Cuando gobiernen los niños
Tras cientos de gobiernos fracasados, surge el Estado infantil. Ser niño es la única opción.

Tras cientos de gobiernos fracasados, surge el Estado infantil. Ser niño es la única opción, pues al cumplir quince años sólo quedan el reinicio de la vida o la aceptación del descanso eterno. La humanidad se encuentra perpetuamente en la infancia y aquellos que pudieron haber nacido de los adultos, dejan de nacer. Este mundo, gobernado por la inocencia y la curiosidad infantil, presenta una dinámica política inusual donde las prioridades giran en torno a los juegos, el aprendizaje y la exploración sin fin. A pesar de la ausencia del envejecimiento, la desigualdad persiste, pues está ligada a estructuras más profundas que el mero paso del tiempo. Se plantea la cuestión de qué significa la maduración de una sociedad en un mundo donde la edad es solo un número que se puede reiniciar a voluntad.

Descripción del proyecto
Partiendo de la pregunta ¿qué pasaría si no existieran los adultos?, Jhoseph exploró el no-envejecimiento. Dentro de los escenarios resultantes de la ideación, surgió la reflexión del poder y la gobernanza en un mundo donde sólo existen niños. En ese mundo, las personas que sobrepasan los quince años tienen la opción de entrar a una máquina que reinicia su ciclo de vida y, de igual forma, toman la decisión aquellos que están a punto de cumplirlos. Las prioridades en ese mundo son radicalmente diferentes pero, según Jhoseph, la desigualdad sigue siendo la misma a pese a que las condiciones asociadas con el deterioro de la salud causado por la vejez hayan mejorado. Este proyecto, teniendo en cuenta el cilindro de escenarios, se ubica en los futuros absurdos.
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