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Libros a la carta: de todo un poquito

Esta colección tiene de todo un poquito: textos informativos, y lecturas literarias para adultos y niños. También hay algunos libros que están en físico en el PPP Independecia.

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Canta palabras / ilustradores José Rosero, Rafael Yockteng

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Canciones y rondas y nanas y retahílas y adivinanzas / ilustrado por Silvana Giraldo ; edición y selección, Iván Hernández

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Silenciar la democracia

Por: Centro Nacional de Memoria Histórica | Fecha: 01/01/2010

Entre 1982 y 1997 en los municipios de Remedios y Segovia, Nordeste Antioqueño, ocurrieron 14 masacres y centenares de asesinatos selectivos. En este escenario de terror generalizado se ha podido documentar que al menos cuatro masacres forman parte de una escalada criminal dirigida contra activistas políticos, líderes sociales y defensores de derechos humanos. Estos hechos de violencia masiva contaron con la participación directa o indirecta de miembros de la Fuerza Pública, en una típica combinación de guerra sucia y sectarismo político. Las masacres de Remedios y Segovia son pues emblemáticas de una violencia sistemática contra disidentes políticos de amplio espectro que se extendió a lo largo de casi dos décadas por todo el país, y que tiene en el exterminio de la Unión Patriótica –UP– la más funesta y reprochable de sus expresiones. La tarea de la memoria es no sólo posible sino necesaria. De hecho, son muchas las iniciativas de memoria en curso promovidas por las víctimas o sus comunidades. Muchas de ellas son estrategias de resistencia y confrontación, o ejercicios de reafirmación e identidad, que buscan un reconocimiento en la esfera pública. Son muchas también las víctimas que reclaman con justicia su visibilidad y la denuncia de las situaciones de coacción a las que fueron, o siguen siendo sometidas. Son muchos los hechos y las décadas de violencia que requieren ser esclarecidas por las instituciones y la sociedad en su conjunto. La memoria es un derecho de las víctimas y un deber del Estado y de la sociedad, y como derecho o como deber la tarea de la memoria es hoy en Colombia inaplazable. Este texto es un reconocimiento no sólo a los que decidieron confiarnos su palabra, sino también a aquellos, muchos, que todavía no pueden hablar.
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Changó, el gran putas

Por: Manuel Zapata Olivella | Fecha: 01/01/2010

Manuel Zapata Olivella nació en Lorica, Córdoba, 1920, y murió en Bogotá en 2004. Muy niño llegó a Cartagena. Fue médico, antropólogo, folclorista y escritor. En los años sesenta y setenta dirigió la revista "Letras Nacionales". Durante veinte años investigó para su novela central "Changó, el gran putas", cuya solución poética encontró luego de pasar una noche desnudo en una de las oscuras y sofocantes bóvedas de la fortaleza de la isla Goré, prisión de Senegal en la cual eran recluidos los africanos cazados, antes de su traslado en barcos al Nuevo Mundo. Esta novela y gran epopeya es un inmenso fresco que cubre quinientos años de historia, para la cual Zapata recurrió a lo que denominó "realismo mítico". Da cuenta de los dioses tutelares y cosmovisión de la religión yoruba, incorpora proverbios, trabalenguas, cuentos de hadas y canciones de la tradición africana. Recorre las hazañas de los héroes negros en las revoluciones americanas. Zapata demuestra que los negros nunca impusieron nada a nadie, más bien contagiaron su baile, sensualidad, comida, lenguaje. El profesor Darío Henao Restrepo, en el prólogo, explica la concepción subyacente a esta obra: "El principio filosófico del muntu, que rige su elaboración poética, implica una connotación del hombre que incluye a los vivos y difuentos, así como animales, vegetales, minerales y cosas que le sirven. Se trata de una fuerza espiritual que une en un solo nudo al hombre con su ascendencia y descendencia, inmersos en el universo presente, pasado y futuro".
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Limpieza social. Una violencia mal nombrada

Por: Carlos Mario Perea Restrepo | Fecha: 19/01/2016

El nuevo informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) pretende hacer visible una práctica que ha ido tomando fuerza en Colombia de manera silenciosa pero aun así goza de cierta aprobación. La llamada ‘Limpieza social’ es una dinámica que en la localidad de Ciudad Bolívar se ha convertido en un acontecimiento más de la vida cotidiana, y que ocurre de manera impune en el país desde hace más de 40 años.Bajo premisas como “árbol que no da fruto debe ser cortado” y “lo que no sirve, no debe estorbar” grupos de personas encubiertas, a menudo envueltos en las tinieblas de la noche, asesinan a otras personas en estado de completa indefensión. Sus convicciones les revelan estar haciendo lo correcto, pues las victimas portan consigo una marca de identidad: habitar la calle, un oficio sexual, delinquir, ser joven popular, lo cual, según los perpetradores, condena y despoja de toda dignidad a las víctimas, reduciéndolas a la condición de mal que es necesario extirpar.El informe responde a cuestionamientos que giran alrededor del origen de su nombre, como por ejemplo ¿Por qué se llama limpieza social si su práctica está lejos de tener una connotación positiva o de justicia? Explora además el por qué de este accionar de muerte contra grupos humanos estigmatizados, ofreciendo explicaciones sobre sus mecanismos, su persistencia y el asentimiento del que goza socialmente. El documento se centra en Ciudad Bolívar, pero estudia también el fenómeno en Bogotá y en el país.La investigación del CNMH explora un fenómeno sobre el que hay escasa información académica y estadística, pero que es de proporciones alarmantes: el único seguimiento sistemático, adelantado por el CINEP, da cuenta de casi 5.000 víctimas de ‘limpieza social’ entre 1988 y 2013, en 356 municipios. Y el subregistro es inmenso. En Bogotá se registran 189 casos, con 346 homicidios producto de esta modalidad, 28 por ciento de esos casos ocurrieron en Ciudad Bolívar.Descripción tomada de: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/informes/informes-2016/limpieza-social
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Limpieza social. Una violencia mal nombrada

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