Por:
Mayra Villanueva
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Fecha:
04/06/1898
Aito II Uogotá, Juuio 4 de 1~9~.
B.OLETIN MILITAR
ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCITO
Director, ALEJANDRO POSADA.
Son colaboradores natos de este periódico, todos los Jefa
y Oficiales del Ejército d~ la República.
EL CARóN DE CAMPANA MODERNO
Y LA INFANTERÍA
Lo~ rápidos y sucesivos ',perfeccionamientos que han
tenido las armas de fuego portátiles, ensanchando considerablemente
los medios de acción de la infantería, hicieron
cre~r por un momento que su reconocida preponderancia
como arma principal anularía, casi por completo\ á sus auxi)
iares, sobre todo á la artiJlcría, la cual para Juchar con
aquella hubo de sacrificar la movilidad, tan útil en el campo
de batalla. Los adelantos técnicos que ha conseguido la
~rtillería en los últimos tiempos, tanto en la construcción de
sus piezas como en la de sus cureñas y proyectiles; los estudios
hechos en las condiciones balístims~ Jos repetidos trabajos
prácticos llevados á cabo; los , continuos ensayos en
busca de nuevas perfecciones; la excelente instrucción de su
personal· en una palabra, todos los progresos realizados en
su empleo, han vuelto á dar In. importancia que corresponde
á aquella arma que, empleada con el acierto que lo ha
sido en los últimos tiempos., ha llegado hasta ofuscar á cierto
número de escritores militares, haciéndoles suponer que
)as victorias obtenidas se debían principalmente á los cañones,
y aún han firmado, que la infantería era impotente ante
baterfas bien mandadas .
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Esto es á todas luces exagerado; pues, sí bien es índudable
que el papel que desen1peña Ja artillería en las bataJias
n1odernas ha aun1entade n1uchoen in1portancia, también loes
que la infantería será siempre la reina de Jas batallas, como
la llamaba Napoleón I, por n1ás que podan1os decir con un
ilustrado escritor extranjero, que el cañón es el rey.
La artillería por sí sola ni puede defenderse en absoluto
ni puede obtener ventaj?.s en el ataque; pero, por otra
parte, sin su auxilio tan1poco podría la infantería vencer Jos
obstáculos n1ateriales que se la opongan, pues su fuego es
in1potente contra las defensas, sean naturales, sean artificiales
con que se abrigan las tropas en una batalla; y bien en
el ataque para allanarlas, bíen en la retirada para sostenerse
contra el en~n1igo envalentonado, Ja artillería llega á ser
una necesidad, y su en1pleo indispensable en Jas can1pañas.
En Ja guerra de sitios, el ataque y defensa de las plazas es
casi exclusivan1ente un con1bate de artillería, con10 igua1-
n1ente lo es la defensa de las costas y los con1bates n1arítin1os.
La n1isión que está lJan1ada á desempeñar la artillería
en con1binacióu con las otras arn1as, no ha variado sensiblemente
con los adelantos n1odernos, pues ahora con1o antes,
d be preludiar la batalla; mantener al e nen1igo Jo n1ás lejano
posible; cubrir los despliegues de Jas tropas; preparar
y sostener su ataque ; it iciar, en fin, la victoria ó retardar
Ja derroql.; según las circunstancias. Para conseguirlo, cuenta,
sin embargo, hoy dia mejor que en otro tien1po, con
Jos grandes alcances que ha obtenido; con s n1ucha precisión,
con su enorme p tencia; y sobre todo, con el facilísin1o
n1anejo de sus piezas, que unido á la instrucción teórica
que en las escuelas de tiro s " da hoy ft todos los individuos,
proporcionan á Ja artillería n1oderna una gran ventája
5obre Ja antigua1 en la qu.:: el arte de tirar bien era tan
~olo conocido de uuos poco!:i. o pudiendo obtener observaciont~
exactas, ya por ser sólidos la mayor parte de Jos
}'ruyectiles l{ ue se usaban, lo cual hacia difícil el ver bien
los puuLos de caída, ya por la n1ala condición de las cspolet~
s en 1os proyectiles huecos, ya tatnbién por las grandes
desviaciones que sufrían Jos disparos, las correcciones
dd tit u no obedecían á principios tan fijos como en la actualidad,
en que, gracias á los per[i ccionan1ientos alcanzados
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!n las p1ezas y á la sencilla aplicación del cálculo de proba ....
bilidades, se pueden dictar métodos y reglas claras y preci
sas que pern1iten en pocos días aprender á apuntar y reglamentar
el tiro. de las piezas. Todas estas ventajas, parece~
son contrarias á las tropas de infantería, obligadas á sufrir
el certero fuego de los cañones modernos; pero estudiando
con detenin1iento esta cuestión, se comprende fácilmente
que estos nlÍsmos progresos realizados en la artillería, pueden
servir de base para una futura táctica en que las indi-car.
iones procedentes del conocimiento de reglas y métodos
fijos, señalen el modo de n1n.niobrar en el can1po de batalla~
Con efecto, en tiempos anteriores, como la buet1a dirección
de los disparos y el útil en1pleo de las piezas dependía en
gran parte de la habilidad del que apuntaba, y también mu ....
chas veces de la casualidad, sin que existiera Ja fijeza en los
n1étodos, ni las reglas exactas que hoy día poseen todos Jos
artilleros, era difícil, si no imposible para la tropa cañoneada
comprender las intenciones ni el objetivo del jefe de
la batería contraria; viéndose obligada á separarse á mucha
distancia del . terr~...no batido á causa de las grandes desviaciones
de los proyectiles. Hoy día, tcniendc los conocimientos
sobre el tiro de artilJería, fáciles de adquirir, e!:
posible al que manda cualquiera. fuerza, conocer por las explosiones
de los proy ·ctilcs el punto de su caída y por con·siguiente
las diversas faces del tiro; adÍ\'Ínando de e~tc
modo los propósitos de lo qt e apuntan las piezas y eJu-
Ji .-: ndolos bien fácilmcnt · con pequeñas variaciones de po.
ición, dificultando así al mismo tiempo · la observación d
tiro, puesto que al privar , 1 que apunte de 1 s iatos que
d<.:~ea, hará in~ plicable su· método y sus reglas.
Es pues fácil comprender qu puede la infantería evitar
por m dio~ tácticos los efectos del cañón de campaña
tnodcrno.
en este art1cuJo nos proponemo desenvolver este
tema, cuya idea nos ha sido sugertda por las atinadas refltxiones
que sobre ct mic:mo asunto hace el capitán Maubeuge,
de la artillería belga.
Ante todo, creemos conveniente exponer sucintan1ente
las nociones sobre los principios, Jos n1étodos y las regla
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de tiro de las piezas de campaña que, á nuestro juicio, convendría
poseyesen todos Jos oficiales de las armas generales
para poder conocer Jos medios de acción deJa artillería.
Sabido es que el arte de apuntar, se funda en observar
con atención y en corregir con método; pues el tiro será casual
sin una buena observación, que ningún sisten1a, ninguna
regla puede reen1plazar; aden1ás, se necesita tener una
pauta, seguir un orden establecido de anten1ano para modificar
Jos resultados que se obtengan.
La explosión de los proyectiles en el punto de su caída
por efecto de las espoletas de percusión que se hace vi~
ible con la luz, Ja proyección de Jas tierras y el humo que
se ocasiona, son los principales indicios de observación en
el tiro, puesto que se sabrá que este es corto, es decir, que
ha dado n1ás acá del blanco, cuando todas aquellas señales
ocultan una parte de éste; que es largo, por caer el proyectil
más allá de él, cuando el humo sale por detrás; y que
ha dado en el blanco por los movin1ientos desordenados
que se producen en la tropa que lo constituye, y por no
verse ni humo ni luz por delan~e. Resulta, pues, que la
exactitud de la observación depende de la vista y experiencia
del que apunta, así con1o de su colocación para observar
el tiro, y de lo visible que por efecto del color, de la
disposión y de su estado á pie firn1e ó en movimiento, tenga
el blanco.
Además, ]a posición del sol y la diafanidad de la atmósfera
influyen también naturahnente en la observación.
La tropa que sirve de objetivo á Jas piezas es, pues,
árbitra de disminuír á su voluntad Ja n1ayor parte de los
medios de observación que tiene el artillero, puesto que
puede adoptar para los uniformes los colores más confusos,
desterrando todas las parres brillantes, y elegir en sus
forn1aciones y situación las que más ventajosas sean para su
propósito. La visibilidad de un objeto depende d~ sus din1ensiones
y del fondo en que se proyecta, así es, que al
paso que una línea ó una columna vistas de frente son muy
visibles, si se les ve de flanco se distinguen difícilmente y
proporcionan pocos indicios para los punt:>s de caída. T odos
los proyectiles que estallen delante, detrás, ó en el misnlo
intervalo de dos fracciones, no pueden observarse bien
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aun cuando el viento lleve el humo sobre una de ellas. Si la
tropa se coloca de rodillas, el que observa se equivocará seguramente
al ver el hun1o por delante de ella, y si se echa
en el suelo, casi se hará invisible. El movimiento de las
fracciones, sobre todo si es irregular, dificulta n1uchísimo la
observación del tiro y del blanco, aun cuando la marcha sea
perpendicular á la 1íne~. de tiro. A grandes distancias es
poco n1enos que imposible conocer el sentido del movinüento
en la linea de tiro; y si el terreno es llano y
descubierto, no se podrá distinguir ni siquiera si aquél se
efectúa. La n1archa oblicua causará tan1hién sien1pre dudas
sobre su grado de oblicuidad.
En cuanto á la corrección, el n1étodo y reglas que se
siguen en el tiro de artillería, áebemos tener presente, ante
todo, que acercar el centro de los in1pactos obtenidos en
varios disparos hacia el punto n1edio de in1pacto que se
desea, es lo que se propone el que corrige un tiro yá arreglado
de anten1ano. Para ello se ton1a por base la desviación
probable, la tnáxin1a y la forma que afecta la agrupación
de Jos puntos de in1pacto, señalados en un blanco por
un nún1ero de disparos hechos en condiciones idénticas.
Ln prin1ero que tratará de obtener todo Comandante
de batería es conocer la distancia relativa al blanco, que por
efecto de las circunstancias atmosféricas, del estado de las
n1uniciones y del modo de tirar, difiere bastante de la distancia
absoJ uta que e~ la verdadera en n1etros. La distancia
relativa es Ja que nos n1arca el alza, y para obtenerla, el
método que suele seguin;e es ir tanteando al dar de lleno al
blanco, ó bien encerrarlo entre dos disparos que disten entre
sí una distancia convenida de antemano, y que teniendo en
euenta el error que puede admitirse á la distancia que se
busca y el del instrumento óptico que se usa, suele variar
entre I oo y 300 n1etros. Se empieza por hacer un disparo
de ensayo, con el alza que corresponde á la distancia que
se calcule disminuída en Jos n1etros convenidos, con objeto
de apreciar mejor el resultado, pues que los tiros cortos se
observan n1ejor que los largos. Si el proyectil toca al blanco,
yá se ·tiene la distancia que se buscaba; y si va más allá
ó más acá de él, se hace otro disparo, disn1inuyendo ó au-
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n1entando la misma distancia q~e antes, y se continúa así
hasta que se acierte al blanco, ó se le con1prenda entre dos
disparos consecutivos: en el prin1er caso, el alza empleada
será la qu~ se busca, y en el segundo, se tomará el término
medio de los dos.
Durante estos ensayos, que constituyen lo que podremos
llamar el prin1er período del tiro, la infantería cañoneada,
que desde luego conocerá es el objetivo, comprenderá
por la lentitud de Jos disparos y por la gran diferencia
de alcances entre dos tiros sucesivos, que la artillería no conoce
la distancia sino por apreciaciones, siendo entonces
cuando Jos errores de obs~rvación tienen mayores consecuencias.
En este período, el fuego es poco peligroso y las
tropas pueden disminuír este peligro, y sobre todo, contrariar
la observación, dando lugar á producir errores en ella,
ya echándose en el suelo, ya variando de sitio, ó ya can1-
. biando de formación.
Conocida por el que apunta el alza que puede en1-
plearse, empieza el arreglo del tiro, que consiste en medir
con tnás exactitud la distancia relativa, procurando acercar
el centro de puntos de impacto lo , 1ás posible del impacto
medio, restringiendo los límites de las desviaciones. Se trata
pues de acertar el blanco ó al menos encerrarlo entre dos
puntos de caída muy próximos, y para conseguirlo, se puede
seguir el mismo sisten1a ya indicado, con la diferencia de
que la cantidad que se afíade ó disminuye es de 2 5 á 30
n1etros únicamente.
La infantería conocera que este segundo período va á
empezar, en cuanto reciba en sus filas un proyectil, ó quede
comprendida · entre dos disparos sucesivos. En seguida
notará que el fuego es más rápido, que los puntos de caída
están n1ás cercanos en sentido longitudinal, y por consiguiente,
el tiro es más mortífero. N o bastará ya para sustraerse
á sus efectos el echarse al suelo, ni variar de sitio,
si no que será preciso lanzarse á la carrera en dirección de
la 1 ínea de tiro para tenderse en el suelo, ó ponerse á cubierto
en algún abrigo natural ó artificial que se encuentre
inmediato~ procurando por todos los medios posibles con ...
trariar la observación.
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Obtenido por Jos artilleros que los límites de la dispersión
de los proyectiles e~tén muy próxin1os, y por consiguiente
casi co11fundidos los in1pactos n1edios, el tiro se
considera arreglado, y únican1ente se hacen yá las correcciones
que parezcan racionales, entrando en su tercer período,
en el cual la observación de Jos disparos es indispensable
sea n1uy exacta. Cuando se ha llegado á este período, '
la. infantería sufre muchísin1o del fuego de las piezas, y
debe á toda costa salir de la posición que ocupe, n1archando
en dirección de ]a trayectoria y ocultándose, en lo posible,
aunque solo se1 para inducir á errores la observación.
Además de las consideraciones que hemos expuesto,
hay que tener presentes tambié n las reglas naturales que sigue
la artillería, para tirar contra la infantería, según la forn1ación
que ésta adopte. Si está en batalla, arreglarán las
piezas su tiro contra la línea ó grupos de tiradores, y si se
descubren las reservas, sostenes ú otra agrupación n1ayor,
1-=s dirigirá parte de sus disparos despu és de hacer las corr
cciones fundadas en las distancias reglan1entarias de hrs
formaciones. Cuando marcha la infantería, la artillería puede
seguirla en todos sus movimientos con susproyectiles; y
para ello, á cada distancia, se busca el alza que le corresponde
con un tiro lento. y después de encoqtrada se hace
fuego rápido, ó bien se arregla el tiro para un paraje dado,
por donde haya de pasar la tropa, y en el momento oportuno,
.~ e tira una descarga, continuando los aisparos á todo
tirar. Este sistema que es el más fácil y más seguro, sólo es
aplicable cuand _ la. infantería ha de pasar próximan1ent
por un paraje determinado, ó bien cuando hay en el campo
de batalla puntos notables de fáLil observación, cuya di -
tancia se puede obtener sin esfuerzo, y por cuya inn1ediación
deban pasar las tropas.
Tales son, son1eramente, expuestos el método y los n1e<.
lios que en1plea la artillería para obtener la precisión que
alcanza en sus disparos; y fundándonos en la exactitud y
sencillez de aquéllos, hemos dicho que á Ja infantería Je
basta con observar estos últin1os para sustraerse á ellos,
si no evitar por completo sus efectos mortífercs. Podrá ob-jetarse
que á una tropa cañoneada no le es fácil hacerse cargo
de la marcha seguida en el tiro; mas en la práctica no es
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-:así, y basta adquirir alguna experiencia y formarse idea de
las reglas sencillas que hemos relatado para convencerse de
ello.
Apoyándonos en esta facilidad de apreciación, vamos
á hacer algunas indicaciones generales, que podrán servir J
para evitar, en gran parte, I os efectos del tiro del cañón
, moderno en los campos de batalla, contra las tropas de infantería;
pudiendo tal vez dichas indicaciones, inducir á vetificar
algunos cambios en las forn1aciones tácticas; sin embargo,
el jefe que mande Jas tropas cañoneadas y que conozca
las reglas de tiro de Ja artillería, no tendrá necesidad
absoluta de esas variacione , pues Je bastará su inteligencia,
su sangre fría é iniciativa para arreglar su conducta á los
diversos trances de Ja lucha. Así, comprenderá desde luego
que en cuanto entre en ]a zona de acción del cañón, será el
objetivo general de la artillería, no teniendo yá descanso
sus soldados si no es estando ocultos, cubiertos, ó echados
en el suelo. Por ello, antes de entrar en dicha zona, tomará
sus precauciones, preveerá los accidentes que probablemente
pueden ocurrirle en h n1archa, escojerá la dirección más
ac&tada, y reconocerá el terreno que ha de atravesar con el
fin de no detenerse para combinar sus disposiciones bajo el
fuego certero de Jas piezas Para Ja n1archa y formación de
su tropa no debe olvidar que es indispensable hacer muy
difícil, si no imposible, la observación, procurando alargar
indefinidamente el primer período del tiro, es decir, el conocimiento
de la distancia que busca el que apunta Jas piezas.
Con10 es fácil conocer la escala de distancias, ó sea la
cantidad que se resta del alza apreciada por el intervalo entre
dos disparos sucesivos; el jefe de una tropa amenazada
de quedar comprendida entre ellos, la deberá mandar trasladarse
á la carrera, en dirección de Ja trayectoria y echarse
al suelo á una distancia n1ayor que la escala, con lo cual la
artillería tendrá que volver á empezar sus tanteos, perdiendo
tiempo y n1uniciones. Siempre debe verificarse el movinliento
hacia las piezas, pues es s1bido que es más difícil
apuntar á un objeto que se acerca, que no al que se alej~,
y además, aproximándose, se consigue colocarse bajo la trayectoria,
mientras que los cascos y los rebotes alcanzarán
de seguro al que se retira.
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Si hubiera de pasar por un paraje sobre el que la artiJiería
enemiga tuviera yá arreglado el tiro, lo verificará la infantería
á la carrera por escalones á grandes distancias, procurando
si el desfiladero está en dirección de la línea de tiro,
evitar esta dirección á la entrada y separarse de ella á la salida;
pero en caso de que pueda sorteado, Jo hará por el lado
más cercano á la batería que hace fuego.
Cuando el terreno es ondulado, la tropa cañoneada
debe atravesar á la carrera los puntos culminantes, rehaciendo
su forn1ación en las hondonadas y barranco~, en ]as
vertientes opuestas á donde está la artillería, saliéndose del
plano de tiro desde que se oculta de la vista de Jos cañones,
sea á Ja derecha ó á la izquierda, apareciendo al continuar
su marcha de avance por distinta dirección de la que llevaba,
lo cual contrariará n1ucho á los artilleros.
En todas las m.archas ~ ue la infantería ejecute bajo el
fuego del cañón debe evitar, como hen1os dicho, la uniforn1Íaad
del paso, alternando las velocidades para dificultar
las apreciaciones de la ~rtillería é in1posibilitarla de hacer
un tiro n1etódico. Si se viera obligada Ja infantería á retirarse,
lo debe verificar á la desvandada ó por grupos separados,
reuniéndose en un punto fijado de anten1ano, fuera
del alcance ó al abrigo de los efectos del cañón, teniendo
presente para esto últin1o que el fuego contra una tropa
cubierta, pero no resguardada, es n1uy n1ortífero, puesto
que podrá dirigirse contra un objeto visible, que facilitará
Ja puntería y la observación. ·
El momento más crítico en el avance es cuando pasa
la infantería por la Jínea de sus propias baterías, pues con1o
las enenligas conocerán de anten1ano ]a distancia, aprovecharán
]a oportunidad, haciendo entonces un fuego rápido.
Debe atravesarse, pues, aquella línea á la carrera, siguiéndose,
además, la regla general que hen1os yá indicado para
todo n1ovin1iento, esto es, que la velocidad del paso sea
irregular, n1archando unas veces despacio y otras á paso ligero
para desorientar la observación. 'Todo espacio de terreno,
por pequeño que sea, de la zona peligrosa, que se
pueda recorrer sin exposición, es un triunfo, y por elJo debe
procurar atraer hacia Ja tropa Jo n1enos posible, la aten-
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ción de la artillería, ocultándola de su vista y aprovechando
el terreno para cubrirla.
Las tropas destinadas á apoderarse de ciertas posiciones
como pueblos, caseríos, etc., que con1o puntos de apoyo
conviene algunas veces ocupar de un modo pern1anente
en el campo de batalla, deben dirigirse á ellos disimulando
su marcha, aun cuando tengan que dar grandes rodeos,
pues es preciso no IIamar la atención de las baterías enemigas
sobre tales puntos. Si la posiciún no es muy extensa y
los edificios son poco sólidos y en pequeño número, convendrá
muchas veces situarse á su proximidad en un terreno
propio para dominar las cercanías, ocupando la posición
tan sólo cuando la infantería enemiga la ataque para apoderarse
de ella; pues debe darse por seguro que en cuanto
Jas baterías contrarias conozcan la importancia del punto,
lo destruirán con su fuego, que podrá ser bien exacto desde
los primeros disparos. Si el enemigo ataca sin artillería,
lo cual constituye una falta grave, entonces podrían ocuparse
Jas posiciones desde Juégo.
Para el ataque de una batería por infantería, convendrá
di vid ir esta en dos fracciones; una para rechazar las
tropas de sostén del enemigo, y la otra para atacar verdaderamente,
dando instrucciones precisas el que mande á los
jefes de cada fracción acerca de Jo que deben hacer, el Cé!n1ino
que han de seguir y Ja situación de las piezas, indicándoles
además el punto de reunión en caso de una retirada
y Ja señal de ella y del ataque. El que mande la fracción
que ha de atacar la batería, dividira sus tiradores en
grupos, encargando á cada uno de una pieza y conservrá
con1o reserva á su lado algunos so ldados elegidos entre
todos.
Dada Ja orden, cada grupo se lanzará al ataque, siguiendo
Ja dirección más propia á sustrarse de la vista de
la artillería y aprovechándose del terreno; pero sin perderse
los grupos de vista y estando á corta distancia unos de
otros, atravesarán á la carrera los parajes descubiertos, rehaciéndose
y descansando en las sinuosidades y detrás de Jos
abrigos que se encuentren. En cuanto el tiro de la artillería
sa muy certero, se desplegarán les gn1rcs extendiendo
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su frente, formándose la reserva en varios escalones sucesivos,
y avanzando todos hasta ponerse lo más cerca posible
de los cañones; emboscá ndose, como puedan, fuera de la
línea de tiro y drrigiendo cada grupo el fuego á los sirvientes
de la pieza q u~ tengan señalada, y si se consigue apagar
el fuego de los cañones, se tira entonces sobre los caballos
y conductores. Hecha la seüal para atacar, se lanzarán todos
sobre su objetivo á la carrera y á la bayoneta, y una vez
apoderados de las piezas, quitarán los aparatos de cierre.
Si se ordena la retirada deb ... emprendersc en el acto á la
desbandada; pero dirigida la tropa por sus oficiales, q u\tnes
procurarán no volver por el n1ismo camino por donde
atacaron, tanto para evitar el soldado la vista de sus con:pañeros
n1uert'os y heridos, cuanto para que no pasen por
puntos ya observados por la artillería.
1'ales son, en resumen, algunas de las indicaciones generales
que pueden hacerse, sobre el n1odo de conducir las
tropas de infantería bajo el fueg de las n1odcrnas piezas
de campaña; indicaciones que tambi ~ n señalan los can1bios
que tal vez fuese conveniente introducir en las forn1acioncs
tácticas, hoy reglamentarias. La precisión que ha alcanzado
la artillería y la exactitud de los datos que sobre su
tiro se obtienen, permiten calcular con toda certeza sus efectos
sobre las diferentes formaciones que adopta la infantería,
y, de consiguiente, el tanto por ciento de blancos que
pueden hacen·c en las co 1mnas cerradas 6 con distancia,
sean de comparilas, de scc.: iones ó de escuadras, ó bién en
una línea de batalla, ya se pre cnten de irente, ya de flanco.
Con los datos que en cada Ejército se tienen, acerca de las
distancias de reglamento en las forn·mc1ones de la infantería
y con las noticias ba!ística-, especiaies de sus piezas y efectos
de sus p oyectiles, tanto en desviación con1o en probabilidades
de dar á un blanco determinado, es facilísimo la formación
de unas tablas, en las que podrían1os ver desde luego,
la gran diferencia que existe en todos los casos, entre recibir
el fuego de frente una columna y recibirlo de flanco.
En otro tiempo, por efecto del modo de obrar de los proyectiles
sólidos, y más que nada por los rebotes que se obtenían,
las forn1aciones de flanco eran muy peligrosas y se
evitaban con todo cuidado; pero hoy día, con Ja certeza de
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BOLKTIN MILITAlt
los cañones y la explosión de las granadas en el n1bn1ento
del choque, se comprende perfectamente que se anulan en
gran parte Jos efectos de las que estallan en Jos intervalos
de las fracciones y por consiguiente que sean favorables dichas
forn1aciones. Un proyectil, dando de lleno en el flanco
de una subdivisión de la colun1na, causará naturalmente más
estrago en la misrna si la acierta de frente; pero en cambio
todos los que estallan en los intervalos y Jos que se quedan
cortos, que según n1anifiesta el cálculo, serán la mitad y cuyos
cascos llegarían de seguro á herir á la tropa en el segundo
caso, pueden considerarse como poco peligrosos.
Además ha de tenerse en cuenta la n1ayor dificultad de !a
observación para el tiro contra una columna de flanco, de
manera que, con1o los cálculos se han hecho considerando
iguales las circunstancias, debe añadirse esta ventaja á esa
forn1ación, y las probabilidades que tienen las piezas de
acertar, en tal caso, quedarán considerablen1ente reducidas.
Fundándose sin duda en estas consideraciones, el capitán
Maubeuge, á quien yá hen1os citado anteriormente,
indica podría adoptarse con1o forn1ación táctica, la columna
con distancias colocada en sentido perpendicular á la línea
de tiro, ó sean sus fracciones normales á la línea de batalla
enemiga, embebiéndose en fila la exterior. En Jos moví-
. mientos hacia el enemigo se marcharía por el flanco, aun1entando
la distancia entre las hileras con1o en el paso de
camino, lo que daría también más soltura á la marcha, y
situandose Jos oficiales á la prolongación y á la cabeza de
cada hilera. Los intervalos entre las fracciones, se calculan
por el límite inferior de la dispersión de los disparos, á los
distintos alcances del cañón; y como cuanto n1ás pequeñas
sean a.:¡uellas, n1enos probabilidad hay de acertarlas, convendrá
que según se aproximen al enemigo se subdividan
cada vez más, es decir, que si á cierta distancia !a colun1na
es de compañía, después deberá serlo de secciones, y por fin
de escuadras. De esta n1anera podría conservarse n1ás tiempo
la tropa en la n1ano del oficial, según la expresión muy
en boga en el ejército prusiano.
En los cotnbates de tiradores estas disposiciones se podrán
tener presente para las reservas y sostenes.
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80LE'I'ÍN MILITAR 2j3
.En cuanto á la situación de la segunda línea de batalla,
puesto que puede asegur~rse, dadas ]as desviaciones
n1áximas del cañón moderno, que nunca un proyectil dirigido
á la primera línea, pasará por los intervalos de sus batallones,
y que Jos tiros dirigidos á ellos y que sean largo:;
herirán de seguro á los que estén situados detrás, podría
proponerse colocar siempre Jos batallones de segunda línea
frente á Jos intervalos de Jos de primera.
Estudiada la cuestión por personas n1ás competentes,
con gran acopio de datos y de observaciones y con autoridad
para elJo, es indudable se encontraran otras varia modificaciones
en los tnedios tácticos que puede adoptar una
infantería cañoneada por la artillería moderna, para evitar
ó disn1inuír los efectos desastrosos de su fuego. Al consignar
nosotros las anteriores indicaciones, estamos persuadidos
de que son muy incompletas y de que únicamente pueden
servir á nuestros lectores para señalarles un n1otivo de estudio,
y tal vez, para destruír alguna idea equivocada. La
conveniencia de que Jos oficiales de todas armas se fanliliaticen
con los efectos de la artillería, se deja con1prender
bien evidentemente por lo que llevan1os dicho, y así insistirenlos
una vez más, en ]a necesidad de que adquieran ciertas
ideas de aquella arma, y de que por experiencia observen
los efectos del cañ6n en Jas Escuelas Prácticas.
La instrucción es hoy día una exigencia indispensable
en todas las clases d un Ej'' rcito; pero, sobre todo, en las
superiores, que por su posición están J lan1adas á manejar
n1asas n1ás ó menos considerabJes en los can1pos dt: batalla,
donde dcpend de~ "' U in~elig n ia y saber la. vida de tantos
soJdados.
___. ...
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BOLfTÍN MlLlTAI.{
1
MINISTERIO DE GUERRA
N o·rA
OEL SEÑOR MlNIS'fRO DE Gl.IERRA AL SEFlOR CE. ERAL~ COMANDANTE EN JEFE ( Jt
R¿pública de Cahmbia.-ll.-finisteritJ d11 Guerra.-Sccción r.•--Nú.-.
mero 679. - B?gotá, 15 de Abril de I 898.
Señor General Comand:-mte en Jefe del Ejército.-Presente.
Servíos prevenir á los Comandantes Generales de División y
de Jefatura .i\llilitar, que ello no están facultado para variar la
colocación á los Oficiales nombrado~ por el Poder .Ejecutivo para
la pre. tación de sus ·ervicios en Jos diversos Cuerpos del Ejército.
Frecuentemente se observa que un Oficial á quien por Decreto
e pecial del Ejecutivo se h:1 J~: tinado como Abanderado de
un Batallc)n, v. gr., aparece despt é en lo e.calafones enviados al
!v1inisterio ó en los cuadros de C''nd cta, ·irvicndo en Compañías;
Jo cual, como no ,e os oculta, oca"iona grave irregularidades qut.!
deben ser corregidas oportunamente. /
Si por nece idade- en el ervicio ocurriere el ca o de variar dé
colocación á un Oficial en las Compaííías ó Plana Mayor' del Cuerpo
á que pertenece, debe solicitar e la medida á este Ministerio por
el conducto regular en la seguridad de que una petición de tal naturaleza
será atendida dc.:bidamente.
Dio og guarde.
ls.-\ÍAS LUJÁK.
(") Se repite la publicación de e · ta nota por haber alido la pri•
mera \"Cz con algunos errores debid o al señor copista del Ministerio,
• DF, [,A D.
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AUU.Tf¡' MILITAR 275
LEC1 URAS DE HISTORIA PArfRIJ\.
}>UNTOS PRI:-.ICIPALf.S DE LA VIDA PÚdLlCA DE BvLÍVAR
(CONTINU.-\CIÓN).
VII
El ter:-cnH to de 1.6 de Marzo de 1812, :1cobardó á los habitantes
de bs principales poblacione · de V cneLueia á tal punto que,
decayó muchísimo, si no .e extinguió, el ardor revolucionario con
que los pueblos buscab:m lo medios de conservar su independencia,
proclamada olemnemente el 5 de Julio de I 8 I 1.
De-pués de las capitulaciones de .M.iranda con Monteverde,
aduei .• ado este en absoluto del p:1ís, Bolívar logró embarcarse con
otros compañer·os, paréi Curn.ao, de donde pa~ú á Cartagcna (Colombia).
Al arribar á playas extranjercts el ánimo de Bolívar se mostraba
lleno de energía, firmemente resuelto á arro trarlo todo por salvar
la Patria.
El ardor con que ·e había empeiíaclo en la lucha, no le permitía
encontrar . ino Jos puntos extremos: el triunfo, 6 la muerte. Su
agacidad pohtica llcvábale á indag:1r la causa de los desastres de
los patriota en V cnezucla, y compendiando su ideas, redactó un
manifiesto<; memoria, que e imprimi/i en Cartagena, (r5 de Diciembre
de r812) en la imprenta de D. Diego Espinosa. Desde
Juego atribuía á la tolerancia y debilidad del Gobierno de la República
la pé rdida de la revolución. Como si leyese en lo futuro la
suerte capricho a y vacilante de las naLiones ·udamericanas decía
n aquel documento:
'Lo c6digos que con-.ultaban nuestros magi . trados, no eran
los que podían ense í1arle~ la cien · ia práctica <.le! gobierno, sino los
qu · han formatlo ci~.:rto:5 bueno. visionarios que, imagin á ndose repúblicas
aéreas, han prcrurado alcanzar la perfección no1ít:ica, pre-uponiendo
la perfectibilidad del linaje humano."
Y para que pueda apreciarse la certeza de las observaciones
del Libertadc: y la franqueza de su palabra, en lo~ momentos mi -
m os en que tnlt~ba de d spertar en Nueva Granada el entusiasmo
por la libertad del territorio · venezolano, reproducimos lo siguiente,
también copiado del citado documento:
"Yo o y de sentir que mientras no centralicemos nuestro
gobiernos americanos, los enemigos obtcndrtn las más completas
ventajas .•.••.
"Las elecciones populare:. hechas por los rústicos del campo,
v por los intrigantes moradores de las ciudades, añaden un o~táculo
más á la practica de la federación entre nGsotro : porque
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BOLETiN MILITAlt
los unos son tan ignorantes que hacen sus votaciones maquinal•
mente, y los otros tan ambiciosos que todo lo convierten en fac•
ción." ..... .
El genio investigador de Bol! var le hacía descubrir aforismos
políticos que una dolorosa expe,·iencia había de confirmar años más
tarde, y al formularlos con tánta claridad, en los albores mismos de
su vida pública, hubieran debido premunirlo del cargo de ambición
que contra él alzaron los que en vano intentaron a1 rebatarle de improviso,
el prestigio y gloria de su nombre.
El genio de Bolívar se sobreponía á toda acción pequeiia~
ruin, entorpecedera del grande ideal que le animaba; buscaba con
ansia la libertad del suelo de su nacimiento, pero por instinto, por
convicción y por propia experiencia, no se apartaba de las exigen ..
cías del mando, concediendo á la autoridad toda su influencia y recursos
á fin de haceda efectiva y provechosa en la marcha de las
sociedades.
Así, place obsel'varle cuando, al adquirir mando en Nueva
Granada, supo mostrar profundo acatamiento á las disposiciones del
Poder Ejecutivo y del Congreso, y no se atrevió á iniciar la campaña
del Norte mientras no llevó á sus superiores jerárquicos
"el c:nvencimíento de que debía abrir operaciones sobre Venezuela.
Cuando le fue dado penetrar con sus soldados al territorio
del Táchira, su elocuPnte voz resonú con los acentos de la má~
pura intención patriótica: "Yo sov, dijo á sus compatriotas, uno
de vuestros hermanos de Caracas, que arrancado prodigiosamente
por el Dios de la misericordias, de la~ rnar ·os de los tiranos que
agobian á Venezuela, he venido á traeros la libertad, la independencia
y el reino de la ju ticia."
VIII
La grandeza de carácter de Bolívar, cond ición que hoy con·
ideramos como imán irresistible á fa, ·or del cual supo dar vida á la
obra de la Independencia, causóle al heroe mil amargos desengaños,
hasta puso en peligro su vida, porque el noble caraqueño, que ofuscaba
con su presencia á la multitudes, era atormentado por las vo ...
c~s de la envidia y por los Ímpetus de la ambición desordenada.
Adondequiera que encaminase su atrevida planta, surgían espíritus
rutineros, incultos, osados con la más desenfrenada codicia, que se
irritaban con aquella aureola de irresistible prestigio con que aparecía
el jefe, al que no podían menos de considerar con ojos es•
quivos, como los que sorprenden en la mitad de áspero y fatigoso
camino, muro insalvable que se opone al logro de sus pasiones.
Bolívar vivió difundiendo la semilla bienhechora de la libertad,
nseñando á los pueblos la cartilla del dere,ho; infundiendolcs el
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80LETIN MILITAR 277
gcrm:n J~ la ciud.daní ; cnajo.Ja, dificilísin t t :u'-l, ante h magni:.
t Jd de la cull hubiera desi ·tido cualquiera que no fuese: el Líber.:.
tador.
Las elocuentes lecciones que daba con el ejemplo y con la pa-:
labra in fundían aliento á los pusilánimes, vigorizaban los animos de
Jos que yá se encontraban dispuestos á la lucha, llevaban el convencimiento
y la fe á todos; fue Bolívar apóstol de la venbd po'ític:.r,
a11t~s que mártir Je la noble c;ws ·l de la indepenJcncia d e su Patria.
Si lh)Y mismo, el insalvable ob· tá:lllo para b m. rch1 r.:gu lar .
progesiva de las naciones sudamericanas consiste en la falta de..:
cducacióit política de ló púeblos, 'que i'o acontecería en los albores
del sigio, cuando er~n cont:J.das la per::,on~.s cuya ilu~traciún y
~abcr la. ponia en dpacidad de torniar juicio propio?
Boli var realizó. prodigios con su ca u ti va dora e loe uencia, con
la perspicacia Cle su 'talento, con el dc)n de gc'ñtcs que le h.t Í..t descubrir
con p~smcsa rapidez las idiosincracias de..: sus cap;tanes.
¡Cuán irrési!;'tiblemente grai1de ap'arccc ante nuestra vista cuan:
do pcnsamo qt•e, si su divisa era triunf; r á toda C( st:t, no descuiJó
un instante la ·edÍ1caciót1 oe sus oldados. Penetn!do de l..ts alta
leyes del honor y del .deber aspiraba á q~·e bs cumplies e n c:on ri1or
en guarda de la segu'r idad y bienestar de la Rcptíblica . Dispcns ~\bales
su carii10 por igual; secreta alegría llevJb .t :.i su án~mo la · cción
generosa del soluado; en el encontraban L · cla. c; na un eu.sreú.lo ~~~p
TÍOr SÍ!l() á Ul1 CJtnpañero d_ inqucbr:.: rltab}r. valor, SCr~IlO y cxpcrt
>,que velaba ~obre ellos con atento C..'lo,,pronto á ctorg-<:rlc5 tol.1 la
justicia de so causl y á hacerles comprender que la unión ~ordia
C5 la mejor disci p1ina del ejército.
A nadie contrarió en el gradual y jt:>to ascenso de sus méritos:
era el primero en abrir C?tt-:.po ~~ t.tlent J, á la competcrtcia, al
esfuerzo bi_en inténc;ionado, al heroísmo y al ,-alor. Dt:eiío de .í
mismo, y COn la .\ ista muy en alto, más ÍrH:c!el " C qucd:1ban CI. SU
mente la accione 'Írtuosas, que los hechos corade y torpe .
Pero en és f'l. guerra'\ c1ue pá a nos o.tro los an.eril'ancs fu e ju_tísima,
' p rque vindicaba los dere hos de un pueblo u ' tr,tpdc, no to
~os lo que . cudieroñ á cmpuííar las armas llevaran el mistno Jdcat
'· e de prendimiento ni igual generosid,ui d :! in·encionc . Lo largo de
la contienda relajó la pauta moral de algunos, y ot1os es de presumir
e que no tuvieron más incenti\"0 al lanz;;¡rsc a la relea que
~a tendencia al mal que domina ]as naturalezas recias é indómita~
ie los que no han logrado acallar us pa.iones por medio de la pe'r~~
·cción moral '
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1:0LETÍN MILITAR
EJERCIT·O N ACICl~AL
l• VE TARIO de lo bienes que dejó el soldiad'o Pedro St4úrc:r., pertcnecien
te al Batallón N tira número 2 z
epública de Cabmbia.-EjércitJ A~:Jci?na!.-S.7t:JJ1Ó¡¡ Ndir.1 JJ!m;-er:> ZT-;.
IV! a;•oría.
En Ja ciudad de Cartagcna,. ·á cinco de O...tu.bre de mil ochocientos
noventa y siete, presentes en el local de la Mayoría del Batallón Neirr
número 22 acantonado en la mi ma ciudad, los infrascrito· Teniente'
Coronel 2.0 Jefe, Telé-3foro Morales encarg1ci'o del expresado Batallón '/
los testigos nombrados por éste, seño,..~s José Angel Calderón, B,~nito Encarriaza
y Alberto Lemaitre,.,. con el objeto de in venta ci-ar y avaluar lo!='
'nterescs pertenecientes al finado soldado Pedro Suárez del expré~do
Batallón, muerto ayer, cuatro del expresado Octubre, en el Hospital do
Caridad de e5ta plaza. Di.cho individuo conforme á la filiación era natural
de Iguaque en el Departamento de Boyacá. Se puso de presento
el dinero que se le encontró al finado en su poder, que es la suma de
eis pesos cinco centavos~ más tres pesos cchcnta centavos de cuatro día •
de raciones y ajustamientos, cuyos valores ha en La suma de r-uevc pesos
ochenta y cinco centa\'OS y lo que sigue;
Una cartera usada en ve:nre cent:wosr ...••.•......... $ 2c
Unportamonedas id. id. id...................... 20
U na camisa id. icl. id.. .. . .. . . . . . ... . • • • • . • • .. . . . . zó
Un par cab:oncillos id. id. id...................... 20
Una ruana Id. en tres pe os ·...... . . • • . . . . . . • • • . . • • • • 3
Un sombrero íd. en un peso ..•.•...••.....••....•••
Una maletera blanca íd. C'Tl C 1Jarenta centavo . • • fC"
Los nuc,·e pesos ocl cnta y cinco centavo~ que dejó el finado, se
emplearon para ayudar á pagar los gastos del entierro y urna en que se
colocó el cadáver, como consta de los recibos originales 'lue se adjuntan
á este inventario, Para el completo del pago de. la mencionada urn
y .- para 1 ~ntierro del finado, . cl Batallón contribuyó con una limo na.
o habiendo má intereses que inventariar se termina e<;ta diligen_
ia que firmamO! los que en ella intervenin,os.
El Teniente Coronel 2.. 0 Jefe encargado, TELÉSFORO MoRALES.- ·
El Testigo, JoJé A. Ca!derón.-El Testigo, Brtlito E -Cardenal Ci ·ncrosCltal
~lh-N um.mcia-Victoria-Alfonso XIII-Lcpanto-Rcína Regente-
\lfonso Xlf_,.~~inl Cristina-.-Rein:t 1 !erccdc .. -Lastilla-Aragón-
Navarra.
Buqttts de segtmda dme.
l'v1arqa~5 de la Ensenada-fsla de Cuba--Isla de Lnzón-Río de
h Plat•t-:v1éxico-Puerto Rico-·Vclasco-Infanta I abd-Tsabcl IrConde
d~ Vcnadito-Ju.m d_ Au:>tria-:\.. d~ Ulloa-Gcneral Valdés-
MJnib-Lcgazpi-J orgc Juan. ·
Bl{(jllts de tercera cla.re.
1\.1arí.t de Molina -1\ilrqtté d la Victori:t-Alvaro de Bnán-Filipinas-
Nucva Espal1a- Tcmerario-Vic<.:ntc Yáiicz-Martír!. Alon o
- GJJici - farc1ué' de Molins-Magallaneg-Elcano-Lezo-Concln.
-1\tlart]U~s del Duero-Fernando el Católico-G<.:n~r:d AhH'a-Cebú
-Puig::cr Li -D~5rructor-Auda~~-03ado-Terror-Furor- Plutón-
Pro:>erpin:l -Hcrn:h C Jrté -Pizarn~ 'a.sco N út1cz de Balboa-Quiroz-\'
illalobos.
C ÍÍonrros de Hgtmdtt dase.
1'diden todoc:, cuyo número es de 30, má · de 150 toneladas de de·ph?.
amicnt , y su nombre. son los ·iguientes: Albay-.Aharado- !cedo
-t\rayat- B.u tco.l - Bulu -'n- Calami·mcs-Call· n-CocodrilloContramaestre-
Cuba E pañola-Diego Vclá qt cz-Eul:t!ia-lndicI.
eytc-Ligt·ra-Lint:c- Iarivcles-Mindoro-Mac-Mahon- lVJanilctío-
Pampanga·- Panay-Puragua- Pclícan~__:pj]ar- Pone e de Lcón-
5:Jlamandr - Sa!llar y Sando\•al.
C. ííor.crc; tie t.r !'f'fl t!ast.
Miden los +2 siguientes m~nos de 150 toneladas de desplazamiento:
guil:.t -.\lcrt1- lmcndarcs-Aimontc- \rdilla-- trcvido-Caridad-
C:tuto-Centine!J-Comct.l-Condor-Corcucra-Cuen·o--Dar.
(h-Dclg,ldo Parej.t- Dependiente -Diamln·c-Diligcntc-E trcllaEsreranza-
Flecha-Fra icrt- Gaviota- Gardoguí- GolondrinaGu
an tá.nam::>-Guard ián-IVIayarí-Ot·~ rol:t- Perla- Reina CristinaRclámpago-
Rubí-Sat ~litc-Sugur:l-1 :uif.t- Tole io - U rdanetaVasco-
Vigía-\·alicntc y Yumurí.
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BOLETÍN MILIT4R
Todo ~ tos cafícneros de corto desplazamiento prestan servicios de
guardacostas, están armados con cañoncl! modernos de gran alcance ú
ametralladoras, y por su velocidad de 2 5 millas, son excelentes auxiliares
de los bLqucs de mayor porte, que constituyen el núcleo dd poder
na\ a.l ?e EspafiJ.
TorptdcroJ de primera clase.
Iguales condiciones que los buques anteriormente relacionado,
reúnen los cuatro torpederos siguientes, cuyo de:;plazamiento alcanza
ha ta 1,50 toneladas: Ariete -Arzón-Halcón y Rayo.
Torpederos de segrmda rlí7u.
Su número es de 9, miden hasta I 20 tonelada. y se denominan:
.1\ce,·edo-Castor-Ejército..:_Habana-J ulián Ordóñez -Orión-Orc.
Jóficz- Re tamo a ' Rige l.
'lorpediroJ de terara cimc.
S :>n 2, miden m(!no: de 1 oo toneladas y se llaman: Barcaló y
.Polux. ~ '
LaJJcltuJ raííonerm.
Son de poco calado c,on objeto de que puedan hacer la na\'egac.ión
de J,Js ríos, despla7.an menos de 100 toneladas y su armamento con.Jste
<'n cañones 6 ametralladoras. Hay 8, y sus nombres son los si~uicn es:
/1ire-.\ut•mio L6pez-Colón-Gcncral Blanco-Intrépida-Lanao-
.Lcaltad y .Mensajera. '
PoNtcJ.'fi.
Adcm·ís de los tres ponto:es que figu an en el cu:~dro precedente,
~ u~nta la :1rmad,1 <: pañ.ola con dos pontones . para el ser: icio de estac.ioncs
navJ!cs t:.>plfiolas, ste:1do los nombres de e to ·: 'errolano, que m1dc
779 tanda las de dc~pla7..11UÍC:ltO }' CStá armado COn tres qñones moder-
110ii; y Animosa, de soo tor~elada.,, con cuatro caíioncs de gran alcance.
• 1 •
Bm¡ttl'J t'i": str~·icio! cspecittla~
Frag na A~ urias.- \1idc r, ~ 5 ¡'8 • toneladas de de~plaz:11nicnto, iene
m·Íquir:a de vapor de 300 caballos de fuerza, CO!l eJ. armarnento 1e,
csarÍo para la mi~ión que dcsempc1ia dt: escuela na al flotante.'
· Fragata Almanza.-Midc +,664 toneladas, su n1!tqpina tiene la
fter:t.:.t de J,6oo caballos, e rá armada con 20 cañones de ' varias clac., y
su de·tino es dc:pósito de marinería en el Ft.:rro1.
Frag1ta Z.tragoza.-~1ide 6 6 so'+i toneladas, con máquina cuya
fuerza es de 8oo caballos nominales, } está destipado este buque á escuela
de torpedos.
• Fragata Nautilus.-Dt:splnza 1, 500 tonelada, está armada con 4
caflones modernos y una ametralladora, y u destino es el de escuela de
:;uardias marina~.
Fragata Vilh de Bilba9. -Mjde 1,312. toneladas, e tá arma:!a con
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BvLETlN MILITAR
10 CJñones de varias clases, y se halla destinada ;Í escuela de grumetes
6 a Hendices marineros.
· Fragata Gerona.-Desplaza 1,916 toneladas, su máquina de vapor
e de 6oo caballos de fuerza, está armada con 4 cañones y dos ametra'
!!adoras, iendo su destino depósito de marinería en Cádiz.
Aviso de guerra Vulcano.-Mide 650 toneladas de desplazamiento,
su m1guir..a C5 de fuerza de 200 caballos nominales y está al sen·icio de
la comi sión hidrográfica de la península. Monta 3 cañones.
Avi so Urania.-Desplaza 570 toneladas, tiene máquina de Hpor de:
3 54 caballos de fuerza y se halla también al servicio de la comisión hidrográfica
de la península.
Aviso Argos.-Midc 508 toneladas, la fuerza de su máquina es de
96 5 caballos y está al ervicio de la comisión hiarognífica de Filipipas.
Avi5o Criollo.-De cofldiciones aná'!ogas al anterior, se halja al scr,-
\' Ício de la comisión hidrogr áfica de las Antillas. '
Submarino PeraL-En el astillero de Cadiz.
'lriptdaciolles de los. btiqttes y flrJ"li.11{J.
SoLlados. M:trincros
En la Península .............. .
En las Antillas _. .••.•..•...•.•
En Filip~nas .•••.•.•.••• '.' •..
Totales ..• , . . . • • . ...•
5,39 1
2, 5 33
2,f68
4,89~
4,581
2, 51 5
Como se ve por los precedentes datos oficiales, la m~rina de guprrjl 1
española cuenta con 17 5 buques, cuyo desplazamiento total es de
398,8zo'89 rondada s, elevándose el número de sus bocas de fuc,go ú 83p,
enrrc caii one s de diversos calibtcs v ametralladoras. · , ...:.' .. , • , 1 , 1
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B)LE.rÍ.:-l MlLlfAR
ES~UAD.RA AM~RTCA~A
NOI\1'!3RES CLASE !TO 'ELA)E
"' ¡..,¡ z
o
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u
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1
--;--Iowa ~~~~~~-:-- Acorazad~--; I~ 1 o J Sz- , ~ - -44-+-
zindiana......... 1o,z88 j 4-6 r6 427
3 l\Tas achu3s ctts... ... 10,2 S ++ 16 380
4 Texas ........ ,..... , 6,315 29 16 362
5 Puritáa ........... ... Monitor 6,o6o 195
6 Vesuvius ............ Dinamitero 929 6 1 21~ 20
7 Amphitrite.... . . . Moni·or 1 14-5
8 N e w-Y o r · . • • • . • . C r u e ero 8, 2 o o H 2 r 5 2 6
9 Colum\)ia. ......... ,1 7,375 31 22 429
1::> Brooklyn.___ 9,100 501
1 r Minncapolis ....... 7,375 1 23 1' 31 456
12 Cincinnatti.... ... 3,213 23 19 292
13 Monrgomcry . . • . . 2,09+
1
29 17 2 5+
14 Marblehcad ____ .. , 2,089 15 19 254
1
165 KDcttrolidt .... ·--- Ar't.'cte 2,ooo5 17 1 6 2957 a a 1 m. __ •.. __ • 2, I 5 1
1
17 Miantonomlh...... Monitor- 3,990 ro 10 136
18 \Vilmington . . . . . Cañonera 1 1 6o
19 N cwport . . . • .. . . . , 1 I 3 5
20 Vieksburgh .. .. .. . ... I 3 5
21 Annapolis.. •• .. . . , .
1
135
22 Nashville ... ... . . •• )t 1 s8
23 C.1sri~c •... 1
•• •• •• ,, 1,177¡ 10 ,r6 143
2 ~ Cusht'lg .. · •..•.•. Torpedero ros , 3 1 22~ 20 2' Poner.............. 1 4°
~~ ~~~ts~;;l·:.:.~: ._._: ~.: ¡zo 24 ~~ .
28 Dupont.... .... . .. 1 r6
29 Winslow. .. .. . . . ... , j 16
30 Fern...... . . . . . . Trasporte 1 20
3 1 Mangrove. • . . . . .. . , 20
3 .. K:::ntu:::ky.... .•. Acoraz :.u~o 11,400 8o 1¡8 440
3; Kcarsage.. • . . . . . , 1 1 ,+aa 8a • 18 440
3+ AlabJ~1la.. . . .. .. . ,. 1 1,400 8o 18 440
3 5 Mine ss~ ta........ 1 1 ,fOO 8o r 440
J5 Orcgon...... . . . 1o,z88 46 16 380
3 7 N cw Orlcans. . .. .
38 Albany . ... . .. ..
3 9 Banc roft . . . . . .. . " Crucero
40 Boston ......... . " + t Bermington ...... .
839
3,00:)1
1,710
1 I
20
14
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BOLETÍ.' MILITAR
NOMBRES
~; Atia,ta~~~~ -
4-3 Chic lgo . • . . .. .
4-4- San Francisco ... .
4-5 Baltimore . .....•. 1
4-6 Phila:lcl phia ••..•. l
4-7 Ncwark .........
1
4-8 Char_kston .....•..
4-9 Ralcigh .. . . . . .. .
so Olympia ....•... . 1
SI Montcrey.; .... .
52 Terror .......... :.
53 Cat kili ......... .
54- Nahanc ....•...•...
; 5 Jason .••••......
56 Machia ......••.
57 Petrel.... . •....
58 Dalphin ...... ~ .· .
59 Y orktonw ....... .
6o Concord ... .- ..... ·,
61 Bancroft ......•.•
6z M aric 't~ • • • . .... ·
63 Stilctlo ........ .
64 Alarm· .. • · ......•
6 S Sm~crs (?)• ...... ,; ••
66 Manning: ........ .
67 Princeton ....... .... ,
68 Helena . . ......... .
69 (),vin .............. .
íO Talbor ............ '
7 1 I~odgcrs . . • • . .•. •j
72 E acx . . • .•..•. •
73 Me Culloc ..•....
7+ Gn.:ham ........ • 1 ¡; Algonquin .....•...
76 Onandaga ........ .
77 Lancastcr .......... ~
1
CLASE
"
"
"
.¡, ,,
Monitor ,,
"
;~
Caiíonera
" ,,
, .
,;
" Torpedero
,
Ga1ionc ... a
,·,
,,
Gai1oncra
"
. "
Crucero
I¡ 177
892
1,486
1 ¡oo1
r, }"zol
838
3j Bo
1
!
I+
12
8
I S
14
io
J8
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20
18
1 ~ ~
154-
132 ,
IIS
192
1 93
1
1
1 1!8
1 :Z-7 ,<> J;;: ~ i 1 __ !)· h:>
Además hay una cai1oncra en Baltimore yáconcluída, pcrosin nombre
todavía, dos torpederos en Europa recién comprados; diez y seis bu(
ptcs en el servicio de faros que pueden ervir cómo cañoneras; veinticinco
yachts que serán trasformados en torpederos; sesenta vapores; mercantiles
que pueden servir como trasportes armados; seis monitore viejo~
ara dcfen a de puerto. y doce vapore aduanero. que e pueden utilizar.·
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ROLEriN MILITAR
Elf E; EJERCITO
E'l ?bLr Ejecutivo p~r Dc:r~t~ J.~ fech:t 26 el~ l\tby-> acep~~~
~1 Capitán Antonio M. l<.amírez la excusa que presentó para ser\,
ir el puesto de Comand:.u"úe dé Ja 2.• Comp::uíía del Batallón Aya•
nuho número 3'· 0~ y d~titH) en su lagar al de igual grado José A -
'censión Rivera ~te nabía ido notnhrado para la s:· del G~·rd,brl
'nÚmero 6.0
Declar<> en usó de licencia indefinid 1 por insubordimción y
beodez habitu~l al Capitán Salustiallo Tejada que sirve como 1"'e-
1liente en la r.• Compañía del Darallón lv:ira número 22, á solicitud
del primer Jefe dél <:::uerpo. l:,lamó al servicio a~tivo a1 1'e-
1liente Manuel J. Carrasco y lo destinó á la r.• Compañía del N .1ira
número 22 en luga~- de T-ejada.
Declaró insuBsistente el J'lornbramientó hecho en el señor R:t
iael Gálve.z para instructof civil del Batallón Núlí.!z t1l1mero 9~
por abandono del destino, segt~n it}Íorme del Comandante Genera
de la 4: División. ,
Ascendió á Capitán efectivo al Teniente Adolfo Ortiz qué
~irvc en la z·." Compañía dd Batallon Bárhula número 2.0
, y lo destin<)
á la 4·· del BJyacá núm. '- ro 24 en lugar del Capitátt Jorge
'.J'ulio Rincón, que pasó á otro qterpo.
Llamó al ser\,: cio activo al Teniente Agustín B. Samacolo
·ina y lo destinó á la 3·" Compt.lñía d.::l Barbula, en lugtlr de Ortiz.
Destinó al ~oronel Benjamín Silva que sirve en el Cuart,.J
General de la r.ll Di visión, como primer Ayudante General, <11
mismo puesto en el Cuartel General de la s: Di isión.
Cónfirió al señor Jesús egret el en'~pleo de Subteniente, 1<"
!amó al ervicio activo y lo destinó al E tadó Mayor General de!
Ejército como 2:"' AyudarHe en lugar del de igual grado Jorge
Martfnez, que fue destinado á otro puesto: El nombrado pre·tará
~u servicios en la secciór1 1.• del Ministerio de Guerra.
Por Decreto de fecha 28 de Mayo confirió al señor Arturó
Carvajal el empleo de ubteniente, lo llamó al servicio activo y lo
destinó como supermunerario al Batallón NariiíJ número 4.0 EJ
'ubtcniente Carvajal irá á la Escuela Militar en representacr6n dé
)"oitado Cuerpo que no ha enviado si1 o un alumno;
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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Publicaciones periódicas