Por:
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Fecha:
01/01/1899
REP ·uLICA DE COLO.:\IUL\.-DEP.\RT.DIE--TO DE X~TIOQ ·r.-\.
f~v:r. ~rA :o~ LlTER~TlJiRA jr- TE, y p1y;;;N. IAS.
D 1 1{ E ü T O H.
.A~O JI Medellín) Stbre. Ocbre. y Nobre. de 1899. } Nos. 22, 23 y 24 •
OJO POR OJO
A Mario Arana.
1 o::·:ini0ron ele. de t1iflu.
en qu no. e: ea. Prh. .1
sino co.1. dos ctmigos uno de otro, tanto (·omo 0r· n ellas ntrcsi.
E topara no separar;-;c JlllH" .,· p )(lcrs{-g.uir uña y
carnP.
Lucía era una: n grilltl dP p lo r- . p c,njos:> y r ·olncionado;
do lunar s sobre e lla io. u p· ""'r · r , , w l,,u· ~ ' ·btl do. l"<'ll·
tinola.; listo s ~ grit::rl e a o o l t r. f H 1~ á a ·erca.rse nl pan:ll
rojo d<: t.r¡ndlrt bo ·n: m i·nl rado d ·nerpo, lu.rgo el cuello,
nrd iénclo. l ' lo:· ojo s· t' l al m ~: ntr< YP. 8.(1:1 ccnno n nwdr -,
decía.
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360 EL MONTA -..E
Lo otra, Olimpia, 1·a mucho más· bella. poro tan apoca da
y blanda de condición, que h:tblar con elln, era punto menos
que juga,r con una madeja de seda; tenia. un dejo d~ voz
que tocctba en :trrullo, y un desgonce de cabe:;r,a 0ncantador.
A í y todo, eran íntimas, pol' lo mi ino que no se apartan 1
astro y la noche: s;;e necesitaban.
A los di.ecis6is afios le sali.ó á Lucía un amarteln Alfr
do casi no baila en la .· tert;_llia. ·de no. otra:s; á (1 lo que lo
gu ta s beb r aguar 1ient y hac ,r que b ban los el n:: ás.
Ti Pn e. ·t 1nomeuto r o v >lJt6 h , t rttu·¿L ll a.qu lla. nluj cre.
·: la.· palabras amargl<- tahan su tormento, porque
sigui ron plegand cintas e:í la, diuecia; se
pasó la lengua por sobre los labios y se envolvió en un amql"'blanco
qu<:. parecía gigante tlor de a;godonero; sonrió otra
vez para sí misma y salió.
Como citadas llegaron las do~ á vez á las nueve de la noche
á la puerta de una casa 1nisteriosa por su aspecto, de un
barrio lejano, semillero de crímenes. Lucía sonrió diciendo :
Crei q ne ya habías llegado.
-Mucho tarduste tú-respondjó Olimpia,, prcndiéndo.
de su amiga para, no caer.
Eran do. extraflos buzos que iban á buscar la perla de la
dicha entre l~na mar de podn~dumbre.
Habia en este momento en el tráaico salón un vértigo, y
nadie las vio de pie en el umbral, mud:1s, solemne;:,.
Una onda de perfumes dolorosos hizo palidecer la pláci.üa
fragancia. ue Lucía.
Y entraron.
Junto á la puerta e. taba un hombre, alto, á pie limpio,
de ojos sanguíneos, miedoso, fantástico. Lucía boió el abrigo
y 1 ) tomó del brazo con aquella franqueza.
· -No es justo que te aburras--lo dijo;-va m os á bailar.
Y colocó sobre las manos ásperas y sucias su brazo cándido
y hoyuélado, y r .costó la cabeza, sobre jirones hediondos
á vieja mug~~e. ¿, l\ .. qué hambriento le tienden la 1n s·,
que no coma? La cogió como á cual uier fregon· á Inanosear-
1a á . u antojo, á d cirle desvergüenza y á llevarla para allá,
1 ara acá, za.ngoloteándol:t ni 1ná · ni menos qu á cualquie r·
· lugdalena. Y Jla omo n su u esto. ¿. A q no había i.do, . i
nó? A poca. vu lta.s, le a.rranca.r n la falda. de un pi. otón .
Bueno· e~ o ora parto de la alegría. ¿Acaso Tnl1o se había pr -
sentado allí con careta y dominó?
-Yo no estoy borracha ¿no es verdad. hija ?---declamó
Olin1pia, derramando el busto sobre un mostrador gra -iento
y húmedo.
La. clu ña de la cantina se quedó alelada ante mujer tan
linda.
--Nó, n6, se:ñora .... comenzó á decir.
-Qué sefiOl"1, ni qué aristocracia! Aq ui todos so1nos igna-les.
·Tjenes aguardiente?
-Pero usted ...... tengo vino, seííora ..... .
--Vino! Esa es una bebida de novicios, hija; dáme aguar-diente
y tabacos.
Mirando vagamente el rebullieio que tenía delante, se puso
á cantar torpemente.
-Que viva el placer!-grito dando una palmada en el
mostrador, y luégo:-Tienen razón los hombres, esto es dicha ~
y yo que he pasado las noches contemplando una estatuad _,
la virgen, perfumando la alcoba querida y contando los mi-nutos_
..... tonta! ...... ésta es la vida ...... aguardiente! Dá--
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OJO POR OJO 365
.1ne más, pero no me mires con esos 0jos púdicos, porque tB
•c onozco. ¿C61no te llamas·?
-Serafina.
-S ra .... fi .... na .... Lo que mPnos tienes; cámbiate ese
nombre, y dáme más aguardiente ...... A beber, muchachos!
Se le arrimaron un montón de Yelones, y para todos había
bebida en alarmante cantidad.
-Que viva mi pareja!- gritó reciamente el doncel de Lu
·cía, dándole un zabucón vulgcu·.
A este grito, paró el zarandeo, y corrieron todos á ver la
-.\.nda á lnvart r~! -le orden6 Tnlio á su muj<)r con alta
n ría, apena hicieron luz eu ht e tanda.
-...:Dónde t .. Javas tú ant de ent1·ar á casa todas 1a:-s no che:>
Dój< e de e crú1.ulo. que lo.· pordio.·eros e mano. ean
n1utuamente las llaga . N nos lav mo.~ ahora ni nunca.
-Y es que píen as seaui e?
- 'í, me pareció ncantadnt· el b(,..ile .. Pienso eguir, y tú':'
-Y? ..... .
L.. OCRE
A Gabriel Latorre ... rr ~- ~ e (,J:'vr qué V 1 teh e la no ·lw )' COnfundido
El mundo entero ~l. recoger ·e empieza?
~ ¡,.r"' o e inútil ivir i al fin rendido
~- Bu ca el h01nbre ¡lacer y halla tl'istezal
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LA NOCHE
Lo· nno, con < f._}t. I .J._.JL_.,j
(Conclusión)
IX
Por 1 -!0 vino D. Jnlián á establecerse con su famHia en
:\Ied llín, y coincidió ·u 11 gacht con 1 malestar político que
había de traer con ig-o una d la. con ti nclc ~· civil s más la,r~
gas, . angrientas y 'ruinosas qne han azotu.clo al pai .
En touces so ro11nió ln. Cárr.a.rn. Pro vi ncia.l de Antioq u ia..
<~n Mod.ellín, con a. i t ncia de l s Diputado. Manuel Antonio
Ja.ra,millo (quien apcn.as conc~n·l'ió tre. ·días), Jorge Gutiérre.í::
do Lara, Miguel ómez R strcpo, J oaqufn Ernilio Gómez,
Franci. co Giralda (rl pué~ General), .Jo. é J\Ltría..Urihe R s~
trepo, Luí. l\.1oren Juan An .. onio ~1Clnto, Ta, Pablo Pardo,
.Juan Ant 11io Pard. , Jo.·ó ~ 1é da Ec:h( 'e1Ti 1 scobar, Mariano
O. pina Roc1rígi..1('Z, Jtt<:n i>.f:tl"Ísbítero . ., Valc•rio. ntoni Jiméuez (ch.:spu 's Obi pode
Mecl>l !ín) y Vic: n.. :\1<: dn.
omo la mayorí::' el la Cámarn. era adi<:t:l a1 r('>g-irn n po~
lítico q n pr( s idh '1 minen te j n ri. c.:o:1 ni t) Dr. J o:;;é Igna~
ei el ... Iú.rque7- y e. tu vi • .. 0 con ·~ncida c1 que sté. ba, pró.·i~
nw :~ . allnr ]4· r b li.'H1 c~mtra ese régirn n Jn ·ual, . gún
toda las ¡;robe. bllidhd •s, s<.~rfa 'n··abez<~ch. 'TI la Provincia por
(•l Cc)l"Oll 1 Rul ·aclor 161'<1 bu, con el ap yo dpl ..f<,bernador~
Dr. Francisco Ant(Jnio Obr ... ·ón (nada m no. cp.c prireo her~
mano .Y amigo íntin C> dPl orrm 1 ón1oba), r ,·ol\:ió lP:iar al
Gob<.'rnador \llHL Com i ·ió.1 ·o1upu . ta. <.1 lo.· señoros Dr. 11ariano
Ospin·1, Jo .·~ ~Iarín. ... rib'..: H<~strcr o y ~Tulián Vásq uez.
para qu , ent .ndi ndo;-,c con 61 contiden ·ialm0nt , procura~
se inducirlo <Í opon r.-r! al plan r volueionnrio, y sobre todo
á compromet .rlo ú. q 1Je pu. ·i . · ' é.'t di. posición d la Cámara
uno cuantos fu. i les y m i..llÜ<.:iu11e=-: con lo. cuales s pudie~
ran armar ].')s cin l:td~nos inclinado. á sostener el orden
legal.
La Comisióu acudió á la C<:Lsa privadn del Gobernador,
que e taba situada en la Plazu la de la \lcracruz (la mi 1na
que hoy habita D. C9;rlos Restr -'PO Calleja ); el Gobernador
la r cibió con mHestl'as de atención 'disimulo á lé:. vez, y des~
pu '::, de oírla, le ofreció que pondría á disposición de los pe~
ticionrrio · alguna arma., con el fin propuesto; mas poca con~
fianza inspiraba á la Ccmi ión aquella promesa, to<~ voz que
antes de terminar la conferencia observó que el Coronel Córdoba,
que estaba detrás de bastidores, se había i.mpue to de
todo; y de esto no les quedó duda á Jos seílores Vásquez, Ospina
y Uribe Restrepo, por haber percibido pasos en la. pie-
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:r;o
za contigua y visto pasar por debajo de las cortinas el perro
favorito del pr Jsun to caudillo ele b . revolución, que nunca, 1 '
abandonaba.
Al día iguicnte por Ja mafiana ( de Octubre do 1 40) lograren
al fin los de la Comisión de la Cámara que se lo entrega
en las armas ofreeida.s, q u eran viejas, scasas y poco
útiles, y con ellR.s se armaron lo~ primeros milidanos ad Yers.
os ~1 tra torno del orcl n que fueron llegando á la. Plaza
Princi.pal, hoy Parqu de Bcrrío, entre ellos los sefiores .José>
María Barri ... ntos, José Maria Uribe Rcstrepo, Dr. Mariano
Ospina, .Jenar~' Barrionto., Dr. Juan Cris6. tomo Uribo Ech "verri
y Franci co Giraldo. Mas como la may0r parte de las
arrna~:; útiles estaban n 1 cuart 1 de la Nitrería., u bicaclo n
la callo do Bolívar, · n las e 1·canías del arroyo do "Barbacoa.'
(6 La Loca.), y ést hubio, e caído de de muy t mprano
n manos del Coronel Córdoba y de sus pat·cialcs, que de Rion
gro y B rbo a habír1n acudido con ol propósito de ayudar-
1 , nadn. eficaz pudieron hacer los ad ersctrio_ ... d(~ ósto , y después
ele vario in~idente de p ca importancia hubi ron de
retirars éstos á sus casa .
Ll gada la nocb , salieron el ... la ciud d D. Julián Vá. ·
qu z, D. Ma.rütno Ospina. y un hermano 1 olítico y amigo intimo
ele ntrambo.·, D. Jenaro arri nto , jov n perspicaz y
val roso, que apena. contaba 17 afios, y ·omo los tr s el ea.'
011 ustraer ... á la.· p r .. e u ·ion e . y v jáTn n s de que
pucli ntn . 1· obj to n ln capitn.1, r tirárons caut lo am nt '
á n rí· y como po · el ... spu6. r cibi ·en allí avi. o de qn un
piquete ace: udillado p r 1 _, apitán Fran ·i. co ~fa ·ha lo iba en
1 o· do ello·, pusiérou ' do nue\T en movimiento 1 ara salir
d la Pro in ·ia. a. a.ndo por 'I'a a1nocho (hoy Zea) y mbarcándos
en ''Do. bocas', baj·tron ·on rapidez 1 N ,chí, y cuan do
yá . con ·i raban guro , má abajo do Zaragoza, fueron
capturado. por ag ntos el 1 Gobi rn revolucionario y
conducido., prim ,ro á Zaragoza, n d. nclc fueron at ndidos y
auxiUado por l s flor dro Jo é Vá. quoz (pari nte de D.
Juliá.n), y luógo á Remedios, n donde el Dr. O I ina logró
vad ir e, y metP.r. o por la montana de Ran Bartolomé, por
dond al j6, mbarcándose en can0a en 1 M2gdaler.a 1 ara
dirigir. e, como lo hizo, á Bogotá. Sus compafieros V á ·quez y
Barrier. to~ vol ieron á M dellín.
Más tardo, cuando ya la R pública empezaba á cosechar
lo b ndeci.dos frutos de la tranquilidad y de la paz, e vio D.
Julián en la necesidad de abandonar t mporalrnente la admini
tradón de sus propios intereses para encargarse de empleos
públicos en el orden político y administrativo, como el
de J fe Bolitico del Cantón (equivalente al ele Prefecto de la
actual Provincia del Centro), y como entonces los funcionarios
1 úblicos de importancia acostumbraban quizá mayor e -
lo que en la actualidaJ. para prevenir los delitos, á fin do no
tener que sufrir las consecuencias de su ejecución, se propu-
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D. JULIAN VA:::>QUEZ 311
so D. Juli.án aplicé-Lr esa máxima de buen gobierno, y, por ser
fiel á ella, empren lió en una noche de invierno un 1 en oso viaje
por las montaña. que se encuentran entrP. Rionegro y Medellín
para investigar personalmente todo lo concerniente á
una fábrica de monedtt falsa de que tenía so pecha. A. í logró
descubrir la trama y seguir la pista á Jos presuntos delincuentes.
Sumamente agitado el país, y con especialidad la antigua
Provincia d Antioquia durante la época borrascosa de la
Admini tración López, más conocida bajo la denominación
de" eL 7 de Ma1·zo ', diéron e los más activos innovadores á l·t
tarea de revolverlo todo, y p,rincipalmente la porción má ·
brio a ó inexperta del bando dominante, entusiasmada con lo.
proyectos más de cabellndo de la escuela revolucionaria de
Francia; y al grito de ¡Reforma! todo lo demolía, sin maduro
<"~xamen. En tales circunstan ·ias reunióse el Congreso ele 1 5_,
del cual era miembro D . .Julián Vá qu z, como S nador por
Antioquia. Ocupóse entonves el Senado en el juicio promovido
por el voc r:) de la Cámara de R presentantcs, Dr. Carlo.
Martín, al célebre Arzobi po de Bogotá, D. Manuel Jo. é
Mosqucra, personaje eminente y re. petabl por t dos conceptos,
á quien se acu ó dizque por no haber convocado á concurso
para. la provisión de curato en la rq uidióce i .
Admitida la acu ación por 1 . voto;~, hicieron constar el
suyo ncgati o los Senador MH,n ·~lel Antonio Bueno, Pablo
.4-\o-ustín alderón, vero arda, Raimundo antamaria,
JULIÁ .. V .\.SQUE% y Franci ·e Vecra.
Con. iderad luégo l a unto, n la s ión de 27 de Mayo,
fue aprobado -.1 proy cto c1 resolución que ord naba l :x· traJ7r_
l}n lento del I1 u trísimo Señor Mosq u era y la oc u pa.ción
de su. tempm·alirlades; esto c . , algo p:-trccido á los d cr · to. de
proscripción que en la vieja República Romana privaban á
los en micro políticos de los privilegio del rt(JUa y el fuego.
egún l periódic El Gatolici. mo:
"Fne aprobarla la propo. ición por diez y nueve voto. cont1·a
tres, i ·1Hlo e:>.·pul.c::ioni.stas del señor Arzobispo, es d<>cir, e. tanclo
afirmativos, lo señores A~mcro, Abello, Bueno, Cama ·lto, a. tilla,
Camargo, astro, Daza, Fábrega, Gori, ómez, I. .. omhana, J.emus,
:Mantilla, JYle tre, · ilva, ctTano y Valen/mela, y negativo.
los señores 'anta maría Vásquez (J ulián) y Vega. Los señores Calderón,
García y Villeros no asi tieron.
''Así ha terminado-decía aquel periódico-la acusación inten_
tató 1 Senador Vcí r¡tu·z, n tan deli · do asunto'?
Col o-imos 1 u e lo. católico. ortodoxos, n tr l )S cuales
stabn. afiliado el Senador Vásqu z, ya que estaban en minorh.
L en aquella L gi latura y no v ia.n e p ranzn. de que, por
JLedio de uu concordato, se arreglasen razonablem nt Jos
puntos de di.~ id ncia que perturb ban la nec sarias relacione
entre las dos pot tades, prefirieron n aquella esC'abrosa.
circun~ tancias, aceptar, como el menor de lo males: la
separación absoluta que se le ofrecía como la oliva de la paz,
y que no fue medida de sunci.ente eficacia para defender á la
Iglesia de ulteriores persecuciones y vejámenes, como lo
comprueba doloro a experiencia. E to sin contar el poco favor
con que la Santa Sede ha mirado siempre, por consid -
rarla engafio a y abundante en peligros, la doctrina de la separación
absoluta, sobre todo si del terreno de la hipótesis
se pasa á considerarla en el de la tesis, como lo confirman
)'arios actos de Gregario XVI, Pío IX y León XIII, (quien
~n recientes documentos relativos al sistema imperante en
los Estados Unidos, ha hablado en términos que no dejan lu~
ar á duda).
Ya por aquel tiempo estaba dividida en tres la antigua
Provincia de Antioqui.a, á saber: la de Medellín, que compren-
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D. JOLIAN YASQUEZ ;r¡ .l
día el territorio de las actuales Provincias del Centro, Fre ·
donia y Suroest ; la de Córdoba, capital Rionegro, que extendía
su juebdicción al tertitorio compre;1dido en las actuales
Provincias de Oriente, A u res y Sur; y la de Antioquia,
que comprendía las de So_Etetrá.n, Occidente, Norte y Noroeste.
Y ya en la de Medellín, ya en la do la antigua Antioquia,
J'eintegrada por disposición del Congreso de 1 55, continuó
D. Julián Vásquez ejerciendo la influencia política correspondiente
á un ciudadano genern,lmente acatado por su cordura,
madurez de juicio, actividad, honradez y merecidn, posición.
Constituido luégo el Estado de Antioquia en 1 5o, fue el
-eflor Vásq ue7. uno de los factores más eficaces de la acertada
organización que se le dio, y uno de los auxiliares más útiles
y que más influyeron entonces en la labor de hacer de
Antioq ni.a uno de los Estados mejor administrado .
Concurrió el señor Vásquez a1 Senado de la República
en 1 58, 59 y 60, en donde sostuvo el Gobierno presidido por
el Dr. Mu.riano Ospina.
Para conocer á fondo E:l mérito de un hombre que llf) pertenece
á hL categoría de lo· e crHor s y oradores afa,maclo ·,
ni á la d los que están cor.tinuam nte ú C¿tza de alabanzas y
vana popularidad, ba.st::t sabor qué sociedad m~1tiva y 1 apre-cio
qu . ta hace de l.
V mnos un jemplo en lo relativo á D . .Ju1íán. En , f e·
to, ele un memoránclu rn suyo en que . e encu ntra la lista de
lab visita,s qne recibió Jn Bogot<1 1 20 do Enero do 1 G , copiamo
lo' nombr s sigui0.nt s: Dr. Pa tor spina, D. <.timuudo
Santa maria, D. Ignacio 'u tiérrez V rgara, lo· PP.
Blas, (J, tunilla, Lcgarra y Eguilnz ( <.1n
~, o. y :'t !:t a1tnrrt el .n pn(l · to, ha.
hecho Hna ju. ta npreeiaei<'>n de la., cosa:, y ha contribufdo eficazmente
á b ·on. olidaci6n fle la pn-z _gen ,ral y ú, Rtr t:har la~ hnenn'
r laeione. q ne recíproc::'..m ntc :, brincbron 1 Gohi rno ...._ acional y
el el el Esta.l (.}obierno el ~1 Estado ha C'OOJH'ra. táenlos que a.lO"tmos se esfu r7.n.n n pre. ntal'
por •' Gobierno . '
R corelamo quo entoncc' f t j6 D. Julián con. untno-
0 ba.nq u etc, en ·u e, sa d habitación, al . oñor Pero ira Gamba,
y que ntr . Jos ·on vidttd figura.t·on vn.rias c.1 la 1 er. ona
· n1ás di ti ngu idas c1 uno y otro phizo . fu rzo. · p::.t" inducir ::.í 1 s
cnpi ali. -tas {o ftL1 . -u.·cribi n ac·ciones n <'~e .. ·tablf.•r·il i nto,
uno ele los p1·in1erv:-; el ese gónm·o qn .· . fundaron
1 aís. eu. n, utilidétd para el públic fne palp<'thl , pue éLd más
el<.~ d 1· eon1pl •ta.· garantía el . r>li'islatura del Esta,do en J 73
y 75, e eli tin<>'ui6 en ella po!.· la circunspección y r ctitud
que sabía. ilnr ri.m1r á todos sus acto , y o le io votar con la
3
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37o
porción más mod rada de lgraron :·u:·tra
r armas lo los pctrqu .· fr nt rizo.- para auxiliar á,. us
amigos d{:\1 Can a, y ·ta fne la señal, no la cau ."t ('\fici nto y
únicc ' de la guerra g neral que, como l ciclón, . ·e a '· ató :~obro
la nación ent n-1. Con1promotid . l obiorno de Antioqnia
en la fatal couti nda, sucumbió a,l fin, '1 ~de Auril de
1 77, y una de las víctimc s de las 1 crsocucion , y vcjámon •s
quo ntonc s .·e su. citaron fuo D. Julián, no obstante la actitud
netamente pacífica d u misión al Sur, en el año 1 ro-edento.
X
Ant s de separarse de Antiocruia h bia recibido D. Julián
el oficio do ~7 d Agosto de 1877, en f . ..l cual la Junta eneral
de Accionista d la "Compaílin. :y{incra de Antioquia",
declaraba que "habia admitido con mucha pena la renuncia,
que, con el caráct r de irrevocabl , hizo D. Julián el 1 destino
de Director de la Compañia, y lo daba "las más sinceras gracias
por la integridad é inieligenci.a con que babia desempe-
1lado la direcdón durante el tiempo que había estado encar-gado
de ella ...... ' (Proposición aprobada por unanimidad
y comunicada por D. Marcelino Restrepo).
Viendo D. Julián que, por una parte, él y su familia no
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D .. JULI.\~ V.\SQUEZ 377
porlía n conta.r con snficiE'ntr"'s garantías paea r si li.r en el Estado
tl Antioquia, pno. eu Octubre 6 r ovi ,mbr de 1 77 se
propuso en ln. Convención Constitnycnte r1ue él fu se proscrito
del E tado por 10 años, 1 ropüsición: qne estuvo á punto
ele pa ar; y ·wordánd.o e, por la. otra, do la excelente acogida
qn e le había h cho t~ n Gua,temn,la, por los años de 1 5 á
1~70 y el h•s Yen taja,;:; qnc cntonce. · ofrecía al industrial laborío.
o y cnt ndido, · r s ol · i6 bu. ca1· a:ilo n aquel pab.
Pues to ('11 vín., on Dicic·mbre, oc 1rrió b . muerte súbita de su
u m ada e s po. ·a, lo cunJ lo ohl~gó á regr . a.r á l\t1edellín, en donel
lo spercubrln nu vas cala,midad s doméstica .
Al fin tra. ladóso D. Julián á uat mala, á mediados de
J , '78, acompétíiado el - varios do sus parí .nt s más allegados,
y ontonc s . ·e fundó, n virtud do int ligE'llt s cJfuerzo suy<
:. , l "Baneo 10lom biano ·' q ne ha funcionado n aque1la capitnl,
bajo h . dirección el D. Rccarodo le Villa, uno de lo.
st~distas · lomhianos más htborin. os comp tentes y á la
vez ocio p1·inci1 nl d n l E s ta.bl ¿dmi .nto.
Gob rnnb:L n to. ce . .; á Guatemala. el di 'tador Justo Rufino
Barl'io s qnkn, no oh ta11t su prop nsión á lo. arranques
dt. b . . ·wb l'bi<, mani fosttLb·:t su ·muplacencia [ l enconil"
r ·e c ,1 J·t call0 con D. J 1liún ba:tn: ,1 1 unt do bajar del
C()C "L1e p~ Lra s·tl ud
al tiempo el su n1 uert la oz del Dire torio ( on. · r\·u.dor,
·qua públicc n1cnte r conoció on L.o J~u:~ de ~1ntior¡lliu, las \'irtnd
. y morecimi nto · de tan cmiocnt . 'rvidor público.
);fedellín, 13 de Abril de 1 '9~).
Tna flor \i en. nn \'Cl'.Í(Al
Y rne hi ·e ·t ngre al cog 'rla;
M<ís e pinas tienes tú
)- te han cogido cincuenta . .
11iré ;1na noche la ln na
Y la d palidecer,
Era qne la daba envidia
Tu 1 ermo .. ura de mnjor.
E. ~· EBALLO' Qt"I.LTTA ... T A.
(E~pafíol)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
380 EL ~r
Boc T,\..-EL C .. PIT LIO.
1::::-- ~ ro.~.-'l.'MARTRB
' ~-~ ~~ :;:.. :...7]!) L~-<~(·crí<- d01 Co<"oJ.' 'l d<'l' SU li~wrl..'
f· o r·h (l ,·s, al pun t el e r unión do los cochero. , Jlarrltrol(l el e 1./ill .
t 1' aiteu 1·, t éL bc>rncro con casa, ele comida .
Ta.'cl •ntr el la ti nda s hallaban unas m' a. d lli reo
y pir: clra blanca . obr las cuale. · ,... destacaban, n cada una.
e1 . ·ny o . 1 · al ros (le vidrio, n l tarro d . la, mostaza amarillc
·nta y ltts "·inagr ra. · ele por tillada. y torcida . En l t s t
ro al frent , brille. ba, el ancho 1no. trador :tn las barra en formad letra. T in' crtida, con
las botu bi lbs de eri tal de lu. ü ·ado, colocadas sobr las punta.
· ele Jo.· br~t?.o. tendido· . La ordinariez del sitio. intPrTu
m pía únieam 'nt ,... por un pináculo elegante que en el extt
·c·mo cl<:>l 1no. tn dor había, un jarrón de una pieza con repu jad
>. · de figuras ·m o labradas á martillo.
Y ele e. t ~ jarro artístico, que s rYía de sustentáculo aJ
grifq e ., la fu nt(:, urgían l aln1eadas garzotas, secas como
raja.- ele trigo y adornadas con hilazas de sedas carmesí.e . .
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DESDE PARIS 383
En el buen tiempo, cuando ya desaparecía el a u vernés y la
puerta se abría dejando entrar por ella la luz entera de la
calle, de aquel jarrón surgía un haz de florecillas frescas, de
ásperas azulinas, de amapolu.s sangrientas, de margaritas
como estrellas de nieve, entrelazadas con la hierba del campo,
de tonos de esmeralda con reflejos de cielo.
Pf)r la maf'iana se llenaba la tienda de menestrales y de
obreros. Los unos con sus holgados pantalones de pana, de
bolsillos inmensos por los que asomaban los mangos de martillos
y limas, llegaban al mostrador y bebiendo unas copas
sin sentarse, charlaban. Los otros, con las blusas tachonadas
de yeso, de pintura ó de barro, se acomodaban en asientos
y apoyados de codos en las mesas apuraban sendos litros
de vino.
Al medio día, aquella concurrencia tornaba. Durante una.
hora, todo era movimiento, golpe de los cubiertos sobre la piedra
de las mesas, rozar de platos y descorcheo de botellas, con
el glugú del vino al vaciarlas. Poco á poco cambiaba este rumor
por el de las conversaciones, y animándose éstas, se
convertL1 en ruido intolerable. Gritaban unos y otros. El
patrón, detrás del mostrador, daba sus órdenes. Su cuello,
gordo y corto, sostén de una cabeza chica, de orejas despegadas
y de semblante mal trazado, se hinchaba al vocear:
"¡Un café, ron, caliente! ¡Un kirsch, un coflac, un marc!
¡Todo vivo, á esa mesa!" Y la criada, con los brazos arremangados
y las faldas prendidas, corría de una parte á otra,
con un manojo de frasquitos cogidos por el cuello entre los
dedos de una mH,no, mientras, entre los dedos de la otra,
como cledales sujetaba las copas.
Por la noche la concurrencia era distinta. Los cocheros
de la parada, allí en la esquina, entraban uno á uno, atentos
á la calle por los cristales de la puerta. Y mientras encendían
sus cigarros de papel, toscamente arrollados, echándose
atrás el pesado sombrero de hule, se interpelaban mutuamente
contrayendo sus tostados semblantes con el gesto de
carcajadas necias. El patrón alternaba en las bromas, re~an
todos y la sesión se prolongaba.
Entonces, al lado del jarrón adornado con el hacecillo de
garzotas pajizas ó con las flores frescas, aparecía Marta, la
patrona. Su juvenil semblante, arrebatado por el día junto al
fogón de cacerolas hirvientes, descansaba en la noche. Sus
ojuelos vivaces, pardos y recogidos bajo la sombra de unas
pestaflas largas, miraban las paredes y el techo en el exiguo
espacio~ la tienda, como los pajarillos enjaulados contemplan
los alambres que limitan su mundo conocido. Su cara
picaresca sonreia con una mueca maliciosa al escuchar las
pesadeces de unas bromas groseras, y cerca del marido, de
aquel hombre de cuellazo de toro y de cabeza E;:Strecha, se
4
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EL }1
estremecía con alote do aY cilla que no conoce el vuelo.
Tomaba u periódico y retirándo. ·e n un rincón, l ia.
Leía la r¡ovela, vi ndo pasar n ucesión i maginati\Ta, UT
ra1idísima, duquesa. de Versalles cliscurrio11do por lo. p·u·t
t-res delicio. os á la luz d la luna; m::tgnate. rodero. ·o·,
cuajados el pedr ria. seda, rendidos al amor en apo.·ento.
regios; 1 < h ele c.tb llor(1 larga <.lici ndo su. maclrigtlL. s
el ulces. á la . o m brn c1c olorosos ln.ur Jes; . oldad o. in 'T ncibl . ·
abrí nclo con su sp·:tda briJla,ntc amino á. la Tictori~. Al
lado el las fu ntc., á la orillad riachuelos cristalino , maravillosas
ninfa dab·1n al p·tdr ·Sol n hl)monajo la dcsnud< z
do sus forma divinas, en tanto tU0 lo . .fe 1110., de aforcn,da
p zuña y do 1 eludo~· muslo. , reían con .·n:-; carll s. So erguía, so inclinaba, rozaba lo
cri ta1 :s con t 1ncrosa expo. ición de rotura espantosa, golp
aba con arn naz<..tclora indicación '1 1nánno de la me. a. Y á
.. u e mpás ah~ába1no.· ó di minuíamo 'l tono dán lonos m á.·
6 1nenos el tratan1i nto de "mi vi jo ochino' on lo de "sucia
bestia' y d má. comphteicnt . vocabulario r1u tomábamos
del m dio d l arroyo.
Entre no otros, jurisconsulto. en agr, z, había un polaco,
un chicazo muy rubio, que . e ponía ht boina d e. ·tndiante
la leada á la derecha, t ... pándol la oreja, mieutra con la
1nano se tapaba ]a izqui rda para ue Je d jára1nos cabar l
último alejandrino d un po ma en logio de Juno, la madre
de Vulcano y de 'l\larte. Pero no era po ible, porque estábamos
empofiados n el discernilni nto do las virtudes europeas.
Uno sosten¡a que para valerosos y tenaces no hay nada como
los originarios del Norte: y se apoyaba en los vascos do Es-
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pl contra~tc en a]a ~
'e: ·o .-ticue la armonía.
El mal con ' ini . tra faz
'igue nl bién en . u ca m in o;
~[a re: a la guerra l d ti no
Tra' una aurora ele paz.
En po. del encant
)dio al ti n de lo amor
. ,e va n bn a d la tlore
.Por nna ·eutla de abrojo .
La i.oenra al juicio cela~
.... l. h n radez; la falsía,
Va el dolor tra la ale ría
e nal trn la na ve la e tela.
Sigue l viaio ~í la virtud
Como el levante al oca o
Y s<)lo hay nn bre e pa o
De la cuna al ataúd.
La envidia de la honra en po
La aberración con la ciencia,
Sobre el crimen la conciencia
Sobre la concie.acia .... Dios.
E. CEBALLOS QUI.r:rTA A _
(Español)
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DOX JU.\N l\lO~T.ALYO =~ "" :)
DO~ JUA.1. IONTA.L\ O
Lectur·a: de .ln:w l\Iontalvo arreg1ac1a.~ por .Ju;tn ele Difl-; Cril)l'.-·- Qui:
o.-r_r¡¡)oqrafía de la E cuela de Artr:; y Ofkio.: luD '.
El libro que el señor Juan d(.
Dios Urib ~ ha, publicado en 1:t
capital del Ecuador, e::s una adición
verch clerat ente valiosa á la bib,
L)r-r tfía, amerieana y constituye
nn ·ervicio po ilivt) para las 1 ~tnt:->
el nue. tro coutin nte; porq u h:..;
ohras del ·l•lebre hijo el, Ambato,
aunqu"" generalmente admirada.·
por quiene.~ la.:-; conoc .n, no son familiar
s ntre no.·otro. ; COrá la gruta mi ma. ConocereI
os una 1 or una sus ari ta,s y sus concavidades, y podremos
leer u formación en los vestigios del pasado 1nás oscuro.
ie1npre ha.brá un a10'o, un no é q1té incomprensible en ella,
que nos esca1 a, y eternamente qu dar mos abrumados ante
la impotencia para reproducirla ó imitarla.
Podemos sorprender á Montalvo en falta; discrepar de
sus opiniones; discutir lo justo de . us puntos de vista. Sin
embargo, el triunfo le . tá asegurado como escritor, ante los
trihunpJes del gusto literario. Todavía, más: si en vez de defectos
de detalle y errores secundarios, como son los suyos
en lo general, hubiese sido ordinariamente absurdo y mentiroso,
sus obras aun tendrian por qué ser admiradas y aplaudidas,
porque si es verdad que valen los libros por las ideas,
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. obre todo, lo es también que hay un'L relativida (lllP- son Horneros y Esqnilos propio de lla,, épicos 11!.'
en el .·en ido stricta,mente literario de la palabra, . ino en
otro que si{J'nifique la. representación de un grupo humano,
on sn modo de ser y de pensar, qu lo refleje clara,mcnte bajo
m á .· de uno de sus aspectos en toda, lr plenitud de un m)mPnto
dado de su vida,: n un período ele . ·u infa,ncia (Hom -
ro): en otro de lla (Dante); n nn día dado el la juventud,
ha.io el imperio de graves crisis 1noralos é intel ctual s (:\1an frtd,
Fausto). Zola puede pctsar ror un pico tambi n, y,
e n L ayor exactitud, podrírunos clocir que el trabajo literario
ele nne ·t t o siglo, 6 el conjunto de sus obras má característi cas.
apar e ría ante los historiadores del futuro- u1 oni n du
perdida .tocle:l otra, lucha, y toda otra, fuente de investi?"ación
o·acla--como un archi \ YO, con el valor de un Rig- red a
nue,~o, n1á. · pr ciso y más exten o quo el libro de himnos e e
lo~ ... \ryas pl'imitiYo. ·, es decir una epopeya complete., no sólo
guerrera y I lio·iosa, sino de a pecto multiilicado ..
P ro o tamo· muy l jo , en los Rouo·on- !\1acquart 6 en el
teu,tr de Ib en ó de Dumas-pal'a rcferirno á lo qu . erh
docLHn ntLlción muy im1 ortant c1 1 nuevo Riy- r da, bajo l
a. pPcto. ocial,-cl l] oem· hom 'rico y el., 1· trag li primiti.~
va. La correlación n tro la huellas de la. dad pa ·a la y ] as
que . crán huellas r]e la nué tra, no. e pierde, 1 er en tod
otro entido-en:J.p zando por lo 1ni. mos molde y ncarnacione
-la tradición entre el pasado y el presente ha roto
por completo.
quiles, Ayax l Destino, las Euménides y l s dio
el l Olimpo, i.r "'en para un soneto parnasiano; para ilustrar
un 1 nsamiento ele ord n por completo dif rent , y n poder
dP.. lo e. cri.tores adocenados, se ,-uelven artículos de desh ' cho,
verdad .,ros htLllazgos de trapero.
N o así con Don Quijote. Pero él no es un personaje h -
roico. No pertenece á lctfábula, ni iqui.era á la caballería. Es
un hombro y, así, después de 1 asear su bacía de barbero
conYerti.da en yelmo, por los can1ino de La Mancha en un
tiempo de locuras, puede olver en nuestro tien1po, y en un
m un lo no del todo cuerdo por su 1 arte, á embestir con su lanz6n
á los gio·antes y á emprender el rescate de princesas prisioneras.
Sólo que habrá de llevar, además de us arneses y
an·eo- disparatados, una intención filosófica digna, en nue -
tros días, de la que hizo por pri.1nera. vez su gloria.
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DON .JUA ... -
Notamos los cambios po1· que h'1 pasado, sobre todo al
ul' eu :. .. 1'o bace á s u cultu
por Cervantes- tener á éste por una cosn vi. ja en generctL
Doa Quijote siempre es nuevo. No menos hay por eso algo
sorprendente en ]a constitución del escritor ecuat ,riano, considerada
en esta relación. El idioma, repetimos, es el mistn0 1•
hoy lleno de e:trcais1nos, en que el valeroso caballero retaba. á
los molinos, p e ro las páginas que con él ha escrito Montalvo,
lejos ele sor frías, pálidas y pesadas como sucedo con otros e scrito
ra~ en el 1nismo ó sem ~ jan te caso, son enérgicas y nervio5:.
Ls, casi dirítLmos que sonro ada ele vicla. Es anticuado
vetnsto, p e ro n 'ez de hacer la figura teatral de tántos retóricos
relegado , de los que visten sus ideas de gulas vieja · ,
nos aparece robusto, primaveral y ni ir1ni ra afectado. S
dirí · el Dvn Fausto del poeta alemán de pués do su trasfor Inac1ón
por el doruoni<,: su figura y sus emprc. a son juvenil~
. , p 3ro guarda la experiencia y ]as a1narguras del a,nciano
en S ' l cu e rpo r e juvenecido por el elíxir moisterioso.
l. ... o hay nada cstr cho ni exclu ivo en su juicio re pecto
<.1 los d má ·, ni cosa alguna absurda ó tonta en sus prefer
neias lit . rarias. Apena. menciona lo que encuentra indigno
d la, admiración. El desdén le habría im1 edido aniqui lar
por medio do la rítica una obra mala ó m •diocre implcinonte.
En ca1nbio, manifi sta muc~1a vece por la mi. ma
crítica un emor que ap r ce con el carácter d verdadera
d bilidad cuand o con::,idera u cat O"Oria como ~ critor, por
una pa.rt , y por otra, la catE-goría de 1 .· crítico cuyo tiro
o qui\7 aha. En cuanto á él, . ólo exigía n las obra de arte
una, condición para. tributarles us aplauso. : la b ll za. Por
. o, nutrido con lectura~ el á icas, admiraba á lo .. granel ·
poeta d 1 romantici mo in reser a y - libre de trabas ó
programa preconcebidos- estaba en su poder el infundir u
propio aliento vital, su energía de juventud, al polvo helad
de la edad m:.1erta . Bajo e. to aspoct s e t 1np ramento
netamente artístico, susce1 tibl de la· admiraciones arn plia
por la belleza 1ue otro crean, y de )a cr ,ación personal
de lo admirable. Como buscaba en la obra ajena lo. titulo
á la admiración, sin detener e en prejuicios do escuLla ó
en detalles teóricos de sist m a, tomaba, a í en las c. f ras a] tas
del entimiento y de la idea como en lo más pequ ílo, el
elemento b llo, el titulo á los honores del arte. ¿Pue no ha
levantado un monumento á la patata? ¿.J.. o nos ha hecho todo
un discurso sobre un sombrero, y otro sobre las comidas? En
este caso, su tono ordinario ele inspü·aclo, nos hace dudar
acabando la lectura, do que haya trata,do en realidad cuestiones
tan humildes, vjstos el esplendor y la gravedad del len guaje.
Nos recuerda la historia de una fatnosa ventana ele
· colores, adorno de una catedral europea, hecha por un aprendiz
con los fragmentos de vidrio deshech.ados por su maestro.
Pocos maestros querrían dedicar una página de su~ obra. o
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DO JUAN 1\10 ,.T~\LVO 399
al fruto americano. Montalvo-quo no es un sim1 le apr n'
rz - lo torna para. í y lo ennoblece con un párr~ fo que asta
ría, solo, á dar jdea ele los poderes y riquezas del habla
ca.stellana, si no hubiese en las obras toda del autor, por
otra parte, el derroche que hay de riquezas de lenguaje. Pol·que
se trata de un escritor que en el poder de la expresión,
en la riqueze:t del vocabuléLrio y en la abundancia de los cortes
no reconoce rival. Conocemo muchos e critores ricos en
idioma, duofios de todas las potencias y capacidades de la
lengua que hablan· pero por lo común se nota en ellos un osfuerzo,
se adivina un trabajo preliminar. Se siente? que han
acumulado giros y vocablos como el a\ aro escudo . Montalvo
derrocha. los tesoeos del idioma de un n1odo peculiar. Se lo
diría dueño de una lámpara maravillosa que le daba. tesoros
de lenguaje como la de los cuentos árab á Aladino oro.
E un rey d la palabra. Su períodos par cen en oca ·iones
más bien fragment s do oratoria que el prosa escrita:
de alguna oratori< perdida yá, tumultuo. a y(. rrebatada; buena
para arongns nl populaeho in. uborclina.do do alguna. democracia
turbulenta. Las fr't. es que brotan de su pluma, vi non
de la 1 r ).fun ida.de. do .· u ._ ér, de la medula n1 .i mG del escritor.
Traen 1m sentimientos y las ide· del hombro tan
fu rtetn nt ~ impr gnaclo., qu lleg< n ha. ta r ronfu as en
su s •ntjdo. on como uu·¡, f t.onn fía de luces y ·o11bra e.xaa
radas : los ra. ... gos n cll~L se os urce n.
Su stilo .· l d uu hombro d 1 a.·ion pod ro. a que
... ient muy hon lo y á quien i fijas aiorrn nta.n clond -
qui.9ra. Es ole. tilo propio do un . píritu absoluto, firme .. n
ufo, convencido ele todas sus opinionc ·, p ro n.rr batado
por una. fu e rza pasional que no lo p rm ite la distribución ordona.
da, ni el procedün i n to gradual en la. cxpr ión. Los pensamiento.
salen hirvicnt y confundidos co1no la sangre por
la artcrüt rota. Tiende al egotismo y habla siempre en singular,
dando á su palabras el aspecto 1nás personal y decidid
.. orpren . u afición por Montaign , porque, por lo menos
en política, no duerme Montalvo sobro "la blanda alnlohacla
de la duela. Sin 1n bargo, se entusiasma siempre que
lo nombnt. De ht~ena gana h<:tbria puesto á sus obras por epígrafe
el "c'est icy un liv1·e ele bonnejoy, lecteur ', con que empezó
el escéptico patriarca. Gustaba de él, de seguro por
contraste. Encontraba. en él lo que en óptica se llama el color
complementario. Le tomó el egoti mo; el hablar de si; el
exhibirse. En la exhihición el contraste. El egotismo de Montal
vo no es ligero, no so compone do observaciones sueltas,
múltiples y breves; de pensamientos ordinarios y recuerdos
al azar como ocurren en la calle, ó en el paseo, ó en cualquier
situación indiferente, por efecto de la asociación, sino ele reflexiones
graves, de ideas como sólo ocurren cuando el cerebro
entra seriamente en función, con el propósito deliberado
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400 EL MONTA7ES
d pensar. No son opiniun s errátiles: son doctrina-. El tono
de :.\I011taigne es de confidencia íntima y de anécdota: y no
sorprenC.e, porque los pensamientos expresados son los d
un particular bonachón, cándido en medio de su experien ia
des¡ r ocupado é instruído. En el ecuatoriano las ideH,s ordinaric"
ts son las que se arrancan del espíritu por lo común á
fueJ~zu. d\_; tra,ba.jo, de reflexión y de c::studio; que requieren
labor de buzo 1 ara ur la luz. La meditación profunda, Ja,
comparación sutil corno que eran las operacione ordinarias
de aqn l organismo intelectual. Usa poco de la ironia, y cua,ndo
la encontea1nos, no es la célebre ironía á lo France, á lo
Montaigne nü mo, que ha llamado un crítico entendido :']a
flor de la ar nas." N o es flor: es como la espina 11unzadora
que defi nde á ciertas fruta : la ha 1 u esto para que h·1ga
o-uaTdia do sus p1 idei:"tl político v u ·ido y po. t rgad cuyo tri unfo
ra u obj ti final n h. x1 t ncia.
A paree n n 1 e u rso do d sa n·ollo d ln. ocicdad s
c1 rto hombres que son como l íntcnna tangibl del nu '\~o
tado que se acerca ó e pr santa yá; qno nu son necesario
para qn f _,nón nos que sí lo ·on teng<:Ln lugar, p ro qu
coinciden con ellos, y que, como hombre~, ro ienen de la._
1 i. ma. causa que condu n á la·sociodad, como s elcdad, al
f nón1eno en cuestión. Miraboau y 'ic 7 e no hicieron la Revolución
Francesc-t. No la hicieron iquiera los fi.losófos enciclop
di. tas. Lutero no fue ce:tusa de Ja Reforma, ni lo fueron
Bolív r y Miranda de la lucha por la Independencia. P ro
la mis1nas ca u. a ...... que conducían á h s porciones r spectiva. ~
de la hu.manidad á esas crisis decisi\Tas de su existencia, conducían
á un grupo dado-digamos, una familia-á la producción
de los hombres cuya voz había de dominar el estrépito
do las asa1nbLas encoJeriz~tdas; cuya espada babia de fulgurar
pcr sobro todas en el incendio de l~s bu. tallas; cuyas manos
habían de en1puílar la barra, como timoneles n lo más
deshecho de las borrascas . Do es8s hon1bres, aunque en otra
posición, fue Juan Montalvo. "A la hora de la evidencia es
cuando el demostrador aparece", se dijo apropósito del autor
de los Anales, y fue también á la hora de la evidencia
cuando Montalvo echó mano de la pluma.
De una nobl e idencia: la evidencia ante sus propios
contemporáneos y la evidencia ante la posteridad. Tal vez. se
nos dirá, siguiendo una noción co1nún en el modo ele aprec1ar Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
401
los e el'itores del gónero de ~1ontalvo, qne stu, últilna, Ja evic1::•
nr>i~ , 11t0 lf1 hic;trn,i::l 0c; rnJlH de S1l parte, Ó muy débil por
lo l~H~nos, si se to1na en cuenta lo que llam.an sus exageraciones.
No lo creemos así. No lo creemos, porque teniéndolo no
sólo por exagerado sino por hiperbólico, y tomando en con.
ecuencia porciones y aun ntíces aritméticas de sus afirmaciones
para obtener Ja verdad, siempre queda ésta suficient
mente horrible para que sea a,b olutamente coudonatorio
el veredicto de las fut'.lras genonttciones sobre dictadores como
García Moreno y Vointimilla.
Es sorprendente h.t .facilidad con q u o lo hombros tachan
de exagcntción y de parcialidad á ciertos escritores, y la n1anera
como extienden el cn,rgo de pa,rciu,lidacl en un escritor
dado, del punto en que puede ser justo ú todos Jos demás. Es
una e cuela entera-todo nn rebaS1o-1a que mantiene tribuna
levantada contra los hi toriadore quo al relatar castigan;
contra los filósofq. que al r~Lzonc. r 1natan ·contra los periodista-
que al discutir aniquikLn. Opina,n, los quo asi piensan,
que debe el e critor sefi;t.lae la ca.nticlad de abuso cmnoticln,
l or una, autoridad in fe 'no en un dí~L dado, con el automati -
mo indiferente d ht aguj:..l.. del m~tn6m tro qu sofiaht al. mac¡
uini. ·ta Jn, pr . ión del vrtpOl' n las ()rLrede · el la calderéL;
quier n que . ·tcLbl •zctt su nsibilidatl sobr principios 1nat -
mático ; que sea in. cnsibl , ¡ 61 qu por l0 cotnún . ·el primero
que si nt la.· infc.1..mias del de potistn p sar . obre u espalda!
Es eierto que R nán d claraba l ojo compl ta1nonte
< romáti o, como 1 único bueno para distino-uir la verdad;
pelo no u. meno. i rto que no hny lugar e:t xigir tal acroInatismo
en el ojo mpa.flauo 1 orla. ombra do lo ale bozo~,
y qne 1· car nci.a ele él no o-aran tía, de falsedad 1 ot· parto ele
lo' historiaclore ... A quien corr ·pond tened e á lo filósofo.
el la historia, á lo ncaro-ados ele xtraor el principio
general d la masa de 1 h cho~, 1 ara qu,, puedan di ·tinguir
--usando los ol mnes término de la ley-la verdad, toda ht
verdad y nada más que la verdad. Pero es ab urdo,. s di paratado
exigir ele obras escritas como las Leltres ele Cachet de
Mirabeau en el .fondo de una prisión; eomo las Ca?'tas ele Junius,
en la. ·ombra y el1nisterio ó como La Lanter·ne y la Histoire
el ttn Crime, en la amarguras del destierro, que sean
modelos de 1nesura en el lenguaje y de ca:lma y corrección en
las apreciacione . Y más absurdo es, más disparatado, si cabe,
rechazar el testimonio de esos hombres que escribieron
co1no en el potro, porque mezclaron á las sentencias de su narración
algo ó mucho de las imprecaciones de su cólera y de
lo gritos de dolor de su tortura.
Sin embargo, sucede así. Así, sobre todo en nuestra América,
donde lo que hace falta es tinta suficientemente negra
para pintar la figura de tánto ''tiranuelo ruin, sin antecedentes
ni virtudes . . . . que engullen carne humana por instinto,
sjn razón y quizá sin conocimiento", conforme á la rugiente
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402 EL l\10NTA~ES
frrwse de Montalvo. ¿Y qué filósofos de la historia son é. tos
que descuentan de la v~erdad de los testigos en pro de la ino-
·oncia de los acus· dos, contra todas las evidencias po ible. ·
. a,cadas de analogías que debían scrles familiares en u estndio?
¿Quó razón es la que alegan para inclinarse si mpro al
lado del poder contra los pueblos, que son los quo s;ufren, los
que so degradan, los que se hunden·? ¿Dónde h·tn encontra,
·1o esos profesores de ciencia política y moral, en los anales
do l:..t humanidad un absolutismo consentido ó entronizado
que nn lleve en su séq:Aito todos los crímenes públicos y privados?
¿Qué s lo qu tánta desconfia,nza los inspira en los
escritores que alegan -.ontra las épocas y los hombres de la
opresión y del abuso? Apasionados los ]]aman desde luégo, y
claman con el <:1,migo do Horacio:
Give me that man
That is not passion's slave.
P ro olvidan que e. tamos en el roino 1 odrido de Dinamarca,
y que son los ince tuo os y los aso inos d 1 pod~:\r los que
comr areccn n l banco de lo acuscLdos. Quo ellos son Jos
7 rdadeeo oschLvos de la pasión, porque Caproa era no sólo
el har m sino la ergástula do Tiberio; y que-de pasión á pa-sión-
hay un abi. m ntr la pro. titucioncs repugnante.
d la mansión ilnpcrial y los arrebato de odio y cólera el
los pen. ador . · indignados.
La div rO' LCÜL d opinion sal tratar d 1 s granel
~ l gato el la pluma contra ol e . ro vi no de lo má hondo d
Jo. 't ract r y l las doctrina . Lu uno~, ntr ., los f n-oro
· del p d ', igu n un impulso de su tempen m nto, y
rind n á los u. urpa.dor s de todas partes sus tributo , por la
co.·tumbrc do vivir el rodilla. ante lamo propio. Son las
conscienccs cToupics del esc1·itor frnncé . Los otros n los q u o,
con más r ctitud pero con igual ignorancia y peq u ñ z, d -
:tienden la do 1ina, ilnbécil d que 1 pod r no mana de los
pu blos y á oll . · uelve; los que e tán dispuestos, si hasta
allá Jos conduce u . ist ma, á apaeecer corno def n ores el
rnon truo que . e llamen Calígula 6 Nerón.
Por nue tra parto, aceptamos el te timonio de las Catilinaria8
y de la DoctTina Perpetua contra García Moreno y
V intimilla, y estamos l jos de creer quo el escritor ecuatoriano
haya derramado el torrente d su átira y de u invectiva
sobre los hombres inocentes é intnaculados que se nos
quiere dar en aquellos dos facinerosos
La honradez de Montalvo desborda en todas las páginas
salida·s de su pluma, para que podamos aceptar el cargo de
calumniador, envuelto en el mentís que se le da, y encontratnos,
antes, una revelación de su honradez y de su firmeza como
carácter, en la decisión con que echó mano de esos enemigos
de su patria y opresores de su pueblo, para exhibirlos
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DON JUAN MONTALYO 403
en lo alto de la picota co1no trofeos de victoria y objetos de
venganza, y después de azotarlos con su frase vengadora,
poner sobre sus frentes la marca de la infamia con su plu m!:t,
entregarlos al desprecio y ú la, maldieión de una humanidad
que se avergüenza de haber abrigado en su seno á semejantes
miserables. Porque ellos sí es verdad que can.-aron los
delitos; q ·1.e agota,ron su infernal ingenio inventando tonnentos
q:1e aplicar á un puehlo desdichado, y humil1aúones que
irnrrimirle. Macu.ulay trataba de caracterizar á Beltrán Barere
diciendo que sus virtudes más grandes habían sido lo3
Yicios comunes de los hombres honrados. Hé aquí un Beltrán
Barero en el presidente D. Gabriel Gar.~ía Moreno: de él nos
ha dicho IY1iguol Antonio Caro en calidad de estupenda recolnencla.
dón, que poseía en grado mninente la virtud que por
lo comú:n se llama un vicio: el fanatismo. (1) ¡Cuántos rasgo
más de semejanza C:)n el famoso terrorista á quien tocó recibir
tan ejemplar castigo de mano tan ilustre! Como aC)_uél fue
pérfido, cruel, sanguinario. Lo mismo so revolcó en sangr
al pie de los patibulos, y pedía el licor rojo de la vida con la
ansiedad del condenado de la Escritura que clamaba por una
gota do agua de de 1 fondo del infierno. Halló deleite co1no
Barere en los soEozos y en las lágrimas. Por igual llenó de
prisioneros la.s cárceles, de proscrito. y fugitivos los desiertos,
y de luto y desolación los corazone , y, por fin, pt rn
completar la analogía, lo misn1o el terrorista jacobino qu 1
terrorista dictador quisieron adornarse con Jas coronas d
os 1nártir y d lo santo., y 1 pdtnero- an Beltrán d
las Carmafiola -ya hacia el fin de u carrera d asesinato. •
traiciones de crueldade. y mentiras, se produjo con todo un
tratado sobre El 01·i.stianismo y . n influencia, mientra que el
otro-San éLbriel de lo Patíbulos- urdió en la trama. jn.fame
do su vida la cuerda réligio. a como móvil de su conducta,
proclamando la gloria de Dios objeto exclusivo de todas
sus acciones, aun de las más abominables.
¡Todo n nombre de Dios! ¡Blasfemia horrenda!
Yo sé que para el Dios de mis mayores
El humo del incienso es grata ofrenda,
No de la hirviente sangre los vapores.
Iris de santa paz en la contienda,
Sé que extiende sus brazos redentores
Para estrecharnos con amor profundo
¡Ah pero no para oprimir al mundo!
Ciertamente, hay un grave error en medir la conducta de
los hombres de una edad atrasada ó de un medio desfavorable
á los instintos de virtud, por comparación con la de otros
á quienes tocaron en suerte tiempos más felices, y condenar,
en consecuencia, la vida del conquistador Cortés 6 la perso-
(1) Estudio MJb1·e A1·boleda.
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4.04
na.lidad mor, 1 d • 1faqui.avelo, poniendo directam nto 011 1 a
r<: <1g6 1 L..~ uur2. · y lo:' ar tnc 1'0 .... p0r·ti. ~os con los <.1 1 G ner·tl.
vVá.·hingt'nl ó el Dr. Jo é Félix ele Restr po. adie tlJneobliga<.;
ión de hacer de. cubrimientos en moral. P Jro, pot
otra p~tt•te, no anda menos errado el.que pretend que .. e midan
<.;on ]¡-¡, misrLa 1 nielad las perv r. idacles de los ba.ndi.cl . ·
consuetudinarios. que los errores y debilidad sine itabl . ·
de· lo. hombres buenos. Que se hable con lu. misma b n vol
.lncin. c1 lo~ ap6. ta.ta.. coba.rdes d l r .inado de J acobo II y
deJa <.;~lebre misa que valió al rey Enrique IV el trono, y á
la reancia. lm jor de los Ieina.dos. La ju ticia. más (~1 mentuJ
1 ndica, q n ~ si éste m rec ... la censura, los otros on acrepd
rc:s á la cond na absoluta. ~lontc.üvo fue ju t aJ ü. _.·cargar
su cólen sobr lo· tirano~, y si pued., a1 a.r e r axag rado y
fr ~néti ·o alguna vez á nue ~ tro. ojo.·, porqu su · golpE>.·
0'1lanlan pro~Jorción eon el abuso, l vejam n que lo prov rca.
Poeq u e hay hechos que. deben hi... toriar en 1 tono c1
la :--útil'a, y ho1nbres cuya biografía. debe partir límite~ con
1 c:-.;ti h el el libelo.
'r' , !lll).· descubrir otra de las cau. as por quo se d seo -
fitt el'-' lo:· :·cl'itor . omo .l.IoutuJvo, tachándolos d<~ xao-eraClon.
n . ~1 p1·opia xceloncia omo táles. En e t easo, no. on
lo.· p lític·o. hi 't ricos ni los filósofos á sueldo quien.. el .·e
mfí,m. E.· una p rción consid rabl ele lo· 1nanumiticlo. po1
h pluma. D los que quiso rodimi.r ~1 c.·critor con la sangr
d ·us vena~ y le .·a ·ia ele. u e r bro· y . que no pu de J. n
tna·· "\-ul(J'aryd 1rimida con l arr bnt deaqu lla pr .n
r1ne ti n ~ las l' .Y rb ra ·ion s do una hoo-uera; con c. qu ll, liurquc ellu~ rnismas suelen, por comparacióu, ju · ti ficar
el entt1siasmo con q Je los proclamamos grandes.
Considerando literariamente á nu·estro autor, en el con
juntd de sus (,bras, le encontramos rasgos de nimiochtd, vi cios
dv cscuol , resortes gastado:-:,. Se ha dejado seducir poY
muchas antign·tllas y, si cuando toma de su erudición verdadera,
ilustraciones y apoyos p'tra us idea., está en ·la altura,
de::;ciendo mucho cuando usa de la erudición de segund mt .. -
no p[Lr.
como á otros, en un staferrno, en una. e pocie de apa.r~
cido, p-...ro so siente la influencia, de los declamador s anti guos
n sn 1nodo de expresar. e, 6 más bieu, de los imihLdo re.-;
nodo· y serviles de los mi mos. l\1ás ele una idea dicrna
ele c ~ mside1 ación, má ele un remedio útil on politica han p r clido
~u c:;:(>dito p r culpa de los fra . t:óloo-os como Plut· reo y
otro , y obre todo, de lo politicastro. iDoderno qu tor e: ron
á los a,ntig-uo sus máquinas teatrales para vol erla náquiné
"=> infernal ..
El b ,., n s ntido huye in. tintivamente de doctrinas qu
son , xp losi vas por .xcel ncia, cua.ncl s hts torna }>O~' aru '·
de co:nbctte para simples e caramuza,s. La angría que e ··
un r cnrso valio o y positivo n man s de los hombr . el
·i e ncia pieccl su crédito cuando el Dr ..... 'angredo s apo :le ra
d lla., y el spué , l prim ros Jlevad por la reacción
que .·o . igue de todo abuso, la dejan n ab oluto abandonada
..... o es de estricüt lógica
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
Tipo de contenido:
Prensa