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• PERIODICO DEDICADO A L Á LIT E R A T U R A •
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Serie IV. Bogotá, 22 de Mayo de 1875.
A~DE.
======~==~~===-=--===
UN PUENTE Y UN A PLAZA.
1
Así como así, yo no he de eSL:l'ibir nada acerca
de mi viaje á Lima, viaje tan triste cuanto inútil;
zurciré ahora cuatro palabras, para dar razon
á los amigos de Bogotá de dos cosas que
me han llamado mucho la atencion, la una por
lo espantosa y atrevida, y la otra comun pero
deliciosa.
JI
Una fuentecilla que se seca en el verano y
lleva el ingrato y desapasible nombre de Ve;rugas,
desagua en el Rimac en la línea del ferrocarril
de La Oroya, que cuesta ya al tesoro público
la friolera de treinta y seis millones de
fuertes_
E3e ferrocarril va de Lima á la Oroya, que
confina eoo el Chanehamayo, territorio inmeuso
que se extiende hasta el Amazonas, fértil en extremo,
ciertamente; pero ahora despoblado y
que no presenta sino una selva virgen, de la cual
no podrán sacar sino underas, y quina tal vez,
hasta que la tierra sea cultiyada y territorio tan
extenso venga ¡í, ser la despensa de Lima j pero
oso será despues de muchos años.
En Lima, segun dicen todos, (que.á mí no me
consta) las adm inistraeiones anteriores no han
tratado sino de celebrar contratos ruinosos, por
muchos millones, para sacal' tajada, y para que
RUS paniaguados se pusieran las botas, como suele
decirse j y han empeñado los productos del
guano y de las salitreras j de modo que hoy
para medio cubrir aquel desfalco y despilfarro
enormes, el tesoro se halla en bancarrota, ó muy
cerca de ella j crisis monetaria que ha afectado
al comercio, á los agricultores, á los empleados,
á todos, en tanto que algunos que estaban per
istam, SJn millonarios á la fecha.
Uno do los gastos inútiles á que se refieren es
el del ferrocarril á la Oroya: otro el del Palacio
de la Exposicion, en donde entre otras cosas
notables hay cuatro leones africanos, dos de los
cuales son los más grandes que se conocen. Dicen
que el palacio ha costado cuatro millones
de soles.
El tren parte de Lima todos los dias á las
nueve de la mañana, y pasando por debajo del
puente del Rimac y del de Balta, toma el camino.
do la Sierra. y va subiendo, subiendo, á quince
mil seisoientos piéa de eleva.1lÍon sobre el nivel
del mar.
A bJl.jo sa. siente un o8olor, insoportable á. veces,
y Qo, la cumbre, CONDada da l?ieve, un frio in-tenso.
Abajo se enjuga usted el sudor con sU
pañuelo; arriba la barba, el sombrero, el vestido
está blanco, cubierto de nieve. Allá reina lo
que llaman el Zoroche, que es la muerte causada
1)01' el frio. El diccionario de la lengua se
enrlquecerá con el verbo Azoroehar, tan usado
por acá.. D~rante el trabajo en la línea, que aun
no h~ termmado, se encu,entran por miles los
trabaJadores que murieron, principalmente ohilenos.
Raí treinta cinco túneles, de mayor ó menor
extension, y en el último, que tiene cerca de
una legua de largo, que es el de Galeza los
peones reciben el aire respirable, por medi¿ de
grandes máq¡uinas que introducen el viento.
Sobre Verruga han echado los yankees el
puente más atrevido que puede verse. De un
lado queda un cerro, en frente otro, y de cum·
bre á cumbre pasan los rieles, sobl'e los cuales
pasa silbando la locomotora, arrastrando los trenes.
Esos rieles se apoyan en pirámides de h~e-
1'1'0, en forma de jaulas, más anchas en su base.
Sale usted de las tinieblas de un antro pavoro~
o, ! corre 57~ p;iés por los rieles que están á
26~ plés sobre el Dlvel de la quebrada, oomo si
pasara de Canoas á Cincha pOI' encima del Tequendama
j yolanda por allí la locomotora á esconderse
en la oscuridad de otro túnel. El total
del hierro batido y fundido, tanto en el puente
coo:o en las tres columnas sistema krenice, que
le Im'ven de apoyo, es de 1.339,051 libras.
Los túneles son muy estrechos, y me explicaré.
Sus paredes distan de los trenes una cuar·
ta. ó algo más. Un chino sacó la cabeza inadvertidamente
para observar, ó con ánimo da
suicid~r6e, á lo que son harto aficcionados, y al
punto raJó en el wagon el tronco sin cabeza.
y tan enorme gasto, para qué. ¿ C~ti bono!
Para traer :í la capital canastas de huevos, y
algunas cargas de patatas. (solamm tuberosztm.)
Los huevos de gallina se venden tl"eS por dos
reales, cuando están baratos; y la. carga de patatas
de 10 á 16 fuertes.
nI
• Retreta pareoe palabra. francesa. En castellano
decimos Retirada. Sin embargo, aquella voz
está ya admitida por el uso. Cuando la tropa de
• • • una guarmolOn se retira á sus cuarteles :í. dormir,
tocan las bandas militares algunas piezas de música,
yeso llaman La Retreta. En Lima la tocan
miércoles y sábados á las ocho do la noche,
en la plaza de armas. Aquella -plaza es el punto
más concurrido y de mayor lujo qua hay en la.
capital del Perú, La plaza está. limitada, aloriente,
por la Catedl'al, cuya fachada y torres están
pintadas oon listas azules, (cosa muy charra), y
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240 LA TARDE -
por el Palacio del arzobispo; al poniente. pJr
el Portal de Escribanos, por la Municipalidad y
el gran hotel Morin, donde está alojado su servidor
de ustedes; al norte, por el palacio de
gobierno y secretarías de Estado; al sur, por el
Portal de Botoneros. Estos port&.les tienen cual'enta
arcos de ladrillos cada uno, y su piso de
losas de mármoL Varios almacenes riquísimos
tienen cristales de una sola pieza, de nueve metros
cuadrados, y do media pulgafta de gruesos,
unos son lisos y otros arqueados.
La plaza está nivelada, empedrada y embaldozada
en varias direcciones. Tiene veinticuatro
bancos de mármol para sentarse, bien distribuidos:
en el centro una verja de hierro elegante
que encierra un precioso jardin, con BU
pila de bronce, y á uno y otro lado sobresalen cuatro
estatuas d9 mármol blanco, que lo adornan.
El alumbrado de gas es regular j y como todos
los almacenes reverberan con sus veiote ó
más bonbas, es tal y tan viva la claridad, que
la plaza parece iluminada á gio1'1w, como dicen
los italianos.
En las esquinas de la plaza hay unas casillas
octógonas de madera, de dos metros de ancho
y cuatro de alto, que llaman kioskos, y sirven
tí los maragatos para expender sus chucherías.
Por allí cerca están los muchachos gritando la
lotería: "i ocho mil soles 1 i plata para mañana!"
Arboles, flores, fuentes, estatuas, un vientecillo
fresco y delicioso, mujeres hermosas, que
son otra ef>pecie de flores, la música, el gas y
un gran concurso, es cuanto se ve en la plaza
d'3 Lima, durante la retreta. Las señoras pasean
con los caballeros, ostcntando sus ricos aderezos
de brillantes y barriendo el polvo con sus largos
trajes de raso ó terciopelo, ó están sentadas
oyendo la música, tomando helados ó sorbetes,
que venden con profusion, acompañado de lo
más exquisito de las confiterías, en tanto que
los coches discurren para acá y para allá, que
interrumpen á veces con el ruido de sus cuatro
ruedas, las notas de Weber ó de Beetowen. La
luna, como \lna virgen pudorosa, se cubre con
la gasa de una ligera nube, en la cuu! bre del
San Cristóbal, y el Rímac, bajando crecido de
la Sierra, ruje furioso como los leone5 africanos,
cautivos en la jaula de la Exposicion.
IV
Prometí en el segundo número del Universo
dar razon de Rosalpina y de Enriqne, que estaban
en cama, malísimos, de resulta de los baños
frios del Oarnaval. Esos baños no alcanzaron
á matarlos: los salvaron su juventud y su
robustez. Ayer regresaron de Verrugas, á donde
habian ido de paseo, con la mamá de Rosalpina
y varios amigos. La niña quería ver con
sus propios ojos aquella estupenda maravilla de
la industria norte-americana, y fué preciso complacerla.
Anoche estaban en la plaza y yo me acerqué
á. oir lo que conversaban .. Estaban sentadas á
la sombra de un árbol hermoso, i despues que
nos hubimos saludado, dijo la muchacha:
-Ah! caramba! Aquello sí que es espantoso,
y fijaba sus negros ojos, en 108 de Enrique.
--Oh! Si! E pan toso ! contestó Enrique j y
si viviera cien años, jamas podría borrarsc d e
mi memoria lo que ví, lo que sentf anteayer en
el puente de Verrugas. Aquella oscena no tiene
rival en el mundo. Es como si uuo pasara por el
puente del cabello de que habla Mahoma cn su
Alcoran.
-No entiendo eso. Explícamelo, añadió la.
limeña.
-Pues mira: dico Mahoma que cuando mueren
los musulmanes, pasan sus almas por un
puente formado por un cabello que atraviesa un
abismo sin fondo ... el infierno! Si el cabello
resiste y no se revienta, el viajero llega á un
lugar de descanso, de delicias, donde se casa
con siete mujeres hermosísimas, que llaman
huríes. Si se l'evienta el cabollo, el hombre ca~
al abismo lÍ sufrir tormentos eternos.
-i Qué coso. tan horrible! Yo tnmpeco podl'ó
olvidar, cuando salimos de aquella oscuridad,
de aquellas t.inieblas, y brilló e I sol, en un a bri r
y cerrar de ojos pasamos los l'ieles y entramos
de nuevo á otro socabon oscurísimo.
-¿ y que eso llaman viajar?
-j Nó! Eso es cuando más trasladarse de un
punto ri. otro. Así es que los viajeros por ferrocarril
no ven nada á las derechas: ven casas,
árboles, ganados, trabajadores que corren como
á esconderse en la locomotora: cuando los antiguos
veian las escenas detenidamente i desde
varios puntos las estudiaban, i así les cra fácil
describirlas. i Ahora no! i Todo marcha al vaP01'
! La locomotora se pára, si se quiere en medio
del puente. Si se 81'l'oja una piedra, gasta
trcce segundos en llegar al hilo de agua que
forma la quebrada. Desde allí la cabeza se pierde,
y el hombre se admira del hombre. ¡ Feliz
el que no se olvida del qu~ hizo al hombre, ostentando
en él una parte de su poder!
El jóven di6 el brazo á la madre y á la hija, y
como ya terminaba la retl'eta, fueron al coche
que los esperaba y siguieron conversando muy
alegres á la calle de Las siete geringas, en don.
de esas señoras tienen su habitacion.
Lima, Febrel'o 24 de 1875.
JUAN FRANCISCO ORTJZ.
CARMENCITA.
j Dichosos los que mueren en la
cuna, pues no conocen sino las /!Oo·
risa.s y los besos de su madre !
OHATEAUBRU.l~D.
Lentamente BUS ojos,
Con la tristeza con que muere el día,
Se fueron ocultando, en su agonía,
Mientra en sus lábios rojos
El arrebol postrero se extinguía!
i Y un Bollozo profundo
SJllió con su alma que tendió sU vuelo,
y sonrió su boca, vuelta hielo,
De desdén hácia el mundo
Tal vez ... 6 acaso al presentir el cielo l. .•
1873. TEMíSTOCLEs TEJ'ADA. •
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LA TARDE 241
A MI QUERIDO HERMANO JULIO.
•
¿ Son hojas ó m:n'iposas,
Es una nube ligéra
O golondrinaa dichosas
Que vienen tumultüosas
Uantando la primuvera ?
Ni una flor, ni una armonía
Hallaron aquí los vientos,
Mi morada está sombría, ..
Son mis tristes pensamicntos
Quc van á. la patria mia.
¿ Cómo podría olvidar
Mis riberas, mis palmares,
y vivir sin enviar
Un recu erdo hasta. mi hogar,
Un suspiro y mis cantares I
¿ Creetl acaso que el frío
De la nevada Inglaterra.
Penetra el corazon mio,
y que olvido el atavío
y las galas de mi tierra ?
Tll no sabes, tú, que mOt'as
En eae hogar tan querido,
Cómo son tristes las horas
Bajo un cielo oscurecido
Sin estrellas, sin auroras.
Cuéntame del patrio sucIo,
Cuéntame de mis orillas,
CGmo es bello nuestro oielo,
Cómo levantán el vuelo
Al alba las-avecillas.
Que bulle siempre en mi mente
Por más que arrancarla intente,
Del hogar la dulce historia;
Ay! si perdim'a el ausente,
Con la patria la memoria I
.
Para el triste caminante,
De la ribera querida
•
Todo es imágen constante,
Una armonía perdida,
Una golondrina errante.
Oh ! que implacable el destino!
Oh ! quc horrible incertidum.bre!
Mísero del peregrino
Que no encuentra en su camino
Una estrella que le alumbre.
y aún á veces mi alma alcanza
Algo que reflejos vierto
y ténues albores lanza ...
Todavía la esperanza
Combatiendo con la muerte!
......................................... , ..... .
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •• • •••••••••••••••••
•
Yo sé bien qué tristes son
Las estrofas que hoy te envío,
Hijas de mi corazon,
Como flores de un panteon
Con lágrimas por rocío,
Pero qué, sino un gemido,
Dará al suspender el vuelo,
A vecilla que ha perdido
Con la tempestad su nido,
y sus bosques, y su cielo!
•
Liverpool 1874. CÁ.RLOS CAr.CA~O.
A MI QUERIDO CARLOS,
EN OONTESTAOION Á sus VERSOS.
Deja. ese oielo sombrío,
y vuelve, hermano, al hogar;
Ay! está. callado y frio ;
Pero en él, hermano mio,
Podemos al fin llorar.
Como tranquila bandada
Que viene el rayo á esparcir
Nos vió la madre apenada,
y reclinó fatigada
La. frente para. morit'.
•
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242 LA TARDE
I Morir I tal es el destino
De la planta y de la flor i
Inclínate al rudo sino:
i Fcliz quien hace el camino
En los brazos del amor!
j .Feliz quien llevó en su seno
Tanta dulce caridad,
Quien supo siempre ser bueno i
Dulce espíritu sereno
Que alcanzó la eternidad!
¡Infeliz quien vive y llora,
Quien solo sabe gemir;
•
Y, :í. tanta pena traidora,
Condenado está, en mal hora!
A l'ecordar y á vivir I
Al alzar .tu voz sentida,
(Ay! dura fatalidad!
Más honda era la herida,
Dejando el hogar sin vida.
Y en eterna soledad!
Silencio solo se advierte i
y como él llama á sufrir,
Vivimos en él do suerte
Que el vivir es como muerte,
Y como vida el morir.
Cuando al cielo mi voz ruega,
y el cielo les va á nombrar,
El llanto mi faz aniega,
y me parece que llega
Augusta sombra al hogar!
y yo de dolor espiro,
Que baIlando mi alma va
El dolor en cuanto miro i
y en cuanto escucbo y respiro
Tambien el dolor está.
En este sitial se asienta i
y i Ob I piadosa religion !
El libro en que su alma alienta,
Aún la señal ostenta
'De su postrera oracion.
y ya la miro, en consuelo
Bañada la duloe faz,
Conversando con el cielo i
Ora. con un pequeñuelo i
Luego llorando sin paz.
y pienso, mal que me cuadre,
Que si no supe vivir
Sin la vida de mi padrc,
Sin el amor de mi madre
M ejor me cstaba morir.
Pues desde que alzó flU vuelo
Solitario siempre voy;
y hundido en amargo duclo,
Suspirando por el cielo,
Suspirando siempre estoy.
i Oh, amorosa madre mia. I
I Oh, padre del corazon !
En mi postrera agonía.
i Ay! haced me compañía.
Para alcanzar mi perdon !
Que si cl hombre al fin no alcanza
De la muerte en el umbral
Camino de venturanza,
Yo, al ménos, de esa esperanza
Couserve la fe inmo:rtal.
La GuaÍTa, Febrero de 1875.
JULIO CALCARa.
- •
BATALLA DE CARABOBO-EL
28 DE MA.RZO DE 1814.-noLÍvAR y CAJIGAL.
•
54 Ya los rocursos d9 los patriotas eran im-potentes.
Carácus habia dado mucho y ya no
podia ofrecer sino poco. Los Valles de Aragua,
aniquilados por la excursion de Bóves, estaban
aniquilados; y Valencia, asiento del Cuartel general
por mucho tiempo, y teatro de tantas operaciones
militares, nada podio. prometer. Los
caballos estaban casi arruinados y no habia modo
de remontarse la caballería: la Laguna. solo
tenia pocos granos y raíces, y para tomados era
preciso enviar tropas á batirse con las innumerables
partidas españolas que plagaban aquel
territorio. Puede decirse que la sit,uacion de
los patriotas en aquel momento era igual á la.
de los últimos dias de Febrero, con la cirounstanoia
de tener ménos hombres y más enemigos;
y como la guerra no permitia concluir una campaña
por un tratado 6 por una negociacion, era
forzoso triunfar 6 morir.
55 Tal estado exigia un nuevo esfuerzo para
una nueva batalla. Cajigal se habia. aceroado
otra vez á Valencia y amenazaba de cerca. Reunió,
pues, el Libertador todos los piquetes que
obraban en el territorio reducido que poseia,
pidió á Carácas cuanto pudiera. dar y llamó á.
Valencia. á Rívas mismo, que defendia aquella
capital. Se dió 6rden, en fin, para. reunir en
Valencia todas las fuerzas patriotag, exoepto
la línea de Puerto Cabello que, aunque débil,
con tenia á la guarnicion española dentro de loa
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LA TARDE • 243
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muros, y mantenia la ilu-ion de que aun podian . reconocirnien tos ordinarios, y se dispuso todo
los patdotns sitiar una plaza fuerte. para d¡n la 'x>atalla al amanecor del siguiente
Oajigal se acercaba. hasta Guataparo y obli- dia (28 de Marzo). No tenian los patriotas tiengaba.
á los patriotas á desatender la obligacion das de campaña, ni habia Illás quo una casa en
qu.e se estaba dando; yel mayor mal que causa- el campo en la qua sc :dojó el Generai en jefe f
ba era no dejar reponer la caballería. Ent6nces pero habiendo sobrevenido Iluuia fu6 preciso
se Lizo una salida con 01 objeto de atacarlo: y almacenar en ella touo cl armamcnto de infanteya
formadas las líneas, cayó un fuerte aguacero ría, sin quedar armauos sino los soluo.uos dc los
que obligó á los republicanos á hacer una con- puntos nvanzado ;.y para preveuir calquier ata·
version en órden de batalla, apoyá.ndosc en el que del enem.igo se reforzaron las grandes guarbosquecillo
de aquel nombre, de manera que dias do caballería, y, montalldo i cab'lllo los ofisin
pensarlo quedaron los dos ejércitos forman· ciales y jefes, hicicron el servicio avanzado hasta
do un martillo, y casi tocó la cabeza del uno con el ama IOcer . .A la pri lUcra luz del dia volvíeron
la izquierda del otro. El mot·ivo dc esta cvolu- los bat ~l1ones á. tomar sus armas, y se dió órden
cion fué que, siendu Cajigal superior en caba· de mavimiento.
lle~ía. si el comb~te se empeñaba bajo la l.luvia, 58 La sabana de Oarabobo es el térmiuo del
la lnfan~erilL han?, á lo más uno ó ~o .tu·os, y Valle de Valencia hicia el Occidente. El enela
ventaJa quedo.na por pJ1rte del mas fuerte en migo, situarlo en el extremo de ella, y haciendo
caballos. frente á V alonci d, tenia á. su e~palda la serr anía
Los patriotas se encontraron despues de la de las Hermanas, que divide dicha sabana de la
lluvia con los fusiles mojados por la carencia que de los Taguánes, y que parte de la gran corditenian
de cobijas y medios de cubrirlos, y para llera de los Andes, y sobre clla por consig,uiente
ocultar al enemigo esta circunstancia, se hacian tenia su izquierda el enemino. Por la derecha
salir partidas de caballería que lo amagasen y tiene la sabana una línea de canjilones, que vuelque
indi vidualmente de5afi~s~n {L los jefes de ve hasta unirse con la serranía de Güigüe y la
más fama del ejército contrario. En estas ope- divide de la sabana del Pao; de mallero. clue si·
raciones se distinguió mucho el oficial llamado tuado allí Oajigal no podia ser flanqueado, ni
Tigre encaramado, cuyo nombre es muy afama- tomado por su espalda, sino por otro ejórcito que
do y se encontrará. en todas las relaciones de la. obrase en combinacion, más no por el que se
campaña de Maturin: era oficial de caballería de hallaba encerrado en el campo de Oarabobo.
los que habia traido Mariño. Despues de estas Al frente del enemigo y fuera de tiro, atravesaparciales
escaramuzas vohió el ejército :í. Valcn· ba un sanjon lleno dc bosque, en donde la noche
cia la tarde del mismo dia, sin oposicion del anterior se habian situado las avanzadas de uno
enemigo, y se acampó fuera de h ciudad, por- .y. otro ejército, teniéndolo ámbos de por medio.
que se creia fundadamente que éste atacaria al Era preciso p~sar este sanjon para formar esta
amanecer. Mas no lo hizo, y permaneció en sus lillea de batalla del otro lado. Dada la órden,
posiciones hasta algunos dias despues, que se se maniobró con los cazadl)l'e.s y se hiciero n reretiró
á la sabana de Oarabobo, donde acampó plegar las avanzadas enemigas; y, despejado
ha.,ta el dia de la grande acciono así el paso, empezó {L moverse el ejér(lito, que :í..
56 Los patriotas continuaron con actividad proporcion que iba pasando el sanjon, iba toaumentando
sus recursos y reuniendo las peque- mando la fOl'macion conveniente. Concluida es·
ñas tropas que se habian pedido de antemano á ta operacion, se trató ya de disponcr el órden
varios puntos, pero una circunstancia extraña del combate. Se formó nna primera línea, comvino
á perturbarlos. Toda la infantería de Orien- puesta de las divisiones Bermúdez, Valdéz y
te se disponia á desel·tar con armas y municiones, Oarácas, cubiertas sus ala por dos colnmnas de
capitaneada por los sargentos. U na columna de cab~llerí9.. Se adoptó esta formacion, porque no
200 hombres fuó la primera quc salió de sus pudiendo atacar al enemigo sino por su frente,
cuarteles en el silencio de la noche y tomó el y teniendo sus alas encajonadas formando marcamino
de Sah Diego. Avisado el mayor jene- tillo sobre las colinas de su derecha é izquierda,
ral por UJl vecino, de que un cuerpo de tropa se previó que sus alas podrian descender y atahabia
pasado por su casa, se averiguó el hecho car con ventaja por la retaguardia de la primera
inmediatamente; destacó se un escuadroll de ca- línea, y para. este caso quedaba. la segunda en
balleria en alcance de los desertores; y los jefes y actividad de obrar contra ellas. A retaguardia
oficiales se trasladaron á. sus cuarteles á. impedir de todo y con fuertes escoltas se situó el parque,
que los otros cuerpos hicieran lo mismo. Lit co- provisiones &c. La primera línea se puso al manlumnafué
alcanzada y reducida, porque no siendo do del mayor general Urdaneta, y en la segunpráctica,-
habian perdido el camino,y todos anda- da estaban el Libertador, los generales l\1ariño
ban atolondrados por los bosques inmediatos de y Rívas y todos los demas jefes quc no tenian
San Diego. Se la tl'ajo á Valencia, donde, á pre- co10cacion en aquella. Aunque el movimiento
sencia del ejército formado, se fusiló {L los cabe- se empezó al amanecer, se pasó la mitad del dia
cillas: la columna fué quintada, y el mal cesó. en ejecutar las operaciones que van indicadas,
57 Por fin, el 26 de Junio (antevíspera de la porque era necesario iutes de ejecutar alguna
aocion de earabobo) reunido en Valencia cuan- cO:Ja, asegurarse bien de que los flancos estaban
to podian esperar los patriotas, se pusieron en despejados, pues que el enemigo habia t'scogido
marcha por la tarde, con destino á batir á Oaji- su campo con anticipacion y los patriotas no cogal
en aquella. llanura. Pernoctaron en Tocuyi- nocian bien el terteno.
to, y al siguiente dia. se acamparon frente al ene- Por fin, despues de medio dia, y ya bajo los
migo,quo de antemanohabia escogido su campo. fuegos enemigos recibió el mayor general órden
Detuvoee el ejéroito de Bolívar, despues de 108 de Bolfvar, comunicada por el ayudante gene-
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244 LA TARDE
ral Mariuno Montilla, de abril' los suyos, lo que
ejec.utó al momento á pié firme; pero muy lucgo
S~ le ordenÓ á la primera línea que cargase y
continuase avanzando_ El enemigo hizo entónces
lo que se haLia previ;; to: su ala izquierda
de cabaliería descendió á. tomar por retaguardia
la primera lín e a patriota; pero, observado eote
movimiento por Bolívar, destacó toda la caballeo
l'Ía d:l la 2 03 línea á su encuentro, y entónces
aquella caballería enemiga, sin comprometeri>e,
pasó al escape por entre nuestras dos líneas, y
se reunió con su ala derecha. Ya estaba el combate
en el momento decisivo. Ya estaba en desórden
la linea de infantería enemiga, por la vigorosa
c il rga de la primera línca patriota: y el
movimiento de la segunda completó 1 \ derrota,
poniendo tambien en desórden el ala derecha de
Jlnba ele cantidad
Gl.ete.rnin ada; unicamcnte decia q Je res pondia
por la canti dad t emada para pagar ¡í. aqr el inui viduo.
Queda b(l., p lle~, :í. morced de él, por el' ( íl quien podia
dcclr cuál era aqu el la suma. En eso s momento
y0 no pcnsé sillo en libertarme de aquel infame, que
me habia prometido d j armc en las pri mCI\;S h oras
<1e I:t mañana siguien te.
Yo contaba con la generosidad del gel Jeral de las
tropas á que estaba uestinado aquel du, ' ~ro , y confiaba.
en que él me prea t(l.ria el dinem, en tanto que yo
estaba en apt itnd de paga rlo.
P ensando en los medios de que debia vnlerme para
eonscguir la suma q ue necesitaba, y en l 11 mejor modo
de declarar lo ocurrido al general, ro e r etiré á la
pieza que me !lalli au destinado, y, eo:;<» extl'aña, á
pesar de la inquietud 'lue me h llbiaJ1 causado los
aconteclLJÍentos de aquella noche, me t · 3ndl sin desvestirme
en la mala cama que me habia n preparado,
y un momento despuese taba profunclam' 3ntedormido.
Cu:muo desperté á la mañana siguient e me sorprendí
de vel' la luz del sol que entraba ya , ~on bastante
fu erza por la ventana mal cerrada de m i cuarto. In mediatamen
te llamé al sargento, pero nadie me cont
es tó. Salí montado en cólera, en bu!>ca d p.l primero
que se me presentarn para de cargar en él toda mi
furia pero á nadie h a] lé. DirigÍme al S( 19undo patio
de la' posada, y entónces oí la YOZ de la cocinera que
cantaua: -
Cuidaba cierto pastor
Su rebaño en la pradera;
P ero vino hambri enta. fiera
Cou diente devorador,
Ay dolor!
Degollando aquí y allá
Destruye todo el r ebaño;
y el pas tor, para su daño,
Durmiendo su vino está
J3.,.J.a".Ja,.
Era una vi eja a squerosa :~ horrible la
taba: me fué impos ible mirarla de pac
la situaciou en e me inyeJtaban,
t emblaba c o D'~ o un hombre at:lCt\UO de pará li is ; mi
mano conyul Iva cen aba con fu erza. la empuñadura
de la espada; infini tos círculos de fu ego giraban en
torno mio.
- i\hol'a parece que quiel-e llorar como un niño_
Que g racioso se ri a !
-Vieja infernal, exclamé, lo que quiero e librar
al mundo de una yí vora como t ú! y de envainando
la pada, la atravesé con ella de parte á parte.
Tantas emociones, la influencia ucl narcóti co que
sin ~uda me habian hecho beber en el vino, para produCJ
r aq uel sueño tan profund o, ha bian debilitado
mi fu erzas , caí des\Uayado, y no pude saber cuánto
tiempo pcrmanecí en aquel estado. Cuando volví en
mí, lo primero que ví fué al hombre fa.tal que se habia
atl'a en mi carrera, y que, como la tempestad
en el mar azota y pierde :í. los frágil es bajeles,
me babia m'rastrado al cl'Ímen y á la infamia.
El sin duda me habia conducido de nue,'o á mi
cama y para mayor seguriuad, despues de haber cenado
la puerta y la ventana, me habia atado las ro anos
con una cuerda. E taba sentado cerca del lecho
é iluminaba su feroz semblante una sonrisa de infer~
nal satisfaccion.
Traté de incorporanne en el lecho, pero á más de
faltarme las fuerzas, él me obligó á caer de nuevo y
me dijo: '
-Eres un necio, y parece que no te corregirás; por
mi pa¡'t e no quiero insistir en hacer de ti UD homlJl'e
útil. Puesto que no quieres unirte á nol'otros y
trabajar para t odo, como lo hace cada uno de los
que forman nuestra compañía, t en siquiera la paciencia
de no contribuir á la completa ruina y ayudar á
que te suban al cadalso_ Escucha: Hay varios testigos
del asesinato que ncabas de r.om et er: ese solo crímen
bastaria para que te llevaran á la horca, !>i no se
te pudiera acusar ya del robo del dinero que conducia
, ó, por lo ménos, do auu o de confianza, t omando
cerca de tres millones de reales que no podrás pagar
j amas. La obligacion que has firmado DO dice cuánta
es la suma que has tomado, y lo nat¡¡ral es creer que
sea la que taita, y falta toda. La obligacion está ya
en mi poder: mÍrRla.
y me mostró la obligacion.
-Nunca podrás negar que DO te has robado el dinero,
como no podrás negar que has comet ido un asesinato.
Si hablas, si dices la menor pa.labra, aquí tengo
las declaraciones de los te¡;tigos del asesinato, las
que junto con la obligacion irán :í. poder del juez del
crimen, para que él te s iga el juicio, te condene, y el
verdugo cumpla su terrible mision contigo, ya que no
piensas en tu propia seguridad. Debes recíh~y mí consejo
y huir. Aquí tienes este dinero para que puedas
partir cuanto ántes. Me lo devolverás cuando yo crea
oportuno cobrártelo; para lo cual me basta esta obligacion:
seria inútil cualquiera otro documento. Entónccs
me desató las manos y salió.
Levantéme COD intencion de que me llevara consigo,
tal era el terror que me in piraba la situacion que
us palabras acababan de revelarme. E taba perdido;
DO me quedaba más recurso que el que él mismo me
habia indica.do. Fuí á la caballeriza, tomé mí caballo
que se hallaba ensillado, y salí al campo. Clavé las
espuelas al pobre anima), y partí por el primer camino
que se presentó á mi vista extraviada.
De repente oí una voz que me gritaba: "Cuidado,
señor caball~ro, que los pobres tambien tenemos derecho
á que nos dejen vivir sin que nos estrelle el
primero á quien se le antoje despedir BU caballo á to-da
carrera." r Se contin ua1'á. J
•
Citación recomendada (normas APA)
"La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 37", -:-, 1875. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092973/), el día 2025-05-12.
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