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IEi\1DRE G DE 1907.-N.0 312
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S úo1·n ele Fct..-cyros
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3396 gL COHREO DEL VALLE
LA INMACULADA CONCEPCION DE MARIA
Queriendo Dios. salvar al mundo
y habiendo escog1do desde toda la
Eternidad á la que debía ser lamac1re
de su Hijo amado, le concedió
un privilegio único y maravilloso.
Cuando todos los hombres nacen
marcados con la mancha original,
Jlaría fue exenta .. de esta mancha:
ella sola entre todas las criaturas
fue Jnmaculadn ele ele el primer instante
de sc1 concepción.
¿ Se comprendería, en efecto, que
el demonio hubiera podido tener bajo
su imperio, aunque no fuera más
que un momento, á Aquella que debía
llamar á Jesú. : ":\li hijo?" ~o
olamente Dios prese1TÓ á su :\laclre
del pecado original, sino que
también. e complació en enriquecerla
con gracias superabundantes, á
las que ella correspondió perfectamente,
lo que hizo ele ella la mú. santa
de la criaturas.
La creencia en la Inmaculada Concepción
estaba encerrada en el L' tus di\ inos ojo!"' al calor'
Ln E~pct·nnzn l'~ la ~e nda, ~Jndn:· tnia!
Que de esla 1·ida uos conduet· á llios.
I\'
\ uch l ' hacia n1í tus ,-¡r~inaJcs OJOS,
Qnc me predig-an dios el i~<·rclón, ·
\'a que tú <:res la Espcnwzn mín.
CoudLlct·tnc li Jcs(t~. tni Snh·nrlor '
/l IX A. S.(: trocnndo \..'ll jo_vl'lc~ l'l sudario
!Juc <:11 1 ud 1 e al pccnclor,
\!,· Jl>>Slro n:IL'L'11lc · hahln1· 110 puedo,
Y h:dhucc mi !nhio quedo, quedo:
j' E 'U l 'S ntadn: ch.· Dio~ ! .... '·
ExiH!.!UE Rm;TREPu G
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EL CORREO DEL VALLE 3397
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fa __gnm~culada ¡z:,cm,cepcién
Si Jesucristo es Dios, pura es l\laría
Desde la eternidad, y en todo instante
De su sér natural ; y semejante
En esto al Dios que en sus entrañas cría.
Porque si Cristo es Dios, Dios se gloría
En ser Cristo también, y el tiempo andante
Es para Él eternidad constante
Y Dios fue iempre lo que fue algún día.
~ Jy'[aría
¡Oh i\ladre de jesús de Galilea!
Tú hablas al corazón y al pensamiento
Del graYc artista que en trabajo lento
Calla, medita, se estremece y eren.
Que en tí el mí tico artista se recrea,
Y á ritmo ó mármol, al soplar tu aliento,
Da el eterno ideal del sentimiento
Y el sentimiento etemo de la idea !
Y al dejar el artista los enojos
~esta Y!da infeliz tras luchas tantas,
Cuando entrega á la so m hra sus despojos,
Más allá de los c1 tros lo leYantas,
Y haces que el aiclo se abra ante sus ojo
<¡ uando se abre la tierra ante sus plantas.
1 J. Hn•.\ . GIWOT.
Ah ;:eterno ordinata. surn
SALO:IIÓX, ProY. Cap. 8<1
1\Jatría peperit a seculo Salvatorem
S. Jt:A'I CRJSÓSOI'OMO.
Luego fue siempre Cristo concebido
De su ~ladre en el seno eternamente,
Alla, en el seno eterno de Sí mismo.
Luego si hasta 1\lARÍ..\ osó atrevido
El pecado llegar, forzosamente
Llegó hasta Dios ...... ¡ Absurdo y ateísmo!
RAFAEL POMBO.
¡ Oh \'irgen l\laría! Oh l\1 adre clemente !
Tu eres el ama apacible que apaga
El fuego que encienden humanas pa iones
Allá en lo más hondo y obscuro del alma.
Tú eres la fuente de nda, y en ella
Abre,·an tus hijos sedientos ele gracia ;
Alli las dolencias del cuerpo se curan,
Allí los dolores del alma se sanan.
Tú tt'aes á los hombre la rama de oli\' O,
Tú eres la níYea paloma del arca,
Tú eres la Aurora del ol do la Yida
Tú alumbras tus sendascon luzdecsperauza
Consuelo de todo aquellos que sufren,
Refugio del triste que llora en tu aras.
Confiado en tu auxilio, yo \'Cngo á pedirte
¡ Oh Madre querida, que sah·cs mí a lma !
( 'ali , Dbrc. 1907.
jLA.:\ A. $,\XCHEZ.
Jy'[aris 5teUa
Yo soy un pereg-rino
Que va mart.:hando con incierto paso
Del Dolo1· por el áspero camino ;
Y me acc1·eo al Ocaso,
No como el sol r¡ue despidió In aurora
Inundando la esfera cristalina
Con clhl\'ios ele luz rcparauora,
Sino como ln sombra mortccina,
Que desde enhiesta cumbre
Descienuc á los abismos de la nada,
Huyendo d n:~planuur de excelsa lumbre.
ca.·gndo de tristezas,
A 1 anzo de ·peña do á la Ycnlura
Entre las sombras de b not·hc oscura;
\' cegados mis ojos,
ro ruiran las espinas y tnalczas
Que desgarran mi fdtgil Yestidunl,
<'c·diendo al aguijón de las pasiones,
A Y,uo traficante de placeres,
En tnar ctnbra , .. ecida
\'a mi na\e cargada de ilusiones
Al puerto del ol \'ido :
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3398 EL CORREO DEL VALLE
\'en la playa remola Brillar Oi,·ina Estrella
Que cierra los eonfi nes ele la ,·icln,
Triste despojo mi cspe1·anza flota ;
1\las, náuf,·ago y pro crilo,
Próximo á perecer, miro lt lo lejos
Que g-uía mi nicicm brc de 1907.
RonERTO DEr.G ADO.
EL VIEJ0 DE L1\ SELV1\
Y o tuye un amor.
¿ Por qué extrañas, Yiajero, que yo hubiese tenido un amor ?
1o siempre fue ele lino esta barba que pesa con sus años sobre mi pecho.
Parece un peso ele tumba.
10 sicn--)re estas arn.1g-ns acuchillaron esta frente y estas manos y este
cuerpo. La ju,·cni.ud cantó en mis ycnas su recia canción y me clió á b -
ber el licor cálidamente rojo ele sus ,-iñas inmortale . ¡ Oh! haber ido ..... .
haber sid'()! Hé ahí la fórmula clel más grande dolor ele la Yida : ¡Haber
sido!
Yo tuve un amor. De entonces acá ¡ uántos lustros han enne,·eciclo
mis cabellos y han cansado mis ~jos .. ... . !
Fue una niña p11ra como el ,·cllón ele los corderos que tarde á tarde
llevábamos ú se, tear al campo. ¿Su nombre ...... ? :No lo sé: nunca supe
cómo se llamaba, ni quién era, ni ele clónde hahía yenido. A í se ama,
señor ..... .
(na tarde ella no fue al campo á llc,·ar susconlcros. Lo que había paado
era muy SC'ncillo : había mncrto.
¿ Queréi : seiior, una cosa mfts sencilla ?
Por este camino
La traje fl enterrar.
Junto ele este pino
Descansando est:í. .....
De entonces acft-¡ y han pasado, señor, muchos, muchos lustros!car¡,
to clehajo de c:>tc pino mí utnci<'m ele clolm. De tare] como ele mañana,
de día como ele noche, e11 in' iL rno y en estío, en toclas las horas, en tedo
los momentos, cnnto bajo este' pin-o mi canción ele dolor.
Ella duerme aquí junto al tronco y sé qne me escucha ... me Yiene e-cuchanclo
desde hace muchoc; aúo<;.
¡Ah! pero yo también h estucl·o :t ella. ¿Oís, se!wr.. .... > El pino se
mece ¿verclacl? Y sns n~hilc•; J"'llll[ls modulnn como 1111 lejano c:t11to ele
mar. Cualquiera clirín qne es Ll 1 ino el que se queja . Pues no, no es el pino,
es Ella que el yue!Ye mis canciones con las suyas .... ¿ Oís ..... ?
lelos en paz rle Dios, lnJlll cnmin~nte.
-No 1J,-. ele irme, \~i.·jo d• !:1 '-'eh n. D(¡ me utl lng;¡r llajo tu pino, y el áme
un po o rlc i.t1 contz.'111 y eh 111<' 1111 p1 ll'O ele clolm .' cl{¡mc un po ·o el tu
canto. \'o también tengo un ¡•it1o ¡ l n pino qut llora ct.tre mi corazón!
Lns RosA no YEG.\.
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EL CORREO DEL VALLE
~arid.ad
Dad al pobre, dad al pobre
paz, consuelo, alivio, pan,
á las niñas miserables
cl'aclles pan y claclles flores.
Bondadosas y discreta
3399
¡ que recobre
la esperanza y la alegría
con la ayuda que le clan !
dad un beso al-pobre niño .....
A las mano bondadosas
desde el cielo Dios enda
¡Dios bendiga,
Dios bendiga las violetas
el perfume ele los rosas
que se arrancan clel corpiño
para darse á la mendiga !
ele ]a eterna Alejandría .
Dad limo na al que se agita
por crüel miseria opreso ;
Si á los tristes dais con uelo,
sensitivos corazones,
tenc1 réi!S alas en el cielo
á la triste cieguecita y en la tierra bendiciones.
cladle un beso.
Damas bella y adorables RunÉN DARío .
que vivís entre é plcndores, Palma de :\lallorca: 1907
._d:\ una a.1ma l.eju.na
En la paz del crepúsculo, ñ la hora
en que del ol al taciturno lampo,
se acluenue el cmnpo
y vibra como una ls. y ]JPJ'(lidos ]m:; hermoROs
ojos en vap:n lejnnía, semPjahn
una estfl tnn entregarla á un ensueño
dolo1·oso hnjo Plum ln·ío pn bellún el el
bosque.
Me detuYc á contemplarla; los bucles
ele sn pelo, q nc no proteg·ía la
sombra. ln·illa hnn.ilnminnclos por In
luml))'e vespe1·t ina, <·on fnlgorde oro
fundido, vc-oronaban como ¡·on diadema
de -trinnfo sn rostJ'c> entrist('cirl
o.
:\li roJ·azé>n voló luwin elln, con t->1
entusiasmo q ne sipn te <>1 priHionern
al Yf'r hrillnr, en la puerta el<> sn c·el<
la, rinwros ra\'OH dP lln
spl primavercil. ·
Ella pnreci<'> no YPr·mc; mis lnhios
se en ti-en 1 lJ·ic·J·on pa rn el n r pa :-;o (l. una
sñ p]i('H n rd ÍPntP, y p;u·N·ié>nw q1w
Sll YOZ, 1'01101'11. ('01110 ('] !'C'O c]p \111/t
cnmpann ele nistal. rPilP;nhn ungnH-tia
y clolor. ·
OsP c•ntonces Yerla, y Plln, paHa nel
o sus d('clos ele rosa por sus Jl<Í 1'pnc]
o:-;, snli{) cleAu l>xtnsis. y me elijo:
-(lniPnqnient qnP sp{lis, lmícl, dPjaclmP.
Soy la de:-;grncin: sppm·iíos
de mí. Xo me miréis :-:;i nm{li:-;laaiP·
g-rfa y ROñáis con la die ha. En mí
palpita el dolor.
¿ SoiH mm princt"sa eonclenncla por
un hada injw.;ta á RI!PrtP tan C'l'lJPl?
¿ Padeci>iA la desdicha el(' Ye1·os
abandonada por un amnnte eAtúpi-do?
O sois un ánuel que sufre el dolor
inconsolable ele ~uspirar eternamentp
por el percliclo cielo?
Su voz fue entoll( l'S una súplica:
-Dejndme, si amáis la calma de
\·uestra vida. si tl•m.Sis el tormento
clecacln día. clecacla hora,decacln miu
u to,decuda inHtHnte; tormento que
en Yenenn ní \'IWstJ·o corazón, que no
os dará reposo ni tregua; tormento
inPmPclia !>le y etPmo. Ah! dejad me,
y no me intenog;uÍ>is siquiera.
-Pero, quir.n !;OÍI"?
-l'or nwr-;tl'a dicha, no lo sepáis.
IdoR.
-.:\i aun permitís que os dirija la
palabra?
-En Yue:-:;tro interé está el no
oírme.
-Y me contlemíi: á ese otro tormento
de no ,·en1s m á~; ele no aclmirm
· YUeRti'OR hPI'1110HOS ojos que
hacen morir héiH \'PI'tne tnflS. .
(~ niíon sois? l'(ll' fn Yor decid me·
-Si os lo clijem. rolcwnría en Yuestrn
fr('nte Pl Pstip:nm de ·n 1 erpetua
inf<'licitlnd.
-Aun á pse prPcioqniero !'Rberlo.
-,'oiR tan im pi'tHlentecomoteme-rn
rio. Pn1· 1íltima yez, retiraoR.
1o! dPC'irlme qniÍ>n sois.
-PuPA hil'n: to¡la In culpa Rerá
Ylléstra. Dentro ele nnn hora ladesespPracton
:-:e habl'á :llojado en
Y \le ·ti·o pecho v OR n rrepentirPis ele
hn berme enC'onhndo. Y uez;;tra in i -
ten<'in L'S v;l, PI c·omienzn de YliPRtra
desgra C'in.
-.·o mP n JTt>pentircS. y nnteR bien,
bendeciré elmomPntoE>n qlwtn\·e la
dicha de \'CI'OH.
-Lo queréiR?
-Lo rnt>go.
-<~ni(>n :-oy yo? (~nien mnta.rá en
\'11Psi ro pec·ho In alegría y ahnrá n
(>] In fnPntP de turlaR In deRgracia :
SO\' In mniPr mfis hermosa del mun-clo......
.
\', PsplÍ>nditln ele belleza, le utóse
nl PxtitJ~nirse en snM labi 1 última
palabra.
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EL 'ORREO DEL VALLE
Salió ele la penumlnn del ho:,;que
y la luz ilumin(J de lleno la lersn al bura
de s11 freute.
Sus ojos, negros y profundo:-:, bri llaban
con mHjL•:-:tnd rt>n] ln1jo t>l rubio
manojo ele sn omlulnnle <:tillellera.
Soy la más bella., ¿lo oís? la mujer
má.'< hermosa clel nHilHio. Y no
teméis todaYía mi poder. mi trititP
poder? ([u<' esperái:s aún jt1nto fl
mi? Toclada es tiempo de¡ 1011eros á
salvo.
Un sopor clP tlu]('(,• llll'OII;..c:ienc·ia
me emburg<:tua los Hentidos.
-Sí-responclíle- sois la mujer má;.;
bella de la creaeiúu, PI sér por qnicn
suspiraba hú tiempo mi alma soña dora,
el c"tngel e¡ tll' desea lm y que hoy
me enYueh·e con sus alas luminosas.
Sois la más hermo~n y ú vos rindo
mi corazón :os amo (o>' amo!
Riósc de mis ¡m lnl>ra:-:, Jl<'I'O su risa
era sólo In e11\·ollura hrillnntc·
de nn ¡.;ollozo, que rt'pPn·uti(, <'11 l'l
aire con lét :-;uprPmn tristezo yo (·omo nua injllrJn1 o. Sois como lo;.. d ~m{~
o.o; hombres : lo t¡llP os :-:cd tll'l' <'11
mí son mi-; ojo:-:, mi:-: <' mi sét·. lo <¡tH' JIU me
pt•ricn<'ee. Quisicnl tJ ·oc·uJ· <•sl:-:C:-I'Pil! Jía.
-Y por quP de:--es¡H,•n\,is de hallar
ese amor \'ercladPranwnte pnro y
;..im·ero '?
- Porque e;.. 1111 po;..ible a mar á la
m ujl't' m á:-: lwrmusa el el muudo, Fin
qtw al ludo c1P (',e amo1· naz<·a. ~ombrín,
la duela; eluda más nuel cuan·
io mñH profnndn se cn•e lu pasión :
y !] llC, aleiHH't'Hllde vos, si me amáis
y me lo decís.
-Tratáis de engañarme.
-Nó: digo lo que siento.
-Tenéis la presunción de creeros
más fuerte que los demá .
-0 el único que os ha amado.
-Cuando no se ama, el hastío,
que sigue á lo primeros días de la
embriaguez amarga toda la vida.
Evitémonos esos disgustos sepa rándonos
desde .:~.hora para siempre.
-Imposible! ¿Cómo dominar el
amor? Dadme Yuestra mano para
conduciros al altar.
-.l\li conciencia me ordena no acceder
porque se trata ele vuestra felicidad.
-Es que no comprendo la dicha
sin vos.
-Pero os aseguro que no muy tat-de
os arrepentiréis, y entonces 111 i
dolor igualará á vuestra desvelltura.
-Ponclre1nos con nuestro afecto
una valla á la aflicción. Juntos los
dos ......
-Bien. l\le habC>is rencltdo. Ojalá
no o hayáis engañado.
Algunos meses clespu{>s era mi esposa.
* * *
Con todos los encantos de nn día
prinwveral tn1scurrieron dtpidnmente
para nuc:;lra mutua cltcha
Octubre, No\·iemht-c y I>icicmhrc.
Tres meses que no fueron sino un
sueño rlelicioso, tt·es me eH de amor
y ele veni.ut·a, suficientes para llenar
ele luz lochl una existencin.
A 1 día siguiente de cfcct. uadn tlttestnt
h_oda emprendimos Yiajc, muy
cerqu~ta el uno del otro, por (.'1 iti
ncrano que mat·caba uueslt·o c:tpricho
y que había de conntros que otra alg-una: la soledad.
Eramos felices. pues confiftbnmos
en lo pen.lt1rablc de la dicha que acabábamos
ele conquistar, y no nos
preocupaba el pon·cnir.
-Llévame lejos del bullicio del
mundo, muy lejos de Jos hombres,me
hahíaclicho ella; á un sitio donele
P?clamos amarnos sin que nadie
nos 1111pC?rtune. ¡ Nolos los dos, qué
mavor cltcha!
E"n Pbocide, donde nos llevó la casualidad
fue donde transcurrieron
e c;s tres meses de qu~ he hablado;
y a fe que no podíamos haber encontrado
itio más delicioso· todo
allí nos hablaba de amor: cada piedra.
cacla oculto rincón evocaba un
recuerdo lejano y melancólico.
Cuando, múl> bella que nunca, pasaba
cerca ele la fuente de Castalia
y se detenía como interrogando el
pasado, yo respondía por éste diciéndole:
- inguna ele las ninfas que se han
lwíiado en esa fuente era ni más bella,
ni más cautiYadora, ni más
atrayente que tú ......
Pero llegó el día en que me vi forzqclo
á dejar mi nido de amor, donde
t.an felices se deslizaban las hor~
s. a handonando tántas cosas quenclas,
para rcgre ar á París, llamado
por mis negocios.
La víspera de nuestra partida nos
clelu\'imos delante ele las melancólicas
tumbas de los Atridas, y 111i
amada habló así <Í una ele ellas:
-Oh ! ~¡icen as, quisiera no a handonarte
nunca, clormit· aquí eternantcnte
y enterrar conmigo cu mi
tumba el recuerdo ele la<> delicio. as
horas r¡uc he pasado junto{¡ tí.
,· D<'>tHie estaba el Dios IJondacloso
que no c~ntch{> este ruego?
* * *
Cunnclo lkg<1mus fi Pat ís. caÍd la
nic\'e acolltp<~iwda de utta llu\'ia
g·l:
-¿ .l\Ie amnn\s siempre?
-Niclllprc !-le respondí.
\'a en I'ai'Ís, tuvimos que enlrnr
en la nl'liva vida social, que t t·ocó
nne tt·o idilio encantador en la tri -
te realid a el tlc las co~as.
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3404 EL CORREO DEL VALLE
El dolor no se hizo esperar mucho
tiempo, cuando mis negocio me
obligaban á pasar algunas horas
separado de mi mujercita, una interrogación
muela me golpeaba sin
cesar el <:ráneo: ¿Dónde estará ahora?
¿Qué hace en este momento?
Y estas dos preguntas me seguían
á todas partes, atormentándome.
Cuando salía á la calle, pensaba
yo que atraería sobre ella todas las
miradas y que, á su paso, recogerían
sus oídos, en palabras de admiración,
el himno que arranca la suprema
hermosura. Creía más: que
alguno, más osado que los otros,
la había galanteado y que ella, por
no afligirse seguramente, nada me
decía. ¡Cuán engnñado estaba! Su
con el ucta generosa no me eximía del
martirio que ya se preparaba á invadirme,
que ya me había invadido.
Sufría horriblemente, y eso que lo
que existía era sólo el temor de la
sospecha. Ay de mí si ésta entraba
ele pleno en mi cornzón !
* * -::·
Concluía Febrero. Estábamos invitados
á un baile que tendría efecto
el último día de ese mes.
Muchas \-eces, pre. a mi alma ele
presentimientos extraños, estuve á
punto ele decirla que no fuéramos á
la fiesta; pero mi amada parecía 1.an
feLiz en sus preparativos para el baile,
que desistí el(' ello.
Ella sería la reina del sarao, la
más hermosa de toc1as las mujeres,
y qué? Eso mismo era un moti YO
más ele placer para ella, que yo no
le negaría.
Llegó por fin la noche del baile, y
mi muje¡- triunfó de todas las bellezas!
Disputada y halagmln portodos,
apenas si pude hablarle en esas
mortales horas; no obstante, las--guía
en todos los torbellinos del valse,
loco ele rabia, celoso hasta la desesperación.
Trataba de razonar, pero
el mal no estalm sólo en el cerebro:
mi corazón era la víctima ! En
este estado de sobreexcitación nerviosa,
vagando á la \'entura porlos
salones, llegué á un jardincito, Oh
dolor! Sentada á la sombra de un
arbolillo estaba una pareja. l\1iro
mejor y descubro á mi mujer que
con\·ersaba con un joven.
~entí en el corazón una cosa horrorosa,
como si me lo hubieran
atravesado con un clar.do envenenado.
Al acercarme, el joven salió del
jardín, y ella, sonriente y enamorada,
vino á recibirme.
El sufrimiento había descompuesto
de tal modo mis facciones, que al
verme de cerca me preguntó sobresaltada:
-Estás enfermo ? Que tienes ?
Hice un signo negativo.
Volvió á interrogarme y no lecontestf>;
el dolor, ag·arrándose á todas
mis entrañas, me impedía hablar.
Por último vol\'Í en mí, y comencé
á llorar. Suplicóme de nue\·o
que le dijera qué tenía, y entonces,
con toda la -.:ergüenza ele mi debilidad
y de mis sos.pechas, le dije ;
-No me amas sino á mí solo ¿no
es cierto? Repítemelo una, mil veces.
Que lovueh·aáoír detuslabios.
Su rostro se contrajo como bajo
la influencia ele un sufrimiento atroz,
y sin decir una palabra, clm·óen mí
~ u mirada incierta.
-Respóndeme, te lo ruego ; respóndeme
!-díjele en el colmo de la
exaltación.
-Para qué ? No creerás nada de
lo que te cliga ni te sati fará nada
de lo que haga. Laduda ha tocado
á las puertas de nuestra dicha, y la
estimación ya no exi ste; ha huído
a \'C:~rgonzacla. Estamos en presencia
(lel terrible final previsto por mí,
que cnYctH::nar:í. por siempre tu existencia.
I'Hra dicha nuéstra, gozámos
algunos días de completa felicidad,
y ellos Ynlcn por toda una \'Ícla
de placeres. Pobre amigo mío !
l\le arrojé ú sus plantas y le pedí
perdón, pero me rechazó diciéndome:
- 1o, no puedo perdonaros, pues
ten!>is razún : amo á 0tro!
1\lc levanté enloquecido de rabia,
y la agarré furioso por los brazos;
la angre que sofocaba mi. corazón
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EL CORREO DEL VALLE
suhié> ú mi cerebro y ptt o un velo
1·ojo ante mis ojos.
-Eso fine has dicho no es verdad
...... Dí que mientes ......
Respondiú ('011 tal dulzura á esta
imprecación, que em preciso que yo
est u\·icra com pl<:tmncnt loco para
no haber adivinado que aquella
criatura se inmolahn generosamente
por mi felieidacl, nrro trando to-das
las consecuencias de mi furor.
. 'o supe adh·inar que prefería la
muerte antes que vivir separada de
mí por la duela, cuando cayó de sus
labios esta sublime mentira:
-Amo á otro!
.Me presentó su garganta ...... ¡y la
maté!
LEÓN MALTICE.
EL FRIO DE LA TARDE
En In mitnt·soJJnjel', un viejo C"arg·ndo
elP año!' y clP penal' qne .·e apoya en
un nncloso Y fornido IJnstón de viaje.
y clos nn-C"innns Indina¡.; que hnn
snli clispone á
\'<•lar f'l clesfilp r)p :ns horas no<'furnn¡.;;
111111 palomn sp queja con
voz de mujf'r, y lo;; grilloH alternan
bnjo la ,\"Pdm 1-'\ls ng·tHlns c·n neionPs.
Pm· 1111 I'Hlllillo distante !]llC uuja.
rcpta11rlo ni poblado, Sl' n· pnsiu·
1111n pnll·esi(nt dP l'lllll)lPSÍilos quP
clc>H<"i<'IH )e len t 11111!'11 t 1'.
Dic·p la llllH dP las nutwhtl':
-¿ YPs, ~lug-cluiPIIfl ? Alllí YHII á
Pnternn :1 DoloJ'Ps, In JtoYia ciP Antuc
·o. l'11a linda nnlf'hnc·hn muerta
Pll hora mula. Yú es la ¡.;pg·undn ....
¿ HN·tH•J·clns? l\lnl nfHl estP· para
mozas c·nsaciPJ'Hfl ......
-l\lnloH años tocJo¡.; y . iempre;
hnPn año PHtP Jllli'H las muchacha¡.¡
con novio ...... A t.riijtezas de olvido
prefiero el deRcanRo bajo la rosas y
los mirtos.
-¿ Por f1UP dices e o ? .Juilta
Yil110IS Ja deseRperacÍÓn dE:' aquel
mozo que enYindó ·in ca ar e· juntas
le Yimos cubrir á la difunta de
ramaH florecidas, como para¡ impedir
que la tiel'l'n hedionda ma:q~li~
ra In pa 1 id ez de aq u.ella .carne
mue1·ta. Además ha tra plf.\ntaclo
ni cementerio todos e o 11fio
rojos de In montaña que e ,abren
po1· la tardecita como lagrimone
ele sangre que llorara el ol moribundo;
v en la noche de lu
han lleg·iulo á orprenderlo, a<;qdado
c·n el Larda] mnsgG o, e ~l'ando
algo que ni él mismo habrá logTado
e.·plicarse ......
-Por e o prefiero la muerte ......
E tas muchacha que de aparecen
PU el alborear de la pube ncia, d -
jan g-rabado u recuerdo d una
mnnt>ra borrosa pero indeleble· dij(>
rnsc un jir(m de neblina que e pone
i\ s y mp C'Scribn:-;
mucho; ya ver(ts, cuándo vuelnts,
cómo sct·cn;ws felices: pHdt·e no e.· i·
¡;?:e impo ible: un p€'dazo de tierra
de labor para que uo 110s coma la
miseria ...... "
- TalYez no le escribiría iR, inf'inúa
con Yoz muY clf'bil una de la ·
abuelitas. ·
·-¿ Para qutS? yo coufiaha Pll rP·
gresftr á los pocos mer-w:-; haciendo
cascabelear en 111 i bol:-;a muchas
monedas de oro, y oh·idé quP conmigo
,·iaja ría la infelicidad. Nufrí
mucho, padecí demasiado, y al fin
He cenó en mi corazón ese hueqnecito
donde anida la Yentura. Hoy . ..
tras de tá.ntos año::;, YnelYo ft mi
tierra, sólo á buscar un rincón 1le
paz donde son polYo lo::; hnesos de
los que me engenchn mn. 1\Iagda-lera
...... 1\tla.gJalena habrá. muerto .. .
Una ue la abuelitas se siente nwla,
se levanta, y se Ya con su muchachito
de la mano. La otra la igue.
-Adió , buen señor; si entráis al
pueblo, en mi ca a hallará cama y
cena.
En la lumino idad de la tanlP.
qne ha tomado un Yivo color de
namuja el río, lamiendo la barranca
11e¡2:ra, brilla con brillo me tálico.
Los satu::es cabecean lentamente y
se be ·an co11 rumoreo pa.:-;ionai.
Las dos ancianas ;.;e alejan dejam1o
marcadas en el polYo del camino
la::; huellas Je :-;us pa:so ' , como la::;
cuC'nüts de un rosario de tl'ÍJ:"teza
rezado cu :-;ilencio.
-¿ Por q u<' lloras ? ¿ Te d nelc ::;n
abandono ?-Sí, me tlnclc ....
E inclinándoHl' al oído do su compaiiern,
muy par-;o. como para e,·iün
que lo e;.;cnchen los niiios que
lleYnn clC' la mano:
- Yo soy c:-;n :\lag·dalpua- le <1icc....
.. ¿ no había:-; eom¡n·l'JJtlitlu ?
Ll'IH T ,\ liLA 'd',\.
SUELT0S
Nutnerosa y selecta fue la
concut·f·encia que solemnizó con
su presencia la cc¡·cmonia nupcial
del simpático caballcw clon
1\II.amH.J ::'daría Buenaventura
y de ·la clisi.ingnida seiiorila cloíia
\.na I?.osa Lalincle. Enlace
que se Yerifico con toda pompa
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
1
EL CORREO DEL VALLE 3407
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en la iglesia de San Pedro el
día 28 de Noviembre. Las familias
de los contraventes con
la cultura que los ~aracteriza,
hicieron que las horas pasadas
á su lado, nos fueran intensamente
gratas.
Que la felicidad les sonría, y
que el dios A mor deshoje sus
mejores flores á los pies de la
n oble pareja.
Nuestros colegas y finos
amigos d on Alberto CanTajal
y don Francisco !' ... Palau, han
partido para el Sur d el Cauca
en Yiaje ele recreo.
De eamos r ecojan buenas impresiones
en la Capital.
Los admiradores y amigos
del in olvidable d octor Zenón
Fabio Lemos, se pt·oponen publica
r una Cot-ona Fúnuhre, en
el pt-imet- a ni \'e t·sario el e su
muerte. .1\tluy justo nos parece
el h omenaje que se le piensa
tribu ta1· á uno ele los hijos m?ts
esclarecidos ele Cali.
De la nwnct·a. más afable damos
la bien \'Cn ida al int.elis ele intentar todo
lo posible para curarlo ele tan original
dolencia, dijo un día al contramaestre:
-La primera .-ez que te vea en
ese ! ~staclo,. lo consignarf> en el libro
de á bordo.
DuraiJte muchos · días el conüa:m
aestre no bebió, }Jera llegó al fin
u11o en que volYió á caer en su .Yici
o, y aquel mismo día el capitáu
e cribió en el libro de á bordo: "1 :2
de Ago ·to ele 1900. 60 ~:raclos longitud
~orte, ()(j grados latitud Oe -
te. El contramaestre Jones ef'tá
hoy borracho''.
El pobre contramaC'!'tre supli<..:ó
al capitán que i"uprimiera e ta última
nota, poco honrosa para PI, y
que sería cau ·a de que no aclelantnse
en su carrera.
El· Capitán le cante tó :
-Pero ¿ es Yerclad lo que uice la
nota?
-¡;í-replicó Pl otro:-pero ........ .
-¡Basta! Nad~ lHIPdo hacer.
Lo e. crito. esc-J:ito e tá. .
Jones no dijd'nna ' palabra, pero
pensaba en la ''enp;anzn. Ocho día
má. de la humanidad; la mejor
cm tilla para lo!S niños; el \'C rclaclero
amigo ele! pueblo; el mayor
enemigo de quienes violan la leves
morales. -
El vijía que {t tmln hora vela por
el bieu público:
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL CORREO DEL VALLE !H09
La distracción más agradable en
cualquier situación de la vida.
Aprended ú leerlo; vecl en él el esfunr.
o perenne de hombres que sí
aman sn patria; dintlgad ~us noticia
; aprovccluíos ele sus enscñnnza~;
aco~lumbrad ft ,·ncstros hijo~
ú que jamÍls se pri\'en de ese pan
cotidiano. y tened ~cguriclad de que
a:í lwbréis cumplido uno de los deberes
más sagrado. y m{t n:prod
tlClÍ \'OS.-j E .. ~~-
-E:-: FR.\. TI.\ se clevnrá dentro
de peco un "Faro parhnte" que
comunicará, en rro fosl~1tos y otras sal~·s.
Las espittaca::-;, ;al ck potasio y
hicr'\'o. Los especia 1 istas en al i nH.:n·
tos estiman que este e~ d miis pn.:-
cioso ele Jos yegetales.
El repollo, el coliflor y las espinacas
son beneficiosas para las personas
anémicas.
Los tomates estimulan la acción
snluclahle ele! hígado.
Los cspft rragos son prcn·echosos
ú los nfiones.
El apio sin·e para el reumatismo
y la nen ra lgia y tiene propiedad e:.;
ClllCLHI gúgica .
La zanahoria forma sangre y embellece
el cuti".
La remolacha y los nabos purifican
la sangre y dan apetito.
La lechuga es buena para los nervios
cansados.
El perejil, la mostaza, la Yellorita,
el rábano v eldientedeleón, limpinn
la sangre y regulan el sistema.
-PE.·s.\:.IJJ-:.'TOS JAPONE E'.-Si
quien:- conocer ú un hombre, tócalc
l:t cuerda del interés pecuniario.
-Lient cada rlía al mismo punto
un cesto ele tierra y con ·eguiri>is hace¡
· una montaña.
-. tutea hable ele tí mi mo t•n
htcn ni en mal: en bien, porque no
te cn•erún; en mal, porque todos
clarún crédito.
-Dí, "quiero ser esto" y lo scrús
:tlgún dín _'o permita que ninguno
clig<' "l.!' me debe lo que es".
.\lgm.n::-; YCC!'S los muchos amigos
JH.IJtHii~·< tll mús que no teuc1· ninguno
- , ·o te dejes alucinar por gntos
cid populacho ni por los a hu. os de
Jo~ ell<:umhradt ~-
-, ada temns de los homhn~s libres
pero tiembla de lo:,; e.cl:t\'OH
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ucrda ele v;u ias dn e", se \Tilden clondc
Hay un mae lro que se ene¿¡•·ga ele eopin1 m(t;;tcn . :~- 1
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 312", -:-, 1907. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686379/), el día 2025-07-20.
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