'.rAR -Se encargó del mando accidental de la 3.• División al General Julio C. Upegui, Inspector de ella. -Se concedió licencia indefinida al Subteniente Jesús N cgret V. para separarse del puesto de 2.0 Adjunto del Estado Mayor general. -Se nombró en reemplazo del ~ubteniente Jesús Negret V. al Teniente Juan Bautista 'N egret. -Se destinó al Capitán Belisario Villamil, Ayudante Mayor del Medio Batallón f/ alencey, á la 4.a Compañía del Batallón La Popa, en reemplazo del Capitán Guillermo Escallón. -Se nombró 1l Capitán Guillermo Escallón para ocupar el pues­to de Arudante Mayor del Medio Batallón f/ a!encey. -Se nombró al Capitán J ustiniano Zapata para mandar la 4· a Compañía del Batallón Nariiio. -Se nombró al Capitán Heliodoro Pieschacón para la 2.a Com­pañía del Batallón Ayacucho. -Se nombró al Capitán Ricardo Franco, Primer Adjunto del Es­tado Mayor de la 3.a Brigada de la 1.• División, para la 4.• Compafifa del Batallón Sucre. -Se nombró al Capitán Agustín Jiménez, Primer Adjunto dc:l Estado Mayor de la 3·• Brigada de la 1.• División. -Se concedió al Subteniente Reinaldo Escobar, la Jicenc.:ia inde­finida que solicitó para separarse de la 3.n Compañía del Batallón Rijin. -Se reconoció al señor T ulio Mendieta, el empleo de Subteniente con que prestó sus servicios en la última guerra, y se le destinó al Ba­tallón R ijles, en reemplazo del Subteniente Escobar. -Se llamó al Subteniente Eleuterio Sánchez (que servía en la 1.• Compañía del Batallón Tiradores), á prestar sus servicios en la 4· • del Rij/11. -Se pasó al Subteniente Francisco Pinzón á la 1.a Compatiía del Batallón Tiradoru. -Se nombró al señur Pedro Martínez P., Ayudante del Guarda­parque de Cartagena, encargado especialmente del ramo de Artillería. -Por decreto de 1 I de Diciembre de T 898, se nombró al Coronel Luis Morales Berti, Primer Ayudante general del Estado Mayor de la 3.• División. -Se llamó al servicio activo al Sargento Mayor Ramón Pereira Chaves y se le destinó á la Comandancia en Jefe del Ejército, corno segundo Ayudante general en la vaca~te que allí existía. -Se nombró al Coronel Marcos E. Soto, Jefe del Batallón Uria­ntta, en reemplazo del Coronel Alejandro Quintero que fue destinado al Batallón Cazadorn. -Se ordenó que el Coronel Pedro Sicard Briceño, Primer Jefe del Batallón Bárbula, pasara á ocupar el mismo puesto en el Sucrt, en reemplazo del Coronel Soto. -Se nombró Jefe del Bárbu!a al Coronel Luis Fernando García. -Se nombró Jefe del Batallón Nariiio al señor Coronel Antonio Gómez R. --·....-·-- BOGOTA-lMPRENTA NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 81

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 82

Por: | Fecha: 16/01/1899

ANO 11 Bogotá, Enero I 6 de I 899 NUM. 82 ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO __ ,.. ___ _ Fundador, ALEJANDRO POSADA Son colabm·adoTe,fJ natos de este peridóico todos los Jefes y Ojiciale.~ del Ejército de la República. MINISTERIO DE GUERRA -- ·~· -- DECRETO NUMERO 347 DE r898 (17 DE DICIEMBRE) por el e ual se hacen varios nombramientos para la guarnici6n del Sur del Cauca El Presidente de la República DECRETA: Art. r. 0 Nómbrase Jefe de Ja frontera del Sur al Ge­neral de División Lucio Velasco. Art. 2.0 Llán1anse al servicio activo al Sargento Mayor Rómulo Aragón y al Capitán Ramón A. Soto R., y dc:stí­nasele::> como Ayudantes del Jefe de la frontera del Sur. Art. 3.0 Nómbrase al Coronel Alejandro OEintero Jefe del Batallón Cazadores El Sargento Mayor Francisco de P. Mejía continuará como 2. 0 Jefe del mismo. Art. 4.0 Los Oficiales de Ia 3: y 4: Uompañía de dicho Cuerpo, serán los siguientes : 3.• COMPAÑfA--Con1andante, el Sargento Mayor Lu­cas Sánchez; Teniente, José E. Villaquirán; Subteniente, Luis María Valdés; Subteniente, Dionisio M. Páez. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLt:TiN M:ILl'l'.A.R 4: COMPAÑfA-Con1andante, Sargento Mayor Isaac Guevara; Teniente, Pedro Antonio Rodríguez ; Subte­niente, Rafael Villaquirán ; Subteniente, Juan de Dios Bo­hórquez. Comuníquese y publíq u ese. Dado en Bogotá, á I 7 de Diciembre de I 898. Por ddegación del . Excelentísimo Señor Presidente de la República, el Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA DECRETO NUMERO 348 DE 1898 (17 DE DICIEMBRI!) por el cual se hacen varios nombramientos El Presidente de la República DECRETA: Art. 1.0 Nómbrase al Coronel Luis Morales Berti Primer Ayudante general del Estado Mayor de la 3: Divi­sión, en el puesto creado por Decreto de 2 8 de Noviembre último. Art. 2.0 Llán1ase al servicio activo al Sargento Ma­yor Ramón Pereira Chaves, y destínasele á la Comandan­cia en Jefe del Ejército como 2. 0 Ayudante General, en la vacante que allí existe. Art. 3.0 Hácense Jos siguientes cambios de Jefes de cuerpos : el Coronel Marcos E. Soto, Jefe del Batallón Sucre, pasará al Ur ·daneta, en reemplazo del Coronel Ale­jandro Quintero, que fue destinado al Cúzadores; el Co­ronel Pedro Sicard Briceño, Jefe del Batallón B árbula, pasará al Sucre, y el Coronel Luis Fernando García, Jefe del Nariño, pasará. al Bárbula. Art. 4· 0 Destínase al Coronel Anton1o Gómez R., Primer Ayudante General de la Comandancia en Jefe del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 363 Ejérctto, como Jefe del Batallón Nariño, en vez del Coro­nel García. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 1 7 de Diciembre de 1 8 9 8. Por delegación del Excelentísimo Señor Presidente, el Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOl.lNA DECRETO NÚMERO 367 DE 1899 (4 DE ENERO) por el cual se hace una promoción y se restablece la Comandancia Mi­litar del litoral del Pacífico El Presidente de la República DECRETA: Art. 1. 0 Promuévese al General Clímaco Silva del puesto de Comandante general de Ja 4 ... División, al de Comandante genera] de la J.\ que se halJa acantonada en Santander, en reen1plazo del General Ramón GonzáJez Va­lencia, quien por n1otivo de grave enfern1edad se ha vis­to obligado á separarse del mando. Art. 2. 0 Por razones de orden público, y para ]a ma­yor vigilancia del litoral del Pacífico, restabJécese Ja Co­mandancia Militar de ese litora.l, y nómbrase Comandante d~ . ella al General Ramón UJloa, á quien se llama al ser­vtcto. § El expresFtdo Comandante }\11 ilitar tendrá mando en la Cañonera Boyacá, y la~ demás facultades de que es­tuvo investido en anterior ocasión. Comuníquese y pub1íquese. Dado en Anapoima, á 4 de Enero de I 899. MANUEL A . SANCLEMENTE El Subsecretario de Guerra, encargado del Despacho, CLÍMACO LOSADA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 364 BOLETÍN MILIT A.R DECRETO NÚMERO 368 DE 1899 (5 DE ENERO) por el cual se: hacen dos nombramientos El Presidente de la República DECRETA : Art. I. o Llámase al servicio activo al General Diego A. de Castro, y nómbrasele en propiedad Comandante del vapor de guerrí.l Hércules, con destino á la vigilancia del río Magdalena y con dependencia de la Comandancia ge­neral de la 2. a Di visión. Art. 2. o Habiendo sido nombrado el General Lucio Velasco Jefe de la frontera del Sur, promuévese en pro­piedad, en ~u reemplazo, al puesto de Comandante general de la 2. a División, al General Francisco J. Palacio, quien viene desempeñando tal cargo accidentaln1ente, en su carác­ter de Superintendente general de las fuerzas del Atlántico. Comuníquese y publíquese. Da.do en Anapoima, á 5 de Enero de I 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 7 de Enero de I 8 9 9. El Subsecretario, encargado del Despacho, CLÍMACO LOSADA DECRETO NUMERO 370 DE 1899 (7 DE ENERO) por el cual se hacen varios nombramientos El Presidente. de la República DECRETA: Art. 1. 0 Nómbra.::e al General de División Belisario Losada, Comandante Militar de Panamá. Art. 2. 0 En reemplazo del General Losada, nómbrase Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLET fN MILIT .AR 365 Inspector de la 4·a División del Ejército al General Francis­co Cucalón, á quien se llama al servicio activo. Art. 3. 0 Nómbrase Auditor de Guerra de la Coman­dancia Militar de Panamá al Coronel Ricardo Pizarra. Art. 4.0 Llámase al servicio activo al Teniente Coro­nel Joaquín Caicedo Albán, y destínasele á la expresada Comandancia Militar del Istmo, con1o Ayudante general, en reemplazo del Coronel Pizarra, promovido al puesto de Auditor. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, á 7 de Enero de r 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 9 de Enero de 1899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUÍN DECRETO NUMERO 371 DE 1899 (7 DE ENERO) por el cual se concede una autorización El Presidente de la República CONSIDERANDO: !.0 OEe el Decreto número 14 de 23 de Agosto ú1- tinlo, "reorgánico del Ejército," dispuso que la jurisdic­ción de la 4·a División comprendiese Jos Departamentos de Antioquia y Cauca; y 2. o OEe más tarde, por Decreto ejecutivo de fecha 16 de Dicien1bre último, se creó la Jefatura de la frontera del Sur, con jurisdicción especial en las Provincias de Pasto, Túquerres, Obando y Núñez (Departan1ento del Cauca), DECRETA: Artículo único. Facúltase al Comandante general de la 4.• División para trasladar el Cuartel General Divisio­- nario al lugar que á su juicio juzgue más aparente para atender mejor á la vigilancia y al servicio de la extensa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 366 DOLETÍN MILITAR línea de guarniciones de . su dependencia, y que sea centro más adt:!cuado del nuevo territorio de su jurisdicción. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoin1a, á 7 de Enero de 1899. M<\NUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 9 de Enero de 1899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUIN DECRETO NÚMERO 372 DE r 899 (7 DE ENERO) por el cual se el e va á Batalló n e l m e dio f/ alencey, se dispone organizar un Cuerpo en el Sur de Santan.ier y se hacen varios nombramient os El Presidente de la República CON IDERANDO: 1.0 ~te el Gobernador del Departamento del Mag­dalena ha manifestado g ue el medio Batallón Valenay, con la organización que ho}' tiene, es insuficiente para atender á la vigilancia y conservación del orden en dicho Departa­mento, pues escasan1ente hace el servicio de plaza en Santa Marta y Riohacha, dejando además desguarnecidos puntos de importancia como San Juan de Córdoba y otros; 2. o OEe en el Departan1ento de Santander es indis­pensable acantonar un Cuerpo, con residencia en la plaza del Socorro, cabecera de Dtstrito Judicial y centro de las Provincias del Sur, que á la vez que sirva para custodiar ]a cárcel del Distrito en donde residen, según informes, cerca de doscientos criminales, sirva también para el fácil relevo de las escoJ tas de correos que se dirigen al Norte, y para atender mejor á la vigilancia en las importantes Provincias del Socorro, Vélez, Galán, Guanentá y Chara1á, DECRETA: Art. 1 .o Elévase á Batallón de cuatro Compañías el medio Batallón Valencey número 12. Art. 2.0 Organízase en el Socorro el Batallón Bolívar número 21, compuesto también de cuatro Compañías, con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 367 el contingente que suministrará al efecto el Gobernador del Departamento de Santander. Dicho Cuerpo dependerá de la 3 ... División del Ejército. Art. J. 0 El Coronel Pedro Sicard Briceño, n:::>mbrado Jefe del Batallón Sucre, será el prin1er Jefe del Batallón Bolívar, y segundo el Sargento Mayor Martín Antía, que ocupa el misn1o puesto en el Urdaneta. Art. 4· o Promuévese al Teniente Coronel Simón Cha­cón, segundo Jefe del Batallón Sucre, al puesto de primer Jefe del l/alencey, y nómbrase en su reen1plazo al de igual grado Víctor D. Rodríguez, á q u ~ en se llan1a al servicio. § Por decreto separado se nombrará la oficialidad del Batallón Bolívar y de las nuevas Con1pañías del f/alencey. Comuníquese y publí.¡uese. Dado tn Anapoima, á 7 de Enero de 1 8 99· MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 9 de Enero de I 899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUÍN DECRETO NUMERO 314 DE 1899 (9 DE ENERO) por el cual se revoca un nombramiento militar El Presidente de la República CONSIDERANDO : 1.0 OEe el Coronel Benjan1ín Silva fue nombrado Pri­mer Ayudante general del Estado Mayor de Ja 2.• Divi­sión, por Decreto número 206 de 5 de Octubre del año próxin1o pasad o ; 2. 0 OEe el Adn1inistrador de Hacienda nacional del Circuito de Buga ha informado al Despacho de Guerra que desde mediados del n1es de Noviembre último cubrió al expresado Coronel Sil va el pasaporte que le fue expedi­do para trasladarse á BarranquiJia, lugar de la residencia del Estado Mayor arriba expresado ; 3. 0 ~e la Resolución del Ministerio de Guerra, nú­mero 91, de 29 de Septiembre de 1896, que señala térmi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 368 BOLE'l'ÍN MILI'l'AR · no para la marcha de los n1ilitares, dispone "que tr do Ge­neral, Jefe, Oficial ó empleado adn1inistrativo del l·jército que en tiempo de paz sea destinado á servir en algún pun­to de la República y no se pusiere en marcha á ocupar su puesto cinco días después de haber recibido el nombra­nliento, quedará destitwdo del destino, obligado á reem­bolsar los fondos que haya recibido para emprender la marcha, y no será llamado de nuevo al servicio en los doce meses siguientes á aquel en que haya ocurrido la omisión de la marcha" ; 4· 0 OEe la Resolución citada sólo exceptúa de la an­terior obligación á los Generales, Jefes, Oficiales ó emplea­dos administrativos del Ejército que por enfermedad com­probada ó por falta de pago oportuno de los respectivos auxilios de marcha, no puedan ponerse en can1ino dentro de los términos ya señalados, debiendo dar aviso al Go­bierno oportunamente, y con los comprobantes necesarios, del impedin1ento que mediare, para que se provea lo con­veniente; y 5 .o ~e el Coronel Benjamín Silva no se encuentra en ninguno de los dos casos anteriores expresados, puesto que no ha comprobado que esté enfermo ; al contrario, ha llegarlo á esta capital en perfecto estado de salud ; ni tam­poco se le ha dejado de cubrir el valor del pasaporte, como se deduce del aviso del respectivo Adn1inistrador de Ha­cienda, DECRETA: Artículo único. Revócase el nombran1iento hecho por Decreto número 206, de 5 de Octubre del año pasado, en el Coronel Benjamín Silva, para Prin1er Ayudante Gene­ral del Estado Mayor de la 2: División, por no haberse presentado hasta hoy á desen1peñarlo, después de más de noventa días de non1brado. Con1uníquese y publíquese. Dado en Anapojma, á 9 de Enero de r 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, r 1 de Enero de r 899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUIN Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UOLETÍN MlLI'fA R 369 DILIGENCIA DE VISITA PRACTICADA EN EL PARQUE DE ESTA CIUDAD POR 'EL DIRECTOR DE LA CONTA­BILIDAD G&NERAL, CORRESPONDIENTE AL Mh"S DB DICIEMBRE ULTIMO En la ciudad de Bogotá, á once de Enero de mil ochocientos no­venta y nueve, presente el señor Director de la Contabilidad General en la Oficina del Parque general, procedió á practicar la visita mensual que ordena la ley. Al efecto, le fueron presentados los libros, compro­bantes y cuadro de material correspondientes á la cuenta del mes de Diciembre próximo pa:.ado, y examinados que fueron, se hallaron con­formes con el Decreto orgánico de Parques, sin dar lugar á observación alguna, por lo cual fue puesto el Visto Bueno á los cuadros del mate­rial. Habiéndole presentado también los libros Registro diario y el de Cuentas de especies para el presente bienio de mil ochocientos noven­ta y nueve y mil novecientos, los cuales fueron rubricados por el mis­mo señor Director de la Contabilidad General y el Guardaparq u e, se dio por terminada la presente diligencia, que firman los empleados que en ella intervinieron. El Guardaparque general, TOMÁS GROOT El Director de la Contabilidad general, ENRIQUE RAMOS RUIZ INSTRUCCION DEL SOLDADO DE lNFANTERIA ALEMAN SOBRE EL TERRENO (1) Los reglamentos alemanes, cualquiera que sea el arma á que se refieran, están caracterizados por la ausencia de toda prescrip­ción absoluta. Si definen, con una precisión que no admite ningún género de distingos en la interpretación, lapo ición del soldado en la fila, la formación de las unidades en orden cerrado, etc., en cambio no imponen método alguno para llegar al resultado. Más amplios aún en lo que concierne al orden disperso y á las maniobras en diversos terrenos, se limitan en estos casos á dar indicaciones ge­nerales, y á exponer principios para la instrucción de la tropa en el combate. Partiendo de esta regla general, el reglamento de infantería, después de haber explicado en una primera parte, titulada Es­cuda, los movimientos individuales y las formaciones sobre el cam­po de ejercicios, sienta como principio fundamental de la segunda, ( 1) De la Revue Milita ir e de l' étrarJger. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 370 DOLETÍN MILIT A.R titulada Combate, que la iniciativa es factor importante del éxito de la guerra, y que el objetivo de la educación militar ha de ser desarrollar en todos la energía, el ardimiento, serenidad en el jui­cio y rapidez en las decisiones. ¿Cómo debe llevarse á cabo esa educación individual, que asegura la cohesión de la tropa, su solidez, al propio tiempo que la obediencia á la voluntad del Jefe? El reglamento no indica nin­gún medio, y hasta prohibe intentar su reglamentación. La orden del Gabinete, de 1.0 de Septiembre de 1888, es ter­minante por lo que á esto respecta: "Toda adición escrita ó verbal que tienda á obtener mayor uniformidad exterior, ó moti­vada por cualquier otra causa, queda prohibida. La latitud dejada á propósito en la aplicación y marcha de la instrucción no debe restringirse." En estas condiciones, el único medio de darse cuenta del modo como los comandantes de Companía conciben la progre­sión de la instrucción de sus soldados, es estudiar los trabajos pu­blicados por los Oficiales que exponen el empleo del tiempo, tal como ellos lo han distribuído ó como la experiencia les ha ense­ñado á distribuírlo para la tropa colocada á sus órdenes. Un trabajo de esta naturaleza, publkado en Berlín con el título de Instrucción d el recluta de infantería en terreno variado, merece llamar la atención por la sencillez del método, y el lógico criterio que denota ; á continuación estudiaremos sus rasgos principales. Según dicho trabajo, la instrucci6n del recluta sobre el terre­no requiere diez semanas á razón de dos ejercicios por semana. Debe empezar desde la segunda semana después de la inscripción de los reclutas. Antes de que se incorpore al Cuerpo el contingente, los ins­tructores ejecutarán por sí ntismos la serie completa de los ejer­cicios progresivos. La instrucción empieza por una sección preparatoria, á la cual los reclutas asisten como expectadores, á un ejercicio de com­bate ejecutado por soldados veteranos. La elección del terreno para e~te primer ejercicio 110 es indiferente, es necesario que el defensor encuentre en él lugares cubiertos con un campo de tiro de 8oo metros como máximo, y, además, que el atacante tenga medio de tomar distintas posiciones en la zona batida por los fue gos de la defensa. Se reúnen, para este ejercicio, dos Compañías en una sola, y los soldados se proveen de cartucho sin bala, á fin de dar á la ac­ción el mayor grado de realismo posible. El partido de la defensa coloca algunos centinelas y destaca una ó dos patrullas á cuyo encuentro marchan las avanzadas del atacante . .l\llientras se cambian algunos dis aros, el director del ejer- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 371 cicio hace observar á los soldados los puntos en donde podrían hallar p. otección los centinelas y las patrullas, las condiciones en que mejor podrían col-.>carse para tirar, etc., etc. El ataque empieza luégo; los instructores indican el por qué del orden disperso, lo relativo al modo de reforzar la línea de ti­radores y de extenderla; las variaciones en la intensidad del fuego y los avances rápidos sucesivos. El director del ejercicio da sus órdenes para que, en el mo­mento del asalto, la posición esté sensiblemente desguarnecida, á fin de hacer comprender á los soldados que, si el ataque ha tenido éxito, ha sido debido á la eficacia de los fuegos, y no á causa de la forma dada á la ofensiva. El ejercicio termina por el envío de patrullas encargadas de perseguir, con el fuego, al enemigo que se bate en retirada. A partir de la tercera semana, el recluta toma parte activa en los ejercicios. Desde entonces, todos los Pjercicios tienden á conse­guir la instrucción respecto á cuatro asuntos diferentes. r. 0 La utilización del terreno. 2. 0 El empleo del alza y las reglas de tiro. 1· 0 La distinción de los objetivos. 4.0 La apreciación de las distancias. (Concluirá en el próximo número) • • • LECTURAS DE HISTORIA PATRIA PUN1'0S PRINCIPALES DE LA VIDA. PÚBLICA DEL LIBERTADOR (Véanse los números 52, 53, 54, 55, 56, 57 1 58, 59, 6o, 6z, 63. 64, 65 y 70) XXII La prueba mejor dd talento político de Bolívar consiste en haber ideado la creación de un gran Estado compuesto de los territorios de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, pensamiento que logró ver felizmente realizado el 17 de Diciembre de 1819, fecha en que el Con­greso de Angostura lo aprobó por unanimidad. Pocos días antes, en el recinto de aquella augusta Corporación, se dejó oír la voz elocuente y cuasi profética de Bolívar, quien, haciendo justicia á los hijos del suelo de aquende el Táchira, exclamó: "El pueblo de la Nueva Granada se ha mostrado digno de ser libre. Su eficaz cooperacíón reparó nuestras pérdidas y aumentó nues­tra fuerza .••• "Los granadinos están íntimamente penetrados de la inmensa ven­taja que resulta á uno y á otro pueblo de la creación de una nueva República, compuesta de estas dos naciones. La reunión de la Nueva Granada y Venezuela es el objeto único que me he propuesto desde mis primeras armas ; es el voto de los ciudadanos de ambos países, y es la garantía de la libertad de la América del Sur." Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 372 BOLE'l'ÍN MILI'l'AR Por la ley fundamental de Colombia, que el Libertador sancionó lleno de júbilo, se decretó la unid o~ d de la República, compuesta de la Capitanía general de Venezuela y del Vireinato del Nuevo Reino de Gra:- ada. En cada una de las tres grandes porciones de territorio en que q ucdaba divtdido el nuevo Estado, Venezuela, Cundinamarca y Quito, gobernaría un Vicepresidente nombrado por el Congreso. X XIII El 2 7 de N oviembrc de 1 8zc se verificó en el pequeño pueblo de Santa Ana-situado á la mitad del camino cutre Trujillo y Carache­la memorable enrrevista del Jefe español Morillo y Bolívar. Un día antes se había firmado por los comisionados de ambos ejér­citos el tratado de regularización de la guerra y el de un armisticio que debía durar seis meses. Fue Morillo el iniciador de esta medida, que dejaba entrever un término á la guerra. La entrevista de Jos dos denodados Jefes tenía que ser memorable por más de un motivo. M oralmente ella implicaba ya, por parte del Jefe español, una es pecie de reconocimiento del derecho, ó siquiera fuese del triunfo, de las armas patriotas acaudilladas por el Libertador. Fue l'Vlorillo el primero ~ue llegó al pueblo de Santa Ana acompañado de varios Jefes y edecanes suyos, de los cuales destinó cuatro para que se adelantasen á esperar y recibir á Bolívar, y luégo él mismo, después de ordenar que se di pusiese lo conveniente para alojar y atender debi­damente á sus contrarios, salió á re·cibir al Libertador á las afueras de la población. Cuando se avistaron los dos Jefes, ambos echaron pie á tierra, abra­zándose con las m<{s cordiales m u es tras de recíproca cortesía. Es fama que Bolívar en aquel día supo cautivar á Mo::-illo y á sus acompañantes con la diestra elocuencia d~ su verbo; se expresó con la vehemencia que le era habitual y con la rara sagacidad de su espíritu, que sabía ya imponerse y dominar en dondequiera, lo que arrancó aplau­sos á sus contrarios. En la mesa brindó por tocios los hombres "dignos, por los que, al través de males horrorosos, defendían y so s tenían la libertad; por aque­llos que habían muerto gloriosamente en defensa de su patria ó de su go- . . bierno; por los heridos de uno y de otro ejército." Admírese el talento de aquel hombre irresistible, que desde los al­bores de nuestra existencia política, supo formar el ejército en los mol­des firmes é inamovibles de amor á la patria, de dignidad personal y de respeto por la justicia. Ya se ve que si algo estable, puro y libre de bajezas, conservamos en la azarosa 1 ucha de la República, lo deb ~ mos también al Libertador de cinco naciones, que supo con su genio y su hidalguía engrandecer la carrera militar. A tal punto llegó la elocuencia nativa de Bolívar, que el mismo Morillo, seducido por la palabra persuasiva de su grandioso rival, pro­puso que en el mismo punto en donde en ese día ~e habían abrazado, se levantase una pirámide que, teniendo en su base · inscritos los nombres de los que habían firmado el tratado de regularización de la guerra, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 373 transmitiese á la posteridad tan grato recuerdo. El Libertador y el mis­mo Morillo condujeron personalmente al sitio indicado una piedra an­gular, que fijaron allí como base del proyectado monumento, y parados sobre ella, se abrazaron de nuevo. ( 1) Bolívar permaneció con l\1orillo hasta el siguiente día por la ma­fiana (28 de Noviembre de 1 8zo), y entonces se separaron. Ese mismo día escribió e! General Moril1o á su amigo Pino una carta, en la que refería el hecho que dejamos apuntado, y entre otras frases lisonjeras para el patriotismo de los hijos de Colombia, decía: "Bolívar vino solo con sus oficiales, entregado á la buena fe y á la amistad, y yo hice retirar inmediatamente una pequefia escolta que me acompafiaba. No puede us ted ni nadie persuadirse de lo interesante que fue esta entrevista, ni de la cordialidad y amor que reinó en ella." (Continuará) BOLIVAR ORADOR MILITAR (Continuación) Por las mismas razones nos parecen nat~lrales y propias de la situ,ción la respuesta de Mario a \ :>retor de Utica, que le intima­ba partir: "Di á tu amo que viste á Mario fugitivo sentado en Jas ruinas de Cartago "; y la de Pompeyo, á quien hablaban de las vic­torias de César: "En cualquiera parte de 1 talia en que yo dé con el pie, brotarán legiones"; y la exclamación de Camilo cuando halló á los Senadores pesando el rescate de Roma al caudillo galo: "El hierro y no el oro debe rescatar á los romanos." En ocasiones una de estas frases es el arranque de una supre­ma resolución. Bolívar, en medio de la batalla de San Mateo, vien­do que la balanza de la victOria se inclinaba á sus contrarios, echa pie á tierra, manda desensillar su caballo, y grita á sus soldados : "¡Aquí, aquí moriré el primero!" palabras que recuerdan las de Si la, quien, para detener las huestes que huían, dijo arrebatando una bandera: "Es glorioso para mí morir aquf. Si os pregunt
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