Las ciudades y los muertos: Cementerios de América Latina

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JosĂŠ Guadalupe Posada

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Ilustraciones de JosĂŠ Guadalupe Posada (1852-1913)

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Anรณnimo. Memento mori, s. XVIII

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Vida, resurrección y muerte en la arquitectura funeraria Alberto Escovar Wilson-White William Ewart Gladstone (1809-1898), el político victoriano que dominó el Parlamento británico por 60 años, afirmaba que el respeto de la gente por sus leyes y su tierra se podía medir con precisión matemática por la forma en que ésta se ocupaba de sus muertos.1 Esta aseveración parece estar comprobada históricamente en la manera como cada civilización se ha ocupado de este tema y en muchos casos ha dedicado ingentes esfuerzos técnicos, arquitectónicos y estéticos a la construcción de la “última morada”, como muchos han definido el lugar en donde reposan los restos de los muertos. La preocupación por la protección y el bienestar de los difuntos se remonta al mundo antiguo, en donde la creencia en la vida después de la muerte estaba generalizada.2 Si bien la muerte ponía fin a la forma visible de nuestra presencia en la tierra, se tenía la certeza de que nuestra vida no se extinguía, y de hecho imperaba la creencia, luego retomada por el cristianismo, de que al morir se llegaba a un lugar en donde se iba a tener una “mejor” existencia. Esta creencia fue la regla y no la excepción en el antiguo Oriente Próximo, en donde se concentraba una numerosa variedad de pueblos que por compartir lenguas y culturas semejantes fueron agrupados y designados abreviadamente en el siglo XVIII como “semíticos”. Para estos pueblos el mundo estaba estructurado en tres niveles: el plano de existencia superior de los dioses (Cielo), el mundo humano, situado en el medio, y una parte inferior, consistente en una cueva de gran tamaño bajo la superficie de la tierra (Seol). Este mundo inferior, en contraposición con el superior de los dioses, albergaba a los muertos y a las divinidades infernales. En la medida en que los seres humanos vivían entre el Cielo y el Seol estaban sujetos a la influencia tanto del mundo superior como del inferior. Se buscaba la comunicación con los estratos superiores a través de la construcción de templos, apoyando económicamente a los sacerdotes, realizando sacrificios o rezando; y los favores recibidos se manifestaban en las abundantes cosechas, la victoria en las batallas y, por lo general, en todo lo relacionado con el éxito de la comunidad. Al apelar a los familiares muertos también se buscaba el beneficio de los vivos, pero era usual que se hiciera en nombre propio para obtener

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protección personal y numerosa descendencia. Este culto, en que se consumía vino, parte del cual se derramaba sobre la tumba del difunto, estuvo acompañado también de ofrendas, agua y alimentos; era de carácter privado y no suponía la participación masiva de la comunidad. Morir implicaba pasar a ese mundo inferior o Seol, en un cambio que no sobrevenía de inmediato. Para la familia, en primer lugar, era importante apartar de la vista de los dioses del Cielo el cuerpo sin vida, y por esa razón era retirado de la superficie cubriéndolo con tierra o llevándolo a una cámara subterránea; el cadáver, entraba así en contacto con su nuevo plano de existencia por debajo de ésta. A partir de ese momento los vivos se relacionaban con los muertos no sólo con los ritos dedicados a sus antepasados sino a través de médiums y magos que tenían acceso al Seol; los muertos eran invocados para influir en el resultado de una batalla o para preguntarles sobre el futuro. Este papel que se les otorgaba permite entrever que si bien estaban privados de sustancia material no estaban desconectados del otro mundo, e incluso tenían la capacidad de prever lo que allí iba a suceder.3 Es evidente que muchas de las actitudes semíticas hacia los muertos nos llegaron a través de los hebreos, adoptadas y transformadas por el cristianismo. Sin embargo, aún faltaba un concepto importante: la resurrección. En el año 586 a. de C., el ejército babilonio conquistó la monarquía judaica e Israel dejó de existir como tal en el mapa de Oriente Medio. Éste fue un duro golpe para quienes creían que Yahvé había prometido a los judíos un lugar especial en la historia, y por consiguiente no podían aceptar la desaparición política de Israel. Muchos judíos intentaron mejorar los acuerdos políticos con sus dominadores extranjeros, mientras otros esperaban que Yahvé restaurara el Estado de Israel y permitiera que los muertos vivieran en la nueva comunidad judía. Esta creencia en la resurrección de los cuerpos sostenía que los muertos recuperarían por completo su existencia corporal y vivirían muchos años en un nuevo mundo. Los autores judíos tomaron este concepto del profeta iraní Zaratustra, quien consideraba que después del período de vida mortal las almas serían juzgadas de manera individual y luego recompensadas en el cielo o castigadas en un lugar menos agradable, el infierno. Para Zaratustra, alcanzar la felicidad requería la reunión del cuerpo y el alma no en un paraíso celestial sino en la tierra, proceso que implicaba la resurrección general de los muertos, el juicio divino universal y finalmente la purificación de la tierra. Sólo en ese momento el mundo recuperaría su perfección y belleza originales, en donde los hombres y las mujeres vivirían eternamente en el reino de Ahura Mazda, el creador.4 Los profetas judíos redefinieron y adaptaron a sus propias creencias la idea iraní de la resurrección, que en un principio tuvo un carácter de resurgimiento

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nacional, pero luego llegó a tener un matiz personal que se desarrolló a partir del convencimiento de que Dios podía reconocer en las criaturas la bondad y conceder el privilegio a los justos de residir en el Cielo, en lugar del Seol. Esta creencia abrió esta esperanza a todos los hombres y requirió que éstos estuvieran dotados de un alma inmortal. Por su parte, el concepto de alma inmortal estuvo influido por creencias egipcias y griegas. En la mitología de estos últimos, una persona existía después de la muerte en su totalidad y tenía acceso a los Campos Elíseos o a las Islas de los Bienaventurados. Para Platón (ca. 428-ca. 347 a. de C.), el alma contenía los aspectos vitales de la persona, se liberaba con la muerte de la prisión del cuerpo y ascendía a un lugar superior. De esta manera, el alma de los justos sobrevivía a la muerte y se elevaba hasta alcanzar su última morada en el plano platónico de existencia trascendente y celestial, el mundo de las Ideas. Esta posición frente a la muerte se puede verificar en Sócrates, quien al intentar definirla se preguntaba: “¿No es la separación del alma y el cuerpo, de manera que el cuerpo queda solo de un lado y el alma del otro? ¿No es esto lo que se llama la muerte?”, y quien consideraba que “mientras tengamos nuestro cuerpo, y nuestra alma esté sumida en esta corrupción, jamás poseeremos el objeto de nuestro deseos; es decir, la verdad”. Para continuar con la idea del alma inmortal, ésta [...] se une a un ser semejante a ella, divino, inmortal, lleno de sabiduría, cerca del cual goza de la felicidad, viéndose así libre de sus errores, de su ignorancia, de sus temores, de sus amores tiránicos y de todos los demás males afectos a la naturaleza humana; y puede decirse de ella, como de los iniciados, que pasa-permanece verdaderamente junto con los dioses toda la eternidad.5

Las doctrinas egipcias y griegas referentes al alma no sólo fueron acogidas en las creencias judías y cristianas, sino que tuvieron una manifestación importante para la arquitectura funeraria. A partir de le creencia de que existía una relación directa entre lo que perecía (el cuerpo) y lo que permanecía (el alma), los egipcios se preocuparon por proveer a esta última de las necesidades que tendría una vez muerta y que no se apartaban de las que la habían acompañado en este mundo. Ignorar este punto era severamente castigado. Fue así como para ellos sus casas eran sólo viviendas temporales y sus tumbas sus residencias definitivas. Una vez un egipcio moría, y mientras se le asignaba un lugar en el universo, experimentaba un complejo proceso que se explica en el Libro de los

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Escultura egipcia que representa el alma de un difunto con la forma de pajaro, Museo Metropolitano de Arte de Nueva York

Representaciรณn egipcia de un difunto transportado a su tumba en catafalco con forma de bote, Tumba de Sebek-nakht, El Kab

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muertos: descendía a un mundo donde se encontraba con varios dioses, como Osiris y Horus, y era juzgado. El veredicto podía determinar que permaneciera en una especie de infierno habitado por demonios malignos o ser admitido en un mundo superior donde estaría acompañado por otras deidades.6 Esta creencia, como puede verse, fue compartida por egipcios, judíos y cristianos. La relevancia que los egipcios le dieron a la muerte se reflejó en sus monumentos funerarios, que surgieron de la necesidad de preservar los cuerpos de los difuntos. Si bien estaban convencidos de que el hombre seguía existiendo luego de morir, su bienaventuranza dependía de la conservación del cadáver en forma de momia, de la posesión de los utensilios colocados junto a él en su tumba y de la continuidad regular del culto funerario asegurado por una corporación sacerdotal designada con este fin. Se dedicaron, por consiguiente, a construir imponentes tumbas, sólidas y seguras, acordes con las anteriores consideraciones. En éstas se depositaba el cuerpo momificado, que se dejaba con los ojos y la boca abiertos para que pudiera ver y hablar cuando su alma, que podía regresar en forma de animal, llegara a reclamarlo. En ese momento reiniciaría la vida. La pérdida, daño, robo o destrucción de un cuerpo era un desastre para los egipcios, y por eso su arquitectura funeraria reflejó la importancia de esta función. Los faraones del Antiguo Imperio eligieron la figura sagrada de la pirámide para sus tumbas y la razón que los llevó a esta elección fue que ésta representaba la imagen de la colina de la creación que aparece en el mito del dios sol (Ra), y que se convirtió en el símbolo de la resurrección. Según este mito, el dios sol cumplió las funciones de modelador del cosmos a partir del caos, en un mundo donde nada existía aparte del Nun, el agua primordial. De Nun surgió el dios sol, que como no hallaba nada en donde poner el pie, hizo un montículo o se subió a la colina primordial que surgió del agua y que se representaba con la pirámide.7 Esta figura, por consiguiente, se ponía también al lado de las tumbas de personas de menor rango para simbolizar la vida que resurge, atributo que también tuvo el obelisco, que si bien no se utilizó con un propósito funerario en Egipto sí fue adoptado con este fin a partir del Renacimiento. Se debe mencionar que los egipcios también usaron una especie de mastaba o pirámides escalonadas, como la del rey Zoser en Sakkara, que compartió el mismo simbolismo antes descrito. En contraste con los egipcios, para los griegos la conservación del cuerpo no era un tema tan relevante en la medida en que le dieron más importancia al alma que al cuerpo. Éstos, si bien inhumaban los cadáveres, hacia el siglo X a. de C. adoptaron la cremación, que se volvió una costumbre en los rituales funerarios, y las cenizas empezaron

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a ser depositadas en urnas. El lugar donde se realizaba el enterramiento por lo general estaba en las afueras de la ciudad, a lo largo de los caminos que comunicaban Atenas con otras poblaciones en Ática, y se marcaba con una urna apoyada sobre un plinto a modo de pedestal. La corta vida de estos elementos dio paso al uso de piezas verticales de piedra o stelai, las antepasadas directas de nuestras lápidas. Estas stelai estuvieron decoradas con vasos, urnas apoyadas en plintos y coronadas por tímpanos en un repertorio formal que sería retomado luego por la arquitectura funeraria europea a partir del Renacimiento. También fue frecuente la construcción de cenotafios en memoria de personas cuyos cuerpos no pudieron ser recuperados o para conmemorar celebraciones estatales.8 Estas manifestaciones funerarias del período micénico fueron complementadas, en el período helénico, considerado por los historiadores del arte como el “verdadero” estilo arquitectónico griego, por estructuras arquitectónicas más complejas. De éstas, la más célebre fue sin duda la sepultura realizada en Halicarnaso para Mausolo, rey de Caria, por su hermana y esposa Artemisa en el año 352 a. de C. En su construcción participaron los más célebres artistas de la escuela jónica, como los arquitectos Fileas y Satiros, los escultores Escopas, Leocares, Briaxis y Timoteo, que esculpieron los frisos de las cuatro fachadas, y el escultor Pythis, que tuvo a su cargo la cuadriga que coronaba el monumento. Fue considerada la séptima maravilla del mundo y una de las obras maestras del arte griego. El monumento constaba de tres cuerpos: el basamento, que encerraba la cámara funeraria; sobre ésta se elevaba una especie de templo rectangular rodeado por 36 columnas que estaba rematado por una pirámide coronada por una cuadriga con las esculturas que representaban a Mausolo y Artemisa. Tenía una altura total de 42 metros, estaba situado en la falda de una colina semicircular y estaba rodeado de una gran explanada cuadrada a la que se ascendía por escaleras y rampas, y desde donde se dominaba el mar y el ágora de la ciudad. En la Edad Media fue destruido junto con la ciudad de Halicarnaso, y en 1522 los Caballeros de San Juan o Rodas utilizaron sus piedras para construir la fortaleza de Bodrun. Finalmente, en 1846 los británicos adquirieron una docena de trozos del friso que se conservan en el Museo Británico. Por analogía, los romanos dieron el nombre de mausoleo a las sepulturas suntuosas, de las cuales dejaron también un destacado testimonio. Si las pirámides, obeliscos y esfinges egipcias hicieron parte del repertorio formal funerario y la arquitectura griega del período helénico fue adoptada por los diseñadores de tumbas de los siglos XVIII y XIX, fue Roma la que dejó la huella más profunda en este tema en los siglos siguientes.

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Estela griega de Dexileos, Museo Kerameikos, Atenas

Reconstrucciรณn de la tumba de Mausolo en Halicarnaso

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Para los romanos, abandonar esta vida —vita defunctus— implicaba entrar en la comunidad deificada de los manes,9 llamados también di parentis. Perdidos entre las sombras de los antepasados, pasaban a depender de la piedad de sus descendientes en cabeza del primogénito, quien asumía los deberes de un pater familias en el culto de los antepasados cuando alguien moría. Lo que más se temía era carecer de una sepultura que privara al difunto de hacer parte de los manes, quienes recibían culto en la tumba familiar durante las fiestas de los muertos, del 13 al 21 de febrero, denominados dies parentales. El individuo corría el peligro de convertirse en una sombra atormentada, un espíritu maléfico o lemur que la cabeza de familia se veía en la obligación de expulsar de su hogar durante el rito de la lemuria, que se celebraba los días 9, 11 y 13 de mayo. Esta creencia ayuda a entender a Eneas cuando ante la muerte de un amigo que se había ahogado se lamentaba: “¡Oh Palinuro, por tu demasiada confianza en la serenidad del cielo y del mar vas a yacer insepulto en ignorada arena!”.10 Los romanos también compartieron la idea de los griegos de la inmortalidad personal, pero ésta era un privilegio exclusivo de los grandes personajes, como de ello dejó constancia Cicerón en De República: “Todos aquellos que ayuden a mantener, salvar y desarrollar la patria tienen asegurado un lugar en los cielos: allí disfrutarán de una perfecta bienaventuranza por toda la eternidad”. Esta inmortalidad terminó por convertirse en la apoteosis de los emperadores, que se convertían en divi al morir.11 En Roma las prácticas funerarias variaron con el tiempo y oscilaron entre los enterramientos y la cremación o una combinación de ambas, como en el ritual de os resectum. En éste, al muerto se le cercenaba un dedo de la mano, que era incinerado y luego cubierto con tierra, en una costumbre que según algunos estaba dirigida a impedir que luego el difunto empuñara armas en contra de los vivos.12 Los muertos por lo general eran depositados fuera de las ciudades, a lo largo de las vías y caminos, a las puertas de los asentamientos, con excepción de los emperadores y personalidades distinguidas, cuyos entierros se hacían en el interior de la ciudad o en sus villas. De estos cementerios situados a lo largo de las vías se distingue el de la Via Appia Antica, fuera de Roma. También poseyeron cementerios limitados por muros que giraban en torno a una tumba principal, y jardines funerarios donde las familias sembraban árboles frutales y flores en honor de sus difuntos. Los romanos llevaban rosas, comida y bebida a las tumbas de sus seres queridos. Encendían lámparas en su honor y realizaban festivales en su nombre en febrero y mayo, cuando se les llevaban regalos y organizaban rituales para pacificar los “fantasmas

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hambrientos” sin familia y a la peligrosa larvae.13 El tratamiento de los cuerpos dependía del estrato económico del difunto; así, las personas de escasos recursos eran depositadas directamente en la tierra y los de mayores medios económicos en sarcófagos14 de mármol, piedra o madera, que a su vez eran enterrados en cámaras funerarias o también en la tierra. La permanencia formal de algunos elementos funerarios de Roma que posteriormente fueron adoptados en el siglo XIX, se puede verificar en el sarcófago de Cornelius Lucius Scipio Barbatus. Este sarcófago posee un friso dórico con sus triglifos y rosetas con volutas jónicas en sus extremos, y tiene una réplica en el sepulcro de la familia Osorio Piedrahíta que se encuentra en el Cementerio Central de Bogotá. Una de las innovaciones funerarias romanas fueron los columbarios, que consistían en cámaras mortuorias subterráneas compuestas por nichos o loculi, como nidos de palomas, de donde deriva su nombre.15 Cuando la cremación se volvió usual, en particular durante la Roma republicana, este tipo de estructuras se construyó en gran número y en los loculi —que tenían la forma de herradura de los nichos funerarios actuales— se depositaban las urnas y los bustos con las cenizas. Sin embargo, fue en la construcción de mausoleos que tuvieron la posibilidad de explorar un amplio repertorio que acompañaría desde entonces y hasta el siglo XX a la arquitectura funeraria. Buena parte de estos ejemplos fueron grabados con detalle por el veneciano Giovanni Battista Piranesi (1720-1778) en su obra Le Antichità Romana (1756), cuyos tomos segundo y tercero dedica a los vestigios de Roma y sus alrededores. En el dibujo titulado “Antiguo cruce de la Vía Appia con la Vía Argentina”16 se puede obtener una vista general de este gran complejo funerario que se desarrolló a lo largo de esa vía. Allí se observa un increíble apilamiento de monumentos funerarios con plintos que sostienen todo tipo de estatuas, bustos, figuras, sarcófagos, mausoleos, urnas y diversos objetos que no resultan extraños para un visitante de un cementerio decimonónico. Piranesi también dibujó el bello mausoleo de Cecilia Matella, una estructura con forma de tambor apoyada en un podio cuadrado coronado por un almenado que se le adicionó en la Edad Media. Está construido en ladrillo revestido de mármol travertino y posee un friso decorado con festones y bucráneos. La forma circular utilizada en esta tumba también sirvió de inspiración para los mausoleos de los emperadores Augusto (63 a. de C.-14 d. de C.) y Adriano (76-138). Este último también estaba compuesto por una estructura en forma de tambor de setenta metros de diámetro que se elevaba sobre un basamento cuadrado a través del cual se accedía. La estructura circular estaba rematada por un conjunto estatuario y cipreses.17 En el interior una rampa conducía a la cámara sepulcral

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Sarcรณfago romano de Cornelius Lucius Scipio Barbatus

Sarcรณfago de la familia Osorio Piedrahita en el Cementerio Central de Bogotรก

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del emperador; posteriormente la estructura, siguiendo la tradición de Halicarnaso, fue adaptada como una construcción defensiva y convertida en el Castello de Sant’Angelo. Otra de las estructuras funerarias romanas derivó de la torre-tumba, de planta circular o cuadrada, que se elevaba sobre un basamento o una escalinata como la Columna Trajana, que contiene las cenizas del emperador Marco Ulpio Trajano, antecesor de Adriano, y que fueron depositadas en el pedestal de ésta a su muerte en el año 117. Se deben mencionar también los hipogeos y catacumbas. Los primeros eran tumbas subterráneas, compactas y de un solo nivel, usualmente construidas para el uso de una familia o de una secta o grupo. La catacumba, por su parte, era una necrópolis también subterránea, pero que podía tener varios niveles, y fue usada principalmente por los judíos y cristianos. El término se originó en el Coemeterium ad Catacumbas bajo la iglesia de San Sebastiano en la Vía Appia, en donde reposan los restos de Sebastián, asaeteado en el año 288, en tiempos de Diocleciano (245-313), acompañado por 174.000 mártires más del cristianismo.18 Allí permanecieron también los restos de los apóstoles Pedro y Pablo. En 313, mediante el Edicto de Milán, Constantino I (274-337) se declaró protector del cristianismo, sin abolir por ello el paganismo, pero sellando el destino de la religión de Roma. Finalmente, el cristianismo, que intentó combatir todas las manifestaciones paganas, se encontró con tradiciones tan enraizadas que optó por adoptarlas como propias. Por ejemplo, los Ambarualia, cuya finalidad era la lustración19 de los campos, se tradujeron en procesiones rogativas, y el culto en honor de los muertos no conservó el gusto por las libaciones20, que se practicaron incluso en los funerales de Santa Mónica, madre de San Agustín, pero sin la utilización de flores.21 Se debe también a Constantino el traslado de la capital del Imperio, que pasó de Roma a Constantinopla, ciudad inaugurada en el año 330 y en donde levantaron imponentes iglesias cristianas, como la de Santa Sofía y la de los Santos Apóstoles, esta última destinada a contener las cenizas de la familia imperial para demostrar que aquella ciudad ante todo era cristiana y continuaba con una tradición funeraria que sólo a partir del siglo XVIII intentaría prohibirse. El cristianismo se convirtió en el año 381 en la religión oficial del Imperio romano tardío, y así quienes profesaban esta fe dejaron de ser rechazados para pasar a convertirse en miembros respetados de la sociedad y posteriormente en sus dirigentes. Desde los tiempos de la persecución, los cristianos se aferraban a la creencia de la resurrección corporal luego de la muerte, y eso lo sabían quienes los acechaban. Por

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Anรณnimo. Detalle de la Pira funeraria de El Carmen, s. XVIII


esta razón, se encargaban de quemar los miembros mutilados de estos primeros cristianos, “para que ni siquiera pudieran tener esperanza en la resurrección” y para ver si “se levantan otra vez, y si su dios les puede ayudar”. Para su consuelo, dentro del culto también se compartía la creencia de que así se esparcieran sus cenizas en el aire, esto no impediría que los cuerpos resucitasen y recuperasen todo lo que habían perdido.22 Con todo, el acceso inmediato al cielo empezó a limitarse y, según el cartaginense converso al cristianismo Tertuliano (¿160-220?), sólo los mártires poseían por la virtud de la sangre, “la única llave del Paraíso”: “Ninguno al dejar su cuerpo obtiene de golpe el título de habitante junto al Señor”.23 Los muertos debían esperar el día del Juicio Final privados al mismo tiempo de cuerpo, de sentido y de memoria; no podían experimentar gozos ni penas. Tertuliano afirmaba que el último día sólo los “santos” prometidos a las beatitudes eternas saldrían de las “regiones inferiores” para habitar las “mansiones celestes”. Los demás permanecerían en un sueño eterno, del cual los “malvados” jamás despertarían.24 Por más que los autores eclesiásticos repitieran que el poder de Dios era tan capaz de reconstruir los cuerpos destruidos como de crearlos, no lograron en los primeros siglos convencer a la opinión popular de que la permanencia eterna del alma no dependía de la conservación del cuerpo. Así, el común de la gente creía que una violación de la sepultura comprometía el despertar del difunto en ese último día y, por consiguiente, no podría alcanzar el derecho a la vida eterna. Si, como afirmaba Tertuliano, los mártires y santos tenían el acceso franqueado al Paraíso y además tenían el poder de velar por la protección de sus cuerpos y mantener alejados a los posibles profanadores, es natural que muchos cristianos buscaran obtener un enterramiento ad santos, es decir, próximo a santos y mártires: Los mártires nos guardan a nosotros que vivimos con nuestros cuerpos, y nos toman a su cargo cuando hemos dejado nuestros cuerpos. Aquí nos impiden caer en el pecado, allá nos protegen del horrible infierno, inferni horror. Por eso nuestros antepasados se preocuparon de asociar nuestros cuerpos a las osamentas de los mártires: el Tártaro les teme y nosotros escapamos al castigo. Cristo los ilumina y su claridad expulsa lejos de nosotros las tinieblas.25

En África se construyeron basílicas en los sitios donde habían sido enterrados los mártires y santos, y estos lugares terminaron convirtiéndose en cementerios ad santos, o simplemente los restos de los mártires empezaron así a ser trasladados al interior de las iglesias. La osamenta de San Pedro fue retirada de las catacumbas y llevada a una tumba en el Vaticano, y Childeberto, rey de los francos, en el año 542 hizo trasladar a París el cráneo de San Vicente de Zaragoza y reliquias de la Vera Cruz, que situó en la iglesia de Saint Germain

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que mandó construir con el fin de albergarlas.26 La costumbre de habilitar como cementerios los interiores de las iglesias o de crear uno en la proximidad de éstas revertió el proceso de situar los cementerios en las afueras de las ciudades, como había sucedido en Grecia y Roma, y arraigó esta tradición que tardaría varios siglos en ser controlada. Durante la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco la arquitectura funeraria se desarrollaría en el interior de iglesias y templos y adoptaría las manifestaciones estilísticas de estos movimientos. En Europa, el Gótico dejaría exponentes destacados como la tumba de Eduardo III (1312-1377) en Westminter (Inglaterra); en el Renacimiento es notable el trabajo realizado por Miguel Ángel Buonarroti (14751564) en las tumbas del papa Julio II y en particular en las elaboradas para Giuliano II (1478-1516) y Lorenzo II de Medicis (1492-1519). En el mausoleo del primero aparece su escultura apoyada sobre un sarcófago adornado con las estatuas de la noche y del día, mientras que en el del segundo aparecen las de la vespertina y el amanecer. Los monarcas Fernando e Isabel, en cuyo reinado se descubrió América, también encontraron su última morada en el interior de una iglesia. Ambos permanecen protegidos tras una enorme reja en la Capilla Real de Granada, diseñada por el florentino Domenico Fancellini. Los españoles, al llegar a América, continuaron con la tradición de realizar enterramientos en el interior o en inmediaciones de las iglesias, y esto explica las razones que en 1555 llevaron al entonces arzobispo de Santa Fe, fray Juan de los Barrios, a instalar el primer cementerio de la ciudad, que estuvo añadido a la puerta de la catedral.27 Al igual que en los primeros años del cristianismo, desde el siglo XVI los habitantes de esta ciudad se preocuparon por el destino de sus cuerpos una vez llegara la muerte. Éste fue un interés compartido por todos los estratos sociales, como de ello da cuenta el testamento del indio Francisco Lema, firmado en Santa Fe en 1615: In Dei nomine amén, sepan cuantos esta carta vieren como yo, indio ladino y cristiano, natural de la provincia de Riobamba del pueblo de Guano, hijo legítimo de don Alejo Lema y de doña Elvira, así mismo indios y cristianos, caciques del dicho pueblo de Guano, y yo oficial de sombrerero, estando como estoy enfermo del cuerpo y sano del entendimiento y en mi buen juicio y memoria natural, del cual Nuestro Señor fue servido de me dar, temiéndome como me temo de la muerte que es cosa natural, creyendo como firmemente creo en el misterio de la Santísima Trinidad y en todo aquello que cree y confiesa la Santa Madre Iglesia romana, protestando vivir y morir debajo de su amparo y protección, tomando por mi intercesora a la gloriosa Virgen María, ordeno mi testamento en la siguiente manera: primeramente, mando mi

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cuerpo a la tierra y el alma a mi Señor Jesucristo que la redimió con su preciosa sangre y que sea sepultado en la Iglesia Mayor desta ciudad y en la sepultura que mis albaceas señalaren y acompañen mi cuerpo el cura y sacristán della, con cruz alta y se pague la limosna de mis bienes. Item mando quel día de mi entierro, siendo hora, se me diga una misa cantada con diácono y subdiácono, y no lo siendo, se me diga otro día siguiente con su vigilia y responso sobre mi sepultura y se pague la limosna de mis bienes.28

La costumbre tan arraigada de realizar inhumaciones en el interior de las iglesias varias veces se trató de abolir en Europa. El crecimiento de las ciudades, y por consiguiente del número de difuntos enterrados en los templos, empezó a constituirse en un problema de salud que las administraciones de distintas ciudades europeas tuvieron que afrontar. En Londres sir Christopher Wren (1632-1723), luego del incendio de esa ciudad de 1666, recomendó la construcción de cementerios fuera de la ciudad, en donde “monumentos podrían ser erigidos con diseños realizados por los mejores arquitectos y esculturas del momento”.29 Este proyecto, sin embargo, no se llevó a cabo, en parte por la oposición de la Iglesia al ver que se verían disminuidos sus ingresos que por concepto de los enterramientos obtenía. A pesar de estos tempranos esfuerzos en Europa por construir camposantos fuera de las ciudades, no fue en ese continente donde los europeos pudieron llevarlos a cabo, sino en Asia. Colonos ingleses y otros europeos construyeron cementerios en las afueras de la población de Surat, en la India, que estuvo en manos británicas desde 1612 y que por consiguiente posee mausoleos que se remontan al siglo XVII. Allí se encuentra el mausoleo de los hermanos Christopher (†1659) y sir George Oxenden (†1669), una estructura de clara inspiración islámica que se caracteriza por poseer una planta cuadrada u octogonal rodeada por arcadas y rematada por una cúpula.30 Es necesario tener en cuenta que desde los tiempos romanos no se construían en Occidente mausoleos por fuera de las iglesias, y que para los Oxenden debió ser una novedad contar con uno. Otro de los cementerios europeos más importantes en la India es el de South Park Street, en Calcuta, abierto en 1767 y construido por razones higiénicas a raíz de una epidemia que asoló esa ciudad. Dicho cementerio precedió las reformas que se llevarían a cabo en Europa en el tema funerario en el siglo XVIII. En Suecia las inhumaciones en las iglesias fueron prohibidas por Gustavo III (1746-1792) en 1783, y en Francia, Napoleón Bonaparte (1769-1821), en ese momento primer cónsul, decretó que la propiedad del barón Desfontaines debería ser destinada a la construcción del cementerio de París, y en ese mismo año se prohibieron los enterramientos dentro de

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Mausoleo de Sofía Bergman de Dreyfus, Cementerio Presbítero Maestro, Lima

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las iglesias. Por su parte, la Corona española haría lo mismo en sus dominios desde finales del siglo XVIII. Las disposiciones de Carlos III para construir cementerios situados en las afueras de las poblaciones (Real Orden de 24 de marzo de 1781 y Real Cédula de 3 de abril de 1787) o para prohibir los enterramientos en el interior de los templos (Real Cédula de 8 de abril de 1787) no surtieron efecto inmediato, ni siquiera en Madrid. En esa ciudad, una Orden Circular de 1804 reiteró la construcción de cementerios, pero hubo que esperar hasta 1809, año de la inauguración del Cementerio General del Norte, para que finalmente surtiera efecto. En América, en algunas de sus ciudades principales el acatamiento de las directrices reales tuvo diverso destino. Relativamente temprano en los casos de La Habana, como fue el caso del Cementerio de Espada, que se construyó entre 1805 y 1806, y de Lima en el Presbítero Maestro, cementerio que pese a las protestas del vecindario se inauguró el 31 de mayo de 1808. Por el contrario, en Caracas la construcción del Cementerio del Empedrado sólo se inició en 1816, y en Montevideo el Cementerio Nuevo o Central, como se le conoce actualmente, sólo se puso en servicio en 1835. En el Archivo General de la Nación de Colombia reposan documentos y planos que dan cuenta de proyectos para la construcción de varios cementerios en las afueras de Mompox (1793); Barranca del Rey (1794); Cartagena (1798); Novita, Popayán, Girón, Piedecuesta y Bucaramanga (1800); Socorro (1809) y Coello (1810), entre otros. En Bogotá, las instrucciones reales fueron acatadas por el virrey José de Ezpeleta y Galdeano, quien por Decreto del 11 de abril de 1791 mandó construir un cementerio para esta ciudad y encomendó para esta tarea al comandante de artillería Domingo Esquiaqui (1737?-1820). Esquiaqui había llegado a Bogotá procedente de Cartagena para hacerse cargo de los trabajos de reconstrucción de la ciudad tras el terremoto de 1785, y con la excusa del diseño del cementerio aprovechó para dibujar el primer plano de la ciudad que se conoce. El sitio escogido estaba situado al occidente de la ciudad, sobre el costado sur del camino que conducía a Fontibón, a la altura de la actual estación de La Sabana, como se puede observar en las copias que se conservan del mismo.31 Debido a la imposibilidad de seguir realizando enterramientos en el Hospital de San Juan de Dios, este terreno fue adecuado en noviembre de 1793 por el doctor don Baltasar Jaime Martínez Compañón. Este cementerio fue conocido como La Pepita, y estuvo en funcionamiento hasta que por medio del Acuerdo Municipal No. 5 de 1887 se varió su lugar y se prohibió inhumar allí cadáveres. Al tener este primer cementerio una connotación popular, las personas de mayor solvencia

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económica se negaron a ser enterradas en él. Por este motivo el señor Buenaventura Ahumada,32 quien en 1822 se desempeñaba como alcalde ordinario de segunda nominación de la ciudad, le solicitó al Cabildo que designara un nuevo terreno para la construcción de otro cementerio. Una experiencia semejante se vivió en la ciudad de Medellín. El primer cementerio que funcionó desde 1808 en el barrio de San Benito fue luego trasladado al cerro de la Asomadera, en las afueras de la población, cerca al camellón de Guanteros, y fue denominado San Lorenzo. Bendecido en 1828 y concebido para sepultar pobladores de cualquier condición social, nunca pudo evitar que su apariencia física y sus usuarios se relacionaran con las clases populares. La lentitud en el desarrollo del cementerio de San Lorenzo y sus constantes problemas de mantenimiento terminaron por incidir en la creación de un cementerio privado, el de San Vicente de Paúl, hoy conocido como San Pedro, el cual fue inaugurado en 1844. Desde ese momento San Lorenzo, al igual que La Pepita en Bogotá, pasó a ser conocido como el “cementerio de los pobres”. Para 1827, el Cementerio Central de Bogotá no había comenzado a construirse, y el cura de la catedral, José Antonio Amaya, le recordó al Concejo Municipal que la solicitud hecha por Ahumada no había sido tenida en cuenta. Por lo tanto, el Gobierno Nacional decidió actuar y Simón Bolívar firmó un decreto el 15 de octubre de ese año, que nuevamente prohibía el entierro de cadáveres en templos, capillas o bóvedas, y ordenaba la construcción de cementerios en las afueras de las poblaciones que aún no contaban con ellos. El mismo día en que empezó a regir ese decreto, el entonces intendente interino de Cundinamarca, el coronel Pedro Alcántara Herrán, firmó otro en que ordenaba la construcción inmediata del cementerio de Bogotá en un lote de terreno aledaño al otorgado a los súbditos ingleses.33 A finales de 1836 se dio definitivamente al servicio público el cementerio, a pesar de que venía funcionando como tal desde 1832, en parte gracias al empeño que le puso a esta empresa Rufino Cuervo, quien al retirarse como gobernador de Bogotá dejó concluidas las paredes del contorno, más de 200 bóvedas en “estado de prestar servicio” y la portada, que se conservó hasta 1904, cuando fue reemplazada por la actual diseñada por Julián Lombana. Como se ha visto a lo largo de este breve recorrido histórico, el descubrimiento por parte del hombre de que su fin estaba cerca lo ha preparado para entrar en un mundo desconocido, donde las creencias religiosas han cumplido un papel fundamental. La esperanza de revivir en un mundo más allá, de reencarnar nuevamente en la tierra, así como las relaciones de los vivos con los difuntos, han definido los rituales funerarios y las características arquitectónicas, técnicas, simbólicas y plásticas de mausoleos, tumbas,

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lápidas, criptas, mastabas y sarcófagos que se han construido en el interior de nuestras iglesias desde el siglo XVI y en los cementerios a lo largo de los siglos XVIII, XIX y primeras décadas del XX. Desde ese momento la muerte ha sido cubierta con un pesado silencio y es un tema que lentamente ha desaparecido de la vida cotidiana para trasladarse a un higiénico hospital en donde un moribundo hará su último viaje en medio de tubos, tanques de oxígeno y todo tipo de tecnología. El mismo velo cayó sobre las antiguas necrópolis, que fueron reemplazadas por verdes campos situados, como en tiempos de Grecia y Roma, a lo largo de las vías de salida de las ciudades. Quizá se haya ganado en higiene y paisajismo, pero se ha perdido el significado y simbolismo de una tradición funeraria que, como se ha visto, se remonta a los orígenes mismos de la civilización. Esperamos que esta exposición, así como el glosario de términos funerarios que acompaña el presente catálogo, contribuyan a revivir el interés en los cementerios y en el patrimonio cultural que en éstos se encierra.

Notas 1 Thomas Lynch, El enterrador, Bogotá, Alfaguara, 2004, p. 39. 2 Colleen McDanell y Bernhard Lang, Historia del cielo. De los autores bíblicos hasta nuestros días, Madrid, Altea, 2001, p. 53. 3 Ibíd, pp. 56-62. 4 Ibíd, pp. 68-70. 5 Platón, “Fedón o del alma”, en Diálogos, México, Editorial Porrúa, 1968, pp. 275-313. 6 Erwin Panofsky, Tomb Sculpture, New York, H.W. Janson, 1992, p. 13. 7 C. Jouco Bleeker, Historia religionum. Manual de historia de las religiones, Madrid, Ediciones Cristiandad,1973, pp. 51-118. 8 James Stevens Curl, Death and Architecture, Londres, Sutton Publishing, 2002, pp. 24-25. 9 Los manes son las sombras, las almas de los muertos, los dioses del mundo inferior. Dioses benevolentes, en oposición de larvae y lemures, considerados dioses malignos. 10 Virgilio, Eneida, Bogotá, Editorial La Oveja Negra, 1983, p. 122. 11 Robert Schilling, “Religión romana”, en Historia religionum…, op. cit., pp. 434-482. 12 Erwin Panofsky, op. cit., p. 10. 13 James Stevens Curl, op. cit., p. 41. 14 Sarcófago, del latín sarcophagus, devorador de carne. Es un ataúd por lo general de piedra en donde la carne se disuelve rápidamente. La palabra latina sarcophagum se usaba para designar una tumba o un sepulcro.

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15 Columba, palabra latina que significa paloma. 16 “Antiquus bivii viarum appiae ardentianae”, en Luigi Ficacci, Piranesi. Catálogo completo de obras, Roma, Taschen, 2001, p. 215. 17 Árboles consagrados a Plutón que por su verticalidad recuerdan el tránsito de la tierra al cielo y por su verdor perenne han sido vistos siempre como símbolo de la eternidad. 18 James Stevens Curl, op. cit., p. 66. 19 Lustración: purificación sacramental y simbólica que se efectuaba en Grecia y Roma por los medios materiales (el agua, el fuego, el aire) para borrar las manchas morales e inmateriales. La impureza o mancha así borrada tenía como carácter negativo el no depender directamente de la voluntad que pudo haber contribuido a formarla, pero que no podía destruirla. Estaba unida a la persona y por consiguiente podía contagiarla a los demás. En latín el ser impuro es impius, pero la mancha caída sobre éste (piaculum) se consideraba de condición moral, pecado voluntario o involuntario (piaculum commisum), que debía desaparecer por medio de una ofrenda o sacrificio expiatorio (piaculum). La purificación debía ser administrada por otra persona y no por el mismo pecador. 20 Libación: del latín libatio, de libare, derramar. Efusión de vino o de otro licor que se hacía en honor de los dioses y se utilizaba en ceremonias religiosas, como en los sacrificios. 21 Robert Schilling, op. cit., p. 474. 22 Colleen McDanell y Bernhard Lang, op. cit., pp. 138-139. 23 Tertuliano, “De resurrectione carnis”, citado en Philippe Ariès, El hombre ante la muerte, Madrid, Taurus, 1999, p. 35. 24 Philippe Ariès, El hombre ante la muerte, op. cit., p. 35. 25 Máximo de Turín, citado por Philippe Ariès, op. cit., p. 36. 26 Enciclopedia universal ilustrada europeoamericana, tomo XVII, Madrid, Espasa Calpe, 1930, pp. 291-292. 27 Alonso Garzón de Tahuste, “Historia de los prelados del Nuevo Reino de Granada”, en Mario Germán Romero, Fray Juan de los Barrios y la evangelización del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Eclesiástica Fernando Caycedo y Flórez, vol. IV, 1960, p. 97. 28 Archivo General de la Nación, Notaría Primera, tomo 34, folios 401r-404r, citado por Pablo Rodríguez Jiménez en Testamentos indígenas de Santa Fe de Bogotá, siglos XVI-XVII, Bogotá, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Observatorio de Cultura Urbana, 2002, p. 95.

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29 James Stevens Curl, op. cit., p. 136. 30 Ibíd, p. 137. 31 Eduardo Posada, Narraciones, Bogotá, Librería Americana, 1906, pp. 30-31. El plano original desapareció en el incendio de las Galerías Arrubla en 1900; sin embargo, se conservan varias copias. 32 De acuerdo con Alberto Urdaneta, en su artículo “Día de Difuntos” del 2 de noviembre de 1884. Buenaventura Ahumada fue la primera persona que enterraron en el Cementerio Central. Véase Papel Periódico Ilustrado, año IV, tomo IV, p. 92. 33 Enrique Ortega Ricaurte, Cementerios de Bogotá, Bogotá, Editorial Cromos, 1931, p. 39.

Pira funeraria del arzobispo Rubio y Salinas, por Miguel Cabrera, México, 1765

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JosĂŠ Guadalupe Posada

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Cristo Hoyos. Silencio, 1997. Acrílico sobre tela. 30 x 30cm. Colección particular

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J. Gumilla. El Orinoco Ilustrado

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Espacios para los muertos y ritos para la memoria Luis Carlos Colón Llamas

1. Los ritos funerarios en las culturas precolombinas y afrocolombianas En sus Noticias historiales, fray Pedro Simón relata el modo en que los aborígenes de Cumaná rendían culto a sus “reyes” con ocasión de la muerte de alguno de ellos: […] en muriendo, adornaban el cuerpo de todas las joyas de oro con que se hallaba en la muerte y había usado en la vida. Y habiéndolo embijado primero, lo tendían en una barbacoa que hacían de nuevo para esto y con fuego manso debajo lo iban secando por espacio de ocho días; en los cuales venían a dar el pésame sus vasallos a la mujer e hijos o parientes del difunto. Y una venerable anciana, cada día de aquellos, compuesta de muchas sartas de caracoles en cuello, brazos y piernas, salía a la plaza, y enfrente de la casa donde se estaba tostando el cuerpo, con triste canto decía las proezas y valentías de la vida del difunto y sacaba en ciertos pasos, de cómo las iba cantando a vista de todos, unas veces el arco con que peleaba, otras las flechas, otras la macana y otras la lanza. Y así, iba discurriendo por todo lo que había que sacar, sin callar a vueltas de esto las fiestas, convites, regocijos que había hecho y lo demás que a ella le parecía podría engrandecer a la persona de su señor. Hecho esto y el cuerpo ya tostado, raían la carne pegada a los huesos, y dejándolos mondos y cada uno de por sí, los metían en un cataure o cestillo, y la carne en otra, y ponían en lo más alto del bohío. Para este día, que era la última ceremonia, estaba ya dispuesto por los parientes del difunto todo lo necesario de bebidas y comidas para un largo convite que hacían a todo el pueblo, que se juntaba en la misma plaza, delante de sus casas. Y sentados en el suelo, tendían gran cantidad de tortas de cazabe, y sobre ellas (que no había otros platos) las presas de carne de venado y otros animales asados en barbacoa, con mazamorras de harinas de pescado, mezcladas con conejos y curíes. Comían y bebían de sus fuertes vinos hechos de maíz y raíces de yuca, hasta que todos escapaban embriagados. Pero antes de esto, entre la comida, levantaban a una grandes llantos que se venían a concluir cuando se acababa la comida.1

Que los ritos funerarios tenían un lugar especial en las agrupaciones aborígenes que habitaban el territorio americano a la llegada de los españoles, no se pone en duda. Fray Pedro Simón y Gonzalo Fernández de Oviedo, entre otros cronistas, relatan, a

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veces con gran detalle, los ritos funerarios de comunidades de diversas regiones de la América recién descubierta. Los testimonios arqueológicos más elocuentes de un gran número de culturas precolombinas descubiertas en territorio colombiano están relacionados precisamente con los ritos funerarios. Los hallazgos arqueológicos de San Agustín y Tierradentro, ampliamente estudiados desde hace varias décadas, evidencian el lugar que ocupaba el culto a los muertos en esas culturas desaparecidas. En lo que tiene que ver con los ritos funerarios de las culturas indígenas que sobreviven hasta el presente, es de destacar la costumbre extendida entre varias comunidades del actual territorio colombiano de enterrar a sus muertos en las mismas casas que les sirven de habitación. Según Reichel-Dolmatoff, esta costumbre, que ha sido encontrada entre los antiguos taironas y los actuales cunas, emberás, noanamás y tukanos, entre otros, “conlleva la idea de ‘dos casas’, de un dualismo y de una intercomunicación entre las dos dimensiones. La casa de arriba, donde vive la familia, es la de la luz, del calor, mientras que el entierro debajo del piso es la casa de la oscuridad y del frío”.2 Entre los chimilas, esta idea de las “dos casas” llegó a materializarse realmente en dos tipos de construcciones diferenciadas en sus poblados: las casas de los vivos y la casa de los muertos. Los poblados chimilas están conformados por pequeños conjuntos de cinco a diez casas agrupadas en forma más o menos circular en torno a una plaza. Sin embargo, en casi todos los poblados destaca la presencia de una casa de mayores proporciones y mejor construcción que sirve de casa-cementerio.3 Los ritos funerarios son similares a los de otras tribus. Cuando alguien muere, se le pinta el cuerpo de rojo, se le pone en cuclillas y se le envuelve en su hamaca. Hecho esto, se entierra el cadáver en la casa de los muertos: los hombres “mirando” a levante y las mujeres a poniente, “porque es gente de noche”.4 De esto que se acaba de describir llama la atención que la muerte no es algo aislado en la cotidianidad de la comunidad. Reichel-Dolmatoff hace alusión a la proximidad espacial (y ritual) entre la casa de los muertos y una gran piedra situada en la parte trasera de ésta, que es utilizada para las ceremonias importantes de la vida cotidiana de los habitantes del poblado. A este lugar se retiran las mujeres cuando van a dar a luz; allí se celebran los ritos de iniciación y se corta el cabello de los novicios; asimismo sirve para colocar el cadáver antes del entierro, para llorarlo y pintarlo de rojo.5 La casa de los muertos y los ritos asociados a la muerte tuvieron un papel fundamental durante el período de la Conquista en la prolongada resistencia de los chimilas a abandonar sus costumbres. Gracias a la conservación de estos espacios

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de socialización que permitieron continuar las manifestaciones rituales en torno a la muerte, esta comunidad logró mantener su cohesión social y cultural durante largo tiempo.6 Por tanto, para gran parte de los grupos indígenas actuales, la cercanía de los muertos se convierte en algo fundamental para mantener su memoria, ya que creen que los recién fallecidos les transmiten mensajes de importancia a los vivos. Para muchas de estas comunidades, el olvido de los difuntos tiene consecuencias nefastas para los familiares sobrevivientes, pues si los muertos no obtienen el fuego, los servicios y favores que “piden”, están en capacidad de enviar enfermedades y otras desgracias.7

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Hipogeo, Tierradentro, Colombia

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El lumbalú de San Basilio de Palenque Entre los esclavos negros traídos al Nuevo Mundo ocurrió un fenómeno similar que les permitió en algunos casos mantener buena parte de su cultura original. La Corona española incentivó la creación de cabildos negros que tenían como objetivo principal que los propios miembros de la comunidad negra asistieran a los esclavos de una misma procedencia.8 Al mismo tiempo, el cabildo les permitió a estas comunidades difundir creencias, música, costumbres y ritos. Este organismo fue importante para los negros esclavos de las ciudades del Caribe como para los negros cimarrones que formaron comunidades conocidas como palenques. En el actual Palenque de San Basilio, situado a 70 kilómetros de Cartagena de Indias, aún se conservan indicios de esta institución que hoy sólo desempeña funciones rituales en las ceremonias funerarias llamadas lumbalú. Este término de origen bantú está compuesto por dos elementos: lu, un prefijo colectivo, y mbalú, que significa melancolía, recuerdo.9 El lumbalú está compuesto no sólo por los cantos de muerto sino por todo el ritual de despedida del difunto, en el que participa la comunidad y que tiene por fin “ayudar al difunto a irse de este mundo tranquilo y contento”.10 En Palenque, la muerte se convierte en un ritual de despedida que reúne a vivos y muertos solidariamente en torno al finado, y en el que la música, el baile y la comida son los principales componentes. Los ritos del velorio se inician desde el momento mismo del fallecimiento y se prolongan por nueve noches, tiempo durante el cual el jefe del cabildo toca el pechiche (tambor sagrado perteneciente a una familia y cuyo privilegio para tocarlo es hereditario) acompañado por el yamaró, un tambor menor, en tanto que un coro de ancianas entona cánticos sagrados y recuerdos de la vida del difunto. El ritual simboliza la muerte y celebra la vida, pero adicionalmente los cantos mortuorios se han convertido en el principal “depósito de genealogía local”11, debido a que en algunos cantos se enuncian los nombres de los antepasados del difunto. Nina S. de Friedemann ha señalado que para los palenqueros “los vivos y los muertos son parte de un universo pleno de espíritus que habitan espacios sagrados y profanos que enmarcan la vida diaria”.12 La ceremonia del lumbalú no sólo era un acto social de intercambio entre los vivos, sino que igualmente era útil para establecer un intercambio entre el mundo de los vivos y los muertos, para que estos últimos encontraran su camino al otro mundo. Los muertos que no han sido despedidos con el ritual tradicional de plegarias, lamentos y cantos, bien sea porque murieron lejos o porque no se encontraron sus cuerpos, son espíritus que se quedan en el poblado. La velación de

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cuerpo presente en la que se utiliza uno de los vestidos del difunto tiene por objeto despedir el espíritu y evitar que siga vagando por el pueblo.13

2. Los ritos funerarios en la Colonia Los europeos que desembarcaron en América también trajeron consigo sus ritos funerarios y sus concepciones sobre la vida después de la muerte. Para los españoles llegados al Nuevo Mundo, la sepultura de sus difuntos en un terreno que no fuera considerado sagrado era impensable. Esto era algo inherente a la civilización cristiana que, durante largo tiempo, se había opuesto a todas las divergencias heréticas que veían con indiferencia el lugar de sepultura: éste podía ser sagrado o profano. Esta connotación del cementerio como algo sacro y público fue lo que prevaleció tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo.14 Por este motivo, las iglesias y sus alrededores, en particular los atrios, fueron utilizados para este fin en las ciudades fundadas por los españoles en territorio americano desde el siglo XVI. Sin embargo, el espacio de la iglesia estaba reservado a aquellos que pudieran pagarlo; el atrio era el cementerio de los pobres. Sólo a partir del siglo XVII y comienzos del XVIII, tanto en Europa como en las colonias americanas se comenzó a imponer la costumbre, por parte de algunas personas de prestigio, de hacerse enterrar al aire libre, es decir, en el atrio de las iglesias, por humildad. Prueba de que esta costumbre ya estaba bastante extendida a comienzos del siglo XVIII es la definición que trae el Diccionario de la Real Academia en su edición de 1729 del término “cimenterio”: “Lugar sagrado, que hai en todas las Parrochias, y otros Templos, en que se enterraban antiguamente todos los Fieles; pero oy solo se entierran en él los pobres de limosna, y los que por su devoción, y humildad eligen esta sepultúra”.15 La trascendencia que se le daba a sepultar el cuerpo del difunto en lugar sagrado y protegido del vandalismo y de los animales carroñeros responde, en parte, al valor que fue adquiriendo en la escatología cristiana popular la idea de la resurrección, idea según la cual muchos estaban convencidos de que sólo resucitarían, para asistir al juicio final, aquellos que hubieran recibido sepultura conveniente e inviolada.16 En este sentido, la muerte se convertía en un estado intermedio de espera, algo que se trasluce en los epitafios de algunas tumbas de la ciudad, como el de Luis López de Ortiz (quien murió en 1596), conservado en la iglesia de la Concepción, y quien fuera benefactor de la construcción de la iglesia y del convento: “Aquí yace Luis López de Ortiz vecino de esta ciudad, el menor hombre del mundo y en pecados el mayor, esperando la misericordia de Dios”.

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Tumba de Francisco de Paula Santander, Cementerio Central de Bogotรก. Foto: Javier Sandoval

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Pero si el lugar que se escogía para el destino final de los restos mortales era importante, no lo eran menos los preparativos para la muerte y los ritos posteriores a ésta. La preparación para el momento de la muerte, los ritos funerarios y el conjunto de misas, oraciones, penitencias, ayunos y obras de caridad posteriores a la muerte, estaban insertos en un complejo aparato social fundado para ayudar a los que morían en su paso al más allá. Precisamente, las cofradías y capellanías que en territorio americano se habían establecido desde el siglo XVI, a imagen y semejanza de las que ya existían en Europa, eran congregaciones que tenían por objeto acompañar a sus asociados a la hora de la muerte y garantizar la oración constante por las almas de sus fundadores después de ella.17 Todo este aparato social y religioso tenía un tiempo garantizado en el almanaque para su actividad, bien fuera para “sacar las almas del purgatorio”, para orar por ellas o bien para obtener indulgencias para aquellos que visitaran las diversas iglesias dispersas por la ciudad. Muestra de lo significativo que era todo este ritual es la minuciosidad con que se consignaban en los testamentos todos los detalles relativos a las pompas fúnebres del difunto y las, algunas veces, excesivas partidas que se dejaban para asegurar una buena cantidad de misas después de la muerte, como consta en el testamento de María Arias de Ugarte, realizado en 1663, quien disponía que el día de su fallecimiento se dijeran [...] todas las misas que se pudieren decir en dicho convento [Santo Domingo] y los demás de esta ciudad por mi alma particular […] quinientas misas por mi alma y de mis difuntos […] Que todas las misas rezadas y cantadas que dejo señaladas, suman las cantadas treinta y tres […] y las misas rezadas son trescientas treinta y cuatro, las cuales aplico por mi alma, la de Juan de Capyain, mi marido, y por el ilustrísimo señor don Fernando Arias de Ugarte, y por mis padres y abuelos.18

La visión “ilustrada” de la muerte y la creación de cementerios extramuros A finales del siglo XVIII estos ritos comienzan a verse socavados desde su base con la visión higienista que empieza a imperar en torno a la muerte y los enterramientos urbanos, debido, en parte, al temor de que los muertos sepultados en el medio urbano pudieran contagiar grandes epidemias al resto de la población. Desde la segunda mitad del siglo XVIII comienza a imponerse una visión higienista sobre la muerte y los enterramientos en las iglesias que le darán un viraje notable a los ritos funerarios de los habitantes de la ciudad y, en consecuencia, a sus relaciones con los muertos.

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A partir de ese momento se configura un marco jurídico, reforzado por discursos médicos y técnicos para justificar y poner en práctica la construcción de cementerios alejados del perímetro urbano, en contraposición a la costumbre de enterrar los cuerpos de los difuntos en el interior de las iglesias o en sus proximidades. De esta manera, médicos, funcionarios públicos y personajes con formación en ingeniería militar (quienes hacían las veces de planificadores urbanos)19 se encargan de establecer un conjunto de argumentos legales, técnicos y científicos que soportan la decisión de Carlos III de ordenar la construcción de cementerios y prohibir las sepulturas en las iglesias. Así, desde los primeros esbozos de esta nueva visión higienista sobre la muerte, fue necesario que transcurriera casi un siglo para que los habitantes de la ciudad dieran muestras efectivas de cambios en sus hábitos funerarios, actitud que de alguna manera estuvo impulsada por los representantes de la recién creada República, quienes convirtieron el Cementerio Central de Bogotá, puesto en servicio en 1836, en un espacio más para la representación de la nueva sociedad.

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El cementerio del siglo XIX como lugar conmemorativo La construcción del Cementerio Central de Bogotá y de otros cementerios similares en el país, como el San Pedro de Medellín, dieron origen a una forma particular de representación de la sociedad y de sus hombres ilustres. En este sentido, no es casual que uno de los primeros sepelios celebrados en el Cementerio Central, ocupando un lugar privilegiado, haya sido el del general Francisco de Paula Santander (1792-1840), uno de los principales actores de la Independencia. Con ello no sólo se rompía con el viejo régimen colonial en un aspecto más, sino que se daba inicio a un nuevo repertorio simbólico de representación de la sociedad republicana. Así lo entendieron algunas familias solventes que fueron construyendo mausoleos en el centro de la elipse, de la misma manera que la elite política de turno fue otorgando predios y erigiendo monumentos —también en el centro de la elipse— en memoria de personajes a quienes quería rendir homenaje.20 Otros sectores sociales también se agenciaron un lugar en el cementerio. Tal es el caso de las sociedades de mutuo auxilio que se comenzaron a crear a partir de la segunda mitad del siglo XIX para tratar de garantizar un sepelio digno a sus miembros, algunas de las cuales obtuvieron permiso para construir fuera de la elipse los “monumentos” destinados a los cadáveres de sus miembros.21 De esta manera, el cementerio del siglo XIX, entendido como un gran globo de terreno, hoy cortado en

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tres partes por la malla urbana, se convertía en un lugar sectorizado según la índole social de los difuntos. La negación urbana del Cementerio Central En la primera mitad del siglo XX Bogotá sufriría una gran transformación de la cual no podría sustraerse el Cementerio Central, y que se reflejaría en las relaciones de los habitantes de la ciudad con los muertos. Construido inicialmente en las afueras de la ciudad, con el rápido crecimiento de ésta en las primeras décadas del siglo fue quedando en medio de un conjunto urbano más amplio. Como resultado de esto, las diferentes obras realizadas en el entorno inmediato a los predios del cementerio tendieron sistemáticamente a negar su presencia en el medio urbano. Una de las primeras operaciones fue la realizada por el urbanista austriaco Karl Brunner en los años cuarenta, cuando llevó a cabo el trazado del barrio Santa Fe en las inmediaciones del costado sur del cementerio. Con el propósito de aislar la nueva zona residencial de la necrópolis, interpuso una franja destinada a albergar industrias.22 Posteriormente, en los años cincuenta, el trazado de la carrera 20 dividió el gran globo de terreno que conformaba el cementerio en dos partes. Al mismo tiempo se inició la construcción de la avenida El Dorado, que tenía por objeto comunicar el centro de la ciudad con el nuevo aeropuerto, recortando una buena parte de la plazoleta de acceso al cementerio que servía para recibir los cortejos fúnebres. Por último, la construcción del parque del Renacimiento, en el año 2000, en los predios que antiguamente formaban parte del cementerio, se convirtió en una obra que desconoce la trascendencia del lugar para la conservación de la memoria de los habitantes de la ciudad. Este conjunto de intervenciones no contribuyeron en lo más mínimo a incentivar la apropiación y la valoración de este lugar por parte de los habitantes de la ciudad. Sin embargo, quienes hoy asisten al cementerio mantienen vivo ese culto a los muertos en la forma de nuevos ritos de todo orden.

3. La re-significación de los lugares mediante el rito La construcción del cementerio no sólo dio inicio a nuevos rituales funerarios sino también a nuevas formas de representación social y simbólica en las que las tumbas y mausoleos juegan un papel fundamental. A través de éstos es posible estudiar los sentimientos colectivos hacia la muerte y hacia el más allá. De estas actitudes, Ariès señala principalmente tres: la primera de

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ellas está definida por las tumbas simples marcadas con una lápida como signo de la individualidad (la tumba es un monumento conmemorativo de la personalidad del difunto); la segunda tiene que ver con la viejísima creencia en un más allá y se define de muchas maneras mediante diversos monumentos que así lo manifiestan; y la última está definida por las capillas que sirven para reunir en un espacio mínimo a los miembros vivos y muertos de una misma familia.23 Las lápidas, las estatuas, los monumentos: formas de perpetuación de la memoria de los difuntos Para Ariès los retratos, las máscaras mortuorias, las estatuas conmemorativas y otras manifestaciones similares no tienen otro propósito que el de intentar “salvar del naufragio algunas cosas que expresen una individualidad incorruptible y en particular el rostro, secreto de la personalidad”.24 A la piedra, por tanto, se le asigna la función de acoger la memoria, y tal vez por ello no sea casual que las dos piedras de ónix, mencionadas en el libro del Éxodo, sobre las que se habían grabado los nombres de los hijos de Israel y que se llevaban sobre las hombreras del efod (la vestidura de los sacerdotes israelitas), recibían el nombre de piedras memoriales.25 40

Lápida de la tumba de Luis López de Ortiz en la Iglesia de La Concepción, Bogotá

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Foto: Jorge Alberto MartĂ­nez

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Memoria oficial / memoria espontánea Pero si el Cementerio Central se configuró desde su construcción como un lugar representativo de la memoria oficial, al cual posteriormente la sociedad le dio la espalda, en las últimas décadas del siglo XX ha sido escenario de algunas prácticas que han dado origen a la elaboración de una memoria no oficial basada en la santificación popular de algunos personajes relevantes de la historia de los últimos 50 años del país y de algunos anónimos, incluso. Esta nueva forma de relación de amplias capas de la sociedad con los muertos parece estar basada en el intercambio de favores: los vivos hacen solicitudes concretas a las figuras que han santificado y a cambio les ofrecen oraciones por su alma26. Las tumbas objeto de este ritual son particularmente las de algunos personajes que, de acuerdo con la imaginería popular, han intentado transgredir o cambiar el orden institucional; por tanto, adquieren especial relevancia aquellos que han muerto de manera violenta aunque sean personajes a veces opuestos: José Raquel Mercado, líder sindical asesinado por la guerrilla en 1977; Jaime Pardo Leal, candidato presidencial de izquierda, asesinado en 1987; Luis Carlos Galán, candidato presidencial liberal, asesinado en 1989; Carlos Pizarro, líder guerrillero de izquierda, asesinado después de su reinserción a la vida civil en 1990. El ritual sigue siendo en esencia el mismo que se ha practicado en la religión cristiana desde hace siglos, pero en este caso tiene un carácter marginal mediante el cual las periferias sociales y étnicas se han apropiado de este centro simbólico de la nación mediante formas de comunicación anticanónicas. Paralelamente a estas formas de resignificación popular se hace necesario señalar otras emprendidas desde diversos ámbitos, y que tienen por objeto reelaborar el significado de algunos lugares destinados al culto funerario. Una de ellas fue la realizada en el año 2003 por la Alcaldía Mayor de Bogotá como parte de las acciones educativas para reducir el índice de muertes violentas en la ciudad, que tuvo por objeto evidenciar la presencia física y simbólica de las galerías que forman parte del globo B del Cementerio Central, mediante la pintura de una consigna con el texto: “La vida es sagrada” en cada una de las galerías. Otro proyecto similar, aunque en otro contexto, es el parque monumento realizado en la población de Trujillo, en el departamento del Valle, en memoria de las víctimas de las masacres cometidas en esa región del país entre 1988 y 1994. El proyecto cuenta con varios componentes, entre los cuales está el “Muro de la Sombra del Amor”, realizado por el escultor kurdo Hoshayar Rasheed, asilado en Holanda, y que forma

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parte de un círculo de otras siete obras instaladas en otros tantos países en donde se han cometido crímenes de lesa humanidad. El Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia también ha iniciado una experiencia, tomando esta vez como centro la tragedia de la población de Armero, que fuera sepultada por un alud de lodo y ceniza con la erupción del volcán nevado del Ruiz el 13 de noviembre de 1985. Este proyecto interdisciplinario abordaba un problema complejo de múltiples pérdidas de una comunidad, como hábitat, territorio e identidad, y se proponía plantear un trabajo con los pobladores sobrevivientes tendiente a resignificar el lugar y la relación de pertenencia de aquellos que aún mantienen vínculos con él. A partir de un lugar que después de la tragedia fue declarado camposanto y donde hoy comienza a surgir un universo de vida de todo orden, se proponen otras miradas que propician un [...] diálogo entre la comunidad y su propia imagen (las fuentes de la memoria), la identificación del territorio (Mapa mental), toma de conciencia de lo que se cultiva (La huerta), los lugares de encuentro (Alrededor del patio), los ámbitos y principios de colectividad (La Cocina), las costumbres y sus escenarios (Primero por los ojos, luego por el sabor; Arte que se cocina).27

Esta voluntad de pretender rescatar la memoria enajenada de las grandes masas de muertos anónimos confiere un nuevo significado a las relaciones de la sociedad urbana con la muerte. La sociedad urbana actual ya no sólo aspira a rendir homenaje a unos pocos hombres y mujeres o a un conjunto de vidas consideradas meritorias sino que, por el contrario, busca mecanismos para dar lugar a la memoria de una sociedad como un todo en el que toda ella se sienta reflejada en alguna medida. Es mediante la recreación y adaptación de estos ritos a la vida actual como se le puede conferir un nuevo sentido a la muerte (y al valor de la vida, tal y como se hacía en otras comunidades) en una sociedad en la que se ha banalizado.

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Notas 1 Fray Pedro Simón, Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales, tomo I, Bogotá, Talleres Gráficos Banco Popular, 1981, p. 548. 2 Gerardo Reichel-Dolmatoff, Orfebrería y chamanismo, Medellín, Editorial Colina, 1990, p. 37. 3 Gerardo Reichel-Dolmatoff, “Etnografía chimila”, en Boletín de Arqueología, vol. 2, No. 2, Bogotá, abril-junio de 1946, pp. 95-155. 4 Ibíd. 5 Ibíd. 6 Marta Herrera Ángel, Ordenar para controlar. Ordenamiento espacial y control político en las llanuras del Caribe y en los Andes centrales neogranadinos. Siglo XVIII, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Academia Colombiana de Historia, 2002, pp. 298-301. 7 Gerardo Reichel-Dolmatoff, Orfebrería y chamanismo, op. cit., p. 38. 8 Nina S. de Friedemann y Carlos Patiño Roselli, Lenguaje y sociedad en el Palenque de San Basilio, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983, p. 64. 9 Nina S. de Friedemann, “Lumbalú: ritos de la muerte en Palenque de San Basilio, Colombia”, en América Negra, No. 1, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 1991, p. 70. 10 Nina S. de Friedemann, y Carlos Patiño Roselli, op. cit., p. 71. 11 Armin Schwegler, Chi Ma Kongo. Lengua y rito ancestrales en el Palenque de San Basilio (Colombia), Madrid, Frankfurt, Biblioteca Iberoamericana, 1996, p. 60. 12 Nina S. de Friedemann, “Vida y muerte en el Caribe afrocolombiano: cielo, tierra, cantos y tambores”, en América Negra, No. 8, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 1994, p. 86. 13 Nina S. de Friedemann, “Lumbalú: ritos de la muerte…”, op. cit., p. 81. 14 Philippe Ariès, El hombre ante la muerte, Madrid, Editorial Taurus, 1999, p. 42. 15 Real Academia Española, Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua [...], tomo 2, Madrid, Imprenta de Francisco del Hierro, 1729. 16 Philippe Ariès, op cit., p. 35. 17 Ana Luz Rodríguez González, Cofradías, capellanías, epidemias y funerales. Una mirada al tejido social de la Independencia, Banco de la República, Bogotá, El Áncora Editores, 1999, p. 98.

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18 Citado por Pilar Jaramillo de Zuleta, “El rostro colonial de la muerte. Testamentos, cortejos y enterramientos”, en revista Credencial Historia, No. 155, Bogotá, noviembre de 2002. 19 Tal es el caso de los médicos Sebastián José López Ruiz y Antonio José Froes, el comandante de artillería Domingo Esquiaqui, el fiscal de Santa Fe y otros funcionarios que a finales del siglo XVIII justificaron la construcción de cementerios en las afueras de la ciudad. Véase Silvia Cogollos Amaya y Martín Eduardo Vargas Poo, “Las discusiones en torno a la construcción y utilidad de los ‘dormitorios’ para los muertos. (Santa Fe, finales del siglo XVIII)”, en Jaime Humberto Borja Gómez (ed.), Inquisición, muerte y sexualidad en la Nueva Granada, Bogotá, Editorial Ariel-CEJA, 1996, pp. 143-167. 20 Tal es el caso del coronel José María Echevarría, a cuya familia, por haber él “muerto gloriosamente en defensa de las instituciones liberales”, la Municipalidad le concedió un predio para levantar un monumento que contuviera sus restos (Acuerdo 36 de 1878); o bien del coronel Samuel L. Guerrero, en honor de quien la Municipalidad ordenó levantar, por su cuenta, una columna conmemorativa a su muerte “en defensa de la causa liberal” (Acuerdo del 22 de julio de 1869). 21 Mediante el Acuerdo 22 de 1879, la Municipalidad de Bogotá concede permiso a la Sociedad de Socorros Mutuos de Bogotá para construir un “monumento”. Según el texto del Acuerdo, la municipalidad cedía el terreno en tanto existiese la Sociedad; si ésta se disolvía, la cesión quedaba insubsistente. 22 Alberto Escovar y Margarita Mariño, Guía del Cementerio Central de Bogotá. Elipse central, Bogotá, Corporación La Candelaria, 2003, p. 33. 23 Philippe Ariès, op. cit., p. 243. 24 Ibíd, p. 219. 25 Joël Candau, Antropología de la memoria, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 2002, p. 93. 26 Anne-Marie Losonczy, “Santificación popular de los muertos en cementerios urbanos colombianos”, en Revista Colombiana de Antropología, vol. 37, enero-diciembre de 2001, p. 19. 27 María Elena Bernal, Arte del lugar, reseña del proyecto del Grupo Armero de Investigación del Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia.

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Tatiana Granados Stark. Los durmientes, 1995. Cerรกmica. Colecciรณn particular

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Baltasar Talamantes. Escala de la vida, s. XVIII


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Dama de la mantilla. Cementerio PresbĂ­tero Maestro, Lima. Foto: Brunnella Scavia Vega


Del cementerio monumental al cementerio tradicional Luis Repetto Málaga La experiencia de la transformación del cementerio Presbítero Maestro de Lima en museo ha motivado una serie de inquietudes frente a la diversidad de posibilidades que poseen los espacios funerarios. La experiencia ha sido motivadora, en la medida en que el fenómeno de apropiación social de este conjunto monumental ha funcionado de manera espontánea, tanto frente al entorno como a las autoridades responsables de su administración y al decidido apoyo de los medios de comunicación, que han cubierto las actividades paso a paso. La respuesta de la sociedad civil ha superado nuestras expectativas, tanto desde el ICOM-Consejo Internacional de Museos, como de otras distintas instancias que se han sensibilizado con el mundo de los muertos. Este espacio que estaba olvidado por la mayoría de la población y donde incluso los deudos y demás sólo realizaban visitas restringidas por la falta de seguridad tanto en el interior como en el exterior, también se vio afectado con la migración hacia los modernos cementerios que se ubican en la periferia de la ciudad, hecho que contribuyó a cercar el cementerio Presbítero Maestro y a condenarlo a su enclaustramiento. Sin embargo, el ICOM, con el decidido apoyo de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, ha logrado concitar la atención de la ciudadanía a través de tres proyectos importantes de participación ciudadana, y casi podríamos decir que de responsabilidad social. El primer proyecto está vinculado al lanzamiento para la recuperación del cementerio, que contó con el apoyo de muchas instituciones convocadas por la propia Beneficencia Pública de Lima, el ICOM Perú —que tuvo la iniciativa— y el Instituto Nacional de Cultura, como ente tutelar de la conservación del patrimonio cultural de la nación. Esta primera fase incluyó el programa “Adopte una escultura”, que logró convocar a la ciudadanía y sobre todo incitó la participación de empresas privadas para recuperar monumentos funerarios y mausoleos de personajes prominentes, o simplemente de espacios arquitectónicos o escultóricos que necesitaban de una urgente intervención para detener su proceso acelerado de destrucción. Los resultados han sido positivos y

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se siguen incrementando los participantes en esta cruzada por la recuperación de las obras artísticas del cementerio. El segundo proyecto lo constituyen las denominadas “Noches de Luna llena”, que consisten en organizar circuitos de visita nocturna bajo un tema especial, y después de recorrer el cementerio se procede a un espectáculo que tiene relación con el motivo de la visita. Gracias a este plan se han presentado destacados artistas, grupos de teatro, danza, música y coros de la ciudad. Este innovador programa se realiza una vez al mes y también recibe el apoyo de la ciudadanía, que acompaña los paseos, y de los medios de comunicación, a pesar de los esfuerzos que demanda la producción de cada visita. La Oficina de Cementerios de la Beneficencia Pública se encarga de la organización de las “Noches de Luna llena” con el apoyo de las instancias correspondientes, como la Oficina de Imagen, que consolidó el proyecto nocturno con un gran trabajo de logística y de responsabilidad, con la recuperación de la información histórica que se proporciona a los visitantes. Las principales cadenas de televisión del mundo han cubierto estas “Noches de Luna llena”, que no son otra cosa que la recreación de las que se realizaban en el Museo Cementerio San Pedro de Medellín, en Colombia. Ha sido de esa institución que el Presbítero Maestro ha recibido las más sabias enseñanzas, sobre todo en la participación ciudadana y en la valoración del cementerio como un espacio cultural. El tercer proyecto de gran trascendencia ha sido el programa de gobierno “A trabajar urbano”, consistente en la participación de 180 personas de las inmediaciones del cementerio, quienes trabajaron durante seis meses en labores de limpieza de superficie de las 20 hectáreas que tiene el cementerio, con la supervisión del Instituto Nacional de Cultura. La Beneficencia se encargó de generar este programa, que tuvo la particularidad de incluir a los vecinos para darles empleo y para que conocieran su entorno y los valores históricos y culturales del Presbítero Maestro. Esta intervención contribuyó a dar una nueva imagen al cementerio. Sin embargo, los espacios funerarios constituyen depósitos de diversos testimonios estéticos y culturales y tienen un doble valor de referencia, como muestra a pequeña escala de sucesivos estilos arquitectónicos y escultóricos que emergen de la ciudad y que atestiguan la evolución de la moda y de los gustos. Además, son indicadores de bases imaginativas de las distintas connotaciones que tiene la muerte para cada una de las sociedades, e incluso de lo que hoy se denomina patrimonio inmaterial, que en el presente caso está referido al ritual de la muerte: el duelo, el luto y las demostraciones externas de congoja y tristeza.

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Los cementerios pueden considerarse catálogos de intenciones, códigos de registro de distintos momentos de nuestra historia y conjunto de características que hacen a un grupo distinto de otro. En ellos podemos apreciar la moda, la percepción del mundo, el manejo del espacio, la vanidad personal, entre otros aspectos. No es extraño considerar que el ámbito mundano se ha trasladado también a los cementerios, cosa especialmente notable hasta los años noventa del siglo pasado. Posteriormente, con la aparición de los cementerios de estilo norteamericano, dotados de grandes alfombras verdes, se han mimetizado las vanidades en un intento de lograr un aspecto más o menos uniforme que atenúa las distinciones sociales, a pesar de que en la práctica sabemos que no somos iguales ni en la muerte (esto, visto desde la vereda de enfrente, ya que los momentos finales nos igualan en sensaciones pero no en representaciones para el último adiós). Existen muchas formas de representación. Las más clásicas abundan en los cementerios del siglo XlX, donde se destaca un conjunto de representaciones que van desde el icono arquitectónico hasta la simple lápida con el nombre y la fecha de defunción. Aunque hemos encontrado todas las representaciones iconográficas imaginables en los cementerios, las investigaciones de los camposantos tradicionales del siglo XIX están incipientes. En ellos se destacan elementos universales del mundo occidental asociados tanto a la muerte como a la vida futura, como la presencia de flores, de cipreses, sauces, borlas de hojas y acantos, follajes y una variedad enorme de representaciones fitomorfas. Los símbolos tradicionales también están presentes: calaveras, cirios apagados, columnas quebradas, trompetas caídas, ánforas sobre los féretros, además de las alegorías que mediante personajes representan la fertilidad, la riqueza, la dignidad, el poder, la belleza física, el placer, la ciencia, el saber y otras virtudes y estados que muy posiblemente el difunto no poseyó ni experimentó, y que muchas veces no son más que la proyección de lo que los deudos desean aparentar o trasmitir. La presencia de las pompas de jabón que aducen a la fugacidad del tiempo, así como el reloj de arena que refleja el breve paso de la vida; los signos del poder, del saber, de la gloria, de la vanidad humana, representados por la tiara, el báculo, el cetro y la corona regia, y las tentaciones del mundo y sus vanidades, también están presentes. En los últimos tiempos la UNESCO ha propiciado una nueva mirada al patrimonio mediante un enfoque integral que toma en consideración la promoción del patrimonio inmaterial, que incluye las manifestaciones tradicionales de las poblaciones indígenas. Los encuentros propiciados por la Red Iberoamericana de Gestión y Valoración de

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Tumba de Pedro Justo Berrío. Museo Cementerio de san Pedro, Medellín, Foto: Luis Carlos Colón


Cementerios Patrimoniales nos han motivado a volver los ojos hacia lo que sucede en nuestras comunidades del interior y a comprender que la valoración no debe regirse por la monumentalidad de las construcciones destinadas a servir de cementerios, sino por los valores culturales que encierran estos espacios, desde el punto de vista étnico o antropológico. La preocupación por la muerte es algo que suscita mucho interés, y más en sociedades como la peruana, donde el tratamiento de los difuntos ha dado motivo al despliegue de una gran parafernalia que nos obliga a pensar en el significado de la muerte para los antiguos habitantes de este territorio. A partir de los datos etnológicos, de la historia y la tradición, vemos el constante esfuerzo del hombre por comprender, aceptar e interpretar el fenómeno de la muerte. Estas interpretaciones abarcan desde las antiguas concepciones sobrenaturales, cuyo rasgo más evidente y común es el temor al difunto y a la muerte, hasta las concepciones más “racionales”, minoritarias, frecuentes en la cultura occidental contemporánea (en cuya formación han contribuido o están contribuyendo indirectamente los avances de la medicina) que consideran la muerte como el fin de la vida, como un hecho natural ante el cual no queda más que resignarse. Uno de los conceptos centrales mediante los cuales se aborda el estudio antropológico de la muerte es aquel que la concibe como una extensión de la vida o como una transformación de ella, y no como un fin. Los numerosos ritos funerarios de todas las culturas apuntan, evidentemente, hacia esta idea. Los ritos fúnebres son muy elaborados, varían según los moldes culturales y están influidos por las creencias sobre la naturaleza de la vida después de la muerte. Estos rituales tienen directa incidencia en la disposición del cuerpo: definen si éste debe ser enterrado o cremado, si se incluyen las ropas del difunto en la tumba, si se le “hace escuchar” su canción favorita o si se le brinda su alimento preferido. Estas prácticas surgen de la preocupación por el bienestar del difunto, e influyen poderosamente en nuestra conducta. El duelo y el luto son elementos muy importantes en las sociedades tradicionales. En estas dos expresiones culturales vemos también las concepciones y prácticas relativas a la muerte, pero con la particularidad de que ambas nos revelan la relación entre los vivos y los muertos, donde estos últimos constituyen el punto de partida para toda una elaboración simbólica y ritual. Tanto el duelo como el luto juegan un rol importante en la sociedad: contribuyen a cohesionarla y a equilibrarla después de esa ruptura momentánea que se produce con la muerte de alguien cercano. De esta relación con los muertos no solamente nacieron los conceptos del alma y de la inmortalidad, sino también valores y principios éticos destinados a proteger y valorar la vida y a crear todos los medios para defendernos de la muerte. En este sentido

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juegan un papel importante el recuerdo y la memoria, ya que son precisamente los mecanismos que nos ayudan a vencerla mediante la conciencia de que no vamos solos por el mundo, sino “cargando” con nuestros muertos. Efectivamente, la memoria incorpora a nuestro cotidiano vivir a los seres que se han ido. En la ciudad de los muertos, a diferencia de lo que ocurre en la ciudad de los vivos, cada edificio en sí, literalmente, es un monumento; no “una máquina de habitar” sino una “máquina de conmemorar”. Por ello el espacio donde se asientan se convierte en una ciudad monumental, una ciudad de la memoria.

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Pussa Pinaud. El aliento mismo, 2003. Impresiรณn fotogrรกfica sobre mรกrmol. Colecciรณn particular

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a

A perpetuidad (funerario) Duración sin fin/Duración muy larga e incesante. Ábaco (arquitectónico) Losa plana que corona un capitel; en el orden dórico es una gruesa placa cuadrada; en el jónico, toscano y dórico romanos presenta una forma cuadrada y está modulado en su borde inferior. Abeja (simbólico) Según los órficos, las almas eran simbolizadas por las abejas, no sólo a causa de las ideas de laboriosidad, creación y riqueza que derivan de la miel, sino por su individuación, producida al salir en forma de enjambre (igual salen las almas de la unidad divina). En el simbolismo cristiano representaron la diligencia y la elocuencia. Abocinado (arquitectónico) Arco que tiene un frente mayor que el otro, respetando la misma forma. Se dice del arco que tiene más luz en un paramento que en el opuesto. Ábside (arquitectónico) Término de origen romano que se utiliza tanto para construcciones religiosas como laicas. Suele consistir en una prolongación semicircular de una estructura o el extremo de otra. Parte posterior saliente de un templo, de forma semicircular o poligonal, cubierta con una bóveda donde usualmente se sitúa el presbiterio y el altar. Acacia (simbólico) Este árbol, por su larga vida es considerado símbolo de la inmortalidad. Acanalado (arquitectónico) Con estrías. Véase Columnas con estrías o columnas con estrías rematadas.

Ábaco

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Acanto (simbólico) Ninfa que fue convertida por Apolo en la planta de ese nombre. Debido a sus espinas su presencia evoca la noción de dificultad o adversidad que hay que superar. Por ello se usa como señal de triunfo, en cuanto éste no se obtiene de forma fácil. Acanto, hojas de (ornamento) La hoja de acanto se utilizó desde la antigüedad clásica, sobre todo en el arte griego, como ornamentación del capitel corintio; también se utiliza en el compuesto. Fue usado por los griegos principalmente en edificio pequeños y en los tholoi, o construcciones funerarias, y era de uso frecuente en los cementerios. Esta vinculación parece tener su origen en la creación misma del capitel corintio: sobre la tumba de una niña corintia, su nodriza depositó, por piedad, una cesta con los objetos más preciados de ésta, y para evitar el robo, tomó la precaución de cubrirla con una teja cuadrada. Pasados varios meses, el arquitecto Calímaco, pasó frente a la tumba y vio la teja levantada por un manojo de hojas de acanto que decoraban la cesta. Acción preventiva (restauración) Nivel de intervención mediante el cual se actúa sobre los elementos físicos de las obras pero no directamente, sino sobre el medio ambiente. Acompañamiento (funerario) Costumbre de acompañar al difunto en su velación y en procesión hasta el cementerio, cargando en hombros el féretro. Acrótera (ornamento) Pedestal que remata los vértices de un frontón, habitualmente una palmeta. Cualquiera de los remates adornados de los ángulos de los frontones.

Ábaco

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Acanto

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Acroterion (ornamento) Bloque decorativo encontrado en las esquinas bajas del pediment y también en su pico. Acuña Tapias, Luis Alberto (artista) Escultor colombiano. Autor del mausoleo del general Benjamín Herrera (1850-1924) que se encuentra en el Cementerio Central de Bogotá. Éste está compuesto por un arco de triunfo y bajorrelieves alegóricos. Adaraja (arquitectónico) Cada uno de los entrantes y salientes que se dejan en las sucesivas hiladas de un muro al suspender su construcción para que al continuar la fábrica se pueda conseguir una perfecta trabazón de la nueva parte con la antigua.

Agallón (arquitectónico) De la palabra gallón. Cierta labor que adorna los boceles de algunos órdenes de arquitectura. Cada gallón consta de la cuarta parte de un huevo, puesta entre dos lozas o piezas de piedra, madera o hierro colocadas bajo el extremo de una viga o travesaño para distribuir el peso en una mayor superficie. Agonía (funerario) Lucha postrera de las fuerzas vitales que antecede a la muerte. Ágora (arquitectónico) Espacio abierto de una ciudad griega o romana que se utilizaba como lugar de mercado o reuniones; solía estar rodeado de un pórtico, al igual que el foro.

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Acrótera

Aflicción

Adintelado (arquitectónico) Dícese de la arquitectura basada en el dintel y la columna. Aplícase al arco con forma de dintel. Administración del cementerio (funerario) Dirigir una institución, en este caso el cementerio. Administración parroquial (funerario) Dirección de la parroquia, generalmente a cargo del cura de almas. Adobe (arquitectónico) Ladrillo secado al sol frecuentemente utilizado en España y Latinoamérica. Masa de barro mezclada a veces con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al aire, que se emplea en la construcción de paredes y muros Aflicción (simbólico) Se representa con una mujer sollozante que, sentada, sostiene la cabeza entre sus manos.

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Aflicción

Águila

Águila (simbólico) Es considerada el ave más poderosa y se emplea generalmente como símbolo de la ambición y la nobleza. Por consiguiente, es el ave imperial. Aguja (arquitectónico) Extremo de un campanario o de un obelisco. Ajedrezado (ornamento) Decoración típica del románico, utilizado sobre todo en impostas, arquivoltas y cimacios. Consiste en filas de pequeños dados alternativamente rehundidos o salientes que producen un efecto ajedrezado. Ajimez (arquitectónico) Vano dividido por una o más columnas. Conocido también como parteluz. Ventana arqueada dividida por una o más columnas. En la arquitectura árabe, el ajimez consta de arcos de herradura o peraltados.

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Ala (arquitectónico, simbólico) Parte de un edificio que se extiende a un costado del cuerpo principal. Nave de iglesia separada del tramo central por arcadas o corredores. En la arquitectura romana, lugar de recreo conectado con una alcoba. Parte horizontal de una viga o elemento metálico. Es símbolo de la capacidad espiritual para remontarse a las alturas, y en la iconografía cristiana denotan espiritualidad; por eso los ángeles las poseen. Alabastro (decorativo) Variedad de piedra de yeso con apariencia de mármol; a veces es blanco, otras veteado en castaño rojizo. Cierto mármol muy blanco y semitransparente. Piedra de huamanga. Piedra de Berengela.

implican una comprensión de la totalidad. En el Apocalipsis se llama alfa y omega a Cristo, pues se le entiende como principio y culminación de todo lo que existe (Apoc. 1, 4,8). Su utilización es frecuente en los cementerios para evocar a Cristo, y por consiguiente, a Dios. Alfiz (arquitectónico) Moldura rectilínea que enmarca ortogonalmente un vano. Alma (simbólico) Para los griegos, el alma del hombre al morir el cuerpo salía por la boca. Se representaba en los sarcófagos con una mariposa que salía de su crisálida. Posteriormente utilizaron la figura alada de Psique (que en griego significa alma), que pasó al mundo cristiano. En el arte bizantino se representaba con la figura de un niño desnudo con alas, modelo que fue adoptado también en

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Aguja

Aldaba

Albanegas (arquitectónico) Triángulo formado por las piezas de una armadura. Aldaba (decorativo, arquitectónico) Pieza metálica que se pone en las puertas para llamar golpeando con ella. Alegría (simbólico) Mujer con un cuerno de la abundancia y semblante sonriente expresando felicidad. Alero (arquitectónico) Borde inferior del tejado que vuela o sale fuera del plomo del paramento. Borde inferior de cubierta que sobresale mas allá de la línea del muro. Se llama corrido cuando es prolongación de la vertiente del tejado; de chaperón cuando no se apoya en canecillos, y de mesilla cuando corre horizontalmente, formando cornisa. Alfa y omega (simbólico) Letras primera y última del alfabeto griego, con ellas se alude al “principio y fin” e

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Alfa y omega

Ancla (detalle)

Occidente. Por esto es frecuente ilustrar la muerte de un cristiano con el alma saliendole por la boca o siendo conducida a los cielos por los ángeles. Almizate (arquitectónico) Parte plana de la armadura o artesonado ochavado. Punto central del harneruelo en los techos de maderas labradas. Altar (arquitectónico) Estructura sobre la que se colocan o sacrifican las ofrendas hechas a una deidad. El altar cristiano consiste en una tabla o mesón de piedra dedicada a la celebración de la eucaristía. Ambón (arquitectónico) Estrado levantado sobre dos o más escalones para la lectura de la epístola y el evangelio. De gran importancia en las iglesias medievales italianas. A veces se construían dos, uno para la epístola, y otro para el evangelio, en los lados sur y

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Ángel

Ángel

Ángel del Silencio

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norte, respectivamente. A partir del siglo XIV, el ambón fue reemplazado por el púlpito. Ancla (simbólico) Por su función de fijar los navíos al fondo del mar, es símbolo de seguridad, firmeza y solidez. Para los primitivos cristianos representaba la esperanza, y reemplazó a la cruz para eludir su uso. Anémona (simbólico) La anémona escarlata de uso frecuente en Oriente, se relaciona con la muerte. Cuando Afrodita encontró muerto a Adonis, lo convirtió en una anémona púrpura, según una leyenda recogida por Ovidio. También se usaba por su color, como representación de la sangre de Cristo, en las escenas de su crucifixión. Ánfora (ornamento) Pieza decorativa de materiales, dimensiones y formas diversas, como jarrón, urna, y vaso. Ángel (simbólico) Mensajero o enviado de Dios. Símbolo de lo invisible, de las fuerzas que ascienden y descienden entre el origen y la manifestación. En los sarcófagos paleocristianos, lo que en sus precedentes paganos eran Victorias portadoras de la efigie del difunto, se convirtieron en ángeles. Ángel del Silencio (simbólico) Conocido también como Duma, guarda la paz de los muertos y es de uso frecuente en la mayoría de los cementerios del mundo.

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Ánimas del purgatorio (simbólico) Almas de los difuntos que habiendo muerto en gracia de Dios no han alcanzado aún el estado de bienaventuranza del cielo. Por lo general se representan como cuerpos desnudos que emergen de las llamas, pero cuyos rostros, a diferencia de los del infierno, se muestran confiados y serenos bajo la tutela de la Virgen. Antefija (ornamento) Pieza ornamental colocada en el extremo de la cubierta para ocultar las tejas. Antepecho (arquitectónico) Pretil que se pone en ciertos lugares para evitar caídas. Antorcha (simbólico) Se identifica con el sol y constituye el símbolo de la purificación por la iluminación. Es emblema de la verdad y figura con este sentido en múltiples alegorías. Símbolo de la vida, entre los griegos. Era atributo de Ceres, hija de Saturno y de Cibeles, que lleva una en alto mientras busca a su hija. Antorcha invertida (simbólico) En manos de Cupido indica que el amor está apagado o muerto. En el Renacimiento se empezó a utilizar en la escultura funeraria como símbolo de la vida que llega a su fin. En la tradición mitraica, sobre todo en las representaciones del sacrificio del toro (sacrificium mithraicum), se le ve acompañado de los hermanos Cautes y Cautopates, uno con la antorcha

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hacia arriba y el otro con la antorcha hacia abajo. Ellos revelan su carácter de inmortales con la posición de la antorcha. Cumont los relaciona con los Eurotas sepulcrales, genios con la antorcha invertida que tienen un significado tradicional. Uno sería la muerte y otro la vida. Anubis (simbólico) Dios egipcio de los muertos y guardián de las necrópolis. Era hijo de Osiris y Neftis. Se le representa en forma de perro tendido o como un hombre con cabeza de perro o chacal. Aparejo (arquitectónico) Almohadillado Sillares con labra tosca colocados en tongadas, cuyo labrado final se hace in situ. Ciclópeo Construcción a base de grandes bloques irregulares de piedra colocados unos sobre los otros sin cemento ni argamasa, empleados comúnmente en las grandes construcciones griegas, etruscas y romanas, asi como en el Perú. Isodomo Aparejo de cantería en el que todos los sillares son iguales. Apocalipsis (simbólico) Libro de la Revelación con el que concluye el Nuevo Testamento. Contiene descripciones de visiones simbólicas sobre el destino de la Iglesia y del mundo. Entre ellas la conocida como “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” que suelen representarse de la siguiente manera: el Conquistador, un caballo blanco montado por un ángel con un arco en la mano; la Guerra, con una espada sobre un caballo alazán; el Hambre, con una balanza sobre un caballo negro, y la Muerte como un caballo amarillo seguido de cerca por Hades, dios griego de los infiernos. Este último se representaba en la Edad Media como un leviatán que con las fauces abiertas se tragaba un obispo.

Antorcha

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Antorcha invertida

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Aqueronte (simbólico) Río de los infiernos, hijo del Sol y la Tierra. Las sombras de los muertos cruzaban el Aqueronte en su viaje sin regreso; por eso se decía que nadie lo cruzaba dos veces. Suele representarse como un anciano cubierto con vestiduras mojadas, con una urna negra de donde brotan espumosas aguas, y en ocasiones está acompañado por un búho, que enfatiza su carácter tenebroso. Arabesco (moldura) Adorno formado por motivos vegetales y geométricos característicos de construcciones árabes. Arcadas (arquitectónico) Conjunto o serie de arcos. Véase arquería. Arcas (funerario) Féretros especiales que se utilizan para traslados en avión y que albergan un ataúd con interior de zinc. Arco (arquitectónico) Rampante Término aplicado a un arco o bóveda que nace un nivel de arranque y termina con su orto apoyo a un nivel superior. Adintelado El que tiene sus intradós horizontales, pero conserva el aparejo de dovelas radiales. Capialzado Arco o dintel más levantado por uno de sus frentes para formar el derrame volteado sobre una puerta o ventana. Carpanel De forma elipsoidal, tiene varios centros, generalmente tres. De herradura Dícese de todo arco cuyo medio punto se halla por encima de la línea de su luz, en su arranque. De medio punto Regular, formado por un semicírculo. Arco en el que la curva del intradós es una semicircunferencia. De el triunfo (simbólico) Tiene su origen en un ritual de purificación que se obtenía al “pasar a través de”. Se usaba cuando el militar

Antorcha invertida

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Arco

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victorioso, pero manchado de sangre, precisaba obtener su limpieza para no ensuciar, simbólicamente, a su comunidad. La construcción de arcos del triunfo fue común durante el Imperio romano y de éstos se conserva el conocido Arco de Constantino en Roma (313-315 d. C). A partir del Renacimiento fue utilizado, con construcciones permanentes o efímeras, para festejar el arribo a una ciudad de personalidades, y en los cementerios en ocasiones se emplea para simbolizar el éxito de una carrera militar. Durante el siglo XIX se construyeron varios de ellos, fieles copias de sus antecesores romanos, como el Arco del Triunfo de París (1806-1835), obra de Jean François Chalgrin (17391811) o el Marble Arch en Londres de John Nash (1752-

Arpa (simbólico) Instrumento musical que establecía un puente entre la tierra y el cielo. Por consiguiente, tiene una connotación simbólica semejante a la de la escalera. Éste es el sentido de ofrenda de las arpas funerarias, con las que se pretende propiciar el tránsito a un mundo superior. Es también el atributo de Terpsícore, la musa de la danza y el canto. Arquería (arquitectónico) Secuencia rítmica de arcos sobre columnas o pilares que forman una crujía. Arquitrabe (arquitectónico) Del orden dórico. Parte inferior de un entablamento, que descansa directamente sobre el ábaco de la columna. Arquivolta (arquitectónico) Cada una de las curvas concéntricas que componen un arco abocinado. En la

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Arco de medio punto

1835). Toral Se denomina así al arco que sirve de refuerzo en una nave de cañón corrido y que divide la nave central del presbiterio en una iglesia. Arco (simbólico) El arco es atributo de Apolo y su hermana gemela Artemisa, y en ocasiones es símbolo de la muerte, cuando ésta lo empuña en lugar de la guadaña o la hoz. Argamasa (arquitectónico) Mortero de cal y arena empleado para soldar pisos. Armas (simbólico) Instrumentos destinados a atacar o defenderse. Sin embargo, su uso simbólico no implica una orientación ética y su significado depende de su procedencia y fines. Es frecuente su utilización en monumentos funerarios de militares como motivo emblemático guerrero y para ilustrar la vida castrense del difunto.

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Arquitrabe

Artesonado

arquitectura románica cada arco puede componerse de varias arquivoltas decoradas con diferentes motivos ornamentales. Si la arquivolta es única, puede ser sinónimo de arco. Ars moriendi (funerario) El arte de morir. Nombre atribuido a una serie de textos medievales destinados originalmente a ser utilizados por los clérigos cuando asistían a los moribundos. Se difundieron durante los siglos XV y XVI, como libros ilustrados utilizados por los laicos en donde se representaba la lucha entre ángeles y demonios por el destino de un hombre. Artesonado (asrquitectónico) Cubierta de madera de un edificio en forma de artesa. Empleado por los árabes, pasó a España, donde tuvo vigencia pasando de ahí a América. Se usó hasta el siglo XIX. Sus elementos

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son el par y el nudillo; sobre ellos se coloca un entablado que forma la artesa propiamente dicha, que se decora con trozos de madera formando estrellas de a ocho. Ascensión (simbólico) Subida milagrosa de Jesucristo a los cielos, producto de su propia virtud, lo que la distinge de la Asunción, término que se utiliza para describir el mismo fenómeno del ascenso a los cielos de la Virgen María, que no se efectuó por su propia virtud sino por la de su Hijo. Se utiliza para simbolizar la trascendencia de un personaje, de su virtud y del paso de la tierra al cielo. Astrágalo (ornamento) Pequeña moldura de sección semicircular convexa, ornamentada, a veces, con modelos de cuentas y aspas características del orden jónico. Se usa en la base de los capiteles o en el borde superior de un escalón. Astrágalo embutido (ornamento) Medio bocel dispuesto en una canal, de modo que no sobresalga del paramento. Astronomía (simbólico) Por lo general se representa como una mujer coronada de estrellas, con un vestido azul también estrellado, y está acompañada ocasionalmente por los instrumentos necesarios para la observación del firmamento, como un globo celeste, astrolabio, telescopio o compás. Asunción (simbólico) Término utilizado para describir el ascenso al cielo de la Virgen María en cuerpo y alma, tres días después de su muerte. Fue llevada al cielo por los ángeles, a diferencia de Cristo, que subió por sus propios medios. A pesar de tener un origen extrabíblico, fue declarada como dogma de fe en 1954. Su más temprana alusión iconográfica se encuentra en un sarcófago de Santa Engracia en Zaragoza, donde una mano parece hacerse cargo de la Virgen. Su uso se popularizó a partir de una historia apócrifa narrada en la Leyenda dorada, libro de consulta de artistas aparecido en el siglo XIII. En éste se cuenta cómo mientras los apóstoles estaban sentados al lado de la tumba de la Virgen, se apareció Cristo acompañado de

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San Miguel, que llevaba con él el alma de la Virgen: “Y al momento el alma volvió al cuerpo de María, y salió gloriosamente de la tumba, y fue recibida en la cámara celestial, y con ella una gran comitiva de ángeles”. Suele representarse con la Virgen flotando en el aire, de pie o en un trono. Ataúd (funerario) Caja donde se deposita el cadáver para llevarlo a enterrar. Féretro o caja mortuoria. Atlante (simbólico) Estatua de hombre que sirve de columna y soporta los arquitrabes. Autopsia (funerario) Disección, examen e investigación de un cadáver para determinar las causas de su muerte. Avestruz (simbólico) Durante la Edad Media fue utilizado en ocasiones que para simbolizar a Cristo en su acción de liberar a los justos pendientes de su llegada en el seno de Abraham, o bien a las almas del purgatorio. Según Revilla, este curioso simbolismo deriva de fuentes como la Historia escolástica de Pierre Comestor o el Speculum humanae salvationis, según los cuales el avestruz libera a su cría encerrada en una especie de jaula de vidrio. Áyax (simbólico) Héroe aqueo, hijo de Telamón. Tras la muerte de Aquiles y la disputa por sus armas enloqueció y se dio muerte al ser éstas adjudicadas a Ulises. El tema del escudo transportado por las armas marinas hasta el sepulcro de Áyax, se utiliza como ejemplo de justicia póstuma. Azahar, flor de (simbólico) Símbolo de la virginidad. Una leyenda narra que la Virgen María tenía en su huerto un naranjo cuya flor le agradaba más que las demás, y por esta razón la utilizó como adorno. De allí nace el vínculo entre el azahar con María y la pureza. Azucena (simbólico) Símbolo de la pureza, asociada en especial con la Virgen María y las santas vírgenes. Entre éstas, está especialmente relacionada con Catalina de Siena, Clara, Eufemia y Escolástica. Cristo, cuando actúa como juez, puede tener una azucena y una espada a uno y otro lado de su cara.

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b

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Bab (arquitectónico) Puerta-monumento, en el arte árabe, de carácter defensivo, religioso, monumental, etc. Báculo (simbólico) Bastón con el extremo curvo, atributo del pastor de la Iglesia y símbolo de la fe. Representa el poder divino, la comunicación y la conexión. Es usado para acompañar a obispos, abades, abadesas y fundadores de congregaciones. Balanza (simbólico) La acción de pesar, que se realiza mediante la balanza fue traspuesta al juicio moral. La balanza, simboliza la justicia y, por extensión, la prudencia, la imparcialidad, la objetividad, el equilibrio, etc. La balanza aparece también algunas veces como atributo del tiempo, en manos de Cronos o Saturno; de la Melancolía, a quien se considera hija del mencionado dios; de la Virtud, de la Dialéctica y de la Fama. Balaustrada (arquitectónico) Pequeño pilar o poste de fuste estrangulado que en serie soporta un pasamanos formando una balaustra. Paramento conformado por un zócalo, unas líneas de columnillas llamadas balaustre y un pretil. Balaustre (ornamento) Cada una de las pequeñas columnas contorneadas que forman una balaustrada. Balcón (arquitectónico) Ventana grande con barandilla saliente. Plataforma que sobresale de un muro, cerrada por una barandilla o balaustrada y sostenida por ménsula, columnas o proyectada en voladizo.

Báculo

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Baldaquino (ornamento) Cubierta decorativa sobre elementos sustentantes permanentes utilizada para cubrir un sitial, imagen, altar tumba o púlpito. Doselpalio colocado sobre un trono o altar. Puede ser portátil, estar suspendido de la techumbre, adosado a un muro o exento y sostenido sobre columnas o cualquier otro tipo de soporte. Baptisterio (arquitectónico) Parte de la iglesia donde se administra el bautismo. Edificio para ritos bautismales que contiene una pila. Aparece a menudo separado de la iglesia. Baqueta (ornamento) Moldura semicilíndrica usada principalmente en las columnas o bóvedas. Barca (simbólico) En el antiguo Egipto la barca se empleaba en los ritos funerarios para trasladar el cadáver a su tumba, y simbolizaba el viaje por las esferas del mas allá. Este mismo símbolo de la barca de los muertos aparece en muy diversas latitudes: numerosos pueblos oceánicos creen, por ejemplo, que los muertos acompañan al sol en su navegación por el océano, ocupando barcas solares. En la terminología cristiana, “la barca de Pedro” es la Iglesia, que conduce a los fieles a la salvación. La barca se emplea también como atributo de los santos Andrés, Tadeo, Adelaida y Julián el Hospitalario. Barsom (simbólico) Haz de tallos atados que representa el reino vegetal en los sacrificios rituales iranios. El dios Mithra empuña un barsom en el relieve rupestre de la investidura de Ardeshir II en Taq-i-Bostán (siglo IV). Basamento (arquitectónico) Parte inferior de un edificio. Muro bajo que sirve de soporte común a una serie de columnas. Conjunto de todas las piezas que

Balaustrada

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Balaustre


están debajo de la columna, entre ésta y el suelo: toro, Escocia, plinto, pedestal. Base de la columna (arquitectónico) Parte de la columna sobre la que descansa el fuste; parte comprendida entre el fuste y el plinto. Sinónimo: basa. Pieza inferior donde descansa la columna en todos los órdenes arquitectónicos, excepto el dórico. Basílica (arquitectónico) Edificio de la antigua Roma donde se administraba justicia y se atendían negocios. El término indicaba la función, no la forma. Tenían forma rectangular con una nave central y dos o cuatro laterales más bajas, separadas de aquélla por una fila de columnas. Las iglesias paleocristianas proceden de la evolución de este tipo de basílica romana (no de la arquitectura religiosa pagana). En el siglo IV, la basílica cristiana ya había adquirido sus características esenciales: trazados alargados, eje longitudinal, cubierta de madera, bien abierta o bien oculta por un techo plano y un remate de forma rectangular o absidal. Bastón (simbólico) Uno de los más primitivos enseres del hombre: apoyo, arma y consiguientemente, insignia. La forma del bastón lo vincula al simbolismo de la vertical, del eje y también del miembro viril o falo. Su múltiple utilidad refuerza la presencia del hombre que lo porta, lo cual encamina a una noción de autoridad. El bastón está relacionado, por otra parte, con el fuego, el agua, la regeneración y la fertilidad: otras tantas formas de poder. Moisés, con su bastón, hizo brotar agua de la roca, acto por lo demás simbólico. Estos poderes del bastón sugirieron su degeneración o trivialización en la “varita mágica” de los cuentos populares.

Baldaquino

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Baldaquino

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Bastón con lirios (simbólico) Atributo de San José. Benlliure y Gil, Mariano (artista) Escultor español (1862-1947). Autor del busto del general Rafael Uribe Uribe (1859-1914) que se encuentra en su mausoleo en el Cementerio Central de Bogotá. Bienes inmateriales (restauración) Categoría dentro de la cual se inscriben las ideas y costumbres de una determinada cultura. Bienes inmuebles (restauración) Bienes culturales que se hallan anclados a la tierra. Bienes muebles (restauración) Bienes culturales que por su carácter manual pueden ser trasladados sin dificultad. Bienes tangibles (restauración) Bienes culturales que se han plasmado en objetos concretos. Billetas o ajedrezado (ornamento) Moldura románica consistente en tacos cilíndricos o piezas cuadradas en relieve, colocadas a intervalos regulares en bandas horizontales. Sinónimo: billete. Bioencimex DCH (funerario) Elemento preservante que se utiliza en el proceso de la tanatopraxia para la conservación de cadáveres. Bisel (ornamento) Superficie conseguida cuando el borde o arista de un bloque de piedra, una pieza de madera, etc., es cortado generalmente en ángulo de 45º con respecto a las otras superficies. Bosque (simbólico) Reducto de lo inaccesible, lugar de sombras —en contraposición a los simbolismos del sol— y por consiguiente, sede de potencias temibles. La intuición del bosque como ámbito propicio a la manifestación de los entes superiores fue causa de que en el mismo se celebrasen

Base de columna

Uribe Uribe por Benlliure

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Bóveda

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algunos de los más antiguos cultos. La noción del “bosque sagrado” paso a la época grecorromana (encinar de Dódona, bosquecillos coronando las grandes tumbas tumulares de Augusto o de Adriano, etc.). Bóveda (simbólico) Según algunos autores, la bóveda constituye una representación de la unión del dios del cielo y de la diosa de la tierra, y la separación de ambos creó el vacío. Bóveda (arquitectónico) Cruzada Consiste en una estructura de ner vios arqueados dispuestos diagonalmente que sostienen los plementos que cubren los espacios existentes entre aquéllos. Rampante La que tiene sus arranques a distinta altura. De cañón corrido Es la forma más simple de bóveda y consiste en el desarrollo continuo de una sección semicircular o apuntada. Esquifada Bóveda que surge directamente de una base poligonal o cuadrada y cuyas superficies curvas están separadas por aristas; también se le llama bóveda claustral. Falsa o por avance Es la formada por losas de piedra o ladrillos que van sobresaliendo de cada hilada inmediatamente inferior hasta converger en la clave. Ner vada La soportada por arcos que sobresalen de la superficie del intradós como los aristones y los fajones. Bóveda sostenida por —o decorada— con nervios curvos diagonales.

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Bronce

Buitre

Brocal (arquitectónico) Antepecho alrededor de la boca de un pozo. Bronce (ornamento, simbólico) Esta aleación, por el hecho de serlo, evoca uniones tales como las de la luna y el sol o bien del agua y el fuego. El bronce entraña, pues, una ambivalencia. No obstante, se impusieron en muchos casos sus significados de permanencia, dureza, inflexibilidad en la justicia e inmortalidad. El bronce tuvo aplicaciones sagradas entre los israelitas: serpiente de bronce (Núm. 21, 4-9), columnas y mar de bronce (I Re. 7, 15 y 23) del templo de Salomón, cuernos y revestimiento del altar de los holocaustos (Éx. 38,2), etc. Entre los griegos fueron de bronce las puertas de muchos templos. Bucráneo (ornamento) En arquitectura clásica, relieve de un cráneo de buey, generalmente rodeado de guirnaldas, que se encuentra a menudo en metopas de los frisos dóricos. Buitre (simbólico) Ave carroñera que a su simbolismo de muerte incorpora, entre los mayas, unos significados de regeneración: anticipándose a la ciencia ecológica, se atribuía al buitre una capacidad de reintegrar al ciclo vital lo que ingería en estado de putrefacción. Por su influencia sobre las tormentas desencadenadas durante la estación seca, se le promovía también al rango de una divinidad de la abundancia.

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c Caballo (simbólico) Mircea Eliade lo considera como un animal ctónico-funerario. Así, en los monumentos fúnebres de los cristianos de los primeros siglos aparece con frecuencia la figura del caballo. San Pablo compara la vida cristiana con una carrera de circo con la victoria final. A causa de su velocidad, los caballos se relacionan con el viento y las espumas marinas, así como también con el fuego y la luz. Cabeza (simbólico) Para numerosos pueblos, la cabeza es la sede del espíritu. Esto explica prácticas como la decapitación ritual, la caza de cabezas, etc. La cabeza, como parte más noble del cuerpo, simboliza también el espíritu en cuanto visible, en contraposición al resto de los miembros, que corresponderían a la materia. Se ubican en la cabeza las facultades de pensar, descubrir, gobernar, ordenar, etc. Significados que también se asocian a menudo con su representación. Algunos autores, como Herbert Kuhn en L’ascension de l’humanité, señalan que la decapitación de cadáveres marca el instante en que el hombre advierte la independencia del principio espiritual, como sede de éste, en relación con la totalidad vital representada por el cuerpo. Cadáver (funerario) Cuerpo de una persona en quien se ha producido la muerte encefálica. Cuerpo de una persona en quien se ha producido el cese irreversible de las funciones vitales cardiorrespiratorias.

Cadena (simbólico) En el plano cósmico, es el símbolo del matrimonio entre el cielo y la tierra. En la epopeya homérica, una cadena de oro unía el cielo a la tierra y sirvió para una prueba de fuerza en que Zeus demostró a los demás dioses su superioridad imponiéndoles por ello la subordinación. En el mundo terrenal es símbolo de matrimonio y cada eslabón puede corresponder a una existencia ligada: padre, madre, hijos o hermanos. De esquina (arquitectónico) En la construcción se conoce como el aparejo de piedra. Dentada (arquitectónico) Se aplica este nombre a un tipo de aparejo de sillares de esquina, de origen sajón, que consiste en la inserción en el muro de una serie de sillares resaltados que alternan con otros enrasados. Estructuralmente es favorable porque permite mayor estabilidad frente a las fuerzas de empuje diagonales. Caduceo (simbólico) Símbolo antiquísimo que suele aludir a la contraposición y la armonización de los contrarios. Probablemente sea éste ya su significado en algunas de sus representaciones más remotas. Se representa con dos serpientes entrelazadas a lo largo de una vara rematada por dos pequeñas alas o un yelmo alado. Las dos serpientes enfrentadas pueden interpretarse como principios del bien y del mal. Los romanos utilizaron el caduceo como símbolo del equilibrio moral y de la buena conducta. Según Cirlot hay leyendas que se refieren a la transformación en oro de lo tocado por el caduceo y a su potestad de atraer las almas de los muertos. Cairel (ornamento) Festón calado y colgante usado como ornamento generalmente en los arcos.

Caballo

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Calavera (simbólico) La calavera es representación abreviada de la muerte y alude a la condición perecedera del ser humano. Fue frecuente en las celdas de los religiosos y aun de los laicos piadosos, durante la Contrarreforma. Su uso invitaba a la meditación sobre las postrimerías. Como la concha del caracol, puede ser asumida también como “lo que resta” del ser vivo una vez destruido, y adquiere así un sentido de recipiente de la vida y del pensamiento. Caldero (simbólico) Vasija de metal, generalmente de gran tamaño, que revistió importantes significados en muchos pueblos antiguos, a la vista de los cambios operados en ella por la materia (cocción, vaporización, etc.). Como la calavera, símbolo de las fuerzas de transformación y germinación; sin embargo, a diferencia de ésta, no de las fuerzas superiores sino de las inferiores. De esta manera el caldero es el recipiente del “océano inferior”, y por esta razón aparecen con frecuencia en leyendas de magia y cuentos folclóricos. Cáliz (simbólico) Copa generalmente suntuosa destinada al vino del sacrificio eucarístico. El cáliz por sí solo evoca dicho sacrificio. Por adoptar a menudo una forma semiesférica, simboliza la recepción y el contenido de las energías espirituales procedentes de lo alto. Algunos autores han insinuado posibles relaciones con el simbolismo del caldero. El cáliz es además atributo de Melquisedec, Santa Bárbara y San Marcelo. Campana (simbólico) El sonido de la campana simboliza el poder creador. En cuanto a su posición, al aparecer suspendida tiene relación con el elemento místico que envuelve a todos los elementos colgados entre cielo y tierra. En Oriente, el sonido de la campana es frecuentemente asimilado a la percepción de la voluntad divina, el acatamiento de la ley, etc. El budismo evolucionado chino, las campanillas de las pagodas une este segundo significado con sus valores exorcizantes que alejan a los malos espíritus. Campanario (arquitectónico) Torre de iglesia donde se colocan las campanas. La torre puede situarse aislada o unida al edificio.

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Campanil o campanile (arquitectónico) Palabra italiana que designa el campanario. Los campaniles más antiguos conservados son los de Rávena, de planta circular, que probablemente datan del siglo IX. Can (arquitectónico) Cabeza de una viga, que carga en el muro y sale al exterior, para sostener la corona de la cornisa. Bloque ornamental de piedra, ladrillo o madera que sobresale de la pared y da asiento a una viga o a otras estructuras. Cancel (arquitectónico) Estructura divisoria, generalmente de madera, que se sitúa frente a las puertas de acceso de las iglesias para impedir la entrada del viento, amortiguar los ruidos y dirigir la circulación. Candelabro (simbólico) Utensilio portador y dispensador de la luz, por lo que participa del simbolismo de ésta. Símbolo de la luz espiritual y de la salvación. Así se entiende en uno de los principales sermones del Evangelio: “Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse ciudad asentada sobre un monte, ni se enciende una lámpara y se pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa” (Mat. 5, 14-15). El número de sus brazos alude a un sentido cósmico y místico. De esta manera, el candelabro hebreo de siete brazos simboliza a los siete cielos y siete planetas. Canéfora (ornamento) Escultura de figura femenina con una cesta sobre la cabeza, de la cual salen flores y frutas; se emplea a modo de cariátide. Cano Cardona, Francisco Antonio (artista) Escultor colombiano (1865-1935). Autor de los bustos del general Nicolás Perdomo (1921), ex presidente Aquileo Parra (1930) y Simón Araújo (1930) que se encuentran en el Cementerio Central de Bogotá. Cantería (arquitectónico) Arte de labrar la piedra para las construcciones. Obra hecha de piedra labrada. Capilla (arquitectónico) Iglesia pequeña o la existente en una casa particular o en determinados edificios. Parte integrante de una iglesia con altar y advocación particular. Abierta o de indios (arquitectónico) Construcción aislada o adherida al exterior de una iglesia que sirve

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Calavera

Cáliz

para la predicación impartida a la gente que la escucha al aire libre. Se utilizó fundamentalmente en Hispanoamérica para la evangelización de los indígenas. Ardiente (funerario) Túmulo lleno de luces, que se levanta para celebrar las exequias de un personaje. Ceremonia de velación. De ánimas (arquitectónico) Se denomina así a la capilla destinada a las almas del purgatorio; se aplica también a la capilla de muertos y difuntos. Miserere (arquitectónico) Construcción situada dentro del atrio de una iglesia que servía para velar a los difuntos. Posa (arquitectónico) Situada generalmente en una de las esquinas del atrio o de la plaza frente al templo en los centros doctrineros. Servían para el adoctrinamiento y entierro de las parcialidades indígenas de cada pueblo. Votiva (arquitectónico) Capilla adosada o englobada en una iglesia y dotada para la celebración de misas por el alma del fundador o de quienes éste quisiera solicitar. Capitel (arquitectónico) Parte superior de la columna, pilar o pilastra que lleva un conjunto de molduras y ornamentos, y que sostiene el entablamento. Compuesto Combina elementos de los órdenes jónico y corintio, agregando las volutas del jónico a los acantos del corintio. Corintio Representa una cesta rodeada por hojas de acanto de altura desigual. La cesta se une al fuste de la columna por el astrágalo y está rematada por un ábaco que ya no es cuadrado sino que tiene diversos niveles que forman escalones de mayor a menor, cuyas caras dibujan una línea curva cóncava. Dórico Es el primero de los órdenes griegos y consta de un equino que se une al fuste por pequeños filetes o

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Candelabro

Capilla

Capitel

anillos y tiene un ábaco grueso que sostiene el arquitrabe. La altura total del capitel dórico debe ser igual al radio de la base de la columna. Jónico Se caracteriza por una doble voluta que se desarrolla sobre las caras anteriores y posteriores. Se dice que el origen de las volutas en este capitel es la representación de los pliegues de un cojín volcado entre el fuste y el ábaco. Toscano Es una simplificación del dórico con moldura lisa y fuste liso. Caracol (simbólico) La espiral de la concha del caracol ha sugerido algunos de sus simbolismos más constantes: analogía con la vulva, principio femenino, elemento lunar, aparición y desaparición, eterno retorno. Estos valores eran reconocidos igualmente por los aztecas, que representaban a su dios lunar, Texiztecatl, en una concha de caracol. Cariátide (ornamental) Escultura de mujer con traje de telar, que hace el oficio de columna o pilastra. Es utilizada como entablamento u otro soporte similar, como en el Erecterión. En amplio sentido, se aplica el término a varios otros tipos de columnas y pilastras esculpidas total o parcialmente en forma de figura humana: atlantes (caríatides masculinas) o canéforas (figuras femeninas que llevan un cesto en la cabeza). Carnario (funerario) Bóveda generalmente subterránea donde se deposita el cadáver para su descomposición antes de ser trasladado al sepulcro. Carnero (simbólico) Es el símbolo de la energía, particularmente la energía procreadora. Por ello, el carnero ha sido asimilado a muchas divinidades, comenzando por Amon, en Egipto o Indra en la India. También ha sido

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utilizado como representación de una fuerza física destructiva, conquista o derrumbamiento. Esto se evidencia en la representación de una cabeza de este animal en los arietes destinados a quebrantar las defensas de las ciudades sitiadas. Caronte (simbólico) Genio del mundo infernal que tiene por misión pasar las almas a través de los pantanos del Aqueronte, conduciendo la barca de los muertos donde reman las almas. A los difuntos se les introducía una moneda en la boca como pago para el barquero. El Caronte fue adoptado también por la iconografía cristiana cuando se trataba de abordar temas de ultratumba; aparece, por ejemplo, en el Juicio final de Miguel Ángel.

Caveto (ornamento) Moldura hundida, con una sección de un cuarto de círculo aproximadamente. Cella (arquitectónico) Cuerpo principal de un templo clásico (que contiene la imagen del culto) para diferenciarlo del pórtico, etc. Celosía (arquitectónico) Enrejado que se pone en las ventanas para ver sin ser vistos. Mampara decorativa de madera calada que se utiliza en la arquitectura doméstica islámica para cerrar las ventanas de la parte superior de la vivienda. Cementerio (simbólico) Del griego kimeterion, lugar de reposo, dormitorio. Simboliza la idea de la resurrección de los muertos, puesto que es concebido sólo un sitio de paso mientras se renace en el mas allá.

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Caracol

Carnero

Catacumbas (funerario) Serie de galerías subterráneas para uso funerario utilizadas en el Imperio romano por judíos y cristianos. Catafalco (funerario) Decoración fúnebre que se levanta para las exequias de una persona de cierta consideración. Túmulo adornado que se sitúa en el interior de los templos para las exequias solemnes. Caverna (simbólico) Sitio de inicio de algunos rituales funerarios. Simboliza la puerta de entrada a otros mundos. La intuición de la humanidad ha asimilado desde siempre la caverna a la matriz femenina: origen, gestación, tanto en los aspectos físicos como espirituales o mágicos. De ahí que fuera la caverna el lugar idóneo para los ritos de iniciación, de renacimiento o regeneración bajo los más diversos aspectos.

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Caveto

Cementerio Central, Bogotá

Cenefa (ornamento) Ornamento. Tabla que cubre la parte inferior de la pared. Ceniza (simbólico) Representa la purificación por medio del fuego; para los cristianos también es un símbolo de penitencia. Como resultado de una aniquilación (combustión o putrefacción, según el caso), la ceniza evoca este concepto, tanto en su aspecto material —muerte— como espiritual —humildad, penitencia—. Tal es la aplicación que ha recibido en la liturgia cristiana. En algunos conjuntos simbólicos del siglo XVIII, la ceniza, aludida por la urna cineraria, sugiere un proceso de desmaterialización, con un sentido de espiritualización, situándose, por tanto, en alguna de las zonas elevadas del monumento vertical (ascenso místico). Las cenizas no tienen la consideración legal de

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“cuerpos” ni de “restos” y por lo tanto no necesariamente deben ser inhumadas en los cementerios. El acto de esparcirlas significa liberar o dejar volar la esencia de una persona difunta. Cenotafio (arquitectónico) Monumento dedicado a una persona o personas enterradas en otro lugar. Como monumento efímero se elevaba generalmente en el interior de los templos, para celebrar las exequias de los personajes famosos, durante los siglos XVI-XVIII. Tumba vacía en la que se rinde memoria a una persona sepultada en un lugar distante. Cercha (arquitectónico) Cada una de las piezas del perfil curvo que, convenientemente enlazadas, forman un arco, una cimbra o armadura de cubierta Ceremonia

Cevasco, Giovanni Battista (artista) Escultor italiano (1814-1891) que se especializó en la escultura funeraria. Parte de su obra se puede apreciar en el cementerio de Staglieno en Génova (Italia). Es autor del sarcófago que decora el mausoleo de la familia de Ricardo Restrepo Santamaría en el Cementerio Central de Bogotá y el Mausoleo de la familia Elmore en el Presbítero Maestro de Lima. Chacal (simbólico) Como otros animales que se alimentan de carroña, el chacal ha sido considerado por muchos pueblos, entre ellos los semitas, una encarnación diabólica. Merodeador de los cementerios, lanza su estremecedor aullido en la noche y hace temer a los vivos. Se le atribuyen, por ello, funciones de guardián de

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Catacumba

Cenotafio de Newton por Boullée

fúnebre Acto exterior para rendir culto a los recién fallecidos. Cerbero (simbólico, mitológico) Perro de tres cabezas que poseía una garganta con serpientes. Era guardián de las almas muertas, en el Tártaro, y estaba encargado de impedirles la salida y el retroceso hacia el mundo. También era considerado como símbolo del mal. Posteriormente, según Cirlot, se interpretó como emblema de la descomposición que se opera en el sepulcro. Cerrojo (arquitectónico) Barra de hierro movible entre dos armellas que cierra una puerta o ventana. Certificado de defunción (funerario) Constancia firmada por un facultativo o médico legista que determina el deceso de una persona.

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Cenotafio por Boullée

los infiernos y conductor de las almas de los difuntos (Psicopompos). En Egipto se relacionaba con el dios Anubis. Chamán (simbólico) Individuo, hombre o mujer, especialmente dotado para efectuar el tránsito de un nivel a otro: desde la tierra al submundo o bien a los cielos. Este tránsito o viaje lo efectúa con ayuda de técnicas diversas: ingestión de alucinógenos, músicas monocordes e insistentes, danzas extáticas, ascensión ritual a un árbol o a un poste que simbolice las etapas hacia el mundo sobrenatural que se propone visitar, etc. La experiencia del chaman no obedece a su capricho ni a un afán de singularizarse, antes bien, la efectúa solamente en atención a alguna necesidad del grupo (enfermedad de alguien a quien debe sanar). El

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Columbario

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chamán es una especie de hombre-puente entre la realidad de aquí y la de allá, conexión viviente entre lo visible y lo invisible. Chiatone, C. (artista) Escultor suizo de Lugano. Autor del busto de Vicente Azuero (1787-1844) que se encuentra en el Cementerio Central de Bogotá. Chulpa (funerario) Construcción para uso funerario con forma de torreón de piedra, adobe o barro. Ciborium (arquitectónico) Dosel elevado sobre el altar mayor. Suele aparecer en forma de cúpula sostenida por columnas. También se dice del baldaquino. Ciclópeo (arquitectónico) En la arquitectura griega preclásica se daba este nombre al muro compuesto de grandes bloques de piedra sin labrar. También se aplica a cualquier mampostería poligonal de gran tamaño. Igualmente, se dice de un tipo de cimiento construido con piedra y concreto. Cielo (simbólico) La experiencia del hombre primitivo le indujo a elevar la mirada al cielo para escrutar la manifestación de los fenómenos que más le afectaban, como el sol, la lluvia o la tormenta; de ahí que situase en

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Columnas

el cielo a los seres de quienes dependían tales fenómenos y, por ende, su propia existencia. La bóveda del cielo le causaba, además, la impresión de su propia pequeñez, enfrentándole a una realidad vasta e inabarcable. Cima (ornamento) Recta Moldura de doble curva, cuya parte superior es cóncava y la inferior es convexa. También recibe el nombre de gola. Reversa o talón Moldura de doble curva, cuya parte superior es convexa y la inferior es cóncava. También recibe el nombre de talón. Cimacio (ornamento) Parte superior de la cornisa en el entablamento clásico. También en la arquitectura medieval, donde se situaba entre el capitel de una columna y un arco o dintel. Cimborrio (arquitectónico) Término español para designar una linterna que deja pasar la luz sobre la torre del crucero o estructura elevada sobre el nivel de la cubierta. Cuerpo cilíndrico que sirve de base a la cúpula. Cimiento (arquitectónico) Estructura, parte del edificio que está debajo de la tierra y sobre la cual estriba toda la fábrica.

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Ciprés (simbólico) Simboliza la inmortalidad y la persistencia de la vida. Árbol consagrado a Hades en Grecia y a Plutón en Roma, referido desde entonces a los emplazamientos sepulcrales. Por su verdor perenne ha sido visto siempre como referencia a la eternidad. Su estricta verticalidad recuerda, además, el tránsito de la tierra al cielo. Estos valores positivos justifican su empleo

Ciclópeo

Ciprés

funerario. Con este árbol se identificaban los dioses de la muerte (Hades, Plutón, Cronos). Círculo (simbólico) Figura perfecta que es, por ello, uno de los símbolos fundamentales. Está estrechamente relacionado con la noción de centro. Asimismo, participa del simbolismo del punto, puesto que se trata al fin y al cabo de un punto desarrollado en extensión. Como éste, evoca la perfección, la indiferenciación, la eternidad, el cielo. En cuanto signo de la unidad primigenia, el círculo llega a ser también símbolo de la divinidad misma; tal es la razón, por ejemplo, de la forma circular de la hostia en la liturgia católica. Cista (funerario) Estructura para uso funerario por lo general de planta circular. Se diferencia de la Chulpa por la inexistencia de una puerta o vano lateral. Claustro (arquitectónico) Galería que está cerca del patio principal de una iglesia o de un convento. Clave (arquitectónico) En el arco, piedra del centro del radio. (Símbólico). Explicación de los signos convenidos para escribir una cifra.

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Clavel (simbólico) Símbolo del amor humano que se emplea frecuentemente para aludir a la boda. En proximidad de la Virgen, eleva su significado al de amor divino. Clípeo (simbólico) Elemento decorativo en forma de medallón circular y ovalado, que en su interior lleva decoración pintada o esculpida.

Círculo

Cojinete

Columna trunca

Cojinete (ornamento) Extremo lateral de las volutas del capitel jónico. Columbario (arquitectónico) Conjunto de nichos en los antiguos cementerios romanos, donde se colocaban las urnas cinerarias. Columna (arquitectónico) Pie derecho. Elemento vertical de sostén y apoyo, generalmente de forma cilíndrica, conformado por base, fuste y capitel. Está proyectada para sostener el entablamento o cualquier otro tipo de carga, aunque también se utiliza aisladamente como motivo decorativo. Por su verticalidad, significa un impulso de ascendencia y autoafirmación. Las dos columnas en un templo simbolizan una dualidad: evolución e involución, el bien y el mal. Abombada Posee el fuste ensanchado en el centro y adelgazado en los extremos. Adosada Columna unida o parcialmente hundida en un muro o pilar; también recibe el nombre de columna entregada o embebida. Almohadillada Columna cuyo fuste está interrumpido por bloques cuadrados planos o almohadillados. Anillada Presenta un anillo que marca el tercio inferior. Báquica Es la columna salomónica

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que tiene el fuste revestido con ornamentación vegetal. Hermes Columna de origen pilar de corte rectangular, terminado en una cabeza o busto. Salomónica Columna enrollada o retorcida, llamada así porque se supone su existencia en el templo del rey Salomón. Trunca (simbólico) Simboliza la vida que se interrumpe. Usualmente en su cúspide se sitúa una corona funeraria. Compás (simbólico) Representación emblemática del acto de la creación, que aparece en las alegorías de la geometría, la arquitectura y la equidad. Simboliza también el poder de medir, el límite. Conclamatio (fúnebre) Costumbre o rito reinante en los siglos XVI y XVII, consistente en que, por disposición testamentaria, el nombre del difunto debía ser pronunciado en voz muy alta tres veces antes de darle sepultura, con la esperanza de que de esa forma el interesado despertara, si en verdad no era aún un cadáver. Condolencia (funerario) Participación en el pesar ajeno. Pésame. Confessio (arquitectónico) En las primitivas iglesias medievales, cámara subterránea o espacio localizado bajo el altar mayor que albergaba alguna reliquia. Conservación (restauración) Actitud y conjunto de actividades tendientes a mantener, cuidar y salvaguardar un bien cultural, con el objeto de lograr que se prolongue su permanencia en el tiempo. Consola (ornamento) Ménsula de carácter decorativo y forma curvada que suele presentar mayor altura que proyección.

Compás

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Consola

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Contrafuerte

Contrafuerte (arquitectónico) Masa de cantería o albañilería proyectada desde un edificio o construida contra el muro para darle a éste un refuerzo adicional. Pilar que sostiene o refuerza un muro. Corazón (simbólico) En cuanto a órgano central del ser humano, el corazón simboliza el centro, tanto más eficazmente puesto que se trata de un organo vivo y operante, del que dependen todas las partes del cuerpo. Los egipcios, que extraían de sus difuntos todas las vísceras, sólo dejaban en la momia el corazón, que había de ser pesado en el juicio. Por su parte, los griegos y romanos no atribuyeron al corazón ningún simbolismo especial. Posteriormente, el corazón se reputó no sólo sede, sino sobre todo agente de los afectos. Por eso el Renacimiento lo adoptó como símbolo del amor, en términos generales, y de la caridad. Cordero (simbólico) Representa la pureza, inocencia y mansedumbre. En ocasiones se le relaciona con el león por inversión simbólica. Cornisa (ornamento) Parte sobresaliente de un entablamento. Voladizo compuesto de molduras que sirve de remate a otro. Cornisamento (ornamento) Conjunto de molduras que coronan un edificio o un orden de arquitectura. Ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa. Cornucopia (simbólico) Motivo decorativo en forma de cuerno de la abundancia. Coro (arquitectónico) Parte de la iglesia donde se canta el servicio religioso.

Corazón

Cordero

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Corona (simbólico) La forma de la corona se relaciona con el simbolismo del círculo, por lo que entraña una relación con el orden superior. Si a ello se añade que el destino de la corona es rematar la cabeza, es decir, la parte más noble del cuerpo humano, y la cúspide de la vertical que el mismo constituye, se evidencia su función de nexo entre la realidad humana y el mas allá. Cortejo fúnebre (fúnebre) Conjunto de personas que acompañan en una ceremonia. Cortés, Dionisio (artista) Escultor colombiano (1863-1934), autor del águila herida por la “flecha traidora” que corona el mausoleo del general Rafael Uribe Uribe (1859-1914) en el Cementerio Central de Bogotá. Costa, Pietro (artista) Escultor italiano (1849-1901), nacido en Florencia. Autor de la escultura del general Francisco de Paula Santander ubicada en la plaza del mismo nombre en Bogotá, y de la figura femenina en actitud orante que decora el mausoleo de Ezequiel Rojas (1801-1873) en el Cementerio Central de la misma ciudad, y cuyo original se encuentra en el cementerio Presbítero Maestro de Lima. Es autor de varias obras escultóricas más que se encuentran en los cementerios de La Habana y Lima. Cremación (fúnebre) La muerte en la hoguera, la consumación del sacrificio por el fuego y, desde el punto de vista místico, cualquier clase de cremación, son símbolos de sublimación, es decir, de destrucción de lo inferior para que advenga lo superior. La consunción mediante el fuego ha simbolizado siempre la purificación. De ahí la constante de quemar los elementos que

Cornisa

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constituyen el sacrificio. Lo material se convierte en espiritual por virtud de la cremación. Crematorio (fúnebre) Lugar donde se queman los cadáveres (del latín crematus). Crestería (ornamento) Adorno. En el estilo ojival, ornato de labores caladas. Almenaje y coronamiento de las antiguas fortificaciones. Cripta (fúnebre) Cámara abovedada situada bajo el piso principal de una iglesia. Lugar subterráneo donde se acostumbraba enterrar a los muertos (del latín crypta). Crismón (simbólico) Monograma con las iniciales de Cristo. Se encuentran diferentes variaciones, pero la más común es una X cruzada por una P. Representa a Cristo como sol invicto. Cronos (simbólico) Es emblema del tiempo, en cuanto representa su destructividad. Con este significado aparece en muchas representaciones funerarias romanas, medievales y neoclásicas. Crucero (arquitectónico) Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa perpendicularmente. Se dice del arco que va de un lado al otro en las bóvedas por arista. Crujía (arquitectónico) División vertical del exterior o interior de un edifico, delimitada no por los macizos, sino por los vanos, en orden al número de contrafuertes, unidades de bóveda o compartimiento de cubierta. Cruz (simbólico) Resulta de la intersección de la vertical y la horizontal, lo cual le confiere un símbolo totalizador. Significa el centro que se abre hacia el exterior. Para los cristianos simbolizaba eternidad. Ankh Cruz

Corona

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Cronos

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ansada, símbolo de la vida, del universo y del hombre en la tradición egipcia. Usualmente es empuñada por los dioses y faraones que de esta manera evidencian su inmortalidad y señorío. Se utilizaba también en las representaciones de difuntos, en las cuales su presencia buscaba concederles prerrogativas divinas. De temple Disposición de las fuerzas en una circunferencia. Egipcia Significa vida y vivir. Gamada También se llama Svástica. Símbolo muy antiguo, que se remonta a las más elementales culturas mediorientales. Deriva de la experiencia del movimiento de rotación del dinamismo cíclico en torno a un centro o un eje inmóvil. Griega Cruz de brazos iguales que fue especialmente utilizada en la arquitectura bizantina y en la renacentista italiana.

Latina La de figura corriente, cuyo lado menor divide al mayor en partes desiguales. Empleada en la Europa occidental a partir de la Edad Media. Cuartel (arquitectónico) Pabellón. Cuatrifolia (ornamento) Adorno en forma de flor de cuatro pétalos, que ocupa una superficie cuadrangular. Cubo (arquitectónico) Parte del pedestal entre el plinto y la cornisa, también llamado dado. Cúpula (arquitectónico) Bóveda de curvatura uniforme erigida sobre una base circular. La sección puede ser de segmentos, semicircular, apuntada o bulbosa. Si una cúpula se levanta sobre una base cuadrada, en las esquinas se deben insertar unos elementos para realizar el paso del cuadrado al círculo.

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Cruces

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d Dado (arquitectónico) Parte del pedestal comprendido entre la base y la cornisa. En la arquitectura clásica, parte de un plinto o pedestal entre la base y la cornisa. También recibe el nombre de cubo. Daena (funerario) En la religión iraní, la daena simbolizaba el principio femenino del espíritu. Se identificaba con la suma de los actos buenos y malos del hombre a lo largo de su existencia. Dafne (mitológico) Ninfa hija del río Peneo, que perseguida por Apolo, para evitar ser poseída por éste fue convertida en laurel. Apolo se hizo una corona con las hojas de dicho árbol, que pasó a ser uno de sus atributos. Daga (arquitectónico) Motivo de tracería típico del estilo decorativo inglés. Tiene forma lancetada, redondeada o apuntada en la parte superior y apuntada en la inferior. El interior está rematado por una puntilla. Deambulatoria (arquitectónico) Corredor semicircular o poligonal que rodea un ábside o una capilla de cabecera plana. Originariamente se utilizaba para realizar procesiones. Decapitación (funerario) La decapitación ritual está profundamente relacionada con el descubrimiento prehistórico de la cabeza como sede de la fuerza espiritual. Cirlot considera que la conservación de cabezas tiene la misma causa que la inhumación exclusiva de esa parte del cuerpo durante la prehistoria. De allí se deriva el empleo frecuente de la cabeza esculpida como tema simbólico-ornamental.

Delfín

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Decoración (ornamento) Adorno y composición estética de un conjunto con elementos superpuestos, no estructurales. Delfín (simbólico) Se le relaciona con el áncora e ilustra la frase latina Festina lente o “Haz lentamente lo urgente”, que se origina en la creencia de que era el más rápido de los animales marinos y al enroscársele en un áncora, simbolizaba la detención de la velocidad: la prudencia. Demonio (simbólico) El concepto de “demonio” tuvo en el mundo helénico un sentido bastante amplio, designando a unos seres superiores, más o menos próximos a los dioses, capaces de actuar sobre los hombres o las cosas. También aludía al destino del hombre. Sin embargo, fue concretándose el término en dioses del submundo para finalmente designar a los espíritus malignos. Se les relaciona asimismo con los poderes fanáticos, con el instinto de muerte bajo aspectos diversos, ya sea con el discreto encanto del sueño, el vibrar heroico o la vocación guerrera. Dentículo (ornamento) Cada uno de los adornos en figura de paralelepípedo rectangular que se colocan formando fila en la parte superior del friso del orden jónico y de otros miembros arquitectónicos. Derrame (ornamento) Vano. Corte oblicuo del muro en una puerta o ventana. Descenso a los infiernos (simbólico) El descenso de Cristo al limbo para salvar las almas de los que descendieron al infierno antes de su llegada, es decir, antes de que pudieran salvarse.

Demonio

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Dentículo

Descenso a los infiernos

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Difunto

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Desesperación (simbólico) Mujer con un puñal clavado en el pecho, a punto de desplomarse en el suelo o ya caída. Sujeta en una mano una rama de ciprés. Otra interpretación, más terrible quizá, personifica la desesperación en un varón con el rostro ensangrentado, mirada obsesionada y culebras en la cabeza, a punto de suicidarse arrojándose sobre una espada o puñal. Deudo (funerario) Pariente ascendiente, descendiente colateral de su familia (del latín debitus o debido). Día de los difuntos (funerario) En el mundo católico se celebra al 2 de noviembre, día siguiente de la Fiesta de Todos los Santos. Ésta se remonta al siglo X, cuando fue constituida por el abate cluniacense San Odilón, como una práctica obligatoria en su comunidad, que debía ofrecer limosnas, oraciones y sacrificios por todas las almas del purgatorio. Igualmente difundió esta práctica de caridad entre los fieles que lo rodeaban. En esa fecha se acostumbra visitar los cementerios, arreglar las tumbas con flores y rezar por los difuntos. Diaconicón (arquitectónico) En arquitectura bizantina, recinto unido o incluido en una iglesia. En tiempos de los primeros cristianos se utilizaba para recibir las ofrendas de la congregación y servía de archivo, vestido y biblioteca; posteriormente sólo se usaba para estas últimas funciones. Difunto (funerario) Dícese de la persona muerta (del latín deffunctus). Dintel (arquitectónico) Estructura. Viga horizontal de madera, piedra u otro material que abarca cualquier luz. Parte superior de las puertas o ventanas que carga sobre una jamba. Dionisios (simbólico) Dios griego de la fuerza vivificante y de la energía vital. Deidad infernal símbolo del

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Dolmen

Dórico

desencadenamiento ilimitado de los deseos, de la liberación de cualquier inhibición o represión. Dolmen (funerario) Monumento megalítico. El domen se considera símbolo de la Gran Madre, mientras el menhir es de evidente filiación masculina. Domínguez del Castillo, José Pío (constructor) Teniente coronel de ingenieros (1780-1861), constructor y retratista. Levantó los planos del Cementerio Central de Bogotá, basado en el diseño elaborado por el teniente coronel de artillería Domingo Esquiaqui y García. Elaboró también los planos para el cementerio de Honda (Colombia). Dórico (arquitectónico) El más antiguo y sencillo de los cinco órdenes clásicos, desarrollado en Grecia hacia el siglo VII a de C., e imitado más tarde por los romanos. Se caracteriza por tener columnas estriadas sin basa. capiteles sencillos y lisos que sostienen ábacos cuadrados y entablamento formado por un arquitrabe liso, un friso de triglifos y metopas, y una cornisa cuyo goterón está adornado con mútulos. En el orden dórico romano las columnas son más esbeltas y generalmente tienen basa, el estriado es distinto, o a veces inexistente, y el capitel consiste en una garganta perimetral, un equino y un ábaco moldeado. Dosel (ornamento) Cubierta decorativa en voladizo desde un paramento. Cubierta decorativa dispuesta a cierta altura sobre una cama, trono o púlpito. Doselete (ornamento) Estructura ornamental de la arquitectura ojival, consistente en una especie de pequeño dosel abovedado que se colocaba encima de las estatuas adosadas a un muro o de las sillas del coro. Dussan Canals, B. (constructor) Ingeniero diseñador del mausoleo de la familia de Juan Manuel Dávila, que se encuentra en el Cementerio Central de Bogotá.

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e Ecce Homo (simbólico) Expresión tomada de Juan, 19,5 que ha servido para designar las imágenes de Cristo tal como se le describe en aquel contexto, a saber, quebrantado por la flagelación y coronado de espinas. Eventualmente también cubierto por el manto de púrpura que los soldados le pusieron por irrisión. Edén (simbólico) Nombre que el Génesis asigna al jardín del paraíso. Edículo (arquitectónico) Santuario enmarcado por dos columnas que sostienen un entablamento y un frontón; suele estar dentro de un templo y contiene una estatua. También en sentido lato, el marco de una puerta, ventana o cualquier otro vano formado por dos columnas o pilares. Embalsamar (funerario) Llenar de sustancias balsámicas las cavidades de los cadáveres para preservar de la putrefacción los cuerpos muertos. Emblema (simbólico) Composición dibujada y generalmente grabada que se relaciona estrechamente con un lema o frase liminar que resume su sentido e intención, así como un texto subsiguiente que lo desarrolla, más o menos extensamente, casi siempre con finalidad edificante o didáctica. Encina (simbólico) Árbol sagrado que simboliza la fuerza, la solidez, la permanencia y la majestad. Considerando la frecuencia con que este árbol es alcanzado por el rayo, los pueblos antiguos tendieron a adjudicárselo al dios supremo, a quien pertenece dicha

Ecce Homo

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Edículo

arma. Por eso en Grecia la encina estuvo vinculada con Zéus. Encalado (arquitectónico) Blanquear con cal. Enfoscado (arquitectónico) Revoque de mortero o yeso moreno, a veces mezclado con pelote, que se da antes de aplicar el enlucido o estuco. Enjuta (arquitectónico) Espacio triangular comprendido entre el arco y el cuadrado en que se halla inscrito el arco. Enlucido (arquitectónico) Revestimiento aplicado a paredes y techos, por lo general con mortero, de cemento, de cal, a veces mezclado con yeso. Entablamento (arquitectónico) Parte superior de un orden arquitectónico. Se compone de cornisa, friso y arquitrave. Éntasis (arquitectónico) Curvatura del fuste que responde a un ensanchamiento proporcional. Ligera convexidad aplicada a las columnas griegas y otras posteriores para corregir la ilusión óptica de concavidad que resultaría si los lados fueran completamente rectos. Enterrador (funerario) Sepulturero. Enterramiento (funerario) Los rituales de enterramiento de los cadáveres expresan un simbolismo universal que depende de las nociones de la tierra. Como madre fecunda, renacimiento y postvida. En contextos culturales agrarios parece comprensible la intuición de que el cuerpo, depositado en el seno de la tierra, recibirá de ella una nueva vida. Entierro, ceremonia de (funerario) Acto de depositar el cadáver en su lecho funerario.

Enjuta

Entablamento

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Éntasis

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Envolvimiento (funerario) Término relacionado con la vuelta al seno materno o vientre. Epitafio (funerario) Inscripción sobre un sepulcro o en la lápida o lámina colocada junto al enterramiento. Escalera (simbólico) Según los egipcios, es el método para ascender. En muchas culturas la escalera remata en una cruz, la figura de un ángel, una estrella o una flor de lis. Símbolo que engloba varios significados como ascensión o comunicación entre los diversos niveles de la verticalidad. En muchas tumbas egipcias se han encontrado amuletos en forma de escalera de manos, y en el Libro de los Muertos dice: “Está ya colocada mi escalera para [que pueda] ver a los dioses”. En el arte románico la escalera es el símbolo de la relación entre

mandato de regresar “detrás del escudo o encima del mismo” alude a la costumbre de transportar a los muertos en batalla tendidos sobre su propio escudo. Escudón (ornamento) Ornamentación esculpida o pintada en forma de escudo de armas, con representaciones heráldicas, figuras o inscripciones. Planchuela de metal, a veces en forma de escudo para guiar la llave. Suele ponerse delante de la cerradura. Esfera (simbólico) Figura perfecta que traslada a la tercera dimensión el simbolismo del círculo. La esfera es al cubo lo que el círculo es al cuadrado. Debido a su simetría rigurosa, la esfera sugiere a muchos pueblos nociones de ambivalencia, hasta el punto de concebir de esta forma al andrógino primordial. La combinación de la esfera –o

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Esfera

los mundos De caracol (arquitectónico) Escalera de forma helicoidal. Escamas (ornamento, simbólico) Tejas planas de variados materiales, como zinc, pizarra o plomo, que se utiliza en los tejados. Significan protección o defensa y pueden también representar el agua y el mundo inferior. Escocia (ornamento) Moldura clásica formada por una curva simple, cóncava, que tiene más de un cuarto de círculo y cuya parte inferior es saliente. Escudo (ornamento) Pieza defensiva fundamental del guerrero, que en la antigüedad alcanzaba un tamaño capaz de cubrir por completo el cuerpo de éste. Existe, por tanto, una relativa posibilidad de intercambio entre el escudo y su propietario, que de algún modo se desdobla en aquél, en cualquier caso, son inseparables. El clásico

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Esfinge

más generalmente, en arquitectura, la semiesfera– y el cubo simbolizan la totalidad del cielo y la tierra. El paso de la forma esférica o circular a la cuadrada o cúbica es un símbolo de la encarnación: descenso desde lo celeste para posarse en lo terreno. El paso inverso desde el cubo a la esfera simboliza la plena culminación, la transposición de lo terrenal al orden celestial. Esfinge (simbólico) En Egipto se usaba esta figura con cuerpo de león y cabeza humana. La más célebre se encuentra situada en la prolongación de la pirámide de Kefrén, cerca del templo del valle en las inmediaciones de las mastabas y de las pirámides de Gizeh. Gheerbrant cita: “La esfinge veía siempre sobre estas necrópolis gigantes; su rostro pintado de rojo contempla el único punto del horizonte por donde nace el sol. Es el

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guardián de los umbrales prohibidos y de las momias reales; escucha el canto de los planetas; vela el borde de las eternidades, sobre todo lo que fue y sobre todo lo que será; mira cómo se escurren a los lejos los Nilos celestes y el hogar de las barcas solares”. Esgucio (ornamento) Gola. Moldura cóncava de sección igual a un cuarto de circunferencia, generalmente colocada entre dos molduras convexas; también se conoce como caveto o nacela. Específicamente, se llama esgucio a la moldura cóncava de la base de una columna. Espada (simbólico) Es el símbolo del estado militar y de su virtud, la bravura, así como de su función, el poder. Rota Siendo la espada símbolo de la

Espina (simbólico) La espina evoca la idea de obstáculo, de dificultad, de defensa exterior y, en consecuencia, un acceso áspero y desagradable. La corona de espinas de Cristo celebra en la pasión el matrimonio del cielo y la tierra virgen. Espiral (simbólico) Trayectoria de la evolución natural en numerosos ejemplos de la naturaleza, que conduce al espíritu humano a nociones de desarrollo, prosecución cíclica, desenvolvimiento espontáneo hacia un fin, etc. Esqueleto (simbólico) En la mayoría de alegorías y emblemas es la personificación de la muerte. Considerado así, ya que la osamenta va más allá de la descomposición de la carne y a veces puede permanecer miles de años. En el Satiricón de Petronio, aparece en un banquete un

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Espada

agresividad espiritual, del ánimo del héroe, la espada rota es un símbolo que representa un estado de destrucción de este factor. Espadaña (arquitectura) Pared elevada sobre la fachada que sirve de campanario, en la que existen uno o más vanos en donde se sitúan las campanas. Estatua (ornamento) Figura escultórica de bulto completo que representa personas al natural o figuras alegóricas. Se labran en piedra, madera, metal, etc. Espiga (simbólico) Emblema de la fecundidad. Simboliza también la germinación y el crecimiento. Gheerbrant menciona que en las civilizaciones agrarias (de trigo en los misterios de Eleusis, de maíz en los misterios indios de Norteamérica) representa al hijo que surge de la hierogamia fundamental cielo-tierra.

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Espadaña

Esqueleto

Estatua

esqueleto de plata con articulaciones móviles para simbolizar, no ya a un dios o a un muerto particular, sino a la muerte en general y la brevedad de la vida. Esquiaqui y García, Domingo (constructor) Teniente coronel de artillería español (1740?-1820). Levantó en 1791, por orden del virrey José de Ezpeleta, el primer plano de Bogotá, en donde incluyó el particular trazado elíptico del cementerio de esta ciudad. Si bien el cementerio no se construyó en el sitio elegido por Esquiaqui, su diseño fue adoptado posteriormente por Pío Domínguez del Castillo y es el que actualmente posee el Cementerio Central de Bogotá. Estelas (simbólico) Piedra funeraria (stelai) de forma plana que solía erigirse verticalmente sobre la tumba, a menudo adornada con representaciones alusivas al

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pasado del difunto o bien a la otra vida. Las estelas con motivos abstractos simbólicos (ruedas solares, esvásticas curvilíneas, rosetas esquematizadas, etc.). En Grecia, luego de las batallas los muertos eran incinerados y enterrados en el lugar y una estela conmemorativa era erigida en ese sitio. Si un general griego pasaba por alto la anterior costumbre era condenado por haber cometido una falta grave. Estereotomía (arquitectónico) Arte de cortar piedras o maderas. Estigia (simbólico) Fuente y laguna subterránea de la mitología griega que corresponde al mar subterráneo de la doctrina egipcia, atravesado cada noche por el sol. Según Cirlot, por sentido analógico estas aguas inferiores se relacionan con la muerte, y cada resurgir del sol con la resurrección. Estigmas (simbólico) Señales cruentas dejadas en el cuerpo de ciertas personas, correspondientes a las cinco llagas de Jesús crucificado. Sin entrar en cuestiones tocantes a la fisiología ni a la historicidad de estos hechos, los estigmas vienen a ser el símbolo o la manifestación tangible de la identificación de una persona viviente con los sufrimientos de Jesucristo. Estilóbato (arquitectónico) Plataforma base de todo el templo. Infraestructura sobre la que descansa una columnata, más exactamente, el escalón superior de la estructura que constituye el crepidoma. Estípite (arquitectónico) Pie derecho que tiene la base tronco piramidal invertida o con la base menor hacia abajo. Estrella (simbólico) Puesto que la contemplación del firmamento nocturno ha sido una de las experiencias más impresionantes para la humanidad desde sus orígenes, las estrellas han ocupado un lugar importante

Estela

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tanto así en su reflexión como en su fantasía. Sede de determinados seres superiores, o en todo caso manifestación de los mismos. Han sido reconocidas incluso posteriormente por pueblos más evolucionados, como símbolos de lo espiritual, que rebasa la escala humana y sugiere la intuición de la pequeñez de ésta. Estrías (arquitectónico) Acanaladuras ligeramente cóncavas que corren verticalmente por el fuste de la columna, pilastra u otra superficie. Pueden juntarse en un ángulo o ser interrumpidas por un filete. Estucado (ornamento) Paramento tratado al estuco. Eternidad (simbólico) En Roma se simbolizó la eternidad de algunos emperadores con la figura de una doncella que tiene en las manos el sol y la luna. Puede representarse con el ave fénix. Eucaristía (simbólico) Sacramento central en la liturgia católica, por constituir el principio vital de la Iglesia, según su teología. Eutanasia (funerario) Muerte sin sufrimiento físico, especialmente la provocada voluntariamente a quien, sufriendo una enfermedad incurable, la solicita para poner fin a su padecimiento. Exequias (funerario) Funerales. Honras fúnebres. Exhumación (funerario) Desenterrar un cuerpo difunto. Expolio (simbólico) Acción de despojar a Jesús de sus vestiduras inmediatamente antes de su crucifixión. Dicha acción no había sido recogida por la iconografía cristiana hasta la conocida pintura de El Greco. Extradós (arquitectónico) Superficie convexa o exterior de una bóveda o arco. Línea formada por la parte alta de las dovelas.

Estilóbato

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Estrella


f

Faisán (simbólico) Ave de gran riqueza simbólica en Oriente. Por su canto y por su danza prefigura el advenimiento de Yu, el Grande, ordenador del mundo. El faisán es intercambiable con la serpiente y se metamorfosea en esta según las estaciones, para volver luego a su estado inicial: faisán-serpiente corresponden al yin-yang marca la alternancia inmutable. La curvatura del techo de las pagodas reproduce la posición de las alas de un faisán en vuelo. El faisán es, por tanto, símbolo de la armonía cósmica. En China es un animal alegórico de la luz y del día. Faldón (arquitectónico) Vertiente triangular de un tejado, limitado por el caballete arriba y por dos limatesas. Falena (simbólico) Símbolo constante del alma en búsqueda de lo divino y consumida por el amor místico, a semejanza de la mariposa que llega a quemarse las alas en la llama alrededor de la que vuela. Fallecimiento (funerario) Morir. Acabar la vida. Fantasma (simbólico) Aparecido. Supuesta visión de un alma desencarnada, que suele considerarse espeluznante por los vivos. Adopta diversas apariencias. Gheerbrant cuenta que entre las almas inquietas que vuelven a perseguir a los vivos figuran las almas de las mujeres muertas durante el embarazo. Esta creencia, que existía entre los aztecas, se encuentra también en Liberia, entre los buriatos, para quienes estas almas cogen a los niños por el cuello, donde sus dedos dejan marcas azuladas, o bien causan una enfermedad perniciosa con pituita a la persona que ha comido de

Faldon

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un alimento tocado por ellas. La imagen del fantasma o aparecido simboliza al mismo tiempo el temor frente a los seres que viven en el otro mundo. Fauno (simbólico) En la tradición romana, el ser, habitante de los campos y los bosques, sobre los que ejerce un relativo señorío y que recibe el culto de los hombres. A menudo los faunos se manifiestan en grupo. Presentan afinidades con los sátiros griegos, pero se diferencia de éstos morfológicamente en su cuerpo enteramente humano y culturalmente en su nivel superior: los faunos carecen de las maneras salvajes propias de los sátiros y se dedican a tareas próximas a la agricultura. Fausto (simbólico) Protagonista de una leyenda nórdica, recogida por Goethe, en que el hombre vende su alma al diablo a cambio de bienes y placeres terrenales. Ilustra la falta de sentido de la proporción entre lo que vale realmente y lo que no vale; la ceguera del mortal que cae en el cepo de las apariencias. El motivo del pacto con el diablo había aparecido repetidas veces en la Edad Media (en la leyenda de Teófilo); este motivo se mezcla con el anhelo de la eterna juventud. Fe (simbólico) Virtud teologal que suele ocupar un lugar destacado en las teorías o conjuntos de virtudes. Durante la Edad Media era habitual que su atributo fuera eucarístico, pues la fe se aplicaba singularmente a creer en el misterio de la transubstanciación. En las representaciones es una doncella vestida de blanco, con un libro abierto y una cruz a los que contempla con con máxima concentración. Fecundidad (simbólico) Divinidad romana que se representó sucesivamente como una mujer portadora de un cuerno de la abundancia y un niño de la mano;

Fénix

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una mujer tendida, custodiando un cesto lleno de fruta y tocando un globo terráqueo en torno al que retozan cuatro niños. Felicidad eterna (simbólico) Joven desnuda, con cabello rubio suelto, coronado de laurel y en el rostro una expresión de inmenso gozo. Suele estar sentada sobre una esfera estrella, contemplándolo todo desde las alturas y con una palma en la mano izquierda y una llama triple en la derecha. Fénix (simbólico) Ave mítica de origen egipcio. Su presencia en algunas pinturas sepulcrales simboliza la inmortalidad concedida al difunto tras el pesaje de su alma. Se consideraba que el ave en cuestión era inmortal. La leyenda dice que cuando veía cercano su fin, formaba un nido de maderas y resinas aromáticas, que exponía a los rayos del sol para que ardieran y en cuyas llamas se consumía. De la médula de sus huesos nacía otra ave fénix. Esta leyenda fue revivida a comienzos de la era cristiana para simbolizar las ideas de la resurrección propias de la nueva fe. En la Edad Media simbolizó la resurrección de Cristo. En China, el Fénix es el emperador de las aves y simboliza el sol; en Occidente simboliza el triunfo de la vida eterna sobre la muerte. Féretro (funerario) Ataúd o cofre mortuorio.

Fertilidad (simbólico) El agua, las semillas y los signos fálicos se utilizan con frecuencia para simbolizar la fertilidad. Festón (ornamento) Relieve a modo de onda o compuesto de flores, frutas y hojas que suele colocarse en los portales y en las fachadas. F.I.A.T. Federación Internacional de Asociaciones de Tanatólogos. Filete (ornamento) Moldura pequeña y fina rectangular, empleada para separar dos molduras de mayor tamaño de secciones cóncavas o convexas, o para anexarse en los contornos o entrelazarse a una moldura mayor, a esta ultima. También la llaman nextro que quiere decir trenza. Finado (funerario) Difunto. Persona muerta. Firma (simbólico) Rúbrica. Nombre de una persona, con su estilo característico, que pone ésta al pie de un escrito. En Colombia se usa con frecuencia tallada en las lápidas funerarias para reemplazar el nombre del difunto y darle así un carácter único y particular. Flamígero (arquitectónico) Estilo gótico tardío en Francia y otros países. La tracería flamígera consiste en una serie de listones de piedra que dividen el espacio con formas onduladas. También se denomina flamboyant.

Firma de Marco A. Piedrahita

Firma de Ricardo Rendón (1894-1931)

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Flauta (simbólico) El sonido de la flauta es la música celestial, la voz de los ángeles. Su sonido también se relaciona con el dolor erótico y funerario. Este sentido parece originarse de su forma fálica y su timbre, que se vincula en cambio con la expresión femenina interna (ánima). Flecha (simbólico) Saeta. Al igual que la escalera, es símbolo de los intercambios entre cielo y tierra. Puede ser utilizada como la imagen del destino, como la usó Dante: “Mi querer quedaría contento con saber que fortuna se me acerca: qué flecha prevista más lenta viene”. Se utiliza también para representar la muerte súbita o fulminante, y con este propósito se representa en el mausoleo del General Rafael Uribe Uribe en el Cementerio Central de Bogotá, en donde un águila aparece atravesada por una flecha como símbolo de la muerte repentina de éste. Flor (funerario, simbólico) El culto de los muertos fue fundamental para los romanos. Rosas, comida y bebida eran ofrecidas en las tumbas. Esta costumbre de adornar con flores las tumbas y mausoleos de los difuntos fue adoptada por el cristianismo. San Juan de la Cruz ve en la flor la imagen de las virtudes del alma, y en el ramillete que las une la perfección espiritual.

Festón

Festón

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Es símbolo del amor y la armonía. De Lis (ornamental) Patrón decorativo procedente del escudo real de armas de Francia. Florón (ornamento) En el arte clásico, los adornos esculpidos que representan flores y follajes de diferentes figuras en la composición general. Follajería (ornamento) Adornos vegetales y naturales de hojas, animales, sátiros, etc. Sinónimo de follaje. Fortuna (simbólico) En Roma, divinidad del destino, símbolo del capricho y de la arbitrariedad que gobiernan la existencia. Se le representa a menudo como diosa ciega. Francmasonería (simbólico) Masonería. Sociedad secreta extendida por diversos países del mundo, cuyos miembros agrupados en logias profesan la fraternidad y ayuda mutua, se reconocen mediante signos y emblemas y practican un rito esotérico. Los símbolos de los masones pueden ser la acacia, la columna, el compás, el triángulo o la letra G. Fresa (simbólico) Entre la tribu norteamericana de los Ojibwa al sudoeste de Ontario, cuando un hombre muere, su alma, que sigue consciente, se dirige al país de los muertos “hasta que llega a una enorme fresa. Las fresas son el alimento veraniego de los indios y simbolizan la buena estación. Si el alma del difunto gusta de

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Flor

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Florón

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Frisos

Frontón

Fuego

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semejante fruta, olvida el mundo de los vivos y todo retorno a la vida y al país de los vivos le resulta imposible para siempre. Si se niega a tocarla, conser va la posibilidad de volver a la tierra”. Fresno (simbólico) En las tradiciones escandinavas este árbol es símbolo de la inmortalidad y del nexo entre los tres planos del cosmos. Friso (arquitectónico, ornamento) División central del entablamento situada entre el arquitrabe y la cornisa. Suele estar decorado, aunque a veces es liso. Banda decorada en la parte superior de una pared, debajo de la cornisa. Frontispicio (arquitectónico) Fachada principal de un edificio o la parte de la misma correspondiente a la crujía principal del acceso. Frontón (arquitectónico) No es un término griego ni romano, sin embargo, en la arquitectura clásica hace alusión a un hastial de baja pendiente que se halla sobre el pórtico y está formado por la extensión de la parte superior del entablamento, a lo largo de los lados del hastial; puede también aparecer sobre puertas, ventanas, etc. Remate superior de una fachada, un pórtico, o de una ventana. El espacio determinado se llama tímpano. Puede ser circular, rebajado, partido, cortado, etc.

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Fuego (simbólico) Uno de los cuatro elementos en las cosmogonías tradicionales. Como el aire, es masculino y activo, con caracteres más energéticos. La experiencia del fuego impresionó a los hombres desde los albores de su razón: realidad devastadora e implacable, pero al propio tiempo, en cuando dominada, imprescindible para la vida. Fuente (arquitectónico) Pila bautismal, recipiente que contiene agua bendita, elemento de las iglesias cristianas. Construcciones destinadas a contener y arrojar agua para fines prácticos o decorativos. Funeraria (funerario) Oficina de pompas fúnebres. Agencia de entierros. Funerario (simbólico) El simbolismo funerario, paradójicamente, y a la vez con justo motivo, se orienta por lo común hacia la vida, la vida eterna o la salvación del alma. Suele ofrecer como imagen esencial el vuelo del alma a las regiones superiores. Fuste (arquitectónico) Del latín fustis, que significa palo, rollizo, bastón. Sección larga de la columna comprendida desde la base hasta el capitel. También en la arquitectura medieval, cada una de las delgadas columnas adosadas a un pilar, poste o jamba de una puerta o ventana.

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g Gablete (ornamento) Motivo decorativo en forma de pequeño hastial, que aparece generalmente sobre pilares, nichos, etc. Remate ornamental gótico de forma triangular basado en un ángulo agudo, que se empleaba para coronar los vanos y también concluir algunos cuerpos de las fachadas, como la crestería. Galería (arquitectónico) En arquitectura religiosa, piso superior sobre las naves laterales, abierto a la nave central. También recibe el nombre de tribuna y a menudo, equivocadamente, de triforio. Como elemento exterior de decoración aparece en forma de pequeñas arquerías abiertas en las iglesias medievales italianas y alemanas. En la arquitectura civil se da este nombre a una gran habitación, a menudo en el piso superior del edifico, que se utiliza como estudio. Galilea (arquitectónico) Nártex. Vestíbulo o capilla, que suele emplazarse en el extremo occidental de la iglesia. En origen se utilizaba para que entraran los penitentes. Gallina (funerario) Entre varias tribus africanas es frecuente el sacrificio de una gallina para comunicarse con los difuntos. Gallo (simbólico) Por su precoz despertar, ave solar, anunciadora del sol, y debido a ello simboliza las actitudes de alerta. En la antigüedad clásica fue ave consagrada a Esculapio, aludiendo a la vigilancia necesaria del médico. Esta noción de vigilancia se hizo extensiva a otros órdenes. Probablemente el frecuente emplazamiento de un gallo en la veleta de los templos

Gablete

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Galería

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medievales se refiera a esta misma virtud en su versión cristiana. Se considera alegórico de la vigilancia y la resurrección. Gallón (ornamento) Adorno repetido en las superficies casi siempre convexas de los objetos. Empleado en las molduras de los órdenes clásicos en el bocel del capitel dórico, en el cojinete jónico, en las cornisas. García Hevia, Luis (artístico) Pintor, paisajista, miniaturista y retratista colombiano (1816-1887). Autor en 1841 del célebre cuadro Muerte de Santander que se conserva en el Museo Nacional de Colombia y que es una de las obras más importantes de la pintura de este país en el siglo XIX. Gárgola (arquitectónico) Caña de desagüe sobresaliente de un tejado, a menudo esculpida en forma de figura quimérica. Garmr (mitológico) Equivalente al Cerbero en la mitología escandinava; es el perro guardián de la mansión de los muertos, cuyo cuerpo ensangrentado resulta espantoso. Gato (simbólico) Los símbolos relacionados con el gato oscilan entre los benéficos y los maléficos. En el Japón es un animal de mal augurio, capaz, se afirma, de matar a las mujeres y adoptar su forma. En el mundo búdico no se le perdona el hecho de que junto con la serpiente no se conmovió con la muerte de Buda. Sin embargo, en la China el gato es un animal benéfico del que se intenta aprender de su actitud, en un momento manso y cariñoso, y en otro agresivo. Es posible que esta ambigüedad sugiriese muy diversas interpretaciones y aplicaciones simbólicas del gato. En la tradición

Muerte de Santander por García Hevia

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Gárgola

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musulmana, el gato, qatt, es favorable si no es negro. Para la tribu Nia de Sumatra, los muertos, para subir al cielo, toman un puente: bajo el puente está la sima del infierno. Un guardián está apostado en la entrada del cielo con un escudo y una lanza; un gato le sirve para lanzar las almas culpables a las aguas infernales. Negro El gato negro ha sido relacionado con la oscuridad y con la muerte. Para los musulmanes un gato totalmente negro posee cualidades mágicas. Se da su carne a comer para librarse de la magia; el bazo de un gato negro, colgado a una mujer que tiene menstruaciones, las detiene. Generación Sacra (simbólico) Grupo formado por Santa Ana, María y Jesús. La figura de Santa Ana había sido concebida habitualmente como una anciana; no en vano le corresponde el papel de abuela. Girasol (simbólico) Símbolo de la fidelidad. Los autores de los siglos XVI y XVII suelen darle equivocadamente el nombre de heliotropo. Girola (arquitectónico) En la arquitectura románica y gótica, corredor semicircular o poligonal que rodeaba un ábside o una capilla, al cual llegan los labularios o absiolos. Antiguamente se empleaba para las procesiones. Gloria (simbólico) Culminación visible de la grandeza de un mortal y, en el contexto cristiano, principalmente un santo. La gloria, como apoteosis solar, tuvo amplia difusión en el arte español de los siglos XVII y XVIII. También se denominan así las escenas complejas en que un santo determinado centra una visión del paraíso donde se festejan sus virtudes. Por ejemplo, la Gloria de San Ignacio. Personaje alegórico frecuente en la numismática antigua. Se trata de una diosa desnuda de medio cuerpo arriba, que muestra una esfera con los doce signos del Zodíaco y una estatuilla con una palma y una guirnalda. Gola (ornamento) Moldura con perfil de doble curvatura, una convexa y otra cóncava. Gótico (arquitectónico) Se define así la arquitectura de arco apuntado, bóveda de crucería, arbotantes, muros reducidos a un mínimo por las espaciosas arcadas, tribunas y amplios ventanales sobre las naves. Estos no son elementos aislados, ya que actúan

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conjuntamente y representan un sistema de estructura orgánica con miembros activos, esbeltos y clásicos y una tenue membrana que los rellena pero no los oculta. Estos elementos no son en sí invenciones góticas, ya que algunos fueron empleados en el románico. También se aplica, en escritos o impresos, a cierta letra de forma angulosa y trazos robustos, que aún se usa en Alemania. Fue la primera empleada en la imprenta para las ediciones del siglo XV. Gracia de Dios (simbólico) Alegoría cristiana que consiste en una hermosa joven, resplandeciente y pletórica, sobre la que aletea la paloma del Espíritu Santo. Con una mano sostiene un libro abierto y una rama de olivo y con la otra una copa. En algunas ocasiones porta un “cuerno de la abundancia cristianizado” del que brotan, en lugar de frutos materiales, los emblemas de diversas virtudes: el lirio de la pureza, el espejo de la prudencia, el sol de la sabiduría. Grafilado (ornamento) Motivos decorados por medio de molduras convexas, tanto tangentes como paralelas entre sí. Decoración con elementos curvos convexos. Granada (simbólico) Juan de la Cruz ve en los granos de la granada el símbolo de las perfecciones divinas en sus innumerables efectos, a lo que añade la redondez del fruto como expresión de la eternidad divina. Simboliza también la fecundidad. Grecas (ornamento) Ornamento geométrico que se caracteriza por sus líneas rectas que forman ángulos y por su superficie lisa y conforma un meandro. En el Partenón se puede ver este tipo de ornamentación. Grifo (simbólico) Pájaro fabuloso cuya parte delantera es de águila, mientras que por sus cuartos traseros se asemejan al león, con una larga cola parecida a la de la serpiente. El grifo, como el dragón, se halla siempre como vigilante de los caminos de salvación, junto al Árbol de la Vida. Grillo (simbólico) El grillo, al poner los huevos en la tierra y vivir allí en forma de lar va para luego transformarse, era para los chinos el triple símbolo de la vida, la muerte y la resurrección.

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Gruta (arquitectónico) Caverna artificial, generalmente con fuentes y otros artificios acuáticos, y decorada con conchas y rocalla. Fue especialmente popular en el siglo XVIII. Grutesco (ornamento) Elemento decorativo de origen romano que recibe su nombre de las “grutas” de la Domus Aurea neroniana. Consistente en una ornamentación caprichosa pero simétrica de bichas, follajes y elementos militares. Tanto en arquitectura como en pintura, aplícase a los adornos caprichosos de figuras extravagantes, de animales fantásticos, de bichos, sabandijas, quimeras y follajes. Fue muy utilizado en la pintura del siglo XVIII. Guadaña (simbólico) Atributo de Saturno en las alegorías de la muerte, que se refiere al carácter

Símbolo de la cosecha, de la nueva esperanza de renacimiento. Estos significados, el de la mutilación y el de la esperanza, pese a su carácter contradictorio, coinciden en la idea del sacrificio. Simboliza también el tiempo. Guirnalda (ornamento) Adorno tallado en forma de guirnalda de frutas y flores, atado con lazos y suspendido de ambos extremos en un anillo. Se utiliza con frecuencia sobre frisos y paneles. Gusano (simbólico) Símbolo de la vida que renace de la podredumbre y de la muerte. Según Gheerbrant, una leyenda irlandesa cuenta que unos gusanos nacidos del cadáver del gigante Ymir obtuvieron por orden de los dioses la razón y la apariencia de los hombres. En

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Grifo

igualitario e indiscriminatorio de la misma, así como a su acción tajante e irresistible de segar las vidas. Se generaliza la representación de la guadaña empuñada por el esqueleto a partir del siglo XV, convirtiéndose en un tópico de la iconografía mortuoria barroca.

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Guadaña

Guirnalda

la evolución biológica el gusano señala la etapa previa a la disolución, a la descomposición. Por lo general en las leyendas el gusano aparece como símbolo de la transición de la tierra a la luz, de la muerte a la vida, o del estado larvario al vuelo espiritual.

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h

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Haba (simbólico) Simboliza el embrión. Según Plinio, “el haba se emplea en el culto a los muertos, porque contiene las almas de los difuntos”. Para Gheerbrant las habas, como símbolos de los muertos y de su prosperidad, pertenecen al grupo de los hechizos protectores. En el sacrificio de la primavera, representan el primer don venido de bajo tierra, la primera ofrenda de los muertos a los vivos, el signo de su fecundidad, es decir, de su encarnación. Pitágoras prohibía comer habas porque equivalía a ingerir la cabeza de los propios padres, a compartir el alimento de los muertos. Por consiguiente, las habas eran el símbolo de los beneficios venidos de las gentes de bajo tierra. Hacha (simbólico) Símbolo del poder de la luz. El hacha como instrumento de guerra tiene un significado equivalente al de la espada, el martillo y la cruz. El hacha simboliza también la muerte enviada por la divinidad. Hagiascopio (arquitectónico) Apertura oblicua realizada en un muro o pilar, con el fin de permitir la vista del altar mayor de una iglesia desde lugares donde no podría verse de otra manera. Halcón (simbólico) Cuando se representa encapuchado simboliza la esperanza de la luz que alimenta al que vive en las tinieblas. En el Renacimiento se utilizó de esta manera acompañado por la inscripción latina Post tenebras spero lucem. Hálito (simbólico) Así como el hálito o aliento humano, es señal de vida, hasta el punto de reconocerse

como la más tenaz de sus manifestaciones. El moribundo muestra que vive en su penoso hálito agónico, cuando otros signos vitales han desaparecido. Su simbolismo más generalmente aceptado corresponde al principio de la vida. Dicho de otro modo: hay vida mientras se produce el aliento porque éste es precisamente el que causa la vida. El término hebreo ruah, el aliento de Dios, significa nada menos que su acción creadora. Haoma (simbólico) Líquido sacrificial al que se atribuye, en el mazdeísmo (religión de la antigua Persia), el logro de la inmortalidad. Los sacerdotes lo beben en el transcurso de las ceremonias. Hastial (arquitectónico) Parte triangular superior de un muro que limita una cubierta inclinada. Suele tener los lados rectos, aunque existen muchas variedades. Los hay escalonados, curvos y multiformes. Hécate (mitológico) Diosa de los muertos que preside las apariciones de fantasmas. Acude a las invocaciones de los magos, a cuyo llamado se hace presente con antorchas en las manos acompañada de yeguas, perros y lobos. Sus poderes se incrementan en la noche bajo la luz de la luna, con la cual se le identifica. Se le representa con tres cuerpos o como tres mujeres adosadas a una columna. Sus atributos también son la llave, el látigo, el puñal y la antorcha. Hélice (ornamento) Motivo decorativo en la espiral, cuya denominación se aplica especialmente a las volutas de un capitel corintio. Hemisferio (simbólico) Para los egipcios la circunferencia cerrada por el diámetro representa el curso del sol y a la vez

Hacha

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Hastial

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Hélice


el hemisferio. Simboliza el equilibrio entre el origen y el fin, entre el nacimiento y la muerte. Heredero (funerario) Persona que por testamento o ley recibe una herencia. Hermas (ornamento) Pilar de corte rectangular terminado en una cabeza o busto (generalmente de Hermes) que se utilizaba para señalar las fronteras en la antigua Grecia. Fue adoptado por los arquitectos del Renacimiento como motivo decorativo. Hernández Huertas, A. (artista) Escultor colombiano. Autor del medallón con la efigie de Florentino González que se encuentra en la tumba de éste en el Cementerio Central de Bogotá. Hexástilo (arquitectónico) Dícese de un pórtico que tiene seis columnas en el frente. Hibernación (funerario) Conservación de los cuerpos a muy baja temperatura, que les evita la descomposición, en espera de una hipotética posibilidad de devolverlos a la vida. Recoge esta intención el antiguo deseo de la humanidad de superar el tiempo y obtener la inmortalidad. Hidromiel (simbólico) Bebida de inmortalidad propia de los dioses en el otro mundo. Por oposición a la cerveza que es la bebida de los guerreros, el hidromiel es, para los celtas, la bebida de los dioses. Hiedra (simbólico) Uno de los ornamentos de Dionisios. La hiedra estaba consagrada a Attis, de quien Cibeles, la diosa de la tierra y las mieses, estaba enamorada; representaba el ciclo indefinido de la muerte y los renacimientos, el mito del eterno retorno.

Medallón por Hernández Huertas

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Hexástilo

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Hierro (simbólico) Debido a su dureza y resistencia se le da un simbolismo de durabilidad, entendida como una relación con la eternidad. Hilada (arquitectónico) Hilera de piedras o ladrillos cuyos lechos están en un mismo plano. Hipnos (mitológico) Dios o genio del sueño, representado a menudo junto a su hermano Tánatos. Las representaciones de Hipnos en las tumbas aluden al “sueño eterno” y expresan igualmente su analogía con la muerte. Hipocampo (mitológico) Animal fabuloso, compuesto de caballo y pez, que uncido a los carros de las divinidades marinas griegas transportaba a éstas por su reino. Otras veces era montado por los dioses o actuaba como mensajero de los mismos. En la iconografía etrusca, el hipocampo representa a la muerte: por ello es frecuente verlo en las urnas y sarcófagos. Así mismo se utiliza para el viaje a los infiernos. Hipogeo (arquitectónico) Habitación o bóveda funeraria subterránea. Hipóstila (arquitectónico) Sala o espacio abierto de grandes dimensiones, sostenido por filas de columnas que le dan una apariencia de bosque. Hojas y flechas (ornamento) Óvolo consistente en un patrón decorativo de formas alternadas de hojas y flechas, que se encuentran especialmente en el equino del capitel jónico. Homo igit consutu atque nudat queso ubi est (epitafio) Inscripción latina que traduce: “Pero el hombre muere y queda inerte, ¿adónde va el hombre cuando

Hipogeo

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Busto por O. Hurtado

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Honras fúnebres

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expira?” y que sirve de inscripción a San Antonio de Padua (1195-1231). Honras fúnebres (funerario) Exequias funerarias. Oficio solemne que se hace por los difuntos algunos días después del entierro. Hornacina (arquitectónico) Nicho coronado por un cuarto de esfera, con concha, hecho en los muros o retablos y destinado a recibir una escultura de bulto. Hoz (simbólico) Símbolo ambivalente que evoca, tanto la muerte como la cosecha. No obstante, sabemos que ambas realidades pueden combinarse en la práctica en un estado más profundo: el fruto se produce por la muerte previa de la semilla enterrada. Por lo demás, para cosechar es preciso segar. La hoz es atributo de Ceres, pero también de cronos. Huesa (funerario) Sepultura. Hueso (simbólico) Símbolo de la vida reducida al estado de germen. Es también el elemento permanente y, de alguna manera, primordial del cuerpo. Por esta razón se le vincula con la inmortalidad. Huevo (simbólico) En gran número de sepulcros prehistóricos de Asia y Suecia se han hallado huevos de arcilla, depositados como emblemas de la inmortalidad.

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El huevo de Pascua es un emblema de la inmortalidad que sintetiza el espíritu de estas creencias. En las tumbas de Beocia se han descubierto también estatuas de Dionisos con un huevo en la mano, como promesa y signo de retorno a la vida. De serpiente (simbólico) Estrictamente relacionado en el pueblo celta con los simbolismos respectivos del huevo, por una parte, y de la serpiente, por otra. Asume los significados de final de un ciclo y comienzo de otro, muerte y vida. Humo (simbólico) Por su dinámica ascensional, el humo participa del sentido simbólico general propio de la vertical, nexo de unión entre tierra y cielo, abajo y arriba, comunicación con la divinidad, etc. Por esta razón, el humo de los sacrificios remontándose hacia lo alto ha indicado siempre visualmente a los hombres que aquéllos eran aceptados por sus destinatarios. La columna de humo representa para muchos pueblos el eje del mundo Hurtado, O. (artista) Escultor colombiano autor del busto que remata el mausoleo del líder sindical José Raquel Mercado (1913-1976), en el Cementerio Central de Bogotá. Huso y perla o cuenta (arquitectónico) Ornamentación con que se enriquecen las molduras.

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ICFA (funerario) Internacional Cemetery Funeral Association. Icono (simbólico) Aunque su significación más amplia es la que corresponde a representación (de ahí todos los términos derivados, tales como iconografía, iconología, etc), nos ceñimos aquí a su aplicación precisa en el ámbito bizantino para designar las imágenes sagradas que son objeto de culto, con matices de extraordinaria devoción y cariño por parte de los fieles. Los iconos bizantinos, en efecto, son mucho más que obras de arte y más que puras representaciones, por digno que fuere el papel atribuido a las mismas: constituyen un especial modo de manifestación, una forma de presencia del ser sagrado que se representa. El estilo de los iconos es hierático y solemne, con una generalizada frontalidad de los personajes sagrados. Iconostasio (arquitectónico) Pantalla en las iglesias bizantinas que separa el santuario de la nave central y está dividida por tres puertas. En principio consistía en una red de columnas unidas por un parapeto decorado y un dosel. A partir de los siglos XIV-XV se transformó en un muro de madera o piedra cubierto con iconos, de donde recibe el nombre. Imafronte (arquitectónico) Veáse frontispicio. Imago Pietatis (simbólico) Representación de Cristo muerto, aunque en posición vertical, mostrando la llaga del costado y en algunos casos muchas otras de las heridas que le fueron infligidas. Le ha sido quitada ya la corona de espinas y la cabeza cae hacia un lado. Algunos autores relacionan esta imagen con la idea de una coexistencia de muerte y vida. Imhotep (constructor) Fue el arquitecto de la pirámide escalonada de Saqqara (2600 a.C.), la más antigua estructura monumental en piedra de la historia. Imhotep diseñó el complejo de la pirámide escalonada con sus edificios adjuntos y planeó sus realizaciones técnicas en las que unió los logros culturales de las épocas

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prehistórica y arcaica de Egipto, creando las bases de la arquitectura egipcia para los siguientes 2.500 años. Imposta (arquitectónico) Parte del muro generalmente formada por una especie de moldura saliente, sobre la que descansa el extremo de un arco. Incienso (simbólico) Reúne el incienso varios simbolismos convergentes: el humo, el perfume y las resinas incorruptibles con que se prepara. Así, el incienso se hace imagen visible de la oración, que, brotada de un corazón puro, se eleva hasta la divinidad, dejando un rastro oloroso. Ello lo convierte en atributo sacerdotal, lo cual explica que fuese uno de los regalos de los magos de Jesús. Incineración (funerario) Cremación. Reducción a cenizas del cadáver por medio del calor. Inglete (arquitectónico) Ángulo de 45 0 que forman dos piezas, generalmente molduras. Inhumación (funerario) Inhumar es enterrar con las ceremonias religiosas, con los honores fúnebres, a una persona. Infierno (simbólico) Lugar inferior en el que habitaban los muertos en las antiguas creencias egipcias, griegas y romanas. Gheerbrant escribe que Hades, cuyo nombre significa “el invisible” es entre los griegos el dios de los muertos. Como nadie osaba pronunciar su nombre, por temor de excitar su cólera, recibió por sobrenombre el de Plutón (el Rico), denominación que alude a las riquezas subterráneas de la tierra, entre las cuales se encuentra el imperio de los muertos. Tras la victoria del Olimpo sobre los titanes, el universo se reparte entre los tres hermanos hijos de Cronos y Rea: a Zeus le adjudican el cielo, a Poseidón el mar y a Hades el mundo subterráneo, los infiernos o el tártaro. De esta manera, el Hades pasó a convertirse en el símbolo de los infiernos. Lugar invisible, sin salida, perdido en las tinieblas y el frío, visitado con asiduidad por monstruos y demonios que atormentaban a los difuntos. En Egipto, en la tumba de Ramsés VI en Tebas, los infiernos están simbolizados por cavernas llenas de condenados. En la cosmología azteca, los infiernos están situados al norte, en el País de la Noche, también

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conocido como el País de las Nueve LLanuras o de los Nueve Infiernos. En la tradición cristiana, la pareja luztinieblas simboliza los dos opuestos, el cielo y el infierno. Iniciación (simbólico) Rito o conjunto de ritos que señalan y al propio tiempo causan el paso de un individuo de un estado a otro, frecuentemente el paso de la niñez a la adultez; pero también el ingreso a algún círculo privilegiado. La iniciación suele comportar la adquisición previa de determinados conocimientos o méritos. La iniciación está generalmente emparentada con la noción de muerte y regeneración (ciclo vital): para efectuar su paso al nuevo estado, el neófito debe atravesar una situación de muerte. Sólo después de ella renacerá y en su nueva vida le corresponderá el estatus que la iniciación hubiera preparado. Inmortales (simbólico) También conocidos como Pasien. Son los seres humanos que en el taoísmo han alcanzado un estado superior. Los inmortales suelen ser ocho y cada uno de ellos tiene su respectivo atributo. Inri (simbólico) Inscripción que figura habitualmente en la iconografía de la crucifixión, clavada en lo alto de la cruz. La sigla corresponde a las iniciales de las palabras Iesus Nazarenus Rex Iuderoum. Los acusadores de Jesús protestaron contra esta fórmula, pero Poncio Pilatos los ignoró despectivamente. Insectos (simbólico) En algunas partes de Centroamérica, como Guatemala, los insectos voladores son asumidos como la representación de las almas de los muertos que visitan la tierra. Insepulto (funerario) No sepultado.

Infierno por W. Blake

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Inri

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Intercolumnio (arquitectónico) Espacio entre las columnas que se mide en diámetros. Vitrubio estableció cinco proporciones fundamentales: 11/2 del diámetro, picnóstilo; 2 del diámetro, sístilo; 21/4 del diámetro, eústilo; 3 diámetros, diástilo; 4 diámetros, areóstilo. El más corriente es el eústilo. Intestino (funerario) Para los egipcios los intestinos estaban cargados de un poder mágico, y por esta razón en las ceremonias de embalsamamiento eran cuida-dosamente extraídos del cuerpo del difunto y depositados en una urna. En la iconografía egipcia es frecuente encontrar esta urna a bordo de la barca que la conduce en su viaje al más allá asediada por monstruos y demonios que intentan apoderarse de ella para obtener sus poderes mágicos. Intradós (arquitectónico) Curva interior o parte inferior de un arco; también llamado sofito. Inventario para el testamento (funerario) Asiento de los bienes y demás cosas pertenecientes a una persona, para luego hacer sucesión. Iris (mítico) Mensajera de los dioses, en particular de Zeus y Hera. En cuanto personificación del arco iris, es asequible su función de comunicar el cielo con la tierra. Isis (mitológico) Es probablemente la más ilustre de las diosas egipcias. Usualmente se la representa en búsqueda de su difunto hermano y esposo Osiris, que ella resucita con su aliento o amamantando a su hijo Horus. Protegía a los difuntos bajo sus alas y los resucita. En los círculos esotéricos se le tiene como la iniciadora, la que detenta el secreto de la vida, la muerte y la resurrección. La cruz ansada (ankh) o el nudo de Isis, son los símbolos de los poderes infinitos.

Intercolumnio

Intestinos

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j Jabalí (simbólico) En la mitología griega, instrumento ciego de los dioses a cuya fuerza debián oponerse los héroes de carácter solar. Relativamente coincidente con esta valoración es la del jabalí como animal funerario, por lo que escenas de su caza se integran a menudo en la iconografía sepulcral. Durante el Renacimiento, el jabalí simbolizó la lujuria, suplantando algunas veces en este significado al cerdo. Jade (simbólico, funerario) En China se asumía que el jade aseguraba la regeneración del cuerpo; era considerado como el alimento de los espíritus y de acuerdo con creencias taoístas, aseguraba la inmortalidad. Si se ponía jade y oro en las nueve aberturas del cadáver se creía que se aseguraba su conservación. Jaguar (simbólico) Para los mayas el jaguar es el señor de lo que está debajo, expresión del país subterráneo. La tierra se representa devorando al sol, en el crepúsculo, en forma de boca de jaguar abierta sobre el astro. Jamba (arquitectónico) Cada uno de los elementos verticales de mampostería, ladrillo o madera que sostienen un arco o dintel de puerta o ventana. Jardín del recuerdo (funerario) Cementerio. Jardín como evocación del paraíso perdido. Jarrón (simbólico) El jarrón con oro y plata es el emblema de la Virgen. Cirlot afirma que el jarrón con tapa es uno de los ocho emblemas de la buena suerte en el budismo chino; significa la totalidad, el estado de suprema inteligencia triunfando sobre el nacimiento y la muerte.

Jarrón

Jábalí

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Jinete (simbólico) Los personajes representados sobre un caballo suelen aludir a un jefe victorioso y son símbolo de su triunfo o de su gloria. Del Apocalipsis Su significado está inspirado en las visiones de Ezequiel y Zacarías: cuatro jinetes que representan los terrores de Israel y las bestias feroces, la guerra, el hambre y la peste. Jónico (arquitectónico) El orden jónico surgió en Asia Menor a mediados del siglo VI a.C. Se caracterizó por las volutas espirales de su capitel. Las columnas tenían el fuste estriado, se apoyaban sobre una basa con molduras soportaban un entablamento que consistía en un arquitrabe con imposta de tres franjas, un friso muy decorado y una cornisa en saledizo sobre unos dentículos y molduras con óvolos y dardos. El capitel jónico se desarrolló a partir del primitivo capitel eólico, de origen semítico. Jovaruscio (artista) Escultor italiano. Posiblemente residenciado en Roma. Autor del busto en mármol del expresidente colombiano José Eusebio Otálora (1903) que se conserva en su tumba en el Cementerio Central de Bogotá. Joya (simbólico) En Japón, Jizobsatsu, patrón de la muerte en el panteón búdico, que tiene el poder de prolongar la vida, se representa siempre sentado sosteniendo en la mano derecha un bastón con anillos y, en la izquierda, la alhaja que satisface sus deseos; la joya simboliza el hecho de que los votos son o serán satisfechos. Juicio Final (simbólico) Acto conclusivo de la historia, que culmina con la segunda venida de Cristo. Ha sido representado generalmente siguiendo la descripción

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Columna jónica

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Orden jónico

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simbólica de Mat. 25,31,46: Cristo Juez separa a la humanidad en dos grandes grupos, respectivamente a su derecha y a su izquierda. La escena suele complementarse con aspectos del tormento de los condenados y la beatitud de los elegidos. La incorporación, al lado de Cristo, de las figuras de la Virgen y San Juan, sería una aportación de la religión popular. El Juicio Final aparece con frecuencia en la portada de las iglesias románicas, donde un soberano Cristo en majestad, a menudo escoltado por tetramorfos y/o ancianos del Apocalipsis, realiza la tremenda discriminación entre los justos y los condenados. Es frecuente que el detalle de éstos se derrame por las arquivoltas en una multitud de

esculturas muy anecdóticas, donde se recoge, no sin morbosidad, la diversa índole de los tormentos, muy físicos, aplicados a los condenados. Junquillo (arquitectónico) Moldura saliente de unos tres cuartos de círculo, más delgada que el bocel y aplicada generalmente en las esquinas, propia del estilo normando. Listón de madera que se emplea para sostener los cristales de las ventanas. Justicia (simbólico) La espada y la balanza son sus atributos tradicionales. La Justicia, o Themis, o la balanza, representan también la vida eterna, el equilibrio de las fuerzas desencadenadas, las corrientes antagónicas. La Justicia se representa con la cifra 8.

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Jaguar

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Justicia

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l Lagarto (simbólico) Este animal busca el calor y le gusta exponerse al mismo. Por esta razón simboliza el alma que busca la luz; cuando la encuentra se mantiene en un éxtasis contemplativo del que no desea distraerse. Lago (simbólico) Simboliza el ojo de la tierra por el cual los habitantes del mundo subterráneo pueden mirar a los hombres, los animales y las plantas. Los lagos son también considerados palacios subterráneos de donde surgen hadas, brujas o ninfas que atraen a los humanos y los conducen a la muerte. Algunas creencias irlandesas y bretonas consideran que el país de los muertos se halla en el fondo del océano o de los lagos. Lágrima (simbólico) Expresión y también símbolo del dolor, pero preferentemente se emplea para aludir al dolor moral que es el arrepentimiento. Lamentación (funerario, simbólico) Pertenece a los ritos funerarios de todos los pueblos. Gheerbrant menciona que entre los pueblos nórdicos la lamentación era parte esencial del rito fúnebre que tenía lugar en varios tiempos: juegos, lamentación, inhumación, erección de una estela con o sin túmulo y grabación del nombre del difunto. El álamo, cuyo follaje se estremece con el viento, es un símbolo de la lamentación. Lámpara (simbólico) Relacionada estrechamente con la luz, la lámpara recoge algunos de los simbolismos de ésta. Comporta nociones de búsqueda (del conocimiento, del bien, etc.), transmisión (de la verdad, la recta doctrina e incluso la vida misma), evocación o

Lago por W. Blake

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Lámpara

llamado,(divinidades, espíritus), llegando en algunos casos a suplir la presencia de éstos. En semejante dimensión, la lámpara se hace especialmente sagrada. En la tradición cristiana, las lámparas ardiendo en el templo han revestido un significado alternativo: indicación sobre la presencia divina (lámpara ardiendo permanentemente ante el tabernáculo), o bien suplencia de la presencia orante del fiel que la encendió u ofrendó. Es atributo de San Alberto y San Jerónimo, así como de las vírgenes prudentes y necias de la parábola (Mat. 25,1-13), según la lleven, respectivamente, encendida o apagada. La llama de la lámpara de aceite representa la vida y la iluminación del espíritu, la sabiduría y la inmortalidad. Lanza (simbólico) Símbolo de la guerra para los griegos y romanos y uno de los atributos de Atenea (Minerva). Lápida (funerario) Losa sobre la que se graba una inscripción conmemorativa. Lapidario (simbólico) Libro que recoge las descripciones de las diversas piedras, así como, sus respectivas propiedades. En el Lapidario de Alfonso X, traducción efectuada hacia 1250, de cuatro lapidarios orientales precedentes, se lee que “al menos un tercio de las piedras, tienen atribuidas propiedades extraordinarias que lindan con lo sobrenatural o son francamente increíbles y supersticiosas”. Relativo a las incripciones que se ponen en las lápidas. Lasas (mitológico) Seres superiores de procedencia cretomicénica. Se les ve solos o en grupo en la iconografía etrusca, con carácter claramente infernal, ejecutando actos de culto a los dioses. En los sarcófagos etruscos ostentan alas y suelen portar un puñal y un jarro.

Lápida

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Lanza

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Látigo (simbólico) Símbolo del poder judicial y de su derecho a infligir castigos. Era insignia de ciertas divinidades griegas como Hécate, que con él mantenía sometidos a los monstruos infernales. Se utiliza en ocasiones para representar el rayo. Laurel (simbólico) Según los antiguos griegos y romanos, el laurel consagraba a Apolo y era símbolo de inmortalidad y de victoria. Limpiaba física y espiritualmente y alejaba los relámpagos. En forma de corona simboliza la poesía y la excelencia en las ciencias y las artes. En la China también adquiere un gran valor pues se considera una hoja perenne. En las olimpiadas de Hélade el ganador era honrado con una corona de laurel; ésta fue posteriormente asignada a los generales victoriosos.

León, Nicolás (constructor) Maestro constructor colombiano. Tuvo a su cargo en 1839 la construcción de la capilla del Cementerio Central de Bogotá. Ley de los cementerios (funerario) Reglas y normas constantes e invariables de las cosas; normas que siguen en los cementerios para efectos de salud e higiene. Liberación (restauración) Intervención directa sobre el monumento consistente en la eliminación de añadidos o elementos que deforman la idea original de la obra. Libro (simbólico) Se usa con frecuencia como símbolo de la ciencia y la sabiduría, pero también puede representar al universo “El universo es un inmenso libro”. De condolencias Se le sitúa en las salas de velación para que los visitantes puedan dejar por escrito su sentimiento de pesar por la muerte de una persona.

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Laurel

Neira por Antoine Lefevre

Lechuza (simbólico) Para los egipcios la lechuza era símbolo de la muerte, la noche, el frío y la pasividad. Lefévre, Antoine P. (artista) Escultor y grabador francés. Autor del busto del general Juan José Neira (1793-1841), que se conserva en el Cementerio Central de Bogotá. Lémures (simbólico) Apariciones fantasmales y horrendas que son asumidas como las almas de los muertos, los manes, familiares que vienen a atormentar a los vivos con sus propias inquietudes. Según Ovidio, la fiesta de los lémures era una conmemoración a los muertos. León (simbólico) Se le considera símbolo de poderío y soberanía, pero también puede representar el sol y el oro. Es también el símbolo de Cristo Juez, de Cristo Doctor; a éste último se le representa con un libro o rollo.

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León

Libro por W. Blake

Libro

De los muertos En Egipto el Libro de los muertos es un conjunto de fórmulas sagradas encerradas con los muertos en su tumba para justificarlos en su juicio y pedirles a los dioses que les ayuden en su travesía a los infiernos en su llegada a la luz del día. Lima (arquitectónico) Ángulo diedro que forman dos vertientes o faldones de una cubierta o tejado. Madero de la armadura colocado a lo largo de la arista de dicho ángulo. Limbo (simbólico) Virgilio lo situaba en la Envida, a la entrada de los infiernos, morada para los niños nacidos muertos o que no viven mucho tiempo. Esta idea del limbo pasó al cristianismo para designar el lugar donde descienden las almas de los niños los muertos sin bautismo y que sufren las consecuencias del pecado

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original. Puede ser entendido también como la antecámara del Paraíso. Linterna (simbólico, arquitectónico) Al ser una luz independiente de la luz, simboliza la vida particular frente a la existencia cósmica. En Occidente se desarrolló la tradición de encender linternas o faroles, en conmemoración de los muertos, para que ardieran toda la noche cerca del cuerpo del difunto o delante de su casa. Simbolizaban la inmortalidad de las almas más allá de los cuerpos perecederos. Cuerpo de luces de una cúpula, de estructuración cilíndrica o prismática, muy frecuentemente ochavada; tiene un vano de cristales en cada cara. Lira (simbólico) Símbolo de la armonía que expresa a menudo el amor conyugal, así como la identificación

Lividez cadavérica (funerario) Color morado e intensamente pálido que adoptan los difuntos a causa de la falta de circulación sanguínea. Llave (arquitectónico) Anclaje metálico o de otro material que sirve para enlazar los sillares. Lobo (simbólico) Símbolo de la luz, en cuanto animal capaz de ver en la oscuridad, de vencerla. Pero también es un ente agresivo, que acecha a los hombres para dañarlos. Esta ambivalencia acompañará su simbolismo a través del tiempo. Las fauces del lobo han simbolizado a menudo la entrada en el reino de las sombras. También se concibe como el guardián de dicho reino o bien como conductor hasta el mismo de las almas de los difuntos. Lombana Herrera, Julián (constructor) Arquitecto y constructor colombiano (1839-1919). Autor del diseño

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Llave por W. Blake

general entre personas o grupos. También simboliza el buen gobierno. La lira es uno de los atributos de Apolo y simboliza los poderes de adivinación de Dios. En cuanto atributo de las musas Urania y Erato, representa la inspiración poética y musical. Lirio (simbólico) Símbolo de la pureza y de la inocencia. También símbolo mariano desde la Edad Media. Su color blanco y suavidad al tacto corroboran estas acepciones. Llegó a ser por influencia del evangelio símbolo de la providencia y la paz. Listel (arquitectónico) Moldura delgada, en forma de lista estrecha y larga que separa molduras de perfil convexo o cóncavo. Parte lisa del fuste de una columna que ocupa el intervalo entre dos estrías.

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Lira

Loto

Luna por W. Blake

de la portada del Cementerio Central de Bogotá, que se inauguró en enero de 1905. Loto (simbólico) En la iconografía egipcia el loto abierto, como el ave fénix, representa el nacimiento y el renacimiento. Gheerbrant escribe que en Egipto el loto azul se consideraba como el más sagrado, pues “ofrecía una fragancia de vida eterna: sobre las paredes de los hipogeos tebanos se verá a la asamblea familiar de los vivos y los muertos respirar gravemente la flor violácea, con un gesto en el que se mezclan la delectación y la magia del renacimiento”. Luna (simbólico) La luna es símbolo femenino, mortuorio y cíclico. La fase de luna nueva, hace pensar en la muerte: la luna ha muerto. Se la concibe como “primer muerto”. Pero su periódica desaparición es

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temporal, por lo que la muerte humana, su equivalente, es concebida también como algo transitorio: ésta es la vía de acceso experimental a las nociones de inmortalidad. Muchos pueblos han creído que los muertos van a la luna para regenerarse o prepararse para una nueva existencia; de ahí que sean numerosas las divinidades lunares con caracteres también ctónicos y funerarios. Símbolo en la Europa antigua, debido a las correlaciones entre la luna y la muerte. Media Luna Emblema del islam que ha pasado a integrarse a los modernos escudos y banderas. Luneto (arquitectónico) Hueco de una bóveda formado por la intersección de otra más pequeña. Tiene fines decorativos o de iluminación.

Luppi, E. (artista) Escultor, presumiblemente italiano, autor de la Pietá que adorna el mausoleo de José Ignacio Lago (1907-1928) en el Cementerio Central de Bogotá. Luquete (arquitectónico) Casquete de forma esférica que cierra la bóveda vaída. Luto (funerario) Aflicción, duelo por la muerte de una persona. Luz (simbólico) Se le relaciona tradicionalmente con el espíritu. En la tradición cristiana puede representar también la vida, la salvación y la felicidad acordadas por Dios. Solar La luz solar, por morir cada tarde y renacer en la mañana, ha llevado al hombre a asimilar su destino a ésta y relacionarla con la esperanza y su salvación. La luz del cielo representa esta salvación y por eso los egipcios hacían coser sobre su mortaja un amuleto que simbolizaba al sol.

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Pietá por Luppi

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Río de luz por W. Blake

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m Macho cabrío (simbólico) En cuanto animal consagrado a Dionisio, el macho cabrío desempeñó un papel importante, si bien todavía mal esclarecido, en los orígenes de la tragedia. Ya en época de Horacio era considerado arquetipo de la lujuria. Esta figuración tuvo aceptación general y durante la Edad Media, el demonio fue representado en forma de macho cabrío, y especialmente se le concebía como poseedor sexual de las mujeres. Por el contrario, en la india védica el macho cabrío ha sido divinizado, identificándolo con Agni (dios del fuego). Macho, Victorio (artista) Escultor español (18871966). Vino a Colombia en 1939 y posiblemente en este viaje trajo la escultura que representa al empresario alemán Leopoldo Sigfried Kopp (1858-1927), que se conserva en el mausoleo de éste en el Cementerio Central de Bogotá. Madera (simbólico) Representa a la madre, y cuando está quemada simboliza la sabiduría y la muerte. Cirlot considera que los valores mágicos y fertilizantes de la madera empleada en los sacrificios se hacen extensivos a las cenizas y los carbones. Madre (simbólico) Se relaciona con el mar y la tierra en la medida en que ambas son receptáculos y matrices de la vida. Esta ambivalencia es extensiva a la vida y la muerte: nacer es salir del vientre de la madre y morir, retornar a la tierra. Por esta causa “regresar a la madre” significa “morir” y para los egipcios el buitre era el símbolo de la madre probablemente porque ingería cadáveres.

Leo Kopp por V. Macho

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En el mundo cristiano la madre es la Iglesia, y la madre de Dios la Virgen María quien concibió a Jesús del Espíritu Santo. Madroño (simbólico) Este arbusto estaba ligado, entre los antiguos, a la muerte y a la inmortalidad. Virgilio en la Envida, narra las exequias de Palente, amigo de Eneas, que “otros diligentes entretejen zarzos con flexibles ramas de madroño y de encina a modo de blando féretro, que cubren con su sombrío toldo de verdura”. Mampostería (arquitectónico) Obra de albañilería hecha con piedra, ladrillo u otro material, que se unen entre sí por medio de argamasa, cal, yeso y cemento. Careada Aparejo en que se igualan las caras de forma más o menos regular. Ordinaria Fábrica de piedras de distintos tamaños sin labra alguna, no aparejada por hiladas y con ripio para su trabazón. Mana (simbólico) Noción propia de los pueblos melanesios, pero su significación se encuentra en otros términos: wakan entre los sioux, oki entre los uron o megbe entre los bambuti, pigmeos africanos. Gheerbrant lo define como la fuerza que poseen las almas de los muertos y los espíritus: “Los ingleses avasallaron a los maoríes porque su mana era más fuerte”. La presencia del mana justifica la veneración o la representación de determinados objetos que en caso contrario carecería de sentido. Bajo esta lógica puede entenderse la conservación de cráneos, pues están dotados de mana. Mandorla (ornamento) Decoración en forma de almendra colocada verticalmente. Aparece por regla general en el arte medieval para albergar la figura de Cristo entronizado.

Mampostería

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Mar por Doré

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Mantequilla (funerario) Cuenta Gheerbrant, que a la mantequilla, en Bretaña, se le atribuían propiedades mágicas comparables a las de la cera, se usaba cuando una persona moría de cáncer. En ese caso se dejaba un recipiente con ella al lado del lecho del difunto, y se enterraba al final del sepelio porque se creía que fijaba la enfermedad. Mar (simbólico) Se considera como fuente de la vida y final de ésta. “Volver al mar” es como regresar a la “tierra” o a la “madre”, y por consiguiente es sinónimo de morir. De allí que al mar se lo relacione con la vida y la muerte. Entre los místicos el mar simboliza el mundo y el corazón humano, en cuanto es sede de las pasiones. Rojo La expresión “atravesar el Mar Rojo” significa emprender una etapa peligrosa en la vida. Es una alusión

mediodía; en ese momento volvían a descender a la tierra en forma de colibríes o mariposas. Una creencia grecorromana afirmaba que el alma sale del cuerpo de los muertos en forma de mariposa. En algunos lugares de Latinoamérica se cree que la presencia de una mariposa nocturna anuncia la próxima muerte de un ser querido. Martirio (simbólico) En la Iglesia católica temprana era el equivalente de la lucha decisiva del cristiano contra el demonio. El martirio suponía una identificación con Cristo sufriente en la Pasión, de ahí que se considerase al mártir como cristiano perfecto, por cuanto había reproducido el acto salvador del propio Cristo dando su vida. Máscara (simbólico) En Egipto, la máscara funeraria pretendía retener “el aliento de la osamenta”. En China era usada también para fijar el alma errante.

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Mastaba

al viaje bíblico de Egipto a la Tierra Prometida, que implicó atravesar el mar del color de la sangre y del sacrificio. Por ello es símbolo de la muerte como umbral entre el mundo material y el espiritual: quien sacrifica muere de cierta forma. Mariposa (simbólico) Símbolo de ligereza e inconstancia. En Japón, una mariposa es emblema de la mujer, pero dos representan la felicidad conyugal. Por pasar de oruga a mariposa es símbolo de la resurrección o de la salida de la tumba. Para los aztecas representaba el alma o el aliento vital que escapa de la boca del agonizante; una mariposa jugando entre las flores representaba el alma de un guerrero caído en los campos de batalla. Así mismo, los guerreros muertos acompañaban al sol en la primera mitad de su curso visible, hasta

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Mausoleo

Mastaba (arquitectónico) Termino técnico que alude a la forma de los enterramientos privados del imperio antiguo del Egipto (2660-2150 a.C ). Consiste en una construcción maciza de ladrillo o piedra con muros en talud sobre una base rectangular. Un pozo vertical atraviesa la construcción y la superficie de la roca en dirección a la cámara sepulcral, que se encuentra bajo la tierra. El lugar para los sacrificios, en la parte oriental de la mastaba se convirtió en una cámara para ofrecer votos en el interior y posteriormente en una serie de corredores y cámaras que simulaban una vivienda, por medio de relieves y representaciones pictóricas de patios en los que se celebraban los ritos funerarios ante la imagen del difunto. Mausoleo (arquitectónico) Tumba de aspecto significativo e importante. El término deriva de la tumba

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realizada en Halicarnaso para Mausolo, rey de Caria, por su hermana y esposa Artemisa en el año 352 a. C. En su construcción participaron los más célebres artistas de la escuela jónica, como los arquitectos Fileas y Satiros, los escultores Escopas, Leocares, Briaxis y Timoteo, que esculpieron los frisos de las cuatro fachadas, y el escultor Pythis, que tuvo a su cargo la cuadriga que coronaba el monumento. Fue considerada la séptima maravilla del mundo y una de las obras maestras del arte griego. El monumento constaba de tres cuerpos: el basamento, que encerraba la cámara funeraria; sobre ésta se elevaba una especie de templo rectangular rodeado por 36 columnas que estaba rematado por una pirámide coronada por una cuadriga con las esculturas de Mausolo y Artemisa. Poseía una altura total de 42 metros

Megalítico (arquitectónico) Monumento hecho con enormes bloques de piedra, generalmente de forma irregular, que se colocan tal como han sido extraídos de la cantera, o con una labra muy tosca. Menhir (simbólico) Monolito vertical erigido por los pueblos megalíticos con fines probablemente funerarios. Según Schuchardt, a modo de trono para las almas, que se habrían concebido como flotantes en el espacio, y por lo tanto necesitarían de lugares altos donde posarse. Esta interpretación no contempla, pero tampoco excluye, la simbología vertical, según la cual el menhir ejemplifica la pureza. Ménsula (arquitectónico) Consola, modillón. Elemento saliente de un paramento que sirve para sostener un peso. La parte volada es mayor que el empotramiento.

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Medallón

Ménsula

y estaba construido en la falda de una colina semicircular y rodeado de una gran explanada cuadrada a la que se ascendía por escaleras y rampas, y desde donde se dominaba el mar y el ágora de la ciudad. En la Edad Media fue destruido junto con la ciudad de Halicarnaso y en 1522 los Caballeros de San Juan o Rodas utilizaron sus piedras para construir la fortaleza de Budrun. Finalmente, en 1846, los británicos adquirieron una docena de trozos del friso que se conservan en el Museo Británico. Medallón (ornamento) Bajo relieve, de forma circular o elíptica que sirve como adorno en algunos edificios, inspirado en la forma usual de las monedas o medallas conmemorativas, de donde toma su nombre. Fue muy usado en el Renacimiento.

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Metempsícosis (fúnebre) Transmigración de las almas de un cuerpo a otro. Metopa (arquitectónico) Espacio que media entre dos triglifos en el friso dórico. Solía decorarse con figuras y a veces con rosetas o escudos. Mezquita (arquitectónico) Es el edifico religioso más importante del islam y el lugar para la oración en común. Debe hacerse una distinción entre la catedral o mezquita del viernes –jami–, que reúne a la comunidad adulta musulmana para la oración y predicación del viernes) y el –Masjid–, que es el oratorio de plegaria diaria. Minarete (arquitectónico, simbólico) Torre de grandes proporciones, anexa a una mezquita y utilizada para la llamada a la oración. Simboliza la lámpara e iluminación espiritual.

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Metopa

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Modillón

Modillón (arquitectónico) Elemento saliente del paramento que sirve para sostener un peso. La parte volada es igual a su empotramiento. Saliente con frecuencia en forma de ménsula con que se adorna la parte inferior del vuelo de una cornisa. Moiras (mítico) Hijas de la noche que según la mitología griega acudían al nacimiento de los humanos para fijar su destino. Homero las describe como hilanderas cuyo hilo es la vida de los individuos. Hesíodo consideraba que eran tres: Cloto, Lákesis y Átropos; nombres que retomará Platón: “Vestidas de blanco y ceñidas sus cabezas con cintillos. Acompañaban con su canto el de las sirenas: Lákesis cantaba lo pasado; Cloto, lo presente y Átropos, lo venidero”. Moldura (ornamento) Elemento ornamental de perfil uniforme, saliente o en huevo; puede ser curvilínea o recta, lisa o decorada. Momia (fúnebre) Cadáver que naturalmente o por preparación artificial se deseca con el transcurso del tiempo sin entrar en putrefacción. Monolito (fúnebre, simbólico) Piedra alisada en forma de monumento o columna. Estructura o parte de la construcción que forma un macizo continuo o de elementos ligados firmemente entre sí. Se dice de cualquier estructura de hormigón construida de masa continua o vertido en una sola pieza. Para los egipcios esta forma se relacionaba con el dios Osiris. Éste fue muerto y desmembrado por Set y reconstruido por Isis. Cirlot narra que la ceremonia que se practicaba en memoria de este acontecimiento incluía la erección de un monolito como símbolo de la resurrección y de la vida eterna. Montaña (simbólico) El monte K’uen-luen simboliza para los taoístas el lugar donde se alcanza una inmortalidad

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Moldura

Momia

semejante a la del paraíso terrenal de los cristianos. Los inmortales van a “la montaña del medio mundo” alrededor de la cual giran el sol y la luna. En su cima están los jardines de la reina de Occidente, en donde crece un melocotonero cuyos frutos aseguran la inmortalidad. Monumento (arquitectónico) Construcción o sitio conmemorativo; edificio de carácter recordatorio. Ambiental (restauración) Sus características de conjunto lo convierten en un referente válido para la historia de la comunidad, del arte o de la arquitectura. Su preservación y presencia física tiene por finalidad transmitir y afirmar los valores histórico-estéticos que en él se concretan. Arquitectónico (restauración) Sus características arquitectónicas singulares o de conjunto lo convierten en un referente válido para la historia del arte o de la arquitectura. Su preser vación y presencia física, comprendido su entorno, tiene por finalidad transmitir y afirmar los valores estéticos que en él se concretan. Artístico (restauración) Sus características artísticas singulares o de conjunto lo convierten en un referente válido para la historia del arte o de la producción cultural. Su preservación y presencia física tiene por finalidad transmitir y afirmar los valores estéticos que en él se concretan. Histórico (restauración) Inmueble construido de existencia material donde tuvieron origen u ocurrieron hechos que por sus consecuencias trascendentes históricas resultan valiosas para la identidad cultural de la comunidad. Su preservación y presencia física, comprendido su entorno, tiene por finalidad transmitir y afirmar los valores históricos que en él se concretan. Morgue (fúnebre) Depósito de cadáveres.

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Morir

Mosaico

Morir (fúnebre) Fallecer. Acabar del todo cualquier cosa, aunque no sea viviente ni material. Cesar algo en su curso u acción. Mortaja (fúnebre) Vestidura en que se envuelve el cadáver para introducirlo en el sepulcro. Mortal (fúnebre) Que ha de morir. Se dice de las pasiones que mueven a desear la muerte. Mosaico (ornamento) Superficie decorativa de suelos o paredes formada por pequeñas piezas o teselas de cristal, piedra o mármol, colocadas sobre una masilla. El diseño puede ser geométrico o figurativo. Los mosaicos alcanzaron su más alto grado de perfección en los edificios romanos y bizantinos. Mosca (simbólico) La influencia de las moscas sobre los cuerpos muertos y en general la materia en putrefacción ha hecho relacionar estos insectos con nociones demoníacas. Así fueron entendidas las moscas en muchos pueblos antiguos, e incluso entre los griegos. La mentalidad renacentista vio en la mosca, de manera análoga, un signo de descomposición, por lo que fue símbolo del tiempo, en cuanto elemento destructor. Mujer muerta (simbólico) Cirlot afirma que la imagen, visión o sueño de una mujer muerta, en su sepulcro, es un símbolo directo de la muerte del ánima.

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Moscas

Muerto

Muerte (simbólico, fúnebre) Es el fin absoluto de algo positivo y vivo: un ser humano, un animal o planta, una relación, amistad, época o la paz. Es el aspecto perecedero y destructor de la existencia. La Corte de Kansas, que fue el primer estado del mundo en legislar sobre diagnóstico de muerte, en 1967, la define de la siguiente manera: a) Cesación de las funciones cardiaca y respiratoria sin esperanza de reanimación por medios artificiales. b) Ausencia de función cerebral que verificada por experiencia médica confiable no ofrece esperanza de recuperación. La certificación debe ser hecha por dos médicos. El Comité de Ética de la Academia Americana de Neurología definió en marzo de 1979 que: “Un individuo con cesación irreversible de todas las funciones cerebrales, incluidas las que corresponden al tallo cerebral, está muerto”. Encefálica Es el fenómeno biológico que se produce en una persona cuando en forma irreversible se presenta en ella ausencia de las funciones del tallo encefálico, comprobada por examen clínico. Muerto (funerario) Occiso. Músico (simbólico) Es usado con frecuencia para simbolizar la atracción de la muerte. En Grecia era representado como un adolescente.

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n

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Nave (arquitectónico) Cella. La parte central o principal de una iglesia; por extensión, los pasillos centrales y laterales de una iglesia, desde la entrada hasta el cruce del presbiterio. El área de la iglesia destinada al público en general. Cada uno de los espacios longitudinales en que se divide un edificio interiormente. Central Espacio principal en el interior de un edificio, generalmente una iglesia, que tiene cubierta propia y está delimitada por columnas, pilares o muros y posee una mayor luz que las demás. Lateral Cualquiera de las naves paralelas a la principal. Nave (simbólico) En Egipto y Roma se celebraba una fiesta de la nave de Isis, que se realizaba en marzo, cuando comenzaba la primavera. Un navío construido para la ocasión, con inscripciones sagradas y purificado por el fuego de una antorcha, se lanzaba al mar para dejarlo a merced de los vientos para asegurar una navegación favorable el resto del año. La nave de Isis es el símbolo del sacrificio ofrecido a los dioses para asegurar la salvación y protección de todas las demás naves y representa, según Gheerbrant, a la comunidad de los hombres embarcados en la misma nave de la nación o del destino. Necrófago (fúnebre) Que se alimenta de cadáveres. Necrofilia (fúnebre) Afición por la muerte o por alguno de sus aspectos. Perversión sexual de quien trata de obtener placer erótico con cadáveres.

Nave

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Necrolatría (fúnebre) Culto o adoración a los muertos. Necrópolis (arquitectónico) Ciudad de los muertos. Cementerio de gran extensión en el que abundan los monumentos fúnebres. Necropsia forense (funerario) Autopsia o examen de los cadáveres; estudio medico de un cadáver humano, incluidos sus órganos internos, con el objeto de determinar la causa de su deceso o de estudiar cambios patológicos. Negro (simbólico) Se define a menudo con el absoluto contrario del blanco, negación del color y de la luz, así como aquél es la plenitud de ambos. Corresponde a la oscuridad, el vacío y la profundidad insondable. Kandinsky escribió: “El negro es algo apagado como una hoguera quemada; algo inmóvil como un cadáver, insensible a los acontecimientos e indiferente. Es como el silencio del cuerpo tras la muerte”. Lo negro expresa la pasividad absoluta, el estado de muerte consumado e invariante. Es el color del duelo abrumador y sin esperanza, a diferencia del duelo blanco, que era el duelo de los reyes. En el caso de estos últimos se tenía la esperanza del renacimiento: “Ha muerto el rey. ¡Viva el rey!”. El duelo negro es como una “nada” sin esperanza, como un silencio eterno, la caída sin retorno. Neoclásico (arquitectónico) Corriente artística que va desde el siglo XVIII hasta mediados del XIX, y que surge como oposición al rococó y al barroco. Se instauró como el arte del racionalismo, ya que coloca la razón sobre la imaginación, el intelecto sobre la creación y la disciplina.

Nave

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Neoclásico


Nervio (arquitectónico) Arcos moldurados que se cruzan en diagonal y sirven de sostén a las bóvedas de crucería, reforzando las aristas. Nicho (arquitectónico) Cavidad en el espesor de un muro o en un retablo, generalmente con ornamentación, que sirve para colocar en su interior imágenes, jarrones u otros elementos. Nimbo (simbólico) Halo luminoso con que se rodea la cabeza de las imágenes cuya santidad se desea representar. Nivel (simbólico) El nivel, con la plomada, es un elemento importante del simbolismo masónico. Éstos son los atributos de los dos vigilantes, y su dualidad corresponde por este hecho a la de las dos columnas del templo de Salomón. Noche (simbólico) En la mitología griega, la Noche (Nyx) era hija de Caos y madre del cielo (Ouranos) y la Tierra (Gaia). Engendra igualmente el sueño y la muerte, las ensoñaciones y las angustias, la ternura y el engaño. La noche recorre el cielo envuelta en un velo sombrío, sobre un carro tirado por cuatro caballos negros y con el cortejo de sus hijas, la Furias y las Parcas. Para los mayas el mismo glifo significaba la noche, el interior de la

Nervio

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Nicho

tierra y la muerte. Como todo símbolo, tiene dos lecturas; puede representar las tinieblas en donde se fermenta el devenir y la preparación para el nuevo día, donde brotará la luz de la vida. Nombre (simbólico) En el antiguo Egipto, el nombre personal era asumido como algo más que un simple signo de identificación. Era una dimensión esencial del individuo. Se creía que escribiendo o pronunciando el nombre de una persona se le hacía vivir o sobrevivir; esta parece ser una ilusión que se mantiene viva en los cementerios al escribir los nombres en las lápidas. Nudo (simbólico) Posee varios significados, pero el más frecuente se relaciona con la noción de fijación. Números (simbólico) Desde un punto de vista simbólico, los números se despojan de su sentido cuantitativo y adquieren la fuerza de las ideas. Para Platón, el número era la esencia de la armonía y fundamento del cosmos, “pues la armonía, cuyos movimientos son de la misma especie que las revoluciones regulares de nuestra alma…” Cero Representa el no ser. Simboliza la muerte como estado en el que las fuerzas de los vivos se transforman. Por su figura, círculo, es símbolo de la eternidad.

Noche

Nombre

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o Obelisco (arquitectónico, simbólico) Fuste monumental de piedra con cuatro lados, monolítico o armado, que se estrecha hasta un remate piramidal. Pilar alto, con cuatro caras iguales, monolítico por lo general, que disminuye gradualmente en anchura y cuyo remate es piramidal. Símbolo del monte que surge de las aguas y del sol naciente. Se erigían por parejas a la entrada de las tumbas. Por su forma vertical se relaciona con los mitos de la ascensión solar y la luz. Óbito (funerario) Fallecimiento de una persona. Obituario (funerario) Libro, relación o registro de la fecha y circunstancias de los óbitos de una colectividad.

nacimiento de la tierra y de la vida se concibe como una emergencia del océano. También se le relaciona con la mujer, la madre. Cita Cirlot al antropólogo alemán Leo Frobenius (1873-1938): “Si se interpreta la sangrienta salida del sol como el nacimiento de este astro, surgen dos cuestiones: ¿quién es el padre? ¿Cómo quedó embarazada la mujer? Y como ella y el pez simbolizan el mar –puesto que partimos de la suposición de que el sol se hunde en el mar y así mismo nace de él–, la contestación es que el mar devoró antes el viejo sol y si aparece ahora un ‘sol nuevo’ es porque fue fecundado. Coincide esto con el símbolo de Isis, cuyo doble cuerno lunar envuelve al sol”. Ochave u ochavado (arquitectónico) Figura con ocho ángulos iguales y cuyo contorno tiene ocho lados, cuatro

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Obelisco

Oca (simbólico) Al igual que el pato, ganso o cisne, es un animal al que se le relaciona con la “Gran Madre” y con el “descenso a los infiernos”. Se le relaciona con el destino como en el famoso juego de la oca, en donde se representan los peligros y fortunas de la existencia. Occidente (simbólico) Tanto para los egipcios como para los griegos, el Occidente, punto cardinal por donde se pone el sol, es el lugar en donde se hallan los espíritus. El Oriente simboliza el reino de Cristo y el Occidente el reino del diablo (la muerte del sol). Occiso (funerario) Muerto violentamente. Océano (simbólico) Por su extensión aparentemente ilimitada, representa la indeterminación del principio. Es también símbolo de las aguas superiores, de la esencia divina, del Nirvana, del Tao. En la mitología griega, el

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Octógono

Óculo

alternados iguales y los otros cuatro también iguales entre sí, por lo general desiguales a los primeros. Octógono (simbólico) Figura media entre el cuadrado y el círculo, porque simboliza una mediación entre la tierra y el cielo. Debido al simbolismo del número ocho, el octógonon también alude a la resurrección. Ésta se evoca en la base octogonal de las pilas bautismales, en la planta de numerosos baptisterios e igualmente en campanarios barrocos. Óculo (arquitectónico) Perforación que se abre en el muro en forma circular, elíptica o mixtilínea. También llamada ojo de buey. Ofrendar (funerario) Don que se dedica a Dios, la Virgen o los santos para implorar auxilio o una cosa que se desea, y también para cumplir con un voto y obligación.

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Pan, vino y otras ofrendas que llevan los fieles a la iglesia por sufragio a los difuntos, en el momento de la misa y en otras ocasiones. Ojiva (arquitectónico) Arco apuntado, formado por la intersección en ángulo agudo de dos arcos de circunferencia de igual radio. Ojo (simbólico) Es el órgano de la percepción sensible, y universalmente es símbolo de la percepción intelectual. En las tradiciones egipcias, el ojo poseía una naturaleza solar por ser fuente de luz, conocimiento y fecundidad, y era usado en los sarcófagos para permitir al muerto “seguir sin desplazarse el espectáculo del mundo exterior”. Óleo (simbólico) Aceite. Es símbolo de la prosperidad. En Israel, los reyes eran uncidos y el óleo les concedía

época apostólica es el Evangelio de San Marcos, quien describe la primera misión apostólica y sus hechos así: “De esta suerte salieron a predicar, exhortando a todos a que hiciesen penitencia; y expulsaban muchos demonios, y ungían a muchos enfermos con óleo y los sanaban” (San Marcos 6,12-13). La unción con el santo óleo para la curación de enfermedades, para el perdón de pecados y ante la muerte, formaba parte de la práctica general del culto seguida por el cristianismo tanto en la iglesia de Oriente como de Occidente. San Ireneo, obispo de Lyon, indica el uso de los santos óleos sobre los fieles para prepararlos en su paso a la vida eterna, para que vertiendo el óleo mezclado con agua su alma no sea atrapada y desgarrada por el príncipe de este mundo.

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Ojiva

autoridad, poder y gloria por parte de Dios, que era reconocido como el verdadero autor de la unción. Por esta razón, el óleo de la unción se considera símbolo del Espíritu Santo. En el Nuevo Testamento existen dos textos que sirvieron como base para la institución del santo misterio de la unción. El Apóstol Santiago (Jacobo), en su epístola, indica directamente que en caso de enfermedad se debe acudir a la ayuda de Dios: “¿Está enfermo alguno de entre vosotros? Llame a los presbíteros de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor. Y la oración nacida de la fe salvará al enfermo, y el Señor le aliviará, y si se halla con pecados, se le perdonarán” (Santiago 5,14-15). El segundo texto de las Sagradas Escrituras que testifica sobre le existencia del sacramento de la unción en la

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Ojo

Olivo (simbólico) Árbol que posee una diversa significación vinculada con la paz, la fecundidad, la purificación, la fuerza, la victoria y la recompensa. En las tradiciones cristianas es símbolo de la paz: al final del diluvio, la paloma de Noé trae una rama de olivo. Ópalo (simbólico) Piedra preciosa que simboliza el perdón y la oración. Oración (simbólico) Discurso pronunciado en público. Súplica de predicación, ruego que se hace a Dios y a los santos. Oratorio (arquitectónico) Lugar destinado a la oración en cualquier religión. Coro de griegos en las iglesias de monasterios y colegiatas. Capilla privada en residencias o monasterios. Plataforma del órgano en una iglesia.

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Orden (arquitectónico) En arquitectura clásica, una columna con basa (generalmente), fuste, capitel y entablamento, decorado y proporcionado de acuerdo con alguno de los modos establecidos: dórico, toscano, jónico, corintio o compuesto. El más simple es el toscano, derivado del etrusco. El más primitivo es el dórico, que se subdivide en dórico griego y romano. También están el orden jónico y el corintio, creado en Atenas en el siglo V a. C. y posteriormente desarrollado por los romanos. Ornamentación (arquitectónico) Agregado o detalle que se emplea para adornar, decorar o embellecer el aspecto o el efecto general de un objeto. En albañilería, diseño en la colocación de piedras, ladrillos o baldosas que produce un efecto decorativo. Ornamento (ornamento) Lo que embellece, adorna o decora una estructura, ya sea que se use en forma intencional e integrado a ella o se aplique por separado para mejorar la forma y el aspecto del edificio. Pieza o conjunto de piezas que decoran una obra arquitectónica. Osario (arquitectónico) Construcción existente en un cementerio o en las iglesias, en la que se colocan los huesos procedentes de extracciones de tumbas antiguas. En Europa central existen ejemplos monumentales,

Orden

generalmente de planta central, donde los huesos son depositados en un almacén de una planta inferior. Osiris (mitológico, simbólico) Dios de los muertos en el antiguo Egipto y uno de los más venerados por aquel pueblo. El mito presenta a Osiris como un soberano justo, víctima de las maquinaciones de Seth, su hermano perverso, que le da muerte y posteriormente lo despedaza. Aunque en un primer momento Isis, su esposa, le devuelve la vida, Osiris quedará finalmente como juzgador de los muertos. Su representación suele ser mumiforme, sosteniendo en las manos, respectivamente, un cayado y un látigo, símbolos ambos del poder real, la cabeza cubierta con la corona del Alto Egipto y el ureus entre dos plumas de avestruz. En Egipto esta figura fue esculpida en algunas columnas (Columna de Osiris). Ostra (funerario) La ceniza de ostras o de moluscos se utilizaba con frecuencia en China como material desecante, particularmente en las tumbas. Ovas y flechas (arquitectónico) Óvolo decorado con un patrón basado en la alternativa de formas de huevos y puntas de flecha. Óvolo (arquitectónico) Moldura convexa de gran anchura que a veces recibe el nombre de cuarto de bocel.

Osario

Ovas y flechas

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p Pabellón (arquitectónico) Edificio de carácter decorativo y construcción ligera. Padilla, Cenón (constructor) Inició la construcción de una torre monumental de tumbas al costado nororiental del Cementerio Central de Bogotá, conocido como Torreón Padilla, y que fue demolido en las primeras décadas del siglo XX. Palacios, Eloy (constructor) Escultor venezolano (1847-1919). Autor del busto del general Antonio B. Cuervo (1894) que se conserva en la tumba de éste en el Cementerio Central de Bogotá. Palanca (simbólico) La palanca es principio porque pone en movimiento a la materia inerte. Simboliza una fuerza instrumental, muda y controlada por una fuerza superior, y el valor de su uso se mide por el valor del peso movido. Paleta (simbólico) Instrumento de albañilería que es utilizado principalmente por la simbología masónica. Se le entrega al masón en el quinto viaje de la iniciación al grado de compañero, para significar que “este instrumento sirve para argamasar el mortero, el cual, cimentando las piedras del edificio, realiza su unidad; la paleta reúne, fusiona y unifica. Es pues esencialmente el emblema de los sentimientos de benevolencia iluminada, de fraternidad universal y de muy amplia tolerancia que distingue al verdadero masón”. Palio (arquitectónico) Cubierta decorativa sobre elementos sustentantes móviles que se usa para cubrir un sitial, imagen o púlpito.

Torreón Padilla

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Palma (simbólico) La palma, el ramo y la rama verde son generalmente asumidos como símbolos de victoria, de ascensión, de regeneración y de inmortalidad. Las palmas de ramos que se utilizan en la religión cristiana presumen la resurrección de Cristo y, así mismo, la palma de los mártires. Se utiliza también en las tumbas para asegurar la inmortalidad del alma y la resurrección de los muertos. Palo (simbólico) Posee el mismo significado que la escalera, la cruz y la estaca del sacrificio. Quemado Es símbolo de muerte y sabiduría. Palmeta (ornamento) Figura en forma de abanico compuesto por pequeñas divisiones con forma de hojas de palma. Paloma (simbólico) Es símbolo del Espíritu Santo porque en ella se personifican las figuraciones de la Trinidad. Al ser portadora de la rama de olivo en el episodio del Arca de Noé, simboliza la paz y armonía. Según el relato del Génesis, la paloma anuncia el final de la catástrofe, lo cual la hace emblemática de la paz. En el arte paleocristiano, la paloma simboliza el alma del justo; la muerte se representaba por la salida de una paloma de la boca del difunto. Esta iconografía recoge la tradición del pájaro como forma visible del alma. Pandemónium (simbólico) Capital imaginaria del reino infernal. Panteón (arquitectónico) En la antigüedad, edificio donde se reunían las estatuas de todos los dioses. También construcción funeraria donde se entierra a una persona, grupo familiar o agremiación. Pantocrátor (simbólico) Representación de Jesús como juez en la consumación de los tiempos. Mayestático

Busto de A. B. Cuervo por Eloy Palacios

Palma

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Palo de Aarón

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Paloma

e imperioso, generalmente inscrito en una mandorla y escoltado por el Tetramorfos, con la diestra alzada y la otra mano apoyada sobre el libro de vida. El Pantocrátor es un tema reiterado en el arte románico. Papagayo (simbólico) Guacamaya. Gheerbrant menciona que la tribu de los bororos, en Nigeria, cree en un ciclo de transmigración de las almas en el transcurso del cual éstas se reencarnan temporalmente en papagayo. Paraguas (simbólico) Se le relaciona con la sombra, a diferencia de la sombrilla, vinculada con el sol. Su uso se introdujo en Europa en el siglo XVII y quizá por servir de protección adquirió este significado. Cirlot lo relaciona con la idea de luto. Paramento (arquitectónico) Superficie exterior de un muro. Cualquiera de las dos caras de un muro o pared. Adorno con que se cubre una cosa. Parcas (simbólico) Personajes que en Roma corresponden a las Moiras griegas. Ellas, en la medida que tejen el destino del hombre, conocen el día de su muerte. En sus primeras manifestaciones helénicas, en cuanto Moiras, habían sido concebidas como ancianas y repelentes, pero durante el Renacimiento experimentaron un deslizamiento hacia una morfología femenina más sensual, llegando a recibir rasgos propios de las Gracias. Las Parcas se distinguen entre sí por sus atributos: Cloto maneja la rueca y la estopa; Lákesis (o Láquesis) hace girar el hilo de la vida de cada mortal, y Átropo corta el hilo de la vida con sus tijeras. En las versiones tardías del mito, se las relaciona con las edades de la vida humana: juventud, adultez y ancianidad.

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Panteón

Pantocrátor

Parteluz (arquitectónico) Se dice, en el estilo ojival, del pilar que divide una portada. Suele estar decorado con una estatua. Columna delgada, a veces esculpida, que divide verticalmente una portada o un ventanal. De uso muy frecuente en la arquitectura románica y gótica. Parterre (arquitectónico) En un jardín, espacio nivelado, generalmente adyacente al edificio principal, que contiene macizos bajos de flores. Partida de defunción (funerario) Confirmación de entierro que se escribe en los libros de las parroquias o del registro civil. Partida del día de cremación (funerario) Documento donde queda acta del día, la hora y la fecha de la cremación de un cadáver. Pátera (arquitectónico) Pequeño ornamento circular, plano u oval utilizado en la arquitectura clásica y a menudo decorado con hojas de acanto y pétalos de rosa. Pátina (arquitectónico) Capa exterior que a través de los años se forma en los objetos y elementos arquitectónicos, dándoles un aspecto vestusto. Una de las más conocidas en la del cobre y del bronce, que adopta un aspecto verdoso y se aprecia por su valor ornamental. Patrimonio (funerario) Es el conjunto que integran en un todo armónico inseparable los bienes de interés histórico o histórico-artístico y el ámbito natural, rural o urbano que han dejado los hombres en su trayectoria histórica como aporte a las generaciones futuras. Pavo real (simbólico) Símbolo solar, debido a su vistosa cola abierta en rueda. En el Bardo Thodol, el Libro de los muertos tibetano, sirve como trono de Amida, con lo cual simboliza la inmortalidad. Se dice que la belleza de su plumaje ha sido causada por la transformación

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Parteluz

Páteras

Pechina

en su organismo de los venenos que el ave ingiere al dar muerte a las serpientes. Peana (arquitectónico, ornamental) Madero que se coloca bajo el cerco de una ventana. También las tablas que se ponen en los peldaños de una escalera de fábrica para sujetarla y resistir el roce. Elemento horizontal inferior del marco de la ventana. Pedestal para una imagen. Pechina (arquitectónico) Espacio esférico-triangular entre dos arcos perpendiculares y el borde inferior circular de la bóveda. Pedestal (arquitectónico) Basamento de una columna. Base-moldura que soporta una columna o una serie de ellas. Soporte de una efigie u otra cosa. Soporte de una columna, estatua, etc., generalmente en forma de paralelepípedo rectangular. Pelícano (simbólico) Simboliza autosacrificio y devoción. Para los cristianos representa a Cristo, que murió por la humanidad y resucitó al cabo de tres días. Peral (simbólico) En la China la flor del peral se utiliza como símbolo de duelo por su color blanco y para mostrar el carácter efímero de la existencia, en la medida en que ésta es frágil y dura poco. Perecer (funerario) Acabar, dejar de ser. Peregrino (simbólico) Tiene un significado religioso que ilustra la situación terrenal del hombre que cumple su tiempo de pruebas, para acceder a su muerte, a la tierra prometida o al paraíso perdido. Perla (simbólico, funerario) Símbolo lunar vinculado con el agua y la mujer. En Oriente, depositada en una tumba, regenera al muerto “insertándolo en un ritmo cíclico por excelencia, que presupone, a imagen de las fases de la luna, nacimiento, vida, muerte y renacimiento”.

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Pedestal

Pez

En ciertas provincias de la India y en Borneo se llena de perlas la boca del muerto. En Laos, a los muertos se les proveía de perlas para la vida celeste y se introducían en todos los agujeros corporales del cadáver; en la actualidad se entierran con gorros, cinturones y vestidos decorados con este elemento. Perpetuidad (funerario) (Del latín perpetuitas, -âtis). Duración sin fin. Duración muy larga o incesante. Perro (simbólico, funerario) Se le asume como guía del hombre en la noche de la muerte, tras haber sido su compañero en el día de la vida. Entre los germanos, un perro llamado Garm guarda la entrada del Niflheim, reino de los muertos, país de los hielos y las tinieblas. Gheerbrant escribe que “los antiguos mexicanos criaban canes especialmente destinados a acompañar y guiar a los muertos en el más allá. Se enterraba con el cadáver un perro color de león –es decir de sol– que acompañaba al difunto como Xolotl, el dios-perro”. También se sacrificaba al animal sobre la tumba de su amo para que lo acompañara en el viaje, en el que atravesaba los nueve ríos. En Guatemala se introducen en las tumbas figuras de perros hechas de palma. En Persia y en Bactriana los muertos eran arrojados a los perros y los parsis, en la India, colocan un perro cerca del moribundo para que lo mire a los ojos y le muestre el camino. Pesar (funerario) Sentimiento de pena. Pez (simbólico) Símbolo del agua, en donde vive. En Camboya está tallado en la base de los monumentos khamers para indicar que se sumergen en las aguas inferiores, en el mundo subterráneo. Por la abundancia de sus huevos, es símbolo de fecundidad. El uso de

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esta figura es frecuente en el cristianismo, con cierto número de aplicaciones. La palabra griega ikhthys (pez) es para los cristianos un ideograma cuyas cinco letras griegas son las iniciales de otras palabras como Iesous, Cristos, Theou, Uios, Soler (Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador). De ahí que las numerosas representaciones del pez se utilicen con particular frecuencia en los monumentos funerarios. Simboliza a Cristo y su Iglesia. Si lleva una canastilla de pan, o si está él mismo sobre un plato, representa la eucaristía; y en las catacumbas es la imagen de Cristo. Pico de cuervo (arquitectónico) Moldura horizontal griega que recuerda el pico de un ave de rapiña. Pie (simbólico, arquitectónico) Por ser el punto de apoyo del cuerpo en el andar, es en principio símbolo de cimiento, una expresión de la noción de poder, de jefatura y de realeza. El pie también puede ser una representación de la fuerza del alma, en cuanto es el soporte de la postura erguida. Derecho Elemento de madera o metal que en los edificios se pone verticalmente para que cargue sobre él una cosa. Piedra (simbólico) Es un símbolo del ser, de la cohesión y la conformidad consigo mismo. Su consistencia ha llevado al hombre a relacionarla con propiedades contrarias a las biológicas, y de esta manera representa la unidad y la fuerza. Rota Simboliza el desmembramiento, la disgregación psíquica, la enfermedad, la muerte y la derrota. Pila (arquitectónico, ornamental) Recipiente de piedra tallado en un nicho próximo al altar, usado para lavar los vasos sagrados de la misa o la comunión. Está provista de un desagüe y generalmente se adosa al lado sur del altar. También puede hallarse aislada. Pilar (arquitectónico, simbólico) Elemento vertical de soporte, de sección cuadrada, poligonal o circular, que, a diferencia de la columna, no se ajusta a la normativa de los órdenes. Elemento central de los antiguos santuarios palestinos. El pilar en éstos no difiere substancialmente, en su sentido, del menhir o del poste, siendo como ellos soporte para alguna presencia de la divinidad. En la época más

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antigua el pilar era una piedra sin labrar, puesto que se veía en él la sede de un ser sobrenatural, al que la mano y el utensilio del cantero podrían ahuyentar. Pilastra (arquitectónico) Pilar de escaso tamaño o columna rectangular que sobresale ligeramente del muro; en la arquitectura clásica, en consonancia con alguno de los órdenes. Cajeada La que presenta su frente perfilado con molduras en resalte. Pináculos (arquitectónico) Adorno piramidal o cónico con terminal puntiagudo. Pinjante (ornamento) Adorno colgante o un elemento suspendido de techos o bóvedas. Soporte de una columna, estatua, etc., generalmente en forma de paralelepípedo rectangular. Pino (simbólico) Símbolo de perennidad en la vida vegetal. En Occidente, el pino ha sido entendido habitualmente como emblema de una adusta independencia. En Oriente es símbolo de inmortalidad. Descendiendo un tanto desde la noción de inmortalidad, representa así mismo la longevidad, máxima felicidad para los chinos. Pinto Maldonado, Luis (artista) Escultor colombiano (1905-1997). Autor del busto del general Guillermo Quintero Calderón y de la escultura de Francisco de Paula Santander, ambas situadas en el Cementerio Central de Bogotá. Pintura al fresco (restauración) Técnica ejecutada con pigmentos disueltos en agua y aplicados sobre un mortero de cal y arena, cuando está aún en proceso de fraguado. Al temple Técnica ejecutada con colores disueltos en agua de cola, aplicados sobre una superficie seca de mortero de cal o yeso. Al óleo La hecha con colores diluidos en aceite secante, principalmente de linaza. Pira (simbólico) En América este término designa el cenotafio o monumento efímero destinado a las exequias. En Europa, cuando se trata de un sacrificio, la pira es el lugar y el objeto del mismo: aquello es consumido por el fuego en oblación a los dioses, de lo cual se elevará al cielo una columna de humo. Símbolo visible de su aceptación por el ser que mora en las alturas.

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Pirámide (arquitectónico, simbólico) Los faraones del Antiguo Imperio eligieron como figura sagrada la pirámide; la razón que los llevó a esta elección fue que la pirámide era la imagen de la colina de la creación que aparece en el mito del dios sol (Ra) y que se convirtió en el símbolo de la resurrección. De acuerdo con este mito, el dios sol cumplió las funciones de modelador del cosmos a partir del caos, en un mundo en donde no existía nada, sólo Nun, el agua primordial. De Nun surgió el dios sol, que como no hallaba nada en donde poner el pie, hizo un montículo o se subió a la colina primordial que surgió del agua y que se representaba con la pirámide. Esta figura, por consiguiente, se ponía al lado de las tumbas de personas de menor rango para simbolizar la vida que resurge. Es un atributo que también

Podium o podio (arquitectónico) Pedestal largo que sostiene varias columnas. Base continua o plinto que sostiene las columnas. Plataforma que contiene la arena de los antiguos anfiteatros. Los hay en estilo jónico y corintio. Polvo (simbólico, funerario) Símbolo de la fuerza creadora y de la ceniza. En el Génesis se afirma que el hombre fue formado del polvo del suelo y que su posteridad se compara con el polvo (Gén. 28, 14): “Tu descendencia se hará numerosa como el polvo del suelo”. En ocasiones es símbolo de muerte. Los hebreos se ponían polvo en la cabeza en señal de duelo. Se alude al polvo de la muerte en algunos salmos. Portada (arquitectónico) Conjunto de decoración arquitectónica que sirve para realzar una puerta, generalmente la principal.

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Pila

Pináculo

Santander por Pinto M.

tuvo el obelisco, que si bien no se utilizó con un propósito funerario en Egipto, si fue adoptado con este fin a partir del Renacimiento. Se debe mencionar que los egipcios también usaron unas especies de mastabas o pirámides escalonadas, como la del rey Zoser en Sakkara, que compartió el mismo simbolismo descrito. Plinto (arquitectónico) Pieza prismática cuadrada sobre la que se coloca y asienta la base de la columna. Plomada (simbólico) Importante elemento simbólico para los masones. Se representa suspendida del vértice de un arco y tocando el suelo. En ciertos casos se representa también uniendo la Osa Menor (o letra G que la sustituye) al centro de una svástica trazada sobre el suelo. Su significado se relaciona con el equilibrio de la construcción como símbolo de la rectitud del esfuerzo espiritual.

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Pirámide

Podio

Pórtico (arquitectónico) Fila de columnas o arcos en el frente de un edificio, integrada a la fachada, que incluye un pasillo cubierto con uno o más lados abiertos y todos los tipos de galerías cubiertas. Póstumo (a) (funerario) Que sale a la luz después de la muerte del padre o autor. Preservación (restauración) Acción que implica poner a cubierto anticipadamente un bien cultural, para evitar su daño, deterioro o destrucción. No define un modo particular de intervención. Procesión (simbólico) Desfile sacro, con notables componentes teatrales y narrativos en algunas ocasiones. Pronave (arquitectónico) Atrio. Psicopompo (simbólico) Dícese del ser encargado de conducir las almas al reino de los muertos. En la

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iconografía cristiana se han atribuido funciones semejantes a los ángeles, pues llevan ante las almas de los difuntos la presencia de Dios. Psicostasia (simbólico) Ponderación de las almas. En la teología y el arte egipcios simboliza el juicio de Dios después de la muerte. Puente (simbólico) Símbolo de unión, paso o tránsito, aplicable también al orden metafísico. El puente comunica las dos riberas de un río, relaciona los contrarios y, en el límite, conecta un mundo con otro. Atravesar un puente o un simulacro de puente puede ser, entonces, un rito iniciático. Puerta (simbólico) Representa el lugar de paso entre dos estados, entre dos mundos, entre lo desconocido y lo conocido. La puerta se abre a un misterio. Es la invitación al viaje al más allá. El paso de la tierra al cielo se realiza a través de la puerta del sol, que simboliza la salida del cosmos, más allá de las limitaciones de la condición individual. En las tradiciones judeocristianas el simbolismo de la puerta es extenso y se representa arquitectónicamente en el tímpano de los pórticos de las catedrales como acceso al reino de los cielos. Es un tema recurrente en los cementerios, cuyas puertas de acceso limitan el mundo de los vivos con el de los muertos. Puesta en valor (restauración) Implica una serie de intervenciones posibles para dotar a una obra de las

Portada

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condiciones objetivas y ambientales que sin desvirtuar su naturaleza, resalten sus características y permitan su óptimo aprovechamiento. Pulpeto (arquitectónico) Modificación del elemento religioso en la arquitectura funeraria. Paralelepípedo con una altura mayor de 30 centímetros, cuyo plano superior es inclinado; sobre éste usualmente se ubica una lápida funeraria. Púlpito (arquitectónico) Especie de tribuna con silla, elevada del suelo, desde donde los predicadores instruyen a los fieles. En algunas iglesias de Italia existen púlpitos de mármol o bronce sustentados por columnitas. Tribuna elevada de piedra o madera para oradores o predicadores, cuyo uso empezó a generalizarse por primera vez a finales de la Edad Media. Suele estar cuidadosamente tallado y a veces presenta una marquesina acústica sobre el predicador que recibe el nombre de tornavoz o baldaquino. Pulpo (simbólico) Es una representación de los monstruos que simbolizan a los espíritus infernales, y puede ser incluso el mismo infierno. Purificación (simbólico) Ritos presentes en varias religiones encaminados a eliminar aquello que se considera impuro. Putrefacción (funerario) Reducción a polvo o a podredumbre.

Pórtico

Puertas

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q

r

Querubín (simbólico) Del hebreo kerubim. Dentro de la iconografía, ángel con cuatro o dos alas que representa a Dios en el santuario terrenal. Por lo general se ubican en las fachadas. Espíritu angélico superior, cuya categoría suele situase entre los tronos y los serafines. El querubín irradia sabiduría. Quibla (simbólico) Dirección hacia la cual debía volverse cada musulmán cuando oraba. En principio era hacia Jerusalén, pero en 624 Mahoma la sustituyó por la Kaaba. Los santuarios, madrasas y los mausoleos se orientan de esta misma forma. Quicio (arquitectónico) Se da este nombre a los extremos del espigón del quicial, los cuales entran en dos cajas redondas sobre las cuales gira el quicial y, por consiguiente, la hoja de una puerta o ventana. Quimera (simbólico) Monstruo híbrido con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón o serpiente, que escupe llamas. En la Teogonía de Hesíodo se describe con tres cabezas. Fue muy utilizado en las representaciones escultóricas de la Edad Media y del Renacimiento. Sin embargo, y dada la curiosa mezcla zoológica, difícil de encontrar en un animal, acabó utilizándose para designar el término una “idea falsa” o una “vana imaginación”. Quiosco (arquitectónico) Belvedere. Pabellón generalmente abierto por todos lados que se construye en azoteas o jardines. Pabellón generalmente circular o ochavado que se levanta en parajes públicos para vender periódicos o flores.

Querubines

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Quiosco

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Racimo de uvas (simbólico) Símbolo de la tierra prometida. Posteriormente recibiría significados más complejos, pues “los doce exploradores que Moisés envía al país de Canaán y que a su regreso decían que era imposible posesionarse de la Tierra Prometida son los escribas y fariseos que persuadieron a los judíos de no creer en Jesucristo. Sin embargo, Jesús estaba, ante ellos, bajo la forma de un racimo. Este racimo, que dos exploradores conducen desde el país de Canaán colgado de una vara, es el cuerpo de Jesús suspendido en el madero; porque Jesús es el místico racimo cuya sangre ha hendido el cáliz eclesiástico”. Los exploradores, a su vez, tienen un significado: el que marcha en frente es el pueblo judío, ciego e ignorante, que vuelve la espalda a la verdad, mientras que quien viene detrás, con la mirada fija en el racimo, es la imagen del pueblo de gentiles, que avanza con los ojos puestos en Jesucristo. Los racimos esculpidos en abundancia en los capiteles románicos responden a tales ideas. También son símbolo eucarístico, particularmente cuando son racimos picoteados por aves. Rama (simbólico) La rama es símbolo de esperanza, a partir de su mención como prueba del descenso de la inundación diluvial. La rama de oro, así mismo, expresa regeneración e inmortalidad. En la tradición cristiana, una alfombra de ramos o unos ramos agitados simbolizan el homenaje rendido al triunfador. Un ramo de madera verde ardiendo significa la perennidad de un amor, a

Tumba de V. Barco, por E. Ramírez Villamizar

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Ratas

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pesar de la pérdida de la esperanza De oro Es el símbolo de la luz que permite explorar las sombrías cavernas de los infiernos sin peligro y que evita perder el alma en el intento. Representa la fuerza, la sabiduría y el conocimiento. Ramírez Villamizar, Eduardo (artista) Escultor y artista colombiano. Autor del mausoleo del ex presidente Virgilio Barco Vargas en el Cementerio Central de Bogotá. Rampa (arquitectónico) Plano inclinado dispuesto para subir y bajar por el. Rana (simbólico) En Occidente es considerada símbolo de resurrección en razón de su metamorfosis. Rata (simbólico) En Occidente se la relaciona con la enfermedad y la muerte. Por el contrario, en algunos países orientales, como Japón, es un animal de buen augurio. En este país acompaña al dios de la riqueza, y en China y Liberia es signo de prosperidad. Allí por el contrario, la ausencia de ratas se toma como un signo realmente inquietante. Rebajado (arquitectónico) Dícese de un arco u otro elemento curvo que presenta un perfil circular bastante inferior al semicírculo. Reciclaje (restauración) Preparación dirigida a poner en condiciones un testimonio arquitectónico-urbanístico, para reiniciar un nuevo período de vida útil. Reclinatorio (arquitectónico) Borde superior de una barandilla o pretil, que sirve para apoyarse en él. Silla baja para arrodillarse y rezar. Reconstrucción (restauración) Volver a construir un bien patrimonial desaparecido ciñíendose a sus características originales. Es una intervención no muy aconsejada por los restauradores y sólo se admite cuando

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Relieve maya

es necesario recuperar símbolos de identidad perdidos violentamente, como sucede en una guerra o desastre. Reconversión (restauración) Devolver su función original a una obra que por diversas causas la había perdido. Etimológicamente significa repetir o reintegrar a su primer estado. Recuadro (arquitectónico) Superficie plana o convexa, lisa y cuadrada, y ornamentada con molduras. Refuncionalización (restauración) Volver a poner en funcionamiento un bien cultural, especialmente en lo que hace a sus funciones vitales o esenciales. Puede implicar cambio de actividades o funciones. Registro civil (funerario) Padrón y matrícula. Relieve (ornamentación) Molduras y motivo de decoración que sobresalen de la superficie de un muro sobre el desnudo de una fachada. Reloj de arena (simbólico) Representa la caída perpetua del tiempo, su flujo inexorable y la consumación del ciclo humano con la muerte. Remate (arquitectónico) Motivo de ornamentación de forma piramidal, más o menos acentuada, que sirve de terminación de un conjunto arquitectónico. Restauración (Restauración) Recuperación de un bien cultural a través de una operación que se realiza físicamente y está destinada a salvaguardarlo, mantenerlo y prolongar su vida y permanencia. Es una intervención especial de conservación que implica volver a una situación preestablecida. Restos mortales (funerario) El cuerpo humano, o parte de él, después de muerto. Resurrección (simbólico) Es el símbolo más palpable de la manifestación divina, en la medida que el secreto

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Relieve

Remate

de la vida, según las tradiciones, no puede pertenecer más que a Dios. Cuando Asclepio, hijo de Apolo y dios de la medicina, instruido por el centauro Quirón, desarrolló su arte hasta tal punto que pudo regresar a la vida a varios muertos, fue fulminado sin contemplaciones por el dios supremo Zeus. Las religiones de misterio, y en particular los misterios de Eleusis, así como las ceremonias funerarias egipcias, testimonian la esperanza humana de resurrección. Para Zaratustra, alcanzar la felicidad requería la reunión del cuerpo y del alma no en un paraíso celestial sino en la tierra, proceso que implicaba la resurrección general de los muertos, el juicio divino universal y finalmente la purificación de la tierra. Sólo en ese momento el mundo recuperaría su perfección y belleza originales, y los hombres y las mujeres vivirían eternamente en el auténtico y eterno reino de Ahura Mazda, el creador. Los profetas judíos redefinieron y adaptaron a sus propias creencias la idea iraní de la resurrección que en un principio tuvo un carácter de resurgimiento nacional, pero que luego llegó a tener un matiz personal que se desarrolló a partir del convencimiento de que Dios podía reconocer en las criaturas la bondad y podía conceder el privilegio a los justos de residir en el Cielo, en lugar del Seol o Infierno. Esta creencia abrió esta esperanza a todos los hombres y requirió que éstos estuvieran dotados de un alma inmortal. Retablo (arquitectónico) Del latín retabulus, muro trasero. Superestructura que se encuentra desde el siglo XI en el altar o sobre un pedestal o detrás de éste. Los retablos románicos eran de piedra, estuco o madera, con un remate recto o semicircular que en este último

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Retablo

Río

caso podía aparecer solamente sobre la parte central. A partir de este tipo se desarrolló un santuario central fijo de madera o piedra con alas e imágenes talladas. Los retablos de finales del gótico incorporaron elementos típicamente arquitectónicos, tales como pilares, gabletes y pináculos. Mobiliario religioso destinado a colocar obras pictóricas y esculturas religiosas. Revestimiento (arquitectónico) Capa o cubierta con que se cubre una superficie de cubierta, de pared, etc. Revoque (arquitectónico) Acción y efecto de revocar las casas y las paredes. Capa o mezcla de cal y arena con que se revoca o enluce de nuevo una pared. El revoque es generalmente aplicado en forma de dos capas de cemento y arena sobre las que se arrojan grava, piedra machacada o cantos rodados antes que la segunda capa esté seca. Ricci, Tito (constructor) Italiano que a través de la “marmolería italiana” se distinguió como constructor de mausoleos en el Cementerio Central de Bogotá. Riendas (simbólico) Símbolo vinculado al del caballo, así como al del carro. Las riendas someten al caballo obligándolo a seguir la voluntad humana. La ruptura o el corte de las riendas puede indicar una liberación de las pasiones, pero también la muerte. Río (simbólico) Muchos son los simbolismos del río. Su corriente evoca el deslizamiento de las formas, la transitoriedad, el movimiento, la renovación, la vida y la muerte. Para Gheerbrant, en el sentido simbólico del término, penetrar en un río equivale a que el alma entre en un cuerpo. El río ha tomado la significación del cuerpo. El alma seca es aspirada por el fuego; el alma húmeda queda amortajada en el cuerpo. El cuerpo posee una

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existencia precaria, pues fluye como el agua. Cada alma posee su cuerpo particular; esta parte efímera de sí es su río. Rito (simbólico) Puede entenderse como un conjunto de símbolos trabados en relato y puestos en acción. De la exactitud en la repetición de dicha acción dependen los resultados. El rito supera el transcurso del tiempo. Roca (simbólico) Uno de los aspectos con el que se la relaciona es la inmovilidad, la inmutabilidad. Así, la “roca de Israel” del lenguaje sálmico es el mismo Yahvé. De la misma manera, en el “Cántico de los adioses de Moisés” se lee: “Él es la roca, su obra es perfecta y todos sus caminos son justos. Es Dios de lealtad y no de iniquidad, él es recto y justo”. En lo que respecta a la roca del desierto, de donde Moisés hace surgir agua, es

del polvo; pues rocío de luces es tu rocío, y la tierra echará de su seno las sombras”. Rodomonte y Orlando (simbólico) Rodomonte, rey sarraceno en Argel, amaba a la cristiana Isabel. Antes de someterse a sus deseos, ésta lo incitó a matarla. Rodomonte constuyó una tumba para ella a la que se accedía a través de un estrecho puente que franqueaba un río. Orlando, desnudo y desarmado, llegó y luchó contra Rodomonte. Ambos cayeron al agua, para infortunio de Rodomonte, que tenía puesta la armadura. Comúnmente se les muestra luchando. En el fondo aparece la tumba adornada con los trofeos de batalla que Rodomonte había obtenido de otros caballeros. Rodríguez Corredor, José Domingo (artísta) Escultor colombiano (1895-1968). Autor del busto de José María

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Rocalla

Roseta

símbolo de vida y manifestación de las posibilidades originales. Moisés aparece así como el hombre de la roca, de la que hace surgir las aguas vivas con un golpe de su varita. Rocaille o rocalla (ornamento) Decoración de estilo rústico con imitaciones o aditamentos de rocas, de plantas, etc. Rocío (simbólico) El carácter espiritual del rocío se advierte en el taoísmo, que lo considera alimento de los inmortales. Para los cristianos es una bendición celestial, la gracia vivificante. La sangre que en la iconografía medieval gotea de la lanza del centurión, y de la que cada gota produce a veces la eclosión de una rosa, es también el rocío celestial. Para los hebreos es un símbolo de regeneración: “Se despertarán, exultarán los moradores

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Rosetón

Ruina

Hernández Vivas que se conserva en el mausoleo de éste en el Cementerio Central de Bogotá. Rojo (simbólico) Para muchos pueblos es el primero de los colores. Se le atribuye ser el color del alma, de la libido, del amor y del corazón; de la ciencia, del conocimiento esotérico, prohibido a los no iniciados y que los sabios disimulan bajo su manto. En esta medida, es un color que toma un valor sacramental y que únicamente puede ser visto por los iniciados. Gheerbrant cuenta que en las islas Fiji se les mostraba a los jóvenes “una hilera de hombres aparentemente muertos, cubiertos de sangre, con el cuerpo abierto y saliéndoseles las entrañas. Pero a un grito del sacerdote los pretendidos muertos se erguían de pie y corrían al río para limpiarse de la sangre y de las entrañas del cerdo con las que se les había cubierto”. Los océanos

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purpúreos de los griegos y el mar Rojo posee este mismo simbolismo y representan el vientre en donde muerte y vida se transmutan una en otra. Este rojo oscuro encierra también una significación funeraria: “El color púrpura, según Artemidoro, tiene relación con la muerte”. Roleo (ornamento) Decoración vegetal en forma de espiral. Rollo (ornamento) Adorno en forma de voluta o papel parcialmente enrollado. En arquitectura clásica, las volutas de un capitel jónico o corintio. Rosa (simbólico) La belleza, pero también la complejidad de la rosa, han hecho de ella un símbolo muy rico en Occidente, como el loto en Oriente: aparición esplendorosa de la existencia a partir de las aguas primordiales, microcosmos próximo al significado de la rueda. Ciertas afinidades de la rosa con respecto a la sangre sugirieron nociones de renacimiento, victoria sobre el dolor y la muerte. Ello explica la costumbre de colocar rosas en ofrenda a los hombres, así como la guirnalda de rosas que une en algunas imágenes la cabeza de Hécate, diosa infernal. En la iconografía cristiana, la rosa se relaciona con la sangre de Jesús. La rosa era entre los griegos un flor blanca, pero cuando Adonis, protegido de Afrodita, fue herido de muerte, la diosa corrió hacia él, se pinchó en una espina y la sangre tiñó las rosas que le estaban consagradas. Debido a este simbolismo de regeneración, desde la antigüedad se depositan rosas sobre las tumbas en una ceremonia denominada rosalía. Todos los años en el mes de mayo los romanos ofrecían a los manes de los difuntos manjares de rosas. Rosario (ornamento) Moldura decorativa formada por una pequeña esfera y uno o dos discos circulares que se alternan aisladamente o en pares. También llamado huso y cuenta.

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Roseta (ornamento) Diseño redondo con un motivo floral tallado; placa circular decorativa de madera que se usa en carpintería, como la que se aplica en un muro para recibir el extremo del pasamanos de una escalera. Rosetón (arquitectónico) Ventana con vidrieras redondas y caladas con adornos, frecuente en las iglesias góticas. Rueca (simbólico) Al igual que los husos y lanzaderas, simboliza el tiempo, el comienzo y la conservación de la creación. Ruinas (simbólico) Evocación de pasadas grandezas, que conducen a la reflexión sobre la transitoriedad de las glorias. Esto explica que las ruinas sean un fondo frecuente durante el barroco, cuando también simbolizaban, más precisamente, la muerte como vida muerta. Los románicos hicieron suyo el deleite por las ruinas “la visión de la muerte se sugiere de modo indirecto con la representación de las ruinas, particularmente las ruinas de Roma”. Otro matiz adquieren las ruinas en los grabados de Giovanni Battista Piranesi (1720-1778), que las convierte en protagonistas de su obra y fuente de inspiración como modelo a seguir. Runa (simbólico) Piedra conmemorativa que se erigía en tierras de Suecia, en tiempos prehistóricos, tanto en honor de muertos como de vivos. Tenía por objeto recordar proezas o éxitos, aunque en otras ocasiones pretendía garantizar la conservación de las propiedades. Ruptura (simbólico) Una columna rota, una casa o un templo en ruinas no pueden interpretarse en función de su estado perfecto; es la significación general de la rotura, de la quiebra, de la ruptura y de la ruina el sentido que prevalece en estos casos. La ruptura simboliza la dualidad de todo ser: todo lo que está vivo o construido puede ser matado o destruido; la muerte yace en el corazón de nuestra vida: In media vita in morte sumus.

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Sacrificio (simbólico) Acción cultual que puede o no ser cruenta y simboliza la aceptación por el hombre de su papel subordinado respecto de la divinidad, la consagración a ésta de algún bien particularmente valioso o la ruptura con vínculos que estorben la mejor actitud religiosa. El sacrificio puede tener finalidades de adoración desinteresada, pero también de súplica, apropiación e incluso aplacamiento de unas divinidades a quienes se reputa de temibles en su irritación. Unida al sacrificio está la idea de pureza del ritual. La fe cristiana recoge el concepto de sacrifico para elevarlo a su máxima expresión en la crucifixión. Cuando una religión, como el islam, extrema su concepto de Dios como ser absolutamente espiritual, no hay lugar para el sacrificio. Sagrado Corazón (simbólico) La devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue promovida por Santa Margarita María del Alacoque (1647-1690), religiosa salesa de Paray-Le-Monial, de acuerdo con unas revelaciones que la tradición católica ha aceptado. Salmer (arquitectónico) Hilada inferior de un arco o una bóveda, colocada horizontalmente y ligada al muro. Salvatore Mundi (simbólico) Representación de Jesús derivada del pantocrátor bizantino, de cuyos prototipos toma una frontalidad estricta; de este modo el contemplador se halla con él cara a cara. Jesús se halla bendiciendo y con la otra mano sostiene una esfera o bien un libro. Sangre (simbólico) Símbolo de vida. Para muchos pueblos la sangre es vida. Con la sangre derramada, por el contrario, se simboliza la muerte y el sacrificio. De ahí la prohibición que afecta a las mujeres durante el período menstrual: la sangre que expulsan es lo impuro, porque al pasar de la noche uterina al día invierte su polaridad y pasa de lo sagrado diestro a lo sagrado siniestro. Estas mujeres son intocables, y en numerosas sociedades deben cumplir un retiro purificador antes de reintegrarse a la sociedad de la que han sido momentáneamente excluidas.

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Santísima Trinidad (simbólico) Misterio de la fe cristaina, que propone un Dios único en tres personas distintas. Este dogma, por ser incomprensible, ha requerido el empleo de diversos simbolismos: el triángulo, el trébol, tres ángeles, etc. La doctrina está basada en Mateo (28:19) y fue expuesta por Agustín en De trinitate. La ausencia de imágenes en el arte religioso primitivo y medieval se explica probablemente por la resistencia de la Iglesia a su representación; por esta razón se representaba como ideograma, por ejemplo, mediante tres círculos trabados. Santo Grial (simbólico) Objeto sagrado de una búsqueda que dio origen a todo un ciclo caballeresco medieval. Se trata de un símbolo complejo, en el cual se integran Cristo muerto por el género humano, la gracia que merece para éste y el cáliz que contiene su sangre. El término se aplica también en ocasiones, respectivamente, a las reliquias insignes que son los supuestos cálices de la última cena, uno de los cuales se venera en Valencia. Santo Sepulcro (arquitectónico) Variedad de estructuras y grupos sepulcrales que reviven los lugares y hechos de la pasión de Cristo. En este caso, descubrimiento de la tumba de Cristo por Constantino, que la guardó en un pequeño templo dentro de una iglesia redonda que fue arrasada y posteriormente reconstruida. Sapo (simbólico) Era atributo de los muertos en el antiguo Egipto; se han hallado ejemplares de ellos momificados en las tumbas. El sapo es, con la serpiente, el atributo natural del esqueleto. Sarcófago (funerario, simbólico) Del latín sarcophagus. devorador de carne. Es un ataúd por lo general de piedra en donde la carne se disuelve rápidamente. La palabra latina sarcophagum se usaba para designar una tumba o un sepulcro. Receptáculo destinado a contener el cuerpo del difunto. Simboliza la metamorfosis póstuma. Se habla de sarcófago cuando dicho receptáculo es de un material perdurable o noble, que permite, su conservación. Por tanto era la forma de inhumación de las clases acomodadas o ricas, difícilmente de los pobres. En cuanto

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suple la tierra, o por mejor decir, aísla de ella el cuerpo muerto, puede entenderse que también la simboliza: será la sede de la metamorfosis postmortuoria. La valoración cristiana de la fe en la resurrección determinó que llegasen a prohibirse los ritos de incineración y hacerse frecuente el uso de este tipo de recipientes funerarios para los cadáveres. Satán o Satanás (simbólico) Uno de los nombres del demonio. Los demonólogos distinguen, sin embargo, muy diversas personalidades infernales: Satán, Lucifer o Belcebú. Designa por antonomasia al adversario, arrogante y maligno: “Un día en que los hijos de Dios venían a presentarse ante Yahvé, Satán también avanzaba entre ellos. Yahvé, dijo entonces a Satán: ¿De dónde vienes? De recorrer la tierra, respondió él, y de pasearme por ella” (Job, 1, 6-7). Saturno (simbólico) Representa el tiempo que devora la vida y consume todas sus creaciones, sean seres, cosas, ideas o sentimientos. Sauce (simbólico) El sauce llorón, Salix humboldtiana, en nuestro medio se relaciona con la muerte y el luto, y por esta razón es utilizado con frecuencia en el arte funerario. En Oriente es símbolo de inmortalidad. En el Tíbet, el sauce es considerado el árbol central, eje del mundo. Seguro de vida (funerario) Contrato por el cual el asegurador se obliga, mediante una cuota estipulada, a entregar al contratante o beneficiario un capital o renta al verificarse el acontecimiento previsto durante el término señalado. Sepelio (funerario) Conducción del cadáver al lugar donde será inhumado.

Sarcófago

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Satanás

Sepulcro (funerario) Lugar o espacio definitivo en que reposa el cadáver. Puede ser sepultura, sarcófago, tumba, mausoleo, etc. De Pascua Hueco para una sepultura, que suele estar situado en el muro norte del presbiterio; estaba proyectado para recibir una efigie de Cristo en las fiestas de Pascua. Sepultura (funerario) Sepultar es una voz que añade cierta dignidad a la significación de enterrar. Sepulturero (funerario) Término digno que define el oficio de enterrador de personas. Serafín (simbólico) Espíritu angélico, cuya categoría fue tenida por la más próxima a la divinidad, según la “jerarquía celestial”. El profeta Isaías es el primero en nombrar a los serafines, describiéndolos como dotados de seis alas y relacionándolos con impresiones de fuego o de quemazón: uno de los serafines toca la boca del profeta con un carbón ardiente con el fin de purificarlo. El sustantivo hebreo serafín, significa abrasador. La iconografía cristiana los representa también como mediadores en la acción mística de la estigmatización. Serpiente (simbólico) Reptil procedente de orificios subterráneos, deslizante y multiforme, temible e inasible. La serpiente ha sugerido desde las más remotas edades una noción de lo sagrado muy sujeto a los condicionamientos materiales. En las culturas megalíticas, al parecer, la serpiente era símbolo del alma: hay cinco serpientes grabadas en el menhir del sepulcro de Nanio II. También es soporte de las almas o doble de éstas: en Creta hay piedras sepulcrales donde se pintó una serpiente que repta hacia las libaciones. Además de estas conexiones con el mundo de los muertos, y en

Sauce

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Serpiente

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virtud de las mismas, aunque resulte paradójico, la serpiente conserva relaciones con la existencia cotidiana de los vivos. En otros pueblos la serpiente es el animal sustentado del cosmos: éste se concibe reposando sobre una inmensa serpiente. A menudo también ha sido relacionada con la luna. El simbolismo de la serpiente tiene un número desconcertante de valencias, pero todos sus símbolos convergen hacia una misma idea: es inmortal porque se regenera. Siber, G. (artista) Escultor. Autor de la imagen de las hermanas Bodmer que se conserva en el mausoleo de esta familia en el Cementerio Central de Bogotá. Silencio (simbólico) El silencio es un preludio de apertura a la revelación. Según varias tradiciones, hubo

linealidad de este último, que exige una captación ordenada y sucesiva en el tiempo, el símbolo produce una captación instantánea y global. La simbolización se ha hecho precisa para facilitar el acceso del espíritu humano a otros valores. Simeneau Marbrier (construcción) Marmolería situada en Montmartre, París y de donde se exportaron a América varias esculturas y motivos ornamentales que se conservan en algunos cementerios. Sirena (mítico) Ser marino con cabeza y pecho de mujer, y el resto del cuerpo de pájaro o de pez, según leyendas más tardías de origen nórdico. Seducen a los marinos con su bello rostro y la melodía de sus cantos, para luego arrastrarlos a la muerte y devorarlos.

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Sofito

silencio antes de la creación y habrá silencio al final de los tiempos. Dios llega al alma y hace reinar en ella el silencio. Se representa como un joven que se lleva un dedo a la boca en ademán imperioso que ha mantenido su vigencia. El silencio es una condición previa para la reflexión y la paz del espíritu. Sillar (arquitectónico) Piedra labrada en forma de paralelolípedo rectangular. Sillería (arquitectónico) Dícese de la fábrica hecha con sillares dispuestos en hiladas, asentadas unas sobre otras. Símbolo (simbólico) Según Revilla, el símbolo “es una realidad aprehensible mediante los sentidos que pone en presencia otra realidad que excede el alcance de los mismos”. El lenguaje de los símbolos difiere substancialmente del lenguaje verbal: frente a la

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Sol y luna

Representan los peligros de la navegación y en ocasiones son símbolos de la muerte. Por influencia de Egipto, donde se representaba el alma de los muertos con cuerpo de pájaro y cabeza humana, la sirena se ha relacionado con el alma del muerto que ha errado su destino. Sofito (arquitectónico) Parte inferior de cualquier elemento arquitectónico. Sol (simbólico) Como fecundador y fuente de vida, el sol ha sugerido siempre a los hombres nociones de poder y de energía. En su presencia hay luz, calor, seguridad; en su ausencia hay tinieblas, frío e inseguridad. Por todo ello, ha sido concebido como dios, manifestación de dios, hijo de dios o enviado suyo. Su cotidiano decurso sugiere muerte y renacimiento, tránsito y certeza de un ciclo. Puede ser psicopompo.

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Soma (simbólico) Planta y jugo de ésta, que se consideró en la India bebida de la inmortalidad, hasta el punto de llegar a convertirse en una divinidad. Sombra (simbólico) Por ser lo que se opone a la luz y al mismo tiempo imagen de las cosas fugitivas, cambiantes e irreales tiene varios significados. Varios pueblos africanos consideran la sombra como la segunda naturaleza de los seres y las cosas, generalmente ligada con la muerte. En el reino de los muertos “no se alimentan más que de la sombra de las cosas, se lleva una vida de sombra”. Para los indios del norte de Canadá, anota Gheerbrant, la sombra y el alma, distinta una de la otra, se separan a la hora de la muerte. Mientras el alma se dirige al reino del lobo, hacia el Oeste, la sombra permanece en la proximidad de la tumba. Ésta mantiene las relaciones con los vivos, y a ella van destinadas las ofrendas depositadas sobre las tumbas. El alma puede volver, y al unirse de nuevo con su sombra constituir un nuevo ser, que al nacer por segunda vez a veces sueña con su vida anterior. Los griegos celebraban los sacrificios a los muertos al mediodía, “la hora sin sombra”. Según varias tradiciones,

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el hombre que vende su alma al diablo pierde su sombra, al perder su ser. Spes unica (epitafio) Parte de la frase en latín: “!O cruz, ave, spes unica!” o “!Salve cruz, nuestra única esperanza!”. Sotabanco (arquitectónico) Hilada que se pone sobre la cornisa para levantar los arranques de un arco o bóveda y dejar visible la vuelta del intradós. Piso habitable situado encima de la cornisa general de un edificio. Sotocoro (arquitectónico) Área situada debajo de un coro que se encuentra en un nivel superior. Normalmente se relaciona con el acceso de la Iglesia. También se conoce como socoro. Stupa (simbólico) Monumento indio budista construido generalmente como túmulo relicario de alguna pertenencia de Buda. Es originalmente un túmulo edificado sobre las reliquias del Buda. El stupa, es en consecuencia, el símbolo del propio Buda. Sudario (funerario) Lienzo con el que se supone fue envuelto el cuerpo de Jesús y depositado en el sepulcro, tras su descenso de la cruz.

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t

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Tabernáculo (arquitectónico, simbólico) Parte interior de los templos, usualmente la más reservada, que contenía la imagen del dios, en Egipto, o el Arca de la Alianza en Jerusalén. Nicho decorado o receptáculo que contiene el Santo Sacramento o reliquias. Tablero (arquitectónico) Altar. Superficie plana formada por tablas reunidas, para evitar que se comben. Talón (ornamento) Moldura sinuosa convexa por arriba y cóncava por debajo. Extremo doblado en hierro, como anclaje, destinado a sujetarse en pieza. Talón (simbólico) Según una tradición oriental, al morir, el alma abandona el cuerpo por el talón. No es sorprendente esta creencia si se tiene en cuenta que en efecto al golpear con fuerza el talón, el hombre cae y no requiere un vuelo imaginativo muy largo concluir que sea por allí por donde se escape la vida o por donde entre la muerte, como en el caso de Aquiles. Tambor (arquitectónico) Paramento vertical que sostiene una cúpula. Puede ser trazado circular, cuadrado, o poligonal. También se les llama así a los bloques de piedra que forman las columnas. Tanatorio (arquitectónico) Del griego Thánatos. Edificio destinado a velatorios y servicios relacionados. Tarja (ornamento) Escudo. Tarjeta (arquitectónico) Añadidura a modo de rótulo, sobrepuesta sobre una superficie arquitectónica, donde figuran generalmente las inscripciones. Durante el barroco se empleaba este recurso para enriquecer los monumentos con citas literarias, elogios, lemas o emblemas. Tau (simbólico) Decimonovena letra del alfabeto griego, que corresponde a nuestra T. Es conocida también como cruz egipcia y era símbolo de inmortalidad para éstos. Posteriormente fue adoptada como emblema de los cristianos de Alejandría. Técnica (arquitectónico) Conjunto de conocimientos y procedimientos prácticos que se utilizan para el desarrollo de una ciencia o un arte.

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Tejo (simbólico) Árbol funerario en el mundo céltico y en Irlanda. Tenate (ornamento) Motivo decorativo que representa a un personaje sosteniendo un ornamento. Teocall (arquitectónico) Pirámide escalonada en las culturas centroamericanas. Por lo general, constaba de tres terrazas a las que se ascendía mediante escalinatas muy empinadas. En algunas balaustradas aparece el ornato de cabezas cortadas. El teocall es un elemento más complejo de construcciones sagradas, donde se integran también el templo propiamente dicho, la superficie para el juego de pelota, las residencias y las escuelas de los sacerdotes. Teogonía (arquitectónico) Tradición acerca de los orígenes de los dioses, alternativamente mediante uniones sexuales, combates, descuartizamientos, etc. Término (arquitectónico) Pedestal adelgazado en su base que generalmente sostiene un busto; también pedestal coronado por la escultura de una figura de remate, termes o herma. Termitera (simbólico) Equivalente a un menhir natural. Entre los ambos y otros pueblos africanos se venera como soporte de almas de los antepasados. Terracota (arquitectónico) Arcilla cocida sin vidriar utilizada principalmente para revestimiento y decoración de muros, por ser fácilmente moldeable. Terraza (arquitectónico) Techumbre cuya pendiente es tan suave que se acerca lo más posible al plano horizontal. Teselas (ornamento) Pequeños cubos de cristal, piedra o mármol utilizados en la confección de mosaicos. Tetrástilo (arquitectónico) Se dice de un pórtico con cuatro columnas frontales. Thánatos (mítico) Dios o genio de la muerte en la mitología griega. Hermano de Hipnos, de quien no siempre se distingue claramente. Esta ambivalencia es deliberada, pues alude a la similitud entre el sueño y la muerte. Thánatos es representado alado y con una hoz en la mano.

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Tholoi (arquitectónico) Construcciones funerarias realizadas en Micenas principalmente entre 1600 y 1200 a.C. Están elaboradas en piedra y se organizan en torno a un espacio circular cubierto por una cúpula, denominado tholos, al que se accede a través de un largo corredor o dromos. Sobre el piso del tholos se organizan las tumbas. Puede contar con cámaras funerarias adyacentes a éste. Thot (mítico) Dios egipcio del tiempo, de los cómputos cronológicos. Es abogado defensor de los muertos, por lo que suele aparecer anotando el peso del corazón de éstos puesto en el platillo de una balanza, mientras en el otro platillo se ha colocado un pluma que representa a la verdad. También es dios de los libros, y por tanto protector de los escribas y del lenguaje, capacidad que les habría transmitido a los hombres. Tiempo (simbólico) Los pueblos primitivos concebían el tiempo como una realidad cíclica, sujeta al eterno retorno; de ahí la importancia de las celebraciones y ritos que reproducen el tiempo. Las nociones de aniquilamiento y decadencia del tiempo se plasmaron en la figura mítica de Cronos, y su representación es un anciano, generalmente alado y desnudo, que empuña una guadaña, un reloj de arena o una serpiente. Tijeras (simbólico) Las tijeras son un atributo de Átropo, la inflexible, una de las tres Parcas (romanas) o Moiras (griegas), encargada de cortar el hilo de los días. Por consiguiente, símbolo del fin repentino y del hecho de que la vida depende de los dioses. Se la representa como una mujer anciana, vestida de negro, empuñando unas tijeras y un ovillo de hilo, y con un libro en donde registra el destino de los mortales.

Tímpano

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Tímpano (arquitectónico) Área situada entre el dintel de una puerta y el arco que hay sobre ésta; también se llama así el espacio triangular o segmental englobado por las molduras de un frontón. Tipo, tipología (arquitectónico) Esquema que no nace como hipótesis de respuesta a una determinada exigencia práctica o de función, sino como reducción de una especie de variantes formales a una estructura común subyacente. Los tipos explican las formas arquitectónicas en relación a un simbolismo y, a veces, hasta a un ritual religioso. El simbolismo puede preexistir al nacimiento de un tipo dado, determinándolo, ligándolo a una forma arquitectónica concreta. Topo (simbólico) Simboliza todas las fuerzas de la tierra. Se le considera el iniciador a los misterios de la tierra y de la muerte. Se considera que puede conducir el alma a través de las tinieblas. Toro (arquitectónico) Moldura gruesa que sobresale, de perfil convexo, que forma la parte más baja de una base sobre un plinto u otra proyección de la superficie de un muro. Torre (arquitectónico) Se puede definir como una estructura cuya altura es muy grande en relación con su base. Aunque la torre de Babel se consideró como la primera, ésta realmente fue un zigurat escalonado. Las torres de gran altura eran desconocidas en la antigüedad, excepto las que se construían como faros. Posteriormente sirvieron par defender una ciudad o plaza. Espadaña Campanario de una sola pared, generalmente rematado en hastial, en el que están abiertos los vanos para la ubicación de las campanas. Espadaña: muro

Toro

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Torre

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Torres

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Tracería

con vanos para albergar campanas. Exenta Se dice de la que está aislada, no adosada. Tracería (ornamento) Trabajo de división decorativa de la pared superior de una ventana, pantalla o panel, e incluso arcos ciegos y bóvedas. En el primer gótico, las ventanas con más de una luz tenían la enjuta decorada con un círculo. Transepto (arquitectónico) Galería transversal de una iglesia que separa el coro de la nave principal y forma los brazos de la cruz. Trasdós (arquitectónico) La parte curva exterior de un arco o una bóveda. Traslado al exterior o al interior (funerario) Cambiar una persona de un lugar a otro; desenterrar. Traspilar (arquitectónico) Pilastra que se coloca sobre el paramento posterior a una columna. Se utiliza sobre todo en portadas, retablos u ordenamientos arquitectónicos. Triángulo (simbólico) El triángulo equilátero simboliza la divinidad, la armonía y la proporción. El triángulo masónico lleva escrita la palabra “duración” y, sobre los lados que se unen en el vértice, “tinieblas y luz”; lo que compondría el ternario cósmico. Trifolio (arquitectónico) Tracería compuesta por tres arcos formando puntillas o vértices entrantes. Triforio (arquitectónico) Abertura triple de un tramo de tribuna. Triglifo (ornamento) Adorno característico del friso dórico, formado por bloques elevados de tres bandas verticales separadas por surcos en forma de V, que se alternaban con paneles lisos o esculpidos llamados metopas.

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Transepto

Triglifos (arquitectónico) Bloques que separan las metopas de un friso dórico. Cada uno tiene dos estrías verticales o glifos en el centro y medias estrías en los bordes. Trilito (arquitectónico) Monumento prehistórico consistente en una piedra horizontal que descansa sobre dos piedras verticales. Por ejemplo, el de Stonehenge en Inglaterra. Triunfo (simbólico) Las ideas de victoria y de poder están íntimamente asociadas a todo símbolo de triunfo. Edificios escalonados, alturas, arcos, columnas, coronas, palmas, armas de parada, máscaras rituales y algunas de yelmos romanos lo simbolizan. Trompeta (simbólico) Se utiliza para determinar momentos importantes del día o anunciar acontecimientos históricos y cósmicos, como el Juicio Final o una ceremonia solemne. Los ángeles se representan a menudo tocando la trompeta. En la antigua Roma fue un instrumento esencial en las ceremonias religiosas y se usaba en los sacrificios, en los juegos públicos, en los funerales y en los desfiles triunfales. Tumba (arquitectónico, simbólico) Diversos tipos de tumbas se han ideado a lo largo de la historia. Uno de ellos fueron las mastabas, que posteriormente darían paso a las mayores tumbas construidas: las pirámides de Egipto. En la Edad Media, debido a los innumerables saqueos, se abandonó este sistema de construcción, procedíendose a enterrar a los muertos en tumbas ocultas en rocas o pasadizos excavados. Finalmente se construyeron capillas funerarias de piedra con cámaras subterráneas, como los hipogeos. Los primeros enterramientos de los griegos eran pozos o tholoi. En

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Trifolio

Triglifo

otras regiones el sistema evolucionó desde montículos de tierra a tumbas en forma de mesas decoradas con estelas, vasijas y relieves de animales. La cultura funeraria romana hizo uso de modelos importados de Grecia y de Oriente, como las avenidas sepulcrales (Pompeya) y columbarios para exponer las urnas. Las catacumbas son ejemplo de los primeros cementerios católicos. En el Renacimiento la tumba recuperó nuevamente su calidad arquitectónica. Simbólicamente la tumba es el cuerpo material. En altar Término utilizado después de la Edad Media para una tumba con apariencia de altar y estructura muy sólida, pero que no se utiliza como tal. Túmulo (arquitectónico) Pira, catafalco. Se dice en general del montón de arena o de piedras en forma de cono, de un montículo elevado. Desde la más remota antigüedad se elevaron túmulos como monumentos fúnebres conmemorativos. En la Edad de bronce y de hierro solían estar rodeados de un basamento de piedras y encerrar una o más cámaras subterráneas. Existen todavía algunos túmulos célticos y galos. También se denomina con este nombre las edificaciones de carácter efímero que se levantan como costumbre del ceremonial fúnebre. Su construcción se inicia en América a partir del fallecimiento de Carlos V, en 1558. Los primeros túmulos se erigieron en su honor en las capitales virreinales de Lima y México. Lima celebró las exequias del emperador el 12 de noviembre de 1559, y México lo hizo el 30 de

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Trompeta

Túmulo

Túmulo

noviembre del mismo año. Se hacían con madera pintada con aceite, imitando mármoles, jaspes o canteras; las estatuas copiaban también mármoles o bronces, e iban en ocasiones policromadas, estofadas o vestidas. Se cubrían con elegantes telas y alfombras, y se adornaban con candelabros, incensarios y materas, así como con muchas velas. Cuando tenían una buena factura, podían ser reutilizadas en otra ocasión. Se tiene noticia de otros túmulos realizados en Lima en honor de Margarita de Austria (1613) y Felipe III (1621). Turba (arquitectónico) Término árabe comúnmente utilizado para designar los mausoleos civiles islámicos. En principio los mausoleos no tuvieron gran aceptación en el mundo islámico por razones teológicas. Se conserva el de Samarra, en Irak de finales del siglo IX. En la Edad Media los tipos básicos eran la cámara cuadrada abovedada y la tumba torre. El tipo más común tiene una sola entrada, aunque también existen con cuatro entradas axiales. La cámara cuadrada abocelada suele tener una zona octogonal de transición que corresponde a un tambor exterior entre la cúpula y la base cuadrada. Otra variedad es la de portada saliente en forma de arco encuadrado por un marco rectangular y una zona de doble transición con bóveda rectangular y una zona de doble transición con bóvedas de mocárabes, deambulatorios y cúpulas subsidiarias o minaretes en las esquinas.

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Última cena de Jesús (simbólico) Reunión de despedida de Jesús con sus discípulos, antes de ser entregado a su pasión. La importancia de la ocasión explica que los pintores de las catacumbas ya reprodujeran esta composición. Ultratumba, seres de (simbólico) La incertidumbre sobre el destino humano después de la muerte, que algunas religiones han despejado sólo muy genéricamente y casi siempre de modo insatisfactorio, ha dado pie a las fabulaciones de seres que como Drácula, fantasmas o vampiros, tras dejar este mundo, regresan al mundo de los vivos en formas poco atractivas. Umbral (simbólico) Símbolo de transición, de trascendencia. En el simbolismo arquitectónico, el umbral recibe siempre tratamiento especial, por la multiplicación y el enriquecimiento de sus estructuras, portadas, escalinatas, pórticos, arcos de triunfo, protecciones almenadas, etc. Unción (simbólico) Rito por el cual quedaba consagrado a un Dios un individuo, o eventualmente un lugar u objeto. La unción con fines funerarios tenía por objeto preparar el cadáver antes de que fuera sepulturado.

Ungüento (funerario) Todo aquello que sirve para ungir o untar. Compuesto simple oloroso que usaban los antiguos para embalsamar cadáveres. Urano (mítico) Personificación del cielo en la cosmogonía griega. De su unión con la tierra, Gea, nacieron diversos seres, el último de los cuales fue Cronos. La relación entre Urano y Gea, de gran tensión es vista como una representación del principio de todas las cosas. La pareja cielo - tierra es primordial en muchas culturas. Urna (funerario) Recipiente destinado a contener las cenizas del difunto. Por extensión, a la caja funeraria donde se venera el cuerpo de un santo o personaje. Éste puede ser substituido por una representación escultórica, como las de Cristo que se exponen en urnas de cristal. Su uso comporta un sentido de veneración y de conservación respetuosa. Simbólicamente la urna corresponde al mundo de objetos femeninos. En el Renacimiento y la antigüedad era atributo del dios que habitaba en el río. La urna de oro o plata, asociada a un lirio blanco, es el emblema favorito de la Virgen en la iconografía religiosa. Igualmente una urna funeraria transportada por una mujer que va en un barco o que baja de él es atributo de la viuda Artemisa. Uva (simbólico) En el arte cristiano, símbolo del vino eucarístico y, por tanto, de la sangre de Cristo, especialmente cuando aparece junto a espigas de trigo.

Urna

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v Valquirias (simbólico) Mensajeras de los dioses. Guías en los combates, conducen a los héroes a la muerte y una vez introducidos en el paraíso los surten de cerveza e hidromiel. Representan la aventura del amor concebido como una lucha, con sus altibajos de éxtasis y decepción, de vida y muerte. Vampiro (simbólico) Muerto que sale de la tumba sediento de la sangre de los vivos. Es una creencia extendida en Rusia, Polonia, Europa central, Grecia (brykolakas) y Arabia (ghorls). Entre los eslavos, una cuña de abedul traspasa los cadáveres de los muertos que se han vuelto vampiros. Una vez alguien ha sido mordido por un vampiro y contaminado, se volverá también vampiro. Vegetación (simbólico) En general la vegetación está asociada a la fecundidad, sobre todo cuando es abundante. Su ciclo está vinculado con nociones de muerte y resurrección, y a la vez con la transitoriedad de las cosas. Vela encendida (simbólico) Como la lámpara, luz individualizada; en consecuencia, símbolo de una vida particular, en contraposición a la vida cósmica y universal. Velatorio (funerario) Tanatorio. Velo (simbólico) El velo significa la ocultación de ciertos aspectos de la verdad o de la deidad. Guénon recuerda el doble significado de la palabra “revelar”, que puede querer decir “correr el velo”. En la medida en que la ocultación inspira sentimiento de veneración, respeto o simple lejanía, el velo simboliza un carácter sagrado. Se dice que en el

instante de la muerte de Cristo, el velo se desgarró de arriba abajo en una clara manifestación de cosas escondidas. Velorio (funerario) Velatorio especialmente concebido para velar un niño difunto. Rendir un último adiós a una persona recién fallecida. Vendas (simbólico) Las vendas, bandas o pañales diseñan, en el sistema jeroglífico egipcio, un símbolo de doble sentido, que se refiere tanto al primer envoltorio del recién nacido como al último con que el muerto es depositado en su tumba. Los ritos egipcios de la momificación incluían una operación que consistía en fajar el cadáver con vendas de lino blanco convenientemente apretadas. Las fajas dispuestas de esta manera tenían una doble significación, según Gheerbrant: por una parte recuerdan “el hilo del fluido vital que envuelve el cosmos, y luego el vestido de luz, la resurrección después de la hipnosis de la muerte, que es un período de incubación y de germinación”. Venera (ornamento) Adorno arquitectónico que reproduce la concha de ciertos peregrinos, compuesta de dos valvas, una convexa y la otra plana. Suele constituir la parte superior de la hornacina. Verde (simbólico) Color de la primavera que simboliza volver a nacer, y por tanto la inmortalidad. Verja (arquitectónico) Elemento que sirve de puerta, ventana o cerca, colocado para seguridad, adorno o separación. Reja. Viaje del alma (simbólico) En el antiguo Egipto se representaba como el difunto en una embarcación, identificándose con Osiris. Se trata de un recorrido de ultratumba al más allá. Según la doctrina hindú, el individuo, en su proceso de liberación de las cadenas

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de la vida, sigue una trayectoria inversa a la que siguió en el proceso de su entrada en la manifestación. Viaje nocturno por el mar (simbólico) Esta expresión, que se halla con frecuencia en obras sobre simbología, procede de la antigua noción de que el sol, durante la noche, atravesaba los abismos inferiores experimentando una muerte, a veces concebida como real, seguida de una revivificación. Víbora (simbólico) En el antiguo Egipto, para simbolizar las transformaciones que conducirán a los difuntos de las formas de la vida terrenal a las formas de la vida renaciente en otro mundo, los muertos se representaban como absorbidos por las fauces de una víbora. Eran luego enrollados en su vientre y salían con forma de escarabajo. En este caso, la víbora es el crisol de las transmutaciones. Victoria (simbólico) Se le representa con la corona y la palma. Cuando se le representa alada se alude a su valor espiritual. Vid (simbólico) Así como la uva tiene un doble significado de sacrifico y fecundidad, el vino con frecuencia simboliza la juventud y la vida eterna. El ideograma superior de la vida fue en los orígenes una hoja de parra. Según Mircea Eliade, a la Diosa Madre se le dio primitivamente el nombre de Diosa Cepa de Vid, que sugiere la fuente inagotable de creación natural. Vidriera (arquitectónico) En el Medioevo se encuentra en estrecha dependencia del símbolo de la luz. Según

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Víctor Nieto Alcaide, en el gótico la metáfora de Dios recobró una dimensión arquitectónica con el manejo de vidrieras, filtro conversor de la luz natural exterior en un sistema de iluminación diferenciado que evocaba una realidad inmaterial y trascendente. Viga (arquitectónico) Parte estructural rígida cuya función principal es sostener y transferir las cargas transversales de un tramo a los soportes, como una vigueta, par o correa. Violeta (simbólico) Color mezcla de rojo y azul que tradicionalmente simboliza la espiritualidad unida a la sangre del sacrificio. En el campo litúrgico simboliza la penitencia. Vitral (arquitectónico) Vidriera de colores. Vitrol Iniciales de la fórmula utilizada por los alquimistas y que condensa su doctrina: Visita interiores terrea rectificando invenies operae lapidem o “Desciende a las entrañas de la tierra y destilando encontrarás la piedra de la obra”. Voluta (ornamento) Adorno en forma de espiral o caracol, en los capiteles jónico y corintio. Trabajo ornamental de cualquier tipo donde los elementos son volutas o caracteres parecidos a ellas. Vuelo (simbólico) El vuelo significa ascensión, superación, escapada a un orden superior, aproximación dinámica y vertical, pero con la particularidad de que no se produce por medios humanos, sino místicos o mágicos. Los mitos de la Ascensión son ejemplos de vuelo.

Voluta

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Voluta

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Vuelo


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w Wanka (simbólico) Monolito de piedra. Esta palabra en quechua significa “piedra de poder” y tiene un carácter ceremonial. La wanka encierra tres elementos de la cosmología Chavín: el águila, la serpiente y el jaguar. Muchos consideran que estos tres animales se relacionan con los tres elementos: aire, agua y fuego. Wodan o Wotan (mítico) Para los antiguos pueblos germanos fue el caudillo del ejército de los muertos, una especie de Odín. Posteriormente evolucionó como el Señor de los Cielos, aunque también asumió rasgos del dios de la guerra. En el período vikingo este dios adquirió connotaciones chamánicas y podía viajar al reino de los muertos para interrogar por los secretos de los hombres. En su representación antropomórfica aparecía con un capuchón o un sombrero de alas anchas. Era tuerto, pues perdió el ojo en su afán de lograr el conocimiento.

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Xibalbá (mítico) Para los mayas, estos seres de ultratumba eran mitad hombre y mitad animales, aunque también los había enteramente monstruosos y convivían con los enanos y jorobados. Ellos significaban la enfermedad, el debilitamiento y la muerte. Por eso sus cuerpos tenían manchas negras que indicaban la putrefacción de la carne. Según esta cultura, en las noches el inframundo rotaba por encima de la tierra. Xochipilli (mítico) Dios del antiguo México, afín a Huitzilopochtli, que simboliza el espíritu abandonando el cuerpo. Por esta razón Xochipilli se representa en forma de hombre desollado y de color rojo. Está relacionado con las flores, los pájaros y las mariposas, ya que éstos son la manifestación del alma de los muertos. Xólotl (mítico) En la cultura mexicana antigua, el perro acompañó al sol durante su viaje subterráneo (la noche). Lo que explica que los difuntos se enterraran con un perro, para que hiciera de guía en la travesía al mas allá.

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Yacente (simbólico) Se dice de las esculturas sepulcrales donde el difunto se representa tendido sobre el monumento. En el Renacimiento, algunas de estas esculturas yacían desnudas sobre el mármol, en alusión a la desnudez de la muerte. Existen también imágenes de Cristo yacente que indican su naturaleza humana. Yama (simbólico) Primer hombre en la religión védica. Fue un dios andrógino que luego se desdobló en Yama y Yami, quienes dieron origen a la humanidad. Obviamente, fue Yama el primero en morir, de ahí su condición de juez y rey de los difuntos, pero es a la vez la muerte misma. Yelmo (arquitectónico) Cubierta de pabellón con las esquinas achaflanadas en la base por cuatro hastiales. Yesería (ornamento) Obras realizadas con yeso. Este es una masa blanca que molida y por acción del fuego se endurece rápidamente cuando se amasa con el agua. Se emplea en la ornamentación y la escultura.

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Zafiro (simbólico) Piedra preciosa cuyo color azul simboliza la virtud de la esperanza. Zaguán (arquitectónico) En una casa, pieza de cubierta inmediata a la puerta de entrada que da a la calle. Zapato (funerario) En las tradiciones occidentales el zapato adquiere cierta significación funeraria, como lo anota Gheerbrant: “Un moribundo está a punto de partir. El zapato a su lado indica que ya no está en estado de andar: revela la muerte”. Zigurat (arquitectónico) Torre escalonada asiria o babilónica erigida con fines religiosos. Nabuconodosor II construyó el Zigurat de Babilonia hacia el 600 a.C. El Zigurat, especie de montaña artificial donde se manifestaba la divinidad, suplía las alturas naturales de las que carecía Mesopotamia. Se creía que desde la parte superior haría su descenso la divinidad expresando su victoria sobre el

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caos, y posteriormente ascendería por esta especie de “escalera celestial”. Posiblemente estas edificaciones fueron empleadas después como observatorios. Zócalo (arquitectónico) Proyección plana desde un muro interior o un tabique en el suelo que cubre la unión entre el piso y el muro. Protege a este ultimo. Puede ser plano moldeado. De base Bloque en la base del arquitrabe de una puerta, chimenea, etc. Zombie (simbólico) Para la religión vudú, es el hombre resucitado que sólo alcanza a ser un

autómata, carente de voluntad. Los narradores de ciencia ficción lo consideran un cadáver viviente. Zorro (simbólico) Símbolo de la astucia, pero generalmente de una astucia dañina. El zorro tiene en la China y el Japón el poder de transformarse en toda clase de seres y cosas, especialmente en mujer. En las tradiciones célticas el zorro es considerado como el vehículo del alma. Zoóforo (arquitectónico) Friso con relieves de animales, como el de Teseión de Atenas.

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Yacente

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El presente catálogo se imprimió en Panaméricana Formas e Impresos S.A, durante el mes de junio de 2004 y se realizó un tiraje de 1000 ejemplares. Su edición estuvo al cuidado de Luis Carlos Colón, Alberto Escovar, Margarita García, María Bárbara Gómez y Fabiola Uribe.

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