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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 75

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 75

Por: | Fecha: 16/11/1898

Año II Bogotá., Noviembre 16 de 1898. BOLETIN l\iiLITAR --··~-- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO --•e- Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódico todos los 'Jefu y Oficiales del Ejército de la República. MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NUMERO 213 DE 1898 (17 DE OCTUBRE) por el cual se dictan varias providencias relacionadas con el Ejército. El Vicepresidente de la República, Encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA: Art. 1.0 Por excusa aceptada al señor General Cruz Chaves para servir el puesto de J cíe de Estado Mayor de la 3·" División, nómbrase en su lugar al General Lucas Gallo M., que sirve como Jefe de la 2." Brigada de la 1." División. § 1.0 Mientra el General Gallo ocupa su nuevo puesto, el primer Jefe del Batallón B?mboná, señor General Mario Guz­mán, se encargará accidentalmente del Estado Mayor de la 3·" Di­visión. § 2. 0 El General Nicolás Perdomo, en su carácter de primer Ayudante General de la 2." Brigada de la 1." División, se encar­gará provisionalmente de la Jefatura de aquélla. Art. 2. 0 Acéptase al señor Teniente Coronel Eduardo Ortiz B. la excusa que presentó para servir el puesto de 2.0 Jeíe del Ba­tallón Tencrife número ro.0 , y nómbrase en su reemplazo al Sar­gento Mayor Paulo E. Escobar, á quien se llama al servicio activo. Art. 3· 0 N ómbrase Auditor de Guerra de la 3: División al señor Anselmo León Gómez. :. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 250 BOLE'l'ÍN 1\ULl'l'AR Art. 4. 0 Acéptase al Capitán Víctor M. Vesga la excusa que ha presentado para servir como primer Adjunto del Estado Mayor de la citada División, y nómbrase para ese puesto al Capitán Elie­cer Gómez, á quien se llama al aervicio. Art. 5.0 Los Jefes y Oficiales de los Cuerpos que constituyen la 3·· División, serán los siguientes : Batallón ]iradores número 1 3-Primer Jefe, el Coronel Haba­cuc: Beltrán, ya nombrado; Segundo Jefe, el Sargento· Mayor Lucio de la Torre; Ayudante Mayor, el Sarg~nto Mayor Jesús Rocha S.; Segundo Ayudante, el Teniente Higinio Forero; Abanderado, el Subteniente Alejandro Badillo. Primera Compañía: Capitán, Domingo García; Teniente, Daniel Molina Cardoso ; Subtenientes, Eleuterio Sánchez y Mi­guel Granados. Segunda Compañía : Capitánl Carlos Tomás Muñoz; Te­niente, Hipólito Moreno; Subtenientes, Agustín Carreño y José Angel Vargas. Tercera Compañía : Capitán, Carlos Mendoza S. ; Tenien­te, José Segundo Ruiz; Subtenientes, Antonio Ortega y Francis­co Gáfaro. Cuarta Compañía: Capitán, Ramón M. Soto E.; Tenien­te, Luis López; Subtenientes, Nicolás Roja<> y Alfredo Rivera. Quinta Compañía : Capitán, Carlos Julio Guevara ; Te­niente, Antonio Mieles ; Subtenientes, Marco A. Villarretl y Rosario Leal. Batallón Rifles número 14-Primer Jefe, el Coronel Andrés Quintero, ya nombrado; Segundo Jefe, el Sargento Mayor N epo­muceno Salas; Ayudante Mayor, el Hargento Mayor graduado Cipriano Soto ; Segundo Ayudante, el Teniente Silvino Monta­ñés ; Abanderado, el Subteniente Fídolo González. Primera Compañía : Capitán, Ignacio Buenahora ; Tenien­te, Alejandro Díaz G. ; Subtenientes, Antonio Salamanca é Isaías Guerrero. Segunda Compañía : Capitán, Remigio R oncancio ; Te­niente, Manuel Ballén ; Subtenientes, Acisclo Toscano y Alfredo Aguirre, á quien se llama al servicio activo. Tercera Compañía : Capitán, Elíseo Dueñas ; Teniente, 'reodoro García, á quien se llama al servicio; Subtenientes, Rei­naldo Escobar y Eugenio Barreto. Cuarta Compañía: Capitán, Jesús Galvis; Teniente, Agus­tín B. Santacoloma, á quien se llama al servicio; Subtenientes, Heliodoro Mogollón y Francisco Pinzón. Quinta Compañía: Capittn, Julio Sanmiguel; Teniente, Uladisiao Ruiz; Subtenientes, Julio Suárez y Víctor Medina. Batallón Bomboná número 15-Primer Jefe, el General gra­duado Mario Guzmán ; Segundo Jefe, el Sargento Mayor Julio Albán, á quien se llama al servicio ; Ayudante Mayor, el Capitán Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT A.R. 251 Luis U rdaneta; Segundo Ayudante, el Teniente Luis Moisés Talero; Abanderado, el Subteniente Saba~ Pardo. Primera Compañía: Capitán, Rogelio V élez M.; Tenien­te, Luis M. Burgos; Subtenientes, Críspulo Gómez y José A. Peña. Segunda Compañía :- Capitán, Eudoro Aguirre; Teniente, ·Belisario Rucindo ; Subtenientes, Leandro León y Mariano Castro. Tercera Compañía: Capitán, José Manuel Dederlé; Te­niente, Gabriel Baena, á quien se llama al servicio; Subtenientes, Manuel A. Medina é Hipólito Nieto. Cuarta Compañía: ~apitán, José B. Vera, á quien se llama al, servicio; Teniente, Félix V. Castillo; Subtenientes,Justiniano Arenas y Jacobo Pérez. Art. 6.0 Los Jefes y Oficiales de los Batallones que forman la 4·a División, serán los que á continuación se expresan : § 1.0 El Batallón Pichincha número r6 tendrá los mismos Jefes y Oficiales que hoy tiene. Para la vacante de Teniente, que existe en la 4: Compañía, se nombra al de ese grado señor Gerar­do Grajales, á quien se llama al servicio activo. ~ 2.0 Nómbrase primer Tefe del Batallón Urdaneta número 17, al Coronel Alejandro Quintero. El segundo Jefe, los Oficiales de Plana Mayor y los de Co1hpañía, serán los mismos que hoy sirven en dicho Cuerpo. Para la \iacante de Capitán, que existe en la 3·· Compañía, y para las "de ~reniente y Subteniente de la 4.•, se nombra al Capitán Olimpo Santos, al Teniente Leopoldc;> Ruiz Vásquez y al Subteniente Wenceslao Bolaños, respectivamente. § 3· 0 Dos Compañías de e¡ te Cuerpo, c:on el primer Jefe, harán la guarnición de Cali, y las sos restantes, con el segundo, guarnecerán á B uga. § 4.0 La Plana .l\1ayor del Batallón La Popa continuará con los mismos Jefes y Oficiales que hoy tiene. La oficialidad de las Compañías será la siguiente : Primera Compañía : Capitán, José María For~ro, á quien se llama al servicio ; Teniente, Lcandro Guzmán ; Subtenientes, Hipólito López y Vicente Monsalve. Segunda Compañía: Capitán, Rafael Guevara !viartínez; Teniente, Ruiino Guerrero C. ; Subtenientes, Francisco Congote y Juan Gómez. Tercera Compañía: Capitán, Antonio Domínguez C., á quien se llama al servicio; Teniente, Carlos Talero; Subtenientes, Alberto Barnga y José Vicente Fernández, á quienes se llama al servicio activo. Cuarta Compañía : Capitán, Guillermo Esc~llón y Teniente Ulpiano Osorio, á quienes se llama al servicio ; Subtenientes, Cándido Molina y Sebastián Delgado, á quienes se llama igual­mente al servicio. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 252 BOLE'.fÍN M.ILIT..A.R § 5.0 . Dos Compañías del Batallón La Popa harán la guarni­ción de Medellfn, al mando del primer Jefe, y las otras dos, al mando del segundo, guarnecerán la plaza de Manizales. Art. 7.0 Restablécese la guarnición del Sur del Cauca, que la constituirán dos Compañías, que se acantonarán en Pasto, con el nombre de Medio Batallón Cazadores número I 9, el cual forma­rá parte de la 4·" División del Ejército. § 1.0 Nómbrase Jefe del medio Cuerpo citado, al Coronel José María Mosquera. § 2.0 En decreto separado se harán los nombramientos de la oficialidad para el mismo. Art. 8.0 Llámase al servicio activo al Subteniente Luis E duar­do Calderón, y destínase á la quinta Compañía del Batallón Aya­cucho número 3.0 , en reemplazo del de igual grado Alberto Barriga, que fue destinado al Batallón La Popa número I 8. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á I7 de Octubre de 1898. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, 0LECARIO RIVERA DECRETO NU.l\1ERO 215 DE 1898 ( NOVIEMBRE 8 ) por el cual se ordena vender unos buques de guerra El Presidente de la República En uso de sus facultades legales, y CONSIDERAN DO : I.0 Que para restablecer el equilibrio fiscal es de urgente ne­gesidad adoptar cuantas medidas de economía indique la convenien­cia pública; y 2. 0 Que atendido el ningún servicio que prestan algunos bu­ques de la .J.\Ilarina Colombiana, el gasto que se hace en el sosteni­miento de ellos, sobre ser gravoso para el Tesoro, no corresponde á necesidad alguna relacionada con el orden, DECRETA: Art. 1.0 Procédase á vender en pública subasta, y con arreglo á las demás formalidades que prescribe el Código Fiscal, los bu­ques de guerra denominados Crucero Córdoba y General Nariño. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR Art. 2.0 Mientras se hace la venta de que trata d presente Decreto, la tripulación de las naves mencionadas quedará reducida á la guardia ó custodia indispensable para conservarlas. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 8 de Noviembre de I 898. MANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Guerra, PEDRo ANTONio MoLINA DECRETO NUl\1ERO 2I6 DE r898 (NOVIEMBRE 8) por el cnnl se elimina el Depósito militnr El Presidmte d2 la República En uso de sus facultades legales, y CO. 'SIDERANDO: 1. 0 Que la angustiosa situación del Tesoro exige imperiosa­mente eliminar cuanto gasto público no sea estrictamente indispen­sable para los fines de la Administración; y 2.0 Oue en el Presupuesto de Gastos de la presente vigencia no hay partida especialmente destinada para el pago de personal distinto de el del Ejército en servicio activo, y por lo tanto el Po­der Ejecutivo no cree estrictamente legal la erogación que se hace en el sostenimiento del Depósito, DECRETA: Artículo único. Desde el r .0 de Diciembre próximo quedará eliminado el Depósito fvi ilitar, derogado en todas sus partes el De­creto número 900 de 1890, que lo creóJ y virtualmente abrogado el artículo 15 del Decreto número 14 de 23 de Agosto último, reorgánico del Ejército. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 8 de Noviembre de 1898. MANUEL A. SANCLEMENTE El .f\1inistro de Guerra, PEDRO ANTONlO MouNA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 254 BOLETÍN M.ILIT.A.R NOTA DEL SENOR MINISTRO DE GUERRA AL SEROR GENERAL JEFE DE ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJ~RCITO República de Colombia-Ministerio de Guerra--8ección 1.•-7 Bogotá, I I de Noviembre de I 898 SeÍlor General Jefe de Estado Mayor General del Ejército. Consecuente con ias doctrinas y prácticas observadas invaria­blemente por el actual encargado de este Despacho, aun en los momentos más difíciles del último Jebate electoral, respecto de la actitud que los miembros del Ejtrcito deben guardar en las luchas políticas de los partidos, creo indispensable reiterar á la fuerza pú­blica, por vuestro digno conducto, las órdenes más terminantes para que~~ Ejército se guarde, en absoluto, de toda intervención en asuntos políticos, ya porque conforme al artículo · 168 de la Constitución, la fuerza armada no es deliberante, y le está prohi­bido, por tanto, ingerirse en esa clase de luchas, como porque la buena organización y disciplina militares, que constituyen la base de todo Ejército que realmente merezca l!"'var ese nombre, son incompatibles con las deliberaciones á que la disposición constitu­cional se refiere, y están en abierta pugna con la naturaleza y los fines de la institución militar. Siendo, como es, la fuerza pública guardián del orden y de laS imtituciones, no se concibe cómo podría llenar el objeto para que ha sido creada, si interviniera en el juego natural y pací:V.:o de los p.lrtidos, ó tomara parte, siquiera indirecta, en la solución de pro­blemas políticos que debe ser confiada únicamente á la acción libre y espontánea de la opinión pública. El Gobierno tendrá como falta muy grave en los !'.1iembros del Ejército, la ingerencia en debates políticos, ya sea pública ó privadamente, y reputará inadecuado para el servicio á todo militar · que no se ciña estrictamente al precepto constitucional y á la doc­trina desarrollada en este oficio, y antes bien estimará su cumpli­miento como un título más para obtener los grados y recompensas á que sean acreedores por sus servicios. El Gobierno, al adoptar esta medida, se propone rbdeat al Ejército de todo el respeto y prestigio qu(' en otros países ha al­canzado, sustrayéndolo así de las ardientes luchas políticas y man­teniéndolo superior á ellas, á fin de que los ciudadanos se acos­tumbren á mirar en él la custodia del orden social y no la amena­za de las libertades públicas. El Poder Ejecutivo, del cual depende, en un todo, el Ejérci­to, con arregl0 al artículo 22 del Código Militar, confía en que los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 255 leales y valerosos miembros que lo forman, ajustándose al espíritu de civismo que ·predomina en sus filas y que es garantía de las ins­tituciones republicanas, no han de querer romper la tradición de respeto á la ley y á los Magistrados, la cual constituye ya salvador derecho consuetudinario en nuestra historia política, y es;::>era, asimismo, que ningún militar en servicio dé ocasión á censuras por infracción de las disposiciones constitucionales y legales que sustentan la materia del presen·te oficio. . Servíos disponer que esta comunicación sea public;ada en la Orden General del Ejército. Soy vuestro atento servidor, PEoRo ANTONIO MaLINA EJERCITO NACIONAL INFORME que el primer Jefe del Batallón Oo.ro número 17 presenta al Estado Mayor de la División. Sefior Coronel primer Ayudante GeneraL-Presente. Tengo el honor de informar á usted sobre los trabajos de zapa que ejecuta· el Batallón que comando, así: se han construído des­de el ~ .0 de Abril hasta el último de Mayo próximo pasado, 170 metros de camellón, el cual tiene de latitud 7 metros 10 centíme­tros, y de flecha 45 centímetros. Se construyó una alcantarilla cuya longitud es de 7 metros 10 centímetros, y tiene de luz 85 centímetros. También se construyó una muralla para sostener el ca melión, .en la parte donde corta el antiguo cauce del río, la cual mide 66 metros de extensión por una altura creciente desde 50 centímetros hasta 1 metro. Es de advertir que en este trabajo, y en el tiempo ya dicho, sólo se ha empleado el personal de cua­tro Compañías, desde el r .0 de Abril hasta el 15 del mismo, y de esta fecha hasta el último de Mayo, el personal de tres, porque de cuatro Compañías á que quedó reducido el Batallón desde el 16 de Abril próximo pasado, la cuarta se ha ocupado todo ese tiempo en los trabajos del acueducto y carretera de San Vicente. Si en los dos meses citados los trabajos no han avanzado lo que era de esperarseJ es debido á la falta de algunos elementos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 256 BOLETÍN MILITAR como las carretillas, que tan indispensables son para el acarreo de materiales y porque el personal de las Compañías era muy reduci­do y se redujo más desde la segregación de la yuinta Compañía, la cual hubo necesidad de completar con personal de las otras. Me prometo que en este mes los trabajos avanzarán notablemente, por­que ya las Compañías están completas y de consiguiente aumen­ta el número de trabajadores, á lo que se agrega que el señor Prefecto me ha ofrecido suministrar las carretas en número sufi­ciente. Soy de usted atento y seguro servidor, El primer Jefe, A. ARzA YÚS E. Es copia. El segundo A y u dan te general, RóMULO ARAGÓN INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Miguel Vargas, per­teneciente á la quinta Compailía del Batallón 21 de JuníJJ, que falleció ayer en el Hospital Militar de Barranquilla. En Barranquilla, á ocho de Junio de mil ochocientos noventa y ocho, en la Mayoría del Batallón 21 de Jt111Íl7, se reunic~on el señor General graduado Ramón G. Amaya y los testigos señores Andrés For­tich G., Julio C. Moneada y Cristóbal Fonncgra, con el objeto de in­ventariar y avaluar los bienes del soldado Miguel Vargas, de la s.a Com­pañía del aludido Cuerpo, que falleció ayer en el Hospital Militar de esta ciudad, de beriberi, y se procedió á inventariarlos y avaluarlos en la forma siguiente: Una libreta militar, sin valor, en la que dice ser natural de Suta-tenza, Departamento de Boyacá. Dos pares de botines usados, aval uados en .............. $ Una ruana vieja, en ................. . .. , ..•.....••• , Una sábana, en ....................................... ,. U na malctcra, en. . • . • . . • . . . . . . . . • . • . • • . . • •..•... En poder del Habilitado, en dinero .................. . Suma •••••..••••..•.•....•... , ••.. $ Dinero efectivo que dejó al Subteniente Belalcá-zar antes de morir... • • • • . . •• . • • . •••...••••... $ 70 .. De esta suma se deduce lo siguiente : Valor de un ataúd ................... $ 16 Gasto de coche para practicar ]as dili- 20 so 20 26 40 gencias correspondientes .................. . IJ .. 53 • • Quedan ...•••••..••...•.•••.. $ 81 30 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 257 No habiendo más de qué tratar, se dio por terminada la presente diligencia, que firman los que en ella intervinieron. El General graduado, primer Jefe del Batallón 21 de J unín, RAMÓN G. AMAYA-Tcstigo, A. Fortich C.-Testigo, Jttlio C. Moncada.-Tes­tigo, Cristóbal Fomtegra. INVENTARIO de los bienes que dejó el soldado Simón Vera_ perte­neciente al Batallón Urdaneta número 1 5. En dinero .•••.. , •...•.•.•.••••..•••.•.•.•.•••. $ Un par de botines usados ..................... __ -· .•.• Un kepis ....•.•...•..••...•••..••...........•.••• U na ruana deteriorada. . . . . • • • . . • •.......••.•••.••• U na camisa de hilo usada. • . . ....................... . U na camisa de hilo usada .....••••••.......••••..•.•• Una franela de hilo usada ........................... . Un par de medias ................................. . Dos pañuelos de hilo ....•••......••....•.••..••.•• U na correa de cintura ....••..•.••.•..••.•.••.•.•... 6¡ zo 3 1 20 So 6o 6o 40 20 20 20 Suma •....••...•.... $ 68 40 Cali, Junio 16 de I 898. El Coronel primer ·Jefe, JosÉ M. MosQUERA.-Testigo avaluador, Clímaco García.-Testigo avaluador, Mrmttel M. Castillo.-Tes·igo ava­luador, Manuel A. Zapata R. NoTA.-Se deduce de esta suma la de siete pesos cincuenta centa­vos ($ 7-50) por valor de un ataúd, cuyo recibo se adjunta. Recibí del Habilitado del Batallón Urdaneta $ 7- so, valor de un ataúd para Simón V era. Cali, 15 de Junio de 1898. J . .A. Martín V. B.-El Coronel, JosÉ M. MosQUERA Es copia.-El Coronel, JosÉ M. MosQUERA VARIEDADES LA 'rACTICA DE INFANTERÍA Y LAS ARMAS DE FUEGO PERFECCIONADAS El reglamento sobre el ejercicio y las maniobras de infantería, da el métod~ y los medios de adiestrar la tropa, para ejecutar regu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILIT~R lar y rápidamente los movimientos que preceden ó continúan el combate. Pero bajo el fuego de las máquinas modernas, la aplica­ción de las formaciones cerradas cada día se hace más rara: así lo prueban las últimas guerras. · La historia nos demuestra que, con muy pocas excepciones, las cargas verdaderas á la bayoneta no han existido ~ino en la ima­ginación de los escritores militares, y que es preciso entender por carga á la bayoneta todo movimiento ofensivo ejecutado con au­dacia. Numerosos ejemplos nos enseñan cuán difícil ha sido siempre abordar de frente, en orden compacto, una infantería que aún no ha sido conmovida, bien posicionada, y que tiene la eficacia de su fuego, El largo alcance y la precisión de las nuevas armas, relacio­nadas á la rapidez con la cual los fuegos se ejecutan, han hecho imposible lo que antes era difícil. Hoy no existe infantería alguna que pueda marchar_.al ataque en terreno descubierto, en cualquier formación regular que sea, c~:mtra un enemigo provisto de cañones de largo alcance y de..fusi­les que se .cargan por la culata. "En un reconocimiento hecho en J untland en 1864, el Ca­pitán prusiano Schutterback, con 124 hombres del regimiento de infantería número so, se vio repentinamente amenazado por su retaguardia por 180 soldados del primer regimtento de infantería dinamarqués. Estos, cubiertos por un pliegue de terreno, !e acer­caron á los prusianos hasta la distancia de 400 pasos, y los carga­ron á la bayoneta en columna, con gran resolución: á los 250 pa­sos de la posición de los prusianos fueron acogidos por una primera descarga que fue seguida inmediatamente por una segunda que no los contuvo, pues siguieron marchando con la más grande bravura. Pero á la tercera se detuvieron; les faltaban 150 pasos para poder llegar á comprometer un combate al arma blanca y en este espacio de tiempo habrían tenido que soportar tres ó cuatro descar~as. Así ,.j combate se conti.:1uó por un fuego de tiradores de corta duración. En 20 minutos los dinamarqueses tuvieron fuera de combate 3 oficiales y 85 soldados; la mitad de su fuerza efectiva." (1) "El 29 de Junio de 1866, en el combate de Gitchin, dice un ofic:ial austriaco, testig() ocular (2), cuando la brigada Piret recibió, á las seis de la tarde, la orden de dejar su posición para dirigirse sobre Zames y tor:P.ar esta localidad, se emplearon seis batallones y la batería de la brigada en esta expedición. Para protegerlas en caso de desastre se dejó en el monte Ensestadler un batall6n de infantería v una batería de ocho tt. tomada en la reserva de la arti­llería del c~erpo de ejército; desde su posición·esta batería podía proteger nuestra marcha hacia adelante, y cañonear eficazmente la (1) MiUta.r Woohsmb~a.tt, 8 de Julio de 1865. (2) ~Vh~r Preitwng, año de 1868. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MILIT A..R 259 localidad que estaba alejada 2,ooo pasos mas o menos. Los seis ba­tallones destacaron cada uno una división (dos compañías) como se­gunda línea y avanzaron sobre Zames en una línea de columnas llevando la batería entre el segundo y tercero batallón, precedidos de una espesa cortina de tiradores. "Las alturas que rodean á Zames estaban débilmente ocupa­das por el enemigo y fueron tomadas después de un combate insig­nificante de tirado\es. La cresta de esas alturas forma delante de Zames una curva pbco sensible cuya extremidad se aleja 300 pa­sos, y el centro á 8oo poco más ó menos de esta localidad. El ene­migo había sólidamente ocupado este punto y se distinguían per­fectamente tropas de las tres armas en el interior y en rededor de Zames. La bataría se estableció en el centro de la curva porque los declives son poco sensibles, mientras que son bastante escarpa­dos en las alas; y rompió el fuego á 300 pasos con proyectiles hue­cos. Las tropas formadas por divisiones y en masa fueron colocadas al abrigo de todo proyectil sobre las alas, y sólo las primeras divi­siones conducidas sobre la meseta rompieron un fuego de tiradores contra el enemigo posesionado alrededor de Zames. 1 "Este combate preliminar duró más de media hora. El mo­mento decisivo había llegado: el enemigo había hecho progresos sobre nuestro flanco izquierdo, sobre la altura de Prada. Dilet7-, ocupado por los zajones, fue evacuad;~; la brigada debía apoderarse de Zames y atacar seriamente el flanco izquierdo de los prusianos, á fin de contener su movimiento ulterior al centro, ó bien retirarse á su primitiva posición en el monte Esenotadler. Como entonces no se conocían aún los efectos del tiro rápido, se decidió abrazar el primer partido. "Como lo hemos dicho ya, el ataque á la bayoneta había sido preparado durante más de media hora cuando la señal del asal­to fue dada. Las tropas formadas en divisiones avanzaron en masa, y al paso de carrera se dirigieron sobre el enemigo, los tiradores se agruparon en los intervalos y cargaron conjuntamente con las tro­pas cerradas en masa. El enemigo nos recibió con fueRos de fila: nuestros soldados, en gran número, fueron puestos fuera de com­bate mientras que trataban de franquear la distancia de trescientos pasos que los separaban de la posición enemiga. Se detuvo la carga, y las cabezcrs de columna hicieron fuego, y en seguida tratamos de retirarnos á nuestros primeros abrigos. "Las pérdidas de las 24 compañías asaltantes se elevaron á 4o oficiales y 8oo hombres en menos de cinco minutos, y sin em­bargo el enemigo apenas había empleado 4 compañías en la fusi­lada. Esta tentativa de ataque á la bayoneta nos costó tantos hom­bres como los que el enemigo había empleado para rechazarnos, y puede calcularse muy bien que cada defensor poco más ó menos .había puesto un asaltante fuera de combate, aunque las columnas de ataque ocuparon la zona más peligrosa, que era la dé los c:ien pasos antes de lle¡ar á la posición enemiga. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 260 BOLETÍN MILITAR "Aunque las grandes pérdidas se producen siempre en cortos espacios de tiempo, aun en el caso en que los combates son de larga duración, los resultados del tiro rápido que acabamos de citar, no provocan menos la admiración. "Durante la marcha adelante que se hizo er.1 muy buen or­den, se observó que las pérdidas aumentaban en una progresión . geométrica, y esta observación se hubiera mantenido si las tropas hubieran continuado su ataque. La bravura desplegada por los aus­triacos en Zames fue digna de todo elogio : sus pérdidas dan fe, y creemos que ninguna otra brigada hubiera tomado la posición, por­que cualquiera tropa que fuera, pertenezca á tál ó cuál naci6n, y cuya bravura sea á toda prueba, no posee en efecto sino cierta dosis de sangre fría y de coraje que tiene un límite determinado, y pérdidas tan considerables intimidan á los que sobreviven y de­tienen todo impulso heroico. En el mundo entero no se encuentra un ejército que se le pueda llevar adelante hasta perder su último hombre; la energía moral tiene límites, los cuales no se pasan jamás sin romperla." Este ejemplo no es el sólo que nos proporciona la guerra de Bohemia; sin embargo, después de r 866, distinguidos militares no consideraban definitivamente resuelta la cuestión de saber si en el futuro el ataque en masa debía ser desterrado del campo de batalla por los cañones y los fusiles modernos; y así hemos visto que. á los franceses en los primeros combates que dieron en I 870 en Wis­sembourg, Sarrcbruck y Woerth recurrieron sin éxito á su táctica favorita: el ataque á la bayoneta. Hablando de las cargas llevadas por ellos en Sarrcbruck con­tra los bosques ocupados por los tiradores prusianos á la derecha del ejército alemán, un corresponsal del Thimes del 1 I de Agosto de 1870 se exprf'sa así: "No hay nada que pueda dar una idea del arrojo y de la bra­vura de la infantería francesa; y cualquiera que sea el elogio que se le rinda en homenaje á esa cualidad heroica, jamás alcanzará á la altura de su mérito. Hemos visto repetidas veces avanzar los bata­llones franceses con una heroica impetuosidad hasta el borde del bosque, de donde eran constantemente rechazados dejando cente­nares de bravos mordiendo el polvo; era un espectáculo lamenta­ble que duró muchas horas." ( Conti11uará ). _. .. __ LITERATURA LA BATALLA DE SEDAN No entra en mi plan hacer la relación técnica de la batalla de Se­dán, á fa que concurrí como espectador, más ó menos expuesto al rcli- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE1'ÍN MILITAR 261 gro, pero me esforzaré en hacer una relaci6n verídica de lo que vi ó supe durante la acción, colocado en el st:gundo término de este cuadro siniestro é inolvidable. Los fuegos se rompieron al amanecer, en medio ce la neblina, del lad') de Bazeilles, y de las orillas del Meuse, se extendieron al Sur, y progresivamente al Este y al Oeste, á medida que los dos ejércitos ale­manes avanzaban en número de 2 30,000 hombres, y efectuaban el gran movimiento en vol vente que desde la una de la tarde logró cortar al ejército francés en su retirada hacia Mésicres, la sola posible quizás, si la disposición adop~ada al principio por el General Ducrot no hubiera sido cambiada por su sucesor en el mando en jefe. Desde las seis y media de la mañana los Oficiales de la Casa Mili­tar, inclusive los caballerizos, aguardaban, rienda en mano, en el patio de la Subprefectura, para acompañar al Emperador al campo de batalla. Mientras éste se vestía, Emmanuel d'Harcourt, Capitán de infante­ría, Oficial de Ordenes del Duque de Magenta, llegó apresuradamente, se desmontó en medio de nosotros y pidió ser introducido cerca de Su Majestad, para darle la noticia de que el Mariscal acababa de ser herido gra\'emente en la ingle por un casco de obús. Después de haber escu­chado, con los ojos llenos de lágrimas, la noticia de este fatal aconteci­miento, el Emperador aprobó la entreg1 del mando en el General Ducrot, no obstante que no era el más antiguo de los Jefes de Cuerpo de Ejército, pero habida consideración de que era el que estaba más al co­rriente de los proyectos del Mariscal. Este último no sabía, como tam­poco el Emperador, que el General Wimpfen, llegado la antevíspera de París para mandar d 5·· Cuerpo del Ejército, era al mismo tiempo conductor de una comis1ón del General en Jefe, en el caso de que la vacante viniera á tener lugar. Entregándosela el Ministro de Guerra, creía aún que el ejército francés conservaría una ventaja de dos días sobre el tercer ejército alemán, y tendría que combatir sólo al ejército del Meuse. Cálculo optimista, burlado por las marchas forzadas del tercer ejército, al cual pertenecía, además, el Cuerpo Bábaro, compro­metido la víspera en Bazeilles. N o se podía, pues, dudar de que los otros le seguirían de cerca ! Después de haber enviado á uno de sus Ordenanzas el Capitán Guzmán, cerca del General Ducrot, Napoleón m montó á caballo, y á la cabeza de su Estado 1\!layor, seguido de un pelotón de guías suminis­trado por el Escuadrón de la escolta, se dirigió hacia la puerta que con­duce al camino de Bazeilles. Apenas había dado algunos pasos cuando se cruzó con el coche en el cual estaba acostado el Mariscal, y se detu­vo para informarse de su estado. El doctor Teófilo Anger, que nos se­guía á pie, tanto como k era posible, se apresuró á ofrecer sus servicios, y manifestó que no obstante su gravedad, la herida no era mortal. El Emperador, tranquilo con la relación de su cirujano, continuó su camino á la vista de los habitantes, quienes desde las ventanas lo mi­r. aban pasar silenciosamente. Antes de salir del recinto nos encontramos con varios prisioneros enemigos, á quienes conducían al lado de nues­tros heridos, casi todos heridos en los brazos ; había uno que caminaba entre estos últimos, un suavo de alta. estatura, que nos extendió la mu- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 262 BOLETÍN MILITAR ñeca mutilada exclamando furioso : "Voy á hacerme curar y voh·eré." Hay palabras y miradas que nunca se olvidan. Más allá de las fortificaciones Su Majestad puso su caballo al trote, hasta que llegó á las primeras casas de Balan, en donde los enfermeros transportaban nuevos heridos. Sostenido por dos soldados de infantería, aguardaba el coche de la Ambulancia un Jefe de Escuadrón, cuya cara est~ba tan mutilada que no se distinguían sus !acciones. -¿Estoy tan desfigurado que no me reconocéis? Me dijo ,cuando pasé á su lado. Era Octavio Bastard, cuya mejilla había sido destrozada por una bala. Al llegar al centro del pueblo el Emperador tomó por una calle en descubierto del lado del Mosella, y avanzando sobre un montecillo de donde hacían fuego las baterías divisioaarias de infantería de marina, se detuvo cerca de ellas, no lejos del lugar donde había sido herido el Ma­riscal. Cuando los artilleros que estaban á la c~palda del Emperador re­conocieron á éste impasible, lo saludaron con vivas ; los últimos que debía oír! Viéndole de lejos el General Vassoigne, avanzó un instante para darle á COJlOCer la maniobra prescrit~ por el General Ducrot, en lo que concernía á las divisiones del duodécimo Cuerpo, encargado de luchar palmo á palmo, batiéndose en retirada en dirección de Mézieres. Eran más de las ocho de la rnafiana cuando la ligera neblina que todavía subía de las orillas del río acabó por disiparse. Vimos las altu­ras de la orilla izquierda coronadas por una larga línea de baterías ale­manas, establecidas desde Remilly hasta más allá de Wadilincourt. Los primeros rayos del sol daban sobre nuestros kepis ; nuestro grupo vino á ser el objetivo de su puntería; el Emperador nos ordenó desfilar detrás del muro de una fábrica, cerca de la cual permanecía en reserva un bat:tllón de cazadores, y permaneció voluntariamente expuesto al fuego, no conservando á su lado si-no á Darvillier, su primer escudero, Corvi­sart, su médico, Pajo!, su Ayudante de Campo de servicio, y Henden­court, su Oficial 'de Orderres, muerto á su lado. El General Pajol, en la relación que hace de la batalla de Sedán, dice : "que Su Majestad se dirigió sobre un punto culminante, donde estaban colocadas las baterías de reserva, al mando de Sainte-Aulaire, y p::rmaneció más de una hora en esta posición, en medio de una lluvia de balas enemigas, ocupado en seguir los movimientos por brigadas, con­forme á las órdenes del General Ducrot ; el General Lebrun comenza­ba á hacer ejecutar á las di visiones de su Cuerpo de ejército un com­bate decisivo, bien sostenido y hábilmente conducido." Informarlo por la vuelta del Capitán Guzmán, del cambio que había tenido lugar en el mando en Jefe, inesperadamente reclamado por el General Wimpfen, puesto al corriente de la contr~orden dada por éste á la maniobra del General Ducrot, y del objetivo de Carignan, sustituído al de Mézieres, el Emperador comprendió que toda esperanza de salvacíón estaba en lo sucesivo perdida. Pero no pudiendo interve­nir sin ser acusado de perjudicar la acción de sus Generales, y no que­riendo tampoco, aun cuando privado de toda iniciativa, abandonar el terreno, en tanto que sus fuerzas le permitiesen permanecer en él, re­• olvi6 dirigirse más hacia el norte, á las posiciones que defendían las Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 263 tropas del primer Cuerpo. Fuimos entonces llamados cerca de él, y después de un galopar frenético, · en medio del silbido de las balas y de los cascos de obús que llovían en el suelo, alcanzamos al Emperador en el camino de Givonne, donde el General Wimpfcn le hablaba con exaltación respecto de las tropas bávaras y sajonas. -Que Vuestra Majestad no se alarme; dentro de dos horas los ha­bré arrojado en el Meuse. Extraña ilusión de un valeroso soldado, en quien la presunción igualaba al valor;· de un General en Jefe que no considera sino una faz del campo de batalla, sin preocuparse bastante de las masas enormes que avanzaran á su retaguardia de la isla de Iges. Lejos de participar de su confianza, Napoleón no dudaba ya de la suerte fatal reservada á este desgraciado ejército, comprometido y soste­nido á su pesar en una aventura en que la injusticia humana no debía de atribuírle la responsabilidad. Permaneció de este modo más de tres cuartos de hora buscando la muerte bajo el fuego cruzado de la me­tralla. Llevaba más de cinco horas d'e exponerse al pelig .. , cuando el in­fortunado Soberano, sintiéndose presa de los sufrimientos que agravaban su permanencia á caballo, se vio obligado por dos veces á desmontarse para obtener algunos mii1utos de descanso, y tuvo bastante energía para hacerse montar de nuevo. Hacia las once y media, no pudiendo sostenerse más, se resignó á volver á la ciudad, cuyas cercanías estaiJ;Jn atestadas de coches abando­nados de sus conductores, cureñas rotas, ~ldados desalentados que bus­caban ilusorio abrigo en los fosos donde la artillería adversa no ocasio­naba menos destrozos. Antes de bajar el puente levadizo, el General Courson y el Capitán Trécesson eran gravemente heridos á espaldas de Su Maj l •ad. - Más allá de la puerta un casco de obús hirió á mi caballo en una pata, otro alcanzó en el costado al caballo de Canisy, un tercero destro­zó, á nuestro lado, el brazo de una desgraciada mujer que estaba de pie en el umbral de su casa. En la plaza t.~ Turena, sobre el puente, lugares descubiertos, los proyectiles comenzaban á caer, cuando el Estado Mayor Imperial pas6 en dirección á la Subprefectura. Sobre el puente, encontrando á Stoffel y al Teniente Paul de Warn, que salían de donde el Mariscal, cerca del e ual se dirigía el Emperador, se detuvo algunos momentos para pre­guntarles por su salud. A las primeras palabras que les dirigió, un obús cayó á algunos pasos de su caballo, levantando una nube de polvo. Si no hubiera interrumpido su camino, habría sido derribado. ¡Qué contraste en este momento entre los destinos de estos dos Monarcas, en presencia uno del otro! De un lado, Napoleón m, anona­dado, encorvado bajo el peso de la derrota, arriesg_~ndo su vida á cada paso como el más oscuro de sus soldados; del otro, Guillermo i, fuera de peligro en las alturas de Frénois, asistiendo, como en apoteosis, á la agonía del Imperio francés, sobre las ruinas del cual el Imperio de Ale­mania iba pronto á levantarse á costa del otro. Esta agonía de un ejército y de un régimen no debía sobrevivir á su pérdida; duró _todavía cinc:o horas en medio de actos heroicos que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 264 BOLETÍN MILITAR nuestros de$cendientes, en tanto que haya una Francia unida y palpi­tante, conservarán piadosamente el recuerdo, inseparable de los lugares y de los nombres que van unidos á él. En Bazeilles, el epi5odio de los últimos cartuchos quemados por el Capitán Aubert y el Comandante Lambert. En el Calvario de Illy, la gloriosa carga de la División Margue­ritte, conducida al caer mortalmente herido éste por el General Ga­lliffet. En Caza], la audaz empresa de abrirse paso, hecha por el Coman­dante Alincourt con un escuadrón del I . 0 de Coraceros. En Balan, en fin, la suprema tcntati va para abrirse paso, hecha en honor del ejército por los Generales Wimpfen y Lebrun, á la cabeza de los restos valerosos del duodécimo cuerpo. ¡Y cuántos otros hechos llenos de abnegación y de valor, cuyos modestos autores han quedado ignorados! Concluirá EN E1 EJERCITO CONDUCTA DE OFICIALES 3.• Brigada.-Se distinguieron por su buena conducta durante el mes de Octubre los señores oficiales: Batallón Sucre número 7.0 -Sargcnto Mayor graduado Cecilio Zamudio; Capitanes Aurelial)o Mora y Olegario Manrique; Te­nientes Maximino Rivera y Emiliano Camargo; Subtenientes Isaac V anegas, Daniel Abella, Jesús Zambrano y Román Castillo. Batallón Granaderos número 8. 0 -Sargento Mayor Rafael Ves~a; Capitanes Leonidas S. Buendía y Clemente Arias; Tenien­tes Juan E. Méndez, Pantaleón Reyes, Faustino Ballesteros, Francisco Durán y Pablo J. Monroy; Subtenientes Elías Macha­raviaya, Manuel A. Bernal, Manuel A. López y Guillermo Gamba. El Poder Ejecutivo, por Decreto de fecha 2 del presente, dictó las siguientes providencias : Aceptó al Coronel Luis María Terán la renuncia que hizo, con el carácter de irrevocable, del puesto de Edecán del Presidente de la República. Reconoció á los señores Rafael Navarro R. y Manuel An­zoátegui los empleos de Teniente efectivo y Subteniente, respecti­vamente, que les fueron conferidos por el Jefe Civil y Militar del Departamento de Bolívar en la guerra de 1895. Reconoció al señor Enrique A. de Castro el empleo de Sub­teniente con que prestó sus servicios al Gobierno en la misma guerra, abonándole la antigüedad de 30 de Enero de 189 5· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Leyex.info Formatos de contenido: Otros
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 81

Por: | Fecha: 10/01/1899

ANO li Bogotá, Enero I o de I 899 NUM. 81 --··--- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO --··--- Fundador, ALEJANDRO POSADA Son cotaboraaores natos ae este periódico todos los Jetes y Ojicialts dtl Ejército de la República CIRCULAR DEL SEROR MINlSIRO DE GUERRA , República de Colombia- Ministtrio de Guerra-Sección I .a Número . .. - -Bogotá, 9 de Enero dt 1 899 Señ.or •••.....••...•••. Tengo el honor de participar á usted que hoy n1e he encargado, en propiedad, del Despacho de Guerra, en vir­tud del nombramiento que tuvo á bien hacer en mí el Excelentísimo Señor Presidente de la República. Soy de usted atento servidor, JORGE HOLGUIN ALOCUCION DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA Colombianos : Siguiendo el ejemplo de mis predecesores en el Gobier­no, os saludo de la manera más cordial, hoy que principia un ~ño nuevo. En cumplimiento de lo dispuesto en la Ley I 28 de 1888, en este día se dará en todos los pueblos de la Na­ción un testimonio público de amor y agradecimiento al TODOPODEROso por los beneficios recibidos, y se impetra- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MILITAR rán sus divinos auxilios para el año que va á comenzar; y cuando esto sucede, yo, como encargado del Poder Ejecu­tivo, por el querer de los electores de la ·Nación, debo hacer por mi parte, como en efecto hago, fervientes votos por el bienestar y el engrandecin1iento de ella, con razón tanto mayor cuanto por ley expedida en el año anterior, que para honra mía fue la primera que me tocó sancionar y mandar ejecutar, la B.epú blica rindió homenaje á J ESU­CIUSTO y ordenó se le erigiera un n1onun1ento con1o sím­bolo de la gratitud nacional. U na República creyente, como la nuéstra, que así se pone bajo la protección divina, la ob­tendrá sin duda, porque Dios es todo an1or para los hom­bre• y en especial para los que Jo invocan y lo acatan. Ten­gamos, pues, fe en que contaremos con su amparo. De agitación han sido los dos últimos años, con mo­tivo de las elecciones para Presidente y Vicepre~idente de la República, iniciadas prematuramente y acaloradas en sumo grado, y de la inauguración del nuevo Gobierno, hasta el punto de pretenderse, sin motivo alguno, que yo no toma­ra posesión de la Presidencia de la República, desconocién­dose así el principio de autoridad, tan respetado en todas partes; pero por fortuna se advirtió que eso, sobre ser im­practicable, no sería consentido por la Nación, enemiga de los Gobiernos de hecho, y la calma se ha restablecido y la paz impera en toda Ja República. Conservarla es mi n1ayor empeño, porque es bajo su sombra benéfica como la Repú­blica puede alcanzar el alto grado de prosperidad á que está llamada; y como tál es también el deseo de la generalidad de los colombianos, no dudo ni por un momento que ellos me ayudarán á conseguir tan feliz resultado. Ocasión he tenido antes de manifestar, y ahora repito, que gobernaré con todos los elementos sanos que hay en la Nación, porque yo no soy Jefe de un partido ó de una fracción cualquiera, sino de toda ella. Llatnaré, en conse­cuencia, á los puestos públicos, á los que juzge dignos de ocu­parlos, con1o lo he hecho hasta ahora en los pocos que me ha tocado elegir, teniendo para ello únican1ente en cuenta que son colombianos y que por sus aptitude~, por su pa­triotismo, por su honradez y por su amor á las Instituciones, tienen derecho á tomar parte en el Gobierno y ser de éste auxiliares eficaces. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍK MILITAR 347 Por lo que á mí toca, llamado como he sido por el voto popular á ejercer d Poder Ejecutivo, deber mío será, para corresponder á tal confianza, garantizar todo legítimo derecho y consagrar todos mis esfuerzos al bien de la co­munidad. Todo lo que de eso se aparte, es ajeno de mi ca­rácter y de n1i acendrado amor á la justicia; pero no basta nlÍ buena voluntad si para ponerla en práctica no se me presta ayuda. Deber es éste de todos los colon1bianos bien intencionados, y no dudo, como he dicho ya, que lo cumplirán con decisión y con lealtad; pero lo es particular­mente de la prensa, por estar llamada á promover cuanto pueda convenir al procomunal, á aclarar todas las cues­tiones de interés público, á indicar cuanto, según su sano criterio, convenga á la Nación, y á velar por la fiel obser­vancia de la Constitución y de las leyes. Su n1isión es, por lo tanto, sublin1e y civilizadora; pero dejará de serlo si, ol­vidando su objeto, se propone anarquizar el país y des­prestigiar la autoridad, como no pocas veces acontece. La intolerancia, Ja intransigencia, el apasionamiento y cuanto tienda á entrabar la acción del Gobierno y hacerle una oposición sisten1ática é inmotivada, son factores inacepta­bles en los escritores públicos. Si razón hubiere para censu­rar los actos de aquél, háganlo enhorabuena, como en otra vez lo dije, pero sin ofender ni irrespetar á los censurados, para no faltar á la máxima de que "lo cortés no quita lo valiente." Así es como creo que deben con1portarse los pe­riodistas y cuantos escriben para el público; y ~i tal hacen y se interesan realmente por la marcha regular de la Nación y su progreso, sus escritos serán de grande alcance y de muy feliz éxito. CoMPATRIOTAS: Una vez n1ás os llamo á la unión y á la concordia: olvidemos las rencillas pasadas,--de que no hemos derivado n1ás que intrctnquilidad y desprecio,-y volvan1os los ojos á la Patria, á la cual nos debemos por entero: sirvámosla con desinterés, como verdaderos hijos de ella, y cooperemos todos á que sea dichosa, no sólo en el año que principia, sino en los venideros. Ese es mi anhelo, y no dudo que será tan1bién el vuéstro! Amapoin1a, Enero 1.0 de I 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 348 BOLETÍN MILITAR NOTA DEL SUBSECRETARIO DE GUERRA, ENCARGADO DEL DESPACHO, DJRIC.IDA AL GiNERAL, JEF~ Dl ESTADO MAYOR GENBRAL DEL EJERCITO, PARA SALUDAR AL EJERCITO República de Colombia.-Ministerio de Guerra.-Sección 1. • Número ... -Bogotá, 3 r de Diciembre de I 898 Señor General, Jefe del Estado Mayor GeneraL-Presente En ausencia del seiior Ministro titular, cúmpleme, como encargado del Despacho, dar al Ejército nacional, á · nombre del Gobierno, por vuestro n1uy respetable conduc­to, un n1erecido testimonio de satisfacción y agradeci­miento por los oportunos y constantes servicios que han prestado todos los miembros de la Fuerza pública en el año que ya expira. La conducta ejemplar que han observado dentro y fuera del Cuartel ; la abnegación con que vienen sopor­tando las rudas fatigas del servicio; su firme adhesión á las instituciones públicas; su sujeción á severa disciplina, y, sobre t0do, lo que n1ás resalta, comparando la morali­dad n1ilitar de hoy con la de los tiempos no há n1ucho transcurridos; el estricto respeto á las garantías individua­les y á la propiedad privada, tánto, que en todo el año no se ha incurrido en trasgresión alguna,-son méritos que le dan á todo el Cuerpo militar levantado carácter y eleva­do puesto en el can1po del progreso moral, y que lo hacen acreedor á las consideraciones del Gobierno y de la sociedad. El Excelentí5imo Señor Presidente de la República se promete que el Ejército, en vez de dar n1otivo para des­virtuar el buen concepto que ha alcanzado, se esforzará cada día más por acrecentarlo, á fin de asegurar, por este lado de la Administración, la paz, sin cuya estabilidad la Patria no podrá continuar, con paso cierto, su marcha á prósperos destinos. El Gobierno también tomará mayor empeño por ha­cer menos penosa la condición del soldado, ahorrándole fatigas cuanto sea posible; dándole alojamiento sano; pro­curando no haya atrasos en el pago de los haberes ni en la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETiN MILITAR 349 provisión de vestidos; teniendo especial cuidado de que sea afable el trato de los superiores, y, en fin, impidiendo se apliquen otros castigos que aquellos absolutamente in­dispensables para conservar la disciplina y la moralidad, sin que depriman el carácter militar. Si bien es grande el éxito que la Fuerza pública ha alcanzado ya en su misión con1o esencial factor del orden, aún le queda por realizar otra tendencia no menos inte­resante, que consiste en in1pulsar, con su constante buen ejemplo, el progreso de las masas populares qu~ se hallan á menor altura. A los Jefes, Oficiales y soldados que, con ánimo va­liente, se encuentran firn1es en el puesto que sus deberes les señalan, alejados del an1or de sus hogares por el subli­h1e amor de la Patria, ella les recompensará su servicio y virtudes, si no es premio bastante la fruición íntima que proporciona el cumplimiento del deber, sobre todo del de­ber que la Patria reclan1a. Hago votos por que alleguen nuevos timbres hon­rosos los ruiembros del Ejército, y les presento, con moti­vo del año que llega, un respetuoso saludo. Os uplico hagáis insertar esta nota en la Orden Ge­neral del Ejército. Soy vuestro atento servidor, El Subsecretario, encargado del Despacho, CLIMACO LOSADA República de Colombia-Ministerio de Guerra- ~Or el cumplimiento fiel de sus deberes. El buen sentido se impone sobre las pasiones callejeras, y el espíritu de ciudadanía preside y fomenta nuestros propósitos. La auroridad es el símbolo que da fuerza mayor á la sociedad, y por eso debemos rodearla de prestigio, respetarla y secundar sus actos. La misión del ejército es, pues, en la época presente, una misión altamente civilizadora, como que le toca velar por la regularidad del orden, por el respeto á la ley, por la normalidad de las funciones de todos los Poderes. El soldado debe tener el convencimiento de la im­portancia de su papel, para procurar acrecentar sus conocimientos, redoblar sus esfuerzos en mejora del servicio, perfeccionarse en la dis­ciplina, y tratar de engrandecerse siempre con el respeto á sus su­periores. La jerarquía militar es algo que despierta en todos admira­ción, por lo mismo que los puestos superiores sólo se alcanzan median­te el mérito, por el valor, por la lealtad, y muchas veces también por el heroísmo y por el arrojo. Amemos el pabellón tricolor que representa las glorias de la Re­pública; á su sombra benéfica podremos buscar el engrandecimiento ; respetándolo, sabremos cumplir hidalgamente nuestros deberes. LITERATURA -- RECUERDOS Y RELACIONES MILITARES PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET (e ontinúa del número 8o ). Recorremos las sinuosidades de la bahía de Caifa, cuya arena aparece cubierta de esponjas y de despojos de navíos hacinados allí púr las furiosas tempestades de Oriente, cuya devastación no puede SANCO 'DE LA REPUBUCA BmlJOTECA lUIS . ANGEl ARANGO HEMEROTECA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 352 DOLETÍN MIL IT Alt contenerse de ningún modo. Contámos hasta diez y ocho buques perdidos de este modo en aquel punto, en donde se les creería al abrigo de los vientos; pero la bahía de Caifa, como la de San Jor­ge, cerca de Beyrouth, no es sino una ensenada en donde los vien­tos del Este y del Sur tienen menos empuje, pero no por esto es menos terrible la impetuosidad del mar. La ciudad, construída al pie de la cordillera del Carmelo, cer­ca de Narhmolcatta, el Cison de la Santa Escritura, es muy antigua y muy sucia. U na torre cuadrada, habitada por algunos soldados turcos, es hoy el último vestigio de la importanci.t que tenía cuan­do Godofredo de Bouillon la dio á Tancredo: hoy no es conocida sino por su rada, á donde vienen á hacer escala los paquebotes del Mediterráneo, cuando el mal tiempo no les permite tocar en Jafa. Hay que atravesar á Caifa para llegar al monasterio del Car­melo, lo que aprovechámos para visitar al Vicecónsul de Francia, señor Aumán; esto nos da un reposo de algunos instantes á la som­bra de nuestro pabellón tricolor, cuya sola vista inspira fuerzas al via­jero. Del otro lado de Caifa, nos internámos en un camino vertical, labrado en escalera en los flancos de la roca, y después de un cuarto de hora de subida, llegámos al convento, que puede llamarse la for­taleza del Cristianismo, pues está construído de manera de poder sostener un sitio de varios meses contra los musulmanes. La plataforma sobre la cual se levanta tiene una altura de 582 pies sobre el nivel del mar; está encerrado dentro de un muro de un metro de espesor. Desde que hemos atravesado el umbral de este vasto dominio, divisamos todo el convento, y uno se detiene invo­luntariamente para contemplar sus imponentes proporciones. Aquél es un vasto cuadro de edificios cuya cúpula aparece sola dominan­do los terraplenes. El conjunto es nuevo y data de 1853; fue uno de los Hermanos de la Santa Yirgen del Monte Carmelo el arquitec­to que dirigió la obra, y los fondos los suministró Europa. Abdallah-pachá, Gobernador de San Juan de Acre, destruyó en 1821 la Iglesia y el convento del Monte Carmelo, y empleó los materiales en construírse un palacio de estío, alegando por pre­texto que semejante posición extratégica debía estar ocupada por el Gobierno. El hermano ] uan Bautista de Frascati acudió á Europa á defender la causa de los religiosos de su orden, y obtuvo desde luego que la Puerta Otomana, por intenncdiación de Fran­cia, restableciese á los Carmelitas en sus derechos y que pudiesen volver á levantar su convento; pero no s~ contentó con esto sino que abogó en todas las Cortes y ante todos los grandes, y reunió socorros en Francia, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Italia; una suma poco más ó menos de un millón doscientos mil francos. Fue entonces cuando abordando la realización de su obra, el ar­tista se reveló entre los religiosos; dibujó él mismo los planos, formó obreros y dirigió sus trabajos. Reconstruído el convento, el hermano] uan Bautista compró el palacio que A bdallah-pachá Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 353 no osaba habitar más, é hizo de él el hospicio de los Levatinos, de modo de poder dar abrigo á todos los que viniesen á pedirle hos­pitalidad. El Oriente no tiene posada~ ni hoteles, y los conventos son las etapas señaladas de los peregrinos; por esto se les quiere aun antes de saber la acogida cordial que allí le dispensan á uno. Vino á recibirnos al diván un hermano que hablaba fi·ancés, y que nos sirvió todos los refrescos deseables, y abrió en seguida seis cuartos en donde las camas, preparadas con todo el confort europeo, parecían esperarnos. El superior llegó bien pronto después y quiso hacernos él mismo los honores del monasterio: durante media hora nos pa.5eamos de piso en piso, de corredor en corredor, admirando por dondequiera el orden y Ja limpieza que reinan allí. En el terrado superior permanecimos largo tiempo para contem­plar la inmensidad del mar; el abismo tiene algo que atrae. Enci­ma de nuestras cabezas flotaban los colores fnnceses, y supusimos desde luego que habían sido izados excepcionalmente en honor nuéstro. -Ellas son las que nos protegen en todo tiempo, nos res­pondió el buen hermano ; este es el verdadero pabellón de todos lot conventos de Oriente, y nunca hemos izado otra bandera. Tal privilegio de nuestros tres colores dio también lugar á algunos incidentes. En 1857, por ejemplo, el Archiduque Maxi­miliano de Austria, que recorría el Oriente, 1legó á Caifa, y de­seando visitar el monasterio del Carmelo, lo mismo que todos los peregrinos, pidió que arriasen la bandera francesa. El Superior le hizo saber que se honraría mucho con su visita, pero que ella no le podía obligar á aparecer ingrato á la protección de Francia, y no quiso cambiar su bandera. El Príncipe se sintió contrariado, y no visitó el Carmelo. Diciembre 16-Tuvimos la fortuna de que nuestra entrada á Tierra Santa fuese en domingo, lo que era de buen augurio para el viaje. A las sif'te de la mañana estábamos en pie para oír la misa que el Superior mismo quiso celebrar. Dispusieron asientos para nosotros en el coro de la capilla, coloco¡dos en círculo al rededor del celebrante, de suerte que parecía que nosotros le ayudásemos á celebrar el divino sacrificio. A las siete y tres cuartos nos despedimos de los buenos padres, conmovidos con su afable recibimiento y deseando volver á visi­tarlos en tan deliciosa soledad. El Cawas del con vento (especie de oficial criollo), armado cual un caballero de Ia Edad Media, en­cabezó nuestra caravana, y nos guió más allá de Caifa, hasta el camino que se dirige á Nazaret, entre el Cison y el prolongamien­to del Carmelo, al través de una llanura de imponderable fertilidad, encuadrada por las montañas cubiertas de árboles de Galilea. Hacia las tres Ilegároos arriba de Nazaret, construída e~ for- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 354 BOLETÍN MILITAR m a de embudo, en un pliegue de la cadena de montañas. Aquélla es la cuna de la religión de doscientos treinta y nueve millones de cristianos: allí pasó Cristo los primeros treinta años de su vida, preparándose á los dolorosos misterios de su misión en la tierra, y no sin indignación nos apercibímos del gran minarete colocado en aquel punto, en donde nue~tra piadosa curiosidad buscaba la cruz redentora. En otro tiempo el Rey San Luis vino del Monte Carmelo á Jerusalén por el mismo camino '}Ue nosotros acabamos de reco­rrer: entró á pie, teniendo un cilicio pegado al cuerpo; y oyó la misa con gran devoción, según dice su historiador Godofredo de Beaulieu. La entrada nuéstra fue menos solemne; echamos pie á tierra delante de la Casa Nuova, casita pequeña que los Padres Franciscanos han destinado para los peregrinos, y que está situada al lado mismo de su convento, el que, con estas construcciones, rodea el santuario de la Anunciación. Cinco minutos después atra­vesábamos el patio del convento, orgullosos con poder consagrar nuestra primera visita á los santos lugares que nos atraían. La iglesia, reconstruí da muchas veces sobre la gruta de la Anunciación, ocupa precisamente el sitio del primer templo que se levantG en el siglo IV, por orden de Santa Elena, para encerrar la casa de la Virgen, transportada milagrosamente á Dalmacia, después á Loreto en 1291. La nave pequeña á donde primero se entra, parece no ser sino un vestíbulo desde el cual parten una ancha escalera de diez y siete escalones de mármol blanco, que conduce á la capilla subterránea de la gruta, y dos escaleras más, de las mismas dimensiones, que suben al coro, éste rodeado de una alta reja, ricamente dorada, y que comunica por detrás el altar ma­yor con el convento. Instintivamente bajámos primero á la gruta. Al pie de las escaleras se encuentran dos altares consagrados á San José y á San­ta Ana, á derecha é izquierda del cuarto tallado en la roca en don· de la tradición refiere el misterio de la Encarnación. Un altar de mármol blanco forma el fondo, y bajo la tablilla del altar, sostenida por cuatro columnitas de mármol, están colgadas siete lámparas, cuya luz, mantenida día y noche, permite leer sobre el mármol blanco que cubre el suelo, estas sencillas palabras: 17erbum caro hic factum est. (Aquí se hizo el Verbo carne). Encima del altar un cuadro representa la Santa Familia, con esta inscripción: Hic erat subditus illis (aquí le estaban sometidos). U na columna de granito antiguo, colocada á la derecha del altar, indica el lugar en donde el Angel se apareció á la Madre Divina, y otra columna, á la izquierda del altar, pero más cerca de la en­trada, y colocada casi diagonalmente á la primera, señala el sitio en que permaneció la Virgen cuando respondió: "Hé aquí la Sierva. del Señor." Esta segunda columna está rota por mitad, y la parte superior, sostenida del techo por fuertes barras de hierro, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILI'l'AR 355 sirve de pechina. Se cuenta que fueron los musulmanes quienes la rompieron cuando saquearon la antigua iglesia, después de la toma de Nazaret. Les habían hecho creer que esa columna estaba llena de oro, y quisieron cerciorarse. ¿Cuánto tiempo permanecimos allí, mudos, en presencia de diez y ocho siglos que nos separaban del milagro de la Encarnación? No sabría decirlo; cuando el alma se dilata, á impulsos de intensa emoción, es casi un deber dejarla que saborée un sentimiento inolvidable. El Padre que nos servía de guía comprendió nuestra emoción y suspendió el relato que nos hacía, hasta que continuamos la marcha. Detrás del altar hay otro cuarto tallado en la roca, que también hacía parte, sebún Focas, de )a casa de la Santa Virgen, y debió de ser el que con especialidad habitó el Salvador. Desprendímos de estas paredes al­gunas partículas de piedra que enriquecen ahora nuestro museo de recuerdos de Tierra Santa. Algo hay en los lugares de la Tierra Santa que produce al corazón cristiano una satisfacción que no encontrará en otra parte: por Jo demás, estos sitios se conservan muy bien, y la piedad de los peregrinos los ha enriquecido con un lujo que agrada mucho. Las paredes están cubiertas de telas rojas, y el coro de la iglesia guar­necido de esculturas de madera, arañas de cristal y varios buenos cuadros. Todas las artes parecen haber pedido al santuario de Na­zaret la consagración de su grandeza adornándolo con sus atri­butos. Por la sacristía entramos al primer piso del convento, en don­de reinan la calma y el orden más completos. Cada celda tiene su número, y sobre la puerta el nombre de su inquilino; una sola no tiene nombre, el 29, la última á la izquierda, en la extremidad del corredor del este; pero una inscripción francesa, colocada encima de la puerta, descubre el recuerdo que encierra: "Celda honrada con la presencia del General Bonaparte en 1 799·" . Nada se ha cambiado de los muebles desde la campaña de Egipto: una cama de monje, con una mesita y tres sillas, tal es el mobiliario con que se conformó aquel que por entonces prete-ndía ya la conquista de Europa. - Por todas partes, a nuestro paso, nuestros uniformes llamaban la atención de las gentes, y se formaban en hilera, por decirlo así, para vernos, lo que nos dio la ventaja de poder examinar de cerca la población de Nazaret, cuyas mujeres son tan mentadas por su belleza. Cierto que no es una fama vana: ellas tienen tipo espe­cial entre todas las de Palestina; ojos de expresión notable, faccio­nes bien hechas, correctas; y el cuerno tradicional, que no han abandonado nunca, es para su cara un marco que le da mucho valor; este cuerno, que ya hemos encontrado en otras partes, tiene aquí un adorno especial, está cubierto de economías (palabra que aplican para designar las piezas pequeñas de plata). Puede una mujer Ile- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 356 BOLETÍN MILITAR gar á encontrarse en la miseria, pero nunca consentirá en vender su peinado para hacerse á dinero; no lo abandona nunca; en aque­llo finca su honor. A las seis de la tarde, los padres nos esperaban en la Casa Nuova, para obsequrarnos con una comida que hicieron tan sun­tuosa cuanto les fue posible. En esa época del año el país no pro­duce ni frutas, ni legumbres ; preciso era que nos contentásemos con seis platos de pollo, sazonados de diferentes maneras : fueron ofrecidos con tan buena voluntad, que todo nos agradó. 17 de Diciembre-A las siete y tres cuartos partímos para el monte Tabor; las mulas nos llevan la delantera, conduciendo lo que compondrá nuestro almuerzo. El Tabor no queda precisa­mente sobre el camino que conduce de Nazaret á Jerusalén; hay que dar una vuelta como de dos horas, la que no nos costará sino un poco de fatiga, bien compensada con los recuerdos. A las nueve y media llegamos al pie de la montaña de la Transfiguración ; á las diez y media hemos trepado la cumbre, un camino trazado al través de rocas verticales, pero cuyas asperezas se ocultan entre encinas silvestres y bosq uecitos de flores gratas; todos nosotros conservamos algunas de éstas entre las hojas de algún libro ó en el portamonedas. Allí, en donde creíamos no encontrar sino un sitio insuficiente para el almuerzo de seis personas, descubrímos una magnífica plataforma, cuya extremidad norte muestra todada los últimos vestigios de una ciudadela romana, y un pequeño convento griego hoy día abandonado. Frecuentemente se ha tratado de indagar de qué lado preciso de la montaña tuvo lugar la Transfiguración, y Lamartine, en pre­sencia de esas ruinas que llaman romanas, no ha querido admitir que se verificase sobre el Tabor : argumento fácil de destruír porque los romanos no llegaron á ese ?aÍs sino con V espasiano, hacia el año 69 después de Jesucristo, y su recinto fortificado se levantó quizás en el sitio mismo que fue el primer testigo de la gloria del Salvador. Adoptemos la tradición que coloca aquí la Transfigura­ción: la fe rechaza con horror la duda que pudiera mezclarse á sus recuerdos. Los católicos de Nazaret vienen aquí en peregrina­ción cada año, el día en que se celebra la Transfiguración, y uno de los padres de la Tierra Santa celebra la misa hacia la parte su­deste de la llanura, desde donde la vista abarca de un solo golpe toda la llanura de Esdrelón, las montañas de Gelboé, el monte Hermón y la cadena del Carmelo, el más bello conjunto que uno pueda imaginar. Allí permanecímos una hora en contemplación ante esos reflejos de un pasado divino. A medio día bajámos al Sur, hacia Dejennim, atravesando la parte de la llanura faz por la cual no ha sido considerado todavía. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 358 BOLETÍN MILITAR En las democracias antiguas se hacían las leyes, se elegían los magistrados y se decretaba h. paz ó la guerra en las juntas po­pulares; los oradores eran, por decirlo así, los árbitros de la suerte de la República, y la elocuencia deliberativa alcanzó entonces e. más alto grado de perfección. Las modificaciones y cambios intro­ducidos después en la forma de gobierno, la limitaron á las asam­bleas ó cámaras representativas; y el cambio de auditorio templó su vehemencia primitiva, pues no era lo mismo perorar al p<1eblo reunido en la plaza en Atenas ó en Roma, que hablar delante de poco~ oyentes en un Congreso. En los tiempos modernos queda como ejemplo O'Connell arengando al pueblo irlandés, tanto por lo numeroso del concurso como por la magnanimidad del orador y la importancia suma del asunto. La antigua clasificación de la elo­cuencia en los tres géneros deliberativo, demostrativo y judicial, pareció insuficiente en nuestro tiempo, y la crítica hizo un género aparte de la elocuencia militar, en la cual no sólo es justo colocar las alocuciones y proclamas, sino también toda expresión según el h•gar y las circunstancias en que se profiera. Tal género no se ·ajusta á las estrechas reglas que rigen en las composiciones de otro orden; cosa natural, porque siendo la escena y el auditorio diferentes, diferentes deben ser también los pensamientos, el lenguaje, la acción. El orador militar necesita una palabra de fuego que caiga rápida é inflame instantáneamen­te Jos corazones del pueblo ó del ejército para inclinarlo á tomar alguna suprema resolución ó á empujarlo á la muerte ó á la vic­ria. No en el recinto estrecho de la sala de un Parlamento ni en las bóvedas ,de un templo debe resonar esa voz, sino en el campo, al aire libre, bajo el palio espléndido del firmamento: el orador militar habla no en la tribuna sino al pie de las banderas que sa­cude el viento, delante de los tupidos batallones, cuyas armas brillan al sol; enfrente, no lejos del enemigo, en cuyo campo se mezcla con el ronco redoble del atambor guerrero, el relinchar de los caballos impacientes y el agrio són del clarín que manda el combate. Allí todo debe ser rápido, animado, vehemente: una breve exposición, recuerdos de glorias antiguas, grito de vengan­za por las derrotas sufridas, voz animadora, llena de convicción y de esperanza; á veces insulto mordaz lanzado atrevidamente al enemigo; la promesa de los bienes que ofrece la victoria, y esto, d~clamado, gritado con acento alto, desgarrador, solemne. De modo que si hubiera de tomar un-a comparación para ilustrar este asunto, diría que la elocuencia militar es como las ondas d::: un mar alborotado por la tormenta, cuyas inmensas moles corren ace­leradas con el soplo del huracán, y llegan al alto promontorio y allí se rompen con estruendo, y espuman, y borbotan, y hierven; en tanto que otras especies de elocuencia, en grado mayor ó me­nor, se asemejan ó á mansos ríos que corren apacibles, lamiendo campos tupidos de grana y colmados de flores, ó á lagos tranquilos en los cuales se pintan las estrellas de un cielo sereno. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAn 3159 Esta elocuencia, como eco que es de la paswn en su último paroxismo, admite la esplendidez del estilo metafórico en su mayor grado, y tal forma, natural en ella, sería hinchada en arengas de otra clase: diferencia que no han tenido en cuenta los que tachan de ampulosos los discursos del Libertador. Quien se halla al frente del enemigo en el trance de una batalla; quien habla á soldados, si valientes, rudos por lo común; quien debe aprovechar las cir­cunstancias del lugar y el momento, mal puede detenerse á buscar giros y formas que no se atemperan á la situación. Así es como son naturalísimas estas palabras de Napoleón 1: "Cuarenta siglos os contemplan de lo alto de esas pirámides"; y las de Bolívar des­pués de Ayacucho: "¡Soldados colombianos! centenares de vic­torias alargan vuestra vida hasta el término del mundo." (Continuará) EN EL EJE.RCITO Se nombró, por decreto de 9 de DiciembLe del afio que terminó, al doctor Pedro A. Brugcs, médico de la guarnición de Riohacha. -Se concedió, en la misma fecha, licencia indefinida, al Subte­niente Abelardo Arangurcn, para separarse de la 3·a Compafiía del Batallón Sucre número 7. 0 -Se llamó al servicio., para reemplazar al Subteniente Aranguren, al sefior Luis Alejandro Cárdenas. -Se destinó al Teniente Guillermo Montoya, z. Ayudante del Batallón N ariño número 4.o, á igual puesto en el Batallón Urdaneta, número 17. -Para el puesto que dejó vacante el Teniente Montoya se nom­bró al Teniente Aristides Liévano. -Se reconoció al seti.or Adriano R. Blanco M., en el empleo de Coronel con que prestó sus servicios al Gobierno en la guerra de 189 5, y se le abonó la antigüedad de 4 de Agosto del afio citado. -Se destinó al Capitán Angel María Gómez, que servía en la 5: Compañía del Batallón Ju11ín á la 5.a Compañía del .Ayacucho en reem­plazo del de igual grado Manuel D. Hurtado R. -El Capitán Manuel D. Hurtado R. pasó á la s.a Compañía del Batallón J unín. -Se reconoció al señor Luis F. Pasos en el empleo de Capitán con que prestó sus servicios al Gobierno en la última guerra, llamándo­le al servicio activo y destinándole á la 5~ Compafiía del Batallón Bomboná, creada por Decreto de 24 de Noviembre (1898). -Se llamó al servicio al Teniente Rufino Bulla, y á los Subte­nientes Carlos Riascos Plata y Juan Antonio Burgos y se les destinó á la s.a Compañía del Batallón Bomboná. -Se concedió licencia al General Ramón Gonz'ález Valencia (con fecha 10 de Diciembre), para separarse, por causa de enfermedad, del mando de la 3~ División, por sesenta días renunciables. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 360 BOLE'l'ÍN MILl'.rAR -Se encargó del mando accidental de la 3.• División al General Julio C. Upegui, Inspector de ella. -Se concedió licencia indefinida al Subteniente Jesús N cgret V. para separarse del puesto de 2.0 Adjunto del Estado Mayor general. -Se nombró en reemplazo del ~ubteniente Jesús Negret V. al Teniente Juan Bautista 'N egret. -Se destinó al Capitán Belisario Villamil, Ayudante Mayor del Medio Batallón f/ alencey, á la 4.a Compañía del Batallón La Popa, en reemplazo del Capitán Guillermo Escallón. -Se nombró 1l Capitán Guillermo Escallón para ocupar el pues­to de Arudante Mayor del Medio Batallón f/ a!encey. -Se nombró al Capitán J ustiniano Zapata para mandar la 4· a Compañía del Batallón Nariiio. -Se nombró al Capitán Heliodoro Pieschacón para la 2.a Com­pañía del Batallón Ayacucho. -Se nombró al Capitán Ricardo Franco, Primer Adjunto del Es­tado Mayor de la 3.a Brigada de la 1.• División, para la 4.• Compafifa del Batallón Sucre. -Se nombró al Capitán Agustín Jiménez, Primer Adjunto dc:l Estado Mayor de la 3·• Brigada de la 1.• División. -Se concedió al Subteniente Reinaldo Escobar, la Jicenc.:ia inde­finida que solicitó para separarse de la 3.n Compañía del Batallón Rijin. -Se reconoció al señor T ulio Mendieta, el empleo de Subteniente con que prestó sus servicios en la última guerra, y se le destinó al Ba­tallón R ijles, en reemplazo del Subteniente Escobar. -Se llamó al Subteniente Eleuterio Sánchez (que servía en la 1.• Compañía del Batallón Tiradores), á prestar sus servicios en la 4· • del Rij/11. -Se pasó al Subteniente Francisco Pinzón á la 1.a Compatiía del Batallón Tiradoru. -Se nombró al señur Pedro Martínez P., Ayudante del Guarda­parque de Cartagena, encargado especialmente del ramo de Artillería. -Por decreto de 1 I de Diciembre de T 898, se nombró al Coronel Luis Morales Berti, Primer Ayudante general del Estado Mayor de la 3.• División. -Se llamó al servicio activo al Sargento Mayor Ramón Pereira Chaves y se le destinó á la Comandancia en Jefe del Ejército, corno segundo Ayudante general en la vaca~te que allí existía. -Se nombró al Coronel Marcos E. Soto, Jefe del Batallón Uria­ntta, en reemplazo del Coronel Alejandro Quintero que fue destinado al Batallón Cazadorn. -Se ordenó que el Coronel Pedro Sicard Briceño, Primer Jefe del Batallón Bárbula, pasara á ocupar el mismo puesto en el Sucrt, en reemplazo del Coronel Soto. -Se nombró Jefe del Bárbu!a al Coronel Luis Fernando García. -Se nombró Jefe del Batallón Nariiio al señor Coronel Antonio Gómez R. --·....-·-- BOGOTA-lMPRENTA NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 79

Por: | Fecha: 14/12/1898

ANO Il Bogotá, Diciembre 14· de 1898 NUM. 79 --••+---- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de eJte periódico todoJ los Jefes y OjicialeJ tUl Ejército de fa República DE LA ARTILLERIA DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS (Continuación) La distancia á que debe estar la segunda posición prin­ctpal del enemigo depende de varias circunstancias; si la ca­ballería envuelve las dos alas á la vez, la artillería se encon­trará muy pronto con su frente cubierto, en cuyo caso no vale la pena de tomar una segunda posición; y para que no se encuentre mezclada y entorpeddos sus fuegos, deberá to­mar una posición intermedia ; el terreno podrá á veces exigir tener á la artillería muy lejos, y otras acercarla bas­tante, teniendo presente en este caso, que mientras más se acerquen al enemigo las baterías, más fuertes deben ser en caballería sus sostenes especiales ; por consiguiente, se dis­trae mucha parte de la fuerza que debe atacar el punto principal ; por regla general, no debe estar á menos de 1 ,ooo metros de la infantería y de 6oo de la caballería, pues el peligro á que se expone no está en relación con el mejor efecto que pueda esperar, colocándose á distancias menores que las dichas; las baterías deben estar siempre á unos 2 50 á 300 metros á retaguardia ó á sus flancos y fuera de la esfera de acción del choque de los escuadrones; esta distancia será tanto n1ás larga cuanto el enemigo deje aproximarse más á nu_estra caballería. Al principio del fuego es indispensable regular el tiro Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 314 BOLETÍN MILITAR sobre varios puntos del terreno situados entre nuestra ca­ballería y la enemiga, puntos por Jos cuales debe pasar ésta. Si por medio de una maniobra pronta y rápida nues­tra artillería puede cañonear las tropas enemigas con un fuego oblicuo ó de flanco, no desperdiciará la ocasión de hacerlo avanzando un poco el ala exterior, siempre que esté garantida de un ataqu~ brusco de la caballería enemiga. . Es de todo punto necesario que el jefe de las baterías sepa con certeza, por medio del comandante en jefe de la división, el tiempo que tardará aún en dar su ataque prin­cipal, y el n1omento preciso de empezar éste, para poder sostener el fuego con la rapidez conveniente, y no perder, en su segunda posición principal, los minutos que tan pre­ciosos son en casos semejantes. En el momento del choque de Jos escuadrones todo el fuego de la artillería se dirigirá contra el del adversario, si las últimas líneas ó reservas del enemigo no se ven con claridad, desde la segunda posición principal, ó si no hay temor de que el ala interior de nuestros escuadrones sea envuelta. Las baterías no deben perder de vista nunca que la carga de nuestra caballería puede no tener un éxito satis­factorio, por consiguiente deben estar dispuestas á proteger con un fuego vivo y eficaz la retirada de aquélla, y su re­organización á retaguardia. La artillería seguirá haciendo fuego desde su última posición mientras que el polvo ú otras circunstancias no le impidan ver el objeto principal que tiene que batir, ó si ve que, de larga distancia, la caballería enemiga se lanza al ataque sobre la nuéstra, porque entonces el punto de en­cuentro de los escuadrones estará más próxin1o á ella, y por lo tanto sus disparos serán más eficaces. Si la caballería se traslada al ala interior de la artillería, además de correr el riesgo de verse n1ezclada en el combate, su frente que­dará cubierto por subdivisiones n1ás ó menos grandes, y le impedirá por algún tiempo un uso conveniente de sus ca­ñones; pero si dichas subdivisiones se lanzaran al adversa­rio por retaguardia de dicha ala, para in1pedirle llevar á cabo un movimiento envolvente, no obrando absolutamen­te n1ás que para protegerla, entonces la artillería tiene libre · su frente y puede continuar haciendo fuego hasta el último Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 315 mon1ento contra la caballería enemiga, y aun hasta perse­guirla con sus granad as. En la generalidad de los casos se ha visto que la arti­llería á caballo, que no es arrastrada ni está confundida con la caballería en el combate, se halla enteramente en aptitud de rechazar ella sola, á pequeñas distancias, los movimien­tos envolventes de los escuadrones enemigos contra el ala interior. Si la segunda posición principal, por una circunstancia cualquiera, se ha tomado lejos relativamente del objeto del ataque, ó cuando por la disposición del terreno se hace di­fícil la puntería, ó no se pueden observar bien los disparos, á causa del poi vo, ó cuando la caballería se precipita por el ala interior para atacar al enemigo por un flanco, con1o se ha dicho anteriormente ; y, en general, cuando la arti­llería comprenda que por cualquier accidente, sea el que fuera, ha de tener su fuego suspendido en un período de tiempo más ó menos largo, pondrá á vanguardia sus arn1o­nes, y estará formada en línea, pronta á acudir con rapidez al punto en que sus fuegos se hagan necesarios en el con1- bate, en un momento ulterior. Las prin1eras reservas del enemigo que aparezcan serán los primeros objetos que Ia artillería batirá en este período del combate, lo n1ismo que las últimas líneas del adversario, si trasladándose á una posición ventajosa pueden ser vistas, y no corren riesgo las baterías de ser envueltas por Ja caballería, ni estorbar sus movimientos. Si la caballería enemiga tratara de en vol ver un ala interior de la nuéstra, y la artillería á caballo puede impedirlo con fuegos de flanco desde una posición n1ás á vanguardia, se trasladari á ella al escape, desde donde rom­perá un fuego muy vivo contra el enemigo, considerando dicha posición como la segunda principal, y conduciéndose en un todo en ella como está prescrito, á no ser que por circunstancias especiales la impidieran permanecer en ella por mucho tiempo; en cuyo caso volverá á tomar la ante­riormente abandonada, ó un punto intermedio, allí donde su efecto útil sea el mayor; pero nunca se colocará á reta­guardia de la tercera línea de su caballería, con el objeto de no perder jamás la ligazón con ella, y poder tomar par­te, con más prontitud, en la persecución, ó de sostener con más eficacia la retirada en caso necesario. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 316 BOLETÍN MILITAR Tan pronto como el enenügo inicie ésta, la artillería avanzará, al aire más vivo que pueda, á vanguardia de una de las alas de sus escuadrones para tomar una posición ven­tajosa, desde la cual contribuya con su fuego á aun1entar el éxito del ataque, y decida al adversario á. declararse en abierta retirada ; esta posición debe ser tal, que la caballe­ría que persigue no sea molestada por sus propios cañones, y puedan distinguirse perfectamente los amigos de los enemigos ; si se sabe que el enemigo en su huída ha de pasar por un desfiladero ó por can1inos de antemano cono­cidos, procuren las baterías estar en actitud de enfilar di­chas localidades. Si por el contrario, nuestra caballería es la que tiene que emprender la retirada, la artillería juega entonces el principal papel, y ningún movimiento debe emprenderse sin su inmediata protección. La!:> baterías se colocarán en el eje fijo, al rededor del cual la caballer;a opondrá la ma­yor resistencia en sus n1ovimientos retrógrados, cubriendo éstos con un fuego muy vivo, bajo la protección de las reservas de que aún se disponga, y procurando por todos los medios posibles coger al enemigo con fuegos oblícuos y de ílanco; esto favorecerá n1ucho y a y u dará á la reunión de las tropas dispersas, y aun quizá pueda esto servir para restablecer el combate, para cuyo efecto los escuadronts no desperdiciarán la ocasión de tomar la ofensiva en el momen.to oportuno. Los movin1ientos en retirada se harán siempre por escalones, á fin de que el fuego de las piezas nunca se vea interrumpido. En el caso de que en la reti­rada haya de pasar un desfiladero ó un obstáculo cualquie­ra, la artilJería lo franqueará sucesivamente al aire más vivo que el terreno y circunstancias lo permitan, y ton1ará posiciones al otro lado de él, para con sus fuegos flan­quean tes detener la persecución del enen1igo todo el mayor tiempo posible, y facilitar á nuestra caballería el paso. Cuando la persecución sea den1asiado violenta y no se pue­da detenerla algún tanto, ó que por las disposiciones del terreno la artillería no pueda obrar eficazmente desde el otro lado, se colocarán las baterías delante del desfiladero para proteger el paso de los escuadrones, aun cuando se pierdan las piezas, con tal de que den el tiempo suficiente para ponerse en salvo las demás tropas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 317 De todo lo que precede se deduce la marcha metódica del con1bate de la artillería en un ataque decisivo de la caballería ; pero no deja de haber excepciones, por ejem­plo : si el enemigo no posee artillería, ó si el terreno ó la negligencia del adversario permitiera ~.proximarse á cu­bierto á distancias n1enores, una sola posición para las ba­terías es con frecuencia bastante para decidir al enemigo á declararse en retirada ; peco esta posición única debe ser tal que asegure su eficacia durante el mayor tien1po posi­ble, y que puedan todas las baterías, en general, estar reu­nidas. Cuando un cuerpo de ejército ó división de infantería con caballería ó sin ella, tiene la misión de mantenerse ex­clusivamente á la defensiva, el papel que desempeña la artillería en la generalidad de Jos casos, es el de arma prin­cipal. Por lo tanto, para venir en conocimiento de su em­pleo en el campo de batalla, en los casos en que las tropas á quienes va anexa no pueden tomar la iniciativa, es nece­sario recurrir al capítulo que trata " De la artillería como arma principal en las batallas defensivas." Sin embargo, como caso particular en que la mencio­nada arma desempeña un papel puramente auxiliar, estu­diaremos aquél en que un ejército ó fracción de él se vea precisado á tomar la defensiva, sin considerar á ésta nunca en absoluto, por los graves perjuicios é inconvenientes que ocasiona el que una fuerza cualquiera se sostenga en una actitud pasiva, y se limite á defender el terreno que pisa ; antes al contrario, debe aprovechar, siempre que la ocasión se le presente, cualquiera circunstancia del curso del com­bate, para tomar la ofensiva y alejar de sí al enemigo. Como ejemplo de esto trataremos el caso en que se trate de impedir la conquista y paso de un desfiladero que está á retaguardia de las tropas que lo han de verificar. En dos partes se divide esta operación : r.e, no pern1itir que el enen1igo se apodere de la entrada de él, y como con­secuencia natural del don1inio de todo el obstáculo; y 2.a, no dejar al que ataca, por todos los n1edios posibles, que desemboque por el . desfiladero, y siga su marcha de­jándolo á retaguardia. (Continuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 318 DOLETÍN 1\HLITAR NOTAS PARA UN PROGRAMA DE INSTRUCCION PARA LA INFANTERÍA DE I,ÍNEA (De El Porvntir Militar de Buenos Aires) Es notoria la importancia que tiene el método en la instruc­ción. Es muy sabido también la indiscutible ventaja de que las tropas de las tres armzs, entre sí, se encuentren siempre sobre el mismo pie de instrucción. No es concebible, pues, que haya ven­taja alguna en que una ó varias compañías, escuadrones ó baterías de un cuerpo difieran en la instrucción, táctica, etc., y mucho me­nos, tampoco, que los cuerpos de una misma arma difieran unos de otros en sus maneras de maniobrar, marchar, vigilar y combatir. En nuestro ejército ocurre que unos cuerpos trabajan mucho más y mejor que otros de la misma arma. Este enorme mal tiene, en nuestra opinión, dos causas: la primera es la falta de método uniforme y constante en la instrucción individual y colectiva; y la segunda es que mientras unos cuerpos permanecen tternamente en guarnición en ciudades, otros lo están en campaña, ó continua­mente de un punto á otro. Lo cual significa, de modo claro, que en nuestro ejército, y en materia de instrucción, los extremos se tocan. Siendo la infantería de mecanismo menos complicado que las otras armas, nos parece más conveniente dar principio á un ligero examen de lo que á esta arma pudiera servir de programa. Dividiremos el año de instrucción en once meses, para que los cuerpos puedan repetir algunas asignaturas dos ó tres meses en el transcurso del año; y para que otros cuerpos que no hayan po­dido, según los programas, por su orden, puedan hacerlo por lo me­nos una vez. La instrucción que comprenden los programas será : para clases, para soldados y colectiva, más ó menos en la siguiente forma: FR.OGR..AJ\.1:.A.. FEBRERO Para sargentos y cabos: teoría y práctica del tiro al blanco, meca­nismo del fusil: su conocimiento, armarlo, desarmarlo, y procedimien­tos para su conservación. Natación. Para soldados: práctica del tiro al blanco, conocimiento del me- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 319 canismo y procedimiento para su limpieza y conservación ; tiro al blanco. Natación. Colectiva: tiro al blanco. Natación. MARZO Para sargentos y cabos: obligaciones del soldado y clases, teoría del aervicio de seguridad en plaza, campamento y marcha. Natación. Para soldados: obligaciones de los mismos y teoría del servicio de seguridad en plaza, campamento y marcha. Natación. Colectiva: prácticas del servivio de seguridad en plaza 6 campa­mento y marcha. ABRIL Para sargentos y cabos: táctica elemental, telegrafía y gimnasia. Para Jaldados: lectura, escritura, dictado y g\mnasia. Colectiva: táctica elemental. MAYO Para 1argentos y ca boJ: prácticas de la elección de po&iciones, te­legrafía y gimnasia. Para soldados: : lectura, escritura, dictado y gimnasia. Colectiva: práctica de la elección de posiciones. JUNIO Para sargentoi y cabos: nociones te6ricas de exploración, esgrima, telegrafía y leyes penales. Para soldados: leyes penales, historia nacional, caligrafía y es­grima. Colectiva: prácticas de la exploración. JULIO Para sargentos y cahos: teoría de las marchas de guerra y fuegos, aritmética práctica y de geometría, dibujo lineal, esgrima y leyes pe­nales. Para s()/dados: nociones generales de aritmética práctica y de geo­metría elemental, leyes penales, esgrima. Colectifla: marchas de guerra y fuegos. AGOSTO Para sargentos y cabos: nociones teóricas y prácticas sobre recono­cimientos en general, croquis y orientación, de geografía nacional y países limítrofes, gimnasia y esgrima. Para s?ldadoJ: nociones generales de g~ografía é historia nacional. Colectiva: prácticas de los reconocimientos en general. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 320 BOLETÍN MILIT A.R SEPTIEMBRE Para sargentos y cabos: tácüca elemental, telegrafía, gimnasia y esgrin1a, nociones teórico-prácticas de aritmética y geometría prácticas, ídem de fortificación pasajera. Para soldados: nociones de aritmética y geometría, de fortificación pasajera, gimnasia y esgrima. Colectiva: táctica elemental y fuegos. OCTUBRE Para sargentos y cabos: nociones teórico-prácticas de fortificación pasajera, de elección de posiciones, de reconocimientos y exploraciones. ·. Para soldados: nociones prácticas de fortificación pasajera, de elección de posiciones y reconocimientos. Colectiva: prácticas ele la elección de posiciones, exploraciones, reconocimientos y servicio de seguridad en general y natación. NOVIEMBRE Para illrgentos y cabos: nociones sobre fortificación pasajera y mi­nas, de historia nacional y leyes de la guerra. Para soldados: nociones prácticas de fortificación pasajera, lectura de hechos heroicos, leyes de la guerra, natación. Colectiva: prácticas de la elección de posiciones y de la fortifica­ción de campaña. DICIEMBRE Para sargentos y cahos: prevenciones generales sobre los simulacros de combate, aprovisionamiento de municiones, es~.:olta y conducción de convoyes, ambulancias y heridos. Colectiva: simulacro de combate por dos secciones, compañías y medios batallones. Es indudable que á primera vista este programa, en su parte teórica, es impracticable é innecesario, pero no hay que olvidar ~ue dicha instrucción teórica es puramente constituída por nociones elementales que no sólo son fáciles de enseñar al soldado de más modesta inteligencia, sino que son indispensables para el desarrollo mismo de sus facultades intelectuales, y de los conocimientos y prácticas á que concurrirá en el curso de la instrucción. La instrucción de este programa está arreglada para tres ca­tegorías: clases, soldados y unidades, y sería muy posible que al ponerse en ·práctica el programa de instrucción, se ocasionasen in­terrupciones por la falta de fijación de días y horas para cada pun­to de la enseñanza. Convendría, en consecuencia, que tanto la instrucción de las clases como la de los soldados fuera diaria du- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 321 rante las horas hábiles de instrucción, y la colectiva se verificase en la última semana de cada mes. Sería ineficaz el fijar de una manera general para todos los cuerpos, el horario minucioso que se debe encuadrar en las horas comprendidas desde la diana hasta la retreta, pues b situación dis­tinta de muchos cuerpos imposibilitaría su igual observancia. Cada cuerpo podría dar cumplimiento al programa á la hora más opor­tuna, según su situación y medios de enseñanza. Y con el objeto de ir subsanando paulatinamente las deficiencias que se notaren en los programas, los cuerpos deberían elevar á la superioridad tri­mestralmente, en un informe, las deficiencias que notaren y las mejoras que creyeren útiles introducir. Los cuerpos podrían informar también, mensualmente, cuan­do no hubiesen podido cumplir alguno de los puntos del programa, explica.ndo las causas, para que la superioridad los tenga presente. Del mismo modo, cuando por haberse pasado uno ó dos meses sin la instrucción correspondiente, el jefe del cuerpo puede dar cuenta de lo demás que convenga al cuerpo, según la situación en que éste se halle. En las prácticas sobre el terreno, siempre que las efectúen secciones ó compúíías separadas, ó el batallón, es conveniente que al terminar una maniobra ú operación, los comandantes de las uni­dades indicadas, reúnan á sus subalternos para formular de viva voz, y si es posible ante un croquis ó plano, la crítica de lo que se haya efectuado y de confor·midad á los principios, reglas, órdenes y demás circunstancias que concurren en la realización de una ope­ración ó maniobra. De esta crítica se formará una relación verí­dica y lacónica, y será elevada al superior respectivo al terminar el día de ejercicios. La crítica de ]o que se verifica en el terreno por las tropas, enseña á corregir los errores y fortifica el criterio de los que tienen que desempeñar una misión al mando de tropas, acostumbrando á los oficiales á que se sirvan siempre de los preceptos establecidos para cada caso, y actúen con verdadera convicción en cualquier circunstancia. U no de los casos que pueden llegar á retardar la eficacia del programa de instrucción, es la falta de textos adecuados para el desarrollo teórico de los conocimientos. Pero teniendo el Estado Mayor, como los cuerpos de ejército, un crecido número de ofi­ciales ilustrados y estudiosos, no sería difícil formar una comisión que se encargara de redactar los textos, entresacando lo que fuese más adecuado al género de instrucción de los programas, tomados de los mejores tratadistas militares. Es indudable que en los prin­cipios no se podría obtener un texto adecuado completamente, pero mediante el transcurso de la instrucción se iría mejorando, hasta llegar á lo conveniente. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 322 BOLETÍN MILITAR Lo que dejamos sumariamente sentado como lineamientos de un programa de instrucción, comprende el conocimiento teórico­práctico de los usos y procedimientos de que las tropas deben estar bien poseídas en ca~paña, y sin cuyas rigurosas condiciones, las operaciones se efectúan siempre con incertidumbre y falta de reso­lución. Así, pues, las evtJ/uciones tácticas, los fuegos, la fortificación, el servicio de seguridad, los reconocimientos, las marchas de guerra, la elección de posiciones y los simulacros de combate, constituyen el plan general de la instrucción que comprende el programa que supone­mos indispensable para la infantería. Habrá indudablemente deta­lles de más ó de menos, pero la observación y el estudio se encar­garían muy pronto de encarrilar las prescripciones del programa dentro de las verdaderas exigencias de una instrucción militar con­creta y suficiente. Teniendo en cuenta que la permanencia del soldado en las filas del servicio activo es de corta duración, y que dentro de muy poco quizá se haga efectivo el servicio obligatorio por un año, he mos distribuído en once meses la totalidad de los conocimientos teórico-prácticos del programa. Así, pues, los soldados que perma­nezcan solamente un año en las filas saldrían con una noción ge­neral del servicio que desempeñen en campaña. Y es lógico dedu­cir que los soldados que permanezcan más de un año ó más años en el servicio, repetirán provechosamente la misma instru~ción con la~ reformas y ventajas sucesivas. Distribuyendo la enseñanza por meses, se tiene la gran ven­taja de que tanto la tropa como los oficiales encargados de ins­truírlos, se dedican especialmente á cierto número de cuestio­nes durante veinticinco ó treinta días. Esos oficiales tienen así trazada de antemano la norma de sus procedimientos ; y en sus estudios, comprobaciones, experiencias y discusiones técnicas en el terreno, uniforman sus ideas sobre la misión que tienen á su cargo. Algunos puntos de la instrucción que comprende este pro­grama merecen algunas observaciones que expliquen su objeto. No hay para qué repetir la importancia que tienen para el desarrollo físico y el carácter del soldado, la natación, la gimnasia )' la esgrima. La natación no solamente es provechosa para la salud é higiene del soldado, sino que á falta de elementos por el pase de una corriente de agua más ó menos considerable, y como ocurre ordinariamente en campaña, á las pequeñas partidas de tropa~, ó en ocasiones á los cuerpos mismos, no hay peligro de que unas veces también por rigurosas exigencias del servicio ó comi­sión, perezca la tropa como ha sucedido muchos veces, por peligro de una situación crítica, ó por impericia ó negligencia. Hay que tener presente, además, que nuestras dilatadas regiones están cru­zadas por innumerables corrientes de agua de toda magnitud, ó que son pocos ó inadecuados muchas veces los medios de que se dispone en la costa de los ríos para el paso de tropas y convoyes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 323 No deberá olvidarse, pues, que á nuestro soldado, de cualquier arma que sea, le es tan indispensable saber nadar, como le es tirar al blanco con la mayor certeza posible. La gimnasia, desarrollando las fuerzas y dando mayor agi­lidad al cuerpo, y la esgrima dando mayor destreza y confianza al soldado, constituyen con la natación la instrucción individual que mayormente acrecienta las aptitudes del soldado para soportar las fatigas de la guerra. Particularmente, la esgrima es indispensable en nuestro soldado, pues por razones de temperamento, de hábitos y costumbres, como porque los fuegos, en la medida prevista por la teoría, no serán de efecto suficiente para combatir y desalojar al enemigo, se impone la necesidad de que el soldado se habitúe al manejo del arma blanca. Sería práctico quizás que antes de en­señarse la esbrima con rifle se principiase con la esgrima de armas cortas, y aun el visteo mismo. N u estro paisano, en general, y los orilleros de ciudades y pueblos importantes son esgrimistas consu­mados al arma corta, y en los cuerpos desarrollarían ventajosa­mente esas propiedades características. No serán pocos los que objeten esta proposición nuéstra, de introducir en un programa de instrucción militar la esgrima que ordinariamente se le llama criolla ; pues aparentemente desdice de la forma rutinaria, y á la europea de la enseñanza de la esgrima militar. Pero se desvir­tuará esa objeción recordando que hay juegos atléticos de agilidad y destreza que son muy comunes entre los ingleses y los norte­americanos, '-lue tienen gran analogía con la enseñanza individual que aconsejamos. No hay que olvidar tampoco que la superioridad é instintos aventureros del argentino sobre el extranjero se debe á esa costumbre nacional, que no desaparecerá quizás, no obstante el rápido crecimiento de nuestra población, progreso y cult,rra. Hay dos cuestiones importantísimas que se hallan muy des­cuidadas en nuestra instrucción militar. Ellas son la práctica de la elección de posiciones y la de los simulacros de combate. Son estas dos enseñanzas prácticas sobre el terreno, dos problemas complejos y que comprenden infinidad de soluciones. Si para un soldado, y hasta para un oficial subalterno, la elec­ción de una posición no es cuestión complicada, puesto que la li­bertad de acción de esas jerarquías es muy limitada, no lo es para un capitán ó jefe cuya libertad de acción y responsabilidades están siempre en relación con el número de fuerza que ordinariamente comandan, y con la misión que desempeñan en un combate. La elección de una posición, y de la oportunidad de operar dentro ó fuera de aquélla, no son cosas que se improvisan prove­chosamente, como es muy sabido. La historia militar pone de ma­nifiesto palmariamente cuántos triunfos y derrotas han ocurrido puramente por la buena y mala elección, respectivamente, de una posición; como asimismo indica el error en que se ha incurrido al tomar, sostener ó abandonar á destiempo una posición. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 324 BOLETÍN MILITAR No es menos complicado é indispensable el simulacro de com­bate, verdadera balanza donde se pesa y aquilata cuanto se tiene y se sabe del arte de la guerra. Un verdadero simulacro es más un caso de estudio concienzudo de la potencia militar que una opor­tunidad de falsa y vanidosa victoria, como se cree muchas veces. Nadie ignora el objeto de un simulacro de combate, y solamente recordamos este punto por seguir el desarrollo de nuestras obser­vaciones sobre el programa que estudiamos. La enseñanza de la fortificación pasajera no es de desdeñarse tampoco, pues hay que recordar que dicho recurso de combate tie­ne sus grandes ventajas y desventajas, de las que también instruye copiosctmente la historia. Baste recordar que no todos los tratadis­tas militares están de acuerdo sobre el efecto moral que ejerc(' en el soldado, según la posición que ocupe, y la misión que en e1la desempeñe, la orden de abandonar los reparos y de avanzar sobre el enemigo bajo las fuerzas de la artillería é infantería del último. Todas las cuestiones prácticas y de doctrina, que fluyen de la en­señanza de la fortificación, merecen á nuestro juicio que se las tenga seriamente en cuenta, para no caer después en preocupacio­nes y errores, que se aumentan siempre con las improvisaciones que surgen del contacto inmediato con el enemigo, ó por peligro más ó menos próximo. Otra cuestión que merece atención constante es la educación moral del soldado, levantando su espíritu militar por medio del co­nocimiento de nuestra historia militar. No tememos equivocarnos si afirmamos que apenas el cinco por ciento del personal de twpa de nuestros cuerpos de línea, saben qué es nación, patria, libertad, independencia, gobierno, autoridad, etc., qui énes son ;' qué hicieron San Martín, Belgrano, Lavalle, Moreno, Rivadavia y demzs gue­rreros y patricios de nuestra historia; qué es Chaca buco, Maipo, Ituzaingó, Caceros, Tuyuty y cien batallas más. Ignora también la historia de su batallón ó regimiento, y los hechos de armas he­roicos, en los que sobresalen innumerables valientes cuyas hazañas no solamente dan á comprender los antecedentes gloriosos de nues­tras armas, sino que enseñan y alientan hasta á los espíritus más egoístas, incrédulos ó desanimados, les inspiran en el valor, los sacrificios y la lealtad de sus históricos soldados. El soldado, leyendo ú oyendo leer nuestra historia, y sobre todo la parte militar que ella consigna, comprende con su natural inteligencia, y mejor que de cualquiera otra manera, cuánta es la magnitud de su misión como guardián exclusivo del orden públi­co, la soberanía y las glorias de la nación. Sería muy edificante para el espíritu del soldado el que en las cuadras y corredores de )os cuarteles hubiese cuadros representan­do episodios de nuestra historia ntilitar, corno, por ejemplo, el acto en que el propio batallón ó regimiento lleva una carga, victoriosa­mente, quita al enemigo una trinchera, posición ó pertrechos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 325 Pero si todo lo que antecede es razonable que se dé á cono­cer á la tropa, se dirá: ¿Pero qué importancia puede tener para un modesto soldado, cuál es la población, las ciudades más importan­tes, las montañas, ríos, extensión, etc., de la República Argentina y sus limítrofes? Debe recordarse, aunque con pesar, que hay no pocos hijos de provincias importantes que no saben dónde está la República á que pertenecen ; ó gue piensan que su provincia ó departamento es un estado independiente. Ponemos punto final por ahora á los ligeros apuntes que an­teceden, y los entregamos á la ilustrada consideración de nuestros camaradas, para gue se formen cabal criterio de lo que dejamos expuesto, y para que los que entienden la materia mejor que nos­otros, la encuadren, amplíen y difieran con arreglo á las verdaderas necesidades de la reina de las batallas. Conste, por otra parte, que no hemos caído en la creencia inocente y vanidosa de que formu­lamos un programa de instrucción, sino que entregamos sincera­mente una idea, para que ésta adquiera su verdadera forma y mag­nitud en su verdadero terreno. F. VILLAMAYOR INFORlVlACIONES PARA EL EJÉRCITO EL ARJ.!Al\IENTO MODERNO Efectos mortíJeros del fusil inglés-La infantería inglesa aca­ba de abandonar el fusil Martini para adoptar el fusil Lee-Met­ford, de calibre de 7.70 mm., que arroja una bala de 13.80 gra­mos con una velocidad inicial de 575 metros. Los datos sobre los efectos de esta arma proceden en primer lugar de la expedición de Chitral emprendida en 1895. Los oficiales ingleses han comprobado con frecuencia que los hombres heridos por las balas del fusil Lee-Metford no caían. Los indígenas designaban comúnmente á esta arma con el nom­bre de }usil de niño, tanto á causa de sus dimensiones como por­que no les inspiraba temor alguno. En el combate de Malakan un indígena fue herido por seis balas en el tobillo, en la rodilla, en los riñones y en la cabeza. Esta últim~ herida fue producida por una bala que, entrando por la nuca, salió por la boca, después de haber roto varios dientes. Este indígena tuvo bastante fuerza para presentarse él mismo á la ambulancia inglesa, donde fue cuidado y donde curó en poco tiempo. Los médicos agregados á la expedición pudieron observar que lesiones muy graves no ocasionaban la caída de los heridos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 326 BOLETÍN MILITAR los que conseguían caminar y aun combatir cierto tiempo después de haber sido heridos. Durante la expedición del filibustero J ameson en el Trans­vaal en 1896, los heridos de los dos campos fueron recogidos en el hospital de Krugendorp. Los médicos constataron que las he­ridas producidas por los pequeños calibres eran muy limpias; la herida, de entrada muy pequeña, se cerraba por sí misma, y la hemorragia, causa principal del debilitamiento del herido, era casi insignificante. U no de los heridos de Krugendorp tenía los pul­mones atravesados ; fue curado después de algunos días de trata­miento. Estos informes no dejan de inquietar á la opinión en Ingla­terra. Según los artículos de varios diarios, parece exacto que se reconoce que el nuevo fusil es menos mortífero que el Martini, abandonado recientemente. El coronel Slade, antiguo director de la escuela de tiro de Hilhe, que fue uno de los promotores del fusil Lee-Metford, es atacado violentamente por la prensa inglesa, y su defensa parece bastante débil. Por otra parte, se trata actualmente de remediar esa insuficiencia del uuevo fusil, modificando el proyectil de ma­nera de hacerlo más mortífero. La solución de esta cuestión parece, a priori, muy complica­da. Estando resuelto el calibre, el aumento del peso del proyectil no puede obtenerse sino por el alargamiento, ya que la materia no puede variar sensiblemente. Un alargamiento del proyectil aumenta las presiones interiores en el cañ6n, en proporciones ta­les, que es dudoso que esta solución sea practicable. Efectos mortíferos de/fusil italiano-El fusil italiano, mode­lo 1891, lleva el nombre de Parravicino-Cárcano, es de calibre de 6.5 mm., su proyectil pesa 10.45 gramos, es arrojado con una ve­locidad inicial de 71 o metros más ó menos. No podría afirmarse que este nuevo fusil fue una de las cau­sas del fracaso de la campaña de Abisinia. Sin embargo, ante las observaciones hechas sobre las armas de pequeño calibre en gene­ral, y particularmente sobre el fusil inglés citado más arriba, es permitido preguntarse si el arrojo de las tropas de Menelik no hubiese sido quebrado por los fuegos producidos por el Verteli, que hace poco fue abandonado por los italianos. Los efectos mor­tíferos del fusil Cárcano no parecen ser más temibles que los del fusil inglés. El coronel italiano N uva, que durante algún tiempo fue prisionero de los abisinios, pudo observar numerosos heridos du­rante su cautividad. Notó que todas las heridas que no interesa­ban órganos vitales, se asemejaban á simples cedales, y curaban con gran rap~dez. ~n consecuencia, opinaba que el nuevo arma­mento de la infantería italiana parece mucho menos mortífero que el antiguo. Refiere que los abisinios han da~o por nombre al Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN lliLITAR 327 í usil italiano, El fusil que no mata. La palabra merece ser conser­vada, y es ciertamente la vez primera que una arma de guerra ha sido calificada de esta manera. Un oficial del ejército de Menelik, llegado recientemente á Europa, testigo ocular de los diferentes combates de esa campaña, emitió una opinión enteramente conforme á la del coronel N uva, respecto del efecto mortífero de las armas de diferentes calibres. Comparando las pérdidas de las dos partes, en la batalla de Abba-Garima, aprecia que los italianos han tenido 14,000 muer­tos más ó menos, y muy pocos heridos, mientras que los abisinios, según él, no tuvieron más que 4,6oo muertos y .un número poco considerable de hombres heridos levemente. En consecuencia opi­na que el nuevo fusil italiano no debe inspirar temor alguno, mientras que el Verteli y el Gras han producido á su vista efectos aterradores. El hombre herido por un ?royectil de estas últimas armas, recibe un choque violento, salta algunas veces sobre sí mismo y cae en seguida con una herida atroz. Efectos mortíferoi del fusil japonés-Los japoneses, en su cam­paña contra la China, estaban armados de fusiles Mourata, de dos modelos distintos. U na de estas armas era á repetición y del calibre de 8 mm., siendo análogo el proyectil al de! fusil Lebel. Un oficial americano del ejército de los Estados U nidos, durante su permanencia en Tie-' rsin visitó y examinó varias ve­ces á los heridos chinos en tratamiento en el hospital de esa ciu­dad. U nos 30 de ellos habían sido heridos por proyectiles de pe­queño calibre. Los heridos tenían orificios de entrada y de salida extrema­damente pequeños, eran limpios y curaron con mucha rapidez. Según la opinión del médico inglés que atendía á esos heridos, nueve sobre diez hubieran sido muertos en el acto, si hubiesen sido heridos por las antiguas balas de plomo de calibre de 10 á 11 mm. Efectos del fusil belga (experimentos del polígono)-La Comi­sión de estudios del ejército español, encargada de determinar el mejor modelo de armas que debía adoptarse para la infantería, fue llamada á experimentar, en 1893, en el campamento de Cara­banchel, el fusil Mauser, adoptado por Bélgica en 1889. Esta arma es de calibre de 7.65 mm., arroja una bala de 14 gramos, más ó menos, con una velocidad inicial de 605 metros. La Comisión española hizo hacer disparos á 2,ooo metros sobre un caballo y 5 mulas vivas. Estos st>is animales recibieron heridas que presentaban gran gravedad. Sólo dos murieron, uno después de 15 minutos, otro después de 25. Este experimento no se cita sino á título de simple inform~, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 328 BOLETÍN MILITAR pues las indicaciones suministradas son demt:~.siado incompletas para poder formar opinión de una manera cierta. Además, los efec­tos producidos á 2,ooo metros no tienen sino un interés muy relativo. La infantería rumana está armada con el fusil Mannlicher, modelo 189r. Esta arma es de calibre de 6.5 mm., y arroja un proyectil de IO gramos con una velocidad inicial de 745 metros. La Comisión rumana encargada de probar ese fusil hizo efec­tuar disparos á 1,400 metros sobre caballos vivos. El examen de las heridas producidas permitió comprobar que las fracturas de los huesos y las lesiones de )as arterias afectaban una gran gravedad, pero las heridas en las partes blandas fueron reconocidas muy leves, mucho menos graves que aquellas que hubieran sido producidas por balas de calibre mediano. Estas heridas hubif'ran sido en ab­soluto ineficaces para detener bruscamente á caballos lanzados á galope tendido ó en una carga de caballería, por ejemplo. .. . EN EL EJERCITO Por decreto de 5 del mes actual el Poder Ejecutivo dictó las siguientes providencias : Aceptó la excusa del General Daniel E. Pardo C. para servir el puesto de Jefe de Estado Mayor de la 3·" División, y nombró en su reemplazo al General graduado Mario Guzmán. Destinó al Coronel Enrique Hoyos F., que servía en el ba­tallón Junín número 9 como primer Jefe, para el mismo puesto en el Bomboná número 15, en vacante que queda por la promoción del General Guzmán. Llamó al servicio activo al Coronel Alcides Arzayús y lo destinó como primer Jefe del batallón ]unín. Nombró al Sargento Mayor Arturo Moya Comandante del medio batallón f/alencey. Por decreto de fecha 6 del presente restableció los puestos de Capellanes de las guarniciones de Cartagena y Barranquilla, y nombró para desempeñarlos á los señores Presbíteros Carmelo Percy y Carlos Valiente. Por decreto de fecha 7 declaró insubsistente el nombramiento hecho en el Subteniente Román Castillo para servir en la 4·" Compañía del batallón Sucre número 7, por haberlo reclamado el Juez 3·0 del Circuito de Barranquilla, en donde se le sigue juicio por delito de heridas. Destinó al Capitán Manuel París R., Ayudante Mayor del batallón Bárbula, al Estado Mayor de la r.a División, como pri­mer Adjunto, en vez del Capitán José María Rosillo, quien pasa á ocupar el puesto primeramente citado. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 79

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Por: | Fecha: 04/06/1898

Aito II Uogotá, Juuio 4 de 1~9~. B.OLETIN MILITAR ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO Director, ALEJANDRO POSADA. Son colaboradores natos de este periódico, todos los Jefa y Oficiales del Ejército d~ la República. EL CARóN DE CAMPANA MODERNO Y LA INFANTERÍA Lo~ rápidos y sucesivos ',perfeccionamientos que han tenido las armas de fuego portátiles, ensanchando conside­rablemente los medios de acción de la infantería, hicieron cre~r por un momento que su reconocida preponderancia como arma principal anularía, casi por completo\ á sus auxi­) iares, sobre todo á la artiJlcría, la cual para Juchar con aquella hubo de sacrificar la movilidad, tan útil en el cam­po de batalla. Los adelantos técnicos que ha conseguido la ~rtillería en los últimos tiempos, tanto en la construcción de sus piezas como en la de sus cureñas y proyectiles; los es­tudios hechos en las condiciones balístims~ Jos repetidos tra­bajos prácticos llevados á cabo; los , continuos ensayos en busca de nuevas perfecciones; la excelente instrucción de su personal· en una palabra, todos los progresos realizados en su empleo, han vuelto á dar In. importancia que correspon­de á aquella arma que, empleada con el acierto que lo ha sido en los últimos tiempos., ha llegado hasta ofuscar á cier­to número de escritores militares, haciéndoles suponer que )as victorias obtenidas se debían principalmente á los caño­nes, y aún han firmado, que la infantería era impotente ante baterfas bien mandadas . , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOL.E fÍN MILITAR Esto es á todas luces exagerado; pues, sí bien es índu­dable que el papel que desen1peña Ja artillería en las bataJias n1odernas ha aun1entade n1uchoen in1portancia, también loes que la infantería será siempre la reina de Jas batallas, como la llamaba Napoleón I, por n1ás que podan1os decir con un ilustrado escritor extranjero, que el cañón es el rey. La artillería por sí sola ni puede defenderse en absolu­to ni puede obtener ventaj?.s en el ataque; pero, por otra parte, sin su auxilio tan1poco podría la infantería vencer Jos obstáculos n1ateriales que se la opongan, pues su fuego es in1potente contra las defensas, sean naturales, sean artificia­les con que se abrigan las tropas en una batalla; y bien en el ataque para allanarlas, bíen en la retirada para sostenerse contra el en~n1igo envalentonado, Ja artillería llega á ser una necesidad, y su en1pleo indispensable en Jas can1pañas. En Ja guerra de sitios, el ataque y defensa de las plazas es casi exclusivan1ente un con1bate de artillería, con10 igua1- n1ente lo es la defensa de las costas y los con1bates n1arítin1os. La n1isión que está lJan1ada á desempeñar la artillería en con1binacióu con las otras arn1as, no ha variado sensible­mente con los adelantos n1odernos, pues ahora con1o antes, d be preludiar la batalla; mantener al e nen1igo Jo n1ás le­jano posible; cubrir los despliegues de Jas tropas; preparar y sostener su ataque ; it iciar, en fin, la victoria ó retardar Ja derroql.; según las circunstancias. Para conseguirlo, cuen­ta, sin embargo, hoy dia mejor que en otro tien1po, con Jos grandes alcances que ha obtenido; con s n1ucha preci­sión, con su enorme p tencia; y sobre todo, con el facilí­sin1o n1anejo de sus piezas, que unido á la instrucción teó­rica que en las escuelas de tiro s " da hoy ft todos los indi­viduos, proporcionan á Ja artillería n1oderna una gran ven­tája 5obre Ja antigua1 en la qu.:: el arte de tirar bien era tan ~olo conocido de uuos poco!:i. o pudiendo obtener obser­vaciont~ exactas, ya por ser sólidos la mayor parte de Jos }'ruyectiles l{ ue se usaban, lo cual hacia difícil el ver bien los puuLos de caída, ya por la n1ala condición de las cs­polet~ s en 1os proyectiles huecos, ya tatnbién por las gran­des desviaciones que sufrían Jos disparos, las correcciones dd tit u no obedecían á principios tan fijos como en la ac­tualidad, en que, gracias á los per[i ccionan1ientos alcanzados Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SOLJ.TfN MILITAR !n las p1ezas y á la sencilla aplicación del cálculo de proba .... bilidades, se pueden dictar métodos y reglas claras y preci sas que pern1iten en pocos días aprender á apuntar y re­glamentar el tiro. de las piezas. Todas estas ventajas, parece~ son contrarias á las tropas de infantería, obligadas á sufrir el certero fuego de los cañones modernos; pero estudiando con detenin1iento esta cuestión, se comprende fácilmente que estos nlÍsmos progresos realizados en la artillería, pue­den servir de base para una futura táctica en que las indi-­car. iones procedentes del conocimiento de reglas y métodos fijos, señalen el modo de n1n.niobrar en el can1po de batalla~ Con efecto, en tiempos anteriores, como la buet1a dirección de los disparos y el útil en1pleo de las piezas dependía en gran parte de la habilidad del que apuntaba, y también mu .... chas veces de la casualidad, sin que existiera Ja fijeza en los n1étodos, ni las reglas exactas que hoy día poseen todos Jos artilleros, era difícil, si no imposible para la tropa caño­neada comprender las intenciones ni el objetivo del jefe de la batería contraria; viéndose obligada á separarse á mucha distancia del . terr~...no batido á causa de las grandes desvia­ciones de los proyectiles. Hoy día, tcniendc los conoci­mientos sobre el tiro de artilJería, fáciles de adquirir, e!: posible al que manda cualquiera. fuerza, conocer por las ex­plosiones de los proy ·ctilcs el punto de su caída y por con·­siguiente las diversas faces del tiro; adÍ\'Ínando de e~tc modo los propósitos de lo qt e apuntan las piezas y eJu- Ji .-: ndolos bien fácilmcnt · con pequeñas variaciones de po­. ición, dificultando así al mismo tiempo · la observación d tiro, puesto que al privar , 1 que apunte de 1 s iatos que d<.:~ea, hará in~ plicable su· método y sus reglas. Es pues fácil comprender qu puede la infantería evi­tar por m dio~ tácticos los efectos del cañón de campaña tnodcrno. en este art1cuJo nos proponemo desenvolver este tema, cuya idea nos ha sido sugertda por las atinadas re­fltxiones que sobre ct mic:mo asunto hace el capitán Mau­beuge, de la artillería belga. Ante todo, creemos conveniente exponer sucintan1ente las nociones sobre los principios, Jos n1étodos y las regla Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETÍN MILITAR de tiro de las piezas de campaña que, á nuestro juicio, con­vendría poseyesen todos Jos oficiales de las armas generales para poder conocer Jos medios de acción deJa artillería. Sabido es que el arte de apuntar, se funda en observar con atención y en corregir con método; pues el tiro será ca­sual sin una buena observación, que ningún sisten1a, ningu­na regla puede reen1plazar; aden1ás, se necesita tener una pauta, seguir un orden establecido de anten1ano para modi­ficar Jos resultados que se obtengan. La explosión de los proyectiles en el punto de su caí­da por efecto de las espoletas de percusión que se hace vi­~ ible con la luz, Ja proyección de Jas tierras y el humo que se ocasiona, son los principales indicios de observación en el tiro, puesto que se sabrá que este es corto, es decir, que ha dado n1ás acá del blanco, cuando todas aquellas señales ocultan una parte de éste; que es largo, por caer el proyec­til más allá de él, cuando el humo sale por detrás; y que ha dado en el blanco por los movin1ientos desordenados que se producen en la tropa que lo constituye, y por no verse ni humo ni luz por delan~e. Resulta, pues, que la exactitud de la observación depende de la vista y experien­cia del que apunta, así con1o de su colocación para obser­var el tiro, y de lo visible que por efecto del color, de la disposión y de su estado á pie firn1e ó en movimiento, tenga el blanco. Además, ]a posición del sol y la diafanidad de la at­mósfera influyen también naturahnente en la observación. La tropa que sirve de objetivo á Jas piezas es, pues, árbitra de disminuír á su voluntad Ja n1ayor parte de los medios de observación que tiene el artillero, puesto que puede adoptar para los uniformes los colores más confu­sos, desterrando todas las parres brillantes, y elegir en sus forn1aciones y situación las que más ventajosas sean para su propósito. La visibilidad de un objeto depende d~ sus di­n1ensiones y del fondo en que se proyecta, así es, que al paso que una línea ó una columna vistas de frente son muy visibles, si se les ve de flanco se distinguen difícilmente y proporcionan pocos indicios para los punt:>s de caída. T o­dos los proyectiles que estallen delante, detrás, ó en el mis­nlo intervalo de dos fracciones, no pueden observarse bien Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR aun cuando el viento lleve el humo sobre una de ellas. Si la tropa se coloca de rodillas, el que observa se equivocará se­guramente al ver el hun1o por delante de ella, y si se echa en el suelo, casi se hará invisible. El movimiento de las fracciones, sobre todo si es irregular, dificulta n1uchísimo la observación del tiro y del blanco, aun cuando la marcha sea perpendicular á la 1íne~. de tiro. A grandes distancias es poco n1enos que imposible conocer el sentido del movi­nüento en la linea de tiro; y si el terreno es llano y descubierto, no se podrá distinguir ni siquiera si aquél se efectúa. La n1archa oblicua causará tan1hién sien1pre dudas sobre su grado de oblicuidad. En cuanto á la corrección, el n1étodo y reglas que se siguen en el tiro de artillería, áebemos tener presente, ante todo, que acercar el centro de los in1pactos obtenidos en varios disparos hacia el punto n1edio de in1pacto que se desea, es lo que se propone el que corrige un tiro yá arre­glado de anten1ano. Para ello se ton1a por base la desvia­ción probable, la tnáxin1a y la forma que afecta la agrupa­ción de Jos puntos de in1pacto, señalados en un blanco por un nún1ero de disparos hechos en condiciones idénticas. Ln prin1ero que tratará de obtener todo Comandante de batería es conocer la distancia relativa al blanco, que por efecto de las circunstancias atmosféricas, del estado de las n1uniciones y del modo de tirar, difiere bastante de la dis­tancia absoJ uta que e~ la verdadera en n1etros. La distancia relativa es Ja que nos n1arca el alza, y para obtenerla, el método que suele seguin;e es ir tanteando al dar de lleno al blanco, ó bien encerrarlo entre dos disparos que disten entre sí una distancia convenida de antemano, y que teniendo en euenta el error que puede admitirse á la distancia que se busca y el del instrumento óptico que se usa, suele variar entre I oo y 300 n1etros. Se empieza por hacer un disparo de ensayo, con el alza que corresponde á la distancia que se calcule disminuída en Jos n1etros convenidos, con objeto de apreciar mejor el resultado, pues que los tiros cortos se observan n1ejor que los largos. Si el proyectil toca al blan­co, yá se ·tiene la distancia que se buscaba; y si va más allá ó más acá de él, se hace otro disparo, disn1inuyendo ó au- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETlN M1LlTA1t n1entando la misma distancia q~e antes, y se continúa así hasta que se acierte al blanco, ó se le con1prenda entre dos disparos consecutivos: en el prin1er caso, el alza empleada será la qu~ se busca, y en el segundo, se tomará el término medio de los dos. Durante estos ensayos, que constituyen lo que podre­mos llamar el prin1er período del tiro, la infantería caño­neada, que desde luego conocerá es el objetivo, comprende­rá por la lentitud de Jos disparos y por la gran diferencia de alcances entre dos tiros sucesivos, que la artillería no co­noce la distancia sino por apreciaciones, siendo entonces cuando Jos errores de obs~rvación tienen mayores conse­cuencias. En este período, el fuego es poco peligroso y las tropas pueden disminuír este peligro, y sobre todo, contra­riar la observación, dando lugar á producir errores en ella, ya echándose en el suelo, ya variando de sitio, ó ya can1- . biando de formación. Conocida por el que apunta el alza que puede en1- plearse, empieza el arreglo del tiro, que consiste en medir con tnás exactitud la distancia relativa, procurando acercar el centro de puntos de impacto lo , 1ás posible del impacto medio, restringiendo los límites de las desviaciones. Se tra­ta pues de acertar el blanco ó al menos encerrarlo entre dos puntos de caída muy próximos, y para conseguirlo, se pue­de seguir el mismo sisten1a ya indicado, con la diferencia de que la cantidad que se afíade ó disminuye es de 2 5 á 30 n1etros únicamente. La infantería conocera que este segundo período va á empezar, en cuanto reciba en sus filas un proyectil, ó que­de comprendida · entre dos disparos sucesivos. En seguida notará que el fuego es más rápido, que los puntos de caída están n1ás cercanos en sentido longitudinal, y por consi­guiente, el tiro es más mortífero. N o bastará ya para sus­traerse á sus efectos el echarse al suelo, ni variar de sitio, si no que será preciso lanzarse á la carrera en dirección de la 1 ínea de tiro para tenderse en el suelo, ó ponerse á cu­bierto en algún abrigo natural ó artificial que se encuentre inmediato~ procurando por todos los medios posibles con ... trariar la observación. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR Obtenido por Jos artilleros que los límites de la dis­persión de los proyectiles e~tén muy próxin1os, y por consi­guiente casi co11fundidos los in1pactos n1edios, el tiro se considera arreglado, y únican1ente se hacen yá las correc­ciones que parezcan racionales, entrando en su tercer pe­ríodo, en el cual la observación de Jos disparos es indispen­sable sea n1uy exacta. Cuando se ha llegado á este período, ' la. infantería sufre muchísin1o del fuego de las piezas, y debe á toda costa salir de la posición que ocupe, n1archando en dirección de ]a trayectoria y ocultándose, en lo posible, aunque solo se1 para inducir á errores la observación. Además de las consideraciones que hemos expuesto, hay que tener presentes tambié n las reglas naturales que si­gue la artillería, para tirar contra la infantería, según la for­n1ación que ésta adopte. Si está en batalla, arreglarán las piezas su tiro contra la línea ó grupos de tiradores, y si se descubren las reservas, sostenes ú otra agrupación n1ayor, 1-=s dirigirá parte de sus disparos despu és de hacer las co­rr cciones fundadas en las distancias reglan1entarias de hrs formaciones. Cuando marcha la infantería, la artillería pue­de seguirla en todos sus movimientos con susproyectiles; y para ello, á cada distancia, se busca el alza que le corres­ponde con un tiro lento. y después de encoqtrada se hace fuego rápido, ó bien se arregla el tiro para un paraje dado, por donde haya de pasar la tropa, y en el momento opor­tuno, .~ e tira una descarga, continuando los aisparos á todo tirar. Este sistema que es el más fácil y más seguro, sólo es aplicable cuand _ la. infantería ha de pasar próximan1ent por un paraje determinado, ó bien cuando hay en el campo de batalla puntos notables de fáLil observación, cuya di - tancia se puede obtener sin esfuerzo, y por cuya inn1edia­ción deban pasar las tropas. Tales son, son1eramente, expuestos el método y los n1e­<. lios que en1plea la artillería para obtener la precisión que alcanza en sus disparos; y fundándonos en la exactitud y sencillez de aquéllos, hemos dicho que á Ja infantería Je basta con observar estos últin1os para sustraerse á ellos, si no evitar por completo sus efectos mortífercs. Podrá ob-jetarse que á una tropa cañoneada no le es fácil hacerse cargo de la marcha seguida en el tiro; mas en la práctica no es Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR -:así, y basta adquirir alguna experiencia y formarse idea de las reglas sencillas que hemos relatado para convencerse de ello. Apoyándonos en esta facilidad de apreciación, vamos á hacer algunas indicaciones generales, que podrán servir J para evitar, en gran parte, I os efectos del tiro del cañón , moderno en los campos de batalla, contra las tropas de in­fantería; pudiendo tal vez dichas indicaciones, inducir á ve­tificar algunos cambios en las forn1aciones tácticas; sin em­bargo, el jefe que mande Jas tropas cañoneadas y que co­nozca las reglas de tiro de Ja artillería, no tendrá necesidad absoluta de esas variacione , pues Je bastará su inteligencia, su sangre fría é iniciativa para arreglar su conducta á los diversos trances de Ja lucha. Así, comprenderá desde luego que en cuanto entre en ]a zona de acción del cañón, será el objetivo general de la artillería, no teniendo yá descanso sus soldados si no es estando ocultos, cubiertos, ó echados en el suelo. Por ello, antes de entrar en dicha zona, tomará sus precauciones, preveerá los accidentes que probablemen­te pueden ocurrirle en h n1archa, escojerá la dirección más ac&tada, y reconocerá el terreno que ha de atravesar con el fin de no detenerse para combinar sus disposiciones bajo el fuego certero de Jas piezas Para Ja n1archa y formación de su tropa no debe olvidar que es indispensable hacer muy difícil, si no imposible, la observación, procurando alargar indefinidamente el primer período del tiro, es decir, el co­nocimiento de la distancia que busca el que apunta Jas pie­zas. Con10 es fácil conocer la escala de distancias, ó sea la cantidad que se resta del alza apreciada por el intervalo en­tre dos disparos sucesivos; el jefe de una tropa amenazada de quedar comprendida entre ellos, la deberá mandar tras­ladarse á la carrera, en dirección de Ja trayectoria y echarse al suelo á una distancia n1ayor que la escala, con lo cual la artillería tendrá que volver á empezar sus tanteos, perdien­do tiempo y n1uniciones. Siempre debe verificarse el movi­nliento hacia las piezas, pues es s1bido que es más difícil apuntar á un objeto que se acerca, que no al que se alej~, y además, aproximándose, se consigue colocarse bajo la tra­yectoria, mientras que los cascos y los rebotes alcanzarán de seguro al que se retira. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR. Si hubiera de pasar por un paraje sobre el que la arti­Jiería enemiga tuviera yá arreglado el tiro, lo verificará la in­fantería á la carrera por escalones á grandes distancias, procu­rando si el desfiladero está en dirección de la línea de tiro, evitar esta dirección á la entrada y separarse de ella á la salida; pero en caso de que pueda sorteado, Jo hará por el lado más cercano á la batería que hace fuego. Cuando el terreno es ondulado, la tropa cañoneada debe atravesar á la carrera los puntos culminantes, reha­ciendo su forn1ación en las hondonadas y barranco~, en ]as vertientes opuestas á donde está la artillería, saliéndose del plano de tiro desde que se oculta de la vista de Jos cañones, sea á Ja derecha ó á la izquierda, apareciendo al continuar su marcha de avance por distinta dirección de la que lleva­ba, lo cual contrariará n1ucho á los artilleros. En todas las m.archas ~ ue la infantería ejecute bajo el fuego del cañón debe evitar, como hen1os dicho, la unifor­n1Íaad del paso, alternando las velocidades para dificultar las apreciaciones de la ~rtillería é in1posibilitarla de hacer un tiro n1etódico. Si se viera obligada Ja infantería á reti­rarse, lo debe verificar á la desvandada ó por grupos sepa­rados, reuniéndose en un punto fijado de anten1ano, fuera del alcance ó al abrigo de los efectos del cañón, teniendo presente para esto últin1o que el fuego contra una tropa cubierta, pero no resguardada, es n1uy n1ortífero, puesto que podrá dirigirse contra un objeto visible, que facilitará Ja puntería y la observación. · El momento más crítico en el avance es cuando pasa la infantería por la Jínea de sus propias baterías, pues con1o las enenligas conocerán de anten1ano ]a distancia, aprove­charán ]a oportunidad, haciendo entonces un fuego rápido. Debe atravesarse, pues, aquella línea á la carrera, siguién­dose, además, la regla general que hen1os yá indicado para todo n1ovin1iento, esto es, que la velocidad del paso sea irregular, n1archando unas veces despacio y otras á paso li­gero para desorientar la observación. 'Todo espacio de te­rreno, por pequeño que sea, de la zona peligrosa, que se pueda recorrer sin exposición, es un triunfo, y por elJo debe procurar atraer hacia Ja tropa Jo n1enos posible, la aten- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MtLITAR ción de la artillería, ocultándola de su vista y aprovechando el terreno para cubrirla. Las tropas destinadas á apoderarse de ciertas posicio­nes como pueblos, caseríos, etc., que con1o puntos de apo­yo conviene algunas veces ocupar de un modo pern1anente en el campo de batalla, deben dirigirse á ellos disimulando su marcha, aun cuando tengan que dar grandes rodeos, pues es preciso no IIamar la atención de las baterías enemi­gas sobre tales puntos. Si la posiciún no es muy extensa y los edificios son poco sólidos y en pequeño número, con­vendrá muchas veces situarse á su proximidad en un terre­no propio para dominar las cercanías, ocupando la posición tan sólo cuando la infantería enemiga la ataque para apo­derarse de ella; pues debe darse por seguro que en cuanto Jas baterías contrarias conozcan la importancia del punto, lo destruirán con su fuego, que podrá ser bien exacto des­de los primeros disparos. Si el enemigo ataca sin artillería, lo cual constituye una falta grave, entonces podrían ocu­parse Jas posiciones desde Juégo. Para el ataque de una batería por infantería, conven­drá di vid ir esta en dos fracciones; una para rechazar las tropas de sostén del enemigo, y la otra para atacar verda­deramente, dando instrucciones precisas el que mande á los jefes de cada fracción acerca de Jo que deben hacer, el Cé!­n1ino que han de seguir y Ja situación de las piezas, indi­cándoles además el punto de reunión en caso de una retira­da y Ja señal de ella y del ataque. El que mande la frac­ción que ha de atacar la batería, dividira sus tiradores en grupos, encargando á cada uno de una pieza y conservrá con1o reserva á su lado algunos so ldados elegidos entre todos. Dada Ja orden, cada grupo se lanzará al ataque, si­guiendo Ja dirección más propia á sustrarse de la vista de la artillería y aprovechándose del terreno; pero sin perderse los grupos de vista y estando á corta distancia unos de otros, atravesarán á la carrera los parajes descubiertos, re­haciéndose y descansando en las sinuosidades y detrás de Jos abrigos que se encuentren. En cuanto el tiro de la artille­ría sa muy certero, se desplegarán les gn1rcs extendiendo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR su frente, formándose la reserva en varios escalones sucesi­vos, y avanzando todos hasta ponerse lo más cerca posible de los cañones; emboscá ndose, como puedan, fuera de la línea de tiro y drrigiendo cada grupo el fuego á los sirvien­tes de la pieza q u~ tengan señalada, y si se consigue apagar el fuego de los cañones, se tira entonces sobre los caballos y conductores. Hecha la seüal para atacar, se lanzarán to­dos sobre su objetivo á la carrera y á la bayoneta, y una vez apoderados de las piezas, quitarán los aparatos de cierre. Si se ordena la retirada deb ... emprendersc en el acto á la desbandada; pero dirigida la tropa por sus oficiales, q u\t­nes procurarán no volver por el n1ismo camino por donde atacaron, tanto para evitar el soldado la vista de sus con:­pañeros n1uert'os y heridos, cuanto para que no pasen por puntos ya observados por la artillería. 1'ales son, en resumen, algunas de las indicaciones ge­nerales que pueden hacerse, sobre el n1odo de conducir las tropas de infantería bajo el fueg de las n1odcrnas piezas de campaña; indicaciones que tambi ~ n señalan los can1bios que tal vez fuese conveniente introducir en las forn1acio­ncs tácticas, hoy reglamentarias. La precisión que ha alcan­zado la artillería y la exactitud de los datos que sobre su tiro se obtienen, permiten calcular con toda certeza sus efec­tos sobre las diferentes formaciones que adopta la infante­ría, y, de consiguiente, el tanto por ciento de blancos que pueden hacen·c en las co 1mnas cerradas 6 con distancia, sean de comparilas, de scc.: iones ó de escuadras, ó bién en una línea de batalla, ya se pre cnten de irente, ya de flanco. Con los datos que en cada Ejército se tienen, acerca de las distancias de reglamento en las forn·mc1ones de la infantería y con las noticias ba!ística-, especiaies de sus piezas y efectos de sus p oyectiles, tanto en desviación con1o en probabili­dades de dar á un blanco determinado, es facilísimo la for­mación de unas tablas, en las que podrían1os ver desde luego, la gran diferencia que existe en todos los casos, entre reci­bir el fuego de frente una columna y recibirlo de flanco. En otro tiempo, por efecto del modo de obrar de los pro­yectiles sólidos, y más que nada por los rebotes que se ob­tenían, las forn1aciones de flanco eran muy peligrosas y se evitaban con todo cuidado; pero hoy día, con Ja certeza de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLKTIN MILITAlt los cañones y la explosión de las granadas en el n1bn1ento del choque, se comprende perfectamente que se anulan en gran parte Jos efectos de las que estallan en Jos intervalos de las fracciones y por consiguiente que sean favorables di­chas forn1aciones. Un proyectil, dando de lleno en el flanco de una subdivisión de la colun1na, causará naturalmente más estrago en la misrna si la acierta de frente; pero en cambio todos los que estallan en los intervalos y Jos que se quedan cortos, que según n1anifiesta el cálculo, serán la mitad y cu­yos cascos llegarían de seguro á herir á la tropa en el se­gundo caso, pueden considerarse como poco peligrosos. Además ha de tenerse en cuenta la n1ayor dificultad de !a observación para el tiro contra una columna de flanco, de manera que, con1o los cálculos se han hecho considerando iguales las circunstancias, debe añadirse esta ventaja á esa forn1ación, y las probabilidades que tienen las piezas de acertar, en tal caso, quedarán considerablen1ente reducidas. Fundándose sin duda en estas consideraciones, el ca­pitán Maubeuge, á quien yá hen1os citado anteriormente, indica podría adoptarse con1o forn1ación táctica, la columna con distancias colocada en sentido perpendicular á la línea de tiro, ó sean sus fracciones normales á la línea de batalla enemiga, embebiéndose en fila la exterior. En Jos moví- . mientos hacia el enemigo se marcharía por el flanco, au­n1entando la distancia entre las hileras con1o en el paso de camino, lo que daría también más soltura á la marcha, y situandose Jos oficiales á la prolongación y á la cabeza de cada hilera. Los intervalos entre las fracciones, se calculan por el límite inferior de la dispersión de los disparos, á los distintos alcances del cañón; y como cuanto n1ás pequeñas sean a.:¡uellas, n1enos probabilidad hay de acertarlas, con­vendrá que según se aproximen al enemigo se subdividan cada vez más, es decir, que si á cierta distancia !a colun1na es de compañía, después deberá serlo de secciones, y por fin de escuadras. De esta n1anera podría conservarse n1ás tiem­po la tropa en la n1ano del oficial, según la expresión muy en boga en el ejército prusiano. En los cotnbates de tiradores estas disposiciones se po­drán tener presente para las reservas y sostenes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LE'I'ÍN MILITAR 2j3 .En cuanto á la situación de la segunda línea de bata­lla, puesto que puede asegur~rse, dadas ]as desviaciones n1áximas del cañón moderno, que nunca un proyectil diri­gido á la primera línea, pasará por los intervalos de sus ba­tallones, y que Jos tiros dirigidos á ellos y que sean largo:; herirán de seguro á los que estén situados detrás, podría proponerse colocar siempre Jos batallones de segunda línea frente á Jos intervalos de Jos de primera. Estudiada la cuestión por personas n1ás competentes, con gran acopio de datos y de observaciones y con autori­dad para elJo, es indudable se encontraran otras varia mo­dificaciones en los tnedios tácticos que puede adoptar una infantería cañoneada por la artillería moderna, para evitar ó disn1inuír los efectos desastrosos de su fuego. Al consig­nar nosotros las anteriores indicaciones, estamos persuadidos de que son muy incompletas y de que únicamente pueden servir á nuestros lectores para señalarles un n1otivo de es­tudio, y tal vez, para destruír alguna idea equivocada. La conveniencia de que Jos oficiales de todas armas se fanlilia­ticen con los efectos de la artillería, se deja con1prender bien evidentemente por lo que llevan1os dicho, y así insis­tirenlos una vez más, en ]a necesidad de que adquieran cier­tas ideas de aquella arma, y de que por experiencia obser­ven los efectos del cañ6n en Jas Escuelas Prácticas. La instrucción es hoy día una exigencia indispensable en todas las clases d un Ej'' rcito; pero, sobre todo, en las superiores, que por su posición están J lan1adas á manejar n1asas n1ás ó menos considerabJes en los can1pos dt: batalla, donde dcpend de~ "' U in~elig n ia y saber la. vida de tantos soJdados. ___. ... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLfTÍN MlLlTAI.{ 1 MINISTERIO DE GUERRA N o·rA OEL SEÑOR MlNIS'fRO DE Gl.IERRA AL SEFlOR CE. ERAL~ COMANDANTE EN JEFE ( Jt R¿pública de Cahmbia.-ll.-finisteritJ d11 Guerra.-Sccción r.•--Nú.-. mero 679. - B?gotá, 15 de Abril de I 898. Señor General Comand:-mte en Jefe del Ejército.-Presente. Servíos prevenir á los Comandantes Generales de División y de Jefatura .i\llilitar, que ello no están facultado para variar la colocación á los Oficiales nombrado~ por el Poder .Ejecutivo para la pre. tación de sus ·ervicios en Jos diversos Cuerpos del Ejército. Frecuentemente se observa que un Oficial á quien por De­creto e pecial del Ejecutivo se h:1 J~: tinado como Abanderado de un Batallc)n, v. gr., aparece despt é en lo e.calafones enviados al !v1inisterio ó en los cuadros de C''nd cta, ·irvicndo en Compañías; Jo cual, como no ,e os oculta, oca"iona grave irregularidades qut.! deben ser corregidas oportunamente. / Si por nece idade- en el ervicio ocurriere el ca o de variar dé colocación á un Oficial en las Compaííías ó Plana Mayor' del Cuer­po á que pertenece, debe solicitar e la medida á este Ministerio por el conducto regular en la seguridad de que una petición de tal na­turaleza será atendida dc.:bidamente. Dio og guarde. ls.-\ÍAS LUJÁK. (") Se repite la publicación de e · ta nota por haber alido la pri• mera \"Cz con algunos errores debid o al señor copista del Ministerio, • DF, [,A D. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. AUU.Tf¡' MILITAR 275 LEC1 URAS DE HISTORIA PArfRIJ\. }>UNTOS PRI:-.ICIPALf.S DE LA VIDA PÚdLlCA DE BvLÍVAR (CONTINU.-\CIÓN). VII El ter:-cnH to de 1.6 de Marzo de 1812, :1cobardó á los habi­tantes de bs principales poblacione · de V cneLueia á tal punto que, decayó muchísimo, si no .e extinguió, el ardor revolucionario con que los pueblos buscab:m lo medios de conservar su independencia, proclamada olemnemente el 5 de Julio de I 8 I 1. De-pués de las capitulaciones de .M.iranda con Monteverde, aduei .• ado este en absoluto del p:1ís, Bolívar logró embarcarse con otros compañer·os, paréi Curn.ao, de donde pa~ú á Cartagcna (Co­lombia). Al arribar á playas extranjercts el ánimo de Bolívar se mostraba lleno de energía, firmemente resuelto á arro trarlo todo por salvar la Patria. El ardor con que ·e había empeiíaclo en la lucha, no le permitía encontrar . ino Jos puntos extremos: el triunfo, 6 la muerte. Su agacidad pohtica llcvábale á indag:1r la causa de los desastres de los patriota en V cnezucla, y compendiando su ideas, redactó un manifiesto<; memoria, que e imprimi/i en Cartagena, (r5 de Di­ciembre de r812) en la imprenta de D. Diego Espinosa. Desde Juego atribuía á la tolerancia y debilidad del Gobierno de la Re­pública la pé rdida de la revolución. Como si leyese en lo futuro la suerte capricho a y vacilante de las naLiones ·udamericanas decía n aquel documento: 'Lo c6digos que con-.ultaban nuestros magi . trados, no eran los que podían ense í1arle~ la cien · ia práctica <.le! gobierno, sino los qu · han formatlo ci~.:rto:5 bueno. visionarios que, imagin á ndose re­públicas aéreas, han prcrurado alcanzar la perfección no1ít:ica, pre-uponiendo la perfectibilidad del linaje humano." Y para que pueda apreciarse la certeza de las observaciones del Libertadc: y la franqueza de su palabra, en lo~ momentos mi - m os en que tnlt~ba de d spertar en Nueva Granada el entusiasmo por la libertad del territorio · venezolano, reproducimos lo siguiente, también copiado del citado documento: "Yo o y de sentir que mientras no centralicemos nuestro gobiernos americanos, los enemigos obtcndrtn las más completas ventajas .•.••. "Las elecciones populare:. hechas por los rústicos del campo, v por los intrigantes moradores de las ciudades, añaden un o~­táculo más á la practica de la federación entre nGsotro : porque Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETiN MILITAlt los unos son tan ignorantes que hacen sus votaciones maquinal• mente, y los otros tan ambiciosos que todo lo convierten en fac• ción." ..... . El genio investigador de Bol! var le hacía descubrir aforismos políticos que una dolorosa expe,·iencia había de confirmar años más tarde, y al formularlos con tánta claridad, en los albores mismos de su vida pública, hubieran debido premunirlo del cargo de ambición que contra él alzaron los que en vano intentaron a1 rebatarle de im­proviso, el prestigio y gloria de su nombre. El genio de Bolívar se sobreponía á toda acción pequeiia~ ruin, entorpecedera del grande ideal que le animaba; buscaba con ansia la libertad del suelo de su nacimiento, pero por instinto, por convicción y por propia experiencia, no se apartaba de las exigen .. cías del mando, concediendo á la autoridad toda su influencia y re­cursos á fin de haceda efectiva y provechosa en la marcha de las sociedades. Así, place obsel'varle cuando, al adquirir mando en Nueva Granada, supo mostrar profundo acatamiento á las disposiciones del Poder Ejecutivo y del Congreso, y no se atrevió á iniciar la cam­paña del Norte mientras no llevó á sus superiores jerárqui­cos "el c:nvencimíento de que debía abrir operaciones sobre Vene­zuela. Cuando le fue dado penetrar con sus soldados al territorio del Táchira, su elocuPnte voz resonú con los acentos de la má~ pura intención patriótica: "Yo sov, dijo á sus compatriotas, uno de vuestros hermanos de Caracas, que arrancado prodigiosamente por el Dios de la misericordias, de la~ rnar ·os de los tiranos que agobian á Venezuela, he venido á traeros la libertad, la indepen­dencia y el reino de la ju ticia." VIII La grandeza de carácter de Bolívar, cond ición que hoy con· ideramos como imán irresistible á fa, ·or del cual supo dar vida á la obra de la Independencia, causóle al heroe mil amargos desengaños, hasta puso en peligro su vida, porque el noble caraqueño, que ofus­caba con su presencia á la multitudes, era atormentado por las vo ... c~s de la envidia y por los Ímpetus de la ambición desordenada. Adondequiera que encaminase su atrevida planta, surgían espíritus rutineros, incultos, osados con la más desenfrenada codicia, que se irritaban con aquella aureola de irresistible prestigio con que apare­cía el jefe, al que no podían menos de considerar con ojos es• quivos, como los que sorprenden en la mitad de áspero y fatigoso camino, muro insalvable que se opone al logro de sus pasiones. Bolívar vivió difundiendo la semilla bienhechora de la libertad, nseñando á los pueblos la cartilla del dere,ho; infundiendolcs el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR 277 gcrm:n J~ la ciud.daní ; cnajo.Ja, dificilísin t t :u'-l, ante h magni:. t Jd de la cull hubiera desi ·tido cualquiera que no fuese: el Líber.:. tador. Las elocuentes lecciones que daba con el ejemplo y con la pa-: labra in fundían aliento á los pusilánimes, vigorizaban los animos de Jos que yá se encontraban dispuestos á la lucha, llevaban el conven­cimiento y la fe á todos; fue Bolívar apóstol de la venbd po'ític:.r, a11t~s que mártir Je la noble c;ws ·l de la indepenJcncia d e su Patria. Si lh)Y mismo, el insalvable ob· tá:lllo para b m. rch1 r.:gu lar . progesiva de las naciones sudamericanas consiste en la falta de..: cducacióit política de ló púeblos, 'que i'o acontecería en los albo­res del sigio, cuando er~n cont:J.das la per::,on~.s cuya ilu~traciún y ~abcr la. ponia en dpacidad de torniar juicio propio? Boli var realizó. prodigios con su ca u ti va dora e loe uencia, con la perspicacia Cle su 'talento, con el dc)n de gc'ñtcs que le h.t Í..t des­cubrir con p~smcsa rapidez las idiosincracias de..: sus cap;tanes. ¡Cuán irrési!;'tiblemente grai1de ap'arccc ante nuestra vista cuan: do pcnsamo qt•e, si su divisa era triunf; r á toda C( st:t, no descui­Jó un instante la ·edÍ1caciót1 oe sus oldados. Penetn!do de l..ts alta leyes del honor y del .deber aspiraba á q~·e bs cumplies e n c:on ri1or en guarda de la segu'r idad y bienestar de la Rcptíblica . Dispcns ~\ba­les su carii10 por igual; secreta alegría llevJb .t :.i su án~mo la · cción generosa del soluado; en el encontraban L · cla. c; na un eu.sreú.lo ~~~­p TÍOr SÍ!l() á Ul1 CJtnpañero d_ inqucbr:.: rltab}r. valor, SCr~IlO y cxpcr­t >,que velaba ~obre ellos con atento C..'lo,,pronto á ctorg-<:rlc5 tol.1 la justicia de so causl y á hacerles comprender que la unión ~ordia C5 la mejor disci p1ina del ejército. A nadie contrarió en el gradual y jt:>to ascenso de sus méri­tos: era el primero en abrir C?tt-:.po ~~ t.tlent J, á la competcrtcia, al esfuerzo bi_en inténc;ionado, al heroísmo y al ,-alor. Dt:eiío de .í mismo, y COn la .\ ista muy en alto, más ÍrH:c!el " C qucd:1ban CI. SU mente la accione 'Írtuosas, que los hechos corade y torpe . Pero en és f'l. guerra'\ c1ue pá a nos o.tro los an.eril'ancs fu e ju_­tísima, ' p rque vindicaba los dere hos de un pueblo u ' tr,tpdc, no to ~os lo que . cudieroñ á cmpuííar las armas llevaran el mistno Jdcat '· e de prendimiento ni igual generosid,ui d :! in·encionc . Lo largo de la contienda relajó la pauta moral de algunos, y ot1os es de presu­mir e que no tuvieron más incenti\"0 al lanz;;¡rsc a la relea que ~a tendencia al mal que domina ]as naturalezas recias é indómita~ ie los que no han logrado acallar us pa.iones por medio de la pe'r­~~ ·cción moral ' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1:0LETÍN MILITAR EJERCIT·O N ACICl~AL l• VE TARIO de lo bienes que dejó el soldiad'o Pedro St4úrc:r., pertc­necien te al Batallón N tira número 2 z epública de Cabmbia.-EjércitJ A~:Jci?na!.-S.7t:JJ1Ó¡¡ Ndir.1 JJ!m;-er:> ZT-;. IV! a;•oría. En Ja ciudad de Cartagcna,. ·á cinco de O...tu.bre de mil ochocientos noventa y siete, presentes en el local de la Mayoría del Batallón Neirr número 22 acantonado en la mi ma ciudad, los infrascrito· Teniente' Coronel 2.0 Jefe, Telé-3foro Morales encarg1ci'o del expresado Batallón '/ los testigos nombrados por éste, seño,..~s José Angel Calderón, B,~nito En­carriaza y Alberto Lemaitre,.,. con el objeto de in venta ci-ar y avaluar lo!=' 'nterescs pertenecientes al finado soldado Pedro Suárez del expré~do Batallón, muerto ayer, cuatro del expresado Octubre, en el Hospital do Caridad de e5ta plaza. Di.cho individuo conforme á la filiación era na­tural de Iguaque en el Departamento de Boyacá. Se puso de presento el dinero que se le encontró al finado en su poder, que es la suma de eis pesos cinco centavos~ más tres pesos cchcnta centavos de cuatro día • de raciones y ajustamientos, cuyos valores ha en La suma de r-uevc pesos ochenta y cinco centa\'OS y lo que sigue; Una cartera usada en ve:nre cent:wosr ...••.•......... $ 2c Unportamonedas id. id. id...................... 20 U na camisa id. icl. id.. .. . .. . . . . . ... . • • • • . • • .. . . . . zó Un par cab:oncillos id. id. id...................... 20 Una ruana Id. en tres pe os ·...... . . • • . . . . . . • • • . . • • • • 3 Un sombrero íd. en un peso ..•.•...••.....••....••• Una maletera blanca íd. C'Tl C 1Jarenta centavo . • • fC" Los nuc,·e pesos ocl cnta y cinco centavo~ que dejó el finado, se emplearon para ayudar á pagar los gastos del entierro y urna en que se colocó el cadáver, como consta de los recibos originales 'lue se adjun­tan á este inventario, Para el completo del pago de. la mencionada urn y .- para 1 ~ntierro del finado, . cl Batallón contribuyó con una limo na. o habiendo má intereses que inventariar se termina e<;ta diligen­_ ia que firmamO! los que en ella intervenin,os. El Teniente Coronel 2.. 0 Jefe encargado, TELÉSFORO MoRALES.- · El Testigo, JoJé A. Ca!derón.-El Testigo, Brtlito E -Cardenal Ci ·ncros­Cltal ~lh-N um.mcia-Victoria-Alfonso XIII-Lcpanto-Rcína Re­gente- \lfonso Xlf_,.~~inl Cristina-.-Rein:t 1 !erccdc .. -Lastilla-Ara­gón- Navarra. Buqttts de segtmda dme. l'v1arqa~5 de la Ensenada-fsla de Cuba--Isla de Lnzón-Río de h Plat•t-:v1éxico-Puerto Rico-·Vclasco-Infanta I abd-Tsabcl Ir­Conde d~ Vcnadito-Ju.m d_ Au:>tria-:\.. d~ Ulloa-Gcneral Valdés- MJnib-Lcgazpi-J orgc Juan. · Bl{(jllts de tercera cla.re. 1\.1arí.t de Molina -1\ilrqtté d la Victori:t-Alvaro de Bnán-Fi­lipinas- Nucva Espal1a- Tcmerario-Vic<.:ntc Yáiicz-Martír!. Alon o - GJJici - farc1ué' de Molins-Magallaneg-Elcano-Lezo-Concln. -1\tlart]U~s del Duero-Fernando el Católico-G<.:n~r:d AhH'a-Cebú -Puig::cr Li -D~5rructor-Auda~~-03ado-Terror-Furor- Plutón- Pro:>erpin:l -Hcrn:h C Jrté -Pizarn~ 'a.sco N út1cz de Balboa-Qui­roz-\' illalobos. C ÍÍonrros de Hgtmdtt dase. 1'diden todoc:, cuyo número es de 30, má · de 150 toneladas de de·­ph?. amicnt , y su nombre. son los ·iguientes: Albay-.Aharado- !cedo -t\rayat- B.u tco.l - Bulu -'n- Calami·mcs-Call· n-Cocodrillo­Contramaestre- Cuba E pañola-Diego Vclá qt cz-Eul:t!ia-lndic­I. eytc-Ligt·ra-Lint:c- Iarivcles-Mindoro-Mac-Mahon- lVJanilc­tío- Pampanga·- Panay-Puragua- Pclícan~__:pj]ar- Pone e de Lcón- 5:Jlamandr - Sa!llar y Sando\•al. C. ííor.crc; tie t.r !'f'fl t!ast. Miden los +2 siguientes m~nos de 150 toneladas de desplazamien­to: guil:.t -.\lcrt1- lmcndarcs-Aimontc- \rdilla-- trcvido-Cari­dad- C:tuto-Centine!J-Comct.l-Condor-Corcucra-Cuen·o--Dar. (h-Dclg,ldo Parej.t- Dependiente -Diamln·c-Diligcntc-E trclla­Esreranza- Flecha-Fra icrt- Gaviota- Gardoguí- Golondrina­Gu an tá.nam::>-Guard ián-IVIayarí-Ot·~ rol:t- Perla- Reina Cristina­Rclámpago- Rubí-Sat ~litc-Sugur:l-1 :uif.t- Tole io - U rdaneta­Vasco- Vigía-\·alicntc y Yumurí. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT4R Todo ~ tos cafícneros de corto desplazamiento prestan servicios de guardacostas, están armados con cañoncl! modernos de gran alcance ú ametralladoras, y por su velocidad de 2 5 millas, son excelentes auxilia­res de los bLqucs de mayor porte, que constituyen el núcleo dd poder na\ a.l ?e EspafiJ. TorptdcroJ de primera clase. Iguales condiciones que los buques anteriormente relacionado, reúnen los cuatro torpederos siguientes, cuyo de:;plazamiento alcanza ha ta 1,50 toneladas: Ariete -Arzón-Halcón y Rayo. Torpederos de segrmda rlí7u. Su número es de 9, miden hasta I 20 tonelada. y se denominan: .1\ce,·edo-Castor-Ejército..:_Habana-J ulián Ordóñez -Orión-Or­c. Jóficz- Re tamo a ' Rige l. 'lorpediroJ de terara cimc. S :>n 2, miden m(!no: de 1 oo toneladas y se llaman: Barcaló y .Polux. ~ ' LaJJcltuJ raííonerm. Son de poco calado c,on objeto de que puedan hacer la na\'egac.ión de J,Js ríos, despla7.an menos de 100 toneladas y su armamento con.Jste <'n cañones 6 ametralladoras. Hay 8, y sus nombres son los si~uicn es: /1ire-.\ut•mio L6pez-Colón-Gcncral Blanco-Intrépida-Lanao- .Lcaltad y .Mensajera. ' PoNtcJ.'fi. Adcm·ís de los tres ponto:es que figu an en el cu:~dro precedente, ~ u~nta la :1rmad,1 <: pañ.ola con dos pontones . para el ser: icio de estac.io­ncs navJ!cs t:.>plfiolas, ste:1do los nombres de e to ·: 'errolano, que m1dc 779 tanda las de dc~pla7..11UÍC:ltO }' CStá armado COn tres qñones moder- 110ii; y Animosa, de soo tor~elada.,, con cuatro caíioncs de gran alcance. • 1 • Bm¡ttl'J t'i": str~·icio! cspecittla~ Frag na A~ urias.- \1idc r, ~ 5 ¡'8 • toneladas de de~plaz:11nicnto, ie­ne m·Íquir:a de vapor de 300 caballos de fuerza, CO!l eJ. armarnento 1e­, csarÍo para la mi~ión que dcsempc1ia dt: escuela na al flotante.' · Fragata Almanza.-Midc +,664 toneladas, su n1!tqpina tiene la fter:t.:.t de J,6oo caballos, e rá armada con 20 cañones de ' varias clac., y su de·tino es dc:pósito de marinería en el Ft.:rro1. Frag1ta Z.tragoza.-~1ide 6 6 so'+i toneladas, con máquina cuya fuerza es de 8oo caballos nominales, } está destipado este buque á es­cuela de torpedos. • Fragata Nautilus.-Dt:splnza 1, 500 tonelada, está armada con 4 caflones modernos y una ametralladora, y u destino es el de escuela de :;uardias marina~. Fragata Vilh de Bilba9. -Mjde 1,312. toneladas, e tá arma:!a con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BvLETlN MILITAR 10 CJñones de varias clases, y se halla destinada ;Í escuela de grumetes 6 a Hendices marineros. · Fragata Gerona.-Desplaza 1,916 toneladas, su máquina de vapor e de 6oo caballos de fuerza, está armada con 4 cañones y dos ametra­' !!adoras, iendo su destino depósito de marinería en Cádiz. Aviso de guerra Vulcano.-Mide 650 toneladas de desplazamiento, su m1guir..a C5 de fuerza de 200 caballos nominales y está al sen·icio de la comi sión hidrográfica de la península. Monta 3 cañones. Avi so Urania.-Desplaza 570 toneladas, tiene máquina de Hpor de: 3 54 caballos de fuerza y se halla también al servicio de la comisión hi­drográfica de la península. Aviso Argos.-Midc 508 toneladas, la fuerza de su máquina es de 96 5 caballos y está al ervicio de la comisión hiarognífica de Filipipas. Avi5o Criollo.-De cofldiciones aná'!ogas al anterior, se halja al scr,- \' Ício de la comisión hidrogr áfica de las Antillas. ' Submarino PeraL-En el astillero de Cadiz. 'lriptdaciolles de los. btiqttes y flrJ"li.11{J. SoLlados. M:trincros En la Península .............. . En las Antillas _. .••.•..•...•.• En Filip~nas .•••.•.•.••• '.' •.. Totales ..• , . . . • • . ...• 5,39 1 2, 5 33 2,f68 4,89~ 4,581 2, 51 5 Como se ve por los precedentes datos oficiales, la m~rina de guprrjl 1 española cuenta con 17 5 buques, cuyo desplazamiento total es de 398,8zo'89 rondada s, elevándose el número de sus bocas de fuc,go ú 83p, enrrc caii one s de diversos calibtcs v ametralladoras. · , ...:.' .. , • , 1 , 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B)LE.rÍ.:-l MlLlfAR ES~UAD.RA AM~RTCA~A NOI\1'!3RES CLASE !TO 'ELA)E "' ¡..,¡ z o ¡z < u .. < 1 --;--Iowa ~~~~~~-:-- Acorazad~--; I~ 1 o J Sz- , ~ - -44-+- zindiana......... 1o,z88 j 4-6 r6 427 3 l\Tas achu3s ctts... ... 10,2 S ++ 16 380 4 Texas ........ ,..... , 6,315 29 16 362 5 Puritáa ........... ... Monitor 6,o6o 195 6 Vesuvius ............ Dinamitero 929 6 1 21~ 20 7 Amphitrite.... . . . Moni·or 1 14-5 8 N e w-Y o r · . • • • . • . C r u e ero 8, 2 o o H 2 r 5 2 6 9 Colum\)ia. ......... ,1 7,375 31 22 429 1::> Brooklyn.___ 9,100 501 1 r Minncapolis ....... 7,375 1 23 1' 31 456 12 Cincinnatti.... ... 3,213 23 19 292 13 Monrgomcry . . • . . 2,09+ 1 29 17 2 5+ 14 Marblehcad ____ .. , 2,089 15 19 254 1 165 KDcttrolidt .... ·--- Ar't.'cte 2,ooo5 17 1 6 2957 a a 1 m. __ •.. __ • 2, I 5 1 1 17 Miantonomlh...... Monitor- 3,990 ro 10 136 18 \Vilmington . . . . . Cañonera 1 1 6o 19 N cwport . . . • .. . . . , 1 I 3 5 20 Vieksburgh .. .. .. . ... I 3 5 21 Annapolis.. •• .. . . , . 1 135 22 Nashville ... ... . . •• )t 1 s8 23 C.1sri~c •... 1 •• •• •• ,, 1,177¡ 10 ,r6 143 2 ~ Cusht'lg .. · •..•.•. Torpedero ros , 3 1 22~ 20 2' Poner.............. 1 4° ~~ ~~~ts~;;l·:.:.~: ._._: ~.: ¡zo 24 ~~ . 28 Dupont.... .... . .. 1 r6 29 Winslow. .. .. . . . ... , j 16 30 Fern...... . . . . . . Trasporte 1 20 3 1 Mangrove. • . . . . .. . , 20 3 .. K:::ntu:::ky.... .•. Acoraz :.u~o 11,400 8o 1¡8 440 3; Kcarsage.. • . . . . . , 1 1 ,+aa 8a • 18 440 3+ AlabJ~1la.. . . .. .. . ,. 1 1,400 8o 18 440 3 5 Mine ss~ ta........ 1 1 ,fOO 8o r 440 J5 Orcgon...... . . . 1o,z88 46 16 380 3 7 N cw Orlcans. . .. . 38 Albany . ... . .. .. 3 9 Banc roft . . . . . .. . " Crucero 40 Boston ......... . " + t Bermington ...... . 839 3,00:)1 1,710 1 I 20 14 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍ.' MILITAR NOMBRES ~; Atia,ta~~~~ - 4-3 Chic lgo . • . . .. . 4-4- San Francisco ... . 4-5 Baltimore . .....•. 1 4-6 Phila:lcl phia ••..•. l 4-7 Ncwark ......... 1 4-8 Char_kston .....•.. 4-9 Ralcigh .. . . . . .. . so Olympia ....•... . 1 SI Montcrey.; .... . 52 Terror .......... :. 53 Cat kili ......... . 54- Nahanc ....•...•... ; 5 Jason .••••...... 56 Machia ......••. 57 Petrel.... . •.... 58 Dalphin ...... ~ .· . 59 Y orktonw ....... . 6o Concord ... .- ..... ·, 61 Bancroft ......•.• 6z M aric 't~ • • • . .... · 63 Stilctlo ........ . 64 Alarm· .. • · ......• 6 S Sm~crs (?)• ...... ,; •• 66 Manning: ........ . 67 Princeton ....... .... , 68 Helena . . ......... . 69 (),vin .............. . íO Talbor ............ ' 7 1 I~odgcrs . . • • . .•. •j 72 E acx . . • .•..•. • 73 Me Culloc ..•.... 7+ Gn.:ham ........ • 1 ¡; Algonquin .....•... 76 Onandaga ........ . 77 Lancastcr .......... ~ 1 CLASE " " " .¡, ,, Monitor ,, " ;~ Caiíonera " ,, , . ,; " Torpedero , Ga1ionc ... a ,·, ,, Gai1oncra " . " Crucero I¡ 177 892 1,486 1 ¡oo1 r, }"zol 838 3j Bo 1 ! I+ 12 8 I S 14 io J8 20 1 20 18 1 ~ ~ 154- 132 , IIS 192 1 93 1 1 1 1!8 1 :Z-7 ,<> J;;: ~ i 1 __ !)· h:> Además hay una cai1oncra en Baltimore yáconcluída, pcrosin nom­bre todavía, dos torpederos en Europa recién comprados; diez y seis bu­( ptcs en el servicio de faros que pueden ervir cómo cañoneras; veinti­cinco yachts que serán trasformados en torpederos; sesenta vapores; mercan­tiles que pueden servir como trasportes armados; seis monitore viejo~ ara dcfen a de puerto. y doce vapore aduanero. que e pueden utilizar.· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ROLEriN MILITAR Elf E; EJERCITO E'l ?bLr Ejecutivo p~r Dc:r~t~ J.~ fech:t 26 el~ l\tby-> acep~~~ ~1 Capitán Antonio M. l<.amírez la excusa que presentó para ser­\, ir el puesto de Comand:.u"úe dé Ja 2.• Comp::uíía del Batallón Aya­• nuho número 3'· 0~ y d~titH) en su lagar al de igual grado José A - 'censión Rivera ~te nabía ido notnhrado para la s:· del G~·rd,brl 'nÚmero 6.0 Declar<> en usó de licencia indefinid 1 por insubordimción y beodez habitu~l al Capitán Salustiallo Tejada que sirve como 1"'e- 1liente en la r.• Compañía del Darallón lv:ira número 22, á solici­tud del primer Jefe dél <:::uerpo. l:,lamó al servicio a~tivo a1 1'e- 1liente Manuel J. Carrasco y lo destinó á la r.• Compañía del N .1i­ra número 22 en luga~- de T-ejada. Declaró insuBsistente el J'lornbramientó hecho en el señor R:t iael Gálve.z para instructof civil del Batallón Núlí.!z t1l1mero 9~ por abandono del destino, segt~n it}Íorme del Comandante Genera de la 4: División. , Ascendió á Capitán efectivo al Teniente Adolfo Ortiz qué ~irvc en la z·." Compañía dd Batallon Bárhula número 2.0 , y lo des­tin<) á la 4·· del BJyacá núm. '- ro 24 en lugar del Capitátt Jorge '.J'ulio Rincón, que pasó á otro qterpo. Llamó al ser\,: cio activo al Teniente Agustín B. Samacolo­ ·ina y lo destinó á la 3·" Compt.lñía d.::l Barbula, en lugtlr de Ortiz. Destinó al ~oronel Benjamín Silva que sirve en el Cuart,.J General de la r.ll Di visión, como primer Ayudante General, <11 mismo puesto en el Cuartel General de la s: Di isión. Cónfirió al señor Jesús egret el en'~pleo de Subteniente, 1<" !amó al ervicio activo y lo destinó al E tadó Mayor General de! Ejército como 2:"' AyudarHe en lugar del de igual grado Jorge Martfnez, que fue destinado á otro puesto: El nombrado pre·tará ~u servicios en la secciór1 1.• del Ministerio de Guerra. Por Decreto de fecha 28 de Mayo confirió al señor Arturó Carvajal el empleo de ubteniente, lo llamó al servicio activo y lo destinó como supermunerario al Batallón NariiíJ número 4.0 EJ 'ubtcniente Carvajal irá á la Escuela Militar en representacr6n dé )"oitado Cuerpo que no ha enviado si1 o un alumno; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 54

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