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Celebremos Bogotá

En los Escenarios LabCo de Biblored queremos celebrar la ciudad que habitamos, experimentamos y por la que juntos creamos; aquí encontraras algunos contenidos relacionados para celebrar Bogotá.
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    Creador Liliana Andrea Guerrero Cumaco
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Imagen de apoyo de  El Pueblo - N. 20

El Pueblo - N. 20

Por: | Fecha: 18/10/1855

TRilio 2° f "W_.f..LE :10 RS. j ebeltin, 18 be tlctttbtt be 1855 . . t , . ·urti. ~O ''-~LE :i Rl CA.NDIDA. TO ADOPUDO POR LA. JUNTA CB~TR.\L ELECCIONARIA DD ~IEDELLIN. p_-t..n~ GCBEB:W--I..DOR DE L~ PBOVIl'WCI.& jllr}OiUHGUTIHíiiiiZDRLillt (DQ..---~~~~--...QC). (~~~~~~~~~~) , C9EL PUEBLOo8 _____ ":"""" _______ ..,.,.,.. __________ J6ec/ell!,7z, "'J' e~ o.cáthe e~ -/ J'.?S: · PuESTO que nuestros adversarios in­sisten en su principio de mezclar la Reli­jion i la Política, i que confiados en la facilidad con que tales materias se esplo­: tan en esta tierra, quieren marcarnos des­de ahora como protestantes i escitar con­tra nosotros la intolerancia i la mala vo- 1untad de los ve'rdaderos católicos; en­tt ·aremos con ánimo resuelto a examinar, no la justicia del cargo de apostasía, cu­yo conocimiento toca solo a Dios i a nues­tra conciencia, sinó la lejilimidad de la acusacion considerada como arma de par­tido. Llevamos a esta discusion un corazon frio, i tan ajeno de los peligrosos movi­mientos d · una susceptibilidad cstrema­< la, como de las dé hiles e impotentes e­mociones que la presuntuosa incredulida apénas siente. No somos misioneros, ni nos tenemos ni presentamos como apósto­les de ninguna comunion . .En nuestro ca­rácter de periodistas i de defensores de la República, no encontramos título algu­no que nos autorize para emprender por nuestra cuenta una propaganda relijiosa. Demostrar, al contrario, que se puede ser huen republicano, buen estadista, buen lejislador. buen juez, sin saber gran cosa .en materias teolójicas es lo que nos pro­ponemos i lo que tenemos esperanza de alcanzar .-V ea m os como. Para evitar interpretaciones siniestras comenzaremos por manifestar que el Ser espiritual, intelijente, libre, incorruptible i eterno, que ha de sobrevivir a la caída i destruccion de nuestros cuerpos, es sin duda alguna por su naturaleza, por su orí­jen i por su destino, mui superior a la parle material que en su último dia, se distingue apénas por las formas, del cadá,­ver de una béstia o d61 tronco de a1gun árbol. Reconocemos, i ojalá que todos recono­~ ieran igualmente, que los simples precep­tos del decálogo encierran todo cuanto se ha escrito sobre n1oral desde Sócrates has­ta Bossuet i desde Bossuet hasta nues­tros dias; i persuadidos por otr.a parte, de que la suerte de la moral humana está a­segurada i se hace cada día mas efectiva, por la mejor direccion que el progreso in­telectual dá a los pasos del interes priva­do, concluimos por afirmar que la refor­ma i mejora de las costumbres, seguirá co­mo ha andado siempre, realizándose sin la espresa voluntad del hombre. La mora! s~ci~! e~ ~~c!!ci_a d~ ~speri~n-cía, i cada dia que pasa sobre las socie­dades de hombres, sujeta a su conside­racion nuevos hechos que observar, o les presenta en el pasado nuevas lecciones para el porvenir. No es estraño pues, que a medida que los pueblos avanzan en la via intelectual, avanzen relativamente en la moral, i es seguro que si algun di a lle­gase a comprenderse perfectamente la nw­nera como cada hecho particular o públi­co, babia de afectar las sociedades, ese dia el código moral se habría completado has­ta sus mas íntimos detalles. Este es un hecho que debe aceptarse forzosamente i que la historia de las re­formas corrobora en cada pájina. Las guerras que, en los antiguos tiem­pos eran por lo jeneral guerras a 1nuer­te, están hoi sujetas a reglas tan hu­manitarias, que llega uno a sorprenderse al ver que media tanta galantería i tan­ta bondad, entre hombres i naciones que por otra parte parece no tengan mas in­teres que el de destruirse mútuamente; i sin embargo aun la guerra depurada de sus crueldades i escándalos tradicionales, comienza a ser anatematizada por una nueva civilizacion que no acepta para los hombres i para ]os pueblos, otras relacio­nes que las de la paz, ni otros medios de transijir i entenderse que la Diplomacia i el Derecho. Así los antiguos principios del derecllo de guerra que permití n matar a los prisioneros, quedaron condenados por la civilizacion sucesiva que mas hu­mana, creyó deber perdonar sus vidas i so tituyó a la muerte, la servidumbre. l\Ias tarde, una nueva civilizacion comen­zó a sentirse i la reforma sostenida por la divina pluma de Rousseau, echó por tierra los fundamentos de esa práctica i procla­mó e hizo efectiva la inviolabilidad de la libertad humana . Alejandro Ja.nneo príncipe de los judíos, se apodera de una ciudad enemiga; ocho­cientos prisioneros son arrastrados a Je­rusalen i crucificados en el mismo dia. Al pié de cada cruz el sanguinario sacer­dote hace degollar a las mujeres e hijos de los prisioneros, miéntras que sus nu­merosas concubinas le cantan himnos de alabanza i ponderan su valor i su justicia 1 Los griegos cerraron ~los persas el pa­so del Helesponto, sacrificando despues de la victoria, seis mil soldados de 1\'Iar­donio. La Iglesia católica ahogó los primeros movimientos de1 cisma relijioso con la san­gre de los vencidos. Tolosa, delicioso oa­sis donde la civilizacion se encarnó en el centro de un mundo bárbaro. Tolosa, para quien el toscano mismo era una len­glia dura i poco culta; Tolosa, hirviente foco de la actividad humana que amena­zaba la Francia, la España i la Italia mis­ma con los dogmas de la Teolojía paulia­na, i que sin mirar a la relijion de los hombres habia acojido con placer a los maternáticos i naturalistas moros que ve­nían de España i a los meditativos i suti­les griegos; Tolosa, eminente en las artes i en -las ciencias i lun fuerte en su litera- . ·- tura, como débil en las armas, vió venir sobre sí los veteranos cruzados de Felipe de Francia, a quienes nada había resistido desde las costas de Escocia hasta la orilla del dar lUuerto. La mas horrorosa de las guerras de es­terminio siguió luego. Bicctra fué quen1a­da i sus habitantes pasados a cuchillo. Carcasona fué destruida i sus hijos pere­cieron víctimas de 1nil suplicios nuevos que se inventaron para ellos. Pulcra Va­lis fué demolida i cuatrocientog ciudada­danos quemados vivos sobre sus ruinas. "Señor, decian los verdugos al abate Cis­teaux' ¿ cómo distinguiremos a los ca­tólicos para no matarlos7" '' ~Iatad, ma­tad de todo, hermanos mios, contestaba el endurecido abate, Nuestro Señor se en­carga de escojer los suyos". Así se hacia la guerra segun las reglas de }a civilizacion antigua. ¡Cuánta dife­rencia entre esas costumbres i las nues­tras! ¡Cuánta diferencia entre Felipe de -Francia i Napoleon III 1 ¡Cuánta entre las guerras de Roma con los Albijenses i de Roma con los demócratas de Italia! Descendiendo a las relaciones de Go­bierno a pueblo, venws tantbien de qué manera la civilizacion, suavizando las cos­tumbres, dulcificó las leyes, calmó sus ri­gores i sostituyó en gran manera la san­cion moral a los castigos. ~Ioises, el mas antiguo, el mas grande de los lejislado­res humanos, decia a su pueblo: '' Et que maldiga a su pacl1·e o a su madre, de 1nuerte 1nuera": '' Si alguno cornetiere adulterw con alguna mujer de su parien­te, mueran de muerte el pecador i la a­dídtera". Vino luego la civilizacion Ro­mana i la sabiduría de Augusto, se sa­tisfizo con desterrar a los delincuentes a dos islas separadas i distantes. Justi­niano se conteutó despues con imponer a la mujer dos años de penitencia; i esta suavidad de las leyes, sin hacer mas fre­cuentes los delitos, ha llegado hasta nues­tros dias, demostrando que la opinion pú­blica se sostituye a la 1egal constantemen­te i que a medida que la civilizacion a­vanza la sancion moral se vigoriza. ¿Cómo esplicariamos las reforn1as de la lejis1acion penal de los pueblos, sinó por la progresion que la ciYilizacion ha obrado? ¿Por qué nos horroriza hoi no solo la pena capital, sino hasta la túnica desgarrada conque nuestros verdugos cu­bren a los asesinos? i en los antiguos tiem­pos, se consideraba que la ciencia no con­sistía tanto en matar cuanto en matar a­tormentando!! El parricida arrojado a las aguas en un saco en que se encerraba un perro, un gallo, una vívora i un mono; el incendiario azotado i quemado vivo; los perjuros precipitados desde la roea Tarpeya; los deudores insolventes es pues­tos tres veces en la plaza pública i entre­gados luego a los acreedores para que di­vidieran su cuerpo i tomaran en pago sus miembros destrozados i sangrien-tos ........ Todo esto se lee hoi i se cree a-pénas, porque los progresos del e 'píritu humano1 no nos p~nniten ~rasludarnos u Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 8 UE • los tiempos de su primera infancia. l cuanto a la cuestion de sufrajio universal · La moral social es pues un hecho pro- ii hacer sus negocios con un tercero en gresivo, cuyo desenvolvimiento no depen- la mejor intelijencia. De que un miem­de de la voluntad sinó de los destinos bro de la sociedad inglesa que esplota del hombre. nuestras minas crea que el Papa no es El Gobierno civil tiene dos objetos prin- el jefe de la verdadera Iglesia, o que el cipales: aseg!!rar los derechos de los ciu- pan i vino del sacran1ento, no pueden tran­danos i reprimir los ataques que se les sustanciarse, no se deduce que al esplotar dirijan. Lo prin1ero se cumple con las le- una mina en asocio de un católico, de­yes ·civiles, lo segundo con las penales. jede convenir en que es preciso abrir so­Todo lo que se necesita pues para gober- cabones, montar molinos, lavar el mi­nar bien, es conoeer i saber hacer efec- neral &. tivos los derechos individuales. calificar i La division del trabajo, sin cuyo ausi­saber preyenir o castigar las transgresio- lio la humanidad estaría plantada en el nes. año primero de la creacion. ha clasifica- Un Gobierno que asegure al pueblo i do las industrias i los trabajos, i llevado la a los particulares el goce tranquilo de sus division hasta las capacidades de ejecutar. derechos, es sin duda alguna el n1ejor de Unos haeen una cosa, otros otra i cada los gobiernos; porque a su sombra el6r- cual consume de la suya la n1enor parte <(len será efectivo como la consecuencia del producto o nada. La lr.i de los caro­precisa de la armonía social; la paz será bios nos presenta una salida para los es­sólida porque iodos están interesados en cesos i nos suministra para la parte quo conservar el órden do cosas que mas Jo no podemos consumir, una parte tambien favorece; finalmente el adelanto 1noral e de lo que producen los de1nas. El agri­inlelectual será forzoso, porque al abrigo eultor no puede consumir todo el grano . TEATRo.-EI 15 d~ los corrientes exbil)ió ]a sociedad dramática de aficionados de esta ciu­dad, la jocosísima comedia titulada "Todo es farsa en este muntlo "-Parcee que su autor, Don Manuel llreton de Jos Herreros, arrojó en es la composicion todos los arranques de su je­nio imnortal.-Nosotros sabíamos desde la in­fancia, que la mayor parle de las acciones i de Jos sentimientos humanos son farsas mas o ménos injeniosns, con que los hombres se engafian mútuan1cnte; empero al ver la re­prcsentacion a que nos refei'imos, casi nos convencimos de que en el mundo todo es far­sa; que las acciones mas inocentes llevan en sí mismas el -veneno del interes, disfrazado con Ja careta de los mas nob-les i francos senti­mientos. 1 De touos los personaJes con que el auto· juega en la escena en esta interesantísima re­presentacion, ninguno es tan importante co-mo Doña Vicenla tia de Pila ·.-Dofía Vicenta, es un personaje que se lo ha encontrado uno a ca­da paso en la car1·era de sus afortnnados o des~ graciados amore~;.-En efecto, una tia hace i desbarata casamientos, infunde amor o apa­ga el volean que arde en el corazon de sus idolatradas sobrinas. La buena voluntad de un:1 tia es cueston de vida o muerte para un enamorado; porque el sí de una tia es el ver­dadero flat de un amor correspondido. El sefior Pio Agustín López, dcsempefíó perfectamente bien el papel de Don Hufo.­El señor Lópcz con su je to, con su palabra, con su accion i con sus actitudes, at'rancó inmensos i j 1stos aplausos.-Jamas un vieJO del carácter i jenio de Don Rufo, será repre­sentlldo con mas naturalidad que la empleada por el ~eñor Lopez.-Nos pareció en los mo­mentos de la rcprcsenlaeion que este jóYen por alguna secreta iospiracion se hahia con­vertido en un anciano seesajcnario.-¡ ¡Tal fué el entusiasmo que nos causaron la gracia i a­rranques cómicos con que nos sedujo la noche de la reprcsenlaeion ! ! El sefíor Jorje Jaramillo en su papel de Doña Vicenta imitó n1as que nunca el jénio de la mu­jer.- Se necesita mucho talento i mucha con­sagracion, para trasformar la accion i los sentimientos de un hombre en la accion i Jos sentimientos (le una mujer; i mucho mas cuan­do se trata de imitat' el finjimicnlo, la hipocre­sía, la sagacidad, los engaños i ott·as C1talida­des de estas, que se 1nanifiestan en la mujer con los mas especiales caracteres, con caracte­res que ella sola posee. Salimos contentos del Teatro, porque la re­presenlacion en lo jeneral estuvo bucna.-Su­plicamos a la compañía que no represente 1nas comedias; pues en nuestra sociedad encontra­mos a cada paso con que reirnos; i ademas a­quí somos partidarios del sentimentalismo i de las emociones fuertes i violentas. Ojalá la soc.iet1ad representara con preferen­cia a todo, i aun haciendo cualquier sacrifi­cio, los dramas de Víctor Hu~o; nosolros le a­seguramos que tendrá una brillante i lucida concurrencia, i que su crédito se aumentará eslraordinariamente.-Amintas BOTJ'ia. Lo CóRDOVA.-La familia de los famosos hét·oes antioqucílos no deja de suf ·ir. El últi­mo correo de la capital trajo la noticia de ha­ber fallecido alli el jóven José ~.la•·l.a Uor., clova que tan espléndidas i relevantes pruebas babia dado de valentia 1 patriotismo.-Lanlen­tamos la sensible pérdida de ese digno sobrino del afamarlo Capitan de Ayacucho. ltia1 uel Gotnez Ver;ai.-Este aprecia­ble jóven falleció el 4 del corrieole, a los 21 anos de edad: su honradez, modcracion i ]a­]) Oriosidad, lo hicieron estimar de todos Jos que lo conocieron. La sociedad perdió un miembro útll, su fdmilia su único apoyo, El se-ñor Vieente A.l,·at.•ez Jaruwnillo, murió el -1 o de los corrientes a las tres de la mañana, a los 74 de su edad.-La sociedad ha perdido un varon justo, pues sus virtudes fueron ejemplares. REMIT S. A Lll. FLOR I NATA. DE LA DIPUTACION LIBORTXA. Dicen que el cínico Cuanto lupocrático }runeslo médico Doctor Panteon, Se da sus in fulas, Con tono enfático, De ·apientísimo Lejislador. Pero que el público, Un tautoincrédulo Sobre lo.· títulos Del tal Doctor, Sus e trambótlcos Torpes monólogos Con grande cstrepito Crüol síl\'Ó ........... . Por ello el diojenes, De rabia cálido, Sus labios cárdenos Feroz fntnció, La fama espléndida Vi ndo eclipsár ele De buen ?'etotico Declamador. No es este el único Timbre escolástico Que el tal famélico J•ten a tener; Pues u e poético Zurdo dramático, l)rueba · 1 o equlvocag !\os tl.a tambicu .. 1 Regaña enérjico ~ I.o domocrátiros j A mcnaz:úndolos ~ Con pu ulicar ~ La historia íntegra J De los escándalos ~ Que Autioquia mísera ~ Les vió cau ar. ~ Cuenta verídico ~ Qrre un Sanj erúnnno j Un rojo Yúndalo ~ Le mutiló · ¡ Su e timadísima ~ :M u la decrépita i Que luengas épocas ~ Lo acomapañó. ~ Pero defráudanos ~ El fondo hi tórico l Del hecho tráJico ~ De su pasíon, l No refiriéndonos ~ ta sorda cábala, ~ Los planes pérfiúos-, ~ Que allí llevó ........ (6) ~ Famoso teologo, ~ Poeta mlstico, ~ Q11e al que en el gólgota ~ l\Iurió por nos, ~ En drama cómico, ~ Cuanto sacrílego, ' l\Iui mas ridículo. i Representó (7 J Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 76 Su "Neira" c~lebre Tal farmaréutico, 'Que se halla inédita (l) Seullo botánico, I defraudándonos $ Supuesto químico, De gor,es mil, ~ Grao charlatan, Con gracia píntanos ~ Que engaña al público, EL que le trasportasen a donde estaban sus her­manos, a los pájaros para que les prestasen sus alas, i a los -vientos para trasmitir sus pala­, bras; el vieolo, los pájaros i las nubes pasal'on 'Su héroe profético f Vendiéndole ávido sin escucbarlf)l Yaticinándanos ¡ Drogas mslpidas. Triunfos in fin. (2) l De Sopetran. (8) o pu~ ilúnime ~ ¡Ah ifilí_tíco! - Los ojos del pastor se llenaron de lágrimas, i dijo al Dios de sus pqdres: -¡ Oh, Ser, Todo-Poderoso! permitid me triunfar del espacio i del tiempo! Haecd que .,yo pueda en mi soledad he blar a los hombres, i oir lo que piensan ahora i lo que han pen­sado en otro tiempo. Fue1·a en política, ~ Tus verde cóncavos, Pues ántes férvido f Tus dos mandíbula , l\Iostróse asaz: (3) ! Desiertas ya,, . En tales términos j Dan mtedo P,amco, Que en tiempos prósperos ~ Pul'que resuerdo.nnos Fuera el O'rit.culo ¡ De los r~dan~res J)e Sopetran. (4) ~ La hornblc faz. Grande energúJUeno ~ ¡Pobre lunático ! Que hace Hlípicas, l Furioso erupínco, :nal prdngójico i Poeta lírico de cargazon, En su sillon; t 1 o mas monólogo .A tro lumíni~o } Di :ro ·renelico ......... . J)el bando tlasico, ! Oh eelebérrimo Ultra-retrógi:ldo. 1 Doctor Panteon. Conservador. (5) J .AlvaTo Cascaras. (l) Este drama no hu sldo en verdad publicado por la prensa; pero se reprn entó en Sopctrao cullades i que engran­dece su naturaleza. Hai mil encargos i fun­ciones que solo a él puel1en ser confiadas; i a los ojos de la sociedau tiene un sentido mas que el ignorante, i pertenece por decir­lo así a una clase mas ele ada en ·el órden de los demas seres. Empero la lectura no es mas que la mitad de la ciencia indispensable, que principia por decirlo así el hombre social, i la escritura le completa. El hombre que no sabe escribir lee Jos pen­samientos de los demas, pero no puede leer los SU)OS propios; oye sin tener la facultad de c~nto~tar; ha rccibi~~o el oi~o~ P\fO lG fal~ ta la palabra; sus relacions con los ausente .. se limitan a un eterno monólogo, siendo él mismo el auditor mudo, sin que pueda a su turno hacer sus confidencias, enLabiar una cueslion, ni decir lo que quiere. El hombre que no sabe escribir en vano se desconfía de la infidelidad tle su memoria; no puede fiJar por medio de una nota varia­ble el recuerdo presente; dctras de él todo se va destruyendo sucesivamente, i nsi le van desapareciendo los no m hres, las fechas i las cireunstancias, porque no ha podido fijar na­da con signos claros i precisos. Su cerebro se parece a esas pieles preparadas en las que escnben por un momento algunas frases o números fujitivos, de modo que un d'a borra el hecho

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Reciclaje de Edificaciones en Contextos Patrimoniales / Instituto Distrital de Patrimonio Cultural

Por: Instituto Distrital de Patrimonio Cultural |

En marco del Mes del Patrimonio 2016 y partiendo de asumir la capital colombiana como una ciudad-memoria en clave de futuro, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) organizó un seminario internacional, cuyo propósito esencial fue intercambiar buenas prácticas y casos exitosos de reciclaje y recuperación de edificaciones en contextos patrimoniales tanto en la ciudad de Bogotá como en otros lugares del mundo, con diversos agentes, experiencias y actores de los ámbitos público y privado. El Seminario Internacional de Reciclaje de Edificaciones en Contextos Patrimoniales, realizado durante los días 12 y 13 de septiembre de 2016, planteó, como objetivo principal, generar una reflexión acerca de las múltiples alternativas para recuperar zonas patrimoniales, entendidas estas como áreas enteras de ciudad; es decir, no solo el centro histórico, sino también otros sectores urbanos que cuentan con edificios que seguramente tienen la posibilidad de una segunda vida. En esta vía, estas memorias retoman las experiencias compartidas por los conferencistas nacionales que dieron cuenta de casos en Colombia, especialmente en Bogotá, e internacionales, como las presentadas por los invitados Michèle Laruë-Charlus, de Francia, y Eduard Rodríguez i Villaescusa, de España. Autores: Michéle Laruë-Charlus, Juan Pablo Hoyos Trujillo, Rodolfo Ulloa Vergara, Daniel Bermúdez Samper, Juan Pablo Ortiz Suárez, Eduard Rodríguez i Villaescusa, Enrique Ramírez Botero, Héctor Calderón Bozzi, Taller de S (Santiago y Sebastián).
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  • Arquitectura

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El crimen del siglo

Por: Miguel Torres | Fecha: 2019

Esta novela, que con los años se ha ido convirtiendo en un clásico de la literatura colombiana, es la primera de la llamada Trilogía del 9 de abril, en la que Miguel Torres logra desentrañar al enigmático personaje que es Juan Roa Sierra, el presunto asesino de Jorge Eliécer Gaitán. A los 26 años vive con su madre en un barrio popular de Bogotá e intenta sobreponerse a una sucesión de ciclos depresivos, a la falta de empleo y al abandono de su esposa, la madre de su única hija. Corroído por estos fracasos, consulta a Johan Umland Gert, un astrólogo alemán que se convierte en su guía espiritual y le aconseja pedirle ayuda a Gaitán para conseguir trabajo. Pero el caudillo lo ignora, y esto desata el odio y el rencor de Roa Sierra. Tanto el trasfondo social como la oscura existencia de Roa Sierra son narrados con base en una documentada investigación de la época y de los personajes, pero con una riqueza imaginativa plena de equilibrio y de hallazgos posibles. Esta magistral novela es, ante todo, el relato literario de la vida y la muerte de un pobre diablo incapaz de encontrar una salida en un país a punto de incendiarse. Una obra intensa y compleja que permite al lector un encuentro íntimo con el personaje, y adentrarse así en el que ha sido llamado "el crimen del siglo" desde el abismo inquietante del hipotético victimario.
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