Desplazamiento y memoria. Cuando alguien cambia de lugar, no solo cambia de espacio, cambia de vida.
En las distintas etapas, el ser humano va mutando y cada versión desaparece un poco a medida que experimenta nuevas situaciones. Pero, ¿Qué sucede cuando nos fuerzan a movernos, cambiar y desaparecer cada vez más?
Contexto
Mover de un lugar a otro
Desplazamiento, del verbo desplazar, proviene del prefijo des- (“alejar, invertir”) y plaza (del latín platea, “lugar amplio, espacio público”).
En su uso contemporáneo, el desplazamiento tiene una carga social y política: se refiere al traslado forzado de personas a causa de la violencia o la búsqueda de seguridad.
Al final, desplazarse es perder el lugar que se habitaba, al que se le reconocía como hogar, para tener que inventar uno nuevo.
Es una palabra de tránsito, pero también de pérdida y desaparecimiento.
Cuando Blanca Libia Vélez llegó a Bogotá, había dejado atrás más que una casa. Su voz, recogida en el repositorio de biblored, en el marco de la exposición digital “Los bogotanos del bogotazo”, cuenta la historia de una mujer que huyó del conflicto, que perdió su hogar, y que aprendió a vivir con la cicatriz de la violencia. El desplazamiento, la búsqueda de un nuevo comienzo y la reconstrucción del hogar son caminos llenos de ausencia, de duelo y de resistencia.
En su relato, la desaparición toma otra forma: la del territorio, la familia, la vida que se desdibuja en los ires y venires. Pero también Pero también aflora la necesidad de empezar de nuevo, de construir otra casa, otro lugar donde quedarse y re-aparecer.
Escucha aquí su testimonio y descubre cómo las mujeres de nuestra ciudad han hecho de la pérdida otra forma de habitar un espacio y volver a llamarlo hogar.
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