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Teresa Gómez, piano (Colombia)

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  • Autor
  • Año de publicación 13/04/1983
  • Idioma Español
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Teresa - Piano (Colombia) Gómez, "Teresa Gómez, piano (Colombia)", Sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango (Bogotá):-, 1983. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2874094/), el día 2025-05-08.

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Podcast: "Rock al Parque: la música"

Por: | Fecha: 09/12/1848

'.l5ogota ~áúabo 9 be bícíemúre be -t 848 . .Este periódico sale todos los sábados; se ven. de en la tienda del Seña?' Jitan Ganía, plaza de Boh-va,r. 'Etínte~tte :3. Jfliunrro 28. Se admiten remitidos que tengan porobjeto la utilidad Diciembre. pública en cualquier 'ramo, con tal de que no ~ontengan personalidades y estén esc1·itos con. decenc?'a, deben dirijirse á los Editores libres ele porte. 9 Sab. Sta. Lcocculia vi1jen. 10 Do'm,. 2 .0 de adviento. Nt·ra. Sra. del Lore10. Los avisos y otros esaitcs de interes personal, se insertarán pagando la cuota en que el inte1'esado con­venga con el imp1'esor, que en todo caso será moderarla. Luna llella rt ¿as 7 y t:l minutos de la 'l7utñal¿a en Cáncel·. 11 Lún. San lJll1naso 7Japn y confeso,.. ]:2 lV1a1·t. Sta. O¿alla virgo 1M. y Sta, Eulalia. 13 llfié1·c. Sta. Lucia vi1"Jcn. SUSCRICION. 14 l ue Ll. San Nuacio ob . . y ('.ps . mreS. Por u,n año tti.nte reales por trimestre cinco 'reales. 15 Viét. Sts. A7utonio, Teo'Loro ' y cps. 1w-es. Cada número met.·· LO real. INSTRUCCION PÚBLICA. ~n nuestro penúltimo número dimos razon de los certámenes de las escuelas de la Universiuad y del Seminario, despues se han presentado los de los Colejios militar, de la Merced, y del Espíritu Santo, de que han hablado ya otros periódicos; pero que no querem.os pasar en silencio, porque nunca hemos perdido ocas ion de cooperar aunque sea en un ápice al progreso de la educacion publica. COLEJlO MJLIl'AR-El exámen público de los alumnos de este colejio, que tuvo lugar el dia 27 del pasado noviembre, se versó sobre aritmética, áljebra, jeometria, trigonometría plana y esférica y algunos otros ramos. Los alumnos mostraron ta,lentos despejados, conocimientos estensos bien dijerídos y mucha facilidad y destreza en el uso de las fórmulas, y ejercicio de los procedimientos alje­bráicos; los dibujos de planos ejecutados en el Colejio que se presentaron nos parecieron escelentes. Quedamos satisfechos y mui c(lmplacidos del apro­vechamiento de todos estos jóvenes. No dudamos de que continuando el Colejio de la misma manera, -te-ndremo! dentro de poco verdaderos y positivos ínjenieros. COLEJIO DE NIÑAS DE LA MERCED--A mas del e&~n anual, a habiñ-() en el corriente año exámenes de cali1icacion, lo que es sin du.da alta. mente útil; porque con esto tendrán las niñas un tuerte estímulo mas para el estudio. Los exámenes y eertámen se versaron sobre relijion, aritmética, gramática castellana, lengua francesa, moral cris­ttana, jeograf'ía, urbanidad, nociones jenerales de fisica, doctrina cristiana, historia sagrada, é historia antigua de la Nueva Granada. Se exhibieron tambien los trabajos de costura, dibujo, escritura y música. Las actos fueron lucidos, y las niñas mostraron bas­tante aprovecbamiento,no obstante el crecido número de materias de enseñanza que abraza el pro~rama. Sobresalieron particularmente en gramática y jeo­grafía. Los dibujos, bordados y demás obras de manos que se exhibieron formaban una bella colec­- cion, en que se distinguian algunas obras de baso tante mérito. El público y los examinadores han guedado mui complacidos del aprovechamiento de las niñas. Se enseña en el colejio tam bien la econo­mía. doméstica, sin embargo no vimos que se exami'nase á las alumnas en este importante ramo: ¿ acaso se creería que no era tan lucido para un certámen como los demás que hemos apuntado? N os otros no lo juzgamos así. Por el contrario, nos p.arece que interesada tanto una niña esponiendo la teoría' del gobierno de una casa, como esponiendo los principios del cálculo, ó los movimientos de la ti er-ra ¡ Han obtenido los tres premios decretados las señoritas Vicenta Durán, Susana Lleras y Marce· Una Reyes. eoLEJ10 DEL ESPÍRITU SANTo-La Crónica ha publicado el' estenso programa de los actos literarios ({ue-Ios alumnos de este colejio han presentado, y por tanto es innecesaflo hacer aquí una relacion de ellos. No pudimos presenciar todos los exámenes, pero sí lo suficiente para juzgar. Podemos asegurar que los exámenes han sido lucidos, y los cursantes han mostrado notable aprovechamiento. Se han distinguido en nuestro concepto, las clases de gra­mática. de inglp.s, de francés, de ciencias intelec­tuales, de áljebra y de dibujo. La representacion de una comedia en francés y otra en inglps ha sido unánimemente aplaudida. Esta idea es escelente. para habituar los niños al acento propio de los idiomas estranjeros, y á hablar en público con desembarazo y con el tono adecuado. Hubo tambíen una representacion en español mui aplaudida. El Colejio ha recibido en 10 material una mejora capital con el gran salon de estudio, que se ha estre­nado con los exámenps, y demás piezas adyacenteR, que dan al local la capacidad de que carecia, y lo hacen mui adecuado á su objeto. En el año en-uante es de suponerse que la enseñanza tomará mayor ensanche;y será mayor el número de alumnos. liD. CABILDO ABIERTO. El dia 3 ha celebrado el cabildo abierto de esta ciudad la sesion ordinaria de diciembre. La reu­nion fué mui digna de verse. A las nueve y media de la mañana ocupaba el gran salon del cabiluo una numerosa y lucida concurrencia. Los pro­gresistas madrugaron y ocuparon d lado derecho, por donde debia empezar l? votacionj era esta la posicion ventajosa, y este paso estratéjico merece recomendacion. Los rostros de la derecha revo­ ·zaban en gozo y satisfacciouj pero el buen humor político es en este país como el buen tiempo, dura poco, tras de una aurora risueña y brillante viene de ordinario un dia zañuclo y tempestuoso. La izquierda, que aparecIó algun t.anto descamada al abrirse la. sesion, se enrobusteció en pocos minutos; y ya fuese el aspecto algun tanto sél'io y grave de los semblantes de este lado, ó ya qu e estos señores conservadores que se lanl3aban de la plaza á la altura del salon á buen andar, causaran en los rostros progresistas el efecto que las nieblas que se alzan de nuestros vatles producen en las risueñas crestas de la cordillera; lo cierto es que una lijera gaza de disgusto ó de tristeza se estendió sobre aqtlellas frentes placenteras, y heló sobre los lábios, las risas y los chistes. El objetrle la guerra? Porque la cuestion es de nombre: porque lo que llaman fanatismo no es tal; es la relijion; y así se les oirá llamar faná­ticos á los homhres mas moderados y pacíficos, á .. : los ménos exaltados, solo porque oyen misa, y se confiesan, es decir, porque cumplen con los deberes · de la relijion. Se ha oído y se oye apt>llidar filósofos á los hombres mas ignorantes y záfios, con tal que se burlen de la relijion, que' nieguen la exi tencia de Dios y la inmortalidad del alma; pero tan léjos está de aquellos el fanati~mo, como de estos la filosofía. Mui poco tiempo hace que la tolerancia relijiosa se ha autorizado por una disposicion lejislativa y con todo, la misma tolerancia que hai ahora habia habido ántp.s; es decir, que los que se llamaban fanáticos intolerantes eran tolerantes de hecho; y tan tolerantes han sido, que teniendo todas las masas populares a ~u favor, nunca se ha perseguido ni molestado á nadie por causa de sus creencias, ó por causa de su incredulidad. No solo han sido tolerantes sino mas que tolt:'rantes, porque han tole­rado lo que no se tolera ni en. los Estados Unidos, -que es el país mas libre y tolerante; porque se han tolerado los repetidos ataques que continuamente Be han estado 'chos:ts. • • •• somos perfectamente tolerantes, t"n este punto, y si no, que I)OS citen un hecho en contrario. Pero los que n(') piensan como nosotros no quieren que tengamos coleJios como nosotros los queremos; porque no quieren que nues1ros hijos se eduquen como nosotros lo queremos, ellos quieren que nues­tros hijos se eJuquen como los suyos; es decir: quieren sujetar nuestra razon á la suya y esclavizar nuestra voluntad: quieren por la fuerza arrebatarnos la....propip.dad mas estimable., la mas car-a de todas; la que se finca en el derecho Slu.e por la naturaleza, la razoo y la justicia tiene cada padre de familia para formar la índole y el carácter de sus hijos; punto el mas grave y d~li(~ado para un padre, porque decide para siempre de la suerte futura de esas prendas que le son tan queridas. ¿ Y coartar esta libertad, no será la mayor y mas bárbara de todas las tiranías 1. •.. El emperador Juliano prohibió la enseñanza para la juventud cristiana con el fin de destruir la relijion con la ignorancia. La dderencia que hai entre la política de este dés­pota y la de nuestros libcmles prog'/'esistas solo con­siste en que aquel era franco; todos sabian á qué atenerse; miéntras que la de estos es toda hipocresía y engaiio. " j Aa .... ! pero es que esos maestros jesuitas son peligrosos á la libertad, son amigos del absolutismo." Así nos dice por aquí un liberal filósofo; pero mas allá dice un realista filósofo, á los realistas" Es que esos jesuitas son peligrosos á la monarquía; ellos han sosteniJo el tiranicidio" ••.• N o son amigos de los tiranos: luego son enemigos de la tiranía. No deben, pues, temers'e en ningun país cuyos hijos /UJ.yan nacidopa,m la libertad .... " Aaa ... nooo ... ; pero es, que son españoles y 'p'ú,ede s.e'/' que estén trabajando en la Nueva Granada para someterla al Gobif!rno españoL ... " Pero estos Jesuitas no pueden ser ajentes de un Gobierno que los ha arrojado tumultuosamente del país por instigaciones de los que allá trabajan como vosotros aquí .•• _. "Es que, trabajan para Don Carlos .•••• " Pero Don Cárlos, es para los carlistas hoi poco ménos que el Rei Arturu para los buenos ingleses, ó lo que Don Antonio Nariño para cuatro viejos P ateadores que están crevendo vive no sé donde .... " Pero si esos Jesuitas' desprenden á los hijos dp. sus padres haciéndoselos aborrecer .... " Pero si ,'osotros no teneis cuentas con eso, porque núsotros no os obli­gamos, ni os ' amolamos, ni os comprometemos á que pongais vuestros hijos en sus manos_ Podeis mandarlos, como los mandais, á los colejios y á las personas que os acomodan, porque teneis el mismo empeño que nosotros, y empeño bien na­tural en educar vuestros hijos segun vuestros prin­cipios. Ahí teneis colejios de vuestro agrado, y cada dia tendreis mas y nosotros nada os decimos: sí, tendreis mas y tendreis el gusto de salir a aplaudir sus resultados llenos de satisfaccion, porque nuestro partido os los deja en paz y os los dejaria aun dado caso que creyese esos establecimientos, tan perjudiciales, como vosotros suponeis los de los Jesuitas. Mas, nosotros conocemos á los Jesuitas de cerca, y vosotros no los conoceis ni de cerca 3 ,ni de léjos; porque no quereis ni aun conocerlos, porque temeis juzgados de otro modo diferente del qu'.e usais: nusotros que los conocemós de cerca y que juzgamos por esperiencia, porque tenemos á nuestros hijos en sus eolejios y vemos que suce?e todo lo contrario de lo que vosotros llO' decls, .nos reimos de vuestros cuidados y aprensiones .... ¿Tendríamos nosotros intei'es en · corromper á nuestros hijos? ¿tendreis V(lsotros mas interes por ellos que nosotros, que somos sus padres? ••.• ¿ Que mas nos dicen los que quieren constituirse en tutores nuestros .... ? "Que los Jesuitas son peli­grosos: i la relijion católica y á la mo·ral...: j Oh !! .. ,. j esto es 10 mejor! j Ah! Los que sostIenen que el catolicismo debe ceder el lugar á la reforma de Lutero; los que proclaman el sistema materialista y las doctrinas condenadas por la Iglezia, abogaudo por la re.Jijion católica .... Los sensualistas defen­diendo las costuGlbres _a.usteras, y los usureros sen­tados sobre los cofres que han llenado con la sangre de los infelices necesitados abogando por la causa de la caridad y del desinteres.... . . Si les decimos que nosotros somos muchos y ellos pocos, replican: " N 080tros somos pocos, p~ro somos la mayoría ilustrada!" ¿ Y quién es el Juez que decida ese punto? l quién será el que tenga derecho para decir que la ilustracion se funda en opin~r como vosotros y no como nosotros? .... i,.8erels yosotros mismos los que esto decidis? t Y por qué no lo hemos de ser nosotros con el mismo derecho? i teneis vosotros mejores- derechos en la Constitu­cion que nosotros? ••• N o, no los teneis; pero la mayoría nacional si los tiene y nosotros la formamos. Con semejante lójica, como la que acabamos de ver de pat'te de nuestros ad versaríos, es que se sostienen los principios que el10s sostienen; . .pero esa lójica no es muí ilustrada, pero ni aun raCIOnal. Esta es tambien la tolerancia de los que tanto la reclamaban para sÍ,cuando no se creían mui seguros, pero que despues de hallarse en pose:,ion de ella no la quieren impartir á los demás. "Pero qué tolerancia, nos dicen, es la que s~ nos exije ¿ hab1'á tolerancia en pe7·ece?·~".... MUí bien. ¿ Pero cómo nos prueban ese riesgo? ••• Con mentiras, con suposiciones, con falsificaciones de testos, con sofismas, con argumentos mil veces contestados, con principios contradictorios, que en últinla analisis quedan reducidos á cero por de~­truirse mútuamente. 1.0 demuestran con el testI­monio de autoridades apasiúnadas, como lo es el de los mismos verdugos de los Jesuitas, · enemig~s implacables de la relijion, como Carballo. que,oecJa en Portugal: que el Instituto era bueno y los Je­suitas malos, y con La Chalotais que decia en Francia, casi al mismo tiempo: que el Instituto era malo y los Jt'suitas buenos. Lo demuestran atribuyéndoles 'Una moral relajada,y otros una moral ríjida y ultramontana: unos acusándolos de into­lerantes y otros de tolerantes, como en 10 de las misiones de la China. Lo demuestran. haciéndololl peligrosos á la autoridad pontificia,al mismo tiempo que lo denuestan presel)tándolos como su. mas firme apoyo; en fin,lo demuestran, en las repúblicas, presentándolos como amigos del despotismo, y en las monarql1 'a como amigos de las ideas liberales ... Así es que nos demuestran que los Jesuitas son peligrosos; y que de consiguiente no puede tole­rál'seles. • .• ¿Pero podrá tolerarse semejaIlte modo de discurrir? j Ah! no.... N o es así que nosotros discurrimos, cuando en nuestras anteriores refle­xiones les hemos probado que ellos, y no los Jesuitas, son los hombres peligrosos á la sociedad; los que en efecto la harán perecer. Y si es CIerto que no se debe tolerar al que nos puede hacer perecer; y si es cierto que nosotros hemos probado, con mejores razones, que los que quiertn destruir el catolicismo, son los que nos han de hacer perecer, cierto será, que estos son los que no mer~cen que se les tolere; porque "no hai tolerancia en ]JCrece:r, " segun ha dicho el Sr. Arboleda. Este principio es suyo. ¿Y por qué no nos habia de poder servir á nosotros tambíell en sentido contrario, teniendo contrarias convicciones á las suyas? No o"!:>stante, no .. otros procedemos de otro modo Compárense nuestros escritos con los+del partido contrario, y juz~ue cualquiera, de parte de quien está la razon, la filosofía, la ilustracion, la ver­dadera tolerancia que no consiste en palabras sino en obras. Cuando se nos ataca contestamos con razones, mas no con desverguenzas ni con calumnias for­jadas á vista de todos. El Aviso, que es el órgano del partido que se llama liberal, y entre c.uyos edi­tores y colaborado.res se encuentra 10 mejor y mas notable del tal partido, no ha tenido el menor inconveniente en contar al público, que el Padre Jesuita y los dos coadjutores que en dias pasados marcharon de la República para el Norte América, habían llevado 24 cargas de intereses estraidos de la casa que ántes tenian. Todo el mundo los ha visto salir á esos relijiosos: ha visto su misel'able equipaje: todol'; saben que es imposible llevar hasta Honda ni sacar de Bogotá en secreto semejantes cargas; no habia cosa mas fácil de averiguar; todos se han reido de semejante especiE', admirados del cinismo c.1e los liberales filósofos desapasionados del Aviso; pero con todo, estos Jo han asegurado así, con el ánimo, sin duda, de que la e¡;pecie haga Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. efecto en otras partes y se pueda recojer un hecho mas que deponga contra los Jesuitas, como todos los demás que á este tenor se han recojido, y forman el catálogo de sus crímenes. El domingo pasado se ha tenido el cabildo abierto para las elecciones de vocales y jueces parroquiales. Todos h ¡¡n notado la gran diferencia que hubo en el comportamiento de los dos partidos. Los lla­mados liberales han dado g01pe por su audacia, sus amenazas, sus furores. Los que se presentaron como sus jefes se espresaron en términos violentos y atrevidos. Sus fisonomías eran de verdaderos fanáticos; de jente la mas intolerante. ' Despues de todo esto dígasenos si cuadrarán bien á tales jentes los dictados de liberales y foósofos tolerantes, ó si mas bien no son los verdaderos fa­náticos retrógrados,. dign09 del tiempo de Pedro el Hermitaño mas bien que del siglo XIX. ••• AL SR. DR. RWARDO V ANEGAS. (Conclusicm) . Comprende mui bien el Dr. Vanegas que un Jesuita cometa tamañas faltas,. como la de exitar al pueblo, para que no se. deje' seducir de ~matro hom­b¡; es ilnmorales, impíos, irrrelijiosos o/c; pero dice que es dificil de concebir que un escritor que se precia de cristiano no solo quiera escusarlas sino hacerlas arpa­reC81': como 'Tl'WrecedMas de elojio. De-biera serie mw fácil concebir esto, al Dr. Vanegas, si no se <;l\vidara de que esos que tal hacen, sonjente inocente y sencilla, y mas si atendiera á lo que sobre está dijimos cuandu analizamos el sumario y probamos que esas espresiones no tiE-nen nada de alarmantes, inIl'!orales, ni atentan contra la buena reputacion de nadie. Seguramente tenemos nosotros ideas mui· equivo­cadas de lo que es una espresi~n alarmante, pues nunca hemos creido que aconsejar al pueblo que no se deje seducir por ciertas jentes, pueda alarrT!ar á nadie, sino á los .que tengan interés de seducirlo, y como no es esta clase de alarma la de que hablan ,las leyes, no vemos donde está el delito . Tampoco hemos creido nunca que consejos ' como aquel, sean contrarios á las buenas costumbres, á ménos q u,e las costumbres que tienen los hombres irrelijjosos con las cuales pueden seducir al pueblo sean buenas. No es tampoco difamatorio el consejo en cuestion purque no se dirijia á personas señaladas, aunque esas personas hubieran hecho conocer sus nombres á la autoridad, porque aun siendo así no era preciso que el predicador lo supiera. ¿ La autoridad le habia pasadQ la lista de las personas? Si no le habia dado la notici-a, no debia tenerla. Jj)iee el Dr. Vanegas: "Con que esas espresiones insultantes del Jesuita FelJ'nández nada tunen de alarmante, no son contrarias tí la . mm'al y b'/!;enas cosllumbres ni atentan contra la segu'J'idad, reputacion 'Y buen nombre de nadie? Si esq, e~ lf-!' moral J esuítica no es por fortu'!la la moral cnst~ana. Esta nos enseña el respéto y tolerancia ,de las opiniones ajenas, perro J{J¡'/'fUkS ordena la difamacion del que se separa de, las nuestras. De las palabras anteriores que escribió el Dr. Vanegas, se deduce claramente que, la impiedad, la irrelijion, la inmo.ralidad y la corrupcion son meras opiniones,.y por tanto ningun predicador debe exitar al pueblo para que no se d€je seducir por 'los que prufesan tales opiniones; porque la moral cristiana n08 enseña el respeto y tolerancia á las o{Jlniones aje,nas~ Gomo, segun el Dr. Vanegas, inmoralidad, ilmpiedad ~c. nG son mas que opiniones, es claro 'lue la relijion ordena el respeto y tolerancia de ellas. Pero si segun el Dr. Vanegas la impiedad, inm()ralidad o/c. no son mas que opiniones; la que contraría tales opiniones no pasará tampoco de una opinion; y como la relijion cristiana ordena el res­peto á las oplniones ajenas, claro es que el Dr. Vanegas debia respetarlas, para ser consecuente; y por 10 mismo no debia hablar de ellas en un lenguaje que por cierto no se parece al que ántes usaba; aunque tal lenguaje sea el del Siglo. Lo repito, dice el Dr. Vanegas, si esa es la moral Jesuítua, no es esa la moral cristiana, y no son esos los principios que. yo profeso. Seguramente que no son esos principios J esuíticos los principios de ese nuevo cristianismo del Siglo, de ese cristianismo que apenas alcanza á ir de acuerdo con el Decálogo; que llama á la impiedad, la inmoralidad, la i'J'relijion 'Y la corrupcion, opiniones; y que cree que tales opiniones son dignas de respeto; no es ese el cris­tianismo á que nosotros nos preciamos de pertenecer, nosotros queremos ser cristianos segun el Evanjelio, que no separa jamás el Decálogo del cristianismo, que anatematiza la impiedad, la inmoralidad &c: q.ue nos enseña que no fuimos enviados á la tierra á gozar sino á padecer; al que predicaba Jesucristo. y que encargó á sus apóstoles, y á los sacerdotes oatólicos que predicaran, encargándoles que dijeran sobre los t ejados lo que él les decia al oído; al cris­tianismo que si bien nos manda no solo tolerar sino amar á nuestros prójimos sean quienes fueren, no nos prohibe jamás que DOS opongamos á sus opinio­nes y por el contrario, quiere que si esas opiniones son contrarias á su lei, sean contradichas; y que los encargados de dir.ijir al pueblo procuren que este no se deje sed~cir. por ellas. Siendo pues, tan Jifere ntes el cristianismo del EL AeIONAL. Dr. Va.negas y el nuestro, claro es que no podemos estar de acuerdo. El de aquel señor le enseñará seguramente que no pudiendo haber mas regla posi­ble de conducta que laS' leyes positivas, fas acciones serán buenas ó malas solo con relacion á tales leyes; es decir que todo lo que ellas DO prohiban será bueno y al contrario; y como segun Jos diferentes paises estas leyes han de ser diferentes tambien, es claro que vamos á parar á la opinion de que la virtud y el vicio son cosas relativas á las costum­bres, y los climas, puciiendo ser aquí bueno, lo que es malo en otra parte. Por fortuna no es esta la moral de nuestro cris­tianismo. Siempre he deplorado, dice el Dr. Vanegas, que en aquel dio, no hubiera concurrido alguna autm'idad polí­tica al recinto de la Iglesia en q1¡.e predicaba el J esuita Fernández, po-rque á l¿a,ber sido así, no hubiera con­cluido su se1'mon Ó despedida, y esta se hubiera su.spen­dido en su parte mas tiema acaso. El hubiera bajado 'Vergonzosamente, y }¿ub1'ia de esa manera recibido el castigo merecido por su osadía, Esto equivale á decir que el castigo que merece la osadía de exhortar al pueblo para que no se . deje seducir por cuatro hombres irre lijiosos, inmo­raJe's &c. es bajar al gue 10 hace vergonzosamen1e del lugar desde donde hac~ tal exhortaciollj ahora bien el Dr. Vanegas confiesa que para que esto sucediera solo faltó que hubiera concurrido al lugar en que esto sucedía, una autoridad política; pero -como no fué por culpa del Instituto de los Jesuitas -que aquella autoridad no asistió, y ella pudo mui bien haberlo hecho y por tanto castigar del modo que el Dr. Vanegas cree merecido, el delito que dice, se cometió; luego tenemos una prueba dada por el Dr. Vanegas de que no son irresponsables los J esuitas. Pero vohramos al caso; supongamos 'que hubiera suce.dido lo quP. el Dr. Vanegas deplora que no sucediera. No habria sido eso faltar á la tolerancia que ordéna el cristianismo de aquel Sr? ¿ Y no habrían podido dpcir los partidarios del cristianismo rancio al saber tal SUCeSO, que se podia aplicar al P. Fernández aquello que dijo J esucristo: "Bien aventurados serei.s cuando os m~lldijer('.n y os pl'rsiguie'ren, y dij c7'en todo mal con¿1'a, vosotros, ' min- . tiendo por mi causa 1 Mui inocente y s~ncilla pareció al Dr. Vanegas la observacion de que se hici eron en Velez doscientos matrimonios á ca1:lsa de la misiono ¿Qué quiere U. señor Dr, sino que seamos inocentes 'Y sencillos si no han podido entrar en nuestras pohr~s cabezas las luces del Siglo; mas con una senciUez no ménos inocente que la nuestra nos anuncia que esos dos­cientos matrimonios se debipron á una circunstancia que no tuvo oríjen en la 1"íjida moral J esuítica; y fué la de haber casado de v alde. El por qué, añade el escritor no es fácil esplicarlo. N o vemos nosotros en qué esté la dificultad de tal esplicacion, pues sabemos que para que casen á uno de valde no se necesita sino .. que el cura del lugar donde se casa quiera hacerlo; y sabemos ademá:s, qu~ los Jesuitas no casan á: na'die, y si lo llegan a hacer alO'una vez será 'con previa licencia del cura y p:gando .á aquel los derechos. ¿Sabrá. esto el Dr. .v ~negas? Pues d~ un modo ti otro el hecho es . cierto; y lo es tamblen el de que en Velez no 'ueron los Jesuitas los que casaron, y si alguno fuá casado de valde, es seguro que fué porque el cura quizo dispensarle lOR derechos. . Nos dice el Dr. Vaneg'as que la profesion de fé de un Jesuita es la enunciacion de sus vot.:>s de pobreza, castidad &c; esto, forzosamente, ha de ser cierto ó falso. Si es cierto? N os negará el Dr. Vanegas que viviendo nosotros en un país l~bre no ~ puede per~eguirse ni atacarse á nadie á causa de su profesion de fé.? Y, si la impiedad y la 'inmo­ralidad no son mas que opiniones, que mas será la pl'ofesion de fé? ¿Y siendo así, nO' será una cosa irregular perseguir á los Jesuitas por su pro­fesign de fé? Pero el Dr. Vanegas dice que deben respetarse las opiniones de todos. Y ¿ entónces, por qué no r espeta las de los Jesuitas? Todo- esto .se puede ,decir para los que creen que p1:f!.feswn de fé es enun,:iacion de votos; pues nosotros hasta ahora habiamos estado imbuidos -en el error, sin duda por inocentes y sencillos, de que la fé oonsiste en creer cosas que no se han visto, y la profesion de fp era, para nosotros, la enunciacion de las cosas que no habiamos visto y creiamos sin embargo. En cuanto á que la Compafiia de. Jews, dice el D1'. Va~'as, no haya intervenido en los negocios públicos, y sí otras com1¿núlades ?'elijiosas, yo pedi1'ia la demostracion. En cuanto á que la <;Jompañía s.e haya metido en negocios públicos, no·somos noso. tros los que lo aseguram9s, pues al pregunt.nnos el Dr. Vanegas en su anterior.la razón de tal hecho, éra él y no nosotros' quien lo daba _ por cierto; pero no debe ignorar el esc ritor que ~s el que asegura un hecho' quien debe probarlo, toca pues, á él probar que la Compafíía de Jesus ha inten'Elnido en negocios públicos, y á nosotros que otras órdenes relijiosas lo han hecho. Probada que sea por el Dr. Vanegas la parte que le toca, el:>peramos poder hacerlo de la que nos corresponde, ofreciéndole que no le citaremos en prueba de nuestra opinion, las órdenes militares ó de caballería; . pero desde áhora le advertimos que llegado el caso tendremos que citar la historia, y como esta ha sido escrita ; . por hombres, y no hai otr'O medio de conocer los hechos anteriores á nOsotros' sino por 10 que obos nos dicen, esperamos que rlO nos diga entónces que autoridad no es 'razon.-B. y B. COLEJfO DE LA MERC8D. Con este título he visto en el número 569 de El Dia un articulo «:>n que se critican. los certámenes de este colejio, y coma di ho artículo está suscrito por J. M. G spguraiment~ se m atribuirá á mí, por haber impugnado ahora dos afíos los nuevos métodos de escritU'l'a y dibUJO que e.lltónces se introdujeron á p~~ar de mis obsNvaciones y por cuya razon renuncie el destino que en el estableci­miento ten ia de pre

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