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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 82

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 82

Por: | Fecha: 16/01/1899

ANO 11 Bogotá, Enero I 6 de I 899 NUM. 82 ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO __ ,.. ___ _ Fundador, ALEJANDRO POSADA Son colabm·adoTe,fJ natos de este peridóico todos los Jefes y Ojiciale.~ del Ejército de la República. MINISTERIO DE GUERRA -- ·~· -- DECRETO NUMERO 347 DE r898 (17 DE DICIEMBRE) por el e ual se hacen varios nombramientos para la guarnici6n del Sur del Cauca El Presidente de la República DECRETA: Art. r. 0 Nómbrase Jefe de Ja frontera del Sur al Ge­neral de División Lucio Velasco. Art. 2.0 Llán1anse al servicio activo al Sargento Mayor Rómulo Aragón y al Capitán Ramón A. Soto R., y dc:stí­nasele::> como Ayudantes del Jefe de la frontera del Sur. Art. 3.0 Nómbrase al Coronel Alejandro OEintero Jefe del Batallón Cazadores El Sargento Mayor Francisco de P. Mejía continuará como 2. 0 Jefe del mismo. Art. 4.0 Los Oficiales de Ia 3: y 4: Uompañía de dicho Cuerpo, serán los siguientes : 3.• COMPAÑfA--Con1andante, el Sargento Mayor Lu­cas Sánchez; Teniente, José E. Villaquirán; Subteniente, Luis María Valdés; Subteniente, Dionisio M. Páez. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLt:TiN M:ILl'l'.A.R 4: COMPAÑfA-Con1andante, Sargento Mayor Isaac Guevara; Teniente, Pedro Antonio Rodríguez ; Subte­niente, Rafael Villaquirán ; Subteniente, Juan de Dios Bo­hórquez. Comuníquese y publíq u ese. Dado en Bogotá, á I 7 de Diciembre de I 898. Por ddegación del . Excelentísimo Señor Presidente de la República, el Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOLINA DECRETO NUMERO 348 DE 1898 (17 DE DICIEMBRI!) por el cual se hacen varios nombramientos El Presidente de la República DECRETA: Art. 1.0 Nómbrase al Coronel Luis Morales Berti Primer Ayudante general del Estado Mayor de la 3: Divi­sión, en el puesto creado por Decreto de 2 8 de Noviembre último. Art. 2.0 Llán1ase al servicio activo al Sargento Ma­yor Ramón Pereira Chaves, y destínasele á la Comandan­cia en Jefe del Ejército como 2. 0 Ayudante General, en la vacante que allí existe. Art. 3.0 Hácense Jos siguientes cambios de Jefes de cuerpos : el Coronel Marcos E. Soto, Jefe del Batallón Sucre, pasará al Ur ·daneta, en reemplazo del Coronel Ale­jandro Quintero, que fue destinado al Cúzadores; el Co­ronel Pedro Sicard Briceño, Jefe del Batallón B árbula, pasará al Sucre, y el Coronel Luis Fernando García, Jefe del Nariño, pasará. al Bárbula. Art. 4· 0 Destínase al Coronel Anton1o Gómez R., Primer Ayudante General de la Comandancia en Jefe del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 363 Ejérctto, como Jefe del Batallón Nariño, en vez del Coro­nel García. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 1 7 de Diciembre de 1 8 9 8. Por delegación del Excelentísimo Señor Presidente, el Ministro de Guerra, PEDRO ANTONIO MOl.lNA DECRETO NÚMERO 367 DE 1899 (4 DE ENERO) por el cual se hace una promoción y se restablece la Comandancia Mi­litar del litoral del Pacífico El Presidente de la República DECRETA: Art. 1. 0 Promuévese al General Clímaco Silva del puesto de Comandante general de Ja 4 ... División, al de Comandante genera] de la J.\ que se halJa acantonada en Santander, en reen1plazo del General Ramón GonzáJez Va­lencia, quien por n1otivo de grave enfern1edad se ha vis­to obligado á separarse del mando. Art. 2. 0 Por razones de orden público, y para ]a ma­yor vigilancia del litoral del Pacífico, restabJécese Ja Co­mandancia Militar de ese litora.l, y nómbrase Comandante d~ . ella al General Ramón UJloa, á quien se llama al ser­vtcto. § El expresFtdo Comandante }\11 ilitar tendrá mando en la Cañonera Boyacá, y la~ demás facultades de que es­tuvo investido en anterior ocasión. Comuníquese y pub1íquese. Dado en Anapoima, á 4 de Enero de I 899. MANUEL A . SANCLEMENTE El Subsecretario de Guerra, encargado del Despacho, CLÍMACO LOSADA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 364 BOLETÍN MILIT A.R DECRETO NÚMERO 368 DE 1899 (5 DE ENERO) por el cual se: hacen dos nombramientos El Presidente de la República DECRETA : Art. I. o Llámase al servicio activo al General Diego A. de Castro, y nómbrasele en propiedad Comandante del vapor de guerrí.l Hércules, con destino á la vigilancia del río Magdalena y con dependencia de la Comandancia ge­neral de la 2. a Di visión. Art. 2. o Habiendo sido nombrado el General Lucio Velasco Jefe de la frontera del Sur, promuévese en pro­piedad, en ~u reemplazo, al puesto de Comandante general de la 2. a División, al General Francisco J. Palacio, quien viene desempeñando tal cargo accidentaln1ente, en su carác­ter de Superintendente general de las fuerzas del Atlántico. Comuníquese y publíquese. Da.do en Anapoima, á 5 de Enero de I 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 7 de Enero de I 8 9 9. El Subsecretario, encargado del Despacho, CLÍMACO LOSADA DECRETO NUMERO 370 DE 1899 (7 DE ENERO) por el cual se hacen varios nombramientos El Presidente. de la República DECRETA: Art. 1. 0 Nómbra.::e al General de División Belisario Losada, Comandante Militar de Panamá. Art. 2. 0 En reemplazo del General Losada, nómbrase Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLET fN MILIT .AR 365 Inspector de la 4·a División del Ejército al General Francis­co Cucalón, á quien se llama al servicio activo. Art. 3. 0 Nómbrase Auditor de Guerra de la Coman­dancia Militar de Panamá al Coronel Ricardo Pizarra. Art. 4.0 Llámase al servicio activo al Teniente Coro­nel Joaquín Caicedo Albán, y destínasele á la expresada Comandancia Militar del Istmo, con1o Ayudante general, en reemplazo del Coronel Pizarra, promovido al puesto de Auditor. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, á 7 de Enero de r 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 9 de Enero de 1899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUÍN DECRETO NUMERO 371 DE 1899 (7 DE ENERO) por el cual se concede una autorización El Presidente de la República CONSIDERANDO: !.0 OEe el Decreto número 14 de 23 de Agosto ú1- tinlo, "reorgánico del Ejército," dispuso que la jurisdic­ción de la 4·a División comprendiese Jos Departamentos de Antioquia y Cauca; y 2. o OEe más tarde, por Decreto ejecutivo de fecha 16 de Dicien1bre último, se creó la Jefatura de la frontera del Sur, con jurisdicción especial en las Provincias de Pasto, Túquerres, Obando y Núñez (Departan1ento del Cauca), DECRETA: Artículo único. Facúltase al Comandante general de la 4.• División para trasladar el Cuartel General Divisio­- nario al lugar que á su juicio juzgue más aparente para atender mejor á la vigilancia y al servicio de la extensa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 366 DOLETÍN MILITAR línea de guarniciones de . su dependencia, y que sea centro más adt:!cuado del nuevo territorio de su jurisdicción. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoin1a, á 7 de Enero de 1899. M<\NUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 9 de Enero de 1899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUIN DECRETO NÚMERO 372 DE r 899 (7 DE ENERO) por el cual se el e va á Batalló n e l m e dio f/ alencey, se dispone organizar un Cuerpo en el Sur de Santan.ier y se hacen varios nombramient os El Presidente de la República CON IDERANDO: 1.0 ~te el Gobernador del Departamento del Mag­dalena ha manifestado g ue el medio Batallón Valenay, con la organización que ho}' tiene, es insuficiente para atender á la vigilancia y conservación del orden en dicho Departa­mento, pues escasan1ente hace el servicio de plaza en Santa Marta y Riohacha, dejando además desguarnecidos puntos de importancia como San Juan de Córdoba y otros; 2. o OEe en el Departan1ento de Santander es indis­pensable acantonar un Cuerpo, con residencia en la plaza del Socorro, cabecera de Dtstrito Judicial y centro de las Provincias del Sur, que á la vez que sirva para custodiar ]a cárcel del Distrito en donde residen, según informes, cerca de doscientos criminales, sirva también para el fácil relevo de las escoJ tas de correos que se dirigen al Norte, y para atender mejor á la vigilancia en las importantes Provincias del Socorro, Vélez, Galán, Guanentá y Chara1á, DECRETA: Art. 1 .o Elévase á Batallón de cuatro Compañías el medio Batallón Valencey número 12. Art. 2.0 Organízase en el Socorro el Batallón Bolívar número 21, compuesto también de cuatro Compañías, con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 367 el contingente que suministrará al efecto el Gobernador del Departamento de Santander. Dicho Cuerpo dependerá de la 3 ... División del Ejército. Art. J. 0 El Coronel Pedro Sicard Briceño, n:::>mbrado Jefe del Batallón Sucre, será el prin1er Jefe del Batallón Bolívar, y segundo el Sargento Mayor Martín Antía, que ocupa el misn1o puesto en el Urdaneta. Art. 4· o Promuévese al Teniente Coronel Simón Cha­cón, segundo Jefe del Batallón Sucre, al puesto de primer Jefe del l/alencey, y nómbrase en su reen1plazo al de igual grado Víctor D. Rodríguez, á q u ~ en se llan1a al servicio. § Por decreto separado se nombrará la oficialidad del Batallón Bolívar y de las nuevas Con1pañías del f/alencey. Comuníquese y publí.¡uese. Dado tn Anapoima, á 7 de Enero de 1 8 99· MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 9 de Enero de I 899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUÍN DECRETO NUMERO 314 DE 1899 (9 DE ENERO) por el cual se revoca un nombramiento militar El Presidente de la República CONSIDERANDO : 1.0 OEe el Coronel Benjan1ín Silva fue nombrado Pri­mer Ayudante general del Estado Mayor de Ja 2.• Divi­sión, por Decreto número 206 de 5 de Octubre del año próxin1o pasad o ; 2. 0 OEe el Adn1inistrador de Hacienda nacional del Circuito de Buga ha informado al Despacho de Guerra que desde mediados del n1es de Noviembre último cubrió al expresado Coronel Sil va el pasaporte que le fue expedi­do para trasladarse á BarranquiJia, lugar de la residencia del Estado Mayor arriba expresado ; 3. 0 ~e la Resolución del Ministerio de Guerra, nú­mero 91, de 29 de Septiembre de 1896, que señala térmi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 368 BOLE'l'ÍN MILI'l'AR · no para la marcha de los n1ilitares, dispone "que tr do Ge­neral, Jefe, Oficial ó empleado adn1inistrativo del l·jército que en tiempo de paz sea destinado á servir en algún pun­to de la República y no se pusiere en marcha á ocupar su puesto cinco días después de haber recibido el nombra­nliento, quedará destitwdo del destino, obligado á reem­bolsar los fondos que haya recibido para emprender la marcha, y no será llamado de nuevo al servicio en los doce meses siguientes á aquel en que haya ocurrido la omisión de la marcha" ; 4· 0 OEe la Resolución citada sólo exceptúa de la an­terior obligación á los Generales, Jefes, Oficiales ó emplea­dos administrativos del Ejército que por enfermedad com­probada ó por falta de pago oportuno de los respectivos auxilios de marcha, no puedan ponerse en can1ino dentro de los términos ya señalados, debiendo dar aviso al Go­bierno oportunamente, y con los comprobantes necesarios, del impedin1ento que mediare, para que se provea lo con­veniente; y 5 .o ~e el Coronel Benjamín Silva no se encuentra en ninguno de los dos casos anteriores expresados, puesto que no ha comprobado que esté enfermo ; al contrario, ha llegarlo á esta capital en perfecto estado de salud ; ni tam­poco se le ha dejado de cubrir el valor del pasaporte, como se deduce del aviso del respectivo Adn1inistrador de Ha­cienda, DECRETA: Artículo único. Revócase el nombran1iento hecho por Decreto número 206, de 5 de Octubre del año pasado, en el Coronel Benjamín Silva, para Prin1er Ayudante Gene­ral del Estado Mayor de la 2: División, por no haberse presentado hasta hoy á desen1peñarlo, después de más de noventa días de non1brado. Con1uníquese y publíquese. Dado en Anapojma, á 9 de Enero de r 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, r 1 de Enero de r 899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUIN Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UOLETÍN MlLI'fA R 369 DILIGENCIA DE VISITA PRACTICADA EN EL PARQUE DE ESTA CIUDAD POR 'EL DIRECTOR DE LA CONTA­BILIDAD G&NERAL, CORRESPONDIENTE AL Mh"S DB DICIEMBRE ULTIMO En la ciudad de Bogotá, á once de Enero de mil ochocientos no­venta y nueve, presente el señor Director de la Contabilidad General en la Oficina del Parque general, procedió á practicar la visita mensual que ordena la ley. Al efecto, le fueron presentados los libros, compro­bantes y cuadro de material correspondientes á la cuenta del mes de Diciembre próximo pa:.ado, y examinados que fueron, se hallaron con­formes con el Decreto orgánico de Parques, sin dar lugar á observación alguna, por lo cual fue puesto el Visto Bueno á los cuadros del mate­rial. Habiéndole presentado también los libros Registro diario y el de Cuentas de especies para el presente bienio de mil ochocientos noven­ta y nueve y mil novecientos, los cuales fueron rubricados por el mis­mo señor Director de la Contabilidad General y el Guardaparq u e, se dio por terminada la presente diligencia, que firman los empleados que en ella intervinieron. El Guardaparque general, TOMÁS GROOT El Director de la Contabilidad general, ENRIQUE RAMOS RUIZ INSTRUCCION DEL SOLDADO DE lNFANTERIA ALEMAN SOBRE EL TERRENO (1) Los reglamentos alemanes, cualquiera que sea el arma á que se refieran, están caracterizados por la ausencia de toda prescrip­ción absoluta. Si definen, con una precisión que no admite ningún género de distingos en la interpretación, lapo ición del soldado en la fila, la formación de las unidades en orden cerrado, etc., en cambio no imponen método alguno para llegar al resultado. Más amplios aún en lo que concierne al orden disperso y á las maniobras en diversos terrenos, se limitan en estos casos á dar indicaciones ge­nerales, y á exponer principios para la instrucción de la tropa en el combate. Partiendo de esta regla general, el reglamento de infantería, después de haber explicado en una primera parte, titulada Es­cuda, los movimientos individuales y las formaciones sobre el cam­po de ejercicios, sienta como principio fundamental de la segunda, ( 1) De la Revue Milita ir e de l' étrarJger. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 370 DOLETÍN MILIT A.R titulada Combate, que la iniciativa es factor importante del éxito de la guerra, y que el objetivo de la educación militar ha de ser desarrollar en todos la energía, el ardimiento, serenidad en el jui­cio y rapidez en las decisiones. ¿Cómo debe llevarse á cabo esa educación individual, que asegura la cohesión de la tropa, su solidez, al propio tiempo que la obediencia á la voluntad del Jefe? El reglamento no indica nin­gún medio, y hasta prohibe intentar su reglamentación. La orden del Gabinete, de 1.0 de Septiembre de 1888, es ter­minante por lo que á esto respecta: "Toda adición escrita ó verbal que tienda á obtener mayor uniformidad exterior, ó moti­vada por cualquier otra causa, queda prohibida. La latitud dejada á propósito en la aplicación y marcha de la instrucción no debe restringirse." En estas condiciones, el único medio de darse cuenta del modo como los comandantes de Companía conciben la progre­sión de la instrucción de sus soldados, es estudiar los trabajos pu­blicados por los Oficiales que exponen el empleo del tiempo, tal como ellos lo han distribuído ó como la experiencia les ha ense­ñado á distribuírlo para la tropa colocada á sus órdenes. Un trabajo de esta naturaleza, publkado en Berlín con el título de Instrucción d el recluta de infantería en terreno variado, merece llamar la atención por la sencillez del método, y el lógico criterio que denota ; á continuación estudiaremos sus rasgos principales. Según dicho trabajo, la instrucci6n del recluta sobre el terre­no requiere diez semanas á razón de dos ejercicios por semana. Debe empezar desde la segunda semana después de la inscripción de los reclutas. Antes de que se incorpore al Cuerpo el contingente, los ins­tructores ejecutarán por sí ntismos la serie completa de los ejer­cicios progresivos. La instrucción empieza por una sección preparatoria, á la cual los reclutas asisten como expectadores, á un ejercicio de com­bate ejecutado por soldados veteranos. La elección del terreno para e~te primer ejercicio 110 es indiferente, es necesario que el defensor encuentre en él lugares cubiertos con un campo de tiro de 8oo metros como máximo, y, además, que el atacante tenga medio de tomar distintas posiciones en la zona batida por los fue gos de la defensa. Se reúnen, para este ejercicio, dos Compañías en una sola, y los soldados se proveen de cartucho sin bala, á fin de dar á la ac­ción el mayor grado de realismo posible. El partido de la defensa coloca algunos centinelas y destaca una ó dos patrullas á cuyo encuentro marchan las avanzadas del atacante . .l\llientras se cambian algunos dis aros, el director del ejer- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 371 cicio hace observar á los soldados los puntos en donde podrían hallar p. otección los centinelas y las patrullas, las condiciones en que mejor podrían col-.>carse para tirar, etc., etc. El ataque empieza luégo; los instructores indican el por qué del orden disperso, lo relativo al modo de reforzar la línea de ti­radores y de extenderla; las variaciones en la intensidad del fuego y los avances rápidos sucesivos. El director del ejercicio da sus órdenes para que, en el mo­mento del asalto, la posición esté sensiblemente desguarnecida, á fin de hacer comprender á los soldados que, si el ataque ha tenido éxito, ha sido debido á la eficacia de los fuegos, y no á causa de la forma dada á la ofensiva. El ejercicio termina por el envío de patrullas encargadas de perseguir, con el fuego, al enemigo que se bate en retirada. A partir de la tercera semana, el recluta toma parte activa en los ejercicios. Desde entonces, todos los Pjercicios tienden á conse­guir la instrucción respecto á cuatro asuntos diferentes. r. 0 La utilización del terreno. 2. 0 El empleo del alza y las reglas de tiro. 1· 0 La distinción de los objetivos. 4.0 La apreciación de las distancias. (Concluirá en el próximo número) • • • LECTURAS DE HISTORIA PATRIA PUN1'0S PRINCIPALES DE LA VIDA. PÚBLICA DEL LIBERTADOR (Véanse los números 52, 53, 54, 55, 56, 57 1 58, 59, 6o, 6z, 63. 64, 65 y 70) XXII La prueba mejor dd talento político de Bolívar consiste en haber ideado la creación de un gran Estado compuesto de los territorios de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, pensamiento que logró ver felizmente realizado el 17 de Diciembre de 1819, fecha en que el Con­greso de Angostura lo aprobó por unanimidad. Pocos días antes, en el recinto de aquella augusta Corporación, se dejó oír la voz elocuente y cuasi profética de Bolívar, quien, haciendo justicia á los hijos del suelo de aquende el Táchira, exclamó: "El pueblo de la Nueva Granada se ha mostrado digno de ser libre. Su eficaz cooperacíón reparó nuestras pérdidas y aumentó nues­tra fuerza .••• "Los granadinos están íntimamente penetrados de la inmensa ven­taja que resulta á uno y á otro pueblo de la creación de una nueva República, compuesta de estas dos naciones. La reunión de la Nueva Granada y Venezuela es el objeto único que me he propuesto desde mis primeras armas ; es el voto de los ciudadanos de ambos países, y es la garantía de la libertad de la América del Sur." Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 372 BOLE'l'ÍN MILI'l'AR Por la ley fundamental de Colombia, que el Libertador sancionó lleno de júbilo, se decretó la unid o~ d de la República, compuesta de la Capitanía general de Venezuela y del Vireinato del Nuevo Reino de Gra:- ada. En cada una de las tres grandes porciones de territorio en que q ucdaba divtdido el nuevo Estado, Venezuela, Cundinamarca y Quito, gobernaría un Vicepresidente nombrado por el Congreso. X XIII El 2 7 de N oviembrc de 1 8zc se verificó en el pequeño pueblo de Santa Ana-situado á la mitad del camino cutre Trujillo y Carache­la memorable enrrevista del Jefe español Morillo y Bolívar. Un día antes se había firmado por los comisionados de ambos ejér­citos el tratado de regularización de la guerra y el de un armisticio que debía durar seis meses. Fue Morillo el iniciador de esta medida, que dejaba entrever un término á la guerra. La entrevista de Jos dos denodados Jefes tenía que ser memorable por más de un motivo. M oralmente ella implicaba ya, por parte del Jefe español, una es pecie de reconocimiento del derecho, ó siquiera fuese del triunfo, de las armas patriotas acaudilladas por el Libertador. Fue l'Vlorillo el primero ~ue llegó al pueblo de Santa Ana acompañado de varios Jefes y edecanes suyos, de los cuales destinó cuatro para que se adelantasen á esperar y recibir á Bolívar, y luégo él mismo, después de ordenar que se di pusiese lo conveniente para alojar y atender debi­damente á sus contrarios, salió á re·cibir al Libertador á las afueras de la población. Cuando se avistaron los dos Jefes, ambos echaron pie á tierra, abra­zándose con las m<{s cordiales m u es tras de recíproca cortesía. Es fama que Bolívar en aquel día supo cautivar á Mo::-illo y á sus acompañantes con la diestra elocuencia d~ su verbo; se expresó con la vehemencia que le era habitual y con la rara sagacidad de su espíritu, que sabía ya imponerse y dominar en dondequiera, lo que arrancó aplau­sos á sus contrarios. En la mesa brindó por tocios los hombres "dignos, por los que, al través de males horrorosos, defendían y so s tenían la libertad; por aque­llos que habían muerto gloriosamente en defensa de su patria ó de su go- . . bierno; por los heridos de uno y de otro ejército." Admírese el talento de aquel hombre irresistible, que desde los al­bores de nuestra existencia política, supo formar el ejército en los mol­des firmes é inamovibles de amor á la patria, de dignidad personal y de respeto por la justicia. Ya se ve que si algo estable, puro y libre de bajezas, conservamos en la azarosa 1 ucha de la República, lo deb ~ mos también al Libertador de cinco naciones, que supo con su genio y su hidalguía engrandecer la carrera militar. A tal punto llegó la elocuencia nativa de Bolívar, que el mismo Morillo, seducido por la palabra persuasiva de su grandioso rival, pro­puso que en el mismo punto en donde en ese día ~e habían abrazado, se levantase una pirámide que, teniendo en su base · inscritos los nombres de los que habían firmado el tratado de regularización de la guerra, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 373 transmitiese á la posteridad tan grato recuerdo. El Libertador y el mis­mo Morillo condujeron personalmente al sitio indicado una piedra an­gular, que fijaron allí como base del proyectado monumento, y parados sobre ella, se abrazaron de nuevo. ( 1) Bolívar permaneció con l\1orillo hasta el siguiente día por la ma­fiana (28 de Noviembre de 1 8zo), y entonces se separaron. Ese mismo día escribió e! General Moril1o á su amigo Pino una carta, en la que refería el hecho que dejamos apuntado, y entre otras frases lisonjeras para el patriotismo de los hijos de Colombia, decía: "Bolívar vino solo con sus oficiales, entregado á la buena fe y á la amistad, y yo hice retirar inmediatamente una pequefia escolta que me acompafiaba. No puede us ted ni nadie persuadirse de lo interesante que fue esta entrevista, ni de la cordialidad y amor que reinó en ella." (Continuará) BOLIVAR ORADOR MILITAR (Continuación) Por las mismas razones nos parecen nat~lrales y propias de la situ,ción la respuesta de Mario a \ :>retor de Utica, que le intima­ba partir: "Di á tu amo que viste á Mario fugitivo sentado en Jas ruinas de Cartago "; y la de Pompeyo, á quien hablaban de las vic­torias de César: "En cualquiera parte de 1 talia en que yo dé con el pie, brotarán legiones"; y la exclamación de Camilo cuando halló á los Senadores pesando el rescate de Roma al caudillo galo: "El hierro y no el oro debe rescatar á los romanos." En ocasiones una de estas frases es el arranque de una supre­ma resolución. Bolívar, en medio de la batalla de San Mateo, vien­do que la balanza de la victOria se inclinaba á sus contrarios, echa pie á tierra, manda desensillar su caballo, y grita á sus soldados : "¡Aquí, aquí moriré el primero!" palabras que recuerdan las de Si la, quien, para detener las huestes que huían, dijo arrebatando una bandera: "Es glorioso para mí morir aquf. Si os pregunt
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 82

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 84

Por: | Fecha: 30/01/1899

• l Boletín Militar DE COLOMBIA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Revista Militar Colombia na BOLE IN MI TA Organo del Ministerio de Guerra y del Ejército -··-- DIRECTOR FRANCISCO JAVIER VERGARA Y VELASCO Coronel, lliembro do la Sociedad Colombiana do Ingenieros TERCER A~ O- TOMO V -··- - Números 84 á 110, de 30 de Enero á 29 de Julio BOGOTÁ-COLOMBIA UfPR.E .. 1'A NACIOXAL-CALLE 9.a, N.o 175U ~ 1899 ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. INDICE DEL TOMO V Números 84 á 110-Enero á J ulio de 18 99 OFICIAL Págs . Alocución del Presidente de la República el 20 de Julio. ... . .. 401 Alocución del Minis tro de Guerra el 20 de Julio . . ... . ....... +03 Ascensos . Decreto de 10 de Julio; los su s pende inddinidamente. •P7 Ayudantes de Estado Mayor. Resolución número 8 de to de Fe-brero . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. - . .• - . . • . . . . 3 3 Ayudantes de Estado Mayor. Resolución número 10 de 2.3 de Febrero. . . ....... ...... .... . . . . .. .... . ..... . ... . . 81 Archivos históricos particulares. Archivo Re trepo .. . ..•.. .". .. 177 Archivos históricos particulares. Archivo Santander . . . • • • • • . . 194 Bajas de tropa. Rcsoluci6n número rz... .... .. ... ... . . ..... . 372 Batallón Pidúndta-Su e cado actual. ..... ..... .... . ...... J 78 Batallón Urd11neta. Tiro de M auser .. ..... ... . .. . .. ---. . . . . 3 Z+ Conducta de Jefes y Ofic iales . . . . . .. . . . . ... . . . . . . . . . . . . • . . . 321 Dec retos expedidos por el Ministerio de Guerra en el me de Marzo . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . r 96 Empleados administrativos: se le s pagan los sueldo en los respec-tivos e uarccles generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 418 In tru~ciónlen el ~jérci,to-Instrucci ó n militar (geografía é histo-na). Resolucwn numero 9· .... - .. . -... .. . . . . . . . . . . . . . 34- Instrucci6n civiL Disposición del Mini terio de Guerra .. . . . . . 97 Instrucción civil. Batallones AyArllrlio y .Btírlmln.. ....... . .... 198 In~trucción civil. Bacallone Art il/o·í11, .Á)'(lCflclio y N ar iñ1. • . . 2 57 Instrucción civil. Batallones Grn11nd~roJ y Sacre . . . • • . . . . . . . . "27+ Itinerario militares. Orden para formarl os .. . - ....... . •.• o.. 195 Itinerarios militares. Vía de mbalcma . . .. .. o.. .... . . . . . . 226 )cinerarios militares. Vía de Fu agasugá . .. . . ..•.......•. o. . . 274 Itinerarios militare . Vía de Honda. . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . 3 39 Itinerarios militares. Vía de 1 bagué . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . • 292 Itinerario· militare·. Vía de Tunja ..... . • .. • . .. - . . ... ... . . 2R9 Itinerario~ militare~. Vía de baté. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 6 Medicina _2ara soJd:tdo s enfermo . Resolución numero 20.. . . . • 3 S Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VI BOLE1'fN MILITAR Nombramiento de O ficiales. Resoluciones "igentes •........... Montepío Militar. D ecreto de pensión, Norberca Vargas de Ro-dríguez . . . . . . . . . . . . ......... .. ....... . .......... . Montepío Militar. D ecreto de pcnsi6n, Rosalbina Mufioz de Abello . . . . . . . . . . . • • • • . . . . . . . . . . . . . . . ...... .. ...• Montepío Militar. Informe del Inspector general del Ejército so-bre la Tesorería . . . ... . . .... . ... . •.•................ Palomar es militares . Resolución número 1 S· .•............... Pie de fuerza. Su reducción . . ...... .. ... . .... .. . .•....... Pie de fuerza. Dec reto número 3 I 2 de 20 de Julio li 'cenciando otros I, ooo hombres. . . . . . . • • . • . . . . . . ...... . . . . . • • • .. Puente de Honda. Paso de tropas .. . . . . . . . • . •. .. .... . ..... Superintendente general de las fuerza del Atlántico y sus fun-ciones. Resoluci6n número 13 . .. . .......... . ........ . Visitas . Visita del Gobernador de Bolívar al parque de Oartagena. Avisos oficiales ................ .................. - ...... 48 DOCTRINAL • ESTRATEGIA, TÁCTICA Y FILOSOFÍA DE LA GUERRA 193 37 Abastecimiento de municiones en el combate ...... . . . . . . . • . . 8 3 • Actuales (Las) format.ioncs de las tres armas (infantería, ca-ballería) .. .. .............. - .......... -.- ... -· . 294 y 353 ¿ Oaben secretos en lo militar ? • • • .. • • • . . . .. • • • • • • • . • • • . • • • 388 Cálculo (El) en la direcci6n de )as operaciones militares . .... . Espíritu (El) de iniciativa. ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . 200 Evoluciones de combate (Las) con las tres armas .•..••... . 7 y 56 Fortificaci6n pasajera ..... ... . ... . ... . . • - .•.. .. • - . . . . . . . 41 Fuerza (La) de los Batallones . . . . . . . . • . • . . . . . . . • • . . . . . . . . 307 Guerra (La) con p61 vora sin humo .... . ... . .... . ... . ..... -. 65 • Guerra (La) de rnontafias. ...... . .. . ............... .. .. 161 Guerra (La) de noche y las maniobras nocturnas.. • • . . 3 y 52 Instructor (El) de reclutas.. .. . • . . . . . . . . . • . • . . . . • .. 86 y 1 10 Manual de guerra moderna. . .. . .. .... . . . . . . . . . . . . . . . • . . 17 N apole6n Jefe de eiército, según la crítica alemana .. . . .. 31 o y 390 aturalez.a (La) de la guerra moderna. . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . 209 Oficiales (Los) y cuerpos del ejército . . . . .. . .. .. ...... - . 312 Reglamento para el servicio en campaña en el ejército italia-no . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . • 5, 24 y 202 Terreno (El) como campo de batalla .•.. . ... . .••..... - ... . - 305 GEOGRAFÍA Mir.TTAR Aneroide (El) en el cálculo de altitudes ... .. ... . . . . . . . . . . • • 325 l Cuál es la superficie de Colombia ? .. . .•• · • •••• . •••• - • • • 3++ Geografía militar-Introducción á s u e tudio . . . . . . . . . . . . . . . 4-3 Geografía militar de V enczuc:la (orografía) . . ... ... .. .. 2 r + y z6~ n as teri sco in dica la picz:t que no tienen s u concht ion en te tomo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ÍNDICE DEL l 10MO V • Itinerarios militares de . Cod.t z :~.i (frontera de-l Sur) Río i\Iagdalena (El) hace medio siglo ... . . . ....... .. . HISTORIA MILITAR , 143 y 314 y vn: P.ís. 182 377 Ayacucho-t oca táctica. . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . • 1 so Campaña (La) de Boyacá, hi toriada por los pcnin ulares.. . . . . 67 Campaña (La) de Marengo ................... -- ..... S7 y x6s Cinco (La · ) batallas decisivas dc la guerra de Independencia.. . •P 3 Clero (El) en la guerra de Independencia .............. - . . . . . 2 S 3 Cuadro sin6ptico, cscadi tico y geográfico de la guerra de Inde-pendencia en Oolombia... ... . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . .¡.oS Cu toz7.a (La batalla de) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24-S Ejército español (El) á principios de 18zo................... .p6 • Estadí cica (Una) de gt.1crra civil-Guerra de 1876-77 ..... . . . 360 Guerra de la Indepcndencta... . . . . . .....••.• ... ........ - 40S Grandes (La) jornada~ de la Magna guerra . . . • • . . . . . . . . . • 409 Hi tona militar de Colombia. . . . . . . . . . . . . . . . . ... · · ..... - ~P 9 Libro de Oro del soldado colombiano. (VC:a e Instrucción, etc.) Marcha (La) incomparable. Batallón umancia . . . . . . . . . • . . 98 '' Mcmorias "de D. Pablo Morillo, 104, t 19, 1 7, 169, 217, 2so, 271,303,33SY·························· ···· ····· 398 1819-Campaña de La Cordillera-Fuerzas españolas.... . . . • 133 I8rs-Waterloo. Página sobre un libro . . . . . . . . . . . . •. . . . . . 27s Napoleón Jefe de Ejército . (Véa e Estrategia, etc) .......... . Pan t. no de Vargas. Parte oficial del Jefe espaiiol..... . . . . . . . . . 92 Premiosa necesidad. J~ cribir nue tr.t historia militar . . . . . . . . . . 113 Principales campa• as de la guerra de Indcpendcnci3.... . . . . . 4-1.~ • Recuerdos de la guerra de I 876 y J 877. 1.04, 234-, 281, 364 Y 394 Ricaurtc. Nota biográfica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 so • Robert Lec. Juicio crítico militar. . . . . . . . . . . . .. . .... ·. · 179 • Stados U nidos . N u e va división militar en el rerntorio . . • . . • . • 61 MORAL Y DlSCl PLINA • D eber (El·) militar .. . ..•......•.••......•• . ••• •• - .. . 129 145 Educación (La) militar.......... . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • . • . • . . 35 Espíritu (El) de iniciativa. ....... . ................... . . . . 200 Fue rza de las instituciones en Roma . . . . . . . • • . . . . • . . . • . . . • 2 3 J Moral mil-itar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . • . • • . • . • . . . • . • 21 9 L a gue rra . Estudio filosófico . . . • • . . . . • • . • . . . . . . • . . . • •... 90 1 o 1 O rden de Antafio .... . . . . . . . . • • . . • . . • . . . . . . . . . . • • • • • . • • • zo8 CRON[CA Y VARIEDADES Bibliografía. La vida soórt las alttu mesetf1J- Rtformas m la taba - llería . . .. . . - . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • 3ó8 Crónica. Guerra hispano americana; la batalla de Orndurman: Rusia, Alemania, Japón .. - . . . . . -.. . ....... . . . ..... .. 17 5 Crónica. Marinas Gle guerra; Alemania; Inglaterra ; abismos en el mar; Rusia; Londn·s; Bomba y .. . ... . . . . . . . . . . . . . . . . • 19~ Crónica . Nuevo fusi l austriaco . . . . . . . . . . . . .. . . . ... .. •. • P•• zo8 Crónica. Cómo fue destruído el f/izcaya,· útil medida; lección ob­jetiva; semblanzas hi · tór-icas..... .. ..... . . . .. .. . . . • . . . 223 Crónica. Brasil; Estados Unidos; Espafia; Francia¡ rectificación. 2.3 9 Crónica. N u evo Rernington; carruaje de montafta; cañones de hilo de Olcero. ..... . . ... . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 302. MáximGs militares .. .... .. . . .. . ..... ... . . -- · .. . . . .. . 352 38+ Orden público . . . ...... .. ...... ..... . .. 172, 221, 255, 288 348 Peregrinaci6n militar . . ... . ..... .. - ....... . . .. . -4-S, 77, 12 5 128 A la prensa militar latino- ameri cana ..•. •. • ... • ~ .. - . ... . . • 369 .AD't"ERTENCI Á LO :m "CUADh1RN ADORES L os ocho supl e me ntos pll blicados l>obre la guerras de 1S4o y 1854. no se de ben encuade rn a r co n el prese nte volumen; al fin del tomo vi se insc r ci\.nl.l las portadas é ín d ices clcl c aso, para formar con ellos y los que se publiquen en el semestre volúmenes especiales. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ARO lii :Sogorá Enero 30 de 1899 ---·--- ORGA O DEL ML.\1 TERIO DE G E Y DEL EJERCITO ---·--- DtRl:CTOR AD-HP.NOR% 1, FRANGISGO J. VERGARA y VELASGO Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros --····-·-·-··--···-.. ·····--.-·-·------····-····--·-----------------·--·-·········- .. ·-········--- -··· ·····---------·--------········- Son colabo)·adO>·e natos de e te pedódico todos los Jefes y Oficia/m del Ejército de la R ~pública . SE CION D CTB N AL ---·- E :t. O A la O 'C' ":t. O EN LA DIRECCIÓ.~: DE L S OPER CIONEd MILITARES (arreglado del ft· ucés) l . La guerra es cuestión de cálculo ¿ Cómo han ganado us campañas lo · grande capitanes ? ¿Por que fueron encidos us contrarios ? Napoleón, pintándose á sí mismo, dijo un dJ á Roederer : "Trabajo iempre, medito much · i sil!mpre e toy listo á responder •t todo y á hacer fren­te á todo Jo que ocurre, es porque antes de emprender cualquier trabajo o empre a, he meditado largament-.. obre el particular y previ to lo que puede uceder. No e~ en verdad que un genio me revele de pronto y en secreto todo lo que debo decir ó hacer en una circunstancia inesperada para otros; quien me ilumina es la reflexión, la meditación. Trabajo siempre: omiendo, en el tea­tro, en el pa~eo; por b noche dejo el ueño para trabajar." El trabajo, la rcfle ion la meditac-ión, ese es el secreto de lo::. que 1 gran cor nar la altura, y entre sold dos el m ' todo ra­donal del trabajo e b. a pri nci pal1n n te obre el calculo. Odele­bcn en u histori de la c::unpaiia de Sajonia escribe : gic , por la profundidad de u pensamientos y la exactitud de us cale u los estrategicos., En la correspondencia Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 BOLETÍN MILITAR de militares americanos, á quienes el vulgo considera como unos ignorantes, hay más de un rasgo que los pinta un tanto análogos á Suvarow, en tanto que otro.:. reputados como grandes guerreros, no tienen realmente de generales sino el nombre. La citas pueden aumentarse cuanto se quiera, pero son in ­útiles porque hay unanimidad entre los generales célebre , para declarar que la resolución de lo problema militares no está en la imaginación sino en el cálculo : en la guerra no hay inspiración, sino cálculos rápidamente hecho . Ya Buffon dijo : ''El genio está hecho de paciencia." Así, aprender á calcular y á calcular con rapidez, es la primera necesidad del Oficial que ambiciona ga­narse un nombre en ]a noble carrera de las armas.-(Contmuará). --· ....... -- Y L S ~1 J"IOBR S NOCTURx AS (Esel'ita en francés por el Mayor A. Ohevalme) INTRODUCCl ON Las operaciones nocturnas apenas están indicadas en los últimos reglamentos sobre maniobras ; tampoco ha'\ merecido mayor atención en los diversos reglamentos sobre ervicio en campaña. Las dificultades de ejecución, la fatiga que de ellas resulta para las tropas, la po ibili­dad de graves acontecimientos, han mantenido largo tiempo en descré­dito las marchas y combares nocturnos. "En el ejc!rcito francés hay tendencia á desconocer la eficacia de las operaciones nocturnas, olvidando los resultados extraordinarios que obtuvieron quienes supieron habi ' uar su tropa á esta clase de manio­bras (Circular Mi11i1terial, de 2 3 de .Abril de 1887 ) ." Los alemanes durante la guerra de 1870-187 1, hicieron frecuente uso de las operaciones nocturnas, con buen éxito, y sus principales es· critores las preconizan en esp ... cial contra nosotros: "Los ataques de no· che, dice el Príncipe Federico Carlos, no son del gusto de los frances~s; parece les remen sin duda porque en la noche su haLit ual desorden de generaría en completa disolución ( Aine 111ilitarisdu Denksdzrift)." Los destructores efectos de las armas de repetición y calibre redu­cido, el desarrollo de la fortificación pasajera, que ha sido su natural consecuencia, multiplicarán en lo futu:o las circunstancias en que sea preciso maniobrar y combatir durante las horas que se ha solido consa­grar al descanso. Además, en las guerras futuras sin duda las batallas durarán va­rios días, por lo cual no puede admitirse que la noche sea una tregua, quedando la victoria á favor del ejército que mejor haya sabido utili­zar las tinieblas. Hasta antes de la batalla, cuando la acción decisiva esté pre\•ista, la oscuridad favorecerá las concentraciones de tropas 6 las maniobras ejecutadas para burlar las combinaciones del enemigo y quebrantar su moral. Después de un éxito durante el día es posible que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILITAR una acci6n enérgica por la noche convierta en desastre completo lo que no era sino un fracaso reparable con algunas hora ~ de tranquilidad. in embargo, la guerra nocturna es, como toda máquina imperfec­ta, á veces más peligrosa para el que la usa que para el que debe sufrir sus golpe : para emplearla es prcci o adic trar en la paz oficiales y sol­dados. La importancia que los alcmanc · dan á esta parte de la instruc­ción de su ejército, dice bien claro las esperan zas que en ella fundan. No podíamo quedar atrás en esta vía, y desde 1887, por mandato del Ministerio, con agramos cada año doce sesiones á las operaciones nocturnas ; pero esos ejercicios, practicados en torno de los lugares de guarnición, no producen todo el re ultado que era de e sperarse, pri­mero porque el terreno no es propicio y es muy conocido ; segundo, porque faltos de experiencia la mayor parte de los oficiales, carecen de método para la enseñanza y ga tan en pura pérdida el tiempo y las fuerzas -uyas y de u oldados. Las operaciones nocturnas de los ejército de París y de Versalles fueron relativamente numerosas ; librámo · también algunos combates de noche en torno ele Metz y de Belfort ; la hermo, a retirada del XIII cuerpo (Vinoy) después de Sedán, puede ser relatada todavía por mu­chos de los que en ella tomaron parte, pero son muy pocos los Oficia­le que han practicado suficientemente la guerra nocturna para que co­nozcan de un modo práctico todos los detalle . Necesario es, puc, recurrir á lo· libros, y en e · to campo vastísi­mo se abre al investigador, porque se hallan ejemplos de operaciones nocturnas hasta en la Biblia (r), y preceptos muy abios hasta en los autores militares griegos y latinos. Desgraciadamcn te, como lo dijo el General De Brack, " la guerra no está toda en los libros," y el pre ente estudio por la fuerza, contará mucho vado . "Porque¿ cuánto cda preciso vi ir y en cuántas gue­rra haber tomado parte ? ¿Cuántas faltas han debido comctcrsc para de ella derivar. propia experiencia? ¿Y e uánta peripecias haber corri­do para tener pleno y cabal onocimicnto del arte de la guerra y a í con· venir e en perfecto obrero i no apro\·cchamos lo ejempl s anteriote para que nos irvan de ense11anza doctrinal? Ciertamente que no habría buenos ca itanc ~mtcs de que hubicr n llegado á su má decrépita \'e­jez ; preci o es recurrir á los hechos de lo otros sin lo cual pocos sa­brían algo y muchos serían ignorantes por completo. (De 'igcncre)." En lo general, el e tudio de la co as de guerra cutre los antiguos e de dudosa utilidad ; pero no ·ucedc lo mismo al tratar e de las ope­racionc nocturnas, en las que el poder y perfeccionamiento de la ar­mas de fuego pierden su importancia. De noche el valor individual, la sangre fría , la autoridad del jefe, la di<>ciplina y la cohesión de la tropa on lo factorc principale del éxito, y en e te campo, que puede ser la única alud de la patria en ciertos ca os, lo que era verdad en tiem­pos de Ciro, n fbal ó é ar, lo e aún en pleno ig1o XIX, si, prescin­diendo de detalle , nos elevamos á las reglas generales del he_cho. (C ont iJifurrá) { 1) Moi és l'sc.pó á t.-. pcrsc~:uci ·n d 1 Fantón por mcs i raclitas on una sorpresa nodurna aJ ampo fiti tco. El •jército patriota ucumbio J:O el .t .tlto noc.l"urno el· Rin 'u de lo Toro se ntradictorias con las conte­nidas en este Reglamento, quedan abrogadas. N ós ordenamos que el presente Decreto, sellado corno e tá con el sello del Estado, se i t·serte en el Registro Oficial de Leyes y Decretos del Reino de Italia, di poniendo que todos aquellos que deben observarlo lo cumplan y lo hagan cumplir. Dado en Monza, á 16 de Septiembre de 1896. HUMBERTO PELLOUX I MANDO SUI ERIOR Y E 'PADO MAYOR 1.0 Preámbulo-El Comandante supremo proveé á la direc­ción de las operaciones por medio de lo Comandantes de las gran­des unidades (ejércitos, cuerpo de ejercito, divi:iiones) ; proveé también á l~s nece idades del ejército por medio de los Intenden­tes (Intendente general é Intendentes de ejército). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 7 Los Comandantes de lo Cuerpo de tropa y de las divisiones funcionarán como Intendente de sus respectivas unidades, para lo cual deben coordinar la acción de las direccione y de los oficiales encargados de los servicios especiale . Las funciones de los IntendPntes, sus atribuciones y su de­pendencia gerárquica serán el objeto de un nuevo reglamento. 2 . ° Comandantt! t'n J tfi-Cuando u Majestad el Rey no ejerza per onalmente el mando del ejercito movilizado, delegará sus facultades á un Oficial general, que tomará el título de Co ­mandante en Jefe. En e te caso y en el acto de la movilización, se e tablecerán las relaciones de ordenanza entre dicho Coman­dante, el lVI.inistro de Guerra y lo demás miembros del gobierno. La responsabilidad de la direcciim de la guerra incumbe Íntegra y exclusivamentt! al C?mandrmt · en ]ife- u autoridad militar se extiende, ademá , del ejercito movilizado, en lo que concierne á las operaciones de ]a guerra, á toda la pla7...as fuerte , á todas la autoridades, cuerpo, ser icios y establecimientos militares que se encuentren en el territorio dedarado en estado de guerra; en caso de necesidad, puede delegarla á los Comandante gener-ales de ej r­ciro para el territorio en el cual obr n . Los Comandantes genera­le de ejercito tambien pueden, en cierto ca os, delegar autoridad á los Comandante de cuerpo de ejército que l ,s están sub rdi­nados, y un á lo Comandante de la divi ione . La autoridad militar del Comandante en Jefe se extiende igualmente á la marina real, iempre que así lo exija la nece idad de coordinar la acción militar marítima con la accit)n militar te­rrestre . El Comandante en Jefe e tará inve tido, además> de 1 auto­ridad pohtica en el terrilori ocupad . El Comandante en J efe regula l s relaciones políticas y mi­litares con las tropas alhda y con el enemigo ; p r u pr r)ia au­toridad puede concluir nvenciones militare, tregua, ~u pensi - nes de arma y armi ticio de corta duración. Sin emb. rgo, las onv nciones y armi tici que modifiquen esencialmente la i-tuaci6n recíproca de lo belio-erante y pr ·up ng 11 preliminar para l e nclu ióu de la pa7., n p dn'ln e tipul, r e in el e nsen­timient de Su i\1ajestad el Rey. El Comand n te en Jefe puede m di lic r el or e n de batalla . ToJas la· e e tione rd, ti \'a al per· n :ti d oficiales genera­les e tán om·_ ti da al Coman 1nte en Jefe, u ce iend lo propi con la propuestas p ra Jo ~ •t cen · de oficie le y cm pleado que hagan parte del e · ercit m H'ili7,ad y 1 r1 Ll pr pue ta p ra e n­ferir recompcn a . También tendr: la facultad. de retirar el m nd ó d r de baja a los ficiales que re ultaren inepto p ra desempe­ñ r el carg que . e le había confi d . E l Com, nd nte de una fuerz.a con idt r.tble d .... tropa· que obre de un ·rnodo independiente, en un teatro de guerrc epc1rado Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MI L ITAR del en que funciona el grueso del ejército, tendrá las mismas atri­b uciones que un Comandante en Jefe, salvo las modificaciones que aconsejen las circunstancias y el gobierno formule para ese caso especiaL- (Continuará). --···-- CON LAS TRES RU S REU IDAS (r) (Oontinnf\ci6n) Evolucione s d e combat e Las grandes evoluciones de combate tienen por objeto adiestrar indistintamente á todas las jerarqufas, y más especialmente á los oficia­les superiores y generales, en aplicar, en grande escala, el modo de ini­ciar y dirigir los combates ; en una palabra, en la táctica de las tres armas . Eu la organización de los cuerpos que las componen y en su dis-tribución táctica, debe tenerse prcsen te : J .o El objeto que se .rata de alcanzar. z.o El terreno en que se opera. U n cuerpo de tropa constituído puede disponerse para el combate l o m i m o estando en posición que en orden de marcha. P ar a disponerse al combate e tando en posición 6 en marcha, se debe forma r siempre en dos líneas, y si las fuerzas lo permiten y lo exi­gen las circunstancias, tener una reserva. La primera línea está llamada á tomar parte directa en el comba­te, y l a que está á su retaguardia ( egunda línea) es la destinada á re~ forzar1a y también á relevarla. L a reserva, por otra parte, constituye el sostén de todo el cuerpo combatient~ , y no debe emplearse má que en los momentos decisivos y sobre aquel punto de la acción donde su presencia sea reconocida­mente necesaria en concepto del comandante en jefe. En circun tancias ordinarias, la primera línea emplea la mitad de sus íuerzas en orden di perso, atendiendo cada batallón á cubrirse por sí mismo conforme á lo g u e indique el terreno y las fa1...<.S del combate. La segunda línea mantiene us batallones en columna de compañía 6 formados en línea de col u m nas de com pati{a á di tancia de de plie. gue, y esto también con arreglo al terreno. La reserva se dispone como la segunda línea, pero en orden ce­rrado. La distancia normal entre la primera y la cgunda linea será de 300 á 4-00 metros, manteniendo la reserva esta misma di tancia de la segunda línea. Estas distancia pueden, sin embargo, aumentarse 6 dis­m inuír se según e l terreno en que se combate y demás circunstancias . L as evoluciones deben verificarse siempre con calma y regularidad; (1) Este estudio se continúa r prorluciendo por haberse principiarlo su inacrción en números anteriores ; pero 13 Dirección no asume responsabilidad nanto .í las doctrinas que en ~1 se preconizan y á su aplicación con el armamento moderno . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE~'ÍN MILITAR 9 no es necesario que todos los batallonc se muevan uniformemente; pero dt.:ben verificarlo ordenados y en ilencio. sí, por ejemplo, un regimiento que deba desplegarse, lo hará sirviéndose de aquella formacionc que estime má convenientes, mo­dificándola también segt1n las ondulaciones del terreno que deben ser­vir para cubrir las tropa en us mo irnientos. Los jefes de lo batallones alargarán ó acortarán á voluntad los intervalos que la separan, y a imi mo modificarán su respectiva posi­ción, según indique el terreno sobre que se encuentren, siempre que mantengan entre í la ligazón necesaria. Por consiguiente, dC) batallo­ne , para marchar á cubierto, podrán estar uno al lado del otro ó uno tra otro, mientras un tercero podrá alejarse de los demás más de lo que debiera á fin de que todo· se dirijan más segura y rápidamente sobre el punto que deben ocupar en consecuencia del movimiento general ó de las órdenes recibida . Con la modificaciones y configuración del terreno varían y se mo­difican las formaciones de los batallones, bajo la responsabilidad de sus jefes, y con la advertencias hechas no se separará nunca el regimiento . El batallón de dirección no debe imponer un enlace material de distancia ó de alineación, sino por el contrario, consticuír una unión moral, que haga po ible la redproca cooperación, sir iendo á los demás batallones como de base y de guía, á fin de que cada uno, con Jos con­riguos, arregle por aquél sus movimientos. La formaciones de combate, lo mismo para el regimiento que para la brigada, y ha ta para una di visión, son en líllca 6 en ala, siem­pre, por supuesto, en dos línea . Lo cuerpos aislado ó en posición tendrán una segunda lfnea ó una reserva, ó también ~ma y otra ; en cambio, los que estén en mar­cha llevarán una vanguardia y una retaguardia, con destacamento de artillería y caballería. En el combate la caballería y la artillería se distribuirán con arreglo á la· circ un rancias y á la órdenes del comandante en jefe. La mi ión de e · ta armas es una \'cccs preparatoria ) otras com­plementaria ; por con iguiente, debe armonizarse con la marcha gene­ral del combatt: y no con los movimiento parciale de La infantería. La artillería debe buscar po iciones á propó ito para ella, fuera del radio del fuego de la infantLría enemiga ; pasado este límite, la elección de po icionc depende principalmente del terreno, y debe, en lo posible, aproximar.c á la tropas que haya de batir. La caballería apro\'echará también lo · accidentes naturales del terreno al avanzar sobre el enemigo, para no ufrir dcma iado antes de alcan~:irlo. 1\l pasar al orden de combate, tanto del orden de marcha como e cando t:n posición, los parque de municione y los bagajes se coloca­ntn tras de la ·egunda líne ó de La re erva cuando la haya . Si se presume ~.:1 combate, Lo carruaje y demás impe~imcntos que siguen á la tropa· deben dejarse una marcha á retaguardia, y en ca o de encuentro inesperado, e harán apartar de tal manera que no emba­racen lo movimicn os de la rropa , de modo que, en ca o ncce ario, puedan replegarse por un camino lareral, evitando que sirva de ob tácu-lo en la línea directa de retirada. · Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 10 BOLETÍN MILITAR De los encuentros con el enemigo Como dijimos al hablar de las facciones de un batallón contra­puesto á otro batallón ( 1 ), puede suceder el tener GUC combatir : a) A causa de un encuentro inesperado, hallándose en marcha los dos panidos adver arios. 6) Con el objeto ofensivo de atacar al enemigo para batido, re­chazarlo de determinada posición por él ocupada, ó también con el solo objeto de obhgarle á de plcga sus fuerzas. e) Para defender una posición ocupada de antemano, mantener un punto determinado que se ocupa en el mismo momento, ó bien para entretener al enemigo que persigue y dar tiempo al grueso de las tropas á retirarse sin ser molestada . Los combates que tienen lugar por encuentro ine perado conser­van el carácter agrnivo y difensivl) al terna ti va m en te, según las di versas fases y períodos de la acción, hasta que uno de los adversarios toma resueltamente la ofensiva, obligando al otro á tomar la defensiva . No pudiénrlose prever antes del combate las consecuencias de un encuentro inesperado y cuándo podrá tener lugar, es de absoluta nece-idad y de la mayor importancia el cubrirse icmprc en las marchas, con un servicio de exploración hecho á grandes di tancias por la caba­llería, y por el de seguridad y reconocimientos hecho por las tropas de la infantería de vanguardia y flanqueadores . Para maniobrar en todos sentidos y direcciones se nece ita e pacio libre proporcionado á la fuerza de que e dispone, debiendo el orden de marcha ser tál, que permita pa ar al de combate con rapidez y in confusión. El combate ofensivo, además de reunir la ventaja de poderlo diri­gir el agresor como mejor le convenga, y elegir el punto de ataque y prepuarlo mediante los fuego· concentrado de la artillería, tiene, ade­más, la grandí ima de levantar la moral de la~ tropas que, por instinto natural, prefieren rtlacar á ser aftltadaJ . Un combate oft71JÍ'i'O debe prepararse antes, disponiendo la tropas en una ó má columna poco profunda, con objeto de ganar lÍempo al de plegarse. Cuando se marcha en muchas columnas la di tribuci6n de las fuerza y la dirección del ataque corresponden al comandante en jefe y la órdenes sobre la forma en que se ha de marchar, y acerca de la sucesión de las arma , á los comandantes de las respectivas columnas. Las columnas di puc tas de e te modo marcharán en lo posible ·~ la mi ma altura, en la dirección qnc de antemano se les indique, cu­biertas por una cadena de tiradorc, en la formación normal prescrita para las tropas que figuran en primera línea ; é ras avanzan, ob ·ervan y exploran el terreno, rcchar.ando las avanzada · del enemigo, y en caso de necesidad ocupan los punto importante ·, próximos al adversario, cuya pose ión e crea necesaria para la buena marcha sucesiv 1 de la acción . (1) En los E;ercicios táctico$ de combnt o pant 1 infantorfa, C\t.}'t\ traducción publicamos el a:ño pasado en el Co•·reo Mititar. (N. del 'l.) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN 1\IILIT A.R 11 El combate dcfnu;vo tiene por objeto no sólo defender una posi­ción, sino también el pasar, en cuanto sea po ibl , á la ofensiva. Muchas vece el defen or se halla so bre lapo ición que debe de­fender ; otras tiene p<.'r el contrario. nece ida:l de a van zar para ocu­parla · y otras tambi~n se retira combatiendo á la posición anterior­mente di pue ca para la defen s a. Para defender bien una posición se requiere : ingenio y golpe de •i ta para di poner en ella la tropa para guardar bien Jos flancos y para colocar la reserva general. Requiérese, ademá la mayor economía en el empleo de fuer7a , d ejando, no obstan te, que cada unidad atienda á u propia defensa, irviéndose de los sostenes para reforzar la primera línea ·egú la nece idadc ; de e te modo 1 re erva quedará disponi­ble para el momento decisivo de la acción y podrá emplear e bien en un con ra-ataque ofen ivo bien en la per ecuci6n, cuando Jas circuns­tancias lo permitan, bien por tÍltimo, para recoger á las tropas rechaza­da y proteger la retira a . De la artille'tía en los e o b definitivo de sus límites recíprocos, si no tuvié­ramos otros ejemplos anteriores que citar, ba taría á probarnos cu~nta utilidad ha de dejar á los militares el conocimiento de las fronteras, y el de los recursos con que los Estados diferentes de la América Española han de contar el dfa de un conflicto exterior. A fin de contribuír, por nuestra parte, á facilitar el cúmulo de datos que sa necesitan para orientar. e debidamente en el plan de defensa y en el de ataque, emprendemos la tarea de formar una rcsct1a del estado ac­tual de los ejércitos de las República de Hispano- mérica, comenzan­do por aquella á la cual dio su nombre el Libertador. El Presidente actual de la República de Bolivia, D . Severo Fer­nández Alonso, tuvo á bien nombrar, por Decreto de 17 de ov1embre de 1897, Ministro dG Guerra del citado Estado, al señor José Eusebio Herrero, quien, algún tiempo despué de haberse hecho cargo del em­pleo, tuvo ocasión de acompañar al Presidente consticucional en la ex­curstón militar que emprendió al eentro del país como Capitán general. Uno de los primeros cuidados del n~evo Mini tro ha sido el de procurar contratar un armamento moderno, que corresponda en efica­cia y seguridad al que poseen las naciones de Europ1, y muy en breve parece que será una realidad ese deseo, que lo ha ido muy mar· cado también por parte del Presidente. Es digno de mencionarse el hecho de que para este gasto haya con­tribuído el mismo ejúcito e pontáneamente, cediendo la décima parte de sus haberes. El Gobierno auxilió y ha prestado toda clase de seguridade al ex­plorador español D. Enrique lb rreta, quien se propone estudiar nuevos rumbos de comunicación con el Paraguay. Bolivia cuenta para su defensa, en los campos el Oberavc y San Matías-al oriente del país-el fortín San Matía ; en l. ribera orien­tal del Pilcomayo, á cuatro kilómetros al norte de la antigua Colonia Creveaux; el Fortín Oc hoa, fundado el 1 + de Junio de 1 897, á petición de varios vecinos del Gran Chaco, fortaleza que impide las invasiones Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍl"'i MILITAR 15 de los salvajes de la gran pampa . Fuera de un pequeño cuerpo de na­cionales, no hay alh sino quin e~; soldados, un Capitán graduado, como Jefe, y un Subteniente. Se ha establecido por el Supremo Gob1crno la Colonia del Píleo­mayo, que reemplaza á la antigua Cre,·eaux. La nueva está á veintidós leguas, más ó menos, del pueblo de Caiza, en la margen occiden1:al del Pilcomayo, al sudeste de dicho pueblo, y con terreno uficicnte para su desarrollo. Allí, como dependencia avanzada dt: la Colonia, se cuen­ta e] Fortín M urillo. En el pueblo de Caiza reside ordinariamente el Jefe militar de las Colonias del Gran Chaco, que lo es el ciudadano José María Suárez, á quien acompañan un cirujano, un capellán y otros empleados militares y de admini ·traci6n. El más antiguo Fortín de las fronteras de Bolivia es el llamado Fortín Bapti ta, y está situado en los ca m pos d.; Izoso. La guarnición es reducida. Serias y casi invencibles dificultarle ha presentado en Bolivia la implantación del servicio militar obligatorio, que atendiendo á los pre­ceptos de la igualdad, ha efe ser el ideal de la organización militar de todo el país. Bolivia inició la idea de la conscripción militar desde 1 87+ ; pero sólo hasta el año de 1892 no logró er convertida en ley tan plausible medida. En I 89 5 se verificó el primer sorteo ; pero corno res u} tase con varios vacíos provenientes de los padrones de inscripción, y á causa de deficiencia en la ley y reglamentos del caso, se dictaron otros decretos y circulares explicativos, fijando nuevos términos para la inscripción en los registros. Por Decreto de 21 de Mayo de 1898 se ordenó la verificación del sorteo en toda la República. En la capital de la República-Sucre, y en las ciudades de Cochabarnba, Oruro y Santacru7, han acudido con excepciOnal interés los ciudadanos á pre tar sus servicios, y la suerte ha faYorecido á muchos jó enes distinguidos de esos centros, quienes lle­van ahora con orgullo y noble emulación el patriótico uniforme del soldado. ~·n la ciudades de Potosí, La Paz y Tarija se han organizado también las leva, aunque con algunas dificultades. No h;¡ sido publicado oficialmente el censo militar de la Repúbli­ca; pero el Mini tro ha participad() á las Cámaras Legi lativas que e.·iste en la Secretaria de su cargo, y el Ministro añade gue: 'es ar­diente el entusiasmo con que en todos los Departamentos de la Repú­blica se organiza11 en distintos cuerpos de las tres armas las. diferentes categorías del depósito )' reservas ." En donde el entusiasmo ha sido más notable e en la provincia de Pacajes ; en Tiahuanaco se reunió una A:;amblea general de la di er­sa cc~ionc )' cantone de la mi ma, en número de cerca de oo vo­luntarios, que, á su costa, se han uniformado. o e han incluído en el ser icio militar obligatorio á los indíge­nas ; pero la opinión del actual Ministro de Guerra, ei1or Herrero, es de que a í ·e verifique, fijando para el orteo los nombres de aquellos que e t~n comprendidos entre los veinte y veintitrés afios de edad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 BOLETÍN MILITAR En el Escalafón del ejército de Bolivia figuran : un Mayor Gene­ral, que lo es el señor José Manuel Rendón; un General de División y siete Generales de Brigada ; cuarenta y cuatro Coroneles efectivos y veintiséis Coroneles graJuados. Desgraciadamente, el Estado Mayor General, que tan oportunos é importantes servicios presta á la mejora, instrucción y organización efectiva del ejército, hubo de desaparecer por la reducción que ocasio­nó la diGcil situación económica del país. El actual Ministro de Guerra se preocupa mucho por establecerlo, mejorándolo sobre firmes bases, pues estima que es indispensable para di­rigir la organización, administración é instrucción militar del Ejército, y pretende delegarle atribuciones especiales, á fin de que dirija la ense­ñanza que se dé en los establecimientos y escuelas, y para que inspec­cione la que reciben los cuerpos del ejército. Asimismo quiere que estudie las reformas que deben introducirse en las filas, en la ley de conscripción, en los reglamentos tác ricos, en los servicios de rancho, y en todo lo demás relativo al ejército ; debe estudiar la defensa del te­rritorio nacional, levantar el plano topográfico de la República, en es­pecial de las regiones militarmente importantes, y proponer las fortifi­caciones y vías estratégicas que se juzgaren necesarias ; lle-var el Esca­lafón general del ejército y los libros de antigüedad de servicio ; estu­diar la organización de los ejércitos extranjeros y la naturaleza y condi­ción de las armas que se deben adoptar, y escribir la historia y estadís­tica militar de Bolivia. El z 5 de Mayo de 1897 reapareció en Sucre la Revista Militar de Bolivia, á cargo de los Coroneles Juan L . M ufioz y Miguel Rama­llo, revista que cuenta ya cuatro años de existencia . Publicaciones de interés y de indispensable utilidad para los cuerpos de tropa son las Tácticas de Infantería y Caballería, obras es­critas, respectiva mente, la primera por el General de Brigada é Inspec­tor del Ejército, señor Pedro P. Vargas, y la segunda por el Coronel Deterlino Echazú. También han sido redactados cuidadosamente y sometidos á la inspección y corrección del Ministro los Reglamentos para el servicio interno de los cuerpos de las tres armas del ejército ; el Reglamento de Enganches y Reenganches, y los destinado á la mo­vilización de los cuerpos, y el de Conscripción militar. Ya están impresos y prestando servicio á soldado y jefes, un Com­pendio de Táctica de Artillería de Ca111paiia, arreglado por el Teniente Coronel M. Ladislao Cabrera aldé , y el Reglamento para la limpieza y conservación del material de Artillería, por el Teniente Coronel Alejandro Debne, y para complemento de !as ordenanzas militares, promulgadas en 10 de Noviembre de 1894, se espera que el Senado dé su aprobación á la parte penal. Conócese con el nombre de Código Ballivián el Código Militar vigente. -(Co11clttirN) NOTA -La portada y el Índice del tomo 1 v se repartidn con el próximo número, y desde el mes de Marzo ilustr:lciones convenientes se agrcg:tran á los principales nrucu­los que publique este Bolelin. ---•-+-•--- BOGOTA-IMPRENTA NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 84

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 85

Por: | Fecha: 08/02/1899

A:No In Bogotá, Febrero 8 de 1899 NUM. Ss ---· ...... - - ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO ----·~-- DtUCTOJt AD-HONOREM, FRANCISCO J. VERSARA y V. Coro.:1e l, Miembro de la ~o o iedad Colombiana de Ingenieros ~~~~ ~~ ~~~~~~~~~~ ~ 9~~~~~~~~~~~~~~2~~~~~~~~~~~~~R~~~~ ~~~~ ~o Son colaboJ·ado1·es natos de este pet·i6dico todo8 lo8 Jeje& y OjidaleR del Ején:ito de la República. o~~ ~~ ~~~~~~~~~~~~~b~~~~~~~~~~~6~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~~ ~o SECCION DOCTBIN AL - --··---- (Versión libre para el BoleiÍ7~ Militar) PARTE PRIMERA-ORDENES MILITARES CAPÍTULO I-MANDO Y SERVICIO 1.0 Derecho al mando. En caso de muerte, renuncia, remoción ó ausencia temporal, todo titular de un mando militar es reempla­zado provisoriamente por el oficial más antiguo en el mayor de los grados que comprendía ese mando. A grado igual los oficiales del ejército activo tienen el mando sobre los de las milicias ó levas re­cientes. Los oficiales extranjeros no pueden ejercer, ni aun provi­soriamente, el mando en jefe de un ej ército, ó de una división. No pueden mandar en una plaza fuerte .ino á falta de oficiales nacio­nales. El oficial extranjero conserva el mando de una tropa si es superior en grado. En un destacamento, á grado igual, el mando recaerá siempre en el más antiguo oficial nacional. Para el mando par interim en fracciones constituídas con fuer­zas extranjeras y para el mando provisorio de destacamentos com­puestos de tropas de esa fuerzas, todos los oficiales concurren para ejercerlo llegado el caso, in distinción de origen, ni a:tender sino á la igualdad de grado y á la antigüedad. Los cficiales nacionales ó naturalizados tales, que sirven en tropas extranjeras amigas, se asi­milan en todas circunstancias á los oficiales extranjeros. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 18 BOLETÍN MILIT.A.B. Cuando tropas de caballería se anexan á un cuerpo ó desta­camento de infantería, aun á grado igual, el mando del total co­rresponde al jefe de la infantería, y aquél no asume el mando sino cuando es superior en grado. A la inversa sucederá con una tropa de infantería anexada á un cuerpo ó destacamento de caballería. Cuando á un oficial se encarga de dirigir una expedición 6 de un reconocimiento sin que se le entregue el mando de la tropa, el jefe de ésta y sus subalternos deben dar, de acuerdo con el primero, las disposiciones que convengan para asegurar el éxito de la opera­ción. Cuando por causa de una comisión militar un oficial tiene el mando de una tropa en una operación ó en un puesto, no puede extender su autoridad á la administración ni á la disciplina interior de dicha tropa. 2.0 Del orden que ha de observarse para mandar el urvicio. La orden del servicio en los cuerpos de un ejército, en las di visiones de un cuerpo de ejército, en las brigadas de una división, se regula según su rango ó número en el orden de batalla. Tres son los turnos de servicio. El primer turno comprende todo destacamento que se aleja del grueso de la fuerza, sea en mar­cha ó en reposo, y por lo tanto puede corresponderle combatir en primer término. 1. 0 a) En marcha: vanguardia, flanqueadores y retaguardia; b) en reposo ó Pstación, las avanzadas; 2.0 Los otros puestos exteriores; 3.0 Los destacamentos á quienes se encomien­den trabajos de guerra, obras de fortificación y apertura de comu­nicaciones ejecutadas por tropas armadas; 4. 0 Destacamentos que han de proteger esos trabajos. El segundo turno comprende todo destaqamento que presta sus servicios á proximidad del grueso de la fuerza, y por consiguiente no presupone combate antes que para éste: 1.0 (Tuardias de policía, almacenes, hospitales, edificio;; públicos, ordenanzas. Generalmen­te estos servicios los presta la fracción que está de servicio en el día; 2.0 Las guardias de honor, los trabajos que se ejecutan sin ar­mas; 3.0 Los destacamentos que asisten á las ejecuciones capitales. El tercer turno comprende todo lo que en general constituye las fatigas interiores: distribución de víveres, lin,pieza, imagi­narias, etc. La guardia de brigada constituye un servicio aparte, que se cuenta antes de las fatigas interiores. Cuando deban formarse destacamentos que han de funcionar como tales por muchos día , u mando y composición se arregla por turno especial, determinado de antemano por el Jefe de Estado Mayor. 3.0 Orden en que se manda el servicio. El servtcto de primer turno se presta por fracciones constituídas y mandadas jerárquica­mente: toda fracción á la cual toca un primer turno no presta ningún otro servicio, salvo el de sus naturales fatigas interiores, pero se hace cargo en seguida del servicio de segundo turno que le correspondierª normalmente mientras prestaba el primero, salvo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 19 que ést~ haya durado accidentalmente más de treinta horas. El servicio de segundo turno se presta de ordinario por fracción cons­tituída, de la cual, sin embargo, no se mueven si11o los hombres necesarios para prestarlo: si la fracción es insuficiente, se la com­pleta con hombres de la fracción siguiente, en el orden de batalla. 4 .° Caso de ausc:ncia ó enfermedad. Si el oficial que debe man­dar la fracción de servicio está ausente ó enfermo, le reemplaza otro oficial de la corupañía, e cuadrón 6 batería; la misma regla rige con respecto á las clases de tropa, que si no han de ser jefes de puesto pueden ser reemplazados así: los sargentos por cabosJ los cabos por oldados de primera clase . Se dice que un se. vicio es exterior cuando para prestarlo la tropa nombrada franquea los límites del acantonamiento ó vivac; igualmt-nte se supone que un servicio interior está prestado cuan­do la tropa designada Hega al puesto que debe ocupar, ó si se trata de un trabajo 6 fatiga interior, cuand..> ha principiado ese trabajo ó fatiga. Cuando un oficial ó individuo de tropa no puede prestar un servicio por enfermedad, su turno pasa; pero si está ausente y llega, entra á desempeñarlo ; todo oficial encargado del mando de u·1 batallón ó regimiento de caballería, Ínterin dure el mando estará exceptuado de cualquier otro servicio. 5. 0 Servicio á pie en la cabalürfa. El servicio á pie en la ca­baJlería será prestado de preferencia por los hombres des mentados (sin bagaje). 'rodo jinete á quien se nombre así servicio deposita entretanto en tnanos del Brigada la montura y los objetos de equi ­po que no ha de usar por el momento. El Brigada confía tal depósito al cuidado de un soldado franco que será responsable de e1los ; pero si tenl'inado el servicio el dueño no vuelve á su puesto en filas, los objetos mencionados pasan al parque respectivo. 6.0 Eft!Ctivo. Los oficiales generales estarán al corriente del efectivo de la fuerza que mandan por medio de la situación suma­ria de presentes sobre las armas con las mutaciones del día, que en dicho espacio de tiempo deben presentarles los subalternos en el orden jerárquico. CAPÍTULO U-ORDENES 7. 0 Ord~nes generales ó particulares. ToJas las órdenes deben numerarse: habrá una serie numérica para las órdenes generales y otra para las órdenes particulares. Todo jefe de fuerza está obli­gado á hacer llevar un registro con índice alf?bético para la ins­cripción de las 6rdenes respectivas. La orden general se da para todo el ejército, é indtca : 1 . 0 las medidas referentes á los movimientos del conjunta, dará aviso en el acto á los superiores, y previene de lo hecho á las tropas vecinas y á la avanzada . Cuando el santo se pierde en las avanzadas ó se teme que un desertor lo haya entre­gado al enemigo, el jefe de ayuéllas lo cambia, y advierte lo suce­dido á los cuerp0s vecinos y al general de quien depende. CAPÍTULO III-COMU IC CIÓ... DE ÓRDENES Ir. De las órdenes y de su comunictuicm. En toda operación de guerra, chica ó grande, la expedición y comunicación racional de las órden~s del caso reviste grandísima importancia . Para. cvordi­nar loi esfuerzos es preci o que !as tropas reciban en tiempo opor­tuno la impulsión del jefe, puesto que el exito depende de la uni­dad de acción en los esfuerzos de todos; pero esta cohesión, ga­rantÍa del exito, no puede existir, como se comprende, ino cuando las órdenes son completas y llegan á tiempo de ser ejecutadas á manos de quienes deben cumplirlas. 12. Reglas gnural,·s . Toda orden contendrá Ja indicación completa del día, hora y lugar en que e expide ; y si este último es muy pequeño ó poco conocido, se mencionará, ademá , el del poblado m á cer ano. Las respuestas 0 a<: uses de recibo deberán mencionar el número de erie y re~u11ir la orden recibid <Í fin de mostrar al uperior que fue bien comprendida. Con el objeto n tcdicho cad una de esta piezas se dividirá en pat:ágrafos, nu­merados: el primero contendra el acu e de recibo; el cgundo re­cl: lmará la aclaracione del e so, si hubiue lugar; el ter ero \'lo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLEn.'ÍN MI!LITAR siguientes indicarán las medidas tomadas en consecuencia, arma por arma y servicio por servicio. Los emplazamientos de las tro­pas se ilustran con un croquis. En cada pieza no se trata sino de un solo asunto. En ningún caso se emplearán expresiones vagas, como destacamento, numeroso, d er echa, d elante, reemplazándolas por las precisas correspondientes, como compañía, escuadra, Este, Nor­te, aguas arriba, orilla izquierda, etc.: los hechos no se coloran sino que se fotografían. Indicar, además, los números de los cuerpos, los caminos seguidos por las tropas, la hora á que se verificaron Jos acontecimientos de que se da cuenta y nunca mencionar inconve­nientes sin señalarles el remedio posible. Al dar cuenta de cualquier asunto á un superior, debe añadir­se si se espera ó nó su decisión, á fin de evitar las contraórdenes que enervan á las tropas. Recordar siempre la máxima: orden, contraorden, desorden. r 3· Ejecución de las t rdenes. U na orden militar no exige obe­diencia pasiva sino c:uando es dada por un superior que está pre­in ocurrir en la guerra y aun en las maniobras; el solo medio de ob­viar tales tropiezos está en habituar á los subordinados á no vacilar en tomar la iniciativa, para afrontar las circunstancias inesperadas, asumiendo la responsabilldad del caso: en ]a guerra lo punible no es obrar, sino permanecer con los brazos cruzados, siempre que la iniciativa no co sista en ejecutar mo\'imientos contrarios al con­junto de la operación que se practica. Las órdenes no se pueden cumplir cuando al dictarlas no se tuvo en cuenta el tiempo necesario para transmitirlas y para eje­cutarlas, ósea las relaciones del tiempo y espacio que no es dado violentar al hombre. J 4· De la comunicacit n de las órdenes. Nunca se abandonará un lugar sin hacerlo saber á los subalternos inmediatos: es preci­so que el comandantt.: de una tropa, sea General, Coronel, Capi­tán, conozca el sitio en donde están todos los comandantes de unidades que con la suya forman grupo, y esto en todo tiempo y terreno, sea en marcha, r eposo ó combate, pues de lo contrario las órdenes no llegarían á tiempo á su destino. Todo jefe que se au­sente deberá dejar á alguien encargado de ejecutar las órdenes que se reciban entre tanto, ó hacer cumplir las que se dieron. 15. Ordenes p eriódicas. Las órdenes p ·ódicas se darán á hora fija: todos los d ías cada jefe de servicio, tle cuerp0, de de ta­camento, envía al lugar de reunion un delegado que debe conocer la colocación de las tropas que representa. El parte principiará con la lectura que hará cada delegado de los acontecimientos ocu­rridos durante las vci nticuatro últimas horas en su fuerza, de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLET1N MILI'l'AR 23· s.uerte que los asistentes, tomando notas de Jo que han oído, que­den enterados de lo sucedido en los cuerpos ó destacamentos cir­cunvecinos. Después de colacionar así las órdenes se dará la hora é indi­cará el sitio donde estará el Cuartel general, señalando la hora del próximo parte. A estos partes colectivos asistí rán los jefes de servi­cio, de la artillería, los zapadores, la intendencia, la gendarmería, ]as ambulancias, la caja militar, los correo y telégrafos y un dele­gado del comandante del convoy . U na vez por todas se prevendrá á los cuerpos de tropa de que !Í á las ocho de la noche no les han llegado las órdenes para la mañana siguiente, tomarán las armas, ensillarán y cargarán á las cinco, las seis, las siete de la mañéina, hora esta última á la cual los re'pectivo ayudantes mayores se presentarán en el Cuar­tel general de la Brigada ó Ele la Divi ión. Las órdenes urgentes se enviarán siempre por diversos con­ductos: muchas veces de diez ayudante así enviados, á lo más uno llegará oportunamente á su destino. En estos casos debe tam­bién in formarse á los jefe de los cuerpo colat(>rales sobre su ta­rea recíproca, para asegurar el concierto de )as operaciones. 16. De la sencillez en , las órdenes. El jefe superior de una fuerza no dará sino i;rdenes de conjunto, cuya ejecución corre pon­de á los respectivos comandantes de los grupos in feriore . La mi­sión de un superior consiste en dar órdenes á un inferior, con suma claridad, y en vigilar su ejecución, pero en é ta no inter­vendrá sino cuando las di posiciones adoptadas por el inferior pue­den comprometer el objeto que se desea alcanzar. 17. Lugar que ocupará t:l j.fe superior. El comandante de toda tropa en movimiento marchará con la '·anguardia; n '" el combate, así que se determine el punto del ataque principal, se situará un poco atrá , en un lugar culminante, hacia el e ntro, con las tropas de segunda y tercera línea en la mano, para que, su­cesivamente, pueda lanzarlas sobre la puntos convenientes . CAPÍTULO IV-CID!PLIMIENTO DE LAS ÓRDENES 18 . La ejecución de las ordenes debe vigilarse atentamtntc. El oficial enviado á comunicar una orden permanecerá en el sitio donde cumplió su consigna para que se de cuenta de su ejecuci<)n. Despues de expedida una orden e enviará otro oficial para que se asegure de que los movimientos rdenados están n vía de eje­cución. En un combate toda tropa al fuego enviará parte de su si tua­ión r.ada treinta minuto ; las tropas aun no empeñada se po n­drán igualmente en relación, cada media hora, con las que está n delante deelJs : relación clasificada de los casos de enfermedad que ocasionan exención del servicio, aplaza­miento é invalidez; manera como debe practicarse el reconocimiento por los cirujanos de cuerpo, respecto á conscriptos ó voluntarios que ingresen á los cuerpos ; y, por último, un estudio sobre el servicio de rancho, determinando la cantidad y calidad de alimentos, tanto en guar­nición como en campaña. En Bolivia existe el Colegio Militar, que cuenta cuarenta y cuatro plazas, bajo la dirección de un Director, un Subdirector y cuatro pro­fesores . En el afio pasado salieron de dicho instituto siete oficiales, que hoy se encuentran incorporad ..., s e-n las fuerzas al servicio de la Nación, y uno de ellos es Ayudante de campo del señor Presidente constitu­cional. La expedición del Reglamento del Colegio data de 1891. En el afio pasa .io han debido terminar el cuarto afio de estudios obligatorios ocho alumnos que habían entrado á formar en las filas del Ejército. Como detalle administrativo importante es de apuntarse el de que en la Sección de Inspección del Estado Mayor se lleva con el día la contabilidad general de todo el movimiento de fondos del Ejército, de modo que el Ministerio, sin recurrir á la dirección del Tesoro nacional, conoce la situación de cada una de las partidas del Presupu!!sto. Los parques militares de la República son los de Oruro, Potosí y Tarija. Re,pecto de los ascensos, encontramos que "la Sección de las Or­denanzas militares,, que se relaciona con ellos, contiene prescripciones terminantes para concederlos desde la clase de soldado hasta la de Ge­neral ; allí s detallan m in uciosamen te las cond icioncs necesarias para optar á ascensos en todos los grados de la carrera. Estas disposiciones son las más acertadas, á fin de establecer una profesión honrosa en la que se adquiera un título como recompensa al mérito, y no por simple acto de favor. Así lo ha comprendido el Gobierno, y de su parte ac ha esforzado por estimular al Ejúcito, restringiendo los ascensos y conce­diéndolos únicamente cuando se han cumplido )as rigurosas prueba é intervalos de tiempo que la ley exige, Jo cual ha sido muy satisfactorio hacer constar en la Orden general respectiva para conocimiento de todo el Ejército." El Ejército de línea de Bolivia consta de los siguientes cuerpos Batallón Sucre, I.0 de línea (de infantería) .. . Batallón Arce, 2.0 de línea (de infantería) ....... . Escuadrón Bolívar, 1 ° de línea (caballería) .... .. . E cuadrón J unín, 2. 0 de línea (caballería) ...... . Regimiento Artillería de Montaña, con dos baterías, Total ..•......•....•• 2 so plazas. 250 140 140 200 980 hombres Piquete Hú1t1ru de In Gttardin del Pre idente, con 35 plazas, ele­vado á 50, apenas sería base de un Escuadrón. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLE1.'Í« MlLITJlR 31 COLUMNAS DE GUARNICIÓN Son nueve, á saber : Columna de Sucre, con ... . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . 100 plaza¡ . Jd. de Murillo de la Paz, con .... . . . .. . • . . . . . . . J 70 Id. de Cochabamba, con .. . . . . . . . . . . . . . . . . • • • . . I 20 Id. de Zapadores de Potosí, con....... . • . . . • . . . 1 10 Id. de Oruro , con . • • . . . • . . • . . • . . . . . • • . . . . . . . . . I oo Id . de Tarija, con ... . . • . . .. . . . . • . . . . • • • • . . . . . . So Id. de Santacruz, con . . . • . . . • . • . • . .. .. . . • . . . . . . . . . 5+ Id. del Beni, con .. . . . . . . ... • . . . . • . . . . .. . . . . . . . . Zf Id . de U ryuni, con . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • . . • • . . z 5 Total ... . . . .... . .. . . • . . . .. . •• .• 783 hombres Además, existe la columna de Policía de La Paz, con so hombres. Respecto de la clisciplina y moralidad del Ejército hemos de seguir con marcado interés los com:cptos que á puntos de tanta trascendencia consagra en su Memoria de Guerra el Ministro señor Joaquín Eusebio Herrero. El aseg11ra en aquel documento que el Ejército de Bolivia es la ga­rantía de !a integridad nacional y el más firme baluarte del orden y de la paz. Terminaremos esta ligera reseña copiando las palabras dtl sefior Ministro, conceptos que nos revelan bien claramente la importancia y valor moral que en aquel país se da á la honrosa carrera de las armas Dicen así : "Se procura la educación del soldado mediante las escuela' regimentarías que se encuentran implantadas en todos los cuerpos, ha­ciéndole comprender que su primer sentimiento debe ser el del honor y amor á su parria, respeto á las instituciones y subordinación á sus Jefes. "El Ministerio ha mantenido con toda entereza, siempre firme é inalterable, la disciplina en los cuarteles, reprimiendo cualquier abuso, y cuando ha 5ido preciso, sometiendo al delincuente al Tribunal respec­tivo, para que la justicia se pronuncie con la sanción legal que le co­rresponde . "Satisface hoy la moralidad y disciplina que diatinguc al Ejér­cito, en la que rivalizan jefes, oficiales y tropa, siendo prueba conclu­yente de este aserto la confraternidad del Ejército y pueblo, sin que se haya mostrado el más mínimo choque ; el estado de los cuarteles, en los que nadie se desdefia penetrar ; el porte respetuoso de loa soldados y la cultura de los jefes y oficiales. "Un hecho reciente patentiza esta verdad, y es la marcha que el Batallón J •0 y el Regimiento de artillería de montafia empccndieron de esta capital á Oruro, así como el regreso de ésta y la marcha del Escua­drón Bolívar á esta capital (Sucre) ; todos estos cuerpos, por diferentes y largas rutas, distantes unas de otras, librados tan sólo al comando de sus jefes, no ~e han dejado sentir en su trayecto sino por el contento de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 32 DOLETfN MIL IT A.R todos los vecindarios que tocaban á su paso. ¡ Cuánta diferencia de tiempos no muy lejanos, en que tan sólo el anuncio de la marcha de un cuerpo equivalfc1 á dar la voz de alarma á los pueblos que veían el paso de las tropas como la aproximación de un verdadero flagelo .••• ''La estabilidad de los cuerpos en una sola localidad enerva al soldado. A este respecto abrigo la convicción de que las guarniciones no deben durar más de un año en cada una de las poblaciones, pues el soldado debe habituarse á todos los climas, á la variedad de alimentos, y no crear afeccio11es que surgen de las largas 6 continuadas permanen­cias en una misma localidad. Atentas estas razones, á más de otras de carácter nacional, se han movilizado todos los cuerpos ya citados. El Ministerio abriga el propósito de movilizar también las columnas, cam­biándolas de guarnición." La situación económica de Bolivia no es halagüeña ; de modo que para tratar de equiparar su Ejército en armamento con los de otras na­ciones, y sobre todo con los elementos del progreso moderno, necesita hacer fuertes é imprevistos gastos. El patriotismo ha acudido á suplir las deficiencias económicas, y son muchas las contribuciones voluntarias con que los particulares han ayudado á que el Ejército obtenga cuanto necesita. Concéde5e actualmente en Bolivia gran importancia al e~tudio de las fronteras, no menos que al de los puntos militares estratégicos que puedan servir de base á la defensa del territorio. VARIEDADES ASO:SNSOS I -No es propio de un alma varonil esperar su suerte solamente del favor ó del capricho de otro hombre: debe confiar á un tenaz . trabajo labrarsc una suerte digna de clla.-/7 nttvcnargun. -Es bien extraño, por cierto, que á nadie se califique de maestro en un oficio antes de que ejecute obras que acrediten su capacidad, y que en el oficio militar, el de mayor importancia, con frecuencia se dé el grado de oficial á personas que no han dado prueba ninguna de su capacidad en la materia.-MMtecucul/i. -El a~censo en el ejército debe ser el premio de la capacidad re­conocida, y no únicamente recompensa de servicios prcstados.-Fett­t¡ uüreJ. -El ascenso, que es una recompensa y una ventaja material para el que lo rec1be, es al mismo tiempo una carga y un dcp6sito, por lo cual desastres y sangre inútilmente derramaJa son la consecuencia de las falcas de los oficiales, y por lo tanto de los errores del que manda cuan­do los elige sin acierto.-General Morand. -El vigor, el mérito y la capacidad comprobados, son los únicos título~ que deben tenerse en cuenta para elevar un h.ombre al puesto de jefe de soldados.-Empcrador León. 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Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 85

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 88

Por: | Fecha: 28/02/1899

A~O lll Bogotá, F cbrcro z 8 de I 899 . UM. 8 --~·~-- OR O EL 1J I TE lO DE ERl "Y EL J JTO --~· ..... -- DtRECTOR AD-HO ·ort M, FRANCISCO J. VERGARA Y V. Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros ~~~~.~~2 ~ 9 ~ , 9~~~~ ~ ·~A~~2~2~~~~ P Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del Ejército de la República SECC _ N D :r L (CORONEL LEBEL, INVENTOR DEL FUSIL D.E ES.E NOMBRE) o hay ya día en que no aparezca un nuevo e~crito que hable d explosivos r ci nt m n descubiertos y de Jas profundas modificaciones qu eJJos van á introducir en la guerra, ex¡ oniendo á la v z Ja5 teorías que, según los autores, satisfarán "-n tal cac:o, mas sin dar razon sen su apoyo. Tra­bajan obr el sentimiento en una parte del arte militar qu no lo admite, en la táctica basada sobre los efectos d 1 fuego. La cuestión no es tan compJ xa como parece · al con­trario, es ~ nci1Ja por exc lencia. Por tanto, en el n1pleo del fusil es reciso consid r r s Jementos esenci J s : la pólvora y los e[! ctos del fuego, si ndo d advertir que lo que es cotnplicado jan1ás produce bu nos r sultados en Ja guerra, y qu 1 fin del progreso bi n cnten ido es obten r el máximum de fecto ce n el mí ni u u m d gasto y de es­fuerzo. r . 0 Lú pólvora-a) Pót ora con i1unzo- p nas se rompe el fuego la pres ncia de las tropas queda establ ci­da : el humo indica exactan1ente l ó los puntos d dond Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 66 BOLETÍ.~. :MILI'.r A.R parten los disparos. El humo puede ocultar la tropa que hace fu go, p ro del n1odo que Jo haría una cortina de gasa tras La cual qui ra un ocultarse . nt el frente de batalla, la línea de in terscc iun d la nub d hun1o y l suelo sirv de punto rlc mira al enctnigo. l~n todo n1.ovi ­rniento pu de conocerse la línea de cornbate, y, por poc q u eJ t rreno s pr stc, n1arcan las posiciones d las re­servas. b) Pólvora sin humo-El hun1o no revela la línea de combate del adversario: se oy el ruido d la fusilería, pero no se ve con prccis.ión el punto de donde parten Jos dtsparo . En ningún caso la audición del ruido pu ele re ­en1 plazar á la vi:>ta con1o n1eJio de info ·n1ación . i el te­rreno lo permite, puede una t ·Gpa acercarse n1ucho al en - migo, disparando y, por lo nlis n1o, causan ole daño. D sdc que el adv rsario es bien visibl , cualquiera que sea Ja distancia, si hay n1uni'--ione suficientes, s abri­rá el fuego sobre "' l : l actual fusil ti ne suficient preci­ción hasta 2,ooo n1etr0s. Lo único qu hay que conside­rar es lo relatt \'O a las tnuniciones, pero la abundancia ó escasez de ésta~ en nada influy sobre la táctica del combate . Así pues, el uso d la p.Jl vora sin hun1o hará n1ás di fícil la practica de la guerra, y Ja at nción y ceJo de los jefes y oficial s tendra que ser gr·1.nde todas horas. El jefe que dirija una acción no tendra sino l ruido para guiarse pu s falta el hun1o, por lo cu 1 tendrá que rodearse d~ ma­yores len1 ntos de infonnacióm : por nledio de patrulla de oficiales, capa~es de v r bien y cuerdarnente, se nlanten­drá sin cesar al corrient de lo que pasa en el can1po de batalla. 2 . o Efectos del fuego --Si 1 etnplco de la pólvora sin humo n::> justifica n1oditicacion algun en los procedimien ­tos tácticos, los efectos del fuego, que resultan d la con1- binación de los tres el n1entos, fusil, po1 vora y bala, sí las han in1puesto á los reglam ntos del cotnbate, s d cir, en el del con1bate y en el del tiro, que hoy toznan en cuenta la mayor tension de la tra y ·ctoria d 1 s n1od~r·no fusiles, cuya cons cuenci e 'lna pn:ci ión n1ás considerable del tiro y una disnlinución n1a lenta c::n el valor de los fuegos, ualidades que pennit n utilizar el arn1a á grandes distan - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN -~IILI'I AR 67 cías ( 1 ,8oo á 2,ooo n1 tros) sobr tropas en tnasas ó n for­maciones con1pactas, y contr la a1·tilJena y caballería, á condtción, se enti nd , de que se disponga de ,nuniciones en cantidad suficiente. Los n1od rnos r glan1entos d con1bate tendrán, pues, valor {¡ ctivo ha:,ta que se invent un arn1a qu posea condiciones di versa de las del fusil actual; y nlientras esto no suceda, no hay que perder 1 tien1po en inútiles di­vagacion s, tanto tnás cuanto Jos r glan1entos vig ntes de­jan á cada cu-:11 an1plia iniciati a f.'at- pone.r en práctica los conocin1ientos q u adq ui ra en l estudio y n la practic de 1 pro~ sión. HI.TO ID 1 OR LOS PE .. T IX UL H ,, La tropas de l\lorillo, situ::lda en po Jctones convenientes extendían u irt·e i tibl influjo por toda las pr vincia de Venezue­la. El e->tado de lo negocios e- prc en taba del modo má li · onjero para las annas c.Jel P ey · 1 opinión pública había hecho conside­rables progre o á u favor; los insurgentes habían perdido el nervio <:le us fuerza~, y h.tbían aído en el mayor de redito; Páez gaba por u ocultas guaridas, in atreverse a dar la car á los reali ta ; el ejercito de Bolívar, reclu ido á unos 6oo hombre de de la acción del trapiche de La amarra, h bí perdid ha ta la má retnota esper nza de etnprender operacion alguna sobre su paL, y n hallaba punto egur contra la ot~gullosa e invencibles tropas e p ñolas. En tal e tado de penosa ansiedad concibio un atrevido pro­yecto, y se lanzó á 1 contra toda las probabilidades de un buen La cuestión municiones es 1 gran cuc ti6n de la guerra ar un país como el nuéstro, )'a por su precio, que hace difícil la buena instrucción del sol ':lado como tirador, y limit la · pro\ i iones de los parques, ya por su transporte, pues la dificultad de reunir y mante­ner reciclo número d~.: ac~milas en una ampaña, limita de modo pc!i­groso el número de cartucho que puede llevar un c.:jército. El proble­ma es sumamente erio, no e ha e tudiado con la atención que merece, y debiera provocar la meditaciones de nues tra oficialida . Una batalla de me: io día p ra t11l cjérci lO de 1 o,ooo hom brcs, prc u pone, con el fusil moderno, un consumo de cu ero 6 cinco millon · l cartucho, si la tropa no tiene disciplina del fuego, y por lo meno un millón en e te último caso, el cu. l requiere una brigada de 2.00 b<; · tia de arga, suponiendo q~c cada soldado lleve 100 e r:tucho c o nsigo. (N. de la D.). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 68 BOLETíN MILITAB resultado. Fue éste el invadir el reino de Santafé, confiando en que el descontento de aquellos pueblos por el torpe manejo de su administración le abriría las puertas y le allanaría todos los obs­táculos que pudieran ofrecerle las muy superiores fuerzas que guarnecían dicho reino. U na de las principales razones que habían fomentado dicho descontento había sido la supresión de ]a moneda llamada Montal­vina, por haber sido creada por este Virrey, sin que se hubieran hallado prontamente los medios de reemplazarla con otra. Se 2u­ment~ éste, asimismo, con algunas vejaciones ejercidas sobre las provincias, y con la contribución de I! por 100 que se impuso sobre toda la propiedad territorial para llenar dicho objeto, ha­biéndose tomado tan desarregladamente esta medida, que debía producir cerca de tres millones de duros cuando Ja cancelación ascendía escasamente á 7oo,ooo. Recogida, pues, dicha clase de moneda, que era la corriente en el país, se paralizó completa­mente la circulación monetaria, y se experimentaron los más fu­nestos efectos. Era, por lo tanto, el momento más propicio para que el cau­dillo caraqueño sacara las ventajas propias de aquella crítica situa­ción ; pero jamás se creyó que una fuerza tan corta, compuesta de soldados desmoralizados por sus repetidos desastres, pudiese lograr un triunfo tan absoluto. Bolívar se había reforzado con al­gunas tropas que mandaban los caudillo3 Donato Pérez y Santan­der, y asimismo con otras partidas sueltas, con las que se iba in­ternando en el referido reino de Santafé. La tercera división del ejército realista, que se hallaba más avanzada para recibir á este osado enemigo que se iba aproximando por la parte de Sogamoso, había sido puesta á las órdenes del Teniente Coronel D. José Ba­rreiro, enviado seis meses antes por Morillo en auxilio del Virrey, á quien suponía escaso de oficiales facultativos que poseyesen ta­lentos tan brillantes como este joven oficial de artillería. Si bien el objeto del General Morillo era el más sano, no dejó de chocar á varios Jefes de superior graduación el verse pos­puestos al referido Barreiro ; y de aquí nació un disgusto que no era el más á propósito para sostener el lu tre de la milicia. Barrei­ro, por otra parte, aun"lue lleno de conocimientos científicos, des­conocía el manejo y dirección de los cuerpos dt.: infantena y caba­llería, y no podía dar á <:.stas armas combinadas, el movimiento de armonía que suele ser efecto de la costumbre de mandarlas. Sin haber tenido hasta entonces otro mando que el de una compañía ligera de artillería, era natural que se viera embarazado con la di­rección de más de 3,ooo hombres que le habían confiado. Como el Coronel D. Sebastián de la Calzada ten1a mas acreditada su opi­nión militar, y una práctica mejor en aquella clase de guerra} fue enviado por el Virrey de de la ca pi tal, apenas hubo llegado á ella, á ~ornar el mando de dicha división, apoyando decorosamente la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETi.N HILITAR 89 conveniencia de aquella medida en lo quebrantado de la salud de Barreiro; pero alegando este que su nombramiento ;:>rocedía del General en Jefe, no quiso reconocer á Calzada, y tal vez á esta mal entendida presunción é inconsiderado celo, se debió la ruina del país. Picado ya el amor propio de Barreiro, y deseando desmenti r todo equivocado concepto con un doble despliegue de bizarría y esfuerzo, sali6 á busc-ar al sedicioso Bolívar en la mañana del 10 de Julio, con 900 infantes y 1 8o caballos. Al llegar al alto del puente de Gá1neza, ocupado de antemano por dos compañías de su división, dio un corto descanso á su tropa, y continuó muy pronto su marcha, llevando de vanguardia al 2 . o Batallón de Numancia. Se dirig1a este sobre el pueblo que se halla á la otra parte de dicho puente, cuando estando ya á sus inmediaciones vio asomar una columna enemiga por el alto del Páramo, á cuya falda está situado dicho pueblo, y en seguida otras por varios puntos, cuyo número graduó de cerca de 2,ooo infantes y 150 caballos . Reconoci~ndose Barreiro muy inferior en fuerza numérica á sus contrarios dio orden para que volviese á cruzar el río el Ba­tallón Numanda, mandado por el Cotonel D . Juan Tolrá, cuyo movimiento hizo creer á los contrarios que nuestras tropas huían el combate, y aumentó en igual proporción su osadía para arro­jarse sobre ellas. El referido cuerpo verificó su retirada con el ma­yor orden, y se formó en batalla á la otra parte del puente, que­dando confiada la defensa de éste á una Compañía de cazadores que se hizo acreedora á los mayores elogios por su serenidad y firmeza . Formado los disidente en el pueblo de que se ha hecho mención, se dirigieron con todas sus fuerzas sobre el puente y el río, cuyos obstáculos uperaron en el primer ardor de la pelea; pero -argados nueva1nente por Numancia y por los granaderos del 1.0 t/c;/ R")', perdieron aquellas ef1meras ventajas y regresaron á sus primeras po iciones, dejándose una porción de cadáveres en a'lueUa riberas . .. \1as tardó muy poco en encenderse un nuevo combate; el enemigo redobló su furor, creció así mismo el ardor de los realis­ta ; amba partes pelearon con obstinación ; después de cinco horas de fuego, abandonaron los rebeldes el campo de batalla, en el que e hallaron tendido má de 100 muertos> otros tantos fusi­les> varios prisioneros y di per os . Engreído Barreiro con esta victoria, regresó á Molinos de Tópaga, en cuyo punto tenta ituado el Cuartel general: ya se figur b que 1 caudillos Bohvar, Santander, Anzoátegui, Sou­blette, Donat Perez y otro , á todos los que había tenido-la glo­ria de batir en el puente de G "me7,a, no e atreverían á exponer su arma á otro nucv desaire delante de una tropas que acaba­ban de dar prueba tan luminosas de su bizarría y deci ión ; mas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 70 DOLE'!'iN MILI'l'AR no conocía el terco carácter de aquellos sediciosos, cuyo furor ad­quiría nuev o grados en razón directa de sus derrotas. Así fue que ya el día 25 de Julio se presentaron algunas de sus guerrillas sobre el Pan tan o de Vargas, d e de donde e1n pezaron á tirotear á Jos rea­li~ tas. Acudieron fuerzas de una y otra parte, y muy pronto se hizo la acción general. En u primer perfod se había fijado la victoria al lado de los fieles : ya una gran parte de las tropas de Bolívar había sido puesta en fuga por la caballería de aquéllos, y no e dudaba de u exterminio, cuando al cruzar por un angosto desfiladero de terreno muy fragoso, fue atacada improvisamente por otro cuerpo enemigo de la misma arma, y arrollada á su vez tan completamente, que corriendo ,..s te en ~u persecución, llegó á mezclarse con la infantería de Barreiro. La alegría de los realistas por su creído triunfo, se convirtió muy pronto en sobre alto y dolor; pero la Compañía de granaderos del segundo Batallón de Numan cia, haciendo un bizarro despliegue de su impavidez y fir­meza, contu o los progresos del vencedor, habiéndose debido á sus esfuerzos y al feliz incidente de un fuerte aguacero que so­brevino en aquel momento, la salvación del ejercito realista. No bien se había rehecho éste de tan inesperado desa tre cuando aparecieron las tropas insurgentes en el pueblo de Boyacá, sobre excelentes posiciones. El objeto de Bolívar maniobrando sobre las de Barreiro, era el de atraerlas á una caíiada, en la que ten1a colocada su infantena por ambos lados. E 1 fogoso jefe realista cae en la red que le había tendido el astuto in urgente : fingiendo una de ordenada fuga l a s tropas que se habían presentado por el frente, s<:: dirigen las de Barreiro en su per.secució n, dando por segura la victoria; esto es lo que deseaba el edicioso Bolívar ; descargan sus ~oldados obre las ma as de los reali ra , causan en ellos horribles estragos, se desconciertan, se de ordenan, se disper an ; la c-abal len a, que podía haber restable­cido el orden conservando su formación, e entre-ga a imismo á Ja fuga; todo es confusión y e panto ; nadie piensa sino en su pro­pia con ervación ; los ene1nigos se aprovechan de esta favorable coyuntura y e arr >j n sobre los prófugos coo la mayor furia ; nadie resiste á su victoriosa e pada . * En un momento quedo el campo cubierto de cadávere , ar- El otro hi tot"iador español, Jo é DC'mingo Díaz E., compañero de Morillo. se limit. .\e tamp·ar l:ts . iguientes un ':lS sobre h campaña ele Bo)-•tca: •· Dcsrlc ·1 p:tso del Arau a por el ejercito re.tl, Bohvar. consirfcorando justamente termin:Hia su carr •ra en V ·nezuch. S. t•p.trÓ de Pácz, y on se o ó 6oo hombre que le que lrban. huyó ele a ucllo de ierto y e internó en lo~ ll:tno de C .t ;mar . La ele c:spe­racion ó la csper:mza ele bu. car su fortuna en otro. lim::s . le in pir:tron esta r •solución. o le engañó la segun la. En poco ti ·mpo el Virréin.:l.to de rnt, {é e tuv :Í su pies. n clt:nso v lo clcl•c: ubrir cst •p >C.l cle.;a'ltros,, ·n que un fiagitivo: con un puñ lo de hombre dc,nuclos y h~1mbrientos, vi .Je :tpar ·ccr clcltnt rle su ectore y Comanres, oman antes y uar as T ropa ... TcgttcigaJpa, 27 de oYiembre de 1898. Es conforme . El Gobernador del Estado, TOTAL 54 18 29 37 62 18 JI 12 30 25 19 71 2+ z6 12 6 4 +72 8,6]0 BO ILLA '' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETf:N MILITAR 77 LITERATURA PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSALÉN, POR ERNESTO LOUET (Continría del número 86). Poco más ó menos es de 40 metros la distancia que separa al Santo Sepulcro dcl Cah•ario. Cuando salímos del Santo Sepulcro, visirámos todos los otros santos lugares, colocados como estaciones en la nave lateral que rodea el coro de los griegos y eñ donde los Padres de Tierra Santa hacen una proce­sión todos los días, después de los oficios de la tarde; sus solos nombres evocan las páginas de la pasión . Partiendo de la capi11a ubterránea, en donde se encontraba, según afirman, el cráneo de Adán, pero con mayor certidumbre la tumba de Godofredo de Bouillon y la de Balduino 1, su sucesor, se encuentra primero la capida de la Columna Impropere. Allí nos sefialan, en un cuadro formado con ricas esculturas de madera, un pedazo de la colum­na de mármol gri que guardaba el pret..>rio de Pilato, y contra el cual pedazo de mármol colocaron á Jesús para cubrirlo con un manto de púrpura, y ul trajarlo diciéndole : ¡ Solutl, Rey de los 7 udíos! Más lejos, en la paree oriental de la Iglesia, una escalera de einti­ocho gradas nos conduce á la capilla de la Invención de la Santa Cruz; otra capil1ita, ctitucion expedida el año anteri r de I 853, que dejaba al pueblo la elección de lo goberna­dore de provincia, por lo cual muchos de éstos eran conservadores y adver arios del General O bando. En tal si tuacion, la guerra no podía tardar mucho, y sólo fal­taba quien iniciase la revolución . Al fin se declaró Dictador el Ge­neral Melo, jefe de las arma , apoyado por los artesanos de Bogotá, que se oponían á la rebaja de los derechos de aduana de- los arte­[: ctos extranjeros, y muchos liberales que rechazaban las reformas . Melo, por su parte, no1buscaba sino librarse del juicio que se le se­guía por la muerte que h b1a dado al Cabo ~irós. Habiéndose proclamado Dictador, derogo la Con titución liberal que se h1bía expedido en I 8 53, y declaró v·igente la que lo conservadores ha­bían acordado en I 843 ; pero estos, aliándose al círculo liberal llamado entonces golgota y de pues radical, decidieron la lucha en contra de la dictadura. Entonces fue cuando e encargó del Poder Ejecutivo el General Herrera como Designado, y luego el Vice- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 BOLETD MILIT DE COLOMBIA presidente Obaldía. Vencida la revolución, el General Obando fue juzgado y depuesto por entencia del Senado. El General Melo, antes de proclamarse Dictador, había ofrecido la Dictadura al General Obando, quten estaba de acuerdo, lo mismo que el Vicepresidente Obaldía y su antecesor, el General López, en que no deb.ían llevarse á cabo las reformas que intentaban los radica­les, sino seguir gobernando con las instituciones que habían esta­blecido los conservadores. Al General Obando se le depuso por inepto, á lo menos este fue el pretexto, por haber confiado el man­do del ejército al jefe que hizo la revolución y no haberse fugado de Bogotá, pues no había motivo legal para proceder así. Los conservadores, al luchar por sus intereses, debieron apoyar á Melo, que restablecía la Constitución de 1843 ; pero dijeron que com­batían por el orden legal .. .. Melo, por todo castigo, fue desterra­do y muri() en la frontera de .1: 1éxico, asesinado y no fusilado, según se ha dicho por algunos, confundiéndolo con Darío Ma­zuera, quien sí fue fusilado en Campeche por revolucionario .... Los conservadores elig;eron entonces Vicepresidente al doctor Manuel María Mallarino .... La Administración Mallarino fue un gobierno de calma, de liberales y conservadores, y así, se acu­saba al Vicepresidente de pasar su tiempo entado en el pórtico del Palacio de Gobierno, leyendo los clásicos latinos. II-REL CIÓ DE ERGAR Y ERG R Cronologia de los Magistrados de Nueva Granada I 8 53-Fu e elegí do Presidente en votación popular el General Jo e María Obando, nacural de Popayán: el Partido Conservador se abstuvo de la elección. bando encontró el paí dividido en tres partidos: el que lo había elevado al poder, y en d cual tomó sus ecretanos de J tado, era el de su antiguos compañeros de I 840, llamados entonce progresista y ahora draconiano . Formaba el segundo partido una fracción del Liberal, llamada Gólgota, com­pue ta de los liberales jóvcne:; que habían acompañado á la Admi­nistracion López, que e taba en mayoría en las Cámaras, y que e preparaban á dar una on citución según su ideas contrarias á 1 s del Presidente ()bando. El tercer part!do, llamad~ Mini terial en 1840, y que tomó el nombre de Conservador en 1850, tenía ideas semejantes á las del círculo ministerial acerca de la Constitu­ción que iba á darse; pero estaba dividido de los hombres de la Administración por odio á muerte de veinte años y se alió m 's bien con los gólgota , con 1quienes era más desem~jante en ideas. El C.ongreso .... de. 1853 expidio la .nu.cva Constitución, cuyas modi­ficaciOne mas tmportantes col'ststteron en separar la Iglesia del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERRA DE 1854 5 Estado, y en pasar al pueblo la acción gubernativa por medio del sufragio universal, directo y secreto, en la elección de todos los funcionarios, desde el Presidente hasta los Gobernadores de Pro­vincias; en la disminución del ejercito permanente y en el proyec­to de reforma de la tarifa aduanera, por la cual los artefactos ex­tranjeros pod1an introducir~e con pequeilo costo. Los artesanos liberales, que repugnaban la franquicia de los derechos extranjeros, hicieron el 19 de Marzo una pueblada contra el Congreso, que fue reprimida. El 21 de Mayo fue ancionada la Constitución. En Cali hubo el 9 de Enero de 1854 un motín contra el nuevo Go­bernador, que era del Partido Constitucional; en Chocontá, Zipa­quirá y Sutatenza, pueblos del Norte, y en Ciénaga, Mornpós, Neiva, Sabanilla y Tunja, hubo alborotos má ó n1enos serios con motivo de las elecciones. El Gobierno repugnaba las ideas de la nueva Constitución, y ya que se le quitaba el ejército, trató de armar la Guardia nacionaL J. M. Me lo, General de re cien te crea­ción y Comandante de armas de Cundinamarca, había asesinado á un cabo de apellido Quirós, por lo cual estaba enjuiciado. El Con­greso de 18 54 se reunió bajo las circunstancias más alarmantes, y sus sesiones fueron interrumpidas por la revolución que estalló en la madrugada del 17 de Abril, encabezada por el General Melo, que se erigió en Jefe Supremo, y por el ejercito y los artesanos li­berales. Melo puso pres:: s al Presidente de la República y á los Secretarios de Estado. El Vicepresidente Obaldía se asiló en la casa de la Legación nortean1ericana. 1 854-El General Tomás Herrera, natural de Panamá, ha­bía sido nombrado Designado para ejer er el Poder Ejecutivo, según la nueva Constitución. Logró escaparse de la ciudad con f"l General Manuel M . Franco y vario otros ciudadanos, y se di­rigió á las provincia del Norte. El 21 de Abril expidió un decre­to en Chocontá declarándose en ejercicio del Poder Ejecutivo, y nombró de Secretario general al Coronel Anselmo Pineda. Inme­diatamente comenzó á organizar un ejército, que fue derrotado á órdenes del General Franco en Zipaquirá (21 de .1\tlayo), quedando muerto dicho Jefe; el resto del ejercito, á órdenes del Presidente Herrera, fue derrotado de nuevo al día siguiente en Tíquiz a, y Herrera siguió con alg1..1no hombre para la Provincia de Neiv . El señor Justo Br\ceño, Gobernador de "Tequendama, a] saber la noticia de la revoluci6n, había arm do un batallón y ganó obre las fuerzas dictatoriales el co1nbate de Portillo (28 de Abril). El Coronel Carena, antiguo compañero de Melo, que se había pasa­do á los constitucionales, hab1a armado un batallón de I 50 hom­bres en Pamplona, cou cuya fuerza trató de incorporarse al ejér­cito constitucional antes de 'rtquiza, pero llegand tarde fue de­rrotado en 4pountos (30 de Mayo) y prisionero dos d1as despues . En estos tres encuentros peleó un sold do llamado Ant nio Vi­llamizar, nombre bajo el cual se ocultaba una mujer de Tibirita, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6 BOLETÍ MILIT R DE OOLO:M:BIA.. llamada Clemencia Celis. 'n 1 Provincia de Antioquia hubo un motln y mataron al obernador de la Provincia, señor Justo Pa vón, y en Popayan se pronunciaron los militares por la Dictadu­ra (16 de Mayo), pero fueron derrotados el 21 del misrno mes. En ali se h bían pronunciad desde el 29 de Abril, y se movieron :sobre Caloto contra la f uLr l'as del Coronel e jada, quien los de­rrotó en el itio de Stln Julifm (24 de Mayo), y avanzó con su olumn vencedor sobre Cali, el 13 de Juni , y le puso sitio, que dcspué de varios combare angrientos terminó cl28 de Junio por una e p n ion <]Ue lo itiad hicieron con el General López, que acababa de llegar al Cauca, enviado por el Poder Ejecutivo par organi.t,ar un ejercito en aquellas provincias. El Presi ident~: Lópe7, y nombr. do o­m: md:mtc General de arm • por d Pre id •ntc Ohando. De terrado de pués de ven ido! murió asesin do cuando vagaba sin rumbo fijo en el Mediodía de México. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 12 BOLETÍN :MILITAR DE COLOMBIA prometidos en la revolución fueron deportados á Panamá, de donde pocos regresaron. El General Obando fue juzgado y depuesto por el Senado, y se retiró al Sur á la oscuridad de la vida privada, sin duda harto cansado de las borrascas que le tuvieron siempre agi­tado. En él se palpa la verdad de lo que Arboleda de~ía á Malla­rino en el discurso que se citará siempre : ''En este país valiente y generoso, tan fácil es pasar del destierro al solio, como del solio á la barra del Senado."* El 1.0 de Abril de I 854 el señor de O baldía entregó el man­do al señor D. Manuel M. Mallarino, que había sido electo Vice­presidente de la República. Organizó él un 1\1inisterio mixto, creyendo, y seguramente con razón, que aquello contribuiría al afianzami~nto de la paz y á calmar los odios que tánto mal venían haciendo de años atrás. I -RESUME SINÓP'riCO Y GEOGRAFICO DE L.A GUERRA 1.° Campaña del Norte.-Zipaquirá, Tíquiza, Aposentos. (Ultimos días de Mayo). Campaña de Boyacá.-Bonza, Sátiva, Tunja. (Junio y Sep­tiembre). 2.° Campaña del Norte.-Bucaramanga, Sinsatá, Si.Jos, Pam­plona, Petaquero y Tierra .Azul. (Junio, Agosto, Octubre y No­viembre). Campaña de la Costa. (Mayo y Septiembre). Campaña del Sur.-Popayán, San J ulián, Cali, Palmira, Mo­rillo. (Mayo á Septiembre). Campaña de Occidentt.-Portillo y Guaduas. (Abril y Junio). Campaña de la Sabana.-Bosa, Tresesquinas, Egipto, Bo­gotá. (Noviembre y Diciembre). V-RESUMEN HISTÓRICO DE LA GUERR Por el General T. C. de Mosquera, Jefe clel Estado Mayor general ... CAPITULO I Prelimi11ares de la reuolr1ci6n, utallido de ~~trc, primeros eifuer:: os de los ciudadano1 para re1tablecer el gobierno legítimo, y regulari~aci6n de la resistencia armada por parle de los constituciona' El 8 de Abril corrieron en Popayán rumores de una revolu­ción ocurrida en Bogotá por causas políticas, y con la noticia, " En un país, porque sea valiente y generoso, 1\o suceden tales cosas. Donde esto :lcontece e en lo~ p:uses revolucion. ríos como Colombia."-C. /Jen~dt"lli. " El restmtcn ltisl6rico del General Mosqucr:~ se reproduce mtegro en lo que ae refiere .í operaciones militares, pero se extracta cuando trata de disquisiciones polÍticas y úl<»óficas, ó reproduce documec.tos de te último genero. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLE1t1E ~TO-GUERR DE 1854 13 quienes allí se preparaban para un golpe de cuartel contra las auto­ridades, sacaron ostensiblemente la cara y se declararon en plena rebeldta. A la nueve de la noche recibió parte el Gobernador de que los revolucionarios armados se reunían en las inmediaciones, al lado sur de la ciudad, con intención de atacar ésta en breve plazo. El plan de Jos rebeldes del Cauca, que estaban en relación con los directores del golpe de Estada en Bogotá, consistía, según se informó al Gobernador de Popayán, en reunir 5,ooo hombres para apoyar á los revolucionarios de Bogotá, tomando como base el Ba­tallón de Línea número 5 . 0 , dos Compañías de Milicias de Popa­yan, otra de Timbío, otra de La Sierra, otra de Paniquitá, el Ba­tallón del Tambo, el Escuadrón de Quilcacé y varios otros piquetes de guardias nacionales. Más tarde debían secundar el movimiento 400 hombres del Cantón de Caldas, 350 del de Santander, 700 indígenas de Tierra Adentro y lo3 sublevados de las Provincias de Cauca y Buenaventura. El Gobernador en persona salió á excitar el patrioti mo para deshacer el mencionado plan . Algunos dijeron era inútil luchar sin armas contra una revolución que hacía el ejército bajo la dirección del Supremo Gobierno, pues así calificaban lo ucedido; mas no faltaron ciudadanos, de todas las clases sociales, inclusive los estu­diantes del Colegio nacional, que se apresuraron á apoyar á la au­toridad legítimamente con tituída . Así pudo organizar el Gober ­nador una fuerza cívica de 120 hombres, destinada á apoyar é invigilar la fuerza veterana del medio Batall6n número 5 . 0 , que inspiraba recelos; destacó en seguida una patruJla de 25 hombres para que recorriera las calles y ejidos meridionales, en los cuales fue atacada por los rebeldes, que, recha·¿ados, se volvieron á su campamento. En tale circun tancia , se pre entó al Gobernador un militar comprometido en el movimiento, el cual acabó de de­nunciar el complot, y manifestó que el plan revolucionario se hab1a fraguado en la Sala de banderas del Batallón 5. 0 , y que por la im­prenta, contigua al parque, se hab1an sacado la armas. El Gobernador despachó luego comisionados á los Distritos del Norte de la Provincia para que en ello levantaran fuerzas, y ordenó al Alcalde de la ciudad pasara al campo rebelde á intimarle depusiera las armas, pero fue insultado por los amotinados . Los pronunciados recibían auxilios de diferentes Di tri tos, ele­varon u fuerza á 400 hombres, y e peraban 200 más del ur para atacar á Popayán . Las armas ú ti le del parque estaban en poder de la revolución, y el Gobernador solo contaba con 460 fusiles ingleses descompuestos y 200 -france e· sin municione aparente . A pesar de todo, la autoridad cutnpho con su deber, y su energía y actividad salvaron la situación: ante todo el Gobernador contra­jo su atención á armarse y salvar la pequeña guarnición veteran que podía servir de base para levantar una fuerza respetable, y la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 14 BOLETÍN MILI'l'AR DE COLOMBIA cual estaba mandada por un jefe comprometido con la revolución. Dicho jefe era débil é inepto, por lo cual unos y otros lo miraban como traidor, pero por fortuna para la causa legitimista, se separó de su puesto por enfermedad, y en el acto fue reemplazado conve­nientemente. Además, el Gobernador, con suma habilidad, quitó á los rebeldes el apoyo del Batallón Timbío, del Batallón 5. 0 y de las Compañías de milicianos de la ciudad, que habían logrado seducir . El r 3 de Abril se acercaban por el Norte á Popayán 250 hombres armados y organizados por orden del Gobernador, y por el Sur r6o de Timbío, que así amenazaron la retaguardia de los sublevados. El jefe de los ti m bianos, aprovechando hábilmente el terreno, hizo creer que se acercaban 400, y los rebeldes de la ciu­dad, pensando que eran los auxiliares que esperaban por ese lado, mandaron comisionados á felicitarlos, y se encontraron con ciuda­danos leales, por lo cual la confusión se introdujo entre los enemi ­gos del Gobierno, quiPnes viéndose perdidos se presentaron en tu­multo al Gobernador, solicitando de él que mandase al campo de los sublevados un comisionado para que se evitara el derramamien­to de sangre. El Gobernador desoyó semejante proposición, y dispuso que se atacase á los amotinados, lo que se hizo sin demora, y asaltados por el frente y retaguardia, huyeron en diferentes direc­ciones: la mayor parte se dirigió hacia el Tambo á reunirse con 200 hombres que allí debía tener un Comat1dante amigo. La dis­persión del campo cercano á la capital fue completa, y se tomaron armas, municiones y muchos prisioneros . Al amanecer del 15 de Abril hizo ma, char el Gobernador una columna de 240 hombres contra el Tamb0, la que encontró ese mismo día á los rebeldes en el alto de Los Robles, quienes al verla se rindieron en número de 18o, entregando las armas y dos cargas de municiones . A la~ doce de la noche de ese mi mo día fue ~orprendido un posta que conducía carta de varios sublevado para el Presidente Obando, en las que le decían como el Gobernador hab1a deshecho la revolución, y le pedían que remitiese volando un indulto. Así terminó el primer ensayo revolucionario en el Sur, debelado por el Gobernador de Popayán in derramamiento de sangre, bien que el fuego continuara ardiendo oculto en Cali, en el Cauca y en Pasto. Por la misma fecha, á mediados de Abril, se suponía la necesidad de crear una Comandancia militar al Occidente de Cartagena: las armas se repartían en toda la provincia á los partidarios del Go­b ··rnador Nieto, que con dolo se hab1a hecho declarar Gobernador un tir •rcional y había enviado algunos agentes á la provincia de Sab;.willa para que obrasen según las circunstancias. Por esto el desarrollo de los 4lcontecimientos en Cartagena difiere de lo referi­do para Popayán. Entre tanto llegó el 17 de Abril, en que se dio el golpe de Estado, o mejor, de cuartel en Bogotá, principio de un4l revolu­ción de soldadesca, que aborto por raL.ones cuyo examen conviene Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERR DE 1854 15 en escritos de otra especie. Melo dio el golpe s in contar, como en efecto no contó, con todo el ejército, apoyado por las sociedades ó clubs políticos de artesanos llamad s Sociedades Democrática y Central. En Cartagena algunos militares amigos de Nieto conocían el plan de hacer una revolución ; pero no sabiéndose aún allí el movimiento de Bogotá, vacilaban sobre la línea de conducta que debían observar, y á mantener á muchos en la senda del deber contribuyó la llegada dc:::l General Mosquera, que arribó á esa plaza el 23 de Abril, y logró que la guarnición que mandaba el General Mendoza se sujetara á la máxima legal "Ja fuerza armada no es deliberante. , La rPvolución del I 7 de Abril no fue considerada por los que la combatieron como un hecho aislado, ni como un simple motín militar. El Congreso de 1854 deliberaba á última hora, en medio de la inseguridad; del próximo conflicto se hablaba sin misterio en todas partes, y el encargado del Poder Ejecutivo secundaba, de modo más ó menos ostensible, los trabajos de )aJunta Central re­volucionaria, que se cubría con el velo de So ciedad d e Elecciones, y tenía tres puntos cardinales de acción: Bogotá, Cartagena y Po­payán, lugares en que se encontraban los cuerpos del Ejercito per­manente, que debían secundar el movimiento revolucionario, so pretexto de salvar al Gobierno de una conjuración de los partidos gólgota y conservador. Como el ejército era leal, fue necesario re­formarlo, destituyendo á los jefe<> y oficiales, defensores de )a ley, para reemplazarlo por instrumentos propios á los fines de lo·s cons­piradores, dictándose, á la vez, leyes ad hoc que corro m pi eran la noble institución, y cuando el Congreso vio el daño causado, y para remediarlo restableció ]as leye derogadas, era tarde, pues las milicias hab1an sido reemplazada por cuerpos irregulares, de bas­tarda creacion, llamados irrlpropiamente democráticos. Los hechos sucedido en Abril de 1854 no dejaron duda á nadie de que 'e trataba de abrogar la Constitución de r853, y rea­lizado el golpe del I 7, de la prisión ordenada en Bogotá por los dunocráticos1 pudieron escapar los Generales Herrera y Franco, de los que el primero era designado para ejercer el Poder Ejecutivo, y por tal motivo no se empeñaron aquellos en perseguir al Vice­presidente, pues su intencion había sido apoderarse de todos los lla­mados á ejercer legalmente el Gobierno, para que el trastorno fuera completo y Jas instituciones republicanas de truída por una dicta­dura, y solamente fueron reducidos á prision los Secretarios de Es­tado y el Procurador de la Nación . El Vicepresidente, José C. de Obaldía, pudo ponerse en cotn-unicación con el De ignado en el hotel donde vi\•Ía el Ministro americano y se había asilado el Ge­neral Herrera, lo cual permitió al señor de Obaldía declararse en ejercicio de la Presidencia el mismo I 7, y comunicar á los Gober­nadores lo sucedido, excitándolos para trabajar en el restablecí- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 BOLETÍN MILITAR DE COLOMBIA miento del orden y el imperio de la Constitución, á cuyo fin les delegaba las facultades del caso. Llamó al servicio, con amplios poderes, á los Generales López, París y Franco, concertó el plan de obrar con el Designado, y facultó, igualmente, para levantar tropas, al Teniente Coronel Julio Arboleda (entonces Senador) y á los señores Caicedo, Vargas, Manuel MuriJlo y Mateo Viana, Go­bernador éste de la Provincia de Mariquita, y convocó el Congre­so para el I 5 de Julio en el Socorro. Todos estos actos fueron au­torizados por el ficial Mayor de la Secretaría de Gobierno, y el Vicepre idente los expidió en los momentos en que el Presidente permanecía aparentemente preso y en realidad cotnplicado en los trastornos ocurridos en la capital de la República . El 19 los Generales Herrera y Franco, burlando la vigilancia del Dictador, salieron con otros compañeros para el Norte á res­tablecer el Gobierno nacional; el 21, en Chocontá, el De ignado dictó decreto declarándose en ejercicio del Poder Ejecutivo, y nombrando Secretario de Gobierno al señor Anselmo Pineda, y siguió en el acto para Tunja, donde expidió órdenes sobre forma­ción de batallones y consecución de fondos y ele('(\entos de guerra. En Tunja los revolucionarios tenían uno 6o hombre comprome­tidos á secundar el golpe de Bogotá . El r 8 por la noche habían salido de la ca pi tal los señores So­lanos, quienes se reunieron en el Puente del Común con otros compañeros que allí los esperaban hacía unas pocas horas, con el objeto de ir al orte á levantar tropa: una partida de 1 7 húsa1 es los per iguió inútilmente hasta e] Puente de Sopó. Aumentada la partida en el camino, el 19 por la tarde llegó á Guachetá~ y como allí supiera que en Ubaté había armas, resolvió retroceder á ese Jugar á las dos de la madrugada, á donde entró á las nueve de Ja mañana, con fuerza de ólo 8 hombre , dirigiéndose en el acto á Ja Casa Con i torial, donde estaba el parque, con tante de unas 200 armas, secundado por el J ucz de Circuito y el Alcalde, pero el último flaqueó al saber que la intención de olano era reunir fuerza y voh· er á Tunja á impedir el pronunciamiento en esa ciu­dad, pues se abía con certeza tendría lugar al día siguiente 21 . En Ubaté había muchos comprometidos con la rf"volución, los cuales se amotinaron en la plaza para impedir la sacada del parque, por Jo cual Sol no, una vez armados y municionados sus pocos compañeros, partí " cerca del medio día para Tunja, por camino de páramos casi impracticable; y andando toda la noche, el 21, al desp atar el dta> apareció sobre aquella ciudad, á la cual entraron dos de b partida para ponerse de acuerdo con lo constitucionales de allf, quedando los demás en el inmediato sitio del Oratorio, con intención de tomar la plaza aun cuando fuera á viva fuerza. Des­graciadamente Solano, por ami tad, confio su secreto al dueño de )a hacienda, el cual, sin demora, lo hizo saber al Gobernador Mon­roy, partidario del Dictador. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 88

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 89

Por: | Fecha: 04/03/1899

AÑO lii Bogotá, Marzo 4 de 1899 NUM. 89 --....... ·--- ORGANO DEL :Mlr I TERIO DE GUERR Y DEL EJERCITO __ .....,. __ _ _ DlRECTOR AD-HONO.REM, FRANGISGO J. VERGARA y V. Coronel, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros ~R~2~~Q~~~~~9~ ~9.~~~9~~~~~~~~~ .~~~~~~~Q~~~~9. ~~~~R~~~~R~~~~~~R~ Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República o~~~ ~~~~~~ ~ G~~~~~ob ~~~o~~~~~ 6 -~ ~o~~~~~6~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ OFICIAL - - ··- que reforma la marcada con el número 8, de 10 de Febrero de 1899 Minist~rio de Guerra-Secúón I .•- Bogotá, 23 de Febrero de I 899 Habiendo solicitado el señor General Con1andante en Jefe del Ejército, que este Despacho reconsidere la Reso­lución nún'lero 8, dictada el ro de los corrientes, sobre arrestos militares, en atención á Ja conveniencia de restrin­gir la facultad concedida á los Ayudantes generales de Es­tados Mayores, para castigar correccionalmente á los Jef~s de igual graduación, por desaca~os ó desobedecimientos ; y encontrando este Despacho razonable la insinuación mencionada, SE RESUELVE: Refórn1ase la Resolución nun1.ero 8, de 10 d los co­rrientes, en l sentido de que un J c:fe en servicio no pue­de castigar correccionaln1ente á otro d igual grado, sino á los de inferior en1pleo, con previ pernüso del superior respectivo. Los dernás Oficial s pued~"n ser castigados sin necesidad de venia sup rior, pero sí se ará aviso del arres­to al Jefe de q uiet1 dependa directan1ente el Oficial cas-tigado. · Publíquese en la Orden general d 1 Ejt=rcito. El Ministro, JORGE HOLGUIN Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 82 DOLETÍN MILITAR República de Colombia-Departamento de Boyacá -Ejército Nacio­nal- lnstruccifJn Givil del Batallón Granaderos número 8.0 Número s- Sogamoso, Enero 31 de 1 899 . Señor General, primer Jefe del Batallón La manera en la distribución de la enseñanza y su resultado en este mes, y de lo que tengo el honor de daros inforn1e, es con1o sigue ; Secció11 I .a-De Aritmética, resolvieron problemas de regla de con1pañía ; Urbanidad, n1odo de conducirse en la calle; astellano, continuación de Ja sintaxis del verbo ; Dibujo, estudio de las líneas, ángulos y triángulos. Sección 2."-Estudio, la multiplicación de números denon1inados ; Dibujo, conocin1iento de las líneas, circun­ferencia, radio, dián1etro y cuerda ; lectura en libro y escritura en papel. Sección 3:-Ejercicios de multiplicación con números enteros ; lectura de palabras y frases en el tablero, y escri­tura de palabras en papel. OEedo vuestro atento servidor, ALIPIO NOSA M . República=de Colombia-Ejército prrmanentc-x.• División- 3 . • Bri­gada- Batallún 7. 0 de Sucre- ]nstruccion Civil- Tunja, Entro 31 de I 899. Señor General, Jefe de Estado Mayor de la Brigada l\tle es n1uy honroso el presentaros el informe sobre la instrucción dada á la tropa d 1 Batallón durante el mes que hoy termina. Sección superior-Lectura, escriLura en papel, resolu­ción de problen1as con nún1eros enteros y regla de tres sin1ple, Geografía de Colon1bia y Urbanidad . Sección media- Lectura d palabras y escritura en pi­zarra, multiplicacion y división en cantidades de tres cifras, y Urbanidad. Sección iJift'rior-Estudio y escritura del alfabeto, co­nocimiento de los nún1eros dígitos, y Urbanidad. Soy vuestro atento servidor, El Instructor, c. CORREA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILTAR 83 SECCION D CTBIN AL --- AI3ASTEOIMIENTO DE :MUNICIONES E T EL co tB.ATE N o existe en Colombia disposición alguna oficial so­bre abastecin1iento de n1uniciones en el campo de batalla, cuestión de in1portancia capital que conviene sea fijada y resuelta de un n1odo normal desde tiempo de paz, á fin de que la tropa aprenda y practique Jo ordenado, ya que una disposicióm deficiente ó incon1pJeta en Ja n1ateria, vale n1ás que el caos ó la anarquía, ó la falta absoluta de prescrip­ciones sobre el particular . Los reglan1entos y disposiciones en vigor en los ejér­citos europeos no pueden transportarse en bloque al país por razones potísin1as: allá, de ordinario, los ferrocarriles y carreteras facilitan dondequiera la solución del terrible probletna, y los cuerpos e tán en capacidad de lJevar con­sigo furgones ó carruajes tnilitares atestados de cartuchos, de suerte que, salvo especiaJísimas circunstancias, durante el fuego es nuty raro falten n1uniciones á una tropa en1pe­ñada en un combate decisivo. s preciso entre nosotros buscar sistema sencillo y de fá cil juego, pues todo otro ca­mino nos conduciría forzosan1ente á un desastre, y á tratar de llenar vacío tan hondo se encan1inan las siguientes líneas, cuya meditación se in1pone á la oficialidad, á fin de que en en su día pueda corregir Jos defectos que entrañen, y coad­yuve á la expedición de disposiciones reglamentarias perfec­tas sobre la provisión de n1uniciones en el combate. Es obligación elemental de todo je{l y en todo tiem­po, en campafia, Ja de asegurar á su tropa las n1uniciones necesarias: en el con1bate se en1plean todos los medios po­sibles para hacer llegar los cartuchos á los soldados que están en la línea del fuego, y con tal objeto cada cual debe desplegar la n1a yor inicia ti va que ]e sea dable, SO pena de incurrir en tren1enda responsabilidad n1oraL Tan h.iégo con1o se juzga probable un encuentro serio, se dan órdenes para acercar las colun1nas de n1.uniciones Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 84: BOLETÍN MILI'.l'AR cuanto sea posible á las tt·opas, pero n1anteniéndol as fuer a de la zona peligrosa; sin embargo, una parte de las acétni­Jas s arlelanta hasta el terreno que ocupan los combatien ­tes, y su situación, en especial la de la~ má5 avanzadas, se hace saber incuediatamente á los batallones de primera línea. Entre tanto llegan n1uniciones del parque, se puede disponer con1o reserva de los cartuchos de las cargas que lleven consigo los cuerpos aún no empeñados. Los sitios ocupados durante el día por las columnas de municiones, se indican con una bandera, y por la noche con un farol: en los mon1entos del combate esas señales se colocan de n1anera que no sean visibles para el enen1igo, y n todo caso se sitúan á alguna distancia sobre el flanco de las cargas. En la infantería es preciso vigilar d un modo espe­cial para que no falten n1uniciones en el combate á cortas distancias. Tan luégo con1o la lucha es inminente, se distribuye á los soldados 1 n1a yor nún1ero posible de cartuchos, sin re­cargarlos, se entiende, d manera que se aminore Ja rapidez de sus n1ovin1ientos . Estos, sea á otros del ejército, sin exigir petición por es­crito ni recibo. A Jos jefes de cuerpo incumbe hacer reen1plazar Jos cartuchos de sus acén1i1as distribuídos á los tiradores. Tan luégo con1o una acén1ila es descargada, s dirige al trote á la seccion de parque más próxima, de donde en su reenl­pla~ o se envía al re pectivo cu rpo otra cargada. Por su parte, los je(i s del parqu tan1poco esperan aviso ó petición de n1unicinnes, ó J legada de ac "' n1ilas va­cías, para enviar por propia iniciativa c:\rtuchos á tropas empeñ~das en recia lucha. Después del con1bate J1.s n1uniciones de hon1bres y acémilas de con1pañta y batallones se completan por 1 par­que á la n1ayor brevedad po ibh:. La caballería y los zapadores totnan sus provijones del parque de infantería n1ás e rcano, i no obran d un Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 8G BOLETÍ~ MILITAR mod~ independiente y por lo mismo no llevan parque propto. En la artillería los prin1eros escalones de municiones siguen inmediatan1ente á las piezas, los segundos escalones, reunidos por grupos de baterías de un n1ismo cuerpo, al mando de un oficial~ se sitúan unos 8oo metros á reta­guardia, fuera de los can1inos pero en un Jugar fáciln1ente accesible. menos de órdenes contrarias, tan luégo como esos segundos escalones toman posición, envían una caja de municiones á los prin1eros. .os con1andantes de los se ­gundos escalones no pierden de vista Jos emplazamientoq de las baterías, y cualesquiera que ellos sean, les enviarán sus n1uniciones á tiempo. o se recurrirá á la carga de n1uniciones de cada ca­ñón sino en último extremo, y entonces se Ja hace reem­plazar sin den1ora, en especial cuando se ha consumido íntegra una de las ajas. En el combate se principia por consutnir las municiones del primer escalón, que se habrá situado junto á las piezas; desde que una de las cargas se ha con ·un1ido, la acénlila, al trote, se envía al segundo es­calón para ree1nplazarla por otra cargad~. Las cajas del segundo escalón se recargan en las co­lun1nas de parque, y en caso de urgencia son directamente reemplazadas por Jas de éste. La artiJlería montada, al cambiar de posición, se sirve de las n1uniciones del avan­trén n1ien ras llegan repuestos. Durante las n1a1·chas, el oficial que en cada grupo n anda Jos segundos escalones se mantiene en relación con ei jefe del grupo para estar al corriente de los movimientos de las baterías. in fin, los oficiales y soldados armados de revólver deben encontrar reserva de cartuchos de esta arma en algu­na de las acénlilas de parque de cada batallón. ---·~-- :MÉTODO DE UttV LI ~ R, JEI• ~; DEL EJ'É.l~CI1'0 BELGA I Todos reconocen que la instrucción de lo recluta influye de modo sensible sobre la de 1 s compaii1as, de la cual depende á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN l\riLITAR 87 su turno la de los batallones : importa, pue , realizarla con el ma­yor cuidado. Las primeras leccione que se dan al recluta se confían á los Cabos y argc:ntos, y los jefes no ie mpre pueden pre tar aten­ción á lo detalle infinitamente p equeño en que se fundan aqué­lla . De la mi ma maner que es precis o vivir con el oldado para aprender a conocer u co tumbre y de ell as sacar ventaja, es in­dispen able penetrar e de los secretos de la in trucción y de la educación práctica, y in una observación constante y minuciosa, el progreso es impo ible. La buena instrucción del recluta es la base de la di ciplina, forma el carácter y de arrolla el sentido práctico del soldado ; por Jo cua1, cuando esa base se establece mal, resultan impotentes para formar un buen ejercito aun lo má sabio reglamentos. De todos los método usados hoy en los cua rteles, indudablemente el del trabajo individual es el mejor : en él los progresos son r á pido , y el soldado se familiariza facilmeute con el movimiento enseñado. Esto es verdad obre to<., o pa.-a e1 manejo del arma, porque la de­mostración de la in trucción no es sino una especie de pantomi­ma que e] oldado acaba por imitar con facilidad . Con este mctodo la instrucción gana en rapidez, sin entrañar inconveniente para la regularidad y la pnfoccirm, condicione inherentes á todo méto­do, evitándose a í perdida de tiempo y fa tidio a los reclutas. Lo que el soldado comprende mejor es el ejemplo dado al fin de cada explicación . No hay ningún soldado, por inteligente que sea, que no e impaciente e perando la voz ejecutiva, y quiera su­jetar el espíritu á comprender las explicaciones que la preceden. De ordinario el instructor, má preocupado con lo que recita que con lo que enseña, ejecuta el movimiento de fi g urante con tánta rapidez, que en cierto modo e camotea su arma ante los deslum­brado, ojos de lo pobre reclutas, y e en vano que e tos e esfuer­cen por comprender lo explicado : obedecen la voz de mando ron vacilación, limitándo e ejecutar poco más o menos lo que no pudieron adivinar, y nunca estan eguro de 1 mismos. Adema , la inmovilidad que se obliga t guardar á los reclu­ta mientras el instructor corrige á uno de ellos y repite sus ex­plicaciones, los fatig y predi pone á contrat:r po icione ' · icio­sas. Hay, en efecto, nada má peno o par el pobre recluta que permanecer horas entera en la rni ma posición, inmóvil, temero­so, ante el in tructor, á quten el manejo del arma e tan familiar, que "' él le parece impo ible llegar nunca al mi mo grado de per­fección ? Las costumbres del sold do, antes de entrar al cuartel, son conocidas: lo que ha aprendido lo aprendió á fuerza de verlo ha­cer y de ejercitarse en reproducirlo, por lo cual nunca empleó su inteligencia sino como guta de un imitacion mee nica y servil ; que, agricultor· ú obrero, e ha hecho h bil en su arte por una co - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 88 BOLETÍN MILI1.'.AR tumbre constante de repetir sus diverso detalles; que en e pecial gusta de ]o que hiere sus ojos, y sólo exige aptitudes corporales por la facilidad con que Jo aprende. Mirad ese taller: ¿ no admi­ráis la precisión, la armonía de los mil detal1e que componen una obra hecha por tántos brazos ? ¿ Cómo se con ' iguió ese resulta­do? No fue en verdad demostrando á los obreros los principios del arte á fuerza de pulmones, sino poniendo ante los ojos de cada uno de ellos la dificultad que debía vencer, y guiando su mano inexperta sobre la herramienta de que tiene que servirse. Ejerci­tar al obrero á hacer lo que ve hacer y á que lo repita hasta eje­cutarlo perfectamente, ese es todo el secreto de la obra admirada. ¿ No es más sencillo dirigirse al soldado en el mismo len guaje que le hablan en el taller ? E el mismo hombre : ¿por qué no instruírlo por el mismo procedimiento ? Tiempo es de concluír con las inútiles explicaciones técflicas, y de reemplazar­las por demostraciones materiales al alcance hasta de las inteligen­cias más obtusas. . ....... . ITINEJ?..,ARIOS MILITARES IPI LE (FRO ... TERA DEL SUR) (Según A. Codazzi, inéditos. 1853) I-Ipiales á Tulcán Ipialu al Pu~nte de Rumichaca-Desierto, frío. Llano con sólo una bajada para llegar al puente. Di tancia, 3 kilómetros . El Puente á Tulcán-Parroquia, frío. Se sube una pequeña cuesta, algo resbalosa en invierno, luégo se baia, y por una expla­nada llana, que va entre dos ríos, con algún barro se llega á esta parroquia, donde hay recursos para tropa; distancia, 11 ~ kiló­metros. ToTAL, r 4-i kilómetros; horas de marcha, 4-; por l1ano, 3; de bajada, i; de subida, ! · I I-Ipiales á Mayasquer (do s jornadas) PRIMERA JORNADA - -lpiales al Río Blanco-Desierto, frío. Se pasa una quehradita de mucho barro, y por terreno llano se llega á este río que da vado aunque muy hondo. Distancia, 5 kiló­metros. Río Blanco a Carlosama-Parroquia, frío. Camino llano ori­llando el río y zanjas, también de mucho barro, que sirven de vallados; luego se asciende una colinita llana hasta el pueblo, de donde párte un camino de ro kilómetros á Tulcán y á Guachu­cal. Distancia, 1 o kilómetros. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETiN MILITAR 89 Carlosama a Cumbo/ - Parroquia, frío: camino llano en que se sttbe una lomita algo re balo a ; e pa sa po r un puentecito una quebrada con atascadales; por llano que cas i e a niega en in ierno se llega al río Blanco que e pasa cgunda vez y por sabana se alcanza al puc:blo: en la ubida e une otro camino que viene de Tukan por unos cerritos y pa a por Cu spud . Distancia, I I k.i­l6metros. ToTAL, 26 kilómetro ; horas de marcha, 7 ; por llano, 6 ; de subida, ~; de bajada, ! . SEGU DA JORN DA- Cumbal á lo cumbre del Páramo- De­sierto, frío. Camino llano en la primera legua en que sube sensible­mente; luego e toma una cuesta no muy á pera y algo pedrego­sa hasta la cumbre. Distancia, 10 kilómetros . Del Páramo al Tambo- Hato frío . Camino que va bajando medio tendido con muchos ata cadale ; e pasa al pie del cerro Oreja, v luego }a bajada se hace mas pendiente hasta este punto. Distancia, 7~ kilómetros . Tt~mbo á la qu,brada Portachuci/J- Desierto, frío . Es una ba ­jada pendiente con mucho barro y malo pasos. Distancia, 8 kiló­metros . Portachuelo á Mayasqu er-Aldea, templado, sano. Béljada por una loma llena de barriale , salto y algún ata cada!, con callejo­nes muy estrechos en unos puntos y piedra5 en otros hasta llegar al pueblo, que es de indio y encierra pocos recursos . Distancia, 7~ kilómetros . ToT L : 33 kil6metros ; horas de marcha, 1 1 por lJano, 2; de subida, 2; de bajada, 7 · ToTAl~ CE ERAL, 59 kilómetros; horas de marcha, 18; por llano, 8 ; de subida, 2!; de bajada, 7i · II I-Ipiales á Funes (dos jornadas) PRIMERA JOR NADA - lpiales al Puente d~ Males-De ierto, frío. Camino llano regular, con poco barro; á la derecha se deja el que va á La Laja, y poco despué otro que de ese mismo punto va á Pupiales, y otro que de este pueblo guía al puente; entonce e deja la dirección del camino que va hacia lle , y ·e toma la bajada pendiente que conduce al no, que se pasa por un puente muy ele­vado . Di tancia, 9 kilómetros. El Puente ti )V:lalcs - Parroquia, frío. Es una subida no muy pendiente; luégo, por un plano inclinado y resbalo o, se sube una cuc tecita con barro, y por una llanada con bastante fango se llega al pueblo en donde se encuentran algunoA recur o . Di tancia, 7 k:ilometros . 1 OTAJ., 16 kilómetros; horas de tnarcha, 5; por llano, 3; de subida, I · de bajada, I . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 90 :BOLETÍN mL IT AR SEGUNDA JORNADA-Males á Puerres--Aidea, frío . Por una bajada tendida se llega al río Tescual, que se pasa por puente, y luégo se asciende una cuesta pendiente hasta llegar al plano en que está el lugar. Distancia, 5 kilómetros. Puerres al río Angasmayo-Desierto, frío. Se cruza la meseta de Puerres, se baja y se pasa una quebradt1 hon~a, y se sube un re­pecho para llegar al borde de un como precipicio, en cuyo fondo corre el río. El camine• baja por entre peñascos que sirven de trin­chera natural para defender el paso; hay muchas piedras y angos­turas hasta el río, que se pasa por puente. Estos barrancos, es decir, márgenes, son perpendiculare , y ~e prolongan hacia arriba y hacia abajo del paso. Distancia, 62 kilómetro . Angasmayo á Chitarrán-Casa, frío . Subida muy escarpada y peligrosa, con pequeños callejones, saltos y despeñaderos yue que­dan expuestos á lo fuegos directos de trop:ls que estén enfrente para impedir la bajada al río, cuyo paso es imposible cortado el puente. Distancia, 5 kilómetros. Chitarrán á Chapal-Casa, frío . El camino va por una caña­da pedregosa, entre cerros, con algunos atascadales. Distancia, 4i kilómetros. Chapa/ á Maicera-Casa, frío . Se sube y baja una cuesta con callejones estrechos, y se pasa la quebrada de este último nombre. Distancia, 4 kilómetros . Maicero á Puebi9'11Íejo-Casa, templado, sano. Se sube y baja una cuesta con callejones estrechos, y se pasa la quebrada de este nombre. Distancia, 4 kilómetros . Puebloviejo á Punes-Parroquia, templado. Por un plano in­clinado hacia abajo va el camino, que es regular, hasta el pueblo, donde hay algunos recursos. Distancia, 2 kilómetros. ToTAL, 31 kilómetros; horas de marcha, r r; de llano, 3; de subida, 4; de bajada, 4 · TOTAL GENERAL, 4-7 kilómetros; horas de marcha, 16; por llano, 6; de subida, 5; de bajada, s.-(Continúa). --··-- Lucha sangrienta, injustificable, castigo inmenso para las na­c~ ones, hazaña ~e bárbaros, ruidoso festín de carne humana, pen­dtente re baladtza que conduce al abism'"> asilo de indolentes y pérfid~ . , caverna ensanchada para ocultar despojos, y en donde la <:onfustón r el espanto, el robo y el pillaje, se halJan Íntimamente hgados. ¡Oh! ¡qué de crímenes no ha hecho cometer su dt! enfreno! Aquí vemos un mon truo tiñéndose Jas manos con la sangre de su propio padre, ó llevando el puñal al seno del hermano para sa- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILITAR 91 ciar la sed ardiente del poder; allá un guerrero seguido de un pu­ñado de audaces, invade todas las naciones, trastorna todos los tronos, }' amontana cadáveres sobre cadáveres para satisfacer su ambician de conquistas; más allá una cuadrilla, profanando el nom­bre santo de la Libertad, arrebata á la madre que llora al hijo in­cauro que, dejándo e sorprender, cambia la piqueta y el azadón que le daban sustento y esperanzas, por el rifle que hien: y r:1ata: en una palabra, la guerra hace olvidar la doctrina de lA caridad cris­tiana, convierte en cuartel el templo, regocijo de los fieles, enmu­dece la cátedra sagrada, quita á la con~iencia su valor, implanta la malevolencia, convierte la vida de las familias en suplicio conti­nuado, arrebata en contribucione de guerra el resultado del trabajo honrado acumulado en muchos años de fatiga, consigna como es­clavos de lo abogados de boardilla á los vecinos maliciosamente re­.. lutados, quiene ., para conseguir su libertad, tienen que pagar un crecido rescate. Obliga á los institutvres á clausurar los estableci­mientos. de educación para que los alumnos, vueltos políticos, t-o­men en vez de los libro el rifle y la cartuchera; po pone el poder civil al caudillaje, que funda como doctrt:la las terribles palabras de preparen, apunt~n, fuego . El horrendo trueno de la fu ilería, repercutido en los ámbitos de la Republica, destruye las vías de comunicación, interrumpe la navegación de los ríos-fuente de riqueza y prosperidad gene­ral,- vulnera los pre ervativos del padre, para salvar á sus hijos de Jas agontas del hambre, y nos mue tra como única divisa la espa­da y el fusil ; una vez desmoralizados los partidos políticos, con­vierten los tipos de imprenta en proyectiles para matar hombres; al soldado disciplinado, instruído, constante, leal y valeroso, en fu ­rioso enemigo de la ociedad ; y el Gobierno, benéfico motor de todo el organi mo social, para conservar sin debilidad ni presun ­ción la tradición historica de su legitimidad amenazada hasta en el interior de la casa presidencial, obligado á reclutar á la luz meri­diana, y á agotar u recur o en un cortejo de Generales, Direc­tore en Jefe, Mayores y Tenientes Generales, Inspectores y Sub­inspectores de. di' ersas armas, Intendente del ejército, Tesoreros de guerra, Comisarios pagadore , Médicos, Cirujanos Mayores, grandes cuerpos de ambulancia, Hermana de ]a Caridad, Contra­lores enfermeros, AuditOJ-es generale , Ingenieros civile y mili­tare , Proveedore , Conductore de equipajes, Aposentadorc~, Go­bernadore del Cuartel general, Cuerpo de guías, Zapadores, Bomberos y prácticos en el conocimiento del paí , Comandantes Gc-nerales de caballerías, Jefes de Brigadas, Guardaparqucs gene­rales y particulares, Jefe de l\1aestranza , Jefatura civile y mili­tares, Séquito<: de Jos Generales en ] efe, Cuerpos de espionaje, y ¡qué horror! los clerigos sueltos, los depó itos y los encargados de rondar las poblaciones. La aparición del primer boletín de la guerra; los partes tele- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 62 BOLE1.'Í MILIT .AR gráfico como lava hirviente d~l volcá~; el an_unci? de haberse dado la primera batalla y obtemdo la pnmera VlCtona, llenan de horror y e panto lo hogare , produciendo el desbarajuste de la bomba explosiva en campamento de organizado. Las víctima inmoladas y el eco profundo dd herido con sus ayes t}ue nadie e cucha, porque son en la guerra pequeño tnct­dente ; el grito de dolor del moribundo escapado en el e pacio y los cadáverc insepultos, on otro rantos e cándalo q_u~ conrnue­ven el alma y hacen renegar de la guerra por la inju tiCt':l que en­cierra contra la gentes desvalidas; las venganza personale ; el rejo de enlazar; la pa iones enardecida ; las e peranzas burladas; lo sembrado de hecho ; abandonado el cultivo de la tierra, la má uinas enmohecida , los mayordomos di poniendo á u antojo de las hacienda , los pere7,osos suspirando por un día de guerra para recomp ensar sus vdndns IIO"cturnas; los jornalero v agriculto­res, hechos Jefes y ficialcs; el petardi ta y hambr~>ado, al esta­llar la guerra, acaudalado al toque de fagina; la t nj uria de hom­bre á hombre, de mujer á mujer, de niño á niño; la vía publica sin seguridad, favorecier~do frecuente a esinato ; la justicia en­cargad de reprimir los crímene , e crita sobre arena con una caña mojada en lagrimas amargas; la mi c:ria uncida como trofeo á la boca de los cañone ; la iuda y huc:rfanos sintiendo h3mbre y frío en los umbrales de las oficinas pagadoras y in recibir si­quiera el re peto que in pira el infortunio; el crédito en el exterior postrado, y los reclamos extranjeros, eguido de acorazadas fra­gata de guerra con sus pabellone y bandera de- corneta , marcan­do el puerto indefcn o que deben bloquear, etc. odo e to nos previene que no debemos confiar en los que blasonan us victorias, ptro no la filicidtul tanta; veces prom ·tida; ni en aquellos que para eternizar su memoria, nos muestran en pleno iglo de ci v ilizacion, sus magnífica culebrinas como la ultima rnzon de los RtJ't'S. RIC ~DO ACEBEDO ( Oont in·ua·rá) P RTE EJ.. E ~ER L ESI A -OL AL VI REY ·x- ExulrtJIÍ.rhno Stiíor: Situado al frente de los enemigo en los potrero de Bonza, ólo e peraba que dejasen u intacables posicione p ra libertar de un todo este país de los disturbios JUe en el han ocasionado. En •1 p:trte republicano qu e t.i publicarlo en el número 30 •le e te Bolrl iu. como inérlito1 e h:abí. publicado y:t en l ; 1/i~lorin de Groot, lo J) rumtWIIJ' par.-. J;¡ hittori ele l:t vit.l.1 públic., •lel Libert;ulor, de Bl.mco. )' l.t 1lfnnoriru de O'Le ry, y or lo tanto no es pic.:L.l ouc:v.1. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍN MILl~'A..R 93 el día de ayer supe que hab1an pasado el Vado y se dirigían sobre el Salitre ; dispuse al momento que el Batallón del Rq y la caba­llen corrieran á impedir el que se posesionasen de aquel lo que efectivamente se consiguio desalojando su caba llería, que ya estaba situada en el. La Divisi ó n continuó su marcha hasta alcanzar al enemigo en el PolJtcmo dt f/argas: aquel hizo alto y tomó pose­sion de los cerros al E ., que están dominado por otros mayores; me situe en una pequeña altura frente de su posición, y, recono­cida est:a, di la orden al Tenieute Coronel D . Nicolás López para que con su Batallon pasase á tomar los cerros á la espalda del enemigo, y caer por u retaguardia. Este bizarro Cuerpo, á pesar de lo e · cabroso del terreno y de la multitud de enemigos que acu­dieron a impedirle el paso, se apoderó de todas las alturas con la misma prontitud que si no hubiese hallado obstáculo, destruyendo á las bayoneta cuanto osaron hacerle frente, y poniendo en ver­gonzosa dispersion á los demás ; en este esttt.do, n:> pudiendo con­tener el ardor de la tropa, di la orden á la Compañía de granade­ros del 2 . 0 de Munancia, para atacar, lo que ejecutó, desalojando :al enemigo de sus posiciones, en una borrasca inexplicable y sin detener su marcha: en vano empleo sus reservas para volver á ocupar, pues la primera Compañía del mismo Batallón, rivalizando en valor con la de granaderos, los contuvo y precipitó nuevamen­te á la hondonada en que e hallaban reducidos : la columna de reserva recibió la orden de flanquearlo , y la de caballería, la de cargarlos en el desfiladero p•>r donde se hallaban preci ados á reti­rarse : su destrucción era inevitable y tan completa, que ni uno solo hubiera pod1do escarparse de la muerte. La desesperación les in piró una resolución sin ejemplo: su infantería y u caballería, saliendo de los abismos en que se hallaban, treparon por aquellos cerros con furor : nuestra infantería, que por su ardor excesivo y por lo e carpado de la posicron, se hallaba desordenada, no pudo resistir su fuerzas ; sin embargo, les disputo á palmos el terre­no, y cedieron la posicion al Pnemigo despues de la más obstina­da defensa : reforzadas por otras dos e mpañfa de la reserva, tres veces tomaron y perdieron, á la bayoneta, Ja posición. Por desgracia, otras cuatro Compañ1as que debtan reforzar las ante­riores, e extraviaron y no llegaron á tiempo; por lo que me vi preci a do á de tacar los Granaderos, 6. • y 4! de Drag nes, para que contuviesen al enemigo, lo que verificaron echando pie á tierra, y, unidos á la infantena, los extrañaron nuevamente de su po ición : aun no de confiaba de u tot 1 exterminio, pue el Ba­tallon dtl Rey debía caerle por su espalda ; peto á este le falta­ron las municiones, que no puqieron seguir por lo escabroso del terreno. Un fuerte aguacero impidio la continuacion del fuego, y sobreviniendo la noche, me vi preci ado a reunir la:> tropas, y, to­mando posic1ón sobre el mismo campo, esperar la· municione de que está enteramente la tropa Jesprovist • . La perdida del enemi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 94 BOLE1.'lN MILr.I'AR. go fue horrorosa. La desesperación precipitó sus jefes y oficiales sobre nuestras bayonetas, en las que recibieron los más una muer­te que tienen tan merecida; y sin el excesivo ardor de la tropa, que ocasionó la desunión, los insurgentes hu hieran sido totalmen­te destruídos en el dta del Patrón de las Españas. La infantería hizo prodigios de valor : no hubo un soldado, un oficial, un jefe que no se mostrase con acciones heroicas. El terreno no permitió á la caballería dar muestras de su ardimierrto; pero sufrió un fue­go horroroso, de que muchos fueron víctimas ; y las Compañías Granaderos y 6. • se distinguieron haciendo el servicio de infante­ría, como tengo anunciado. Nuestra pérdida fue de poca conside­ración, y luégo que los Cuerpos me pasen los estados de ella, ten­dré el honor de p nerlos en conocimi~nto de Vuestra Excelencia. Los enemigos se retiraron con la noche, media legua de su posición, teniendo el frente, la espalda y el flanco derecho cu­bierto de un pantano inaccesible, y apoy~ndo su izquierda con alturas casi insuperables : tengo observado que Bolívar, poco satisfecho de la buena voluntad de sus tropas, elige siefTlpre posi­ciones sin salida, para que la desesperación produzca los efectos del valor. Como la conducta heroica de la oficialidad y tropa ha sido tan general, no puedo hacer mención particular de algunos : así, prop0ndre á Vuestra 'xcelencia los que creo más acreedores á ser premiados, no habiendo individuo que no lo sea á la conside­ración de Vuestra Excelencia. Estoy reconociendo el campo y recogiendo cargas de fusile . Dios guarde á Vuestra Excelencia tnuchos años. Campo del Pantano de Vargas, 26 de Julio de 1819. ]OSE MARIA BARREIRO P. D. Son las once de la mañana, y el enemigo hace movi­miento retrógrado, y seguiré luego que me entere de su dirección. (Gacettl Oficial de Santafe) --···-- SOBRE EL TIR0 DE LA INFANTERf EN .EL EJERCITO ALEMÁM * • Introducción 1.0 Lo~ ejercic:ios de tiro tienen por objeto dar á la infantería el grado de tnstruccwn que en este ramo ncce ita para emple-ar con provecho el arma eJe fuego en el combate:. Aprob;ulo por el .Emp;r.tuor Guillermo c:l 9 rle eptiembre de 1893, y ain modifi­cacionca hasta l.t iech:1. No c~ta á dcma r ·corcl,ar que e.te Regl.lmcnto ae r.imo numero. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍL'{ MILITAR 95 Tales ejercicios con tituyen uno de los puntos más importan­tes del servicio de guarnición, y por lo mismo deben practicarse con el mayor cuidado, dirigiendolos de tal suerte, que el soldado en el primer año de su ervicio resulte die tro en el tiro de comba­te . En los años siguientes se completan y perfeccionan los conoci­mientos que en el primero haya adquirido. La in ' trucción del tiro comprende: a) Los ejercicios preparatorios; b) El tiro de in trucción; e) El tiro de combate; d) El tiro de demostración; ~) El tiro de examen . I TE O RÍ DEL TIRO A-Generalidades a) Generalidadu sobre la Jorm(J d e la trayectoria 2. 0 El trayecto ó sea el camino que en el aire recorre el pro­yectil (la bala), ó más exactament(", su centro de gravedad, se llama trayectoria. 3.0 La forma de la trayectoria depende : de la velocidad del movimiento; de la dirección del movimiento; de la pesantez que hace caer el proyectil ; de la resistencia del aire que disminuye la velocidad ; de la rotación que se imprime al proyectil. La velocidad, dirección y rotación la dan al proyectil la fuer­za de los ga e de la polvora que lo arrojan del cañón del arma. 4.0 La impulsión qu~ dan los gases de la pólvora es de tal naturaleza, que puede comunicar al proyectil un movimiento ha­cia adelante, recti lJ neo, uniforme y soste11ido, sobre la prolonga­ción del eje del e ñon del fusil. La accion de la pe antez, hace que el proyectil baje, es decir, caiga durante u marcha : la velocidad de dicha caída aumenta con la duración de la misma. Ademas, como el proyectil etnpuja y arroja hacia los lados el aire que encuentra en u e tnino, á la vez que dicho aire le opone resistencia, el proyectil sufre continuada perdida de su velocidad de marcha, de donde que recorr e pacios iguale en tiempos m ás y más largos. De lo dicho resulta que la trayectoria es una lu1ea curva , con curvatura mayor ha ia el fin qtte hacia el principio. 5 .0 Para alcanzar un blanco c. un altura determinada se debe, pues, colocar el cañón del arma n una posición tal, que 1 pro­longación Jcl eje del n i · mo pase sobre el blanco la cantidad exac­ta que el proyectil debe e t:r antes de llegar al dicho blanco. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 96 BOLETÍN 1\ULITAR Sea ah el eje del cañón prolongado (figura 1. •); h, f"l blanco; be, la altura que desciende ó cae el proyectil en el trayecto a c. Para alcanzar el blanco b, la prolongacion del eje del cañón debe levantarse la cantidad he, es decir, que e debe dirigir sobre d . El án ulo bad, que indica lo que el cliñón debe levantarse, se llama ángulo de elevación: en el fusil se obtiene por medio de la alza. 6 .0 Para que el proyectil, que es cilíndrico y muy largo, des­criba una trayectoria definida y regular, es preciso que avance siempre con la punta hacia adelante, y ese re ultado se consigue dando al proyectil, dentro del cañón, un rápido movimiento de rotación en torno de su eje mayor, por medio de rayas ó estnas: el movimiento así impreso se conserva durante todo el trayecto recorrido por la bala . Aparato de puntería 7 .0 El aparato de puntería comprende e] alza y el guión. La línea ideal que une el centro de la ranura de la mira con la punta del guión, se llama línea tle mira. Dirigir esa línea con el ojo, so­bre un blanco d e t e rminado, se llama apuntar. El punto sobre ~ue debe dirigirse la prolongación de ]a línea de mira se llama punto d e apunte; el punto sobre el cual se halla realmente dirigida la prolongación de la línea de mira al partir la bala, se llama punto ;rpuntado; el punto herido por el proyectil á su llegada al blanco se llama punto tocado ó posición del proyectil ó impacto. Según que el punto de apunte se halle sobre el blanco ó en su borde inferior ó superior, se dice que e apunta al blanco, al pie del blanco ó á la cabeza del blanco. 8. 0 Si la línea de mira fuera paralela al eje del cañón, se po­dría en rigor alcanzar el blanco apuntándole alto y eligiendo en­tonces el punto de apunte fLtera del blanco . in embargo, como tal manera de apuntar sería con frecuencia difícil y á menudo im­posible, es preci o que el punto de apunte se pued elegir sobre el blanco ó á lo sumo inrnediatament<:: encima de el. Para que sea posible tocar el blanco en esa condiciones, es preciso que, á la al­tura del blanco, el ej~ del e ñón se halJe debajo de la línea de mira (figura 2), y por consiguiente que corte esa linea de mira. Lo dicho se consi g ue colccando la ranur ó ventanillo de la mira m "s alta que la punta del guión, con relación al eje del cañón, y arreglando de tal 11JOdo la altur. del ventanillo de mira obre:: el eje, que pueda aumentarse de acuerdo con la di tancia, en tanto que la ltura del guión permanece invariable. Para la puntena, el cañon toma tal posicion, que hace pasar la prolon g ación del ejes bre el bl neo, la mi ma cantidad ó ltura qu e d proyectil baja por la pesantez para que pueda herirlo. El ángulo formado por la línea de mira al inclinar e sobre la línea de tiro (a b e), se ll m ángul de mira (figura 3.4 ) (C()ntinuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 89

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 94

Por: | Fecha: 08/04/1899

A~O lii Bogotá, Abril 8 de 1899 NUM. 94 ---··---- ORGA.1. O DEL MINI TERIO DE G ERRA Y EL EJERCITO ---··---- DIRECTOR AD·HONOREM : FRANGISGO J . VERGARA ·V V. <=:oronel, Miembro de l a Sooiedad Colombiana de Ingenie ros ~~~~R ~~~~~~ RR~~9~R9~9.gRk ~~~R~~~~~g~ RR~~~~R~R~~RRR~RR~~~~~RR ~ Son colaboradores natos de este periódico todos l~s Jefes y Oficiales del EJército de la República O~~~~T~~ ~ ~6b~~b~Od6GG~6~ ~b~ ~~~ ~bb~ ~0~6~6~~~~~~~~~~~~0 SECCION DOCTBIN AL ¿ Exi te la guerra de montaña ? Y si tal cosa es una reali­dad, ¿ dónde principia y dónde acaba e] terreno en que deban apli­carse las reglas especiales que la informan ? Hace ya tnucho tiem­po que el General Lewal, en nuestro conc pto el má filo ó.fico y profundo de los tratadistas militare del ultimo tercio del presente siglo, e:::.cribio con sobra de razón : "L imposibilidad absoluta de tener una t ctica e pedal para cada variedad de terreno, obliga á no tener sino una sola, adecuada á todo los terrenos.'' En efecto, puesto que la guerra se:: hace con jinc::te , inf: ntes y cañones, tan­to en la llanura como en la serranía, lo mi mo en la, comarcas dd trópico que en 1 re to del mundo, e claro que la guerra en terre­no 1nuy quebrado no puede descansar ino sobre los mi mos prin­cipios que la guerra en terreno in relieve . En todo ca o e preci o ser el más fuerte en el punto donde se decide el combat , y las condiciones normale de la march y del reposo son las mis­mas. Se en llano, a en Inonte, á cada pa o e encuentran obs­táculos que solo varían en magnitud, de uerte que lo único racion 1 sera afirn1ar que en terreno quebrado son mayores las di­ficultades que tienen que vencer 'la trop. s y rnenore lo recur os que para su movilíd~ y subsi tcncia les brinda el terreno; que las ordenes llegan· u de tino con rnayor retardo y son más graves las consecuencia de la ignoran ia del terrtno en que se lidia, n uná palabr , por guen· de tnOiltañ S sólo nabrá de entender e gue­rra en que las dificultades llegan su máximum y á su rn1nimun1. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 162 BOLETÍN MILITAB descienden los elementos ordinarios de que dispone un jefe para satisfacer las prescripciones de la t á ctica: m / lógico sería por lo tanto llamarla guerra escorzada, si se permite el empleo de esta voz de pintura que supone reducir un cuerpo á menor longitud de la que realmente ocupa en el espacio. En Europa los campos de batalla clásicos se agrupan en zo­nas de ninguno ó de muy mediano relieve, que en general no están separadas por ob táculos mayores, por lo cual desde remota anti­güedad fácil fue construír allí carreteras por todas partes, y luégo ferrocarriles que en cierto modo suprimen los espacios y permiten las concentraciones rápidas de millones de hombre , porque esas zonas figuran entre las hoy más ricas y pobladas de la tierra. Para los europeos la voz montaña es sinónimo de tierra donde no pue- . den aglomerarse Jos batallones por centenares, y de consiguiente la acepción que podemos y debemos darle en América es muy distinta; pero antes de ampliar estos considerandos es menester consignar cierta clase de datos sin los cuales no sería fecunda en resultados la diferencia indicada . f/elocidad de marcha- En tierra quebrada y de malos cami­nos, y á veces en las llanuras pantanosas del trópico, la velocidad de la marcha no puede expresarse, como en la Europa central, por la indicación de la distancia recorrida . En primer lugar, entre nos­otros pocos son las caminos kilometrados (con piedras miliarias), y en los que cruzan altas cumbres, los numerosos zigzags de su trazado dificultan la valuación de longitud de los trayecto , im­posible de estimar correctamente cuando se trata de pendiente me dias y caminos un tanto anchos, en que el peatón describe más curvas que las mismas que tiene el camino. Ademáw, la velocidad es esencialmente irregular, y se amolda á las condiciones de cada trayecto de camino (trave ía ó media ladera, subida, bajada) y al estado de la vía er ello , como que de tales elementos depende el esfuerzo muscular impuesto al cami nante, y la fatiga, que es su consecuencia. En tierra muy quebrada, una de las mejores bases de apre­ciación para estimar la posible ve1ocidad de una tropa, es la que resulta de comparar la altitud de los puntos de partida y de llega­da, y aun con algunos intermedios cuando son muchas y bien acen­tuadas las subidas y las bajadas . En condiciones normales una tro­pa sube 350 metros por hora, al máximum, en bueno caminos de montaña, y sólo 120 a 150 cuando se trata de las sendas y trochas que transmontan las cresterías elevadas y de pendiente considerable. De lo dicho resulta que, sea en las partes bajas, sea en las altas, cuando el camino no tiene alturas intermedias de más de 100 metros, se le puede mirar como horizontal; y que en vez de medir distancias sobre un mapa incorrecto ó que no se ha le::;van­tado geodésicamente, es preferible en los reconocimientos hacer Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETÍJ.'t MILlT.AR 163 uso de las cotas, exactas para el caso aun tomadas con un me­diano aneroide de bolsilJo, y de la diferencia entre ellas deducir el número de hora que serán necesarias para tran portarse con tro­pa de uno á otro punto . Por ejemplo, A y B, en la misma vt"rtien­te de un gran relieve, difieren en r,87o mt:tros y están junto so­bre un camino considerado como directo entre ellos : si el camino es bueno, la distancia se podJ·á recorrer en cinco horas y media, pero si es malo, se emplearán hasta doce hora , ó sea un dia ente­ro. Por esto, en tesis general, marchas Íntegras en tierra fría, tem­plada ó caliente, permiten avan2.ar mayor <:spacio, considerado ho­rizontalmente (ó proyectado), que cuando el camino pasa de una á orra, y en especial de la caliente á la fría, ó viceversa, y esto explica lo que sucede en los cañones ó quiebras de los Andes : á la vi ta parece fácil franquearlo , y su paso es jornada completa. Y i de dos puntos relativamente cercanos se pasa á con ide­rar do J jano en nuestras cordilleras, con variedad de climas in­termedios, como por ejemplo, Bogotá y ú uta, ó Neiva y Bar­bacoa , cuya distancia conocemos, bien porque el camino e té me­dido con algún cuidado, bjen porque la deduzcamos directamente de su posicion astronómica, la práctica enseña que para averiguar el número de horas en que la recorrerá una tropa, se debe agregar al deJas que resultan estimando á legua métrica por hora, las ne­cesarias para ascender el total de los metros de las su bid a , á razón de 300 metros por hora . Por ejemplo: si do de aquellos puntos distan 100 l guas, y sun1adas 1 s subida del camino dan 8,700 metros, el tiempo bu cado equivaldrá á 154 horas de marcha efec­tiva, ó sea sin incluír alto horarios ni grandes altos, por lo cual tiene razón el pueblo cuando e tima que de ordinario, con cargas, en una hora solo se caminan 3,000 1nctro . En tratándose de fuertes columnas, en malos caminos, la ve­locidad frecuentetnente e reducirá á 2,500 metros por hora, para el avance horizontal, 6 ·ean 55 metros por minuto, pues hay di­ferencia en ascender por un camino de pendiente igual, aun cuan­do sea fuerte, pero de suelo parejo, á hacerlo por endcros Henos de piedra que forman saltos y escalones, pues en ellos 1 esfuerzo fí ico exigido al infante, cargado con arma, municione y maleta, es mucho mayor, y el avance real disminuye de modo con idera­ble. En una palabra, en los caminos colombianos de tierra quebra­da jamá e podrá contar con las velocidades de marcha de los in­fantes europeos en ]as grande carreteras, las cuale , egun los e critores, llegan á 4 .k:ilomctros por hora, termino medio, señalando como máximum el kilometro en once minutos, y como mínimum esa misma longitud en quince minutos. En nuestro caminos ma­los no debe e~ptrar e que una fuerte columna recorra el kilometro en meno de 18 '20 minuto<:, á fin de no sufrir equivocaciones tale que puedan contribuír á provocar un desa tre. Cuanto á hom­bres aislados, pueden alcanzar á recorrer 7 kilometros por hora) y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 164 BOLETÍN MILITAR en esa diferencia capital de velocidades se basará el servicio de seguridad hecho por exploradores de infantería cuando se carezca. de caballería. Y volviendo á los mapas de que podemos disponer en Améri­ca, y principalmente en Colombia, consignaremos la siguiente va­liosa regla, deducida de largas y cuidadosas observaciones hechas con el barómetro registrador y el podómetro en caminos de longi­tud conocida : la reducción del plano de un camino de montaña de una grande escala á otra pequeña, suprime, como cualquiera lo comprende, todas las vueltas ó zigzags inferiores en magnitud á la del denominador de la escala, y aun puede reducir á una línea recta una serie prolongada de pequeñas vueltas. Ahora bien, en la carta corográfica de Codazzi, reducida por los señores Ponce y Paz, suprimiendo el nombre de aquel geógrafo, cuando se trata de lugares astronómicamente situados con alguna aproximación, si ellos tienen una gran diferencia de altitud la legua de camino medida sobre e papel equivale en realidad á 6~ kilómetros y á sólo st si tal diferencia no baja de 200 metros ni excede de I,ooo me­tros. En el fondo de los grandes valles y en las tierras llanas de las altiplanicies y cUinbres paramosas la distancia medida con el com­pás se aproxima mucho á la real. Es claro que cuando la carta marca erradamente la posición de los lugares, la regla antedicha debe sufrir la respectiva modificación . Conforme se ha manifestado en estas líneas, la. cuestión alti­metría es capital en las montañas y por lo mismo conviene agregar que con el nivel Abney es fácil medir con alguna exactitud la al­tura de los puntos del horizonte sobre el en que está el observa­dor, cuando esa diferencia no es muy grande y los puntos no .dis ­tan más de 5 á 10 kilómetros, multiplicando por 30 cada una de las divisiones recorridas en la escala de pendientes al levantar ó bajar la horizontal para alcanzar con la visual el punto de que se trata. Cualquiera que sea la· velocidad de marcha es regla invariable que debe :. er la mic;ma en la ubida que en Ja bajada : á los oficia­les toca oponerse al movimiento instintivo del soldado que, arras­trado por su propio peso, tiende á acelerar el paso al bajar. Como al fin de las bajadas de ordinario quedan los sitios donde se va á descansar ó á pasat la noche, los hombres tratan de abreviar esa última parte de la marcha y conviene que todos sepan que á des­pecho de la aparente f: cilidad con que se baja por los caminos de montaña, la fatiga muscular es tan considerable como en la subi­da, aun cuando no se muestre por el momento. Cierto que el sol­dado se mueve con más libertad aparente, que no marcha encorvado como en la subida, que respira con libertar! y no e siente medio ahogado; pero el esfuerzo que e hace para detener la caída del cuerpo cuando se desciende con rapidez, quebranta los músculos de las piernas y al otro día sentirá en ellos tirantez insoportable. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 165 Por fortuna en las columnas de tropas hay un elemento que ayuda á moderar la rapidez de la marcha de los infantes en las bajadas : las bestias de carga. El m ás pequeño destacamento en la montaña tiene que llevar animales de carga y éstos andan con más lentitud en la bajada que en la subida, y por la fuerza contienen á las unidades que van detrás, por lo cual, como siempre, los ele­mentos menos rápidos determinarán la velocidad general de la columna. 'I'ampoco debe acelerarse la marcha en los trayectos planos ú horizontale , que no abundan por cierto en la montaña, y deben aprovecharse para procurar á la tropa un alivio relativo, una especie de descanso entre el esfuerzo que acaba de cumplir y el que probablemente se le pedirá unos pocos minutos de pués. La diversidad de pendientes que se hallan en ·el camino tam­poco debe entrañar cambio en la velocidad del paso para no intro­ducir perturbaciones en la columna: si la cabeza al llegar á una pendiente sua e acelera la marcha, los grupos que van detrás, y aun pueden estar salvando pendientes más fuertes, no podrán se­guirla y la columna e romperá en pedazos, es decir, se desorga­nizará. Cuando á pesar de las precauciones tomadas sucede tal percance por causa de caídas de hombres y animales, de derrum­bes del camino, etc., es preciso detener ' tiempo la columna para soldar sus diversos fragmentos y no obligar á los que van á la cola á que lo hagan andando más aprisa con una velocidad de ordenada. (Continuará) -----· ..... -- I.A OAlv.tPAÑ A :CE MA~ENGO (Conclusión) La parte crítica del movimiento de apoleón fue el espacio que media entre lvr a y el Te ino; porque teniendo sus comuni­caciones por el San Bernardo, i Mela hubiera avanzado como lo intentó el 31 de 'layo, podía haberle cortado la retirada . Al pa ar el Tesino no sólo tuvo la ventaja de reunirse con Moncey, con Jo cual allegó un aumento considerable de fuerza, sino que adquirió una nueYa hnea de retirada por el San Gotardo. Lo que luego tuvo má que temer fue una rápida concentra­ción de los au triacas. D á bale ' creer e sto que no e verificaría el de eo que naturaltnente tendría Melas de no eparar las fuerzas que tenía en el V ar y el itio de Géno •a para no perder el fruto de toda la campaña. Por otra · parte, e nece ita han cinco á eis días para transmitir las ordene desde Turín á Alejandría y para reunir e en el Po lo diferente uerpo au triaco . Mela dio e tas órdene el 31 de ~1ayo . Ott las recibio el 2 de Junio, y i la hu­biera obedecido al momento, habría e tado el 7 en Montebello, en vez de estar el 9 · El í pas ha Lannes el Pó y se dirigí á Strade Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 166 BOLETÍN MILITAR lla; dependió, pue , de muy pocas horas el que los austriacos ce­rraran ó no á los francese la línea del Pó entre C.lsale y Pla en-cía y aseguraran su retirada. · Pasada e ta cri i , emos que Napoleón dividió su ejército y situó menos de su mitad á la derecha el P ó, y el resto se encargó de guardar las comunicacione . Aqut e ve un ejemplo de lo ex­pue to que es esta clase de operaciones, porque el ejército de Me­la , que tenía 32,00::> hombres y era superior en caballería y arti­llería, e taba reunido 1 I 2 en Alejandría y el I 4 podía haber pasa­do por el debil cordón que le oponía la división lvioncey y haber llegado á ~1ilán mientra Napoleón lo creía en el Bormida. Hubo en e ta ampaña una circunstancia especial que sin duda alguna induciría á apoleón á ir con todo su ejército á la derecha del Pó. Porque si Mela se dirigía á Milán abandonaba el paí ituado á la derecha de este río y dejaba dueño á Napoleón de establecer una comunicación con Francia por el S. de los Apeni­nos. Esta comunicación, mejor que la de San Bernardo, le hacía dueño de unir e cuando qui iera con Suchet, y el austriaco perdía entonces todo el territorio que era el objetivo de la campaña. Pero apoleón no quería que escapar el enemigo perdiendo solamente aquel pa1 , y por eso guardaba el ~resino . ~edaba á Mela· otra alternativa: porque no sólo podía re­tirarse por la izquierda del Pó, sino por d camino de Alejandría á Genova. El encral au triaco pensaba tomar este último partido, e pcrando sostenerse en esa plaza con el auxilio de la fortaleza, la fuerte po ición de lo Apcninos y la flota inglesa. Los pri ioneros que L nne hiz en Montebel! informaron á Napoleón de la ca­pitulación de énova y de que el enen.igo se di pon1a á retirarse allí. u ambición le llevó á combatir en la gran llanura de Maren­go e n un enemigo uperior en fuerza obre todo en caballena y artillería, sin tener en cuenta 1 difícil que era p ra el la victoria, por haber de tacad á esaix hacia Rivalta. Con iderando la posición del ejército francé en esta corta campaña, es evidente que Napoleon pudo verse obligado á comba­tir con un ejercito igual al suy , en una situación en que habria p~rdido, en ca o de derrota, su e municaciones por el San Ber­nardo (que, mala como eran, eran tambien su única ltnea de reti­rada), y hubiera tenido que retroceder oor el ...,an Gorard, perdien­do su artillería. '1 al habrí ido el re ultado i Mela lo hubiera vencido á la i.1quierda del Po o en Marengo. L confianza de Na­poleon quedó ju tificada, no por J s precauciones que tomó para el caso de no ser cncedor, sino por lo cálculos tan exactos que hizo de que no sería molestado en u ma críticos momentos . • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 167 DEL SOLDADO CO OMBIA O 1 1 1-Zrini en Szigeth ( 1) A mediado de 1 s66 el Conde icolás Zrini, Comandante en Jefe de las tropa imperiale , en el círculo de la orilla derecha del Danubi , recibió del mperador Maximiliano II la orden de defender á zigeth, con dos mil tresc.ientos homhres contra el ejér­cito turco de Solimán II el magnífico, fuerte de ciento die:r. mil soldados y trescientos cañones. l Conde logró, antes de que llegara el enemigo, abastecér com letamente la plaza dt municione de boca y guerra, y reparar las m ualla : la ciudad se componía de una porción nueva, otra vieja y un castillo de torreones~ En seguida Zrini juró ante la guarni­ci 'n defender la plaza hasta morir, é hizo prestar el mi mo juramen­to á sus tropa , húngaras en su ma rcría. El 2 de Agosto la van­guardia turca, á órdene del Bey de Anatolia y de A ktansi Bajá se presentó frente á zigeth: la guarnición hizo varia salidas y causó pérdida sen ible al enemig durante tres días. El 5 llegó el grue o de-l ejercito de olimán, que acampó en torno de la ciu­dad, en t nto que el ultán con el cuartel general e situó en la vecina a1dea de Z-iboth, á la izquierda del camino de Fünfkir­chen. Al siguiente día los inva ores intentaron tomar la plaza por asalto, pero fueron rechazado . 1 7, por medio de trincheras e aproximaron á la ciudad nueva y e tablecieron enfrente de ella dos batería : los jenízaros avanz ron hasta la puerta de iklo , pero fueron rechazados tras haber d j do rnucho de los suyos n el ampo. Zrini hiz0 cegar con tierra la puerta de las muralla~. El dta 8 acab ron de construír otra baten a lo turco y bombardearon la plaza con éxito por tres partes. El 9 una nueva batería de cinco pieza de grueso calibre, con-truída bre zarzo entn:: lo pantanos, por Alí Portuck, Jefe d la artillerí turca, b anbardca el ca tillo al mi m tiempo que 1 infantería e aproxima al recinto d la ciudad nueva: el fuego e sostien hasta entrada la noche y la guarnición sufre pérdida con icierable. Aprovechand la tiniebla Zrin1 evacua la ciudad nueva de p e de incendiarla. El 10 acaban de con truír lo turco otra dos batería que enfilan la gola de la ciudad vieja vuelta hacia el ca tiJlo y conti- ----------- - - . . ( 1) Szigeth, igc:th ó Mar. m .\ros- zi gc:th, dontle h<>y se levant:l la eJt.ltua de Zrini, e un. ciud d te Hungrí. sctcntrional, 1.65 ks .• 1 E. .E. de Bud. est al pie de los K. rp to , y el l 11 ve tle los princip.•lcs p:\So; de est,, cor()illera entre la& ll nuru del Dnieatr )' laa de Hungrí •• Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 168 BOLETÍN MILITAR núan el bombardeo de aquélla con un semicírculo de baterías. Al mismo tiempo Ali Portuck construye otras en la ciudai nueva incendiada y rompe el dique que ~ontenía las aguas del Al~a . Otra b tería de pieza de grue~o calibre se arma contra el castillo, cerca del cementerio. El 14 los capitanes húngaros Radwany y Dando hacen una salida con 200 hombres, por la puerta de Babocsa, atacan á los jenízaros apostado en el dique para proteger los obreros, los ponen en fuga y clavan lo cañone ; pero reforzados los turcos, aquéJlos tie­nen que batirse en retirada y perecen con muchos de los suyos. Los turcos logran, tra esfuerzos increíble , romper los diques y dar salida á las aguas que llenan el foso que rodea el castillo, y con troncos de árbole , zarzos, faginas y toneles colmados de tierra, construyen terraplenes provistos de blindajes formados de sacos llenos de lana húmeda, lo cual les pen'l'ite dominar las obras del castillo y barrer sus muros con fuegos de enfilada. Zritli dirige entonces al Emperador Maximiliano, que estaba en Altemburg, una mi iva noticiándole lo crítico de su situación . El despacho llega á su destino el 18 . El 19 los turcos entran por asalto á la ciudad vieja, tras un rudo combate : sólo una parte de la guarnición logra ganar el castillo; á la otra con igue el enemigo coparla más allá del puente, y sucumbe íntegra combatiendo. Los defensores reunidos en el castilJo apenas akétnzan á 8oo. Los turcos perdieron en el asalto de la ciuddd vieja 3,000 hombres. Alí Ponuck, cuyo celo ha ido estimulado con un presente de 200 moneda de oro que le entregó el Sultán en person4l, hace volver contra el ca tillo toda la artillería, y lo cañonea el ?.O por todos cuatro costado . Los pantanos se ecan rápid mente, y los turcos activan la construcción de trin heras de aproche para acer­carse al castillo. El ultan olimán, temeroso de que un ej rcito de socorro venga á hacerle levantar el sitio, trata de educir á Zrini, ofre­ciéndole el gobierno de Iliria, la propiedad exclusiva de Croacia, y riquez, s y honore ; pero ni e tas ofertas, ni 1 amenaza de ma­tarle á Jorge, hijo único del Conde que estaba en poder del turco, logran quebr rnar la fidelidad y el heroísmo d 1 valiente defensor de zigeth. Después de la muerte de Alí Portuc!' (23 de Agosto), su su­ce or Setffeddín continua el b01nbardeo del ca tillo con tánto éxi­to, que el 25 una parte del baluarte del cuerpo principal no es sino un montón de ruina . 1 26 J\lí, Agá de lo gcnízaros, dirige un asalt obre el baluarte, pero los itiados logran recha7ar]o repetidas vece , y aun le gan n do ~ estandartes rojos. Exasperados los turco con esta perdidas, impulsan sus obras de aproche, y cañonean con éxito el ca tillo exterior por medio de baterías que con truyen sobre aquéllas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLET1N MILITAR 169 El 29, a ni ver ario de u victoria de Mohacs y de la toma de Buda y de Belgrado, y animados ademá los turcos con la pre-encia del Sultán, ya enfermo, intentan un nuevo asalto que dura todo el día y la noche siguiente, pero que es rechazado, quedando prisionero Alí. 'rambién fracasa un nuevo asalto de los jenízaros el día 2 de Septiembre. Por medio de trabajos subterráneos acaban los turcos por abrir una mina por debajo del baluarte hasta el Castillo, y en la noche del 4 al 5 llenan el subterráneo de paja y de pólvora. Soli­mán muere en la tarde del 4 de Septietnbre, pero el Visir oculta u fallecimiento á la tropa; en la maílana del 5 los turcos dan fue­go á la mina y el incendio por ella producido alcanza al castillo exterior. Al mismo tiempo el baluarte de Nadasdy y el bulevar del Sureste son tomado y rcconqui tados en tres asaltos consecutivos; los si ti adores pierden 7 ,ooo hombres. El número creciente de los oldados enemigos obliga á Zrini á retirar e á la torre principal, abandonando el c::\stillo exterior con una parte de sus defensores. La dicha torre, apenas separada del exterior por un foso con agua, no presenta gran resi tencia y es cañoneada con furor el 6 r el 7 · El 8 da el enemigo un nuevo asalto, se incendia la habitación de Zrini y el fuego se propaga más y más . Comprendiendo Zrini que ha llegad el momento de rendir­se ó de sucumbir, escoge reflexivamente el partido de morir con las armas en la mano. Revestido con todas las insignias de su gra­do, se pone á la cabeza de la -uarnición reducida á 300 hombres y manda abrir las puertas: Markus Seret cheny, el único artillero vivo, descarga obre lo turco el gran mortero cargado con peda­zos de hierro, que e tá bajo la puerta, y 6oo de los asaltante que­dan en el sitio. Zrini se lanza sobre el puente y cae atravesado por tre balazos. Con excepción de cinco hombre , toda la guarnición corre la mi ma uerte, de pue de defenderse ha ta morir. Apena- e h m po esionado lo turco de la torre cuando el fuego alcanza el polvonn, que e talJa y 3,ooo jenízaros quedan se­pultado bajo lo e combros. Los turco perdieron 30,000 hombres frente á Szigeth, del 1.0 de Agosto al 8 de Septiembre. La cristiandad quedaba definiti­vamente salvada. VON KAUSLER, Coronel "urtemburguéa. • • (Continuadón) "Llamado in empeños, y por elección del General en jefe al ser­vicio del Rey, ejerzo las funciorH.:& de Intcndl!nte de su ejército, siem­pre en lucha con mi débil con tituci6n y con la fatiga de un iaje Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 170 BOLETíN MILITAR penoso. He aband~mado á mi familia, ~in ofr la ;oz ~e la filo~ofía que me aconsejaba deJar los negoc10s y abnr un parentesi entre estos y 1& tumba. mi recompensa será completa si yo puedo ayudar al restableci­mientC: de la paz entre vosotros. Cuá nto se regocija mi alma al pensar llegar á vuestro lado con un. eJército br.il~ant~, con .la oliva de la paz c:n la mano dirigiendoos y rec1b1endo fellcttac10ncs sm cesar por la fehz concilia~ión, que debe hacer eterna la fraternidad de uno y otro hemisfe­rio español! Pero cuál :,erá mi dolor si uestr.a obscinaci6~ obliga á ese mismo ej ército á venir como enemigo y conqutstador! Constderad los re­cursos del ?restigio y valor de uno de los más dignos monarcas que aca­ba de echar por cierra el colosal orgullo cuyo poder hacía temblar á la Europa entera, y que ahora mira á sus pies postradas c5as águilas! Lejos de vosot ros esa horrible perspccti va! Recibidno como amigos y herma­nos. Os juro que pereceré con vosotros, si las promesas del General en Jefe no son tan sagrada' como os lo aseguro: ved el único medio de salvar la vida, vuestra dicha, vuestras propiedades, vuestro porvenir. Os hablo en nombre del General en Jefe . Fragata Diana, en las costas de Cartag~na á 2.0 de Julio de I 8 I 5· DUARTE" Siempre guiado por las mi smas intenciones, encargué al Mariscal de campo D. Pascual Enrilc, mi segundo en el mando del ejército, se dirigiese, por medio de cartas y haciendo las promesas más sinceras, á D. Antonio Villavicencio y á D. C. Montúfar, habitantes de Santafé, quienes gozaban de grande influencia en el G obierno. Mis esfuerzos fueron infruc tu o os: vi acoger con arrogancia y des­precio mis amigables tentativas, y bien á mi pesar, tuve que recurrir á la fuerza de las armas. No obstante las circunstancias, tan aflictivas como premiosas, aún traté de agotar los medios de conciliación, quise hacer menos horrible el predominio de la guerra, y dar á estos desdi­chados tiempo de que abriesen los ojos á su impotencia. Yo podía des­trufr esta ciudad en pocos días y hacer perecer á todos sus habitantes bajo los e combros, 6 rendirlos por hambre. Las bombas y la granada• de que di sponía me facilitaban el camino para ello, y, sin embargo, iempre fiel á mi plan de pacifi~aci6n, yo preferí las fatigas y tardanza de un sitio, con todos los flagelos de que ib n á se r víctimas mis tropas, antes que 1 cruel certeza de la pronta descrucci6n de Cartagena, y la ruina de mis más queridas ilusiones. Después de un prolongado y minucioso reconoc1miento de un paí... <'lue me era enteramente desconocido, el sitio quedó establecido Coil r ·g:daridad. Desde aquel momento las operaciones del ejército se limi uuun á manifc tar, por su vigilancia y disciplina, u inmensa supe­riorid d; á dcmo rrar, hasta la perfecta e\•idencia, que la plaza no podía dejar de caer en nuestras mano , evidencia q uc me hacía confiar en mis deseos. Por esro, cu~nd0 m e penetré de que la plaza y los habitantes de­bfan c. tar convenctdos de esta verdad, yo me presenté á ellos y les anun­cié, con franqueza, mis votos y mi re oluci6n. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN Mll.ITAR 171 u Pueblo de Cartagena: "Vuestra esclavitud va á rerminar; vuestros bienes serán protegi­dos; ya no se os arrancará de los brazo de vuc ras esposa y de vuestras madres, para defender lo intereses de cuatro pícaros, que al oprimiros no han hecho mo enriquecerse. El ejército del má querido de los re ycs, sabrá cubriros con su egida, y destruirá á aquél que inrente turbar vuestra tranquilidad. Pero si permanecéis sordos á mis palabras, si osáis medir vuestras armas con la-; del ejército español, bien pronto vuestro país no será sino un vasto desierto. "Plaza de 'abanilla, 16 de Agosto de 18 I S· El General en Jefe, MORILLO" Los males de Cartagena aumentaban á medida que el sirio se hada más riguroso. o tuvieron éxito ninguno la tentativas desesperadas que hicieron varia veces lo sitiados; siempre fueron cocidos· siempre tu­vieron qu~ huír, á ponerse al amparo de las fortificaciones de la plaza, y á los prisioneros se les trató constantemenre con una consideración des­conocida en e tos paí es. A mediados de Septiembre me informt!, por comunicaciones interceptada , de la angustiosa situación de Cartagena. Como ellas dan idea exacta de la situación de los sitiados, creo de mi deber ponerlas aquí: BOLETl NUliER 1.:~ DEL E.JERCI'l'O EXPEDI IO ARIO Copio litan/ dt· tm ilesp(¡cho d • Ca. lillo,jf!/t de los in.wrgc1tlf!s, ni Sccrctm io dr Santa fé, iul rceptadu ccm el Cnpitáu Jo (; J~[ada Porlocclt'rcro, llecho prisio11Cro Cuartel general de Torrecilla, t 5 de Octubre de 1815 "El Tet iente Coronel Mariano Montilla había sido despachado .en calidad de en iado cerca de . E. el Gobierno general, para in·trufr­lo en todos los detalle de la guerra fratricida que no ha hecho el c­neral Bolívar y de la mucha neccsidade , ab olutamente indi pen a­bies de e ta plaza, amenazada por un enemigo tan formidahle como el cneral Morillo, á la c. be~a del mejor ejército que haya salido de Es­paña desde hace largo tiempo. La apro ·imaci6n de las tr')pas, á la que no ~abríamo re i<>tir en el estado presente no · ha decidido á llamar al Teniente Coronel Mariano Montilla, para encomendar estos despachos y u erurega á Tomá Montilla, su hermano, Teniente Coronel de Ve­nezuela, qui<:n ya debe cnconcrar·e al lado de uestra Señoría. "Ahora tengo el honor de dirigiro todo Jo boh:tine que se han publicado á la aproxim.aci6n del enemigo, y una copia e ·acta del diario de operaciones, para que Jo hng:í.i conocer de lo miembros del Poder Ejecutivo, lo que se ha dicho al público y cuál e nuc tra verdadera i­tuaci6n. Esta. no tiene nada de li onjero, porque sin dinero, in vh•ere , sin crédito y ca i sin tropa de línea de pué de lo desastre que nos cau 6 el eneral Bolívar, ¿qué podemos e pcrar nosotro de un honroso sacrificio m á ? Voy á e poner á Vuestra Señoría el detall de nuestra pérdidas.-( CoJJI imutrá) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 172 BOLETiN :MILlTAlt I D S • PU:S:.IOO• En todo tiempos y en todas circunstancias la paz y el orden público iendo los primeros elementos de la eguridad, han debido er el objetv preferente de atención para los legisladores y para los gobernantes · pero cuando la anarquía ha desolado la N ación ; cuando el desorden podero o y fuerte amaga por todas parte á la ·1ida y á la propiedad de lo ciudadanos; cuando la in eguridad ami­lana todos los ánimos, y la deseen fianza tiene oprimida y ahogada la industria,-el primer deber de Jo que legislan y de Jos que go­biernan es indudablemente afirmar el orden público) y dar á la eguridad una ba e olida que haga renacer la confianza. obre este obj to, pue , debo llamaros primero vuestra aten ión; y al hacerlo, todo encareciruient me parece pequeño para determinaros á que consagrci ' 1 todo ue tros talentos y e fuerzos. ¿Deberé deciros que el 0rden públic ha sido subvertido en todas las provincia de la República, y que la más ruinosa anar­quia ha despoblado y cubierto de vilipendio la ación? Ya la for­m de este escándalo no sólo ha recorrido la América, ino que, pa ando los In ares, h llevado nuestro descrcdi to hasta donde ha ido nuestro nombre. E~ta sería la oc sión de bosquejar el cuadro de debilidades, perfidia , traicione y crímenes de toda e pecie que e nstituycn este vcrtigo que como un incendio voraz acaba de re orrer 1 extcnsi ón de la Repu blica ; tam bien debed a aquí exhibiro los hecho de l~altad y de patriotismo, de 1nagnanimidad y df~ valor que han sal ado la in ti tucione , y sa . do el país del abi mo en que e viera sumid ; pero ni quiero excitar vuestra in­dignacion por aquellos horrores, ni creo nece ario recordar á vues­tra gratitud lo genero os ervicio de los bueno , que la ación jamá oh idará. ] u7 .. go ma oportuno eña1ar lo efectos de e ta fu­ne ·ta revolución, y apuntar rápidamente las cau ·a que la han producido. FEC ros DE L ,\ EVOLUCIÓ '-Aunque todos o otros cono- "i muy bien Jo efecto de la revolución que acaba de:: pasar, y que cr.in lo mi m cada cz que se rcpit , creo oportuno traerlos 1 ta; nunca ser" perdido el tiempo que e consagre á reflexio- De 1.:~ E.rpo ir.1ii11 '1"•' d St rr tario d.· R.~lmlo ..,, el !),• pnr.Jw ti lo lnll•t·ior U Rt•­lnciom · B ·t, rwrr.s del Gul•it nw d · lt1 'uec•n (iranmla. dírí io al Congr<.-so on titucio­n. l n el año d~ r .¡.z, r produc:imo e te pnm r apitulo aubr. y.:1nd 1 r ~~ que mc:tCCt'n :tlención · pcci 1, por sc:r !;1 p:ígin 1 m: o compl·ta sctita entre nosotros aotire filosofía de la gucrr. que h.m tenido el p:u por teatro. )' \:Onstitu\'C, 1 or lo mi,mo un pról go obligado de nue lra 1 ri toria mili t. r moderna. ~ . 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR 173 nar sobre los estragos que producen las revoluciones, y de los cua­les hemos procurado s1empre apartar nuestra consideración. La revolución ha sido destructora y fune ta des de ante de haber apa­recido . El primer paso de lo que especulan en de. ó rdene es en­gañar, seducir y corromper; calumniar á Jo magis tra dos honra­dos, atraer el desprecio sobre los hombres de bien, ensalzar y ha­cer valer á los perversos que deben servirle de in trumento, pro­palar los dogmas de la inmoralidad y de la anarquía, de populari­zar los principios de orden y de e5tabibilidad, hace r odioso el yugo de la ley, presentar como una ignominia la obediencia á los i\lla­gistrado ·, sembrar la divi ión y la discordia en la familias y en los pueblo , embarazar toda mejora que la autoridad intente para que no gane voluntad ó crédito, comprar con los interese públi­cos ]a amistad de cualquier hombre influyente, patrocinar las pre­tensiones más injustas para atraerse partidario , hacer de la facul­tad legislativa y de la justicia que cae en sus manos un valor per­mutable que e da á cambio de servicio para derrocar el orden público. A 1, cuando la rebelión estalló, ya lo manejos sórdidos que la preparaban habían hecho funesto estrago3. Dado el grito de rebelion, los primeros actos han sido el sa­queo de las rentas publicas, de los parques y bienes nacionale , ultrajes y per ecuciones á los ciudadanos má honrados y fieles, exacciones arbitrarias }' violentas, la sati facción de las venganzas personales que tenía en mira cada uno de los perver os que repre­sentan en estas criminale farsas . Callan desde luego toda las leyes; cesan todas las con ideracione sociale ; ábren e las cárcele y Jos presidi0 , y reo cubiertos de crímenes y de infamia toman nombres de autoridades, unos se divi an de jefes y oficiales y otros remedan jueces ó magistrado ; pero cada uno en donde e ha11a ejerce para con el pueblo pacífico la pl~nitud de un poder in lí­mites; como iempre andan envueltos en esto desórdene hombres de colegio, mezclan en sus torpeza y excesos 1gunas voces de política que la chu ma que la proclama e tá muy di tante de co1nprender. A esta detestable bacanal llaman u actores ce liber­tad,,; y ciertamente no puede di putár eles que son ellos enton­ces los hombres má libre del mundo; ninguna acción les es vedada; el pudor de las matrona y de las doncella e ta " su di·­creción las propiedades y la vida de lo demás dependen de su voluntad no hay ley ni freno que ponga trabas á u libertad. En alguno ~untos e to exceso han ido moder do por el carácter de la persona que ejercían influencia sobre lo ublevados; y porque la propia f>cguridad exig1a regularihar el delito; pero en todas partes d despotismo milit({r es la conucuauia nccesarÍtl de la subvtrsión de·/ o1·duz . A la sublevación se siguen luégo lo apre tos para so tener el crimen y extender d de orden . Empiezan la l<:vas y reclutamien­tos lo pac1licos la bradore tienen que abandonar su f: mili a, u }ab~anza y ocupaciones J huír a los n10ntc j paran los trabajos de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 174: BOLETíN MILI'l'AB la agricultura y de la minería, piérdense cosechas enteras, y arruí­nanse co tosas y lu rativas empresa ; las ingentes su~s que re­presenta el trab jo produ ri~o dt! ~ nto ho~bres labonos?s redu­cidos a la ociosidad por la · 10len 1a, son perd1das para la nqueza y prosperidad de la Tación . Las tropel!as, ... eja iones y ~ltrajes q~e á pretexto del reclutamiento se prod1gan a las de ... grac1adas fami­lias de quello hombre inocentes y p cífico , apenas son creíbles para lo que han tenido ocasión de observarlo . Muchos de esos infelices, expuestos súr abrrgo á la incl nuncio del tiempo, acosadas de-l hambre y de lo miseria en los bosques ó en los paramos donde huyen, co11traen enjn·medades penosas que los invalidan por toda su vida . No hay nada más capaz de excitar una profunda indignación contra los que promueven el desorden y fomentan Ja revolucione , que el espectáculo que ofrecen en los campos la pri cione , lo iufri­Inientos, la angustia, el de amparo y 1 dolor que oprimen á tán­tos centenares de t milias de ~ dichada , cuy ubsistencia dependía del trabajo de un padre, de un h1j ó de un hermano, que huyendo de la persecución h abandonado la tierra, ó lo que es más común, que arrastrado como un riminal, in otro delito que ser inocente y desvalido, ha ido á perecer en un e mp de batalla, ó bajo la influenci de un clima encmig , par sati facer la ambición 6 defender la depred ciones del audaz demagog , que lleva su des­caro ha ta llamarse el defensor de lo· derecho· del pueblo. 1 bierno e ve f rzado á levantar ejercitas para sostener el orden y rest blecer las leyes y 1 seguridad; nece ita tambien hacer reclutamientos, y aquellos enormes male se duplican . La voz sol de reclutarntcnto derratna en los campos la alarma y la desolación : las calamidades más duras, las epidemias más devasta­doras so11 menos sensibles para los agricultores que un ralutamiento; y sin embargo los ufrimientos de t ntos miJlares d granadinos, caso 1 m yoría nacional, no han sido ha ta hoy un elemento que haya pe ado b stante en lo cal ulos de mucho habitante de 1 s iudadc que redact n la, leye y dirigen lo~ negocio pu blicos ; ¿ qué h brán po~ido aler en el ánimo de lo autore de los des­ordenes? lo reclutamiento íguen e la campaña , e decir, las in­cursion~ s de hordas inrlisci'plrnadas que arrasan todo lo que: invaden . omo l s um arreb radas de 1 oficinas de renta y arrancadas por la v10lenc1 " Jo ci ud dan o pasan oor lo general al peculio d.c lo que figura~\ e mo jefe , l n1ontonera que estos t:onducen uenen que ser altmentadas a co e de lo gricultore3. Los víveres, lo· g _ 1 dos y 1 ballenas cstan á 1nerced de un enjambre de ban<.hdos, que us n de estos bienes cotno de un legítimo botín de g crr_31, creyendo e t n_to m s utoriz do p r apropi. rsel cuan­to ~11a. h nr, do y pt cnot _es u duen : 1 per nas de algún v lu tc.:nto uele~1 por me::d10 de m ños p ra on los jefe salvar ~n .P rte us hactenda ; pero par 1 dt:s lido 1 bradores no hay ntmo; las pocas cabezas de ganad , y las e ballerí s que consti- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLET.ÍN MILITAR 1'15 tuían su capital y que han sido e] fruto dcJ trabaj0 de toda la vida, son arrebatado en un d.ía; y dc~graciados de ellos si se atreven á reclamarlas . o son aquellos bienes los únicos obj<:.to de la ra­ptna, con frecuencia se ha visto esos hombres a altar las casas de los ciudadanos, y entregar al saqueo un pueblo entero; la capi­tal de la República estuvo amenazada de este azote. (Continúa) MAkiA ' O OSPINA Guerra hispano americana . Principian á aparecer en los perió­dicos importantes artículos sobre esta lucha, que no ha hecho sino confirmar la exactitud de las teorías sobre la guerra moderna, de­ducidas de la naturaleza misma de las cosas. En pri1ner término e os e tudios ponen de relieve la impotencia lamentable á que se reduce un ejército de provi to del esptritu de iniciativa y de ofen­siva, y que llega á creer que la habifidad con iste en evitar al ene­migo y el valor en hacerse matar sin provecho. En segundo lugar la superioridad de la coraza y el calibre del cañón sobre ]a veloci ­dad : la bala se encarga de compensar las diferencia de velocidad y Jos torpederos son inofensivos para barcos que se guardan debidamente; y que en los buques de guerra no puede emplearse la madera ni en el interior, so pena de provocar incendio . .En ter­cer lugar, las economías exageradas en tiempo de paz, que no de­jan instruír las tropas ni preparar su rápida movilizacion, e pagan con creces con la derrota tn el campo de bata1la y el pago de enor­mes contribuciones de guerra. En fin, el triunfo de los gruesos batallones sobre los debile , á igualdad de c muert~ para el aclver ario que en el se aventura llevado por el heroísmo cuando ignora lo que valen en la guerra la superioridad numérica y las maniobras. Rusia. Preocupada con las ningunas cualid<~cles ofensiva de su frontera orient 1, no oh tan te que avanza como cuña entre Pru­sia y Austria, trata de eorrcgir u defectos consrruyendo ferroca­rrile e trategicos, organizando punto-s de apoyo p ra las tropas y e ncentrando alh el mayor numero po ible de e:stas desde tiempo de paz. Alemania. H resuelto que en sus tropas coloni les (de Afri­ca) en ningu~ caso un milit r alcm n quedará á ordenes de un negro, cualqu1er que ea el grado de e te. Japon. La actual marina de este imperio, que rece y mejo­ra día por día, es a lc:t fecha muy uperior á cualesquiera de las es­cuadra que lo europeo mantienen en el extremo oriente, y está re p ld da por JOO,ooo old do rmado é i 1struidos, lo mi mo que los alcmanc ó los fran e es. El imperio del Sol levante es, pues, la primera de 1 s potencias de egundo orden. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 94

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 83

Por: | Fecha: 23/01/1899

ANo 11 Bogotá, Enero 2 3 de 1399 NUM. 83 __ ,.. . .,._ __ úRGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA ·y DEL EJERCITO __ ,..,._____ Fundador, ALEJANDRO POSADA Son colabo'radorcs natos de este periódico todos loa Jefes y Oficiale.~ del Ejército de la. República. MINISTERIO DE GUERRA -- ·~·-- DECRETO NUi\1ERO 369 DE 1899 (6 DE ENERO) por el cual !e confiere un asceneo y se hace un nombramiento en el ramo militu. El Prlsiatnt( al la República DECRETA : Art. 1.0 Asciéndese á General en Jefe del Ejército nl General de Di visión Roberto U rdaneta. Art. 2.0 Llámase al servicio activo al mencionado General y destínasele á ocupar el puesto de Comandante en Jefe del Ejército de la Nación, en propiedad. § Dése cuenta del ascenso al Honorable Senado de la República en sus próximas sesiones, para los efectos del ordinal 5. 0 del artículo 98 de la Uonstitución. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, Departamento de Cundinamarca, á 6 de Enero de 1 899· MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, 7 de Enero de 1899. El Secretario de Guerra, Encargado del Despacho, CLÍMACO LOSADA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 378 BOLETÍN MILITAR DECRETO NUMERO ..... DE 1899 (9 DE ENERO) por el C"Ual &e restablecen loa trabajos del cuartel de Honcla. El Presidente de la República CONSIDERANDO: ~e es de urgente necesidad continuar los trabajos fiel cuartel de Honda, en interés de darle á la guarnición de allí alojan1iento sano, y para no perder el costo causado, ya en el principio de la obra, DECRETA: Art. I. o Restablécense desde el 20 del presente n1es. los trabajos de construcción del cuartel de Honda, que fueron suspendidos por decreto de fecha I 2 de N ovien1bre último. Art. 2. o Continuarán en sus funciones desde la fecha citada los empleados creados para la administración de di­cha obra. Comuníquese y publíquese. Dado en Anapoima, Dcpartan1ento de Cundinamar­ca, á 9 de Enero de I 899. MANUEL A. SANCLEMENTE Bogotá, I I de Enero de 1899. El Ministro de Guerra, JORGE HOLGUIN RESOLUCJON NUMERO 7 que señala algunas facultades á la Comandancia en Jefe del Ejército Ministerio de Guerra-Sección r.a-Bogotá, IO de Enero de 1899 Siendo la Comandancia en Jefe la Oficina Superior del Ejército, y debiendo, en consecuencia, tener la dirección de algunos servicios del ran1o militar, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 37~ SE RESUELVE: Adscríbense á la Comandancia en Jefe del Ejército los, siguientes asuntos, que han estado á cargo del Ministerio:. I. 0 Las altas y bajas de tropa. No se concederán bajas sino con arreglo á los requisi­tos legales, esto es, cuando los individuos hayan cumplido. cuatro años de servicio obligatorio, ó cuando se haJlen in-· útiles; 2.o La expedición de pasaportes á los individuos de tropa dados de baja; J. 0 La concesión de licencias ten1porales á Jefes, Ofi­ciales y tropa ; 4·0 La reunión de conscriptos para completar el per­sonal efectivo de Jos Batallones, ó para la formación de otros, teniendo especial cuidado de n1antener siempre el número necesario de fuerza, conforme á la Ley que fija e . pie de Ejército permanente; 5. 0 Disponer la con1parecencia de los militares en ser­vicio, ó de los empleados adn1inistrativos del Ejército, ante cualquiera autoridad civil de la República, cuando fuere: solicitada; 6.o Ordenar ltl prisión militar de cualquier individuo­perteneciente al Ejército, y su entrega al Juez de la causa; y ordenar los pasaportes que haya de expedírseles, y el su­n1inistro de escoltas conductoras, debidamente pasaportadas· 7. o Hacer curnplir los en1bargns judiciales de suela os; de militares; 8. o Decidir las consultas que ocurran en materias de procedimiento; nombrar, cuando fuere el caso, funcionarios de instrucción y fiscales; resolver competencias jurisdiccio­nales entre autoridades militares, y todos los demás nego­cios concernientes á la justícia militar; 9.o Oír las quejas de los miembros _de la fuerza por malos tratamientos de los superiores, é imponer los castigos. á que hubiere lugar; ro.o Prevenir y castigar la~t faltas de moralidad y dis­ciplina cometidas por individuos militares, dentro ó fuera de los cuarteles. Comuníquese. El Ministro, JORGE HOLGUÍ r Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 380 BOLETÍN 1\HLITA. 1~ INSTRUCCION DEL SOLDADO DE INFANTERIA ALEMAN SOBRE EL TERRENO (Conclusión) De la tercera á la séptima semana los instructores enseñan á los reclutas cómo los menores accidentes del suelo- cunetas, árbo­les, muros, etc. -pueden servir de abrigo; y cuál es la t·esistencia que cada uno de tales ob3táculos puede oponer á la fuerza de pene­. tración de los actuales proyectiles. Se insiste en que el soldado apunte en las di versas posiciones exigidas por la utilización de los .abrigos, repitiéndole sin cesar que su deber es más bien el de ase­gurarse un buen campo de tiro que el de cubrirse : f/irkung geht uor Deckung. (La acción va delante de la protección). Poco á poco se le enseña á servirse de la haramienta portátil para mejorar ó reforzar los ob.;táculos detrás de los cuales se halla apostado. Se recomienda á los soldados que las tierras removidas con este objeto, en los trabajos del campo de batalla, no se destaquen sobre el terreno natural. Se hace también palpable á los ojos de los reclutas la extensión ~e la zona eficazmente batida por el fuego de fusilería, escalonán­ «lola por medio de soldados tendidos sobre el suelo. Durante varios días se ejercita á los soldados bisoños á situar­- e rápidamente en sus po::,iciones, suponiendo que han de efectuar­. o bajo el fuego del enemigo: unas veces se les prescribe que se deslicen con precaución hacia el obstáculo que debe de servirles de . abrigo, y otras en cambio se previene que esta operación se haga .en el menor tiempo posible. Para el empleo del alza y las reglas de tiro, la instrucción en e1 campo marcha paralelamente á la de la escuela teórica, que pue­de empezar en el cuartel á la tercera semana. Progresivamente se enseña á los reclutas á apuntar á blancos -:situados de 100 á 500 metros, ya situados frente á su posición, ya ..en los blancos de la misma, y finalmente, á hacerlo con rapidez ·sobre puntos movibles. Sin embargo, solamente á partir de la octava semana podrá el $Oldado hacer uso de su arma como en campaña, es decir, haciendo fuego, sea con falsos cartuchos, sea con cartuchos de carga reduci­~ a. Se ha de tener mucho cuidado en habituar á los reclutas á ~puntar bien en todas las posiciones, convenciéndoles de la necesi­dad de hacer un tiro preciso, ejecutado con calma. La instrucción sobre los objetivos da lugar á una enseñanza .minuciosa, en la que se saca el posible partido de la inteligencia Jel soldado y de las mejores ó peores circunstancia~ de su vista. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 38F El blanco representa siempre soldados que se mueven y toman las diversas posiciones que comprende el servicio de campa.ña. Del hombre aislado se pasa al grupo, poniendo de!ante de los . ojos de los reclutas objetivos descubiertos ó medio vueltos, altos ó. bajos, profundos ó delgados. Así se les familiariza con todas las apariencias que presenta el enemigo en ]a realidad. Algunas veces el instructor hará pasar por delante de ellos soldados que desaparecerán en un punto para re­aparecer en otros. Cualquiera que sea el objeto percibido, el solda- ­do debe definirlo en alta vozJ caractFrizándela, por ejemplo: "un centinela á la izquierda, oculto hasta el pecho; una patrulla de tres hombres, marchando al descubierto.'' La serie de las apreciaciones de distancias empieza á 50 y se: termina á 6oo metros. Las apreciaciones se repiten varias veces tomando con puntos fijos varios individuos colocados á diferentes distancias ú objetos del terreno, teniendo cuidado de hacer obser­var á los reclutas las diferencias producidas en la apariencia de los objetos y circunstancias atmosféricas; pero no se les hablará más que de las que realmente se produzcan, pues una explicación teó­rica sin la práctica sería inútil. El instructor no debe omitir el indicar á los reclutas los efec-­tos del tiro para cada distancia apreciada. A partir de ]a octava semana, la instrucción toma el carácter~ de ejercicio razonado, sea de defensiva, sea de ofensiva. La ejecu­ción del fuego debe ser objeto de escrupulosas atenciones. Tanto si se hace tirar individualmente, como si el fuego es colectivo) lento ó rápido, el jefe debe inspirarse, no en una hipótesis cual­quiera, sino en la apariencia que presente el objetivo en cada ins­tante. Análogamente se verifica con los movimientos de la guerrilJa _ Si el objetivo aparece, la cadena de tiradores se detiene y se inicia el fuego; si aquél desaparece ó retrocede, la guerrilla avanza. So­lamente se inicia un movimiento retrógrado cuando el objetivo aparece en grupos más numerosos en el frente ó en los flancos. Los objetivos que sucesivamente se presenten á la vista de la tropa que se esté instruyendo, serán variados como sea posible: siluetas de hombre.; de pie, rodilla en tierra ó echados, y siluetas de · jinetes. Algunas veces se harán desaparecer completamente los blancos, que se pondrán de manifiesto únicamente por un poco de humo; acostumbrando á los soldados á apreciar la distancia y á ejecutar el fuego con el emplazamiento así designado. La presentación de los objetivos lleva consigo, pues, una pro­gresión metódica rigurosamente subordinada al programa de cada ejercicio: si se presentan las siluetas de pie no deberá dejárselas inmóviles, sino que habrá necesariamente que hacerlas avanzar, re­troceder ó moverse lateralmente. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .382 BOLETÍN MII;I'l'AR Si los blancos extendidos sobre el terreno rep!"esentan fraccio­" nes en orden cerrado, habrá que transformarlos, en cuanto se inicie el fuego, en siluetas aisladas, rodilla en tierra ó echados. Al principio las siluetas se disponen de manera bien visible :Sobre el terreno, en las zonas correspondientes á las diferentes al­zas cuyo empleo se enseña, y se conduce la tropa á presencia de tales objetivos. En seguida se ocultan los blancos dentro de fosos ó detrás de masas cubridoras, y se les hace aparecer .súbitamente, inmóviles ó en movimiento. Al empezar cada ejercicio los individuos que representan al enemigo, ó que están encargados de manejar los blancos, reciben instrucciones precisas, que les sirven, ·además, de enseñanza para .Ja manera como deben obrar en di versas circunstancias. El método de instrucción que acabamos de indicar se dirige :á los ojos y á la inteligencia del oldado, cxclurendo toda hipótesis, á la que la imaginación dd soldado será poco accquible. El recluta ve todo lo que se explica, y puede fácilmente comprender el por qué el cómo de las cosas. Ciertamente que el procedimiento explicado requiere mucho '.tTlaterial de blancos y siluetas, absorbiendo un personal muy nu­meroso para representar al enemigo ó mover los blancos ( 1 ), pero esta representación de los episodios de detalle del servicio de cam­paña enseñan al soldado más rápidamente que repetidas lecciones eóricas en la Escuela. Informaciones para el Ejército EL EJERCITO DE CHILE PROVISIÓN DE BAJAS EN EL EJÉRCITO DE LÍNt:A--=Llamaremos la aten­-= ciÓn del lector á la cantidad de Io,ooo soldados de línea que quedan -excedentes cada diez años. Es el resultado de la aplicación de una medida tomada por el General Korner hace años y posteriormente reglamen­tada por decreto de 8 de Octubre de 1897, para la provisión de hajas ¿n el ejército de lí11ea, cuyo texto es el sigui,ente: "Los euerpos del ejército llenarán las bajas que se produzcan en ~u dotación, exclusivamente con aquellos individuos que, dentro de los cantones señalados para su reclutamiento, reúnan los requisitos necesa­rios para formar parte de la guardia nacional activa. ( 1) Este material de blancos y siluetas es el e3collo del sistem1 propuestc>. Desear­. ·anoctlo, y haciendo la instrucción en dos grupos opuestos, rle los que 1'1 uno sirva de ob­- jetivo al contrario, el métorlo resulta tan eminentemente lógico y racional, que merece ser tomado en cuenta por todos los que creen que es insuficiente la instrucción del recluta t"educi la á moverle como un maniquí. (N. o.u T.). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOL:E1.'ÍN MILITAR 333 "Los cuerpos cuyos cantones de reclutamiento no coincidan COl\ us guarniciones, quedan autorizados para establecer sus cuadros de instrucción ó parte de ellos en los cantones indicados en el cuadro ad­junto, y también para instruír allí mismo los reclutas ó enviarlos al cuerpo. ''Todo individuo destinado á un cuerpo del ejército, necesaria­mente debe ingresar á uno de los dos cuadros de instrucción de aquél, para recibir la preparación individual correspondiente, sin dejar por esto de pertenecer á la dotación d ~ su respectiva compañía, escuadrón ó batería. "El reclutamiento tendrá lugar solamente en los meses de Abril y Octubre. " Ninguna filiación se extenderá por más de dos años, después de los cuales no se re11ovará sino en casos muy excepcionales y sólo á in­dividuos que no hayan podido ser ascendidos por falta de instrucción. "La idea, que no e · nueva, es excelente. Es una reminiscencia de 1o que hizo Pru::.ia cuando obligada, después del Tratado de Tilsitt, á. no tener ejúcito que pasase de 40,ooo hombres, se le ocurrió renovar éstos en el plazo más corto posible, asegurándose así una reserva consi­derable de antiguos soldados. El Presupuesto no permite á Chile tener sino un número reducido de soldados de línea, pero como no guarda éstos sino dos años, al cabo de los cuales los reemplaza por voluntarios, que ·e presentan siempre en número mucho más considerable que el necesario, resulta que el sistema Froduce, en cada período de dos años, como 6,ooo soldados, Cabos y Sargento, que vuelven á la vida civil, pero ,·an constituyendo poco á poco una reserva de veteranos. Al fijar en Io,ooo el número E LÍNEA-El Con­greso fija anualmente la fuerza de que consta~án el ejército de línea y la armada de la República. Su administración está á cargo del Ministerio de Guerra y Marina. MINISTERIO DE GuERRA-Corresponde al Departamento de Guerra: 1.0 El reclutamiento, organización y disciplina del ejército de línea y la distribución de las fuerzas que lo componen ; 2. 0 El alistamiento, organización y disciplina de la Guardia na­cional y su movilizacion ; 3. 0 Todo lo relativo al armamento y conservación de las plazas fuertes y fortalezas, y la administración de los parques y almacenes de guerra, de las fábricas de armas, de municiones y de pólvora, y maes­tranzas militares de propiedad fi5cal ; 4· 0 El abastecimiento de víveres y forraje, de vestuario y equipo, y la remonta del ejército y de la Guardia nacional ; ~ • 0 El servicio de hacienda, de sanidad y religioso de las fuerzas hay que dormir. Llevábamos algunas provisiones, y el Agá pudo facilitarnos leche y huevos, y nos consideramos felices con hallar este suplemento. La digestión no fue dificil, la noche la hizo aún más fácil: una fuerte lluvia se abrió camino al través de las hojas, y mojó nuestras ca­ma¡, sin parar mientes en otras desdichas más mortificantes; por esto nos levantámos más temprano que de costumbre, y el recuer­do que conservámos de la torre de Jericó no tiene nada de respe­tuoso, á pesar de su antigüedad: data, según dicen, de Jos primeros años de la ocupación romana. 21 de Diciembre-A las siete de la mañana montamos á ca­balb; la lluvia ha cesado, y el sol, que se levanta, da un tinte poético á todo el paisaje del Jordán. ri'an sólo al llegar á las ori­llas mismas del río lo descubrirnos, de tal suerte va encajonado en la tierra que mina cada vez más, oculto bajo los Sáuces y tamarin­dos, que parecen contemplar su follaje en el espejo de las aguas. A medio día bajamos el río, y en breve liegamos al Mar Muerto, cuyas aguas sulfurosas también llaman la atención del viajero. No hablaré de los análisis que se han hecho de ellas en dife­rentes épocas; yo había probado el agua turbia del Jordán, que es muy agradable; la del Mar Muerto me causó mortificación, y por algunas horas estuve arrepentido de haberla bebido; sin embargo, pude dar fe de los asertos de la ciencia, lo que ya es algo. Que las ruinas de Sodoma y de Gomorra duerman ó nó en el fondo de este lago, no por esto las aguas son menos sulfurosas y saladas, otros dirán mejor que yo si hay que atribuído á Ja vecindad de tal mon­taña, á la alta temperatura del aire ó la depresión. El nivel del Mar 1\1uerto es de más de mil pies sobre el mar, y está averiguado que arroja exhalaciones pestíferas: los pescados que allí llevan las aguas del Jordán, mueren repentinamente, y nunca se ven pájaros revolar pcr sus riberas. SábadiJ 22 de Diciembre-Hé aquí un día grande para nos­otros ; apenas estamos á tres leguas de Jerusalén, y debemos ir á almorzar allí; desde el amanecer nos encontramos nerviosos, es un día único en nuestra vida. Son lt\s ocho de la mañana ; bajamos precipitadamente al di­ván para tomar el café, y pronto, en seguida, montamos. El to­rren te del Cedrón, que nace abajo de Jerusalén, en el valle de Jo­safat, nos traza el camino para la ciudad santa, y seguimos las mil Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 388 BOLETÍN MlLlTA.R sinuosidades de él, no-sin mirar una vez más atrás todo lo que hay de pintoresco. Tan sólo la cadena de montañas de Judea no¡ sep3ra de Jerusalén; como á las nueve y media llegamos á la cima de la más alta de estas montañas, la vemos, al fin, tal como apareció, poco más ó menos, á los primeros cruzados franceses en 1099! Piqué mi caballo y adelanté á la caravana, y pocos ins­tantes después era presa de la más viva é indescribible emoción; me descubrí entonces, y dije á gritos á mis compañeros: ¡ Jeru­salén! ¡Jerusalén! Inmediatamente echamos pie á tierra para contemplar la por­ción de la ciudad que se vfrecía t nuestras miradas. Era la parte sudoeste del Monte Sión: encima de las murallas dentadas, que datan de los cruzados, y forman á lo lejos una inmensa línea recta, entre varios minaretes de mezquitas, apercibimos la cúpula de la iglesia del Santo Sepulcro, punto central de la Jerusalén cristia­na que mis ojos venían á buscar desde tan lt>jos. Lo que entonces me pasó no sabría explicarlo sino repitiendo el cántico del viejo Simeón, cuyas primeras palabras se me escapaban de los labios: N une dimittiJ urvum tttum in pace Domi11t, Quía viderunt oculi mei J enualem. Volvimos á emprender silenciosamente nuestro camino hasta el valle de Josafat, en seguida cruzamos á la ¡zquierda por el valle de Hennón, que corre á lo largo del Monte de Sión, y por una bajada escarpada, muy áspera hasta para los caballos, llegamos, como á las once d~ la mañana, al pie de la antigua torre de David, á la puerta de Hebrón, que también se llama puerta de Jafa. De seguro que nuestra llegada había sido anunciada por toda la ciu­dad, porque los custodios que estaban de guardia en esta puerta, tomaron las armas y nos hicieron los honores militares, rasgo de cortesía á que antes no se nos había acostumbrado. La sola hospedería de los peregrinos crir,tianos en Jerusalén, es el convento de los Padres de Tierra Santa, más conocido con el nombre de Casa Nuova de los Franciscanos, y iituado en la ciudad, á poca distancia de Hebrón. Cuando echamos allí pie á tierra, to­dos los relit;iosos nos esperaban: el Cónsul de Francia nos había hecho preparar cuartos, y nuestro equipaje, que de Jericó enviamos directament'! á Jerusalén, había llegado la víspera de nuestra lle­gada, por la tarde; en un instante es tu vimos como en nuestra pro­pia casa, y el pabellón de Francia se izó en el má5til del convento en honor nuéstro. Reservamos este primer día para las visitas ofi­ciales que por nuestro uniforme y por las cartas de recomendación de Fuad-pachá, teníamos que hacer. Domingo 23 de Diciembre-Con gran pesar nuéstro se pasó el primer día de nuestra permanencia en Jerusalén sin que nos fuese posible visitar el Santo Sepulcro: los Turcos tienen las llaves, r Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MlLl'l'Al~ 389 no lo abren sino á ciertas horas, para los diferentes cultos católicos. Este gran pleito, respecto del cual la E u ropa cristiana no ha sabido conducirse con bastante energía, está al presente reglamentado así: los Latinos tienen á su disposición exclusiva los santos lugares to­dos los días desde las cuatro de la mañana hasta las siete; durante estas tres horas no tienen derecho sino de decir tres misas en el Santo Sepulcro, de ellas una sola cantada. A las siete de la mañana dejan e] sitio á los Armenios y á los Griegos, tan poderosos hvy en Jerusalén, y de ter tores de casi todos los santos lugares. A las diez los Turcos cierran las puertas, entregan las llaves en casa del Gobernador Civil, y se necesita permiso para penetrar al S:mto Sepulcro durante e] día, exceptuando siempre el jueves Santo, que se dejan las llaves á los Latinos hasta las diez del día siguiente. De este modo se han avenido los sectarios de Mahoma con los tres ritos latino, griego y armenio, que entre sí no han podido entenderse. Nada menos que el ruido que hizo nuestra llegada á Jerusalén, se necesitó para obtener que un domingo se dije e una misa por nosotros en el Calvario, á ]as siete y media de la mañana, esto es, fuera de las horas latinas. El S nto Sepulcro, el Calvario, la Capi­lla de la Invención de la Santa Cruz y la piedra de la Unción,que formaban en el siglo primero capillas separadas, están, desde el tiempo de las cruzadas, reunidas en un solo edificio. ¿Cómo pintar la emoción que se apoderó de nosotros, cuando penetramos en este sagrado recinto, por una puerta desvencijada, oculta en el fondo de un patio, entre dos casas que la desnivelan, y atestada de musulmanes que fuman, ó preparan café á ]a entrada misma de los slntos lugares, como lo hicieran en un mercado ó en la mitad de una plaza pública? Se tropieza con el desgreño de la miseria en donde se creería hallar la opulencia sostenida por todas las naciones cristianas; y el escándalo y la indiferencia reinan allí á donde uno acude animado del respeto y de la fe, é involuntaria­mente tiene uno que llorar y callarse. Por otra parte, buscamos los piadosos recuerdos de nuestra religión, y no nuevos agravios contra los profanadores de su cuna. El primer objeto que atrae las miradas al entrar al sagrado recinto, es la piedra de la Unción, colocada al frente mismo de la puerta de entrada, bajo un pabellón de piedra, de arquitectura gó­tica, y del cual penden cinco lámparas que arden perpetuamente. Esta piedra santa está protegida del piadoso vandalismo de los pe­regrinos por una gran placa de mármol amarillo que la cubre com­pletamente, y recibe los besos de la veneración de los fieles. Allí fue en donde Jesucristo fue embalsamado por los cuidados de José de Arimatea.- (Continuará). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 390 DOLE'l'ÍN HILIT AR SECOION TECNICA. ---···-- LAS EVOLUCIONES DE COMBATE CON LAS TRES ARMAS REUNIDAS Preliminares En materia de táctica aplicada, nada puede decirse en absoluto, y quien pretendiera establecer pedantescamente a priori un método para combatir, aplicable á todos los casos y á todas las circunstancias de la guerra, caería en gran error destruyendo irracionalmente esa libertad de acción tan resistida, como necesaria é indispensable en la moderna manera de combatir. Entendida, por el contratio, en su verdadero sentido y aplicada con justo criterio, tiene la inmensa ventaja de dar reglas generales, en­caminadas, sin establecer por ningún concepto la más mínima traba, á indicar de un modo absoluto lo que se debe hacer, y enseñando ade­más á todos la manera de considerar las cosas, el terreno y el combate, con criterio uniforme en lo posible, y á partir de conceptos idénticos é iguales principios generales, para dar á aquélla desarrollo y aplicación, si llegara, como consecuencia natural, á las mismas deducciones y con­clusiones. La acción de las diferentes armas y de los diversos cuerpos resul­tará, por consiguiente, mas segura y eficaz, y su concurso, acumulado para el fin común, podrá alcanzar con facilidad el grado de cohesión y unidad deseadas. La manera de interpretar las órdenes y las disposiciones, tanto preventivas como preparatorias y durante la acción, tiene también grandísima influencia en el desarrollo de las operaciones, resultando por tanto gran ventaja y facilidad en la ejecución de las mismas órde­nes, mayor homogeneidad en su inteligencia, y casi me atrevería á decir, mayor identidad en servirse de una expresión más bien que de otra para una orden determinada ó para una determinada disposición ; expresión que entendida por todos del mismo modo, será después apli­cada también igualmente. Este modo uniforme de entender, interpretar y aplicar las órdenes, hace más fácil la misión de cada uno en el desarrollo de las operacio­nes, y establece una concatenación de ideas que, á manera de corrien­te eléctrica, une y pone en relación á los que e'3tán llamados á obrar, con sus respectivos comandantes, y á éstos, con el Comandante en Jefe, y por consiguiente hace que todos se posean del pensamiento directiYo y del objeto á que se tiende. Grandes fueron las ventajas obtenidas por el ejército prusiano con este sistema que tanto facilitó la misión del Gran Estado Mayor para dirigir desde lejos los movimientos de numerosos cuerpos, que partiendo de diferentes puntos, debían reunir sus esfuerzos para una acción común. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN XILl'l'AR 391 Y á los magníficos resultados obtenidos de este modo, seguramente no debió contribuír poco la convic{'ÍÓn en que de antemano estaba el mando superior de que sus órdenes serían entendidas y ejecutadas por todo el mundo según su verdadero espíritu y con la precisa é inteligente interpretación con que los esfuerzos de todos, dirigidos á un fin común, suelen resultar fecundos en los más brillantes resultados ; y tales precisa­mente fueron los obtenidos en la última guerra por los ejércitos alemanes. Estos resultados, superiores á toda previsi6n, asombraron haata á los más incrédulos é impulsaron después á todas las naciones en esa ac­tividad febril de reformas militares y de perfeccionamientos tácticos que la experiencia de guerra tan memorable y tan rica en ensefianzas, ha sabido sugerir y reclamar. CONSID!lt.ACIONES CENF.RAl.ES SOBRB EL MOno DE CONDUCIR LAS TROPAS AL COMBATE La experiencia adquirida en la campaña franco-alemana de 1870-7 r ha dado lugar á muchos escritos de gran mérito é importancia, que han hecho resaltar la necesidad de modificar la táctica de combate é introducir algunas modificaciones en las formaciones reglamentarias y normale'> anteriormente establecidas. Los estudios tácticos de la Última campafi.a acerca de las forma­ciones qne deben cm plearse con preferencia por las tropas en el mo­mento de entrar en la e::.fera de acción de la artillería adversaria, y de qué modo y con qué disposición convendrá avanzar en la zona batida por la fusilería, y por tanto qué medios y qué formaciones se prestan mejor para atravesar la ültima y más peligrosa zona del fuego hasta llegar á las posiciones enemigas ; están llamados á introducir serias mo­dificaciones en las formaciones reglamentarias y á absolver mucho problemas tácticos, planteados en la campafia austro-prusiana de 1866 y no completamente resueltos todavía. De un esmerado estudio de cuanto últimamente se ha escrito, es­p~ cialmente en Alemania, por las personas más autorizadas en cuestio­nes militareg, se dedujeron esas consecuencias prácticas de táctica apli­cada, que más se conforman al modo de combatir con las armas actua­les de tiro rápido. Variarl.ísimas son las opiniones acerca del modo de conducir las tropas al combate ; pero cuanto se recomienda en esta nueva táctica no son sino reglas ya conocidas y aplicadas en parte aun en el pasado : so~ lamente que la mayor rapidez y eficacia de las nuevas armas de retro­carga, hace necesarie modificar las formaciones adoptadas para manio­brar al alcance del enemigo, para operar en la esfera de acción de sus fuegos con las mayores precauciones, á fin de evitar las enormes pérdi­das que necesariamente resultarían procediendo de otro modo. La rapidez del fuego siembra en pocos momentos en los 6rdenes cerrados excesivas bajas, y de aquí la necesidad de emplear casi en ab­soluto el orden disperso bajo el fuego enemigo, procurando sin embargo ¡imitar lo más posible el desbandamiento que de él resulta, y regularlo, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 39~ BOLE'l'ÍN MILITAR habituando á él los soldados en las maniobras y ejercicios de combate en tiempo de paz. Las tropas en orden disperso escapan á la dirección de los Jefes ¡uperiores, por lo cual la dirección del combate en tiradores está ente­ramente confiada á los oficiales inferiores que mandan las líneas, y pre­cisamente como estos combates de detalle concurren á la acción gene­ral, requiere en los oficiales iniciativa en el juzgar, y prudente resolu­ción para obrar pronto y bien. Es indispensable '\lerificar todas las maniobras de formación con el mayor orden y la mayor regularidad, para habituar al soldado á mante­nt: rse obediente, pronto y disciplinado. Para disminuír en lo posible las pérdidas causadas por el fuego enemigo, es necesario tomar muchas precauciones para marchar al combate. No adelantarse en la zona batida sino con un objetivo determina­do y pleno conocimiento del objeto al cual se tiende. Utilizar el terreno y maniobrar con celeridad bajo el fuego de la infantería. · N o tener bajo el fuego de la artillería fracciones en orden cerrado al descubiérto y que no combatan, ó por lo menos disminuír en lo po­sible el frente y la profundidad que sirven de blanco fácil al enemigo, teniendo presente que los proyectiles tienen mucha mayor dispersión ¡ lo largo que á ¡, ancho, y que, por lo mismo, el orden profundo es en estos casos el má& p«ligroso. Hacer preceder siempre por tiradores á la tropa en orden cerrado que tenga que atravesar trozos de terreno batidos por el fuego enemigo. · Al avanzar en la zona del fuego, emplear con preferencia la línea de columnas de compafiía, bien con las seccione de frente ó de flanco, según el terreno y las tropas que se hayan de batir; de este modo se adquirirá facilidad y prontitud en los movimientos, elasticidad y flexi­bilidad para adaptarse á la configuración del terreno, y se presentará menos flanco á la artillería enemiga, tanto en el sentido del frente como en el de la profundidad. En el orden disperso el arte de utilizar el terreno en el combate depende de la habilidad de los individuos y de las escuadrillas (1) ; en el orden cerrado esta habilidad corresponde esencialmente á las diferen­tes fracciones-pequeñas ó grandes-las cuales deben saber adaptarse á las formas del terreno y transformarse según las exigencias del mismo. De saber modificarlas con oportunidad se derivan las infinitas com­binaciones de formaciones, que necesita saber adaptar una tropa en orden cerrado, lo mismo antes que durante el combate, no sólo para poder resistir sino también para reservar las propias fuerzas para el mo­mento decisivo. Este estudio es el arte de dirigir y mover bien las tropas, y consti­tuye la verdadera maniobra táctica apl~cada al terreno. (1) Equivalen á uuestras e&cua.dras. (N. del T,). ---•-+-•--- BOGOTA-IMPRENTA NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 83

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 97

Por: | Fecha: 29/04/1899

No In Bogotá, Abril 29 de 1899 NUM. 97 --~·.-...-- Oft A TQ DEL ML.Tl TERlO G E RA Y DEL EJER IT ---·~-- Da.EcToa AD-HoNo u:M, FRANGISOO J . VERSARA V V. <;oro el, Mi~mbro d~ la Sociedad Volo~bia.na de ·Ingenieros U~ Q ~~ ~ QQ~~·~Q ~ ~ ~~ ~ ~ ~~ QRRRQQR ~~~ RR~R~R~~P~~~~~R~ RR RQ~R~Q~R Q~ g Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y Oficiales del EJército de la República .OlS~~lSb.:llS lS6 "lS'lS .. If !S 'tS lSO~ b~ .:I!SG~CH~~!l5iPSISIH' lSlS'6l!'lS'tS " ll6ll'~ lSo lSlSlS6"!f;rlS 1S"lf 1" H D r ~·r x .. -· . 'J.. (Traducido para el Bultlíu Militar ) En Ja actualidad los Gobiernos de todos los países civilizados cuentan con Ministerios especiales de Relacio­nes Exteriores, y n1antienen permanenren1ent n1isione di­pJonláticas, 1 unos cerca dt:: 1 otros, a fin de reglar de nn mo continuo sus relaci IH:: política : la tarea esen­cial de esas misiones e nsi te en hallar una sol ucion pact- :fica á los conflictos que surgen entre l · ta o . Mas nunca se lograra evitar t taln1 nte que n surjan asunto en los que ambas partes n este n firn1en1en­te convencidas de qu les es abs lutan1ente imposible ceder sin darse á si propias un golpe n1ortal. En nuestra epoca e tos e s se han presentado especial n1en t con1o conse­cuencia de la tendencia q u tienen la n. i nalidad s á constituírse en ~:srado , lo q u no pueden rganizarse sin sionar der cho anteriore de p sesión. atnbien pued uceder que s u citencu stion en la qu la solainíluen-cia preponder.ant de un :r..:stad , ó la rivalida ó 1 ceJ de una ación entren n j 1ego d tal n1an nt yue, a pesar de la n1' s sabia p lítica y del ar e n tunad d\,.; lo di- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 210 BOLETIN HILI~'A.R plomáticos, sea imposible resolv~rlos pacíficamente. Enton­ces se impondrá la solución Ylolenta, la soJución por la guerra. La guerra no es, pues, sino la continuación de lapo-lítica, salvo que los medios en1pleados para alcanzar el ob­jetivo son diversos. Hase propuesto hacer in1posible la guerra recurriendo al arbitraje; pero esta solución tampoco es definitiva, puesto que l arbitro es impot nte para im­poner su decisión á amba::; partes y n1ucho n1ás para im­ponérsela de un n1odo absoluto. Eltnejor n1edio d mantener la paz entre los Estados, que éstos posean una fuerte organización militar, porque naturalmente se ofende con mayor facilidad al d "bil que al fuerte. A Jo dicho se agr ga qu entre n1as numerosos y fuertes son los jércitos, n1ás grave seran las consecuen­cias de un choqu , n1ás grande s rá tambi n Ja responsa­hilidad del que declare la guerra y n1ás difícil que un Go­bierno se resuelva á lanzarse á ella. Los E tados d "biles esde 1 punto de vista n1ilitar y ituados entre vecinos n1ás fu rtes, son un p ligro de gu - rra. Las ra ciones que, por raz nes políticas ó econon1Ícas, con1eten el pecado de no trabajar con int res en el desarro- 11 de sus fuerzas n1ilitares, provocan con su propict con­ducta Ja posibilidad de una gu rra. Lo mi n1o suced con las ac1ones que tien n Gobierno d 'biJ, incapaz de ofre­nar las p '-ls ioncs populares, porque Jas n1asas sobre xita as suscitan la guerra con n1as facilidad qw . .:: los diplon1 tico . La n1cjor organizacion n1ilitar es la que en ca o d guerra, 111 vili z tod )S lo t cursos intelectuales y nlate­riale d 1 pats en bu e del feliz \.Xito de la lucha. D sd qu se trata de uno de eso todos 1 lan1ad s naciones, no hay den:cho r~ra linütar la d fensn de Ja colectividéid m­picando a pen~ un part de las fu rzas de · sta; pero la. fvrn1as que puede revestir la organizacion milit bajo su forma natural ó s a e 010 choque sangri nto de pue­blos n 1 q u cada part trata d obt n r el aniquilamiento del e ntrario ó á J m nos su absoluta umisién. El fin que se I er igue no s n guiría, n fecto, tan olo haciendo rnaniobrar la n1asa y que ellas ocupen po i­ciones que an1enacen al enen1ig hasta 1 punt d obli­garle á qu se rinda á nuestra voluntad, ó e 010 1 dijo un scritor rnilitar, obt n r la victoria in combat y por la sirnple fu rza de las n1aniobra . ' La p riencia adquirida en las guerras del siglo en ña que tal sistcn1a pi rde su ha ca 1 6o )' achaques de guerra; y el que tiende a gencralizar. c en la. mérica 1 tina, puc ,\la fecha. por -:jcmplo l101adura y Co · tarica, podrán fácilmente movilizar en poco:> día una treinten de batallone · cada una. n 1847 contaba 1 Rcpúblka con ¡t,f 6 hombre de guardia nacional perfectamente organizado:;, por lo cual, de haberse cguido el mismo camino, hoy se di pondrían de i so,ooo por lo meno~, en tanto que en aso de guerra no e uede aumentar el ejército activo .ino por medio del rcclutamicnt que hace ~ la tropa do \'CCC má vulnerabk anre las fatiga y miseria de la campaña. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 21,.:¿ BOLE'rÍN ILITA..R íicacia desde que uno de lo dos adversarios toma Ja re lución de entrar o el ju go con todo su dinero y emp - -a.r en l"' partí a hasta el último maravedí. Hoy es impo­ible up ner un conflicto arn1ado que se decida sin que aya habido batalJa; hoy sería quim .... rico admitir que haya guerras en que las naciones 1 uchen sin d spl gar ínt gx;a l~ fuerza de que disponen y in el propósito d vencer á u adver ario, limitandose á conseguir tan sólo el fin que ovoc5 la guerra, pues tal procedimiento no se compren­ería sino en el caso de que el objeto del litigio fuera en­teramente mínimo, y n la actualidad dos naciones no ron1- en la p z por un motivo secundario ( 2 ) . Mas si por excepción y por descuido de un Gobi rno se pro ujera una gu -ra d esa especie, el sentimiento na­cional, s breexcitado, no con entiría que los hombres qu~ gjercen el poder, hicieran depender el éxito de la guerra de la derrota de ~ólo una porción de las fuerzas nací naJes : la pinió n pública 1 obligaría á reforzar el elemento conl­pronletido al principio; el adversario haría otro tanto por :su part ; y al cab , y á despecho de la resoluci .... n prinüti­va, S.! rn peñ n n t J s las fuerzas nacionales. Desde que s ·ado po l ític y l , nacionalidad son idénticos, los países s ase n.:j·u1 á h tnb ·e::s que prefieren perder la vida y n e onor. e lo dich r esulta cuán gran e es tan1bién el error rl~ l nect ue creen que en Jas guerras futuras el nl¿­r: odo consist en p ner n línea todas Jas fuerzas di poni­les, pero si n L1 intenció n de gastarlas hasta el últim hom­. e, bt"'ni_n :l :s 1 vict ria por n1. iio de n1ani bra y de _ olpes ai la o , sesta sólo por fr cci nes m:is ó 1n'-n s n portante~ e la fu rza tot J ( 2 ). Esos individuos dese - ... en Ja naturaleza de la gu rra actual, pu sto qu enle­te r \.ed r n se ría eficaz sino en fi· nte de un a versa­gnorant é incapaz de iniciativ . (z) Es c}aro que las guerra coloni le t'!o entran en e · e cuadro, orque no merecen el nombre de tá!c · así como tampoco e i!1cluycn la guerras de tj~r.flt'ÍÓII lllilitnr en que una naci ' n podcro e ·•ge coa ~s arma , de un débil, la :satisfacción de un agravio q_uc supone n ' q,ui o reparar diplon álicamente. ~ E ·w sr.: c~cr:bió lgunos mese ante d 1· g terra hispano­encocna. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B LE'!'ÍN MILl'l~ 213 De de que eJ prog¡-e o d la civilizaci<.,n ha hecho in1- po ible la gu rra por el plac r d la lucha el an1or del pi­llaje ó el espíritu de con ui ta, y 1 s pu blos ufr n pro­fundan1 nte con cualquier guerra, Jos b lig rante d ben esforzarse en constreñir á u ad ver ario, en el menor tit;nlpo posible á que acepte las condiciones que permit ·n r sta­blecer Ja paz. Ah ra bien : como e to últin1 no po ible sino en. el n1on1ento en que uno de los do adversari ha perdido toda esperanza d ver e ronada u resi tencia p r la vi - toria tendr n1os que la nece idad de an-oJlar ó an naoar al ad v rsario, e in1pon sin restricción alguna, y n tanto que el priuci pi de las nacionalidades sea la id a s ñ ra de la política inc rnacional, la itua ión ant dicha no u de OlO­idftcat ·se y la gu rr conservara su cat-áct r a soluto. Pero ría tan1bi ... n un rror ntend r qu arroll r ... anonadar al ad\'ersari upone la destrucció n, ó s a la nluer­te d todos los oldad dd n nügo : la d strucción dt óJ una fracción ba ta á ,. e para producir una in1pre ión tál, que pierda la speranza de la victoria y renunci á la lucha, porque d ordinari , al efc cto destructivo producid or las arn1as se aduna el n1 ral ( 1 ). La naturaleza huma-na stá hecha d u rte q u la tnoral prin1a aun el efecto pro ucid por las arn1as. _;\sí, pue , cuando habl de aniquilar ó d struír al adv rsario, se <;ntiende olo el aniquilan1i nto e la por­civn de us fu rzas que le hara perd r Ja r~ranza d que á la larga la lucha le t rne fav rable; o en otr s ternli-no h n1o querid ignificar que l reci p n rlo en tal tado f1 ico y n1oraJ, qu se sienta incapaz d con i­nu r la 1 ucha arn1ada. BARO. VON D GO ~ Z ( 1) Batalla de Tar1ui, en a guerra Pcní-colombiana ( 1 ¿9)-; batalla de.: antiago, t.. n la guerra hi )ano- am ricana ( r 9 ) etc. etc. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 214 BOLETíN MILITAR 1.~ P RTE-GEOGlL FL GE.TER L a)-Int.rodu~ ... ión 1.0 Los stados Unidos de Venezuela son una de las República: hispano-americanas y su territorio se dilata en la parte N. de la mérica 1eridionaJ bañado por el n1ar Caribe ó de las Antillas. El actual nombre es moderno, pues en ti mpo deJ coJoniaj español se llamó Capitanía General de Caracas: Venezuela, como diminutivo de Ve­necia, al principio sólo se aplicó al litoral E. d l Golfo de Maracaibo por hab~r encontrado allí Ojeda y Vespucio un pueblo indígena construído sobre piJotes. Los españoles incluyeron tambi" n á Venezuela en lo que denominaban tierra firme ó costafir11le por oposición al archipi 'lago anti­llano que Sf-' alzaba entr ..... estas regiones y España. 2. ° Conforme acaba de decirse, Venezuela que al posee una costa regular y bastante dilatada, limita al con la Guayana inglesa al . con el Brasil y al O. con Co­lombia. ' J límite ori ntal que hoy corr de h cho de NN ... · .á S 0., está en litigio e n Inglaterra; pu s V ne­zuela reivindica 90 ooo kilómetros cuadrados que Ja gran­de Albión ha ocupado entre el río Esequibo, eJ delta d 1 Orinoco y los terreno auríferos colindantes con los del a!to Cuyuni. Inglat rra du ña d las islas de Tri­nidad y de arima, situadas al E. y S . de las boc?. del Orin o co, trata de don1inar políticá y con1 rcialment 1 vasto delta de aq u 1 río y por ende su rica y dilatada cuenca. "sta front ra stá hoy sometida á un arbitraje. 1 . Jímit con 1 Bra il fijado por el tratado de r 8 59, corr al trav~ d regí n s poco n1enos que saJvaj s : á partir d 1 monte R raima n1 ~ón natural que, con1o el rarat don1ina una tripl front ra, sigue al . por la ierra Pacarain1a ( n­tre el baj Orinoc y el Branco ), hasta el monte Mashiati, cruza lu "go al S. y, descrihi ndo una vasta h rradura qu nvu lve el alto Orinoco gana las de Parin1a " In1eri por 1 cual Jlega á la ald<.!a de ucuhy ita sobre el río 1 c~r . ~·n fin, 1 lín1ite con 1 n1bia {u d tern1inado por un laud• Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'Í 14ILIT.A.R 215 :a:bitral dicta~o Pgar:es egún quieran ; y e el último ca o e le propor­civn rán 1 s mcdi0 de tran porte por tierra ó por agu · como quieran. u rtcl general de '1 rrccilla, 2.+ de Septiembre de 181 S· "MORILLO,. .. A los fr¡IJI(c'li'J IJ lft" •U N/( IINI/rell t fJ e ar/ ngr 1/tl •• El comb.l e dd 2-, en Barú. h hecho caer en mi man() ~í \'a­rto de ue tro · compatriota, entre otro:s al Coman nte de la oleta La Estr"./1,, y á todo e le ha tratado e m F ri ion ero 9 uenc que e·­taban leJos de e per.t~, pues cglín u propia declaración, el Gobierno de anagen les h ·lbta a cgur lo que u muerte era inevitable. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 219 " Franceses, la casa de Borb6n reina en Francia y en España : o tener á los rebeldes es volver vuestras mano contra nuestro Rey. Ya apoleón sufre su destierro sobre las roca de Santa Elena : con él la discordia ha desaparecido del mundo ; y ya no se derramará más san­gre. Cualquiera que haya sido vuestra conducta, aún e tiempo de que \ ol váis á er france e , separandoo del partido que habéis seguido puesto que Luis xvnr prohibe á sus súbditos que e mezclen en las fi­Ja de lo!> rebeldes de mérica. Tomad nota de esta prohibición · sabed rambi~n que lo · e pañoles no son menos generoso en el Nuevo Mun­do que lo han ido en las orillas del Garona. Contribuíd á la rendi­ción de e ta plaza · ayudadme á restablecer el orden ; procuradme los medio. para evitar el derramamiento de sangre, y re petaré vuestra vida y vue tra propiedade . Pero aquél que no quiera seguir las vía gloriosas que le eñalo, -erá menos considerado que los rebeldes que rehusen ometer e á su legítimo oberano D. Fernando vn. Podéis ha­cer todo Jo que os pido : soi duel'ios absolutos del puerco ; mandáts lo ca. tillo : \' Ue era fuerzas son uperiores á todas las que están ence­rrada en la plaza y nunca podréi alegar el caso de fuerza mayor por e .· cu a, pue to que ois los más fuerce -. ' Franceses, yo o hablo por la primera vez: Ya mi tropas han penetrado á la Provincia de Ocaña ; ya en la de Santafé no hay ni aso­mos de in urgen ce ; todos han caído en mis manos, con su Jefes, ba­gaje y todo su haber. Por último, en el momento en que o - tengo bloqueados con mi Ejército y mi escuadra, los pueblo proclaman, por propio impul o, á Su Majestad D. Fernando u. " Cuartel general de Torrecilla, á 4 de Octubre de 1 1 5. ' MORILLO,, ·o hubo nunca General que emplea e !>emejance lenguaje al dt­rigirse á una plaza reduetda á tale extremos; á hombres á quiene • humanamente, no se podrían hacer tales prome <>as. Sin embargo. la re­cibieron c on indiferencia ó de precio, y no dieron re puc ta á ellas sino haciendo arra s trar por la calle . á un desdichado soldado que tomaron re o en una salida. Ello no podían entonce , aunque no me creyesen, vol cr con u pretexto de iempre; ello no podían sostener que de -­confiaban de mí y que no daban fe al cumplimiento de mis palabra -. puc toque d<: de mi llegada de Europa, le era impo ible pre cotar la menor prueba de que yo hubiese faltado nunca á e · te deber sagrado obre el cual fundo mi honor y mi gloria. El recuerdo de u exceso hablaba ~iempre á mi corazón ; ello me juzgaban por ello mismos y la ambi i6n de alguno hombre que e habian apoderado del obicrno era el sólo árhiLro de un desgraciado pueblo oprimido. Los que me ro-caban, tndo el Ejército r todo. lo · pueblos ya libre ,'fueron te tigo de que c o nducca tan culpable no e ·citó en mí ino un sentimiento de m1pasión • de humanidad, y no me in piró otro de co ·ino el de ma­nifc tar Ja genero idad de la ación á la ClHl yo pertenecía y la bon­dad pacernal dd Mon rca que me había en iado. 01 idar la ofcn a s , perd01 ar la falta, cubrir el pa ado con un velo impenetrable, y h Ct.:r rena~er en Nueva Granada lo feli es tiempo · que habían dc ·aparet.ido, tale eran mi único!> proyectos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~OLETÍ :MI:Ll'!'Alt ada valió para ~ue los culpable!' diesen oído á la razón . El itio . e prolongaba y cada día se hacía más penoso . .1 o recibían ningún so­corro de guerra ; el hambre era atroz, y la enfermedade que iguieron á ella, como causa inevitable, comenzaron á extenderse en ese infeliz pueblo, acrificado á la ambición y á lo vile intereses de uno:; misera ­bles opre ores. La víctimas se multiplicaban todos lo dia ; la ciudad no era ya sino un vasto hospital des rovi to de todo ; y á pesar de esto Jos que mandaban no pen aban en poner término á este espanto o esta­do, confiándose á la genero idad y la promesas de una ación afama­da por buena y por eraz. . En lo rimero· día de Diciembre se presentó en mi avanzada un gran numero de per ona que habían alido de la plaza ; todo mo - traba en ellas la jmagen de la más e panto a miseria. Flaco , u· cuer­po en el último e.·tremo de enflaquecimiento, apenas podían o tener­. e: u a·pecto cada\érico anunciaba que eran vecino del .e ulcro . Un e pectáculo tan doloro o rara vez se habfa pTe entado en la serie de lo igl os . La ituación en que me encontraba y los último extremo· á que habían llegado lo sitiados me ordenaban el volver á hacer entrar á esta multitud de de dichado á Can:agena, en donde ello:; contribuirían~ por u numero, á cou umir los pocos vívere que aún quedaban y á accler r la r endici ón de la plaza di ·minuyendo los males que hacia su­fnr á mi tropa un ·itio tan largo. Cierto que yo hubiera podido hacer­lo ; el derecho de la guerra me lo permitía, ,' la re ·istcncia temeraria y dese perada de los ·itiado quizá me imponían e. te deber. Quise, in embargo hacer ou, una ve7. m á , p labras de pa7. y de e ncordia, tan rec uet remen e de preciada·. ' A ln1 tlll/f)ndr¿deJ r¡tti' gobierl/tlll tÍ Ctlrtngcntz ' Había re uelto no entrar en nmguna clase de corre pondencia on \O otro ; la manera poco decorosa con que o habéi ocupéldo de nue tro Jefe en ue · eros e critos oficiales, me habta inducido á esta de­terminación . reía, por Olra parte, que en e .. tas di e u ion e de pura opinión, las eo a no llegarían a) e.·trcmo á que la han Jle\'ado lo que dirigen la opmión pública en Cartagcna ; creía que, persuadido de la genero ·idad y ~ lcmencia del R y, de"'engañados del re ul tado de una lucha cuyo térmir,o infalible .erá la rendición de la plaza, no deja­rían .acrificé.lr in fruto á lo infortunado habitanre , y llcgaríamo· á ctHc?dcrno, o) •id- udo el pa ado. El a·pecto de un gran ncímcro de de dtchado á quienc el hambre y la mi ·eria han hecho al ir de Carta­gena me ha conmo\·ido. .J rigor de la · leY e de la guerra me da dcre­~ ho á hacerla· in · erna~ in conmiseración en la plaza itiada~ y fl") •~gnoran que f:icilmen e pudiera hac rlo · pero má bien he dado oído a la V07. de amor á la humanidad, , he concedido á eso desdichados una tregua, á \'Cr i é.:; a pone término á la de ·dicha que pe an ohre ello . La defen a ~e artagena toca á u término, y aun entre lo bár­baro _no e · cnfil.a inútilrncn te una población en tcra . Estoy 1 i to, orno •~mpre lo he e ta o, á eguir como regla in ariable de mi con~ ducta, las intcneione p;Pcrnales del Rey. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2~1 u Que el Gobierno de Cartagcna escoja entre recibir de nuevo la fami_lia:,. á quienes el ha-'nbre ha hc:~ho salir de la plaza, 6 rendirla en el tcrmmo de tre da., con la cerudumbre de que la clemencia del Rey no conoce límites y de que me anima el más vivo deseo de um plír sus instn.ccione : mi conducta po tenor dependerá de la conduc­ta que toméi . " Cuartel general de T á la arre!) productiva de rique7.a, han ido co·as extraña· en Jos coleb"ios y uni­' er idade ~ · p t.: unquc bajo del nombre de .. curso de Filo ofía,. e han en ciado algun s nocionc de ciencia , c·ro ha sido muy superfi­ci J en e : sólo como un cncam.inamicnt 1 estudio de l política y ¿e la juri prudc:ncia. Al v r muJtraJ ttlliv~nidadn tolegios u crarí,r gru 01 l11 J.\'unla GremmltJ 110 ddJNJ ü11-r los lt'lmÚrrs otra ootptuiÓJJ ljflr: ,gobrn1,1r )' f¿,.ur !l'_yN y ,· f/Jiilra"i'lms. Llenas la \..a cza e lo jóvc e de teorí. mctaff~icas sobre lt.:yc ·, gobierno y admini tr ci6n, privad de e pcricncia y de las informacio­nc dt: la historia, uía indi; p nsablc para juzgar razonablemt.:nte en olític ajeno á lo conocimiento ue pudi(;r n onducirlo con pro­ccl o en cjccllciont: <.k agricultur de mincrí. ó de comer io 6 por lo meno llamar u atención á e ro objeto , y arrastrndos pflr la 11u si- .tl11d tÍ oíupant· dr. lo IÍ11ir.o qra u lt.s lw OJJÚÍtlao, o lltlflLI'trl 1" · sólo pi~ TI· JUJ u1 legislm )' gobernar,)' que to lt' e rl!tlll nptos p trtl otra rou1 qtu pnra .cm pi. r1dos púhliros. unque el numero de lo· t.:m lt.:os e. ceda en mucho al que la circunstancia del paí c. ·i en, e in uficicntc p ra procur r colocación á todo )o· prcten icnte ; resultando de quí que nccc a­riamt.: te ha de h ber un gran númt:r de per ona di put: t á d(;rri­b r el orden e tablecido p ra. ocupar lo uc:.tos de que e ju no hallan éstos á quién alquilar sus brazos, como también por el efecto natural de la relajación en que hao caído en toda · partes la autoridad pública y doméstica, la subordinación de lo~ hijo á sus padres y de los hom­bre á los magi trado . ¡ Tánto individuos obligados á ivir, y repug­nando el trabajo lícito que podría darles la sub:,i tencia, s ha revelado un hecho singular en relación con el f/izcaytl> de pue de atento examen de lo de pojo · de e,te m gnífico barco> que fue de trutd por u propio torpe­do . Cuando per eguido por lo n1ericanos, de ubito giro din:c­ta \' deliberadamente para ) 11 [,dr e á la pla ra, por lo pronto pan.:­ci6 el hecho i nexplicab.e. La razon dt tal he ho no fue otra 1 no la de que cuando el buque navegaba tod m< quina, de repente penetró al comp~rtimento de proa un a tilla qu hi7, e tallar do torpedo que taban prontos a ser di parado , produciendo un a e pi ion terrible que de quicio la porcion de proa, y retorcto ar­madura y blindaje. UTlL MEDIDA-El pre idcnte del Con cjo upcrtor naval an cric no ha pre entado al obierno un larg< y e udo proyect de rt:organización de lo cu dro de ofi tale de la marina, el cual entre sus e nclu ionc iucluye la iguicnte: " 2.0 qu e rctornKn (li cncien) todo los oficiale que no po can l cualid;tdes reque­rida para hacer con cxito el sen icio a ti\'O., LEc IoK OBJE'll A-En el combate na\al de anti g , el Oqrundo re ibio en el casco 66 proyc tilc, ; el Ñlar:11 'lt·n·sr~, 33· el f/izcayn,- 24; el c,·iJtobal c~!t,n, 8; y un 6o lo de tr ycr Furor y 1 error. Cal uland n uno 20 lo impactos bajo lwc de Rotación, tt:ndremo~ que á lo umo dit:ron n el bl nc r So prc- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2~4 BOLE';l'Íl'f l\ Ll'l'.A, yectiles, y cop1o e e ti~a que lo americano:~, di par!r<;>.n 6,ooo (el solo lowo hjzp 1,473 t&ro ), re uhtt que de tanto canonazo apenas e logr6 el 3 por roo. Si esto aconteció á artilleros bien preparados, sin duda alguna, ¿qué se podrá e per r de los neófitQs, d~ los tir"k­dores de última hora ? S.[MBLANZAS HISTÓRICAs--En 1640 lo france es itiaban ~ urin. Los sitiados tenían preparada una mina á la cual olo fal­taba una mecha para prenderla y hacer altar á varia compañías de granaderos que acababan de apod rarse de un baluarte. Un sargento piamontés, qu.e guardaba la mina, ordeno á su soldado que se retirasen, encargándole recomendaran u esposa al Prín­cipe y en seguid3 se procura fuego con el eslabón, inflama la pólvora y perece por su patria con todo los enemigo .-En r 8 r 4> el 25 de Marzo, ¿quién lo ign ra en CoJombi~ ? , Ricaurte, que guardaba el parque del ejercito independiente.> coo unos 30 hom­bres, con los cuales era imposible defenderlo de inminente asalto de considerable numero de realistas, de pide á us oldfldos c;n~at:g~n­doles digan á Boli var que él solo ba ta para alvar eJ puesto si e atacado por 1 enemigos: e tos no tardan en pre ~nt~r e y Pi­caurte, preparado para el caso, p ne fuego á la pólvora y vuela junto con todos lo a altantes. - En 1799 el fuerte de El Ari eh ( iría), ocupado por lo france e , e taba á punto de er ganado por el enemig , que lo entraba ya p r divenra brecha~: entonces el sar­gento riaire grita á los suyo que se retiren,coge una mecha, vue­la al polv n n, y cuando se ve solo con los enemigos, prende fuego á 1 pólvora y perece con todos lo vencedore .-El 5 de N oviem­bre de 1827 el abanderado de marina Bi son, comandante del Pa­nayotti hrick recientemente car-turado y con olor 5 tripulantes, fue at cad por do' barcos pirata , montados cada uno por 70 hombre . Comprendiendo cuál tenía que er el re ultado del comb.tte, de acuerdo con u pi Loto e preparó para n entregar el barco al enemigo. Cuando en la pelea ya habtan caído 9 hombre del equi­paje, orden " á los re tante saltaran al mar. Los griegos, no en­contrando re i tenci invadteron el barco para pillarlo y Bi> on, que e per ba e te momento, baja á la anta Bárbara coJ una mecha encendida, y dos minutos de pue volaba el Panayotti, con fr gor terrible: y a 1 mañ na siguiente e encontraron 70 cada ve­re en la play : una e tatua se ha levantado Bi on en Lorient, ,,u i u dad natal, ¿dónde está la de R icaurt(' en Colombia? BOGOT -IMPRE1 T NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE1fN MILlT~R BE COLOMBIA ;Supl mento del me de Abril de 1899- ~ 97 bis SECCJON HtSTORtCA r -REL. TO u~t , .. mRG RA Y YERG R. Cuadro CTonológico de los Magistrados de Nueva Granada I 8 37 -Doctor José l gnaáo dr MtJrqzuz . _______ El Con-gre o de 1839 había dado el 5 de Junio un decreto uprimienJ lo convento menore'. Al llevar·e a efecto e ta medida en Pa to, .e alzó d pueblo, encabezado por el Padre Vill ta, acorralo la pequer1a guarnición en una casa y la rindio, obligando á capitu­lar al Gobernador. El General Hcrrán, ecretario de lo Interior, fue nombrad General en Jefe y marcho aJ ur al frente de una parte del j ' rcito. Hcrran h b•a d do 1 >'i combates de Buéstuo, Chaguarbamba y once más ha -ta el 3 1 de {.Jiciem bre de r 8 39· La .guerra dt.: Pa to co·to . .' 32,870 en l s do pri m ro me:>es, y fue ere ie11do el ga ·to en lo me ·es po te1 iores. n V ele/. e pronunció tambien el C >ronel V. \ aneg·'l. , y fue batido por el Cor ncl 1.. Jl. 1' ranco. 1 General bando, á quien e le seguía cau • como ti reo pre unto del a esinato del gran fvla ri cal de Ay.tc ucho, e pronun­ió el l 9 dt: · nero de 1840 en ·1 i m bt , y c..l J 2 • ta~o a Popayan, de donde fue re~..:haz.ado. ..n P to e pronunció el cabecilla o­g. uer~ por el R~y y por la religi ó n : unit:ron s<: : to . tre pronun- 13mtento- , hactendo una hct rogcnea re\ olu ton 1n programa, in can 1 in baudcra: b.1nJo ponía una cruz y un viva J· ta al frente eJe u · pro lama. i hubie ran rriunfaJo lll) hahnan a bido a quien dedicar u triunfo. ( bando, cu ' pa o de la fila e paílola á la: r ·publi ana había ,.¡lo in ero, y I..JliC tenía fucr:tc <: mprom ·o on el partido liberal, había a Jamad la (el ública; · loguera, ~i .1:4\:rnando \'JI, .'el P, dre Vi Ilota, á it tl "ranci e de 1 1 • Y al mi mo tiempo e había pronunciad e11 V del. el o­roncl Vaneg:t , proc!am-and h fe lera ic)n, ~ú n pare e . 1\ l principiar el aílo el jobierno di!\pouí, de +,¡68 hornbre . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILI'l'AR DE COLOMBIA El2z de Febrero (1840) celebró el General Herran el tra­tado de los Arboles, con O bando, Jefe de las fuerzas rebelada , por el cual quedaron indultado lo rebelde . El 1.0 de Marzo e reu­nió el Congreso. En Abril se eparó el General Mo quera de la Secretaría de Guerra, por haber ido nombrado Jefe de la fuerza de reserva en el Sur, y marchó á Popayán . El 5 de Mayo muria en Bogotá el General antander. (Las biografía de ariño, Bo­lívar y antander forman la hi 'toria de la Nueva Granada de I 8oo ~ 1837). antander, aunque había quedado como Jefe de la opo i­ción al doctor iárquez, no tu o parte en la rebelión que lo com­batió con las armas en la mano: era diputado al Congreso cuando murió. El General Flore había mandado alguno auxilios á Pasto en defen a del Gobierno, y se aprovechó de esta circunstan­cia para pedir que se hictera un nuevo tratado de lítnite . En [\'layo se pronunció por el Ecuador ogu ra, jefe de unas guerrilla . El 6 de Junio e dio el combate de Huilquipambo, entre las fuerzas de Mo quera y las de Noguera . Mosquera marcho al Ecuador, llamado por el Presidente Flore pata arreglar la cue~ tión inter­nacional que se estaba formando sobre límites; Mo quera y Flore arreglaron amigabletnente e ta diferencia , y el Gobierno ecuato­riar. o ofreció auxilios al granadillo. Obando, de puc del tratado de los Arbole , se había pre entado eJl Pa to, egún lo con enido, p3ra que continuara la causa obre el a e'inato del Gran Mariscal, hasta esclarecer los hecho : tenía su ca 'a por cárcel, y fugó de alh en la noche del 5 de Julio. En Ago to aceptaron lo Generale Herrán y Mo quera el ofrecimiento del Pre idente Flores, de traer us tropas al territorio granadino en auxilio de la au a del Go­bierno: el 23 de Septiembre e firmó, entre Mosquerc1 v flore·, el tratado de uquerres, por el cual el Gobierno ecuatoriano de'­aprobaba los pronunciamientos de lo cabecillas en favor del Ecua­dor, y e comprometta á auxiliar al G bierno granadino. Obando fue derr ta 'o en la acción de Huilquipamba (2. ) el 29 de t:ptiem · bre. En el mi mo me de eptiembre e hab1an pronunciado el Co ron 1 Jo e Gon7,á lez y v rías otras pcr on s en V élez, Tunja y el ocorro. El Gobierno envio á lo Coronde' 1\tl. M. Franco y J. Jo \,; · ira ' obrar cor tr ello . 1 Coronel Franco, reunido al ,.obernador de V elez, perdió la accion de La PIJIIJnia, en las cer­él ntas del ocorro, el 29 de eptiembr dí de la \'ÍCtoria Uel Go-bi~ rno en H uilt}'tÍpamba. eir e red:ó á Bogotá. El Gobierno que ignorab aún lo u ce o de Pa t al aber la derrota de La Po~ loni e pidió, on fecha 7 de ctubr~ de r 840, la famo'a circular declarando que el Gobierno carecía de medio par reducir á lo reb~l?c . Al r ·cibir e ta circular el cneral Ilerr"n, pidió nuevo a_u. dt al ~J cuador, uya fucrz.a e habí n retirado ya del territo­n. o aran, dtno. ~jl l'Obierno en B gotá había sufrido grave Itera- ! nc : el Prc tdente Márquez re 1\'iÓ eparar e del mando mar har:tc al ur, dejando ncargado al V icepre identc Caicedo d~l Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UPLEME ·To-o ·ERRA DE 1840 3 Poder Ej_ecutivo. Lo Secretario Pombo y Aranzazu ·e epararon de su. De pa ho , y en u lug r fueron nombrados c:l señor M. Chiari, ecretario de 1 Interior, y el señor Mariano Calvo, de Ha­cienda. El General J . M . Ortega, que había ucedido al General Mosquera en el portafolio de guerra, siguió con el Pre tdente al Sur, y llegaron á Popayán el 24 de Octubre. El Poder Ejecutivo convocó al Consejo de Estado, y luégo á los vecino de Bogotá, y oído u dictamen, mandó una comisi6n de paz. á lo jefe rebelde del orte, y con oc ' el Congre o para el 1.0 de Febrero de I 841 . La comi ion, compuesta de los señores Miguel Saturnino Uribe y J. Clímaco Ordoñez, hijos del Estado de Santander, marchó al encuentro de Manuel Gonz.ález, titulado Jefe Supremo dd Socorro. Lo rebelde , alentados con el triunfo de La Polonia y con su número, contestaron á la comisión que no aceptaban otro arreglo que el que ce~a e el Gobierno, convocando una Convención y entregando el mando en las pro incias á los jtfos suprtmos que se habtan proclamado. El Coronel N ira apeló al patrioti mo de los hijos de Bogotá, reunió la Guardia acional, y dio el 28 de Octubre la batalla de Buenavista, en que derrotó completamente al enemigo. Una herida mortal que recibió en el combate, le impidió completar la jornada con la per ccuci "n de los derrotado . El 8 de Octubre e habtan pronunciado en Antioquia el Coronel Salvador Córdoba y el Gobernador do tor bregón. El Presidente Márquez se unio en Popayán con el Genertll Mos­quer~, que llegc> el 2 de Octubre, y con el General Herrán, que llego el 6 . Al abc-r la noticia de Ja victoria de Buenavi ta, Már­quez determinó volver á Bogotá. Herrán queclu en el Sur del s­tado del Cauca, y Mosquera ino al valle del au a á abrir la cam­paña sobre Antioquia . Lo · n::stos de las tropa de Gonzalez y Reye Patria, derrotado en Buenavi ta, e replegaron a unirse con Franci ·co Farfán, jefe venezolan >, ilado en ue a Grana­da d · de 18 30, y que ven1a con 200 11an~ros de Apure derr~car el :tobicrno d la patria que le habta dado ho pitalidad. mdos Farf:' n }' Gonzalez, volvieron br Bogota, donde el obierno acababa de recibir noticia de la suble acion e la Co ta, que tu o lugar el 14 de Octubre, encabezada por el eneral t ranci co Car­mona. El 21 de ovietnbre entró á Bog ota el Pre idente r­quez, de r ·gre o del ur: el 2 7 el General H ·rr ~ n, qu fue n ':' ~r~d Gencr 1 en Jefe de la fuerzas de la Rcpúbhc ; el 28 la Dtvt ton París, que venía á defender á la ciudad . .E ta fue la poca mas cn­tica: tod la R pú blic e taba en arma , dominada por i~te jefe que e titulaban jq;·s supt·ntios y aclar aban la fedcracion. P nama también e había u levado el 18 d<: ovicmbre. Lo Gcner le H errán y M o quera fueron enviados por el Gobicrn al N rte. Carmona y González e hab1 n pue to en relacione . E 1 9 d Enero de t 841 ganaron H errán y Mosq u era 14 batalla de .Ara toca, en el E tado de ant ndcr. El 7 había muerto en Bogotá el rene- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 BOLETÍ lULITAR DE ~OLOMBL ral eira, vencedor en Buena ista. El 17 de Enero de r84r ganó el General Borrero la bc1talla de Riosudo, en el Canton de la V ga de upta, sobre las fuerzas del Coronel Córdoba, y el 2 de Febrero anó el comb te de ltagüt, y celebró una capitulación con C6rdo­ba, por la cual se retiro á la Provincia del Cauca, donde acababa de pronun :iar e orra vez el Gener-al bando, quien hab1a d do el ~ mbate de Popayán el 22 de Enero. Obando marchó al valle del Cauca y derr tó al General llorrero en la acción de García, en la· · nmeJiacion~s de Caloto, el r 2 de Marzo. Zarria ( Je la fuerza de bando) e ntramarchó sobre Pop y .... n y la entró por capirulacion e1 26 del mismo 1Vlarzo; y bando iguió al valle del Cauca, clon-e ~e unió eon Córdoba. El 31 de iarzo ganó el General tVlos­uera el e rnbate de an Lorenzo sobre la fuerza de Carrnona, en el Estado de Santander. 18+1. -G nr:ral Pedro Akántara Herran, natural de B gotá . El períod pre iden''Í 1 tcnninaba cuando la República entera e - tab en arma . L > e'fuerzos de la re olucion se dirigían princi­palmente á impedir la reuni6n del Congre o con titucional que debía declar· r la ele i6n del nuevo Presidente. Venciendo mil di-cultadc:: s vi n1eron lo diputado desde J extremo de la Repúbli­a, y e in t · Jó el Congre o el I . 0 de Marzo. Se 'e ·ifico el e cru­tinio de 1 vot para Pre idente, y resulto elect el General He­r. rán, quien e taba en H nda dirigiend la operaciones militare , como Tener.,) en Jefe . .El r.o de Abril gano el General 1osque­ra sobr<."' la ' f 1erz.1 unida Je Carmona, la batalla de Teuua, en la Pro\ 1ncra de i'amplona, con lo cual qued' libre todo el Norte de la República. P >r haber..,e po e ionad el Ger eral Herrán de 1 Pre- 'idenci , asu.nio el .... nerai t'vl guer el tnando del Ejército. Jo é M rí. V c::L.ga, >b ~rnador de H ond p >r el G bierno legíti-mo, lo había traici nado, pr nunciandose en Oici mbre de 1840, v 1!: h bía dirig· J á ntio uia, donde había tOtl"tádo el mando J.e la· flreu,as r b ... lle . b:l Coronel Br uli He1 Lt gan-"' sobre "l la tall· Je St1luninr1 y lo tomó pri ionero. En bril gan6 el Gene­al P ad la b.1talla Je RiifniJ en la Provin ia de iva. En el ~,le el Ca,Ha e pronunciaron vari pueblo contra la Jomina- 1?11 de ()b·m1 >, poya<.Jo por _as fuerza del ejer ito de 1 Repú­hca q eentnba enaquellac;;provincia porGuan ca ypor uin- El G.!nerJ.l .:.\1o guera marchó p r ~tindío br\.! el valle del e~. band,J • nte de Jir de Po aván <.lt:: truy•o el Coleo-i de . . - ) o m ver 1 d, arruinando Ja biblioteca y el g. binctl.: de quírnic., Y r archó en seguida al valle del C uc.1, ;epkg;'ndo e ; Cali. El ener 1 lVIo quer había lleg.ld< á Cartct \,el 7 de] ulio, ' el 8 hizo a ar 1 or l. armas al C n rel alvador Córdoba l doctor Nlanucl (: · Jaraf11:illo, y á 16 pri ioner m " (11Js c.rcaíi?; tlr: Cartago). El '2. de J ulto el General ] oaquí n Barriga, Jefe de la fucrz.a que h aban en el \' 11 Jcl .1uca ganó l batalh. de La Chanetl en la (. . ) ) ec t c1 nc de C ·\li. ban o fue com plct. mente lcrrotado ' hu ·ó Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UPLE-f:E.a. 'rO - UE BA DE 12 0 : Pasto ; se hici;,ron _700 pri ioner , entre ellos á u egundo, el fi mo o Coronel Zarna. En 1 ur del E tado del Cauca exi tí n rodav1a di turbios y principio de una complicacion inte-rnacional. El Gobierno granadino habra pedido al cuatoriano auxili e 2,000 hombre para que re gu< rda las Provincia de uquerre y Pa to. El Pre idenre Flore 1 había concedido, y en el me de Abril de 1841 e hab1a tra ladado per onalm nte á aqudla Pr - ·incia . Lo ind\os de La LaO'una e habaan pronunci~do contra la tropil~ ecuatori na . Cr yend el eneral .r lores en mala situacion nue tr Gobierno, prom vto la debración de do acta en Pa·to} Tuqucrre, gregandose é!l E uador. La pr'mera ten1a la c1au ula de que i el obierno Gr nadino triunfaba, e reine r­porana · l 1. 'Tacion, .' en la egunda e manif4 taba que la agrc-g ción era á perpetuidad. Cuando el Gabinete del Ecuador aco-io emcj nte pronunciamiento, 1 doctor Rufino Cuen o Encar­l! ad de egocio de la - ue\ Granada defendio etH .... rgicamente lo d~recho de ·u patria. Agriáron e la r ·lacionc , pero e re - t;lbl cieron por la con fcrencia del 4 de S pticm bre ( 1841 ). A con­e uen ia de un combate p<;rdido por la fucn:., _ dd Gobierno en d Papaya/ (río J\llagd lena, E taJo d 13 lavar), el General He­rrán dimitió tem or lmente la funcione de Pre 1dente y e fue a los Provincia del orte como imple Genera] a ór enes deJ Poder jccuti\o, de que qu do encargado ti Viceprc idente . 1 ye­neral e llazo gano ·1 24 de J ldi<> el 01 b te de o '(lÍÍfl. 1 mi - mo ti mpo e pror unci Cart gena por el (yobicrno legítimo, y el ,-eneral Herr n ganó el 9 de <=epti mbre la batalla de Oc ,,ííq, que fue deci i' a par la p cifi cion de la Provinci d · Ja Co ta . .fí""n esta batalla peleó, como Al(¡ re7 cgundo de Ja Guardia a-ional, el in ignc poet Jo é 1-' ... u e io Caro. La tuel'7as enemi­~ a fuer >rl mandada· , or el Cor rwl Lorenzo n~ · nJe:1. J ejército del 'eneral .l\lo quer iguió ha ta Pa o p •• ra acabar la paciftcaci<>n, ' volvió á opa •án, n donde termino l. cr.mp na dcl , ur n un indulto, v se dig lviú e · e .jército. ()lr ndo hu\ ó por ... tlocoa al Pení. Lo. reb·lde· que pudieron e e par e d 1 batalla del 1 orte on Carrnona, e reunieron t 1 que hab1an quedado en la .)rovin ia d~ la Co ta, y ap v do por le· fuerx.as utile que manda a Rafl(·tti, f rmaro·1 un cuerpo de trop,a par itiar á Carrag na, y de pu • de diferente fun i nc · de arma > fuer n batido por m r el 15 ele J u ni en el comb te de CiJpatti, y e ntinuó el ilio por tierra . El día 5 de nero d 1842, ganó el General Juan ~1 . ómcz. J batall de Ovtjtu, ccr~a d · Coroz. l, obre l. uerza del cabecill Orti~:, y la fuerza que 'tiaban ' Cartagena enviaron una comi ioi1 al Pre. identc, bajo el ampar y protcc ión del eiior t w rt, C n ul ingles. La Provincia de ' Panamá e redujeron igualmf>nte á la obediencia, proponiendo un onveni que dio término á la guerra en el I tmo. Tal fu el dcsenl ce de la revolución de 1840. Fue llamada de los f/prnnos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT .AR DE COLO}lBIA porque todo los Jefes que se pronunciaban se titulaban 7"./ej Su­premos y proclamaban la federación. II--REL O OTERO Historia Patl'ia 18 39-El Congreso reunido en e te año e ligio V icepresi­dente de la República al General Domingo Caicedo, que parecía hubiera estado destinado á prestar sus servicios en la epocas ma azarosas. En efecto, el Congreso había dictado en 5 de Junio el ecreto que uprim(a lo convento menores y que ba taba á mo­ver el fanati mo de los pastu os, que hábiles políticos explotaban. En el ur se pronunciaban el P. Villota aclamando á San Fran­cisco de A ís, Noguera al Rey y á la religión, y ambos eran pa­trocinado por Obando, que voluntariamente se había presentado á que e le ju2.gara por el ase inato de Sucre, y que había tenido el mal gusto de fugar de la prisión ac< mpañado de los que, co1no cómplic-e , denunciaba Era o. Al mismo tiempo el Coronel Vi­"'" ente V anega e pr nunciaba en V ele7, aclamando la federación. U na vez m -' la guerra civil frecía á la joven Republica la leche eneno a de la di cordia. . r84o-De de 1838 lo Secretario Pombo y López habían renunciado lo portafoli s que servían, en lo cuales los reempla­zaron lo enerale M squera y Herrán. El ultimo fue nom­brado Gcn~ral en Jefl.!, y in dilacion marchó al ur, en donde libró mucho combate , de lo cuale fueron los principale Jo de Bunaco _v Chaguarbrunba, y de pue de tra"' victoria· concedí o a los vencid la pitulacion de lo Arb les (22 de Febrero de I 840), por la cual queJab n indultad los rebelde . A í e·te tra­tado como el triunf( alcanzado por el Coronel \1anuel M. Fran o . br -~ b fuerz. · de nega , hac-tan creer en 1 pronto de enlace de la rt:volu<.ión. ~ Lntre 1 tem res de 1 guerra y la e peranza Je la pa~, mu-rió el (y ner d 'antander que habta ·ido opue t á 1 primera '! hubif·ra ido el m: ararente para cimentar la segunda. u gran­de mer ·cimiento , la podero a in O uenci á que ello le d ban derecho, y ha t. la circunstancia de haber entrado va en aquella ~ p a Je la 'id en qu e) fno de lo de engaño ca.lma el fuego de la ambicione., por le ítima '1u . can, hacían de él el hombre m de la del Coronel .f. arfá n, vu ·1 ·en . obre .)og t " . Pero p a n t . en donde había prin ipiad el incendio y en donde debía >ncluír. P r desgracia, el obierno a e¡ to n UC\ ar •rne a u i Ji > dc:l ~ ua-dor, qu á u ez a eptab la incorporacion de lct de a to y '~úqu<:rrc <:n a~o de que no triunfara el ::robicrno gra­nadino. La guer;a d partida que en aquella cornar~...:a e hizo no ha ten id eje m pl , y e de Jc ear n< e rc:n u e ve lllHH:a. uando lo:> pa tu o , tan valer> cu nto fan "" cic por . u u a, vi r n á mulho de u compaíler la horca, su. ca .erío in endiaJos, talada u Lementera y u familias c~:>nductda con el r ·h r patrimonial com botín de gut:rr ' hu­bieron de ac<·ptarla si 11 <::ondicione : tal corno e le ha í a. i­gt! ió luég la guerra de acecho, de cmbo caJa en que cualquiera olr cía u vid á con di i n de matar á dos : g~ r ra · canchtlo a en qu~ . e ~ucha~a in 1 iedo, y en que .e 'morí ·in gloria. Lo Jefe le.:• ti tnl ta d1cron la guerra carácter t. l q u lo faccio o~ de l. , d . d ) "1 per eJaron e er meramente re lu ionario , pilr cr uefen-re de su hogarc·, que eran talaJ en n •mbre de la legitimidad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SL'PLEME Tú-GUERRA DE 1840 9 El Genéral Herr n dimitió temporalmente las funciones de President~ para encargar e del mando en Jefe del Ejér ito, y gano (9 de Septtembte) la egunda batalla de Ocoíía contra las fuerza del Coronel Lorenzo Hernández, y pacificó la Provincia de la Co ta. Lo re tos de la fuerzas de Carmona y de Hernández en-ayaron el iti de Cortag~nll; pero la utile · de Raffetti fueron batidas en Cispata y luego las que obraban en tierra, á órdenes de Orti;¿ por el Coronel Juan M . Gómez, en la batalla de Ovfjas, de - pue de la cual Jos sitiadore hubic..ron de capitular por la bene ola intermi ión del erior tewart, Cón ul ingle . La sublevacion de Panamá conc1uyó tambien por un tratado; y todo parecta anun­ciar la paci f:cación de la Repu bltca. Sin embaq~o, aun quedab en armas en la Coc..ha, en Pa to, J sé Ar.tonio E paña, con cuy nombre y hazaña poman miedo ó a om bro en nue tro ánimos cuando niños. Comandaba él Ja gueHilla de La Laguna, mucha veces atacad por Jefes tan valer - ,o como E tévez, l)ia.go, Po ada, etc., que nunca fueron ven ido , pero nunca en aquella guerra vencedore . Rendido todos sus con­militone., España exigió, como unica ondicion par deponer en­tregar la arma ... , el permi o para atacar con sus 1 go hombre a los 2,000 extraJ jero que hollaban el territorio patrio. Sorprendido traidoramentc:, y con e ceso de traidora fdoma, fue conducido a Pa to, y fusilado all1 con r 2 compañero . El ]<:fe que <..lefcntba la legitimidad pudo quedar tr. nquilo, pero más tranquilo pudo mo­rir quien supo defender la dignidad de la Repu biica . Rendidas las l?artidas rebelde que obraban en Tierradc:ntro, )' apri iona<..lo u Jefe, el valero o y a tuto I ito, pronunciado n favor del Gobierno legítimo vari de lo pueblo que e hab1.111 mostr do má entu ia ta por bando, y obliga<..lo e te á hu1r por Ntoc a, con luyó en la l'rovinda de Pa to la rcvoluciún que alla h bía tenido na ·imienn. Aquella re\'< lución no produj frut ~lg no pr1r el paí ; y í en cambio mu h.\ sangre derramada en los campo de bat lla y en lo pat1bulo . Los pueblos an. iaban por la paz y aufl en mt'dio de la revolución se abric) la 1!. . po i ·ion nacional de producto de arte y ofi 'Ío , que duro cuatro ano' y dio animaci ' u y e tímulo a la in<..lu tria. Ill- Ji~ L.\ 'IÓ. ~ T>E BJi, E E 'l' 1'1 Historia de Colombia. La 111( ha cleccionaria entre 1\ll.árqueL., elegid Pre idente, y {)bando, u ontendor, p ~ado por ntandcr, ib a tener un trá­gico ti n . E. ·pedida por el Congre o, en J g 39, una ley obre u­presión de con ento rnenore , e talló una sublcvaci6n religio·a en Pa~t<>, encabezada por el Padre Villota, aunque promovida ecrc- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 10 BOLETÍN :MILil.'AR DE COLOMBIA tamente por el General Obando, quien no tenía más objeto para esto sino buscar conflictos al Gobierno y hacer ver que nadie sino el podía sofocarla, para lo cual el Gobierno se vena precisado a ocuparlo ; pero é te no quiso aceptar sus servicios cuando el los ofreció. Obando se proponía hacer ver que era el hombre necesa­rio para conservar el orden y el que debía uceder al doctor Márquez. A poco y para buscar mayore conflictos, un tal Andre Noguera, antiguo guerrillero reali ta gran amigo del General O~ando, se pronunció también proclamando al rey de España, pronunciamiento que no tenía más objeto que el mismo que se proponía el Padre Villota: hacer ver, que sólo el General Obando podía sofocarlo. Pero sucedió entonces, que descubierta la traición de José Eraso, otro guerrillero realista, gran amigo de Obando, que favorecía á los revolucionarios cuando estaba al servicio del Gobierno, al er aprehendido, creyó que era por su complicidad en la muerte dada al gran Mariscal de Ayacucho, y entregó vario papeles, entre lo cuales uno aparecía ser una carta de Obando para que Eraso, junto con Sarria, ayudase á Morillo en el des­empeño de la comisión que 1ba á de empeñar. Este Moriilo era un militar que había venido á Pasto como de terrado por el Gene­ral Flores, pero en realidad el comisionado para ejecutar el asesi­nato. Aprobado por el Directorio liberal de Bogotá el crimen propue t por lore , obede iendo á lo que se decía en la carta, Era o y Sarria buscaron á lo a e ino , los colocaron en el pue to aparente y Jo dejaron á órdenes de Morillo. Con este motivo el Gobierno mandó eguir el juici respectivo al Gener 1 Obando y e te, que e hallaba en Bogotá, pidió y obtuvo permi o para tra la­dar e al lugar de los uce o · pero ante. de llegar á Pa to, al prin­cipiar el año de 1 8+ ), se pronunció igualmente en contra del ( 7o­bi rno y á p co celebro un tratado con el General Herrán, que h bta ido de ignad p"tra ofocar e to pronunci mientos y había librado ya alguno combate·, por el cual todo lo rebeldes queda­ban indultado y el ina á Pasto á e perar el resultado de u jui­ctn, teniendo u ca a por cárcel. E<:ta conducta de O ban­do úlo fue para ganar tiemp . El no p d1.t en ningun caso guar­dar el fin del juicio que e le eguaa. Había pr cedido por órde­rw del Directorio liberal de Bogotá, e mo Era o y arria lo h~btc n hech obedc·'-=icnd la u ya ; y ara j ustilicar e habr a a te­m do que m · niíc tar la onJen e crit,l e mo e t guc;rrillero hadan con la de él y comprom~ter a o qu'era, Caiccd , Marque;., Azue­ro, o~ , Cucrv y< tro menos celebre que formaban dicho Di­r~ ctono. F .... n. Bogotá e de igna la ca a donde tenían s e-tones e to h berale , lguno de lo cuales re ultaron m:t tarde con ervadores e). Para combatir : e, to re\Oiucionario, el Go- ( ) onl01me (: dijo e phcit.• 1 ente en el número • to~ r latos "e publican m r.unentc á título inlorm:•tivo r p.•ra lli)r ,llgún enl;ace ;Í los !ocumcnto militare • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLE fE. TO-GCERR DE 1 40 11 bierno de la ueva Granada había pedido al General Flores, Pre­sidente del Ecuador, algunos auxilio ; y para con eguirlos, como en efecto lo obtuvo, le ofrecieron cederle parte del territorio gra­nadJno, promesa que no había de cumplir e, debiendo ser Flores engañado como lo había ido antes por bando y Lopez, cuando le prometieron tambien Ja anexión del Departan.ento del Cauca. Sabido esto por bando y para buscar nue o conflicto al Go­bierno, hi7o que el mismo Noguera, e pronunciara ahora pidien­do la anexión al Ecuador ; y poco tiempo después, fugándo e e 1 mi mo de Pa to, e pronunció igualmente en contra del Gobierno, proclamand la federacion . Flore por u parte, creyendo de bue­na fe á guera, le ganó para sí efectivamente, prometiéndole grado militares y otra recompen a ; pero Obando, que no gus­taba de e tas traiciones, má vivo que Noguera, le prendió y fu i­lo - vi ta de us tropa , que no podían comprender cómo su Jefe se pa ·aba al Ecuador . Ya para la epoca en que Obando se pro­nunciara contra el Gobierno por segunda vez, alguno Jefes, vien­do la oca ióu propicia, e habían rebelado igualmente, proclaman­do la federacion, y hacietldo e entonce · general la revuelta, llega­ron á contar e ha ta 7 Jefes superiore en toda la Repu blica, quedando reducido el dominio del Ejecutivo nacional á ca i la ca­pital, la que próxima á perder e, hubo de abandonarla el doctor Marquez para tra Jadar e á Popayán, declarando que carecía de los medio uficientes para debelar la revolu ion y dejando el man­d al Vicepresidente Caicedo. De regre o el Pre idente y hechas la eleccione durante la 0 uerra, pudo reunirse el Congreso venciendo mil difi ultade y declaro en 1841 decto Pre idente al (Jeneral Herran, favorecido por el Gobierno. u competidore fueron el doctor Vicente A7, ucro y l Coronel Eu ebio Borrero, candidato del partido li­beral. 1 mo entonces el mando del ejercito el General Mo quera y á poco logró e pac.Cicar la Repu bhca, teniendo b. nd , de - pué de ufrir una gran dcrrvta, que alir huyendo y refugiarse en el Perú. E~ ta fue una lucha angrienta que arruino al pa1 . El cneral Flore , cuyo auxilio habí n ervido en mu ho para dominar la re olucion en el Cauca, a g u rd ba nt nce ·u premio, la anexión de territon , con lo que hab1a halagado el mor patrio le lo~ ecuatoriano y on eguido la prorroga de u mando· pero iendo burlado por el bierno granadino, se al'7.Ó t 1 grita en el E u. d r, que deo-enero en re,olución que l obligó á ca pi tu lar en u h icnda de F.Jv:r . P >r eso Flore d Cla : '' i hubic:r e n eauido la ane ion que ha J,t fre 'ido habría gobern a ­do toda Ja viJ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 12 BOLETÍN :MILITAR DE COLOMBIA IY-REL. 1'0 OFI '1 L-LO'i E 'RE'l'ARIOS DEL DE PACHO a)-1840-Introducción. otorio es á toJos los grana di no el acon tcci miento que tu\ o lugar en Pasto en el me de] unio último, con motivo de la public3cion del Decreto legi lativo de 5 de] unic~ d~ I 839, obre upre ión de con ento~ menores en aquella Prov1ncta . Un t"cle­ia tico, po eído de aquel e píritu de fanati moque no abe discer­nir lo verdariero interc e de 1 Religion, y abusando de la in-fluencia que el credito de su virtud Je diera obre un pueblo poco ilu trado) e atre •ió a emplear su mini~tcrio de paz y caridad para excitar e e mi n1o pueblo a la rebelión y á la resistencia a la ler: a e a ley á la cual l mi mo había contribuido e n us informe al Re eren do Obi ·po tle Popayan .obre la relajación de aquello e nvento y conveniencia de u supre ion · que igualmente fue apoyada por lo Diputados de la misma Provincia de Pasto en el Congre o, y a ordada por la casi unanimidad .Je u miembro . uble\'ada la pobla~ion y pue ta en rmas, cercó d cuartel á don­de se acogió el corto numero de soldado que guarnedan la plaza ) que al fin tuvieron que capitular y retirarse. Instruído e) Go­bierno de esra a onada, desaprobó como deb•a, 1~ condicione ino decorosa que por 1 1 uerz e arrancaron al Gobernador, y di- . u ord~ne para que e organizara una fuerz.a militar que, al mando de un (,.en eral de la Repu blica, e tuvie e pronta y dis­p~ tcsta a re.;ta blecer el orden, i ror lo medios de la pa ta ion e indulgen 1a no pod1a conseguir e. Inútile fueron todo lo e - fucrz.os que tanto el e ore ac.lo General como el I C\ erend hi - po de Popa ·án, emple.tron a fin de atraer al camino de la raz.on lo extra iado habitan te de Pa t : perdida to ·1 e pcranza de un avenimiento en,,¡ t :l de 1 ob tinaciún de 1 r ·bc:lde· qu no ¡ui ieron acoger. e al indulto que e le ofreció, el Gobierno, e.n­rgado por !a Con titucion de mantener el orden y la tranquili­dad pliblica, y de hacer cumplir las ley~ , e vio en la ncce~idad de recurrir a la fuer/, armada que ·e ha pue to a u disposici 'n 011 tan sagr· do obj ~ r . . . ·a de d(; la~ primera noticia que tuv de aquel mo\'imiento edtctoso,. y con 1 e ·periencia que h y del caracter erío que han t mado 1cmpre la ublevacione de Pa t , por el genio bclico o de e.quel pueblo y las ventajas que u localidad le brinda para la guerra, el Poder Ejecutivo había solicitado del Consejo de Es­tado el 14 de Juli (r839), la concc ion de la primera de las fa­cultades que para tale a os otorga el artícul 108 de la Con ti­tuciún, lo cual cre~ro por entonce sufi ·iente. Los acontecimien­to que e sucedieron en Pa to, hicieron poco despues nece ario el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 13 . o de ~o.ja__s la que dicho ~rtÍt'ulo contiene, que el Poder Ejecu­tivo sohctto y obtuvo del Citado Con jo en 1 7 del mr·m mt:s d Julio. Ante de relatar la peraciones militare que e emprendie­r n obre Pa to, con iene mencionar lo ocurrido en el re to del pat . La Provinci de V <:lez ha sido el teatro de continuos di - turbio excitado por J inju ta a piraciones y cará ter dí col de un corto numero de hombres inquieto y perver o , que e han propu~ to hac-er! pre a de u codicia, y con\'ertirla en apoyo de u m1ra de \'enganza y de de orden. in·io al principi de pr ·­texto á Jo de contento la admini tración de un Gobernador a quit:n ab rrecían porque e puso on firmeza á us proyectos v maquinacione ; pero lo que hc.t ucedido de pue en V elez. bajo el mando de dos Gobernadore que le han u cdido, prueba bien que el mal e tá en que el partido anarquico y revoleo o que alb exi. t no puede ufrir el itnperio de la ley qu condena · u e ptritu y u · hechos. Conscc ente á estos principio , la faccion de V elcz acabó al 'fin por pr , ~ enra e con e canda lo, en reb 116n abiern .contr el brerno y la institu ione · , in prttext · iquiera ' ttn-ible. Los faccioso a mano armada atacat·on al bernador en u ca a, y e te tuvo que abandonar la capital de la Pro ' incia, , rerí­: rar e á otro Canton. El Poder .Ejecutivo · vió, pue , en la ne­- cesidad de abrir contra esos r~bcldes peraciones militare::s· sin de ·cuidar por e ro de dej r á lo rebeldes u na puerta al arrepe n­timi~ nto en el genero o indulto para 1 cual autorizó á lo Gober­nadorc de V elez y el oc rro, y al que por 1 pronto se acogie­ron alguno de lo· compr )tnPtid s en u lamentable extra\ 10. Para ace::ntuar el c•• dro de la cal midade de:: la R pu bli en 1840, otra faccion de un car ' C"ter rná erío en cuant al lugar y á la· persona que la ac: u illaron, por u pro imi 1 d á P to, y por lo mi m n · e e ndalo y criminal, de plegó el e tand. r.t • de h s-.:dic..:ión en d pueblo d I imb1o, dd cantón de Popayán, ·1 19 de Enero. Un en eral, y un Coronel dt. la Rcpú bli ·a, re p n-a le ambo de dditos de que ya habí n t mado conocimiento la autoridadc judiciale , bu caron 1 it punidad en otro crimen tan­to n1ás atro?.. uanto que u v1 tima debía cr e a mi.,.ma patri· uc lo hab1. colmado de honore y de recornp n a · e e mismo G bh:rno y e a mi m in tituciont: que d General ancionar y prote:tara so. ten ·r on rep • t idos juramento ,; an1b rmiento para los perturbadores, y el remedio más eficaz ~ontra estas sediciones criminales. Conatos de revolución se dejaron percibir por entonces en algun punto de la costa eptentriona~ de 1~ R pública, .acompañ~dos de quejas sobre Jos maJe que se ufnan a con ecuenc1a de la tm­perfeccion de algunas leye· orgánica, y principalmente de la· que arreglan la Administración de justicia. El Gobierno, sin entrar á decidir hasta que punto eran justos esto motivos de descontento) manifestó al Congre era urgente que e ocuparan en atisfacer la necesidade indicada por el clamor general de los pueblos en e e a unto. En fin, la villa de Arauca en la Pro incia de Casanare, había ido asaltada por una partida de malhechores (Octubre 1 1 de 1 839}~ compuesta en mucha parte de lo criminales que se refugian allí del territorio de Venezuela : la energía y resolución de los habi­tantes de Arauca, dirigido por el jefe político, libraron la pobla­ción del saqueo, pues los bandidos fueron rechazados, di per o y perseguidos con actividad ha ta su casi total de trucción. El Go­bierno tan luego como upo lo ocurrido y á solicitud del Gober­nador de aquella Provincia, envi"' una Compañía de caballena que regresó una vez restablecida la seguridad en Casanare.-Eusebio Borrero ( ecretario de E tado en el Despacho del Interior y Re­lacione Exteriore en r 840 ). b) -RebeH6n de Pasto El 14 de Julio de 1839 recibió el Gobierno los primeros in­forme fictales obre la as nada de Pa ro de que arriba se hizo mencion, e inmediatamente mancl ' que el General Pedro Alcán­tara H rrán, a la sazon ecretari del Interior, marchara al urde Comandante en Jefe de Ja .• Columna del jercito, y qu se au­menta e ta Qn 1 medí batallón numero 1. c. • con la Gu rdia a ion al de Popa y "' n, llamando en B gotá "' la arma parte de la Guardia acional auxiliar para hacer el servicio, pues egun infor-me de lo :s bernadore de Pasto , Popay ' n y lo jefe militare de aquella provincia , · in aumentar la fuerza no e podta lle::var á efecto el cumplimiento de la ley qut suprimio lo convento me­nores de Pa to. El 17 del mi mo mes rcctbió el Poder .Ejecurivo el parte de haber e n limado la e-di ion • la tran acciones que lo rebelde bligaron á firmar al Gobernador. La noticia obre el desenlace probable de la cuc tion, y 1 tendencia que le daban us promovedorc , per uadicron al obicrno de que in preparar una fucr'l..a re petable, n pod1 contener e la rebelión. Un clérig ilu­so y ho_mbre de opinior e religiosa enteramente contraria : l s de aquel, eran lo promovcdore o ttn ible d · la rebelión; pero no ignor ba el ... jecutiv la ugestionc que habían ido de otro pun- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. . .PLEME TO- UERRA DE 1 4:0 15 tos de la Repúblic para aumentar el fuego de la insurrección. En ista de la gravedad de 1 situación, organizó e] obi rno una Di-vi ion de operacione , levantand para ello dos cuerpo de infante­na, la vez que di ponía que de la 2.• Columna iguieran al Sur do batenas de artillena, con parte de u material de ampar1a u en Popa n y Pa to existían otras boca de fuego. ' Las march de e tas t1 opa que partían de Bogotá, no fue­ron tan rápidas como el Gobierno lo hubiera de eado (y sin em­bargo el movimiento e ejecuto á razón de 6 legua di rías durante 30 d1as de marcha ca i in interrupcion), p rque cuerpo de nueva creacion, y tropas di persa en di tinta guarnicione ·, no podían hacerl con toda la rapidez que demandaban las circunstancias. in embargo, el celo del eneral Herrán y d~ lo Gobernadore , principalmente el de Popayán, a fin de acelerar el movimiento, no dejó nada que de ear. A mediados de Agost llego el General Herrán á La Venta (hoy La U nion, pueblo en la falda norte de la serranía que divide el Mayo del J uanambu), donde por lo pronto e tableció u cuartel general; y cuando ya la medida de lenidad qu tomó en primer tennino, los e fuerzo de una comi i ' n de paz. enviada á los rebeldes, y la amone tacion del bi po dioce ano á e to ultimos para que depu ieran la armas, fueron inutiles, y upo el eneral en Jefe que lo rebeldes, en numero de más de I,ooo hombre regular­mente armado y con artillería, ib 11 á rno\'ersc de f'a to hacia el ortc para apoderar e de la formidable barrera del J uanambu, u turno e mo io tambi n á ocupar una po ición conveniente en ]a banda izquierda del citado no. La Di isión n e taba aun com­pletamente organizada: apena ra una columna de 693 combatien­te de infantcrí pue ~ no podta llamar e caba llena un medio cente­nar de hombre mentado en 1 bagaje que re ibiera la fuerza para _u moviliza ivn. La buena di po icion del en eral, al poner u cu rt 1 general en Bue co, no influyó p co en el triunfo. A tacaJa ~ )as tr pa dd Gobierno <.·n us uartde , di pu el General recibir l enemigo, en la llan 1ra que domina el m nte de Bue co, entre:: do cañada ba tante con ider ble . La torm cion fue l má .aparente, y tan bien cumplida· l · órdc::ne del c::nc­ral, que 400 hon1brc · que eutraron en cotnbate de pcda-zaron a dos mil rcbdde rmados de má · de 6 o o fu ile y un pit:za de ar­tillería. M á · de 300 en<.-migo entre muerto y heriJos qu ·d .. ron fuer de combatt:, r de lo dcfen ore J.e la Con titucion, 4~L El caudillo de Ja f: cción '1 cnientc oroncl !1ariano lv, rcz, fu· pri-ioncro en el comb te, y gen ro lon-rar do la g erra en Pa ro y su citándc la n otra::; Provincia , de que hablare en ·guid . I-I a ta el o m b te ·•. corrc spon•ii cnte mí meto oJ- 1lc " Bor.r: T I , 111.11 0'\R . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 50 BOLETíN MILITAR D C0L011BI Al entrar lo legitimistas á las primera caBes, fueron recibi­dos con nobles manife taciones de alegna por parte de los h bi tan­tes~ las dama de la capital, como toda las granadina en esta revo­lución, reanimaban el e píritu de lo combatiemte y enviaban á u hijos, hermano y e po os á unirse á lo deíens res de la Cons­titución; in temor á la balas ni á la metralla, se precipitaron en medio del combate á recoger lo h ridos y á auxiliar á lo soldados, repartiéndole refrigerio, arma y municione . 1 2r, 1 mismo dfa de la rora de íquiza, e triunfaba en Popay n: el combate duró todo el día, y al anochecer, los con titucionale habían toma­do la artillería y reducido lo rebalde á la ca a que ocupaba el Batallón numero 5 .0 1!..1 Cor nel iero, que tan mal se condujo al principio, e timulado al fin por el honor, re·olvió unir e á los defensore del obterno, y combatiendo con una gu rrilla fue muer­to de un balazo que le paso el oraz.on, di rado por us antiguos compañero de con piración, de de una ventana. Lavó su mancha con la vida, sa rificándola por quien debla acrih aria, como mili­tar honrado. Al amanecer del 22, la fuerza \'Cterana ofreciÓ ren­dir ~ e i e le daban garantta , y u comisionado firmaron un docu­m ·nro para que e entrcga1 a adcmá la tropa y parque ue tenían en la tan ia, ca a de e mpo , do · kllornc:tro de la ciudad. Los Jefes on ti tucionales con vinieron en la tran accion propue ta; abían lJUC durante la noche un hijo del eneral band que reputaban en Timb1 como defen or del orden, edu id por ario mcli ta ha 1a hecho de ertar á rnu hos timbiano y de alentc do d re to, y además faltaban municiones para continuar el ataque. Firm da la apitulaciún, Ja fuerza vcteran cntr g<> su arma , muni ione . n el combate lo · n titucionale perdieron 1 J tft, 1 oficial y 7 individuos de tropa muertos; 1 jefe, 2 1 oficiale y 18 de tropa heridos; lo melista : 2 jefe y 20 oldado muerto , entre lo pri­mero el mi mo Ivla 1 1 Guerrero; 3 ofi iales v 20 de tropa herido , y 1 5 prisioneros. · Durante la capitulac-ión, 90 dcm crático capitaneado por 0anucl ntonio Alegría, se retirar n " la E tancia, y alJJ <. hi-tcron fuer e , p rquc de un momento á otro pcraban auxilio de antand ·r y Óe Cali. La dicha ca a era b tante fuerte, y par ren­dirla fu· preci o ..,itiarl en toda forma; ero • los 6 día de asedio, temiendo Jo j fe legitimista ompr meter el cxito con tanta per­dida de ti e m o, a a ron á \ i fuerza la po iciún en lo. d ta 28, 29 v 30, ha taque 1 Jc(; n ore:: e rinu:cron á discrc iún. Y lo te­more n1cnc-i n do no eran vano~, porque lo revolucionarios de Popay á n intentaron nueva cduccion de 1 fuerza, y al efect , re­p rtieron grande uchiJJo 1 >s oldado capitulado , para que se-inaran 1 s M. gi trado y Jefe~ legitimi ta ; por fortuna el Co­rond PéJ c:z upo la intentona á tit:m( o, y 1 contuvo con medi­da enérgica tiva , r.menaz. ndo, adtmá , fu<:i}ar á los cabeci­Jla que tenía en u poder i e r pctía el h cho. La pérdida total Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • UPLEMENTO-GUERRA DE 1854 51 de los rebeldes en lo diversos combates de Popayán, ascendió á 8o muertos y otros tantos heridos. En ~ilichao (hoy Santander) habían reunido los revoluciona­rio 300 hombre al mando del Coronel ~rello y el Mayor Ortiz, y para obrar sobre Caloto e peraban una columna de Cali, com­puesta de dos Compañia veteranas del Batallón número 2.0 y de 200 democráticos á órdene del Comandante Quijano ; la cuál se puso en marcha hacia ~i)ichao por el paso del aranjal (en el río Cauca) y la hacienda de San Julián. El Jefe militar del Cantón de Torres, Comandante Tejada, supo ese movimiento el 22 de Mayo, y ese mis1no día, á las 1 1 de la noche, alió de Caloto con 160 hombres escogidos de infantería y caballena á impedir la reunión de las fuerza contrarias. El 23, dejando el grueso á la sombra de una quiebra del llano de San J ulian, se adelantó con una guerrilla en bu ca del enemigo que venía de Cali, y tan luego como lo descubrió parapet do tra¡ dos cercas de piedra de una hacienda, simuló una fal a retirada r lo atrajo en u per ecución al campo que el mi mo habfa escogidv y donde aquél, orprendido por un ataque inesperado, se desorden ' y huyó á los bosque , cargad() de cerca por ]o constitucionales, dejando en e] campo 40 muertos y 20 heridos: pocos pudieron repasar el Cauca y volver á Cali. Las perdidas de los lc:>gitimistas fueron muy pocas. Inmediatamente contramarchó Tejada hacia el puente de] río ]apio, donde había dejado un df': tacamento, lo recogió y siguió á Quilichao á batir á Tello, á quien intimo rendicion, y los rebel­de , sabedores ya de la derrota de sus compañeros, e entregaron en número de JOO hombres armado .. Aqu1 habían ase inado los rebdde á angre fna al joven Domingo Arboleda porque no dijo dónde estaba Tejada. n Bol1var, Jo constitucionales que solo contaban con 8o fu i­lcs, pue los demás soldado no tenian otras ar a que lanzas y palo , re h ier.on atacar lo 300 rebeldes bien armados que te­nían Perez, ontal y Polón en A lmaguer, tan luego como fueron au i]iado por una pequeña columna de Pa to, mal armada, y loo-raron vencer lo el 31 de Mayo, cargándolo en varias direc­cione :de lo· rebeldes fueron muertos ó heridos 12, se rindieron 160 y lo demá ~e di pcrsaron. De pué de la conferencia. de Purificacion (pág. 46) el Ge­neral López, acompañado por l Gobernador Quijano, ·igui para eJ Sur, por Neiva y La Plata, y en ~atico, sitio ya en la cordillera, en el camino de Guanaca , encontro á los senores M. A. Arbo­leda y C. González, que conducían como 6o pri ion eros del Ba- NCO O lC Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 52 BOLE'rL.- MILITAR OE COLOMBIA tallón número 5. 0 de lo entregados el 22 en la toma de Popayán v que fueron reducidos á prist -n tan luego como se descubrió la conspiracion ya mencionada. El Geueral Lópcz los indultó des-ue de que le hicieron protestas de fi ... delidad, y los. m~ndo á, N ei­va á órdenes del Coronel González, a fin de que strvteran a este Jefe de base para formar un batallón en. dicha ciudad. En P~pay~n fue recibido el General López con particular agrado : al prmctpto lo revolucionarios creyeron encontrar en él un amigo; pero tan luego como vieron que servía lealmente a] Gobie;no legítimo, se enfurecieron, aunque no desmayaron en sus trabaJOS, esperanzados en que M.clo triunfaría en el centro de la Republica. El Comandante 'rejada, después del~ triunfo de San J ulián y la ocupación de ~ilichao, avanzó contra los rebeldes de Cali, reu­niendose en Jamundí, despué de pa ar el Cauca, con los ciudada­no leales del Di trito del Rosario: Cali, que era uno de lo princi­pales foco revolucionarios estaba defendida por 1,200 hombres y 3 caiíone . La columna Torres atacó la ciudad el 16 de Junio, y libró en . us calle~ un combate tan sangriento como desigual, en que los asaltante tuvieron 1 1 muerto > y 8o los rebelde , que per­dieron, ademá > algunos prisioneros, y entre ello el Gob rnador .dictatorial de la Provincia de Buenaventura, señor Tobar. El C maud.mte Tejada, en la imp.> ibilidad de rendtr lo cuar­teles enemigo , se replegó á I abd Perez,, á 2 kilómetro de la pla­za, á esperar el auxilio que se le habta ofrecido de Popayán, pue· el que iba de Roldanillo h bía ido sorprendido por lo dictatoria­le de Cali; por lo cual retrogradó luego a Jamund1, lugar di tan­te 2 5 ki Ión etros de la ciudad, donde se le reunieron un de::staca­ment de So jinetes y el doct,x Fernández de Cordoba, de ·ignado egal para ejercer la Gobernación de la Provincia. Estando 'I'ejaJa en J amundt, reci bi' in\ itación del Gober­nador de la Provincia del Cauca, Antonio IVIateu~, á una con­ferencia, con el objet de arreglar la cue tione poiJtica que agi­aban al Valle, pero era tal la exacerbación de las pasiones, que el - uvitado no crevo prudente ir en per ona á entender e co1 Mateu , el ticmp probo que en esto obro con prudencia. En Navarro ( pa o dc.:l Cauca), Provincia del Ca u • , e reunieron lo comi iona­- dos ~e 1\.:j da, de 'Tobar y de Maté u , , ajustaron un convenio que no dto re ultado por la mala fe de 1< <.1i ·tat riales. Entonce el G - ~rn dor Matéu , estimulado por lo revolucionario rlc.: u Prm in­ta,. no. sólo intimó á Tejada uspendiera su· operacioue· contra Calt, 1no que lo amenazó con que a udaría á lo rebelde· con 800 ombr'!s que había organizado en d territorio de u mando. Tejada, sin intimidarse con la amen v s de l\1lat ~us }' re for­ado mat~riaJ y n or lmcntc como queda dicho, emprcnJiJ Je nue­' 0 operaciOnes y estrechó á los rebdde h., ta red u irlos á la plaza Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UPLEME TTO-G 1 ERRA DE 1854- 53 y pri,1cipiaba el ataque de esta, cuando recibió orden del General Lopez de suspenderlas mient r as él llegaba : el Gobernador de Po­payáll", en uso de las facultades que le habían sido conferidas por el Ejecutivo, asc~nd i ó á Tejada á Coronel, y el General López lo nombró Comandante General de la columna de operaciones . El General López, tan pronto como dirigió las órdenes de c;u pender operaciones á Tejada, se pu o en marcha para Cali por la v1a de ~ilichao, y tan luego como llegó al campamento constitucional intin1ó rendición á los rebeldes, los cuales, no atre­viéndose á librar nuevo combate, e entregaron al Coronel Tejada en nútnero de I ,200 hombres, con armas y cañones, y el Jefe mi­litar del Cantón de Torre entró el 28 á la ciudad, entre los víto­res y adamacione de un pueblo tánto días oprimido por una turba de gente insolente que ·aciaba us pa ione disfrazándose con el nombre de defensore de la democracia. El General López iictó en seguida un decreto de indulto á favor de lo rebelde de Cali y de ~ilichao (Santander). El Gobernador Matéu , despue de la intimación que hicie­ra á Tejada, e pu o realmente en marcha con sus 8oo hombre , para ir en auxilio de los rebeldes de Cali ; pero cuando llegó al paso de La Torre, en el Cauca, y principiaban sus tropa á cru­zar el río, recibió la noticia de la rendición de Cali, por lo cual retrocedió sin demora á u antiguo cuarteles. Despue de la ocupación de Cali por el General López, como medida pre ia para organizar e) ejército del Sur se dedicó ~ arreglar la situacion en el valle del Cauca, y al efecto tuvo va­ria conferencia con Matcu , la última de ellas en Palmira, de la cual dedujo que poco ó nada podta e perar de e e Cantón_, pue en e ta ciudad se le recibio mal y tuvo que oír una porción de inadmisibles condiciones, mediante le~ que se le ofrecía coopera­na el Cauca á re tablecer el Gobierno constitucional. El General la de echó, y apre uró el movimiento de la tropa que estaban á · us órdcne . El General López hab1a ordenado siguiera de Buga el par­que que allt e encontraba, y avanzaran la columna formada hacia Cartago, para que tra montaran la cordillera por el cami­no del Q1indío, mientra d organizaba nuevos cuerpo . La tro pas que debtan moverse se compon1an de un batallon dt: línea, los batallones de milicias, 6 .0 de PopayfJn y 2 . 0 de Timb1o, <.lel E cuadrón de !5¿uilcacé, fuerte de 8o jinetes, y de vario piquete v partida , que por todo a.cendían' á 6oo hombre . El Batallón de línea, formado en Cali, comprendía muchos de lo rendido alh ' los veteranos del Batallón número 2. 0 hecho prisioneros en esa mi ma pl za, y lo mandaba el Comandante Ribero; el 6 .0 de Popayón era regido por el Comandante iV1o ~ quera ; el 2 .0 de 11m­/, ío, por d Mayor Srnez junto con algunos voluntario que conducían el parque. E~ tos dos cuerpos formaron la I .• Brigada á órdene riel e ronel Arjona. El mi mo 4 llegó ' IVledellín el Batallon Antioquia (.\1ayor uárez F ortoul), y siguió el 6 para are á órde­ne · del Coronel Gomez, segundo Jefe de la Divi ión. El Coman­dante General marcho el 8 dejando encargado de la pla7a y del parque de re erva al ayor iraldo, y el 9 se unió al Batallón Marinilla, que ac baba de recibir una bandera obsequiada por la señoras de la población." oda la División estaba, pues, en marcha, _ la vanguardia (1 .• rigada) llegó ' are el I 2, donde se embarcó n el u~.·va Granada que, cumplido el viaj , regre·ó ("n el acto á recoger la retaguardia (2. • Brigada), la cual pa o á bordo el I 9 ~ desetnbarcó el 2 I en adre de Di : la I." había llegado á Hon­da el I 6, la 2 .• 1 hizo el 22, y los equipaje continua ron por el rí en barcos menores. Dispuso entonce el Gobierno que se di olvie e la Di isión y que los cuerpos que 1a con1pon1an e incorporaran en la Divi-ión del Alto J\llagclalena, formando n ella una e lumna á órde­ne dd eor nel J)iago, que el eneral B uitrago e ene rgar del mando y d fen a de la plaza de H nda como egu ndo del Gene­ral París. l par"lue y la cotnisaría e refundieron en los de la Divi-i<> n del Alt .i\.1agd lena. 1 Cor nel Henao <.on el Batallón Sa/amina no pudo e t r par esta tech en onda, porque Jo re­be) les d 1 urde Anti quia y de u pía 1 habían obligado á atender á la dcfen a de e a rcgi ón. En ólo uarenta v cuatr día se ha­bí n org. nizad , recibido lguna in trucci ' rÍ llegad " Honda cuatr: erpo. levantado en Antio uia mer ed 1 ccl de la auto­ridadc . En el e pítul 2.0 e dio cuenta de la r anizac1on d Ja Di­vi ión del lt lagd lena. La primer medid- que tomar. d Ge­ner 1 Parí 1 encarg r e d 1 mando, fue orde ar e pu ie;-ra :t Iri on­d en e rado de defen a par resi tir á ) s fuerzas dictat rial . que on tal bjet de Facatativ _. el 3 de Mayo· pero a el r nel rboleJa había atendido á tal nece idad con pue h~ ta montó y arrcgl " p ra el combate un s no- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEME TO-GUERR:A DE 1854: 59 nes que encontró tirados en una bodega. También ordenó e l Ge­neral París se cubrieran con pequeños destacamentos treinta y siete pa o del Magdalena, desde Guataquí ha ta }a vuelta de la Madre de Dios, un poco abajo de Honda . La r. • Columna, con 8 pieza de artill ría colocadas en diverso puntos, e situó en Hon­da; la 2 . en Amb lema; y en Piedras, como reserva la tropa que de Popayán trajo el Gobernador Quijano, la cual por entonce con taba de 200 hombre , y se pu o á órdene del Coronel Vargas París quien debía cubrir, además, lo · paso de Coello y el Espinal. El Cor ncl Diago tomó el mando de la 2 .• Columna, porque 1 Coronc.:I Roja Pinzón había sido de tinado al Norte . El r 5 de Junio ·1 parque de que podía di poner el General Parí consistta en 40,000 tiro de fusil y 100 de cañón construído por los j6ve­ne del [l11ion, pué no había ni un old.,1do polvorista de artillería . Lo· Jefe de la fu rza trabaj ban incesantemente en discipli­nar 1 f 1erza, atender un crecido hospital, impedir la de erción y reponer !a bajas : la autoridade locale poco hacían, y el orden público e conservaba con mucha dificultad; siendo muy peligro-a la ituaci6n, por er pocos los soldados que guarnecían á !onda, y debJan defenderla contra enemigo upcrior en número, arma­mene y cquip . El 21 llegó á dicho lugar el Pre identc con ~u ,ccret rio á confi renciar con el General .l\tl0squera, que subi6 el Magd lena con t 1 objeto. Con todo, di pus el General París que el Coronel Arboleda, acompañado por Gutierrez Lee, pasara ell\llagdalcna con r 36 hom­bres, tomado de las cornpañías 3 ·\ 4 .11 y ¡.• del BataiJ n Restau­ra4qr, para que adelanta e un reconocimiento ha ta uadua ,y dar así ánimo á los h bitante de · te cantón . En el trán ito recibió Arboleda la noticia de h ber ido ocupada la villa de Guadu por 300 dictar rialt: , y re olvi ' d rle un a ' alto, pesar de no di poner ~ ino de fuerza tres vece m'á pequeña, ', en efecto, el 24 a la trc de la mañana orprendió al enemigo, tomok do cuartele , 50 pris:onero , 48 fu ile y alguna municione , y e replegó in no­ved. d 1 2 5 : el 29 dcclar<'i tl Poder E jccutivo que Arboleda y u trop habían merecido bien de;; la Patria, y 1nandó darle la gra­cia por su haz ñ : no lo a cendió omo lo merecía, porque par, cilo necesitaba la a(1uic ccncia dd Congrc o. 1 cncmig huyó por di er a vía , y quedó libre el cantón de Guadua ; pero corno una fuerza t. n pcyueila como la de Arbolt:da, no pod1 mantener e al frente de un ej -: reir inm ~diato, \'Olvió cargada de laurel al 'Cuart ·1 gene;;ral. lcj d el enen1igo, quedó n'lá tranquila la línca del Jla dalen , di minuyó 1 <.le crción y mejor " la di ciplina de la Divisi6n : el o d • Junio contaba ya 1 encral P n con 900 hombre y. el e )r nel Arboleda terH.l montad io· culebrina para defender el lugar . Por e te mismo t i ·mpo el Capitán Arang llevó ,. H on a, de-de La Plat , Jo pieza de montaña y 300 fu ilr-s, pero de é to ólo 1 6o pudieron poner e en crvicio, pues á lo derna Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. o BOLETÍN MI LIT .A R DE COLOMBIA faltaba la llave, quitada intencionalmente en aquella población por los enemigos de la legitimidad . . _. El 3 de Julio dictó decreto en Honda e~ ~Jecuttv?, .e.l~vando el pie de fuerza á 1o,ooo hombres, y reorgan1zo la DtviSJon del Alto Magdalena, y el 8 hizo lo mismo con la del Sur. Lo Jefe y ficiales excedentes formaron un depósito para de él acar lo cuadros de lo nuevo cuerpos que se iban á organizar. El decreto en referencia (que llevó fecha 7 de Julio) dispu o: 1. 0 La División del Alto Magdalena comprendía tres Columnas, compuesta la primera del Batallón Restaurador, medio Batallón de Artillersa número I.0 , la Compañía de la Union y las fuerzas que se levan­taran en la Pro incia de Tequendama ; la egunda, del medio Ba­tal1ón de infantería de Ambalerna, el medio Batallón Bogota, el 1nedio Batallón de Artillería de Honda y la fuerza que pudieran organizarse en la Pr vincia de Mariquita; y la tercera de las fuer­zas que e esperaban de Antioquia . Las tropas que e organizaran c::n las Provincias de Bogotá y Zipaquirá, serían destinadas oportu­namente conforme a las nece idade de la guerra; 2.o Las tropas de Popayán., que ocupaban á Piecras, y las organizadas y que se orga­nizaran en la Provincia de Buenaventura, Cauca, Popayán, Pas­to y Túquerres, se agrupaban con el nombre de Di ision del ur, dejando á u ComaoJante en Jefe liberta
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 97

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 98

Por: | Fecha: 06/05/1899

A O 111 Bogotá, M ayo 6 de l 99 NUM. 9 ---··..---- OR A O DEL ?.IL. I 'fERIO DE G E R Y EL EJER ITO ---··.,_ __ Ont CTOR AD-HONORP.:M FRANGISOO J. VERGARA Y V. Coronel, Miembro deila Sociedad Colombia na de •Ing enie ros ~~~~~~~R~R~ R~R~~ ~ ~~9~ R~ ~ ~~~ ~ ~R~~~~~o~~~~~R ~ ~~~~~~~R~~RRR~22~~ 2 ~R 2~ Son colaboradores natos de este peri6dico todos los Jefes y Oficiales del Ejército de la República 0~~~~~8~~~~~~~~~~~b~ ~ ~~~~ d ~ ~ ~~~~~ 6~ 8~~ ~ ~~~~~~~b~~~~~~~~ ~ ~~~~ ~ ~~~~~ O ICIAL -·--- PA~Olv.t .. ~RES MIZ..:trr-~n:m RE OLUCIÓN NÚMERO 1- D& 1899 por la cual ae adscribe á la Comancl;mcia en Jefe del Ejercito la dirección ú or~:tni:z:ación de los Pal o mares militares d e l.t República En consideración á que al seilor Director de Jo Palomares militare le ha sido adtnitida Ja renuncia que hizo de tal empleo ; que el Gobierno no e s tima conveniente d nombr maento de un nuevo Director, y que e t ndo e tablecid s los Palo nares en los cuar.telcs, lo más natural es que ellos can admini trados por el Cuartel gener.al óla Comandanci ·n Jefe dd Ejercito, SE R ESU.ELVE : 1.0 Desde la fecha de esta Resolución que d n a scritos á la Comand ncia en Jefe del Ejer ito los P lomare tnilitares de la Repúhlaca. 2. 0 La Comandancia en Jefe queda autorizada p ra la regla­mentación, dirección y so te ni miento de lo expresados P lomares. Lo reglamentos que dicte ~er n sometido á la probación de este Ministerio. Comuníquese y publíquese. E 1 l\•lir istro, JORGto: IIOL~UIN Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 226 BOLETÍN ?t!ILITAR República de Colombia .-Ejercito Permanente.-! ... División.-Ba­tallon Barbula número 2.0 -I a Compañía Señor General Jefe del Estado Mayor general. En cumplimiento á lo dispuesto en el artículo I s6 de la Orden general del día 3 de los corrientes, pal)o á rendiros el informe co­rrespondiente á la co1nisión que, para conducir el correo á la po­blación de Amb lema, se me confió en el me de Abril. D1a 14-En esta fecha y acompañado de un Cabo r.0 y cua­tro soldados, partí en el tren de la tarde, llegan :lo á .Facatati vá á las seis menos cuarto del mi mo día, é inmeciatamente proce<:Jí á acuartelarme junto con la comi ión. iendo, como queda dicho, avanzad la hora de nuestra llegada, me fue impo ible tomar los da­tos necesarios sobre la población en referencia. Día 15 -Salida de .f acatativá á las 6 a. m., vía de Occidente. De esta población á Lo Manzanos hay una di tancia apro­ximada de cinco kiló1netros; en e te trayecto, y más ó meno en la mitad de el, en el punto conocido con el nombre de Botello, se separa á la derecha un ca1nino que, según me informaron, conduce á asaima, aun cuand no e ésta ]a ví má transitada por quie­nes viaj n á esta p blación ; el terreno e llano y a1·cilloso hasta el punto arriba indicado, esto es, el de Los Manzanos. De aquí parte el camino carr tero de Cambao, y á la izquier­da uno de herradura que conduce á la población de Anolaima. En seguid se toma un rt!pech'l en el cu l se emplea medi hora y lué­go una planada que sigue hasta El Roble, la cual se recorre en otra media. En el intermedio de esta planada se encuentra una ha­ciend llamad - Malabrigo, propiedad del serior Jt::naro Gaitán, en 1 cual, adem de las ceb s de g nado, se cosechan abundantes sementera . A la derecha baja una qut!brruia á cuyos lados el terre­no e rastrojoso, ha t lindar e n las montañas que la rodean. Este punto es d minante, y por us condiciones topográfica; parece ser una buena po icion militar. Del pu~lto de El Roble principia una bajada y á los cinco mi­nut . e da a un ca a llamada El Empalue, d nde corta la carre­ter de Camb o, que se comunica con an Juan de Rioseco, Beltr 'n, Pult y Chaguan1, el antiguo camino de herradura que conduce al eno de Agualarga. En este trayecto esta situada una hacienda e y~. ca as e encuentran en completa ruina, y que tiene por nom­bre _¿ l A erra t::ro, h y propiedad á 1 m en en u m yor p y principia ubic.l ha tal p blaci6n. de BituimCJ, camin de Arnb len1a, en la cual se gast una hor . Población d t· Bituim-¡. Habitante , s,8oo . Vi verc en abun­d nci , d.! 1 ~ que e e 3echan en una temperatura de 23°. El terreno e q uebra o y la población q ued en una planada al pie de 1 m. ntaiia q ~ d l orte. C ·uninH.-P rcen de la p )bl ción los que conducen : Por el .orte, á Villeta; Por el ()rient _, á F acat:ltivá Por el Sur, "' L.1 fesa · y Por el O.:cic.lente, - Vianí. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 228 BOLET.fN MlLIT.A.R Yertientes.-A sus inmediaciones los ríos Síquima y el del Volcán. El punto dominante de la población es el alto llamado Loa Pantanos. Salida de la población de Bituima á las 4 p. tn., vía de Am­balema. Principia una subida hasta el alto llamado Las Palmas. En este punto parte á la derecha un camino que conduce á Guaduas, y tanto al costado derecho como al izquierdo arrancan desechos para las cordilleras que dominan tanto la población de Bituima como la de Vianí, y se comunican con las de Chumbamuy. Por ser estos puntos abastecidos de recursos y encontrarse agua en abundancia, creo sirvan como puesto militar. De Bituima al alto de Las Pal­mas se gasta media hora y en e te mi mo punto colindan los dis­tritos de Bituima y Vianí; luégo principia una bajada en que se emplea media hora, y en seguida se totna una subida en que se gas­tan veinte minutos para dar á la población de Vianí, á donde lle­gamos á las cinco y media p. m., y en donde pernoctarnos esa no­che, siendo la jornada del día I S · Población de f/ianí. Habitantes, 6,oo0. Víveres: los propio de un clima de 21° más ó menos; tie­ne vida propia, aun cuand se nota que la agricultura no se culti­va allí sino para las necesidades preci~as de la población. Caminos.- Cuenta con cuatro vías principales, que son : La que conduce á Ambalema; La que condu e á Facatativá; La que conduce á Guadua ; y La que, partiendo de la plaza, va al punto de El Contador, en la carretera de Cam bao. Transver ales, ó sean del i\llunicipio, cuenta con los siguientes: U no q ue :del punto del Alto, en la vía de G tt duas, conduce á Chaguaní. Otro, de C a lambala, conduce al punto denominado La Pla7.uela, en donde se reparten los que van á Villeta y Chumba­müy, re pecti v11merate. A la salida de la poblacion y en la vía de Ambalema, se en­cuentra otro que conduce por la vereda de Vianicito á la carretera de atnb o, entre Chumbamuy y Contador. En el catnino que conduce á Cont dor se encuentra una vía tran sver al 1larnad. El H i o-uerón que del punt llamado Los tr.ea e . b ' e m~no.s, va á terminar en la carretera de Cambao y en los límites de B1tu1ma y este .1.\!lunicipio, e toes, Vianí. En la v1~ que conduce á la Sabana, en el punto denomina­do La Mangutta, se desprende otra vía que conduce al alto de la población de Bituima. En cuanto "'lím ites, tiene los siguientes: Por d Oriente, Bituima; Por el Occidente) San Juan de Rioseco .; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN :UILITAR ~29 Por el Norte, Chaguaní, Guaduas y Villeta; y Por el Sur, Ouipile. Día 16.- aTida de la población de Vianí, á las 6 a . m ., vía de A m balema. Principia una subida ha ta el punto llamado el Alto de Chum­bamuy, en la que se gasta una hora. Al coronar la cu pide se di­visan la población de an Juan de Rioseco, parte de la b aj a a de el Magdalena y una parte de la población de AmbaJema. El ten·e­no es arcilloso, quedando á su co tado norte montaña calcáreas . De este punto hasta la quebrada de Rioseco, en bajada todo, e emplean dos hora , siendo de advertir que á la diez cuadra , más ó meno , de principar la bajada, e encuentra una casa techada de zinc, que me informaron era el verdadero punto ele Chumb muy, en donde el camino e cruzado por la carretera de Catnba . En aquella qu~brada principia una subida hasta el punto llamado Bo­querón, en la que se gasta una hora . De aquí ·e di isa la pobla­ción de San Juan, para llegar á la cual se emplean cinco minuto . Llegada á la población de San Juan de Rio eco á las 10 y 5 minutos a . m . Población de San 7uan de Rioscco : habitantes, 7,000. Víveres abundantes, tanto por los que allí se co~echan como por los que vienen de fuera . Su temperatura e de 21°, y su clima e sano. Caminos . -Lo· principales son los que conducen á Facatati-vá, Ambalema, ocaima, Guataquí, irardot y amba . f/1rtientes .-A su inmediaciones Rioseco y otra varia que­bradas que, aun cuando quedan á lo alrededore de la población, no tienen mayor importancia. La población, por la construcción de u asa , es m u y isto­sa, tiene muy buen pcr onal, y su habitantes on tan genero o como cumplidos con el forastero . Salida de San Juan de Rioseco, á las r 2 y -!\- p . m . , vía d'"" Am­balema. Princi pia una bajada ha ta el punto 11 mado La Aguilita, en la cual se emplean cinco minutos. De este punto parte un cami­no á la izquierda, hacia La ie a, y luego e toma un trave 1a á dar al alto de Aguablanca, en la que e g astan cu rent. minutos · más ó menos diez minuto antes de coronar la loma, parte á 1 iz­quierda un camino que au1a "' Pult. Del punto de Aguablanca principia una bajada bastante pendiente, en forma de zigzag la que se recorre:: en un cu rto de hora ; del pie de la bajada en ade­lante se sigue una travesía llamada El Capote, que da á 1 Boca del monte y e ... n la cual se emplea hora y media. De la Boca del monte pri nci pi a baja 1 en la mi m .\ hH·rn que la anterior; aut cuando no tan pendient , h ta llcg r a] puntr) llatn do Pie de la Cue'ta, en 1 cual e g.t ta hora y 1ncdia. Del p nto de Aguablanc al Pie de la Cuc·ta, tar to á un lado como ~1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 230 BOLETÍN MILITAR otro del camino, hay montaílas calcáreas, el piso arcilloso en us tra­vesías y bastante pedregos o en sus bajadas . En el punto llamado Pie de la Cuesta se encuentra el Rioseco, se baja por u costado izquierdo y se pa a tre vece ; al pasarlo la última ez principia una llanura, y desde este punto se encuentran hasta llegar á Beltrán si~te puertas de golpe que dividen varios po­treros de ceba, y tanto á un lado como al otro hay cercas d~ made ­ra y alambre. Esta propiedades, hasta dar á Beltrán, son de los señores Jacinto Díaz, André Ferro y un señor Tello; en la lla­nura del Pie de la Cuesta á la población de Beltrán se gastan dos horas y media, y llegamos á eJla á las ó p. m . Población de Bdtrán.- Habitantes, 4-,500. Víveres abundan­tes, y lo propios de tierra caliente. Su temperatura en la parte baja alcanza hasta 30° y en sus montañas no pasa de 20°. La población est ... situada sobre la banda oriental del río Mag­dalena, )' está cruzada por el camino nacional de San Juan á Am­balema, y el deparcamental de Cambao á Guataquí. El terreno es llano y z sus alrededores se encuentran potreros para cebas de ga­nado. Por el r rte y el Sur, lo mi mo que por el Occidente, la po­blación est á dominada por las cordillera llatnadas La Chácara, El arnbor y L Hondura. alida de la población de eltrán " las 5 y z p. m ., vía de Ambal ma. e pa a el rí agdalena hacia el ccidente, y principia una llanura en que e ga ta media hora, hasta dar á Ambalema .. á don­d llegamos á la 6 p. m., habie!1dó ido la jornada de e red1a de i ní ... e te pun o. P oblat:ion d e Ambale.mo.-H abitantcs, 8,ooo. Vivere ; lo pro­pio de tierra caliente. emper ura, 30 á 32 . CamimJs. - Lo principale de la población conducen : Por el rte, á Honda y uayabal ; Por ur, á I bagué V enadillo y alda ; Por cidentc, á crida v lo pueblo de la Cordillera ; y Por riente, al río 1\llagdalena. t · camin on )ano y limpio , á cpción de ana parte n la vía para é r i ia. R1o . - A su3 inmcdiacione Río Reci y Magd lena, que o-n- e p r el pie de 1 obla ·ión. 1 punt dominante t · El lto, que se clcv un incuen-t vara . L • .á e tianad a llí, en el ramo de agricultura, e d t b co, del que , o t: cha y elahor una gran cantidad, con la 1ue · ba teccn n acho l~lt : r · aJo de la Rc:pu blic , y obra para ex­portar 1 una no d 1 e pr~ a blc, iend , p r u buena calidad, apreciada gen ra mente, pnncipal riqueza del lugar. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT R 231 . Dejo a 1 terminado e te inforrne, en el cual he procurado aco-plar todo lo dato que la premura del viaje 1ne permitió reunir. Los que puedan f: ltar, que lo upla mi buena voluntad. Señor General. Bogotá, Abril 25 de I 899. JERÓ ' IMO SUAREZ D . • • S · D CT I AL ---·- DEL Las instituciones forman hombre notable , las elecciones anuale levantan al poder á los má digno y e J vuelven á dar después de un breve intervalo. La esfera de acción de lo e udi­llos militare no va má allá de la frontera naturale de la p nín­sula, y u ambici6n, contenida en el d ber por la opin1un publi a, no tra pa a un objeto legitimo, la reunion de toda Italia baj una misma dominacion. No parece sino qu lo miembros de la aris­tocra ia heredan las ha7..aÍla como la virtude de u mayore , y ni la pobreza ni una cuna humilde on parte á itnpedir al merito abrir e camin . Curio Den tato, }t'abricio, Coruncanio, no pueden mo trar ni u rique7..a ni la imágene de su abuel , y in em­bargo alcanzan la m á alta dignidade . La n blez.a plebeya, ade­ma , carnina al par de la pan·icia : amba tienden cada 'ez m 't á confundir e, epar ndose de la multitud; pero amba tambi ·n ri­valizan en patrioti m o y de i nt<;rc . A pesar d · la afición a 14\c; riqueza , introducida por la gue­rra de Jo a bino , Jo 1Vlao-i trado on erva n la enc-illez de l . s costumbre , y ponen el patri m o ni publico á cubierto de le ~ usur­pacione de lo ri o , on la riguro ' a cj ''ucion de la ley, que limi­taba á quini nta aran7., ada la e · tcn ~ ión de la propicdade que cr, lícit po ccr. Los primero ciudnclano dan lo má altos ejemplo de int ·- gridad y • bn gación . J\1arco 1 alcri Con o, de pué d • h bca · cupado \'einti\Ín cargo· e ruk, vuch·c a u campo pobre, pen) no in gloria (419). F bio Ruliano, en medi de us victoria y de u triunfo, oh•ida u re cnti•nicnto contra Papirio ur or y le no1n ra })ictador crifi dnJ sa ~u r·cn ore ante lo in ere-de la patria (+29)· . lanlio Curio l) ntato n con · crva una para Í de } ). rico de poj( clbin s, y, pué de haber vencido á Pirro, torna ; u ap4lcible r encill Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 232 BOLETÍN MILITAR vida del campo (479). abricio rechaza el dinero que le ofrecen Jos Samnitas en recompcn a de su generosa conducta con ellos, y desdeña los prc entes de Pirro (476). Coruncanio d el ejemplo de todas las virtudes, Ji abio Gurges, Fabio Ptctor y Ogulnio lle­van al tesor público las magnífica d .... di vas que han traído de su embajada en Alejandría. 1 1. R utilio Ccnsorino, reconociendo el pdigro de confiar dos veces seguidas la censura á las mismas ma­nos, se niega á ser redegtdo censor ( 488). odavía podrían itarse otros muchos nombres que honraron entonces y en los siglos iguientes á la República romana ; pero aiiadamos que si la c1ase directora sabía llamar á sí á todos los hombres etninente , no e olvidaba de recompensar con brillo á a uello sobre t do que favorecían sus intere es. Fabio Ruliano, por ejemplo, encedor en tántas batallas, no recibió el dictado de M "x imo ino p r hab r, siendo censor, anulado en lo comicios la influencia de la clase pobr , e m ue ta de libertos, que di tribuyó entre las tribu urbana.; (454), donde sus votos e perdían en el gran número. El partido popular por su parte no ce aba de reclamar nue­vas concesiones, o de reivindicar las que hab1an ca1do en desuso ; a í obtuvo, en 428, el re tablecirniento de la ley de Servio Tulio, la cual decid1a que solamente los bienes del deudor, y no su cuer­po, re·pondie en de u deuda. ...n 450, Flavio, hijo de un liberto, hizo publico el calendario y las fórmulas de procedimiento, Jo ual arrebataba á lo patricio el conocimiento exclusivo del dere­h c1vil y rcligios ; pero los jurisconsultos hallaron medio de atenuar la medida de Flavio, inventand nuevas fórmula poco in­teligibles para el públic . En el aiio 454, los plebeyos fueron ad­mitido en el colegio de Jo pontífice y en el de los augures ; en el mismo fue forzoso renovar por tercera vez la ley V alcria, De prov:Jca tlon(·. n 468 el pueblo volvió á retirarse al Janículo, pidiendo el perd6n de las deuda e indignándo e contr~ l usura, y no e esta-bleció J • concordia ino cuand hubo ~btenido, primero por la Ley Hortensia, que lo plebi citos fuesen obligatorios para todos; Jue­go p r l Ley i'Vlrenia, que e repu iesen en vigor la di po iciones p:ovocada por· Publilio Filon en 41 5· Estas dispo'ÍC'iones, según v1mos má · arriba, bligabzn al Senado á declarar preví mente si l leyes pre entada á lo comicios no eran contraria al derecho pú blic y religi so. J)esme urad parecía la ambición de Roma; er · pl:ro, tod. u guerras tenían por ra7..<)n ó por prete to la de­fe 'l . a del dcbil y la proteccion de su ali.tdos. En efecto: la causa de la guerra contra lo S m ni tas fue unas veces 1 dcfc:n a de lo h bit ntc de apu , otra la dt lo h - bit.tn es de Palcopolis; otras, la le lo-. u anios. La guerra c<.>1 tra IJirro tuvo por origen la a i H:n ;,~ rcc~a!n. da por los h bitante de - urio; en fin, el apoyo ()UC van a ohctt. r Jo Mamcrtinos en Sicilia ocasionará en breve la primer guerra púnica. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLET1N MILITA:& 233 Ya hemos visto que el Senado ponía en práctica los principiot que fundan lo imperios y las virtudes que engendra la guerra. Así, para todos los ciuda danos, igualdad de derecho~ ; ante Jos pe­ligros de la patria, igualdad de deberes y ha ta uspensión de la li­bertad A los más digno , los honores y el mando. Ninguna ma­gistr~ tura al que no ha ervid en las filas del ejercito. Las fami­lias más ilu tres y las m á s ricas dan el ejemplo : en la batalla del lago Regilo (258), los principales enadores están confundido en las filas de las legione ; en el comb":Ite, junto al Cremero, los tres­cientos eis Fabio , que todos, al decir de 'rito Libio, eran capa­ces de desen1peñar la más altas funciones, perecen con la armas en la mano. 1Vlá adelante, en Ca:1nas, ochenta Senadores, que se habían alistado como simples soldados, sucumben en el campo de batalla. Se concede el triunfo por las victorias que ensanchan el territorio, per no por }a que hacen recuperar el suelo perdi<.lo. i'ampoco había triunfo en las guerra civiles, cuyo desenlace, sea el que fuere, es siempre un luto público. Los Cónsules 6 Procónsu­les procuran ser útiles á la patria sin vanas exigencias ; hoy en el primer pue to, mañana en el segundo, sirven con el mismo ca­lor bajo las ordenes del hombre á quien mandaban la víspera . Ser­vilio, Cónsul en 281, es, al año siguiente, el segundo de Valerio. Fabio, de pué de tantos triunfos, consiente en no ser más que el Teniente de su hijo. Má ade)ant , FJaminino, vencedor del Rey de Macedonia, baja por patrioti mo, despues de la victoria de Ci­noscéfalos, el grado de tribuno de Jos soldados ; el mismo gran Sci pión, des pues de la derrota de Aníbal, ~ irve de Teniente á su hermano en la guerra contra An íoco. Sacrificarlo todo á la patria es el prin1er deber. El que se consagra á los diose infernales, e tno Curcio y como los dos Decios, cree comprar, á precio de su vida, la salvación de lo· otros ó la victoria. lota observancia de la disciplina llega á la cruel ad : Manlio Torcuato, á ejemplo de Postumio Tuberto, castiga con la muerte la dcso~ediencia de su hij , aunque vencedor. Los sol­dado que han huído on diezmados, los que abandonan sus filas ó el campo de batalla, entregados, unos al suplicio, otros á la des­honra, y e rechaza, con1.0 indignos de ser rescatado , á los que hace prisionero el enemigo. Rodeada de vecinos belic sos, Roma debía triunfar de ellos, ó cesar de exi · tir : de aquí esa superioridad en el arte de la gue­rra, porqu , como dice M ntesquieu, en las guerra pasajera , la mitad de los ejemplos son perdido · ; la paz da otras ideas, y se olvidan las falta y a n la virtuJes ; - de aquí e e desprecio d~ la traición y e e desd n de lo henef cios que promete : Ca mil de­vuelve á sus .padre los hijos de la primera familias de F.aleria, entregados por us ayos ; el en Jo desecha con indignacion la oferta del médi o de Pirro, que propun1a envenenar á este P~ínci­pe ; -de aquí esa religión del juramento y e re peto de las obli- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 234 BOLE'.rÍN MILIT A.R gaciones contraídas : loi prisioneros romanos á quienes Pirro ha­bía permitido ir á Roma para asistir á las fiestas de Saturno, vuelven todos á entregarse á él sin faltar a su palabra, y Regulo nos deja el ejemplo más memorable de la fidelidad á la fe jura­da ;-de aquí esa hábil é inflexible política que rehusa la paz des ­pués de una derrota, ó un tratado con el el"emigo, Ínterin pisa el suelo de la patria ; que se sirve de la guerra para distraer la aten ­ción de los disturbios interiores ; gana con beneficios á los ven­cidos si se someten, los va adtnitiendo por grados en la gran fami ­lia romana ; y, si se resisten, los hiere in piedad y los reduce á la esclavitud ;-de aquí ese afán de multiplicar en los territorios con ­quistados )a raza de los labradores y de los soldados ;--de aquí, en fin, el espectáculo de una ciudad que llega á ser un pueblo, y de un pueblo que abarca todo el U ni verso . NAPOLEÓN IJ.I (Traducción de Eugen io de Ocha). --···-- H STORIA E L CAMP ;- DE 1 76 Y 1 77 II Despues de cinco días de peno a marcha por lo malí imos caminos que unen la Provincia de Ocaña con )a de Cucuta, llegó d General ~tintero á Gramalote, donde fue muy bien recibido por los patriota hijos de este pueblo, y desde el primer momento se ocupó en organizar y armar lo mejor po ible la gente con que ?ebí~, dentro de poco, realizar verdaderos prodigio . Figuraba como Jefe de los que estaban allí alzados contra las in tituciones vigentes entonces el Coronel Jose D . Molina, quien no tuvo incon eniente en reconocer como su á superior al General Quintero, á cuyas ... rdene e puso no obstante de contar el con mayor número de soldados que lo que este llevaba. Como ya había tenido Jugar el desastre de Alto-grtuuü, 1gu­no de los derrotados en esta accion fueron á incorporarse á lo re olucionarios de ramalote y se reunió por todo una fuerza de ) ) ) 240 hombres. La noticia de la exi ten ia de e te foco de rebelde alarmó, de igual m ncra> á l legi ti m t ta uc caila que , por on <::jo de u ] efe el Coron l l\1oli­na, \'olver e á defender u pueblo, que h. bí n dejado amenaz. do tan de cer a por Jo. oJdado que omandab el C rond Agu tín "áilcz., Jefe Civil y Militar de Cu uta. o empeño del (.sen ral pant hacerlo de i tir de u int 1 to fueron inútil·:;, y tuvo--p r· t, nt >- que re ignar· " perder e e \' ' 1io o ·lcm<.:nt , de istió de idea de atacar á la fuerza cañera , en el in tant pen o en dividir Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 236 BOLETÍN MILITAR la gente que le quedaba en dos grupos, para prepararles dos em­boscadas en puntos distintos. Del mismo lugar de donde se devolvieron los gramalotes, di­rigió el General ~intero una carta al entusiasta conservador se­ñor D. Patricio Sánchez, que con eficacia le había servido y ayudado en todo lo relacionado con la organización, armamento, etc. de su fuerza, dándole cuenta de lo sucedido y manifestándole que por el abandono de aquéllos era probable que no diera buenos resultados la operación que iba á ejecutar. El posta portador de esa carta llavaba orden de adelantarse á los que se devolvían, para llegar antes que ellos á Gramalote, comisión que cumplió sa­tisfactoriamente. lmpuesto d señor Sánchez del contenido de la carta del Ge­neral, la mostró á varias personas, y como se esparciera la noticia del regreso de la fuerza de allí, todos, aun las familias de los soldados, reprobaron su procedimiento, de tal modo que al llegar fueron mal recibidos y los hicieron contramarchar á reunirse nue­vamente al Jefe á quien habían abandonado. El Genera había seguido, entre tant0, por la vía que lleva­ba, haciendo adelantar al Capitán Felipe Zambrano con la mitad de la tropa, con orden de pasar de San Pedro y colocarse en La Cue.,,o, sitio muy á propósito para dar una sorpresa al enemigo; él, con el resto, se quedó un poco atrás, para darle otra antes. En la tarde del 27, y cuando suponía á Zambrano, que era uno de su Oficiales de más confianza, muy adelante de San Pe­dro, lo encontró en la montaña, porque se había pe,-dido desde la noche anterior; esta nueva contrariedad tampoco hizo disminuír, en Jo mínimo, su resolución, y, unidos todos, siguieron en busca del enemigo. Como á las 4 p. m. del citado día, salieron á un alto, y desde allí alcanzaron á ver que las fuerzas procedentes de Ocaíla esta­ban acampadas en San Pedro; la distancia que los separaba era muy corta, en canto que oían perfectamente los toques de corne­ta y pudieron apreciar el número aproximado de soldados de que se componían. En adelante era for7o o hacer la marcha con el ma­yor sigilo, á fin de 110 ser vi stos ni oídos por aquélla , Jo que hu­biera sido perjudicialísimo para lo revolucionarios ; así lo hizo comprendc1· el .7eneral á todos, que bien penetrados de la gra­vedad de la situ a ión, lo ayuuaron á e 1 seguir su intento. A es o de la 7 p. m. se le informe> á é te, que iba á )a vangu a rdia, que el posta enviado á Gramalote había regresado con ~na carta para el ; hizo alto y aguardó á dicho posta, quien, efec­tivamente, le entregó una c-omunicación del señor Sánchez, en la cual le partí ipaba que los gram· lotes se le unirían esa rnisn1a no­che en el punt llamad L(l .~uinta; esta f: usta noticia le causó gr~n contento y entu iasmo, y la comunicó en seguida á SU' cam-panero . .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. OLETÍN ltlLt'l' .A.1:1 Como estaban muy cerca de La ~!IÍflta, á donde debían sa­,¡ r los gramalotes, que en esta vez habían tomado un camino más corto, dispuso el General demorarse en el sitio en que se encon­traban mientras Jlegaban aquellos. Después de cuatro horas, que se convirtieron en siglos para el General y los suyos, se efectuó la reunión con los que venían á participar de los peligros y de las alegrías de un triunfo obtenido en reñidísirna refriega. No oh tante la fatiga consiguiente á una larga marcha, hecha por casi todos á pie, no fue posible que nadie descansase en la noche y todos vigilaban con el arma al brazo. EJ General quiso convencerse del e tadJ de ánimo de cada soldado, y para ello les impuso la tarea de distribuírles personalmente una copa de aguar­diente; con este motivo tuvo ocasión de oír á cada uno de ellos que estaban dispuestos á cumplir con su deber, yendo hasta el sa­crificio. A las 4 a . m. del 28, del gran día, hizo formar el General la tropa, colocando á lo oficiales en sus respectivos puestos, y en esta acritud esperaron á que empezase á amanecer. Poco antes de las 5, y cuando ya se oían en el campamento contrario las dianas, dio Ja orden de marcha, repitiendo la que había comunicado ante­riormente, de que a) llegar á un puente que existe sobre el rio que se encuentra antes de empezar á a5cender una eminencia en cuya cima está la población, se precipitasen bruscamente, sin hacer fue­go, sobre Ja avanzada que el enemigo tenía allí. Fue tan vio] nta e ta acometida, que los que formaban dicha avanzada no pudieron ni aun iquiera dar el alto 'luien viv~ de ordenanza, y todos, inclu­sive el oficial que la rnand ha, se precipitaron al rfo y se colocaron debajo del puente, donde se al aron, porque no fueron perseguidos. Con la misma rapidez a cendieron los rebeldes Ja eminencia, y u na vez q uc hubieron llegado - la plaza, se lanzaron contra dos cuarteles que había n ella. los cuale tomaron á rma blanca ante de diez minutos. La lucha fue horrible, espantosa, porque los asal­tados se defendían á bayoneta calada y los a altantes los atacaban · á machete ; la rnortandad fue, como tenía que ser, considerable. Algunos de los que e taban en estos cuarteles huyeron por los solare , y de eJlo , unos e declararon en derrota dt: una vez, tornando Ja vía de Ocaña, y otro , 1 s m s valientes, fueron á in­corporarse al Batnllofl Socgrro, que estaba acuartelado en 1 ca a de La Hacit'nda, que queda hacia el Occidente de la poolación y dis­tante de la plaza como unos 200 .metros . Durante el tiempo transcurrido entre la ocupación de los cuartele de la plaza y d ataque al otro, que fu e de un cuarto de hor pgr lo menos, organizó la defensa de éste el Coronel David Granados, ue era uu Jefe valerosa y entendido, el más impor­tante> ~tin duda, de los que comandaban las fuerzas legitimistas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 238 BOLETÍN MILITAR La casa de La Hacienda estaba circundada de murallas de piedra y á un~ I 4: metro. había otr~ en con trucción, cuyas pa­redes aún tetuan 1n cubnr lo mechtnales de ella , y en1todos esto~ puuto , que eran excelentes fortificaciones, colocó el Coronel Gra­nado sus oldados . El G~!ner l uintero comprendió en el momento que ese cuartei no se pod~ tomar desde el principio de la misma manera como había tomado los otros dos, p r 1 cual di pu o rodearlo con su fuer¿a, la que, colocada convenientemente, rompió lo fuegos sobre u contrarios. La lidi así empeñada duró má de ocho horas ; los sitiados tenían ventaja sobre los sitiadore , tánto por las arma que usaban, como por lo bien p rap\!tado que e taban. Poco m s " meno á 1 3 de la tarde aparecí ó en lz. puerta principal del cuartel una bandera blanca y los rebeldes, creyendo que el enemigo e rendía, su pendieron lo fu go ; pero pr nto se convencteron que no ha­bí tál, pues al acerca rse un grupo de f"llos al cuartel con las armas en balanza, fueron recibidos con una de carga á quemaropa, que dejó muertos la mayor parte de los que lo componían ; de ese grupo hacía parte el valero o jov n amuel Quintero, sobrino del eneral, que había pelead con gran denuedo durante todo el día . E ce incidente causó, como era natural, indignación y rabia en el ánimo de todos los itiadores quiene redoblaron el ataque. iomentos de pué dt" haber ocurrido lo que dejamos referido, se acerco á donde estaba el e ner. l hombre muy bien armados todos de remington y provistos de cuanto les era ne­cesario, quedaron totalmente destruída y ólo se salvaron los que desde Jas primeras hora de la mañana tomaron la vía de Ocaña, quiene fueron capturado al siguiente día por lo vecinos de La Cruz en El Chorro; de los re tan tes el que no quedó muerto ó he­rido, fue hecho pri ioncro. De parte de lo revolucionarios quedaron en el campo el Te­niente Samuel ~intero, el Capitán F clipe Zambrano, varios otros oficiale y como 40 individuos de tropa. A í tuvo lugar la memorable batalla de San Pedro, en la cual dernostraron lo rebeldes un valor y un arrojo singulares : esos eran indudablemente los gloriosos tietnpos del Partido onservador! (Continuará) IGNACIO s. HOYOS ---~·--- Cli.ON!OA MI~ITA~ BRASIL-La notable 1ReviJta Marítima órnxileira, en su número del pasado Febrero, al conmemorar el paso de Hl/ma)•ttÍ ( J 9 de Febrero de 1 868), con voz impregnada del más ardiente patriotismo consigna las siguieutes frase, que bien pueden referir e á odos lo ejércitos del mundo: "Vivamos unidos y fuerces por la disciplina, por la e. acta compn.:n ión dd deber militar, por esa fuerza irresistible que todo lo vence-el culto de la Patria-y la armada podrá cumplir noblemente su mi -ión. Sobre las tumbas de los bravos camaradas, que en ese día tan alto levantaron )a bandera nacional, la Rrflista /vlnrítrmrr esparce las llores del recuerdo; á los sobrevivientes saluda con el respeto que me­recen los veteranos que supieron cubrirse de gloria." Según la misma revi ta, las actuales fuerza navales de la República forman hoy do di\'isiones de guerra y una de instrucción, que compren­den dos acorazados, nueve e ruceros, tre · cruceros torpederos, un caza­torpedos y cuatro naves de menor cuantía. EsTADOS U~~:mos-Durante la última guerra, cada día, á bordo del navío almirante, se imprimí un ÓPittÍII con las noticia recogidas en las últimas 24 horas, lo acto oficiale ·, la órdenes, etc., el cual se distri­buía á todos los equipaje , prQduciendo grandísimas ventajas, porque los ponía en situación de cooperar inteligentemente al de:;arrollo de las operaciones prorcctada . Con eso boletines e acaba de formar un foJleto cuya \'cnta !>C de!>tina á fundar una institución de beneficencia para los marinos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. l10LE~fN Hi.LtTA.lt En el mismo país se ensaya un nuevo canon de dinamita (Sins Dudley), el cual, si son ciertas las noticias que dan los periódicos, es el aparato más destructor que existe en la actualidad. EsPAÑA-Un formidable incendio destruyó Jos astilleros del Fe­rro}, causando daños por valor de un millón de pesos. Pobre tierra ! Los periódicos dan cuenta de las premiosas advertencias que el Almirante Cervera dirigió al Gobierno antes de la guerra, sobre el pe­noso estado de la flota : el Colón sin cañones en las torres, Yizcayn con una artillería que dos meses antes de transformarla en de retro-carga había sido declarada inútil ; la falta de cartuchos, pues sólo existían 30 tiros por pieza. Poco antes de la terrible catástrofe, al salir de las Cana­rias, escribió su última nota, que terminaba así : "El resultado final no es dudoso. Dios sea con nosotros., FRANCIA-El 6 del pasado Marzo, debido á manos criminales, voló uno de los polvorines de Lagoubran, á 3 kilómetros de Tolón, cau­sando daños de cuya incensidad puede juzgarse diciendo que encerraba so,ooo kilogramos de diversas pólvoras : murieron 54. personas y hu­bo multitud de heridos, entre ellos 3 5 graves. Nadie se explica aún c6mo no voló el otro, no obstante que varias de sus cajas fueron derribadas por la explosión del otro. También se intentó volar otro de los depósitos de explosión del mismo puerto, pero sin éxito. La autoridad investiga los hechos. CHINA-En la capital del Celeste Imperio se publican el Kín-Pa11 (Los Anales), diario que cuenta 1 100 años de existencia, y la 'TJi¡¡g­rao (La Revista), publicación mensual cuyo primer número apareció hace 1 ,fOO años. El diario sale trec; vece· al día : amarillo por la ma­fiana, blanco á medio día, y gris por la tarde. Las dos citadas publica­cío les no se han interrumpido ni un día, ni nunca han sido suspendi­das, no obstante que tratan de política y comentan con propio criterio los actos del Gobierno. Los Anales pílsaron ya del número soo,ooo. RECTIFICAMOs-Dice la Revis/11 Militar de Lim~ que en el Ejér­cito de Colombia los Oficiales instructores son chilenos : en las filas de nucHro Ejército no sirven sino Ofici~les colombianos. BOGOTA-IMPRENTA NACIONAL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 98

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 73

Por: | Fecha: 26/10/1898

Año II Bogotá., Octubre 26 de 1898. Número 73 BOLETIN MILITAR ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO --··~ Director, ALEJANDRO POSADA Son colaboradores natos de este periódico todos los ]efes y Oficiales del Ejército de la República. DE LA ARTILLERIA. DE CAMPAÑA EN COMBINACIÓN CON LAS OTRAS ARMAS (Continuación). El despliegue de una división no se hace tan rápida­nlcnte como sería de desear, y en el caso en que no se pue­da emplear n1ás que un solo camino, esta operación exige cuando n1enos una y tnedia hora, cuando se hace sobre la cabeza detrás de su vanguardia con todos sus eletnentos de combate; por consiguiente, en todo este tiempo no debe estar inactiva la artillería, antes al contrario, debe emplearlo en su lucha decisiva, continuándola hasta el fin sin interrup­ción, cuando el ataque decisivo de la infantería empiece. Desplegadas ya todas las fuerzas, la infantería empleará media hora en un terreno llano y á descubierto en recorrer el espacio que tiene que franquear; pero en muchos casos siempre se consigue, con la ayuda de los accidentes del te­rreno, hacer el despliegue lo más á vanguardia posible, en cuyo caso no tardará la infantería tuás que un cuarto en recorrer el espacio necesario para trasladarse á la posición de combate; por consiguiente, la artillería debe tener en cuenta estos tiempos, además del que ella necesite, para trasladarse de su primera á su segunda posición, de ponerse en batería, regular el tiro, etc., etc.; además, hay que con­siderar que pur efecto de la n1archa en escalones que debe adoptar la artillería para trasladarse de su primera á su se- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 218 BOLETÍN MILITAR gunda posición, por estar sometida al fuego del canon, no llegará toda á la vez á esta segunda posición; se ve pues, por todo esto, que la artillería de cuerpo no puede perder ni ún momento en entrar en acción, si ha de prestar todo · el efecto útil que hay derecho de exigirle. La distancia media entre la segunda posición de las baterías y el punto principal de ataque es de 1,500 metros á 1 ,8oo metros si se quiere obtener por lo menos un 2 5 por roo de efecto útil de nuestras fuerzas de 8,7 contra cañones sin armones: no debe ser menor de 1,500 metros, porque si se quiere trasladar á distancias menores que este número, se hallaría ya á bastante distancia de sus tropas para ser sustenida oportunamente y con eficacia, en el caso en que el enemigo hiciera una salida brusca y tomara la ofensiva. Además, en esta fase del combc:tte, el fuego de masas de la infantería es ya algún tanto eficaz á distancias menores de I ,JOO para que la artillería pueda soportarlo á descubierto durante algunas horas sin necesidad; y corre, por lo tanto, el riesgo de quedar en el estado de no poderse. mover ni combatir en los períodos ulteriores de la acción. El terreno á menudo obliga á tomar mayores distancias; pero también permite, con alguna frecuencia, aproximarse á cubierto á menor distancia. Si la artillería del ataque no ha podido c~locarse de improviso á esta distancia, á consecuencia de la obligación que tiene de separar el fuego de la artillería enemiga de las. columnas de marcha del grueso, ó porque las fuerzas nece­sarias para sostener las baterías no han estado bastante próximas, la posición tomada entonces debe considerarse como provisional, que deberá abandonarse tan pronto como sea posible, para tomar la principal que está entre I ,Joo y I, 8 oo metros. El fuego en este momento debe ser pausado y lento, los shrapnels se emplearán con ventaja contra la artillería enemiga, una vez conocida la distancia. Terminado por completo el despliegue del grueso, el momento deJ ataque decisivo de la inb.ntería llega bien pronto; si aún no se ha conseguido hacer callar las baterías enemigas, se empleará un . fuego rápido de shrapnels contra ellas; esto las acallará, por Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOL.ITÍN MILITAR 219 lo menos, por algunos instantes. En último lugar, el blanco capital que hay que batir con la mayor eficacia posible es el punto principal del ataque, sin dejar de tener hosti­gada y en jaque el mayor tiempo posible con un fuego muy vivo, ó bien de granada ordinaria, ó bien de granada metra­lla, la artillería enemiga. En principio, el ataque principal de la infantería no debe empezar sin una preparación completa por el fuego de la artillería. En este momento se presenta una crisis bien importante para aquella arma, crisis de que la artillería está llamada á sacarla á todo trance con tod-es sus fuerzas. La consideración de cubrirse, para la conservación de hom­bres y ganado, debe p{)sponerse al mejor efecto útil que conviene producir. Esta ayuda debe consistir en que la ar­tillería marchará al enemigo franca y resueltan1ente al lado de su infantería, así es que la cuestión en este caso no debe plantearse de esta manera: ¿la artíllería en una posición á retaguardia no puede ofrecer el n1ismo apoyo que asegura en una posición más avanzada? sino de la manera siguiente: ¿el apoyo completo que la artillería ofrece en una posición á retaguardia, no lo podría ofrecer aún mejor más á van­guardia? Esto no quiere decir que á. la artillería debe sometér­sela absolutamente y sin necesidad al fuego eficaz de la fu­silería del enemigo; pero, en general, hoy día es muy raro que la artillería consiga un éxito feliz y completo sin ex­perimentar pérdidas de consideración, debidas al fuego del fusil enemigo. En general, la segunda posición principal de la artillería debe estar lo suficientemente avanzada para que todo lo que se oponga al asalto de la infantería pueda ser cañoneado de una manera eficaz, hasta el mon1ento en que esta infantería llegue á la posición decisiva de los fuegos rá­pidos, á las más cortas distancias; desde este mon1ento hasta la irrupción completa de la posición, la infantería se basta á sí misma. Las razones por las cuales se sienta como principio general que la artillería debe combatir muy cerca relativa­mente al enemigo, son las siguientes: 1." El orden abierto con que hoy día combate la infantería; tanto que las pri- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 220 BOLETÍN l'dlLITAR meras subdivisiones no son más que meras líneas de tirado­res, y por lo mismo muy poco densas; hace sentir en sumo grado la necesidad de sólidos puntos de apoyos. 2.0 El efecto moral que da á la infantería el ver que la artillería marcha haciendo fuego al par que ella. J. 8 La ventaja que proporciona tener á la artillería á la mano en un ataque que es rechazado, ó que tiene que defenderse por cualquier cir­cunstancia; pues puede proteger sin pérdida de tiempo la retirada y reorganización de las tropas rechazadas. 4·" · La no menor ventaja de que la artillería permanezca en completa ligazón con la infantería, estando en n1ejores con­diciones para entrar en acción á su debido tiempo si hay que reanudar el combate; lo que estando en una posición á retaguardia presentaría más dificultades. 5: Las menos pro­babilidades que hay de que la infantería que marcha hacia adelante impida sus fuegos, y estorbe su acción, por lo ex­puesto que es tirar por encima de tropas; :¡l contrario, hay mayores probabilidades de que la artí11etía pueda tomar par­te en el ataque, sin peligro para sus propias tropas, hasta el momento en que la infantería va á penetrar en la posición; la artillería que queda en una posición de retaguardia no puede distinguir bien los amigos de los enemigos en el mo­nlento decisivo, pues el humo de la pólvora, el polvo y otras mil circunstancias, se lo impedirán y tendrán que ce­sar su fuego en los momentos más críticos, quizá cuando el enemigo lanza contra las columnas de ataque, ya bastante quebrantadas, algunas baterías que haya tenido ocultas, en reserva y grandes masas de infantería de refresco. 6.• El momento particularmente crítico para la artillería es debas­tante corta duración, si el ataque decisivo de la infantería es conducido con bravura y decisión. Ya hemos dicho que el llevar la artillería tan avan­zada, y en contacto con la infantería en casos de necesi­dad, es á costa de pérdidas sensibles; pero las pérdidas de la ·artillería (aun admitiendo la de los cañones) no deben en un momento decisivo pesar demasiado en la balanza. Vale más que la artillería se esfuerce en ayudar á salir de una crisis general, que la posibilidad para ella de evitar una particular, que al fin y al cabo no es más que una crisis par- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 221 cial. Cada arma va á la batalla, no para su propia conserva­ción, sino para la de todas en conjunto, y como medio de alcanzar el objeto supremo: la victoria. Volviendo á la prin1era posición de la artillería en el ataque, veamos como deben verificarse los movimientos de avance: desde que las primeras líneas de tiradores se aproxi­man á las baterías enemigas y toman posiciones dentro de su esfera de acción eficaz, el prin1er tercio de las baterías, que forma el primer escalón, se traslada al galope á la segunda posición principal, si está segura contra un ataque brusco que el enemigo pueda intentar; en caso contrario, se situará. en una posición intermedia en calidad de pasajera, dejándo­la tan pronto como pueda; durante este movimiento las otras baterías rompen el fuego más nutrido posible, parti­cularn1ente sobre las baterías enemigas, si no están ya aca­lladas; sucesivamente hacen la nlisma operación el segundo y tercer tercio de las baterías, sin dejar de hacer el mismo fuego rápido las que están en posición mientras que la otra está en movin1iento, y se alínea con la más avanzada. (Continuará). MINISTERIO DE GUERRA DECRETO NUMERO ... DE 1898 (5 DE OCTUBRE) por el cual se hacen varias provisiones en el Ejército. El Vicepresidente de la R epública, Encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA: Art. 1.0 Acéptase al señor General D. Juan N. Matéus la excusa que ha presentado para servir el puesto de Inspector Gene­ral del Ejército, y continuar encargado de la Comandancia e~ Jefe. · Parágrafo. Nómbrase Inspector General, al General Manuel D. Montúfar, y Auditor General de Guerra, al General Bemto Martínez. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 222 BOLETIN MILITAR Art. 2. 0 Por excusa aceptada al Sargento Mayor Rubén de ]. Wilches para desempeñar el destino de Capitán Adjunto al Es­tado Mayor de la 1." División, nómbrase en su reemplazo al Ca­pitán José María Rosillo, á quien se llama al servicio activo. Art. 3·0 Destínanse al Estado Mayor de la 2." Brigada de la r."' División) á los señores Coronel Francisco Leiva Benítez, en el empleo de Teniente Coronel, como 2. 0 Ayudante General; al Ca­pitán Adán Vargas, del extinguido Batallón Núñez, como primer Adjunto; al Teniente Peregrino Herrán v al Subteniente Marco Antonio Robles, como segundos Adjuntos. Parágrafo. Harán parte de este Estado Mayor como emplea­dos administrativos, los siguientes: José Ivlat'Ía Casabianca, Habi­litado del Estado Mayor, asimiiado á Teniente Coronel; Ricardo Ferro B., Guardaparque de [bagué; doctor Marco A. Gutiérrez, Médico de la Guarnición de Honda, asimilado á Teniente Coro­nel; doctor Julio U ricoechea, Médico de !bagué, asimilado á Sar­gento Mayor, y doctor Claudio Rengifo M., Médico de la Com­pañía suelta de Neiva, asimilado á Capitán; los actuales Instructo­res de los Batallones Palacé y Córdoba; y los actuales Habilitados de estos Cuerpos y de la Compañía inelta de Neiva con las asimila­ciones que hoy tienen. Art. 4.0 Aceptase al General Floro Gómez la excusa que ha presentado para desempeñar el puesto de Comandante General de la 3·a Brigada de la 1." División, y nómbrase en su reemplazo al General Juan B. Tobar, á quien se llama al servicio activo. Parágrafo. 1. 0 Destínanse al Estado Mayor de esta Brigada, á lo s señores Sargento Mayor Rafael Groot, como 2. 0 Ayudante General; Capitán Celso Salgar, á quien se llama al servicio activo, como primer Adjunto; Teniente Luis María Ortega y Subtenien­te Alfi·edo Soto, como segundos Adjuntos. Parágrafo 2.0 Los empleados administrativos de esta Brigada serán: Adriano Garavito, Habilitado del Estado Mayor, asimilado á Teniente Coronel; el Guardaparque de Tunja, Coronel José María Villaveces; los actuales Médicos de las guarniciones de Tun­ja y Sogamoso, y los Habilitados é Instructores civiles de los Bata­llones Sucre y Granaderos con las asimilaciones que hoy tienen. Parágrafo 3· 0 Las Brigadas de la 1. .. División, no tendrán Auditor de Guerra especial. No habrá médico en la Guarnición de Chiquinquirá. Suprímense: los empleos de Capellanes en Honda y Tunja. Art. 5. 0 Destínanse al Estado Mayor de la 2." División, á los señores Coronel Benjamín Silva, como primer Ayudante Ge­neral; Teniente Coronel Gonzalo González y Sargento Mayor Quintín Montaña, como segundos Ayudantes generales; Sargento Niayor Secundino Londoño, como primer Adjunto, en el empleo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 223 'tle Capitán; Tenientes Julio E. U pegui y Antonio Grimaldo Díaz y Subtenientes José de D. Padilla y Arturo Vengoechea, como segundos Adjuntos. Parágrafo I.0 Los empleados administrativos de esta División serán los siguientes: Leoncio Tascón, Habilitado del Estado Ma-· yor, asimilado á Teniente Coronel; Pedro A. Osío, Auditor de Guerra de la División; los actuales Guardaparques de Cartagena y Panamá; los Médicos de las Guarniciones de Barranquilla, Car­tagena y Panamá con las asimilaciones que hoy tienen; el doctor Vicente Villa D., á quien se nombra Médico de la de Santa Marta, asimilado á Teniente Coronel; los ac t uales Habilitados de los Ba­tallones Jun í n, Valencey, O;lornbia y T,merife; los Instructores civi­les actuale~ de los tres primeros Cuerpos expresados y el señor Luis F. Palencia, á quien se nombra Instructor civil del Tenerifi, con la asimilación de Capitán. Parágrafo 2.0 Suprímense los puestos de Capellanes de las Guarniciones de Cartagena, Barranquilla y Panamá y los de me­dicos auxiliares de las dos primeras. Art. 6. 0 Acé ptase al General Mariano Tobar la excusa que ha presentado para hacerse cargo del puesto de Comandante Gene­ral de la 3·" División, y nómbrase en su reemplazo al General Ramón Gonzá lcz Vale ncia, á quien se llama al servicio activo. Par nes, los Cuerpos de ejército residentes en la capital; cuanto podía concurrir á la mayor excelencia de aquel tributo fúnebre, todo se puso al servicio del sentimiento general. DECRETO honrando la memoria del ciudadano General José María Ortega y Na­riño y ordenando guarde luto el Ejército por su fallecimiento. El Presidente de la Confederación Granadina, Deseando honrar la memoria del benemérito ciudadano Ge­neral José María Ortega y Nariño, y demostrar lo sensible que le ha sido el lamentable fallecimiento de este virtuoso, leal y constan­te patriota, que de de su juventud prestó á la República importan­tísimos servicios, tanto en la carrera militar, como en destinos civiles y de Hacienda, con notable celo, consagración y acierto, DECRETA: Art. 1.0 Los Cuerpos del Ejército nacional llevarán luto por ocho días, en señal de justo sentimiento por el fallecimiento del ciudadano General José María Ortega y Nariño. Art. 2.0 En las exequias por el alma del · finado General se harán los honores fúnebres 9e ordenanza; y para que aquellos actos tengan mayor solemnidad, se invita á los empleados públicos ~ que concurran á ellos. Art. 3·0 Publíque5e en la Gaceta Oficial la hoja de servicios del memorado General. Art. 4.0 Este Decreto se publicará en la orden general del Ejército, para que lo dispuesto en el artículo 1.0 sea cumplido desde hoy por los Cuerpos existentes en esta plaza; y por los demás desde el día siguiente á aquel en que se reciban en cada División, Columna, Cuerpo ó Destacamento. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 229 Dado en Bogotá, á 5 de Diciembre de 1 86o. MARIANO ÜSPINA. El Secretario de Gobierno y Guerra, Manuel A. Sanclemente. El carro fúnebre iba conducido por algunos de sus deudos y a migos; cuatro de sus compañeros de armas; los Generales Herrán, U rdaneta, Durán y Barriga, ocupaban los cuatro extremos del fé­retro. El General Espina, que le reemplazó en el puesto de Jefe de Estado Mayor General, con su Cuerpo de Adjuntos y Edecanes. Las cuadras por donde transitó el cadáver y la inmensa comitiva que lo acompañaba, se cerraban á la vista por un inmenso gentío, que se ha mostrado bien celoso de su pesar, y ha cuidado de corte­jado tributando á su buen hijo todo~ los tíltimos honores de la muerte .. • . VARIEDADES ORGANIZACION DEL EJÉRCITO ESPAÑOL (Continuaeió n.) ESTADOS MAYORES. En España el Estado Mayor es un cuerpo de escala cerrada, cuyo re­clutamiento está asegurado por la Escuela superior de guerra de Madrid. El cuerpo comprende alrededor de 229 oficiales ( deducidos los que sirven en el ejército de ultramar); á saber: 23 Coroneles, 23 Tenientes Coroneles, 29 Comandantes, 82 Capitanes, 72 Tenientes. Los reglamentos conceden á los oficiales de Estado Mayor atribucio­nes muy altas : vigilar las marchas, los acantonamientos, la actitud de las tropas en combate; indicar las posiciones más ventajosas, y hasta to­mar personalmente el mando de una tropa en combate cuando el Gene­ral da la Orden.' El Estado Mayor es secundado en sus trabajos por un personal espe . cial compuesto de dos cuerpos distintos: la brigada de obreros y topó­grafos de Estado Mayor, y el cuerpo auxiliar de las oficinas militares. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 230 BOLITfN MILITAll El General en Jefe de un cuerpo de un ejército tiene + ayudantes de campo, el General de División 2 y el de Brigada I. Son considerados no como combatientes sino como asimilados: 1 °, el cuerpo de justicia militar con 86 funcionarios; 2 °, el cuerpo de la intendencia y cuerpo auxiliar de la administración. El último se divide en oficinas de víveres, de campamento y de hospitales. Estos dos cuer­pos tienen un personal de 8oo funcionarios; 3.0, cuerpo de sanidad con un personal de 464 médicos, asimilados con los grados de Teniente á General, y 138 farmacéutico~t. INFANT!-.IA. Expongamos ahora las formaciones orgánicas de las tropas de ope­raciones en caso de guerra. La infantería peninsular consta de 112 regimientos de línea de á dos batallones, más 20 batallones de cazadores. Además, existen en las islas adyacentes y en Africa: 2 regimientos regionales de las Baleares, z batallones de cazadores activos de las Canarias, y en Africa 3 regimien­tos activos. Como se vé, pues, el Ejército espafiol cuenta con 162 batallones activos de infantería, de los cuales 20 son de cazadores. En pie de guerra cada batallón cuenta con 2.1 oficiales y I,ooo hom­bres; el regimiento de 49 oficiales y 2,001 hombres y 8 caballos. Los batallones de cazadores tienen en pie de guerra 2 5 oficiales y J ,ooo hombres. En el acto de la movilización, los regimientos activos son inmedia­tamente completados; después con los hombres que restan se forman nuevas unidades cuyos cuadros existen desde el tiempo de paz. En resumen, la infantería continental espafiola puede dar en pie de guerra, sin contar los depósitos: Hombres. 132 batallones (20 cazadores)con ..••••.•••• ,. .•••••••••.• 132,000 12 id. de reserva. • • • . . . • . • • • • • • • • • • • . • • • .. •• •• • • . • . • . • 1 1 z, ooo 2 44 24f, 000 Además de las fuerzas indicadas que- constituyen el Ejército de la Península, España dispone para defenza de sus colonias: En Cuba de- 7 regimientos de infantería, un destacamento de disciplinarios y un cuer po de guardias de orden. Sin contar con los di versos e uerpos de ejército que se han enviado desde el principio de la última insurreción. En Puerto Rico tiene 4 batallones independientes de infantería y 1 de cazadores. En Filipinas 7 regimientos de infantería y un batallón dis­ciplinario. Tampoco aquí hacemos mención de los cuerpos de ejército que se enviaron el año pasado, con motivad el movimiento insurrecciona!. En resumen, España puede presentar en un momento dado 300, ooo hombres disciplinados de infantería próximamente. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 231 CABALLEilÍA. En lo que respecta al arma de caballería, el ejército de la penía­sula está compuesto por el escuadrón de la escolta real ( 28 regimien­tos y I 4- de reserva) . De los 28 regimientos activos, 8 son de lanceros., + de dragones, I 4- de cazadores y z de húsares. Los q. regirnien tos de la rellerva son de cazadores. Todos Jos regimientos tienen 4- escuadrones activos. En los lance­ros, solo están armados con lanza los 3 primeros pelotones de los escua­drones: !os pelotones cuartos tienen fusil en lugar de lanza. Los drago­~ tes, cazadores y húsares, están armados á fusil. En pie de guerra cada escuadrón debe constar de 150 hombres en números redondos. En tiempo de paz los regimientos de la reserva no conservan más que el cuadro de oficiales. En el momento de la movilización se com­pletan desde luego los regimientos en activo, y con el re to se forman 14 regimientos de reserva. En suma, la caballería española, en completo pie de guerra, debe dar: 112 escuadrones activos .•••.•••.•••..•.••••.• . ••.. . •••• 17, ooo s6 de reserva.. . • . • • • . • • . • . • . • . • • • • • . . • • • • • • . • • • • • • • 8, 000 J68 zs,ooc Además, existen en las colonias: en Cuba 2 regimientos y en Fili­pinas un escuadrón. ( En tiempo de paz se sobreentiende). La remonta y adquisición de caballos se hace en España por me­dio de servicios dirigidos por un oficial general, bajo las órdenes del Ministro de la Guerra. Los establecimientos organizados militarmente, comprenden de un lado depósitos de remonta, y de otro depósito de sementales. Los depósitos de remonta se hallan en Morón, provincia de Ex­tremadura, y en Ubeda y Córdoba, provincia de Andalucía. Estos esta­blecimientos compran potrillas de 2 á 3 ai'ios y los crian hasta 5, para enviarlos luego á los cuerpos de tropa. Además, para la remonta hay dos comisiones especiales de oficia­les de artillería y de ingenieros. Los depósitos de sementales se encuentran en Jerez de la Fronte­ra, la Rambla, Baeza y Valladolid, y se adquieren en el comercio y por selección entre los mejores animales en los depósitos de remonta. Existen además dos anexos que dependen de Zaragoza y Trujillo. El efectivo normal en tiempo de paz es de 1 5,ooo animalell. En caso de guerra dicha cantidad se hace ascender á 30o,ooo, abstracción hecha del tren y los con voy es. En España se calcula en 8 años la duración media de un caballo; la remonta normal es, pues, de 1, 500 á z,ooo, comprados al precio medio de I,ooo pesetas ($ zoo oro) cada uno. Los recursos del país pueden avaluarse en 700, ooo caballos y 30o,ooo mulas. Continuará Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR EN EL EJERCITO El Poder Ejecutivo, por Decreto de fecha 1.0 del presente, ascendió á General de División al de Brigada Clímaco Silva; y á General efectivo de Brigada al graduado Roberto Morales. Por Decreto de fecha 3 de los corrientes admitió ai Teniente Carlos Tribín la excusa qLLe presentó para servir el destino de Ayu­dante de Campo del Estado Mayor de la I.a División y nombró en su reemplazo al de igual ~rado Bruno de los Santos, quien pres­tará sus servicios en la Sección I.a de este D.!spacho, para lo cual se le llama al S(>rvicio activo. Por Decreto de 10 del presente, aceptó al G~neral R:¡món Acevedo P. la excusa que presentó para servir el puesto de Insp~c­tor de la 3·a División, y nombró en su reemplazo al G~ncral Julio C. Upegui. Aceptó al G~.!neral Benito Martínez la excusa presentada para servir el puesto de Auditor General de Guerra, y nombró en su reemplazo al señor José Antonio Rojas B., quien h1bía sido nom­brado Auditor de la 3·a Divi ión. Aceptó á los señore Jo é Pablo Ortega y Daniel M. Ca mar­go la renuncia que hicieron del puesto de Habilitados de los Bata­llones Ayacuclu; y C6rdoba, respectivamente, y nombró en reemplazo del primero al señor Alejandro Góm~z, y del segundo al se or Miguel M. Morales. Reconoció al señor Emilio Cu .... vas el grado de Teniente Coronel efectivo con que prestó sus servicios en la última Gue-rra. Reconoció al señor Iv1oise Latorre el grado de Sargento Ma­yor efectivo que le fue conferido el 25 de Enero de 1895 pJr el Comandante en Jefe de las fuerzas organizadas al Occidente de la Sabana, abonándole la antigüedad de esta fecha. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 73

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