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Imagen de referencia de Más allá de La Vorágine

Más allá de La Vorágine

Encuentra distintas ediciones de la novela de José Eustasio Rivera y explora otros recursos relacionados que expanden los temas tratados en este clásico de la literatura colombiana.
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Imagen de apoyo de  El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 445

El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 445

Por: | Fecha: 23/11/1911

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / 445- CALI (República de Colombia) NO\'IE~IBHE 23 DE 191 r 1 Crónicas Flor de cactus, espléndida al alba, á la tarde marchita: polvo impalna­ble, áureo y luminoso en el rayo de sol, invisible y deshecho al crepúsculo; nube tet\ida de ópalo y turquesas, disuelta y apagada en la obscura inmen­sidad de la noche: á todo eso ha podido ser comparada 13. Cró1áca. Escri­ta para reflejar pensamientos y sensaciones de un día, en ese mismo día, debe morir. Pero lo que tiene su existencia de efímera, lo tiene de inten­sa; en ella fulgen todas las vivas irisaciones del moderno pensar; laten en ella todas las palpitaciones de la conciencia colectiva y, deslumbrados por el rastro que deja, cuando la forma la mano del genio, nos pr<.>guntamos atónitos y admirados si aquel surco de luz que se enciende, cruza el espa­cio y va á caer en el infinito del tiempo, es un poco de gas que se dcscom· pone ó un mundo que pasa. ¡Escribir para un día! Pero i,quién puede lisonjearse de esculpir en el mármol pentélico de los siglos que, al cabo, no son sino días fugaces en la eternidad sideral? Llegado el crepúsculo, tanto importa haber vivido el glorioso día de Homero como la hora fugaz de Empédocles. Habet· vivido bien, eso es lo que importa, para que cuando pongamos la planta en el te­meroso umbral de las sombras, podamos con orgullo decir: Ncc me ri.risse penitet. N o me pesa de haber vi vid o. Mas jcuán erróneo el jnicio ele los hombres al medir la importancia y vitalidad de las propias obras! Tal que juzg-a hablm· para que una poste­ridad suspensa escuche, graba ya sobre pétalos marchitos las diYagaciones de sus infolios. Tal otro que dicta á su modestia las humildes palabra~;. que él juzga balbuceos, despierta en las inteligencias vibracioñes y ritmos, embriones de sentimientos y g<'rmenes de ideas que han de repercutir ),)S acantilados de las con turia.s. Para ello, tan sólo nna condición es preciss hila- ' rros en que todo se mezcla sin afinidad y se rcsu~·l\'t~ sin justo destino, ó sibil oloroso de que saca siempre el espíritu :>electo sus rcsi.:'J'Yas aroma- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 1 81í7 EL COllftEO DEfJ VALLE -------------------------------- tizadas y sus frutos fragantes. Sus párrafos nueden ser sonoridades pul­cras; pero si es el poeta ó el pensador quien habla, son siempre escondidas grandezas. Césares que se envuelven en la rasgada túnica de Cri~ipo; centenes que parecen tarines, perlas que semejan burbujas, pétalos des­gajados que se nos antojan vedijas, hasta que, al pasrque consel'van en su frente el sello del infinito de donde pro­ceden, como los octogenarios el de la eternidad á que van á volver. La existencia es un punto entre dos espacios ete,·nos; una luz entre dos infi­nitas tinieblas; pero esa luz, azulada y rcsplanueciente en la infancia, se hace cárdena y triste al alcanzar la cumbre de la vida. Hay en e::;os in­fantiles rostros la expresión de sensaciones ignorad;1s, purísimas, que des­pués habrán de hacerse débiles y confusas, rasgos quP han de esfumar~C'. ideas que no han de tomar cuerpo. Recordad esos días de nuestra aurora, y decidme si al sentir el bordoneo de un insecto que paBa, el rumor de una fuente que corre, el perfume de una tlor que se abre la incierta melodía de una música que se aeleja, al percibir vagamente la reminiscen­cia de sensaciones que h:tbéis experimentado hace ya mucho tiempo, qui­zá en el regazo de vuestra madre, tal vez sobre edredones de vuestra et·na, no sentís un profundo estremecimiento, mezcla de dicha v ele sobremlto que, por un breve insta"nte, os recuerda otro mundo más J)ello, más gran­dioso, iluminado al menos por una luz melancólica y grata. como un deste­llo de la eterna luz, por una claridad vaga y solemne Jo cómico. Ilacer llorar es miis fácil aún; cual­quier mano poco piadosa tiene en su poder la e la \'l' de las lá~rinm,. PL·­ro hacer fulgir en el iris esr.• destello fltte denota el contento, conseguir quP­la boca se contraig-a dulccmentP, que la pupila se dilate C\11110 ante un ale­gre panorama, provoc·a,· la t•.·plu~ión dc·l bi0nes tar sin fruncimientos ui sa­cudidas, eso no puede conseguirlo sino lo qm• t•s fuente de placeres hu· mildes, lo que lleva en su interior impreso el ~:t·llo d·•l bien. El ni1io que prorrumpe en risotadas ante lo defomw. chillón y grotesco. sonríe á Jos pá­jaros, á las flores, al ciPI.> tachonado de estrellas. Aristófanes pintando en sus tramoyas ú la l•'ilosofía calwlt•:amlo en un ti'Onro rle fresno. provoca­ba carcajadas de los libl'rtos: solamentP Menpndl'o, mo:~tranclo las huma­nas flaque~as, sin encono ni f>,Tost•ria, evucaba la plácida sonrisa en los rostros de los ciudadanos de la lil.H·e Ateuas. * * * Todo árbol cercenado es una acusación; pon¡ue todos llevamos en no­nosotros algo de ese instintinto inconscient·• que hiw cunsagl'Osque: parece que so· ( 1 bre nuestras calJctas, eleva la Naturale~a feeundu ~us brazos, extendido.:; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / EL COTUU~O DEL V/\. LLE La divina tnentira DE PABLO GHESIN .\ SU AMIGO LA FAUCHERE Querido y antiguo amigo: 8100 Te quejas en tu carta de mi prolongado silencio y envuelves tus afee¡ tuosas quejas en frases de ironía. uYá sé-me dices - que hay que ser in· dulgente con los inventores, porqué viven más en la ilusión y en la quime­ra que en la realidad. n Haces cariñosos elogios á mi genio: pero no puedes por menos de dudar, persuadido de que persigo un imposible: más aún: so11ríes al pensar en mi aparato. oPsico registrador )), destinado á radiog-rafiar el pensamiento á través del cerebro y á recoger al vuelo los efluvio:- del alma, como las an­tenas de un telégrafo sin hilos recogen al pasar las hondas hertzianas. Pu~s sábelo: esta imposible locura yo la he re::Llizado. Aquí está vivien­te, tangible, sintetizada en un sencillo mecanismo, que causará una evolución en el mundo. ¿Te das cuenta exacta de tal enormidad? Poder sorprender á voluntad, fotografiar, por decirlo así, el pensamiento exacto, el sentimiento espontáneo de un sér cuyas falsedades no serán yá más que gasas transparentes que podrán atravPsar los rayos de mi máquina! Pe­netrar en lo más íntimo de las almas, hojearla'~ como un hbro, Yer lo que hay detrás de la fachada, lo que cada cual > Herido violentamente en el corazón, tuve, no obstante, la suficiente fuerza de \'Oluntad para disimular, para ahondar hasta el fondo de mi des­gracia, y le dije, aparentando la mayor calma que me fue posible: . Hace un día muy hermoso. ¿ Q 1ieres que salgamos á dar un paseo? · Ella me respondió con ese tono inocente que es el refinamiento del ar­te de mentir, diciéndome que su mayor placer es el de salir conmigo; pe­ro que tenía Junta en la Asociación uProtección m01·al de la obrera>l. de que es Presidenta y que no podía faltar. El aparato decía: ((E~ta es la tercera vez que engaño; pero tú eres de­masiado cándido para notarlo)). Entonce~ aventuré una frase más directa. _-¿QuP confianza no tendré en tí. cuando jamás te pregunto dónde vas ni de dónde vienes'? ¡Si amases a otro! Y el aparato, febrilmente: u¡Hola! ¡Hay que ir con pies de plomo!>) Inmediatamente se apoyó, con zalamería extremada en mi hombro, y con el tono más dulce de su voz me diio: - ¡Celoso! iMalo! ¿Qué sospechiu-; son esas de tu mujercita? ¡Me­recías < U:! fuese venlad! Pero yá sabes tú que me sería imposible ha­cerlo, qué tú eres lo (tue más quiero en el mundo, porque eres el único que supoel1cPngañarmc \'ÍC'ndo q ne se reía de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. 1 ' EL CORREO DEL VALLE 8162 mi talento, de mi gloria de inventor, y mientra yo la comunicaba mis es­peranzas de triunfo, ella pensaba en sombreros y galas y vestidos. Después tocó le el turno á la afección fraternal. Mi hermano, á quien yo quise siempre entrañablemente, y que me llena de atenciones, no pien-sa más que en llegar á heredarme ..... . Y, en fin, todos mis amigos, hombres y mujeres, todos aquellos á quie· nes he entregado mi cariüo y á quien he servido y favorecido con viva so­licitud, se acercan á mí llevados de algún interés vulgar. ¡Todas mis afecciones, todos mis sentimientos más puros y todas mi~· creencias, se han derrumbado para siempre! Y puesto que yá no creo ni en el amor, ni en la amistad, ni en la justicia; puesto que mi corazón está destrozado, no me queda otro placer que el de la venganza, otra ilusión que la de sembrar el mal y el dolor en torno mio, de destruir este mu do podrido y asqueroso, en el que sólo dominan dos pasiones: el egoísmo y la ferocidad. Emplearé entera mi fortuna en la construcción de estos aparatos, los haré asequibles á todo el mundo, cada cual podrá poseer el suyo y yá no habrá ni esposos felices, ni familias, ni amigos, No habrá tampoco auto­ridad posible, ni disciplina, ni política, ni nada, puesto que habrá concluí­do en el mundo la mentira y se podrán contemplar desnudos, fríos, ponzo­ñosos, los corazones, sin que la menor ilusión pueda verse mantenida por las palabras engañosas. ¡Basta de mentiras y de formulas corteses.! Gresin DEL MISMO AL MISMO Anteayer, en un momento de crisis nervio!Oa, te escribí una carta muv larga, que acabo de quemar. ¿A qué conduce. en resumidas cuentas, el afán de abrir el alma á todo ser, aunque seii éste el m~.ior de los amigos? Ocultarla guardar para sí mismo la personalidad individual, sea buena ó mala, dichosa ó desgraciada; conservar intacto un misterio inviolable, es la única verdadera felicidad que tenemos. ¡Arrebatárselo á los demás es un sacrilegio! Hé aquí por qué al mismo tiempo que quemaba tu carta destruía mi < aguas negras y profundas que pa->almn rociando, silencio­sas, como un misterio movible, en dirección de l.-1. Turre Eiffe1. Enlazadas las manos murmuren amLos mil cosas acerca de las dichas de París. jQué bello, qué hermosp era, y cómo resonaba allá á lo lejos de Monmartre! La colina aparecía en el horizonte nimbada de fuego, como un incendio ..... . Siguieron su camino. ¿A dónde iuan? Juan no interrogaba ya. Arrastrado, fascinado, seguía tras de la g-entil silueta. Una mirada de sus ojos le hacían impotente ante toda rcsistl'Í1cia. Pero de pronto, la silueta de~n]Jaréc.:ió una vez más. Juan se restregó los ojos y miró en torno de sí. Nada. Margott. Ninon . Manon. Pom­ponette, como quiera que se llamara, no estaba allí. Se había fugado de nuevo. Ella dejaba, sin embargo, un perfume tras de si y Juan siguió ese per­fume. Era un aroma candente, espeso, embriagador. En el viejo templo, á las sombras del muro, la encontró de nuevo. Es taba de pie, meditabunda. - Te aguardaba, murmuró. -Entonces ¿por qné abandonarme? . -Era preciso probar si me quien's. Ahora estoy scp;ura de tu cora- ~ón. ;,Seguirás esta borla de oro ol tmvés de cualquier peligro? - Le doy á u ted mi vida. IIe ahí mi rcsvuesta; Ella le acari~ió la frente y, seductora, echó de uucvo Íl andar. Juan gemía. La rápida ma1·cha le' abrumabJ.. Pero la p1·omesa tle llegar luégo de arribar al nielo tibio, luminoso y JWrfumaclo ele aquella hechicera, le hacía continuar la jomada. Habían caminado tánto, que se cncontralJan frente á l:u;' •fortiflca­ciones ¿Qué habían hecho? ¿,Cómo estn.Jmn allí? ¡.Por qué c.:allejas y enre­dijos habían crundo para e:>tar tan lejos de donde creían? Recta, cortando el viento, incansahk, la muj0r caminaba hacia adelante. Irritado Juan, alargó su bra~o. la cog-i{J del abrigo y tiró hacia él. La mujer se detuvo, y entreabriendo sus tuk:> dejó \'er no ya S\l ros-tro de diosa sinó su cráneo pálido, sus órbitas vacías, sus mandíbulas bur- ~ lo;1as riendo desde más allá de la \'ida. / ¡La mu0rtc! El espanto turbó de tal manera á .Juan, que le hi:w caer dentro del foso de las fortificaciones. Allí pennt.neció dos hora::-:, IIelado ele frío, sumcr- 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL COHREO DEL VALLE 8166 gido en un doloroso sopor. Al clarear el alba pudo levantarse, erguit·se salir de allí, llegar á su casa. í Luégo, entre las ropas tibias del lecho, pensó muy bien en que aquella alucinación de la morfina que le había hecho vagar como un loco por Pa-rís, podía ser muy bien una advertencia, una sana advertencia ..... . 1 • MONT-CALM , Versos de ausencia P:..ra Dmitri Ivaoovitch en ~u Poema del Ensueño y del Si 1 e ocio Yo no te olvido nunca ... Las manos en la frente me enseñan la suprema verdad· de que tú fuiste y eres para mi vida la novia más clemente. En mis eternas horas cruza tu amor de ausente y es el amor más dulce paro también mas triste .... En el rincón más claro de mi memoria guardo, como un puñado de oro: tu risa fresca y loca; aquella risa casta como un olor de nardo, aquélla suave risa que yo jamás aguardo oír en otra boca que no sea tu boca; tu palidez de santa, tus manos delicadas, la sombra compasiva de tu melena oscura, aquéllas dos ojeras dolientes é invioladas y aquéllas dos pupilas que están como encerradas en dos maravillosas lagunas de agua pura; • tu vocecilla alada, tu vocecilla breve que fué en los tiempos tristes de mi existencia yerma un prodigioso riego de compasión, tu leve voz que al hablarme á solas me hace creer que llueve como un rocío de rosas sobre mi vida enferma .... Así en mi sér subsistes y en mis pesares brillas, así á mi lira vienes cuando mi lira encuerdo; por eso, cuando enhebro mis cántigas sencillas, mi espíritu angustiado se pone de rodillas y canta la doliente canción de tu recuerdo. • ENVIO Tú con tus dos pupilas ingenuas y amorosas, y con tus manos blancas, y con el timbre claro, de tus palabras nobles y misericordiosas, ruégale á Jesucristo sobre todas las cosas para que no me muera de tedio y desam11aro. GREGORIO RUEDA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 81G7 EL COIHli~O DEL VALLB Hacia donde me aguardas . . ' Hacia dónde me aguardas, misteriosa prometida? .. 1 •• N o ~e si no que existes y que debes tener los ojo~ tristes como los de María Doloro~a. ¿Qué pescador me anuncia tu reinado sobre las almas? ¿Cuál crucificado tu inefable dulzura me predijo y en nombre de tus manos me bendijo? Yo te sueño más rubia que la aurora, con una larga túnica viole.ta llegar, por entre liri0s, á mi encuentro, .Y decir en mi oido de poeta frases de una virtud con~oladora que se fueran corazón adentro ... , ... DELIO SERA VILE SUELTOS • De Palmira, nos participa galantemente nue~tro fino ami­go don Vic~nte Holguín C]Ue ha establecido en ::tque11a ciu­dad una "Oficina ele Comisio­nes" en la cual se encargará ra. No~otros no::> anticipa­mos á clarle la cordial bienve­n iLla. En Caracas acaba de publi-car nn nuevo lil•ro Corne!io Jiispano, afamad) literato \ caucano Cll\'O nombre ha tras­pa" aclo los ·Jin11cros c.le la Pa-tria. · Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL COTWEO DEL VALLI~ ''Leyenda ele Oro" que es el nombre de la última produc­ción del autor "El Centauro" y de "El Jardín de las Hespéri­des", es un hermoso canto be­llamente cincelado en el cual narra los hechos más ~;:dientes de la vida de Jerónimo, el san­to anacoreta y doctor de la Iglesia, quien consag-ró sus años á la práctica de las vi rtu­des y al culti,·o de las Je;tra humanas. Reciba el autor de ''Leyen­da de Oro" nue. tro fcnicnte aplauso. El Honorable Consejo 1\luni­cipal ha tenido á bieti hacer los siguientes nornbr~mientos: Secretario, don Jorge: San­tander N.; Tesorero l\1 unicipal, señor don Alejandro Borrcro; Administrador de las Bodegas del Distrito, don Honorio He­nao; Portero E cribiente, don Vicente Villaquirán E.; Inspec­tor del Alembraclo Público y Conserje ele la Casa Municipal, Sr. Serafín Falla. Cab2.lleros aptos y dignos de la confianza que ha depositado en ellos el noble Cabildo, sin que por C'sto dejemos de reco­nocer la compC'tencia y honra­dez de· su:,; am.cccsores. M u y sen. ible ha ~ido la m u ·;­te del señor don Arce:io Vare­la, ocurritla en e:ta ciudad en la noche del Ycinte dc:l que cur­sa. A su. deudos acompaña­mos en su d:.1clo. Circo de toros. c;omo lo anunciamm; en 11uestro número an crior, el domingo 19 d~ los corrientes, se efectuó la prime­ra corrida ele la temporada itar las falsificaciones ponemos esta marca en cada botella de la • "Preparación de Wampole" y sin ella ninguna es legítima. Es tan sabrosa como la miel y contiene to­dos los principios nutritivos y cura­tivos del Aceite de BacalM Puro, que extraemos de las hígados frescos del bacalao, combinados con Jarabe de Hippfosfitos Compuesto, Malta y Cereio Silvestre. Tomada antes de las comidas, aumenta el apetito, ayuda á la digestión, enriquece la sangre con elementos rojos y recon­stituyentes y vuelve á los placeres y tareas del mundo á muchos quo habían perdido ya toda esperanza. "El Sr. Doctor J. Izquierdo Brom1, de Buenos Aires, dice: llc usado h Preparación de W ampole, y gran­demente satisfecho de sue esplén­didos resultados la he administrado á mis propios hijos, teniendo la satisfacción de haber obtenido un éxito que no había podiuo con. (ieguir con otras preparaciones." Nadie sufre un dosengaf'lo con e:>tu. De venta en. todas las DoLic·> •·. UNA GRAN CRUZADA La mayor cruzada de los tiem­pos moderno¡;¡ es quizas esa en que se hallan empeñados los Gobiernos del mundo ci,·ilizadu, 6 sea la de com­batir con éx1to, impedir y curar la tuberculo~ts, Y modificar las con­el ici\mes sn n itá rías, higiénicas y pro­filáticas que dan origen á Ja propa. gación de esa terrible plaga. En esta gran cruzada, la importancia de aumentar en toda for na la resi~. tencia del paciente contra dicha en. fermedad eRtá reconocida con mayor ampl1tucl que antei'J. Con el mejor tratamiento moderno, rara ,·ez so­breviene 1~ .muerte; pero en las per­sonas debtlltaclas, y con sangre im­pnra, la enfermedad suele resultar fdtal. Está concedido por las auto. ri c=====~====Jo • \

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La bruja de las minas

Por: Gregorio Sánchez Gómez | Fecha: 23/11/1911

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / 445- CALI (República de Colombia) NO\'IE~IBHE 23 DE 191 r 1 Crónicas Flor de cactus, espléndida al alba, á la tarde marchita: polvo impalna­ble, áureo y luminoso en el rayo de sol, invisible y deshecho al crepúsculo; nube tet\ida de ópalo y turquesas, disuelta y apagada en la obscura inmen­sidad de la noche: á todo eso ha podido ser comparada 13. Cró1áca. Escri­ta para reflejar pensamientos y sensaciones de un día, en ese mismo día, debe morir. Pero lo que tiene su existencia de efímera, lo tiene de inten­sa; en ella fulgen todas las vivas irisaciones del moderno pensar; laten en ella todas las palpitaciones de la conciencia colectiva y, deslumbrados por el rastro que deja, cuando la forma la mano del genio, nos pr<.>guntamos atónitos y admirados si aquel surco de luz que se enciende, cruza el espa­cio y va á caer en el infinito del tiempo, es un poco de gas que se dcscom· pone ó un mundo que pasa. ¡Escribir para un día! Pero i,quién puede lisonjearse de esculpir en el mármol pentélico de los siglos que, al cabo, no son sino días fugaces en la eternidad sideral? Llegado el crepúsculo, tanto importa haber vivido el glorioso día de Homero como la hora fugaz de Empédocles. Habet· vivido bien, eso es lo que importa, para que cuando pongamos la planta en el te­meroso umbral de las sombras, podamos con orgullo decir: Ncc me ri.risse penitet. N o me pesa de haber vi vid o. Mas jcuán erróneo el jnicio ele los hombres al medir la importancia y vitalidad de las propias obras! Tal que juzg-a hablm· para que una poste­ridad suspensa escuche, graba ya sobre pétalos marchitos las diYagaciones de sus infolios. Tal otro que dicta á su modestia las humildes palabra~;. que él juzga balbuceos, despierta en las inteligencias vibracioñes y ritmos, embriones de sentimientos y g<'rmenes de ideas que han de repercutir ),)S acantilados de las con turia.s. Para ello, tan sólo nna condición es preciss hila- ' rros en que todo se mezcla sin afinidad y se rcsu~·l\'t~ sin justo destino, ó sibil oloroso de que saca siempre el espíritu :>electo sus rcsi.:'J'Yas aroma- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 1 81í7 EL COllftEO DEfJ VALLE -------------------------------- tizadas y sus frutos fragantes. Sus párrafos nueden ser sonoridades pul­cras; pero si es el poeta ó el pensador quien habla, son siempre escondidas grandezas. Césares que se envuelven en la rasgada túnica de Cri~ipo; centenes que parecen tarines, perlas que semejan burbujas, pétalos des­gajados que se nos antojan vedijas, hasta que, al pasrque consel'van en su frente el sello del infinito de donde pro­ceden, como los octogenarios el de la eternidad á que van á volver. La existencia es un punto entre dos espacios ete,·nos; una luz entre dos infi­nitas tinieblas; pero esa luz, azulada y rcsplanueciente en la infancia, se hace cárdena y triste al alcanzar la cumbre de la vida. Hay en e::;os in­fantiles rostros la expresión de sensaciones ignorad;1s, purísimas, que des­pués habrán de hacerse débiles y confusas, rasgos quP han de esfumar~C'. ideas que no han de tomar cuerpo. Recordad esos días de nuestra aurora, y decidme si al sentir el bordoneo de un insecto que paBa, el rumor de una fuente que corre, el perfume de una tlor que se abre la incierta melodía de una música que se aeleja, al percibir vagamente la reminiscen­cia de sensaciones que h:tbéis experimentado hace ya mucho tiempo, qui­zá en el regazo de vuestra madre, tal vez sobre edredones de vuestra et·na, no sentís un profundo estremecimiento, mezcla de dicha v ele sobremlto que, por un breve insta"nte, os recuerda otro mundo más J)ello, más gran­dioso, iluminado al menos por una luz melancólica y grata. como un deste­llo de la eterna luz, por una claridad vaga y solemne Jo cómico. Ilacer llorar es miis fácil aún; cual­quier mano poco piadosa tiene en su poder la e la \'l' de las lá~rinm,. PL·­ro hacer fulgir en el iris esr.• destello fltte denota el contento, conseguir quP­la boca se contraig-a dulccmentP, que la pupila se dilate C\11110 ante un ale­gre panorama, provoc·a,· la t•.·plu~ión dc·l bi0nes tar sin fruncimientos ui sa­cudidas, eso no puede conseguirlo sino lo qm• t•s fuente de placeres hu· mildes, lo que lleva en su interior impreso el ~:t·llo d·•l bien. El ni1io que prorrumpe en risotadas ante lo defomw. chillón y grotesco. sonríe á Jos pá­jaros, á las flores, al ciPI.> tachonado de estrellas. Aristófanes pintando en sus tramoyas ú la l•'ilosofía calwlt•:amlo en un ti'Onro rle fresno. provoca­ba carcajadas de los libl'rtos: solamentP Menpndl'o, mo:~tranclo las huma­nas flaque~as, sin encono ni f>,Tost•ria, evucaba la plácida sonrisa en los rostros de los ciudadanos de la lil.H·e Ateuas. * * * Todo árbol cercenado es una acusación; pon¡ue todos llevamos en no­nosotros algo de ese instintinto inconscient·• que hiw cunsagl'Osque: parece que so· ( 1 bre nuestras calJctas, eleva la Naturale~a feeundu ~us brazos, extendido.:; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / EL COTUU~O DEL V/\. LLE La divina tnentira DE PABLO GHESIN .\ SU AMIGO LA FAUCHERE Querido y antiguo amigo: 8100 Te quejas en tu carta de mi prolongado silencio y envuelves tus afee¡ tuosas quejas en frases de ironía. uYá sé-me dices - que hay que ser in· dulgente con los inventores, porqué viven más en la ilusión y en la quime­ra que en la realidad. n Haces cariñosos elogios á mi genio: pero no puedes por menos de dudar, persuadido de que persigo un imposible: más aún: so11ríes al pensar en mi aparato. oPsico registrador )), destinado á radiog-rafiar el pensamiento á través del cerebro y á recoger al vuelo los efluvio:- del alma, como las an­tenas de un telégrafo sin hilos recogen al pasar las hondas hertzianas. Pu~s sábelo: esta imposible locura yo la he re::Llizado. Aquí está vivien­te, tangible, sintetizada en un sencillo mecanismo, que causará una evolución en el mundo. ¿Te das cuenta exacta de tal enormidad? Poder sorprender á voluntad, fotografiar, por decirlo así, el pensamiento exacto, el sentimiento espontáneo de un sér cuyas falsedades no serán yá más que gasas transparentes que podrán atravPsar los rayos de mi máquina! Pe­netrar en lo más íntimo de las almas, hojearla'~ como un hbro, Yer lo que hay detrás de la fachada, lo que cada cual > Herido violentamente en el corazón, tuve, no obstante, la suficiente fuerza de \'Oluntad para disimular, para ahondar hasta el fondo de mi des­gracia, y le dije, aparentando la mayor calma que me fue posible: . Hace un día muy hermoso. ¿ Q 1ieres que salgamos á dar un paseo? · Ella me respondió con ese tono inocente que es el refinamiento del ar­te de mentir, diciéndome que su mayor placer es el de salir conmigo; pe­ro que tenía Junta en la Asociación uProtección m01·al de la obrera>l. de que es Presidenta y que no podía faltar. El aparato decía: ((E~ta es la tercera vez que engaño; pero tú eres de­masiado cándido para notarlo)). Entonce~ aventuré una frase más directa. _-¿QuP confianza no tendré en tí. cuando jamás te pregunto dónde vas ni de dónde vienes'? ¡Si amases a otro! Y el aparato, febrilmente: u¡Hola! ¡Hay que ir con pies de plomo!>) Inmediatamente se apoyó, con zalamería extremada en mi hombro, y con el tono más dulce de su voz me diio: - ¡Celoso! iMalo! ¿Qué sospechiu-; son esas de tu mujercita? ¡Me­recías < U:! fuese venlad! Pero yá sabes tú que me sería imposible ha­cerlo, qué tú eres lo (tue más quiero en el mundo, porque eres el único que supoel1cPngañarmc \'ÍC'ndo q ne se reía de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. 1 ' EL CORREO DEL VALLE 8162 mi talento, de mi gloria de inventor, y mientra yo la comunicaba mis es­peranzas de triunfo, ella pensaba en sombreros y galas y vestidos. Después tocó le el turno á la afección fraternal. Mi hermano, á quien yo quise siempre entrañablemente, y que me llena de atenciones, no pien-sa más que en llegar á heredarme ..... . Y, en fin, todos mis amigos, hombres y mujeres, todos aquellos á quie· nes he entregado mi cariüo y á quien he servido y favorecido con viva so­licitud, se acercan á mí llevados de algún interés vulgar. ¡Todas mis afecciones, todos mis sentimientos más puros y todas mi~· creencias, se han derrumbado para siempre! Y puesto que yá no creo ni en el amor, ni en la amistad, ni en la justicia; puesto que mi corazón está destrozado, no me queda otro placer que el de la venganza, otra ilusión que la de sembrar el mal y el dolor en torno mio, de destruir este mu do podrido y asqueroso, en el que sólo dominan dos pasiones: el egoísmo y la ferocidad. Emplearé entera mi fortuna en la construcción de estos aparatos, los haré asequibles á todo el mundo, cada cual podrá poseer el suyo y yá no habrá ni esposos felices, ni familias, ni amigos, No habrá tampoco auto­ridad posible, ni disciplina, ni política, ni nada, puesto que habrá concluí­do en el mundo la mentira y se podrán contemplar desnudos, fríos, ponzo­ñosos, los corazones, sin que la menor ilusión pueda verse mantenida por las palabras engañosas. ¡Basta de mentiras y de formulas corteses.! Gresin DEL MISMO AL MISMO Anteayer, en un momento de crisis nervio!Oa, te escribí una carta muv larga, que acabo de quemar. ¿A qué conduce. en resumidas cuentas, el afán de abrir el alma á todo ser, aunque seii éste el m~.ior de los amigos? Ocultarla guardar para sí mismo la personalidad individual, sea buena ó mala, dichosa ó desgraciada; conservar intacto un misterio inviolable, es la única verdadera felicidad que tenemos. ¡Arrebatárselo á los demás es un sacrilegio! Hé aquí por qué al mismo tiempo que quemaba tu carta destruía mi < aguas negras y profundas que pa->almn rociando, silencio­sas, como un misterio movible, en dirección de l.-1. Turre Eiffe1. Enlazadas las manos murmuren amLos mil cosas acerca de las dichas de París. jQué bello, qué hermosp era, y cómo resonaba allá á lo lejos de Monmartre! La colina aparecía en el horizonte nimbada de fuego, como un incendio ..... . Siguieron su camino. ¿A dónde iuan? Juan no interrogaba ya. Arrastrado, fascinado, seguía tras de la g-entil silueta. Una mirada de sus ojos le hacían impotente ante toda rcsistl'Í1cia. Pero de pronto, la silueta de~n]Jaréc.:ió una vez más. Juan se restregó los ojos y miró en torno de sí. Nada. Margott. Ninon . Manon. Pom­ponette, como quiera que se llamara, no estaba allí. Se había fugado de nuevo. Ella dejaba, sin embargo, un perfume tras de si y Juan siguió ese per­fume. Era un aroma candente, espeso, embriagador. En el viejo templo, á las sombras del muro, la encontró de nuevo. Es taba de pie, meditabunda. - Te aguardaba, murmuró. -Entonces ¿por qné abandonarme? . -Era preciso probar si me quien's. Ahora estoy scp;ura de tu cora- ~ón. ;,Seguirás esta borla de oro ol tmvés de cualquier peligro? - Le doy á u ted mi vida. IIe ahí mi rcsvuesta; Ella le acari~ió la frente y, seductora, echó de uucvo Íl andar. Juan gemía. La rápida ma1·cha le' abrumabJ.. Pero la p1·omesa tle llegar luégo de arribar al nielo tibio, luminoso y JWrfumaclo ele aquella hechicera, le hacía continuar la jomada. Habían caminado tánto, que se cncontralJan frente á l:u;' •fortiflca­ciones ¿Qué habían hecho? ¿,Cómo estn.Jmn allí? ¡.Por qué c.:allejas y enre­dijos habían crundo para e:>tar tan lejos de donde creían? Recta, cortando el viento, incansahk, la muj0r caminaba hacia adelante. Irritado Juan, alargó su bra~o. la cog-i{J del abrigo y tiró hacia él. La mujer se detuvo, y entreabriendo sus tuk:> dejó \'er no ya S\l ros-tro de diosa sinó su cráneo pálido, sus órbitas vacías, sus mandíbulas bur- ~ lo;1as riendo desde más allá de la \'ida. / ¡La mu0rtc! El espanto turbó de tal manera á .Juan, que le hi:w caer dentro del foso de las fortificaciones. Allí pennt.neció dos hora::-:, IIelado ele frío, sumcr- 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL COHREO DEL VALLE 8166 gido en un doloroso sopor. Al clarear el alba pudo levantarse, erguit·se salir de allí, llegar á su casa. í Luégo, entre las ropas tibias del lecho, pensó muy bien en que aquella alucinación de la morfina que le había hecho vagar como un loco por Pa-rís, podía ser muy bien una advertencia, una sana advertencia ..... . 1 • MONT-CALM , Versos de ausencia P:..ra Dmitri Ivaoovitch en ~u Poema del Ensueño y del Si 1 e ocio Yo no te olvido nunca ... Las manos en la frente me enseñan la suprema verdad· de que tú fuiste y eres para mi vida la novia más clemente. En mis eternas horas cruza tu amor de ausente y es el amor más dulce paro también mas triste .... En el rincón más claro de mi memoria guardo, como un puñado de oro: tu risa fresca y loca; aquella risa casta como un olor de nardo, aquélla suave risa que yo jamás aguardo oír en otra boca que no sea tu boca; tu palidez de santa, tus manos delicadas, la sombra compasiva de tu melena oscura, aquéllas dos ojeras dolientes é invioladas y aquéllas dos pupilas que están como encerradas en dos maravillosas lagunas de agua pura; • tu vocecilla alada, tu vocecilla breve que fué en los tiempos tristes de mi existencia yerma un prodigioso riego de compasión, tu leve voz que al hablarme á solas me hace creer que llueve como un rocío de rosas sobre mi vida enferma .... Así en mi sér subsistes y en mis pesares brillas, así á mi lira vienes cuando mi lira encuerdo; por eso, cuando enhebro mis cántigas sencillas, mi espíritu angustiado se pone de rodillas y canta la doliente canción de tu recuerdo. • ENVIO Tú con tus dos pupilas ingenuas y amorosas, y con tus manos blancas, y con el timbre claro, de tus palabras nobles y misericordiosas, ruégale á Jesucristo sobre todas las cosas para que no me muera de tedio y desam11aro. GREGORIO RUEDA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 81G7 EL COIHli~O DEL VALLB Hacia donde me aguardas . . ' Hacia dónde me aguardas, misteriosa prometida? .. 1 •• N o ~e si no que existes y que debes tener los ojo~ tristes como los de María Doloro~a. ¿Qué pescador me anuncia tu reinado sobre las almas? ¿Cuál crucificado tu inefable dulzura me predijo y en nombre de tus manos me bendijo? Yo te sueño más rubia que la aurora, con una larga túnica viole.ta llegar, por entre liri0s, á mi encuentro, .Y decir en mi oido de poeta frases de una virtud con~oladora que se fueran corazón adentro ... , ... DELIO SERA VILE SUELTOS • De Palmira, nos participa galantemente nue~tro fino ami­go don Vic~nte Holguín C]Ue ha establecido en ::tque11a ciu­dad una "Oficina ele Comisio­nes" en la cual se encargará ra. No~otros no::> anticipa­mos á clarle la cordial bienve­n iLla. En Caracas acaba de publi-car nn nuevo lil•ro Corne!io Jiispano, afamad) literato \ caucano Cll\'O nombre ha tras­pa" aclo los ·Jin11cros c.le la Pa-tria. · Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL COTWEO DEL VALLI~ ''Leyenda ele Oro" que es el nombre de la última produc­ción del autor "El Centauro" y de "El Jardín de las Hespéri­des", es un hermoso canto be­llamente cincelado en el cual narra los hechos más ~;:dientes de la vida de Jerónimo, el san­to anacoreta y doctor de la Iglesia, quien consag-ró sus años á la práctica de las vi rtu­des y al culti,·o de las Je;tra humanas. Reciba el autor de ''Leyen­da de Oro" nue. tro fcnicnte aplauso. El Honorable Consejo 1\luni­cipal ha tenido á bieti hacer los siguientes nornbr~mientos: Secretario, don Jorge: San­tander N.; Tesorero l\1 unicipal, señor don Alejandro Borrcro; Administrador de las Bodegas del Distrito, don Honorio He­nao; Portero E cribiente, don Vicente Villaquirán E.; Inspec­tor del Alembraclo Público y Conserje ele la Casa Municipal, Sr. Serafín Falla. Cab2.lleros aptos y dignos de la confianza que ha depositado en ellos el noble Cabildo, sin que por C'sto dejemos de reco­nocer la compC'tencia y honra­dez de· su:,; am.cccsores. M u y sen. ible ha ~ido la m u ·;­te del señor don Arce:io Vare­la, ocurritla en e:ta ciudad en la noche del Ycinte dc:l que cur­sa. A su. deudos acompaña­mos en su d:.1clo. Circo de toros. c;omo lo anunciamm; en 11uestro número an crior, el domingo 19 d~ los corrientes, se efectuó la prime­ra corrida ele la temporada itar las falsificaciones ponemos esta marca en cada botella de la • "Preparación de Wampole" y sin ella ninguna es legítima. Es tan sabrosa como la miel y contiene to­dos los principios nutritivos y cura­tivos del Aceite de BacalM Puro, que extraemos de las hígados frescos del bacalao, combinados con Jarabe de Hippfosfitos Compuesto, Malta y Cereio Silvestre. Tomada antes de las comidas, aumenta el apetito, ayuda á la digestión, enriquece la sangre con elementos rojos y recon­stituyentes y vuelve á los placeres y tareas del mundo á muchos quo habían perdido ya toda esperanza. "El Sr. Doctor J. Izquierdo Brom1, de Buenos Aires, dice: llc usado h Preparación de W ampole, y gran­demente satisfecho de sue esplén­didos resultados la he administrado á mis propios hijos, teniendo la satisfacción de haber obtenido un éxito que no había podiuo con. (ieguir con otras preparaciones." Nadie sufre un dosengaf'lo con e:>tu. De venta en. todas las DoLic·> •·. UNA GRAN CRUZADA La mayor cruzada de los tiem­pos moderno¡;¡ es quizas esa en que se hallan empeñados los Gobiernos del mundo ci,·ilizadu, 6 sea la de com­batir con éx1to, impedir y curar la tuberculo~ts, Y modificar las con­el ici\mes sn n itá rías, higiénicas y pro­filáticas que dan origen á Ja propa. gación de esa terrible plaga. En esta gran cruzada, la importancia de aumentar en toda for na la resi~. tencia del paciente contra dicha en. fermedad eRtá reconocida con mayor ampl1tucl que antei'J. Con el mejor tratamiento moderno, rara ,·ez so­breviene 1~ .muerte; pero en las per­sonas debtlltaclas, y con sangre im­pnra, la enfermedad suele resultar fdtal. Está concedido por las auto. ri c=====~====Jo • \

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 445

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Tierra y carbón en la vorágine del Gran Magdalena

Por: Centro Nacional de Memoria Histórica | Fecha: 2018

El despojo de los labriegos de las parcelas El Toco, El Platanal y Santa Fe, localizadas en San Diego, Agustín Codazzi y Becerril, municipios cesarenses en la Serranía del Perijá se inscribe en una década de profundos cambios en el Gran Magdalena que se inicia en 1996. Es una década de transición desde economías agropecuarias en las cuales los campesinos parceleros se inscribieron en la ola de la reforma agraria y lucha por el acceso a la tierra, al predominio de la economía del carbón y su multinacionalización. Los conflictos agrarios de primera generación fueron impactados por el despojo violento en una triple dinámica que se conjuga de hecho: Reconfiguración violenta del territorio. Por un lado, las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) incursionan en Magdalena y Cesar para disputar control territorial y social a las guerrillas que tenían sus bases en la Serranía del Perijá, a lo largo de la frontera norte con Venezuela y extendían su radio de acción en zonas de La Guajira, Magdalena y Cesar. Esa incursión violenta se orienta en contra de los campesinos parcelarios y sus logros con el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora) y precipita un mercado violento de tierras y un reordenamiento de la propiedad en función de proyectos mineros y acaparamiento de tierras para ganadería por parte de paramilitares. Este informe busca contribuir a la reparación de las víctimas, mediante la divulgación de los hechos ocurridos, particularmente de las masacres expulsoras y los subsecuentes desplazamientos, entre otras violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario. También intenta hacer visible las causas y efectos de la violencia desplegada en una región transformada en desarrollo de las políticas de globalización y apertura económica. Descripción tomada y adaptada de la introducción a este documento
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