El Palo del Ahorcado. De la Raíz a la resistencia”

Page 1

PROCESIÓN

AL PALO DEL AHORCADO DURANTE LA SEMANA SANTA. FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZ-IDPC, 2022.

Alcaldesa Mayor de Bogotá Claudia López Hernández

Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte Catalina Valencia Tobón

Director Instituto Distrital de Patrimonio Cultural Patrick Morales Thomas

Subdirectora de Divulgación y Apropiación del Patrimonio

Angélica María Medina Mendoza

Coordinación de textos María José Almarales Díaz

Equipo de Declaratorias IDPC Blanca Gómez Lozano, Nicolás Lozano, Carlos Sánchez, María José Almarales

Coordinación Editorial y Edición Ximena Bernal Castillo

Diseño Gráfico Yessica Acosta Molina

Corrección de Estilo Bibiana Castro Ramírez Impresión Buenos y Creativos S.A.S. ISBN 978-628-95266-1-5

Textos

Alejandra Galeano, Darling Molina, Carlos Orlando Arias Romero, Michael Ramírez Castro, Edna Y. Higuera Peña, Diana P. Castillo Herrera Fotografías

Brigitte Johanna Pinzón Caballero, Diana Paola Castillo Herrera, Edna Y. Higuera Peña, Fernando Cuervo Galindom, Jeferman Sneider Giraldo Molina, Laura Cumbalaza, Libia Stella Gómez, María Paola Sánchez, Michael Ramírez Castro, Sergio Andrés Romero Pracón, Daniel Sarmiento, Darling Molina, Héctor Julio Gutiérrez Vega, Sergio Romero, Valentina Colmenares, Wilder Téllez, Yilmer Buitrago, Camilo Rodríguez-IDPC, Óscar Díaz-IDPC.

Archivo Distrital /Secretaría General de Bogotá, Colección Museo de Bogotá, Instituto Cerros del Sur (ICES).

www.idpc.gov.co Impreso en Colombia 2022
PEREGRINACIÓN AL PALO DEL AHORCADO EN SEMANA SANTA. FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZ-IDPC, 2022.

Pero mire todo lo que hay alrededor de eso, de todo lo que ha forjado. Ustedes llegan aquí y aquí echan sus raíces, y aquí van a surgir muchos frutos porque somos un solo tronco. Y entonces: ¿ese tronco en qué estado [se encuentra ]? […] debemos, a través de la savia que da el árbol, transformar nuestro proyecto de vida.

Y se logró con un grupo de personas,

con un grupo de

muy comprometidos, transformar esa savia, y hay muy buenos referentes y hay unas historias sorprendentes frente a ese trabajo, allí en el árbol.

seres

Patricia Ávila (habitante de Ciudad Bolívar, comunicación personal, 6 de octubre de 2020)

FAMILIA EN LA PUERTA DE SU VIVIENDA EN UNO DE LOS PRIMEROS BARRIOS QUE CONFORMARON LA QUE POSTERIORMENTE SE DENOMINARÍA LOCALIDAD DE CIUDAD BOLÍVAR. EN LA PARTE SUPERIOR IZQUIERDA DE LA IMAGEN SE OBSERVA EL PALO DEL AHORCADO SOBRE LA CIMA DE LA MONTAÑA. S.F. COLECCIÓN JORGE SILVA. ARCHIVO DE BOGOTÁ. AB.04.23.07.095. AGRADECIMIENTOS A ESTA MONTAÑA QUE NOS PERMITIÓ CULTIVAR LA VIDA, A LA TIERRA QUE NOS DA EL ALIMENTO, A LOS ANIMALES Y LAS PLANTAS QUE ACOMPAÑAN NUESTRAS LUCHAS. A TODA LA COMUNIDAD QUE HA RESISTIDO DURANTE DÉCADAS A LA INCERTIDUMBRE DEL DESPLAZAMIENTO, DE LA DESTERRITORIALIZACIÓN Y DE LA AUSENCIA ESTATAL. A LOS/AS MAYORES/AS QUE RESGUARDAN LA MEMORIA DE NUESTROS BARRIOS. A LAS MUJERES QUE CUIDAN A NUESTROS/AS NIÑOS/AS, QUE HACEN HONOR A SUS RAÍCES Y SIGUEN ARANDO LA TIERRA. A LOS/AS TRABAJADORES/AS QUE NO SE RINDEN. A LOS/AS JÓVENES QUE NOS ORGANIZAMOS PARA SEGUIR SOÑANDO, Y EXIGIMOS JUSTICIA Y DIGNIDAD. A TODOS LOS PARCHES POPULARES QUE SEGUIMOS RESISTIENDO Y LLENANDO DE COLORES LAS CASITAS EN LAS MONTAÑAS. A TODAS/OS QUIENES OFRENDARON SU VIDA PARA ABONAR ESTE CAMINO Y YA NO ESTÁN: SU PASO HA SIDO SEMILLA Y ESTÁ FLORECIENDO.
EL PALO DEL AHORCADO. IMAGEN DE LA PELÍCULA “ELLA” (2015) DIRIGIDA POR LIBIA STELLA GÓMEZ. FOTO FIJA MATEO BERNAL.

Contenido

PRESENTACIÓN INTRODUCCIÓN EL ÁRBOL DEL AHORCADO TIERRA Savia

La fuerza de la vida es sentir la montaña

RAÍCES Savia

Memorias de poblamiento y el derecho a tejer raíz

TRONCO Savia

Fuerza, lucha y resistencia como pilares de la vida digna

RAMAS Savia

Irse por las ramas para florecer como comunidad

18
74
14
20 22 38 54
LAS CASAS DE CIUDAD BOLÍVAR VISTAS DESDE EL PALO DEL AHORCADO. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

PRESENTACIÓN

“No se sabe cuándo brotó solitario de la tierra el Palo del Ahorcado”, dice Martha Lucía Rendón en uno de los textos que componen este libro. Vivo, inmutable, necio, ajeno, extranjero y herido son otros de los adjetivos que gravitan alrededor del árbol en las páginas siguientes, o también susurros que emanan de él y que han tomado la forma de unas palabras desde las cuales se asoma su significado.

Descifrar el lugar en el que reside el significado singular del Palo del Ahorcado, en tanto fenómeno, es el propósito de este libro, es decir, acercarse a su sustancia. Para vislumbrar esa sustancia, fijarse en la manera particularmente manifiesta en la que se entrecruzan lo poético y lo político, en la experiencia social del árbol, resulta fundamental. En efecto, las elaboraciones poéticas y alegóricas construidas colectivamente a lo largo de varias décadas en torno a la presencia del Palo son no solamente un modo de representar, en abstracto, un mundo para volverlo habitable, sino, además, elementos que nutren, encauzan y potencian las agencias sociales de los habitantes de Ciudad Bolívar.

Como lo expresan los autores de este libro: “Nos enseñó a luchar el Palo del Ahorcado, que resiste a pesar de que le cortaron las raíces”. “¿Qué es luchar? Es enfrentarse a algo. Estar en desacuerdo.

Es vivir a pesar de la muerte. Existir a pesar de que no quieran que existamos”. Un árbol que sobrevivió aun cuando sus raíces fueron mutiladas por cuenta de los proyectos de extracción minera en Cerro Seco, con una vitalidad tan decididamente paciente que es capaz de crecer incluso sobre la piedra, y adaptarse a un suelo que contiene latas o asfalto, sintetiza las maneras en que sus vecinos y vecinas han construido un territorio que les es propio a contrapelo del destierro, del saqueo de su subsuelo y de las violentas lógicas de segregación que atraviesan nuestra estructura social.

A todas luces, para apenas sospechar la potencia semántica del Palo del Ahorcado, estas líneas resultan insuficientes. Será solo en el avanzar atento en las páginas que siguen, escritas por sus propios coetáneos y guardianes, que sus sentidos se irán revelando.

Para el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) y su sello editorial es muy grato entregar a la ciudadanía un libro que intenta adentrarse en la significación, posiblemente recóndita para los enfoques más clásicos del campo de lo patrimonial, de una experiencia social que se metaforiza alrededor de la tenaz sutileza y la humilde majestad de un árbol.

14
PALO DEL AHORCADO. SEMANA SANTA. FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZ-IDPC, 2022 ATARDECE, PERO NO DUERME. FOTOGRAFÍA: EDNA Y. HIGUERA PEÑA, 2013.

INTRODUCCIÓN

El Palo del Ahorcado es un árbol de eucalipto que nació y se arraigó en la cima de Cerro Seco en el barrio Potosí, y se convirtió en un monumento vivo que recoge la memoria y la experiencia de vida de los y las habitantes de la localidad de Ciudad Bolívar en el borde sur de la ciudad de Bogotá.

Este árbol, desde hace casi un siglo, es un elemento natural y cultural que ha sido dotado de gran valor simbólico. Enraíza el territorio con la memoria colectiva y las trayectorias de vida de miles de habitantes de la ciudad, en un rico tejido comunitario representado en relaciones de familiaridad y vecindad, así como con las prácticas asociadas a luchas sociales y ambientales de los habitantes del sur de la capital. En su conjunto, este entramado de relaciones le da vida y sentido a este árbol como un patrimonio para los habitantes de Ciudad Bolívar y de Bogotá. Hoy en día el Palo se ha convertido en un referente de continuidad de un territorio en medio de un contexto urbano en constante disputa y transformación. La permanencia —o amenaza de pérdida— del árbol vuelve a poner de presente debates sobre las acciones necesarias de cuidado del medioambiente y el respeto a todas las formas de vida, el lugar de la acción colectiva y la participación ciudadana, así como el derecho al espacio público como activo clave para el fortalecimiento del tejido social y comunitario. Este libro es el resultado de la reflexión y el trabajo colaborativo entre integran-

tes de diversas organizaciones sociales de Ciudad Bolívar y el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC). Entre las organizaciones que hicieron parte del proceso se encuentran los colectivos No Le Saque la Piedra a la Montaña, Mayaelo, Guía Nómada y Gestores de Paz Potosí. Los textos fueron escritos a partir de las experiencias y sentires de jóvenes de Ciudad Bolívar, y son una invitación a dirigir la mirada hacia la comprensión de otras formas del patrimonio cultural y natural que existen en la ciudad, y que son relevantes en términos del fortalecimiento de las identidades, y de los vínculos sociales y comunitarios.

A través de cuatro capítulos, cuya estructura se inspira en las partes del árbol (tierra, raíces, tronco y ramas), este libro busca sensibilizar a sus lectores sobre la importancia del Palo del Ahorcado como un referente de las luchas sociales y ambientales en Ciudad Bolívar, así como sobre su importancia como eje articulador de prácticas con un alto valor social y patrimonial.

Este ejercicio de escritura y organización colectiva de textos, relatos, imágenes y narrativas diversas sobre el Palo también se ve reflejado en el cuento Violeta echó raíces en la montaña, el cual complementa esta publicación y está dirigido al público infantil con el propósito de convertirse en una herramienta pedagógica que permita estimular en los más pequeños la curiosidad por el árbol del Ahorcado y aproximarlos a sus significados patrimoniales. Ambas publicaciones constituyen una experiencia única para el

18

sello editorial del IDPC que le ha apuntado, de un lado, a visibilizar saberes y procesos de investigación local y, de otro, a reconocer comprensiones y valoraciones comunitarias sobre el patrimonio cultural de la ciudad dirigidas a diferentes públicos.

Los dos títulos se presentan como un aporte para la comprensión del patrimonio cultural en Bogotá, así como de las apuestas actuales del Equipo de Patrimonio Cultural Inmaterial del IDPC. A través de este material se busca divulgar la comprensión conceptual y metodológica con la que se ha buscado interpretar el patrimonio cultural desde la perspectiva amplia del patrimonio vivo, situado en los diversos contextos de ciudad, y abriendo espacios de reflexión con distintas organizaciones sociales y comunitarias. Esta aproximación ha permitido profundizar y debatir conceptos como los de tradición y transmisión, e incluso los de manifestación o práctica cultural, comunes al lenguaje del ámbito del patrimonio cultural y que requieren ser revisados a la luz de nuevas comprensiones sobre este.

Si bien, en torno al Palo del Ahorcado se pueden identificar prácticas culturales en un sentido clásico, por así decirlo, como las procesiones de Semana Santa, no podríamos afirmar que este es el elemento más relevante o el único que hemos tenido en cuenta para la comprensión del árbol como patrimonio de la ciudad. Han sido más bien las narrativas y los sentidos diversos que se le atribuyen al árbol, a lo cerros, al territorio, a los lazos que

representa en el borde sur de la ciudad, a la memoria de la migración, de la Bogotá autoconstruida, entre otros, los que nos han permitido comprender la valoración de este árbol, y del territorio en general, como patrimonio de los bogotanos y bogotanas. Estos sentidos diversos posibilitan entender el patrimonio vivo como un constante campo de disputas y resignificaciones del habitar en la ciudad.

Finalmente, desde el Equipo de Patrimonio Cultural Inmaterial agradecemos profundamente a las autoras y autores de los textos por su dedicación y entrega en este proyecto conjunto, que nos ha permitido reconocer el Palo y, más allá de eso, aprender sobre las múltiples dimensiones de nuestro trabajo. También agradecemos los diferentes procesos organizativos que participaron de la elaboración del libro, al profesor Héctor Gutiérrez del Instituto Cerros del Sur (ICES), a la historiadora local Blanca Pineda, y a los numerosos hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas que durante décadas han puesto su energía y creatividad en la defensa del territorio, la cultura, la memoria y la ciudad autoconstruida en Ciudad Bolívar.

Por Blanca Gómez Lozano Coordinadora del Equipo Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural

María José Almarales Díaz Profesional Equipo PCI

Enrique Rincón Profesional Equipo PCI

19

El árbol del ahorcado*

La relación de los habitantes de Jerusalén en Ciudad Bolívar con el Palo del Ahorcado es profunda y estrecha. Algunos lo entienden como un símbolo de la vida a través de su contemplación desde las montañas cercanas. Si se observa desde la lejanía, el árbol es el único en muchos metros a la redonda. En medio de la inmensidad del paisaje, absorbe las miradas; su figura es imponente y la desolación de la vegetación hace que se concentre la atención en él. Desde lo alto se divisan la ciudad y el municipio de Soacha.

Recuerdo que como docente la pasaba muy rico en el Palo del Ahorcado. Me iba con los chicos a aprender de ciencias naturales. En el Instituto Cerros del Sur (ICES) tomamos la imagen del árbol como símbolo del colegio e identidad con el territorio. El escudo del colegio estaba formado por el árbol, al ser fuente de vida y testigo de la historia de sus habitantes. Recuerdo que alrededor del Palo hicimos una pista en la que por varios años los atletas del Club Deportivo Potosí entrenaron y le dieron a la localidad muchos triunfos nacionales e internacionales. Igualmente, el movimiento social y varias de sus organizaciones cuentan con el árbol como insignia de sus luchas, ya sea por el deporte o por el ambiente, como el caso del colectivo No Le Saquen la Piedra a la Montaña.

20

En algún momento los sacerdotes trataron de rebautizarlo como el Árbol de la Vida; sin embargo, el respeto y admiración que los habitantes tienen por la imagen del árbol traspasa consideraciones religiosas y por eso sigue conociéndose como Palo del Ahorcado.

El árbol es un símbolo de vida al cual veo con respeto, ya que, a pesar de que no habla, su sola presencia nos da una muestra de dignidad, resistencia y tolerancia. El árbol nos ha acompañado, y nosotros lo hemos defendido y cuidado desde que llegamos al territorio porque fue la única figura que nos recibió al arribar a la montaña, y nos cuestionó sobre su presencia y la nuestra en este lugar tan desolado. Estar frente a él me transmitió cierta energía; me sentí libre, con ganas de vivir y continuar trabajando por la defensa de nuestro abuelo sabedor y de sensibilizar a la comunidad sobre la comprensión del árbol como un miembro de la familia. Allí nos encontramos y este nos cuida desde lo más alto de la montaña. El Palo del Ahorcado nos enseñó a resistir y a luchar por la defensa del territorio.

21

Tierra

CANCHALAGUA (EUPHORBIA ORBICULATA) EN CERRO SECO. FOTOGRAFÍA: MICHAEL RAMÍREZ CASTRO, 2021.

[Savia]*

Textos realizados de forma colectiva en un taller de creación por parte de los autores de esta publicación.

¿QUÉ HACE EL VIENTO CUANDO SOPLA?

Cuando el viento sopla hace camino para las aves e insectos, y con su vuelo llevan el polen que fecunda la vida de hayuelos, gramíneas, agaves y orquídeas. En marzo las aves del sur vienen y en octubre las norteñas llegan. Colibríes, lechuzas, chirlobilos y alondras cornudas les comparten su refugio de vida. El viento sopla y levanta el polvo que dejan las minas. Se esparce una capa de polvo en todas las casas, se limpian las fotos, se barren las salas, se seca la tierra, se enferman los niños y se ahoga la vida.

Cuando el viento sopla los niños corren con sus cachetes quemados para alcanzar las cometas; algunas de ellas se quedan en Cerro Seco para adornar las despeinadas ramas del Palo del Ahorcado.

Cuando el viento sopla acaricia las aguas encantadas de la laguna que brillan danzando con la luz del sol.

¿QUÉ HACE EL AGUA CUANDO LLEGA Y CUANDO SE VA?

En esta montaña hay agua siempre. Aunque una poca cae del cielo, la mayoría llega desde el páramo para filtrarse entre la roca y llenar la laguna, hogar de insectos que son manjar para los renacuajos. Cuando llueve, el Palo del Ahorcado en su cima vuelve a ver crecer las quebradas Trompetica, Limas, Peña Colorada y Tibanica, y rebrotar los zanjones La Muralla y El Ahorcado, y así alimentar al agua mayor del río Chisacá o Tunjuelo.

Cuando el agua del cielo llega, los niños saltan charcos, las mamás corren a las terrazas, entran las ropas y los perros buscan techos pa escampar.

Cuando el agua no está, las aves comen manzanitas, las plantas que retienen el agua la comparten con las otras especies y las raíces del Palo del Ahorcado se abren paso por entre la roca para buscar las gotas que desplaza la excavadora.

¿CÓMO SENTIMOS LA TIERRA, CÓMO NOS SIENTE LA TIERRA?

Sentimos empatía cuando todes pisamos la montaña con todo el cuidado, para no hacerles daño a las hierbas que viven en nuestro territorio desde antes que nosotros.

Sentimos tristeza cuando vimos que las raíces del Palo del Ahorcado habían sido cortadas por la avaricia de unos pocos y ansiedad de saber que existe la posibilidad de perder al abuelo. Sentimos la montaña cuando vamos con la profe a ver, mirar y observar la piedra naranja, la tierra seca y los bosques de arbustos.

Nos siente la tierra orgullosa, pues algunos de sus hijos la cuidamos, pero teme que otros con sus acciones lastimen a nuestras hermanas plantas y hermanos animales.

A pesar de la violencia con que hemos sido tratados, los endémicos y los foráneos nos unimos como comunidad para resistir. El Palo del Ahorcado nos dice todos los días “Somos fuertes”.

23

La fuerza de es sentir la

Martha Lucía Rendón, profesora de Biología habitante del barrio Potosí.

En la parte alta de la montaña central de Ciudad Bolívar, justo donde empieza la ruralidad, la tierra está cubierta por un gran bosque que pocos se detienen a ver, pues hay que mirar hacia abajo y tener cuidado al pisar para no alterar la diversidad y belleza de cada ser que allí habita. Este ecosistema hace parte de la Reserva Ecológica Cerro Seco1, el cual está lleno de especies de hierba y arbustos que tienen más años de los que aparentan y que son casa de especies animales igual de diversas.

El Palo del Ahorcado, el solitario extranjero que protagoniza esta historia, vive también en la montaña de Cerro Seco, y aun siendo foráneo ha sido el que ha gritado más fuerte y se ha enraizado tan profundo como los hayuelos (Dodonaea

1 Reserva Ecológica Cerro Seco es como se ha denominado a este territorio, en el marco de la lucha —encabezada por los procesos sociales del sector de la UPZ 70 de la localidad Ciudad Bolívar en Bogotá— entre la comunidad y quienes quieren convertir la montaña en una gran urbanización. Este espacio se encuentra al suroccidente de la ciudad y colinda con Soacha, territorio con el que comparte este ecosistema.

24
“El Palo del
Ahorcado es el ser más resiliente del barrio”

la vida montaña*

Por Edna Y. Higuera Peña / Colectivo “No le saque la piedra a la montaña”

viscosa), coyamoles (Echeandia flavescens), canchalaguas (Euphorbia orbiculata) y orquídeas (epífitas)2 que florecen en esta zona para decir que su hogar común es vital y no debe ser escenario de disputa para la extracción minera o la construcción masiva de viviendas.

Este territorio de 358 hectáreas hace parte del ecosistema subxerofítico, es decir, que está a un paso antes de ser desierto. Se encuentra en un área montañosa en el borde sur de la Bogotá urbana y conecta con Soacha. Entre sus características se cuentan su baja pluviosidad de menos de 900 mm al año, mientras que el promedio para Bogotá es de 1.800 mm3. Por esta razón el ambiente es seco, con pocas fuentes de agua como quebradas,

2 “Cerro Seco - Distrito Capital, CU, CO”, NaturaLista Colombia, s. f., consultado el 18 de julio de 2022, https:// colombia.inaturalist.org/places/168663

3 Ideam, “Características climatológicas de ciudades principales y municipios turísticos”, s. f., http://www. ideam.gov.co/documents/21021/418894/Caracter%C3%ADsticas+de+Ciudades+Principales+y+ Municipios+Tur%C3%ADsticos.pdf/c3ca90c8-1072-434aa235-91baee8c73fc

lagunas o humedales. Además, se caracteriza por la presencia de extremos térmicos, esto es, altas temperaturas durante el día y bajas durante la noche, así como por la confluencia de vientos secos. Estas características ambientales han permitido que se desarrollen organismos de flora y fauna adaptados a las condiciones semidesérticas de este entorno.

Es así como la Reserva Ecológica Cerro Seco hace parte de un enclave que funciona no solo como barrera ante la expansión de la urbe, sino también conforma un ecosistema subxerofítico único entre un mosaico de húmedos páramos y bosques andinos. A la larga, este lugar conecta de muchas maneras aspectos ambientales, geográficos y culturales.

Cada gota de agua del páramo del Sumapaz viaja por entre la roca recargando de manera subterránea los acuíferos de Cerro Seco. Estos, junto con las pocas lluvias, dan origen a las lagunas Encantada, Terreros y Cucharita, así como a los

25

pequeños hilos de las quebradas Trompetica, Limas, Peña Colorada y Tibanica, que al igual que los zanjones La Muralla y El Ahorcado rebrotan en invierno para alimentar al río Tunjuelo, a su vez cuenca de los ríos Bogotá y Magdalena.

A nivel continental, la conexión está dada gracias al viento, pues las corrientes de aire no solo llevan polen, sino que son los caminos para que las aves que migran desde el norte y el sur de América en varias épocas del año puedan planear para ahorrar energía durante su tránsito migratorio. Es el caso del gavilán rabicorto (Buteo albigula) de origen austral, el barraquete aliazul (Spatula discors), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y la reinita de Canadá (Cardellina canadensis)4, de origen boreal5, por nombrar algunas.

A pesar de venir de muy lejos, es impreciso considerar que estas aves no hacen parte del lugar al que llegan, pues en realidad habitan por periodos específicos este territorio, incluso desde antes de que los humanos pobláramos estas montañas. Cada ave migratoria trae a su segundo hogar semillas y polen de tierras diferentes, lo que fortalece genéticamente la tierra y las plantas. Esta es una

forma natural de retribuir la acogida y la posibilidad de aprovisionarse de alimento para la reproducción.

Las plantas que habitan el ecosistema subxerofítico tienen alto potencial adaptativo para soportar temperaturas de hasta de 20 °C por sus fuertes hojas, en prolongados periodos de sequía, ya que acumulan agua, ayudan a mantener el CO2 almacenado en el suelo y lo protegen de la erosión. Como consecuencia, estas pequeñas plantas pueden asumir de manera más tenaz el cambio climático, pues no tienen que adaptarse, al estar listas para la disminución de las temporadas de lluvias.

4 Datos otorgados por Pablo Casallas, ornitólogo promotor de ciencia ciudadana.

5 Existen dos tipos de migraciones, las boreales y las australes. Las boreales las realizan las especies que viven en el norte cuando se desplazan hacia el sur del globo.

Las australes son las que llevan a cabo las especies que viven en el sur cuando se desplazan hacia el norte.

Javier Cortés, “Más de 64 especies de aves visitan Bogotá durante la temporada migratoria”, Alcaldía de Bogotá, 13 de abril, 2016, https://bogota.gov.co/mi-ciudad/ ambiente/mas-de-64-especies-de-aves-visitan-bogota-durante-la-temporada-migrato#:~:text=Existen%20 dos%20tipos%20de%20migraciones,se%20desplazan%20 hacia%20el%20norte

En Cerro Seco los cactus y arbustos, con frecuencia espinosos y retorcidos, llegan hasta los 4 metros de altura. Algunos de ellos se agrupan en pequeños parches y dan la sensación desde lejos de que este ecosistema está enfermo, dañado, erosionado y degradado, pues en grandes extensiones de tierra solo se aprecian pequeñas hierbas que no superan los 5 centímetros de altura, pero forman tapetes opacos de hasta 15 metros cuadrados, como es el caso de la canchalagua. Esta lamentable confusión ha hecho que en general, a nivel nacional, enclaves como el que se encuentra en Cerro Seco pasen desapercibidos, sean poco valorados y justifiquen la gran cantidad de atentados ambientales que han sufrido.

Dentro de este ecosistema tiene su hogar el Palo del Ahorcado, un árbol de eucalipto (Eucalyptus globulus), especie

26
CACTUS (OPUNTIA) FLORECIDO EN EL EXTREMO NOROCCIDENTAL DE CERRO SECO. FOTOGRAFÍA: EDNA Y. HIGUERA PEÑA, 2017.

proveniente de Australia la cual se ha adaptado con fortaleza al ecosistema subxerofítico y convive con sus hierbas, flores pequeñas, aves e insectos coloridos. Se enraizó fuerte hasta atravesar la roca y se planta de cara a las amenazas generadas por los humanos que siguen minando la montaña y poniéndola en riesgo.

En realidad, no se sabe cuándo brotó solitario de la tierra el Palo del Ahorcado. Sin embargo, en la memoria colectiva de la localidad nació desde hace más de cien años, lo que es atestiguado por los padres de los pobladores raizales más longevos que aún habitan los territorios de Ciudad Bolívar. “El que vivenció la historia, don Santiago Guzmán, llegó en el año de 1938 y ya existía el Palo. Ese debe tener más de cien años”6

Las historias sobre su llegada, crecimiento y resistencia han detonado un gran número de preguntas que ponen a prueba muchas teorías e imaginaciones. Una de las versiones más aceptadas está vinculada a los hallazgos de los investigadores botánicos Ernesto Guhl y Enrique Pérez Arbeláez, quienes señalaron que el globulus, nombre científico del eucalipto, fue traído al país desde Australia hacia 1864. Dependiendo de la subespecie, este árbol puede crecer de uno a tres metros por año7. En el caso del Palo del

6 Pineda Blanca, entrevista en Edna Higuera Peña, dir., Árbol de Vida. Una comunidad sin memoria es como un árbol sin raíces [documental], No Le Saque la Piedra a la Montaña, 2015, YouTube. https://www.youtube.com/ watch?v=LrVPQUP1PDQ&list=PLvoGLSwiBf2HbWotvqlSxSh18APbUd0SJ&index=1

7 M.a Belén Acosta, “Cuánto tarda en crecer un árbol”, Ecología Verde, 24 de noviembre, 2021, consultado el 17 de

Ahorcado se intuye que pudo alcanzar su tamaño robusto en un periodo de quince a veinte años.

Los eucaliptos se adaptan muy bien a ecosistemas degradados con malas condiciones de nutrientes y humedad en el suelo; por eso suelen ser sembrados varios individuos por área con fines maderables en zonas de potencial recuperación. El Palo del Ahorcado ha vivido la inclemencia del tiempo y en su devenir, como todo ser vivo, ha enfermado, luchado, madurado, y prosperado en armonía y cooperación con las especies vegetales endémicas del ecosistema subxerofítico y la geología de la montaña, que lo han proveído de agua y lo han cuidado bajo su falda como madrinas amorosas.

Algunos habitantes de la localidad, observadores del ecosistema, intuyen que su forma particular inclinada se debe a la fuerza del viento permanente que lo empuja a lo largo del año y pone a prueba sus raíces.

Desde el punto de vista ecológico, todos los factores influyen en la transformación de los seres vivos: las relaciones ecosistémicas, la adaptación, la simbiosis […] y el Palo del Ahorcado no ha sido la excepción, pues él ha sido transformado por las corrientes internas, las lluvias, los vientos húmedos, las lagunas que están a su alrededor, las relaciones de simbiosis

mayo de 2022, https://www.ecologiaverde.com/cuantotarda-en-crecer-un-arbol-3027.html; “Árbol de eucalipto: los mitos de un árbol maldito”, EcoInventos, 3 de enero, 2022, consultado el 17 de mayo de 2022, https://ecoinventos.com/eucalipto-los-mitos-de-un-arbol-maldito/

28

maravillosas [que] hacen que sus hojas y su tronco tengan una forma característica.8

La roca de Cerro Seco es tan vital para el Palo del Ahorcado como para las otras especies, incluso animales, pues “cuando subimos a estudiar todo eso, encontraba uno porosidades en el suelo y se daba cuenta que hay insectos que se meten y meten semillas en la tierra, se encontraban túneles”, cuenta Yesid Tirado, habitante de Ciudad Bolívar y observador de insectos de Cerro Seco9

La herida abierta de la montaña les permitió a los observadores y observadoras de la localidad notar que hay diferentes tipos de piedra que contienen hierro, óxidos y yesos. Marta Lucía Rendón, profesora de biología habitante de la localidad, cuenta, en medio de sus recorridos con estudiantes a la montaña, que el “suelo es muy diverso, hay unas partes de recebo, hay otras más amarillentas”. A lo que añade: “yo entiendo que cada color en el suelo tiene un mineral particular. Debajo de la capa biológica hay una riqueza de minerales importante”10, necesaria precisamente para quienes viven sobre ella.

Gracias a dicha variedad, esa misma roca filtra, ya que no solo es contenedora del agua subterránea que viene del páramo de Sumapaz, sino que funciona como un gran purificador. Por estas razones, desde el año 2012, la Secretaría de Ambiente de

Bogotá comenzó un trabajo importante en el estudio de espacios naturales de la ciudad para su protección. La Reserva Ecológica Cerro Seco fue una de las propuestas que alcanzó el estatus de área protegida mediante la Resolución 01197 del 2 de agosto de 2013.

La Administración distrital en su momento se comprometió a garantizar la plena recuperación, preservación, protección, mantenimiento y administración del Parque Ecológico Distrital de Montaña (PEDM) Cerro Seco11. Para varios de quienes habitamos este lugar, esta acción dio cuenta de un reconocimiento del ecosistema como un ser vivo producto de los procesos evolutivos geológicos del país, que por tanto debía cuidarse de manera prioritaria.

Esta acción estaría orientada a parar la extracción de materiales de construcción y sancionar a quienes habían irrespetado los acuerdos mínimos para su posterior restauración. La explotación de la montaña, que inició en el año 199512 y duró hasta el 2018, atentó contra la vida no solo de los animales y plantas desarraigados para la creación de la gran herida llama-

11 Secretaría Distrital de Ambiente, “Elementos de importancia para la protección y declaración del PEDMCerro Seco”, Bogotá, 2013.

8 Martha Lucía Rendón, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, 2022.

9 Yesid Tirado, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, 2022.

10 Martha Lucía Rendón, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, 2022.

12 “La explotación minera de Canteras Unidas La Esmeralda inició con el título minero entregado por Ingeominas el 17 de agosto de 1995 por 30 años para explotar a cielo abierto materiales de construcción, en un área de 169 hectáreas. Siete meses después, el 15 de marzo de 1996, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) concedió la licencia ambiental. Es de resaltar que si bien la mitad de esa área está en Bogotá y la otra pertenece a Soacha, los frentes de explotación están en la capital”. Natalia Herrera Durán, “No le saque la piedra a la montaña”, El Espectador, 7 de febrero, 2015, https:// www.elespectador.com/bogota/no-le-saque-la-piedra-ala-montana-article-542701

29
TEXTURAS DEBAJO DE LAS PLANTAS. FOTOGRAFÍA: EDNA Y. HIGUERA PEÑA, 2018. RAÍZ HERIDA DEL PALO DEL AHORCADO HECHA CON RETROEXCAVADORA. FOTOGRAFÍA: WILDER TÉLLEZ, 2015.

da Canteras Unidas La Esmeralda, sino también contra todas las otras formas de vida que hacen parte de este corredor ecológico, incluyendo la humana.

Canteras Unidas La Esmeralda debía respetar ambientalmente el territorio, y contemplar las zonas de riesgo y las áreas con valor paisajístico, histórico y cultural. Sin embargo, durante el tiempo de explotación hubo graves afectaciones ambientales sobre el agua y el suelo que vulneraron el ecosistema subxerofítico de la zona13. Por ello el Palo del Ahorcado siempre fue un obstáculo, pero solo hasta 2014, cuando se exigió una respuesta ante la ausencia de medidas de restauración respecto a la extracción en el marco del título minero 15558, comenzaron los atentados contra el árbol.

Para no hacerlo desaparecer abruptamente y alterar a una comunidad que tiene un vínculo de amistad y ancestralidad con este Palo, la minera decidió excavar a su lado un hueco de dos metros de profundidad y cortó algunas de sus raíces con el propósito de irlo acabando paulatinamente.

Este hecho no pasó desapercibido para los habitantes de la localidad, quienes, desde las organizaciones sociales y liderazgos de diversos procesos sociales, movilizaron voluntades para proteger al Palo del Ahorcado. “Hicieron huecos profundos para trozar las raíces para que el Palo se vaya cayendo […] eso no se justifica, yo no estoy de acuerdo y la comunidad tampoco está de acuerdo con eso”, dijo Carlina Anzola durante el campamento que se realizó en protesta ante este hecho14.

Gracias a derechos de petición y al acompañamiento de la Secretaría Distrital de Ambiente de la Administración de la Bogotá Humana, el Jardín Botánico de Bogotá le realizó un tratamiento que permitió su supervivencia. Este proceso, junto con los cuidados de la gente, posibilitaron que el árbol sobreviviera y reverdeciera, pues luego de la etapa de recuperación, que tomó dos años, empezó a transformarse y su follaje, a crecer.

13 En el año 2015 la Secretaría de Ambiente de Bogotá inició un proceso sancionatorio a los beneficiarios del título 15558 por realizar actividades extractivas fuera del área establecida en la concesión de este, con “afectación de acuíferos; remoción y disposición inadecuada de suelos negros en laderas y zona de ronda de la quebrada Tibanica; inexistencia de manejo de aguas de escorrentía y sedimentos, que además de contaminación de aguas y suelos […] [generó] emisión de material articulado por el viento debido a falta de cobertura vegetal, afectando zonas aledañas”. Secretaría Distrital de Ambiente, Auto 01052, 2015, tomado de Alcaldía Local de Ciudad Bolívar, Plan Ambiental Local de Ciudad Bolívar, versión actualizada 2019-2020, https://oab.ambientebogota.gov. co/wp-content/uploads/dlm_uploads/2017/08/8.-DIAGN.AMB-Actzdo-CB-dic.019.pdf

Lamentablemente, con la Administración distrital de Bogotá Mejor para Todos este proceso se volvió más complicado. La Resolución 00520 de 2017 determinó sin certeza científica que el ecosistema estaba en un estado de “daño irreversible”, lo que conllevó no solo que los procesos sociales ambientales que ya se habían gestado en la zona quedaran a la deriva, sino que también permitió la construcción de viviendas sobre el lugar que ocupaban los arrayanes (Myrcianthes

14 Carlina Anzola, entrevista en Higuera Peña, Árbol de Vida.

31

leucoxyla), el mortiño (Hesperomeles goudotiana) y los gurrubos (Solanum lycioides).

La pérdida del Palo del Ahorcado supondría un atentado contra el nuevo equilibrio creado entre especies, pues, como árbol foráneo, se adaptó al ecosistema subxerofítico y se convirtió en hogar de aves e insectos. Constantemente recibe las visitas de personas que valoran su presencia, ya que no supone una amenaza en términos biológicos, y es percibido como un pariente que defiende la montaña, y como un referente cultural y simbólico para nuestra localidad.

Sobre la extracción minera, es necesario resaltar que afectó a Cerro Seco; la quebrada Tibanica fue la más perjudicada ya que, luego de ser taponada, su cauce se vio alterado. A pesar de que Canteras Unidas La Esmeralda debía controlar el manejo de aguas lluvias y escorrentía, no lo hizo, como pone en evidencia el Plan Ambiental Local de Ciudad Bolívar en su versión 2019-2020, “Por or afectación de acuíferos; remoción y disposición inadecuada de suelos negros en laderas y zona de ronda de la quebrada Tibanica; inexistencia de manejo de aguas de escorrentía y sedimentos, que además de contaminación de aguas y suelos puede generar procesos de remoción en masa”.15

Las otras condiciones que debía cumplir Canteras Unidas La Esmeralda era tapar la arena y la piedra de las volquetas para

que, durante su recorrido, el material particulado no afectara a la ciudadanía; hacer una cerca viva alrededor de la mina para que ese mismo material diminuto no llegara a las casas, y perjudicara a las personas y su salud; proteger la tierra negra y las especies vegetales que fueran removidas de la montaña, y trasladarlas a un lugar con las condiciones necesarias por el tiempo que durara la extracción, para de esta manera cumplir con el último punto que era tratar de dejar todo como estaba inicialmente.

Nada de esto pasó. La minera se fue sin sanar la herida y, a pesar de que han pasado años, no hay esperanza de que asuman, o de que las instituciones les hagan asumir, este acto de violencia contra todo un ecosistema. Sumado a esto, los intentos de invasión y quema de hayuelos para construcción ilegal de viviendas han dejado paisajes desoladores. A su vez, el pastoreo de vacas y cabras, y el lavado de carros en la laguna Encantada16 han ido cambiando la composición del agua por la concentración de químicos, materia fecal y jabones.

Estos cambios que sufren los cuerpos de agua afectan a las ranas sabaneras, las libélulas y los insectos que ponen sus huevos en las orillas y que comen igualmente en estas zonas. Cuando se lastima una especie, todas se ven afectadas, pues, si su hábitat es dañado, los nuevos

15

16 La laguna Encantada es un cuerpo de agua ubicado en la parte sur de Cerro Seco. Se le llama así porque, al ser estacionaria, dependiendo de la época del año, se llena o se seca. Algunas personas e instituciones consideran erróneamente que, por encontrarse seca en ciertas épocas del año, el ecosistema está por morir.

32
Alcaldía Local de Ciudad Bolívar, Plan Ambiental Local de Ciudad Bolívar, 132. EL PESO DE CARROS, VACAS, CABRAS Y GRANDES GRUPOS DE PERSONAS DETERIORA EL SUELO DE LA LAGUNA Y CERRO SECO. FOTOGRAFÍA: EDNA Y. HIGUERA PEÑA, 2017. LA NATURALEZA RECLAMA COMO SUYO EL SUELO EROSIONADO DE LAS CANTERAS. FOTOGRAFÍA: EDNA Y. HIGUERA PEÑA, 2017. LA ALONDRA PARECE INVISIBLE, PERO SOSTIENE LA DIVERSIDAD. FOTOGRAFÍA: PAOLA MARÍA SÁNCHEZ, 2021.

seres no van a crecer, no van a ser alimento para otros a futuro o simplemente no van a controlar otras especies de las cuales se alimentan.

Algunos ciclistas y motociclistas también han encontrado en las montañas un espacio para su práctica, lo que ha afectado los nidos de las alondras cornudas situados junto a arbustos pequeños y en huecos en la tierra. Estas dinámicas inciden en el riesgo de desaparición de esta ave, la cual ya se encuentra gravemente afectada según el Libro rojo de aves de Colombia17

“La alondra es una especia amenazada, endémica, y se calcula que quedan menos de mil individuos, es decir, mil pajaritos en toda Colombia”18. Por eso, lograr verla es la evidencia de que Cerro Seco está vivo y de que esta ave está resistiendo en parejas o grupos familiares que caminan por el suelo en búsqueda de frutos de los arbustos como las manzanitas (Margyricarpus pinnatus) o de insectos, según si es temporada de lluvias o no.

Cerro Seco y el Palo del Ahorcado son lugares y elementos para el esparcimiento y el encuentro comunitario; sin embargo, es reciente la conciencia sobre los otros seres que lo habitan y lo valioso de con-

17 Iván Darío Valencia y Dolors Armenteras, “Modelo de hábitat y distribución de la alondra (Eremophila alpestris peregrina) en el altiplano cundiboyacense, Colombia”. Ornitología Colombiana 2 (2004): 25-36, https://asociacioncolombianadeornitologia.org/wp-content/uploads/ revista/oc2/alondra.pdf

18 Iván Darío Valencia, entrevista en Cuidadanos, La alondra cornuda, 8 de febrero, 2022, video, YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=k9ZJRLPHeFk

servar su vida para beneficio de todos. Durante décadas se pensó que el área que ocupan el Palo del Ahorcado y el Parque Ecológico Cerro Seco era desierta, lo que permitió a la burocracia estatal habilitar la explotación de estos predios bajo una lógica utilitarista propia de los sistemas capitalistas.

Sabemos que la conectividad de este ecosistema sigue estable, pero en riesgo por conflictos socioambientales presentes en el territorio. “Si se mueren las alondras puede que ni nos percatemos, pues ni siquiera hace parte de nuestra dieta, pero se perdería un símbolo de nuestro territorio”19; “si no se toman acciones desde muchos campos, nuestros hijos, nuestros nietos, no la van a ver”20.

Cabe aclarar que en realidad la alondra cornuda no es la única que está en peligro, pues el alacrán (Tityus columbianus), el agave cundinamarcensis y el agave sylvestreriana también están en categoría vulnerable.

Los diversos conflictos ambientales en términos de conectividad también afectan a Cerro Seco. El aumento del límite de siembra disminuye el área de páramo, y las canteras de la ciudad acaban con la capa vegetal y la estabilidad del suelo para seguir con la explotación de materiales para la construcción. Por su parte, la contaminación del agua por los acueductos y los desechos de las fábricas

19 Iván Darío Valencia, entrevista en Cuidadanos, Alondra cornuda

20 Pablo Casallas, entrevista en Cuidadanos, Alondra cornuda.

35

termina afectando a los ríos; además, el botadero Doña Juana genera que lleguen especies invasoras que se convierten en plagas y los lixiviados que producen las basuras son altamente contaminantes y dañan la tierra y el agua.

Reconocer la importancia del ambiente y la diversidad ecosistémica de la ciudad de Bogotá es una deuda que los diferentes gobiernos distritales tienen con la ciudadanía y los seres no humanos que la habitan. “La vida no debería ser protegida cuando las especies están en peligro, la vida debe ser protegida siempre, sin priorizar entre lo vivo o lo no vivo, pues lo aparentemente inerte también tiene su lugar, respira en la memoria y le habla al presente”21

21

Actualmente, numerosas personas, procesos sociales e instituciones educativas de la localidad y la ciudad han puesto sus ojos en Cerro Seco, y se ha avanzado en la comprensión de este ecosistema, desligándose del uso de la naturaleza como un recurso. La montaña ha cobrado protagonismo como laboratorio ambiental para los curiosos. Estudiantes apasionados de colegios, amateurs de la ciencia y profesionales han logrado pasar de ser investigadores u observadores a saberse como miembros del ciclo natural. La fuerza de la vida en Cerro Seco es tan potente que crece sobre la piedra de la montaña, pero también en medio de latas, asfalto y esmog. La naturaleza no deja de reclamar su lugar, el agua sabe su camino y tercamente se resiste a perderlo. El equilibrio se rompe con cada golpe de la maquinaria que insiste en

36
ALACRÁN (TITYUS COLUMBIANUS), UN FUERTE DEPREDADOR DE CERRO SECO. FOTOGRAFÍA: MICHAEL RAMÍREZ CASTRO, 2021. Yesid Tirado, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, 2022.

irrumpir sobre la naturaleza para construir sobre ella, pero la conciencia de la coexistencia entre especies es el abrazo más poderoso que los humanos estamos aprendiendo a dar y recibir, asumiéndonos como seres naturales y parte de un todo.

Otras especies foráneas como los chilcos (Baccharis latofolia) y borracheros (Brugmansia) incluso han logrado brotar sobre escombros, lo que demuestra que las especies migrantes también pueden aportar a su nuevo hogar, e invita a los/ as humanos/as que ahora son vecinos de Ciudad Bolívar a amar el territorio desde la acción y el cuidado.

El Palo del Ahorcado demuestra que lo natural no solo tiene su fuerza en el palpitar de la vida que es la tierra, el ecosistema de Cerro Seco y la montaña, sino que tiene memoria por lo que nosotros como seres humanos hemos narrado sobre nuestro planeta, pues así como el viento, el agua, y la piedra tienen memoria, el protagonista de este libro tiene su propia memoria. Esa semilla abonada en nuestro corazón brota cuando lo reconocemos como nuestro gran abuelo y nos permitimos preguntarnos ¿quiénes somos?, ¿qué somos?

37
LAGARTIJA COLLAREJA EN CERRO SECO. FOTOGRAFÍA: MICHAEL RAMÍREZ, 2021

raíces

MEMORIA DE LOS ANTIGUOS. PINTURA RUPESTRE EN CERRO SECO. LUGAR SAGRADO PARA EL PUEBLO MUISCA QUE HABITA EN CIUDAD BOLÍVAR. FOTOGRAFÍA: MICHAEL RAMÍREZ CASTRO, 2021.

[Savia]*

Textos realizados de forma colectiva en un taller de creación por parte de los autores de esta publicación.

UNA COMUNIDAD SIN MEMORIA ES COMO UN ÁRBOL SIN RAÍCES

Debajo de la tierra existe un tejido que ha entrelazado las raíces del Palo del Ahorcado con las raíces de las casas del territorio. A medida que envejece el árbol, han ido llegando las familias, construyendo sus casas y creciendo. Estas raíces abrazan y forman nuestra comunidad. Existe una gran raíz que se extiende debajo de una colcha de colores; esta colcha ha cobijado muchos sueños y familias de la montaña. Sus hilos han sido traídos desde muchos lugares de Colombia por las familias que ahora viven en Ciudad Bolívar. Los trajeron de tan lejos para no olvidar sus orígenes. Cuando los hilos se encontraron en este territorio, se entrelazaron para dar fuerza al Palo del Ahorcado. En Ciudad Bolívar hay gente de todos lados, que desde sus regiones costumbres y creencias se tejen como una urdimbre.

¿DEBAJO DE LA TIERRA HAY UN ENREDO O UN TEJIDO?

El enredo es no poder dejar la puerta abierta. El enredo fue acostumbrarse a la fuerza a usar zapatos.

El enredo es haber dejado sus animales. El enredo es no tener agua, luz ni gas. El enredo es pasar de la balsa al bus. El enredo es hacer popó en el agua.

El enredo es no poder comer porque no hay plata y no poder sembrar porque no hay tierra.

El enredo es no respirar aire puro y tragar polvo.

El enredo lo provocan las mineras por romper los hilos.

El enredo es no poder visitar al Palo del Ahorcado.

El tejido es juntarse en las cuadras.

El tejido es que los niños y las niñas jueguen en las calles.

El tejido es echar chisme sin miedo a pensar quién está escuchando.

El tejido es jugar micro hasta que se rompan los zapatos.

El tejido es organizarse para exigir nuestros derechos.

El tejido es expandir la familia, así no se comparta el apellido.

El tejido es la paz que se siente al llegar al barrio.

El tejido es volver a la tierra, y adornar el paisaje con maizales y floripondios.

El tejido es ver cómo las plantas recuperan su territorio.

El tejido es desalambrar la montaña para abrazar el árbol.

¿QUIÉNES TEJEN LAS RAÍCES DEL ÁRBOL?

Las raíces las tejemos los guámbitos, los cubas, las guaguas, los chinches, las nonas, los taitas, las cuchas, los sardinos, los ñeros, las neas, los paisanos, las comadres, las seños, los vecis, las mayoras…

Desenredar el enredo es una lucha de toda la vida, por la memoria, el territorio y el retorno a la raíz.

39

Memorias de y el derecho a

Memoria-raíz

El territorio que habitamos tiene raíces antiguas, cargadas de historias, experiencias y principios que por fuerza de la colonización fueron silenciadas, pero que aún viven y laten en cada rincón de estas montañas, en los pobladores originarios y sus descendientes. Estas memorias-raíz son la trama de un gran tejido que nos permite comprender que el horizonte de nuestra historia se extiende más allá de la fundación de Ciudad Bolívar como localidad y se remonta a tiempos en los cuales Bochica22 pasó por estas montañas, bajó de los páramos de Pasca y enseñó a la gente el buen vivir en este territorio sagrado; tiempos en los que nuestros antiguos y antiguas pintaron en las piedras para no olvidar estas enseñanzas.

22 Según la tradición muisca, Bochica es un espíritu de este pueblo que enseñó los principios vitales para vivir en armonía con los demás seres y cuidar la vida y los territorios.

El pueblo muisca siempre ha habitado estos territorios. De su presencia son muestras evidentes los diversos hallazgos arqueológicos ubicados en las faldas de estas montañas, como por ejemplo los de los barrios San Francisco y Candelaria, o los del municipio de Suacha23, en donde se han identificado —y se continúan ubicando— asentamientos, enterramientos y vestigios diversos. Otro ejemplo es el numeroso arte rupestre hallado en este territorio. También podemos ver la presencia muisca expresada en la toponimia. Así, Tibanica es el nombre en lengua muisca de las geografías en donde germinó el Palo del Ahorcado, además de otras zonas aledañas como Quiba o Fusungá, Tsungá, Pasca, Tunjuelo o Pasquilla.

Por lo anterior, el espacio donde se construyó Ciudad Bolívar ha sido reconocido por la comunidad muisca como parte de su territorio ancestral. Un relato del

23 Palabra en lengua muisca para Soacha.

40

poblamiento tejer raíz*

año 1887 menciona esta zona de Tibanica, ubicada a unos 5 kilómetros del Palo del Ahorcado, y hace evidente la herida en nuestro territorio desde esa época, a través de la existencia de unas canteras a cielo abierto:

Hacia las 10, la vanguardia enemiga llegó al Puente de Bosa y allí fue detenida por el destacamento del Mochuelo que, parapetado tras las tapias y cercas contiguas al puente, empeñó un certero tiroteo que puso fuera de combate a los más avanzados de aquella; mas como la vanguardia fuese reforzada por las tropas que la seguían, el destacamento viose obligado a replegarse hacia La Cantera llevando heridos de bala a Luis, uno de los soldados, y a Machoca, el valiente Machoca, digno descendiente de los aguerridos indios que en épocas remotas fueron los señores y dueños de las extensas tierras que sirvieron ese día de teatro del combate.24

24 Enrique de Narváez, Los Mochuelos. Recuerdos de 1876 y 1877 (Bogotá: Editorial Minerva, 1928), 111. Las negrillas son intencionales por parte de los autores del presente texto.

Carlos Orlando

Arias Romero. Arquitecto, investigador, miembro del Observatorio de Arquitectura Latinoamericana Contemporánea (Odalc) de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Colectivo Guía Nómada.

Michael Ramírez Castro: Indígena Muisca Comunidad CONA, Investigador y gestor comunitario Colectivo Mayaelo/ Red de Amigas y Amigos de Cerro Seco, Artista, estudiante Licenciatura en artes

Así, el legado cultural del pueblo muisca está presente de manera sincrética y vigente en las prácticas cotidianas, saberes y memorias propias de la localidad. Una de las narraciones populares sobre el origen del Palo del Ahorcado se refiere a Ernestina y Pablo, quienes eran dos compadres que mantenían una relación amorosa y fueron castigados por cometer incesto. Producto de esto, Pablo desapareció y, en medio de su tristeza, Ernestina se ahorcó. Esto guarda una similitud con relatos recogidos del pueblo muisca por parte del cronista franciscano y español fray Pedro Simón, como los de Hunzahúa y su hermana, quienes por sostener una relación amorosa incestuosa fueron castigados, ya que estas relaciones iban en contra del orden establecido25. Esta relación también fue descrita de manera literaria por Augusto Tyuasuza26, raizal muisca

25 Miguel Rocha Vivas, Antes del amanecer: antología de las literaturas indígenas de los Andes y la Sierra Nevada de Santa Marta (Bogotá: Ministerio de Cultura, 2010).

26 Augusto Tyuasuza, Árbol del sur. Quye Gwanspkwapkwane. El Palo del Ahorcado (Bogotá: Ediciones

41
ESCUCHANDO A LAS PIEDRAS. FOTOGRAFÍA: MICHAEL RAMÍREZ CASTRO, 2019.

que habitó el barrio Potosí, en el libro Árbol del sur. Quye Gwanspkwapkwane. El Palo del Ahorcado

Estos sincretismos también se evidencian en la procesión de Semana Santa que sucede cada año, en la que la pervivencia cultural muisca se expresa en las memorias y las prácticas de los habitantes de la localidad. Lo que sucede en la procesión guarda una estrecha relación con la Bïohoty, que es una ceremonia en la que se bebe chicha27, y que busca promover la integración comunitaria y la transmisión de ciertas prácticas culturales propias del pueblo muisca. Esta ceremonia se realiza en diversidad de ocasiones, como por ejemplo para acompañar los nacimientos, las ofrendas, la siembra, las cosechas, entre otras28, y se ha realizado desde tiempos prehispánicos. Sin embargo, durante la Colonia, el periodo republicano y las primeras décadas del siglo XX, fue estigmatizada con frases como “la chicha embrutece”, o por medio de acciones punitivas que conllevaron la pérdida de cacicazgos y el destierro de caciques que reincidieran más de tres veces en su realización. No obstante lo anterior, a través del sincretismo se mantuvo vigente pese a las violencias

Zona Mwisca, 2009). Augusto Tyguasuza Malaver, autoridad del pueblo muisca, fue habitante del barrio Potosí durante su juventud en los años ochenta y noventa. Además, fue educador en el Colegio ICES. Fue asesinado por los paramilitares en el año 2015 por su activismo político y cultural en defensa de la madre tierra y la revitalización del pueblo muisca.

27 Facundo Manuel Saravia, Diccionario muisca-español, español-muisca (Bogotá: Sociedad Geográfica de Colombia, 2021).

28 Martha Herrera Ángel, “Muiscas y cristianos: del biohote a la misa y el tránsito hacia una sociedad individualista”, en Muiscas: representaciones, cartografías y etnopolíticas de la memoria, editado por Ana María Gómez Londoño (Bogotá: Pensar, Instituto de Estudios Sociales y Culturales / Pontificia Universidad Javeriana, 2005).

sufridas29. En la actualidad esta ceremonia se viene recuperando junto con su valor cultural para el pueblo muisca.

Este carácter comunal de la Bïohoty se mantiene de manera muy marcada en la procesión de Semana Santa en Cerro Seco, al ser esta la oportunidad para realizar los tradicionales paseos de olla y las caminatas30. En este ejercicio de cohesión familiar y comunitaria podemos ver cómo algunas mujeres preparan grandes cantidades de chicha, guarapo y masato para vender a la comunidad que participa del rito.

Un elemento fundamental que conecta las prácticas y memorias culturales muiscas con el territorio son las palabras de las mayoras y los mayores quienes se reconocen como descendientes de indios. Estas palabras están siendo escuchadas y heredadas por algunos jóvenes que ven en las memorias-raíz la posibilidad de preservar la vida e identidad cultural y ancestral de nuestros territorios. Este diálogo entre pasado y presente nos confirma que el legado cultural del pueblo muisca aún vive en las costumbres y prácticas cotidianas de los habitantes de la localidad, lo que genera movilización social en torno a la identidad, la memoria y la ley de origen en la defensa de este territorio sagrado.

La comunidad muisca ubicada en Ciudad Bolívar pervive a pesar de que el poder

29 Herrera Ángel, “Muiscas y cristianos”. 30 “Volvió el viacrucis en el ‘Palo del Ahorcado’, tras dos años de cierre”. CitiTV Noticias, 15 de abril, 2022. El Tiempo. https://www.youtube.com/watch?v=Fyol_w99YKI&ab_channel=ELTIEMPO

43

NIÑAS Y NIÑOS JUGANDO JUNTO AL PALO DEL AHORCADO EN UNO DE LOS VESTIGIOS DE UNA ANTIGUA VIVIENDA. EN DISTINTAS NARRACIONES SE HACE REFERENCIA A QUE LA CASA EN LA QUE HABITARON PABLO Y ERNESTINA QUEDABA JUNTO AL ÁRBOL. EN UNA INTERPRETACIÓN COMUNITARIA, LA TAPIA DE LA IMAGEN CORRESPONDERÍA A UN VESTIGIO DE ESA ARQUITECTURA. FOTOGRAFÍA: HÉCTOR GUTIÉRREZ CASTRO, 1994.

“CHIÉ CHAFIB WA WY” (“SOMOS DE CERRO SECO”). COMUNIDAD CONA Y CHIWENSIÉ EN CÍRCULO DE LA PALABRA EN CERRO SECO. FOTOGRAFÍA: SERGIO ROMERO, 2021.

colonial y legislativo ha desterritorializado e invisibilizado innumerables veces a este pueblo. Los muiscas hemos resistido desde la cultura transformándonos y adaptándonos a las circunstancias del presente, combinando nuestras prácticas culturales con las propias del catolicismo. Si bien dichas prácticas aún guardan su carácter territorial y su vocación comunitaria original —a veces oculta—, en otras ocasiones se resaltan, se reconfiguran y se retoman de manera intencional o espontánea. Es de esta manera que seguimos trabajando por la defensa de nuestra identidad y autodeterminación para reconocer la importancia de preservar y recuperar los usos y costumbres de la mysk kubun31 y los territorios.

Como lo dice Andrey Téllez, el Palo del Ahorcado es nuestro abuelo sabedor32 Los abuelos y abuelas caminaban en el buen vivir y en armonía con todos los demás seres, por lo que conocer las raíces de los pobladores de este territorio es un recordatorio de que, como nuestro ancestro, este árbol se erige en esta montaña para ofrecernos ampliamente su saber respecto a otros orígenes y otros tiempos. El Palo es memoria-raíz: una posibilidad de recordar los olvidos, traerlos al presente, vivificarlos, para que hagan parte de la defensa del lugar que habitamos en Ciudad Bolívar. Es una posibilidad de hacer memoria, una que resiste al extractivismo y a los designios de quienes, por quinientos años, han hecho de estas montañas sagradas su fortín.

31 Lengua muisca.

32 Andrey Téllez, líder comunitario que ha hecho parte de los procesos de defensa del Palo y de Cerro Seco.

Nuevas raíces: las migraciones que trajo el siglo XX

Durante el siglo XX, este territorio habitado originariamente por el pueblo muisca se alimentó de otras urdimbres que trajeron consigo pobladores de departamentos como Boyacá, Santander, Tolima, Huila y Antioquia, y de otras regiones como el Pacífico, de tal manera que en las calles de Ciudad Bolívar es posible escuchar un grupo carranguero, seguido de uno de currulao y otro de rap.

En la plegaria que se hace al Palo del Ahorcado cada Semana Santa se ven sin distinción afros, mestizos e indígenas, lo que da cuenta de la diversidad humana que se configuró en la localidad por las adversidades provocadas por el conflicto armado y la pobreza rural que expulsó a muchas personas de sus territorios, y las atrajo hacia las ciudades con la esperanza de encontrar techo y bienestar. Así, el sueño de tener una vivienda ha requerido muchos años de lucha y organización, proceso que el Palo del Ahorcado ha acompañado como fiel testigo del tiempo y las transformaciones del paisaje.

El Palo del Ahorcado se ha configurado como un icono del poblamiento de Ciudad Bolívar y a su alrededor confluyen memorias de destierro, fe, dolor, muerte, alegría, violencia y magia. Estas memorias hacen parte de un proceso constante e ininterrumpido de significación durante todo el siglo XX, asociado al poblamiento de los barrios ubicados en Ciudad Bolívar, en los terrenos que antes ocu-

45

paban conocidas haciendas como Casa Blanca, Meissen y La Camelia durante los años cuarenta. En 1952 inició el poblamiento del barrio El Resbalón —el cual más adelante se conocería como Ismael Perdomo—, en la zona baja de la ladera33, y desde ese momento hasta el día de hoy las constantes migraciones y los traslados de pobladores rurales han ido moldeando una frontera urbana.

Los pobladores que empezaron a habitar el cerro y a cubrir la montaña desde los años sesenta eran en su mayoría desplazados por el hambre o la violencia y de orígenes profundamente rurales. Empezaron a recrear y reconstruir en Ciudad Bolívar sus memorias, territorios y recuerdos, así como sus propios futuros diversos, coloridos y dialécticos, entre las prácticas y creencias que cada uno traía consigo, entre sus ropas, bolsillos y corotos:

el origen y los motivos de los pobladores de los barrios populares son un factor clave para explicar algunas de las prácticas asumidas para resolver sus problemas. El apego a la tierra […], el papel de la familia como unidad económica, el rol desempeñado por la mujer, su religiosidad y otras costumbres propias de los campesinos […] van a recrearse o reelaborarse frente a los nuevos retos que le planteaba la ciudad a los migrantes.34

Bajo una lógica caracterizada por la informalidad, la ciudad popular35 consolidó ladrillo a ladrillo los barrios que formarían este fragmento urbano, ya no bajo las dinámicas rurales, sino ahora como espacios en los que se podía realizar el sueño de un techo propio. Paso a paso, fue llegando la apropiación de cada lote subdividido, comprado, ocupado o simplemente recibido bajo promesas de compraventa a los loteadores y urbanizadores piratas.

Así iniciaron con extrema intensidad la toma y la compra masiva de terrenos después de los años setenta. Durante esa época, antes de la construcción de los tanques de agua, fue necesario cargar el preciado líquido con trenes de burros, mangueras y canecas; la consecución de energía se hacía mediante el alambrado pirata; y las casas de paroi36, habituales entonces, debían levantarse cuando llegaba la policía a desalojar y “recuperar” los predios invadidos. Se trata de sucesos, vivencias y experiencias en el marco de una lucha por la tierra; por el lugar creado; por lo propio, lo colectivo, lo comunal; por el derecho a la ciudad; por el derecho a dejar

33 Angélica Camargo, “Prácticas residenciales y movilidad social en barrios populares consolidados en Bogotá” (tesis de Doctorado en Estudios Sociales, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2017).

34 Alfonso Torres Carrillo, La ciudad en las sombras, barrios y luchas populares en Bogotá 1950-1977 (Bogotá: Universidad Piloto de Colombia, 2013), 55.

35 Este concepto es rastreable desde mediados del siglo XX. Fue desarrollado en ciertas corrientes de la sociología urbana que buscan reconocer el conjunto de saberes, contradicciones y desigualdades que caracterizan la informalidad barrial y la gestión colectiva de ciertas infraestructuras. Alfonso Torres Carrillo, en su obra La ciudad en las sombras, expone algunos de los elementos que dan forma a las barriadas populares y al papel de los migrantes provenientes del campo en la extensión de Bogotá, a tal punto que se llega a concebir a la capital en ese momento (entre los años cincuenta y setenta, según el autor) como la “ciudad de los campesinos”.

36 Tela impermeabilizante fabricada con papel kraft y bañada con una mezcla de asfalto y aceite mineral. Por lo general, es empleada en el cerramiento temporal de obras de construcción.

46

de pertenecer al inmenso grupo de los desterrados; y, sobre todo, por el derecho a tejer raíz.

En cierta medida, retratar estas dinámicas de poblamiento permite entender cómo adquirieron significado y sentido lugares específicos de la montaña37, cómo se arraigaron generacionalmente los pobladores, y cómo se construyeron identidades y representaciones singulares y

37 Al referirse a la relevancia de los hitos o lugares referentes en la memoria urbana, señala Kevin Lynch: “cada individuo crea y lleva su propia imagen, pero parece existir una coincidencia fundamental entre los miembros de un mismo grupo. Son estas imágenes colectivas, que demuestran el consenso entre números considerables de individuos”. Kevin Lynch, La imagen de la ciudad (Barcelona: Gustavo Gili, 2008), 55.

existenciales del territorio y el paisaje; de este modo se estimula la imaginación y se reafirman vínculos que construyen tejido social. El Palo del Ahorcado, un par de cruces, y la montaña38 se arraigaron a tal punto que hoy configuran un espacio de intercambio y diálogo entre la comunidad y su memoria.

La Ernestina ahorcada en el árbol o su leyenda, una muerte por amor, y el diablo en la montaña configuran un paisaje de

38 Otros hitos de Ciudad Bolívar son: la laguna Encantada (Siwa Zhihitazh Atý, laguna El Canto de la Rana en lengua muisca), Cerro Seco, el puente del Indio, las pinturas rupestres, la piedra del Púlpito, la piedra del Muerto, entre otros.

47
DÍA DE COMETA EN LA MONTAÑA. LA APROPIACIÓN DEL PAISAJE Y LA MONTAÑA ES UNA CONSTRUCCIÓN PROGRESIVA QUE SE TRASMITE GENERACIONALMENTE, A LA PAR QUE SE CONSOLIDA EL BORDE URBANO DE LA CIUDAD EN PROXIMIDADES A CERRO SECO Y EL PALO DEL AHORCADO. FOTOGRAFÍA: ARCHIVO DEL INSTITUTO CERROS DEL SUR (ICES), CA. 1990.

anécdotas y contenidos que recibió las miles de miradas de cada nuevo habitante en las faldas de la loma. En las décadas de los sesenta y setenta los más jóvenes retomaron las historias de muerte y dolor; veían tres luces en la noche39, escuchaban de una laguna encantada y conquistaron los miedos y la montaña. Paso a paso, con idas y venidas, encontraron una inmensa estructura natural por reconocer, por sentir, por vivir, por explorar.

Las montañas, los barrios y el origen de la historia local me lleva a seguir los pasos de los pobladores pioneros en colonizar estas tierras. Es así que don Guzmán me cuenta la historia del Palo del Ahorcado a mediados de los setenta. Él fue la primera fuente y quien vivió de cerca lo que sucedió con esta historia […] a las narrativas le sumaba lo que vivíamos desde El Perdomo cuando veíamos las tres luces en lo alto de la montaña.40

En 1980, el 25 de diciembre, aparecieron más de cien ranchos en la loma; nacía el sector de Jerusalén. Se reemplazaron los palos de guayacán por postes de concreto y las comunidades decidieron erigir tres cruces junto al árbol en el que Ernestina se había ahorcado. El cerro ya no sería hogar del diablo y sus andanzas, sino reflejo del Gólgota, lugar de la muerte de Cristo, conmemoración de la muerte del pariente amado. Y en 1986 cuarenta

39 En los relatos recopilados no se especifica el “origen” de las luces. Algunas personas se refieren a las ánimas en pena de Pablo y Ernestina; otras, al diablo o, simplemente, a elementos que despertaron la imaginación de los jóvenes y adolescentes de los años setenta y su búsqueda por apropiarse de la montaña.

40 Blanca Pineda, entrevista por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 6 de noviembre de 2020.

hombres decidieron iniciar la celebración del viacrucis de Semana Santa cargando la cruz mayor desde la parte baja de la montaña hasta su lugar junto al Palo.

Con el pasar de los años, continuó la lucha por la tierra. Hoy ya no solo se persigue el sueño de un techo; también se valora el paisaje construido y se exaltan los significados propios del proceso de poblamiento de la montaña. La loma superó el estigma de la muerte y se detiene en las voces de la vida, en los nidos de alondra, en el ecosistema de Cerro Seco y en el eucalipto que se resiste a morir, aunque tiene la explotación minera en las costillas. Se expresa así una construcción cultural basada en el derecho a lo público, al paisaje, al uso y disfrute del espacio urbano, al árbol, a la identidad; una significación progresiva del Palo del Ahorcado y Cerro Seco como sitios valorados, referentes culturales que imprimen sentido al tejido urbano y al espacio público, escenarios que se constituyen como hitos/objetos/lugares de la memoria ciudadana en Jerusalén y Ciudad Bolívar.

Es posible que a partir del Palo del Ahorcado podamos reconstruir fragmentos de la memoria colectiva que imprime singularidad a una parte del tejido urbano bogotano, especialmente a la ciudad popular. Es necesario abordar este hecho en función de la territorialidad41 forjada

41 La territorialidad hace referencia al encuentro de los actores colectivos y culturales, como las comunidades que construyen territorios mediante la apropiación y la significación de espacios, a través de proyectos que dan sentido de pertenencia hacia y en ellos.

48
NIÑAS Y NIÑOS JUGANDO JUNTO AL PALO DEL AHORCADO. FOTOGRAFÍA: HÉCTOR GUTIÉRREZ, CA. 1990.

en un marco histórico de sucesiones simultáneas donde patrimonios como el Palo del Ahorcado se relacionan con la memoria social, la identidad barrial y de ciudad, y crean un paisaje cultural42 asociado a la vida y la trayectoria terri-

42 Ministerio de Cultura, Decreto Ley 1516 de 2022. Según la política pública, el paisaje cultural se refiere a “los territorios producto de la interrelación entre grupos sociales, comunidades o colectividades con su territorio o la naturaleza, referentes de procesos históricos, económicos, sociales, políticos, culturales o espirituales, que ilustran las formas de ocupación y manejo del territorio, por lo tanto, son factores de identidad, pertenencia o ciudadanía, contienen bienes, manifestaciones, productos y todos aquellos elementos que son expresiones de la identidad cultural y que son representativos”. Ministerio de Cultura, Decreto Ley 1516 de 2022, “Por el cual se modifica el Decreto 1080 de 2015 - Decreto Único Reglamentario del Sector Cultura - en lo relacionado con los paisajes culturales”, 4 de agosto, 2. República de Colombia, Bogotá, https://dapre. presidencia.gov.co/normativa/normativa/DECRETO%20 1516%20DEL%2004%20DE%20AGOSTO%20DE%202022.pdf. Esta definición de paisaje cultural resulta amplia y en ella tienen cabida toda clase de expresiones territoriales, sistemas tradicionales de poblamiento, fragmentos urbanos y ecosistemas representativos, entre otros.

torial de quienes afrontaron la consolidación urbana en Ciudad Bolívar hace cincuenta años. Un paisaje cultural capaz de expresar

la asociación cultural, religiosa, simbólica [y] espiritual de determinados grupos […] sobre un territorio y los elementos naturales que contiene, [y que] permiten el desarrollo de la vida social y cultural de comunidades o colectividades a través de la práctica y disfrute de manifestaciones relevantes de su patrimonio cultural inmaterial.43

Son paisajes en los que las comunidades o grupos sociales han conferido al componente natural importantes connotaciones religiosas, espirituales,

43 Ministerio de Cultura, Decreto Ley 1516 de 2022, 3.

50
PROCESIÓN DE SEMANA SANTA HACIA EL PALO DEL AHORCADO. EL VIACRUCIS JUNTO AL ÁRBOL SE REALIZA DESDE 1986. PARA LOS AÑOS NOVENTA YA ERA UNA EXPRESIÓN MULTITUDINARIA. FOTOGRAFÍA: ARCHIVO DEL INSTITUTO CERROS DEL SUR (ICES), CA. 1990.

artísticas o culturales, aunque no haya gran presencia de elementos materiales muebles o inmuebles. Así se establecen fuertes vínculos sociales con los elementos de carácter natural, lo que es muestra de procesos y prácticas de recreación y construcción de memoria colectiva. El Palo del Ahorcado constituye un lugar de memoria, un sitio donde las comunidades de Ciudad Bolívar, a través del recuerdo, dan testimonio de su historia y de su obra, y apropian la montaña como un hito, como un referente cultural propio. Sin embargo, siguen vigentes preguntas como: ¿quién define la relevancia de este paisaje? ¿Cómo se reconocen, protegen y administran los patrimonios en lo urbano y cuál es su escala de representación?

Estos cuestionamientos cobran mayor peso si el patrimonio urbano se percibe como un referente de organización social e identificación desde miradas que asignan especial trascendencia a la identidad cultural de los grupos sociales y a su relación con el territorio y la ciudad.

De esta forma se conforman lugares y vínculos que condicionan y posibilitan física y simbólicamente la vida cotidiana:

Los valores a reconocer serán entonces, antes que los derivados de la pura imagen, los que hacen a un conjunto de cuestiones relacionadas con las vivencias sociales: a la memoria social, al papel que el “objeto” en cuestión ha desempeñado en la historia social; a la lectura que de él hace la gente […], esto es, la persona que en ese “objeto” puede reconocer el hábitat de un determi-

nado grupo socio-cultural; a la capacidad de conformar un entorno significativo, [y] a conferir sentido a un fragmento urbano.44

El Palo del Ahorcado teje la vida a través de las raíces de aquellos que en algún momento fueron migrantes de forma forzada o voluntaria; de las memorias que en ocasiones parten del silencio, el dolor, la explotación, la muerte o el destierro. El tejido es desalambrar la montaña para abrazar el árbol. El tejido es volver a la tierra, adornar el paisaje con maizales y floripondios:

La gente tiene unos saberes, las comunidades que fueron desplazadas, el árbol que siempre cortan y retoña, es el árbol que también deja una enseñanza, y así más o menos les pasa a las comunidades: han tratado de cortar sus saberes, les han tratado de encerrar su territorio, les han tratado de aniquilar.45

Echar raíces: el Palo como una invención heredada

La imagen del árbol y sus raíces, el consenso de su sentido como referente de resistencia, su vínculo con historias que parten de la muerte y que se transforman en narrativas de emancipación, libertad y vida exhiben una entrañable invención, una nueva identidad: la de la ciudad

44 Marina Waisman, Al interior de la historia (Bogotá: Escala, 1993), 127.

45 Cristian Robayo, entrevista por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 12 de octubre de 2020.

51

de los campesinos, la de una frontera urbana.

La religiosidad, y el Palo del Ahorcado como el abuelo sabedor, enseña y guía la lucha por la defensa de Cerro Seco, y se constituye en un hito funcional para la actualización de una memoria urbana que se afianza en esta idea: “Si el Palo aguanta, yo también…”.

El Palo del Ahorcado como hito funcional es una invención heredada generacionalmente que expone la dimensión existencial del patrimonio, pues de forma paralela a su presencia en la montaña de Cerro Seco permite relatar cómo los desterrados no solo moldearon con sus manos un paisaje color ladrillo, sino también cómo lo nombraron, lo significa-

ron y lo habitaron usando sus saberes y memorias que hoy nos interpelan.

Esta idea la refuerza con más claridad el profesor Leonidas Ospina, asociado al Instituto Cerro del Sur (ICES), quien indica como en los años ochenta “se recogen testimonios de los primeros pobladores frente al significado del Palo del Ahorcado, como un sitio de recreación, como un sitio de encuentro”46, como un lugar asociado a historias de pasados remotos y como un referente del paisaje.

En lo narrado se hacen presentes la vida y la muerte, las carencias y los anhelos, los recuerdos compartidos, el orden que orienta el tejido urbano y las referencias del paisaje, el presente en el pasado. Se

46 Leonidas Ospina, entrevista por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 17 de octubre de 2020.

52
LA APROPIACIÓN DEL PAISAJE CONVIERTE ESTE HITO EN UN REFERENTE URBANO SINGULAR. FOTOGRAFÍA: HÉCTOR GUTIÉRREZ, CA. 1990.

trata de un mecanismo de invención que expresa cómo la comunidad se ve a sí misma.

El referente siempre de todos los estudiantes fue “Yo estudié en Potosí en el Árbol del Ahorcado” […] ¿Y qué es un árbol? Mírelo desde la raíz, su tronco, y cómo va dando unos frutos, el palito se puede ver seco y la gente va y lo mira y dice: “Ah, pues ese es el Palo del Ahorcado”, pues nosotros pensábamos que tal vez era un ciprés o, quien sabe, una acacia. Pero mire todo lo que hay alrededor de eso, es el último y el único palito que hay en esa montaña. Pero mire todo lo que hay alrededor de eso, de todo lo que ha forjado. Ustedes llegan aquí y aquí echan sus raíces, y aquí van a surgir muchos frutos, porque somos un solo tronco, y entonces: ¿ese tronco en qué estado? […] debemos a través de la savia que da el árbol transformar nuestro proyecto de vida. Y se logró con un grupo de personas, con un grupo de seres muy comprometidos, transformar esa savia, y hay muy buenos referentes y hay unas historias sorprendentes frente a ese trabajo, allí en el Árbol de Vida.47

Es fundamental entender que cualquier ejercicio que pretenda comprender las memorias de un territorio deberá partir del reconocimiento de las territorialidades que lo significan y construyen. En estas territorialidades se generan expresiones sociales y culturales en las que intervienen distintas personas, diversas experiencias y prácticas. Las asociaciones que se dan entre los elementos físicos

47 Patricia Ávila, entrevista por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 6 de octubre de 2020.

y simbólicos del territorio en Ciudad Bolívar crean sentidos particulares que referencian formas de ciudad, de arquitectura, de relación con la naturaleza distantes a las que oficialmente e históricamente se han resaltado al hablar de Bogotá, y que dan cuenta de las cualidades existentes y potenciales presentes en la localidad.

Existe así una construcción espacial y social en Ciudad Bolívar, y de forma especial en Cerro Seco, en donde el Palo del Ahorcado funge como memoria-raíz con respecto a las distintas historias de poblamiento. Su cualidad más destacable es la capacidad de conformar un entorno significativo y de conferir sentido a un fragmento urbano constituido por la carencia y la desigualdad, pero en el que paradójicamente y en una de sus cimas resiste un árbol como recordatorio del derecho que todos tenemos a tejer raíz. Este símbolo y este territorio constituyen un referente de reivindicación por el derecho al paisaje creado a través del tiempo, al disfrute, y al goce de la ciudad y a la democracia territorial.

53

Tronco

PALO DEL AHORCADO. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022.

[Savia]*

Textos realizados de forma colectiva en un taller de creación por parte de los autores de esta publicación.

Alrededor del Palo del Ahorcado se han desarrollado varios procesos de lucha y resistencia por el territorio, la vida y la memoria; este árbol es un nudo convocante para los diversos colectivos. Nosotros no inventamos la lucha, fue el territorio el que nos dio una voz y un propósito.

¿QUÉ ES LUCHAR?

Es enfrentarse a algo. Estar en desacuerdo. Es vivir a pesar de la muerte. Existir a pesar de que no quieran que existamos. Luchar es construir algo que le hace falta al mundo para vivir en armonía, es defender algo que está en peligro, algo que le da sentido al mundo. Es arrancar con fuerza lo que hace daño. Luchar se hace en comunidad; la lucha nace en el encuentro.

¿POR QUÉ SE LUCHA?

Luchamos para romper con lo que no tiene sentido. Se lucha para que la vida valga la pena, para construir realidades distintas para todes. Luchamos para construir y devolverles el sentido a nuestras vidas. Luchamos para contagiar al otre con preguntas y permitirle que construya sus propias respuestas. Porque no se aguanta más, duelen las tripas, las manos, los corazones y las historias. Luchamos porque no se quiere vivir con miedo, no se quiere vivir sin memoria, sin el otre, sin el agua, sin la tierra, sin el viento, sin la rana o sin el árbol.

Se lucha para que no se acabe la lucha.

¿QUIENES LUCHAN?

Los que luchan tienen muchos rostros, colores y sonrisas. Saben camuflar su temor en un abrazo caluroso, en las risas cotidianas y en el amor certero hacia los compañeros. Los que luchan no solo son humanos;

también lucha la garza para encontrar alimento, lucha la alondra para ordenar su hogar a pesar de la minería, lucha el Palo del Ahorcado para no ser olvidado, lucha la laguna para mantener el equilibrio, lucha el viento para que sus historias sean escuchadas y luchamos nosotros para que la vida no sea aniquilada. Los que luchan a veces tienen miedo, pero eso no los detiene.

¿CUÁL ES NUESTRA LUCHA?

Nuestra lucha es mantenernos al margen de las prácticas que destruyen el territorio. Nuestra lucha es la siembra del cambio. Nuestra lucha es poder recordar las historias más antiguas. Nuestra lucha es poder reacordar un nuevo orden. Nuestra lucha es por la vida.

¿QUÉ LUCHAS SOSTIENE EL PALO DEL AHORCADO?

Una lucha por el patrimonio, pues las comunidades pueden decidir qué hace parte de su memoria. Nuestras memorias no están vacías de sentido. Son memorias que se rescatan para defender la vida y forjar nuestro pasado, presente y futuro. Somo las comunidades que habitamos, sufrimos y disfrutamos el territorio las que debemos ordenarlo y que las imposiciones externas generan rupturas. Es el Palo del Ahorcado quien nos enseña que, aunque lo han intentado arrasar y matar de muchas formas, él ya ha encontrado, junto a nosotros, una sola forma de vivir, y es nuestra lucha.

¿CUÁNDO TERMINA LA LUCHA?

La lucha es como la vida en la tierra: nunca acaba. Cuando nace una, muere otra; cuando muere otra, nace una. Es como las ramas del árbol que se extienden hacia al sol. Como dice un cuento por ahí: “la lucha es como un círculo…”.

55

Fuerza, lucha y pilares de la

Cuando vemos un árbol, las partes que son visibles son su tronco y sus ramas. El tronco es el que sostiene, el que direcciona y levanta al árbol hacia el cielo, es el que permite el diálogo entre las ramas y las raíces que trabajan en la profundidad de la tierra. Es el tronco el que hace posible percibir al Palo del Ahorcado como símbolo de fuerza, lucha y resistencia. El Palo del Ahorcado se levantó sobre Cerro Seco como un ser foráneo que puso su vida a disposición de la defensa de la montaña. Esa misma que le recibió para convertirse en su hogar.

En su savia se cocinan la rabia, la injusticia, la inequidad y el destierro para convertirse en amor, dignidad, colectividad y semilla de resistencia. Las raíces del árbol crecen hacia la profundidad de la tierra aferrándose a la montaña y las ramas se extienden hacia el picante sol que pega contra la loma, y a su vez se engrosan para no ceder ante las fuertes corrientes de viento. El Palo del Ahorcado y el territorio en el que germinó han visto

nacer y transformar las luchas de quienes llegaron y se adaptaron para construir comunidad.

Entendemos la lucha como un proceso de larga duración que se mantiene activo y de forma continua hasta lograr un propósito. En este caso, existen diversos propósitos y diferentes luchas que se encuentran y desencuentran, que nacen, renacen y se transforman. Luchar implica sentirse contrariado, pero no ser indiferente; también es enfrentarse a eso que pesa, que duele, que cuesta, y convertirlo en aquello que reconforta, que llama a mantenerse vivo y dispuesto a poner el corazón y las manos para la transformación, aun sabiendo que serán más los momentos de desencuentro que de victoria.

En Ciudad Bolívar se lucha para que se reconozca la posibilidad de que todos y todas tengamos derecho a una vivienda digna. Para que se entienda que, históricamente, los y las jóvenes del borde sur

56

resistencia como vida digna*

de la ciudad han generado formas diversas para manifestar su inconformidad ante un sistema que los ha exterminado por pensar y actuar diferente a lo que “se espera” de las personas que han sido empobrecidas y marginalizadas.

Se lucha por contagiar al nuevo que llega a la loma con el espíritu de organización y de comprensión de que somos seres construidos a partir de las memorias y que lo que somos es resultado de lo que otro luchó. Se lucha porque la historia es nuestra y la contamos nosotros, no quienes no la han vivido; porque se reconoce el lugar de la historia y también el de las memorias, aquellas que llegan a irrumpir en lo que fue silenciado. Con esas ausencias que han estado al servicio de quienes siempre han contado e impuesto una verdad para justificar y perpetuar la violencia y la desigualdad.

Se lucha desde la organización barrial, popular y comunitaria, donde los habitantes de la loma han aprendido a

defenderse desde lo jurídico, científico y político, aun sin haber pisado una universidad; desde la formación comunitaria en derechos humanos; desde la construcción y legitimación de la educación propia y popular; y desde las prácticas del cuidado y la defensa de la vida. Se manifiesta la lucha en el canto, la danza, la pintura, el audiovisual, las tomas culturales, las ollas comunitarias, las noches sin miedo, la literatura, el teatro, la fotografía, los bazares y las rifas comunales. Se propone y se lucha, compartiendo el alimento, caminando el territorio en juntanza, tejiendo afectos, desde el ser y no el perecer.

En este capítulo se propone hacer un viaje por distintas temporalidades y contextos que le han dado forma a la historia del territorio, así como a lo que significan hoy el Palo del Ahorcado y su tronco como símbolo de resistencia para la comunidad. Para ello, se plantea un primer momento en el que las dinámicas se centraron en el habitar este territorio

57
Por Diana P. Castillo Herrera. Habitante de las Montañas del Viento, integrante del Colectivo Mayaelo

accediendo a lo mínimo para poder vivir en dignidad. Así, las gentes de diferentes lugares y con diversos sentires y apuestas debieron organizarse para actuar ante una aparente ausencia del Estado que hacía presencia en las lomas mediante la violencia y la represión, pero no desde el reconocimiento y la garantía de derechos.

Posteriormente se presenta un segundo momento vinculado a la formalización de lo construido y organizado en el territorio por las diferentes gentes que resistieron y habitaron el borde sur de la ciudad.

Finalmente, en la actualidad, la lucha por vivir dignamente y acceder a una casa empieza a ampliarse y a tomar otras miradas y sentires. Por ello ha surgido, con quienes nacen y crecen en la localidad, un tercer momento relacionado con la significación de vivir en las montañas y el enraizarse en el territorio para cuidarlo ambientalmente, culturalmente y defenderlo de quienes lo han explotado a través de la historia.

Primer momento. Por el derecho a tener tierra

Quienes llegaron a Ciudad Bolívar a mediados de siglo XX se encontraron con un territorio recóndito y vivo. El lugar los recibió generosamente a tal punto que, debido a procesos propios de la autoconstrucción, el territorio tuvo que ceder lagunas, montañas, quebradas y el río mismo, para que quienes llegaban con nada se encontraran con un todo, con nuevas posibilidades de seguir luchando

y de volver a existir. Este lugar representó nuevos retos que fueron superados mediante la organización comunitaria, la imaginación y la creatividad de los nuevos habitantes.

Las primeras familias migrantes que llegaron a Ciudad Bolívar arribaron a los terrenos de la loma y a lo que ellos mismos denominaron como Morro Pelao, un lugar que por sus condiciones ecosistémicas aparentaba ser un espacio vacío, idóneo para habitar. En ese momento, y aún sin saberlo, se inauguró una de las principales luchas de los desterrados que llegaron —y aún llegan— a Ciudad Bolívar: la del anhelo por acceder a una vivienda digna, que al final se traduce en la búsqueda del acceso a la tierra.

Los primeros pobladores tuvieron que luchar contra la inequidad de una sociedad que constantemente violenta a los que menos tienen. Así, a Ciudad Bolívar llegaron familias buscando aquello que les fue negado en su territorio de origen: un trabajo digno, la oportunidad de estudiar o básicamente la posibilidad de existir sin tener que verse enfrentados a la guerra. Muchos arribaron a Bogotá con poca escolaridad; otros, al finalizar su servicio militar, y casi todos escapando de las crudas garras del conflicto armado y la pobreza. Sin embargo, para habitar en la capital, debían enfrentar nuevos retos y obstáculos que fueron encarados, ya no de forma individual, sino colectiva.

Para estas personas, Ciudad Bolívar permitía pensar en recuperar parte de lo perdido; de volver tangible el sueño de

58
PROCESO DE OCUPACIÓN DE LOS CERROS DE CIUDAD BOLÍVAR. S.F. COLECCIÓN JORGE MAURICIO CAMARGO. ARCHIVO DE BOGOTÁ.

levantar y construir de nuevo una casa, un techo, un rancho para poder arrimar la cabeza; para volver a ser hogar o para empezar a construir familia, vecindad y alegría; y sentirse parte de algo, recogido, abrazado y protegido. Pero la materialización de este sueño costó vidas, lágrimas, sudor, gritos, fuerza y mucha organización.

Desde el inicio, los migrantes que fueron llegando al borde sur de la ciudad fueron forzados a enfrentar nuevos tipos de violencias. Quedaron expuestos a los intereses de especuladores, que, con avaricia, corrupción y burla, se aprovecharon en muchos casos de las necesidades de quienes iban allí en busca de un hogar.

El ocupamiento de los predios se dio de manera informal a través de acuerdos de compraventa. Los lotes eran adquiridos por transacción monetaria o intercambio de objetos como neveras, televisores o lo que la familia pudiese entregar de valor. De ahí en adelante cada familia debía resolver los traslados a la ciudad; el acceso a la educación, la salud y el agua; y los servicios de saneamiento básicos como energía, acueducto y alcantarillado. Cada situación representó un derecho vulnerado y una lucha por el derecho a una vida digna y a no ser estigmatizados como invasores.

Llamar invasor o ilegal a quien nada posee; a quien nada se le garantiza; a quien le toca luchar permanentemente contra la exclusión, el despojo, el rechazo por ser pobre y en contra de la estigmatización perpetuó en el borde sur de la

ciudad la tensión entre los que mintieron y especularon con la tierra, y los que proyectaron con esperanza la conformación de un hogar y un futuro para sus familias y el colectivo. Así, la lucha que se dio y aún se da en los territorios de Ciudad Bolívar sintetiza la de los pueblos por la justicia, el derecho a la tierra, al territorio y a lo público. Da cuenta de la resistencia contra la desterritorialización que imponen los que ejercen control de forma abusiva y violenta sobre la tierra.

Segundo momento. Por el derecho a la organización

Dimensionar el derecho a la organización es entender cómo las luchas en Ciudad Bolívar se han ido transformando con el transcurrir del tiempo. Para ello se destacarán algunas situaciones que en la trayectoria de la localidad detonaron pequeños fuegos de resistencia, que al día de hoy sigue siendo pertinente mantener encendidos.

La organización social y comunitaria junto con la conformación de las juntas de acción comunal desempeñaron un papel fundamental en el proceso de organización colectiva, pues nacieron bajo la necesidad de administrar y ser mediadoras entre las comunidades barriales y el Estado. Como parte de esas figuras se gestó Asojuntas:

Para esta época vemos el nacimiento y la entrada en acción de las Juntas de Acción Comunal con su jerarquización organi-

60
CIUDAD BOLÍVAR. CA. 1990. FONDO MANUEL H. COLECCIÓN MUSEO DE BOGOTÁ , MDB 12265.

zativa correspondiente: sus presidentes y cúpulas de trabajos muestra de representaciones barriales y liderazgos locales, que para este periodo lograron una red bastante amplia denominada: Asojuntas (Asociación de Juntas de la Zona Comunal 19), resultado inicialmente de la constitución de Aso sexta, articulación comunal anterior a la constitución de la localidad de Ciudad Bolívar, bloque comunal el cual para todo el desarrollo de los años 80s y hasta el paro cívico-comunal de 1993, sería uno de los espacios organizativos más relevantes.48

Durante el inicio de la década de los ochenta, específicamente en el año de 1983, la localidad fue formalizada por el entonces alcalde Augusto Ramírez Ocampo mediante el Acuerdo 14 de 1983 del Concejo de Bogotá, y se previó que en estas zonas hubiera una masificación de vivienda que permitiera darles hogar a las clases populares y trabajadoras que aportaban su mano de obra para la ciudad. Esto obedeció a una lógica de organización urbana de la ciudad que contemplaba la conformación de barrios en la periferia, aunque ya se venía dando desde épocas muy anteriores a la oficialización de la localidad.

A partir del año 1983, con el Acuerdo 11 del Concejo de Bogotá, se definió el marco jurídico y administrativo de lo que en ese entonces se denominó el Plan Ciudad Bolívar, cuyo propósito era invertir y gene-

48 Carlos Stevens Ávila, “Ciudad Bolívar: colonización de periferias, luchas, resistencias y rebelión popular” (trabajo de grado, Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, 2018), 56-57, http://repositorio.pedagogica.edu. co/bitstream/handle/20.500.12209/11480/TE-23170. pdf?sequence=1&isAllowed=y

rar desarrollo no solo en la localidad, sino también en el borde sur de la ciudad. Como menciona Cabrera: “Los trabajos se llevan a cabo no solo en Ciudad Bolívar (zona 19) sino en […] Usme (zona 5), Tunjuelito (zona 6), Bosa (zona 7), Kennedy (zona 8) y Uribe Uribe (zona 18)”49.

Dichas labores serían desarrolladas por parte de diferentes instituciones, para garantizar servicios básicos como vivienda, salud o educación; se planteó, además, la formalización de vías y la entrega de miles de lotes con servicios. Sin embargo y dado que estos procesos no se dieron de la forma planeada, se generaron mayores gastos y un deterioro acelerado de estructuras, lotes o adecuaciones de infraestructura proyectadas.

La nota citada del periódico El Tiempo menciona a su vez que:

El atraso en las obras impide, todavía hoy, decir si se están cumpliendo los objetivos de crear un polo de desarrollo en el suroccidente de Bogotá y mejorar el nivel de vida de una población que por lo menos se duplicó precisamente por las esperanzas causadas por el Plan Ciudad Bolívar.50

En la nota se ejemplifica la situación a través del caso del Centro de Salud de Jerusalén que se estaba construyendo desde antes de 1991 y solo hasta el año 2021 fue entregado, luego de más de veinte

49 Gabriel Cabrera, “El plan Ciudad Bolívar, un sartal de errores”, El Tiempo, 11 de diciembre, 1991, https://www. eltiempo.com/archivo/documento/MAM-206481

50 Cabrera, “El plan Ciudad Bolívar”.

62

años de abandono y de ser llamado por la comunidad “el esqueleto”.

Durante esta década también se dio la apertura del relleno sanitario de Doña Juana (1988) en el sector de Mochuelo Alto y Mochuelo Bajo. Como antecedente, el hasta entonces botadero Gibraltar había tenido que ser sellado a causa de las diversas problemáticas sociales y ambientales generadas por el mal manejo de basuras en el sector donde hoy queda Patio Bonito. Esto conllevó que la problemática se trasladara a Ciudad Bolívar. Ya en la década de los noventa, la inadecuada administración de residuos en la ciudad generó que, en septiembre de 1997, se produjeran derrumbes y el deslizamiento de miles de toneladas de basura sobre las casas de las familias que vivían en cercanía al botadero en el sector rural y en los barrios aledaños (sector urbano). Este hecho se repitió en el 2015 y el 2020. Hay que agregar que, con la apertura del relleno, también llegaron masivamente nuevas familias a habitar el territorio circundante.

Antes de la llegada de Doña Juana, mal contadas, eran 30 casas en terrenos rurales. Eran campesinos […] se vendieron lotes a personas de escasos recursos, a desplazados de la violencia con problemas de nutrición, de dieta alimenticia y de ingresos. Y también a las familias de recicladores de oficio que vivían enterrados en los botaderos a cielo abierto de El Cortijo y Gibraltar que estaban a punto de cerrar. Fue por no alejarse de su fuen-

te de subsistencia que se fueron a vivir a los Mochuelos.51

En distintos lugares de la localidad se empezaron a dar las luchas organizadas de las mujeres por generar condiciones para que los niños y las niñas tuvieran la posibilidad de acceder a alimentos, al cuidado y a la educación, pues ya era común encontrar que ellos fueran víctimas de los frecuentes incendios en sus casas —construcciones hechas con paroi52 o madera— al utilizar el cocinol, sustancia con la que se prendía fuego en las estufas para cocinar. La recurrencia de los accidentes en los hogares demostraba lo inflamable que era el combustible: “Debido al peligro de su alta explosividad, el cocinol solo se puede emplear en alturas superiores a los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Esto explica su masiva utilización en la región andina, sobre todo en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá”53.

Frente a esto, el Distrito empezó a generar la estrategia de hacer la transición al gas natural en Bogotá, el cual era mucho más seguro, pero también mucho más costoso. Esto ocasionó varios reclamos por parte de las familias de escasos recursos, que después serían protago-

51 “Relleno Doña Juana, la historia de un vecino incómodo y peligroso”, El Tiempo, 29 de abril, 2020, https://www. eltiempo.com/bogota/historia-del-relleno-de-dona-juana-y-el-barrio-mochuelo-132624

52 Como se mencionó anteriormente, el paroi es la forma en que se llama a la tela asfáltica con la que se simulan paredes en muchas de las casas autoconstruidas.

53 “Cocinol: la coca azul”, El Tiempo, 28 de noviembre, 1993, https://www.eltiempo.com/archivo/documento/ MAM-269300#:~:text=QUE%20ES%20EL%20COCINOL%20

El,radica%20en%20su%20bajo%20octanaje

63

nistas de la lucha social por los servicios públicos.

De forma paralela a esta situación, las madres comunitarias se unieron para exigir condiciones dignas para el cuidado y la educación de los niños y niñas del territorio; iniciaron así diversos procesos de movilización social. En Potosí, por ejemplo, se construyeron de forma comunitaria jardines y espacios para la atención de niños y niñas del barrio, todos elaborados a propio pulso y financiados por la misma comunidad con bazares y rifas comunitarias. De esta forma recuerdan a estas mujeres en una nota de El Tiempo de 1992: “Aguerridas, solidarias, trabajadoras y entusiastas, son algunas de las cualidades de las mujeres de estos barrios. Ellas, aunque nunca figuran entre los directivos de las organizaciones, realizan un trabajo callado y efectivo”54 A su vez, es de resaltar la fortaleza de las madres de la localidad para organizar a la comunidad y encabezar movilizaciones ante las sedes del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), entre 1987 y 1990, con el fin de reclamar atención para sus hijos.

Todo esto permite reafirmar el lugar de la organización y la causa común en las luchas que se dieron en el territorio por sobrevivir dignamente y por contar con las condiciones idóneas para poder trabajar, estudiar y salir adelante. Si el Estado no las resolvía, la comunidad veía

54 “Ciudad Bolívar… Sello”, El Tiempo, 20 de septiembre, 1992, https://www.eltiempo.com/archivo/documento/ MAM-205497

64
“CIUDAD BOLÍVAR… SELLO”, EL TIEMPO, 2B, 20 DE SEPTIEMBRE, 1992

las formas de materializar sus sueños. Zibechi, docente e investigador sobre movimientos sociales, reconoce el lugar del trabajo aportado por las personas que habitaban la localidad para la construcción y materialización de los barrios:

Pero no fue el Estado quien construyó todo. Los vecinos tuvieron que hacer la mayor parte de las obras. Un grupo de jóvenes hizo fiestas para conseguir dinero para hacer un parque, y luego trabajaron en su construcción. La carretera era importante para que llegara el transporte público. Hacia finales de 1987 más de 200 vecinos salieron todos los domingos con picas y palos, durante tres meses, para hacer la vía principal.55

Alrededor de lo que hoy se denomina Cerro Seco, lugar donde está ubicado el Palo del Ahorcado, se empezó a materializar la organización social y política de las demandas en materia de acceso a la educación, el cuidado de los niños y las niñas, y la ampliación de posibilidades distintas para los y las jóvenes de la localidad. En 1983 se creó la Escuela Comunidad - Instituto Cerros del Sur (ICES) en Potosí, como iniciativa del profesor Evaristo Bernate, quien junto con otros maestros y maestras y líderes y lideresas comunales comenzaron a darle forma a este proyecto de educación alternativa. Con este no solo se buscaba formar estudiantes, sino integrar a la comunidad y contribuir en su articulación para la mejora de las condiciones de vida en el territorio.

55 Raúl Zibechi, “Donde termina el asfalto: cerros del sur de Bogotá”, Pensamiento Crítico, 18 de febrero, 2008, http://www.pensamientocritico.org/rauzib0308.html

El ICES se convirtió en la cuna e inspiración de múltiples iniciativas colectivas y marcó la génesis de agrupaciones sociales que surgieron y aún surgen en la localidad. Muchos de estos proyectos se mantienen activos actualmente y han contribuido a transformar las vidas de muchas de las personas que habitan Ciudad Bolívar, a través del acercamiento a prácticas artísticas, culturales y comunitarias que permiten a la población, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, conocer, aprender y apropiarse de otras formas de desarrollar sus proyectos de vida.

Ante ese panorama, las actividades culturales se han convertido en un refugio para decenas de niños y adolescentes de Ciudad Bolívar. Es la hora de la alegría, de la rumba, del tropel, es la hora de la juventud de pie, unida, exigiendo futuro, construyendo para la vida […] Así reza uno de los seis murales que cerca de veinte muchachos pintaron hace tres meses en los barrios Meissen, San Francisco, Compartir y Juan Pablo II. Hasta ahora, los muros y pequeños periódicos vecinales, hechos con las uñas, eran los únicos medios de expresión del millón de personas que habita en unos 240 barrios, casi todos ellos ilegales. Los periodistas solo suben cuando hay muertos, dice un joven de la biblioteca comunitaria Semillas Creativas.56

No obstante, lo que para muchos resultó positivo y poderoso, para otros no lo fue. Una comunidad que salió adelante de forma autónoma, construyendo en conjunto, ordenando y resolviendo sus necesidades sin depender directamente

56 José Navia, “Ciudad Bolívar: pinceladas contra la muerte”, El Tiempo, 22 de marzo, 1994, https://www.

65

de un Estado que niega y se rehúsa a dar garantías, fue tildada de peligrosa y contestataria; ante ello, la presencia del terror y las múltiples formas de silencio empezaron a ser cotidianas en el territorio. Así como los jóvenes empezaron a ser motores de lucha y transformación, también fueron asediados, perseguidos y asesinados. Su vida comenzó a estar sujeta a los deseos de unas redes que llegaron a los barrios a cortar los procesos comunitarios.

La “limpieza social” es la denominación que se ha dado al asesinato sistemático de personas que desde el parecer de quienes desarrollan esta práctica no merecen vivir, pues no le aportan al modelo de sociedad que se concibe como el correcto.

Les disparan sin mediar palabra alguna, donde las encuentren, presos de la determinación de exterminar. Es una “limpieza” —dicen quienes perpetran esos crímenes—, queriendo significar que se ocupan del acto de remover la inmundicia y la suciedad. Los cuerpos que yacen portan consigo una marca de identidad: habitar la calle, un oficio sexual, delinquir, ser joven popular.57

Para la primera década de los noventa, el asesinato de jóvenes en los barrios populares empezó entonces a normalizarse. Por ejemplo, el 11 de mayo de 1991 en el barrio Potosí fue asesinado el profesor Evaristo Bernate Castellanos, quien,

eltiempo.com/archivo/documento/MAM-80336

57 CNMH, Limpieza social. Una violencia mal nombrada (Bogotá: CNMH; Iepri, 2015), 15, https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/limpieza-social.pdf

además de haber liderado el proyecto de ICES, luchó por la organización autónoma de la comunidad y denunció las redes de tierreros58 en el barrio.

Evaristo Bernate fue elegido como parte de la Junta de Acción Comunal para el periodo 1987-1991, y desde este rol promovió la articulación de los liderazgos comunales del sector de Jerusalén, lo cual constituyó la Asociación de Juntas de Acción Comunal de Jerusalén. Esta situación incrementó los señalamientos contra el Instituto Cerros del Sur y contra el mismo Bernate, las tensiones se exasperaron y Bernate es asesinado el 11 de mayo de 1991. El escritor uruguayo Raúl Zibechi, quien investigó el proceso de organización popular en el barrio Potosí y el papel que jugó Evaristo Bernate, sostiene que su asesinato estuvo asociado a la posición que logró en la dirección comunitaria local, en donde estaba desplazando las formas tradicionales y clientelistas de representación.59

Pero este fue solo un caso emblemático de una práctica sistemática de asesinato de jóvenes de la localidad. De hecho, la Unidad de Organizaciones Cívicas entregó al alcalde Jaime Castro un balance en el que denunciaban el asesinato de más de trescientos jóvenes entre 1990 y 199160

Así mismo, Wilson Castellanos, líder de la época, en su canción Parcero denuncia el asesinato sistemático de los jóvenes y

58 Los tierreros son organizaciones ilegales de personas que se dedican al dominio de terrenos para su posterior venta de manera informal.

59 Jymy Forero y Frank Molano, “El paro cívico de octubre de 1993 en Ciudad Bolívar (Bogotá): la formación de un campo de protesta urbana”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 42, n.o 1 (2015): 127, https://www. researchgate.net/publication/282054638_

60 “Ciudad Bolívar… Sello”.

66

cuestiona a la ciudadanía por el silencio:

Cientos de corazones rotos por una bala, por una lágrima o por una daga. Cientos de cuerpos rotos por no tener un camino de labranza, una flor o una esperanza. 1991, año de muerte, 120 jóvenes asesinados en Ciudad Bolívar. Y todo como si nada 1991... Año de angustias cientos de madres solas y usted como si nada.

En Ciudad Bolívar se estaban dando muchas disputas alrededor de la vida, de las condiciones en que se desarrollaba la cotidianidad en las montañas y de la forma en que el Estado hacía muchas promesas y planes sin desarrollar ninguno de manera efectiva. Por el contrario, pareciese que se dedicaba a generar disturbios en la comunidad, por ejemplo, con la estratificación de la localidad. Según Mauro Salazar, el Distrito acataba las

decisiones nacionales y distritales que habían sido tuteladas por el Banco Mundial, de la modificación en la estratificación de varios barrios con lo cual aumentaba el impuesto predial y los servicios públicos, que eran además deficientes y precarios para un grueso de la población de la comunidad, es decir, esta medida claramente iba en detrimento de la vida urbana en general de la localidad.61

61 Mauro Armando Salazar Castillo, “El paro cívico de Ciudad Bolívar como una manifestación de la protesta popular urbana por el derecho a la ciudad en el contexto del neoliberalismo” (trabajo de grado, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá, 2020), 48, https://repository.udistrital.edu.co/bitstream/handle/11349/26394/ SalazarCastilloMauroArmando2020.El%20paro%20

Como respuesta, el 11 de octubre de 1993 las comunidades que habitaban los diferentes sectores de estas montañas se manifestaron por medio de un paro cívico, el cual fue un estallido social vital para la posterior organización comunitaria y mediante el cual se lograron diferentes avances en la localidad. Este paro se organizó alrededor de siete banderas recogidas en una campaña que llamaba a manifestarse colectivamente a todos los sectores de la zona 19 (está es la enumeración de la localidad a nivel distrital), unidos en un gran acuerdo llamado Paro Cívico Zonal Contra las Siete Plagas.

Las 7 plagas hacían referencia a: 1. “Un gobierno en tinieblas”, cuestionando los malos manejos del sector eléctrico que habían llevado al racionamiento energético, 2. “Abandono de vías y transporte” afectando la conectividad de estos sectores con el resto de la ciudad, 3. “Ausencia de inversión social”, 4. “Ali Babá Caicedo y sus 40 ladrones”, cuestionando la corrupción en la Alcaldía Mayor, 5. “La politiquería que todo lo devora se quedó con la Junta Administradora Local”, debatiendo el control clientelista de las promesas de descentralización y democracia participativa, 6. “Apertura Económica, reforma laboral y privatizaciones”, referente al inicio del modelo neoliberal en el país, y 7. “En nuestros barrios crece el hambre, el desempleo y el costo de vida”.62

c%C3%ADvico%20de%20Ciudad%20Bol%C3%ADvar%20 como%20una%20manifestaci%C3%B3n%20de%20la%20 protesta%20popular%20urbana%20por%20el%20derecho%20a%20la%20ciudad%20en%20el%20contexto%20 del%20neoliberalismo.pdf?sequence=2&isAllowed=y 62 Forero y Molano, “El paro cívico”, 133.

67

El paro inició a las cuatro de la mañana con el estruendo de voladores que estallaban en los cielos y llamaban a la comunidad a salir de sus casas y empezar a bajar a las zonas de mayor tránsito, como la autopista Villavicencio, la Av. Gaitán Cortes, la Av. Boyacá y la autopista Sur. En la localidad, días antes, habían hecho presencia diferentes tropas militares y policiales, por lo que la comunidad tuvo que enfrentar la represión de la fuerza pública que trataba de replegar a la población que bloqueaba las vías.

El paro se mantuvo hasta el establecimiento de la mesa de negociación entre representantes de las organizaciones y representantes de la administración distrital. El paro fue una respuesta ante elementos estructurales y coyunturales de la vida de los pobladores locales, y en particular ante el alto costo de los impuestos y servicios públicos, producto de la modificación de la estratificación de al menos 100 barrios de Ciudad Bolívar, producido por la puesta en marcha del nuevo Estatuto Orgánico de Bogotá y del empréstito Bogotá IV, tutelado por el Banco Mundial, la determinación de la administración Castro de suspender el servicio de cocinol por gas propano sin existir aún las redes de gas natural domiciliario, la no dotación de servicios públicos y sociales para los barrios marginados, el agravamiento de la situación de derechos humanos y, por consiguiente, el deterioro en las condiciones de vida.63

Con el paro, se lograron victorias como, por ejemplo, la construcción de una casa

63 Pedro Pablo, líder comunitario, entrevista en Forero y Molano, “El paro cívico”, 135.

68
“A TODOS LOS VENCIÓ EL CANSANCIO”, EL TIEMPO, 4D, 14 DE OCTUBRE, 1993

de la cultura en Ciudad Bolívar, al igual que la de la primera sede de una universidad pública en la localidad, que es hoy la sede tecnológica de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. De igual forma, se reasignaron cupos para la entrega de cocinol en los lugares donde aún no llegaba el gas propano. Además, gracias al paro se logró que la localidad fuese estrato 1 y que quienes habían tenido que pagar sumas altas pudieran recuperar su dinero. De igual forma, se priorizó la implementación de vías y la semaforización de algunos sectores; y se acordó con la Empresa de Energía

ampliar la instalación de redes, al mantenimiento del alumbrado público y a no cobrar el servicio a las familias que tomen luz de contrabando, mientras no se legalicen las instalaciones. Con la empresa de Teléfonos, la instalación de cinco mil nuevas líneas y de unos 300 teléfonos públicos, incluyendo algunos para servicio de larga distancia.64

Tras estos logros, la localidad y la comunidad se legitimaron como un sector organizado y dispuesto a luchar por sus derechos. Exigieron además que se los dejara de estigmatizar como subversivos, lo cual se enunció por medio de un comunicado elaborado por madres comunitarias, jóvenes y ancianos de Ciudad Bolívar, así como por la Asociación de Juntas de la Localidad 19, vecinos de Ciudad Bolívar y compañeros del Sindicato de Traba-

64 Alberto Acevedo, “Entrevista”, Voz, 21 de octubre, 1993, 4, http://www.archivodelosddhh.gov.co/saia_release1/ almacenamiento/APROBADO/2018-09-06/477868/anexos/1_1536557040.pdf

jadores de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (Sintracueducto). Todos representaron a la comisión negociadora del pliego que se llamó “Por el derecho a vivir en condiciones más dignas”. En este se menciona que: todos con humildad y valentía sacamos nuestras familias adelante para aportar a nuestra nación hombres decentes honrados y laboriosos. Es por eso que rechazamos los comentarios de algunos medios de comunicación y del propio Alcalde Mayor de Bogotá cuando se refiere a Ciudad Bolívar como foco subversivo.65

Por el derecho de amar nuestra montaña

Tercer momento.

Con el tiempo, la lucha por vivir dignamente y acceder a una casa empezó a ampliarse, lo que dio lugar a una nueva etapa relacionada con el sentido de vivir en las montañas y la apropiación del territorio. El Palo del Ahorcado, solitario allá en la cima, se asumió como un símbolo de quienes hemos nacido y crecido en estas laderas. Surgieron preguntas sobre las historias más antiguas del territorio; sobre la transformación del río, de las lomas y de las aves. Esa laguna y esa cascada donde los primeros pobladores que llegaron a Ciudad Bolívar se bañaron cuando eran niños ahora son un pequeño hilo de agua en el que se sumergen y flotan algunos restos del pasado. Fren-

65 “El cocinol, la piedra en el zapato en Ciudad Bolívar”, El Tiempo, 15 de octubre, 1993, https://www.eltiempo. com/archivo/documento/MAM-270283

69

te a estas circunstancias, se generaron interrogantes en torno a lo que sucede ambientalmente en la montaña.

Algunos colectivos del territorio, sobre todo los conformados por jóvenes, empezaron a caminar las lomas y a darse cuenta de que existen diversas prácticas de explotación en el lugar. Esto dio paso a la manifestación de nuevas preguntas por medio de tomas artísticas vinculadas a procesos de formación comunitaria y ambiental. Se crearon espacios como la Mesa Ambiental No Le Saque la Piedra a la Montaña, que se centra en visibilizar los impactos de la minería legal e ilegal en la localidad; también la comparsa Salvemos la Montaña, del Colectivo Mayaelo, que resalta la importancia del ecosistema de subxerofitía andina presente en este territorio.

Aún hoy, las personas siguen llegando y buscando ese lugar donde levantar su casa y poder acceder a tierra para vivir. La diferencia es que ya no se cuenta con un manto verde ni con las quebradas que demarcaban el orden del territorio, sino con lugares marchitos, violentados e inseguros. En la actualidad, muchas personas levantan sus casas sobre los espacios disponibles, en donde las canteras explotaron la montaña, o en aquellos en los que, por ser de alto riesgo, no se construye. En estas zonas ponen en riesgo sus vidas, allá en los nuevos bordes y límites territoriales de la localidad.

Las luchas ahora no solo son por tener acceso a la vivienda y a la formalización de lo autoconstruido, sino también para

reconocer la relación entre la montaña, los seres físicos y espirituales que la habitan, y las comunidades que viven bajo su sombra, entendiendo la continuidad y sacralidad del territorio, comprendiendo que no se es dueño de la tierra, sino parte de esta. Estas apuestas empiezan a darse en diferentes espacios y momentos, y el Palo del Ahorcado, que se posa sobre Cerro Seco, consolida su valor simbólico y representativo dentro de las luchas y disputas territoriales.

El árbol es ese ser vivo, protagonista y popular que se enfrenta actualmente a las garras de la minería; así mismo, permitió poner nuevamente en discusión y disputa el derecho a lo público, a lo común, frente al avance de la privatización de predios para explotación de materiales de construcción. Estas tensiones confirman que la disputa por la tierra y el ambiente no cesa en Ciudad Bolívar, pues reiteran y confirman la existencia de unos dueños o terratenientes que están presentes en poder y decisión, aunque nadie los vea. Apellidos de grandes familias que han heredado lo que se tomaron a costa del dolor y la miseria del otro o nombres antiguos de grandes haciendas salen a relucir cuando se hace la pregunta ¿de quién son estas tierras? Pero a ciencia cierta el sentir colectivo es que “la tierra es de quien la trabaja” y, en este caso, de quien la defiende y la ama.

Lo anterior es más diciente cuando aquellos que se autoproclaman dueños han entregado históricamente el territorio a la explotación, desde una visión de desarrollo a ultranza, a merced del progreso

70

y la ampliación de la ciudad. Esto se dio desde años atrás, cuando a la vez que las montañas se llenaban de casitas, las canteras se consolidaban en el territorio.

La explotación del territorio se da en toda la localidad, dado que estas montañas constituyen el lugar idóneo para extraer materiales para la construcción. A su vez, se contrata la mano de obra de quienes viven en la periferia y se reitera en esa cadena el lugar de las personas de origen humilde en las grandes ciudades. ¿Qué importa destruir las zonas donde viven los pobres, si finalmente a ellos nunca los vemos? ¿Qué importa desplomar la montaña que no es bella, si finalmente nos permitirá construir grandes edificios que serán admirados y resguardados por su arquitectura, pues son

de los que tienen el poder para acceder a estos? ¿Qué importa quitarles la tierra a quiénes nunca la han tenido?… Es así como el territorio es entregado y asignado a esta actividad de explotación.

De acuerdo con el tipo de material extraído, se identifican tres grupos de explotadores en esta localidad: de arcilla, en el sector de Mochuelo Bajo y el barrio Bellavista; de grava, en el valle del río Tunjuelo; y de arena, recebo y bloque, en el sector de Jerusalén y las quebradas Limas y Quiba66.

66 Alcaldía Mayor de Bogotá, Agenda ambiental de la localidad 19. Ciudad Bolívar (Bogotá: UN Hábitat; Universidad Nacional de Colombia; Alcaldía Mayor de Bogotá, 2009), 34. http://oab.ambientebogota.gov.co/wp-content/ uploads/dlm_uploads/2018/11/CiudadBolivarAgendaAmbientalLocal.pdf

71
JUNTANZA POR LA DEFENSA DEL TERRITORIO. ENCUENTRO POR CERRO SECO. FOTOGRAFÍA: EDNA Y. HIGUERA PEÑA, 2018.

Esta explotación se sigue dando, por lo que en el territorio bajan a diario decenas de volquetas cargadas con lo que es la montaña: la piedra, la tierra, las arcillas. Esta actividad, como ya se ha mencionado en capítulos anteriores, además de generar un gran impacto ambiental en la zona, también ha implicado afectaciones a la salud de quienes habitan los sectores aledaños, debido a la polución que causa enfermedades respiratorias en toda la población. Por otro lado, el deterioro de las vías es frecuente por el alto peso de los vehículos.

El transitar de volquetas provocó en el 2015 un hecho lamentable en el barrio Arborizadora Alta, cuando una de estas perdió los frenos y le causó la muerte a la señora Gineth, habitante del sector. Este acontecimiento generó la mayor de las controversias sobre las canteras y la minería en el territorio, y provocó un sentimiento de rechazo y protesta frente a su accionar y su presencia.

Quienes desarrollan estas actividades se han enfrentado directamente con la comunidad y defienden su derecho a llevarlas a cabo. Como ya se mencionó anteriormente, cuando al Palo del Ahorcado lo violentaron al ser cortada parte de sus raíces, para la comunidad fue claro que la cantera demostraba su intención de desterritorializar, ahora también, al árbol. Así, primero se alzaron cercas para no permitir el ingreso al lugar que siempre fue de todos, y luego se intentó arrancar el símbolo de comunión y encuentro en la loma. Sin embargo, lo que no se esperaban era la respuesta de una

comunidad organizada que abraza, quiere y le da su lugar a su árbol.

Así, las comunidades aledañas que habitan el sector de Potosí, Arborizadora Alta y Jerusalén se tomaron la montaña desde el 6 de abril hasta el 6 de mayo del 2015 y lograron un triunfo que se tornó en un referente para la comunidad entera de Ciudad Bolívar. La comunidad organizada demostró que la empresa Canteras Unidas La Esmeralda operaba a menos de 200 metros del principal colegio del sector y que dejaba un polvillo esparcido por las aulas de clases. También se probó que estaba extrayendo material en suelo ilegal, por lo que se cerró la actividad minera de esta cantera en el mismo año67.

Estas luchas demuestran la resistencia, la fortaleza y el talante de quienes resguardamos el territorio, siempre desde el principio básico de la defensa de todas las formas de vida que habitan en estas tierras. Nuestras comunidades no necesariamente poseen saberes técnicos para enfrentarse a la minería, como sí lo tiene un gran sistema que lo defiende y lo legitima. Sin embargo, los que tenemos la experiencia de vivir en estas lomas y conocemos nuestra historia sabemos que unidos, cohesionados y organizados podemos defender la vida y la dignidad de las personas y seres que habitamos aquí. Nuestras luchas evidencian la desigualdad de la sociedad y dejan en evidencia la exclusión e invisibilidad histórica de

67 Lauren Franco, “El Palo del Ahorcado, un ejemplo de lucha y resistencia”, Uniminuto Radio, 4 de diciembre, 2020, https://www.uniminutoradio.com.co/el-palo-delahorcado-un-ejemplo-de-lucha-y-resistencia/

72

los habitantes del borde sur de Bogotá y sus problemáticas. No obstante, gracias a la acción colectiva y a los sueños compartidos de una vivienda digna, un presente en paz con oportunidades y espacios para crecer como individuos y colectivos, hemos también tenido muchas victorias logradas a través de la solidaridad y nuestra capacidad de organizarnos, resistir y luchar por la transformación de nuestras realidades, aunque, como al Palo del Ahorcado, nos cueste algunas de nuestras raíces en el camino.

Se alzaron cercas, se generaron rupturas, se violentó la vida y se encerró la montaña para convertirla en propiedad privada,

amenazando la seguridad y la existencia de los barrios populares, pero ¡la lucha sigue… sigue! El Palo continúa vivo e inmutable; se mantiene necio y en resistencia, tal y como lo evidencia su tronco. Para nuestras luchas el árbol es manifestación del principio de la vida que es la misma existencia negándose rotundamente a la destrucción y a ser reducida ante la ambición y la avaricia. La lucha es el tronco de nuestra comunidad, de quienes escuchamos el consejo del abuelo y decidimos seguir subiendo como la savia por el tronco para irnos por las ramas y no hacer caso a quienes dicen que hay que conformarse porque no hay otra forma de existir.

73
EL ÁRBOL ABRAZADO POR LA MONTAÑA. FOTOGRAFÍA: DIANA P. CASTILLO HERRERA, 2021.

ramas

RAMAS DEL PALO DEL AHORCADO. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022.

[Savia]*

Textos realizados de forma colectiva en un taller de creación por parte de los autores de esta publicación.

Como comunidad que vive alrededor del Palo del Ahorcado, hemos tejido durante años acciones para cuidar y proteger el árbol.

Y nos hemos tejido con el árbol desde nuestras raíces con este territorio, así como las raíces de nuestros abuelos y abuelas con sus territorios anteriores y con el nuestro. Nos tejemos desde las luchas que habitan nuestros centros y que, como al árbol, nos permiten florecer.

Somos una comunidad que como el árbol reverdece: brotando hojas y semillas de eucalipto, ha florecido. Como comunidad florecemos con el Palo del Ahorcado.

¿CÓMO FLORECEMOS CON EL ÁRBOL?

Nuestras prácticas son como las ramas que brotan del árbol. Todas las ramas nacen en el tronco, nacen de las luchas.

Las ramas no son todas iguales: unas son más cortas y otras más delgadas; unas nacen y otras mueren; unas se rompen y otras son más viejas. Así son también las prácticas que tejemos con el árbol: unas son más viejas que otras y las vienen haciendo nuestros abuelos desde hace muchos años; otras, largas y fuertes, las han creado las maestras y maestros del territorio; también hay unas cortas y nuevas que hemos tejido las niñas, los niños y jóvenes. Todas y todos hemos florecido con él.

Entonces florecemos

Florecemos en el juego, escondiéndonos entre la baja vegetación de la montaña. Creemos en la libertad de correr por los senderos que han hecho los caminantes.

Florecemos en la organización comunitaria, porque en el árbol nos juntamos y soñamos una casa común donde la alondra, las ranas, las manzanas, los hayuelos, los vecinos, las madres, los niños y las niñas podamos vivir dignamente y en paz.

Florecemos en la palabra que se comparte alrededor de este árbol, en los saberes que se transmiten de generación en generación y que siguen cultivando la memoria de la montaña.

Florecemos en la fe, que se simboliza en la marcha de personas de la localidad y de afuera hacia el árbol, juntas por la esperanza que el calor de los corazones aviva; defendiendo Cerro Seco como nuestra casa común, contradiciendo a quienes nos hablan de un espacio privado. La vida no se privatiza, la vida nos pertenece.

Florecemos deteniéndonos y caminando. Enseñando y aprendiendo mientras dejamos transitar la montaña por nuestros cuerposterritorios mediante nuestros sentidos.

Florecemos con la curiosidad que enciende la mirada hacia nuestro territorio, que nos invita a preguntarnos y respondernos sobre lo que nos rodea y rodeamos.

Florecemos con la memoria, conversando, caminando, tejiéndonos desde las raíces y el tronco con el árbol y el territorio; construyendo patrimonio a partir de estas prácticas que nos han permitido florecer como comunidad.

75

Irse por las florecer como

Alrededor de la historia del Palo del Ahorcado se han construido diversos sentidos y representaciones, producto de las luchas de quienes habitamos Ciudad Bolívar. Las luchas son las que sostienen la vida y la memoria en el territorio. Son las que nos han permitido habitar la montaña, reconocerla, cuidarla y defenderla.

Así, quienes vivimos en esta localidad, en el sector de Jerusalén, en Arborizadora Alta, en Potosí y demás barrios cercanos a Cerro Seco y al Palo del Ahorcado hemos tejido relaciones con él: nos tejemos, crecemos y nos extendemos desde lo cotidiano, lo espiritual y lo colectivo, al igual que lo hacen las ramas de este árbol.

José Burgos, de Cargueros de la Cruz, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, Palo del Ahorcado, 21 de febrero de 2022.

La localidad de Ciudad Bolívar está construida sobre tres montañas, conectadas por múltiples aspectos que trascienden lo geográfico. Entre estos se encuentran los relacionados con el modo de construcción de las viviendas, y las formas de vida y supervivencia de las comunidades que allí habitan. También, aquellos

76
A mí me gusta la montaña como está porque para nosotros, para esa tradición, necesitamos la loma y el árbol, para que no se acabe la tradición, porque si nos quitan eso a dónde iríamos a dar; entonces, a nosotros nos gusta que esté esa loma para hacerlo, ojalá Dios quiera todos los años.

ramas para comunidad*

asociados a las expresiones identitarias propias de los contextos barriales y populares que se traducen en las relaciones que se entablan entre los habitantes y los territorios: en las maneras de nombrar y de habitar este lugar.

En este contexto se han consolidado lugares y relatos de alto valor social para los habitantes de la localidad, hasta llegar a convertirse en referentes de la memoria colectiva. Por ejemplo, la avenida Boyacá, el hospital de Meissen, los barrios El Lucero y San Francisco, la sede tecnológica de la Universidad Distrital, La Casona, la casa de la cultura, entre otros, son puntos de referencia que fácilmente identifican quienes habitan o conocen la localidad.

Estos lugares han ganado protagonismo a raíz de su ubicación y actividad comercial, pero principalmente por su trascendencia histórica, ya que han sido producto de luchas sociales para garantizar derechos fundamentales de los habitantes de Ciu-

dad Bolívar. Los procesos reivindicativos han incidido en la consolidación de prácticas territoriales, así como en las identidades de los habitantes de la localidad. A su vez, han posibilitado la apropiación y el mantenimiento de estos referentes urbanos y edilicios, al dotarlos de sentidos patrimoniales que evidencian que esta zona de la ciudad ha sido construida sobre una base cultural amplia y diversa. En esta dimensión de reconocimiento popular y de referencia de la localidad de Ciudad Bolívar se encuentra el Palo del Ahorcado:

Cuando uno habla del Palo del Ahorcado para que la gente se ubique en el territorio, la gente ya lo identifica, o ni siquiera la gente de aquí de la localidad, sino de otros lugares. Uno dice: “Vivo en Potosí”, “¿En qué parte?”, “Por donde queda el Palo del Ahorcado”, y todo el mundo: “¡Ah, sí, sí lo he visto!”.68

68 Milena Montaña, entrevista en Edna Y. Higuera Peña, dir., Árbol de Vida. Una comunidad sin memoria es como un árbol sin raíces. [Documental] No Le Saque la Piedra a la Montaña, 2015. YouTube. https://www.youtube.com/

77
Por Darling Molina. Colectivos Gestores de Paz Potosí y No Le Saque la Piedra a la Montaña AFICHE DE LA PELÍCULA COLOMBIANA ELLA (2015), DE LIBIA STELLA GÓMEZ, EN LA QUE EL ÁRBOL DEL PALO DEL AHORCADO ES PROTAGONISTA DE LA IMAGEN DEL LARGOMETRAJE. EL RECONOCIMIENTO DEL ÁRBOL TRASCIENDE LAS FRONTERAS DE CIUDAD BOLÍVAR. IMAGEN: CORTESÍA DE LIBIA STELLA GÓMEZ.

Ignorando o conociendo su historia, a veces con misticismo, miedo o incluso sin haberlo visto, muchas personas de la localidad y de otros lugares referencian el árbol, identifican que está en lo alto de alguna de las montañas de Ciudad Bolívar, y que hace parte de los lugares, historias e identidades de este pedacito de ciudad.

Aparte de estos sentidos construidos en lo cotidiano, y que no están necesariamente atravesados por la cercanía al árbol, se gestan otros que apelan a la identidad y a los recuerdos de quienes han habitado los sectores aledaños a la montaña y al Palo del Ahorcado. De la mano de la lucha por la vivienda y la permanencia en el territorio, se han gestado espacios y formas de vida que responden a las experiencias y trayectorias de quienes hemos construido esta localidad. Así, muchas de las prácticas cotidianas, familiares, vecinales, comunitarias y afectivas vienen de herencias campesinas, indígenas, afros, de modo que son diversas y multiculturales.

Así, el paisaje natural de la zona rural de Ciudad Bolívar hace parte de esos “quereres” de la gente con el territorio y de los orígenes de las prácticas construidas en torno a él. De allí toman importancia las distintas formas y actividades que a lo largo de los años llevaron a cabo quienes inicialmente poblaron la montaña, hogar del Palo del Ahorcado: lavar la ropa en la quebrada; bañarse y jugar en

ella; recorrer, conocer y nombrar el cerro; preparar y hacer el tradicional paseo de olla; encontrarse y conectarse con otros barrios y veredas, y sentir que el campo también es el barrio…

De esta forma se ha ido tejiendo la comunidad con el árbol. Los habitantes de Ciudad Bolívar nos identificamos con él no solo por su permanencia en el tiempo en este territorio, sino también porque a su alrededor se han desarrollado prácticas fundadas por los primeros pobladores y pobladoras, y que han sido reproducidas y ampliadas por las demás generaciones.

En los recuerdos de nuestras abuelas y madres se encuentran las épocas lindas cuando eran jóvenes y niñas, y veían las quebradas y zanjones abrirse camino con libertad por el barrio. En ellas se pasaba gran parte del tiempo: se recogía agua, se lavaba y se jugaba. Así, se reconoce la vitalidad del agua para la gente, sus familias, sus casas y para la montaña. Se rememora el campo, porque se vive de lo que la naturaleza ofrece, y se valora lo que esta montaña ha brindado para la permanencia de la gente:

Para lavar la ropita o bañarnos nos tocaba acudir a una piedrita de la quebrada que quedaba atrás del Palo del Ahorcado. En ese entonces su caudal era bastante grandecito. Allá nos encontrábamos con cualquier cantidad de gente, hasta iban los del tanque a lavar. Esa quebrada conduce a la laguna Encantada.69

69

79
watch?v=LrVPQUP1PDQ&list=PLvoGLSwiBf2HbWotvqlSxSh18APbUd0SJ&index=1
Corporación Taliber, Grupo de Danzas Colegio ICES-Isnem y Red de Solidaridad Social, Potosí. La Isla. Historia EL PALO DEL AHORCADO EN LA COTIDIANIDAD DEL BARRIO. FOTOGRAFÍA: VALENTINA COLMENARES, 2019.

Los mayores cuentan también cómo desde el árbol se veían Soacha y la laguna Terreros70, que fue deteriorada y acabada por la construcción, pero que esencialmente evidenciaba la importancia ambiental de esta montaña. Así, se da cuenta de la conexión entre los territorios del sur de Bogotá y la posibilidad antigua de trasladarse de un barrio a otro, de un barrio a un municipio y de un barrio a una vereda, caminando la montaña y pasando por el árbol.

Por ejemplo, por allá se sube hasta Quiba. Una vez nos fuimos desde aquí y llegamos a Quiba y nos devolvimos por Paraíso. Nos fuimos de aquí a las nueve de la mañana, dimos la vuelta por ahí por la quebrada Limas y todo eso, y llegamos por acá por la parte de abajo como a las cinco de la tarde.71

La montaña y el árbol han sido entonces escenario para el caminar, el esparcimiento, el encuentro y para actividades propias de los sectores populares, y en particular para quienes habitan los sectores aledaños: “Íbamos a hacer a veces comida, a volar cometa, a jugar con los niños por ahí cerca del Palo del Ahorcado”72. Estas prácticas son ahora recuerdos, experiencias, amores y sueños que justifican por qué este árbol ha sido tan trascendental para los primeros habitande una lucha (Bogotá, 1998).

70 Martha Carvajal, “De bella laguna a fétida alcantarilla”, El Tiempo, 22 de noviembre, 1999, https://www. eltiempo.com/archivo/documento/MAM-949912

71 José Burgos, entrevistado por Edna Higuera, Cargueros de la Cruz, Palo del Ahorcado, 21 de febrero de 2022.

72 María Moreno, entrevista en Higuera Peña, Árbol de Vida.

tes, para quienes nacimos y habitamos este territorio.

El árbol ha sido incluso escenario para el romance: “La gente ya sabía que si iba una parejita por allá era para encontrarse, y mirar las estrellas y estudiar el medio ambiente”73. Allí se han tejido relaciones de amor, no solo entre parejas, sino entre el barrio y el árbol, la comunidad y la montaña.

El protagonismo del Palo del Ahorcado como lugar de referencia territorial y local se debe también a la tradición oral. El escenario histórico en el que esto logra evidenciarse es en el Instituto Cerros del Sur (ICES), que ha consolidado prácticas pedagógicas y educativas en la montaña y en el árbol, reivindicando las relaciones y prácticas ya construidas por la comunidad y convirtiéndolo en un espacio educativo y de encuentro comunitario.

La primera generación que dio vida al colegio empezó a formarse allí en el año 1984, cuando comenzaron a hacer chocolatadas, elevadas de cometa, clases en la montaña y diferentes actividades artísticas y culturales:

Nosotros hacíamos la clase allá de ciencias naturales, o sea, el espacio era más abierto.

Las primeras generaciones del ICES deben recordar todo ese espacio que íbamos a recorrer todos hasta allá, íbamos a la laguna, porque nos gustaba ir a trabajar toda esa parte, sobre todo del ecosistema

73 Leonidas Ospina, entrevista en Edna Y. Higuera Peña, Árbol de Vida.

81

que existía aquí. Los chinos se echaban las culebras y los escorpiones al bolsillo.74

Estas prácticas y narraciones acompañadas por la presencia del Palo del Ahorcado, y presentes en la memoria colectiva, configuraron en los estudiantes recuerdos sobre las formas en las que se habitaba y se aprendía en la montaña. El Palo se conformó no solo como símbolo de gran importancia para la localidad, sino también para el colegio.

Además de las clases de ciencias naturales, alrededor de este eucalipto se construyó una pista de atletismo en la que los estudiantes del ICES tomaban sus clases de educación física. Hacia los años noventa, todas las madrugadas, niños y jóvenes habitantes del barrio Potosí y

74 Héctor Gutiérrez, entrevista por Darling Molina y Diana Castillo, Palo del Ahorcado, 16 de junio de 2022.

estudiantes del colegio se encontraban alrededor del Palo del Ahorcado para realizar los entrenamientos que terminaron en la consolidación del Club de Atletismo Potosí, que ha llegado a competencias nacionales e internacionales por su amplio desempeño y rendimiento75. Este club, como el colegio, ha hecho una reivindicación histórica del Palo del Ahorcado como símbolo, pues su figura aparece en su escudo, y el árbol y su entorno se asumen como un espacio que posibilita el encuentro y la acción colectiva.

Otra de las prácticas colectivas más reconocidas alrededor del árbol es el viacrucis de Semana Santa. El impacto simbólico y colectivo del Palo del Ahorcado es tal que se ha convertido en el

75 Jimmy Arias, “Los atletas del Palo del Ahorcado”, El Tiempo, 18 de julio, 1999, https://www.eltiempo.com/ archivo/documento/MAM-913004

82
DE MANERA HISTÓRICA, GRAN PARTE DE LAS PRÁCTICAS EDUCATIVAS, DEPORTIVAS Y CULTURALES DEL COLEGIO ICES SE DESARROLLAN ALREDEDOR DEL PALO DEL AHORCADO FOTOGRAFÍA: HÉCTOR GUTIÉRREZ, 1985.

lugar de celebración de uno de los ritos más importantes del catolicismo, una de las religiones más practicadas por los habitantes de Ciudad Bolívar. Este es un evento masivo que da cuenta de las relaciones espirituales, emocionales y de la capacidad de organización que las comunidades han tejido con el árbol. Se trata de una práctica histórica y tradicional que se constituye en otra de las formas de reconocimiento y referenciación del territorio y la localidad. Hacia los años ochenta, de la mano del proceso de poblamiento, las comunidades y parroquias de diferentes sectores aledaños al árbol comenzaron a realizar el viacrucis.

Esta práctica se constituyó en una de las procesiones católicas más grandes y masivas de la ciudad de Bogotá, donde converge la diversidad que habita no solo en Ciudad Bolívar, sino, a su vez, en el sur de la ciudad. En este evento se encuentran parroquias, el grupo de los Cargueros de la Cruz, vendedoras y vendedores ambulantes, las personas pertenecientes a la religión católica, y en general familias, vecinos y vecinas.

Sobre la forma en la que empezó a consolidarse el viacrucis, existen diferentes versiones que varían de acuerdo a los sectores en los que se ha vivenciado el evento a lo largo de los años. Don José Burgos, perteneciente al grupo de Cargueros de la Cruz, habitante del barrio La Laguna e integrante de la parroquia de Jerusalén, cuenta:

En el 1985, los que empezaron con esto fueron los de la comunidad (sin curas), entonces se empezó […] se llevaba la cruz,

un palo de esos que eran postes de luz. Alguien lo adquirió y lo regalaron pa eso. La cruz antes era de acá abajo de la playa, de ahí se traía y se clavaba, pero eso era sin curas, la gente rezaba y toda esa vaina, pero ya después hubo parroquia y los curas empezaron a ayudar, a colaborar, y ahí ya estaba el de Potosí, el de La Laguna, el de Manuela Beltrán, empezaron y nosotros, entonces, a medida de que iba llegando la gente, se iba abriendo el grupo.76

El inicio de esta práctica fue comunitario; esto explica la acogida y el gran número de personas que asisten al evento. El reconocimiento del árbol y la popularidad del rito católico se conjugaron en un escenario de gran importancia para los habitantes de los barrios cercanos al árbol y a la localidad en general.

Este encuentro de expresiones católicas y espiritualidades diversas que se han tejido entre la comunidad y el árbol logra dar cuenta de las capacidades de organización y de acción comunitaria promovidas por la religiosidad popular, y en ello el Palo del Ahorcado tiene un rol protagónico. Esto es evidente en la gestión y convocatoria de las parroquias, en la conformación de grupos como los Cargueros de la Cruz, en el montaje de las estaciones de la procesión, y en la solicitud de permisos y de acompañamiento por parte de instituciones locales y distritales. La conformación del grupo de los Cargueros de la Cruz permite el reconocimiento comunitario de quienes

76 José Burgos, de Cargueros de la Cruz, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, Palo del Ahorcado, 21 de febrero de 2022.

83

ejercen esta labor, por lo que su acción dentro de esta práctica es fundamental y otorga sentidos identitarios a dicha colectividad. Así, el carácter tradicional del viacrucis de Semana Santa está dado por su origen religioso y trayectoria histórica, y logra afianzarse como una de las principales prácticas culturales, religiosas e identitarias de la localidad.

En el grupo ahorita en estos momentos que se ha hecho todos los años son 36 cargueros. El padre Laureano nos dio un brazalete como distintivo y ya después nosotros pensamos en las camisetas, porque el Domingo de Ramos vamos y la desenterramos [la cruz] y la traemos aquí, a la iglesia de La Laguna, pa esa fecha sí hay poquiticos […] Tenemos los lazos para amarrarla, para cambiarla y pararla, y nos sirve también para el Viernes Santo ponerlo en los lados y que la gente se vaya a los lados y nosotros vamos por la mitad de la calle.77

Aquí converge también el reflejo simultáneo de esperanzas y emoción que se evidencian en los campesinos como José Ángel, quien llegó hace años a Ciudad Bolívar y es uno de los encargados de llevar y colocar la enorme cruz en el cerro cada Semana Santa. Oriundo del área rural de Aguadas, Santander, fue carguero de santos desde los trece años:

Yo hacía una crucecita con palitos de paleta y tomaba una cabuya y la amarraba ahí a la pata de la cruz […], ahí colocaba yo la crucecita al pie del árbol con mi oración

77 José Burgos, de Cargueros de la Cruz, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, Palo del Ahorcado, 21 de febrero de 2022.

personal. Mucha gente, toda la gente que va, hace eso.78

A su vez, Alejandro, timonero mayor del viacrucis de Semana Santa durante una década, expresa:

Toda la gente llegaba con su cruz hecha en los palitos de helado o en ramas; otras ya muy sofisticadas y hasta donde era posible, del árbol la gente se encaramaba o se encarama y ponía su cruz, y esa cruz venía con los nombres de la familia. Esa cruz venía con, con la oración, con la petición, entonces, días después de que uno subía a la montaña, el palo estaba cargado de todo lo que la gente le había dejado […] Ese árbol queda cargado de sueños, queda cargado de emociones, de tristeza, de enfermedades y anhelos, de sueños.79

El tejido urbano del sector de Jerusalén y de buena parte de Ciudad Bolívar se caracteriza por una alta densidad de ocupación y, a su vez, por la carencia de espacios públicos y escenarios de disfrute. Por estas razones, el árbol ha adquirido significado en función de la ciudad deseada, del futuro posible, y se ha consolidado como espacio de encuentro y goce colectivo.

78 José Ángel, entrevista por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 3 de noviembre de 2020.

79 Alejandro Cartagena, entrevistado por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 20 de octubre de 2020.

84
85
CRUCES SOBRE EL PALO DEL AHORCADO. SEMANA SANTA 2022. FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZ-IDPC, 2022. LA COMUNIDAD DE SIERRA MORENA PARTICIPANDO EN LA PROCESIÓN DEL DOMINGO DE RAMOS QUE MARCA EL INICIO DE LA SEMANA SANTA. S.F. COLECCIÓN JORGE SILVA. ARCHIVO DE BOGOTÁ. EN EL VIACRUCIS DE SEMANA SANTA, EL ENCUENTRO DE SÍMBOLOS Y REPRESENTACIONES VISTEN DE TRADICIÓN Y ESPIRITUALIDAD AL PALO DEL AHORCADO. FOTOGRAFÍA: EDNA Y. HIGUERA PEÑA, 2016.

El encuentro de representaciones e identidades alrededor del Palo del Ahorcado se ha dado también desde el lugar de los sentidos políticos, relacionados con hechos detonantes que han impactado, limitado y transformado las relaciones tejidas por la comunidad con el árbol, e incluso con la misma práctica del viacrucis, como se verá más adelante.

Para ejemplificar lo anterior, es importante retomar el evento referido a la explotación minera iniciada en 1995 a cargo de Canteras Unidas La Esmeralda, pues a partir de este suceso se propició un quiebre en las relaciones y prácticas entre los habitantes de Ciudad Bolívar, el árbol y la montaña.

La minería llegó aquí al Palo del Ahorcado en el 2010 más o menos […] Al comienzo fue duro porque nosotros teníamos la pista de atletismo ahí en el árbol. Claro, después de estar prácticamente veinte años trabajando ahí y que lleguen a sacarlo a uno […] De un momento a otro cerraron y nos sacaron, e incluso por eso hacen la puerta. Ellos duran como un año haciendo minería sin la puerta, pero como vieron que la gente entraba y salía, ellos no permitieron más eso.80

La presencia de la minería en el territorio impactó no solamente con la maquinaria y la actividad extractiva, sino con la

80 Héctor Gutiérrez, entrevista por Darling Molina y Diana Castillo, Palo del Ahorcado, 16 de junio de 2022.

presencia de lógicas ajenas y contrarias a las relaciones que comunitariamente existían con el árbol y la montaña, a través de cercas, rejas y las personas que vigilan tanto el proceso minero como la restricción del acceso de la gente al cerro. La minería no solo daña y rompe la montaña; también la privatiza y quiebra los lazos con los habitantes del territorio: “antes no había cerca, y llegaron los supuestos dueños; ellos cercaron, pusieron celadores y ahora nos tocaba pedirle permiso también a ellos…”81.

El Palo del Ahorcado, después de estar rodeado del ecosistema de Cerro Seco y de nutrirse de las prácticas de la gente, ahora está en medio de las canteras. Si bien esta situación obstaculiza y transforma las prácticas tejidas con el árbol, también construye nuevos significados y se convierte en un detonante de la movilización y la organización social y comunitaria.

Ese Palo del Ahorcado… cuando estuvieron sacando minería ilegal a ese palo lo iban a tumbar, le alcanzaron a hacer un hueco por debajo como para arrancarlo con maquinaria. Entonces la gente se opuso y no lo dejaron tumbar. ¡Y ya!, ¡se acabó la minería!82

Como ya se ha leído en otros textos de este libro, la permanencia del árbol de eucalipto en la montaña se dio a pesar

81 José Burgos, de Cargueros de la Cruz, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, Palo del Ahorcado, 21 de febrero de 2022.

82 José Burgos, de Cargueros de la Cruz, entrevista por Edna Y. Higuera Peña, Palo del Ahorcado, 21 de febrero de 2022.

87
Los sentidos políticos como motor de nuevas relaciones con el árbol

de la retroexcavadora que cavó un hueco de dos metros cerca de sus raíces y de la explotación minera realizada a su alrededor durante años. Su resistencia lo ha convertido en un icono de la defensa de todas las formas de vida que habitan la montaña, del territorio, las identidades locales y las memorias colectivas.

En este marco, las prácticas culturales y políticas alrededor del árbol se han ampliado y han tomado un carácter reivindicativo que dota de nuevos sentidos las acciones ocurridas en los espacios comunitarios —hoy privatizados— donde se asienta el árbol. Dichas acciones denuncian, exigen y movilizan. Justamente, una de las prácticas que ha ampliado sus

significados es el viacrucis de Semana Santa. Desde el año 2015, esta práctica trasciende sus sentidos originales de encuentro desde la fe y la religión, y se ha convertido también en un escenario de denuncia de los daños ambientales de la minería y de reflexión sobre el derecho al espacio público afectado por la privatización de predios por parte de la cantera.

Nació la idea de que, como nosotros no lográbamos convocar a tanta gente, menos alrededor del tema ambiental, pues teníamos que aprovechar los espacios a donde la gente llegaba, y para esas fechas ya venía el viacrucis, porque venía mucha gente y porque no podíamos entrar al Palo del Ahorcado […] y como la iglesia sí tenía

88
INTERVENCIÓN DE NIÑAS Y NIÑOS DE LA COMUNIDAD EN EL “FOTOPASEO POR LA MEMORIA HISTÓRICA DE POTOSÍ”, SOBRE FOTOGRAFÍA DE EDNA Y. HIGUERA PEÑA. FOTOGRAFÍA: DANIEL SARMIENTO, 2020.

permiso, pues podíamos entrar. Entonces, por eso se pensó en el viacrucis […] se pensó primero en cómo generar el impacto con las camisas y ya, pero a medida que se fue planteando el tema se pensó en estar con la cruz, estar con los carteles en las estaciones, en tener las camisas […] Para ese tiempo había salido la encíclica83 papal y la retomamos. De ahí fue que salió la idea de que los llamados que hiciéramos fueran muy acordes al tema del viacrucis. Y salen los mensajes, lo de las camisas es porque la gente de la casa cultural empieza a pensar que deberíamos estar identificados para que la gente reconociera el mensaje; y lo de “no más minería” también lo pensaron ellos y nos organizamos por personas de cada colectivo que estuviéramos ahí con cada letra. Fueron varias cosas que fueron surgiendo mientras organizamos lo que íbamos a hacer ese día. Se hizo una cruz y se llevó la cruz como un Jesús en la que decía un mensaje en contra de la minería, y la intención era generar impacto y llegar a la cotidianidad de la gente que iba al viacrucis.84

Desde este lugar se genera una nueva lectura del rito que incorpora mensajes que apelan a la relación cercana y cotidiana de las personas con el árbol y a la acción por la defensa de la naturaleza. Estos mensajes también dan cuenta de la capacidad creativa y organizativa de los habitantes de los barrios aledaños al árbol y de los colectivos sociales que se han agrupado alrededor de su defensa. Se ha creado así un nuevo símbolo de la

83 Carta de las determinaciones y doctrinas del papa a los obispos y fieles de las Iglesias católicas en el mundo. 84 Milena Montaña, entrevista por Darling Molina, Palo del Ahorcado, 20 de junio de 2022.

resistencia e identidad para los habitantes de la localidad y la ciudad.

Así, se ha convertido en una nueva tradición que en el viacrucis se cuente con la presencia de organizaciones sociales, en su mayoría conformadas por jóvenes, con carteles, chapolas y mensajes que cuestionan por qué no podemos acceder al árbol y a la montaña, y por qué vienen de afuera a explotar y dañar el cerro que ha sido habitado, cuidado y protegido por quienes construimos el territorio. Este y otros eventos masivos y tradicionales se han convertido en escenarios en los que se posibilita la socialización de dichos cuestionamientos, la problematización y reflexión sobre el impacto ambiental y social de la minería, y la puesta en común de propuestas de transformación ante los conflictos ambientales presentes en el territorio. Así, el viacrucis en Semana Santa, el Día de los Niños en octubre, el día de las velitas y la novena de aguinaldos en diciembre, entre otros eventos convocados por las organizaciones, son espacios para compartir y construir mensajes sobre el Palo del Ahorcado, la defensa del territorio y de la vida.

De la misma forma, diferentes procesos y grupos organizados en los sectores aledaños a la montaña, e incluso a nivel local, han venido apropiando y reproduciendo algunas de estas prácticas. Por ello, se realizan recorridos a la montaña y el árbol, encuentros y diálogos de saberes, festivales de cometas, actividades deportivas, producciones audiovisuales, sancochos y chocolatadas comunitarias

89

con intenciones pedagógicas y culturales respecto a su protección, importancia y reconocimiento.

Un evento que recuerdo con bastante cariño fue cuando hicimos algo autogestionado para cerrar el año 2014 […] No teníamos recursos y había que hacer cierre. Hicimos maíz pira con panela y se lo dimos a los niños y estuvimos ahí en la entrada de la montaña, ahí al ladito del Palo, no propiamente en el árbol […] Fue con los niños de gestores. Los niños la pasaron muy bien y aparte siempre ha existido esa libertad en usar el espacio, tanto de Cerro Seco como del árbol. Antes existía cierta libertad de poder estar cerca del Palo y la montaña sin ningún peligro. Entonces, es también lo que representa para nosotrxs, independientemente de que tengamos o no recursos, que exista un espacio libre para todos y en el que podamos desenvolver las cosas sin pedirle permiso a nadie, sino que simplemente la montaña es de todos. Últimamente no hemos ido mucho al Palo, y es precisamente por todo el contexto de la minería y pues de gente violenta que custodia el lugar.85

La identificación colectiva está relacionada directamente con la insistencia en permanecer en el territorio, por estar en él, por continuar apropiándose del árbol, del espacio que ocupa y lo que representa actual e históricamente. Para esto, las prácticas pedagógicas y educativas han tenido un lugar central, no solo en los ejercicios de movilización y defensa ambiental, sino también en los procesos que

85 Nedzib Sastoque, entrevista por Darling Molina, Palo del Ahorcado, 20 de junio de 2022.

han configurado el barrio y las identidades colectivas. A partir de la formación, de los diálogos y las reflexiones desarrolladas en la montaña y el árbol, se ha potenciado la capacidad de crear propuestas y alternativas para hacer frente a las distintas problemáticas y amenazas que tiene el territorio, y que no están aisladas de la realidad del sur de la ciudad y del país. Esto con el objetivo de materializarlas a partir de la construcción de lazos de solidaridad y acciones colectivas.

El Palo del Ahorcado fue un pretexto para mirar el problema ambiental más a nivel nacional e internacional. Eso ha permitido que los chicos no solamente se queden en la protección del Palo del Ahorcado. Como ha sido un símbolo, permite pensarnos frente al problema ambiental.86

Estas acciones de creación han posibilitado la consolidación de hitos importantes para la memoria ciudadana y la actuación colectiva, y han dado origen a nuevas propuestas comunitarias para la protección y defensa del árbol y la montaña. Una de estas fue el Plantón por la Vida y en Contra de la Minería, realizado en las entradas a las canteras en abril y mayo del 2015, a raíz del lamentable suceso anteriormente referido en esta publicación de la muerte de una vecina del barrio La Glorieta, a causa de la pérdida del control de una volqueta que sacaba el material extraído de la montaña. A esto se sumaron las denuncias puestas el mismo año por parte de los vecinos sobre el atentado que sufrieron las raíces

86 Leonidas Ospina, entrevista en Moreno Peña, Árbol de Vida.

90

del árbol. Así, la movilización y la resistencia de las organizaciones sociales, las juntas de acción comunal y vecinas y vecinos lograron mantener en pausa la explotación durante un mes, consiguieron el cierre preventivo de las canteras, y una futura medida cautelar87 que buscaba proteger el ecosistema y el árbol.

Lograr parar la minería en el cerro gracias a la movilización social fortaleció el tejido con respecto a las luchas y disputas ambientales, y posibilitó la formulación de propuestas para garantizar la protección y defensa de la montaña y el Palo del Ahorcado. Este es el punto de partida de la propuesta comunitaria que existe alrededor de la conservación de la montaña y la consolidación del Parque Ecológico Cerro Seco; como iniciativa local y de ciudad, pretende hacer frente a las amenazas que enfrentan los espacios naturales en el sur de Bogotá por actividades como la minería, la expansión urbana planificada e informal, y el vertimiento de basuras y escombros, entre otros. La propuesta reconoce y valora las características y la relevancia ecosistémica de la montaña, y apunta a su recuperación y protección, para garantizar así la permanencia de las relaciones y prácticas sociales y culturales que los habitantes del territorio hemos construido históricamente con el lugar y el árbol.

La consolidación del Parque Ecológico Cerro Seco se ha convertido en una de las apuestas comunes, que parte del recono-

87 Tribunal Administrativo de Cundinamarca, sección primera, subsección B, Auto Interlocutorio n.o 2016-10646 AP.

cimiento de la importancia de los valores ecosistémicos, ancestrales, espirituales, culturales, sociales y patrimoniales del espacio en el que habitan el Palo del Ahorcado y las diversas especies endémicas de la subxerofitía. Así, las prácticas construidas cotidianamente, individuales y colectivas, apuntan al posicionamiento de la propuesta de Cerro Seco como parque ecológico y reserva natural del sur de la ciudad. De este modo se visibiliza su importancia como ecosistema de transición con la zona rural de la localidad y el páramo del Sumapaz.

La apuesta por la patrimonialización del

árbol

En el contexto de materialización de las luchas por la defensa del territorio, se ha venido consolidando la apuesta por la patrimonialización del Palo del Ahorcado. El reconocimiento del carácter patrimonial de los valores y prácticas construidas alrededor de este se funda en su importancia cultural, política y social, en términos de memoria colectiva, de construcción de la ciudad, de formas de habitar y apropiarse del territorio, de las identidades expresadas y del lugar histórico que ha ocupado. Su reconocimiento y posible declaratoria como patrimonio cultural inmaterial, bien de interés cultural o paisaje cultural del ámbito distrital permitiría evidenciar para el resto de la ciudad la importancia de las prácticas socioculturales construidas alrededor de la apropiación del territorio y del árbol como eje de esta posibilidad en el sur de

91
REPRESENTACIÓN DEL PALO DEL AHORCADO ELABORADA POR EL COLECTIVO MAYAELO. MUSEO DE LA CIUDAD AUTOCONSTRUIDA EN CIUDAD BOLÍVAR.. FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZ-IDPC, 2022. EL PALO DEL AHORCADO COMO PARTE DE LA IDENTIFICACIÓN COLECTIVA DE LAS Y LOS JÓVENES DE CIUDAD BOLÍVAR. FOTOGRAFÍAS: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022.

la ciudad. A su vez, se haría visible la relación que se establece con los espacios naturales y ambientalmente importantes para las comunidades, pues el árbol del Ahorcado es un ejemplo significativo en perspectiva de integración del patrimonio cultural y el natural.

Las prácticas construidas alrededor de la defensa del territorio fundan muchas de las banderas y agendas de las organizaciones sociales, comunitarias y colectivos. De allí que varias de estas agrupaciones se vean representadas en el Palo del Ahorcado como símbolo e icono, por lo que se ha convertido en el protagonista de logos, lemas y demás representaciones gráficas que contribuyen a posicionar las luchas en el barrio, la localidad y en otros espacios en los que buscan generar incidencia sobre las problemáticas locales.

La presencia del árbol en la estética, los discursos y las banderas de los procesos organizativos del territorio da cuenta de su centralidad y de la capacidad de los habitantes de generar a su alrededor, del territorio y la montaña, historias, sentimientos, relaciones, identidades y acciones. Esto nos permite, al igual que al conjunto de ramas del Palo del Ahorcado, mantenernos, sobrevivir, construirnos, crecer, resistir, florecer.

Ahorcado sí hubo, pero en una casita que había en la lomita y al que le sacaron el relato fue al árbol. Pienso que lo hicieron para identificarnos con algo por acá. Dicen que como al principio no se sabía cómo se llamaba el barrio, ese era el punto de

identificación. Después resultó el nombre de Potosí, pero no sé quién lo propuso, ya que nosotros simplemente nos dedicamos a trabajar, a colaborarnos con plata o cuando tocaba traer algo para el barrio […] Colaborábamos en conectar mangueras, en instalar, en ir a comprar, también en traer la cuerda de la luz de donde fuera, en eso sí participábamos.88

Nos hemos tejido como comunidad con el árbol y enraizado en Ciudad Bolívar de la misma forma que él lo ha hecho con la montaña. Hemos desarrollado formas de vida e identidades alrededor de la vida del barrio, de la construcción de la localidad, de la lucha por un parque ecológico, por el derecho al patrimonio y a los sueños de todos y todas por la defensa de la vida y el territorio. Y florecemos. La comunidad florece con el árbol, un árbol que aprendió a vivir en una montaña ajena, al que sus raíces y las de la gente lo dotaron de historias y de luchas que se han transformado en nuevas ramas, propuestas, acciones e identidades que conjugan la resistencia y el amor por la vida y la tierra. Por el pedacito de tierra y de ciudad en los que se construyeron la casa y la vida, para permanecer y defender el territorio que se habita y se ama.

88

93
Corporación Taliber, Grupo de Danzas Colegio ICES-Isnem y Red de Solidaridad Social, Potosí, 29.

Bibliografía

Acevedo, Alberto. “Entrevista”. Voz, 21 de octubre, 1993. http:// www.archivodelosddhh.gov.co/saia_release1/almacenamiento/APROBADO/2018-09-06/477868/anexos/1_1536557040.pdf

Acosta, M.a Belén. “Cuánto tarda en crecer un árbol”. Ecología Verde, 24 de noviembre, 2021. Consultado el 17 de mayo de 2022. https://www.ecologiaverde.com/cuanto-tarda-en-crecer-un-arbol-3027.html

Alcaldía Local de Ciudad Bolívar. Plan Ambiental Local de Ciudad Bolívar, versión actualizada 2019-2020. https:// oab.ambientebogota.gov.co/wp-content/uploads/dlm_ uploads/2017/08/8.-DIAGN.-AMB-Actzdo-CB-dic.019.pdf

Alcaldía Mayor de Bogotá. Agenda ambiental de la localidad 19. Ciudad Bolívar. Bogotá: UN Hábitat; Universidad Nacional de Colombia; Alcaldía Mayor de Bogotá, 2009. http:// oab.ambientebogota.gov.co/wp-content/uploads/dlm_ uploads/2018/11/CiudadBolivarAgendaAmbientalLocal.pdf

“Alondra cornuda / horned lark / Eremophila alpestris”. Birds Colombia #OneBirdPerDay #UnAvePorDía. 5 de junio, 2022. https://birdscolombia.com/2019/04/12/alondra-cornuda-horned-lark-eremophila-alpestris/ Aragón, Juan Antonio, Erika Daniela Serna-Castaño y David Steven Solano-Romero. “Estudio climatológico de los vientos para la ciudad de Bogotá en el periodo 2010-2016”. Entramado 15, n.o 2 (2019): 286-307. http://www.scielo.org.co/pdf/ entra/v15n2/1900-3803-entra-15-02-286.pdf

“Árbol de eucalipto: los mitos de un árbol maldito”. EcoInventos. 3 de enero, 2022. Consultado el 17 de mayo de 2022. https:// ecoinventos.com/eucalipto-los-mitos-de-un-arbol-maldito/ Arias, Jimmy. “Los atletas del Palo del Ahorcado”. El Tiempo, 18 de julio, 1999. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-913004

Ávila, Carlos Stevens. “Ciudad Bolívar: colonización de periferias, luchas, resistencias y rebelión popular” Trabajo de grado, Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, 2018. http://repositorio.pedagogica.edu.co/bitstream/handle/20.500.12209/11480/TE-23170.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Cabrera, Gabriel. “El plan Ciudad Bolívar, un sartal de errores”. El Tiempo, 11 de diciembre, 1991. https://www.eltiempo.com/ archivo/documento/MAM-206481

Calvachi Zambrano, Byron. “Los ecosistemas semisecos del altiplano cundiboyacense, bioma azonal singular de Colombia, en gran riesgo de desaparición”. Revista Mutis 2, n.o 2 (2012): 26-59. https://revistas.utadeo.edu.co/index.php/mutis/article/view/364

Camargo, Angélica. “Prácticas residenciales y movilidad social en barrios populares consolidados en Bogotá”. Tesis de Doctorado en Estudios Sociales, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2017.

CAR (Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca). Auto RDSOA 721 de 30 de diciembre de 2015. https://www.car.gov. co/uploads/files/5b0d68cb13516.pdf

Carvajal, Martha. “De bella laguna a fétida alcantarilla”. El Tiempo, 22 de noviembre, 1999. https://www.eltiempo.com/ archivo/documento/MAM-949912

“Cerro Seco - Distrito Capital, CU, CO”. NaturaLista Colombia. S. f. Consultado el 18 de julio de 2022. https://colombia. inaturalist.org/places/168663 “Ciudad Bolívar… Sello”. El Tiempo, 20 de septiembre, 1992. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-205497 CNMH (Centro Nacional de Memoria Histórica). Limpieza social. Una violencia mal nombrada. Bogotá: CNMH; Iepri, 2015. https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/ uploads/2020/01/limpieza-social.pdf “Cocinol: la coca azul”. El Tiempo, 28 de noviembre, 1993. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/ MAM-269300#:~:text=QUE%20ES%20EL%20COCINOL%20El,radica%20en%20su%20bajo%20octanaje

“¿Cómo sopla el viento en Bogotá?”. Properati Blog. 27 de agosto, 2021. https://blog.properati.com.co/agosto-tuneles-de-viento-en-bogota/ Corporación Taliber, Grupo de Danzas Colegio ICES-Isnem y Red de Solidaridad Social. Potosí. La Isla. Historia de una lucha. Bogotá, 1998.

Cortés, Javier. “Más de 64 especies de aves visitan Bogotá durante la temporada migratoria”. Alcaldía de Bogotá. 13 de abril, 2016. https://bogota.gov.co/mi-ciudad/ambiente/mas-de-64-especies-de-aves-visitan-bogota-durante-la-temporada-migrato#:~:text=Existen%20dos%20 tipos%20de%20migraciones,se%20desplazan%20hacia%20el%20norte

Cuidadanos. La alondra cornuda. [Documental]. 8 de febrero, 2022. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=k9ZJRLPHeFk

“El cocinol, la piedra en el zapato en Ciudad Bolívar”. El Tiempo, 15 de octubre, 1993. https://www.eltiempo.com/archivo/ documento/MAM-270283

Emberiza Estudios Ambientales, S. L. U. “Si los de abajo se mueven, los de arriba se caen”. 28 de febrero, 2019. Consultado el 21 de junio de 2022. https://www.emberizamedioambiente.es/noticia-medio-ambiente/El-eucalipto-eucalytus-globulus

Forero, Jymy y Frank Molano. “El paro cívico de octubre de 1993 en Ciudad Bolívar (Bogotá): la formación de un campo de protesta urbana”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 42, n.o 1 (2015): 115-143. https://www.researchgate.net/publication/282054638_%20

Franco, Lauren. “El Palo del Ahorcado, un ejemplo de lucha y resistencia”. Uniminuto Radio, 4 de diciembre, 2020. https://www.uniminutoradio.com.co/el-palo-del-ahorcadoun-ejemplo-de-lucha-y-resistencia/ Gutiérrez, Alfredo. “El eucalipto no es solo raíces y olor”. El Tiempo, 16 de noviembre, 1993. https://www.eltiempo.com/ archivo/documento/MAM-261558

Herrera Ángel, Martha. “Muiscas y cristianos: del biohote a la misa y el tránsito hacia una sociedad individualista”. En Muiscas: representaciones, cartografías y etnopolíticas de la memoria, editado por Ana María Gómez Londoño, 180-199. Bogotá: Pensar, Instituto de Estudios Sociales y Culturales / Pontificia Universidad Javeriana, 2005.

Herrera Durán, Natalia, “No le saque la piedra a la montaña”. El Espectador, 7 de febrero, 2015. https://www.elespectador. com/bogota/no-le-saque-la-piedra-a-la-montana-article-542701/

94

Higuera Peña, Edna Y., dir. Árbol de Vida. Una comunidad sin memoria es como un árbol sin raíces. [Documental]. No Le Saque la Piedra a la Montaña. 25 de mayo, 2022. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=LrVPQUP1PDQ&list=PLvoGLSwiBf2HbWotvqlSxSh18APbUd0SJ&index=1

Ideam (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales). “Características climatológicas de ciudades principales y municipios turísticos”. S. f. http://www.ideam. gov.co/documents/21021/418894/Caracter%C3%ADsticas+de+Ciudades+Principales+y+ Municipios+Tur%C3%ADsticos.pdf/c3ca90c8-1072-434a-a23591baee8c73fc

Ideam (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales). “Estudio de caracterización climática de Bogotá y cuenca alta del río Tunjuelo. Estudio de caracterización climática de Bogotá y cuenca alta del río Tunjuelo”. Ideam, Alcaldía Mayor de Bogotá. S. f. http://www.ideam.gov.co/ documents/21021/21135/CARACTERIZACION+CLIMATICA+BOGOTA.pdf/d7e42ed8-a6ef-4a62-b38f-f36f58db29aa

Lynch, Kevin. La imagen de la ciudad. Barcelona: Gustavo Gili, 2008.

Ministerio de Cultura, Decreto Ley 1516 de 2022, “Por el cual se modifica el Decreto 1080 de 2015 - Decreto Único Reglamentario del Sector Cultura - en lo relacionado con los paisajes culturales”, 4 de agosto, 2. República de Colombia, Bogotá. https://dapre.presidencia.gov.co/normativa/normativa/DECRETO%201516%20DEL%2004%20DE%20AGOSTO%20DE%202022.pdf

Narváez, Enrique de. Los Mochuelos. Recuerdos de 1876 y 1877 Bogotá: Editorial Minerva, 1928.

Navia, José R. “Ciudad Bolívar: Cara…”. El Tiempo, 20 de septiembre, 1992. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-205548

Navia, José. “Ciudad Bolívar: pinceladas contra la muerte”. El Tiempo, 22 de marzo, 1994. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-80336

“¿Qué es un acuífero?”. Fluence. 6 de mayo, 2020. Consultado el 18 de julio de 2022. https://www.fluencecorp.com/es/ que-es-un-acuifero/ “Relleno Doña Juana, la historia de un vecino incómodo y peligroso”. El Tiempo, 29 de abril, 2020. https://www.eltiempo. com/bogota/historia-del-relleno-de-dona-juana-y-el-barrio-mochuelo-132624

Rocha Vivas, Miguel. Antes del amanecer: antología de las literaturas indígenas de los Andes y la Sierra Nevada de Santa Marta. Bogotá: Ministerio de Cultura, 2010.

Salazar Castillo, Mauro Armando. “El paro cívico de Ciudad Bolívar como una manifestación de la protesta popular urbana por el derecho a la ciudad en el contexto del neoliberalismo”. Trabajo de grado, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá, 2020. https://repository.udistrital. edu.co/bitstream/handle/11349/26394/SalazarCastilloMauroArmando2020.El%20paro%20c%C3%ADvico%20de%20 Ciudad%20Bol%C3%ADvar%20como%20una%20manifestaci%C3%B3n%20de%20la%20protesta%20popular%20 urbana%20por%20el%20derecho%20a%20la%20ciudad%20 en%20el%20contexto%20del%20neoliberalismo.pdf?sequence=2&isAllowed=y

Saravia, Facundo Manuel. Diccionario muisca-español, español- muisca Bogotá: Sociedad Geográfica de Colombia, 2021.

Secretaría Distrital de Ambiente. “Elementos de importancia para la protección y declaración del PEDM- Cerro Seco”. Bogotá, 2013.

Torres Carrillo, Alfonso. La ciudad en las sombras. Bogotá: Universidad Piloto de Colombia, 2013. Tyuasusa, Augusto. Árbol del sur. Quye Gwanspkwapkwane El Palo del Ahorcado. Bogotá: Ediciones Zona Mwisca, 2009. Valencia, Iván Darío y Dolors Armenteras. “Modelo de hábitat y distribución de la alondra (Eremophila alpestris peregrina) en el altiplano cundiboyacense, Colombia”. Ornitología Colombiana 2 (2004): 25-36. https://asociacioncolombianadeornitologia.org/wp-content/uploads/revista/oc2/ alondra.pdf

“Volvió el viacrucis en el ‘Palo del Ahorcado’, tras dos años de cierre”. CitiTV Noticias, 15 de abril, 2022. El Tiempo. https:// www.youtube.com/watch?v=Fyol_w99YKI&ab_channel=ELTIEMPO

Waisman, Marina. Al interior de la historia. Escala. Bogotá, 1993.

Zibechi, Raúl. “Donde termina el asfalto: cerros del sur de Bogotá”. Pensamiento Crítico, 18 de febrero, 2008. http://www. pensamientocritico.org/rauzib0308.html

ENTREVISTAS

Ángel, José. Entrevista realizada por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 19 de octubre y 3 de noviembre de 2020.

Ávila, Patricia. Entrevista realizada por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 6 de octubre de 2020. Burgos, José, de Cargueros de la Cruz. Entrevista por Edna Y. Higuera Peña, Palo del Ahorcado, 21 de febrero de 2022. Cartagena, Alejandro. Entrevista realizada por Carlos Orlando Arias Romero y Sergio Torres, 27 de septiembre y 20 de octubre de 2020. Archivo.

Gutiérrez, Héctor. Entrevista por Darling Molina y Diana Castillo, Palo del Ahorcado, 16 de junio de 2022.

Montaña, Milena. Entrevista por Darling Molina, Palo del Ahorcado, 20 de junio de 2022.

Ospina, Leonidas, Entrevista realizada por Carlos Orlando Arias y Sergio Torres, 17 de octubre 2020. Archivo.

Pineda, Blanca. Entrevista realizada por Carlos Orlando Arias y Sergio Torres, 6 de noviembre de 2020. Archivo.

Rendón, Martha Lucía. Entrevista por Edna Y. Higuera Peña, 2022.

Robayo, Cristian. Entrevista realizada por Carlos Orlando Arias y Sergio Torres, 12 de octubre de 2020.

Sastoque, Nedzib. Entrevista por Darling Molina, Palo del Ahorcado, 20 de junio de 2022.

Tirado, Yesid. Entrevista por Edna Y. Higuera Peña, 2022.

95

PEREGRINACIÓN AL PALO DEL AHORCADO EN LA SEMANA SANTA DE 2022. FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZ-IDPC.

Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.